las tres muertes de tristán - en torno al 150 aniversario de arthur schopenhauer

5/9/2018 Las tres muertes de Trist n - En torno al 150 aniversario de Arthur Schopenhauer ...

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DOSSIER

E N T O R N O A L 1 5 0 A N IV E R S A R IO D E A R T H U R S C H O P E N H A U E R ( 1 7 8 8 - 1 8 6 0 )El21 de septiembre se han cumplido los 150 afios del fallecimiento del filosofo Arthur Schopenhauer.Espiritu contracorriente en un siglo seducido por el irreprimible despegue de las ciencias, las nacionesy los mercados, el pomerano supuso una fuente de inspiraci6n capital en la obra de madurez de Richard

Wagner. Su aniversario nos servini como excusa para realizar una aproximaci6n schopenhaueriana a la quequid. sea la obramas unanimemente apreciada del siempre controvertido catalogo wagneriano, Tristan eIsolda, asi como para valorar la influencia real de la 61osofia de Schopenhauer en la obra del compositor.

Textos: Rafael Fernandez deLarrinoaEn efecto, el siglo de las revolu-ciones -industriales, politicas ycientificas- fue tambien el siglode los sifilfticos, los artistas dementes, losconsumidores de opio y de la nostalgiapor todo aquello que permitiera liberar lafantasia del yugo de la razon, del destinohistorico de las naciones y de la ley de laoferta y la demanda. Del mismo modoque aumenta el vertigo con la altura, lasnuevas cotas materiales y espirituales al-canzadas por una civilizacion europea ensu apogeo alumbraron soterradas formasde disidencia que encontraron su consuelo(0 su refugio) a traves de vias tan diversascomo la nostalgia de pas ados legendarios,los paraisos artificiales, 0el idilico encantoproporcionado por la imaginacion de im-perios exoticos.Sin embargo, mientras las lenguas francesao inglesa hicieron visible este inframundoa traves de la literatura, bien mediante lasalucinadas fantasias de los novelistas goti-cos, bien mediante las inquietantes image-nes de los poetas malditos,o inc1uso a travesde la distanciada objetividad de sus colegasrealistas, la lengua alemana habfa expresa-do mucho tiempo antes, en el que era por

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p ro ce de nte d e u na r ev is tade f il o so f ia b ras il ei ia .

entonces su idioma natural -la filosof1a-,esta intima e impotente rebeldia frente algigante con pies de barro que los filosofosoficiales, los politicos y los banqueros de-

nominaban "progreso". La obra capital deSchopenhauer -El mundo como voluntad yrepresentaci6n- desafiaba la autocompla-cencia del nuevo becerro de oro caracteri-

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Ludwig y Ma lw in e S ch no rr v on C ar ols fe ld in tr er pr eta ro n lo s r ole s p rin cip ale s d e L a opera T ri st an u n d I so ld e en su estren o en 1 86 5 (fo to grafia d e Josep h A lb ert).

zandolo como una mera ilusion: rescatandoel concepto calderoniano del mundo comoun gran teatro, el filosofo realize en unaaguda y amena (a la vez que erudita) prosa,un tragicomico retrato de un mundo en elque las almas pululan inconscientes de sumas intima escision:aquellaque seproduceentre la convencional logica que le impo-nen los roles que la sociedad les ha reser-vado (el mundo como representacion) y lasirracionales y ciegas pasiones que les sacu-den desde dentro de su insondable y arcanabiologia (el mundo como voluntad).SCHOPENHAUER YLOSANOSSALVAJESDE LA FILOSOFiACon este sugerente titulo (Tusquets,2008), Rudiger Safranski describe el am-

biente intelectual que rodeo la genesis ydesarrollo de la obra schopenhaueriana, laiinica de su tiempo en destapar las c1oa-cas del nuevo y virtuoso orden nacido enAlemania a expensas de la derrota de losideales igualitarios que, provenientes deFrancia, habia sembrado Napoleon portoda Europa. El punto de partida de lafilosofia de Schopenhauer fue la restau-racion de la distincion kantiana del feno-meno y el noumeno que habia sido tanseveramente denostada por los filosofosidealistas. No obstante,la reinterpretacionque Schopenhauer hiciera de estos termi-nos se alejo por completo del sereno criti-cismo kantiano para conducir -a traves deconcomitancias con el ascetismo cristianoy la religion budista- a un territorio dondeestos conceptos adquiririan un marcado

