las llaves

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RELATOS DE DISTINTOS AUTORES

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LAS LLAVESRELATOS ORIGINADOS EN

HISTORIAS DE LLAVES

ELBA GERTRUDIS MAZZEO

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Sobre este libroEste es un libro creado en SoopBook.es

Si quieres ver el libro en formato web y poderdisfrutar de las opciones ampliadas comocomentarios, mapa de navegación, etc.puedes hacerlo a través del siguiente enlace:LAS LLAVES

Licencia: cc-by

Generado el 21 mayo 2013

Autor:

ELBA GERTRUDIS MAZZEOESCRITORA POESIA Y

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NOVELAS,PROFESORA DEPIANO,MAESTRA JARDIN DEINFANTES,COMERCIANTE,JUBILADA.

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PresentaciónHistorias breves sobre llaves. Relatos quepueden ser reales, imaginarios, divertidos odramáticos, dedicado a mi gran amigo ymaestro Jorge Mercado.

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LA LLAVE PRINCIPAL

Cada vivienda tiene una llave principal, la dela puerta de calle o de entrada. Las personas

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poseen varias, que saben para que las usan.Hoy recorrí mentalmente las casas vecinas ala mía. Mi barrio es simple, tranquilo… Casitodas son casas de planta baja, con o sinjardines. Conozco a los vecinos de toda lavida; recuerdo a los que se mudaron, a losque murieron… En estos últimos mesesdejaron este mundo dos vecinas muyqueridas. Una tenía ochenta y cinco años… sepuede decir…vivió. Luego se fue Silvia consus cincuenta y siete años…

Durante dos años padeció esa “penosa”enfermedad. Una larga agonía… Junto a suesposo tenían un comercio frente a mi casa.Su llave cerró las puertas por varios días.Dentro del local quedó su imagen, guardandosu recuerdo con otra llave que se llevó alpartir.

La casa contigua es la de Clelia. Casi la vi

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nacer, crecer, casarse, divorciarse y formaruna nueva pareja. Tendrá cincuenta años…Trajo al mundo tres hijos, los dos mayores desu primer matrimonio, el tercero, unadolescente de su último compañero. Uncoche negro propio y otro rojo del hijo mayor,los estacionaban junto a su vereda. Un mal díadesapareció el coche negro y también susegundo esposo, que eligió vivir con otramujer.

Clelia cayó en terribles depresiones. Algunavez la vi salir de su hogar, parecía unespectro. La llamé, le ofrecí compañía,ayuda… dijo no tener consuelo porque lo amódemasiado.

Asomada a la ventana viendo pasar la vida lovi llegar. Bajó de su coche negro jugueteandocon las llaves de… ¿su casa? Desaparece…va… viene… y ella ¿qué…?

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Detrás de las cerraduras de las puertas decada hogar, las llaves principales conocen lasignotas historias de sus moradores. Ellastienen todo el poder. Autorizan o niegan elpaso. Cerrando las puertas se cuecenhistorias… afuera… también.

La llave principal representa la vida misma.No es bueno perderla… nunca hay queprestarla…

Si lo deseas puedes ir a la web para ver elcapítulo online, votarlo o añadir uncomentarioLA LLAVE PRINCIPAL

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LAS LLAVES ETEREAS La conozco desde hace tiempo. Saraes una mujer que siempre tuvo muchosproblemas de salud… y de los otros… noobstante, fuerte como un roble. Superósus dolencias sin postergar susactividades, luchando con su organismo yla vida misma, que la castigó conpérdidas irreparables. Tantas vecescaía, tantas otras se volvía a levantarsiguiendo con su lucha diaria.

Sus metas eran simples, cuidar de suhogar. La familia estaba siempreprimero, así ahogara su pasión por lasartes. De niña había estudiado violín yle apasionaba escribir poesías ycuentos. Toda su vida fue aprovechar losmomentos libres para dedicarse a lapráctica del instrumento, o llenar hojascon su bolígrafo escribiendo lo que sumente le inspiraba.

Para todos pasan los años, para Sara

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también y, un buen día, sus piernasdejaron de sostenerla en pie. Laenfermedad la obligó al reposo, unbastón y silla de ruedas para levantarsede la cama. Tan sólo una persona estuvoa su lado… había perdido todo,fatalidad… destino… vaya a saber…

Fui a visitarla y me dijo: “hasta lainspiración me abandonó…” Entonces fuediciéndome que si al menos pudieseescribir como en otros tiempos, llenaríasus horas vacías.

