libertad nº 59

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  • 8/2/2019 Libertad N 59

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    N 59 O C TU B R E ~ N O

    V I E M B R E 2 0 1 1 1 5

    a o s B u e n o s A i r e s P U B L I C AC I

    N D E L G R U PO A N A RQ U I S

    T A L I B E R T A D

    $ 3

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    2 O C T U B RE ~ N OV I E M B R E 2011

    Mis sueos son sumamente utpicos. Se tratan de realidades sociales casiideales. Me imagino una forma de vida en una colectividad armoniosa, dondedejemos de ser mercanca en este mercado de la vida. Donde cada una de las

    personas seamos valoradas por nuestros talentos naturales, por los sentimientosque podamos brindar a los dems. Una sociedad basada en la libertad, libertad de

    amar, libertad de pensamiento, libertad de accin, y que ser libre sea locotidiano, sin necesidad de tener que estar batallando para ello.

    Como fui formada para la sociedad soada del hombre nuevo, que por all enlos `70 la consideraban ya un hecho, no me cuesta entender que se perdi esa

    batalla, y que an se continan pagando las consecuencias. As pues, mis sueospasan por una realidad ms cercana a las posibilidades en las que me toca vivir.

    No dejo de soar en una justicia social, con igualdad de oportunidades paratodos/as, pero intento transformarlas en productivas para la actualidad que

    me rodea.Esta transformacin la fundamento por la incredulidad de que un cambio tan

    profundo pueda ser real, ya que considero que ese cambio slo puede ser posiblepor medio del compromiso de todos/as y sus voluntades. No considero que

    nuestro pueblo est pensando en ello. S confo que en un futuro nuevas genera-ciones lo logren con nuevas formas. Por eso mis sueos ms cercanos tratansobre generar la mayor cantidad de herramientas para que en un futuro ms

    prximo que lejano, se encuentre la frmula correcta para conseguir esa sociedadidealizado por tantos en nuestra historia.

    Sueo con la libertad. Con mi libertad, con la libertad de todos/as . Me veopisando las calles de cualquier ciudad, nadando en ros, mares, lagos o pantanos.Me siento amar y ser amada. Cierro los ojos y degusto un buen vino o una simple

    cerveza. Me veo vibrar de las risas que resuenan en mi interior. Camino viendo unhorizonte de naturaleza, vagando como tantas veces por alguna porcin montao-sa, sintiendo la lluvia o el sol acariciar mi piel. Sueo con la presencia maravillosa

    de los/as compaeros/as que a lo largo de mi vida he compartido tantas cosas.Mis ilusiones son que sigamos aprendiendo, que de a poco logremos erradicar la

    crueldad con la que debemos convivir a diario. Que no haya ms presos/as, que noexista la miseria, que podamos decidir todo por nosotros mismos, que nos dejen

    vivir en paz, que la ternura invada las ganas de vivir de cada persona, generando la

    amplitud de pensamiento y la conciencia colectiva nos genere esa ideal calidad de vida.

    Todo eso y ms sueo, sueo que nuestro extraordinario planeta resista a losataques de insensatez humana, que nos contine dando la vida que nos

    merecemos.

    GALLEEZEIZA, JUNIO 2011

    Escribir unas pocas palabras sobre unaorganizacin como la F.O.R.A . es, si setiene respeto por la libertad humana, una

    responsabilidad y una exigencia. Que hoy se estn conmemorando sus 110 aos deexistencia nos dice algo acerca del carc-ter de quienes la fundaron y sostuvieronen el tiempo. Tremendas represiones,masacres, deportaciones, torturas y cr-celes fue el convite que le obsequi el Es-tado argentino, gestionado en su turnopor liberales oligarcas; radicales; pero-nistas y las vergonzosas fuerzas armadas,a esta organizacin obrera responsable,eso s, de haber instalado la cuestin so-cial en este pas ya en su primer huelga decarcter general all por el ao 1902, elproblema del sometimiento del ser hu-mano al capitalismo, la explotacin delobrero en la ciudad y en el campo; la im-posibilidad del acceso a la vivienda encondiciones dignas; la migracin impul-sada por las necesidades econmicas y las persecuciones, etc., etc. Pero no sequed all y la cosa continu con metasimpulsadas por una necesidad funda-mental acorde con lo medios de accindirecta empleados. Al movimiento quebusca reivindicaciones de carcter par-cial e inmediato le imprimen sus mili-tantes un objetivo orientador en sus lu-chas, un fin social que se llam comunis-mo anrquico. La idea orientadora apor-tada por los anarquistas que fundaron la

    Federacin, surge de las discusiones que venan ya desde el siglo XIX y apuntan a lamanera de organizar la sociedad una vezderribado el Estado. Los colectivistasmantenan la idea de una retribucinsegn el trabajo que cada uno aporte,mientras que los comunistas planteanque se debe dar a cada uno segn sus ne-cesidades y cada uno aportar segn susposibilidades eliminando de esta manerala diferencia que podra surgir al cabo degeneraciones entre quienes puedenaportar ms y por tanto recibir un mayorbeneficio que otro que se vea imposibili-tado de hacerlo, incluyendo en este lti-mo caso a los ancianos, los invlidos y losmenores. A veces se cae en el error deconsiderar est formula como meramen-te econmica y superada por el avance delcapitalismo, pero se olvida que es esen-cialmente un planteamiento tico y esen-cialmente humano que tiene como obje-tivo lograr la mayor igualdad social posi-ble, y ese comunismo no puede ser tal sino se desarrolla en una sociedad verda-deramente libre.

    El legado que nos deja laFORA . del V Congreso es un valioso aporte ideolgicoque pone en cuestin todo el andamiaje

    poltico, econmico, jurdico, militar y religioso; y nos hace reflexionar sobre elgremialismo, el federalismo, e incluso elpapel de la organizacin obrera el da si-guiente de la revolucin. Pero no es sloun legado ideolgico sino tambin un re-ferente prctico, organizativo, de unaforma de actuar. Por todo ello la referen-cia del anarquismo en el movimientoobrero y social en este pas es una bande-ra que sigue vigente, aunque muchas ve-ces sus estructuras hayan desaparecidopor las represiones, hubo un fundamen-to subyacente que nunca pudo ser extir-pado por los verdugos de turno y por losadversarios ideolgicos.

    La historia de laF.O.R.A . no est escri-ta an, ms all del valioso aporte de Abad de Santilln que la resume hasta elao 1932, hay toda una historia (o mejordicho muchas historias) que no contie-nen las pginas escritas desbordandoan sus propias siglas y que seguramentecomenzaremos a leer cuando sirvan paraencender el fuego que derribar al capi-talismo y al estado.

    Que el pasado 25 de mayo 500 com-paeros se reunieran para conmemorarlos 110 aos de laF.O.R.A ., es un indiciode que an hay compaeros que realizano intentan aproximarse a la annima la-

    bor que caracteriz al anarquismo regio-nal, de su coherencia y persistencia de-pender que pueda surgir un futuro mo- vimiento obrero de tendencia anarquis-ta. Junto con la iniciativa anarquista quesurge cada da, en cada afiche o volanteque una mano va dando forma, en cadabiblioteca que posibilita la formacin y discusin entre compaeros, en cada ac-cin contra la crcel, en cada acto de so-lidaridad, en cada uno que lleva la idea deemancipacin ms all de las fronterasest el germen del futuro movimientoanarquista que terminar con la opresinen la Argentina.

    M.S.C

    Post Apocalipsis : Slo la noche siguientede la revolucin social se permitieronabrazar a la nostalgia, los chicos escucha-ban, la Luna iluminaba los ojos hmedosde los mayores, hablaron de muchas co-sas y una voz record las luchas de laFORA , detrs de las siglas en una bande-ra haba vida, muchas vidas

    1 1 0 A O S D E F O R A La Ga l l e A la calle

    ErratasEn la nota Contra el chauvinismo clasista: una respuesta al peridicoplataformisma hombre y sociedad, en el prrafo 16 donde dice Los es- fuerzos tericos de Godelier, Terray y Worsley, no han podido salvar al viejo Marx. Pero lo cierto es que opfyjtu!dvsawcsads!!debe leerse en realidad: Los esfuer- zos tericos de Godelier, Terray y Worsley, no han podido salvar al viejo Marx. Pe-ro lo cierto es que no existe una estructura econmica que determine una superes-tructura poltica.

    El Grupo Editor

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    O C T U B RE ~ N OV I E M B R E 2 0 11 3

    GLOBALIZACIN CAPITALPor burbuja econmica debe en-

    tenderse a una subida desmedida y

    fuera de lo normal del precio de algnproducto por un tiempo prolongado acausa de la especulacin financiera.El proceso por el cual se forma unaburbuja se debe a que los especulado-res acumulan un bien o una accin, y al aumentar la demanda, el precio co-mienza a subir. Otros especuladoresobservan que el precio sube, por loque ellos tambin desean comprar,incrementando la demanda y el pre-cio. Este proceso sigue, aumentandocada vez ms el precio. Los que com-praron primero venden para tomarsus utilidades. El precio sigue su-biendo, unos entran y otros salen. Elprecio llega a un nivel tan alto que yaes absurdo, pero algunos especulado-res siguen comprando. Llega un mo-mento en que muchos quieren tomarutilidades, pero ya no hay comprado-res. Comienzan a vender a cualquierprecio. Explota la burbuja, y el precioregresa de manera abrupta a la nor-malidad.1 Bsicamente las burbujaseconmicas se rigen por dos leyes:Se inflan ms tiempo de lo espera-do, e inevitablemente en algn mo-mento estallan.

