libro no 903 el último oficio de nietzsche y la polémica sobre el nacimiento de la tragedia tomás...

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¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular! 1 Colección Emancipación Obrera IBAGUÉ-TOLIMA 2014 GMM

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El último oficio de Nietzsche y la polémica sobre "El nacimiento de la tragedia”. Tomás Abraham y Germán Sucar. Colección E.O. Julio 12 de 2014. Biblioteca Emancipación Obrera. Guillermo Molina Miranda.

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    Coleccin Emancipacin Obrera IBAGU-TOLIMA 2014

    GMM

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    2 Libro No. 903. El ltimo oficio de Nietzsche y la polmica sobre "El nacimiento de la tragedia. Toms Abraham y Germn Sucar. Coleccin E.O. Julio 12 de 2014. Ttulo original: El ltimo oficio de Nietzsche y la polmica sobre "El nacimiento de la tragedia. Toms Abraham y Germn Sucar. Escritos de: U. von Wilamowitz-Mllendorff, E. Rohde, R.Wagner Versin Original: El ltimo oficio de Nietzsche y la polmica sobre "El nacimiento de la tragedia. Toms Abraham y Germn Sucar. Wilamowitz- Rohde - Wagner Circulacin conocimiento libre, Diseo y edicin digital de Versin original de textos: Libros Tauro. http://www.LibrosTauro.com.ar Licencia Creative Commons: Emancipacin Obrera utiliza una licencia Creative Commons, puedes copiar, difundir o remezclar nuestro contenido, con la nica condicin de citar la fuente. La Biblioteca Emancipacin Obrera es un medio de difusin cultural sin fronteras, no obstante los derechos sobre los contenidos publicados pertenecen a sus respectivos autores y se basa en la circulacin del conocimiento libre. Los Diseos y edicin digital en su mayora corresponden a Versiones originales de textos. El uso de los mismos son estrictamente educativos y est prohibida su comercializacin.

    Autora-atribucin: Respetar la autora del texto y el nombre de los autores No comercial: No se puede utilizar este trabajo con fines comerciales No derivados: No se puede alterar, modificar o reconstruir este texto. Portada E.O. de Imagen original:

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    El ltimo oficio de

    Nietzsche y la polmica sobre

    "El nacimiento de la tragedia

    Toms Abraham y Germn Sucar

    Buenos Aires

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    1996

    ISBN 950-07-1177-X

    El presente libro se compone de dos partes. La primera de ellas es el ensayo original de Toms Abraham El ltimo oficio de Nietzsche. La segunda, es la edicin castellana de la polmica sobre El nacimiento de la tragedia de Nietzsche, a cargo de Germn Sucar.

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    El ltimo oficio de Nietzsche

    Por Toms Abraham Un oficio es un modo de pensar la vida, y Nietzsche fue un filsofo con varios oficios. Este libro circular y bicfalo expone el fracaso del primer oficio de Nietzsche y el desencadenamiento de los que siguieron, hasta llegar al ltimo, el oficio secreto, y volver as al testimonio del primero. En la primera parte de este libro, el ensayo de Toms Abraham traza el diagrama de los oficios en

    relacin con los amores de Nietzshce, que fueron pocos pero cruciales. La presencia diablica de Wagner

    -su pater seraficus-, la de Lou Andreas-Salom, que lo rechaz y comprendi con inteligencia piadosa y distante, la de Paul Re, que lo liber de su pasin pastoral: todos estos amores atravesaron su obra. El autor dedica especial atencin al amor ms importante de todos, porque fue depredatorio e histrico: el de su hermana.

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    6 Nietzsche es un filsofo que piensa contra s mismo llevado por la fuerza de una lucidez cruel e insaciable. Su pensamiento es una radiacin que se expande con la fuerza de la adversidad. Por eso Nietzsche es actual, porque exhibe la pasin del pensar en su irrefrenable camino de crear nuevos espacios y en su repulsa a dejarse domesticar por interpretaciones in vitro. La filosofa de Nietzsche no es un sistema, es el canto de un filsofo solitario que sigue siendo nuestra gran compaa. Por eso este libro: para volver a escuchar esa voz.

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    La polmica sobre "El nacimiento de la tragedia" de Friedrich Nietzsche. Escritos de:

    U. von Wilamowitz-Mllendorff, E. Rohde, R.Wagner

    Edicin al cuidado de Toms Abraham y Germn Sucar

    Traduccin del alemn a cargo de

    Mariana Rojas-Bermdez, Alfredo Tzveibel y Agustn Mara Iglesias

    Traduccin del griego y glosario a cargo de Victoria

    Juli

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    8 En la segunda parte de este libro se editan en su totalidad los artculos de combate en torno a El nacimiento de la tragedia, el libro que dividi las aguas de los oficios. Esta edicin -completa, con un riguroso trabajo filolgico y un Estudio Preliminar de Germn Sucar- es un trofeo aorado desde hace aos por los seguidores de Nietzsche y los amantes de la filosofa. La polmica que se suscit sobre El nacimiento de la tragedia, de Friedich Nietzsche, tuvo lugar entre los aos 1872 y 1873, y sus principales actores fueron Erwin Rohde, Richard Wagner y Ulrich von Wilamowitz-Mllendorf. sta comprende los artculos Filologa del Futuro de Wilamowitz, primera y segunda partes, la Carta Abierta de Wagner a Nietzsche publicada en el Norddeustsche Allgemeine Zeitung, y las dos recensiones de Rohde sobre El nacimiento de la tragedia, as como su Pseudofilologa. Respecto de las ediciones de esta polmica pueden citarse, en primer lugar la edicin alemana que se basa en la compilacin de textos realizada por Karlfried Grnder (Der Streit um Nietzsches "Geburt der Tragdie", Hildesheim: Ed. Georg Olms (1969)), la que incluye todos los textos mencionados en su versin original y de forma completa, en forma de faxcmil, pero carece de aparato crtico. Existe tambin una edicin italiana de Franco Serpa, La polemica sull arte tragica, Firenze: Sansoni (1972). Puede citarse, adems, la edicin francesa Querelle autour de "La naissance de la tragdie", Pars: Librairie Philosophique J. Vrin (1995).

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    9 En castellano conocemos las siguientes:

    Nietzsche y la polmica sobre el nacimiento de la tragedia, edicin de Luis Santiago Guervs, con prlogo del mismo autor, Mlaga: Editorial Librera gora. Aunque con notas explicativas, su aparato crtico no es suficiente, ni muy cmoda su lectura, dado el sistema de notas en el que se acumulan las de los propios autores con las del traductor. De todos modos constituye un avance en la materia por ser la primera de la que tengamos noticias en castellano, as como por contener un estudio preliminar y notas explicativas.

    La presente edicin: El ltimo oficio de Nietzsche y la polmica sobre "El nacimiento de la tragedia", Buenos Aires: Editorial Sudamericana (1996). ISBN: 950-01-1177-X. Esta edicin castellana se basa en la mencionada compilacin de textos realizada por Karlfried Grnder incluye, adems, un importante aparato crtico del que carece la edicin alemana. As, las notas propias de los autores de la polmica se ubican, al igual que en los textos originales, al pie de pgina y se indican con nmeros arbigos

    en superndice, por ejemplo: 17. Las notas de los traductores, en cambio, se encuentran al final de cada artculo, y se indican con nmeros romanos en

    superndice, por ejemplo: XVII.

    Los nmeros de pgina que se indican entre parntesis remiten a la primera edicin del libro de Nietzsche, Die Geburt der Tragdie aus dem Geist der Musik, publicado por E. W. Fritzsch, en Leipzig, en enero de 1872.

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    10 Los nmeros de pgina indicados entre corchetes remiten a la traduccin castellana realizada por Andrs

    Snchez Pascual de EL Nacimiento de la Tragedia, Madrid: Alianza Editorial (1981). Los corners () indican las observaciones introducidas por los autores dentro de las citas de otros textos. Cuando los autores se citan entre s, se indican colocando la inicial del nombre del autor citado, seguida del nmero de pgina correspondiente a esta edicin, entre llaves, por ejemplo: {w13}. Para esto se utilizan tres letras, que corresponden a los artculos: w=Filologa del Futuro (1 parte) de Wilamowitz, wa=Carta abierta de Wagner, y r= Pseudofilologa de Rohde. Las traducciones de las citas en griego, se ubican debajo del texto en griego entre corchetes, a fin de no interrumpir la lectura apara aquellos lectores que no tengan conocimiento del griego antiguo, identificando las fuentes en todos los casos en que no fueron referenciadas por los autores de la polmica. Asimismo se agregan notas aclaratorias a las mismas cuando es necesario. Se incluye por ltimo un del glosario de trminos y nombres antiguos, y otro de nombres modernos poco conocidos por el pblico no especialista. Los nombres griegos han sido transcriptos de acuerdo con la ampliamente reconocida obra de Manuel F. Galiano: La transcripcin de los nombres propios griegos (Madrid: 1969). Incluye por ltimo un extenso estudio preliminar que da cuenta de la situacin biogrfica de los autores de la polmica as como del contexto cultural y cientfico de la poca, as como de un ensayo acerca de la vida y

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    11 la obra de Nietzsche cuyos dos primeros captulos se refieren extensamente a la poca de El nacimeinto de la tragedia. Respecto de la bibliografa que puede citarse sobre este tema podemos mencionar la siguiente: 1) de Cosima Wagner, Die Tagebcher 1869-1877, Mnchen: R. Piper & Co. Verlag, 1976, -1871, abril, 3, 4, 5, 6, 7, 8. -1872, enero, 3, 4,7,18,31, junio, 4, 9, 10, 11,23,26, octubre, 25 2) Wilamowitz-Mllendorff, Ulrich v., Erinnerungen, cap. 5, 2 ed, Leipzig, K. F. Koehler Verlag, 1928, p.128 a 130 3) las siguientes cartas: -de Friedrich Nietzsche a Erwin Rohde: 23/11/71, 04/02/72, mediados de febrero de 1872, 15/03/72, 11/04/72, 30/04/72, 27/05/72, 08/06/72,

    18/06/72, 07/07/72, poco despus del 10/07/72, 16/07/72, 25/07/72, 02/07/72, 25/10/72, 27/10/72. -de Erwin Rohde a Friedrich Nietzsche: 09/01/72, 29/01/72, 06/02/72, 26/02/72, 10/04/72, mediados de abril de 1872, 30/04/72, 06/05/72, mayo de 1872, 26/05/72, 05/07/72, 15/06/72, 12/07/72, 13/07/72, 20/07/72, 27/07/72, 28/08/72, 27/09/72,

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    12 01/11/72, 14/11/72, 08/12/72, 22/12/72, 12/01/73, 26/01/73, 27/02/73, 27/03/73, 01/04/73. -de Friedrich Nietzsche a Carl v. Gersdorff: 04/02/72, 03/06/72, 10/06/72, 24/06/72, 05/04/73 -de Friedrich Nietzsche a Friedrich Ritschl: 30/01/72, 06/04/72, 26/06/72, 12/07/72 -de Friedrich Ritschl a Friedrich Nietzsche: 14/02/72, 02/07/72 -de Friedrich Nietzsche a Richard Wagner: 24/06/72, 25/07/72, mediados de noviembre de 1872 -de Friedrich Nietzsche a Fritzsch del 27/05/72

    -de Cosima Wagner a Friedrich Nietzsche del 14/06/72 -de Ulrich v. Wilamowitz a W. Borman del 04/12/69 -de Erwin Rohde a Otto Ribbeck: 05/11/72, 03/02/73, 01/03/73. 4) T. M. Campbell, "Nietzsche-Wagner to Jan 1872". En: Publication of the Modern LanguageAssociation of America, 1941, pp. 544-577.

