las travesías del cine y los espectáculos públicos

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Las travesías del cine y los espectáculos públicos Colombia en la transición del siglo diecinueve al veinte Angie Rico Agudelo distrital CINEMATECA

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  • Angie Rico Agudelo estudi historia en la Universidad Industrial de Santander, donde inici su inquietud por la cinematografa en Colombia. Durante este periodo hizo su primera aproximacin investigativa con la ponencia Del teatro al cine, un acercamiento a la vida cultural de Bucaramanga, publicada en 2010 en la revista digital Cambios y Permanencias. Ms adelante desarroll ampliamente el tema en el texto Bucaramanga en la penumbra, exhibicin cinematogrfica 1897-1950, libro de la coleccin Temas y Autores Regionales publicado, en 2013, por la Editorial uis. En el 2014 escribi el texto Teatro Santander: vida cotidiana y renovacin urbana en Bucaramanga, con el que fue ganadora del premio de ensayo del Programa Departamental de Estmulos a la Creacin y Produccin Artstica, concedido por la Gobernacin de Santander. Sus intereses en la investigacin histrica se ampliaron al campo de los espectculos pblicos y la cultura popular, temas que actualmente desarrolla.

    Con sorpresa los viajeros vieron que por las rutas que llegaban al ro Magdalena se transportaban a lomo de mula y a lomo de hombres los enseres y bienes suntuosos importados, entre los que se encontraban pianos de cola, muebles voluminosos, botellas de licor e incluso los carricoches para el tranva de Bogot. En esta caravana de productos extranjeros llegaron al pas los primeros aparatos que materializaron la modernidad: las cmaras fotogrficas, los fongrafos, gramfonos, telfonos y proyectores de cine.

    angie rico agudelo

    Las travesas del cine y los espectculos pblicos

    Colombia en la transicin del siglo diecinueve al veinte

    Las

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    d i s t r i t a lC I N E M AT E C A

    d i s t r i t a lC I N E M AT E C A

    c o l e c c i n becas

    9789588898643

  • Angie Rico Agudelo estudi historia en la Universidad Industrial de Santander, donde inici su inquietud por la cinematografa en Colombia. Durante este periodo hizo su primera aproximacin investigativa con la ponencia Del teatro al cine, un acercamiento a la vida cultural de Bucaramanga, publicada en 2010 en la revista digital Cambios y Permanencias. Ms adelante desarroll ampliamente el tema en el texto Bucaramanga en la penumbra, exhibicin cinematogrfica 1897-1950, libro de la coleccin Temas y Autores Regionales publicado, en 2013, por la Editorial uis. En el 2014 escribi el texto Teatro Santander: vida cotidiana y renovacin urbana en Bucaramanga, con el que fue ganadora del premio de ensayo del Programa Departamental de Estmulos a la Creacin y Produccin Artstica, concedido por la Gobernacin de Santander. Sus intereses en la investigacin histrica se ampliaron al campo de los espectculos pblicos y la cultura popular, temas que actualmente desarrolla.

    Con sorpresa los viajeros vieron que por las rutas que llegaban al ro Magdalena se transportaban a lomo de mula y a lomo de hombres los enseres y bienes suntuosos importados, entre los que se encontraban pianos de cola, muebles voluminosos, botellas de licor e incluso los carricoches para el tranva de Bogot. En esta caravana de productos extranjeros llegaron al pas los primeros aparatos que materializaron la modernidad: las cmaras fotogrficas, los fongrafos, gramfonos, telfonos y proyectores de cine.

    angie rico agudelo

    Las travesas del cine y los espectculos pblicos

    Colombia en la transicin del siglo diecinueve al veinte

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    c o l e c c i n becas

    9789588898643

  • Las travesas del cine y los espectculos pblicos

    Colombia en la transicin del siglo diecinueve al veinte

    Angie Rico Agudelo

    c o l e c c i n becas

  • Las travesas del cine y los espectculos pblicos: Colombia en la transicin del siglo diecinueve al veinte / Angie Rico Agudelo Bogot: Cinemateca Distrital Gerencia de Artes Audiovisuales; IDARTES, 2016

    132 p. : il., fot. byn.; 24 cm. - - (Coleccin becas)Incluye bibliografa y filmografa.ISBN 978-958-8898-65-0

    1. Cine Colombiano Historia - Siglos XIX XX2. Proyeccin Cinematogrfica Historia Colombia 1890-19123. Espectculos Populares Historia Colombia - Siglos XIX XX4. Colombia Vida social y costumbres Historia - Siglos XIX XX

    CDD 791.4309861 ed. 21

    Alcalda Mayor de Bogot Instituto Distrital de las Artes idartesCinemateca DistritalConvocatoria de artes audiovisuales 2014Programa distrital de estmulosBeca de investigacin sobre la imagen en movimiento en Colombia

    alcalda mayor de bogot d.c.

    Enrique Pealosa Londoo Alcalde Mayor de Bogot D.C.

    Mara Claudia Lpez Secretaria de Cultura, Recreacin y Deporte

    instituto distrital de las artes (idartes)

    Juan Angel Director general

    Bertha Quintero Medina Subdirectora de las Artes

    Ingrid Liliana Delgado Bohrquez Subdirectora de Equipamientos Culturales

    Olga Virginia Alzate Subdirectora Administrativa y Financiera

    Las travesas del cine y los espectculos pblicosColombia en la transicin del siglo diecinueve al veinte Jenny Alexandra Rodrguez Pea Julin David Correa Restrepo Coordinacin editorial

    Sofa Parra Gmez Correccin de estilo

    lvaro Rodrguez Diagramacin interior y cubierta

    Neftal Vanegas y Juan Sebastin Moyano Diseo de la coleccin Imgenes de la cubierta

    Ilustraciones de Daniel Gmez Henao con tcnica rostoscpica a partir de fotografas de comienzos del siglo xx. Cubierta: Saln Olympia. Contracubierta: Teatro Municipal de Bogot.

    Imgenes del interior: Archivo, derechos y/o fuente como aparece en cada pie de imagen

    Panamericana Formas e Impresos S.A. Impresin

    isbn impreso: 978-958-8898-64-3isbn digital: 978-958-8898-65-0

    Angie Rico Agudelo

    Beca de investigacin sobre la imagen en movimiento en Colombia

    Alcalda Mayor de Bogot D. C. Instituto Distrital de las Artes (idartes) Cinemateca Distrital Convocatoria de Artes Audiovisuales 2014 Programa Distrital de Estmulos

    cinemateca distrital-gerencia de artes audiovisuales del idartes

    Catalina Rodrguez Ariza Gerente de Artes Audiovisuales (e)

    Clara Nydia Pardo Murillo Asesora administrativa

    Giovanna Segovia Mercado Asesora misional

    Jenny Alexandra Rodrguez Pea Asesora de programacin y publicaciones

    David Zapata Arias Asesor de formacin y convocatorias

    Mara Paula Lorgia Garnica Asesora de nuevos medios

    Cesar Almanza Vargas Xiomara Rojas Prieto Diego Saldarriaga Cuesta Asesores de localidades

    Juan Carlos Gonzlez Navarrete Coordinador becma

    Anglica Reyes Hernndez Asistente becma

    Ricardo Cantor Bossa Asesor Comisin Flmica de Bogot

    Reina Tinjac Jimnez, Milena Pimentel Vsquez, Alejandra Losada Pea, Yesith Pineda Corts, Diana Cifuentes Gmez, Nicols Cuadrado vila y Mara del Pilar Acosta Equipo Comisin Flmica de Bogot

    Luisa Montero Montero Trigos Enlace prensa-Oficina Asesora de Comunicaciones

    Andrea Acevedo Caicedo Asistente administrativa

    Cristian Camilo Reyes David Apoyo logstico

    Camilo Parra Martnez Jaiver Snchez Leal Proyeccionistas

    instituto distrital delas artes (idartes)Calle 8 n.o 8-52Bogot, ColombiaConmutador: (571) 379 5750Sguenos: www.idartes.gov.co

    cinemateca distrital-gerencia de artes audiovisuales del idartesCarrera 7 n.o 22-79Bogot, ColombiaConmutador: (571) 379 5750,ext. 3400 - 3406Sguenos: infocinemateca@idartes.gov.cowww.cinematecadistrital.gov.coFacebook: Cinemateca DistritalTwitter: @cinematecadb

    El contenido de este libro es responsabilidad exclusiva de la autora y no representa necesariamente el pensamiento del Instituto Distrital de las Artes (idartes).Publicacin impresa y digital de distribucin gratuita con fines educativos y culturales. Queda prohibida su reproduccin total o parcial con o sin nimo de lucro sin la debida autorizacin expresa para ello. Informacin adicional en: [email protected].

  • A Andrs que apacigua mi camino

  • Contenido

    Presentacin9 Pblicos en movimiento Juan Angel

    13 El cine existe en su pblico Julin David Correa Restrepo

    17 Las rutas de los espectculos pblicos

    20 El primer ferrocarril de la Nueva Granada

    25 Por los caminos del Magdalena

    33 La difusin de la imagen

    37 El tiempo de los ferrocarriles

    45 Los espacios de socializacin

    48 Los primeros escenarios del cine

    64 Nuevos lugares de encuentro

    72 Actividades populares de esparcimiento

    79 El cine en la vida cotidiana

    81 El cine y otros espectculos

    89 Salones de cine y variedades

    101 La labor de la censura

    107 Cronologa de las temporadas de cine 1897-1912

    119 Bibliografa

    129 Filmografa

    131 Agradecimientos

  • presentacin 9

    Pblicos en movimientoJuan AngelDirector generalidartes

    Los orgenes de los espectculos pblicos; de la vida cultural y sus esce-narios; de la manera como la gente comenz a hacer parte de ellos y los inicios de los espacios de socializacin, todo ello configura una historia marcada por las costumbres de los pueblos y las ciudades. Esto nos invita a pensar en el ori-gen de las iniciativas ciudadanas para la creacin y el disfrute de la cultura, la posibilidad y necesidad de las instituciones culturales, y la paulatina demanda de polticas pblicas.

    Por eso nos complace presentar la publicacin Las travesas del cine y los es-pectculos pblicos. Colombia en la transicin del siglo diecinueve al veinte de Angie Rico, ganadora con este trabajo del concurso distrital de investigacin sobre la imagen en movimiento en Colombia, beca de la Cinemateca Distrital-Gerencia de Artes Audiovisuales, que hace parte del Programa Distrital de Estmulos del idartes.

    En Las travesas del cine y los espectculos pblicos encontramos las prime-ras rutas de los espectculos pblicos, como el primer ferrocarril de la Nueva Granada o los caminos del ro Magdalena; aborda los espacios de socializacin que configuraron los primeros escenarios del cine, los lugares de encuentro y las actividades populares de esparcimiento en el cambio de siglo del xix al xx, ex-poniendo as la vida cotidiana de la poca y la manera como el cine la habitaba.

  • presentacin 11

    De este modo, el presente libro es una valiosa investigacin que con rigurosidad acad-mica, pero tambin con un lenguaje fresco y a veces potico, nos introduce en un eje de trabajo relevante para la historia cultural de Colombia, de generaciones que forjaron las maneras, costumbres y transformaciones de nuestro ser social y del ejercicio de nuestra ciudadana cultural frente a los espectculos pblicos y lo modos de empezar a ver el cine.