    La crisis originada en Estados Uni-dos a causa de la burbuja inmobilia-ria, producto de la especulacin cre-diticia e hipotecaria, estalla a media-dos de 2008 cuando los bancos cen-trales de los diferentes estados norte-americanos intervienen para darle li-quidez al sistema bancario. Las enti-dades crediticias que especulan en elmbito inmobiliario fueron las msafectadas, producindose la banca-rrota de muchas de ellas, un aumentodesmedido del precio de las hipote-cas, acompaado por el desempleo y

    la depreciacin de la moneda.Rpidamente se expandi por todaslas economas mundiales, ocasionan-do que la crisis adquiera caractersti-cas globales. Despus de Estados Uni-dos vino Irlanda, Dinamarca e Islan-dia. Sigui por la pennsula ibricadonde an hoy la recesin y la prdidadel empleo es la norma vigente, sien-do el sector de la construccin uno delos ms afectados. La crisis tambinse manifest en Australia, Nueva Ze-landa y Japn, sin obviar a economassudamericanas como la chilena, ar-gentina y brasilea. La realidad es queno hay economa que no est en rece-sin, ya que en mayor o menor gradotodas se encuentran atravesadas poresta crisis de envergadura global.

    Hoy es el turno de Grecia, regindonde estn puestos los ojos no slodel sector financiero mundial, sino

    tambin de aquellos que ven en lasrevueltas callejeras griegas una luz de

    esperanza que logre expandirse parahacer que la resistencia y la luchacontra el capital sea tambin, como lacrisis, de carcter global. Y para elloes necesario conocer la fisonoma so-cial griega, aunque ms no sea es-quemticamente, para entender ladinmica de la crisis, sus alcances y las resistencias populares que se vie-nen desarrollando desde hace mesessobretodo en Atenas, ciudad neurl-gica de la regin helnica.

    El primer dato que puede dar un pa-norama del desenvolvimiento de lacrisis y sus alcances, est relacionadocon la estadstica poblacional. Viven,en la actualidad, 11.3000.000 habi-tantes en la regin griega, siendo Ate-nas con 5 millones de personas y Salnica con algo ms de 1 milln lasciudades ms importantes de Grecia.Entre ambas albergan un poco msdel 50% de la poblacin total configu-rando de manera particular no slo lafisonoma territorial, sino tambin laactual crisis, ya que las movilizacio-nes, resistencias y luchas callejerascontra el ajuste estatal suceden prc-

    ticamente en su totalidad en estas dosregiones. Pese a que hoy da el 20% dela poblacin griega trabaja directa oindirectamente en el sector agrcola,posicionando a Grecia entre los esta-dos europeos de mayor preponderan-cia en ese sector econmico; o de quela quinta parte de la poblacin activatrabaje en cualquiera de las vertientesdel sector industrial (alimenticia,textil o construccin), la realidadeconmica griega se define por la casitotal dependencia del sector pblico y el turismo.

    Todo va de la mano ya que no es for-tuita la distribucin poblacional enlas dos grandes ciudades (Atenas y Salnica), sino que ello se debe a laplanificacin estatal que desde 1970 vienen llevando adelante los partidospolticos que se alternaron, y an sealternan, en el poder. Como en otrospases europeos la poltica griega es-ta caracterizada por el bipartidismoque ubica a los socialdemcratas y alos conservadores como los actoresprincipales del circo poltico. La al-ternancia se viene produciendo desdehace dcadas, y pese a diferencias dematices, ambas posiciones polticascomparten la idea del papel protag-nico que el estado griego, como actorsocial, debe tener no slo en lo polti-co, sino tambin en lo econmico. Deah la gran concentracin poblacionalen Atenas y Salnica, ya que es inevi-

    table para mantener la maquinariacontar con un gran nmero de fun-

    cionarios y trabajadores. Hoy en Gre-cia la mayora de los asalariados de-penden del Estado o de las industriasde servicios, como el turismo.

    Sin embargo, esta fuerte presenciaestatal en la vida econmica griegacomienza a tener ciertas restriccionesa partir de la entrada de Grecia en laComunidad Econmica Europea, allpor 1981. Esta situacin, junto a la olaprivatizadora que caracteriz a la d-cada de 1990 no slo en el pas hel-nico, sino pensemos en el caso del es-tado argentino, posibilit cierto des-membramiento del aparato estatal endetrimento del sector privado encuestiones que antao slo tena inci-dencia de manera exclusiva el estado.Uno de esos sectores es el de la en-seanza, donde a partir de las privati-zaciones comenzaron a aparecer losprimeros focos de resistencia ante laflexibilizacin laboral y los despidos.Lo que comenz en el sector de laeducacin poco a poco fue ganandootros terrenos, como los servicios.Las consecuencias, a la vista de todos.

    En la actualidad Grecia est atrave-sando la peor recesin desde la dca-

    da de 1970, con un desempleo queronda el 40% entre los jvenes, prin-cipales impulsores de las revueltas.Desde hace semanas la regin se en-cuentra paralizada producto de lasms de 15 huelgas generales que se vienen declarando desde que estallla gran crisis. La ltima de ellas, de fi-nes de junio, tuvo un objetivo claro, lade impedir una serie de recortes so-ciales propuestas por el FMI y el Ban-co Central Europeo para salvaguardarlos intereses de las bancas de Francia y Alemania, principales acreedoresdel estado griego y, vaya paradoja,impulsores de los crditos para queGrecia honre sus deudas. O sea, quelos mismos acreedores que reclamanson quienes estn dispuestos a otor-gar crditos para que el estado griegopague. Se habla de 50000 millones deeuros, as como de un ahorro de28000 millones que harn mella so-bre las conquistas econmicas y so-ciales de los ltimos 40 aos.

    Ante este panorama econmico so-cial convulsionado por donde se lomire, la poblacin griega no se haquedado inmvil, por el contrario, hatomado una posicin de resistenciaante el embate de los organismos fi-nancieros mundiales. Y en este des-pertar de lucha, el accionar del movi-miento anarquista griego tiene un rolde importancia considerable en la re-belin callejera, en las ocupaciones

    de fbricas, oficinas y universidades. Y pese a ser un movimiento relativa-

    mente pequeo en comparacin aotras posiciones pretendidamenterevolucionarias, como el partido co-munista griego, los anarquistas hansabido ganarse el respeto social. A diferencia de otras regiones euro-

    peas, el anarcosindicalismo no es lacorriente anarquista mayoritaria entierras helenas, por el contrario, eldescontento sobrepasa los mrgenessindicales y el mundo del trabajo. Elcapitalismo, como sistema relacional,no es entendido exclusivamente des-de la oposicin capital/trabajo ya quepensar la lucha desde un aspecto me-ramente econmico es quedarse amitad del camino. La posibilidad deruptura no debe quedarse en el recor-te del mundo laboral, por el contra-rio, debe ir ms all de la antinomiacapital/trabajo. La lucha debe ser unabsqueda constante de emancipacinintegral que sobrepase la instanciadel trabajo asalariado y ataque la so-ciedad de consumo y la vida converti-da en mercanca.

    La explosin social en Grecia es sloel comienzo. La crisis sobrevuelaotros estados donde las economas

    tienen ms peso a nivel continentaleuropeo, como pueden ser Portugal,Espaa o Italia. La suerte de Grecia escrucial no slo para el establismenteconmico mundial y sus conocidasrecetas financieras de endeudamien-to pblico, recorte social y privatiza-ciones, sino tambin para aquellosque ven en las revueltas griegas la ma-nera de enfrentar al poder poltico y econmico. La importancia de lo quesucede en las calles de Grecia resideen la posibilidad de convertirse encatalizador de la resistencia al capitalen otras regiones prximas a caer enla crisis econmica. Para ello la re- vuelta y resistencia debe sobrepasarlas propias fronteras de la reginhelnica, entendiendo que el proble-ma no es de carcter griego, sino glo-bal. Que el problema es el capitalis-mo, en cualquiera de sus manifesta-ciones.1 www.economia.com

    Gastn

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    Reflexiones breves acerca de la rebelin en elmundo rabe

    Una indita ola de protestas sacude al mundo rabe, quese extiende desde Marruecos hasta los pases del OrienteMedio. Los rebeldes libios en armas, los jvenes egipcioso las mujeres tunecinas son los protagonistas, que sor-prenden al mundo posmoderno, liberal y democrticoque haba decretado el fin de la Historia y condenado almbito de las leyendas a los grandes relatos de libera-cin y al sujeto protagonista de la Historia, o mejor an,de la Revolucin.

    Los analistas de toda laya suelen remontar los antece-dentes a estas rebeliones -y las recientes acampadas deindignados espaoles o las insurrecciones de la juven-tud griega- a lo que denominan Argentinazo del 2001,aunque tal vez pueda rastrearse hasta los movimientosprevios a la cada de la Cortina de Hierro y el socialismoreal en Europa Oriental en 1989, el derrumbe del Murode Berln y la ocupacin estudiantil de la plaza de Tiana-men en China, que fue ahogada en sangre por las autori-dades comunistas.Estos movimientos que se han produ-cido durante las dos ltimas dcadas, pero con una fre-cuencia inusitada en los aos recientes, tienen algunascaractersticas en comn que vale la pena destacar: la par-ticipacin juvenil, la escasa o nula identificacin de clasede los protagonistas, la ocupacin del espacio pblico pa-ra manifestarse (plazas y espacios de importante valorsimblico social), el rechazo o indiferencia frente a lospartidos polticos tradicionales, la ausencia de una ideo-loga definida aunque con una fuerte crtica a las formasde representacin poltica (tanto democrticas como dic-tatoriales) y la utilizacin de los nuevos medios de comu-

    nicacin y las redes sociales virtuales para autoconvocar-se (Twitter, Facebook, pginas web, blogs, mensajes sms,cadenas de correos electrnicos, etc.).

