leer para ser libres

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avivir Revista del Telefono de la Esperanza www.telefonodelaesperanza.org Numero 262 I JULIO - SEPTIEMBRE 2016 Leer, respiración del cuerpo y el alma. Por Alfonso Echávarri Un invento perfecto e insustituible. Entrevista con Ymelda Navajo, directora editorial “En España se publican más de 90.000 libros cada año”. Del papel a la pantalla. Por Herminio Otero Leer para ser libres Presente y futuro de los libros en la era digital

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avivirRevista del Telefono de la Esperanza

www.telefonodelaesperanza.org

Numero 262 I JULIO - SEPTIEMBRE 2016

Leer, respiración del cuerpo y el alma. Por Alfonso Echávarri

Un invento perfecto e insustituible.

Entrevista con Ymelda Navajo, directora editorial

“En España se publican más de 90.000 libros cada año”.

Del papel a la pantalla. Por Herminio Otero

Leer para ser libres

Presente y futuro de los libros en la era digital

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La itnportancia del contenido ...

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SUMARIO

SUMARIO

Entrevista // 34Con Ymelda Navajo. Directora de “La Esfera de los libros” Por Gloria Díez Fernández

Cine // 40La importancia de contar historiasPor Norberto Alcover Ibáñez

A pie de calle // 44¿Lees? Leer es vivir. Los libros son puertas a otras mentes, a otros mundos Por Antonio Saugar Benito

Comunicando // 50Siete millones de personas se benefician de la “X” solidaria // Murcia también prestará apoyo emocional a las víctimas de la carre-tera // Gijón, ya te escuchamos // El TE forma especialistas para atender a las víc-timas de los accidentes de tráfico // Meda-lla del Ateneo de Málaga para el TE // “Los mayores levantaron la comunidad autónoma y luego sostuvieron a sus familiares durante la crisis”, dijo la vicepresidenta Patricia Her-nández // Juan Sánchez destacó la impor-tancia de trabajar en favor de los que sufren “porque en el sufrimiento nos igualamos to-dos” // Un grupo de voluntarios se forma en Mindfullnes //

Los libros, del papel a la pantalla // 6Leemos con menos continuidad y también con menos profundidad Por Herminio Otero Martínez

Leer, una respiración del cuerpo y el alma // 12La lectura fortalece la memoria y retrasa el envejecimiento del cerebro Por Alfonso Echávarri Gorricho

Libros que ayudan a vivir // 16La eficacia de un texto depende, en buena parte, de la persona que lo leePor María Guerrero Escusa

Blanco sobre negro: la experiencia de un lector // 22Pocas compañías superan a la de un buen libro, amigo y maestroPor José María Jiménez Ruiz

Jóvenes de hoy: ¿Una generación sin libros? // 28Se pierde el hábito de la lectura sosegada y gozosa Por José Luis Rozalén Medina

A fondo

Director:Pedro Miguel Lamet

Redactor jefe y Publicidad:Gloria Díez

Diseño gráfico:José Luis Mendoza

Edita:Teléfono de la EsperanzaDepósito Legal:M-28.500-1973

Dirección, redacción y administración:Francos Rodríguez, 51(Chalet 25)28039 MadridTel.: 91 459 00 62Fax: 91 459 04 50e-mail: [email protected]

Colaboradores:Herminio OteroAlfonso EchávarriMaría GuerreroJosé María JiménezJosé Luis RozalénNorberto AlcoverAntonio Saugar

Coordinación:Impact 5Tel.: 985 20 70 80

Fotografías ©©:www.freeimages.com

Con la financiación de:

Carta del director // Leer para ser libres // 5

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Carta del Director

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Leer para ser libres

Vivimos una auténtica superabundancia de imágenes, que ocupan nuestra atención desde que nos levantamos hasta que volvemos a la cama, en la tele, el móvil, la Tablet, el ordenador. Las llevamos en el bolsillo, nos agre-den en la calle, ocupan lugar preferente en el salón. Nuestro cerebro se ocu-pa casi todo el día en decodificarlas, y nuestro subconsciente de resituarlas en el desordenado desván de la conciencia. Es cierto que puede haber pe-lículas, fotos, anuncios, reportajes y documentales enriquecedores e inclu-so artísticos. Pero tan excesiva ingesta puede crear indigestión, y ninguna imagen sustituye a la lectura. ¿Por qué?

Porque la imagen te lo da casi todo hecho. En el libro tienes que crear tú. A las sugerencias del autor has de poner rostros, paisajes, situaciones, co-crear con él. Por eso los buenos libros superan con creces las expectativas de los autores. La lectura es a la mente lo que el ejercicio físico al cuerpo. Quizás por eso hoy abundan las mentes anquilosadas, triviales, insustanciales, fofas, porque no se lee o se lee a salta de mata.

Entre 2015 y 2016 hemos traído a la memoria, en sus respectivos centenarios, a tres grandes escritores: Cervantes, Shakespeare y Santa Teresa. El primero decía que “el que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho”, y la santa de Ávila: “Lee y conducirás, no leas y serás conducido”. Quizás por eso en un siglo en que la mujer estaba tan minusvalorada ella fue tan grande, tan libre, tan autónoma.

Cuando abro un libro se me extiende una playa, vuelo a otros cielos, me comunico con el universo: viajo, sueño, pe-netro en almas desconocidas, vivo situaciones inéditas, exploro pensamientos y vivencias que me hacen crecer y am-pliar horizontes. Por ejemplo, el imaginativo Emilio Salgari no salió de su Génova natal, donde vivía pobremente en un piso bajo –que por cierto encima se le inundó- y sacó sus exóticas aventuras de las enciclopedias, los libros que leía y sus conversaciones con marineros del puerto. De aquí que enseñar a leer es entregar a alguien el arma más po-derosa para despertar, concienciarse y situarse en el mundo, en una palabra, para ser libre.

En un primer momento se pensó que la irrupción del libro electrónico iba a desterrar al tradicional volumen impreso en papel. Tras un desconcierto inicial, su función parece que está resituándose. Aunque el impacto de la piratería por Internet sigue siendo preocupante para la industria del libro y la subsistencia de los autores, el ebook y el ereader están encontrando su función. De un lado abarata la lectura, al simplificar los costes de edición. De otro facilita el transpor-te, el acceso y la comodidad de leer en sinfín de circunstancias como la cama, el campo, la playa, los desplazamientos o los sitios más insólitos. Eso sí, no substituye al embrujo de objeto de culto que es y seguirá siendo el libro impreso. Por tanto, como ha sucedido con otros medios de comunicación, como el periódico, la radio, la televisión e Internet, son vehículos de comunicación y cultura que más sustituirse se complementan.

Lo importante es leer y sobre todo digerir la lectura, pues hoy vivimos la herejía de la rapidez. Para que aproveche, ha de ser una lectura reposada, no un mero devorar libros como palomitas de maíz. Me encanta la frase de Woody Allen: “Tomé un curso de lectura rápida y fui capaz de leerme ‘La guerra y la paz’ en veinte minutos. Creo que decía algo de Rusia”. Sobre todo me quedo con lo de San Agustín: “Cuando rezamos hablamos con Dios, pero cuando leemos es Dios quien habla con nosotros”. Se entiende aquí por Dios la Vida con mayúsculas. Esta entra por el ventanuco enre-jado de una mazmorra, en la soledad de una isla desierta y hasta el silencio de un desierto o lejano convento.

Antes que aprender a usar un pico y una pala, lo que construye futuro en los pueblos más pobres y sometidos del pla-neta es aprender a leer y escribir. Proporciona alas para viajar a mundos desconocidos, escaleras para acceder a la cultura, herramientas para despertar por dentro, ideas para construir un mundo, resortes para evolucionar, en una pa-labra, abre caminos a la libertad. Si el analfabetismo crea esclavos, el acceso a los libros los convierte en ciudadanos responsables y libres. Recordemos aquellos hombres y mujeres que se aprendían de memoria obras clásicas para sal-var los libros destinados a la quema programada en Farenheit 451 la novela de Bradbury llevada al cine por Truffaut. Hoy, en Occidente, no es que los libros ardan en hogueras, sino que casi no leemos o lo hacemos tan superficialmen-te, a golpe de “clic” en Internet, que son las nuevas generaciones las que corren peligro de quemarse en las llamas de su propia insustancialidad.

Pedro Miguel Lamet

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Leemos con menos continuidad y también con menos profundidad

Por Hermino Otero Martínez

Los libros, del papel a la pantalla

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Están llamados a convivir: el libro de papel y el digital coexisten por ahora. En España se venden más de 421.000 libros cada día, lo que supone una facturación de casi seis millones de euros. Visto así, es mucho. Y, por otra parte, la lectura digital, poco a poco, gana terreno al papel.

Nuevos hábitos de lectura se van instalando en la sociedad española, aunque también siguen subsistiendo las librerías tradicionales. En Espa-ña hay 3.109 editoriales en activo. Lo bueno que es que han aumentado en los últimos años. ¿Y los libros? Tras tres años de descensos, la edi-ción editorial remonta y alcanza los 90.082 títu-los publicados al año. O sea, cada día aparecen en España unos 250 libros o productos impresos nuevos. ¡Una barbaridad!

De cada 100 libros que se publican en España, 75 son en papel y 22 digitales. Los precios del libro electrónico son más baratos que los del libro tra-dicional y por eso resultan más atractivos, sobre todo para el sector más joven de la población, aunque la sociedad madura sigue apostando por el papel. Todo ello ha activado a muchas empre-sas editoriales, que están en continua innovación en el sector digital.

Los lectores españoles han ido creciendo en los últimos años hasta llegar al 92% que declara leer. Casi el 89% asegura hacerlo, al menos, una vez a la semana. Se lee especialmente en el tiempo libre: 6 cada 10 españoles confiesen leer libros en sus momentos de ocio.

No sucede lo mismo en todos los países. En Perú, de los 30 millones de habitantes, solo 3 millones son lectores, cifra muy por debajo de los 10 mi-llones en Chile (de 17,2 millones de habitantes) y 20 millones en Colombia (de 48).

En México, según la Encuesta Nacional de Lectu-ra 2012, apenas un 57% de la población declara leer libros y el 30% manifiesta haber leído libros en algún momento de su vida, pero que ya no lo hace; mientras que 12% de quienes tiene 12 años o más declara que jamás ha leído un libro en su vida.

La demanda de libros digitales, se estanca

La tecnología ha reducido significativamente al-gunos negocios relacionados con la cultura, por ejemplo, el musical y el alquiler de películas. Ama-zon, detallista electrónico por excelencia, removió también el mundo editorial hace unos años con los libros electrónicos y con la comercialización direc-ta de libros. Resultado: grandes librerías en Esta-dos Unidos se vieron obligadas a reducir locales e incluso cerrar el negocio. Y sin embargo, hace me-dio año, la misma Amazon abrió su primera tienda física en Seattle (EE.UU.). Y algunos piensan que la empresa tiene planeado abrir por lo menos 400 tiendas más: “Amazon ha recorrido un camino por el cual, a través de su plataforma de comercio

“Pasamos más horas en Internet, pero leemos

menos revistas, periódicos y libros. Y cuando leemos, lo hacemos de forma más

superficial”

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electrónico y Kindle, entiende y sabe más que na-die cómo leen las personas, cómo compran libros las personas, de qué forman llegan a los libros las personas y de qué manera leen los libros. Y sabe mejor que nadie cómo abrir una librería física y hacer que eso sea un negocio”.

¿Eso significa que la digitalización de los libros llegó a su fin? Pedro Huerta, director para Con-tenido Kindle en Amazon, declaró recientemente que la empresa no ha renunciado al formato digi-tal y que tampoco el formato en papel está fuera del mercado. El consumo digital –que comenzó en los años 2008 y 2009– sigue su curso. Los lec-tores tienen hoy la opción de comprar un libro en formato físico, digital o en formato audio (audio-libro). Y la tendencia para el futuro es que esos tres formatos sigan creciendo, aunque la deman-da por los libros digitales se ha visto estancada, incluso en Estados Unidos, mercado donde tuvo gran acogida.

En América Latina la producción y el consu-mo de libros digitales son aún muy incipientes. Solo el 21% de la producción de libros es di-gital y la facturación alcanza solo el 1%, pues la industria editorial es muy reacia a acoger el formato digital.

En Perú, por ejemplo, más de 60% de las per-sonas mayores de 18 años no conoce lo que es un libro digital, y los más jóvenes, pese a su contacto más cercano con la tecnología, tam-bién optan por el formato impreso, aunque el canal para conocer sobre los libros sea la pla-taforma digital.

Nuevos líderes en la red

Algunos adolescentes se han convertido en figu-ras mediáticas con cientos de miles de seguido-res: son los booktubers, que han abierto cana-les en YouTube en los que comentan libros. Hay cierto movimiento en México, Colombia y Espa-ña. Y algunas editoriales les envían directamente los libros para que los comenten. En Argentina, cuando los blogueros literarios recomiendan un libro es seguro que será un éxito, sobre todo en el sector juvenil.

Según un informe de noviembre de 2014 de la empresa Strategy Analytics, el mercado global de los libros digitales en todo el mundo multiplicará su valor hasta alcanzar los 16.700 millones de dólares en 2020.

Se prevé que la lectura digital, que en 2013 era del 9%, aumente a un 23% en 2020. Eso signifi-ca que más de 1.700 millones de personas leerán para entonces libros electrónicos. Y lo harán so-bre todo en tabletas multitarea y, algo menos, en teléfonos inteligentes.

Este crecimiento se deberá también al aumento del número de títulos accesibles en formato digi-tal, que se podrán adquirir sobre todo a través del

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modelo convencional de compra: el 81% de los li-bros electrónicos se adquirirán de esta forma. Pero también estarán presentes los nuevos modelos de negocio, entre los que se incluyen los servicios de suscripción y las facilidades para autopublicar.

De hecho, esta sucediendo un fenómeno curioso: la autoedición (que en Argentina llega al 11 por ciento de todos los libros) encuentra su aliado favorito en Internet por la vía de la autopublica-ción. Amazon, por ejemplo, declara que, como promedio, cerca de 45 de los 100 libros electró-nicos más vendidos cada semana en español en todo el mundo se publican a través de Kindle Di-rect Publishing, el servicio que tiene para la au-topublicación.

Con todo, crecerán los servicios de suscripción, que obtendrán el 19% restante de los ingresos. De hecho, Amazon ya ha lanzado también el ser-vicio de suscripción para tener acceso ilimitado a libros, lo mismo que ha hecho Telefónica con Nubico, un servicio similar a lo que es Netflix para las películas.

Estas posibilidades incrementará la producción de contenido por parte de las editoriales, pero no implicará su eliminación: las editoriales seguirán produciendo textos de calidad y trabajando la ex-posición de los libros de forma cada vez más es-pecializada y, por lo tanto, con canales de distri-bución especializados. El futuro de las librerías es más dudoso.

“La Red promueve la lectura fragmentada y selectiva: cada vez leemos menos textos completos y nos saltamos párrafos con

más facilidad”

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La que se nos venía encima

Hace muy pocos años no podíamos imaginar lo que se nos venía encima con la cultura digital y la invasión de las pantallas con su letra volátil y fu-gaz, muy distinta de la impresa en papel. Con la mejora de Internet, poco a poco se fueron incor-porando a los textos dibujos, fotografías, anima-ciones e hipervínculos y, algo después, músicas en alta fidelidad unidas a imágenes en movimien-to. Internet, que ahora es ubicuo, está en nues-tros ordenadores, televisiones, teléfonos móviles y, de forma inalámbrica, flotando en el aire. ¿Eso significa que leemos más? Sí. Leemos más que nunca y escribimos más que nunca, aunque no sean más que breves mensajes. Y crecen las ho-ras que pasamos en Internet a la vez que las ho-ras que pasamos viendo la televisión. En 2009, los adultos de América del Norte dedicaban a In-ternet una media de 12 horas semanales, el do-ble que en 2005. Pero un veinteañero pasa más de 19 horas semanales conectado: casi un día entero a la semana (y algunos adultos pasan más de 30 horas).

Pasamos más hora en Internet, pero leemos me-nos revistas, periódicos y libros y, cuando leemos, lo hacemos con menos continuidad y profundidad, aunque se lean muchas más páginas web.

¿Leemos mejor en formato digital? Todavía no, aunque vamos camino de ello. Leer tinta impresa en pulpa de árbol transformada en hojas de un libro, transfiere sensaciones imposibles de repro-ducir (aún) por las pantallas o los libros electróni-cos. La digitalización de los libros ofrece cada vez más ventajas, sobre todo de fácil acceso. Sin em-bargo, hay una diferencia radical entre la lectura tradicional y la digital más allá de los aspectos estéticos o románticos: los hipervínculos nos dis-persan y el contenido se modifica con secciones aptas para la búsqueda, vídeos y animaciones… Y estas modificaciones también alteran la manera en que usamos, experimentamos y comprende-mos el contenido.

