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LECTURAS

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Relacin Esencial de la Investigacin sobre Arte Rupestre en Venezuela:

Desde la Visin del Mito a la Lectura de la Ciencia.

Ante un petroglifo venezolano, llevado desde su selvtico sitio de origen hasta una urbana biblioteca universitaria, potica e intuitivamente escribi Jos Vicente Abreu: Al parecer estamos en presencia del primer libro. Un libro raro escrito en piedra por su propio autor para un lector nico, iniciado en el misterio. Aun sus contemporneos nefitos, no podan penetrarlo, entenderlo, leerlo. Se necesitan ciertas iniciaciones claves. Este libro abierto, en una Biblioteca a cielo descubierto, a la vista de todo un bloque ltico pesado, indeleble, sin afeites ni catalogaciones, hecho con un sentido de fijacin eterna, era la contrapartida por acumulacin de conocimientos de la fragilidad de la memoria. Tal vez fue un auxiliar de la memoria, una huella mnemnica ltica. A la vista o al tacto de ellos se descorra el velo, se abra paso en el olvido, se empataba el hilo perdido. Quizs un auxiliar docente para volver al Plan originario de las cosas y los hombres. Por aqu pasaron los dedos, los ojos o un palito mgico, en la memoria del Tarn o en los sealamientos calendarios, sealamientos iniciales en el primer tiempo donde era imprescindible llegar simplemente con el instrumental comn de la memoria.

I

Segn Jeannine Sujo Volsky (1997), en Venezuela se ha registrado 379 yacimientos con 401 manifestaciones de Arte Rupestre: 320 son estaciones de petroglifos; 28 son pinturas rupestres; 10 son piedras o cerros mticos, 6 son conjuntos megalticos; 18 son bateas (depresiones de forma generalmente rectangular labradas en la roca); 16 son amoladores (depresiones en forma ovalada hechas por abrasin, posiblemente para amolar instrumentos lticos); 2 son micropetroglifos (pequeos guijarros con grabados), y 1 es un geoglifo. Este inventario se acrecienta da con da, gracias al trabajo de los investigadores de campo; pese a ausencia de apoyo gubernamental, la incomprensin institucional, y la prdida irreparable de algunos de estos yacimientos. Incluso la necesaria revisin de las fuentes histricas modifica nuestra comprensin del Arte Rupestre en Venezuela.La voz petroglifo (Del griego , roca, y un derivado , del verbo que significa cincelar, grabar) la encontramos en el Diccionario de la Real Academia Espaola, donde leemos: m. Grabado sobre roca obtenido por descascarillado o percusin, propio de pueblos prehistricos. La referencia ms remota a los petroglifos en Venezuela es un documento fechado en 1729 por el padre jesuita Juan Rivero, intitulado Historia de las Misiones de los Llanos de Casanare y los ros Meta y Orinoco. En esta relacin, Rivero narra que los misioneros que llegaron en 1671 a la confluencia de los ros Sinaruco y Orinoco encontraron unos peascos muy altos en los cuales haba unas figuras esculpidas con tal arte y disposicin que no es posible haberse formado en ellas tales imgenes o dolos sino por arte del demonio, porque si atendemos a la altura y lo inaccesible de las peas, no era posible subir a ellas, as por la mucha altura como por lo tajado del risco.

En lo que se refiere a la noticia ms remota sobre cerros y piedras mticas, consideremos las Relaciones de las Misiones de los Padres Capuchinos en las Antiguas Provincias Espaolas, hoy Repblica de Venezuela. 1650-1817. Documentos inditos de los siglos XVII Y XVIII, publicados bajo la direccin y estudio de Fray Froyln de Ronegro. Misionero Capuchino: Estas tribus escribe un misionero profesaban las ms absurdas ideas sobre la creacin del mundo; crean que era hechura de un indio, a quien llamaban Amanaroca, y tambin Chotocompas, quien mat a su hermano Conoroyma, convirtiendo despus su cuerpo en un gran peasco que hay a la falda del Gucharo; opinaban que el alma del hombre es inmortal, y que despus de esta vida iba a una inmensa caverna que hay bajo el mencionado monte; crean en la existencia del demonio a quien conocan con el nombre de Yoroquian, que significa el que mata, por considerarlo como el autor de la muerte. Decan que el Sol y la Luna eran seres vivientes; en lo eclipses de sta era indescriptible su consternacin; disparaban flechas al cielo, tocaban caracoles y elevan un gran vocero, como temerosos de que pereciera el astro de la noche.

En 1781, Philippo Salvatore Gillij, en su Saggio di Storia Americana habla de la roca pintada de Tepu Mereme que tuvo ocasin de ver en sus viajes por el Orinoco. Creyendo encontrar algo memorable nos dice, fui a verla, mas los lineamientos rsticos de la figuras no se asemejaban a ningn tipo de escritura. Relata el misionero la creencia de los indios Tamanacos segn la cual estos grabados fueron realizados por su dios Amalivaca, creador del gnero humano, quien viajando en su canoa, durante la edad de las grandes aguas, grab las figuras del Sol y de la Luna sobre una roca. Cuando pregunt a los Tamanaco cmo pudo sobrevivir el gnero humano en tan adversas circunstancias, estos respondieron que todos los Tamanacos se ahogaron, excepto un hombre y una mujer que se refugiaron en la cima de la elevada montaa de Tamanacu, a orillas del ro Asiver (Cuchivero), desde esta cima arrojaron por sobre sus cabezas los frutos de la palma moriche. De las semillas brotaron los hombres y mujeres que actualmente pueblan la Tierra. En otro pasaje de la obra de Gillij, apunta el misionero que los indios fingan prestar poca atencin a los grabados.Humboldt refiere que cuando Gillij lleg al Orinoco le fueron hechas las mismas preguntas que le formularon los indgenas mejicanos al fraile Bernardo de Sahagn: Vena de la otra orilla, de los remotos pases a donde se haba retirado Amalivaca, el Quetzalcatl de los Tamanacos? Este mito es compartido por muchos pueblos prehispnicos. Para los Macusi, Arekuna y otras tribus guayanesas, los petroglifos fueron hechos por Makuanaima Moomoo (el hijo de Dios), quien mientras viajaba por la tierra los dibujaba con los dedos en la superficie an fresca y hmeda de un mundo recin nacido. Amalivaca es el Bochica de Colombia, el Manco Capac de Per, un hombre-dios que vino de tierras remotas, fund ciudades, ciment las artes y luego se retir a su tierra de origen, prometiendo volver y dejando la huella de su pie impresa en la roca. La idea de que los petroglifos fueron grabados en el origen de la Creacin, como dibujos hechos por los nios en el barro fresco, nos fue referida por uno de nuestros informantes en la estacin de petroglifos Los Santos-El Mestizo, municipio Miranda, estado Falcn, como veremos con ms detenimiento en prrafos posteriores.II

El primer escrito sobre Arte Rupestre realizado por un autor venezolano corresponde a la pluma de Arstides Rojas. El 3 de febrero de 1874, en las pginas de La Opinin Nacional, Rojas publica la primera de tres entregas de este trabajo pionero. Establecer con precisin la primera edicin de este texto no es un solitario ejercicio de erudicin; arroja datos cruciales sobre el registro y conocimiento de las estaciones de petroglifos en Venezuela; nos permite, por ejemplo, fechar hacia 1873 la acuarela que Anton Gering hiciese del petroglifo de Campanero, en la regin central del pas, y que ste obsequiase a Rojas en vsperas de la publicacin del artculo en La Opinin Nacional; asimismo permite remontar en el tiempo los artculos sobre petroglifos venezolanos que desde Caracas, Adolf Ernst remitiese a la revista Globus en Berln.

