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LIBRO 4
ANTECEDENTES HISTÓRICOS
2
CONTENIDO DE LA OBRA COMPLETA
LIBRO 1
ÉTICA
La necesidad de una ética práctica para, llegar al
entendimiento de los seres humanos entre sí y de ellos con la
Naturaleza.
CAPÍTULO 1
PROYECCIONES DE LA NATURALEZA HUMANA
1.1.0 El orden social del prehomínido. El orden social de la
manada
1.2.0 La “historia” de Adán y Eva es todavía una realidad vigente
1.1.1 La Razón, el nuevo ingrediente de la Creación
1,2.2 ¿Cuál es el papel de la razón en el ordenamiento de la Vida?
1.2.3 El dilema fundamental para el ser humano en relación con la
Naturaleza: ¿Relación d Poder o de liderazgo?
1.2 4 Síntoma de dominación del líder: El Carisma
1.2 5 Síntomas del efecto sinergético de la acción del líder: La fe
de sus seguidores
1.2 6 Consecuencias de la experiencia de la fe: La autoridad del
líder o, en caso contrario, su negación: El escepticismo
1.2.7 La autoridad del líder, consecuencia de la fe: Origen del
orden social eficaz, de la disciplina auténtica dentro del orden
establecido
1.2.8 ¿Es posible forjar nuevos usos, nuevas costumbres, nuevos
órdenes, nueva cultura?
1.3.0 La Ética
1.3.1 El lenguaje, expresión del carácter, camino del
entendimiento
1.3.2 La solución verbal de los conflictos
3
1.3.3 La Cultura de la Vida: La liberación del espíritu humano de
las garras del primitivo animal prehomínido
1.3.4 La liberación del espíritu humano de la tiranía, de la
hegemonía, de la dependencia, del dominio indiscriminado de los
hombres poderosos.
1.3.5 La liberación del espíritu humano de los condicionamientos,
de los determinismos de la Cultura.
1.3.6 El pensamiento utópico, como herramienta para la
liberación del espíritu humano.
CAPÍTULO 2
DEL MITO A LA RAZON
2.1.0 El principio de la razón.
2.2.0 Respuesta humana a sus retos vitales.
2.3.0 La noción de deidad
2.3.1 la imagen de los dioses en la mente humana de la
modernidad.
2.3.2 La deificación de los fenómenos de la Naturaleza, y su
relación con la experiencia inmediata del hombre al entrar en
contacto con ellos
2.3.3 ¿Son razonables las luchas religiosas, desde el punto de
vista del presupuesto de la fe?
2.4.0 La sustitución en las sociedades secularizadas del
pensamiento religioso por el pensamiento ideológico.
2.5.0 ¿Es posible la construcción de una ética universal?
2.6.0 El trabajo de desarrollar las herramientas idóneas para la
interacción social justa.
2.7.0 El Estado moderno y sus compromisos humanos.
LIBRO 2
GLOBALIZACIÓN ECONOMICA
¿Oportunidad o frustración?
4
CAPÍTULO 3
TEMA ESTRATÉGICO DE FONDO EN LA POLITICA
CONTEMPORÁNEA
3.1.0 La política internacional.
3.2.0 El tema de la Globalización.
3.2.1 La globalización bipolar.
3.2.2 La globalización del Mundo en los tiempos finales del
Imperio Castellano.
3.2.3 La globalización anglosajona
3.2.4 La globalización mirada desde un ángulo moderno.
3.0.0 ¿Tiene o no tiene la Vida su propio sentido?
3.1.0 El eje de la respuesta: La propuesta del Amor
3.5.0 El proceso de la energía
3.6.0 La consciencia de la realidad actual
CAPÍTULO 4
LA CONSCIENCIA DE SÍ MISMO
4.1.0 Las preguntas fundamentales.
4.2.0 ¿Puede la Ciencia afrontar el reto de proponer las bases
físicas de una humanidad sostenible?
4.2.1. La navegación oceánica.
4.2.2 Otros horizontes de la Ciencia
4.2.3 La visión del conflicto.
4.3.0 ¿Podemos contar con el apoyo de la Ciencia en el esfuerzo
serio de prescindir de la Guerra?
4.3.1 Algunas consecuencias de los cambios en el
comportamiento de la Naturaleza Humana por acción del
Hombre.
4.3.2 La herencia de su vieja condición animal.
4.3.3 ¿Podría ser la globalización, como ha sido planteada, acaso
un enorme e imprático absurdo?
4.3.4 El etiquetado de los hombres, ¿un sofisma de distracción?
5
4.3.5 La globalización al estilo propuesto por las grandes
potencias económicas del Planeta.
4.4.0 El inhóspito medio siberiano modela muchas de nuestras
viejas costumbres y tradiciones políticas.
4.4.1 Los tonguses
4.4.2 Los vogules, los ostiakos y los samoyedos, los mongoles,
los tchouktche, los koriakos. Los kamtchadalos.
4.4.3 Los turcómanos.
4.4.4 Los kirguishes.
CAPÍTULO 5
LAS CONDICIONES CIVILIZADAS DE VIDA
5.1.0 La Realidad
5.2.0 El conocimiento de la Realidad
5.3.0 El pensamiento científico
5.4.0 Derribando paradigmas científicos
5.5.0 El legado imperecedero de la cultura cristiana occidental a
los pueblos americanos.
5.6.0 De cara a un cambio de actitud frente a las propuestas éticas
de la civilización moderna occidental
5.7.0 Influencia del conflicto generado entre el mundo moderno y
la ciencia contemporánea en el desempeño del técnico y del
ingeniero
5.8.0 La crisis del ingeniero en Colombia
5.9.0 Consecuencias del rompimiento del eje cultural de
Occidente en la cultura contemporánea
5.10.0 Una consecuencia de los descubrimientos científicos de la
actualidad: La necesidad de un nuevo encuentro del Hombre con
la Naturaleza
5.11.0 El origen del comportamiento de los occidentales y su
forma de hacer cultura.
5.12.0 ¿Son o no una realidad, la madurez mental de la Ciencia,
de la Cultura Occidental?
5.13.0 ¿Qué podría significar todo aquello para el científico, el
técnico, el ingeniero actuales?
6
5.14.0 Cambios importantes en la mentalidad de Occidente
generados por la experiencia científica
5.15.0 Una mirada retrospectiva. Una mirada dentro de nosotros
mismos
5.16.0 Una utopía digna de realización
5.17.0 Una noción de ecología humana, consecuencias de su
aplicación a la vida humana
5.18.0 Avances científicos que abren nuevos horizontes en el
conocimiento de la Realidad.
LIBRO 3
EL PENSAMIENTO CIENTÍFICO
OCCIDENTAL
CAPÍTULO 6
ORIGEN, APLICACIONES
6.1.0 Introducción al pensamiento científico
6.1.1 Qué es el pensamiento científico
6.1.2 La lógica científica
6.1.3 El lenguaje científico
6.1.4 La experimentación. Los modelos experimentales
6.1.5 El desarrollo y significación de los instrumentos de
observación
6.2.0 La dinámica del pensamiento científico. El rompimiento de
paradigmas del pensamiento científico.
6.2.1 El origen humilde de la Ciencia
6.2.2 El mundo que supera la Ciencia como disciplina reconocida
6.3.0 Empieza a romperse el eje de la Cultura
6.4.0 La Gran Controversia
6.5.0 El gran conflicto ético entre la Reforma y la Contrarreforma
6.6.0 La extraordinaria obra misional de los jesuitas en América y
Asia
6.7.0 Influencia del pensamiento científico en la vida cotidiana
7
CAPITULO 7
LA TECNOLOGÍA
7.1.0 La Técnica
7.2.0 La dinámica de la tecnología
7.3.0 El valor de la tecnología Obsolescencia de los modelos
científicos y tecnológicos. El rompimiento de paradigmas
7.4.0 El aporte de la técnica a la vida cotidiana
7.4.1 La Revolución Industrial
7.4.2 El espíritu de los hombres que lograron la Revolución
Industrial
7.4 3 El movimiento obrero. Antecedentes de la Revolución Rusa
de Octubre de 1917
7.4.4 La transformación de las sociedades tradicionales en
sociedades urbanas
CAPITULO 8
LA INGENIERIA
8.1.0 La solución práctica de los problemas humanos. Uso
racional de los recursos naturales.
8.2.0 Uso de los recursos naturales en la industria humana.
Instrumentalización de la Industria. La reutilización y reciclaje de
deshechos. El equilibrio Ecológico
8.3.0 El manejo de la Crisis por los Ingenieros. La crisis de la
Ingeniería
8.4.0 La influencia de la Ingeniería en la vida cotidiana
8.4.1 El proyecto de ingeniería más grande en 4.000 años desde
Keops, cambia la suerte de una nación
LIBRO 4
ANTECEDENTES HISTÓRICOS
CAPÍTULO 9
8
DEL GENIO HUMANO
9.1.0 Las raíces del europeo que partió la Historia Universal en
dos con el descubrimiento de América.
9.2.00 De la economía primitiva a la economía contemporánea.
9.2.1 De la caza y la pesca.
9.2.2 La Rueda
9.2.3 El manejo de los metales
9.2.4 La Guerra
9.2.5 La Navegación
9.3.0 De Stonehengue al urbanismo actual. El desarrollo industrial
9.3.1 En la Europa antigua
9.3.2 En la América primitiva
9.3.3 La evolución de las culturas americanas hasta su
reencuentro con el Viejo Mundo
9.4.0 El desafío que representa para el científico el medio social
actual
9.5.0 El establecimiento de estructuras sociales humanas para el
desarrollo de empresas colectivas
9.6.0 Reparos a la “ciencia ficción” como medio eficaz para la
ambientación de las mentes jóvenes al mundo moderno
9.7.0 El nuevo reto de las Ciencias: Darle las oportunidades al
Hombre, no quitárselas
9.8.0 El Hombre tiene habilidades para moverse en los espacios
del espíritu. Es esencialmente espiritual
LIBRO 5
EL HOMBRE EN AMERICA
CAPITULO 10
LAS CULTURAS DE MESOAMÉRICA
10.1.0 Los pueblos originarios
10.2.0 Los huastecos y otros pueblos inmigrantes
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10.3.0 Las culturas superiores de mesoamérica
10.4.0 Los Aztecas
10.5.0 Las culturas de Zacatenco y Ticomán
10.6.0 Las culturas de Coloma y Nayarit
10.7.0 El pueblo tarasco
10.7.1 El pueblo tarasco
10.7.2 La cerámica tarasca
10.6.0 La cultura olmeca
10.6.1 La cerámica olmeca
10.8.2 La escultura olmeca
10.8.3 El país olmeca
10.8.4 La arquitectura y el urbanismo
10.8.5 Los tesoros artísticos
10.9.0 La cultura teotihuacana
CAPÍTULO 11
EL IMPERIO AZTECA
11.1.0 El significado de la religión
11.2.0 Algunos aspectos de la vida material
11.3.0 Algunos aspectos de la vivienda y el urbanismo
11.4.0 La escultura azteca.
11.5.0 La pintura19.6.0 Aspectos de su estructura política
11.7.0 Aspectos de la industria artesanal
11.8.0 La metalurgia y los trabajos en plumas, piedra y otros
CAPITULO 12
LA CULTURA MAYA
12.1.0 El Medio Natural. La Economía. Su área de dispersión
12.2.0 La historia maya
12.2.1 El Viejo Imperio y su cultura
12.2.2 El urbanismo
12.2.3 La población y su legado cultural
12.2.4 El Clan, base de la organización social
12.2.5 Las demandas de su vida cotidiana tipifican su industria
10
12,2.6 La agricultura y el espacio para la civilización
12.2.7 Copán: El centro científico. La Meca del arte y la
civilización maya
12.8.0 La lectura de los jeroglíficos mayas
12.2.9 La decadencia del Viejo Imperio
12.2 10 El testimonio arqueológico
12.2.11 El testimonio documental
12.2.12 El Nuevo Imperio maya
12.2.13 Significado universal de la cultura maya
12.2.14 La religión de los mayas
CAPÍTULO 13
LAS ANTIGUAS CULTURAS DEL PERÚ
13.1.0 La era incipiente
13.1.1 El período pre – agrícola
13.1.2 El período agrícola antiguo
13.2.0 La era del desarrollo
13.2.1 El período formativo
13.2.2 El período cultista
13.2.3 El período experimental
13.3.0 La era floreciente
13.4.0 La era climática
13.4.1 El período expansionista
CAPÍTULO 14
EL IMPERIO INCA
14.1.0 La historia
14.2.0 La vida económica
14.2.1 La caza y la pesca
14.2.2 La cría de animales domésticos
14.2.3 La agricultura
14.2.4 La preparación de los alimentos
14.2 5 El vestido
14.2.6 El ciclo de la vida de las personas
11
14.2.7 La arquitectura y el urbanismo
14.2.8 Otras obras de ingeniería: Caminos, puentes y obras de
riego
14.2.9 El uso de los caminos. El transporte. Las comunicaciones.
14.2 10 La mayor expresión de plenitud artística peruana: Los
textiles
14.2.11 La cerámica. La metalurgia. Otras artes menores
14.3.0 La organización social
14.4.0 La organización política
14.5.0 La Religión
14.5.0 Algunos aspectos de la vida intelectual
CAPITULO 15
LOS PUEBLOS DE LA REGIÓN SEPTENTRIONAL
OCCIDENTAL DE SUR AMÉRICA
15.1.0 Panorama humano general
15.2.0 Las migraciones y las interacciones entre las poblaciones
aborígenes en Sur América septentrional
15.3.0 La arquitectura, La vivienda La agricultura
15.4.0 La Agricultura El transporte. Las vías. Las comunicaciones
15.5.0 El transporte, las vías, las comunicaciones La metalurgia
15.6.0 La Metalurgia.
15.7.0 Los hilados y tejidos. El Arte rupestre. La cerámica. La
Escultura. Otras artes
15.7.1 El arte rupestre
15.7.2 La cerámica.
15.6.3 La escultura.
15.8.0 La organización social. La familia. El parentesco
15.9.0 Algunos aspectos de la organización política
15.10.0 La visión religiosa y el culto
15.11.0 Similitudes con las culturas peruanas
15.12.0 Extensión de la memoria americana sobre su tradición.
Testimonios Sobre su vida cotidiana y acerca de su proyección
espiritual.
CAPÍTULO 16
12
EL CHOQUE DE DOS MUNDOS
16.1.0 ¿Acaso tienen alma los indios americanos?
16.2.0 A pesar de la oposición de los intereses creados las
misiones jesuitas demostraron que es posible el rescate del
Hombre; Todavía más, que debería ser considerado un proyecto
político inaplazable
16.3.0 El mundo feliz posible
16.4.0 Hacia la búsqueda de un sincretismo cultural
LIBRO 6
LA ENERGÍA; COMBUSTIBLE DE LA VIDA
CAPÍTULO 17
NUESTRO HOGAR UNIVERSAL
17.1 0 El impulso primigenio y la evolución del Universo.
17.1.1 El Big Bang
17.1.2. La formación del primer elemento de la Tabla Periódica:
El Hidrógeno
17.1 3 Las primeras generaciones de estrellas
17.1.4 La formación de los elementos más pesados. La formación
de los sistemas estelares de segunda generación
17.1.5 La Materia: ¿Una forma de “condensación” de la Energía?
El proceso de la Evolución.
17.1.6 El Universo: Colosal escenario de la Vida
17.1.7 La Vía Láctea: Nuestra galaxia
17.1.8 Nuestro sistema solar. Desarrollo local del proceso de la
Energía
17.2.0 El Ciclo del Carbón: El sistema fundamental de la
economía de la Vida.
17.2.1 El “Árbol” de la Vida, y la interacción de sus “ramas” en
cada hábitat. La ecología natural. Mantenimiento y regeneración
13
del Medio Ambiente. La Ecología Natural. Simbiosis con la
especie humana. Relaciones con su “liderazgo” interespecífico.
17.2.2 La Economía Humana vista como un capítulo de la
Economía Natural
17.2.3 El proceso de la evolución con rostro humano
17.3.0 Las Leyes de la Termodinámica. El concepto de Entropía.
17.3.1 Aplicaciones generales de las leyes de la Termodinámica
17.3.2 Aplicaciones de las leyes de la termodinámica a la
economía de la Vida y a la economía humana
CAPÍTULO 18
EL SIGNIFICADO CÓSMICO DEL TRABAJO HUMANO
18.1.0 La visión del Trabajo desde el punto de vista de la
Ergonomía
18.1.1 El funcionamiento del cuerpo como “instrumento” de
trabajo del sujeto humano.
18.1.2 El rendimiento en el trabajo y en el deporte. Los deportes
de alto rendimiento
18.1.3 La Ergonomía como materia interdisciplinaria de la
Ingeniería y la Medicina
18.1.4 La Energía, su obtención y disposición: Propósitos básicos
del Trabajo
18.1.5 La movilización y transformación de los recursos naturales
18.1.6 El Trabajo visto como una opción de “encuentros” <<no
fortuitos>> del Hombre con los demás seres de la Naturaleza.
18.2.0 Algunas categorías económicas expresadas en términos
ergonómicos. Aplicación del cálculo vectorial al estudio del
balance económico. Efectos a corregir, en las aplicaciones
perversas de la tecnología electrónica a los conceptos
desactualizados de la Economía Clásica: La deformación y el
empobrecimiento de la visión de la persona humana.
18.2.1 La unidad de medida del valor económico del Trabajo: El
Ergio.
18.2.2 Valor económico – social de la salud física y mental.
18.2 3 Especificaciones de las cargas de trabajo.
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18.2.4 Los requerimientos nutricionales. Las condiciones
ambientales para los altos rendimientos
18.2.5 El cuerpo humano como “activo” básico para aprovechar
en el Trabajo.
18.3.0 La estructura social vista como un “supracuerpo”.l
18.3.1 El cálculo económico del valor de los riesgos.
18.4 0 La noción de Industria
18.4.1 Cálculo del costo.
18.4.2 Las líneas de abastecimiento
18.4.3 El “Mercado”. Estructura, dinámica, personalidad.
Tendencias, modas, relaciones con la Cultura
18.4.4 Los problemas que soluciona la Industria
18.4.5 El control ciudadano de la actividad pública, Una
“auditoría” muy singular.
18.4.6 Infraestructura Industrial, infraestructura de poblamiento.
Desarrollo urbanístico y de infraestructura
18.4.7 El manejo económico y el liderazgo de la gestión industrial
18.4.8 El apoyo estratégico del Trabajo y el desarrollo de la
consciencia del consumidor
CAPÍTULO 19
LA INDUSTRIA ALIMENTARIA: UN ENFOQUE
NOVEDOSO DEL TEMA
19.1.0 No hay una identidad clara ni una visión integral de la
Industria de Alimentos
19.1.1 Hay millones de empresas que ofrecen “comida” para
cubrir la “demanda” de alimentos
19.1.2 La noción del consumidor acerca de sus necesidades
nutricionales. Racionalización de la educación, desde el punto de
vista de la nutrición optima.
19.1.3 Las tendencias económicas en la evolución de la demanda.
La nueva consciencia del bienestar.
19.1.4 Necesidad para el empresario de conocer acerca de los
requerimientos nutricionales de su cliente
19.1.5 El ajuste de la oferta industrial de alimentos con los
requerimientos nutricionales del consumidor
15
19.2.0 La salud a partir de la buena nutrición
19.2.1 Presupuesto de vida, de rendimiento ocupacional,
requerimientos de servicios de salud y seguridad social
19.2.2 Optimización de la inversión en los recursos humanos, en
el aparato productivo y en la seguridad social
19.3.0 El desarrollo de un plan coherente de ofertas para una
industria de alimentos con visión global
19.3.1 Desarrollo de fuentes de abastecimiento primarias
confiables en la tierra y en el mar
19.3.2 Influencia de las formas de tenencia de la tierra en la
eficiencia de su uso como fuentes de recursos primarios para la
alimentación.
19.3.3 Requerimiento de la planificación integral vertical de los
empresarios a lo largo de toda la cadena de abastecimiento.
LIBRO 7
CAPÍTULO 20
DEL CAOS, DE LA ANARQUÍA AL ORDEN
20.1.0 El lenguaje que uso, por naturaleza, el que usa todo ser
humano, es un lenguaje simbólico
20.2.0 La implementación de una ética práctica
20.3.0 La “Psicología de la Forma” y la visión en profundidad de
la Realidad
20.4.0 El Enfoque técnico fundamental: El aprovechamiento de
las fuentes energéticas del Sistema Solar
APÉNDICE:
Encíclica “Caritas in Veritate” de Benedicto XVI. Ver:
http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/encyclicals/do
cuments/hf_ben-xvi_enc_20090629_caritas-in-
veritate_sp.html
16
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CONTENIDO DE ESTE LIBRO
LIBRO 4
ANTECEDENTES HISTÓRICOS
CAPÍTULO 9
DEL GENIO HUMANO
9.1.0 Las raíces del europeo que partió la Historia Universal en
dos con el descubrimiento de América.
9.2.00 De la economía primitiva a la economía contemporánera.
9.2.1 De la caza y la pesca.
9.2.2 La Rueda
9.2.3 El manejo de los metales
9.2.4 La Guerra
9.2.5 La Navegación
9.3.0 De Stonehengue al urbanismo actual. El desarrollo industrial
9.3.1 En la Europa antigua
9.3.2 En la América primitiva
9.3.3 La evolución de las culturas americanas hasta su
reencuentro con el Viejo Mundo
9.4.0 El desafío que representa para el científico el medio social
actual.
9.5.0 El establecimiento de estructuras sociales humanas para el
desarrollo de empresas colectivas
9.6.0 Reparos a la “ciencia ficción” como medio eficaz para la
ambientación de las mentes jóvenes al mundo moderno
9.7.0 El nuevo reto de las Ciencias: Darle las oportunidades al
Hombre, no quitárselas
9.8.0 El Hombre tiene habilidades para moverse en los espacios
del espíritu. Es esencialmente espiritual
18
CAPÍTULO 9
EL GENIO HUMANO
La solución de los problemas cotidianos, influencia en
las Artes.
En el área anterior, haciendo una corta recapitulación, habíamos
hablado de lo que son la Ciencia, la Tecnología, y la Ingeniería de
corte Occidental, de su origen, del contexto en que se dio su
evolución como disciplina humana; de su postura moderna frente
a la Realidad, del atraso del mundo moderno cotidiano frente al
conocimiento científico contemporáneo, lo que le representa al
ejercicio de aquellas disciplinas no pocas dificultades; del
fenómeno humano como tal, de la Cultura como proceso
intencional de formación del espíritu humano, de la necesidad de
volver a la consideración de lo esencial en el contenido de nuestra
cultura, no sólo de su “corteza técnica”, para no derivar hacia la
incertidumbre en cuanto al proceso evolutivo de la Especie, a su
pronta adaptación a las condiciones que le impone el ambiente
planetario a su vida, en términos de la hospitalidad de los distintos
hábitats que le ofrece, en términos de los recursos que exige su
modificación o la dotación necesaria de implementos para hacer
de su adaptación a aquellos hábitats, algo menos difícil.
Nos referíamos a los factores de la Realidad, que más influyeron
y de la respuesta que dio el hombre a sus retos dentro de nuestra
cultura, que definieron el perfil de nuestro presente, el estilo de
nuestra civilización, de nuestra influencia en otras culturas
planetarias, de su actitud hacia nosotros, el carácter de las
disciplinas que se desarrollaron entre nosotros, sus campos de
estudio, conformes a lo que, en su tiempo, generó las mayores
inquietudes. La experiencia vivida, como consecuencia, entre
ellas la rotura de nuestro eje cultural, el rompimiento de nuestro
mundo en múltiples separadas e irreconciliables esferas de vida
individual, facciones sociales de índole étnica, ideológica,
política, religiosa y de toda otra índole, los grandes conflictos que
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se han generado entre nosotros, los que hemos generado frente a
nuestro exterior y la de nuevos fenómenos sociales, no menos
preocupantes que aquellos, nos obliga a reflexionar sobre la
misión que les corresponde a aquellas disciplinas frente al desafío
de conservar y mejorar los niveles generales de la calidad de vida
humana. No contar con el aporte de una ingeniería actualizada,
desarrollada, madura, culta en esta tarea, puede establecer la
diferencia, entre construir “castillos en el aire”, errar
definitivamente el camino, o fundar el futuro realmente sobre
bases sólidas.
El mundo moderno, apoyado en su polifacética tecnología, se está
desarrollando, dándole totalmente la espalda a una tradición de
miles de años de pueblos muy variados y diferentes, que
precisamente, aportan una sabiduría milenaria en miles de
aspectos de la vida material y espiritual, que representa, por otro
lado un patrimonio cultural innegable y de valor
inconmensurable. Olvidarse con arrogancia o dejar de reconocer,
ese patrimonio, como ha ocurrido a lo largo de los últimos ciento
cincuenta años, en que se ha suscitado y se ha alimentado
injustificadamente, incluso, un profundo conflicto entre el
pensamiento técnico moderno y la tradición religiosa por no
hablar de otros aspectos de la cultura, pretendiendo que existe un
enfrentamiento excluyente de sus dos formas de mirar la
Realidad, solamente puede entenderse como la consecuencia de
una irresponsable ceguera, de una imperdonable amnesia,
destinadas a justificar, tal vez, nuevas estructuras de poder y de
dominación, nuevas injusticias, tal vez nuevas formas de
esclavizar al ser humano, cerrándole todas las posibilidades que
su naturaleza debía depararle para proyectarse en el futuro.
A este particular tema se refiere el profesor Luis López de Mesa
en su “Disertación Sociológica” Editorial Bedout Medellín 1970
P. 154, refiriéndose al tema de la evolución de la vida:
“Larga es la serie de discusiones técnicas a que ha dado margen la
hipótesis de una gradual evolución paulatina o repentinamente
realizada, de los seres vivos. Durante todo el siglo XIX fue
20
trepidante y gravemente ofuscadora aquella litis porque se quiso
elevarla a la categoría de un combatir a muerte entre la religión y
la ciencia”.
Esa actitud que pretende implantarse en el mundo moderno,
principalmente en los medios más secularizados, entre la Ciencia
y la Religión, ignora que el surgimiento de la ciencia occidental y
la religión que sirve de base a la cultura occidental, tienen un
origen común: Las civilizaciones de Oriente, que son las
portadoras de una cultura superior, el mayor exponente humano
de sabiduría de que pueda preciarse la Humanidad, en tiempos en
que nuestros lejanos padres vivían todavía en chozas y apenas
avanzaban en el poblamiento del continente que hoy pretende ser
la cabeza de la Civilización.
Esa arrogante actitud no se compadece con el sentido de valor que
en aquellas lejanas épocas de contacto entre los pueblos bárbaros
europeos y el Imperio Romano, por hablar solamente de él, que
había asimilado una gran herencia oriental, a más de sus propias
creaciones. El profesor Luis López de Mesa se refiere ahora
nuevamente a lo que ocurrió al respecto durante los primeros
siglos de la Era Cristiana: “Los llamados Pueblos Bárbaros no
destruyeron la civilización latina: Durante varios siglos se
asociaron al Imperio en forma federal, haciéndose en alguna
manera sus defensores y continuadores, injertándole el vigor
combativo de sus huestes, la frescura de su sangre joven, la
recóndita aspiración a enaltecerse el espíritu, manifiesta en el
respeto con que miraron sus normas, su legislación, y a los
ciudadanos suyos de todas las latitudes. Roma misma tomó de
ellos algunas modalidades de conducta y de gobierno, y cuando
sus errores la asolaron y trajeron a un espectro ceñido
engañosamente de púrpura, la nidada de los Estados Germanos
incipientes recogió lo que podía salvarse: Lengua, Religión,
Literatura, Derecho, Filosofía Greco – Romana, Costumbres, etc.
Porque el cristianismo ya era una religión latina, porque durante
diez siglos más se habló y se escribió el idioma del Lacio, porque
en armonioso maridaje prosperaron los Derechos Romano
Germanos en toda la amplitud de Europa. Lo que se ha
21
denominado Edad oscura y siglos de barbarie, no otra cosa fue
que la lenta divulgación y asimilación difícil a la cultura clásica,
con un ritmo que hacían pausado la extensión del nuevo ambiente
y los tardíos medios de comunicaciones de entonces” (Idem. P.
27).
Como veremos más tarde, esa no era una actitud general para
todas las tribus germanas, sin embargo ésta contrasta con la
actitud moderna de sus hijos en el mundo industrial, que
solamente adoptaron como fundamento del carácter de su
civilización el conocimiento científico, con base en el cual, ya en
tiempos de Laplace se podían esperar cambios radicales en la
cultura, particularmente, porque cuando se hubieran conocido
todos los fenómenos de la naturaleza y se hubieran medido, iba a
ser posible tener la total autoridad y el total control del mundo.
Entonces el hombre sería su rey. Pero las cosas no han
evolucionado así: Mientras más incógnitas se resuelven más
incógnitas salen a la luz del día. Es tan inmensamente complejo el
mundo que difícilmente hemos arañado una brizna de la
naturaleza que nos rodea. Ello ha producido una cultura que
solamente ha aprovechado el valor patrimonial que le ha
significado su conocimiento científico y se ha olvidado de su
tradición en profundidad, muy particularmente aquella transmitida
a través de la religión. ¿Cuál puede ser el motivo de esa situación?
El manejo de la Iglesia Católica en la época crítica durante el
Renacimiento y posterior a él pudo, probablemente, dejar mucho
qué desear. Aunque no sabemos qué definiciones nuevas y
novedosas pudieron ofrecer los cuestionamientos sobre el Hombre
en la consciencia de sus dirigentes, en un mundo que dejaba de
ser pobre y austero, a la luz del contacto con las riquezas de
Oriente, parece ser que hizo su comportamiento más laxo en las
autoridades latinas, dado su carácter, que en los sectores
“nórdicos” donde pudo parecer un atrevimiento ofensivo frente a
la moral cristiana. El solo mencionar el nombre de ciertas familias
de inmensa influencia que aportaron, incluso papas, cuya fama
llega a nosotros bien enrarecida, puede mostrar el motivo
determinante de los movimientos de la Reforma. Por ejemplo, los
22
Borgia, nombre latinizado de los Borja, de origen catalán. Su
conducta pudo ciertamente inducir la desbandada católica. La
práctica de los principios pareció distanciarse cada vez más del
discurso. La intriga, la traición, y la conspiración, entre otras
prácticas nocivas, se aplicaban constantemente en alcanzar las
metas que indicaban las ambiciones de poder y de riqueza que
movían a la empresa política, que era manejada por la nobleza
como empresa propia, todo ello en medio de interminables
conflictos monárquicos, de forcejeos territoriales sin fin entre los
reinos que cambiaban constantemente el mapa político europeo.
Todo ello quebrantó e hizo naufragar la Fe de muchos cristianos,
especialmente con poder, anunciando lo que vendría a ser la
historia de los próximos siglos y haciendo que se fractura
finalmente el eje de la Cultura. Pero ello no ocurrió, finalmente,
como el producto de simples discrepacias de pensamiento, sino
alrededor de grandes fortunas que se acuñaban, de inmensas
riquezas territoriales y de rentas que se acumulaban, de la compra
de Imperios, de nuevas expectativas de poder que se hacían
realizables, generalmente en medio y por arte de la Guerra.
Y aquí ocurre algo que ya los antropólogos actuales quieren
hacérnoslo comprender, acerca de la extensión y profundidad que
ha logrado alcanzar, a lo largo de la historia humana, la influencia
de las diferentes culturas: Quizás, por las dificultades prácticas de
los medios de difusión, como es el caso de la Edad Media,
llamada del oscurantismo europeo, que menciona atrás el Profesor
Luis López de Mesa, la conformación de los elementos técnicos y
artísticos, el desarrollo de los recursos materiales, de la
personalidad y del carácter, en los distintos pueblos del planeta
han requerido miles de años de evolución para estar a punto de
generar las culturas superiores. En el mundo actual, estamos poco
acostumbrados a esta realidad, dado que se han desarrollado y se
siguen desarrollando medios de comunicación de gran eficacia y
rendimiento. Sin embargo la psiquis humana no es tan amoldable
y maleable. Hoy, en medio de la amplia red de ciudades modernas
de alto desarrollo industrial, conviven, trabajosamente, a veces,
comunidades humanas inmersas todavía en infraestructuras
primitivas y modos de vida arcaicos, sin que logren entender
23
cómo puede vivirse en el mundo moderno, y cómo es preciso
adoptar valores humanos diferentes para asegurar la supervivencia
de la especie en un planeta atestado de población como el actual,
sin ser una carga insoportable para el medio natural. Nosotros
creemos que se trata de población simplemente desadaptada e
ignorante. Pero no es así. Entender un poco la historia y los
aportes de las culturas que florecieron un día y lograron iluminar
el camino de muchos hombres, entre ellos el de nuestros propios
padres y ancestros familiares, puede ayudarnos a dar el primero
siquiera de los innumerables pasos que hemos de dar para traer a
aquellos grandes contingentes humanos, cuya deshumanización
marcha a grandes zancadas en los barrios deprimidos de nuestras
grandes ciudades, o en la milicia, las pandillas de depredadores y
bandidos que merodean por doquier en nuestros campos
modernos, alimentando la delincuencia y la desesperación en
nuestro siglo XXI. Esa encomiable tarea reclama ser iniciada
cuanto antes, y el presagio es que sea el mayor reto educativo de
la historia humana hasta ahora.
9.1.0 LAS RAÍCES DEL EUROPEO QUE PARTIÓ
LA HISTORIA OCCIDENTAL EN DOS
CON EL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA.
Aunque vamos a utilizar diferentes referencias para el manejo del
tema, parece mucho más productivo hacer transcripciones
parciales del texto, particularmente del Profesor Luis López de
Mesa, que toca el tema magistralmente, con una autoridad que le
vale su prestigio. Logra ilustrar este título con una profundidad
que es difícil de igualar, más todavía, de superar, y lo hace en un
lenguaje sintético, preciso, inequívoco, con el cual consigue
suficiente agudeza en su conceptualización, y gran claridad de
comprensión del tema:
“El europeo del siglo XV estaba muy cerca aún de la barbarie, a
pesar de sus adquisiciones técnicas, artísticas y religiosas. Vivía
en un perenne guerrear, debido al choque de razas,
nacionalidades, y creencias que conturbaba su espíritu, y le
24
imprimía un carácter batallador, es verdad, y enérgico, pero así
mismo rudo y cruel. Sus dioses se combatían a puñaladas
inicuamente. Sus reyes le tiranizaban sin reposo y le imponían
graves tributos de humillación, de sangre y de dinero. No había
antes higiene que le aliviara de su precario vivir, ni refugios de
sosiego espiritual, diversiones, digamos, como la lectura, el teatro,
el deporte, en que disipar la fatiga del esfuerzo o la acedía de los
pesares íntimos. La existencia del campesino semejábase así a la
rutina de los animales gregarios, de labor incesante y reposo
meramente vegetativo e incierto. Aún en las ciudades, donde
pululaba un parasitismo social de mendiguez disimulada bajo
nobles aspectos de arte, religión y cortesanía, naufragaba la
personalidad en la mugre, el fanatismo, el aburrimiento y las
pasiones primarias de la especie” (Idem. P 170).
“Este hombre del Renacimiento, que tanto nos subyuga en sus
cumbres geniales, era en puridad histórica un desarrapado pupilo
de los dioses, los gobernantes civiles y los clérigos. Toda su
conducta y toda su mentalidad estaban regidos desde fuera, por
códices innumerables o por la voluntad omnímoda de seres
afortunados en quienes Dios, decíase entonces, había delegado su
sabiduría y su poder. Yo no veo en ellos, los hombres de aquella
edad, una consciencia autónoma que desde lo íntimo de su criterio
los condujese a la rebeldía o a la solidaridad, los disciplinara, sino
es excepcionalmente y a medias, como en algunas ciudades de
fuero libre burgués, y entre algunos pueblos tenaces, como el
catalán, etc.” (Idem P 170).
“Así, la vida debió de parecerles de poco precio, y tal vez por ello
la jugaban a troche y moche, en pugnas baladíes, en descabelladas
empresas, en guerras de insensatez inverosímil, sin sentido
nacional ni cauce. La vida es barata donde la felicidad y el
espíritu escasean: Se la quita o se la da por un gesto o por un
maravedí, como que estando motivada exteriormente en lo moral,
y no siendo espiritual ni hedonísticamente retributiva, carece de
canon de valoración alguna que la enaltezca y sustente” (Idem.
P.171).
25
“Pudiera pensarse que fue entonces, cuando el Cristianismo,
triunfante en la universalidad territorial europea, regía la
consciencia de los hombres. Mas ello es que uno entiende que la
esencia de la concepción cristiana, la responsabilidad moral del
hombre ante Dios, la confraternidad de individuos y naciones, la
sencillez de costumbres dentro de un concepto espiritual de la
existencia, nunca gobernó en el mundo. En su lugar,
“mimetizándolo” formalmente, un teologismo ilustrado y un vano
ritual esplendoroso enmarcaron al hombre europeo, sin revalidar
ni liberar su espíritu. Conviene recordar que algunas reformas
plausibles de los Reyes Católicos y del Cardenal Cisneros en pro
de la moralidad pública fueron casi una revolución de las
costumbres en España. Y Lutero es un hijo póstumo de Arminio:
Rabelais una indecencia con talento. Cellini, un poco más tarde,
es un bandolero ingenioso; El Duque de Valentinos no es una
excepción sino modelo de los condottieri de su ambiente, y
Enrique VIII el inglés hace matar a sus esposas con erudita
barbarie. Porque todos son algo así: combinación irremisible de
creadores, místicos y truhanes, como cien años después lo
probaran todavía, en sus cumbres, un Alonso Cano, y un Lope de
Vega; y, por lo que hace a la estética de la intimidad, puede
decirse que entonces se confundía puerilmente el pudor y la
mugre, la religiosidad y el cilicio, dentro de una equivocada
valoración de las virtudes” (Idem. P. 171).
“De niño leí cierto día [dice el profesor López de Meza] la
reconstrucción literaria que el cardenal Wiseman hizo de los
primeros siglos de la Iglesia, y me cautivó grandemente la
enseñanza suya de que entre la conducta moral de los paganos y
la de los cristianos hubo la enorme diferencia de que éstos
obraban por normas interiores de conducta, en función de una
correspondencia con Dios, mientras que los otros tenían
solamente una ética formal, de vínculo social externo. Aquella
austeridad recóndita sedujo mi espíritu y lo enorgulleció
luminosamente. Mas he aquí que más tarde observé en la
Apología de Sócrates que el sencillo y verás Jenofonte escribió
tres siglos antes de la era cristiana, todas estas revelaciones de la
26
autarquía moral y de la liberación íntima por la virtud” (Idem. P.
172).
“Así mismo me impresionaba grandemente en mi infancia la
desoladora barbarie de un Atila en frente de la eclógica bondad de
los reinos cristianos; la suma crueldad de los sarracenos ante la
hidalguía de los cruzados; el nimbo de caridad y candor de las
naciones de Cristo al lado de la procacidad y estolidez de bárbaros
y herejes. Por fortuna, vi luego que esos caudillos de la gesta
migradora imperialista, el Huno cruel y el Arabe fanático, fueron
más galantes y erguidos, más señores, que sus émulos de Bizancio
y de Europa” (Idem P. 172).
“Vi, también, que la humanidad había ya producido antes de
Cristo, centurias y milenios antes, egregios conductores
espirituales de la noble estirpe de Hammurabi y de Moisés, de
Confucio, y Gautama, de Lhotse y Sócrates. Que otros vinieron
más tarde a enormes distancias espaciales e históricas, un Trajano
y un Marco Aurelio en Roma, un Asoka en la India, un oscuro
Neme Keene en la América aborigen, y entendí entonces que el
espíritu del hombre está trabajando genéricamente por semillas
fecundas de sublimación moral indefectible” (Idem. P. 172).
“Ello no significa en mí una minoración conceptual de la misión
histórica del Cristianismo: Considerado apenas como hombre,
Jesús de Galilea es un milagro de la estirpe. Los que pensaron
como él, Sócrates, v. gr., fueron en alguna manera humanistas de
su hora, en tanto que el Mesías formose en ambiente humilde, y
hubo de llegar a la cúspide del pensamiento y la conducta por
mera elación de su personalidad eximia. Une él, así mismo a la
profundidad de sus sentimientos morales, un hechicero don de
poesía, cuya inefable sencillez toca cumbres de excelsitud
desconcertantes. Y no se detiene aquí mi encomio, ni caber podría
en tan pocas y leves palabras: Un no sé qué de resumen del
corazón humano se vislumbra en su personalidad, que no parece
sino que él fuese la síntesis arcana y dolorida de la tragedia de los
hombres y de su ímpetu grandioso de sublimación. Más aún y
27
mejor todavía: Hay silencios en la vida de Cristo que parecen una
pausa espiritual del Cosmos” (Idem. P. 173).
“Mas ello es que las generaciones humanas que militaron en la
vida del siglo XV estaban muy lejos de cumplir las normas de
aquellos preclaros maestros de la cultura, fundadores de religión o
gonfaloneros de la filosofía: El campesino de entonces era un
paria del crapuloso y rudo feudalismo; el ciudadano de las
grandes urbes vegetaba en gremios oprimidos de cerrada
estructura; los militares tenían un buen porqué de bandoleros, de
condestables para abajo, con mínimas excepciones apenas; la
clerecía regular y secular navegaba en ciénagas de ocio,
sensualidad e hipocresía; los artistas devoraban el mendrugo
parasitario de Mecenas vanidosos y pervertidos; pocos sabios
había que pudiesen escapar a la coyunda de preceptos
estereotipados infecundamente. Los mismos monarcas y
pontífices consúmanse en ambiciones personales y en deleites”
(Idem. P 173).
“….El genio bárbaro incubaba, con esa potencia primicial de lo
incólume, de lo inédito aún, su aportación al espíritu: Pero esa
alborada tenue todavía no alumbraba la consciencia general de las
naciones, y solo era el patrimonio escondido y timorato de unos
seres excepcionales, media docena tal vez. Las muchedumbres
sumidas en la gleba de señores feudales, que como los duques de
Medina – Sidonia podían recorrer media España sin pisar
propiedad territorial ajena, o de castellanos montaraces de horca,
pernada y tributo; sumidas en la ignorancia, con mentores de
consciencia que degradaban las normas de la religión en el
formalismo de los sacramentos, de la mortificación ascética inútil
y de la simoníaca institución de las indulgencias comerciables;
sumidas en la rudeza de incesante batallar contra propios y
extraños, sin consciencia ciudadana de las finalidades, al
comando ciego de caudillos arbitrarios y despóticos, que no
permiten el surgimiento de una disciplina moral dignificadota,
sino el mero avance físico, como en los aludes de las altas
cordilleras. Los que iban triunfando en este rudo combatir
perenne, o en la cortesanía o en la adquisición de riquezas eran
28
ennoblecidos, hacíanse parásitos bajo las especies de hidalgos y
caballeros, par quienes no era ya de buen gusto dedicarse a ganar
el propio sustento con trabajo remunerado, por donde viéronse
asediadas las naciones de holgazanes inútiles y perniciosos, en tal
proporción que en el sólo reino diminuto de Navarra la sexta parte
de la población era noble al final del siglo XV. A esto hay que
agregar la vocación real o postiza de las gentes de entonces por la
vida religiosa, o clerical, diré mejor, mendicantes en su inmensa
mayoría, acaparadores de rentas y bienes raíces en las altas
esferas. Y así tenemos que, por cortesanos, hidalgüeños, clerecía
y militares, sistema feudal y monarquía absoluta, la economía de
los pueblos estaba condenada a fracaso irremisible” (Idem. P.
173).
“Y esta sociedad europea del siglo XV tenía del planeta un
concepto asaz vagaroso y confuso. La humanidad no había
querido suscribir las geniales previsiones de Aristarco de Samos,
sustentados luego por Estrabón, quien desde el siglo III antes de
Cristo decía que la tierra gira alrededor del sol. Por una
aberración inexplicable del pensamiento, tal vez por un orgullo de
posición de la tierra en la cosmogonía hebraico – babilónica, en
que para dar al hombre un privilegio en la categoría de los seres
creados había que dárselo así mismo al planeta en que fue
colocado, por esta razón quizás, los teólogos de la Edad Media, y
todos los hombres de pensamiento lo fueron entonces, se
desviaron de aquella ruta, aún contra inteligentísima premonición
de Aristóteles y de Santo Tomás, quienes prudentemente dejaron
abierto el rumbo de nuevas concepciones en este sentido técnico”
(Idem. P. 174).
“Dentro de ese medio sociopolítico engendrado en una
humanidad incuestionadamente primitiva se dan las propuestas de
Colón. Por cierto que no era el medio propicio para darle vida a
semejante proyecto, increiblemente audaz para la hora y el lugar
donde se proponía. Ello daría origen a una gesta sin el menor
respaldo general, completamente improvisada y con resultados en
gran medida impredecibles, sus costos, indudablemente los
tendrían que pagar los osados y emprendedores aventureros que
29
querían vivirlo o…como ocurría en aquella época, sus víctimas,
fueran cuales fueran, la parte más débil resultante durante su
desarrollo. “De todas maneras, la generación a quien Cristóbal
Colón debía hablar de nuevos posibles tránsitos y de la
esfericidad terráquea, miraba estas divagaciones como
extravagancias de literatura fósil y delirios de hombres dados a la
fantasía y al exotismo mental. El vulgo entreveía lúgubres
espacios al final del Océano, desorden de leyes naturales de
mareas y vientos en ese remoto confín, y hasta regiones de fuego,
como final del mundo: de ahí que al Atlántico de aquellas
reconditeces le llamara significativamente “La Mar Tenebrosa”.
Pretender navegar aquellos abismos acusaba una casi ofensa a la
Divinidad que puso fronteras al caos y límites a la audacia del
hombre” (Idem. P. 175).
“Uno no comprende de otra manera que el tenaz italiano empleara
tanto tiempo en obtener para un viaje de aquellas magnitudes y
perspectivas la compañía de ciento veinte despreocupados y la
mediocre suma de veintiséis mil pesos: Que para los reyes de
Portugal y de Castilla, emprendedores insignes, fuera motivo de
meditación, ni de empeño de sus joyas, este gasto que hacían cada
veinticuatro horas en sus fronteras beligerantes. Ni puede
entenderse, sino como signo de certidumbre contraria, las
concesiones que un ambicioso político de la talla egoísta de
Fernando de Aragón hiciera al presunto navegante” (Idem. P.
175).
Es esta, sin duda, la primera jornada victoriosa de Colón: el
triunfo mesiánico de su fe, de su “visión” íntima, sobre la mole
inmensa de la opinión universal de sus contemporáneos [más
adelante veremos que esa universalidad se da solamente en
Europa. Parece ser que en el Oriente la situación era diferente].
Que él, pobre, desconocido, ignorante, sospechoso tal vez de ser
sólo un tahur del azar, de dudoso origen, de honestidad dudosa, de
dudosa experiencia en las artes de la marinería, un hombre salido
del caos, en fin, pudiese subyugar el ánimo de frailes
naturalmente suspicaces y discretos, de nobles engreídos en otras
ambiciones más retributivas y tangibles, de tesoreros judíos
30
hechos al molde de una contabilidad escueta; de reinas de un don
administrativo muy pragmático y severo, que él los enlabiase con
la mera magia de su discurso vagaroso y brillante como un mito,
he ahí el mérito de aquella jornada inverosímil” (Idem. P 175).
Sólo conociendo ese espíritu es posible entender lo que pasó en
América, los conflictos que en todo el proceso de colonia y
conquista se suscitaron y cómo se desarrollaron las soluciones, en
la medida en que éstas fueron posibles. Solamente así es posible
entender lo que ocurre cuando colapsa el régimen monárquico de
la Edad Media, cuando la mayor potencia de aquel mundo,
España, colapsa, cuando empieza a surgir un movimiento
ilustrado en una clase social “plebeya”, que le da origen, luego del
triunfo de la Revolución Francesa, a un mundo industrial que
produce grandes resultados en el siglo XX.
Pero aquel mundo absurdo, incomprensible para muchos de
nosotros tiene unos orígenes que se remontan, todavía, a sucesos
más remotos, cuyo significado todavía puede reconocerse con
cierta eficacia. Más allá, entraríamos quizás a una época oscura
cercana a la época de la primera evolución de los primeros
homínidos, de donde solamente proceden ciertos testimonios de
una consciencia humana, indudablemente presente, aunque
demasiado primitiva todavía, claro está, que se agita con el
dramatismo propio del resto de la vida, en cuanto al reto de la
competencia cotidiana por su propia supervivencia. La
investigación que se adelanta hoy día sobre la vida humana en
aquellas épocas y sobre los rastros genéticos que heredamos de
aquellos primeros seres, están en camino de producir una
verdadera revolución en relación a lo que hoy conocemos.
El “Skull (cráneo) 1470” descubierto en Kenia, por un equipo de
cinco kenyanos dirigido por Kamoya Kimeu, al este del lago
Rudolf, entre el material erodado de un depósito datado en
laboratorio de 2.8 millones de años de antigüedad, sugiere el más
temprano hallazgo conocido acerca del “homo genus” la primera
manifestación expresa en un testimonio directo, con una edad de
unos 3.000.000 de años. En 1960, el padre del autor del artículo
31
de la revista, Dr. Louis S. B. Leakey, había hallado en Oduvai
Gorge en Tanzania, lo que hasta este momento era el más antiguo
testimonio de presencia humana del Homos habilis en el mundo,
aunque muchos científicos prefieren situar los orígenes humanos
en otra especie, el Hommo erectus este sí, “verdadero hombre”
(Richard E. Leakey. National Geographic.Vol 143. N6 Junio de
1973. P. 820)
Ello nos impele a repensar en lo más remoto de nuestros
ascendientes. En el Libro 3 ya habíamos hablado de una quijada
asociada a yacimientos de de cantos rodados, con muestras de
haber sido trabajados, hallados en Kenia por el mismo arqueólogo
Leakey mencionado arriba, que tiene, según una publicación de
arte citada en el mismo Libro 3, más actual, una antigüedad
aproximadamente 20.000.000 de años. No pudiendo aclarar, si se
trata de nuevas valoraciones de los mismos restos humanos u
otros hallazgos diferentes, atengámonos aquí a los términos de
antigüedad más discretos de 3.000.000 de años solamente. Tres
millones de años atrás es pues, sin embargo algo muy remoto.
Significa avanzar el origen de la humanidad, nada menos que
1.000.000 de años más allá, y sea más prudente esperar a que la
antropología pueda dar datos más concluyentes de nuestros
orígenes. Tal vez podamos entender mejor, así, su influencia en
los modos de vida posteriores, algunos de los cuales son,
precisamente, los que nos ocupan aquí. De las épocas tan remotas
falta todavía mucha información esencial, sin embargo, la
antropología ha encontrado más explicaciones de lo que pasó tal
vez unos 2.500.000 años después, o sea hace unos 500.000 años.
