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LA ESPIRITUALIDAD PENTECOSTAL Una pasin por el Reino

Steven J. Land

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DEDICATORIAPara Peggy, Alanna, Laura y Jonatn

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CONTENIDOPrefacio Abreviaturas Introduccin Captulo 1 LA ESPIRITUALIDAD PENTECOSTAL COMO TEOLOGA: UNA INTRODUCCIN TERICA 1. El movimiento pentecostal en sus orgenes y en la actualidad 2. Aproximacin a la espiritualidad pentecostal 3. Perspectivas sobre la espiritualidad pentecostal 4. Una visin panormica Captulo 2 LA ESPIRITUALIDAD PENTECOSTAL COMO VISIN APOCALPTICA: UN ANLISIS NARRATIVO-PRXICO 1. La presencia pentecostal: La irrupcin del Espritu en los ltimos das 2. Las narrativas pentecostales: Participar en la historia de Dios 3. Las prcticas pentecostales: Culto y testimonio a la luz del fin 4. La prxis pentecostal: Una accin-reflexin en el Espritu Captulo 3 LA ESPIRITUALIDAD PENTECOSTAL COMO UN COMPAERISMO MISIONERO: UNA INTEGRACIN AFECTIVA 1. La identidad pentecostal: Liberacin para el reino 2. Los afectos pentecostales: Personificacin y anhelo del reino 3. La oracin pentecostal: Formando y expresando los afectos 4. La pasin pentecostal: Viviendo a la luz del reino Captulo 4 LA ESPIRITUALIDAD PENTECOSTAL COMO UNA TRANSFORMACIN TRINITARIA: UNA REVISIN TEOLGICA 1. La ruptura de la sntesis pentecostal: Los problemas internos y el criticismo externo 2. La revisin de la espiritualidad pentecostal: La Trinidad escatolgica 3. Alcanzndonos unos a otros: Memoria y arrepentimiento 4. Alcanzndonos entre todos: Aprendiendo con las crticas Conclusiones Bibliografa

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PRLOGODesde su insercin en el escenario religioso mundial hace aproximadamente cien aos, las iglesias pentecostales de distinto trasfondo histrico se caracterizaron por la alegra desbordante de sus cultos y por una ruptura radical con los patrones culturales de segregacin racial y de exclusin de ese tiempo, precisamente, dos de los aspectos esenciales de su piedad que hizo de los parias y de los descastados protagonistas activos de la misin. Los cultos han sido, desde entonces, los espacios colectivos en los que se renen aquellos que la sociedad ha calificado como los harapientos del mundo. Aunque la composicin social de estas iglesias ha cambiado un poco en las ltimas dcadas y actualmente muchos fieles y muchas iglesias pentecostales han sufrido un proceso de adecentamiento, pues ya no son tan pobres como sus padres y como sus abuelos, se han hecho aceptables a la sociedad y estn siendo tratados con beneplcito por los poderosos. Sin embargo, todava la mayora de ellos forma parte de los estratos pobres de la sociedad, y un alto porcentaje de sus iglesias estn localizadas en los cinturones de pobreza de las grandes urbes y en las zonas campesinas del Sur del mundo. Ms all de estos cambios, los cultos siguen siendo todava espacios colectivos inclusivos, el piso comn en el que los fieles de estas iglesias adoran libremente al Dios de la Vida en un clima de fiesta, generado, animado y sustentado por el Espritu. En tal sentido, resulta bastante apropiado referirse a los cultos de estas iglesias como La Fiesta del Espritu, porque en estos espacios de encuentro con el Dios de la Vida y de la Historia, la espontaneidad y la alegra, el compaerismo y la mutua aceptacin, el libre acceso y la recuperacin de la palabra, le otorgan precisamente ese aroma caracterstico de un encuentro de amigos que tiene la fiesta en el contexto de Amrica Latina. A lo largo de todos estos aos, cuatro rasgos distintivos han articulado y modelado el culto de estas iglesias, valorado y celebrado como La Fiesta del Espritu: La oracin ferviente y espontnea, el canto alegre y festivo, el testimonio cotidiano y la predicacin apasionada. La oracin ferviente y espontnea da cuenta de la intensidad y de la novedad de su compromiso con Dios. Un compromiso que est conectado con las preocupaciones de cada da, con los problemas inmediatos y con todas las necesidades humanas, porque el Dios con el cual dialogan y de cuya inmediatez no dudan camina al lado de ellos en todo tiempo. El canto alegre y festivo expresa tanto una inmensa gratitud al Seor por sus innumerables favores como una afirmacin colectiva de su esperanza inquebrantable en el poder liberador del Dios de la Vida dentro de una sociedad marcada por la miseria, la muerte y la violencia. El testimonio traduce la existencia de una relacin fresca y continua con Dios en cada circunstancia y en cada tramo de la vida humana. Expresa una comunin constante con el Dios de la Vida en cada trecho y en cada espacio de su peregrinaje espiritual. Lo que explica por qu un creyente Pentecostal afirmara pblicamente con sencillez y conviccin: Yo s que el Seor su mano ha puesto en m. Y afirmara tambin: por la gracia de Dios soy una nueva criatura. O: Yo no era nadie. Pero el Seor me salv y me transform. La predicacin apasionada indica que entienden su vocacin misionera como una tarea indeclinable cuya urgencia no se discute, porque se trata de un encargo innegociable que los impulsa a proclamar en todo tiempo el evangelio completoo el evangelio pentecostal: Cristo salva, sana, santifica, bautiza con Espritu Santo, y viene otra vez. Todos estos temas estn presentes en el libro La Espiritualidad Pentecostal: Una Pasin por el Reino, escrito por el Dr. Steven Land, Presidente del Seminario Teolgico de la Iglesia de Dios

5 (Cleveland, Tennessee, Estados Unidos). Steven Land aborda el tema de la Espiritualidad, como lo hizo la primera generacin de creyentes pentecostales, desde una perspectiva integral. En tal sentuido, no limita la espiritualidad a la vida privada o a la prctica de una tica rigorista, sino que la define como un estilo de vida caracterizado por una integracin de las creencias y las prcticas en los afectos que son evocados y expresados por esas mismas creencias y prcticas. Para Steven Land, los afectos pentecostales (pentecostal afecctions), son aquellos aspectos sustantivos innegociables que para los miembros de estas iglesias tienen un valor muy alto porque constituyen el ncleo de su experiencia espiritual cotidiana, las marcas permanentes de su identidad y los ejes que vertebran y modelan su presencia pblica en los distintos contextos histricos en los que ellos se encuentran dando testimonio de su pasin por el reino. Una pasin que los lleva a comprometerse con la defensa de la dignidad humana con todos los riesgos que ese compromiso exige y que los compromete a luchar contra la pobreza en las sociedades excluyentes de este tiempo. Una prctica que pone en tela de juicio los puntos de vista todava presentes en ciertos crculos acadmicos en los que se considera al mensaje y a la propuesta teolgica de estas iglesias como una forma de "adormecer" o de "tranquilizar" la conciencia social de los pobres y de los excluidos. O que consideran a estas comunidades como simples espacios de "refugio" y de "sobrevivencia" para los inmigrantes que se encuentran sin lazos sociales ni referentes culturales dentro de las ciudades que los cobijan y en las cuales ellos se sienten extraos y despistados. Sin embargo, teniendo en cuenta el testimonio pblico de un significativo porcentaje de las iglesias pentecostales localizadas en el Sur del mundo, ya no se puede aceptar tan fcilmente la opinin de que ellos son un sector religioso pasivo socialmente o ingenuo polticamente, una suerte de justificadores y defensores a ultranza de regmenes autoritarios, una especie de "tontos tiles" o de masa de maniobra para los grupos reaccionarios, o iglesias apocalpticas y milenaristas que ha optado por diferir su vida al ms all y que viven de espaldas a su realidad histrica en una especie de huelga social. El excelente abordaje teolgico de Steven Land, particularmente su comprensin de la espiritualidad, desdice todas estas opiniones crticas, puntualizando que los pentecostales son actores colectivos cuyo impulso misionero se fundamenta en su pasin por el reino de Dios y su justicia. Una pasin que los impulsa a dar testimonio del Dios de la Vida en distintos marcos sociales, polticos y culturales, arriesgando incluso su propia seguridad fsica y teniendo una fidelidad insobornable que no elude el martirio, porque para ellos, no son los dioses de este siglo los que tienen la ltima palabra en la historia, sino el Dios de la Vida que ama y defiende la vida de todos los seres humanos creados a su imagen. Como lo subraya claramente Steven Land a lo largo de este libro, la Vida en el Espritu tiene un horizonte mucho ms amplio que el de una tica rigorista que en otro momento condujo a los pentecostales a separar lo sagrado de lo profano, lo secular de lo religioso, lo material de lo espiritual, y la moral personal de la moral pblica. Una lectura contextual de la Biblia, unida a una toma de conciencia respecto a la realidad social y poltica en la que viven, ha hecho posible que el panorama sea un poco distinto en este tiempo. Sin embargo, queda todava un largo trecho que recorrer y cuestiones crticas que se tienen que resolver, todo ello ciertamente, desde el piso slido de la Palabra de Dios e insertados en el mundo que es su campo de misin cotidiano. El libro Espiritualidad Pentecostal: Una Pasin por el Reino, apunta en esa direccin, proponiendo una agenda de misin integral que puede contribuir significativamente para que el pentecostalismo sea un vehculo colectivo de transformacin social que, sin negar su identidad religiosa especfica, coadyuve a cambiar radicalmente las relaciones humanas de exclusin y el rostro poltico de nuestros pases corrodos por el cncer de una corrupcin sistmica que los mantiene postrados como simples accesorios o como simples factoras rentables del modelo

6 econmico predominante en aldea global contempornea. Dentro de ese marco temporal concreto, la espiritualidad pentecostal, no puede desligarse de un firme compromiso con la defensa de la dignidad humana, ya que amar la vida y defenderla, constituye una forma de vivir en el Espritu. El Dios de la Vida que ama y defiende la vida de los sectores sociales ms vulnerables, exige que la comunidad del reino, la iglesia que Steven Land define como la comunidad misionera escatolgica, se comprometa con esa tarea que desacomoda a los acomodados de este mundo que tienen en sus manos los poderes fcticos. Y, como la historia de la iglesia cristiana lo demuestra, desafiar y enfrentarse a los crculos infernales de violencia, no constituye un buen negocio y exige un fe indomable en Jess de Nazaret encarnado, crucificado y resucitado. Esa es la Cristologia integral que caracteriza a las comunidades pentecostales y que les otorga ese aroma inconfundible que atrae a los millones de crucificados del mundo que encuentran en ellas una solidaridad efectiva que convierte a las vctimas del sistema en misioneros y a los desesperanzados del mundo en visionarios. Lima, Julio del 2006 Daro A.Lpez Rodrguez PhD

