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LAS GUERRAS CÁNTAB RAS

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Page 1: Las Guerras Cántabras - Martín Almagro-Gorbea [et al.]

LAS GUERRASCÁNTAB RAS

Page 2: Las Guerras Cántabras - Martín Almagro-Gorbea [et al.]

Edita Fundación Marcelino BotínPedrueca, ITe¡ . 942 226072Fax 942 2060453900 .3 Santander 1 España

Diseño gráfico

Tres I F. Riancho

Depósito Legal SA--1999

I.S .B.N. 84-87678-81-5

Fundación Marcelino BotínAutores

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LAS G UEWRASCAN TABRAS

Martín Almagro-Gorhea

fosa M`' Blázquez Martínez

Michel Reddé

foaquíir González EchcWarai~

fosé Luis Ramírez Jádaha

Eduardo Peralta Labrador

OBRA PUBLICADA BAJO 1,0% ausrrc:wti DELA REM . ACADEMIA DF, LA Hrti -rOHIA

lllndaciónMarcelino Botín.intandcr. 1999

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La Fundación Marcelino Botín es unainstitución con finalidades asistenciales,educativas, culturales y científicas, sometida alProtectorado del Ministerio de Cultura, cuyasestrategias en el área de Conservación delPatrimonio Histórico son las siguientes :

InvestigaciónDocumental" Documentación Histórica de Cantabria(DOHISCAN)

" Archivo Sautuola" Centro de Documentación Musical deCantabria

" Centro de Documentación ArtistasCántabros Contemporáneos

Prehistoria y Arqueología" Excavaciones

FormaciónCursos : "El Patrimonio Histórico y Natural .

Valor cultural y recurso económico"Escuelas: "Escuela de Antropología Social .

Métodos y técnicas" . UIMPTalleresBiblioteca

DivulgaciónExposicionesPublicacionesConferenciasCongresos

Restauraciones Histórico Artísticas

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LAS GUERRAS CÁNTABRAS

Sumario

Eduardo Peralta Labrador

PRESENTACIÓN 11

Fundación Marcelino Botín

PRESENTACIÓN 13Martín Almagro-Gorbea . Académico Anticuariode la Real Academia de la Historia

LOS PUEBLOS CÉLTICOS PENINSULARES 17Martín Almagro-Gorbea

CAMPAMENTOS ROMANOS EN LA MESETA HISPANA 65EN ÉPOCA ROMANO REPUBLICANA

José M° Blázquez Martínez

CÉSAR ANTE ALESIA 119

Michel Reddé

LAS GUERRAS CÁNTABROS EN LAS FUENTES 1 45Joaquín González Echegaray

LA TOPONIMIA DE LA GUERRA. UTILIZACIÓN Y UTILIDAD 171

José Luis Ramírez Sádaba

LOS CASTROS CÁNTABROS Y LOS CAMPAMENTOS 201

ROMANOS DE TORANZO Y DE IGUÑA.

PROSPECCIONES Y SONDEOS (1996-97)

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PRESENTACIÓN

II

Fundación Marcelino BotínSantander, marzo de i999

El reciente descubrimiento de un campo de batalla de las Guerras Cán-tabras en la Sierra que separa los Valles de Iguña y de Toranzo (Canta-bria), consistente en una fortaleza cántabra rodeada de campamentosromanos excepcionalmente conservados, se está revelando como unacontecimiento para poder comprender como se desarrollaron las cam-pañas augusteas contra los cántabros y la forma en que se inició laromanización de los pueblos indígenas del norte de Hispania, temassobre los que, hasta ahora, no existían evidencias arqueológicas clarasy que esta publicación de especialistas trata de situar en su justo marcohistórico.

La Fundación Marcelino Botín, consciente de la importancia deltema y de la necesidad de abrir un debate científico serio sobre los pri-meros resultados de estos trabajos arqueológicos, desarrollados con lafinanciación de la Conserjería de Cultura del Gobierno de Cantabria yel apoyo del Ayuntamiento de Corvera de Toranzo, organizó, en 1997,el I Simposio sobre Guerras Cántabras, Ejército Romano y ResistenciaIndígena. Se invitó a participar en él a importantes autoridades cientí-ficas internacionales en temas como los pueblos prerromanos, la cas-tramentación militar romana o los asedios y campos de batalla delmundo romano .

Además del debate científico, el simposio planteó conocer lasinvestigaciones más recientes que se estaban desarrollando a nivel inter-nacional en yacimientos y campos de batalla, como Alesia (Francia) yNumancia (España); sobre los pueblos de cultura celtibérica de la Mese-ta y del Valle del Ebro, afines a los cántabros; sobre los pueblos celtasextrapeninsulares y el mundo de la guerra ; o sobre las Guerras Cánta-

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12 FUNDACIÓN MARCELINO BOTÍN

bras, desde el punto de vista de las fuentes, de la toponimia y de laarqueología.

Esta publicación reúne las ponencias de los participantes en el sim-posio, a quienes la Fundación Marcelino Botín quiere agradecer su dis-posición . . Lamenta, sin embargo, que el libro no pueda contener lasponencias de Venceslas Kruta y Gonzalo Ruiz Zapatero . Motivos ope-rativos forzaron a no poder dilatar más la espera de sus originales .

Por último, es un honor para esta institución que el libro que tie-nen en sus manos pueda ser publicado bajo los auspicios de la Real Aca-demia de la Historia, después de la evaluación pertinente .

A la Real Academia de la Historia y a todos los autores, el agrade-cimiento de la Fundación Marcelino Botín.

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PRESENTACIÓN

13

Martín Almagro-GorbeaAcadémico Anticuario de la Real Academia de la Historia

La Real Academia de la Historia, fundada en el año de 1738, durante elreinado de Felipe V, ha tenido como objetivo fundamental impulsar losestudios sobre la Historia «en beneficio común, aclarando la importan-te verdad de los sucesos, desterrando las fábulas introducidas por laignorancia, o por la malicia, para contribuir a que ésta sea conocidacada vez mejor y conduciendo al conocimiento de muchas cosas, queobscureció la antigüedad o tiene sepultado el descuido», tal como explí-citamente declaran sus estatutos.

En estos últimos años, la Real Academia de la Historia ha puestoespecial interés en incrementar su tradicional interés por los periodosmás antiguos de nuestra Historia, a los que tanta atención ha dedicadoa lo largo de su pluricentenaria actividad, pues en ellos se fue confor-mando de manera paulatina nuestro actual modo de ser.

Para este fin se ha considerado oportuno revitalizar la Comisión deAntigüedades, creada el 21 de Septiembre de 1792, y renovar el Gabi-nete de Antigüedades procediendo a publicar el catálogo de sus ricascolecciones y a difundir sus ricos fondos documentales, a fin de facilitarel conocimiento de nuestra historiografía sobre este campo de estudios .Estos trabajos, que avanzan a buen ritmo, van a permitir, en un plazobreve, poner a disposición de todos este rico patrimonio de nuestropasado .

Pero el interés por las etapas más antiguas de nuestra Historiahace que todavía sea más importante interesarse e impulsar su estudio .En este sentido, la Comisión de Antigüedades sigue con atención losrecientes descubrimientos de los antiguos escenarios de las GuerrasCántabras, lucha definitiva entre los cántabros y Roma, justo antes de

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14 MARTÍN ALMAGRO-GORBEA

que ésta lograra imponer su pax romana que representaba el final delos dos siglos de guerra intermitente que supuso la conquista de Hispa-nia y que dio paso a la romanización, un hito esencial en nuestro pro-ceso histórico.

Estos trabajos, llevados a cabo en estos últimos años por la Con-sejería de Cultura y Deporte del Gobierno de Cantabria, desde los pri-meros descubrimientos han ido suscitando un creciente interés tanto enEspaña como fuera de ella, ya que los descubrimientos efectuados pue-den considerarse, desde diversos puntos de vista, como un hito en nues-tros estudios de la Antigüedad, de relevancia comparable a la identifica-ción definitiva de Numancia y al inicio de sus excavaciones a mediadosdel siglo pasado .

Gracias al generoso mecenazgo de la Fundación Marcelino Botínha sido posible reunir a un selecto grupo de especialistas para conocerdirectamente los hallazgos y de este modo poder estudiarlos y discutirmejor su significado histórico y cultural, para contribuir definitivamen-te a despejar las muchas incertidumbres existentes desde hace muchosaños sobre estos acontecimientos históricos .

Con dicho motivo se ha celebrado en Santander, con gran aciertoy éxito, durante los días 23 y 24 de Octubre de 1997, este I Simposiosobre Guerras Cántabras, ejército romano y resistencia indígena.Durante el mismo se han dado a conocer y se han visitado los recién des-cubiertos campos de operaciones de las Guerras Cántabras, con los cas-tros indígenas y las circunvalaciones y campamentos romanos, y se hapodido discutir ante el público su significado para nuestros actualesconocimientos históricos, gracias a la hospitalidad y la perfecta organi-zación de la Fundación Marcelino Botín, de Santander.

La Real Academia de la Historia, interesada desde el inicio porestos descubrimientos de tanto interés histórico, ha querido manifestarsu apoyo, a este proyecto, por lo que desea hacer constar explícitamente sus mejores auspicios sobre el mismo y sobre la publicación desus resultados que se ofrecen en el presente volumen, con la convicciónde que de este modo contribuye a un mejor conocimiento de la Histo-ria de España .

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PRESENTACIÓN

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Pero, al mismo tiempo, es justo felicitar al Gobierno de Cantabriapor la labor en pro de la cultura que ha sabido desarrollar en este campoy, muy especialmente, a la Fundación Marcelino Botín por su generosomecenazgo para llevar a cabo dicha reunión y la publicación de las pre-sentes actas, prosiguiendo así una tradición de interés por nuestro pasa-do histórico en la que siempre será grato recordar la gran figura de D.Marcelino Sanz de Sautuola, tan vinculada a dicha institución y quetanto honra a los estudiosos de Cantabria y de toda España .

No queda, para finalizar, sino felicitar públicamente a todos cuan-tos han hecho posible estos logros por el éxito alcanzado, pues estaactuación de nuestras instituciones autonómicas y culturales constituyeun magnífico ejemplo a seguir en futuros empeños para, conjuntamen-te, lograr que estos estudios alcancen toda la altura que requieren almejor servicio a la Historia de España, de todos cuantos a ella se dedi-can y, en definitiva, de todos cuantos creemos que el mejor conocimien-to del pasado contribuye a ser más dueños de nuestro presente y de nues-tro futuro .

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LOS PUEBLOS CÉLTICOS PENINSULARES

Martín Almagro-Gorbea

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LOS PUEBLOS CÉLTICOS PENINSULARES

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Martín Almagro-Gorbea'

Pocos temas en la Protohistoria de la Península Ibérica resultan tan deactualidad y suscitan un interés tan continuado como el de los pueblosceltas . Más concretamente, las poblaciones célticas peninsulares ofrecenel interés añadido de ayudar a comprender las raíces étnicas y culturalesde gran parte de la Península Ibérica, además de su creciente importanciapara los estudios célticos de ámbito general, cuyo desarrollo en la actua-lidad se explica por su importancia para gran parte de las regiones occi-dentales de Europa, que comparten esta misma raiz cultural y étnica .'Todo ello revela un interés científico objetivo que trasciende errores ymanipulaciones surgidas a lo largo de la Historia, hecho no comprendi-do por algunas visiones historiográficas excesivamente críticas .'

Los Celtas es un pueblo de estirpe indoeuropea pero de origen malconocido, que, tradicionalmente, los arqueólogos consideraban origina-rios de Europa Central, aunque, según la lingüística, más bien parecenproceder de un tronco indoeuropeo oriental . Los griegos identificaroncomo célticos a los pueblos que habitaban el Occidente, seguramentetras conocer gentes que se denominaban a sí mismos como tales -Kel-toi- (aunque la etimología de esta palabra sea discutida), etnónimo queha perdurado en Hispania hasta la actualidad, pues varios pueblos deGalicia todavía conservan el nombre de Celtigos.' Pero el concepto étni-co clásico original se fue complicando al añadirse criterios de identifica-ción lingüísticos, tras valorarse como celtas las lenguas irlandesa y gale-sa, a las que se ha añadido posteriormente el galo, el celtibérico y el

' Departamento de Prehistoria . Universidad Complutense . E-28040 Madrid .' AA.W. 1990 ; AA.W 1991 .'

G. Ruiz ZAPATERO 1992; Id . 1997, p . 32 .'

P. MADOZ 1847, p . 302 ; A . TOVAR 1977 .

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MARTÍN ALMAGRo GORBEA

lepóntico, así como elementos culturales tomados de la literatura irlan-desa, tradicionalmente reinterpretados con un espíritu romántico y lite-rario más que científico, existiendo igualmente tradiciones folklóricas deorigen celta, generalmente mal estudiadas . Pero a partir del siglo XIX,ha ido tomando fuerza la interpretación arqueológica, surgida de iden-tificar como celta la Cultura de La Téne y del Hallstatt, así como el Artede La Téne e Irlandés, derivado de él, lo que sólo es cierto parcialmen-te, pues excluye amplias áreas del mundo céltico, especialmente en Ita-lia y España y, probablemente, también de las Islas Británicas .

Por ello se comprende la dificultad de definir actualmente el con-cepto de "celta", aún excluyendo acepciones erróneas y acientíficas,algunas de ellas de gran popularidad. Pero esta dificultad es más aparente que real, pues se supera comprendiendo que el concepto de celtaes una definición étno-cultural a la que sólo podemos aproximarnosdesde una perspectiva interdisciplinar y comprendiendo su carácter poli-morfo y complejo, que varió con el tiempo, desde la Protohistoria a laEdad Media, y el espacio, pues los celtas se extendieron desde Irlanda yGalicia en Occidente hasta la lejana Galacia, en la actual Turquía, porOriente, y desde Escocia hasta Italia y Andalucía .

