las latas abiertas de américa digital

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    Cinmas dAmrique latine21 | 2013:Cinma et politique

    Las latas abiertas de Amricadigital. Confesiones de undocumentalista dscolo

    EDUARDOMONTES-BRADLEY

    p. 171-181

    Traduction(s) :

    Les botes ouvertes de lAmrique numrique. Aveux dun documentariste

    indocile

    Rsums

    EspaolFranaisEl mircoles 6 de junio me sent a conversar con Julian Bond en una antigua sinagoga en

    Washington, DC. El propsito fue registrar medio siglo de experiencias en la vanguardia de losmovimi entos de derechos civiles en los Estados Unidos. Estos testimonios acabaron plasmados enun documental con el que pretendo seguir generando preguntas en torno a la relacin entre

    blancos y negros, azules y colorados, entre el todo y la nada. La premisa sirve como disparador de

    una crtica al voluntarismo documentalista que antepone las respuestas al factor documental.

    Mercredi 6 juin je me suis assis pour converser avec Julian Bond dans une ancienne synagogue Washington, DC. Le but tait denregistrer un demi-sicle dexpriences lavant-garde desmouvements pour les droits civiques aux tats-Unis. Ces tmoignages se sont retrouvs fixsdans un documentaire avec lequel jai lambition de faire natre des questions au sujet durapport entre Blancs et Noirs, Bleus et Rouges, entre le tout et le nant. La prmisse sert de pointde dpart dune critique au volontarisme documentaire qui met les rponses avant le facteurdocumentaire.

    Entres dindex

    Mots-cls : cinma latino-amricain, cinma documentaire, Latinoland, continent disparu, parc thme, circuit institutionnel, droits civiques, afro-amricain, avant-garde intellectuelle noirePalabras claves : cine latinoamericano, cine documental, Sudacaland, continente desaparecido,parque temtico, circuito institucional, derechos civiles, afroamericano,vanguardia intelectualnegra

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    Texte intgral

    Hubo un momento en que empec a interesarme en la obra de los dems. A partir deentonces mi filmografa fue construyndose sobre la base, precisamente, de ese inters.Hoy, la obra de los dems hace a las proyecciones afro-americanas dentro y fuera de los

    Estados Unidos. Mi futuro es hoy tan incierto y negro como siempre.Antes del documental la nada, despus: incertidumbre

    Eduardo Montes-Bradley

    Julian Bond y su esposa Pamela S. Horowitz despus de haber visto el documental de

    Montes-Bradley en un iPad.

    Una escena cotidiana en la dcada de los cincuenta.

    El 6 de junio de 2012 amanec temprano, desayun y emprend a contraluz laperegrinacin a Washington. El compromiso era llegar a la capital antes de medioda,recoger a Julian Bond en su casa, y conducirlo hasta la locacin donde tendra lugar laentrevista para el documental: Julian Bond: Memorias del movimiento de derechosciviles.

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    Ando con ganas de darme una vuelta por Toulouse, pero se me ocurre que mi ltimodocumental no cumple con un requisito fundamental para ser considerado dentro delos cnones del cine latinoamericano: tratar temas del cine latinoamericano. Esto nonecesariamente supone que la accin deba transcurrir en un lugar determinado. Sin irms lejos, la historia de un escritor guaran en el exilio belga, o aquella de una putacarioca en la Plaza Roja puede ser rodada en escenarios alternativos. Digamos: Bruselas

    y la Plaza Roja. Por otra parte la nacionalidad del director no pareciera ser unobstculo. As es como una francesa podra filmar la vida de un revolucionariovenezolano, un sueco las desventuras de un cacique en apuros en el Mato Grosso, y unnorteamericano la estampa del ltimo ejemplar de una especie en extincin en lasGalpagos. De modo que la posibilidad de ser tenido en cuenta para foros o festivales decine latinoamericano no concierne ni al lugar donde se desarrolle la accin, ni a lanacionalidad del realizador, sino al tema que desarrolla la obra.