Después de un tiempo volví a verla.Con su bastón sí, pero de pie y erguida,dinámica como siempre lo había sido.

-Tuve un extraño sueño… – me dijo. –Una figura muy angelada vino hacia mícon dos llaves etereas en sus manos,preguntándome cual quería. ¿No pensarásque estoy loca, verdad…? – Agregómirándome dudosa.

Le respondí que de ningún modo

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pensaría algo así y continuó con surelato.

-”Te ofrezco las llaves que abrenlas puertas de la inspiración”, me dijo,“tu cerebro está bloqueado por tantossufrimentos, pero según la llave queelijas, la magia de la creatividadvolverá a ti. Toma sólo una.” Recuerdoaquel sueño como un mensaje amiga… erandos llaves… una grande y otra pequeña…translúcidas… brillantes… de pronto sehizo la oscuridad y pensé que habíademorado mucho en tomar una decisión.Dejé de verlas y recuerdo haber gritadoen sueños reclamando la llave queabriese las puertas de la inspiración,me conformaba con la más pequeña, poco,antes que nada…

-Fue un milagro… por la mañana mepuse de pie sin ayuda… bueno… tomé mibastón por precaución, los doloreshabían menguado… volví a caminar y milideas vinieron a mi mente. ¡He vuelto aescribir amiga! ¡La inspiración me

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acompaña nuevamente! ¡La pequeña yeterea llave de mis sueños abrió suspuertas sagradas! ¡Ah! También pudevolver a poner manos a la obra en mihogar… ¡Qué bello es poder cocinar yescribir!

La dejé feliz, yo también lo estaba…una llave eterea de sus sueños, habíahecho el milagro de abrirle las puertaspara una vida mejor… ¿Qué si hubieseelegido la llave grande?

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EL MANOJO DE LLAVES

La hora temprana anunciaba un díaapacible. Desde los amplios ventanalesde su linda cocina, Liliana podíadeleitarse mirando el verdor de suparque, sus matas de flores y la cercanay frondosa arboleda. Preparaba eldesayuno para sus hijos, ya dispuestos asalir hacia sus estudios, cuando consorpresa, vio que se detenía frente a sucasa el automóvil de su hermano.“¿Daniel a esta hora?”. Pensó extrañadasaliendo a recibirlo. El hombre, pocosaños mayor que ella, bajó del vehículocon visible cara de preocupación.

-¿Cómo estás Lili? – Le preguntósiguiéndola hasta la cocina.

-Yo bien… pero… me extraña tupresencia a esta hora, ¿no deberíasestar en tu trabajo? y esa cara… tu

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expresión… dime, ¿pasa algo malo…?

-Para mí terrible… no creerás lo queme pasó.

-Bueno, si te das cuenta estásasustándome… – contestó al tiempo quecon manos temblorosas le servía una tazade café humeante.

-¡Hola tío! ¡Qué sorpresa! – Losaludaron sus sobrinos que bajaban adesayunar.

-Qué suerte encontrarlos a ustedestambién, quiero decirles que perdí elllavero de la abuela, ¿acaso alguno deustedes lo tiene por error?

-¿El llavero de la abuela? –preguntaron en coro muy asombrados.

-Daniel… no me digas que vinistebuscando el llavero de mamá. Yo vi quete lo dio antes de salir de viaje paraque le cuides la casa. Te hizo mil

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recomendaciones…

-Es que no lo tengo Lili… me volvíloco buscándolo y si nadie lo tiene delos que fuimos a despedirla, es que loperdí. ¡Qué estúpido soy!

-Bueno… cálmate, pero la hicistebuena… tendrás que llamar a uncerrajero, te ayudo con el gasto siquieres, hasta tenía las llaves delsepulcro de papá, era un manojo dellaves…

-Pobre… quiso hacer ese viaje paradespejarse un poco y yo le sumo esteproblema…

-¡Ni se te ocurra decirle nada sillama por teléfono! Dejemos que disfruteel viaje… al fin, la pérdida de papá fuemás grave que lo del llavero Daniel.Mira, yo te vi guardarla en tu bolsillo,¿revisaste bien?

-Por todos lados, la perdí… ¡qué

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mala suerte!

