las memoria dse alfonso reyes* -...

18
LAS MEMORIAS DE ALFONSO REYES* EL CONJUNTO DE LAS MEMORIAS Desde que llegó a la mitad de su vida, en 1924, Alfonso Reyes sintió la necesidad de comenzar a acumular materiales para las que deberían ser sus memorias. Inició entonces su Diario, que él llamaba de trabajo, y que continuó con raras interrupciones has- ta sus últimos días de vida 1 . Además de este registro cotidiano de su vida y sus trabajos, Reyes persistió en la idea de relatar sistemáticamente sus memo- rias. Sin embargo, sus escritos de esta índole se dedicaron duran- te muchos años a temas especiales; a desahogarse del gran dolor que le causó la muerte de su padre {Oración del 9 de febrero), a ana- lizar su propio temperamento, enfermedades y achaques {Memo- ria a la Facultad), a referir incidentes picarescos {Tres cartas y dos sonetos), a narrar una hazaña deportiva automovilística {Berkeleya- na) y a contar las experiencias que tuvo con sus padecimientos cardiacos y las reflexiones que le provocaron {Cuando creí morir). Y sólo en sus últimos años inició por dos cabos el relato ordenado de sus recuerdos. En el primero, comenzó a relatar la historia de * En este texto se comentan algunas de las páginas de Reyes que todavía no se reúnen en volumen, y que pronto serán editadas por el Fondo de Cultu- ra Económica, de México, como parte de sus Obras completas. 1 El Diario, 1924-1959, de Alfonso Reyes, es una obra muy extensa, ya que se encuentra manuscrita en 15 cuadernos de 100 a 150 pp. cada uno. En el libro llamado Diario, 1911-1930, con prólogo de Alicia Reyes y nota del doc- tor Alfonso Reyes Mota (Universidad de Guanajuato, México, 1969), se han reunido dos textos sueltos, ''Días aciagos" y "1912-1914" que se reprodu- cen en el volumen 24 de las Obras completasy pasajes del Diario de 1924 a 1930. Se encuentra, pues, inédito en su mayor parte. Cuando se concluya su transcripción, ya iniciada, y sea posible considerarlo en conjunto se decidirá su edición. NRFH, XXXVII (1989), núm. 2, 487-504

Upload: trinhanh

Post on 05-Sep-2018

213 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: LAS MEMORIA DSE ALFONSO REYES* - …aleph.academica.mx/jspui/bitstream/56789/26683/1/37-002-1989-0487.… · Los escritos de memorias que tenemos de Reye Alfons sons o , ... a lo

L A S M E M O R I A S D E A L F O N S O R E Y E S *

E L CONJUNTO DE LAS MEMORIAS

Desde que llegó a la m i t a d de su v i d a , en 1924, Al fonso Reyes sintió la necesidad de comenzar a a c u m u l a r materiales p a r a las que deberían ser sus memor ias . Inició entonces su Diario, que él l l a m a b a de t raba jo , y que continuó con raras interrupc iones has­ta sus últimos días de v i d a 1 .

Además de este registro co t id iano de su v i d a y sus trabajos , Reyes persistió en la idea de re latar sistemáticamente sus m e m o ­r ias . S in embargo , sus escritos de esta índole se ded i caron d u r a n ­te muchos años a temas especiales; a desahogarse del g ran do lor que le causó la m u e r t e de su padre {Oración del 9 de febrero), a ana­l i z a r su p r o p i o t e m p e r a m e n t o , enfermedades y achaques {Memo­ria a la Facultad), a re fer i r incidentes picarescos {Tres cartas y dos sonetos), a n a r r a r u n a hazaña depor t iva automovilística {Berkeleya-na) y a contar las experiencias que t u v o con sus padecimientos cardiacos y las reflexiones que le p rovocaron {Cuando creí morir). Y sólo en sus últimos años inició por dos cabos el relato ordenado de sus recuerdos. E n el p r i m e r o , c omenzó a re latar la h i s t o r ia de

* E n este texto se comentan algunas de las páginas de Reyes que todavía no se reúnen en volumen, y que pronto serán editadas por el Fondo de Cultu­ra Económica, de México, como parte de sus Obras completas.

1 E l Diario, 1924-1959, de Alfonso Reyes, es una obra muy extensa, ya que se encuentra manuscrita en 15 cuadernos de 100 a 150 pp. cada uno. E n el libro llamado Diario, 1911-1930, con prólogo de Alicia Reyes y nota del doc­tor Alfonso Reyes Mota (Universidad de Guanajuato, México, 1969), se han reunido dos textos sueltos, ''Días aciagos" y "1912-1914" —que se reprodu­cen en el volumen 24 de las Obras completas— y pasajes del Diario de 1924 a 1930. Se encuentra, pues, inédito en su mayor parte. Cuando se concluya su transcripción, ya iniciada, y sea posible considerarlo en conjunto se decidirá su edición.

NRFH, X X X V I I (1989), núm. 2, 487-504

Page 2: LAS MEMORIA DSE ALFONSO REYES* - …aleph.academica.mx/jspui/bitstream/56789/26683/1/37-002-1989-0487.… · Los escritos de memorias que tenemos de Reye Alfons sons o , ... a lo

488 JOSÉ L U I S MARTÍNEZ NRFH, X X X V I I

sus l i b r o s , en la t r a m a de su evolución inte lec tua l , de su v i d a l i t e ­r a r i a en M é x i c o y en M a d r i d y de sus peripecias personales, en que sólo llegó hasta 1925 (Historia documental de mis libros); y en el últ imo, el re lato general de su v i d a , de la que sólo alcanzó a contarnos los orígenes de su f a m i l i a y las proezas de su abuelo paterno y de su padre (Parentalia), y l a v i d a en M o n t e r r e y , c u a n ­do Al fonso Reyes era niño y el general B e r n a r d o Reyes, je fe m i l i ­t a r y luego gobernador del estado (Albores).

Los escritos de m e m o r i a s que tenemos de A l fonso Reyes son, pues, aspectos y fragmentos de su v i d a , pero , como suyos, t i enen v i v a c i d a d y encanto. Reyes sabía ver el m u n d o exter ior , apresar paisajes, ambientes y situaciones; recrear personajes que vue lven a ser v iv ientes gracias a dos o tres rasgos maestros, y sobre t o d o , c omunicarnos el fervor que sintió p o r su padre , con u n a r d o r que enciende y no ciega a su p l u m a . Y al m i s m o t i e m p o , Reyes t u v o s iempre la obsesión de estudiarse a sí m i s m o , como M o n t a i g n e , n o p a r a alabarse sino p o r q u e este examen honesto y desapasiona­do resulta ser el campo más p r o p i c i o p a r a i n t e n t a r el c onoc imien ­to del h o m b r e y de sus pasiones.

L a v i d a de Al fonso Reyes fue u n a hazaña de la v o l u n t a d y la imaginación, y estas memor ias f ragmentar ias suyas nos p e r m i ­ten seguir su c a m i n o .

