lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia la...
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LENGUAJE, VIDA Y SUBJETIVIDAD
(UNA MIRADA HACIA LA RAÍZ INVERTIDA)
Monografía
Eduin Esneider López Zárate
Universidad Distrital “Francisco José de Caldas”
Facultad de Ciencias y Educación
L.E.B.E. Humanidades y Lengua Castellana
Bogotá
2015
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 2
LENGUAJE, VIDA Y SUBJETIVIDAD
(UNA MIRADA HACIA LA RAÍZ INVERTIDA)
Monografía
Eduin Esneider López Zárate Cód. 20101160035
Carlos Arturo Guevara Amórtegui
Director
Universidad Distrital “Francisco José de Caldas”
Facultad de Ciencias y Educación
L.E.B.E. Humanidades y Lengua Castellana
Bogotá
2015
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 3
Dedicatoria
A mis Padres por su apoyo incondicional
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 4
Agradecimientos
Agradezco en primer lugar al profesor Carlos Guevara
por la orientación académica y la formación que me ha ofrecido.
De igual manera debo agradecer
a todos los que han sido parte importante en mi formación
tanto personal como profesional.
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 5
RESUMEN ANALÍTICO
INFORMACIÓN GENERAL
Tipo de documento Monografía
Título Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz
Invertida)
Autor Eduin Esneider López Zárate
Director Carlos Arturo Guevara Amórtegui
Palabras claves Lenguaje, vida, subjetividad, estética, política, poesía, eidos.
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CIBERGRAFÍA
KAVAFIS, Constantino. Cien Poemas. Traducción del griego
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http://ar.geocities.com/beat_virtual
Contenido La presente monografía está dividida principalmente en cuatro
capítulos: El primero titulado “Lenguaje y sentido” está
constituido principalmente de algunos soportes teóricos que
sirven para el análisis de algunos poemas de La Raíz Invertida.
Los soportes están encaminados en mostrar, en primer lugar,
que el lenguaje es fuente del sentido humano en el mundo,
cuando está constituido por una dimensión subjetiva, pues es
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 7
únicamente a través del lenguaje que adquirimos forma
humana; en segunda instancia, se muestra la consecuencia de
lo anterior: que lo poético es un acontecer diario que se vive
subjetivamente, pues lo poético como lo estético es la forma
de constitución diaria del mundo. En este apartado se
ejemplifica el rescate de una subjetividad, fuente de algunos
poemas de La Raíz Invertida.
El segundo capítulo llamado “Una aproximación a La Raíz
Invertida” estará encargado de hacer un acercamiento propicio
a lo que es La Raíz Invertida dentro del marco de mi
experiencia lectora. Se hará un paneo tanto de grupo como con
cada uno de los poetas que conforman el colectivo.
En el tercer capítulo titulado “Sobre la subjetividad en La Raíz
Invertida” se hará una especificación de qué se considera
subjetividad en este trabajo, para esta tarea, haré uso de la
fenomenología como apoyo teórico. A lo largo de dicha
explicación teórica sobre la subjetividad se estará
ejemplificando con algunos poemas detenidamente escogidos
que dan cuenta de la subjetividad como elemento dinámico y
trasversal a las distintas temáticas trabajadas por los poetas.
El último capítulo: “El dilema estético-político en La Raíz
Invertida” se encargará de mostrar la dualidad entre forma y
contenido que sufren los poetas y en general los artistas a la
hora de la producción estética. La finalidad de este capítulo es
analizar si en los poemas de La Raíz Invertida la dualidad se
torna problemática o si simplemente se soluciona dentro de la
estructura del poema sin perder de vista la subjetividad que es
el elemento central de este trabajo. Se mirará el abordaje de
esta dualidad en donde la dimensión estética ha de ser una
meditación sobre lo bello y sobre la afectación que esto tiene
en la vida; en cuanto a la dimensión política, se va a reflejar en
la forma como la reconfiguración del mundo que el poeta
plasmada en sus poemas, deviene herramienta de
autodescubrimiento, de develación de verdades de nosotros
mismos que ignoramos o que apenas sospechamos.
Finalmente se realizará la conclusión pertinente.
Metodología En este proyecto monográfico que busca rescatar el valor de la
subjetividad en la poesía (de La Raíz Invertida), por lo tanto,
se implementan algunas etapas básicas de lo que implica un
trabajo desde la perspectiva cualitativa. En primer lugar, se
hace un adecuado panorama teórico de la importancia del
lenguaje desde la perspectiva filosófica en relación con la vida
cotidiana y lo que ello significa para la subjetividad. A
continuación se hace una aproximación a los que es La Raíz
Invertida dentro de este trabajo. En tercer lugar se adelantan
algunas consideraciones de lo que es la subjetividad dentro del
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 8
marco de la fenomenología y su relación con algunos poemas
de este grupo. Como parte final, se hace un análisis de la
dimensión estética y de la dimensión política dentro del marco
de la literatura como una apuesta hacia una resignificación del
lenguaje, lo cual permite llegar a las conclusiones pertinentes
y generales de la monografía.
Conclusiones En primera instancia podemos hablar de dos tipos de
conclusiones: una que pone en evidencia la correlación entre
literatura, subjetividad y la vida, gracias al hilo conductor del
lenguaje como creación poética. La otra, que pone a la vida
como materia prima de dicha manifestación estética, lo cual
conduce a afirmar que en realidad lo que subyace en una
expresión de dicha índole es la subjetividad como rescate del
poder creador del lenguaje en la vida cotidiana. Dicho de otra
forma, la subjetividad es el móvil para la creación poética, que
a su vez rescata al lenguaje en su dimensión creativa para dar
sentido al mundo.
Se asume como conclusiones básicas que es el lenguaje el
camino válido para relacionar subjetividad, literatura y vida, y
que la vida (nuestro ser histórico) es la materia prima en la
creación poética.
De la misma forma, se concluye que la poesía legitima el
carácter subjetivo que tiene el mundo con el cual hemos tenido
algún contacto significativo, lo cual a su vez implica la
posibilidad de resignificar constantemente dicho mundo para
que no muera en las sombras de la cotidianidad monótona o
técnica. Finalmente que una posibilidad de rescatar el poder
que posee el lenguaje de crear mundo, es el camino artístico,
el crear poético que se nos presenta siempre como una nueva
vivencia, como una experiencia auténtica.
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 9
Resumen
La subjetividad es un rasgo característico que determina la producción literaria
en Colombia. Así pues, el subjetivismo de nuestros distintos escritores y poetas permite
la representación artística de un mundo que va más allá de las descripciones
provenientes de la percepción sensible. Estos productos estéticos nos dejan vislumbrar
nuevas realidades, nuevos horizontes de sentido, nuevas maneras de valorar, lo cual, nos
acerca un poco al mundo autentico –diferente al convencional, al prosaico- que es el de
la experiencia cuando tiene un grado de afectación en nosotros.
El lenguaje es la herramienta que hace esto posible, pues potencia la subjetividad
del escritor y le da la oportunidad de reconciliar al mundo con sus múltiples
posibilidades, ya que, rebasando los límites cotidianos a los que está sometido, perpetúa
al hombre en sus estados más sublimes. El propósito de este texto es analizar esa
resignificación en algunos poemas de La Raíz Invertida y develar que el lenguaje
subjetivo es una instancia creadora.
Palabras clave: Lenguaje, vida, subjetividad, estética, política, poesía, eidos.
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 10
Abstract
Subjectivity is a characteristic which determines the literary production in
Colombia. So the subjectivism of our various writers and poets enables the artistic
representation of a world that goes beyond descriptions from sense perception. These
aesthetic products let us envision new realities, new horizons of meaning, new ways of
valuing, which brings us closer to the real world a little-different to the conventional,
the prosaic- that is the experience when having a degree of involvement in we.
Language is the tool that makes this possible, because power subjectivity of the
writer and gives you the opportunity to reconcile the world with its multiple
possibilities, since, exceeding the daily limits to which it is subjected, perpetuates the
man in their states more sublime. The purpose of this paper is to analyze the redefinition
in some poems Root Reversed and reveal the subjective language is a creative instance.
Keywords: Language, life, subjectivity, aesthetics, politics, poetry, eidos.
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 11
TABLA DE CONTENIDO
Introducción…………………………………………………………………………….12
1. LENGUAJE Y SENTIDO
1.1. Subjetividad, literatura y vida………………………………………...………..17
1.2. El poder del lenguaje…………………………………………………………..22
1.3. Lenguaje y poesía……………………………………………………………...25
1.4. Conclusiones…………………………………………………………………...31
2. UNA APROXIMACIÓN A “LA RAÍZ INVERTIDA”
2.1. Intimidad y proyección: la mirada hacia un grupo…………………………….34
2.2. Los integrantes de La Raíz Invertida………………………………………......39
3. SOBRE LA SUBJETIVIDAD EN “LA RAÍZ INVERTIDA”
3.1. La subjetividad: un horizonte de interpretación……………………………….49
3.2. La reducción fenomenológica y los fenómenos de la conciencia……………..53
3.3. La subjetividad en la poesía: un proyecto intersubjetivo……………………...59
4. EL DILEMA ESTÉTICO-POLÍTICO EN “LA RAÍZ INVERTIDA”
4.1. La obra y su contexto…………………………...……………………………...62
4.2. El “arte por el arte” como un solipsismo………………………………………64
4.3. La literatura en su dimensión estética y política……………………………….73
4.4. La dimensión estética………………………………………………………….74
4.5. La dimensión política………………………………………………………….79
Conclusión……………………………………………………………………………...87
Bibliografía referenciada……………………………………………………………….92
Anexos………………………………………………………………………………….94
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 12
INTRODUCCIÓN
La literatura en el espacio geográfico que hoy conocemos como Colombia nace
apenas como un débil “eco” de aquello que fue la literatura española durante los siglos
XVI y XVII. Algunas resonancias de ese nuevo Renacimiento que tarde entró a la
Península Ibérica fue lo que llegó hasta nosotros durante el tiempo de la colonia
(Holguín. 1989. Pág. 11.). Sin embargo, es necesario resaltar una tendencia muy arraigada
en la literatura colombiana, que ha sido un aspecto trascendental en el desarrollo de
nuestra literatura: el subjetivismo del escritor colombiano condicionado por el conjunto
de factores externos que ha ofrecido nuestra historia patria. Esta subjetividad es un
factor que no puede dejar de tomarse en cuenta, pues es una línea directriz en el
quehacer poético de nuestra cultura.
La inmersión de dicha subjetividad en la literatura colombiana ha permitido la
expresión artística de una constitución de mundo que va más allá de las meras
descripciones provenientes de la percepción sensible. Ha sido esa subjetividad la que
nos ha permitido representar al mundo que nos circunda, la realidad que vivimos a
través del universo sígnico de la escritura.
Fruto de esto han sido nuestros distintos escritores y poetas como Vargas Vila,
Rafael Pombo, Candelario Obeso, De Greiff, Silva, Mejía Vallejo, incluso nuestro nobel
–solo por mencionar algunos ejemplos-. La característica trasversal a todos es que nos
han presentado rasgos del mundo, de la naturaleza que nos rodea, de hechos sociales o
históricos, pero no como información documental o científica, sino a través de los
niveles de afectación que ese mundo de la vida tuvo sobre ellos, donde la realidad lógica
–encargada de inmovilizar la vida- no tiene tanto sentido como el valor de un mundo
constituido por sí mismos, que se proyecta sobre un estadio de la fantasía de donde
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 13
surge la imposibilidad de lo pensado como una realidad que nos refleja a nosotros
mismos, por ende, nos permite descubrirnos.
Por otra parte, debemos tener en cuenta que la principal herramienta que nos
brinda esta posibilidad de representarnos al mundo, no es otra que el lenguaje, puesto
que cualquier manifestación humana es componente de un lenguaje cuyas dimensiones
nos abren la posibilidad de hallar ciertas certezas de la esencia de los hombres,
entonces, siendo la literatura colombiana un conjunto de signos cargados de sentido (ya
sea sobre nuestra cultura, como Candelario Obeso; ya sea sobre nuestros conflictos
sociales, como Mejía Vallejo; ya sea sobre nosotros mismos, como en algunos
fragmentos de la obra de García Márquez) constituye una parte importante de nuestra
existencia.
El lenguaje así mismo potencia la subjetividad del escritor o del poeta, le da la
oportunidad de reconciliar al mundo con esas múltiples posibilidades que le ofrece; por
ejemplo, el poeta puede hacer neologismos cuando su lenguaje conocido no abarca el
sentido completo de lo que quiere expresar, puede también cambiar el sentido
convencional de las palabras para crear nuevos caminos en la manera de nombrar al
mundo etc. En fin, el lenguaje, como una estructura flexible, crea posibilidades de re-
crear al mundo a través de la escritura (que es lo que en este trabajo interesa), pero no
solo al mundo, sino a la vida humana con sus constantes complicaciones y sus devenires
inexplicables.
Todo ello nos deja vislumbrar nuevas realidades, nuevos horizontes de sentido,
nuevas maneras de valorar, lo cual, me permito afirmarlo, nos acerca un poco al mundo
autentico –diferente al convencional, al prosaico- que es el de la experiencia cuando
tiene un grado de afectación importante para nosotros.
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 14
Para nuestros poetas, el lenguaje no ha sido una burda relación entre palabra y
cosa, o un mero instrumento comunicacional; por el contrario, ha sido una forma de
percibir y de proyectar al mundo de forma subjetiva, que trabajado como expresión
poética, resulta ser para el lector una forma de desconstrucción y reconstrucción del
mundo y de nosotros mismos a través de ese lenguaje diseñado como una herramienta
para perpetuar al hombre en sus estados más sublimes, al hombre como dador de
sentido; en pocas palabras, dicha expresión poética es una recuperación de nuestra
propia subjetividad.
Hoy en día, pese a la tecnificación de la vida que procura cotidianidades
afanadas para el beneficio de quienes plantean finalidades de la existencia, la práctica de
la creación poética aflora y se proyecta en un contexto como el nuestro. Tal es el caso
de La Raíz Invertida: un grupo de tres poetas que en la actualidad hacen un rescate de su
subjetividad a través de la poesía y promueven entre la población joven de Bogotá un
ejercicio similar a través de talleres literarios y de creación poética que realizan en
diversas bibliotecas públicas.
Dicho lo anterior, el propósito de este texto es hacer un análisis de la forma
como estos poetas han hecho una resignificación de la realidad rescatando la
subjetividad, haciendo uso del ejercicio poético. El análisis estará sustentado en un
pequeño estudio literario que realizaré con algunos de sus poemas para evidenciar el
planteamiento aquí hecho. Unido a lo anterior, también es propósito de este documento
develar el lenguaje subjetivo como instancia creadora en los poemas que sean objeto de
análisis.
Para dar efectividad a lo anterior, el presente texto estará dividido en cuatro
capítulos. El primero titulado “Lenguaje y sentido” estará constituido principalmente de
algunos soportes teóricos que servirán para el análisis. Los soportes estarán
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 15
encaminados en mostrar, en primer lugar, que el lenguaje es fuente del sentido humano
en el mundo, cuando está constituido por una dimensión subjetiva, pues es únicamente a
través del lenguaje que adquirimos forma humana; en segunda instancia, se mostrará la
consecuencia de lo anterior: que lo poético es un acontecer diario que se vive
subjetivamente, pues lo poético como lo estético es la forma de constitución diaria del
mundo. En este apartado se estará ejemplificando el rescate de una subjetividad que ha
sido fuente de algunos poemas de La Raíz Invertida.
El segundo capítulo llamado “Una aproximación a La Raíz Invertida” estará
encargado de hacer un acercamiento propicio a lo que es La Raíz Invertida dentro del
marco de mi experiencia lectora. Se hará un paneo tanto del grupo en general como con
cada uno de los poetas que conforman el colectivo.
En el tercer capítulo titulado “Sobre la subjetividad en La Raíz Invertida” se
hará una especificación de qué se considera subjetividad en este trabajo, para esta tarea,
haré uso de la fenomenología como apoyo teórico. A lo largo de dicha explicación
teórica sobre la subjetividad se estará ejemplificando con algunos poemas
detenidamente escogidos que dan cuenta de la subjetividad como elemento dinámico y
trasversal a las distintas temáticas trabajadas por los poetas.
El último capítulo: “El dilema estético-político en La Raíz Invertida” se
encargará de mostrar la dualidad entre forma y contenido que sufren los poetas y en
general los artistas a la hora de la producción estética. La finalidad de este capítulo es
analizar si en los poemas de La Raíz Invertida la dualidad se torna problemática o si
simplemente se soluciona dentro de la estructura del poema sin perder de vista la
subjetividad que es el elemento central de este trabajo. Se mirará el abordaje de esta
dualidad en donde la dimensión estética ha de ser una meditación sobre lo bello y sobre
la afectación que esto tiene en la vida; en cuanto a la dimensión política, se va a reflejar
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 16
en la forma como la reconfiguración del mundo que el poeta plasmada en sus poemas,
deviene herramienta de autodescubrimiento, de develación de verdades de nosotros
mismos que ignoramos o que apenas sospechamos. Finalmente se realizará la
conclusión pertinente.
Esto no es un trabajo de análisis formal, puesto que los análisis literarios de ésta
índole tienen poco que decir a quienes se preguntan por las posibilidades de
coexistencia entre la vida, el lenguaje que trasgrede los límites de la comunicación
lineal, la historia y las significaciones que todo ello puede tener en nuestra vida
concreta, cotidiana. Por lo tanto, no quiero mirar los tipos de versos, de rima (si la
tiene), tampoco inscribiré los poemas en torno a una escuela literaria; no intentaré ver la
esencia del poema a partir de estos racionamientos academicistas o retóricos, pues, si
fuera así, la constitución esencial del poema estaría fijada por anticipado y alejada del
lector; es mi proyecto encontrar esa esencia a partir de la subjetividad, ya que –como se
verá en este documento- es una realidad dinámica y en íntimo vínculo con cada uno de
nosotros.
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 17
Capítulo Primero
1. LENGUAJE Y SENTIDO
“Sólo como fenómeno estético aparece
justificada la existencia del mundo”
Nietzsche
1.1. Subjetividad, literatura y vida cotidiana
Iniciemos este capítulo con una pregunta conductora: ¿es posible relacionar
subjetividad, literatura y vida cotidiana? A simple vista pareciera que se tratara de
ámbitos completamente distintos, pues, suele suceder que en la vida cotidiana no
reflexionemos o reflexionemos poco acerca de la forma como le hemos dado sentido al
mundo. Cuando estamos trabajando, estudiando, o simplemente viajando en transporte
público, no es común que hagamos una pausa reflexiva para meditar acerca de las
instancias desde donde hemos construido y otorgado un valor al mundo que nos
circunda. Sabemos muy bien que en todo momento nos atraviesa algún sentimiento,
sabemos qué amamos, qué odiamos, sabemos incluso qué nos causa alegrías y tristezas
¡valoramos al mundo de forma única! Pero la cotidianidad que se presenta ante nosotros
pareciera truncar con esa subjetividad que nos constituye, y le abrimos paso a los
afanes, a las angustias, a las responsabilidades y compromisos que otros plantean y
tienden sobre nuestras vidas como una sombra que se propaga aniquilando nuestra
subjetividad. Nos damos cuenta de que nuestras formas de significar al mundo están
altamente condicionadas por una cotidianidad la cual sólo demanda cumplir esas
obligaciones que atentan contra nuestro tiempo, es decir, contra nuestra vida.