Durante décadas pasadas, las únicas pistas con que podían contar
los antropólogos eran los escasos huesos y objetos asociados que
nuestros antepasados dejaron en sus lugares de residencia y en los
caminos por donde realizaban sus viajes. Pero los científicos
modernos han empezado a aplicar una nueva técnica que ha
empezado a arrojar luces sobre los grandes movimientos
migratorios de la antigüedad. Esa técnica se basa en el análisis del
genoma humano o código genético del mismo, 99.9% idéntico
para todos los humanos existentes actualmente en el planeta y el
32
resto, que determina los caracteres que diferencian las razas y los
individuos. De vez en cuando, durante el proceso de la evolución,
pueden ocurrir mutaciones aleatorias e inofensivas pero que
pueden alterar aquel código y luego ser heredada por la
descendencia. Luego, en generaciones posteriores, es posible
seguir el rastro de esa mutación. En la mayor parte del genoma
esos pequeños cambios pueden permanecer ocultos por la
reorganización que se da cada vez que el ADN de una madre y un
padre se combinan para crear a un hijo. Afortunadamente un par
de regiones del genoma conserva las variaciones reveladoras. Una
de ellas, llamada ADN mitocondrial (ADNmt), se transmite
íntegra de la madre al hijo. De manera similar, la mayoría de los
cromosomas Y, que determinan el sexo masculino, viajan intactos
de padre a hijo (James Shreeve National Geográphic Marzo 2 del
2006 P 54).
“A mediados de los años ochenta el finado Allan Wilson y sus
colegas de la Universidad de California, en Berkeley, utilizaron
ADN mt para ubicar el hogar ancestral de la humanidad.
Comparando ADN mt de mujeres de todo el mundo encontraron
que aquellas de ascendencia africana mostraban el doble de
diversidad que sus congéneres. Puesto que, al parecer, las
mutaciones reveladoras ocurren a un ritmo estable, los humanos
actuales (Homo sapiens) deben haber vivido en Africa, el doble
de tiempo de lo que han habitado en cualquier otro lugar. Hoy día,
los científicos calculan que todos los humanos estamos
emparentados con una mujer en particular, quien vivió hace unos
150.000 años en Africa, “una “Eva mitocondrial”. No era la única
mujer viva en aquel tiempo, pero si los genetistas están en lo
cierto, toda la humanidad está ligada a esta Eva mediante una
cadena matrilineal continua” (Idem. P 54)
“A la Eva mitocondrial pronto se le uniría un “Adán cromosoma
Y”, de manera análoga, nuestro padre, también de África. Los
estudios cada vez más precisos sobre el ADN han confirmado este
capítulo inicial de nuestra historia una y otra vez: todas las
personas de la Tierra en sus variadas formas y colores tienen una
33
filiación ancestral con los cazadores – recolectores africanos.”
(Idem. P 55).
“Es probable que los científicos hayan encontrado rastros de esos
fundadores: los marcadores de ADN ancestrales se presentan con
mayor frecuencia entre los bosquímanos del sur de África y los
pigmeos de Biaka, asentados en el centro del continente, así como
en algunas tribus del este del África”. “La mayor diversidad de
marcadores genéticos está en Africa, el primer hogar del Homo
Sapiens. Un grupo de personas, portadoras de ciertos marcadores,
dejó el continente, y al paso de los milenios se estableció en otras
tierras. “La conformación genética del resto del mundo es un
subconjunto de lo que hay en Africa” dice Kenneth Kidd,
genetista de Yale” (Idem. P 55).
La mayor parte de los paleoantropólogos y genetistas concuerdan
en que los humanos actuales surgieron hace unos 200.000 años en
Africa. Los fósiles más antiguos fueron hallados en Etiopía. Israel
alberga la evidencia más remota de humanos modernos fuera de
Africa, pero ese grupo no viajó más lejos y se extinguió hace unos
90.000 años. Los datos genéticos muestran que un puñado de
humanos modernos dejó Africa hace 70.000 a 50.000 años y con
el tiempo reemplazó a todas las especies de humanos anteriores,
como el neandertal. Los no africanos descienden de estos viajeros,
quienes quizás bordearon el norte del mar Rojo o cruzaron su
estrecha apertura en el sur. Descubrimientos en dos sitios antiguos
– objetos de Malakunanja y fósiles del lago Mungo – indican que
los humanos modernos siguieron la costa sur de Asia y llegaron a
Australia hace casi 50.000 años. Sus descendientes, los
aborígenes australianos, permanecieron genéticamente aislados en
ese continente hasta hace muy poco (Idem. P 56). Hace cuarenta
mil años, más o menos, los humanos avanzaron hacia el centro del
Asia y llegaron a las estepas del norte del Himalaya. Al mismo
tiempo, recorrieron el sureste asiático y China, para finalmente
llegar a Japón y a Siberia. Las pistas genéticas indican que los
humanos del Norte de Asia, con el tiempo, fueron los que
migraron a América. Los paleoantropólogos creían que el
poblamiento de Europa siguió una ruta desde el norte de Africa
34
por el Levante. Pero los datos genéticos muestran que el ADN de
los actuales eurasiáticos occidentales se parece al de la gente de
India. Es posible que una migración terrestre desde Asia poblara a
Europa entre 40.000 y 30.000 años atrás. Aún se debate cuándo
llegaron las primeras personas a América. La evidencia genética
sugiere que fue hace unos 20.000 a 15.000 años atrás, cuando los
niveles del mar eran bajos y la tierra conectaba Siberia con
Alaska. Quizás las capas de hielo cubrían el interior de América
del Norte, lo que forzaba a los peregrinos a viajar por la costa
oeste (Idem. P. 57).
Otro autor, Manuel Seara, en la revista mensual “Muy Interesante,
Año 21, No. 249 habla del mismo fenómeno migratorio con
algunas cifras un poco, aunque no significativamente, diferentes.
Esto es común en los presupuestos arqueológicos. Dentro de su
tema habla de algo increíble para el vulgo actual: “El amanecer
del hombre tuvo un escenario africano. Nuestros más remotos
antepasados comenzaron el largo camino de evolución hacia el ser
humano hace más de cuatro millones de años, cuando una serie de
cambios en el patrimonio genético permitió que un grupo de
primates se irguiera sobre sus patas traseras, lo que liberó sus
manos, y desarrollara un cerebro más voluminoso. Desde
entonces se sucedieron múltiples especies de homínidos. Algunas
vivieron durante cientos de miles de años en el este del Africa y
otras se extendieron por los continentes europeo y asiático, pero
todas desaparecieron. Sólo una, el Homo sapiens, consiguió
sobrevivir y colonizar el planeta. Nosotros somos sus
descendientes directos y la prueba de su éxito evolutivo” (Idem.
P. 16) De la fuente consultada por el mismo autor se presupone
que hace 500.000 años surgieron en el Africa los hombres
modernos y luego se extendieron también por el mundo. Vemos
que la primera oleada migratoria es aún anterior a la de los
hombres modernos de que hablábamos antes. De esta referencia
deducimos algo.
Esa información nos sintoniza, hasta ahora, con una realidad que
parece ser bien diferente respecto del “filum” humano, de lo que
era usual: No vivieron una, sino muchas especies de homínidos
35
diferentes. Podría compararse aquello con la abundante población
de monos existente en el mundo, unos gigantescos como los
gorilas y otros minúsculos como el tití. Todos sucumbieron. Sólo
sobrevivió una especie, el Homo sapiens. Quiere decir esto que
solamente ésa especie logró superar los inconvenientes que
antepuso un medio dinámico, que, probablemente, llegó a ser
inhospitalario para ellas, aunque se deduce de ciertos hallazgos
arqueológicos que las diferentes hordas prehistóricas se hallaron
en sus recorridos migratorios con pueblos y razas extraños, y la
manera como reaccionaron a esta realidad, usualmente, queda
demostrado en impresionantes testimonios de restos petrificados
en viejos yacimientos, por ejemplo africanos:
“Cráneos hundidos y fémures quebrados en el terciario superior
africano demuestran que el hombre prehistórico de hace medio
millón de años aproximadamente ya asesinaba a su hermano Abel
que era de otra raza distinta a la suya. Doscientos mil años más
tarde, en el monte Dragón, cerca de Pequín, todo un clan de
hombres prehistóricos cayó víctima de una horda forastera.
Campos de batalla y yacimientos de cráneos del último período
glacial indican que hubo auténticas guerras entre la raza del
Neandertal y la de Auriñac. Y de la misma manera como se
comportó el hombre de los tiempos prehistóricos frente a otros
pueblos y otras razas, se comportó también el hombre de los
tiempos posteriores” (Herbert Wendt, Empezó en Babel. El
descubrimiento de los pueblos. Editorial Noguer, S. A. Barcelona
México 1961. P. 18).
Pero hay otros datos interesantes: La migración del Homo sapiens
por el planeta es muy posterior a las de los primeros homínidos,
aunque no se ha precisado bastante acerca de cuándo ocurrió. En
Europa tropezó el Homo sapiens con otros pobladores más
antiguos, el Neandertal y en Asia le ocurrió lo mismo, parece ser
que con el Homo florisensis o el Hombre de Java. En la isla de
Flórez fueron halladas las osamentas de de variosHomo erectus,
en la isla de Flores cerca de Java. Entre ellos había una mujer y un
niño. Fechados con el carbono 14 da el yacimiento una
antigüedad de solamente 17.000 años aproximadamente. ¡Algo
36
increíble! ¡Un homo erectus, uno de los primeros eslabones de la
especie fue contemporáneo nuestro! Esto derrumba la creencia
popular de una evolución lineal de la especie en la que se van
alineando individuos cada vez más evolucionados. Y con nosotros
conviven al menos dos especies que tengamos certeza: Neandertal
y el homínido de la isla de Flórez. Pero hay otro dato muy
significativo: De los estudios genéticos que se han hecho, se
puede inferir, al menos por el momento, que no hubo cruces
laterales entre estas especies. En el contenido genético de los
hombres actuales no se ha hallado la evidencia de esos supuestos
cruces.
El hallazgo de los primeros vestigios del hombre moderno, sin
saberse de qué exactamente se trataba, hizo que se asociara con
una especie primitiva más, el Hombre de Cro – Magnon,
denominado así por el abrigo rocoso de Cro – Magnon en la
Dordoña francesa donde fue hallado. No obstante, nuevos
hallazgos han cambiado su perspectiva, considerándolo un
ejemplar del Hombre moderno u Homo sapiens. Su centro de
dispersión es el lago de Turkama, como parecen comprobarlo, sus
restos hallados allí con la mayor antigüedad conocida, de unos
270.000 años. En Etiopía fueron hallados unos restos más
recientes en las riberas del río Omo y data de unos 200.000 años
atrás y en las cuevas de Border y en la desembocadura del río
Klasis en Sudáfrica, así como en los yacimientos de Skhud, Jebel
Qafzeh en Israel, se encontraron restos humanos modernos de
entre 90.000 a 100.000 años de antigüedad. Parece ser que hace
unos 200.000 a 300.000 años emigró hacia el sur del Africa; hace
unos 100.000 a 150.000 años emigró a la cuenca del Mediterráneo
alrededor de la orilla africana, donde probablemente llegó a la
península ibérica. Un grupo se desgajó de esta migración hace
50.000 años y penetró al Asia llegando hasta India y pasando
luego a Australia y hace, como ya había sido mencionado atrás,
40.000 años aproximadamente, otro grupo se presumía que se
había desprendido de los mismos migrantes a la costa del
Mediterráneo, pero nuevos estudios afirman, como ya lo
mencionamos arriba, que se desgajó, más bien, de la corriente
migratoria que se dirigió a India (Idem. P. 16).
37
El Cro – Magnon u hombre moderno u Homo sapiens, como
quiera llamársele, en su tecnología primitiva alcanzó su máximo
exponente, con una extensa variedad de instrumentos muy
especializados, fabricados con tal maestría que, a igualdad de
peso, eran diez veces más afilados que los anteriores. Por primera
vez se talla el hueso, la cornamenta y el marfíl y se cambian
diversos materiales para fabricar utensilios más eficaces, como
puntas de piedra atadas al extremo de una vara y hachas
engarzadas en mangos de madera. Los cromañones inventaron
armas de caza y artes de pesca que permitían cobrar todo tipo de
piezas a distancia y, por tanto, con mayor seguridad: redes y
lazos, arpones con lengüeta, plomadas, anzuelos, arcos, flechas y
cerbatanas. El hombre se convirtió en un depredador eficiente,
que establecía métodos de cacería comunitarios basados en un
conocimiento minucioso de las costumbres de cada especie. La
extinción de muchos animales que habían sobrevivido a varias
glaciaciones pudo estar causada en buena parte por la actividad
sinergética del ser humano. En Europa desaparecieron el mamut,
el rinoceronte peludo, y los megaceros; en África, los grandes
búfalos, y el caballo de El Cabo, y en Australia, los canguros
gigantes”. El conocimiento de la aguja y el punzón le permitió
migrar a Siberia y Rusia, ya que pudo confeccionar allí vestidos
de piel suficientemente calientes. Para suplir la falta de madera en
la estepa siberiana, aprendió a construir su vivienda con huesos y
colmillos de mamut cubriéndola con piel de animales y con un
lugar especial para encender fuego. La grasa y los esqueletos de
aquellos animales le sirvieron de combustible para calentarse e
iluminar las largas noches árticas. (Idem. P. 17).
“El salto delante en la evolución del Homo sapiens, estuvo
acompañado de la eclosión que experimentaron las capacidades
simbólicas producto de una mente compleja. Como asegura el
paleontólogo francés Yves Coppens, “el australopitecus sabía
muchas cosas; el ser humano sabía que sabía; y el hombre
moderno, en plena fase de conquista, tuvo, además, deseos de
hacer saber que sabía que sabía” (Idem. P. 18).
38
“Los cromañones entraron en una nueva dimensión social en la
que la pertenencia a la tribu iba más allá de lo puramente
biológico y se organizó en torno a símbolos compartidos. Los
adornos personales más antiguos encontrados son 41 conchas de
un pequeño molusco, perforadas como las cuentas de un collar y
teñidas de ocre. Tienen 75.000 años de antigüedad y fueron
halladas en la cueva de Blombos, Suráfrica. El arte floreció a
partir de la última glaciación, hace unos 30.000 años, con
expresiones simbólicas tan espectaculares como las pinturas de la
cueva francesa de Chauvet, las estatuillas de animales talladas en
marfil de Vogelherd, y las venus de Willendorf y Savignano.
Alcanzó su máximo esplendor con las cuevas de Lascaux y
Altamira, hace unos 15.000 años, y terminó para siempre cuando
los casquetes de hielo se retiraron del planeta hace 10.000 años”
(Idem P.18).
Los humanos modernos cultivaron la música y fabricaron
instrumentos de aire como la fláuta y de percusión: Los tambores
y una especie de de castañuelas. También se dedicaron a una
actividad inédita: el comercio entre distintas tribus, a veces muy
distantes entre sí. Mientras que los neandertales obtenían sus
materias primas a corta distancia de sus hogares. Los cromañones
recorrían largas distancias buscando no sólo materiales para sus
herramientas, sino también para sus adornos. Se han encontrado
utensilios de obsidiana, jaspe y pedernal a centenares de
kilómetros de sus yacimientos. El ámbar del Báltico llegó hasta el
sudeste de Europa, mientras que conchas marinas han sido
halladas en España, Francia y Ucrania (Idem P. 18).
De semejante forma “tan brillante”, el hombre moderno colonizó
el planeta y logró prevalecer, aproximadamente hace 35.000 años
sobre el hombre de Neandertal en Europa y sobre el Homo erectus
en el sudoeste de Asia después de varios miles de años de
coexistencia. Algunas de las características antropomórficas y del
poblamiento del neandertal son: Altura media de 1.5 a 1.65
metros; peso medio 80 kilos, capacidad craneana muy grande,
1.600 cc.; cuerpo robusto y fibroso, de tronco largo y piernas
cortas; frente pequeña, cara prognata con el maxilar superior
39
saliente y arcos siliares muy pronunciados; su área de dispersión
era, el sur de Europa, no cubierta por los hielos glaciales, hasta la
región del Asia central, casi en los límites meridionales de la
estepa siberiana y la cadena de los Himalayas; no se sabe todavía
mucho de su origen y migraciones; dibujaba en las paredes y
practicaba enterramientos de cuerpos junto con alimentos, armas
o utensilios. Algunas de las características atropomórficas y de
poblamiento del hombre de Flórez (o de Java) son: Se conocen las
características de una hembra de 30 años de edad; su altura era
inferior a 1 metro, su peso era de 25 kilos, de talla inferior a la de
los pigmeos africanos (1.5 metros) o a la de los andamaneses
(1,37 metros) para las mujeres adultas; tenía brazos relativamente
largos y un cerebro pequeño de 380 cc., frente a l.600 cc nuestros
y del neandertal; o sea, dentro del rango de los chimpancés;
conocía el fuego y usaba herramientas de piedra; no se sabe si
había desarrollado alguna forma de lenguaje (Idem. P 17). Los
últimos restos de neandertales se han hallado en la península
ibérica. Los paleoantropólogos no se ponen de acuerdo en la hora
de explicar su extraña desaparición. Lo que parece casi seguro es
que no sólo no se cruzaron con el hombre moderno, sino que
tampoco hay pruebas de que hubieran sido diezmados en una
especie de holocausto de la Edad de Piedra (aunque no debemos
olvidar las evidencias más antiguas de grandes enfrentamientos
entre especímenes de diferentes razas en territorio africano, según
la referencia de Herbert Wendt. No es extraño que este
comportamiento se repitiera después) (Idem. P 18).
Después de las consideraciones acerca de la época más temprana
de la humanidad actual, veremos de dónde parte, quizás la
conformación de las primeras comunidades humanas “modernas”,
que dan origen a las primeras verdaderas culturas humanas de la
antigüedad. Vamos a considerar las referencias, nuevamente, del
profesor Luis López de Mesa, quien hace en su obra, “Disertación
Sociológica”, un claro esquema sobre las últimas migraciones de
los pueblos asiáticos sobre Europa, en un ameno lenguaje, como
consecuencia tal vez, mencionada por otros autores, de la
inestabilidad del poblamiento de Siberia cuyos lugareños
nómadas se movían al impulso del factor climático adverso, en su
40
afán de preservarse ellos, sus formas de vida y preservar sus
pertenencias. Tal vez sea esta una forma discretamente plausible
de “atar cabos”, entre aquellas primitivas estirpes humanas o
prehumanas y la historia vivida por el hombre actual u Hommo
Sapiens.
“Del lado de acá del Mediterráneo [el occidente], por donde ahora
es Andalucía, un pueblo de arcaica estirpe, tal vez emparentado
con los Cro – Mangonees dolicocéfalos, artistas y viajeros
audaces, que diez mil años antes de Cristo invadieron a Europa,
estableció el dominio de Tartessos. Allí pudo aprovechar para la
civilización naciente el cobre del río Tinto, la plata de Almería, el
oro de Ilipa, el plomo de Molybdana. Pudo fundir bronce con el
estaño de Inglaterra, recién descubierta por sus parientes los
Oestrimios, y fabricar adornos con ámbar del Mar del Norte, que
sus otros primos hermanos, los Ligures de Bretaña, recogían ya,
desde Ierne o Irlanda, hasta Abalus o Heligoland, los mismos
Ligures que por el Sur bajaron hasta el Níger, precursores en
audacias marinas de su remoto descendiente Cristóbal Colón….”
(Prof. Luis López de Mesa. “Disertación Sociológica Editorial
Bedout Medellín 1970 P. 12).
En el Mediterráneo europeo se situaron aquellos primeros Homo
Sapiens al sur de los glaciales que cubrían todo el norte del
continente, dando origen a la “Raza Mediterránea”, que pobló
incluso lo que hoy es Italia, los Balcanes las islas del Mar Egeo.
Detengámonos un poco en esta historia, no solamente de capital
importancia para entender los inicios de nuestra cultura, sino
aquellos fenómenos que se suscitan cuando las migraciones
toman un rumbo distinto de la destrucción de pueblos y culturas,
como ha ocurrido innumerables ocasiones aún en épocas más
modernas. Tomemos pues, consciencia de esta realidad y
asumamos las lecciones pertinentes que parten de hechos reales y
que se repiten a lo largo y ancho de la geografía y en el transcurso
de la historia humana:
Eran de tez morena y pelo negro. En la isla de Creta esta raza
logró producir la primera cultura superior de Europa: La cultura
41
Minoica, que aporta, a su vez, la raíz en que se injerta la cultura
griega. Su conocimiento por nosotros, igualmente que muchos
otros acontecimientos humanos anteriores se le debe a los mismos
griegos. “Los viajes de Herodoto atravsaron la niebla y la
oscuridad, según lo formuló una vez un etnólogo famoso. E
Hipócrates, el mayor conocedor del cuerpo humano que hubo en
la Antigüedad clásica, atravesó las barreras que encerraban las
razas y los pueblos: los habitantes de cada país, dijo, están
sometidos al influjo de las características del clima, del agua y del
terreno en que viven; dijo que quizás sólo por esto se diferenciaba
un pueblo de otro, tanto desde el punto de vista físico como
espiritual. Heródoto fue el primer etnógrafo, Hipócrates el primer
etnólogo de que tengamos noticias” (Herbert Wendt Idem. P. 19).
Las leyendas griegas son una fuente de información antropológica
muy importante: “Es natural que fueran los griegos de los siglos
V y VI a. J. C. quienes emprendieron el estudio de conjunto de
todos los pueblos y razas conocidos. En todas las costas del
Mediterráneo había colonizadores helenos; por todas partes, entre
Babilonia y el estrecho de Gibraltar, viajaban navegantes y
caminantes helenos. La lengua griega se había convertido en una
especie de lingua franca del mundo antiguo y la ciencia griega era
un huésped bienvenido y que merecía incluso la consideración de
la corte de los déspotas orientales. Y como los colonizadores
griegos, por su misma debilidad, apenas tenían intereses
imperialistas, veían al mundo y sus habitantes con ojos más
objetivos que los súbditos de los grandes imperios
conquistadores” Idem. P 19).
“Así pues, la historiografía griega es y seguirá siendo para
nosotros la fuente principal para estudios de los pueblos de la
antigüedad. Tienen en ella, claro está, una importancia especial
los pueblos europeos del Mediterráneo, con los que los helenos
estaban en contacto constante; la cultura de esos pueblos se
mezclaba con la cultura griega y su sangre con la sangre griega.
No obstante, las historias antiguas de los científicos griegos
producen una impresión algo curiosa al lector actual: algunos
pasajes se le antojan como una mezcla maravillosa de leyenda y
42
realidad. Pero precisamente las viejas leyendas – por grande que
sea la cautela con que debe interpretarlas el investigador moderno
– han dado ya más de un indicio definitivo a la etnología y a la
arqueología. En efecto, cada leyenda, aunque parezca muy alejada
de la historia, contiene algún núcleo histórico” (Idem. P. 20).
“Gran parte de las leyendas griegas tratan de un acontecimiento
de importancia capital para la historia del mundo, que tuvo efecto
en el segundo milenio antes de Jesucristo en el ámbito del mar
Egeo: unos pueblos de tez clara, procedentes del norte,
indoeuropeos, guerreros y campesinos, invadieron las viejas
naciones de cultura del sur de Europa y de Asia Menor en una
migración que duró cerca de mil años y asimilaron a aquellos
pueblos y su civilización. La Aliada, la Orestíada, las aventuras de
Teseo y Ariadna nos hablan de aquellos pueblos; epopeyas y
fábulas, leyendas e historias de dioses guerreros, de héroes y
monstruos devoradores de seres humanos hacen referencia a
aquellas migraciones” (Idem. P 210).
“Para nosotros es especialmente interesante que, entre los países
en que se sitúan los mitos griegos la isla de Creta tenga un papel
preponderante. De Creta proceden los titanes de Zeus, el padre de
los dioses. Muchas de las figuras míticas están en relación con
Creta: Prometeo, Hiperión, el músico Orfeo, el semidios
Hércules. Zeus, en su forma de toro blanco, raptó a la princesa
fenicia Europa y de ella tuvo en Creta tres hijos que fueron los
fundadores del pueblo cretense. En Creta construyó Dédalo el
recinto donde danzaba Ariadna, el laberinto de Minos y la primera
máquina volante; de Creta salió Icaro para emprender su vuelo
fatal hacia Samos. En el laberinto cretense vivía el Minotauro,
devorador de seres humanos, un monstruo medio bestia y medio
hombre nacido de la unión abominable de la reina de Creta con un
toro sagrado. La princesa cretense Ariadna ayudó allí a Teseo,
héroe de Atica, a salir del laberinto y a matar al Minotauro. Fedra,
otra princesa cretense, fue más tarde la esposa de Teseo”. (Idem.
P.20).
43
“Y hoy sabemos que este mundo legendario cretense no fue
griego en un principio, no fue indoeuropeo, sino protogriego; tuvo
una cultura creada por un pueblo que continúa siendo uno de los
objetos más misteriosos de la investigación etnológica y
arqueológica. ¿A qué raza pertenecían los cretenses protogriegos?
¿Y cuál era su origen? ¿Cómo lograron formar las titánicas
culturas minoicas en su apartada isla? ¿Por qué o por culpa de
quién desaparecieron súbita y aparentemente sin dejar rastro?”
(Idem. P. 21).
Creta es para el investigador de hoy el reino donde se desarrolló
la primera cultura europea superior. Hacia el cuarto milenio a. J.
C. ya había allí ciudades con casas de tres pisos; y el comienzo
del enorme palacio de Minos en Cnosos se remonta incluso al
quinto milenio. Tres mil años más tarde, este palacio se había
convertido en un edificio monumental como no encontraremos
otro en toda la historia de la antigüedad. Un monumento con
fachadas grandiosas, escalinatas y salas de aparato, con estancias
lujosas, depósitos, cuartos de baño y retretes con agua corriente,
con instalaciones artísticas y técnicas de gran refinamiento. En
Creta, los danzarines ejecutaban las danzas rituales y deportivas
del toro [ello nos habla de una cultura totémica, esta vez del toro]
Allí se han encontrado objetos de arte de una belleza
extraordinaria y única: el “Caballero del lirio”, la “Diosa de las
serpientes” bailando envuelta en elegantes velos y con el pecho
desnudo. A Creta se refería originalmente el nombre de “Europa”,
con que hoy es designado un continente que domina al mundo”
(Idem. P. 21).
“La ciencia moderna no sólo ha excavado ruinas en Creta y ha
reconstruido edificios, restaurado pinturas y tratado de descifrar
escrituras jeroglíficas, sino que se ha dedicado también (aunque
con gran prudencia y muchas reservas) a la interpretación de los
mitos cretenses y protogriegos. Esa tarea es sumamente tentadora
para el etnólogo, acostumbrado a analizar las fábulas y leyendas
de los pueblos y entresacar de ellas hechos históricos. Pero es, al
mismo tiempo, una empresa peligrosa: el investigador de fuentes
históricas puede dejarse llevar por la fantasía, puede meterse en
44
un embrollo de hipótesis románticas y conclusiones erróneas, del
que le cueste tanto salir como en otro tiempo les costaba a las
víctimas del Minotauro salir del laberinto. Pero puede también
enfrentarse con esas cosas de un modo demasiado frío y
racionalista”… (Idem. P. 21)
“Hubo un día en que Creta fue idéntica a Europa. ¿Qué significa
la palabra “Europa”? ¿Y qué sentido puede tener para el científico
la leyenda de la princesa fenicia Europa y el toro divino?
¿Significa, acaso, que los cretenses procedían de Asia, de la
región que ocupó más tarde Fenicia? En Asia también se adoraba
el toro, el becerro sagrado. En Asia había culturas cuyos
monumentos y obras de arte recuerdan los de Creta. La escritura
griega deriva del alfabeto fenicio. Los contactos entre Creta y el
Asia Anterior debieron de durar milenios; hacia el 1.200 a. J.C.
todavía hubo un pueblo del ámbito cretomicénico que se trasladó
a la costa siriocananéa; este pueblo fueron los pelishtim de los
textos judaicos, los filisteos de la Biblia” (Idem. P.22).
“Pero todo ello no significa todavía gran cosa. El culto del toro
también existe en la India y en Africa. Los cretenses no utilizaron
el alfabeto fenicio, sino una escritura totalmente diferente,
parecida a los jeroglíficos. Y los filisteos no colonizaron Palestina
hasta después de la destrucción de Creta. El contacto entre el Asia
Anterior y el mar Egeo se cita por segunda vez en la leyenda de
Europa: el príncipe fenicio Cadmo, hermano de Europa, es
vencido en el continente griego cuando va en busca de su
hermana, raptada por Zeus; se fija allí, enseña a los habitantes
primitivos a leer y a escribir y funda, en Grecia, la cultura
protohelénica, o sea la cultura micénica” (Idem. P. 22).
“He aquí un bello símbolo de una realidad histórica: Cadmo y
Europa eran realmente hermanos. Es decir, Creta y Grecia
protohelénica formaban una unidad cultural. En la cultura
micénica hallamos también monumentos ciclópeos, un lujo
refinado y objetos de arte de gran perfección. También en
Micenas se usaba la escritura jeroglífica cretense. Y, antes de la
invasión indoeuropea, también se daba el nombre de Europa a
45
Grecia. ¿Fue Grecia colonizada por los cretenses en la época del
cobre o del bronce? ¿O bien fundaron los griegos protohelénicos
el imperio cretense? ¿O tal vez –y esa es la hipótesis más
probable – fueron ambos pueblos cretense y micénico, miembros
de un gran pueblo que habitó en otro tiempo las regiones
orientales del Mediterráneo?” (Idem. P.22).
“El nombre Europa” deriva probablemente de la palabra semítica
septentrional ereb. Ereb significaba para los habitantes del Asia
Anterior lo oscuro y, por lo tanto, Europa era para ellos “el
continente oscuro”. Pero “Europa” era también el nombre de una
antiquísima diosa de la tierra y de la luna, una hermana egea de
las divinidades orientales de la fecundidad. O sea, otra relación
con Asia. Pero tampoco aquí puede asegurarse nada en concreto.
Si algo puede deducirse de la leyenda de Europa y del toro, es lo
siguiente: un grupo de “pueblos del mar”, probablemente
perteneciente a la misma raza, a lenguas y culturas parecidas,
vivía en la época del cobre y del bronce en las costas y en las islas
del Egeo y – quizás – también en el Asia Occidental. Y el punto
de cristalización de estos pueblos, su centro cultural, comercial y
político, era Creta“. (Idem. P 23).
“Creta fue una potencia mundial hasta el segundo milenio a. J. C.
Las naves cretenses surcaban todo el ámbito mediterráneo, desde
Crimea, porque, desde los más remotos tiempos, la isla era un
centro de convergencia ideal de todas las rutas marítimas, ya que
se hallaba exactamente en medio de los tres continentes entonces
conocidos. Los cretenses llevaban estaño de Occidente a Oriente,
cobre de Chipre a Italia y España, esclavos negros de Egipto a
Cnosos. Las culturas superiores de Egipto y del Asia Anterior
eran tan familiares a los cretenses como las culturas megalíticas
del océano Atlántico. La cultura cretense quizás fuera un producto
de importación de los más diversos países; pero los cretenses
hicieron de ella algo totalmente nuevo; crearon un estilo que por
su luminosidad, su ligereza y su movimiento se distingue
totalmente de las obras de arte estáticas y abrumadas por el lastre
de la religión y tradición que encontramos en Egipto y en los
países de Asia Anterior. Los cretenses fueron los primeros
46
representantes de la cultura occidental. La Hélade tiene sus
cimientos en ellos; y en Grecia se fundan Roma, la Edad Media y
la civilización europea actual” (Idem. P. 23).
“Sin embargo, no cabe duda de que los cretenses no fueron unos
europeos en el sentido que damos hoy a la palabra. Los
prehistoriadores saben que, en la época neolítica y hasta muy
avanzada la Edad del Bronce, los países europeos del
Mediterráneo estaban habitados por antiguos mediterráneos,
gentes de tez morena y cabello negro, de origen desconocido, que
- tal vez – descendían de la raza de Aurignac de la época glacial
[de los que ya hemos hablado]. En España había los iberos, en
Italia los ligures y en la cuenca del Egeo los pelasgos. Estos
pueblos desarrollaron unas culturas, fundaron la potencia naval
cretense y prepararon el terreno en Grecia para la cerámica
helénica y las torres ciclópeas de Micenas” (Idem. P. 23).
“Cuando luego, hace aproximadamente cuatro mil años,
empezaron las olas sucesivas de invasión indoeuropea, estos
antiguos mediterráneos fueron expulsados, sometidos o se
fundieron con los pueblos conquistadores. Las distintas escuelas
científicas no han cesado todavía de discutir acerca de cuál fue la
tierra de origen de los indoeuropeos (o “indugermanos” como
siguen llamándose erróneamente en Alemania), de si fueron
descendientes inmediatos de la raza de Cro – Magnon del período
glacial, de si procedían de la meseta irania, como tantos otros
pueblos conquistadores de culturas superiores, si de las regiones
del Mar Negro o de los enormes ámbitos nórdicos entre Europa y
Asia. Ignoramos también los motivos de esas gigantescas
migraciones”. Aunque es evidente que, hoy, no pocos de esos
interrogantes parecen finalmente resueltos (Idem. P. 23).
“Solo sabemos que una región que se extendía desde España al
sur de Asia, que, por consiguiente abarcaba la mitad del mundo
entonces conocido, fue indoeuropeizada de resultas de estas
invasiones. En España e Italia se establecieron los Celtas, en Italia
y en las islas balcánicas los ilirios, en Grecia y en las orillas
orientales del Egeo los aqueos, eolios, dorios y jonios. Unos
47
indoeuropeos, que se introdujeron en el Asia Anterior y que se
fundieron con los aborígenes para formar el pueblo de los hititas,
influyeron en una gran parte de de la actual Turquía y de la actual
Siria. Los medos y los persas fundaron imperios en el Irán; los
escitas cruzaron Rusia meridional y el centro del Asia hasta las
fronteras de China; los indúes absorbieron las culturas superiores
de la Antigua India” (Idem. P. 24).
Lo que pudo pasar a la cultura cretense puede, probablemente
entenderse partiendo de una nueva interpretación de otra leyenda
de la antigua Grecia: La leyenda del rey Minos, de Teseo, de
Ariadna y del terrible monstruo Minotáuro, aunque no deja de ser
un punto de apoyo, todavía un tanto vago: “Según la leyenda,
incluso la Atenas protohelénica, que también era una potencia
muy antigua y nada desdeñable, pagaba tributo a Minos, rey de
Grecia; cada nueve años, los atenienses tenían que mandar a
Cnosos víctimas humanas, que eran devoradas por el Minotáuro”
(Idem. P. 24). Entre los jóvenes y doncellas que Atenas tenía que
enviar como tributo al Minotauro, se hallaba también Teseo, hijo
del rey de Atica. “Pero se enamoró de él la princesa cretense
Ariadna y le dio secretamente el ovillo de lana gracias al cual
Teseo pudo salir del laberinto donde vivía el Minotáuro; salir del
laberinto utilizando el “Hilo de Ariadna” y salvar a las víctimas
atenienses. Teseo se quedó en Creta, pero no se casó con la
enamorada Ariadna, que tanto le había ayudado, sino con su
hermana Fedra” (Idem. P. 25).
La explicación buscada ha sido deducida de una nueva versión
interpretativa de la leyenda, aportada por los científicos actuales,
ya que lo había sido por el historiador griego Plutarco, sin que
aportara, al parecer, una salida, una alusión siquiera, a la solución
de la incógnita. El historiador Plutarco creía que, en realidad, el
Minotauro no era un monstruo, sino un hombre de carne y hueso,
un general cretense, que en su época ya había raptado de Asia a la
joven Europa, que luego había enamorado a la esposa de Minos y
finalmente, tiranizaba al pueblo cretense. El rey Minos, incapaz
de hacer nada contra el tiránico general, se había alegrado de que
Teseo lo venciera y le quitara de delante a aquel hombre tan
48
desagradable; inmediatamente había perdonado a los atenienses la
obligación de pagar tributo y dado su hija Fedra a Teseo en
prueba de agradecimiento” (Idem. P. 25).
“La interpretación moderna es diferente: El rey Minos simboliza
el esplendor y el poder de Creta; Sir Arthur Evans, el gran
investigador de Cnosos considera que el famoso laberinto
coincide con el enorme e intrincado palacio real; el lugar donde
vivía el Minotauro parece que simboliza el culto cretense al toro
y, en efecto, es posible que en Cnosos se hicieran sacrificios
humanos a los toros sagrados. La gesta del héroe Teseo no sería,
pues, otra cosa que un símbolo legendario de la victoria de los
helenos indoeuropeos sobre el poder, el culto y la religión de la
antigua Creta. Y la circunstancia de que Teseo tuviera relaciones
con dos princesas cretenses podría indicar que los helenos
invasores no conquistaron Creta por la fuerza, sino poco a poco,
asimilándola lentamente” (Idem. P. 25).
“Corrobora esta teoría un descubrimiento arqueológico
francamente sensacional realizado en estos últimos tiempos.
Cuando Arthur Evans, antiguo antropólogo y luego corresponsal
en los Balcanes del Manchester Guardian, excavó en 1900 las
ruinas de Cnosos, descubrió allí más de dos mil ladrillos con
inscripciones cretenses. Una parte de estas inscripciones, que
recuerdan los jeroglíficos egipcios, procede de los períodos
minóico inferior [etapa más primitiva de la civilización cretense]
y medio; es decir, de una época que dista unos cuatro o cinco mil
años de nosotros; los científicos llaman a esta escritura lineal A y
no han podido descifrarla todavía. Otra escritura, la llamada lineal
B, data del minóico superior. La época en que fue realizada
coincide con el inicio de las inmigraciones indoeuropeas. No se
trata de letras del alfabeto de un pueblo indoeuropeo, sino
también de jeroglíficos, que representan evidentemente una
evolución ulterior del lineal A. Lógicamente, se dedujo que el
contenido de aquellos ladrillos del lineal B también estaba en
lengua cretense (lengua que nos es todavía totalmente
desconocida) “(Idem. P. 26).
49
Generaciones enteras de investigadores han dedicado la labor de
su vida a descifrar los textos cretenses. Labor totalmente inútil por
lo que a la línea A se refiere. En cambio, con el lineal B el éxito
fue mayor. En 1953, el arquitecto londinense Michael Ventris
sorprendió al mundo especializado al sostener que el lineal B no
contenía textos cretenses, sino textos griegos en escritura
cretense. Otro inglés, John Chadwick, pudo comprobar lo mismo.
Al cabo de un año fueron examinados varios ladrillos procedentes
de los palacios micénicos, que contenían toda clase de catálogos,
listas de nombres y números. Estaban escritos en jeroglíficos
como los textos cretenses; sin embargo, el lenguaje de estos textos
era un dialecto heleno” (Idem. P. 26).
¿Qué conclusiones se pueden sacar de este descubrimiento? Por lo
menos una: que en el ámbito de cultura del Egeo se hablaba ya el
griego cuando todavía existían las antiguas culturas, cuando se
escribía aún en jeroglíficos y cuando Cnosos, Micenas y los
demás centros importantes de los minóicos y pelasgos persistían
aún. Si todo eso es verdad, resulta que los indoeuropeos
inmigrantes influyeron y adoptaron las antiguas culturas
mediterráneas de un modo mucho más lento y pacífico de lo que
nos ha pintado hasta aquí la imagen dramática de una invasión
arrolladora” (Idem. P. 26).
“Los helenos aqueos no destruyeron Cnosos. Probablemente se
introdujeron poco a poco, primero en las ciudades – estados
micénicos que había en el continente griego y luego en Creta. Tal
vez llegaron allí como asalariados, como obreros, como
pobladores bienvenidos que llevaban consigo el caballo, hasta
entonces desconocido en Creta, y cuyos carros de combate habían
de tener un papel importante en las tropas distinguidas de los
reyes cretenses. Los inmigrantes fueron ganando terreno, pasaron
a ocupar los puestos – clave, difundieron su lengua, fueron
escribas, dignatarios de la corte y oficiales. Llegó un día en que
lograron desterrar el culto cretense del toro; llegó otro día en que
un descendiente de un aqueo subió al trono, y, a partir de aquel
momento, los cretenses tuvieron que aprender la lengua de los
advenedizos. Pero como estos advenedizos no tenían escritura
50
propia, se vieron obligados a utilizar los antiguos jeroglíficos para
poder consignar aquella lengua nueva” (Idem. P 27).
“Es posible que así fuera. Pero ¿cómo hay que explicarse la
destrucción del palacio de Minos? Llegaron nuevos invasores
procedentes del norte; el poder cretense se había debilitado con la
helenización y el nuevo poder todavía no se había consolidado. Es
posible que se produjeran rebeliones y guerras civiles en toda la
isla. Durante medio siglo, desde 1475 hasta 1425 a. de C.,
ardieron los palacios de toda Creta, reinó el caos que precede a
todo cambio y a todo orden nuevo. Y con lo que quedaba de la
civilización cretense antigua, los aqueos lograron desarrollar,
finalmente, la cultura minoica superior, que tres siglos más tarde
habían de legar a los dorios, otro pueblo heleno que irrumpió
violentamente en escena” (Idem. P. 27).
Creta y Micenas siguieron viviendo en la Hélade. Y los antiguos
pueblos mediterráneos, forjadores insignes de culturas, siguieron
viviendo también en Grecia y en Creta; se fundieron con los
indueuropeos y constituyeron un pueblo nuevo. Sus culturas y sus
tradiciones pasaron a engrosar el tesoro legendario de los griegos.
El nombre de su primera madre, Europa, se convirtió en el
nombre de aquel continente en cuya cultura ha sobrevivido Creta”
(Idem. P. 27).
Llegando al fin de este tema de importancia singular, sigamos el
tema de la generalidad de los pueblos inmigrantes de la
antigüedad, tal como nos lo ofrece el profesor Luis López de
Mesa, en el plan de continuar su vistazo a los movimientos de
población de aquellas remotas épocas:
“Y aunque parezca una fantasía del romanticismo histórico,
podemos remontarnos más y ver en las gentes que continúan en el
Sur del Océano Pacífico, por Tasmania y Australia, y tal vez por
la América Meridional, la raza primigenia de los
Neanderthalenses, del paleolítico, concebir un dios creador
supremo, y una sociedad organizada conforme a sus presuntos
designios” (Luis López de Mesa. Idem. P. 12).
51
“Nada tiene, pues, de exótico que estas concepciones se organicen
en cuerpo de doctrina al aparecer los primeros destellos de la
civilización. Los Arias, Arios de nuestra nomenclatura, producen
muy pronto altas concepciones, ora de una metafísica,
delicuescente en la abstracción, hasta suprimir la realidad, como
en la India, ora de tono pragmático, ético y etológico, cual ocurre
en Persia, de predominio estético en la sensibilidad exquisita de
los griegos, de los jonios principalmente, y pragmático – jurídica
en los latinos” (Idem. P. 12).
“Del Norte Eurasiático tal vez parte esta estirpe privilegiada, para
dar a luz la colmena de idiomas y naciones que denominamos
Indu – europeos o Indo germanos. Una de sus ramas se designa
Haraiva, que luego da ocasión al nombre de Ayriyama, más tarde
Irania, el Irán de nuestros días. Muy posiblemente alguna de estas
migraciones, de los que dieron nacimiento a la cultura del
Vedanta, en la India, continuó su camino a través de los
archipiélagos del Sur y llegó a América, donde se encuentran
rezagos “alófilos” y algunas raíces lingüísticas que así lo
sugieren. Inclusive entre los indios colombianos se descubre el
fonema Ari, para designar los ríos, aunque yo no concibo en ella
ninguna relación étnica: En los Aymarás existe también en la
curiosa acepción de “nuevo”” (Idem. P. 12).
“Esta ramificación asiática tuvo un núcleo temporal entre el Mar
Negro y el Caspio, de donde, según parece, emigraron poco a
poco los clanes, o tribus quizás, de los Mada, origen de los
Medos, Parsa, de los Persas, Parthava o de los Partos, Bajtri o de
los Bactrianos, de Haraiva, en fin, que descienden hasta la India
luego, y de los cuales queda el nombre genérico de Aryas o
Arios” (Idem P. 13).
“La ramificación europea da lugar a los Deuschen, a quienes, por
dificultad de pronunciación, los latinos llaman Teutones, y los
Francos, los Sajones, los Anglos, los Godos, Los Helenos, los
Latinos, etc., fundadores de otras tantas nacionalidades, rectoras
hoy de la humanidad. Gran movimiento migratorio que va desde
52
el año tres mil antes de Cristo, probablemente, hasta unos diez
siglos después de la Era Cristiana, en cuanto corresponde a
Europa” (Idem. P 13).
“Antes de la separación [de esas dos ramas] ya [los hombres]
habían concebido una divinidad abstracta, sin limitaciones
espaciales ni de tiempo, creadora, entre los Parsis, de la célebre
dualidad del Mazdeísmo (Mazdao significa “Gran Sabiduría”),
Ahura. Mazda, espíritu de la luz, llamado Ormuz en nuestra
lengua, y Ahriman, personificación del mal, o sea Angra –
Mayniu o Anra – Mainyu (según otros, aunque menos
correctamente). A estas divinidades se añadió el culto del Fuego,
para formar una trinidad, tan frecuente en la teología en que se
explica la Religión, y los principios morales que Zarathusthra
implantó y confirmó en ese pueblo” (Idem. P.13).
Más tarde, surge de seis a siete mil años antes de Cristo, la cultura
egipcia, “de fondo hamita, de la raza mediterránea, parientes de
los iberos y ligures primitivos, de los egeos y fenicios, aunque
grandemente cruzados con migraciones de los cuatro puntos
cardinales, inclusive arios y negroides, [fue de índole muy diversa
de la judía, de la que hablaremos en seguida] masculina y no
femenina, a pesar de su matriarcado primitivo y de la proximidad
de los asiáticos, expresa también su concepción teológica de las
sociedades en su escasa literatura, pues que nunca se dio a escribir
epopeyas ni filosofías, sino relatos de triunfos militares, o
anotaciones de contabilidad, o de liturgia y ciencias aplicadas, de
medicina, por ejemplo, o mejor aún, en la organización política de
nación, en que reproduce en la persona de los Faraones y en el
cuerpo de las leyes su interpretación teocrática de la historia y de
la vida” (Idem. P. 11)
“Las culturas anteriores a la hebrea, que le sirvieron en mucho de
origen y en mucho de norma frecuente, desde la remota Uruk,
patria de Abraham, de estirpe sumeria, que ya en el cuarto milenio
antes de Cristo constituyó un imperio federal de Estados – Urbes
(Ur, Lagash, Larsa, Kish, etc.) en la parte inferior del Eufrates,
entonces bien regada y fértil, bajo la hegemonía de Mes Anni
53
Padda, donde la organización social sigue las líneas conceptuales
de una interpretación religiosa, con Nannar, el dios – luna y Nin
Gal, su consorte. En la segunda jornada de esta nación, o sea en la
que preside Ur – Nanmu en el tercer milenio antes de Cristo,
existió la escritura en ladrillo, y con ella nos viene su
interpretación teológica de las sociedades” (Idem. P. 11).
“Los Aryas se dividen hoy en dos grandes grupos: Centuni,…[con
los]: Celtas, Griegos, Itálicos, por ejemplo; y los Satem. A más de
los núcleos de la Europa Oriental y del Norte Asiático, que
menciono en otra parte, conviene ahora referirnos al que se
constituyó en la península escandinava (Dinamarca y sur de
Suecia), descendientes de un legendario Mannus, hijo del Dios
Tuisto, nombrados por Plinio “Hileviones”, núcleo del cual
partieron las principales migraciones que habían de poblar a
Europa” (Idem. P 66).
“Schmidt los clasifica en cuatro ramas: Ingväones, Istváones,
Herminones e Hilleviones. Mejor es a nosotros nombrarlos por
los gentilicios que nos son familiares, y así tenemos que de esas
ramas hicieron historia, principalmente, los Alamanos, Turingios,
Sajones, Frisones, Bávaros, Francos, Ostrogodos, Visigodos,
Suevos, Vándalos, Longobardos, Anglos y Burgundíes, etc.
(Idem. P 66).
Cada uno de ellos al constituir nacionalidad independiente o algún
gran señorío, codificó sus leyes tradicionales e instauró nuevas, de
convención contractual o de mandamiento autoritario, ora por
designio de Asambleas populares, según la índole democrática de
sus primitivas costumbres, ora por disposición personal de sus
Jefes, aún por normas de la autoridad eclesiástica, pues de todo
ello hubo, y así a esta investigación cumple decir ahora que ellos
suministraron una prueba de que a más del origen
consuetudinario, el Derecho ofrece históricamente otras
raíces….” (Idem P. 67).
“De esas codificaciones del Derecho Germánico, resaltan las de
los Francos, como de los primeros, y por la enorme amplitud del
54
dominio que alcanzaron más tarde, en la época Carolingia, sobre
todo. Al enlazarse después con el Romano, amplía su evolución,
pasando por el “droit Coutumier” del Norte de Francia y el
“Droite Ecrit” del Sur, cuyo natural desenvolvimiento interrumpe
centurias más tarde el Código de Napoleón, que debía llegar a
nuestra América. El Ostrogótico, dada su íntima relación con el
decadente Imperio Romano, su sede en Ravena, y la influencia de
Teodorico en fundir las dos culturas, tiene mucho predicamento.
El Visigótico, por su posición en la península Ibérica, su dilatada
difusión por la Europa de entonces, y los vínculos que le anudan
al Imperio Romano y al que hemos heredado nosotros en América
Latina, adquiere una importancia de primer orden. El Sajón,
presenta dos causes, el primigenio, con la Heptarquía Británica,
que muy pronto tuvo su ley escrita y el prestigio de algunos reyes
de la simpática altitud moral de Alfredo; el segundo en el riñón de
Alemania, de evolución más tardía” (Idem. P. 67).
Luego de este rápido vistazo a lo que es la génesis de la
humanidad occidental actual y el aporte de su genio, de su
espíritu, veamos algunos descubrimientos técnicos que le abrieron
inmensos horizontes evolutivos y de desarrollo. De ellos, ha
derivado grandes beneficios, salvo de uno: La Guerra, que raya
hoy día en extremos de crueldad, destrucción y penetración social,
con armas destructivas, con sistemas ofensivos, tales que han
acortado definitivamente las distancias entre el ofensor y su
víctima, haciendo que los perjuicios los sufran todos ellos, casi
por parejo.