ORACIÓN DEL 9 DE FEBRERO: 1930

L a veneración p o r el recuerdo de su padre y el do lor p o r su trági­ca m u e r t e fueron constantes en el corazón de Al fonso Reyes. E n Parentalia hará la crónica y exaltará los hechos guerreros de l sol­dado , y en Albores fijará las imágenes de l a in fanc ia del f u t u r o es­c r i t o r , a la sombra famosa y providente del padre gobernante. M u ­chas otras presencias del padre aparecerán en los escritos de R e ­yes, entre ellas este conmovedor soneto:

t 9 de febrero de 1913

¿En qué rincón del tiempo nos aguardas, desde qué pliegue de la luz nos miras? ¿Adonde estás, varón de siete llagas, sangre manando en la mitad del día?

Febrero de Caín y de metralla: humean los cadáveres en pila.

Page 3: LAS MEMORIA DSE ALFONSO REYES* - …aleph.academica.mx/jspui/bitstream/56789/26683/1/37-002-1989-0487.… · Los escritos de memorias que tenemos de Reye Alfons sons o , ... a lo

NRFH, X X X V I I L A S M E M O R I A S D E R E Y E S 489

Los estribos y riendas olvidabas y, Cristo mi l i tar , te nos morías.

Desde entonces m i noche tiene voces, huésped m i soledad, gusto m i llanto. Y si seguí viviendo desde entonces

es porque en mí te llevo, en mí te salvo, y me hago adelantar como a empellones, en el afán de poseerte tanto.

Río de Janeiro, 24 de diciembre de 1932.

E l do l o r alcanzará u n a transfiguración m e m o r a b l e en la Ifige-nia cruel, de 1924 2 .

L a Oración del 9 de febrero, compuesta en Buenos A i res en 1930, " e l día en que habría de c u m p l i r sus ochenta a ñ o s " , y diecisiete años después de los acontecimientos de 1913, n u n c a será p u b l i c a ­d a por Al fonso Reyes. Se dará a conocer, p o s t u m a , en M é x i c o , 1963, p o r Ediciones E r a , con reproducción del manuscr i t o en fac­símil y prólogo de Gastón García Cantú. Acaso d o n Al fonso l a guardaba como si fuera u n a invocación y u n l a m e n t o pr ivados . E n ella no volverá a n a r r a r la f a m a del soldado y gobernante y n u n c a quiso detenerse en las c ircunstancias de la m u e r t e de su padre ; su único t e m a es la persistencia del desgarramiento y los recursos que h a encontrado su autor para sobrellevar la pérdida y m a n t e n e r l o presente en su ánimo:

Discurrí —escribe— que estaba ausente m i Padre —situación ya tan familiar para mí— y, de lejos, me puse a hojearlo como solía. Más aún: con más claridad y con más éxito que nunca. Logré traerlo j u n t o a mí a modo de atmósfera, de aura. Aprendí a preguntarle y a recibir respuestas. A consultarle todo.

Y más adelante, en u n a de esas inútiles rebeldías que solemos tener c on t ra las que consideramos injust ic ias del dest ino, dice:

No lloro por la falta de su compañía terrestre, porque yo me la he sustituido con u n sortilegio o si preferís, con u n milagro. Lloro por la injusticia con que se anuló a sí propia aquella noble vida; sufro

2 Borges le dedicó este pasaje de su " I n memoriam A . R . " : " S i la me­moria le clavó su flecha/Alguna vez, labró con el violento/Metal del arma el numeroso y lento/Alejandrino o la afligida endecha" .

Page 4: LAS MEMORIA DSE ALFONSO REYES* - …aleph.academica.mx/jspui/bitstream/56789/26683/1/37-002-1989-0487.… · Los escritos de memorias que tenemos de Reye Alfons sons o , ... a lo

490 JOSÉ L U I S MARTÍNEZ NRFH, X X X V I I

porque presiento al considerar la historia de m i Padre, una oscura equivocación en la relojería moral de nuestro mundo; me desespe­ra, ante el hecho consumado que es toda tumba, el pensar que el saldo generoso de una existencia rica y plena no basta a compensar y a llenar el vacío de un solo segundo. M i s lágrimas son para la torre de hombre que se vino abajo; para la preciosa arquitectura —lograda con la acumulación y el labrado de materiales exquisitos a lo largo de muchos siglos de herencia severa y escrupulosa— que una sola sacudida del azar pudo deshacer. . .

E n las páginas finales de la Oración, s in e n t r a r en detalles, R e ­yes n a r r a l a " m a r a ñ a de fa ta l idades " en que se v i o envuelto ̂ 1 general B e r n a r d o Reyes, los largos meses de prisión en T l a t e l o l -co y su desmoronamiento i n t e r i o r hasta el m o m e n t o del último l l a m a d o insensato " a la a v e n t u r a , único sit io del P o e t a " . Y con ­c luye :

Aquí morí yo y volví a nacer, y el que quiera saber quién soy que lo pregunte a los hados de Febrero. Todo lo que salga de mí, en bien o en mal , será imputable a ese amargo día.

Después de la Oración del 9 de febrero se recogen dos breves a p u n ­tes autobiográficos: " D í a s ac iagos" , que re f ieren la tensión fa ­m i l i a r en los días previos a la t raged ia , y " 1 9 1 2 - 1 9 1 4 " que n a ­r r a n lo que h izo Reyes pos ter iormente , su salida de M é x i c o , su v ia je a París, y con u n salto de algo más de u n año, sus pr imeras experiencias en M a d r i d , que volverá a n a r r a r en la Historia docu­mental de mis libros.

MEMORIA A LA FACULTAD-. 1931

Se l l a m a Memoria a la Facultad el curioso texto escrito en R í o , en 1931 , y que Reyes no incluyó en sus colecciones, porque es u n i n f o r m e acerca de la índole biológica y psíquica del autor y acer­ca de los t r a u m a t i s m o s , operaciones y enfeririedades que h a p a ­dec ido , y está destinado a i n f o r m a r de ellos a su " m é d i c o i d e a l " . E s c r i b i r de t a n peregr ina m a t e r i a u n ensayo interesante es p r i v i ­legio del estilo de Al fonso Reyes, de la l laneza y simpatía y de l a penetración psicológica con que están referidas sus mater ias . A l descr ib ir su t e m p e r a m e n t o , Reyes expl ica también su " m e t a ­b o l i s m o l i t e r a r i o " :

Page 5: LAS MEMORIA DSE ALFONSO REYES* - …aleph.academica.mx/jspui/bitstream/56789/26683/1/37-002-1989-0487.… · Los escritos de memorias que tenemos de Reye Alfons sons o , ... a lo

NRFH, X X X V I I L A S M E M O R I A S D E R E Y E S 491

Se figuran mis amigos —dice— que soy aprensivo. Yo creo que lo concluyen de que soy nervioso, y sobre todo, de que explico y ex­preso cuanto siento y cuanto me acontece. En esto, soy de una i n ­discreción heroica. M i vida no me sabe a nada si no la cuento. Abro los ojos por la mañana; lo primero que hago es contar mis sueños de la noche anterior; después, si me "gruñen las t r i p a s " , explico cómo y por qué me gruñen hoy de distinto modo que ayer. Y así, lo mismo que doy cuenta de mis lecturas y reflexiones diarias a cuan­tos me rodean, les doy cuenta también de las cosas de m i cuerpo y de mis reacciones más íntimas . . . Y me pasa lo que a los griegos: que desconfío de los que no lo cuentan todo, de los callados, de los solemnes.