    Lo que resulta difcil de comprender tanto desde la iz-quierda como de la derecha, es que el conflicto de clasecon el que estaban acostumbrados a pensar la realidadaparece diluido, o no se manifiesta incuestionablemente. Algunas interpretaciones marxistas, e incluso anarquis-tas, tienden a forzar los anlisis tradicionales e incorpo-ran los resabidos actores de siempre: el imperialismo o laclase proletaria. Pero no dejan de presentar algunas con-trariedades cuando se deben explicar las consecuenciasnegativas de las polticas imperialistas y neoliberalesdentro del propio Primer Mundo; o cuando se hacen an-lisis de clases y se habla de un movimiento obrero quenunca se manifiesta o -cuando lo hace- generalmenteest a la zaga de reclamos que lejos estn de tener un con-tenido econmico o entrar dentro de la lgica del enfren-tamiento entre el capital y el trabajo. No queremos deciraqu que los conflictos de clase son una quimera o firmarel acta de defuncin del movimiento obrero, sino queexiste una realidad social nueva de la que los viejos anli-sis socialistas tradicionales ya no pueden dar cuenta.

    En el presente artculo trataremos de aproximarnos alconflicto del mundo rabe, no para proporcionar una re-ceta o una hiptesis acerca de cmo interpretar estosnuevos movimientos sociales, sino con la aspiracin deobtener elementos para discutir la realidad reflexionan-do desde un punto de vista anarquista.

    Una particularidad muy interesante de las revueltas de

    Egipto y Tnez -que se dieron en menor medida en Jorda-nia, Yemen, Siria, Argelia y Libia- es el carcter espont-neo de las manifestaciones. Contra lo que siempre dicta-ron tanto el sentido comn marxista como el burgus, laespontaneidad de la revuelta, la ausencia de una organi-zacin o una direccin, incluso de un programa comn,no condena al fracaso a un movimiento popular, ni tam-poco le impide alcanzar objetivos impensables desde uninicio, como la renuncia del gobierno de turno (tal como

    ocurri con Mubarak en Egipto y Ben Al en Tnez). Sola-mente en el caso de Libia la espontaneidad de las masas

    fue aprovechada por las fuerzas de la ONU, a fin de impo-ner sus polticas intervencionistas, que aniquilaron elespritu liberador del movimiento. La intervencin de lospartidos polticos tradicionales en el movimiento, con lospartidos musulmanes e islamistas incluidos, fue prcti-camente inexistente y ms bien se centr en llamados alorden y a la paz general. Incluso el Partido Comunista deTnez particip de la coalicin de gobierno junto al parti-do oficial, luego de la expulsin de Ben Al del gobierno.Los llamados de la izquierda tunecina a conformar unnuevo parlamento y gobierno, encontraron su reflejo enlos pedidos reformistas de la izquierda egipcia. Lo queresulta sorprendente es que las masas sin direccin pol-tica y de forma espontnea, se movilizaron y derrocaron aunos gobiernos dictatoriales que durante aos los parti-dos polticos autoritarios, burgueses, reformistas, de iz-quierda o de derecha quisieron deponer infructuosa-mente.

    El papel de los sindicatos fue ms bien colateral y algomarginal al movimiento, siendo ms notoria su partici-pacin en las ltimas fases de la rebelin. En Tnez, lacentral sindical UGTT est muy burocratizada y no deja deestar fuertemente vinculada con las estructuras del siste-ma, impidiendo la conformacin de sindicatos indepen-dientes. La participacin sindical se redujo a una serie dehuelgas declaradas poco antes de la cada de Ben Al,cuando ya los das de su gobierno estaban contados.

    Un aspecto interesante fue la creacin de comits loca-les por los manifestantes, con un carcter igualitario y li-bre, para mantener el orden y el funcionamiento de la vi-da social en los barrios a los que no podan entrar las au-toridades ni la polica. La autogestin y la ayuda mutuasurgieron en los barrios que estaban bajo control popu-lar. Cuando Mubarak retir los diez mil policas que man-tenan el orden en las calles, intent con esa jugada cre-ar la anarqua en un sentido hobbesiano, es decir, que laciudadana descontrolada se volcara al pillaje, el abuso,los robos y se aterrara frente al caos social. El resultadofue precisamente lo opuesto: la gente se autoorganiz enlos barrios, y recorra con armas, palos y cuchillos las ca-lles para prevenir los saqueos, logrando que la criminali-dad disminuyera sensiblemente. Se recoga la basura delas calles, se realizaba el mantenimiento del orden pbli-co y unos ayudaban a otros: la cooperacin y la autoorga-nizacin surgieron ni bien desaparecieron las fuerzas po-liciales. (1)

    Tambin es interesante como los jvenes rebeldes se

    transformaron en los propios cronistas de la rebelincuando las autoridades gubernamentales controlaban losmedios masivos de comunicacin. Las cmaras de lostelfonos celulares, la difusin a travs de redes socialesde las imgenes de la represin, los relatos va twitter delo que ocurra en las calles rompieron con el cerco decensura gubernamental. Sin embargo el bloqueo de in-ternet y la telefona mvil que perpetr el gobierno nosurtieron efecto. La difusin boca a boca tuvo un impor-tante papel, demostrando que el movimiento no era tansolo un simple efecto emergente de las nuevas tecno-logas.

    La ocupacin del espacio pblico tambin es muy signi-ficativa. La Qasba tunecina o la plaza de Tahrir egipcia seconvirtieron en smbolos a ocupar por el pueblo, para de-batir, conformar asambleas, manifestarse, protestar y combatir contra las fuerzas policiales. Las plazas ocupa-das de las ciudades lejos de convertir a la gente en masa,aproximan los cuerpos y las voluntades, generan empata y sentimientos de emocin indescriptibles, una realidadeufrica donde todos los objetivos empiezan a delinearsecomo posibles. Los manifestantes tunecinos se reunierondurante varios das en la plaza durante da y noche, y nisiquiera la fra lluvia invernal logr desalojarlos. En fe-brero, ms de un milln de egipcios se movilizaron en las

    calles reclamando la renuncia de Mubarak.Los reclamos no tienen una significativa motivacin

    econmica, sino que estn centrados en reivindicacionesde un fuerte contenido moral: una ampliacin de dere-chos, mayor libertad, fin de la corrupcin, democracia,elecciones libres, libertad de expresin, derechos feme-ninos y otras reivindicaciones reformistas. En este as-pecto, la participacin juvenil y femenina es la ms com-prometida, debido a que los jvenes y las mujeres son dosde los grupos sociales ms postergados y sometidos, y cu- yos derechos virtualmente no existen. Pero este carcterreformista de las protestas no ha sido comprendido por lamayor parte de la izquierda marxista y ciertos sectoresanarquistas con estos mimetizados: segn aducen unos y otros, tanto la ausencia de un partido revolucionario co-mo la carencia de un programa pergeado por las masas,llevar a malograr la posibilidad de un cambio revolucio-nario. Pero este pensamiento presupone que los objetivosde los manifestantes son coincidentes con los suyos, y que si el pueblo tuviera los medios a su alcance, hara unarevolucin sin lugar a dudas. Esto es pura ciencia ficcin,simple especulacin poltica. El rechazo a las formas tra-dicionales de representacin poltica no excluye a la iz-quierda o los programas impuestos desde afuera. Peoran resulta en el caso de los anarquistas neoplataformis-tas, que hacen lo posible por brindar un discurso lleno delugares comunes con la izquierda: poder popular, inser-cin social, unidad con la izquierda para luchar contra elimperialismo, programa nico (bendecido por las ma-sas), anarquismo organizado (en torno a un partido anar-quista), etc.

    Los poderes de turno han reaccionado de diferentesformas frente a la protesta: de forma ms benigna en T-nez y en Egipto -tal vez temiendo que las propias fuerzasencargadas de la represin se negaran a cumplir la cade-na de mandos, como ocurri en cierta medida en Egip-to-, o masacrando a los manifestantes como en Libiaprimero y ms recientemente en Siria, donde los muer-tos y desaparecidos se cuentan por millares. Las cadasde Ben Al y Mubarak hicieron que el resto de los gober-nantes del mundo rabe descartara las polticas de me-dias tintas, y se volcara a la carnicera indiscriminada afin de no ser los prximos dictadores en ser depuestos.El resultado de estas polticas an es incierto, y nada ha-ce pensar que las protestas se debilitarn.