9. 2. 0. DE LA ECONOMÍA PRIMITIVA
A LA ECONOMIA CONTEMPORÁNEA
La Caza, la Pesca, la Rueda, el manejo de los metales,
la Guerra, la Navegación
No vamos a abordar el tema como un análisis de la evolución
tecnológica de las actividades correspondientes. No es ese nuestro
objetivo. Vamos a mirar el contexto social que va surgiendo
55
cuando el desarrollo técnico de esas actividades y la aparición de
otras nuevas se van dando, según las exigencias de la
supervivencia y el genio creador del ser humano, en el caso de los
pueblos que las practicaron.
No se tiene mucha documentación expresa de cómo vivían los
cazadores en Eurasia hace diez o quince mil años. Se conocen
muchos pueblos cazadores contemporáneos y podríamos hablar
de pueblos que pasaron a la categoría de pastores, siguiendo una
vida de nómadas, tal como lo hemos visto atrás. Poca
investigación, aparte de la información de viajeros y comerciantes
que se familiarizaron con su manera de vivir, se ha emprendido.
Se tiene información de la forma de vivir de los cazadores
americanos desde la llegada de los europeos a América. Los
cronistas abundan en detalles. Se tiene información de los
cazadores africanos, y australianos. Sin embargo el compendio de
toda aquella información sumada y comparada con la
información arqueológica y paleontológica da idea de usos y
costumbres generalizadas a ese nivel de madurez de la mente
humana, de las civilizaciones, en tiempos muy remotos. El
diagnóstico es creíble; obedece a una construcción teórica,
esquemática, documentada. No contiene un cuadro completo y
coherente. Sin embargo, sin ser completo y exhaustivo, es todo lo
que tenemos, es muy valioso, aporta ideas claras y concretas
sobre el tema. Es como armar rompecabezas con fichas que van
encajando hasta llenar poco a poco el cuadro completo.
De toda aquella información, podemos deducir un dato de valor
mayúsculo que se repite en todos los continentes y en todos los
pueblos del planeta que se hallan en su estado natural, pero se ha
palpado con fuerza inusitada en las más antiguas poblaciones
eurasiáticas: Me refiero al amor por su libertad, como el mayor
bien, como la mayor fortuna para disfrutar. La máxima expresión
de ese sentimiento está en su costumbre de vagar por el campo
abierto en busca de pastos para sus ganados. La necesidad de
sedentarizar su vida, de cultivar la tierra, sin moverse más, aún
forzados por el hambre y la escasez, es un sacrificio casi
inaceptable. Es una pena casi insufrible. Sólo los esclavos y los
56
siervos son dignos de aquellas “bajas” costumbres. Los cambios
ocurridos por causa de las presiones del ambiente, el uso de la
vida sedentaria, la agricultura, con ser que, de alguna manera
cambió la suerte de los hombres, fueron en un principio
consecuencias de la Guerra, del pillaje, soluciones iniciales a la
primitiva escasez. Pero en todos los casos, se buscaban espacios
geográficos adicionales, recursos adicionales, para mantenerse en
las condiciones de libertad añoradas. Y sin saberse, fueron
vulneradas las libertades y los espacios de pueblos menos fuertes
o desprevenidos. Desde entonces, la experiencia de la vida
humana asume ribetes de dolor extremo, de esclavitud, de
sumisión, de dominación, de explotación cruel y despiadada, de
desprecio del otro.
9.2.1 DE LA CAZA Y LA PESCA.
El amanecer de la consciencia humana, como lo veíamos en otro
capítulo, hace ya varios millones de años, lo encuentra ya como
un ser depredador compitiendo con especies físicamente más
poderosas que él.
Tarea que, según la naturaleza de la vegetación, alterna con la
recolección de frutos y de huevos de aves salvajes. Su vida se
desarrolla alrededor de su grupo familiar, no más de veinte o
treinta individuos, formando, en conjunto para toda la región
continental africana y eurasiática donde habita, una población de
apenas algunos millares de decenas de individuos. De gran
instinto gregario y territorial, donde logra establecerse de manera
fija, usa el conjunto de sus individuos para cazar y defender su
espacio vital. Desarrolla estrategias de acción comunitaria para
ello y así logra competir con éxito con depredadores poderosos
como los osos, los grandes felinos, y puede acosar a presas de
gran tamaño como el mamut. Esos animales heridos son
perseguidos insidiosamente por la horda humana, hasta que caen
vencidos por las infecciones. Como veíamos en otro capítulo, en
Europa se han hallado frescos elocuentes y rastros de huesos y
57
herramientas que dicen mucho de la vida de aquellos hombres
primitivos.
A la lista de hallazgos clásicos de los antropólogos, algunos de los
cuales ya se han mencionado atrás, agreguemos dos sorprendentes
porque ofrecen información antes desconocida, sobre las
habilidades que había desarrollado ya nuestro antepasado el
“homo erectus”. Ya en Java se había hallado el Pithecantropus
con una antigüedad calculada en 1.5 millones de años. Damos la
siguiente información, al respecto, sobre dos significativos
hallazgos informados por National Geographic en Español, de
abril del 2005:
En Dmanisi, República de Georgia, Asia Central, es hallado en
1990 un depósito de restos que corresponde al “homo erectus”, en
una de sus tantas variantes halladas. Es hallado en medio de dos
estratos, uno de basalto, más bajo, y otro de cenizas volcánicas.
La edad de esos estratos está alrededor de dos millones de años.
Corresponde a dos épocas eruptivas diferentes de los volcanes de
la región. En la primera las lavas volcánicas se solidifican en
basaltos, en la segunda, el terreno queda cubierto de cenizas
Parece que en el intermedio el “hombre de Dminisi” pobló la
región para quedar atrapado en el período final eruptivo de dichos
volcanes bajo la ceniza.
Lordkipanitze y Philip Rightmire, el último, antropólogo de la
Universidad de Binghamton, Estado de Nueva York, que
investigan al “hombre de Dmanisi”, afirman que se trata de la
primera migración a Eurasia de nuestros antepasados, proveniente
de Africa. Según Josh Fischman, otro estudioso, hay evidencias
que hacen pensar que en el seno de su sociedad se da una
innovación en la manera de comportamiento, esta vez orientada a
la cooperación (¿con otras estirpes de homínidos?), que da origen
a nuevas dinámicas en la evolución de la estirpe humana, hasta
llegar probablemente al llamado “homo floreciensis”, del cual
hablaremos más adelante, y probablemente del hombre actual
(hommo sapiens).
58
Martha Tappen, paleontóloga, afirma que el lugar escogido para
su asentamiento, era un lugar de caza muy difícil. Uno de los
motivos que se asumen, era la convergencia en el lugar, de gran
variedad de depredadores, entre ellos el tigre “dientes de sable y
el oso, favorecida por la topografía y la abundancia local de
especies diversas, potencialmente alimenticias. Por primera vez se
hallan evidencias en aquella época temprana, de la existencia de
costumbres carnívoras en los homínidos de Eurasia.
Todavía la tradición hablada de Indonesia, recuerda cierta
población de humanoides primitivos que vivieron en la isla de
Flórez hasta hace, relativamente, poco tiempo. Nunca habían sido
detectados. Inicialmente sin poder encontrar ejemplares, un
aficionado Theodor Verhoeven halló señales de presencia humana
en un lugar de la isla de Flórez, en el lugar “Liang Bua”, -“Cueva
Fría”-. Encontró esas señales mezcladas con restos de
estegodontes, antecesores de los elefantes. El hallazgo fue
fechado por él en 750.000 años de atigüedad. Otros investigadores
confirmaron la realidad del hallazgo de Verhoeven y lo fecharon a
840.000 años de antigüedad.
La isla de Flórez nunca estuvo unida al continente ni a otra isla en
períodos geológicos anteriores, y era una isla bastante despoblada
hasta hace unos 4.000 años que fue poblada por hombres
modernos y sus animales. Está situada a 24 kilómetros de la tierra
firme más cercana. Posteriormente, en 1995 se cavó en el piso de
la cueva y se hallo el primer cráneo que se le atribuyó a un niño,
por su tamaño, con una cabida cerebral aproximada de 1/3 de la
de un adulto normal, y que podría tener unos 25 kilos de peso.
Más adelante se completaron los restos del cuerpo y cráneos de
otros seis individuos, constatándose que se trataba, realmente de
una nueva especie de homínidos. “Habbit” es el nombre del
primer ejemplar desenterrado y corresponde a una hembra de no
más de 1.50 metros de estatura. La forma de su mandíbula inferior
evoca a Lucy, un australopitecus encontrado en Etiopía y que
vivió, según fechado de sus restos, hace unos 3 millones 200.000
años.
59
Los investigadores especulan sobre la forma como llegó allí el
“homo erectus”. Se tenían evidencias de la existencia de él, -el
Phitecantropus de Java-, en la mencionada isla de Java, hasta hace
un millón y medio de años, pero aunque se sabía que ya dominaba
el fuego, nadie pensaba en su habilidad de construir balsas u otro
medio para superar la distancia que le pudiera separar hasta la isla
de Flórez..
Algo sorprendente es que el fechado de los restos de “Habbit”
encontrados, datan de, entre 95.000 y 13.000 años atrás. ¡Algo
increíble! ¡Una estirpe del ”hommo erectus” viviendo casi entre
nosotros! Otra sorpresa se refiere a sus dimensiones: Se preguntan
los biólogos si en este espécimen prehumano pudo darse el efecto
observado en otras especies, en que la holgura del Medio permite
la evolución hacia mayores dimensiones físicas corporales de las
distintas especies y la escasez de recursos alimenticios lo hace
hacia dimensiones corporales menores. Tal pudo ser el caso de la
isla de Flórez aislada completamente de su entorno, por tierra.
Si es así, estamos frente al caso de un proceso involutivo real, que
se da en una especie al perder peso. Según los expertos, la
reducción del tamaño del cuerpo, manteniendo su proporción con
la masa cerebral, hace que éste retroceda en las posibilidades de
mantener su compleja actividad, y llegue a entrar en el proceso de
pérdida del potencial ganado anteriormente. “Habbit” parece una
diminuta versión de antepasados cien veces más antiguos
procedentes del otro extremo de Asia. (Mik Wordwood, Thomas
Sutikna, Richard Roberts, National Geográphic en Español, abril
de 2005)
Definitivamente, parece que hemos de concluir que la estirpe más
exitosa es el “hommo sapiens”. Es muy posible que dentro de los
procesos de evolución histórica la desaparición de muchas
estirpes relativamente antiguas de seres humanos no haya
ocurrido sólo por extinción sino por absorción de unas en otras.
En Europa, no hay definitivamente una amplia separación
cronológica entre el poblamiento del “hombre de Neanderthal” y
Cro-Mañon con las primeras migraciones del hombre moderno u
60
“hommo sapiens”. En América Española no puede ser más
patético el caso de mestizaje entre las razas renacentistas y las
razas primitivas de cazadores, si hablamos de los pueblos
americanos menos cultos, con todos los pormenores que
conocemos.
¿Podría concluirse, además, que la reducción de su tamaño en
“Habbit” fue lo que le permitió sobrevivir a sus parientes
cercanos casi hasta nuestra época? Quizás este proceso le permitió
a la especie de “Habbit” hacer acopio de sus escasas energías
disponibles, para mantener el equilibrio ecológico, la
sostenibilidad económica de la especie, en su conjunto, con una
fórmula diferente en sus dimensiones corporales y mantener, al
nivel óptimo, su capacidad de supervivencia. ¿Puede hablarse
aquí de una jugada maestra de la Naturaleza? El hallazgo de
restos de estegodonte puede dar una clara evidencia de que sus
escasas dimensiones y la posible pérdida de su potencial
intelectual, no redujo, en conjunto, substancialmente sus opciones
de supervivencia. Con el tiempo, cuando la información sea
menos fragmentaria probablemente lo sabremos.
El caso contrario es conocido también: Especies que crecen
cuando el medio es propicio y la competencia permite esa
solución para el disfrute máximo de las opciones de vida de la
especie. Se sabe que el tamaño del caballo prehistórico, por
ejemplo, era similar al de un perro grande.
Para entender el criterio de los pueblos antiguos, hablando ya de
las primeras civilizaciones conocidas, respecto de lo que hoy se
entiende por Religión, tenemos que prescindir de nuestra
costumbre en las sociedades secularizadas, de hablar de Religión
como algo aparte a otras facetas de la vida humana. Las
civilizaciones antiguas, consideradas éstas, como los primeros
estadios superiores alcanzados por la cultura humana, se
caracterizan por ser organizaciones manejadas con órdenes
teocráticos. Allí difícilmente puede hablarse del término de
secularidad en el sentido que lo usamos nosotros. Es preciso traer
a colación el tema, para alcanzar a darle a la información de tipo
61
“religioso” la interpretación que merecen muchos de sus registros
acerca de ciertos valores , que parten de hechos del pasado que,
incluso, ni siquiera fueron registrados por la historia, pues fueron
procesos que se dieron todavía en la época prehistórica. Es el caso
delos cambios que se dieron en la Cultura cuando el Hombre dio
los primeros pasos hacia la domesticación y pastoreo de muchas
especies animales y hacia la agricultura. Es importante considerar
que, cuando en el Medio Oriente la Edad del Hierro estaba ya
bien avanzada, la población humana en Europa Occidental,
todavía sumida en la prehistoria, apenas entraba en la
domesticación de especies animales y en la agricultura.
Y es en las tradiciones de las civilizaciones del Medio Oriente,
donde primero entra el Hombre a lo que podríamos llamar, sus
primeros estadios de civilización, se aprecia el conflicto ancestral
que recogen las religiones antiguas respecto del choque del
mundo salvaje con el mundo de quienes ya han domesticado los
primeros animales y han echado raíces en el territorio, al poder
cosechar sus alimentos, como ocurre con la antigua “religión”
persa, el zoroastrismo. Igual que la industrialización, la
transformación de la economía de la recolección de frutos, de la
caza y de la pesca en la agricultura y la cría y el pastoreo de
animales implica un revolcón entre los viejos y los nuevos valores
de la cultura humana.
Dentro de la información disponible, ya que el conocimiento de
pueblos que viven todavía en estadios de cultura primitiva,
permiten una visión detallada de sus costumbres y un estudio
comparativo de ellas, con otras sociedades contemporáneas y
otras más avanzadas, encontramos datos sobre prácticas que se
repiten en aquellas sociedades. Una de ellas es la transumancia.
Cuando la población ha crecido o la competencia con otras
especies se vuelve difícil por la presión conjunta sobre las fuentes
de alimentación, por ejemplo, puede ocurrir que el equilibrio
energético, del movimiento en relación al logro de alimentos
suficientes, empiece a fallar y se generen déficits que hagan
imposible la supervivencia. Esa experiencia se refleja en la
62
urgencia de un cambio de la conducta que, aún cuando no es muy
claro en sus motivos, se expresa como un código ético: -Qué
hacer y qué evitar para poder vivir y no perecer- Como ocurre en
el caso que nos ocupa. La presión para solucionar ese dilema
disparó probablemente las defensas de la consciencia del hombre
primitivo, afiló su ingenio y le generó la necesidad de fomentar la
cría de nuevas plantas y animales, entrando entonces, digamos, en
una nueva era técnica. En la antigua Persia, Zoroastro desarrolló
su doctrina y seguramente se dio una dura lucha por imponer
socialmente los nuevos principios, contra las prácticas antiguas,
pero en la edad moderna quiere darse el paso, únicamente sobre la
base práctica de las demandas inmediatas de una sociedad nueva
y más poblada, sin que medie una respuesta de valor global, de
común acuerdo y aceptación y que haya sido asumida
responsablemente.
La trasumancia, por ejemplo, es una práctica común,
particularmente importante en el Africa actual, donde las grandes
manadas de animales tienen que realizar, dentro de la estación
anual de sequías y lluvias, grandes desplazamientos al nivel
continental. Allí la cadena de la vida, integralmente considerada,
está íntimamente relacionada con el ciclo anual del clima. Los
esfuerzos de recuperación de tierras inundables para ser
explotadas racionalmente en agricultura, según el modelo
occidental, en explotaciones sedentarias, sin contar con las
características del ciclo anual del clima, y buscando el
aprovechamiento de algunos ríos caudalosos para irrigación de
algunos territorios y abastecer de energía eléctrica el creciente
desarrollo urbano de la región, han conducido a traumas
incalculables en la economía regional, tanto de especies animales
que cumplen su ciclo de vida en medio de las migraciones de los
grandes rebaños de ñus, cebras y antílopes, sino de pueblos
cazadores que viven todavía en el nomadismo. a la aparición de
plagas desconocidas y al requerimiento de ayudas tecnológicas
extraordinarias para resolver los desequilibrios ambientales.
El intentar sedentarizar la vida de pueblos que podían vivir, a su
manera, con sus propios recursos, plenamente satisfechos, ha
63
implicado el enfrentamiento de ellos con niveles de incertidumbre
inaceptables, en relación a la sostenibilidad de su economía. Han
perdido, por otra parte, su autonomía.
En el sur del África, la llegada de los europeos -los boers-, que se
situaron inicialmente en la zona costera, y penetraron a lo largo
del siglo XIX en el “veld”, en el interior, significó el
establecimiento de sus granjas, el choque con un riquísimo
ecosistema, pletórico de fauna y una economía humana de
cazadores y recolectores de cosechas en perfecto equilibrio. Pocos
años duró el exterminio de esa rica fauna, que implicó la
extinción de, por lo menos dos especies de cebras (Félix
Rodríguez de la Fuente. Enciclopedia Salvat de la Fáuna. Tomo 1
Página 81).
El siglo XX, la independencia de las naciones africanas no
significó el cambio de orientación política, hacia el desarrollo de
las sociedades tradicionales. Ha significado el crecimiento de una
sociedad moderna de corte europeo, herencia de sus épocas de
dominación, en plena situación de competencia con la vida
salvaje y las formas tradicionales de asociación con el Medio,
situación que dista mucho de ser resuelta.
La realidad de América, que se podría plantear de manera
semejante, durante los siglos XVI y XVII, con su población
primitiva compuesta en buena proporción de pueblos cazadores y
pescadores, con una agricultura incipiente, si no hablásemos de
las grandes culturas superiores, frente a la sociedad renacentista
europea, resulta, en su tiempo, algo de difícil comprensión. La
sociedad europea tiene qué vivir al menos cinco siglos más para
disponer de instrumentos adecuados a esa comprensión, aunque se
trata de medios que no son de dominio común, y cuyo manejo
requiere una preparación muy especializada.
El esfuerzo jesuita por evangelizar los pueblos cazadores de los
Llanos Orientales de Colombia, del Paraguay y el Uruguay, no
obstante no gozar de los instrumentos de hoy, fue no sólo una
labor de entrega heroica por parte de sus convencidos gestores,
64
sino muy bien preparada y realizada en sus aspectos estratégicos,
social, económico, político y ético. De su extraordinario éxito y
aceptación ya se ha hablado antes suficientemente.
9.2.2 LA RUEDA.
Ahora contemplamos, a nuestro rededor un campo agreste y
solitario del centro de Europa. Es el año 3.000 antes de Cristo.
Estamos todavía en la prehistoria europea. En una tribu celta, a
orillas del Danubio, se observan hombres que llevan un carro
cargado con espigas de trigo para ser desgranado cerca de un
caserío de casas de paja. Allí trabajan varias mujeres pilando el
grano para quitarle las cáscaras. El carro va tirado por un buey
domesticado y se desplaza sobre dos enormes y pesadas ruedas de
madera de un metro con cincuenta de diámetro y unos diez
centímetros de espesor. Están formadas por tres piezas amarradas
con cuero. Giran sobre un eje de madera de unos diez centímetros
de grueso y las ruedas se sostienen en su posición mediante un par
de pines, también de madera, de unos cuatro centímetros de
grueso por veinte centímetros de largo, que están situados en
sendas perforaciones practicadas en el eje al parecer con una barra
de bronce calentada al fuego, de la misma manera que la
perforación practicada en el centro de la rueda.
Nada de aquello puede conocerse con certeza todavía porque no
está documentado. De mil años atrás, en la primera gran
civilización del Cercano Oriente, Mesopotamia, data el más
antiguo testimonio de su uso representado en un bajo relieve de
cerámica. Ese tipo de rueda, en uso todavía en algunos pueblos
asiáticos, no es práctico para el uso militar, por su escasa
maniobrabilidad. Aproximadamente en el año 2.000 antes de
Cristo son reemplazadas, poco a poco por otras más livianas, de
radios. Ello se sabe por pequeños modelos de arcilla hallados en
Mesopotamia, Turquía y Persia. El uso de ese tipo de rueda se
extiende por todo en Oriente en el año 1500 antes de Cristo, según
se ha comprobado en Siria, en Egipto y en Creta. En China se ha
detectado su presencia en el año 1300 antes de Cristo. En Europa
65
se registra el uso de la rueda de cuatro radios en la más reciente
Edad de Bronce y en los países nórdicos y el occidente europeo,
en el principio de la Edad del Hierro.
Luego de su entrada a Las Galias, los romanos asimilaron las
técnicas celtas de entonces para construir ruedas. Según parece
estaban bastante adelantados. En efecto, parecen ser los primeros
que usaron la rueda de catorce radios con aro metálico exterior.
Dicho aro era montado en caliente y al enfriarse quedaba
inamovible en su lugar. De la misma manera, son los primeros en
usar cojinetes rudimentarios en maderas duras, formados por
discos pequeños introducidos en cavidades perforadas en la rueda
que transformaban el deslizamiento sobre el eje por el rodamiento
de la rueda sobre él. En la misma época, los romanos usaban
solamente anillos de bronce a ambos lados de la misma,
precursores de los modernos bujes. Los chinos, en la misma época
que los celtas, usaban una rueda con mayor número de radios
(Enciclopedia Salvat S. A. de Ediciones. Arrieta 25 Pamplona.
1973 Tomo prin-sard. P 5325 ).
De la rueda muy importante en el transporte y los usos militares,
surgen nuevas aplicaciones: Una de ellas es el uso de cilindros de
madera que ruedan y que se usan para el transporte rodado de los
grandes monolitos con el que fueron construidos los monumentos
arquitectónicos de Egipto. En la antigüedad se construyeron
norias, en las que se usa el movimiento circular de una rueda
impulsada por animales que, mediante un sistema rudimentario de
engranajes transmite el movimiento a un sistema de cadena sin
fin, o “rosario”, dotada de recipientes que recogen, a medida que
se mueve, agua de un sitio o canal más bajo a otro más alto. En la
antigüedad se conoce la Noria en Mesopotamia en Siria, en
Egipto, y posteriormente en España, de donde pasó a América.
El uso de la rueda abre otras posibilidades: El movimiento
circular asume otras aplicaciones. Los molinos de trigo y otros
granos reducen los granos a harina con ruedas “pelton” como
fuerza motriz, desde la Edad Media hasta poco después del
Renacimiento. Las ruedas de molino son labradas en piedra e
66
impulsadas por sistemas de engranajes cada día mejores,
construidos en madera, unidos, a la vez, a las ruedas pelton o a
grandes aspas que giran con el viento.
En la edad moderna la noción del movimiento circular se explica,
por analogía, sobre los principios de la física teórica para el
movimiento rectilíneo desarrollados por Isaac Newton en el siglo
XVII. Su importancia es tal que sus aplicaciones superan por
mucho a las del movimiento rectilíneo. El desarrollo de la práctica
de la Mecánica con la Revolución Industrial, en el diseño de
implementos y herramientas de todo tipo, sobre todo si
aprovechan, de alguna manera el movimiento para sus efectos,
considera particularmente las ventajas del movimiento circular.
Al principio de la Revolución Industrial, la máquina de vapor
transforma para su uso práctico, el movimiento lineal de un pistón
que se mueve en dos direcciones, en movimiento circular de un
eje, si está instalada de manera estacionaria en un taller y mueve
el equipo de telares de una planta textil, o de ruedas de tracción, si
está instalada en la locomotora de un tren, por ejemplo. El
desarrollo de los motores de combustión interna utiliza el mismo
principio.
En los talleres de Manchester aparatosos dispositivos compuestos
de grandes poleas y correas sinfín de transmisión de fuerza y de
movimiento llenan el espacio que media entre las grandes
máquinas de vapor y las hiladoras de algodón y los telares.
Además, la relación entre los diámetros de las poleas permite el
ajuste de las velocidades angulares finales según la aplicación
requerida. Con el tiempo tales dispositivos se simplifican para
conformar cajas reductoras de velocidad, de uso industrial, cajas
de cambio para dotar vehículos y mil usos más. En esos
implementos se cambian las poleas y las bandas de transmisión
por engranajes conectados unos con otros, aprovechando el
desarrollo de la metalurgia, técnica que ha aportado para el siglo
XX un maravilloso surtido de aceros especiales de alta dureza
para todos los usos.
67
El interés renovado por los fenómenos eléctricos, conocidos desde
tiempos de los griegos, los trabajos de William Gilbert a finales
del siglo XVII quien les da ese nombre, sobre las consecuencias
de frotar algunos materiales, como el ámbar, dan origen a un
proceso investigativo que conducen al descubrimiento del
electromagnetismo y a finales del siglo XIX, a la construcción de
los primeros generadores de energía eléctrica y los primeros
motores eléctricos. Thomas Alba Edison (1847 – 1931),
norteamericano, montó a finales del siglo XIX la primera
“fábrica” de energía eléctrica del Mundo sobre la base de un
generador de corriente continua; Nikola Tesla (1857 – 1943) de
Austria Hungría aplicó el concepto del campo magnético rotatorio
e inventó el motor eléctrico de inducción, igual que el generador
para la producción de energía eléctrica alterna, mucho más
práctico y económico. Se trata de dispositivos que aprovechan el
impulso de las fuerzas electromagnéticas para generar, una vez
más, movimiento circular. Los motores de reacción, que mueven
la industria de transporte aéreo actual, usan parte de la fuerza
motriz generada por la expansión de los gases calentados en sus
cámaras de combustión en el impulso de los compresores de aire
que mantienen la presión del aire a quemar dentro del motor. Ello
requiere el finísimo equilibrio de rotores y piezas móviles que
deben hacerlo a altas revoluciones como 10.000, 20.000
revoluciones/minuto y más.
Todos aquellos dispositivos, la base del movimiento de la
industria contemporánea, requiere el desarrollo de industrias
anexas de cojinetes, de ejes, de conductores, de soportes, e
infinidad de implementos más, haciéndose la Industria más y más
compleja a medida que se tecnifica.
9.2.3 EL MANEJO DE LOS METALES.
Aunque en este momento se usan variedades mucho más amplias
de diversos materiales con propiedades de uso en condiciones
extremas, como diferentes tipos de plástico, fibras de carbón,
cerámicas, según sus condiciones de uso, un papel muy
68
importante corresponde todavía a los diferentes metales y sus
aleaciones. Ello, cuando el oro, el cobre, la tumbaga y otros
metales, sirven de punto de partida de un proceso incipiente de
desarrollo “industrial” que conduce en época prehistórica a la
llamada Edad del Bronce. La Edad del Bronce apenas se daba en
América en el Imperio Inca desde los siglos XIII o XIV hasta la
llegada de los españoles en el siglo XV.
Luego de los primeros aprendizajes en la metalurgia, la aleación
de cobre y estaño se hace más común. La generalización de su uso
ocasiona cambios de vida muy definidos, por lo que se le da a la
época en que se dan, el nombre de la Edad del Bronce. En el
Próximo Oriente la Edad del Bronce casi coincide con su
iniciación en la Historia, es decir, cuando se generan los primeros
testimonios históricos en el milenio IV antes de Cristo, unos
6.000 años antes de nosotros, cuando se inventa la escritura, se
constituyen las primeras monarquías, y se construyen las primeras
ciudades. Todavía esa cultura está vigente 2.000 años después,
cuando se ha generalizado el uso del bronce en las civilizaciones
china y de la región del Indo y el Ganges.
En Europa la Edad del Bronce se da todavía en su prehistoria,
comprendido entre el neolítico (etapa de la prehistoria europea
que corresponde a la piedra pulimentada) y la Edad del Hierro.
Agrupa una larga serie de culturas independientes que llegan al
uso del bronce en el segundo milenio antes de Cristo, entre los
años 2.000 - 1800 y 1000 - 900 antes de Cristo. En ese tiempo se
da un intercambio comercial, en que entran desde los Balcanes y
el Mediterráneo muchos elementos culturales provenientes del
Mediterráneo Oriental, al tiempo se difunde el uso del vaso
campaniforme desde la península ibérica hacia Bretaña,
Dinamarca, Hungría y Polonia. Estos intercambios se incrementan
con la demanda de cobre y de estaño por pueblos más adelantados
del Egeo. De esa demanda se benefician los pueblos ibéricos y
varios de Europa Central que poseen y explotan yacimientos de
cobre. Su ubicación es, por otra parte, estratégica respecto de las
rutas terrestres y marítimas por donde viaja el estaño de Bretaña.
69
Entre los pueblos de entonces, unos se dedican a la minería, otros
a la metalurgia, otros son comerciantes. Entre ellos, hay algunos
dedicados todavía a la caza y son seminómadas, dedicándose,
poco a poco a la economía pastoril. Los pueblos ibéricos disfrutan
en este tiempo de su gran riqueza mineral. Es así como crece el
comercio con otros pueblos europeos. Galicia y el norte de
Portugal, muestran gran riqueza artística en piezas, incluso
elaboradas en oro, de aquella época. En Bohemia hay también
minas de estaño. En Eslovaquia, Yugoslavia y Transilvania hay
cobre.
Dentro de las culturas halladas de mayor importancia, puede
hablarse de las alineaciones de Carnac en Francia, célebres
conjuntos de monumentos megalíticos y menhires de Bretaña: La
cultura Sena - Oise – Marne. En Wesex Inglaterra, la que
construyó los monumentos megalíticos de Stonehenge. Este
pueblo comerció, como se dijo, extensamente su estaño con el
resto de Europa. En Bohemia y parte de Alemania, la cultura de
Aunjetitz a la que le sigue la cultura de Lusacia ya avanzada la
Edad del Bronce, quizás correspondiente a las primeras avanzadas
indueuropeas (¿los Ilirios?). En el suroeste de Alemania
predomina la cultura Adlerberg propia, tal vez de otro pueblo
indoeuropeo (¿los protoceltas?) que inhumaba los cadáveres en
túmulos y llegó a llamarse la “cultura de los túmulos. Tenían la
costumbre de incinerar a sus muertos y enterrarlos luego en urnas
de cerámica. Más al norte desde el noroeste alemán hasta el
Vístula, se formó la cultura nórdica, forjada por varias tribus
germánicas. Rusia recibió el influjo de los pueblos caucásicos, de
donde recibió la metalurgia. En el centro se desarrolló la cultura
de Fatanovo y en el este la cultura de Gorvunovo. Pero la más
interesante es el gran desarrollo de la cultura de los túmulos o
Kurganes, que a partir del tercer milenio avanza desde el Cáucaso
y las orillas de Mar Negro hasta el Rin y quizás, alcanza a las
islas británicas. Es de anotar que los antropólogos y arqueólogos
le atribuyen a las diferentes culturas, el nombre de la localidad
donde se hallan los yacimientos arqueológicos.
70
Al final de la Edad del Bronce, durante los siglos XIII y XII antes
de Cristo, los cambios climáticos y otras causas desconocidas,
quizás, la relativa poca densidad de población existente, generan
grandes movimientos migratorios hacia el Occidente y el sur de
Europa. Ello define dos cosas de importancia: El principio de la
Edad del Hierro en Europa y el asentamiento de pueblos de
lenguas indoeuropeas que forman la base de las futuras
civilizaciones históricas europeas y el tronco humano de la futura
cultura occidental –cristiana-.
Para completar un poco más el cuadro de la vida de aquella época
hace falta entender, realmente, qué se fabricaba con el oro, con el
cobre, con el bronce, cual es la intención del intercambio
comercial. Ya veíamos en capítulo anterior cómo a través del
diseño de sus herramientas, de su arquitectura, el espíritu humano
se expresa, desde muy temprano. No se trata de simples cosas
utilitarias. Se sobreentiende una intensión que trasciende las cosas
mismas y su uso. Es cuando sale a flote su expresión artística y el
objeto elaborado se convierte en obra de arte. Es muy importante
hacer comparaciones con la época moderna, en que los grandes
volúmenes se dan con el comercio de baratijas casi inútiles
producidas en serie. Cuando quien fabrica y comercia lo hace
sinceramente con la intención de dar lo menos por lo más, cuando
su labor se planea con base en una visión impersonal del
“cliente”, cuando ni siquiera el comercio se contempla como una
relación entre personas, sino como una gestión anónima que tiene
como destino converger con otras gestiones también anónimas,
impersonales, en un mercado abstracto, que se comporta como un
poso sin fondo, proveedor de dinero, que se confunde con riqueza.
La calidad de los hallazgos confirma que se trata entonces de algo
muy diferente. Los artesanos, entonces, son auténticos artistas. La
industria y el comercio resulta algo halagador para todos, quienes
elaboran, quienes ofrecen buen gusto, quienes disfrutan de la
posesión de los artefactos. Los trabajos monumentales en bronce
son también de extraordinaria belleza. Podemos hablar, en este
71
caso, de arte occidental, arte musulmán, arte chino y japonés, arte
indio, entre muchos otros.
En Occidente queda muy poca estatutaria, dado la codicia que ha
despertado siempre el metal. Como caso curioso, Bernini, se
sirve, en el siglo XVII, de los bronces del arquitrabe del Panteón
para el baldaquín (ciertos doseles), de la Basílica de San Pedro en
Roma. Entre algunas estatutarias conocidas, pueden mencionarse,
por ejemplo, las griegas, a veces de tamaño colosal, y fundidas
con una técnica admirable, hoy, todavía, poco conocida.
De Grecia están los recuerdos de la obra legendaria de Mirón,
Fidias, Policleto, Scopas, Praxíteles y Lisipo. Algo raro y bello
como el Auriga (Siglo V antes de Cristo, Museo de Delfos), el
Apolo de Piombino (mediados del siglo V antes de Cristo (del
Luvre), el llamado Poseidón de Artemisio (siglo V antes de
Cristo) y el Zeus de Histiea 470 años antes de Cristo). Los talleres
de Corinto y Sicione en los siglos VI y V antes de Cristo, se
hicieron célebres por la producción de objetos de uso doméstico
de bronce, como cráteras, trípodes, espejos (algunos en el Luvre),
figuras votivas, y mobiliario. En España se han hallado
importantes ejemplares en las Baleares. Un raro ejemplar etrusco
es la estátua de bronce el Arringatore (siglo II antes de Cristo).
En Roma la producción también es notable. Por ejemplo, el Apolo
Citaredo y el Diríforo de Policleto (copias de originales griegos) y
la famosa estátua encuestre de Marco Aurelio en Roma (siglo II
después de Cristo). Son importantes por su perfección las
pequeñas reproducciones de animales (Museo Nacional Romano,
Roma, y Museo Arqueológico Nacional, Madrid) y unos
elegantísimos y refinados objetos de uso doméstico hallados en
Herculano y Pompeya).
En Japón y China, el uso del bronce data de 1000 años antes de
Cristo. En Japón, parece ligado a la escultura monumental
Budista. Fue muy rica la producción artesanal de Siam y
Birmania. De ella se conservan muchos testimonios de vajillas, y
armas en bronce labrado, con aplicaciones de oro y plata,
72
incrustaciones de turquesas, y malaquita y decorado con animales
y vegetales (Museo Nacional de Pekin, Museo Imperial del
Japón) (Enciclopedia Monitor. Salvat S.A. de Ediciones. Arrieta
25 Pamp0lona e Instituto Geográfico de Agostini. Novara. Italia
1965. Volumen 3 Página 986)
La Edad del Hierro en Europa, una vez más no corresponde a una
“invención” propia. Todavía más, entran el hierro y su metalurgia
como técnica nueva. La difusión del bronce y la metalurgia del
mismo, el abrebocas de un nuevo avance técnico, destinado a
generar nuevos cambios sociales y a preparar las bases técnicas
de una civilización que vendría, siglos después, casi imposible de
concebir entonces: La civilización burguesa del siglo XX. En
Europa el hierro parece que es introducido unos 900 años antes de
Cristo, todavía en su época prehistórica. Es en el Medio Oriente
donde se tiene primero consciencia, en el seno de nuestras
culturas paternas, del valor del hierro y su metalurgia, por sus
propiedades muy ventajosas respecto del bronce para fabricar
armas y utensilios cortantes. Ello ocurre en el reino de los hititas.
Hacia el año 1270 – 1250 antes de Cristo, el rey Hattusil le regaló
al faraón egipcio Ramsés II algunas armas de hierro junto con
unos pocos artesanos conocedores de su metelurgia. A partir de
entonces, se empieza a difundir el hierro en piezas de diferentes
clases por toda la cuenca del mar Egeo, llegando esporádicamente
a Europa.
Es ese momento en el que, como coincidencia, se da una “crisis”
general, de tipo evolutivo de las civilizaciones orientales, los
antiguos imperios se derrumban o entran en decadencia,
accediendo, poco a poco al protagonismo consciente de su
historia los pueblos europeos del Mediterráneo cercano que han
estado más cerca y en contacto comercial con ellos. Los primeros
son los griegos y los italianos. Luego vienen los pueblos de la
Europa Central y luego los de la Europa Occidental. A ésta época
corresponden las civilizaciones villanovianas, que florecen en
Grecia e Italia entre los años 900 y 750 antes de Cristo, más tarde
las de Halstatt (yacimiento arqueológico de Austria) y La Téne,
73
sucesiva y respectivamente, en Europa Central y Europa
Occidental.
El modo de vivir cambia constantemente. Si en la Edad del
Bronce predomina la cría de ganado domesticado, en la Edad del
Hierro las condiciones de resistencia del nuevo metal permite el
desarrollo de la agricultura por encima de la ganadería. Veíamos
capítulos atrás cómo cambia la cerámica en las dos épocas. Los
arqueólogos usan las diferencias en la cerámica para confirmar a
qué época arqueológica corresponden los hallazgos, en cada caso.
La decoración es diferente en la cerámica de los pueblos de
pastores y la cerámica de los pueblos agrícolas. Se puede decir
que, las costumbres relacionadas con la cultura del Hierro, como
son la producción de cosechas, el uso de arados de hierro, los
cambios en la decoración de la cerámica y de los valores
estéticos, del gusto, se van introduciendo hacia el Occidente de
los pueblos más cultos hacia los más primitivos. Pero no sólo
aquello cambia:
En un período de grandes migraciones, la población de los
primeros tiempos de la Edad del Hierro, va creciendo y el
territorio, antes escasamente poblado, va siendo ocupado poco a
poco por pueblos nuevos. Las nuevas circunstancias de seguridad
los obligan a asumir costumbres que los resguarde de asaltos
inesperados y así empiezan a concentrarse en poblados situados
en lugar seguro. Un caso clásico, es el de zonas montañosas, de
terrazas inaccesibles por muchos de sus flancos en el caso de
cualquier peligro, con espacio para cultivar y encerrar a los
animales para asegurar la supervivencia en caso de asedio. En
general, de aquellos poblados fortificados se divisan los campos
de labor de cultivo cotidiano. Con el hierro y la agricultura, viene
la consciencia de un urbanismo nacida de la necesidad de
defenderse militarmente, de servir como lugar de encuentro
comercial de diferentes culturas, como albergue para una
actividad artesanal que es cada día más importante para la vida de
los diferentes conglomerados humanos, como eje de la vida
cultural de las diferentes comunidades.
74
La estructuración de estas comunidades asegura el
establecimiento de una clase estable de artesanos que se
especializan poco a poco en diversos oficios, muy especialmente
en la metalurgia y la elaboración de cerámica como en el
desarrollo de nuevas técnicas y la construcción de elementos
auxiliares para esa industria, como la refinación de las arcillas,
construcción de hornos etc.
Los pueblos diversos de la Edad del Hierro comienzan a
diferenciarse en la manera de decorar sus utensilios. Lo que se da
ya materialmente refleja algo que ocurre en el plano espiritual: La
aparición de la consciencia de <<Pueblo>>, la idea de un
patrimonio cultural comunitario, de una heredad territorial. A
cada grupo de gente, a cada tribu corresponde un poblado y una
comarca circundante. En esta época, se da la federación de ciertos
pueblos que dan origen a la conformación de cierta consciencia de
<<Nación>> cuyo espíritu, como en el caso de la península
Ibérica, del territorio ocupado por los antiguos pobladores de lo
que un día será Francia y la península Italiana, aflora más tarde
para identificar y servir de fundamento, a un sentimiento de
mutua pertenencia de sus habitantes. Para los arqueólogos es
posible ya identificar a qué pueblo corresponde cierto yacimiento
arqueológico, cuyo estudio puede adelantarse a través de los
restos materiales encontrados. Por ejemplo, la cultura de
Golasecca, puede atribuirse a los ligures, la de Este a los venetos,
etc. Cada una de aquellas naciones primitivas suele tener una sede
de sus actividades federales donde se reúnen las tribus para
celebraciones diversas, para fiestas de tipo religioso, para hacer
mercado, para reuniones de tipo político entre otras cosas.
Vinculada a estos santuarios federales se forman algunas castas
sacerdotales y empieza a formarse una clase guerrera que llega a
ser preponderante y alcanza el dominio político, siendo la
inmediata predecesora del “patricio”, ciudadano del mundo griego
y el mundo romano.
La Edad del Hierro de las regiones más adelantadas (caracterizada
por vastos poblados, grandes mercados, formas de unidad política
más desarrolladas, constitución de castas sacerdotales, nobleza y
75
clase artesana) puede considerarse actualmente como una
auténtica etapa preurbana. De allí se pasa rápidamente, entre los
siglos VIII y VII antes de Cristo, a la formación de verdaderos
centros urbanos como ocurre en la Italia centromeridional, como
consecuencia directa de la colonización de los griegos y del gran
comercio con Oriente que precedió o acompañó aquella
colonización. En estas regiones llega allí a su fin la Edad del
Hierro y el fin de la prehistoria, que, sin embargo, continúan
todavía en el resto de Europa. Allí, todavía sin el desarrollo de
importantes centros urbanos todavía, los jefes locales conocen un
rico florecimiento semejante al de la nobleza en épocas muy
posteriores de la Edad Media. Con asentamientos poderosamente
fortificados. Miran a las culturas de lo que es para nosotros el
mundo clásico, como un ejemplo a imitar. Adquieren sus
productos artísticos y los hacen copiar de sus artesanos. Estos
príncipes de la cultura Halstatt (veíamos que se da entre los siglo
VII a VI antes de Cristo) se hacen construir sepulturas regias
cubiertas por imponentes túmulos, en las que el muerto, con su
carro de guerra reposa acompañado de preciosos utensilios de
fabricación griega y etrusca. Con el paso del tiempo aquellos
artesanos van adquiriendo y desarrollando su propio estilo. Es
muy característico de aquella decoración, el entrelazo, sin fin, con
motivos curvilíneos y enmarañados en que “se disuelve” toda
forma figurativa. A partir del siglo V antes de Cristo, este estilo
llamado de La Tene, se difunde por gran parte de Europa Central
y Occidental, extendiéndose desde los objetos de lujo hasta los
humildes, como la cerámica. La introducción del torno vuelve su
escala productiva, casi como si fuera industrial.
La península Ibérica y lo que es hoy Francia son territorios
propicios, dada su proximidad al mundo clásico (Grecia y Roma),
para la formación de nuevos centros preurbanos que constituyen,
a su vez, grandes mercados y donde, por primera vez circula la
moneda, algo desconocido en Europa en aquella época. Sin
embargo, la ocupación romana, es la que significa, finalmente, la
salida de aquellas regiones de su prehistoria y de la Edad del
Hierro propiamente dicha (Enciclopedia Monitor. Salvat Editores
76
S. A. Pamplona Arrieta 25 e Instituto Geográfico Agostini Novar
Italia 1965. Volumen 8. Pagina 3257).
El manejo de los metales implica la apertura hacia una tecnología
más compleja, hacia una implementación de la vida diaria, del
trabajo cada vez más ingeniosa. En América, en el momento del
Descubrimiento, los pueblos asentados en el territorio de lo que
hoy es Perú ya habían entrado en la Edad del Bronce. Sin
embargo, a pesar de su aparente retraso, se había alcanzado en
América un notable avance en ciertos aspectos de la industria, en
su elaborada tecnología agrícola, en aspectos científicos y de
organización social, todo lo cual representa una posición
destacada de dichos pueblos en el conjunto de las naciones
civilizadas de la antigüedad. Algunos aspectos de aquella
situación los veremos cuando tratemos “De Stonehengue al
urbanismo actual. El desarrollo industrial”
Cuando como consecuencia del Renacimiento se da el desarrollo
meteórico del pensamiento científico, surgen las bases
indiscutibles de la tecnología que conducen a la invención de la
máquina de vapor. Sin embargo, existen ciertas técnicas
metalúrgicas de antigua data que han sido perfeccionadas durante
la Edad Media y permiten el uso de un material sin igual hasta
entonces para su construcción: El Hierro, o su derivado, el acero.
La máquina de vapor, el acero y el carbón, son los pilares
fundamentales que hacen posible la Revolución Industrial mucho
más adelante, entre finales del siglo XVIII y principios del siglo
XIX.
9.2.4 LA GUERRA.
De la prehistoria le queda a los pueblos europeos, y a nosotros,
una lección: La Guerra es un instrumento de supervivencia, tanto
para el que la hace como para el que la sufre. La debilidad de
unos es el incentivo de quien se considera fuerte para cifrar en la
Guerra sus logros de supervivencia. Pero no sólo eso: Pronto pasa
a sustentar en ella sus esfuerzos de supremacía y predominio para
77
incrementar la extensión de su patrimonio territorial, el dominio
de poblaciones cuyo destino es, entonces, pagar forzosamente el
precio de la Guerra con su patrimonio económico transformado en
botín de guerra, cuyo destino es ser explotados en la esclavitud o
la servidumbre. El Poder se cultiva para mantener viva esa
opción. Queda, como consecuencia de la consideración de esa
realidad, la inquietud de pensar si todavía hoy valen la pena la
Guerra y la Violencia como solución a los conflictos en las
relaciones sociales, económicas y políticas de los pueblos del
mundo moderno si realmente, con ellas, se persigue
verdaderamente la reivindicación del Hombre como tal.
Pero hay un aspecto de sumo valor: En el mundo moderno los
diferentes conflictos que nacen se suman a otros viejos que no se
resuelven realmente, a los que se les logra “hechar tierra”, a
menudo, con la derrota militar para surgir en el lugar y en la
oportunidad menos esperados con furia renovada. No sólo el
mundo moderno se ha hecho inmensamente complejo sino que las
actitudes mutuas entre personas, conjuntos y comunidades
humanos, instituciones, etc., se han hecho demasiado recelosas y
sus relaciones sumamente tensas.
Cuando uno ve la inmensa variedad y propósitos de las diferentes
estratégias de la vida humana, desarrolladas para la acción, no
sólo por parte de personas individuales sino de sus diferentes
clases de asociaciones, algunas que fundan su seguridad en la
discreción, el secreto, y otras en el uso de la fuerza para el
dominio de otros dentro de su esfera de influencia, en la sorpresa,
etc., se da cuenta de que cambiar aquellas actitudes básicas exigen
el esfuerzo, probadamente honesto, de <<abrir espacios de
confianza>>, en los cuales, los seres humanos puedan encontrar
algún tipo de apertura para buscar una sana y auténtica
interacción con sus semejantes, y en los que, “bajar la guardia”
en el aspecto militar u económico, entre otros, no tenga que
significar la renuncia a su voluntad de vivir, crecer y
desarrollarse, o simplemente de mantener su independencia, su
autonomía.
78
Ya para la sociedad renacentista europea, el choque de intereses
de todo orden, desde lo económico, lo social y lo político, a todos
los niveles de la sociedad, desde los sectores campesinos y
artesanales hasta los de las testas monárquicas, se habían vuelto
tan complicado y tan intrincado, que hubiera parecido cada vez
más lejana cualquier solución de conciliación. Pero las cosas no
se quedaron ahí, como sucede en el mundo de hoy, la temperatura
de las emociones, como de los odios, de las angustias, de la
envidia, del sentimiento de frustración y muchas otras, subía de
tal manera, que ello sólo podía conducir a la locura de las
confrontaciones, como así ocurrió; y ese “rollo” se convierte en
un caudal de motivos profundos que movieron entonces y mueven
hoy a la Guerra y la Violencia, algunas veces, aunque no siempre,
como soluciones políticas.
Los nuevos pobladores de Europa traen en su consciencia grabada
no solamente su tradición cultural, sus nociones estéticas, sino su
experiencia urbana, la experiencia de la Guerra y la violencia y
las consecuencias, entre ellas la necesidad de exiliarse, de buscar
otros horizontes que garanticen su vida. Y llegan a los territorios
que les brindan nueva hospitalidad, solamente para repetir sus
aciagas experiencias. Así se producen las migraciones de la Edad
del Hierro europea; así se dan las migraciones de los pueblos
orientales perseguidos por los distintos imperios locales, el
imperio Helénico y el Imperio Romano, como ocurre con la
diáspora judía, la cual se da desde el siglo VI antes de Cristo, pero
que se vuelve muy importante en el año 70 de nuestra Era, cuando
el emperador romano Tito destruye la ciudad de Jerusalén. Los
judíos emigran por todo el territorio del Imperio y fuera de él,
formando colonias estables y llevando consigo su cultura, su
lengua y su religión.
Sobre la Guerra se fundan los primeros asentamientos de
población, la Guerra se convierte en su principal sostén. Mediante
la Guerra se frena la expansión del Imperio Romano, y luego de
su caída la Guerra se enseñorea del territorio europeo en episodios
que ya hemos apreciado en capítulos anteriores en tiempos de
Clodoveo. La Guerra frena las huestes mongólicas que asedian a
79
Europa por el Este, sirve para parar el avance del Islam por el sur
y sirve a su vez, para desalojarlo del territorio español en una
guerra de ocho siglos. El orden social de la Edad Media se
sustenta en el equilibrio militar de los monarcas y de los señores
de la sociedad feudal en el plan de beneficiarse directamente de la
renta que producen los fiscos de las provincias que se hallan bajo
su dominio. Las luchas por el Poder que se dan entre ellos y el
requerimiento financiero de sus empresas guerreras, se convierten
en proyectos militares que mueven el corazón, no sólo de
monarcas en ejercicio con ambiciones de más poder, de monarcas
potenciales y señores ambiciosos, sino de los grandes financistas
que se dedican muchas veces a promover empresas que llenen
mejor sus bolsillos, como es el caso de los Fugger, grandes
prestamistas, de imensa influencia en la América Española y su
comercio con Europa, con gigantescos intereses económicos tras
de los bastidores de los escenarios políticos europeos, situados,
por demás, en el eje de los grandes conflictos religiosos, bien
conocidos por los historiadores y de los que hablaremos más
adelante. La caída. del Imperio Español marca el momento de
colapso de aquella gran estructura política sustentada en el
equilibrio de fuerzas de sus potencias militares, aunque con el
respaldo financiero de las fortunas de las grandes compañías
comerciales que se formaron en Europa a través del comercio de
metales y productos diversos artesanales, desde las épocas más
antiguas.