“El tránsito del papel a la pantalla –dice el blo-guero Sergio Parra– no se limita a cambiar nues-tra forma de navegar por un texto. También in-fluye en el grado de atención que le prestamos y

en la profundidad de nuestra inmersión en él.” Y nuestra atención también se ve fracturada por los hipervínculos o enlaces. Los hipervínculos, dise-ñados para captar nuestra atención, nos incitan a pulsarlos y a abandonar cualquier texto en el que pudiéramos estar inmersos en lugar de dedicarle una atención sostenida.

Resultado: la Red promueve la lectura fragmen-tada y selectiva: cada vez leemos menos textos completos (y, si lo hacemos, nos saltamos párra-fos con más facilidad).

De otra forma: “La cacofonía de estímulos que ofrece Internet es muy estimulante a nivel inte-lectual, pero, a la vez, disminuye nuestra cuo-ta de concentración y nuestra paciencia para profundizar en temas complejos. Internet cam-bia nuestros hábitos intelectuales en contra de nuestra voluntad, y cada vez resulta más difícil resistirse.”

Nueva forma de leer y de escribir

A la vez, sucede un fenómeno curioso: los pro-ductos tradicionales están cambiando su aspecto para asemejarse cada vez más a los productos digitales, porque es lo que el lector espera leer. Y el libro, tanto el tradicional como el electrónico, también está transformándose para adaptarse a la tecnología.

Los libros electrónicos son cada vez más cómodos y útiles: ya no cansan la vista, tienen la misma definición que el papel impreso, podemos ampliar e tamaño de la letra y llevamos con nosotros cen-tenares de libros en solo unos gramos de peso…

“Leer tinta impresa en pulpa de árbol

transformada en hojas de un libro, transfiere

sensaciones imposibles de reproducir (aún) por las pantallas o los libros

electrónicos”

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Pero producen efectos colaterales. Frente al or-denador, que es “una máquina de interrupciones constantes”, el libro tradicional te permitía aislar-te y concentrarte sobre un único contenido. Pero, como resume Nicholas Carr en Superficiales, leer en un libro electrónico se parece bastante a leer en una pantalla de ordenador conectado a la Red: incluyen hipervínculos, sonido, animaciones, bloc de notas, diccionario y están conectados a redes sociales, de manera que la lectura se ve salpica-da de enlaces, vídeos y otros estímulos, como ya ocurre con el sitio web Google Books.

Todo ello influye en nuestra capacidad de leer textos profundos con una cuota de atención sos-tenida, pues, como señala el psicólogo Steven Johnson, “la inmersión absoluta en otro mundo creado por el autor podría verse comprometida”. El libro electrónico nos aboca a terminar leyendo libros tal y como leemos revistas y periódicos: picoteando de aquí y de allá.

Y no solo cambia nuestra forma de leer libros a me-dida que leemos libros electrónicos; la tecnología terminará afectando al tipo de libros que publica-rán las editoriales. Lo resume N. Carr: “Es ingenuo pensar que los libros no van a cambiar en sus ver-siones digitales. […] Y eso ejercerá presión también sobre los escritores. Ya les ocurre a los periodistas con los titulares de las informaciones, sus noticias tienen que ser buscables, atractivas. Internet ha influido en su forma de titular y también podría cambiar la forma de escribir de los escritores”.

El lector cada vez se huye más de las lecturas farra-gosas y apuesta por la “lectura de autobús”. Y los escritores y editores, según Steve Johnson, “empe-zarán a preocuparse por cómo determinadas pági-nas o capítulos vayan a aparecer en los resultados de Google, y diseñarán las secciones específicamen-te con la esperanza de que atraigan esa corriente constante de visitantes llegados mediante una bús-queda. Los párrafos iniciales llevarán marcadores descriptivos que orienten a los potenciales buscado-res; y se probarán distintos títulos de capítulos para determinar su visibilidad para las búsquedas.”

El lenguaje se verá alterado, e incluso degradado. El paso de la cultura oral a la cultura escrita modi-ficó la manera de expresarse. Los autores descu-brieron a un lector atento y comprometido tanto intelectual como emocionalmente con su texto y exploraron la riqueza del lenguaje, que sólo podía asimilarse a través de la página impresa, hasta que se separó totalmente de la forma de expre-sarse oralmente. “Con la lectura digital está pa-sando justo lo contrario: ya no se expandirá el vocabulario, ni se ensancharán los límites de la sintaxis, ni tampoco se aumentará la flexibilidad y la expresividad del lenguaje en general. Lo que ocurrirá es que la literatura tenderá a ser accesi-ble a fin de que el lector no pierda el hilo. Puede que incluso la literatura se acabe volviendo más accesible y sencilla que la propia expresión oral.”

Ya en 2005, un grupo de catedráticos de la Uni-versidad de Northwestern resumió: “La era de la lectura masiva ha sido una breve anomalía de nuestra historia intelectual... Estamos viendo cómo ese tipo de lectura vuelve a su antigua base social: una minoría que se perpetúa a sí misma, lo que podríamos llamar la clase leyente”.

Mientras tanto seguimos acumulando libros, quizás ya no tanto en papel como en formato digital. Y en muchas ocasiones son libros que no leemos. Los japoneses tienen la palabra tsundoku, que significa “apilar sin leer” y se refiere a la costumbre de com-prar libros y amontonarlos sin leerlos hasta que no tenemos más espacio en casa. Lo mismo se puede aplicar a quienes llenan un disco externo con libros electrónicos: obras bajadas de la red, sobre todo algunos clásicos y especialmente si son gratis, que les gustaría leer pero que saben que nunca leerán.

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Por Alfonso Echávarri Gorricho

“No era una biblioteca extensa. En realidad, estaba formada por ocho libros, y alguno de ellos en mal estado. Pero eran libros. En ese lugar oscuro donde la humanidad había llegado a alcanzar a su propia sombra, la presencia de los libros era un vestigio de tiempos menos lúgubres, más benignos, cuando las palabras so-naban más fuerte que las ametralladoras. Una época extinguida. Dita fue tomando en sus manos los volúmenes de uno en uno con el mismo cuidado con el que se sostiene a un recién nacido”

Antonio G. Iturbe. La bibliotecaria de Auschwitz.

Leer, una respiración del cuerpo

y el almaLa lectura fortalece

la memoria y retrasa el envejecimiento del

cerebro

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Suelo viajar a Madrid con frecuencia. Además de aprovechar algo de la abundante oferta cultural que la villa ofrece a sus habitantes y a todas las perso-nas que por una causa o por otra la visitan, tengo la oportunidad de tomar unos cuantos Metros, de esos que llevan consigo a seres humanos con las maletas de sus vidas. Seguramente será por mi profesión, pero un vagón de Metro es un estupendo laboratorio de observación. Hay de todo, oiga. Desde grupos de jóvenes que comparten similares maneras de pertenencia, hasta parejas con muchos años a las espaldas de no saber vivir sin la compañía mutua. También hay personas con las corbatas estampadas de prisas y otras coqueteando con el sueño a través de cuatro o cinco cabezadas aprovechando el tra-queteo del tren en las curvas. Un montón de gente, que seguro no es de aquí, y que no pierden detalle de la estación en la que tienen que apearse, también forman parte de este mundo en forma de vagón. Sin embargo, lo que más llama mi atención es que casi la totalidad de las personas que comparten espacio conmigo, tienen un terminal móvil en sus manos, pero casi ninguno de ellos está hablando absoluta-mente con nadie. Mueven sus dedos a unas velocida-des que seguro las darán los años de entrenamiento y disciplina, pero hablar, lo que se dice hablar, con nadie. Parece que escriben mensajes cortos, de esos en los que no caben ni media alegría ni un cuarto de pena. Pero esto es otro tema, y ya habrá ocasión de hablar sobre lo qué es una auténtica comunicación humana. A lo que iba. Lo que me sorprende es la que prácticamente la gran mayoría de estas perso-nas están absortas (¿abducidas?) por una pantalla y se necesita de mucha fortuna poder encontrar a alguna que esté leyendo algo como compañía en el viaje. Pues eso, que me llama la atención.

Y ya lo de las estaciones cuando para el tren para carga y descarga, con toda esa masa de gente caminando en un caos ordenado al estilo hormi-guero del National Geographic, es como para pa-rarse a reflexionar si este es ya un estilo que se ha adueñado de buena parte de nuestras vidas: ir corriendo para llegar al destino, sin prestar la más mínima atención al recorrido.

Puedes estar pensando qué tiene que ver todo esto del Metro con el tema que nos ocupa, con esto que conocemos como lectura. Yo creo que bastante, ya que para exprimir todos los efectos beneficiosos de

un buen libro, se antoja como necesidad la variable “tiempo para mí”, o al menos la disposición psicoló-gica ante la imposibilidad física. Un día a día susten-tado en la urgencia, en el ir, en el hacer, en el llegar, se encarga de poner todas las trabas del mundo para el autocuidado, en este caso a través de la lectura. La pregunta entonces es, ¿puede la lectura, como hábito y dedicación, proporcionar bienestar, equilibrio, crecimiento y salud al ser humano?

Ventajas de leer

Cualquier acto encaminado a leer ya produce por sí mismo una serie de efectos en nuestro cere-bro. Pero me gustaría centrarme a lo largo de es-tas líneas en la llamada lectura profunda, aquella que se presenta en forma de contenido literario a modo de libro. No entro en si es mejor el forma-to papel que el formato digital. Personalmente, el primero me proporciona más atracción cuando puedo dejar correr el tiempo en un sillón, pero también es verdad que el segundo es sumamente práctico en materia de aligerar peso.

Tanto en uno como en otro, cuando la persona está dispuesta a sumergirse entre las palabras y las historias, y se regala el tiempo suficiente, se producirán una serie de efectos a nivel cerebral su-mamente deseables asociados a la lectura profun-da. Practicar regularmente dicha lectura profunda, tiene efectos directos sobre todo el mecanismo de percepción y de concentración, a través de cam-bios anatómicos en el cerebro que se traducen en una mejor comunicación de las diferentes estruc-turas del encéfalo. Entre otras consecuencias, el natural proceso de envejecimiento de todo el pro-cesamiento cerebral se verá desacelerado. Pode-mos decir que los procesos asociados a la memoria resultarán más fortalecidos. Enfermedades neuro-degenerativas tipo Alzheimer o demencias seniles tendrán menor posibilidad de aparición en las per-sonas mayores. Esto es así porque durante el pro-

“Durante la lectura profunda, se produce un incremento

de la actividad en las circunvoluciones del cerebro”

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ceso de lectura profunda se produce un incremen-to de actividad en las circunvoluciones cerebrales, con mayor protagonismo del hemisferio izquierdo. En dicho proceso, y según una de las teorías más aceptadas, el Reconocimiento de Letras Paralelo, todas las letras de una palabra se procesan y ana-lizan de manera simultánea hasta llegar a su signi-ficado. Esto es posible porque nuestros ojos tienen la capacidad de realizar pequeños movimientos, los movimientos sacádicos, que posibilitan lo que se conoce como el reconocimiento foveal. Es decir, que aquellas letras que quedan fuera del centro óptico en un proceso de lectura siguen percibién-dose, aunque de manera más atenuada. Es por ello que podemos percibir palabras en su conjunto. Así pues, el ojo humano normalmente va saltando de palabra en palabra y no tanto de sílaba a sílaba y menos aún de letra en letra. Para poder compro-barlo, te invito a que leas este pequeño texto que circula a través de la red a modo de juego:

Sgeun un etsduio de una uivenrsdiad ignl-sea, no ipmotra el odren en el que las ltears etsan ersciats, la uicna csoa ipormtnate es que la pmrirea y la utlima ltera esten ecsritas en la psiocion cocrrtea. El rsteo peuden estar ttaolmntee mal y aun pordas lerelo sin pobr-leams. Etso es pquore no lemeos cada ltera por si msima snio que la paalbra es un tdoo.

Las palabras se relacionan unas con otras hasta lle-gar a construir oraciones complejas y estas se van articulando en narraciones que demandan cierta capacidad de representación. Pero cada narración provoca diferentes representaciones en las dife-rentes personas y dichas representaciones se van construyendo de forma individual conforme la lectu-ra va avanzando. Es decir, que si tú y yo leemos una misma narración, con toda seguridad el escenario que tu mente construye no es igual al mío. Para dicha construcción, tu cerebro ha solicitado de los sistemas de memoria el rescate de determinados elementos que permiten ir dando forma a la repre-sentación. Paisajes, vestimentas, rostros. Cualquier cosa que sugiera el texto, se traducirá automáti-camente en una escena. Esto en sí mismo, es una estupenda gimnasia mental, ya que pone constan-temente a prueba toda la maquinaria imaginativa. Tanto es así, que reconocidos autores como la psi-cóloga Nicole Speer, sugiere que durante la lectu-

ra se produce la activación de las mismas regiones cerebrales que cuando se realizan las acciones en la realidad. Por lo tanto, parece que no estamos muy descaminados cuando decimos que las personas que han incorporado la afición por la lectura, entre otras cosas, están invirtiendo en su propia salud.

Más empatía, más libertad

Hemos comentado con anterioridad que la práctica de la lectura favorece tanto la percepción como la concentración. Ambos son procesos internos, que empiezan y acaban en el interior de la propia per-sona. Sin embargo, leer de forma profunda, pone a disposición del lector todo un mundo externo a través de la imaginación del autor, con cientos de oportunidades en materia de aprendizaje que sin duda le enriquecen y le hacen crecer en conocimien-to. Pero no sólo eso. La lectura pone a funcionar la capacidad de empatía viajando entre las diversas formas de pensar, de sentir y de actuar en los dife-rentes personajes que pueden estar presentes en una obra. Formas de procesar la realidad, mane-ras de afrontar un conflicto, modos de expresar sus sentimientos. Y otros muchos aspectos caracterís-ticos del ser humano. Recordemos que la empatía no consiste sólo en ponerse en el lugar de otra per-sona, sino también en poder contemplar el mundo de la otra persona desde su interior, no desde el nuestro. Y esto no viene de serie, sino que implica un conocimiento técnico junto a un trabajo personal exigente. Tener la posibilidad de poner distancia a través de la reflexión sobre un personaje, convierte a la lectura en un medio sumamente atractivo para la práctica y el desarrollo de la empatía.

Resumiendo, que leer con premeditación y en za-patillas también nos acerca de alguna manera a las personas de carne y hueso, a aquellas que tal vez tenemos más cerca, ayudándonos en la complicada tarea de entender el por qué piensan como piensan, sienten como sienten y hacen lo que hacen. Que no es poco.

“Las personas que han incorporado a su vida la

afición por la lectura, están invirtiendo, entre otras

cosas, en su propia salud.”

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La apertura también tiene que ver con la liber-tad. Quien lee, se hace más libre. Esta es una realidad que es muy bien conocida por regímenes totalitarios que tratan de arrebatar la libertad de pensamiento de las personas con gran dedicación y esfuerzo. Durante una visita a Berlin, tuve la oportunidad de conocer la Bebelplatz, una plaza pública en honor a August Bebel, líder del SPD alemán en el siglo XIX, que se hizo tristemente célebre el 10 de mayo de 1933 por la quema de libros por parte de las juventudes hitlerianas y de los llamados camisas pardas, instigados por Goebbels, ministro de propaganda. Allí ardie-ron obras de Karl Marx, Thomas Mann, Bertolt Brecht, Erich María Remarque y Heinrich Heine, entre otros. Ardieron más de 20.000 volúmenes cargados de pensamientos y enseñanzas. En la actualidad, una placa de cristal cubre un especie de librería subterránea a modo de recuerdo. En dicho lugar, una cita del propio Heine de 1820:

“Das war ein Vorspiel nur, dort wo man Bücher ver-brennt, verbrennt man am Ende auch Menschen” (Eso solo fue un preludio, ahí en donde se queman libros, se terminan quemando también personas).

Leer hace más libre a las personas. Porque aporta experiencias, ideas, perspectivas, conocimiento y reflexión. Gracias a lo que otras personas han plas-mado sobre un papel, sabemos que el Amazonas existe, que Galileo las pasó moradas defendiendo la teoría heliocentrista copernicana o que una Cruz, fuese capaz de convertir la percepción del fracaso

más absoluto, en la mayor de las esperanzas para cientos de generaciones de seres humanos.

Sin embargo, en las sociedades que solemos lla-mar “avanzadas”, en las que poco cuesta sacar a las calles la bandera del libre pensamiento, la promoción de la lectura ocupa posiciones bastan-te retrasadas respecto a otro tipo de intereses. Ya se sabe. A veces se queman los libros y otras ve-ces se fomenta de una manera muy sutil la uni-formidad de la crítica a través de determinados modelos audiovisuales.

Bien es cierto que en los entornos escolares se libran todos los días batallas contra molinos de viento, en el empeño de que los niños no sólo aprendan a leer, sino que además puedan esta-blecer una relación especial con los libros, con la literatura. Esa relación que no es incompatible ni con el mundo digital, con el cine, con la televisión y mucho menos con la más variada tecnología. Y eso sí, sin olvidar que el mejor amigo del hom-bre… nunca debiera ser un libro.