    Si alguna conclusin podemos sacar de lo antedicho esque ni la radicalizacin de las consignas, ni la calidad re- volucionaria o reformista de los objetivos de los mani-

    festantes tiene relacin con la violencia con que los dife-rentes gobiernos reprimen las protestas. Protestas rela-tivamente pacficas pueden desatar una masacre indis-criminada por parte de las autoridades como en Siria oLibia, y otras de un tenor parecido ser toleradas o repri-midas con un bajo nivel de violencia. Este contraste seevidencia ms an si comparamos las revueltas rabescon las acampadas de indignados en Espaa, donde elpacifismo es prcticamente equiparable al civismo de losmanifestantes. El poder policial suele responder con la violencia en la medida en que considere que la subver-sin que promueven los revoltosos atenta contra su esta-bilidad, lo cual depende en gran medida de la subjetivi-dad de las autoridades polticas. Evidentemente la tole-rancia a la manifestacin de la indignacin popular enEspaa no se basa en su carcter no-violento, sino pre-cisamente en que sus propuestas y prcticas no estuvie-ron ni siquiera cerca de desestabilizar al gobierno.En un reciente artculo (2) que recomendamos su lectu-ra, el autor expone algunas coincidencias entre los casosde Argentina en 2001 y los recientes acontecimientos enEuropa; creemos que estas tambin son aplicables a lasrevueltas del mundo rabe:1- prcticas horizontales descomponiendo patrones de

    sentacin poltica (ni sindicatos ni partidos

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    (...viene de la pgina 4)

    2- aspectos ciertamente igualitarios (todoshablando en nombre propio y cualquiera pu-diendo hablar), 3- dinmicas solidarias y autogestionarias,administrando colectivamente los esfuerzos y la satisfaccin de las necesidades, 4- apelacin a la construccin de espacioscolectivos a partir de las diferencias existen-tes, esto es, rechazo de las hegemonas igua-lizantes en la bsqueda de una igualdad a partir de las diferencias, 5- ocupacin concreta y efectiva de espacios pblicos, es decir, de los espacios que simbo-lizan la existencia de un sujeto colectivo pre- sente y no representado (uso pblico del es- pacio pblico, se deca no hace tanto en Ti- gre, cerca de Buenos Aires, o la calle esnuestra, como marca de la intervencin co-municacional, mayoritariamente artstica,en las calles).

    Lo que resulta paradjico es que si bienlas prcticas -el formato de las protestas,podramos decir- tiene caractersticasnotoriamente libertarias o directamenteanarquistas, los objetivos pueden ser porcompleto discordantes o incluso hasta re-accionarios (como las propuestas nuclea-das en torno a la organizacin espaola Democracia Real Ya, centradas en la crticaal bipartidismo). Como bien sostieneHernn: Se trata de movimientos habita-dos por inconsistencias, por contradic-ciones y por una multiplicidad de motivosdiferentes, de estmulos diferentes, deprospectivas diferentes, que confluyen enacciones comunes. Por eso es que de nadasirve analizar los motivos o los anhelos,sino que el enfoque debe centrarse en losfenmenos y en lo que tengan de potentesfrente al actual orden de las cosas.

    Frente a este panorama, es esperableuna reaccin gubernamental que restituyala situacin, probablemente con algunoscambios, pero sin cambiar la esencia deuna sociedad entre dominadores y domi-nados. Los pueblos de los pases rabesque reclaman la misma democracia quelos espaoles consideran anquilosadapronto se hallarn en un punto no muy diferente del comienzo si no logran rom-per con estos vaivenes pendulares de lapoltica en que se encuentran atrapadascasi todas las sociedades: democracia-dictadura, neoliberalismo-estado de bie-nestar o desarrollo-subdesarrollo.

    Tal vez toda rebelin conlleve estos dis-positivos y componentes anarquistas quemencionaba Hernn. El desafo consisteen lograr que las formas libertarias de laprotesta generen contenidos anarquistas,logrando terminar con el panorama es-quizoide donde se practica la autogestin,la ayuda mutua, el debate asambleario, lano-representacin poltica y el igualita-rismo, a fin de obtener una mezquina re-forma electoral, elecciones libres, polti-cas ms inclusivas por parte del Estado,devolucin de ahorros incautados, y uninterminable pero muy cvico y refor-

    mista- etctera.Patrick Rossineri

    Notas:(1) Hobbes vs Kropotkin on the streets of Cairo, por Tom Streithorst, 31 de enero de2011(2) Por qu 2001 no fue un fracaso, porHernn, publicado en: http://entornoala-anarquia.com.ar/blog/2011/05/26/por-que-2001-no-fue-un-fracaso/

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    Hartazgo e IndignacinEs innegable que la protesta ciudadana s ha sido televisada.

    Las acampadas y marchas de la indignacin en el Estado es-paol y el estamos hasta la madre del sufrido ciudadanismoque se ha venido manifestando por estas latitudes, han dis-frutado de una suspicaz cobertura meditica. Todos los me-dios, sean impresos o electrnicos, comerciales o alternati- vos, han dado cuenta puntual de ambas movilizaciones. Pero,definitivamente, ste no es el nico paralelismo que podemosestablecer entre estas espectaculares protestas. Tras las apa-rentes diferencias centradas en las particularidades de lasreivindicaciones que dan cuerpo a cada protesta subyace undiscurso comn que se esfuerza en liquidar todo intento deelaboracin crtica del poder que plantee, de forma radical, lanecesaria reformulacin de estrategias contra el actual siste-ma de dominacin que desemboquen en luchas reales condu-centes a la ruptura definitiva con todo lo existente.

    Tanto las romeras de indignados como las procesiones de

    dolientes capitaneadas por el poeta Javier Sicilia, han sabi-do extinguir de antemano cualquier conato de incendio insu-rreccional, anteponiendo un pacifismo crnico que revela sus verdaderos objetivos y explica porque la dominacin tolera (y justifica) estas protestas edulcorantes. Ambas algaradasmuestran sus miserias apelando a uninterlocutor comn: el sistema dedominacin. Por eso, circunscribensu actuacin al marco de deberes y derechos polticos, pretendiendoampliar su ejercicio de la mano de unEstado protector que interacte y atienda sus splicas ciudadanas.

    Si oteamos los antecedentes de laindignacin ciudadana en el Estado

    espaol, conocida hoy como 15M (15de Mayo), podremos hallar los hilosque la animan. As encontraremos,en primer lugar, a Democracia Real,Ya!, una agrupacin de activistas virtuales que predica el abstencio-nismo contra el bipartidismo (PP/PSOE), impulsando unanueva ley electoral proporcional que beneficie la participa-cin democrtica y el pluralismo a travs de las candidaturasciudadanas y la inclusin de partidos minoritarios al circoelectoral. En segundo trmino, nos toparemos con JuventudSin Futuro , una red de jvenes indignados pretendidamen-te anticapitalistas, demandantes de trabajo que, por algunanegra razn, Toni Negri intenta situar en el entorno de la iz-quierda autnoma y les vincula a Izquierda Unida haciendoalarde de cierta informacin privilegiada a partir de los acer-camientos tcticos entre ese partido electorero y el leninis-mo posmoderno que integra la nueva formacin partidista au-todenominada Izquierda Anticapitalista. En tercera ins-tancia, podemos ubicar a varias asociaciones solicitantes devivienda digna, como la sugestivaV de Vivienda y lapla- taforma barcelonesa de hipotecados . Por ltimo, dndolecuerpo masivo a la protesta, se halla un conglomerado de ciu-dadanos progres nucleados en torno a la indignacin antela nueva crisis capitalista (contra el paro, la precariedad y losbajos sueldos) y la gestin del Estado a merced de la alternan-cia bipartidista de los ltimos aos. De ms est destacar queeste grupo multisectorial es el botn en disputa de los izquier-distas que tratan contra viento y marea de acarrearlos hacialas sectas en vas de extincin, los nuevos partidillos ciudada-nos y el sindicalismo minoritario.

    Por su parte, en tierras mexicanas, la protesta del hartazgo y la Marcha Nacional Estamos hasta la madre, encuentransus ms remotos orgenes en el discurso neo-zapatista y sudisposicin al dilogo con el Estado en busca de la paz con justicia y dignidad en la nacin y la elaboracin de una nue- va constituyente. Los motivos ms recientes que reaniman laaeja prdica de paz con justicia y dignidad y dotan de ilu-siones a los reformistas constitucionales, se centran en el ha-llazgo, el pasado 28 de marzo, de los cadveres de cinco jve-

    nes, un ex militar y una mujer, con evidentes rastros de tortu-ra, a las afueras de la ciudad de Cuernavaca, en el estado deMorelos.

    Juan Francisco Sicilia, de 24 aos de edad fue uno de los j- venes ejecutados; hijo del poeta y periodista Javier Sicilia,principal convocante de las movilizaciones contra la violencia y a favor de la paz, efectuadas el da 6 de abril en, al menos, veinte ciudades de la geografa mexicana y otros puntos delplaneta. Exigiendo que el gobierno replantee su estrategia deseguridad nacional, Silicia realiz un llamado, afirmando queEstamos hasta la madre de ustedes [] porque en sus luchaspor el poder han desgarrado el tejido de la nacin[1], al que sesumaron activistas, grupos y organizaciones de la denomina-da sociedad civil donde destaca, con mencin de honor, laOtra Campaa neo-zapatista, incluyendo, la parodia de co-lectivos anarquistas, para acentuar analogas con la SpanishRevolution.

    Las acampadas de indignados en el Estado espaol y las mar-chas y caravanas del estamos hasta la madre criollo, son losanhelados cimientos de los nuevos puentes de dilogo con elpoder. La ciudadanizacin de la protesta lleva implcito sus

    lmites . La ponderada ciudadanaes la muchedumbre domesticada: lamasa subordinada al Estado. Por esola protesta ciudadana no busca en-frentar al sistema de dominacin,mucho menos pretende destruirlo,slo trata de colaborar en su actuali-zacin y reacomodo, de ah su obse-siva insistencia en la participacin y en las reformas. Lo que quiere esmaquillar al sistema de dominacin.

