las universidades laborales gallegas

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  • Las Universidades Laborales gallegasArquitectura y modernidad

    Prlogo de Jos Ramn Alonso Pereira

    ANTONIO S. RO VZQUEZ

  • Antonio Santiago Ro Vzquez www.asrv.es De la presente edicin Colexio Ofi cial de Arquitectos de Galicia Praza da Quintana 3, 15704 - Santiago de Compostela (A Corua) www.coag.es Imgenes de cubierta: Raquel Castro Mosquera www.raquelcastro.es ISBN: 978-84-96712-43-0Dep. Legal: C 1714-2011

    Santiago de Compostela, 2011

    Imprime: Lugami Artes Grfi cas Infesta 96, 15319 Betanzos A Corua

  • A mis maestros

  • NDICE

    PresentacinCelestino Garca Braa

    PrlogoJos Ramn Alonso Pereira

    Introduccin

    Las Universidades Laborales. Sinopsis histrica

    El Concurso de Institutos Laborales

    Una solucin antimoderna

    Nuevas soluciones al problema

    La metfora naval como modernidadUniversidad Laboral de Corua (1961)

    La monumentalidad de lo vernculoUniversidad Laboral de Ourense (1975)

    La ciudad moderna fragmentadaUniversidad Laboral de Vigo (1975)

    Conclusiones

    Eplogo

    AnexosRelacin de Universidades Laborales construidasDocumentacin originalEntrevistas a los arquitectos

    Bibliografa

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    27 |

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    LAS UNIVERSIDADES LABORALES GALLEGASSUSTANTIVOS, ADJETIVOS Y DECLINACIONES ARQUITECTNICAS

    Jos Ramn Alonso PereiraCATEDRTICO DE HISTORIA DE LA ARQUITECTURA DE LA UNIVERSIDAD DE A CORUA

    IUniversidad es una palabra venerable que tiene tras de s ocho siglos de historia. Sin embargo su signifi cado concreto y su realidad no han sido constantes a lo largo de esos siglos. Su realidad social, su realidad cientfi ca y, por supuesto, su realidad arquitectnica han cambiado no-tablemente en el tiempo y tambin en el espacio: en las relaciones entre universidad y ciudad.

    La Sorbona de Abelardo en el Pars del siglo XII poco tiene que ver con la Universidad de Humboldt en el Berln de comienzos del XIX. Asimismo, con el nombre de colleges o colegios universitarios, tenemos realidades diferenciadas en Oxford y en Salamanca, en Bolonia y en Alcal, en Pars y en Cambridge.

    No es el momento de hacer un estudio riguroso del tema. Pero s es preci-so referenciar bien el sustantivo universitario para contextualizar la fi gura que con el adjetivo de laboral quiso presentarse en el mundo de la ense-anza en la Espaa de la Autarqua y de los primeros aos del Desarrollo.

    No me es ajeno el tema, ni en la teora ni en la prctica acadmica, cuando, en mis primeros aos de director de la Escuela de Arquitectu-ra coruesa buscbamos un modelo pedaggico al que referenciarla. El modelo canadiense, decamos entonces, apostando por una visin que aunase investigacin, docencia y convivencia. Donde la Universidad volviera a hacer de la docencia parte de esa vivencia ms amplia que se adquiere con la convivencia. Donde el campus universitario y la misma

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    arquitectura universitaria no se entendieran como meras reas de zoni-fi cacin urbanstica, sino como autnticas reas de zonifi cacin vital, en donde pudiera realizarse la formacin integral, en el aprendizaje, en la docencia y en la investigacin. Con similar referente vital se concibie-ron en su da las Universidades Laborales espaolas.

    IIEstaban recientes en esos aos las experiencias de las ciudades universi-tarias que en las principales ciudades de Europa haban intentado re-formular las relaciones entre universidad y ciudad, planteando algunas realidades bien distintas con un sustantivo universitario comn. As por ejemplo, mientras Pars conceba su Cit Universitaire slo con resi-dencias universitarias, sin centros docentes propios, Roma lo haca slo con facultades, sin residencia ninguna, y la Universitaria de Madrid aunaba facultades, residencias y servicios acadmicos.

    La de Pars vio la luz en el seno de una Europa que, tras la Guerra de 1914, deseaba reconstruir el dilogo entre sus pueblos. Se propuso como un lugar singular dedicado a residencia de estudiantes y a la promocin de una nueva comunidad internacional, donde las lites futuras de todos los pases aprendieran a conocerse y a vivir juntos. Situada en un parque, se encarg el proyecto de conjunto a Lucien Bechmann. Entre 1920 y 1939 se alzaron en ella 22 fundaciones, entre las que destaca de modo singular la suiza, cuya sede: el clebre Pabelln Suizo de Le Corbusier, es uno de los paradigmas de la arquitectura moderna y de todo el siglo XX.

    En Roma, ya en 1900, se haba decretado que todos los Institutos y Facultades deban reunirse en una nica sede. Pero la crisis edilicia par toda actuacin, abandonndose la idea hasta el ventenio fascista. Slo a partir de 1928 se abordar defi nitivamente el proyecto bajo la co-ordinacin de Marcello Piacentini, quien, tras un particular estudio de los sistemas europeos coetneos, opt por retomar y desarrollar el tema antiqusimo de componer con diversas construcciones una piazza defi nida volumtricamente.

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    Con orgenes asimismo remotos, la de Madrid cristaliza en 1927 cuan-do para conmemorar sus 25 aos de reinado Alfonso XIII decide promover un nuevo y amplio campus universitario, cediendo para ello terrenos del Real Patrimonio. En contraste como decimos con las de Pars o Roma, la Ciudad Universitaria de Madrid reunira facultades, residencias y servicios acadmicos, agrupados por sectores dentro de un amplio campus general ajardinado. El proyecto obra de Modesto L-pez Otero, arquitecto gallego, catedrtico y director de la Escuela ma-drilea una una composicin urbanstica rgida y acadmica con una cierta sencillez volumtrica y una simplicidad racional en sus edifi cios, proyectados stos junto a un joven equipo de colaboradores, miembros de la llamada Generacin de 1925, en los cuales el compromiso entre tradicin y vanguardia adquiri valores emblemticos.

    Imaginada y creada en la Espaa de Alfonso XIII, impulsada e inau-gurada por la Repblica, que la hizo parte de su programa educativo propio, destruida en buena media durante la Guerra Civil al haber sido largos aos frente de guerra en la batalla de Madrid, fue a su trmino reedifi cada con cuidado por el rgimen de Franco, que vio en ella el emblema posible de su nueva poltica educativa, tan distinta en muchos aspectos, pero tan ligada en otros a las etapas originarias.

