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    no desean interferirse entre s. R.W. Connell54 saca las mismasconclusiones de un trabajo de sntesis sobre la socializacin poltica en la familia. Piensa que las antiguas y las nuevas generaciones han desarrollado sus opiniones ms en paralelo queen serie por experiencias similares en el seno de un mismomodo de vida. Los trabajos de Michel Fize sobre la familiafrancesa muestran que a menudo hay una gran ambigedad enlas relaciones adulto-adolescente. Hay jvenes que declaran ala vez sentirse bien con los padres y estar demasiado vigilados por ellos.55 Estas contradicciones deben ser enmarcadasen esta larga evolucin hacia lo que Fize llama democraciafamiliar. Para l, este funcionamiento liberal e igualitario dela familia data del final de los aos setenta. Sin embargo, senota una gran dificultad en su estudio para datar esta evolucin de la que observa manifestaciones en numerosas ocasionesdesde los aos cincuenta.* Subraya justamente que esta mutacin familiar se realiza primero en las clases medias y mstarde que en los pases anglosajones en Francia. En definitiva,Fize ms bien confirma los anlisis de Gillis.La transformacin de las relaciones adulto-adolescen-te tiene tambin otro componente: el hecho de que la imagende la juventud se convierte en la imagen ideal de toda una sociedad. Max Horkheimer observaba ya en 1941 que > , al permitir a los jvenes sustraerse a lavigi anCia_ e os adultos sin dejar de vivir con ellos como d u h e ~ ~ r 1 I I ~ t a d f , estar solo, sabiendo que toda la familia e ~ ~ 1a I. Igua_ que el transistor, esta nueva prctica adolesfentedn ha deJado de desarrollarse con reticencia por parte deos a u ~ ? s . Esta maquinita modifica las relaciones entredres e hiJOS No contesta cuando le llamo, c o m p r u e b a n ~ ~221

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    primeros . Pero los adultos tambin utilizan el walkman y estaprctica , al contrar io que la de los jvenes, se efecta esencialmente a domicilio. Estas prcticas yuxtapuestas del walk-m n hacen desaparecer el sonido colectivo , punto de referenciade la vida familiar.El walkman como su nombre indica, se utiliza tam-bin en el exterior , con ocasin de trayectos a pie o con un vehculo , durante el ejercicio del deporte individual (patines, esqu...). Se convierte tambin en una especie de prtesis. La relacin con la msica se ha transformado. El aparato musicalya no ofrece slo un entorno auditivo, sino que permite crearnuevas conexiones entre el cuerpo y la msica. El practicantedel patinaje que tiene un walkman pegado a los odos evoluciona con la msica, adaptando los movimientos de su cuerpoal ritmo de las canciones que escucha . Pero esta actividad solitaria, en la que a veces pueden juntarse el deporte y el baile,puede desarrollarse en medio de la multitud. Encontramos as,ms de un siglo despus, la prctica del callejero de Baudelaire : el placer de estar solo entre la masa, de estar en casa y fuerade casa. Se ha hablado a menudo de burbuja comunicacionala propsito de la utilizacin del walkman. Esta imagen es justa,a condicin de observar bien que esta burbuja permite simultneamente un repliegue sobre s mismo y la gestin de ciertasinteracciones sociales con las personas que uno trata.La ambigedad del comportamiento del walkman puede ser asimilada a otra prctica de los aos ochenta: el de lamensajera telemtica. El mensajero est en su casa y en otraparte, puede instantneamente cambiar de lugar de dilogo(pasando de una mensajera a la otra) . Pero como ha mostradoclaramente Ives Toussaint, en este juego de comunicacin enque cada interlocutor utiliza un seudnimo, el usuario no slobusca darse una nueva identidad, aprovecharse de su mscarapara tener otro comportamiento social. Se trata menos de esconderse que de llamar la atencin, con ms realismo inclusoque en la vida ordinaria. Para la mayora de los mensajeros-escribe ms adelante Toussaint- se trata de la abolicin, deldesvanecimiento de las mscaras sociales que debe permitirlespor fin ser autnticos.6 Los usuarios de un dispositivo de comunicacin a distancia enmascarado buscan a la vez participar en un carnaval permanente y ser

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    escucha acumulada se realiza con el televisor principal. Losreceptores secundarios sirven a otras horas que el televisorprincipal (comidas, final de la noche). Sin embargo, funcionansimultneamente con el aparato principal durante un terciodel tiempo de escucha en los fines de semana y un 27 en los~ a s ~ a b o r ~ b l e s . Una ~ n c u e s t a francesa muestra que el multieqmpamtento es ms Importante en los hogares que incluyena d o l e s c ~ n t e s (el.38 de l?s jvenes viven en hogares equipadoscon vanos televisores, mientras que en el conjunto de la muestra la tasa de multiequipamiento slo era del 24 ).66 As severa aparecer un consumo ms individualizado de la televisin entre los adolescentes.