C o n h u m o r y precisión, refiere sus descalabraduras de m u ­chacho, l a operación para ext i rpar le las adenoides, la circuncisión — a manos del doctor A u r e l i a n o U r r u t i a — , u n ataque de p e r i t o ­n i t i s y o t ro de t i fo idea , u n a enfermedad venérea y sus recaídas, contadas con la m i s m a n a t u r a l i d a d , y hasta u n a sarna. E l re lato se interrumpió aquí y q u e d a r o n en el t i n t e r o los males crónicos , " m u c h o más i m p o r t a n t e s " . U n a " indiscrec ión h e r o i c a " , c ier ta ­m e n t e , y u n a cur ios idad l i t e r a r i a .

T R E S CARTAS Y DOS SONÉfos-. 1932, 1933 Y 1951

E n u n o de los cuadernos de su Archivo^, Reyes reunió bajo este n o m b r e cartas que escribió en 1932 y 1933 a amigos a los que l l a m a " F i l o m e n o " y " F a b i o " , contándoles rarezas l i terar ias y aventuras galantes, y los sonetos que cruzó con E n r i q u e G o n z á ­lez Martínez en 1951. Se inc luyen entre las memorias ya que cuen­t a n episodios de la v i d a de Reyes.

E l " F i l o m e n o " al que d i r i g e la p r i m e r a carta , de R í o , el 30 de j u n i o de 1932, es, p o r el contexto , u n cubano al cual no l ogro ident i f i car . A este corresponsal, desconocido o imag inar i o , le cuen­t a Reyes, con pormenores de b i e n enterado , en qué consisten las faenas t a u r i n a s , para luego apl i car su técnica a las faenas a m o r o ­sas, t a n entendido en los recursos de que conviene echar m a n o como e r u d i t o en las referencias cultas con que las i l u s t r a .

Las dos cartas a " F a b i o " , del 26 y 30 de j u n i o de 1933, están d i r i g i d a s s in d u d a a J u l i o T o r r i , su v ie jo amigo de los días ate­neístas, pues repi te a l p r i n c i p i o de la p r i m e r a la anécdota d i v u l -

3 Serie B , Astillas, núm. 2, México, 1954.

Page 6: LAS MEMORIA DSE ALFONSO REYES* - …aleph.academica.mx/jspui/bitstream/56789/26683/1/37-002-1989-0487.… · Los escritos de memorias que tenemos de Reye Alfons sons o , ... a lo

492 JOSÉ L U I S MARTÍNEZ NRFH, X X X V I I

gada en otros textos de c ó m o conoc ió Reyes a T o r r i en la Escuela de Derecho . (Este par de cartas deben ser incorporadas por Serge I . Zai 'tzeff a l epistolario de Reyes y T o r r i que ha r e u n i d o 4 ) .

V o l v i e n d o a la p r i m e r a de estas cartas, está dedicada a contar con m u c h a sal muestras de la manía iberoamer i cana por los l i ­bros de J . M . Vargas V i l a , aquel extraño fenómeno de semi l i te -r a t u r a erótica, que h a d i s f rutado enorme éxito popu lar . Reyes le cuenta l a afición de los cariocas p o r estos l i b ros : de u n revo luc io ­n a r i o , de dos " f r u t i t a s de la t i e r r a " y de u n m i n i s t r o , lectores fer­vientes del c o l ombiano . Y le dice también que supo que V a r g a s V i l a "se carteaba con algún p r o h o m b r e de M é x i c o " , el cual pa ­rece haber sido A l v a r o O b r e g ó n . A l g u n a vez oí decir que , c u a n ­do José Vasconcelos hacía los "c lásicos v e r d e s " , el presidente O b r e g ó n le había ped ido que i n c l u y e r a entre ellos a Vargas V i l a , y que se le h izo u n a edición especial, de u n solo e j emplar a él des­t i n a d o . N a d a c o m p r u e b a la leyenda. Para sazonar estas re feren­cias a l entusiasmo p o p u l a r por Vargas V i l a , repetiré la h i s t o r i a que m e contó Germán Arc in iegas . L o i n v i t a r o n a v i s i tar u n pe­n a l c o l ombiano y preguntó a u n preso: " Y tú, ¿por qué estás a q u í ? " " V e r á usted, doctor — l e contestó—. U n día pregunté a u n amigo mío quién era el m a y o r escritor del m u n d o : pues V í c ­t o r H u g o , me contestó, y yo tuve que h u n d i r l e m i cuchi l lo en la panza porque no i b a a de jar que ofendiera a V a r g a s V i l a , que es el m a y o r escritor del m u n d o " .

Sobre la personal idad de V a r g a s V i l a h a y u n b u e n estudio de J . . . G . C o b o B o r d a 5 , pero me parece que sigue fa l tando u n exa­m e n de l fenómeno de su p o p u l a r i d a d en los países americanos .

A l g o tenía Vargas V i l a . ¿ C ó m o o l v i d a r aquellas frases suyas que Borges consideró como " l a i n j u r i a más espléndida que co­n o z c o " ? : " L o s dioses no cons int i eron que Santos Chocano des­h o n r a r a el patíbulo, m u r i e n d o en él. A h í está v i v o , después de haber fatigado la i n f a m i a " . Y añadió Borges que la i n j u r i a es tanto más s ingular " s i consideramos que es el único roce de su a u t o r con la l i t e r a t u r a " 6 .

E n l a o t r a carta de Reyes a " F a b i o " - T o r r i , le cuenta con de­lectación su encuentro con Jacy , " l a corza m e s t i z a " , de padre m e ­x i cano y m a d r e negra brasileña. L a descripción de la belleza de

4 E n J U L I O T O R R I , Diálogo de los libros, F C E , México, 1980. 5 ''¿Es posible leer a Vargas V i l a ? " , en La alegría de leer, Instituto Colom­

biano de Cultura, Bogotá, 1976. 6 J . L . B O R G E S , " A r t e de injuriar" [1933], en Historia de la eternidad, E m e -

cé, Buenos Aires, 1953.

Page 7: LAS MEMORIA DSE ALFONSO REYES* - …aleph.academica.mx/jspui/bitstream/56789/26683/1/37-002-1989-0487.… · Los escritos de memorias que tenemos de Reye Alfons sons o , ... a lo

NRFH, X X X V I I L A S M E M O R I A S D E R E Y E S 493

l a muchacha es t a n persuasiva como el c omentar i o del emba jador Reyes:

Porque yo he venido aquí a armonizar dos pueblos, dos razas. Y ahora resulta que un humilde indio de Veracruz, el padre de Jacy, lo había logrado antes que yo, ¡y de qué manera, Fabio mío!