Más complejo todavía resulta este problema en la Península Ibéri-ca,' donde ocupaban amplias áreas de su zona central y occidental, perotampoco se sabe cómo y cuándo llegaron, pues las tradicionales teoríasde "invasiones celtas" tienden a ser sustituidas por procesos más com-plejos, de no menor interés para las etapas finales de la Prehistoria deEuropa, en los que, junto a la idea de invasión, hay que valorar las deaculturación, colonización y de contacto interétniCO, 6 a fin de compren-der en toda su complejidad las poblaciones célticas de la Península Ibé-rica, para cuya correcta valoración es preciso utilizar tanto los textosclásicos como los datos lingüísticos y arqueológicos, e, incluso, etnoló-gicos, tan olvidados a pesar de su interés.' Por ello, resulta difícil dar ens H. D'ARBOIS DE JUVAINVILLE 1893-4 ; P BoSCH GIMPERA 1944 ; M. ALMA-

GRO 1952 ; AANV 1990 ; J. DE Hoz 1988 ; M. ALMAGRO-GORBEA 1992 ; J .& A. E Do AMARAL 1997 ; etc .

6 M. ALMAGRO-GORBEA 1995 a .

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LOS PUEBLOS CÉLTICOS PENINSULARES

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un espacio reducido una visión general de un problema tan complejo,aún limitándose a los elementos principales, como su orígen, su articu-lación interna y su evolución socio-cultural .

A la llegada de Roma, Hispania ofrecía una de las mayores diversi-dades étnicas de toda Europa, acentuada por un claro gradiente culturalen sentido Norte-Sur y Este-Oeste, explicable por su mayor apertura olejanía al Mediterráneo y a sus vivificantes influjos culturales acrecentadapor la diversidad geográfica, apenas uniformada por la gran Meseta Cen-tral que actuaba como área de contacto . A lo largo del I milenio a. C. laPenínsula Ibérica ofrece un complejo proceso de etnogénesis al formarselos diversos pueblos prerromanos en un proceso acentuado por el influjode fenicios, griegos, púnicos y, finalmente, romanos, coincidiendo en gene-ral con su evolución hacia formas de vida urbana, proceso que culminacon la definitiva incorporación de Hispania a la órbita de Roma.'

Dentro del complejo mosaico étno-cultural de Hispania, cabe dife-renciar a grandes líneas tres grandes troncos. Los turdetanos o tartesiose íberos ocupaba las zonas meridionales y levantinas abiertas al Mediterráneo y a sus corrientes civilizadoras, siendo los más cultos y civiliza-dos, especialmente la Turdetania, en la actual Andalucía, como acerta-damente señaló Estrabón (111,1,6 y 2,1) . Por el contrario, en valles de lasmontuosas zonas próximas al Pirineo Occidental vivían vascones y otrospueblos afines no indoeuropeos, étnicamente más relacionados quizáscon el mundo ibero y aquitano, aunque culturalmente resultan más afi-nes a los pueblos cantábricos, siendo su aislamiento y pobreza lo queexplica su marginalidad y la pervivencia de este substrato al no llegar aromanizarse.

Finalmente, otro tronco étno-cultural lo constituían los pueblosindoeuropeos, entre los que destacan los celtas no siempre fáciles de dife-renciar. Éstos habitaban especialmente el centro, norte y occidente, desdeel Sistema Ibérico hasta el Atlántico . En ellos cabe diferenciar los Celtí-beros propiamente dichos,9 más desarrollados a la llegada de los roma-' J. CARo BAROJA 1946; M. ALMAGRO-GORBEA 1992 ; id. 1995 .M . ALMAGRO-GORBEA y G. RUIZ ZAPATERO (ed .) 1992 .J. MALUQUER y B . TARACENA 1954 ; A. LORRIO 1997.

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MARTÍN ALMAGRO GORBEA

nos y con una estructura gentilicia clientelar de ideología guerrera contendencias expansivas, frente a los Lusitanos y otros pueblos del Norte,como Galaicos, Astures y Cántabros, de menor desarrollo y que mante-nían una estructura pregentilicia más arcaica y basada en clases de edad .

La Península Ibérica, situada en el extremo SW de Europa, ofreceel interés de ser el extremo más occidental del amplia área ocupada porlos Celtas y de ella proceden las primeras noticias transmitidas por losgriegos, como la Ora Maritima (1,185 s., 485 s.) o Herodoto (2,33;4,49), así como las de Hekateo de Mileto, cuyas referencias a los celtasse sitúan próximas al Norte de los Pirineos hacia el 600 a.C .

En Hispania, su largo contacto con tartésios e íberos afirmó su per-sonalidad dentro del mundo céltico y enriqueció su cultura, llegando aposeer escritura, cerámica a torno, urbanismo e instituciones urbanas,etc., hasta el punto de ofrecer el mejor conjunto epigráfico conocido enlengua céltica antes de las tradiciones literarias irlandesas medievales,por lo que son un testimonio directo de su lengua y su mentalidad en laAntigüedad, aunque sus características peculiares han dificultado hastafecha reciente su correcta valoración ." Sin embargo, griegos y romanoslos denominaron con el acertado nombre de Celtíberos, que inicialmen-te significaba "los celtas de Iberia", pero que paulatinamente pasó ahacer referencia a su doble raíz cultural y étnica, personificada en la Cel-tiberia, región a caballo entre el Valle del Ebro y la Meseta que consti-tuyó el principal área del mundo céltico peninsular. Por ello, Marcial(10,65), el gran poeta latino del siglo 1 de nuestra Era nacido en la cel-tibérica ciudad de Bilbilis (Calatayud), se consideraba descendiente deCeltas e Iberos : ex Hiberis et Celtas genitus.

En consecuencia, el estudio de los Celtas constituye uno de lostemas más atrayentes de la Protohistoria de la Península Ibérica, esencialpara comprender la formación de su etnia y cultura, pero también esuno de los campos peor conocidos del mundo céltico, lo que, junto a supersonalidad, permite comprender el creciente interés internacional.

'° Véase a este respecto las comunicaciones a los Coloquios sobre Lenguas yCultura Prerromanas, que se celebran desde 1974 .

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LOS PUEBLOS CÉLTICOS PENINSULARES

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Sin entrar en una visión historiográfica, la presencia de Celtas en laPenínsula Ibérica se conoció desde el Renacimiento gracias a los textoshistóricos greco-romanos, iniciándose los estudios lingüísticos en el sigloXIX con W von Humboldt y d'Arbois de Juvanville, éste seguido por J.Costa. Pero fue un discípulo de Th . Mommsen, Adolf Schulten, quién apartir de los años 1920 reactivó el estudio de los textos históricos clási-cos sobre los celtas de Hispania . Paralelamente, P. Bosch Gimpera rela-cionó dichos textos y los elementos lingüísticos celtas de la PenínsulaIbérica con los restos arqueológicos que ofrecían los Campos de Urnasentonces descubiertos en el Noreste Peninsular, explicando su origen pormedio de varias invasiones . Este hecho supuso la adopción en la Penín-sula Ibérica de la secuencia arqueológica centroeuropea de Campos deUrnas - Hallstatt - La Téne para elementos culturales locales que pocotenían que ver con dichas culturas de Europa Central.

La entonces brillante visión integradora de cultura material, lin-güística y fuentes históricas ha perdurado casi hasta la actualidad, apesar de las crecientes dificultades que suponía el que nunca se documentaran en excavaciones las invasiones señaladas y menos aún lasmigraciones internas menores, buscando otros investigadores hipótesisalternativas más sencillas, pero sobre el mismo modelo invasionista .

Por el contrario, los lingüistas, especialmente Tovar" y otros lin-güistas han mantenido la idea de varias invasiones, básicamente dos,pero sin explicar su época, vías ni modo de llegada. 12 La más antiguahabría traído una lengua indoeuropea considerada precelta, hoy deno-minada "Lusitano", que se conservó por las regiones atlánticas delOeste Peninsular, arrinconada por los Celtas propiamente dichos . Estospreceltas conservaban la P- inicial del indoeuropeo (fig . 1) y tenían unaonomástica y una teonimia propia de aspecto muy antiguo, aunquealgunos lingüistas, como Untermann, la consideran actualmente comoun dialecto céltico primitivo."

" A. TOVAR 1957 ; id ., 1961 ; id ., 1977a; id ., 1986 .'z Véase, por ejemplo, E VILLAR 1991 ." J. UNTERMANN 1987 .

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Fig . 1 . Dispersión de topónimos y antropónimos en P- en la península Ibérica :A, Antropónimos; B, Etnónimos, C, Topónimos; D, Id . Palantia; E, P- perdida;F, P- en inscripciones lusitanas (según Untermann, ligeramente modificado) .

FinaCarrion
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LOS PUEBLOS CÉLTICOS PENINSULARES

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Otra invasión posterior sería de celtas propiamente dichos, docu-mentados en las altas tierras del Sistema Ibérico y del Este de la Meseta,de altura cercana a los 1000 metros . Su lengua, conservada en inscripciones en alfabeto ibérico y latino, sería el "Celtibérico", de tipo másarcaico que el goidélico y el galo-britónico, lo que se adecua a su situa-ción marginal en el mundo céltico, como ocurre con el lepóntico,'4 nom-bre dado a la lengua celto-itálica antigua. Pero lingüistas y arqueólogoshan trabajado muchos años sin lograr una visión de síntesis válida parauna explicación de conjunto . Por ello, desde hace más de 100 años, unproblema esencial de los Celtas en la Península Ibérica es explicar su ori-gen de acuerdo con los datos lingüísticos, históricos y arqueológicos.

Para superar esta situación hace años propusimos analizar el subs-trato cultural de los celtas peninsulares para precisar su origen y carac-terísticas . Los estudios a partir de los años 1970 de la Cultura de losC.U . ha precisado su dispersión en el cuadrante Noreste Peninsular, loque dificulta las tesis invasionistas tradicionales, pues según los testimo-nios históricos y lingüísticos dicha zona la ocupaban los íberos, cuyalengua no era céltica, ni aparentemente indoeuropea, aunque en su parteseptentrional su cultura deriva de la de los C.U ., lo que plantea su posi-ble celticidad cultural, al menos, en aspectos ideológicos, como eviden-cian sus santuarios gentilicios y sus necrópolis de incineración .`

Pero más significativos han sido los avances logrados en el conoci-miento de la evolución cultural de la antigua "Celtiberia", la Keltiké omundo celta de la Iberia (Plinio, N.H. 3,29), de donde proceden lamayoría de los testimonios culturales célticos y donde, basándose en lacontinuidad cultural que ofrecen necrópolis y poblados, parece posiblellegar a precisar el origen de la cultura y, en conseciencia, de las gentesidentificadas en fecha tardía con los celtíberos .

Según el actual estado de la investigación, dichas áreas, a partir dela Edad del Bronce, a lo largo del II milenio a.C ., aparecen ocupadas porpequeños núcleos de cabañas de la "Cultura de Cogotas I", de econo-'a M. LEJEUNE 1971 ; J . UNTERMANN 1987 ; A . L . PROSDOCIMI 1991 ; R . C . DEMARINIS 1991 ; J. GORROCHATEGUI 1991 .

'S M. ALMAGRO-GORREA 1996, p . 30 .

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mía agrícola y ganadera de trashumacia local con predominio de ovejas,que asimilan la metalurgia del Bronce Atlántico a partir de fines del 11milenio. 16 En el 1 milenio, en torno al Sistema Ibérico, la futura Celtibe-ria, aparecen nuevos poblados predominantemente agrícolas en lasvegas de los ríos con algunas cerámicas de los C.U . que evidencian cier-ta "deriva cultural" respecto a las gentes del NE de la Península Ibérica,por lo que parecen representar penetraciones de pequeños grupos deagricultores que colonizan estas tierras altas originarios del Valle Mediodel Ebro, como indicarían sus cerámicas de decoración geométrica inci-sa y excisa ." Además, ni estas gentes ni las de la cultura paralela de Sotode Medinilla en el Duero Medio evidencian ritos funerarios, como ocu-rría en Cogotas 1, lo que las excluye de los C.U ., aunque en la Celtibe-ria este hecho puede ser debido a un vacío en la investigación, pues estosmateriales aparecen en la base de poblados celtibéricos que se relacionancon las más antiguas necrópolis de incineración, las cuales, junto a hoga-res domésticos rituales y morillos, indicarían la llegada de una sociedadgentilicia . Pero objetos de bronce como fíbulas de codo, espadas deHuelva, etc. son de origen atlántico meridional, esto es, proto-tartésico,como sus chozas redondas, confirmando el carácter mixto de esta cul-tura, como confirman sus vasos de ofrendas y de almacenamiento . Estoselementos de la transición del Bronce Final a la Edad del Hierro parecenformar parte de un substrato cultural generalizado desde el Occidente dela Península Ibérica hasta la Meseta que coincidiría con elementos lin-güísticos indoeuropeos o "protoceltas" y con elementos religiosos muyarcaicos, como ritos de enterramiento que no dejan evidencia arqueoló-gica, quizás relacionables con las ofrendas de armas a las aguas en laEdad del Bronce (fig . 2A), tradición que pervivió en el mundo celta, ocon la costumbre de Celtíberos y Vacceos de exponer los guerreros caí-dos en batalla a los buitres (Silio Itálico, Pun. 2, 3; Eliano, De nat.anim., 10, 22) documentada en cerámicas de Numancia.' g

'6 G. DELIBES y F. RoMERO 1992 ." A. LORRIO 1997, p . 260 s.'a M . ALMAGRO-GORBEA 1992, p . 148 .

MARTÍN ALMAGRo GORBEA

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LOS PUEBLOS CÉLTICOS PENINSULARES

Entre estas gentes poco a poco se fue generalizando el castro comoforma de vida, lo que trasluce una inestabilidad creciente, consecuenciadel aumento demográfico y de la necesidad de controlar y defender supequeño territorio o pagus, generalmente reducido a un valle, como con-secuencia del predominio de la ganadería, en parte trashumante paraevitar la aridez estival de las llanuras meseteñas y la dureza invernal delas sierras, y de las consiguientes tensiones por el control de los esencia-les pastos de verano . Este proceso favorecería una organización socialcada vez más jerarquizada y guerrera, que debió dar lugar a élites gue-rreras que evolucionaron hacia clanes gentilicios de carácter hereditarioa partir de la edad del Hierro."