Daniel se marchó dejando preocupadaa su hermana y la familia. Regresó a suhogar, sin dejar de revisar cada rincónjunto a su esposa, pero del llavero… ninoticias.

-Perdiste el día de trabajo y niprobaste bocado Daniel. – Le dijo sumujer, – no me mires así, no fue miculpa. Tal vez se las llevó el espíritude tu padre porque dejaron que tu mamáviajara sola. ¡Nadie quiso acompañarlateniendo tantos nietos!

-¡No digas idioteces! Nuestros hijosson pequeños para dejárselos a cargo ylos de Liliana… ellos nunca pueden…están ¡muy ocupados con sus estudios!

-Hubieses ido tú… o Lili… al fin tepasarás la semana ocupado en esto.

-¡Basta! ¡Me voy! ¡No quiero seguirescuchándote!

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-¡Fíjate por donde caminas! ¡Ah! ¡Eshora de retirar a Tomy del jardín deinfantes, no vayas a perder a nuestrohijo también!

Furioso como estaba, advirtió que noquedaba casi espacio para estacionar. Lacalle estaba atestada de vehículos qué,en su mayoría, eran de los que venían enbusca de los pequeños infantes. Caminópor la vereda cabizbajo pensando en supobre madre y el maldito llavero, hastaque alguien lo sacudió avisándole que lollamaba la directora.

-¡Dios! ¡Lo único que me falta esque le haya pasado algo a Tomy! – dijocorriendo.

-Señor Peralta, ¿usted perdió unllavero?

-¿Qué…? ¿Cómo lo sabe? ¿Acaso lotenía Tomy…?

-No, no… un señor mayor lo encontró

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junto al cordón de la vereda, se lehabrá caído cuando trajo a su hijo. Comotiene la foto de Tomás con nuestrouniforme, lo trajo.

-¡Qué suerte! ¿Sabe donde vive parair a agradecerle?

-No… lo dejó y se fue, era un hombremayor. – Daniel pensó en su padre…

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LAS LLAVES

La casa de Carmela es de aspectosencillo y bonito. Varias ventanas dan asus jardines cerradas con rejas. Portodos lados hay rejas… por seguridad.Dos puertas de calle parecen blindadas yya no saben como hacer para protegersede los bándalos, que no sólo se llevanlo ajeno… también matan.

Carmela podía haberse quedado tiradaen su cama, en el sofá de su living… talvez, en una de las sillas junto a lamesa… pero eligió un banquito auxiliarpara sentase frente a una de lasparedes. Apoyando su cabeza sobre ella,se echó a llorar…

-Soy claustrofóbica. – Le dijoCarmela a la pared. Le hablaba a ellaporque nadie estaba en su casa, solaslas dos… – No le tengo miedo a la

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soledad, sólo el sentir que no puedaentrar y salir de mi casa es lo que meaterra.

-No me parece que seasclaustrofóbica, si tú misma te encierrascon doble vuelta de llave en laspuertas, y sumas candados por todaspartes.

-¡Qué saben ustedes paredes decemento! Si una demoledora les cayeseencima ni se inmutarían…

-Así somos… inconmovibles… por másque nos maten clávandonos los clavos conque sostienen sus cuadros. ¿Por quésufres si quedas encerrada entrenosotras?

-Quiero el llavero en su lugar, nadamás…

-¿Por qué no? Además es el lugar delas llaves y deben estar siempre alalcance de tus manos, lógico… las llaves

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están hechas para que el dueño de casaasegure las entradas y salidas delhogar… son como la piel de vuestroscuerpos, pegaditas deben estar a tusdedos y saber donde las guardas…

-No siempre fue así… en otrostiempos dormíamos con las puertasabiertas… Los niños y las visitasentraban y salían sin esperar que lesabriesen las puertas… – dijo volviendo allorar.

-¡Por qué se perdió esa costumbreCarmela?

-Creo que lo peor fue ladelincuencia, no sólo roban… ahoramatan…

-Si es por eso, creo que a losladrones no les hacen falta cerradurasherméticas, escuché que a tu amigaCelina le entraron por la claraboya delbaño.

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-No me hagas acordar…¡flor de sustose llevó! Por no encender la luz y ladescubriesen los truanes, no podíaencontrar la llave para salir de su casay pedir auxilio…

-Estoy de acuerdo, las casas soncárceles al fin… – razonó la pared.

