leopoldo lópez gil

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Leopoldo López Gil: Carta a mi querido hijo LeoEl celebrar el Día del Padre me ha hecho pensar mucho en ti, también recordado a mi padre, tu abuelo, a quien mucho quise y admiré. Cuando escribía esta carta sentí que estaba hablando con él, que él te hablaba, que se dirigía a ti. No me extrañó oír su voz hablándome de la lucha de su familia por una mejor Venezuela. Le oí relatar los horrores de las cárceles gomeras, las penurias de la abuela, de sus hermanos, los escapes de los esbirros y la soledad del exilio. Lloré al recordar cuanta lucha significó y cuan fútil parecen hoy a quienes no tienen en su alma un seo idealista. Hoy la patria pareciera haber retrocedido al abrazar con fuerza la barbarie venezolana que tan bien describió Rómulo Gallegos. Solo que peor pues aquella era autentica y la de ahora es extraña por ser importada. La codicia, el apetito voraz por el poder y el dinero han hecho de nuestro pobre país un charco tan oscuro que el petróleo luce cristalino por comparación. Esta tierra siempre ha tenido la suerte de generar hombres de valor y principios, hombres que desde nuestras gestas emancipadoras acometieron sus tareas con compromiso y desinterés como lo exige el verdadero amor a la patria. Tu eres uno de esos hombres, siempre presto a la construcción de sueños, atreviéndote a convertir las ideas en realidades. Haces eso con tal dedicación que muchos siguen tu ejemplo y tu llamado. Enfrentas las adversidades con tal valentía que muchas veces te toman por Quijote. No, no eres ningún Quijote, eres un Alonso Quijano. Por ser tú un hombre con los pies en la tierra te pido hoy como tu padre un regalo, te pido que depongas esa muy ejemplar demostración de entrega como es la huelga de hambre y regreses a la normalidad biológica en la injusta y absurda condición de prisionero del régimen tiránico. Tu eres padre como yo, Venezuela pudiera verte como tal también, tu obligación tal como nos enseñaron nuestros preceptos religiosos te obligan a quererte y cuidarte a ti mismo como lo harías con tu hermano prójimo.

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Carta de Leopoldo López Gil a su hijo Leopoldo López en huelga de hambre en Ramo Verde

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  • Leopoldo Lpez Gil: Carta a mi querido hijo

    Leo

    El celebrar el Da del Padre me ha hecho pensar mucho en ti, tambin recordado a mi padre,

    tu abuelo, a quien mucho quise y admir. Cuando escriba esta carta sent que estaba

    hablando con l, que l te hablaba, que se diriga a ti. No me extra or su voz hablndome

    de la lucha de su familia por una mejor Venezuela. Le o relatar los horrores de las crceles gomeras, las penurias de la abuela, de sus hermanos,

    los escapes de los esbirros y la soledad del exilio. Llor al recordar cuanta lucha signific y cuan

    ftil parecen hoy a quienes no tienen en su alma un seo idealista.

    Hoy la patria pareciera haber retrocedido al abrazar con fuerza la barbarie venezolana que tan

    bien describi Rmulo Gallegos. Solo que peor pues aquella era autentica y la de ahora es

    extraa por ser importada.

    La codicia, el apetito voraz por el poder y el dinero han hecho de nuestro pobre pas un charco

    tan oscuro que el petrleo luce cristalino por comparacin.

    Esta tierra siempre ha tenido la suerte de generar hombres de valor y principios, hombres que

    desde nuestras gestas emancipadoras acometieron sus tareas con compromiso y desinters

    como lo exige el verdadero amor a la patria.

    Tu eres uno de esos hombres, siempre presto a la construccin de sueos, atrevindote a

    convertir las ideas en realidades.

    Haces eso con tal dedicacin que muchos siguen tu ejemplo y tu llamado.

    Enfrentas las adversidades con tal valenta que muchas veces te toman por Quijote. No, no eres

    ningn Quijote, eres un Alonso Quijano.

    Por ser t un hombre con los pies en la tierra te pido hoy como tu padre un regalo, te pido que

    depongas esa muy ejemplar demostracin de entrega como es la huelga de hambre y regreses

    a la normalidad biolgica en la injusta y absurda condicin de prisionero del rgimen tirnico.

    Tu eres padre como yo, Venezuela pudiera verte como tal tambin, tu obligacin tal como

    nos ensearon nuestros preceptos religiosos te obligan a quererte y cuidarte a ti mismo como

    lo haras con tu hermano prjimo.

  • Tu sacrificio dio suficientes frutos, otro centenar de jvenes se manifestaron en similar sacrificio.

    El mundo volte la mirada a Venezuela y se conmovi con nuestra realidad. Basta ya de ese

    sacrificio, pues hoy ya peligra tu salud y sera irresponsable no voltear la mirada a tu propia

    condicin.

    Le dijo Sancho a don Alonso, cuando este le despeda:

    No se muera, tome mi consejo y viva muchos aos, porque la mayor locura que puede hacer

    un hombre en esta vida es dejarse morir sin ms ni ms

    A esto vamos a agregarle, a diferencia del Quijote, que tu no enfrentas molinos imaginarios. El

    enemigo es real, es duro y hay que enfrentarlo con decisin y coraje.

    Aspiro tomes mi consejo como un pedimento de padre y abuelo, es una rotunda y humilde

    suplica por tu salud. Sabes que quisiera tenerte a mi lado, pero que por razones que todos

    conocemos no estaremos juntos. Sabes cunto te quiero y cuanto te admiro y sabes que

    siempre respaldare tu decisin a seguir el sendero por ti escogido.

    Te recuerdo tu compromiso con tu familia y el pas, tienes que tener fuerza y fe

    Te Bendice

    Tu padre.

    Leopoldo Lpez Gil