El habitat castreño perduró hasta época romana en las áreas másoccidentales y septentrionales, desde Galicia al País Vasco, como sabe-mos por noticias del etnógrafo Posidonio transmitidas por Estrabón(3,3,7), quienes consideraron a dichas poblaciones como las más pri-mitivas de Hispania . En efecto, la sociedad castreña corresponde alcitado substrato "protocéltico" que explica la proximidad cultural,socio-económica, lingüística e ideológica de Vacceos, Vettones, Lusita-nos, Cántabros, Astures, Galaicos e incluso Celtíberos, aunque éstosadoptaron a partir del siglo VI a.C . un sistema de clanes gentilicios y elhierro para su armamento gracias a su abundancia en las serranías ibé-ricas y centrales. De este modo se explica la más rápida evolución de laCultura Celtibérica, principal núcleo céltico en la Hispania prerroma-na, su marcado carácter aguerrido y su gran fuerza expansiva, quetanto facilitó la posterior y progresiva "celtiberización" de las restantespoblaciones afines .'°

La primitiva organización socio-económica de las gentes castreñas esde gran interés y esencial para comprender su concepto de la vida . El cas-tro o castellum era la unidad social de referencia, a la que aluden al indicar su nombre en inscripciones de época romana," existiendo divinidades

19 Id ., 1994, p. 14 s .'° Id ., 1995a ; A. LORRIO 1997 .z' M : L : ALBERTOS 1976; Id . 1988 ; G. PEREIRA 1982; M. ALMAGRO-GORBEA

1994.

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específicas de los castros y de sus gentes, como Aetobrigus, Lanobrigae oBand(ua) Araugel(ensis), representada como Fortuna-Tyché, una divini-dad primigenia de toda la colectividad. Estas gentes explotaban la tierraen común, como los vacceos (Diodoro 5,34,3) y como se ha conservadoen algunas comunidades tradicionales de la Península Ibérica, costumbretambién documentada en Esparta, Argos y Messenia` y en otros pueblosindoeuropeos, como eslavos o germanos, al ser anterior al desarrollo delsistema de clanes gentilicios y a la extensión de la propiedad familiar. Lasmujeres hacían la labor del campo (Estrabón 3,4,17) y, en consecuencia,entre los Cántabros ,23 los maridos dotaban a sus mujeres y las hijas dabanesposas a los hermanos, ya que ellas heredaban la casa y la tierra, comoentre los Pictos de Escocia.z' Este sistema social, que puede considerarsesemejante al de los Germanos organizado por gentes o clanes y parentelas(gentibus cognatibusque, César, b.G. 6,22), lo explica Justino (44,3,7) alseñalar cómo feminae res domesticas agrorumque administrant, ipsi armisrapinis serviunt, "las mujeres se ocupan de la tierra y la casa mientras quelos hombres se dedicaban a la guerra y las racias" . Esta aguda observaciónpermite reconstruir la estructura guerrera de aquella primitiva sociedad enla que la división sexual de roles característica de toda sociedad de pasto-res-guerreros explica que la actividad varonil fuera la ganadería, la caza,la guerra y las racias de ganado, como ocurría en otras culturas célticas,como la irlandesa.

En este contexto socio-cultural no existiría ejército especializadoen una guerra continua, sino racias de primavera a otoño, siendo elarma esencial la lanza. El número de guerreros sería muy reducido y lastácticas, simples para resolver conflictos de poblados vecinos por mediode emboscadas y guerrillas, practicando el bandolerismo y la racia enregiones apartadas, así como la tradición del ver sacrum, pero siemprelimitada a grupos reducidos . Existía igualmente la lucha de campeones,zz D. M. MAcDOWELL 1986 : 89 s .21 Sobre las arcaicas costumbres de los Cántabros, J. GONZÁLEz ECHEGARAY

1966; E. PERALTA 1990 .za H . D'ARBOIS DE JUVANVILLE 1981, p . 173 .21 M. ALMAGRO-GORBEA 1996 .

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a juzgar por la aparición de grandes espadas que evidencian combatesindividuales . Estos pueblos conservarían costumbres ancestrales, divini-dades indoeuropeas, como evidencia la etimología de sus teónimos, yritos comparables a algunos del mundo itálico y germánico, pues su ori-gen debe buscarse en la religión y la sociedad indoeuropea anterior a laformación de la sociedad gentilicia céltica documentada en las culturascentroeuropeas del Hallstatt y La Téne . Estos guerreros estaban organi-zados en clases de edad y en fratrías, pues Estrabón (3,3,7) indica quecomían por orden de edad y prestigio, como los galos (Ateneo 4,152) ylos dorios`° y que los jóvenes en edad militar, la iuventus, formaba gru-pos dedicados a la caza, la racia y la guerra (Diodoro 5,34,6) en territo-rios fronterizos o alejados de su poblado. La finalidad de esta costum-bre era probar su valor antes de ser admitidos en la sociedad, además deservir para regular el posible excedente demográfico y de permitir elenriquecimiento personal con el botín, generalmente ganado, lo quesupone una clara ideología guerrera que explica que Estrabón los com-parara con los lacedemonios .

Para formar parte de estas fratrías guerreras debían pasar ritos deiniciación, característicos de toda sociedad guerrera .Z' Estrabón (3,3,6) yMarcial (Epigr. 6,42,16) aluden a comidas frugales y a baños secos desudor a base de piedras candentes seguidos de inmersión en agua fría yde unciones de grasa, que se han identificado en las "pedras formosas"de galaicos y vettones (fig . 2B), 28 a lo que, probablemente, se unía lainhalación de estupefacientes para representar el paso al Más Allá, dedonde el jóven salía "renacido" como guerrero, pues los baños otorga-ban la invulnerabilidad y el furor, como Aquiles al ser bañado porTetis,Z 9 explicando la tradición conservada en San Pedro Manrique(Soria) de atravesar las brasas descalzos el día de San Juan . Estos mitosevidencian la existencia de prácticas iniciáticas en las que el fuego y elagua hirviente jugaban un destacado papel, mientras que la ingestión de26 D. M. MACDOWELL 1986, p . 113 s .2' K. R . MACCONE 1987 .21 M. ALMAGRO-GORBEA y J . ALVAREZ 1992 .21 G. DUMÉZIL, 1977, p. 575 .

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Fig. 2. Ofrendas de armas a las aguas del Bronce final y la Edad del Hierro(A) y laconica o saunas rituales de tradición prerromana (B) .

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una sola comida, pura y simple, recuerda la costumbre lacedemonia deprivación de comida en estos ritos de paso y las comidas comunitariaspropias de fratrías guerreras,3° como los banquetes de convivialidad yhermanamiento de las curias de Roma (Dion. Hal. 2,23,2). Por ello,estos ritos tienen numerosos paralelos en pueblos indoeuropeos, comoescitas (Herodoto 4,73-75), dorios, en diversos pueblos itálicos (Virg,Aen. 11,785-788; Servio, Ad Aen. 11,785 ; Plinio, N.H. 7,19) y celtascentroeuropeos (Sidón Apolinar, Ep. 2,9,8-9) y de Irlanda (La postra-ción de Cüchulainn, 36), existiendo costumbres semejantes por el Este yNorte de Europa entre escitas, eslavos y germanos que reflejan una tra-dición indoeuropea muy antigua del agua como punto de paso al MásAllá, de donde volvía el guerrero renacido . También realizaban juegosgimnásticos y cantos y combates rituales (Apiano, Iberia 71 ; Diodoro33,21 ; Estrabón 3,3,7) y algunos guerreros usaban lanzas "con puntasde bronce", lo que a fines del I milenio a.C . sólo se explica como unalarga pervivencia de rituales de la Edad del Bronce .

Estas fratrías guerreras pregentiliciaS3 ' son comparables a las deotros pueblos indoeuropeOS32 y practicarían costumbres como el versacrum, consagración de todos los nacidos en un año que les obligaba aemigrar, formando expediciones guerreras y practicando el bandidajehasta encontrar donde asentarse o ser exterminados, forma de vidacaracterística de esta sociedad preurbana que contribuiría a la inestabi-lidad e inseguridad de toda la sociedad castreña, pero quetambién expli-ca la gran capacidad de expansión de pequeños grupos a grandes dis-tancias . Diodoro (V,34,6) comenta que "los que en edad viril carecen defortuna y destacan por su fuerza física y valor.. . con las armas se reúnenen las montañas y forman ejércitos, recorren Iberia y amontonan rique-zas por medio del robo" y Estrabón (3,3,5) precisa que "en la regiónentre el Tajo y el país de los Artabros habitan unas treinta tribus . . . lamayor parte de estas tribus han renunciado a vivir de la tierra y se dedi-can al pillaje, luchando constantemente entre sí y cruzando el Tajo para30 L. GERNET, 1982, p. 51 S.3 P. CIPRÉS 1993 ; E. PERALTA 1990; Id . 1991 ; M. ALMAGRO-GORBEA 1997 .31 E. BENVENISTE 1969, 1: 222 S. ; K. R. MCCONE 1987 .

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atacar a pueblos vecinos" . Estas bandas realizaban sus correrías por lasregiones indoeuropeas occidentales de Lusitania, Beturia, Vettonia yGallaecia (Apiano, Iberia 56-57 y 67-70; Orosio 5,5,12), pero cada veztendieron más a raciar la zonas ricas, como la Bética y las áreas ibéricas(Apiano, Iber . 64 ; Floro 1,33,15), documentándose hasta plena con-quista romana .33

Estos grupos estaban dirigidos por un jefe, dux en la precisa ter-minología latina, normalmente el individuo más poderoso, como elmismo Fionn, jefe de los fionna, héroe de infancia y extraordinaria relacionado con el sidh o Más Allá y desposado con la Tierra, que poseíafuerzas mágicas, idea que permite interpretar los guerreros representa-dos en las estelas de extremadura. A estos jefes se debía obediencia abso-luta, quedando vinculados a ellos hasta la muerte por un pacto de fide-lidad de carácter sacro, la devotio (Apian . Iber. 71 ; Livio 25,17,4 y38,21) . Esta costumbre indoeuropea` (César, b.G ., 3,22 ; Tácito, Ger-mania 13 y 14; etc.) está atestiguada entre celtíberos (Plutarco, Sert . 14 ;Val. Máximo 2,6,14 ; Gelio 15,22; Orosio 5,23 ; etc.), lusitanos (García1990: 238 s.), vettones (Apiano, Iberia 56-57 y 67-69) y cántabros (SilioItálico, Pun. 16,46-50), pero también entre los íberos septentrionales,como los ilergetes Indíbil y Mardonio (Ramos Loscertales 1924; Rodrí-guez Adrados 1946). Tales jefes gozaban de prestigio y propiedadessobrenaturales, como ocurría con sus armas, entre las que destacaba laespada, que podía tener caracter mágico y era símbolo de su poder yautoridad, tradición que pervive en el ciclo artúrico medieval dada suascendencia céltica.

Por ello, para dirimir enfrentamientos personales o entre dos colec-tivos, se recurría a combates individuales de tipo heroico entre dos gue-rreros descacados o "campeones", cuya suerte decidía la de sus ejércitos, lo que supone un sentido de ordalia o juicio divino muy acorde consu sentido sobrenatural de la guerra . Esta costumbre, documentada enla Ilíada, en la épica céltica irlandesa y entre los galos (Diodoro Sículo

ss L. GARCÍA IGLESIAS 1988 ." E. BENVENISTE 1969 : 67-78; B. GARCÍA 1990 : 237.

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5,29,2-3), también aparece entre los celtas hispanos en la escena de unconocido vaso de Numancia (fig . 3) y en episodios como el de Escipión,cuando como joven tribuno (Liv. per. 48,20) derrotó a un celtíbero degran tamaño que lo había retado (Ib. 53 ; Pol. 35,5 ; Veleyo 1,12,4 ; Plut.praec. ger. reip . 804, p. 29 ; Ampelio 23,3 ; De viris ill. 58; Oros., hist .4,21,2).

También correspondería a este substrato divinidades muy primiti-vas, seguramente no antropomorfas, cuyos nombres en Bandu-, Nabia,Reve-, Cossus o Pala` se asocian a cultos fisiolátricos en peñas, fuentesy ríos, como los santuarios de CabeQo de Fragoas, Lamas de Moledo,Ulaca (fig . 4) o la parte superior de Peñalba de Villastar. Muy interesan-tes son sus creencias y ritos, que incluían sacrificos sangrientos compa-rables a los de otros pueblos indoeuropeos . Estrabón (3,3,7) narra quehacían hecatombes y sacrificaban chivos, prisioneros y caballos a unadivinidad guerrera identifica a Ares y documentada como Marte en laepigrafía romana, donde se asocia a alguna de dichas divinidades ances-trales, como Cossus . También sacrificaban prisioneros con fines adivi-natorios (Estrabón 3,3,6; Martín Dumiense, De correct. rust. 8; Plut .,Quest. Rom . 88) y para firmar la paz, en Bletisama, Ledesma (Livio,per. 48),36 se sacrificaba a un hombre y un caballo, mientras que los Cán-tabros también ofrecían sacrificios de caballos (Horacio, Carm. 3,4,34 ;Silio Itálico 3,361) .

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Todos estos elementos se extienden por el Occidente y la mitadNorte Peninsular y también parecen atestiguarse en la Cultura Celtibéri-ca, tal vez por constituir elementos arcaicos en desaparición, indicandodesde la Edad del Bronce la existencia de un substrato cultural indoeuro-peo muy arcaico, no radicalmente diferente pero anterior a la CulturaCeltibérica documentada de la Edad del Hierro, caracterizada por unaorganización en clanes familiares gentilicios indicada por los genitivos enplural de su onomástica, lo que supone un avance en la comprensión del3s J. DE Hoz 1985 ; B. GARCÍA FERNÁNDEz-ALBALAT 1990 : 325 s.; E 1VIARco

1994 ; EVILLAR 1996 .31 J. DE Hoz 1986b, p. 48 .