    Signifi cativamente, Lpez Otero intentara de nuevo en vano dar con-tenido academicista al paraninfo y al rectorado, mientras se consolidaba como tal el antiguo pabelln de la ofi cina tcnica en Moncloa, muestra emblemtica de la dialctica entre lo moderno y lo anti-moderno si-guiendo el juego terminolgico que nos plantea el presente libro que llevaba del composicionalismo a la seriacin y la normalizacin.

    IIIInaugurada ofi cialmente por Franco en 1944, la Ciudad Universitaria de Madrid se constituye por medio de un complejo mecanismo de accin y reaccin en la base ideal, poltica y quiz tambin arquitect-nica en la que va a surgir, no desde el mundo acadmico del Ministerio

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    de Educacin, sino desde el sindicalismo falangista y el Ministerio de Trabajo una nueva opcin. Una opcin que, aunque en principio se pens mucho ms modesta, fue pronto implementada y bautizada con el venerable nombre universitario. Al sustantivo se unira un nuevo ad-jetivo, laboral, para declinar una nueva institucin y una nueva arqui-tectura: la de las Universidades Laborales.

    En ese trnsito, el idealismo y la voluntad poltica de Jos Antonio Girn se encontraron con un idealismo no menos radical y con una voluntad arquitectnica no menos poderosa en Luis Moya Blanco. El resultado fue la Universidad Laboral de Gijn, casi una nueva utopa de un nuevo Renacimiento, tan ucrnico como la voluntad de sus fun-dadores e impulsores, que se conceba como una ciudad alternativa que volva la espalda a la urbe gijonesa y se defi na deliberadamente como un ente autnomo y abstracto, por ms que su realidad se nutriera de realidades fi gurativas, unas tomadas directamente del pasado, otras fru-to de la creacin contempornea ms radical.

    La obra se hizo emblema de la arquitectura del Rgimen y hubo un momento en que se pudo pensar que sera modelo para las restantes Universidades Laborales.

    Afortunadamente, eso no se produjo. Ni las obras coetneas de otros autores, ni siquiera las del mismo equipo tcnico se sintieron vinculadas al modelo de Gijn. Nunca se lleg a crear un tipo sobre la base que Gijn representaba como modelo. Ms bien al contrario, la reaccin frente a Gijn unida a un nuevo tiempo histrico espaol que olvidaba la autarqua y encaraba un nuevo periodo desarrollista en clave moder-na, ayudar a declinar las nuevas Universidades Laborales dentro de las claves de la segunda modernidad, propia de la Espaa del Desarrollo.

    IVEn Galicia, el mundo de las Universidades Laborales encuentra tres ejemplos construidos, cuya diferencia temporal escasa si nos referimos

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    a los largos periodos de la historia, pero muy signifi cativa si atendemos a los ciclos cortos vitales, mostrar el paso de la recuperacin de la modernidad a su crisis, coincidente asimismo con las crisis del modelo docente que las Universidades Laborales suponan y de la ideologa y el rgimen poltico que las sustentaba.

    Estudiar este proceso en sus modelos de Corua, de Orense y de Vigo, es el objeto de la publicacin que tiene el lector en sus manos.

    Su autor: Antonio Ro, es un joven investigador, serio y riguroso, for-mado en las aulas de la Escuela de Arquitectura coruesa, de la que hoy es profesor. Conozco bien al autor y tuve ocasin de participar en su trabajo, pues me cupo dirigirlo cuando en fase acadmica lo elabor como memoria de tercer ciclo, consiguiendo con l el Diploma de Es-tudios Avanzados y la consiguiente sufi ciencia investigadora.

    Ahora el lector ve el trabajo acadmico complementado y enriquecido por su autor, en un momento en que ste se dispone a culminar su formacin investigadora con la presentacin esperamos que prximade su tesis doctoral. Una tesis que estudia el proceso de recuperacin de la modernidad en la arquitectura de Galicia. Y, como acabamos de decir, este proceso en sus orgenes, en su momento de esplendor y en sus momentos de revisin y crisis tiene en las Universidades Laborales levantadas en Galicia algunas de sus mejores representaciones.

    El tiempo heroico tendr un ejemplo emblemtico en la obra coruesa de Luis Laorga Gutirrez y Jos Lpez Zann en Culleredo. El momen-to orgnico vendr representado por la obra de Cano Lasso en Orense. La crisis de sus planteamientos la refl ejar Lpez Candeira en Vigo.

    A los tres se referir Antonio Ro cuando narre, desde sus orgenes cor-buserianos, la modernidad y la metfora naval de Corua o cuando, hablando de Orense, plantee la monumentalidad de lo vernculo, con palabras tomadas de Sigfried Giedion, o se refi era a la fragmentacin de

  • la ciudad y, por extensin, a la quiebra disciplinar que en esos momen-tos se planteaba en la arquitectura internacional para explicar la nueva visin de la que Vigo es muestra.

    VEscribo desde Asturias, donde estoy impartiendo un curso sobre Cons-truccin y deconstruccin en un mster de la Universidad de Oviedo. De la universidad tradicional de Asturias, la de siempre. Aqulla de la quiso ser antittica en su concepto y en su arquitectura la Universidad Laboral de Gijn.

    Desde la pequea distancia que Asturias representa, la nueva lectura de este libro me permite una visin unitaria de Galicia, que la proximi-dad coruesa hara quiz ms difcil. Desde Asturias como lugar, desde la Laboral de Gijn como emblema, las tres Universidades Laborales gallegas pueden interpretarse de un modo conjunto como un work in progress, primando lo que las une, frente a lo que las separa.

    Y esa visin unitaria y secuenciada a la vez es la que, de modo inteligente, nos ofrece este libro. Corua, Orense y Vigo, son soportes para una refl exin de la que el lector va a disfrutar en las siguientes pginas. Una refl exin que tiene mucho ms de anlisis que de descripcin. Pues el lector podr leer en la documentacin grfi ca los aspectos morfolgicos y funcionales de las arquitecturas laborales. Y encontrar en Antonio Ro el gua seguro para trascender esta lectura descriptiva y hacerla anlisis intencionado. Para ir como gustaba Bruno Zevi de la crnica a la historia.

