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FUEGO INDELEBLE Se cumplen 40 años del nacimiento de la revista poética cordobesa ‘Antorcha de Paja’ Libros NARRATIVA: ‘EL ANARQUISTA QUE SE LLAMABA COMO YO’, DE PABLO MARTÍN SÁNCHEZ. ‘EL PAPEL PINTADO AMARILLO’, DE CHARLOTTE PERKINS GILMAN. POESÍA: ‘LA MUSA FURTIVA. POESÍA 1967–2012’, DE VICENTE MOLINA FOIX. ‘LA LENTITUD DE LOS TRIÁNGULOS’, JOSÉ MANUEL MARTÍN PORTALES. ‘POETAS Y VECINOS’ Pablo García Casado recuerda el acercamiento de los jóvenes poetas cordobeses a los integrantes de ‘Antorcha de Paja’, Francisco Gálvez, Rafael Álvarez Merlo y José Luis Amaro. Un emotivo encuentro lleno de complicidad. JOSÉ MARÍA GARCÍA PARODY PREMIO NACIONAL DE FOMENTO DE LA LECTURA SUPLEMENTO CULTURAL DE DIARIO CÓRDOBA DIRECTOR: FRANCISCO LUIS CÓRDOBA BERJILLOS COORDINADOR DEL SUPLEMENTO: FRANCISCO ANTONIO CARRASCO AÑO XXVII. NÚMERO 1172 SÁBADO, 6 DE ABRIL DEL 2013

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FUEGO INDELEBLESe cumplen 40 años del nacimiento de la revista poética cordobesa ‘Antorcha de Paja’

LibrosNARRATIVA: ‘ E L ANARQU ISTA QUE SE LLAMABA COMO YO ’ , DE PABLO MART ÍN

SÁNCHEZ . ‘ E L PAPEL P INTADO AMAR I LLO ’ , DE CHARLOTTE PERK INS G I LMAN .

POESÍA: ‘ LA MUSA FURT IVA . POES ÍA 1967–2012 ’ , DE V I CENTE MOL INA FO IX .

‘ LA LENT I TUD DE LOS TR IÁNGULOS ’ , JOSÉ MANUEL MART ÍN PORTALES .

‘POETASYVECINOS’

Pablo García Casado recuerda el acercamiento de los jóvenespoetas cordobeses a los integrantes de ‘Antorcha de Paja’,Francisco Gálvez, Rafael Álvarez Merlo y José Luis Amaro. Unemotivo encuentro lleno de complicidad.

JOSÉ

MAR

ÍAGA

RCÍA

PARO

DY

P R E M I O N A C I O N A L D E F O M E N T O D E L A L E C T U R A

SUPLEMENTO CULTURAL DE D IAR IO CÓRDOBA

D IRECTOR : FRANCISCO LUIS CÓRDOBA BERJ ILLOS

COORD INADOR DEL SUPLEMENTO : FRANCISCO ANTONIO CARRASCO

AÑO XXV I I . NÚMERO 1172

SÁBADO, 6 DE ABRIL DEL 2013

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! EL ZAGUÁN

Las colillasA. López Andrada

DIARIO CÓRDOBACuadernos del Sur

Sábado, 6 de abril del 2013

2

Agenda

La vida, co-

mo un boo-

m e r a n g

e t e r n o y

grávido, sue-

le repetirse

y golpear-

nos con crudeza. Cuando uno

menos lo espera, de repente,

encuentra ante sí dramáticas

escenas que ya imaginaba per-

didas entre la niebla pesada e

infeliz de los años que se fue-

ron. Hace sólo unos días, mi

buen amigo Luis Molina estu-

vo contándome un hecho du-

ro e insólito que me trasladó a

los años de posguerra. La his-

toria era sobrecogedora. Hacía

referencia a un hombre triste

que buscaba cigarrillos gasta-

dos entre las sombras de una

acera. Según Luis, era una per-

sona no muy joven con el

mundo hecho trizas encima

de sus hombros. Una silueta

famélica y tristona que toma-

ba del suelo colillas desgasta-

das para, luego, esconderlas

en una bolsa vespertina. La

voz de mi amigo, al describir-

lo, me quemaba. Arrastraba

en su acento el amargor de un

colillero, la luz gris de un país

abandonado en el ayer.

Cuando algo puede salir mal, sal-drá mal, dice la Ley de Murphy. Yde eso trata este curioso libro amodo de tratado, Grandes erroresde la humanidad, o como si pone-mos mantequilla en un lado dela rebanada de pan y esta se cae,siempre se nos caerá justo por sulado. Eso son los Grandes erroresde la humanidad, errores garrafa-les casi pueriles hoy en día comoel aceptar un caballo hueco demadera lleno de soldados, o co-mo construir la Torre de Pisa enun terreno arenoso, errores gro-tescos como el de nominar alPremio Nobel de la Paz a AdolfoHitler, o como el de intentarconvencer a millones de nortea-mericanos que fumar era sano yademás hacerlo exhalando hu-mo los propios galenos, erroreseconómicos como el de las mal-ditas y odiosas subprime, tec-nológicos como el Zeppelín, na-turales, humanos, nucleares, mi-litares... Y es que los grandeserrores no son patrimonio de na-die y lo son de todos a la vez. In-teresante, curioso y divertido apartes iguales. Releer a Allan Poe

es como recordar aquellas pri-meras lecturas de la mano deaquellas primeras Antologíasazules de Alianza Editorial, perohacerlo ahora gracias a esta edi-ción ilustrada de Nórdica esobrar justicia para un escritorexcesivamente nombrado peroinjustamente tratado. Póngansela camisa de fuerza, porque enCuentos de muerte y demencia nosvamos a reencontrar con algu-nos de sus mejores cuentos: Y esque El corazón delator, El sistema deldoctor Tarr y el profesor Fether, La ca-ja oblonga y Los hechos del caso delSr. Valdemar forman parte por de-recho propio de la historia de losmejores. Cierto es que no es posi-ble mencionar uno solo sin porello cometer una injusticia conlos demás, y no lo es menos quese echa de menos uno de esosque no es posible mencionar sinpor ello cometer una injusticiacon los demás, tanta fascinacióny terror ha producido a tantasgeneraciones: me refiero a El po-zo y el péndulo. Un relato de muer-te, de demencia como pocos sehan escrito. Cabe reseñar por úl-timo las deliciosas ilustracionesque sirven de contrapunto a uno

de los más grandes de la literatu-ra. Casi setenta años después delfin de la Segunda Guerra Mun-dial, El Apocalipsis como gustande decir algunos, guarda aún ensus entrañas múltiples secretos,inconfesables a decir de muchos,extraños, misteriosos e inclusoque rayan lo esotérico. Adolf Hi-tler tuvo tiempo en apenas doceaños que estuvo en el poder de

crearse una leyenda y marcarprofundamente la historia deAlemania y del mundo. Y lo hizosobre las bases de un régimen deterror genocida inigualable en lahistoria de la humanidad. Perocaído el mito, ¿qué queda deaquellos años primerizos, de losdesconcertantes seguidores quele acompañaron hasta el finalcomo Himmler? Algunos mitosmilitares hicieron carreras ex-traordinarias, qué duda cabe, pe-ro ¿eran tan grandes estadistascomo nos hicieron creer, comoRommel? Y qué decir de las mu-jeres de Hitler, infelices todasellas. Hay quien sostiene que surelación con las mismas se basa-ba en su incapacidad para amar,aunque les exigiera el ser ama-do, lo que haría que tan sólo EvaBraun pudiera aguantar hasta elfinal. Trágico final. Secretos del Ter-cer Reich, ¿se pueden tener secre-tos si no se tiene dinero? Rotun-damente no, y Hitler lo sabía,por ello poco después de su as-censo al poder gritaría a los cua-tro vientos: ¡Nunca permitiréque mis planes fracasen por fal-ta de dinero! Y no lo hizo, allí es-taban los judíos para “dárselo”.

AvueltasconHitlerGrandes errores de la humanidad, cuentos de Poe y el Tercer ReichLuis Fernández

Emilia PardoB a z á n yGaldós man-tuvieron du-rante casi to-da su vidauna relaciónque empezósiendo de ad-m i r a c i ó n

personal y finalizó como secre-ta pasión amorosa. En Miquiñomío Isabel Parreño y Juan Ma-nuel Hernández recopilan es-tas cartas y reconstruyen la re-lación de ambos literatos du-rante más de treinta años.

El veteranoperiodistacordobés Ju-lio Merinoretrata ensu último li-bro a 16 per-sonajes es-pañoles y ex-tranjeros de

especial relevancia en los últi-mos años, desde el coronelGhadafi al Rey de España, pa-sando por Santiago Carrillo ySerrano Súñer. El libro se cie-rra con una selección de sus úl-timos artículos de actualidad.