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PREFACIO DEL AUTORLa presente investigacin es de un pentecostal, por los pentecostales y para los pentecostales que me han ayudado, exasperado, desafiado y animado durante los ltimos cuarenta aos. Es mi esperanza que ellos se reconozcan as mismos y que encuentren tambin nuevas perspectivas en esta interpretacin y revisin de nuestra comn tradicin. He intentado ser polmico en el mejor sentido de la palabra. La nota polmica est casi est asegurada con la yuxtaposicin de palabras como santidad, pentecostal, afecctions (afectos) y ecumnico.1 Debido a que creo que toda la iglesia es pentecostal, mi investigacin es tambin, as espero, ecumnica en un sentido sectario. Al profundizar en los afectos pentecostales confo que las otras tradiciones cristianas podrn distinguirse as mismas de los pentecostales y, simultneamente, identificarse con ellos. Seguramente existen aristas irnicas. Me gua el deseo de propiciar un acercamiento entre las familias denominacionales pentecostales y del movimiento de santidad, con el propsito de que los pentecostales tengan un aprecio ms profundo por su propia herencia. Me gua tambin el deseo de destacar la importancia crucial de los afectos religiosos para todos los cristianos (especialmente para los pentecostales), y el deseo de proponer una revisin trinitaria que provoque y anime la articulacin de un pentecostalismo ms social, ms misionero, ms ecumnico y teolgicamente responsable. Confo que mis amigos protestantes liberales (en la tradicin de Schleiermacher) y mis amigos fundamentalistas (en la tradicin de Warfield y de la filosofa del sentido comn Escocs) encuentren en estas pginas asuntos que exasperen y desafen sus intereses. Los pentecostales tienen razones vlidas para aprender de ambas corrientes. Ms an, tienen suficientes razones para abrazar y para expandir, si no alterar radicalmente, la etiqueta evanglico como una auto-designacin. La antinomia entre razn y sentimientos tiene que ser superada. Intento demostrar una forma de superar ese problema Muchos han contribuido para que este trabajo se culmine, sin embargo, debo comenzar con quienes me ensearon la disciplina teolgica fundamental y siempre significativa en la vida de todos los creyentes: La oracin. Mis padres Jack y Mary Land, durante ms de cuarenta aos, han dado bastante de s mismos, tanto a m como a muchos otros creyentes. Junto con mi esposa Peggy, durante veinte aos, servimos con mis padres en un ministerio pentecostal urbano en la ciudad de Atlanta (Georgia, Estados Unidos) que exigi una constante renovacin espiritual y un constante esfuerzo teolgico. Los miembros de la Society for Pentecostal Studies-SPS (Sociedad para Estudios Pentecostales) estimularon mi reflexin teolgica mediante la discusin, compartiendo sus reflexiones y sus investigaciones provocativas. Leonard Lovett y David Daniels, con sus investigaciones y con su ejemplo, me han recordado el papel crucial que tienen las races y la espiritualidad negras para un pentecostalismo que podra ser considerado como un movimiento de liberacin popular animado por el Espritu. Mel Robeck, Jerry Sandidge, Harold Hunter, Vinson Synan y Dan Albrecht, han contribuido mucho y el fruto de sus investigaciones se refleja en este libro. Donald Dayton, pionero en la investigacin teolgica e historiogrfica, ha compartido libremente sus materiales de investigacin y nos ha regaado tanto a m como a otros miembros de la SPS sobre nuestro complejo de inferioridad teolgica. William (Bill) Faupel, adems de compartir una enorme cantidad de datos histricos, coordin una entrevista1

Nota el Editor: La palabra afectos que se utiliza para traducir la palabra en ingls affections, no expresa toda la riqueza de contenido que subyace en este trmino, ya que cuando el autor de este libro se refiere a los afectos pentecostales (pentecostal afecctions), parece estar referindose a aquellos asuntos que para los pentecostales tienen un valor muy alto porque constituyen el ncleo de su experiencia espiritual cotidiana, las marcas permanentes de su identidad y los ejes que modelan su presencia pblica en los distintos contextos histricos en los que ellos se encuentran dando testimonio de su pasin por el reino.

8 con el Dr. Walter Hollenweger, un gesto por el que le estoy profundamente agradecido. El trabajo de Bill, extremadamente valioso y cuidadoso, sostiene mi investigacin y es un requisito previo para entender el pentecostalismo norteamericano. l ley un bosquejo inicial e hizo comentarios que fueron profundamente apreciados. David Bundy, extraordinario biblifilo y lingista, y Frank Macchia, me han enseado mucho sobre las conexiones que existe entre el movimiento de santidad y el pentecostalismo, as como sobre el significado ms grande y profundo de la glosolalia. Agradezco a todos los lderes pentecostales que en los ltimos 15 aos compartieron generosamente conmigo su tiempo, sus perspectivas, sus hogares y sus corazones. Agradezco especialmente a Yung-Chu Han de Corea; Margaret Gaines de Israel; J. Herbert Walker Jr. y su querida esposa Lucille de Europa; Andre Weber de Francia; Jos Minay (Obispo pentecostal sudamericano) de Chile; Rick y Janice Waldrop, David Munguia, Roberto Aldana y Rudy Girn de Guatemala; Miguel y Mireya lvarez de Honduras; Rev. Enrique Guerra de Costa Rica; Rev. Pedro Pablo Castillo de Nicaragua; Arturo Naidoo, James Seekola, Timothy de Reuben y Wynand de Kock de Sudfrica; Neil y Leslie Morrison de Escocia; Brian Robinson, Steve y Kathleen Pasillo de Inglaterra; Ivan y Valentina Fedotov de Rusia; Hong Yang de China; as como a los estudiantes que en los ltimos aos me han dado el privilegio de ensearles y de quienes he aprendido mucho. Agradezco tambin al Dr. Cecil Knight, al Dr. Robert Crick y al Dr. James Beaty uno de mis coeditores, as como los profesores y los estudiantes del Seminario Teolgico de la Iglesia de Dios (Church of God Theological Seminary, Cleveland, Tennessee, USA), que me han entendido y alentado durante los ltimos aos. El Dr. Crick me ha animado, especialmente, en mi bsqueda pentecostal y ha profundizado mi perspectiva del cuidado pastoral. Rick Moore, Chris Thomas, Jackie y Cheryl Johns, han sido amigos y valiosos compaeros de dilogo. Varias bibliotecas me han ayudado durante todo el proceso de investigacin. Barbara McCultough de la biblioteca William Squires (Cleveland, Tennessee), y Valerie Watkins de la biblioteca Woodruff de la Universidad de Emory, fueron de especial ayuda. El personal del Pentecostal Research Center (Cleveland, Tennessee) y Charles Towler de la Casa Editorial de la Iglesia de Dios (Cleveland, Tennessee), me ayudaron a seguir la pista de la himnologa pentecostal primitiva. Tengo que agradecer tambin, particularmente, tanto a los redactores como al personal de Sheffield Academic Press que inicia esta serie de monografas con la publicacin de mi investigacin doctoral en forma de libro. As como a Steve Barganski cuyo trabajo editorial ha sido bastante til para que este manuscrito sea presentable. Hace varios aos mi consejero de la disertacin doctoral, Don Saliers, me asign un captulo sobre Espiritualidad Pentecostal en un libro que estaba editando para Crossroad Press de Nueva York. se trabajo se convirti en la semilla y el motor para la presente investigacin. Como profesor, mentor y amigo, el Dr. Saliers ha tenido una enorme influencia. Espero que esa colaboracin contine en el futuro. l ha sido un excelente mentor-director de esta investigacin. Theodore Runyon, miembro de mi comit de disertacin doctoral, junto con mi esposa, me anim a incorporarme al programa doctoral a finales de los aos 70. He conocido a Theodore y Cindy Runyon durante ms de veinte aos. Su ministerio, para m y para otros estudiantes, ha sido siempre valioso y alentador. Cindy Runyon, encargada de la hemeroteca de la Biblioteca Teolgica Pitts (Universidad de Emory), debido a su asistencia personal y profesional, ha hecho la investigacin ms soportable y el trabajo final ms agradable para muchos estudiantes. Los estudios wesleyanos del Dr. Runyon, su inters en la liberacin y el espritu ecumnico, han formado significativamente mi teologa. l es un amigo y colega, y uno de los profesores ms desafiantes que he tenido!

9 Tambin en mi comit para la disertacin doctoral estuvieron el Dr. Richard Bondi, el Dr. Hollis Gause y el Dr. Hal Knight. El trasfondo en teologa narrativa del Dr. Bondi y su crtica extremadamente profunda de la disertacin doctoral demostraron ser de mucha ayuda. Su esposa Roberta Chesnut prepar uno de mis exmenes doctorales. Ambos son colegas a quienes aprecio bastante. El Dr. R. Hollis Gause ha enseado teologa y estudios bblicos durante ms de treinta aos en el Seminario Teolgico de la Iglesia de Dios. Hemos enseado juntos varios aos. l y su esposa Beulah son abuelos adoptivos de mi familia. Sus crticas, sus preguntas y sus comentarios, hicieron que este trabajo sea mucho ms claro. Aunque estoy seguro que esta investigacin necesita pulir muchas cosas todava, no es por falta de trabajo en la parte que le corresponde al Dr. Gause, ya que l me ha enseado y asistido de muchas maneras durante todo el proceso de investigacin. El Dr. Hal Knight, la ltima persona del comit de disertacin doctoral, ha hecho ms que cualquier otro para que termine la presente investigacin. l ha sido amigo, redactor de versiones y compaero de dilogo, desde el comienzo hasta el final. Aprecio profundamente su contribucin personal y profesional. Al lado de mi familia, los miembros de la Misin de la Iglesia de Dios en Atlanta, han compartido conmigo la gestacin y el nacimiento de esta investigacin. Su tierna comprensin, el esfuerzo paciente, las oraciones y el estmulo sincero, me sostuvieron cuando el camino fue duro. Mi hermana Rosemary y su esposo Steven Lester me han llamado por telfono y me han animado constantemente. Susan Harper miembro de la iglesia de Atlanta, una de mis exalumnas y colega ministerial, ha descifrado mi escritura y ha mecanografiado este manuscrito. Ella sacrific muchas horas y ha trabajado arduamente para que esta investigacin sea una pieza presentable, mientras terminaba sus propios estudios teolgicos. Sin embargo, los que han dado la mayor parte de su tiempo, son quienes me conocen mejor: Mi esposa Peggy y mis hijos Alanna, Laura y Jonatn. A los hijos se les desapareci el pap durante das. Ellos han hecho que en reiteradas ocasiones les explique lo que estaba haciendo y por qu lo haca... Hasta el momento en que, finalmente, yo mismo lo entend! Ahora estn felices de tener a su padre nuevamente en casa. Mis hijos con sus preguntas, sus dudas, sus miedos, sus creencias, sus oraciones y su ejemplo, me han enseado mucho sobre la espiritualidad pentecostal. Aprendieron todo ello de su madre Peggy. Mi esposa Peggy Goudy Land ha sido un ejemplo espiritual, una compaera de ministerio, y mi mejor amiga por veintin aos. Hemos dialogado sobre esta investigacin en muchas conversaciones nocturnas de distintas maneras. La fe y la perseverancia de sus padres, Liston y Eunice Goude, han llegado a ser una expresin madura en ella y los beneficiarios han sido nuestros hijos y yo mismo. En comunin con ella, agradezco por esta investigacin comenzada, terminada e inacabada.

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ABREVIATURASAF The Apostolic Faith (September 1906-May 1908) reprinted by F. T. Corun (ed.), Like As Of Fire (Wilmington, MA, 1981).

