leche de vaca

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LA LECHE DE VACA. BLANCURA ENGAÑOSA Desconfíe de los falsos amigos. De Anne Laroche-Walter Prefacio del Dr. Jean Seignalet Jouvence Editions.

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LA LECHE DE VACA.

BLANCURA ENGAÑOSA

Desconfíe de los falsos amigos.

DeAnne Laroche-Walter

Prefacio del Dr. Jean Seignalet

Jouvence Editions.

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TABLA DE CONTENIDOS:

Prefacio:.........................................................................................................3Introducción...................................................................................................5La leche materna........................................................................................... 6¿Porqué decir “no” a la leche de vaca?......................................................... 8Otros hablan del tema..................................................................................17¿Cómo sustituir la leche?............................................................................ 26TESTIMONIOS.......................................................................................... 32Conclusión: Mañana, lo prueba Vd.!...........................................................39

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Prefacio:

Es un gran placer para mí escribir el prefacio de la obra de Anne Laroche-Walter, porque se trata de uno de los estudios más bellos jamás escritos sobre la leche de vaca.

El autor presenta de modo muy claro y con un gran sentido práctico, las numerosas razones que deberían llevarnos a apartar de nuestra alimentación la leche de vaca y sus derivados: mantequilla, quesos, nata, yogures, helados. Anne Laroche-Walter conoce precisamente la composición de la leche de las mujeres y la de la leche de vaca. Hace resaltar claramente las mayores diferencias que existen entre ambas bebidas, la primera siendo perfecta para el recién nacido y la segunda siendo perfecta para la ternera sin serlo en absoluto para el bebé humano.

Hay que bien comprender que nuestro cuerpo funciona con enzimas, cuyo número es alto pero limitado: aproximadamente 10.000. Las enzimas intervienen en la gran mayoría de reacciones químicas que se desarrollan en el organismo humano. Y cada enzima es muy específica. Se fija en una estructura muy definida de su substrato, llamada sitio de reconocimiento. La enzima se comporta pues como una llave y no como una llave maestra.

Según las leyes de Darwin, se puede admitir que las enzimas del hombre están adaptadas a la alimentación prehistórica, mantenida más o menos idéntica para los simios y los hominidos durante diez millones de años. La crianza de los bóvidos tiene 5.000 años en Francia y el consumo abundante de leche de vaca se ha ido desarrollando solamente en el siglo XX. Creer que nuestras enzimas pueden adaptarse a las nuevas moléculas contenidas en esta leche animal, y además modificadas por la cocción, es una visión mental. En realidad, algunas de estas moléculas, escapando a la acción de las enzimas digestivas, atraviesan la barrera intestinal deteriorada por la alimentación moderna, pasan en la sangre y se van a depositar en diversos tejidos. La acumulación de estas moléculas durante decenas de años está implicada, en mi opinión, en el desarrollo de diversas enfermedades.

La cruzada emprendida por Anne Laroche-Walter contra la leche de vaca es pues totalmente justificada. Sin embargo, sólo es un elemento en la trayectoria hacía una ecología ideal. En efecto:

• Si bien las leches de cabra y de oveja presentan algunas ventajas comparadas con la leche de vaca, tampoco pueden recomendarse para una buena salud, porque nuestras enzimas son igualmente incapaces de metabolizarlas correctamente.

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• Otros alimentos son peligrosos para el organismo humano, por las mismas razones de inadaptación enzimática. Pienso aquí en los cereales mutados y cocidos, a los productos cocidos a una temperatura superior a 110°C, a los aceites extraídos en caliente, en los aditivos y en los contaminantes introducidos en nuestra alimentación.

• Nuestro mismo modo alimenticio depende de otros factores ambientales: la polución de los suelos, aguas y aires, la destrucción de una parte de la capa de ozono, las perturbaciones climáticas inducidas por el efecto invernadero, la introducción del genio genético en la agricultura, etc.…

El homo sapiens se ha vuelto lo bastante inteligente y poderoso como para modificar el medio en el cual está viviendo. Sin embargo una deficiencia en la visión a largo plazo explica que muchos de estos cambios se revelan nocivos para el planeta Tierra y también para nuestra salud.

El librito de Anne Laroche-Walter es pues una piedra labrada que se va colocando en la edificación de una pared ecológica, buscando proteger a los humanos contra sus errores. Cuando otras personas, con el mismo desapego y la misma lógica, hayan aportado su piedra y que la pared esté levantada, el mundo se encontrará mejor y nuestros descendientes también.

Doctor Jean SeignaletMaestro de Conferencia en la Facultad de Medicina, Montpellier.

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Introducción

La gloriosa fama de la leche de vaca como bebida reconstituyente y dadora de minerales gracias a su calcio, está cayendo en picado de su ancestral pedestal. Numerosas investigaciones han llevado primero a médicos, especialistas de higiene y investigadores a sospechar su nocividad para afirmarlo hoy y considerar la leche de vaca como un alimento no específico del hombre. Esta idea está en conflicto con nuestras creencias. Y sin embargo…

Igual como los alcoholes, el tabaco, el azúcar blanco, las grasas cocidas, la leche de vaca es un producto nocivo. Consumimos y abusamos de todos estos productos lácteos, sin ver más allá de la satisfacción inmediata de nuestras necesidades. Sin poder liberarnos de nuestras costumbres alimentarias, nos cuesta volver a plantear el contenido de nuestro plato. Hemos perdido el instinto profundo, garantía de nuestro equilibrio y de nuestro interés vital.

Así, nos hemos ido acostumbrando a una alimentación que presenta carencias y no es específica.

Después de haber acumulado numerosas informaciones científicas referentes al campo de la salud y de la nutrición, y a lo largo de mi práctica de especialista en higiene alimenticia, observé cambios muy benéficos ocurridos en mis consultantes después del abandono total del consumo de productos lácteos. Estos resultados son, para mí, pruebas irrefutables.

Este libro, naturalmente, no se refiere a estas escasas sociedades primitivas (Hunzas, Ecuatorianos, Caúcasos) que subsisten aún en el mundo y que viven de un modo natural. Al contrario de nosotros, consumen muy pocos productos lácteos, se alimentan ligeramente con alimentos sanos, sin añadir productos químicos ni aditivos. Respiran un aire puro, beben un agua no contaminada y, por fin, tienen una actividad física cotidiana, lejos del estrés y del activismo. Conservan pues una larga longevidad y una resistencia que les hace frecuentemente centenarios.

Este libro se dirige preferentemente a nosotros, víctimas de una sobreabundancia y sobre- consumo alimentario propio de nuestra sociedad sedentaria.

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La leche materna.

Antes de hablar de la leche de vaca, convendría hablar primero de la leche materna. La lactancia materna es la continuación de la función de la placenta la cual tiene un papel nutritivo y principalmente de integración de información participando a la embriogénesis.

Después del nacimiento, la leche materna perpetua esta información dando al bebé mensajes para su desarrollo. Tiene pues un papel de embriogénesis postnatal y esta estructuración, esta integración requiere tres años de lactancia en lo ideal, seis meses en lo mínimo. El destete se hará paulatinamente a partir del sexto mes introduciendo progresivamente hortalizas, frutas, cereales, un poco de oleaginosos y de proteínas.

La leche materna es un regulador hormonal para el bebé porque le está adaptada; juega así un papel inmunitario y antiparasitario. Por ejemplo, gracias a una enzima específica de la especie humana contenida en ella, es capaz de destruir los parásitos intestinales tales como la Cardia lamblia y la ameba Entamoeba histolytica.

El colostro de los primeros días es purgante, favorece la eliminación del meconio y disminuye así ampliamente los riesgos de hepatitis; por lo tanto protegerá mejor el bebé contra las infecciones.

Investigadores Suecos descubrieron en la leche materna la presencia de proteínas “Alfa lactoproteína monométrica” principio de destrucción de las células linfotumorales. Las proteínas anticuerpos juegan un papel importante en la lucha contra la infección intestinal (gérmenes patógenos); son las lisozimas, las gamaglobulinas o inmunoglobinas.

En los primeros meses, muy numerosos linfocitos y macrófagos se forman a diario en la leche materna; son eficaces en la defensa inmunitaria del bebé. Las leches tratadas no las contienen. La tasa de proteínas de la leche de vaca es tres veces más alta que la de la leche materna, lo cual la hace demasiado rica para un bebé y la betalactalbumina de la leche de vaca se vuelve fomentadora de alergias contrariamente a la alfalactalbumina o albumina de la leche materna. También existe en la leche materna una disponibilidad natural más alta de los minerales a condición que la madre se alimente correctamente; el bebé aprovechará entonces mucho mejor estos minerales que los minerales contenidos en la leche de vaca.

La leche materna corresponde exactamente a la constitución biológica del bebé. Tiene múltiples funciones:

• Estimulación de la inmunidad,

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• Aporte energético y nutritivo,• Equilibrio del sistema nervioso por sus ácidos grasos insaturados

y vehículo de la información del crecimiento adaptado mediante el mensaje contenido en sus proteínas.

Añadiré finalmente una función que no es la menor: la del nexo de amor y de la plenitud de la vida.

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¿Porqué decir “no” a la leche de vaca?

Código genético inadaptado.

Las hormonas contenidas en la leche de vaca son vehículos de información que transmitirán a la hipófisis de la ternera mensajes adaptados a esta especie animal particular y no a otra.

Imaginen una información de crecimiento específica de la ternera, por ejemplo, pesar 200 kg. a seis meses, recibida en la hipófisis de un recién nacido que, él, en el mismo período de tiempo, sólo ha de pesar 7 a 8 kg.! ¿Qué pasará?

Simplemente, esta información específica que no corresponde en nada al crecimiento normal del ser humano perturbará el mecanismo sensible del sistema hormonal regulado por la hipófisis y, de hecho, activará toda una serie de consecuencias perjudiciales para el buen funcionamiento fisiológico del individuo.

