lazzarato y negri (2001) trabajo inmaterial. formas de vida y producción de la subjetividad

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  • 8/7/2019 Lazzarato y Negri (2001) Trabajo inmaterial. Formas de vida y produccin de la subjetividad

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    Maurizio Lazzarato

    Antonio Negri

    trabajo inmaterial

    Formas de vida y produccin de subjetividad

    DP&A editora

    DP&A Editora

    Ro de Janeiro

    2001

    Traduccin: Juan Gonzlez

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    Revisin: Rubn Espinosa

    Bs.As. Noviembre de 2001

    La presente traduccin, ha sido posible gracias al afecto y la cooperacin de A. Heckert

    R.E.

    Introduccin *

    G. Cocco

    Los cuatro primeros captulos presentados en este libro corresponden a artculos escritos por MaurizioLazzarato en perodos diferentes y que fueron todos publicados en la revista francesa Futur Antrieur [1]. Elprimero y el ms importante de ellos ("Trabajo inmaterial y subjetividad") fue escrito con AntonioNegri en 1991. Tratase de un verdadero programa de trabajo terico y emprico que sedesenvuelve y se desarrolla, inclusive, en otros captulos de Maurizio Lazzarato propuestos en estelibro.

    La mayora de estos artculos fueron escritos en el marco del debate francs sobre reestructuracin productiva,crisis del fordismo y transformaciones del trabajo. El quinto captulo fue escrito por Lazzarato en ocasin dela publicacin de una coleccin destinada al pblico italiano (Lazzarato, 1997). En este, por un lado,Lazzarato reivindica la lnea terica a lo largo de la cual se desenvolvern las investigaciones que condujerona la nocin de trabajo inmaterial. Por otro, dialoga con otros autores italianos que, perteneciendo a la mismalnea, avanzaron con contribuciones originales al proyecto terico y poltico lanzado por el artculo de trabajoinmaterial. Por un lado pues, Lazzarato coloca la elaboracin de la nocin de trabajo inmaterial dentro de lacorriente neomarxista italiana de la dcada de 1960 conocida como operaismo[2]. Por otro, intenta

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    avanzar en el debate de las nuevas figuras del trabajo discutiendo con las contribuciones empricasy tericas de Sergio Bologna sobre "trabajo autnomo" (Fumagalli & Bologna, 1997; Bologna,1998), de Christian Marazzi sobre las "acciones del lenguaje" en el trabajo (Marazzi, 1994) y, en fin,de Paolo Virno sobre la nocin marxista de General Intelect y, ms en general, las relaciones entretrabajo y accin (Virno, 1994)

    Inicialmente limitada a crculos polticos y acadmicos estrechos, el abordaje en torno al trabajo inmaterial

    acab desbordndose y se convirti, a fines de esa dcada, en una referencia obligada. Encontramos un marcofuerte para la propuesta de Negri y Lazzarato en el espacio que le fue dedicado en un reciente libro de AndrGorz (Misres du prsent. Richesse du possible) [3] y tambin en la pintura monumental que Luc Boltanski yEve Chiappello dedicaran al anlisis del "nuevo espritu del capitalismo" (1999). En la medida que la nocinde trabajo inmaterial encontrara su legitimidad en la importante crtica al nuevo rgimen de acumulacincapitalista, esta literatura de origen operaistacomenz a llegar a Brasil.

    En realidad, la integracin de estas contribuciones tericas al debate brasilero sobre reestructuracinproductiva y globalizacin se hace en un marco general de crtica al trabajo bastante estancada y,paradojalmente, "conservadora". Las causas de estas resistencias, en Brasil, en las innovaciones de lasherramientas tericas en la crtica al trabajo son mltiples. Buena parte de ellas son de origen ideolgico.Otras, tambin muy importantes, estn inscriptas en las especficas dimensiones estructurales del mercado detrabajo y de la relacin salarial en Brasil.

    En el plano ideolgico, los diferentes tipos de "resistencias", podemos fcilmente atribuirlas (sin por elloquerer reducirlas) a la hegemona de una visin terica, heredada de un cierto marxismo ortodoxo y de unacierta tradicin de "movimiento obrero organizado", que ve la emergencia de la clase (y de susorganizaciones) como una consecuencia de la relacin con el capital: identificando el destino de lostrabajadores con la relacin salarial, hipoteca la vitalidad de las luchas a la evolucin de la curva de empleo(formal y preferiblemente de tipo industrial!) De manera paradojal y grotesca, un batalln de crticos fieros delcapital acaba postulando que el horizonte de las luchas depende de la sumisin a la "maldicin" del trabajoasalariado. Es desde este punto de origen general, que se oscurece cualquier posibilidad de pensar laconstitucin del trabajo (y por tanto su crtica) "fuera" de la relacin con el capital (que se convertira en la"maldicin" del trabajo asalariado "disponible") y tambin otros ngulos ideolgicos que hacen del trabajomaterial un valor en s. Estos recusan el concepto de trabajo inmaterial por el simple hecho de que continanrepitiendo el enredo de un "desenvolvimiento de las fuerzas productivas (que) posibilitan la ruptura con lasantiguas concepciones religiosas" (Lessa, 2000, p. 43) y de una nocin de trabajo que termina reivindicndoseen el mtodo marxista (la centralidad ontolgica del trabajo), o subordina la instrumentalizacin dinmica y

    tcnica (y de sus "transformaciones de la naturaleza") [4]. De manera menos conservadora, otros autoresintentan ir ms all de estas posturas. Ms, muchas veces se trata de una apertura bien superficial,puesto que lo inmaterial es integrado y reducido en lo material (Antunes, 2000). Es esta laoperacin que hace Ricardo Antunes: la presentacin de la tesis sobre desmaterializacin deltrabajo es finalizada por el mantenimiento de las duplas tradicionales que oponen "trabajo einteraccin, (...), praxis laborativa y praxis interactiva o intersubjetiva" (Antunes, 1999, p. 134) [5] y,por fin, destinada a poder afirmar que el "extraamiento (...) del trabajo se encuentra, en suesencia, preservado" [6]. En el fundamento, estos autores nos dicen en la medida en que "laInternet solo es virtual ante la venta de las mercaderas, cuya produccin y entrega se sigue dandoen el campo de la nueva economa podemos continuar confiando en las leyes bsicas del sistemacapitalista " (Fiori, 2000) [7]

    En el plano ms estructural el desenvolvimiento "contrado" (en lo perifrico) de la relacin salarial de tipoeconmico [8] hace que, en el Brasil, el mercado del trabajo formal siempre convive con importantesbolsones de miseria y con un trabajo informal que era (y an es) profundamente correlativo. Almismo tiempo la explosin de la informalidad y toda forma de precarizacin del trabajo (y de la vida)acontece en una situacin de ausencia de un verdadero sistema de welfarey de los diversosdispositivos de cobertura social de los cuales los trabajadores precarios pueden disponer en laEuropa Occidental (y tambin ahora en menor medida en EUA). En efecto, la mezcla de antiguas ynuevas formas de informalidad y flexibilidad impone, en el caso brasilero, oportunas traduccionesde las contribuciones tericas basadas en las transformaciones de las economas centrales [9].Pero estas restricciones suenan de manera mucho ms problemticas para los defensores de unacentralidad del trabajo fundamentalmente ligada a sus modelos de fbrica: por un lado, por el hecho

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    de que la relacin salarial de tipo fabril solo envuelve porciones restringidas de la poblacinbrasilera; por otro, por el hecho que, menos en el caso (importantsimo pero restringido) del poloautomovilstico del gran ABC paulista, tiene acceso por la relacin salarial de tipo fabril hasta ahorafue garanta de acceso material a los derechos, o sea de una verdadera insercin ciudadana de los"trabajadores" [10].

    En fin, la modernizacin de los procesos de trabajo (acelerada de manera irreversible por la apertura

    econmica del pas a lo largo de la dcada de 1990) ya apunta de manera dramticamente clara la divergenciaentre dinmica industrial y dinmica del empleo industrial (Cardozo, 2001).

    El desafo es, pues, sobrepasar estas limitaciones ideolgicas y/o estructurales, alcanzar un nuevo nivel en lareflexin crtica sobre las transformaciones del trabajo y enfrentar, de la manera ms abierta posible, el debatesobre la fuerza de fragmentacin social que el nuevo rgimen de acumulacin acarrea. Esto significaabandonar, al mismo tiempo, toda nostalgia por las grandes homogeneidades de la poca taylorista y tododeterminismo implcito en los anlisis que sealan la emergencia de los paradigmas productivos delposfordismo, con sus determinantes de reorganizacin, especializada y flexible del capital y sus firmas. Lareestructuracin industrial, la emergencia de un nuevo rgimen de acumulacin globalizado, basado en laproduccin de conocimientos y en el trabajo vivo (cada vez ms intelectualizado y comunicativo), pueden (ydeben) ser pensados como procesos contradictorios, donde las contradicciones no son las de un pasado dehomogeneidades fabriles, pero que se encuentran en el presente en las nuevas formas de exploracin y de lacomposicin tcnica del trabajo, en las nuevas luchas del proletariado, y, en particular, del proletariado

    urbano. Esto pasa, justamente, por la recuperacin de las dimensiones constitutivas, y por eso revolucionarias,del trabajo vivo.

    Los nuevos termidorianos y la nueva centralidad del trabajo

    En 1989, nos dcorduna Pars espectacularizada por las obras faranicas del perodo mitterandiano,las grandes celebraciones de la Revolucin Francesa acabaron poniendo en escena la hegemonaideolgica renovada de los termidorianos con ropaje de "revisionismo" histrico. En sus Echos deMarselhesa(1966), el gran historiador E. Hobsbawm propone un virulento jacusecontra losrevisionistas contemporneos y, sobre todo, aprehende una dimensin nueva, inclusive conrelacin a revisionistas como George Taylor y Alfred Cobban (1964) y la obra de Francois Furet ylos furetianos (Furet&Ozouf, 1988). Hobsbawm explica como el diseo revisionista sobrepasa las

    crticas conservadoras contemporneas de la Revolucin. O sea, los furetianos intentan negar, almismo tiempo, las utilidades y la importancia de la ruptura revolucionaria. Los revisionistas secolocan en la fase actual de reaccin ideolgica, poltica y militar negando la idea misma de que sepuede reinventar la historia segn el deseo y la voluntad, afirma Hobsbawm. Lo que significa que elrevisionismo, intentado "criminalizar" la idea de Revolucin, intenta afirmar al capitalismo comohorizonte totalizador de la racionalidad humana.