sentido psicologico: el fenomeno y el noii-meno pasarian a encarnar dos principiosvitales que acnian como catalizadores de10 racional y de 10 irracional, respectiva-mente, y que Schopenhauer denominaraelmundo como representacion y elmundocomo voluntad.El mundo como representacion englobatodos los aspectos de la vida susceptiblesde racionalizacion. Es el mundo al queaccedemos a traves de los sentidos y quese manifiesta como fenorneno, es decir, elmundo en el que la realidad del objeto ra-dica en la accion causal que ejerce sobreotros objetos, y en el que estas relacionesde causalidad pueden perfectamente apre-henderse mediante la razon. Tambien es elmundo del pensamiento abstracto, comola logica y las matematicas, ../>

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E1 ser humano incurre en 1ailusion de quesu pensamiento y su conducta encajan eneste dominio, y por ello se esfuerza en re-presentarse a si mismo como un ser racio-nal. Sin embargo, Schopenhauer 10juzgaprincipalmente como un ser zarandeadointernamente por sus pasiones, perma-nentemente autoengaftado acerca de lospropositos de sus acciones, imprevisib1e ycontradictorio, capaz incluso de llegar ensu desesperacion a 1aautodestruccion,"[La teoria tradicional] consiste en decirque e1hombre se hace a sf mismo, a 1a1uzdel conocimiento. Yo,por el contrario, digoque es su propia obra antes de ningiin co-nocimiento. Por eso,nadie puede decidir sertal 0 cual, ni puede convertirse en otro, sinoque siempre y conoce 10 que el es. SegUnaquella teoria, quiere 10 que conoce; parami, conoce 10que quiere". (1,403)E1 mundo como vo1untad engloba, pues, atodo 10irracional y es,segiin Schopenhauer, elverdadero motor del universo. La vo1untad esuna fuerza unica y ciega que semanifiesta encada uno de nosotros al igual que en los ani-males, plantas y en los fenomenos naturales.

Publicada en 1819, esta visionaria obra -queda cuenta por primera vez de forma inequi-voca de 10que los psicologos denominariane1subconsciente- paso comp1etamente in-advertida en un momento en e1que e1op-timismo hegeliano estaba en su apogeo, ydebio esperar tres decadas 1argas,hasta queAlemania viviera tiempos menos triunfalis-tas, para recibir 1adebida atencion.IADECADADELDESENCANTOEstos tiempos llegaron tras el fracaso de losmovimientos revo1ucionarios que sacudie-ron Europa entre 1848 y 1849, situando envia muerta toda esperanza acerca de una po-sible unificacion alemana por 1avia del repu-blicanismo 0 del parlamentarismo. E1climade desencanto imperante tras 1a tormenta,tanto entre los recelosos vencedores comoentre los desilusionados vencidos, constituyoun terreno abonado para 1arecepcion scho-penhaueriana, cuya fama comenz6 a crecercomo 1aespuma a partir de 1853.E1 exito de Schopenhauer fue especial-mente notorio entre los antiguos activistas

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Re tr at o d e A r th u rSchopenhauer , LudwigS ig ismund RuhL (1815 ).