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Fig . .3 . Lucha de guerreros celtihéricos en un vaso de Nurnancia .

Fig . 4 . Altar rupestre del oppidrun de Ulaca, Avila .

MAN77V ALMAGRO GORBF.A

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origen de estcultura . Dicho substrato posteriormente se habría fragmen-tado y se vería absorbido paulatinamente al surgir y expandirse progre-sivamente la Cultura Celtibérica desde el Sistema Ibérico a partir del sigloVI a. C.3' Esta hipótesis explicaría la proximidad cultural, socioeconómi-ca, lingüística e ideológica entre dicho substrato protocéltico de la Penín-sula Ibérica y la posterior Cultura Celtibérica, explicando su fácil y pro-gresiva asililación posterior por ésta última .

En efecto, hacia el siglo VI a.C . se observa en las altas tierras delSistema Ibérico y de la Meseta Oriental, la antigua Celtiberia, un cam-bio de gran trascendencia en la organización social que se caracterizapor la aparición de una estructura social gentilicia, quizás relacionadocon la llegada de nuevas gentes desde el valle del Ebro. Este hecho, juntoa la adopción del hierro para el armamento, abundante y pronto desa-rrollado en estas regiones, son fundamentales para explicar la formaciónde la Cultura Celtibérica y sus características guerreras y expansivas, lamás importante entre los Celtas de la Hispania prerromana . Estas gen-tes, cuyo núcleo original se situaba entre el Sistema Ibérico y las altas tie-rras de la Meseta, la antigua Celtiberia, son los Celtiberi de los escrito-res clásicos, que los relacionan con los Celti de más allá de los Pirineos,siendo su lengua el "celtibérico" de los lingüistas y su territorio la Cel-tiberia hasta su posterior expansión sobre el substrato precedente .

Para comprender la formación de la Cultura Celtibérica38 es preci-so analizar la fase formativa de sus poblados y necrópolis para determi-nar su origen y significado étnico, valorando también los datos lingüísticos e históricos, aunque estos correspondan ya a su fase final . A iniciosde la Edad del Hierro surgen en las altas tierras de la Meseta y del Sis-tema Ibérico poblados de tipo castro junto a necrópolis de incineraciónque pueden considerarse ya como una fase inicial de la Cultura Celtibé-rica, ya que muchos de estos yacimientos continúan hasta la llegada deRoma, que denominó a sus habitantes celtiberi . Para explicar la apari-ción de esta cultura caben varias hipótesis. Una es la llegada de gruposhumanos que habrían traído consigo, ya formados, los elementos cultu-" M. ALMAGRO-GORREA 1992, p . 144 s . ; Id ., 1995a ; A. LORRIO 1997 .'8 A. LORRIO 1997, p. 260 s .

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rales de dichos poblados y necrópolis . Esta es la tesis invasionista tradi-cional mantenida con diversos matices por casi todos los estudiosos quehan.abordado este tema . La hipótesis alternativa es que dichos elemen-tos coyresponden a una cultura de formación compleja, pues el origendiverso de sus componentes parece resultado de procesos de acultura-ción y evolución, hipótesis que no excluye movimientos de gentes, perocuyo efecto sería limitado, al menos en el campo de la cultura material,el que mejor documenta la Arqueología.

La Arqueología documenta cada vez mejor las características cultu-rales de los Celtíberos, su evolución y sus relaciones con pueblos afines .La aparición de la Cultura Celtibérica y de su nuevo sistema socioeconómico se relaciona con la aparición de pequeños castros que evolucio-naron en general hasta los grandes oppida contemporáneos a las luchascon Roma. Los castros más antiguos, como los del substrato "protocelti-co", ofrecen viviendas circulares dispuestas sin orden alguno, tipo devivienda que ha perdurado en áreas marginales como Galicia hasta épocaromana yen zonas montañosas hasta nuestros días . Pero a partir del sigloVI a.C ., las casas redondas fueron sustituidas por rectangulares conmedianiles comunes asociadas a un nuevo urbanismo de "pobladoscerrados", pues las puertas dan a una calle central y los muros posterio-res hacen de muralla, a veces asociada a fosos y piedras hincadas."

Este urbanismo parece introducido desde los Campos de Urnas delValle del Ebro, que penetró paulatinamente en la Meseta hasta llegar alAtlántico, indica una colonización definitiva del territorio y una creciente inseguridad, como consecuencia del aumento de la presión demo-gráfica debida a innovaciones agrícolas y ganaderas y al control de pas-tos dada la extensión de ganadería ovina trashumante, que permitiría elóptimo aprovechamiento de las duras condiciones geográficas, evitandola aridez estival de las llanuras meseteñas y la dureza invernal de las sie-rras . Esta economía reforzaría el crecimiento demográfico y la jerarqui-zación social latente en la organización pastoril trashumante del BronceFinal propiciada por la necesaria adaptación al medioambiente Meseta-

39 M. ALMAGRO-GORBEA 1994, p. 24 s . ; A. LORRIO 1997, p . 65 s.

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Sierra y por la creciente concentración de riqueza y poder en quienescontrolaban los pastos de verano, lo que implicaría una estructura socialcada vez más jerarquizada y guerrera favorecida por la conflictividadque la trashumacia entraña, aunque la falta de estructuras monumenta-les y de todo elemento que refleje diferencias sociales en los castros pare-ce indicar la continuidad de la organización social comunitaria de laEdad del Bronce . Esta explicación no supone discontinuidad en la orga-nización social, aunque sea evidente la tendencia a poblados más esta-bles y a ajuares más ricos en las necrópolis, reflejo de una sociedad concreciente capacidad de producción y de concentración de riqueza ypoder, proceso que se vería favorecido por el comercio colonial de feni-cios y griegos, especialmente activo a partir de fines del siglo VII a.C .por estar dirigido hacia estas élites sociales emergentes que lo controla-ban, ya que les permitía aumentar su prestigio y estabilizarse progresi-vamente, reforzándose de este modo la aparición de una clase aristocrá-tica gentilicia, menos rica, pero paralela a la documentada en EuropaCentral, Norte de Italia y Sur de Francia. Esta hipótesis explica las seme-janzas y diferencias existentes en las ricas tumbas del inicio de la Edadde Hierro en todo el SW de Europa, desde Corno Lauzo en Italia" aGran Bassin en el sur de Francia" o a alguna de la Península Ibérica,como Agullana 18442 o Calaceite.41 Pero sus diferencias y amplitud cro-nológica, del siglo VII al V a.C ., no permiten considerarlas prueba deuna invasión ecuestre, como a veces se ha supuesto," siendo más bienindicio de la aparición de elites guerreras gentilicias . Esta hipótesis noexcluye, pero tampoco requiere la existencia de "invasiones", al menosen el sentido tradicional, pues la aparición de dichas elites puede expli-carse por evolución local y sus elementos comunes por contactos e inter-cambios, sin excluir que en ocasiones grupos de guerreros se impusierany expandieran este tipo de sociedad .4° R. DE MARINIS 1988, p . 180 s.41 M. LOUIS y O . Y J . TAFFANEL 1958, p . 49 s .42 P DE PALOL 1958, p . 53 s .43 J. CABRÉ 1942 .41 W SCHÜLE 1969 .

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La nueva organización social se caracteriza por su estructura genti-licia de origen indoeuropeo, caracterizada por la descendencia patriline-al de un antepasado común mitificado, siendo el pater familias la encarnación del numen o divinidad tutelar de la familia, el genius familiaris, loque le confería la potestas como señor absoluto de la casa y sacerdote delgrupo familiar, que incluía propiedades, siervos y clientes . Estos gruposgentilicios podían abarcar numerosas familias, llegando el pater familiasa equivaler de hecho al rex de todo un poblado y su territorio, siendo susdivinidades familiares las protectoras de toda la comunidad, lo que faci-litaría que, en su evolución final, el culto doméstico al "héroe fundador"familiar se convirtiera en el conditor de toda la población y se veneraraen templos separados de la esfera doméstica. En este proceso la ocupa-ción cada vez más estable del suelo a partir de la Edad del Hierro y eldiferente acceso a los medios de producción introdujo diferencias socia-les acentuadas por la aparición del artesanado y estimuladas por el influ-jo colonial . En este proceso el heredium o propiedad familiar equivalen-te a un huerto se extendería progresivamente favoreciendo el desarrollodel sistema clientelar, por el cual el cliente renuncia a sus propiedades ydivinidades tutelares buscando protección en un patrono del que pasabaa depender adoptando sus divinidades familiares, quedando de hechoenglobado en un grupo social mayor y, en consecuencia, más fuerte .

Por ello, los nuevos poblados aparecen asociados a elites guerreras,a la metalurgia de hierro y a un rito funerario de incineración, evolu-cionando hacia poblados más complejos, los oppida, como resultado deun proceso de urbanización que culmina con la romanización. En efec-to, paralelamente se generalizó el nuevo ritual funerario originario de lacultura centroeuropea de los Campos de Urnas por el que el guerreromuerto era incinerado junto a su armamento de prestigio en necrópolis .Este rito supone creencias en la heroización,^5 asociadas, en el camposocial, al sistema gentilicio y a ritos domésticos vinculados a morillos ya hogares rituales, como los documentados en los castros del Alto Cha-cón (Teruel) o Reillo (Cuenca)." Estos elementos ideológicos resultan

as M. ALMAGRO-GORBEA 1996, p. 88 s .

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afines a los del mundo ibérico septentrional, ya que unos y otros debenconsiderarse relacionados con elites gentilicias originarias de los Cam-pos de Urnas tardíos, pudiéndose suponer que con ellos se introdujera lalengua celta, que tal vez quedara eliminada por el ibérico en las zonaslitorales. Aunque esta hipótesis no resuelve todos los problemas sobre elorigen de los Celtíberos, es la que parece más viable de acuerdo con losdatos actualmente disponibles.

Las necrópolis celtibéricas constituyen el mejor elemento paracomprender la estructura y la evolución social de estas gentes, pues lasarmas de los ajuares reflejan su estructura gentilicia y su fuerte jerarquización social .` También aparecen variantes rituales que pueden debersea diferencias étnicas, cronológicas e incluso sociales, como los túmulosen áreas pastoriles, como Pajaroncillo (Cuenca), o la peculiar alineaciónde tumbas con estelas característica de necrópolis celtibéricas como enAgular de Anguita (Guadalajara), ritos que carecen de paralelos en elmundo céltico europeo, tal vez por reflejar influjos mediterráneos . Aun-que sólo las tumbas más ricas ofrecen una panoplia completa, éstas soncomparables, como se ha señalado, a las del inicio de la Edad de Hierrode todo el Suroeste de Europa, pues sus diferencias y amplitud cronoló-gica reflejan, más que una invasión, la aparición de jerarquías guerrerasgentilicias que, por sus características aristocráticas, debieron tener con-tactos entre sí, contribuyendo a expandir progresivamente este tipo desociedad guerrera y aristocrática.

El ajuar de estas necrópolis es muy significativo, constando de unaurna y el armamento del guerrero, pero sólo las tumbas más ricas ofre-cen la panoplia completa, con espada, dos lanzas, escudo y, a veces,casco, lo que evidencia una jerarquización social . Este ajuar evolucionódesde el siglo VI a.C ., cuando desde el ámbito colonial se introducencuchillos afalcatados o largas lanzas de origen tartésico orientalizanteque indican el uso del hierro en el armamento. Las tumbas más antiguas,del siglo VI a.C ., sólo ofrecen dos lanzas, pero antes del siglo V a.C . sur-

" M. ALMAGRO-GORBEA y L . BERROCAL, C.P ." F. BURILLO (ed .) 1990 ; A . LORRIO 1997, p . 111 s.

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gen ricas panoplias que evidencian el desarrollo de élites gentilicias, aun-que sus armas son diferentes de las célticas centroeuropeas : espadas cor-tas de frontón o antenas desarrolladas, lanzas, escudos redondos, yexcepcionalmente cascos, etc. Las diversas variantes de espadas de ante-nas son características de la Edad del Hierro de los Campos de Urnas tar-díos del Languedoc, Cataluña, Valle del Ebro y Aquitania, pero las espa-das tipo "Monte Bernorio" del Norte de la Meseta tiene su origen en elBronce Atlántico y las de frontón deben considerarse de origen medite-rráneo, ofreciendo alguna de las tumbas el mismo armamento que lasesculturas ibéricas de Porcuna (Jaén) de inicios del siglo V a.C ., ya queparte de la panoplia celtibérica parece proceder de la Cultura Ibérica,como ocurre con otros elementos culturales de los Celtas peninsulares .

También es interesante examinar el resto del ajuar metálico, espe-cialmente adornos, pues reflejan diferencias étnicas, sociales y cronoló-gicas. Por ejemplo, las fíbulas de doble resorte y los broches de cinturónde las sepulturas más antiguas, del siglo VIINI a.C ., son de origen colo-nial por intermediación tartésica, como los kardiofilakes . Otros ador-nos, como espirales o placas de bronce, deben proceder de Centroeuro-pa a través del Golfo de León, pero es difícil precisar vías y modo de lle-gada de estos objetos, dado el vacío cronológico y geográfico entre losprototipos y los ejemplares peninsulares .

En la cerámica, las urnas más antiguas son a mano, con perfiles enS y a veces pie elevado que las relacionan con los C.U . evolucionados dela Edad del Hierro del NE. Peninsular, más concretamente, del Valle delEbro." Pero las cerámicas pintadas con decoración geométrica que apa-recen en necrópolis y poblados confirmando su relación ofrecen formasque manifiestan un doble origen : las urnas y cuencos troncocónicos pro-ceden de los C.U ., pero los cuencos de ofrendas tienen sus raíces en elBronce Final local, pudiéndose explicar este doble origen porque urnasy tapaderas llegarían con el rito de incineración, ya que todo rito tiendea extenderse con los elementos de cultura material necesarios para suaplicación, mientras que los vasos de comida y almacén dependen de

48 J. A. ARENAS 1997.

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hábitos de comida originarios del substrato de local, como lo sería elpredominio de la ganadería."