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    13 5) Svoboda, K., "Friedrich Nietzsche als klassischer Philolog". En: Zeitschrift fr die sterreichGymnasien, 1919, pp. 657-73. 6) Howald, E., Friedrich Nietzsche und die klassische Philologie, Gotha, 1920. 7) Blumenthal, A. v., "Nietzsche und die klassische Altertumswissenschaften in Deutschland". En: Die Welt als Geschichte, V (1939), pp. 156-67. 8) Borchardt, R., "La filologia in F. A. Wolf". En: Lo spettatore italiano, IV (1951), pp. 239-44 9) Cervi, A. M., "La storiografia filosofica di F. Nietzsche". En: Studi Castiglioni, I (Firenze: 1960), s. 199-235. 10) Vogt, E., "Nietzsche und der Wettkampf Homers". En: Antike und Abendland, XI (1962), pp. 103-13. 11) Tosi, T., "F. Nietzsche, R. Wagner e la tragedia greca" (1904). En: Scritti di filologia e di archeologia, Firenze: N. Terzaghi, 1957, pp. 38-98. 12) Nestle, W., "Friedrich Nietzsche und die griechische Philosophie" (1912). En: Griechische Weltanschauung in ihrer Bedeutung fr die Gegenwart, Stuttgart: 1946, pp. 255-95. 13) Wagenvoort, H., "Die Entstehung von Nietzsche Geburt der Tragdie". En Mnemosyne, 1959, pp. 1-23.

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    14 14) Lloyd-Jones, H., "Nietzsche and the Study of the Ancient World". En: Nietzsche and the Classical Tradition, II (J. C. OFlaherty, T.F. Sellner, R.M. Helm eds.) (Chapel Hill, 1976). 15) Pschl, V., "Nietzsche und die classische Philologie". En H. Flashar, K. Grnder, A. Horstman, Philologie und Hermeneutik im 19. Jahrhundert: Zur Geschichte und Methodologie der Geisteswissenschaften, Gttingen: 1979. 16) Santoli, V., "Filologia, storia e filosofia nel pensiero di F. Schlegel". En Civilt Moderna, 1930, pp. 117-139. 17) Nuesch, E., Nietzsche et lantiquit, Paris: 1925. 18) Stallmann, A., "The Influence of the Greeks on Nietzsche". En: Classical Studies in Honor of W. A. Oldfather, Urbana (Illinois): 1943. Asimismo para consultar y obtener alguna de la bibliografa mencionada puede acudirse a la Stiftung Weimarer Klassik, Herzogin Anna Amalia Bibliothek, Arbeitsgruppe Nietzsche-Bibliographie, Erdmann von Wilamowitz-Moellendorff, Platz der Demokratie 1, 99423-Weimar, Postfach2012, 99401-Weimar, ALEMANIA. A travs de Internet: En alemn: http://www.weimar-klassik.de/index.html, http://www.weimar-klassik.de/haab/nietz2.html. En castellano: http://www.weimar-klassik.de/haab/nietspan.html.

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    Estudio Preliminar(*)

    Por Germn Sucar

    Resulta llamativo comprobar, si se tiene en cuenta la impresionante profusin de bibliografa sobre Nietzsche, que la polmica que se suscit al aparecer su primer libro, El nacimiento de la tragedia, apenas haya recibido un comentario en el contexto de la biografa de su autor, o como anecdotario del "trgico" nacimiento del libro. No hay prcticamente estudios que aborden de manera especfica el tema. ste siempre ha sido esquivado con la excusa, por parte de los filsofos, de que escapaba a su dominio, y por parte de los fillogos, por considerar que Nietzsche nada tena que aportar a su tarea cientfica. Desde el primer momento se lo consider, y para siempre, muerto para la ciencia filolgica. Nietzsche se convirti en el filsofo que haba incursionado provisionalmente en la ciencia como resultado de una vocacin no decidida que finalmente tom el rumbo adecuado, y Wilamowitz, en el fillogo, en el hombre de ciencia genial que nada saba de filosofa. A todo esto tambin ayud el hecho de que en gran parte los escritos que conforman esta polmica posean excesivas citas griegas y un manejo de fuentes especializadas, que desde el comienzo limitaron el crculo de sus lectores. Pese a ello, sera un grave error reducir los mrgenes de esta polmica al mbito de la mera discusin erudita acerca de la correccin o cientificidad de la interpretacin que Nietzsche se vale para fundamentar las osadas teoras que propone sobre los ms diversos aspectos del mundo griego. Tambin lo

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    16 sera pensar que las ideas de Nietzsche carecen de todo valor filolgico.(1) Si bien siempre se le

    asign un valor filosfico a El nacimiento de la tragedia, tal carcter le fue sistemticamente negado a la polmica. Nuestro objetivo es precisamente destacar el inters propiamente filosfico de esta querella. Puede acaso pensarse que el tono agresivo y panfletario de la discusin se debiese simplemente a diferencias en la interpretacin de las fuentes griegas? Acaso el hecho de que con posterioridad a esta disputa Wilamowitz y Rohde no volvieran a hablarse ni a citarse en sus respectivos libros, a pesar de haberse convertido ambos, con el tiempo, en dos de los ms grandes fillogos del siglo XIX, tanto uno como otro, objeto de consulta obligatoria para cualquiera que aborde los temas por ellos tratados, puede interpretarse como una mera cuestin de diferencias acadmicas? Pueden entenderse la alegra y el furor de Wagner y seguidores ante la aparicin del libro de Nietzsche como fruto de la conquista de una novedosa especulacin cientfica? Puede acaso creerse que en su respuesta a Wilamowitz, un fillogo, Wagner, un msico, simplemente intent poner en su lugar a alguien que estaba equivocado en la apreciacin de un libro? O quiz entenderla como la solidaria defensa de un amigo? No. Wagner defenda ideas de su propio peculio, que El nacimiento de la tragedia expresaba por primera vez de una manera tan magistral. Y stas no versaban acerca de la crtica textual o acerca de las reglas de derivacin de las palabras. Lo que estos hombres discuten es mucho ms que la validez cientfica de un libro o las capacidades de su autor. Lo que aqu est en juego, principalmente,

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    17 es el establecimiento del significado del concepto de cultura, una toma de conciencia de la dimensin histrica del hombre moderno, una puesta en cuestin del valor del arte y la ciencia para la vida, y concomitantemente, la cuestin de cmo reconstruir el pasado histrico de nuestra civilizacin occidental, de cules son los instrumentos o medios a travs de los que hay que apropiarse del pasado para comprender el presente. En suma, lo que late en el fondo de esta spera e intrincada polmica, aun en sus partes ms eruditas, es el establecimiento del objeto y lmites de una ciencia -la filologa-, la consideracin del valor de los

    conocimientos cientficos para la vida y, en definitiva, la postulacin de un tipo de existencia y de un modelo de civilizacin. Esto, y no otra cosa, es lo que justifica el tono encendido de la confrontacin, el registro entre erudito y panfletario de la disputa, el odio y el silencio en que se sumieron con posterioridad los contrincantes, las palabras ardorosas que Nietzsche expresa en una carta a Rohde: "Me derrito, lucha, lucha, lucha! Necesito la guerra". Para comprender la conexin ntima de este conjunto de problemas es necesario remontarse a los procesos y transformaciones de la cultura europea y particularmente alemana, en los siglos XVIII y XIX. Pero antes de abocarnos a esta tarea haremos una recensin de la aparicin del libro de Nietzsche, as como de la polmica y sus partcipes.

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    I

    Nietzsche haba estudiado filologa, primero en Bonn, y ms tarde en Leipzig, donde sigui a su maestro Friedrich Ritschl. Posteriormente, por recomendacin de este ltimo, es nombrado catedrtico de filologa clsica de la Universidad de Basilea, adonde llega el 19 de abril de 1869, con veinticuatro aos de edad. All recibi el ttulo de Doctor Honoris Causa, solamente sobre la base de los trabajos publicados en la revista Rheinisches Museum, que diriga su maestro.

    El perodo durante el cual estuvo bajo la direccin de Ritschl se puede decir que fue el ms cientfico de su evolucin espiritual: "[...]trabaja ahora en manuscritos, hace enmiendas, propone el restablecimiento de textos, colabora asiduamente en el Seminario, lee sus trabajos en la Sociedad

    Filolgica, en cuya fundacin tuvo activa participacin, publica sus trabajos y recensiones bibliogrficas [...] y slo algunas frases recuerdan, en aquellas piezas, la emocin artstica de la imagen de Grecia que Winckelmann condens en la frmula 'Noble sencillez y serena grandeza', y que Nietzsche conserva silenciosamente".(2)

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    19 Es en este peculiar momento de su vida que el joven Nietzsche, por mediacin de la esposa de Ritschl, Sophie, pudo conocer personalmente al gran msico alemn, Richard Wagner, y lleg a sentirse profundamente conmovido por la filosofa pesimista de Schopenhauer. Si bien Nietzsche conoca la obra de Schopenhauer desde fines de 1865, es a partir del momento en que conoce a Wagner, que la obra del filsofo cobra vital importancia para su pensamiento. Hacia fines del ao 1868 el maestro se encontraba de incgnito en Leipzig, en la casa de su hermana, la Sra. Brockhaus, amiga de Sophie. Esta ltima

    concert una cita en casa de los Brockhaus para presentarle al maestro a Nietzsche, quien hasta ese momento, si bien conoca algo de su msica, no era en absoluto wagneriano. En aquel encuentro hablaron de los Maestros Cantores, y despus de Schopenhauer. "Wagner ensay todos los registros, toc el piano, imit, narr ancdotas, brome en dialecto sajn, se pronunci en favor de Schopenhauer 'con calor indescriptible', ley en voz alta una escena de sus aos de estudiante en Leipzig inscripta en su biografa".(3) As

    pudo escribir Nietzsche a su amigo Erwin Rohde el 9 de noviembre de 1868, narrndole su primer encuentro personal con Richard Wagner: "Al final, cuando nos disponamos a salir, l me apret calurosamente la mano y me invit amistosamente a visitarlo, para tratar de msica y filosofa."

    A partir de ese momento Nietzsche pronunciar el nombre de Wagner junto al de Schopenhauer, nombres estos dos que venan a representar la tentacin del arte y la filosofa frente a la disciplina de la ciencia. El dilema entre ciencia y arte era algo que haba preocupado seriamente a Nietzsche desde que estudiara en Pforta, estaba a la base de su trabajo Homero y la filologa clsica e iba a culminar con la publicacin de El nacimiento de la tragedia. El medio que utiliz para pensar las relaciones entre ambas fue la filosofa. En estas circunstancias Nietzsche puede escribir a Rohde hacia el ao 1870 "ciencia, arte y filosofa crecen juntos en m de tal manera que alguna vez he

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    20 de parir centauros". Es con este singular "centauro" que Wilamowitz se encontr cuando apareci El nacimiento de la tragedia.