revo1ucionarios, especialemente entre losmas radicales, sumidos en 1a depresion y1asensacion de inutilidad por todo 10 quese habia hecho. Georg Herwegh, poeta yrevo1ucionario en Baden en 1848, se su-mergio en 1a obra del filosofo durante suexilio suizo y Iogro 1aconversion de Wag-ner, compaftero de destierro en ZUrich de-bido a su implicacion en 1arevolucion deDresde de 1849. En efecto, 1a 1ectura en1854 cuatro veces seguidas de El mundocomo ooluntad y representaci6n y 1a inme-diata adopcion del pomerano como filo-sofo de cabecera por parte del compositor,jugo un papel fundamental en 1a configu-racion moral de los dramas de madurezdesde T ris ta n e I so ld a hasta Parsi fa l .Movido por su entusiasmo, Wagner en-viara al filosofo su libreto de El an illo de ln ibelungo con una dedicatoria invitandolea reunirse con el,pues en cuanto refugiadopolitico Ie era imposib1e pisar suelo ale-man. Schopenhauer, quien a 1a sazon te-nia ya 66 afios, decline 1a invitacion, perotransmitio al intermediario que "De lasgracias a su amigo Wagner en mi nombrepor el envio de sus nibe1ungos. jSolo quedeberia abandonar 1a musica dado el ge-nio demostrado para 1apoesia! Yo, filosofo,sigo siendo fie1a Rossini y a Mozart".La apasionada relacion platonica vividacon Mathilde Wesendonk proporciono aWagner 1aexperiencia vital necesaria parainterrumpir en 1857 1acomposicion de 1atetralogia a mitad del acto II de Sigfridoy decidirse por recrear 1a1eyenda celta deTristan e I s o ld a . Basandose principalmen-te en 1a antigua version de Gottfried vonStrassbourg, pero teniendo conocimientode muchas otras Fuentes -entre ellas 1aobra dramatica de Calderon de 1a Barca,avidamente leida durante los meses deidilio con Mathilde- reconstruyo en clavemetafisica una alegoria sobre el ero s sus-tentada en e1 pesimismo filosofico de suadmirado filosofo,ELFILTRODEAMORLos tres actos de Tristan e I so ld a giran entorno a las tres muertes de Tristan. E1 actoI nos ofrece a un Tristan internamente es-cindido entre el ro1 que ha representadode forma ejemp1ar durante toda su vida,como caballero sin macula y subdito pre-ferido de su tfo e1rey Marke, y el peregri-no misero y malherido que llego en barcaante 1a sanadora Iso1da bajo 1a falsa y se-



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Im agen de L a tu mba don de se e ncu en tra enterrada M athiL de W esen don ck e n B onn .

creta identidad de Tantris. Conocedora de1adob1e identidad de Tristan y del1azo fa-tal que 1esune desde su furtivo encuentro,Iso1da no soporta que el acendrado senti-do del honor del heroe 1eimpida recono-cer sus verdaderos sentimientos y que este1a haya propuesto adernas en matrimonioal rey Marke para sellar 1apaz entre irlan-deses y galeses. De este modo, durante elviaje en ve1ero en el que Tristan conducea Iso1da ante su futuro esposo, 1a prince-sa irlandesa se propone desenmascarar alheroe y vengarse de su desden y cobardfa,Para ello, mostrara a Tristan -engarzandolas cuentas de una complicada trama queno conviene aqui desarrollar- que si real-mente desea permanecer fiel a su estrictocodigo del honor, debera dejarse matar porella. Con esta inesperada revelacion, Is01-

da desarma por comp1eto al desconcertadocaballero, quien acepta el veneno que esta1eofrece y que ambos acaban por beber.Sin embargo, 1acriada de Iso1da, temerosade ser acusada de dob1e asesinato, ha su-p1antado en el Ultimo momenta el venenopor un filtro de amor, de modo que cuan-do los enamorados se dan cuenta de queno van a morir pero que, pese a todo, hanestado dispuestos a hacerlo e1uno por elotro, pierden definitivamente el control y seestrechan en un apasionado e interminableabrazo. E1 filtro de amor ha actuado efec-tivamente como un veneno, pero como unveneno para e1Tristan y 1aIso1da actores delmundo como representacion, liberandolesde 1apercepcion fenomenica de 1arealidady abriendoles al conocimiento noumenicode11atido esencial del universo.

EROSYTHANATOS EN ELJARDfNEn e1acto II presenciamos como los amantescelebran su union de forma clandestina bajoelvelo protector de 1 a noche. Ocultandose de1avista de Marke -ahora marido de Isolda-,realizaran una re1ectura del mundo diurnode 1 a representacion como falso y aparente yensalzaran 1 a noche como e1reino verdaderode 1avo1untad. E1complejo duo de amor, re-p1eto de alegorias filosoficas, culminara conel anti climax que algunos comentaristas hancalificado como co i tus in ter rup tus , al finalizarde forma abrupta con 1 a llegada de Marke ylos caballeros, que habian tendido una tram-pa para descubrir a los amantes.Sin embargo, una 1ectura basada en los co-digos musicales sugiere otra interpretacion.En efecto, es posib1e distinguir tres ../>

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T ris ta n a nd Iso Ld e S ha rin g th e P otio n, J oh n W i ll iam Wa te rh ou se ( 19 16 ). Co le cc io n p ri va da .

