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36 Fue en la conferencia postal de Karlsruhe (Baden-Wurtem- berg -Alemania) de 1865 cuando se propuso la introduc- ción de hojas postales que eran expedidas en un talonario, para comunicaciones no reservadas. Las características de estas tarjetas eran las mismas que las de las actuales tarje- tas postales históricas, pero, debido al excesivo precio del franqueo, la idea no prosperó. En 1869 el Dr. Emmanuel Hermann de la Academia Mili- tar de Wiener Neustadt, en 1869, introdujo unas tarjetas ya conocidas como postales, las cuales no podían llevar más de veinte palabras, incluyéndose entre estas la firma y di- rección. En 1870 estas tarjetas se introdujeron en Alemania, acompañadas de su respectivo talonario, empezando a te- ner una gran circulación durante la guerra franco-prusiana (1870-71). Después por Suiza e Inglaterra. Bélgica las adop- tó en 1871, al igual que hicieron Dinamarca, Suecia, Norue- ga y Rusia en 1872. Solo en 1873 comienzan a circular por Estados Unidos, España y Francia, por lo que el origen fran- cés de la postal debe ser considerado con más que cautela. Italia las comenzó a usar en 1874. Por último, la Conven- Comenzaremos diciendo que la postal antigua es un objeto histórico y raro. Rare- za determinada por su propia naturaleza, pues fue concebi- da como una efímera forma de comunicación entre las personas, y, cómo no, por el inexorable paso del tiempo que castiga mucho más al papel que a otros materiales. Así, algunos informes apun- tan a que cada diez años des- aparece de la faz de la tierra el 50% del material gráfico exis- tente. Con este dato, cuando nos encontramos ante una postal antigua, lo hacemos ante una pieza superviviente a mil vicisitudes y que solamente en brazos de la diosa fortu- na ha podido llegar hasta nosotros. LA APARICIÓN DE LAS PRIMERAS TARJETAS POSTALES. Los franceses se atribuyen el invento de la tarjeta pos- tal ilustrada apoyando tal reivindicación en un texto que figura en el “Almanach de la Petite Poste de París” (1777), en el que se puede leer lo siguiente: “en la actualidad se remiten por vía postal, ya por pura galantería, ya con objeto de felicitar, grabados estampados en forma de cartas, regu- larmente acompañados de comunicaciones y que se transmi- ten abiertas y visibles para todos. Mucho ha dado que hablar esta novedad, invención debida al grabador Demaison. Hay quien sostiene que así se fomenta la murmuración del servi- cio doméstico, que de esta manera puede inmiscuirse en las interioridades de todo el mundo”. No obstante lo expuesto en el texto anterior, todo parece indicar que el invento fue tan solo una moda pasajera que cayó en el olvido y cuya existencia solo conocemos a través del “Almanach”. LAS TARJETAS POSTALES ILUSTRADAS DE GALICIA UNA VENTANA AL PASADO SALVADOR FERNÁNDEZ DE LA CIGOÑA

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Page 1: LAS TARJETAS POSTALES ILUSTRADAS DE GALICIA UNA …€¦ · tal ilustrada apoyando tal reivindicación en un texto que figura en el “Almanach de la Petite Poste de París” (1777),

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Fue en la conferencia postal de Karlsruhe (Baden-Wurtem-berg -Alemania) de 1865 cuando se propuso la introduc-ción de hojas postales que eran expedidas en un talonario, para comunicaciones no reservadas. Las características de estas tarjetas eran las mismas que las de las actuales tarje-tas postales históricas, pero, debido al excesivo precio del franqueo, la idea no prosperó.

En 1869 el Dr. Emmanuel Hermann de la Academia Mili-tar de Wiener Neustadt, en 1869, introdujo unas tarjetas ya conocidas como postales, las cuales no podían llevar más de veinte palabras, incluyéndose entre estas la firma y di-rección. En 1870 estas tarjetas se introdujeron en Alemania, acompañadas de su respectivo talonario, empezando a te-ner una gran circulación durante la guerra franco-prusiana (1870-71). Después por Suiza e Inglaterra. Bélgica las adop-tó en 1871, al igual que hicieron Dinamarca, Suecia, Norue-ga y Rusia en 1872. Solo en 1873 comienzan a circular por Estados Unidos, España y Francia, por lo que el origen fran-cés de la postal debe ser considerado con más que cautela. Italia las comenzó a usar en 1874. Por último, la Conven-

Comenzaremos diciendo que la postal antigua es un objeto histórico y raro. Rare-za determinada por su propia naturaleza, pues fue concebi-da como una efímera forma de comunicación entre las personas, y, cómo no, por el inexorable paso del tiempo que castiga mucho más al papel que a otros materiales. Así, algunos informes apun-tan a que cada diez años des-aparece de la faz de la tierra el 50% del material gráfico exis-tente. Con este dato, cuando nos encontramos ante una postal antigua, lo hacemos ante una pieza superviviente a mil vicisitudes y que solamente en brazos de la diosa fortu-na ha podido llegar hasta nosotros.