    Ayudar a cambiarle el semblante,dotarlo de un rostro ms humano.La Democracia Ya es la transfor-macin cosmtica de la democraciarealmente existente. El estamoshasta la madre es la mutacin est-

    tica del espectculo que prolonga el simulacro. La sociedadcivil es el gran artfice de esta farsa. Se impone la sumisindemocrtica. Ya no tendr que ser destruido el Estado-capitalsino ser socorrido con la participacin de todos, siempre y cuando, ste prometa el retorno al aorado Estado benefactor.Todo se reduce a incrementar el desarrollo econmico, es de-cir, conferirnos ms capitalismo y a concretar nuevas leyes:controles electorales que propicien proporcionalidad y plu-ralismo, medidas anti-inflacionarias que impidan la caresta,regulaciones salariales que aseguren mejores sueldos, progra-mas de vivienda que doten de casa a los sin techo, fondos desalvacin que liberen a los hipotecados, un sistema de saludpblica que garantice la gratuidad de sus servicios, estrategias,ordenanzas y cdigos penales que pongan fin a la inseguri-dad, terminen con la delincuencia y mantengan en suscuarteles a los soldados hasta nuevo aviso, en resumen,do- tar de mayores poderes al Estado . Pero, por lo visto, no hay dequ preocuparse: ya vamos ganando. De abreviar el caminohacia ms capitalismo y al Estado todopoderoso, se encargarel izquierdismo para ello, cuenta con la bendicin del ne-grismo y el apoyo incondicional de la chomskymana auspi-ciando la quimera triunfalista a travs del dilogo y la partici-pacin e invitando a la autogestin de la opresin.

    La nica autogestin posible, en plena temporada de saldos y retrocesos, es la autogestin de la lucha. Cualquier otra pro-

    puesta autogestiva slo reafirma el sistema de dominacin,sin importar si sta proviene de la ideologa ciudadanista, de lademagogia populista, de la verborrea obrerista o de las trasno-chadas recetas que an se cuecen para autoconsumo ennuestras tiendas

    Gustavo Rodr guezSan Luis Potos

    A 27 de ju l io 2011

    L m i t e s d e l a p r o t e s t a c i u d a d a n a

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    No es nuevo el tema en cuestin, ya que en las pginas deLibertad! ha sido tratadoen nmeros anteriores. Y por ms que se haya abordado desde diferentes perspectivas,

    todas ellas confluyen en la misma idea: en la de entender la importancia crucial delmedio ambiente y sus ecosistemas en el presente y el futuro de cualquier proyecto deemancipacin integral que procure poner en tensin las relaciones sociales capitalis-tas. Tomando como faro esta premisa, intentar ahondar en la problemtica mineradesde una posicin que en las notas anteriores toqu superficialmente: el marco regu-latorio que permiti a las trasnacionales instalarse en puntos estratgicos geogrficos y econmicos del estado argentino.

    Explotacin minera: marco regulatorio y transnacionales

    Hasta no hace muchos aos hablar de mega minera o minera a cielo abierto erauna rareza para economas caracterizadas histricamente por ser agro-exportadoras,como es el caso argentino. Sin embargo, desde la apertura y profundizacin neoliberalde la dcada de los 90, la fisonoma econmica y los actores involucrados cambiaroncon la ola privatizadora que caracterizaron el comienzo de la dcada. Como sostienenMaristella Svampa y Mirta Antonelli en el libroMinera transnacional, narrativasdel desarrollo y resistencias sociales : Son tres los modelos de desarrollo que caracteri- zan la Argentina contempornea: el modelo agrario, el industrial y el extractivo-exportador. Los dos primeros han sufrido drsticas transformaciones en las ltimas dcadas, y continanoperando de manera explcita o implcita como narrativa social fundamental y horizonte deexpectativas de nuestras sociedades, el perfil del tercero, ligado a la explotacin de los recur- sos naturales, pese a su expansin exponencial, aparece desdibujado y apenas est presenteen el imaginario cultural de los argentinos. Vale aclarar que aunque no es una temticacon arraigo en el imaginario colectivo, en diferentes puntos de la regin argentina hanaparecido y logrado perdurar en el tiempo grupos de personas que se ven afectadas di-rectamente por los perjuicios de la instalacin de estos mega emprendimientos mine-ros. Y pese a que an hoy la conflictividad social contra la minera y la profundiza-cin de las luchas deben ser ledas dentro de parmetros geogrficos especficos ,como pueden ser el mbito local o provincial, antes que desde una visin ms inclusi- va a nivel nacional, de a poco se van visualizando propuestas que intentan ir ms allbuscando romper el cerco local, como puede ser la Unin de Asambleas Ciudadanas

    (UAC). Sin embargo, como sostienen las autoras del libro citado, es real que an hoy eltema minero no est instalado definitivamente como un problema que afecta el pre-sente, y sobretodo el futuro, de millones de personas. Sino que se sigue viendo comoun problema especfico de reas geogrficas determinadas.

    Esta situacin, junto a la complicidad de la clase poltica, posibilit que el lobby de lastransnacionales del modelo extractivo-exportador minero lograra profundos cambiosen el marco regulatorio del sistema productivo. Citando nuevamente a las autoras dellibro: La expansin de este modelo, como tambin la del relativo al del agro-negocio, no puede comprenderse sin involucrar tambin la perspectiva histrica, y muy especialmente, la poltica de privatizaciones, ya que fue precisamente esta poltica, la que estuvo orientada no slo hacia los servicios pblicos, sino tambin hacia los hidrocarburos, y de manera ms am- plia, hacia la totalidad de los recursos naturales. En este sentido, con las reformas constitu-cionales y legislativas las nuevas normas jurdicas institucionalizaron la auto-exclusin delestado como agente productivo y la consecuente exclusividad del sector privado como nicoautorizado a explotar los recursos naturales.Si trazamos una imaginaria lnea temporalpara fortalecer la cita precedente podemos nombrar la reforma del Cdigo Minero, laley de inversin minera, el Pacto de Olivos y la provincializacin de los recursos natu-rales durante el menemismo, polticas que encontraron continuidad en los gobiernoskirchneristas con el Plan Minero Nacional y el veto a la Ley de Glaciares. La receta fue, y sigue siendo, la misma:preparar el terreno poltico, endeudarse pblicamente,promover discursivamente la necesidad de las reformas legislativas, abrir el juegoal lobby empresarial y, por ltimo, definir la seguridad jurdica que posibilite elcambio regulatorio . El punto clmine es la conformacin, en agosto de 2000, de la lla-mada Iniciativa para la integracin de la Infraestructura Regional Sudamericana (IIR-SA), protocolo firmado por 12 estados, y definido por sus integrantes como un foro dedilogo parapromover el desarrollo de la infraestructura bajo una visin regional, procu-rando la integracin fsica de los pases sudamericanos y el logro de un patrn de desarrolloterritorial y sustentable.1En la prctica no es ms que la confirmacin de la alianza delbinomio estado/empresas, o sea, poder poltico/poder econmico en lo concernienteal marco regulatorio del modelo minero-extractivo que permite a las transnacionalestomar posesin de los recursos naturales y minerales.

    Geografa Minera

    En la actualidad, existen en la Argentina, ms de 150 proyectos a gran escala en etapaexploratoria, distribuidos en 12 estados diferentes, desde la Puna a la Patagonia a travsdel sistema geogrfico cordillerano. A estos hay que sumarle 6 proyectos en plena ac-tividad extractiva, y un proyecto binacional entre los gobiernos de Chile y Argentina,Pascual Lama, en proceso de construccin, posicionndose, este ltimo, entre los demayor envergadura a nivel mundial.

    Este proceso extractivo se define como de acumulacin por desposesin ya que, co-mo argumenta Marivella Svampalas caractersticas de este modelo minero son lamulties-calaridad y lamultiterritorialidad . El problema es que esta minera, analizada como un pceso, abarca desde que entran los insumos que se requieren y se desplazan por dismos de la geografa, hasta el traslado del barro que se saca del pas como exportaciria, a su mnimo valor, hay ms de 12 provincias involucradas y todas estn afectad guna manera, aunque el yacimiento est en la cordillera.De esta manera, y por ms queresulte obvio, no est dems resaltar, como ya hicimos en nmeros anteriores, las con-secuencias negativas de su implantacin: devastacin y agotamiento de la tierra; de-predacin de los ecosistemas especficos, ruptura de la relacin hombre-naturaleza y desplazamiento de poblaciones rurales hacia los mrgenes de las grandes urbes acen-tuando el despojo, la explotacin, el olvido y la precarizacin de la vida.

    A fines de marzo tuvo lugar en Coln, Entre Ros, el XV Encuentro de la Unin de Asambleas Ciudadanas (UAC),espacio de reflexin, articulacin y accinsegn propiasdefiniciones. Desde hace aproximadamente una dcada este espacio viene interac-tuando e intentando ser una alternativa de socializacin ante el modelo minero que se viene consolidando e imponiendo.

    En sus ltimas reuniones las diferentes asambleas y movimientos sociales que com-ponen la UAC se han definido como: de carcter anticapitalista, con vocacin de apor-tar a la construccin desde debajo de un modelo de produccin, desarrollo y consumoalternativo que sea respetuoso de la naturaleza y de la autodeterminacin de los pue-blos que con ella conviven histricamente a partir de vnculos de reciprocidad y ar-mona. Para ello, apuesta a visualizar, denunciar y difundir las consecuencias del des-pojo; consolidar y extender lazos solidarios entre las distintas luchas, construir un es-pacio comunitario entre sus miembros que permita ir prefigurando la sociedad futura, y profundizar la movilizacin colectiva, como formas complementarias de ir transfor-mando la realidad social.2

    Si bien es notorio que con el paso de los aos, pero sobretodo, con la experiencia ga-nada en la lucha contra la megaminera en la ltima dcada, se han originado lazos msslidos entre quienes han decidido dejar la pasividad de lado. Y, pese a que an hoy la conflictividad social contra la minera y la profundizacin de las luchas deben ser ledas dentro de parmetros geogrficos especficos y particulares, es una realidadque poco a poco stas se extienden a lo largo y ancho de la regin argentina; vinculn-

    dose unas a otras, radicalizndose, buscando nuevas formas de sociabilidad, nuevoscaminos que transitar. Y esta bsqueda debe ser constante y decidida para seguir pro-fundizando los interrogantes propios de todo movimiento que pretenda extenderse,radicalizarse, hacerse inclusivo: Cmo conformar una alternativa real de sociabili-dad? Cmo romper el cerco exclusivamente ambiental para poder vincularse conotras luchas sociales? De que manera profundizar y radicalizar las propuestas? C-mo originar una alternativa autnoma y realista de desarrollo? Sobre que parme-tros?Contestar, superar y mejorar estos y otros interrogantes es el desafo en la bsquedareal de opciones al modelo extractivo minero.