    Mas podemos preguntar, Hobsbawm abre o no un horizonte y una alternativa? De manera ms general, cualesson las contradicciones que l seala? En efecto, por detrs de la riqueza del abordaje del historiador britnico,encontramos algunos lmites importantes. Por un lado, de manera eficaz, Hobsbawm consigue demoler lanegacin del revisionismo. l muestra que es imposible negar el papel y el impacto de la Revolucin,cualquiera sea el punto de vista que se adopte, de derecha o de izquierda,avec les girondins ou avec lesmontagnard!

    La erudicin de historiador le permite le permite mostrar como los propios conservadorescontemporneos de la Revolucin, en Francia como en Inglaterra, confirman, las crticas a los"nuevos brbaros", y la incontrovertible importancia del evento revolucionario, de la "mayorrevolucin de masas en la historia del siglo XVIII". Por otra parte, aunque de manera involuntaria,Hobsbawm acaba reforzando la hiptesis furetiana y particularmente su dimensin termidoriana: lade acabar con la Revolucin. En efecto, Hobsbawm atribuye la fuerza del furetismo a que el"rechazo general del marxismo, est tornndose anacrnico como idea revolucionaria" Pero msgrave es el hecho de que, siempre siguiendo a Hobsbawm, el deterioro del marxismo habracomenzado en la "disporade 1956". Esto es, el debilitamiento marxista de la segunda pos guerrase habra desarrollado sobre ideas confusas, influenciadas por el "pico de prosperidad" econmica

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    que habra causado "la eliminacin de la perspectiva revolucionaria": "La Revolucin Francesa,como parte del lenguaje marxista, fue evidente vctima de este proceso" Es que Hobsbawm acabarescatando la dimensin objetiva (la prosperidad) rechazando la hiptesis (subjetiva) revolucionaria.En realidad, su nocin de Revolucin tiene algo de objetivo y poco de subjetivo. La crisis ex antedela revolucin y no una de sus determinaciones. De esta manera, la crtica del revisionismo estobligada a regar su terreno, el de la historiografa, para mostrar el carcter incontrovertible delhecho revolucionario. La victoria, siempre parcial, es posible apenas desde el punto de vista

    analtico: demostrar la dimensin incontrovertible e irreversible de la Revolucin de 1789. Al final decuentas, l est tambin convencido que la Revolucin termin. Su ratificacin no tendra otrosentido que el de una reafirmacin trascendente, tanto moral como ineficaz, de su principioabstracto.

    Por el contrario, podemos encontrar la vitalidad de la Revolucin Francesa en la imposibilidad de sutermidorizacin. Esta imposibilidad no est escrita en la "historiografa organizada" que clasifica los hechospositivos y negativos de la Revolucin, pero s en la extrema actualidad de la historia de las masas comoproductoras de las bifurcaciones del tiempo (por intempestivas), en cuanto capaces de "constituir", digamos,ticamente el tiempo. Aqu esta la imposibilidad de "terminar la revolucin" y por lo tanto su vitalidad actual.La revolucin produce el tiempo y, en este aspecto est su dimensin, determinando un conflicto paradojal:terminar o continuar la Revolucin. Un debate nunca resuelto. La renovacin termidoriana del revisionismocontemporneo no es una demostracin del debilitamiento de la Revolucin, por el contrario. Es la actualidadde esta paradoja. Una paradoja, como ya dijimos, irresoluble, pues ella est diariamente inscripta en la

    imposibilidad actual de apuntar el tiempo. Las masas, la multitud, afirman la centralidad del tiempo en cuantoabertura irresoluble de una crisis entre, por un lado, el tiempo de la propiedad, consolidado y fechado, y porotro, el tiempo de trabajo que se libera, indeterminado y abierto. La Revolucin como crisis permiteaprehender las dimensiones antagnicas del tiempo entre el tiempo reaccionario, fechado, de la inercia delpasado y el tiempo revolucionario que constituye el futuro porque produce nueva riqueza y nueva humanidad.En la dimensin central de la temporalidad de las masas encontramos, por lo tanto, la centralidad del trabajo.Esta centralidad del trabajo y la temporalidad de las masas que la produce hoy en da encontramos, para leer lacrisis de las ideologas, la vacuidad del revisionismo, la actualidad de la crtica [11], pero tambin laurgencia de la "crtica de la crtica". En los orgenes operaistasde los abordajes en trminos de"trabajo inmaterial" se sita exactamente en esta perspectiva la de un "salto hacia la historia" y aldeterminismo del capital, o sea de una gran operacin de apropiacin desde el punto de vista deltrabajo vivo- de la dinmica del desenvolvimiento.

    Del operario-masa al operario-social: el origen de la nocin de trabajo inmaterial en el operaismo[12]italiano de los aos de 1970

    Acabamos de ver como la cuestin central es la del trabajo y de sus dimensiones constituyentes. Aququeremos reconstruir otro fragmento de este debate por medio de un paneo de las discusiones que atravesabanel operaismoitaliano en la segunda mitad de los aos 1970, en pleno perodo de reestructuracin yde metamorfosis del operario masa en operario social.

    El concepto de "operario masa" tambin ha sido, desde el final aos 1950, el resultado de un importanteesfuerzo terico militante, de los "primeros" operaistas(R. Panzieri, M. Tronti y A. Negri). En elmomento de la crisis de las organizaciones del movimiento obrero que la aplicacin sistemtica delos mtodos tayloristas de trabajo haban determinado, los operaistasabrieron el camino para quela teora crtica se encargara, una vez ms, del anlisis de la composicin de clase: de suscaractersticas tcnicas en cuanto determinacin de la relacin de capital y de sus condiciones derecomposicin poltica- en cuanto posible constitucin fuera y contra de la relacin salarial. Losoperaistasaplicarn, en el calor de la batalla poltico-social, los mismos principios metodolgicosenunciados para la nueva historiografa operaria y, en particular, por E.P. Thompson la clase noes una forma abstracta, ni una categora de la relacin salarial. Para entenderla es preciso oponer ala tradicin del rising(de su necesaria y objetiva emergencia) el presente constitutivo del making(lade su constitucin subjetiva). La clase obrera no emerge y no lucha por que existe. Al contrario,existe porque lucha, se forma en los concretos acontecimientos en los cuales ella se niega comofuerza de trabajo y afirma su autonoma.

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    En trminos ms operaistas, esto significa que la formacin de la clase obrera es un hecho de surecomposicin poltica en cuanto a la negacin de su composicin tcnica. Los modos y lostrminos de esta recomposicin subjetiva no se califican en funcin de ningn papel histrico, deningn fin poltico, pero s como procesos de subjetivacin colectiva correlativos, aunquenegativamente, a las bases materiales de su composicin tcnica. Es por tanto intil continuar"midiendo" los niveles de organizacin obrera y sus formas de lucha en funcin de criterios polticoso morales externos a los modos de recomposicin dados en el tiempo. O sea, en momentos de

    cambios radicales de la composicin tcnica de las fuerzas de trabajo, era preciso desarrollar unaco-encuesta(una investigacin militante) para descubrir los caminos de los nuevos procesos desubjetivacin. La problemtica militante es completamente revertida. La urgencia no era ms la desometer las nuevas figuras obreras a las directivas poltico-sindicales para concientizarlas. Muy porel contrario, tratabase de subordinar los dispositivos polticos-sindicales a las nuevas figuras de lasubjetividad obrera. El obrero, sus dimensiones tcnicas y polticas, era afirmado como mdula delanlisis. El anlisis era obrero o no era. Ese es el operaismo.

    Entre los primeros resultados de este abordaje est la definicin del concepto de "operario masa"como figura emblemtica del taylorismo. Un trabajador masificado no solo por los niveles demovilizacin de las fuerzas de trabajo a los cuales llegaba la produccin en serie, sino por el nivelde sus cualidades: el taylorismo movilizaba enormes masas de campesinos y los tornaba operariosdescalificados adecuados a una divisin tcnica del trabajo que les reservaba tareas cada vez mssimples y repetitivas. El operario taylorista era, por lo tanto, doblemente masificado: por loscontingentes de trabajo concentrado en las grandes fbricas y por la indiscernible tendencia, desdeel punto de vista de la divisin del trabajo, de sus caractersticas personales, subjetivas. O sea, susubjetividad era evacuada por la organizacin capitalista de la produccin al mismo tiempo en quelas organizaciones de izquierda (y el llamado "Movimiento Operario Oficial") reprobaban su falta de"conciencia poltica". Desmarcndose de las crticas dominantes en las organizaciones de izquierday en los sindicatos, los operaistasconseguan establecer el nexusentre la composicin tcnica del"operario masa" y las dinmicas posibles de su recomposicin poltica. Reactualizando el mtodomarxiano, ellos anticiparon una radicalidad renovada de las contradicciones que la profundizacinde la paradoja entre "eficacia" del conjunto y "competencia" del individuo ira a determinar. Unaradicalidad renovada, mas dislocadas en formas y contenidos diferentes que no necesariamentecoinciden con las formas abstractas codificadas en la ideologa del movimiento operario.

    En el nivel de periodizacin, esta anticipacin consisti en la previsin de un ciclo de lucha de clase que,

    comenzando en 1962 [13] explotar en 1969 [14]. Mas es en el nivel de la dimensin cualitativa que laanticipacin operaistafue todava mas vigorosa, apuntando hacia las nuevas dimensiones polticasde las luchas, hasta entonces definidas como "econmicas". Es a partir del anlisis de lacomposicin tcnicas de las fuerzas del trabajo que los operaistasconsiguieron ver, por un lado, lasposibilidades de recomposicin de un operariado "sin calidad" y, por lo tanto, sus capacidadespolticas de tipo nuevo para interferir en la determinacin de las proporciones salariales y as en lasbases de los grandes equilibrios "macroeconmicos" articulados por el planeamiento estatal tipokeynesiano (TRONTI, 1970; NEGRI 1980). Las masas de campesinos meridionales sin cultura nitradicin de lucha, movilizadas en las grandes concentraciones industriales de Miln y Turn, seconstituyeron en poco ms de una dcada y fuera de los tradicionales marcos polticos sindical,en una de las ms combativas fracciones de clase de occidente industrializado. La gran ofensivaoperaria contra el taylorismo consagr la "autonoma" operaria.

