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  • 8/2/2019 Libertad 60

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    En Venezuela tambin hay indignadosDesde el Norte del frica musulmana hasta Chile y Grecia se ha extendido la protesta

    contra el sistema capitalista por toda Europa conmovida por la crisis mundial y las acam-padas que hoy llegan al corazn de los EEUU reclamando democracia. Lo muestran conlujo de detalle sin que los medios privados lo globalicen. Esto nos revela que ms all dela religin y de las banderas polticas no slo se lucha contra un sistema excluyente queprivilegia a una nfima minora, sino que esta minora puede tambin pertenecer a una

    casta poltica identificada en la teora con postulados revolucionarios, y en la prctica, te-ner los mismos privilegios que la minora capitalista y burguesa de las pseudos democra-cias neoliberales. A poner las barbas en remojo!

    Quin dijo que los indignados viven slo en pases capitalistas? Sin aupar a la derechade los pases sudamericanos, ni fortalecer sus ms profundas necesidades de disolver losmovimientos revolucionarios que hacen vida en nuestros pases, estamos completamenteconvencidos que dentro de las naciones progresistas existen contradicciones tan profun-das y dolorosas que hacen temer una revuelta inslita frente a populares lderes em-blemticos del continente. Esto quiere decir que no hay fronteras para reclamar contra laimpunidad, la corrupcin, la burocratizacin, el nepotismo, el clientelismo y dems pato-logas de los partidos polticos (de izquierdas o derechas) que elevan las banderas de la justicia social y ejercen una dictadura poltica aguas abajo. Tericamente elaboransendos estatutos y lneas estratgicas que hablan, sealan y critican esto mismo que deci-mos aqu arriba, pero en la prctica fortalecen viejas conductas partidocrticas, estable-ciendo una dinmica de cerco interno y desarrollan impunemente el secuestro delpartido revolucionario con miembros en sus bur nacionales, regionales y municipalesque son exactamente lo contrario de lo que proponen los estatutos y principios mismos

    del partido.Qu hacer? Indignarse y rebelarse ante esta falsa democracia que elige por cooptacin

    bates quebrados como lderes polticos, y excluye de los cuadros medios y altos a losverdaderos revolucionarios campesinos, obreros, estudiantiles. Militantes que han dejadosu vida en pos de un ideal quedan rezagados, a la intemperie, marginados, execrados poruna cpula partidista roja rojita (por fuera) pero que en el fondo es ms punto fijista quelos mismos adecos del pasado. Cmo lo comprobamos? Basta conocer la nmina de loscargos del ejecutivo y el legislativo a nivel nacional. Contradicciones como esta son lasque estn dejando crecer en el seno de nuestros partidos revolucionarios la indignacinque va a estallar y ser capitalizada por el enemigo y todo ello frente a nuestras narices.

    Quin duda en Venezuela que en cada Municipio existen y persisten estas y otras con-tradicciones que hacen de la vida cotidiana un infierno? Chvez ignora este cncer quehace rato viene haciendo metstasis en el seno del partido que l mismo dirige y preside?Ignoran nuestros ms insignes lderes polticos esta terrible realidad interna? Quineshan asimilado las lneas estratgicas que sealan estas y otras contradicciones tico-pol-ticas? Hasta cundo vamos a cerrar los ojos o mantener la cabeza enterrada como el

    avestruz?Sistemticamente los privilegiados recogen en su entorno a una corte de aduladores

    en puestos claves del ejecutivo, legislativo, y los dems poderes del Estado. Exhaustiva-mente organizan su poder popular que va a llenar las sillas de los eventos, todos co-miendo del gobierno, todos amarrados por las necesidades que tienen para poder vivir. ElEstado se convierte en el Gerente de los Recursos Humanos, y entonces los disidentes,los que critican los que se oponen a las mortales enfermedades morales del sistema yamencionadas anteriormente quedan sin empleo, sin conexin poltica, sin poder expresar-se y sin poder. Excluidos y desarticulados, ven disolverse ante sus propias narices unaoportunidad de cambios profundos. Ven imponerse categricamente reformas que simu-lan ir construyendo el socialismo de todos los das, pero en verdad qu se est cons-truyendo? El modelo que debe morir y no termina de hacerlo est matando al modeloque tiene que vivir y no termina de nacer. El cadver insepulto (de la partidocracia puntofijista) cada da goza de ms buena salud (en la partidocracia socialista) de la 5ta rep-blica.

    Lo decimos hoy a un da de la mega manifestacin mundial de maana 15 de Octubre y

    no creemos haber descubierto el agua tibia. Tambin en Venezuela Bolivariana y Revolu-cionaria estamos indignados y no tememos defender nuestros derechos y nuestras ideas,como tampoco tememos ser identificados por estos adecos de rojo que gobiernandetrs de Chvez, porque nadie nos quita lo bailado. Sabemos muy bien que no estamossolos sino DESARTICULADOS, que nos imponen un silencio porque le entregamos alenemigos armas y recursos, no camarada, no es el momento de criticar, estamos enplena campaa electoral, esperemos que gane Chvez y despus vamos contra los co-

    rruptos, y un rosario de premisas como estas han GASIFICADO al movimiento dentrodel partido y viceversa. Dnde estn los lderes del partido capaces de aceptar las crti-cas que desenmascaran las conductas contrarrevolucionarias de los mismos lderes y suentorno?

    Indignados tambin hay dentro de nuestro proceso revolucionario y es tan sonoro su si-lencio que aturde. Desde lo ms profundo de las entraas del pueblo va creciendo comoun terremoto social una fuerza que va a romper las cadenas del despotismo. El que tengaodos que oiga la indignacin de los revolucionarios annimos que pululan en los 335municipios del pas. El que tenga ojos que vea cmo lenta pero ineludiblemente van aacampar en las plazas Bolvar reclamando contra ese 1% de privilegiados convertidos enuna casta social controlando todos los tentculos del Estado, del poder, de los poderes.Va a llegar el momento en que la realidad va a poner en la misma balanza oficialismo yoposicin y sin medir en las aparentes diferencias ideolgicas romper el dique de latolerancia y no habr enfermedad de Chvez que frene, y no habr elecciones presiden-ciales que pare, y no habr momentos histricos que posterguen ms la protesta de unacomunidad organizada de indignados socialistas contra los vicios capitalistas dentro delpartido, de las instituciones, gobiernos y Estado y funcionarios que en la prctica siguen

    fortaleciendo la CONTRARREVOLUCION.La rebelin que hoy vemos en la tele en Chile, Espaa, Blgica, EEUU, Canad, Gre-

    cia, Bolivia, y otras ciudades del planeta no deben ser criminalizadas por el Estado ysu gobierno de turno y los medios. Estas rebeliones pueden degenerar en guerra civil co-mo en Palestina, Libia, Siria, Yemen, y lo que ocurre solapadamente en Mxico y Co-lombia con el narcotrfico, guerras civiles administradas por los gobiernos neoliberalespara sostener la impunidad y toda clase de injusticia social.

    Aqu en Venezuela ya vivimos un 27 de Febrero de 1989 contra la impunidad dentrode un gobierno neoliberal liderado por los corruptos de la 4ta Repblica, bueno que nonos extrae ver en un futuro no lejano otro levantamiento contra la impunidad y el nepo-tismo, la corrupcin y el despotismo, el burocratismo y el reformismo de nuestro propiogobierno caminando (o cojeando) hacia el socialismo. La indignacin es una rabia inter-na que va cobrando fuerza y que no nos vengan a decir que todo es producto de la CIA,el Pentgono y el FBI, que desde luego capitalizan, infiltran y aprovechan y sacan el me-jor partido de toda revuelta mundial, tambin es cierta la INDIGNACIN global frente ala realidad que dolorosamente tenemos que soportar a diario en nuestra vida cotidiana

    ms all de las banderas ideolgicas, polticas religiosas econmicas y sociales. Nada.Hay descontento hay frustracin, hay indignacin y repetimos que no hay fronteras paraeste sentimiento que se vuelve cada da ms global y planetario. Sabemos que mu-chos tomarn esta y otras reflexiones como argumento para confundirnos con cruza ta-lanqueras, escualidismos, y dems nombres con la intensin de ESTIGMATIZARnuestra crtica. Que no nos extrae que sean los mismos camaradas, compatriotas ycompaeros de lucha los que sientan en el fondo que le estn tocando la yaga que due-le, los perros que ladrenNosotros repetiremos las palabras de Don Quijote: ladranlos perros Sancho, seal que cabalgamos!.

    Finalmente los proletarios del mundo hoy son los indignados y por eso convocamos ala unin global contra los privilegios de una minora (de izquierda y de derecha). Y quelos esculidos no vayan a confundirnos, nosotros sabemos muy bien que ellos fueron du-rante ms de medio siglo la casta privilegiada del neoliberalismo venezolano. Que hoy sehayan infiltrado dentro del proceso es un problema interno a resolver antes de que sea yademasiado tarde. Indignados del mundo: unos!Venceremos!