Por otro lado, la literatura en esta cotidianidad no es un factor imprescindible, no
es necesario leer ni siquiera un haikú para poder tomar el autobús o para hacer esas
interminables filas en las taquillas del transmilenio y de esa forma adquirir un pasaje y
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 18
regresar a casa. A lo sumo vamos pensando que mañana tenemos que madrugar, o que
tenemos que terminar el trabajo que no nos gusta hacer para el profesor más estricto y
con el que vamos perdiendo la materia. En esta perspectiva, se podría pensar que la
literatura es para gente que habita otros mundos pues ésta “inventa mundos” (Iribarne, J.
2005. Pág. 91.).
Entonces podemos llegar a considerar que la literatura se contrapone a la vida,
sobre todo a esa vida cotidiana que nos hemos venido planteando, un ejemplo de ello
sería argumentar que la literatura no nos sirve para solucionar un problema presentado
en la inmediatez de lo vivido, o simplemente que no nos van a dar dinero por leer un
poema. En este caso, debemos aclarar que en un mundo donde todo se acostumbra a
tener una funcionalidad mecánica y pragmática, en efecto, la literatura no sirve para
nada, tan solo recordemos al poeta de “El rey burgués” (Rubén, D. 2013. Págs. 17-22.),
quien murió congelado dando vueltas a un manubrio, pues en una ciudad dominada por
figuras ostentosas y soberbias, no se le encontró la utilidad requerida aun cuando éste
advirtió que cantaba el verbo del porvenir.
Pero si difieren tanto ¿cómo podríamos vincular estas tres partes de la existencia
humana cuando la vida cotidiana tiende hacia una mecanización de lo humano que hay
en ella? Dicha mecanización llega al punto de contraponer en primer lugar, la
objetividad con la subjetividad; y en segundo lugar, la literatura con oficios que llaman
“de verdad”.
En la primera contraposición (objetividad/subjetividad), la objetividad es lo que
suele demandarse en las distintas esferas de la vida. ¡Sea objetivo! se nos dice
constantemente como una forma de filtrar nuestros juicios en “el coladero de la razón”
como si “ser objetivos” significara ser razonables, y como si valorar a partir de nuestra
subjetividad fuera dañino para la vida. En la segunda contraposición (literatura/oficios
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 19
de verdad) podemos ver que la literatura es un oficio relegado a gente desocupada, que
no les gusta trabajar o que simplemente tienen plata y no necesitan conseguir el sustento
diario, y de esa forma se subordina en la periferia donde están las cosas que no tienen
sentido real para esta mecanización de la vida humana.
Sin embargo, esta relación puede tener un primer lugar común: la vida. La
literatura construye otros mundos que son el producto de la actividad de la conciencia
en la experiencia, o sea, que la materia prima del trabajo literario es la vida misma, ya
sea como experiencia significativa (todas aquellas vivencias que han sido importantes a
la hora de crear sentidos y valores del mundo), es decir, como pasado; o como
proyección, como futuro. Esta vida es fuente primordial de las diversas manifestaciones
literarias, los escritores y los artistas hacen uso de ella para lograr sus obras más
sublimes. Pero ¿Cómo lograr que el trabajo de dicha materia prima no dé como
resultado un trabajo científico? A través de la subjetividad. Otro lugar común que puede
tener la relación de la que estamos hablando es el lenguaje. Es desde el lenguaje que se
puede construir una verdadera relación entre vida, subjetividad y literatura, ya que ¿Qué
son la vida, el mundo, la humanidad y todo lo que existe? Todo ello es una creación del
lenguaje –tal y como lo veremos más adelante-.
Para ejemplificar lo anterior, tomemos un aspecto recurrente en las obras
poéticas: el amor. Si fuéramos objetivos para explicar o dar sentido al amor, bien
podríamos estudiarlo a partir de aquellas disciplinas que nos ofrecen del amor puntos de
vista precisos y definitivos. Podríamos por ejemplo partir desde la química, desde la
biología, incluso desde la psicología clínica; desde cualquiera de estos campos
hallaríamos una explicación objetiva del amor la cual tiende a ser universal e invariante,
encontraríamos un sentido del amor cómodo y tal vez claro; encontraríamos por ejemplo
que desde la química el amor es una secreción de sustancias químicas que emana el
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 20
hipotálamo cuando el olfato detecta una hormona con la cual se identifica, y que eso
produce ciertas reacciones en el cuerpo, tales como el nerviosismo, el sudor cuando se
está cerca del cuerpo deseado, etc. Desde el aspecto biológico el amor se reduciría a un
instinto de los animales por conservar la especie a través de la reproducción y que eso
lleva a que el macho emprenda rituales de apareamiento cuando los instintos los llaman.
Se podría decir mucho más y explicar con mayor claridad y con ejemplos cada una de
estas perspectivas del amor, pero en este trabajo no se hará, pues son tomadas
únicamente como ejemplos.
Estas explicaciones tienen un sentido, pero dicho sentido no tiene vivencia real
simplemente porque cuando amamos a una persona no estamos pensando en el
hipotálamo y en la sustancias químicas que segrega; tampoco estamos pensando en
conservar a la especie; cuando sentimos amor, la vivencia es otra, y es distinta según el
tipo de amor que tengamos, pues, no es lo mismo amar a la madre, al hermano o a la
pareja; en los tres casos la vivencia es diferente. Lo mismo ocurre con todos los
aspectos de la vida: significamos al mundo a través de la experiencia, lo cual implica
que le damos un sentido único a la vida y a dicho mundo, pero además de único,
seguramente es irrepetible, con sus propias manifestaciones y con su propio lenguaje.
Nos damos cuenta entonces que el lenguaje subjetivo es distinto al lenguaje
objetivo. Con éste podemos ver al mundo de la vida de forma técnica y simplificada,
con el otro podemos ver la infinidad de mundos que habitan al mundo y que podemos
expresar gracias a las experiencias de nuestras vidas con una manifestación poética, en
otras palabras, cuando se habla del lenguaje dentro del marco de la subjetividad no se
hace referencia al lenguaje con que designamos las cosas de forma ordinaria o
mecánica, por el contrario, nos referimos a un lenguaje que se proyecta sobre la
dimensión estética del hombre como una manifestación artística, pues es un lenguaje
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 21
que va más allá de la unión de morfemas, es un lenguaje que crea símbolos. Veamos un
ejemplo siguiendo la misma temática del amor:
V1
¿Y el amor?
Esa muerte que flaquea sobre un cuerpo desnudo
más allá del pudor y la reserva.
Noche aciaga que recuerda
su plumaje entre mis manos
su breve silencio de hojarasca.
El amor es un relámpago cansado
la gran boca que desgasta las estaciones.
Los hombres son sus aguas su cauce y su diluvio.
Con este lenguaje, el amor ya no es un objeto estático y disponible para un
estudio científico; el amor revela la intimidad de lo humano tal y como ha sido
experienciado y reflexionado para poder ser plasmado en este poema. Aquí el amor ya
no se reduce a una cuestión de instinto para la supervivencia de una especie o una lista
de sustancias químicas propias del cuerpo, el amor va más allá de todos estos
tecnicismos. El amor aquí se presenta con formas y figuras que comúnmente, no se
perciben, tal y como lo expresa el poeta: “Esa muerte que flaquea sobre un cuerpo
desnudo más allá del pudor y la reserva”, es decir, el amor también es muerte, pero la
muerte en la agitación de dos cuerpos que han trasgredido los límites del pudor
cotidiano; en este caso, el amor no es sexo solamente, sino esa consecuencia del sexo
cuando la pasión domina la relación y el ahogo de los cuerpos se perpetúa por largos
segundos. Pero también es un recuerdo, o la noche que trae el recuerdo: “Noche aciaga
que recuerda su plumaje entre mis manos”. En fin, el amor desde esta perspectiva logra
adquirir esas vivencias que constituye lo que justifica nuestra existencia; el amor ya no
1 Este es un Fragmento de un poema de Hellman Pardo, uno de los integrantes de La Raíz Invertida. Fue extraído de
“Anatomía de la soledad”. Gamar Editores. Colombia 2013. Pág. 56.
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 22
es un objeto, se vuelve un símbolo a través de este lenguaje que revela la subjetividad
de lo vivido.
El lenguaje es entonces el hilo que logra conectar y relacionar de forma intima la
subjetividad, la vida y la literatura, tal y como lo acabamos de vivenciar con el ejemplo
anterior; de ahí la importancia mayúscula que el lenguaje tiene en este pequeño trabajo
como instancia reivindicadora de la subjetividad. En esta línea vamos sentando una
somera idea de cómo se va a constituir el análisis de los poemas de La Raíz Invertida
escogidos para este documento, no sin antes ahondar un poco más en la importancia del
lenguaje para fines aquí previstos.
1.2. El poder del Lenguaje
El lenguaje tiene un poder creador y eso lo podemos ver fácilmente, empezando
porque cada uno de nosotros tiene la capacidad de verificar la existencia del mundo que
conocemos gracias a esta herramienta (el lenguaje). Siendo el mundo un mero conjunto
de materia, que en sí misma carece de sentido y de valor, hemos sido nosotros, los
humanos, quienes para sobrevivir en esta masa –amorfa-, le hemos otorgado valor y
reside fuera de sí, es forma; por lo tanto, toda valoración que posee “la naturaleza”
decir, en el hombre. Lo que significa igualmente que “el valor” del mundo afecta
únicamente a quien se lo proporciona, puesto que se valora y se le otorga sentido al
universo humano únicamente a través del lenguaje.
El lenguaje en consecuencia, es nuestra forma particular de representarnos al
mundo; es un elemento fundamental en el proyecto que tiene el hombre de darle un
sentido a la realidad y a sus circunstancias. Por lo tanto, es necesario afirmar que el
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 23
lenguaje configura el pensamiento revelando formas únicas para constituir lo que existe
dentro del marco de la experiencia posible.
A través del lenguaje el mundo adquiere su forma humana, todo lo que se puede
simbolizar, todo lo artificial representa un potencial político en el ejercicio del hombre
como dador de interpretación y a su vez de sentido. Demos un pequeño ejemplo de
carácter histórico: hasta la Alta Edad Media se creía que todo el universo giraba
alrededor de la tierra; se pensaba que nuestro planeta estaba en el centro del universo,
por ende, que las estrellas y los demás planetas lo orbitan; en ese entonces el universo se
reducía a un pequeño número de cuerpos celestes, pues se desconocía la existencia de
otros sistemas solares, incluso de otras galaxias, y desde este conocimiento –
científicamente limitado- los hombres le habían dado un sentido a su vida y una
interpretación a la existencia determinados. Hoy en día, sabemos que nuestro planeta, el
lugar donde nacimos, donde viviremos toda la vida, donde estudiaremos, viajaremos,
etc., y donde finalmente moriremos, y que está cargado de sentidos y de valores que
hemos constituido a lo largo de nuestras vidas, sólo es un planeta de tamaño pequeño
que orbita un sol que en comparación con otras estrellas, no es más que una partícula de
polvo. Estos nuevos conocimientos que han permitido los avances tecnológicos,
representan una herramienta política desde la cual damos una interpretación a lo que
existe, desde la cual nos preguntamos muchas veces por el sentido de la vida ahora que
somos tan fugaces y pequeños. Pero todo eso se logra gracias al lenguaje: éste nos
permite llegar tanto a esos nuevos conocimientos por la adaptación humana que le
damos a lo que desconocíamos a través de la representación simbólica, como a los
cuestionamientos que de allí surjan.
Siguiendo lo anterior podemos afirmar que la simbolización de la “realidad” nos
permite referirnos a ella sin la necesidad de tener una noción empírica inmediata;
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 24
podemos por ejemplo hablar de esas nuevas estrellas y esos nuevos planetas
prescindiendo de su presencia física, ya que el lenguaje nos da la certeza de tener todo
el mundo a nuestra disposición en el momento que queramos traerlo a la mente con el
sólo acto de nombrarlo, y el mundo en sus niveles más sensibles, en todas sus
gradaciones2 es experimentado gracias a la existencia de este universo sígnico.
Entonces, la importancia de los objetos físicos como esencia, es decir, como
vivencia invariante en el sujeto, se subordina completamente al pensamiento de los
mismos, al punto de que el lenguaje como intuición nos permite percatarnos de la
existencia indirecta de los objetos; no necesitamos tener a nuestra madre al frente para
percatarnos de que existe. Mediante el acto enunciativo “entra en nuestro campo de
conciencia todo lo que no está en el rango de percepción sensible” (Guevara, C. 2011.).
Pensando en lo anterior es válido afirmar entonces que el mundo físico es
desplazado por su representación simbólica en un acto complementario. Si ya se afirmó
que los objetos se subordinan, es porque en el momento de otorgar valor a algún objeto,
lo que perdura en el hombre es el pensamiento, la idea del objeto y no el objeto como
materia; y la representación de los objetos tangibles es posible únicamente gracias al
lenguaje.
El objeto físico es efímero y distante del hombre, en cambio el pensamiento del
objeto es tan próximo al sujeto que es el sujeto mismo en el acto de pensar; y es esta
simbolización a través del lenguaje lo que cobra verdadero sentido por la proximidad ya
nombrada. Por ejemplo, yo puedo tener mis zapatos favoritos, tal vez con los que jugaba
futbol o con los que me sentía más rápido que mis compañeros, dichos zapatos con el
tiempo se vuelven inservibles, se deterioran con el paso de los días, se van quedando
pequeños por mi crecimiento o simplemente se me pueden perder o dañar de golpe, pero
2 Se entiende el término gradación de la misma forma que lo expresa Carlos Guevara Amórtegui en “Correlaciones
entre gradación, variantes e invariante en la percepción del fenómeno poético”: como los distintos niveles de claridad
en la aprehensión de las esencias. Pág. 9.
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 25
no es el zapato como objeto material lo que da sentido, sino la representación simbólica
que del zapato tengo.
Nuestra humanidad se fundamenta en el “poder creador que tiene el lenguaje,
mediante el cual se puede producir mundo” (Guevara, Carlos. 2002. Pág. 31), la palabra
dicha se vuelve acción en el universo que nos vamos dando a partir de nuestras propias
experiencias; es decir, es acción en tanto que el mundo vuelve a renacer de forma
subjetiva: hay tantos mundos como habitantes en él.
Lo anterior lo podemos sintetizar en una afirmación de Heidegger (1995) “el
lenguaje es la casa del ser”, y tiene como propósito fundamental –además de constituir
al mundo a través de la mirada del hombre- revelar su verdadera identidad. El lenguaje
entonces es la huella particular que nos posee y nos permite valorar y crear nuestro
universo desde el instante que lo percibimos hasta en el acto de intuirlo.
1.3. Lenguaje y poesía
Ahora, para irnos centrando hacia la finalidad de este trabajo, veamos un poco la
relación que se pretende plantear entre este lenguaje cargado de vivencias, cuya
característica es un poder creador y lleno de subjetividad y la poesía. La poesía como
forma de representación de la condición humana forma parte central en la manera como
se nos da el mundo en las distintas etapas de la vida, por lo tanto, se debe advertir que
ésta, independiente de la forma que adopte, de sus rimas y sus figuras literarias, debe
estar hecha con un lenguaje que devele el contenido eidético de nuestra propia
identidad, identidad que ignoramos o que apenas sospechamos, resaltando su poder
creador y su importancia en la manera de adquirir nuevas interpretaciones para nosotros
mismos.
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 26
Ya desde la época clásica las formas de dación de la vida se fundamentaban en
las expresiones estéticas, así por ejemplo, la tragedia era uno de los medios de
simbolización de la condición humana. Los griegos encontraron en la tragedia una
forma de lucha contra el olvido, la feroz tarea del arte por recordar la importancia de la
existencia en sí misma.
El hombre, sabiéndose finito, sabiéndose existencia prescindible ideó un
lenguaje que vence al olvido a través de la transformación del mundo como tal y de los
diversos caminos de representarlo. El lenguaje que trasciende las fronteras del tiempo y
del espacio para dejar la huella infinita del hombre es el crear poético (poiesis) como
instancia mediadora, como gradación subversiva a través de la cual el hombre adquiere
un sentido y un devenir.
Desde esta perspectiva, la poesía no se puede presentar como un mero lenguaje
que se arroja sobre la percepción sensible, como una mera reproducción de la realidad;
más bien, es determinada como medio de reflexión sobre nuestra existencia concreta en
esto que llamamos mundo y vida, lo que es igual a decir, un medio para rescatar nuestra
subjetividad y meditar en torno a ella. El lenguaje –afirma Carlos Guevara- “es una
huella del ser y de su apreciación del mundo (…) es, en síntesis, su identidad” (Guevara,
Carlos. 2002. Pág. 22.).
Si tomamos al lenguaje más allá de los límites de la estética que únicamente
cautiva los sentidos, resultaría un lenguaje cuyas características le otorgarían la fuerza
creadora para las grandes obras poéticas. Se constituiría un compendio entre reflexión,
existencia y los modos de sentir el mundo, que genera de manera precisa un código, un
universo de signos entre espectador y obra, el cual necesariamente evoca una ruptura
sobre las estructuras naturales de la percepción de la vida, sobre el mundo en su
dimensión superflua y falsa.
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 27
El poema debe estar atravesado por un lenguaje que atente contra nuestra
percepción cotidiana y naturalista de las cosas, llevándonos a una profunda crisis, a un
aniquilamiento que permita la obtención de bases conscientes para un cambio
fundamental en nuestro actuar político. Veamos dos ejemplos –desde La Raíz Invertida-
de este lenguaje poético que se torna político en el rescate de la subjetividad.
CAÍDA3
Estos pasos huyen
como piedra lanzada al precipicio.
Me he desplomado muchas veces,
pero solo me existo
contemplando la luz
de mis heridas.
Este primer ejemplo resulta claro en la forma como se trasgrede lo que de común
se consideraría la caída; esta vida cotidiana nos ha llevado a pensar que los obstáculos
son un aspecto negativo para nosotros, que son experiencias que debemos olvidar o
superar como si se tratara de un trauma psicológico. Pensemos en la ruptura de una
pareja como una caída, como un fracaso –casos muy comunes entre los jóvenes y
adolescentes que serán nuestros estudiantes-, la separación se puede tornar una
experiencia que ambos querrán olvidar, que ambos desearían nunca haber vivido; así, el
“sufrimiento” que causa dicha ruptura puede conllevar incluso a generar, sentimientos
como odio, desprecio, vergüenza, venganza, etc., sentimientos dañinos para sí mismos,
y en los casos más extremos pueden conllevar al suicidio. Sin embargo, en este poema,
la visión de la caída, del obstáculo se nos presenta muy diferente; pues se insinúa que
pese a la cantidad de caídas, sólo es justificada la existencia contemplando las
experiencias que quedaron marcadas como una cicatriz y que se pueden explotar a
modo de proyección. Veamos el segundo ejemplo: 3 Este poema pertenece al poeta Henry Gómez, integrante de La Raíz Invertida. El poema fue extraído del libro “La
quietud de la ceniza”. El Ángel Editor. Quito – Ecuador 2014. Pág. 90.
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 28
LA QUIETUD ES OTRA SOMBRA4
Nos contempla el tiempo desde el fondo de un vaso
sediento de nuestra sequía.
Bebe de sí lo que tenemos de humano
la edad que se ufana del encantamiento
los pliegues donde nuestra voz flota
y enciende la hornilla.
En este poema podemos apreciar con mayor claridad un lenguaje que nos
empuja a contemplarnos a nosotros mismos en lo inevitable; es decir, en el tiempo que
transcurre y que nunca se detiene, sino que es un andar se va llevando rápidamente lo
que tenemos de humano hasta dejar únicamente los despojos de lo que alguna vez fue
una persona con sueños y proyecciones, con experiencias y maneras particulares de dar
sentido al mundo. Un poema como este llevado a un aula puede suscitar grandes
reflexiones entre los estudiantes, ya que sabiéndose jóvenes, la gran mayoría de ellos
apartan de su mirada este destino que a todos nos espera, lo cual podría ser excusa para
fomentar procesos de escritura y también de lectura al contemplar nuestra propia
finitud.