Este ensayo fue Premiado por la Academia de Ciencias Sociales Caracas en el Certamen Literario del 28 de octubre de 1877, financindose su publicacin; desde entonces conoci varias ediciones, conjuntamente con otros estudios del autor. Establecer con precisin la primera edicin de este texto arroja datos cruciales sobre el registro y conocimiento de las manifestaciones rupestres en Venezuela; nos permite, verbigracia, situar hacia 1873 la acuarela que realizase Goering de una estacin de petroglifos de Venezuela; de este autor slo conservamos algn grabado sobre el tema; asimismo permite remontar en el tiempo los artculos que sobre petroglifos remitiese Adolf Ernst desde Caracas a la revista Globus en Berln. Son estas los primeros registros grficos de manifestaciones rupestres en nuestro pas. Inexactamente, Sujo fecha en 1878 la primera edicin de este estudio de Rojas, sin duda se refiere a la obra publicada por la Academia de Ciencias Sociales. La publicacin ms reciente tiene fecha de 2008 (Arstides Rojas: Orgenes Venezolanos. Historia, Tradiciones y Leyendas. Biblioteca Ayacucho. Tomo: 244. Seleccin, Prlogo y Cronologa a cargo de Gregory Zambrano).

La publicacin de 1878, lleva por ttulo Estudios Indgenas. Contribuciones a la Historia Antigua de Venezuela. El autor describe un gran nmero de petroglifos distribuidos en todo el territorio de Venezuela y reas de las Antillas, Colombia, Guyana y Brasil, anotando a grandes rasgos las figuras ms reconocibles y su disposicin sobre las rocas, a veces la constitucin geolgica de stas, y precisas indicaciones geogrficas y frecuentemente cardinales. Rojas ve los petroglifos como mensajes legados por las tribus de Amrica a futuras generaciones, en ellos se trataran episodios de su vieja historia, sus mitos, leyendas y costumbres. Apunta cada una de las tribus prehistricas que ocupaban cada zona, atribuyndole a los petroglifos un origen Caribe, por la recurrencia de smbolos como el Sol, la Luna y la rana. Explica que las ranas con las patas estiradas que aparecen en los petroglifos del Valle de Magdalena y Cundinamarca representan tierras inundadas, aludiendo a un cataclismo sucedido en la regin; a diferencia de las que aparecen con las patas encogidas en las rocas localizadas en las cimas de las montaas que rodean estos valles, que indicaran el descenso de las aguas; procura establecer una cronologa en funcin de estos hechos.Basndose en los relatos de Humboldt, explica Rojas que la accin erosiva del agua sobre las rocas reblandecera su superficie, facilitando el grabado, y la altura de las aguas permitira el acceso a las cimas de tan altos peascos. Considera que posiblemente las piedras indiquen la presencia de cementerios tal como sucede en Nuevo Mxico, donde las tumbas tienen grabadas manos y caras que simbolizan la amistad.

Este trabajo pionero de Rojas rene en germen algunas de las tendencias que se desarrollarn en el estudio del Arte Rupestre en Venezuela: la encuesta histrica, la descripcin estilstica, los intentos de interpretacin o lectura, las comparaciones con otras estaciones. Es como un compendio de una obra extensa y desigual que desarrollar la pasin, intuicin, erudicin y rigor de los investigadores durante 140 aos.

III

Sujo (1997) ha clasificados los petroglifos segn la tcnica de elaboracin, existen 4 tipos de grabados: 1) Bajo relieve lineal, en el que se excavan el delineamiento de la figura y sus detalles internos con un promedio de 1,24 cm de profundidad y 1,71 cm de ancho. En el Estado Barinas se encuentran los valores extremos del bajo relieve lineal, tanto en ancho (10 cm en el yacimiento de Capitanejo) como en profundidad (10 cm en el yacimiento de Bum-Bum). 2) Bajo relieve planar, en el que se excava totalmente la figura. Este tipo de grabado no tiene lmite de profundidad; se han documentado eslabones de piedras con conjuntos de cazoletas (grabados semiesfricos tambin llamados puntos acoplados) en las que se ha perforado la roca totalmente. 3) Alto relieve linear, en la que se excava el rea alrededor de la figura. 4) Alto relieve planar, en la que toda la figura aparece elevada sobre el plano.

En algunos sitios arqueolgicos como en los petroglifos de la Isla, en el Alto Loa (Chile), se ha encontrado utillaje especfico para la elaboracin de Arte Rupestre, como hisopos y percutores (Berenguer, s.f. 1984?). Como instrumentos fueron utilizados piedras abrasivas como el cuarzo, cuyo efecto se complementaba con el uso de arena y agua; cincel y martillo lticos que proporcionan un efecto de punteado; o la concha marina del corubo o curubo (Strombus gigas), cuyos fragmentos se han encontrado incrustados en los surcos. Existen noticias sobre la aplicacin de savia silicoltica de ciertas plantas (Euphorbiceas, Cereus) a la roca, catalizando el proceso de desintegracin de la superficie que se deseaba grabar (Sujo, ibdem).

Las protuberancias, abombamientos o depresiones naturales de la roca frecuentemente se integran a la figura utilizndose intencionalmente como relieve. En algunos petroglifos se han podido identificar lneas guas; los surcos eran grabados mediante la tcnica de percusin, luego eran sometidos a un proceso de pulimiento. El hallazgo de una piedra en Cunucunuma (Edo. Amazonas), prueba que los surcos eran coloreados con pintura hecha de onoto (Bixa orellana), caraa y agua.

La nica datacin absoluta de un petroglifo venezolano fue establecida para los petroglifos de Chipare, Edo Falcn. Eduardo Vaz, jefe del Laboratorio de Arqueometra del Instituto de Investigaciones Cientficas (IVIC), realiz la datacin a travs de la termoluminiscencia al determinar el lmite mximo de exposicin de la caliza en la cual fue grabado el petroglifo. Los resultados indican una edad prxima de los 4.000 aos a.p. Esta edad corresponde a una temperatura promedio de 30 C. Los datos obtenidos muestran que el petroglifo de Chipare fue grabado a mediados de la poca Meso-India. Segn Cruxent y Rouse (1985, [1958]) la poca Meso-India se extiende desde el 5.000 a.C. hasta el 1.000 a.C.; entre los rasgos socio-econmicos que la definen, destacan los orgenes de la agricultura, de la cermica y el desarrollo de la tecnologa de la piedra pulida y el proceso inicial de la conformacin de sociedades complejas y sedentarias.