    A mediados de la dcada del 70, dos grandes tendencias profundas eran observables. Por un lado, la

    "autonoma operaria" haba sido estructurada en el sindicato de tipo nuevo (completamente atravesado por eloperaismo) y sobretodo institucionalizada por un aparato de garantas jurdicas (en particular, por elStatuto dei lavoratori) que reconoca y, podramos decir, "pagaba" su poder. Por otro lado,comenzaban las investigaciones intensivas en tecnologas de automacin y descentralizacinproductivas. Rpidamente los anlisis sociolgicos de la "dualizacin" se afirmaron, suscitando unagran unanimidad. Ellas apuntaban la emergencia de "dos sociedades" de trabajo: una constituidapor los trabajadores de las secciones centrales de la produccin (de las grandes fbricas), la otrapor los trabajadores envueltos en los diferentes gironide la descentralizacin, de la externalizaciny de las formas emergentes de trabajo precario destinadas a las nuevas generaciones producidaspor la escolarizacin masiva. La primera seccin continu siendo "garantizada", o sea protegida por

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    la legislacin trabajadora y por los dispositivos del welfarey la segunda siendo, al contrario,destinada a un rgimen cada vez mas competitivo, excluida de las seguridades del welfare. Mas deuna vez el anlisis en trminos de "composicin de clases" eran movilizadas a fin de interpretar eldislocamiento y traspasar las interpretaciones en trminos de dualidad social.Fenomenolgicamente correcto, por la aprensin de las contradicciones internas a las fuerzas detrabajo, estas ltimas aparecan completamente ineficaces para la determinacin de lascontradicciones entre trabajadores y el nuevo rgimen de acumulacin.

    Estas son apuntadas en la emergencia de una nueva composicin tcnica de las fuerzas del trabajo el "operariosocial" (NEGRI, 1976, 1978). En fase de los "adioses" gorzianos al proletariado, se sealizaba su centralidad.Con esta nueva nocin operario social- claramente inspirada en las encuestas y en los trabajos tericos delneomarxismo operaistade los aos 19501960, los tericos del movimiento antagonista y, enparticular de la "autonoma operaria", intentan dar cuenta de las transformaciones del rgimen deacumulacin desde el punto de vista de los cambios que caracterizan los conflictos de clase a partirde 17934. A la relativa pacificacin negociada en las grandes fbricas tayloristas (quebradas aquy all, apenas por episodios aislados de reestructuracin) se contrapona una dinmica rampantede luchas sociales de tipo nuevo[15], accionadas por nuevas: por un lado, estaba la movilizacinde estudiantes universitarios y secundarios (ya insertados en los circuitos de trabajo tercerizado),de trabajadores "precarios" y de las primeras olas de desempleados en torno a temticasnetamente "salriales"; por otro lado, haba luchas por viviendas y servicios. Adems, en estesegundo nivel, la explosin del movimiento feminista tuvo un papel fundamental.

    La propuesta de un abordaje en trminos de "operario social" recusaba las tesis de dualizacin como fruto dela separacin entre sectores productivos y sectores improductivos y articulaba la centralidad productiva defiguras sociales cuyas dimensiones productivas no dependan ms de la insercin en la relacin salarialcentral. La dualizacin no era, naturalmente negada, ms interpretada como nuevo instrumento de comando.

    Las consecuencias de un abordaje de este tipo fueron enormes y todava mas intensas a largo plazo en el planode la batalla poltico - social de aquellos aos. Ellas estn completamente vivas: en el debate y en laspolmicas actuales internas del movimiento de desempleados, como dentro tambin de los movimientossociales que marcan la segunda mitad de la dcada de 1990 (Cocco, 1997 a; 1997 b), de manera explicita yemblemtica en Francia. Los enigmas y los rompecabezas que todava caracterizan este debate no esconden laanticipacin de la cuestin fundamental, por un lado, de los cambios de la composicin de clase y, por otrolado, de la recusacin de la ideologa del "fin del trabajo" o sea, la recusacin de la desvirtualizacin de lacritica social en la mera perspectiva de la reivindicacin de un capitalismo que cree "mas empleos". De esta

    manera, la nocin de "operario social" se desenvolver, en la dcada de 1980, en la definicin del trabajoinmaterial.

    * Esta introduccin fue escrita con el aporte de Mnica Jesus

    1.Dirigida por Antonio Negri y Jean Marie Vincent y publicada por la editora L' Harmattan de Pars, la revistafrancesa existi desde mediados de la dcada de 1980 hasta el final de la dcada de 1990. Luego del regresode Negri a Italia, una parte de los editores de Futur Antrieur (entre los que se encontraba el propio Lazzarato)

    se reuni para fundar otra revista, Multitudes, cuyos cuatro primeros nmeros fueron lanzados en el 2000 porla editora Exils (Pars).

    2.Ver nota 5, Cp.. 2

    3. Ed. Galile, Pars 1997. Los artculos de Futur Antrieur, de Negri, Lazzarato, Virno, Bologna, sonlargamente citados a lo largo del captulo 2 (Derniers avatars du travail) y se encuentran descriptos en elprrafo 4 (Autonomie es vente de soi) que le est ntegramente dedicado (p. 70-77)

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    4. Sergio Lessa, Ibd., p. 52. En estas mismas pginas, Sergio Lessa concluye, en la ms tradicional de lasposturas, que el trabajo ligado a la reproduccin de la vida y de las relaciones sociales no es productivo. Locurioso es el hecho de que este artculo fue escrito (y publicado) para un pblico de trabajadores sociales demanera que estos aprendieron que "(...) el Servicio Social no realiza transformaciones de la naturaleza ni debienes materiales necesarios para la reproduccin social". Es ms, "la praxis de los trabajadores sociales esincompatible con la centralidad ontolgica del trabajo (...)" Negritas nuestras

    5. Antunes dedica el Cp. 7 ("Mundo del trabajo y teora del valor") para la aproximacin de esta literatura(con citas de Lazzarato, Negri, y Michael Hardt). Me permito anotar que el autor atribuye a Francisco deOlivera (una nota 55) "la bella sntesis (de las) interacciones existentes entre la potencia constituyente de quese reviste el trabajo vivo y la potencia constitutiva del trabajo muerto." Ahora atribuyendo el crdito alverdadero autor de esta sntesis (el mismo, candidato a una ctedra de profesor titular frente a un juradocompuesto por el propio Antunes, francisco de Olivera y otros), Antunes comete el grosero error de unaoposicin tautolgica: constituyente versus constitutivo. En la misma conferencia, l usaba a Negri partaoponerse a "potencia constituyente del trabajo vivo (al) poder constituido del trabajo muerto". Ver G. Cocco,"Trabajo y ciudadana". San Pablo: Cortez, 1999, p. 54.

    6. Ibd. p. 222. Negrita nuestra

    7. En el mismo registro, ver M. Pochmann, "Mitos y realidades de la nueva economa ". Primera pgina, 27de septiembre de 2000, donde podemos leer que "la expansin de la riqueza en EUA, entre 1984 y 1994, fue

    sustentada por la fuerza de la nueva economa ". Ntese que estos comentarios que descubren la fuerza de lanueva economa norteamericana en la dcada de 1980 y que no comenz en los aos de 1990 estaban, casitodos, ligados con la decadencia de la economa de los EUA y el dislocamiento del centro del mundo para elJapn y su modelo toyotista de rgimen de crecimiento neoindustrial. Poco importa que este modelo, entretanto, vaya aguas abajo!

    8. O sea, formal y justamente en el caso de Brasil, como cartera asignada.

    9. La "corrosin del carcter" es una antigua realidad y ahora apenas una produccin reciente. Ver R. Sennet"The corrosion of character". NY: W.W. Norton, 1998.

    10. Por ms que parezca intil es preciso destacar que la "cartera de trabajo" funciona (por ahora) como uninstrumento de control (de identidad "caracterizada": "sobre el trabajador") de poblaciones marginalizadas delos derechos bsicos, inclusive, a veces, el de andar en la calle. Se puede citar la voluminosa produccin

    antropolgica y sociolgica a este propsito, ver el romance antropolgico de Paulo Lins, Ciudad de Dios.San Pablo: Cia. de las Letras, 1997.

    11. Esta problematizacin de los tiempos y de la constitucin del trabajo es largamente inspirada en A. Negri,Il potere Constituente. Miln: Sugar&Co, 1990. Traduccin portuguesa El Poder Constituyente, deAdriano Pilatti. Ro de Janeiro: DP&A, 2001. Para una problematizacin de la nueva centralidad deltrabajo, permtome sugerir mi literatura "Neoliberalismo, sociedad civil y nueva centralidad deltrabajo", Praia Bermelha n 2, Revista de la PPG-ESS, UFRJ. Para una discusin ms profunda dela centralidad del trabajo, ver A. Negri y M. Hardt, The work of Dionysios, Minneapolis: MinnesotaPress 1990.