Aunque el organismo humano fuera capaz, a pesar de todo, de adaptarse a esta desinformación lo haría en detrimento de otras funciones que operan durante la vida entera del individuo e incluso sobre generaciones.

Por esto el peligro no concierne ni la cantidad de productos lácteos absorbidos (aunque esto pueda provocar atascamientos del metabolismo, pero hablaremos de esto más adelante), ni siquiera la calidad biológica: la leche de vaca salida de la agrobiología contiene absolutamente las mismas informaciones nefastas e inadaptadas a la especie humana.

Una sola gota de leche, incluso escondida en un pastel, basta para desequilibrar el proceso del metabolismo.

Por consiguiente se constata, en la mayoría de casos, reacciones durante el destete pasando de la leche materna a la leche de vaca o a las leches llamadas maternizadas que siguen siendo a pesar de todo específicas de la especie animal porque están hechas con leche de vaca.

Dicha información no se halla en la carne de ternera (buey) porque ésta no tiene los mismos caracteres de informaciones, dado que la hormona de crecimiento no se encuentra en ella. En mi opinión, es más peligroso para la salud consumir productos lácteos que carne de buena calidad biológica, contrariamente a las ideas divulgadas entre los adeptos vegetarianos. Dicho esto, sin embargo sería deseable evitar las carnes,

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sobre todo de ternera (buey) (incluso suprimirlas para algunos). Las proteínas animales contienen demasiada grasa, grasa que se vuelve dañina durante la cocción.

Calcio inaccesible.

En la leche de vaca, hallamos calcio igual como en la leche materna. Este calcio está dosificado según las necesidades de la ternera o las del bebé. No sólo son diferentes las necesidades, sino que por más grande que sea la proporción de calcio contenida en la leche da vaca, ésta nunca podrá ser disponible para el organismo humano. En efecto, las proteínas específicas contenidas en la leche animal tienen como función el transmitir la información necesaria a la elaboración de la oseína (filete en el cartílago para guardar los minerales); no están adaptadas a nuestra especie sino a la ternera, por lo tanto totalmente inoperantes para el ser humano. Por esto el bebé, el niño o el adulto tendrán muy poca oseína y, por lo tanto, guardarán mal los minerales con la consecuencia de una desmineralización paulatina.

Reuniendo las constataciones de varios buscadores, médicos e especialistas de la nutrición, parecería que el organismo, por una parte, pierde estas sales minerales circulando en el sistema sanguíneo por carencia de oseína y por otra parte, acumula estas mismas sales (contenidas en excesiva cantidad en la leche de vaca) en los tejidos y órganos del cuerpo, esto conllevando induraciones, quistes, cálculos y juanetes.

Por esto, paradójicamente, no se puede resolver el problema del raquitismo (incluso con vitamina D) ni los problemas de induraciones quísticas (a pesar de una intervención quirúrgica) en una persona que bebe leche.

Los productos lácteos contienen calcio y fósforo en exceso. Este exceso hace que el magnesio esté casi inoperante y sigue un empobrecimiento de las células nerviosas y musculares. Un exceso de fósforo causa una hiper –paratiroidia responsable de fenómenos de tetania espasmofila.

Grasas saturadas.

En la leche materna, las grasas están formadas esencialmente por ácidos grasos poli – insaturados. En cuanto a la leche de vaca, contiene esencialmente ácidos grasos saturados de moléculas lipídicas gordas que resultan de digestión difícil para el hígado humano. El sistema biliar se

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cansa por una sobreactividad intentando disolver un producto incompatible con el sistema digestivo.

Es importante saber que la leche de vaca tiene la propiedad de fijar toxinas ya presentes en el cuerpo y principalmente las que vienen a añadirse por la alimentación. Por esto, durante una enfermedad aguda o crónica (gripe, anginas, infección), es indispensable suprimir todos los productos lácteos para facilitar la curación.

Además, las grasas que no están eliminadas serán absorbidas al nivel del intestino delgado, pasando así en la sangre, lo cual es particularmente nocivo.

Las grasas tienen una importancia capital para el desarrollo del cerebro y del sistema nervioso. El cerebro del ser humano teniendo un crecimiento más rápido que el de los demás mamíferos, es pues importante darle grasas de buena calidad es decir insaturadas, de procedencia materna o vegetal.

Pobreza de la lactosis.

La leche materna, biológicamente adaptada al bebé, contiene 50% más de lactosis que la leche de vaca.

No sólo son energéticas sus propiedades y determinantes en el proceso de asimilación de la flora intestinal sino que también participan altamente en la protección contra los gérmenes patógenos.

Ninguna leche animal protege al hombre contra los gérmenes patógenos y demás parásitos. Al revés, todas favorecen su proliferación por la modificación del medio digestivo e intestinal que conlleva verdaderamente su absorción.

La fiebre de Malta y la brucelosis son su consecuencia: sus riesgos infecciosos han sido minimizados con el control sanitario y la vacunación. Pero ésta no inhibe el paso de otras toxinas presentes en la leche de vaca como lo veremos más adelante.

Las proteínas del lactoserum contenidas en la leche materna comportan proteínas anticuerpos que juegan un papel de gran importancia en la lucha contra las infecciones, sobre todo que el recién nacido no ha restablecido su barrera inmunitaria intestinal.

De aquí, una vez más, la necesidad de alimentar al niño con leche materna y abandonar la leche de vaca favoreciendo la proliferación de parásitos de toda índole.

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Para los bebés, leches sin lactosis y 100% biológicas acaban de salir en el mercado. Están totalmente adaptadas para su tránsito intestinal. Se hallarán bajo las marcas Milkamand, Die Milk, Lactamande, Mill Milk.

Moléculas gigantes.

Los elementos constituyentes de la leche de vaca y de la leche materna son diferentes, sobre todo por el tamaño de las moléculas y proteínas así como por su fórmula bioquímica.

El medio digestivo es también diferente según la especie: el estómago de la ternera, cuyas mucosas “cuajar” secretan una enzima proteolítica llamada cuajo (o quimosina) y el del bebé secretando el cuajo (renina) para degradar y coagular su respectiva leche. Se constata pues que el ‘cuajar” de la ternera es cien veces más poderoso y activo que el cuajo del recién nacido, y esto en relación con las moléculas constituyentes de la leche de vaca que son claramente más gordas que las de la leche materna.

Por lo tanto, es un esfuerzo considerable que le pedimos a nuestro hígado para degradar una molécula demasiado gorda de origen animal.

Diluir la leche de vaca con agua para que sea supuestamente más digestiva no cambiará nada al problema porque la fórmula bioquímica sigue siendo la misma.

El bebé fabrica renina hasta la edad de tres años (la renina es el cuajo o enzima secretada, en los jóvenes mamíferos, por la mucosa gástrica y que activa la coagulación de la leche). En el destete, cesa la secreción y está sustituida por la de la pepsina. Después de esta edad, si le forzamos a beber leche de vaca, su organismo se verá obligado a fabricar lactasa para digerir un alimento que ya no le es necesario y esto en detrimento de otras funciones orgánicas. La lactasa es una enzima específica que tiene la propiedad de desdoblar la lactosis en glucosa y galactosa. Está secretada por la mucosa intestinal. Añadiré que la presencia de la lactasa en cantidad demasiado grande en el intestino es responsable de gases e hinchazones de vientre (una flora intestinal de buena calidad es actualmente muy escasa, es pues muy importante no modificarla y reponerla en buen estado).

Los Africanos poseen muy pocas enzimas (renina) para digerir la leche de vaca. Están pues más expuestos que los Occidentales a desarreglos digestivos de consecuencias molestas. La leche de vaca y sus sub-productos (queso, yogur, mantequilla) están contra – indicados en todos los países tropicales.

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Los factores tóxicos.

En los cuadernos de la nutrición “Medicina oficial”, se indica que, en la leche de la vaca, investigadores descubrieron una molécula altamente tóxica para el hombre. En vez de quitar simplemente la venta, se realizaron investigaciones para extraer esta molécula!

Con todos los procedimientos de pasteurización, homogeneización y esterilización UHT, la leche de vaca pierde lo que, eventualmente, podría ayudarnos a eliminar bastante rápidamente esta molécula tóxica, es decir sus enzimas.

Las enzimas son factores de asimilación que intervienen por catálisis. Bajo el calor de los diversos procedimientos de larga conservación y protección, la leche de vaca se deshace de sus enzimas que todas son muy sensibles y cuya supervivencia es nula a alta temperatura.

La diferencia entre la leche pasteurizada y la leche esterilizada procede del hecho que la primera contiene aún bacterias lácticas (5%) que favorecen su digestión. La esterilización UHT destruye totalmente los micro – organismos que son susceptibles de desarrollarse. Ambas leches primero se homogeneizan, luego sufren una normalización que las trae al nivel de grasas (lípidos) de 35 g/l (la leche cruda contiene 40 g). Pasteurizadas y esterilizadas, estas leches carecen de sus enzimas.

Elegir entre la leche cruda con su facilidad de asimilación y una leche cocida de larga conservación con su facilidad de uso, diré que, cocida o cruda, mejor abstenerse. Sobre todo que en la fabricación de ciertos quesos, y particularmente los quesos de bola (de Holanda), la adición de conservantes (polifosfatos, nitratos) es muy peligroso para la salud del hombre. Los polifosfatos tienen una acción inhibitoria sobre la fijación del calcio, de aquí el número creciente de personas afectadas de espasmofilia en los consumidores de queso y de productos lácteos.

¿Factores estrogénicos?

A un miembro de mi familia, que tenía que hacer una analítica de sangre para dosificación hormonal después de una investigación de esterilidad, se le dijo que se abstuviera de cualquier producto lácteo un día antes del análisis porque éstos podían perturbar las investigaciones hormonales debido a sus componentes grasosos!