    Oviedo, febrero de 2011

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    INTRODUCCIN

    La modernidad resulta mucho ms fcil de ejemplifi car que de defi nir1. Con estas palabras comienza el historiador Peter Gay su ensa-yo sobre la modernidad. Desde mediados del siglo XIX, cualquier obra o innovacin que presentara un pice de originalidad o de reaccin frente a lo establecido se ha colocado la etiqueta de moderno, confor-mando un catico panorama dnde es difcil pensar en clasifi caciones, jerarquas u ordenaciones retrospectivas.

    En su origen, la palabra moderno se relaciona con lo que existe en la ac-tualidad, lo que pertenece al momento presente. Reaparece varias veces a lo largo de la historia para distinguir las manifestaciones culturales o artsticas propias de su poca frente a lo que se considera ya superado o antiguo. Al trmino moderno pueden oponerse los antnimos obsoleto, tradicional, histrico o clsico, entre otros, variedad sintomtica, como ha sealado Juan Antonio Corts2, de la complejidad del concepto.

    La imprecisin del singular y genrico adjetivo moderno es, en general, un recurso insatisfactorio para los investigadores. Un poema de Rim-baud, una composicin para piano de Satie, un cuadro de Picasso o una vivienda de Le Corbusier son, sin lugar a dudas, modernos. Pero, siguiendo a Gay, no basta con un mero acto de reconocimiento. En las mltiples aproximaciones a la defi nicin de modernidad que nos podemos encontrar, lo particular amenaza con imponerse a los criterios de tipo genrico y global.

    1. GAY, P.: Modernidad. La atraccin de la hereja de Baudelaire a Beckett, Paids, Barcelona, 2007, p. 23 2. CORTS, J.A.: Modernidad y arquitectura, Universidad de Valladolid, Valladolid, 2003, p. 44

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    Sin embargo, sabemos que la modernidad es algo ms que un conjunto casual de propuestas, algo ms que la suma de las partes. Algo que, contina Gay, gener un nuevo modo de entender la sociedad y el papel del artista, un nuevo modo de valorar las obras culturales y a sus artfi ces. En suma, lo que denomino estilo moderno era un clima de pensamiento, sentimiento y opinin3.

    Gay explica que, a pesar de las diferencias, los modernos tienen en comn dos atributos defi nitorios esenciales: El primero es la atraccin de la hereja que impulsa sus acciones cuando se enfrentan a las sensibilidades convencionales; y, el segundo, el ejercicio de autocrtica por principio.

    El arquitecto moderno elimina aparentemente de su proyecto toda re-ferencia clsica o acadmica, obteniendo satisfaccin no slo por tomar un camino revolucionario sino por el acto de rebelin frente a la autori-dad dominante. La arquitectura no tiene nada que ver con los estilos, exhortaba Le Corbusier desde las pginas de Hacia una arquitectura.

    Acompaando a la oposicin al convencionalismo, nos encontramos con la segunda caracterstica: El autor moderno realiza una exploracin profunda del yo. Esta introspeccin o indagacin en el sujeto le lleva a considerarse como rebelde inconformista frente a la sociedad comn que lo alberga. Se niegan las caractersticas cotidianas del grupo y ya no sirve su modo de expresin o sus valores. El creador dirige su ira inte-rior hacia la colectividad y la provoca para despertarla.

    Frente a esos modernos irascibles nos encontrarnos con los antimodernos pero Quines son los antimodernos? Segn Antoine Compagnon, catedrtico de literatura en la Sorbona, los antimodernos no son los conservadores, ni los reaccionarios, ni los desencantados con su poca;

    3. GAY, P.: Op. Cit., p. 25

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    los antimodernos son aquellos modernos que lo han sido contra su voluntad: Los antimodernos son los modernos en difi cultades con los tiempos modernos, el modernismo o la modernidad, o los modernos que lo fueron a regaadientes, modernos desarraigados o incluso mo-dernos intempestivos4.

    Por qu Compagnon les llama antimodernos? Primero, por la po-sicin que supone esta denominacin frente a otras califi caciones, evi-tando as posibles connotaciones despectivas y, segundo, porque los verdaderos antimodernos son tambin, al mismo tiempo, modernos, todava y siempre modernos, o modernos a su pesar: Baudelaire es el prototipo, su modernidad l fue quin invent la nocin es insepara-ble de su resistencia al mundo moderno5. Compagnon recuerda como Baudelaire no escogi a Manet, su amigo y su igual, como el pintor de la vida moderna que defi na, sino a Constantin Guys, un artista rele-gado al olvido por la aparicin de la fotografa, al tiempo que escriba a Manet: usted no es ms que el primero de su decrpito arte.

    Los antimodernos no se dejan engaar por lo moderno. Estn siempre alerta. Uno imagina que debieran ser diferentes pero, en realidad, son los mismos vistos desde un ngulo diferente, dir Compagnon. Nos interesamos slo por los caminos que ha tomado la historia, ignorando a vctimas y vencidos. Los antimodernos son daos colaterales de la historia y, como tales, nos pueden ensear muchas cosas. Son profti-cos escribe Compagnon. El escritor Milan Kundera, sublevndose contra el mandamiento de Rimbaud Hay que ser absolutamente mo-derno! proclam, recin comenzado este siglo, que una determinada parte de los herederos de Rimbaud ha comprendido algo que es inau-dito: hoy da, el nico modernismo digno de ese nombre es el moder-nismo antimoderno6.

    4. COMPAGNON, A.: Los antimodernos, El Acantilado, Barcelona, 2007, p. 115. d., p. 126. d., p. 18

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    La antimodernidad se caracteriza en arquitectura no como un neocla-sicismo, un academicismo, un conservadurismo o un tradicionalismo, sino como una forma de resistencia y ambivalencia de la arquitectura autodenominada moderna. Este libro explora las ideas de modernidad y antimodernidad en arquitectura, a travs de un recorrido acotado espacial y temporalmente.

    Temporalmente transcurre en la segunda mitad del siglo pasado; entre dos perodos signifi cativos de la historia de la arquitectura espaola: la aceptacin defi nitiva y asentamiento en el pas de las corrientes moder-nas procedentes de Europa y el ocaso cuando esas corrientes se agotan en s mismas. La acotacin precisa se tomar de la fecha de construc-cin de dos proyectos que ejemplifi can estos lmites: La Universidad Laboral de Corua (1961) y la Universidad Laboral de Vigo (1975).