La sociedad medieval es, por detrás del escenario de los
acontecimientos políticos un mar de intrigas y componendas, en
las que se atiende más la conveniencia política de los aspirantes al
Poder y al enriquecimiento de quienes aspiran a engrosar su
caudal, que el interés del Hombre mismo, el cual se encuentra
regularmente bien enredado entre los hilos de del devenir político,
que se maneja siempre, en términos de los “altos” intereses del
Estado, de los intereses patrimoniales de los monarcas o
aspirantes a ello, de quienes los apuntalan, en términos de
estrategia militar, económica o financiera. Algo que tampoco es
extraño, definitivamente, en nuestros días.
80
Refiriéndose al gran asalto de Roma, en mayo de 1527, al
apresamiento del mismo Papa y al saqueo de la Ciudad que dura
siete días, en aras de realizar su ambición de ser el amo universal
y a su posterior arrepentimiento, Rodolfo Puiggrós afirma
respecto de los actos de Carlos V, “De esa época puede decirse
que Carlos era tan candidato como su hermano Fernando, o como
Enrique de Inglaterra (quien todavía no había generado el cisma
con Roma) y Francisco de Francia, a encabezar el asalto a la
Roma de los papas, pero la relación de fuerzas y el juego de la
política hicieron que unos se convirtieran en fanáticos de la fe
eclesiástica administrada por el soberano pontífice y otros
proclamaran la libertad de la fe en la conciencia (sic) individual
El factor determinante del rumbo a seguir no estaba en la
idiosincrasia del monarca, sino en las condiciones
socioeconómicas del país donde reinaba. Todos ellos obraban
como débiles juguetes del flujo y el reflujo de la historia”
(Rodolfo Puiggrós. “La España que conquistó el Nuevo Mundo.
Ancora Editores. Bogotá 1989. Página 168).
El caso de España, es elocuente ejemplo de la manera como una
nación de vieja tradición, cae en las redes de la sociedad feudal de
su tiempo, por otra parte, una sociedad a punto de derrumbarse,
hasta ser estrangulada, sin muchas posibilidades de defensa. La
historia de España puede ser la historia de cualquier reino, nación,
federación o imperio en desgracia de cualquier época, de hoy
mismo. Es la historia de la ambición, de la desconsideración, de la
falta de responsabilidad, de la traición, de la conspiración en
contra de un pueblo, movida por intereses personales, baladíes,
llevados al pináculo de la Historia, de la manera más perversa y
calculada por los dueños hereditarios de un poder, que ni lo
entienden ni tienen el menor deseo de entender, igual como ocurre
hoy, en una depredación sin consciencia, que nos amenaza a los
humanos en una orgía, en un delirio de crueldad, de brutalidad,
como si se tratara no de una sociedad de hombres sino de
demonios. Veámoslo en las palabras de Rodolfo Puiggrós. El
imperio de Carlos V es llamado el imperio de la decadencia
española. Esta historia comienza en los pormenores que rodean su
coronación como rey del Imperio Español.
81
“Elegir para los miembros de la realeza maridos o mujeres
exclusivamente dentro de las casas reinantes en Europa,
despreciando a la nobleza de la que habían surgido los monarcas
de cada país, implicaba ya un absolutismo que podía tornarse
favorable a la burguesía o ser el puntal conservador de la misma
nobleza, según la relación de fuerzas creada por la lucha de
clases”(Idem P 117).
“De este modo se explica el cambio que trajo a España el
matrimonio de la heredera de los Reyes Católicos con el heredero
de los tronos de Austria y Borgoña” (Idem P 118).
“Felipe el Hermoso (hijo del emperador Maximiliano de Austria),
casado con Juana la Loca, hija de los monarcas españoles, recibió
de su madre Catalana de Borgoña (esposa de Maximiliano), los
Países Bajos, además de ser el heredero de Maximiliano de
Austria. El doble entronque de la casa de Austria con la corona de
Castilla y Aragón, marcó una tendencia política hacia la
organización de la monarquía absoluta en Europa” (Idem P 118).
“Con el enlace de Juana y Felipe se preparó una formidable
coalición monástica (no siendo la primera en la historia española),
base de operaciones de la reacción europea, que empuñaría las
banderas de la Contrareforma y el exterminio del menor brote de
poder popular. Vencer a Francia e Inglaterra y aniquilar las
insurrecciones internas (comuneros españoles, campesinos
alemanes) serían los objetivos de la coalición una vez en marcha”
(Idem 118).
“Al morir Isabel (1504), los grandes señores castellanos creyeron
que había llegado el momento de recuperar las rentas, mercedes y
tierras que usufructuaban en otros tiempos y que los Reyes
Católicos reintegraron al patrimonio estatal. Antes tenían que
sacar del medio a Fernando de Aragón, regente del trono de
Castilla y continuador de una política absolutista que siempre
resistieron. Con tal propósito alentaron las pretensiones del
Habsburgo Felipe, a la vez que inhabilitaron a Juana, la heredera
82
directa declarándola loca” (Idem P 120). Sobre esa realidad se ha
escrito mucho, unas veces afirmándolo y otras negándolo. “…Sus
partidarios acusaban a los grandes señores castellanos de haberla
secuestrado para evitar que reinara. Hubo varias tentativas de
rescatarla del encierro y los comuneros se proponían coronarla”
(Idem P 120).
“Felipe murió a los dos meses. Su corto reinado anunció lo que
sería diez años después el comienzo de su hijo Carlos: los rapaces
consejeros flamencos y borgoñeses que lo acompañaban y los
rencorosos señores castellanos que lo introdujeron se arrojaron
como langostas sobre los bienes del Estado español. El autor del
“Segundo Viaje de Felipe el Hermoso a España en 1506” nos ha
dejado un vívido relato del saqueo consumado por los señores de
los Países Bajos durante esos dos meses y en las horas posteriores
al fallecimiento del Habsburgo; huyeron a sus patrias con cuanto
hallaron a mano, desde joyas y tapices hasta pieles y ropas” (Idem
P 121
“La desaparición de Felipe salvó a España de la disolución
nacional, pero su suegro (Fernando de Aragón), al retomar el
gobierno como regente de Castilla, en nombre de Juana, no pudo
vencer la confabulación de los grandes señores con poderosos
intereses extranjeros” (Idem P 121).
“Hasta el fin de sus días se opuso a declarar heredero a su nieto
Carlos, nacido en Gante y educado fuera de España, cifrando sus
esperanzas en su nieto Fernando, nacido y educado a su lado,
preferencia compartida por el pueblo español, incluido el de
Castilla, hasta el punto de que en cuanto se anunció la muerte de
Felipe los vecinos de Valladolid asaltaron el castillo de Simanca y
se llevaron al infante Fernando con el propósito de protegerlo del
secuestro planeado por la nobleza” (Idem P 121).
“La resistencia de Fernando el Católico a entregar España al nieto
instrumentado por los grandes de Castilla y sus socios extranjeros
se unía a su reivindicación de los derechos del reino aragonés –
catalán al dominio del Nuevo Mundo. Después de morir Isabel,
83
declaraba su cónyuge al capítulo general de la Orden franciscana
“haber sido yo la principal causa que aquellas islas se hayan
descubierto e pueblen” (Idem P 122).
“El rey católico testó en 1512 a favor de su hija Juana y aunque
por derecho de primogenitura le correspondía a Carlos la
regencia, por incapacidad de su madre, el abuelo hizo todo lo
posible para que la desempeñara su tocayo, tratando de que su
nieto mayor postergara sine die el viaje al país que desconocía.
No faltan testimonios, como el del almirante Fadrique Enriquez a
la junta de Tordesillas en octubre de 1520, que asegura que el
aragonés nombró en su lecho de muerte heredero a Fernando y no
a Carlos, pero otras opiniones se atreven a creer que a último
momento, bajo no identificadas influencias, traspasó el trono de
Castilla al de Gante.” ( Idem P 121).
“En el acta de concordia firmada en Burgos el 8 de mayo de 1512
entre él, como rey de Aragón y su hija Juana como reina de
Castilla, y los obispos de América, dejó claramente establecido
que cada uno de los monarcas actuaba “por la mitad que
respectiva le pertenece de las islas Indias y tierra firme del mar
océano, por vigor de las bulas apostólicas a sus reales Majestades,
por el papa Alejandro VI de feliz recordación concedidas (……) y
su mencionado testamento dice al enumerar los dominios de la
corona aragonesa - catalana:
“(……..) la parte a Nos perteneciente en las Indias del Mar
Océano” (Idem P 122).
Sin embargo, en la práctica, América pasó a ser propiedad
exclusiva del reino de Castilla. “Los derechos exclusivos de
Castilla sobre América se legalizaron mediante escamoteo de los
derechos de los descubridores y de una mentira histórica” (Idem P
107).
“El primer paso se dio con el desconocimiento de las
capitulaciones de Santa Fe, al apartar a Colón del gobierno de las
tierras descubiertas, so pretexto de deshonestidad, incapacidad
84
administrativa y otros argumentos fáciles de esgrimir cuando se
dispone del poder político. La nobleza castellana se hizo fuerte en
el Nuevo Mundo a partir del procesamiento y encarcelamiento del
Almirante”(Idem. P 107).
“A mentes feudales parecía natural e inobjetable que Colón
hubiera descubierto el Nuevo Mundo por gracia de Isabel la
Católica y no por un impulso que partía de los conocimientos
geográficos, las conquistas técnicas, y las ambiciones comerciales
de un sector social muy distinto del de las testas coronadas y la
nobleza; y que esa gracia autorizaba a la reina a no permitir que
súbditos de la corona de su marido (aragoneses, valencianos,
catalanes, mallorquinos) pasaran a América, además de negarle
mercedes a los que compartieron la proeza colombina. Tal
principio del derecho feudal (donación, merced, gracia) hacía
decir al jurista Juan de Hevia Bolaños que los súbditos de Aragón
eran “Extranjeros para todo lo tocante a las Indias, y pasar, estar y
comerciar con ellas”” (Idem P 108).
“Los grandes señores de Castilla se propusieron coronar a Carlos,
o al emperador de Austria, o al rey de Portugal, o al de Navarra, o
al príncipe extranjero que garantizara sus privilegios económicos
y su preeminencia política” (Idem P123).
“Desaparecidos Fernando de Aragón y el cardenal Cisneros, los
dos mayores obstáculos para el desenfreno de la nobleza, Carlos
de Gante entró no muy triunfalmente en los reinos de sus abuelos
maternos, acompañado de mil cuatrocientos soldados y dos mil
marineros alemanes, ponderable respaldo militar que el precavido
Maximiliano de Austria puso a su disposición para resguardarlo
del descontento del pueblo español. El Habsburgo sería desde
entonces Carlos I de España y el dueño de América a poco más de
diez años de su descubrimiento” (Idem P 124).
Lo que sucedía con la sociedad feudal en Europa, rota por la
acción disolvente del comercio y la usura, se intensificó en el
siglo XVI debido a la abundancia de metales y especias traídos de
América y Asia, todo lo cual provocó una crisis que sacudió a
85
toda la sociedad europea, desde la religión hasta el feudo y el
burgo. “La causa última determinante de los conflictos entre el
trono y el altar, entre los señores y los reyes, entre los burgueses y
los señores, así como de los grandes movimientos de masas de
dicha centuria, hay que buscarla en la quiebra del ordenamiento
feudal de la Europa de los tiempos medios originada por el auge
del comercio, la especulación y la usura” (Idem P 172).
“En tal sentido cobra singular relieve para comprender el papel en
la historia del flamenco Carlos V, el lugar donde nació, se educó
y le proveyeron los consejeros que lo iniciaron en el gobierno de
España. Gante y Amberes eran en el siglo XVI las dos plazas
mercantiles más importantes de Europa. vio la luz en la primera y
tuvo en la segunda el capital comercial de su imperio (Idem P.
172)
“Con los descubrimientos de América y del camino a la India por
el cabo de la Buena Esperanza y las conquistas turcas de Egipto,
Siria, Asia Menor, Constantinopla, y el este europeo hasta el
Danubio, los grandes centros mercantiles del Mediterráneo
occidental (Venecia, Génova, Barcelona) perdieron la hegemonía
del comercio del Viejo Mundo y se paralizaron las rutas de
intercambio que dependían de ellos, así como la que durante
varios siglos seguían a lo largo del Danubio el camino de los
cruzados. Numerosas ciudades (Ulm, Ratisbona, Linz, Passau,
Viena), vinculadas a este tráfico languidecieron” (Idem P 173).
“Al desplazarse el comercio europeo del Mediterráneo al
Atlántico, Sevilla y Lisboa se erigieron en puertos de entrada de
los metales y especias de las dos Indias, hacia los cuales volvieron
sus miradas los mercaderes sudalemanes que antes operaban a
través de Venecia, Génova, o Barcelona. Pero la carencia de una
fuerte burguesía comercial propia y el sistema de monopolios
acordados por la corona a sus favoritos hicieron que el centro
mercantil del continente se alejara de aquellos dos puertos y se
estableciera en Amberes. Esta ciudad flamenca de orillas del
Escalda fue el depósito de especiería del reino portugués y, como
acabamos de decirlo, la capital comercial del imperio de Carlos
86
V, la sede de los mejores impresores del mundo (entre ellos, el
famoso francés Christophe Planti, editor de la Biblia Políglota), el
refugio de judíos y marranos expulsados de España y Portugal, la
cátedra del humanismo erasmista y el campo de batalla de
católicos, luteranos y calvinistas” (Idem P 173). Cuando
empezaba a darse aquel cambio en los ejes comerciales del
mundo occidental, el reino aragonés encaja parte del daño con el
decaimiento del nivel comercial de los puertos del Mediterráneo
como Barcelona, experiencia que los señores de Castilla asumen
como motivo de desconfianza acerca de las cualidades de
gobernante y la visión de Fernando su soberano.
“A Amberes confluían, a comienzos del siglo XVI, las tres
grandes corrientes comerciales: la del Mediterráneo, la del Báltico
y la del Atlántico. Era el principal mercado de las especies
reexpedidas desde Lisboa por intermedio de los comerciantes
alemanes que compraban los monopolios a los favoritos del rey
de Portugal y el puerto franco de exportación al norte de Europa
de los paños que Inglaterra comenzó a producir en vasta escala
bajo el reinado de los Tudor. Había reemplazado a Venecia, en la
venta de la plata, y el cobre de las minas del Tirol. Las lanas y
telas de Valenciennes y Tournai, los tapices de Bruselas y
Audenarde, el hierro de Namur, las municiones de Lieja y los
productos de su propia industria (armas, tapicería, brocados de
oro y plata, cristales, lino, artículos de cuero) se comerciaban en
la cosmopolita ciudad, “hogar común a todas las naciones”,
administrada por una burguesía mercantil que supo utilizar para
sus propios fines, a la monarquía borgoñesa y luego a la casa de
los Habsburgo. Su bolsa centralizaba los cambios monetarios de
Europa y los giros sobre ella constituían una de las formas
corrientes de los pagos y cobros internacionales. Las operaciones
de crédito alcanzaron el mayor volumen del continente, merced a
la inversión de los banqueros alemanes e italianos que trasladaron
a Amberes sus casas centrales y a las demandas de dinero de los
príncipes, obligados a suscribir créditos para hacer frente a las
necesidades de una economía en creciente mercantilización”
(Idem P 173).
87
“Los banqueros alemanes que actuaban en la ciudad flamenca
(Imhofs, Meutings, Haugs, Welser, Fugger, Hochstetters)
formaban dinastías financieras que movían los hilos de la política
europea, de la que eran simples títeres las casas reinantes
(Habsburgo, Tudor, Valois)” (Idem P 174)
“Rodeado de los mismos consejeros flamencos y borgoñeses que
saquearon a Castrilla durante el breve reinado de su padre,
manejado por ellos como títere, aclamado por los grandes señores
y sostenido financieramente por los banqueros Fugger y Wesler
de Ausgurgo, el joven monarca, que a duras penas se hacía
entender en español y tenía costumbres y modales extranjeros, se
encontró en un medio hostil a su persona….” (Idem P 124).
A largas y escabrosas jornadas se dirigió el recién llegado al
castillo de Tordesillas, donde estaba enclaustrada su madre. Más
que el amor filial lo movían razones de alta política. Así lo
patentiza el relato de Lorenzo Vital, su ayuda de cámara. Antes de
producirse el frío y triste encuentro, el señor de Chiévres, ayo
borgoñés de Carlos, cumplió la tarea de convencer a la desdichada
Juana de que consintiera en apartarse definitivamente del trono.
Vital dice que ella actuó “como la razón lo quiere y enseña”, pues
“Dios y el mundo” quedaron satisfechos con el traspaso de la
soberanía maquinado a muchas leguas de España” (Idem P 125).
“Acto seguido el flamante monarca nombró respectivamente
canciller de Castilla y arzobispo de Toledo a dos miembros de su
cortejo flamenco – borgoñés. Eran los cargos más importantes del
Estado y hasta poco tiempo antes los había ocupado el cardenal
Cisneros. Al principio los consejeros reales, seguramente con el
acuerdo del emperador Maximiliano, ofrecieron esas funciones al
filósofo Erasmo de Rotterdam, pero este prefirió seguir cobrando
de Carlos su pensión vitalicia de consejero a la distancia y ejercer
una influencia ideológica que pronto alarmaría a los esbirros de la
Santa Inquisición. De todos modos la frustrada elección del
rotterdamense señala una política inicial no muy ortodoxa en
materia de fe y una tendencia a independizar el Estado español del
trono romano” (Idem P 125).
88
“La respuesta del pueblo fue instantánea. En Castilla, Aragón,
Cataluña, Valencia, en toda España cundió la rebelión.. Los
procuradores de las ciudades entregaron a Carlos ochenta y ocho
peticiones…” (Idem P126). Esas peticiones son demandas para
regresar al orden deseado por el pueblo español y que éste veía
tan alejado. Algunas de ellas son:
-“Que se reconociese a Juana (la Loca) señora de estos reinos”.
-“Que no saliera de España el infante Fernando. “Desgraciada de
ti Castilla, si aguantas que el infante Fernando sea llevado fuera
(…) Maldición. Maldición. A ti, reino de Castilla, que permites y
sufres que tus hijos , amigos y vecinos sean diariamente matados,
y asesinados por extranjeros, sin hacer justicia de ellos (…)
Cierto, Castilla, que eres cobarde y desgraciada, cuando sufres,
por sobornos, engaños y astucias, que la segunda persona
(Fernando) que en ti ha sido alimentada y educada, …
-“Que no se dieran cargos ni prebendas a los extranjeros.
-“Que no se enajenase el patrimonio estatal
-“Que se respetasen los derechos de las ciudades.
-“Que no se exportasen metales ni equinos. Los cortesanos
flamencos y borgoñeses extrajeron de España en pocas semanas y
sin pagar derechos aduaneros centenares de acémilas cargadas de
incalculable riqueza, producto de los más descarados robos y
saqueos.
-“Que el rey aprendiera a hablar castellano (Idem P 127).
“Carlos tuvo que aceptar, si bien “pro fórmula” y sin intención de
cumplirlas, las ochenta y ocho proposiciones de las ciudades.
Logró con ese acto de suprema hipocresía que las cortes
castellanas reunidas en Valladolid (1518) le juraran fidelidad y
evitó que se desencadenara (al menos esta vez) la guerra civil. El
procurador de la ciudad de Burgos, Juan Zumel, le planteó
claramente que si Juana recobraba la lucidez, él debía abandonar
el trono y entregárselo a ella, lo que equivalía a tratarlo de
usurpador e intruso, tolerado por la fuerza (Idem P. 127).
89
“No obstante las enconadas resistencias populares, los grandes
señores y los consejeros extranjeros no vacilaron en saquear a
España. La corrupción se extendió a todas las funciones públicas;
Las rentas y bienes estatales se repartieron entre los paniaguados
de Carlos. Mientras España se lanzaba al asalto de América, aves
de rapiña de media Europa se lanzaban al asalto de España. Los
flamencos y borgoñeses vendían los empleos y cedían en arriendo
las rentas del Estado español a los propios españoles, a la vez que
ordenaban allanamientos de casas y ocupación de templos con
cualquier pretexto para quedarse con los frutos del despojo.
Actuaban convencidos de que pronto se les acabaría la ganga. El
canciller borgoñés Juan de Sauvage ganó en dos meses medio
millón de ducados; trajo de Flandes decretos, firmados por Carlos
antes de ser coronado, que le concedían el tráfico de esclavos
negros de Africa a América. Y el cardenal Wolsey, canciller de
Enrique VIII de Inglaterra y aspirante a papa, envió a la península
a Thomas Spinelly en procura de una rica prebenda episcopal”
(Idem P 127).
Verdadero rey, el “alter rex” se lo llamaba, era el borgoñés
Chiévres, ayo y consejero íntimo de Carlos. Ya lo vimos obtener
de Juana la renuncia al trono a favor de su hijo. Gobernaba a
España, sentado a la derecha del Habsburgo y aislándolo de toda
influencia peligrosa para los intereses que representaba” (Idem P
127).
“En Barcelona le llegó al Habsburgo la noticia de la muerte de su
abuelo Maximiliano. “El imperio del mundo se ponía al alcance
de su mano”. Por previsto que fuera el suceso no dejaba de
ocasionarle graves inconvenientes: el descontento popular se
exacerbó al anunciar que iría a Alemania a recibir la corona
imperial y al pedir a las ciudades hispánicas que le pagaran el
viaje. Nada podía esperar de los alemanes: los burgueses le
ofrecían a lo sumo préstamos usurarios y los príncipes se
cotizaban al mejor postor para elegirlo, al punto que uno de ellos
vendió su voto tres veces a Carlos y otras tantas a Francisco I de
Francia. Las cortes aragonesas y catalanas se rehusaron a cargar
con el santo y la limosna” (Idem P 129).
90
“Las enormes rentas de la corona, de la nobleza y del clero, que
consumían la riqueza de España y las Indias, se repartían entre
numerosos hijos legítimos, naturales, bastardos, y allegados que
vivían sin trabajar y disponían de sus propios séquitos. Juana la
Loca mantenía, según el embajador Quirini, siete mil hombres
armados que le costaban ciento cuarenta mil ducados. Los
camareros, maestresalas, escuderos, sumilleros, aposentadores,
confesores, capellanes, secretarios, heraldos, maceros,
trompeteros, rompones, pífanos, alabarderos, etcétera, que servían
al rey, a la reina, a los altos dignatarios eclesiásticos y a los
grandes señores se contaban por centenares y hasta por millares
en cada casa. El rey tenía a su servicio personal tanta o más gente
que un gran hotel de nuestros días: veinticuatro camareros, cinco
criados, doscientos treinta escuderos (veinte para la bebida,
setenta para la mesa, setenta para trinchar carne y setenta para
cuidarle los caballos cuando cabalgaba), veinticuatro jóvenes para
ayudarlo a vestirse y hacer compras, dos sumilleres para guardarle
la ropa, veinticuatro cantores, seis secretarios, etc.” (Idem P 136).
“Los grandes señores castellanos, descontentos de la política
centralizadora de los Reyes Católicos, que cercenaban sus
privilegios, aclamaron a Carlos desde antes que el de Gante
conociera España, pues “confiaban en que el Príncipe don Carlos,
al ser rey de Castilla, obraría a la borgoñesa, y daría pensiones a
todos los grandes del reino, cerca de 800 títulos, hasta unos
100.000 ducados”” (Idem P 136).
“”Gaspar Contarini, futuro cardenal y embajador de la República
de Venecia ante Carlos V, a quien acompañó en su viaje a
Alemania, decía en su “Relación de su estancia en España que las
rentas de los cuatro arzobispados y veintisiete obispados de
Castilla ascendían a trescientos mil ducados y las de diez ducados,
once marquesados y cuarenta y dos condados, también de
Castilla, a un millón cien mil ducados, siendo esta última cifra
igual a las entradas del reino, incluido el oro de las Indias, lo que
da una idea cabal de las cargas que pesaban sobre los trabajadores
de las tierras, y los artesanos de las ciudades. Acerca de la forma
91
de recaudar la renta extraordinaria, o de cruzada y bula, decía
Vicente Quirini:”
“(…) se usa en esto una grandísima crueldad y tiranía con los
pobres aldeanos y el pueblo bajo, ya que, cuando se predican estas
bulas, todos se ven obligados a ir a la predicación, y aquellos que
por las buenas no quieren ir, los obligan tanto a ir, que los pobres
hombres, para no perder del todo el poder atender a sus oficios y a
vivir, lo hacen por fuerza, y así se recaudan esos dineros”(Idem P
135).
“Como las rentas de toda España y de toda América no
alcanzaban para hacer frente a tan gigantesca dilapidación, el rey
nombraba inquisidores con la misión de apoderarse de los bienes
de los judíos, de los marranos y aún de los sospechosos de herejía.
A pesar de los expeditivos procedimientos financieros, Carlos
cerraba cada año con elevados déficit por lo que se veía obligado
a recurrir a contribuciones extraordinarias de las ciudades y a
préstamos usurarios de los banqueros alemanes e italianos” (Idem
P 136).
“El pretendiente al trono universal no conseguía domar la ira del
pueblo español, ni reunir el dinero para comprar los votos de los
electores que habrían de ungirlo emperador de Alemania. Más
preocupado por lo segundo que de lo primero y apremiado por
sus acreedores alemanes e italianos (Fugger, Welser, Grimaldi,
Furnaryo, Ballacy, Martini), a cargo de quienes había girado
letras de cambio por centenares de miles de florines, coronas, al
eterno deudor no le alcanzaban los ingresos de la fiscalía
española, procedentes de los diezmos, y contribuciones normales,
ni los metales preciosos y dineros de Indias que le entregaba la
Casa de Contratación (que manejaba el comercio con América)
Desde 1520, cuando Hernán Cortés le hizo llegar la primera
remesa, el oro americano fue a pagar deudas contraídas con los
Fugger, lo que no impidió al embajador polaco decir de él: “Pero
no paga a nadie, y empeña los oficios y cuanto puede”. Su
grandioso sueño de monarquía cristiana universal corría peligro
de naufragar por menudas cuestiones de dinero” (Idem P 130).
92
“La tremenda succión de las fuentes cada día más secas del
trabajo español tenía necesariamente que levantar una ola de
descontento. Para colmo de males, Carlos dio antes de partir una
nueva prueba de su política felona: impuso como regente de
España, violando el juramento de no designar funcionarios
extranjeros, al futuro papa, el cardenal Adriano de Utyrecht”
(Idem P 137)
“El dinero de los Fugger y las ambiciones de sus consejeros le
hicieron olvidar la angustia y la protesta de su “amada Castilla”.
Tuvo la dicha de tener a su lado durante el viaje al alemán Jorge
Sauermann, que combatió el mareo volcando su
internacionalismo de cepa erasmista en la redacción de
“Hispaniae Consolatio”, tratado en el que proclamaba la
necesidad de crear un superestado hispanogermánico e invitaba a
los españoles a reflexionar sobre lo que para ellos significaba ser
substancia de tal imperio universal” (Idem P137).
“(…) Al alejarse de Coruña las naves que conducían al “rey de
reyes” a su imperial destino, el pueblo de Castilla respondió a los
atropellos y al nombramiento del flamenco Adriano con la
insurrección de los comuneros, iniciada por el cabildo de Toledo
para oponerse al avasallamiento de los fueros comunales,
agitando en su comienzo, más que una bandera de republicanismo
o gobierno democrático, la reivindicación de la monarquía
nacional, tal como la quería el último de los reyes godos
(Fernando de Aragón) y los revolucionarios la proyectaban en su
hija Juana, de cuya insania siempre dudaron” (Idem P 138).
Entre los prestamistas a que recurría Carlos V se destacaron los
banqueros sudalemanes Fugger, a quienes la familia de los
Habsburgo estaba endeuda de antiguo. Muchas veces salvaron de
situaciones desesperadas a Federico III y Maximiliano I,
emperadores de Austria, y al archiduque Segismundo I del Tirol,
bisabuelo, abuelo y tío abuelo de Carlos, respectivamente, en
premio de lo cual se posesionaron de las minas de plata tirolesas,
disfrutaron de exenciones y privilegios económicos y ejercieron
93
una bien remunerada tutela sobre las finanzas del imperio
austríaco. Sus operaciones comerciales y usurarias abarcaban una
numerosa clientela distribuida por toda Europa y prestigiada por
la inclusión en ella del imperio y el papado. Entre 1511 y 1527
sus ganancias anuales fueron del 54 por ciento” (Idem P 175)
“Ocuparon el lugar de los Médicis de Florencia en el intercambio
de mercaderías y giros de monedas de Roma a Escandinavia y de
Inglaterra a Hungría. Perfeccionaron la contabilidad por partida
doble, la letra de cambio y el sistema bancario que habían
aprendido de los venecianos y reemplazaron a los florentinos
como banqueros de la curia romana y prestamistas de los altos
dignatarios de la Iglesia. Disponían de un servicio propio de
correos e informaciones superior al de cualquier Estado, al que
recurrían príncipes y eclesiásticos tanto en la paz como en la
guerra, lo que permitía a los astutos banqueros ser árbitros en los
conflictos y agentes diplomáticos del que mejor pagara. La casa
de los Habsburgo los ennobleció después de traspasarles vastos
feudos en pago de deudas. El emperador Maximiliano pudo
exhibir en el Congreso de Viena de 1515 su vajilla de oro y plata
gracias a la generosidad de los Fugger, a quienes se la había
empeñado. Intervenían en las elecciones de papas, emperadores y
reyes y financiaron la construcción de la Basílica de San Pedro”
(Idem P 176)
“En la sociedad feudal mercantilizada del siglo XVI, los Fugger
elevaron el dinero a la categoría de desnuda medida de las cosas
divinas y humanas, y probaron en la práctica lo que encerraban de
hipocresía los sucesivos repudios de la Iglesia a la usura y la
teoría tomista del “precio justo”. Como católicos ortodoxos y
fanáticos, antisemitas y antiluteranos, obtuvieron de los
canonistas de las Universidades de París y Bolonia fallos
aprobatorios del negocio de los cambios especulativos y del cobro
de interés en las transacciones entre mercaderes. Tenían a su
servicio al famoso teólogo alemán Johann Eck, que se ocupaba de
esos menesteres, a semejanza de los abogados de las grandes
empresas de nuestros días” (Idem P 176)
94
“El mayor negocio de los Fugger, el negocio que unió su suerte al
papado en una especie de solidaridad de la espada espiritual y la
espada temporal sobre la base del “vil metal”, fue el de las
indulgencias. Estas, cuya invención se atribuye a Santo Tomás de
Aquino, dispensaban a los fieles de penitencias y los salvaban del
purgatorio y del infierno mediante pagos en dinero.
Metamorfoseaban los pecados en mercaderías y los ponían en
circulación, al darles valor de cambio. Los Fugger las cobraban y
contabilizaban, por medio de sus numerosos agentes distribuidos
por Europa, para luego girarlas a la Silla Apostólica, previo
descuento de comisiones, gastos y deudas. Contra este tráfico
levantó su bandera reformista Martín Lutero. En sus sermones de
violenta crítica a la usura decía que había llegado la hora “de
poner freno en la boca de la santa compañía de los Fugger” (Idem
P177).
“Sobraban, pues, las razones para que los católicos banqueros
fueran los financistas de la Contrareforma y de la represión del
poder municipal que crecía al amparo de la lucha antifeudal y
antipapal” (Idem P 177).
“Carlos V recibió de ellos los fondos para aplastar la insurrección
de los comuneros españoles y el levantamiento de los campesinos
alemanes e ir tras el sueño de la monarquía universal cristiana en
las guerras contra Francisco I de Francia, contra el papa y contra
el pirata Barbarroja, secuaz del sultán de Túnez, a quien el
Habsburgo le arrebató esta región africana, liberando a veinte mil
cristianos esclavizados por los islamitas en sus correrías por agua
y costas del Mediterráneo” (Idem P177).
“La ambición del César, azuzada por sus cortesanos y hábilmente
administrada por el canciller Gattinara, desbordó todos los diques
y, adelantándose en grande a lo que haría pronto Enrique VIII
dentro de Inglaterra (el cisma protestante), se propuso “arrojar al
papa de Roma, ser él el Sumo Pontífice no de España, no del
imperio, sino del universo. Durante dos años, alienado a la visión
apocalíptica de un cosmos final arrojado a sus pies, el humilde
pecador arrepentido que terminaría sus días en un convento olvidó
95
votos y juramentos y no pensó más que en apoderarse de la
“Ciudad Eterna”. Antes de sofrenar al turco –que ya estaba a
orillas del Danubio, había derrotado y dado muerte al rey Luis XI
de Baviera en la batalla de Mohacs (1520) y asolaba con sus
barcos las costas de España e Italia y quiso destronar al
“representante de Dios sobre la tierra” (Idem P 166).
“El saqueo a Roma consumado por sus soldados durante siete días
de mayo de 1576 lo devolvió a la realidad. Pocos hechos tan
atroces registra la historia. Fue una histérica fiesta dionisíaca de
los españoles comprimidos en su patria por las tenazas de la
Inquisición que de golpe dieron rienda suelta a sus más bajos
instintos” (Idem P 166).
“Los apologistas de Carlos cargan sobre la degradación moral del
papado la responsabilidad de lo sucedido, pero aunque con ello
confirman las acusaciones de Lutero, siempre queda en pié la
ambición misional del emperador que atropelló el trono de San
Pedro no para salvar al catolicismo de la corrupción, sino para
imponerse como soberano universal y unir en su persona las
espadas temporal y, espiritual, máxima aspiración de los reyes y
papas medievales” (Idem P 166).
“Tenía viejos motivos el hijo de Juana la Loca para estar
agradecido de los Fugger y creer en su capacidad milagrosa de
resolver su crónica angustia financiera. Su abuelo Maximiliano
pudo guerrear con los franceses y turcos y afirmar su soberanía en
Borgoña y los Países Bajos merced al dinero de dichos banqueros,
y su padre Felipe el Hermoso les pidió un préstamo antes de
viajar a hacerse cargo del reino de Castilla. El mismo debía el
trono del Sacro Imperio Romano Germánico a los millares de
florines y ducados que los Fugger invirtieron en la compra de
votos de los siete electores (de Sajonia, Maguncia, Colonia,
Bohemia, Tréveris, Brandemburgo, y el Palatinado) y para
cambiar la opinión desfavorable de la Santa Sede, derrotando así a
los otros pretendientes: Enrique VIII de Inglaterra y Francisco I
de Francia. Jacobo Fugger, cabeza de la familia, refrescó la
memoria del “augustísimo y poderosísimo Emperador Romano”,
96
un tanto remiso en pagar sus deudas, por medio de una famosa
carta en la que le decía”:
“(…) es sabido y manifiesto que su majestad Cesárea no hubiera
podido conseguir la corona romana sin mi ayuda y lo tengo
atestiguado de puño y letra de los comisarios de su Majestad.
Conste, pues, que no he buscado en este asunto mi propio interés
(sic). Porque si hubiera querido abandonar la casa de Austria y
favorecer a Francia, podría haber ganado grandes bienes y dinero,
como en efecto me habían ofrecido. Dejo al alto juicio de Su
Majestad el apreciar cuánto menoscabo hubiera resultado de ellos
para Su Majestad y la casa de Austria. Entre tanto, Su Majestad
me debe, hasta fines de agosto de 1521, 152.000 ducados, más los
intereses, lo cual representa el resto el adeudado que Su Majestad
estableció conmigo en la Dieta de Worms, en dos contratos,
remitiéndome al condado del Tirol”, (Ernesto Herring, p207)”
(Idem P 178).
“Queda así documentado para la historia, de puño y letra de
Jacobo el Rico, el secreto financiero de la coronación imperial de
Carlos y se revelaba un entretelón de la Dieta de Worms en un
aspecto algo más material que la condena del alborotador Lutero.
De paso el prestamista insinuaba malignamente que en sus manos
estuvo hacer emperador de Alemania a Francisco de Valois, rey
de Francia, en lugar de Carlos de Habsburgo. Este último
respondió a la carta con imperial generosidad: el primer
cargamento de oro que le envió Hernán Cortés pasó a las arcas de
sus acreedores, sin que los aztecas se enteraran que su derrota
posibilitó el pago de la elección del “soberano del mundo”, por
añadidura, arrendó a los Fugger los ingresos de los maestrazgos
de las órdenes militares de Santiago, Alcántara y Calatrava,
incluida la posesión de las minas de mercurio de Almadén,
además del monopolio de la venta de este metal, con las
consecuencias que tuvo para América (…)” (Idem P 178).
“Los Fugger representaban el verdadero poder tras el trono,
compartido por los grandes señores castellanos y los altos
dignatarios eclesiásticos. La aversión del César a la manufactura
97
nacional y su predilección por la Mesta se expresaban, entre otras
formas, en el odio y la persecución a judíos y moros. Los
préstamos que le ayudaron a reprimir las sublevaciones de los
comuneros españoles y de los campesinos alemanes y a combatir
a los luteranos siguieron manteniendo los tronos de los tres
Felipes que le sucedieron. Antón Fugger escribía: “Los ingresos
de la corona están empeñados por mucho tiempo”” (Idem P 190).
“Los Fugger y los Welser (castellanizados Fucar y Belzares) no se
limitaron a prestar dinero a Carlos; tambien participaron en el
comercio con América, poniendo en movimiento para el empeño
su amplia red de sucursales y agentes distribuidos por Europa. Al
autorizarles ese tráfico no violaba el emperador la palabra
empeñada de excluir de la Casa de Contratación y del comercio
con el Nuevo Mundo a quienes no fuesen “naturales de Castilla”,
pues refería el compromiso a los oriundos de otros lugares de
España y no a los banqueros más importantes de Europa. La
ordenanza de 1526 sobre la abolición de las restricciones
impuestas a los súbditos no castellanos para comerciar con
América solamente se aplicó a favor de los alemanes, mientras los
aragoneses, catalanes y valencianos siguieron tan excluidos como
antes. Felipe II la declaró nula a poco de ascender al trono, lo que,
por lo demás, nada modificó la costumbre” (Idem P 179).
“En la Casa de Contratación tenían los banqueros alemanes sus
almacenes y factores para carga y el despacho de sus barcos,
incorporados a las expediciones españolas. Por capitulación de
1522 se autorizó a los Fugger a intervenir en el comercio de
especiería con las islas Molucas, a iniciarse a través del estrecho
descubierto tiempo antes por Magallanes. Su agente Jorge
Wandler viajó en la flota de García de Loaisa que partió de
Coruña en julio de 1525 y otro agente suyo, Juan Prumbechar,
acompañó a la de Sebastián Caboto que el mismo año salió de
Sevilla y fundó a orillas del río de la Paraná el fuerte Sancti
Spíritu. Como ambas expediciones fracasaron -de la flota de
Loaisa no regresó ningún barco y de la de Caboto sólo un barco
sin tesoro alguno-, los Fugger exigieron judicialmente a la corona
98
española el pago de indemnización y, por supuesto, ganaron el
pleito” (Idem P 180).
“Las riquezas de América se distribuyeron por Europa, a través de
la disciplinada organización contable de los Fugger para engrosar
el patrimonio del capitalismo naciente y estimular la manufactura
y el comercio, mientras en España la grandeza artificial de los
nobles y la miseria efectiva del pueblo con industrias decadentes
tenían que conformarse con ostentar los laureles no remunerados
de la conquista del Nuevo Mundo” (Idem P 190).
“Los Welser obtuvieron del emperador en 1527 una concesión
que se extendía desde la costa de Maracapana, descubierta por
Colón hasta el cabo de la Vela en la península de la Guajira (más
o menos en los actuales límites de Colombia y Venezuela), con el
título de adelantados y el derecho de designar herederos. Los
Fugger ajustaron en 1531 un acuerdo con la corona, por el cual se
comprometían a conquistar la parte sur del continente y se les
otorgaba el gobierno de todo lo que descubrieran durante ocho
años desde el estrecho de Magallanes hasta el Perú, a contar hacia
el interior doscientas leguas partiendo de la costa del Pacífico e
incluyendo las islas. Antón Fuggfer recibió el título de adelantado
a perpetuidad y la posesión de la quinta parte de las tierras,
además de derechos tan significativos como el patronato
eclesiástico, salvo la designación de obispos” (Idem P 181).
“América del Sur quedaba de tal modo repartida entre las dos
firmas bancarias alemanas, pero estas fracasaron totalmente en
sus proyectos de explotación debido a su incapacidad para
asimilar al indio a su sistema colonial y a la resistencia de los
conquistadores españoles a ser suplantados en una empresa para
cuyo cumplimiento estaban mejor dotados” (Idem P 182).
“La impotencia del comercio y la usura para generar vida social
desata en sus agentes los instintos de crueldad y destrucción. Tal
cosa sucedió en Venezuela, donde Eihinguer, Federmann,
Hohermith y otros socios y empleados de los Welser dejaron el
recuerdo de crímenes horribles, hasta que un español, el capitán
99
Juan de Carvajal, ordenó, por su cuenta y riesgo, la prisión y
ejecución de Bartolomé Welser y su secuaz Felipe de Hutten”
(Idem P 182).
“El estrangulamiento del imperio marítimo – comercial de
Aragón y la derrota de los movimientos populares en Castilla,
Valencia y las Baleares prepararon la decadencia socioeconómica
de España” (Idem P 155). “Vencido y decapitado Tomas Muenzer
en los campos de Franzenhausen (15 de mayo de 1525), pasados a
degüello cien mil campesinos, la unidad nacional y el progreso
económico de Alemania se retrasaron varios siglo” (Idem P 161).
“La conquista de América arruinó a España al salvar de la
desaparición a los grandes señores castellanos y trastrocar la
riqueza obtenida con el trabajo en la riqueza arrebatada por la
especulación y la aventura. Su población descendió de 11
millones de habitantes en 1500 a 8.2 millones al morir Felipe II y
a 5.7 millones al concluir en 1700 el régimen de los Habsburgo.
En 1600 había en Salamanca 800.284 labradores con 11.745
yuntas de bueyes que sembraban 14.000 fanegas, y en 1619 sólo
14.135 labradores con 4.822 yuntas de bueyes y más de 80
lugares despoblados. Estos datos, índice de la situación general de
España, pertenecen al clérigo Gil González Dávila, autor de una
Historias de Felipe III y su contemporáneo, que decía: “Sacerdote
soy, pero confieso que somos más de los que son menester”. (…)
“No hay que buscar en la pérdida de la Armada Invencible
(1588), y con ella el dominio de los mares, ni en el creciente
poderío de Francia e Inglaterra, las causas decisivas de la
decadencia de la sociedad hispánica. El hispanismo fariseo opone
hoy a la falsificación de la historia por los liberales la visión de
una España abstracta, colocada fuera de la historia, eternamente
alienada al trono romano, cuya miseria física y atraso social nada
valen frente a la sublimidad de su fe en la dogmática católica. Es
la España del siglo XVI, gobernada por reyes extranjeros y
cortesanos sin espíritu patrio, que no dejó a su pueblo avanzar
hacia la libertad y el progreso –palabras condenadas con la
hoguera- e invirtió para su desgracia, en una especie de suicidio
nacional, las inmensas perspectivas de desarrollo que le ofrecían
100
las riquezas y tierras del continente colombino hasta
metamorfosearse en uno de los países más retrógrados del
mundo” (Idem P 192).
“En el siglo XVI la producción textil daba la medida del
desarrollo económico de cada región de Europa occidental. La
política adoptada por los distintos Estados respecto a ella definía
el rumbo por el cual se encaminaban hacia un porvenir de
acumulación capitalista o hacia el estancamiento social. Durante
ese siglo se completó el aniquilamiento de los gérmenes de
capitalismo que aparecieron en los dos siglos anteriores en las
ciudades del Mediterráneo occidental. Mientras en Inglaterra y
Francia se iniciaba la legislación protectora de la manufactura
nacional, en España “no solo permitió Carlos la importación de
sedas extranjeras, contra los deseos expresados por las cortes, sino
que en 1546 revisó y aumentó en tal forma las tarifas sobre la
exportación de seda cruda y géneros manufacturados desde
Granada a Castilla y a países extranjeros, que la seda cruda pudo
entonces obtenerse más barata por los comerciantes genoveses
que por los propios españoles. En 1557 el embajador veneciano
informaba que Granada estaba atestada de comerciantes
extranjeros que hacían grandes fortunas en el comercio de seda;
en el siguiente año, Luis Ortiz, en un informe a Felipe II, declara
que “Toledo ha perdido la mayor parte de sus establecimientos de
manufactura de seda”” (Idem. P 188).
“En otras ramas de la vida económica, hay pruebas de un estado
similar de los asuntos. En 1537, las Cortes se quejan de la mala
calidad de los zapatos, y del resultado contraproducente de
exportar mineral de hierro a Francia (que estaba en guerra contra
España). En 1548 declaran que comerciantes extranjeros están
comprando toda la lana, seda, hierro, acero y otros productos
españoles, hasta el punto de que las industrias del país están
arruinadas, y todos los beneficios son llevados a otros países;
gráficamente es descripta España como unas <Indias para los
extranjeros>, y diez años más tarde se afirmó que debido a su
pobreza <otras naciones consideran a sus habitantes como a
bárbaros y los tratan peor que a los indios>” (Idem. P 188).
101
“Desde 1524 el rey de Francia costeaba gran parte de los gastos
de su ejército en guerra contra España con el oro que llegaba de
las tierras hispánicas. Como de éstas salía el dinero con que
Carlos mantenía su enorme aparato burocrático – militar de su
imperio, resultó que la falta de moneda ocasionó en España una
verdadera parálisis del comercio nacional, no obstante las
enormes cantidades de metales preciosos que fluían del Nuevo
Mundo. La política económica – financiera del César habsburgués
puede resumirse así: redujo a España a la condición de un país
asiático de entonces (esquilmado, estancado, aislado del progreso)
e hizo de España la abastecedora –con desventaja para ella, pues
su economía se hundió en el más absoluto parasitismo- de los
medios de circulación y pago que tanto contribuyeron a acelerar
el gigantesco avance de la manufactura en otras partes del Viejo
Mundo” (Idem P 189).
“La ilusión de la riqueza fácil fue funesta para España y le trajo la
realidad de su miseria. Ella paralizó el inicial desarrollo
manufacturero y comercial de sus ciudades y, la lucha de clases,
dio alas a la decrépita nobleza para imponerse a la burguesía y
reducir a la indigencia a los trabajadores rurales y urbanos. Como
abanderada de la Contrareforma y dueña del Nuevo Mundo,
España era, durante el siglo XVI, árbitro de la política europea,
pero su fuerza internacional descansaba sobre una ficción
nacional, la ficción de una grandeza aparatosa que cubría la
miseria de labriegos y artesanos agobiados por gabelas e
impuestos, el parasitismo de la nobleza que se negaba a
abandonar la corte para hacer producir los campos, sumado al de
los centenares de miles de clérigos que consumían sin crear
riqueza, y la podredumbre de una monarquía de imbéciles,
queridas y favoritos” (Idem. P 192).
Esta historia, es parte de nuestra propia historia. Nos hemos
detenido en ella por ser ilustrativa, de la época de decadencia de
un sistema social, como el sistema de vida feudal, que se sostuvo
en el uso de la fuerza, dispuesto, esta vez contra un pueblo, pese a
su clamor, a la rebelión, a la defensa violenta de sus derechos.
102
Ofrece lecciones imperecederas de experiencias que están
condenadas a repetirse, si no fuesen conocidas. Su estudio
detenido y la consulta de pormenores que aquí no tienen el
espacio que merecerían, valen la pena para el ingeniero que desee
plantearse analogías entre los comportamientos humanos de
aquella época y los actuales. El pueblo español fue desconocido,
aplastado, explotado, por una jerarquía feudal que manejó los
hilos del Poder equivocadamente, con una visión enfocada
solamente a su conveniencia de clase. ¿Quién puede afirmarlo?
Muy sencillo, quien se atreva a revisar los datos que ofrece la
Historia al respecto. El manejo de los asuntos del Estado en la
época moderna y la tecnología de la administración científica
ofrece procedimientos de auditoría que permiten el
establecimiento de juicios muy objetivos sobre la base de los
resultados logrados. ¿Puede concluir, cualquier español que ame a
su patria, que el colapso de su país en aquella época, obedece a
motivos diferentes de la gestión monárquica irresponsable, que
hizo parte de una confabulación internacional para beneficiarse a
sí misma?
Apenas hemos visto el caso español de todo un sistema social
implantado sobre la imposición, a todo costo de las conveniencias
de una casta militar que usó, por muchos siglos, según la
costumbre establecida de antiguo, el poderío militar y finalmente
el económico, para mantenerse en el Poder e imponer sus
intereses por encima del bien nacional y popular. Si tocásemos
otros lugares de aquella abigarrada estructura social feudal
podríamos encontrar rastros de un comportamiento similar, como
es el caso, por ejemplo de Francia. El resultado no es menos que
la caída estrepitosa del sistema monárquico y de la sociedad
feudal que lo generó, que afecta no solamente a España, sino que
al hundirse afecta a todo el continente europeo lo mismo que a las
naciones americanas. Las revoluciones que siguen, con su dosis
de violencia demente, no son más que las consecuencias trágicas
de aquella catástrofe política.
103
En la Revolución Francesa, la Guerra se constituye en el único
soporte de su vigencia. Ya hemos ampliado un poco más el tema
atrás, no obstante resumamos algo acá:
Napoleón, el genio militar de Francia es la clave de todo el
dispositivo. Avanza Napoleón con el ejército francés por el
territorio europeo y logra imponerse al asedio de las potencias
imperiales vecinas y a la rebelión de no pocas de sus provincias.