    Mario Forti

    INDIGNADOS DEL MUNDO, UNOS!

    Acabo de leer, en la Web Alasbarricadas, que se ha constitui-do la Federacin Anarquista Revolucionaria de Venezuela.La noticia va precedida de una nota introductiva al Manifies-to, enviado a la Web y que sta reproduce, con el que esta or-ganizacin comunica su constitucin.

    Lo primero que me ha sorprendido es que en esta nota de laWeb, tras decir que reproducen el manifiesto, se precise estosobre su contenido: en el cual nos dicen que el anarquismoque profesan es el de los Bakuninistas de la primera interna-cional, el de los Revolucionarios Makhnovistas, el de losAnarco Sindicalistas de la Revolucin Espaola, el de los pro-letarios de la FORA, de los guerrilleros de la FederacinAnarquista Uruguaya, el de los mrtires de Chicago, el de Flo-

    res Magon y su Partido Liberal Mexicano...Me sorprendi porque despus de enfatizar la profesin de

    fe anarquista de tan extraa Federacin Anarquista Revolu-cionaria de Venezuela, no se dice nada (en la nota introduc-tiva) de otra profesin de fe que est en contradiccin con laanterior y que aparece expuesta en los puntos 5 y 6 del citado

    Manifiesto: Apoyamos crticamente el proceso bolivarianocomo militantes radicales de la revolucin Social. Esto es, queestamos a favor de que se abran espacios polticos, sociales,econmicos y culturales dentro del proceso (...)

    Es pues normal que me haya sorprendido tal omisin, por-que esta otra profesin de fe es absolutamente antinmica conel anarquismo por ser partidista y estatista, adems de ser des-calificadora y calumniosa para los anarquistas venezolanosque denuncian el populismo pretendidamente revolucionariode Chvez y su gobierno bolivariano: No somos anti boli-varianos ni anti chavistas. Siendo estas conductas dignas de laoposicin burguesa del pas, como organizacin comunista li-

    bertaria nos oponemos a cualquier sector que caiga en el jue-

    go de los factores imperiales; inclusive de un bando supuesta-mente anarquista que niega la lucha de clases y cuyo anar-quismo le sirve para ocultar sus intenciones neoliberales.Cmo se puede ser anarquista y apoyar (aunque se adornecon el crticamente) un Jefe de Estado y un Gobierno?

    En una primera tentativa de explicacin, se podra pensar en

    compaeros ingenuos, despistados por la demagogia seudorevolucionaria y socialista de ese militar Jefe de Estado y desu Partido bolivarista. Pero leyendo detenidamente su Ma-nifiesto se ve enseguida, por todas las manipulaciones retri-cas empleadas para camuflar su apoyo a un Jefe de Estado y aun Gobierno, su falso anarquismo y el objetivo perseguido.

    Si de verdad fueran anarquistas los redactores de ese Mani-fiesto y su apoyo crtico al Presidente Chvez estuviese mo-tivado por considerarle ser un autntico defensor de la revolu-cin social, lo lgico sera que trataran de convencer a losdems anarquistas para apoyar tal proceso en vez de inventary propalar descalificaciones y calumnias.

    Pero no es as, y el contenido del Manifiesto lo muestra. Elobjetivo es sembrar la confusin en los medios anarquistas,

    para tratar de reducir el impacto de la actuacin y la propa-ganda anarquista de nuestros compaeros de EL Libertario

    de Venezuela: tanto en la difusin de nuestras ideas como enla denuncia del falso socialismo (el socialismo del sigloXXI) del autcrata Hugo Chvez.No es de extraar tal maniobra, pues en Venezuela se esta en

    pleno periodo electoral y estos anarquistas-estatistas hanentrado en campaa.

    Una Federacin Anarquista que apoya un Gobierno?

    Octavio Alberola

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    PatronesLos dueos de la tierra en Argentina

    Las premisas de estas lneas parten dela idea de que nada sucede porque s.El proceso de extranjerizacin de la tie-rra en Argentina debe ser entendido

    dentro del marco jurdico-poltico yeconmico que se inicia en la dcada de1990 con los gobiernos de Carlos Me-nem: privatizaciones, lobbys empresa-riales, leyes permisivas al ingreso de lasmultinacionales en lugares claves de laeconoma, entrega de recursos naturalesestratgicos, persecuciones y hostiga-mientos. Han pasado ya ms de dos d-cadas y, sin embargo, no ha cambiadoun pice de dicha poltica ya que el go-

    bierno kirchnerista se ampara en un dis-curso cuasi populista para disfrazar laentrega de tierras a, por ejemplo, la Ba-rrick Gold o a la inmobiliaria AndesLand Properties.

    Los verdaderos dueos de la tierra noson quienes la trabajan da a da, sinooscuros personajes amparados en el po-der del dinero. Pero para entender este

    proceso, que mejor que tener en cuentaalgunas estadsticas que permitan darle

    forma al problema en cuestin1:Segn datos oficiales, la Argentinatiene un total de 174 millones de hect-reas de tierra. De la dcada de 1990 enadelante se vendieron 17 millones dehectreas y otras 13 millones estn enventa. En total 30 millones de hectreasque equivalen comparativamente a lasuperficie de, por ejemplo, Inglaterra y

    Portugal.La Facultad Latinoamericana de

    Ciencias Sociales (FLACSO)2, afirmaque hay 80 mil propietarios en la regin

    pampeana. De ese total 1250 acaparanel 35% de la tierra (9 millones de hect-reas). Adems, los 50 propietarios msimportantes ya cuentan con 2,4 millo-nes, el 15% ms que a finales de la d-cada de 1980.

    De las 35 familias tradicionales queconcentraban la mayor parte de la tierraa principios del siglo XX, 30 continansiendo grandes terratenientes. Cuatrode ellos, como Benetton, Cresud, Bun-

    ge y Born y Fortabat poseen 2 millonesde hectreas. El grupo Prez Compances dueo de 155 mil. Los Anchorenason dueos de 40 mil, los Gmez lza-ga de 60 mil, al igual que la familiaBemberg, ex propietaria de la cerve-cera Quilmas.El grupo italiano Benetton es el mayorterrateniente privado de la Argenti-na. Se suman a ellos el dueo de laAOL-Time Warner y fundador de laCNN, Ted Turner, el ingls Joseph Le-wis, Douglas Tomkins (es emblemticasu compra de los esteros del Ibera) y

    personajes como Richard Gere, Matt

    Damon, Robert Dubal, Hubert Grosse yWard Lay. Tambin entran dentro de es-te grupo la firma italiana Nettis Impran-ti, duea de empresas mineras, la yamencionada Barrick Gold y la Ameri-

    can Internacional Group, todas ellasdueas de grandes extensiones en Men-doza, Catamarca, Salta, La Rioja y elcordn cordillerano.

    Usurpacin y muerte: profundiza-

    cin del modelo latifundistaTeniendo como parmetro lo expues-

    to hasta el momento es que se puede en-tender el desarrollo de los ltimos suce-sos ocurridos en Santiago del Estero amediados de noviembre. Durante dasla muerte de Cristian Ferreyra, de 25aos e integrante del MOCASE-VaCampesina a manos del andamiaje pa-rapolicial que los empresarios sojerosde la zona mantienen para resguardarsus saqueos sistemticos, fue tratadadesde la liviandad ms vergonzosa porlos medios informativos de alcance na-cional. Liviandad que con el paso de los

    das dio lugar al olvido desinteresado,corriendo de la arena meditica no slola muertede estehombre,sino tam-

    bin eltrasfondo

    poltico-social quese encarnatras l.

    CristianFerreyraviva en la

    comunidadde San An-tonio, que

    junto a lospobladoresde MonteQuemadoy Lule Vi-dela con-forman laCentralCampesinaCopo Al-

    berdi (CCCOPAL), la cual forma partede la estructura del MOCASE-Va

    Campesina. Son alrededor de 900 fami-lias que se autoabastecen y cran gana-do autctono en un territorio de 80 milhectreas, disputado por el gobierno

    provincial santiagueo y los terrate-nientes sojeros. En el momento de suasesinato, Ferreyra se encontraba condos compaeros, esperando formar par-te de la asamblea del pueblo donde seiba a decidir que acciones llevar a caboante el constante avasallamiento de losterratenientes.