IV

A comienzos del s XXI, el estudio del Arte Rupestre en Venezuela se encuentra en una encrucijada. De un lado, estn quienes consideran este saber cmo coto de caza exclusivo de los acadmicos, stos son los menos y su influencia queda limitada a las esferas gubernamentales e institucionales. De otro lado, una decisiva mayora considera que la investigacin, gestin y conservacin del Arte Rupestre requiere de la participacin de las comunidades cercanas a los Sitios con Arte Rupestre (SAR, para usar las siglas acuadas por el investigador colombiano Diego Martnez Celis). Sumados al protagonismo de las comunidades, deben estar los cientficos, los artistas, los artesanos, los promotores culturales, los empresarios, los maestros de escuela, los turistas.

Las leyes venezolanas sobre el Patrimonio Cultural destacan que la preservacin de esta legado es una obligacin compartida del Estado y los ciudadanos, empero una revisin crtica del marco legal pone en evidencia el carcter centralista, elitista, burocrtico, tanto de la legislacin como del ejercicio pblico de la gestin del Patrimonio Cultural de la Nacin.

Siguiendo este razonamiento, se imponen de manera absoluta la consulta con historiadores, conservadores y restauradores calificados, la comunidad organizada, en la gestin, estudio y conservacin del Patrimonio Cultural de la Nacin, segn lo establecido en los arts. 7 y 8 de la Ley de Proteccin y Defensa del Patrimonio Cultural (1993). Esta norma jurdica regula: los principios que han de regir la defensa del Patrimonio Cultural de la Repblica, comprendiendo sta: su investigacin, rescate, preservacin, conservacin, restauracin, revitalizacin, revalorizacin, mantenimiento, incremento, exhibicin, custodia, vigilancia, identificacin y todo cuanto requiera su proteccin cultural, material y espiritual.

Mi artculo favorito de esta Ley es el nmero 6, donde se especifica en el pargrafo 5 como Patrimonio Cultural de la Repblica: Las poblaciones y sitios que por sus valores tpicos, tradicionales, naturales, histricos, ambientales, artsticos, arquitectnicos o arqueolgicos, sean declarados dignos de proteccin y conservacin. Los centros histricos de pueblos y ciudades que lo ameriten y que tengan significacin para la memoria urbana. Es un largo artculo que comprende 14 tems, cuya lectura detallada recomiendo a todas las personas interesadas en el tema del Patrimonio Cultural en Venezuela. En mis clases le dedico una jornada exclusivamente para su estudio detallado. Desde el art. 44 hasta el art. 48, ambos inclusive, quedan establecidas las sanciones penales y administrativas a quienes destruyan, deterioren o daen el Patrimonio Cultural de la Nacin, ya sea por accin criminal o impericia en su profesin: de 2 a 4 aos de crcel y multas de cinco mil (5.000) a diez mil (10.000) das de salario mnimo. La Ley de Proteccin y Defensa del Patrimonio Cultural tiene dos atributos que la distinguen de manera conspicua entre todas las normas legales de la Nacin: es una de las pocas leyes que limita el derecho de propiedad privada y prela sobre otras leyes, como la Ley Penal del Ambiente.

La participacin y el compromiso de los habitantes cercanos a los SAR son imprescindibles para la conservacin y estos procesos de inclusin social deben ser estimulados. No se debe olvidar que dicha conservacin concierne en primer lugar a sus habitantes. La conservacin de los SAR slo puede ser eficaz si se integra en una poltica coherente de desarrollo econmico y social, y si es tomada en consideracin en el planeamiento territorial y a todos los niveles.

Como ya hemos dicho La Ley de Proteccin y Defensa del Patrimonio Cultural es el marco legislativo que regula lo referente al estudio, gerencia, investigacin y proteccin en materia del Patrimonio Cultural en Venezuela, inclusive norma la participacin ciudadana. En el art. 2 establece: La defensa del Patrimonio Cultural de la Repblica es obligacin prioritaria del Estado y la ciudadana. Se trata, pues, de una obligacin compartida. En el art. 44, reza: Quedan obligados a una participacin activa en pro de la defensa, rescate y conservacin del Patrimonio Cultural de la Repblica todos los ciudadanos que habiten en su territorio.

En el presente, el empleo de nuevas tcnicas de registro de campo, de anlisis de laboratorio, programa de procesamiento de imagen, anlisis simblico, gestin social de los sitios arqueolgicos, pginas especializadas en internet y otros escenarios virtuales, las posibilidades abiertas para la comunicacin en los medios digitales y alternativos, congresos regionales, nacionales e internacionales, programas de formacin y capacitacin destinados a las comunidades, los estudiosos y los curiosos, en fin todo un horizonte indito de abre para el estudio, gestin y conservacin del Arte Rupestre.

Pude escribir estas lneas con la tinta del corazn, como dice la cancin, pero opt por una argumentacin sustentada en la legislacin venezolana, en los modernos criterios cientficos y tcnicos que guan la conservacin y la restauracin de los Bienes Patrimoniales. Las he escrito con un sentimiento de urgencia. Como historiador, etnlogo, historiador del arte, docente e investigador universitario, debo fijar una posicin absolutamente clara ante la precaria situacin por la que pasa el Patrimonio Cultural Arqueolgico de la Nacin y afrontar, como deca el maestro J. M. Cruxent, las muchas consecuencias de la verdad. De lo Arqueolgico a lo Cotidiano(Apuntes de Arqueologa y Etnologa)

Todo producto elaborado a mano por el hombre est impregnado de espritu y tiene alma.

J. M. Cruxent

Poblamiento Temprano: Los Primeros Falconianos (15.000 a.C. 5.000 a.C.)

Hace mucho, mucho tiempo, digamos unos 20.000 15.000 aos antes del presente, llegaron a lo que es hoy el Estado Falcn los primeros seres humanos. Eran anatmicamente e intelectualmente modernos, esto es: eran Homo sapiens sapiens. Los datos arqueolgicos, lingsticos y, ms recientemente, genticos, tienden a agruparse en torno a las fechas de 15 a 20 mil aos para la llegada de los primeros pobladores; pero hay investigadores para quienes este acontecimiento pudo haber ocurrido hace 40.000 aos y hasta aventuran unos 50.000 aos antes del presente. Digamos, sencillamente, que el debate an est abierto.

