las patentes como fuente de información tecnológica

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1.1. Las patentes como fuente de información tecnológica Otra cuestión que cabe plantearse es por qué utilizar las patentes españolas como hilo conductor de este trabajo. Si bien no es objeto de este estudio hacer una reflexión sobre las patentes españolas en general o su evolución histórica en el periodo considerado, sí es recomendable hacer un breve apunte sobre el concepto de patente y sus implicaciones. De forma genérica puede decirse que una patente es un monopolio que ofrece una nación a los inventores que han desarrollado una innovación tecnológica, siempre que ésta haya sido plasmada en el correspondiente documento escrito (el documento de patente). Mediante este monopolio, cada Estado concede al titular de la patente la exclusividad de comercializar dicha invención en su territorio durante un tiempo determinado, que normalmente está fijado en veinte años. Hay que destacar que la patente sólo tiene validez en el país en que se solicita y posteriormente se concede. Aunque en la actualidad haya tratados internacionales que simplifican la solicitud y tramitación de patentes en varios países, la realidad es que a día de hoy la patente es una figura propia de cada nación. Como contraprestación a la concesión del monopolio, el titular de la patente comparte con la sociedad su conocimiento (pero no los derechos de comercialización) sobre la innovación tecnológica aportada con su invención. Este compartimiento se pro- duce una vez que se publica el documento de patente, que describe de una forma técnica las innovaciones aportadas. Con ello se pretende aumentar el acervo tecnológico de la comunidad, para evitar que terceras personas realicen desarrollos ya hechos o dediquen recursos de I+D en cuestiones que ya son conocidas. La puesta en común del conocimiento tecnológico no debe entenderse como una violación del derecho de patente, sino más bien como su contraprestación. La patente recompensa al inventor mediante el otorgamiento del monopolio, pero a cambio se debe poner en común el know how desarrollado. En cualquier caso, y ante posibles violaciones de la patente, la legislación defiende al titular de la patente de aquellos que infrinjan sus derechos. Actualmente, en la mayoría de los países, se exigen tres requisitos para que una invención sea patentable: 1) La invención debe ser nueva, entendiendo por novedad que el objeto de dicha invención no esté recogido previamente en ninguna forma por ningún tipo de documento público, como otras patentes, literatura científica o técnica, conocimiento deriva- dos de

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PATENTES EN ESPAÑA

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Page 1: Las Patentes Como Fuente de Información Tecnológica

1.1. Las patentes como fuente de información tecnológica

Otra cuestión que cabe plantearse es por qué utilizar las patentes españolas como hilo conductor de este trabajo. Si bien no es objeto de este estudio hacer una reflexión sobre las patentes españolas en general o su evolución histórica en el periodo considerado, sí es recomendable hacer un breve apunte sobre el concepto de patente y sus implicaciones.

De forma genérica puede decirse que una patente es un monopolio que ofrece una nación a los inventores que han desarrollado una innovación tecnológica, siempre que ésta haya sido plasmada en el correspondiente documento escrito (el documento de patente). Mediante este monopolio, cada Estado concede al titular de la patente la exclusividad de comercializar dicha invención en su territorio durante un tiempo determinado, que normalmente está fijado en veinte años. Hay que destacar que la patente sólo tiene validez en el país en que se solicita y posteriormente se concede. Aunque en la actualidad haya tratados internacionales que simplifican la solicitud y tramitación de patentes en varios países, la realidad es que a día de hoy la patente es una figura propia de cada nación.

Como contraprestación a la concesión del monopolio, el titular de la patente comparte con la sociedad su conocimiento (pero no los derechos de comercialización) sobre la innovación tecnológica aportada con su invención. Este compartimiento se pro- duce una vez que se publica el documento de patente, que describe de una forma técnica las innovaciones aportadas. Con ello se pretende aumentar el acervo tecnológico de la comunidad, para evitar que terceras personas realicen desarrollos ya hechos o dediquen recursos de I+D en cuestiones que ya son conocidas. La puesta en común del conocimiento tecnológico no debe entenderse como una violación del derecho de patente, sino más bien como su contraprestación. La patente recompensa al inventor mediante el otorgamiento del monopolio, pero a cambio se debe poner en común el know how desarrollado. En cualquier caso, y ante posibles violaciones de la patente, la legislación defiende al titular de la patente de aquellos que infrinjan sus derechos.