    El problema principal es la tierra,su posesin. Lo que buscan los empre-sarios y los gobiernos es la expansindel modelo sojero que tantos rditos lesgenera en Santa Fe, Buenos Aires y elLitoral argentino. Lo que encuentran esresistencia de la ms elemental, peroconciente y organizada. Fuerza manco-munada que trajo como consecuencia la

    creacin de lo que se dio en llamar MO-CASE: El Movimiento Campesino deSantiago del Estero naci el 4 de agos-

    to de 1990 mezclando militancias se-

    tentistas y cercanas a la Teologa de la

    Liberacin, varias herencias previas de

    organizacin, luchas agrarias y resis-tencia a los sucesivos feudos santia-

    gueos, y cosmovisiones indgenas que

    tuvieron hasta alguna influencia anar-

    quista portada por viejos trabajadores

    ferroviarios. En septiembre de 2001 el

    MOCASE se dividi porque esto que

    hoy se conoce como MOCASE-Va

    Campesina rechaz seguir organizn-

    dose verticalmente, con presidente,

    consejo directivo y pretensiones de obe-

    diencia a la cpula. Las comunidades

    decidieron mantener un estilo de orga-

    nizacin en red, horizontal y autnomo

    con respecto al Estado y los partidos

    polticos.

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    El asesinato de Ferreyra a mano de si-carios pagados por los terratenientes de

    la soja debe serenmarcado den-tro de la tensinsistemtica yconstante en quese encuentran in-mersos los pobla-dores del Santia-go del Estero

    profundo. Hosti-gamiento avalado

    por el poder pol-tico provincial y

    que las comuni-dades locales eindgenas vienen

    padeciendo y re-sistiendo desdehace ms de 20aos. Aunque el

    problema no esestrictamentesantiagueo yaque se encuadradentro de una

    poltica de avasallamiento represivocontra aquellas comunidades que deci-den organizarse y luchar para defender

    sus estilos de vida y maneras de rela-cionarse entre s, y entre ellos y la natu-raleza. Ejemplos hay muchos, aunquearbitrariamente se pueden tomar como

    paradigmticos los casos de las pobla-ciones que conforman las comunidadesde La Primavera, en Formosa, o Andal-gal, en Catamarca. Poblaciones quedesde diferentes maneras de organiza-cin vienen resistiendo, desde haceaos, los proyectos mineros en Cata-marca o la usurpacin de tierras en For-mosa.

    Y desde el anarquismo qu?

    Con slo escarbar superficialmenteen las tensiones que adquieren relevan-cia meditica, como es el caso de lamuerte de Cristian Ferreyra en Santiago

    del Estero, se abren un sin fin de rami-ficaciones de problemas vinculados es-trechamente a cuestiones tan bsicascomo la posesin de la tierra, el agua, lavivienda y la relacin armnica con lanaturaleza y sus ecosistemas. Muchos

    de esos problemas, para quienes vivi-mos en los centros urbanos, los llega-mos a conocer por el filtro selectivo ysesgado de los medios masivos de al-cance nacional o por los medios que seautodenominan y definen como decontra informacin o alternativos.

    Estos temas que giran en torno a latierra y el agua son neurlgicos,por-que son ellos quienes hoy generan y es-tructuran las tensiones y resistenciascontra el poder poltico y econmico alo largo y ancho del territorio. Como re-guero de plvora se extienden un sin finde problemas especficos de carcter lo-cal contra proyectos megamineros, so-

    jeros, o de usurpacin de tierras por lasimple razn de que stos atacan direc-tamente los lazos ms prximos y ele-mentales de sociabilidad de las comuni-dades entre s y entre ellas y su entorno.

    Muchas de estas luchas se desarrollany maduran en el tiempo, otras tienen vi-da ms corta, pero todas se centran en lanegacin de entender a la vida comouna simple mercanca regulada por lasfras leyes del mercado de la oferta y lademanda que transforma cuerpos en ob-

    jetos vacos, inanimados, en constantetrueque al mejor postor.

    Teniendo como parmetro esta idea,

    es que entiendo que la lucha debe seruna bsqueda constante de emancipa-cin integral que sobrepase la instanciadel trabajo asalariado y ataque la socie-dad de consumo y la vida convertida enmercanca. Reducir la problemtica aantinomias tales como capital/trabajo,

    proletariado/burguesa o al concepto delucha de clases es quedarse a mitad decamino. Es no comprender la fisonoma

    particular de la sociedad capitalista,consumista, individualista, altamentedesarrollada y perfeccionada tecnolgi-camente para instruir, moldear y vigilarlas individualidades en cualquier aspec-

    to de la vida en sociedad. La visin y posicin meramente obrerista comopraxis revolucionaria de las relacionessociales, no puede seguir siendo hoy lanica manera de abordar la realidad.

    La crtica y accin revolucionaria de-be traspasar los lmites inamovibles deltrabajo asalariado, entendiendo que lahistrica posicin antagnica entre ca-

    pital/trabajo no debe ser el nico cami-no posible de ruptura social.

    Gastn

    1 Extradas del libro Tierras SA: crni-

    cas de un pas rematado de AndrsKlipphan.2 Los dueos de la tierra en Argenti-na.3 La peste soja: viaje al corazn delMocase. La Vaca, editores de la revista M.

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    El 18 de enero de 2012 se produjo un episodio indito.Tiempo antes, un grupo de corporaciones internacio-nales de servicios IT agit la idea de un lock-out encontra de dos proyectos de ley en Estados Unidos queafectan claramente sus negocios: la ley S.O.A.P. (StopOnline Piracy Act) y la ley P.I.P.A. (Protect IP Act). La

    campaa previa hizo eco en incontables usuarios deinternet, movilizados en contra de las leyes restrictivasen el uso de la red de redes. Sin embargo, las corpo-raciones no hicieron el lock-out porque no estuvierondispuestos a gastar tanto dinero. Despus de todo, setrata de un asunto de guita. Lo que s fue indito, esque muchsima gente, incluyendo empresas comoWordPress o fundaciones como Wikipedia, manifesta-ron su protesta, en algunos casos dando de baja el ser-vicio. La extensin de la protesta es incalculable, y pa-rece haber sido verdaderamente masiva.

    Si se pone uno a indagar acerca de los discursos quemovilizan a tanta gente en contra de esta clase de res-tricciones legales, se advierte pronto una paradoja muyinteresante. En efecto, muchsima gente y, principal-

    mente, las grandes corporaciones, reaccionan en de-fensa de los derechos al libre acceso a la informacin.Este derecho, no obstante, es en tantsimos casos unaexcusa, un eufemismo que esconde el mismo derechoque reclaman las otras corporaciones, las que promue-ven las restricciones legales en cuestin, y es la base,en trminos econmicos, del actual estado de cosas: la

    propiedad.

    En nombre de lapropiedad intelectual, las corporacio-nes que se han apropiado de los derechos de autor deciertas producciones, reclaman que se vigile la distri-

    bucin gratuita de los contenidos que, segn ellos, lespertenecen. Son los mismos derechos que reclaman lascorporaciones farmacuticas o las agropecuarias, y que

    resultan en el cruel encarecimiento internacional dealimentos y medicinas, entre tantsimas otras aberra-ciones sociales.

    Por otra parte, las otras corporaciones, reaccionan endefensa de los negocios que realizan con la interactivi-dad libre en internet, negocios que se constituyen a

    partir de la propiedad sobre las herramientas que,segn ellos, les pertenecen. Hay quienes reclamantambin que se defiendan los derechos de propiedadintelectual, pero sin afectar la evolucin de sus nego-cios.

    Sobre qu se cimientan los negocios de corporacio-nes como google, twitter, facebook o yahoo? Son mo-delos cuyas derivas nacen de la intermediacin en las

    relaciones humanas a travs de plataformas informti-cas. En otras palabras, son propietarios de un conoci-miento que se adquiere a partir del seguimiento delcomportamiento individual y colectivo. Ese conoci-miento se vuelve altamente valioso, en trminos co-merciales, en funcin de la publicidad y de las estrate-gias de mercadeo[1]. Imaginemos una empresa quenos provee de servicio telefnico a cambio de permi-tirle grabar todas nuestras conversaciones, extraer deellas datos comercialmente relevantes y apropiarse deellos para ponerlos en valor en el mercado. O una ofi-cina de correos que lea todas nuestras cartas para ex-traer de ellas informacin rentable. Estas empresas ha-cen exactamente esto, slo que con la silenciosa e in-tangible rutina de las bases de datos informticas.

    Por lo tanto, tenemos aqu una confrontacin de gran-des corporaciones que se nutren de las poblacionescon la voracidad de los vampiros, donde se cruzan in-tereses muchsimo ms poderosos que el espritu deconfraternidad que anima la colectivizacin de bienesculturales. Es la confrontacin paradjica de propiedad

    vs. propiedad. Y no es una paradoja menor. La infor-matizacin masiva gener un nuevo contexto social, atal punto que ciertas formas vigentes del resguardo dela apropiacin de la riqueza social se estn volviendoineficaces. Los multimillonarios negocios de ciertascorporaciones se enfrentan a los multimillonarios ne-

    gocios de otras, lo cual genera una tensin que, en to-dos los casos, se hace en nombre del sacro derecho ala propiedad privada, y est forzando una transforma-cin global de las industrias culturales.