Sus proezas militares se vuelven legendarias y se convierten en el
modelo estratégico de los revolucionarios en el mundo entero. La
Guerra es el eje de la planificación de la acción política de los
revolucionarios en el siglo XX y está diseñada para superar, con
creces, el poderío de los ejércitos regulares de las naciones más
poderosas. La vida política del siglo XX es el paraíso de los
caudillos militares. La Primera y la Segunda guerras mundiales
representan gigantescas escaramuzas de la Tecnología que apoya,
tras las fronteras de las grandes alianzas militares la fortaleza de
los respectivos ejércitos en puja por la victoria militar. Los
propósitos de la Guerra no son ahora, en la modernidad,
diferentes de la aniquilación del “enemigo”. El Tratado de
Versalles de 1919, entre los Aliados victoriosos y Alemania,
perdedora, somete a esta última a condiciones oprobiosas. Las
inmensas “reparaciones de guerra” a las que es sometido el país
perdedor, generan terribles angustias económicas a su población
particularmente una terrible inflación. Pero ocurre algo :más
grave: Sus condiciones generan la peor crisis económica global
conocida, anunciada muy oportunamente por John Maynard
Keynes, el gran economista inglés, que era entonces miembro de
la delegación británica a las conversaciones y de sus
consecuencias no se salvan ni las naciones que han ganado la
Guerra en el campo de Batalla. En la Conferencia de Yalta, en
1945, Stalin propone el desmantelamiento, en un 80% de la
industria pesada alemana y el pago anual de nuevas reparaciones
de guerra por diez años, calculadas, como base de discusión en
20.000 millones de dólares. Cuando las fuerzas soviéticas
accedieron al territorio alemán inician el desmonte de fábricas
enteras para ser instaladas en territorio soviético sin esperar llegar
a acuerdos con los Aliados. Podían hacerlo, ya que, con pleno
104
reconocimiento de los Aliados, estaba demostrada su capacidad
de llevar en peso solas la ofensiva. Más tarde, en el tratado de
Postdam los aliados que temen un excesivo empobrecimiento de
Alemania, conocidas las consecuencias del Tratado de Versalles
de 1919, aceptan el desmonte de un 15% de la industria de la
región no ocupada por Stalin, que desea una reparación ejemplar
y sin contemplaciones (J: P: Cointet. Historia de la Segunda
Guerra Mundial Salvat S. A. Ediciones. Arrieta 25 Pamplona
España 1979 Vol. 10. P 252 y 275).
El fin de la Segunda Guerra Mundial en el Océano Pacífico está
marcado con la explosión de las primeras armas absolutas sobre
dos ciudades japonesas: Las bombas atómicas de Nagasaki e
Hiroshima. Esas pobres ciudades tienen que pagar el precio de la
disuasión militar, de la osadía de ser sorprendidas del lado
perdedor de una puja a la cual estuvieron sometidas por arte de la
competencia internacional de su imperio, con otras potencias, que
en mala hora aceptó el desafío militar para resolver el problema
de su espacio vital.
La Guerra ha representado la principal fuente de ocupación de las
naciones. El principal incentivo de desarrollo técnico e industrial,
la última razón para el esfuerzo económico. La Ciencia, muy mal
entendida, y todas las disciplinas que de ella se derivan, son
miradas como nuevas deidades, y su pensamiento como el
fundamento de una nueva visión “religiosa”, que compite
favorablemente con toda filosofía, con toda doctrina religiosa
anterior. Sin embargo, ello hace que el reto humano se profundice
y se complique más todavía. Y solamente si es capaz de
enfrentarlo, puede considerar que está en capacidad de despejar
definitivamente, quizás, su futuro.
Es evidente que mientras los valores esenciales de la Cultura no
trasciendan socialmente, y solamente lo haga la “corteza” técnica
de ella, se seguirán usando en la solución de nuestros conflictos
actuales las herramientas tradicionales de la Violencia, de la
Guerra, como son la intimidación, el chantaje, las amenazas de
agresión armada, la venganza, en la solución a los conflictos en
105
las relaciones a los diferentes niveles sociales de la vida humana.
La verdad es que, hoy todavía, los jefes de Estado y quienes
tienen aspiraciones a la vida política, cifran, por encima de todo
orden, en sus posibilidades, la suerte, la supervivencia de los
pueblos. Pero no siempre esto siquiera, sino las suyas propias, la
de sus cortes, la de su clase, la de sus seguidores. Además,
muchas de las ideologías contemporáneas tienen sus raíces
insertas en épocas en que era preciso hacer presupuestos de una
lucha violenta contra una represión cerrada y una descalificación
total de las maneras de pensar diferentes, lo que ha hecho de las
luchas políticas de los últimos siglos algo humanamente
traumático.
Podría decirse que en nuestra sociedad burguesa, no es ya el
poder militar el objetivo necesario, pero la lucha por la riqueza
tiene el mismo sentido que tiene la lucha por el poderío militar: El
poder imponer la voluntad propia sobre la ajena, la suerte propia
sobre la ajena, en términos de la adquisición de control sobre la
disposición de los recursos necesarios para la vida, a través del
proceso de intercambio social. De esa manera, quien accede al
Poder, tiene poder de decisión, de vida y muerte, sobre sus
víctimas.
En la práctica, en la lucha económica por el Poder se persigue el
poder personal, amparado, en el caso de las sociedades
occidentales, por el derecho absoluto a disponer del patrimonio
propio, es decir, amparado en el derecho de propiedad, cuando es
reconocido. En los medios sociales occidentales u
occidentalizados el afán de fortuna tiene un sentido más allá que
el simple aseguramiento de las opciones propias de supervivencia,
de la seguridad patrimonial del interesado. Busca asegurar el
manejo de los hilos económicos que despejen su camino hacia el
control de la Economía para asegurar sus opciones de
enriquecimiento indefinido, a expensas de las opciones de que
puedan disponer otros para ello, o aún, lo que es más grave, para
sobrevivir.
106
El espíritu de competitividad que de allí nace no tiene reatos de
consciencia, compromisos éticos, ni considera la menor
posibilidad de solidaridad con nadie. Es lo que suele llamarse hoy
el Capitalismo Salvaje. Esta actitud de uso de la posición
económica, y la creencia vulgar de que la adquisición de fortuna
está en relación directa del genio financiero, de las dotes
superiores, de la sabiduría del que alcanza altas cumbres de
fortuna, hace que el manejo del poder del “rico”, pueda
compararse con el del caudillo militar, aunque realmente se
mueve en otro plano de la Política. Quien conozca la intimidad de
la puja por el Poder que se da en un medio social tal, se da cuenta
que las acciones que allí se den pueden ser tan letales,
socialmente, como la Guerra y la Violencia. Reflexionando, por
ese camino, puede comprenderse el origen de la miseria en
muchas sociedades y naciones del Mudo. Es así como el
empresario se parece más bien, en ese caso, a un guerrero en el
campo de la Economía que a un industrial interesado en el
servicio, en la transformación de los recursos disponibles en
productos útiles al Hombre y en su oferta para que haya
disponibilidad de ellos. Puede decirse también que, de la misma
manera que el espíritu violento del guerrero le hace mal al ser
humano, en general, esta actitud del “caudillo económico” se lo
hace igualmente.
La posición colectivista de la ideología marxista, que se apoya en
el amplio sentido de lo social en las culturas de la Europa Oriental
donde se gestó, su cerrada oposición al derecho individual de la
propiedad, y la lucha, por todos los medios, para alcanzar el
control y el dominio de los medios de la producción, por parte del
movimiento obrero influido por esa ideología, no tiene otro
sentido que el de conjurar los efectos de esa situación, que riñe
profundamente con su espíritu.
Así la suerte de la Guerra Fría no haya favorecido a quienes
asumieron la reivindicación de los derechos del sector humano
más expuesto a los abusos del Poder, más golpeado y escarnecido
por la Revolución Industrial y su producto social, en honor a la
Justicia debemos asumirla nosotros, pero no sólo a favor de los
107
obreros, sino de todos aquellos humanos amenazados, estén
encarnados en la forma que sea, como hombres otrora fuertes,
visionarios, empresarios frustrados, o como tantos seres humanos
oprimidos, aplastados espiritualmente en sus humanas
aspiraciones por siglos de abuso y desconsideración, campesinos,
artesanos, artistas, obreros funcionarios de cualquier especie,
trabajadores independientes, menesterosos, indigentes e
incapacitados. Ello, empezando por los ingenieros los técnicos y
los científicos modernos, y terminando por nuestros pensadores,
nuestros filósofos, nuestros conductores, nuestros empresarios,
nuestros estadistas y los pueblos humanos, todos, en su conjunto,
en esfuerzo mancomunado por recuperar la cordura, haciéndolo
con plena consciencia del propósito a alcanzar, sin presiones ni
engaño, y sin caer en los errores estratégicos en que cayeron
aquellos que nos precedieron.
Uno, el primero y más crítico, que fue el trasladar el conflicto
entre los intereses populares y los de las clases acaudaladas que
manejan la Economía, al campo de las confrontaciones militares
en el terreno interno nacional y en el terreno internacional. Sin
contar con el mal causado a numerosas naciones del Orbe por ese
motivo, cuyas consecuencias apenas empiezan a conocerse.
¿Acaso puede decirse que los perjuicios de la violencia de más de
treinta años, desencadenada en países como Colombia son ajenos,
por completo a aquellos motivos políticos? Es muy difícil eludir
el culpar a los múltiples mecanismos de la corrruptela en la
política internacional de que la confrontación militar entre
gobiernos ineficaces y corruptos, es cierto, hayan sido
combatidos, con los crueles medios dispuestos en la llamada
“guerra revolucionaria”. Esa fue una iniciativa de intervención
extranjera en otros países, de “autoridades” muy conocidas que no
tuvieron sus cortapizas oportunamente, y sus perjuicios
sobrepasan, por mucho, los beneficios que cualquier
reivindicación hubiera alcanzado. Este tipo de luchas, por su
naturaleza y su saña, ha degenerado entre nosotros, en mero
vandalismo, en violencia por objetivos económicos y aún
políticos criminales, en puro desorden armado, en una nueva
forma de tiranía militar hoy día administrada por fuerzas oscuras
108
criminales capaces de incurcionar en actividades políticas de
interdicción y en conspiraciones destinadas a alcanzar su propio
control social, por encima de cualquier institución elegida.
Las tremendas presiones sociales que se generan en la Guerra han
moderado nuestro carácter personal individual y colectivo, el
carácter de nuestra estructura social, desarrollada hacia ese fin, y
que descansa en las posibilidades militares y económicas del
dominio de parte de su dirigencia sobre el pueblo, la nación, el
“mercado”, para hacer realidad sus aspiraciones propias, sin
consideraciones del bien común.
El empresario, el estadista, la gente, a todos los niveles sociales
obran hoy de manera semejante, en una puja arribista que
consume todos los recurso, cifra en el logro de esos propósitos
todas sus esperanzas. El empresario, el estadista viven en plan de
guerra no son, ni se espera que sean líderes, conductores,
orientadores, sino caudillos militares, guerreros o financistas,
cómplices emboscados de causas extrañas. No cuentan en la
sociedad materialista actual la propia estima, la fe, la confianza, el
sentido de pertenencia, de un pueblo de una nación a una causa de
interés común donde se invierte el trabajo de todos. Cuentan sí,
las probabilidades de imponerla, o de engañar con ella al crédulo
ingenuo, cuya entrega apunta a su explotación, al disfrute
exclusivo de quien la lleve a cabo, no a la marcha solidaria hacia
la patria soñada.
¿Y cuál es la respuesta íntima del ser humano individual, o
colectivamente considerado, cuando logra asociarse? En
situaciones extremas son características de su comportamiento la
agresividad, como reacción esquizofrénica por la pérdida
progresiva de la identidad social; las reacciones
desproporcionadas a los motivos, como forma de la personalidad
neurótica; su retraimiento, como expresión de diversas formas de
paranoia; la desconfianza, la sospecha de, y la falta de apertura a
cualquier propuesta externa, haciéndose proporcionalmente, cada
vez más difícil, el intercambio social. Estas conductas patológicas
son la consecuencia de la angustia existencial que crece,
109
particularmente cuando la gente se da cuenta que pierde el control
sobre su propia existencia, que se vuelve incierto su sustento
(entre nosotros ocurre ésto a menudo en los barrios periféricos de
las ciudades con las bandas de jóvenes delincuentes dedicados al
comercio ilegal de estupefacientes que se enfrentan por ejemplo
en sus calles en competencia por el dominio de sus respectivos
“mercados”, cercando y haciendo encerrar a los demás
ciudadanos en sus domicilios). Y de la misma manera desciende
el perfil del nivel de vida, se reducen las posibilidades de
cualquier tipo de cooperación social. Esa carga emocional es la
que se acumula en la población masificada de las grandes
ciudades nuestras, es uno de los caminos de retroalimentación de
la miseria y la violencia, de la actividad criminal entre nosotros, el
origen de la creciente demanda compulsiva de alcohol y
estupefacientes en las sociedades urbanas contemporáneas, del
fracaso de la institución familiar y la frustración de padres e hijos,
la reducción substancial en el rendimiento en el trabajo, etc.
La sociedad moderna con la ayuda de la Ciencia, la Técnica y la
Ingeniería, entre otras, tiene el reto de diseñar alternativas
concretas a la Guerra como forma de relación social, que sirvan
como punto de partida de un giro de ciento ochenta grados en la
concepción de la vida humana, de su destino, de la Sociedad de su
utilidad. Una concepción que abra horizontes de realización, no
de frustración humana, que deje atrás el escepticismo y la
parálisis que aquel engendra. La sociedad moderna tiene el reto de
diseñar alternativas que tengan que ver con proyectos de amplia
convocatoria popular, de gran capacidad sinergética, que generen
nuevas formas de mando, de auténtico liderazgo, productor de
nueva fe, confianza, esperanza, fuente de una nueva clase de
disciplina y orden social.
9.2.5 LA NAVEGACIÓN
Es evidente, por lo que se conoce de la historia humana que las
posibilidades de domesticar animales plantea una ventaja muy
grande para los pueblos que logran hacerlo sobre los que no. El
110
contar con bestias de transporte, en vez del transporte a lomo de
cargadores humanos, como se usó en casi toda América, entre
otras cosas determina niveles de vida más altos y aquello permite
el avance de la civilización a nuevos estadios ya que se hubiera
podido incrementar la escala de la producción agrícola y el
intercambio comercial pudo ser más intenso. El descubrimiento
de la navegación y el desarrollo de sus medios es el fundamento
de nuevas culturas que logran “tender” puentes entre pueblos que
de otra manera permanecerían aislados. El arte de la navegación,
por otra parte, requería de un conocimiento práctico de la
geografía, y finalmente de un conocimiento científico que, de no
tenerlo hubiera significado la ocurrencia de grandes riesgos de
éxito en la Empresa.
Ya hemos hecho en el capítulo dos alusión a la navegación
oceánica que es iniciada en Europa por los portugueses. Allí es
fundada una escuela de navegación por Enrique el Navegante,
hijo del Rey. Las técnicas de navegación se extienden luego por
España, Inglaterra, Francia, los Países Bajos, etc., haciendo
posible salir del Mediterráneo hacia destinos mucho más remotos,
allende el océano. Quedan, sin embargo, álgidas preguntas a
resolver que claman por una respuesta razonable: ¿Tienen
antecedentes de tener en cuenta, aquellas gestas portuguesas y
españolas que lograron ampliar la consciencia europea
sustancialmente, acerca del mundo real en que habitaban? Parece
ser que sí, y que se trata de antecedentes de extraordinario valor
humano que hicieron posible la “expansión territorial” de
naciones pequeñas como Portugal, situada frente a un horizonte
marino inconmensurable, pero también de imperios como el
Inglés, cuyo poderío hubiera sido casi imposible de construir
sobre los solos recursos de su pequeña isla metropolitana.
“La Tierra era un disco rodeado por el océano, cubierta por la
bóveda celeste y al que el mundo subterráneo servía de soporte.
El ombligo de la Tierra era Babilonia, o Menfis, o Atenas, según
el observador fuera un babilonio, un egipcio o un griego. Los
hombres de la tierra se dividían en hombres, bárbaros y
monstruos. Hombres eran los griegos (o los egipcios, o los
111
babilonios), en cambio eran bárbaros los demás pueblos y,
finalmente, monstruos, medio bestias, los exóticos salvajes. Todo
parecía estar en perfecto orden sobre el disco terrestre y todo tenía
un sitio fijo alrededor de su ombligo” (Herbert Wendt. Empezó en
Babel. El descubrimiento de los pueblos Editorial Noguer, S. A.
Barcelona – México Segunda edición l962 P. 11).
Así empieza Wendt el discurso de su obra, explicando cuál era la
idea que anidaba en la gente común ateniense, comerciantes,
artesanos marinos, oficiales condecorados en las guerras contra
los persas y toda clase de intelectuales, acerca de la realidad del
mundo en que vivían. Lo enmarca en un relato, real o imaginario,
lo mismo da, como queriéndole dar un viso de dramatismo que
debería ser normal en la época, en que las diferencias de opinión y
los contrastes en las maneras de pensar se solían castigar con
burla, descalificaciones expresas tajantes, y aún con actitudes
agresivas de suma dureza.
“Pero hacia el año 450 a. j. C. un hombre procedente de la ciudad
de Halicarnaso, en el Asia Menor, bárbaro por el lado paterno y
heleno por el materno, empezó a socavar este bello ensueño
etnológico. A través de sus ojos, la humanidad clásica descubrió
por vez primera a los pueblos exóticos;” pero también conoció,
casi estupefacta, solamente mitigado su asombro e incredulidad
por la autoridad del personaje que iba a dirigirse a ellos, por la
exquisita cultura que demostraba con su presentación y forma de
expresarse, una versión diferente del mundo que reñía
estridentemente con la opinión general: ¡La Tierra no era un
disco! ¡La Tierra era como una bola! Sí. ¡Una bola que flotaba por
el cosmos! “Y - ¡por Hades – sobre esta curiosa bola vivían,
además, de los helenos, una serie de otros pueblos cultos, vivían
bajo leyes justas y de un modo feliz, decente y nada bárbaro. El
hombre de Halicarnaso decía que había visto a esa gente con sus
propios ojos: en Italia y Egipto, en Mesopotamia y junto al mar
Negro. Estas afirmaciones eran exactamente una provocación;
todos los capitanes helenos, todos los comerciantes de lana y
vendedores de ánforas, que habían estado alguna vez en tierras
bárbaras, decían exactamente lo contrario, hablaban de
112
costumbres salvajes, excesos vergonzosos de sus habitantes,
daban fe de hombres medio bestias de atezada piel, de monstruos
y sátiros velludos que tenían un solo ojo” (Idem. P. 12).
“¿Acaso los persas, los enemigos tradicionales, no eran unos
bárbaros? ¿No habían atacado con fuerza salvaje Jonia, Tesalia e
incluso Ática? ¿Y los etruscos y cartagineses no eran acaso
piratas de la más vil estirpe que aparecían con sus naves de presa
en todos los lugares donde los colonizadores helenos fijaban sus
residencias dispuestos a extender la cultura?…” Habló de sus
viajes, de su viaje por Egipto y el valle del Nilo hasta las fronteras
de Nubia, de los pueblos escitas de las regiones esteparias
situadas más allá de las colonias griegas del mar Negro, de
Cartago, del Indo y de la gran torre de Babel”. “No había ganado
[ese hombre] el premio olímpico en el estadio, ni en la palestra, ni
en el pentathlon, sino en el terreno de la literatura. Pero esa
distinción no fue lo único que movió a su amigo y protector,
Pericles, el hombre de estado, a permitirle hablar en público en
Atenas; su aparición tenía además otro motivo: el de que los
atenienses aprendieran a conocer el disco terrestre por boca de
Heródoto. Ese disco terrestre –los admiradores del hombre de
Halicarnaso se habían podido convencer de ello – tenía un aspecto
muy distinto de lo que se leía en los inocentes y bellos mitos e
historias de las épocas pasadas” (Idem. P. 13).
“- Durante mis viajes –dijo Heródoto, y miró con amable y algo
irónica sonrisa a sus oyentes – siempre me he creído obligado a
anotar las leyendas de los pueblos y traerlos luego a la patria”.
¿Las leyendas de los Bárbaros? Algunos que todavía tenían las
manos calientes por el reciente aplauso, oyeron estas palabras con
evidente disgusto. En Atenas había un tesoro suficiente de
leyendas decentes que trataban de dioses y héroes, navegantes y
aventureros. ¿Para qué necesitaban las historias llenas de
embustes de los salvajes y forasteros?”
Pero Heródoto supo desvanecer rápidamente aquel descontento. –
Así, por ejemplo – continuó -, se dice en Egipto que el continente
113
libio está rodeado por el océano y que se puede dar la vuelta en
barco”.
“La gente se echó a reir, se divirtió con esta graciosa fábula.
Cualquiera de los presentes, por poca geografía que supiera,
sabía, naturalmente, que Libia (hoy lo llamamos África) se unía
en el sur con Asia y que el mar de Eritrea, es decir, el océano
Indico, era un mare interior”.
“- Se dice que los egipcios incluso han logrado demostrar su
teoría – continuó diciendo Heródoto -, y que han dado la vuelta a
Libia en barco. Al regresar, contaron que durante el viaje habían
visto el sol de medio día en el norte. – Sus ojos brillaron llenos de
ironía, una ironía fina y apenas perceptible, cuando añadió: -
Podeis creerlo o no. Yo me limito a repetir lo que me han dicho”
(Idem. P. 13).
Si situamos aquella experiencia en el 451 a. de J. C. como lo hace
el autor, se sorprende uno que apenas dieciocho siglos después, en
tiempos de Galileo Galilei se le diera credibilidad a un concepto
que, luego de suficientes experiencias, ha llegado a constatarse
como verdadero.
Los estudios etnológicos de las poblaciones aborígenes de
América no se han atrevido nunca a plantear, fuera de toda duda,
la ausencia de aportes de otras vertientes humanas que hubieran
contribuido con las estirpes de origen siberiano en la
conformación del tipo aborigen americano. Por el contrario, hay
múltiples indicios que señalan influencias de origen pacífico,
entre otras, en la conformación de estas culturas. La expedición
Kon – Tki en una balsa al estilo peruano, tal como se ha descrito
en otras secciones de este trabajo, buscaba comprobar que las
suposiciones de contactos remotos entre las culturas americanas y
asiáticas o polinesias, podrían quedar confirmados, así sea, como
una posibilidad real.
¿Pero cómo pudo ocurrir aquello? Los medios disponibles, por
primitivos que pudieran ser, no representan una limitación
114
insalvable, realmente, para que ese tipo de contactos pudiera ser
una realidad. Conocimientos posteriores confirman la existencia
de corrientes marinas circulares que surcan todos los mares del
globo, entre todos los continentes, cuya ayuda pudo ser de
excepcional importancia en la culminación de aquellos viajes,
cuyos rastros comprobatorios pueden ser las evidencias que la
arqueología ha aportado. Para tener una idea de cómo pudieron
ser utilizadas, puede considerarse, según la opinión de Gavin
Menzies, marino y navegante de la marina de guerra inglesa de la
segunda mitad del siglo pasado: Según él, un viaje, a “lomo” de
una corriente de éstas podría haber durado de dos a tres meses
hacia los más alejados lugares de Sur América occidental,
partiendo, por ejemplo, de cualquiera de las isla de Polinesia, a
una velocidad aproximada de dos a tres nudos por día.
Igual que ha ocurrido siempre, tratándose de sociedades humanas
bastante primitivas, sin contactos con las culturas de Europa en
épocas más bien remotas, difícilmente podríamos conocer
aquellos eventos, y menos, los procedimientos usados en la
navegación y el costo humano y el tiempo que costaron los
intentos realizados, antes de que se hubiera logrado culminar con
éxito alguno de ellos. Los “cabos sueltos” podrán ser muy
parcialmente anudados, a partir del estudio sistemático de las
leyendas y tradiciones de los pueblos polinesios y americanos y
los yacimientos arqueológicos con referencia a esos indicios si
algún rastro queda de ellos.
De lo que sí parece haber algunas evidencias claras es de la
experiencia de los navegantes chinos desde un poco después de
mediados del primer milenio de nuestra Era, época en que las
rutas marítimas del Oriente, a través del Océano Indico se movían
intensamente, particularmente, después de las invasiones
mongolas que interrumpieron constantemente la ruta terrestre “de
la Seda”, que ya durante el Imperio Romano abastecía a Roma de
hermosos tejidos de seda, que eran pagados, en peso, al mismo
precio que el oro. Franc Viviano, articulista de National
Geográphic, publicó en el número de julio del 2005 en español,
un interesante artículo sobre los viajes del gran almirante chino
115
Zheng He, de origen mongol, y de siete viajes que lo condujeron
con la famosa “Flota del Tesoro” china a los lugares más
cosmopolitas de las costas asiáticas del Indico, uno de cuyos
puertos más importantes era Calicut, (hoy Kozhikode) en la Costa
indio de Malabar. Este autor habla de los siete viajes de Zheng
He, realizados, tres de ellos con destino a Calicut: de 1406 a
1407; de 1407 a 1409 y de 1409 a 1411); uno con destino a
Hormuz en Irán de 1413 a 1415; uno con destino a la costa
occidental africana de 1417 a 1419; uno con destino a Barawe en
la misma costa africana, de 1421 a 1422 y el último con destino a
Mombasa también en la costa occidental africana de 1431 a 1433.
Pero un marino inglés retirado ha viajado por el mundo
escudriñando lo que parecen ser indicios de que éste mismo
almirante chino realizó varios otros viajes alrededor del planeta
haciendo de paso levantamientos cartográficos de diversos
continentes. Esos viajes los sitúa en una época, también,
aproximadamente alrededor del año 1421.
Gavin Menzies navegante de la marina de guerra inglesa, autor de
un interesante estudio de la navegación de la antigüedad, escribía
como introducción a su obra “1421 el año en que China descubrió
al Mundo”. Editorial Random House Mondadori, S. L. Bogotá D.
C. año 2005: “Hace ya más de diez años me tropecé con una
increíble descubrimiento, una pista oculta en un antiguo mapa,
que, aunque no conducía a ningún tesoro enterrado, parecía
sugerir que la historia del mundo tal como se ha conocido y
tratado durante siglos habría de ser radicalmente revisada” (Idem.
P.29).
Estando en Portugal el mismo autor, dice:….“Pasé una brumosa
tarde sentado en un bar, en el puerto de Lisboa, observando la
estátua de Enrique el Navegante. Ahora comprendía su
enigmática sonrisa. Ambos compartíamos un secreto: él había
seguido a otros en el descubrimiento del Nuevo Mundo. Cuantas
más vueltas le daba, más intrigado me sentía. ¿Quiénes eran
aquellos expertos marinos que habían descubierto y cartografiado
aquellas nuevas tierras y océanos sin dejar rastro alguno de
haberlo hecho, aparte de sus enigmáticos mapas?
116
“La identidad de aquella mano maestra se me reveló de una
curiosa manera. Las costas de la Patagonia, los Andes, el
continente antártico y las islas Shetland del Sur aparecían
dibujados con notable precisión en un mapa. Las distancias
cubiertas, desde Ecuador en el norte hasta la península Antártica
en el sur, eran inmensas; por tanto, se había tenido que necesitar
una flota enorme. En aquella época sólo había una nación que
dispusiera de los recursos materiales, los conocimientos
científicos, los barcos y la experiencia marinera necesarios para
llevar a cabo un viaje de descubrimiento de proporciones épicas
como aquel. Esa nación era China”;….(Idem. P. 34). “Cualquier
tentativa de descubrir los detalles de un acontecimiento ocurrido
hace cerca de seis siglos habría sido bastante desalentadora, pero
ésta resultaba aún más difícil debido a un obstáculo enorme,
quizás insuperable: a mediados del siglo XV casi todos los mapas
y documentos chinos del período fueron deliberadamente
destruidos por funcionarios de la corte china, a consecuencia de
un abrupto cambio en su política exterior [parece que por motivo
de profundos conflictos políticos internos]. Lejos de abarcar el
mundo entero, después de aquellos trascendentales
descubrimientos China se replegó sobre sí misma. Todo lo que
conmemoraba su pasado expansionista se borró de los registros
escritos” (Idem. P. 35).
“Las costas, acantilados y montañas que habían visto los primeros
exploradores desde sus alcázares eran los que yo veía a través del
periscopio de un submarino, aproximadamente con la misma
perspectiva. Descubrí rápidamente que lo que se ve desde el nivel
del mar no es necesariamente lo que hay en realidad: En aquellos
días se desconocía la navegación por satélite: teníamos que
encontrar la ruta por medio de las estrellas. Yo veía las mismas
estrellas que habían visto aquellos grandes exploradores europeos,
y calculaba mi posición midiendo la altura y la dirección del sol,
tal como ellos habían intentado hacerlo. Las estrellas que guían a
los marineros en el hemisferio sur son Canope y las que forman la
Cruz del Sur. Estas jugaron un papel vital en la extraordinaria
historia que iba a descubrir, y sin la experiencia de la navegación
117
astronómica que había adquirido en la Navy este libro jamás se
hubiera escrito, y los descubrimientos que hice podrían haber
pasado desapercibidos durante muchos más años” (Idem. P.35).
“Un lego, por muy distinguido que sea en otros ámbitos, observa
un mapa o una carta náutica y solo ve una serie de líneas que
pueden o no constituir representaciones deformadas de territorios
conocidos. Un navegante experimentado que observa ese mismo
mapa puede deducir muchas más cosas: por dónde navegó el
cartógrafo que realizó la representación inicial, en qué dirección,
lo rápido o lo despacio que iba, lo cerca o lo lejos que estuvo de la
tierra, su nivel de conocimiento de la latitud y la longitud, e
incluso si era de noche o de día. Dado un conocimiento suficiente
de las tierras y océanos representados en el mapa, un navegante
también puede explicar por qué lo que este muestra como islas
podrían ser cumbres montañosas, por qué lo que entonces era una
extensa franja de tierra podrían ser bajíos, arrecifes e islas, y en
consecuencia, por qué es posible que algunos territorios se hayan
representado con formas curiosas dilatadas” (Idem. P.36).
“Yo había visto mapas fechados entre el siglo XV y principios de
XVI, que muestran partes del mundo por entonces desconocidas
para los exploradores europeos. Estos contienen diversas
inexactitudes – algunos de los territorios representados resultan
irreconocibles, o están deformados, o en una posición en la que no
hay tierra - , y dado que la imagen del mundo que ofrecen
contradice la historia aceptada de las exploraciones, desde hace
tiempo se han descartado como meras fábulas, invenciones, o,
cuando menos, desconcertantes anomalías. Pero ahora me
encontraba mirando de nuevo una y otra vez aquellos antiguos
mapas y cartas náuticas, y a medida que los estudiaba y evaluaba
empezaba a surgir una nueva imagen del mundo medieval” (Idem.
P. 36).
“Mis investigaciones confirmaron que, de hecho, varias flotas
chinas habían realizado viajes de exploración en los primeros
días del siglo XV. El último y más importante de ellos – cuatro
flotas que integraron una inmensa armada – partió a principios de
118
1421. Los últimos barcos supervivientes regresaron a China en el
verano y el otoño de 1423. No existía ningún registro que indicara
por dónde habían viajado en los años transcurridos, pero los
mapas mostraban que no solo habían doblado el cabo de la Buena
Esperanza y atravesado el Atlántico para cartografiar las islas que
yo había visto en el mapa de Pizzigano de 1424, sino que también
había pasado a explorar la Antártida y el Artico, América del
Norte y del Sur, y habían cruzado el pacífico hasta Australia.
Habían resuelto el problema del cálculo de la latitud y la longitud,
y habían cartografiado la tierra y el firmamento con igual
precisión” (Idem. P. 37).
“Antes del gran viaje de 1421 a 1423, Zhu Di [emperador chino
de la dinastía Ming] había sometido a todo el sudeste asiático,
incluyendo Manchuria, Corea y Japón, al sistema tributario chino.
El extremo oriental de la ruta de seda se había abierto de nuevo
desde China hasta llegar a Persia (el actual Irán), Asia central se
hallaba bajo yugo de China, mientras que los barcos chinos
dominaban el Océano Índico. Entre 1421 y 1423 las flotas del
tesoro vinieron a aumentar aún más aquel imperio comercial, ya
inmenso. Se crearon colonias permanentes a lo largo de la costa
pacífica de América del Norte y del Sur, desde California hasta
Perú. Se establecieron también asentamientos en Australia y a lo
largo de todo el Océano Indico hasta Africa oriental. Así mismo,
se crearon bases de aprovisionamiento en el Pacífico, con el fin de
unir primero China con América, luego con Australia y Nueva
Zelandia. Se cubrieron distancias inmensas: había bases desde la
isla de Pascua hasta la de Pitcairn, pasando por las Marquesas y el
archipiélago de Tuamotú, en Tahití, Sarai (en Samoa occidental),
Tonga, San Cristóbal (en las Salomón), Nan Madol, Yap y Tbi (el
las Carolinas), y Saipán (en las Marianas). Todavía hoy se pueden
contemplar en muchas de esas islas los restos de diversas
construcciones de piedra: barracones, muelles, casas, almacenes y
plataformas de observación. Serían las grandes flotas de Zheng
He [capitaneada cada una por uno de sus almirantes], y sus naves
de provisión las que unirían todos aquellos asentamientos y bases
de abastecimiento” (Idem. P. 460).
119
Mis afirmaciones sobre los viajes chinos en los <<años
perdidos>> de 1421 y 1423 se basan en la autenticidad de los
mapas de Kangnido, Piri Reis, Jean Rotz, Cantino, Waldseemüller
y Pizzigano. Nadie ha cuestionado nunca su veracidad. Sí se
cuestionó en el pasado el mapa de Vinland, pero, como ya he
mostrado, …, creo que éste supera la prueba de autenticidad. Los
mapas de Piri Reis, Jean Rotz y Cantino representan todo el
hemisferio sur, abarcando decenas de millones de kilómetros
cuadrados de océano, miles de islas, y decenas de miles de
kilómetros de costas desde el Antártico hasta el Ecuador. Las
tierras que4 muestran solo podían haber sido cartografiadas por
flotas que hubieran navegado por el hemisferio sur antes de los
viajes de descubrimiento europeos, y dichas flotas solo podían
haber sido chinas” (Idem. P. 460).
Hay también una rica variedad de evidencias físicas respecto a
esos viajes chinos. El junco de Pandaban, en la Filipinas, muestra
vívidamente el alcance del comercio chino con los estados del
océano Indico, América y el sudeste asiático. Se ha encontrado
porcelana Ming en la parte inferior de la costa oriental africana, el
golfo Pérsico, y Australia, así como seda Ming en un, lugar tan
septentrional como El Cairo. Yacen restos de naufragios de
barcos del tesoro en las costas de Nueva Zelanda y el sur de
Australia, y existe también una rica variedad de otras evidencias
de la presencia china en dichos países. Por otra parte se erigieron
estelas en todo el océano Indico, en las islas de Cabo Verde,
Nueva Zelanda y Suramérica. Se introdujeron los pollos chinos en
Sudamérica, y se llevó el maíz de América a China. En cuanto a
las ofrendas votivas, estas se han encontrado en el archipiélago de
Lamu, en Darwin y en la playa de Ruapuke, en Nueva Zelanda”
(Idem. P. 461).
“Magallanes vio el estrecho que habría de llevar su nombre y el
Pacífico representados en un mapa antes de zarpar; y eso solo
puede significar que alguien había atravesado el estrecho y
navegado por el pacífico antes que él, y que además había
dibujado animales nativos de la Patagonia antes que ningún
europeo tuviera noticias de ellos. El hecho de que ese
120
<<alguien>> era chino lo confirman los dibujos de animales
(publicados en 1430) y los objetos chinos hallados a lo largo de la
ruta que siguieron, así como los continentes mostrados en los
mapas chinos que se han conservado. Que los chinos disponían de
los barcos, los conocimientos, los fondos y el tiempo para realizar
tan extraordinaria circunnavegación del mundo es algo que está
fuera de toda duda, como lo está que en aquella época nadie más
podía haber hecho tal cosa” (Idem. P. 462)
“No cabe duda de que estas afirmaciones serán recibidas con
sorpresa; pero si se adopta un punto de vista desapasionado, se
verá que no tiene nada de ilógico. Los chinos disfrutaban de una
tradición marítima más antigua y más rica que los europeos.
Cuando zarparon las flotas de Zhu Di, en 1421, tenían al menos
seis siglos de exploración oceánica y navegación astronómica a
sus espaldas; cuando zarparon Díaz y Magallanes, en cambio, los
portugueses carecían de medios para navegar de forma precisa al
sur del ecuador” (Idem. P 462). En el viaje de exploración que los
chinos emprendieron hacia el hemisferio sur tenían un propósito:
encontrar las referencias para poder cartografiar los hallazgos en
esas latitudes y elaborar los mapas en ese hemisferio. Los chinos
descubrieron antes que los occidentales Canope y la Cruz del Sur.
Precisamente la tarea encomendada al almirante Hong Bao era la
de cartografiar el mundo al este del punto de referencia fijo
establecido en las islas Malvinas, [ubicadas con la referencia de
Canope] y marcado por la rosa de los vientos en el mapa de Piri
Reis – 520 40’S – (Idem. P 171).
“Las regiones polares pueden resultar un lugar terrible para un
marinero. …..Sin embargo, la perspectiva de navegar por aquellas
heladas regiones poco habría aterrorizado a los chinos, que tenían
tras ellos ocho siglos de experiencia navegando por las latitudes
polares septentrionales y una tradición de mil años de navegación
a través de los hielos, ya que el puerto más cercano a Pekin,
Tanggu, está cubierto de hielo durante tres meses al año. Descubrí
la primera evidencia anecdótica de que los chinos realmente
habían tratado de navegar hacia el Polo Sur tras dejar la bahía de
Cook [en Australia] en un relato de los viajes de un joven noble
121
de Bolonia, Ludovico de Varthema, en 1506. Ludovico de
Varthema había navegado entre Borneo y Java, donde le
explicaron una extraña historia. Sus compañeros, dos cristianos
chinos y un piloto de las Indias orientales, le dijeron que unos
marineros del otro lado de Java (el lado chino) habían navegado
por la Cruz del Sur hacia regiones donde hacía mucho frío y los
días duraban solo cuatro horas. ¿Cómo podían haber sabido sin
haber navegado realmente por allí?” (Idem. P. 178).
…”Los barcos del tesoro de Zheng He, junto con las naves de
aprovisionamiento que los acompañaban, constituían el producto
de un enorme programa de construcción naval posibilitado por la
fortaleza económica de China.; las diminutas carabelas de Cabral,
Días, y Magallanes habrían parecido chalupas al lado de las naves
chinas. Hasta que Napoleón construyó su gran buque insignia
L’Orient, casi cuatro siglos más tarde, ni un solo barco de madera
se aproximó siquiera al tamaño de los gigantescos barcos del
tesoro que simbolizaban la supremacía naval de China y su
dominio de los océanos.…..Sus barcos del tesoro duplicaban la
eslora y triplicaban la manga del Victory, el buque insignia del
almirante Nelson. Disponían de mecanismos de control de daños
y de apoyo logístico mucho mejores, y podían permanecer mucho
más tiempo en el mar, durante meses y meses si era necesario”
(Idem. P. 462).
“Las flotas chinas habían cartografiado el mundo, pudieron
determinar la longitud por medio de los eclipses lunares, y
comparando distintos mapas fueron capaces de resolver cualquier
diferencia longitudinal que quedara y completar el primer mapa
del mundo tal como hoy l conocemos. Pero aquellos
conocimientos se obtuvieron a un precio terrible. Sólo cuatro de
los barcos de Hong Bao, y únicamente uno de los de Zhou Man
[encargado de cartografiar el Caribe, la costa oriental de Norte
América, el Polo Norte y Groenlandia] regresaron a China, lo que
representa una pérdida de por lo menos cincuenta barcos sólo en
esas dos flotas. También el coste en vidas humanas fue elevado:
solo novecientos de los nueve mil hombres que integraban la flota
de Zhou Man seguían aún con su almirante en octubre de 1423.
122
Las tres cuartas partes de la dotación de las flotas debieron morir
o fueron abandonados en los asentamientos dispersos por el
globo” (Idem..P.464).
“Se han localizado ya veinticuatro restos de naufragio dispersos
por todo el mundo; quedan por encontrar muchos más, cargados
con miles de toneladas de tesoros. Con el paso del tiempo los
océanos proporcionarán inevitablemente cada vez más evidencias.
El coste tanto en términos humanos como económicos sigue sin
tener parangón –ni siquiera el imperio más poderoso que el
mundo había conocido pudo soportarlo -, pero las tareas que Zhu
Di asignó a sus almirantes se había llevado a cabo. Fue una
hazaña histórica, sin comparación en los anales de la humanidad”
(Idem. P. 464).
El magistral plan de Zhu Di, consistente en descubrir y
cartografiar todo el mundo, y de someterlo a armonía confuciana
por medio del comercio y la política exterior, podía haber tenido
éxito, ya que ahora el mundo entero yacía a los pies de China.; o
eso debió de parecerles a sus almirantes cuando el puñado de
barcos supervivientes de las flotas del tesoro llegaron rengueando
a su patria durante el otoño de 14523, solo para descubrir que
China, y el mundo, habían cambiado para siempre. Zhu Di era un
hombre quebrantado y moribundo, y los mandarines estaban
desmantelando el aparato del imperio mundial que él había estado
tan cerca de crear. No habría ya sistema tributario, ni grandes
experimentos científicos, ni más viajes épicos de intercambio
comercial y de descubrimiento. China entraba en su larga noche
de aislamiento del mundo exterior. Los almirantes eunucos fueron
destituidos; sus barcos se desguazaron o se dejaron pudrir en los
amarraderos; los mapas y cartas náuticas, junto con los miles de
preciosos documentos que registraban sus hazañas, fueron
destruidos. Los grandes logros de Zhu Di se repudiaron, se
ignoraron y, con el tiempo se olvidaron” (Idem. P.464).
123
9.3.0 DE STONEHENGUE
AL URBANISMO ACTUAL.
EL DESARROLLO INDUSTRIAL.
Aunque en la actualidad la humanidad vive el desarrollo
“explosivo” de su tecnología, de ninguna manera se puede
menospreciar el aporte de los humanos primitivos, de los
humanos de la antigüedad, cuya iniciativa, cuyo ingenio, es no
solamente el anticipo de algo extraordinario que vendría
posteriormente, sino que su experiencia es, querámoslo o no, el
fundamento del conocimiento del ser humano moderno.
Seguramente la ingeniería moderna puede ofrecer testimonios de
una grandiosidad imposible de desconocer en sus obras actuales.
Sin embargo, el sólo paso, por decirlo de alguna manera, de la
piedra tallada a golpes por la piedra pulimentada, representa el
hallazgo de una solución, seguramente largo tiempo meditada,
ensayada, buscada y al fin lograda, no sólo como un artículo
utilitario, sino con esmerada perfección como una verdadera obra
de arte. ¿Qué podríamos decir, entonces, de todos los casi
infinitos pasos que ha dado la humanidad en su evolución desde
entonces hasta el día de hoy?
¡La realidad, es que las sencillas obras de arte encontradas en los
numerosos yacimientos arqueológicos de todo el mundo tienen
todavía capacidad de sorprender al espíritu inquieto del hombre
de hoy! Y las obras de arte de la época aún más primitiva, dan
testimonio, así mismo, de un sentido estético, proveniente del
Espíritu, de una vida interior, plenamente identificable, que
hallaba en piezas muy sencillas su expresión, pero al fin de
cuentas auténtica expresión de un genio que, con el tiempo podría
expresarse en sus “hijos, como ocurrió en las obras de Miguel
Ángel, en las de Leonardo Da Vinchi y en las obras universales
muchos otros genios humanos que nos llenan de afecto y
agradecimiento hoy.
9.3.1 EN LA EUROPA ANTIGUA.
124
No es nuestra intención aquí hacer una descripción exhaustiva y
detallada. Ello sería, quizás, propio de un estudio antropológico
diferente.. Además se trata de una de las áreas de la antropología
más trajinada mejor documentada y más conocida. Sí es nuestra
intención de que el lector pueda ubicarse adecuadamente para
comprender el aporte de la industria antigua euroasiática a las
civilizaciones humanas de entonces. Es obvio que durante la
glaciación, solamente las cavernas, abundantes en ciertas regiones
europeas constituyan, con el fuego que calienta el ambiente, el
mejor refugio y cobijo para los humanos. Es lo que veíamos en un
capítulo anterior. Posteriormente, aparecen los dólmenes en el
tercer milenio antes de Cristo, que son grandes rocas colocadas
sobre otras, y monumentos megalíticos en toda Europa,
manteniendo un sentido religioso en su uso. Tenemos así, los
dólmenes de La Lamariaquer. En el norte europeo, las
construcciones utilitarias son de madera rectangulares hasta época
muy avanzada. En la región del Mediterráneo, se generaliza un
tipo de construcción circular con techo de piedra, madera y paja.
En las Baleares se hallan unas construcciones megalíticas
denominadas “navetas”; en Menorca, otras similares llamadas
“talayots” y los “nuragas” de Cerdeña, habitáculos circulares y
rectangulares en grupos (poblados), en los cuales es más
importante la disposición ordenada de la piedra en la construcción
de los muros que su misma elaboración.
En una fase más avanzada de la arquitectura, se elaboran la piedra
y los ladrillos muy cuidadosamente. Incluso llegan a recubrirse
éstos con esmaltes para mejorar su resistencia y duración. En el
Medio Oriente, unos 2.600 años antes de Cristo es construida la
pirámide de Keops. Se construyen altos templos de muchos pisos
que son recordados hoy con la historia de uno de ellos, la “torre
de Babel”. De esa época ha quedado el testimonio de las ruinas de
lo que fue el Palacio de Nabucodonosor.
Hacia 1.300 a 1 200 años antes de Cristo empieza una ola
migratoria en grande escala hacia Europa. Es el tiempo de la
guerra de Troya, de la instalación del pueblo hebreo en Palestina,
125
de la caída del imperio micénico, por obra de los dorios, invasores
de Grecia, de la caída del imperio hitita. Ese proceso cambia la
modalidad en la construcción de poblados. Se necesita pensar,
como veíamos atrás, en la defensa, algo que ya ocurría en el
Medio Oriente, y que se suma a otros motivos, como la presión
del medio desértico, el gran desarrollo del comercio y de las artes,
como base de la economía, para definir el estilo de su vida urbana
y de su urbanismo. De allí, que se haya dado inicio en Europa al
proceso de construcción de aldeas en áreas de fácil defensa, con
flancos inaccesibles, como veíamos en la sección anterior. Aquí
se inicia la Edad del Hierro (Enciclopedia Monitor. Salvat S. A.
De Ediciones. Arrieta. Pamplona e Instituto Geográfico Agostini -
. Novara Italia l965. Tomo 2 P 485).
De las excavaciones de Pompeya y Herculano conocemos con
certeza la estructura de las casas grecorromanas, que constan de
piezas a lado y lado de un “atrio” o patio central o jardín, a veces
separadas solamente por delgados tabiques de madera.. Una
innovación importante en las construcciones romanas es la
adopción de estructuras en forma de bóveda, para cubrir extensas
áreas, aunque tienen que ser soportadas por robustos muros. La
basílica, que en la sociedad europea tiene usos religiosos, para lo
cual se reúne gran cantidad de gente, era en Roma lugar de
reuniones públicas.
Aunque no por sus dimensiones, sino por su belleza, los templos
griegos son las obras maestras de la arquitectura mediterránea.
Constan generalmente de líneas de columnas de medida y forma
exactamente calculadas que rodean un recinto de mampostería
más simple. Cada elemento arquitectónico está claramente
definido según su función y el diseño varía de construcción a
construcción según los diseños globales del conjunto.
Si las construcciones monumentales estaban dedicadas a la
administración de los asuntos de Estado, al culto religioso, al
culto a los muertos, el uso de la vivienda está dedicado a la
solución de problemas cotidianos prácticos de su usuario.
126
En las épocas más primitivas, el grupo familiar, que es el que
compone las sociedades humanas en un principio, se reúne
alrededor de la hoguera, costumbre que se conserva, reuniéndose
alrededor del “hogar”, que se sitúa ya, más tarde, en la morada.
Esta cumple básicamente las funciones de cobijo nocturno, de
sede de la familia, lugar donde se come en grupo, donde la mujer,
en general, prepara los alimentos, donde se cría la prole. La
manera de cumplir esas funciones está directamente relacionada
con la forma típica de la estructura familiar, con la filiación
reconocida de parentesco, con el papel que le reconoce la
convención social al varón y a la mujer, con otros usos que
lleguen a dársele a la vivienda, como taller anexo del artesano,
lugar de almacenamiento de mercancía para el mercader, punto de
venta, etc. La higiene de las personas del hogar se da de muy
diversa manera. En el desierto el agua apenas da para la bebida
del ganado y de la gente, de sus escasas fuentes, cuya distribución
deber ser conocida por los viajeros y los pastores. En los poblados
fijos, ya sedentarios, las tiendas son reemplazadas por
construcciones de adobe y el abastecimiento de agua se hace
mediante posos, de donde se saca agua y se vierte en albercas. La
existencia de baños públicos permite a la población su higiene
personal. Los baños privados sólo los hallamos para la
disposición de personajes importantes. El más antiguo conocido
es el hallado en el palacio real de Cnosos, Creta. Data
aproximadamente del año 1700 antes de Cristo, y parece que fue
construido por Dédalo para el rey Minos. Formaba parte del
apartamento de la reina. Era de terracota pintada y bastante
semejante a los modernos. Tenía un abastecimiento de agua
elaborado también en terracota, un inodoro de cerámica provisto
con tapa de madera y un depósito para el agua. En el período
romano tuvo gran difusión el sistema de baños públicos (Idem
Vol. 8 P 3264).
En el Oriente, particularmente entre los árabes y los turcos se
propagó mucho el modelo de servicio de baños públicos al estilo
romano. En el Oriente musulmán se construían, edificios
especiales llamados “hamman”. En la Europa Medieval decae
muchísimo la costumbre de bañarse y se desarrolla, en cambio, la
127
industria de la perfumería. Solamente en épocas muy modernas
aparece el baño doméstico, más o menos como lo conocemos hoy
(Idem. Vol. 8 P 3264).
9.3.2 EN LA AMÉRICA PRIMITIVA
En América tenemos coexistiendo dos maneras de construir
diferentes. Las construcciones que corresponden a períodos más
primitivos en civilización y, quizás desarrolladas en zonas
húmedas selváticas con abundantes maderas utilizables como
materiales de construcción. Por otro lado las construcciones
monumentales con fines religiosos, como pirámides y otras,
hechas con piedra volcánica y otras clases de piedra tallada. Pero
otra cara del urbanismo está implicada directamente en el
desarrollo de la industria que soporta toda aquella infraestructura
física en que viven en un momento dado los hombres. Y esa
industria no se desarrolla aislada de lo urbano sino íntimamente
ligado a aquello.
El desarrollo, pues, de los conceptos de urbanismo, tiene que ver
directamente con los servicios urbanos de que la gente espera
disponer. Solamente en poblaciones muy populosas se dispone de
acueductos muy limitados y pobres especificaciones. En aquella
época las costumbres también, son mucho más simples que ahora.
El capítulo americano de la evolución humana tiene interés
particular para nosotros, pues nuestras naciones representan el
“injerto” de aquellas culturas eurasiáticas en pueblos aborígenes
procedentes originalmente de vertientes asiáticas y posiblemente
de pueblos polinésicos, obviamente sumada la influencia de los
pueblos africanos que sirvieron de punto de apoyo fundamental a
la economía colonial española y portuguesa.