Ortodoxia esuno de los li-bros más re-presentati-vos de G. K.Chesterton yp r o b a b l e -m e n t e s umejor ensa-yo. Un espe-

cie de autobiografía espiritualy vagabunda que completa loiniciado en Herejes. Optimistay polémico, perspicaz tour deforce hacia una filosofía delasombro y la libertad emocio-nal, Ortodoxia es ya un clásico.

El cuento esun géneroampliamen-te frecuenta-do en la lite-ratura hispa-noamerica-na. En la pre-sente anto-logía de la

editorial Everest se recogen do-ce cuentos: seis de origen po-pular y los otros seis firmadospor especialistas del género co-mo Horacio Quiroga, Borges,Julio Cortázar, Juan Rulfo,García Márquez y Bioy Casares.

En Muss y Elgran imbécil,e l escr i toritaliano Cur-zio Malapar-te satiriza elfascismo ys u “ m o t o rprincipal”,Benito Mus-

solini. El primero es un ensayoa medio camino entre la inda-gación psicológica, la reflexiónhistórico política y el relatoanecdótico, mientras que el se-gundo es un ensayo políticoque invita al desprecio.

‘“Miquiño mío”. Cartas a Galdós’.Autora: Emilia Pardo Bazán. Edita:TurnerNoema.Madrid, 2013

‘Retratos políticos. Personajes deayer y de hoy’. Autor: Julio Merino.Edita: JMEdiciones.Córdoba, 2012

‘Ortodoxia’. Autor: G.K. Chesterton.Traducción: Miguel Temprano. Edita:Acantilado.Barcelona, 2013

‘Antología de cuentos hispanoa-mericanos’. Autores: Varios. Edita: E-verest. León, 2012

‘Muss’ / ‘El gran imbécil’. Autor: Cur-zio Malaparte. Edita: Sexto Piso.Barcelona, 2013

! CORRESPONDENCIA ! BIOGRAFÍAS ! ENSAYO !RELATOS ! ENSAYO

! LA TRASTIENDA DE PAPEL

CÓRDOBA

SEVILLA

‘La Manzana Poética’ dedica su último número al poeta cordobés Manuel Álvarez Ortega, con colaboraciones de Germán Labrador, An-tonio Colinas y Antonio Gamoneda, entre otros.‘Mercurio’ rinde homenaje al Grupo Cántico, con entrevista de Fernando Delgado a Pa-blo García Baena. ‘Andalucía en la Historia’ dedica su dossier a ‘La inquisición: memoria de la infamia’. Mientras, ‘Turia’ homenajea alnarrador aragonés IgnacioMartínez dePisón, al quededica su sección ‘El cartapacio’.

SEVILLA TERUEL

2 CUADERNOSDELSUR

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El profesor Pedro Martínez nos dijoque iba a venir un poeta. Un poetade verdad, en carne y hueso. Sitúen-

se, tercero de BUP, todo a flor de piel, trán-sito entre las responsabilidades recién ad-quiridas y el sexo aún no alcanzado: terre-no abonado para la poesía. Un grupo deadolescentes, con Antonio Agudelo a la ca-beza, mostrábamos en grupo nuestros poe-mas, con ese ambiente de logia de los quecreen que van a inventar el amor sólo conunas palabras. Ahí estoy yo mismo, ya congafas, esperando a un Peugeot 405 queaparcaba trabajosamente en la grava deesa Venecia en ruinas que era la Universi-dad Laboral. Ese poeta era Francisco Gál-vez. Su aspecto, no muy distinto al de aho-ra mismo: hay gente a las que el tiempolos mantiene en conserva. Nos traía unpuñado de poemas, breves, intensos. Noshabló de su experiencia literaria, de susinicios. Nos habló de Los Soldados. No sé sifue allí o quizá más tarde cuando noscontó de los detalles de la publicación en

Toro de Barro, ahora ya hace 40 años. Delas múltiples anécdotas de una tarde en laLibrería Luque, con Juan Bernier, con losgrises vigilando, y esa foto maldita en laque cada vez hay más ausencias.Francisco Gálvez era mi vecino, y eso

ayuda. Ayuda a no sentirse hijo ni a de-berle nada. A sentirse en igualdad de con-diciones. Por aquel entonces, Gálvez bu-ceaba en su vertiente más concreta, máscríptica, en un libro como Tránsito quedebía ser el nudo definitivo que todo es-critor tiene que superar para su madurezliteraria. Tanto es así, que en uno de esosencuentros fugaces de café o cerveza, can-sado de que el libro estuviese de mesa enmesa de jurados, él se propusiera abando-nar la poesía. Pero eso era un farol o ape-nas un gesto de cansancio. Lo cierto esque después de tanto bregar como elsalmón, contracorriente, con una revistay una colección de libros y de estudios so-bre poesía, Gálvez parecía agotado. Creoque ambos nos fuimos animando, yo eniniciar un camino más allá de la provin-cia, con esa ventana que la Posada del Po-tro nos ofrecía; y él comprendiendo quepracticar la heterodoxia no supone siem-

pre meterse bajo una piedra.Porque señores, los Antorcha eran muy

suyos. A su manera lo siguen siendo. Peronadie como ellos, como Paco, como JoséLuis, como Falico en la distancia, nos hicie-ron sentirnos tan cómodos, tan parte dealgo más grande como es la poesía. Aban-donando la senda críptica, iniciada en Unhermoso invierno, Gálvez nos mostró a An-tonio Luis Ginés y a mí unos poemas quehablaban de botellas rotas, de la noche,de los destellos, de los residuos. Y JoséLuis Amaro había también bajado a terri-torios mucho más habitables en Muerte deun ilusionista, y también se había converti-do más que en un amigo con el que com-partir trayectoria y hasta sello literario.Esa cercanía intelectual y personal hizoque el flujo telefónico entre nosotros fue-ra constante, y que el año en que me dedi-qué en cuerpo y alma al Derecho Mercan-til para terminar la carrera, dedicara el fi-nal de las matinales a saborear algunascañas en el bar de la esquina. Al fin y alcabo, éramos vecinos de la ahora llamadaManzana Poética.En 1998, Francisco Gálvez reunió su

poesía y muchos pudieron releer Los Solda-dos, prácticamente inencontrable; un año

después José Luis publicó La piel de los días;y ese mismo año, en la mítica Solana delSacristán, se produjo el encuentro demuchos de nosotros con el Tercer Hombre,Rafael Álvarez Merlo, quien nos puso enla pista de algunos de los poemas que en-tonces estaba escribiendo. Pero pocos.Años más tarde, en 2006, rompería su si-lencio con Abriendo mi cajón. Pero fueronesos años, los fronterizos de siglo, los quecon más intensidad sellaron la amistadentre Antorcha de Paja y una generación dejóvenes que los encontrábamos no comopadres, sino como socios, como verdade-ros interlocutores. Por eso, aquel númerode Zarisma dedicado a Antorcha de Paja, en1998, no fue un homenaje sino un “nosponemos en marcha con vosotros”. Tam-bién Paco y José Luis nos ayudaron a em-pujar la puerta y a mostrarnos como unauténtico epicentro de la poesía española.No sólo por los jóvenes, sino por una dig-nificación de la figura de Cántico y el ajus-te de cuentas con algunos de los nombresde una Generación de los 70 cuya reduc-ción a la esfera novísima siempre nos re-sultaba tan ventajista como chapucera.Paco, José Luis y Falico han seguido escri-

biendo y publicando excelentes libros.

Han abandonado un tanto su posición deoutsiders sin perder la independencia, laética ni la heterodoxia. Mantienen uncompromiso, una lealtad para con las pa-labras, con la vida, con la cultura. Y en es-te sentido quisiera acabar con una anéc-dota que me vale para entender cómo esFrancisco Gálvez. Ustedes recordarán elfiasco capitalino de junio de 2011. Puesbien, a la mañana siguiente todo el mun-do estaba lamiéndose las heridas. Todosmenos Gálvez, que me llamaba para pro-ponerme un taller literario para el mes deoctubre. Aquella llamada fue una duchaen el infierno. Fue tanto como anunciar-me que teníamos que volver al principiode las cosas. A aquel día en que lo conocí,allá por 1988, en el que apenas un puña-do de poemas y de intimidad compartidabastaban. Y que lo demás es bisutería.

Pablo García Casado recuerda el encuentro de los jóvenes poe-

tas cordobeses con los integrantes de ‘antorcha de Paja’, en el

cuarenta aniversario del nacimiento de la revista poética

Poetasyvecinos

“...fueron esos años, los

fronterizos de siglo, los que

con más intensidad sella-

ron la amistad entre ‘An-

torcha de Paja’ y una gene-

ración de jóvenes”

Pablo García Casado

De izquierda a derecha y de arriba a abajo, Rafael Álvarez Merlo, José Luis Amaro, Juan Carlos Reche, Juan A. Bernier, Francisco Gálvez,Eduardo García, Pablo García Casado y Antonio Luis Ginés en su encuentro en la Solana del Sacristán.