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    Composicin tema: Sudacaland

    En este sentido, el continente, presuntamente desaparecido, se reinventa comoparque temtico: Sudacaland. La idea puede resultar escandalosa, pero no lo es. Trescuartos de lo mismo sucede con Pars, Roma y Estocolmo. Hay identidades que puedenresistir la vertiginosidad de las transformaciones, otras no. Latinoamrica entra en la

    categora de estas ltimas, y Brasil es su ejemplo ms acabado. Sin embargo, la idea deun parque temtico es esttica y las transformaciones representan un desafo: Cmodocumentar Rio de Janeiro sin putas, pobres, sin travestis ni samba, ni Amazoniaamenazada por la codicia de capitales transnacionales? No digo que estos elementoshayan dejado de constituir un reflejo de una condicin inexorablemente brsilienne.Pero del mismo modo en que las memorias se construyen con elementos ajenos al hechoque las provocan, los documentales se prestan como instrumentos fundamentales en eldiseo de paradigmas. Sabemos que Paris no es una postal de la Torre Eiffel, pero noscuesta superar esa instancia del mismo modo en que nos cuesta superar aquella otra delas putas, el samba y elfuchibol. La idea de un parque temtico nos permite recorrer unespacio en el tiempo sabiendo que siempre se puede regresar a ese lugar que alguna vez

    conocimos, o que nos fue presentado: a esa Habana petrificada en un malecn eternorepleto de barbudos triunfantes, a ese Santiago ensangrentado con la Moneda ardiendo

    bajo el vuelo rasante de aviones-tira bombas, a esa Plaza Mayo en llamas que vio losltimos das de Pern en su segundo gobierno Achtung! Achtung!: sabemos que estoltimo no es as, que las imgenes del bombardeo de Plaza Mayo se corresponden a unintento de golpe del mes de junio de 1955 y que Pern fue derrocado con otro golpe tresmeses ms tarde. Sin embargo, lo que nos queda es la imagen del documentalCazadores de utopas(1996) de David Blaustein que recurre a las imgenes del primergolpe para justificar grficamente el segundo. Esto, curiosamente, pasa mucho ms amenudo de lo que uno supone.Zero Dark Thirty(Kathryn Bigelow, 2012) es un film deficcin que narra las alternativas que condujeron al asesinato de Bin Laden.

    Curiosamente la crtica se refiere a esta ficcin como un trabajo cuasi-periodstico, esdecir, un medio-documental, una ficcin parcialmente documentada. En otraspalabras, esta construccin refinada de la memoria remite a la novela histrica. Nadanuevo bajo el sol. Sin embargo, lo que pareciera ser nuevo es la perspectiva a la queapelan los crticos. Zero Da rk Thirty, un film que buscaba satisfacer la adhesin a la

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    Julian Bond renuncia a la candidatura a presidente de los EEUU por el Partido Democrata,

    1976.

    Julian Bond junto a Ted Kennedy.

    poltica exterior de Barack Obama, terminar provocndole un triple orgasmo a DickCheney y perjudicando la imagen pblica del presidente.

    Ahora bien, como consecuencia de lo anterior, los documentalistas sudamericanosnos encontramos frente al siguiente dilema: cmo seguir alimentando la ilusin de uncontinente desaparecido, es decir: de un continente que no existe sino en el meticulosoarmado de una memoria documental donde la obviedad roza la ficcin. Ms an, si elcontinente desaparecido dejara de ser lo que el pblico que consume esa realidad

    quisiera que fuese o siguiera siendo, ese pblico empezara a sufrir sntomas deabstencin: Fui a Disney y no estaba Mickey.

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    Confesin bolivariana

    Julian Bond en la Convencin demcrata de 1968 de la que result electo candidato a laViceprecidencia de los EEUU.

    Pero entonces qu es lo que cambi si es que algo cambia en los parques temticos?

    La respuesta es simple: todo. Cambiaron los consumidores y cambiamos los fabricantesde espejitos de colores. Esta idea surgi cuando me encontr ante la imposibilidad determinar un documental sobre Bolivia despus de tres aos de invertir tiempo y dineroen aquel asunto. Para entonces haba conseguido extraordinarias imgenes ytestimonios en Potos donde, dicho sea de paso, casi pierdo la vida junto a NorbertoNegro Ramrez. Ahora que lo pienso, este artculo iba a ser sobre los negros en losEstados Unidos, ms precisamente sobre uno de ellos en particular y mi documentalsobre su historia que es la historia de medio siglo de evolucin respecto de los derechosciviles. Desde ya, mis disculpas y ver cmo vuelvo al tema que nos ocupa, por elmomento sigo en Bolivia.