    Con investigaciones como esta, esperamos continuar enriqueciendo la historia sobre la imagen en movimiento en Colombia, y seguir recogiendo el pensamiento y el desarrollo acadmico de temas que nos acerquen al cine que hacemos, que vemos y que nos transfor-ma. Para ello es fundamental promover la investigacin, la reflexin y la crtica; las becas y nuestras publicaciones son una manera de consolidar esa necesidad de hacer memoria y hacerla tangible permitiendo su circulacin en fsico y en digital. Solo as, las voces que in-vestigan y que escriben el producto de esa genialidad vital para la historiografa de nuestra cultura, en este caso de nuestra cultura audiovisual, estarn al alcance de todos.

    Para terminar, encontrarse con un libro como Las travesas del cine y los espectculos pblicos, que nos entrega estos saberes sobre los entornos de la vida cotidiana, los conte-nidos que circulaban y la manera como se han transformado en el tiempo, nos invita tam-bin a reconocer la vitalidad y necesidad de una institucin como el idartes que, entre sus muchas otras acciones, promueve el desarrollo de polticas pblicas, fomenta los ms representativos espectculos pblicos y es un motor para el desarrollo de un sector que aporta y enriquece la vida cotidiana de los habitantes de Bogot. La Cinemateca Distrital viene siendo, desde 1971, un escenario para las imgenes en movimiento, un lugar de en-cuentro y hoy es mucho ms que una sala de cine. Continuaremos trabajando de manera articulada con quienes hacen esto posible: los actores del sector que completan ese pasado y construyen este presente continuo de estas travesas del cine.

    Carrousel en el Parque del Centenario

    (1910). Coleccin Urna Centenaria.

    Archivo de Bogot.

  • presentacin 13

    La historia del cine no es solo la historia de los directores y los actores, o de los guionistas y productores que crean los relatos y las empresas gracias a las cuales es posible la labor de aquellos. La historia del cine tambin es la historia de sus pblicos y de la manera como estos han descubierto el espectculo cine-matogrfico. Las imgenes en movimiento existen en su pblico, y en los canales y dispositivos de exhibicin. Esos dispositivos son esenciales en la construccin del cine tal como lo conocemos, y esa importancia queda clara en un ejemplo pionero: en la competencia entre el visionado individual del kinetoscopio de Edison y la experiencia grupal del cinematgrafo de los Lumire. Fueron estos ltimos los que triunfaron y con ello definieron una forma especfica de explo-tacin para la naciente industria, a la vez que una relacin del pblico con el cine y del cine como hecho social.

    Son muchas las reas de la cinematografa nacional que han carecido de suficiente atencin y la exhibicin es una de ellas. Sobre este tema hay unos pocos libros emblemticos: el de Jorge Nieto y Diego Rojas, Los tiempos del Olympia, y La aventura del cine en Medelln, de Edda Pilar Duque, son dos de esos escasos ttulos, ambos publicados en 1992. Precisamente, para atender la necesidad que existe de construir una memoria del cine nacional, se cre la beca de investigaciones de la Cinemateca Distrital a comienzos de este siglo xxi.

    El cine existe en su pblico

    Julin David Correa RestrepoDirector Cinemateca DistritalGerente de Artes Audiovisualesidartes

    [marzo 2012-mayo 2016]

  • presentacin 15

    Apartndose de los motivos que son tpicos en las cinematografas del mundo, esta beca ha permitido indagar sobre todo tipo de fenmenos de nuestras imgenes en movimiento: las relaciones entre el cine y la televisin, los audiovisuales alternativos de los barrios, el cine indgena, el film noir y ahora la exhibicin de cine en la transicin del siglo xix al xx. Nos regocija encontrar temas como estos dentro de nuestras becas: de esa manera se est construyendo una historia de nuestro cine tan diversa como diversas son nuestras imge-nes en movimiento.

    Una intervencin en la exhibicin y las relaciones del pblico con sus imgenes en mo-vimiento es urgente: por fin Colombia est produciendo cine con profusin y amplitud de perspectivas, pero son pocos los colombianos que estn viendo el cine que los representa. La Ley de cine del 2003 y su Fondo para el Desarrollo Cinematogrfico (fdc) han centra-do mucho de su labor en una creacin audiovisual que antes era deficitaria. Afortunada-mente, ese dficit se est contrarrestando y ahora lo que se hace imprescindible es trabajar sobre la formacin de pblicos y el fortalecimiento de canales de exhibicin: festivales, espacios en Internet y salas alternativas, entre otros. Para construir esas estrategias, una reflexin sobre nuestros sistemas de exhibicin es importante, as como lo es continuar fortaleciendo la red de salas asociadas de la Cinemateca, sus programas de formacin de pblicos y la construccin de su nueva sede. Iniciativas como estas se deben desarrollar de manera coordinada con empresas pblicas y privadas de todo tipo, para transformar las miradas de los colombianos y su relacin con las imgenes en movimiento.

    No es un tema menor el de la exhibicin: el cine existe en su pblico, como existe el libro en sus lectores.

    Con estos primeros prrafos queremos presentar la investigacin Las travesas del cine y los espectculos pblicos, beca de investigacin de la Cinemateca Distrital, y con estas pala-bras queremos felicitar a Angie Rico, su autora. Con este libro, como con todas las labores que desarrollamos desde la Cinemateca, confiamos en transformar miradas y en construir un pas de ciudadanos activos, crticos y creativos.

    Orquesta de la Academia Nacional de

    Msica (1907, enero) tomado de Revista Bogot Ilustrado n. 3. Biblioteca Nacional de Colombia.

  • las rutas de los espectculos pblicos 17

    Las rutas de los espectculos pblicos

    Desde arriba, el ro Magdalena se vea como una cinta plateada que se perda entre la cadena de montaas. No era poco el esfuerzo que se necesitaba para llegar hasta all. Adelante, seguan los caminos empinados que remonta-ban las inmensas alturas de los Andes colombianos. Llegar hasta Bogot a mi-tad del siglo diecinueve implicaba una larga travesa desde las ardientes costas hasta la helada sabana. Aunque eran varios los caminos para llegar desde el extranjero a la capital de la Nueva Granada1, el ms concurrido iniciaba en los puertos del Caribe, donde se abordaban las embarcaciones a vapor para subir por el ro Magdalena.

    La ruta natural del ro serpenteaba entre los puertos fluviales, conectados mediante caminos de herradura con las poblaciones principales del pas. Primero se pasaba por Barranquilla, ubicada en la ribera del Magdalena, luego el camino conduca a Calamar, el puerto que conectaba con la poblacin de Cartagena. Despus de varios das de navegacin, dejando atrs otros puertos, se llegaba a la zona de Guamal, que permita tomar el desvo del ro Lebrija para seguir hasta Bucaramanga, o ms al sur se encontraba el puerto de Nare que permita tomar

    1 En el ao de 1830, tras la muerte del presidente Simn Bolvar, el nombre de la Repblica de Colombia cambi por el de Repblica de la Nueva Granada, denominacin que conserv hasta 1858.

  • las rutas de los espectculos pblicos 1918 las travesas del cine y los espectculos pblicos

    Despus de su travesa por el ro, Lisboa sigui el viaje por tierra hasta Bogot. Sobre este tramo, que le tom cinco das a lomo de mula, escribi en la relacin de sus viajes:

    Comenc a subir la Cordillera Oriental de los Andes [], por un camino empinado que me pareca interminable, llegu a un sitio llamado Chimbe, donde hay una buena posada y donde desayun cmodamente. De Chimbe para arriba no hay un solo trecho del camino que no sea de subida, algunas veces extraordinariamente empinado y frecuentemente lleno de atollade-ros pavorosos. [] cuando llegbamos a la cumbre de un espign que nos haba parecido ser el ltimo, apareca otro y otro. [] As fuimos luchando y entrado sensiblemente en la regin fra; [] y finalmente, por un estrecho, por el cual silbaba furioso el congelado viento del este, aparecimos en la extensa y nivelada planicie donde est Bogot3.

    3 Jos Mara Lisboa, Relacin de un viaje a Venezuela, Nueva Granada y Ecuador (Bogot: Fondo Cultural Cafetero, 1984), p. 197.

    Vapor Emilia Durn, grabado de Moros, a partir de fotografa de Racines, tomado

    del Papel Peridico Ilustrado 67 (3) (25 de mayo de 1884, Bogot). Biblioteca Luis ngel Arango.

    el ro del mismo nombre, para seguir hasta Medelln. Llegar a Bogot exiga unas jornadas ms hasta el puerto de Honda, donde los viajeros podan descansar de la larga travesa para empezar luego el duro ascenso de la cordillera oriental.

    Las cinco poblaciones, Barranquilla, Cartagena, Bucaramanga, Medelln y Bogot, formaron un circuito comercial que dependa del Magdalena, cuya nave-gacin se organiz a mitad de siglo diecinueve con la creacin de cuatro compa-as que dispusieron once barcos a vapor2. En una de estas embarcaciones, el Manzanares, viaj en 1853 el diplomtico brasilero Jos Mara Lisboa, quien dedic los dieciocho das de viaje entre la costa y el puerto de Honda a contar el da a da de la vida abordo. Describi las poblaciones ribereas, su tempera-tura, distancia y aspecto, y realiz un detallado mapa de los puertos fluviales. A pesar de la lentitud con que le pareca avanzar, su viaje puede considerarse breve porque la otra alternativa era navegar en pequeos champanes que tardaban entre sesenta y noventa das en llegar hasta Honda. F. 1

    2 Compaa de Vapores de Santa Marta (1847-1852); Compaa de Vapores de Cartagena (1851-1852); Compaa Americana de Vapores (1852-1857); Compaa Unida de Navegacin por Vapor en el Ro Magdalena (1856-1881). Joaqun Viloria de la Hoz, Vapores del progreso: aproximacin a las empresas de navegacin a vapor por el ro Magdalena, 1823-1914, Revista Credencial Historia 290 (febrero 2014), p. 4. Carguero de la montaa de Sonsn (Estado de Antioquia). Dibujo de Ramn Torres Mndez. Junta Nacional

    del Primer Centenario de la Proclamacin de la Independencia de la Repblica de Colombia.

    Coleccin Urna Centenaria. Archivo de Bogot.

  • las rutas de los espectculos pblicos 2120 las travesas del cine y los espectculos pblicos

    El relato de este diplomtico demuestra que, si bien la navegacin a vapor redujo las jornadas de viaje y facilit el movimiento comercial, los caminos de herradura seguan siendo los mismos del periodo Colonial. Difciles trochas rocosas y abismos infinitos cercaban el camino montaoso hacia las poblaciones que dependan del Magdalena. Con sorpresa los viajeros vieron que por estas rutas se transportaban a lomo de mula y a lomo de hombres los enseres y bienes suntuosos importados entre los que se encontraban pianos de cola, muebles volu-minosos, botellas de licor e incluso los carricoches para el tranva de Bogot. En esta caravana de productos extranjeros llegaron al pas los primeros aparatos de la modernidad, como cmaras fotogrficas, fongrafos, gramfonos, telfonos y proyectores de cine. F. 2

    El primer ferrocarril de la Nueva Granada

    La Repblica centralista, conformada por el actual territorio colombiano y Panam, estaba dividida en regiones de difcil acceso. Para sobrepasar las difi-cultades de la abrupta geografa, atravesada por tres cordilleras, el Gobierno emprendi la construccin de los ferrocarriles, comenzando con la va frrea de Panam. En 1850 se fund el puerto de Coln como terminal atlntica del ferro-carril y apenas cinco aos despus, cuando entr en funcionamiento, los ochenta kilmetros que separan a Coln de Ciudad de Panam se convirtieron en el camino ms corto del mundo entre los ocanos Atlntico y Pacfico. El movi-miento portuario estimul el rpido crecimiento de la regin y la conect de manera efectiva con el comercio de las Antillas, Europa, Asia y los Estados Unidos.