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¿Qué hay en estos componentes grasosos que pueda perturbar el equilibrio hormonal?

Ultimamente, en el transcurso de una emisión televisada cuyo tema era el peligro corrido por la reproducción humana, investigadores entre los cuales el Dr. Richard Sharpe, descubrieron que una hormona de síntesis (estrogénica) era la causa de las desviaciones en el nivel del sistema endocriniano y del sistema fisiológico, provocando células de color marrón anormales y más gordas.

Estas células anormales son causa de diversas patologías entre las cuales el cáncer de próstata y la disminución de la fertilidad masculina. El resultado de esta encuesta pone de manifiesto el hecho que vivimos en un océano de estrógenos.

Hay tantos procesos influenciados por las hormonas en nuestro organismo que es fácil comprender cómo una marea de estrógenos puede afectar nuestro desarrollo y nuestra salud. Varias fuentes son productoras de estrógenos de síntesis, pero, aquí, apuntaremos sólo una. En una conversación entre el Dr. Richard Sharpe y el Profesor Brayan (Cambridge), éste último afirma haber encontrado grandes cantidades de estrógenos en la leche de vaca.

Esta leche de vaca que consumimos desde hace generaciones, influencia nuestra baja genética y energética.

En el libro Amarga pastilla del Dr. Ellen Grant, una revelación muy interesante del Dr. Regina Schoental del Colegio Veterinario Real, subraya que la exposición a la acción de las sustancias estrógenicas es la causa principal de los cánceres de los órganos genitales. Los estrógenos aparecen normalmente en las plantas bajo forma de micotoxinas. Los fungicidos inhiben la infestación por las micotoxinas, pero en dosis demasiado pequeñas, animan simplemente su producción. Se acumulan en los granos enmohecidos y en los tejidos grasos del animal. Están presentes en particular en los cereales, los huevos, la leche y la cerveza .

Países como Irlanda, Escocia y Escandinavia de clima frío y húmedo tenían un porcentaje elevado de cáncer de pecho antes de que existiera la pastilla porque la humedad aumenta los niveles de sustancias estrogénicas de origen natural. Al ser el nivel de la ingestión de estrógenos ya elevado, el Dr. Shoental está absolutamente contrario a la adición de estrógenos bajo forma de pastillas o de tratamientos hormonales, porque esto puede ser el elemento que rompa el equilibrio.

Opino que estas investigaciones deberían ir en este sentido, o sea ¿en cuál momento, en cuál alimento, en cuál cantidad intervienen las micotóxinas actuando como estrógenos?

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Y finalmente, la adición de productos químicos.

Cada vez más las vacas están alimentadas con alimentos forzados, traficados, rellenos de aditivos para estimular la lactación y por lo tanto el provecho, con una dosis sistemática de penicilina, antibióticos y vacunas. Su leche se vuelve francamente malsana y peligrosa. Sin hablar de las harinas de cadáveres que se les dieron durante mucho tiempo y cuyas graves consecuencias empiezan a contemplarse hoy día bajo el término de “enfermedad de la vaca loca”.

¿Porqué en el momento en que los medias denuncian la carne contaminada por la enfermedad de la vaca loca, no se preocupan de la calidad de la leche de estas mismas vacas? Parece lógico sin embargo, por lo menos, plantearse la pregunta. Curiosamente, las vacas se han vuelto locas y responsables de la enfermedad de Kreusfeld – Jacob por la locura de los hombres que les dan un alimento barato y no específico de su raza, a base de harinas de despojos de animales (¿ya contaminados?) para una rentabilidad más alta. Por esto una atención muy particular se llevará también a los productos cosméticos y a las cápsulas de gelatina de origen bovino de ciertos medicamentos o complementos alimentarios a causa de la posible transmisión de esta enfermedad.

Los productores de leche animal limpian regularmente sus contenedores, sus saca - leches y tuberías con productos antisépticos. Estas limpiezas normalmente están seguidas de un aclarado. ¿Siempre se hacen correctamente?

Desde algunos años se intensifican las inseminaciones artificiales, las super - ovulaciones añadidas a las transferencias de embriones. Esto lleva a una sobre – fabricación de sus productos derivados para una rentabilidad más grande.

Los productos lácteos de Europa inundan el mercado y se expatrían hacía los demás países en particular los países tropicales cuyo clima no permite a los consumidores su asimilación y derivan de ello numerosos problemas de salud sin sospechar su origen.

Con ayuda de la publicidad, los consumidores abusan de estos productos, agentes degenerativos y artificiales que siguen siendo factores determinantes en el aumento de las patologías. A pesar de la riqueza en vitaminas, minerales y enzimas contenidas en la leche de vaca, los efectos secundarios de los productos lácteos de vaca sobre el humano que los consume anula estos elementos. Igual como el alcaloide ‘Teobromina” del chocolate anula el efecto benéfico del magnesio.

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Evolución patológica.

El bebé soporta muy mal el destete cuando se sustituye la leche materna por leche de vaca llamada “maternizada”. El rechazo y las perturbaciones son inmediatas. Sus primeras manifestaciones serán unas deposiciones que son más claras (es un problema biliar), nauseas y vómitos pudiendo ir hasta el ahogo, consecuencia de una intolerancia a la leche de vaca que perturba las funciones estomacal y biliar. Inflamaciones, granos, costras se podrán producir así como diarreas. Cuanto más fuertes sean las reacciones tanto más vital será el bebé. Y sin embargo la mayoría de madres, mal informadas, perseveran y algunas añaden, por desgracia, medicamentos para que el bebé tenga mejores digestiones.

Por necesidad, el bebé acaba por adaptarse más o menos a esta dieta alimentaria no específica. Poco a poco, las manifestaciones de disfunción cesarán. La primera señal de alarma se calla. Al no haber oído ni suprimido la causa, la madre se imaginará que todo está en orden otra vez pero no es así. Es grave porque el potencial vital del bebé está menguado, conduciéndolo hacía un terreno más frágil de menor resistencia.

El ensuciamiento de los tejidos empieza ya en la más tierna edad por problemas inflamatorios que tocan la esfera OrtoRinoLaringologa (sinusitis, amigdalitis, conjuntivitis, mastoíditis, meningitis). Si las inflamaciones catarrales no se suprimen, alcanzarán al niño en las partes más inferiores (caja torácica) con pleuritis, laringitis, traqueitis, bronquitis.

A la pubertad, el adolescente sometido a nuevos procesos hormonales, elimina como puede sus toxinas a través de la piel. Es lo que se llama el acné juvenil el cual irá desapareciendo progresivamente igual como desaparecieron las diarreas del bebé.

Al seguir la causa, la situación se mantiene sin cambio. Se manifiestan signos de carencias por desmineralización (dental y óseas), trastornos del peso, de la vista, de la atención, además de cansancios y nervosidad.

En la edad adulta, la inflamación se propaga hacía la esfera digestiva con gastritis, colitis, cistitis, sigmoiditis. La invasión inflamatoria se hace desde arriba hacía abajo con una progresión más o menos rápida según el estado del terreno de cada cual (potencial vital fuerte, débil o ausente) y esta patología es cuanto más tenaz e invasora tanto más medios para parar su progreso se empleen, los cuales debilitan el potencial vital por absorción de toxinas suplementarias (medicamentos) y por el cierre de los emuntorios (antibióticos). Otra vez, se intenta cuidar los efectos sin parar la causa que sigue siendo aquí una intolerancia a un alimento no específico.

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Este progreso seguirá mientras no viene a pararlo una corrección alimentaria adecuada.

Todas estas enfermedades calientes inflamatorias, terminadas en itis, pueden transformarse en enfermedades frías, llamadas en isis, (arteriosclerosis, tuberculosis, cancerosis).

Las enfermedades silenciosas son las más peligrosas y las más viciosas. Progresan sin ruido, porque el potencial vital de la persona afectada se ha debilitado considerablemente por la toma de medicamentos, además de la continuación de la causa provocando la toxemia. La fase aguda del principio de la vida y su fuerza de eliminación poco a poco se irán transformando en fase silenciosa crónica en la cual la enfermedad se instala e incrusta formando quistes, polipos e induraciones. Los procesos de defensas inmunitarias serán altamente debilitados y la patología accederá a una fase irreversible. Esta finalidad es cuanto más triste que se hubiese podido evitar fácilmente.

Frente a ciertas señales alarmantes y repetitivas como el eczema, las costras de leche, los vómitos, las diarreas crónicas, el estreñimiento, la nervosidad, las otitis, las anginas remanentes (hasta suprimir amígdalas o vegetaciones), el asma, el mareo, las migrañas o el rechazo de la leche de vaca, sería interesante proceder a un test de transformación linfoblástica (TTL) para medir la intolerancia a las proteínas de la leche (caseína, betalactoglobulina, alfalactalbumina).

Exploraciones sobre el desarrollo del excesivo consumo de productos lácteos, en países como Francia, Suiza, Japón, Estados Unidos, dejaron aparecer un aumento de los cánceres. En cambio, en ciertas comarcas de Africa en donde el consumo de leche es menor, los porcentajes de cánceres son inferiores.

La intoxicación por el ácido láctico.

En la edad adulta, hemos perdido la casi totalidad de las lactasas, enzimas indispensables para la digestión de la leche. Esta enzima sólo es presente en el bebé que mama el pecho de su madre.

Si, a pesar de esto, el adulto consume productos lácteos, no sólo no digerirá sino que creará un estado de sobreexcitación de ácido láctico que, en cantidad demasiado grande en el organismo, se volverá tóxico. En efecto, una subida de este ácido al nivel celular genera una proliferación de células que no alcanzarán su madurez (la cantidad destruye la calidad) y serán incapaces de captar el oxígeno y eliminar los residuos. Estos trastornos engendran el crecimiento de quistes y tumores.

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Otros hablan del tema.