En cuanto al poblamiento de América, se da una agitada
controversia entre los antropólogos del Mundo. Se admite como
un hecho cumplido que en el momento del poblamiento
americano, los elementos culturales de los primitivos habitantes
128
eran más o menos los que habían descubierto en el viejo mundo
los hombres del período neolítico y tal vez del paleolítico. El
desarrollo de la industria de los metales era aún muy incipiente
todavía. No se conocían elementos de gran importancia en el
desenvolvimiento de la civilización, tales como el torno para la
fabricación de la cerámica, la rueda, el vidrio, la agricultura del
trigo, de la cebada, del centeno, la explotación del hierro, etc. A la
luz de los estudios más modernos, se descarta la posibilidad de
que en aquel poblamiento se hallen ingredientes de origen fenicio,
judío, tártaro, etc., que a aquellas alturas ya habían alcanzado esos
desarrollos en su civilización.
En el Archivo Nacional de Colombia, El padre Fray Gregorio
Arcila Robledo O: F: M:, encontró un manuscrito del capitán
Sebastián Lanchas de Estrada sobre un viaje efectuado por él en
agosto de 1768 a las regiones habitadas por los indios
yurumangui, en tierras que hoy día pertenecen al departamento
del Valle del Cauca. En los años de 1765 y 1766 se habían
efectuado reconocimientos previos. Además de la relación de
estos viajes, en el mismo documento, se encuentra un vocabulario
de la lengua de aquel pueblo recogido por el padre Christoval
Romero. Este documento que fue publicado en forma
fragmentaria por Arcila Robledo en la revista Voz Franciscana,
fue publicado íntegramente por Paul Rivet en el Jurnal de la
Societé des Américanistes, en el año de 1946, luego de haber
estudiado cuidadosamente el manuscrito en el Archivo Nacional
durante el año de 19452. Sobre ese manuscrito, el americanista
francés logró hacer claras comparaciones entre la lengua que
hablan los yurumangui y el idioma hoka. Esas comparaciones
permiten, fuera de toda duda, establecer el parentesco entre la
lengua de aquellos pobladores del Valle del Cauca de Colombia
con la familia lingüística hoka. Ello permite establecer el
parentesco de los yurupangui con pobladores de norte y
centroamérica. Todavía más, es la primera vez que puede
establecerse el parentesco concreto de pueblos de Norte y
Suramérica y su parentesco con pueblos malayo – polinesios, que
Rivet cree haber demostrado ampliamente en un trabajo suyo
publicado en 1926. Semejante empeño ha sido continuado por el
129
famoso lingüista colombiano Doctor Manuel Casas Manrique, y
llevado hasta su culminación con pleno éxito. El investigador D.
E. Ibarra Grasso dio a conocer, en libro publicado en 1958 en
honor de Paul Rivet, un interesante estudio con el título: ”Las
formas de contar de los pueblos primitivos y las influencias
ligüísticas sur – asiáticas y oceánicas en la América Indígena”. En
este trabajo, Ibarra Grasso pasa revista a los sistemas contables,
ideados por las poblaciones americanas, entre los cuales encuentra
estrechas vinculaciones, tanto por la idea en sí, como por el
elemento lingüístico, con las lenguas y formas etnográficas de
origen transpacífico. De esos orígenes e influencias quedan
todavía, hoy, algunos aunque ya escasos vestigios (Luis Duque
Gómez. Historia Extensa de Colombia Volumen I Tomo I. El
Gráfico Editores Ltda. Bogotá 1965 p 53).
Sin embargo prácticamente la totalidad de los investigadores
aceptan como origen de las más primitivas oleadas de pobladores,
los pueblos siberianos. Hay muy poco acuerdo con la cronología
de éstas. Se pensaba hasta hace poco que habían ocurrido hace
máximo unos 15.000 años o a lo sumo 20.000 años. La aplicación
del carbono 14 en el fechado de los últimos hallazgos
arqueológicos, no obstante, arrojan fechas de 28.000 años,
permitiendo la apertura de un nuevo campo de discusión en
materia de interpretación y estudio de las culturas americanas
(Idem p 56).
Según Ibarra Grasso, la aceptación de cronologías relativamente
cercanas como 15.000 años se relaciona con la aceptación de que
la última glaciación, o de Wisconsin, habría impedido el paso a
los primeros posibles pobladores asiáticos hasta el comienzo de su
retirada. En otras palabras, la masa de hielo fue tan grande que
cubrió con su manto la mitad septentrional de América del Norte.
Los modernos sistemas de datación cronológica han venido, si no
a resolver o a despejar totalmente las incógnitas, sí arrojan mucha
luz en torno a ellas. Un grupo de investigadores que se apoyan en
las pruebas del carbono 14, piensa que esas migraciones se
llevaron a cabo precisamente antes de las glaciaciones. Sus tesis
se resumen así, sucintamente:
130
La última glaciación fue menos fuerte en Norteamérica de lo que
comúnmente se ha supuesto. En la mayor parte de su existencia, si
no en toda, quedó un corredor entre hielos, que partiendo de
Alaska llegaba hasta el centro de los Estados Unidos.
El nivel de los mares bajó apreciablemente en la medida en que se
dio la acumulación de hielo en las regiones continentales. El
estrecho de Bering, entonces alcanzó a quedar seco quedando
unidos los territorios asiático y americano, permitiendo
relativamente un fácil acceso de Asia a América.
Los restos industriales más antiguos que se han encontrado en
América, corresponden a una cultura con hachas de mano, que
parecen corresponder, comparativamente, al nivel Musteriense,
siendo probablemente un Acheulense desarrollado, un
Musteriense de bifaciales o un Pre – Solutrense. Esta cultura ha
sido desconocida, o negada durante mucho tiempo por los
partidarios del origen reciente del poblamiento americano.
Las culturas siguientes, de las puntas de Sandía, y otras
expresiones, han sido comparadas con el Solutrense de Europa,
pero son más antiguas; lo más probable, es que correspondan a
una cultura de bifaciales contemporáneas de Auriñaciense
europeo, que podemos llamar Proto – Solutrense. Sigue un
verdadero Solutrense avanzado, al cual corresponden las puntas
Folsom, Yuma y Ayampitín.
Una última cultura de agricultores pre – cerámicos, de nivel
Mesolítico, parece haber entrado por Alaska aprovechando la
existencia de un “optimum” climático que existió en los milenios
inmediatamente anteriores a la Era Glacial.
Algunos investigadores encuentran muchas semejanzas entre
formas y técnicas decorativas de la cerámica del noreste
americano y la alfarería del Ahgara, región del lago Baikal, de
donde habrían procedido, quizás, algunos grupos de los primitivos
pobladores americanos. El Ibarra Grasso, hace hincapié en el
131
hecho de que ciertos rasgos culturales de los indios de la región
del nordeste hacen sospechar en una antigua migración
procedente del río Amur, es decir, ya en las vecindades con el
área de las primeras colonias chinas o protochinas. Las evidencias
físicas conducen a pensar que debió existir un estrecho parentesco
entre algunos de los tipos que poblaron a América y los llamados
pueblos “paleoasiáticos”, como los yakaghir, los chukchis, los
koryak, los gilyak y los kamchatka (Idem ps. 57, 58, 59, 60).
Los reconocimientos hechos en el mar de Bering, demuestra
cómo en algunos trechos éste tiene muy poca profundidad y así se
formó un “puente” por donde se desplazaron del Asia a América,
no solamente hombres sino diversas especies animales. Así
explican los investigadores la presencia en América de especies
del terciario y de otras especies posteriores. En una polémica que
no tiene todavía fin aparente, al contrario de lo que afirma
Brodrick, quien dice que hasta ahora no se han hallado en ningún
punto de América restos humanos conjuntamente con testimonios
estratigráficos o arqueológicos, que aseguren su gran antigüedad,
Juan Comas da pleno crédito a la interpretación cronológica que
se ha hecho de varios de los depósitos arqueológicos de los
Estados Unidos de Norte América, según la cual es necesario
admitir la existencia del hombre en el Nuevo Mundo de la época
pleistocénica. Esos testimonios, aunque escasos, deben ser
suficientes para evidenciar, sin la menor duda, que el hombre
pleistocénico vivió en América del Norte desde épocas anteriores
a la culminación del Mankato; y en la parte más meridional de
América del Sur, por lo menos desde el séptimo milenio antes de
Cristo, o sea a los comienzos del Holaceno (Idem P 60).
En el Southwest Museum Papers (1961) hay un importante
estudio suscrito por Raymond Harrington y Ruth DeEtte
Simpson, relacionado con nuevos reconocimientos arqueológicos
en el conocido yacimiento de Tule – Springs, Nevada, Estados
Unidos, y que los arqueólogos sitúan cronológicamente entre
28,000 y 33.000 años, con base en el análisis del carbono 14, de
materiales en asocio con huellas de actividad humana. Constituye
este yacimiento, según los autores, una prueba más de la
132
presencia en territorio americano de cazadores primitivos, que
recorrían aquel territorio persiguiendo, para su sustento, camellos,
caballos americanos, bisontes, mamuts y otras especies de una
fauna ya extinta, por completo. (Idem P 62).
Sigue la revista de estos investigadores de los hallazgos de mayor
trascendencia hechos , hasta ahora en territorio norteamericano:
El sitio Folsom. Nuevo México. Reveló la presencia de puntas de
flecha y otros implementos de piedra asociados a varias especies
extinguidas de bisonte pleistocénico.
El lugar de Lindemeier. Habitado por la misma gente de Folsom,
en época correspondiente al final de la glaciación de Wisconsin.
Fechada con carbono 14 en 9.800 años.
El sitio de Clovis. Allí hay prueba de huellas humanas en tiempo
pleistocénico. Ofrece muchas semejanzas con Folsom.
El sitio de Miami. Yacimiento al nordeste de Texas de puntas de
proyectil tipo Clovis asociadas con arcillas y varios huesos de
mamut del género Columbian.
El sitio Scottsbluff. En Nebraska. Se le atribuye una antigüedad
de 7.000años.
El sitio de Plainview. Sellards halló entre 1947 y 1952, puntas de
proyectil en contacto con huesos de especies extinguidas de
bisonte, con una antigüedad de 9.800 años.
El sitio de Midland. En Texas. Se hallaron allí, por primera vez en
Estados Unidos huesos humanos asociados a restos de fauna
pleistocénica. Los restos humanos estaban fosilizados, con
incrustaciones de partículas de arcilla arenosa correspondiente a
los depósitos donde se hallaban. A pesar de que el análisis de
carbono 14 de los huesos dio solamente 8.670 años de antigüedad,
el mismo análisis de las partículas de carbón del yacimiento dio
20.000 años.
133
El sitio Pinto Basín. En el desierto del Colorado. Campbell,
Baylley y Meek registraron allí presencia de industria lítica en
una capa que geológica y paleontológica corresponde a la edad
Pluvial. El tipo de artefactos hallados tuvo una amplia dispersión
por el territorio de Norteamérica y consiste en puntas de proyectil,
navajas, raspadores de estilo variado, buriles, etc. Se aprecia que
cuando estas gentes vivían allí en esta región, hoy un desierto,
abundaba el agua. Junto a estos elementos se hallaron huesos de
especies extinguidas de camellos y caballos, con una edad
estimada en 8.000 a 10.000 años. Ese tiempo corresponde a la
fase del período llamado en Norteamérica “Gran Pluvial”, un
tiempo muy lluvioso, asociado al último gran avance de la
glaciación pleistocénica. Algunos autores reducen esa edad a
3.000 o 4.000 años.
El sitio de Lake Mohave. Ubicado a orillas de un antiguo lago
pleistocénico cerca de Baker; California. Se hallaron
manifestaciones de industria lítica.
El sitio Gypsum Cave. Una caverna situada cerca de Las Vegas,
Nevada. Contenía huellas de habitación humana en contacto con
restos de animales extinguidos, particularmente camellos y
caballos americanos (Idem Ps 62,63,64,65).
En el mismo trabajo de Harrington y Simpson, resume además
otros hallazgos de los que anotamos el lugar y su posible edad:
Cochise, 8.200 años; Ventana Cave (Arizona); Danger Cave
(Utha), 10.000 años; Winnemucca Caves (Nevada) 11.200 años;
Fort Rock Cave (Oregon) 9.000 años; Manly Terrace (California),
Manix Lake, Sandia Cave, 20.000 años; Lewis ville 347.000 años,
Texas Street (Califrornia, 35.000 años, Scripps Institution (La
Joya California)21.500 años. Las cinco últimas fechas son todavía
dudosas por que todavía se duda de su asociación con los
elementos culturales (Idem p 65).
En América latina También hay vestigios del paleo – indio:
134
El hombre de Tepexpam. Hallado en Tepexpam, Valle de
México. El descubrimiento lo realizó Helmut Terra en 1947, en
capas correspondientes al lecho del antiguo Lago de Texcoco. Se
hallaron el cráneo y otros huesos. El análisis con carbono 14
arroja una antigüedad de 11.000 años, al menos para los depósitos
de turba que cubrían los restos y que, al parecer no habían sido
perturbados. Sus estudios craneométricos y morfológico realizado
por antropólogos físicos mexicanos en asocio con especialistas
norteamericanos, los muestran muy semejantes con el tipo de los
indios modernos del Valle de México.
El cráneo de Punim. Fue hallado cerca de Riobamba, Ecuador en
1923. Estaba incrustado en un estrato de origen volcánico, al lado
de restos fósiles de caballos, camellos y mastodontes, sin que se
hubiera establecido claramente una asociación con ellos. Algunos
autores han podido establecer grandes semejanzas entre este
cráneo y los de Lagoa Santa Las circu8nstancias de su hallazgo
impiden fijar su antigüedes, aunque se considera que se treta de
vestigios de gran antigüedad.
Palli Aike. La cueva de Palli Aike situada al norte del Estrecho de
Magallanes, Algunos investigadores han establecido aquí hasta
cinco estratos culturales. Su antigüedad se calcula en 9.000 años.
A 125 millas está la “Cueva del Mylodon”, donde se han hallado
restos de fauna extinguida. Aunque no se pueden establecer
asociaciones entre los dos yacimientos el análisis de carbono 14
arrojó en esta última 11.000 años de antigüedad.
El tipo de Lagoa Santa. En esta región brasileña se han
encontrado, en cuevas naturales, una serie de restos óseos que han
sido clasificados como correspondientes al llamado tipo paleo –
americano por su apariencia arcaica y por sus asociaciones con
restos de fauna antigua.
El mismo tipo de cráneos ha sido identificado en colecciones de
varios países suramericanos y aún en Centro y Norteamérica,
desde la Baja California hasta la Argentina. En las colecciones del
Museo Arqueológico de Bogotá existen cráneos de ese tipo
135
hallados en distintos sitios del país. En las excavaciones
realizadas en Sogamoso (Boyacá) Silva Celis ha encontrado
también el tipo Lagoa Santa, apariencia que tienen otros cráneos
recogidos por el autor del tema en Mosquera Cundinamarca.
En Ecuador, en el lugar denominado El Inga, situado en las faldas
orientales del Italó, cerca de Tumbaco, se hallaron, en profusión,
fragmentos de obsidiana, material que fue utilizado por estos
cazadores nómadas de los tiempos prehistóricos para la
fabricación de puntas de flecha,. Raspadores, punzones, y otros
instrumentos primitivos. En cierto lugar donde en una pequeña
área se encontró gran cantidad de estos artefactos, se presume que
quedaba ubicado el taller donde eran fabricados. Su antigüedad se
calcula en 10.000 años. El procedimiento de cálculo se basa en la
hidratación de la obsidiana, alternativa usada por los arqueólogos
como alternativa del carbono 14. Otro dato a favor de la
antigüedad de los primitivos habitantes del Ecuador se encuentra
en el descubrimiento realizado recientemente en la Sierra en la
provincia de Pichincha, en la construcción de un túnel para la
represa de la central hidroeléctrica de Cumbayá. Allí de
encontraron, a 80 metros de profundidad dos trozos de madera en
proceso de fosilización que tienen huellas de haber sido labrados
con motivos zoomorfos. El cerro está formado por tobas
volcánicas. Su antigüedad es de aproximadamente 10.000
obtenida con el carbono 14 (Idem P 68).
Según Schobinger, en 1959, la investigación geológica ha
progresado notablemente en el sur del continente, particularmente
en lo relacionado a los tiempos cuaternarios y al período llamado
Holoceno Actual. Auer ha realizado un intenso reconocimiento
geológico en los últimos años para establecer en forma
sistemática, posibles correlaciones entre las diferentes etapas
glaciales ocurridas en Europa y las que tuvieron lugar en la Tierra
del Fuego, como base de una cronología absoluta que pueda
aclarar el problema de secuencia cultural. En efecto, con esos
estudios se puede afirmar hoy, que en Argentina se han
producido, y probablemente en forma cincrónica, los cuatro
grandes ciclos de avance y retroceso de los hielos que caracteriza
136
los tiempos del Pleitoceno en el viejo Mundo y en Norteamérica.
Hasta el momento no hay indicios de la contemporaneidad del
hombre con las dos primeras glaciaciones americanas, por lo cual,
tanto en Argentina como en otros países, la atención se ha
concentrado hacia las dos últimas y hacia el período posglacial.
(Idem P 69). A esos períodos han podido vincularse algunos
horizontes de una línea que parte del extremo norte de Chile,
cruza el centro de Bolivia y pasa por Paraguay, Misiones, y
Uruguay, hasta el Océano Atlántico, incluyendo aquí también
algunas zonas costeras del Brasil, cuyos conchales o sambaquis
parecen tener también una remota antigüedad. (Idem P 60, 70).
El sitio de Taltal. En Chile se han hallado desde 1915 importantes
yacimientos prehistóricos, especialmente en la llamada estación
paleolítica de Taltal, sobre la costa del Pacífico. A gran
profundidad se hallaron toscos artefactos de piedra. Hallazgos
similares se han hallado posteriormente en otros lugares , que
estudiosos como Latcham han dividido en varios períodos, el
último de los cuales estaría representado en puntas de flecha,
arpones, anzuelos de concha y piedra, punzones de hueso, discos
de concha y piedra para collares, morteros pequeños, etc.- en lo
que parece ser una típica cultura de pescadores, identificada como
tal por Junius Bird en esas mismas regiones con excavaciones
practicadas en los conchales de Arica, Pisagua y Taltal. En 1941.
Según Bird, los períodos de cerámica de esta región están
precedidos estratigráficamente por un amplio período
precerámico, a su vez subdividido en dos fases, correspondiendo a
una sencilla cultura de pescadores en su fase inicial y luego
evolucionados en pueblos cazadores y recolectores de frutos
silvestres. No obstante, nada menciona de su cronología.
Oruro y Cochabamba. En Bolivia se han hecho recientemente
descubrimientos importantes en relación a los horizontes
paleoindios. Los hallazgos se refieren a una cultura agrícola
arcaica, que se extendía, al parecer, hasta el Lago Titicaca y la
frontera argentina. Los elementos pertenecientes a este estrato
cultural, que fue identificado hace poco por Díez de Medina y que
137
ahora estudia Ibarra Grasso, demuestran también varias etapas de
desarrollo: Uno más tosco, formado por puntas foliáceas,
raspadores, hachas de mano, grandes y pequeñas, todo de acusado
estilo paleolítico. Este conjunto, que fue llamado Viscachaense,
parece que puede relacionarse con el complejo más antiguo de la
cueva de Sandía, en Estados Unidos, anterior al último estadio de
la glaciación Wisconsin. El segundo grupo comprende puntas de
proyectil lanceoladas, puntas triangulares alargadas, a veces con
borde dentado y algunas puntas pedunculares.
El sitio El Jobo. En Venezuela se han hallado yacimientos
arqueológicos paleoindios que se calculan en 16.000 años de
antigüedad (Idem 70, 71).
Como consecuencia de los nuevos medios técnicos de la
arqueología se da un verdadero “envejecimiento” de los
primitivos habitantes de América y dentro de ellos, se da el
envejecimiento de los pobladores primitivos colombianos. El
fechamiento por procedimie4ntos modernos de los hallazgos en
Colombia aleja un poco el misterio que rodeaba a los antiguos
pobladores de nuestras comarcas. Así tenemos, para Puerto
Hormiga, en el Canal del Dique 5.000 años, para Barlovento cerca
de Cartagena 3.470 años, para San Agustín, 2.505 años, para
varios yacimientos del Atlántico de 1.200 a 1.500 años, y 600
para Zambrano (Bolívar). Ello nos obliga a considerar estas
tierras, no solamente como la morada de aquellos pueblos
hallados por los europeos en el Nuevo Mundo en el momento del
Descubrimiento, sino como la morada de muchos pueblos más,
unos extinguidos, otros exterminados o destruidos, derrotados, o
desplazados de su lugar de origen, absorbidos o asimilados
pueblos más modernos, etc. la historia de las migraciones de este
período son historias que merecen contarse, así sea puntualmente,
a través de eventos y circunstancias importantes a considerar en el
desarrollo de la vida humana.
Volviendo a los elementos enumerados atrás, vale la pena anotar
que hacen parte de sólo de una capa arqueológica, la de los más
primitivos pobladores americanos, cuyas formas de vida y
138
manifestaciones industriales tienen mucha semejanza con las que
se observan en los antiguos estadios de la población europea, cuya
cronología empieza apenas ahora a aclararse con los modernos
métodos de investigación arqueológica.
El hallazgo de los artefactos de obsidiana en Inga Ecuador, con
10.000 años de antigüedad, proporciona las bases para conjeturar
sobre el camino emprendido por los primitivos pobladores
americanos. Si se compara la cronología de los restos humanos
encontrados en América del Norte con la de los hallados en
América del Sur, se observa entre los primeros antigüedades
alrededor de los 12.000 años y en las regiones Magallánicas de
unos 9.000 años. Ello puede dar indicios muy evidentes, que las
migraciones se movieron fundamentalmente de norte a sur y no al
contrario
9.3.3 LA EVOLUCIÓN DE LAS CULTURAS
AMERICANAS HASTA SU REENCUENTRO
CON EL VIEJO MUNDO.
No es posible hacer un trazado absolutamente claro y categórico
de lo que ocurrió en aquella época. No estamos, sin embargo en la
completa incertidumbre, pues los vestigios arqueológicos arrojan
luces que, dentro de cierto grado de certidumbre, permite tener
una visión, así sea un poco incompleta de esta época prehistórica.
En cuanto a algunas fuentes documentales es posible contar con la
información contenida en los códices hallados en los yacimientos
arqueológicos centroamericanos y hallados por los españoles,
teniendo en consideración las dolorosas pérdidas causadas por el
falso pudor de ciertos hombres de la Conquista que se dieron a la
tarea de destruirlos por parecerles heréticos y sacrílegos.
El tema de las relaciones entre Mesoamérica y Suramérica en la
época prehispánica sigue produciendo sumo interés entre
arqueólogos en los últimos años. Actualmente comisiones de
técnicos adelantan intensas exploraciones a todo lo largo de la
costa pacífica, desde México y Guatemala hasta Ecuador y Perú,
139
haciendo reconocimiento de sitios arqueológicos, en la búsqueda
de huellas que indiquen la época y el origen de los pueblos
antiguos que se corrieron de un extremo a otro del Nuevo Mundo
y que poblaron sus extensas comarcas (Idem p 419).
Spinden, investigador norteamericano célebre, insiste, desde 1917
en la posibilidad de una antigua cultura básica que habría sido la
etapa previa en ambas Américas para el florecimiento de los focos
de alta cultura que surgieron posteriormente. Mesoamérica y los
Andes Centrales. Este investigador señala las semejanzas que
observa entre ciertos elementos arqueológicos de una y otra zona,
refiriéndolas muy concretamente a ciertos aspectos de su
producción cerámica, y a las técnicas agrícolas. A esta etapa la
denominó “arcaica, período que ahora designan otros
investigadores como “cultura formativa o pre – básica. Luego
Jijón y Caamaño, Kroeber, Strong, Stewart y otros, han
sustentado la misma tesis, con lo cual se ha desvirtuado, parece, la
teoría de quienes han pretendido demostrar el origen
independiente de estas dos grandes civilizaciones. Noguera hace
llegar estas vinculaciones hasta los períodos más remotos, cuando
América, desde el norte hasta el sur, estuvo poblada por grupos
primitivos de cazadores nómadas, cuyas formas culturales eran
muy incipientes. Así parecen demostrarlo la similitud en la
técnica del tallado de implementos de pedernal y la semejanza de
algunos productos de esta industria, particularmente las puntas de
proyectil (Idem. P 419).
En el período siguiente, esto es, en el horizonte arcaico formativo
o preclásico, de larga duración, las correspondencias parecen
todavía más estrechas: Ciertas técnicas decorativas en la
cerámica, la escultura en piedra, las técnicas metalúrgicas, entre
otros indicios, así parecen demostrarlo. Algunos de aquellos
indicios son:
- La técnica de impresión llamada “rocker – stamp” o impresión
de puntos continuos en zigzag, hechos sin un instrumento que se
mueve como una mecedora, que se observa en Tlatilco y Veracruz
(México), en Honduras, Colombia, Perú y otros países.
140
- La pintura negativa en cerámica que empieza a practicarse hacia
finales del horizonte arcaico y que tiene un mayor auge en la
época de Teotihuacán I y se sigue empleando en períodos
posteriores, tanto en el centro de México como en el área maya.
En Perú, la pintura negativa es notoriamente frecuente en el
altiplano norte y en la costa septentrional, en donde aparece poco
después el horizonte Chavín, es decir, en la misma época que en
Mesoamérica. Se registra también en Costa Rica y Panamá y es
especialmente frecuente en el área quimbaya y en Nariño
(Colombia), Lo mismo que en el sur del Huila, en San Agustín, en
donde aparecen, se sabe hasta ahora, desde las primeras décadas
de nuestra Era.
- Los soportes de vasijas, que en Mesoamérica se manifiestan en
las primeras fases del horizonte preclásico y que se observan en la
cerámica de la Costa Atlántica colombiana y el área quimbaya. En
San Agustín, las vasijas trípodes, de soportes altos, curvos y
macizos, los hemos hallado en estratos que corresponden a las
primeras décadas después de Cristo, en asocio de la pintura
negativa, de los comienzos de la orfebrería y de vasijas con asa de
estribo y apéndices tubulares divergentes o alcarrazas, uno de los
elementos más típicos del espacio cultural quimbaya. También se
encuentran alcarrazas en los depósitos arqueológicos del área
denominada calima y a lo largo del río Cauca hasta el norte del
territorio antioqueño.
- Muchas de las costumbres funerarias. Muchas similitudes se
observan en las costumbres funerarias de los quincallas, otros
pueblos del territorio caldense, grupos chibchas de la región
oriental de Colombia y de pueblos que moraban en la zona
fronteriza entre Colombia y Panamá.
Entre ellas, el enfardelamiento de los cadáveres tal como se
observa en los yacimientos arqueológicos de la región de Chiscas,
Paz del Río, Boyacá (Colombia), y otras zonas de Cundinamarca
y Boyacá y que describe el conquistador Jorge Robledo para los
Ansermas, parece que fue también un rasgo típico de las
141
costumbres funerarias centroamericanas. Tal práctica se extiende
también hasta el sur por la costa peruana. En los yacimientos
arqueológicos de Paracas se cuentan por centenares los fardos
funerarios como los de Chiscas, cuyas telas están muy bien
conservadas por razón del clima extraordinariamente seco del
litoral peruano.
Hacia el norte, en la región limítrofe entre Colombia y Panamá,
varias poblaciones indígenas envolvían a sus muertos con muchas
mantas antes de depositarlos en los sepulcros. Así lo observó el
licenciado Gaspar de Espinoza en el viaje de reducción que en
1519 hiciera por aquellas comarcas en cumplimiento de órdenes
que le impartió Pedrarias Dávila (Idem Ps. 417 a 424).
Además de las correspondencias que puedan establecerse entre
los hechos arqueológicos y etnográficos, se pueden establecer las
correspondencias según el factor lingüístico. “La coincidencia que
frecuentemente se observa entre los elementos culturales y el
factor lingüístico en el área de ocupación chibcha, estrecha y
fortalece aún más la idea de este parentesco centroamericano, no
obstante la presencia de elementos foráneos en el contexto
cultural y que son el producto de los accidentales contactos con
otros pueblos, tales como el karib y el arawak.
Algunos autores, como Kidder II (1940) creen por el contrario en
una penetración de las influencias culturales chibchas en algunas
áreas centroamericanas, pasando por Panamá hasta las tierras del
lado del Atlántico en Costa Rica y Nicaragua y llegando hasta
Honduras. Esa influencia es situada por esos autores en períodos
relativamente reciente y las definen como elementos integrantes
de un cuerpo cultural definitivamente suramericano. La lengua
chibcha alcanzó su máximo desarrollo en Colombia, donde se
hablaba en todos sus puntos cardinales y Ecuador. Se da la
presencia en Centroamérica de cultivos procedentes sur, tales
como la yuca, la piña, la coca, la papa, etc. (Idem Ps 426 y 427)
Duncan Strong sustenta la tesis de que durante centurias hubo
fuertes estímulos de intercambio entre la grande civilización
142
agrícola desarrollada en Sur América y las que florecieron al
norte, en las regiones de Oaxaca, Yucatán y México. Opina que el
estudio de los materiales arqueológicos de una y otra zona revela
la evidencia de antiguos contactos o influencias por mar y por
tierra, a través de América Central. Que en el Salvador y
Honduras, los antiguos horizontes difieren marcadamente de los
últimos y en cada caso hay significativas semejanzas con los
viejos niveles de Oaxcaca, en las tierras altas de Guatemala y con
antiguos horizontes de los Mayas.. La cerámica maya es muy
semejante a la histórica de Coclé, que ofrecen grandes similitudes
con las de los Ancón, en la costa del Perú, según Linné. En los
depósitos de Chavin de Huantar, considerados como remotos en
el cuadro de las culturas peruanas, existen materiales que pueden
relacionarse con tipos mayas y zapotecas en el norte (Idem. P
425).
Veremos más adelante, en la próxima área, una perspectiva un
poco sucinta y puntual de la evolución de las civilizaciones más
avanzadas del continente americanas. Ello con el fin de tener una
idea de la realidad humana de nuestros antepasados americanos en
términos del desarrollo superior de su cultura. Empecemos con un
estudio de la vida de los distintos pueblos americanos,
enfocándonos en las tres regiones particularmente donde aquella
tuvo su más sublime y acabada expresión: Las culturas de
Mesoamérica, las de la región septentrional de América del Sur y
las de la región de los Andes Centrales.
9.4.0 EL DESAFÍO QUE REPRESENTA
PARA EL CIENTÍFICO
EL MEDIO SOCIAL ACTUAL.
Podemos decir casi con certeza, que el desafío que representa el
medio social actual para un correcto desarrollo del y
aprovechamiento, en bien del Hombre, del multifacético
pensamiento científico, se traslada, en términos prácticos, como
ocurre también con otras disciplinas, a la Ingeniería. Ello se da
dada la gran variedad de especialidades de su disciplina, y a que
143
sus propósitos de establecer el orden, se opone, necesariamente a
la realidad de un medio social caótico, muy complejo, con
desarrollo incierto, y al cual va a ser necesario sensibilizar para
que su tarea fundamental, como es el aprovechamiento óptimo de
los recursos naturales para hacer sustentable materialmente la
vida humana, pueda ser cumplida cada vez más eficientemente.
Esa consideración implica el tomar consciencia y el ayudarle a las
diversas sociedades humanas que tomen consciencia, a su vez, de
son su situación en el medio natural y su naturaleza. Si tenemos
en cuenta que el desarrollo de la ingeniería se ha dado en una
sociedad dividida en verdaderos departamentos “estanco” y bajo
consideraciones, generalmente inmediatas de necesidad de su
servicio, de demanda, incluso no racional, el ingeniero tiene que
salirse de su condición subalterna, de tal manera que pueda
desarrollar una síntesis de sus disciplinas y entender
profundamente el significado social y humano de su aporte a la
Cultura. En esta situación, asumida responsablemente, su ayuda a
la toma de consciencia del ser humano sobre la suya, es una
posibilidad.
Ha llegado el momento de que nuestra naturaleza animal dé unos
cuantos pasos más hacia su consciencia humana de la vida. Hoy el
desafío del medio social es un reto mayúsculo y, a veces,
representa un obstáculo inmenso para las realizaciones del
Hombre; con cuanta mayor razón para el ingeniero, máxime, en la
situación subalterna en que, al menos entre nosotros, se encuentra.
Por otra parte, Es el momento de darse cuenta que la realidad en
que vive el Hombre no es solamente una realidad que proviene de
la espontánea conjugación de múltiples acciones individuales y
colectivas anónimas, inconscientes, imprevisivas, como suele
definirse la “auténtica” Cultura. Es el producto de actos de
carácter político o actos deliberados de otras índoles que tienen en
el campo de la política sus mayores consecuencias. En nuestro
medio social, es conocido el caso, hace unos diez a quince años,
de criminales de “alto vuelo” como Pablo Escobar Gaviria, que,
sabiendo los fines últimos de sus actos, invirtieron, no pocos de
sus recursos, para construir una “opinión pública” favorable y
explotable políticamente, con escuelas, canchas, incluso iglesias
144
en los barrios populares, marginados, segregados, de donde más
tarde saldrían sus secuaces, sus sicarios, sus escoltas, sus
seguidores y eventualmente, competidores.
Pablo Escobar es una de las cabezas, de los “líderes populares” de
un mundo que nace entre nosotros, subproducto de años y años de
violencia, de abusos de la autoridad competente, de negligencia
de la misma, de complacencia general con los negocios que
producen grandes rentas, así no sean lícitos, particularmente,
cuando no llega hasta ellos el control del Estado, cuando éste no
está en capacidad de cobrar los impuestos, cuando no hay que
asumir el precio de costo de la mercancía, como es el caso de los
grandes negocios de carros robados, de armas, el contrabando de
cigarrillos y otros productos, la producción y comercialización de
estupefacientes, etc. Eventos como éste, multiplicados “ad
infinitum” en todo el territorio de nuestra nación, han
produciendo, hoy, como resultado, una especie de
“contracultura”, que no ha merecido una sincera sanción social,
que a fuerza de generalizarse, con el miedo, con intereses reales
aunque no confesos de beneficiarse de la situación en que se da
esa realidad, ha afectado gravemente toda la vida social, ha
establecido un patrón claro de vida, plenamente reconocido, un
espíritu, si se quiere perverso, pero eficaz, frente al cual el
Hombre individualmente y colectivamente considerado se siente
indefenso, particularmente frente a poderes indiscutibles,
desconocidos, amenazantes, emboscados y a cubierto de toda
oposición y control. Poderes que hoy se ciernen incluso dentro del
seno de instituciones sociales venerables como la Familia en
forma de abuso sexual, y otras muchas formas de violencia
intrafamiliar.
Hoy es evidente que la sola fuerza pública es insuficiente para
cambiar ese panorama. Es importante la contribución que podría
tenerse de proyectos capaces de competir con el incentivo del
dinero fácil, pero con alto riesgo como lo paga el Crimen.
Proyectos capaces de gran convocatoria popular, destinados a
tener un efecto sinergético significativo sobre la actividad general,
a cambiar las expectativas de la gente, en relación a nuevos
145
objetivos vitales, a interesarla en nuevas formas de vivir mejor de
acceso masivo para todos. ¿Podría mirarse, sospechosamente,
como un acto de perversidad, como una forma de autoritarismo, el
que se planteen, como algo intencional, proyectos de desarrollo
que afecten profundamente la vida pública, y a los que se pueda
adherir la gente libremente, con propósitos claros de valor
general, en términos, incluso, de capacidad de modificar su
carácter, los patrones de comportamiento? Yo creo que no. Ello es
claro si tenemos en cuenta el Espíritu del proyecto. Si éste es el
reflejo del espíritu de la gente, si puede entenderse eventualmente
en función de sus beneficios para ella. Si refleja sus sueños.
Cuando se habla de leyes, por ejemplo, suele hablarse del
“Espíritu de la Ley”. En el mundo de mentalidades mecanicistas y
materialistas de hoy, con una visión cósmica microscópica,
relativa y de alcance inmediato, poco importa el espíritu de esa
ley, si es que importa el que siquiera sea comprendido. Sólo
importa la forma como cada cual lo pueda interpretar, lo pueda
deformar y aprovecharse de él, de la mejor manera posible,
aunque, en su forma original sea invocado, a veces de manera
ilusa, por los juristas, como única clave válida para entender el
sentido de la Ley. En el mismo sentido puede hablarse de ética,
que correspondería al orden que genera un determinado espíritu.
El orden ético, de otra manera, para una mentalidad como la
aludida, no sería más que un código de honor o compromiso
recíproco en toda negociación, una lista de normas de conducta,
que pueden practicarse o no, derogarse o mantenerse, según el
interés de quien lo ponga en práctica, si cuenta con los
mecanismos coercitivos para imponerlo y garantizar su ejercicio.
La ética calvinista no logra conducir la Civilización al orden. Este
no nace del interior de las personas sino del poder coercitivo de la
Autoridad, que se fundamenta, a sí misma, en su supuesta
legitimidad, que, dentro del caos en que vivimos, se establece en
la confianza pública, en el sistema electoral, del que se supone,
refleja la voluntad popular, en los niveles de aceptación popular,
conceptos todos que cambian de la noche a la mañana, que son
falsificadles. La Ética representa el código de conducta que
permite la articulación de la vida de las personas en sociedad. No
es ésta, un listado simple y llano, sin más, ciego o tendencioso, de
146
normas de conducta a cumplir. Es un producto de la Cultura.
Moisés escribió en el monte Sinaí por inspiración de Dios, las
tablas de la Ley Mosaica, un decálogo de diez escuetas y sencillas
reglas, ampliamente reconocido hoy entre varias sociedades
humanas y que deberían servirle para poner orden en la intimidad
de ese pueblo indómito y guerrero, que es el pueblo judío. Su
herencia, que no goza del aprecio en todos los medios humanos
modernos, es un patrimonio humano actual y de amplio
reconocimiento en la mayoría de las sociedades humanas del
Planeta. Moisés es reconocido en las naciones judaicas, islámicas
y cristianas, como el más importante personaje político, legislador
y gobernante del Antiguo Testamento.
Con la intención de subrayar el significado del Espíritu, tomamos,
para el efecto algunas partes del pensamiento de Federico Hegel
(1770-1831), filósofo alemán ya citado anteriormente, en el que
“culmina y se concluye la filosofía <clásica>, propiamente
dicha”, dentro de nuestra cultura. Hegel “concibe la realidad
como un inmanente proceso de desarrollo dialéctico, que recorre
y atraviesa todo el mundo natural e histórico (Enciclopedia
Monitor. Salvat S. A de Ediciones. Pamplona. 1965. P.
3.195)….”Sujeto y protagonista del proceso entero es la Idea, el
Espíritu” (Idem. P 3.195). “La absoluta necesidad de este
complejo desarrollo dialéctico desciende, según Hegel, del hecho
mismo de que la realidad es Espíritu. Si, en efecto, fuese
simplemente naturaleza o materia, la realidad sería sólo algo
<dado> o inerte. Pero puesto que, por el contrario, es <espíritu>,
este puede devenir de lo que es- y, por lo tanto, pensamiento y
consciencia- solo desdoblándose y objetivándose a sí mismo (es
decir desdoblándose el espíritu en sujeto pensante y objeto
pensado), lo cual es precisamente la condición para que se dé la
<reflexión> y, además, el conocimiento y la espiritualidad”
(Idem. P 3.195).
“Puesto que la idea se muestra como verdadero Espíritu, más que
como simple <dado> natural, debe duplicarse, hacerse <otra>
distinta de sí, <alienarse> como mundo o naturaleza.
[“condensarse” en ellas, en sus formas materiales concretas]”.
147
“Por otra parte, como esta contradicción no resulta ser división
irreconciliable y, por lo tanto, dualidad de dos cosas distintas e
irreductibles entre sí, sucede que el objeto que se enfrenta a la
consciencia no es una objetividad de algo natural, material,
absolutamente extraña al espíritu, sino, al contrario, es un objeto
puesto o creado por el mismo espíritu y en el que, por tanto, este
último puede en el fondo reconocerse” (Idem. P, 3.195).
“Todo el proceso de devenir histórico se configura así, a los ojos
de Hegel como un progresivo acceso del Espíritu a la consciencia
de sí mismo, como una gradual recuperación y unas progresiva
reapropiación, por parte de la idea, de todas las formas y modos
de la realidad en que ella ha objetivado y enajenado su propia
infinita riqueza, con el fin de hacérsela presente y conseguir, de
este modo, consciencia plena de ella”
(Idem. P 3.196).
Hegel confronta su forma de entender la Realidad, en absoluto, de
la cual forma parte la realidad humana, a cuyo conocimiento
accede con el pensamiento lógico –científico (Schelling) con otras
filosofías que se “horrorizan” con la distinción que definen en su
filosofía las identidades de las distintas categorías espirituales y la
reflexión intelectual y, por ello renuncian a formas del saber que
difieren de la intuición y la fe. La confronta también con otras
filosofías como la de Hume, la de Schulze y Kant, que asumen la
realidad empírica como realidad externa o distinta de la realidad
total, que transforma la distinción en separación, la <reflexión>
intelectual en dualismo irreconciliable entre sujeto y objeto
observado, entre pensamiento y realidad, “acabando así en el
agnosticismo o escepticismo (Idem. P. 3195).
Hegel enuncia su concepto de <astucia de la razón>, por el cual el
individuo humano se engaña en su obra, en perseguir sus propios
fines y los propios intereses particulares, “cuando, en verdad,
inconscientemente, actúan los fines más altos del Espíritu. En
otras palabras, el verdadero sujeto de la historia no es el hombre,
sino la razón o la idea”. Sin embargo, el ser humano es libre,
puede decidir cómo actuar. Así, “cuando el querer del individuo
148
entra en conflicto con los fines de la Razón, la persona vive la
tragedia de la disociación entre su particularidad y lo universal
hasta ser destruida”…”cuando las finalidades perseguidas por el
individuo coinciden con las del Espíritu del mundo y el particular
es, por así decirlo, el órgano del universal, la persona asciende y
se enaltece, según Hegel, a individuo <cósmico-histórico>; es
decir, la persona que gozando del poder y clarividencia de la
Razón misma, puede da vuelta y forma a toda una época histórica,
como sucedió según Hegel en el caso de Napoleón (Idem p 3196).
“Una providencia racional ordena y dirige, según Hegel, los
acontecimientos y el curso entero de la historia, hasta el punto de
que esta última se configura en muchos aspectos, como una
especie de revelación de la divinidad en el mundo. Aunque Hegel
no parece interesarse por la noción de Dios específicamente, ni
para demostrar su presencia ni para negarla, sobradamente se
interesa en reflexionar alrededor de la realidad humana. La
historia para él es una teofanía, es decir, un medio a través del
cual se manifiesta Dios, sin ser el único, y se desarrolla en la
consciencia humana la noción de su Ser, dando así plena
actuación a su intrínseca espiritualidad” (Idem. P. 3196).
Queda por aclarar lo que ocurre con la historia, cuando su devenir
no se presenta ya, como Hegel parece suponer, como una
“materialización” o realización del Espíritu, no ya de individuos
que se descarrían, sino de grupos, de naciones enteras que no
tienen interés en que necesariamente su voluntad se compadezca
con el Espíritu del mundo haciendo ellos todo según su capricho o
imponiendo la suya a otros. Hegel vive en el período de transición
cultural marcado por la Revolución Francesa y la Revolución
Industrial, desde que se empieza a consolidar el uso de la máquina
de vapor en Europa; vive en la época en que Napoleón logra, con
éxito, contener el caos y extender el dominio de la República
Francesa en casi todo su territorio; vive cuando la Revolución
Industrial es un hecho y empieza a darle a Inglaterra la primera
cosecha de resultados halagadores, cuando Europa vuelve a tener
esperanzas.
149
Quizás, como algo novedoso, como algo que riñe con el principio
creador del Espíritu, haya aparecido en medio de nosotros, en
Colombia, casi ciento veinte años después de morir Hegel,
efectivamente, un espíritu contradictorio, un espíritu demoníaco
que en una confabulación macabra universal parece interesado en
capturar el mundo de los humanos, el planeta entero para su
irracional disfrute. Un espíritu que reclama para sí, para empezar,
el beneficio del anonimato, en medio de una humanidad
desarticulada y masificada, que le permite emboscarse y escoger a
sus indefensas víctimas a su gusto, y librar, si le interesa, la
batalla legal por la defensa de sus actos, o imponerse abiertamente
por medio de la intimidación. Luego, la legitimidad de los hechos
cumplidos, que logra mediante el soborno, buscando su
aceptación dentro del “libre juego democrático”, en su juego con
“dados cargados”, o simplemente arrollando a su enemigo
apoyado en su fuerza física, económica o política. Poco a poco su
red física se extiende, el mercado seguro creado por la acción de
años de práctica de una ética burguesa insensible a las
necesidades humanas pero sí al “enriquecimiento” fácil, y nutrida
por fondos financieros infinitos, que sus víctimas desvían de la
satisfacción de sus necesidades básicas y de la de sus allegados, a
la finalidad de eludir su triste realidad. De año en año, el nivel de
vida de nuestro pueblo desciende, no solo porque avanza la
miseria sino porque en la práctica del intercambio social
desaparece la noción de dignidad humana, de justicia. Se asesina
al acreedor para evitar pagarle alguna deuda. Se le cobran a la
gente y a las empresas sumas, a veces absurdas de dinero, para
dejarlas vivir y desarrollar sus actividades en paz. Las
transacciones comerciales no siempre consideran el bien de las
partes. Muchos son negocios forzados para enajenar, en
condiciones, también impuestas, bienes codiciados. El secuestro
de personas para apoderarse de su patrimonio, el asalto a mano
armada, la toma de hecho de propiedades de todo género, en
especial de vehículos fáciles de esconder, de semovientes,
terrenos rurales, y empresas productivas, se ha vuelto una manera
usual de salir de la miseria o acrecentar la fortuna ya disponible.
La legitimación de fortunas mal habidas se logra con artificios
engañosos destinados a “lavarles la cara sucia” de toda mancha
150
culposa, entrando a participar en el juego económico formal, en
plan de competencia institucional, con los ahorros de la gente de
bien y sus negocios.
Situado el ser humano moderno, muy particularmente como
ocurre en Colombia, frente a una humanidad que se derrumba en
medio del fragor de los combates, de una violencia de inusitada
crueldad, de intrigas, del fraude en todas sus formas, de la
intimidación con todos los medios, frente a un caos que se
apodera de ella, que la inmoviliza, frente a la aparición de unos
umbrales elocuentes que parecen ser las fronteras del poder
político, del poder económico, en los que se apoyan las decisiones
de las altas esferas gubernamentales y empresariales, como son la
aparición de las armas absolutas, -las armas nucleares-, que
pueden convertirse en la máxima amenaza terrorista, el
surgimiento del equilibrio entre la guerra irregular con su propia
filosofía y metodología y la guerra regular con la alineación de
grandes formaciones militares, el decrecimiento de la capacidad
de sustentación de un alto presupuesto estatal por parte de la
población, la degradación del medio natural sobre explotado, los
cambios en las condiciones típicas del medio ambiente como el
calentamiento global, causadas por la contaminación ambiental
entre muchas otras cosas, percibe cómo afectan, por parejo a
pobres y a ricos, y cómo son capaces son capaces de igualar las
ventajas del poder armado y económico del agresor con las
desventajas de quien es agredido, le permiten apreciar, cómo las
motivaciones básicas para las ambiciones desbordadas de poderío
social, político y económico van llegando a su fin. La utilidad
estratégica de las grandes fuerzas militares regulares e irregulares
y de las grandes fortunas para asentar en ellas un presupuesto
exclusivo de seguridad para sus beneficiarios, ya no es válida.
Es el momento de darnos cuenta que la realidad en que vivimos,
aunque es amenazante, empieza a mostrarnos que es sensato un
cambio en los presupuestos políticos, en la manera de manejarlos
y tiene que ser modificada para que podamos pensar, con
optimismo, en el futuro. Tenemos que construir la realidad que lo
151
haga posible, y no dejar el asunto al azar. Tenemos que
proponérnoslo intencionalmente. Es tarea del ingenio humano.
La naturaleza animal en las especies más evolucionadas,
diferentes del ser humano, como las hormigas, como el
chimpancé, nos muestra el uso incipiente o elaborado de
herramientas con las cuales han aprendido a ayudarse en su diario
vivir. Las amas de casa saben cuán dañinas resultan las hormigas
en el jardín cuando les da por colonizar sus plantas favoritas con
su “ganadería” de pulgones. Las hormigas han aprendido a
manejarlos y los transportan hasta los lugares más tiernos y
apetitosos para obtener, de ellos un más abundante exudado dulce
del que se alimentan. Estos pulgones chupan la savia de las
plantas hasta que ellas mueren. Los chimpancés han aprendido a
hurgar los termiteros con espartillos de donde se pegan las
termitas, que luego sacan y saborean.
Nosotros, los humanos y nuestros antepasados, lo fuimos
aprendiendo y lo hicimos así por millones de años. Así
construimos muchas cosas, desarrollamos muchas instituciones de
las que disfrutamos, incluso en el mundo moderno, como la
Familia, sin ser conscientes de ello. Aún hoy no somos muy
conscientes de cómo construimos nuestra realidad inmediata,
desconocemos o no nos preocupamos de su trascendencia en el
tiempo y el espacio. Por ello no percibimos que, en gran parte,
nuestra realidad presente es el producto de una Consciencia
Superior, un Espíritu, que ha modelado nuestra vida y, quizás, nos
ha llevado al punto en que nosotros podamos asumir
conscientemente nuestra responsabilidad, algo que no siempre
hemos logrado realizar con pleno éxito. Todavía más, ignoramos
que esos cimientos de tan extraordinario origen son delesnables,
pueden ser desechados por nosotros en virtud de nuestro libre
albedrío con consecuencias impredecibles. A veces, incluso, no
somos conscientes de lo que destruimos. Solamente nos damos
cuenta cuando los efectos destructivos de nuestros actos se
devuelven contra nosotros y bebemos el trago amargo de nuestro
propio sufrimiento, de nuestra propia desorientación, de nuestro
propio fracaso. Entonces nos damos cuenta de que necesitamos
152
ayuda para salir del caos hacia donde se ha deslizado nuestra vida.
Si no fuera por eso nunca se habrían fundado las extraordinarias
empresas de recuperación humana como son las asociaciones de
“Alcohólicos Anónimos” y “Narcóticos anónimos” que hoy
conocemos. Es preciso que nos demos cuenta que actos
aparentemente tan pequeños, como dejar de beber, tienen una
trascendencia invaluable en la construcción de la humanidad, de
la realidad que deseamos para nosotros, y si no lo logramos, en su
frustración. Pero si muchos alcohólicos y drogadictos se han dado
cuenta del daño que han hecho a los demás y a sí mismos y han
constituido las grandes organizaciones de ayuda mutua que
llamamos AA y NA, no todos los que han causado daños a la vida
humana son conscientes de ello.