    Pero quin era en ese entonces Richard Wagner? Resulta ilustrativo al efecto lo que nos dice Curt Paul Janz en su monumental biografa de Nietzsche: "Richard Wagner tena ya cincuenta y seis aos. Tras l quedaba una existencia dramtica, llena de grandes momentos, pero sobre todo de humillaciones. Slo haca cuatro aos que, estando en la ms extrema y desesperanzada miseria, haba despertado el favor y la gracia del entusiasta rey de Baviera, el joven Ludwig II. Wagner era uno de los hombres ms respetados y a la vez ms odiados de su tiempo, creador de una obra tan imponente como revolucionaria, y por eso discutida; una personalidad demonaca, mgica, no sin un recubrimiento protector de charlatanera. La fuerza de los acontecimientos haba hecho necesaria su retirada de las candilejas de Munich, metrpoli de la cultura; encontr un refugio idlico en Tribschen, cerca de Lucerna, en el lago de los Cuatro Cantones. Justamente en la poca en que conoci a Nietzsche en Leipzig, se encontraba en medio de una lucha ardiente por la que haba de ser la compaera de su vida Cosima, que todava era la esposa (por matrimonio catlico!) de su amigo y precursor, el director de orquesta Hans von Blow. La evolucin de sus circunstancias personales todava poda tomar cualquier direccin, incluso la ms desfavorable para l. Se encontraba frente a decisiones importantes y que condicionaran su destino. Cosima permanecera en Munich, hasta el desenlace de las complicaciones creadas por ella y por Wagner [...] Todava en aquel momento era una pregunta abierta si 'Tribschen' llegara a ser un futuro consumado, o slo un bello sueo".(4) Wagner tena enemigos y detractores en todas partes, y si bien sus peras, para esta poca, gozaban del xito del pblico, tambin eran muy atacadas por la crtica musical. Tras una audicin de Tannhuser en Londres, en mayo de 1854, J. W. Davidson escribe en el Times: "Es una dbil parodia, no ya del mismo Berlioz, sino de sus imitadores. Pocas veces se ha escuchado tanto ruido para nada, tan pomposo amontonamiento de lugares comunes"; y vuelve a la carga en diciembre: "Si el odo del futuro est obligado a soportar semejantes bataholas, debemos esperar que la posteridad caritativa establezca hospitales para sordos cerca de los lugares en que Herr Wagner y sus composiciones sean

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    21 admitidos". Luego de la representacin de Tannhuser en la pera de Pars, en marzo de 1861 escribe Paul de Saint-Victor en La Presse: "Tannhuser ha pasado y la msica del futuro ya no est ms. Imaginad un dios indio con seis brazos y tres cabezas entronizado en un templo griego: tal es el emblema de la pera heterclita del seor Wagner. Su partitura no es ms que un caos musical. Los sonidos tropiezan, se aglomeran, se amontonan, se confunden como inmensas nubes en un cielo tormentoso. Ya es una oscuridad opaca y pesada, ya un estrpito discordante que no alcanza a simular los ms groseros estruendos de las tempestades fsicas. Si comprendo lo que como, te echo, deca un gourmet a su cocinero. He aqu, en dos palabras, la msica del seor Wagner. Impone, para revelar sus secretos, torturas espirituales que slo el lgebra tiene el derecho de infligir. Lo ininteligible es su ideal. Es el arte mstico que muere de inanicin en medio del vaco...". Por ltimo, resulta ilustrativo citar un ataque firmado por un hombre de gusto, y artista refinado, Prosper Mrime: "Un ltimo aburrimiento, pero colosal, ha sido Tannhuser. Me parece que podra escribir maana algo parecido inspirndome en mi gato caminando sobre el teclado del piano." (Carta a una desconocida). Por otro lado, siempre se haban remarcado las deficiencias tericas de los escritos del msico, que no contaba con una rigurosa formacin acadmica. Por ello hay que admitir, como hace Werner Ross en su magnfica biografa El guila angustiada, que: "El arte de Wagner necesitaba pues, luchadores y, aun ms, defensores dados a escribir [...] Nietzsche deba conocer a Wagner. Ciertamente esto era ya una gracia. Pero tambin Wagner deba conocer a un seguidor tan prometedor como Nietzsche, y esto era ya clculo".(5) Todos los esfuerzos de Wagner estaban dirigidos a restituir al drama lrico su carcter sagrado y a hacer de lo que en esa poca no era ms que un simple divertimento, un acto de comunin humana y de fe. Wagner quera sentar las bases de una cultura artstica en la que, por medio de una liturgia de encantamiento, se nos restituyese a nuestra eterna situacin de seres perdidos en el cosmos, rescatndonos de la condicin de seres racionales y analticos en la que se ha sumido el hombre moderno a travs de los siglos. El arte deba restituir, en una forma ideal, libre de las trabas de las convenciones slo asequibles a la razn, lo verdadera y eternamente humano. Desde que se produjo la separacin y aislamiento de las diferentes ramas del arte, antes reunidas integralmente en el drama, el arte se convirti en un pasatiempo de aficionados. Por el contrario, cuando todas ellas tienden a cooperar hacia un mismo resultado, las artes suministran con su concurso los

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    22 medios de hacer inteligible a un pueblo los fines ms elevados y ms profundos de la humanidad. Las diferentes artes aisladas, cultivadas separadamente, no pueden, cualquiera sea la altura a la que las eleven los genios, "tener la expresin poderosa y de alcance sin lmites que resultaba de la reunin general de todas" (Mis ideas. Carta a Federico Villot, 1860). Por ello haba que construir una obra de arte total, en la que deban intervenir no slo la poesa y la msica, sino tambin la danza, la pantomima, la pintura y todas las artes de imitacin que busquen seducir los sentidos, tal como se haba dado en el teatro griego. La puesta en escena no sera sino una variedad de la ilusin escnica, donde estaran reunidas todas las formas del arte humano, y el teatro era el lugar en que esta alianza poda realizarse. El poeta sustituira al valor abstracto y convencional de las palabras por su significacin sensible y original. Con el adorno (ya casi musical) de la rima ste da a la frase "una potencia que cautiva como por encanto y gobierna fcilmente al sentimiento". Aqu el poeta lleva su arte hasta el lmite, donde linda con la msica. Y la materia ideal del poeta es el mito, puesto que ste es "el poema primitivo y annimo del pueblo [...] En el mito, las relaciones humanas se despojan casi completamente su forma convencional, slo inteligible a la razn abstracta; y demuestran lo que la vida tiene de verdaderamente humano, de eternamente comprensible, ensendolo bajo esa forma concreta, exclusiva de toda imitacin, que da a los verdaderos mitos un carcter individual, inconfundible". El poeta debe construir su poema de tal modo que penetre "hasta en las fibras ms delicadas del tejido musical y que la idea que expresa se resuelva enteramente en el sentimiento. La nica forma potica aplicable en este caso es aquella en que el poeta, en vez de describir sencillamente, ofrece de su objeto una representacin real dirigida a los sentidos. Esa forma es el drama". Haba que lograr una "igual y recproca penetracin de la msica y de la poesa, como condicin de una obra de arte capaz de operar por la representacin escnica, una impresin irresistible y de hacer que, en su presencia, toda reflexin voluntaria se desvaneciera en el sentimiento puramente humano". Dado el precario estado en que se hallaba -a los ojos de Wagner- el teatro de la poca, su sumisin al racionalismo, la prensa, la industria y el comercio, en suma, su subordinacin a la vida pblica de la poca, no crey que el ideal de una nueva forma de arte pudiese llegar a una realizacin completa en esos das. Por ello design a su proyecto el arte del futuro. Para lograrlo haba que llevar adelante una revolucin cultural, que hiciese "surgir nuevamente de lo ms profundo de su seno, ms bello, ms

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    23 noble, ms universal, aquello que sta arranc al espritu conservador de un perodo anterior de cultura [la griega], admirable pero limitada, y que sta engull"(Arte y revolucin, 1849). Para la poca en que Wagner se instala definitivamente en Tribschen, Nietzsche es nombrado profesor en la Universidad de Basilea, donde se encontraba muy prximo a la residencia del maestro. As, tras la invitacin que le fuera hecha en Leipzig, el 15 de mayo de 1869 Nietzsche emprendi el viaje a Lucerna, arribando a la casa de los Wagner sin haberse anunciado previamente. A partir de ese momento comenz una relacin de amor, de amistad, de idolatra y de odio, que en el seno de los estudios clsicos del joven profesor y bajo la desptica influencia de su maestro habra de dar a luz a ese libro "imposible".(6) Durante el invierno de 1871, con un estado de salud lamentable, Nietzsche solicita autorizacin para dejar de

    lado sus actividades acadmicas y se retira a la montaa. El 16 de febrero llega a Lugano junto con su hermana, sin pasar por Tribschen. All trabaja incansablemente en lo que sera la primera versin de El nacimiento de la tragedia. De regreso a Basilea, lleva el manuscrito a Tribschen, donde permaneci del 3 al 8 de abril, oportunidad que aprovech para leerlo y comentarlo junto con el maestro y su esposa. Visita sta que Snchez Pascual considera funesta para la obra de Nietzsche, pues Wagner "imprimira su huella

    definitiva en la obra [...] Bajo el influjo de Wagner, Nietzsche se decide a reelaborar totalmente sus pensamientos sobre los griegos y a enfocarlos sobre la obra wagneriana".(7) Punto en el que coinciden Werner Ross y el bigrafo de Wagner, Charles Osborne, que se expresa de esta manera: "Cuando

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    24 Nietzsche ley a Wagner el borrador de su primer libro, El nacimiento de la tragedia, el compositor qued muy desilusionado al ver que no trataba sobre l sino sobre el conflicto entre lo apolneo y lo dionisaco en el drama griego. Nietzsche inmediatamente hizo modificaciones, interpolando algunos aspectos de la polmica wagneriana en su argumento antes de la publicacin".(8) Opiniones stas que encuentran su apoyo en la carta que Nietzsche escribir a Rohde el 4 de febrero de 1872: "Nadie tiene idea de cmo nace un libro as, del esfuerzo y la tortura por mantenerse limpio a este grado frente a otros conceptos que penetran desde todos los lados, del coraje de la concepcin y de la honradez de la ejecucin: tal vez menos que de cualquier otra cosa de la enorme obligacin que yo tena respecto de Wagner y que a decir verdad ha provocado en mi interior muchas y pesadas cargas, la tarea de ser incluso aqu independiente, ocupar una posicin, en cierto modo, alejada". El da 20 de abril Nietzsche ofrece el libro al editor W. Engelmann, de Leipzig, que finalmente decide no publicarlo. A mediados de octubre entrega entonces la obra sin terminar al editor E. W. Fritzsch, el editor de Wagner, completando el resto del material, una parte en noviembre y otra en diciembre. A fines de 1871 el libro est publicado.