Estos primeros pobladores habran cruzado el Estrecho de Bering, siguiendo las manadas de las cuales se alimentaban y se internaron, siguindolas, en tierras continentales. Otra teora propone que navegaron bordeando la lnea costera, alimentndose esencialmente de moluscos, peces, vegetales silvestres y, ocasionalmente, cazando grandes mamferos. Los hallazgos recientes en Chile y Argentina pases eminentemente costeros coinciden con esta ltima hiptesis, que concuerda plenamente con los yacimientos arqueolgicos en el Estado Falcn. Los hallazgos chilenos han sido fechados en 14.000 aos antes del presente. Los yacimientos de esta etapa temprana de poblamiento para el caso de Falcn ms estudiados y famosos a nivel mundial son: El Jobo, Muaco y Taima-Taima.Cuando los primeros pobladores llegaron al suelo que hoy llamamos Estado Falcn, el paisaje era muy diferente al de hoy. La lnea costera tena un perfil distinto y es posible que se pudiera llegar caminando hasta lo que son hoy las islas de Aruba y Curazao. La llanura era verde, cubierta de pastos y en ella pastaban manadas de grandes herbvoros como mastodontes, caballos americanos, camlidos. Entre las hierbas, acechaban tigres dientes de sable, osos de hocico corto y jaguares. Los gliptodontes gigantes y los megaterios recortaban la silueta de sus macizas figuras contra los atardeceres de aquellos tiempos ancestrales.Los primeros pobladores convivieron con animales an existentes en el presente como las aves, las serpientes, los murcilagos, roedores como lapas, picures y conejos, con venados, matacanes, bquiros y jaguares, y una gran variedad de insectos. En los yacimientos arqueolgicos se han encontrado sus huesos fosilizados o insectos atrapados en mbar, o bien testimonios de su actividad como colmenas fsiles.

Reclama ms la fantasa la convivencia de los primeros falconianos con los representantes de la megafauna como el gigantesco mastodonte (Stegomastodon waringi), que era semejante al elefante actual y cuyos huesos han sido encontrados en la Pennsula de Paraguan, en la tierras de Capatrida, en Muaco y Taima-Taima. De los huesos de mastodonte se tienen numerosos reportes en toda Venezuela, desde los Andes hasta los Llanos. Entre los fascinantes representantes de la megafauna extinta que encontraron los primeros falconianos, destaquemos el len o tigre dientes de sable (Esmilodon sp.) que cazaba en las llanuras y en los bosques. No hay pruebas en el registro arqueolgico o paleontolgico de que los hombres hayan interactuado con estos depredadores, pero seguramente los primeros pobladores tuvieron buen cuidado de no tropezar con un len dientes de sable en la espesura. El cachicamo gigante o Gliptodonte (Glyptodon sp.), el perezoso terrestre de grandes dimensiones (Megaterio sp.), falsos camlidos semejantes al camello como la macrauchenia (Xenorhinotherium sp.) y camlidos de la familia del camello como la llama (Palaeolama major), caballos (Amerhippus), lobos (Canis dirus), hipoptamos sudamericanos (Mixotodon sp.), osos (Arctoterium).poca Meso-India (5.000 a.C. 1.000 a.C.)

A lo largo de la costa, los Meso-Indios practicaron la pesca de peces y moluscos, desarrollando as habilidades martimas que los capacitaron para colonizar por primera vez las islas cercanas. Tanto en Tierra Firme como en las islas, los lugares de habitacin de los Meso-Indios estn marcados por largos montculos de conchas que muestran claramente su relacin con alimentos martimos. Hay pruebas de agricultura en Rancho Peludo (Estado Zulia) por la presencia de torteros de barro muy similares a los budares que an se usan en muchas partes de Venezuela para hacer casabe. Sin embargo, es poco probable que la agricultura en sus comienzos fuese muy eficaz, siendo un complemento en la recoleccin de frutas y vegetales silvestres. Ahora hay una variedad ms grande de implementos, incluyendo piedras pulidas. Lo ms tpico son morteros o piedras de moler para preparar las primeras plantas cultivadas. Tambin se encuentran por primera vez vasijas de cermica, las cuales incluyen jarras con impresin de tejidos y decoracin geomtrica. La cermica fue usada tanto en objetos utilitarios as como tambin en urnas funerarias muy elaboradas.poca Neo-India (1.000 a.C. - 1500 d.C.)

El comienzo de la poca Neo-India se ha fijado cuando la agricultura se desarrolla lo suficiente para reemplazar la caza, la pesca y la recoleccin como medio bsico de subsistencia. Esto ocurri alrededor del ao 1.000 a.C. en Venezuela oriental. En Venezuela oriental la yuca continu siendo el producto bsico, pero en el occidente los Neo-Indios prefirieron el maz, domesticado en Amrica Central, desde donde se dispers hacia el sur y el este. El nfasis en la agricultura no ocasion que los Neo-Indios abandonaran sus medios de subsistencia previamente existentes. Sus asientos costeos estn llenos de conchas, lo que significa que siguieron consumiendo productos marinos. Los materiales del perodo Neo-Indio son ricos y variados. No slo incluyen restos de comida, fogones y entierros, sino tambin construcciones religiosas y residenciales, algunas levantadas sobre montculos. La cermica est presente en casi todas partes. Otros materiales, tales como hueso, concha, algodn e inclusive metales son usados para hacer artefactos. La agricultura los capacit para desarrollar comunidades ms extensas, formas ms elaboradas de organizacin social y poltica, arte y religin.poca Indo-Hispana (1500 d.C. - hasta el presente)

Cuando hablemos de la Arqueologa Venezolana, tendremos oportunidad de referirnos tambin a una poca Indo-Hispana, ya que los indgenas locales han sobrevivido en cierto nmero desde la poca de la llegada de los espaoles, alrededor de 1500 d.C. hasta el presente. Los sitios de esta poca que han sido estudiados incluyen no slo poblados indgenas, sino tambin misiones y otros asentamientos espaoles en los cuales se encuentran artefactos indgenas. Este proceso est documentado de la mejor manera arqueolgica en el sitio de Nueva Cdiz, en la isla de Cubagua. Las excavaciones pusieron al descubierto all no slo artefactos espaoles, sino tambin cermica indgena de estilos originales de varias reas del Caribe. Hay pruebas de que pronto abandonaron estos estilos y desarrollaron una forma nueva de cermica local. Esta a su vez sobrevive, con escazas modificaciones, a travs de la poca Indo-Hispana y an existe como cermica rural. Se trata de una de las tantas contribuciones que los indgenas han hecho a la cultura moderna de Venezuela. Desde comienzos de la poca Indo-Hispana, son trados a Amrica los primeros esclavizados africanos, quienes contribuirn a la formacin de la poblacin y la historia de Venezuela.