    12. Usamos el trmino italiano operaismoporque no queremos confundirlo con otras experienciastales como, por ejemplo, las del ouvrerismefrancs. Por operaismoentendemos los trabajostericos ntimamente ligados al neomarxismo italiano del final de la dcada de 1950 y primera mitad

    de la dcada de 1970, cuya expresin fueron las revistas Quadernni Rossiy Classe operaria. Eloperaismoahora no se limita a una escuela de pensamiento, ya que siempre cont con unimportante desarrollo social y poltico de los operaistasen los movimientos de las dcadas de 1960y 1970 en Italia. Despus de ms de 10 aos de contribuciones tericas innovadoras crtica haciala tradicin del movimiento obrero "oficial", hacia las nociones gramscianas de "bloque histrico" yde "intelectual orgnico"- y de co-encuesta, esto es, de investigacin directamente desarrolladaspor la construccin de las instancias organizacionales de los nuevos sujetos operarios masificadospor el taylorismo, los militantes y los intelectuales operaistas, en el lmite de la dcada de 1970, sedividirn en cuanto a la "nueva organizacin" de clase. Un grupo, del cul formaban parte, entreotros, A. Assor Rosa, M. Tronti, M. Cassiari, A. Accornero, resuelven el problema con la definicin

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    de una ruptura que separara la "autonoma de la clase" de la "autonoma de lo poltico". En suvisin, las dinmicas de la composicin de clase ahora coincidiran con las de "lo poltico". El otrogrupo constituido por A. Negri, S. Bologna, F. Gambino, R. Alquati, L. Ferrari-Bravo, recusaron elregreso, para la "autonoma de lo poltico" de las problemticas de la representacin que a estospocos abre la cuestin de la organizacin, por un lado, hacia las transformaciones de la propiacomposicin de clases y, por otro, hacia la definicin de formas de organizacin de clases norepresentativas. En cuanto a los primeros, entrando en el PCI, van a construir el operaismo del

    sindicato, los segundos definirn, a lo largo de la dcada de 1970, una experiencia poltico-organizacional original, conocida como autonoma operaria. Para una presentacin ms profundadel operaismoitaliano ver Yann Moliere Boutang, L operaisme italien: organizatin, representatinet ideolgie, ou la compositin de classe revisitee, In: Marie Blanche-Tahon e Andr Cohen (Org.); litalie: le philosophe et le gendarme, Actes du Colloque de Montreal, Montreal: Vlb editeur, 1986; S.Bologna, Quest-ce que loperasme aujourdhui?In Marie Blanche-Tahon e Andr Cohen (Org.) op.Cit;Napolitano, Tronti, Accornero, Cacciari (a cura di) Operaismo e cantralit operaia, Roma:Riuniti, 1978, Nanni Balestrini, Primo Moroni, Londa doro. Miln: Sugar&Co, 1988, p. 71-86 enparticular. Para una presentacin en perspectiva, ver tambin Nick Withford, "Autonomist Marxismand Information society", In: Capital & Classn 52 y Paolo Virno y Michael Hardt (ed.) RadicalThought in Italy, Mineeapolis: Minnesota Press 1996.

    13. Con la revuelta de los operarios de FIAT de Turn, conocida como la revuelta de Piazza Statuto.

    14. Con el autunno caldo.

    15. En tanto, en 1976, y sobretodo en 1977, es la propia universidad, una "maquina" de produccin en masa deuna fuerza de trabajo intelectual polivalente, destinada a alimentar un modo de produccin cada vez massocializado, automatizado y flexible, que se torna el epicentro de conflictos sociales de tipo nuevo, malaprehendidos. As el "movimiento" italiano, que ya haba llegado a niveles de enraizamiento socialdesconocidos por otros grandes pases europeos, experimento, de marzo a octubre de 1977, una nueva formade explosin generalizada. Culminante de un ciclo de luchas iniciado al final de los aos 60 y, tambin, puntode ruptura y anticipacin social de las nuevas condiciones de las luchas en la crisis del fordismo, elmovimiento de 1977 super nuestros instrumentos tericos de anlisis en cuanto desdobl la crisis de lo"poltico" que haba precedido. En efecto, la interpretacin de las caractersticas del movimiento de 1977, nosolo como protesta de los "marginados" y de los "excluidos" (de la seconda societ), sino como sujetoscentrales en nuevo modo de produccin, represent una anticipacin terica considerable.

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    Capitulo 1

    Trabajo Inmaterial y Subjetividad *

    1. En la direccin de la hegemona del trabajo inmaterial.

    Veinte aos de reestructuracin de las grandes fbricas llevaron a una extraa paradoja.

    En efecto, es contemporneamente sobre la derrota del operario fordista y sobre el reconocimiento de lacentralidad de un trabajo vivo siempre mas intelectualizado que se constituirn las variantes del modelo post-fordista. En la gran empresa reestructurada, el trabajo del operario es un trabajo que implica siempre ms, endiversos niveles, capacidad de escoger entre diversas alternativas, responsabilidad de ciertas decisiones. Elconcepto de "interfase", usado por los socilogos de la comunicacin, da cuenta de esta actividad del operario.

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    Interfase entre diferentes funciones, entre los diversos equipos, entre los niveles de jerarqua, etc. Comoprescribe el nuevo managenmenthoy, "es el alma del operario que debe descender en la oficina". Essu personalidad, es su subjetividad que debe ser organizada y comandada. Calidad y cantidad detrabajo son reorganizadas en torno a su inmaterialidad. Primero la transformacin del trabajo deloperario en trabajo de control, de gestin de informacin, de capacidades de decisin que pide quela investidura de la subjetividad, toque a los operarios de manera diferente, segundo sus funcionesen la jerarqua de la fbrica, se presentan actualmente como un proceso irreversible.

    Si hoy en da definimos como trabajo operario una actividad abstracta ligada a la subjetividad, es necesario,todava, evitar todo malentendido. Esta forma de actividad productiva no pertenece solamente a los operariosms calificados: se trata tambin del valor de uso de la fuerza de trabajo, es ms genricamente la forma deactividad de cada sujeto productivo en una sociedad post industrial.

    Podemos decir que en el operario calificado, el "modelo comunicacional" ya esta determinado, constituido, yque sus potencialidades ya estn definidas; en tanto que en el joven operario, en el trabajador precario, en eljoven desocupado, se trata ahora de pura virtualidad, de una capacidad aun no determinada, pero que yacontiene todas las caractersticas de la subjetividad productiva post industrial. La virtualidad de esta capacidadno esta vaca en la historia. Se trata, al contrario de una abertura y de una potencialidad que tiene comopresupuestos y como orgenes histricos la "lucha contra el trabajo" del operario fordista, pero msrecientemente, los procesos de socializacin, la formacin y la auto valorizacin cultural.

    Esta transformacin del trabajo aparece de forma ms evidente cuando estudiamosel ciclo socialde laproduccin ("fabrica difusa", organizacin del trabajo descentralizado, de un lado, y las diferentesformas de tercearizacin, por otro). Aqu se puede medir hasta que punto el ciclo del trabajoinmaterial ocupa un papel estratgico en la organizacin global de la produccin. Las actividadesde encuesta, de concesin, de gestin de las posibilidades humanas, como todas las actividadesterciarias, se redefinen y se colocan en juego en el interior de las redes informticas y telemticas,y solo estas ltimas pueden explicar el ciclo de la produccin y de la organizacin del trabajo. Laintegracin del trabajo inmaterial en el trabajo industrial y terciario se convierte en una de lasprincipales fuentes de la produccin y atraviesa los ciclos de produccin definidosprecedentemente, y que a su vez los organizan.

    Se puede entonces avanzar en la siguiente tesis: el ciclo del trabajo inmaterial es preconstituido por una fuerzade trabajo social y autnoma, capaz de organizar el propio trabajo y las propias relaciones con laempresa. Ninguna organizacin cientfica del trabajo puede predeterminar esta capacidad y la

    capacidad productiva social.

    Esta transformacin comenz a manifestarse de manera evidente en el curso de la dcada de 1970, esto es, enla primera fase de la reestructuracin, cuando las luchas operarias y sociales, se opusieron al reinicio de lainiciativa capitalista, consolidaron los espacios de autonoma conquistado en el curso del decenio precedente.

    La subordinacin de estos espacios de autonoma y organizacin del trabajo inmaterial de las grandesindustrias ("proceso de recentralizacin") en el curso de la fase de reestructuracin sucesiva (emergencia delmodo de produccin post fordista) no cambia, ms reconoce y valoriza la nueva calidad del trabajo. El trabajoinmaterial tiende a volverse hegemnico, de forma totalmente explicita.

    Mas esta descripcin sociolgica de las transformaciones del contenido del trabajo es suficiente? Unadefinicin de esta fuerza de trabajo como condicin rica de capacidad y de creatividad, cuyo valor de usopuede ser fcilmente expresado por medio de un modelo comunicacional es exhaustiva? En realidad podemos

    avanzar en la verificacin de nuestra tesis si conseguimos definir las condiciones que estn en la base deldesenvolvimiento de la sociedad post fordista.

    El trabajo se transforma integralmente en trabajo inmaterial y la fuerza de trabajo en "intelectualidad de masa"(los dos aspectos que Marx llama General Intellect).

    La intelectualidad de masa puede transformarse en un sujeto social polticamente hegemnico.

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    Nada que decir respecto a la primera cuestin, algunos elementos de respuesta ya fueron en parte definidos atravs de los desenvolvimientos recientes de la sociologa del trabajo y de la ciencia: Resta ahora enfrentar elsegundo problema.

    2. Intelectualidad de masa es nueva subjetividad.

    Para responder a la segunda pregunta nos permitiremos introducir aqu algunas referencias a los Grundisse

    de Marx.

    Como, con el desenvolvimiento de la gran industria, la base sobre la cual ella se funda (o sea laapropiacin del tiempo ajeno), cesa de constituir o crear riqueza, as, el trabajo inmediato cesa deser como tal, la base de la produccin, porque por un lado se va transformado en una actividadprevalentemente de vigilancia y regulacin; mas bien porque el producto cesa de ser el productodel trabajo aislado inmediato y es, al contrario, la combinacin de la actividad social presentndosecomo productor. (MARX, 1978, Vol. 2, p. 406).

    Pero en la medida que se desenvuelve la gran industria, la creacin de la riqueza real va a depender menosdel tiempo de trabajo y de la cantidad de trabajo empleado y ms de la potencia de los agentes que estncolocados en accin durante el tiempo de trabajo y que, a su vez -esta su powerful effectiveness no esmnima con relacin al tiempo de trabajo inmediato que se encuentra en la produccin, pero depende, alcontrario del estado general de la ciencia y del progreso de la tecnologa, o de otra aplicacin, de esta

    ciencia a la produccin (bidem, p. 400).