    La aparicin del libro tuvo una esplndida acogida de parte de los Wagner. Como explica Ross: "hasta ese entonces nunca un seguidor serio haba colocado la obra del maestro en un contexto tan grandioso, con un conocimiento tan profundo, y en un estilo tan deslumbrante". Wagner le expres en una carta a Nietzsche: "An no he ledo nada ms bello que su libro! Todo es soberbio!".(9) El diario de Cosima dice que Wagner llor de felicidad: "Animado, se puso a componer el tercer acto de El crepsculo de los dioses. Por la noche leyeron juntos el escrito de Nietzsche, no sin preocupacin: Richard piensa en la gente que ahora lleva la voz cantante en Alemania y se pregunta qu destino tendr este libro, espera fundar en Bayreuth una revista cuyo redactor sera el profesor Nietzsche".(10)

    Los wagnerianos se conmovieron y aplaudieron el libro como reverencia a su dolo. Desde luego, el silencio de los filsofos fue absoluto. La obra no cobr importancia para ellos hasta comenzado el siglo siguiente, cuando Nietzsche ya estaba muerto. Era de entender: lo que se anunciaba era un libro de un profesor de filologa clsica de la Universidad de Basilea, y en una editorial de

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    25 msica! En este sentido, el temor de Nietzsche no era infundado cuando escriba a Carl von Gersdorff el 23 de noviembre, en vsperas de la aparicin del libro: "siempre tengo miedo de que los fillogos no lo quieran leer por culpa de la msica, los msicos por culpa de la filologa, los filsofos por culpa de la msica y la filologa...". Efectivamente, el silencio en el claustro filolgico fue total. Sobre todo preocup a Nietzsche el silencio de su maestro Ritschl, a quien el 30 de enero le escribe ansioso: "No tomar a mal mi extraeza por no haber odo de su parte la ms mnima palabra sobre mi reciente libro, y espero que tampoco la sinceridad con la que le expreso esta extraeza. Puesto que este libro es algo as como un manifiesto y obliga a todo menos al silencio. Lo sorprender, quizs, dicindole la suerte de impresin que yo presupona de vuestra parte, mi venerado maestro: pens que si algo prometedor se haba encontrado en su vida, sera este libro, rico de esperanzas para nuestra ciencia de la Antigedad, rico de esperanzas para la germanidad, aunque al mismo tiempo l reduzca a la nada a un cierto nmero de individuos. En efecto, por mi parte al menos, yo no dejara de extraer de mis puntos de vista todas las consecuencias prcticas que ellas comprenden, y usted se har una idea de ello si yo doy aqu conferencias pblicas sobre el porvenir de nuestros establecimientos educativos. Me siento puede usted creerlo desprovisto de ambiciones y prudencias personales; y no buscando nada para m, es para los dems que espero hacer algo. Lo que ms me importa es aduearme de la joven generacin de fillogos, y pens que sera un pobre signo el que no pudiera conseguirlo. Su silencio, pues, me intranquiliza un poco. No es que haya dudado ni un solo instante de su simpata por m, de la cual fui de una vez por todas persuadido, pero precisamente por esa simpata podra interpretar esto ahora como una especie de recelo personal para conmigo. Es para disiparlo que le escribo". La carta haba causado asombro a su venerado maestro. El dos de febrero, tras la recepcin de la misma de su antiguo alumno escribi en su diario: "Asombrosa carta de Nietzsche = megalomana". Sin embargo Ritschl contest el 14 de febrero: "Puesto que Usted fue tan amable, querido Seor Profesor, de hacerme llegar el libro slo a travs del editor, sin unas lneas personales de acompaamiento, realmente no cre que esperara por mi parte una respuesta personal inmediata. Es por ello que la "extraeza" que usted manifiesta en su ltima carta me ha sorprendido. Pero si todava ahora, a pesar de vuestro deseo, me encuentro

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    26 incapacitado para redactar un comentario minucioso de vuestro libro, o al menos tal que pueda tener para Usted inters, y si no me siento tampoco capacitado para hacerlo en el futuro, debe Usted considerar que soy demasiado viejo para asomarme a orientaciones vitales e intelectuales totalmente nuevas. Y, lo que es ms importante, por naturaleza estoy totalmente dentro de la corriente histrica y de la consideracin histrica de los asuntos humanos, y tan decididamente que nunca me pareci encontrar la salvacin del mundo en uno u otro sistema filosfico; no puedo tampoco calificar de 'suicidio' la desaparicin de una poca o de un fenmeno, ni considerar la individuacin de la vida como una regresin, ni creer que las formas y las potencias espirituales de la vida de un pueblo, particularmente gratificado por los dones de la historia, es decir de un pueblo de alguna manera privilegiado, pueda servir de regla absoluta para los otros pueblos y los otros perodos igual que tampoco me parece que una religin baste, haya bastado, o haya de bastar jams para las diferentes individualidades de los pueblos. Usted no puede exigir al 'alejandrino' y al erudito que condene el conocimiento y vea slo en el arte la fuerza liberadora, salvadora y transformadora del mundo. El mundo es diferente para cada uno: y ya que nosotros podemos sobrepasar nuestra 'individuacin' tan poco como las plantas retornar a sus races cuando sus hojas y sus flores las particularizan, ser necesario que en la gran economa de la vida de cada pueblo, l tambin, se conforme a sus misiones y a sus disposiciones y a su misin propia. He aqu algunas reflexiones generales que me ha inspirado la lectura rpida de vuestra obra. Digo rpida, ya que a los sesenta y cinco aos ya no tengo el tiempo ni la fuerza de estudiar los preliminares necesarios para la comprensin de vuestros anlisis, a saber, la filosofa de Schopenhauer, y en consecuencia no puedo permitirme juzgar si he podido captar todas vuestras invenciones. Si la filosofa me fuese ms familiar, me habra regocijado ms tranquilamente de todas las reflexiones y visiones del pensamiento tan bellas como profundas, pero en realidad me han resultado, muy a menudo, cerradas, y por mi propia culpa. Tuve ya una experiencia semejante cuando era muy joven al leer los razonamientos de Schelling, para no hablar de las fantasmagoras especulativas del profundo 'mago del Norte'. Se pueden valorar sus intuiciones como nuevos fundamentos para la educacin?, no llegara la gran mayora de nuestros jvenes, si siguen tales caminos, slo a un desdn inmaduro por la ciencia, sin conseguir a cambio

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    27 una sensibilidad acrecentada para el arte?, no correramos as el peligro de, en vez de difundir la poesa, abrir ms bien puertas y ventanas a un diletantismo general?: stas son consideraciones que se deben permitir al viejo pedagogo, sin que por ello tenga que considerarse, yo creo, como un 'maestro apergaminado'. Que el Helenismo sea para Usted, como para m, la eterna fuente de la cultura universal a la cual nos es necesario volver con una atencin cada vez ms viva, es intil probarlo. Debemos sin embargo recuperar las mismas formas? Es una cuestin de la cual probablemente la humanidad entera aporte la solucin. Y as la masa encuentra igualmente, me parece, en la vida con y por otro, en la tierna devocin, en las diversas formas de una profunda humanidad, una fuerza que la eleva desde el corazn hasta el universo, fuerza que sobrepasando la individuacin demasiado estrecha conduce al sentimiento salvador del olvido de s: es la fuerza de la accin humana inmediata de la que cualquiera es capaz. Frente a su 'profusin de consideraciones' habr poco sitio para preguntas alejandrinas que podra hacerle sobre las fuentes Laercianas o sobre [...] otras frivolidades semejantes: por eso lo dejo. Quiz vuelva usted a ello por s mismo algn da, aunque nada ms sea por variar y distenderse."

    En realidad, su antiguo maestro haba ledo el libro tan pronto como le haba llegado. Y, es de suponer, con todo el entusiasmo y esperanza que depositaba en su distinguido discpulo. Pero al leerlo todo lo que pudo anotar al respecto fue, el da 31 de diciembre de 1871: "libro de Nietzsche. El nacimiento de la tragedia. Ingeniosa borrachera". Evidentemente su discpulo haba tomado rumbos que le resultaban totalmente ajenos y por completo alejados de la ciencia. Pero lo que es peor, ste dio la ocasin para que sus adversarios de Berln, que estaban de parte de Jahn despus de la disputa que ste tuvo con Ritschl y tras la cual este ltimo perdi la ctedra y se fue a Leipzig, pudieran sacar partido. As y todo, como se da a entender al final de la carta, Ritschl dejaba las puertas abiertas a Nietzsche para que volviese por el sendero de la filologa.

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    En esta situacin "de espera, esperanza y decepcin",(11) el nico que acudi en su ayuda fue Erwin Rohde, que en ese entonces ejerca como profesor extraordinario en Kiel. ste, que "haba separado limpiamente al soador, al entusiasta seguidor de Wagner y Schopenhauer del fillogo, del Privatdozent, del intelectual",(12) ante la solicitud de Nietzsche se decidi a escribir una recensin, y lo hizo en el mismo tono altamente potico, visionario y entusiasta que tena El nacimiento de la tragedia. En efecto, Nietzsche haba escrito a Rohde el 23 de noviembre de 1871"Dime, querido amigo, no has pensado dar t mismo pblicamente tu punto de vista de mi librito sobre la tragedia? [...] Podras sin duda dirigirte coram [pblicamente] a los fillogos, por ejemplo mediante una carta al redactor en jefe del Rheinisches Museum o en una misiva dirigida a m. En suma, lo que necesito es una 'publicidad superior'. T sabes hasta qu punto los fillogos no pueden sino ser provocados por todo lo que aparece en otro lado que no sea lo de Teubner(13) y sin aparatos de notas crticas. Provcalos, te lo ruego!". Rohde contesta a su amigo el 27 de noviembre, anuncindole que escribira a Zarncke para proponerle una recensin de El Nacimiento de la Tragedia, agregando que pensaba que no habra dificultades, y nuevamente el 9 de enero, informndole que haba recibido el libro y que escribira al da siguiente a Zarncke, aclarndole que no vea otro lugar donde fuera conveniente publicar su recensin: "Pensar en en las revistas especializadas en filologa sera casi una burla [...] En los peridicos literarios generales [...] tendras un aire muy extrao en el conjunto de la sinagoga [...] Qu queda aparte de Zarnke que sirva a todo el mundo?". Contra la confianza de Rohde, la presentacin en la Litterarisches Cenralblatt tuvo la negativa de su editor. sta se debi a que Zarncke juzg que se trataba del servicio prestado a un amigo, lo que habra molestado al mundo intelectual de Leipzig.

    El nacimiento de la tragedia pareca quedar limitado al crculo de los wagnerianos. Rohde, sin embargo, habindo tenido que ajustar su primera redaccin a las exigencias del Litterarisches Centalblatt para sus publicaciones, teniendo que adapatar la redaccin, prefiri no presentarla en ningn otro lugar y realizar una nueva. Una de las posibilidades que se presentaban era el Norddeutsche Allgemeine Zeitung, donde Wagner tena excelentes relaciones.