Testimonios de Barro y Fuego: Los Estilos de la Cermica ArqueolgicaJ. M. Cruxent e Irving Rouse definen el estilo como un conjunto de caracteres cermicos aislados en un yacimiento tpico o cabecero, conjunto que se repite en otros yacimientos. En el yacimiento cabecero y en las dems estaciones homogneas, en las que el estilo no se presenta mezclado con otros, se incluyen todos los caracteres cermicos de material, forma y ornamentacin, reflejando as la totalidad de las costumbres referentes a la alfarera posedas por un pueblo o grupo durante un perodo de su historia. (Cruxent y Rouse, 1982: 22, 23). Y ms adelante precisan: Todo grupo social deber poseer normalmente un estilo cermico nico durante un determinado perodo de tiempo, excepto en los perodos de transicin entre estilos. Por otro lado, todo grupo usa generalmente varios tipos cermicos, aun dentro del mismo estilo. (Cruxent y Rouse, 1982: 22,23). Como se ve, los autores se refieren a la totalidad de las costumbres referentes a la alfarera, dando un carcter socio-cultural a su nocin de estilo. Categora originariamente tomada de la historia del arte. Cruxent y Rouse elaboran una detallada cronologa de los yacimientos arqueolgicos en Venezuela, con el objeto de conseguir una base sistemtica que sirva para organizar e interpretar el material arqueolgico de acuerdo con ella. Esta cronologa consiste en una serie de reas y perodos: Saladoide, Barrancoide, Dabajuroide, Tocuyanoide, Arauquinoide, Ocumaroide, Tierroide, Memoide y Valencioide. Estas series estn definidas por estilos cermicos.

Escrito en la Piedra: Petroglifos y Pinturas Rupestres. Se conoce como Arte Rupestre a los rasgos de la actividad humana o imgenes que han sido grabadas (petroglifos) o pintadas (pictografas) sobre superficies rocosas. Una definicin ms inclusiva debe comprender las piedras mticas y los geoglifos. Su denominacin como arte no significa que se trate de objetivos artsticos en los trminos y las finalidades con que hoy los encontramos desde nuestra cultura occidental. sta es slo una de las formas como se ha intentado definir su significado. Lo rupestre hace referencia al soporte en que se encuentra (del latn rupe: roca). El concepto mismo de arte est en constante revisin y hoy trasciende con mucho los lmites de las bellas artes.

Los petroglifos no son slo documentos del pasado, son testimonios rigurosamente contemporneos. Los petroglifos, las pictografas o pinturas parietales tambin llamados petrosimbolos, petrograbados, mitogramas por los acadmicos; calendarios, letreros, santos, vrgenes, muecos, por las comunidades rurales; tepu mereme (piedras pintadas) por los Tamanacos, las piedras mticas y los geoglifos (trmino acuado por J. M. Cruxent en 1948) estn en los orgenes de la expresin plstica que habra de dar curso al devenir del arte. En el estado Falcn se han registrado 20 estaciones de petroglifos y se tiene noticias de una estacin de pintura rupestre en la vecindad de la poblacin de Pecaya, municipio Sucre.Cermica Tradicional.

Quienes consideren que el estudio de la Historia slo puede realizarse basndose en testimonios escritos, desconocen la importancia que tiene en nuestro caso (el venezolano), la loza popular tradicional, estudiada antropolgicamente. La noble mano del artesano autntico, ceramista ungido por la ms pura tradicin patente en su patrn de vida, sabe muy bien cul es el camino a seguir para una evolucin natural de su arte. Como individuo sensible, que vive en una comunidad, funde en el crisol de sus conocimientos ancestrales todo aquello que atrae su mirada, impresiona su retina y afecta su sensibilidad. Rechaza las astucias y los recursos que no cuadren con su integridad moral. Est expuesto a las tentadoras ofertas de los medios comerciales o especulativos, pero su temperamento independiente y libre le impide caer en facilismos sin vlida y autntica base.Entre la Tradicin y Modernidad

La mano es a la obra material lo que la palabra y la msica son a las creaciones del slo pensamiento. Las artesanas encierran dentro de s los conocimientos tcnicos de su tiempo; pero el artesano coloca frente a estos conocimientos sus creencias, las cuales comprenden el saber de la cultura a la cual pertenece, tanto en el orden material como en el orden espiritual. Todo producto elaborado a mano por el hombre est impregnado de espritu y tiene alma, afirm el arquelogo, artista y explorador venezolano-cataln J. M. Cruxent. La mano del ceramista imprime forma a la organicidad sin geometra del barro primigenio. El artista del barro es un moderno alquimista: la tradicin y la innovacin se entrecruzan en las lneas y los volmenes de una obra equilibrada, madurada en el trabajo, enriquecida en el dilogo fructfero de lo ancestral con las vanguardias estticas internacionales. La adusta economa de formas que singulariza la cermica moderna se refleja en la sutileza de las obras, donde la herencia tnica universal y autctona se expresan con sumo refinamiento. La cermica moderna es una encrucijada y una sntesis: Es la suya una obra donde le arte, el diseo, la tradicin, la modernidad y la historia atinan en la conjuncin feliz del barro y la candela. Mgs. Sc. Camilo Morn

Bibliografa

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Alfredo Boulton (1987): La Pintura en Venezuela. Macanao Ediciones, Caracas.

Apuntes de Arqueologa de Venezuela. 1era parte

La palabra arqueologa deriva del griego y est compuesta por el adjetivo , antiguo y , discurso. Significa literalmente: discurso antiguo o, mejor an, discurso sobre cosas antiguas (Perinetti: 1975). La palabra arqueologa no es un neologismo, o sea, un trmino ad hoc sobre races griegas para el uso moderno. El trmino es antiqusimo y su empleo se remonta a la antigua Grecia. En efecto, hallamos por primera vez la palabra arqueologa en Platn, quien la emplea en su dilogo Hipias Mayor con el significado de historia de los antiguos hroes, de las razas, de los antiguos orgenes de una ciudad. En Tucdides este trmino indica la historia ms antigua de los griegos, anterior a las guerras del Peloponeso (Ibdem). La consagracin definitiva de la palabra arqueologa como el estudio de los monumentos antiguos, ocurre en Italia en 1821, al fundarse la Academia Pontificia Romana de Arqueologa, cuya misin consista en la bsqueda, examen, conservacin, estudio de los testimonios monumentales. Perinetti define la arqueologa como: la ciencia de la Antigedad que se ocupa de los monumentos de carcter no literario y que estudia las civilizaciones antiguas mediante la excavacin y el examen de la documentacin monumental de cualquier naturaleza, artstica o no (Ibdem).

En tanto que estudio y reflexin del pasado a travs de documentos materiales no escritos, la arqueologa en Venezuela puede remontarse a los pueblos indgenas ancestrales cuando proponan definiciones mticas de sus orgenes. Entre los Tamanacos, verbigracia, explicaban los petroglifos o tepu mereme (piedras pintadas), como obra de sus antepasados o de su dios creador Amalivaca, en tiempos de Kata Manoa, la Gran Laguna o la gran inundacin gensica, in illo tempore, tal y como documentaron Salvatore Gillij y Alexander von Humboldt.