C o n c l u y e este cuaderno con los sonetos que se c r u z a r o n , a la buena usanza de antaño, Al fonso Reyes y E n r i q u e González M a r ­tínez, p a r a contarle aquél la confusión que causó en u n a señora p o r usar u n a fórmula de cortesía en desuso, y contestarle éste que " l e ganó F r e u d " , como suele decir Alí C h u m a c e r o . B u e n pretex­to p a r a dos ingeniosos sonetos.

BERKELEYANA: 1952

E n o t ro cuaderno de su Archivo7, que l lamó Berkeleyana y redactó en 1952, Reyes dejó o t r a cur ios idad : el re lato minuc ioso del v ia je que , en la p r i m a v e r a de 1941 , h izo su a u t o r acompañado de su h i j o y u n chofer, en u n B u i c k Sedán, mode lo 1939, desde la c i u ­d a d de M é x i c o , para re c ib i r el doctorado que le otorgó la U n i v e r ­s idad de C a l i f o r n i a , en Berkeley . Probablemente con el fin de p a ­sar p o r su t i e r r a n a t a l , e l ig ieron l a carretera que , m u y al o r i ente , v a de la c i u d a d de M é x i c o a N u e v o L a r e d o , pasando por M o n t e ­r r e y . Desde allí c r u z a r o n , en el país vec ino , los estados de Texas , N u e v o M é x i c o y A r i z o n a , hasta l legar a C a l i f o r n i a , subir a Los Angeles y a l a vec ina U n i v e r s i d a d de Berkeley. E n el transcurso del v ia je d o n Al fonso cumplió sus 52 años y aún no había sufr ido sus avisos cardiacos. A u n q u e ahora real izan hazañas casi seme­jantes los autobuses que v a n a los Estados U n i d o s de Amér ica , en etapas más cortas, l a que n a r r a Reyes lo fue por haber r e c o r r i ­do u n p r o m e d i o de 1000 kilómetros d iar ios , turnándose en el vo ­lante el chofer Germán y el h i j o A l f onso , d u r a n t e cuatro días y noches, en el v ia je de i d a y otros tantos en el de regreso. Recorrer 500 o 600 kilómetros diar ios es soportable , pero hacer el doble d u r a n t e cuatro días es u n a hazaña depor t i va , teniendo en cuenta las averías que t u v i e r o n y el cruce de largas zonas desérticas. Si existían ya vuelos a Los Angeles, d o n Alfonso debió decidir el viaje p o r carretera con cierto espíritu deport ivo y para ahorrarse gastos.

T r a s de las impresiones y peripecias del c a m i n o , la estancia

7 Serie A , Reliquias, núm. 1, México, 1953.

Page 8: LAS MEMORIA DSE ALFONSO REYES* - …aleph.academica.mx/jspui/bitstream/56789/26683/1/37-002-1989-0487.… · Los escritos de memorias que tenemos de Reye Alfons sons o , ... a lo

494 JOSÉ L U I S MARTÍNEZ NRFH, X X X V I I

en la U n i v e r s i d a d de Berkeley fue ocasión para t r a b a r amis tad con las autor idades univers i tar ias y reencontrar a maestros dis ­t i n g u i d o s : el hispanista Sylvanus G r i s w o l d M o r l e y , el h i s to r iador H e r b e r t I . Priest ley y el ant iguo h i s to r iador de la l i t e r a t u r a h is ­panoamer i cana , A l f r e d Coester. Reyes asistió al examen docto­r a l de P h i l i p W a y n e Powe l l , q u i e n desde entonces se interesaba en la guerra chichimeca y , p o r invitación del h i s tor iador P. A . M a r t i n , h i zo u n a exposición a los a lumnos del seminar io de éste acerca de la intervención francesa en M é x i c o .

Esta h i s t o r i a de v ia je , registro escueto de hechos, sin adornos n i divagaciones n i asociaciones, muestra el animoso espíritu de Reyes que también se atrevía con las hazañas deport ivas .

CUANDO CREÍ MORIR: 1947, 1953 Y 1947

Cuando creí morir está f o rmado p o r tres secciones — q u e l l evan co­m o subtítulos Andantino, Maestoso y Rubato, como los m o v i m i e n t o s de u n a sonata— de temple y contenido diverso . Reyes lo guardó inédito, y poco después de su m u e r t e , como homenaje a su autor , se publicó l a segunda parte en México en la cultura?. L a p r i m e r a y l a tercera partes , escritas ambas en 1947, son dos graves m e d i ­taciones. L a p r i m e r a , " L o s cuatro av i sos " , es u n a reflexión m o ­r a l en la que , después de haber sufr ido los p r imeros avisos de su dolenc ia cardiaca, se propone decantar los pr inc ip i os que consi ­dera que h a n regido su v i d a , y encuentra que son el c in i smo , co­m o v e r d a d y r e a l i d a d , y el estoicismo, como d i g n i d a d ; y añade, " s i n o lv idar la cortesía como brújula de andar entre los h o m b r e s " .

L a tercera par te , " U n a enseñanza" , es o t ra reflexión dedica­d a al d i l e m a del h o m b r e de estudio que acepta u n cargo político y , en nuestro m e d i o , sufre u n d u r o tropiezo cont ra " l a s fuerzas o s c u r a s " . Reyes anal iza con sagacidad el p r o b l e m a y encuentra que el h o m b r e p u r o al que considera " q u i s o vender al D i a b l o t a n sólo la m i t a d de su a l m a , transacción i m p o s i b l e " , mientras que " l a s Eminenc ias Grises [. . . ] despliegan la acción y están a encu­b i e r t o de las reacciones: ellas pueden m a n t e n e r la proporc ión de c rue ldad indispensable para hacer el b i en a los hombres ; ellas d is ­f r u t a n de i r responsab i l idad" . E n suma, que el ejercicio y el t r i u n f o en asuntos públicos i m p l i c a n la aceptación del m a l y l a c rue ldad . L a meditación de Reyes — c u y o sujeto se t r a n s p a r e n t a — es sa-

8 Supl. cultural de Novedades, México, 3 de enero de 1960.

Page 9: LAS MEMORIA DSE ALFONSO REYES* - …aleph.academica.mx/jspui/bitstream/56789/26683/1/37-002-1989-0487.… · Los escritos de memorias que tenemos de Reye Alfons sons o , ... a lo

NRFH, X X X V I I L A S M E M O R I A S D E R E Y E S 495

b i a , aunque t iene u n a relación m u y débil con el t e m a general del escrito de que f o r m a parte .