    De modo que quienes manifestamos nuestro rechazo atales leyes, a sabiendas de que esas leyes afectaran eluso de internet en todo el mundo, debemos hacer tam-

    bin el esfuerzo de pensar por qu nos oponemos aellas y, especialmente, cules son nuestros argumen-tos.

    Siguiendo, pues, este ejercicio, comenzar por el prin-cipio: la propiedad es un robo. En qu consiste eserobo? en la consagracin del derecho de impedir aotros el uso de algo por el puro hecho de haberlo ad-

    quirido. En otras palabras, lo producido por la comu-nin de capacidades histricas y contemporneas deuna sociedad, resulta negado a la sociedad en su con-

    junto, en virtud del consabido derecho de propiedadque privilegia a una parte de esa sociedad.

    Si se lo piensa bien, la propiedad es un derecho a laprohibicin sobre algo que no se necesita. Consiste,precisamente, en tener la potestad de privar a losdems del uso de algo, o sacar un beneficio por la ce-sin circunstancial de ese uso (lase renta). La propie-dad trasciende la posesin y trasciende la necesidad;solamente entra en juego a la hora de impedir que al-guien use algo que el propietario no usa.

    Lo que quiero plantear aqu es que toda la discusin

    acerca de la regulacin de internet est mal planteadadesde el momento en que est basada en la propiedadcomo derecho personalsimo, tanto de parte de quienes

    promueven la regulacin como de parte de muchos dequienes la rechazan. Y esto ocurre porque la contradic-cin de los derechos de propiedad aparece como unindecidible que marca una novedad en la situacin ac-tual, en vistas de la informatizacin masiva. Esta no-vedad, en tanto indecidible, obliga posiciones nuevas.

    Cuando digo indecidible, me refiero a la imposibilidadde determinar si lo que ocurre (en este caso, la libre

    propagacin de contenido cultural en internet) pertene-ce o no a la situacin actual, segn su regulacin inter-na (en este caso, la situacin econmica regulada por

    la legislacin vigente). Estamos ante lo que se llama,muy precisamente, un vaco legal. Este vaco apareceen virtud de la paradoja del derecho de propiedad, quedefiende ambas partes en conflicto. Siendo que la si-tuacin actual (el marco regulatorio vigente) no puededecidir acerca de esta paradoja, es que aparecen nue-vas decisiones que habrn de modificar la situacin,aunque ms no sea para que todo siga como est. Porun lado, hay quienes buscan anular la novedad rees-tructurando la legislacin de forma represiva. Por otro,hay quienes buscan proteger los derechos de propie-dad intelectual sin dar paso a un marco regulatorio queira en contra de sus propios intereses. Y es que la li-

    bertad en el uso de internet es lo que permite un flujode informacin fabuloso, infinitamente generoso para

    pescadores de ro revuelto como google y las otras.

    Sin embargo, con todos sus peros (que son muchos)internet es actualmente no slo la va de comunicaciny de acceso a bienes culturales ms extendida de lahistoria humana, sino tambin la menos desigual. Contodas las desigualdades que le son propias, es la pri-

    mera vez en la historia en la que una corporacin gi-gante tiene eventualmente la misma entidad que elms insignificante de los usuarios. No digo las mismascondiciones. Es evidente que las condiciones son tandesiguales como en cualquier orden de la sociedad. El

    punto es que internet habilita a la publicacin de voces

    que, en otros rdenes, son completamente sordas, alpunto que ha tenido una relevancia fundamental en eldesarrollo de los ltimos acontecimientos polticos yen la internacionalizacin de los conflictos sociales,as como en el flujo de contrainformacin. Actualmen-te, internet habilita a que cualquier persona con accesoa ella, sea singular o colectiva, pueda ser conocida ycontactada. Esto no es un detalle. Sin exagerar, consi-dero que internet es el segundo gran salto de la huma-nidad despus de la invencin de la imprenta, en loque a comunicacin pblica refiere.

    Por otra parte, el desarrollo colectivo de las tecno-logas informticas ha extendido ciertos criterios decolaboracin propios de las ciencias, que abrieron, enel seno mismo del capitalismo, un territorio de conflic-

    to a partir del cdigo abierto[2]. Esta forma de produc-cin, distribucin y consumo de herramientas inform-ticas puso en jaque a la industria y es muy probable-mente la matriz de lo que hoy vivimos como la para-doja de la propiedad en internet. El cdigo abierto diolugar a la creacin Software Libre y de las licenciasCreative Commons, destinadas a promover el uso co-lectivo de las producciones culturales, y se extendicomo un virus en contra de las formas tradicionales deadministrar la propiedad.

    De estas experiencias brota una inquietud extendidaacerca de las formas de cooperacin social y alternati-vas para la produccin, distribucin y consumo de bie-nes, que quienes estamos convencidos de la necesidad

    de abolir la propiedad no podemos sino celebrar. Yaqu aparece lo bueno: entre primeros y segundos, hayun infinito.

    Hay una otra posicin que, sustrayndose a los trmi-nos de la paradoja, est extendida entre los usuariossin voz ni voto. Es, una vez ms, la errtica aparicinde un nosotros que dice que la paradoja no est produ-cida por la aparicin de un vaco, sino que la aparicinde ese vaco es la marca de una inconsistencia en laregulacin social. En otras palabras, nosotros decimosque es precisamente la inconsistencia de la propiedad,en tanto eje regulador del uso colectivo de la produc-cin social, lo que est en juego aqu. Es preciso, en-tonces, dar cuenta de la novedad y sostenerla en virtudde una transformacin social que implique no la reno-

    vacin de la regulacin existente, sino una modifica-cin radical de nuestro pensamiento colectivo acercade la produccin, distribucin y consumo de bieneseconmicos, sean estos tangibles o no.

    Quienes tenemos por principios la igualdad, no pode-mos sino hacer eco de ese nosotros. El eco repite lamisma sentencia: la propiedad es imposible. La pro-

    piedad es la falsacin del principio de igualdad en tr-minos econmicos. En otras palabras, para que se ve-rifique, en las relaciones econmicas, el principio deigualdad, es necesario abolir la propiedad.

    Es preciso discernir claramente entre la igualdad aso-ciada al derecho, y la igualdad como principio. El de-recho es la argumentacin de la fuerza. El ms fuertehace las leyes, y sin fuerza no hay derecho que valga.As es como los proyectos de ley para la regulacinrestrictiva del uso de internet, no han sido sancionadoshoy. Las corporaciones que ven afectados sus interesescon esos proyectos han logrado imponerse (por ahora)frente a las otras. Como siempre, se argumenta en

    PPaarraaddoo jjaass ddee llaa pp rroopp iieeddaadd :: ii nn tt ee rr nn ee tt yy lloo ss dd ee rr ee cchhoo ss dd ee aa uu ttoo rr

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    nombre de la igualdad ante la ley. Se dice: los dere-chos de los ciudadanos deben ser protegidos por elEstado. Luego, esta presunta igualdad de derechoshabilitara a las corporaciones a apropiarse de la ri-queza social en proporciones exorbitantes, en nombrede la eficacia en los negocios, la capacidad de empre-sa, y dems aserciones liberales por todos conocidas.En definitiva, la igualdad ante la ley es la figura libe-ral del Estado de Derecho, que consiste en estructurarla defensa de la propiedad segn modelos constitu-cionales que avalan la explotacin (propiedad) y laexpoliacin (renta).

    Esta argumentacin no se basa en la igualdad comoprincipio, sino en la igualdad comoefecto de la regulacin Estatal, esdecir, una igualdad establecida porley que ordena nuestro mundo a par-tir de la propiedad como constitu-cin material del ciudadano. Es, porlo tanto, una argumentacin destina-da a procesos quizs igualizantes (enel menos malo de los casos), pero

    jams igualitarios.

    El principio de igualdad, por el con-

    trario, declara que somos, de hecho,iguales. Las diferencias constitutivasde las identidades singulares y colec-tivas, no hace sino materializar esaigualdad. En trminos econmicos,esta igualdad habr de verificarse enla medida en que las diferencias seancontenidas. Las diferencias constitu-tivas de las identidades marcan dife-rencias de capacidades y de necesi-dades. Por otra parte, existe un cam-

    bio de dimensin entre la agregacinde labores individuales y la labor co-lectiva, que marca la necesaria reci-

    procidad social ante los distintos fac-tores econmicos, as como una co-rrespondencia entre produccin yconsumo social. En la medida enque la propiedad establece la potes-tad de prohibir el uso de la produc-cin social a una parte de la socie-dad que los ha producido, interrumpe la correspon-dencia entre produccin y consumo. Por otra parte,en tanto patrn regulador de la distribucin econmi-ca, no contempla capacidades ni necesidades, sinoque argumenta el derecho destinado a legitimar el

    privilegio y las relaciones de poder.