    Con la construccin del ferrocarril interocenico, Panam experiment un proceso acelerado de modernizacin social. Debido a la bonanza econ-mica llegaron migrantes en busca de oportunidades de progreso, causando que la poblacin llegara a ms del doble entre 1850 y 18864. Entre los extranjeros llegaron tambin las compaas teatrales, los circos y los espectculos de varie-dades que hacan sus correras desde el centro hasta la Amrica austral.

    Un circuito de la cultura itinerante parta desde el sur. Desde Buenos Aires segua la ruta por Crdoba, Salta, Jujuy, La Paz, Cuzco y Lima, con una variante de Buenos Aires a Santiago de Chile5. Una vez en Lima, algunas compaas

    4 Segn los censos de poblacin, el istmo pas de 128 897 habitantes en 1850 a 311 054 en 1886. Toms Sosa, Breve resea de la evolucin demogrfica de la ciudad de Panam, Anuario de Estudios Centroamericanos 7 (1981), p. 121.

    5 Violeta Nez Gorriti, El Cine en Lima 1897-1929 (Lima: Concejo Nacional de Cinematografa, 2010), p. 49.

    seguan hacia el norte por Guayaquil y entraban a Colombia pasando por Cartago, Buga, Palmira y Cali, desde donde se emprenda un viaje por tierra que duraba cerca de un mes hasta Bogot6. Desde Cali poda seguirse tambin hacia Panam saliendo por el puerto de Buenaventura, completando as el recorrido de la ruta del Pacfico7. Otro circuito de los espectculos pblicos abarcaba a Centro Amrica y la regin caribea, desde donde se tenan dos rutas para llegar hasta el interior de Colombia. La primera, remontando el ro Magdalena desde

    6 Las rutas que conducan de Cali a Bogot fueron recorridas entre 1894 y 1895 por el viajero suizo Ernst Rthlisberger, quien dej testimonio de dos caminos posibles. El ms comn era Cali, Buga, Tulu, Cartago, Filandia, Salento, Quindo, Ibagu, Guataqu, La Mesa, Bogot. El segundo camino iniciaba igual, pero despus de Cartago segua la ruta Pereira, Manizales, Pramo del Ruiz, Soledad, Fresno, Mariquita, Honda y Bogot. Ernst Rthlisberger, El Dorado: estampas de viaje y cultura de la Colombia suramericana (Bogot: Biblioteca V Centenario Colcultura. Viajeros por Colombia, 1993), pp. 383-430.

    7 La ruta del Pacfico conectaba los puertos de Panam, Buenaventura, Tumaco, Esmeraldas y Guaya-quil. Wilma Granda, Los bigrafos transentes en el Ecuador. La imagen a lomo de mula. 1901-1908. Ponencia indita. Segundo coloquio internacional de cine. Las rutas del cine en Amrica 1895-1910 (Mxico: unam e Instituto Mexicano de Cinematografa, 2011), p. 15.

    Rutas de los espectculos pblicos en

    Colombia durante el siglo xix. Mapa

    del territorio colombiano actual.

    Rutas identificadas con los datos de la

    presente investigacin. Ilustracin de

    Javier Arias Jaimes.

    Barranquilla

    CartagenaColn

    Panam

    Medelln

    Bogot

    Bucaramanga

    Ccuta

    Cali

    Lago de Maracaibo

    Guayaquil

    Venezuela

    Brasil

    Per

    Ecuador

    Colombia

  • las rutas de los espectculos pblicos 2322 las travesas del cine y los espectculos pblicos

    Barranquilla hasta la capital, y la segunda, ingresando por el lago de Maracaibo, en Venezuela, luego cruzando la frontera para seguir la ruta Ccuta, Pamplona, Bucaramanga y Bogot. F. 3

    Las compaas teatrales procedentes de Espaa, Italia y Francia llegaron principalmente a las ciudades portuarias porque estas les garantizaban esce-narios y pblicos para sus temporadas. Sus viajes por el continente resultaban ser una tarea difcil. Adems de transportar entre veinte y sesenta miembros de la compaa, cargaban con el equipaje que contena vestuario, utilera y deco-rados8. Su llegada era bien recibida en las poblaciones numerosas que carecan de actividades de diversin, sobre todo entre las clases adineradas que podan pagar las funciones de las peras y zarzuelas a las que consideraban modelo de arte dramtico. An cien aos despus de sus travesas, las revistas de teatro elogiaban el vasto esfuerzo de estos viajeros:

    Las compaas de comedia o de pera tenan agallas para treparse hasta estos picos andinos, haciendo frente a los ardientes calores del Magdale-na, sin que los mosquitos o los agrios repechos de las cordilleras los ata-jaran en el largo y penoso trayecto. A lomo de mula, prcticamente con los brtulos a espaldas, arremetan con caminos y vados, vencindolo todo. Casi como en los das de la Conquista9.

    En los dos siglos anteriores, cuando las compaas teatrales no se aventu-raban a viajar por Amrica Latina, los espectculos pblicos constaban bsica-mente de procesiones religiosas y polticas, fiestas patronales, desfiles militares e incluso ejecuciones pblicas. Con la inclusin de Panam al circuito comer-cial se incentiv la llegada de agrupaciones dramticas y otros espectculos de variedades que incluan ilusionismo, bailes, nmeros cmicos, prestidigitacin y tambin el novedoso invento del cine que, a lo largo de sus costas, toc por primera vez el territorio colombiano en 189710. Ese ao dos apoderados de los nuevos proyectores llegaron al puerto de Coln: el suizo John Miller Bal-brega y el francs Gabriel Veyre. Ambos viajeros se movan por las rutas que las compaas itinerantes seguan a lo largo del continente. Balbrega diriga la Compaa Universal de Variedades, con la que viaj a Barranquilla y Bogot

    8 Marina Lamus Obregn, Geografas del teatro en Amrica Latina. Un relato histrico (Bogot: Luna Libros, 2010), p. 249.

    9 Juan Pealoza Rueda, El Teatro en Bogot, Revista del Teatro Coln de Bogot 6 (1) (1951), p. 1.

    10 En el ao 1886, bajo la segunda presidencia de Rafael Nez (1825-1894), el pas cambia el rgimen federalista de los Estados Unidos de Colombia (1863-1886), por el centralista con la denomina-cin de Repblica de Colombia. Panam hizo parte del territorio nacional hasta noviembre de 1903.

    en 189411, adems pas por Mxico, Cuba, Puerto Rico, Trinidad, Costa Rica, Venezuela, Uruguay, Argentina y Brasil12. Por su parte, Veyre haba estado ante-riormente en Mxico, Cuba y Venezuela con sus temporadas cinematogrficas.

    Las presentaciones de la Compaa Universal de Variedades, realizadas en Coln el 14 de abril y en Ciudad de Panam el 19 del mismo mes, inclu-yeron nmeros de msica, danza, prestidigitacin y adivinacin. Sin embargo, la novedad fue el vitascopio, un proyector de pelculas patentado por la compaa del norteamericano Thomas Edison. Desde su primera visita, este aparato fue apreciado como un avance cientfico que permita ver en tamao real las foto-grafas animadas con un efecto sumamente realista. Aunque no se tiene noticia del repertorio de las pelculas presentadas en Panam, se sabe que el vitascopio

    11 Peridico El Anotador (4 de diciembre de 1894, Barranquilla), citado en Leila ElGazi, Cien aos de la llegada del cine a Colombia: abril 13 de 1897, Revista Credencial Historia 88 (abril 1997), p.5.

    12 lvaro Concha Henao, Historia Social del cine en Colombia. Tomo 1 1897-1829 (Bogot: Escuela de Cine Black Mara, 2014), p.18.

    Fotograma de El canguro boxeador (Das boxende Knguruh, Max Skladanowsky, 1895). Recuperado de canal de Youtube: Iconauta. https://www.youtube.com/watch?v=43jkqQmuajM

    http://https://www.youtube.com/watch?v=43jkqQmuajM

  • las rutas de los espectculos pblicos 2524 las travesas del cine y los espectculos pblicos

    usaba las cintas distribuidas anteriormente con el kinetoscopio, el proyector individual que la misma compaa comercializ unos aos antes.

    El cine era una novedad de feria que permita ver por primera vez imgenes reales en movimiento. Su lenguaje, en pleno nacimiento, apel sobre todo al uso de imgenes llamativas para captar la atencin del pblico. Se le denomin cine-matografa de atraccin13 a estas pelculas que, filmadas en un solo plano con secuencias de pocos minutos, mostraban bailes femeninos, corridas de toros, pelas de boxeo, demostraciones de fuerza, exhibiciones de animales, paisajes exticos y escenas cmicas. F. 4

    Aunque el desarrollo de los gneros no se da en los primeros aos del cine, s se puede hablar de la existencia de argumentos cortos que apelan a secuencias atractivas para comunicar un mensaje a los nuevos espectadores:

    Las pelculas del gnero cmico suman un buen porcentaje en el conjunto de la produccin cinematogrfica de los orgenes. Esa circunstancia resulta fcilmente explicable en razn del que iba a ser su pblico ms genuino, correspondiente a un modelo de espectador sencillo, cuyo inters en acu-dir a las proyecciones derivaba de la capacidad de stas para sorprenderlo y divertirlo a partes iguales14.

    Pelculas de estas caractersticas fueron filmadas por el francs Gabriel Veyre durante su estada en Mxico, entre agosto de 1896 y enero de 1897. Con un cine-matgrafo patentado por los hermanos Lumire, film peleas de gallos, corridas de toros, escenas de la vida de los indios y hechos polmicos, como la ejecucin de un soldado15. Es posible que estas hayan sido las cintas que present en Coln y Ciudad de Panam entre el 13 de junio y el 1 de julio de 1897. Pero no existen registros que permitan ampliar la informacin sobre su paso por Panam.

    Pese a su temprana llegada, ni Balbrega ni Veyre realizaron presentaciones de cine en otros territorios del pas. La compaa de Balbrega sigui hacia Costa

    13 El trmino cinematografa de atraccin fue utilizado en 1930 por Jean Giraud y retomado por Gaudreault en los aos setenta. Las pelculas de este tipo no mantienen un hilo narrativo, sino que se construyen alrededor de momento de atraccin. Despus de 1910, cuando se realizan las primeras cintas con trama argumental, los cuadros de atraccin pierden importancia dentro del relato. Andr Gaudreault, Del cine primitivo a la cinematografa de atraccin, Secuencias: revista de historia del cine 26 (2007), p. 21.

    14 Antonia del Rey Reguillo, Sobre remakes ejemplares y charlotadas avant la lettre en el cine primi-tivo espaol, Secuencias: revista de historia del cine 29 (2009), p. 32.

    15 Csar del Vasto, Balabrega y Veyre, precursores del cine en Panam. Ponencia indita. Segundo coloquio internacional de cine. Las rutas del cine en Amrica 1895-1910 (Mxico: unam e Instituto Mexicano de Cinematografa, 2011), p. 2.

    Rica y Veyre renunci a sus intentos de llegar hasta Bogot, pues lo que imagi-naba sera un viaje precioso por el ro Magdalena se convirti en una inmensa tortura que lo hizo desistir del proyecto y volver a Francia16.