    Esta transformacin no es en el trabajo inmediato, ejecutado por el propio hombre, ni es en el tiempo que ltrabaja, mas si se da en la apropiacin de su productividad general, de su comprensin de la naturaleza y eldominio sobre esta a travs de su existencia en cuerpo social en una palabra, es el desenvolvimiento delindividuo social que se presenta como el gran pilar de sustentacin de produccin de riqueza. El fruto deltiempo del trabajador ajeno, sobre quien se apoya la riqueza actual, se presenta como base miserable conrelacin a esta nueva base que se desenvolvi y que fue creada por la propia industria. Luego que el trabajoen forma inmediata cesa de ser la gran fuente de riqueza, el tiempo de trabajo ceso y debe terminar de ser sumedida, y por lo tanto, el valor de cambio debe cesar de ser a medida del valor de uso. La plusvala de lamasa cesa de ser condicin del desenvolvimiento de la riqueza general, as como el no trabajo de los pocosceso de ser condicin de desenvolvimiento de las fuerzas generales de la mente humana. Con eso laproduccin basada sobre el valor de cambio desmorona el proceso de produccin material inmediatoperdindose tambin la forma de miseria y de antagonismo. [Subrenta] el libre desenvolvimiento de las

    individualidades y, por lo tanto, solo la reduccin del tiempo de trabajo necesario de la sociedad a unmnimo, al cual corresponden, enseguida, la formacin y el desenvolvimiento artstico, cientfico etc. de losindividuos gracias al tiempo que se volvi libre y a los medios creados por todos ellos. El capital es l mismocontradiccin del proceso, por el hecho de que tiende a reducir el tiempo de trabajo a un mnimo, en tanto delotro lado pone el tiempo de trabajo como nica medida de fuente de riqueza. El disminuye, por lo tanto, eltiempo de trabajo en la forma de trabajo superfluo; haciendo por lo tanto del tiempo de trabajo superfluo -enmedida creciente una condicin question de vie et mort si fuese necesario. De un lado l evoca todas lasciencias de la naturaleza, bien como de las condiciones sociales y de las relaciones sociales, con la finalidadde tomar la creacin de la riqueza (relativamente) independiente del tiempo de trabajo empleado en ella. Porotra parte, pretende medir las gigantescas fuerzas sociales as creadas por medio del patrn del tiempo detrabajo y la aprisiona en los lmites que son necesarios para conservar como valor los valores ya creados.Las fuerzas productivas y las relaciones sociales ambas siendo aspectos del desenvolvimiento socialfiguran para el capital solamente como medios y son por ello solamente medios para producir sobre su baselimitada.

    Mas en la realidad, ellas son las condiciones para hacer explotar esa base (bidem p. 401-402).

    Estas pginas definen la tendencia general de una paradoja que es pues la misma sobre la cual seabri nuestra argumentacin. El proceso es el siguiente: de un lado el capital reduce la fuerza detrabajo a "capital fijo", subordinndola siempre ms en el proceso productivo, de otro lado ellademuestra, a travs de su subordinacin total, que el actor fundamental del proceso social deproduccin ha cambiado ahora a "saber social general" (sea sobre la forma de trabajo cientficogeneral, sea sobre la forma de "poder" con relacin a las actividades sociales: "cooperacin").

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    Es sobre esta base que la cuestin de la subjetividad puede ser colocada como lo hizo Marx, esto es, comocuestin relativa a la transformacin radical del sujeto en su relacin con la produccin. Esta relacin no esuna simple subordinacin al capital. Al contrario, esta relacin, se pone en trminos de independencia conrelacin al tiempo de trabajo impuesto por el capital. En segundo lugar, esta relacin se pone en trminos deautonoma con relacin a la explotacin, esto es como capacidad productiva, individual y colectiva, que semanifiesta como capacidad de friccin. La categora clsica del trabajo se demuestra absolutamenteinsuficiente para dar cuenta de la actividad del trabajo inmaterial. Dentro de esta actividad, es siempre ms

    difcil distinguir el tiempo de trabajo, del tiempo de produccin o del tiempo libre. Nos encontramos entiempo de vida global, en la cual es imposible distinguir entre el tiempo de trabajo y el tiempo de placer. Aquotra intuicin marxiana, el merito de Fourier consisti en no oponer el trabajo al placer.

    En otras palabras, se puede decir que cuando el trabajo se transforma en inmaterial y el trabajo inmaterial esreconocido como base fundamental de la produccin, este proceso no atraviesa solamente la produccin, si-noel ciclo entero de "reproduccin consumo": el trabajo inmaterial no se reproduce (y no reproduce lasociedad) en una forma de explotacin, pero s en la forma de reproduccin de la subjetividad.

    El desenvolvimiento del discurso marxiano en el interior de una terminologa relativa a la economa no nosimpide aprehender la formidable efectividad de la tendencia. Al contrario, nos permite visualizar todas lasfases del desenvolvimiento capitalista en la cual vivimos e en la cual se desenvuelven los elementosconstitutivos de la nueva subjetividad. Es suficiente introducirse sobre dos de sus elementos: la independenciade la actividad productiva en fase a la organizacin capitalista de la produccin y el proceso de constitucin de

    una nueva subjetividad autnoma alrededor de lo que llamamos "intelectualidad de masa".

    Por encima de todo, entonces, la independencia progresiva de la fuerza de trabajo intelectual y trabajoinmaterial en cuanto fuerza de trabajo intelectual y trabajo inmaterial en fase al dominio capitalista. En lasfabricas post fordistas y en la sociedad productiva post industrial, los sujetos productivos se constituyen,tendencialmente, primero y de modo independiente de la forma emprendedora capitalista. La cooperacinsocial del trabajo social en la fbrica social, en la actividad terciaria, demuestra su independencia frente a lacual la funcin emprendedora se adapta, a la inversa de ser fuente de la organizacin. Esta funcinemprendedora "personificacin del capital", en vez de constituir una premisa debe por lo tanto reconocer laarticulacin independiente de la cooperacin social del trabajo en la fbrica, en la fbrica social y en elterciario de punta, y adaptarse a ellos.

    En el momento en que el control capitalista de la sociedad se torna totalitario, el emprendedor ve como suscaractersticas constitutivas se tornan puramente formales. De hecho l ejercita hoy su funcin de control y de

    vigilancia de lo externo del proceso productivo, porque el contenido del proceso pertenece siempre ms a otromodo de produccin, a la cooperacin social del trabajo inmaterial. La poca en que el control de todos loselementos de la produccin dependa de la voluntad y de la capacidad del capitalista es superada: es el trabajoel que, cada vez ms, define al capitalista, y no al contrario. El emprendedor, hoy, debe ocuparse ms dereunir los elementos polticos necesarios para la explotacin de la empresa que de las condiciones productivasdel proceso de trabajo. Estas se tornan, en una paradoja del capitalismo post industrial progresivamenteindependiente de su funcin. No nos cabe subrayar, aqu, como el dominio capitalista ejerce su "despotismo" ycuales consecuencias derivan de la nefasta fase de desenvolvimiento.

    Ocupmonos en segundo lugar del tema de la subjetividad. Para este propsito procuraremos responderalgunas preguntas que podra parecer secundaria mas ciertamente, no lo son, porque a partir de 1968, losestudiantes tienden a representar de manera permanente y de modo siempre ms vasto el "inters general" dela sociedad? Por qu los movimientos operarios y los sindicatos irrumpen siempre en las brechas abiertas porestos movimientos? Por qu estas luchas todava breves y desorganizadas abarcan "inmediatamente" el nivel

    poltico?

    Para responder estas preguntas es necesario ciertamente considerar el hecho de que la "verdad" de la nuevacomposicin de clase aparece mas claramente en los estudiantes verdad inmediata, esto es, en su "estadonaciente", dada de tal modo que su desenvolvimiento subjetivo no esta todava preso de las articulaciones delpoder. La autonoma relativa con relacin al capital determina en los estudiantes entendido como gruposocial que representa el trabajo vivo en estado virtual la capacidad de designar el nuevo terreno deantagonismo.

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    La "intelectualidad de masa" se constituyo sin tener la "maldicin del trabajo asalariado". Su miseria no estaligada a la expropiacin del saber, pero s a la potencia productiva que concentra en su interior, es decir sobrela forma de saber pero sobretodo en cuanto rgano inmediato de praxis social, de proceso de la vida real. La"abstraccin capaz de todas las determinaciones", segn la definicin marxiana permite la afirmacin de unaautonoma de proyecto al mismo tiempo positiva y alternativa.

    Esto que decimos a propsito de los estudiantes, sobre el grupo social que ellos constituyen y sobre sus luchas

    reveladoras de una alternativa, y que corresponde a la transformacin de la composicin social, no constituyenmas que un ejemplo. Un proyecto alternativo no se elabora en la inmediatez y en la indeterminacin, ms s enla capacidad de articular y de colocar en movimiento las determinaciones internas de la composicin de clases.Mas el ejemplo es, sobre todo, significativo, porque esta basado en la tendencia del trabajo inmaterial que sevuelve hegemnico y en los modos de subjetivacin que le son potencialmente internos.

    3. Ecos filosficos de la nueva definicin de trabajo.

    Toda una serie de posiciones filosficas contemporneas tienden a aproximarse cada una a su modo, alconcepto de trabajo inmaterial y del sujeto en direccin al cual se orientaba, segn Marx, la sociedad delcapital.

    Es en torno al mayo de 1968 que se produce el verdadero deslocamiento epistemolgico. Esta revolucin, queno se asemeja a ningn movimiento revolucionario conocido produce una fenomenologa que implica todauna nueva "metafsica" de los poderes y de los sujetos. Los focos de resistencia y de revuelta son "mltiples","heterogneos", "transversales" en relacin con la organizacin del trabajo y de las divisiones sociales. Ladefinicin de la relacin con el poder esta subordinada a la "constitucin de s" como sujeto social. Losmovimientos de estudiantes y los movimientos de mujeres, que abrirn y cerrarn ese periodo secaracterizaron por su forma y no por su contenido, de una relacin poltica que parece evitar el problema delpoder. En la realidad, en la medida que no tienen necesidad de pasar por el trabajo, ellos no tienen, ni siquiera,necesidad de pasar por lo poltico (s por poltico se entiende, segn la definicin de Marx, "aquello que nossepara del estado")

    El surgimiento de una nueva subjetividad en las nuevas relaciones de poder que ella constituye, est en la basede las nuevas perspectivas de anlisis en las ciencias sociales y en la filosofa que se presentan como unarelectura del General Intellectmarxiano. En lnea con la escuela de Frankfurt, podemos encontrar

    dos interpretaciones de este pasaje. Por un lado, Habermas considera al lenguaje, como lacomunicacin ntersubjetiva y a la tica como el cimiento ontolgico del General Intellecty de losnuevos sujetos, pero bloquea la creatividad del sujeto de subjetivacin a travs de la definicin detrascendentales tico comunicativos de este proceso. Por otro lado, H. J. Krahl coloca el acentosobre la nueva cualidad del trabajo, para elaborar una nueva teora de la constitucin social que sejuega entre la aparicin del trabajo inmaterial y su transformacin en un sujeto revolucionario. Enambos casos, la novedad de la nueva composicin de clases esta por lo tanto fuertementeafirmada.