Durante generaciones, los campesinos venezolanos han recogido en sus sementeras herramientas de piedra pulida, de bella simetra de lgrima, a las que comnmente llaman piedras del rayo o piedras centella. Requena (1945) las describe como armas cuya penetracin es por accin de filo y aplastamiento. En la poca primitiva parece que su forma hubiese sido la de una almendra, y de all su nombre de amigdaloide; a medida que las necesidades las fueron perfeccionando, se hicieron ms finas, talladas y pulidas. Los mangos que las hachas y destrales llevaban adaptados eran de diversos tipos: de horqueta, de bejuco que contorneaban los surcos, y de aplicacin exclusivamente unilateral, fijndose estos marcos al hacha por diversos procedimientos y sistemas de ligaduras. Apunta Cruxent (1967) que es muy posible que varios mitos y supersticiones sobre estos litos daten de la misma poca en que fueron fabricados. Los antiguos griegos les daban el nombre de ceraunia-gemma (del griego, keraunos, rayo). Segn Henri Martn, los druidas consagraban las hachas lticas valindose de conjuros mgicos en los que las llamas piedras del rayo. As, pues, la explicacin campesina sobre el origen de las herramientas lticas de piedra pulida es virtualmente tan remota como las herramientas mismas. Hasta el s. XVI no se tuvo noticia sobre el verdadero origen de las piedras del rayo. Corresponde a Michele Mercati explicarlas como manufacturas de hombres antiguos. Sus investigaciones fueron publicadas en 1716, o sea, a los ciento veintitrs aos de su muerte (Cruxent: 1967, 303).

Durante el s. XIX se iniciaron las primeras colecciones privadas de antigedades en Venezuela, algunas de estas colecciones pasaron despus a las colecciones de los museos de ciencias, antropologa y arqueologa que posteriormente se crearan en el pas. En Venezuela, los primeros trabajos conocidos sobre arqueologa corresponden a Adolfo Ernst, uno de los primeros representantes del positivismo. Bajo la influencia de esta corriente del pensamiento, los intelectuales venezolanos comienzan a interesarse por las sociedades aborgenes extintas y por las vivientes (Vargas: 1997, 236). Las primeras excavaciones sistemticas datan de 1877, se deben a Vicente Marcano junto con Carlos Villanueva y Alfredo Jhan, quienes se dedican a estudiar la cuenca del lago de Valencia. Gaspar Marcano publica en 1889 las conclusiones de estas investigaciones, adems de algunos resultados sobre la arqueologa del rea del Orinoco (Ibdem).

En Venezuela carecemos es notable de monumentos antiguos que capturen inmediatamente la imaginacin del lego en historia, arqueologa o etnologa. Ello hizo pensar a algunos espritus desprevenidos que en Venezuela no haba arqueologa o, en el mejor de los casos, nada que pudiese reclamar el estudio de quienes siguen este captulo de las ciencias. Incluso en aquel perodo que cabra llamar de los anticuarios, cuyo ms acabado ejemplo es D. Arstides Rojas autor de un temprano Estudios Indgenas, una pieza arqueolgica era evaluada por su belleza y por su estado de conservacin: si la pieza estaba intacta y la decoracin que la acompaaba resultaba evocadora y extica, despertaba algn inters. A. Requena en su Vestigios de la Atlntida, obra sustentada en una de las primeras excavaciones arqueolgicas documentadas en Venezuela, acusa la misma tendencia. A tal punto, que la pieza catalogada en su coleccin como N 1 es una monumental vasija funeraria, donada por el Presidente Gral. Juan Vicente Gmez. Requena agradece en su obra cumplidamente al Gral. Gmez la autorizacin para las excavaciones arqueolgicas realizadas en sus tierras en los alrededores del Lago de Valencia. Lo difcil, y que nos debiese llamar a maravilla, hubiese sido excavar en tierras venezolanas que no fuesen de Gmez, entonces el mayor latifundista del pas.

Con la llegada de las compaas petroleras ms sealadamente la Creole Petroleum Corporation, esa situacin cambia significativamente. Cuando Wendell C. Bennett, Alfred Kidder II, Cornelius Osgood antroplogos norteamericanos invitados por Requena entre 1932 y 1934, George D. Howard, Clifford Evans, Betty J. Meggers, y los gelogos Douglas Taylor, Edward S. Deevey, G. D. Jhonson, Wolf Petzall inicien sus investigaciones, se comenzarn a echar los fundamentos de la arqueologa moderna en Venezuela, aunque de manera espordica e inconexa.

J. M. Cruxent comenz sus estudios de campo en 1942; su primera publicacin cientfica data de 1944: Espeleoarqueologa, en: Memoria de la Sociedad de Ciencias Naturales La Salle, Caracas, Tomo IV, N 11, p.p. 3-14, ella es el inicio de una faena de quince aos de infatigables exploraciones cientficas que coronar en An Archeological Chronology of Venezuela, en co-autora con Irving Rouse, arquelogo de la Universidad de Yale, la obra fue publicada por Panamerican Union, Science Monographs, Washington D.C., 2 vols., 550 p.p., en 1958. La primera edicin castellana de Arqueologa Cronolgica en Venezuela est fechada en 1961, corri a cargo de los mismos editores de la versin en lengua inglesa. Nosotros hemos consultado para este estudio la edicin de 1982, Ediciones de la Unidad Prehispnica de la Asociacin Juan Lovera, Ernesto Armitano Editor, 2 vols., 806 p.p. Un incremento nada despreciable de 256 pginas desde la edicin prncipe. Cruxent se sirvi para sus exploraciones del reciente y rpido desarrollo de la red de carreteras, que no slo abri nuevas regiones a la exploracin sino que tambin produjo el descubrimiento de importantes yacimientos. (Cruxent y Rouse: 1982). La obra tiene dos fines principales: Primero, ofrecer un panorama de la arqueologa venezolana; para ello se sirven no slo de sus propias y numerosas investigaciones, acuden a la bibliografa conocida sobre el tema: realizan una encuesta cientfica, generosamente reconocieron su deuda con todos aquellos que han desempeado un papel activo o han colaborado directa o indirectamente al progreso de la arqueologa venezolana. Entre ellos: Adolf Ernst, Alfredo Jahn, Gaspar y Vicente Marcano, Lisandro Alvarado, Julio C. Salas, Karl von den Steinen, Elas Toro, Theodoor de Booy, Luis R. Oramas, Herbert J. Spinden, Mario Briceo-Iragorry, Wendell C. Bennett, Alfred Kidder II, Hno. Nectario Mara, Gladys Nomland, Cornelius Osgood, Vicenzo Petrullo, Rafael y Antonio Requena, Bartolom Tavera Acosta, Miguel Acosta Saignes, Walter Dupouy, George D. Howard, Gilberto Antolnez, Arstides Rojas, Pedro Manuel Arcaya, Hans Baumgartner, Adelaida Daz de Ungra, Amlcar Fonseca, J. A. Mata de Gregorio, Robert L. Hall, Ernest Harburg, Diego Hernndez, George Hill, Pedro Jam, Jos I. Lares, Tulio Lpez Ramrez, Allan Rafael Lugo Gonzlez, Gorns Mac Pherson, Samuel Daro Maldonado, Guillermo Zuloaga, Hno. Gins, Eugenio De Bellard, Luis Carbonell, Alberto Mndez A., Hilarin Ortinski, Oriol Pi Suer, Carrol L. Riley, Gonzlez Rincones, Jess Mara Rsquez, Jess Rojas Velsquez, Everett Bauman, Gabriel Chuchani, Eddie Romero, Frederic Ernest Prince de Saxe-Altembourgh, Miguel Shon, James Silverberg, F. F. Ferrer, Barbosa de la Torre, Briceo Valero, Pablo Vila, Julio de Armas, De Venanci, Royo y Gmez, Col. B. Lewis, J. Marrero, Francisco Tamayo, J. Pelan, Ernesto Sifontes, Sara Orestes, Marcel Roche y J. Odenal. En segundo lugar, los autores elaboran una detallada cronologa de los yacimientos arqueolgicos en Venezuela, con el objeto de conseguir una base sistemtica que sirva para organizar e interpretar el material arqueolgico. Esta cronologa consiste en una serie de reas y perodos: Saladoide, Barrancoide, Dabajuroide, Tocuyanoide, Arauquinoide, Ocumaroide, Tierroide, Memoide y Valencioide. Estas series estn fundamentalmente definidas por estilos cermicos.