    1 www.iirsa.org 2 La lucha contra el despojo y la contaminacin en Argentina Un acercamiento atravs del XV Encuentro de la Unin de Asambleas Ciudadanas. Claudia Composto.

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    Hace dcadas ya que el tema de la inseguridad ha despla-zado a los reclamos sociales bsicos predictadura:salarios y condiciones de trabajo, desocupacin, vivienda, salud, edu-cacin y ataques a la protesta social. Con la vuelta de la de-mocracia el control armado de la sociedad (de los sectoresms pobres y de la protesta) deba justificarse de algn mo-do. Es as que de la guerra antisubversiva se va pasando a lalucha contra la inseguridad. Rpidamente, los lugares quedejan vacos los militares van siendo ocupados por las po-licas provinciales y federal, el servicio de inteligencia esactualizado y el penitenciario no.Pero la democracia que sigui a la dictadura, defraud lasesperanzas depositadas en ella, al no hacer otra cosa queprofundizar el modelo neoliberal con ms flexibilizacin la-boral, desocupacin y miseria. Mientras tanto, la desigual-dad se hizo ms y ms patente entre una clase alta que feste- jaba las privatizaciones tirando manteca al techo por televi-sin, una clase media cada vez ms reducida que se daba labuena vida llenndose de novedades electrodomsticas y barnizndose de cultura en Europa y de sol en Punta del Es-te y Miami, y una c lase baja creciente, desocupada y

    hambrienta. Y esta brecha, que no paraba de abrirse, entrericos y pobres fue generando, como siempre, violencia detodo tipo y protesta social. Ni lerdos ni perezosos, los bene-ficiados por la desigualdad procedieron a desarrollar ms y mejoresherramientas represivas de control social culpando de todoslos males a la misma inseguridad que ellos provocaban.Rpidamente se instal este tema en la agenda meditica y poltica.De este modo, desde 1996 a la fecha se registra un promedioanual de 220 asesinados por las fuerzas represivas del Esta-do (segn registro de CORREPI, Coordinadora contra la Re-presin Policial e Institucional), esto sin contar los casosque quedan fuera de este registro, as como las torturas, le-siones y detenciones arbitrarias que no se enumeran aqu.La mayora de estos casos son ejecuciones, mal encubiertascomo enfrentamiento o intento de fuga, en su mayora si-

    lenciados por los medios o informados segn la versin quequiera dar la polica al respecto. Al aparato represivo se suman herramientas legales como laLey Antiterrorista (sancionada durante el gobierno deKirchner en consonancia con la poltica antiterrorista deBush), herramientas tcnicas como la proliferacin en todoel territorio de cmaras de vigilancia, nuevas armas y mvi-les, y la incorporacin dedecenas de miles de nuevos vigilantes cada ao. Se suma in-cluso a las tambin crecientes fuerzas de Prefectura y Gen-darmera a la tarea de control y represin. Se militarizan zo-nas y se declara el estado de sitio cuando la protesta se em-pieza a hacer ms fuerte: Cutral C y Tartagal, diciembre de2001 en Buenos Aires,Las Heras en el sur, Andalgal en su lucha contra la mega-minera, Bariloche ante las protestas por el asesinato poli-cial de un joven, etctera, etctera

    Mientras, Mendoza se ubica entre las provincias con mscasos de gatillo fcil y abusos policiales. As se suceden losasesinatos de al menos 160 personas en manos de las fuer-zas represivas entre 1996 y 2010. Y los gobiernos de Cobos y Jaque se comprometen a sumar 1000 policas ms por cadaao de gestin, justificando su efectividad en materia de se-guridad con las estadsticas de secuestros cotidianosde pobres y jvenes bajo la excusa de averiguacin de ante-cedentes.Justamente, el gobernador actual, Celso Jaque, que ya sehaba destacado por criminalizar a la Asamblea por el Aguade Malarge cuando era intendente, es un voluntarioso mi-litante en materia represiva. Luego de llegar a la goberna-cin gracias a supromocionado Mapa del Delito que prometa atacar conesencial rigor a las zonas rojas o villas (uniendo en su go-bierno abogados de los derechos humanos y polica de ladictadura) encar distintas reformas legislativas a espaldasde la gente y afines a su poltica. Adems de amenazar con la aplicacinde la ley antiterrorista a los grupos contra la megaminera y a quienes colaboraran en tomas de tierra, impuls una ley de requisas que permite hoy en da requisas en la va pbli-ca y allanamientos de automviles y viviendas particularessin orden judicial y ante la mnima sospecha de cualquieragente. Intent hacer aprobar un Cdigo ContravencionalProvincial que prohibiera toda manifestacin pblica o pu-

    blicacin no autorizada, llegando a proponer penas de milesde pesos o hasta aos de prisin a quienes entorpecieranincluso el trnsito peatonal o quisieran hacer conocer susideas fotocopiando panfletos. En este caso, gracias a que nosmovilizamos a tiempo, con muchos otros grupos, la ley nopudo aprobarse y se dej en suspenso su tratamiento paraintentar aprobarla cuando el pueblo y sus organizacionesbajen la guardia.Esto ocurra en el segundo semestre de 2008; pero ya en ju-nio del mismo ao, los supuestos avances de la peniten-ciara provincial en materia de derechos humanos y en elcumplimiento de la ley que regula el encierro de los priva-dos de libertad eran puestos en duda por el reclamo deses-perado de los internos del pabelln 3. La principal crcelmendocina haba sido intervenida por el gobierno nacional,luego de la sancin de la Corte Interamericana de DDHHcontra el Estado Nacional por las psimas condiciones enque deban vivir y morir los presos de Boulogne Sur Mer.Los principales oficiales penitenciarios quisieron sacarse deencima al interventor federal incentivando a los presos aamotinarse a cambio de futuros beneficios para los cabe-

    cillas. Para esto presionaron a los delegados de los distintospabellones consiguiendo que los ms inescrupulosos adhi-rieran a sus planes. Pero muchosotros, procesados en su mayora, se negaron a trabajar conla gorra, por lo que estos presos rebeldes fueron sacados desus pabellones y reunidos en otro que se encontraba clausu-rado por ser especialmente inhabitable.Casi cien procesados fueron hacinados en un pabelln de 30celdas y dos baos precarios, para ah aleccionarlos a suantojo. Al poco tiempo los presos comenzaron a realizarasambleas y tomaron como medida de protesta una huelgade hambre que se ex tendi por casi tres semanas. Pero co-mo no conseguan que pararan las persecuciones y abusosintentaron llamar la atencin de los medios tomando los te-chos. La represin fue inmediata y slo llam la atencin lacantidad de gases y municin (de goma y de plomo) utiliza-da. Nada se habl de las causas de la protesta sino simple-

    mente de que la situacin rpidamente se haba normaliza-do. Entonces los presos se comunicaron con la Sociedad deResistencia para que ayudara a organizar, con sus familiares y amigos, la lucha fuera de la crcel. En poco ms de un messe ganaron todos los puntos del pliego de reivindicacionesdel pabelln 3 y se busc avanzar en la aplicacin de estosderechos para el resto de lospabellones.La respuesta de la Penitenciara fue el intento de castigar y trasladar a los delegados y referentes del pabelln; pero lasolidaridad enrgica e inmediata del resto de los pabellonesimpidi que se avanzara con estas medidas. Finalmente sesacaron el problema de encima liberando a los presos msmolestos delpabelln 3. Pero la reaccin no se hizo esperar. Hacia no- viembre de 2009 ya haban recapturado a uno de los refe-rentes del pabelln 3, y otro que fue delegado en aquella lu-

    cha, Ricardo Ferreyra, denunci pblicamente con cantidadde pruebas el funcionamiento de una mafia policial deLujn que lo quera obligar a t rabajar para ella. El fiscalGiunta, responsable del procesamiento de Ricardo por unacausa anterior, junto con oficiales y suboficiales de la comi-sara 11 de Lujn, pretendieron obligarlo a trabajar paraellos bajo la amenaza de que si no lo haca se le aplicaran 7causas ms que andaban volando, adems de otros perjui-cios que podran sufrir l y su familia. Buscaban que parti-cipara en robos y en una extorsin a un empresario deltransporte (que atestigu posteriormente que Ricardo decala verdad); pero, sobre todo, que sirviera como testigo falsodel armado de causas.Ocurre que con la Ley de recompensas, el Estado ofrece de-cenas de miles de pesospara el esclarecimiento de delitos que no necesariamenteexisten siquiera. Con slo un par de testigos falsos (encu-biertos y extorsionados o pagos por la polica), se detiene aalguien que sobre o moleste en la zona, y ya slo queda con-denarlo y cobrar para repartir. As, polica, justicia, Gobier-no, medios y opinin pblica quedan contentos. Otro cri-men resuelto. Slo que esta vez Ricardo se apur a denun-ciar pblicamente todo ste sistema perverso responsablede garantizar la seguridad de todos.La repercusin del caso fue inmensa, dos semanas de porta-das en los diarios de ms tirada y presencia en todos los no-ticieros y radios; pero la justicia federal se declar incom-