-¡Igual yo amo mi carcel… casaquiero decir! Pero quiero mis llaves…

-A ver si te entiendo… te gustavivir prisionera entre tus paredes, peroa la vez quisieras salir volando como unpajarito…

-¡No tanto! La cuestión no esescapar, me asusta el exterior… prefieroestar aquí, pero con mis llaves en lasmanos…

-¡Y dale con tus llaves! No mevengas con que no sabes donde lasdejaste…

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-¡Peor! ¡Mi marido se fue al trabajoy de tan distraído que es, se llevó lassuyas y las mías!!!!

-Ahora entiendo… eresclaustrofóbica.

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LAS LLAVES MELLIZAS No sé cual de las dos nació primero.Alguna vez advertí que estábamoscolgadas de un aro de metal muy juntas yella parecía muda o dormida. Un buen díael hombre me introdujo en una cerraduray mi melliza quedó colgando resignada.Así estuvimos hasta que un señor entró ala cerrajería, y nos llevó envueltas enpapel de diario. Cuando colocaron lacerradura al portón, el dueño de casanos separó y no volví a ver a mimelliza. A mí me colocó en un lindollavero junto a otras que no conocía,hasta que después de un tiempo, se leocurrió vender su coche, y dejó de abriry cerrar el portón del garage.

Pocas veces el hombre salió por elgarage, por lo tanto, era como que yo nohacía nada, sólo estar aburrida en sullavero. No duró mucho aquellasituación, cuando de pronto, con suslindas manos, me quitó del llavero para

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entregarme a otro señor.

“¿Quién es éste?”, me preguntéasustada. Después fui entendiendo, eraun vecino que le pedía el garage enalquiler.

Ahí comenzó otra historia para mí.Sus manos no eran las mismas a las queme había acostumbrado, como tampoco suvoz era igual. Mi nuevo dueño me metiósola en un bolsillo de su pantalón queolía diferente… Entonces recordé a mimelliza… ¡seguro recurriría a ella siquería salir por el portón del garagealguna vez!

¡Le escuché relatar tantas historiasviajando en su bolsillo! Al menos miprimer dueño hablaba poco… a veces,hasta me hacía reir… éste, bueno… creoque era un pobre desgraciado que luchabacontra el cancer que se estaba llevandoa su mujer a la tumba.

Así fue que una noche, abríamos el

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portón para guardar su coche, pero alsalir… en vez de guardarme en suasqueroso bolsillo, el ignorante me dejócaer al piso. ¡Ay! Grité, pero ya seentiende, ni me escuchó.

Dormí toda la noche a la intemperie,preocupada sólo de pensar que cualquieraque pasara por la vereda podíadescubrirme, abrir el portón, saquear lacasa, o robarse el coche. Así pasé lanoche…

Llegó la mañana, salió el sol, ytambién el dueño de casa. ¡Cómo sesorprendió cuando me vio tiradita sobrela vereda!!! ¡No lo podía creer! Melevantó con sus lindas manos paracomentarle derechito a su señora. -¡Quésuerte que la encontré yo! – Le dijo aella. Y sí… para ellos fue una suerte…

El inquilino me tomó como si nadacuando mi dueño volvió a entregarme. –No me di cuenta… – dijo metiéndome otravez en su oscuro bolsillo, y yo… que

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puedo decir… estoy condenada y envidio ami melliza, porque sé que ella, ahoraestá en el lindo llavero de mi legítimodueño.

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SOÑAR, LA LLAVE DEENTRADA A MI MUNDODE ESCRITOR

Soñar, la llave de entrada a mimundo de escritor por Antonio Murguia

Cuando eres niño sueñas cualquiercosa. A todas horas pasan por tu mentetodo tipo de imágenes y todo tipo deideas. Todas ellas son realizables, lascrees. ¿Quién no soñó de niño que podíavolar? ¿Y cuántos pensamos que lopodíamos lograr con la ayuda de unsencillo paraguas o atándonos una capade Superman? Soñábamos con los juguetesque nos traerían los Reyes Magos, quepodíamos hacernos invisibles,convertirnos en otra persona, conocercon anticipación las preguntas de unexamen, adivinar los números de la

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lotería, viajar a Marte y muchos otros.Nuestros sueños no tenían, nuncatuvieron limitación alguna.