grandes secciones en este monumental duode arnor: durante 1aprimera, los exaltadosamantes maldicen e1rna y su falsedad; en1a segunda ("0 sink hernieder, Nacht derLiebe"), los arnantes celebran 1a noche yse retiran de 1a vista del publico durante1a cancion de vela de Brangane ("Einsarnwachend in der Nacht"), quien advierte alos amantes acerca del inexorable retorno

del dia, E1caracter extaticamente climaticode este pasaje, unido a 1ainequivoca cuali-dad p o st c oi tu m de 1arrnisica que acompaiiae1retorno de los arnantes a 1aescena parecesugerir por parte del compositor que el cli-max arnoroso se ha alcanzado durante esebreve momento de intimidad, pues pocotiempo despues, Tristan e Iso1da repro-chan a 1a noche su brevedad y comienzan

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a fantasear durante 1atercera seccion ("Sostarben wir urn ungetrennt") con 1aidea de1amuerte, adelantando e1tema musical queacompafiara precisarnente a 1a muerte deIso1da en e1 acto III. La analogia musicalpermite aventurar que, frente al precedenteclimax de arnor, el frustrado climax con e1que concluye e1duo del acto II habria cons-tituido en 1a mente de Wagner un climaxde muerte truncado por 1arepentina irrup-cion de Marke y sus caballeros.Descubiertos y reprendidos por un afligi-do Marke, los arnantes comprenden quee1mundo diurno que tanto detestan va aganar 1abatalla separandoles para siemprey que su amor va a quedar eternamenteinsatisfecho. Tristan comete su segundatentativa de suicidio al retar a Melot con1aespada y dejarse atravesar por esta, Estasegunda muerte de Tristan significara suacceso simbolico a un nuevo estadio y 1asuperacion del mundo como vo1untad.CORREGIRASCHOPENHAUERE1 acto II I nos presenta a un Tristan con-valeciente exiliado en su tierra natal. Enun extenso monologo, Tristan accede a 1asabiduria en medio del delirio: 1a vida semuestra ahora como un callejon sin salidaque obliga al ser humano, bien a desna-turalizarse y engafiarse mediante una vidapostiza, bien a entregarse a ella mediante1a satisfaccion de sus mas Intimos deseosy anhelos y sufrir a cambio 1a tortura de1aperdida de todo 10 arnado. Tristan des-cubre que desde su nacimiento ha estadopredestinado para 1amuerte, de modo quese entrega a ella abriendose sus propiasheridas poco antes de 1allegada de Iso1daquien, comprendiendo el camino que hasefialado para ella su amante, exhala su ul-timo aliento en un extasis que recupera 1armisica del climax de muerte del acto II.Este final constituye, pese a su eficaz ycatartica conclusion, 1a desviacion masevidente con respecto al modelo schopen-haueriano, para e1 cual 1a iinica solucionposib1e para el hombre frente al conflictoestab1ecido entre 1a vo1untad y 1a repre-sentacion consiste en el ascetismo. Ante 1ainviabilidad dramatica de resolver 1a tra-gedia de Tristan e Iso1da en un mensajede castidad y renunciacion (este aspectose reseva para el compasivo rey Marke,que finalmente perdona a los amantes), ya pesar de 1aaparente evocacion schopen-haueriana descrita en 1a muerte de Iso1da



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EN TR E VIS TA A J AV IE R F ERN AND EZ C A TA LA NJavier Fernandez Catalan es Doctoren Filosofia y Estetica filosoficapor la Universidad de Turin.Actualmente participa activamenteen los eventos de la celebraciondel Aniversario Schopenhauer enFrankfurt.

Rafael Fernandez de Larrinoa. (

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hab1amos, es e 1 efecto que tienen en nosotros mismos, porqueen realidad, no son otra cosa que preguntas que inquietaron aWagner, Schopenhauer, y que nos seguinin incordiando al restode los mortales. E1 21 de septiembre de este aDOse cump1en

150 afios de 1amuerte de Schopenhauer. Qyizas sea una buenaocasi6n para vo1ver a tener un libro de Schopenhauer entre lasmanos,o para escuchar una obra de Wagner ...0por que no, parahacernos algunas preguntas.

E scu ltu ra co n e l b usto de A rthu r S ch ope nh aue r en F ra nc fo rt.