“Leer con premeditación y en zapatillas, nos acerca a las personas de carne y hueso, nos ayuda a entender por

qué piensan como piensan y por qué hacen lo que hacen”

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Por María Guerrero Escusa

La eficacia de un texto depende, en buena parte,

de la persona que lo lee

Libros que ayudan a vivir

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Estamos permanentemente en una actitud de búsqueda. Los acontecimientos y las situaciones se suceden en nuestra vida y cada una de ellas nos impacta de forma diferente, así que podemos pasar de un estado de ánimo a otro en un pispás y esto ocurre sin que tengamos necesariamente ninguna patología. Nuestra forma de estar en el mundo, de enfocar las situaciones, es la que de-termina el modo como enfrentamos los aconteci-mientos y a veces nos perdemos, nos sentimos descolocados y bloqueados, ¿qué hacer?, ¿cómo salgo de ésta situación?

En unos casos recurrimos a profesionales de la psicología con el fin de averiguar más acerca de nosotros mismos y fortalecernos, o bien, para que “nos den” la llave de la puerta de salida. En otros casos, nos refugiamos en los libros de au-toayuda, con la ilusión de que entre sus páginas encontraremos las respuestas que buscamos, con la expectativa de que nos sacaran del atolladero y nos ayudaran a recolocarnos de nuevo solo con leerlos. ¡Pura magia! Este pensamiento basado en la fantasía, es el que mueve a muchas personas a comprar libros de autoayuda. Los hay de todas clases y todos venden la misma idea, este libro hará cambiar tu vida, aquí está la clave del éxito, tendrás relaciones sanas, serás feliz, tendrás cal-ma y serenidad, superarás tu miedo, tendrás más autoestima, etc. No es raro que, después de una lectura ávida, para que la mejoría llegue antes,

sobrevenga un sentimiento engaño al comprobar que no se producen los cambios esperados. Algu-nas personas esperan que el libro haga el trabajo por ellos y se decepcionan.

En mi experiencia personal y clínica he compro-bado que el conocimiento intelectual no basta para asimilar los cambios, por más deseados que éstos sean. Para superar los problemas, mejorar nuestra calidad de vida, romper con los patrones y las estructuras aprendidas en nuestra infancia y automatizadas, a base de repetirlas una y otra vez de forma inconsciente, mejorar nuestra au-toestima, desmantelar nuestros mecanismos de defensa o salir de los roles que hemos adoptado, hace falta algo más que una mera lectura, es ne-cesario la implicación personal para abrir la con-ciencia y eso, es tarea nuestra, el libro, por muy bueno que sea, no lo hará por nosotros.

¿Qué puede hacer un libro?

Un libro de autoayuda puede brindar a su lector un contenido que desencadene en él su traba-jo personal, pero del mismo modo que pueden

“Aunque ya hayas tirado muchas ve-ces con el arco, continúa prestando atención a la manera cómo colocas la flecha, y cómo tensas la cuerda.”

Lao Tzu

“Para salir de los roles que hemos adoptado, se necesita implicación personal y eso es tarea nuestra. Un libro, por

bueno que sea, no lo hará por nosotros”

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hacerlo un cuadro, una escena de una película o el estribillo de una canción. A veces ocurre que, sorpresivamente, cierto material conecta con nosotros y parece darnos la clave que nos ayuda a elaborar algunas de las luchas internas que tenemos pendientes de resolver. ¿Porqué lloramos cuando vemos una escena concreta en una película?, esa emoción es nuestra y nos está diciendo cosas que también son nuestras. Además solo vemos lo que estamos preparados para ver, ¿te ha ocurrido alguna vez que una película que viste y no te dijo nada relevante la vuelves a ver con el tiempo y te impacta y te remueve?

Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española la autoayuda es “un método o sistema de ayuda que uno puede prestarse a sí mismo para mejorar algún aspecto de su con-ducta o de su personalidad”. Ya sea que alienten la búsqueda espiritual e interna, promuevan la limpieza emocional, enseñen a llevar adelante un

negocio exitoso, o todo eso en conjunto, en todos ellos la idea es que el lector pueda tener acceso a aquello que está buscando por sus propios me-dios, al compartir los pensamientos y experien-cias que el autor le propone.

La eficacia de un libro no depende del libro mis-mo, sino de la persona que lo lee. Un libro o cualquier herramienta de autoayuda será útil si el lector se hace las preguntas adecuadas ante lo que le toca y le impacta de la lectura, si se toma su tiempo y conecta con las emociones que le produce, si tiene a mano, junto con el libro, un cuaderno en el que vaya escribiendo su propio libro con sus experiencias. Dicen que lo importante para encontrar una buena respues-ta es hacerse una buena pregunta. Y yo digo que la gran dificultad y el miedo real, está en el temor a preguntarnos. Y si no nos atrevemos a ponernos claros con nosotros y preguntarnos realmente, no encontraremos las respuestas que buscamos.

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Un libro no resultará de ninguna utilidad si la bús-queda de respuestas la ponemos fuera de noso-tros mismos y esperamos que el libro resuelva nuestras confusiones o nos cambie la vida por arte de magia.

Recuerdo una persona a la que acompañaba en terapia, bastante resistente por cierto, que le re-comendé leer Miedo, un libro de Osho que aborda la inseguridad de la vida, ese futuro incierto e im-predecible que no podemos controlar, que con-vierte nuestra vida en una aventura maravillosa y nos capacita para vivir en libertad, cosa que a esta persona le daba pánico. Después de leer el libro, llegó a la sesión y me dijo “el libro que me diste no me ha valido, no se me ha quitado el miedo y sigo teniendo la necesidad de tenerlo todo controlado”.

“Cuando el iniciante está consciente de sus ne-cesidades, termina siendo más inteligente que el sabio distraído” dice Lao Tzu

Afortunadamente, diferentes.

Cada uno somos diferentes y ¡así está bien! Hay muchas personas que cuando leen libros de au-toayuda se inspiran, ponen conciencia en sus co-sas, su lectura les sirve para abrir la mente y quitar obstáculos, sin embargo, a otras personas les causa el efecto contrario, en cada página ven reflejado lo que no son o no creen ser y comien-zan el “machaque”, los juicios y las críticas hacia sí mismos, resaltando sus complejos, comparán-dose con el ideal de persona que el libro les plan-tea y, por supuesto, siempre salen perdiendo.

Está claro que las personas no somos iguales y por ello no nos valen las mismas cosas. Cada

uno está dónde está, en el momento vital en el que encuentra, con el pasado que tuvo y el presente que tiene, con su vivencia y con su experiencia y vuelvo a repetir ¡así está bien! Lo que valoramos como “ideal”, es solo una in-vención de la mente con la que podemos llegar a confundirnos y que, en muchos casos, nos encamina a movilizarnos, en direcciones dife-rentes de las que son inherentes a nuestro ser, nuestra esencia. Los libros no diferencian en-tre las personas, así que la diferencia la tiene que hacer cada uno, cogiendo lo que le vale para avanzar y descartando lo que no. No hay modelos para “ser tu mismo”, cada uno es su propio artífice, el arquitecto y el constructor de su vida.

A veces es necesario y conveniente acompañar la lectura de un libro de autoayuda con asis-tencia profesional, en los casos que así se re-quieran.

“Tenemos que darnos cuenta del poder que le damos a los demás, porque para que se dé una relación de chantaje emocional, hacen falta dos”

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A raíz de los libros más buscados, podemos de-tectar las preocupaciones y las necesidades de las personas. En la sociedad del ruido en la que vivimos, las personas necesitamos tener más abierta la mente y el corazón para hablar de nuestros problemas que, en muchos casos, guar-damos para nosotros, porque no contamos con una escucha activa y de calidad en nuestro en-torno cercano, quizá por eso nos convertimos en autodidactas y tal vez sea ese uno de los motivos por lo que muchas personas se refugian en un libro, dejando en un segundo plano la relación.

El chantaje emocional

Uno de los libros que me impactó cuando lo leí y que me ayudó a comprender por qué las relacio-nes que más deseamos nos causan dolor fue El Chantaje emocional de Susan Forward. En su lec-tura puse claridad en la poderosa forma de mani-pulación en la que, directa o indirectamente, las personas próximas amenazan con castigarnos si no hacemos lo que quieren. En la base de cual-quier forma de chantaje emocional, existe una amenaza fundamental que se expresa de mane-ras muy distintas: “sufrirás si no te comportas como yo quiero”. Somos más vulnerables a la manipulación en la medida que tenemos caren-cias emocionales.

Este libro supone una ayuda troncal en dos di-recciones, una en cuanto a la comprensión de las relaciones interpersonales dañinas que mantene-mos con nuestras personas queridas, que tanto sufrimiento nos causan y otra, que es fundamen-tal, poner conciencia en que para salir de ellas es necesario que encendamos nuestra luz, dar-nos cuenta del poder que le damos a los demás, porque para que se dé una relación de chantaje emocional, hacen falta dos.

Otro de los temas que hacen correr ríos de tinta es el relacionado con la dependencia emocional, que precipita tantos fracasos en las relaciones de pare-ja. Algunos de los títulos que me gustan para tra-bajar este aspecto son Amar es liberarse del miedo de Alejandro Jampolsky; De la codependencia a la libertad de Krishnananda; Amar o depender, Wal-ter Riso o Con el amor no basta de Aaron T. Beck.

Para caminar hacia el interior, encontraremos li-bros que nos invitan a sumergirnos en lo más profundo de nuestra mente, escuchar el silencio de nuestro corazón, encontrar dentro de nosotros la fortaleza para aceptar los avatares de la vida sin dejarnos abatir, alimentar la esperanza aún en medio del desaliento y el cansancio y reunir el valor suficiente para decirle sí a la vida, mante-niendo el brillo en los ojos, la ilusión encendida al comenzar cada día, sin alforjas, sin peso añadido y con los sentidos abiertos a la experiencia. Os dejo algunos títulos de Paulo Coelho: Vida, El al-quimista, Manual del guerrero de la luz.

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Cuando lo que buscamos es ir más allá de nosotros mismos, trascendernos y traspasar el umbral que nos encierra dentro de nosotros y dejar de que-jarnos por lo que no tenemos o no nos dan, para cambiar el enfoque y pasar a preguntarnos para qué estamos aquí y qué es lo que la vida quiere de nosotros, una lectura que nos ayudará a situarnos y ponernos en el camino es El hombre en busca de sentido de Viktor Frankl. En esta obra, Frankl nos conecta con la capacidad humana de trascen-der nuestras dificultades, a través de la experiencia que le llevó al descubrimiento de la logoterapia. Pri-sionero, durante mucho tiempo, en los desalmados

Campos de concentración, él mismo sintió en su propio ser lo que significaba una existencia desnuda. ¿Cómo pudo él que todo lo había per-dido, que había visto destruir todo lo que valía la pena, que padeció hambre, frío, brutalidades sin fin, que tantas veces estuvo a punto del ex-terminio, cómo pudo aceptar que la vida fuera digna de vivirla?.

Para vivir la muerte bien vivos, La rueda de la vida de Elisabeth Kuble Ross o El libro tibetano de la vida y de la muerte de Sogyal Rimponche. Para vivir el presente podemos inspirarnos con El poder del Ahora de Eckhart Tolle; ¿Es real la rea-lidad? de Paul Watzlawick o para no dejar nunca de perseguir nuestros sueños El principito de An-toine de Saint-Exupéry y El libro de los abrazos de Eduardo Galeano.

Todos los libros pueden ayudarnos de una u otra forma a comprender mejor situaciones, retos, actitudes, relaciones y miedos. Nos identifi-carnos con personajes, situaciones y podemos aprender nuevas formas de vernos a nosotros mismos, pero tenemos que tener claro que sólo existe una ayuda efectiva: la nuestra. Podemos conectar con mejor psicólogo del mundo mun-dial, o con el experto más excelente del tema que tenemos que solucionar o leer los mejores y más rigurosos libros de autoayuda, que si no tomamos la decisión de implicarnos, de afrontar la situación emocional, sino estamos dispuestos a arriesgarnos, dispuestos a darlo todo, el resul-tado será el fracaso.

Cada uno de nosotros somos los artífices de nuestro destino, porque es nuestra percepción, la nuestra, no la de otro, la que crea nuestra realidad y condiciona nuestra elección en cada momento.

“Podemos conectar con el mejor psicólogo o leer los

mejores libros de autoayuda, si no estamos dispuestos a arriesgarnos, el resultado

será un fracaso”

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Por José María Jiménez Ruiz

Pocas compañías

superan a la de un buen

libro, amigo y maestro

Blanco sobre negro: la experiencia de un lector

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A lo largo de mi vida, los libros han formado par-te de mi paisaje y de mi devoción... Me cuesta aceptar los augurios de quienes vaticinan que los formatos digitales acabarán por hacerlos desapa-recer tal como ahora los conocemos. No acabo de entender cómo podría ser la vida, sin buscar con la mirada en tu biblioteca, aquel volumen del que recuerdas unos textos que te fueron espe-cialmente impactantes, sin volver a reencontrar-te con aquellos párrafos subrayados para com-probar si lo que te llamó la atención entonces sigue despertando todavía tu interés. Me resisto a comprender que haya un tiempo en el que uno no pueda manejar en papel lo escrito por uno de sus cásicos preferidos, para verificar si aquella idea que cree compartir con él es auténtica o, por el contrario, el paso del tiempo ha hecho que la recuerde deformada.

He leído menos de lo que me hubiera gustado, pero he leído… y debo decir que hay pocos lugares en los que me sienta más reconfortado y mejor acompañado que en el modesto estudio donde conservo las obras de tantos autores cuyos pen-samientos alimentaron los míos, sus reflexiones estimularon las mías, o sus dudas y perplejidades

me ayudaron a resistirme, en la medida de lo que uno es consciente, frente a los dogmatismos que impiden reconocer los propios errores, los prejui-cios que, como explicó Gordon Allport, arrastran a ”estar absolutamente seguro de una cosa que no se sabe” o del terrible fanatismo que empuja a imponer a los demás las propias creencias o las personales convicciones.

En la lectura encontré siempre argumentos que me ayudaron a evitar la recurrencia a esas ex-plicaciones simplificadoras de quienes se empe-ñan en encerrar la complejidad del océano en un insignificante dedal, de las banalidades que tra-tan de convertir en trascendentes asuntos que no lo son, mientras trivializan lo que nada tiene de irrelevante. Quienes me son más próximos lo saben muy bien y ello les facilita el no tener que

“Hay pocos lugares donde me sienta más reconfortado que en el modesto estudio donde conservo las obras de tantos autores, cuyos pensamientos

alimentaron los míos”

Cuesta creer que los libros tal como los conocemos, esos volúmenes con tacto y peso que reposan en las estanterías, estén destinados a desaparecer. Muchos de ellos forman parte de nuestra vida, son como viejos amigos a los que siempre es posible regresar en busca de co-nocimiento, compañía o consuelo. ¿Cómo podríamos vivir sin ellos?

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devanarse demasiado lo sesos cuando, en deter-minadas fechas, las convenciones y, en su caso, estoy seguro también el cariño, les obliga a tener conmigo un pequeño detalle. Con un buen libro que sepan, conocedores como son de mis aficio-nes, que estimulará mi inteligencia o despertará mi sensibilidad, entienden que mis ambiciones habrán quedado suficientemente satisfechas.

No sería yo, sin mis libros

Han sido tantos los libros que me han ayudado, que me han enseñado, que han llenado de pen-samientos, de imágenes y de sentimientos mu-chas de las horas de mi vida que, sin ellos, no sa-bría explicar mi propia identidad. Porque, siendo cierto que el ser humano no puede ser entendido al margen de la información que, desde niño, ha recibido, es evidente que las lecturas que uno hace, a lo largo de su vida, contribuyen a dibujar el tipo de persona que acaba siendo. Libros, su-surradores de ideas, de fantasías, de paisajes lu-minosos e iluminadores, de sugerencias, de sos-pechas, de dudas..., libros que me han ayudado a aspirar al bien o gozar con la belleza porque, como muy bien dijo John Steimbeck, uno de los más grandes escritores norteamericanos del siglo XX, premio Nobel de Literatura en 1962 y autor, entre otras muchas obras, de La Perla, una na-rración excepcional, verdaderamente mágica, “es casi imposible leer algo bello, sin sentir deseos de hacer algo bello”. Yo no tengo reparo en testi-ficar que los libros han sembrado en mi corazón sueños, deseos, conocimientos; han sido los es-pejos en los que he visto reflejado, tantas veces, lo mejor de mí mismo, manojos de páginas en los que hallé, casi siempre sin pretenderlo, for-mulaciones hondamente sentidas, aunque jamás expresadas...

Libros amigos, compañeros insustituibles de esas tardes otoñales que se van encogiendo como acordeones silenciados y en las que los árboles amarillean como teñidos de oro viejo; imprescin-dibles en las largas horas de invierno al tiempo que, en la tibia calidez del hogar, acompañamos el nacimiento prematuro de la noche que llega, misteriosa, sembrando silencios y sombras; li-bros amigos que enriquecen nuestras vacacione

“Los libros han sido los espejos en los que he visto reflejado, muchas veces, lo

mejor de mí mismo”

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estivales cuando los tiempos parecen desacele-rarse, al mismo tiempo que se aparcan, por unos días, nuestras actividades habituales..., esos li-bros del estío en los que buscamos, quizá más que en otras épocas, aventura, intriga, fantasía, algo que nos entretenga y podamos disfrutar, sin demasiado esfuerzo, al amparo de una sombrilla en la playa o bajo la benéfica sombra de un árbol en la piscina.