    Por los caminos del Magdalena

    Antes del cine, numerosas compaas de variedades remontaron el ro y siguieron hacia el oriente para alcanzar la regin de Santander, hacia el occi-dente para llegar a Antioquia o hacia el sur para subir hasta la capital. Algunos estmulos para estos viajeros fueron la exencin de impuestos, el apoyo econ-mico de los Gobiernos locales y la reduccin de tarifas en los vapores del ro Magdalena, ventajas que compensaban en parte el arduo trabajo de moverse por los caminos de herradura hasta las poblaciones principales. El trabajo del cronista Jos Mara Cordovez Moure, quien relat la vida cotidiana y cultural de Bogot durante el siglo diecinueve, ha sido una va excepcional de acerca-miento al pasado, tanto por la precisin de sus historias como por la calidad de su narracin17. Sobre los recursos usados por estas compaas para la puesta en escena escribi:

    El mar se representaba por telas azules movidas por cuerdas, como pndulo de reloj; el viento, con bramaderas o zumbadores; los truenos y caonazos son golpes de tambora; los rayos, con buscaniguas (cohetes sin truenos), y la luna, con un farol opaco suspendido de una cuerda horizontal, que se le haca recorrer. [] En cuanto al vestuario, se echaba mano de los restos que an quedaban de los vestidos que usaron los oidores o alguaciles de la colonia, y de los uniformes de los militares de la independencia18.

    Los lugares que sirvieron de escenario a estas compaas fueron casonas coloniales o coliseos que eran bsicamente edificaciones slidas, de fachadas e interiores modestos19. Un buen nmero de estos escenarios se construyeron en Amrica Latina en los ltimos aos del periodo colonial, luego fueron refaccio-nados y habilitados con el nombre de teatros. En Colombia, el primer coliseo

    16 Leila ElGazi y Jorge Nieto, Gabriel Veyre, un desencantado pionero del cine en Colombia, Revista Credencial Historia 88 (abril 1997), p. 13-14.

    17 Escribi las Reminicencias de Santaf y Bogot entre 1891 y 1918.

    18 Jos Mara Cordovez Moure, Reminiscencias de Santaf y Bogot (Bogot: Biblioteca Bsica de Cultura General, 2006), p. 5.

    19 Marina Lamus Obregn, Geografas del teatro en Amrica Latina, ob. cit., p. 135.

  • las rutas de los espectculos pblicos 2726 las travesas del cine y los espectculos pblicos

    del que se tiene noticia se construy en 1775 en la poblacin de Cartagena y era denominado Casa de Comedias20. Como en otros escenarios con estilo de corral, en el coliseo no haba demarcaciones claras entre la platea, el patio o la lunera, ni silletera fija para los asistentes. Algunas de las agrupaciones que actuaron en el coliseo de Cartagena muestran la tendencia de las compa-as que pasaron por el pas. La agrupacin del espaol Eduardo Torres hizo su temporada en 1838, la Compaa Lrica de pera Italiana, del empresario Luis Bazzini, entre diciembre de 1857 y febrero de 1858, y la Compaa Lrica y Dramtica Blen en 1867. Sobre el aspecto de este escenario el cartagenero Jene-roso Jaspe escribi:

    El frente tena el aspecto ruinoso de cualquiera de las casas bajas de la ciudad, excepcin hecha de un enorme portaln que permaneca cerrado desde antes de comenzar la funcin hasta terminada esta, en cuyo momen-to sus hojas abranse de par en par hacia fuera, como puerta de cochera, para dar libre paso al respetable que sala en despedida [] Entrbase al teatro por una exigua puertecilla a la izquierda, dotada de un estrecho zagun [] Torciendo a la derecha de este que llamaremos vestbulo, se ha-llaba un patio abierto circundado de cuartuchos bajos y cerrados [] En el piso alto situado sobre los referidos cuartos de la izquierda, haba un gran saln que serva de cantina o restaurante. Inmediatamente despus del pa-tio descrito estaba, como en la actualidad, el acceso a la platea y escenario teniendo a cada lado de la estrecha entrada un pequeo palco con piso ms elevado que aquella [] despus el patio en descenso, amplio y libre [] era aquello una especie de gallera en la que el respetable se reparta a su gusto, ya sedente o de pie21.

    Segn la historiadora del teatro Marina Lamus Obregn, en Amrica Latina la construccin de estos coliseos caus enfrentamientos entre distintas autori-dades y llev al emprendimiento de cruzadas morales22. En Colombia, la iglesia catlica se opuso a la apertura de algunos escenarios y fren parte de las inicia-tivas de modernizacin cultural. Tal fue el caso del Coliseo de Santaf, primer escenario fijo de Bogot, inaugurado en 1793 con la oposicin del arzobispo. La lucha contra el clero por la construccin del escenario se prolong durante

    20 Ral Porto del Portillo y Ral Porto Cabrales, Plazas y calles de Cartagena de Indias (Barranquilla: Nobel Impresores, 2011), p. 118.

    21 Jeneroso Jaspe, El antiguo coliseo y el moderno Teatro Municipal, Boletn Historial 4 (I) (agosto 1915), pp. 110-111.

    22 Marina Lamus Obregn, Geografas del teatro en Amrica Latina, ob. cit., p. 136.

    dcadas, soportando la censura y las amenazas de excomunin a las mujeres que participaban como actrices23.

    Durante los primeros aos del siglo diecinueve se usaron tambin como escenarios los patios de los grandes colegios, as como las plazas pblicas y los solares particulares, pero fue el coliseo el lugar principal de representacin. En el Coliseo de Santaf se presentaron las compaas que visitaron la capital, inclu-yendo la dirigida por el espaol Francisco Villalba, primera compaa profe-sional que lleg al pas. Su ruta vena desde el sur, pasando por Chile y Per antes de llegar a Bogot, en 1835, donde permaneci hasta 1837, para continuar luego hacia Venezuela24.

    El Coliseo de Santaf, conocido tambin con el nombre de Coliseo Ramrez por haber sido construido por Jos Toms Ramrez, fue adquirido en 1840 por los hermanos Bruno y Domingo Maldonado quienes lo refaccionaron y le dieron el nombre de Coliseo Maldonado25. Hacia la dcada de 1870 modifi-caron tambin la fachada, dndole un aspecto ms imponente, aunque de estilo sencillo, lo que le permiti ser considerado el primer teatro de la poblacin. Sobre el aspecto interior del Teatro Maldonado el cronista Cordovez Moure escribi en sus Reminiscencias:

    Tena tres rdenes de palcos []. A la fila primera o de abajo concurra la clase media y, de cuando en cuando, algunas traviatas; a la fila segunda o del medio, la aristocracia, y a la fila tercera o gallinero, lo que su nom-bre indica, personas de ambos sexos de la clase baja. [] Alrededor de los palcos de primera fila, en la planta baja, haba un poyo de material para que las criadas presenciaran la funcin, mediante el pago de un real por cabeza26. F. 5

    Tanto el coliseo de Cartagena como el de Bogot fueron construidos a finales del siglo dieciocho en funcin de los espectculos pblicos, pero no todas las poblaciones contaron con este tipo de escenarios. Medelln habilit en 1831 un escenario para teatro en el Colegio San Ignacio; sin embargo, sus condiciones eran rsticas y el decorado de la escena era primitivo: una sbana colorada de

    23 Diana Mara Muoz Montoya, Arquitectura teatral: patrimonio y sentir de una sociedad (Bogot: Universidad de la Salle, Facultad de Arquitectura, 1999), p. 54.

    24 Marina Lamus Obregn, Teatro siglo xix. Compaas nacionales y viajeras (Medelln: Tragaluz Editores, 2010), p. 201.

    25 Carlos Jos Reyes Posada, Cien aos de teatro en Colombia, en Nueva Historia de Colombia t. vi, ed. lvaro Tirado Meja (Bogot: Planeta, 1989), p. 213.

    26 Jos Mara Cordovez Moure, Reminiscencias de Santaf y Bogot, ob. cit., p. 49.

  • las rutas de los espectculos pblicos 2928 las travesas del cine y los espectculos pblicos

    teln, y sbanas blancas con ms o menos manchas que figuraban sala, jardn y crcel27. Tan precarias fueron las condiciones de representacin en este periodo que la pobreza, el desalio y la miseria de los decorados alcanzaron simpticas narraciones [] y desesperados comentarios sobre la falta de desarrollo del pas28. En 1836 el escenario del colegio fue reemplazado por el Coliseo o Teatro Principal, que se erigi como el nico edificio disponible para el resto del siglo. Este nuevo escenario tena las caractersticas de un coliseo ms que las de un teatro, era un saln amplio con un patio central en forma de gallera.

    Aunque no tuvieron las condiciones tcnicas necesarias, las poblaciones lograron edificar espacios para la representacin de los espectculos itinerantes. Los primeros escenarios de Panam y Bucaramanga fueron habilitados por compaas dramticas espaolas, quienes conocan de primera mano las condi-ciones de otros escenarios del continente. El edificio de teatro de Panam se construy en 1850, bajo la direccin de la Compaa de Mateo Fournier, que haba realizado sus giras anteriores en La Habana, Caracas, Cartagena, Bogot

    27 Eladio Gnima Chorem, Apuntes para la historia del teatro de Medelln y vejeces (Medelln: Tipo-grafa de San Antonio, 1909), p. 5.

    28 Marina Lamus Obregn, Teatro siglo xix. Compaas nacionales y viajeras, ob. cit., p. 63.

    y Medelln29. Aunque no se conocen los detalles de este escenario, es posible que siguiera el modelo de los coliseos construidos en el interior de la Rep-blica. El escenario de Bucaramanga fue habilitado por la Compaa de Eduardo Torres, quien, con el apoyo de los vecinos ms adinerados de la poblacin, adapt la casa de Jacob DCosta Gmez para abrir el Teatro Torres, que perma-neci activo entre 1860 y 188030. Antes de la adaptacin de este escenario, las funciones itinerantes se presentaban en casonas privadas como la casa cural, donde se present en 1838 la compaa dramtica del espaol Toms Berenguer y en 1842 la compaa de acrbatas de Agustn Tirado, segn lo describi Jos Joaqun Garca en sus Crnicas de Bucaramanga31.

    Los coliseos y casonas estuvieron vacos durante las largas temporadas en que las compaas de variedades no atravesaban los caminos del Magdalena. Fue especialmente difcil el trnsito durante las siete guerras civiles de la segunda mitad del siglo diecinueve32, en cuyos periodos los caminos quedaban bloqueados, deteniendo as correos, suministros, mercancas y viajeros. La vida cotidiana se alteraba sobre todo para aquellos que mantenan relaciones con el extran-jero, viendo afectadas las exportaciones y truncadas las comunicaciones. F. 6

    Los espectculos de teatro, clasificados como entretenimiento artstico con estructura narrativa convencional33, tenan un pblico muy especfico, pues los argumentos generalmente requeran conocimientos previos y sus abonos sobrepasaban la capacidad econmica de la mayor parte de la poblacin. Una confirmacin de esta situacin se encuentra en las crnicas de Cordovez, quien refirindose a las ltimas dcadas del siglo diecinueve, anot:

    Actualmente van al teatro nicamente los privilegiados de la fortuna o los que aparentan serlo, sabe Dios cmo; pero las familias no acomodadas y los artesanos no pueden hacer el sacrificio de lo que ganan en varios das de tra-bajo, para procurarse el ameno e instructivo placer de asistir, siquiera una vez al mes, a esta clase de diversiones, por el alto precio de las localidades34.

