LIDERAZGO SIN FRONTERAS de Luis Tayron Lozada Pedraza

Ensayo sobre la Obra de

LUIS TAYRON POSADA PEDRAZA Abogado, Filosofo, Administrador, o lo que sea

Universidad Jorge Tadeo Lozano CREAD Valledupar

Postagrado en Gerencia y Administración 2006

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En cualquier momento podemos modificar nuestra disciplina y producir cambios. Cualquier día podemos cambiar el libro que abrirá nuestra mente a un nuevo conocimiento y eso es lo que podemos llamar actitud. En cualquier momento podemos empezar una nueva actividad. En el momento que queramos podemos empezar el proceso de cambio en nuestra vida, lo que sería una actitud positiva. Si queremos, también podemos no hacer nada o podemos solo pretender que hacemos en lugar de actuar. Y si la idea de tener que cambiar nos aterroriza, podemos seguir tal como estábamos, y ello sería una actitud negativa. La posibilidad de elegir es nuestra, por lo tanto la actitud no es innata. Como observó Shakespeare, “La culpa, querido Brutus, no es de nuestras estrellas, sino de nosotros mismos..." 1. Nosotros creamos nuestras circunstancias actuales mediante nuestras elecciones previas. Pero no podemos permitir que nuestros errores sean repetidos diariamente y se conviertan en hábito. Debemos asumirlos, reconocerlos y corregirlos, no volviendo a lo básico para hacer las mayores diferencias en el resultado de nuestras vidas. Todas las personas tenemos tanto la habilidad como la responsabilidad de hacer elecciones mejores comenzando hoy. Los que buscan una vida mejor tienen un total compromiso con lo que hacen, un sentido de pertenencia hacia lo que hacen y se enamoran de lo que hacen. Y es por ello que se convierten en líderes Un líder debe enmarcarse en principios tan profundos como: crecimiento personal, visión de futuro, confianza, creatividad, propósito, liderazgo, profesionalismo, tratando además de cultivar un espíritu al mismo tiempo individual y colectivo. Y es en este contexto donde aparece con mayor fuerza la figura del líder, responsable de ayudar a la transformación de su organización, debiendo fomentar el crecimiento y estar a la vanguardia del cambio cultural, estableciendo una clara diferencia entre lo que es gerenciar y lo que es liderar, si se toma en cuenta que gerenciar es administrar y liderar es innovar. Los líderes son personas que saben expresarse en forma completa. Quiere decir que se conocen a si mismos, saben cuales son sus cualidades y sus fallas, y como desplegar totalmente esas capacidades y compensar esas fallas. También saben lo que quieren, por qué lo quieren, y como comunicarles a los otros lo que quieren a fin de lograr su cooperación y su apoyo. Finalmente, saben como

1SHAKESPEARE, William. Julio César, de Shakespeare. Primer Acto, Escena II.

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alcanzar sus metas, englobando todas estas cualidades en una sola palabra: calidad

A todos los líderes los caracteriza una preocupación por un propósito guía, una visión superior.

Toda persona, de cualquier edad, en cualquier circunstancia puede transformarse, Ser líder puede ser nato o adquirido, es solo cuestión de enfrentar la actitud.

Un líder no deja que las circunstancias ni la improvisación lo dominen. Domina el contexto. Establecida su meta, lucha por ella, y no solo vencen el contexto sino que lo modifica fundamentalmente.

El líder ama lo que hace, le gusta hacerlo y comunica pasión, da esperanzas e inspiración a otros para que amen y hagan gustosamente su trabajo.

Convertirse en líder tiene cuatro partes esenciales: capacidad de comunicar que es la herramienta más efectiva, conocimiento de sí mismo, porque conoce sus defectos tan bien como sus cualidades y les hace frente directamente; sinceridad, que es la clave del conocimiento de si mismo, se basa en honradez de pensamiento y acción, firme devoción a los principios y entereza fundamental; y por último madurez, porque conducir no es solo mostrar el camino o dar órdenes. Todo líder necesita haber tenido la experiencia de ser seguidor, de haber aprendido a ser laborioso, observador, capaz de trabajar con otros y aprender de ellos, siempre veraz, concientizando que no es posible mejorar sin cambiar.