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    29 Pero a Nietzsche no lo convenca demasiado la idea: "El Norddeutsche estara a nuestra disposicin pero, esto no te parece ridculo? A m s, en todo caso. Piensa, por otra parte, que sobre la tctica a seguir para hacer la recensin de mi libro estamos en desacuerdo, en la medida en que, por mi parte, querra apartar todo lo que es metafsico, todo lo que es deductivo; ya que es esto justamente lo que, como imagen en un espejo cncavo, lejos de dar ganas de leer el libro, produce un efecto contrario. No crees t mismo que un lector de Zarncke que lea tu recensin, por lo dems, ignorando todo acerca del libro, puede sentirse dispensado de leerlo mientras que precisamente el efecto deseado debe ser, a la inversa, que todos aquellos que se ocupen de la Antigedad se tomen el trabajo de leerlo? No queremos volver tan fcil la tarea a los valientes fillogos, que nosotros mismos les ahorremos la molestia de leer el libro. Es necesario que se las arreglen ellos solos en este asunto. Por lo dems, no es de ningn modo indispensable que un libro de este gnero obre de manera puramente metafsica y, en una cierta medida, 'trasmundana'; de lo que Jakob Burckhardt me da un testimonio viviente; el que tiende muy vivamente a permanecer lejos de todo lo que es filosfico, y sobre todo de la filosofa del arte, sin exceptuar, por lo tanto, la ma, toda la luz que mi libro arroja sobre el conocimiento de la helenidad le fascina de tal modo que piensa en l da y noche y que sobre miles de detalles l me da el ejemplo del ms fecundo uso de la historia [...] Siendo que, antes de ser tomado en serio, el libro debe asegurarse primero, como dice Burckhardt, una cierta 'notoriedad', la tctica a seguir para una recensin es algo que merece reflexin. Por el momento, Wagner la encuentra 'excelente'. La Sra. de Wagner piensa que es buena [...]; sin embargo, le habra gustado verte insistir ms bien sobre el proyecto que sobre la obra. En eso tampoco estoy del todo de acuerdo; ya que hacer entender en qu consiste el proyecto no es tan fcil, sin provocar al ms alto punto al pblico de lectores; y es a estos efectos que se mide un proyecto; es posible que aqu estos efectos sean muy reducidos, que se trate de un sablazo en el agua; [...] te agradezco tu noble tentativa y har circular tu texto por carta entre mis amigos pero no creamos por el momento que obtendremos algo con tales recensiones. La 'notoriedad' deseable se obtendr quizs igualmente por el escndalo de las condenas y de las difamaciones te recomiendo que no escribas nada en mi favor, y es tambin lo que he decidido obtener tanto de Wagner como de Burckhardt; todos nosotros esperaremos, nos regocijaremos y

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    30 nos irritaremos slo en privado" (carta a Rohde de mediados de febrero de 1872). Los reparos de Nietzsche quiz se deban a la carta que haba recibido de su maestro Ritschl (que envi a su amigo Rohde junto con la carta referida para que la leyera). ste le daba a entender que el libro trataba de temas filosficos, que escapaban a su competencia y de los que, por lo tanto, no poda opinar. Con ello, implcitamente, quedaba claro el mensaje: de lo que l s tena competencia, de filologa y crtica histrica, no deca ni una sola palabra. Nietzsche comprendi que necesitaba una recensin que diera cuenta del tenor cientfico del libro para que ste fuese tomado en 'serio' y pudiese cobrar 'notoriedad'. Si nada menos que Jacob Burckhardt se haba percatado de las dotes del libro para iluminar la comprensin de la civilizacin helnica, cmo no iba a ser posible hacerlo aparecer al mundo literario desde esta ptica?

    Rohde contesta a Nietzsche que comprende muy bien el aprecio que l tiene de la concepcin filolgico-histrica de Burckhardt, y que aquellos que ven superficialmente las cosas, como Ritschl, pueden de hecho tener el pensamiento sorprendente que predica aqu la abjuracin monacal de "la razn de la ciencia". "Contra esto, la valorizacin cientfica del libro por alguien con mirada penetrante resulta muy reconfortante. Es posible, de cara al vulgar ajetreo en que consiste para nosotros la "seriedad de la vida", dar un valor ms grande que nosotros me sumo a ti a una vida contemplativa? Pero acaso no tenemos al mismo tiempo el derecho de deplorar la insipidez del ajetreo que se limita a lo que hay de ms manifiesto en la manifestacin, y de aspirar a una civilizacin

    en la que la [accin] sera algo ms que un movimiento de molino que gira en el vaco, y donde la contemplacin sera ms que la descripcin de lo eternamente Uno que muda de piel a cada instante como una serpiente? Estaramos, pues, suficientemente locos como para querer extirpar de este tiempo, tal como es, al alejandrinismo? Qu haba, pues, ms noble en la poca de los diadocos que los buenos viejos alejandrinos? Pero acaso es posible imaginar y evocar los anhelos de una civilizacin en la que los ms nobles valdran ms que los ms sabios? Es por ello que pienso que una valorizacin particular del aspecto filolgico-histrico del libro no es en verdad conveniente. Est bien para los resignados, como B[urckhardt], pero no para quienes quisieran aproximarse ellos mismos al punto de vista del libro. Tampoco sera justo valorizar el "proyecto", por diplomtico que fuere. Para empezar, la voluntad singular no

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    31 puede hacer gran cosa en el movimiento formidable de la rueda del mundo, por cuanto sta no representa una multiplicidad de voluntades. Pero si admitimos que la invitacin conduce directamente a la accin, entonces me temo que el viejo Ritschl tendr razn en esto: estaramos favoreciendo un dilettantismo increble, contra lo que nos previene el santo Goethe! En efecto, con su costado increblemente paradjico para el punto de vista habitual de la buena gente, el libro debe parecer mucho ms mstico de lo que lo es en su concepcin: y la forma en que Ritschl ha ledo en l una suerte de teora de la negacin debe ciertamente convenir a algunos. Pero por cuanto este libro expresa la esperanza de una reconciliacin entre nuestra sapiente civilizacin secularizada y la mstica ms profunda, la unificacin del [uno] y el [todo] en el mito, la superacin a la vez de la mstica y del racionalismo en el arte, e indica que todo esto ha tenido lugar en la Antigedad griega; por cuanto nutre la feliz esperanza de que la naturaleza ms elevada nos conceder en la edad madura lo que fuera dado a la cuna de los bienaventurados que fueron mimados por ella, sera necesario decir todo esto, de un modo o de otro. As, habra que evitar tanto el fro conocimiento filolgico como el proyecto an no realizado, que podra igualmente dar a luz malentendidos: comenzando por el despertar de la profunda necesidad de una cultura humana completa, y el elemento imperativo en el conocimiento de la Helenidad" (carta del 26 de febrero).

    Nietzsche escribe a Rohde el 15 de marzo, evidenciando un llamativo cambio de opinin: "Ahora comprendo bien lo que me dijiste al final de tu carta, y es por ello que te pido una vez ms que por favor escribas un artculo ms largo en la Norddeuutsche Allgemeine (suplemento dominical) o que enves una carta al jefe de redactores del Rheinisches Museum para que sea publicado all. Estas dos posibilidades me parecen merecer reflexin. No debemos temer provocar a los fillogos [...] Otra idea sera remitir la carta sobre mi libro a la Sociedad Wagner de Berln, naturalmente para que sea publicada en la Nord. Allgemeine. Podra tambin sugerirte que anuncies una conferencia para la prxima reunin anual de fillogos. Todos estos proyectos son ms o menos igualmente escandalosos unos y otros. Pero por qu mostrarse tmido cuando uno tiene algo justo para decir? Lo mejor de todo sera, por otra parte, quiz, dirigir una carta abierta a Richard Wagner sobre el libro, de aproximadamente 40 pginas y bellamente impresa por E. W. Fritzsch. Para ello sera necesario que te presentes al doble ttulo de fillogo y de profesor; esto podra hacerse bajo la

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    32 forma de pequea dedicatoria para el da de la solemne inauguracin de Bayreuth. Un testimonio hecho en estas circunstancias no dejar de tener publicidad". Ahora insista con la presentacin del libro y no importaba demasiado por qu medio. Nada de silencio. Los reparos se haban desvanecido. Haba que publicar un artculo ms extenso, y no haba que cuidarse de provocar a los fillogos. Era necesario exaltar la causa wagneriana, pero Rohde deba presentarse como fillogo y profesor.

    El 10 de abril Rohde an no se haba decidido y escribe a su amigo: "He considerado todas las posibilidades que all [en la carta] son propuestas [...] Todos los caminos, por lo dems, problemticos sin mencionar la recensin bien sencilla, pero absolutamente sin efecto, en la Norddeutsche Allgemeine Zeitung. Tampoco cabe pensar en una intervencin en el col[oquio] de fil[logos]. De ningn modo ir a este coloquio que tendr lugar en Leipzig durante las vacaciones, aun si no voy a Bayreuth. En cuanto a las otras posibilidades: la carta al Rheinisches Museum, la carta a la Asociacin Wagner de Berln, la carta abierta al mismo Wagner, todas ellas exigiran, en cuanto me concierne, que interviniese con la fuerza de la autoridad, o sera muy difcil no quedar un poco en ridculo. Pero como no puedo ni quiero soportar este silencio desolador sobre tu libro, finalmente decid que la mejor solucin es la misma que te ha parecido a t tambin la mejor: la carta a Wagner" (carta a Nietzsche 10 de abril).

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    33 Ante la espera Nietzsche continuaba indeciso y aconsej a Rohde no emprender, por el momento, nada que pudiera indicar una familiaridad demasiado grande con l y sobre todo con Wagner, pues tema que el asunto

    del Centralblatt hubiese tomado demasiada importancia y pudiera irritar a algunos en contra de ellos (carta del 30 de abril). Sin embargo, el 26 de mayo apareci la nueva recensin en el Nord. Allgemeine Zeitung: "equivocada en su vocacin, ya que su fin esencial era solamente el de ser un signo de amistad para el festival de Bayreuth. Pero ya es demasiado tarde para ello. Te pido que no consideres esta recensin ms que como un anticipo [...] Te prometo aqu expresamente que, hablando del libro para un pblico esencialmente compuesto de fillogos, lo abordar desde otro punto de vista, esta vez, ms filolgico. Sin duda bajo la forma de una carta dirigida a Wagner, como lo habamos convenido" (carta de Rohde a Nietzsche del

    26 de mayo). La recensin, ms alla de los temores de Nietzsche, se escribi en "signo de amistad" de la causa Wagneriana y no abordaba el comentario del libro desde el ngulo cientfico. Acaso Rohde no se senta capaz de hacerlo, o era en razn del pblico no especializado al que se diriga, como l mismo dice, o ms bien por el hecho de que abrigaba dudas acerca del valor cientfico de la obra? En todo caso, por el momento, esquivaba el compromiso con una expresa promesa. Nietzsche le agradece el 27 de mayo: "Amigo, amigo, amigo, qu has hecho! No habr un segundo E[rwin] R[ohde] as. Me iba sumergiendo lentamente, sin ver esas letras, leyendo cada vez ms asombrado, en el abismo de sentimientos de Bayreuth, y finalmente oigo que la voz que suena tan solemne y profundamente es la del amigo. Ah, queridsimo amigo, esto es lo que me has hecho![...] me deshago. Lucha, lucha, lucha, necesito la guerra!".