*En Biocontact de Abril 1997, el Dr. Seignalet nos informa de los principales inconvenientes de la leche de vaca:

• La presencia de proteínas extrañas a nuestro cuerpo y que las enzimas del recién nacido romperán con mucha dificultad.

• La presencia de moléculas gigantes fácilmente digeridas por el estómago de la ternera pero difícilmente degradables por el sistema digestivo humano.

• La pobreza en lactosis, la ausencia de ginolactosis y de ácido gamalinolénico, productos esenciales para el crecimiento del sistema nervioso.

• La deficiencia de ciertos minerales y vitaminas así como la mala absorción de algunos otros por el intestino humano. Que un elemento esté presente en gran cantidad no significa que esté absorbido. El modo de presentación interviene. Es el caso para el calcio, superabundante en la leche de vaca pero poco captado por la mucosa del intestino delgado.

• La presencia de hormonas, factores de crecimiento, mediadores destinados a dar mensajes al organismo de la ternera. Éste engordará varios centenares de kilos, fabricará muchos huesos y poco cerebro. Está claro que tales mensajes son impropios y probablemente perturbadores para el hombre.

Ningún animal silvestre se alimenta con la leche de otro animal. Ningún animal silvestre sigue bebiendo leche en la edad adulta después de su destete.

Estas dos reglas están alegremente transgredidas por el hombre y ciertos animales domésticos. Debería bastarnos la leche materna durante la pequeña infancia.

Cuando uno se aparta de las leyes de la naturaleza, puede uno estar confrontado con algunos peligros. Y esto es lo que ocurre como lo demuestran las numerosas observaciones médicas.

*El Dr. Dufilho, en un artículo de Vida y Acción, responsabiliza la leche de vaca del ensuciamiento: afirma que un regreso a la buena salud debe pasar por un desatasco inteligente. Trató a enfermos que presentaban tumores de pecho con la supresión total de los productos lácteos. Propone a los enfermos probarlo ellos – mismos y dejar la leche durante un mes o dos y

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esperar. Sugiere también a la gente sana de hacerlo como experimento para constatar que sacan un recobro de vigor y resistencia. Y los resultados frecuentemente son concluyentes.

*El Dr. Arturo Capdeville, profesor de fisiología en la Facultad de Córdoba, constata parálisis infantiles (polio) debidas al consumo de productos lácteos.

*El Dr. Janet de Burdeos, cancerólogo, evoca la leche de vaca como un factor de sobrecarga y al mismo tiempo de irritación. La desaconseja a sus enfermos.

*En su libro Vilcabamba –Tierra de Centenarios, Florence Carion dice: “En cuanto a las mujeres, están formadas tarde, no antes de los 18 años y menopausadas también tarde, a los 60 años, sin problemas particulares, sobre todo ausencia de osteoporosis tristemente famosa en nuestro país a pesar de ser hiperconsumidor de productos lácteos. La alimentación se basa esencialmente en el maíz fresco, tubérculos de leguminosas, legumbres y hortalizas, huevos y frutas variadas.”

*Bruno Comby, en su libro Natura contra Sida, dice que la supresión de los productos lácteos debe ser total porque se trata de fenómenos inmunitarios entretenidos por cantidades débiles: es la ley de todo o nada. Los trastornos de salud por consumo diario de leche de vaca son numerosos: las enfermedades cardio – vasculares, las infecciones, las inflamaciones, las alergias, los síndromes de muerte súbita del bebé, los trastornos nerviosos menores y la esquizofrenia. La intolerancia a la betalacglogumina, proteína de la leche de vaca es muy frecuente en los bebés y éstos tienen el reflejo inteligente de rechazarla. Lloran, escupen, vomitan, tienen diarreas, pero la insistencia obtusa de los adultos lleva su organismo a un estado de tolerancia de los antígenos de la leche de vaca. Bruno Comby constata mejoras de los enfermos del Sida con la supresión de los productos lácteos. Deplora que el hombre sea el único mamífero que sigue bebiendo leche en la edad adulta (por su gran desventaja) aunque su secreción de enzimas digestivas de la leche (lactasa) cese a partir de la edad de los tres años.

*Para el pediatra Paul Gyorgy de la Universidad de Pennsylvania, la leche de vaca es lo mejor para la ternera y la leche materna es lo mejor para el recién nacido.

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*Los Dres. Dominique Gros, Richard Lennart y Paul Vesin animan la lactancia materna y desaconsejan vigorosamente la leche de vaca.

*Roland Fietta, naturopata, pretende que la leche de vaca provoque obesidades, reuma, infecciones, alergias, trastornos nerviosos y espasmofilia. En caso de otitis y sobre todo de otitis repetitiva, es necesario suprimir la leche de vaca y los productos lácteos. Añade que en Escandinavia se encuentran graves problemas de distrofias óseas, acromegalias de origen hipofisario óseo, nefrosis del bebedor de leche (el riñón que se vuelve piedras).

*El Dr. Comet responsabiliza la leche de trastornos hormonales por la presencia casi permanente de proteínas lácteas en la zona hipofisaria, provocando frenos hormonales responsables de trastornos en las menstruaciones, de la esterilidad, de la toma de peso, de mastosis y quistes benignos de la glándula mamar. Debido a la presencia del ácido butirico – corrosivo para el ser humano, pero fisiológico en la ternera -, el Dr. Comet constata la presencia de tóxinas que actúan en el hígado responsables de numerosas crisis de hígado, colitis, infecciones, dolores de cabeza y reuma. Aconseja a la mujer menopausada que no consuma productos lácteos a causa del riesgo de osteoporosis porque se obtienen los efectos contrarios de una remineralización con los productos lácteos. La leche de vaca es tres veces excesivamente rica en calcio y no lo suficiente en vitamina D que fija el calcio (El Nuevo Objetivo N° 4, mayo 1990). En el Derecho a la Salud, señala: “El ácido butírico contenido en la leche, la mantequilla, el queso, ataca la pared intestinal, permitiendo un paso en la sangre de los residuos contenidos en los excrementos que podrán así ser digeridos. Esto equivale a una sobre- digestión de los excrementos, fenómeno normal en la ternera que engorda así de un kilo diario durante seis meses pero que, pasado este tiempo, sólo se alimentará de vegetales”.

*En la Medicina vegetal ilustrada del Dr. A. Narodetzki, encontramos en la rubrica “leche de vaca”, esta información: “La leche contiene gérmenes infecciosos porque las vacas frecuentemente están afectadas de una enfermedad infecciosa y de ftisia . Su uso puede transmitir la tuberculosis en los pulmones, el cerebro (meningitis), los huesos y los órganos, la escarlatina y provocar la diarrea verde en los recién nacidos. La leche está prohibida en la enterocolitis muco – membranosa, y en las enteritis porque favorece los bacilos proteolíticos que existen en las enteritis y provoca gases, hinchazones y dolores.”.

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*Michio Kushi, especialista en macrobiótica, autor de varios libros, dice en El Libro de la macrobiótica: “Los productos lácteos no entran en el arte culinario de la macrobiótica. La leche de vaca sólo es buena para la ternera.

*El Pr. Reinert (centro hospitalario intercomunal de Creteil) da una información interesante: “Los anticuerpos IGA de la leche materna tienen ciertamente un papel importante, pero células vivas como los linfocitos II y los macrófagos secretadores de interferón transmiten probablemente una información inmunitaria duradera prolongándose durante varios meses”. Por esto es tan importante amamantar al bébé en el pecho de su madre durante los seis primeros meses por lo menos, y mejor durante tres años.

*Jane Cottinghan, en su libro El biberón bebé, apunta que en el hombre, el consumo de leche de animales tiene 10.000 años y que su industria ha evolucionado realmente desde hace 50 o 70 años en algunos pueblos solamente, cuya industria ha adquirido un amplio desarrollo. Se trata pues de un fenómeno relativamente reciente. La ingestión de la leche de vaca en el bebé provocaría infecciones intestinales incluidas diarreas de tipo Escherichia coli y otros organismos enterovirus, mientras que la leche materna es un anti – infeccioso merced a la presencia de una secreción de inmunoglobina de lisozima y factores bifidus.

*En un artículo de la Caja de Seguro Enfermedad de los trabajadores, sacado de las ediciones Objetivo Salud, se escribe: “Las leches maternizadas, por su suministro en proteínas animales y vegetales, conllevan un exceso de urea y residuos. La alfalactalbumina o albumina materna no es alergesizante como la betalactalbumina de la leche de vaca. Ésta es tres veces excesivamente rica en sales minerales para el bebé, de aquí el riesgo de sobrecarga de sodio.”

*El Pr. Lestradet en Medicina Nueva (N° 53) afirma: “Hay en la leche de mujer sustancias muy particulares que no existen en la leche de vaca. Se observan en ciertos recién nacidos intolerancias a las lactoproteínas de la leche de vaca. Se descubrió que las leches de los diversos mamíferos tienen un rasgo notable o sea que su composición estaba adaptada al crecimiento de sus pequeños. Los bebés alimentados con leche de vaca presentan hígados más gordos que los bebés alimentados con leche materna. Una proporción cuatro veces más importante de casos de gastro – enteritis y de alergias se observa en los recién nacidos criados con leche de vaca. La producción inmunitaria local del bebé por IGA

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(inmunoglobinas) presente en la leche materna, está totalmente ausente en la leche de vaca.”

*El Dr. Nicolas Le Berre, en su libro: “Le lait, une sacrée vacherie” (la leche, una gran cochinada”, critica este alimento como siendo un factor importante de patología ORL, colesterol, hemorroides, alergias, tumores, quistes y dolores articulares.

*Los Dres. Jean Mayer y Johanna Dwyer, en “Unicet”, insisten sobre la importancia de que las madres den el pecho a sus bebés y la necesidad de ejercer un control sobre la comercialización de los sustitutos de la leche materna. La leche de vaca artificial reconstituida siendo, según ellos, impropia, costosa y además peligrosa para el bebé.