Habiendo encontrado estas cualidades en sí mismo puede fomentarlas y comenzar el proceso del liderazgo, que no es otra cosa que el conjunto de cualidades que hacen al sujeto líder.

El liderazgo debe estar encaminado a fijar metas y objetivos que sean atractivos y claros para la organización teniendo la capacidad de conseguir seguidores que los compartan y trabajen juntos para alcanzarlos. Según la teoría LUTOPE, como la ha autodenominado el autor, las metas deben ser cuantitativas, a lo que se podría agregar que los alcances deben ser cualitativos.

La metas deben ser retroalimentadas y seguidas para hacer un reconocimiento al esfuerzo, promoviendo en el trabajador la autoestima, reafirmando la confianza en sí mismo, elevando los niveles de competitividad y despertando el compromiso personal, todo ello dirigido a la solución de problemas y oportunidades de reevaluación, reforzamiento y mejoramiento.

Inevitablemente, el liderazgo tiene inmerso poder para influir en los pensamientos y en las acciones de su equipo; pero el líder se inspira en la convicción o en la

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entrega emocionada de sus seguidores a través del respeto y de la confianza, por lo tanto es un poder informal: es un poder ganado.

El respeto y la confianza abren canales de comunicación de doble vía, haciendo posible que el líder consiga de su equipo, a través de su influencia personal, la realización de los objetivos de forma voluntaria, mediante su autoridad, sin descartar que alguna vez deba ser utilizado el poder.

Anteriormente ya citamos algunas características del líder a lo cual podría sumarse que es aquel que sobresale, ya sea por su conocimiento, su organización, dedicación o humanidad.

Aunque el “Liderazgo sin fronteras” sugiere diez reglas de oro para el ejercicio del liderazgo, es de suma importancia tener en cuenta las reglas de cobre, que vienen siendo aquellas que derrumbarían el ejercicio de éste. Por ello el líder no puede: darse todo el crédito posible, aplazar todo, quejarse de todo, sentarse a esperar que todo le salga bien, no correr ningún riesgo, culpar a los demás por el fracaso, improvisar, aislarse, dejar que los demás decidan por él y no actualizarse. En resumen, no asumir el compromiso.

Una característica que maneja el líder es el carisma, que ha sido definido a través de la historia como “un don” y es lo que le proporciona el poder del convencimiento.

El carisma se puede definir como una facilidad innata de hacerse querer, es un poder de atracción, es puro magnetismo personal. El carisma tiene un fundamento esencialmente genético: unos (pocos) nacen con carisma y otros (la mayoría) no. No obstante, aunque resulta muy difícil adquirirlo, sí se pueden aprender ciertas técnicas que permiten suplir parcialmente su ausencia o a realzar aún más el carisma que uno ya posee. El carisma es un instrumento que en sí mismo no es ni bueno ni malo. El resultado de su uso dependerá de los valores, necesidades e intenciones del líder. Pero deberá contener unas características específicas tales como son sus relaciones humanas en el trabajo; su visión de futuro y por último, un estilo gerencial conformado por otra gran serie de particularidades como sentido de equipo, asunción de los cambios con vitalidad y espíritu positivo, capacidad de coordinar e integrar los intereses de todas las personas, ser estricto y exigente pero al mismo tiempo generoso en el reconocimiento al equipo y en el reconocimiento del crédito de quien lo merece, complementado todo ello con la integridad personal, la capacidad innovadora ante la crisis y el trabajo por objetivos. El líder carismático suele ser también un gran comunicador y tiene un poder natural de persuasión.