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Im agen de L a tum ba de Sch open hauer en eL C em en terio m ay or d e F ran cfo rt.

y su disolucion en una "crecida ondulante,sonido resonante, universo suspirante dela respiracion del mundo", Wagner estarecurriendo, en realidad, a una imagen defiliacion netamente feuerbachiana.Es decir, si por un lado, Wagner coincidecon Schopenhauer en identificar la sexuali-dad con la voluntad (Schopenhauer llama alos genitales "autentico foco de la voluntad"[1,452]),10 cierto es que el filosofo jamashabria coincidido con el compositor enel idealizado retrato que este realiza de launion sexual, pues para el el amor no cons-tituye sino una tramp a tendida al ser hu-mana por la naturaleza: mientras las almascreen encontrarse mediante el sentimientode estar enamorados, son los genitales losque verdaderamente se buscan."La naturaleza impulsa alhombre con toda sufuerza a 1aprocreacion, En cuanto ha conse-guido estapor medio delindividuo,1adestruc-cion de este le resulta por completo indiferen-te, pues a e l l a , en cuanto voluntad de vivir,10que Ie importa es1aconservacionde 1aespecie;el individuo no significanada". [1,452]Frente a este crudo materialismo psico-logico, es Feuerbach la fuente de la cual

proceden algunas de las cualidades delamor erotico tal como aparece retratado enT ris ta n e I so ld a. Entre ellas, la infinitud, talcomo 10expresa el siguiente fragmento deP en sam ie nt os s ob re m u er te e i nm o rt al id a d:"El amor se diferencia de todos los otrossentimientos en que es todos los senti-mientos, no es un sentimiento particular,es el sentimiento absoluto, infinito, simple-mente general; es, a la vez y conjuntamente,todos los dolores y todas las alegrias, todogoce y todo martirio, y ciertamente por serel todos los sentimientos como unidad si-multanea e inseparable, es un sentimientodiferenciado, independiente, por delantede todos los dernas sentimientos".Incluso el caracter desindividualizador delamor/voluntad de resonancias panteistasque encuentra su mas elocuente expresionen las disquisiciones de los amantes acercadel "Du" y del "1ch"del duo del acto II, y quehabitualmente es sefialado como deudor dela obra de Schopenhauer, encuentra un lla-

mativo antecedente en el filosofo bavaro:"En cambio, cuando illentras en la relaciondel amor con esa persona y ella contigo, enese momenta la esencia toea la esencia; yen esa esencialidad desaparece precisa-mente tanto su como tu ser particular yseparado, junto con todas las separacionesy particularidades tuyas y de ella, y entre illy ella. [ ... ] por 10 tanto, en el amor, eres yno eres; el amor es ser y no-ser al mismotiempo; vida y muerte como un solo vivir".Vemos, pues, como 1afilosofla feuerbachianarealizara un adecuado contrapeso al pesimis-mo schopenhaueriano y no abandonara nun-ca aWagner, quien tendria ocasion de realizaruna sintesis de todas estas ideas -y de todasaque11asque quedaron formuladas incluso ensus dramas romanticos de redencion de ju-ventud- en su obra final,Parsifal . En definiti-va, pese a toda 1adevocion que el compositortribute al filosofo del cual celebramos el150aniversario de su muerte, Wagner nunca dejode ser un incorregible optimista .

R afae L F e rn an dez d e L arrin oa ( 19 72 ) es tit uL ad o s up erio r d e M us ic oL og ia. A ctu aLmen te ej erc e como p ro fe -so r d e A rm onia y A nalisis en L os c onservatorio s N Arturo So ria" y " Federico M oreno T orro ba" d e M adrid .

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R E C O M E N D A C IO N E S D IS C O G R A F IC A S

T H O M A S B E E C H A MR o y a l O p e ra H o u se . C o v en t G a r d e n . T h om a sB e e c h a m . d ir e c to r . M e l c h io r . F l a g s ta d . K l o se .J a n s s e n . N i ls s o nA rc h ip e l A R PC D 0 0 2 1 -3 A D D M o no 3 C D 1 9 3 7S o n i d o : * 1 * * I V a l o r a c i 6 n : ****D i s tr ib u i d o r : D i v e r d i