E l relato sustancial de Cuando creí morir se encuentra en la se­g u n d a sección que repi te el título general , y fue escrita años des­pués de las reflexiones que la anteceden y siguen, en enero de 1953. Esta es, p r o p i a m e n t e , u n a crónica de su en fermedad : i n f a r t o o t rombos is coronar ia ; de los cuatro avisos o ataques que sufrió, el 4 de m a r z o de 1944, en febrero y en j u n i o de 1947, y el 3 de agos­to de 1951. C o n su gusto por la precisión, d o n Al fonso re lata los síntomas y las consecuencias de cada u n o , y en el últ imo, en que debió ser internado en el Ins t i tuto Nacional de Cardiología, y pues­to que lo sorprendió t raba jando en el Polifemo de Góngora , refiere las "del ic iosas visiones g o n g o r i n a s " que t u v o d u r a n t e su duer ­meve la , en que " t o d o era p l u m a , m i e l , c r i s ta l , o ró , nieve , már­m o l , armonías en blanco y r o j o " . E n la graciosa fantasía que es­cribió sobre estos días, cuenta que se v i o t ranspor tado al cielo y que , antes que San Pedro lo anotara en su registro de entrada , u n arcángel le d i j o : " C r e o que este pobre señor tenía u n a obra ¡ a m e d i o e s c r i b i r " , lo que determinó que San Pedro le p r o r r o g a r a I su permiso " d e t u r i s m o en la t i e r r a " . Por e l lo , dice Reyes, " y o s iempre tengo u n l i b r o a med io escribir y p r o c u r o no darle térmi­n o sin haber antes comenzado el s i g u i e n t e " .

Recojo de este s ingular documento que es Cuando creí morir u n a observación que , antes o después de que la escribiera, escuché de labios de d o n Al fonso y que entonóes me llenó de confusión: " C o m p r e n d í que nuestro m a y o r y auténtico placer físico no está en el a m o r , sino en la respirac ión" .

A u n q u e t u v o que ser más cuidadoso p a r a ev i tar fatigas físi­cas, el hecho es que su ac t i v idad inte lec tua l , después de su salida del hospital , fue enorme, como lo registra en estas páginas. C u e n t a Reyes que u n a de sus alegrías, aún convaleciente, fue la de rec i ­b i r el precioso homenaje que Fernando Benítez y M i g u e l Pr ie to le o r g a n i z a r o n , en el número 140 de México en la Cultura9, t o t a l ­m e n t e dedicado a A l fonso Reyes, con textos y fotos suyas, d i b u ­j os de E l v i r a Gascón y estudios de varios escritores. U n a j o y a p o r su diseño tipográfico y por el gusto y ca l idad de sus textos.

A pesar de que d u r a n t e sus últimos meses d o n Al fonso pade­c ió por su enfermedad y requería el ox ígeno — q u e cuando se le h i z o l a grabación de sus discos p a r a i n a u g u r a r la serie de V o z V i -za , de la U N A M , tenía que i n h a l a r tras de cada párrafo—, so-

9 Novedades•, México, 7 de octubre de 1951.

Page 10: LAS MEMORIA DSE ALFONSO REYES* - …aleph.academica.mx/jspui/bitstream/56789/26683/1/37-002-1989-0487.… · Los escritos de memorias que tenemos de Reye Alfons sons o , ... a lo

496 JOSÉ L U I S MARTÍNEZ NRFH, X X X V I I

brevivió quince años al p r i m e r ataque de 1944, y ocho al último y más grave de 1951. N u n c a fue u n enfermo n i a temor izado n i aprens ivo , y sus últimos años fueron de los más fructíferos de su carrera inte lec tua l .

HISTORIA DOCUMENTAL DE MIS LIBROS: 1955-1959

Desde 1926, cuando Al fonso Reyes se encontraba a p r o x i m a d a ­mente a l a m i t a d de su v i d a y a l a tercera parte de su obra , a u n ­que ésta era ya considerable y comple ja , escribió la " C a r t a a dos a m i g o s " , Enr ique Díez-Canedo, en M a d r i d , y Genaro Estrada, en M é x i c o 1 0 , confiándoles el cuidado de su obra —de d o n A l f o n s o — y dándoles indicaciones respecto a la organización y grado de aten­c ión que deberían rec ib i r sus papeles. A m b o s albaceas l i terar ios morirían, Estrada en 1937 y Díez -Canedo en 1944. S int iendo ya cercanas sus propias postrimerías, Reyes inició en 1955 la p u b l i ­cación sistemática de sus escritos en sus Obras completas, y el m i s ­m o año d i o p r i n c i p i o a la Historia documental de mis libros; era o t r a m a n e r a de re latar su v i d a , que estuvo siempre hecha de l ibros y consagrada a ellos.

Su existencia no le bastó para t e r m i n a r esta nueva tarea . E n el número de enero-febrero de 1955, de la revista Universidad de México, que dirigía J a i m e García Terrés, comenzó a publ i car , m u y b i e n i lus t rada con fotos de los personajes y acontecimientos , la Historia documental. Cont inuó la publicación d u r a n t e 1955, 1956 y hasta septiembre de 1957 en la m i s m a revista ; en septiembre de 1959, la serie se reanudó en La Gaceta del Fondo de Cultura Eco­nómica, y se interrumpió en d i c i e m b r e de este último año p o r l a m u e r t e de d o n Al fonso . Además , poco después de pub l i cado el p r i m e r capítulo, Reyes dio a la revista Armas y Letras ( abr i l de 1955), de l a U n i v e r s i d a d de N u e v o León , en M o n t e r r e y , su t i e r r a n a t a l , u n a nueva versión a m p l i a d a de d icho capítulo de sus m e m o r i a s l i t e rar ias , que sustituye al de Universidad de México. E n r e s u m e n , d o n A l fonso publicó 18 inserciones, con 13 capítulos en Universi­dad de México: 4 capítulos en La Gaceta, del 14 al 17, final, más la versión a m p l i a d a del capítulo p r i m e r o . T o d o u n l i b r o de g r a n interés.

A pesar de su extensión, los 17 capítulos de la Historia docu-

1 0 E n Reloj de sol, Madrid, 1926; publicada también en AROC, t. 4, pp. 475-482.

Page 11: LAS MEMORIA DSE ALFONSO REYES* - …aleph.academica.mx/jspui/bitstream/56789/26683/1/37-002-1989-0487.… · Los escritos de memorias que tenemos de Reye Alfons sons o , ... a lo

NRFH, X X X V I I L A S M E M O R I A S D E R E Y E S 497

mental de mis libros sólo cubren desde los inicios l i terarios de su autor y el p r i m e r l i b r o de su mocedad , revelador de su ta lento , Cuestio­nes estéticas, de 1911 , hasta el año de 1925. Es decir , los años ate­neístas de M é x i c o y la fecunda década madrileña, de 1914 a 1924. Fa l ta , pues, al menos, o t ro t a n t o : la etapa sudamericana y la g ran cosecha de sus últimos veinte años en M é x i c o .

L o que tenemos de la Historia documental es espléndido, salvo algunas enumeraciones monótonas . Reyes se ve a sí m i s m o y a sus obras a l a vez desde d e n t r o , con a m o r , y con c ierta perspect i ­va , como si se t r a t a r a de hechos externos. Se d a , pues, i m p o r t a n ­cia o, como si fuera u n invest igador que estudia u n a o b r a ajena, le da i m p o r t a n c i a a cada m i n u c i a de la elaboración de sus l i b r o s , a sus fechas, a los estímulos de la composic ión , a los pormenores de la edición y a los comentar ios que rec ib i e ron .