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El carisma facilita enormemente el camino hacia el liderazgo, si bien no es una condición indispensable: se puede ser un extraordinario líder sin tener carisma y se puede tener muchísimo carisma y no ser un líder. El líder debe desarrollar la empatía y la aceptación, comprendiendo el punto de vista de los demás, aún sin compartirlo y sintiéndose bien con una persona, sin importar si está de acuerdo o no con ella. El líder debe orientar su liderazgo hacia emplear mejor sus habilidades, delegar la toma de decisiones, medir resultados y brindar soporte al colaborador en todos los aspectos. En resumen, debe cumplir cuatro condiciones importantes: Ser creíble, ser consecuente, ser coherente y ser condescendiente . En un mundo tan cambiante como el actual tan sólo sobreviven aquellas organizaciones que saben adaptarse a los cambios con rapidez. El líder, como visionario debe saber anticiparlos, el ser capaz de tomar la iniciativa y adelantarse a los acontecimientos. Los líderes deben de estar constantemente monitoreando el medio ambiente para ver que factores pueden amenazar o estimular a su competitividad y responder a esos factores. Las fuerzas deben ser apoyadas y las debilidades mejoradas. El aprendizaje de por vida es la clave para la sobre vivencia. Aquellos que ven en el cambio como una oportunidad más que como una amenaza, están listos para aprender y lo gozaran. El cambio exige la aplicación de una nueva herramienta conocida como el “empowerment” que significa delegar y confiar en todas las personas de la organización y conferirles el sentimiento de que son dueños de su propio trabajo olvidando las estructuras piramidales, impersonales y donde la toma de decisiones se hace sólo en los altos niveles de la organización. Dentro de esta definición, el concepto de delegación cobra vital importancia. Se basa en confianza, respecto y tolerancia al fallo y entendiendo que el proceso conlleva una formación, comunicación y claridad que es el único camino para alcanzar los objetivos deseados. Es importante diferenciar delegar con ausencia de control o difusión de autoridad.

El empowerment tiene las siguientes características: aumenta la responsabilidad, autoridad y compromiso en la satisfacción del equipo, incrementa el entusiasmo y una actitud positiva y se tiene unos procesos más eficientes para la toma de decisiones.

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Lozada Pedraza, se basa en las leyes de Newton para explicar las tres leyes que lideran el cambio. La primera de ellas, el “Principio de Inercia” se refiere a que liderar la mejora es liderar el proceso de cambio e implica liderar la acción sabiendo que todo lo que no recibe impulso no se mueve, o simplemente se repite hasta el hartazgo sin cambios. La segunda se refiere a la “Relación entre impulso y cantidad de movimiento” se refiere a que la aceleración que tome el cambio será proporcional al impulso que se le dé al mismo, e inversamente proporcional a la magnitud de lo que quiero cambiar y la tercera, “Principio de acción y reacción” se refiere a que no se puede esperar que los cambios que sacan a las personas de la comodidad de la rutina se acepten sin resistencia. El liderazgo debe brindar cuatro elementos básicos, que son: Estabilidad: indica el uso de la capacidad, conocimiento, fuerza y equilibrio del líder frente a obstáculos, barreras y situaciones adversas. Justicia: acepta las diferencias de las personas y con sabiduría mide pero no excluye. Si pierde la parcialidad perderá el respeto. Seguridad: debe ser capaz de competir y luchar por la excelencia protegiendo y brindando seguridad al equipo para luchar contra las adversidades encontradas. Y por último Soluciones: el líder es un solucionador de problemas, no un generador. Proporciona motivación necesaria para continuar el camino. El éxito del líder depende en gran medida de rodearse de un buen equipo, de gente especialmente competente. Ningún líder pueda tener éxito en solitario. La única manera de llevar a buen puerto un proyecto es apoyarse en los mejores. Además, el futuro de la empresa exige que el líder forme un excelente equipo que sea capaz de funcionar cuando él no esté. El líder tiene la suficiente seguridad en si mismo que no teme rodearse de gente muy brillante, no teme que alguien le pueda hacer sombra. Cuando el líder elige a sus colaboradores, el criterio de selección que aplica es elegir a los más capacitados. Busca gente muy competente, con personalidad, con empuje, con ideas propias, que sepa funcionar con autonomía, pero leales y honestos. No obstante, a las características descritas de un líder, pueden encontrarse los denominados “enemigos de la excelencia”, que son aquellos que pueden ser egoístas, desconfiados, soberbios, omnipotentes, prepotentes y enemigos de su propio equipo. Como ya dijimos anteriormente, el respeto y la comunicación le abren al líder un camino de doble vía de comunicación, pero además de ello, el líder debe establecer una comunicación asertiva, buscando el momento, lugar y tono adecuado para decir las cosas y tomando en cuenta algunas pautas para comprender a los demás.