DPCM S. M. Burgess and G. B. McGee (eds.) Dictionary of Pentecostal and Charismatic Movements (Grand Rapids: Zondervan, 1988). HBT HTR JES JPT JPTSup JSNTSup Horizons in Biblical Theology Harvard Theological Review Journal of Ecumenical Studies Journal of Pentecostal Theology Journal of Pentecostal Theology, Suplement Series Journal for the Study of the New Testament, Suplement Series

NASB Unless otherwise stated all Scripture quotations are from the New American Standard Bible (LaHabra, California: The Lockman Foundation, 1960). Pneuma RSR SJT Ttod Pneuma: The Journal of the Society for Pentecostal Studies Religious Studies Review Scottish Journal of Theology Theology Today

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INTRODUCCIN ANLISIS Y REVISIN DE LA ESPIRITUALIDAD PENTECOSTALEn esta investigacin intento realizar una interpretacin y revisin fresca y constructiva, aunque un poco polmica, de la tradicin pentecostal. En el primer captulo, la seccin terica y metodolgica, la relacin fundamental entre teologa y espiritualidad tiene un giro distintivamente pentecostal pero, interesantemente, Barthiano. Especialmente con relacin al papel de la oracin en la tarea teolgica. Concordando con Walter Hollenweger de que los primeros diez aos del movimiento Pentecostal, forman el corazn y no la infancia de su espiritualidad, avanzo un poco ms para afirmar el papel crucial que tienen para el pentecostalismo las races de los movimientos wesleyano, de santidad y de avivamientorestauracin del siglo XIX. La espiritualidad se define como la integracin de las creencias y las prcticas en los afectos que son evocados y expresados por esas mismas creencias y prcticas. El segundo captulo es un rpido anlisis narrativo de ciertas creencias y prcticas pentecostales, utilizando canciones, testimonios y relatos de testigos oculares, para contar la historia. La naturaleza apocalptica de la espiritualidad es analizada, criticada y explicada, para demostrar la relacin que existe entre revelacin, historia y reino de Dios. El tercer captulo da cuenta de cmo los afectos cristianos integran y delimitan las creencias y las prcticas pentecostales. Lo que se observa es un condicionamiento mutuo entre la ortodoxia (las creencias correctas), la ortopraxis (la prctica correcta) y la ortopatia (los afectos correctos). En tal sentido, el anlisis de la espiritualidad pentecostal toma un nuevo giro, superando en ese proceso, la desfasada e infructuosa antinomia entre razn y sentimientos. Los afectos pentecostales estn correlacionados con ciertos atributos divinos, el reino de Dios y el testimonio pentecostal, para sugerir una forma de desarrollo de la fe pentecostal, caracterizada por una dialctica de crisis-desarrollo. El cuarto captulo ofrece una revisin trinitaria de la espiritualidad pentecostal, argumentando que la pasin por el reino de Dios constituye, finalmente, una pasin por Dios. A la luz de la construccin y la revisin, se examinan ciertos temas internos y crticas externas al movimiento pentecostal. Adems, la necesidad de investigar ciertos temas en el futuro inmediato, se presenta y se discute brevemente en las conclusiones En suma, la presente investigacin sobre la espiritualidad pentecostal, se articula en cuatro etapas definidas: 1. La relacin entre la espiritualidad y la teologa; 2. Una descripcin-anlisis de ciertas creencias y prcticas que caracterizan a la espiritualidad pentecostal; 3. Una demostracin de la integracin de las creencias y de las prcticas en los afectos pentecostales y, finalmente; 4. Una revisin trinitaria.

12 CAPTULO 1

LA ESPIRITUALIDAD PENTECOSTAL COMO TEOLOGA: UNA INTRODUCCIN TERICA1. EL MOVIMIENTO PENTECOSTAL EN SUS ORGENES Y EN LA ACTUALDAD 1.1. El regreso a Pentecosts: La cada de las Lluvias Tardas Jesucristo, dentro de un contexto de intensas expectativas apocalpticas, orden a sus discpulos que esperen la promesa del padre. El bautismo y la llenura del Espritu Santo fueron el cumplimiento de la profeca de Joel2 y un empoderamiento de los testigos de Cristo para el final de los tiempos para que vayan a todos los extremos de la tierra. La venida y la misin de Jess y del Espritu fueron presentadas en un lenguaje de promesa y cumplimiento de tal manera que el cumplimiento llevara una sobrecarga de la promesa, la misma que tena implicaciones personales e implicaciones histricas globales. Cada ya del cumplimiento llevaba un todava no de la consumacin. As, esperar por Cristo, lleg a ser una espera por su regreso. Y esperar por el Espritu prometido, lleg a ser una espera en el Espritu hasta el tiempo cuando, por el Espritu, Dios sera todo en todos. Esta promesa-cumplimiento, ya-todava no, es una tensin dinmica que caracteriza la pasin escatolgica del cristianismo. De tiempo en tiempo, cuando la tensin dinmica se resuelve prematuramente en ocasiones orientada a otro mundo, un escapismo del todava no, o un ya que implica acomodamiento a este mundo emergen los movimientos de restauracin, de avivamiento, de despertar y de renovacin, para recordar que la iglesia es la madre escatolgica3, cuyos hijos e hijas han sido llamados a profetizar. El pentecostalismo fue y sigue siendo todava un movimiento de ese tipo. La espiritualidad pentecostal hunde sus races en los movimientos wesleyano del siglo XVIII y de santidad del siglo XIX. Incorpor todas las tensiones, agitaciones y bendiciones escatolgicas del avivamiento premilenialista que haba recorrido norteamrica en la ltima mitad del siglo XIX. Fue visto como la respuesta a las oraciones de miles de creyentes que a travs de redes globales, de asociaciones individuales, de revistas, de retiros espirituales, entre otras actividades, haban clamado por una renovacin de Pentecosts. En 1856, William Arthur, un metodista ingls, expres ese profundo deseo en la siguiente oracin:Y ahora, Espritu adorable, que procede del Padre y del Hijo, desciende sobre todas las iglesias, renueva el Pentecosts en nuestro tiempo, y bautiza a este pueblo. Oh, bautzalos de nuevo con lenguas de fuego! Corona este siglo XIX con un renacimiento de "la religin pura y sin mancha ms grande que en el siglo pasado, mayor que cualquier demostracin del Espritu antes vista por los hombres.4

Durante el siglo XIX y en los inicios del siglo XX, fuegos pentecostales se encendieron en Inglaterra (los Irvinguistas), Alemania, India. Rusia, Gales y Amrica del Norte (Finney, Moody, los Palmers y otros).5 Pero fue en la Escuela Bblica de Charles Fox Parham en 1901, donde Agnes Ozman, fue bautizada en el Espritu santo, con la evidencia de hablar en otras lenguas.2 3

Hch. 1-2. E. Ksemann, New Testaments Questions of Today (London: SCM Press, 1969), p. 100. 4 W. Arthur, The Tongue of Fire; or the True Power of Christianity (New York: Harper, 1856), pp. 189-227. 5 M.E. Dieler, The Holiness Revival of the Nineteenh Century (Metuchen, NJ: Scarecrow Press, 1980); D.W. Dayton, The Theological Roots of Pentecostalism (Grand Rapids: Zondervan, 1987); D.W. Faupel, The Everlasting Gospel: The Significance of Eschatology in the Development of Pentecostal Thought (PhD dissertation, University of Birmingham, England, 1989).

13 Esta percepcin de Parham y de sus estudiantes fue llevada por William J. Seymour a Los Angeles en 1906. Seymour, un humilde predicador negro de la santidad que haba sido uno de los estudiantes de Parham y que era tuerto, public en 1906 la primera edicin del peridico The Apostolic Faith (La Fe Apostlica). El lema en el encabezamiento de cada edicin de este peridico deca: ...contended ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos (Judas 3). El primer artculo anunciaba que Pentecosts haba llegado a Los ngeles y que haba un avivamiento de salvacin Bblica... como se describa en el libro de Hechos de los Apstoles.6 Seymour, bastante feliz, comunica que:El poder de Dios ha agitado esta ciudad como nunca antes. Pentecosts ha llegado seguido por las evidencias bblicas. Muchos son convertidos, santificados y llenados con el Espritu Santo, hablando en lenguas como lo hicieron en el da de Pentecosts. Las escenas que diariamente se ven en el edificio de Azusa Street, as como en otras misiones e iglesias en otras partes de la ciudad, estn ms all de cualquier descripcin y un verdadero avivamiento ha comenzado. Ya que Dios ha estado trabajando con sus hijos, llevndolos a travs de Pentecosts, y poniendo el fundamento para una poderosa ola de salvacin entre los inconversos. Las reuniones se celebran en una vieja iglesia metodista que se haba sido convertida en un granero, sin ninguna decoracin, y con un piso de tierra... Muchas iglesias han estado rogando por Pentecosts y Pentecosts ha llegado. La pregunta de esta hora es: Lo aceptarn? Dios ha contestado de una manera que ellos no esperaban. l ha llegado en una forma humilde como antes, nacido en un establo.7

Seymour observ que estos rodadores santos, esta iglesia coloreada 8 (debido a la integracin racial que all se dio), como ciertas personas la llamaron, era:Un vecindario de funerarias, establos y depsitos de madera para construccin... Usted difcilmente podra esperar visitaciones celestiales a menos que tuviera en cuenta el establo de Beln... Pero aqu puede encontrar un poderoso avivamiento, avanzando desde las diez de la maana, hasta cerca de las doce de la noche.

Comentado ms adelante sobre las razones por las que se reunan en un granero, Seymour con estas palabras, especula sobre las razones por las qu Dios eligi ese lugar:Si esto hubiera comenzado en una iglesia acomodada, las personas de color y los hispanos no podran haber tenido acceso. Pero alabado sea Dios por haberlo comenzado aqu. El Dios Todopoderoso dice que l derramar su Espritu sobre toda carne... Se tiene que sealar cun libres nos sentimos las personas de todas las nacionalidades. Si un mexicano o un alemn no puede hablar ingls, se levanta y habla en su propia lengua y se siente tranquilo como en su casa, porque el Espritu habla a travs de su rostro y las personas dicen: Amn. No se rechaza ningn instrumento que Dios pueda utilizar, debido al color de su piel, su vestimenta o su falta de educacin. Esto es as porque es Dios quien levant esta obra.9

Se ha sealado que la segregacin racial fue eliminada por la sangre de Cristo en Azusa Street. Y, significativamente, esa fue tambin la experiencia en el sur de los Estados Unidos, como lo evidencian los informes del evangelista blanco G.B. Cashwel y el ministerio del obispo pentecostal negro C.H. Mason quien lleg a ser el lder espiritual de la Church of God in Christ (Iglesia de Dios en Cristo). Mason orden ministros blancos y negros. El primer seminario6 7

W.J. Seymour, AF 1.1 (1906), p. 1. W.J. Seymour, AF 1.1 (1906), p. 1. 8 Nota del Editor: Esta frase parece referirse a la integracin racial que se dio en la experiencia de Azusa Street, un lugar de culto en el que blancos, afroamericanos, hispanos y personas de otras culturas se encontraron para adorar a Dios. All se practic una democracia del Espritu. 9 W.J. Seymour, AF 1.3 (1906), p. 1.