    Espacialmente, este estudio se sita en la Comunidad Autnoma de Galicia, en tres proyectos repartidos por su geografa: Los ya citados y la tercera Universidad Laboral construda en ese mbito; la de Ourense (1975). La eleccin de tres edifi cios de una misma tipologa, situados en un contexto econmico y social similar, en un momento en que la arquitectura espaola sufre un proceso de recuperacin de los prin-cipios modernos, despus del largo parntesis que supone la Guerra Civil con la inmediata autarqua y, posteriormente, su revisin y crisis, permite obtener una visin refl exiva de lo sucedido, de sus causas y posibles repercusiones.

    Un recorrido dnde dialogarn lo moderno y lo antimoderno, dnde varios autores van a dar una respuesta a un problema que se les plan-tea: Arquitectos con rasgos comunes: Titulados en Madrid, dnde esta-blecern su estudio profesional, vnculos personales con la comunidad gallega o parte de sus vidas dedicadas a la docencia, son algunos de los aspectos que los unifi can, de la misma manera que sus propuestas van a compartir el ideal terico de asentarse sobre lo moderno.

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    Sin embargo, los resultados obtenidos han sido diferentes. El cundo, el cmo y el porqu de las diferencias sern aspectos que se analizarn ms adelante y, como pequeas teselas de un mosaico, ayudarn a confor-mar un dibujo mayor que es la historia de la arquitectura espaola del siglo pasado.

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    LAS UNIVERSIDADES LABORALES. SINOPSIS HISTRICA

    Para entender la arquitectura de las Universidades Laborales conviene hacer previamente un breve recorrido por las circunstancias sociales y polticas que marcaron su puesta en marcha y posterior desarrollo, analizando especialmente las caractersticas del tipo de enseanza que se imparta en esos centros.

    Durante un tiempo se pens en la dcada de los cincuenta como el pramo cultural espaol, una ruina sin ms vida intelectual que la re-fugiada en la dispora. Hoy sabemos que ese supuesto yermo es uno de los perodos ms fructferos del siglo pasado en lo que al arte y la cultura se refi ere1. Los aos cincuenta conocern los primeros destellos de un proceso de cambio que, aunque no afectar a lo poltico, traer profundas consecuencias econmicas, sociales y culturales, que tendrn continuidad en las dcadas posteriores.

    En esa dcada, Espaa mostraba un panorama socioeconmico de cin-co millones de analfabetos, obreros sin preparacin elemental y una gran escasez de industria. La fi losofa promovida desde el gobierno ra-dicaba esencialmente en cualifi car al mundo obrero y, fundamental-mente, a sus hijos. El trabajador espaol de la posguerra difcilmente imaginaba a sus hijos en estudios de tipo superior; sus pretensiones no iban ms all de conseguir para ellos una especializacin tcnica en los ofi cios o industrias locales.

    1. En 1976, Julin Maras public un artculo en el diario El Pas titulado La vegetacin del pramo desmitifi cando la imagen cultural que se tena de la dcada de los cincuenta en Espaa. El texto se recoge tambin en VV. AA.: Espaa aos 50. Una dcada de creacin, Sociedad Estatal para la Accin Cultural Exterior, Mlaga, 2004.

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    EL CONCURSO DE INSTITUTOS LABORALES

    Como se coment en el captulo anterior, los Centros de Enseanza Media y Profesional conocidos popularmente como Institutos Labo-rales fueron un claro antecedente de las Universidades Laborales. La creacin de estos centros estuvo alentada por Jos Mara Albareda1, Secretario General del Consejo Superior de Investigaciones Cientfi -cas. Albareda era buen conocedor de la estructura educativa alemana, que distingua entre formacin profesional e intelectual e infl uy en la orientacin dada a la Ley del 16 de julio de 1949 que estableca en Es-paa la Enseanza Profesional la llamada Enseanza Laboral. En esta norma se propona la creacin de institutos de bachillerato con ense-anzas de tipo profesional como centros diferenciados de aquellos otros destinados a proyectar al alumno hacia los estudios universitarios2.

    Los Institutos Laborales se emplazaran en cabeceras de comarca aleja-das de ncleos importantes que ya tuvieran acceso a diferentes niveles educativos, y deban proporcionar a los hijos de los trabajadores una formacin intelectual bsica que complementara los conocimientos especializados de agricultura y ganadera, industria y minera o marti-mo-pesqueros, siendo stas las tres posibles modalidades de enseanza profesional que se impartiran segn las caractersticas especfi cas de la comarca en la que se situara el centro. La novedad de un bachillerato basado en estudios de importante contenido prctico y la ausencia de instalaciones que pudieran albergar este tipo de enseanzas demand

    1. Jos Mara Albareda Herrera (Caspe, Zaragoza 1902 - Madrid 1966). Licenciado en qumica y doctor en farmacia, se especializ en edafologa en Bonn, Zurich y Knigsberg. Al crearse, en 1939, el CSIC fue nombrado Secretario General, cargo que desempe hasta su muerte. Fund el Instituto de Edafologa en 1942 y, en 1960, fue nombrado primer Rector Magnfi co de la Uni-versidad de Navarra. Es Doctor honoris causa por varias universidades.2. BURGOS, F.: La arquitectura del aula. Nuevas escuelas madrileas, 1868-1968, Ayuntamiento de Madrid, Madrid, 2007, p. 122

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    la defi nicin de un nuevo tipo de edifi cio escolar los institutos deban contar, junto a las aulas y los laboratorios propios de cualquier centro educativo, con talleres y campos para prcticas agrcolas, ganaderas o fo-restales, segn cada especialidad al tiempo que se pona en marcha un ambicioso plan de construccin de centros por todo el territorio espaol.

    Los primeros institutos surgieron a principios de la dcada de los cin-cuenta como iniciativa personal del propio Albareda, quin encarg a Miguel Fisac (1913-2006, titulado en la Escuela de Arquitectura de Madrid en 1942) algunos prototipos como el Instituto Laboral de Dai-miel, cuyas obras se inician en 1951. Esta experiencia permiti a Fisac desarrollar conceptos espaciales propios de la arquitectura moderna al tiempo que prestaba especial atencin a lo vernculo como un vehculo de expresin material y compositiva.

    Es curioso notar en Fisac que, mientras los enfoques de proyecto se realizan casi siempre bajo el signo de una moderacin, lejos de una ideologa arquitectnica fuertemente simblica o articulada, el desarrollo de estos proyectos se convierte en un proceso de diseo simple, duro, de pocas ideas, sin ningn tipo de refi namiento o sutilidad que lo ligue a situaciones temporales, o a texturas ms protegidas por la historia3.