    Un modelo igualizante (no igualitario) impondracantidades iguales o proporcionales, de forma tal, porejemplo, que una cierta cantidad de tiempo en el tra-

    bajo equivaldra a una cierta proporcin de bienes pa-ra consumo: de todos segn su capacidad, a todossegn su trabajo. Un modelo desigualizante, im-pondra distintas proporciones, segn la fuerza dife-rencial para obtener mayores beneficios con menoresfuerzo. ste es el modelo actual, segn el cual ladeterminacin de bienes accesibles no se correspondecon nada ms que al poder necesario para imponer underecho y hacerlo respetar: de todos segn su necesi-dad y a todos segn su poder. Un modelo igualitariohabr de basarse en la verificacin de la igualdad a

    partir de las diferencias: de todos segn su capacidady a todos segn su necesidad.

    Este ltimo modelo es, evidentemente, el que motroi-za los esfuerzos de un nosotros que sostiene que nohay forma de resolver la paradoja de la propiedad. Silos bienes de la sociedad, sean de carcter material oinmaterial, resultan precisamente de las capacidadescolectivas, incluidas necesariamente las capacidadessingulares, el criterio de distribucin de los bienesdeber ser colectivo, en atencin a las necesidades

    singulares. Esto obliga a pensar en la necesidad y eluso como habilitantes para la posesin, y no en la ad-quisicin a travs del intercambio.

    La propiedad es, en s misma, la negacin de la reali-dad material de la produccin econmica, en tantoque, basndose en el derecho que las personastendran al uso de los bienes por ellas producidos,desconoce la dimensin colectiva de la produccin.

    Qu es lo que habilita a un autor para declarar que

    tiene derechos de propiedad sobre su producto?Acaso cuando hago una cancin no hago uso de na-da de lo producido socialmente? Acaso invento cada

    vez la msica como lenguaje y me sustraigo de in-fluencias? Acaso concibo, invento y fabrico un lady lo modifico durante siglos para fabricarme una gui-tarra? Es evidente que toda produccin condensa uncmulo de producciones anteriores y contemporneas

    por definicin imponderables. An cuando la creati-vidad de un individuo influye de forma determinanteen el producto, el producto en s mismo no escapa aesta condicin. De ah que la propiedad intelectual nosea diferente a ningn otro derecho de propiedad, y

    que los beneficios obtenidos en su nombre no seanms que renta.

    Debemos considerar, no obstante, que vivimos aqu yahora. La realidad econmica, injusta por donde se lamire, no excluye de la injusticia a los autores y artis-tas. Los derechos de propiedad intelectual son, enocasiones, el nico recurso que tiene un artista paraseguir produciendo aquello que todo el mundo consu-me y, muy especialmente, la va de ingresos para su-fragar los gastos de su vida en una sociedad capitalis-ta. En un mundo donde la propiedad regula rentas ysalarios, normalmente los autores son despojados deesos derechos en beneficio de productoras, distribui-doras y editoriales, por esas empresas y corporacio-

    nes que reclaman regular internet en defensa de loque ellos mismos no han producido. No se reclama elderecho del autor, del intrprete, de los actores, can-tantes, escritores, etc., sino que se usa la figura delautor para defender el derecho que los capitalistastienen de reproducir su capital a costas del trabajoajeno, a costas del trabajo, entre otros, de autores y

    de artistas. Pero no puede ser en nombre de la rentaque reclamemos justicia.

    Los reclamos de artistas y autores acerca de los dere-chos de aquello que han producido equivalen a losreclamos salariales de cualquier trabajador asalaria-do. Es la fuente de ingresos en una sociedad basadaen la propiedad. Es imprescindible que los autores yartistas nos organicemos para mejorar nuestras condi-ciones de trabajo, para enfrentar las injustas condicio-nes a las que pretenden obligarnos las empresas que

    dominan el mercado, pero es imprescindible tambinque la urgencia de las reivindicaciones actuales noenmascare la necesidad de cambiar radicalmente las

    condiciones sociales. De lo con-trario seguiremos habitando unasociedad infame, la seguiremosreproduciendo con nuestro traba-

    jo, incluso con nuestras luchas.

    Por otra parte, las nuevas herra-mientas que la informtica habili-ta, incluyendo principalmente in-ternet, contribuyen al desarrolloautnomo de autores y artistas, y

    potencian las posibilidades de ge-

    nerar proyectos colectivos aut-nomos, esto es, independientes delas grandes estructuras comercia-les. Si bien esto es an difcil, esmuchsimo ms factible que an-tes. Es, de hecho, posible.

    De modo que estamos en una si-tuacin indita cuya potenciaconsiste en que la paradoja de la

    propiedad, visibilizada por multi-millonarios intereses corporativosy empresariales, abra el impasseen el que la organizacin y lasideas emancipativas promuevanla profundizacin de una falla

    que en la estructura econmica seadvierte en la aparicin de estevaco. Esta profundizacin con-sistir en la promocin, por todoslos medios posibles, de nuevas

    formas de circulacin de bienes econmicos y cultu-rales, y en la creacin de organizaciones autnomasdestinadas a mejorar nuestras condiciones de trabajo.

    La oposicin a las leyes restrictivas para la regula-cin de internet, no puede confundirse con la promo-cin de leyes blandas de proteccin de los derechosde autor. Es la organizacin de los trabajadores (auto-res, artistas, operarios, etc.) la nica va de imponer,frente a la tirana del derecho, las mejoras necesarias

    en nuestras condiciones de trabajo. Y es asunto de laspoblaciones del mundo darnos las herramientas deorganizacin que impidan que capitalistas y represen-tantes decidan por nosotros y se apropien de lo quees, indudablemente, producido por la sociedad.

    Hernn

    Fuente: entornoalaamrquia.blospot.com

    [1] Deliberadamente dejo a un lado la potencia polticaque tienen estas intervenciones y los posibles negocios queestas empresas puedan tener con las agencias gubernamen-tales, asuntos difciles de constatar, pero fciles de supo-ner, y que, en cualquier caso, quedan fuera de las intencio-nes de este artculo.

    [2] Cdigo abierto es el nombre de una prctica que con-

    siste, sencillamente, en compartir lo producido para dar lu-gar a producciones colectivas que tienden a mejorar tcni-camente cada herramienta. Es una visin tcnica, corrobo-rada en la prctica, que destaca el beneficio diferencial deltrabajo colectivo por sobre el trabajo individual. Se alienta,de esta manera, el uso libremente compartido del productode la libre asociacin y del esfuerzo colectivo.

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    Y aqu estamos, una vez ms, contemplando otro mandato de demagogia, propa-ganda y atrincheramiento poltico. Las hordas oficialistas con la panza llena, satis-fechas de la gula electoralista, de haber jugado bien la partida, con las cartas sobrela mesa, sin ms ases en la manga que la continuacin del modelo. No hablemosde oposicin, porque sera meternos en terrenos pantanosos, llenos de peligrosascriaturas sedientas de poder y sangre. Mejor hablemos de la ignorancia que permeala actividad electoral, la propaganda poltica que la encubre con su discurso, que va

    desde la vulgaridad a la presuncin.Los acontecimientos de 2001 marcaron a gran parte de la sociedad argentina: le

    mostraron al mundo un rostro diferente, uno de asambleas populares, de fbricasrecuperadas, de movimientos populares de base, y de polticos cobardes que no s-lo abandonan sus cargos en helicpteros, sino que renuncian en pleno mandato, enrepetidas ocasiones. No obstante, ante el menor signo de normalidad, la plebe vuel-ve a sus aposentos cual ganado bien adiestrado. Adis asambleas populares, adis

    protestas, adis autonoma, adis a esos signos de naciente poder popular1, de mar-ginalidad constructiva. La dinasta kirchne-rista absorbi las prcticas de poder populary las convirti en poltica gubernamental.Las luchas populares, una vez ms, traicio-nadas por el mismo pueblo.

    Si uno camina por las calles de nuestraciudad, pareciera que en lugar de estar vi-

    viendo en Buenos Aires de 2011, se estuvie-se viviendo en un Mosc estalinista de1935: carteles gigantescos con el rostro dellder, con exclamaciones de aliento como sile hablramos a un amigo (Avanti Moro-cha!) cientos de afiches, graffiti, stencils,con imgenes del lder y mensajes alegri-cos. El fanatismo con el que congregacionesde jvenes militantes adulan a su lder cualla representacin misma de la salvacin esnefasta. Pero es ms bien predecible que es-to acontezca, dada la ideologa que impreg-na a este movimiento pro oficialista. Slocon nombrar la palabra peronismo, creo quese dice todo.