    29 Ibdem, p. 219.

    30 Jos Joaqun Garca, Crnicas de Bucaramanga (Bucaramanga: Imprenta del Departamento, 1944), p. 176.

    31 Las crnicas fueron publicadas originalmente en 1896 por la Librera de Medardo Rivas en Bogot.

    32 Durante la segunda mitad del siglo diecinueve sobrevinieron en Colombia siete grandes guerras civiles: 1851; 1854; 1859-1862; 1876-1877; 1884-1885; 1895; 1899-1902, conocida esta ltima como Guerra de los Mil Das. lvaro Tirado Meja, El Estado y la poltica en el siglo xix, en Nueva Historia de Colombia t. ii, ob. cit., p. 155.

    33 Germn Franco Dez, Mirando solo a la tierra. Cine y sociedad espectadora en Medelln (1900-1930) (Bogot: Pontificia Universidad Javeriana, 2013), p. 71.

    34 Jos Mara Cordovez Moure, Reminiscencias de Santaf y Bogot, ob. cit., pp. 47-48.

    Antiguo Teatro Maldonado de Bogot. Grabado annimo, tomado

    de la Revista del Teatro Coln 6 (1) (julio de 1952), p. 3. Biblioteca Luis ngel Arango.

  • las rutas de los espectculos pblicos 3130 las travesas del cine y los espectculos pblicos

    El selecto pblico que concurra a los espectculos de teatro segua las buenas maneras de las sociedades civilizadas. La asimilacin de estas normas fue estu-diada por el socilogo Norbert Elias, quien explica que el concepto de civiliza-cin surge ligado a la transformacin del comportamiento: la actitud corporal, los ademanes, la vestimenta, la expresin del gesto, todo ello es el comporta-miento externo [] expresin de la interioridad o de la totalidad del ser humano35. Por medio de una serie de tratados, como los manuales de urbanidad y buenas costumbres, se busc modificar las expresiones y el comportamiento espontneo para dirigirlos hacia una actitud que se consideraba civilizada. Textos de este tipo, normalmente escritos por personajes de alto prestigio social, como catedrticos y polticos, fueron publicados y reeditados en Colombia. Dos ejemplos de este periodo son Buenas nociones de urbanidad, publicado en 1833 por Rufino Cuervo, abogado, periodista y presidente encargado de la Nueva Granada; y Principios de urbanidad de Po del Castillo, publicado en 1851 y con vigencia en pases latinoamericanos como Mxico y Venezuela.

    Uno de los textos centrales fue sin duda la traduccin libre que el pol-tico santandereano Florentino Gonzlez hizo del libro Manuel du savoir-vivre de Alfred Meilheurat, publicado en Colombia en 1858 con el ttulo Cdigo del buen tono. De acuerdo con sus recomendaciones, el teatro deba ser conce-bido como una escuela de buenas costumbres donde los asistentes aprendan el mundo antes de conocerlo. El hombre joven aprenda a ser valiente como el Cid, jeneroso como Augusto, relijioso como Lusignan, mientras la joven seo-rita aprende all los deberes de una esposa con Gabriel, de Emilio Augier. En palabras precisas del autor: el pblico es segn lo formis; representad piezas decentes, i tendris un pblico apropiado36.

    Otra publicacin de este periodo, vigente en la actualidad, fue el Manual de urbanidad y buenas maneras escrito por el venezolano Manuel Antonio Carreo. Para 1857 el texto se distribua ya en las libreras colombianas y sus mximas sobre los espectculos pblicos decan:

    Son tambin actos inciviles y groseros el conversar o hacer cualquier otro ruido en medio del espectculo, llamar la atencin de las personas inme-diatas para pedirles o hacerles explicaciones relativas al acto que presen-cian, rer a carcajadas en los pasajes chistosos de una pieza dramtica, prorrumpir en exclamaciones bulliciosas en medio del silencio general, y

    35 Norbert Elias, El proceso de la civilizacin (Mxico: Fondo de Cultura Econmica, 1987), p. 101.

    36 Alfred Meilheurat, Cdigo del buen tono, trad. Florentino Gonzlez (Bogot: Imprenta de la Nacin, 1858), pp. 61-62.Volante publicitario de la funcin dramtica para el domingo 17 de junio de 1866, en Bogot.

    Biblioteca Nacional de Colombia.

  • las rutas de los espectculos pblicos 3332 las travesas del cine y los espectculos pblicos

    romper en aplausos inoportunos, o prolongar los que sean oportunos hasta llegar a molestar a los concurrentes37.

    Por su parte, los sectores medios y populares estaban menos restringidos por las normas de comportamiento y trato social. Sus rutinas llevaban a hombres y mujeres a convivir normalmente en espacios pblicos, como plazas de mercado, actos pblicos, fondas y hasta tabernas. Tambin sus formas de diversin eran distintas. Para estos sectores se ofrecieron espectculos pblicos de entreteni-miento no narrativo, como circos, corridas de toros, payasos, saltimbanquis, prestidigitadores y magos38. Espectculos que se movan tambin en las rutas de las compaas itinerantes de Amrica Latina o que sencillamente se organizaban de manera espontnea en las poblaciones.

    Segn registraron los cronistas del siglo diecinueve, algunos de los espect-culos que pasaron por Medelln, Bogot y Bucaramanga fueron el Gran Pjaro, un acrbata venezolano que saltaba sobre las bayonetas afiladas de los soldados; las funciones de equitacin del norteamericano Alejandro Johnson, que incluan tres caballos y un trineo jalado por gatos; las de prestidigitacin del francs Mr. Robert, cuyo nmero central consista en hacer desaparecer las alhajas de los asistentes; las de funambulismo del peruano Florentino Izziga, que se deslizaba con gran estrpito desde la torre ms alta de la Catedral Primada, arrasando a su paso con las precarias medidas de seguridad; las mimoplsticas del polaco Keller, que fueron censuradas por la autoridad eclesistica; las exhibiciones de un elefante y un camello que fueron trados al trpico por ingleses annimos; y la ascensin aerosttica del argentino Jos Antonio Flrez, cuyo globo de fajas blancas y rojas cay en llamas sobre el hospital de Bogot. Tambin pasaron los circos ambulantes que presentaban espectculos de zancos, piezas jocosas, marionetas, danza, msica y otros. Estos espectculos atraan al grueso de la poblacin, como bien lo seal el investigador Franco Dez:

    El registro de los espectculos produce la impresin de que el circo, los to-ros y los prestidigitadores fueran ms concurridos que el teatro clsico, la pera y la zarzuela, especialmente por las referencias crticas a la ausencia del pblico a las obras cultas mientras los espectculos populares conta-ban siempre con lleno total39.

    37 Manuel Antonio Carreo, Manual de urbanidad y buenas maneras (Bogot: Editorial Voluntad, 1960), p. 129.

    38 Germn Franco Dez, Mirando solo a la tierra. Cine y sociedad espectadora en Medelln (1900-1930), ob. cit., p. 71.

    39 Ibdem, p. 86.

    La difusin de la imagen

    Entre las diversiones y nuevos inventos destinados a las lites llegaron al pas aparatos que facilitaron la presencia de nuevas imgenes. Adems de las linternas mgicas, se difundieron atracciones como el diorama y el cosmorama, comunes en Pars, Londres y Nueva York. Estos espectculos consistan en pinturas de gran tamao que con movimientos y cambios en la iluminacin, producan la ilusin de ser animadas. Comnmente estas pinturas representaban paisajes majestuosos, conos arquitectnicos, imgenes del universo y escenas histricas. Segn los registros de la prensa, fueron presentados en Cartagena, Medelln y Bogot entre 1846 y 185140.

    Por esta poca aparecieron otras novedades de las que se tiene escasa refe-rencia, pero que pudieron tener un mecanismo similar: el silforama, que fue presentado en Colombia en la dcada de 187041, y el optorama. La ruta seguida por este ltimo permite reforzar el mapa de la cultura itinerante que atravesaba el continente. En 1868 el fotgrafo norteamericano Camilo Farrand present el optorama en Mrida, Venezuela, poblacin ubicada en cercanas del Lago de Maracaibo. Es posible que Farrand haya seguido su ruta hacia la costa Caribe y remontado el ro Magdalena o que haya tomado el camino a la frontera pasando por Ccuta, pues un ao despus de su presentacin en Mrida estuvo en Mede-lln y Bogot. En 1873 haba alcanzado ya el occidente del pas, presentando su espectculo en la poblacin de Cali, donde la prensa especific que en el refe-rido optorama se exhiben vistas de lo ms notable del mundo por lo que el asis-tente adquiere conocimiento de lo que no ha visto o conocido42. Estas vistas pudieron ser lienzos similares a los del cosmorama, pero es ms probable que fueran fotografas tomadas por el mismo Farrand en sus viajes. Con su espect-culo, este viajero sigui despus hacia Ecuador y Per.

    El carcter itinerante de estos espectculos atrajo la atencin de la prensa, pero los comentarios no son suficientes para describir con precisin la dinmica de sus funciones o la impresin que causaron en los asistentes. Sin embargo, se puede decir que estas atracciones, identificadas como diversiones de la sociedad

    40 Semanario de la Provincia de Cartagena (26 de julio de 1846) y peridico La Repblica (5 de enero de 1851, Cartagena), citados en Ral Porto Cabrales, Gnesis y evolucin del cine en Cartagena 1897-1960 (Academia de la Historia de Cartagena de Indias), p. 3.

    41 El silforama fue presentado por Julio Bosco, quien anduvo desde el ao 1869 por Valparaiso, Santiago, Buenos Aires, Montevideo y Ro de Janeiro y lleg hasta Mazatln en el noroeste mexi-cano. lvaro Concha Henao, Historia social del cine en Colombia, ob.cit., p. 3.

    42 Peridico La Cruz 3, Una buena obra (16 de enero de 1873, Cali), p. 1.

  • 34 las travesas del cine y los espectculos pblicos

    moderna, permitieron un contacto novedoso con las imgenes, cuya circulacin era realmente escasa en este periodo. Puede decirse que la difusin de imgenes se limitaba a las pinturas de carcter religioso y poltico que se conservaban en edificios de gobierno y templos, as como a las estampas y postales extranjeras que eran coleccionadas en lbumes familiares. Otros medios de reproduccin fueron los grabados: la litografa, la xilografa y el aguafuerte, que empezaron a aparecer con regularidad en publicaciones masivas, revistas y peridicos solo hasta comienzos del siglo veinte. Una extraordinaria excepcin fue el Papel Peri-dico Ilustrado que circul en Bogot entre 1881 y 1888.

    En sus pginas se publicaron por primera vez, y de forma sistemtica, re-producciones grficas que provenan de grabados en madera o xilografas. El peridico cont entonces con imgenes de alta calidad artstica, pues hasta ese momento an se haca uso de la litografa o el grabado en pie-dra. El uso de esta tcnica en forma masiva y las temticas y la rigurosidad de los grabados hicieron del Papel Peridico Ilustrado el mejor documento grfico del siglo xix43.

    A inicios del siglo veinte, el cine sera el medio de difusin de imgenes de ms fcil acceso, pero para la segunda mitad del siglo diecinueve quiz fue la fotografa el principal medio de reproduccin. Sin embargo, esta, como las ante-riores, estuvo al alcance de un reducido sector de la sociedad. Las clases adine-radas del pas no podan preservar su imagen por medio de la pintura como lo haca la aristocracia europea, por lo que acudieron a los estudios fotogrficos para obtener retratos que reflejaran el carcter y la posicin social que ocupaban. Acompaados de objetos que representaban su rol social, los hombres y mujeres de la clase alta fueron retratados por los fotgrafos que establecieron sus estudios en el pas. Segn el investigador Edward Goyeneche, las primeras fotografas eran consideradas artsticas no por la calidad misma de las imgenes que les daba ese carcter artstico, sino porque retrataban a cierta fraccin de la sociedad que tena un rol dominante en la estructura del espacio social44. Cuando este medio empez a hacerse ms accesible se multiplic la cantidad de retratos, pero solo unos pocos tenan el reconocimiento social para publicar su imagen en la prensa.

