lecturas para día de la alimentacón

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DEPARTAMENTO DE PASTORAL COLEGIO SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS DOC. 3 LA NUBECILLA QUE SE CONVIRTIÓ EN CHAPARRÓN H u b o una v e z una hermosa y resplandeciente nubecilla blanca que disfrutaba viajando y conociendo esos mundos de Dios. Desde allá arriba visitaba miles de paisajes y disfrutaba viendo los bosques, ríos y valles. Pero un día llegó a un lugar muy seco y comprendió que en el mundo no todo era verde y alegre. Se entristeció mu- cho al ver aquellas pobres plantas sedientas y casi secas y decidió ayudarlas. Cuando ya comenzaba a condensarse para dejarse caer sobre la tierra, una fuerte' corriente de aire la elevó muchos metros más arriba y desde allí, pudo ver que la tierra seca era mucho mayor de lo que ella había pensado y se entristeció mucho porque no podía ayudar a todas las plantas moribundas. Comenzó a dudar si dejarse caer aquí o allá y no terminaba de decidirse, porque no quería dejar sin ayuda a ninguna planta y llegó al convencimiento de que ella sola apenas podría refrescar a unas pocas plantas. Entonces, el viento le silbó una idea: "No eres la única nube del cielo, busca otras nu- bes y, juntas, podréis regar toda la tierra seca". La nubecilla se dejó llevar por el viento y buscó otras muchas nubes que quisieran ayudar a la tierra reseca. Buscó primero a los grandes nubarrones negros, pero no quisieron hacerle caso, porque estaban muy ocupados en regar la selva para que crecieran más los grandes árboles. "Nosotros nos ocupamos de obras importantes y no de tonterías como ésas"- le dijeron orgullosos. Cuando se convenció de que los nubarrones grandes eran demasiado orgullosos y de que,' aunque eran los que mejor podían ayudar, no lo harían nunca, buscó a otras nubecillas pequeñas, y blancas, y a la pobre niebla, que se arrastra triste y humilde por el suelo, sin poder elevarse y conocer el mun- do. Y con la ayuda del amoroso viento, que !é había silbado la idea, fue recorriendo el mundo y encontró muchas pequeñas y blancas nubecillas y mu- chas tristes nieblas dispuestas a ayudarle. Y se juntaron todas y recorrieron la tierra' seca dejando caer sus limpias gotas de vida, hasta que las plantas revivieron y creció un hermoso bosque que desde entonces fue amigo de las nubes y atraía a la lluvia con su verde can- to.

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Page 1: Lecturas para día de la alimentacón

DEPARTAMENTO DE PASTORAL COLEGIO SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

DOC. 3

LA NUBECILLA QUE SE CONVIRT IÓ EN CHAPARRÓN

Hubo una vez una hermosa y resplandeciente nubecilla blanca que disfrutaba viajando y conociendo esos mundos de Dios. Desde allá arriba visitaba miles de paisajes y disfrutaba viendo los bosques, ríos y valles. Pero un día llegó a un lugar muy seco y comprendió que en el mundo no todo era verde y alegre. Se entristeció mu-cho al ver aquellas pobres plantas sedientas y casi secas y decidió ayudarlas.

Cuando ya comenzaba a condensarse para dejarse caer sobre la tierra, una

fuerte' corriente de aire la elevó muchos metros más arriba y desde allí, pudo ver que la tierra seca era mucho mayor de lo que ella había pensado y se entristeció mucho porque no podía ayudar a todas las plantas moribundas. Comenzó a dudar si dejarse caer aquí o allá y no terminaba de decidirse, porque no quería dejar sin ayuda a ninguna planta y llegó al convencimiento de que ella sola apenas podría refrescar a unas pocas plantas.

Entonces, el viento le silbó una idea: "No eres la única nube del cielo, busca otras nu-

bes y, juntas, podréis regar toda la tierra seca". La nubecilla se dejó llevar por el viento y buscó otras muchas nubes que quisieran ayudar a la tierra reseca.

Buscó primero a los grandes nubarrones negros, pero no quisieron hacerle caso,

porque estaban muy ocupados en regar la selva para que crecieran más los grandes árboles. "Nosotros nos ocupamos de obras importantes y no de tonterías como ésas"- le dijeron orgullosos.