    E l l ~ g a r c e ~ t r a l ocupado por la televisin principal delhogar no qmere decir, con todo, que el espectculo audiovisualrena al conjunto de los miembros de la familia.** La ampliacin de la programacin televisiva permite a cada cual encontrar los programas que le estn destinados ms especficamente a tal o cual hora del da.La utilizacin del vdeo*** tiene el mismo efecto. Ensu e n ~ u e s t a . sobre el vdeo, J.-C. Baboulin, J.-P. Gaudin y Ph.Mallem estiman que el uso del magnetoscopio permite unaarmonizacin de las relaciones familiares, puestas en conflictopor la televisin, al individualizar la recepcin, anulando lasc o n f r o n ~ a c i o n e [ . ]._La regulacin familiar pasa por la gestinde las diferencias mas que por la elaboracin de un consensoque se ha convertido en problemtico: funcin en doble sentido

    d ~ l vdeo, individualizadora y socializadora.67 Como dice graciOsamente uno de sus entrevistados: Se vive la vida un pococada cual por su lado, pero juntos ..Otro aparato perifrico de la televisin el mando adistancia, est asociado a una prctica individual.**H Los autores de una investigacin francesa sobre el zapping distinguenel accionamiento ocasional del telespectador que espera unprograma o que huye de los espacios publicitarios (15 a 20

    . * En Francia, un 30 de los hogares est equipado con varios te-levisores. ~ ~ e n t e : BIPE. En el Japn se contabilizan 1,8 televisores por hogar.Se encuentra en la portada del n 39 de la revista Rseaux unabella ilustracin fotogrfica de la reunin de la familia rural alrededor del televisor. En Estados Unidos, el equipamiento en vdeos se pone en marcha.en los ochenta. Se alcanza la cuota del 10 en 1984. En 1990 estabanequipados un 65 de los h o ~ a r e s fuente: Statistical Yearbook). En el Japnhaba un 80 de hogares eqmpados en 1989. En Francia esta cifra era del 30fuente: BIPE 1989).En Francia, la mitad (55 ) de los televisores est equipadocon mando a distancia fuente: BIPE 1989) .224

    cambios de cadena por da) del verdadero zapping (ms de ciencambios de cadena por hora para ciertos individuos). Estaprctica intensa es esencialmente solitaria, raramente se practica entre varios. El zappista se apropia de los programas deuna forma tan individualizada que, en el lmite, su accin slotiene sentido para s mismo. Esta prctica exige, por otra parte,una gran atencin, debiendo el zappista tomar constantementemicrodecisiones: cambiar de cadena, llenar los trazos de la historia en determinado programa, prever la accin en otra emisin ..68 En el zapping hay, como en la mensajera, un juegocomplejo entre lo que se seala y lo que se muestra. El programa puesto

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    De forma paralela, los sistemas busca personas per-miten a los usuarios ser informados de una llamada, ya sea porla recepcin de un pitido o por un mensaje de letras. En Estados Unidos haba 6,5 millones de abonados a este sistema afines de 1987 y 400 000 en Gran Bretaa por la misma poca.*En 1990 han aparecido dispositivos (conocidos con el nombrede Pointel en Francia) que permiten a los peatones telefoneardesde la calle. En la actualidad slo pueden emitir una llamada, pero no tienen la posibilidad de recibir. Para el usuariohay una cl ara continuidad entre este telfono mvil simplificado y la utilizacin del aparato telefnico a domicilio sin ca-ble (400 000 usuarios en Gran Bretaa en 1987).El xito de los diversos sistemas de telecomunicaciones mviles es incontestable. Algunos expertos britnicos pre-vn por otra parte que en el ao 2 000 un 20 de los abonadosutilizarn aparatos mviles. En varios pases, la demanda excede a la oferta tcnica. La falta de terminales y, sobre todo,de frecuencias disponibles comporta la formacin de listas deespera de usuarios. Tal atasco hace pensar que existe una au-tntica demanda no slo entre los profesionales, sino tambinentre el gran pblico.

    La comunicacin mvil constituye el punto de llegadade una transformacin de largo alcance del espacio pblico ydel espacio privado. El espacio privado se ha convertido en ellugar principal de ocio, de consumo de la msica y de espectculos llamados a domicilio). Este espacio se ha descompuesto a su vez en varias pequeas clulas yuxtapuestas. Peroel repliegue en el espacio privado no significa la desaparicindel espacio pblico. Ya en los aos cincuenta, en Estados Unidos, el cine al aire libre o rive in (auto-cine) constitua un casointeresante de articulacin entre estos dos espacios. Los ado-lescentes sacaban a pasear a sus amiguitas en su primer coche.Sin abandonar el automvil, pasaban de la burbuja sonora delautorradio a la burbuja visual del cine. Hoy da, el