14 pentecostal, localizado en Atlanta (Georgia) como un Centro Teolgico Interdenominacional, lleva su nombre. Sin embargo, hechos como la ruptura de las barreras sociales y el comienzo del avivamiento pentecostal en un humilde establo (tambin tuvieron un aposento alto en Azusa Street!), no fueron los nicos paralelos que se tuvo con la iglesia del Nuevo Testamento. Ya que este acontecimiento fue interpretado, por sus adherentes, como la restauracin de la Lluvia Tarda de la fe apostlica y el poder para la evangelizacin del mundo en los ltimos das. Todo ello estuvo determinado por la expectativa total de la inminente parusa de Jesucristo.10 El evangelio completo para la plenitud de los tiempos era necesario para la llenura de los santos con el Espritu Santo, para que ellos pudieran llenar la tierra con la doctrina de los apstoles. Este evangelio completo fue resumido en cinco temas teolgicos: 1. La justificacin por la fe en Cristo. 2. La santificacin por la fe como una segunda y definitiva obra de gracia. 3. La sanidad del cuerpo provista para todos en la expiacin. 4. El regreso premilenial de Cristo. 5. El bautismo en el Espritu Santo con la evidencia de hablar en otras lenguas. Fue el quinto tema, ms que cualquiera de los otros cuatro, el que sirvi como signo de que la luz del ocaso11 estaba brillando, antes de la llegada de la oscuridad, cuando nadie podra ya trabajar.12 El movimiento fue simultneamente restauracionista y escatolgico. Los participantes creyeron que Dios estaba restaurando la fe y el poder apostlicos para los ltimos tiempos a travs de las seales y maravillas. Dios haba restaurado la justificacin por la fe con Lutero, la santificacin por la fe con Wesley, la sanidad divina a travs del Dr. Cullis y de muchos otros ministros del siglo XIX13, la bendita esperanza de la premilenial venida de Cristo a travs de las conferencias de profeca en la ltima mitad del siglo XIX y, finalmente, el bautismo en el Espritu Santo como poder para la evangelizacin mundial en los ltimos das. Desde su perspectiva, Dios estaba llamando a todos los santos, para que sean buenos testigos en el poder del Espritu Santo. Consecuentemente, el profetismo de todos los creyentes, poda ser agregado al sacerdocio de todos los creyentes. Hubo otras analogas con la iglesia del Nuevo Testamento. Hubo una aversin a los credos que dividen y obstaculizan la misin de la iglesia. Hubo una suspicacia con respecto a las organizaciones que funcionaban mediante mecanismos y esquemas polticos, en lugar de los dones del Espritu. De hecho, para los pentecostales de la primera generacin, cualquier cosa que no tena un precedente bblico directo era sospechosa de obstaculizar el trabajo del soberano Espritu de Dios. Cristo gobern a la iglesia tangiblemente a travs de toda la Biblia correctamente trazada e, intangiblemente, mediante los dones y la gua del Espritu Santo. No hubo un solo fundador del movimiento. Como en los das del Nuevo Testamento, la comunicacin y la instruccin se continu a travs de cartas, tratados, testimonios y, lo que posiblemente fue mucho ms importante, con un ethos que creca y que estaba centrado y orientado hacia un culto avivado, participativo y popular. Todos los que haban tenido su Pentecosts fueron testigos, narradores de la buena noticia. 14 No hubo tratados sistemticos. Ya que ste hecho habra sido una forma de actividad de segundo orden, dentro de una atmsfera de oracin, adoracin y testimonio. Muchos de los primeros pentecostales fueron10

D.W. Faupel, The Function of Models in the Interpretation of Pentecostal Thought, Pneuma 2.1 (Spring, 1980), pp. 47-49. 11 A.J. Tomlinson (ed.), The Evening Light and Church of God, Evangel. 12 Jn. 9.4. 13 P.G Chappell, Healing Movements, DPCM, PP. 353-74. 14 Esta es una designacin comn utilizada, frecuentemente, en los primeros nmeros de The Apostolic Faith.

15 personas con cierto nivel educativo -algunos en Azusa Street tenan, incluso, educacin superior-, sin embargo, fueron abrumadoramente orales en su adoracin, testimonio y trabajo. Como en el Nuevo Testamento, el sentido de la urgencia para advertir a la iglesia y para testificar a las naciones impregnaba toda su comprensin, actividad y afectividad. Ahora era el tiempo para el evangelio eterno (Ap. 14.6-7), el evangelio del reino (Mt. 24.14), que se tena que proclamar con poder y con demostracin del Espritu Santo. 15 La novia tena que ser preparada para el novio. El perdido tena que ser llevado al arca de la salvacin antes de la prxima Gran Tribulacin. Este sentimiento fue captado por Frank W. Sandford de Silo (Maine), mentor de Charles F. Parham, cuando cambi en 1901 el ttulo de su revista Tongues of Fire (Lenguas de Fuego) a The Everlasting Gospel (El Evangelio Eterno). ste deba ser El ltimo Mensaje Solemne de la poca. Sandford afirm que:El primer mensaje del evangelio fue proclamado por un ngel: Buenas nuevas de gran gozo, para todo el pueblo: porque os ha nacido un Salvador. El ltimo mensaje del evangelio ser proclamado de una manera parecida: Vi a otro ngel, que tena el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a cada nacin. El primero fue un mensaje de paz y de buena voluntad. El ltimo ser un mensaje de advertencia y de juicio. El primero represent el ao agradable del Seor. El ltimo: el da de venganza de nuestro Dios! El primero traa buenas noticias a un mundo perdido en el pecado: El que creyera en l sera justificado por gracia a travs de la redencin en Cristo Jess. El ltimo advierte que muy pronto al mundo se le pedir cuentas sobre el uso o el abuso de su privilegio, y se prepara el camino para el tiempo cuando el Seor ser revelado en el cielo con sus poderosos ngeles, en una llama de fuego que tomar venganza sobre aquellos que no obedecen al evangelio. El primero prepar el camino para un Hombre de dolores. El ltimo para el Rey de reyes. El primer mensaje representa la voz de quienes cantan alegres sobre las colinas de Beln: Gloria a Dios en las alturas! El segundo mensaje, la voz de la autoridad divina, gritando a todas las naciones: Temed a Dios y dadle gloria! El primer mensaje anunci a Uno que llegara mansa y pacientemente, montando sobre un asno a Jerusaln para morir por los hombres. El ltimo mensaje anuncia a Uno que viene con gran poder y gloria a la Ciudad del Rey para reinar desde el ro hasta el final de la tierra. Todos aclamarn el poder del evangelio eterno.16

Cristo no vendr hasta que este mensaje haya sido proclamado a todas las naciones con palabras, seales y maravillas. El ritmo y el enfoque de la historia individual y mundial se han acelerado e intensificado. Este movimiento se expandi rpidamente a travs de las redes preestablecidas del avivamiento del siglo XIX y de los nuevos campos abiertos por las personas que salieron inmediatamente, con poco o ningn entrenamiento formal, hacia los cuatro rincones de la tierra.17 Al principio el movimiento pentecostal creci lentamente. Y en los primeros 15 aos fue influenciado por controversias raciales, teolgicas y sociales. Sin embargo, las iglesias pentecostales representan actualmente el mayor grupo Protestante del mundo y su espiritualidad, transmitida a travs de la Renovacin Carismtica, ha influenciado cada rama del cristianismo. Al lado de la Iglesia Catlica Romana, la Iglesia Ortodoxa Oriental y el

15 16

Faupel, The Function of Models, pp. 87-99. F.W. Sandford, The Everlasting Gospel, citado en Faupel, Everlasting Gospel, p. 47. 17 Cada nmero de The Apostolic Faith traa noticias de los campos misioneros y testimonios de aquellos que se preparaban para ir a la cosecha.

16 Protestantismo, puede ser considerado como la cuarta fuerza (comparada con la designacin general de tercera fuerza) en el cristianismo. 1.2. Las dimensiones de la espiritualidad pentecostal Las dimensiones del impacto de esta espiritualidad proporcionan un buen argumento para observarlo con ms detenimiento. Pero se necesita ms que una apologa sobre el bautismo en el Espritu Santo o algn otro estudio sobre expresiones particulares como la glosolalia. El movimiento pentecostal ya tiene cerca de cien aos. Y con los aos ha llegado el desarrollo de credos, instituciones de educacin superior, organizaciones eclesisticas complejas y toneladas de publicaciones anuales. 18 Al acercarse a su centenario el movimiento pentecostal ha demostrado que preserva todava su impulso inicial. La dimensin de la longitud o de la longevidad est, sin embargo, eclipsado por su anchura. Aunque comenz en norteamrica, el pentecostalismo actualmente es ms fuerte en el Sur del mundo. David Barrett estima que ms del 75% de todos los miembros, de un total de mil denominaciones nacionales no-blancas/del Tercer Mundo, estn compuestos por personas que llevan las marcas fenomenolgicas del pentecostalismo. Adicionalmente, existen ochocientas denominaciones explcitamente pentecostales, nacionales o de razas no-blancas en el Sur del mundo. Adems de los millones de miembros de los cuerpos denominacionales pentecostales originales existen millones que forman parte de la renovacin carismtica, conocida tambin como la tercera ola, conformadas por evanglicos que experimentan una renovacin del Espritu, pero que no la reconocen como una experiencia separada de la conversin. Los de la tercera ola acentan las seales y maravillas, sin embargo, permanecen en sus iglesias y no se organizan en grupos renovados diferentes. Los miembros de la tercera ola de la renovacin carismtica se encuentran as se calcula en once mil denominaciones pentecostales y en tres mil denominaciones carismticas independientes. Ellos representan el 21% de cristianismo global. Este movimiento es actualmente:...ms urbano que rural, ms femenino que masculino, ms nios (menores de dieciocho aos) que adultos, ms tercer-mundistas (66%) que del mundo occidental (32%), la mayora de ellos viven en una situacin de pobreza (87%) que en una situacin de riqueza (13%), ms relacionados con una familia que individualistas.19

Asia Oriental, Amrica Latina20 y frica, se estn pentecostalizando ms rpidamente, mientras que Europa sigue siendo todava ms carismtica. Cerca del 14% de todos los carismticos dentro de las iglesias protestantes tradicionales, desde 1970, llegan a independizarse formando ms de 100.000 iglesias carismticas blancas a travs del mundo tmidamente organizadas en cuarenta o ms redes principales.21 Una cuarta parte de los pastores cristianos a tiempo completo en el mundo son pentecostales o carismticos. Estn activos en 80% de las 330 reas metropolitanas ms grandes del mundo. Ellos son frecuentemente ms acosados, perseguidos, sufridos, martirizados que, probablemente, cualquier otra tradicin cristiana en la historia reciente.22 A menudo son despreciados, encarcelados, torturados y asesinados, tanto por las dictaduras totalitarias, como por aquellos que se oponen a esos regmenes. Generalmente buscan una tercera va para la paz en el Tercer Mundo y han sido caracterizados como el refugio de las masas23 porque no participan directamente en acciones socio-polticas. Sin embargo, han creado comunidades18 19

W.E. Warner, Publications, DPCM, pp. 742-51. Todas las estadsticas provienen de D. Barrett, Statistics Global, DPCM, pp. 810-30. 20 Ver la discusin de la presente situacin en Amrica Latina en David Stoll, Is Latin America Turning Protestant? (Los Angeles: University of California Press, 1990). 21 Barrett, Statistics Global, p. 119. 22 Barrett, Statistics Global p. 119. 23 C.L. DEpinay, Haven of the Masses (London: Lutterworth Press, 1969).