    Nuestro descontento no se debe al simplehecho de creer que el cambio no est en lasurnas, sino al hecho de contemplar el incre-

    ble vaciamiento ideolgico del grueso de lasociedad, la inclinacin por un conformismodespreciable, por la vulgar connivencia conla que se vende uno al mejor postor, por lareticencia a dejar en el pasado una ideologa retrgrada y contradictoria, por la in-diferencia y el libertinaje. Esa complicidad roza lo absurdo aunque se desarrolladentro de cierta lgica, si uno lo observa desde la perspectiva de la demagogia.Una patologa social cuyo nico paliativo parecera ser la substitucin, y la subsi-guiente adulacin, de una figura por otra, ad nauseam.

    Pareciera que todo lo que se hace ha de llevar el nombre del lder, a modo derespeto, de reconocimiento, de memoria. Y nos preguntamos, no sera, quizs,ms respetable, ms digno y humano, nombrar esas escuelas, esas calles, esos tor-

    neos de ftbol, y hasta quin sabe cuntas otras cosas ms, con los nombres deaquellos luchadores sociales, de aquellos que dieron su vida por una sociedad msjusta?

    Creemos que debe existir una explicacin sociolgica, psicolgica, para seme-jantes actos de egocentrismo. Como si tener al pueblo dividido en dos ya no fuerasuficiente.Lo que es preocupante es el fervor cuasi-futbolstico con el que se adula al lder. Y

    ms preocupante an, que ese fervor, esa ceguera fantica provenga de la juventud.La juventud, ese factor de cambio en toda sociedad, que barre con todo lo estable-cido. Pero la motivacin de esta juventud militante no es barrer con lo establecido,sino tomar el poder para continuar con el cambio, o ms bien perpetuarlo sincambiar nada.

    Pero, de que cambio hablamos? Son la sumisin, la dependencia, un cambio?Es la idolatra un cambio? Exigimos con un Que se vayan todos! que se fuerantodos, y lo hicieron, pero vinieron otros a hacer lo mismo. En realidad, los traji-mos. Y han hecho lo mismo, pero con sutileza, jugando la carta ganadora, la quecompra a las masas: el populismo.

    En lugar de caminar hacia delante nos hundimos en un presente que no ofrecealternativas, porque se han encargado de aniquilarlas porque no consideramos

    las opciones oficialistas como alternativas, sino como prolongacin de este mismoestancamiento ideolgico, de esta inercia paralizante que no deja lugar para la ac-cin, para la autonoma, para la lucha popular necesaria para implementar cambiosradicales en la sociedad; y ni hablemos de las opciones de la oposicin.

    Nos horroriza la hipocresa de la sociedad argentina, y ms an, de aquellos sec-tores que tienen los medios y las razones para ponerse en pie de lucha intransigen-te, pero no lo hacen. Y no lo hacen porque han sido comprados, y porque no bus-

    can el cambio radical, sino mseras mejoras.Vivimos una poca en donde la deslegitimacin del proceso poltico est cobran-

    do mpetu, donde las juventudes, los pueblos de muchsimos pases se levantancontra este sistema capitalista, contra los polticos, los especuladores y las corpora-ciones; contra el no futuro que vivimos.

    No obstante, en nuestro pas parece ser que, en lugar de aplicar las mismas prc-ticas, vamos en contra de estas mismas luchas. Porque, claro, aqu ya nos levanta-mos, aqu ya luchamos, y ya estamos conformes. Seguimos siendo vctimas de este

    sistema capitalista, del gobierno de turno;el consumismo se ha disparado, muy a pe-sar de los ndices de inflacin; el desem-

    pleo es humillante las ofertas laborales,precarias y pauprrimas, con horarios detrabajo irrisorios, y sueldos indignantes.Qu futuro nos espera? Mejor dicho, nos

    espera un futuro?Dejemos los obsoletos estandartes de un

    pasado nefasto donde pertenecen, dejemosde idolatrar a un lder lderes que noso-tros mismos elegimos, verdugos a quienesles damos carta blanca para nuestra propiaviviseccin, dejemos de conformarnoscon las migajas de siempre, dejemos de mi-rar para otro lado por conveniencia. Deje-mos de ser tan hipcritas como para no lla-mar las cosas por lo que son. La libertad noest en las urnas, no est en discursos pol-ticos, en promesas vacas, en billetes ni en

    bancos; no est en el individualismo ni enel libertinaje; no est en la bolsa de comer-

    cio, en acciones ni en multinacionales; noest en la conveniencia ni en la conniven-cia; ni en el repudio falluto, ni en las adula-ciones hipcritas.

    La funcin del gobierno es gobernar,controlar, mantener en sometimiento al

    pueblo, a usted, a todos nosotros de cual-quier forma posible. Divide y vencers.

    Acaso no est la sociedad argentina dividida? Dividida entre aquellos que comendel festn oficialista, y aquellos que se saborean por una tajada importante y cla-ro, el grueso de la gente, a quien se le hace agua la boca.Y nos preguntamos, ynuestra libertad? Acaso no podemos elegir nuestro futuro, forjarlo segn nos pa-rezca, en lugar de que se nos impongan un puado de opciones que no nos dejanmayores alternativas que el sometimiento eterno, la humillacin y el constante dile-ma del mal menor?El populismo es un arma barata y eficiente, pero la ignorancia y la indiferencia lo

    son an ms. Dejemos a los muertos en el cementerio, y luchemos por la vida quenos quieren arrebatar, con la determinacin e intransigencia de los que luchan porla libertad.

    Indigo (Colaboracin)

    1 En cuanto a poder popular, me refiero a la autogestin, a la autonoma que im-peraba en todas esas acciones populares que salieron a la luz en 2001/2002, comopor ejemplo, las asambleas barriales; acciones populares representadas por todosesos grupos de base que, con la llegada de este gobierno de izquierda, fueron ab-sorbidos y neutralizados, a tal punto de llegar a la extincin o, peor an, a la mime-tizacin ideolgica con las polticas gobernantes. Tal como se ve ahora con esta ju-ventud errante que, en lugar de levantarse en unsono con los pueblos del mundo, seatrinchera en ese popurr ideolgico que es el peronismo militante y se deja lavar elcerebro con propaganda barata, a la par del pueblo.

    De ideologas y la cultura del no futuro

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    PPaarrttiicciippaacciinneeIInnfflluueenncciiaassAAnnaarrqquuiissttaasseenneellMMoovviimmiieennttooOOccccuuppyyWWaallllSSttrreeeettHe estado leyendo los debates en espaol sobre el

    movimiento Occupy Wall Street y veo que haymucha falta de informacin y curiosidad acerca decmo surgi este movimiento, cmo se organiza, ycul ha sido la posicin de los anarquistas al respec-to. La informacin que les comparto viene de con-versaciones con David Graeber que fue uno de los

    organizadores originales de las asambleas en NuevaYork de donde surgi el movimiento, nuestras pro-

    pias observaciones de los eventos Occupy enAustin, Texas, y de los debates entre activistas anar-quistas en las listas y foros aqu en los Estados Uni-dos, entre otras fuentes.

    Una revista cultural Canadiense que critica losanuncios comerciales Adbusters, convoc, en suedicin de julio 2011 y por su lista de correos quellega aproximadamente a 90000 personas en Ca-nad y los EEUU, una ocupacin de Wall Street el17 de septiembre. Parece que Adbusters crea en laidea que se ha difundido en los medios ltimamente,acerca de los movimientos en Egipto y Tnez: que

    hoy en da la revolucin se arma por correoelectrnico y Facebook. Como respuesta, se formuna coalicin de ONGs, sindicatos, y grupos socia-listas que anunciaron una Asamblea General el 2de agosto en un parque cerca de Wall Street (Bow-ling Green) para organizar la ocupacin, que Ad-

    busters luego anunci. Se corri la voz por los me-dios militantes de Nueva York. Unos cuantos acti-vistas anarquistas de all empezaron a debatir sobrecmo responder. La revista Adbusters tiene cierta fa-ma e influencia, era muy posible que llegase muchagente al parque debido a su convocatoria: De-beran asistir los anarquistas a la asamblea? Unosdijeron que no queran saber nada con algo convo-cado por socialistas e Adbusters, una revista pro-

    gresista medio burguesa. Otros decidieron ir, inclu-so gente que haba participado en la Red de AccinDirecta (Direct Action Network DAN) que coor-dinaba las manifestaciones y acciones directas en

    Norteamrica entre 1999 (Seattle) y 2003.