    Aunque los primeros estudios fotogrficos del pas se establecieron en Bogot y Medelln, en 1848, cincuenta aos despus la presencia de las cmaras

    43 Wilson Ferney Jimnez Hernndez, El Papel Peridico Ilustrado y la configuracin del proyecto de la Regeneracin (1881-1888), Revista Historia Crtica 47 (mayo-agosto 2012), p. 122.

    44 Edward Goyeneche Gmez, Fotografa y sociedad (Medelln: La Carreta Editores, 2009), p. 27.

    y el acceso a un retrato causaban gran agitacin en los sectores populares. As lo deja ver la prensa de la capital cuando registr, en 1899:

    Enorme aglomeracin de gente invade en estos das la parte sur del Parque de Santander y se agrupa alrededor de un aparato, [] el asunto de que all se trata no es otra cosa que de un autmata fotogrfico anunciado por sus dueos como invencin maravillosa y novsima. Dos circunstancias contri-buyen al inusitado xito de esta fotografa al aire libre: el reducido precio y la rapidez del procedimiento. Llega una persona, logra colocarse en el punto preciso, conserva su seriedad en medio del vocero por un segundo, espera tres minutos completos, paga sesenta centavos y recibe en cambio su retrato enmarcado ms o menos bueno45.

    La exclusividad de los retratos se debi tambin a que los fotgrafos de este periodo tenan origen extranjero o reciban su formacin en pases europeos, lo que les permiti mejorar las tcnicas y copiar el estilo y la composicin de las fotografas extranjeras. El gabinete del Pastor Restrepo, fundado en 1858 en Medelln, fue conocido porque sus fotografas imitaban a la perfeccin el deco-rado francs46. Parte de su conocimiento lo obtuvo en Pars, donde aprendi

    45 Peridico La Crnica 487, Enorme (24 de febrero de 1899, Bogot), p. 4.

    46 Santiago Londoo Vlez, Pioneros de la fotografa en Antioquia, Revista Credencial Historia 75 (marzo 1996), p. 6.

    Quintilio Gavassa Mibelli (1861-1922), fotgrafo italiano establecido en Bucaramanga a

    finales del siglo diecinueve. Tomada de Fotografa italiana de Quintilio Gavassa: 1878-1958. (Bucaramanga: Papelera Amrica Editorial, 1982), p. 5.

  • las rutas de los espectculos pblicos 3736 las travesas del cine y los espectculos pblicos

    tcnicas sobre esmaltado y retoque47. Otro caso es el de Julio Racines, quien muy joven haba viajado a Alemania, donde estudi fotografa, y de regreso trajo los elementos necesarios para montar su estudio, que se convirti en uno de los mejores de Bogot48. Entre los extranjeros que ejercieron el oficio en Colombia se cuentan los italianos Vicente Pazinni y Quintilio Gavassa estable-cidos a finales del siglo en Ccuta y Bucaramanga. F.7

    El desempeo de nuevos oficios, como el de fotgrafo, asign un estatus dife-rente a los hombres que los ejercan:

    Los fotgrafos de esa poca, vivieran o no en una sociedad moderna, eran hombres modernos. Casi todos tenan una buena educacin y actuaban, fre-cuentemente, como hombres de arte y ciencia. Tenan la capacidad de leer instrucciones, manuales y libros, la mayora escritos en otros idiomas, y la habilidad para manejar aparatos complejos y extraos, tareas que para otros miembros de la sociedad, como los campesinos, resultaban imposibles49.

    A pesar de los cambios que se haban manifestado con la creacin de los primeros coliseos, la llegada de los espectculos de variedades y la aparicin de estudios fotogrficos, el ambiente cultural era tradicional. Hacia 1860, cuando Victoriano de Diego Paredes intent renovar los mtodos educativos ofreciendo instruccin formal sobre los procedimientos qumicos para la obtencin de daguerrotipos y fotografas, fue acusado por el obispo de Pamplona de adue-arse de la juventud con el fin de pervertirla bajo el pretexto de ilustrarla50. La sociedad estaba lejos de alcanzar la secularizacin necesaria para lograr la modernizacin cultural. La institucin catlica no estaba dispuesta a ceder el terreno que le disputaba el Gobierno liberal de este periodo. Aunque no tena la autoridad oficial de la educacin, s ostentaba un amplio poder moral sobre la sociedad. Muy ilustrativa resulta la apreciacin del escritor argentino Miguel Cane, quien sobre su visita a Bogot en 1881 escribi: Las seoras, aunque pertenezcan a familias radicales acrrimas, son de una devocin ejemplar51.

    47 Ibdem, pp. 6-7.

    48 Pilar Moreno de ngel, Urdaneta, Paredes y Racines, Revista Credencial Historia 75 (marzo 1996), p. 10.

    49 Edward Goyeneche Gmez, Fotografa y sociedad, ob. cit., pp. 69-70.

    50 Marina Gonzlez de Cala, Fotografa en el Gran Santander, desde sus orgenes hasta 1990 (Bucara-manga: Banco de la Repblica, 1990), p. 23.

    51 Armando Romero Lozano y Mario Carvajal, Viajeros extranjeros en Colombia: siglo xix (Cali: Carvajal & Cia., 1970), p. 249.

    El tiempo de los ferrocarriles

    Al finalizar el siglo el pas estaba econmicamente afectado por las guerras civiles y segua fragmentado por la falta de transportes modernos. Serios problemas de comunicacin afectaban incluso a la capital, que llegaba a estar incomunicada por semanas enteras cuando los barcos del Magdalena se retra-saban. Como solucin al aislamiento de las poblaciones se emprendi la insta-lacin de la red telegrfica, logrando hacia 1880 la conexin de las poblaciones del valle del ro Magdalena, las costas y las fronteras52. Esta red de comunicacin estaba sujeta al mantenimiento de los cables que eran cortados con frecuencia en tiempos de guerra.

    El telgrafo, elogiado como smbolo de progreso, fue apenas una de las medidas de modernizacin impulsadas por el presidente liberal Manuel Murillo Toro53. En 1872, durante su segundo gobierno, promovi la construccin de un ferrocarril interocenico que atravesara el interior del pas. La ruta deba partir desde la baha de Buenaventura en el Ocano Pacfico, atravesar la parte ms poblada de los Estados del Cauca, Tolima, Cundinamarca, Boyac y Santander, y terminar en un puerto del ro Magdalena, de fcil comunicacin con el Atln-tico54. Aunque este proyecto no se concret, los Estados enfocaron sus esfuerzos hacia la construccin de los ferrocarriles.

    El desarrollo de la red ferroviaria era vital para la dinamizacin de la vida econmica y cultural de las poblaciones del interior. Si con el ferrocarril de Panam se logr la vinculacin al comercio mundial y a las rutas itinerantes continentales, con la construccin de ferrocarriles en el interior se facilit el ingreso de aquellas compaas que en tiempos anteriores preferan permanecer en los puertos martimos. La existencia del ro Magdalena permiti penetrar en la difcil geografa del pas, por esta razn los proyectos ferroviarios buscaron la conexin de sus puertos fluviales con las poblaciones principales y con los centros de produccin agrcola y minera. Durante este periodo se construyeron apenas los tramos ms urgentes de la red y no se logr la conexin directa de Bogot, Medelln, ni Bucaramanga con el ro Magdalena, pero se facilit la movilidad de

    52 Germn Rodrigo Meja Pavony, Los aos del cambio. Historia urbana de Bogot, 1820-1910 (Bogot: Pontificia Universidad Javeriana, Instituto Colombiano de Cultura Hispnica, 2000), p. 127.

    53 Durante el periodo 1863-1886 el pas adopt el nombre de Estados Unidos de Colombia y Manuel Murillo Toro ejerci la presidencia en dos ocasiones: 1864-1866 y 1872-1874.

    54 Armando Romero Lozano y Mario Carvajal, Viajeros extranjeros en Colombia: siglo xix, ob. cit., p. 235.

  • las rutas de los espectculos pblicos 3938 las travesas del cine y los espectculos pblicos

    viajeros y mercancas. Esta incipiente red se expandi gracias al mejoramiento de los caminos de herradura que estaban cimentados en la red colonial.

    El primer tramo ferroviario en el interior del pas se termin en 1880 entre Puerto Berrio y el camino de herradura que conduca a Medelln55. Esta va redujo el tiempo de viaje entre el ro Magdalena y la capital de Antioquia, lo que mejor las relaciones comerciales y aument el flujo de viajeros. A lo largo del siglo diecinueve, antes de la construccin del tren, se registraron en Medelln cerca de seis compaas dramticas extranjeras, la mayora espaolas, que prove-nan de las rutas del sur. Tras su construccin las presentaciones aumentaron notablemente, llegando a cerca de quince temporadas teatrales con variados repertorios de zarzuela y pera56.

    Despus de 1886, cuando inici el gobierno conservador de Rafael Nez conocido como la Regeneracin, se hizo evidente el avance del proyecto ferro-viario57. La bonanza econmica que hizo posible el desarrollo de los tramos provena del auge de las exportaciones de materias primas, especialmente del caf que ocup el primer rengln de la produccin nacional. En 1889 se puso en funcionamiento el ferrocarril de la Sabana, que conect a Bogot con la vecina poblacin de Facatativ. Para ese momento, gracias a los transportes modernos, el ferrocarril y la navegacin a vapor, el tiempo para trasladarse de Bogot a la costa Caribe se redujo a poco ms de una semana, generando as gran expectativa sobre el porvenir de la poblacin. El ambiente cultural tom un nuevo aire con la visita de algunos espectculos itinerantes, pues para aquellos que vieron el cambio era evidente que el aislamiento histrico de la capital ceda ante la modernidad:

    No mucho puede contarse sobre la vida cotidiana en Bogot antes de la Regeneracin. Nuestra capital era una aldea perdida en el altiplano andi-no, apacible y aburrida. Muy de cuando en cuanto vena una compaa de teatro, que se animaba a efectuar el viaje extenuante de Cartagena, Mag-dalena arriba, que demoraba diez das. La Regeneracin, como lo dice [Jos Asuncin] Silva, transforma la aldea en una ciudad moderna58.

    55 Juan Santiago Correa R., De Puerto Berro a La Quiebra: el ferrocarril de Antioquia y los empresa-rios nacionales y extranjeros, ponencia en el Segundo Encuentro Nacional de Investigacin de Administracin de Empresas, organizado por el Consejo Profesional de Administracin de Empre-sas-Ascolfa (Bogot: noviembre del 2009), p. 17.

    56 La informacin detallada de estas y las siguientes compaas se encuentra en Marina Lamus Obregn, Teatro siglo xix. Compaas nacionales y viajeras, ob. cit.

    57 En este mismo ao se public una nueva Constitucin Poltica segn la cual el pas adopt el rgimen centralista bajo el nombre de Repblica de Colombia.

    58 Enrique Santos Molano, Economa, poltica y vida cotidiana en la poca de Jos Asuncin Silva, Gaceta 32-33 (abril 1996), p. 25.