DIARIO CÓRDOBA

Sábado, 6 de abril del 2013

3

Semblanza

Cuadernos del Sur

3 CUADERNOSDELSUR

‘Los soldados’. Autor: Fran-cisco Gálvez. Edita: La Fra-gua de las Metáforas (se-gunda edición con motivo de sucuarenta aniversario, la primerase editó en Toro de Barro en1973).Córdoba, 2012

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CYAN MAGENTA AMARILLO NEGRO(COLOR) - Pub: SUPLEMENTOS Doc: 05295D Red: 100% Ed: Primera EDICION Cb: 00 Enviado por: Juan Jesus Moral Luque Filmacion: 0 - Dia: 05/04/2013 - Hora: 18:51

CUARENTA ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DE ‘ANTORCHA DE PAJA’

LaantorchaquenuncaseapagaLa revista cordobesa marcó la renovación poética tras los Novísimos

Juan José Lanz

Han pasado cuarenta años desdeque en abril de 1973 viera la luzen Córdoba el primer número

de Antorcha de Paja, de la mano de Fran-cisco Gálvez, al que se unieron prontoen la labor Rafael Álvarez Merlo, JoséLuis Amaro, Pedro Luis Zorrilla y RafaelMadueño de la Torre. Todos ellos poetasincipientes en una España transicional,como sabríamos luego, iniciaron cons-ciente o inconscientemente una anda-dura que habría de llevar a un cambioprogresivo no sólo del panorama poéti-co andaluz de la época, sino tambiéndel panorama poético nacional. Antor-cha de Paja tuvo desde su arranque, co-mo referente de independencia estéti-ca, de andalucismo y de autenticidaden una aventura poética, a Cántico. Pero,desarrollada en un contexto histórico–social y poético radicalmente distinto,la propuesta de los poetas de Antorcha dePaja no podía ser la misma que la de losde Cántico veinticinco años atrás. En losdiez años de vida (1973-1983) que, condiversas lagunas, tuvo la revista, Antor-cha de Paja cultivó una marcada hetero-doxia estética con respecto al canonpoético que con la resaca novísima sehabría de establecer en los años de laTransición cultural y política de la quesus páginas fueron testigo de excep-ción, y señaló un claro precedente parala renovación poética que, con un claroimpulso andaluz, habría de asentarseen la poesía española a lo largo de losaños ochenta.Por las páginas de Antorcha de Paja pasó

lo más granado de la poesía española vi-va del momento, dando testimonio di-recto de proyectos, actitudes, modelosestéticos y propuestas poéticas quecomponen un panorama mucho máscomplejo del que insistentemente seempeñan en describir algunas de lashistorias de la literatura que se ocupandel período. Antorcha de Paja fue, sin du-da, en su modesta medida, uno de losprecedentes fundamentales del renaci-miento poético andaluz en los años dela Transición política que cuajaría enuna serie de voces consolidadas a partirde los años ochenta; resurgimientopoético andaluz paralelo al proceso derenovación social, lucha política ytransformación económica que se pro-duciría en los últimos años de luchacontra el franquismo y de despertar dela conciencia democrática. Antorcha dePaja fue testigo de todo ese cambio y lalectura de sus páginas, de los manifies-tos y críticas, de los poemas y reseñas

que allí se incluyen han de ser com-prendidas justamente en ese contextoen continua ebullición y en constantetransformación. Ahí deben entendersela recuperación y reivindicación de lasfiguras de Manuel Álvarez Ortega o deJuan Bernier, la atención no sólo a lospoetas del grupo (Gálvez, Álvarez Merloy Amaro), con sus poéticas diversas y di-vergentes en algunos casos (quizás uni-das en la reivindicación de una poéticavital y “corporal”), sino a otras vocessurgentes y disidentes en el panoramapoético andaluz (Justo Navarro, ÁlvaroSalvador, Juan de Loxa, etc.) y en el pa-norama poético nacional en los ale-daños de la desaparición del dictador yde las primeras elecciones democráti-cas (José Luis Jover, Jaime Siles o Mar-cos-Ricardo Barnatán); ahí deben enten-derse las llamadas a una verdadera “re-volución cultural” (n.° 12) o la denunciade “las largas vacaciones de la ignoran-cia” de Andalucía bajo el franquismo(n.° 8); en ese contexto que tejen las an-tologías poéticas nacionales de los añossetenta y las revistas literarias del mo-

mento debe entenderse la crítica que sehace en algunos editoriales como La ollaliteraria (n.° 7), Joven poesía española (n.°13-14) o Poder editorial y revistas poéticas(n.° 15-16) o el lanzamiento de la anto-logía Degeneración del 70. (Antología de poe-tas heterodoxos andaluces) (1978) o el finalde la publicación como tal escenificadoen el décimo aniversario de su existen-cia, coincidiendo con la celebración delII Encuentro de Poetas Andaluces, enGranada, a finales de abril y comienzosde mayo de 1983.Es posible que Antorcha de Paja no fuera

la revista más sobresaliente del panora-ma poético de la Transición española ala democracia, pero sí es uno de losejemplos relevantes de la conjunciónde esfuerzos de distinta procedencia pa-ra intentar producir una transforma-ción estética en un panorama un tantoaletargado, deslumbrado por algunasluces y por muchos fuegos de artificioque alegaban una modernización de lasestructuras sociales, políticas y cultura-les, ausente en muchos casos. Tal comoapuntó en algún momento ManuelVázquez Montalbán, se intentaba con-

solidar una España posmoderna en unpaís que acababa de salir de la premo-dernidad; o, como también subrayabael escritor barcelonés, en una Españaque acababa de abandonar el pre-pos–franquismo. Era la hora de actualizarlas propuestas sociales, políticas y cul-turales; de ponerlas en juego en el pa-pel de una realidad nacional que poníaen cuestión muchas utopías, en un mo-mento en que, como evocaría el propioVázquez Montalbán, empezaba a difun-dirse entre algunas de las concienciasprogresistas de la época aquello de que“contra Franco vivíamos mejor”. Antor-cha de Paja, desde su modesto papel, co-mo otras publicaciones, fue testigo deese momento y fundó buena parte desu sentido heterodoxo en el intento deafrontar el desengaño de una realidadtozuda con la voluntad de realizar unautopía de transformación radical delmundo circundante.Fruto de una época de impulsos y en-

frentamientos constantes, de luchas eintentos de cambios profundos, depreocupaciones sociales y manifestacio-nes callejeras, de reivindicaciones ur-gentes, Antorcha de Paja tuvo una exis-tencia guadianesca, aquella que susprotagonistas pudieron y quisieron dar-le acorde al carácter de los tiempos quevivían. Esos silencios que se abren enlos diez años de existencia de Antorchade Paja como revista no son momentosvacíos, sino períodos de reflexión en losque la publicación sale reforzada, connueva vitalidad y con renovadas aspira-ciones. Así, pueden establecerse tresépocas en la existencia de la revista, ca-da una de las cuales marca un intentode superación de las propuestas estéti-cas precedentes. Los primeros dos añosde existencia de la revista, entre abrilde 1973 y diciembre de 1974, con cinconúmeros publicados (existe una quintaentrega fantasma, que no se publicórealmente), marcan los tanteos de ungrupo de poetas incipientes que va con-solidando una actitud estética y críticay que viene a subrayar una doble acti-tud: una posición crítica frente al pano-rama poético dominante en la época yuna voluntad de establecerse como gru-po poético alternativo. Esto les llevafundamentalmente a intentar consoli-dar una poética que, por un lado, cues-tiona la distancia entre vida y literaturaque conforman ciertas actitudes poéti-cas del momento y, por otro, apunta auna depuración formal que, en muchoscasos, trata de huir de un manierismo,unido a cierto folklorismo, que habíacalado profundamente en una parte de

DIARIO CÓRDOBACuadernos del Sur

Sábado, 6 de abril del 2013

4

Ensayo

“Por las páginas de ‘Antor-

cha de Paja’ pasó lo más

granado de la poesía es-

pañola viva del momento”