El sueño nos acerca la esperanza ynos vuelve creativos; nos permite crearcosas, personajes, lugares y situacionesnuevos en nuestra mente; superarnuestros viejos hábitos y costumbres ytransformamos en lo que queremos o nosimaginamos ser, sea posible o no;recorrer lugares y sitios, reales oimaginarios; y abandonar, por lo menostemporalmente nuestras ideas y nuestraforma de pensar y transformarnos paraencontrar un nuevo “yo”.

Soñar es diferente a definir unameta o un propósito, que siempre sedirigen hacia un “deber ser” o un “deberhacer”, a partir de nuestra realidad.Cuando soñamos, definimos la visión quetenemos de la vida y de ese mundo idealal que aspiramos. Y cuanto más soñamos,más cerca estamos de precisar lo quequeremos y ponemos toda nuestra energía

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para hacer de nuestros sueños unarealidad .

Plasmar mis sueños en palabras y enimágenes es lo que busco y disfrutocuando escribo.

Soñar, por ello, es mi invaluablellave de entrada a mi mundo de escritor.

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LA CASA DE LASLLAVES

LA CASA DE LAS LLAVES por JORGE MERCADO

Por lo general, en toda casa hay unllavero. ¿Qué abren esas llaves? ¡esotra cosa! Pero en mi casa ¡haymuchísimos llaveros! ¡manojos de llaves!de muchos calibres, colores y sabrá dequé tantos materiales.

La explicación podría resultar untanto obvia si se considera que mi casaha sido la casa de más de tresgeneraciones por parte de mi madre. Peroademás, como una de las aportacionesexcéntricas de mi tatarabuelo, contamoscon una considerable e interesantecolección de llaves, que a mi me parecenmedievales, y que ocupan un buen espaciode la “sala de colección”.

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PERO ADEMÁS, también están laspropias de la casa, de las puertas,vivas y difuntas, porque las últimas yase desecharon; están las de los cofres,de los armarios, de las gavetas, de loscandados de mi bicicleta, del cuarto deherramientas, de las maletas, delmaletín del abuelo y del veintiúnicoauto familiar, con su llave para laguantera y para el maletero. Así que dellaves ¡ni me digan!, no por nada en micole me dicen “el chico de la casa delas llaves”.

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LAS LLAVES ESQUIVAS

LAS LLAVES ESQUIVAS – JOSÉ ORLANDOBRIZZI

¿Dónde están? ¿Dónde las dejé? ¿Porqué se esconden?

¡Las perdí…! Me las olvidé en lapuerta, ¿en qué bolsillo?, ¿cuálcartera?

¿Tantas opciones nos dan las malditas…llaves? pero a la vez, cuánto noscuidan, qué nos guardan…

Unas se abren para gloria y gozo,llegar a tu hogar luego del trabajo,llegar ¡del cole!, reencontrarnos conlos seres queridos.

Quizás sí deberíamos preocuparnos deno perderlas, cuidarlas, ya que sin

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ellas no entramos ni salimos de dondedebemos. No queremos la “sorpresa” deencontrar la casa abierta o el autovacío, perder las cosas que atesoramos oson imprescindibles para nuestro diariovivir. Documentos, dinero, recuerdos,fotografías… o nuestras máquinas, hoytan necesarias para sentirnos másfelices y comunicados.

En este punto llegamos a la conclusiónque necesitamos de las llaves.Precisamos de sus servicios, pero no ledamos la importancia debida. Nosdistraemos, las dejamos en cualquierparte. Son tan necesarias pero no lasconsideramos, son una “cosa” casiignorada y de ahí, nuestros olvidos.

Dónde, cuándo, para qué las usamos.

Quince minutos por día “gastamos” en abrir, cerrarpuertas, armarios, arrancar el auto, poner candados,trabas… en fin, la lista es interminable. Nuestrapreocupación se extiende más allá de su uso,organizarlas en grupo, tal o cual, si salimos en autoo a pie. Si nos afecta pensar que podemos perderlas,hay que hacer duplicados.

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Cuidémoslas… cuidándonos somos lasunas para el otro. Llaves y personas, unobjeto sí, pero dignas de respeto, amorpor lo que nos cuidan. Por eso… ¡graciasa “las llaves”!

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LAS LLAVES DE LAINFANCIA Suele decirse que de boca de los niñosy los locos salen todas las verdades, nolo sé… El mundo adulto cree saberlo todoacerca de los pequeños. Padres,pediatras, sicólogos, maestros… Creo queno. Los niños son como cofres cerradosguardando sus secretos, con llavesinvisibles a los ojos.