    Cuando llegaron los activistas anarquistas y an-tiautoritarios al parque el 2 de agosto, ya estaban alllos del Workers World Party (Partido Mundial delos Obreros - que los anarquistas conocen como Es-talinistas), con sus micrfonos y banderas, dicindo-le a la gente all congregada que el plan (su plan) eramarchar a Wall Street inmediatamente. Tambinhaban llegado los Trotskistas del ISO (InternacionalSocialist Organization), varios activistas de movi-

    mientos estudiantiles, y activistas que haban partici-pado en un plantn (Bloombergville) contra elnuevo programa de austeridad implementado por elalcalde de la ciudad de Nueva York, que se habandispersado poco antes.El grupo de anarquistas anduvo entre la gente pre-sente buscando posibles afines polticos, reconocien-do caras y playeras de Comida no Bombas, Colec-tivos Zapatistas, la Cruz Negra, etc. Preguntarona estas personas si queran tener una verdaderaasamblea para organizar una ocupacin, en vez deseguir a los lderes del WWP en una marcha. Pocodespus, el grupo antiautoritario - ahora ms amplio

    convoc una asamblea para las 20hs all mismo ehicieron correr la voz entre las dems grupos que es-

    taban todava en el parque. Mientras tanto, los delWWP se fueron a su marcha. Los del ISO (losTrotskistas) se dividieron entre la marcha del WWPy la asamblea. Muchos estudiantes y losactivistas de Bloombergville se quedaron para laasamblea.

    Lo primero que se trat en la asamblea fue lacuestin de proceso: decidieron que la asambleafuncionara por consenso modificado; es decir,

    primero se intenta llegar a acuerdos por consensounnime, pero si despus de mucho debate el con-flicto queda sin resolver, si por lo menos dos perso-

    nas siguen bloqueando, con un voto de 2/3 se tomauna decisin. Decidieron que hubiese una AsambleaGeneral cada sbado para organizar la ocupacin. Seformaron comits (working groups): un grupo pa-ra organizar talleres de formacin en moderacin/consenso, un grupo para organizar talleres de deso-

    bediencia civil, de cmo trabajar en grupos de afini-dad, de accin directa, etc. Hoy en da los comitsson muchos ms hay ms de 35 comits, inclusouno de sanidad, una biblioteca popular, un comitmdico, etc.) Se decidi al principio que los co-mits seran autnomos en su proceso interno, y re-lataran sus avances y planes a la Asamblea General.Sin embargo, como la AG tambin decidi que se

    respetara el principio de diversidad de tcticas,dijeron que si un grupo de afinidad quisiera prepararuna accin sin informar a la AG por razones prcti-cas o de seguridad, tendran todo el derecho a ha-cerlo. Para que este modelo sirviera, acordaron quesi un grupo de afinidad quisiera hacer algo muycombativo, que lo hicieran de tal manera que se evi-tara lo ms posible poner a los dems activistas en

    peligro, y a su vez los otros activistas no cuestio-naran la decisin de realizar tal accin.

    Entre el 2 de agosto y el 17 de septiembre losanarquistas que estuvieron al inicio intentaron atraer

    ms activistas anarquistas para que el movimientono quedara dominado por sectas autoritarias, y paraque les ayudaran en los talleres de accin directa,consenso, etc. Lleg ms gente de la vieja Red deAccin Directa (DAN), unos cuantos del WarResisters League, US Uncut, Comida no Bom-bas, el IWW, e integrantes de la tendencia insurrec-cional. Muchos anarquistas, sin embargo, no quisie-ron involucrarse diciendo que no tenan fe ni intersen el movimiento por ser una coalicin de gente conmucha diversidad poltica, gente sin mucha expe-riencia poltica, reformistas liberales, marxistas, etc.,y tambin porque consideraban que una acampada

    no iba a ser suficientemente combativa como tctica.Es cierto que era, y sigue siendo, una coalicin muyamplia, con todos los retos que ello implica. Los delWWP se han ido, pero muchos del ISO siguen in-volucrados como individuos (el ISO mand que susintegrantes se retiren, pero varios no obedecieron), ysigue habiendo varios conflictos entre los anarquis-tas y ellos. Por ejemplo, tuvieron que luchar por elcontrol de la pgina Web, y es por eso que hay dos

    pginas. Mientras tanto, se han agregado miles depersonas ms cada vez que la polica intenta repri-mir, ms gente sale. La energa, la rabia, y la soli-daridad que se muestra en vez de la habitualapata nos han sorprendido a todos. Y parece

    que aunque haya gente muy diversa polticamen-te, como ya est establecida la asamblea y susprocesos, incluso la diversidad de tcticas, to-dos agitan a su modo, y hasta ahora han podidocooperar sin mayores problemas.

    Ha habido debate constante entre anarquistas enlos EEUU sobre si deberamos participar, y cmo.En todas las ciudades hay anarquistas que se invo-

    lucran porque aunque el movimiento no sea tan radi-cal como quisieran, lo ven como una oportunidad decompartir herramientas, experiencia, inspiracin, yun anlisis ms profundo e histrico sobre la situa-cin social, econmica, y poltica actual. Tambin,en todas las ciudades, hay anarquistas que se abstie-nen. Cuenta una compaera en uno de los miles dedebates: Anarquistas por todas partes se quejan ycritican el reformismo del movimiento Occupy.

    Considero esta actitud legtima y problemtica a la

    vezNosotras que hemos estado involucradas en

    los movimientos anarquistas desde hace mucho

    tiempo tendemos a ser escpticos hacia movimientos

    sin una ideologa bien definida, y con raznPero

    este cinismo a veces nos hace ciegas a eventos y ac-

    ciones que logran capturar la imaginacin popular

    de una manera que no podemos predecir o contro-

    lar.

    Algunas de las acciones ms emocionantes durantela rebelin en Grecia fueron al principio condenados

    por anarquistas por la inocencia de la gente queparticip, pero luego se transformaron en asambleasgenerales amplias donde asistan obreros, jubilados,amas de casa, inmigrantes, y los anarquistas mis-mos. Los anarquistas abrieron el espacio y asegura-ron que se escuchasen voces diversas. Las palabrasy acciones que luego surgieron de estas asambleas

    populares no eran las ms sofisticadas ideolgica-mente, pero eran palabras y acciones que surgieronde asambleas autnticamente populares que res-

    pondan a problemas prcticos, legtimos y reales, envez de puras consignas. La verdad es que creo quedebera emocionarnos que la gente de fuera de nues-tro medio militante est tomando las calles y ma-nifestando un discurso beligerante. Si esto no es unaoportunidad para una radicalizacin a gran escala,no s qu podra serlo.

    Creo que podemos constatar que la presencia einfluencia anarquista en este movimiento ha sidosignificante. Por la influencia anarquista en su or-

    ganizacin inicial, y cmo los anarquistas han guia-do sus formas y procesos internos desde entonces.

    Adems, el hecho que no hay demandas claras(una crtica comn en los medios comerciales) tieneque ver con el hecho de que la mayora de la gente

    involucrada no tiene ni una pizca de fe en el Estadopara resolver la situacin econmica. Muchos dicenno vamos reclamar nada del estado, ni respetar su

    autoridad para pedirle cosas, el reto es buscar otra

    manera de hacer la sociedad aqu y ahora mismo.De una manera esta posicin es implcitamente

    anarquista. Es cierto tambin que ni el movimiento,ni muchos involucrados son explcitamente anar-

    quistas, y mucha gente involucrada no tiene una l-nea poltica clara, ni un claro anlisis histrico delEstado o del capitalismo. Nosotros los anarquistas

    tomamos todo eso en cuenta, reflexionamos, debati-mos, y al final cada cual decide de manera autno-

    ma si quiere involucrarse o no, y tratamos de respe-tar las decisiones de los dems.

    Erica LagaliseAustin, EE.UU

    (Extracto del original)

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    Constituyentes 5516De los Constituyentes yAlbarellos: kioscoConstituyentes 6175Beragaa 2325: kioscoRamn Falcn 3577Federacin LibertariaArgentina (FLA)Brasil 1551SubtesEst. Constitucin, subteC: kiosco andn centralEst. Av. de Mayo, subteC: kiosco andn RetiroEst. Lima, subte A:andn a Plaza de MayoEst. Diag. Norte, subteC: kiosco andn RetiroEst. Congreso: andn aPrimera JuntaEst. Miserere, subte A:kioscos de andenesEst. Primera Junta:kiosco de andnEst. Alem, subte B: kioscoEst. Pueyrredn: kioscosde ambos andenesEst. Bolivar, subte E:kiosco de andn

    TrenesEst. Constitucin: hall

    central altura andn 11Est. Once: hall centralEst. Caballito: andn 1Est. Flores: kioscos deambos andenesEst. Chacarita: Corrien-tes y la vaEst. Liniers: kiosco Ma-laber, salida del tunelEst. Pueyrredn: andna Retiro: kioscoEst. Rivadavia: andn aa Tigre, kioscoAVELLANEDAAlsina 20, El AlephMitre 634, local 9:Roc-ka RollaLas Flores 87:Ficcio-nesQUILMESRivadavia 202:El AlephSolanoCalle 844 N 235:El Aleph

    BERAZATEGUICalle 14 n 4862:El AlephEst. Berazategui, salidaandn 1: kiosco

    FLORENCIOVARELAMonteagudo 259:El AlephMonteagudo y PernLOMAS DEZAMORAEst. Lomas de Zamora:kioscos ambas entradasBanfieldEst. Banfield: lado oesteTemperleyEst. Temperley: kioscosde andn 3-4 y andn 2

    ESTEBANECHEVERRAEst. Monte Grande:kiosco andn 2El Aleph

    TRES DE FEBREROEst. Ciudadela: de andnAmeguino y Av. AmricaEst. El Palomar: a Retiro

    LA MATANZA

    Villa MaderoEst. Madero, andn CatnSan JustoAlmafuerte 3109, esq.