4 CUADERNOSDELSUR

DELA FUENTE

la tradición poética andaluza más re-ciente. Es evidente que esta doble acti-tud marca el sentido marginal de la pro-puesta de Antorcha de Paja; marginali-dad que la revista reivindicará comoun espacio ético y estético propio: el es-pacio de la heterodoxia.Más de un año de silencio hay entre la

aparición del n.° 6 (diciembre de 1974)y la publicación del siguiente númerode Antorcha de Paja, correspondiente aabril-mayo de 1976. En esos meses seha producido la muerte de Franco, elnombramiento de Juan Carlos comorey, el gobierno de Arias Navarro y lasluchas políticas entre los partidariosdel inmovilismo político (el búnker) y latransformación política de España, queencarnará Coordinación Democrática(la platajunta). Por las fechas en que sepublica el nuevo número de Antorcha dePaja hace su aparición el diario El País yse producen los sucesos de Montejurra.Es en este contexto en el que van a pu-blicarse entre abril-mayo de 1976 yabril-mayo de 1977 los seis siguientesnúmeros de Antorcha de Paja, que ha su-frido una transformación fundamentalcon respecto a su etapa precedente: uncambio de formato que conlleva unoscontenidos diferentes, consecuenciatambién de un cambio en el consejoeditor de la publicación; una mayor ti-rada de número de ejemplares quecomporta también una mejor distribu-ción de la publicación no sólo en Anda-lucía sino en el resto de España. Dosrasgos fundamentales van a definir a lapublicación en este período: el caráctermonográfico de los números, que pre-sentan una breve selección poética dediversos autores, alternando los poetasvinculados al grupo (Álvarez Merlo,Amaro y Gálvez) con otros poetas afi-nes a su estética (José Luis Jover, JustoNavarro y Álvaro Salvador); la profun-dización y confirmación de los presu-puestos teóricos esbozados en los pri-meros números, a través de una seriede editoriales que vienen a cimentaruna actitud crítica frente al panoramapoético circundante y a reivindicar An-dalucía como foco de cultura propia, loque redundará en el sentido de margi-nalidad, heterodoxia y periferia que de-finirá a la revista a partir de ahora.Tres años han de pasar hasta que se pu-blique un nuevo número (número do-ble en este caso) de Antorcha de Paja, enmarzo de 1980. Para entonces ya sehan celebrado las primeras eleccionesdemocráticas en España y el nuevo sis-tema parlamentario parece asentadocon la Constitución aprobada en 1978.Andalucía acaba de constituirse en co-munidad autónoma tras el referén-dum celebrado el 28 de febrero de1980, de acuerdo con el artículo 151 dela Constitución. Antorcha de Paja, queno ha aparecido como revista en estosaños, ha contribuido a la consolidacióndel panorama poético andaluz juvenilpromoviendo la antología Degeneracióndel 70. (Antología de poetas heterodoxos an-daluces) (1978). En los tres años siguien-tes, la revista va a publicar dos núme-ros dobles, correspondientes a marzode 1980 y marzo de 1982, y un númerotriple, con el que finalizará la publica-ción, en abril de 1983. En esta últimaetapa, Antorcha de Paja logra un objetivofundamental: el anclaje de la poesíaandaluza en el panorama poético es-pañol surgente. Los números de esteperíodo, que vuelven a adquirir uncierto carácter misceláneo, combinan

algunas de las voces andaluzas más in-teresantes con los poetas más renova-dores en el espacio poético nacional.Así, en los tres números que se publi-can en esta etapa encontramos seccio-nes dedicadas a poetas andaluces, co-mo Carmelo Sánchez Muros o Fernan-do Merlo, además de las colaboracio-nes de los tres rectores de la revista (Ál-varez Merlo, Amaro y Gálvez) o de nue-vas voces andaluzas (Carlos Clement-son, Rafael de Cózar, Francisco Bejara-no, Ana Rossetti, José Gutiérrez) y otrasya centrales en la tradición inmediata(Juan Bernier, Manuel Álvarez Ortega,Carlos Edmundo de Ory), con algunasde las nuevas voces nacionales que co-mienzan a conformar un nuevo pano-rama poético (Marcos-Ricardo Bar-natán, Jaime Siles, Luis Antonio de Vi-llena). Lo relevante de este período nosólo es la renovación en las colabora-ciones poéticas, sino la mejor articula-ción programática de los editoriales dela revista y la conformación de unaspáginas críticas donde se atiende a lasnovedades poéticas más interesantespara el grupo editor. El triple númerofinal (n.° 17-18-19) coincidía con la cele-bración, en abril de 1983, del décimoaniversario de la aparición de la publi-cación, y venía a poner un broche finala la revista, con unas páginas en lasque se combina el homenaje y la histo-ria reciente de la publicación, con nue-vos textos. El “aislamiento (...) dentrodel aparato cultural” que denunciabael editorial del penúltimo número deAntorcha de Paja podría haber sido la

causa de la desaparición de la revista,aunque la publicación se transformóen sello editorial en los años siguientespublicando algunos libros importantespara la historia de la poesía reciente,como Lilia culpa, de Manuel Álvarez Or-tega, Noticia de setiembre, de AntonioCarvajal, La viña salvaje, de Antonio Co-linas, o Los nadadores, de Justo Navarro,por citar sólo a autores distintos delgrupo editor. Los tres rectores de la re-vista publicarían algunos libros impor-tantes en este sello editorial y sendasantologías recapitulatorias de su obraen Del lecho y la poesía (1985) y Poemas deSolana del Sacristán (1997). Cuarentaaños después de su primera aparición,Antorcha de Paja no sólo es testigo deuna época y de una circunstanciahistórica que gracias a ella comenza-mos a comprender, sino también de laevolución poética de sus principalesprotagonistas (Francisco Gálvez, RafaelÁlvarez Merlo y José Luis Amaro), que alo largo de estos años han ido consoli-dando una obra poética importante ycuyo modelo ha servido como acicate eimpulso para nuevos poetas. “La antor-cha no importa que sea de paja si es deluz. Y la renovación de sus alimentostrasciende el resplandor en que se con-sume”, había escrito Vicente Aleixan-dre para el n.° 2 de la revista. Cuarentaaños después aquella luz y aquel res-plandor sobreviven en las nuevas gene-raciones de poetas. Aquella Antorcha dePaja ilumina a las nuevas promocionesde escritores. Que así siga siendo.

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Ensayo

Cuadernos del Sur

“La revista logra un objeti-

vo fundamental: el anclaje

de la poesía andaluza en

el panorama español”

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Page 5: Libros ‘POETAS Y VECINOS’ - pablomartinsanchez.com · La voz de mi amigo, al describir-lo, ... La ca-ja oblonga y Los hechos del caso del ... recho propio de la historia de los

CYAN MAGENTA AMARILLO NEGRO(COLOR) - Pub: SUPLEMENTOS Doc: 05295D Red: 100% Ed: Primera EDICION Cb: 00 Enviado por: Juan Jesus Moral Luque Filmacion: 0 - Dia: 05/04/2013 - Hora: 18:51

CUARENTA ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DE ‘ANTORCHA DE PAJA’

LaantorchaquenuncaseapagaLa revista cordobesa marcó la renovación poética tras los Novísimos

Juan José Lanz

Han pasado cuarenta años desdeque en abril de 1973 viera la luzen Córdoba el primer número

de Antorcha de Paja, de la mano de Fran-cisco Gálvez, al que se unieron prontoen la labor Rafael Álvarez Merlo, JoséLuis Amaro, Pedro Luis Zorrilla y RafaelMadueño de la Torre. Todos ellos poetasincipientes en una España transicional,como sabríamos luego, iniciaron cons-ciente o inconscientemente una anda-dura que habría de llevar a un cambioprogresivo no sólo del panorama poéti-co andaluz de la época, sino tambiéndel panorama poético nacional. Antor-cha de Paja tuvo desde su arranque, co-mo referente de independencia estéti-ca, de andalucismo y de autenticidaden una aventura poética, a Cántico. Pero,desarrollada en un contexto histórico–social y poético radicalmente distinto,la propuesta de los poetas de Antorcha dePaja no podía ser la misma que la de losde Cántico veinticinco años atrás. En losdiez años de vida (1973-1983) que, condiversas lagunas, tuvo la revista, Antor-cha de Paja cultivó una marcada hetero-doxia estética con respecto al canonpoético que con la resaca novísima sehabría de establecer en los años de laTransición cultural y política de la quesus páginas fueron testigo de excep-ción, y señaló un claro precedente parala renovación poética que, con un claroimpulso andaluz, habría de asentarseen la poesía española a lo largo de losaños ochenta.Por las páginas de Antorcha de Paja pasó

lo más granado de la poesía española vi-va del momento, dando testimonio di-recto de proyectos, actitudes, modelosestéticos y propuestas poéticas quecomponen un panorama mucho máscomplejo del que insistentemente seempeñan en describir algunas de lashistorias de la literatura que se ocupandel período. Antorcha de Paja fue, sin du-da, en su modesta medida, uno de losprecedentes fundamentales del renaci-miento poético andaluz en los años dela Transición política que cuajaría enuna serie de voces consolidadas a partirde los años ochenta; resurgimientopoético andaluz paralelo al proceso derenovación social, lucha política ytransformación económica que se pro-duciría en los últimos años de luchacontra el franquismo y de despertar dela conciencia democrática. Antorcha dePaja fue testigo de todo ese cambio y lalectura de sus páginas, de los manifies-tos y críticas, de los poemas y reseñas