    petente y pas la denuncia a la fiscala de delitos complejos,donde justamente trabajaba Giunta.Entonces Ricardo tuvo que huir de la provincia. Pero casual-mente el da en que lleg la denuncia no estaba de turnoGiunta, por lo que la recibi la fiscal Claudia Ros que, a po-co investigar, encontr muchas pruebas y testigos que co-rroboraban que todo lo que deca Ricardo era verdad. Se de-cidi procesar a personal jerrquico de la comisara encuestin y al mismo fiscal Giunta. AMUPPOL, la mutual po-licial, amenaz con una huelga de brazos cados que al finalno llev a cabo, y desde entonces hay un tire y afloje entre lafiscal Ros y todos los testigos y pruebas de la causa, contralos amigos de la comisara de Lujn y de Giunta.Como era de esperar, pasado un tiempo se ha desprocesadoa los integrantes de esta mafia y el fiscal ya est de nuevo enfunciones, encausando gente y propuesto para juez provin-cial por el gobernador Jaque. Los medios ya no cubren conla energa de antes estas noticias y curiosamente desapare-cieron de toda la web los videos en que Ricardo denunciabaeste caso.Por otro lado, en enero de 2011, salieron a la luz pblica, por

    primera vez y en video, las habituales torturas a presos delos penales mendocinos. Mediante el robo de un celular aun penitenciario llegaron decenas de imgenes a manos deabogados de DDHH y de los medios masivos de informacindemostrando el sadismo y la despreocupacin con los queactan cotidianamente las fuerzas represivas de la provin-cia. Rpidamente se tomaron algunas denuncias, se procesa 7 penitenciarios y se pas a encubrir la situacin con queeste era un hecho aislado que sera solucionado con forma-cin en DDHH por tratarse de resabios de la dictadura. Ancuando los penitenciarios que torturaban en los videos notenan ni 30 aos de edad ni 3aos siquiera de servicio. Inmediatamente se recibieronms de 200 denuncias de los presos que comienzan a juntarpolvo en los archivos de tribunales y se les obsequi unapasta dentfrica y un jabn de tocador por primera vez en lahistoria a los presos de Boulogne sur Mer.

    En 2011 se hizo un motn, con toma de rehenes, en la crcelde Cacheuta denunciando las inhumanas condiciones dedetencin y pidiendo la pena de muerte para ellos si no secumpla con la misma ley que los tiene presos porque pre-feran morir antes que seguir sufriendo de abusos y vejacio-nes cotidianas. La fama de Ricardo, otra vez preso y aisla-do por orden del Ministerio de Seguridad en Cacheuta, jun-to con la difusin de la situacin y sus dichos en entrevistas y documentales, permitieron que una de sus denuncias porlas torturas recibidas terminara con 7 penitenciarios proce-sados el 5 de agosto pasado. Pero, por otro lado, se lo calum-ni en varios medios de informacin, acusndolo de ser unode los cabecillas del motn de Almafuerte, Cacheuta, ancuando esto ocurra en otro pabelln y l se encuentra com-pletamente aislado. Paralelamente, su familia es vctimafrecuente de amenazas, detenciones arbitrarias y denunciaspblicas sin fundamento por parte de policas.

    Das atrs se dio a conocer otra tortura comprobada sufridapor Ral Enrique Utrera, de 51 aos de edad, chofer de laMunicipalidad de Mendoza, por parte de la Comisara 4ta deCiudad. Ral le comentaba a un compaero de trabajo que asu hija le haban robado y opinaba sobre la ineptitud de losmilicos. Al escuchar este trmino, un polica se acerc y,ofuscado, se meti en la conversacin y cuando Ral quisoirse al bao, el polica lo atac y desmay de un golpe. Sedespert esposado en un charco de sangre y lo llevaron a laComisara 4ta de Capital, adonde lo colgaron desnudo,esposado de pies y manos, para pegarle como a una bolsa debox. Este calvario dur 24 hs y luego lo soltaron. Mientras,como vemos en la provincia, se suceden los hechos aisla-dos y la falta de formacin en DDHH mediante torturas, vejaciones, detenciones arbitrarias dentro y fuera de la cr-cel, los jueces, con el ltimo aumento, cobrarn $14.000 debsico, alejndose cada vez ms del salario de cualquier tra-bajador.La seguridad del poder, y con l, la de las fuerzas represi- vas, es nuestra inseguridad .

    Fuente: Sociedad de Resistencia Mendoza

  • 8/2/2019 Libertad N 59

    8/8

    S E

    C O N S I G U E

    E N :

    G R U P O A N A R Q U I S T A L I B E R T A Dcorreo electrnico: [email protected]

    CAPITAL FEDERALSalta y 15 de NoviembreBrasil 1142: entrada Est.Brasil 1110: kioscoBrasil 390: kioscoChile 594: kioscoBolivar y MorenoBolivar 225: kioscoAv. de Mayo 575: kios-coC. Pelegrini y Viamonte

    Corrientes 1312: kioscoCorrientes 1587: kioscoCorrientes 1555: Liberar-teCorrientes y Scalbrini OrtizCorrientes y Av. DorregoPlaza Houssay: puestode libros GonzaloPueyrredn 91: kioscoH.Yirigoyen 1784: kios-coRivadavia 1779: kioscoRivadavia 3860: kioscoRivadavia y CampichueloPlaza Primera Junta:kiosco entrada al subteF. Lacroze 4169: kioscoCabildo 1072: El AlephCabildo 1580: kioscoEcheverra 1685: kiosco

    Constituyentes 5516De los Constituyentes yAlbarellos: kioscoConstituyentes 6175Beragaa 2325: kioscoRamn Falcn 3577Federacin LibertariaArgentina (FLA)Brasil 1551SubtesEst. Constitucin, subteC: kiosco andn centralEst. Av. de Mayo, subteC: kiosco andn RetiroEst. Lima, subte A:andn a Plaza de MayoEst. Diag. Norte, subteC: kiosco andn RetiroEst. Congreso: andn aPrimera JuntaEst. Miserere, subte A:kioscos de andenesEst. Primera Junta:kiosco de andnEst. Alem, subte B: kioscoEst. Pueyrredn: kioscosde ambos andenesEst. Bolivar, subte E:kiosco de andn

    TrenesEst. Constitucin: hall

    central altura andn 11Est. Once: hall centralEst. Caballito: andn 1Est. Flores: kioscos deambos andenesEst. Chacarita: Corrien-tes y la vaEst. Liniers: kiosco Ma-laber, salida del tunelEst. Pueyrredn: andna Retiro: kioscoEst. Rivadavia: andn aa Tigre, kioscoAVELLANEDAAlsina 20, El AlephMitre 634, local 9: Roc-ka RollaLas Flores 87: Ficcio-nesQUILMESRivadavia 202: El AlephSolanoCalle 844 N 235: El Aleph

    BERAZATEGUICalle 14 n 4862: El AlephEst. Berazategui, salidaandn 1: kiosco

    FLORENCIOVARELAMonteagudo 259: El AlephMonteagudo y PernLOMAS DEZAMORAEst. Lomas de Zamora:kioscos ambas entradasBanfieldEst. Banfield: lado oesteTemperleyEst. Temperley: kioscosde andn 3-4 y andn 2

    ESTEBANECHEVERRAEst. Monte Grande:kiosco andn 2El Aleph

    TRES DE FEBREROEst. Ciudadela: de andnAmeguino y Av. AmricaEst. El Palomar: a Retiro

    LA MATANZA

    Villa MaderoEst. Madero, andn CatnSan JustoAlmafuerte 3109, esq.

    Yrigoyen: kioscoLaferrereLpez May 3086 esq.Av. Luro: kioscoEZEIZAKiosco frente. Estacin:Andn a Retiro

    GONZLEZ CATNRuta 21 y Cuyo (Equi-za): kiosco frente esta-cin

    MORNEst. Haedo: andn centralEst. Morn: andn Moreno

    ITUZAINGOEst. Ituzaingo, Rivada-via 21800: kiosco

    MERLOAv. Rivadavia y JuncalEst. San Antonio de P-dua: local 21 de libros yrevistas

    LibertadEva Pern (R. 21) y Es-trada: kiosco de plaza

    MORENOEst. Moreno: andn cen-tralTimoteo Gordillo 1306:local del UAZOHURLINGHAMEst. W. Morris: kiosco

    LOMAS DE ZAMO-

    RAPlaza Gigena. Domin-gos desde las 16hs. So-ciedad de ResistenciaZona Sur

    SAN MIGUELPlaza de San Miguel,esquina Mitre y Pern,domingos desde 17 hs:

    puesto de propagandaanarquista .