17 alternativas de cuidado, respeto y empoderamiento de los pobres y tienen sus propios programas de concientizacin afectiva orientada a la liberacin.24 Aunque impresiona que este movimiento haya alcanzado tal anchura en tan corto tiempo, desde un ngulo teolgico, las dimensiones de altura y de profundidad, son probablemente las ms significativas. Cuando se menciona la altura, se est haciendo referencia a la dimensin de la alabanza, el culto, la adoracin y la oracin a Dios. Estas son las caractersticas que ms llaman la atencin a la mayora de los observadores y a los participantes. Pero a esto se debe agregar la dimensin de la profundidad. sta es la razn por la cual, a largo de un siglo, ha tenido un crecimiento sostenido y un impacto significativo. La dimensin de profundidad trata sobre las cosas profundas del corazn humano: Los sentimientos, decisiones, motivaciones y disposiciones que caracterizan a los pentecostales. Uno no puede leer los primeros relatos del avivamiento en Azusa Street, as como escuchar los testimonios de pentecostales de este tiempo, sin ser desafiado por la profundidad de su conviccin y de su pasin. Es una bsqueda firme del Seor y una preocupacin por la salvacin de los perdidos. Es una exclamacin continua, gozosa, de la inquebrantable presencia del reino de Dios que pronto ser consumado. Durante los ltimos aos he observado esa realidad en cinco continentes Y llama la atencin que existe una remarcable continuidad de Azusa Street a Sel, a Glasgow, a Managua, a Santiago, a Durban, a Mosc. La espiritualidad de estas dimensiones exige un mayor acercamiento teolgico. Se necesita un mayor examen de la lgica interna de esta pasin por el Reino. 2. APROXIMACIN A LA ESPIRITUALIDAD PENTECOSTAL 2.1. Tesis: La integracin de santidad y poder Forma parte de la tarea teolgica inacabada del pentecostalismo la integracin del lenguaje de la santidad y del lenguaje del poder, lenguajes hablados por los movimientos de santidad y pentecostal, respectivamente. Constituye un error teolgico y pastoral dicotomizar, confundir, o simplemente identificar, amor y poder. De hecho, a la luz de la primigenia soteriologa pentecostal de la justificacin, la santificacin y el bautismo del Espritu, el desafo teolgico bsico y la ms acuciante necesidad pastoral, consiste en demostrar la integracin de la justicia, el amor y el poder en este movimiento apocalptico de transformacin espiritual. Mi tesis es que la justicia, la santidad y el poder de Dios estn correlacionados con los afectos distintivamente apocalpticos que son la base sobre la cual se integra la espiritualidad pentecostal. Esta espiritualidad es cristocntrica precisamente porque es pneumtica. Su evangelio quntuple se centra en Cristo porque su punto de partida es el Espritu Santo. Subrayando esta correlacin, se puede afirmar que se trata de una soteriologa que acenta la salvacin como participacin en la vida divina, ms que la remocin de la culpa. De hecho, Jesucristo es el centro y el Espritu Santo es la circunferencia de una espiritualidad pentecostal distintiva, cuyos lineamientos se tratar de trazar en este libro. Los afectos distintivamente apocalpticos del pentecostalismo sern demostrados como la base que integra sus creencias narrativas y sus prcticas. Pero el contexto decisivo y el horizonte siempre presente para una demostracin ms comprensiva y ms til de las creencias, prcticas y afectos, es el escatolgico: La presencia de Dios quien, como Espritu, es el agente del reino de Dios inquebrantable que pronto ser consumado. 2.2. Justificacin: Lo distintivo de este estudio Lo que se necesita actualmente es una explicacin constructiva, inclusiva y teolgicamente analizada de la espiritualidad pentecostal. Hasta hace poco tiempo la mayora de las investigaciones han estado relacionadas con una defensa apologtica de los distintivos24

C. Bridges-Johns, Pentecostal Formation: A Pedagogy Among the Opressed] (JPTSup, 2; Sheffield: JSOT Press, 1993).

18 pentecostales, particularmente aquellos que estn asociados con el bautismo del Espritu , o con el anlisis de ciertas prcticas, especialmente la glosolalia. Las primeras investigaciones fueron hechas por pentecostales y carismticos, mientras que las ltimas fueron realizadas usualmente por personas ajenas a este movimiento.26 Obras teolgicas ms inclusivas producidas por pentecostales son principalmente bosquejos tradicionales de la doctrina evanglica con pocos captulos adicionales sobre el bautismo del Espritu y los dones espirituales.2725

En aos recientes los pentecostales se han centrado en temas como las visiones y los testimonios28, personajes histricos particulares29, ramas del movimiento, el culto, el lavamiento de pies y la misiologa.30 Gordon Wheelock trat sobre el bautismo del Espritu en el pentecostalismo norteamericano y ofreci una nueva exposicin de esa doctrina en dilogo con los desafos que provenan del movimiento carismtico y de las iglesias protestantes tradicionales. Leonard Lovett escribi sobre las iglesias negras vinculados al pentecostalismo de santidad y trabaj en dilogo con el pensamiento negro de la liberacin. Hay ciertos captulos en libros, artculos de revistas y en diccionarios que se ocupan directamente de la espiritualidad Pentecostal.31 Pero ninguno de ellos intenta un acercamiento25

Los dos ataques ms importantes a la doctrina Pentecostal provienen de F.D. Bruner, A Theology of the Holy Spirit: The Pentecostal Experience and the New Testament Witness (Grand Rapids: Eerdmans, 1970) y J.D.G. Dunn, Baptism in the Holy Spirit (Philadelphia: Westminster Press, 1970). El libro de Dunn es el ms desafiante, comprensible y provechoso. 26 Faupel (Everlasting Gospel, pp.6-13) denomina a estos dos acercamientos, doctrinal y de conducta. 27 Uno de los ms conocidos y ampliamente utilizados es el de M. Pearlman, Knowing the Doctrines of the Bible (Springfield MO: Gospel Publishing House, 1937). Un libro ms reciente, que incluye, adems de todos los loci sistemticos usuales, un largo captulo sobre sanidad divina, es el de G.P. Duffield y N.M. Van Cleave, Foundations of Pentecostal Theology (Los ngeles: L.I.F.E. Bible College, 1983). Un acercamiento desde el movimiento Pentecostal de Santidad se encuentra en N. D. Sauls, Pentecostal Doctrines: A Wesleyan Approach (Dunn, NC: The Heritage Press, 1979), I. 28 Una investigacin hermenutica y filosficamente informada se encuentra en J. D. Plus, Therapeutic and Prophetic Narratives in Worship: A Hermeneutic Study of Testimonies and Visions (Berna: Peter Lang, 1988). 29 Pneuma contiene artculos cortos sobre varios personajes histricos que han sido tema de disertaciones o tesis. W.J. Seymour y C. Fox Parham, por ejemplo, son discutidos en disertaciones recientes. Ver D.J. Nelson, For such a Time as this: The Story of William J. Seymour and the Azusa Street Revival (disertacin doctoral University of Birmingham, Inglaterra, 1981). El DPCM contiene los artculos sobre todos los pioneros ms prominentes del Pentecostalismo. 30 Adems de las historias denominacionales tradicionales para grupos como la Iglesia Pentecostal de Santidad, Asambleas de Dios e Iglesia de Dios, el Pentecostalismo Unitario ha sido estudiado por D.A. Reed, Origins and Development of the Theology of Oneness Pentecostalism in the United States (disertacin doctoral, Boston University, 1978) y J.H. Howell, The People of the Name: Oneness Pentecostalism in the United States (disertacin doctoral, Florida State University, 1985). Las races del Pentecostalismo de Santidad Negro son discutidas en W.C. Turner Jr. The United Holy Church of America: A Study in Black Holiness Pentecostalism (disertacin doctoral, Duke Universtity, 1984); L. Lovett, Black Holiness-Pentecostalism: Implications for Ethics and Social Transformation, (disertacin doctoral, Emory University, 1979); e I.M. Shopshire, A Socio-Historical Characterization of the Black Pentecostal Movement in North America, (disertacin doctoral, Northwestern University, 1975). E.L. Waldvogel se remont hasta las races de los pentecostales bautistas en su disertacin de 1977, en Harvard Univesity, The Overcoming Life: A Study of the Reformed Evangelical Origins of Pentecostalism. E.M. Crews Jr ha observado los efectos de la redencin y elevacin (la movilidad social ascendente) en su disertacin de 1988 en Harvard University, From Back Alleys to Uptown: A History of the Church of God (Cleveland, Tennesee). Ver el artculo y la bibliografa en J.W. Shepperd, Worship, en DPCM, pp. 903-905. J.C. Thomas, Footwashing in John 13 and the Johannine Community (JSNTSup, 61; Sheffield: JSOT Press, 1991). Esta es una propuesta bastante cuidadosa y bien argumentada de la legitimidad sacramental del rito del lavamiento de pies en la Iglesia actual. Dos prominentes misilogos pentecostales contemporneos son L.G. McClung, Azusa Street and Beyond: Pentecostal Missions and the Church Growth in the Twentieth Century (South Plainfield, NJ: Bridge Publishing, 1986) y P.A. Ponierville, The Third Force in Mission] (Peabody, MA: Hendrickson, 1985). 31 Tratamientos breves y generales de la espiritualidad pentecostal se encuentran en J.R. Williams, The Pentecostal Reality (Plainfield, NJ: Logos, 1972), especialmente en pp. 57-84; R. Spitller, Pentecostal and Charismatic Spirituality, DPCM, pp. 804-809; y W.J. Hollenweger, Pentecostals and the Charismatic Movement, en C. Jones, G. Wainwright y E. Yarnold (eds.), The Study of the Spirituality (New York: Oxford University Press, 1986). pp. 549-53. Ver tambin, los breves pero excelentes comentarios de K. McDonnell, en The Distinguishing Characteristics of the CharismaticPentecostal Spirituality, One in Christ 10.2 (1974), pp. 117-28. McDonnell puntualiza las caractersticas de presencia y crisis que yo tambin acento. Mientras l considera la crisis como una categora importante no solamente para los