*El Dr. Gérard Dupuy, en su libro “Tierra Prometida, tierra ofrecida, dice: “ La naturaleza reserva la leche de vaca a la ternera”; él aconseja la moderación en los productos lácteos, sobre todo en lo que a quesos grasos y muy fermentados se refiere, aún más en su asociación con los cereales. Apunta patologías respiratorias a repetición en las partes altas y bajas en los niños jóvenes y una superproducción de mucosidades. Apunta también quistes en los pechos de la mujer, benignos, pudiendo volverse malignos.

*El Dr. Soleil en Aprender a alimentarse escribe: “La leche de vaca conviene mejor a la ternera que al hombre; los ácidos grasos de la leche de vaca hacen que las paredes del colón sean permeables a las bacterias que ahí se hallan. Éstas pasan en la sangre y se fijan en los lugares de menor resistencia, creando ahí focos de inflamación crónica, de donde nacerán enfermedades degenerativas.”

*Raymond Dextreit en su libro Vivir sano recomienda que no se abuse de los quesos sopena de ensuciamientos del organismo y que se evite la mantequilla la cual transporta toda clase de toxinas procedentes de la leche de vaca (medicamentos, vacunas, antibióticos y conservantes).

*El Dr. Izan Tsou-Ho, en su libro La leche … no tan blanca como parece!, nos informa: “Estamos constituidos por lo que comemos y, para ser precisos, sólo cogemos de los alimentos lo que sirve para construirnos.

Esto se hace precisamente con ayuda de un código genético del cual heredamos. Si este código no está presente, ninguna digestión es posible. Por lo tanto, a veces, una sola gota de leche basta para desarreglar un proceso metabólico igual como un solo grano de polvo puede

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desencadenar una alergia. Tanto es así que para una persona que tiene este desarreglo genético, si la leche de vaca es biológica o no, da lo mismo. La leche no biológica contiene toxinas que son peligrosas, como lo hacen observar ciertas cartas de lectores. Pero esto es otro problema.

Finalmente, para terminar, los médicos que trabajan para la salud, siendo yo uno de ellos, y que pusieron de manifiesto los efectos sobre la salud de una mala alimentación, incluso de una alimentación inadaptada cuyos productos lácteos de vaca llegan en cabeza de fila, no lo hicieron por filosofía o por espíritu de contradicción sistemática. Lo hicieron basándose en sus propias observaciones sobre pacientes desesperados a quienes devolvieron la salud, apoyándose sobre argumentos científicos publicados de modo claro y no en revistas esotéricas”.

*Grégoire Jauvais, doctor en medicina natural (Estados Unidos) y profesor de medicina botánica (América del Sur), dice en su libro El alimento biológico humano que, contrariamente a las leches líquidas albuminosas (leche de mujer, de burra y de yegua), las leches líquidas caseinosas (leche de vaca, cabra y oveja) son indigestas para el hombre. No a causa de una proporción demasiado alta de caseína, sino debido a su contenido excesivo de materias grasas y ácido láctico. La formación de coagulum perturba la velocidad de tránsito y la función intestinal y, sobre todo, los cuerpos grasos envuelven íntimamente los demás constituyentes con un envoltorio difícilmente dializable, particularmente por sujetos que tienen una distonia biliar. Por otra parte, el ácido láctico deteriora por su efecto corrosivo la flora intestinal. La leche es una sustancia biológica engendrada por los mamíferos para alimentar su progenie. La leche procedente de otro mamífero no ha sido prevista para alimentar a otro animal cuyo sistema anatomo- fisiológico es intrínsecamente diferente en lo que a órganos de eliminación se refiere. La leche de vaca sólo es buena para la ternera.

*Danièle Starenkyj, en su libro La felicidad del vegetarismo dice: “Contrariamente a lo que se le atribuye, la leche de vaca, muy fuerte en calcio, provoca enfermedades dentales, óseas y en particular la osteoporosis”.

*Hertha Hafer en su obra La droga oculta; los fosfatos alimentarios, avisa: “Observaciones recientes demuestran que se puede también suprimir el síndrome SPO (Síndrome Pisco Orgánico) en el recién nacido alimentado con leche de vaca. La leche de vaca contiene seis veces más fosfatos que la leche de la madre. Es pues una cantidad demasiado elevada para un ser humano. La leche de vaca es buena para la ternera que, mientras un

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recién nacido gana siete kilos, aumenta de 100 kilos.” También escribe que el metabolismo del calcio siendo regido por el fosfato, la producción de hormona de la glándula paratiroide se verá estimulada, provocando una pérdida de calcio de los huesos. En vez de mineralizar, la leche de vaca desmineraliza.

*El Dr. R. Oski, en el Diario de pediatría 1985, escribe: “la leche de vaca impide que esté absorbido el hierro procedente de otros alimentos. Varios casos de anemia por carencia de hierro se han observado en bebedores de leche.” Desaconseja la leche en el niño antes de la edad de un año a causa de su papel en las hemorragias intestinales, anemias de hierro y alergias a la leche de vaca. Lo desaconseja después de la edad de un año, a causa de sus factores de arteriosclerosis y de dolores abdominales crónicos en el niño (infecciones, cataratas, delincuencia juvenil, esquizofrenia e intolerancia a la lactosis).

*Según un estudio emitido por Greenpeace sobre los problemas de polución atmosférica causada por los humos de las fábricas: “La incineración, principal fuente de polución por dioxinas (presentes por ejemplo en la leche de vaca) está considerada por la EPA (ministerio del medio ambiente americano) como el más poderoso perturbador hormonal jamás estudiado.”

Todos los elementos que la madre absorbe como alimento, aire, agua, se vuelven a hallar en su leche. Si se alimenta con alimentos tratados químicamente, si fuma o se cura con medicamentos de síntesis, es normal que se encuentren elementos tóxicos en su leche. Lo que es actualmente el caso en los análisis de la leche materna. Se observa una proporción mucho más elevada de Bioxina que en el pasado. Las poluciones atmosféricas, alimentarias, electrónicas y de toda índole, progresan y amenazan las generaciones por venir.

*En el número 920 de Ciencia y Vida de julio 1993, un artículo sobre la diabetes y la leche de vaca manifiesta el factor de riesgo para ciertos bebés predispuestos que fabricarían la diabetes bebiendo biberones de leche de vaca. Este equipo compuesto de Finlandeses y Canadienses de la Universidad de Toronto descubrió una correlación muy clara entre el consumo de leche de vaca y la aparición de la diabetes. A pesar de la herencia de la diabetes familiar, el factor más activador de esta enfermedad sigue siendo el “terreno” propicio a su desarrollo. Exámenes realizados en ratas demostraron que las ratas alimentadas con leche de vaca estaban afectadas de diabetes, contrariamente a las ratas alimentadas con leche

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materna. También se ha establecido una relación entre los habitantes de la Isla de Samoa en Oceanía y la inexistencia de esta enfermedad: este pueblo no conoce los productos lácteos y se alimenta de pescado. Un estudio epidemiológico sobre un período de diez años se va a realizar para conocer la naturaleza de esta conexión y su incidencia sobre la enfermedad.

*En su libro La leche que amenaza a las mujeres, éditions du Rocher, el Dr. Raphaël Nogier, después de una encuesta epidemiológica del estudio de casos sobre enfermos, apunta la acción tóxica de la leche de vaca y su posible impacto en la aparición del cáncer de pecho, pero también en las enfermedades nerviosas, la espasmofilia y los problemas de piel y de alergias.

*Alain Billard, quinesiterapeuta DE, consejero higienista, dice en Biocontacto de octubre 1994: “La caseína envuelve el calcio y lo hace inasimilable. La caseína de la leche se usa para la fabricación de la cola de madera, así, en el hombre crea una película en la pared intestinal que acumulará a veces numerosos residuos”.

*El Dr. Pradin habla también de ello en La alimentación hipotóxica, publicado en Energía y Salud.

*Françoise Delhaye, morfopsicóloga, consejera en higiene de vida, conferencista, dice: “ Una semana sin lácteos: hacer la experiencia. Los malestares desaparecen en pocos días.”

*Jacques Ascencio, naturopata, habla del “mito del calcio” denunciando en Vida y Acción: “50.000 fracturas del cuello del fémur, 40.000 nuevos casos de aplastados vertebrales, 35.000 fracturas de la muñeca al año y 30% de oseoporosis en las mujeres menopausadas. Sin embargo, estas personas consumen productos lácteos prescritos por sus médicos.”

*Harvey y Marylin Diamond (Estados Unidos) informan que la caseína de la leche aglutina el calcio y lo hace inasimilable. La caseína se deposita en la pared intestinal bajo forma de película, como pegamento, acumulando los residuos que, a largo plazo, estarán muy incrustados.

*Frank Berda, presidente del Colegio Europeo de investigación en iridología y naturopatía, nos dice: “Pienso que la leche de vaca es un alimento antiespecífico del hombre. ¿No es verdad que está destinada a la ternera?

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Este alimento que es muy rico en calcio y proteínas, no es un alimento de fácil asimilación. Su coeficiente de digestibilidad no es bueno y crea, por este hecho, sobrecargas al nivel del hígado.

Lo desaconsejo fuertemente en caso de eczema, por ejemplo, o incluso para otras enfermedades cutáneas. Sin embargo, hay personas que lo soportan muy bien. Cada caso es diferente y nos pertenece discernir y decidir.”

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¿Cómo sustituir la leche?

Hace algunos siglos, cuando la comercialización del tabaco se extendió en el mundo, nadie sospechaba aún los peligros que provocaría sobre la salud y a pesar de la gran amenaza del cáncer de pulmón y del atascamiento del terreno favoreciendo las enfermedades cardio – vasculares, el hombre sigue consumiéndolo y abusando de él… Es lo mismo desgraciadamente para la leche, porque el reto económico es demasiado importante para que la autoridades quieran siquiera abrir el dossier.Los productos lácteos producen patologías de evolución lenta y discreta pudiendo alcanzar las generaciones venideras porque perturban el circuito hormonal.