Es preciso que avancemos hasta ser capaces de desarrollar
grandes planes de movilización humana, que articulen miles de
millones de pequeños pero trascendentales actos humanos, que se
realizan en el mundo entero tras la consecución de un mundo
mejor, dándonos cuenta de ese propósito de bien común y de
cómo lo vamos a lograr.
9.5.0 ESTABLECIMIENTO DE ESTRUCTURAS
SOCIALES HUMANAS PARA EL DESARROLLO
DE EMPRESAS COLECTIVAS
La idea de conseguir que miles de millones de cerebros se
sintonicen y conecten sus neuronas, sus sistemas nerviosos en una
“estructura”, orgánicamente en una verdadera red nerviosa de
orden mayor, es una utopía, más no una ilusión, una fantasía. Es
simplemente la continuación del proceso de integración de las
estructuras inferiores, que en la Naturaleza se vienen dando desde
el principio del Universo
Nuestro propio cuerpo como el de los otros seres del reino animal
podría definirse médicamente como un verdadero sistema
nervioso cubierto de carne y, con varios mecanismos destinados a
protegerlo, a “procesar” los recursos que toma para su propia
153
manutención, a la eliminación de los residuos y tóxicos que le
estorban, y una armazón de huesos, en muchos casos, para
sostenerlo. Somos organismos pluricelulares donde la
“especialización del trabajo” celular se ha dado sobre la base de
opciones infinitesimales, casi nulas, de probabilidades de subsistir
integralmente en forma estable.
La Naturaleza lo ha logrado parcialmente, puesto que nuestro
organismo es “vencido” finalmente por el desgaste de su cuerpo,
por el caos, pero a su vez, ha inventado una solución que le
permite a las naturalezas vegetal, animal y humana perpetuarse:
Sus posibilidades de procreación sexual y asexual, es una
cualidad que acompaña a todas las especies vivas. Esa opción
infinitesimal, que a decir de Carsten Bresch en su “Vida, un
Estadio Intermedio”, que, obviamente, sería de “nula”
significación para el matemático, para el científico para el
estadístico, para el ingeniero humano modernos, dada la escala de
las magnitudes de “significación” que, incluso, éstos manejan en
sus labores cotidianas, es muy inferior en valor y pertenece a la
misma categoría de la “ley de formación” que ha dado origen a
los elementos químicos en el proceso evolutivo de la “materia”,
desde el hidrógeno hasta los elementos más pesados de la “tabla
periódica de los elementos químicos” desarrollada por Dimitri
Ivanovich Mendeleiev (1834-1907), químico ruso de amplio uso
en la química contemporánea, a los astros, a su materia
constitutiva, al material intergaláctico, a las primeras moléculas
simples, a las más pesadas y luego, a la constitución de los seres
superiores multi o pluricelulares. En los niveles de las magnitudes
colosales de medida del Universo, para las cuales los millones de
años vividos por el hombre representan, si acaso, un suspiro
infinitesimal, pero para el Espíritu que lo anima, el proceso de la
Vida, para hablar sólo de uno de los millones de millones de
proceso diferentes que se dan allí, su tiempo de gestación debe
representar para El la prudente distancia de tiempo, entre la Idea y
la certeza de su realización.
¿Qué significado tienen dentro de esta evolución ciertas aptitudes
de la Vida conocidas de tiempo atrás por los biólogos, como el
154
fototropismo de las plantas, fenómenos como el hambre y la
capacidad de locomoción
de los animales, la ambición, la codicia, el afán de imperio, de
seguridad, la inteligencia, la capacidad de reflexión de libertad de
independencia de los humanos? Parece, desde este punto de vista,
que no quepa ninguna duda: Las especies animales poseen
opciones de movimiento que no poseen las plantas. Los humanos
tenemos opciones de movimiento que no poseen, por lo que
sabemos, otras especies vivas. Y ello significa más posibilidades
de vida para nosotros, la posibilidades de dar respuestas diferentes
a los retos vitales, de usar recursos que otros seres vivos
diferentes de nosotros, no pueden utilizar. Puede significar que el
proceso azaroso de desarrollo de esos atributos, “muy largo” no
puede acortarse significativamente . Otra ley de esa evolución:
Parece ser que no es posible construir las fases más
“desarrolladas” de la Vida sin lograr las más simples. Las
estructuras más complejas necesitan para constituirse de las más
simples. Parece ser que el hidrógeno es el “ladrillo” básico de la
materia del Universo, y ya él es un compuesto de dos partículas
subatómicas menores, el protón y el electrón.
Los científicos tienen la idea de que, a unos instantes de “Big
Bang”, se habían formado ya grandes masas de hidrógeno a partir
de sus partículas atómicas constitutivas, el protón y el electrón.
Mas adelante, se “condensan” grandes masas de hidrógeno dando
origen a la primera generación de estrellas, unos cien millones de
años después. Allí se forman poco a poco, bajo las grandes
presiones y temperaturas los átomos de los diferentes elementos
químicos de la tabla periódica. Hoy se sabe que la partícula
subatómica, el mesón mu, es la que evita con su acción atractora,
los efectos centrífugos de repulsión electromagnética de los
protones del núcleo atómico que tienen carga positiva. Esta
partícula hace posible la existencia de todos los elementos
diferentes del hidrógeno. En los restos que quedan al final de la
vida de aquellos astros primigenios, esos elementos quedan solos
y formando ciertas combinaciones en el polvo cósmico residual.
Nuevas condensaciones de materia dan origen a sistemas astrales
de segunda y quizás, si ha habido tiempo, hasta de tercera
155
generación. En el medio marino terrestre las asociaciones
originales precursoras de la vida se dan aleatoria y
esporádicamente, logrando resultados de permanencia con una
probabilidad ínfima. Algunas moléculas gigantes de aminoácidos
se encuentran y se separan sucesivamente. En un momento dado,
con la presencia de una molécula muy singular, la separación se
da en forma de dos o más moléculas semejantes a la formada por
la molécula singular y la otra u otras de los aminoácidos que se
encuentran. Esa molécula singular aporta un patrón de asociación
molecular, siendo, por así decirlo, una forma rudimentaria del
ácido Ribonucleico. Esas asociaciones se perfeccionan, las
moléculas se especializan y surgen las primeras células
rudimentarias.
La búsqueda de los seres superiores por su alimento, por su
adaptación al Medio, no tiene otro sentido que obedecer al
impulso vital para buscar las “asociaciones” con otras estructuras
naturales. No es algo caprichoso. Es uno de los elementos que
forman parte de la mecánica del proceso evolutivo general del
Universo, una de cuyas consecuencias, al nivel de la especie
humana, su corolario, es la industria humana productiva,
desarrollada para hacer posible la vida del Hombre sobre la
Tierra.
Vista s las cosas al nivel macroscópico, los inmensos
desequilibrios generados por el ser humano en su búsqueda de
una vida mejor y más segura, dentro de una situación de creciente
sobrepoblación, han determinado condiciones de vida, amenazas,
y caminos muy diversos para las distintas estirpes humanas,
respecto de la manera de hacer realizable su propósito de
supervivencia y procreación. Y en el fondo, hasta hoy, ha
carecido de puntos de referencia adecuados y suficientes para
entender cuáles pueden ser las industrias más conveniente para su
naturaleza y, tal vez las más inconvenientes o que de alguna
manera han de reportar perjuicios, más bien que beneficios para
quienes pagan su “producto”. En la época prehistórica, hace unos
veinte mil años, podría decirse que la población total de Europa
no era más que de unas decenas de miles de almas. Tenían pocas
156
opciones que escoger en términos de sus opciones de vida: La
caza y la pesca de unas cuantas especies. En un principio mamuts
que ya se extinguían, ciervos, jabalíes, bovinos. De esa época data
la costumbre ibérica de la lidia de toros. Sus enemigos naturales
eran también unos cuantos. El tigre “dientes de sable”, los osos, y
los más competitivos con la especie humana, los lobos, con sus
costumbres gregarias apuntando a la defensa del Grupo.
En la época moderna el número de los individuos, los grupos, ya
no siendo grupos familiares extensos, clanes, tribus, sino
naciones, estados multinacionales, confederaciones, uniones etc.,
sociedades de escala, incluso continental, asociaciones
comerciales, alianzas militares y otras instituciones cuyas redes
organizacionales se extienden alrededor del planeta, han crecido
astronómicamente. La población entonces pudo ser de unos pocos
millones en todo el mundo y hoy somos seis mil quinientos
millones de almas, más o menos. ¿Puede imaginar el lector la
diferencia en la complejidad del proceso social, de los conflictos,
de los intereses en juego, de las opciones en disputa, de las
catástrofes humanas desencadenadas, de las angustias, de las
ambiciones en juego, etc. si comparamos, entre la vida humana de
entonces y la actual?
Pues bien, el desarrollo de la administración científica a partir de
los presupuestos más diversos, partiendo de la experiencia de los
últimos ciento cincuenta años de vida de las sociedades
industriales y de la investigación científica aplicable al tema, en
los últimos decenios, permite entender cómo es preciso avanzar,
entre otras cosas, en la implementación organizacional para
superar el caos presente en muchos lugares de las estructuras
sociales. El tema de la conciliación de intereses, de formación de
estructuras permanentes (o tan permanentes como sea posible) de
intercambio social, entre ellas, de inetercambio comercial, son
tema actual de la Ingeniería. Entre otras cosas, no es posible
calcular la utilidad de las obras de infraestructura que los
ingenieros tienen qué construir en medio de la incertidumbre del
caos. El costo real de ciertos recursos técnicos como el
aseguramiento, para garantizar la subsistencia de empresas e
157
industrias útiles, es incalculable si no hay alguna certidumbre de
permanencia para ellas, o no pasa de ser un cálculo teórico,
probablemente inaplicable a la Realidad. La simplicidad de la
economía primitiva contrasta también con la complejidad de la
economía moderna. La diversidad de las fuentes de recursos
naturales que abastecen hoy a la intrincada red de abastecimiento
de la vida humana en todo el planeta, casi integrada a nivel
global, hace que la tarea de abastecer de recursos naturales la
industria planetaria sea complejísima y el compromiso de
mantenerla bien activa tenga que ser una labor, desde el punto de
vista del usuario, casi, de vida o muerte. Quien no logra
conectarse carece de los ingresos necesarios, quien no tiene
acceso al abastecimiento carece de los medios necesarios para
vivir.
Dentro de la gran confusión de cosas, que resulta de una gran
población humana dividida en multitud de esferas de vida de
muchas y muy diferentes magnitudes, y obviamente, con una
complejísima consciencia de la Realidad y una complejísima
variedad de referencias para interpretarla, de la agresión
practicada universalmente en toda la gama de sus formas, del caos
generado en el desorden del intercambio social, debería parece
extraño que la humanidad se sienta segura obrando
independientemente sin entender, cómo su vida depende, como
realmente depende, del medio natural en que vive. El hombre
moderno se considera, en general, dueño casi completamente de
su suerte, emancipado de la Naturaleza y los centros de su
organización, en la medida en que ella se dé, concibe,
cotidianamente y planea su vida haciendo casi caso omiso de los
factores naturales que la afectan .
No obstante es innegable que el hábitat, entre otros factores, ha
modelado su multifacético carácter históricamente. Las disputas
con los vecinos por los recursos naturales han modelado
básicamente las actitudes mutuas entre los hombres. El desierto,
exige el desarrollo de las aptitudes comerciales, de las habilidades
depredadoras para el asalto a las caravanas que lo cruzan, como
medios de subsistencia. La existencia de climas benignos para el
158
cultivo, la cría de animales, ha permitido la producción
agropecuaria. Las minas de carbón y de acero permitieron el
desarrollo de la Industria, a la manera de la Revolución Industrial.
Los cambios estacionales han sido el motivo de muchos pueblos
para su vida nómada, siguiendo patrones que, como en el
continente africano, siguen todas las especies. La costumbre de
asaltar a los centros poblados más ricos para apoderarse de sus
riquezas y hacer esclava a su población más fuerte y vigorosa,
hizo que la guerra se convirtiera en una técnica imprescindible de
supervivencia. Alrededor de sus posibilidades se ha desarrollado
la ambición de imperio, el poderío de los ejércitos, y el origen,
hoy reconocible aunque antes quizás no, de una de las mayores
catástrofes que amenazan el horizonte de la vida humana: El
desconocimiento irrespetuoso del derecho ajeno, la conspiración,
la agresión física, la traición, el crimen, en todas sus modalidades,
como industrias humanas, como modos de vida. Ello es posible,
dentro del relativismo de la consciencia humana de la Realidad,
por la forma como se ha acostumbrado el fuerte a ejercer su poder
de imperio, su influencia, su capacidad de convencimiento, sobre
los más débiles. Hoy por hoy, y a pesar de todo ello,
particularmente en las esferas de vida social más congestionadas y
más cosmopolitas, nadie puede decir que es completamente el
amo de su propia vida. Si lo es, nunca será por mucho tiempo.
Mientras tanto cunden el recelo, la desconfianza, el resentimiento
como elementos típicos de la conducta del hombre masificado,
como complemento de la alta disposición al fraude, al engaño a la
intimidación, al descarado aprovechamiento del ignorante, del
niño del débil comunes en estos medios sociales, donde es más
pobre el patrimonio ético común.. .
La iniciativa humana respecto de la formación de sus
organizaciones sociales, según su instinto gregario, no es
caprichosa sino que se basa en la experiencia respecto de las
exigencias y los retos de los medio social y natural en que se vive,
en los medios de que logra disponer para dar su respuesta. Las
distintas culturas históricas surgen sobre la base de un hábitat que
ofrece ciertas oportunidades y una naturaleza humana que, con su
ingenio, sin muchas complicaciones de tipo social, logra dar
159
respuestas a los diferentes retos que experimenta. La institución
familiar extensa conformada por consanguíneos, el clan, la tribu
la nación pueden ser ejemplos de vida social estructurada capaz,
casi, de dar una respuesta automática a los retos de la Naturaleza
Sus líderes están muy cerca de la base de la organización.. Esas
sociedades son muy importantes para la seguridad de los hombres
cazadores por ejemplo. Ocurre, sin embargo, en nuestro tiempo,
en que la “separación” de los seres humanos de la influencia del
hábitat, de la reducción de la consciencia de su medio de vida al
solo medio humano, como ocurre en la Ciudad, en el burgo,
profundamente influido en el mundo moderno por la cultura de
tipo burgués, en general amañada a ciertos intereses particulares,
que la conducta humana se vuelve caprichosa frente al
condicionamiento del medio natural. Además, por las carencias de
tipo ético, la sociedad urbana vive en gran medida en el caos, del
cual se libra parcialmente donde la fuerza de las instituciones
logra mantener, así sea coercitivamente el orden
A la fuerza, cerrándole muchas otras opciones, sometiéndole a la
esclavitud, a la servidumbre, a la explotación indiscriminada, una
gigantesca población humana destinada a ejercer su genio creador
y a terciar a favor de su propia permanencia en condiciones
dignas en este hogar planetario, ha sido conducida a un estado
lamentable de preparación para afrontar sus propios retos vitales,
incluso físicas y mentales, haciendo que su suerte dependa
fundamentalmente de otros, de factores externos, lo que genera
angustias existenciales profundas e inenarrables, que afectan la
salud mental, lo cual hace todavía más crítica su situación de
adaptación del ser humano al Medio. De hecho, muy pocos se
benefician del trabajo de las mayorías que, se ven limitadas
absurdamente al mero rendimiento de su trabajo físico,
precisamente siendo la fuerza física del cuerpo humano, la
cualidad más alejada de las fortalezas humanas para producir, y
sí, tal vez, una de sus mayores debilidades. No es de extrañar,
pues, la presencia, particularmente en el seno de nuestras grandes
ciudades, de grandes masas humanas pasivas, si no dispuestas a la
revolución y la anarquía, incapaces aún del rebusque cotidiano
para mejorar su forma de vida, totalmente desorientadas,
160
conformándose con una vida miserable, con ocasionales
posibilidades de trabajo remunerado, particularmente trabajo
“sucio”, o ahogada su existencia en alcohol, droga y sacol. Esa
experiencia enfrenta al ser humano con la incertidumbre cotidiana
de su propio destino, cual pavesa en el torbellino del acontecer
social. En cierta forma, en un mundo que se divide cada vez más,
que se masifica cada vez más, el problema de sobrevivir se
convierte en su consciencia, cada vez más en un problema
individual, exclusivamente suyo, aparte, aislado del problema de
supervivencia del vecino. Ha dejado de ser un problema de la
comunidad, a medida que la violencia y el “progreso”, han
destruido, entre nosotros las comunidades tradicionales
constituidas y le han empujado, como desplazado, a las grandes
ciudades, como ha ocurrido con nuestras comunidades
campesinas y las comunidades indígenas. Cada vez más, el salir
de ese estado angustioso de caos, que coincide con un sentimiento
profundo de soledad, en medio de las multitudes “indiferentes”, se
convierte en una necesidad más apremiante, cada vez más vivida,
más sentida por el Hombre. Hasta ahora, entre nosotros, en el
medio urbano, por ejemplo, el orden es muy pocas veces suyo. Ha
sido mucho más extraño y exterior a él.
El invertir este proceso deprimente, que observamos
cotidianamente a nuestro rededor y que tarde o temprano
terminará condicionando fatalmente nuestra propia vida, va a ser
una necesidad urgente. De no salir del caos, la humanidad entera
está amenazada de caer en un proceso progresivo de involución,
sin retorno, o en el salvaje enfrentamiento mutuo por los medios
más simples de vida, en los que la marca de la violencia hará
imposible la vida civilizada. La importancia asumida, en todo el
mundo, por el comercio de estupefacientes, fundamentalmente
substancias tóxicas que tienen un efecto adictivo, y que afectan
gravemente la estructura cerebral y el ejercicio de su actividad, no
pueden menos que alertarnos y hacernos reflexionar muy
seriamente en las consecuencias. A muchos puede parecerles
exagerado, pero ese es un grave problema que les tocará enfrentar
a los ingenieros, entre otros.
161
Si acaso, el ser humano de hoy podrá aspirar para el mañana, que
muchos de sus hijos puedan apenas aspirar a una forma de vida
animal, mientras logre acopiar fuerzas materiales suficientes para
mantenerla. ¿Qué significado tiene para los nuevos aspirantes al
Poder, el sentirse soberanos de hordas de animales
posthomínidos, dedicados a la más salvaje disputa por lo poco que
quede para sobrevivir? ¿Les será posible a aquellos
“privilegiados” el disfrute tranquilo de su riqueza? ¿Podrán soñar,
al menos, con una vida superior para sí? La experiencia que nos
enseñan los grandes “capós” de la “mafia” (según es denominada
la organización pandillera de las familias sicilianas, la “Cosa
Nostra”, dedicadas a los negocios ilegales) es elocuente: Pocas
veces llegan, incluso, a la edad madura. En nuestros barrios
populares los jóvenes, sabedores de esa realidad, buscan
compensar su corta vida con el desarrollo de una “intensa”
existencia. Esos mismos grupos se dedican esporádicamente a la
“limpieza de los barrios” de indeseables. El sórdido mundo
descubierto al planeta entero por el productor colombiano de la
cinta “La vendedora de rosas” le da al público una buena
ilustración de lo que allí ocurre. Esta experiencia, es posible que
nos esté anunciando una suerte diferente a la que la Ciencia nos
anticipa, cuando habla de un mundo acosado por necesidades
insatisfechas y con unos límites finitos en su capacidad de
sustentación de vida, algunos de los cuales estamos desbordando
peligrosamente produciendo, como consecuencia, cambios
físicos, como el del clima, que puede generar grandes crisis en la
vida humana en el globo entero y cuyo cuidado depende de un
ordenado uso de los recursos naturales y de su explotación.
No es difícil pensar que la reducción substancial del nivel de vida
de, cada vez más seres humanos, sea el factor que “compense” el
aumento de la demanda total de aquellos recursos que se da al
nivel global, sin más. Ello no sólo sería injusto sino impráctico.
Nadie que tenga responsabilidad va a aceptar de buena gana su
sacrificio, la extinción de su estirpe, de su nación, sin luchar por
los medios de vida que necesita para salvarlos, si no les son
reconocidos. Además, es algo que merece una consideración: El
poderío militar y económico de quienes esperan poseerlos en
162
suficiente profusión como para inclinar las la balanza de las
oportunidades de vida a su favor, ya no son una amenaza, si es
que no ha desaparecido por completo su sentido disuasivo.
En el futuro la amenaza global de las armas absolutas hace
imposible su uso, lo mismo que el uso eficiente de fuerzas
militares masivas para asegurar el dominio político de pueblos
desobedientes. Los estrategas militares conocen las
consecuencias, a largo plazo, de las brutalidades que pueden
cometerse contra la población civil. Ya no es posible el
exterminio de pueblos enteros que se daba en la antigüedad con
plena impunidad. Tampoco parece muy factible la aparición de
hombres como Hitler y Stalin, capaces de prácticas atroces contra
sus enemigos llevadas a cabo impunemente.
Mientras tanto, crece el uso exitoso de “modelos” de resistencia
no convencional, algunos de los cuales se aproximan a las
fronteras del llamado “terrorismo”, que permiten, de hecho, el
manejo de alguna independencia de acción política en ciertos
sitios, principalmente marginales, y de permanencia allí de las
actitudes de rebeldía. No solo eso. El poderío alcanzado por las
grandes redes internacionales de tráfico clandestino de armas, de
drogas, de sexo, por no mencionar sino unas cuantas de sus líneas
de comercio, dan una lección de la eficacia del principio de
“solidaridad”, así sea demoniacamente utilizado y tal vez bajo un
sistema de represión mortal, como lo demuestran los saldos de
muertos que resultan por las “vendettas” entre bandas criminales
en nuestro Medio. Esas actividades se nutren, a menudo, por el
encubrimiento de ciertos intereses anónimos puntuales e
imprevisivos que obedecen a su chantaje, al ser incapaces de
correr el riesgo de ser víctimas potenciales si no acceden a las
demandas forzosas de sus servicios, como entidades financieras
dispuestas al “lavado” de sus activos, lo cual representa un apoyo
estratégico invaluable, para aquellos que necesitan, como es el
caso de la subversión en Colombia, no sólo política sino criminal
y económica, disfrutar, para sus fines de la prosperidad
económica que les proporcionan los negocios de coca y heroína.
163
Ello nos da una idea de cómo la corrupción, en una civilización
carente de un espíritu de fondo, que la anime, se ha prestado para
la corrupción, a niveles inimaginados y permite el torpedeo de
toda acción que se oponga a los intereses que predominan
estratégicamente en cierto lugar y en cierto momento. Ese es un
escollo al que se enfrenta el ingeniero. Es un escollo superable,
solamente si grandes sectores de la humanidad, si no la
humanidad entera, logran cerrar filas alrededor de un espíritu que
la anime, sin equívocos, así como ocurre en la parte del mundo
occidental en que las doctrinas y la ética propias del cristianismo
han logrado mantener su fuerte arraigo popular.
Habíamos visto atrás que la Ciencia ha descubierto, para nuestro
conocimiento, que vivimos en un Universo en evolución, sin que
nosotros podamos interferir ese proceso decisivamente ni siquiera
remotamente. Si acaso logramos, por razón del desorden
inconmensurable del mundo moderno en que vivimos, de la
anarquía, de nuestra inconsciencia y dado el incremento de
nuestra capacidad de destructiva, hacer cada vez más difícil
nuestra propia vida en el pequeño rincón del Universo que es
nuestro hogar planetario.
En otras palabras, viviendo en un hogar de proporciones físicas
insignificantes como es nuestro planeta frente a las dimensiones
colosales de nuestro entorno, el sistema solar nuestro, nuestra
galaxia la Vía Láctea, que puede contener cien mil millones de
estrellas, probablemente con muchos sistemas solares homólogos
al nuestro, nuestra Supergalaxia Local, un pequeño cúmulo de
unas treinta galaxias semejantes a la nuestra, en una región de
unos tres a cuatro millones de años luz de ancho, por hablar
solamente de nuestra vecindad universal, la arrogancia y
autosuficiencia del hombre moderno produciría hilaridad, si no es
por la tragedia que podemos producir entre nosotros mismos. Para
los científicos actuales que reconocen su fe religiosa, parece
absurdo que los hombres nos atrevamos a mirar casi desafiantes, a
ese magno Espíritu que mueve los hilos de aquel inconmensurable
e incomprensible mundo, en que, estamos situados, y que va
definiendo, según nuestro comportamiento, los signos, los perfiles
164
del abismo en que podemos “caer”, lo que puede ser nuestra
perdición, si no estamos dispuestos a hacer lo necesario, tal vez
rectificar radicalmente nuestros propósitos de vida, para evitarlo.
Muchos científicos agnósticos opinan la urgencia de ese cambio
de actitud también.
No hay que hablar de la supuesta “ira de Dios” como en algunos
medios religiosos ortodoxos suele abordarse el tema. Tampoco de
un supuesto “castigo eterno”. Solamente hay que hacerlo de un
proceso inexorable cuya dinámica se desencadena hace unos trece
mil millones de años en el Big Bang, un proceso cuyo
conocimiento ocupa un lugar central, entre los intereses de la
Ciencia de hoy día, ya que nos permitirá descifrar, entre otras
cosas, cuál es la opción real de nuestro ideal de libertad de acción,
de autodeterminación, en un mundo que cada vez nos muestra con
mas claridad los límites de su capacidad de soporte, de
sustentación de la Vida, en general, de la vida humana, en
particular. Nuestra conducta ética deberá blindarnos contra
riesgos reales de supervivencia, porque el medio natural tiene su
manera peculiar de regalarnos los medios de vida que necesitamos
para vivir y la hospitalidad que nos ofrece para que nosotros
construyamos un hogar acogedor.
Es más sensato, más práctico para el ser humano, pensar en
entender, lo mejor que pueda, lo que ocurre allí donde vivimos y
tenemos que compartir nuestro espacio vital con otros para hacer
esfuerzos sinceros en nuestros planes de adaptación nuestro
medio planetario, mas bien que seguir consintiendo en el caos, en
la lucha intestina por apoderarse cada cual de lo que le sea posible
con la intención de disfrutarlo solo, aparentemente para su bien.
Ella parece que sea una alternativa de gran interés para la
conservación de la Especie. Dentro de toda esa situación hay, sin
embargo, un aspecto que debería ser centro de nuestras
inquietudes: Nuestro planeta es un medio “fértil”, para la Vida, sí.
Pero ella no encierra, en sí misma, los medios que el mundo vivo
necesita para mantenerse, menos los necesarios para reproducirse
y crecer. El ser Humano, por lo tanto, no es autosuficiente como
165
cree erróneamente hoy que es. Necesita, no sólo de la
colaboración de los miembros de su especie sino de la Naturaleza
y las otras especies, en su conjunto, para conseguirlo. La energía
necesaria, “materia prima” que es de todo proceso vital, proviene
de la interferencia que la Tierra logra en medio del campo intenso
de radiación solar, por la cercanía que tenemos a nuestro astro
rey, de la cual una parte infinitesimal es capturada por nuestro
planeta y debe ser el “combustible” que mueva el “motor” de su
transformación en recursos útiles para todos los hombres.
Equívocamente, ha sido condicionada la mente humana del
mundo moderno para ambicionar riqueza y sentirse segura cuando
dispone de grandes caudales de dinero o gran fortuna expresada y
transformable en sus términos. Mas, ¿qué valdría éste si no hay
nada que con él se pueda comprar? Ese concepto de la riqueza es
un paradigma que tiene que ser superado. La verdadera riqueza es
la energía, parte de la que ha llegado a nuestro planeta y que se ha
“condensado” en recursos no renovables como el carbón y el
petróleo. El carbón, el petróleo y los demás llamados
“combustibles “fósiles”, signos de riqueza más importantes que el
mismo oro, no son otra cosa, por lo que hoy se sabe, que la
concreción de energías solares utilizadas, en el pasado por la
Naturaleza para transformar, por medio de la fotosíntesis, grandes
recursos minerales en biomasa que quedó sepultada,
descomponiéndose en ambientes exentos de oxígeno, en carbón e
hidrocarburos dispuestos para la combustión. Por ello hacemos
una invitación a reflexionar sobre este asunto. Esta es una
invitación, incluso a los hombres codiciosos, para que orienten su
atención, entonces, en otra dirección. El orden y las grandes
organizaciones humanas son un recurso importante hoy, según lo
sabemos, para salir de la incertidumbre del caos, y para alcanzar y
conducir a todos los lugares donde son necesarios, efectivamente,
esos recursos energéticos para sobrevivir y reproducirnos.
Si miramos hacia la Naturaleza podemos ver que nos ofrece
grandes retos pero nos da también los medios. La necesidad de
leer la Realidad objetivamente y poner en juego el ingenio
humano para adaptarse a su medio natural cambiante, es evidente.
En esos términos, el recurso humano, es de indiscutible valor para
166
las naciones, para la humanidad como un todo, máximo que la
economía humana, en su complejidad, exige su presencia en un
sinnúmero de hábitas diferentes, algunos de ellos en extremo
difíciles. Esto significa que la especie humana debe considerar la
urgencia de emplearse a fondo, plenamente, en su objetivo. Ello
significa, no solo con un aporte laboral de su fuerza física, sino
espiritual. Precisamente no es la fuerza física una de las fortalezas
de nuestra especie; sí, quizás, como veíamos arriba, una de sus
mayores debilidades. Y no es razonable ni justo que, con los
procedimientos que han “inventado” los economistas y políticos
modernos para la especialización social del trabajo, al nivel
interno en las naciones y al nivel internacional, esperemos que
grandes sectores de la población humana tengan que depender de
su “fuerza bruta”, un factor productivo tan desfavorable, para
mantener un nivel de vida digno, y, además, hacerlo con plena
resignación. No hay, para el efecto, estirpes raciales etnias más
aptas y capaces, como en alguna época llegaron algunos a pensar.
La variedad biológica y cultural son un patrimonio humano
indiscutible y presenta un rango mucho más amplio de
adaptaciones al medio complejo en que vivimos, algo que la
biología moderna, en una de sus ramas, la biología molecular,
apenas empieza a dilucidar.
Plantearnos el desafío como lo venimos haciendo, podría parecer
bastante pesimista, podría ser de difícil respuesta. Pareciera como
si los humanos estuviéramos, por inquietos y creativos que
seamos, prácticamente indefensos, sometidos a un orden
incuestionable. Casi pareciera que, hagamos lo que hagamos,
nuestro destino será el mismo. En realidad no es así. Desde el
tiempo en que se conoce algún testimonio de la existencia del ser
humano en el Planeta hasta hoy, nuestro sistema solar, con su
corte de planetas, apenas ha completado, con el conjunto de soles
del brazo Orión, de nuestra galaxia al cual pertenece el nuestro,
1/10 de su órbita alrededor del centro de la galaxia. Nuestro sol
tiene combustible de hidrógeno suficiente para fusionar en helio
por lo menos por 6.000 millones de años más sin que se
produzcan cambios significativos en su comportamiento.
167
Sin embargo, el conocimiento de la realidad, por venir, además
de las características superficiales, materiales, su sentido, su
fondo, que muchos prefieren hoy día, no considerar, es algo
inmediatamente relacionado con el Espíritu que mueve al
Universo, en su evolución temporal. Nuestro más inmediato
testimonio de esa Realidad, nuestra propia experiencia, puede
darnos, desde el punto de vista científico no pocas y contundentes
sorpresas. En un mundo humano, incipiente todavía, descubrimos
la reflexión como un atributo, una posibilidad de premeditar los
movimientos de la Especie, hacia una realidad particular, deseada,
que está involucrada en toda la Realidad en general, pero al ser
humano se le muestra de manera singular, por razón de los
medios de que dispone para percibirla, de sus actitudes hacia ella,
de su modo singular de interpretar sus experiencias.
La consciencia humana, pues, en ese sentido, es política y su
respuesta a los retos del Universo, puesto que su consciencia
reflexiva lo hace libre, es absolutamente de su propia
responsabilidad. La construcción de un mundo humano ágil y
adaptable al medio y los recursos que éste le ofrece, es la primera
de sus responsabilidades inmediatas. El conocimiento del
Universo material, como parte constitutiva de la realidad en que
vive lo ubica, le pone los pies en el suelo. Es más: Esa
construcción, para ser factible, tiene que contar,
fundamentalmente, con la preexistencia de las estructuras básicas
de la materia que la Naturaleza, obviamente, sin la intervención
consciente de ser humano alguno, ha puesto a su disposición,
lógicamente, luego de trece mil quinientos millones de años de
evolución, estructuras fundamentales que, por medio de la
observación científica sistemática ya empieza a conocer.
En el Universo en que vivimos, no solo son importantes las
realidades de dimensiones colosales. Un capítulo decisivo del
conocimiento científico se refiere a las cosas pequeñas de nuestra
realidad física. Sin ellas, quizás, sería imposible explicar las
grandes. Sin la existencia de los átomos de hidrógeno, por no
mencionar lo que ocurre con sus partes constitutivas, sería
imposible contar con la energía solar que nos ayuda a sostener la
168
vida. De allí la importancia de las cosas pequeñas, en términos de
la vida humana. De la misma manera que sin la existencia de
partículas subatómicas estables como el mesón-mu sería
inconcebible la existencia de los otros elementos químicos
diferentes del hidrógeno, sin el hidrógeno como elemento como
punto de partida estable, estable serían inconcebibles el oxígeno,
el helio, el calcio, el hierro, el cobre, el acero, el aluminio, el oro,
el torio y demás elementos de la Tabla Periódica, de esa manera
sería inconcebible una célula viva sin tener previamente ciertas
moléculas complejas como la celulosa, las proteínas, los hidratos
de carbono. Para tener una obra maestra de la arquitectura como
el Taj Mahal, es necesario tener los ladrillos, la argamasa y todos
los demás materiales adecuados para su construcción.
Para tener una estructura social sana y competente, es preciso
tener primero hombres, bien dispuestos para ella y movidos por
un espíritu de unidad. Para tener una consciencia humana madura,
una personalidad desarrollada, es necesario tener un cuerpo y una
alma sanos, adaptados al Medio, experiencias constructivas,
estimulantes. Mas, ¿qué ocurre si las neuronas de nuestro cerebro
están cargadas de sentimientos de desadaptación, de impotencia,
de frustración, de experiencias que causan miedo, de
descalificación constante, de represión, de sentimientos de vivir
en un medio definitivamente hostil, si sentimos que la relación
social en que nos apoyábamos se ha transformado en una relación
de explotación de nosotros, si el cuadro administrativo de ella se
ha transformado en un medio tiránico y no de servicio? Se
disparan seguramente los mecanismos orgánicos de defensa y la
lucha por la supervivencia adquiere ribetes dramáticos. Surgirán
el desorden, el caos como ocurrió a finales del siglo XVIII con la
Revolución Francesa..
Los cerebros funcionan como condensadores que se cargan poco
a poco de energía negativa pero finalmente llegan a su punto de
saturación y viene su descarga arrolladora, irracional, destructiva.
La Naturaleza ha dotado a los organismos de sus propios
mecanismos de defensa y estos actúan en la procura de su
seguridad y permanencia. Si un orden superior no puede
169
sostenerse, se hace con las estructuras de orden inferior, cuando
sobreviene la muerte. Para prevenirla, vienen, entonces, al nivel
ya de la especie humana, como un todo, ya de las parcialidades en
que ésta se subdivide, ya de los individuos, actitudes de defensa
como el miedo, que invita a huir, a esconderse, el odio, el deseo
desenfrenado de venganza, que invitan a agredir y, si es posible,
destruir frontalmente, como si se tratara de una verdadera
descarga eléctrica. Esa es la violencia demencial que conocemos
en nuestro país. Ese es el famoso terrorismo que conmueve al
mundo con la explosión de sus “carros bombas”. Esa es la
reacción de los sicópatas capaces de cometer las peores
aberraciones. Ese es el origen de muchas de nuestras patologías
mentales, como es el caso de las distintas neurosis y muchas otras
enfermedades mentales que agobian el mundo de los humanos y
anuncian las amenazas que se ciernen para él en el Porvenir.
Una institución relativamente moderna de origen cristiano muy
controvertida, por cierto, por su rigidez y fundamentalismo, afinca
su trabajo apostólico en el valor de las cosas pequeñas. Ellos
saben que las cosas mayores se construyen a partir de las cosas
pequeñas. Para ellos, todos los seres humanos son importantes,
desde el más “alto” hasta el más “pequeño”. Insisten, hasta el
heroísmo en que cada cual debe hacer, hasta las cosas pequeñas,
bien. Para ellos el espíritu humano se prepara para las grandes
acciones cuando ha aprendido a valorar la importancia de las
pequeñas. El pensar en las cosas pequeñas nos llevan a mirar a
todos los seres humanos incluso aquellos que realizan las tareas
más “humildes”. Todos son importantes para Dios. Igual que sin
ladrillos no hay arquitectura posible, sin tareas pequeñas no hay
grandes acciones y realizaciones, que de ellas, precisamente se
componen. Se trata del Opus Dei, fundada por José María Escrivá
de Balaguer (1902-1975) en 1928.
Son las cosas pequeñas que en la sociedad moderna, en virtud de
la ética utilitarista que la anima, que sólo se preocupa del lucro, se
dejan a la suerte del azar, sin mirar el perjuicio humano que tienen
quienes despojados de sus medios de vida, desarraigados de sus
comunidades destruidas, se ven sometidos a una masificación
170
ignominiosa, destructiva de la personalidad, reducidos a la
indigencia, desechados por su “inutilidad” en un medio
impersonal, inconsecuente consigo mismo, como es el de las
grandes ciudades, igual que era antes el de los puertos y los
centros de intercambio comercial. Ese es un medio impersonal
urbano, que crece desmesuradamente en nuestro tiempo en un
mundo que crece en habitantes constantemente después de las
hambrunas de la época preindustrial, a costa, quizás, de las
sociedades humanas campesinas, pero también del deterioro
social provocado por el desorden social, la persecución política, y
la angustia consecuente. Es un medio impersonal en manos, por
más de doscientos años, de quienes buscando grandes espacios
para sus imperios económicos, en imitación de los logros de los
grandes poderes antiguos en las guerras de conquista, han querido
impulsar la industria masiva, con amplios y uniformes mercados
de consumo, fundados en la experiencia de las movilizaciones
masivas para la Guerra, como de personal, de recursos
económicos, de material de guerra, de uniformes, de alimentos, de
elementos de intendencia en general, en la experiencia de manejo
de grandes contingentes humanos, apoyados, en la organización
burocrática que se inspira en las grandes organizaciones
jerárquicas de tipo militar.
El mayor experimento del modelo burgués desarrollado como
capitalismo de Estado a gran escala, en la U:R:R:S. luego de la
Revolución Rusa de 1917, sobre los presupuestos técnicos más
avanzados de su época, colapsa estrepitosamente en 70 años. Max
Weber (1864-1920) sociólogo liberal alemán, considera en su
época que la organización burocrática es el más refinado y
definitivo instrumento de manejo organizacional inventado por el
Hombre y a su análisis dedica mucha parte de su obra. Hoy, luego
de tamaña experiencia, y de observar los estragos que ha generado
en el mundo entero su corrupción, no puede uno más que sentirse
escéptico frente a él y tomar en serio las críticas y los esfuerzos
invertidos en las reformas organizacionales que han tenido que
hacerse, aún a nivel empresarial productivo para evitar mayores
catástrofes económicas. Sin embargo, los resultados logrados por
la organización burocrática del Estado Alemán referente a la
171
asimilación de la Alemania Oriental, en el conocido proceso de
reunificación de la nación alemana, dividida como consecuencia
de la Segunda Guerra Mundial, sueño de los alemanes cumplido
con la caída del muro de Berlín en 1990, muestra la fortaleza de
un sistema organizacional manejado, dentro de ciertas rigurosas
condiciones, para ser un instrumento eficaz de manejo.
Como consecuencia del famoso “Plan Marshall” destinado a
revivir a la industria europea de los nefastos efectos de la Guerra
(1939-1945) cuyos efectos benéficos se notan económicamente en
las décadas del sesenta y el setenta con el surgimiento de “sendos
milagros económicos”, como el milagro alemán que da origen a
prósperas grandes empresas productivas privadas, se da un
tremendo impulso al modelo burocrático del Estado en el mundo
entero, particularmente en los estados de América Latina, que
entonces toman como modelo al único conjunto de naciones
capaz de responder al reto de la hegemonía norteamericana, y que
muestra una imagen de solidez a toda prueba de la burocracia
aplicada a un modelo del Estado socialista: La U:R:R:S. Sin
considerar la preparación necesaria, o quizás, contando con un
recurso humano capacitado, apenas, técnicamente para el efecto,
en busca de un éxito político y electoral asegurados, o para
apaciguar la presión popular generada por los movimientos
políticos socialistas del planeta destinados a tomarse el Poder,
naciones como Colombia se precipitan, entonces, a desarrollar un
amplio programa de seguridad social, en remedo del modelo de
Estado socialista, con el fin de contener la revolución y
“distribuir” el ingreso, luego de “castigar” a los más ricos y
“exitosos” con un plan impositivo “ejemplar”.
Como consecuencia de todo ello, aparecen fenómenos
inesperados: Crece la corrupción, crece el deterioro general, la
miseria, la rebelión popular, crece el Estado y su fuerza “pública”.
En la década de los noventa es evidente en todas las naciones
Europeas la quiebra de las finanzas del Estado. La amenaza final
es la caída vertical del nivel de vida los menos fuertes y menos
bien ubicados socialmente .En Colombia la población, acicateada
por los grandes empresarios del crimen y de los movimientos
172
clandestinos dedicados a la sedición o a la explotación comercial
de los miserables, han optado por enriquecerse de otra manera,
han cedido a su seducción. Alternando la seducción de la riqueza
fácil con la más atroz y arbitraria de las represiones físicas, todo
al amparo del mayor de los sigilos, del total anonimato, al margen
de la vida institucional de la Nación, dedicada a la economía
“informal”. La clase “pudiente” que no llega hoy al 4% de la
población total, aislada o eludiendo los efectos de la depresión
general, de los embates intimidatorios del crimen político y el
crimen común, sigue soñando con un rosado futuro, vive, la
generalidad de las veces, de la renta de las pocas empresas que
han logrado sobrevivir a la competencia extranjera, después de la
“apertura económica” de 1994, o vive de los salarios que ellas o el
Estado, a través de sus innumerables instituciones oficiales pagan.
En mi primer viaje a Europa en 1994, tuve inmensas expectativas
en las diferentes manifestaciones de la Vida que habría de
encontrar, aún más allá de las grandes diferencias nacionales que
ya conocía, proveniente de toda la información disponible. Sin
embargo, algo que nadie mencionó nunca y que me sorprendió,
grande y muy gratamente, fue ver sus campos salpicados de
hermosas aldeas, con los predios cultivados separados con
mojones en vez de cercas de alambre de púas, las viviendas sin
esos enmallados altísimos que rodean las nuestras en “campo
abierto”. ¡Hasta dónde llega nuestra paranoia! Pensé para mis
adentros y así pensé por mucho tiempo. Sin embargo,
reflexionando sobre el asunto, he logrado entender, cuánto tienen
que invertir en su seguridad los habitantes de los barrios ricos
para <aislarse> del caos que reina fuera de su casa. ¡No es pues
paranoia!, es parte de una respuesta discriminatoria, rabiosamente
individualista, que busca, en su esfuerzo, eludir los efectos del
caos que reina a su rededor en su propia vida. En los años
inmediatamente anteriores al del régimen del presidente que
asumió el mando el 7 de agosto del 2002, las grandes ciudades
colombianas estaban cercadas prácticamente por las fuerzas
insurgentes y era muy difícil circular por las carreteras de
Colombia. Desde hace años, toda unidad residencial de altos y
medios estratos sociales, se planifica como <unidad cerrada>.
173
A pesar de que pueda ser mirada la Realidad así, parece más
sensato, más responsable, más procedente, que eludir el reto, que
mantener el silencio cómplice, que persistir en la indiferencia
asumiendo que el asunto no nos concierne, que busquemos la
forma de que la consciencia que hemos logrado los mayores, a
través de la observación de los acontecimientos, trascienda a las
generaciones jóvenes, entre ellos a los ingenieros, sabedores de la
seria responsabilidad que les corresponderá. El salir del caos, el
volver al cauce de la vida civilizada le va a costar un alto precio a
la a la sociedad colombiana, muy en particular, y a la humanidad
entera, si permite que éste se generalice sin luchar para
contenerlo. Es preciso producir un giro de 180 grados, un cambio
fundamental en la forma humana de actuar, en general. Pero ello
compromete primero a los hombres cultos, a quienes tienen en sus
manos la dirección de las diferentes disciplinas humanas,
particularmente a las científicas, a los ingenieros, a los
empresarios que producen y dan trabajo, y a los estadistas.
Los ingenieros, sin saberlo, han contribuido al caos con motivo
del desarrollo de todos los medios de comunicación, incluida la
informática. Desde hace unos cincuenta años en que empezó a
construirse, en forma, nuestra red carretera, se oía a los curas
párrocos de los pueblos renegar contra dichos proyectos, porque
estaban destinados a romper el virginal aislamiento de aquellas
comunidades campesinas, para que entrara el “progreso” y con él,
<el mismo demonio>. Siempre, entre nosotros, esa afirmación
produce hilaridad. Sin embargo pocos se detienen a reflexionar en
el asunto. ¿Tiene o no tiene esa expresión ingenua algo de
verdad? ¡Quizás toda la verdad!
¡Cuánto esfuerzo invierten nuestros propietarios acomodados en
su seguridad! ¡Cuánta exigencia tienen que esgrimir para con sus
fuentes de ingreso para llegar a financiarla! ¡Y ello no es un lujo!
Sin embargo, han tenido que pagar un alto precio en términos de
secuestros, chantaje, extorsión y mil problemas más. Esto hace
que su economía se sitúe poco a poco en la posición de
insolvencia y sea cada vez más incompetente y antieconómica.
174
No obstante todo eso, puede decirse que esa batalla, manejada así,
está perdida.
.Los medios de comunicación, y entre éstos, los dedicados al
“entretenimiento” y, por qué no decirlo, a la formación de la
consciencia de los niños y jóvenes, por la atracción que sus
espectáculos les representan, como el Cine y la Televisión,
manejan negocios millonarios y adolecen de la urgente
responsabilidad de la que tanto urge disponer para “enderezar el
barco” de la civilización actual. Si hablamos de la informática, ni
qué decir de la oferta de servicios por Internet, para darse cuenta
la clase de tronera directa hacia el corazón de las familias, que ha
sido abierta, por la introducción de la televisión y la informática
al seno del Hogar, interfiriendo, por completo la labor educativa
de los hijos. El fuero interno familiar, la privacidad hogareña han
sido violados por entidades extrañas interesadas en conquistar
“mercados”. y ganar dinero con ese público. Por ahí derecho
tienen a su disposición el público más indefenso, al hacer pedazos
la coraza de la protección familiar, habiendo logrado llevar hasta
allí los conflictos de intereses que están haciendo añicos la
autoridad paterna. Hoy papá y mamá tienen qué trabajar. Ni
siquiera la mujer, en bien de sus propios hijos, reconoce el valor
trascendental de su presencia en la casa. El incentivo económico y
el de su realización personal, por fuera de su función de la
maternidad, hacen que su decisión se incline fácilmente. Mientras
la pareja trabaja, en su casa la compañía es una persona
impreparada y de bajo perfil para emprender la labor de criar a los
niños con plena responsabilidad. La educación formal la
desempeñan instituciones educativas oficiales y privadas,
“profesionales”, inicialmente por delegación de los padres, pero
finalmente infiltradas masivamente por elementos del magisterio
interesados en algo más que formar niños, desde mucho tiempo
atrás, entre otras cosas, dedicados al plan de preparar el camino de
la revolución socialista, tal como la entiende la dirigencia de ese
movimiento local.
Tocando otro aspecto del tema, veamos cómo ha sido “torcida”, la
aplicación de las artes musicales, por ejemplo, en la industria del
175
entretenimiento, cómo se ha puesto la inocente actividad artística
musical al servicio de la disolución social, de la manipulación
masiva de una de las poblaciones más expuestas y vulnerables y
de la que depende mayormente el futuro de la humanidad: La
juventud. ¡Y aquello no se hubiera dado sin los sofisticados
medios de comunicación de hoy día!
“Muchas personas piensan que la música rock no pasa de ser un
ritmo estridente con cantantes y conjuntos llenos de
extravagancia, muy propicio para el consumo de marihuana, y
drogas, pero nunca se imaginan la trascendencia de sus objetivos,
que son explicados en un estudio serio de P. Regimbal,
especialista en siquiatría criminal, titulado “El Rock”n”Roll viola
la consciencia mediante mensajes subliminales”, y que ya hemos
mencionado.
¿Podrá destilar la mente humana más perversidad? Digamos, la
Ciencia, la Técnica, la Ingeniería destinadas a la destrucción de la
mente, a generar nuevos motivos de complejo, de miedo a la
participación de la vida social, a crear nuevas formas de
condicionamiento del alma humana a promover el más atroz
salvajismo, a vacunar, quizás, a la juventud contra la Cultura, a
destruirla en el porvenir. Y …¿Qué pasa? ¡Nada! Si un muchacho
hambriento hurta una gallina, va a dar a la cárcel. Si un grupo de
rock genera una racha de suicidios, a nadie le importa. Si todo un
movimiento de escépticos induce en la consciencia de los jóvenes
el fracaso de generaciones enteras, la frustración de un porvenir
digno para las naciones, merece, al menos,…que se le respete su
derecho a la “libertad de pensamiento, de empresa”. Quien esté
viviendo conscientemente la suerte de la sociedades que habitan
nuestros pueblos y ,ciudades, no tiene de otra que reconocer la
amarga verdad: Ahora estamos recogiendo la cosecha sembrada
en más de cuarenta años de esa activa, eficaz y destructora
campaña contra la Cultura y la consciencia humana.