El panorama fonografico tristanesco se ini-cia en plena Edad de Oro del canto wag-neriano, dominada por los astros vocales deLauritz Melchior y Max Lorenz. El danesalcanza en este rol el cenit de su carrerawagneriana; en Tristan, su rotundidad vocaly su peculiar estilo enfatico se transfigurandotando a su personaje de una dimensiontragica de la que carecen sus restantes crea-ciones. De sus seis registros semicompletos(debido a los cortes imperativos en aquellosafios) conservados, cuatro de ellos tienen lafortuna de compartir cartel con otra dio-sa del canto wagneriano, Kirsten Flagstad(Reiner/1936,Bodanzky/1937,Beecham/1937y Leinsdorfl1941). Seleccionamos el registrolondinense con Thomas Beecham, artificede un olimpico duo de amor, y recomenda-mos igualmente la poco filo16gica(pero muydisfrutable) edici6n mixta Beecham/Reinerofrecida por EMI References (7640372.3).Haciendo justicia a su fama, el Tristan delaleman Max Lorenz descolla en el recitati-yo, en el modo de conferir sentido a cadafrase, de sugerir la desesperaci6n en cadaaliento de la narraci6n del Acto III, hastael punto de que ni siquiera el avance de laedad resta interes a los registros mas tar-dios. De entre ellos, cabe recomendar alne6fito la toma hamburguesa dirigida porSchmidt-Isserstedt (1949) de muy buen so-nido, donde resultara mas f:icil apreciar lasvirtudes del tenor renano. De peor sonido,aunque gran interes musical, resultan el re-gistro bonaerense dirigido por Erich Kleiber(1938) y el aun mas precario registro mila-nes de Victor de Sabata (1951), el cual halogrado convertirse en objeto de culto paraun sector de la critica wagneriana gracias alas singular personalidad de la batuta.

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W I L H E L M F U R T W A N G L E RP h i lh a r m o n i a O r c h e s tr a . W il lh e lm F u r tw a n g l e r.d ir e c to r . S u t h a u s . F l a g s t a d . T h e b o m . F is c h e r-D i e sk a u . G r e in d lE M I5 5 6 2 5 4 -2 A D D M o n o 4 C D 1 9 5 2S o n i d o : * * 1 * * *V a l o r a c i 6 n : ****D i s tr ib u id o r : E M ISeria imposible considerar tristanesca nin-guna discografia sin hacer menci6n a estehist6rico registro, en permanente reedici6ndesde su primera impresi6n y de obligadoconocimiento para todo wagneriano. Estagrabaci6n de estudio monoaural cont6 condos puntales indiscutibles y varias felicesconcurrencias. En primer lugar, la direc-ci6n de Wilhelm Furtwiingler - - a 1 frente dela joven Orquesta Philharmonia-, morosapero llena de significado, magistral en lalarga preparaci6n de los climax y el arte dela transici6n, capaz de definir para siempreun arquetipo "filosofico' al que luego se hanadherido con mayor 0 menor fortuna otrosdirectores como Leonard Bernstein 0 DanielBarenboim.En segundo lugar, Kirsten Flagstad, quiencercana a los sesenta afios de edad y sin el Dosobreagudo (elproductor Walter Legge con-venci6 a su esposa Elisabeth Schwarzkopfpara que se los "prestara", en uno de losfraudes discograficos mas sonados de todoslos tiempos) esculpi6 una Isolda para la eter-nidad, diosa y humana, superviviente de laEdad de Oro, de excelsa dicci6n y premoni-tora de las sutilezas expresivas de las Isoldasmas modernas, desde Martha Modl hastaHildegard Behrens.Perteneciente a la vieja escuela como Flags-tad, Ludwig Suthaus -quien ya habia parti-cipado en un registro pionero de esta obraen 1950 junto a Franz Konwitschny y laGewandhaus de Leipzig- construye con suopaca voz e idiomatico recitativo un pesa-roso y doliente Tristan cuya estatura quedamagnificada gracias al efecto Furtwangler,Fischer- Dieskau, Greindl y la recientementefallecida Blanche Thebom redondean el re-parto con juveniles prestaciones.