19 teolgico, analtico y constructivo, ya que se trata de esfuerzos ms descriptivos y sugestivos. El libro de Williams fue una expresin neo-pentecostal temprana de las caractersticas generales de la espiritualidad que se centr en el bautismo del Espritu. Trabaj sobre los precedentes histricos y discuti la significacin contempornea de ese movimiento. El artculo de Spittler en DPCM trat con un poco ms de detalle las prcticas pentecostales y carismticas, y defini la espiritualidad como hbitos pietistas de individuos comunes, y a la teologa como la sistematizacin, generalmente escrita, de las reflexiones sobre la experiencia religiosa. Su acercamiento, todava sugestivo y complementario que tomamos en cuenta en esta investigacin, enfatiza en contraste con mi trabajo la experiencia individual, entendindola primariamente como emociones o sentimientos. l considera a la espiritualidad como un racimo de actos y sentimientos que son informados por las creencias y las prcticas que caracterizan a una comunidad religiosa especfica. Mientras que mi investigacin enfatiza la integracin de las creencias narrativas y de las prcticas en los afectos. En el captulo 3 de esta investigacin se delinea cuidadosamente el significado de la palabra afectos. Los valores implcitos (experiencia, oralidad, espontaneidad, ultramundanalidad y autoridad bblica) que caracterizan las prcticas pentecostales son citados por Spittler. Pero ya haban sido puntualizados previamente por Hollenweger. La investigacin de Hollenweger es especialmente importante para esta investigacin. Y estamos de acuerdo con este autor cuando afirma que los primeros diez aos representan el corazn y no la infancia del movimiento pentecostal. Hollenweger tiene tambin un gran aprecio por la oralidad (yo hablara de narratividad) de la espiritualidad pentecostal as como por su antecedente negro (va Azusa Street) y su antecedente catlico (va Juan Wesley). Junto con Hollenweger, a diferencia de Spitller y Williams, avanzamos en estos temas y, como resultado de ello, tendemos a considerar la teologa y la espiritualidad en trminos menos racionalistas. Ambos tenemos un enorme aprecio por la antigua tradicin crtica del pentecostalismo.32 Spitller y Williams tambin aprecian estos aspectos de la espiritualidad pero han estado ms interesados en proporcionar una estructura cognoscitiva para la experiencia pentecostal. Nuestro enfoque provee tambin una estructura cognoscitiva pero con una base afectiva que podra producir una construccin teolgica diferente. Carl Henry ha sido una significativa influencia, aunque de ninguna manera exclusiva, para el desarrollo teolgico inicial de Spittler. La obra de Williams, si bien delnea de una manera clara y fiel temas pentecostales en el segundo volumen de su Teologa de la Renovacin33 no demuestra, sin embargo, la influencia de una hermenutica pentecostal. Adems, mientras va ms lejos que muchos pentecostales al interactuar con las perspectivas wesleyanas, el tratamiento es extremadamente breve y no central a sus races e intereses reformados. l todava funciona fuera de la nocin de la perfeccin como una forma de perfectus filosfico. Ve las relaciones bblicas de la perfeccin con la inocencia, la justicia y la madurez. Sin embargo, como muchos otros escritores que desde Warfield fallan al interactuar con los estudiosos wesleyanos, parece equiparar la entera santificacin, con el perfeccionismo o confundirlo con la glorificacin. La opinin de Williams es preferible al acercamiento luterano tradicional y su trabajo es el mejor intento, hasta la fecha, de una teologa sistemtica carismtica. Los que vienen detrs de l tendrn que tenerlo en cuenta y construir sobre esta investigacin. l trabaja ms sobre el bautismo del Espritu y las lenguas que muchos eruditos pentecostales clsicos! Si bien mi investigacin se beneficia mucho de los trabajos de Williams, Hollenweger y Spittler, mi acercamiento difiere en trminos de una comprensin de la teologa y de la espiritualidad y, particularmente, de la significacin de los afectos religiosos. A pesar de varios artculos en Pneuma (la publicacin peridica de la Society for Pentecostal Studies) en los que se ha discutido sobre hermenutica, escatologa, misiologa y una ampliapentecostales sino tambin para todos los cristianos, sin embargo, yo la utilizo de una manera un poco diferente. 32 Ver W.J. Hollenweger, The Critical Tradition of Pentecostalism, JPT 1 (1992), pp. 7-17. 33 Grand Rapids: Zondervan, 1990.

20 gama de preocupaciones histricas, no ha habido todava ningn intento de tratar directamente el tema teolgico fundamental de la relacin entre espiritualidad, teologa y mtodo (con la posible excepcin de los artculos de Michael Dowd y Mark McClean). 35 El trabajo bibliogrfico de Grant Wacker y los artculos histricos han realizado el mayor esfuerzo por proporcionar una explicacin del entorno y de la fe de los primeros pentecostales. 36 Mientras que la mayora de los esfuerzos recientes se han centrado en preocupaciones bblicas, histricas, prcticas y ecumnicas37, la presente investigacin busca proporcionar de manera original un analisis, integracin y revisin de la espiritualidad pentecostal.34

2.3. Recursos: Los fundamentos histricos de este estudio Actualmente existe una abundancia de recursos bibliogrficos para el estudio del pentecostalismo. El mejor lugar para entrar rpidamente en contacto con estos recursos es el ensayo bibliogrfico de Grant Wacker en el Dictionary of the Pentecostal and Charismatic Movements (Diccionario de los Movimientos Pentecostal y Carimtico). 38 All se encuentran fuentes imprescindibles como los dos volmenes masivos de Charles Edwin Jones, las bibliografas de Watson Milis y, por supuesto, el antiguo -pero an valioso y enciclopdicoestudio de Walter Hollenweger. Veinte aos despus de su investigacin pionera, al comentar sobre la misma, Hollenweger examina ciertas caractersticas fenomenolgicas del movimiento pentecostal y destaca la importancia crucial de la presencia del pentecostalismo y del cristianismo en general para la mayora del Sur del mundo en el siglo XXI. 39 Su obra contina siendo importante por su defensa inclusiva y global del Sur del mundo. Pero los trabajos ms influyentes para la presente investigacin son los de Donald Dayton y William Faupel. Dayton se concentra en la tarea de modificar la historiografa y las definiciones del evangelicalismo para que los paradigmas de santidad y pentecostal no sean asimilados en las categoras Reformadas-Fundamentalistas. El trabajo de Dayton proporciona un punto de vista crucial para una valoracin contempornea de la espiritualidad pentecostal. Dayton fue uno de los primeros en afirmar que el pentecostalismo es un desarrollo teolgico distinto y no simplemente una experiencia episdica dentro del cristianismo del siglo XX. Su anlisis de una gestalt pentecostal de temas teolgicos fij un nuevo tono para los estudios pentecostales.40 El trabajo de William Faupel, como el de Dayton, se apoya en una slida investigacin histrica. De hecho, no hay disponible otra investigacin ms clara, completa y meticulosamente documentada sobre el pentecostalismo norteamericano.41 Constituye la investigacin histrica ms significativa y ms cuidadosa que se ha realizado sobre el pentecostalismo norteamericano. Sobrepasa a las investigaciones de Hollenweger y de Anderson y est ms profundamente conectada con el ethos de estas iglesias. Ofrece una mirada clara con respecto a las varias corrientes y remolinos del desarrollo pentecostal norteamericano y presenta anlisis detallados sobre los principales personajes y temas. La interpretacin teolgica de Dayton y la investigacin histrica de Faupel sern las bases para las futuras autocrticas y construcciones pentecostales. La tesis de Faupel, comulgando con el acercamiento socio-

34

Dos de los ms recientes anlisis ms destacados son M.D. Malean, Toward a Pentecostal Hermeneutic, Pneuma 6.2 (Fall, 1984), pp. 35-36; y G.T. Sheppard, Pentecostalism and the Hermeneutics of Dispensacionalism: Anatomy of an Uneasy Relationship, Pneuma 6.2 (Fall, 1984), pp. 5-34. 35 Ver Malean, Pentecostal Hermeneutic, nota 35 y M.B. Dowd, Contourns of a Narrative Pentecostal Theology and Practice (documento indito, Society for Pentecostals Studies, 1985). 36 G. Wacker, The Functions of Faith in Primitive Pentecostalism, HTR 77 (July/October, 1984), pp. 353-75. 37 Pneuma 9.1 (Spring, 1987), estuvo dedicado al dilogo entre Pentecostales y el movimiento Ecumnico. J.L. Sandidge y C.M. Robeck, Jr, han estado especialmente activos en esta importante tarea, y muchas Iglesias pentecostales del Sur del mundo se han unido al Consejo Mundial de Iglesias. 38 G. Wacker, Bibliography and Historiography of Pentecostalism (U.S), DPCM, pp. 65-76. 39 W.J. Hollenweger, After Twenty Years Research on Pentecostalism, Internacional Review of Misin 75.297 (January, 1986), pp. 3-12. 40 Dayton, Races Teolgicas. 41 Faupel, Everlasting Gospel.

21 histrico de Robert Mapes Anderson, es que el pentecostalismo americano puede ser mejor entendido como la emergencia de un sistema de creencias mileniaristas como consecuencia de un cambio de paradigmas que tuvo lugar dentro del Perfeccionismo del siglo diecinueve. La recopilacin de datos de Faupel concluye demostrando que es necesaria la recuperacin y reflexin sobre las expectativas iniciales, si el pentecostalismo espera entrar en un dilogo significativo con otras tradiciones teolgicas.43 Su investigacin proporciona los fundamentos histrico-crticos para mi trabajo.42

La discusin precedente, demuestra que no existen trabajos en la literatura especializada que busquen analizar las creencias y las prcticas pentecostales como integradas a sus afectos, demostrando as el papel crucial jugado por la escatologa. Pero, adems de la justificacin formal, existen propsitos que estn en el corazn de la motivacin personal del autor de la presente investigacin. 2.4. Los propsitos: La motivacin para este estudio Tanto los que consideran al pentecostalismo, esencialmente, como un cristianismo fundamentalista con una doctrina del bautismo del Espritu Santo agregada; como quienes lo consideran como una experiencia que calza igualmente en cualquier otra espiritualidad o sistema teolgico, agregndole tal vez algunas cualidades o intereses muy especiales; se decepcionarn por la tesis de esta investigacin. Ya que argumento persistentemente, aunque en ocasiones de una manera indirecta, que el pentecostalismo no puede ser identificado simplemente con algn tipo racionalista o escolstico del movimiento evanglico o el evangelicalismo En primer lugar, no puede ser asimilado, sin someterlo a una alteracin y acomodo fundamental, dentro de cualquiera de las denominaciones cristianas. Aunque reconociblemente cristiano, est en un perodo de adolescencia teolgica en que se estn tomando decisiones sobre cmo utilizar la herencia paterna, que relaciones, noviazgo y matrimonio entablar, qu vocacin seguir, y qu clase de entrenamiento y de comunicacin son realmente importantes para su futuro. Sin embargo, ciertos aspectos de su auto-comprensin, ya estn emergiendo. El pentecostalismo fluye en una relacin paradjica de continuidad-discontinuidad con otras corrientes del cristianismo. Cuando conserva sus vnculos con los primeros diez aos del movimiento, se presenta como ms arminiano que calvinista, especialmente en su acercamiento a las temas de la accin y perseverancia humanas. Es ms calvinista que luterano en su comprensin del llamado "tercer uso de la ley" para guiar el crecimiento y la conducta cristiana. Es ms oriental que occidental en su comprensin de la espiritualidad como perfeccin y participacin en la vida divina (theosis). En este aspecto tiene mucho que aprender de personas como Gregorio de Nisa, Macarios el Egipcio y San Simn el nuevo telogo. Es asctico y mstico. Todas estas riquezas podran ser menoscabadas en la medida en que se mueva la lnea de la continuidad wesleyana hacia adelante o hacia atrs. El pentecostalismo es ms catlico que protestante, cuando acenta la santificacintransformacin, ms que la justificacin forense. Pero es ms protestante que catlico cuando afirma que la palabra de Dios es la autoridad sobre la iglesia y sobre la tradicin en asuntos relacionados con la fe, la prctica, el gobierno y la disciplina. En sus orgenes el pentecostalismo fue ms anabautista que la reforma magisterial en su preocupacin por la paz y por una iglesia entendida como un compaerismo de creyentes en la que el discipulado y la disciplina eran tareas esenciales de la vida congregacional. El pentecostalismo ha tenido una hermenutica ms cercana a la santidad-evanglica que a la tradicin fundamentalistaevanglica en su comprensin del uso actual de la Sagrada Escritura y en su comprensin del papel de la razn.44 Finalmente, el pentecostalismo es ms liberacionista-transformacionista que escolstico-fundamentalista en su forma de hacer teologa como reflexin que discierne la42

R.M. Anderson, Vision of the Disinherited: The Making of American Pentecostalism] (New York: Oxford University Press, 1979). 43 Faupel, El Evangelio Eterno, p. 17.