Si bien Arqueologa Cronolgica de Venezuela es considerada como la obra capital de la esta ciencia en nuestro pas, los autores la concibieron con un espritu abierto y antidogmtico: No pretendemos escriben los autores puedan considerarse como definitivos los Perodos propuestos, ni sus valores absolutos, pero tenemos la impresin de haber establecido una slida base sobre la cual pueden construir los futuros arquelogos. (Cruxent y Rouse: [1958] 1982).

Apuntes sobre Arqueologa Venezolana (2da parte) y muy Especialmente Falconiana

Poblamiento Temprano de Amrica (15.000 a. C. a 10.000 a.C.)

Generalmente se est de acuerdo en que el indio americano entra al Nuevo Mundo desde Asia. Atraves el estrecho de Behring y lleg a Alaska durante la ltima Edad del Hielo, cuando el mar se encontraba a un nivel ms bajo que hoy da y el estrecho posiblemente estaba seco. Avanzando primero hacia el Este, el indio americano se dirigi luego al Sur, rumbo a las llanuras centrales de Norteamrica, para lo cual atraves la brecha que exista entonces entre las capas de hielo que cubran gran parte de Canad. Luego se dispers por el territorio de los Estados Unidos, sigui a Mxico y Centroamrica y finalmente se expandi por Sudamrica hace 15.000 a 10.000 aos antes del presente. En esta poca los indios subsistan de la caza de enormes mamferos terrestres, hoy extintos, pero que abundaban por entonces, tales como el mamut, el caballo americano, el mastodonte y el camello.

poca Meso-India (5.000 a.C. a 1.000 a.C.)

A lo largo de la costa, los Meso-Indios practicaron la pesca de peces y moluscos, desarrollando as habilidades martimas que los capacitaron para colonizar por primera vez las islas cercanas. Tanto en Tierra Firme como en las islas, los lugares de habitacin de los Meso-Indios estn marcados por largos montculos de conchas que muestran claramente su relacin con alimentos martimos. Hay pruebas de agricultura en Rancho Peludo (Estado Zulia) por la presencia de torteros de barro muy similares a los budares que an se usan en muchas partes de Venezuela para hacer casabe. Sin embargo, es poco probable que la agricultura en sus comienzos fuese muy eficaz, siendo un complemento en la recoleccin de frutas y vegetales silvestres. Ahora hay una variedad ms grande de implementos, incluyendo piedras pulidas. Lo ms tpico son morteros o piedras de moler para preparar las primeras plantas cultivadas. Tambin se encuentran por primera vez vasijas de cermica, las cuales incluyen jarras con impresin de tejidos y decoracin geomtrica. La cermica fue usada tanto en objetos utilitarios as como tambin en urnas funerarias muy elaboradas.poca Neo-India (1.000 a.C. a 1500 d.C.)

El comienzo de la poca Neo-India se ha fijado cuando la agricultura se desarrolla lo suficiente para reemplazar la caza, la pesca y la recoleccin como medio bsico de subsistencia. Esto ocurri alrededor del ao 1.000 a.C. en Venezuela oriental. En Venezuela oriental la yuca continu siendo el producto bsico, pero en el occidente los Neo-Indios prefirieron el maz, domesticado en Amrica Central, desde donde se dispers hacia el sur y el este. El nfasis en la agricultura no ocasion que los Neo-Indios abandonaran sus medios de subsistencia previamente existentes. Sus asientos costeos estn llenos de conchas, lo que significa que siguieron consumiendo productos marinos. Los materiales del perodo Neo-Indio son ricos y variados. No slo incluyen restos de comida, fogones y entierros, sino tambin construcciones religiosas y residenciales, algunas levantadas sobre montculos. La cermica est presente en casi todas partes. Otros materiales, tales como hueso, concha, algodn e inclusive metales son usados para hacer artefactos. La agricultura los capacit para desarrollar comunidades ms extensas, formas ms elaboradas de organizacin social y poltica, arte y religin.poca Indo-Hispana (1500 d.C. hasta el presente)

Cuando hablemos de la Arqueologa Venezolana, tendremos oportunidad de referirnos tambin a una poca Indo-Hispana, ya que los indgenas locales han sobrevivido en cierto nmero desde la poca de la llegada de los espaoles, alrededor de 1500 d.C. hasta el presente. Los sitios de esta poca que han sido estudiados incluyen no slo poblados indgenas, sino tambin misiones y otros asentamientos espaoles en los cuales se encuentran artefactos indgenas. Este proceso est documentado de la mejor manera arqueolgica en el sitio de Nueva Cdiz, en la isla de Cubagua. Las excavaciones pusieron al descubierto all no slo artefactos espaoles, sino tambin cermica indgena de estilos originales de varias reas del Caribe. Hay pruebas de que pronto abandonaron estos estilos y desarrollaron una forma nueva de cermica local. Esta a su vez sobrevive, con escazas modificaciones, a travs de la poca Indo-Hispana y an existe como cermica rural. Se trata de una de las tantas contribuciones que los indgenas han hecho a la cultura moderna de Venezuela.Orgenes de la Arqueologa Falconiana.