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    34 Pronto Nietzsche tendra su tan deseada guerra. El da 30 de mayo apareci el panfleto de Ulrich von Wilamowitz-Mllendorff, editado en Berln por los hermanos Borntraeger (Ed. Eggers), rompiendo violentamente el silencio que, amigos aparte, pareca rodear a la obra. Evidentemente, ste haba sido escrito antes que la recensin de Rohde.

    Quin era Wilamowitz? El despus grande y reconocido helenista haba nacido el 22 de diciembre de

    1848. en Markowitz, donde tambin fue criado. vido lector desde muy temprana edad, especialmente de los clsicos, entre los cuales tena predileccin por Homero en la traduccin de Voss, cuatro aos menor que Nietzsche, al igual que l fue alumno de Pforta, donde adems de alemn y

    francs, mucha matemtica y filosofa, aprendi griego y latn.(14) Cuando Wilamowitz lleg a Pforta, a Nietzsche le quedaban slo dos aos de permanencia en la escuela. En 1864, el autor de El nacimiento de la tragedia se dirigira a Bonn, donde cursara estudios de teologa, la que tras un rpido abandono cambiara por la filologa. Tambin a Bonn se dirigi Wilamowitz al concluir sus estudios en Pforta, pero cuando lleg, en el ao 1868, ya no se poda contar con or all al gran Welcker, que ya se encontraba retirado. Tampoco a Ritschl, que se acababa de retirar a Leipzig, luego de la pelea acadmica que sostuvo con Jahn. Quedaron en Bonn, sin embargo, el propio Jahn, que era considerado como un hombre maravilloso que saba enlazar muy bien la literatura con la arqueologa, adems del destacado discpulo de Ritschl, Usener, especialista en la crtica textual.

    Cuando en 1869 Wilamowitz se encuentra con la muerte de Jahn, piensa en retirarse a Berln, donde haba mayores posibilidades en lo atinente a bibliotecas, museos, estudios, y en la vida de relacin intelectual en general. All se doctora el 14 de julio de 1870. Su disertacin se llam Observationes criticae in comoediam graecam selectae.

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    En octubre de 1870 haba terminado la guerra franco-prusiana y Nietzsche se encontrba convaleciente en casa de su madre en Naumburg. All visit Wilamowitz a su antiguo compaero de Pforta. De ah la inmensa sorpresa que se llev Nietzsche cuando apareci el panfleto en su contra. Pero lo cierto es que, a pesar de la visita, su ex camarada no dejaba de guardar cierto rencor hacia l. El joven haba vivido como una ofensa que su antiguo condiscpulo se fuese a Leipzig con Ritschl, abandonando al pobre Jahn, a quien l apreciaba grandemente. La partida de Nietzsche le pareca oportunista e inmoral pues Wilamowitz saba que en los tiempos de la plemica de Bonn, Nietzsche haba expresado "su eterna veneracin" de manera excntrica por Jahn. Este cambio de opinin le pareci un clculo por conveniencia. Vea, tambin, con rivalidad y algo de envidia su nombramiento como catedrtico en Basilea, el ttulo de Doctor Honoris Causa avalado solamente por la recomendacin de su mentor, y en los a su juicio insuficientes trabajos presentados en el Rheinisches Museum. Todo esto le pareca a Wilamowitz una "inaudita preferencia concedida a un principiante". De todos modos, su animaversin por Nietzsche no bast por s sola para escribir el panfleto contra su libro, al menos si hemos de creer lo que dice en sus Recuerdos: "Frecuentar a Rudolf Schll era estimulante y enriquecedor; en aquella poca, el era Privat-docent en Berln y deba irse, por poco tiempo, a dar clases a Greifswald como profesor. Fue l quien me persuadi de ingresar precipitadamente en el dominio pblico; por mi cuenta, jams se me hubiese ocurrido hacerlo. El nacimiento de la tragedia de Nietzsche apareci y me despert una ardiente clera. Fue entonces que Schll quien estaba, por su parte, ms inclinado a la burla se encontr conmigo y me incit a escribir una recensin que podra proponer a los Gttinger Anzeigen. Yo me dej seducir y escrib la Filologa del futuro en Markowitz, casi sin poder consultar libro alguno".

    Lo cierto es que Rudolf Schll tena motivos como para incitar a Wilamowitz a que atacase a Nietzsche. Cuando a comienzos de 1868 haba quedado libre la ctedra de lengua y literatura griegas en la universidad de Basilea, a causa de la partida del profesor Kiessling a Hamburgo, ste acudi a Ritschl para conseguir un sucesor. Entre los alumnos de este ltimo se encontraba Rudolf Schll. l era uno de los candidatos a conseguir la ctedra vacante. Pero Ritschl slo envi una carta de recomendacin para Nietzsche: "Con ser tantas las fuerzas jvenes que desde hce ya ms de treinta y nueve aos he visto

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    36 desarrollarse ante mis ojos, debo decir que nunca he conocido un hombre joven, o lo que es igual, nunca he intentado alentar con todo mi empeo por el camino de mi discipline [disciplina] a ningn joven que haya madurado tanto con tanta juventud y tanta celeridad como este Nietzsche [...] Si es constante y Dios le concede una larga vida, profetizo que llegar a situarse en el primersimo rango de la filologa alemana. Tiene ahora veinticuatro aos: fuerte, robusto, sano de cuerpo y de carcter, adecuado para infundir respeto a naturalezas similares. Posee adems el don envidiable de la elocuencia, es capaz de exponer con toda claridad, sin guin ni apunte alguno, de una manera tan sosegada como desenvuelta. Es el dolo y (sin proponrselo) el jefe de fila de todo el mundo de fillogos jvenes de aqu de Leipzig, que (siendo bastante nutrido), no puede contar con la expectativa de orle como docente."; tambin Usener haba opinado favorablemente: "Entre la generacin ms joven destaca Fiedrich Nietzsche, cuyos trabajos en el Rheinisches Museum[...]asombran por su mirada juvenil". Adems, el profesor Wilhelm Vischer-Bilfinger, presidente del consejo educativo, cuyo conocimiento las publicaciones de Nietzsche inclinaban la candidatura a su favor, encomend un informe sobre la reputacin del candidato a Bovet, joven basilense que estudiaba en Leipzig, que result ser muy favorable y confirmaban los elogios de Ritschl. Como se ve no faltaban razones para la aceptacin de Nietzsche. Sin embargo, es posible que Schll hubiese guardado rencor por aquella derrota, y utilizara ahora a Wilamowitz para vengarse en secreto.

    Tras la aparicin del libelo de Wilamowitz, la reaccin de Nietzsche fue de total sorpresa: "Es una lstima que se trate justamente de Wilamowitz. Sabrs que el otoo pasado l me visit como amigo. Me imagin entonces que si l, dado su talento y la pureza de su entusiasmo, hubiese estado, aunque fuese por breve tiempo, en un ambiente favorable, rodeado de buenas influencias, habra quizs madurado lo suficiente como para alcanzar ese nivel de cultura que, de todos modos, propone mi libro y que, por el momento, no es el suyo [...] Por qu tena que ser precisamente Wilamowitz?" (carta a C. von Gersdorff del 3 de junio). El 5 de junio, Rohde le escribe a Nietzsche ofrecindose a salir en su defensa: "Seguramente ya habrs ledo el panfleto. En todo caso, responderlo sera rebajarte [...] En respuesta a este escndalo, voy a liquidar a este individuo con

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    37 una dureza framente despreciativa, tan pronto como sea posible, bajo la forma de una carta a Wagner y, en lo esencial, aportar algunos elementos positivos con el fin de dar una justificacin filolgico-histrica de tus ideas [...] En toda la obra de este truhn panfletario y su pandilla se sienten el ponzooso nerviosismo y los celos de que tengas una ctedra". A Rohde no se le escapaba que haba un resentimiento personal y que adems haba alguien ms detrs de todo esto. Cuando recibi esta carta, Nietzsche an no haba ledo el libelo de Wilamowitz, pero cuando lo hizo, recin el 8 de junio, escribi a Rohde: "desde ayer tengo la obra en mis manos y estoy completamente seguro. No soy ni tan ignorante como pretende su autor, ni tan carente de amor a la verdad: antes de permitirse dar su opinin de semejantes problemas, ciertamente debera haber pulido un poco la pobre erudicin de la que hace tanto alarde. No puede lograr su objetivo sino recurriendo a las ms desvergonzadas interpretaciones. Cuando mucho me ha ledo de reojo, puesto que no me comprende ni en lo ms grueso ni en el detalle. Debe ser an bastante inmaduro. Evidentemente alguien lo ha usado, estimulado, azuzado: todo huele a Berln [...] Mal que pese, hay que sacrificarlo, aunque el mozuelo, seguramente, slo haya sido arrastrado por el mal camino. Pero es necesario a causa del mal ejemplo y a causa de la enorme influencia que, es de prever, ejerza un folleto as de fraudulento y engaoso".

    Tanto Rohde como Nietzsche se haban percatado de que detrs de todo esto haba algo ms que un recelo personal. El affaire tena el alcance de una lucha escuelas. Eran conscientes de que lo que haba que defender era el concepto mismo de filologa como medio de conocimiento de la Antigedad y principio transformador de la cultura. Pero la respuesta de Rohde, que es la ms extensa de la polmica, recin aparecera el 15 de octubre. En el nterin, el propio Wagner intervino en la disputa, en la forma de una carta abierta a Nietzsche, aparecida en el Norddeutsche Allgemeine Zeitung. Tanto la recensin en la N. A. Z. de Rohde como la carta abierta de Wagner no aciertan a dar en el blanco. Se quedan en los aspectos filosficos y estticos del libro. Y lo que Nietzsche necesitaba era el aval de un fillogo, alguien que defendiera y pusiera en relieve su aporte a la inteleccin de los griegos.