Cuando se convenció de que los nubarrones grandes eran demasiado orgullosos y de que,' aunque eran los que mejor podían ayudar, no lo harían nunca, buscó a otras nubecillas pequeñas, y blancas, y a la pobre niebla, que se arrastra triste y humilde por el suelo, sin poder elevarse y conocer el mun-do.

Y con la ayuda del amoroso viento, que !é había silbado la idea, fue

recorriendo el mundo y encontró muchas pequeñas y blancas nubecillas y mu-chas tristes nieblas dispuestas a ayudarle.

Y se juntaron todas y recorrieron la tierra' seca dejando caer sus limpias gotas de vida, hasta que las plantas revivieron y creció un hermoso bosque que desde entonces fue amigo de las nubes y atraía a la lluvia con su verde can-to.

Page 2: Lecturas para día de la alimentacón

DEPARTAMENTO DE PASTORAL COLEGIO SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Era ya una hora muy avanzada cuando se le acercaron sus discípulos y le dijeron: « El lugar está deshabitado y ya es hora avanzada. Despídelos para que vayan a las aldeas y pueblos del contorno a comprarse de comer. » El les contestó: « Dadles vosotros de comer. » Ellos le dicen: « ¿Vamos nosotros a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer? » El les dice: « ¿Cuántos panes tenéis? Id a ver. » Después de haberse cerciorado, le dicen: « Cinco, y dos peces. » Entonces les mandó que se acomodaran todos por grupos sobre la verde hierba. Y se acomodaron por grupos de cien y de cincuenta. Y tomando los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y los iba dando a los discípulos para que se los fueran sirviendo. También repartió entre todos los dos peces. Comieron todos y se saciaron. Y recogieron las sobras, doce canastos llenos y también lo de los peces. Los que comieron los panes fueron 5.000 hombres.

Mc 6, 35-44

Doc. 4

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14 · COMEMOS TODOS, COMEMOS BIEN. Cuaderno de actividades para Educación Primaria www.enredate.org

Ha sido una semana muy larga. Exámenes, lectu-ras, trabajos y encima un día me tocó vacunarme.Aún tengo dura la zona del pinchazo, aunque no medolió mucho, la verdad. Por fin es sábado y hoytenía clase de patinaje. ¡Qué ganas de ver de nuevoa mis amigos! Me he caído más de lo normal ycreo que no me queda una parte del cuerpo sin gol-pear, pero ha sido realmente divertido. Después,con mis padres, había que hacer la compra.

En el centro comercial había mucha, mucha gente.Apenas se podía caminar entre los carros repletosde comida. Por cierto, ¿por qué se conducen tanmal esos carros? Hay personas que viéndoles lacara podrías adivinar lo que llevan en el carro ysin embargo hay otras a las que no les pega nada.Me da por pensar que igual se han confundido tanensimismados como circulan y se lo han quitado aotra persona. También hay gente que se diría quehace la compra por colores y los carros se vuelvenverdes, rosas, rojos, azules y a veces parecen bai-lar al ritmo de la música de fondo que se oyeentrecortada por estruendosos avisos.

Después de que una señora con una bata blancanos diera a probar un yogur de sabor extraño leconté a mi padre que en el colegio habíamos vistoque alimentos se pueden comer todos los días ycuales sólo de vez en cuando. Lamentablementelos dulces están en este grupo, aunque la verdades que no me gustan demasiado. A mi lo que megustan son las cerezas, aunque manchan un pocoy mamá se enfada si estropeo la ropa del colegio.A nuestro lado pasó un señor con el carro lleno derefrescos. Tan lleno estaba que no se le veía casi lacabeza detrás de las latas. Lo primero que pensées que no debería tener agua en casa, como lespasa a tantos niños y niñas en el mundo segúnnos explicaron en el colegio. Luego imaginé queducharse con refrescos debía ser bastante asque-roso. Además, bajar todas las latas al contenedoramarillo debía ser un trabajo importante.