Antídoto frente al hastío

No diré, como el ilustrado Montesquieu, que “de todas las penas me he consolado siempre con una hora de lectura”. No lo diré porque hay penas que se enroscan en el alma y exigen analgésicos de naturaleza distinta a la que puede proporcio-narnos la lectura de un buen libro. Y no me pare-ce prudente exagerar porque la desmesura resta

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credibilidad a los asertos. Pero sí estoy comple-tamente de acuerdo con él cuando sostiene que “amar la lectura es trocar horas de hastío por ho-ras deliciosas”. Raramente esa ha sido mi suerte, raramente me he sentido prisionero en las maz-morras de esa especie de aburrimiento que, al amodorrar los espíritus, no permite ver más ali-cientes, de estar y de vivir, que el de ver pasar neciamente el tiempo o, como decimos más cas-tizamente, “matar el rato”. En cualquier caso, si alguna vez he caído en sus cepos, jamás ello me sucedió si tenía a mi alcance un libro en el que refugiarme, con el que dialogar, al que preguntar o al que sugerir, con el que discrepar o con el que coincidir. Porque la lectura es todo menos pasivi-dad. Leer es un formidable ejercicio de empatía, es un diálogo abierto en el que el libro habla y el lector, el buen lector, contesta. Así al menos lo entendí siempre yo y hallé en esa actitud la formidable recompensa de quien ve, unas veces, acrecentarse sus dudas, y otras disiparse, en ocasiones reforzarse convicciones hondamente sentidas y en otras tambalearse creencias pobre-mente fundamentadas. O ¿se equivocó, acaso, Confucio al avisar de que “oír o leer sin reflexio-nar es una ocupación inútil”?

No lo creo. La lectura sin diálogo es pasividad pura y sin reflexión, de acuerdo a tan sabia ad-vertencia, “ocupación inútil”. Es la razón por la que cada uno debe construir, a su manera, su propia lectura. Un mismo texto encuentra ecos distintos, resonancias diferentes según quien sea su lector, cuáles sus experiencias, sus intereses, el bagaje previo con el que a él se acerca, su talante más o menos crítico, su disposición a la escucha activa, su permeabilidad a lo que le es menos familiar o, aún, absolutamente desconoci-do, su capacidad creativa…

El buen lector no es un puro consumista que de-vora pasivamente una historia que alguien ha es-crito para él. Nada de eso, la lectura es mucho más actividad productora, creatividad, que pasiva asimilación. El buen lector, así al menos lo he en-tendido siempre yo, no es una especie de tábula rasa u hoja en blanco que se entrega acríticamen-te al autor con el que acaba de entrar en contacto, para que sea éste, únicamente éste, quien, en un monólogo sin respuesta, plasme en ella su propio

universo de conocimientos, creencias, opiniones o interpretaciones de la realidad. De ninguna ma-nera, el buen lector se coloca activamente frente a libro que tiene entre sus manos y entra en re-lación dialéctica con él desde su propio contexto, su cultura, las lecturas previas, los ideales que le mueven, los deseos que le arrastran o los sueños que ambicionaría hacer realidad.

Es la razón por la que cualquier texto, por sencillo que sea, puede provocar vivencias absolutamen-te distintas y evocar sentimientos o emociones que pueden, en ocasiones, ser totalmente con-tradictorios. Cualquier texto multiplica sus ecos en función de quienes sean sus lectores y se abre a interpretaciones nuevas, inesperadas. Ello es así cuando el lector asume su propio protagonis-mo y no da la espalda a sus capacidades de crear sentido, de permitir que afloren en su conciencia las personales ideas que una determinada lectura ha despertado en su alma. En definitiva, cuando no se mimetiza, sin más, con lo que está leyendo y no renuncia a pensar con la propia cabeza

Una recomendación

Hagan mis amables lectores, si se me permite una recomendación, la prueba leyendo o releyen-do la novela a que me referí antes, La Perla.

Foto: www.trotalibros.es

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Encuéntrense o reencuéntrese, si ya la han leído, con los protagonistas Kino y Juana quienes, en un intento desesperado por encontrar recursos con los que hacer frente a los gastos que había de oca-sionar la curación de su bebé, “Coyotito”, hallan, providencialmente, una perla nada común, espec-tacular, “La Perla del Mundo”. En torno a ella, con-vertida en oscuro objeto de deseo, se despiertan pasiones, envidias, codicias, inquietudes, recelos, miedos, violencias, muertes..., toda una imparable cascada de comportamientos y de sentimientos he-chos carne en personajes que se mueven por las páginas de esta novela con un realismo verdadera-mente impactante: el cura, el médico, comprado-res de perlas, gentes sencillas, curiosos, mendigos, tenderos, especuladores “de mirada firme y cruel”...

Estremece el contraste entre la frialdad inhuma-na de algunos personajes, cegados por la avaricia y habituados a hacer de la explotación de los más

pobres su propio modo de vida y la sencillez y ter-nura de Kiko y Juana embarcados en una aventura imposible y trágica, guiados, tan sólo, por la espe-ranza de encontrar una vida digna para su pequeño.

A lo largo de este breve y angustioso relato, el lector, al que le va a ser fácil identificarse con la bondad un tanto primaria y salvaje de Kiko, admirar la sabia y discreta actitud de Juana y emocionarse con el trágico destino del “Coyotito”, sentirá junto a la sublime grandeza de estos pro-tagonistas, el aliento de lobos hambrientos y el vuelo acechante de buitres carroñeros, el aliento fétido del mal helándole el alma y encogiéndole el corazón.

La Perla es, en mi opinión modesta, un relato in-superable, una narración cimera, una metáfora profundamente sugerente. Historia de una es-pontaneidad tan absoluta y de un realismo tan sobrecogedor y humano que toca las entrañas del alma y mete al lector dentro de la historia, viendo en ella, como sugiere el mismo Steimbek, una especie de parábola a la que cada uno “sepa darle la interpretación que le hace falta para leer en ella su propia vida”.

Eso fue, en cualquier caso, lo que a mí me suce-dió. La lectura de La Perla, despertó emociones, sentimientos hondos de ternura, de solidaridad, conciencia de todo lo bueno que anida en el co-razón humano, pero también de la mezquindad y de la torpeza que en cualquier momento puede despertarse e irrumpir en la propia vida con una fuerza destructiva prácticamente imparable, la convicción, en fin, de que la lucha por la libertad es ya una forma de ser libres, aunque los prota-gonistas hayan debido apurar la hiel amarga de la impotencia en su intento por romper las cade-nas de la explotación y el engaño.

Ninguno de entre mis más próximos y amigos que, por mi recomendación, leyeron La Perla se sintió defraudado. No encuentro nada más convincente que esta sencilla confesión para recomendar a los amables lectores de la Re-vista AVIVIR que, si les es posible, no dejen de introducir en su mochila, para su apacible lectura veraniega, La Perla. Apuesto que no se sentirán defraudados.

“La lectura es todo menos pasividad. Leer es un diálogo

abierto en el que el libro habla y el lector, el buen

lector, contesta”

Foto: www.trotalibros.es

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Por José Luis Rozalén Medina

Jóvenes de hoy: ¿Una generación sin libros?

Se pierde el hábito de la lectura

sosegada y gozosa

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Al contemplar en el Teatro de la Zarzuela la excelente ópera documental contemporánea María Moliner, con música de Antoni Perera y con la sober-bia interpretación de la soprano María José Montiel como protagonista, com-prendo el temple y el amor a nuestra lengua de esta ilustre mujer-investiga-dora que, “desde su cuarto de estar”, sin apenas ayudas oficiales, fue capaz de escribir el Diccionario del Uso del Español, verdadera joya lexicográfica. Al reflexionar ahora, sobre la necesidad de la lectura, del gozo que producen “las palabras claras que brotan cantarinas del corazón y de la boca del pue-blo”, como ella decía, no puedo por menos que recordarla agradecido.

Leer un libro es volver a nacer, es el camino para apropiarnos de un mundo y de una visión del hombre que, a partir de ese momento, entrarán a formar parte esencial de nuestro ser. En pala-bras de Álvaro Mutis, una lectura disfrutada con riqueza y plenitud “es la conquista más plena que puede hacer un ser humano en su vida. Un placer que viene de lo más hondo del alma y que ha de quedarse allí intacto y disponible para siempre”.El arte de leer es, en gran parte, el arte de volver a encontrar la vida en los libros y, gracias a ellos, de comprender mejor nuestra existencia. La lec-tura de un libro es un diálogo en el que el libro habla y el alma contesta…

Estoy convencido de que parte de nuestros males actuales, de nuestra desorientación existencial, está relacionada con la pérdida del hábito de la lectura en las familias, en los programas educati-vos y en otros muchos foros. Nuestra ignorante y pragmática sociedad no ve ventajas en la acción de leer.

Desde la Universidad de Tufts, la psicolingüista Maryanne Wolf, en sus investigaciones cognitivas, expone su temor creciente a que la lectura rápi-da y digital frecuente en nuestros días esté cor-tocircuitando nuestro cerebro hasta el punto de dificultar la lectura profunda y crítica. Muchos de los jóvenes de hoy, excitados continuamente por cientos de estímulos cambiantes, son incapaces, muchas veces, de leer sosegada y gozosamente.

Escribe Javier Marías que los españoles, a partir de los años 90, hemos sufrido una regresión, una huida hacia el mínimo esfuerzo, una espe-cie de ufanía en la ignorancia. Es urgente que volvamos a la lectura, porque ella nos sirve, en-tre otras cosas, “para convivir sin fanatismos, simplezas ni encontronazos, para comprender en todas sus dimensiones la abigarrada comple-jidad del vivir”.

Una muestra evidente de esta incultura galopan-te que nos rodea la estamos palpando en mu-chas de las celebraciones del Cuarto Centenario de la muerte de Cervantes: tópicos y más tópi-cos, exposiciones de todo tipo a mayor gloria del político o del comisario de turno, pero ¿cuántos han leído, han rumiado, han gozado en el in-terior de su alma la universal obra del genial escritor? ¿Cuántos están decididos seriamente a sumergirse en ella?

“Habría que hacer ver a nuestros jóvenes, que leer produce un inmenso placer.

Y que no tiene por qué haber una oposición

radical entre lectura y mundo digital”

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Hablado con los jóvenes

Y los jóvenes, ¿leen los jóvenes de hoy? Para sa-ber de primera mano lo que opinan, les planteo la siguiente pregunta: ¿Qué valor tiene en tu vida la lectura de libros? ¿La consideras importante para tu formación? ¿Lees con frecuencia? ¿Qué lees?

Comienza Eva diciéndonos que, para ella, leer es importantísimo: “No puedo leer a diario tan-to como quisiera por el cansancio, pero no hay nada mejor que dormirte después de leer. Un li-bro te ilusiona, te hace pensar, reflexionar, tener más empatía con los demás, comprender que hay gente diferente, mundos que, aunque te son aje-nos, también son reales y te ayudan a entender y a respetar a los demás”. Es ahora Mar la que interviene: “Leer es para mí imprescindible, para mi vida personal y para mi formación humana. Procuro leer todos los días un rato, aunque sea poco, porque lo hago al irme a la cama y enseguida ´caigo´. Leo más algunos fines de semana y sobre todo en los viajes o vacaciones. Me gustan relatos que, aunque sean de ficción,

tengan un fondo histórico, las historias humanas porque siempre encuentro puntos de encuentro con mi propia historia, las biografías de personajes admirables, los libros de viajes que me acercan a otras culturas y a otras formas de vivir”.

Riki, en cambio, asegura que él está reñido con la lectura. “Con la tele, el cine, las redes sociales, los soportes audio-visuales, tengo bastante. Leer es lento y aburrido y yo voy por la vida ´a toa leche´. Me gusta divertirme, pasarlo bien, y las lecturas normalmente son pesimistas y te hacen pensar más de la cuenta. Ya tengo bastantes pro-blemas en la vida, como para crearme otros”.

Ana María afirma que la lectura la enriquece mu-chísimo. “Somos lo que escuchamos, lo que ve-mos, lo que pensamos, lo que leemos. La lectura me transporta a otros mundos, a otras vidas, co-noces otras maneras de pensar y ser, te vuelves más imaginativa. En definitiva, aprendes a vivir. Además, al leer enriqueces tu capacidad expresi-va. Me gusta la novela, y siempre suelo tener un libro encima de la mesita de noche”.

“Estoy convencido de que parte de nuestra

desorientación existencial, está relacionada con la

pérdida del hábito de la lectura”

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Descubrir lo nuevo

José Luis nos dice que le da mucha importancia al hábito de la lectura de libros, aunque por obliga-ciones laborales y familiares lo practica menos de lo que le gustaría. “El leer me ayuda a evadirme, a conocer, a reflexionar, a ensanchar mi tiempo y mi espacio, a descubrir ´lo nuevo´, amplian-do mis horizontes, desarrollando una mirada más crítica sobre las cosas. Me gustan los libros de ensayo y reflexión, pero también las grandes no-velas de ficción, que cuentan historias y vivencias universales.

Pilar manifiesta que leer para ella, al final del día, es “evadirse de la realidad cotidiana. La lectu-ra me permite descubrir otros puntos de vista, otros lugares, otras épocas que nunca conoceré. Me gustan, sobre todo las biografías y las novelas históricas basadas en hechos reales”.

María José nos cuenta que la lectura es funda-mental para su vida. “Me aporta distracción, dis-frute, conocimiento, riqueza de vocabulario. No leo con frecuencia, porque, cuando me ´engan-cho´ a un libro, necesito leerlo todos los días para ´meterme´ en la historia y ahora no dispongo de ese tiempo. Me gusta sobre todo la historia y la novela histórica. Me encanta imaginarme épocas pasadas, sobre todo el Medievo: me parece una época fascinante”.

¿Mucho, poco, regular nada?

Propongo, a continuación, a mis interlocutores una segunda cuestión: ¿Crees que los jóvenes de nuestro tiempo leen mucho, poco, regular, nada?

Eva responde con rotundidad: “Creo que no leen nada, están en las redes sociales, en Twitter, en WhatsApp y poco más. Eso, y la Play. Es muy triste. Eso se manifiesta palpablemente cuando un periodista hace a cualquier chico o chica pre-guntas básicas y no saben nada, ni geografía, ni cultura, ni libros, nada”.

Mar responde: “Pues encuentro de todo, jóvenes que devoran libros, preferentemente de ciencia ficción, y jóvenes que sólo ´leen´ video-juegos”

Riki, por su parte, nos asegura que en los círculos de amigos y familiares que él frecuenta muy poca gente lee libros: “La mayoría maneja únicamen-te los ´chismes electrónicos e informáticos´ y con eso tiene bastante”.

Ana María nos asegura que no sabe cuánto leen los adolescentes, pero “la gente de mi generación sí que lee, y es un hábito que tenemos incorpora-do a nuestras vidas. Yo intento que mi hija, una niña aún, se aficione a la lectura, que conozca sus efectos positivos, que se enganche a este vi-cio fabuloso”.

José Luis afirma: “Conozco gente de todos los ti-pos, desde lectores compulsivos, que no pueden pasar un día sin leer un rato, a personas que nun-ca han tocado un libro, ni tienen el menor interés en hacerlo”.

Pilar observa que los niños sí tienen interés, pero, luego, cuando se hacen adolescentes y jóvenes, lo pierden y les atraen más las redes sociales. Me quedo admirada del desconocimiento total que tiene muchos de ellos de la historia, de la geo-grafía,

María José cree que los jóvenes de nuestro tiem-po no leen mucho: “Las nuevas tecnologías (los móviles, ´tablets´, juegos de ordenador, conso-las…) no ayudan en nada. Los jóvenes necesitan satisfacción inmediata, rápida y breve y eso los libros no lo proporcionan”.

Libros que dejan huella

Finalmente les pido que elijan dos libros que les ha-yan gustado y que recomendarían a otros jóvenes

Eva elige El retrato de Dorian Gray, de Oscar Wil-de, porque “es una historia de ficción que plantea temas verdaderamente vitales: cuál es el fin de los seres humanos, qué nos mueve a obrar... Nos recomienda también la novela Guerra y Paz, de León Tolstoi, “en donde aparecen grandes pasio-nes y sentimientos: la bondad y la maldad en grado supremo, la ambición, los convencionalis-mos, lo determinante que pueden llegar a ser la educación y la familia”.

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Mar cita dos obras: El Antropólogo inocente, de Nigel Barley, y El largo camino hacia la libertad, autobiografía de Nelson Mandela. “En la primera obra me fascinó la poca validez que tienen los argumentos o enfoques occidentales para com-prender lo que nosotros calificamos como ´otras culturas´. En la segunda, me impresionó mu-cho el compromiso personal de un hombre ex-traordinario por una causa digna, la humanidad del personaje ante una brutal injusticia que aún permanece”.