Y , además, nos cuenta la v i d a que a l i m e n t a b a sus escritos. E n los p r i m e r o s años madrileños, después de que sale de París en guerra , con m u j e r e h i j o y desposeído de su modesto puesto diplomático , de 1914 a 1919, aprende a ganarse la v i d a con la p l u m a , " c o m o el abuelo R u i z de A l a r c ó n " . Francisco A . de I c a -za, que conocía b i e n aquel ambiente , no disimuló su i n q u i e t u d : "Pos ib l e es — l e d i j o — que usted logre sostenerse aquí con la p l u ­m a , pero es como ganarse la v i d a l evantando sillas con los d i e n ­t e s " . Pero lo logró , haciendo al p r i n c i p i o trabajos venales, como traducciones a destajo y u n a monografía sobre el azúcar, pe r i o ­d i smo l i t e r a r i o en diar ios y revistas, y empeñando sus pequeñas joyas p a r a salir de apuros . Y lo que es más notable , escr ibiendo, en estos años duros , algunas de sus más hermosas obras de crea­c ión , Visión de Anáhuac, El suicida y Cartones de Madrid, todas de 1917; y l o que es hero ico , consagrándose, entre fríos y hambres , a las investigaciones históricas y filológicas, bajo la dirección de R a m ó n M e n é n d e z P i d a l , pues de estos años son sus trabajos so­bre F r a y Servando, Quevedo , el Arc ipreste de H i t a , R u i z de A l a r ­c ó n , Gracián, el Poema del Cid y Lope de V e g a ; su colaboración con R a y m o n d Foulché-Delbosc en l a preparación de las obras de G ó n g o r a , y sus investigaciones eruditas como las dedicadas a u n t e m a de La vida es sueño, de Calderón, y a M a t e o Rosas de O q u e n -do . Las penalidades con que se real iza u n a o b r a n o cuentan p a r a su valoración; a u n así, sorprenden el espíritu alerta y l a alegría creadora en las obras del Reyes de estos años. A p a r t i r de sus l i ­bros madrileños queda for jado su prest igio l i t e r a r i o ; el m i t o A l ­fonso Reyes había sido creado.

T o d o esto, los trabajos y sus c ircunstancias , los viejos y los

Page 12: LAS MEMORIA DSE ALFONSO REYES* - …aleph.academica.mx/jspui/bitstream/56789/26683/1/37-002-1989-0487.… · Los escritos de memorias que tenemos de Reye Alfons sons o , ... a lo

498 JOSÉ L U I S MARTÍNEZ NRFH, X X X V I I

nuevos amigos , en unos años luminosos de las letras españolas, con las grandes figuras de la generación del 98 en su madurez y los nuevos escritores que empiezan a surg i r ; las excursiones en busca de la h i s t o r ia y la leyenda; las celebraciones l i t e rar ias , co­m o la de los cinco m i n u t o s en h o n o r de Mallarmé que p r o m u e v e Reyes, el ambiente áspero y co rd ia l de la v i d a madrileña; el es­fuerzo con que va abriéndose c a m i n o y las penalidades que va superando; el trabajar al mismo t iempo en tantos frentes y el apren­der haciendo; el encontrar reposo p a r a el poema y la prosa artís­t i ca ; el i r conquistando u n l u g a r en u n a sociedad l i t e r a r i a que lo desconocía, y el proceso de elaboración de sus obras, está conta­do en la Historia documental. Q u e d a n aquí u n cúmulo de datos pa ­r a el curioso de la v i d a española en la década 1914-1924 y u n a h i s t o r i a h u m a n a e inte lectual a d m i r a b l e .

E n t r e tantos pasajes interesantes de esta obra qu iero destacar, como a contrapelo , la h i s to r ia de u n a frustración l i t e r a r i a . A l re ­f e r i r los estímulos de que nac ieron sus obras, cuenta Reyes (cap. 9) lo que le ocurrió con u n o de los poemas de Huellas, el l l a m a d o " C a r i c i a a j e n a " , que dice:

Exhalación clara que anhelas —a no perturbar u n temblor— por i luminar si desvelas, por dormir si enciendes amor.

Desde el hombro donde reposas, caricia ajena, ¿cómo puedes regar todavía mercedes en complacencias azarosas?

T u fidelidad sobrenada en vaga espuma de rubor, y te vuelves, toda entregada, y regalas, desperdiciada, los ojos cargados de amor 1 1 .

Y ahora , el comentar io y la h i s t o r ia que cuenta Reyes:

' 'Caric ia ajena" [. . . ] es u n poema cuya realización no pudo al ­canzar a la intención, a causa de cierta oscuridad que lo desvirtúa. Yo le conté a Enrique Díez-Canedo que el estímulo u ocasión de

11 AROC, t. 10, p. 86.

Page 13: LAS MEMORIA DSE ALFONSO REYES* - …aleph.academica.mx/jspui/bitstream/56789/26683/1/37-002-1989-0487.… · Los escritos de memorias que tenemos de Reye Alfons sons o , ... a lo

NRFH, X X X V I I L A S M E M O R I A S D E R E Y E S 499

este poema fue el haber visto, en la plataforma de un tranvía ma­drileño, a una mujer que acariciaba a su enamorado, y llena de ar­dor, volvía después el rostro hacia los demás pasajeros, sin darse cuenta de que a todos parecía envolvernos en la emoción amorosa que todavía traía en los ojos; de modo que todos recibíamos la sal­picadura de la "caricia a jena" .

A q u i e n tantas veces acertó a captar las experiencias más sutiles, esta vez los versos se le r e h u y e r o n , porque la poesía había queda­do en el relato de los hechos.

PARENTALIA: 1949-1957

E n las p r i m e r a s páginas de este l i b r o con el que Reyes inició sus m e m o r i a s , al referirse a las mezclas de sangres que conf luyen en su persona, exc lama: " ¡ Q u é do lor constante m i t r a b a j o , si no l l e ­go a saber a t i e m p o que el único verdadero castigo está en la con­fusión de las lenguas, y no en la confusión de las sangres ! " Y ex­p l i ca en seguida que:

El arte de la expresión no me apareció como u n oficio retórico, i n ­dependiente de la conducta, sino como u n medio para realizar ple­namente el sentido humano. L a unidad anhelada, el talismán que reduce al orden los impulsos contradictorios, me pareció hallarlo en la palabra.

Y concluye el elogio de la salvación y justificación que es l a pa labra p a r a el h o m b r e , con u n a confesión y u n deseo:

¿Se entiende lo que ha podido ser para mí el estudio de las letras? Doble redención del verbo: primero, en la aglutinación de las san­gres; segundo, en el molde de la persona: en el género próximo y en la diferencia particular.

Y si hemos de salvar algún día el arco de la muerte en forma que alguien quiera evocarnos, Aquí yace —digan en m i t u m b a — u n hijo menor de la Palabra.

M á s adelante, a l hab lar de la herencia un iversa l de sus san­gres y del " a r r a i g o en m o v i m i e n t o " que le tocaría, dice:

El destino que me esperaba más tarde sería el destino de los viaje­ros. M i casa es la t ierra. Nunca me sentí profundamente extranjero en pueblo alguno, aunque siempre algo náufrago en el mundo.