Pese a todo lo anterior, esta época es testigo de una colosal decadencia en el uso
de signos que atenten contra el olvido, que declaren la guerra al sin-sentido emergente
de las relaciones entre existencia y mundo que otros plantean para nosotros. El lenguaje
se ha reducido a un número limitado de sentidos, se ha vuelto unívoco en lo que puede
comunicar, por la única razón de que el lenguaje se ha vuelto precisamente, una mera
herramienta comunicativa. Todo pretexto es bueno para hablar. Incluso sin la presencia
física de una persona vamos agotando el lenguaje mientras caminamos o mientras
vamos apretujados en el transporte público gracias al teléfono celular, que hoy en día
nos da múltiples opciones para hacerlo: llamadas, WhatSapp, Facebook, etc. De esa
4 Este fragmento es del poeta Jorge Valbuena, también integrante de La Raíz Invertida. Fue extraído del libro “La
quietud de la ceniza”. El Ángel Editor. Quito – Ecuador 2014. Pág. 123.
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 29
forma abusamos del lenguaje aun estando “solos”. Recordemos las palabras de George
Steiner como una manera de ilustrar mejor lo anteriormente planteado:
“Poseedor del habla, poseído por ésta, cuando la palabra eligió la tosquedad y la
flaqueza de la condición humana como morada de su propia vida imperiosa, la
persona humana se liberó del gran silencio de la materia. (…) Pero esta liberación,
la voz humana que suscita el eco donde no había antes sino silencio, es tanto
milagro como escándalo, sacramento como blasfemia” (Steiner, George. 1991. Págs.
56-57).
El lenguaje por lo tanto se ha espectacularizado, ha sufrido cambios abruptos en
sus formas de entregar mensajes sobre la vida misma, se volvió ambiguo y dependiente
de una tabla de relaciones morales o racionales que nos indica con anticipación su valor,
lo que éste comunica y el sentido que proyecta sobre el mundo. En otras palabras, ese
lenguaje vacío que la cotidianidad ha generado crea un mundo carente de sentido al cual
tenemos que adaptarnos despojándonos de nuestro propio mundo, de nuestras
valoraciones particulares, de nuestra subjetividad.
En la vida cotidiana tratamos con un lenguaje que nos es familiar y
expresamente pragmático para relacionarnos con todo aquello que nos sale al encuentro.
Lo utilizamos para saludar, expresar uno que otro sentimiento, pedir la hora, averiguar
cuánto cuesta el almuerzo que queremos ingerir, dar las gracias, etc.; con esto no se
pierde estrictamente el poder creador del lenguaje, solamente que en la vida cotidiana
atravesada y gobernada por la mecanización de la existencia reducimos dicho poder a
una dimensión comunicativa, para la cual, el lenguaje es una herramienta con la cual se
nombran las cosas, lo que nos impide ver otras dimensiones de la vida que van más allá
de la sistematización de la existencia humana para suspenderse reflexivamente de ese
afán que caracteriza nuestras sociedades. En palabras del profesor Carlos Guevara: “la
palabra es un poder que hay que saber manejar para no caer en la insulsez o fragilidad
del sentido que caracteriza a una cultura (…)” (Guevara, Carlos. 2002. Pág. 33.).
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 30
Desde este punto de vista, existe un camino que devela el verdadero poder del
lenguaje para que no caiga en la multiplicidad de discursos, los cuales son un mar de
confusiones, de ruidos de fondo que no nos dejan escuchar ni escucharnos; ese camino
es la verdadera expresión artística del lenguaje, pues es una manera de mirar al mundo
que tiende a ser esencial en tanto se adentra en los conflictos más crudos del espíritu
humano (la muerte, el olvido, la pobreza, el sinsentido de la vida, el amor, el
sufrimiento, etc.), en tanto contempla cada una de las situaciones que resultan
problemáticas para la existencia.
En el caso particular de este trabajo nos centramos en la poesía (como dicha
expresión artística), pues ésta hace uso del lenguaje en su dimensión creativa y no como
un ornamento que embellece lo cósico. El poeta considera que el lenguaje es una forma
de deconstruir y reconstruir el mundo con el fin de mostrarnos identidades de nosotros
mismos que por sí solos sería más complicado o menos probable experimentar debido a
lo inmersos que a veces nos encontramos en la tecnificación de la vida.
Por ende, los poetas que aquí quiero presentar (los de La Raíz Invertida) no usan
al lenguaje para realizar descripciones alambicadas de situaciones, cosas, personas, etc.,
o para intentar conmover a un público poco exigente, mucho menos como una simple
herramienta de comunicación prosaica y naturalista, sino como una posibilidad de
reinventar horizontes de sentido, de promover nuevas gradaciones y valoraciones del
mundo.
En definitiva, el poeta, lo que pretende con el lenguaje es buscar que las
personas se reconfiguren para revelar las vaguedades del mundo que nos presenta la
cotidianidad vacía desde la cual hemos dado sentidos limitados a nuestras vidas; y de
esa forma, tener la posibilidad de construir un sentido único, completo y claro de
nuestro propio mundo de la vida.
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 31
Para empezar a cerrar esta breve descripción de la importancia del lenguaje en
este proyecto, es menester hacer una cita del Profesor Carlos Guevara Amórtegui que
resulta bastante propicia y amplía un poco lo que aquí se quiere compartir:
“El poeta de verdad (…) es un ser dedicado a observar el mundo desde una
perspectiva muy particular. Su visión poética del mundo equivale sin duda a una
variación en la que el valor de la gradación estaría cercano al uno (…). La versión
poética es una variación que expresa el eidos, lo esencial5*
en un sentido amplio y
válido para la espiritualidad de la cultura”6.
1.4. Conclusiones
En este capítulo podemos mencionar dos conclusiones: una que pone en
evidencia la correlación entre literatura, subjetividad y la vida, gracias al hilo conductor
del lenguaje como creación poética. La otra, que pone a la vida como materia prima de
dicha manifestación estética, lo cual conduce a afirmar que en realidad lo que subyace
en una expresión de dicha índole es la subjetividad como rescate del poder creador del
lenguaje en la vida cotidiana. Dicho de otra forma, la subjetividad es el móvil para la
creación poética, que a su vez rescata al lenguaje en su dimensión creativa para dar
sentido al mundo.
Se da fin a esta primera parte del trabajo, asumiendo, en primer lugar, que es el
lenguaje el camino válido para relacionar entre sí tres estadios de la existencia, los
cuales apreciamos al iniciar este apartado. Al relacionar subjetividad, literatura y vida, a
través de un lenguaje que se torna destino por el desocultamiento de diversos horizontes
en la manera de constituir al mundo, podemos acercarnos a una mejor comprensión de
los vericuetos que afectan al hombre, en tanto que recreamos dimensiones más
5* Las cursivas son del profesor Carlos Guevara Amórtegui.
6 GUEVARA, Carlos “Correlaciones entre gradación, variantes e invariante en la percepción del fenómeno poético”.
Doctorado Interinstitucional en Educación. Pág. 11.
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 32
profundas de la vida cotidiana al verla a la luz de la subjetividad, elemento primordial
de nuestra existencia y materia prima de la creación poética.
¡El lenguaje es un destino! Esto implica que no se produce lenguaje para un “sí
mismo”, aunque sea subjetivo. Si es destino es porque se aleja del naturalismo
espontaneo, pues no es únicamente la correlación entre palabra y cosa, sino que es una
aproximación, un pensamiento de la realidad intersubjetiva.
El mundo en sus manos no es un listado de objetos medibles cuyas
características se pueden conocer mecánicamente. Esto no es el conjunto de lo existente.
El mundo en el destino que le plantea el lenguaje es un proyecto de realidad que es una
realidad haciéndose, imposible de descomponer en elementos intercambiables, un
mundo fluyente sin estancamientos. El mundo es un pensamiento en el fluir del tiempo
que se evapora de las manos de quien lo quiere congelar para sistematizarlo. En fin,
gracias al lenguaje en su dimensión poética, el mundo es una relación dinámica de esa
subjetividad que nos hace únicos e irrepetibles, con la cual damos sentido a nuestra vida
diaria, a nuestro acontecer histórico y todo lo que ello implica. En segundo lugar,
podemos preguntarnos ¿de dónde surge todo lo que un poeta escribe, por ejemplo, lo
que hemos apreciado hasta ahora de La Raíz Invertida? Simplemente no es válido
afirmar que al poeta le caen los poemas del cielo, o que son los amanuenses que
trascriben lo que las musas les dictan. La vida misma es lo que se constituye como
objeto primordial de tematización por parte de los poetas –en este caso, los de La Raíz
Invertida-.
Como hemos analizado en los poemas, la poesía requiere de la presencia
constante de las experiencias que se tornan reflexiones y proyecciones, bajo la intuición,
la imaginación y la sensibilidad, pues es en estos aspectos donde se posibilita despertar
las valoraciones y sentidos de la realidad que hemos constituido desde nuestras
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 33
vivencias: son las experiencias comprendidas a profundidad lo que cobra sentido y se
tornan puntos de partida de la creación poética.
Como ya se dijo, el lenguaje no es simplemente una forma de relación entre la
palabra y el objeto nombrado, sino que, desde esta perspectiva, reivindica las relaciones
entre nuestra existencia y mundo como pensamiento subjetivo ¿Cómo nos podemos
figurar al mundo sin lenguaje? Y el mundo así deviene aproximación inmediata al
sujeto, deviene mundo humano cuando el lenguaje le da forma. En consecuencia,
escribir es hacer mundo cuando se parte del poder creador que tiene el lenguaje.
Para que la escritura explote al máximo sus posibilidades tiene que fundarse
como dicho pensamiento subjetivo, que es a su vez sujeto pensando al mundo de la vida
a través del universo del lenguaje ¿qué se quiere expresar con esto? Que como
pensamiento del mundo de la vida, la poesía no es el reflejo descriptivo del dolor, de las
alegrías, los besos, los crímenes y demás pasiones –mucho menos es descripción de
objetos físicos, ya sean personas o cosas-, sino que, a manera de metáfora, es el reflejo
reflexivo del corazón, de los ojos, de los labios, es fin, del sujeto mismo de los actos.
Con dicha metáfora se quiere ejemplificar el verdadero sentido de la poesía
cuando se enfoca en reivindicar al mundo de la vida, el cual, al fin de cuentas no es de
orden descriptivo. No es trasmitir experiencias o hecho por más crueles o dolorosas o
satisfactorios que sean, es lograr encontrar los niveles de afectación que estos puedan
tener sobre la existencia para lograr extraer del sujeto nuevas valoraciones del mundo
que trasgredan lo natural y espontáneo que nos han planteado.
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 34
Capítulo Segundo
2. UNA APROXIMACIÓN A “LA RAÍZ INVERTIDA”
2.1. Intimidad y proyección: la mirada hacia un grupo
<<Somos un grupo de poetas que van en contraposición a una generación de poetas
anterior a nosotros, cuya característica es un individualismo absoluto. Queremos
rescatar el valor del grupo como alguna vez lo fue “Piedra y Cielo” o el grupo “Mito”.
Por eso somos una raíz invertida, pues queremos invertir el individualismo del mundo
literario de los últimos tiempos>>. Estas fueron las palabras que alguna vez me dijo el
poeta Jorge Valbuena en una breve conversación que tuvimos y donde le pregunté
acerca de cómo se definían como poetas y el motivo de llamarse La Raíz Invertida.
Desde entonces entiendo que La Raíz Invertida no es un grupo de personas que
se reúnen deportivamente para conversar acerca de temas literarios para llegar a una
posición clara acerca de poesía, literatura o estética; tampoco un grupo que pretende
propagar alguna ideología política específica a través de sus poemas o de los talleres
literarios que realizan; no son de ningún modo un trío de persuasores que intentan
vender formas de vida o finalidades de la existencia. Para mostrar qué es La Raíz
Invertida sólo cuento con las palabras del poeta Jorge Valbuena y de mi experiencia con
la lectura de sus poemas. Ya que, siendo un grupo de poetas jóvenes –relativamente- no
hay estudios literarios ni biográficos acerca de ellos; a lo sumo, se pueden encontrar
rastros biográficos y pequeños comentarios que otros poetas hacen de ellos y de sus
poemas en los libros que han publicado.
Por lo tanto, advierto que la definición que yo pueda dar de este grupo
seguramente será pasajera, pues le añado otro aspecto que influye mucho en el estudio
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 35
que de ellos estoy intentando hacer: al ser poetas jóvenes, no son poetas totalizados; es
decir, son poetas que en este momento están en el ejercicio de producción, lo que me
impide, por ejemplo decir: -fueron poetas que pertenecieron a La Raíz Invertida, cuyas
características fueron…, o que las temáticas que trabajaron fueron… La información de
esta índole es reducida, pues me centro en los poemas que hasta ahora han publicado –
no tengo la totalidad de sus obras-.
La Raíz Invertida es una de las representaciones de nuestra juventud colombiana
que se ha dado al oficio de la creación poética. Por lo tanto, es la síntesis de tres poetas
que han encontrado en el lenguaje una forma y una oportunidad de resignificar y dar
sentido al mundo; pero no sólo de esto, también de recrear y crear horizontes de sentido
que proyectan sobre la población joven de nuestra ciudad. No sólo crean, también
propagan este noble oficio, lo cual abre la posibilidad de que sus lectores y los
asistentes a sus talleres encuentren al igual que ellos, el infinito número de mundos que
ofrece el lenguaje y el infinito número de sentidos que esconde el mundo y que sólo se
encuentran gracias a un lenguaje que vence las barreras del mundo solidificado que nos
entrega la técnica.
La Raíz Invertida es pues, un símbolo de la realidad dinámica que hay debajo de
esa cotidianidad sólida y estática que se nos presenta como única realidad. Estos poetas
nos muestran que por debajo de esta realidad ya hecha, ya definida, existe una profunda
realidad que es más auténtica, una realidad más cercana al sentido que hemos
constituido del mundo y que no se puede descomponer para analizar racionalmente,
porque esa realidad no es otra que nuestra propia subjetividad; es decir, la forma única e
irrepetible de dar sentido y de valorar a la naturaleza que nos hemos representado. Por
dicha razón, en los poemas de La Raíz invertida no vemos un reflejo pobre de lo quieto,
de lo mecánico, sino una reproducción viva de lo que fluye en el acto mismo de vivir.
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 36
En la ciudad de Bogotá organizan eventos en los que participan jóvenes que
parecen ser la continuación de esta práctica creativa. Uno de esos eventos es el festival
“Ojo en la tinta” realizado con la finalidad de llegar a más espacios y personas,
interesados en tener un vínculo especial con la literatura “en todas las dimensiones que
adquiere en la experiencia cotidiana de escribir la vida, vivir la escritura” tal como es
expresado por el mismo colectivo La Raíz Invertida en la publicación del Festival Ojo
en la Tinta (2013).
Vemos entonces que, además de significar de forma subjetiva al mundo con la
poesía, La Raíz Invertida también se interesa por ser el medio por el cual muchos de los
jóvenes que habitan nuestra ciudad y que quieren explorar el mundo y la vida con la
llama incandescente de la escritura, se acerquen a la oportunidad de iniciar sus primeros
poemas o pulir lo ya escrito en los talleres realizados por ellos en las distintas
bibliotecas públicas. Pero ejemplifiquemos un poco esa sensibilidad con la que estos
poetas expresan la vida cotidiana y sus problemáticas a través del universo sígnico
hecho poema y que hemos mencionado en este intento de mostrar al grupo:
DE ETIQUETA7
Traemos los platos a la mesa
un hambre de silencio nos sofoca.
Los cubiertos siempre han cumplido las órdenes,
el trato,
un grito tras otro debes llevar a tu boca
hasta atragantarte.
Este poema de Jorge Valbuena, nos muestra claramente una lucha, de esas que
en la cotidianidad tenemos librar. Tenemos dos representaciones que se yuxtaponen: la
primera es la vida ofrecida por otros como realidad total, como punto central de nuestra
7 Poema de Jorge Valbuena. Fue extraído del libro “La quietud de la ceniza”. El Ángel Editor. Quito – Ecuador 2014.
Pág. 142.
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 37
conducta y de nuestro comportamiento; la segunda representación es el malestar o la
consecuencia interior de la primera cuando en la puja ésta sale victoriosa.
Veamos las expresiones del poeta en estas representaciones: “Traemos los platos
a la mesa”, “Los cubiertos siempre han cumplido las órdenes, el trato”. Estas dos
figuras expresan la etiqueta que se demanda, lo que es igual a afirmar, expresa el
comportamiento y los valores que nos imponen. “un hambre de silencio nos sofoca”,
“un grito tras otro debes llevar a tu boca hasta atragantarte”, las dos figuras anteriores
manifiestan la contraposición a la “etiqueta”. La figura que más resalta en este poema,
es la de atragantarse con los gritos que llevamos a nuestra boca, que podrían representar
los gritos que nos callamos por conservar el statu quo que nos han impuesto. Es una
manifestación auténtica de la inconformidad, del malestar causada por la restricción de
nuestras formas de valorar nuestra vida.
De otro lado, también podemos señalar que esta sensibilidad se manifiesta de
igual manera en los niveles de afectación que puede traer sobre una persona un gusto
particular. Cada uno de nosotros tenemos preferencias, las cuales orientan parte de
nuestra conducta y las maneras de dar sentido a la cotidianidad, por ejemplo, preferimos
vestir de esta forma y no de otra, comer y beber algo en particular, incluso preferimos
caminar por unas calles y no por otras, ya sea por las vivencias que allí se tejieron,
porque es más bonita la calle o simplemente por seguridad; y tenemos un tipo de música
favorito que nos acompaña, el cual causa diversos efectos en nosotros, un ejemplo de
esto último es el siguiente poema:
STIVIE RAY VAUGHAN8
Este es mi evangelio:
8 Poema de Henry Gómez. Extraído del libro “La quietud de la ceniza”. El Ángel Editor. Quito – Ecuador 2014. Pág.
88.
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 38
La soledad del universo se reduce a seis élitros de acero; pesan como el calibre de la araña en
el corazón de la rosa, zumban como un crujir de huesos de pájaros salvajes.
Mi voz es clavicordio de agua, pentagrama de fuego, el gesto de todo y de nadie.
La lluvia en el tejado afina el blues-rock de mi guitarra: tormenta de hierro, piedra pluvial que
inunda el refugio donde el tiempo pliega sus doce alas.
Mi credo es la ausencia de Dios, el bostezo del cielo.
Podemos apreciar que el poeta Henry Gómez hace una descripción de lo que
puede ser una preferencia musical; pero, más elevado que describir el género musical o
a un representante de dicho género, el poeta se centra en describir
(fenomenológicamente) la afectación que la música tiene sobre él, pues la obra musical
en este poema no es ajena al poeta, más bien se puede ver que es el poeta mismo
inmerso en la música, razón por la cual podemos apreciar fragmentos como “Mi voz es
clavicordio de agua, pentagrama de fuego, el gesto de todo y de nadie”. En este
sentido, se nos revela que el poema no es algo que se escribe de forma neutral
emocionalmente, sino que está cargado de todo aquello con lo que podemos justificar
una parte de nuestra existencia, lo que implica que con todo esto, escribir poesía exige
una posición frente a la vida, que trasgreda los límites del espacio y del tiempo medibles
en la cotidianidad, en la cual el tiempo se ha vuelto sinónimo de producción monetaria.