En tiempos lejanos llegó el día enque mis padres me ingresarían a laescuela primaria. Fue entonces cuandodescubrí otro mundo que no era mi hogar.Aquella escuela era inmensa, casihermética con sus paredes que parecíande piedra gris. Tenía dos plantas. En labaja estudiaban los niños menores y enla alta los grados superiores. Un granpatio para los recreos y galeríascubiertas por si llovía. El primer ysegundo grado me parecieron aterradores.

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¿Cómo podían ser tan severas lasmaestras? Me encontré rodeada demontones de niños desconocidos, buenos ymalos, que agredían libremente. Conocíla disciplina escolar tan austera deaquellos tiempos, donde siempre se debíalevantar la mano para pedir permiso paracualquier necesidad; no se podía hablaren clase, y rebalsaba el reto de lamaestra diciendo:”cállese la boca si noquiere ir al rincón.” Hasta un bonete deburro supo exhibir algún alumnito algotravieso en el rincón de laspenitencias, si además, cometía algúnerror.

Esmerarse era el mérito al premio:recibir “la buena nota”, a costa deeducarnos basados en una disciplinacolmada de miedos. Llegando al cuartogrado me subieron de piso junto con miscompañeritas. Teníamos diez inocentesaños. Nos sentíamos importantes alcompartir el área de las chicas grandes,así fuésemos las más pequeñas. Muchascosas iban cambiando, al menos se iban

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formando grupos entre las niñas y, lasmaestras, así la disciplina seguíasiendo autoritaria, tenían mejor modo decomunicarse en las clases. Fue en esosgrados en que comenzaron a elegir a unaniña como ayudante, a la que llamaban“monitora”, y por lo bajo, también lastildaban de “chupamedias de laseñorita”. Hay cosas que no se olvidan…

Todas querían ese puesto menos yo.Pensaba: “¿para qué, para atrasarme enla clase cuando la maestra mandaba a suayudante a llevar el registro a ladirección, u otros menesteres?” Nuncaentendí por qué en esos últimos años lasmaestras siempre eligieron a la mismaniña. No sobresalía en nada, ni en suaspecto de morochita insulsa, que jamástraía su guardapolvos impecable como elresto de las alumnas. No la dejé de ladopor eso, nos hicimos amigas. Pasadas unpar de semanas cierto día la vi con elmanojo de llaves de nuestra maestra y lepregunté qué hacía con ellas.

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“Le guardo sus carpetas y libros enel armario después de hora, o le alcanzolo que me pide.” Pensé cuándo haría susdeberes esta niña… hasta que una tardeme invitó a quedarme con ella, paramostrarme todo lo que la maestraguardaba en su armario. “Hasta losresultados de las pruebas que nos va atomar en el examen están y puedescopiarte.” Me dijo asintiendo que ellalo había hecho.

Por pura curiosa acepté quedarme conella después de clase. En la escuelaquedaba la portera y los que limpiabanlas aulas, por lo que si nosapresurábamos, no tendríamos problemasde salir, siendo ella la “monitora”,conocida por el personal.

Lidia, así se llamaba ella, conocíaa la perfección cada llave de lasgavetas del armario y me indicó lascarpetas con lo que nos tomaría en laspruebas para yo copiar, mientras ellaabría una gran caja que contenía

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elementos de geometría, ocultando variosen su portafolios.

-¿Qué estás haciendo? – le preguntésorprendida sin siquiera haber miradolas carpetas.

-Siempre me llevo algo para quejueguen mis hermanitos, puedes tomar elque te guste… ni se dan cuenta…

-No… – le dije sintiendo que todoaquello era indecente por más pobrezaque hubiese en su casa. Mi familiatambién era de condición humilde, peromi guardapolvo estaba siempreinmaculado.

-No se te ocurra abrir la boca sobre esto o lopagarás caro.- Me amenazó.

Lo primero que hizo mi madre cuandollegué a casa, fue preguntarme porquéhabía llegado más tarde.

-Tuve que ayudar a ordenar el aula, –

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le mentí asustada. Flor de reto mehubiese dado si le contaba la verdad.