En resumen, el artesanado de esta fase celtibérica inicial evidenciauna formación compleja debida a influjos múltiples recibidos, siendoclaramente diferente de las Culturas del Hallstatt y La Téne extendidaspor otras áreas del mundo céltico. Al descartarse un origen único de suselementos, estos objetos no prueban ninguna invasión, idea derivada delespejismo producido por su aparición conjunta en las necrópolis celti-béricas de la Meseta, sino que son elementos de estatus de las elites gue-rreras de la Edad del Hierro, difundidos por regalos e imitaciones delartesanado al servicio de las mismas, como indica su proporción mino-ritaria en los ajuares funerarios . Pero aunque las técnicas y formas seana veces de origen mediterráneo, dejan traslucir usos, ideologías yun sen-tido estético genuinamente célticos, que arraigaron profundamentehasta época romana.

La introducción en la Meseta de estas jerarquías reforzaría la ten-dencia expansiva latente en toda organización pastoril trashumante,cuya evolución se vería propiciada por la adaptación al medioambienteMeseta-Sierra y por la introducción del hierro, muy abundante y pron-to desarrollado en estas regiones, que sería fundamental para el nuevoarmamento. Así se comprende la formación y las características expan-sivas de la Cultura Celtibérica que constituyó el principal núcleo célticoen la Hispania prerromana, pero no único de los Celtas peninsulares .Esta estructura socioeconómica, tan adaptada al medioambiente, ofrecíacostumbres como racias para pillaje y robo de ganado o el mercenaria-do, favorecido por el contacto con griegos, púnicos y romanos, formán-dose ejércitos gentilicios cada vez mayores y creciendo su capacidadorganizativa hasta llegar a convertirse en verdaderos ejércitos persona-les, con un jefe carismático al que se dedicaba culto y al que consagra-ban su vida sus más inmediatos colaboradores (Estrabón 3,4,18 ; Plutar-co, Sert. 14,4; Valerio Máximo 2,6,11). Estos grandes clanes gentiliciospodían llevar a cabo guerras privadas, lo que explican su tendencia

41 M. ALMAGRO-GORBEA 1992, p. 148.

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expansiva y la consiguiente "celtización" del substrato "protocéltico",relacionado con los Celtíberos ideológica y lingüísticamente, hasta quela conquista romana truncó este proceso tras una impresionante resis-tencia de casi dos siglos . Diodoro Sículo (33, fr . 17) indica que los euge-neis o nobles podían llegar a dominar otras poblaciones, siendo un ejem-plo evidente el príncipe de nombre celta, Allucius, que, agradecido porhaberle devuelto Escipión a su novia, rehén de los púnicos en CartagoNova, se le presentó el 209 a.C . con 1400 equites o caballeros de entresus clientes (Livio 26,51,7; Frontino, str. 2,11,5 ; Diodoro, fr . 57,43; Val.Max. 4,3,1 ; Polib. 19,19; Gellio 6,8), lo que supone un auténtico equi-tatum o fuerza de caballería de estructura gentilicias° Igualmente seexplica el creciente desarrollo de la poliorcética y de la capacidad ofen-siva y de organización de ejércitos cada vez más numerosos, proceso enel que debió jugar un papel fundamental la experiencia obtenida porestos gerreros gentilicios como mercenarios en el mundo colonial, puesen estas empresas obtendrían riquezas y prestigio, como el famoso Moe-ricus que entregó Siracusa a los romanos y fue premiado con al ciuda-danía romana y la ciudad de Morgantina, adquiriendo también nuevasconcepciones tácticas, que explican la capacidad estratégica de persona-jes como Viriato .

Paralelamente, el contacto con el mundo ibérico facilitó una cre-ciente asimilación de elementos mediterráneos que fue en aumento a lolargo de la segunda mitad del I milenio a.C . Este proceso es esencial paracomprender, desde la Arqueología, la personalidad cultural de los Celtasde la Península Ibérica, pues se fueron aproximando a la Cultura Ibéri-ca, diferenciándose progresivamente de la cultura de La Téne generali-zada por otras zonas del mundo céltico. Por ello, al aumentar los cono-cimientos del mundo clásico greco-romano sobre el mundo celta, surgi-ría el término de Celtiberi para referirse a la personalidad cultural deestos Celtas hispánicos, aunque este término quedó de hecho restringidoa su zona nuclear, la Celtiberia, situada en las altas tierras de la MesetaOriental y la Cordillera Ibérica.

11 Id ., 1997; M. ALMAGRO-GORBEA YM. TORRES, 1998.

MARTÍN ALMAGRO GORBEA

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LOS PUEBLOS CÉLTICOS PENINSULARES

Si la aparición del hierro y algunas armas, fíbulas y cerámicas tes-timonian estímulos mediterráneos desde el siglo VI a.C ., este proceso seacentúa a partir del siglo IV a.C., cuando se produce la temprana asimilación del molino circular y del torno de alfarero . La cerámica sedecoraba con pintura a torno de tipo ibérico, coexistiendo decoracionesy formas ibéricas y de origen centroeuropeo. Este proceso es esencialpara comprender desde la Arqueología la Cultura Céltica de la Penínsu-la Ibérica pues la fue aproximando al nivel de desarrollo de la CulturaIbérica, diferenciándose progresivamente su cultura material y su tecno-logía del resto del mundo céltico.

Además, este proceso coincide con el máximo desarrollo de lasnecrópolis hacia el siglo IV a.C . En esta fase se geralizan ricas tumbasque evidencian una sociedad regida por elites guerreras y en las queresultan cada vez más frecuentes los atalajes de caballo que evidencianla formación de un clase aristocrática ecuestre . El rito sigue siendo deincineración en urna y las armas, a veces ricamente decoradas, suelen serde tipo local, pero reflejan crecientes contactos externos, desde espadasy fíbulas de La Téne a objetos mediterráneos, como los cascos, llegadosa través través del comercio y el mercenariado.'

Este proceso de apertura al Mediterráneo culmina en la última fasede la Cultura Celtibérica, desarrollada a partir de fines del siglo III a.C .,que coincide con el final de su evolución hacia una vida urbana . En efecto, a partir del siglo III a.C . la población de castros característica de laHispania Céltica tiende a concentrarse en oppida, grandes poblacionesfortificadas, generalmente situada en alto, que eran el centro político yadministrativo de un territorio o chora (Diodoro Sículo 33, fr . 24), cadavez más amplio y jerarquizado, que incluía castros y poblaciones meno-res, por lo que en la mayor parte de los casos pueden considerarse yacomo auténticas ciudades-estado, ya que tales oppida eran auténticasciudades, civitates o polis, como los denominaron los historiadores de laAntigüedad, lo que explica su asociación a las entidades étnicas a medi-da que éstas adquirían personalidad política .52

5' A. LORRIO 1997, p. 147 s .

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44 MARTÍN ALMAGRO G.ORBEA

En la Península Ibérica los oppida proceden del creciente desarro-llo de los castros, aunque este proceso ya iniciado en el siglo VI a.C.,cristalizó ante la presión militar de cartagineses y romanos. En el mundotartesio-ibérico existían poblaciones de tipo proto-urbano desde el sigloVII a.C ., pero los Celtíberos no construyeron grandes oppida hasta pocoantes de la conquista romana, tal vez por un fenómeno de sinecismo oconcentración de poblados, como indicarían los topónimos de Contre-bia o Complutum y el texto de Apiano (Iber . 44) sobre la ampliación deSegeda, donde se obligó a habitar a los pueblos limítrofes . Por tanto,este fenómeno coincide con la aparición de oppida en Centroeuropa yrefleja la creciente complejidad socio-cultural del mundo céltico, que enla Península se debe relacionar con el citado proceso de iberización y, apartir del siglo II a .C ., con una intensa aculturación romana, reflejo desu predominio político, que se manifiesta en su urbanismo, estelas fune-rarias, leyes escritas en bronce, etc.

Estos oppida, cada vez más urbanizados, incluirían diversos gruposgentilicios procedentes de clanes originarios de los castros integrados ensu territorio . Los más poderosos darían lugar a estirpes aristocráticasguerreras, eugeneis, dirigidas por jefes o principes, que irían extendien-do su poder dominando todo el territorio con sus clientes . Esta oligar-quía de principes o aristócratas formarían el senatus al surgir estructu-ras e instituciones estables con una Administración compleja, con sena-tus, magistratus y praetores electos, como el magister equitum, dada laimportancia creciente de la caballería, surgiendo censos para el pago deimpuestos y el alistamiento para la guerra, dada la obligación general departicipación en la guerra por encima de los intereses gentilicios en lasnuevas ciudades-estado, así como asambleas guerreras basadas en orga-nizaciones semejantes a los comitia curiata de Roma o al *corios célti-co . En este proceso las armas desaparecen como elemento de prestigiosustituidas por joyas y otros símbolos de poder, como el uso de torques,joyas y vajillas suntuarias que se atesoran privadamente, lo que eviden-cia cómo las elites aristocráticas gentilicias sustituían su estatus guerre-

sa M. ALMAGRO-GORBEA 1994, p . 26 s . ; A . LORRIO 1997, P . 103 s .

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Los PUEBLOS CÉLTICOS PENINSULARES

ro por otro censatario que evidencia una sociedad cada vez más com-pleja y urbana . La paralela "iberización" cultural introdujo el torno y elmolino circular y, en zonas orientales de la Meseta, dos elementos esen-ciales de la vida urbana : la escritura y la moneda, ésta relacionada conel pago de tasas y tributos, apareciendo el urbanismo ortogonal, siem-pre siguiendo modelos ibéricos, esto es, mediterráneos. Así se explicacómo una población céltica del Valle del Ebro, como Contrebia Belais-ca, no se diferenciaba por su cultura material de las poblaciones ibéricasvecinas pues incluso ofrecía arquitectura monumental con impresionan-tes columnas y las elites vivían en villae helenístico-romanas, como la deLa Caridad (Teruel), cuyo propietario o autor se conoce por un mosai-co de opus signinum . 53

Muy característica de esta fase es la "cerámica celtibérica", hechaa torno y decorada con tonos vinosos como la cerámica ibérica; algunode sus grupos más tardíos, como el de Numancia,s° ofrecen la personalidad de utilizar estas innovaciones ibéricas aplicándolas a un fondo esti-lístico e iconográfico propios, que constituyen uno de los más intere-santes capítulos de todo el Arte Céltico. También la personalidad de losCeltíberos se manifiesta en sus monedas, derivadas de las ibéricas entipos y metrología a partir del siglo 11 a.C.`

Otro elemento cultural característico es la escritura,` que los celtí-beros adoptaron de los iberos hacia inicios del siglo II a.C ., utilizándo-se en monedas, pactos de hospitalidad, estelas funerarias, grafitos sobrecerámica, etc., lo que prueba su amplia generalización . Especialmente enel Valle del Ebro, la zona más permeable al influjo ibérico, incluso se uti-lizaron largos textos de bronce, seguramente de contenido sacro-jurídi-co, como en Contrebia Belaisca (Zaragoza), donde cabe suponer la exis-tencia de un archivo oficial o tabularium . 57

El denominado bronce de Contrebia 1, de inicios del siglo I a.C .,seguramente una ley sacra, es actualmente el más largo texto célticos' M. ALMAGRO-GORBEA 1994, p . 32 s .5^ F ROMERO 1977 .ss

J . UNTERMANN 1975, p. 84 s. ; L . VILLARONGA 1979, p. 167 s .sb M. LEJEUNE 1955 ; J . DE Hoz 1986 .

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conocido de la Antigüedad . Por el contrario, el bronce de Contrebia 11,con su texto en latín, hace referencia a un acueducto, a propiedad públi-cas y privada, a una organización política con magistrados y a comple-jas instituciones jurídicas de arbitraje incluso entre poblaciones de dis-tintas etnias, pues se trata de un pleito en el que la ciudad celtibérica deContrebia hace de árbitro entre dos ciudades-estado vecinas, una íbera,la de los Salluienses y otra vascona, la de los Allavonenses.s$ Finalmen-te, el bronce de Contrebia 1111 ' es un listado de personas que indica laexistencia de censos entre los celtíberos, como César (b.G . 1,29,1) indi-ca entre los Helvetas . Todo ello da idea del grado de desarrollo alcanza-do y del rápido progreso del mundo celtibérico hacia formas de vidaurbana, hasta que Roma fue imponiendo su dominio político a lo largodel siglo II a.C . y acabó absorbiendo la Cultura Céltica .

Pero, a pesar de la profunda evolución socio-cultural, la onomás-tica evidencia que se mantuvo la estructura familiar gentilicia clientelar,el hospitium o pacto de hospitalidad y creencias en divinidades del panteón céltico, como las Matres, Cernunos o Lug, pudiendo aparecer losprimeros templos urbanos, como el de Tiermes o el altar de Ulaca .b o

Además, los textos históricos confirman que, dado su carácter gue-rrero, los celtíberos mantenían costumbres tradicionales, como ser hos-pitalarios y amantes de la guerra, con instituciones tan característicascomo la iuventus, las luchas de campeones o la devotio o consagraciónde la vida al jefe militar. La guerra pasó de conflictos familiares o entrecastros próximos a conflictos entre ciudades que incrementaban supoder y territorio, llegándose a conflictos interétnicos, como los docu-mentados entre los turboletas y Sagunto. En este proceso se transforma-rían instituciones ancestrales, como el mercenariado o la iuventus, quese adaptarían a la nueva estructura urbana, o los pactos gentilicios dehospitalidad que se transformarían en alianzas o symmachía, como las~ G. FATÁs 1980; A . BELTRÁN et al . 1982; E BELTRÁN et al . 1997 ; J . DE Hoz

1986 .58 G. FATÁs 1980 .19 F. BELTRÁN, J . DE Hoz y J. UNTERMANN 1997 .61 J . M . BLÁZQUEZ 1983 ; E MARCO 1987 ; Id ., 1994 .