LA APARICIÓN DE LAS PRIMERAS TARJETAS POSTALES.

Los franceses se atribuyen el invento de la tarjeta pos-tal ilustrada apoyando tal reivindicación en un texto que figura en el “Almanach de la Petite Poste de París” (1777), en el que se puede leer lo siguiente: “en la actualidad se remiten por vía postal, ya por pura galantería, ya con objeto de felicitar, grabados estampados en forma de cartas, regu-larmente acompañados de comunicaciones y que se transmi-ten abiertas y visibles para todos. Mucho ha dado que hablar esta novedad, invención debida al grabador Demaison. Hay quien sostiene que así se fomenta la murmuración del servi-cio doméstico, que de esta manera puede inmiscuirse en las interioridades de todo el mundo”. No obstante lo expuesto en el texto anterior, todo parece indicar que el invento fue tan solo una moda pasajera que cayó en el olvido y cuya existencia solo conocemos a través del “Almanach”.

LAS TARJETAS POSTALES ILUSTRADAS DE GALICIAUNA VENTANA AL PASADOSALVADOR FERNÁNDEZ DE LA CIGOÑA

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ción Postal Universal generalizó su uso a todos los países que por aquel entonces podían mantener un servicio de correos con unas mínimas garantías.

Estas postales pioneras fueron muy bien acogidas y revolu-cionaron las comunicaciones postales que adquirieron una mayor frecuencia. La tarjeta postal rápidamente adoptó distintas formas desde la sencilla, hasta la doble e incluso la triple y muy pronto fueron adoptadas por el comercio que, además de comercializarlas, las utilizó como reclamo publicitario, por lo que la difusión aún fue mayor.

Las primeras tarjetas postales españolas, estampadas en la Fábrica Nacional de la Moneda y Timbre, se remontan al año 1873. En la edición de estas tarjetas fue decisiva la intervención del grabador D. Joaquín Pi y Margall, herma-no del conocido político decimonónico, quien se encar-gó de su edición, previa presentación al gobierno de la República Española para su aprobación. Tras una primera tirada de 72.000 tarjetas postales, cuyo tono no convenció a D. Joaquín Pi y Margall y que fueron destruidas ante su presencia, se procedió a lanzar una segunda de 2.000.000 de tarjetas sencillas y 1.000.000 dobles que alcanzó el tono exigido poniéndose de inmediato en circulación. Estas postales, que rezaban “República Española”, eran un poco más pequeñas que las dinásticas que aparecieron en 1876. El reverso de las primeras postales estaba sin dividir y pre-sentaba un espacio definido por una línea para escribir la dirección. Hubo que esperar hasta 1902, cuando surgió en Inglaterra la idea de dividir el reverso en dos partes dejan-do una para la dirección y otra para el texto del mensaje. El anverso quedaría reservado para la imagen. Este modelo que se impuso en España en 1905 marcó la clasifica-ción genérica de las tarje-tas postales ilustradas an-tiguas en España en dos épocas:

l Clásica o época de las postales sin división desde 1892 fecha en la que circuló por España la primera postal ilustra-da hasta 1905

l Pre 1936 ya con división (1905–1936). En la ma-yoría de los países está época se alargó hasta

1940. En España las postales de la Guerra Civil y las poste-riores eran claramente distintas.

LA UNION POSTAL UNIVERSAL.

En las primeras tarjetas postales, debajo de la leyenda “Tar-jeta Postal”, aparece otra que reza “Unión Postal Universal”, siendo este el nombre del organismo que agrupaba a las distintas administraciones de correos del mundo para que una carta o una tarjeta postal al salir de las fronteras na-cionales llegase a su destino. Esta coletilla de “Unión Postal Universal”, sinónimo de hermanamiento postal entre todos los países del mundo, se perdió con el paso del tiempo.

La importancia de la tarjeta postal, que como ya hemos mencionado con anterioridad, favoreció el correo masivo, fue decisiva en todo este proceso.

EL COLECCIONISMO DE POSTALES ANTIGUAS.

La tarjeta postal, desde sus comienzos, se convirtió en objeto de coleccionismo por lo que aparecieron colec-cionistas a lo largo y ancho de todos los continentes que, o bien adquirían postales en sus desplazamientos, o bien las intercambiaban, vía correo, con coleccionistas que podían estar en sus antípodas. El idioma nunca era un obstáculo para el coleccionista de estos objetos que circulaban por todo el orbe, si bien obviamente los colec-cionistas españoles e hispanoamericanos se beneficiaron del idioma común por lo que la mayoría de los intercam-bios internacionales, en toda España, se realizó con países latinoamericanos.

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lección de Postales. En su colección figuran postales con autógrafos del Papa León XIII, que la recibió en audiencia y otras muchas firmas de emperadores, reyes, príncipes, pre-sidentes de distintas repúblicas y un sin fin de importantes personalidades de la época. Indicar, si bien hay distintos puntos de vista sobre el par-ticular, que personalmente consideramos que una tarjeta postal circulada, acompañada de sus sellos, matasellos y con una bonita caligrafía que no afecten a la imagen sea considerada una pieza más valiosa que una idéntica sin es-tas características.