    SAN MARTNEst. Migueletes, FC Mi-tre: andn RetiroEst. Malaver: andn RetiroEst. San Martn: a RetiroJos Len Surez

    Est. Jos L. Surez:andn Retiro

    GRAL. PACHECORuta 197 esquina Mo-zart .KioscoDerqui 220. Los Tron-cos del Talar

    MALVINASARGENTINASRuta 197 y vas de Est.Pablo Nogus: kioscoEst. Gran Bourg: veredaPILAR Est. Pilar: andn a Retiro

    SAN ISIDROEst. Bolulogne, FC Bel-grano: andn Retiro

    SAN FERNANDOEst. Victoria: andn 3 aCapilla del Seor Estacin Carup ,Andn a Retiro

    TIGREEst. Tigre: andn RetiroKiosco de Diarios: Li-niers y PirovanoZRATE

    Av. Anta 27: kiosco

    CHASCOMSDistribuye EdicionesLetra Negrawww.edicionesletrane-gra.blogspot.comMAR DEL PLATAAv. Edison y 12 de Oc-tubre: kioscoSan Luis 1745:

    Broad way LibrosCorrientes 1731:Alberti 3101: Libros

    HoracioBAHA BLANCASaavedra 113: Librera

    RaicesBrown 426: Librera KlasOhiggins 71, loc. 22:

    Del Angel San Jun y 12 de Octu-

    bre, 1: CEHumZelarrayan 584: kioscoVillarino y BeruttiDonado 373Fitz Roy y ChiclanaVieytes y Juan MolinaGrupo Anarquista

    Bahiense:[email protected]

    SAN JUNPlaza 25.Martes y Mircoles des-de 17hs. Fac. Cs Socia-les. Complejo Is Malvi-nas.

    ROSARIOBiblioteca Alberto Ghi-raldoSarmiento 1418

    SANTIAGO (CHILE) Distribuye Peridico El Surco.e l s u r c o a n a r q u i s t a@ g m a i l . c o m

    LIMA (PER) Distribuye peridico Accin [email protected]

    En el nmero 58 deLibertad! (mayo-junio), enla nota tituladaArenas movedizas tratbamos eltema del desembarco de la Gendarmera Nacionalen barrios del conurbano bonaerense y CapitalFederal. Desde el ministerio de seguridad, co-mandado por la ministra Nilda Garr, se tom ladecisin poltica de blindar an ms los barrios

    porteos ya que desde principios de julio, 1250gendarmes y 1250 prefectos se suman a los 6000agentes represivos que forman el conocido ope-rativo centinela.

    Estos nuevos gendarmes se harn cargo de las ju-risdicciones de La Boca, Barracas, Parque Patri-cios, Nueva Pompeya, Villa Soldati, Villa Lugano y parte del Bajo Flores, donde antes la tarea la de-sempeaba la Polica Federal. La excusa? En pa-labras de Alicia Pierini, defensora del pueblo de laciudad de Buenos Aires:El Plan Cinturn Sur, puso

    en evidencia la corrupcin policial que el ao pasado ya haba intentado frenarse con los relevos de los jefesde la cpula de la fuerza () La primera medida quetom la doctora Garr de desplazar a los jefes de lascpulas nos pareci excelente; pero parece que no

    alcanz y por eso toman esta nueva medida. No es quellevan otras fuerzas porque estamos en tiempos electo-rales, sino que hay corrupcin de la federal que se hadejado estar por muchos aos.

    Una pieza ms se suma al engranaje represivoque hace del discurso de la lucha contra la insegu-ridad, la corrupcin y el narcotrfico su caballo debatalla al momento de acrecentar la presenciauniformada en el conurbano bonaerense y el surde la Capital Federal. De la desigualdad social y laexplotacin, ni una palabra.

    Milo Ristori

    FEUDOSGrupos econmicos y poder poltico: la familia Blaquier

    Las ocupaciones de tierras en Libertador General San Martn y Ledesma, en la provincia deJujuy, y la posterior represin estatal con la ayuda logstica de la familia Blaquier, accionistamayoritaria del grupo econmico Ledesma, debe entenderse desde un trasfondo poltico,

    econmico y social que se viene configurando desde hace dcadas. Las ocupaciones no se danporque s, sino que responden, organizada o espontneamente, a un contexto caracterizadopor la concentracin econmica en manos de pocas familias, que al mejor estilo feudal deci-den sobre el presente y el futuro de miles de personas, bajo la tutela y el beneplcito del es-tado provincial y nacional. Poder econmico y poder poltico en plena armona.

    Ledesma es uno de los grupos econmicos concentrados ms tradicionales y poderosos dela Argentina, ya que es uno de los pocos que se puede vanagloriar de pertenecer en su totali-dad a capitales nacionales. Produce caa de azcar, alcohol etlico, azcar para consumo, ce-lulosa, papel, frutas ctricas, jugos y paltas, derivados del maz, papel, agricultura, ganadera,gas natural y petrleo. Posee el 31% del mercado del papel y el 22% del de azcar. Concentrabajo su rbita empresarial alrededor de 155000 hectreas, o sea, el 80% de las tierras del de-partamento jujeo de Ledesma. 37000 de esas hectreas estn dedicadas a las plantacionesde caa de azcar. A su vez, y desde 1982, incursiona en San Luis, a travs de su subsidiariaGlocovil en la molienda de maz y elaboracin de jarabes de fructuosa y glucosa. Para ello des-tina 5000 hectreas.

    Pero no todo termina all, sino que tambin dedica 2000 hectreas a la plantacin y empa-que de ctricos y a la comercializacin de jugos concentrados y administra 52000 hectreas en

    la provincia de Buenos Aires y el litoral destinadas a la produccin ganadera. Y como no podaser de otra manera, incursiona tambin en el negocio de la soja, a la que dedica 2000 hect-reas. Participa de la produccin de petrleo y gas natural por medio de la UTE Aguarage, enla que es socia de Repsol, Tecpetrol, Petrobrs, Mobil Argentina y CGC. El oligopolio Ledes-ma tiene una facturacin anual de 1500 millones de pesos y emplea a 7000 personas, deci-diendo, de esa manera, sobre el devenir de la mayora de las familias que viven y subsisten enel departamento de Ledesma y poblaciones aledaas.Esta obscena realidad econmica y social posiciona al grupo Ledesma, y a la familia Blaquiercomo los dueos no slo de las tierras en el norte argentino, sino de la vida de miles de per-sonas que por una cuestin de dependencia se ven obligados a vender su tiempo y fuerza a es-te monstruo econmico que configura la fisonoma social del norte argentino. Nada escapa asu rbita, ni ninguna decisin estatal no pasa primero por los escritorios del oligopolio. Ra-ra paradoja, ya que mientras el kircherismo contina con su cruzada cuasi religiosa contra elgrupo Clarn, ms an despus de los resultados de las primarias del 14 de agosto, la presi-denta Cristina Fernndez sum a la comitiva que la acompa a Brasil a Federico Nicholson,uno de los principales ejecutivos del emporio Ledesma. Ambivalencias polticas que no ha-cen ms que confirmar el rol de los grupos econmicos, y sus convivencias con el poder de

    turno.Como es de esperar, el podero econmico del grupo Ledesma se traduce inevitablementeen poder poltico. Y es tal la incidencia de la familia Blaquier que un recordado suceso hist-rico la muestra tal cual es: El 27 de julio de 1976, la ciudad de Libertador General San Martn y la localidad de Calilegua fue-

    ron sitiadas por la polica de Jujuy, la polica federal, el ejrcito y la gendarmera. A las 22hs sdujo, simultneamente en las dos localidades, un apagn total, salvo en la fbrica de la empresadesma. Amparados en la oscuridad, en vehculos de la propia empresa manejados por sus empleado

    fuerzas represivas secuestraron a 400 personas: obreros, estudiantes, amas de casa. Todos fuerovados a lugares clandestinos de detencin, en los galpones de mantenimiento del ingenio Lededonde permanecieron das y meses atados y encapuchados, para finalmente ser trasladados en g pos a la sede de la gendarmera o bien a la central de la polica en Jujuy. Los detenidos eran rdos por el comisario E. Haig. La historia reciente de Jujuy lo recuerda como a uno de los asesin grandes del noroeste argentino. l era quien decida quien vivira y quien morira. Los que svivan a las torturas eran destinados al penal de Gorriti y de ah al campo de concentracin en lcalidad de Guerrero, actual escuela de polica. Este campo de concentracin era habitualmente visitado por el obispo Jos Miguel Medina,

    en das de la democracia fue elevado a vicario castrense de las Fuerzas Armadas.1

    Ocupacin, represin y muerteEl problema habitacional que sufre Jujuy se ha agudizado a partir de los cambios econmi-

    cos que se vienen produciendo desde la dcada de 1990 en toda la Argentina. El avance de lasplantaciones de monocultivos, sobretodo por la preponderancia dada a la soja transgnica, haocasionado la concentracin de tierras en pooles empresariales agrcolas, en detrimento delas economas regionales, empobreciendo a grandes sectores poblacionales. En las localida-

    des de El Libertador y Ledesma es alarmante la situacin social: alrededor de 3000 familias(una de cada tres familias que componen la poblacin de El Libertador) tienen serios pro-blemas habitacionales.

    Esta situacin de desigualdad territorial, crisis habitacional y total dependencia del ingenioazucarero para la subsistencia diaria, a llevado a centenares de personas a ocupar tierras sinesperar nada a cambio por parte de los polticos de turno, ni de organizaciones sociales co-mo la Tupac Amaru de Milagros Sala afn al gobierno kirchnerista, y menos an de la familiaBlaquier. La respuesta fue la de siempre ya que el 28 de julio los ocupantes fueron reprimi-dos por efectivos de la polica provincial jujea ante la orden del estado provincial y nacionalde desocupar los terrenos de la empresa. La represin se cobr la vida de tres ocupantes: F-lix Reyes Prez, Vctor Heredia y Ariel Farfn, pertenecientes los tres a la Corriente Clasista y Combativa (CCC). Hubo ms de treinta heridos de bala de plomo, incluidos nios y se reali-zaron infinidad de detenciones para amedrentar y desalentar las ocupaciones que an per-sisten.

    El Indoamericano en Capital Federal; La Primavera en Formosa, Ledesma y El Libertador enJujuy.

    El Poder y sus camalenicas formas: el capitalismo en estado puro.

    1La noche del apagn en Ledesma. Olga ArdezGastn

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