    En Italia la permanencia del movimiento del 68 permaneci hasta el fin de la dcada de 1970 llevando unatradicin de marxismo critico, ya fuertemente constituido en la dcada de 1960 [1], a romper con todas lasinterpretaciones dialcticas del proceso revolucionario. Lo que se torna en desafi poltico y terico es ladefinicin de "separacin" del movimiento de "autovalorizacin" proletaria entendido como encadenamientopositivo y autnomo del sujeto de produccin inmaterial.

    Pero lo que nos interesa, sobretodo aqu, es estudiar como esta nueva dimensin del anlisis del trabajo puedeexistir en la obra de Foucault, en modo completamente independiente de Marx que el propio Foucoult pareceleer segn una interpretacin por encima de todo economicismo. Aquello que nos parece importanteconsiderar es el descubrimiento foucaultiano de la "relacin para s" en cuanto a una dimensin distinta de lasrelaciones de poder y de saber. Esta dimensin desenvuelta en sus lecciones de 1970 y en su ltima obranosotros la interpretamos como indicativa de la constitucin de la "intelectualidad de masa". "Intelectualidadde masa" que se constituye independientemente, esto es, como proceso de subjetivacin autnoma que notiene necesidad de pasar por la organizacin del trabajo para imponer su fuerza; es solamente sobre la base desu autonoma que ella establece su relacin con el capital. Esta aproximacin fue inmediatamente

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    profundizada por el trabajo de Deleuze, que trata de comprender como la interfase comunicacional que seimpone a los sujetos se inserta (desde el extremo de la relacin) en lo interno de la actividad, de lo externo delas relaciones de poder en lo interno de la produccin de potencia. Enfrentar este tema metafsico significacolocarse en el punto central de la intuicin marxiana de los Grundisse, donde el conjunto del capital fijo setransforma al contrario en produccin de subjetividad.

    El concepto marxiano de fuerza de trabajo, que, al nivel del General Intellect, se torna "indeterminacin",

    es as desenvuelto por Deleuze y Foucault en un proceso de produccin autnoma de subjetividad.La subjetividad, como elemento de indeterminacin absoluta se torna en elemento de potencialidadabsoluta. No es ms necesaria la intervencin determinante del emprendedor capitalista. Esteltimo se torna siempre ms externo al proceso de produccin de la subjetividad. El proceso deproduccin de subjetividad, esto es, el proceso de produccin tout court, se constituye "fuera" de larelacin de capital, en el tamiz de los procesos constitutivos de intelectualidad de masa, esto es,una subjetivacin del trabajo.

    4. Nuevos antagonismos en la sociedad post industrial.

    Si el trabajo tiende a volverse inmaterial, si su hegemona social se manifiesta en la constitucin del GeneralIntellect, si esta transformacin es constitutiva de los sujetos sociales, independientes y autnomos,

    la contradiccin que opone esta nueva subjetividad al dominio capitalista (si de alguna manera sequiere designar a la sociedad post industrial) no ser dialctica, y s alternativa. Como decir quepara existir este tipo de trabajo, que nos parece al mismo tiempo autnomo y hegemnico, no seprecisa ms del capital y su orden social, y, consecuentemente, el trabajo se pone inmediatamentecomo libre y constitutivo. Cuando decimos que esa nueva fuerza, no puede ser definida en elinterior de una relacin dialctica, queremos decir que la relacin que esta tiene con el capital no essolamente antagonista, ella est ms all del antagonismo, es alternativa, constitutiva de unarealidad social diferente. El antagonismo se presenta como la forma de un poder constituyente quese revela alternativo a las formas de poder existentes. La alternativa es obra de dos sujetosindependientes, esto es, se constituye en el plano de la potencia, y no solamente del poder. Elantagonismo no puede ser resuelto quedndose en el terreno de la contradiccin, ms cuando lconsigue desembocar en una constitucin independiente, autnoma. El viejo antagonismo de lassociedades estableca una relacin continua, misma de oposicin, entre los sujetos antagonistas y,como consecuencia, imaginaba el pasaje de una situacin de poder, dada aquella victoria de las

    fuerzas antagonistas, como una "transicin". En las sociedades post industriales, donde el GeneralIntellectes hegemnico, no hay mas lugar para el concepto de "transicin", pero s para el conceptode "poder constituyente" como expresin radical de lo nuevo. La constitucin antagonista, por lotanto no se determina ms a partir de los datos de la relacin capitalista, sino que rompe con ella,no a partir del trabajo asalariado sino de su disolucin, no sobre la base de las figuras del trabajo,sino de aquellas del no trabajo.

    Cuando, en la sociedad post industrial acompaamos (asimismo empricamente) los procesos sociales decontestacin y los procesos alternativos, lo que suscita nuestro inters cientfico no son las contradiccionesque oponen trabajadores y patrones, sino los procesos autnomos de constitucin de subjetividad alternativa,de organizacin independiente de los trabajadores.

    La identificacin de los antagonismos reales es, por lo tanto, subordinada a la identificacin de losmovimientos, de sus significados, de los contenidos de los nuevos poderes constituidos. Si nos envolvemos enuna "agrupacin operaria" para reencontrar estos datos generales expresados en los conflictos sociales, esposible identificar un proceso de lucha que coincide con el modelo del surgimiento post fordista del que sepueden definir las principales caractersticas del siguiente modo: la organizacin de la lucha en nivelsubjetivo, no es un resultado, pero es una propuesta de lucha radicalizada, en que la direccin es arrancada delos sindicatos; los sindicatos, como todos los lugares institucionales, son considerados, al mismo tiempo,adversarios y lugar de comunicacin. El rechazo de toda manipulacin sindical y poltica se conjuga, dehecho, en una utilizacin (sin problemas) de los circuitos sindicales y polticos; la determinacin de losobjetivos es caracterizada por el hecho de que, junto con el salario, son reivindicadas las afirmaciones dedignidad de la funcin social ejercida, el reconocimiento de su carcter insustituible y, por lo tanto, de suretribucin, en funcin de las necesidades sociales; rechazo poltico que exprime una profunda desconfianza

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    con respecto a la capacidad de representacin de los sindicatos y de los partidos, y contra la necesidad dereportarse al poltico, porque la accin de los movimientos abarca un limite en que solamente el poltico puededecidir. Los nuevos movimientos sienten la necesidad de ser los lugares de redefinicin del poder. Existe porlo tanto aqu, una primera indicacin al respecto de la constitucin de un sujeto poltico en torno del trabajoinmaterial y de una posible recomposicin de clase.

    El propio concepto de revolucin, se modifica. No es que pierda sus caractersticas de ruptura radical, mas es

    una ruptura radical y subordinada, en su eficacia a las nuevas reglas de constitucin ontolgica de los sujetos,a su potencia, que se organiza en un proceso histrico, que no requiere nada adems que la propia fuerza paraser real.

    Lejos de querer evitar las objeciones que pueden ser formuladas en las confrontaciones por este modo deconsiderar el proceso revolucionario en las sociedades post industriales, queremos, todava, considerarlas. Laprimera objecin avanza en el hecho de que el trabajo del tipo antiguo es todava muy importante en nuestrasociedad. La segunda insiste en el hecho de que solamente en las zonas del mundo en que la dialcticacapitalista ha producido sus ltimos frutos, es que el trabajo en su forma de General Intellecttiende avolverse hegemnico. Si el pasaje a la hegemona del nuevo tipo de trabajo trabajo revolucionarioy constituyente no aparece como tendencia, "el evidenciar" de una tendencia no debe serconfundido con el anlisis del conjunto, al contrario, un anlisis del todo no tiene valor si no eshecho para esclarecer la tendencia que posee la evolucin.

    5. Intelectualidad, poder y comunicacin.

    La relectura de la categora "trabajo" en Marx, como fundacin ontolgica de los sujetos, nos permite tambinfundar una teora de los poderes, si por poder se entiende la capacidad de los sujetos libres e independientesque intervienen sobre la accin de otros sujetos igualmente libres e independientes. "Accin sobre unaaccin", segn la ultima definicin de poder en Foucault. Los conceptos de trabajo inmaterial y de"intelectualidad de masa" definen, por lo tanto una nueva cualidad del trabajo y del placer, mas tambinnuevas relaciones de poder y, por consecuencia, nuevos procesos de subjetivacin.

    Hoy, los aportes de los especialistas de la historia de las ideas, revistos a la luz de las intuiciones de Foucault yde Deleuze, nos permiten recuperar el esquema de las tres pocas de la constitucin de la poltica moderna,para los fines de nuestro trabajo. La primera poca es aquella de la "poltica clsica", donde la definicin de

    poder es todava entendida como dominio: de las formas constitutivas en un orden social clasista yrgido. Sociedades y sistemas del ancen regimenson propios de este periodo del cual lostocquevilianos y los apologistas de la tradicin anglo sajona hablan con nostalgia de esaconstitucin.

    La segunda poca es aquella de la "representacin poltica" y de las "tcnicas disciplinarias". El poder sepresenta al mismo tiempo como poder jurdico y representativo de los sujetos del derecho y como sujecin delcuerpo singular, esto es, como interiorizacin generalizada de la funcin normativa. Pero la ley y la normatienen como fundamento el trabajo. Durante toda esa poca, el ejercicio del poder encontraba su legitimacinen el trabajo tratndose de la burguesa (imposicin del orden de la organizacin del trabajo), del capitalismo(como organizacin de la condicin de la produccin) o del socialismo (como emancipacin del trabajo). Seabre ahora un tercer periodo de organizacin del poder: aquel de la poltica de la comunicacin o, tambin dela lucha por el control o la liberacin del sujeto de la comunicacin. La transformacin de las condicionesgenerales de la produccin, que ahora incluyen la participacin activa de los sujetos, considera al General

    Intellectcomo capital fijo sujetado a la produccin y toma como base objetiva la sociedad entera ysu orden, determinando una modificacin de las formas de poder.