En síntesis, la poesía de La Raíz Invertida nos da la oportunidad de sentir muchos de
los aspectos de la cotidianidad (el sufrimiento, el amor, los fracasos, el tiempo que se
nos está yendo progresiva y perpetuamente de nuestras manos, nuestros gustos) como
otro tipo de vivencias, más cercanas a la claridad de nuestra propia subjetividad; pues su
poesía surge fundando un mundo alejado del tiempo y los acontecimientos lineales de la
realidad estática, cotidiana, dejando que el lector ingrese a una dimensión más sensible,
que nos conmueve y nos afecta para la construcción de un sentido proveniente de
nuestro sujeto histórico. Tal es el caso de los poemas que hasta ahora hemos analizado.
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 39
2.2. Los integrantes de La Raíz Invertida
¿Quiénes hacen parte de este colectivo? Como ya se había mencionado, son tres
poetas nacidos en las últimas décadas de siglo pasado, que buscan alimentar sus voces
como grupo, pero sin perder su propia voz e identidad poética. Son expresiones
subjetivas de la poesía que se tornan en un colectivo intersubjetivo; de ahí que sean
raíces, intimidades que se vuelcan hacia afuera, tal y como lo hace un árbol que empieza
como una interioridad, como una raíz que crece hacia abajo y que finalmente se
proyecta hacia el mundo exterior, hacia arriba. En orden cronológico los poetas que
conforman La Raíz Invertida son: Hellman Pardo, Henry Gómez y Jorge Valbuena.
Hellman Pardo, de acuerdo a los datos biográficos que se ofrecen en las cartillas
o libros que publican, nació en Bogotá en 1978 y ha obtenido distintos reconocimientos
literarios, los cuales no voy a nombrar porque para este trabajo no interesan. Lo que se
puede decir de este poeta depende de los poemas que nos ha compartido. Pero la
intención no es hacer una crítica biográfica para intentar ver al hombre que existe detrás
de la obra; la obra será mejor utilizada en este caso, haciendo una caracterización de
símbolos y figuras que expresa para develar los mundos que nos muestra.
La poesía de Hellman Pardo nos aproxima a los elementos naturales que
circundan al hombre cotidiano, vinculado con su medio y atento a los pequeños detalles
que la vida ofrece como relevos de esta cotidianidad que tanto hemos mencionado. Así
por ejemplo, Hellman trabaja símbolos en torno al medio natural que todavía subsisten,
tales como la lluvia, el viento, la niebla y el cuerpo mismo. Pero también, su poesía se
encuentra empapada de las cosas sencillas que juegan un papel muy importante en
nuestra vida, pero que aun así, pasan desapercibidas, tales como la puerta, la ventana, el
reloj, etc.
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 40
En algunos poemas de Hellman se manifiesta la inevitable relación entre el
hombre y el entorno constitutivo de la conciencia del hombre: se ven los conflictos
característicos de nuestro país y el sinsentido que ello teje en el espíritu humano. Los
siguientes poemas dan cuenta de lo que se está afirmando:
LA VENTANA9
Parece más compasiva la ventana
que la propia piel que conocemos.
Conjetura un paisaje afuera
mientras nosotros
tallamos lo invisible.
Es preciso ver la yuxtaposición del mundo exterior y el mundo interior planteada
en este poema, cuyo espacio divisorio es la ventana, o la piel; pues ambos son la
separación y al mismo tiempo el medio por el cual se comunican los dos mundos: la
ventana por un lado dejar ver el mundo que se forma afuera de la casa, pero
posiblemente oculta el interior de la misma (guarda un misterio y pinta un cuadro de
realidad externa); la piel por otro lado, es la extensión sobre el cuerpo humano que
envuelve y oculta su interior, pero es la apariencia que se comunica con el mundo
exterior. Aquí la ventana resalta sobre la piel, posiblemente por el carácter compasivo
que el poeta le otorga. Pero lo que nos interesa es apreciar las dos realidades que se
constituyen simultáneamente, resultando, la constitución interna un aspecto invisible.
Vemos entonces la ventana como un símbolo que nos deja ver lo que por
anticipado está dado (el mundo exterior), y que sin embargo, oculta lo que está en
proceso de construcción (el mundo interior). La ventana juega un doble papel para la
constitución de la vida en la dimensión pública y privada del hombre. Veamos otro
ejemplo de esos símbolos cotidianos que nos muestra Hellman Pardo:
9 Poema de Hellman Pardo. Extraído del libro “La quietud de la ceniza”. El Ángel Editor. Quito – Ecuador 2014. Pág.
18.
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 41
EL RELOJ10
A través de sus ojos fustiga el mundo
Lo hace y lo deshace
para entregarlo a un futuro que nunca empieza.
Aquí queda su pasado
en esta inercia que agoniza en el traspatio del día.
Quizá sea necesario oír otras voces
para destrozar su sonido.
El tiempo es uno de los gobiernos de nuestras vidas. En todo lado vemos al
tiempo acuñado en horas, minutos y segundos; incluso anda con nosotros, lo llevamos
en el celular, en la radio, nos persigue en los anuncios de los transmilenios y nos
acompaña en nuestra muñeca afanándonos constantemente, advirtiéndonos que cada
minuto que va pasando es un futuro que sin comenzar ha muerto. En la inmediatez que
nos exige la vida cotidiana, el tiempo es el que vigila y controla la actividad de las
personas, amenazándonos con un futuro el cual es siempre un pasado real, pues los
minutos pasan tan inadvertidos en el afán, que en realidad el futuro nunca empieza
(como afirma el poeta): “Lo hace y lo deshace para entregarlo a un futuro que nunca
empieza”.
Vemos otro símbolo de la vida cotidiana en este poema. Pero sobretodo
vislumbramos las consecuencias de ese aspecto sobre los hombres que siempre pasan
desapercibidas, semejante a como el mismo Borges ya lo había advertido en poemas
como “Limites” o “El reloj de arena”. El tiempo nos domina, pero reducimos al tiempo
a una secuencia numérica que demanda puntualidad, cuando en realidad –afirma el
poeta- es el que hace y deshace al mundo y nos va dejando en el olvido.
Henry Gómez, según datos biográficos de los textos que ha publicado, nació en
Bogotá en 1982. Es licenciado en ciencias sociales de la Universidad Distrital Francisco
10 Ibíd. Pág. 21.
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 42
José de Caldas e investigador del fenómeno sociocultural del rock y del metal. Es el
creador y organizador del festival de poesía Ojo en la tinta mencionado anteriormente.
De igual manera se resaltan los reconocimientos que ha obtenido y los libros que ha
publicado, no se mencionarán aquí porque no son de mi interés. En mi experiencia
como lector, puedo dar fe que su interés por la música rock y el metal se manifiesta en
su poesía, de tal forma que sus creaciones están habitadas de presencias emblemáticas
en ese tipo de música tales como Billie Holliday, Jim Morrison, Robert Johnson, etc.,
los cuales, incluso participan como nombres en sus diversos poemas.
A partir de la lectura de los poemas de Henry Gómez, considero que, al rescatar
este tipo de música, el poeta está rescatando la subjetividad colectiva (como un llamado
a la intersubjetividad) de un grupo social, o dicho de mejor manera, de una expresión
subcultural que puede ser objeto de exclusión y menosprecio. Apuntalando al tema de la
subjetividad, sus poemas son una suspensión simbólica que denota una forma única de
ver a la música a partir de otra manifestación estética (la poesía). La música deviene
sentido para la existencia cuando se somete a una actividad reflexiva de la conciencia tal
y como lo vamos a apreciar en los poemas de este poeta. Veamos dos ejemplos que dan
cuenta del interés del poeta por este fenómeno social:
RONNIE VAN ZANT11
Al amanecer, algún extraño viajero señala con el dedo un pájaro que guarda el nombre de
todos los pájaros
Su vuelo ha dibujado, el corazón abierto de alba, cada hilo de acero con los que un niño ovilla
el paraíso de mis alas.
JOHNNY CASH12
Enterré el puente de mi guitarra en el aire, sacudí las polillas de mi sombra y cultivé el vapor
de la música sobre el heno de los días, a un lado de la carretera, donde los mundos se
fecundan.
11 Poema de Henry Gómez. Extraído del libro “La quietud de la ceniza”. El Ángel Editor. Quito – Ecuador 2014. Pág.
85. 12 Ibíd. Pág. 81.
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 43
La música aquí no es tejida por notas musicales puestas en un pentagrama, ya no
importan las distintas tonalidades que le dan matiz y color a las ondas de sonido, ni las
voces que la acompañan. Esto es relevante en la percepción sensible, muy importante
para lo que después hace el poeta: tejer de nuevo la música a través del lenguaje de las
palabras que re-inventan lo ya hecho, lo ya dado a la luz de un nuevo horizonte de
posibilidad proveniente de la apreciación subjetiva.
Veamos por ejemplo el símbolo principal del primer poema: “un pájaro que
guarda el nombre de todos los pájaros”, podríamos decir alguno de nosotros ¿cuál es
dicho pájaro? A la luz de mi propia subjetividad, yo podría interpretar13
que el factor
común que encierra a todos los pájaros es el canto, la música, por encima del vuelo, ya
que es sabido que no todas las aves pueden volar, pero sí todas tienen su propio canto.
Así pues, es la música, en cuyo vuelo dibuja las distintas vivencias del poeta, que se
dejan ver, son trascendentales al expresarlas como “paraíso de mis alas”.
En el segundo poema, los símbolos relacionados con la música son más claros,
están por ejemplo, el puente de la guitarra o el vapor de la música. El primero está
enterrado en el aire, pues es el aire el medio de trasmisión de sonido más común para
los humanos; pero estar enterrado en el aire implicaría estar perpetuado en el aire,
sembrado como una semilla que da frutos: “el vapor de la música”, a su vez cultivable a
través de los días. Entonces podemos llegar a afirmar que en este poema (JOHNNY
CASH) la música es una semilla, la cual, con el paso de los días da frutos y fecunda
otros mundos.
El último poeta, el más joven es Jorge Valbuena, quien, según datos biográficos,
nació en Facatativá en 1985, y es licenciado en Humanidades y Lengua Castellana de la
13 “Interpretar no es una acción ni esquemática ni mecánica. Interpretar es poner en juego, en marcha, todos los
significados que hemos acumulado como experiencia vital a lo largo de nuestra existencia y enfrentarlos a las nuevas
realidades que se nos presenten. La interpretación se hace, así, desde una dimensión vivencial, desde nuestro campo
experiencial” (Guevara C. 2002. Pág. 12).
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 44
Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Es promotor de lectura y escritura en
BibloRed. De la misma manera que con los anteriores, lo que se dice aquí de la obra del
poeta es producto de mi experiencia como lector, ya que, como se había advertido en
líneas anteriores, no existe un estudio ni literario ni biográfico de ellos más allá de los
datos biográficos y de sus reconocimientos, que se ofrecen en los libros que han
publicado.
En los poemas de Valbuena se advierten las fracturas que sufre el hombre
cotidiano: se descifra nuestra desnudez y el entorno que la causa. Podemos vernos como
imágenes que se buscan en el espejo y que sólo encuentran una sombra; por ende, el
discurso que este poeta nos entrega está ligado a una simbología de imágenes que nos
revelan a nosotros mismos como una especie de desocultamiento.
La obscuridad, el espejo, el tiempo, son las temáticas recurrentes por las cuales
el poeta discurre dejándonos ver, de nosotros, un estado al cual no accedemos o
accedemos poco en la vida cotidiana; por lo tanto, lo que el poeta nos entrega es una
obra reflexiva orientada siempre hacia la vida que nos ha tocado vivir. En este sentido,
la subjetividad del poeta aflora en cada palabra hecha símbolo, dicha subjetividad se
potencia en el lector creando espacios de dispersión contemplativa, donde los elementos
que nos habitan a diario cobran un verdadero sentido que trasgrede el sin-sentido
unívoco que damos partiendo del uso práctico al que los sometemos.
Siguiendo lo anterior, podemos concluir que cada poema de Jorge Valbuena es
un fragmento de espejo esperando para revelarnos. De hecho, el reflejo que de allí surge
no es meramente una apariencia superficial, la imagen es, precisamente el reflejo de
aquello que no vemos o no queremos ver porque la cotidianidad nos lo impide: “el
espejo revela sus mutilaciones (…) encuentra un lugar donde posar su derrumbe”14
, es
un fragmento bastante dicente del poeta que apoya lo anteriormente mencionado, y que 14 “La quietud de la ceniza”. El Ángel Editor. Quito – Ecuador 2014. Pág. 114.
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 45
me hace recordar un fragmento de poeta Cesar Vallejo quien en sus poemas causan un
efecto similar al causado por Valbuena: “os digo, pues, que la vida está en el espejo, y
que vosotros sois el original, la muerte” (Vallejo, Cesar. 1980. Pág. 173). Pasemos a un
poema que ejemplifica lo ya afirmado:
PASAJERA DE AGUA15
Una muchacha se pasea por la plaza central
la he visto cruzar por la fuente
preguntando a la gente que la rodea
si es cierto que adentro hay peces…
(no hay peces, es cierto, y no me cabe la menor duda)
pero le quiero hablar
así que antes de que alguien le diga la verdad
atrapo uno y le digo que son transparentes.
La mujer que se pasea por la plaza central
no ha vuelto a venir,
hace falta verla rondar con sus lindas piernas de cuarzo
estos callejones perdidos.
Alguien habló un día del acuario
donde guarda el pez que le he dado,
no puede dejar de mirarlo,
de habitarlo,
de beberlo,
de murmurarle canciones de lluvia.
Olvidé decirle que con el tiempo
ellos aprenden a volar.
No haré caso de su ausencia
alrededor de la fuente me sentaré a esperar
guardaré con recelo estos peces que me flotan
en el océano secreto donde ella me respira.
Son innumerables los símbolos creados alrededor de un sentimiento de amor o
de ausencia. Cada uno de nosotros en algún momento de nuestras vidas, cuando éramos
niños o adolescentes, en el colegio o en el barrio donde habitábamos, seguramente
tuvimos una persona que despertaba en nosotros emociones “raras”, y llegamos a jugar
con el lenguaje para describir la satisfacción de dicho sentimiento y la pesada ausencia
cuando esa persona se alejaba. Pudimos haber creado mundos, personajes, códigos
15 Poema de Jorge Valbuena. Extraído del libro “La quietud de la ceniza”. El Ángel Editor. Quito – Ecuador 2014.
Pág. 139.
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 46
secretos, etc., para extender la presencia del otro en uno, aun cuando los espacios
ocupados eran tan distintos y lejanos.
En el poema anterior se aprecia con mucha claridad, la delicadeza del poeta para
lograr perpetuar en sí, algo que es pasajero. Al igual que en nuestras vivencias,
Valbuena crea un símbolo, el cual logra imponer un vínculo indirecto entre la muchacha
de la plaza central y quien narra lo sucedido. Dicho vínculo perpetúa la presencia de
ambos en el otro: con la excusa de los peces transparentes, la mujer conserva la al
hombre y éste a su vez a la muchacha.
Sin embargo, aunque los peces, que fueron una invención para acercarse a la
mujer, al final del poema se vuelven una realidad para quien los inventó, en la misma
medida que para quien fueron inventados. La prueba que aquí se manifiesta es que el
lenguaje aún no pierde ese poder creador opacado en la cotidianidad, el poeta nos
recuerda que todos nosotros hacemos uso de ese poder que posee el lenguaje de
reconfigurar al mundo con un sentido que viene de las entrañas. El lenguaje creó los
peces, pero para los personajes del poema -se logra adivinar-, estos fantásticos animales
transparentes son más reales que las presencias físicas de la plaza. Este lenguaje nos
refleja en nuestra condición de dadores de sentido como una cualidad de nuestra
subjetividad.
En La Raíz Invertida se muestra la constitución de un lenguaje que rescata los
diferentes horizontes de experiencia y el sentido de las cosas que de común pasan
desapercibidas o simplemente se presentan como un coeficiente adverso a la
invariabilidad de nuestra cotidianidad. En otras palabras, este grupo de poetas (La Raíz
Invertida) hacen un rescate de la subjetividad a través de sus poemas. Hasta este punto
es indudable que para relacionar subjetividad, vida y literatura es necesario acudir al
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 47
lenguaje como expresión poética. Veamos un ejemplo de cómo el lenguaje poético
rescata lo desapercibido de la cotidianidad:
HISTORIA DEL AGUA16
Hay diluvios que no han dejado de caer
siempre andan por ahí rompiendo las costillas.
Hunden
cada cuerpo que se encuentran
en la fisura de los sudarios.
Hay lluvias que no han dejado de caer
se abren paso
con sus gotitas de súplica
y dicen: henos aquí
somos las lágrimas que anteceden al desastre.
Por eso estás tú fatal delirio
mojándome las heridas
árbol crucificado
que no ha dejado de crecer.
El sufrimiento es un aspecto que experimentamos a diario, ya sea el propio o el
ajeno, pero no podemos negar que hemos sufrido o que hemos visto por la calle, en el
transporte público, o en cualquier sitio a una persona cuyas lágrimas develan su
sufrimiento. Este poema nos recuerda que sufrir hace parte de nuestras vidas; es esa
“Historia del agua” la historia de nuestro dolor exteriorizado en lágrimas. El dolor al
que este poema se refiere no es simplemente una dolencia física que se torne pasajera,
por el contrario, es un malestar que va más allá de los límites corporales, es un dolor
espiritual, de esos que persisten y que nos hunden en la tristeza, por esto el poeta dice:
“Hay diluvios que no han dejado de caer (…) Hunden cada cuerpo que se encuentran”.
Sin embargo, ¿cuántas veces no ignoramos nuestro propio sufrimiento porque la
cotidianidad ya no nos deja tiempo para ocuparnos de nosotros mismos? Seguramente
nos sufrimos en silencio por la muerte o la ruptura con un ser querido, porque no
tenemos trabajo o dinero, o porque no aprobamos el parcial del que dependía pasar la
16 PARDO, Hellman. “Anatomía de la soledad”. Gamar Editores. Colombia 2013. Pág. 28.
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 48
materia. En todos los casos, la cotidianidad no se va a detener para que nosotros
solucionemos nuestro sufrimiento o para que lloremos el tiempo que sea necesario; por
lo tanto, nos vemos obligados a ignorarlo y olvidarlo rápidamente. Pero es aquí donde el
poeta interviene para rescatar esa subjetividad que nos han arrebatado, es aquí donde los
jóvenes poetas de La Raíz Invertida nos permiten un espacio en sus poemas para
mirarnos a nosotros mismos a través de ese lenguaje literario que nos proponen.
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 49
Capítulo Tercero
3. SOBRE LA SUBJETIVIDAD EN “LA RAÍZ INVERTIDA”
3.1. La subjetividad: un horizonte de Interpretación
En primera medida, aclaremos en breve el término subjetividad, el cual suele
utilizarse como un concepto peyorativo ante los juicios de la vida cotidiana. Es un
hecho innegable que en el diario vivir procuramos un conocimiento sistemático, claro y
definitivo del mundo por el cual nos regimos y orientamos nuestras acciones, actitudes
valorativas y afectivas; es así, que el mundo para el sujeto se cimienta sobre unas
constituciones dominantes que dirigen su existencia, llegando a pensar que ante sus ojos
hay un universo igual a un objeto que se puede descomponer, mirar y analizar para
saber qué es dentro de un conocimiento superficial, pues no actúa de forma dinámica en
el sujeto, por el contrario es un conocimiento que se da por anticipado y por lo tanto
también es estático.