K A R L B O H MO r q u e st a d e l F e s ti v a l d e B a y re u th . K a r l B t ih m .d ir e c to r . W i n d ga s s e n . N i l s s on . L u d w ig .W a c h t e r. T a l v e laD e u ts ch e G ra m m o p ho n 4 4 9 7 7 2 -2 A D D 3 C D1 9 6 6S o n i d o : **** I V a l o r a c i 6 n : ****D i s tr ib u i d o r : U n i v e r s a lLa Edad dePlata del canto wagneriano -0 10que es 10mismo, el Bayreuth de la reaperturatras laII Guerra Mundial- ha proporcionadoa la discografia oficial y no oficial de Tristane Isalda algunos de sus mas codiciadas edi-ciones. Wieland Wagner fotj6 tres enorrnesy contrastantes figuras de la protagonistaen Martha Modl (la Isolda "herida por eldestine", frente a Karajan), Astrid Varnay(la Isolda "vengativa", frente a Jochum) yBirgit Nilsson (la Isolda "amorosa", frente aSawallisch y Bohm), todas ellas de obligadaescucha, pese a que fue la sueca quien acab6por reinar en este dificil rol durante mas deveinte afios. Por la parte masculina, el chile-no Ramon Vinay ocup6 el trono hasta quese hizo con el quien ha sido uno de los cua-tro 0 cinco mejores tristanes de la historia,Wolfgang Windgassen. Los acentos liricos,la fragilidad y la enorrne categoria artisticadel aleman, unidos al diamantino e imper-turbable chorro de voz de Nilsson, constitu-yen uno de los hitos vocales de este titulo,que alcanza junto a unos secundarios de lujoen el registro en vivo de 1966 frente a KarlBohrn una temperatura dramatica nunca ja-mas alcanzada, bien que ella fuera a costa deuna direcci6n tan apasionada como primariaen algunos aspectos.Como complemento de esta grabaci6n, re-comendarfamos la mas mesurada lecturaofrecida por la pareja junto a Sawallisch(Bayreuthl1958) y la comparecencia en soli-tario de la sueca (junto a su protegido HelgeBrilioth) en la toma romana dirigida porMehta (1972), de magnifico sonido, todo unanticipo de su magnifica lectura en DVD.


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H E R B E R T V O N K A R A J A NB e r lin e r P h i lh a r m o n ik e r. H e r be r t v o n K a r a ja n ,d i r e c to r . V i ck e r s, D e r n e s c h , L u d w i g , B e r ry ,R i d d e r b u s c hE M I 7 6 9 3 1 9 -2 A D D 4 C D 1 9 7 2S o n i d o : **** /V a l o r a c i 6 n : ****D i s tr ib u id o r : E M I

La era del estereo no fue pr6diga en grandesgrabaciones de estudio del Tristan wagne-riano. Para el gran director hungaro GeorgSolti este titulo -registrado anteriormente asu legendaria grabaci6n de El anil lo del nibe-lungo- supuso el bache mas ostentoso de subrillante ciclo wagneriano, de modo que du-rante un par de decadas (desde la grabaci6nde Furtwangler hasta la de Karajan que aquitraemos) fue Bayreuth quien llev6 la delan-tera al resto del mundo con respecto a estedrama musical.Pese a sus enormes valores, no estamos anteun registro redondo ni en 10 vocal ni en 10orquestal. Pero tenemos que Vickers ofreceaqui el que es quiza el mejor protagonistamasculino de la discografia, capaz de serviral mismo altisimo nivellas inhumanas exi-gencias vocales del rol as! como su complejay elusiva caracterizaci6n psicologica, tempes-tuosa y contenida a lavez, abismal en un sen-tido aplicable tanto ala voz como ala natura-leza del personaje, y que firma en alianza coneldirector un mon6logo del Acto III como nisiquiera Wagner habria podido sonar. HelgaDernesch, con una voz que a menudo recuer-da en filo y solidez a la de Nilsson, resultamolesta en ocasiones por las estridencias, yaunque Christa Ludwig es una excelenteBrangane, tanto Walter Berry como KarlRidderbusch resultan planos,En cuanto a Karajan, su estilo no es tanto elrefinado y transparente que caracteriz6 suAnillo sino el mas apabullante que luci6 enotros registros de los aiios setenta (Lohengrin,Otello, Aida, El bolande: errante .. . ), 10 cualpermite rozar el delirio en los momentos al-gidos pero resulta desaforado a largo plazo.