Segn Cruxent y Rouse, corresponde a Francisco Tamayo ser el primer investigador de la Arqueologa de esta rea. En 1932, publica Ensayo sobre el Arte Pictrico de los Caquetos y Gayones, con un Bosquejo de la Evolucin del Arte. Boletn de la Sociedad Venezolana de Ciencias Naturales, 1, n 10: 398-405. Hacia fines del primer cuarto del siglo XX, Tamayo excav en la costa sudoccidental del Golfo de Coro, donde rescat tiestos pintados con dibujos geomtricos. Poco despus los gelogos que estudiaban la regin en busca de petrleo comenzaron a realizar colecciones de material ltico y cermico aflorado que fueron entregadas al Museo de Antropologa de la Universidad de California, en Berkeley. Gladys Nomland public estudios de estas colecciones en 1933 y 1953 a partir de los materiales colectados en El Mamn, Hato Viejo, La Maravilla y Coro. En 1941, Osgood y Howard excavaron en el yacimiento de Cayeura, Pennsula de Paraguan, e hicieron colecciones de otros yacimientos en Moruy y en la Playa de Amuay. En 1957, Paranhos da Silva public un estudio sobre una pequea coleccin de esta zona. A partir de 1949, J. M. Cruxent realiz una serie de viajes a Coro en los que visit las estaciones descritas por Nomland y descubri otra cerca de Coro.

Etnohistoria Caquetos, Jiraharas, Ayamanes, Chipas o Chiparotes, Ajaguas y Caribes eran algunas de las naciones indgenas que poblaban en el s. XVI el territorio de lo que hoy es Falcn. Los Caquetos tenan sus sementeras en las tierras llanas y poblaban las islas al frente de la Pennsula de Paraguan; Ayamanes y Ajaguas cazaban y sembraban en las tierras del Sur, los Chipas pescaban hacia el Occidente; en la Sierra, los Jiraharas fabricaban flechas y cosechaban la urupagua (Aveledoa nucifera). Los Caribe haban establecido puestos de avanzada en sus campaas de conquista en la regin costera oriental.

Vive la presencia de estos hombres y mujeres ancestrales en la toponimia, en los nombres de plantas y animales, en los mitos y las leyendas, en la geografa mtica: en las cavernas donde se celebra el solsticio de verano, en los manantiales encantados (que los falconianos llaman ojos de agua), en las piedras mticas que se levantan en las playas, en la llanura reseca y en la serrana, en los cerros sagrados; en los petroglifos de enigmticos signos que se encuentran en los ms varios ecosistemas, desde la rida llanura coriana hasta las cumbres nubosas del cerro Santa Ana, en la pennsula de Paraguan, llamado Guanacanauri, en lengua indgena, segn cuenta la tradicin (Hernndez, 1998: 57). La presencia indgena est atestiguada en yacimientos del perodo Paleoindio, remontase a 15.000 aos a. C.; en la bella cermica policroma de estilo Dabajuroide, segn la terminologa acuada por Cruxent y Rouse (1958) en Arqueologa Cronolgica de Venezuela y, cabalmente, de forma palmaria e incontestable en el fenotipo y el genotipo cabe decir en la sangre de los falconianos (Morn, 2007).

Cermica DabajuroideComo bien apuntan Cruxent y Rouse en Arqueologa Venezolana: Sin lugar a dudas, la serie Dabajuroide ocupa la mxima extensin, tanto en el espacio como en el tiempo, de todas las series venezolanas: (1963: 102). La serie perdur durante cuatro milenios, originndose hacia el 2.820 a.C., desde los inicios de la poca Meso-India, extendindose a travs de toda la poca Neo-India y perdur hasta los tiempos Indo-Hispnicos. Entre sus puntos ms distantes, el rea de San Cristbal en Los Andes venezolanos y la isla de Margarita en el rea de Porlamar, la serie Dabajuroide cubre una distancia aproximada de 1.300 kilmetros siguiendo la lnea de la costa (Ibdem).

La cermica de la serie Dabajuroide se define por estos rasgos: desgrasante arenoso, construccin de vasijas por medio de la tcnica del enrollado, acabado de la base de la vasija mediante impresin de tejidos o corrugado de la superficie con las manos, bases anulares caladas, boles con lados encorvados, ollas con cuellos que frecuentemente son acintados, pequeas asas con rasgos aplicados, decoracin de motivos geomtricos en color ocre sobre engobe blanco (Cruxent y Rouse, 1958). En lo personal (Morn, 2010), hemos distinguido cada uno de los rasgos clsicos del estilo Dabajuroide en los afloramientos cermicos de Mdanos de Coro, y especialmente hemos notado un acintado triple en el cuello de diversos tipos de piezas. Este rasgo distintivo se extiende de manera notable desde Dabajuro yacimiento cabecero, hasta Mitare, Caimancito y Cumarebo. Cruxent (1968) hace notar que los budares de barro que indican el cultivo de la yuca estn prcticamente ausentes en los yacimientos Dabajuroides. De esto se infiere, prosigue Cruxent, que la gente Dabajuroide trajo consigo el cultivo del maz y que a medida que se iba desplazando hacia el Este, lo introduca en el rea del cultivo de la yuca.

Un documento arqueolgico, como un fragmento de budare o un trozo de cermica arqueolgica, pese a su aparente modestia, puede ser muy elocuente si se le sabe interrogar, y el progreso de la Ciencia pone en nuestras manos instrumentos y tcnicas que nos permiten recabar datos desconocidos e impensables para los investigadores de hace apenas unas pocas dcadas; pero toda tcnica es estril si el documento arqueolgico ha sido deteriorado o destruido, ya sea por impericia de parte de los investigadores o por el vandalismo culposo o intencionado (Morn, 2010). La Cermica Tradicional

Quienes consideren que el estudio de la Historia slo puede realizarse basndose en testimonios escritos, desconocen la importancia que tiene en nuestro caso (el venezolano), la loza popular tradicional, estudiada antropolgicamente.

Las artesanas encierran dentro de s todos los conocimientos tcnicos de su tiempo; pero el locero coloca frente a estos conocimientos sus creencias, las cuales comprenden todo el saber de la cultura a que pertenece, tanto en el orden material como en el orden espiritual.

Todo producto elaborado a mano por el hombre est impregnado de espritu y tiene alma.

La noble mano del artesano autntico, ceramista ungido por la ms pura tradicin patente en su patrn de vida, sabe muy bien cul es el camino a seguir para una evolucin natural de su arte. Como individuo sensible, que vive en una comunidad, funde en el crisol de sus conocimientos ancestrales todo aquello que atrae su mirada, impresiona su retina y afecta su sensibilidad. Rechaza las astucias y los recursos que no cuadren con su integridad moral. Est expuesto a las tentadoras ofertas de los medios comerciales o especulativos, pero su temperamento independiente y libre le impide caer en facilismos sin vlida y autntica base.

Museo de Cermica Histrica y Loza Popular. UNEFM, Coro, 1980.