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    Aquellas imgenes bolivianas tenan como objeto concretar un documental que sloiba a beneficiarme a m, no a sus protagonistas. De haber terminado aquel documentalinconcluso hubiera cosechado reconocimiento y prestigio que me sera imposiblecompartir con los protagonistas de la historia. Dems est decir que en el tiempo queme hubiera llevado concluir la experiencia hubiera vivido de subsidios y becas cuyoalcance supera ampliamente el producto bruto interno de ms de una de lascomunidades del Altiplano que pude recorrer. El fin desafiaba el propsito, suelesuceder.

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    Julian Bond.

    Recuerdo que en una oportunidad Martn Caparrs me cont que viajando en Vespapor Tailandia se encontr con un grupo de nios bandose a orillas de un ro (o lago,da igual). La escena era ideal y se prestaba para el retrato, despus de todo Caparrspensaba escribir sobre la explotacin sexual de los nios y aquellas imgenes seranideales para situar al lector en contexto. Est claro que los nios no saban nada de estocuando lo vieron a Caparrs estacionar su Vespa, sacar su cmara del bolso y empezar atomar fotografas. Sin embargo esos nios, acostumbrados al trfico habitual deturistas europeos, empezaron a contorsionarse, a exhibirse frente a la cmara de un

    modo francamente impdico. El escritor se percat casi inmediatamente de que lmismo estaba haciendo aquello que vena a desenmascarar (pornografa infantil) y enun acto de desesperacin volvi a montarse en la Vespa y huy sin dejar rastros. Creoque en Potos, en aquellas minas lunares, en aquel continente aparecido de repentefrente a cmara me sent como un flor de hijo de puta. Si hubiera podido sacarles el oro

    y la plata lo hubiera hecho, pero mi grado de sofisticacin era tal que con la sola imagende su explotacin yo poda ganarme un lugar en alguna enciclopedia de cinedocumental, en algn festival de cine latinoamericano. Poco tiempo despus me dicuenta que tena que apuntar con mi cmara para otro lugar, buscar documentaraquello que no perpete la relacin espejito por tierra, porque ahora ni siquiera lesestaba dando espejitos sino la ilusin de verse algn da en ese aparato mgico y

    misterioso que cualquier minero boliviano tiene en la sala de casa de adobe.

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    Photo : Eduardo Montes-Bradley

    Estamos en el horno

    Julian Bond en el ltimo da que dicta clases en la Universidad de Virginia.

    Haber descubierto qu era lo que no quera filmar resolva tan slo la mitad de laecuacin. La segunda fue ms compleja y requera resolver un interrogantefundamental: Cul es el objeto del documental latinoamericano a casi cincuenta aosdeLa hora de los hornos(Solanas y Getino, 1968)? La respuesta no tard en revelarse,la ma digo porque estoy seguro que en la complejidad de los tiempos en que vivimoscada uno tendr la suya y no pretendo con este relato convencer a nadie de nada. De esose trata, de no convencer. Fue entonces que record que algunos de los mejoresmomentos en mi vida como documentalista fueron aquellos que pas documentandosin nimo de evangelizar. Pienso enLe Mot juste, mi trabajo sobre Hctor Tizn y creoque aquello vali la pena. No tengo la menor idea de cuntos espectadores vieron el

    documental y no es un tema siquiera que me preocupe. Lo que s puedo asegurar es quetras la muerte del escritor me encontr con que haban dos pelculas: una que yo habafilmado para mostrar, y otra que fue el making ofdel cual no qued registro. Entoncespens que de algn modo siempre se filman dos pelculas y que la ms valiosa para unoes la que registra la memoria de haber estado all. Cuando se muere uno de misprotagonistas (y ltimamente pareciera que hubiese una epidemia) busco entre lascintas aqullas que les pertenecen y trato de recordar qu fue lo que no film, lo que nose grab, lo que no puedo compartir con nadie ms que con la almohada. Lo admito: esuna premisa narcisista, pero a una escala mucho menor que la que supone andarlucindose por los centros culturales de Europa y los Estados Unidos con las imgenesrobadas en las entraas de una tierra que devora gente a fuer de piqueta y dinamita.

    Una cosa es donar sangre y la otra muy distinta, es abrirse las venas y enriquecerse conel relato desde una playa oriental.

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    Photo : Eduardo Montes-Bradley

    Por la plata baila el mono

    Julian Bond en el Congreso de los EEUU, c. 1976.