Hay que bien comprender que los productos lácteos sensibilizan y fragilizan el terreno, haciéndolo favorable a la evolución patológica, no sólo por el rodeo de sus diversas acciones ya mencionadas, sino también por su poder de cristalizar, guardar todas las toxinas absorbidas a diario. Para ser claros, los productos lácteos invitan a que se instalen las diversas patologías.

A pesar de todas las constataciones de la nocividad de la leche de vaca para el ser humano y a pesar de los datos científicos, se eleva una gran barrera de tipo afectivo: la leche de vaca, este suave blancura láctea, recuerda el pecho de la madre y es para la mayoría el cordón umbilical imperfectamente cortado.

Es evidente que una mala adaptación a los alimentos que tienen un sabor pronunciado y fuerte sería beneficioso. Habría que sustituirles poco a poco por alimentos específicos, ligeros, naturales y simples, invitando a la salud.

Cuando algo molesta una costumbre, nos negamos a creerlo.

Adaptar a cada cual.

Naturalmente, sería simplista incriminar todos los productos lácteos en los diversos tipos de patologías. Existen otros factores o razones además de los productos lácteos pero siguen siendo, en mi opinión, responsables de gran número de patologías y, al suprimirles de la alimentación, una gran mitad de los trastornos pueden desaparecer espontáneamente si otros errores sin embargo no se cometen paralelamente, naturalmente.

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Un individuo que tenga un fuerte potencial vital podría consumir leche sin caer enfermo. Pero, poco a poco, observará una disminución de su potencial, más rápidamente que si no absorbiera leche. En cambio, con un consumo mayor de lo que pueda soportar su potencial vital, estará expuesto a diversos efectos patológicos.

Para un individuo cuyo potencial vital es débil (sujeto a alergias), una muy pequeña cantidad de leche bastaría para activar la crisis, la enfermedad. Aquí podríamos constatar que cada individuo es diferente, reaccionando a su manera, según su herencia y el cumulo de lo que ha adquirido. Por esto, en materia de nutrición la actitud sabia consiste en nunca generalizar; la nutrición ha de corresponder a un individuo específico en función de su naturaleza, de su medio, de su edad, de su trabajo y, añadiré, de su consciencia.

Los tres potenciales.

Ciertas personas consumen regularmente productos lácteos y parecen estar de maravilla. De hecho, cada cual beneficia de una capacidad digestiva propia. Se puede, grosso modo, recalcar tres potenciales de energía diferentes. Es importante que conozca el suyo.

Fuerte potencial de tipo carbónico.El feliz propietario de tal potencial digiere muy fácilmente: los productos lácteos tomados en pequeña cantidad no le afectan. Si abusa de ellos y abusa de lo demás, agota su potencial, lo cual le llevará inevitablemente a diversas patologías. En cambio, eliminando los productos lácteos de su alimentación, constata un aumento de su vitalidad y un retraso en el envejecimiento.

Potencial medio de tipo fosfórico.La persona digiere difícilmente los alimentos grasos y pesados; los productos lácteos le afectan. Evitándolos, encuentra cierta vitalidad digestiva, energética y se protege así de las enfermedades.

Potencial débil de tipo asténico.Tal potencial sólo digiere los alimentos ligeros. Es alérgico, entre otros, a productos lácteos y éstos pueden abrirle las puertas sobre patologías más graves. En este caso, es mejor evitarles totalmente.

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Se ha evidenciado que las personas alérgicas están atraídas por los estimulantes y excitantes (café, té, alcohol, tabaco, azúcar) lo cual hace su terreno aún más alérgico.

La transición.

A pesar de todo lo que se acaba de mencionar a propósito de los daños causados por los productos lácteos en la salud, éstos sin embargo pueden ser un recurso temporal en ciertas circunstancias, aunque no sea lo ideal. Quien no ha oído la anécdota del recién nacido salvado por una leche de sustitución (vaca o cabra) por intolerancia o carencia de leche materna?

La leche de cabra, más ligera, menos grasa, está mejor tolerada por el niño que la leche de vaca. Lo ideal sería darle leche de cebada o de almendras cuyos valores nutritivos le convienen perfectamente. La leche de arroz es muy apreciada en caso de diarrea.

Aunque los yogures (sembrados por bacterias lácticas) sean más digestibles y asimilables que la leche y puedan tener una acción eficaz sobre la flora intestinal, siguen siendo sin embargo un alimento ácido. Y demasiado ácido láctico en el organismo se revela nefasto. Convendría reducir su consumo, incluso suprimirlo en caso de espasmofilia. Los yogures de soja natural pueden sustituirlos, en pequeña cantidad porque no hay que olvidar que la soja contiene purinas.

La mejor fuente de ácido láctico se encuentra en las “choucroutes”, zanahorias, remolachas lacto- fermentadas, siempre en pequeña cantidad.

Los alimentos de sustitución.

La soja:La soja es un alimento rico en hierro, pobre en grasa, exento de colesterol y contiene proteínas y en particular ocho aminoácidos.

Ciertos organismos no lo soportan. En este caso, intente cortarla con un poco de agua de fuente, o bien absténgase. De todos modos, sea vigilante en su consumo (suministro de purinas) y sobre su cualidad de origen biológico y no transgénico.

El filtrado de soja o “leche de soja”.El filtrado de soja sustituye muy bien la leche de vaca en todas las preparaciones culinarias (crema, bechamel, sopa, flanes, sopas, crêpes,

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pasteles). Se halla en “tetrabrik” en tiendas dietéticas o en los hipermercados bajo diversas marcas. Elija un filtrado sin añadidura de azúcar (Celnat o Soy son buenos productos). También lo puede Vd. fabricar en casa rompiendo semillas de soja amarillo en agua de fuente con el mixer después de dejarlas cuidadosamente en remojo y quitarles la película.

Frecuentemente está muy bien tolerado por los niños para sustituir la sagrada taza de leche de la mañana y lo aceptan muy bien con polvo de algarroba que puede disimular su sabor extraño al principio. Permite un desarrollo armonioso, y sin igualarlo, puede sustituir la leche materna.

Las cremas de postre.Son deliciosos los preparados ya listos de postres cremosos con perfumes diversos. Estas cremas sustituyen muy bien las natillas con leche de vaca. Son muy digestibles con sabores agradables (vainilla, chocolate, avellanas, algarroba, caramelo). Estas cremas, sin azúcar, son las que mejor aceptan los recién llegados.

El tofú.El tofú obtenido al cuajar la leche de soja con el nigari (derivado de la sal marina) no tiene el sabor fuerte de los quesos de vaca; condimentado con tamarí (salsa de soja), plantas aromáticas y pequeñas verduras, es delicioso. Se encuentra en croquetas, empanadas, bistec y paté vegetal y forma parte de todas las bases culinarias de los vegetarianos.

Los yogures.Se pueden preparar en casa con fermento búlgaro. Los yogures de soja son menos ácidos que los de leche de vaca; de todos modos limiten su consumo. Se hallan también con frutas, pero evitar los que contienen frutas demasiado ácidas (naranjas).

Las leches vegetales y oleaginosas.Las leches vegetales y oleaginosas son una buena alternativa a la leche de vaca. Causan menos alergias que ésta, son más digestibles y más ricas en minerales, glucidos y lípidos de buena calidad.

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• En los vegetales hallamos la cebada, el arroz, la avena, el trigo, la espelta, el maíz y la soja entre las leguminosas. Preparación: hervir los granos en agua de fuente, chafarlos o pasar al mixer y filtrar.

• En los oleaginosos, tenemos las almendras, avellanas, girasol, nuez de “cajou”, coco y semillas de sésamo.Preparación: Dejar macerar las semillas 24 horas en agua de fuente, chafarlas en puré o pasar al mixer y filtrar.

La leche de sésamo.Dejar macerar toda una noche siete cucharadas soperas de semillas de sésamo crudas en agua de fuente. Lavar estas semillas, escurrirlas y pasarlas por el mixer con dos tazas de agua de fuente. Añadir 5 dátiles sin su hueso o jarabe de arce. Mezclar con mixer.Otras mezclas son posibles:• 2 c.s. de sésamo + 3 c.s. de soja cocida.• 2 c. s. de sésamo + 3 c.s. de nuez de coco.• 2 c.s. de sésamo + 3 c. s. girasol.• 2 c.s. de sésamo + 3 c.s. de “cajou”• 2 c.s. de sésamo + 3 c.s. de almendra sin su pulpa.

El sésamo es sumamente rico en calcio. Las mezclas trigo/almendras son posibles e incluso benéficas ya que sus cualidades se complementan.

Productos lácteos Alternativa vegetalLeche de vaca, cabra, oveja Filtrado de arroz, almendra, soja,

sésamo, cebada.Yogur de leche de vaca Yogur de leche de soja natural que

también puede Vd. hacer en yogurtera.

Mantequilla de vaca Margarina vegetal no-hidrogenada.Crema postre (de leche de vaca y huevos)

Crema postre con leche de soja.

Helado Sorbete de frutos caseros o crema postre de soja puesta en el freezer 2 a 3 horas.

Queso rallado Levadura malteada.

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Nata de leche de vaca. Nata de soja.

La leche de almendra.La leche de almendra sigue siendo el componente más cercano a la leche materna. Pelar las almendras después de haberlas dejado veinte y cuatro horas en agua o algunos instantes en agua tibia. Secarlas, luego romper toscamente.Pasar las almendras al mixer con agua de fuente. Si tiene prisa, puede obtener leche de almendra o leche de sésamo mezclando 3 c.s. de puré blanco de almendras o de tahín blanco con 300 gr. de agua.