Actualmente, en la mayoría de los países, se exigen tres requisitos para que una invención sea patentable:

1) La invención debe ser nueva, entendiendo por novedad que el objeto de dicha invención no esté recogido previamente en ninguna forma por ningún tipo de documento público, como otras patentes, literatura científica o técnica, conocimiento deriva- dos de congresos o conferencia técnicas, etc. De una forma genérica, esta idea se suele expresar diciendo que la invención no puede está comprendida en el estado de la técnica, siendo éste cualquier tipo de comunicación pública hecha en cualquier país y en cualquier idioma.

2) La invención debe tener actividad inventiva, es decir, la nueva invención no debe inferirse de una forma evidente de dos invenciones ya conocidas, de manera que «juntando» dos (o más) invenciones ya conocidas se obtenga la nueva invención. En la realidad, la apreciación de la actividad inventiva es una de las facetas más difíciles de evaluar en los problemas actuales que se presentan en las Oficinas de Patentes a la hora de tramitar y conceder patentes.

3) El tercer requisito de patentabilidad es el de aplicación industrial; la invención debe ser útil en alguna industria o debe poder fabricarse; por ejemplo, presuntos móviles perpetuos, mecanismos que incumplen los principios de la Física y suelen infringir las dos primeras leyes de la Termodinámica, aunque sean nuevos y tengan actividad inventiva, no podrían patentarse ya que no poseen aplicación industrial, dado que su funcionamiento es imposible por infringir las leyes básicas de la naturaleza.

Page 2: Las Patentes Como Fuente de Información Tecnológica

La exposición planteada sobre el concepto de patentabilidad es una visión hecha desde el siglo XXI, y en buena parte algunos términos, como el de la actividad inventiva, no estaban desarrollados cuando en España apareció la primera legislación de patentes en 1826. Sin embargo, la noción de patente como recompensa por el desarrollo de una innovación tecnológica o la idea de novedad, ya eran evidentes en el nacimiento del sistema español de Propiedad Industrial. Otra característica del sistema español de patentes del siglo XIX y principios del XX era la obligatoriedad de demostrar la puesta en práctica de la invención, es decir, ésta tenía que llegar a materializarse y no podía que- darse en una mera idea. Las diversas legislaciones españolas de patentes de esa época regularon de varias maneras la forma de acreditar la puesta en práctica; en cualquier caso, puede apreciarse un cierto paralelismo entre dicho requisito y el exigido actualmente sobre aplicación industrial.

Una vez esbozadas estas cuestiones básicas sobre patentabilidad, procede plantearse el interés del uso de patentes como fuente de información tecnológica.En su Memoria de actividades 2001, la Oficina Española de Patentes y Marcas informa que «no menos del 50% de las patentes contienen tecnología no divulgada por otros medios» [OEPM (2002), p. 35]; así puede entenderse fácilmente que las patentes presenten al menos una doble importancia como fuente de información tecnológica. En primer lugar, y según el propio argumento de la OEPM, porque más de la mitad de las patentes presentadas difunden los conocimientos tecnológicos que proponen únicamente a través de la publicación de la patente, no produciéndose una divulgación técnica por ningún otro medio. Si se considera que en el periodo de estudio (1826-1914) la divulgación científica y técnica tenía una capacidad de impacto mucho menor que hoy en día, habida cuenta del inferior número de medios de comunicación e información que los existentes actualmente, resulta fácil comprender la importancia de acceder a las patentes como fuente de información tecnológica. En segundo lugar, la consulta de las patentes permite tener un acceso directo al pensamiento de los inventores; este hecho evita tener que consultar otras fuentes que podrían no proceder directamente de los propios inventores, y que consecuentemente pudieran no estar contrastadas o contener elementos de información incompletos o incorrectos. La posibilidad de consultar la patente, cuyo contenido procede del solicitante, minimiza la propagación de errores sobre su pensamiento inicial y permite asegurar un mayor conocimiento de la obra objeto de análisis.

Otra visión que igualmente debe considerarse es la validez de las patentes como fuente de información económica. Desde el siglo XX han sido muchos los investigadores en el terreno de la Economía que han realizado estudios cualitativos y cuantitativos sobre el desarrollo económico, usando como parámetros la información proporcionada por las patentes y otros elementos relacionados con los sistemas de protección de la Propiedad Industrial. Si bien el enfoque de este trabajo es eminentemente técnico, se demostrará que de él pueden extraerse conclusiones de ayuda a los expertos de investigación en el campo de la Historia Económica.