    A partir de ese momento busqu relatos que me permitieran pensar. Ya no meinteresaba tanto la denuncia como el privilegio de enterarme, opona finalmente lapostal a la sonda en un espacio inexplorado. No quera contarle nada a nadie sino queme cuenten. La posibilidad de pontificar en un escenario milans frente a una masaacrtica me pona muy inquieto. Los estudiantes italianos tienen la mala costumbre depensar en el Che Guevara en los mismos trminos de consumo con los que unaadolescente en Shangai se relaciona con un afiche de James Dean. Ahora bien: escapardel circuito institucional del cine documental argentino tiene consecuencias graves, sinir ms lejos: la prdida de subsidios. Si la idea era dejar el parque temticosudamericano hasta nuevo aviso y aventurarme en terreno desconocido deba buscar la

    manera de hacerlo. Se me ocurre que ste es el paso ms difcil. Cuando uno decideabandonar el apostolado, la curia no se hace cargo de los gastos fijos y no queda msremedio que ponerse a trabajar. Haba llegado el fin de Contrakultura (1998-2008) ynaca una idea nueva: Heritage Film Project. Ahora se trataba de convencer a unos paraque me contasen su historia a cambio del vil dinero. Tierra por espejitos de colores. Conesa tierra (tierra = capital de trabajo) poda ponerme a contar las historias que meatraan. Me corrijo: a desentraar las historias que provocaban mi curiosidad y sobrelas que no saba nada, o casi nada, que no es lo mismo y que no es igual. Al principiohubo un poco de todo: una novelista brasilera perdida en las planicies al pie de lasRocallosas (Lisboa), un marine nacido en Alemania que pele las ltimas batallas en elPacfico (La armnica de Iwo Jima), un bibliotecario en Virginia cuya vida cambi el

    da que conoci a Borges (Loewenstein), un artista plstico cubano-americano querestaura fachadas de la Habana en canvas para que se parezcan ms a lo que fueron tal

    y como l cree haberlas recordado (Calzada), y ms. Pero lo que definitivamentetermin por seducir mi curiosidad fue un tema impredecible.

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    El disparador

    La militancia no produce cine documental, produce ms militancia.Eduardo Montes-Bradley

    Las mejores ideas en cine documental son producto de las mltiples causalidades. Lamilitancia no produce cine documental, produce militancia. El cine documental tal ycomo resulta de mi experiencia nace de un accidente, de una coincidencia, de un error.

    Y en eso andaba yo, tratando de equivocarme, cuando veo pasar por la vereda deenfrente a un mulato elegante, evidentemente mayor, a quien todas parecan saludarcon empeo. De haber estado en la pennsula del Sina 2000 aos atrs el hombrepodra haber llegado a convertirse en el patriarca de un culto popular. Al preguntar merespondieron que se trataba de Bond, Julian Bond.

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    Al da siguiente busqu toda la informacin que pude al respecto, averig en elndice de la Universidad de Virginia por su direccin de correo electrnico y le escribdicindole que quera hacer un documental basado en su experiencia. Para mi sorpresa

    respondi al da siguiente con el laconismo que habra de perdurar hasta hoy. S. Loespero a las 2:30 pm en la sala de profesores. El resultado de aquel llamado es undocumental de treinta y cuatro minutos, pero que pudo haber sido de una hora, o dos, otres. La entrevista fue deslumbrante para m, pero el trabajo de compaginacin fue loque me permiti entender que el documental puede ser la herramienta ms eficaz a la

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    Horace Mann Bond y Albert Einstein en Lincoln University, c. 1954.

    Julian Bond en campaa en los barrios carenciados de Atlanta, Georgia.

    hora de aprender algo nuevo. Dicho con todo respeto: el espectador no entr enconsideracin, tampoco los festivales, ni la crtica, ni los amigos importaban a esaaltura del partido. Durante tres meses me encerr a compaginar imgenes que cuentanuna historia que comienza en tiempos de la guerra civil norteamericana y recorrendcada tras dcada, y generacin tras generacin, uno de los procesos ms fascinantesen la evolucin de las relaciones sociales de Occidente. Finalmente, haba recobrado elentusiasmo y volva a sentirme que estaba documentando desde una perspectivaoriginal. Porque convengamos en algo: si yo poda darme cuenta que Bond era mulato,

    l tena muy en claro que yo era argentino y si l no me preguntaba si yo saba bailar eltango yo no iba a preguntarle si l saba jugar al bsquet. En el proceso entraron a jugarlas muy habituales contradicciones y a medida que avanzaba sobre el timeline deedicin, vea multiplicarse los interrogantes como en los senderos que se bifurcan(analoga inevitable, lo siento). Hubiera habido un Mayo francs sin una Marcha a