Riki nos asegura que él, salvo las sagas de la tele y el cine (Crepúsculo, Los Juegos del Hambre, Código Da Vinci, 50 sombras de Grey, Harry Po-ter… y cosas así) no lee otra cosa. “Y si lo puedo ver en la tele, mejor: así me canso menos y no tengo que pensar nada”.

Ana María destaca El Jardín olvidado, de Kate Morton, porque nos cuenta una historia impac-tante y difícil de olvidar, una historia de una saga de mujeres llena de intriga, fuerza y emoción. Recomienda también El tango de la Guardia Vie-ja, de Arturo Pérez Reverte, en donde, además de narrar una historia de amor, se describen de-talladamente varias etapas históricas en diferen-tes partes del mundo. Recrea escenarios auténti-cos con una prosa rica y sugestiva.

José Luis nos recomienda Cien años de soledad, G. García Márquez, “porque es una novela que te absorbe desde el primer momento por la forma de narrar de su autor, en el filo de la realidad y la ficción; con un lenguaje original y brillante”. Elige también El hereje, de Miguel Delibes y lo recomienda, “aparte de por mi afición a la litera-tura de Delibes (sus temas realistas, su lenguaje castellano puro, claro, rico, conciso), porque creo que es una obra que aborda un tema de enorme

interés (la reforma luterana) en una época (sali-da de la Edad Media) y lugar (capital de provincia española) muy atractivos para mí”.

Pilar elige estos dos libros: Isabel la Católica, de Cristina Hernando, y Sinuhe el egipcio, de Mika Waltari. “Me gusta el trasladarme a siglos pa-sados y descubrir cómo era la vida en aquellos siglos, la valentía de los protagonistas ante las dificultades de la vida, el no rendirse jamás, el luchar por sus sueños…”

María José, por su parte, señala El tiempo entre costuras, de María Dueñas. “Novela fácil de leer, entretenida, muy bien ambientada en tiempos de la Guerra Civil Española, entre Madrid y Marrue-cos. Mezcla aventura, espionaje, amor e historia... Cita, además, Historia de un alemán, de Sebas-tián Haffner, “historia autobiográfica, que cuenta con brillantez los difíciles momentos de la vida de los alemanes en el periodo de entreguerras (1ª y 2ª Guerra Mundial) en una Alemania destruida, pobre, desmoralizada y sometida a las duras con-diciones que el Tratado de Versalles impuso a los perdedores de la primera guerra mundial”.

A modo de resumen

Después de escuchar a estos jóvenes, pienso que hay esperanza. Creo que, tal vez el desprecio de la lectura, el alejamiento de la inmensa mayoría de la buena ficción literaria, se deba al deterioro del sistema educativo, al atontamiento cultural generalizado, al abandono de las bibliotecas, al nulo ejemplo de muchos padres que nunca leen, a la nefasta influencia del “imperio cibernético y visual” que impone su ley implacable.

Pienso que habría que hacer ver a nuestros jó-venes, a toda la sociedad, que leer produce un inmenso placer, y que no tiene por qué haber una oposición radical entre los actuales medios audio-visuales y la lectura de libros: pueden, y deben, ser complementarios.

Me parecen hermosísimas y verdaderas las pala-bras de Jorge Luis Borges: “Hay quienes no pue-den imaginar un mundo sin agua, sin pájaros. Yo soy incapaz de imaginar un mundo sin libros.”

“Leer es lento y aburrido -dice Riki- y yo voy por la vida a toa leche. Me gusta divertirme y las lecturas,

normalmente, son pesimistas”

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''laCaixa"

Responsabilidad corporativa

Un compromiso vale más que mil palabras

En " la Caixa", la responsabi lidad corporativa es el compromiso de actuar de acuerdo con nuestros valores: el liderazgo, la confianza y el compromiso social. porque forman parte de nuestra esencia y nos impulsan hacia el futuro.

www.laCaixa.es/resporu.ahilidadcorporativa

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ENTREVISTA

Por Gloria Díez FernándezFotos: Cristina Bezanilla Echeverría

“El libro es el invento perfecto”

Ymelda NAVAJO LÁZARODirectora de “La Esfera de los Libros”

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ENTREVISTA

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Ymelda Navajo ha dedicado su vida a cultivar libros como se cultivan crisan-temos, a veces desde una minúscula semilla. Esta periodista, a quien algunos llaman “dama de hierro de la edición”, parece más bien una mujer con la ca-beza bien amueblada y los pies firmemente asentados en la tierra. Ni niega las evidencias, ni da un paso atrás. Empezó en Alianza Editorial con Javier Prade-ra, siguió en Alfaguara y desembocó en Planeta. Un breve lapso de tiempo en Nueva York, esta vez sí como periodista y vuelta a la carga: Planeta Agostini, CBS, Temas de Hoy, Planeta de nuevo y desde noviembre del 2000, fundadora y directora de La Esfera de los Libros. Presume de trabajar en equipo y en sus oficinas se nota la mano y el buen gusto de una mujer. Mano y buen gusto. Dos cualidades imprescindibles para conseguir autores, para rodearse de sus obras, porque, si bien se mira, una biblioteca es un lugar poblada por las men-tes de quienes escribieron los libros.

En su vida profesional se alterna el mundo de las editoriales con el periodismo, pero parece que la parte del león se la han llevado los li-bros. ¿Ha sido una opción buscada?

No, no fue buscada, pero como muchas de las grandes opciones de la vida, lo que no buscas, al final, se convierte en tu verdadera vocación. Yo aparecí en el mundo editorial por casualidad, cuando todavía estaba estudiando y descubrí que era apasionante. Cuando empecé a trabajar en Alianza Editorial, Javier Pradera me dijo: Vas a entrar en un mundo del que no vas a poder salir. Y así fue, me atrapó. Salvo un breve espacio de tiempo en que trabajé en el ámbito de la disco-grafía, la edición ha sido mi gran vocación y mi gran pasión.

¿Qué hay en común entre el libro y el perió-dico?

Podríamos decir que en una editorial como la nuestra, que trata sobre todo temas de “no fic-ción”, se recogen todas las secciones de un perió-dico: política, sociedad, cultura… En ese sentido, sobre todo en el área que a mí más me interesa dentro del mundo de los libros, que es el perio-dismo de investigación, tiene mucho que ver.

¿Qué le atrae del mundo editorial?

Sobre todo, la relación con los autores, el proceso de la creación editorial. Hay proyectos que ya te vienen hechos, pero en la mayoría de los libros de “La Esfe-ra”, autor y editor compartimos mucho, tanto en el planteamiento del tema, como en su elaboración o en el proceso de redacción. Eso es lo fascinante.

¿Hay algún autor del que guarde una memo-ria especial?

En mi primera etapa, donde yo no era estricta-mente editora, sino que estaba en el ámbito de la promoción, tuve la oportunidad de conocer a gente realmente increíble, sobre todo en la época de Alfaguara, he conocido desde a Gunter Grass, a Nixon, pasando por Sofía Loren.

¿Se refiere a Richard Nixon?

Sí, claro, claro. Yo creo que todos ellos te van de-jando una pequeña huella. Y la relación con auto-

“El libro impreso mantiene su estabilidad”

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ENTREVISTA

res españoles para mí también ha sido fascinante. Nombrar a uno específicamente siempre es com-plicado, porque he conocido a cientos y cientos. Todos ellos te dejan algo, cada uno tiene su per-sonalidad y eso te va impregnado, sacas determi-nadas conclusiones sobre la naturaleza humana, y eso es lo que a mí más me aporta.

¿A qué autor no renunciaría?

¡Hombre! Me han quitado a muchos. Una edito-rial como la nuestra, tiene un problema y es que, a lo mejor, empiezas desde cero con un autor, lo ves crecer, se convierte en un “best-seller” y cuando ya está, digamos, reconocido por los lec-tores y por el mercado, te lo “roban” entre co-millas. Son cosas que forman parte de la vida, aparecen los grandes grupos y se los llevan. Y no solo hay una relación profesional, muchas veces se establece una relación personal, entonces ahí hay algo de duelo ¿no? Por mucho que tú estés acostumbrada a que eso puede ocurrir, siempre duele. Eso es así.

Alabanza del libro

Bueno, ya no quiere darme nombres de au-tores, ¿me podría hacer usted una alabanza del libro?

En algún lugar he leído que es el invento perfec-to, en el libro conviven el hardware y el software, el libro es transportable, huele bien, se puede to-car, se puede prestar, se puede regalar. Y luego, claro, el libro es más que un objeto, es un con-tenido. Es el gran invento, aunque tenga ya más de 500 años de antigüedad. Es insustituible. Y es curioso, mientras es verdad que los periódicos en papel están despareciendo, el libro no, el libro impreso, mantiene su estabilidad.

Usted está en “La Esfera de los Libros” desde el año 2000, es fundadora y directora. ¿Cuál es la filosofía de la editorial?

La editorial nace con la filosofía de abarcar, sobre todo, las áreas de no ficción. Nuestras coleccio-nes van desde el periodismo de investigación a la psicología y de la religión a la historia. Tenemos

una gran vocación por la noticia. Publicamos fic-ción, pero, en este momento, sólo ficción histó-rica. Aunque estemos en un gran grupo, somos una empresa pequeña, con todas las ventajas y todos los inconvenientes que eso supone. La ven-taja fundamental es contar con un equipo que es como una gran familia. Hay muchas personas con las que yo llevo trabajando más de 20 años

Aunque “La Esfera de los Libros” cubre un es-pectro muy amplio, se detecta un gusto espe-cial por la historia.

Si, hemos nacido con esa vocación. Uno de los primeros libros que editamos fue las Memorias de Winston Churchill. Somos unos de los grandes es-pecialistas en Segunda Guerra Mundial. Y respec-to a nuestra guerra civil, hemos publicado libros muy notorios, como los Mitos de la Guerra Civil de

“El editor tiene un papel importante en el control

de calidad”

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Pío Moa, del que se han vendido más de 250.000 ejemplares. También publicamos libros de histo-ria antigua, Grecia, Roma. Hay que reconocer que la historia es una fuente inagotable de ideas Y en ese ámbito, tenemos un gran prestigio.

Historia y periodismo se vinculan de algún modo, ¿no? Lo que hoy es objeto de la actua-lidad, mañana, lo será de la historia.

Sin duda, muchos de nuestros libros de investi-gación, ya casi son libros históricos. Por ejemplo, la etapa de la transición democrática, que ahora ya es historia, hubo una época en que era perio-dismo.

El editor actúa como puente entre el autor y el público lector. ¿Es una garantía de ca-lidad?

En principio sí. Como sabe, ahora en Internet hay mucha autoedición, lo que se llama edición indie. Este tipo de edición hace llegar el libro directa-mente del escritor al lector, pero, hay que tener en cuenta que el editor debe garantizar una cier-ta calidad, no solamente en el contenido, tam-bién en la edición del texto, en la tipografía, en la elección de la portada. Hay una serie de criterios que yo creo que siguen siendo imprescindibles. El editor tiene un papel muy importante y lo va a seguir teniendo.

Sin embargo, muchos manuscritos valiosos no han encontrado editor y hay cientos de tí-tulos perfectamente prescindibles. ¿Dónde está el equilibrio?

Claro pero es que hay personas que tienen unos intereses que, a lo mejor, a usted y a mí no nos gustan, pero se editan libros para ellos. Hay que tener en cuenta que no todo el mundo tiene el mismo nivel de comprensión lectora. Ahora, por ejemplo, vivimos un fenómeno nuevo y es que los líderes sociales ya no están en la televisión, es-tán en YouTube, en los blogs, en Twitter. Se están

“Mucho más que un objeto, es un contenido táctil e

insustituible”

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ENTREVISTA

publicando libros para dirigirse a ese público com-prendido entre los 12 y los 30 años. Y esos líde-res sociales son muy diferentes a los que existían antes. Otro fenómeno nuevo muy interesante es la vuelta a la poesía. Vivimos un mundo de infor-mación fragmentada, la gente busca textos cada vez más cortos, por eso ahora están publicando raperos, poetas… Y esa fragmentación está lle-gando también a la edición, es muy interesante.

Crisis y piratería

¿Tiene usted muchos manuscritos en el ca-jón? ¿Muchos autores esperando?

Ya quisiera. Dado nuestro tamaño, más bien tene-mos que ir a buscarlos nosotros. Yo he trabajado en un gran grupo y es muy diferente. También nos lle-gan manuscritos, pero dado que el mercado, en cinco años, se ha reducido casi en un 50% en España…

¿El mercado del libro?

Sí, en España se ha unido la tormenta perfecta: la crisis económica y la piratería. Hay que tener en cuenta que en otros países la piratería ape-nas existe, pero en España es un mal endémico. Si la gente puede obtener algo gratis, no paga por ello.

Antes no quiso señalar un autor que para us-ted haya sido especial. Lo respeto claro…

Pues le voy a decir un autor que me dejó hue-lla: Miguel Delibes. En la época en que estuve en Planeta tuve ocasión de conocerle y es una de las personas que más me han impactado. Tuve la suerte de estar cerca de él cuando estaba escri-biendo “El hereje”, que luego publicamos en Des-tino. Recuerdo cuando me mandó aquel primer capítulo de “El hereje”. A mí me conmovió de tal manera, que le llamé y estuve hablando con él…No sé si usted lo recuerda, en esa época se le de-tectó una enfermedad, un cáncer, le hospitaliza-ron. Es el tipo de persona que a mí me conmueve

“En España se ha dado la tormenta perfecta:

crisis y piratería”

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y me fascina, ese personaje sobrio de Castilla, en el que no hay una palabra que no tenga sentido. Fue una persona que me impresionó mucho.

Y aunque sólo sea como hipótesis de trabajo, ¿a qué autor le gustaría publicar?

Bueno, a mí me habría gustado ser editora de García Márquez, o de Vargas Llosa, que son mis dos grandes mitos literarios. Esos dos au-tores habrían sido para mí el no va más, una fiesta.

La aparición de Internet, y la desapari-ción del editor como intermediario, ¿cree que hará que en el futuro publicar será una “barra libre”?

Esa es la gran pregunta. La gente tiene que acos-tumbrarse a que los creadores tienen que vivir de su creación, porque si no, desparecerán. Y esto es aplicable tanto a la música como al libro o al arte en general. En Estados Unidos se están creando pla-taformas. Da igual el modelo que se elija, pero los contenidos hay que pagarlos. Se paga por una en-trada para el fútbol, o por tomar una cerveza, pero se supone que los contenidos deben ser gratis.

En su etapa como periodista en Estados Uni-dos, entrevistó a Asimov. ¿Qué recuerda?

Asimov me pareció un personaje fascinante, una persona muy accesible, con un gran sentido de lo que estaba por venir, anticipó el futuro en muchí-simas cosas. Me pareció una persona muy senci-lla, pero en el fondo un gran científico, una mente muy, pero muy privilegiada.

¿Qué entrevista se le ha quedado en el tinte-ro, o más bien qué entrevista no ha llegado a su grabadora?

Yo he tenido una gran frustración como editora, no haber publicado las memorias de Adolfo Sua-rez. En la época que estuve en Planeta, el gran editor Lara me dijo: “Vete a ver a Suarez, píde-le sus memorias…” Me recibió su secretario de entonces, estuve hablando con él, me enseñó un manojo de hojas, que en ese momento yo no pude identificar qué eran. Es decir, que Suarez sí había tomado notas, o por lo menos es lo que yo entendí. Esas memorias de Suarez o esos pape-les nunca han visto la luz. No sé si existieron o no, a lo mejor eran las memorias de su secreta-rio, que luego editó.

A Suarez no le gustaba ni hablar ni escribir.

No, era un hombre de acción.

La gran paradoja es que si no llegó a escri-bir esas memorias a tiempo, sus recuerdos se los llevó el Alzeimer.

Fue la más cruel de las enfermedades. Menos mal que ahora se ha reivindicado su figura.

Sí, porque, sin duda, jugó un papel crucial en nuestra historia.

“Miguel Delibes, con su sobriedad castellana, me

emocionó y me dejó huella”

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La importancia de contar historias

CINE

El problema de la adaptación:

imágenes y escritura

Por Norberto Alcover Ibáñez

Tal vez conozcan los lectores/as el mejor libro sobre el mundo de los guiones cinematográficos, titulado “El guión, Story”, que lleva por subtítulo “sustancia, estructura, estilo y principios de la escritura de guiones”, según Kirk Douglas, el mejor entre tantísimos magos, sobre todo norteamericanos.

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A Fondo

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“El cine es vida y la vida es cine. Lo intuyeron los pioneros, lo convirtió en realidad la “Nueva Ola” francesa y lo han llevado

a la perfección tantos films norteamericanos, convencidos de que, su

historia, se expresa en la pantalla”

Bien, este libro insiste una y otra vez en una frase de Kennetk Burke, que dice así: “Las historias nos aprovisionan para la vida”, en el sentido de que nuestra propia historia/vida, se va haciendo tal y como es, en la medida en que estamos aprovisio-nados de otras historias, que nos ayudan a orga-nizar y realizar la de cada uno. Somos una historia individual confeccionada en función de muchas historias ajenas, a las que apenas prestamos im-portancia cuando llegan a nosotros: van viniendo a medida que vivimos, estudiamos, leemos, ve-mos películas, nos extasiamos ante cualquier obra de arte o simplemente charlamos con alguien des-conocido en un viaje por una recóndita parte del planeta. ¿Sabe Ud. que…? nos dicen, y una histo-ria más que meter en la mochila de nuestra vida.