    En el Instituto de Daimiel, el esquema funcional se agrupa de un modo orgnico para dar lugar al edifi cio. Se busca hacer la mejor arquitectura posible con los medios de los que se dispone4. La arquitectura espaola de los aos cincuenta se alinea con las tendencias modernas nrdicas, con un claro espritu de renovacin.

    Hasta el ao 1953 se emplazaron numerosos Institutos Laborales por toda la geografa espaola sin seguir una estrategia general. En Galicia se

    3. DOMENECH, L.: Arquitectura de siempre. Los aos 40 en Espaa, Tusquets editores, Barcelo-na, 1978, p. 1054. BERGERA, I.: Institutos Laborales: de la teora a la prctica, Actas del congreso Los aos 50: La arquitectura espaola y su compromiso con la historia, T6 ediciones, Pamplona, 2000

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    construyeron los centros de Betanzos, Cee, Noia, Vilagarca de Arousa, Laln, Tui, Ribadavia y Mondoedo5. Ese ao se convoca por parte del Ministerio de Educacin Nacional el Concurso de Anteproyectos de Institutos Laborales6.

    El texto redactado para la publicacin de los resultados en la Revista Nacional de Arquitectura expresa el deseo de proceder de una manera abierta y transparente en la construccin de los futuros centros: El plan nacional de creacin de Institutos Laborales responde a compro-badas exigencias, y ni uno solo de los ya fundados obedece al puro arbitrio o a la presin de grupos sociales; antes al contrario, dada la prudente descentralizacin que matiza a la nueva Enseanza Laboral, se hace precisa la concurrencia de una serie de circunstancias que ale-jan toda posibilidad de que en su implantacin infl uyan otros mviles distintos a los del inters nacional y a las conveniencias de las comarcas incluidas en dicho programa7.

    El programa demandado en las bases era un desarrollo y optimizacin del ya vigente en los prototipos construidos. Esencialmente se trataba de resolver con coherencia y racionalidad un esquema funcional dividi-do en cuatro reas: enseanza terica, enseanza prctica, administra-cin y esparcimiento. La ubicacin hipottica estara afectada por un clima seco de meseta, propio de las dos Castillas, parte de Andaluca y algunas comarcas de Aragn y Extremadura, en un terreno sensible-mente horizontal sin ninguna caracterstica especial.

    5. El centro de Cee con modalidad de Industria y Minera, Noia Martimo-Pesquera y el resto Agrcola-Ganadera.6. El desarrollo del concurso ha sido estudiado por Iaki Bergera Serrano, que present una comu-nicacin sobre el tema en el congreso celebrado en la E.T.S. de Arquitectura de Navarra en marzo del ao 2000. (BERGERA, I.: Institutos Laborales: de la teora a la prctica en Los aos 50: La arquitectura espaola y su compromiso con la historia, T6 Ediciones, Pamplona, 2000)7. Revista Nacional de Arquitectura n153, Madrid, 1954, p. 3

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    07. A. Tenreiro Brochn. Instituto Laboral de Betanzos (1952).

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    En cuanto a los aspectos funcionales, constructivos y estticos, las bases defi nan una especialidad agrcola-ganadera con posibilidad de adapta-cin a modalidad industrial-minera, una primordial importancia a la disposicin orgnico-funcional del programa, una esttica defi nida por esa disposicin y los medios tcnicos y constructivos ms adecuados, mtodos constructivos de acuerdo con las disponibilidades de la in-dustria nacional de la construccin y lugares dnde se han de emplear (cabezas de partido), la tipifi cacin de unidades de obra, el plan de ejecucin de la obra, las condiciones tcnicas de iluminacin, venti-lacin, insonoracin, calefaccin, acondicionamiento de aire y red de alumbrado y fuerza, adaptacin de la solucin propuesta a otras dis-posiciones topogrfi cas, climatolgicas y constructivas, la posibilidad de ampliaciones y construccin de edifi cio-residencia y un avance de presupuesto con una cifra tope de 4 millones de pesetas.

    El jurado cont con el asesoramiento del arquitecto especialista en construcciones escolares del Politcnico de Zrich William Dunkel8. Sus informes de ndole general y sobre cada uno de los proyectos pre-miados, adems de orientar el fallo del jurado se convirtieron en una referencia fundamental para los participantes en concursos posteriores de edifi cios escolares9.

    8. William Dunkel (New Jersey, EE.UU., 1893 - Zurich, 1980) Arquitecto y profesor en el Po-litcnico de Zurich entre 1929 y 1959. Estudi arquitectura en Dresden. Trabaj inicialmente como artista grfi co en Dusseldorf y estableci su propio estudio de arquitectura en 1923. Con obras como la fbrica de coches Orion Autowerken en Zurich (1929) y su propia casa en Kilch-berg (1932) est considerado uno de los pioneros en la introduccin de la arquitectura moderna en Suiza.9. En la actualidad, el Instituto de Tecnologa de Zurich (Eidgenssische Technische Hochschule o ETH) sigue contando con un importante grupo de investigacin sobre arquitectura escolar, cuyo trabajo reciente qued refl ejado en la publicacin School Building - Th e State of the Aff airs: Th e Swiss Contribution in an International Context (Birkhuser, Basel, 2004) o en la exposicin y serie de conferencias impartidas en el Instituto de Tecnologa de Massachussets en junio de 2008 School Building - Th e State of the Aff airs: A new architecture for a new education, sobre los cambios sufridos en los mtodos y los espacios de aprendizaje de Suiza y su entorno.

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    LA METFORA NAVAL COMO MODERNIDAD.UNIVERSIDAD LABORAL DE CORUA (1961)

    Ingenieros annimos, mecnicos metidos entre la grasa y el hierro de la fragua, han construido esas casas formidables que son los paquebotes. Nosotros, habitantes de tierra fi rme, carecemos de los medios de valoracin y sera una suerte que para que aprendiramos a descubrirnos ante las obras de la regeneracin, se nos brindase la oportunidad de recorrer los kilmetros que representa la visita a un paquebote1.

    Con estas palabras introduce Le Corbusier su refl exin acerca de la confi guracin espacial de los barcos para el transporte de pasajeros den-tro del captulo IV de Hacia una arquitectura, titulado Ojos que no ven: Una gran poca acaba de comenzar, Existe un espritu nue-vo, Nuestra poca fi ja cada da su estilo2 sin embargo, nuestros ojos todava no son capaces de discernirlo.