que allí se incluyen han de ser com-prendidas justamente en ese contextoen continua ebullición y en constantetransformación. Ahí deben entendersela recuperación y reivindicación de lasfiguras de Manuel Álvarez Ortega o deJuan Bernier, la atención no sólo a lospoetas del grupo (Gálvez, Álvarez Merloy Amaro), con sus poéticas diversas y di-vergentes en algunos casos (quizás uni-das en la reivindicación de una poéticavital y “corporal”), sino a otras vocessurgentes y disidentes en el panoramapoético andaluz (Justo Navarro, ÁlvaroSalvador, Juan de Loxa, etc.) y en el pa-norama poético nacional en los ale-daños de la desaparición del dictador yde las primeras elecciones democráti-cas (José Luis Jover, Jaime Siles o Mar-cos-Ricardo Barnatán); ahí deben enten-derse las llamadas a una verdadera “re-volución cultural” (n.° 12) o la denunciade “las largas vacaciones de la ignoran-cia” de Andalucía bajo el franquismo(n.° 8); en ese contexto que tejen las an-tologías poéticas nacionales de los añossetenta y las revistas literarias del mo-

mento debe entenderse la crítica que sehace en algunos editoriales como La ollaliteraria (n.° 7), Joven poesía española (n.°13-14) o Poder editorial y revistas poéticas(n.° 15-16) o el lanzamiento de la anto-logía Degeneración del 70. (Antología de poe-tas heterodoxos andaluces) (1978) o el finalde la publicación como tal escenificadoen el décimo aniversario de su existen-cia, coincidiendo con la celebración delII Encuentro de Poetas Andaluces, enGranada, a finales de abril y comienzosde mayo de 1983.Es posible que Antorcha de Paja no fuera

la revista más sobresaliente del panora-ma poético de la Transición española ala democracia, pero sí es uno de losejemplos relevantes de la conjunciónde esfuerzos de distinta procedencia pa-ra intentar producir una transforma-ción estética en un panorama un tantoaletargado, deslumbrado por algunasluces y por muchos fuegos de artificioque alegaban una modernización de lasestructuras sociales, políticas y cultura-les, ausente en muchos casos. Tal comoapuntó en algún momento ManuelVázquez Montalbán, se intentaba con-

solidar una España posmoderna en unpaís que acababa de salir de la premo-dernidad; o, como también subrayabael escritor barcelonés, en una Españaque acababa de abandonar el pre-pos–franquismo. Era la hora de actualizarlas propuestas sociales, políticas y cul-turales; de ponerlas en juego en el pa-pel de una realidad nacional que poníaen cuestión muchas utopías, en un mo-mento en que, como evocaría el propioVázquez Montalbán, empezaba a difun-dirse entre algunas de las concienciasprogresistas de la época aquello de que“contra Franco vivíamos mejor”. Antor-cha de Paja, desde su modesto papel, co-mo otras publicaciones, fue testigo deese momento y fundó buena parte desu sentido heterodoxo en el intento deafrontar el desengaño de una realidadtozuda con la voluntad de realizar unautopía de transformación radical delmundo circundante.Fruto de una época de impulsos y en-

frentamientos constantes, de luchas eintentos de cambios profundos, depreocupaciones sociales y manifestacio-nes callejeras, de reivindicaciones ur-gentes, Antorcha de Paja tuvo una exis-tencia guadianesca, aquella que susprotagonistas pudieron y quisieron dar-le acorde al carácter de los tiempos quevivían. Esos silencios que se abren enlos diez años de existencia de Antorchade Paja como revista no son momentosvacíos, sino períodos de reflexión en losque la publicación sale reforzada, connueva vitalidad y con renovadas aspira-ciones. Así, pueden establecerse tresépocas en la existencia de la revista, ca-da una de las cuales marca un intentode superación de las propuestas estéti-cas precedentes. Los primeros dos añosde existencia de la revista, entre abrilde 1973 y diciembre de 1974, con cinconúmeros publicados (existe una quintaentrega fantasma, que no se publicórealmente), marcan los tanteos de ungrupo de poetas incipientes que va con-solidando una actitud estética y críticay que viene a subrayar una doble acti-tud: una posición crítica frente al pano-rama poético dominante en la época yuna voluntad de establecerse como gru-po poético alternativo. Esto les llevafundamentalmente a intentar consoli-dar una poética que, por un lado, cues-tiona la distancia entre vida y literaturaque conforman ciertas actitudes poéti-cas del momento y, por otro, apunta auna depuración formal que, en muchoscasos, trata de huir de un manierismo,unido a cierto folklorismo, que habíacalado profundamente en una parte de

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Ensayo

“Por las páginas de ‘Antor-

cha de Paja’ pasó lo más

granado de la poesía es-

pañola viva del momento”

4 CUADERNOSDELSUR

DELA FUENTE

la tradición poética andaluza más re-ciente. Es evidente que esta doble acti-tud marca el sentido marginal de la pro-puesta de Antorcha de Paja; marginali-dad que la revista reivindicará comoun espacio ético y estético propio: el es-pacio de la heterodoxia.Más de un año de silencio hay entre la

aparición del n.° 6 (diciembre de 1974)y la publicación del siguiente númerode Antorcha de Paja, correspondiente aabril-mayo de 1976. En esos meses seha producido la muerte de Franco, elnombramiento de Juan Carlos comorey, el gobierno de Arias Navarro y lasluchas políticas entre los partidariosdel inmovilismo político (el búnker) y latransformación política de España, queencarnará Coordinación Democrática(la platajunta). Por las fechas en que sepublica el nuevo número de Antorcha dePaja hace su aparición el diario El País yse producen los sucesos de Montejurra.Es en este contexto en el que van a pu-blicarse entre abril-mayo de 1976 yabril-mayo de 1977 los seis siguientesnúmeros de Antorcha de Paja, que ha su-frido una transformación fundamentalcon respecto a su etapa precedente: uncambio de formato que conlleva unoscontenidos diferentes, consecuenciatambién de un cambio en el consejoeditor de la publicación; una mayor ti-rada de número de ejemplares quecomporta también una mejor distribu-ción de la publicación no sólo en Anda-lucía sino en el resto de España. Dosrasgos fundamentales van a definir a lapublicación en este período: el caráctermonográfico de los números, que pre-sentan una breve selección poética dediversos autores, alternando los poetasvinculados al grupo (Álvarez Merlo,Amaro y Gálvez) con otros poetas afi-nes a su estética (José Luis Jover, JustoNavarro y Álvaro Salvador); la profun-dización y confirmación de los presu-puestos teóricos esbozados en los pri-meros números, a través de una seriede editoriales que vienen a cimentaruna actitud crítica frente al panoramapoético circundante y a reivindicar An-dalucía como foco de cultura propia, loque redundará en el sentido de margi-nalidad, heterodoxia y periferia que de-finirá a la revista a partir de ahora.Tres años han de pasar hasta que se pu-blique un nuevo número (número do-ble en este caso) de Antorcha de Paja, enmarzo de 1980. Para entonces ya sehan celebrado las primeras eleccionesdemocráticas en España y el nuevo sis-tema parlamentario parece asentadocon la Constitución aprobada en 1978.Andalucía acaba de constituirse en co-munidad autónoma tras el referén-dum celebrado el 28 de febrero de1980, de acuerdo con el artículo 151 dela Constitución. Antorcha de Paja, queno ha aparecido como revista en estosaños, ha contribuido a la consolidacióndel panorama poético andaluz juvenilpromoviendo la antología Degeneracióndel 70. (Antología de poetas heterodoxos an-daluces) (1978). En los tres años siguien-tes, la revista va a publicar dos núme-ros dobles, correspondientes a marzode 1980 y marzo de 1982, y un númerotriple, con el que finalizará la publica-ción, en abril de 1983. En esta últimaetapa, Antorcha de Paja logra un objetivofundamental: el anclaje de la poesíaandaluza en el panorama poético es-pañol surgente. Los números de esteperíodo, que vuelven a adquirir uncierto carácter misceláneo, combinan

algunas de las voces andaluzas más in-teresantes con los poetas más renova-dores en el espacio poético nacional.Así, en los tres números que se publi-can en esta etapa encontramos seccio-nes dedicadas a poetas andaluces, co-mo Carmelo Sánchez Muros o Fernan-do Merlo, además de las colaboracio-nes de los tres rectores de la revista (Ál-varez Merlo, Amaro y Gálvez) o de nue-vas voces andaluzas (Carlos Clement-son, Rafael de Cózar, Francisco Bejara-no, Ana Rossetti, José Gutiérrez) y otrasya centrales en la tradición inmediata(Juan Bernier, Manuel Álvarez Ortega,Carlos Edmundo de Ory), con algunasde las nuevas voces nacionales que co-mienzan a conformar un nuevo pano-rama poético (Marcos-Ricardo Bar-natán, Jaime Siles, Luis Antonio de Vi-llena). Lo relevante de este período nosólo es la renovación en las colabora-ciones poéticas, sino la mejor articula-ción programática de los editoriales dela revista y la conformación de unaspáginas críticas donde se atiende a lasnovedades poéticas más interesantespara el grupo editor. El triple númerofinal (n.° 17-18-19) coincidía con la cele-bración, en abril de 1983, del décimoaniversario de la aparición de la publi-cación, y venía a poner un broche finala la revista, con unas páginas en lasque se combina el homenaje y la histo-ria reciente de la publicación, con nue-vos textos. El “aislamiento (...) dentrodel aparato cultural” que denunciabael editorial del penúltimo número deAntorcha de Paja podría haber sido la

