lectura 8 kriele, martin, introducción a la teoría del estado, 1980, pp. 53-61

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MARTIN KRIELE IIITRODUCCIOI{ AtA TEORIA DEL ESTADO FUNDAMENTOS HISTÓRICOS DE LA LEGITIMIDAD DEL ESTADO CONSTITUCIONAL DEMOCRATICO Traducción por Eucrr.lto Bu¡.vcrx #r EDrcronBs %/eruDfios lnn 19 t0

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  • MARTIN KRIELE

    IIITRODUCCIOI{AtA

    TEORIA DEL ESTADOFUNDAMENTOS HISTRICOS

    DE LA LEGITIMIDAD DEL ESTADOCONSTITUCIONAL DEMOCRATICO

    Traduccin por Eucrr.lto Bu.vcrx

    #rEDrcronBs %/eruDfios lnn

    19 t0

  • Cnr'rulo 2

    SOBERANfA

    $ {). /'az intertia.Quien no ha vivido una guerra civil y tampoco la ha

    "contenrplado" cn virtud de los informes histricos, tieneque esforzar su fantasa para irnaginarse lo que ella significa:pelieran los intereses ms ilnportalltes, tales como la vida, lalibertad, la seguridad y sucesivamente se produce el embru-tecimiento nroral por el miedo, odio, traicin, desconfianza,venganza, sadismo. ,{ ello se agrega el inevitable desplaza-miento de la ratn, del conocimiento, del enfoque justo ydiferenciado por esquemas simplistas amigo-enemigo y elfanatisnro. [,o pcor- son la desesperacin, y el bien fundadomiedo del fin de la guerra civil. Pues cuando una de las par-tes \ence a la otra, no termina en modo alguno la miseria,ya que continria bajo la forma del terror. El vencedor ha demantener en impotencia al enemigo vencido y para eso nece-sita de la polica poltica, de la tortura, de las ejecuciones, deIos campos de concenrracin, del sistema de delacin. Laguerra civil es llevada adelante por una sola parte con me-dios policiales, y el clima de miedo, mentira y violencia per-manece a menudo dtrrante generaciones. El terror puederesultar an ms horrible que la guerra civil. Pues a todaslas otras cosas se agrega la degradacin. Mientras en la gue-n'a civil se enfrentaban enemigos, en el terror se enfrentancl tortnrador y el torturado. I\{ientras en la guerra civil toda-va haba camaradera de hrcha. el terror condena al silenciol disrreh'e las comunidades en desconf ianza y delacin. I\f ien-tras en Ia guerra civil las derrotas honorables podan ser en-tendidas conro sacrificios. en el sistema del terror la aniquila-cin es sufrida conro hurnillante y carente de sentido.

    5 -

    Krielc.

  • 54 IrsrrouuccrN A LA ronfl psr. EsrADo

    La expectativa de tales perspectivas hace que la guerracivil sea an ms fantica: no se trata tan slo de la victoria

  • Sosnexf,

    3. A y B se someten voluntariamente a la decis^n de unrercero: p.az med,iante el arbitroie.

    El presupuesto para el compromiso y el arbitraje es uncierto marco de paz preexistente, que limita de tal modo eIconflicto que la raz6n y la moderacin pueden imponeseal fanatismo y a la polarizacin total.

    4. Un tercero, C, somete tanto a A como a B y fuerza aambos mediante su podero superior a renunciar a la victoria y a ejercer tolerancia respecto del otro: poz por mediod.e la soberana. La condicin para ello es la garanta deque C no ponga su poder al servicio de los fines particularesde A o de B. Pues si C se identifica con I o con B, la situa-cin se reduce al modelo I (paz por medio del terror).

    El rnodelo 4 -paz por medio de la soberana- es etr modelo de todo orden pblico,'incluso del Estado constitucio-

    nal democrtico. Es caracterstico de todo orden pblico elimpedir la slucin por medio de la fuerza de los conflic-tos entre particulares o entre grupos, porque el orden p-blico monopoliza la fuerza y prev procedimientos para evi-tar, regular y decidir los conflictos. En esta medida, la sobe-ranla del Estado es la condicin para la paz interna. Su for-macin como Estado constitucional democrtico es entoncescondicin para que el modelo 4 no sea reemplazado por elmodelo l, es decir, por el terror.