    La gran poca que comienza es el leitmotiv fundamental del captulo: Una arquitectura nueva se est elaborando. Le Corbusier ha reunido un conjunto de fotografas de folletos de agencias de viaje que utiliza para transmitir sus ideas sobre hacia dnde debe mirar la arquitectura mo-derna: El paquebote es la primera etapa en la realizacin de un mundo organizado de acuerdo con el espritu nuevo3.

    Como ha sealado Stanislaus Von Moos4, Le Corbusier no es el primer arquitecto admirador de la construccin naval. William Lethaby y, so-bre todo, Viollet-le-Duc y sus sucesores haban alabado en numerosas ocasiones las formas ejemplares de los navos. Peter Collins, en su libro Los ideales de la arquitectura moderna; su evolucin (1750-1950), relata

    1. LE CORBUSIER: Hacia una arquitectura. Ediciones Apstrofe, Barcelona, 1998, p. 702. d., p. 673. d., p. 804. MOOS, S. VON: Le Corbusier, Lumen, Barcelona, 1977, p. 85

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    como en el siglo XIX, el escultor americano Horatio Greenough ya reclamaba que los arquitectos volviesen la vista hacia el diseo naval:

    Yo pedira, a cualquier arquitecto que permite que la moda invada el dominio de sus principios, que comparase los vehculos y barcos americanos con los ingleses, y vera que la mecnica de los Estados Unidos ha dejado atrs a los artistas5.

    En otro ensayo, publicado en 1843, aadi:

    Si pudisemos cargar sobre la arquitectura civil las responsabilidades que pesan sobre la construccin de barcos, tendramos desde hace tiempo edifi cios superiores al Partenn, como un barco de guerra moderno es superior a la galera de los argonautas. En vez de encajar a la fuerza las funciones de todo tipo de edifi cios en una forma general, dada previamente, y de adoptar una forma exterior sin considerar la distribucin interior, empecemos por el corazn progresando desde ah hacia fuera6.

    Collins cita otros ejemplos dnde arquitectos en bsqueda de la defi ni-cin de la modernidad, buscarn en la analoga de la arquitectura naval elementos de relacin. El historiador escocs James Fergusson (1808-1886) peda a sus lectores que tomaran como ejemplo la historia de la construccin de barcos, que l analiz desde la poca de Guillermo el Conquistador hasta el ltimo barco botado en nuestros muelles7.Prosper Mrime (1803-1870) se lamentaba en varios artculos de que los arquitectos de su poca estuvieran diseando barcos de vapor to-mando como modelo las galeras antiguas, opinin que compartir Viollet-le-Duc en sus Entretiens sur lArchitecture:

    Los arquitectos navales y los ingenieros mecnicos cuando hacen un barco o una locomotora no investigan las formas de los barcos del tiempo de Luis XIV o las de

    5. GREENOUGH, H. Structure organization. Artculo sin fechar citado en COLLINS, P.: Los ideales de la arquitectura moderna: Su evolucin (1750 - 1950), Gustavo Gili, Barcelona, 1970, p. 1626. GREENOUGH, H. American Architecture, 1843. Artculo citado en COLLINS, P.: Op. Cit., p. 1627. COLLINS, P.: Op. Cit., p. 163

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    una diligencia, sino que obedecen ciegamente las nuevas bases dadas y producen obras de estilo y carcter propios, en el sentido de que todos puedan ver que indi-can un fi n totalmente preciso.

    Planteamientos defendidos tambin por su discpulo Anatole de Bau-dot (1834-1915):

    No tenemos uno de los ms tiles e interesantes ejemplos en los nuevos vehculos terrestres y martimos? Se les dio a stos las formas de los carruajes o barcos de la poca de Luis XVI? De ninguna manera; las interrelaciones y la apariencia se deducan de datos cientfi cos e industriales. Por qu, entonces, los refugios fi jos, es decir, los edifi cios, no se disean de una manera similar?8

    Para los hombres del Movimiento Moderno, el barco es smbolo de los nuevos rumbos en arquitectura. Su carcter emblemtico, puro, lim-pio, claro, sano fue defendido acrrimamente por Le Corbusier, que adems de ver en los navos el juego sabio, correcto y magnfi co de los volmenes reunidos bajo la luz9, observa el correcto ensamblaje de los elementos constructivos, mostrados sin ningn pudor al exterior y, sobre todo, la funcionalidad del espacio, dnde no falta ni sobra nada.

    A la hora de afrontar la que precisamente se convertir en la primera Universidad Laboral dnde se impartan enseanzas de tipo martimo-pesqueras, los arquitectos Zann10 y Laorga11 tendrn la metfora naval doblemente presente: como principio de modernidad arquitectnica traducido en poner en prctica aquellos planteamientos del Movimien-to Moderno europeo tomados de las construcciones navales y como un referente contextual que permita expresar dichos principios con una materialidad nueva identifi cada con el contexto.

    8. d., p. 1669. En la pgina 79 de Hacia una arquitectura, aplica esta defi nicin al paquebote Empress of Asia de la Canadian Pacifi c.10. Jos Lpez Zann (Ferrol, 1925) Arquitecto por la Escuela de Arquitectura de Madrid en 1954. 11. Luis Laorga Gutirrez (Madrid, 1919 - Madrid 1990) Arquitecto por la Escuela de Arquitec-tura de Madrid en 1946.

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    LA MONUMENTALIDAD DE LO VERNCULO.UNIVERSIDAD LABORAL DE OURENSE (1975)

    La Universidad Laboral de Corua comenz su actividad acadmica en octubre de 1964. En el perodo de desarrollo, entre 1960 y 1965, se construirn las Universidades Laborales de Alcal de Henares, Cceres, Zaragoza y la ya comentada de Huesca.

    A partir de 1965, y durante una dcada, se produce la ltima etapa y tambin la ms fructfera, materializndose once nuevos centros: ibar, Cheste, Las Palmas de Gran Canaria, Tenerife, Toledo, Mlaga, Almera, Logroo, Albacete, Ourense y Vigo, este ltimo inaugurado en 1976 al comienzo de la Monarqua de Juan Carlos de Borbn.

    En este largo perodo, las doctrinas europeas acerca de lo moderno en arquitectura haban sido puestas en cuestin, debatidas y revisadas. La metfora de la mquina, de la que hablamos antes y que haba tenido tanta aceptacin, ya fuera criticada por Sigfried Giedion en la dcada de los cuarenta:

    Deseamos a nuestro alrededor objetos que tengan trazas de vida. Cortezas, races grotescas, conchas, fsiles Cosas que hayan sobrevivido a travs del tiempo y los elementos1.