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LOS PUEBLOS CÉLTICOS PENINSULARES

establecida entre Segeda y los numantinos (Iberia 45) o entre Lutia yNumancia (Ib. 94).

En esta fase las tácticas y la forma de la guerra cambió profunda-mente. Las referencias de los historiadores clásicos hablan de ejércitosnumerosos, formados por soldados o varones en edad militar (andrón,hebedón), lo que hace suponer una mobilización total de la población .Como ejemplo, cabe citar los 20.000 celtíberos que asediaron Carabis el188 a.C . (Apiano, Iberia 43) o los 20.000 infantes y 5000 jinetes delejército de Caro, elegido por arévacos y segedenses, con una proporción4/1 de jinetes superior a la 1/10 habitual en la Antigüedad, lo que daidea de la importancia de la caballería celtibérica (id., 45) . Lúculo diomuerte a 3000 soldados y después a 20.000 infantes más en Cauca, laactual Coca (id., 52), lo que suponía el total de la población, mientras queNumancia tenía 8 .000 soldados, infantes y jinetes, el 141 a.C . (id., 76).

Existían ejércitos capaces de movilizar 20000 hombres y de sitiarciudades, como en Carabis (Apiano, Iberia 43), pero sin embargo, latáctica seguía siendo escasa, pues pervivían tradiciones anteriores, comola iuventus (Ib. 94), los duces gentilicios (Flor., epit., 2,17,1314; 2,18,4),el combate de campeones y la táctica de infantería ligera incapaz deresistir un combate regular (Ib. 51), faltando disciplina y vigilancia,como se evidencia tras la derrota de Mummio por el lusitano Césaro(id., 56) . Pero el espíritu guerrero de esta sociedad se convirtió en untópico, pues Cicerón (Tusc. 2, 6'65) señala cómo los celtíberos . . . in proe-lüs exultant, lamentantur in morbo ("los celtíberos se alegran en lalucha y se lamentan si están enfermos"), al contrario que los griegos.

Muy importante en esta evolución social de los oppida celtibéricosfueron los equites o caballeros, que debieron jugar un papel esencial (fig5 y 6) . Los textos testimonian esta caballería de elite, como Moericus oAllucius o los cuarenta caballeros nobles, quadraginta nobles equites,que T Sempronio Gracco incorporó a su ejército en la ciudad celtibéricade Certima (Liv. 40.,47), no como rehenes, sino con función militar, mili-tar¡ iussi, y en prueba de fidelidad, lo que revela una política de atracción

61*RADIAN 1958 ; SYME 1958 .

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Fig. S. Distribución de las fíbulas de caballito, símbolo de laselites ecuestres de los celtíberos y pueblos afines.

Fig. 6. Fíbula de jinete procedente de Lancia o de tierras de León .

MARTÍN ALMAGRO GORBEA

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de las elites ecuestres que los romanos prosiguieron hasta la plena incor-poración del mundo indígena . Estos equites constituirían las elites recto-ras de sus oppida y civitates, siendo quienes se enfrentaron a Roma hastaser aniquilados o romanizarse integrándose en la clientela romana, sien-do de importancia similar a la que tuvieron en las Galias . Con ellos caberelacionar otra institución del mundo céltico documentada por la ono-mástica, pues Ambatus` parece un nombre relacionado con los clientesde dichas elites aristocráticas, los ambacti o soldurü de los galos, y suconcentración en zonas de expansión celtibéricas del Alto Ebro y de laLusitania confirmaría su relación con dicha estructura social, que tal vezpueda verse en los cinco amigos que acompañan a Retógenes para burlarel cerco de la Numancia y pedir ayuda (Ap. Ib . 94), así como en la refe-rencia de Estrabón (3,4,18) de que dos hombres iban a caballo y uno deellos luchaba a pie, lo que recuerda la trimarchisia céltica (10,19,11) .También los pactos de hospitalidad entre zonas a veces muy apartadas ylas fíbulas de caballito evidencian la expansión creciente de estas elitesecuestres por áreas como Extremadura, el Valle del Ebro o Cantabria.b 3

En todo caso, la eficacia de esta organización gentilicia clientelar yguerrera debe considerarse la clave de la expansión celtibérica, paulati-namente impuesta sobre el sistema social anterior, proto-céltico, originario de la Edad del Bronce . Esta estructura socioeconómica, favoreci-da por la clientela personal y adecuada al medioambiente pastoril, faci-litaba el desarrollo del mercenariado, la continuidad de la tradición deracias para el pillaje y robo de ganado y, en general, la tendencia expan-siva de esta sociedad guerrera con la consiguiente "celtización" del subs-trato "protocéltico", proceso que iría tranformando social, ideológica ylingüísticamente el estrato precedente, hasta que la conquista romana lotruncó tras una impresionante resistencia de casi dos siglos .`

Esta "celtización" paulatina e intermitente a lo largo del tiempomás parece un proceso de colonización y aculturación que una invasióncz M. L. . ALBERTOS 1983 ; M. ALMAGRO-GORBEA 1992 : f . 13B; J. M. ABASCAL

1994 : 269 s.63 M. ALMAGRO-GORBEA 1997; M. ALMAGRO-GORBEA y M. TORRES,1998 ." J . M. BLÁZQUEZ 1960 ; M. ALMAGRO-GORBEA 1997 .

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étnica, ya que su mayor trascendencia sería la de obligar a otras pobla-ciones a practicar la misma forma de vida como mejor defensa, hechoobservado por Estrabón (3,3,5), por lo que este nuevo tipo de sociedadgentilicia guerrera se iría generalizando hacia los pueblos del occidente,ya que, a la llegada de Roma, el proceso de celtización era muy profun-do en las zonas pastoriles occidentales ocupadas por Vettones y, menos,entre los Lusitanos y Galaicos, pertenecientes al substrato protocélticocitado, zonas hacia las que la expansión céltica mostró particular prefe-rencia dada la similitus de substrato y de organización socio-económica .Además, si los crecientes influjos mediterráneos son determinantes paracomprender su evolución cultural, tanto la evolución socio-ideológicacomo los elementos de cultura material confirman cómo prosiguieronlos contactos con la Cultura de La Téne, adoptándose largas espadas,fíbulas y elementos decorativos que dieron lugar a tipos locales en los quese ha querido ver pruebas de penetraciones de Galos. Entre estos elemen-tos destacan joyas de gran calidad que serían símbolos de estatus y étni-cos, como los torques característicos de los Celtas, de plata en la Mesetay de oro en el NW (fig . 7), cuya diversidad técnica y de materia primarevelan la complejidad del mundo celta peninsular y la existencia denumerosos grupos locales, ya que la celtización de la Península Ibéricanunca fue uniforme, sino que varía según la personalidad cultural y étni-ca diferenciada de las distintas regiones y pueblos peninsulares . Este hechose comprende mejor si se analiza la expansión céltica en dichas tierras.`

Como se ha indicado, las investigaciones recientes permiten supo-ner ya en el Bronce Final un substrato cultural, lingüístico y religiosoindoeuropeo muy relacionado con el mundo céltico y cuyo origen parece estar en el Bronce Atlántico, pues la introducción de pequeños gruposde los Urnenfelder, por su avanzada cronología y escaso número, noparecen haber tenido un papel trascendental. Estos elementos se exten-dían por el Occidente y el Norte peninsulares, pero también se atesti-guan con menor intensidad por el Centro, en elementos arcaicos con-servados en la Cultura Celtibérica tal vez por constituir un substrato en

65 Id., 1995 a.

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1 .05 PUEBLOS CÉLIACOS PENINSULAKP,

Fig . 7 . Ajuar de guerrero de una tumba de la necrópolis de La Osera (Chainartín¿le la Sierra, Ávila) . Dibujo de F. . Cabré

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desaparición . Estos elementos comunes explicarían la citada afinidadentre los pueblos del Centro de la Península, como Carpetanos, Vacceosy Vettones, del Occidente, como Lusitanos y Galaicos, y del Norte, Astu-res, Cántabros, Berones, Turmogos y Pelendones . Este substrato queda-ría fragmentado y absorbido al surgir y expandirse progresivamente laCultura Celtibérica a partir del siglo VI a. C., lo que permite compren-der la proximidad cultural, social, lingüística e ideológica entre dichosubstrato protocéltico y la posterior Cultura Celtibérica, que se extendiósobre él, cultura que puede considerarse plenamente "celta" pues lasfuentes clásicas la identifican con los Celtas de más allá de los Pirineos .

Elementos arqueológicos, lingüísticos, sociales e ideológicos de laCultura Celtibérica, además de confirmar la formación compleja y gra-dual de la "Cultura Celtibérica", ayudan a comprender su expansión . Porejemplo, es evidente la coincidencia de los clanes gentilicios` con lasnecrópolis "celtibéricas",� caracterizadas por su típico armamento, con ladispersión de las fíbulas, más tardías, de caballito,,8 así como con topóni-mos en -briga o con antropónimos y topónimos en Seg-,,9 o con elemen-tos de la estructura social céltica, como los antropónimos Ambatu5'° oCeltius," (fig . 8) los pactos de hospitalidad72 o, incluso, algunas divinida-des, como el dios celta Lug. La dispersión coincidente de estos elementosdesde el Centro hacia el Occidente de la Península Ibérica sólo se explicapor su pertenencia a una misma Cultura, la Celtibérica, que queda así geo-gráficamente delimitada, pues su zona nuclear coincide con la Celtiberiade los escritores clásicos, situada en las altas tierras del Sistema Ibérico yde la Meseta Oriental, desde donde la celtización parece haberse extendi-do hacia las zonas occidentales, las más favorable dado su medioambien-te pastoril y su substrato socioeconómico y etno-cultural similar.

� M. C. GONZÁLEZ 1986; E BELTRÁN 1988.� M. ALMAGRO-GORBEA y A . LORRio 1987, mapa 1 . A . LORRIO 1997, p . 112 s .,$ M. ALMAGRO-GORBEA y M. TORRES, 1998.19 M. ALMAGRO-GORBEA y A . LORRIO 1987, mapa 3 .'° Id ., mapa 5 ." M. ALMAGRO GORBEA 1995a, fig . 3 .72 M. ALMAGRO-GORBEA y A . LORRIO 1987, mapa 6 .

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Los i>urr3~.os céi.ricos PENINSULARES

Fig. 8. Guerrero lusitano-galaicocon sus torques de MonteMozinho, Portugal.

Fig. 9. Etnúnimos yantropdnimos en Celt- (Celtius,Celtiber, Celtitanus) : 1-3. árealingüística del Celtihérico, segúndiversos autores; 4,antropónimo Celtius; 5, id .Celtiber ; 6, id. Celtitanus ; 7,gentilicio Celtiqum ; 8, ciudadesde los Celtici de la Beturia y laBélica ; 9, etndnimos Celtici ; l(),ciudades localizadas en laCcltiheria ; 11, "Céltigos" en altoponimia actual.

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54 MARTÍN ALMAGRO GORBEA

Este proceso se inicia tras la formación de las necrópolis celtibéricasa partir del siglo VI a.C . Las tumbas con armas de las necrópolis vettonasde Ávila prueban su celtización a partir del siglo V a.C . y aún posteriorsería la de Extremadura, Sur de Portugal y la Bética, así como la del AltoValle del Ebro y o la del Noroeste, que acabó denominándose Gallaecia .Esta expansión gradual puede considerarse documentada por Plinio(3,13), que refiere cómo los Celtici de la Bética procedían de los Celtíbe-ros de Lusitania: celticos a celtiberis ex Lusitania advenisse manifestum estsacris, lingua, oppidorum vocabulis quae cognominibus in Baetica distin-guuntur (es manifiesto que los Celticos proceden de los celtíberos llegadosdesde Lusitania con sus ritos, lengua y los nombres de ciudades que losdistinguen en la Bética) . Dicha celtización explica el uso del antropónimoCeltius en Lusitania, donde se habría utilizado como apelativo étnico endicha área occidental originariamente "protocéltica" . La fecha tardía deesta celtización la confirman los topónimos en -briga de Occidente, Anda-lucía y el Norte, cuya fecha muy avanzada evidencian sus nombres roma-nos, incluso de época imperial, como Augustobriga o Flaviobriga.

Pero no es posible demostrar, a través de la cultura material, laexistencia de una ni menos de varias invasiones célticas en la PenínsulaIbérica, pues hay que valorar más fenómenos como la evolución delsubstrato, y la difusión y aculturación, así como su organización socio-cultural, cuyo papel es determinante para comprender la aparición deelementos célticos en la Península Ibérica y su personalidad cultural .

Desde esta perspectiva, los Celtas de Hispania pueden explicarsecomo consecuencia de un proceso de celtización largo y complejo, sinexcluir movimientos étnicos como algunos que citan las fuentes, peroque no permiten explicar los cambios que refleja el registro arqueológi-co . Además, este proceso no debió ser puntual sino intermitente a lolargo del tiempo y variando según los distintos territorios afectados, elsubstrato cultural y la época, intensidad y duración del mismo, por loque podría considerarse "en mosaico". La consecuencia sería la celtiza-ción paulatina de las zonas afectadas más como resultado de una pecu-liar aculturación que de un auténtico cambio étnico ."11 M. ALMAGRO-GORBEA 1995x.