    S 10. El "tercer partido" en Ia guerra ciuil religiosa.En el comienzo estaba la guerra civil. La idea de la sobe-

    rana caracterstica para el Estado moderno, ha sido formu-lada programticamente en una poca en que la reformahaba conquistado ciudades y estamentos en gran nmero

    -enun nmero tan grande que el sometimiento de los "herejes"ya no era posible-. Tratndose de movimientos de reformamedievales, que eran ms limitados, el sometimiento de losherejes y el restablecimiento de la uniformidad religiosa eranhabituales. Los protestantes del siglo xvr, en cambio, erannumerosos y lo suficientemente fuertes para poder defen-

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  • 56 fsreopuccN A L\ ror pr, Esrnoo

    derse con xito. En esta situacin hubo dos soluciones posi-bles: o bien se aferaba al principio de la unif ormidad reli-gdosa dentro de un territorio. Esto llevaba enronces al des-membramiento en gran nmero de territorios catlicos yprotestantes segn el principo "cutus regio-eius religio",solucin que fue adoptada en Alemania despus de la Guerrade los Treinta Aos. O bien, se abandonaba el principio dela uniformidad religiosa dentro de un territorio y se lo reeln-plazaba por el principio de la tolerancia religiosa. Entoncesexista la posibilidad de mantener la unidad de un reino ex-tenso

    -solucin que fue adoptada en Francia despus deledicto de Nantes-.

    Retrospectivamente, esto parece ser una altcrnativa [-cil. Para el modo de pensar del siglo xvl no lo era en abso-luto. El reconocimiento de los herejes apareca como unaofensa a l)ios y como anuencia con un foco de infeccin dia-blico, donde estaba en juego nada menos que la salvacinde los seducidos. Tal idea ha llevado a la conclttsin de queel sometirniento de los plotcstantes deba llcvarse adclantcpor todos los medios, y por parte de los protestantes, de queera necesario defender en toda forma la preservacin de lalibertad evanglica de [a fe prescrita por la conciencia.

    En Francia, la guerra de los hugonotes de 36 aos deduracin entre los Guise catlicos por un lado y los estamen-tos y ciudades hugonotes, por el otro, fue conducida concrteldad inexorable, con ataques, asesinatos, incendios, sa-queos y barbaries de todo tipo. Los reyes de Francia vacila-ban entre la tolerancia y la participacin en el terror reli-gioso. Por un lado, trataban de preservar la paz, y la uni-dad del reino mediante los edictos de toleranci: los edictosde Antoine de 1563, de St. Germain de 1570 y de Poitiersde 1577. Pero no lograron poner fin al trajin sangriento: nisu autoridad, ni el poder militar basado en ella eran sufi-cientes para imponer el respeto a los edictos. Los reyes noeran todava "soberanos", sino dependientes del poder pro-pio de los estamentos y de las ciudades o, en todo caso, de-masiado dbiles para poder imponerse a estos ltimos,

  • Sorn.r.fl 57.for- o,I1 parte, ellos tambin participaron en la lucha,

    no slo debido al.fa'atismo religioso, sino tambin para esta-blccer la paz medianre cl externinio del partido p.bt.rt"nt.,esrecialnrenre en la noche de ,\an Bartolom d,e lb72: la reinacatalina i.vitri a pars, aparentando sentimientos de tole-rancia, a los jefes de los hugonotes a la fiesta de casamientode su hija Margar.ira con el rey protesranre Enrique de Na-varra, y los hizo aracar y degollar durante la fiesti. simult-neamente hizo asesinar rnuchos miles de hugonotes en todaFrancia, que no estaban preparados confiado en su pro_mesa de rolera.cia. Los hugonotes quedaron debilitados. perotodava lo suficienremenre fuertes para seguir con su definsay se

    'ieron forzados -ahora que se comprb que no podanconfiar en las promesas d tolerancia d los r.y.r- a isumirsu defensa nlilirar por sus propios rnedios.

    Indecisi'. resignacin paralizante y la continuacinimperturbable de la matanza por parte de los fanticos reli-giosos sin esperanza de un fin, cracterizaban la situacin.Ls rinicas posibilidades para llegar a la paz parecan ser obie'

  • 58 IxrrooucclN A r.A reonfr, nr, Esnroo

    Su finalidad era fortalecer de tal modo la autoridaddel rey como para capacitarlo a hacer efectiaos los edictos detolerancia. L,n la prctica se trataba de que el ejrcito realfuera lo suficientemente fuerte para poder imponerse a am-bos partidos en guerra para forzar la paz. Para este objetivoera necesario crear una base de lealtad suficientemente fuer-te, ms fuerte que tdas las ataduras feudales y mercenarias.A este objetivo serva la doctrina de soberana.

    El objetivo de los politiques era racional: no se tratabade conducir a la victoria los "valores supremos" o la "verda-dera fe", sino, al contrario, de asegurar los fundamentos, lasbases. Hay dos tipos bsicos de tica. El primero dice: elvalor sttperior precede al inferior. Esto es la tica individualde la autoeducacin, del renunciamiento, del ascetismo. Laotra tica dice: el inters mas fundamental ha de ser satisfe-cho en primer trmino; en otras palabras, primero hay quecrear las condiciones efectivas en las cuales pueden ser reali-zados los valores superiores. Esto es la tica de Io poltico,es decir. de la responsabilidad por el todo. Es muv impor-tante tener presente que la tica del valor superior es latica de la autoeducacin indiuidual, mientras que la ticadel inters ms fundamental es y debe ser la tica de la accinpoLtica responsable. Si se confunden ambas cosas, el resul-tado es fanatismo. asesinato y guerra.