    Se trataba de coger los aspectos positivos de la produccin industrial e introducir nuevos ingredientes que favorecieran aquellos sentimientos que, desde siempre, conformaron el ambiente confortable del hombre. No es la mecanizacin lo que devalu los smbolos aadir Giedion en la misma dcada sino el modo de emplear la mecanizacin2.

    1. GIEDION, S.: Escritos escogidos, Colegio Ofi cial de Aparejadores y Arquitectos Tcnicos de Murcia, Murcia, 1997, p.412. d., p. 39

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    LA CIUDAD MODERNA FRAGMENTADA.UNIVERSIDAD LABORAL DE VIGO (1975)

    Los aos setenta es un perodo de importantes cambios en Espaa, con la fecha del 20 de noviembre de 1975 como determinante. La muerte de Franco trajo el fi n de la Dictadura y el comienzo de la Monarqua parlamentaria. La transicin entre las dos situaciones fue un perodo con unos lmites difusos, que tuvo su repercusin en la arquitectura. Gabriel Ruiz Cabrero explica que la transformacin se vivi tambin en la arquitectura como la recuperacin de una antigua polmica: la leccin de la historia como repertorio formal de disciplina, frente a la atencin por lo nuevo y por lo vernculo. O, en otras palabras, la per-manencia del lenguaje clsico frente a los neologismos de un mundo en transformacin, que necesita explicarse con voces nuevas1.

    Los convulsos aos sesenta haban llenado tanto el saco de la teora arquitectnica que ste se haba roto dejando a muchos desorientados buscando en el fondo. Los ms osados consideraban lo moderno ya su-perado y defendan algo nuevo que se ubicaba ms all de lo moderno. En defi nitiva, lo moderno se agotaba en la medida que triunfaba.

    Los que consideraban al Movimiento Moderno como algo totalmente vencido se dedicaban a repartir su herencia, frente a los que trataban de recuperar los lazos perdidos con la modernidad original, considerando que su proyecto estaba todava vigente.

    No slo se hablaba de lo postmoderno en la escala de la edifi cacin: La ciudad haba trastocado sus lmites tradicionales disolvindose sobre el territorio. Un nuevo tipo de sociedad surga en una escala superior a

    1. RUIZ, G.: El Moderno en Espaa. Arquitectura 1948-2000, Tanais, Madrid, 2001

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    CONCLUSIONES

    Baudelaire inici en 1863 la bsqueda de un ideal que extrajera de la moda lo que sta pueda contener de histrico y de obtener lo eterno de lo transitorio. Esta es la idea esencial de la modernidad, que se pue-de traducir perfectamente a la modernidad arquitectnica. Como ha expresado Helio Pin, esta denominacin se puede aplicar cuando la prctica adquiere un sentido especfi co que depende del uso que el au-tor hace de los principios tericos y operativos de los materiales, segn el fi lsofo Adorno que cada poca pone a su disposicin1.

    En la segunda dcada del siglo veinte la arquitectura empieza a asumir las nuevas ideas de forma y lenguaje que propusieron las vanguardias artsticas en los aos previos. Lo que conocemos como Movimiento Moderno signifi car la suma de estas aportaciones con un sistema me-todolgico o de proyecto que niega la prefi guracin de sus antecedentes clsicos o academicistas y ofrece, intrnsicamente relacionado con la construccin, un modo de actuar cientfi co y racional, dando lugar a unos condicionantes exclusivos de la arquitectura.

    Estos planteamientos llegarn a Espaa antes de la Guerra Civil, pero no sern aceptados defi nitivamente hasta superada la posguerra y la inme-diata autarqua, cuando jvenes arquitectos reaccionan contra la arqui-tectura historicista que caracteriz la dcada de los cuarenta. La situacin econmica y social del pas hace necesaria una intervencin lenta, racio-nal y moderada: hacerlo lo mejor posible con los medios que se disponen.

    Dentro de este contexto surgirn propuestas que permitirn poner en prctica las nuevas ideas formales y espaciales, como la creacin de las

    1. PIN, H.: Teora del proyecto, Universitat Politcnica de Catalunya, Barcelona, 2006, p. 18

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    Universidades Laborales. Las necesidades programticas demandadas por estos centros precisan de una respuesta arquitectnica hasta el mo-mento inexistente y difcilmente resoluble con las metodologas ante-riores, pues una institucin no queda completa hasta que la arquitectu-ra la convierte en una forma fsica, visible e identifi cable.

    Los primeros intentos para dotar de una arquitectura adecuada a las Uni-versidades Laborales ofrecen una confrontacin entre clasicismo y mo-dernidad, con la fi gura de Luis Moya como cruzado antimoderno cuya propuesta para Gijn se materializar como un modelo de ciudad ideal.

    Con el Concurso de Institutos Laborales en 1954 y los proyectos para la realizacin de nuevas Universidades Laborales a partir de 1960, la arquitectura moderna sentir el empujn defi nitivo, establecindose como la nica solucin posible. Sin embargo, no se rechazar la idea de Moya de concebir el conjunto como una ciudad, por parecer una organizacin adecuada para albergar la diversidad de funciones y las superfi cies demandadas.

    En esta esfera se ubica el primero de los casos de estudio: la Universidad Laboral de Corua, primera Universidad Laboral moderna y manifi es-to materializado de las nuevas teoras. Al entendimiento del conjunto como ciudad hay que aadir el smil de la mquina para aprender, del mismo modo que la casa moderna se convirtiera en la mquina para habitar. La revisin domstica y contextual de la metfora maquinista tomada en este caso de las mquinas navales permite la introduccin de aspectos simblicos en el proyecto, introduciendo la evolucin de la modernidad posterior hacia lo vernculo y la monumentalidad.

    Los quince aos transcurridos entre este caso y el siguiente; la Universi-dad Laboral de Ourense, permiten observar ya concluido este proceso. La arquitectura proyectada por Cano Lasso integra la monumentalidad como referencia a lo vernculo, al tiempo que expresa la valoracin del

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    contexto como esencia fundamental de la propuesta. La transforma-cin de las condiciones de la modernidad entre los dos casos manifi esta su complejidad, su indefi nicin y su constante evolucin.

    Sin variar la coordenada temporal, la Universidad Laboral de Vigo muestra una etapa evolutiva diferente a la anterior. La fragmentacin de la ciudad postmoderna tiene su repercusin en la arquitectura de escala urbana: Aquella institucin que se haba hecho visible mediante la arquitectura se torna irreconocible, demandando una nueva respues-ta que nunca ser dada en el contexto de las Universidades Laborales.