    El 15 de junio Rohde escribe a Nietzsche: "Maana seguramente leers la carta abierta de Wagner en la Norddeutsche Allgemeine Zeitung, donde, entre otros,

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    38 fusila tambin a nuestro doctor en filologa. Es una verdadera fiesta para Apolo Febo, puesto que [los sacrificios de asnos bien gordos agradan a Febo]. Pero, qu queda para mi carta a Wagner? El se me ha adelantado con una gran fuerza sobre lo esencial de su contenido. Pero ahora me parece que ese tarado no ha recibido su merecido escarmiento por: a) su sana pobreza de espritu, b) su ignorancia pretenciosa y sorprendente, c) su inmoral arte de la tergiversacin". Nietzsche no particip directamente en la polmica, pero indic a Rohde las fuentes y autoridades antiguas que l haba utilizado, as como las interpretaciones modernas sobre las que se poda basar. Tambin le dictamina lo que debe escribir. As, el 18 de junio le contesta a Rohde: "No s lo que W[agner], en su amistad por m, haya escrito; de todas formas, dada la presente grosera de mis colegas, el resultado merecer su espera [...] Pero lo ms inesperado, lo propiamente terrible, es que ningn fillogo reconocido tenga la osada de ponerse a mi lado; si nuestro joven berlins ha adoptado este tono de una increble insolencia, es justamente porque crey que esto no sucedera jams. En su descargo, por otra parte, tengo por absolutamente cierto que l no es ms que el eco de instigadores "mejor ubicados" que l. A ttulo de saludable advertencia y para evitar que cada vez que uno escriba algo nuevo se encuentre con estos nauseabundos cuidadores de letrinas berlineses, sera muy provechoso, incluso luego de la carta de W[agner], que expusieses a los fillogos nuestra posicin respecto de la Antigedad, que muestres toda su seriedad y rigor y, sobre todo, recalcases la inconveniencia de que el primer Doctor en filologa en salir al cruce quiera aportar su grano de sal, y mucho peor an, escribir una recensin. Me imagino tu texto, querido amigo, hablando en primer lugar, de consideraciones generales sobre nuestro proyecto filolgico; cuanto ms generales y serias sean estas consideraciones, tanto ms fcil ser dirigir el todo hacia W[agner]. Al principio podras explicar que, si te diriges precisamente a W[agner] y no, por ejemplo, a un congreso de fillogos, es justamente porque nos falta, por el momento, un foro supremo ante el cual exponer, al nivel superior de las ideas, el resultado de nuestros estudios sobre la Antigedad. Podras evocar a continuacin nuestras experiencias y nuestras esperanzas bayreuthianas, justificndonos as por vincular nuestros esfuerzos en el dominio de la Antigedad a ese 'Despertad, el da se acerca!'.(15) Para llegar finalmente a mi libro, etc. Ay, querido amigo!, cansado como estoy, sera

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    39 ridculo de mi parte escribirte todo eso. Lo esencial, me parece, lo que hay que conservar, es la dedicatoria a W[agner], pues justamente la referencia directa a W[agner] es lo que ms habr de espantar a los fillogos y los obligar a reflexionar. Pero tambin resulta indispensable situar en un plano de pura filologa la leccin dada a este Wilamowitz. Quizs luego de una larga introduccin general a la intencin de W[agner], podras sacar un dardo y, con una frmula de excusa, aplicar en seguida el castigo. Pero de todos modos sera necesario que el texto, al final, retome la suficiente generalidad y seriedad como para que uno se olvide de Wilamowitz y, como lector, no retenga en su memoria ms que este hecho digno de atencin: con nosotros no se juega! Entre los fillogos ste ya ser un bello resultado. Pues hasta ahora me toman por un "fillogo de fantasa" o incluso, como me han puesto recientemente al corriente, por un "literato que escribe sobre la msica". Ya que tu texto, en todo caso, ser ledo por personas ajenas a la filologa, precisamente, querido amigo, no te hagas mucho el "moderado" en materia de citas, as los lectores que, sin ser fillogos, amen la Antigedad, sabrn donde pueden instruirse. El tono de mi libro me impeda, desafortunadamente, toda pedagoga de este gnero. En lo posible, intenta destruir la leyenda de que yo me ocupo en mi libro de los habitantes de la Luna y no de los griegos [...] Disclpame querido amigo, por esta tonta carta y haz exactamente lo que quieras...".

    Incluso el ttulo fue puesto por Rohde aunque no sin reticencias a instancias de Nietzsche: "He aqu, mi buen amigo [...] el ttulo inventado por mi vecino, el profesor Overbeck: 'La Pseudofilologa(16) del Dr. Fil. U. von Wilamowitz-Mllendorff Carta abierta de un fillogo a R. Wagner' [...] Para nosotros [Wilamowitz] representa una 'falsa' filologa, y el resultado de tu texto deber ser el de hacerlo aparecer as ante los dems fillogos" (carta de Nietzsche a Rohde del 16 de julio). A lo que Rohde responde: "Respecto del ttulo, les reconozco, a t y a Overbeck, el hallazgo de "Pseudofilologa". Es una buena expresin porque evoca el punto de vista filolgico, cuyo carcter fastidioso es en seguida compensado por el agregado "a R. Wagner". Pero esta expresin bien hallada es igualmente un poco aristofanesca(17) para mi gusto, tiene demasiadas reminiscencias de [delicias de mis nalgas], pues es en lo primero que uno piensa con la expresin after [anal]. No te parece? Si no lo crees as, conservemos el ttulo. Pinsalo bien" (carta del 27 de julio). Nietzsche contesta el 2 de agosto: "El ttulo y el problema que plantea han sido exhaustivamente examinados en

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    40 todos los sentidos; Overbeck, Romundt y yo mismo estamos los tres convencidos de que no contiene ninguna segunda intencin. Aunque naturalmente no podemos ignorar el uso que habitualmente se le da a esta palabra en el lenguaje vulgar. Si el zotiacus [celoso] Wilamowitz, consciente de la falta que ha cometido, sospechase una interpretacin aristofanesca, peor para l!".

    La respuesta de Rohde fue precisa y atac frontalmente las cuestiones filolgicas planteadas por Wilamowitz. Pero se hizo esperar. Si bien ya estaba terminada para el 27 de julio, las complicaciones editoriales retrasaron su aparicin. Nietzsche haba intentado, por intermedio de Ritschl, que la respuesta de Rohde fuese publicada por Teubner, editor especialista en obras de filologa, pues no quera recurrir otra vez a un editor de msica como Fritzsch. Pero Teubner no quiso, segn Ritschl, editar una polmica dirigida contra la filologa, cuando esa casa justamente concentra sus actividades en ella. Finalmente, el editor acab siendo "el bueno de Fritzsch". Mientras tanto, Usener haba declarado en pblico en la Universidad de Leipzig que el libro de Nietzsche constitua un "autntico absurdo con el que no se puede comprender nada: la persona que lo ha escrito est cientficamente muerta".(18) En el semestre de

    verano Nietzsche todava pudo impartir un curso de tres horas sobre las Coforas de Esquilo ante siete estudiantes y otro, tambin de tres horas, sobre la filosofa preplatnica ante diez estudiantes, y dirigir adems un ejercicio de seminario sobre Teognis. En el semestre de invierno slo se llev a cabo un curso de tres horas sobre retrica griega y romana ante dos oyentes que no eran de filologa. Para el seminario y el curso sobre Homero y la llamada cuestin homrica no se inscribi nadie.(19) El 27 de septiembre, desde Kiel, Rohde escribe a Nietzsche: "Querido amigo: el anti-Wilamowitz me sac tanto de las casillas que no he querido escribirte antes de que la revisin de este poco feliz escrito estuviese completamente terminada. Me parece que Fritzsch no ha sido muy diligente. De todas formas, la correccin est prcticamente terminada, y el opsculo puede publicarse. San [Rinoceronte] apyame y dame una piel gruesa para que no sienta todos los golpes que sin duda habrn de lloverme! Si el infame Wil[amowitz] respondiere nuevamente, estoy decidido a no reaccionar, por ms insultante

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    41 que se mostrare. Tengo que admitir que yo tampoco lo he tratado con guantes de terciopelo, aunque semejantes polmicas, que ms bien parecen trifulcas de pordioseros, me dan asco. Pero es acaso posible no reaccionar con encono ante un sujeto tan increblemente insolente?".

    El 15 de octubre de 1872, como ya se adelant, apareci la respuesta de Rohde con el ttulo Pseudofilologa, publicada tambin por E. W. Fritzsch. Con un tono aun ms elevado y despectivo que el panfleto de Wilamowitz, Rohde quiso poner en claro no slo la insolente audacia del joven an inmaduro, sino tambin su falta de capacidad para entender un libro que no estaba a su altura; pero, sobre todo, su falta de rigor en el manejo de las fuentes y la fragilidad de la pretendida erudicin filolgica de que Wilamowitz se jactaba. Lo cierto es que el "joven berlins" haba trabajado casi sin libros, como l mismo reconocera ms tarde en sus Recuerdos. Pero no se dej callar por la fuerza de la rplica de Rohde. Y, estando ya en Italia, escribi una segunda parte de Filologa del futuro, que fue publicada en Berln en 1873 por los mismos editores que la primera. Con este escrito se cierra la polmica. No haba mucho ms que decir. Rohde expres que esta segunda parte no vala la pena: "No son ms que sofismas e invectivas que no pueden molestarnos", y Nietzsche la encontr "muy divertida", ya que "se refuta[ba] por s misma".

    Los efectos fueron varios. Las aulas de Nietzsche quedaron desiertas. Rohde no obtuvo la ctedra de Friburgo, y slo despus de la publicacin de su primer gran obra La Novela Griega y sus Antecedentes en 1876, obtuvo un puesto de profesor ordinario en la Universidad de Jena. A Wilamowitz segn cuenta F. Galiano "no se le perdon nunca aquella insensata heroicidad de su adolescencia. Cuatro aos ms tarde le confesar Usener cunto le disgustaron en su tiempo sus 'Auswchse kecker Jugendfrische' [exabruptos de intrpida frescura juvenil]".(20) Con Rohde, nunca ms volver a hablarse. Tendr que marcharse a Italia para no "ver demasiado la jaura que lo persegua", que ni siquiera ms tarde lo "dej en paz". Para Wagner, la polmica slo fue uno de sus muchos asuntos.

    II

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    42 Hacia 1872, en Alemania se encontraban en pleno desarrollo distintas tendencias culturales que venan a confluir, cuando no disputarse el trono, sobre ciertos mbitos y dominios de estudio. ste era particularmente el caso en que se encontraba la filologa clsica para esa fecha. Por un lado, y al igual que en el resto de Europa, se daba un gran avance de las ciencias naturales, a las que se propona, desde una posicin filosfica positivista, como modelo de cientificidad para el resto de las disciplinas, que eran consideradas, por contraposicin a ellas, como en estado rudimentario. Por otro lado, se produca la eclosin del pensamiento histrico que vendra a caracterizar al siglo XIX y que, con obras magistrales, renovara los estudios y la visin de la Antigedad clsica. A esto hay que sumar la autonoma que vena adquiriendo en Alemania desde la segunda mitad del siglo XVIII el pensamiento esttico, en particular el nuevo modelo de consideracin esttica de la Antigedad. De hecho, la polmica sobre El Nacimiento de la Tragedia se convierte en el campo de batalla donde se manifiestan las tensiones de estas distintas direcciones culturales. El libro de Nietzsche vena a postular de una manera original y osada un replanteamiento de la filologa como ciencia, una especial consideracin de los conocimientos histricos, y una nueva concepcin esttica. Y la disputa que se produce a su alrededor no es ms que una manera de fijar posiciones en estos puntos, y con ello marcar una tendencia y un rumbo. Cosas, estas ltimas, que vinieron a constituir el punto ms delicado de la sensibilidad alemana. En efecto, Alemania, que hasta 1871 se encontraba dividida y fragmentada polticamente e incapaz de lograr la unidad en este terreno, deba al menos lograr su unidad cultural, antesala de la unidad poltica: "Por encima del descuartizamiento de aquella equilibrada entidad que todava reciba el nombre de Sacro Imperio, por encima de la hostilidad que arrojaba a Prusia y Austria una contra otra, por encima de la preponderancia francesa, por encima de la escisin confesional, por encima de cuantos factores parecan imposibilitar por aquel entonces la unidad poltica de Alemania, proclamaron su independencia intelectual".(21)