22 realidad en la que uno est situado como ser humano concreto. (Este punto ser explicado, ms adelante, con mayor detalle). El pentecostalismo existe, por lo tanto, en continuidad y discontinuidad con otras espiritualidades cristianas. Pero la importancia que todo ello tiene para una espiritualidad o teologa distintivas, no puede ser vista, comprendida o identificada, como una simple experiencia o un experimento episdico. Pueden darse experiencias de ese tipo, sin embargo, la espiritualidad pentecostal es otra cosa. Los otros motivos para esta investigacin han emergido como respuesta a quince aos de contacto con pentecostales de cinco continentes en momentos de enseanza, trabajos misioneros, oraciones y entrevistas. Ellos pedan ms literatura pentecostal que fuera un apoyo distintivo e integral para su praxis. Buscaban una claridad y plataforma teolgica conectada con sus preocupaciones pastorales, misioneras y ecumnicas. El xito de la misin ha tenido como consecuencia visible millones de nuevos convertidos y la adicin de miembros de los otros grupos cristianos. La pregunta que se formula es la siguiente:Cmo se puede discipular a un pueblo masivo? Priorizando y cuidando las experiencias de salvacin (regeneracin, santificacin, bautismo del Espritu y sanidad, entre otras). Qu disciplinas diarias y qu vas de acercamiento a la crisis personal y social se pueden desarrollar y que son congruentes con el ethos pentecostal? Cmo tiene que mejorarse o cambiarse la prctica actual? Sobre qu bases? Adems del dilogo con los practicantes de la teologa de la liberacin en Amrica latina, los pentecostales han continuando sus propios dilogos y se estn vinculado en un doloroso pero persistente examen de conciencia, sobre el contexto y la importancia de la misin.45 Todo esto est ocurriendo mientras que un mayor nmero de telogos de la liberacin comienza a construir una espiritualidad de la liberacin y a reconocer la importancia de la doctrina del Espritu Santo. Estos temas dolorosos y urgentes se tienen que tratar de una manera que no comprometa la espiritualidad fundamental, pero que atienda los nuevos desafos, necesidades y oportunidades presentes en el contexto de misin. Todo ello es especialmente importante en algunas reas de Amrica Latina y en otras regiones del Sur del mundo donde los pentecostales tienen una influencia y una responsabilidad cada vez mayores debido a su explosivo crecimiento numrico en las timas dcadas.46 Los pentecostales del Sur del mundo no estn preocupados con las controversias fundamentalismo-modernismo, evangelio individual-evangelio social, conservadores-liberales, como si lo estn los pentecostales de Amrica del Norte. Lo que no significa que ignoren los asuntos relacionados con el liberalismo o el radicalismo teolgico. Ya que estn ms abiertos a encontrar nuevas formas de incorporar a su prctica pastoral y misionera los asuntos positivos que coadyuven a efectuar cambios que beneficien a los seres humanos. As, los pentecostales han sido Comunidades Eclesiales de Base durante dcadas, ya que han estado presentes y han sobrevivido en regmenes polticos represivos. El suyo es un ecumenismo de las bases nacido de preocupaciones pastorales y misioneras inmediatas. Este estudio se propone explicar la espiritualidad pentecostal como apocalptica, corporativa, misionera y esencialmente afectiva. Despus del analisis y de la integracin de los captulos 2 y 3, se proporciona una revisin constructiva que intenta abordar algunos de los desafos del Sur del mundo, los problemas internos, as como las crticas externas. Adems, como los captulos 2 y 3 lo demuestran, las respuestas tienen que clarificarse. Lo que se espera es que la presente revisin ayude a la causa de la unidad y a la eficacia

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D.N. Dayton, Yet Another Layer of the Onion or Opening the Ecumenical Door to Let the Riffraff in, The Ecumenical Review 40.1 (January, 1988), pp. 87-110. 45 J. Seplveda, Reflections on the Pentecostal Contribution to the Misin of the Church in Latin America, trad. J. Beaty y S.J. Land, JPT 1 (1992), pp. 93-108. G. Vaccaro, Identidad Pentecostal (Quito: Consejo Latinoamericano de Iglesias, 1988). Ver tambin el nmero completo de Diciembre 1975 de Pastoralia 7.15. 46 Stoll, Latin America..

23 misionera en el cuerpo de Cristo, y que los pentecostales consideren tanto a liberales como a conservadores, como valiosos compaeros de dilogo.47 3. PERSPECTIVAS SOBRE LA ESPIRITUALIDAD PENTECOSTAL Hay ciertas presuposiciones, convicciones y compromisos teolgicos que constituyen un punto de partida desde el cual uno se puede acercar a la espiritualidad pentecostal. No se reclama que estas sean las nicas bases para el analisis. Pero s que sta es una metodologa especialmente apropiada para abordar este tema en particular. Los elementos de esta perspectiva, una perspectiva pentecostal de la tarea teolgica, se discuten en tres secciones especficas: (1) Espiritualidad y teologa; (2) Orgenes y continuidad; y (3) Escatologa y coherencia. 3.1. Espiritualidad y teologa La ciencia teolgica es bsicamente una construccin de relaciones entre Dios y el mundo. Para los pentecostales, el punto de partida para tal empresa, es el Espritu Santo que es Dios con nosotros. El Dios que estuvo presente en Israel, y en Jesucristo, est presente ahora como el Espritu Santo. El Dios que un da ser todo en todos48, est trabajando ahora en todas las cosas, trabajando para el bien de los que le aman. 49 El Espritu Santo trae al Padre y al Hijo quienes, junto con el Espritu, habitan con el creyente y en el creyente.50 Comenzar con el Espritu Santo no es necesariamente llegar a ser unitario 51, pero indica una preocupacin teolgica prctica. Esto puede notarse cuando el orden bautismal del Nuevo Testamento de Padre, Hijo y Espritu Santo, registrado en Mt 28.19; se cambia, y el Hijo es mencionado primero en la bendicin de 2 Co 13.14 (la gracia del Seor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunin del Espritu Santo). El orden de esta bendicin se sigue generalmente en la proclamacin del evangelio. Sin embargo, cuando se discute sobre la vida y el servicio en la iglesia (1 Co 12.4-6) el orden de Pablo es Espritu, Seor, Dios. El orden cambiante en estos tres pasajes bblicos, no significa necesariamente, una prdida de completa igualdad entre las tres personas de la Trinidad (como lo veremos en el captulo 4). 52 De hecho, la verdad es lo opuesto. La preocupacin pentecostal es la de Pablo en 1 Corintios 12: Enfatizar la realidad de la fe vivida, la vida y el servicio del pueblo de Dios que est orgnicamente constituido como el cuerpo de Cristo por la vivencia del Espritu Santo. Como Newbigin ha observado, los pentecostales no se enfocan en la estructura correcta (como los catlicos romanos) ni en el mensaje correcto (como los protestantes). En cambio, como seala Newbigin, acentan que la vida cristiana es una cuestin de la presencia del Espritu Santo experimentada hoy... ni la ortodoxia de la doctrina ni la impecabilidad de la sucesin pueden tomar el lugar de ste. 53 En su intento de cuidar la unicidad, la suficiencia y la finalidad de Cristo, los acercamientos catlico y protestante a menudo resultan en una iglesia que es una cscara54 o, como los pentecostales diran (junto con Wesley), con una apariencia de piedad, pero negarn la eficacia de ella.55 Con los protestantes, se est de acuerdo en la prioridad de la Escritura sobre la iglesia y en el rechazo al orden y a las estructuras visibles. Con los catlicos se comparte el

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Ver P. Valliere, Holy War and Pentecostal Peace (New Cork: Seabury Press, 1983), esp. cap. 1. 1 Co. 15.28. 49 Ro. 8.28. 50 Jn. 14.16. 51 H.R. Niebuhr, Theological Unitarianisms, TTod 40.2 (July, 1983), pp. 150-57. 52 T.F. Torrance, The Trinitarian Faith (Edinburgh: T & T Clark, 1988). 53 L. Newbigin, The Household of God] (London: SCM Press, 1953), p. 87. 54 Newbigin, Household, p. 87. 55 2 Ti 3.5.

24 reconocimiento de la vida cristiana como una realidad experimentada y recibida, algo que implica un cambio ontolgico en el creyente.56 Newbigin, cuando comenta sobre el primer derramamiento del Espritu Santo en los gentiles en la casa de Cornelio (Hechos 10), afirma que:Nada poda ser ms simple o inequvoco. El don del Espritu fue una seal visible, reconocible, indiscutible de que Dios haba aceptado a estos gentiles como su propio pueblo, y antes que el hecho las convicciones teolgicas fundamentales tuvieron que dar su reconocimiento. El Espritu Santo puede ser el ltimo artculo del Credo, pero en el Nuevo Testamento es el primer hecho de la experiencia... El Espritu es el testigo reconocido de Dios (ver Hch. 15.8), la presencia de Dios y, por lo tanto, merecedor de primaca antes que cualquier argumento basado en un razonamiento a priori.57

Fue por la falta de preocupacin por este derecho de piso del Espritu que los primeros pentecostales rechazaron y evitaron los credos hechos por los hombres. Lo que no significa que no tuvieron creencias fundamentales, ya que cuando se leen sus publicaciones y sus testimonios, resulta obvio que s las tuvieron. La objecin de los pentecostales estaba dirigida contra el exagerado nfasis en los que credos que, desde su punto de vista, haba creado la desunin y rechazado la nueva bendicin que el Espritu soberano estaba restaurando entre ellos. Su primitivismo naci de su anhelo por la fe apostlica y de su anhelo de ver el poder y las manifestaciones del Espritu Santo entre creyentes ordinarios. La presencia del Espritu Santo constituy la iglesia. Como en el da de Pentecosts, el mensaje, la estructura, la fe y el orden pudieron ser puestos en su lugar. Pero tom el poder de la nueva era el derramamiento del Espritu en los ltimos das, para constituir a la iglesia como una hermandad misionera que podra testificar en palabras, poder y demostracin del Espritu Santo. La iglesia vive del Espritu en Cristo junto a la gloria del Padre.58 Los credos tienen que guardar la fe sin limitar la direccin soberana del Espritu. Si Dios es el Dios vivo, el Dios que en la comunin Trinitaria es Espritu; si la iglesia es un organismo viviente de carismas y seales; y, si la salvacin es una relacin viviente con este Dios entre ese pueblo que vive en la expectacin y urgencia de los ltimos das, entonces, la teologa tiene que ser una reflexin que discierna esta realidad viviente, estas relaciones divinohumanas.59 La teologa requiere no solamente el razonamiento discursivo sino el involucramiento de toda la persona dentro de la comunin de carismas. La comunidad del Espritu y de la Palabra funciona como un todo que adora, testifica, forma y reflexiona. Pero en el corazn de todas estas funciones se encuentra la vida litrgica de la comunidad. Ranaghan ha concluido que el nacimiento del pentecostalismo no se puede atribuir solamente a las dos obras de gracia. Encuentra que tambin este concepto es estrecho e incompleto. En cambio:desde la predicacin de Wesley en los campos a las carpas de Aimee Semplee McPherson, se ha formado un estilo de adoracin que ha hecho que la teologa cobre vida y reciba su validacin experimental. La adoracin ha proporcionado el vehculo para su teologa. Uno puede avanzar ms y decir que la teologa ha servido bsicamente como un comentario sobre la adoracin que siempre ha sido la realidad central.60

Wheelock afirma que la teologa pentecostal en su totalidad intenta transmitir que un acercamiento rido, racionalista, formalista, no emocional, no experiencial y no carismtico a la56 57

Newbigin, Household, p. 88. Newbigin, Household, p. 88. 58 K. McDonnell, The Experiential and the Social: New Models from the Pentecostal/Roman Catholic Dialogue, One in Christ 9 (1973), pp. 43-58. 59 M.W. Duggan, Implications for Pentecostal-Charismatic Theology, (documento presentado en la quinceava reunin anual de la Society for Pentecostals Studies, Gaithersburg, MD, 1985). 60 K.M. Ranaghan, Rites of Initiation in Representative Pentecostal Churches in the United States, 1901-1972, (disertacin doctoral, University of Notre Dame, 1974).