LA POSTAL ANTIGUA EN GALICIA

En Galicia, entre los primeros coleccionis-tas, debe destacarse la figura del padre Gaite, quien se hizo con una magnífica colección de postales, entre los actuales son muy rele-vantes las colecciones: Cendán, Seoane y Fer-nández de la Cigoña. La Excma. Diputación de Pontevedra ha sido una administración

Muy pronto surge un nuevo coleccionis-mo distinto al simple acaparamiento de postales y así, a fi-nales del siglo XIX y principios del XX, se puso de moda, sobre todo entre el género femenino, el colec-cionismo de postales con autógrafo. Entre ellas la Infanta Dª. Mª Teresa, quien reunió gran número de autó-grafos de los notables españoles y america-nos de la época. Esta costumbre, del colec-cionismo de postal con autógrafo, pronto supuso un serio problema para las personalidades de la época que se veían asediadas por miles de coleccionistas. Algunos de ellos to-maron la resolución de no contestar a estas peticiones y empezar a “coleccionar” postales en sus despachos. El vi-gués Luis Taboada desistió de la originalidad en la respues-ta a los coleccionistas y decidió responder a todos con la misma cantinela. José Echegaray, en los últimos años de su vida, firmaba todos los días de 10 a 12 postales en verso, siempre inéditos. Fuera de España destaca la coleccionis-ta norteamericana Eva Muller, que dio la vuelta al mundo con el único objetivo de completar su impresionante co-

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pionera en la adquisición, estudio y divulgación de la tar-jeta postal antigua, haciéndose con una numerosa colec-ción. Como veremos más adelante prácticamente todos los fotógrafos gallegos, de cierto relieve, destinaron foto-grafías para los editores de postales, además de ofrecer a sus clientes la posibilidad de postalear cualquier fotografía.

En Galicia abundan las postales en tránsito y muchas de ellas con destinatarios en América Latina y otros puntos de Europa. En su difusión fue relevante el papel de las líneas Hamburgo-América.

IMPRESORES Y EDITORES DE POSTALES GALLEGAS

Algunos impresores de postales de Galicia, sin ánimo de ser enciclopédicos, fueron la casa “Hauser y Menet” de Madrid; la casa “Thomas” de Barcelona; Rafael Tuck & Sons, Ltd. de Londres; Grafos de Madrid; Gráficas Villaroca, S.A. en la calle Irán 1 de Madrid; HAE; E.J.C. Paris Irún; Fototy-pie J. Bienaime Reims; L. Roisin, de Barcelona; Petracchi & Notermann; Purgar & Co. Manchen, Photochromiekarte; Heliotipia de Kallmeyer y Gautier en la calle de Londres nº 5 de Madrid; Litografía Comercial, y, por último, Photoglob con sede en Zurich (Sus siglas P.Z. parecen ser un acróstico de “Photoglob, Zürich”). Entre los establecimientos de Vigo que distribuían y editaban postales a su costa, podemos identificar a los siguientes: Papelería de Julián Buceta, Juan Vázquez, Casa de Barba, D. Desiderio Adé, Manuel Vázquez Rodríguez Papelería, Tafall Papelería, Fernández – Estanco Muelle, Librería Imprenta Encuadernación E.B. Tetilla, Ba-

rrientos, Papelería Tora-cido, Tercena, Papelería José Nieto, Papelería R. Vicetto, Casa “P.P.K.O”, Edición Llanos, Edición José López Sousa, Vicen-te Coma, The Royal Mail Steam Packet; Aguas de Mondariz, Litografía de Hermenegildo Mira-lles, Papeleria de Ferrer, Vicente Coma; Librería Arturo Barrientos, Barba, Lombardero, Papelería Blas Serrano, Nomde-deu, Pacheco, Pintos, El Correo Gallego, Pita, El Sol,…

Por último, para contribuir a engrandecer la Tarjeta Pos-tal antigua gallega, indicar que algunos de los fotógrafos gallegos más importantes de la época plasmaron sus fo-tografías en estas cartulinas: Pacheco, Gil, Kraft, Díez y Ro-dríguez, Pintos, Sarabia y, cómo no, Ferrer en La Coruña, siendo las postales de este último de un tipismo difícil-mente igualable.

Aún hoy, más de un siglo después, estas veteranas tarje-tas siguen recorriendo el mundo cambiando de mano en busca de su definitivo poseedor; algún coleccionista que puede estar en cualquier lugar. Muchas de estas antiguas tarjetas ya están de vuelta en Galicia, después de haber re-corrido medio mundo, dormir durante decenas de años en algún cajón de una cómoda de un domicilio en Buenos Aires, Santiago de Chile, o una remota aldea del Perú o Ale-mania, después de haber sido adquiridas por un interme-diario de a saber dónde, hoy han vuelto a cruzar países y océanos en un viaje de retorno al lugar del que salieron. Hoy forma parte de las pocas colecciones gallegas de car-tofilia que existen.