Las Presentaciones Apóstol Sergio Enríquez Estudio para Pastores Guatemala, 2 de noviembre del Año De La Revelación

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Como ministros del Señor, necesitamos que la revelación del Señor venga a nuestras vidas constantemente, pues solo así alcanzaremos el galardón del arrebatamiento. El Señor, por medio del Apóstol Pablo, le hizo varias recomendaciones a su discípulo Timoteo con respecto al ministerio, mismas que debemos seguir si queremos desarrollar nuestra función agradando a Aquel que nos llamó. 2 Timoteo 2:15 (LBLA) Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que maneja con precisión la palabra de verdad. En este verso el Señor nos da una de las recomendaciones más importantes para cualquier ministro, pues es como una semilla llena de información y de la cual podemos extraer muchas enseñanzas para nuestra vida. Primeramente vemos que el procurar, nos habla de que Dios ve nuestro esfuerzo por obedecer la instrucción que nos está dando, y de la misma forma en que ayudó a Daniel, cuando este propuso en su corazón no contaminarse con la comida del rey (Daniel 1:8), nos auxiliará cuando procuremos obedecerle. Si debemos presentarnos delante de Dios, es necesario que analicemos a todos aquellos que se han presentado antes que nosotros, pues allí encontraremos la forma adecuada de hacerlo. Los varones israelitas debían presentarse delante del Señor tres veces en el año (Deuteronomio 23:17), pues aunque se celebraban siete fiestas anuales, a tres de ellas era obligatorio asistir: la fiesta de los Panes sin Levadura, la fiesta de las Semanas y la fiesta de los Tabernáculos. La fiesta de los Panes sin Levadura comenzaba a celebrarse a media noche, pero estaba precedida de la fiesta de la Pascua, es decir que para no faltar, los israelitas debían presentarse desde la Pascua. Esto significa para nosotros que nadie puede presentarse ante el Señor sin haber sido lavado con la sangre del Cordero. La fiesta de la pascua también representa en el Nuevo Pacto, la Santa Cena, es decir que necesitamos presentarnos delante del Señor en Su mesa. En la fiesta de los Panes sin Levadura, según la tradición judía, los israelitas tenían la costumbre de esconder levadura en la casa, y eran los niños los encargados de buscarla y encontrarla, en una especie de juego; esto quiere decir que aún nuestros hijos deben reconocer la levadura, es decir el pecado para extirparlo de nuestra casa. La fiesta de las Semanas, se celebraba durante siete semanas consecutivas y al final de estas, en el día cincuenta se celebraba el Jubileo. El Espíritu Santo se derramó en el día cincuenta de estar reunidos los ciento veinte discípulos, lo que quiere decir que para presentarnos delante del Señor necesitamos al Espíritu Santo. Durante la fiesta de los Tabernáculos los israelitas debían salir al monte y llevar ramas de cinco tipos de árboles (Nehemías 8:14-15), lo cual es figura para nosotros de los cinco ministerios, sin cuya cobertura no podemos presentarnos delante del Señor. El Señor Jesús también se presentó tres veces durante su vida. Primero a los ocho días de su nacimiento, luego a los doce años, y al comenzar su ministerio a sus 30 años. La primera vez que fue presentado, sus padres terrenales lo llevaron, lo que es figura para nosotros como ministros sobre la responsabilidad de presentar delante del Señor a aquellos recién nacidos en la fe, intercediendo por ellos. Si debemos presentar a los recién convertidos delante del Señor, es necesario que antes nos presentemos nosotros mismos. Luego Jesús se presentó en el templo a

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los 12 años de edad, lo que viene a ser figura del gobierno del Señor sobre nosotros, y finalmente fue presentado por Dios para comenzar su ministerio a los treinta años, lo cual es figura de madurez. Si seguimos analizando el verso de Timoteo, vemos que no podemos presentarnos ante Dios con cosas de las cuales nos avergoncemos, por lo tanto si hay algo en nuestro corazón que nos avergüenza, debemos ministrarnos pues solo así el acusador perderá derecho sobre nosotros; Moisés cubrió con arena al egipcio que había matado, y por eso el acusador lo avergonzó y lo hizo huir (Génesis 2:2-15). Si no queremos alejarnos del Señor avergonzados, necesitamos confesar nuestras faltas delante de un ministro. Romanos 12:1 (LBLA) Por consiguiente, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable a Dios, que es vuestro culto racional. Romanos 12:1 (BC4) Os recomiendo, pues, hermanos, por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos como víctima viviente, santa, agradable a Dios, que ha de ser el culto vuestro espiritual. Este verso de Romanos nos habla de otra forma de presentarnos delante del Señor: como una víctima viviente; una víctima es una persona que sufre un daño o prejuicio a causa de alguna acción o suceso, aún siendo inocente. Esto significa que en ocasiones tendremos que morir o sufrir por algo que no hicimos, siendo difamados como lo fue el Apóstol Pablo (1Corintios 4:11-13). Puede ser que hayan cosas que nos están pasando dentro del ministerio, de las cuales no seamos culpables, aunque todos nos vean como tales, esta es la oportunidad perfecta para presentarnos delante del Señor, y exponerle nuestra causa a Él para que seamos aprobados. Romanos 6:13 (LBLA) …ni presentéis los miembros de vuestro cuerpo al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia. Todos nuestros miembros deben ser presentados delante del Señor y no al pecado. Romanos 6:19 (LBLA) Hablo en términos humanos, por causa de la debilidad de vuestra carne. Porque de la manera que presentasteis vuestros miembros como esclavos a la impureza y a la iniquidad, para iniquidad, así ahora presentad vuestros miembros como esclavos a la justicia, para santificación. Si nuestros miembros fueron dados al pecado en el pasado, es posible que el enemigo nos tiente en las mismas áreas, por lo que debemos tener cuidado de no caer en los errores del pasado pues es necesario que ahora presentemos nuestros miembros en justicia. Miqueas 6:6-8 (LBLA) ¿Con qué me presentaré al SEÑOR y me postraré ante el Dios de lo alto? ¿Me presentaré delante de El con holocaustos, con becerros de un año? [7] ¿Se agrada el SEÑOR de millares de carneros, de miríadas de ríos de aceite? ¿Ofreceré mi primogénito por mi