En el cofre de mi mente cerré conllaves invisibles la triste experiencia.La que creí una amiga, me habíaengatusado para hacerme cómplice de sustontas picardías. Recuerdo que pusedistancia entre nosotras, bajo su miradaamenazante. “Le digo a la maestra que lohiciste tú.” Me dijo por lo bajorepetidas veces. La ignoré. Del cofre demi mente infantil, nadie encontraría lallave para descubrir mis secretos.

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LAS LLAVES DEL AMOR

LAS LLAVES DEL AMOR. POR ANTONIO MURGUIA

Una llave, según lo define eldiccionario, es un instrumento que seusa para abrir y cerrar las cerradurasincorporadas a objetos que se pretendeproteger de accesos no deseados. Yefectivamente, una llave en su sentidopopular, es un simple instrumento demetal que nos sirve para abrir lugaresque deseamos acceder.

En el sentido figurado, la palabrallave tiene también varias ascepciones.Escuchamos con frecuencia que lehicieron entrega de las llaves de laciudad a algún visitante distinguido;también se utiliza la frase “Las llavesde San Pedro” para describir la funcióndel Santo, como guardián del cielo; yotras más. Yo quiero referirme a “Las

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llaves del amor”.

En las historias de amor siempreexiste una llave, pequeña o grande, quetiene el poder de abrir el corazón delser amado. Se trata de un detalle queabona y multiplica el amor hacia el seramado, que permanece durante toda lavida y que se vuelve definitivo para laexistencia y subsistencia del amor.

Algunas historias comprueban laimportancia de una llave, de un elementode inicio para la subsistencia ypermanencia del amor y, con él, de lapareja.

El apasionado amor que siempre tuvoBach, Juan Sebastián Bach, hacia susegunda esposa Anna Magdalena Bach,mujer diez y seis años menor que él,apasionada de la música y que fue madrede trece hijos del compositor (siete delos cuales murieron siendo pequeños), seconsolidó el día en que el compositortranscribió en su honor algunas de sus

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piezas más significativas en doscuadernos conocidos hoy en día como “LosCuadernos de Anna Magdalena”. En éstos,el compositor hace entrega de lo máspreciado que puede tener un autor, uncompositor, que es su obra, su creaciónartística, a favor de su mujer amada. Elregalo, a primera vista, pudiese parecertrivial, sencillo o sin valor. Sinembargo, no hay que olvidar que para unartista, su patrimonio más valioso esprecisamente su obra. Transcribirla enuna manera simplificada para que suesposa pudiese cantarla como “sopranodecente” (tal y como opinaba Bach de lascualidades artísticas de su mujer), fueun acto único y un verdadero acto deamor, una auténtica llave.

Otro ejemplo maravilloso, que no tratade una llave sino de un verdaderollavero del amor, fue el de Dalí y Gala,su esposa de más de 50 años.

Ellos se conocen en 1932. En ese añoelabora los primeros cuadros inspirados

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en ella. El primero de ellos, muyfamoso, se denomina: “Retrato de Galacon dos costillas de cordero enequilibrio sobre su hombro”. En laexplicación que daba Dalí sobre estecuadro, justificando su profundo yeterno amor, dice que en lugar decomerse a Gala prefirió comerse un parde costillas crudas. La producción deDalí inspirada en Gala continuó año trasaño hasta finales de los años setentacon un famoso cuadro en el que apareceGala en el centro de un espaciocuadriculado, cuya visión se transforma,al alejarnos, en el rostro de AbrahamLincoln. Este cuadro se llama “Lincolnen Dali-visión”

El amor de Dalí hacia Gala era total yeran muchas las llaves que utilizabapara hacerlo crecer. Dijo Dalí en algunaocasión: “Gala ha construido todo eléxito de mi vida”. También dijo: “No mehe vuelto loco porque ella ha asumido milocura”.

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La presencia de Gala en la vida deDalí es fundamental, tanto en su mundocomo en su obra. Y las llaves que Dalíle entregó hicieron magia en ella, loque le permitió crear una unión depareja indestructible. Fue tan intensosu amor que firmaba sus obras como Gala-Dalí, en vez de Dalí simplemente. “Galame ha dado, en el verdadero sentido dela palabra, la estructura que faltaba enmi vida. Ciñéndome a Gala he encontradouna columna vertebral y, haciendo elamor con ella, he rellenado mi piel.Firmando mis cuadros como Gala-Dalí, nohago más que dar nombre a una verdadexistencial, porque yo no existiría sinmi gemela Gala”