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LOS PUEBLOS CÉLTICOS PENINSULARES

En este sentido, son interesantes las referencias de las fuentes his-tóricas a algunas migraciones y su posible efecto . César (b . c. 1, 51) narrala llegada a Lérida el 49 a.C . de una masa pacífica de 6000 Galos consus parentelas que quizás se instalaron en el valle del Ebro y explicaríantopónimos como el de pagus Gallorum o el nombre del río Gállego.Otras fueron de carácter guerrero, como la invasión de Cimbrios del104 a.C . documentada por algunos tesorillos numismáticos y que fuerechazada por los celtíberos . Por ello, muchas de estas invasiones seríande efecto nulo, no dejando testimonios. Pero en ocasiones favorablespodrían aclarar el origen de algunos etnónimos, como, por ejemplo, loscitados Celtici de la Bética procedentes de la Celtiberia según Plinio o loscitados Galli del Valle del Ebro y los Gallaeci que han dado nombre a laactual Galicia, pudiéndose documentar la penetración de grupos seme-jantes por Cataluña, como parecen indicar los ritos de cabezas cortadas . 74

En otros casos pudo tratarse de grupos reducidos de guerreros qui-zás por motivos rituales e igualmente existirían expediciones dedicadas ala rapiña, características de toda sociedad guerrera, pues Diodoro(5,34,6) cuenta las frecuentes incursiones de Celtíberos y Lusitanos queasolaban Andalucía y el Levante pero que también iban a veces contrapoblaciones próximas, como refiere Estrabón (3,3,5), ambiente guerreroque explica la generalización de pactos de hospitalidad . La mayoría deestas expediciones serían de efectos nulos, pero alguna pudo someter unterritorio a una minoría de guerreros de otro lugar, como el oppidum delos Celtíberos existente en territorio de Ausetanos (Vich, Barcelona)(Livio, 39,56,1) o la dependencia de los Titos respecto a los Belos (Apia-no, Iberia, 44), la hegemonía de los Arévacos de Numancia, etc. Este pro-ceso de imposición de elites guerreras explicaría la celtización de algunaspoblaciones de la Beturia75 e, incluso, de la Bética, como Arucci (Arace-na, Huelva) o Acinipo (Ronda, Málaga), en el antiguo territorio tartési-co . También en algún caso, poblaciones prósperas de la Bética y el Levan-te recurrían a Celtas como mercenarios, lo que puede explicar la apari-

J. SANMARTí 1994 .71 L. BERROCAL 1992 .

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ción de armas celtibéricas en la necrópolis de Zafayona, Granada,'6 o defíbulas de tipo La Téne en tesoros de Sierra Morena," etc., así como eluso de armamento de tipo céltico por los íberos de Osuna y Liria.'8 Peroen un contexto cultural más desarrollado, tenderían a perder rápidamen-te su cultura material, lo más fácil de reconocer arqueológicamente, aun-que tal vez conservaran su ideología y organización social, su onomásti-ca y tal vez su lengua, como elementos de diferenciación étnica y de clase.

Pero este fenómeno tendría un efecto aculturador al extender lasclientelas y las costumbres celtas y obligar a otras poblaciones a practi-car su forma de vida como mejor defensa, hecho observado por Estrabón (3,3,5) que recoge la expansión de este tipo de sociedad guerrerahacia los pueblos protoceltas del Occidente y Norte, como Vettones,Lusitanos, Galaicos, Astures y Cántabros, cuyas costumbres se irían"celtizando" . Así se comprende la complejidad que ofrecen los elemen-tos célticos de la Cultura Castreña en la Gallaecia .` Sus poblados decasas redondas, mantenían la tradición "matriarcal" en que las hijasheredaban la tierra y casaban a los hermanos (Estrabón 3,4,18), la ono-mástica se refiere al poblado y no a la estirpe, su lengua se relaciona conel Lusitano, tenían divinidades primitivas y culto a las peñas y a lasaguas, no practicando el rito funerario de la incineración, etc., lo quecorresponde al substrato protocéltico . Por el contrario, el empleo de tor-ques (fig . 7) y cascos "célticos", el nombre en Gallego actual del aradoo del carro y algunos etnónimos locales como Celtici (fig . 8) o Gallaeci,manifiestan la celtización de esta región en un momento tardío, procesointerrumpido por la conquista romana.

Estos mecanismos explican cómo, a la llegada de Roma, la celtiza-ción fuera ya profunda en las zonas pastoriles occidentales ocupadas porVettones y Lusitanos hacia las que la expansión céltica mostró particular preferencia, pero aún era incipiente en la mayor parte del Noroeste,la Gallaecia, lo que da idea de la diacronicidad del complejo proceso de'6 W SCHÜLE 1969,1. 82-83 ." M. LENERZ-DE WILDE 1991, p. 146 s.'8 P E STARY 1982 ." A.C.E DA SiLvA 1986 ; E CALO 1993 .

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LOS PUEBLOS CÉLTICOS PENINSULARES5 7

celtización de Hispania . Tampoco se debe olvidar la existencia de migra-ciones internas dentro de las zonas ya celtizadas, normalmente hacia laszonas occidentales, las más atrayentes por su medioambiente pastoril ypor su substrato cultural . Pero también existirían hacia el núcleo origi-nario de la Celtiberia, como evidencian las correrías del lusitano Viria-to, e, igualmente, de un lado al otro de los Pirineos, especialmente haciaAquitania, como evidencia el episodio de la llegada de Galos a Lérida ode Cántabros a la Aquitania.

Estos fenómenos de celtización tendrían a la larga más trascenden-cia cultural que los grandes movimientos étnicos pues, junto al paraleloinflujo de la cultura ibérica, irían transformando sus propias características originarias, lo que explica la gran extensión, falta de uniformidady personalidad que ofrece la celtización de la Península Ibérica dentrodel mundo céltico .

Como un tema final, es necesario hacer referencia, aunque sea másdifícil, al legado que nos han dejado los Celtas en la Península Ibérica .Evidentemente, con ellos se pueden relacionar algunos nombres de lugar,como Galicia o Segovia o de ríos, como Gállego y Deva . Pero tambiénalgunos ritos de nuestro folklore, como las hogueras de San Juan, elárbol de Mayo, los endiablados de Almonacid del Marquesado o lascreencias en el poder curativo de fuentes "santas", hechos vinculados asus creencias sociales y religiosas . Además a ese orígen cabe atribuiralgunos carros, aperos y usos tan tradicionales como beber cerveza,bebida que en español ha mantenido su nombre céltico, pero aun es casiimposible precisar sus elementos antropológicos, aunque resulta eviden-te su presencia cultural en muchas regiones del interior, la antigua Cel-tiberiaS° y del Noroeste, la antigua Gallaecia.8'

Por el contrario, es cada vez más rico el variado patrimonio deobjetos de su artesanado especializado, que enriquece los museos y sonel mejor testimonio de su personalidad y capacidad artística. Sus armasy joyas, símbolo de su estatus social, cerámicas como las de Numanciacon escenas que reflejan su ideología, sus poblados y casas, sus monedasso M. ALMAGRO-GORBEA 1995 .8' A. PEÑA 1994, p. 72 s .

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5 8 YIAKrírv UmAGao GORBEA

e inscripciones, etc ., constituyen uno de los más originales capítulos delArte y la Cultura Céltica de toda Europa .

Este complejo panorama que ofrecen los Celtas de la Península Ibé-rica permite comprender el importante fenómeno de celtización queafectó a amplias áreas del Centro y Occidente peninsular, con una progresiva intensificación hasta la conquista romana, que supuso el final dela Cultura Céltica . Pero dado su interés, sobre el que no es necesarioinsistir, es seguro que los estudios de los especialistas, apoyados por elinterés general que suscita en el público, permitirá en un futuro próxi-mo precisar nuestros conocimientos y llegar a comprender mejor estosfenómenos que tanta trascendencia tuvieron en la conformación étnicay la Historia de las poblaciones de la Península Ibérica .

Fig. 10 . Tésera de hospitalidad de Paredes cíe Nava . Museo Arqueológico dePalencia . Foto de J . A . García Castro .

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CAMPAMENTOS ROMANOS EN LA MESETA HISPANAEN ÉPOCA ROMANO REPUBLICANA

José M" Blázquez Martínez

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CAMPAMENTOS ROMANOS EN LA MESETA HISPANAEN ÉPOCA ROMANO REPUBLICANA

José Ma Blázquez Martínez

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Hispania, en la Meseta castellana, conserva la mejor colección de cam-pamentos romanos de época republicana, que han sido en gran parteexcavados, y estudiados de forma modélica, en todo o en parte, por elgran hispanista A. Schulten.l Fueron publicados hace ya muchos años,en su monumental obra Numantia MV, Munich 1914-1929, que es tra-bajo fundamental para el conocimiento de la Hispania antigua.

Estos campamentos se encuentran en su mayoría construidos enfunción de la Guerra Celtibérica (154-133 a.C .) .z Dos campamentos delas proximidades de Numancia datan de la época de Catón, 195 a.C .;uno del 135-130 a .C . y otros dos se encuentran al sur de Numancia,guerra de las más duras que sostuvo Roma en el siglo II a.C ., y que le

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68 JOSÉ Ma BLÁZQUEZ MARTÍNEZ

costó una sangría de hombres y de dinero, pues se calculaban entre150 .000 y 200.000 las bajas sufridas por el ejército romano . El gran his-toriador romano Polibio (35 .1) que asistió a la caída de Numancia,compara esta guerra con el incendio de un bosque, pues apenas parecíasofocado, estallaba un gran impulso por otros varios lugares . Esta gue-rra, a la igual que la de Jugurta en África, bien descrita por Salustio, elamigo de César, a finales del siglo II a.C ., sirvió para demostrar a todoel mundo la ineficacia del ejército romano, la corrupción de la clasedominante romana y la decadencia de Roma.

Roma concedió siempre una gran importancia a esta guerra, comose deduce de que envió cónsules al frente del ejército, como había hechoya con Catón en el año 195 a.C., cuando se perdió por la revuelta del197 a.C . todo el territorio conquistado durante la Segunda Guerra Púni-ca, la costa levantina, y el valle del Betis, debido a la feroz explotacióna que sometieron los romanos a Hispania, que se había convertido enuna verdadera colonia de explotación y no se respetaban los tratados,foedera, firmados con las ciudades y tribus en 206 a.C .

Ya en el año 143 a .C . (App . Iber.76 ; De uinill. 61 ; Val . Max . 7.4.5 ;3 .2.11 ; Liv. Per . 53 ; Ps . Front . 4 .1 .11) Roma puso al frente del ejércitoal cónsul Q. Cecilio Metelo, que fue el primer cónsul que envió a His-

celtíberos en Turdetania tiene confirmación en las armas de la Meseta celtibéri-ca que aparecen en Cástulo y en Obulco en la primera mitad del s. IV y en lasegunda del s.V a.C ., repectivamente : J. M. BLÁzQUEZ, Fenicios, griegos y carta-gineses en Occidente, Madrid 1992, 387-421 . M.P. GARcíA GELABERT, J.M.B LÁzQUEZ, "Estudio del armamento prerromano en la Península Ibérica a travésde las fuentes y de las representaciones plásticas", HA 14, 1990, 91-115 . Id . "Elarmamento depositado en la necrópolis del Estacar de Robarinas (s .IV a.C .),Alta Andalucía", Internationale Archáologie 1, 1991, 41-54 . M.P. GARcíAGELABERT, "Relaciones entre la Meseta y Oretania con anterioridad a la con-quista de la Península Ibérica por Roma", HA 17, 1993, 95-117. Sobre el arma-mento ibérico, ver ahora: Varios, La Guerra en la Antigüedad. Una aproxima-ción al origen de los ejércitos en Hispania, Madrid 1997 . Sobre los campamen-tos : A . MORILLO, "Los campamentos romanos de la Meseta Norte y el Noroes-te : ¿un limes sin fronteras?", en C. FERNÁNDEZ OCHOA (ed.), Los FinisterresAtlánticos en la Antigüedad. Época prerromana y romana, Gijón 1996, 77-83 .

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CAMPAMENTOS ROMANOS EN LA MESETA HISPANA

69EN ÉPOCA ROMANO REPUBLICANA

pania en la Guerra Celtibérica . Era un excelente guerrero, ya que era elvencedor de Macedonia. Otros cónsules que intervinieron en Hispaniafueron : Popilio Lena, en 139-138 (App. Iber. 79) ; C. Hostilio Mancino(App. Iber . 80; Cic. de harusp . resp . 43 ; Liv. Per . 55 ; Va1.Max., 1 .6.7;2.1 .3 ; Eutr. 4.17.1 ; Oros . 5.4.20), M. Emilio Lépido, colega del anterioren 137-136 a.C . (App . Iber . 80 ; Liv. Per. 56; Oros . 5 .5.13), y Furio en136 a.C . (App . Iber . 83 ; Dio Cass . fr. 82) .

El historiador Polibio otorgó una importancia grande a esta gue-rra, de la que fue testigo, pues escribió un libro sobre la última fase dela Guerra Numantina (143-133 a.C .), citado por Cicerón (ad fam .5.12 .2), que se ha perdido en su totalidad . El senado romano quería unarendición sin condiciones, como lo demuestra el rechazo del pacto deMancino con los celtíberos (App . Iber. 80.83; Dio Cass . fr.79; Cic. derep . 3 .28; de off. 3.109). El senado obligó a M. Emilio Lépido a conti-nuar la guerra (App. Iber. 80-83) .