    Yrigoyen: kioscoLaferrereLpez May 3086 esq.Av. Luro: kioscoEZEIZAKiosco frente. Estacin:Andn a Retiro

    GONZLEZ CATNRuta 21 y Cuyo (Equi-za): kiosco frente esta-cin

    MORNEst. Haedo: andn central

    Est. Morn: andn MorenoITUZAINGOEst. Ituzaingo, Rivada-via 21800: kiosco

    MERLOAv. Rivadavia y JuncalEst. San Antonio de P-dua: local 21 de libros yrevistas

    LibertadEva Pern (R. 21) y Es-trada: kiosco de plaza

    MORENOEst. Moreno: andn cen-tralTimoteo Gordillo 1306:local del UAZOHURLINGHAMEst. W. Morris: kiosco

    LOMAS DE ZAMO-RAPlaza Gigena. Domin-gos desde las 16hs. So-ciedad de ResistenciaZona Sur

    SAN MIGUELPlaza de San Miguel,esquina Mitre y Pern,domingos desde 17 hs:

    puesto de propagandaanarquista.

    SAN MARTNEst. Migueletes, FC Mi-tre: andn RetiroEst. Malaver: andn RetiroEst. San Martn: a RetiroJos Len Surez

    Est. Jos L. Surez:andn Retiro

    GRAL. PACHECORuta 197 esquina Mo-zart .KioscoDerqui 220. Los Tron-cos del Talar

    MALVINASARGENTINASRuta 197 y vas de Est.Pablo Nogus: kioscoEst. Gran Bourg: veredaPILAREst. Pilar: andn a Retiro

    SAN ISIDROEst. Bolulogne, FC Bel-grano: andn Retiro

    SAN FERNANDOEst. Victoria: andn 3 aCapilla del SeorEstacin Carup ,Andn a Retiro

    TIGREEst. Tigre: andn RetiroKiosco de Diarios: Li-niers y PirovanoZRATE

    Av. Anta 27: kiosco

    CHASCOMSDistribuye EdicionesLetra Negrawww.edicionesletrane-gra.blogspot.comMAR DEL PLATAAv. Edison y 12 de Oc-tubre: kioscoSan Luis 1745:

    Broadway LibrosCorrientes 1731:Alberti 3101:Libros

    HoracioBAHA BLANCASaavedra 113:Librera

    RaicesBrown 426:LibreraKlasOhiggins 71, loc. 22:

    Del AngelSan Jun y 12 de Octu-

    bre, 1: CEHumZelarrayan 584: kioscoVillarino y BeruttiDonado 373Fitz Roy y ChiclanaVieytes y Juan MolinaGrupo Anarquista

    Bahiense:[email protected]

    SAN JUNPlaza 25.Martes y Mircoles des-de 17hs. Fac. Cs Socia-les. Complejo Is Malvi-nas.

    ROSARIOBiblioteca Alberto Ghi-raldoSarmiento 1418

    SANTIAGO (CHILE)Distribuye Peridico ElSurco.e l s u r c o a n a r q u i s t a

    @ g m a i l . c o mLIMA (PER)

    Distribuye peridicoAccin [email protected]

    Parece tomar forma definitiva, al menos por el momento, la propuesta del gobierno nacional respecto a la problemtica que los medios de informacin y la clase

    poltica denominan como inseguridad. El primer paso se dio en febrero cuando desde el ministerio de seguridad se confirm el desembarco de 6000 gendarmesen la Capital Federal y los barrios del Conurbano Bonaerense bajo el pomposo nombre de Operativo Centinela. El segundo paso fue el fortalecimiento de dichooperativo con 2500 nuevos gendarmes y prefectos que se utilizaron para blindar an ms los barrios porteos por decisin de la ministra de seguridad, Nilda Garr.La trada represiva parece cerrarse con la ltima propuesta gubernamental: la creacin de una nueva polica denominada de mediacin y pacificacin veci-nal para la Capital Federal.

    Segn palabras de la ministra la novedosa divisin policial mantendr una intensa articulacin con las polticas de desarrollo sociocultural local ya que sededicar a acciones de mediacin y pacificacin en la comunidad de la ciudad autnoma de Buenos Aires. Continuando con su justificacin poltica la ministraresalt que esta nueva polica estar orientada a elevar la calidad de vida de los ciudadanos y a disminuir los niveles de conflictividad social y violencia en losbarrios de mayor vulnerabilidad de la ciudad.

    Los maquillajes discursivos previos a las elecciones de octubre que hacan hincapi en el compromiso ciudadano, la profundizacin del modelo y en el no-sotros/as inclusivo; son ahora reemplazados por otros que hablan de desarrollo sociocultural, mediacin y pacificacin, articulacin y calidad de vida almomento de justificar polticas de estado que pasen desapercibidas o, en el mejor de los casos, que sean aceptadas acrticamente como un mal menor inevitable.Discursos edulcorados y superficiales que persiguen el fin supremo de perfeccionar el accionar represivo estatal, vaciando de contenido las discusiones en torno ala desigualdad y la explotacin. Y para cumplirlo que mejor que la poltica, el arte del disimulo por excelencia.

    Milo Ristori

    L E Y A N T I T E R R O R I S T A En el presente apartado no buscamos hacer una crtica del concepto de Ley, ni centrar nuestro anlisis en el marco jurdico que lo sustenta ya que nuestra vi-

    sin y posicin como anarquistas es clara y contundente: la Ley como figura legal es la materializacin del Poder, su excusa que delimita derechos y deberes anteun ente abstracto, artificial, llamado Estado.

    Por el contrario, con estas breves lneas pretendemos informar cules son los cambios sustanciales en la legislacin vigente, qu se busca con ellos y quienes pue-den caer bajo su rbita.

    Esta nueva reforma del Cdigo Penal Argentino tiene su sustento ideolgico en las directivas que el Departamento de Estado Norteamericano tiene para los pasesdenominados como emergentes. El ente encargado de bajar l nea es el llamado Grupo de Accin Financiera Internacional (GAFI), institucin que junto a otros or-ganismos econmicos trasnacionales (lase, por ejemplo, FMI o Banco Mundial), son los encargados de encauzar los objetivos de seguridad internacional que elgobierno de los Estados Unidos viene formulando a partir de los documentos Santa F I y II.

    Bsicamente la nueva Ley Antiterrorista gira en torno a dos ejes: por un lado endurecer las penas para quienes cometan actos terroristas; y por otro, pre-ver castigos penales para aquellas personas que financien actividades clasificadas como terroristas.

    En el nuevo cuerpo de la Ley se derogan los artculos 213 ter y 213 quater de la ley anterior e incorpora a la parte general del Cdigo un agravante paracualquier delito penal. Por lo tanto, se considerar como terrorista el delito que tipificado en el Cdigo Penal sea cometido con finalidad terrorista. Ya no ser

    necesario ser parte de una organizacin o grupo organizado, por lo que un acto individual puede ser considerado terrorista. La finalidad terrorista se des-

    prende del artculo propuesto como 41 quinquies, que dice: cuando alguno de los delitos previstos en este Cdigo hubiere sido cometido con la finalidad de ate-

    rrorizar a la poblacin, la escala penal se incrementar en el doble del mnimo y del mximo. Si la finalidad fuese la de obligar a las autoridades pblicas nacio-

    nales o gobiernos extranjeros o agentes de ouna organizacin internacional a realizar un acto o abstenerse de hacerlo, se aplicar la misma escala, siempre y

    cuando no se trate de un derecho constitucional.

    Por ltimo, ser reprimido con prisin de cinco a quince aos y multas de dos a diez veces el monto de la operacin, el que directa o indirectamente recolectare oproveyere bienes o dinero, a sabiendas de que sern utilizados en todo o en parte para financiar la comisin de un delito que tuviera como finalidad prevista inde-

    pendientemente de su acaecimiento.

    El gobierno kirchnerista estrena su flamante Ley AntiterroristaEl Estado es el monopolio del poder, es el terror institucionalizado. Terroristas son sus gobiernos y su clase poltica

    U n a n u e v a p o l i c a p a r a l a c i u d a d d e B u e n o s A i r e s