La relación de Gala con Dalí fue másallá que la de una simple esposa. Fueella quien, tienda por tienda vendió losmaniquíes y los objetos surrealistasdiseñados por Dalí; le organizó sutiempo para que él pudiera ejercer suoficio de creador artístico; lo ayudó,más que nadie, en sus primeros pasos en

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París; le animó y convenció para quefuera a Nueva York; le obligó a trabajarsin descanso y muchas otrasmanifestaciones que reflejaban un amorcorrespondido. Gala vio en Dalí a un serllamado para el éxito y se unió a él. Losedujo y lo cautivó. Los cincuenta añosde estabilidad de la pareja muestran quefue para Dalí un alma gemela, la partefemenina de sí mismo. Su apoyoinvaluable a un hombre de éxito.

Un último ejemplo que nos muestra elpoder de la palabra escrita como unapoderosa llave del amor, es de alguienque fue más conocido por su desempeñocomo político y por las difíciles ycomplicadas decisiones que tuvo quetomar: Sir Winston Churchill. Sumatrimonio con Clementine Hozier, quienluego fue la Baronesa Spencer Churchill,duró 56 años. Es difícil entender cómopudo mantener un amor intenso sin leerlas constantes cartas que le enviaba asu “Clemmie”, como cariñosamente lellamaba. En una de sus múltiples giras

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le escribe “En tu carta desde Madras meescribiste algunas palabras muy queridaspor mí, sobre cuánto enriquecía tu vida.No puedo expresarte qué placer me dioesto, porque me siento siempre de formaaplastante tu deudor, si es que puedehaber cuentas en el amor. Lo que ha sidopara mí vivir todos estos años en tucorazón y compañerismo ninguna frasepuede transmitirlo. El tiempo pasavelozmente pero, ¿no da felicidad vercuán grande y creciente es el tesoro quehemos recolectado juntos, en medio delas tormentas y de las tensiones de tanagitados y en cantidad trágicos yterribles años?. Tu amante esposo”.

En el amor una llave viene a ser uninstrumento que se usa no sólo paraabrir y cerrar el corazón y protegerlode accesos y situaciones no deseados,sino también para ser correspondido porel ser amado.

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LAS LLAVES DE LAMUERTE

Estas llaves no siempre las tiene ella. Sólo a veces,cuando la fatalidad cercena la vida. Esa llave estáguardada en un cofre misterioso dentro del cerebrohumano.

A ésto podemos sumarle el destino, lospropios deseos de vivir, la mala suerte…pero en todos los casos, es nuestra ladecisión de cederle la llave de laprolongación de nuestras vidas a laoscura señora.

El deseo de vivir es poderoso. El demorir… lamentable…

Desde que nacemos se nos acorta la vida,que en ciertos estados se nos hacelarga, y en ocasiones se hace corta.

A medida que pasa el tiempo solemos

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mirar hacia atrás y hacia adelante. Elpasado fue, estuvo, ya es recuerdo… Elfuturo… un devenir que con cualquierprogramación, siempre será impreciso,por las volteretas con que el medioambiente nos sorprende a diario.

Creemos pisar firmes y se abre la tierrabajo nuestros pies cuando perdemosnuestras armas, los valores humanos omateriales, nuestra salud, las energías…En ese lugar se esconde el misterio paradesafiar a la muerte y no permitirle seapodere de nuestra llave interior paraque se meta en nosotros.

Si no quiero morir no moriré, al menos,me resistiré a la entrega, no comomuchos cansados de la vida por lasluchas y los devenires. Un cerebroconfuso y debilitado desintegra el cofrey ella, siempre dispuesta, toma la llavede la vida para llevársela por ocultossenderos…

Muchas veces desafié a la muerte. No le

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temo. Valoro y amo la vida. Mi deseo espermanecer hasta lo que parezcaimposible. Le entregaré mi llave a lamuerte cuando sienta que ya no quedenada por hacer y nadie por quien vivir.

Sé que revolotea por el mundo llevándoseincautos… a seres inocentes, niños yjóvenes que aun no aprendieron a vivir…

También sé que juega con los depravados,estos carecen de cerebro, por eso lallave la tiene ella, que se divierteobservando sus inniquidades mientras lossumerge en alucinaciones previas, antesde atraparlos en sus redes.

CONSEJO: “amar la vida, recorrerlasanamente, no entregar la llave denuestra existencia frente a un traspié.Vivir es maravilloso”

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