    Washington el 28 de agosto de 1963? Cules son los antecedentes inmediatos de laerupcin intelectual en Europa en 1968 y qu relacin mantienen con losacontecimientos que marcaron toda una generacin al otro lado del charco? Cul es elhuevo y quin demonios se comi a la gallina? Existe una sola gallina?

    A poco de andar fui dejando atrs los nombres previsibles, los que sobrevivieron almrketing indispensable de la postal inevitable. Ms all de Luther King y Malcom X,pude distinguir los perfiles de Langston Hughes, Paul Robeson, Claude McKay y

    W.E.B. Du Bois coqueteando con la revolucin sovitica y la de los Panteras Negras conlas utopas cubanas. De repente la idea de un Obama comunista enarbolada por laderecha republicana pareca ganar aliento. A la luz de esa multiplicidad de relatos quese entrecruzan, el Comit de Actividades Antinorteamericanas que promulgabaMcCarthy haba encontrado portavoces en quienes sistemticamente dirigan suscaones contra el presidente electo. No digo que esta idea de afinidad entre lo negro y lorojo estuviera presente en las conclusiones que, por otra parte, no parecieran precedidasde anlisis sino que responden a una reaccin espontnea. Dije espontnea? Lo dudo.Haba dicho antes que las memorias se construyen, se inventan, se decoran. Lamemoria de una vanguardia intelectual negra afn a los designios del enemigo soviticoo castrista est predeterminada por un estado de conciencia no manifiesto, un estadode conciencia que busca perpetuar ciertas formas de dominacin en funcin de miedosinciertos.

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    Julian Bond.

    Julian Bond haba disparado muchos ms interrogantes de los que hubiera podidoanticipar. De alguna manera creo que eso responde a mis intereses comodocumentalista post-subsidiario. Estos interrogantes acaban irremediablemente por

    justificar nuevas proyecciones de esa misma bsqueda. La pregunta que resulta deaquel concepto inicial en el que presentaba la idea del parque temtico podracompletarse de la siguiente manera: tiene cabida una pelcula sobre Julian Bond en elcontexto de un festival de cine latinoamericano en Toulouse? La respuesta es: no lo s.Por un lado supongo que no porque Bond no constituye un tema central dentro de las

    cosmogonas del continente desaparecido, por otra parte los hechos ocurren en lasantpodas donde Mart pas un tiempo hablando desde sus entraas: el colonoscopistade la monstruosidad. Yo tengo un problema con esta nocin, con esta percepcinescatolgica de la historia. Por un lado no creo en monstruos y se me ocurre que, dehaberlos, buscara observarlos desde otro lugar un poco ms confortable. La suma delas experiencias individuales pareciera complacerme. Me gusta pensar en Bond comoen Julian Bond, eslabn de un proceso inacabado, un proceso que comienza muchoantes de lo que uno supone y que todava no termina. Creo que la realidad esinfinitamente ms compleja de lo que suponemos, creo que Julian Bond es tan mulatocomo yo sigo siendo porteo y que mi mirada sobre su devenir es la mirada universalque pretendo reclamar para el cine latinoamericano. En tanto lo anterior,Julian Bond:

    Memorias del movimiento de derechos civiles es un film tan latinoamericano comocualquier otro y debera tener un lugar donde fuera que esa mirada provoquecuriosidad. Por el momento se acaba de estrenar en el Festival de Virginia y en un parde semanas ms ser proyectado en el marco de las celebraciones del nacimiento deMartin Luther King en la Universidad de Virginia.

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    Photo : Eduardo Montes-Bradley

    Table des illustrations

    Warning: A todo chancho le llega su San Martn, y si alguna vez me resist a serencuadrado como documentalista latinoamericano es muy posible que, por error,termine siendo considerado un documentalista afro-americano de asidua presencia aforos que cultiven el gnero. En todo caso, y sin nimo de acrecentar el riesgo que elloimplica, ya tengo en manos un prximo documental con el que pretendo multiplicar lasincgnitas. Esta vez, el sujeto en mi moviola (antigedad por Final Cut Pro) es RitaDove, una destacada intelectual de la que nunca antes haba odo hablar, lo que porotra parte no debera llamarle la atencin a nadie despus de todo es mucho ms loque ignoro que aquello de lo que presumo.