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    43 As, con ese objetivo de unidad cultural e independencia intelectual se fue formando en los pases germnicos un tipo de ideal que permitiese la renovacin de la cultura. Ante todo deba liberarse de la hegemona del gusto francs. Haba que buscar un estilo, una forma, un ideal de perfeccin. Los alemanes volvieron entonces los ojos hacia Grecia. A travs de los griegos tenan que encontrarse a s mismos. Lo que ocurri en el siglo XVIII y continu en el XIX en el mbito de la esttica y de los estudios helnicos fue un verdadero renacimiento. Alemania, que apenas se vio afectada por el perodo renacentista, pasa prcticamente de la Edad Media a la Modernidad. Durante los siglos XV y XVI, lo que se dio a cambio del Renacimiento fue una exasperacin de la Edad Media, cuyo cenit fue la Reforma. A pesar de que durante este perodo se dio importancia al estudio del griego, la influencia del helenismo no es perceptible ni en la literatura ni en el arte. Las querellas religiosas y la Guerra de los Treinta Aos debilitaron de tal modo a los pases germanos que todo su desarrollo intelectual qued retrasado hasta el siglo XVIII, que dar a luz un nuevo humanismo y un helenismo renovado. Los humanistas de los siglos XV y XVI no iban ms all de los textos. La Antigedad era para ellos una inmensa fuente de sabidura que aprehendan eruditamente, y que receptaban como un todo, sin hacer demasiadas distinciones. En el siglo XVIII, en cambio, los estudios de la Antigedad se singularizan, se la busca en sus pueblos, en su herencia, se le dan caracteres ms vvidos, y una consideracin ms plstica. Se devela su arte como canon esttico. Los pioneros de esta revolucin fueron Winckelmann, Herder y Lessing. Ellos infundieron nueva vida a los estudios helnicos, dando otra imagen de lo griego que permitira la resurreccin cultural de Alemania. El Nacimiento de la Tragedia, en parte imbuido de estos ideales, viene tambin a ponerlos en cuestin. Intenta trastrocar la visin clsica de Grecia, poner en cuestin a la cultura alemana de la poca, discutir las bases de una ciencia que construyese el pasado a la medida de su presente. Nietzsche propona un cambio de rumbo de la cultura. Quera oponer a la visin clasicista una visin dionisaca, imponer otra tendencia. De ah la violenta resistencia de Wilamowitz, de ah las encendidas respuestas de Rohde y Wagner, los gritos

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    44 de guerra de Nietzsche, la incontenible apelacin de todos ellos a la educacin de la juventud alemana. Pero para entender con mayor exactitud en qu consisten las intenciones renovadoras de Nietzsche, as como las oposiciones deudoras del ideal clsico, esto es, las tensiones culturales que se manifiestan en la polmica, conviene detenerse un poco en el anlisis de las distintas tendencias de que se habla al comienzo de esta seccin.

    III A lo largo del siglo XIX asistimos a un proceso de cientifizacin tanto de la historia como de la filologa. Por su parte la esttica alcanza un grado de desarrollo y profundidad inusitado. La historia y la filologa existan desde la Antigedad como disciplinas que posean sus propios mbitos de estudio as como sus propias tcnicas de investigacin. Pero es en el siglo XIX que se hace manifiesto el mpetu de estas disciplinas por convertirse en un discurso inteligible con pretensiones de verdad acerca de un mbito definido de la realidad, y por constituirse en saberes autnomos. Para ello necesitaban legitimar su propio discurso con relacin a otros saberes contemporneos. Ya por oposicin, ya por integracin, deban definir sus lmites respecto de la filosofa, el arte y las ciencias de la naturaleza. Este proceso de cientifizacin y autonomizacin de la historia y la filologa est atravesado por la oposicin entre positivismo e idealismo. Trazar sus respectivos lmites y tomar posicin respecto de estas dos corrientes filosficas fundamentales fue el gran esfuerzo que debieron emprender para definirse como disciplinas cientficas. La tarea no era fcil. En primer lugar, en el interior de ambas haba diversas escuelas. En segundo lugar, tanto una como otra reclamaban para s mbitos de la realidad que entendan como de su exclusiva competencia, y que delimitaban de distinto modo segn las orientaciones de las escuelas. Haba, adems, una inclinacin en la historia por considerar a la filologa una mera disciplina auxiliar. Y, finalmente, tanto la historia como la filologa, si bien se conceban a s mismas como disciplinas cognoscitivas y no artsticas, seguan estableciendo distintos tipos de relaciones con la esttica. Todo ello produjo un clima de divergencias tericas que trajo como consecuencia ms de una spera polmica,

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    45 entre las cuales la suscitada en torno al Nacimiento de la Tragedia de Nietzsche slo fue un ejemplo. Pero las races de este proceso que se consolida en el transcurso del siglo XIX deben ser buscadas en la segunda mitad del siglo XVIII . Hacia all tenemos que dirigir la mirada. La nueva dimensin histrica de la vida que se llama historicismo fue un proceso que se dio generalizadamente en toda Europa, pero alcanza verdadera madurez y expansin en la Alemania del siglo XIX. El gran movimiento alemn del cual surgir el historicismo, tiene sus races en la segunda mitad del siglo XVIII. Podemos apreciar en l dos vertientes de influencias como fuerzas formadoras del mismo. Por un lado, una tendencia hacia determinados ideales estticos, que prepar su camino elevando la vida espiritual alemana. Por otro lado, la bsqueda de la individualidad en la vida y en la historia. Son representativos de la primera Lessing, Winckelmann y Schiller; de la segunda, fundamentalmente Herder. Es gracias a este ltimo que la historia deja de ser una simple coleccin de sucesos para convertirse en una construccin "del drama interior de la humanidad". Herder tuvo, en efecto, la idea de hacer una historia del alma humana en general, atravesando pocas y pueblos. Lo atrajo lo mudable de la vida del alma humana con sus enigmas. Pero el hombre protagonista de la filosofa de la historia de Herder no es el sujeto cuyo obrar la historiografa anterior comprenda en sus conexiones causales. Para ser objeto de la ciencia histrica, las acciones humanas deben ser comprendidas en la interioridad de su voluntad. De otro modo resultan totalmente incomprensibles. Pues el alma humana, que est indisolublemente unida a la naturaleza, es una totalidad sensitivo-espiritual. Por ello elev al rango de conocimiento lo que llam mtodo de la penetracin emptica (Einfhlung), la apropiacin subjetiva de las obras humanas a travs de una actitud espiritual de aprehensin. Toda comprensin del otro emana, para Herder, del conocimiento de s mismo, pues "en el grado de profundidad del sentimiento de nosotros mismos estriba tambin el grado en que sentimos a los dems; [...] slo a nosotros mismos podemos, por as decirlo, sentirnos en los dems". Como explica Meinecke en El Historicismo y su Gnesis: "Una comprensin del otro slo era posible si desapareca la rgida

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    46 separacin entre sujeto y objeto, cuando todo tena conexin con todo y se influenciaba recprocamente, no slo de un modo causal-mecnico, como la ilustracin se imaginaba, sino mediante una interna comunidad de vida y armona del todo, que slo aproximadamente se puede captar mediante conceptos, pero que se capta inmediatamente por la intuicin y el sentimiento".(22) As, dice Herder que: "Si en algn campo de la ciencia hubiesen de reinar sentimientos humanos sera precisamente en el campo de la historia, porque no relata sta acciones humanas? y, no son stas las que determinan el valor del hombre y fundamentan la felicidad o la desgracia de nuestro gnero?.

    "Dcese que 'la historia relata acontecimientos', y casi nos sentimos inclinados a considerar a stos como siendo tan arbitrarios, ms an, tan inexplicables como en los siglos ms oscuros se consideraban, con asombro, los fenmenos de la naturaleza. Para la historia corriente, una guerra desencadenada o una rebelin equivalen a una borrasca, o a un terremoto; los que la desencadenaron se consideran como azotes de Dios, como magos poderosos, y con esto basta!... No podemos, pues, prescindir del sentimiento humano cuando escribimos o leemos historia. Su ms elevado inters, su valor reside precisamente en dicho sentimiento humano...".(23) Al abordar la historia desde el sentimiento humano se hacen patentes las individualidades propias de cada pueblo y de cada poca. "Cul es la principal ley que observamos en todos los magnos fenmenos de la historia? Me parece ser sta que en cualquier parte de la tierra se realice lo que puede realizarse en ella, ya sea de acuerdo con la situacin y necesidad del lugar o de acuerdo con las circunstancias y oportunidades de la poca y tambin de acuerdo con el carcter congnito de los pueblos o el que se forma en ellos. Poned sobre la tierra fuerzas humanas vitales, en determinadas condiciones de lugar y tiempo, y se producirn todas las manifestaciones de la historia de la humanidad. Aqu,

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    47 cristalizan imperios y estados; all, disulvense y llegan a tomar formas diferentes; aqu, una horda de nmades llega a constituir Babilonia; all, un pueblo ribereo asediado, Tiro; aqu, en el frica, se forma Egipto; all, en el desierto de Arabia, un estado judo; y todo esto en una misma regin de la tierra, los unos en vecindad inmediata de los otros. Slo pocas, lugares y caracteres nacionales, en una palabra, la accin simultnea de las fuerzas vivas, en su individualidad ms determinada, deciden del mismo modo que todo lo que produce la naturaleza, as tambin sobre todos los acontecimientos en el reino de los hombres. Destaquemos como corresponde esta ley que rige la creacin: "Las fuerzas vitales de los seres humanos son las propulsoras de la historia humana". Y dice un poco ms adelante: "Lo que en el reino de la humanidad puede suceder, dentro de las condiciones dadas de nacionalidad, poca y lugar, sucede realmente en l. Grecia brinda para ello las pruebas ms abundantes y bellas". "La historia humana toda es pura historia natural de fuerzas, actos e impulsos humanos, segn el lugar y el tiempo".(24) Haba que comprender la historia de la humanidad como una unidad de interna vitalidad y necesidad, entender las formaciones histricas, como por ejemplo la poesa, como productos de la ms interna necesidad vital. Deban buscarse en cada pueblo las mltiples simientes que hubieran podido producir las artes y las ciencias. sta es la fuente de la doctrina herderiana del "espritu creador del pueblo". El genio expresa en su obra de arte, ms all de su individualidad, la individualidad del pueblo y de la cultura a que pertenece. Ligado a estas consideraciones hay que tomar el axioma herderiano de que lo individual es incomparable. El hombre primitivo es incomparable al civilizado; un pueblo, incomparable respecto de otro, as como la oda horaciana es incomparable a la poesa moderna. En este sentido deca Herder que el alemn no deba esforzarse por conseguir los cedros del Lbano ni la vid y el laurel de Grecia, sino gozar del manzano Silvestre de sus bosques sagrados.(25) Para l, las tragedias de Sfocles y las de Shakespeare slo tienen en comn el nombre. Las primeras actan como gnesis de las segundas, pero el gnero transformado que deviene es otro completamente distinto.

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    48 Como todas las cosas en el mundo, la naturaleza de la tragedia griega tambin se transform. Cambiaron las costumbres, la religin, las formas de Estado, y hasta la msica; y con ello se modific sustancialmente lo que bajo el nombre de tragedias produjo la Europa moderna. A pesar de los esfuerzos de imitacin del pasado griego nada pudieron ha