Un ejemplo de lo anterior –dentro de mi rol tanto de profesor como de
estudiante- es la academia. Dirijo mi mirada hacia la academia, ya que es un lugar
común a todos –o por lo menos a una mayoría-, es uno de los diversos ámbitos de la
vida donde nos adiestran para que nos expliquemos al mundo a partir de unos limitados
horizontes de sentido que nos proveen a manera de verdades absolutas. En el aula, los
estudiantes están preparados para recibir instrucciones acerca de qué son las cosas y
poderlas explicar a través de descripciones superficiales de sus características. Pero
preguntarse por el qué de las cosas es preguntarse por una identidad técnica de dicha
cosa, que es lo mismo a considerarla como algo estático y sólido para fijar sobre ella
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 50
una verdad que permea la vida cotidiana de los estudiantes, pero sin trascendencia
alguna.
De la misma manera actúan los distintos ámbitos que conforman el devenir de
los hombres: el trabajo, la familia, y las relaciones emocionales incluso, poseen rasgos
de esta representación de la realidad fijada por anticipación de forma absoluta a partir de
verdades impuestas por una autoridad. Es una relación entre existencia y mundo
planteada por “un otro”, quien señala sentidos y valores previstos desde los cuales
significamos la vida cotidiana. Así nos vemos obligados a la tarea de representarnos al
mundo, excluyendo en gran medida nuestra propia subjetividad, viéndola como un
aspecto negativo, como una nube que nubla el juicio que quieren que nosotros
poseamos. Cuando nos damos cuenta de esta perversión, solemos no hallarle sentido a
los que hacemos: ya no nos llena el colegio, el trabajo, nuestra pareja, llegamos a sentir
que algo nos hace falta, o que nos estamos perdiendo de algo vital que nos ayude de
nuevo a encontrar sentido.
Sin embargo, este aspecto de la realidad, es una dimensión superficial y a veces
falsa, pues, por debajo de esa realidad automatizada y mecánica, que se pregunta y se
enfoca por saber el qué son las cosas, que se puede descomponer y mirar técnicamente a
capricho de quien lleva las maniobras de la conformación epistémica del mundo, está la
más profunda y auténtica realidad, que es una realidad dinámica, imposible de parcelar
para verla como un objeto estático destinado al análisis intelectualista, por eso ya no es
prefijada, sino que surge en el acto mismo de vivir. En esta realidad el “qué son las
cosas” ya no importa o importa poco, es la particularidad de las vivencias lo que
realmente cobra relevancia, ya que dicha singularidad, nos permite hablar del mundo,
no como un conjunto de meros objetos sino como sentido (eidos) en relación con la
experiencia. En pocas palabras, desde la especificidad de nuestras vivencias, cada uno
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 51
de nosotros en nuestro diario vivir, mientras existamos, vamos aprehendiendo y
configurando a los objetos, no por lo que son, sino por la forma como se nos dan, es
decir, por su esencialidad en relación con nosotros mismos. Por ende, cada uno
configura al mundo de forma única. Veamos un ejemplo.
Pensemos en un objeto que haya sido relevante para cada uno. Dentro del marco
de mi propia experiencia yo tomaré una hoja de papel cuadrada. Antes de que esa hoja
de papel tuviera algún contacto determinado y directo con mi vida, únicamente era una
hoja de papel cuyas características no me interesaban, no tenía importancia alguna.
Dicho papel, al inicio del primer contacto con mi vivencia, era solamente un elemento
para intentar hacer en origami “La rosa” de Kawasaki; esta obra de la papiroflexia tiene
un elevado grado de complejidad, razón por la cual, se me dificultó en gran medida
culminarla. En el momento que logré transformar esa simple hoja de papel en una
hermosa rosa tridimensional, dejó de ser un simple papel, un mero objeto, se convirtió
en el símbolo de mi esfuerzo y de mi victoria sobre ese esfuerzo
Lo anterior me permite afirmar que, todo objeto, una vez tiene un contacto
significativo con el hombre, ya no puede ser una masa “objetivada”, racionalizada y por
lo tanto univoca, sino que inevitablemente, se convierte en un símbolo dinámico que
logra justificar algún aspecto de nuestra existencia. La cuestión de “el qué” del objeto
queda desplazada por el cómo se me da el objeto. Unido a lo inmediatamente anterior,
me atrevo a afirmar que, el eidos del objeto se da situacional y posicionalmente en la
siguiente forma: retomemos el ejemplo de la hoja de papel, el sentido vivencial que el
papel adquirió estuvo sujeto a un determinado contexto, en el cual, la situación (en este
caso, el querer hacer origami) y la posición del papel con respecto a la situación (el
papel como herramienta principal del origami) logró crear en mi subjetividad un sentido
único para el papel. Ese sentido va más allá del contenido técnico que se le da en la vida
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 52
cotidiana, donde su “eidos” estaría determinado por sus características físicas y su valor
monetario. Tomémonos la molestia de ver otro ejemplo de lo anterior, pero esta vez,
con un fragmento de un poema de La Raíz Invertida, pues es objetivo de este capítulo
demostrar que la poesía es una manera de percibir al mundo que nos cautiva por la
manera en que el poeta deconstruye y reconstruye (al mundo espontáneo y prosaico de
la cotidianidad) al mundo a través de su subjetividad plasmada en lenguaje.
EL CAYADO DE CIEGO17
En el cayado del ciego
se desliza una mácula menos comprendida:
la duda.
Cuando el cayado
atiza la maleza que crece entre las grietas de los muelles
el ciego presume un bosque
y se aparta de inmediato.
Al tropezar con la falda de una mujer
raíz del otoño
el hombre sin pabilo cree rozar
las mortajas de algún clérigo siniestro
y huye
temiendo la penitencia del fabulador de ángeles en
/desgracia.
En este poema, el papel principal lo tiene la subjetividad que se tiende sobre un
objeto: el cayado, en el cual se encuentra constantemente la duda (recordemos el báculo
indeciso de Borges), pero que es un elemento con un vínculo trascendente con un sujeto
específico, lo cual permite que este cayado sea una extensión de la representación
interna que el ciego tiene sobre el mundo exterior. Ese báculo, no es simplemente un
bastón de madera o de metal, grueso o delgado, es una herramienta de interpretación18
del mundo.
17 PARDO, Hellman. Anatomía de la soledad” Gamar Editores. Colombia 2013. Fragmento-Pág. 12. 18 Ver nota 13.
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 53
Pero la interpretación que el ciego tiene del mundo a través del bastón, es una
constitución bastante particular. Por esa razón, dice el poeta “Cuando el cayado atiza la
maleza que crece entre las grietas de los muelles el ciego presume un bosque”, o, “Al
tropezar con la falda de una mujer (…) el hombre (…) cree rozar las mortajas de algún
clérigo siniestro”. Lo que en este poema se devela, es una especie de deslumbramiento
por el cual se alcanza a observar la luz de la constitución íntima del mundo, la verdadera
huella del hombre sobre la realidad, pues es bajo la textura de esa maleza, bajo la falda
de la mujer, donde se encuentra la especificidad activa y dinámica, que da cuenta de la
forma como al hombre se le dan las cosas más allá de su identidad cósica.
3.2. La reducción fenomenológica y los fenómenos de la conciencia
En los párrafos anteriores, nos damos cuenta de que se plantea el paralelismo
entre las ciencias puras de la naturaleza y la ciencia pura de lo psíquico reiterado por
Husserl. Por lo tanto, para explicar el problema de la subjetividad, se nos hace necesario
hacerlo a partir de la fenomenología, además porque es esta rama de la filosofía la que
se encarga con mayor profundidad de las vivencias del sujeto: un rasgo que determina la
subjetividad.
“Husserl se pregunta por la posibilidad de construir una ciencia pura de lo
psíquico” (Vargas, J. 1999. Págs. 91-142.); pues así, como las ciencias naturales fundan
los conceptos con los que operan las ciencias naturales puras, en las ciencias humanas
se requiere de un método que explique las condiciones o estructuras puras que son
fundamento de lo psíquico, prescindiendo de toda condición fáctica. Lo que vemos
entonces, es la correlación entre lo factico y la esencia.
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 54
“Husserl aborda esta problemática presuponiendo a las esencias como núcleos
significativos autónomos y necesarios con diversos niveles de gradación” (Vargas, J.
1999. Págs. 91-142.). De esa misma forma, la comprensión de lo fáctico se subordina a la
esencia, al punto de que las ciencias de hechos, deben fundarse en las esencias; por esa
razón, Husserl presenta a la fenomenología como una ciencia de las esencias ¿Qué
relación tiene todo esto con la subjetividad? Pues que el planteamiento fenomenológico
sobre esta correlación está en preguntarse sobre la constitución subjetiva de los objetos.
Para dar solución a dicho planteamiento, se aplica la descripción fenomenológica, la
cual empieza dirigiendo su atención a la forma como los hombres viven su actitud
natural –en su vida cotidiana-, y a partir de ahí, demostrar la posibilidad de una nueva
actitud frente al mundo.
En la actitud natural estamos orientamos hacia el mundo de una forma directa:
delante de nosotros tenemos un mundo inmediato con el cual interactuamos
percibiendo, conociendo, recordando, etc. Podemos afirmar en principio que es posible
cambiar esa actitud mediante la reflexión. Si en la actitud natural estamos dirigidos a
conocer al mundo a partir de todo aquello que se ofrece a nuestra conciencia, es posible
que podamos volver la mirada a nuestra propia conciencia al modo como percibimos,
conocemos, recordamos, etc. Con ello se abre una nueva posibilidad de interactuar con
el mundo, ya no fijando el protagonismo sobre el objeto percibido, conocido o
recordado, sino en la manera como nuestra conciencia lo percibe, lo conoce y lo
recuerda.
Este es un giro en la reflexión mediante el cual se hacen patentes las vivencias
de los objetos sobre los que nuestra conciencia actúa, de tal forma que nuestra
conciencia está dirigida hacia un objeto (que por lo mismo recibe el nombre de
fenómeno) con la posibilidad de que éste puede ser transformado parcial o totalmente
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 55
gracias a la intuición. La transformación de dicho objeto no es un cambio en su
estructura física, sino en la forma como se percibe en las vivencias y representadas en
dicha intuición. Al respecto de esto Husserl nos dice:
“El mundo está persistentemente para mí “ahí delante”, yo mismo soy miembro de
él, pero no está para mí ahí como un mero mundo de cosas, sino, en la misma forma
inmediata, como un mundo de valores y de bienes, un mundo práctico” (Husserl,
Edmund. 1986. Pág. 66).
Cabe preguntarnos ahora ¿Cómo conquistar esta mirada reflexiva hacia nuestra
propia conciencia? La dificultad reside en última instancia en entender la correlación
que existe entre lo “externo” y lo “interno” (aspectos que es este trabajo se han venido
denominando como la vida cotidiana y la subjetividad). Para Husserl “no se puede
establecer una diferencia concreta entre lo externo y lo interno” (Vargas, J. 1999. Pág.
124), ya que para la fenomenología todo lo que se denomina como “externo” se reduce a
un fenómeno que aparece en la conciencia (noema y noesis).
Sin embargo, frente a una conciencia que esta direccionada hacia el mundo
como un mero compendio de objetos, la fenomenología nos propone una epojé
fenomenológica. Es un método que consiste en un cambio de actitud mediante la cual el
sujeto vuelve la atención hacia su propia conciencia, quedando el mundo natural entre
un paréntesis. Lo anterior no quiere decir que el mundo desaparece o que se dude de él
como se dudaría de un animal mítico o de una presencia de ultramundo; sino que se
reduce a fenómeno de la conciencia y no importa mucho si se corresponde o no con la
realidad trascendental del sujeto (con su subjetividad).
El ejercicio de la reducción fenomenológica no es un nihilismo o negación del
mundo como tal, ya que negar este mundo, significaría que tendría que haber otro con el
cual relacionarnos (y caeríamos en una actitud natural dentro de otro mundo). La
reducción más bien, tiene como objetivo “la desconexión de la tesis que otorga un
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 56
carácter de realidad a los fenómenos de la conciencia. De este modo, el énfasis recae en
que el mundo es en cuanto fenoménico, en tanto se manifiesta a la conciencia” (Vargas,
J. 1999. Pág. 126.). En otras palabras, no es importante la relación que han creado entre el
mundo y nosotros las élites de representación del mundo y de la vida, sino que lo
verdaderamente relevante es ver cómo se manifiesta el mundo en la conciencia
subjetiva.
En fin, la reducción fenomenológica es un cambio de actitud reflexiva, por la
cual, el mundo y sus identidades conceptuales impuestas en la actitud natural no tienen
validez en la dación de sentido y valor, ya que dicho mundo trasciende como fenómeno
de la conciencia pura en el que nuestro universo circundante ya no importa como cosas,
como objetos provenientes de la mera percepción sensible sino como vivencias en las
cuales, el objeto es inherente a su esencia. Cada uno de nosotros tenemos o hemos
tenido algún objeto que consideramos un tesoro, tal vez, el retrato de nuestra madre o
padre, la última carta de amor que nos escribieron, el juguete que sobrevivió a nuestra
infancia, etc.; pero no es el objeto en sí lo que consideramos como un tesoro, pues no
nos fijamos en su valor monetario –seguramente ni tenga valor monetario-, es la
vivencia sobre dicho objeto lo que lo convierte en un tesoro, es decir, su esencia y su
nivel de afectación que tiene sobre nosotros.
Es gracias a este método de la fenomenología que podemos hacer una distinción
clara entre la cotidianidad invariante y mecánica y la subjetividad, pues nos permite
avanzar hacia un nuevo estadio de las cosas (su esencia, su originalidad) determinado
por la conciencia subjetiva mediante las vivencias.
De esta forma, la realidad del mundo ya no está dada por anticipado (pues es
precisamente lo que se pone entre paréntesis), ya no es estática, universal ni absoluta,
sino que es un compendio de muchas realidades, de muchos mundos. ¿A qué se debe
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 57
que el mundo sea una realidad tan dinámica? A que hay una “conciencia” que tiene un
pensamiento del mundo, un “yo” pensante cuyo mundo constituye la suma de lo que
éste es en el momento de pensarlo, de vivirlo, de sentirlo.
Al ser conciencia se tiene que es conciencia de otras conciencias semejantes
cuyos mundos constituyen la totalidad de lo que son en el momento de pensarlos, de
vivirlos y de sentirlos. Así pues, el mundo es siempre la consolidación de las múltiples
subjetividades que viven intersubjetivamente. De ahí su infinito dinamismo y su
imposibilidad de descomponer, de congelar, de atrapar para analizarlo mediante
fórmulas técnicas. Lo anterior significa que el valor de nuestras experiencias subjetivas
es más claro que el mundo objetivo y prescinde precisamente de él.
¿Cómo se relaciona todo esto con los poemas de estos tres jóvenes autores que
conforman La Raíz Invertida? Pues que su poesía se constituye como una epojé, ya que
su preocupación poética no se arroja sobre lo cósico, no son los objetos como materia,
sino como instancias simbólicas y esenciales de su subjetividad. Por ejemplo, para el
poeta Hellman Pardo –ejemplo que ya habíamos visto, pero que aquí concretamos- una
ventana no es un recuadro metálico con rejas igualmente metálicas (para que no se
metan los ladrones) y con un vidrio que permite la entrada de luz. La ventana se vuelve
una realidad diferente. La ventana toma su propia forma a través del lenguaje como una
línea divisoria entre los dos mundos que ya hemos mencionado (interno, externo), la
cual, oculta uno, que se constituye en el acto de hacerlo; y que deja ver claramente al
otro, al que nos han dado previamente.
Otro ejemplo puede cobrar validez con el poeta Jorge Valbuena para quien el
espejo no es una superficie donde las ondas de luz se reflejan con el mismo ángulo con
el que inciden, tampoco es un elemento que se utiliza para podernos acicalar y mejorar
nuestra apariencia para los ojos de los demás; más bien, el espejo para este poeta es un
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 58
reflejo que hacemos de nosotros mismos para develarnos lo que queremos ocultar:
nuestras mutilaciones:
ESPEJO DESNUDO19
El espejo revela sus mutilaciones
otra luz se vuelve en las valijas
encuentra un lugar donde posar su derrumbe
y enterrar cada fragmento
en su delito.
Como a un reflejo atroz
que se deshoja.
Entonces, podemos afirmar que este tipo de poesía joven de nuestra capital, es
un camino muy válido en la aprehensión de las esencias mediante ese método
fenomenológico que suspende entre paréntesis al mundo natural de nuestra cotidianidad
y rescata la subjetividad con la que dan sentido a los elementos que constituyen su
poesía. Ellos no describen hechos, personas o cosas tal y como se ofrecen a la
conciencia en la actitud natural. Lo que he podido determinar es que intentan buscar el
eidos, lo esencial de aquellos elementos que habitan su poesía, para encontrar nuevos
sentidos, nuevas valoraciones, nuevas formas de interpretar la realidad. Pues no se trata
de describir las características cósicas, sino de hallar los niveles de afectación que ello
tiene sobre nuestra existencia, tal como lo intenta hacer el poeta Henry Gómez, en cuya
poesía reinventa un género particular de la música. Veamos un pequeño fragmento:
Me reconozco en el polvo del adiós, en las piedras errantes: con un hilo de vientos me
hice un collar de caminos.
Dejo el diapasón de mi guitarra bañado por un rumor de flores vestidas por la lluvia20
.
19 Poema de Jorge Valbuena. Extraído del libro “La quietud de la ceniza”. El Ángel Editor. Quito – Ecuador 2014.
Pág. 114. 20 Fragmento de Henry Gómez. Extraído del libro “La quietud de la ceniza”. El Ángel Editor. Quito – Ecuador 2014.
Pág. 87.
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 59
La palabra viento es el hilo conductor en estos poemas que trabajan sobre la
música, acaso por ser el vehículo en que viajan las notas musicales. El poeta interpreta y
reinventa a la música a través de los sonidos simbólicos que encontramos en la
cotidianidad, está el caso de la lluvia, el rumor de las flores cuando el aire se cuela entre
sus pétalos, etc. Esos elementos de la cotidianidad que desaparecen ante los afanes de
nuestra vida cotidiana, vuelven a aparecer con un lenguaje más sublime, que no se
reduce al ámbito meramente comunicativo, sino que ahonda en la percepción particular
de las cosas.
3.3.La subjetividad en la poesía: un proyecto intersubjetivo
¿Qué es entonces la subjetividad? Es la interpretación que le pertenece al sujeto
y que proviene de su experiencia, en otras palabras, es la conciencia que se tiene de las
cosas desde el punto de vista propio, pero que se comparte colectivamente en la vida
cotidiana. El lenguaje ayuda a esta correlación de subjetividades, pues el hombre, como
invención del lenguaje es –parafraseando a Sartre- un proyecto que se vive
subjetivamente, pero en la interrelación.
El lenguaje poético que nos ofrece La Raíz Invertida, que si bien es un lenguaje
que rescata la dimensión subjetiva, se expresa dentro de esta intersubjetividad.
Siguiendo lo anterior, se advierte que el poeta escribe para otros, no para sí mismo, por
ende cada poema es una representación subjetiva pero que se vive intersubjetivamente,
en el sentido que nos permite plasmar una interpretación de nuestro propio entorno o de
nosotros mismos.
¿Qué significa que la poesía se viva como un proyecto intersubjetivo? Que su
epicentro es el pensamiento tanto de si como del mundo (y de los otros en él), que las
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 60
representaciones del poeta pretenden ser esenciales en tanto que capturan las
problemáticas y vericuetos del espíritu humano –y no su afán por simbolizarse él
mismo-. Por ende, debemos concluir que lo subjetivo es subjetivo en tanto que es a la
vez intersubjetivo, pues reconoce las otras conciencias semejantes que habitan al
mundo, que lo constituyen desde sus propias subjetividades.