Esto lo sabían muy bien los primeros cineastas, que además contaban historias perfectamente reconocibles por los espectadores de aquel diver-timento de feria, que los Hnos. Lumiere habían lanzado en un lejano 1895: La salida de los obre-ros de una fábrica y La llegada de un tren. El con-cepto de velocidad apabullante se comprendió de verdad cuando el tren, despidiendo nubes de va-por blanquecino, se echaba sobre los espectado-res, que la primera vez huyeron llenos de pánico. Habrían escuchado mil veces hablar conceptual-mente, con palabras textuales o habladas, de esa velocidad apabullante, pero de pronto “le ponían imagen” y la imagen conllevaba la visión de lo que el concepto incluía. La imagen era la verdad de la vida. La imagen conseguía narrar historias “como si nosotros fuésemos el héroe de Lo que el viento se llevó, es decir, seríamos Clark Gable, o el Peter Sellers de Teléfono rojo, volamos ha-cia Moscú, entre tantas otras identificaciones. Y de esta manera, como decía Robert Mckee, todas estas historias nos han ido aprovisionando para la vida. Somos lo que somos porque hemos visio-nado tantísimas películas. Así de sencillo… pero no caemos en la cuenta de esta mitomanía narra-tiva porque “vivimos con ellas”.

Escritura y cinematografía

Estas historias fílmicas y hechas de imágenes, ¿de dónde suelen surgir? He aquí la madre del cordero, que casi nunca tenemos presente pero es absolutamente clave para comprender la reali-dad misteriosa del cine y sus historias. Todas ellas suelen basarse en un guión, en el que está “escri-ta la historia del film antes de realizarlo”. Es decir, las historias cinematográficas pasan previamente por la escritura y constituyen cada una de ellas una especie de “libro conductor”, sobre todo en lo referente a situaciones, localizaciones y diálogos. Posteriormente, el director tiene la tarea definiti-va de transformar en imágenes audiovisuales ese guión literario trabajado por “el guionista”.

A su vez, el guionista puede trabajar sobre un argumento narrativo original, ajeno o novelístico. Es original cuando él mismo lo escribe. Es ajeno cuando la redacción propia se inspira en un argu-mento que el productor le entrega. Y es novelísti-co cuando se trata, con mayor o menor precisión, de trasladar a la pantalla una novela, obra teatral, o narración breve. Nosotros, a efectos pedagógi-cos, dividiremos este texto en dos partes: imá-genes sobre guiones propios e imágenes sobre guiones inspirados en textos ajenos. Lógicamen-te, en uno y otro caso las características serán diferentes de entrada, pero no necesariamente de forma absoluta. Depende de la capacidad del guionista y del director. Seguramente ya lo han comprobado por experiencia propia.

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I. Películas sobre guiones propiosPropiamente, se trata de la “literatura fílmica más pura”: un texto creado directamente por un ex-perto en la materia para ser convertido en legua-je audiovisual para la pantalla, y por lo tanto in-troduciendo, desde el comienzo, unas caracterís-ticas comunicativas determinadas. Es un tipo de “escritura más preciso que el habitual pero mejor concebida para su transformación en audiovisual desde su origen”. Y ponemos cinco ejemplos ab-solutamente comprensibles:

1. El ángel exterminador (1962), de Luis Bu-ñuel, con guión del maestro Luis Alcoriza. Guión literario perfecto, si bien con participación del mismo Buñuel en su redacción. Buñuel propor-ciona “estilística fílmica” a la escritura de Alcori-za; allí está la complicidad.

2. La rodilla de Clara (1970), con guión y direc-ción de François Truffaut, método muy querido por los representantes de la Nueva Ola france-sa de los años sesenta. Esta identificación entre guionista y director tiene sus elementos positivos (un mismo núcleo) y negativos (posibles obsesio-nes personales). El guión y la imagen cantan la misma melodía.

3. Belle Epoque (1992), de Fernando Trueba y guión de Rafael Azcona, uno de los mejores guionistas españoles, además de cierta colabo-ración del mismo Trueba. Una relación que suele dar excelentes resultados. De notar la precisión narrativa de Azcona.

4. El puente de los espías (2015), de Steven Spielberg, con un guión casi perfecto, obra de Matt Charman y Ethan y Joel Coen, nombres que avalan un texto literario sólido donde los haya. Recomendamos esta obra, reciente, para caer en la cuenta de lo perfecta que puede llegar a resul-tar la literatura fílmica: diálogos siempre adecua-dos que nos permiten seguir la narración en una creciente tensión y curiosidad (detalle clave).

5. Dos hombres y un destino (1969), de Geor-ge Roy Hill, sobre un guión de William Goldman, incisivo, brillante, divertido y que revoluciona el Western clásico. Lo más difícil en cine es “escribir una buena comedia”. Los guiones previos y ori-

ginales, en sus diversas modalidades, permiten que tanto productor como director mantenga un distanciamiento más amplio que en las adapta-ciones literarias, que inmediatamente veremos. Al respecto, el Hollywood de los años 30 impuso este método y aparecieron los guionistas profe-sionales, que siguen en auge. La película sobre Dalton Trumbo, acentúa este rol cinematográfico en la llamada “Caza de brujas” que se impuso en USA hasta casi los sesenta.

II. Películas inspiradas directa o indirecta-mente en obras previas.Entramos en este mundo fascinante que suele dar buenos resultados en la medida en que la adapta-ción de la obra/novela/narración breve se pone en manos de un buen guionista, pues se hace necesa-rio traducir un tipo de lenguaje (descrito, novela o teatro) a otro completamente distinto (audiovisual). En este caso, por lo tanto, se trata de tres pasos:

Obra inicial literaria, adaptación del guionista y realización del director. Añadamos a este trípode inevitable, las demás figuras que conforman un film y que aparecen siempre en esa “ficha téc-nica”, al comienzo o final del mismo film, y que deberíamos acostumbrarnos a leer con pacien-cia para habituarnos a “tomar conciencia de las múltiples personalidades que integran la factura de una película” (Saura). Destacamos cinco que resultan ejemplares:

1. Lo que el viento se llevó (1939), de Víctor Fleming, con guión de Sidney Howard, pero sa-biendo que el primer argumento o “story board” es obra de Cameron Menzies, y los primeros es-bozos de guión son una creación de George Cukor

“En Espartaco estamos ante una adaptación inquietante

inspirada en el ambiente norteamericano de la “caza de brujas”. Douglas quiso,

convertir su película en un manifiesto contra la censura. Y lo consiguió.”

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y Sam Wood. Es decir, estamos ante el extraño caso de una historia inicial ajena, que se va ha-ciendo guión fílmico y solamente al final cae en manos de Howard. Es un caso atípico que pro-ponemos como “a medio camino” entre I y II. El film resultante es gigantesco, apasionante y a su vez un tanto oscilante porque la historia narrativa en ocasiones se desguaza un tanto.

2. Muerte en Venecia, (1971), de Luchino Visconti, sobre la novela homónima de Thomas Mann, y guión del mismo Visconti y Nicola Ba-dalucco. Entre esta base excelente (Mann/Vis-conti y Nicola Badalucco), la interpretación de Dirk Bogarde y la música de Mhaler, se alcanza una obra antológica, modélica en la adaptación de la palabra a la imagen. Una referencias in-eludible en nuestra materia. Por otra parte, la novela original es breve y se lee con fruición de una sentada.

3. Espartaco, de Stanley Kubrick (1960), con guión de Dalton Trumbo, y novela de Howard Fast, con la participación en la realización de Anthony Man, quien fue expulsado de la realización por, Kirk Douglas, productor e intérprete de la obra. Siem-pre de moda, estamos ante una adaptación pre-cisa, inquietante y un tanto feroz, inspirada en el ambiente norteamericano de la ya citada “caza de brujas”, que permitió a Trumbo salir del anonima-to y firmar su guión públicamente. Douglas quiso, convertir “su película “en un subterráneo mani-fiesto contra la censura del régimen del momento, apoyado, entre otros, por Nixon…Y lo consiguió.

4. Memorias de África, de Sidney Pollack (1985), sobre la obra de Isak Dinesen y guión de Kurt Lu-decke. Una adaptación entre “tensión narrativa” perfectamente equilibrada e “inteligente referen-cia sociohistórica” incrustada en una historia de “amor loco”, con la que el “Stars System” (pelí-culas sobre grandes estrellas) cede para abordar

un cine de intenciones manifiestas en todos los órdenes de la vida. El gran presupuesto, sobre un sólido guión adaptado de un texto literario de cali-dad, es capaz de conseguir resultados como éste. Esta fue la gran habilidad del mejor Hollywood.

5. Los santos inocentes, de Mario Camus (1984), sobre una novela de Miguel Delibes y un solidísimo guión de Antonio Larreta, Manuel Matji y el mismo Camus, consigue una de las mejores películas de nuestra cinematografía: cine en estado puro (foto-grafía de Burmann), milimetrado guión (salvo una secuencia de crítica religiosa poco convincente o interpretaciones sensibles y ajustadas de Alfredo Landa, Francisco Rabal, Terele Pávez y Agustín González. Siempre digna de revisarse y necesaria de ser visionada por las jóvenes generaciones.

Pero piense el lector/a la infinidad de obras litera-rias que se han adaptado y siguen adaptándose, sin que casi nadie caiga en la cuenta del guionista-adaptador de turno, y sin embargo personaje cla-ve en la calidad y éxito final de un film. De esta manera, amputamos la mitad del “corpus cinema-tográfico”, y como decíamos al comienzo, dejamos de atender a quien hace del film una “obra narra-tiva” que siempre contiene una “historia existen-cia”, en la que nosotros nos sentimos integrados. Como ya escribíamos, citando a Kenneth Burke, “las historias nos aprovisionan para la vida”. En una palabra, el cine es vida y la vida es cine. Lo intuyeron los pioneros norteamericanos y británi-cos. Lo convirtieron en realidad los chicos/as de la Nueva Ola francesa, y lo han llevado a la perfec-ción tantos films norteamericanos, convencidos de que su historia nacional se expresaba, sobre todo, en la pantalla. La pasión europea entraba en feliz colisión con la acción de los Estados Unidos.

Pues bien, este monumento cinematográfico aco-ge el hecho literario en esos guiones fundamenta-les y bastante olvidados, sobre los que se apoya la imagen audiovisual final. Es la confluencia de len-guajes. Es la literatura/escritura que se muestra en otra de sus múltiples posibilidades. Es el guión fílmico, al que, ojalá, desde la lectura de este en-sayo, se sientan movidos a degustar. Sin haberla citado, piensen en Casablanca, y síganle la pista hasta dar con el texto oscarizado de Julius Eps-tein, Ph. G. Epstein y Howard Koch. Ya verán…

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Los libros son puertas a otras mentes, a otros mundos

A PIE DE CALLE

¿Lees? Leer es vivir

Un par de “soldados romanos” se dan una vuelta por la Feria del Libro. Foto: A. Saugar.

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Por Antonio Saugar Benito

Los libros no son esos objetos, más o menos vo-luminosos, cuyas páginas se abren por obligación en colegios, institutos y universidades. Son puer-tas a otras culturas, al conocimiento de países, de personajes, de ciudades, de situaciones, de vocabulario variado. Ventanas a la imaginación, a la cultura, a la vida.

A pesar de estos y otros beneficios que ofrece la lectura, el 35 por ciento de los españoles no lee “nunca o casi nunca”, según el barómetro que publicó, en 2014, el Centro de Investigación So-ciológica (CIS). Según las estadísticas, son más los hombres que no se acercan a un libro (37,9 por ciento) que las mujeres (32,1 por ciento). Esa animadversión hacia el libro se justifica en que no les interesa o no les gusta leer (42 por ciento).

Respecto al formato de lectura, los datos del CIS señala que un 79,7 por ciento de los españo-les todavía prefiere los libros en papel, aunque el formato digital y quienes optan por ambos for-matos por igual, van recortando distancias pági-na a página.

Pero, ¿qué se busca en la lectura? ¿Qué lleva a una persona a meterse en las páginas o pantallas de un libro? Para Antonio, secretario de un alto direc-tivo de una organización social, leer es “conocer y disfrutar de otros contextos, historias y situaciones diferentes a las que vivo en la vida real. Es tam-bién una fuente de reflexión y conocimiento de te-mas que me interesan o que a través de la lectura descubro que me pueden interesar”. Respecto a lo que busca en los libros, Antonio señala que “según el momento, entretenimiento o conocimiento”.

“Novela negra y terror gótico” son dos de los géne-ros de los que más disfruta Antonio, que también devora “literatura contemporánea y grandes clási-cos. En ensayo me gustan los temas relacionados con antropología social”. De teatro, “leo poco. Y de poesía nada”. Sobre la polémica entre los libros y sus versiones cinematográficas, Antonio es claro: “Si la novela me ha gustado suelo ver la película. Salvo honrosas excepciones (El nombre de la Rosa, Farenhait 451, por ejemplo), prefiero el libro”.

Y sobre las preferencias entre papel y pantalla a la hora de leer un libro, “en papel, porque me gusta la letra impresa, el tacto de las hojas; poder pa-sear por delante de una estantería de libros y ver los lomos, las portadas, coger el libro hojearlo y devolverlo al estante”. Antonio se confiesa un de-vorador de libros, ya que “suelo leer varios libros a la vez, según el momento del día”.

Sobre los libros que más le han marcado o im-pactado, Antonio destaca “La peste, (Camus); El nombre de la rosa (Eco); El árbol de la ciencia (Baroja); La conjura de los necios (John Kennedy Toole); o El informe de Brodeck (Philippe Clau-del). Eso sí, el orden de los títulos es aleatorio”.

De tapa dura, de bolsillo, de tapa blanda, grandes volúmenes, ediciones rústicas, en formato electrónico. Son libros, sus instrucciones de uso son sencillas: se abren por la primera página y a disfrutar de lo que se lee y de lo que esa lectura permite imaginar, viajar, y hasta disfrutar de la vida. Porque leer es vivir.

“El 35 por ciento de los españoles no lee nunca

o casi nunca. Y según las estadísticas, los hombres

leen menos que las mujeres”

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Según los datos del Centro de Investigaciones Sociológicas, entre los géneros literarios más se-guidos, el 23,6 por cien prefiere leer novelas his-tóricas; un 17,9 por cien opta por la novela en general. Los libros de viajes, de tebeos o cómics y de teatro no superan el 1 por cien. Respecto al nú-mero de libros leídos a lo largo del año, el CIS se-ñala que un 42,1 por cien leyó entre dos y cuatro libros durante el último año. La media es de cerca de nueve libros leídos (8,69) por persona. Pese a ello, sólo la mitad compró un nuevo ejemplar.

Para María Jesús, licenciada en Historia y admi-nistrativa en una pequeña empresa, “leer es un entretenimiento. Y en los libros busco diversión y entretenimiento”. Sus géneros preferidos, “nove-la y ensayo”.

Sobre la ‘guerra’ entre el libro y la versión cinema-tográfica, María Jesús señala que “no suelo ver la película, pues la estética no coincide con lo que yo había imaginado con la lectura”. Y prefiere “los libros en papel, porque me gusta tocarlos y hojearlos”.

Respecto a los libros que más le han impactado, Travesuras de la niña mala, de Vargas Llosa; Los enamoramientos, de Javier Marías; Mujeres de ojos grandes, de Mastretta; y Orígenes. El uni-verso, la vida, los humanos, de Bermúdez de Castro, entre otros.

Libertad, diversión y cultura

Para Mercedes, periodista, leer “supone para mí libertad, descanso, diversión, conocimientos, cul-tura… Es una actividad imprescindible en vaca-ciones y antes de dormir”. Respecto a lo que bus-ca en un libro, “entretenimiento y aprendizaje, sobre todo. Es imprescindible que la prosa sea fluida y si es una traducción, que sea impecable, si no, soy capaz de dejarlo”.

“La novela histórica, los grandes clásicos espa-ñoles y europeos, el costumbrismo del siglo XIX, algún thriller bueno, no necesariamente best se-ller...” son las lecturas favoritas de esta periodista sevillana afincada en madrid, que añade que “no me gustan nada las novelas policiacas de tipo de Agatha Christie”.

Ante la tesitura de papel o pantalla, Mercedes se-ñala “los dos. Lógicamente siempre he leído en papel, pero ahora me he aficionado a la lectura digital por comodidad, se puede modificar el tipo de letra, no ocupan sitio y porque las versiones digitales son más baratas. Es estupendo que las bibliotecas públicas (soy socia de una de ellas) haya incorporado el sistema de préstamo digital”.