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Esta comunicación asertiva y algunas otras habilidades como la conformación de equipos de alto rendimiento, negociación efectiva con sus colaboradores, motivación permanente y administración efectiva de su tiempo, es lo que permite hacer de él, un líder de transformación. Este líder de transformación es lo que básicamente marca la diferencia entre gerenciar y liderizar. Según Warren Bennis2, estas diferencias son actitudinales, como por ejemplo, mientras el gerente administra, el líder innova; mientras el gerente tiene visión acorto plazo, el líder tiene visión a largo plazo; mientras el gerente es eficiente, el líder es eficaz, entre otras. Por demás está decir que al ser el líder visionario y hacer del cambio un reto personal, siempre hará del mañana un presente y su liderazgo implicará fomentar un clima de confianza haciendo gala de su empatía y aceptación. Este líder del futuro será un líder en todas las áreas de su vida, especialmente la familiar, de donde partirá su compromiso con los demás. Y es, en resumen, un luchador constante, tenaz, capaz y disciplinado que le permita asegurar un desarrollo sostenible a través de las prácticas de un mejoramiento continuo, que está dado solo mediante la aceptación a un cambio permanente.

2 BENNIS, Warren. Cómo llegar a ser líder. Editorial Norma Bogotá. 1993. Citado en: Liderazgo sin

fronteras. Losada Pedraza Luis.

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CONCLUSIÓN

Generalmente, los términos "líder" y "liderazgo" tienden a relacionarse con los términos "gerenciar" y "gestión". La gestión es algo que se hace con las cosas. A diferencia, a los seres humanos se les lidera. Influir en alguien es tan importante que se considera la esencia del liderazgo, la influencia es el poder que ejerce alguien en las actitudes y el comportamiento de otra persona para lograr un objetivo. El poder es central para el liderazgo efectivo, la capacidad para influir sobre otras personas, en las organizaciones esto significa la capacidad de hacer que ocurran las cosas o lograr las metas propias a pesar de la resistencia de otros, es decir, un poder ganado. Pero para que nos llamen líderes tenemos que conseguir autoridad, esta, por suerte, se gana a través de acciones convincentes, acciones que hacen que las demás personas nos acrediten ese título tan preciado de "líder". La base del liderazgo es construir una relación basada en la confianza entre el líder y sus colaboradores. La confianza es esencial para que el líder posea credibilidad, la cual constituye a su vez su moneda de cambio. Un líder gana credibilidad diciendo la verdad, no ocultando las malas noticias, no prometiendo cosas que no puede cumplir (y los políticos que se dicen líderes jamás aprenden esta lección) y haciendo lo que dice que hará. El líder también necesita que su comunicación fluya hacia arriba, necesita retroalimentación y seguimiento de la actividad para la solución de los problemas, promoviendo la autoestima, reafirmando la confianza en sí mismo y elevando los niveles de competitividad y despertando el compromiso personal Cualquier análisis que se le haga de un líder no se concluye con la exactitud de un análisis matemático, químico o físico, porque podemos observar, que a diferencia de los sólidos, fluidos o gases, los líderes no son personas uniformes ni personas predecibles porque están en un constante proceso de cambio. Entonces podríamos afirmar que el LIDERAZGO es como la belleza, es muy difícil definirla pero basta verla para identificarla.

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RECOMENDACIÓN

Despertar nuestras habilidades de cambio y sacar a flote ese líder, que innato o aprendido, tenemos cada uno de nosotros, haciendo que nuestro equipo sienta que tiene un líder humano, con errores y aciertos, pero confiable, capaz, creativo e innovador, dispuesto a motivarlos, escucharlos, valorarlos y reconocerles su entrega y amor por lo que hacen, basados fundamentalmente en el valor fundamental de la ética: la honestidad.