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rebeldía, el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma? [8] El te ha declarado, oh hombre, lo que es bueno. ¿Y qué es lo que demanda el SEÑOR de ti, sino sólo practicar la justicia, amar la misericordia, y andar humildemente con tu Dios? Ante el Señor no nos podemos presentar con nuestras cualidades o dones solamente sino que es necesario que antes nos presentemos cumpliendo estos tres requisitos: practicar la justicia, amar la misericordia y ser humildes. Romanos 14:10 (BMN) Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O ¿por qué desprecias a tu hermano? Pues todos tenemos que presentarnos ante el tribunal de Dios. Tarde o temprano llegará el día en que nos presentaremos ante tribunal de Dios, por lo que antes debemos juzgarnos a nosotros mismos y no a nuestros hermanos. Levítico 13:7 (LBLA) Pero si la postilla se extiende en la piel después que él se haya mostrado al sacerdote para su purificación, volverá a presentarse al sacerdote. Este verso nos habla de una ministración a nuestra alma a la manera de Naamán, pues si a la primera vez que nos ministramos no somos libre completamente, es necesario que nos volvamos a presentar delante del ministro para una liberación total, puesto que la purificación puedes ser un proceso progresivo. Salmos 42:2 (LBLA) Mi alma tiene sed de Dios, del Dios viviente; ¿cuándo vendré y me presentaré delante de Dios? El Salmista en este verso manifiesta el deseo ferviente de su corazón de presentarse delante de Dios, deseo que debe estar en nosotros también. Hemos visto que Israel debía presentarse tres veces, Jesús se presentó tres veces, por lo tanto también nosotros nos debemos presentar tres veces delante de Dios de la siguiente forma: 1. Nosotros mismos 2. El siervo que Dios eligió para presentarnos 3. Dios mismo nos presenta Presentarnos nosotros mismos: Isaías 1:12-13 (LBLA) Cuando venís a presentaros delante de mí, ¿quién demanda esto de vosotros, de que pisoteéis mis atrios? [13] No traigáis más vuestras vanas ofrendas, el incienso me es abominación. Luna nueva y día de reposo, el convocar asambleas: ¡no tolero iniquidad y asamblea solemne! Según vemos en este verso, una de las formas de presentarnos delante de Dios es presentando nuestras ofrendas, pues no es lo mismo ofrendar que presentar la ofrenda.

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Mateo 5:23-24 (LBLA) Por tanto, si estás presentando tu ofrenda en el altar, y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, [24] deja tu ofrenda allí delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda. Este pasaje nos deja ver la diferencia entre ofrendar y presentar la ofrenda, pues al decir “deja tu ofrenda allí delante del altar”, se habla del acto de ofrendar, pero al finalizar el verso dice que se debe presentar la ofrenda luego de ponerse de acuerdo con aquel que tenía algo en contra de nosotros. Génesis 4:4 (BDP) También Abel presentó ofrendas de los primogénitos del rebaño y de la grasa. El Señor se fijó en Abel y en su ofrenda Abel presentó su ofrenda pero Caín solo la dio y por eso no fue recibida por el Señor. Por lo tanto es importante que instruyamos a las ovejas, para que no solo dejen su dinero en el alfolí, sino sea correctamente presentada para que sea aceptada. Los ministros también pueden hacer que una ofrenda no sea aceptada si no es correctamente presentada, como lo hizo Moisés con Israel (Números 16:15). Presentados por el ministro que Dios designó Hebreos 13:17 (BTX3) Prestad atención a quienes os dirigen y sed dóciles, porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que hagan esto con gozo, y no quejándose; porque esto no sería provechoso para vosotros. Debemos presentarnos a la congregación que pastoreamos y para esto es necesario que declaremos constantemente que el pueblo que el Señor nos dio es de bendición para nuestra vida. Lucas 2:22 (LBLA) Cuando se cumplieron los días para la purificación de ellos, según la ley de Moisés, le trajeron a Jerusalén para presentarle al Señor Colosenses 1:28 (LBLA) A El nosotros proclamamos, amonestando a todos los hombres, y enseñando a todos los hombres con toda sabiduría, a fin de poder presentar a todo hombre perfecto en Cristo. Nuestra meta debe ser presentar a las ovejas que el Señor nos dio para pastorear perfectamente delante del Señor. 2 Corintios 11:2 (LBLA) Porque celoso estoy de vosotros con celo de Dios; pues os desposé a un esposo para presentaros como virgen pura a Cristo. Dios mismo presentándonos delante de Él En la escritura podemos ver varios versos en los que el Señor se presenta a Sí mismo, a la Iglesia:

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Efesios 5:27 (LBLA) …a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia en toda su gloria, sin que tenga mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera santa e inmaculada. Colosenses 1:22 (LBLA) …sin embargo, ahora El os ha reconciliado en su cuerpo de carne, mediante su muerte, a fin de presentaros santos, sin mancha e irreprensibles delante de El, 2 Corintios 4:14 (LBLA) …sabiendo que aquel que resucitó al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará con Jesús, y nos presentará juntamente con vosotros. Presentémonos delante de Dios y presentemos constantemente a las ovejas que Él dejó a nuestro cuidado, para que también llegue el día en que Dios mismo nos presente delante de Él.