    En la costa Caribe s se logr la conexin de los puertos martimos y fluviales, lo que gener un impulso econmico que contribuy al crecimiento de las pobla-ciones. La primera comunicacin se estableci entre 1889 y 1893 entre Barran-quilla y Puerto Colombia, ubicando a estas poblaciones en la cabeza del comercio nacional. Esta conexin ferroviaria le vali a Puerto Colombia el nombre de puerta de la modernidad, con el que fue conocido en el siglo veinte. Buena parte de la produccin que sali de la capital, Antioquia y Santander pas por la ruta de Barranquilla y por all mismo entraron las novedades extranjeras que se diseminaron lentamente por las venas del pas. Igual que en Medelln, la cons-truccin del tren atrajo un mayor flujo de compaas de variedades, llegando entre estas la de Ricardo Sendra, Alba Luque, Amato, Rapunick, Zenardo-Az-zali, Azuaga y Alejandrina Caro.

    Por su parte, Cartagena logr establecer la conexin con el puerto fluvial de Calamar en 1894. En este ferrocarril, adems de la Compaa de Zarzuela de Madrid y Sociedad Artstica Siglo xx, viaj el francs Gabriel Veyre cuando intent llegar con su cinematgrafo hasta la capital de la Repblica. El 10 de septiembre de 1897 escribi: apenas llegu a Cartagena hube de tomar el tren para Calamar y ah el barco para Bogot: hace tres das que subimos el ro pero no vamos aprisa, a cuatro kilmetros por ahora. Todava tenemos 7 u 8 das de barco y despus 2 o 3 das en mula59. F. 8

    El caso de Bucaramanga fue diferente. El Gobierno local inici un proyecto ferroviario que buscaba conectarla con Puerto Wilches, pero qued estancado hasta bien entrado el siglo veinte; a cambio de esto invirti en la ampliacin

    59 Rito Alberto Torres, Trayectoria del ro Magdalena en la cinematografa colombiana, en pgina web Patrimonio Flmico, seccin Boletines, Noticias. En lnea. http://www.patrimoniofilmico.org.co/anterior/noticias/162.htm.

    Fotografa del tren que parta de Cartagena a Calamar, a su paso por la Torre del Reloj.

    Archivo de la Fototeca Histrica de Cartagena, Universidad Tecnolgica de Bolvar.

    http://www.patrimoniofilmico.org.co/anterior/noticias/162.htm

  • las rutas de los espectculos pblicos 4140 las travesas del cine y los espectculos pblicos

    de los caminos de herradura hacia los puertos de los ros Lebrija y Sogamoso, dos afluentes del gran Magdalena. En 1882 el suizo Ernst Rthlisberger naveg desde Barranquilla hasta la capital, y a su paso por Puerto Wilches observ:

    Partiendo de aqu se construy un trayecto de va frrea que deba llegar hasta el interior de Santander. Segn los clculos de los polticos que des-pilfarraron millones de francos o los emplearon en beneficio propio, ese ferrocarril deba estar terminado hace ya mucho tiempo. Ahora, los pocos kilmetros de va construidos estn en el ms completo y lamentable aban-dono. Triste cuadro el de un ferrocarril poltico!60

    El tren ms cercano para esta regin fue el ferrocarril de Ccuta que, ubicado hacia el nororiente del pas, le brind una salida hacia el mar Caribe por la fron-tera con Venezuela, es decir, por la misma ruta que seguan las compaas itine-rantes desde dcadas atrs. Desde la frontera, en el punto de Puerto Villamizar, se conectaba con el ferrocarril de Tchira que conduca hacia el puerto del ro Catatumbo, navegable hasta el lago de Maracaibo61. Pese al fracaso ferroviario, durante este periodo se establecieron las primeras fbricas de la poblacin, lo que atrajo a una numerosa migracin rural y dio como resultado la transfor-macin de Bucaramanga. Adems de las variedades de la cultura itinerante, llegaron a esta y otras poblaciones aparatos modernos provenientes sobre todo del comercio directo con Inglaterra, Francia y los Estados Unidos. F. 9

    La paulatina transformacin econmica del fin de siglo no conllev a una transformacin en la mentalidad tradicional. Una de las caractersticas de los procesos de modernizacin de este periodo fue el desplazamiento del pensa-miento religioso para adoptar el pensamiento cientfico, pero en Colombia se vivi el proceso contrario. El partido conservador, a cargo en ese entonces del Gobierno nacional, dio va libre a la Iglesia Catlica y en el artculo 41 de la nueva Constitucin estableci: La educacin pblica ser organizada y diri-gida en concordancia con la religin catlica. Este proceso de modernizacin material, sin el desarrollo de un pensamiento moderno, es lo que los historia-dores han denominado modernizacin tradicionalista. Jorge Orlando Melo afirm que durante el periodo de la Regeneracin mientras se apoyaba el creci-miento econmico y en particular el comercio internacional, [] se rechazaban

    60 Ernst Rthlisberger, El Dorado: estampas de viaje y cultura de la Colombia suramericana, ob. cit., p. 56.

    61 Olga Luca Pradilla Landazabal, El ferrocarril de Ccuta 1876- 1960: expresin de unos cambios regionales, tesis de grado (Bogot: Pontificia Universidad Javeriana, Facultad de Ciencias Sociales, Departamento de Historia, 2012), p. 69.

    elementos centrales del pensamiento cientfico y se trataba de mantener el pas aislado de las formas de pensamiento laico o liberal62.

    Como resultado del mantenimiento de un pensamiento tradicional, los proyectos de modernizacin cultural fracasaron y las estructuras de control social se fortalecieron. Por ejemplo, los nuevos aparatos importados fueron regla-mentados desde la ptica de la moral cristina. Los gramfonos eran ofrecidos con lemas como Divierte, educa, instruye y moraliza63, y el uso de los telfonos lleg incluso a estar reglamentado en los manuales de urbanidad. La tecnologa no sirvi para adoptar una nueva forma de produccin de conocimiento, sino una nueva forma de consumo. Gramfonos, telfonos, cmaras fotogrficas y cinematgrafos se adoptaron como parte de la nueva era de la vida urbana:

    La sociedad de esa poca estaba pendiente de nuevos inventos relaciona-dos con la electricidad, que ayudaran a cambiar o mejorar la vida de la gen-te pero sin cambiar las costumbres; es decir, se esperaba de los inventos y

    62 Jorge Orlando Melo, Algunas consideraciones globales sobre modernidad y modernizacin, en Anlisis poltico 10 (mayo-agosto 1990), p. 33.

    63 Patricia Londoo y Santiago Londoo, Vida diaria en las ciudades colombianas, en Nueva Historia de Colombia t. iv, ob. cit., p. 363.

    Ruta del ferrocarril de Ccuta. Muestra la

    conexin con el ferrocarril de Tchira y el ro

    Catatumbo. Ilustracin de Javier Arias Jaimes.

    Estacin Tachira

    San Jos de las Palmas

    Puerto SantanderPuerto Villamizar

    Ccuta

    El Diamante

    Pamplona

    Encontrados

    Lago de Maracaibo

    Venezuela

    Colombia

    Ro Catatumbo

    Oirope

  • 42 las travesas del cine y los espectculos pblicos

    las mquinas que ayudaran a traer novedad a la vida, pero al mismo tiempo esta sociedad era muy resistente al cambio y a modificar sus valores64.

    En definitiva, para finales del siglo diecinueve los transportes modernos haban cambiado los ritmos de vida del pas. Las transformaciones materiales empezaban a evidenciarse en el aumento comercial, permitiendo que las impor-taciones llegaran con mayor rapidez y que los viajeros se movieran por el pas con nueva fluidez. La presencia de espectculos pblicos y el consumo de nuevos aparatos se convirtieron entonces en sinnimo de la naciente vida urbana. Este cambio bien lo resumi Gabriel Garca Mrquez cuando escribi en Cien aos de soledad: Deslumbrada por tantas y tan maravillosas invenciones, la gente de Macondo no saba por dnde empezar a asombrarse65. F. 10

    64 Germn Franco Dez, Mirando solo a la tierra. Cine y sociedad espectadora en Medelln (1900-1930), ob. cit., p. 69.

    65 Gabriel Garca Mrquez, Cien aos de soledad (Bogot: Casa Editorial el Tiempo, 2001), p. 176.

    Publicidad de aparatos

    elctricos para uso comercial y

    domstico, tomado del peridico

    El Debate 16 (21 de junio de 1896, Bogot), s.p. Biblioteca

    Nacional de Colombia.

  • las rutas de los espectculos pblicos 45

    Los espacios de socializacin

    A comienzos de 1895, la Compaa Azzali Malenchini se dispona a presentar por primera vez funciones de pera en el recin inaugurado Teatro Coln de Bogot, pero el estallido de la guerra civil le impidi la entrada al pas, obligndola a desviar su gira hacia Guatemala1. Unos meses despus, tras el fin de la guerra, la compaa reorganiz su viaje y lleg a Bogot en octubre del mismo ao, precedida por la gran expectativa de la prensa.

    No era la primera vez que una compaa de italianos llegaba hasta la capital. En 1858, despus de pasar por el Coliseo de Cartagena, la Compaa Lrica de pera Bazzini hizo las primeras presentaciones en el antiguo coliseo de la capital. Desde ese momento, se presentaron anualmente funciones de pera o zarzuela en este escenario, hasta 1884 cuando fue expropiado por el Gobierno para construir el aristocrtico Teatro Nacional, que posteriormente se deno-min Teatro Cristbal Coln2. Este escenario fue uno de los grandes teatros nacionales construidos en Amrica Latina con un estilo arquitectnico sofisti-cado, caracterizado por una estructura de palcos en forma de herradura de estilo

    1 Marina Lamus Obregn, Teatro siglo xix. Compaas nacionales y viajeras (Medelln: Tragaluz Editores, 2010), p. 460.

    2 El teatro ya estaba en servicio en 1894 y tena capacidad para unas 2 500 personas. Germn Rodrigo Meja Pavony, Los aos del cambio. Historia urbana de Bogot, 1820-1910 (Bogot: Pontificia Universidad Javeriana, Instituto Colombiano de Cultura Hispnica, 2000), pp. 211-212.

  • los espacios de socializacin 4746 las travesas del cine y los espectculos pblicos

    italiano. Por el refinamiento de su construccin fue destinado a los pblicos cultos que preferan la pera, la zarzuela y la alta comedia, y se convirti en sinnimo de prestigio y distincin, imagen que buscaban el Gobierno y las elites que lo construyeron.

    Las compaas viajeras encontraron en este refinado escenario las condi-ciones tcnicas indispensables para la ejecucin de sus presentaciones. Por primera vez Bogot tuvo un teatro con la distribucin de la sala en funcin de la escena, con la acstica perfecta y con el espacio necesario para instalar los decorados que buscaban imitar la profundidad de los ambientes reales. El nuevo teatro era el reflejo de una nueva poca que viva la ciudad: su sofisticado diseo daba cuenta de las renovaciones arquitectnicas que se levantaban en la zona del centro; la capacidad de su aforo era el doble del escenario anterior, correspon-diendo con la dinmica de crecimiento de la poblacin; y su sistema de ilumina-cin dejaba ver la evolucin que en este aspecto haba logrado Bogot: mientras el Coliseo Ramrez era alumbrado por faroles con grasa de cebo y el Teatro Maldonado tena iluminacin de aceite y gas, el Teatro Coln contaba con un sistema de luz elctrica. F. 11

    Durante los ltimos aos del siglo diecinueve no solo Bogot, sino tambin Barranquilla, Cartagena, Bucaramanga y Medelln invirtieron en la renovacin de sus escenarios teatrales. Estas transformaciones fueron apenas una parte del proyecto de ampliacin urbana que se repeta a lo largo de Amrica Latina, levantando edificaciones modernas en medio de entornos coloniales. El cambio urbano se convirti en una necesidad imperante cuando el nmero de habitantes de las ciudades sobrepas la capacidad de sus viviendas y calles.