25 vida religiosa, es inaceptable. l considera que mucho de esta vitalidad proviene del nfasis de la cultura Afro-Americana en los:aspectos no conceptuales de la vida en general y de la religin especficamente Todo el hombre debe ser elevado en este proceso el componente experiencial es visto como un elemento natural y la intervencin entusiasta como una modalidad adecuada de la expresin religiosa. Mucha de esta expectativa y prctica era transmitida en Azusa {Street].61

Fue en el contexto del avivamiento de restauracin norteamericano que la espiritualidad negra de los antiguos esclavos en los Estados Unidos, se encontr con la espiritualidad catlica del movimiento del abuelo Juan Wesley, producindose as la espiritualidad distintiva del pentecostalismo. Ni Wesley ni los Afro-Americanos hicieron teologa de la manera tradicional, de forma escolstica. Ya que los medios de produccin teolgica de este movimiento fueron los sermones, los folletos, los himnos, los testimonios, las conferencias y los cantos espirituales. Esto no difiere mucho de los primeros cien aos del cristianismo. Aunque algunos eran instrudos, no haban muchos poderosos o sabios o nobles entre ellos.62 Cartas, testimonios, epstolas, evangelios, canciones, una breve historia y un Apocalipsis, fueron las herramientas de las iglesias del primero siglo que se reunan en casas. Una religin popular y una teologa popular traen consigo todos los peligros del fanatismo y todas las promesas de una continua renovacin de la iglesia. El pentecostalismo ha experimentado y ha manifestado ambas tendencias. Pero es importante puntualizar que la teologa no debe ser identificada sola o, incluso primariamente, con los tratados sistemticos, las investigaciones y el aparato erudito de los centros acadmicos. La teologa comienza cuando las personas responden en actitud de adoracin al propsito de Dios. Si el Espritu Santo es tomado como punto de partida y la centralidad de la adoracin tiene primaca, se debe reconocer que la oracin individual y comunitaria, humana y angelical, con suspiros y gemidos, alabanzas y peticiones est en el corazn de esa espiritualidad. Y, si la oracin es el corazn de la espiritualidad, sta tiene que ocupar tambin un lugar central en la comprensin de la tarea teolgica. El lenguaje vocativo e indicativo, de oracin y de creencias, se tienen que considerar juntos. Esto tiene que ser as, porque para los pentecostales es imposible conocer a Dios y las cosas de Dios sin oracin, porque en la oracin la persona responde al Espritu de verdad. Cuando la persona no est con el corazn abierto en oracin, an la luz que hay en uno puede llegar a ser oscuridad, distorsionarse y puede ser, incluso, olvidada muy pronto. La teologa concebida en estos trminos no es una mera empresa especulativa. Antes bien, se trata de una tarea urgente, de los ltimos das. Los pentecostales pueden afirmar con Karl Barth que la oracin es un clamor escatolgico basado en el reconocimiento del nombre de Dios, su voluntad y su reino es la actualizacin de nuestra realidad escatolgica que es posible aqu y all63 Barth discuti la relacin entre oracin y teologa en su libro Evangelical Theology: An Introduction (Teologa Evanglica: Una Introduccin)64. Cuatro afirmaciones conectadas con la relacin entre oracin y teologa fueron discutidas por Don Saliers en 1949 en la introduccin a la segunda edicin del libro La Oracin de Barth. De acuerdo a Don Saliers:1. El primer y bsico acto de la tarea teolgica es la oracin. La teologa en s, a la vez que demanda conocimiento histrico y razonamiento conceptual, depende radicalmente de haber sido dirigido por Dios de tal manera que se le devuelva una61

D.R. Wheelock, Spirit-Baptism in American Pentecostal Thought (disertacin doctoral, Emory University, 1983), p. 334. Ver tambin Nelson, For such a Time as this. 62 1 Co. 1.26. 63 K. Barth, Prayer (ed. D.E. Saliers; trad. S. Terrien; Philadelphia: Westminster Press, 1985), p. 18 64 K. Barth, Evangelical Theology: An Introduction] (New Cork: Holt, Rinehart and Winston, 1963), pp. 160-64.

26respuesta totalmente libre La concepcin de Dios debe ser congruente con la naturaleza de la direccin del Dios-que-se-autorevela cuya revelacin es acompaada por el mandamiento y la invitacin a compartir la vida divina entonces, la esencia de la oracin y la adoracin, consiste en reconocer a Dios y la gracia de Dios que se vuelve en misericordia y juicio hacia toda la creacin. Esa respuesta emerge de la capacidad de la criatura, a travs de la gracia, de amar y regocijarse en gratitud por lo que Dios es 2. La segunda demanda es que el objeto de la reflexin teolgica es un T encontrado, no una idea a ser aprehendida, por ejemplo, como el Dios ltimo. El lenguaje doctrinal sobre Dios debe responder a algo realmente discernido en Dios. Pero esto significa agradecer, orar, invocar y pedir a Dios. Lo que puede explicar por qu Barth afirma que la tarea teolgica debe tomar, real y verdaderamente, la forma de un acto litrgico. Esto est implcito en la reflexin de Barth sobre el hecho que no estamos slo para hablar las palabras de Jess, sino que debemos recibirlo a l y a la vida de servicio que l confiere en y a travs de sus palabras 3. Tercero, puesto que la reflexin teolgica sobre Dios es en s misma dialgica, no podemos estar satisfechos con la construccin sobre las certezas de sistemas de pensamiento previos... Concebir a Dios como viviente y redentor del mundo es humanamente posible solo recibiendo de nuevo, a travs de la gracia, la actividad actual de Dios. La teologa en s misma llega a ser una ofrenda a Dios, y una peticin continua de que esta ofrenda pueda ser aceptable (nfasis mo). 4. Finalmente, la teologa no puede garantizar la verdad, porque no puede garantizar en s misma la gracia de Dios... Ciertamente, segn Barth, nuestro conocimiento de Dios descansa no en las doctrinas formuladas; sino en el reconocimiento, la invocacin, y la peticin que Dios genere verdaderamente su Palabra divina y sea accesible a nosotros.65

En la lectura de ste prrafo se recuerda el profundo aprecio y el agudo desacuerdo de Barth con la teologa de Schleiermacher. Barth crea que l haba confundido la distincin entre lo humano y lo divino, desmoronando al Espritu Santo, dentro del espritu humano. Barth pens que l poda comenzar su propia tarea teolgica de nuevo. Y en ese tiempo comenz con el Espritu Santo. Hay en la discusin inmediatamente precedente sobre la oracin y la teologa las semillas de ese comienzo. Los pentecostales tienen sobradas razones para recomendar a Barth en estos temas. Ya que en el primer punto est el reconocimiento de la iniciativa del Dios. En el segundo un reconocimiento de la direccin personal (Dios es Espritu!). El tercero puede servir como fundamento para rechazar el sobrenfasis en los credos, aunque no de los credos en s mismos. Y, finalmente, el cuarto punto acenta la soberana del Espritu Santo. Para los pentecostales, conocer a Dios es estar en una relacin correcta, caminar en la luz y en el Espritu. Conocer la verdad y no practicarla, es una mentira, es existir en contradiccin. En ese caso, incluso la luz que se tiene, se convertir en tinieblas. As, por ejemplo, afirmar que Dios est con nosotros, sin estar con Dios, es mentir o meramente especular. La teologa cristiana como espiritualidad tiene que ser consistente, apropiada y sensible a su fuente y objeto: El Dios viviente. sta teologa es muy parecida a la teologa de los padres apostlicos que fueron esencialmente prcticos, despreocupados de la teologa especulativa, no conscientes de los asuntos culturales.... Pero tambin es muy parecida a la teologa patrstica-monstica posterior en la que no haba distincin entre oracin y teologa:

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Saliers, in Barth, Prayer, pp. 17-19.

27Hasta el siglo XII la teologa no era un tema de conocimiento sino una manera de oracin. La teologa no era una doctrina a ser analizada intelectualmente o discutida en un centro acadmico. El propsito de la teologa no era explicar a Dios, sino conocerlo en contemplacin, adoracin, alabanza y accin de gracias. Si la teologa fue una ciencia, lo fue con la incorporacin de los afectos. Esta concepcin orante de la teologa prevaleci hasta la primera mitad del siglo XII.66

Por lo tanto, hacer teologa, no es hacer de la experiencia la norma. Antes bien, consiste en reconocer la prioridad epistemolgica del Espritu Santo en una orante receptividad. Howard Ervin cuando se refiere a la epistemologa pneumtica afirma que:las Escrituras son el producto de una experiencia con el Espritu Santo que los escritores bblicos describen en lengua fenomenolgica... la interpretacin de este lenguaje fenomenolgico es mucho ms que un ejercicio sobre la semntica o la lingstica descriptiva. Cuando uno encuentra el Espritu Santo en la misma experiencia apostlica, acompaada por la misma fenomenologa carismtica, entonces uno est en una mejor posicin para conectarse con el testimonio apostlico en una forma verdaderamente existencial en el sentido que la dimensin vertical de la existencia del hombre es reconocida y afirmada. Uno, entonces, se posiciona en continuidad pneumtica con la comunidad de fe que dio a luz las Escrituras.67

Adems de una epistemologa distintiva, otros eruditos pentecostales, estn llamando la atencin a una ontologa y una hermenutica con la que se pueda construir una teologa sistemtica digna del nombre pentecostal.68 Para David Nichols, ese acercamiento implicara una ontologa espiritual que es analoga del amor, en comparacin con la analoga de la fe o del ser.69 Esta ontologa tomara de una manera seria la presencia transcendente de Dios como la cuarta dimensin de la realidad. Dios quien es otro no est fuera del mundo del tiempo, del espacio y de la materia.70 Nichols cree que ha llegado la hora para que la teologa pentecostal se sacuda libremente de los grillos del racionalismo exclusivo, (adaptaciones de Hodge, de Shedd, de Warfield, etc.) y del irracionalismo, y se afirme sobre sus propios pies con una comprensin dimensional de la verdad espiritual'.71 Todo esto sirve para enfatizar la importancia d