    Habr que volver la vista hacia otro tipo de arquitecturas para descubrir esas nuevas respuestas. La experiencia de las Universidades Laborales gallegas permanecer como una constante bsqueda del signifi cado de la idea de modernidad en arquitectura. Para sus diferentes autores, lo moderno se convirti en una exigencia continua, insoslayable, inevi-table e irrenunciable, en un camino comn dnde teniendo presente todo lo recorrido, slo cabe seguir hacia delante.

  • ANEXOS

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    2021

    Gijn (Asturias)Dos Hermanas (Sevilla)CrdobaTarragonaZamoraCulleredo (A Corua)Alcal de Henares (Madrid)CceresZaragozaHuescaibar (Guipzcoa)

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    Cheste (Valencia)Las Palmas de Gran CanariaTenerifeToledoMlagaAlmeraLogroo (La Rioja)AlbaceteOurenseVigo (Pontevedra)Capitales de provincia

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    RELACIN DE UNIVERSIDADES LABORALES CONSTRUIDAS

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    UNIVERSIDAD LABORAL DE A CORUA

    DENOMINACIN ORIGINAL

    Universidad LaboralCrucero Baleares

    AUTORES PROYECTO

    Luis Laorga GutirrezJos Lpez Zann

    FECHAS

    1960 (Proyecto)1963 (Construccin 1 Fase)1967 (Construccin 2 Fase)

    USO ACTUAL

    Instituto de Educacin Secundaria Universidade LaboralEscola Ofi cial de IdiomasCentro Residencial Docente

    SITUACIN

    Calle Salvador Allende, s/n15670 Culleredo (A Corua)

    LATITUD / LONGITUD

    43 19,083 N8 22,589 W

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    DOCUMENTACIN ORIGINAL UNIVERSIDAD LABORAL DE CORUA

    C1. Plano taquimtrico.C2. Plano general de distribucin incluyendo la ampliacin de 1967.

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    C3. Residencia de religiosas. Alzados.C4. Residencia de religiosas. Plantas baja, primera y segunda.

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    DOCUMENTACIN ORIGINAL UNIVERSIDAD LABORAL DE OURENSE

    O1. Alzado de la residencia.O2. Urbanizacin y jardinera.

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    O3. Entrada-direccin. Planta alta.O4. Entrada-direccin. Planta baja.

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    DOCUMENTACIN ORIGINAL UNIVERSIDAD LABORAL DE VIGO

    V1. Organigrama y esquema inicial incluidos en la memoria del proyecto.

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    V2. Alternativas para la zona docente.V3. Concepcin espacial.

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    ENTREVISTAS A LOS ARQUITECTOS

    JLZ Jos Lpez Zann (U. L. de Corua)JSS Jos Manuel Sanz Sanz (U. L. de Ourense)JLC Jos Antonio Lpez Candeira (U. L. de Vigo)

    Las Universidades Laborales fueron una propuesta pionera en la educacin espaola del siglo veinte, algo que tambin se refl eja en su arquitectura... Se entendan los centros como parte de un proyecto global para todo el territorio espaol?

    JLZ Por parte del estudio de arquitectura Laorga-Lpez Zann, las preocupaciones adquiridas por su colaboracin en los prototipos de escuelas unitarias y graduadas del plan de construcciones escolares, la admiracin por los modelos norteamericanos en el campo escolar, consecuencia del New Deal y sobretodo el deseo de aportar algo a la ilusin colectiva espaola del momento, constituyeron acicate para participar. No hubo pues ms conocimiento del proyecto global a que usted alude, que saber de la existencia de una realizacin monumental en Gijn, proyectada y dirigida por don Luis Moya Blanco, prestigioso arquitecto, acadmico y a la sazn nuestro catedrtico en la Escuela Tcnica Superior de Arquitectura de Madrid.

    JSS El centro de Orense pertenece a una segunda etapa en la que las Universidades Laborales eran ms pequeas que las de la fase inicial, pero se hicieron muchas, y algunas de ellas las proyect Julio Cano Lasso. En ese momento exista un sentido de conjunto, de intentar llegar a determinadas zonas ms deprimidas, que haban tenido menos oportunidades y necesitaban un impulso en educacin.

    JLC Cuando proyect la Universidad Laboral de Vigo la entend como algo completamente aislado. Adems tiene una caracterstica muy sin-gular: es la ltima Universidad Laboral que se construy en Espaa.

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    En el momento que se plantean los proyectos existan varios centros en fun-cionamiento... Se incorporaron ideas de otras Universidades Laborales?

    JLZ La relacin que tuvimos con el Servicio de Universidades Laborales no existi antes del concurso y fue muy escasa a lo largo del desarrollo del proyecto de ejecucin. No obstante, para comprender el medio en el que se desenvolvi nuestro trabajo, hay que situarse en una nacin escasa en recursos pero plena de ilusin y gobernada por tecncratas que predicaban austeridad. Por ello, si bien el programa inicialmente se concret en funciones y superfi cies, al propio tiempo se trascendi a los proyectistas la responsabilidad contrada de emplear el presupues-to con claros objetivos de ahorro y fl exibilidad de adaptacin del in-mueble a los futuros cambios que necesariamente se producen en la enseanza, de ah que se eligiera un modelo de presencia con accesos por el ncleo de direccin, control y servicios, extendindose a partir de l desarrollos crecederos y conexionables. Se haban establecido sin premeditacin, mallas para sectores especfi cos de actividad que indu-dablemente habra que modular. Nos habamos distanciado claramente del edifi cio monumental docente que inform las implantaciones espa-olas precedentes.

    JSS A nivel programtico s. Los programas eran muy similares. Haba siempre una base igual, que tena que ver con la formacin de bachi-llerato y luego haba algunas singularidades que tenan que ver con aquellos talleres que se pensaban en cada localidad. En Orense haba dos principales: automovilismo y electrnica, a las que se destinaron amplios talleres. El sustrato global era dar una formacin de bachillera-to y al mismo tiempo ofrecer una formacin laboral, de un ofi cio, que fuera una salida profesional casi natural en esa zona.

    JLC Antes de empezar el proyecto, el Ministerio de Trabajo se empe en que fuera a visitar otros proyectos de Universidades Laborales ya realizados. Slo visit el centro de Almera, proyectado por Julio Cano Lasso y Alberto Campo Baeza, y no me convenci su planteamiento.

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