Mercedes ha leído “mucho y variado”, por lo que le resulta difícil señalar qué cinco libros le han impactado más. “Quizás Cisnes salvajes, de Jung Chang; Kristin Lavransdatter, de Sigrid Undset; El Mozárabe, de Jesús Sánchez Adalid;, la saga de Benasur (El lazo púrpura, El hombre de Da-masco, El denario de plata), de Alejandro Núñez Alonso; El sari rojo, de Javier Moro…

Según la encuesta del CIS, los propios ciudadanos tienen la sensación de que en España no se lee. Un 66,1 por cien cree que en España se lee poco y un 4,7 por cien opta por nada. Solo un 18,4 por cien considera que en España se lee bastante y un 2,1 por cien mucho. Entre los que leen, un 61,8 por cien lee para distraerse, un 12,8 por cien lo hace para estar informado y un 10 por ciento para aprender cosas nuevas.

Leer con los dedos

En España hay un grupo de personas muy aficio-nado a la lectura: las personas ciegas. En con-sonancia con la era digital, los hábitos de lec-tura de las personas ciegas o con discapacidad visual grave se han ido adaptando, de tal modo que hoy en día la mayoría de ellas acceden a los libros a través de la tecnología (PC, reproducto-res de audio y braille, teléfono móvil, tablets...). Los lectores con ceguera o discapacidad visual grave disponen de cerca de 49.000 obras para

“En España, casi el 80 por ciento de los lectores

prefieren todavía el libro en papel, aunque el formato

digital va recortando distancias página a página”

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poder descargarse a través de la Biblioteca Digi-tal ONCE (BDO), de las cuales 21.251 están en formato TLO (para reproductor braille) y 27.704 en Daisy (para reproductor de sonido).

Los títulos preferidos por los lectores ciegos han sido Los besos en el pan, de Almudena Grandes (675 descargas); Palmeras en la nieve, de Luz Gabás (606); La chica del tren, de Paula Haw-kins (449); Hombres desnudos, de Alicia Gimé-nez Bartlett (373); y El regreso del Cantón, de Matilde Asensi (372).

Cuando este texto se escribe, acaba de inaugu-rarse la 75 edición de la Feria del Libro de Madrid, uno de los eventos culturales más importantes del mundo y que reúne a lectores y escritores. Los primeros, buscando la firma de su autor y autoras favoritos; los escritores tratando de sa-ber qué quiere su público de cara a sus próxi-mas obras. El recito de la Feria del Libro es un hervidero de gente que, además de pasear entre libros, los compra. Así, en la edición de 2015, la Feria del Libro de Madrid cerró sus puertas con 7.904.000 euros en ventas, lo que supuso un in-cremento del 6,1 por cien respecto a la edición

de 2014, cifras que resultaron muy estimulantes para un sector que tiene pérdidas desde 2008.

Otro punto clave para el libro es el Día de Sant Jordi, donde regalar libros y rosas es toda una tradición. En 2016, las ventas de libros han sido un 3 por ciento superiores a las del año pasado, y la afluencia de compradores fue extraordina-ria, según el Gremi de Llibreters de Catalunya. La facturación fue de 20’96 millones de euros.

Hay quienes pueden decir que no leen más -o que no leen- porque lo libros son caros. EL estudio ‘El sector del libro en España 2013-2015’ señala que el precio medio del libro en 2014 fue de 20,67 euros, cifra que supone un incremento de 0,69 euros respecto al año anterior. Por soportes, au-menta el precio del libro en papel (de 21,23 euros a 22,20 euros) y desciende el del libro en otros soportes (de 16,48 euros a 16,20 euros), parti-cularmente el del libro digital (de 15,97 euros a 12,18 euros). El precio del libro digital se sitúa, de media, 10 euros por debajo del precio medio del libro. Quienes no puedan o no quera gastar en lectura, tienen las bibliotecas, más visitadas desde el comienzo de la crisis.

Unos dedos “leen” con el sistema inventado por Louis Braille. Foto: ONCE.

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Fomentar la cantera

Para fomentar la lectura, además de campañas de publicidad, es necesario empezar por los más peque-ños Según el informe ‘Los libros infantiles y juveniles en España 2012-2014’, incluido en el Observatorio de la Lectura y el Libro, del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, los niños y los jóvenes son los grupos de población con mayor porcentaje de lecto-res y de lectores frecuentes. Así, los jóvenes de 14 a 24 años son los españoles que más libros compran. Además, más de la mitad de los niños españoles de 10 a 13 años leen en formato digital.

El libro infantil y juvenil español cubre un gran abanico de géneros y formatos: desde las colec-ciones consolidadas de grandes grupos editoriales hasta un importante número de novedades anua-les. Según este informa, en lo que se refiere a los temas, frente al realismo de los últimos años, la fantasía vuelve. Entre los más leídos en Espa-ña durante 2012, aparecían títulos como la saga vampírica de Stephenie Meyer, pero también se percibía que Crepúsculo y otros títulos que iban destinados a los lectores más jóvenes, como la serie Canción de hielo y fuego, los libros de Ha-rry Potter, o las novelas de Federico Moccia A tres

metros sobre el cielo y Tengo ganas de ti, atraían igualmente a lectores adultos. Esto lleva a que las editoriales apuesten por títulos que pueden llegar tanto al público infantil y juvenil como al adulto.

Ser niño y leer libros no es algo incompatible. Cuan-to más pronto se acerquen los más pequeños al mundo de la lectura, al libro, tanto en papel como en edición digital, más y mejores lectores habrá en el futuro. Paseando por la Feria del Libro de Madrid en la edición actual y en las anteriores, cada vez son más numerosas las actividades para que los más pequeños se habitúen a eso que se llama libro y a esa actividad placentera que se llama lectura. Hay que cuidar la cantera de lectores. Una labor de padres, profesores, autores, libreros y políticos.

Leer, uno de grandes placeres del ser humano, lleva a la persona a vivir aventuras, conocer pue-blos, ciudades y paisajes, sin salir de casa. Ade-más, es una forma de sacar a la luz el espíritu aventurero y viajero del lector que, en buena me-dida, tras la lectura se puede encaminar a conocer de forma presencial esos lugares sobre los que ha leído. Leer da libertad, leer nos hace vivir.

“Se constata un auge de las novelas en general y de la novela histórica en

particular. El 23,6 por ciento de los lectores, la prefieren”

Visión general de la Feria del Libro de Madrid 2016. Foto: A. Saugar.

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El Rincón de las ONG

Siete millones de personas se benefician de la “X” solidaria

Hay que tener en cuenta, que marcar la casilla de Actividades de Interés Social es un gesto soli-dario que no cuesta nada a los contribuyentes y, en cambio, permite destinar un 0,7% de sus im-puestos a programas sociales. Es posible marcar la casilla de Actividades de Interés Social aunque ya se marque la de la Iglesia Católica y destinar un 0,7% a cada una de ellas. Simultaneando las dos casillas, la ayuda no se divide, se suma.

La presentación de la campaña “X Solidaria” 2016, que tuvo lugar en la sede de Cruz Roja Española y que fue presidida por el Ministro de Sanidad, Ser-vicios Sociales e Igualdad en funciones, Alfonso Alonso, contó con la participación de la Presidenta de la Plataforma de ONG de Acción Social, Estre-lla Rodríguez; el Presidente de la Plataforma del Tercer Sector, Luciano Poyato; el Presidente de la Cruz Roja Española, Javier Senent, así como dis-tintas personas que son beneficiarias de los pro-gramas y servicios que desarrollan las ONG con cargo a las cantidades recaudadas vía IRPF.

El Ministro de Sanidad, Servicios Sociales e Igual-dad en funciones, Alfonso Alonso, expresó su grati-

tud hacia el trabajo que llevan a cabo las ONG. Un trabajo que, según ha destacado, ha sido y sigue siendo importante, tras varios años de crisis eco-nómica y de las consecuencias que, en forma de desempleo, ha supuesto para tantas familias espa-ñolas. Alonso, destacó que durante estos años se han hecho avances importantes, como la creación de la Mesa del Diálogo Civil o la aprobación de las nuevas leyes del Voluntariado y del Tercer Sector.

Un treinta por ciento, no marca ninguna casillaLa Presidenta de la Plataforma de ONG de Acción Social, Estrella Rodríguez, confirmó que “todavía hay 9 millones de contribuyentes que no marcan la “X Solidaria”. Un 30% no marca ninguna casi-lla y un 16% marca en exclusiva la casilla de la Iglesia Católica, lo que supone el 46% del total de personas que presentaron su declaración de la Renta en el año 2015”. Rodríguez invitó a los con-tribuyentes a que no olviden revisar el borrador comprobando que han marcado la casilla “X Soli-daria”, “un simple gesto que no nos cuesta nada y que permite que cada año las ONG puedan aten-der las necesidades concretas de 7 millones de personas en riesgo de exclusión social”, señaló.

Gracias a la solidaridad de las personas contribuyentes que marcaron la casilla de “Actividades de Interés Social” en su declaración de la Renta en 2015, durante 2016, 470 entidades sociales pondrán en marcha 1.272 programas sociales que beneficiarán prácticamente a 7 millones de personas en riesgo de exclusión social. Además, con el total recaudado, se realizarán proyectos en países de África, América Latina y Asia realizados por ONG para el Desarrollo y proyectos destinados a la protección del Medio Ambiente.

Si se marca también la destinada a la Iglesia Católica, la ayuda no se divide, se suma

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El Presidente de la Plataforma del Tercer Sector, Luciano Poyato, explicó que el dinero recauda-do se destina a “programas dirigidos a apoyar a la infancia y la familia, a las personas mayores, a personas con discapacidad, mujeres en riesgo de exclusión, inmigrantes, personas con adiccio-nes o colectivos que por diversos motivos se en-cuentran en situación de exclusión” y recordó que “una acción tan simple como marcar una equis en la declaración de la renta, puede cambiar la vida de millones de personas que necesitan de la solidaridad de las personas contribuyentes”. Por último, el Presidente de la Plataforma del Ter-cer Sector, aprovechó la presencia del Ministro en

funciones para “subrayar la necesidad de conse-guir un modelo de financiación que ofrezca esta-bilidad y sostenibilidad al sector” y “para seguir cumpliendo la función básica de equilibrio territo-rial que ejercen las ONG con estos fondos”.

El Presidente de Cruz Roja Española, Javier Se-nent, que fue el encargado de dar la bienvenida a las personas asistentes, afirmó que “gracias a las personas que marcan la ‘X Solidaria’ en su De-claración de la Renta, desde Cruz Roja Española se desarrollan más de 50 proyectos dirigidos a la población más vulnerable, que llegarán a más de 425.000 personas en 2016”.

Murcia también prestará apoyo emocional a las víctimas de la carretera

El delegado del Gobierno en la Comunidad Au-tónoma de la Región de Murcia, Antonio Sán-chez Solís, presentó el pasado 3 de abril el protocolo de actuación y colaboración entre la Jefatura Provincial de Tráfico y el Teléfono de la Esperanza en Murcia para prestar apoyo emocional a las víctimas de accidentes de trá-fico. Sánchez Solís ha estado acompañado por Virginia Jerez, jefa provincial de Tráfico, y Ma-ría Guerrero, presidenta del Teléfono de la Es-peranza en Murcia.

El delegado del Gobierno ha indicado que esta iniciativa, que es una réplica del convenio de colaboración firmado el pasado mes de julio

a nivel nacional, “pretende lograr una coordi-nación óptima entre la Asociación Internacio-nal del Teléfono de la Esperanza y la Dirección General de Tráfico, con el propósito de ofrecer asistencia a las víctimas de accidentes de trá-fico de la manera más eficaz posible, además de establecer unas pautas de actuación homo-géneas en todo el Estado”.

La presidenta del Teléfono de la Esperanza ha destacado que la atención a las víctimas es emocional y muy profesional, pues, según ha dicho, “no hay ni un solo voluntario que no haya realizado la formación necesaria para atender a los usuarios de la mejor forma posible.

El delegado del Gobierno, tras firmar el acuerdo, con representantes del Teléfono de la Esperanza.

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Gijón, ya te escuchamos

A principios de 2011, nuestro entrañable amigo Gonzalo Mieres, contactó con Angélica Rodríguez, voluntaria del Teléfono de la Esperanza en Oviedo, animándonos a llevar el trabajo que desarrollába-mos en Oviedo a Gijón. Aquel año, con la colabora-ción Ana Acero, Directora de los Centros Municipa-les Integrados de la Arena y el Llano, presentamos diez conferencias bajo el ciclo “Un horizonte de es-peranza”. En el año 2012, se programó un nuevo ci-clo; ocho conferencias. En esta ocasión, “Alma, co-razón y vida” y las primeras actividades grupales.

En 2012 ya contábamos con dos despachos ofre-cidos por el Ayuntamiento de Gijón en el Centro de Asociaciones del Natahoyo, lo que nos permi-te iniciar intervenciones individuales. 2013 trae a Gijón un nuevo ciclo: “Me olvidé de vivir”, con 8 ponencias. En el curso 2013/2014, inicia su for-mación un grupo de personas que nos permi-te pensar en una mayor presencia en la ciudad. En 2014, llega “Haciendo camino al andar”. Seis Tras un año de formación y otro año más de in-corporación, surge un grupo de 17 personas, tres de ellos veteranos en el voluntariado en Oviedo.

Desde octubre de 2015, Gijón da cobertura a varios turnos de atención al teléfono, continúan las acti-vidades grupales y un nuevo ciclo de conferencias;

“Frente al miedo, atrévete”. Y se designa una res-ponsable local, María José de Pablos, que ha sabido dar continuidad e impulso a este nuevo grupo.

Los títulos de los ciclos de conferencias han ido marcando un curioso itinerario no premedita-do. Vimos un “horizonte de esperanza”, pusimos “alma, corazón y vida porque no queremos olvi-darnos de vivir”. Y así, “haciendo camino al andar, “superamos nuestros miedos” y “nos atrevimos”.

El jueves y viernes, 26 y 27 de mayo, se celebró nuestra presencia en Gijón con una serie de acti-vidades en el antiguo Instituto, dentro de los ac-tos de celebración del 40 aniversario del Teléfono de la Esperanza en Asturias. Queremos agrade-cer, especialmente, la presencia en dichos actos de la alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, de las concejalas de Bienestar Social y Educación, Eva Illán y Monserrat López, así como la del geren-te del Área Sanitaria V, Miguel Rodriguez. En los actos celebrados estuvo muy presente el recuer-do de Gonzalo Mieres, ínclito colaborador de EL COMERCIO de cuyo fallecimiento se han cumpli-do esta semana dos años y quien, allá por 2011, «nos impulsó a emprender el camino»

Os escuchamos ya, Gijón.

Culmina un camino que comenzó en 2011 y que dio sus primeros pasos públicos en octubre de 2015. Fue un colaborador de “El Comercio”, Gonzalo Mieres, recientemente fallecido, el primero en proponer que se iniciara la empresa.

La villa asturiana dispone desde octubre de 2015 de un “Teléfono de la Esperanza”

Unidos en torno a un teléfono y a una escucha.

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El Teléfono de la Esperanza forma especialistas para atender a las víctimas de los accidentes de tráfico

La formación se ha articulado en torno a un ta-ller de 12 horas celebrado los pasados 9 y 10 de abril, cuyos objetivos principales han sido ampliar la formación sobre los aspectos terapéuticos de la intervención con víctimas de accidentes de tráfi-co y capacitar formadores que, a su vez, puedan compartir sus conocimientos con otros volunta-rios que vayan a dedicarse a la atención de estas víctimas. De hecho, ya ha comenzado la fase de formación a los agentes de ayuda, para que éstos puedan prestar la correcta atención telefónica a todos aquellos que lo requieran. Los psicólogos, por su parte, atienden a las víctimas a través de entrevistas personales.

El programa ha sido impartido por Gloria García García, psicóloga de “Stop Accidentes”, de Casti-lla-León, especialmente sensible con la temática, puesto que es en el ámbito de la intervención a víctimas de tráfico y sus familias en el que desa-rrolla su labor profesional.

Además, el taller también ha permitido favorecer el conocimiento y la comunicación de experien-

cias entre los profesionales de la psicología de los diferentes centros y delegaciones del Teléfono de la Esperanza.

Hasta Madrid, sede donde ha tenido lugar el ta-ller, se han desplazado unos 30 psicólogos per-tenecientes a los distintos centros que el Telé-fono de la Esperanza tiene repartidos por toda España. Desde principios de 2015 se trabaja en la coordinación de todas las sedes para im-plantar el programa de actuación con víctimas de accidentes de tráfico y para ello se trabaja en muy estrecha colaboración con las unidades UVAT de la DGT.

Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, los accidentes de tráfico fue-ron la quinta causa externa de fallecimiento en el año 2014, con una cifra que alcanza las 1.873 personas. Por delante se sitúan el suici-dio como primera causa (3.910 fallecimientos), seguido de las caídas accidentales (2.749) y del ahogamiento, sumersión o sofocación acci-dentales (2.370).

Después de alcanzar un acuerdo con la Dirección General de Tráfico, el Teléfono de la Esperanza ha puesto en marcha un programa con el fin de especializar a un grupo de psicólogos en la atención a las víctimas de accidentes en carretera.

Treinta psicólogos han asistido a un cursillo celebrado en Madrid

Algunas asistentes al curso, junto con el presidente del Teléfono de la Esperanza, Pedro Sánchez Porras.