causa de la desaparición de la revista,aunque la publicación se transformóen sello editorial en los años siguientespublicando algunos libros importantespara la historia de la poesía reciente,como Lilia culpa, de Manuel Álvarez Or-tega, Noticia de setiembre, de AntonioCarvajal, La viña salvaje, de Antonio Co-linas, o Los nadadores, de Justo Navarro,por citar sólo a autores distintos delgrupo editor. Los tres rectores de la re-vista publicarían algunos libros impor-tantes en este sello editorial y sendasantologías recapitulatorias de su obraen Del lecho y la poesía (1985) y Poemas deSolana del Sacristán (1997). Cuarentaaños después de su primera aparición,Antorcha de Paja no sólo es testigo deuna época y de una circunstanciahistórica que gracias a ella comenza-mos a comprender, sino también de laevolución poética de sus principalesprotagonistas (Francisco Gálvez, RafaelÁlvarez Merlo y José Luis Amaro), que alo largo de estos años han ido consoli-dando una obra poética importante ycuyo modelo ha servido como acicate eimpulso para nuevos poetas. “La antor-cha no importa que sea de paja si es deluz. Y la renovación de sus alimentostrasciende el resplandor en que se con-sume”, había escrito Vicente Aleixan-dre para el n.° 2 de la revista. Cuarentaaños después aquella luz y aquel res-plandor sobreviven en las nuevas gene-raciones de poetas. Aquella Antorcha dePaja ilumina a las nuevas promocionesde escritores. Que así siga siendo.

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Ensayo

Cuadernos del Sur

“La revista logra un objeti-

vo fundamental: el anclaje

de la poesía andaluza en

el panorama español”

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(COLOR) - Pub: SUPLEMENTOS Doc: 05495D Red: 67% Ed: Primera EDICION Cb: 00 Enviado por: inejoin˝p Dia: 05/04/2013 - Hora: 18:51

En 1970 aparece la antología NueveNovísimos, al decir del tópico y elcriterio establecido una suerte

de aldabonazo más o menos eficiente ala hora de fijar un antes y un después (oese supuesto tajo providencial entre loviejo y lo nuevo) en la poesía españoladel último franquismo. En ese tiempono existe entre los jóvenes poetas quepoco más tarde editarían Antorcha de Pa-ja la idea preconcebida de hacer una re-vista, pues Francisco Gálvez, Rafael Ál-varez Merlo y José Luis Amaro son enpuridad unos amigos que salen juntosa divertirse y a hablar de poesía. La Cór-doba de aquel entonces era ciertamenteun erial en lo tocante a poetas y activi-dades culturales, algo bastante alejadode la imagen que hoy nos hemos idoforjando a base en parte de voluntaris-mo, y en parte de éxitos reales. Perma-necía así la ciudad callada, inmóvil ycomo ensimismada en lo social y lo in-telectual, dato que hacía que los poetasde Antorcha de Paja se sintieran huérfa-nos, tanto por la ausencia de una vidaliteraria digna de mención como por lacasi inexistente relación con sus poetasmayores. Al fin y al cabo Ricardo Moli-na había muerto en 1968, Pablo GarcíaBaena estaba en Torremolinos, VicenteNúñez permanecía recluido en su silen-cio de Aguilar de la Frontera, ManuelÁlvarez Ortega y Julio Aumente re-sidían en Madrid, y sólo un aisladoJuan Bernier, el que escribiera que “tris-temente y en vano se rebelan los hom-bres”, continuaba en Córdoba, dedica-do a la arqueología.Tal es el contexto desde el que estos

poetas, con un sentimiento de genera-ción, insertos en su época y urgidos porun afán de entrar en poesía (como diríaJuan Larrea), de ubicarse en la creacióna la par que determinaban su propio lu-gar, con ganas de participar en el pano-rama de la poesía española, metiendobaza en los debates literarios y socio–políticos del momento, deciden poneren marcha una revista de poesía. Se tra-tará de una singladura sostenida me-diante el esfuerzo material y económi-co de los propios poetas que la autoedi-tan, sin subvenciones ni apoyaturas ofi-ciales, al objeto de lograr ser indepen-dientes, darse a conocer y manifestar suopinión en el ámbito poético y cultural.De una revista, por tanto, caracterizadapor su sentido crítico, incluso combati-vo, la cual prolongará un modelo depublicación ya clásico en la poesía es-pañola (aunque en el presente haya,por desgracia, desaparecido), y que ge-neralmente arrancaba de la periferiageográfica o literaria, mas de común alomos de la inspiración y el propósitode romper barreras, y no sólo las pro-vinciales y regionales. De un órgano deexpresión, por consiguiente, que fuesealgo más que un mero soporte para elintercambio de poemas.

Cuando ve la luz el primer número dela revista, en abril de 1973, apenas hadejado de ser novedad la antología deJosé María Castellet. Antes de que Gui-llermo Carnero llegue a Córdoba paradocumentarse sobre Cántico y dar piecon ello a su influyente estudio y a larelectura histórica que de éste se des-prende, aparece publicado el primernúmero de Antorcha de Paja, en cuyas pa-labras inaugurales, a modo de editorial,se hace meridiana referencia al año1947, fecha de aparición del celebérri-mo grupo cordobés. Se evidencia de es-te modo el deseo de volver a la mejorpoesía española, y de conseguirlo sinnostalgias, desde los presupuestosestéticos y generacionales de los años70; y no, como Manuel Urbano quisoentender en su antología, de formularun velado ataque a Cántico. Será, pues,poco después de ese debut, según se in-dica, cuando Guillermo Carnero se pon-ga en contacto con Antorcha de Paja, porintermedio de Francisco Gálvez, paraacercarse a Córdoba y consultar los ar-chivos de Cántico, con vistas a su recupe-ración literaria, tal y como se explicitaen una carta fechada el 7 de marzo de1975. No sólo quedan visibles, desde unprimer instante, las vislumbres y coin-cidencias generacionales, sino tambiénel hecho relevante de la anticipación.A esta toma de postura prologal se su-

marían con el tiempo, sin dejar de lado

el contenido intrínseco de la revista,dos factores fundamentales que, de ca-ra a los anales literarios, complemen-tan el compromiso y el devenir de la re-vista Antorcha de Paja. El primero loconstituyen los editoriales de la revista,que exhiben la frescura y el ímpetu ico-noclasta del momento, su condición dereflejo, espontáneo y sincero, de una vo-racidad encomiable. El segundo, aun-que por ahora únicamente haya llega-do al público de forma esporádica ymuy fragmentaria, se cifra en la corres-pondencia o epistolario de la revista,fondo documental que supone una elo-cuente glosa de las relaciones de lospoetas de Antorcha de Paja con su ferazentorno circundante. El archivo al quenos referimos cuenta con más de tres-cientas cartas, no sólo de poetas mayo-res y de generaciones anteriores comoVicente Aleixandre, Manuel Álvarez Or-tega, Jorge Guillen o Rafael Alberti, si-no, en mayor medida, pertenecientes ala propia hornada. Esta corresponden-cia de Antorcha de Paja reviste mayorsignificación de lo que podría parecer,y no ya para una interpretación cabalde la revista, sino desde el estricto pun-to de vista histórico-literario en lo queconcierne a la poesía andaluza y es-pañola de los 70.Por otra parte, cabe rememorar aquí

que las primeras movidas juveniles del68 se estaban produciendo al margen

de los poetas andaluces, ante lo que eramenester reaccionar, y que Antorcha dePaja, al contrario de lo que se ha dichoo pudo llegar a parecer, no estaba ni encontra ni a favor de sus coetáneos delgrupo novísimo; sino que sus reparos,como mucho, iban dirigidos hacia laoperación publicitaria concreta y, des-de luego, como desafío a la predomi-nancia relativa del eje compuesto porMadrid, Valencia y Barcelona.Ese tiempo de inesquivable transición,

en los órdenes social, político y cultu-ral, es el tiempo de Antorcha de Paja y deotras revistas de características simila-res, tales como Poesía 70 y El DespeñaperroAndaluz, con Juan de Loxa; como Traga-luz con Álvaro Salvador, en Granada; co-mo Marejada en Cádiz, con JesúsFernández Palacios, Rafael de Cózar yJosé Manuel Ripoll; como Unicornio enMálaga; como Cal y Calle del Aire, en Se-villa. He aquí enumeradas las principa-les revistas de los 70 en Andalucía. Lasque, en esa tesitura, con un talante depropiciar el debate y repletas de pro-puestas para cambiar el estado de cosasdesde una clarividente multiplicidadde puntos de vista, parecían dispuestasa servir a un país; el cual, lleno de anhe-lo y de curiosidad por explorar lo desco-nocido, daba la impresión de querer sa-lir, al menos de boquilla, de aquella ex-tenuante, santurrona y mediocre dicta-dura.