C A R L O S K L E IB E RS t a a ts k a p e l le D r e s d e n . C a r lo s K l e ib e r , d ir e c to r .K o l lo , P r ic e , F a s s b a e n d e r , F i s ch e r -D i e s ka u , M o l lD e u ts ch e G r a m m o p ho n 4 1 3 3 1 5 -2 3 C D 1 9 8 2S o n i d o : **** /V a l o r a c i 6 n : ****D i s tr ib u i d o r : U n i v e r s a l

La era digital debi6 conjugar la opulencia yrefinamiento de las orquestas (y tecnicas degrabaci6n) modernas, con la carestia de vocescaracteristica de las ultimas decadas. La erase abri6 con dos controvertidas grabaciones,la muniquesa de Bernstein (Philips, 1981) yla dresdense de Carlos Kleiber (1982). Pesea sus buenfsirnos momentos y la emotivaIsolda de Behrens, la del americana se re-siste a una escucha continua debido a unoslentisimos tempi. Tambien de enorme clasedirectorial aunque de irregular tension, la deKleiber desconcert6 ala critica por ser elpri-mero en reinventar Tristan de acuerdo con lacrisis de voces wagnerianas. Pese a los malosaugurios, la mozartiana Margaret Price re-siste el paso del tiempo como Isolda debidoa su simbiosis con la refinada y camerfsticalectura impuesta desde el podio, en la queencajan tambien los consumados liederistasFassbaender y Fischer-Dieskau, as! como elinmenso Kurt Moll y el Heldentenor de pe-quefio formato que ha sido Rene Kollo.Tras mas de una decada en blanco se suce-dieron los registros de Barenboim (Teldec,1995), Runnicles (Warner, 2002), 1hiele-mann (DGG, 2003) y Pappano (EMI,2005).Confesamos no sentimos conmovidos ni porel aclamadfsirno registro de Barenboim (pesea su indisputable pedigri "furtwangleriano")ni por el no menos aclamado 1hielemann(a quien, creemos, el disco no hace justicia),as! como tampoco por Pappano, vehiculo deun Domingo y una Stemme desintonizados.La sorpresa proviene de la batuta de DonaldRunnicles (Warner, 2002) quien aiina fuer-zas de sus solistas para obtener una lecturaunitaria y de intenso dramatismo.

Z U B IN M E H T AB a y e r is c h e S t a a ts o r ch e s te r . Z u b in M e h t a ,d ir e c to r . W e s t . M e i er , L ip o v se k , W e ik l, M o l lA rtH a u s M u s ik 1 00 0 5 6 2 D V D 2 4 1 M IN 1 9 9 8S u b tf tu lo s e n a le m a n , in g le s , f r a n c e s y h o la n d e sP A L 1 6 :9 / P C M S te re o D O 2 . 0I m a g e n : *** / V a l o r a c i 6 n : ****D i s tr ib u i d o r : F e r y s aEl medio audiovisual no ha realizado aunsu aportaci6n definitiva a este titulo. Diriaseque Tristan revela mejor sus misterios en lanocturnidad de la fonografia que ante la luzde focos y camaras. Ninguna propuesta vi-sual se nos antoja globalmente lograda, ni lasmas convencionales (Kout/Friedrichl1993,BarenboimIPonnellel1983), ni las postwielandianas (Levine/1999, BelohlaveklLehnhoff/2007) ni las mas experimenta-les (BarenboimIMiiller/1995, Schneider/MarthalerI2009). La tercera grabaci6n deBarenboim (Chereaul2007) se beneficia deun dinamismo cinematografico, aunque estese nos antoje poco acertado. En 10 vocal,y enausencia de un Tristan definitivo (Heppner yDean Smith se sinian entre los mejores, se-guides de Kollo y Jerusalem) la videografiase divide entre los registros protagonizadospor Waltraud Meier -Isolda indiscutibledel Ultimo decenio- y los demas, Entre losprimeros, cabe lamentar que el de Kout (conwagnerianos de raza como Kollo yJones) nosehubiera realizado 10 (615) aiios antes, queLevine no contara con una Isolda mas com-prometida, 0que Schneider sufriera todo unatentado escenografico, Entre los protagoni-zados por la Meier, el de Barenboiml1995(excelente pero sin la temperatura necesaria)presenta a la artista en plenitud de medios,bien secundada por Jerusalem, mientras queen el de Barenboiml2007 presenta tirantecesante un Tristan (Storey) vocalmente inexis-tente. Optamos pues por Mehtal1998, conun mediano Tristan, un empaque orquestalinigualado en video y un poetico final parauna irregular escenografia de Konwintschny.

Glasica 1 7 1

las tres muertes de tristán - en torno al 150 aniversario de arthur schopenhauer

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