    La crisis de los partidos comunistas occidentales y del comunismo sovitico (como crisis del modelo socialistade emancipacin del trabajo, que es, contrariamente a lo que se afirma, no el cabecilla del socialismo, mas ssu realizacin), la crisis de las formas de representacin (como forma de lo poltico) y de las "tecnologasdisciplinarias" (como forma de control) encuentran su genealoga en el no trabajo del General Intellect. Sifue en el "trabajo" que la organizacin de la sociedad, del poder y sus formas de legitimacinencontraban un fundamento y una coherencia, hoy estas funciones son dadas separadamente yatraviesan formas de legitimacin antagnicas. Es a partir de esto (en las propias sensaciones de

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    estas transformaciones de lo poltico) que se dan y son dadas las transformaciones de carcterantagnico de la sociedad. Y de la misma manera que, en el periodo clsico, la critica radical erarepresentada por la revuelta, y en la poca de la representacin por la reapropiacin, hoy, en lapoca de la poltica comunicacional, ella se manifiesta como potencia autnoma y constitutiva delos sujetos. El tornarse revolucionario de los sujetos es el antagonismo constitutivo de lacomunicacin contra la dimensin controlada de la propia constitucin, esto es, que libera lasmaquinas de subjetivacin de lo real esta hoy constituidas. La revuelta contra el control y la

    reapropiacin de la maquina de la comunicacin son operaciones necesarias, pero no sonsuficientes; si la revuelta y la reapropiacin no se encarnan en un proceso de liberacin de lasubjetividad que se forma en el propio interior de las mquinas de comunicacin, ellas no harnmas que "reproponer" sobre nuevas huestes la vieja forma del estado. La unidad de lo poltico, delo econmico y de lo social es determinada en la comunicacin, es en el interior de esta comunidad,pensada y vivida, que los procesos revolucionarios pueden ser conceptualizados y activados.

    Del mismo modo, esta en estrecha relacin con las tres pocas consideradas donde se modifica tambin lafigura del intelectual. Si durante al periodo de la "poltica clsica" el intelectual era totalmente extrao a losprocesos de trabajo y si a su actividad no poda ejercitarse sealando las funciones epistemolgicas y devocacin tica, ya en el curso de la "fase disciplinaria" la exteriorizacin del trabajo intelectual frente a losprocesos del trabajo disminuy. En el curso de esta fase el intelectual es obligado a "envolverse" (en cualquierdireccin Benda no es menos envuelto que Sartre). El "envolvimiento" es una posicin de tensin critica que,positiva o negativamente, contribuy para determinar la hegemona de una clase obrera sobre otra. Pero hoy,

    en el periodo en que el trabajo inmaterial es cualitativamente generalizado y tendencialmente hegemnico, elintelectual se encuentra completamente en el interior del proceso productivo. Cada exteriorizacin es superada"sobre pena" de arremeter en su trabajo no esencial. Si, en su generalidad productiva, el trabajo aplicado a laindustria es inmaterial, este mismo trabajo caracteriza hoy la funcin intelectual y lo atrae irresistiblemente enla maquina social del trabajo productivo. Querer que la actividad del intelectual se ejercite en la formacin oen la comunicacin, en los proyectos industriales o en las tcnicas de las relaciones polticas etc., en todos loscasos el intelectual no puede mas ser separado de la maquina productiva. Su intervencin no puede, por lotanto, ser reducida nunca a una funcin epistemolgica y critica, nunca a un envolvimiento y a un testimoniode liberacin, es en el nivel del propio agenciamiento colectivo que intervienen. Por lo tanto se trata de unaactividad crtica y liberadora, que se produce directamente en el interior del mundo del trabajo para liberarlodel poder parasitario de todos los patrones y para desenvolver esa gran potencia de cooperacin del trabajoinmaterial, que constituy la cualidad (explotada) de nuestra existencia. El intelectual esta aqu en completaadecuacin a los objetivos de liberacin: nuevo sujeto, poder constituyente, potencia del comunismo.

    * Este artculo fue escrito inicialmente con Antonio Negri y publicado en Futur Antreur, n 6, 1991.

    1. El operaismo fue una corriente de pensamiento neomarxista en la Italia de los aos 60. Sus principiostericos eran entre otros, Mario Tronti, Rainiero Panzieri y Antonio Negri

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    Capitulo 2

    El ciclo de la produccin Inmaterial*

    La tarea que queremos asumir ahora es la de considerar el ciclo de la produccin inmaterial en su globalidad,intentando revelar una serie de caractersticas de la fase post taylorista que todava no fueron sealadas.

    Para evidenciar las nuevas caractersticas del ciclo de la produccin inmaterial, las hemos confrontado con laproduccin de la gran industria y de los servicios. Si el ciclo de produccin inmaterial nos muestrainmediatamente el secreto de la produccin taylorista (vale decir, que la comunicacin y la relacin social quela constituyen se vuelven productivas), es interesante verificar como estas nuevas relaciones sociales enhebratambin la industria y los servicios. Y como ellos obligan a reformular y reorganizar tambin las formasclsicas de "produccin".

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    - La Gran Industria La empresa y la economa son fundadas sobre el tratamiento de lainformacin. Pero en lugar de asegurar (como hacia todava la empresa del siglo XIX) el control decuanto esta en el montante de su producto y el control de los mercados de las materias primas(inclusive el trabajo), la empresa estructura su estrategia de lo que encuentra en el final del procesode produccin: la venta y la relacin con el consumidor. Ella se vuelca siempre ms hacia lacomercializacin y el financiamiento, que hacia la produccin. Un producto, antes de ser fabricado,debe ser vendido (tambin en la industria pesada, como aquella de automviles donde un vehculo

    es colocado en produccin solo despus que la red de comercializacin lo vende). Esta estrategiase basa sobre la produccin y el consumo de informacin. Ella moviliza importantes estrategias decomunicacin y de marketing para preaprehender la informacin (conocer la tendencia delmercado) y hacerla circular (construir el mercado).

    En el modo de produccin taylorista/fordista, introduciendo al consumo de masas de las mercaderasestandarizadas; Ford poda todava decir que "el consumidor poda escoger entre un modelo T5 negro y otromodelo T5 negro". Hoy "la mercadera standard no genera ms lucro y la industria del automvil, que fueiniciadora de la gran serie a bajo precio, gustara de vanagloriarse de ser la transformadora del soporte deuna neo industria de singularizacin" (Clot, 1992, p.22). Para la mayora de las empresas la supervivencia pasapor la investigacin permanente de las nuevas aperturas comerciales que llevan a la definicin de gamas deproductos siempre ms amplios y diferenciados. La innovacin no esta mas subordinada solamente a laracionalizacin del trabajo, si no tambin a los imperativos comerciales. Parece entonces que la mercaderapost industrial es el resultado de un proceso de creacin que envuelve tanto al productor como al consumidor.

    - Los servicios Si de la industria propiamente dicha se pasa a los servicios (bancos,aseguradoras, etc.), Las caractersticas que habamos descripto aparecen ms claramente. Paraobservar este sector de la economa post industrial, seguiremos los trabajos de Christian du Tertre[1], para quien aquello que vemos no es un crecimiento de los servicios, sino un crecimiento de las"relaciones de servicio". La superacin de la organizacin taylorista de los servicios escaracterizada por la integracin de la relacin entre la produccin y el consumo, el consumidorinterviene de manera activa en la construccin del producto. El producto "servicio" se torna unaconstruccin y un proceso social de "concepcin" e innovacin. En los servicios, los empleos deback-office(el trabajo clsico de los servicios) disminuyen, en tanto aumentan los de front-office(las relaciones con los clientes). Existe por lo tanto, una descomposicin de la investigacinhumana con relacin al exterior de la empresa. Du Tertre nos dice "que cuanto ms el productotratado por la empresa de los servicios se caracteriza como producto inmaterial, ms se distanciadel modelo industrial de la relacin de produccin / consumo". Los cambios de la relacin entre elconsumo y la produccin tiene consecuencias directas sobre la organizacin del trabajo tayloristade produccin de los servicios, porque coloca en discusin el contenido o sea la divisin del trabajo(la relacin concepcin / ejecucin pierde su carcter unilateral). Si el producto es definido con laintervencin del consumidor, y est, por lo tanto, en permanente evolucin, se vuelve siempre msdifcil definir las normas de produccin de los servicios y establecer una medida "objetiva" de laproductividad.

    -El trabajo inmaterial Todas estas caractersticas de la economa post industrial (presente tantoen la industria como en la tercerizacin) son acentuadas en la forma de produccin "inmaterial"propiamente dicha. La produccin audiovisual, la publicidad, la moda, la produccin de software, lagestin del territorio etc., es definida a travs de la relacin particular que la produccin mantienecon el mercado y los consumidores. Laudimaty la produccin audiovisual, como tambin lapublicidad y sus "objetivos", son ejemplos perfectos de integracin del consumo en la produccin.

    Aqu el distanciamiento del modelo taylorista es mximo.

    El trabajo inmaterial se encuentra en un cruzamiento (es la interfase) de esta nueva relacin produccin /consumo. Es el trabajo inmaterial que activa y organiza la relacin produccin / consumo. La activacin seade cooperacin productiva, sea de la relacin social con el consumidor es materializada dentro y a travs delproceso comunicativo. Es el trabajo inmaterial que innova continuamente las formas de las condiciones de lacomunicacin (es por lo tanto, del trabajo y del consumo). Da forma y materializa las necesidades, elimaginario y los gustos del consumidor. Y estos productos deben, a su vez, ser potentes productores denecesidades del imaginario, de gustos. La particularidad de la mercadera producida por el trabajo inmaterial(pues su valor de uso consiste esencialmente en su contenido informativo y cultural) esta en el hecho que ella

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    no se destruye en el acto del consumo, alarga, transforma, crea el ambiente ideolgico y cultural delconsumidor. Ella no reproduce la capacidad fsica de la fuerza del trabajo, pero se transforma en su usuario.

    La produccin de la "plusvala" capitalista, la forma de auto produccin del capital, asume aqu una nuevaconfiguracin. Estamos en fase de una revuelta y un desplazamiento de la dialctica produccin / consumo, ascomo describa Marx en los Grundissede 1857.

    La "necesidad de consumir, la capacidad de consumir, la pulsin a consumir" no son mas producidasindirectamente por el objeto (producto), sino, directamente por dispositivos especficos que tienden aidentificarse con el proceso de constitucin de la "comunicacin social". La publicidad y la produccin de la"capacidad de consumir, del impulso al consumo, de la necesidad de consumir", se transforman en un"proceso de trabajo". El trabajo inmaterial produce por sobre todo una relacin social (una relacin deinnovacin, de produccin, de consumo) y solamente la presencia de esta reproduccin, en su actividad tieneun valor econmico. Esta actividad muestra inmediatamente aquello que la produccin material "esconda" vale decir que el trabajo no produce solamente mercaderas- sobre toda la relacin de capital.