La subjetividad no es una conciencia única que le otorga forma al mundo, esto es
un solipsismo trascendental en el cual la totalidad (el mundo y los otros) quedan
reducidos a la soledad del sujeto; es en verdad, la posibilidad de constituir realidades
únicas e irrepetibles que se proyectan hacia afuera para enriquecer el devenir de la
humanidad, y los poetas de La Raíz Invertida nos dan un ejemplo de cómo la
subjetividad logra ese enriquecimiento en tanto se vive intersubjetivamente a partir de
sus manifestaciones estéticas.
Hasta este punto hemos mostrado que un rasgo característico de nuestra
literatura es la subjetividad del escritor. Es una tendencia por la cual la relación entre lo
escrito y el escritor es tan íntima que en lo primero se muestran los niveles de afectación
que tiene la realidad circundante sobre el creador de la obra. Esto permite el surgimiento
de diversos mundos estéticos basados en una realidad viva que de cierta forma nos
compete a los lectores por los lugares comunes que tenemos con los escritores, es decir,
por el contexto, pero más allá, por la misma afectación que los achaques de la vida
tienen sobre nosotros mismos.
También hemos visto hasta aquí que el lenguaje juega un papel muy importante
en la misión del escritor para plasmar su poder visionario y su subjetividad más allá de
los intereses mundanos que únicamente buscan reconocimiento, premios y dinero, cuya
consecuencia es una vulgarización del lenguaje que atrae a los lectores incautos que se
dejan cautivar por palabras vacías, las cuales únicamente ofrecen descripciones burdas
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 61
de situaciones que en realidad no pautan un espacio reflexivo de nuestra propia vida, de
nuestro propio entorno.
Hemos venido viendo que el lenguaje también juega un papel unificador entre
subjetividad, literatura y vida, ya que posee un poder creador que nos permite
reconfigurar nuestra cotidianidad a través del rescate de nuestra subjetividad de la cual
surgen nuevos sentidos y maneras de interpretar nuestra existencia y el mundo. En fin,
se ha querido rescatar, en primer lugar, el valor de la subjetividad, por la cual el mundo
no se dona como una unidad exacta, sino que está sujeta al invariable flujo del campo
experiencial del sujeto; en segundo lugar, la función política del lenguaje cuando excede
los límites de las palabras, cuando va más allá de cualquier correspondencia prosaica y
convencional entre el objeto y una designación lingüística para dicho objeto; es decir,
cuando se vuelve una herramienta contra nuestra finitud, contra el sin-sentido, contra el
olvido, complementado con una dimensión estética.
Cabe ahora indagar qué relación existe claramente entre la dimensión política y
la dimensión estética que se han venido insinuando con anterioridad y finalmente, mirar
qué relación se establece en los poemas de La Raíz Invertida. En otras palabras, se
quiere analizar cada una de estas dimensiones para ver la forma como La Raíz Invertida
da solución a esta dualidad, la cual pauta la línea divisoria entre una verdadera obra
poética (diseñada para atentar contra los convencionalismos que limitan nuestra mirada)
y una pequeña obra donde se pierde el valor de la reflexión, donde se aniquila
completamente el poder creador del lenguaje y donde nuestra subjetividad es solo un
obstáculo para divisar el solipsismo del escritor, en fin, una obra diseñada por la
vanidad de publicar.
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 62
Capítulo Cuarto
4. EL DILEMA ESTÉTICO-POLÍTICO EN “LA RAÍZ INVERTIDA”
4.1.La obra y su contexto
No podemos negar el hecho de que la literatura y sus distintas manifestaciones
(novela, cuento, poesía) representan en la actualidad un enorme reto para quienes
queremos trabajar sobre su base, ya que ésta –como hemos visto en párrafos de los
capítulos anteriores- cambia constantemente, fluye con cada aspecto de la vida, por
ende, puede representar muchas cosas en el mismo instante dependiendo de la
intencionalidad o la valoración con que la abordemos. En palabras del profesor Carlos
Guevara refiriéndose a Umberto Eco “la obra está siempre abierta y tiende a promover
en el lector un proceso en el que mediante un acto individual se convierte en el eje de
una serie de relaciones en las que se instala como sujeto activo que participa en la
dinámica estética” (Guevara, Carlos. 2002. Pág. 79). Por lo mismo, se ha vuelto difícil
describir con precisión todo aquello que puede o debe ser considerado bajo esta
categoría.
Pero incluso reflexionar sobre la poesía en general o intentar estudiarla en su
totalidad es tan imposible como estudiar el lenguaje en su amplitud, sería como querer
analizar al universo fuera del universo. Podemos tomar pequeñas parcelas, algunos
componentes que sean imprescindibles por la necesidad personal, o por la que demande
nuestro contexto, ejemplo de ello es el presente capítulo cuyo propósito es únicamente
reflexionar acerca de la dualidad entre estética y política en los poemas de La Raíz
Invertida.
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 63
Para hacer efectiva la meta de este capítulo, debemos empezar, teniendo en
cuenta que la noción de poesía está diseñada bajo los límites de un placer estético y una
función política, que son el resultado de producciones subjetivas frente a un contexto, es
decir, son un dispositivo de expresión de la experiencia, y una configuración del
universo simbólico ligado a nuestra percepción y enmarcados dentro de un tejido
cultural específico. Desde ya empezamos a ver una notable relación entre la estética y la
política dentro del marco de la poesía, lo cual problematiza el análisis poético, pues si se
reconoce a la poesía como un modo de vida, como una intimidad con la esencia del
hombre, el problema es ver ahora, cómo se proyecta esa esencia hacia afuera sin caer en
una exuberancia de lo estético o en un sin-sentido en la vivencia con la poesía.
Una obra concreta se cree hija de un tiempo determinado -tal es el caso de La
Raíz Invertida-, lo cual implica que las dinámicas de relación entre la forma y el
contenido, entre las maneras de sentir y manifestar las vivencias, tengan características
específicas propias del poeta debido a las influencias que haya tenido; sin embargo, esas
características no son absolutas ni estáticas, pues en el lector van sufriendo un cambio,
por las condiciones contextuales del lector, por sus mismas preferencias, por la edad y
por el transcurso del tiempo. La obra entonces no solo se proyecta sobre una dimensión
espacial, también tiene la posibilidad de seguir un camino en el tiempo.
Cuando en una obra literaria la relación estética-política deviene global en su
interacción con el mundo, dicha obra crecerá hasta justificar su existencia en el futuro,
de lo contrario se suspenderá y morirá con la atmosfera que le dio su origen, es decir,
que una obra que no se encargue de lo esencial en el hombre no logrará alcance
universal, por ejemplo, si la obra se reduce a descripciones o a un listado de adjetivos y
emociones. Si logra obtener una fortaleza como para que logre resistir el peso de su
futuro, la obra cobra vida independiente del artista, es decir, logra obtener vida real.
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 64
Retomar el discurso de lo que Kandinsky llama “Dualidad inseparable entre
forma y contenido” (Kandinsky, Wassily. 1989) es uno de los caminos para que la obra,
como expresión de su época con un estilo específico, logre alcance en los lectores de
todos los tiempos, ya que el escritor, resolvería el problema que todo escritor o artista
debe enfrentar: la relación entre el qué y el cómo, puesto que la forma -que llamaremos
a partir de aquí Dimensión Estética-, queda vacía si no la sustenta un valor significativo
-que desde aquí llamaremos Dimensión Política-, tal como ocurre en el arte por el arte.
Para abordar la poesía de La Raíz Invertida desde las dimensiones (estética y
política) que en el presente capítulo se presentan, es preciso hacerlo en contraposición a
la literatura que incurre en el anteriormente mencionado arte por el arte, ya que esto nos
permite en primer lugar marcar una diferencia clara entre ambos tipos de literatura, en
segundo lugar, señalar con precisión los aspectos a tener en cuenta a la hora de seguir
abordando la obra de “La Raíz Invertida” dentro de las consideraciones que desde el
comienzo nos hemos venido planteando y en tercer lugar, especificar la relación y las
problemáticas que surgen al vincular la Dimensión Estética y la Dimensión Política
dentro de una obra poética.
4.2. El “arte por el arte” como un solipsismo
El arte por el arte es aquel que desaloja de sí cualquier consideración extra-
estética, es el arte que se referencia a sí mismo y por lo tanto, es absolutamente
autónomo, en consecuencia, deja por fuera todo reparo cognitivo, histórico, ético o
social, filosófico etc., todo interés de proyección hacia afuera.
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 65
Desde esta posición la obra se sobrepone a su contexto, vulnera la atmosfera que
le dio vida21
, su único criterio se vuelve el mérito estético que, si se traslada al ámbito
de lo político (reducido éste a una ideología), se produce una política (ideológica)
sustentada por el poder estético, que consiste, primero, en las formas de utilidad política
que tienen algunas manifestaciones estéticas, demos como ejemplo un panfleto de
propaganda nazi: “Detrás del poder enemigo: El judío” (Anexo 1) donde todo el
simbolismo encarna una ideología de guerra direccionada a hacer entender a las masas
que el verdadero enemigo es el judío (quien está detrás de los países con quienes se
enfrenta), que el judío es el enemigo oculto; pero esta manifestación estética sólo se
reduce a la transmisión de una idea que no es de ninguna manera un estado reflexivo
sobre la vida o el mundo, sino una coacción en la manera de pensar.
En segundo lugar, este traslado de la estética al ámbito de lo político hace
referencia a las propias consideraciones estéticas que el artista le imprime a su propia
obra, como si su estética fuera la medida de perfección. Para que la estética no sucumba
ante lo político entendido como una coacción, es necesario entonces re-significar el
término liberándolo de sus antecedentes ideológicos, y de esa forma distinguir entre
literatura y propaganda política, que viene siendo la utilidad política que tiene una obra,
según las condiciones de productividad.
La transferencia de la estética a la política generaría una “estetización de la
política” (Achugar, Hugo. 1991 págs. 122-129), donde sólo se mide la belleza y nada más.
Cuando el arte por el arte cobra valor, se manifiesta inmediatamente la autoalienación
del otro, lo cual implica, que la obra arrebata la subjetividad del lector, negándole la
complicidad que se debe generar entre ella y su espectador. La obra que vale por sí
misma, que es completa y plenamente autosuficiente, evade las preguntas éticas,
21 Idea tomada de ACHUGAR, Hugo. La Política de lo estético - revista Nueva Sociedad Nº 116 Noviembre-
Diciembre de 1991. Págs. 122-129.
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 66
políticas y filosóficas desatadas por las demandas concretas de su contexto. En la
medida en que el único criterio es estético y todo parámetro extra-estético es excluido,
incluso la vida humana puede ser sacrificada simbólicamente, en aras del mérito
artístico.
La reproducción sucesiva de obras literarias autorreferenciales en el marco de la
productividad, proyecta la competencia entre los escritores que se relacionan con esta
preferencia, ya que desde la perspectiva consumista la demanda del público, trae
consigo la superficialidad del estilo: ante un público poco o nada artístico, se mezclan
cualquier sinnúmero de estilos, al punto de diseñar una expresividad sin meta fija, una
expresividad que tiraniza los sentidos para ocultar la falta de fuerza y el sin-sentido de
la forma: “esta época es testigo de una deflación colosal de la estética en que la
ordinariez y la banalidad quieren (…) usurpar el estrado legitimo reservado para las
grandes creaciones” (Guevara, Carlos. 2002. Pág. 37.), dichas obras logran tener impacto
por el uso exagerado de figuras retoricas, por las imágenes poéticas desligadas entre sí
que proponen, que al fin y al cabo, es la forma como disimulan la falta de conciencia de
lo otro. Cabe preguntarse desde esta perspectiva ¿Por qué algunas obras se propagan tan
rápido? ¿Por qué hay mayor resonancia de ciertas obras que de otras?
El terreno de la Estética ha dejado de ser un campo de batalla discursivo y su
interacción con el mundo paulatinamente se ha visto regulado por la pasividad que
implica la autorregulación de los espectadores en cuanto a la exigencia de su
profundidad semántica o pragmática. El discurso literario ya no requiere de la disciplina
de la interpretación, más bien pareciera que es una composición diseñada por asesores
de imagen que apuntan a la libre interpretación de la obra. Pareciera que los escritores
de esta corriente procuraran el reconocimiento inmediato en detrimento con el sentido
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 67
creador de la literatura y que el lenguaje fuera un signo de una sola voz, de un solo
matiz alejado de las expresiones vitales del hombre.
La literatura que se propaga velozmente, que tiene amplia resonancia en sectores
específicos, es una literatura de la libre interpretación, lo cual es un error que privilegia
la apariencia debido al impacto que pueden producir sobre la sensibilidad, el cual es
inmediato y digerible. La “moda” es el motor, por lo que los escritores no se toman el
tiempo adecuado para pensar en sus contenidos, sino que deambulan en la errancia de la
novedad, recordemos por ejemplo que hoy en día a los escritores se les suele premiar y
reconocer, sólo si llegan a ser un bestseller; es decir, por la cantidad de libros que
vende, pero no por sus contenidos eidéticos, no se les premia precisamente por procurar
un espacio de contemplación reflexiva sobre la vida y sus achaques en sus obras, o por
representar las deficiencias de un contexto que afecta la vida humana en todos sus
ámbitos; en fin, es mejor visto vender que resignificar al mundo, es mejor visto llegar a
muchos lectores morbosos, que llegar a unos pocos los cuales puedan potenciar la obra
como un proyecto humano o social para mejorar las condiciones en que nos vemos
abocados.
Para empezar a explicar la Dimensión Estética ejemplifiquemos todo lo anterior
con un fragmento de Cortázar en “Rayuela” (corresponde al capítulo 9) que resulta
bastante propicio pues potencia la teoría que se ha querido compartir:
-Fíjate un poco en Mondrian -decía Etienne-. Frente a él se acaban los signos
mágicos de un Klee. Klee jugaba con el azar, los beneficios de la cultura. La
sensibilidad pura puede quedar satisfecha con Mondrian, mientras que para Klee
hace falta un fárrago de otras cosas. Un refinado para refinados. Un chino,
realmente. En cambio Mondrian pinta absoluto. Te ponés delante, bien desnudo, y
entonces una de dos: ves o no ves. El placer, las cosquillas, las alusiones, los
terrores o las delicias están completamente de más.
-¿Vos entendés lo que dice? -preguntó la Maga-. A mí me parece que es injusto
con Klee.
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 68
-La justicia o la injusticia no tienen nada que ver con esto -dijo Oliveira,
aburrido-. Lo que está tratando de decir es otra cosa. No hagas en seguida una
cuestión personal.
-Pero por qué dice que todas esas cosas tan hermosas no sirven para Mondrian.
-Quiere decir que en el fondo una pintura como la de Klee te reclama un diploma
ès lettres, o por lo menos ès poésie, en tanto que Mondrian se conforma con que
uno se mondrianice y se acabó.
-No es eso -dijo Etienne.
-Claro que es eso -dijo Oliveira-. Según vos una tela de Mondrian se basta a sí
misma. Ergo, necesita de tu inocencia más que de tu experiencia. Hablo de
inocencia edénica, no de estupidez. Fíjate que hasta tu metáfora de estar desnudo
delante del cuadro huele a preadamismo. Paradójicamente Klee es mucho más
modesto porque exige la múltiple complicidad del espectador, no se basta a sí
mismo. En el fondo Klee es historia y Mondrian atemporalidad. Y vos te morís por
lo absoluto (Cortázar, Julio. 2002. Págs. 30-32).
Cortázar ilustra claramente con dos pintores (Klee y Mondrian) la gran
diferencia que existe entre el arte por el arte y un arte cuyas consideraciones son extra-
estéticas, que tiene en cuenta por ejemplo –al igual Klee- el placer, las cosquillas, las
alusiones, los terrores o las delicias. El otro arte es absoluto por lo tanto no crea esa
múltiple complicidad con el espectador, sino que, al bastarse a sí mismo, la obra se
vuelve una rendija por donde el espectador divisa un “mí mismo” (el del autor) que se
sobrepone y no interactúa de ninguna forma con él.
Habiendo contemplado el fragmento anterior de Rayuela, continuemos –para
seguir con la misma línea- dando una perspectiva acerca de cómo se considera a la
literatura en su Dimensión Estética y en su Dimensión Política, que se diferencia de el
arte por el arte puesto que no es una creación totalmente autónoma, que no se vale por
sí misma, su estética no es su fin último ni su motivación principal, sino que sólo tiene
sentido en relación con lo que Rancière denomina como “división de lo sensible”
(Rancière, Jaques. 2003. Págs. 2-3), es decir, con la distribución jerarquizada espacio-
temporal de los lugares y sus partes en una esfera común.
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 69
“Este reparto de partes y lugares se basa en una división de los espacios, tiempos
y las formas de actividad que determinan la manera misma en que un común se presta a
participación y unos y otros participan en esta división” (Rancière, Jaques. 2003. Págs. 2-
3), lo que significa que el arte tiene una función “comunitaria” que consiste en construir
un espacio específico, una forma inédita de reparto del mundo común, donde cada
espectador o lector tenga la posibilidad de visibilizarse como ser político. La función de
la literatura entonces, es crear espacios comunes y reconfigurar la partición de la
división de lo sensible. Veamos un pequeño ejemplo de la “división de lo sensible”,
para esto hagamos una comparación entre dos poemas de La Raíz Invertida:
REFLEJOS22
Sé medir la soledad del espejo
tinaja donde pastan todos los rostros.
Su indolencia es el doble de mi abandono
y su piel de inquisidor
la mitad de vacío en cada ojo reflejado.
Por la curva que rebasa su encantamiento
hila
la araña del olvido.
Igual es su catástrofe a la mía
semejante su resignación.
Sé medir la soledad del espejo
basta su tiranía para reconocerme.
RETRATO DEL OLVIDADO23
Si volviera el agua a martillar las aceras
traería consigo el recuerdo de mi padre.
Su mano a orillas de mi mano
halándome con fuerza
con cierto temor
de que su hijo mojara su pasado (…).
Empapado todo
yo entreveía
a ese hombre huir de la lluvia
22 PARDO, Hellman. “Anatomía de la soledad”. Gamar Editores. Colombia 2013. Pág. 15. 23 Ibíd. Pág. 24.
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 70
el rostro lacerado
goteando
ese silencio imperturbable.
Si volviera a caer
a manera de prodigiosa lluvia
el agua
traería consigo un largo adiós (…)
aquí termina todo.
Adiós al recuerdo que perdura
adiós a la orilla de su mano.
La división de lo sensible la entiendo como una jerarquización en los lugares
comunes, la cual permite que nosotros podamos percibir ciertas cosas con más
resonancia que otras. Por ejemplo, en nuestra cotidianidad nos bombardean
constantemente múltiples formas de propaganda que, más que vender un producto,
venden formas de vida entregadas al consumo; así, en las calles, en el trasporte público,
en la televisión, etc., vemos con mucha frecuencia un tipo de cosas determinadas, sin
percatarnos de que hay otras cosas distintas que no vemos o vemos poco, pues esta
división jerárquica está diseñada para que eso suceda (un caso muy común son las
noticias nacionales donde por ejemplo muestran las protestas cuando se salen de
control, cuando “alteran el orden público”, pero poco se muestran las ideas o los
derechos que se quieren defender y que subyacen a todo tipo de situaciones) de tal
forma que nos empujan a percibir al mundo de forma reducida haciendo que omitamos
cuestiones de la vida que realmente son importantes.
De la misma manera en los dos poemas anteriores podemos percibir ciertos
símbolos que el poeta nos deja ver, seguramente en la totalidad de La Raíz Invertida se
procuran algunas dimensiones de la vida por encimas de otras, algunas imágenes y otras
no. La intensidad con la que se manifiesten ciertos símbolos sobre otros (de la vida y del
mundo) tiene una reacción en el público lector, razón por la cual, el poeta debe tener la
responsabilidad de saber qué deja ver y cómo lo deja ver en cada una de sus creaciones,
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 71
pues eso puede llevar a que su lector asuma desde su propia interpretación una actitud
frente a la vida interna y externa; es decir, que la escritura puede generar ciertos efectos
que se van a relacionar directamente con la posición del lector en la vida social.