    Aunque en Colombia el crecimiento demogrfico entre 1870 y 1905 fue el ms bajo de la historia3, las ciudades principales crecieron por la migracin de campesinos atrados por las posibilidades de progreso. Bogot aument su pobla-cin en un 95%4, siendo la ciudad ms poblada del pas, seguida de Medelln, Barranquilla y Bucaramanga. Pese al aumento demogrfico, la capital colombiana tena menos de ochenta mil habitantes; siendo de pequea escala comparada con puertos como Buenos Aires, que para aquella poca sobrepasaba los seiscientos mil habitantes o la capital mexicana que llegaba casi a los cuatrocientos mil5.

    Las poblaciones colombianas se transformaron lentamente con la llegada de los inmigrantes, quienes conformaron nuevos sectores sociales, con espacios,

    3 Jos Rueda Plata, Historia de la poblacin de Colombia: 1880 -2000, en Nueva Historia de Colombia t. v, ed. lvaro Tirado Meja (Bogot: Planeta, 1989), p. 357.

    4 La poblacin de Bogot pas de 40 883 habitantes, en 1870, a 78 000, en 1898. Ibdem, pp. 361-362.

    5 Jos Luis Romero, Latinoamrica: las ciudades y las ideas (Mxico: Siglo xxi, 2001), p. 251.

    identidades y costumbres diferenciadas. La estructura de la sociedad colonial fue gradualmente remplazada por una con mayor flexibilidad para el ascenso social. Los sectores populares fueron conformados por campesinos de origen indgena y mestizo que se ocuparon de proveer los mercados agrcolas, as como de variadas labores domsticas, oficios artesanales y trabajos de mano de obra en las primeras fbricas nacionales. La clase media fue conformada sobre todo por aquellos que se emplearon en puestos de la milicia y la polica, maestros, adminis-tradores, funcionarios pblicos, artesanos prsperos, comerciantes y empleados en general. Finalmente, estaba el sector conformado por las familias tradicio-nales y por las nuevas familias adineradas que surgieron con la riqueza prove-niente de la bonanza del caf, el tabaco, la quina y los metales preciosos. Esta burguesa busc legitimar su posicin social especialmente mediante la adquisi-cin de bienes de lujo y la ostentacin de su riqueza en los escenarios pblicos: Una de ellas era la compra del mejor palco para la temporada de pera6. Esta clase privilegiada fue tambin un grupo en transformacin:

    A las antiguas familias, que se sentan consustanciadas con las tradiciones de la ciudad, se agregaron grupos heterogneos que aquellas juzgaron ad-venedizos; y el contacto trajo a la larga una renovacin de las costumbres

    6 Luis Vitale, El contexto latinoamericano de la historia moderna de Colombia (1886-1930), en Nueva Historia de Colombia t. iii, ob. cit., p. 123.

    Puesta en escena de la Compaa Evangelina Adams, en el Teatro Coln. Fotografa

    tomada de la revista El Grfico 65 (18 de noviembre de 1911, Bogot), s.p. Biblioteca Luis ngel Arango.

  • los espacios de socializacin 4948 las travesas del cine y los espectculos pblicos

    cotidianas, en las que se not una creciente tendencia a imitar las formas de vida que prevalecan en las grandes ciudades europeas7.

    De los pases europeos se tomaron tambin influencias arquitectnicas y se copiaron espacios como los cafs de estilo francs y los clubes ingleses. Nuevos lugares de socializacin a los que se sumaron los teatros, parques y paseos que sirvieron para dinamizar la vida social. Para adaptarse a las condiciones de la nueva sociedad, las ciudades emprendieron tambin transformaciones como la planeacin de acueductos y alcantarillados, la creacin de edificios pblicos para mercados y centros de gobierno y la instalacin de luz elctrica8. En sntesis, puede decirse que las poblaciones empezaron su alejamiento de la estructura colonial para adoptar la imagen de ciudad moderna o, como lo denomin el historiador Jos Luis Romero, se inici la transicin de gran aldea a ciudad burguesa.

    Los primeros escenarios del cine

    Los modestos coliseos de mediados del siglo diecinueve no estaban acordes con el estilo novedoso que se quera dar a los centros urbanos. Su aforo era insu-ficiente y su estructura demasiado rstica, por lo que fueron demolidos y reem-plazados por nuevos escenarios, generalmente valorados como templos de la civilizacin por servir para representaciones de pera, conciertos, veladas litera-rias y otros. Las ciudades con mejor infraestructura construyeron un teatro de talla nacional, como el Teatro Coln, y otros escenarios intermedios y pequeos, brindando as mayor acogida a espectculos diversos y ampliando la oferta para todos los pblicos. Por su parte, las poblaciones con menor movimiento urbano erigieron escenarios convencionales que se adaptaban a todo tipo de espectculos9.

    Los nuevos espacios para espectculos pblicos fueron regidos por las viejas normas de comportamiento, difundidas principalmente por medio de la educacin escolar, pues en el periodo conservador los manuales de urbanidad se convirtieron en textos obligatorios para la enseanza. Segn la historiadora Patricia Londoo, los ms populares fueron el Cdigo del buen tono reeditado en 1883, as como las nuevas publicaciones: Lecciones de urbanidad acomodadas a

    7 Jos Luis Romero, Latinoamrica: las ciudades y las ideas, ob. cit., p. 249.

    8 La instalacin de energa elctrica en Colombia se dio as: Bogot 1890; Bucaramanga 1891; Barran-quilla 1892; Cartagena 1893 y Medelln 1898.

    9 Esta tipologa de teatros nacionales, municipales, teatrillos y salones fue establecida por la historia-dora Marina Lamus, quien estudi los casos latinoamericanos. Marina Lamus Obregn, Geogra-fas del teatro en Amrica Latina. Un relato histrico (Bogot: Luna Libros, 2010), pp. 251-256.

    las costumbres colombianas, Jos Manuel Marroqun, 1886; Cdigo de mximas y preceptos de moral, virtud y urbanidad para instruccin, uso y provecho de mis adoradas hijas, Manuel Mara Zalda, 1891; Elementos de educacin o sea moral, higiene, urbanidad y economa domstica, Lucio Milcades Chaves, 1899; y Proto-colo hispanoamericano de urbanidad y buen tono, Tulio Ospina Vsquez, 1910.

    Los teatros de primera categora tuvieron siempre un selecto repertorio en el que no admitieron la presentacin de espectculos populares. Los circos, las corridas, el boxeo y otros dieron sus funciones en las carpas establecidas en los lotes baldos o en los teatros municipales que, impulsados por empresarios privados, fueron construidos con un modelo de arquitectura sencilla. Este fue el caso de los espacios donde se realizaron las primeras exhibiciones de cine del pas. Las funciones de Balbrega en Panam se realizaron en una carpa destinada a la presentacin de espectculos espordicos, mientras las primeras funciones de Barranquilla, Bucaramanga, Cartagena, Bogot y Medelln se realizaron en los teatros municipales.

    Los agentes vinculados a las primeras funciones de cine haban trabajado anteriormente con compaas teatrales, por lo que conocan la dinmica de los espectculos pblicos. Aunque los historiadores de cine han hecho minu-ciosas cronologas de las primeras proyecciones, es necesario ver estos datos en el contexto cultural de su poca, lo que permite ampliar el panorama para ver al cine como parte de los circuitos de la cultura itinerante que se mova a lo largo del continente. Con las compaas de variedades el cine comparti rutas, esce-narios y agentes. En pocas palabras, se sum a una red establecida que le facilit la entrada a las diversas poblaciones del continente, hasta que se independiz y logr establecerse en salones de proyeccin permanente.

    Ernesto Vieco Morote, el primer empresario que present proyecciones de cine en el actual territorio colombiano, es un ejemplo de la vinculacin entre las funciones de teatro y cine. Antes de su incursin en la exhibicin de pelculas fue representante de la compaa de zarzuela de Lloret Pastor que se present en Barranquilla en 1895 y en Cartagena a comienzos de 189710. En marzo de este ltimo ao, Vieco represent tambin a la Compaa Lrica Lambardi, que lo llev a involucrarse en el negocio del cine. Aunque Vieco afirm que su proyector era un cinematgrafo, las referencias documentales no dan suficiente claridad para afirmar si se trataba de un cinematgrafo de origen francs o de un vitascopio norteamericano. En 1898 entabl contra Lambardi un juicio por

    10 Peridico El Correo de Bolvar 77, Teatro (23 de enero de 1897, Cartagena), p. 3.

  • los espacios de socializacin 5150 las travesas del cine y los espectculos pblicos

    deudas atrasadas, en el cual dej testimonio de las tareas que desempe como agente para garantizar la realizacin de las temporadas teatrales:

    [] A mediados de marzo de 1897, me traslad a Cartagena como repre-sentante del seor Mario Lombardi, empresario de pera italiano; [] de all me traslad a San Jos de Costa Rica, consegu subvencin, imprenta gratis i tren para la compaa de entrada y salida en la Repblica con sus equipajes gratis y libres derechos en el muelle; [] estando en la capital para exhibicin del cinematgrafo, el ministro Ulloa, cometiendo un atro-pello orden prisin para Lombardi. [] salidos de aquel puerto arribamos a Coln, haba que seguir por tren del medio da a Panam y la Empresa Lombardi no tena fondos con qu hacerlo; que yo Ernesto Vieco consegu con el seor Carlos Cucaln, mi amigo, que me prestara setenta pesos oro americano con lo que se pag el hotel y tren y pudimos llegar a Panam11.

    Segn su narracin, hacia el 24 de julio de 1897 Vieco se encontraba en Coln donde estableci un contrato con el alemn Arturo Mller para ofrecer exhibiciones de cine en Colombia, cuyas ganancias estaran destinadas a finan-ciar las posteriores giras de la compaa de pera12. Los datos proporcionados por Vieco no dan testimonio de que hubiese realizado funciones de cine en Panam. En su texto Gnesis y evolucin del cine en Cartagena, Ral Porto afirma que Mller compr el vitascopio de John Miller Balbrega en el puerto de Coln; sin embargo, no presenta ningn soporte documental que permita verificar esta informacin. Es probable que no se tratara del mismo proyector porque antes de su llegada a Coln, Vieco se encontraba ya involucrado con la proyeccin de cine. Siendo o no cierto este dato, el empresario present la primera exhibicin en la poblacin de Barranquilla a finales del mes julio. F. 12

    Igual que el vitascopio de Balbrega en Panam, el proyector de Vieco era parte del programa de una compaa de variedades. Su ltima presentacin en Barranquilla se dio el 29 de julio de 189713 y, aunque no se consign el repertorio de sus presentaciones, se sabe que en otras poblaciones del pas las funciones de esta compaa incluan canarios amaestrados y el baile de la extranjera Paulina

    11 Escritura n. 188 (14 de marzo de 1898), Notaria 2 de Barranquilla, publicada en Jos Antonio Nieto Ibez, Barranquilla en blanco y negro (Barranquilla: Artes Grficas Industriales, 2005), pp. 165-166.

    12 Ibdem, p. 164.

    13 Peridico Diario Comercial 30 (29 de julio de 1897, Barranquilla), citado en ibdem, p. 158.

    Brisset14. Es posible que la prensa de