Estas leches vegetales se conservan a temperatura fresca pero no más de un día, salvo los filtrados de soja o de arroz comprados en tetrabrik.

Las leches vegetales biológicas son agradables de beber y tienen varias ventajas.• Son más ligeras y digestibles, lo cual les hace menos causantes de

alergias.• Son ricas en minerales y vitaminas, exentas de productos químicos. No

contienen ningún germen microbiano. Sus grasas son ricas en ácidos grasos insaturados.

Frente a la eterna cuestión de las personas a las cuales propongo reducir, incluso suprimir, los productos lácteos: “Pero, entonces, dónde voy a encontrar mi calcio?” contesto que el bebedor de leche, el consumidor de quesos, necesita mucho más suministro de calcio porque, justamente los productos lácteos demineralizan. Se encuentra mucho “calcio bueno” asimilable en las algas, las frutas, los oleaginosos, los cereales, las hortalizas, las carnes y las aves de buena calidad.

Para los bebés, leches sin lactosa y 100% biológicas acaban de salir en el mercado. Están totalmente adaptadas a su tránsito intestinal. Se encuentran bajo la marca “Milkamand, Die Milk, Lactamande, Mill Milk”.

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TESTIMONIOS

Todos los testimonios que siguen son cartas recibidas después de un informe publicado en Biocontact sobre la leche de vaca (enero de 1997) y otras cartas procedentes de pacientes después de suprimir los productos lácteos. Los correos son muy similares, y en consecuencia quité algunos trozos para dejar resaltar las partes más elocuentes y manifiestas.

Mme. E.P. (33): Al salir la revista Biocontact de enero 1997 y leer el informe sobre la leche de vaca, dejé inmediatamente los 100 g de requesón blanco a 0% y los dos quesos “Taillefine” a 0% que tomaba cada día.

Desde hace 40 años (ahora tengo 77 años) padecía artrosis, reuma inflamatoria y deformadora. Mi columna vertebral se encogió y perdí 15 cm; además padecía continuamente, sufriendo algunas noches un auténtico martirio. En los primeros días, los dolores fueron regresando y después de una semana, todos habían desaparecido.

Al mismo tiempo, también disminuyeron mis ganas frecuentes de orinar diez a quince veces al día y sin posibilidad de controlar la vejiga; volví a lo normal en una semana. Además ya no soy friolera y mi circulación venosa al nivel de piernas ha mejorado mucho. Mis digestiones también: ya no necesito medicación.

Después de 1972, padecía también colitis, pero después de suprimir todos los productos lácteos, todo volvió a la normalidad.

Curé, hace ocho años una colitis con los consejos de un médico formado en la escuela del Dr. Kousmine. Cada mañana, tomaba mi desayuno “crema Budwig”. Pero, había hecho el error de sustituir el tofú por requesón blanco, y desde algún tiempo, había quitado los cereales porque tenía dolores de cabeza. Hoy me doy cuenta que lo que debía haber suprimido era el requesón blanco. Lo cual está hecho.

Estoy en el buen camino. Recobré fuerzas, ganas de vivir y de emprender aún muchas cosas. Sinceramente, GRACIAS.

M. J.-P.A. (669 Tassin). “El sexo de la leche” tiene la edad del “nacimiento” de la leche; de todas las leches: La vida de los alimentos de G. Tallarico (Denoël, obra agotada): “La leche contiene hormonas que marcan la huella sexual del pequeño. Es fácil imaginar el trastorno que aportará en el desarrollo de un niño y las características del temperamento que le acompañan, una leche destinada a un pequeño de sexo opuesto. […] Sucederá lo mismo con una leche procedente de una vaca en período de gestación y que contiene por este hecho tréfonas

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poderosas de origen embrionario, estimulantes de la proliferación celular que la medicina no puede ignorar, ya que la utiliza en el tratamiento del raquitismo.” Extracto de un artículo publicado hace cincuenta años.

Mme. V. (31 St. Julien). Los argumentos presentados por los defensores de la macrobiótica siempre son interesantes:

• Los productos animales no permiten un progreso espiritual de los humanos.

• La leche hace a uno esclavo o dependiente.

Por mi parte, hice una observación: la leche tiene casi el mismo efecto que la cerveza a nivel térmico; hace transpirar, da un golpe de calor y luego, uno tiene frío. Las mujeres en período de menopausia deberían, aún más que las otras, intentar suprimir la leche durante algunos días para ver los resultados.

Dejé la leche hace un año: se hizo naturalmente; hay que decir que mi mente estaba preparada porque leí el libro La leche, una gran cochinada y libros del D. Starenkyj.

Ahora, si me preguntan: “Que le sugiere a Vd. la leche?” contestaré la palabra :”pegamento”. Basta con constatar el depósito blanquinoso en los ángulos superiores de los ojos para darse cuenta […] Para mí, hay que dar el matiz siguiente: todo depende de la persona y en particular de su vitalidad: Vatanen, gran bebedor de leche, no parece padecer por ello, al contrario. Este corredor de coches es de tipo dilatado, yang; la leche también es yang y alcalina (hasta el estómago).

Los daños, si los hay, vendrán durante la vejez o la descendencia. En cambio, las personas con baja vitalidad, insuficiencias hepáticas, corren el riesgo de estar incomodadas; ellas deben experimentar por sí – mismas.

Mme. C.W. (35 Cintré). Consulté a un médico naturopata durante febrero para mis migrañas. En efecto, desde aproximadamente dos años padezco migrañas del lado izquierdo de la cabeza, a veces nauseas, sobre todo después de las comidas y de modo continuo cuando consumo alimentos ricos en lípidos. Con el consejo de mi médico, había decidido interrumpir el consumo de productos lácteos durante tres meses para hacer la prueba. Algunos días más tarde, fui víctima de un accidente de coche, padezco varias fracturas en el tobillo y una fractura de la rótula. Los médicos que me cuidan: el cirujano ortopédico, el médico de reeducación funcional, mi médico de familia, me afirman que los productos lácteos son indispensables, que debería consumir muchos para cubrir los 1000 mg de

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calcio que necesito absolutamente para consolidar mis fracturas. Sino, me expongo a riesgos importantes de descalcificación y osteoporosis, males que afectan a mi madre de 64 años.

No puedo respetar sus indicaciones ya que desde mi anestesia, soporto muy mal los productos lácteos y casi están suprimidos de mi alimentación. Mis migrañas han disminuido pero no han desaparecido del todo.

M.L.S. (32 Auch). Es a veces difícil ir a contra corriente de los principios establecidos, la leche de vaca es el ejemplo. Es posible vivir sin leche? Loic y Gael, mis dos hijos crecieron sin leche de animales y están en excelente salud. Lo cual no les impide disfrutar con deliciosos postres a base de filtrado vegetal, tal como el tofú, la almendra o el trigo.

Mme. D.M. (34 Ct-Clément de Rivière). Sensible a las gripes, anginas, resfriados, pude constatar su desaparición al suprimir los productos lácteos de mi alimentación. Frecuentemente conté mi experiencia en mi entorno y numerosos son mis amigos que veían desaparecer sinusitis repetitivas, manifestaciones cutáneas muy molestas, cansancios y otros trastornos de la salud desaparecer cuando se hacía una pausa en la ingestión de productos lácteos. A su artículo eficaz y bueno, añado un testimonio vivido.

Mme. A.L.W. (32 Gers). Estaba cansada por un fibroma sangrante, artrosis, colitis, colesterol y anginas repetitivas. Los médicos me proponían pastilla, antibióticos y medicamentos. Una primera rectificación alimentaria mejoró mi estado, pero lo que fue determinante fue la supresión total de todos los productos lácteos. Seis meses más tarde, todo estuvo en orden. Hoy día, tengo 54 años, mis ciclos son regulares y mi vitalidad me permite hacer escalada en nuestras montañas.

Hace quince años que no he tomado ningún medicamento de síntesis. ¿Qué opinaría La Seguridad Social?

Mme D.M. (54 Barbonville). Al ser invitada a pasar tres semanas en casa de una amiga que no consume productos lácteos, seguí su costumbre. No sólo constaté que los productos de sustitución eran excelentes ( y preparados con tanto amor!), sino que además, ya no tengo problemas de estreñimiento, me siento menos cansada, perdí tres kilos y sobre todo,

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vuelvo a disfrutar de un olfato antaño casi inexistente, consecuencia de una sinusitis crónica.

Mme. W.B. (40 St. Geours). Gracias por escribir bien claro las verdades sobre nuestras costumbres alimentarias que, hoy, nos destruyen cada día un poco más. Pero también es una lástima que estos informes no estén en las salas de espera de los médicos.

Después de una mielitis, descubro las investigaciones del Dr. Krousmine: para mí, es la revelación, porque la medicina tradicional no me aporta ningún alivio. Hoy, ando sin muletas a pesar de cierta rigidez en mis piernas.

A pesar de toda la atención que llevo a mi alimentación, cometo seguramente muchos errores, pero con cada información, me esfuerzo por corregirme.

M.P.L. (66 Perpignan). Dejé hace cinco años de beber leche animal para darme cuenta que las anginas y gripes que me afectaban cada año han desaparecido por fin, paralelamente con mi nuevo modo de nutrición.

Mme. M.L. (32 Nogaro). La leche de soja que consumo ya desde hace algunos años me permite vivir en particular mi menopausia sin ningún síntoma particular, en las mejores condiciones de salud posible.

Mme. M.-A. H (13 La Bouilladisse): Suprimí la mantequilla, la leche, los productos lácteos y sustituí todo esto por leche de soja (que encontré en polvo) por cremas de soja y por margarina. Me acostumbré muy bien, incluso constaté que tenía menos dolores de cabeza y menos irritaciones en el rostro.