Page 14: LAS MEMORIA DSE ALFONSO REYES* - …aleph.academica.mx/jspui/bitstream/56789/26683/1/37-002-1989-0487.… · Los escritos de memorias que tenemos de Reye Alfons sons o , ... a lo

500 JOSÉ L U I S MARTÍNEZ NRFH, X X X V I I

Borges confirmará esta r a r a condición universa l de d o n A l ­fonso en el precioso " I n m e m o r i a m A . R . " que escribió a la m u e r ­te de su amigo :

Supo bien aquel arte que ninguno Supo del todo, n i Simbad n i Ulises, Que es pasar de u n país a otros países Y estar íntegramente en cada uno.

E n los retratos que traza de su parente la , es sorprendente el arte de Reyes p a r a t r a n s f o r m a r u n a s imple alusión — p o r e j em­p l o , u n c ierto abuelo de su abuela Josef ina Sapién, que solía ve­n i r de M a n i l a cargado de maravi l las orientales— en u n l indo cuen­t o , que le p e r m i t e expl icar de a lguna m a n e r a ciertos rasgos de su cara e incl inaciones de su carácter. Su destreza l i t e r a r i a lo hace c o n v e r t i r en figuras legendarias, en m i t o s , a los personajes que describe. S in necesidad de magni f i car los n i de acentuar sus ras­gos, y conservándoles su p r o p i a condic ión, los va c o n f o r m a n d o con u n d i b u j o l i t e r a r i o cuyo arte es inv i s ib le y cuyos resultados son el encanto de la l ec tura de estas páginas.

Y de cuando en cuando , l a sal de los recuerdos y asociaciones opor tunas : el l i b r o de los hermanos T h a r a u d sobre Persia e Irán, en que se buscan huellas de u n tío de Rousseau, le sirve para ex­plicarse el gusto del filósofo por "vest i rse a la a r m o n í a " , y le per ­m i t e añadir que el mismo Reyes podría vestirse de " t ra f i cante oceá­n i c o " , a cuenta del abuelo o r i e n t a l . O el relato de los viajes que el abuelo D o m i n g o Reyes hacía entre L a Barca y G u a d a l a j a r a , de donde venía cargado de curiosos regalos, y

traía los dulces y las frutas en unos bacines nuevos de plata o de oro macizos, de esos que tanto admiraban al niño Francis Jammes y que había llevado a Pau su tío el Mexicano.

O cuando deja caer u n a preciosa c i ta :

A l corazón le importa acordarse, aun cuando sea con errores de apro­ximación, como en Lupercio Leonardo de Argensola,

la sombra sola del olvido teme.

O cuando , a l recordar a u n a tía abuela , maestra a l a que a f l i ­gían los disparates del hab la de l a gente, l a c o m p a r a con " S a n V i c e n t e [ q u i e n ] t o m a b a a su cargo los dolores de la p a r t u r i e n t a ' ' .

Page 15: LAS MEMORIA DSE ALFONSO REYES* - …aleph.academica.mx/jspui/bitstream/56789/26683/1/37-002-1989-0487.… · Los escritos de memorias que tenemos de Reye Alfons sons o , ... a lo

NRFH, X X X V I I L A S M E M O R I A S D E R E Y E S 501

O cuando i lus t ra pasajes de sus escritos con alusiones históri­cas, t a n naturales como si fuesen refranes, pero que son el f r u t o de su m e m o r i a pr iv i l eg iada y de su sentido de la o p o r t u n i d a d :

los demonios andaban sueltos, como antes de que Salomón los en­cerrara en el camello, Eolo había desatado sus pellejos.

O b i e n : " l o s caballos, como los gansos del C a p i t o l i o , d a n la a l a r m a " .

L a extensa rememoración del abuelo coronel D o m i n g o Reyes (cap. 2 ) , t r a m a d a en la h i s to r ia de las luchas civiles de mediados del siglo x i x , es convincente de la sobria valentía m i l i t a r del abue­l o , aunque no consiga la fluidez h a b i t u a l en la p l u m a del n ie to A l f onso .

L a evocación del padre B e r n a r d o Reyes (cap. 3 y Apéndices ) , a l que Reyes siente como u n héroe de la Antigüedad, c u l m i n a ­ción de la Parentalia, l l eva al p r i n c i p i o u n par de hermosas pági­nas sobre el o l v ido y la m e m o r i a y u n c o n m o v i d o elogio a la a f i ­c ión del padre p o r la h i s t o r ia y l a poesía y a su vocación románti­ca de guerrero. Entre las páginas que relatan las correrías y hazañas m i l i t a r e s de d o n B e r n a r d o , cuando andaba en la g u e r r i l l a c on t ra l a intervención francesa, hay apuntes interesantes sobre la b r a ­v u r a de los indios mexicanos y acerca del miedo y el pavor d u ­rante las batal las , y es u n a hermosa página épica el relato de la proeza del guerrero en V i l l a de U n i ó n , a l que Reyes dedicó t a m ­bién u n poema con este título. Y en esta extensa etopeya hay t a n ­t o páginas airadas, como las que n a r r a n la barbar i e y las c rue lda ­des de M a n u e l L o z a d a , el T i g r e de A l i c a — a l que combatió Ber ­n a r d o Reyes—, como otras de serena belleza, como el elogio de l árbol .

Parentalia está d i v i d i d a en tres secciones. L a i n i c i a l , " P r i m e ­ras i m á g e n e s " , se abre con dos capítulos que podrían l lamarse reflexiones sobre los orígenes, y está dedicada al recuerdo de los abuelos y de la m a d r e ; l a segunda, " M i l i c i a s del a b u e l o " , refiere l a h i s t o r i a del coronel D o m i n g o Reyes, abuelo paterno ; y l a últi­m a , " E n s e ñ a de O c c i d e n t e " , re lata los hechos mi l i tares y políti­cos del padre , que llegará a ser el general B e r n a r d o Reyes. A pe­sar de su extensión sólo l lega hasta antes de la g u b e r n a t u r a en el estado de N u e v o León . E l a m o r y l a admiración de A l f onso Reyes p o r la figura de su padre , que fue creciendo con el t i e m p o , aquí concluye con este pasaje conmovedor , que nos da el t emple y el f ervor que a l i entan estas páginas:

Page 16: LAS MEMORIA DSE ALFONSO REYES* - …aleph.academica.mx/jspui/bitstream/56789/26683/1/37-002-1989-0487.… · Los escritos de memorias que tenemos de Reye Alfons sons o , ... a lo

502 JOSÉ L U I S MARTÍNEZ NRFH, X X X V I I

Y ciertamente, aquel extraordinario varón —hermoso por añadi­d u r a — era, además de sus virtudes públicas y su valentía y su p u ­reza, un temperamento de alegría solar, una fiesta de la compañía humana, u n lujo en el trato, u n orgullo de la amistad, una luz pe­renne y vigilante en la conciencia de los suyos.