Reproduzco entero el elocuente artículo del columnista de El
Mundo Darío Ruiz Gómez en su columna del 21 de abril del 2003
titulada ”El secuestro: desaparición de lo social” en la que cita a
176
Jorge Simmel (1858-1918) filósofo y ensallista alemán, autor de
“Sociología”, para sustentar su opinión acerca del tremendo
flagelo criminal que azota, desde años ha nuestro país y para
explicar la indiferencia y la tranquilidad con que la ciudadanía
sigue sus actividades cotidianas, pensando que el problema es
ajeno, que no le compete. “El hombre <Blazé> llama Simmel al
tipo de ciudadano creado por las grandes urbes: un ciudadano
buen padre, buen industrial, buen negociante, patriota, pero que
sin embargo se ha vuelto ciego y sordo ante todo lo que pasa a su
rededor. Esto ni siquiera podría llamarse egoísmo ya que este
nace de una decisión personal mientras el hombre <Blazé>ha sido
conformado por la ideología del consumo, por la ideología de los
medios de comunicación y su basura cotidiana, por la llamada
industria cultural que elimina los contenidos críticos de la cultura
y los convierte en frivolidad, haciendo de esta frivolidad una
referencia de supuesta elegancia, de caché. De ese hombre surgió
naturalmente el moderno conformista que nutrió el nazismo, y en
las mismas sociedades comunistas establecidas se acogió
ciegamente a lo instaurado por el régimen para seguir viviendo
<con comodidad>, para no alterarse por nada”.
“Frente a este monstruoso conformismo, la solidaridad, la
compasión, se muestran ante el teleespectador como actividades
pasadas de moda, propias de gente inferior. Y en efecto, si nos
ponemos a sondear aún cuando sea a la ligera, el momento en que
estas virtudes desaparecen de un grupo social para ser sustituidas
por la indiferencia ante lo que sucede al vecino, nos damos cuenta
que precisamente esta actitud ya es propia de grupos que han
entrado de lleno en la locura del consumismo y son dirigidos por
éste. No es lo mismo el intercambio socia necesario que se da en
un espacio cívico que, la mirada indiferente de los compradores
que ejecutan una vacía liturgia en un gran supermercado. No es o
mismo el lector de una prensa libre y responsable que el lector de
una prensa degradadas por el sensacionalismo, por un amarillismo
disfrazado de frivolidad social. Podría algún poeta, se pregunta en
un momento dado Teodoro Adorno, volver a escribir poesía en
una lengua como la alemana a la cual los nazis llegaron a
convertir en instrumento de odio y de terror? Aquí sentado
177
tratando de escribir otra requisitoria contra la infamia del
secuestro me encuentro ante esta misma dificultad. ¿Cómo estar
cerca de quienes ahora mismo tiemblan de frío, tiritan y sienten
con la amargura más terrible hasta el mismo abandono de Dios?
¿Podría mi palabra acercarse al dramático significado de estos
días y días que parece que no llega nunca? ¿La palabra aquí se
encuentra ante el vacío, ante la imposibilidad de expresar algo, de
decirle al mundo? ¿Podría mi palabra mostrar que tras las
estrategias de guerrilleros y juristas dilatando un acuerdo
humanitario, lo que se disimula es la indiferencia ante el dolor
humano, ante el ser humano no mirado desde la perspectiva de la
humillación; sino desde las repudiables abstracciones a que ha
sido reducida la política entre nosotros?”
“Si hubiera justicia y no paquidérmicos magistrados y en un
Estado social marcado por la indiferencia ante la suerte de unos
compatriotas masacrados, el país, ya se habría detenido hasta
lograr la liberación de los secuestrados, mientras que una justicia
verdadera habría tomado, no medidas retóricas –la justicia de los
abogados- sino normas tajantes para impedir que esta monstruosa
industria siga progresando en Colombia. Porque es claro que al
hablar de una industria nos referimos a grandes "pulles" de
abogados, de altos funcionarios corrompidos, de astutos
conocedores de la banca internacional, ya que las cifras que
maneja esta industria no están precisamente manipuladas por
guerrilleros analfabetas. ¿No fue este tipo de capitalismo el que se
dio en el nazismo y en el comunismo de Estado? Esos
guerrilleros, dentro del nuevo concepto de industria y crimen,
analizados lúcidamente por Guy Deord, son a la larga y a la corta
un efecto de distracción que busca mostrar a quienes protestan
contra el secuestro como un grupo de ingenuos, para restar de este
modo efectividad y alcance a la protesta contra algo inhumano”.
“¿Qué puede decir la norma y la ley a una madre que hace seis
años espera a su hijo secuestrado? ¿Qué le pueden decir las clases
bienpensantes del país a la familia del ingeniero secuestrado y
posteriormente asesinado por carecer de los recursos económicos
para pagar su libertad? Cuarenta y tres niños secuestrados en este
178
momento y quién piensa en ellos si ni el Estado y la iglesia no
piensan en ellos? ¿Gobernar no consiste en dar respuestas a estas
preguntas, no es saber acompañar al ciudadano en estas pérdidas?
¿Producir novelas semanales, libros sobre autoestima semanales,
poemas semanales es acaso hacer literatura? Un Estado, una
forma de gobierno y de justicia pueden crear, como de hecho lo
hacen, sutiles mecanismos de indiferencia frente al atropello y la
injuria que diariamente los nuevos y oscuros poderes realizan
contra los ciudadanos; sin embargo eso termina pagándose, tal
como lo demuestra la delirante mediocridad de nuestros
prohombres, de nuestra llamada vida pública. El secuestro es pues
un interrogante que no cesa y que mientras no sea resuelto no
podemos hablar de que tenemos una sociedad, un Estado y Una
Iglesia”.
9.4.0 REPAROS A LA “CIENCIA FICCIÓN”
COMO MEDIO EFICAZ PARA LA
AMBIENTACIÓN DE LAS MENTES
JÓVENES AL MUNDO MODERNO
Por desgracia, pudiendo ser un medio de extraordinario uso para
la formación de los hombres maduros del mañana, la ciencia
ficción, tal como se maneja entre nosotros, no cumple su misión
de educar, de empoderar al niño y al joven en el sueño de realizar
sus vidas en pos de un mundo mejor. Antes bien, los confunde,
siembra en ellos auténticas fantasías, los atemoriza, los disuade de
hacer de sus vidas una verdadera “aventura de descubrimientos y
encuentros maravillosos”, les cierra horizontes prometedores,
exalta en ellos la superstición, los hace más susceptibles a la
dependencia de otros, manipula sus mentes, se las condiciona a
presupuestos absurdos de la realidad.
En poco contribuyen los autores de ciencia ficción, el sustituto de
lo que debería ser nuestra “mitología”, al éxito de ese propósito
educativo, a juzgar por la visión del futuro, tal como la presentan
esos autores, bien influidos por las dinámicas de una cultura
“periférica”, como la actual cultura burguesa. Su visión del
179
futuro, propagada, no se sabe si por motivo de lucro, es propicia
para estremecer de terror, para embotar la imaginación de la niñez
que se levanta y que tendrá el protagonismo de nuestras
sociedades en un futuro cercano y no puede ser más absurda, más
sombría, más fantasiosa, más grotesca, más terrorífica, más
dañina para los niños y para los hombres maduros del mañana. La
formación de su virgen consciencia no les abre horizontes. Se los
cierra. La solución definitiva para el público infantil no es
“gravar” su difusión, sino cambiarla desde la fuente. Esa visión,
quiéranlo o no sus autores, está destinada a formar en el
inconsciente y el subconsciente de los niños una imagen frustrante
del Porvenir. Tienen la capacidad de afectar seriamente la manera
de soñar de generaciones enteras de ellos que verán, con el
tiempo, seriamente deteriorado su carácter, desde edades muy
tempranas
Más que una ayuda, por ello están destinados a ser un azote para
la humanidad. Esas deformaciones del carácter que se dan en un
estado de plena inconsciencia, tanto de ellos como de la
generalidad de sus padres y educadores, van a afectar seriamente
la forma como, ya hombres, interpreten las experiencias y las
referencias que les sirva para ejercer por sus propios medios, la
regulación de sus propias acciones. De los relatos de ciencia -
ficción que conozco, solo unos pocos merecen la pena de ser
mencionados por su valor educativo. Me refiero a uno de ellos, a
la famosa cinta cinematográfica titulada “E.T.”, El
Extraterrestre”, que relata la historia de una amistad imperecedera
entre un extraterrestre (de figura grotesca) que se queda en
nuestro planeta extraviado y desamparado y un niño lo acoge en
su casa y va involucrando, poco a poco, la amistad de su familia y
de sus vecinos, hasta el día en que el extraterrestre logra
comunicarse con los suyos y estos acuden a rescatarlo.
Historias de ese estilo deberían ser las que hagan soñar a los
niños, como lo hizo Julio Verne (1828-1905) con los niños que,
en su adultez, volaron, por primera vez, en vehículos más pesados
que el aire en 1903,
180
o cuyos nietos surcaron por primera vez la mar en un submarino
nuclear capaz de recorrer grandes distancias sin reabastecerse de
combustible, el “Nautilius”, cuyo nombre evoca la nave ideada
por Julio Verne para su novela “Veinte mil leguas de viaje
submarino”.
9. 6.0 EL NUEVO RETO DE LA CIENCIA:
DARLE LA OPORTUNIDAD AL HOMBRE,
NO QUITÁRSELA.
Para el año 2025 planea la Nasa, agencia espacial de E. E. U. U.
De América, colocar hombres en Marte. El viaje durará mínimo
dos años, uno de ida, otro de regreso y el tiempo que pasen allí, y
encierra grandes riesgos para los viajeros. No obstante, y aunque
es necesario dejar un espacio prudente a la improvisación, toda la
operación está siendo planeada minuciosamente. Es un gran reto
tecnológico para un gran equipo humano de trabajo e
investigación, de entrenamiento para un grupo de pilotos que se
embarcarán en la nave que surque el Espacio en esa misión,
verdadera “odisea del Espacio”.
Sin embargo no representa el máximo reto. Este será cuando se
decida la fundación de una colonia humana sostenible por fuera
del medio terrestre. Ello plantea no solo un problema técnico sino
humano. Conlleva la seguridad de poder “incubarla” en un medio
sumamente difícil, en el cual la economía de energía disponible,
su justo uso, la seguridad de contar, al menos por un tiempo con
un cierto intercambio económico con la Tierra, pueden significar
la diferencia entre las opciones ciertas de sobrevivir o de perecer.
Sin duda, hacerlo con los niveles de seguridad necesarios para
ello, implica cambios de fondo en el carácter del ser humano
actual, que le permita establecer y mantener relaciones de
solidaridad, una estable y orgánica comunidad de personas.
Sin llegar a ese extremo, en países como el nuestro, la
colonización de las zonas de “frontera” representa un reto
semejante. Y mientras la Humanidad consiga mantener un cierto
181
manejo político del Medio y de su disponibilidad de recursos,
para que todos podamos vivir con un mínimo de dignidad, lo
mismo será valido también para ella. Un adecuado
aprovechamiento de ellos puede significar opciones adicionales
para nuevos pobladores o mayor seguridad para los que ya vivan.
El cuadro completo de esta visión de la Realidad, nos lleva a
pensar en la Cultura como algo más concreto, más amplio que lo
que cotidianamente se entiende por ello. Cultura humana no tiene
relación solamente con el ejercicio espontáneo de los deportes, de
la cultura física de las artes, de las letras, de la literatura, de la
poesía, del teatro, de la música, como disciplinas humanas
valiosas por sí mismas que se han practicado independientemente,
como formas diversas de expresión, si se quiere espontáneas, del
alma humana. Tiene relación con una visión cósmica integral
dentro de la cual todas esas disciplinas y las otras diferentes
actividades, encuentran referencias comunes. La extensión
cultural implica la intención de fondo, de desarrollarlas, allí donde
la cosecha del Espíritu no es muy amplia, donde la sensibilidad
todavía es pobre o ha sido embotada o reprimida; allí donde el
miedo, la miseria, la falta de autoestima, el escepticismo, la falta
de oportunidades, han sembrado el pesimismo, la timidez, el
recelo, la desconfianza, el retraimiento, en vez de la audacia, la
confianza en sí mismo, la fe, la fortaleza, la decisión
Tal vez por una tradición todavía muy cercana de dogmatismo, de
manipulación de los medios de expresión, de afán de dominio, en
muchos medios culturales, en las generaciones jóvenes que han
sufrido más de cerca los efectos de la “revolución rock”, se recela
de una promoción cultural que no sea absolutamente espontánea y
original. Se teme, por este camino, que se llegue a una verdadera
adulteración. Por este camino, más bien se llega a la parálisis de
instituciones respetables que, en un momento dado podrían
realizar una fructífera labor formativa, como pueden ser la Iglesia,
el Estado, y muchas otras instituciones dedicadas a la formación
humana, entre las cuales, la más importante es la Familia.
182
Desde este punto de vista, por sus extraordinarios resultados, en
naciones como la nuestra, cuyas raíces culturales están clavadas
en el patrón cultural de la antigua América Española, adquiere un
relieve indiscutible la consideración de la experiencia de los
jesuitas en sus misiones americanas durante los siglos XVI y
XVII, que nos muestran, por decirlo de alguna manera, una
experiencia insólita y que de haber continuado, en vez de
interrumpirse a finales del siglo XVIII, hubieran logrado una
transformación tan completa del pueblo americano, que hoy
rivalizaría, seguramente, en desarrollo y en nivel de civilización
con los pueblos más avanzados y cultos del Planeta. La
experiencia en Asia, particularmente en China, India y Japón, nos
señalan un horizonte que, de haber sido bien aprovechado,
hubiera logrado muy probablemente, en nuestro tiempo, una
integración espiritual de toda la población del planeta, tal, que no
sólo nos hubiéramos economizado la gran mayoría de las
tragedias bélicas que ha sufrido la humanidad durante los siglos
XIX y XX, sino que el orden de las naciones, en su aspecto
interno y externo, habría avanzado mucho, en relación al estado
que muestra hoy. Las amenazas bélicas que se ciernen en las
relaciones entre Oriente y Occidente, gracias a la imprudencia de
algunos jefes de Estado, probablemente estarían en vías de
solución.
Es preciso comprender que, para construir un mundo mejor y más
justo, debemos “traer” al siglo XXI, no sólo a los pueblos que
viven todavía en la Edad de Piedra, sino a las naciones más
civilizadas, que logrando en sus civilizaciones altos niveles de
desarrollo técnico y científico en su implementación, han sido
incapaces de llevar a cabo la transformación del carácter de sus
pueblos, hacer que cambie su conducta conforme al conocimiento
actualizado que el pensamiento científico moderno aporta de la
Realidad. Es un reto pedagógico para la Educación en los siglos
venideros. Es una responsabilidad muy seria para quienes por
motivos egoístas “bloquean” el flujo del conocimiento a todas las
capas de la sociedad. Uno de los caminos, que refuerza, por ahí
derecho el uso más amplio de la libertad responsable, podría ser el
desarrollo y enseñanza de versiones sencillas de la lógica y los
183
métodos experimentales que han mostrado su valor en el
desarrollo del pensamiento científico, lo mismo que un
compendio, sencillo también, de los principios éticos y morales
que provienen de del núcleo esencial de nuestra tradición, manera
que la gente tenga mejores medios para juzgar e interpretar la
objetividad de la información que recibe, de manera que pueda
asumir, por su cuenta, responsablemente, el vivir su propia vida.
Uno de los presupuestos de ese esfuerzo, es que deberá superar
estratégicamente los efectos negativos y disociadores de medios
sociales anárquicos y mal intencionados, de hombres
carismáticos, de poder militar o económico, que, al margen de
todo control gubernamental o con la complicidad de funcionarios
oficiales corruptos, han logrado cambiar el comportamiento
popular, logrando cristalizar la quiebra moral, particularmente de
la población joven y de la población marginada que son las mas
indefensas y vulnerables.
La historia colombiana reciente ofrece testimonios muy
elocuentes al respecto. Una de ellas se da alrededor de las minas
de esmeraldas de Boyacá, de Muzo, Coscuez y Somondoco, a la
sombra de un anonimato cómplice, se ha tejido una de las páginas
de violencia más tenebrosas en Colombia. Hasta hace muy poco,
ocho o diez años quizás, momento en que las familias
comprometidas en una sórdida y larga guerra por el control de
ciertas vetas, lograron un acuerdo de paz, la región toda era
impenetrable para la gente que no fuera aventurera o alineada a
algún interés productivo o comercial de las esmeraldas. Los
negocios siempre se manejaron al margen de cualquier control
oficial, y, si este operó, nunca dejó de ser lejano e ineficaz.
Gonzalo Rodríguez Gacha, muerto por las autoridades en la
década de los noventa, fue el producto de una de las más crueles
escuelas del crimen organizado en el País, la escuela criminal del
negocio sucio de las esmeraldas, comparable a los métodos de la
mafia del sur de Italia. El surgimiento de los negocios de
marihuana en los años sesenta y setenta, hizo que se produjera
una apertura de los “capos” de las esmeraldas a esas áreas,
extendiendo sus métodos violentos por doquier. Pablo Escobar
184
Gaviria, uno de los mayores capos de las drogas en todos los
tiempos, incursionó en la política, llegando a ser senador de la
República en la suplencia, en la década de los años setenta, logró,
particularmente en Medellín, transformar la vida de muchos
barrios populares generando una gran empresa criminal que
arrastraba a la juventud, ávida de dinero fácil, a prácticas como el
sicariato el secuestro, el transporte de droga al exterior, las
prácticas terroristas, el comercio interno de estupefacientes, que
fueron y siguen siendo una fuente indiscutible de trabajo
remunerado en lugares donde reinan las pandillas juveniles.
Construyó escuelas, iglesias, canchas de balonpié en barrios de
invasión o donde se albergaban las masas de desplazados por la
violencia,“echándose al bolsillo”, sectores inmensos de esa
población, que lo miraban como un verdadero benefactor. Si
conjugamos ese poder corruptor con el poder corruptor de las
guerrillas marxistas y el de la sociedad burguesa que ha sembrado
por todas partes el afán de lucro, es posible entender, cómo es
posible que una sociedad como la nuestra, sumida en el caos y la
anarquía, llegue a los extremos a que ha llegado en términos de
desinstitucionalización, de violencia, de falta de oportunidades
estables de vida, de ingobernabilidad. Veinte, treinta cincuenta,
sesenta años de esa influencia, son suficientes para extender y
aclimatar todos los procedimientos usados por el crimen
organizado como formas de vida arraigadas no solamente al nivel
popular, sino, a los niveles de los estratos sociales altos, quizás
con prácticas criminales menos obvias y brutales que allí, pero de
todas maneras no menos dañinas y contundentes que ellas.
Las Autodefensas, los movimientos guerrilleros marxistas de hoy,
con sus organizaciones de milicianos, las pandillas de barrio y de
los pueblos cercanos a la ciudad, conforman en su madurez
verdaderos “ejércitos privados”, a órdenes de personas que
combinan sus actividades legítimas con actividades ilegales, de
viejos jefes de bandas asaltantes de bancos, de narcotraficantes,
contrabandistas, negociantes de armas, traficantes de vehículos
robados, de gasolina robada y muchos mas, que se han
enriquecido inmensamente con la “guerra” que se libra entre
nosotros, y que han tienen a su disposición una maquinaria militar
185
y un poder político formidables, que controlan la vida en las
barriadas y las veredas campesinas, que cobran “impuestos” y
regulan, a su modo la economía de la gente, midiéndose, en no
pocos lugares y aún superando el poder de las armas oficiales y
transformándose, estableciéndose y consolidándose,
informalmente pero con probada eficacia, como una nueva
especie de poder tiránico. Un estudio exhaustivo del fenómeno es
casi imperativo, pero se sale, del objetivo de este trabajo. Que
estas palabras sirva, sí, como un testimonio de lo que aquí está
ocurriendo, algo muy delicado, pero más precisamente desde el
punto de vista del tema que nos ocupa, de cuáles son las
consecuencias prácticas de una civilización cuya pobrísima visión
ética del Hombre, cuya falta de compromisos con la Cultura,
cuyas preocupaciones humanas se sitúan única y exclusivamente
alrededor del lucro. Una ética que le ha enseñado al ser humano a
reconocerle valor solamente a aquellas actividades que lo
producen, cerrándole el espacio a cualquier otra, únicamente
sobre la base del Negocio. La destrucción de la civilización, de la
vida comunitaria, de la personalidad humana, la masificación de
la población, la destrucción de los logros de la Cultura, la caída
vertical de los niveles de vida, la destrucción de toda posibilidad
de vida humana organizada son algunas de sus consecuencias.
No es aventurado afirmar que la civilización burguesa con su
ética rigurosamente utilitarista, con la pequeñez de sus propósitos
humanos, reducidos al solo lucro, con el rompimiento de la
sociedad humana en multitud de individuos “independientes”, de
facciones de toda lasa clases imaginables, sólo con una estrecha
visión del entorno inmediato, enfrentados por sus propios
intereses, objetivos personales y sectarios, ideológicos,
doctrinales, etc., se ha convertido en el “trampolín de
lanzamiento” de una nueva forma de sociedad tiránica a una
escala desconocida, que explota los sentimientos de abandono, de
falta de identidad, de falta de sentimientos de pertenencia de los
ciudadanos, por causa del manejo de los asuntos públicos como
cosa personal de quienes los administran. Porque, entre nosotros,
se dedicaron siempre a construir sus propias utopías políticas sin
contar con las realidades antropológicas, con la experiencia
186
histórica, con el trabajo formativo de más de trescientos años de
cultura no considerada en nuestra política muy seriamente, y cuya
influencia, para bien o para mal, había depurado, definido ya, un
carácter propio a nuestros pueblos que fue “solemnemente”
descalificado.
Así, una democracia que no logra superar su condición de
“formal”, cede su espacio a una maquinaria despótica,
irrespetuosa del Hombre, de sus derechos fundamentales, con
conexiones comerciales en todo el mundo para afianzar
económicamente un poder que no puede afianzar ni legitimar de
otra manera, únicamente como un hecho cumplido. Un hecho
cumplido tozudo, frente al cual la miríada de individuos
divididos, desorientados, aislados, desconectados, miserables y
sin líderes visibles, que pueblan nuestro país, es absolutamente
impotente.
La experiencia colombiana, dada en un país, en un continente que
se caracteriza por una población que carece de una consciencia
clara de lo que significa, finalmente, su realidad social en el
mundo moderno, es apenas el anuncio de un terrible futuro, de
sombras e incertidumbre, que le espera al mundo entero si no
cierra sus filas en torno a la idea de prevenir los riesgos de
semejante peligro. El espejismo de la colosal riqueza que le
reporta el “negocio del desorden” a sus empresarios, dentro de su
visión capitalista característica, como son el negocio del vicio, de
las adicciones, del sexo, es un incentivo demasiado poderoso para
hacerlos desistir de sus actividades ilícitas. La población que ha
tenido que mantenerse en la ignorancia por falta de recursos y la
juventud, muchachos y muchachas sin experiencia, no entienden
del oprobio que cubre los barrios residenciales e industriales,
donde crecen como hongos los “moteles”, eufemismo con el que
se designa entre nosotros a los prostíbulos modernos, que
compiten, en dimensiones y profusión, con las instalaciones
industriales y planteles educativos mayores, los bares y cantinas,
los lugares de expendio de licor, y droga.
187
Pero, en realidad, solo se trata aquí de la industria bandera, que se
asocia con otras tan oprobiosas humillantes, irrespetuosas de la
dignidad humana, perversas como es la pornografía. El comercio
humano es inmenso y variado. Abarca actividades tan infames
como el comercio de menores de edad para su explotación sexual,
el aborto clandestino con consecuencias mortales para bebés y
madres, el de órganos humanos extraídos de personas, -
generalmente niños -, asesinadas para el efecto.
Entre nosotros es muy común la explotación del indigente, de los
mendigos. Para sus “empresarios” los sitios de mucha afluencia y
acumulación de gente tienen un valor comercial muy alto. El
recaudo en semáforos en la ciudad de Medellín, en estudios
realizados por la municipalidad, en el Poblado, se han calculado
ingresos mensuales por mendigo de hasta de $900.000 mensuales.
Unas 2.5 veces el salario mínimo pagado a la gente que trabaja.
Hay “empresarios” dedicados a “administrar” y repartir las áreas
de “recaudo” de toda la ciudad con el fin de evitar
“congestiones”; mujeres que toman en “alquiler” los hijos
pequeños a sus padres para conmover mas al “público”. Los
semáforos, donde los conductores tienen que esperar su turno para
cruzar la calle, se han convertido en un “mercado persa” donde
conductores y pasajeros son abordados con toda clase de ofertas.
Las pandillas juveniles de los barrios, las organizaciones de
delincuentes, ya no se enfrentan en sus cruentas refriegas. Se han
repartido el territorio de la Ciudad para su explotación económica,
igual que lo hacen la guerrilla y las autodefensas en el Campo con
tasaciones adecuadas al negocio, desde los mayores hasta los más
pequeños de vendedores ambulantes. Una tasa común es de
$1.000 por semana al dueño de una “caza”,- pequeña caja de
madera o cartón (de 0.30 cms de ancho, x 0.50 cms de largo, x
0.10cmsde alto) con cigarrillos para menudear, algunas cajetillas,
confites, chicles, bolígrafos, y otras baratijas, de la cual muchos
niños y ancianos derivan su sustento. En ciudades como Medellín
ese negocio se vuelve multimillonario. Hace dos años, al
Noroccidente de Medellín fue capturada una pandilla de
extorsionistas que explotaban a una empresa de transportes que
sirve la zona, Transportes Medellín y le fue hallada, entre todas
las cosas decomisadas, de gran valor, unas de ellas, una gran
188
dotación de armas, una cuenta corriente con mas de $
4.000.000.000 de pesos producto de muchas extorsiones. En el
Campo es todavía más cruel la realidad. En todas partes, la gente
sabe que el precio por resistirse a pagar, su “seguridad” o el
derecho al disfrute de su opción de trabajar, de disfrutar de una
propiedad, va desde la confiscación, de hecho, de bienes y
propiedades hasta la pérdida de la libertad, por secuestro, con
cuyo “rescate” se resarcen de sus “pérdidas” o la propia vida y la
de los seres queridos. La dotación de medios de transporte la
realizan a través del robo de vehículos que es otro negocio
multimillonario.
En todos ellos las organizaciones “militares” privadas, guerrilla y
crimen común se asocian “comercialmente” de mil maneras, aún
en medio del conflicto. Unos y otros aseguran así su parte de la
“torta”. Los títulos de propiedad, en todos los casos poco
importan, son “letra muerta”, pero cuando se requieren, igual, se
consiguen obligando al afectado a firmar papeles a la fuerza,
finalmente, el único respaldo “eficaz” de su acción. En aquel
modo de vida, dentro de aquella experiencia de “relación social”,
forzada dentro de espacios congestionados, ante el acoso de las
necesidades cotidianas, y ante la escasez absoluta de medios
económicos para desplazarse, por más tiempo, la gente opta por
aceptar la “dureza” de la Realidad. Se impone en aquellos lugares,
pues, la “ley del más fuerte”, la “ley del silencio”, generalmente
aprovechándose de un Estado débil, timorato, corrupto y,
explotado, a su vez por ellos. Dentro de planes plenamente
elaborados y puestos en marcha por aquellos “empresarios”
clandestinos del crimen, sus secuaces, se han infiltrado y
parapetado silenciosamente en innumerables puestos públicos
claves, donde, entre otras cosas, logran succionar los escasos
recursos del erario público. Según informó El Colombiano,
matutino de Medellín, el 3 de septiembre del 2004, fue
desmantelada por la “Dijín” de la Policía Nacional, una red que
desvió la respetable suma de $500.000 millones del régimen
subsidiado de salud de la Costa Atlántica colombiana para los
mas necesitados, SISBEN, hacia las organizaciones de
autodefensa que operan allí. Entre los detenidos figura el alcalde
189
de Riohacha, capital del Departamento de la Guajira. No pocas
veces el ciudadano inocente cae en sus “redes” al acudir a la
“Justicia” a denunciar los actos alevosos de los cuales es víctima.
Aquello parece increíble. Es posible, solamente, porque cada
centímetro de territorio patrio está bajo el dominio de una
pandilla, una “milicia” guerrillera o de autodefensas, cuando .no
está en disputa entre rivales interesados en su dominio. Allí no
reina el orden de la constitución de Colombia. Cada poder, de
hecho, dicta el orden a su manera. A pesar de la ostentosa fuerza
pública, a través de muchas administraciones y gobiernos débiles,
tímidos, y corruptos, casi todos aquellos intentos de usurpar a la
autoridad han alcanzado pleno éxito y han logrado permanecer y
dominar, incólumes en regiones enteras, en pueblos y amplias
áreas de las grandes ciudades estableciendo por esa vía, todas esas
prácticas, como elementos propios de un nuevo sistema de vida.
En cincuenta o sesenta años de una guerra, que no hemos logrado
entender, y a la que quizás, muchos le hemos dado la espalda,
porque hemos logrado ubicarnos en algún lugar donde aquella
parece lejana e incapaz de alcanzarnos individualmente, hemos
permitido los ciudadanos que se desarrolle entre la gente una
consciencia tan pobre de su vida, como para que termine
pensando que es inútil defenderse, ignorando y preocupándose
poco por cómo hacerlo, asumiendo que el ejercicio de sus
derechos es un sueño imposible, haciendo que los mayores se
sientan incapaces de poner en alerta y de educar, de orientar a los
jóvenes, haciendo que éstos consideren fuera de lugar las
advertencias de los mayores, haciendo que éstos no logren
entender el afecto, el amor que les profesan sus seres queridos, lo
que significan para ellos las tragedias, los fracasos de los suyos.
En un mundo radicalmente individualista cada vez mas dividido y
aislado, en que los humanos nos tratamos cada vez con mayor
desprecio, con más agresividad y falta de respeto, en el que nos
merecemos más ahincada y categóricamente la descalificación de
unos a otros, hemos aprendido a poner exclusivamente nuestra
confianza en el dinero, en el “derecho” de dominio de nuestras
190
posesiones, en la existencia del “derecho de propiedad”, como
“garantías” de nuestra independencia y autonomía económicas, en
las que ciframos todo el sentido de nuestra seguridad. La puja por
la mayor seguridad, de sobrevivir y reproducirse, se expresa ahora
en términos de puja por el poder económico, es decir, por el afán
de acumular dinero, de adquirir posesiones, de ejercer esos
derechos de dominio de la propiedad, en los cuales los
propietarios invierten sus “ahorros”, frutos de su esfuerzo
productivo pero también de sus injustas exacciones que se dan
constantemente, entre nosotros, en el proceso de intercambio
económico.
La lucha por la Vida no tiene, entonces, otro sentido que la lucha,
a cualquier otro precio, por ganar con qué acumular fortuna. El
éxito en esa lucha se ha convertido en signo de inteligencia, buen
sentido de la Economía, habilidad en la gestión económica,
sabiduría, en “toda” la extensión de la palabra, tomando nuestro
hombre contemporáneo individual y colectivamente considerado,
un camino sesgado y olvidándose, como nunca lo hicieron antes
los pueblos primitivos y el campesino nuestro, cuya vida estuvo
arraigada en la idea de la madre Tierra, en su territorio, en su
terruño, que concretan su modo, diametralmente opuesto, de
establecer la objetividad de su conocimiento, de ver la Realidad y
adaptarse, aunque empíricamente, a sus condicionamientos.
En esta visión de la Realidad, el ser humano nunca ha sido ni será
verdaderamente autosuficiente. Desde allí se ve nuestro mundo
congestionado de hoy, como un mundo que exige la
especialización en el trabajo a todos los niveles de la sociedad
humana. Para ello, y para asegurar que los recursos de uso
humano fluyan holgadamente allí donde se necesitan, para que la
sociedad se conserve en equilibrio, es preciso contar con niveles
de solidaridad humana, con estructuras sociales básicas
sostenibles, con asociaciones productivas, con organismos
sociales estables, en que el trabajo de unos se complemente con el
de otros, pero cuya compensación se dé en términos justos de
intercambio.
191
Ello está cada vez más lejos de nosotros. Esa equidad, ese
equilibrio esa estructura estable sostenible se dan cada vez menos.
La injusticia, las quiebras, la ruina se van apoderando lenta pero
inexorablemente de nosotros. Hay, sin embargo, algunas
diferencias en las consecuencias: En la sociedad agrícola, de
estructura plana, la ruina de un campesino, el caos que produjera,
tenía, una significación general pequeña desde el punto de vista
de la totalidad social. En la sociedad industrial moderna, de
estructura piramidal y jerarquizada, la ruina de una asociación
productiva puede trascender y afectar gravemente en la economía
de sectores muy importantes de la Sociedad en conjunto. El caos
puede propagarse como una cascada, en proporciones
geométricas. La ruina de una economía nacional puede ser una
catástrofe que afecta a todo el mundo.
9.7.0 EL HOMBRE ES ESENCIALMENTE UN SER
ESPIRITUAL
Parece como si esa realidad que venimos describiendo hubiera
sido extraída de un capítulo de “Del origen de las especies por
medio de la selección natural”, de Charles Darwin publicada en
1859, dedicada al estudio del comportamiento animal. Pero no.
Esa obra influyó notablemente en las ideologías posteriores que la
asumieron como una explicación válida del comportamiento
humano! Ignorando la condición racional del Hombre, se habla
informalmente de las características de sus “instintos”, que tienen
su asiento, según hoy se sabe, en su “amígdala cerebral, su centro
emocional, algo diferente de su evolucionada corteza cerebral.
Cosa que sería extraña en los medios científicos de hoy día, pero
que en su tiempo no dejó de ofrecer motivos muy serios para que
sus formulaciones aplicables a la conducta de la vida animal
fueran vistas como una analogía de lo que ocurre en la especie
humana, por muchos filósofos europeos, no sin cierta razón, entre
ellos Federico Nietzche (1844-1900) filósofo alemán, muy
influido por Darwin, basa su doctrina para explicar la dinámica de
la sociedad humana, la cual se basa en una especie de vitalismo
metafísico, en la “voluntad de poderío” que llega a su
192
culminación en el <superhombre> y tiene gran influencia en el
desarrollo del racismo germánico.
Esa realidad, no es nada diferente de la que Charles Darwin
señala como plan de vida para especies animales que no han
alcanzado a desarrollar un cerebro reflexivo semejante al nuestro,
con el potencial de identificar y permitirle darse cuenta de su
posición espacio - temporal, de prefigurarse algunas formas de
futuro, discernir y escoger entre ellas aquella con que sueña y
desea para sí, y premeditar sobre los caminos para llegar allá,
proceso que le permite al ser humano moverse de manera peculiar
y diferente, incluso, a cualquier otra especie, incluidas allí las más
evolucionadas. Obviamente los animales no parecen tener, al
menos conscientemente, referencias del mundo espiritual, porque
su evolución no ha llegado hasta donde está la nuestra, por lo que
se sabe, y su movimiento se da, en general, por estímulos
irracionales sensibles internos y externos, el hambre, la sed, el
celo, el miedo, la visión de plantas y animales que le proveen de
alimento, y la presión del medio exterior, la escasez manifiesta de
alimentos, de agua, la presencia y la necesidad de competir con
otros animales rivales o de defenderse de los depredadores, entre
otros.
El hombre moderno, viviendo en la sociedad secular en que vive,
tremendamente marcada por su visión mecanicista, materialista,
plana del Mundo, se cierra al desarrollo de su potencial cerebral,
cuya sensibilidad, de otra manera, lo conduciría a un mundo
nuevo e insospechado, el mundo inmaterial donde viven los
espíritus, aquel que frecuentan y que les es muy familiar a los
artistas y a los poetas; diríamos, tal vez, impropiamente,
“extramundano”. Ello comienza por el desconocimiento, el
rechazo del Ser de Dios, como Realidad, del Espíritu que anima,
que le da sentido a todo el proceso del Universo. Comienza por
cerrarse a la idea de contemplarse a sí mismo y experimentar, en
su propia existencia, la calidad de criatura. Comienza por cerrarse
a la idea de comprender lo que significa la afirmación de nuestra
semejanza con El, a la idea de asumir seriamente la tarea de
desarrollar su condición humana por encima de su naturaleza
193
animal. Ese proceso creador es dinámico, podría decirse que el ser
humano está siendo creado. Realmente, el proceso creador está en
plena acción. Su naturaleza está siendo “remodelada” y su
consciencia, que puede adentrarse en ese “extraño” mundo
inmaterial, puede permitirle contribuir a ello o frustrarlo.
Para mayor claridad del lector, sin pretender la profundidad y
extensión de un tratado sobre el tema, detengámonos en algunas
consideraciones importantes. El pensamiento ideológico, el
pensamiento científico, el pensamiento religioso, el pensamiento
humano, en general, la misma reflexión, se dan en el mundo
espiritual, aún el de aquellos que dicen no reconocer otra cosa que
la realidad tangible, que se puede ver y tocar, del mundo material.
Las contradicciones, los conflictos que se dan en ese “espacio”
pueden afectar la realidad material del ser Humano. De hecho,
muchas realidades materiales son producidas por acciones de
gente que se inspira en el Espíritu, incluso en el espíritu más
perverso. Cada persona vive, si es asertiva, en el espacio propio
de y conforme con su propio espíritu. Por distintas situaciones, y
muchas veces sin ser plenamente consciente de lo hace, toma
decisiones que no le permiten su realización personal,
convirtiéndose, ya en un “apéndice” espiritual de otro, ya
dejándose “colonizar” por otros, ya por ser materialmente incapaz
de liberarse del imperio de otros. Los espíritus pueden asociarse y
generar experiencias comunes, pueden enfermarse, emanciparse,
etc. Los capítulos más relevantes de la historia humana son el
producto de los procesos espirituales que se han gestado en la
mente humana.
Las realidades materiales, tangibles, también pueden influir en el
Espíritu. Condicionan su evolución, ya estimulándolo o
desestimulándolo. El descubrimiento de un ingenio material útil,
de una herramienta, puede abrirle horizontes insospechados. El
telescopio de Galileo Galiley le abrió, definitivamente el
horizonte a la ciencia experimental y al desarrollo sostenido del
pensamiento científico. Algo como el teléfono, la televisión, los
computadores u ordenadores electrónicos, las vías de
comunicación, pueden ser elementos integradores espirituales de
194
gran significación. Mal usados pueden ser elementos
desintegradores del Espíritu. Una televisión poco prudente, puede
disociar el espíritu familiar, desvirtuar la labor formativa paterna,
enfrentar a sus miembros. Una carretera puede introducir
elementos de desintegración de las comunidades.
Aunque inmaterial, el espíritu no es algo amorfo. Tiene forma,
tiene límites. Hay espíritus más complejos que otros. Parece ser
que el espíritu humano es el más complejo entre los de los seres
vivos conocidos. Puede moverse, a voluntad, en el mundo
inmaterial, espiritual y luego, mediante sus instrumentos
corporales físicos, materializar en realidades físicas sus deseos.
Los animales carecen de la consciencia necesaria para obrar así.
Su espíritu es mas conforme con sus aptitudes físicas de
locomoción física y su capacidad de sentir emociones e
impulsarse en la acción por medio de ellas. Las plantas tienen su
espíritu más simple: Es fotosensible, busca el efecto vivificante de
la luz. La conducta de los seres más simples, incluso como
aquellos que excluimos del conjunto de los seres vivos, son la
manifestación de alguna forma de actividad espiritual. Podría
decirse, al menos, que los seres de los que está poblado el
Universo comparten, en alguna medida el espacio inmaterial
propio del Espíritu. No son sólo cosa material.
Es fácil confundir la realidad del un espíritu con la virtualidad de
una idea. Sin embargo, entendemos que la personalidad de una
persona es algo real, que la manera de ser de una nación se
diferencia de la de otra por su espíritu. Ninguna de esas dos
realidades se puede improvisar. Su construcción debería merecer
el mayor de los cuidados. Igual que su soporte material, el cuerpo
humano, el cuerpo de la nación, influyen de manera muy peculiar
en la naturaleza de la realidad física que generan. En el ámbito de
los espíritus se cuece la realidad humana: Se prepara el futuro, se
conspira y muchas cosas más, lo que hace que haya motivos para
que de la misma manera que algunos buscan que se manifieste
claramente, otros lo esconden a como de lugar. A menudo, sin
siquiera ser consciente de aquellas realidades, muchos se mueven
en ese mundo, aún negándolo. Las estadísticas mismas, en que se
195
mide la actividad criminal, por ejemplo, con el número de
defunciones mensuales por muertes provocadas, nos muestran
algo incompleto, algo como la parte que ”sobresale del témpano
de hielo”. Se refieren únicamente a la materialización, en hechos
físicos, de una actividad que se mantiene “invisiblemente” en la
dimensión espiritual.
La historia del desarrollo moderno del espíritu humano y, luego,
del desarrollo material de la civilización occidental, es el producto
de una revolución espiritual que se proyecta indiscutiblemente en
el mundo industrial: El Renacimiento al cual ya nos hemos
referido.
El siglo XX nos deja muchas frustraciones pero también
esperanzas. Nos queda la consciencia de la experiencia vivida. Su
capitalización y aprovechamiento son la mejor manera de honrar
la memoria y de hacer útil la vida de tanta gente que pagó el
precio de errores históricos de todas las dimensiones, gracias a la
carencia de una consciencia capaz de darles a sus autores una idea
de la perspectiva humana de sus responsabilidades. En este siglo
fueron puestos en marcha proyectos políticos, algunos de ellos
gigantescos, cuyo intento de realización produjo y sigue
produciendo, en algunos casos, desproporcionado dolor humano
en comparación de sus beneficios. Desde este punto de vista, el
futuro nos depara el compromiso de tomar serias e inaplazables
decisiones, en torno a los temas de la Educación, de la política de
la Producción, del Trabajo, de la Economía, de la Seguridad
Social, del Desarrollo de la Cultura y la política del Estado y sus
efectos pedagógicos sobre la consciencia del ser humano. Es
difícil calcular las dimensiones del daño causado a la niñez, el
deterioro de su vida adulta, sólo porque su cerebro se ha nutrido
de experiencias que ha generado en él la Guerra, la Violencia, con
sus resentimientos, sus odios, sus miedos, sus frustraciones.
Los fines de la Ingeniería, se ve aquí, que se confunden con los de
las demás disciplinas humanas, y los de la Humanidad en general,
entre ellas las Ciencias Naturales, la Medicina, la Arquitectura, el
Derecho, la Filosofía, solamente como ejemplos de una compleja
196
lista de temas propios de las disciplinas actuales. Para entender las
conexiones entre los fines de las diferentes disciplinas, es preciso
tener una visión profunda de la cultura humana, como un todo. Lo
único más importante que esto, es que esa Cultura posea aquella
profundidad que se espera que tenga. De no ser así, el espíritu
humano decrecerá y en algunos casos sucumbirá sepultado bajo el
peso de los designios de intereses extraños, de la esclavitud, de la
servidumbre, de la tiranía. Y el Trabajo auténtico, como tal,
incluso el de los profesionales y el de las personas más cultas,
perderá su sentido y significación, se volverá extremadamente
manipulable, y podrá ser orientado, como muchas veces ha
ocurrido, en contra del mismo Hombre.
Otro aspecto importante del entendimiento humano que merecerá
nuestra atención detallada en un área aparte, más adelante, es una
consideración de fondo sobre la situación real de la especie
humana y las demás especies vivas frente a la fuente real de los
recursos que necesitan para sobrevivir y multiplicarse y cuyo
conocimiento ha sido aportado por las ciencias experimentales en
la época moderna al actual caudal del pensamiento científico
respecto del medio natural en que vivimos. Ello afecta de manera
fundamental la economía de la capa viviente del planeta, en
general, y de la vida humana en particular. El descubrimiento de
esa realidad exige un cambio radical en la posición de los seres
humanos frente a lo que entienden por Riqueza, frente a sus
actuales consideraciones respecto del valor del trabajo, de que se
tengan en cuenta para él propósitos de bien común y frente a sus
consideraciones actuales del valor de la cooperación con las
demás especies vivas.
Definitivamente tenemos que aceptar que nuestro planeta no es
autosuficiente, que los recursos naturales tienen sus límites en su
capacidad de soporte de vida, que los seres humanos,
individualmente o colectivamente somos absolutamente
dependientes del medio en que vivimos y que quizás jamás
podremos emanciparnos de la Naturaleza, como muchos piensan
que lo venimos haciendo. Ello determinará también la forma
como trabajen, en lo sucesivo, los ingenieros que aportan el
197
soporte físico, los empresarios, los estadistas, como sea orientada
la Cultura, como se desenvuelva la vida cotidiana de los hombres,
como se estructure la sociedad humana, etc. El hacer caso omiso
de aquello puede alejarnos de la posibilidad de dar la respuesta
adecuada al reto de nuestra adaptación a un mundo que cambia,
tal vez imperceptiblemente pero inexorablemente, haciendo, en
algún momento, imposible nuestra vida.
En nuestro país, en todos los sectores de la sociedad, las formas
más astutas de engaño, las más deprimentes, más crueles, de
violencia, los más excluyentes y descalificadores actos de
intimidación, de traición, la práctica de los más codiciosos actos
de explotación humana, los más absolutistas actos de dominio
sobre la vida ajena, usados como logros últimos heredades, al
nivel de la alta política tradicional para ejercer el Poder Político,
con toda clase de disfraces y máscaras, han llegado a penetrar, a
anidar, a ser asimiladas por la misma base social, como formas de
ejercer el poder personal aún al nivel de las relaciones
interpersonales para alcanzar la supremacía social. La destrucción
de las comunidades rurales y urbanas, la masificación de la
sociedad, particularmente en las grandes ciudades, la experiencia,
por muchos años, de soportar toda clase de abusos y
arbitrariedades sin que se vea, el cumplimiento de las promesas
electorales, siquiera de lejos, la presencia de un Estado fuerte y
decidido, la acción eficaz de una justicia pública, han destruido la
fe de la gente en el porvenir, le hacen sentir la insignificancia de
su individualidad, en las promesas sembradas desde siglos ha por
la Religión, le hacen sentir lo insignificante de su ser individual,
sin la menor opción de un trabajo fijo, así sea medianamente
lucrativo, experimenta la angustia de su indefensión frente a las
fuerzas exteriores que ejercen despiadadamente sus propios
designios, por encima de su vida y de su muerte, han desaparecido
en ella las expectativas de lograr, por medios propios, una vida
mejor. Nuestros pueblos se han olvidado de su dignidad, del
concepto de sus derechos y cifran toda posibilidad de redención
en sus posibilidades de fuerza, en sus alianzas con los poderes
probados, establecidos localmente, que entre nosotros están
personificados por las pandillas juveniles de barrio, los grupos
198
insurgentes de todas las tendencias políticas e ideológicas, las
organizaciones de producción y distribución nacional e
internacional de estupefacientes, las pandillas criminales, etc., que
forman abigarradas redes de intercambio, en las que se
acostumbra a contratar los trabajos sucios que “ensucian” la hoja
de vida con gente independiente, vinculada sólo ocasionalmente
con las organizaciones.
Esta otra realidad, como plan de vida, como decíamos atrás,
tampoco es nada diferente de lo que Charles Darwin señala en su
obra “Del Origen de las Especies por medio de la Selección
Natural”, como plan de vida para las especies animales. Este plan
de vida podría aplicarse a seres humanos que, como ocurre a
menudo entre nosotros, son sensibles sólo a los estímulos que
mueven a su amígdala cerebral, su cerebro animal,- mamífero-,
donde tiene asiento su centro emocional, y cuya corteza reflexiva
se atrofia por falta de uso, destruida por el alcohol, los
estupefacientes o ahogada por un medio humano asfixiante que le
niega al ser humano toda opción de vida superior.
Y habíamos dicho que una de las tareas de los ingenieros es,
precisamente, el cuidado de los recursos naturales y su eficiente
aprovechamiento. Resulta casi obvio que el adecuado uso de los
combustibles, por ejemplo, de las materias primas industriales, el
evitar los desperdicios y el derroche suyos son tareas que le
competen, pero no es tan obvio que el recurso humano pudiera
tener para el ingeniero un sentido semejante. En este caso las
distintas ramificaciones de la estructura social tendrían el
significado de un recurso humano evidente, si se quiere, incluso
más valioso que el recurso desarticulado y desorganizado
conformado por seres humanos independientes.
Es desde este punto de vista que se justifica para el ingeniero la
consideración de los problemas de relación social que venimos
esbozando y cuya solución social tendría extraordinarias
consecuencias prácticas. En el mismo sentido podría asumir el
ingeniero el significado de una rica ética humana que le de
sentido a su vida y a su actividad lo mismo que de la Cultura, con
199
todo lo que ello implica en el establecimiento de una vida
civilizada justa y armónica. Es por eso que la rígida e irracional
estructura de poder y mando que se ha formado tras doscientos
años de imperio de la sociedad burguesa industrial, en reemplazo
de la vetusta sociedad medieval, merece, a su vez, una acerba
critica. Los resultados no pueden ser más espeluznantes. Con ello
no ganan los que han logrado “triunfar” alcanzando a amasar
grandes fortunas y enorme poder económico; pierde la humanidad
entera, incluso éstos. El proceso de acumulación llegará al
momento de la crisis, en la cual la demanda será incapaz en
cantidad calidad y precio, de asimilar la oferta en el intercambio
económico siendo cada vez más pobre y marginada, y el sistema
económico se parará, siendo éste posible solamente en las esferas
económicas de los más ricos, reduciéndose cada vez más. La
calidad de la oferta de trabajo se irá especializando más y más
para caer luego en perfiles cada vez más bajos, perdiendo la
visión del conjunto, en beneficio de las grandes organizaciones.
Muchas artes serán olvidadas, teniendo que marginarse a medida
que la demanda de trabajo en las grandes organizaciones
disminuye, en beneficio de las productoras más “competitivas”,
deshaciéndose las grandes estructuras de intercambio económico
y reduciéndose nuevamente las comunidades humanas,
principalmente las más marginales a formas de vida más y más
aisladas.
La experiencia en nuestro país planteado por la apertura
económica de 1994 demuestra cómo la estructura productiva
queda reducida, en solamente 10 años, a la sombra de la que fue
antes. Las estadísticas, que ya habíamos mencionado atrás no
pueden ser más elocuentes: Luego de casi 100 años de
“Revolución Industrial” el 95% de la producción está en manos
de empresas medianas y pequeñas y de éstas, solamente el 25%
son legales. Las demás son informales. Nuestra pirámide
organizacional productiva ha desaparecido casi por completo.
Nuestra estructura económica “industrial y comercial” se ha
vuelto plana, con características de funcionamiento semejantes a
las de la economía agraria. Se conforma de multitud de empresas
inconexas que se debaten en un medio hostil tratando de
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mantenerse, aún cuando se encuentren, por razón del azar, en el
ojo de los huracanes que se suscitan constantemente. La apertura
económica provocó el derrumbe general de nuestras grandes
empresas, lo mismo que el establecimiento en nuestro país de
grandes estructuras empresariales extranjeras, y alianzas
estratégicas, particularmente en los negocios de distribución al
detal de alimentos y artículos de consumo que hoy han asumido
gigantescas proporciones, servicios bancarios y distintos servicios
de telecomunicaciones, para agregar a las que tradicionalmente se
han asociado para la explotación de recursos como el petróleo, el
carbón, los metales preciosos, etc.