Enseguida recordé otra cosa que nos contaron enel colegio. La cantidad de niños y niñas de miedad que no tenían nada o muy poca cosa paracomer. A mi me parecía algo increíble, ¿cómo teibas a levantar y no tener nada para desayunar?¡Eso es imposible! El desayuno te da energíaspara poder aguantar todo el día… y más viendoen ese momento a mi alrededor que, miraradonde mirara, ¡había comida por todas partes!

Allá donde no hubiera comida, por muy lejos quefuera, desde esos aviones grandes se podrían lan-zar en paracaídas todas estas cajas que hay poraquí. Rápidamente imaginé el cielo lleno de para-caídas de colores cargados de rica comida.Problema solucionado, ¿no? Luego me di cuentaque habría que avisar antes de lanzar la comida,no fueran a caerles en la cabeza los cartones deleche, con lo que pesan…Tampoco me imagino ami esperando a que cayera del cielo un plato demacarrones…Umm, lástima, habrá que pensarotra cosa. Esto no puede quedar así.

Le conté a mi padre mis pensamientos mientrasconducía el carro intentando esquivar a una seño-ra que con mucha habilidad, a la vez que despiste,ocupaba todo el pasillo. Sonrió sin apartar la mira-da de la lista de la compra. Me dijo que tambiénhabía niños que aún teniendo a su alcance toda lacomida que desearan tenían problemas por comerdemasiado poco o alimentos poco saludables.Seguí conduciendo con una sola mano, meremangué un poco y le dije que ya lo sabía, queconocía de memoria la pirámide de la alimenta-ción y que, por cierto, él comía muy poca fruta. Serió, me miró y me dijo: — ¡Manzanas! ¡Se nosolvidan las manzanas! —.Y mientras nos dirigía-mos a la sección de frutería me dijo: —Se tu elcambio que quieres ver en el mundo. Podemosmoverlo en un solo día—. Sinceramente, no enten-dí mucho lo que me contaba, pero cuando fui apreguntarle qué quería decir estábamos en la caja

UN DÍA PARA MOVER EL MUNDO

ACTIVIDAD #03. Anexo

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www.enredate.org COMEMOS TODOS, COMEMOS BIEN. Cuaderno de actividades para Educación Primaria · 15

poniendo apresuradamente nuestra compra en lacinta transportadora. Mientras colocábamos denuevo toda la compra en el carro fui dándole vuel-tas a eso de mover el mundo…pero el mundo yase mueve solo, ¿no?

Volvimos a casa, preparamos el almuerzo y comi-mos enseguida. Tocaba descansar un poco, lamañana había sido intensa, aunque yo seguía pen-sando en mis cosas. Al ver mi inquietud mi padreme preguntó qué me ocurría y le dije que aunquehabía comido bien no me sentía con fuerzas paramover el mundo y que dudaba que nadie pudierahacerlo. Él me dijo: —Muy bien, ese es el primerpaso. Ahora debes buscar ayuda, pero antes duer-me un poco. Tras la siesta lo verás más claro—.¡Para siestas estaba yo! En la cama, empecé ahacer una lista mental: mis amigos, mis compañe-ros del colegio, mis tíos, mis abuelos, mis primos,mis vecinos, mis profesores, mi médico…la poli-

cía, la alcaldesa, el cartero…vaya, pues si queconozco gente. Me dije — ¡claro! este es mimundo, este si lo puedo mover—. El descubrimien-to me tranquilizó a la vez que me ayudó a encon-trar el sueño. En ese sueño vi a niños y niñas demuchos lugares, unos altos, otros bajos, unos fuer-tes, otros más delgados, unos en silla de ruedas,otros con sandalias…todos jugaban alrededor deunos paracaídas de colores. Los mismos con losque yo pensaba hacer llegar la comida del cielo,pero esta vez servían para jugar, para jugar a lanzarlo más alto posible una pelota de color azul que separecía al planeta Tierra. Les pedí que me dejaranjugar y enseguida me hicieron un hueco. Tensamosla tela y lanzamos la pelota una y otra vez. Cadavez más alto, cada vez mejor coordinados y excla-mando que este era el día de mover el mundo.

Cuando desperté sabía que tenía un plan. Y ahoratú ¿quieres mover tu mundo?