De esa manera, los poetas –en este caso particular- tienen la posibilidad de
proyectar formas de experiencia las cuales se potencian en la cotidianidad; ejemplo de
ello es mi experiencia particular: en el momento que leí y releí un poema de Borges
“Arte poética” (Anexo 2), empecé a entender que la poesía no es solamente un conjunto
de versos, no es cualquier metáfora o anáfora o hipérbaton, no es en sí una estructura
que solamente juega con el lenguaje en su dimensión semántica, fonética o lingüística;
entendí lo que Borges me decía: “El arte debe ser como ese espejo/que nos revela
nuestra propia cara” (Borges, Jorge L. 1984. Pág. 843.), que significa para mí, que toda
manifestación estética debe estar atravesada con una simbología la cual nos posibilite
re-significarnos y con ello a nuestro entorno, pero esa resignificación parte de un reflejo
de nosotros mismos, el reflejo oculto, es decir, el olvidado en la jerarquización de las
formas sensibles de las que nos percatamos a diario y de las que no. En fin, Borges me
brindó la oportunidad de experimentar el arte de otra manera (al punto de afirmar que él
es el primer vestigio de este trabajo).
Siguiendo con el ejemplo de los poemas anteriores, podemos afirmar que el
poeta en ambos casos da preferencia a la imagen del hombre a partir de símbolos
propios de su subjetividad, es decir, a partir de unos elementos de la realidad que ha
comprendido (interpretado) como una proyección de la imagen que puede suscitar tanto
uno mismo como el otro. En el primer poema “Reflejos” el símbolo que el poeta nos
deja ver es de sí mismo, pero no lo deja ver como una mera descripción de las
características de su rostro, la forma que emplea para darnos a conocer su propio reflejo
es una simbología reflexiva que puede suscitar en nosotros la reconfiguración en la
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 72
manera de entender nuestro propio reflejo ¿Qué es el espejo? El poeta nos conduce a
percatarnos de que es una soledad llena de rostros que en su tiranía nos permite
reconocernos.
En el segundo poema “Retrato del olvidado”, también subyace el protagonismo
de un reflejo, pero esta vez, el elemento que proyecta la imagen no es el espejo, es la
lluvia que, seguramente en su precipitación dibujaba la silueta del hombre cogido de la
mano de su hijo. El contenido de este poema es el recuerdo del padre, pero la forma que
manifiesta el contenido es una reconfiguración de dicho recuerdo, ya que es una imagen
viva -cargada de emociones- la que habita entre la lluvia que dibuja el poema en sus
versos.
Así pues, la literatura en sí misma tiene una constitución similar a la constitución
de la división de lo sensible, ya que al establecer un nuevo espacio de relaciones entre lo
visible y lo invisible en relación con el lector, está trastocando lo habitual, trasgrediendo
las distribuciones sensibles ya instauradas, desfigurando el orden establecido, para
introducir en su lugar una nueva configuración simbólica y material de lo visible y lo
audible, siguiendo a Guevara (2002) “la obra de arte es una instancia mediadora desde
la que nos observamos a nosotros mismos (…) -y desde donde buscamos- respuestas
sobre nosotros mismos y nuestro universo” (Guevara 2002. pág. 26), lo que implica una
nueva división de lo sensible que nos permite percibir lo que comúnmente no
percibimos (por la jerarquización planteada en la cotidianidad); es decir, es una
oportunidad de observarnos a nosotros mismos y una forma distinta de ver al mundo
como posibilidad mientras éste se nos da a través del simbolismo del arte.
Por otro lado, se quiere advertir que en el presente texto se excluye la literatura
comprometida con una ideología especifica por el hecho de que puede caer en la trampa
de la propaganda política, de la misma forma que excluyó la estetización de la política
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 73
anteriormente explicada. Pero se seguirá y se intentará trazar los contornos de una
literatura que ya contiene en sí misma una relación implícita con la política, una
relación que atraviesa por su propia dinámica una reconfiguración de los espacios
comunes que permitan una mirada hacia nuestro uso del tiempo y nuestras funciones
para rescatar la actividad política a partir de la obra literaria. Es necesario entonces,
aclarar qué es lo que entenderemos por Dimensión Política y Dimensión Estética en el
marco de este trabajo y seguir analizando los poemas de La Raíz Invertida a la luz de lo
que hemos venido planteando.
4.3. La literatura en su dimensión estética y política
Por la lógica que se viene proponiendo, ya no se puede negar la idea de que la
literatura no es un instrumento de decoro guardado únicamente para momentos de
arrebato emocional; por ejemplo, la poesía no es embellecer las cosas de la naturaleza,
estas poseen belleza independiente de los poetas; pero tampoco se puede reducir a la
descripción metafórica del amor, el odio o el sufrimiento, mucho menos a la métrica de
sus versos, a sus figuras literarias y en general, a su estructura.
La literatura en sí misma exige que sea abordada desde dimensiones que
trasgredan los límites de lo estético, visto como una exhibición de imágenes a través del
uso exagerado de figuras literarias. Siendo consecuente con lo anterior, vamos a
presentar dos dimensiones, las cuales siempre deben estar presentes en la obra. Cada
dimensión por su propia cuenta caería en una instrumentalización con fines ideológicos
particulares o sin meta fija, como lo pudimos apreciar con el arte por el arte. Pero como
aspectos complementarios, la Dimensión Estética y la Dimensión Política se logran
vincular como cimientos fundamentales para que la creación literaria pueda devenir
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 74
vida en tanto que posibilidad de re-pensar y re-interpretar la experiencia dentro de los
espacios comunes de la sociedad (cotidianidad).
La obra vista como posibilidad (desde su Dimensiones), pasa de ser una obra
plasmada en un papel, terminada y absoluta, a ser una realidad simbólica que se vive
subjetivamente, es decir, un proyecto haciéndose en el sentido que permitiría al
espectador o al lector echar un vistazo hacia sí mismo, evaluar su facticidad, aniquilarla
para abrirse paso hacia la proyección como sujetos políticos, hacia formas distintas de
valoración de la vida.
4.4. La Dimensión Estética
Como ya se habrá notado, el término “estética” por sí solo se ha llevado a un
sinnúmero de apreciaciones que ahora nos conducen a un sin-sentido, a un declive de la
palabra, de su eidos. La estética desde esta perspectiva no revela ningún significado
trascendental de la vida y del mundo, ya que se suele relacionar con el producto de un
ejercicio de poder perceptivo que ocurre en la esfera pública, por ejemplo, es común que
se confunda la producción estética con cualquier tipo de producción artesanal por los
efectos que puede producir en la sociedad, entonces, la estética se traslada
constantemente al ámbito de lo artesanal favoreciendo siempre la influencia sensorial,
pensemos por ejemplo en un arreglo de flores en el cual los distintos colores se mezclan
y forman una imagen muy llamativa para la percepción visual, pensemos que los olores
de las distintas flores se combinan despidiendo un delicioso aroma y que la base del
arreglo es un jarrón de cristal con adornos barrocos, que a su vez está ubicado sobre la
mesa de roble macizo que acompaña la sala de una casa o establecimiento cualquiera
¿Qué reacciones solemos escuchar acerca del adorno? Probablemente que es un
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 75
hermoso ramo, que es un detalle bonito, pero seguramente dentro de todas las
expresiones con las que se pueda calificar al arreglo de flores, se dirá que es bastante
estético.
La estética tomada por sí sola entonces puede caer en el abismo de ser
considerada el mayor populismo que causa entre las personas, puesto que implicaría una
condición que subyace en el público por el anhelo de la espectacularización de las
imágenes ligada a la novedad constante. Por lo anterior, La estética se suele considerar
dentro del régimen de las cosas sensibles como un pensamiento de la sensibilidad que
sale al encuentro de la experiencia superficial y opera en la vida como una subasta de
imágenes diseñada para cautivar a los espectadores de la obra. La estética, como
comúnmente se considera, se agota en la sensación, nace y muere con los portales
sensitivos.
Por las razones anteriores, se hace necesario vincular la estética a la literatura
como una magnitud inteligible que ayuda a constituirla más allá de todo campo
perceptivo para ofrecerle la posibilidad de ser otra cosa que lo que comúnmente se
puede considerar: un compendio de versos con rima y una que otra figura retórica para
adornar dichos versos. La Estética como Dimensión constitutiva de la literatura
pertenece al orden social y por ende político y le tiende un puente hacia el rescate de la
subjetividad; es decir, hacia formas de valoración propias de nuestras vivencias.
Veamos un ejemplo de La Raíz Invertida de cómo la profundidad de la estética no se
reduce a la superficialidad de la recepción sensible:
RITUAL DE LA SEMILLA24
Somos de tierra
sentimos en el cuerpo las hondas pisadas
enterrándose a la piel donde nace algún camino.
24 Poema de Jorge Valbuena. Extraído de “La quietud de la ceniza”. El Ángel Editor. Quito – Ecuador 2014. Pág.
121.
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 76
Cada pie vuelve hallando el precipicio
el fragor de los caudales
donde las huellas brotan.
Como vemos en el presente poema, la dimensión estética no se lanza sobre la
mera percepción para cautivar los sentidos del lector; de hecho, las imágenes que el
poeta deja ver, no son, de cierta forma, totalmente agradables a nuestros sentidos como
sí lo puede ser un arreglo floral, el anuncio de un producto o las animaciones virtuales
de una propaganda de fútbol. En esta perspectiva, puedo afirmar que Valbuena trasgrede
la jerarquización de la división de lo sensible (de la estética cotidiana) pues nos muestra
una estética que si bien puede ir en contraposición a lo confortable para nuestros
sentidos, es el trasfondo a la estructura gramatical lo que se consolida realmente como
una dimensión estética que nos afecta en su decir, por ende, que tiene en sí misma una
dimensión política, pero siempre debemos tener en cuenta que esta trasgresión sólo es
posible gracias al lenguaje subjetivo que se vuelve símbolo de nuestras vidas: “Somos
de tierra sentimos en el cuerpo las hondas pisadas”.
Si el poeta redujera su poema al encantamiento de los sentidos, el lector se haría
a la imagen de un hombre hecho de tierra literalmente; de pronto se imaginaría que tal
hombre tiene dos piedrecillas como ojos, césped como cabello y que la nariz y la boca
son especies de cavernas. Pero la vivencia es otra, la estética se vuelve una experiencia
reflexiva, donde yo como lector veo mi vida como un largo camino donde los pasos más
fuertes han quedados grabados como huellas, y donde a veces retrocedo sobre mis
propias pisadas para divisar con más detalles aquellas marcas que han dejado sobre el
camino de mi vida. Pero el campesino, por ejemplo, comprenderá que somos tierra
porque allí hemos nacido; es donde vivimos; la tierra es la que nos da el alimento,
lugares de reposo y es donde finalmente descansaremos. En pocas palabras, “El ritual
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 77
de la semilla”, entre otros poemas de La Raíz Invertida ofrece un poder estético que
conlleva a una comprensión más clara de nuestra propia vida.
Entonces, la Dimensión Estética implica en primer lugar, una corporeidad como
experiencia primera de la obra de arte y en segundo lugar, un sinnúmero de relaciones
que se desprende de ella en el campo perceptivo, lo que significa que el ámbito de la
sensibilidad deviene objeto de reflexión a través de la conciencia del conocimiento y de
la representación simbólica. Cuando una imagen poética desestabiliza al lector, se crea
una sensación justificada en el contenido histórico del sujeto para pensar en la
proyección a la que se lanza con el objetivo de ofrecer un sentido a la existencia. La
Dimensión Estética entonces no se puede agotar en la sensibilización –tal como lo
vimos en el ejemplo anterior-, tiene que ser un lenguaje que lleve a crisis a las personas,
que las lleve a superar los límites de la división de lo sensible de nuestra cotidianidad
para generar otro tipo de experiencias.
En la misma línea, el estilo de la Dimensión Estética revela la profundidad
reflexiva del autor, una obra literaria no tiene por obligación que estar sobresaturada de
figuras literarias o de lenguaje rebuscado para que sea apreciada como literatura. Son
infructuosos los casos donde una obra, por ejemplo un poema, está compuesto por una
lista de figuras retoricas, que no evocan imágenes claras y cuya relación entre figuras o
frases, de la misma forma es difusa, esta abstracción como estrategia estética resulta
interesante para quienes el desarrollo de la imagen no tiene relación con el desarrollo
del pensamiento. Por el contrario, un poema no tiene que redundar en figuras o lenguaje
abstracto, pero si el poeta crea el ambiente adecuado dentro del poema para que cada
expresión se justifique en relación con las demás, su profundidad reflexiva seguramente
ahondará más en el lector, conduciéndolo a ser un actor. La sentencia que se podría dar
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 78
según el estilo del autor es: a mayor número de figuras literarias que se tornan
rebuscadas, menor compresión semántica y viceversa.
Lo que permite el uso exagerado de componentes retóricos dentro de una obra es
disfrazar la falta de profundidad reflexiva en la obra. El modo señala el sentido; cuando
el modo es abstracto, el sentido se pierde; es decir, cuando la representación no permite
develar la intención del autor, se necesita enturbiar la estética para ocultar frente al
lector el déficit de pensamiento.
Lo anterior apoya la idea de que la Dimensión Estética en la literatura no es una
esfera completamente independiente y autorreferencial, sino que implica en sí misma
una Dimensión Política; es decir, que todo aquello que puede ser aprehendido por los
sentidos se constituye en un espacio de reflexión en los lugares comunes. Esto me
recuerda a un poema de Constantino Kavafis:
VELAS25
Los días del futuro están delante de nosotros
como una hilera de velas encendidas
-velas doradas, cálidas, y vivas.
Quedan atrás los días ya pasados,
una triste línea de veles apagadas;
las más cercanas aún despiden humo,
velas frías, derretidas, y dobladas.
No quiero verlas; sus formas me apenan,
y me apena recordar su luz primera.
Miro adelante mis velas encendidas.
No quiero volverme, para no verlas y temblar,
cuán rápido la línea oscura crece,
cuán rápido aumentan las velas apagadas.
Aunque no es un poema de La Raíz Invertida me doy a la libertad de
compartirlo, pues en primer lugar, es un poema que me gusta mucho por la sensación de
25 KAVAFIS, Constantino. Cien Poemas. Traducción del griego al castellano: Miguel Castillo Didier. Biblioteca
Virtual. http://ar.geocities.com/beat_virtual.
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 79
fugacidad que deja sobre mi vida cada vez que lo leo; en segundo lugar, ilustra
perfectamente la síntesis de lo que se ha planteado en torno a la dimensión estética
expresada en el último párrafo; pues el poema crea una imagen que si bien hemos
experimentado sensitivamente (por ejemplo el 7 de diciembre, día de las velitas,
podemos ver frente a casi todas las casas las hileras de velas de colores) también es
posible traerla a nosotros de manera intuitiva, dicha imagen que es una hilera de velas
apreciables desde la percepción visual, en manos del poeta se convierte en un elemento
político desde el cual podemos vernos en nuestra propia fugacidad. El poeta es bastante
claro y contundente con su única metáfora, pero no por ello se pierde la fuerza vital de
la literatura, por el contrario se multiplica y se potencia en el lector.
4.5. La Dimensión Política
De la misma forma que con la estética, la política no puede ser tomada como
concepto prosaico, cotidiano. El término “política” vista desde una actitud natural
(explicada con anterioridad), se suele vincular fácilmente –por los contenidos históricos
que poseemos- con un orden ideológico común que se crea en un territorio espacial y
psíquico y hace referencia a un ambiente social ideal que generan las élites y lo
introducen en la vida social como un deseo o un sueño que se debe alcanzar. Al ser una
necesidad que proviene de consideraciones externas, a cada persona se le presenta dicho
deseo de forma situacional y posicional junto con la posibilidad de aniquilarlo a través
de su alcance.
En otras palabras, la política como elemento cotidiano, se podría afirmar, que es
un asunto de apariencias jerárquicas dentro de los espacios comunes que permiten una
distribución de lo que puede ser visto y de lo que no, de lo que se puede decir y de lo
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 80
que no, de lo que se puede alcanzar y de lo que no, respondiendo a la falacia del
cumplimiento de los deseos de los sujetos que las élites mismas originaron. La política
en esta actitud natural es política precisamente por el distanciamiento que conserva con
la actitud reflexiva del hombre, por la homogeneidad que busca crear en las distintas
culturas para que obedezcan a regímenes difusos de intereses particulares.
Acorde a lo anterior, se trabajará en la periferia de la política someramente
explicada en el párrafo anterior y la consideraremos como una Dimensión
complementaria de la Dimensión Estética.
Haciendo una desnaturalización26
de la dimensión política, podemos llegar
afirmar que ésta se aleja de las funciones ideológicas, de cualquier tipo de nacionalismo,
regionalismo y sectorización de la sociedad, y se aleja por el hecho de no convertirse en
un medio propagandístico, por la responsabilidad que tiene de no ser cosificada. Por el
contrario, actúa de manera imparcial en la vida de los sujetos, por el tipo de tiempo y
espacio que en ellos instituye cuestionando su pasividad.
En esta Dimensión se condensa una función vital de la obra literaria porque lleva
al lector a ser un actor, es decir, lo lleva de ser un simple decodificador de grafemas a
ser una potencia de la misma obra y de su propia subjetividad. La palabra se siembra
como una semilla en el lector que espera crecer y dar frutos. El poeta logra que la
palabra enraíce y florezca, si no lo logra, es porque está procurando la estética en
detrimento de la dimensión política. Lo anterior lo podemos ver ejemplificado con
Cesar Vallejo en su poema “Y si después de tantas palabras”, dice Vallejo:
¡Y si después de tantas palabras,
no sobrevive la palabra!
¡Si después de las alas de los pájaros,
no sobrevive el pájaro parado!
¡Más valdría, en verdad,
26 Con este término se hace referencia a la epojé de la reducción fenomenológica, la cual implica llegar a un estado de
conciencia pura en la que las cosas solo cuentan como vivencias mismas.
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 81
que se lo coman todo y acabemos!27
Lo interesante es ver la demanda del poeta peruano, si la palabra no sobrevive es
mejor acabar todo, es mejor volver al silencio de la materia en el cual el más puro
alcance del acto contemplativo es aquel que se consigue al dejar atrás al lenguaje como
mera estructura comunicativa, gramatical, como un mero conjunto de reglas, de puntos,
de tildes, de comas, o simplemente como una burda expresión del morbo, ya que este
lenguaje sólo se ocupa de una dimensión de la existencia (la cosificada, la mecanizada)
pues –afirma Steiner- “lo inefable está más allá de las fronteras de la palabra” (Steiner,
George. 1991. Pág. 28.), de esa palabra que no sobrevive en nosotros, por ser una
composición sintáctica que no devela nada.
La palabra penetra entonces en el hombre cuando le ofrece un sentido y un valor
de la existencia que se constituyen y se viven de forma subjetiva, y no cuando pasa
como un rumor frío, como un aire insípido que no le sirve ni para un pequeño respiro:
DE LO QUE SOY28
En este cuerpo
en el cual la vida ya anochece
vivo yo
vientre blando y cabeza calva
Pocos dientes
Y yo adentro
como un condenado
Estoy adentro y estoy enamorado
y estoy viejo
Descifro mi dolor con la poesía
y el resultado es especialmente doloroso
voces que anuncian: ahí vienen tus angustias
voces quebradas: pasaron ya tus días
La poesía es la única compañera
acostúmbrate a sus cuchillos
que es la única
27 VALLEJO, Cesar. Obra poética completa. Editorial La Oveja Negra. Primera edición Colombia 1980. Pág. 270. 28 JATTIN, Raúl G. Poesía completa. Ediciones La Casa de Asterión. Primera edición Colombia 2006. Pág. 115.