Mme. M. (47 Puymérol). Desde hace tres meses dejé de beber dos a tres litros de leche diarios. También consumo fácilmente veinte yogures por semana. Antes, tenía frecuentes dolores de cabeza, ganas de vomitar, hinchazones de barriga y no estaba a gusto en mi piel. Padecía también de una tendinitis en la pierna derecha y de dolor reumatismal en la cadera del mismo lado. Esto me despertaba de noche: orinaba con frecuencia y un médico me cuidaba desde hacía cuatro años con anti – inflamatorios; esto se arreglaba un poco y volvía a reaparecer; y no sabía qué hacer porque padecía mucho. Desde hace tres meses dejé de comer queso y beber leche.

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Desde mi infancia, siempre tomé mucha leche, ahora tengo 68 años y no la soporto. Quizás comprendí un poco tarde quizás? Pero estoy encantada de haber leído su artículo para informarme, porque ahora ya no padezco concretamente; otra vez gracias por habernos indicado el secreto.

M.L.R.E. (75 París): En un hospital Mejicano, el Dr. Munutz intentó eliminar todos los productos lácteos del régimen alimentario del hospital con el argumento simple y sólido (entre otros) que un mamífero de 400 kg. no podía nutrir con su leche a otro mamífero de 4 kg. Le despidieron del hospital. El hospital Americano de Méjico!

M.G.L. (40 Dax). Siendo “un lisiado digestivo”, después de veinte años de colitis, no consumo queso con regularidad (y nada de leche desde hace 25 o 30 años; y hoy por hoy tengo 55 años), pero constaté que es la única proteína que me hace engordar (y lo necesitaría!) Lo cual significa que no forzosamente es malsana, pero al tener tendencia a consumir demasiado, se produce una irritación de las mucosas, una mala digestión, orinas frecuentes, entonces dejo el queso y mi peso vuelve a bajar después de dos o tres días…

M.G.W. (32 Auch). Después de varios años de verrugas en mis manos, resistentes a cualquier tratamiento, tanto alopático como homeopático, por fín desaparecieron después de seis meses de dejar los productos lácteos.

Mme. M.-C.E. (35 Guichen). Tengo una alergia importante a los ácaros y no parezco tolerar los productos lácteos en grandes cantidades. Además, sé (por mis padres y los médicos) que durante toda mi infancia, sufrí otitis, resfriados, laringitis, bronquitis, etc. (operación de una mastoiditis bilateral a la edad de seis meses) y no deseo que mi hijo herede la misma fragilidad.

Mme. G.L. (75 París). Con los consejos de mi madre (naturopata) dejé de tomar productos lácteos. Tenía quistes en los pechos y desaparecieron. Luego, volví a consumirlos por golosía y los quistes reaparecieron. Así, estuve convencida de su origen.

Mme. G.N. (31 Toulouse). Debiendo hacer análisis de sangre para unos resultados hormonales (esterilidad), estuve sorprendida al enterarme por el

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laboratorio que debía suprimir los productos lácteos un día antes del examen. Delante de mi asombro, me respondieron que éstos perturban el sistema hormonal!

Mme. A.S. (69 Lyon). Leí u oí miles de controversias sobre esta inevitable base alimentaria, ancestralmente reconocida por su contenido rico en calcio y, por este hecho, difícilmente destituible de su pedestal. Fui víctima de esta intolerancia en mi juventud, mi hijo también y una de mis nietas. Personalmente desde hace varios años, he adoptado la leche y la crema de soja para mis preparados culinarios, pero esta obstinación de los mayores y el miedo a la osteoporosis hicieron que me imponía cada día la ingestión de dos yogures de mi fabricación hechos con leche deshidratada a 0% y bio, debiendo limitar rigurosamente el queso por causa del colesterol. A los 66 años, tengo miedo de dejar arraigarse una osteoporosis ya discretamente manifestada. Muy atenta a las nuevas investigaciones y al seguimiento de los productos “bio” instintivamente, huyo cuanto puedo de los productos de síntesis y de la alopatía que no casan muy bien con mi terreno alérgico.

Mme. A.M. S. (32 Auch). Mi hijo, afectado de una alergia, no podía vivir normalmente. Después de consultar médicos y especialistas en Toulouse, tuvo que renunciar a sus estudios superiores debido a una agravación de su handicap (día y noche, crisis aparentándose al asma e hipersecreción). Su vida se había vuelto un infierno. Este estado le llevó a la depresión. Gracias a un cambio de alimentación que apartaba todos los productos lácteos, más la ingestión de cápsulas de plantas, mi hijo pudo reanudar sus estudios. Observando un éxito ahí donde los médicos habían fracasado lamentablemente, incluso habían agravado su estado físico y mental, decidí yo también seguir la misma alimentación. Ya no tomo hormonas y, por su gran asombro, el ginecólogo pudo constatar que mi fibroma ya no era ningún problema.

Mme. G.D. (65 Sarniguet). Pienso que para protegerse un poco, hay que asumirse uno mismo, ver el lado bueno y buscar lo que puede irnos bien y remediar a cualquier manifestación nefasta para nuestro organismo. Pero, hay que documentarse, leer las buenas cosas como sabe Vd. decirlas y tocar la alarma para el consumidor; él debe tomar la decisión. Por mi parte, dejé los productos lácteos desde hace poco tiempo (la semana pasada) y fui muy feliz al leerla, comprendiendo por fin mis colitis, trastornos digestivos,

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hinchazones. Empecé a tomar filtrado y crema de soja: es bueno y muy fino (sólo compraba productos bio y por este motivo no conseguía comprender y conocer la procedencia de mis trastornos digestivos).

Mme. M.W. (78 Bougival). Bebía un bol de leche cada mañana con yogur y queso pensando que esto me haría crecer, porque tenía dos años más que mi hermana y ésta me superaba de una cabeza a pesar de que no comía tantos productos lácteos como yo y que yo no crezco más. Cada año, mi médico me daba vacunas para prevenir los catarros alérgicos de primavera. Pero el mal seguía manifestándose. Durante toda mi vida, padecí anemia y carecí de hierro; constaté una descalcificación cuando hice un tratamiento kinesiterapeútico para una escoliosis lumbar. Después de leer “La guerra del crudo” de Guy – Claude Burger, deje los productos lácteos de un día para el otro, constaté la desaparición de mis vértigos, ya ningún fallo de memoria (falta de concentración, trastornos de la vista), nada de dentista, dolor de espalda desaparecida, por la primera vez de mi vida, en el análisis de sangre, nada de anemia, ni carencia de calcio, por fin fijaba el calcio, una recuperación de la vitalidad que no conocía siquiera a los 20 años, fuera pesadillas, fuera resfriados, fiebres, pérdida de mi celulitis que se almacenaba alrededor de mis caderas, vientre, debajo de los brazos, y en los muslos, barbilla, rejuvenecimiento de mi piel, fuera cistitis, fuera otitis, etc.

Sin embargo, probé otra vez reanudar solamente con los quesos, incluso frescos, incluso bio… y en los meses siguientes, todos los síntomas reaparecieron.

Amamanté a mi segundo hijo, pero cuando tuve que reanudar mi trabajo, le di leche de vaca en polvo y tuvo asma y eczema. En setiembre 1996, mi hijo tenía 6 años; por primera vez, dejé que saliera la fiebre y no le di ningún antibiótico y deje todos los productos lácteos. Resultado, pasó su primer invierno sin estar enfermo y ya no padece asma. Mi primer hijo, que siempre crié así, no tuvo nunca ninguna de las enfermedades que suelen manifestarse en la infancia.

Mme. P.T. (95 Montmorency). Estoy afectada de esclerosis en placa en remisión o curación por el método de Kousmine, más el vegetarianismo. El dejar los productos lácteos hizo desaparecer la rinitis, así como las sensaciones de hielo en las piernas.

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Conclusión: Mañana, lo prueba Vd.!

Acepte de hacer el experimento durante algunos días. Quizás tiene Vd. también problemas de salud o conoce Vd. en su entorno personas enfermas. Intente y vea si el síntoma se modifica o disminuye, probando así que Vd. está en el buen camino y que tiene imperativamente que seguir adelante para llegar al final y constatar la desaparición del síntoma.

¿Quién ha dicho: “No es necesario esperar para emprender, ni tener éxito para perseverar.”? Sea Vd. pues en el número de los que emprenden, incluso sin tener fe ciega… Y estará asombrado del resultado!

Pero evite el imponerse condiciones implicando que esta nueva alimentación le sea psicológicamente insoportable. Si debe Vd. hacer una mueca frente a una natilla de soja o tofú, y al mismo tiempo padecer la prohibición de un queso de cabra, esto disminuirá seguramente e quizás anulará el efecto benéfico de los alimentos de sustitución. Entonces llegará a un resultado inverso del que esperaba. Aplíquese pues al principio e incluso me atrevo a decir: disfrute con los alimentos nuevos para Vd. presentándoles bajo su mejor aspecto.

Absórbelos poco a poco, y así podrá Vd. mismo añadirles estos detallitos que le harán decir: “Pero, esto es muy bueno! ”

Una reconversión a los productos adaptados al hombre sería provechosa en todos los campos. Requeriría valor y quizás tiempo para que los productores no resulten afectados. No tengo absolutamente nada contra los productores, sólo el hecho de que producen leche.

Frecuentemente, pienso en las personas que pueden recibir un impacto con este libro:

• Los productores de leche de vaca u otros mamíferos,• Los transformadores de leches,• Los enamorados de la leche.

Hubo un tiempo en que yo – mismo pertenecía a las tres categorías (de cabra); hice la transformación no sin dificultad, pero mi salud y la de los míos estaba en peligro.

Ahora, se plantea la cuestión: ¿ Qué es lo más importante: la salud de mi cartera? O la mía y la de mi familia?Por mi parte, la respuesta brotó de inmediato, y hace varios años de esto.

¿Y para Vd.?