    Pues la tica indhtidual del "alor suberior" conduce encaso extremo al martirio: la disposicin de sacrificar inclusoel valor ms fundamental, la vida misma. para sewir a losvalores superiores. Ilevada al campo poltico, tal tica podracondncir al sacrificio del inters ms fundamental de otroshombres en nombre de los valores superiores: lo cual sieni-fica que se est dispuesto a aniquilarlos. f)esde la inquisicin,pasando por las guerras reliqiosas e ideoleicas hasta la posi-ble aniquilacin de la humanidad por medios atmicos, bac-teriolgicos o qumicos, se trata siempre de la trasferenciade la tica sctica de valores al campo de lo poltico. Ladisposicin al martirio se convierte en Ia disposicin demtar

  • Sornnx

    .{,1 revs, la trasferencia de Ia tica poltico del intersntds fundamental al campo indi.vid,ual conduce al burgushedonista y calculador, quien rara vez va ms all de los fun-damentos

    -ganar dinero, construrse una casa, ahorrar losimpuestos, etc.- y quien no es capaz de llevar a cabo nin-grn sacrificio. Permanece en el individualismo individualque no puede fundamentar ningrn tipo de responsabilidadpoltica.

    La teora de soberana era en sus comienzos una adver-tencia de que la tica poltica debe ocuparse, en primer lu-gar, de los fundarnentos. As deca Michel de I'Hpital, elcanciller del rey de Francia, en l5d2: no se trata e sabercul es la religin verdadera, sino cmo se puede convivir'.

    Justamente ste ha sido tambin el pensamiento bsicode.fean Bodin (lir30-l5f)6), el terico ms importanre entrelos politiqrs. Su obra principal De Ia Rpublique (lb77),escrita bajo la impresin del horror de la guena civil reli-giosa en general, y de la noche de San Bartolom en parti-crrlar, desarrolla con la idea de la souuerainet la fundamen-tacin filosfica clsica del Estado moderno y de la raznpoltica. Bodin explic que la razn narural consiste en reco-nocer la estrttctura jerrquica de los intereses de abajo haciuarriba: en el principio est la necesidad de conservar la vida,esto es, la paz y la alimentacin de los ciudadanos; cuandostas estn aseguradas, se hacen relevantes las convenien-cias de la vida, es decir, disponer de herramientas, remedios,etc., y slo cuando estn satisfechos estos intereses, los hom-bres se dedican a la historia, y otras ciencias humanistas; porencima de estas ciencias se elevan la astronomla y la astrol_oga, y finalmente se rrata de la veneracin de la glor.iadivina, de la visin espiritual corno surnnTutn bonum,e lasa.pientia que rerne en s a pnrdentia, scientia y religio. Bo.din era catlico-, prof'ndamente religioso, y estaba iejos depermanecer indiferente al conflicto religioso. pero ra su

    1 Rornan Schnur, Die lrartzsischen Juristen im konfessionellcn Brgcr-ftrieg, 1962, p. lg.

  • INroouccrN A LA rroni.r orr, Esr.roo

    conviccin que no es tara de la poltica realizar los valoressuperiores, es decir, en la prctica ayudar a la victoria de lacausa catlica, sino asegurar las bases sobre las cuales pucdcdesarrollarse tranquilamente una vida profundamente espi-ritual.

    La posicin de los politiques ha sido lrecuer)terr)crtcmalinterpretada corno cinica y falta dc religiosidad. Los poli-tiques han sido blanco de diversas calumnias y tuvieron queasumir grandes perjuicios personales. Strs intereses indrvi-duales podran haber sido satisfechos rns fcilmente si ellosno se hubieran convertido en campeones de la paz. En lajerarqua de los valores personales la intervencin en pro dela paz era el valor superior, al cual ellos sacrificaron inte-reses ms bsicos. Su tica indiuidual era, por tanto, la dejerarqua de aalores; nt tica poltica, la e intereses msbsicos. Si bien cabe formular la razn poltica corno prefe-rencia del inters nrs bsico, hay, sin enrbalgo, mrtiresde la raz6n poltica, es decir, aquelios que hacen sacrificiospersonales para ayudar a la victoria de la razn poltica.

    La conclusin politica de esta filosofa racional de l

  • Sosr,tNfe

    cia religiosa y que il pudo imponer al menos en grandesrasgos, al basarse en la teora de soberania. La soberan{aech bases a fines del siglo xvl para la paz religiosa en Francia.

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