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Medalla del Ateneo de Málaga para el Teléfono de la Esperanza

“Los mayores levantaron la comunidad y luego sostuvieron a sus familiares durante la crisis”, dijo la vicepresidenta Patricia Hernández

Los voluntarios del Teléfono de la Esperanza de Málaga están de enhorabuena. En abril se cum-plieron 40 años desde que un pequeño grupo de

entusiastas llegó a ‘Villa Esperanza’, una gran casa de estilo inglés victoriano construida a principios del siglo XX, y comenzó a atender por teléfono a

La vicepresidenta y consejera de la comuni-dad autónoma de Canarias, Patricia Hernández, anunció en comparecencia parlamentaria y a pe-tición del Grupo Popular, la puesta en marcha de un servicio que se encuadra en el Plan contra la Soledad de los Mayores. La vicepresidenta expli-có la importancia de esta acción, “que contribui-rá a romper el aislamiento de nuestros mayores”. Hernández destacó el papel que han desempe-ñado los mayores en la sociedad canaria, que, “levantaron la Comunidad Autónoma primero y después sostuvieron a sus familias para que no cayeran durante la crisis económica”. Por ello, de-

fendió que hay que trabajar para devolver a los mayores “una pequeña parte” de todo lo que han aportado, y adelantó que el Plan contra la So-ledad de los Mayores “se ampliará en recursos, presupuestos e ideas”

Por sus especiales características, la atención por teléfono sigue siendo un medio muy eficaz para favorecer un primer contacto con personas en si-tuación de aislamiento social. El servicio estará atendido por orientadores en la escucha del Telé-fono de la Esperanza de Canarias, y se prevé rea-lizar al menos 2.000 intervenciones telefónicas

Han pasado cuarenta años desde que un pequeño grupo de personas llegó a “Villa Esperanza”, un edificio de estilo inglés que fue rehabilitado para iniciar la actividad de escucha a los malagueños. El Ateneo de la ciudad acaba

de entregar al Teléfono de la Esperanza una de sus medallas.

Orientadores del Teléfono de la Esperanza de Canarias se incorporarán a la atención telefónica a las personas mayores. La vicepresidenta de la Comunidad, Patricia Hernández, anunció la puesta en marcha de este proyecto denominado “Escucha”

Por ser un referente de justicia durante cuarenta años de trabajo

El Teléfono de la Esperanza “escuchará” a las personas mayores en Canarias

Los premiados posan con sus medallas en los salones del Ateneo de Málaga.

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los malagueños en situación de crisis personal. La edificación cuenta con protección arquitectónica y fue rehabilitada integralmente en los años 2008 y 2009 para ser adaptada plenamente a las activi-dades de acogida, orientación y promoción de la salud emocional.

El Ateneo de Málaga, coincidiendo con las cele-braciones de las cuatro décadas de escucha y atención a los malagueños, entregó a la asocia-ción una de las medallas con las que anualmente distingue a personas o entidades de la sociedad por su labor. Además, recibieron la medalla Es-ther Luque, periodista de la Cadena Ser, Victorio Valle, catedrático de Economía, Luciano Gonzá-lez, periodista y ex presidente del Ateneo, la Or-questa Filarmónica de Málaga, en su 25 aniver-sario. Diego Rodríguez, presidente del Ateneo de Málaga, expuso los motivos de la elección de los premiados.

Por su parte, Juan Sánchez, presidente del Te-léfono de la Esperanza de Málaga y de ASITES, agradeció el reconocimiento recibido. “Gracias por esta medalla que pone en valor la trayecto-ria y el trabajo, durante más de cuarenta años, de tantos voluntarios que han puesto su amor al servicio de los demás”. “Cuando alguien reci-be un reconocimiento por mérito propio, -conti-nuó diciendo-, podría verse tentado a engran-decer su ego, pero en este caso yo no puedo colgarme esta medalla, sino que tengo que divi-dirla miles de veces, convirtiéndola en miles de pequeñas partículas, para entregarlas a todos los miles de hombres y mujeres que la compar-ten conmigo. Y la tengo también que entregar a los que llaman desde tantas partes del mundo y que acuden a nosotros para ser escuchados y ayudados, porque sin ellos, sin su humildad y su desesperación confiada, tampoco podríamos hoy estar aquí”.

con personas mayores de 60 años. Patricia Her-nández explicó también que “los orientadores de este servicio realizarán intervenciones de acogi-da y acompañamiento, escucha terapéutica y de-rivación de recursos de la propia entidad o recur-sos de la red de servicio sociales”.

Otra de las líneas de actuación del plan es la crea-ción de la figura del voluntario de acogida. La vi-cepresidenta resaltó que se trata de una experien-cia piloto e insistió en que la idea es “combatir” el aislamiento de estas personas, favoreciendo un envejecimiento saludable y una vida activa.

Echar una mano cuando se necesita.

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Juan Sánchez destacó el trabajo en favor de los que sufren, “porque en el sufrimiento nos igualamos todos”El Teatro Cer-vantes de Mála-ga se llenó el pa-sado 2 de junio para acompañar al voluntaria-do del Teléfono de la Esperan-za que celebra-

ba los 40 años de servicios de atención en salud emocional a los malagueños. La gala se prolongó durante tres horas. Los asistentes disfrutaron de las canciones, la música y el humor de un nutrido grupo de artistas andaluces.

Juan Sánchez, presidente del Teléfono de la Es-peranza de Málaga, agradeció su presencia en la sala “a los asistentes, autoridades e institucio-nes públicas y privadas, donantes económicos, al Teatro Cervantes y sobre todo a los principales artífices del TE: los voluntarios”. Mencionó a dos de los fundadores; Salvador Rodríguez de Tem-bleque y a Sergio Ferrero.

Asimismo, destacó la labor de los voluntarios durante cuatro décadas. “Han sabido socorrer a los que sufren, a los que están solos, des-orientados, confusos, faltos de esperanza, o a los que llaman sencillamente porque quieren madurar, ser mejores personas, más felices y sembrar ese sentimientos en las personas que le rodean. Porque nos conmueve el sufrimiento del otro, y ahí nos igualamos todos los huma-nos. Nos servimos de las técnicas más innova-doras de la psicología en la relación de ayuda con profesionales bien cualificados para aten-der el teléfono, el cara a cara mediante la en-trevista personalizada o en grupos para tratar

distintas crisis específicas o de crecimiento personal. Nuestras puertas están abiertas a los que llaman para ser voluntarios”.

La comunicadora Inmaculada Jabato condujo de forma fluida y dinámica el espectáculo en el que intervinieron el pianista y compositor Joa-quín Pareja Obregón, la escolanía ‘Jesús Naza-reno’ y la Coral Santa Cecilia. También conta-mos con la presencia de Antonio Cortés, que no estaba en el cartel de la gala y tuvo la genero-sidad de cantar para nosotros, acompañado al piano por Pareja Obregón. La noche continuó con las intervenciones de Armando Casquero y el grupo Boleros Imperfectos, con su com-binación de música y humor sobre situaciones de la vida cotidiana. El grupo de actrices Cara-mala escenificó en uno de sus sketchs una lla-mada al Teléfono de la Esperanza. La soprano Julia Menéndez, cuya presencia es habitual en las galas del Teléfono de la Esperanza, lleno de emoción el Cervantes. Estuvo acompañada por el pianista Víctor Manuel y la flauta de Cristi-na Rey.

Cita de artistas en el Teatro Cervantes de Málaga para celebrar 40 años del TE

Juan Sánchez se dirige a los asisten-tes de la Gala.

Pareja Obregón con una bailaora.

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Comunicando

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Un grupo de voluntarios se forma en Mindfulness

El Mindfulness realiza una síntesis entre los de-sarrollos de la psicología cognitiva y la tradición meditativa de Oriente. No obstante, su visión ya se deja sentir entre los autores de la psicología humanista que se interesaron, de manera ge-neralizada, por las prácticas meditativas. Entre otros: Robert Ornstein, John Rowan, Charles Tart o Lawrence Leshan. Incorporado como herra-mienta de cambio terapéutico en la década de los 70 en Massachusetts, por el médico estadouni-dense Kabat Zinn, en la actualidad se está descu-briendo como una destreza para la mejora de la paz interior y el bienestar en el mundo acelerado en el que vivimos. Paralelamente los rápidos de-sarrollos en neurociencia a lo largo de los últimos 20 años han confluido con este enfoque.

El Mindfulness, como otras disciplinas de tradición oriental, se presenta como una práctica, esto es, experiencial. La constancia y la perseverancia nos

van haciendo más y más permeables a su influen-cia. De este modo, es posible percibir sutiles cam-bios en nuestro modo de ser y estar en la vida.

Bajo la dirección del voluntario del Teléfono de la Esperanza de Asturias, Samikannu Peter, especia-lista en desarrollo personal y Meditación-Mindful-ness, los participantes en esta formación han asu-mido el compromiso de incorporar esta visión a su vida cotidiana durante el período de formación.

Tras el intensivo de marzo, existen programados otros en el mes de junio, agosto y octubre. Fi-nalizado este programa de formación, se incor-porará la actividad como una más dentro de las que desarrolla la Asociación en el ámbito de las prácticas para el bienestar. En la actualidad, va-rios centros ya incluyen entre su oferta discipli-nas como el Tai-Chi, el Yoga, la Meditación (en distintas tradiciones), etc.

Del día 19 al 26 de marzo de este año, 45 voluntarios de distintos centros y delegaciones se reunieron en el Escorial para iniciar un proceso de formación en Mindfulness. El objetivo es incorporar esta práctica a las actividades que desarrolla El Teléfono de la Esperanza en el ámbito del bienestar emocional.

Una técnica para mejorar la salud emocional

Asistentes al curso celebrado en El Escorial.

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Directorio

CENTROS DEL TELÉFONO DE LA ESPERANZA EN EL MUNDO

CENTROS DEL TELÉFONO DE LA ESPERANZA EN ESPAÑAAtención en Crisis

902 500 002ALBACETE C/ Federico García Lorca, 20-1º02001 ALBACETETel.: 967 52 34 34. Fax: 967 52 34 48E-mail: [email protected]

ALICANTEC/ Benito Pérez Galdós, 41-Entr. C03005 ALICANTETel.: 96 513 11 22. Fax: 96 512 43 49E-mail: [email protected]

ALMERÍAC/ Francia, 13104009 ALMERÍATel.: 950 26 99 99. Fax: 950 26 07 89E- mail: [email protected]

ARAGÓNC/ Lagasca, 13 - 1º50006 ZARAGOZATel.: 976 23 28 28. Fax: 976 23 41 40E-mail: [email protected]

ASTURIASAvda. de Bruselas, 4 bajo33011 OVIEDOTel.: 985 22 55 40. Fax: 985 27 65 00E-mail: [email protected]

BADAJOZC/ Ramón Albarrán, 15-1º dcha.06002 BADAJOZTel.: 924 22 29 40. Fax: 924 25 65 08E-mail: [email protected]

BIZKAIAAvda. Sabino Arana, 42, 1º48013 BILBAOTel.: 944 100 944E- mail: [email protected]

CÁCERESAvda. de los Pilares, 1- bloque 8-3ºB10002 CÁCERESTel.: 927 62 70 00. E-mail: [email protected]

CANARIASC/ Mesa de León, 4 - 3º dcha.35001 LAS PALMAS DE G.C.Tel.: 928 33 40 50. Fax: 928 33 60 60E-mail: [email protected]

CANTABRIAC/ Santa Lucía, 43. Entresuelo, puerta 139003 SANTANDERTel.: 942 36 37 45E-mail: [email protected]

CASTELLÓNC/ Segorbe, 812004 CASTELLÓNTel.: 964 22 70 93. Fax: 964 22 02 58E-mail: [email protected]

CÓRDOBAC/ Concepción, 7 - 1º Puerta 214003 CÓRDOBATel.: 957 47 01 95E-mail: [email protected]

GRANADAC/ Horno del Espadero, 2218005 GRANADATel.: 958 26 15 16. Fax: 958 26 15 06E-mail: [email protected]

HUELVAAvda. de Andalucía, 11 - Bajo21004 HUELVATel.: 959 28 15 15. Fax: 959 54 07 27E-mail: [email protected]

ISLAS BALEARESC/ Miguel Marqués, 7 - 1º07005 PALMA DE MALLORCATel.: 971 46 11 12. Fax: 971 46 17 17E-mail: [email protected]

JAÉNC/ Peso de la Harina 1, 4º23001 JAÉNTel.: 953 26 09 31E-mail: [email protected]

LA RIOJAC/ Duquesa de la Victoria, 1226003 LOGROÑOTel.: 941 49 06 06E-mail: [email protected]

LEÓNAvda. Padre Isla, 28 4º Izda.24002 LEÓNTel.: 987 87 60 06E-mail: [email protected]

MADRIDC/ Francos Rodríguez, 51 - Chalet 4428039 MADRIDTel.: 91 459 00 50. Fax: 91 459 04 50E-mail: [email protected]

MÁLAGAC/ Hurtado de Mendoza, 3 - “Villa Esperanza” 29012 MÁLAGATel.: 95 226 15 00. Fax: 95 265 26 51E-mail: [email protected]

MURCIAC/ Ricardo Zamora, 830003 MURCIATel.: 968 34 34 00. Fax: 968 34 35 66E-mail: [email protected]

NAVARRAC/ San Blas, 13 - bajo31014 PAMPLONATel.: 948 23 70 58. Fax: 948 38 20 34E-mail: [email protected]

PALENCIAC/ Francisco Reinoso, 3 - 3º D34003 PALENCIATel.: 979 17 01 00E-mail: [email protected]

SALAMANCAPaseo de Canalejas, 56 - 1º B37001 SALAMANCATel.: 923 22 11 11. Fax: 923 22 62 35E-mail: [email protected]

SANTIAGO DE COMPOSTELAC/ San Pedro de Mezonzo, 26 bis 2ºB (Viviendas San Fernando)15701 SANTIAGO DE COMPOSTELATel.: 981 51 92 00E-mail: [email protected]

SEVILLAAvda. Cruz del Campo, 2441005 SEVILLATel.: 95 457 68 00. Fax: 95 458 23 75E-mail: [email protected]

TOLEDOC/ Panamá, 2 - 1º N.45004 TOLEDOTel.: 925 23 95 25E-mail: [email protected]

VALENCIAC/ Espinosa, 9- 1º- 1ª46008 VALENCIATel.: 96 391 60 06. Fax: 96 392 45 47E-mail: [email protected]

VALLADOLIDC/ San Fernando, 7 - Local47010 VALLADOLIDTel.: 983 30 70 77E-mail: [email protected]

ZAMORAPlaza del Seminario, 2, despacho 4.49003 ZAMORATel.: 980 535 365E-mail: [email protected]

BARRANQUILLA (COLOMBIA)Calle 53, 50-53BARRANQUILLATel.: (00 57 5) 372 27 27E-mail: [email protected]

BOGOTÁ (COLOMBIA)Cra 25 calle 48-114813 BOGOTÁTel.: (00 57 1) 323 24 25E-mail: [email protected]

LIMA (PERÚ)C/ Gustavo Yabar 221-225. Urbanización Vista Alegre. Santiago de Surco.Tel.: (00 51 1) 273-8026E-mail: [email protected]

MEDELLÍN (COLOMBIA)Carrera 49 - 58 - 40Tel.: (00 57 4) 284 66 00E-mail: [email protected]

PASTO (COLOMBIA)Parroquia de Santiago Apóstol de los Hermanos CapuchinosTel.: (00 57) 3014927430 / (00 57) 3104987978E-mail: [email protected]

SAN PEDRO SULA (HONDURAS)Colonia Alameda, 13 y 14 Avenidas, 5ª calle, N.E.Tel.: (00 504) 2558-0808E-mail: [email protected]

TEGUCIGALPA (HONDURAS)Col. Florencia Norte. 1ª Calle, 1ª Avenida. Casa 4058, 2ª Planta TEGUCIGALPATel.: (00 504) 2232-1314E-mail: [email protected]

VALENCIA (VENEZUELA)Av. Principal Callejón Mañongo. Hogar San José de Mañongo N° 2 Urb. Mañongo.Naguanagua. Edo. Carabobo. Venezuela. Zona Postal 2001.Tel.: (00 58) 241 8433308E-mail: [email protected]

ZÚRICH (SUIZA)Bederstrasse 768002 ZÚRICHTel.: (00 41 43) 817 65 65E-mail: [email protected]

Page 59: Leer para ser libres

a vJ~c ,fim~as de ~accidentes de trafico.

Unida,d de víctimas d:e ~a ~ccidente~s de

Jefaturas Provinciales de Tráfico

Trá'fico~. :J 1 ~06~0

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SOLIDARIA Íllliil www.xsolidaria.org

:e·-e- ---.. - ,--··- V ·­.......

Marca en bJ declaraclón de la renta la casila de Al:úvldades de 1nn Genwal consideradaS 11e rusrés Social.

IIVl O 7-' =-·-1 Ayudarú a millOneS de ~ • ,.. ·--=- personas que le necesitan.

Ni pagas más ní te devuelven menos.

~('.. 'P'C -.=--·-