Bernd Dietz

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Ensayo

! CUARENTA ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DE ‘ANTORCHA DE PAJA’

Compromisohistórico-literarioLa revista salía con un sentido crítico, como algo más que un mero soporte de poemas

Francisco Gálvez, impulsor de la revista ‘Antorcha de Paja’.

6 CUADERNOSDELSUR

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Poetisa, ensayista y narradora,Charlotte Perkins Gilman(1860-1935) fue una intelectualmuy reconocida en la época en laque vivió.Escribió su relato El papel pintado

amarillo (editado ahora en Con-traseña, Zaragoza, 2012) a partirde una experiencia personaltraumática: el padecimiento deuna continua crisis nerviosa lallevó a la consulta de un médicorenombrado, que le dio una se-rie de consejos, entre ellos no

volver a escribir; ella obedeciólas instrucciones durante tresmeses, pero su situación mentalempeoró y decidió dejar a un la-do los consejos del médico, locual resultó acertado.La protagonista del relato es

una mujer que padece una en-fermedad nerviosa. Está en unacasa alquilada para pasar el vera-no. En el papel pintado de unade las habitaciones de la vivien-da ve movimientos y expresio-nes, y llega a estar convencida deque hay una mujer que luchapor salir de él. Al final, la prota-gonista cree ser esa mujer, queha logrado escapar de la reclu-sión en la que estaba.Austero, intenso y angustioso,

El papel pintado amarillo es unmagnífico cuento fantástico, quetrata sobre la locura, sobre laescritura, sobre el matrimoniocomo un ámbito de reclusiónfemenina y sobre la reivindica-ción de la libertad de las muje-res.

Roberto Ruiz de Huydobro

Metáforafeminista

Vandalia acaba de editar, bajo eltítulo de La musa furtiva, la poesíacompleta de Vicente MolinaFoix, uno de los poetas recogidospor Castellet en la célebre anto-logía Nueve novísimos. El volumen,corregido, ordenado y comenta-do por él mismo, recupera la fa-ceta menos conocida de un na-rrador que ha mantenido uncontacto diario con la poesía.Hasta hoy su obra poética esta-

ba dispersa en antologías y pu-blicaciones periódicas, con la ex-

cepción de una plaquette, Zoo-logías (1981), y dos poemarios, Losespías del realista (1990) y Vanas pe-nas de amor (1998). De estas publi-caciones individuales, descartaaquellos textos en los que no sereconoce al tiempo que rescataotros inéditos que compartenépoca de escritura o espíritucreativo. Para que el lector co-nozca toda su evolución poética,además, recupera las primerascreaciones, entre las que desta-can los veinte poemas, casi todosen prosa o en versículo, presen-tados a Castellet en 1969 bajo eltítulo de Los espías del realista, yque, salvo los que aparecieronen la antología, quedaron inédi-tos, y los más recientes. El resul-tado es un conjunto hete-rogéneo en el que conviven lairracionalidad y el “nonsense”,la reflexión sobre la vida a partirde la experiencia y la exaltaciónde los placeres de la carne, elsentimiento y resentimientoamoroso junto a la sátira...

Francisco Onieva

Biografíapoética

‘El papel pintadoamarillo’. Autora:Charlotte PerkinsGi lman. Ed i ta :Contraseña.Zaragoza, 2012

‘La musa furtiva.P o e s í a1967-2012’. Au-tor: Vicente Moli-na Foix. Edita:Vandalia. Sevilla,2012

Desde el punto de visto histórico, elanarquismo en el territorio españolinfluyó en la sociedad con un amplio

respaldo desde la época misma de la PrimeraRepública, 1873 y 1874, hecho que se repetiríaaños después, a comienzos de siglo, cuandouna organización sindicalista que fundamen-taba sus principios en las prerrogativas de unaabsoluta libertad del individuo, la abolicióndel Estado y la supresión de la propiedad pri-vada, la denominada Confederación Nacionaldel Trabajo, logró agrupar a miles de trabaja-dores para que contribuyeran a forjar una so-ciedad mejor durante los años de la SegundaRepública, y así fue como jugaron papel im-portante durante la posterior Guerra Civil.Contar la historia de un personaje, ambien-

tarlo en una determinada época, describir de-talles lo suficientemente novelescos para man-tener al lector atrapado, aunque para ello lahistoria juegue un papel predominante, es loque Pablo Martín Sánchez (Reus, 1977) ha que-rido narrar cuando encontró la breve biografíade un anarquista que se llamaba como él y sele ocurrió seguir su pista hasta conseguir unavoluminosa primera novela que tituló en esesentido, El anarquista que se llamaba como yo(2012), y que una avispada editorial publicabapoco antes de fin de año con una suerte deéxito, porque en este relato se condensan mo-mentos capitales del devenir de una Europaconvulsa en muchos sentidos, aparte del naci-miento del cinematógrafo, los movimientosanarquistas y sindicales, la vida de los exilia-dos del París de los años 20, la Semana Trági-ca de Barcelona, o la crispación social queconllevaría a una encarnizada guerra en losprimeros años del siglo al viejo continente.De otra parte, ofrece la vida de un joven anar-quista acusado de atentar durante la dictadu-ra de Primo de Rivera, juzgado y ajusticiadoel 6 de diciembre de 1924, personaje a quienel narrador desdoblará en una alternativa na-rración, su vida en París a donde ha recaladotras tortuosas vicisitudes y donde trabaja enuna modesta imprenta y comienzan sus sim-patías por el activismo ácrata después de asis-tir a encendidos discursos de Blasco Ibáñez,Pestaña o Durruti, además de conocer a Una-muno y sentirse alentado por participar enuna intentona golpista que traspasaría ilegal-

mente la frontera española; y es así como Pa-blo Martín Sánchez reconstruye la vida de suhomónimo, el origen familiar y la relacióncon su padre, su infancia, juventud y el des-pertar a la vida en un largo peregrinaje portierras castellanas, Madrid, Barcelona, Verade Bidasoa hasta aventurarse en Argentina yfinalmente llegar a París, escenarios sin dudaa los que se ve empujado el personaje como side un destino prefijado se tratara, aunque suimplicación en esa revolución le viniera algoimpuesta, y solo se viera arrastrado sin ni si-quiera creer en ella.La puesta en escena de la trama novelesca

resulta implacable y los múltiples sucesosque se suceden nunca cansan ni aburren, la

documentación empleadapor resulta rigurosa y medi-da para sostener la credibi-lidad de una época convul-sa donde el mundo se agrie-taba por momentos y las ge-neraciones de entoncessentían la necesidad de con-vertirse en protagonistas deun cambio que arrastró amuchos de ellos hasta la

muerte misma.‘El anarquista que se llamaba como yo’. Autor: PabloMartín Sánchez. Edita:Acantilado.Barcelona, 2012

ArticularlopasadoMartín Sánchez fabula sobre el anarquismoPedro M. Domene

Pablo Martín Sánchez.

DIARIO CÓRDOBA

Sábado, 6 de abril del 2013

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Libros

Cuadernos del Sur

55 CUADERNOSDELSUR

E l inicio de estos movimientos implica, de partida,una toma de conciencia plena del instante, de loque se trama en torno siempre a una pregunta, y

donde las respuestas apenas guardan relevancia. Elnúmero 2 de la colección Año XIII viene firmado porJosé Manuel Martín Portales. Su apuesta personal sondos poemas cuya extensión es más prolongada de lo ha-bitual. Portales sigue siendo, en gran medida y pese a to-do, un desconocido pero con una trayectoria nada des-deñable, y cuya capacidad de meditación, indagación ytrabajo permite jalonar su trayectoria de libros cuyo pe-so y valía saltan a la vista.El autor pone de manifiesto el conflicto que se da entre

la razón y la conciencia a la hora de asumir la propiaexistencia. La razón nos sustrae lo más intenso de nues-tra experiencia, y el sujeto poético, a pesar del conflicto

que se produce, apuesta claramente por la concienciaque fluye con más fuerza, cuando la realidad se vieneabajo tras ponerse en revisión. El primero de los dos ex-tensos poemas muestra a ese juicio, apuntando haciarespuestas tangibles, pero el aprendizaje poético queacaba por salir a flote elige otra ruta en la que la reali-dad cotidiana merece una interpretación mucho másdivergente, no tan cerrada. Ello viene aderezado por eljuego de dos voces, dos niveles de conciencia, lo que per-mite constatar que ese juego guarda una intencionali-dad, no es un simple recurso estético. Una de las piezasmás completas que Martín Portales ha escrito es el se-gundo poema, Dentro de Shakespeare. La propuesta deimágenes que discurren en cascada, con un lenguajecertero, cotidiano, cercano, no esconde una feroz críti-ca sobre modelos que el individuo ha creado pero quea la vez le complican la existencia, y que requieren unreplanteamiento. La lógica no lo es todo, no da oxíge-