    Si la produccin es hoy directamente produccin de relacin social, la "materia prima" del trabajo inmateriales la subjetividad y el "ambiente ideolgico" en el cual esta subjetividad vive y se reproduce. La produccinde la subjetividad deja, entonces, de ser solamente un instrumento de control social (por la reproduccin de lasrelaciones mercantiles) y se torna directamente productiva, porque en nuestra sociedad post industrial suobjetivo es construir al consumidor. Y lo construye activo. Los trabajadores inmateriales (aquellos que

    trabajan en publicidad, moda, marketing, televisin, la informtica, etc.) satisfacen una demanda delconsumidor y al mismo tiempo la constituyen. El hecho que el trabajo inmaterial produce al mismo tiemposubjetividad y valor econmico, demuestra como la produccin capitalista tiene invadida toda la vida y superatodas las barreras que la separaban, pero tambin oponan economa, poder, y saber. El proceso decomunicacin social (y su contenido principal: la produccin de subjetividad) se vuelve aqu directamenteproductivo porque en un cierto modo l "produce" la produccin. El proceso por lo cual lo "social" (y lo quees ms social, vale decir: el lenguaje, la comunicacin, etc.) se torna econmico no fue todavasuficientemente estudiado. De hecho, se puede encontrar, por una parte, un anlisis de la produccin desubjetividad definido como proceso constitutivo especifico de "relacin de s" frente a las formas deproduccin de saber y de poder (como en cierta filosofa francesa post estructuralista), pero nunca cruza lasformas de valorizacin capitalista. Por otra parte en la dcada de 1980 fue desarrollado por los primeroseconomistas y socilogos de las "redes" (y primero por el post operaismoitaliano) un amplio anlisis de"la forma social de produccin", que no incluye la produccin de subjetividad como contenido devalorizacin. El modo de produccin taylorista es justamente definido al "colocar en el trabajo la

    subjetividad, sea en la activacin de la cooperacin productiva, sea en la produccin de loscontenidos culturales de la mercadera".

    1. El modelo esttico.

    Pero, cmo se forma el proceso de produccin de la comunicacin social? Cmo, en el interior de esteproceso, acontece la produccin de la subjetividad? Cmo la produccin de la subjetividad se tornaproduccin del consumidor / comunicador y de su capacidad de consumir y comunicar? Qu papel tiene eltrabajo inmaterial en este proceso?

    Como ya habamos dicho, en nuestra hiptesis: que el proceso de produccin de la comunicacin tiende atornarse inmediatamente proceso de valorizacin. Si en el pasado la comunicacin era organizada por medio

    del lenguaje (la produccin ideolgica, literaria / artstica y sus instrucciones), hoy ella investida deproduccin industrial, es reproducida por medio de formas tecnolgicas especifica (tecnologas dereproduccin del saber, del pensamiento, de la imagen, del sonido, del lenguaje) y por medio de formas deorganizacin del managenment, que son portadoras de un nuevo modo de produccin.

    En la tentativa de aprehender el proceso de formacin de la comunicacin social y su subsuncin en lo"econmico", en lugar de utilizar el modelo de produccin "material", es utilizado un modelo que intenta darcuenta de las formas y de los contenidos de la produccin de los "productos ideolgicos": "la produccinesttica" (autor / reproduccin / recepcin). Este modelo permite considerar algunos elementos particularesque la utilizacin de las categoras econmicas arriesgaran cancelar, y que, como se ver, constituyen la

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    "diferencia especifica" del modo de produccin post taylorista [2]. El modelo de produccin "estticoideolgica" ser transformado en un pequeo modelo sociolgico, saliendo de todos los lmites ylas dificultades que tal transformacin permite. Para poder ser utilizado, el modelo autor /reproduccin necesita de una doble transformacin: en primer lugar, los tres momentos de esteproceso de creacin deben ser caracterizados por su forma social [3], en segundo lugar, losmismos deben ser comprendidos como las articulaciones de un verdadero ciclo productivo.

    El "autor" pierde su dimensin individual y se transforma en un proceso organizado industrialmente (condivisin del trabajo, inversin, comando, etc.); la "reproduccin" se torna una reproduccin de masasorganizada segn los imperativos de la rentabilidad: el publico (recepcin) tiende a volverse comunicador /consumidor [4]. Y en este proceso de socializacin / subsuncin en lo econmico la actividadintelectual es el producto "ideolgico" que tiende a asumir la forma de mercadera. Pero se hacenecesario subrayar que la subsuncin de este proceso sobre la lgica capitalista y latransformacin de sus productos en mercaderas no extinguen la especificidad de la produccinesttica; vale decir, la relacin de creacin entre autor y pblico.

    2. Las diferencias especificas del ciclo del trabajo inmaterial.

    Seguidamente sern subrayadas brevemente las diferencias especificas de los momentos que componen el

    ciclo de produccin del trabajo inmaterial (el trabajo inmaterial en s, sus productos ideolgicos / mercaderasy l "publico consumidor") con relacin a las formas clsicas de reproduccin de capital.

    1) En el trabajo inmaterial como "autor", se hace necesario subrayar la radical autonoma de las sinergiasproductivas. La actividad del trabajo inmaterial nos obliga a colocar en discusin las definiciones clsicas de"trabajo" y "fuerza de trabajo", porque ella resulta de una sntesis de diferentes tipos de savoir faire(aquelde las actividades intelectuales en lo que respecta al contenido cultural informativo, aquel de lasactividades manuales por la capacidad de unir creatividad imaginacin y trabajo tcnico y manual,aquel de las actividades emprendedoras por la capacidad de managenment, de las relacionessociales y de estructuracin de la cooperacin social de la cual forma parte). El trabajo inmaterial seconstituye en formas inmediatamente colectivas y no existe por as decir sino como forma de red deflujo. La sumisin a la lgica capitalista de la forma de cooperacin, del "valor de uso" de estaactividad no impide la autonoma e independencia de su constitucin y de su sentido. Al contrario,ella abre antagonismos y contradicciones que, para reinsertar una forma marxista, piden como

    mnimo una "nueva forma de exposicin".

    2) El "producto ideolgico" se vuelve para todos los efectos una mercadera. El trmino "ideolgico" nocaracteriza aqu el producto como reflejo de la realidad. Los productos ideolgicos producen, al contrario,nuevas estratificaciones de la realidad, nuevos modos de ver, sentir, que piden nuevas tecnologas y nuevastecnologas piden nuevas formas de ver y de sentir. Los productos ideolgicos son completamente internos alos procesos de formacin de la comunicacin social; vale decir que ellos son contemporneamente elresultado y el presupuesto de estos procesos. El conjunto de los productos ideolgicos constituye el ambientemental del hombre. Los productos ideolgicos se transforman en mercaderas sin perder su especificidad, omejor dicho, sin perder la capacidad de estar siempre volcados a alguien, de ser idealmente significante y quepor lo tanto, colocan el problema del sentido.

    3) El publico tiende a tornarse el propio modelo del consumidor (publico / cliente). El publico (en el sentidode fruidor: el lector, los oyentes de msica, el publico de televisin, etc.) al cual el autor se remite tiene una

    doble funcin productiva: por un lado la figura a quien el producto ideolgico es dirigido y que, por lo tanto esun elemento constitutivo de la "obra", una y otra vez, a travs de la recepcin por medio de la cual el producto"encuentra un lugar en la vida" (es integrado en la comunicacin social) y que su rol es envolverse. Larecepcin es, entonces, de este punto de vista, un acto creativo y parte integrante del producto. Latransformacin del producto en mercadera no puede suprimir este doble proceso de "creatividad", que elladebe asumir en tanto intentar la sumisin (del publico) a sus valores.

    4) Los valores y la genealoga de la innovacin. Aquello que la transformacin del producto en mercadera nopuede impedir, entonces, es el carcter del evento, el proceso abierto de la creacin que se instaura entre eltrabajo inmaterial y el publico que es organizado por la comunicacin. Si la innovacin de la produccin

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    inmaterial es introducida por este proceso abierto de creacin, el emprendedor, para alimentar el consumo porel consumo y su perpetua renovacin, ser obligado a alcanzar los "valores" que el publico / consumidorproduce. Estos valores presuponen modos de ser, modos de existir, formas de vida que funcionan como elprincipio y el fundamento de los propios valores.

    De estas consideraciones emergen dos consecuencias principales:

    Los valores son "colocados al trabajo". La transformacin del producto ideolgico en mercadera desva elimaginario social que se produce en las formas de vida.

    Son las formas de vida (en sus expresiones colectivas y cooperativas) que constituyen una fuente deinnovacin.

    El anlisis de los diferentes "momentos" del ciclo del trabajo inmaterial nos permite avanzar en la hiptesis deque aquello que es "productivo", es el conjunto de las relaciones sociales (aqu representado por la relacinautor obra publico), segn las modalidades que colocan en juego el "sentido". La especificidad de este tipode produccin, estableciendo una nueva relacin entre la produccin y el consumo, adems pone tambin unproblema de legitimidad de la apropiacin capitalista de este proceso. Esta cooperacin no puede en ningncaso ser predeterminada por lo econmico, porque se trata de la propia vida de la sociedad. Lo econmicopuede solamente apropiarse de las formas de los productos de esta cooperacin normalizndolos ypadronizandolos. Los elementos creativos, de innovacin, estn estrictamente ligados a los valores que

    solamente las formas de vida producen. La creatividad y la productividad en la sociedad post industrialresiden, por un lado en la dialctica entre las formas de vida y los valores que ellas producen, y del otro laactividad de los sujetos que las constituyen (shumpeteriano) encuentran que su capacidad de innovacin esprivada de su fundamento. Porque ellos no producen las formas y los contenidos del trabajo inmaterial, delmismo modo no producen la misma innovacin.

    A lo econmico no le resta sentido a la posibilidad de herir y regular la actividad del trabajo inmaterial y decrear los dispositivos de control y de creacin del publico / consumidor a travs del control de la tecnologa dela comunicacin y de la info