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    Titre Julian Bond y su esposa Pamela S. Horowitz despus de haber visto eldocumental de Montes-Bradley en un iPad.

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    Titre Una escena cotidiana en la dcada de los cincuenta.

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    Titre Julian Bond renuncia a la candidatura a presidente de los EEUU por el

    Partido Democrata, 1976.URL https://reader009.{domain}/reader009/html5/0327/5ab97220b74e0/5ab9722bf3616.jpg

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    Titre Julian Bond junto a Ted Kennedy.

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    Titre Julian Bond en la Convencin demcrata de 1968 de la que result

    electo candidato a la Viceprecidencia de los EEUU.

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    Titre Julian Bond.

    CrditsPhoto : Eduardo Montes-Bradley

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    Titre Julian Bond en el ltimo da que dicta clases en la Universidad de

    Virginia.

    CrditsPhoto : Eduardo Montes-Bradley

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    Fichier image/jpeg, 160k

    Titre Julian Bond en el Congreso de los EEUU, c. 1976.

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    Titre Horace Mann Bond y Albert Einstein en Lincoln University, c. 1954.

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    Titre Julian Bond en campaa en los barrios carenciados de Atlanta,

    Georgia.

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    URL http://cinelatino.revues.org/docannexe/image/371/img-11.jpg

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    Titre Julian Bond.

    CrditsPhoto : Eduardo Montes-Bradley

    URL https://reader009.{domain}/reader009/html5/0327/5ab97220b74e0/5ab97237b602c.jpg

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    Pour citer cet article

    Rfrence papierEduardo Montes-Bradley, Las latas abiertas de Amrica digital. Confesiones de un

    documentalista dscolo , Cinmas dAmrique latine, 21 | 2013, 171-181.

    Rfrence lectro nique

    Eduardo Montes-Bradley, Las latas abiertas de Amrica digital. Confesiones de undocumentalista dscolo , Cinmas dAmrique latine[En ligne], 21 | 2013, mis en ligne le 14

    https://cinelatino.revues.org/docannexe/image/371/img-12.jpghttps://cinelatino.revues.org/docannexe/image/371/img-11.jpghttps://cinelatino.revues.org/docannexe/image/371/img-10.jpghttps://cinelatino.revues.org/docannexe/image/371/img-9.jpghttps://cinelatino.revues.org/docannexe/image/371/img-8.jpghttps://cinelatino.revues.org/docannexe/image/371/img-7.jpghttps://cinelatino.revues.org/docannexe/image/371/img-6.jpghttps://cinelatino.revues.org/docannexe/image/371/img-5.jpghttps://cinelatino.revues.org/docannexe/image/371/img-4.jpghttps://cinelatino.revues.org/docannexe/image/371/img-3.jpghttps://cinelatino.revues.org/docannexe/image/371/img-2.jpghttps://cinelatino.revues.org/docannexe/image/371/img-1.jpg
  • 7/25/2019 Las Latas Abiertas de Amrica Digital

    15/15

    3/7/2016 Las latas abiertas de Amrica digital. Confesiones de un documentalista dscolo

    avril 2014, consult le 03 juillet 2016. URL : http://cinelatino.revues.org/371

    Auteur

    Eduardo Montes-Bradley

    Es escritor y documentalista. Desde fines de 1976 radica en los EEUU. Ha realizadodocumentales sobre figuras paradigmticas de la literatura argentina y brasilera, un ensayo

    socio-antropolgico sobre los orgenes del samba y el carnaval en Ro de Janeiro, unabiografa atpica sobre Eva Pern y ms recientemente un documental sobre el dirigente negro

    Julian Bond. Actualmente trabaja en un ensayo-documental sobre Rita Dove, poeta laureadade los Estados Unidos. Montes-Bradley reside en Charlottesville, Virginia, con su esposa y tres

    hijos.

    Droits dauteur

    Cinmas dAmrique latine est mis disposition selon les termes de la licence CreativeCommons Attribution - Pas d'Utilisation Commerciale - Pas de Modification 4.0 International .

    http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/https://cinelatino.revues.org/390