no, todo lo contrario, quizás cierra posibilidades, redu-ce, y aunque la pregunta aparece de forma soterrada,la respuesta no es sinónimo de fin de búsqueda ni pa-rece interesar porque esa indagación no lleva a ningu-na meta, sino que se muestra como posible camino. Sialgo falla, te planteas, te cuestionas, pones en eviden-cia, o bien asumes sin rechistar lo que te llega. La vozopta por poner en evidencia lo que falla en este dese-quilibrio entre razón y conciencia, en un tono de dure-za, con un lenguaje que da en la diana. La experienciava dictando un camino diferente al de la lógica prees-tablecida, y el sujeto, en un momento continuo de lu-

cidez, no parece dispuesto a dejarseengatusar por unas cuantas respues-tas sin fundamento. No será el aspectoformal lo que deslumbre, pero sí laforma de plantear el contenido, de de-jarlo fluir en la mente del lector comouna bomba de relojería.‘La lentitud de los triángulos’. Autor: JoséManuel Martín Portales. Edita: Colección dePoesíaAñoXIII.Córdoba, 2013

Una conciencia críticaAntonio Luis Ginés

Page 8: Libros ‘POETAS Y VECINOS’ - pablomartinsanchez.com · La voz de mi amigo, al describir-lo, ... La ca-ja oblonga y Los hechos del caso del ... recho propio de la historia de los

(COLOR) - Pub: SUPLEMENTOS Doc: 05695D Red: 67% Ed: Primera EDICION Cb: 00 Enviado por: Dia: 05/04/2013 - Hora: 18:52

CUADERNOSDEL SUR

El reconocido y siem-

pre grande poeta vi-

sual, maestro de im-

presores y magnífico

ejecutante de la encua-

dernación artística, di-

fusor de la visualidad

e imprescindible pro-

tector de la ciencia de

Gutenberg, Francisco

Peralto, cerró 2012

con un título grandioso en todos los sen-

tidos: Visual Libros. Pero cuando todavía

esta publicación sigue siendo merecedo-

ra de elogios incontestables, su autor,

incesante y prolijo en la creación, ya ha

dado a luz otra ambiciosa obra concebi-

da como dilatado proyecto: Visual Piloto.

Se trata de un plan artístico, con ese

título unitario, que estará integrado

por sucesivas entregas –se publicarán

seis a lo largo del año– de las que la pri-

mera, Improntas, ya está en al calle. Con-

cebida esta y las sucesivas como un li-

bro de artista, se compone de treinta y

seis láminas o colaboraciones originales

en las que sendos autores (Manuel Cal-

varro, Antonio Gómez, Antonio Monte-

rroso...) han plasmado en cartulina –y

con textura en relieve– la huella impre-

sa de su mano derecha enriqueciéndola

con diversos elementos gráfico-pictóri-

cos. El resultado es un cálido álbum del

género visual con un alto valor artísti-

co, compositivo, ideográfico y económi-

co. Dado que el volumen se edita en un

número restringido de ejemplares, para

su consulta (verdadero placer de colec-

cionistas) estaremos obligados a acudir

a determinados museos, bibliotecas uni-

versitarias o centros de documentación

–el de Peñarroya-Pueblonuevo será uno

de ellos– en donde el libro lucirá como

una joya digna de admiración y aprecio.

Allí estará este título y los posteriores

anunciados ya, y ya igualmente en

prensa, como Palotes, Imágenes... hasta

completar los diferentes volúmenes en

los que, manteniendo los principales y

variando otros nombres para cubrir dis-

tintas áreas o técnicas emergentes, van

a estar representados los fundamenta-

les artistas visuales del tiempo presente.

Regresaba de la noche, del frío o de lasuavidad de la brisa de los bulevares.Volvía pálido, con cercos en los ojos,los dientes grandes, el bigote algo cha-fado, el pelo negro, las manos enguan-tadas, todo él envuelto en un abrigoimponente, orlado de piel, un abrigoque había dejado de serlo. Con algu-nas prendas de vestir sucede que sevan adaptando al cuerpo con tantaexactitud que asombra. El tiempo esla horma y el aire entre la prenda y lapersona se va haciendo geografíaexacta hasta el punto de que ella que-da absorbida por el traje o, como eneste caso, por el abrigo hasta ser lapiel verdadera, la naturaleza ajustadaal ser. Se podría hablar de una me-tafísica del tejido, la urdimbre de la la-na es la misma textura de las venas yde las arterias. Lorenza Foschini esautora de El abrigo de Proust, editadopor Impedimenta.Las circunstancias de la vida; es de-

cir, la voluntad de los patronos, handesembocado en mi elección comodirector de la Fundación María Zam-brano. Saben mis lectores que nuncahago referencia a temas personalesen mis artículos pero es que hoy noencuentro un ejemplo mejor que elque sigue. Entro en el despacho, lonormal, la mesa, el ordenador, los si-llones, un tresillo; un despacho muysobrio. Me llama la atención una vi-trina que exhibe un conjunto hete-rogéneo de objetos personales: unreló, condecoraciones, medallas. Loprimero que se me ocurre es que lalleven a la Sala-Museo de la pensado-ra. En el archivo están sus manuscri-tos, su letra casi ilegible.Creo que tuve la misma sensación

de la autora cuando le pusieron de-lante una caja de cartón con abun-dante papel protector; dentro, unabrigo arruinado, ajado, con unbotón de menos, con los botones des-plazados en función del volumen delpropietario. No cabe duda de que fueun gran abrigo. Está forrado de pielde nutria que ya es solo recuerdo delayer. Las polillas han hecho un buentrabajo.El escritor lo usaba en toda ocasión,hasta en los días de calor. Se liaba laspiernas en su lana y lo ponía sobre la cama de latón enla que escribía. Un abrigo, un fetiche, la historia de la ob-sesión por los objetos. ¡Cuánto he disfrutado este li-bro! ¡Cómo coincido con sus premisas! Los objetos no nosacompañan, reciben nuestras energías y nos dan las su-yas. Establecemos un diálogo secreto, una muda conver-sación que llega a ser sagrada. Esa pluma, ese bastón, losgemelos de piedras rojas, la corbata de Hermès, sí, esa, laceleste. Son objetos de una intimidad que se puede califi-car de amorosa.Las cosas no son tales, somos nosotros en ellas. Los de-

dos del novelista rozaban la lana oscura, con movimien-tos suaves como se acaricia la piel de un gato o con cier-tos espasmos nerviosos. Este libro es una apasionanteaventura a la busca de los objetos perdidos que hoy sepueden contemplar en el Museo Carnavalet, ese al-macén de antigüedades ilustres que siempre me gustavisitar.

Es elegante, guapo, exquisito, adora a Proust,llegó a vivir casi los cien años y se hizo famosocomo perfumista y como bibliófilo. Se trata deJacques Guérin. Era homosexual, usaba unfrancés arcaizante y se dedicó a reunir objetosraros y preciosos de artistas contemporáneos;entre ellos, los manuscritos de la Obra, la pa-labra que usaba Marcel para referirse a su es-critura. Proust luchó, aferrado a su abrigo, conla muerte y pudo poner “fin” al manuscritode una obra clave de la literatura, todo un uni-verso.Una obsesión es una cierta patología que ocu-

pa el ánimo y mueve a la acción. Guérin, rico industrial,hijo de una madre adelantada a su época, lector apasio-nado de Proust, dedicó dinero y tiempo a recuperar to-dos los objetos de Marcel que encontró en su camino. Es-ta peripecia le permitió conocer personajes y anécdotas,algunas muy secretas, que tuvieron que ver con el perso-naje. Un encuentro clave fue el de Guérin con el herma-no, con Robert Proust, el ilustre médico que conservólos “papeles” en un mueble pesado que perteneció aotro médico, el padre de ambos. Las historias de familiase cruzan, las infidelidades, las apariencias que hay queguardar.Ellos han muerto pero los objetos permanecen. Aquel

alfiler, la insignia de la Legión de Honor, pequeñas cosasde un espíritu refinado. Las personas y las cosas –comoWerner el ropavejero que le llevó una sombrerera de laque salieron sorpresas, verdaderos tesoros– forman uni-dad con un abrigo en el horizonte del recuerdo.

!CAMPO DE AZUR

Visual PilotoAntonio Moreno Ayora

ElabrigoLorenza Foschini publica ‘El abrigo de Proust’ en Impedimenta

Antonio Garrido

“Las cosas no

son tales,

somos

nosotros

en ellas”

8 CUADERNOSDELSUR