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 82
En este poema de Jattin, nos damos cuenta de la forma subjetiva que vive la
poesía; simplemente para este poeta colombiano las palabras son más que estructuras
lingüísticas; son una forma de valorar su propia condición humana y por ende, se vuelve
su única compañera, pero no es una compañía que procure momentos confortables,
alegrías o estados de plenitud; es decir, la poesía no acompaña a los hombres para
cautivarlos con sus bonitas figuras o con su musicalidad impecable, sino que es una
compañía dolorosa por las verdades que nos revela, por eso Jattin nos dice:
“acostúmbrate a sus cuchillos”.
Aunque los últimos ejemplos no son precisamente de La Raíz Invertida, me
tomo la libertad de traerlos en este trabajo, ya que –dentro de mi experiencia lectora-
representan bastante bien la puja de la dualidad entre estética y política. Tenemos por
ejemplo que en el fragmento del poema de Vallejo (Y si después de tantas palabras) se
puede ver de cierta forma la advertencia del poeta por rescatar una posición que se torne
política para las palabras que utilizamos. En el poema de Jattin se ve claramente que el
peso de la poesía es doloroso, pues es a partir de ésta que el poeta descifra su condición.
La poesía entonces, como una síntesis entre la dimensión estética y la dimensión
política es una forma de dar sentido a nuestro mundo subjetivo. Tenemos que valorar y
dar sentido a nuestra propia constitución del mundo, no podríamos existir en un sin-
sentido absoluto, pues éste puede conducir a la autodestrucción. Lo anterior significa
que la obra se relaciona directamente con la problemática del hombre como creador del
valor. El hombre necesita darle un sentido personal a la vida y, para eso, el hombre crea
el valor; para sobrevivir necesitamos otorgar valor a las cosas. Pensemos en un mundo
donde nada tiene valor, donde todo es un sin-sentido absoluto ¿Cómo reaccionamos?
¿Acaso podemos admitir sin mayor reproche que todo lo que los hombres defendieron
en siglos pasados sacrificando su bienestar y su vida misma, era simplemente un error?
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 83
Nietzsche respondería que “lo máximo que podemos admitir es que hay distintos grados
de la verdad, pues en el fondo es injusto admitir que todo lo que se ha creído por años es
impulso de un error” (Nietzsche, Friedrich. 2002. Frag 53); lo que quiere decir que no
podemos prescindir del valor que le damos a las cosas.
Por lo tanto, somos nosotros los que valoramos a cada instante de nuestra
existencia utilizando al lenguaje para dar valor y forma al universo que nos rodea.
Dicho lo anterior, se debe afirmar que, para que el hombre pueda dar un sentido a su
vida a través de lo que le puede ofrecer una obra literaria, ésta debe crear el ambiente
necesario para que eso suceda, se debe convertir en un conocimiento de, dirigido en un
conocimiento para; es decir, adquiere un devenir, que se vive subjetivamente y que debe
habitar las grietas de los que nos caracteriza como humanos:
Ella habita todas las variaciones del sueño,
es lo más parecido a la luz.
Irás viva en la cal de la noche sin saberlo,
como el polvo del agua que crece entre las piedras rodantes29
.
La obra literaria se fundamenta entonces como pensamiento que extrae al
hombre de la opacidad y lo ubica en la luz de la posibilidad que, desde Heidegger, es lo
que es el hombre: un desocultamiento de sus posibilidades, un desocultamiento del
ser30
. Por ende, la Dimensión Política “pone en operación la verdad”31
, razón por la cual
“revela la esencia general de las cosas y de los hombres”32
; al revelar la esencia general
del hombre, la obra –en este caso la poesía- ya no puede más que ser un reflejo reflexivo
de nosotros mismos y no un retrato del autor, ya no es una obra de autorreferencia del
autor que para poder contemplarla tendríamos que volvernos expertos en dicho autor,
recordemos la cita de Cortázar correspondiente al capítulo nueve de Rayuela:
29 Fragmento de Henry Gómez. Extraído de “La quietud de la ceniza”. El Ángel Editor. Quito – Ecuador 2014. Pág.
96. 30 HEIDEGGER, Martin. Arte y poesía. Fondo de Cultura Económica. México, 1995. Pág.113. 31 Ibíd. Pág. 11. 32 Ibíd. Pág. 114.
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 84
-Quiere decir que en el fondo una pintura como la de Klee te reclama un diploma ès
lettres, o por lo menos ès poésie, en tanto que Mondrian se conforma con que uno
se mondrianice y se acabó (Cortázar, Julio. 2002. Págs. 30-32).
En la anterior cita, Julio Cortázar advierte que para entender a Mondrian el
espectador tiene que mondrianizarse, en otras palabras, tiene que prescindir de su propia
subjetividad para abrirle paso al “mí mismo” absoluto del autor de la obra con el fin de
emprender un proceso de interpretación de la misma. En este caso, podríamos afirmar
que la obra de Mondrian no revela ninguna verdad general del hombre; por el contrario,
sería como una lupa con la cual el espectador ve demasiado cerca las verdades univocas
del autor. ¿Dónde entonces podemos vivenciar una obra la cual permita ver ese
desocultamiento del ser, es decir, la epojé fenomenológica sobre nuestra propia
condición? Intentemos ver este desocultamiento del que nos habla Heidegger en un
poema de La Raíz Invertida:
PÁGINAS DE SOMBRA33
Descubro que estorbo.
Es similar el tiempo que esquivo de narices
al mismo en que amanezco llorado por la horas.
No hay mueble que pueda guardar mi condición (…).
Descubro que falto.
No estoy presente en los largos aguaceros
en las fiestas de los santos, en el mercado del pueblo (…).
Pero espanto, estorbo, falto,
soy una roca que agoniza en medio de un sauce que huye.
¿Podemos decir que este poema procura el desocultamiento del hombre, una
verdad general de su ser? Entre los versos del poema de Valbuena efectivamente se
habla de un descubrimiento, de un sí cuya condición no se adapta a ninguna forma
externa, podemos hablar del descubrimiento de una condición de nosotros mismos que
33 Fragmento de Jorge Valbuena. Extraído de “La quietud de la ceniza”. El Ángel Editor. Quito – Ecuador 2014. Pág.
137.
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 85
seguramente poco percibimos en la cotidianidad o que, aun percibiéndola no le damos el
espacio reflexivo que requiere.
Este desocultamiento, que de ninguna manera indica que sea confortable para
nosotros es lo que se quiere ver como una dimensión política, ya que al desocultar una
verdad que comúnmente esta oculta, está trasgrediendo los límites de la división de lo
sensible planteados en la vida cotidiana que nos conduce a existir de formas univocas y
absolutistas; por lo tanto, invita al lector a ir más allá de la mera contemplación
sensible; le crea la necesidad de asumir una posición con respecto a esas nuevas
posibilidades que la obra le presenta.
La Raíz Invertida cumple en gran medida con esta exigencia política que en este
documento demandamos; los ejemplos que hemos utilizado a lo largo del trabajo son
muestra de eso, pues, como ya hemos afirmado, La Raíz Invertida se ocupa en sus
poemas de una dimensión del hombre cotidiano que comúnmente no se tiene en cuenta,
pero que es la base fundamental en su ejercicio como dador de sentido: la subjetividad.
Poemas como “El cayado del ciego”, “Historia de agua” “Etiqueta”, “Pasajera de
agua” nos brindan la posibilidad de re-significar los espacios comunes y las vivencias
cuyos valores suelen ser planteados por quienes dirigen las tablas morales o racionales
que nos rigen.
Por lo tanto, podemos ir concluyendo que la poesía de La Raíz Invertida es a su
vez estética y política por la distancia misma que ella toma en relación a esas funciones
cotidianas, por el tipo de tiempo y de espacio que ésta instituye, por la manera mediante
la cual, corta este tiempo lineal y puebla ese espacio unívoco. Es decir, que la dimensión
política dentro de este colectivo poético no es propiamente una idea de la puesta en
marcha de lo ideológico a través de los versos que construyen, de las formas y figuras
que traigan al pensamiento o de la musicalidad de las palabras; por el contrario, es una
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 86
condición inherente a esas palabras que se arrojan sobre el lector como una semilla que
espera florecer y dar frutos en su experimentación, en su vivencialidad, en la cual,
nuestra posible pasividad como lectores se ve cuestionada por la incursión del “actor” o
del activador de la obra en uno, como una potencia que revoluciona el mundo técnico,
estático y solido que conocemos.
Para finalizar, debemos tener claridad en que no estamos subordinando la
dimensión estética a la dimensión política. Las tomamos como elementos
complementarios en igual medida. Tampoco estamos argumentando que la percepción
sensible sea una instancia primitiva en la contemplación de la poesía o la literatura, o el
arte en general, pues todo placer estético implica una contemplación estética, razón por
la cual, no es posible tal placer si no existe de por medio una percepción sensible. Sin
embargo, el placer estético no se puede agotar en la materialidad que le da cuerpo a la
obra, no puede reducirse simplemente al sensorium que llega a nuestros ojos, oídos o
tacto:
“¡Señor, el arte no está en los fríos envoltorios de mármol, ni en los cuadros
lamidos, ni en el excelente señor Ohnet! ¡Señor! El arte no viste pantalones, ni habla
en burgués” (Rubén, Darío. 2013. Págs. 17-22.).
Lo anterior implica que, llevado más allá de la materialidad, el placer estético
suscita una conciencia de nosotros mismos, de nuestras vivencias, de la forma como
damos sentido y valor a las cosas, en fin, una conciencia de nuestra subjetividad, para
poder comprender la obra desde el dinamismo de su eidos que revela las vaguedades de
la monotonía a la cual muchas veces nos condenamos con el transcurrir de los días que,
invariables pasan y siguen pasando.
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 87
CONCLUSIÓN
“Escribo sobre la mesa crepuscular, apoyando fuerte la pluma sobre su pecho casi
vivo, que gime y recuerda al bosque natal. La tinta negra abre sus grandes alas. La
lámpara estalla y cubre mis palabras con una capa de cristales rotos. Un fragmento afilado
de luz me corta la mano derecha. (…). Ah, un simple monosílabo bastaría para hacer saltar
al mundo” (Paz, Octavio. 2003. Pág. 138).
La palabra hecha símbolo revoluciona al mundo, nos lleva a pensar en la forma
como el lenguaje incide en nuestras vidas y en nuestro contexto histórico. No es lógico
por ejemplo, leer una novela de Mejía Vallejo como “El día señalado”, pasear por entre
sus líneas, o leer tan siquiera el prólogo y pensar en José Miguel Pérez como si fuera un
personaje del mundo de las ideas, quien se enamoró del deseo de tener un caballo alazán
y que por su contexto, tuvo que morir intentando reclamar lo que era suyo (Mejía,
Vallejo M. 1992. Págs. 5-9). Tampoco es acertado ver a los personajes de escritores como
Rulfo como si fueran seres fantásticos, los cuales, se enfrentan a situaciones ocurridas
únicamente en la imaginación. Por el contrario, los personajes de los cuentos de este
escritor mexicano en los textos “Nos han dado la tierra” o “¡Diles que no me maten!” o
del mismo Manuel Mejía Vallejo reflejan las problemáticas propias de nuestro
acontecer histórico, de nuestra América Latina.
De la misma forma, algunos de los símbolos que se tejen en los versos de los
poemas (de La Raíz Invertida) que pudimos apreciar en este trabajo se aproximan a una
condición esencial de nosotros mismos en relación con nuestras propias vivencias,
vivencias simbólicas las cuales existen en continuo dinamismo.
Por tales razones, no nos podemos hacer a la idea de leer o apreciar las obras de
nuestros distintos escritores, poetas y artistas como si en nuestra vida y en nuestro
contexto no hubiera sucedido nada de gran importancia, como si los símbolos que de
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 88
allí surgen fueran inmunes y aislados del universo que nos rodea. Es inútil abordar la
literatura con el único fin de averiguar lo que por anticipado está dado: figuras literarias,
tipos de personajes, clases de rimas o de versos y decir que por haber encontrado estos
tecnicismos académicos en las obras, ya las entendemos, y solemos olvidar con gran
facilidad aquello que afirmó Octavio Paz, “un simple monosílabo bastaría para hacer
saltar al mundo”.
El lenguaje nos transforma constantemente, nos percata de las posibilidades que
ni siquiera sospechamos: cuando el lenguaje se torna un símbolo que representa y
justifica nuestra existencia, nos puede inmortalizar, se puede incluso volver una
herramienta contra la fugacidad que nos caracteriza; pero cuando el lenguaje se reduce a
las estructuras lingüísticas, cuando lo agotamos en el ir y venir de nuestros días, éste se
vuelve un ruido de fondo que ya no nos dice nada, que ya no abre horizontes de sentido
desde donde apreciar nuevas valoraciones del mundo, se vuelve un desierto del que
muchas veces quisiéramos prescindir. El dilema que nos toca ahora es saber a qué tipo
de lenguaje le apostamos cuando nos acercamos a la literatura, pues, aunque ella
reconfigura la división de lo sensible, olvidamos constantemente que podemos adquirir
la competencia para ver y oír lo que ella nos deja ver y oír de la vida y los espacios
comunes que habitamos, y entonces nos arrojamos sobre una sola dimensión de la
poesía o la buscamos para que nos haga suspirar con palabras bonitas, excluyendo de la
obra cada reparo político, cada instancia reflexiva, en ese camino procuramos encontrar
versos que pintan un cuadro de la realidad bastante llamativo a la percepción sensible,
olvidando o apartando de nuestros gustos poemas cuyas figuras plasman con mayor
rigor y sensibilidad esa realidad que habitamos; olvidamos por ejemplo a Cesar Vallejo,
al mismo Borges o a Rubén Darío quien nos escribe sobre una realidad diferente que
mejor quisiéramos evitar:
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 89
LO FATAL34
Dichoso el árbol que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque esa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror…
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por
lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
¡y no saber a dónde vamos
ni de dónde venimos!...
En la segunda estrofa, en los tres últimos versos la figura literaria que hay es una
anáfora, al igual que en la última estrofa en los versos 2, 3 y 4. Se puede apreciar una
paradoja en el tercer verso de la primera estrofa: “no hay dolor más grande que el dolor
de ser vivo”. ¿Será que lo anterior es suficiente para entender el poema completamente?
O ¿será que estos versos nos hacen suspirar porque los pensamientos que plasma son
del todo agradables para nuestra percepción sensible?
Como nos damos cuenta, una posibilidad de rescatar el poder que posee el
lenguaje de crear mundo, es el camino artístico, el crear poético que se nos presenta
siempre como una nueva vivencia, como una experiencia auténtica, ya que al trasgredir
los valores y sentidos planteados en la realidad técnica e instrumental, nos abre la
posibilidad de experimentar nuevos matices, nuevos sentidos y nuevas formas de
constituir al mundo que se articulan con mayor intimidad a nuestra propia subjetividad.
¿Cómo lograr dicha trasgresión?
“Lo más fácil es quebrar una palabra en dos. A veces los fragmentos siguen
viviendo con vida frenética, feroz, monosilábica (…). A la palabra torre le abro un
agujero rojo en la frente, a la palabra odio la alimento con basura durante años,
hasta que estalla en una hermosa explosión purulenta (…). Mato de hambre al
amor, para que devore lo que encuentre (…). En suma, en mi sótano se corta, se
34 RUBÉN, Darío. Antología poética. Editorial la Oveja Negra. Colombia 1982. Pág. 119.
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 90
despedaza, de degüella, se pega, se cose y recose. Hay tantas combinaciones como
gustos” (Paz, Octavio. 2003. Pág. 140).
Octavio Paz nos ofrece una oportuna respuesta, que se trata ni más ni menos de
sobrepasar el lenguaje de uso prosaico y práctico, el que se reduce a una mera
comunicación lineal, el que nos llega de forma neutral emocionalmente. Al llevar al
lenguaje a nuevas instancias, llevamos al mundo a esas mismas instancias, ya que, como
se ha afirmado, el mundo es una invención del lenguaje. Los símbolos, los personajes,
las realidades que surgen de un universo sígnico trascendental para nosotros, son más
reales que la materia que nos rodea. Recordemos el poema “Pasajera de agua” de
Valbuena, en el cual, los peces transparentes eran una pequeña invención, aun así,
adquirieron una existencia más sólida que todo lo demás. En esta misma línea, damos
por aceptada la idea de que la poesía legitima el carácter subjetivo que tiene el mundo
con el cual hemos tenido algún contacto significativo, lo cual a su vez implica la
posibilidad de resignificar constantemente dicho mundo para que no muera en las
sombras de la cotidianidad monótona o técnica:
MONOTONIA35
A un día monótono otro
monótono, invariable sigue: Pasarán
las mismas cosas, volverán a pasar -
los mismos instantes nos hallan y nos dejan.
Un mes pasa y trae otro mes.
Lo que viene uno fácilmente lo adivina:
son aquellas mismas cosas fastidiosas de ayer.
Y llega el mañana ya a no parecer mañana.
Para cerrar, quiero recordar que este trabajo es sólo una de las numerosas
percepciones que se pueden tener de la obra de los poetas de La Raíz Invertida; con este
trabajo no estoy haciendo sentencia alguna que afirme por completo que el ejercicio que
35 KAVAFIS, Constantino. Cien Poemas. Traducción del griego al castellano: Miguel Castillo Didier. Biblioteca
Virtual. http://ar.geocities.com/beat_virtual
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 91
estos poetas hacen sea buena poesía o por el contrario mala poesía. Fueron tomados
como elementos de análisis fenomenológico por el hecho de que son poetas en pleno
ejercicio de producción; por ejemplo, el libro de donde se extrajo la gran mayoría de los
poemas fue publicado hace apenas unos meses. Sin embargo, recomiendo –como una
forma de adquirir un criterio más claro desde la experiencia- leer algunos de sus poemas
de tal forma que les permita crear para sí sus propios juicios sobre esta poesía.
Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 92
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Lenguaje, vida y subjetividad (una mirada hacia La Raíz Invertida) 94
ANEXOS
Anexo 1
Nota: la descripción en alemán que tiene el panfleto traduce “Detrás del poder enemigo: El
judío”
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Anexo 2
ARTE POÉTICA
Mirar el río hecho de tiempo y agua Y recordar que el tiempo es otro río, Saber que nos perdemos como el río Y que los rostros pasan como el agua.
Sentir que la vigilia es otro sueño Que sueña no soñar y que la muerte Que teme nuestra carne es esa muerte De cada noche, que se llama sueño.
Ver en el día o en el año un símbolo De los días del hombre y de sus años, Convertir el ultraje de los años En una música, un rumor y un símbolo,
Ver en la muerte el sueño, en el ocaso Un triste oro, tal es la poesía Que és inmortal y pobre. La poesía Vuelve como la aurora y el ocaso.
A veces en las tardes una cara Nos mira desde el fondo de un espejo; El arte debe ser como ese espejo Que nos revela nuestra propia cara.
Cuentan que Ulises, harto de prodigios, Lloró de amor al divisar su Ítaca Verde y humilde. El arte es esa Ítaca De verde eternidad, no de prodigios.
También es como el río interminable Que pasa y queda y es cristal de un mismo Heráclito inconstante, que es el mismo Y es otro, como el río interminable.
Nota: Este poema fue extraído de: BORGES, Jorge Luis. Obras Completas. EMECÉ Editores.
Buenos Aires 1984. Pág. 843.