CRÓNICA DE MONTERREY I . ALBORES-. 1959

E l re lato de este " S e g u n d o l i b r o de r e c u e r d o s " , que su a ut or n o p u d o ver i m p r e s o 1 2 se in i c ia con u n a rememoración de lo que era la v i d a de M o n t e r r e y en la época cercana al n a c i m i e n t o de A l f o n ­so Reyes: los barr ios pr inc ipa les , l a organización inc ip iente de l a c i u d a d , los juegos y diversiones in fant i l es , l a situación de l y a ge­n e r a l B e r n a r d o Reyes como jefe de l a zona m i l i t a r , y poco des­pués gobernador del estado de N u e v o León . Este cuadro de c i r ­cunstancias enmarca el n a c i m i e n t o de A l f onso , el 17 de m a y o de 1889 a las nueve de la noche, contado con delicado encanto. L a " O n o m á s t i c a y s a n t o r a l " siguiente da ocasión a Reyes p a r a refe­r i r el o r igen de su n o m b r e , el santo que es su p a t r o n o , San I l d e ­fonso, de l 2 de agosto, y el de su día de n a c i m i e n t o , San Pascual Bailón, y algunas de las confusiones de la h o m o n i m i a — n a r r a d a s p o r extenso en o t ro l u g a r — , sobre todo las confusiones con el rey de España de sus años de emba jador , A l fonso X I I I . L a descr ip­c ión de las casas de la in fanc ia , l a de Bolívar y la de Dego l lado , está transf igurada por el recuerdo. L a a m p l i t u d , el o rden y la m u l ­t i p l i c i d a d de sus reinos : el cuar te l general y l a casa doméstica, el p a t i o y sus habitaciones , el t raspat io , la h u e r t a y los corrales; los tres grados de sus habi tantes : los mayores , los niños y los cr iados, y los árboles y los animales , todo ba jo l a sombra prov idente del general Reyes, se convierte en u n re ino encantado. T o d o es m a ­g ia y prest ig io .

E l re t rato de Paula J a r a m i l l o , la p r i m e r a n o d r i z a del niño A l ­fonso, c onver t ida p o r Reyes en Ceres de bronce , es u n a l i n d a página:

De ella conservo m i afición a la piel morena y m i confianza en yo no sé qué piedad nutricia y generosa hasta ignorar el pecado, que me parece manar de los senos mismos de la vida. De ella, u n sabor de paganismo trigueño muy lejano a las jactancias olímpicas y que

1 2 Editado por Manuela Mota de Reyes, E l Cerro de la Silla, México, 1960.

Page 17: LAS MEMORIA DSE ALFONSO REYES* - …aleph.academica.mx/jspui/bitstream/56789/26683/1/37-002-1989-0487.… · Los escritos de memorias que tenemos de Reye Alfons sons o , ... a lo

NRFH, X X X V I I L A S M E M O R I A S D E R E Y E S 503

acaso vienen desde la Grecia más arcaica y terrena, hecho de v i r t u d placentera y seria a la vez, penetrante, consoladora.

Los recuerdos de los hermanos — A l f o n s o fue el noveno de los doce hi jos de su m a d r e — , los que se fueron niños y los que sobre­v i v i e r o n , están llenos de chispa. D e León , med io h e r m a n o m a ­y o r , cuenta que tenía " u n a fuerza p r o d i g i o s a " y muchas novias , y que u n día:

Encontró a una "pelando la pava" con otro galán, junto a una de aquellas ventanas de barrotes de hierro . . . Abrió u n poco los ba­rrotes, le metió al r ival la cabeza, volvió a cerrarlos lo indispensa­ble, y ahí lo dejó aprisionado y dando gritos.

E n t r e los retratos de los personajes de la casa paterna hay a l ­gunos m u y vivaces, como el del cocinero francés, L u i s ; lo m i s m o que ciertas escenas, como " B a u t i z o en i n v i e r n o " , que cuenta la impresión de u n a r a r a nevada en M o n t e r r e y , mientras en la casa se celebraba u n baut i zo . M e r e c e n destacarse también las páginas en que describe " E l equi l ibr io e f ímero" , los sustentos morales que, p a r a el n iño , eran los apoyos de aquel universo : la fortaleza y el sistema de entusiasmos que a r m a b a n la mente de su padre , " m e z ­cla del Zeus ol ímpico y del caballero románt i co ' ' : la devoción p o r M é x i c o , y d o n P o r f i r i o , como el centro y el apoyo del bienestar de aquel m u n d o del a n t i g u o régimen.

Los retratos de servidores, mozos, caballerangos y gente de var iados oficios, de aquellos días de in fanc ia , son páginas ame­nas por l a penetración psicológica y el ágil d i b u j o de aquellos per ­sonajes singulares del N o r t e , especialmente del hazañoso C e f e r i -n o García.

O t r o de los servidores aquí retratados es Inda lec io , el del re ­la to " D o n d e Indalec io aparece y desaparece" , de 1932 1 3 .

" E l salto m o r t a l " re lata u n a función de c irco , con su público elegante y p o p u l a r , el cua l , al anunciarse el " s a l t o m o r t a l " que haría u n a niña c i r q u e r i t a , se opone a que corra pe l igro y el nú­m e r o se suspende. L a descripción de las i n d u m e n t a r i a s y el cor­te jo ceremonioso que f o r m a cada f a m i l i a de respeto, y el b r i l l o m u l t i c o l o r de l c irco están m u y b i e n logrados.

L o del salto suspendido ocurrió , precisa Reyes, en u n peque­ñ o circo te jano. E l circo legendario de la época fue el C i r c o O r r i n ,

1 3 Véase Quince presencias, en AROC, t. 23.

Page 18: LAS MEMORIA DSE ALFONSO REYES* - …aleph.academica.mx/jspui/bitstream/56789/26683/1/37-002-1989-0487.… · Los escritos de memorias que tenemos de Reye Alfons sons o , ... a lo

504 JOSÉ LUIS MARTÍNEZ NRFH, X X X V I I

al cual dedica el siguiente capítulo, para recordar la gracia del pa­yaso R i c a r d o B e l l , sus múltiples esplendores y las grandes p a n t o ­m i m a s , sobre todo " L a A c u á t i c a " , que concluían las funciones. Además de los l ibros sobre el t e m a , de M a n u e l M a n o n y de A r ­m a n d o de Mar ía y C a m p o s , que menc iona Reyes, puede verse el hermoso l i b r o sobre R i c a r d o Be l l que escribió su h i j a Sy lv ia Be l l de A g u i l a r 1 4 .

PÁGINAS ADICIONALES

A l final de l v o l u m e n se reúnen algunos fragmentos inéditos de Reyes acerca de sus años estudianti les , en M o n t e r r e y y en la c i u ­d a d de M é x i c o , a los que puso el título de Toga pretexta; y u n c u ­rioso apunte sobre u n a Teoría del sable, que puede asociarse a las aficiones del general B e r n a r d o Reyes.

JOSÉ LUIS MARTÍNEZ

S Y L V I A B E L L D E A G U I L A R , Bell, México, 1 9 8 4 .