Preparativos de Escipión ante Numancia

Durante los años 135-133 a.C . Escipión se hizo cargo del ejércitoromano que luchaba en Numancia. Fue nombrado cónsul para el año 134a.C . y general del ejército de Roma, con los favores de la plebe, contra losnumantinos . Escipión fue elegido cónsul por segunda vez a pesar de prohi-birlo expresamente la ley. Cuando vino a Hispania tenía 50 años y habíademostrado ser un excelente general en la Tercera Guerra Púnica en la des-trucción de Cartago, en 146 a.C. La primera medida de Escipión paraencauzar el destino de la guerra fue reorganizar el ejército, desmoralizadopor tantos fracasos ante los celtíberos (App . Iber. 85) restableciendo la anti-gua disciplina militar, expulsando de las cercanías de los campamentos a lasrameras, a los adivinos y a los mercaderes . Eliminó toda forma de lujo y alos animales para los sacrificios . Vendió los carros y las mulas. Como ali-mento sólo permitió a la tropa comer carne asada sin salsa o cocida . Notoleró camas para dormir. El mismo Escipión dormía sobre un lecho de paja .Prohibió los baños y el uso de ungüentos . A los oficiales no se les permitiótener más de dos libras de plata en objetos. Plutarco (apoph.regum 16), en

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su Vida de Escipión, confirma lo dicho por Apiano, que remonta al propioPolibio. Como objeto de cocina permitidos menciona, al igual que Apiano,un vaso, un puchero y un asador. Plutarco es más minucioso en lo referentea las comidas. El desayuno debía tomarse de pie, sin comer alimentos coci-nados al fuego ni estar echados en los triclinios durante las comidas. La dietabásica era pan, polenta, y carne asada o cocida. Todos los soldados vestíanel sagum celtibérico, prenda muy útil contra el frío duro de la Meseta caste-llana. Todos estos datos son muyinteresantes para conocer aspectos funda-mentales de la vida militar en los campamentos que rodeaban Numancia .Plutarco añade algún dato interesante de la vida de los campamentos, comola anécdota que Escipión quitó al tribuno Memmio las mulas y los vasospreciosos. Se mencionan vasos decorados y copas de Tericles (nombre delartista corintio que las inventó), todo lo cual prueba el lujo que se habíaintroducido en los campamentos romanos que circundaban Numanciaantes de la llegada de Escipión . El poeta Lucilio (40.1), que participó en elcerco, menciona objetos de tocador; cuchillos, tijeras y depilatorios en núme-ro de 20.000 piezas. Livio (Per. 57) cifra en 2.000 las prostitutas que Esci-pión despidió de los campamentos, dato confirmado por Polieno (8.16.2-4).

Escipión obligó a los soldados a realizar ejercicios antes de atacar aNumancia, como construir campamentos, cavar fosos, llenándolos deagua, edificar murallas, etc. Se empleó la columna agmen cuadratumpara las marchas. Las cargas en vez de llevarlas las mulas las transporta-ban los soldados (App. Iber 86 . También Veg. 3.10; Flor. 1.34.8) . El cas-tigo a los soldados se aplicaba mediante un bastón de vid (Livio, Per. 57).

La táctica. Los campamentos de Escipión

Escipión circunvaló Numancia,3 no aceptando la batalla presenta-da por los numantinos . Empezó Escipión el cerco con dos campamen-

3 Numantia III, 61-89 . Sobre la foto aérea de los campamentos: "Luftaufnah-men ummaverter Stádte der Spátantike in Spanien", Akten des 14 . Interna-tionalen Limeskongresses 1986 in Carnuntum, Viena 1990, I, 281-294 . Sobrela poliorcética romana : E Cordente, Poliorcética romana . 218 a.C . - 73 p .C.,Madrid 1992 .

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tos provisionales, que A. Schulten los busca en Castillejo (Norte) y enPeña Redonda (Sur), y sobre dos campamentos antiguos . En Castillejo(Fig . 1), se encontraba Escipión, y Fabio Máximo en Peña Redonda.Después dispuso la circunvalación definitiva con siete campamentos, yuna muralla que los conectaba a todos. Los siete campamentos son lossiguientes : Castillejo, Travesadas, Valdevorrón, Peña Redonda, Raza,Dehesilla y Alto Real .

El ejército de Escipión

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Apiano (Iber . 92, 97) cifra en 60.000 los solados acuartelados enlos 7 campamentos, de los que sólo unos 20.000 eran itálicos, es decir,ciudadanos romanos, y por lo tanto legionarios; los demás era auxilia-res indígenas procedentes de Hispania .

A. Schulten sugiere que los dos campamentos principales de Casti-llejo y Peña Redonda estaban acuartelados los legionarios, una legión encada uno de ellos. Los campamentos de Travesadas y Valdevorrón,según la tesis del hispanista germano, daban cabida a los socü itálicos, yen los otros tres se guarnecían las tropas auxiliares, entre los cualeshabía también soldados itálicos, como puntualiza Apiano . Esta distri-bución del ejército romano de Escipión tenía ya precedentes en la gue-rra de Numancia . El investigador alemán calcula que el ejército del cón-sul Nobilior en 153 a.C . (App . Iber . 45) estaba formado por unos30.000 soldados, es decir, dos legiones de 5.000 hombres, igual númerode socio itálicos y el resto de auxiliares ibéricos .

La circunvalación

En el cerco de Numancia las tropas estaba constituido por los cam-pamentos y los intervalos mediantes entre ellos. Apiano (Iber. 90), autoral que seguimos en estos últimos detalles, puntualiza que los siete campamentos estaban unidos por la circunvalación formada por una muralla de9 km., unos 50 estadios, siendo la periferia de Numancia, según este autor(Iber. 93), de 4,4 km., es decir, 24 estadios, cifra confirmada por Orosio .

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Fig. l . Campamento de Castillejo . Según Hauptmann Lammerer

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La circunvalación consistía en una muralla de 8 pies y un foro de10 pies de profundidad, con torres interpuestas cada 100 pies . Esta es lacircunvalación definitiva . Antes de ésta Escipión construyó otra provisional que consistía, por la parte oriental, en un foso y empalizada quebordeaba los cauces de los ríos Duero, Tera y Merdancho. La línea esta-ba interrumpida por una laguna entre los campamentos Castillejo y Tra-vesadas. La señal de alarma era una bandera roja durante el día, y unfuego durante la noche.

Apiano (Iber. 91) puntualiza que Escipión fue el general romanoque circunvaló una ciudad, en Hispania, pues Aníbal circunvaló Sagun-to en el año 219 a.C ., y antes Alejandro Magno la ciudad de Tiro . Fue,como muy bien escribe A. Schulten, una táctica inventada por los grie-gos, y usada en los cercos de Platea y de Siracusa, durante la Guerra delPeloponeso. Fue usada por los generales romanos, como César en Ale-sia en el año 52 a .C ., y el mismo general en Lérida, en las guerras man-tenidas contra Pompeyo. Una de las circunvalaciones más famosas fue lade Jerusalén por Tito .

En Numancia, Escipión cerró el paso del Duero para que los sitia-dos no pudiesen recibir refuerzos ni alimentos, ni pudieran escapar. A.Schulten creía ver restos de un dique en Molino, ya que no pudo sercerrado por un puente como intentó Escipión . Se cerró de hechomediante una empalizada y con hierros que impedían el paso de losnadadores y de las barcazas . Se construyeron dos castillos, uno en elmolino de Garrejo y el segundo frente al campamento Alto Real.

Apiano (Iber. 92), que obtiene los datos de Polibio, conserva algu-nas noticias interesantes sobre la circunvalación y los campamentos. Enlas torres había apostadas catapultas para lanzar flechas y balas. La basede estas torres era de piedra, y las paredes de madera . En la parte supe-rior de las torres se colocaban las alarmas, que avisaban del lugar delataque, y en la inferior las catapultas . Las torres y los campamentos secomunicaban mediante mensajeros .

El historiador alejandrino puntualiza que la mitad de la tropa esta-ba acuartelada en los campamentos, dispuesta a acudir rápidamente allugar donde tenía lugar el combate contra los numantinos. De los

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30.000 restantes, unos 20.000 estaban apostados junto a la muralla, ylos 10.000 restantes en la retaguardia. Cada soldado tenía asignado sulugar de combate. De los datos extraídos de las excavaciones de A.Schulten, deduce el sabio alemán que los muros de los campamentosestaban defendidos por ballestas. En el campamento de Castillejo selevantaron torres para ballestas.

A pesar de esta circunvalación y de los siete campamentos, el jefede los numantinos, Retógenes, logró atravesar la muralla romana, concompañeros y caballos, transportados sobre la muralla mediante unarampa, para solicitar el auxilio de los arévacos, en una noche nublada,en la primavera del 133 a.C . (App . Iber . 93).

Brevemente se analizan los siete campamentos romanos que rodea-ban Numancia, señalando sus características principales .

Origen y esquema del campamento romano

El testimonio más antiguo del uso por los romanos del campa-mento data del año 280 a.C ., en la guerra contra Pirro (280-272 a.C .) .Este, al contemplar un campamento romano, exclamó que «la disposición del campamento de los bárbaros no es bárbara» . La misma frasepronunció Filipo V de Macedonia cien años después . A. Schulten rastreala forma de un campamento romano de finales del 330 a.C . en una for-taleza de planta cuadrada, con cuatro puertas y dos calles del puerto deOstia y de Minturno (296 a.C .) . El campamento romano remonta muyprobablemente a prototipos etruscos . Polibio (6 . 27-42) dejó en su obrauna descripción del campamento romano que es la más completa y clá-sica que se conserva . Este es su texto:

27 El campamento de los romanos es como sigue: se elige unlugar para acampar y, en el sitio más adecuado para la observacióny para transmitir órdenes, se planta la tienda del general (praeto-rium) . En el sitio donde se va a plantar se clava su banderín y, entorno a él, se marca un espacio rectangular cuyo centro es el ban-derín citado, los lados equidistan de él ; miden unos cien pies ; el

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área total resulta de unos cuatro pletros. Las legiones romanas seestablecen siempre por el lado exterior de esta figura y en la direc-ción que parece la más indicada para aprovisionarse de agua y deforraje; el orden es el siguiente. He dicho un poco más arriba quecada legión tiene seis tribunos . Cada cónsul está al mando de doslegiones ; evidentemente, serán doce los tribunos que salen a cam-paña con cada cónsul . Las tiendas de éstos se plantan en línearecta, paralela al lado elegido del rectángulo, a cincuenta pies de él :así queda un espacio suficiente para los caballos, las mulas y todoel bagaje restante de los tribunos . Estas tiendas se plantan con suparte trasera encarada hacia el exterior, parte que el lector debeconsiderar como anterior, el frontal de toda la figura, que es asícomo la llamaremos siempre. Las tiendas de los tribunos estánplantadas a la misma distancia unas de otras y de forma tal queabarcan toda la anchura de las legiones romanas.

Zs A partir de la línea frontal de estas tiendas, a cien pies de dis-tancia se traza una recta paralela a ellas, que marca el principio dela acampada, que se hace de la manera siguiente: se divide en dospartes la recta en cuestión y, a lo largo de una perpendicular a estalínea, trazada desde su punto central, se instala la caballería de lasdos legiones, frente a frente y separadas por un intervalo de cin-cuenta pies ; la mediana perpendicular pasa por el punto medio deeste intervalo . El campamento de la caballería y el de la infanteríason análogos; tanto para un estandarte como para un escuadrón,el conjunto forma un rectángulo . Estos rectángulos están siempreorientados de cara a las calles (viae) y tienen una longitud de cienpies; casi siempre procuran que su anchura sea la misma, pero noen los aliados. Cuando las legiones superan la cifra más habitual,los jefes amplían proporcionalmente la anchura y la longitud .

29 El espacio de la caballería forma, pues, a la altura del puntomedio de las tiendas de los tribunos, una especie de perpendiculara la recta indicadas ahora mismo y a la superficie que se extiendedelante de los tribunos, porque realmente, la apariencia de todosestos pasillos es la de calles, ya que las compañías y los escuadro-

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nes han establecido su acampada a ambos lados y siguiendo lalínea. Detrás de la caballería, que ya hemos citado y, ofreciéndolela espalda, se sitúan los triarü de cada una de las legiones, en unadisposición similar; a cada escuadrón corresponde un manípulo,situados en una figura idéntica, pero éstos se tocan entre sí, orien-tados ambos de cara al espacio ocupado por la caballería . Laanchura de cada manípulo es sólo la mitad de su longitud, debidoa que los triarü en número son la mitad de las otras clases . Aunqueel número de hombres no es siempre el mismo, la longitud del cam-pamento no varía, debido a la diferencia de profundidad. Seguida-mente, a cincuenta pies de distancia de los triarü y de cara a ellos,acampan los principes. Como también éstos están orientados hacialos espacios intermedios que hemos citado, de nuevo se forman doscalles que parten del mismo origen que las de la caballería y desem-bocan, paralelamente, en aquel espacio libre de cien pies delante delas tiendas de los tribunos ; acaban en aquel lado fortificado opues-to a estas tiendas, que al principio expliqué que era el frontal delplano, en su conjunto . A continuación de los principes, detrás deellos y dándoles la espalda, sin dejar espacio entre los rectángulos,se instalan de la misma manera los hastati. Puesto que hay diezmanípulos en todas las clases, en virtud de la repartición inicial, elresultado es que todas las calles son de igual longitud y desembo-can de la misma manera en el lado fortificado que está enfrente ; losmanípulos de esta extremidad están orientados hacia este ladocuando se planta el campamento .

30 A una distancia de cincuenta pies de los hastati y de cara aellos, viene situada la caballería de los aliados, que empiezay acabaen las mismas líneas que los hastati. Ya he dicho antes que el núme-ro de soldados de infantería aliados es similar al de las legionesromanas, pero hay que deducir de su número a los «escogidos», elnúmero de jinetes es doble, aun después de deducir a los «escogi-dos», que son aquí una tercera parte. Por esto, cuando forman sucampo, aumentan proporcionalmente la profundidad asignada a lacaballería aliada, porque intentan siempre que la longitud sea la

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misma que la de las legiones romanas. Pero cuando se han com-pletado las cinco calles, sitúan entonces los manípulos de la infan-tería aliada, al igual que los jinetes, en forma que aumenta la pro-fundidad proporcionalmente a su número, orientados hacia lalínea principal y hacia los dos flancos del campamento . En cadamanípulo, la primera tienda de cada uno de ambos costados es lade los centuriones. Acampados de la forma que se ha descrito, a losdos lados el escuadrón sexto está situado a una distancia de cin-cuenta pies del quinto, y las filas de la infantería a distancias simi-lares, de manera que aún se forma otra calle en medio del campa-mento, paralela a las tiendas de los tribunos . Es la vía llamadaquintana, porque discurre entre las quintas distribuciones .

31 El espacio de detrás de las tiendas de los tribunos, el quequeda a ambas partes de la tienda del cónsul, sirve, uno, para foro,y el otro lo ocupa el cuestor con toda su impedimenta . Y desde laúltima tienda de los tribunos, por cada lado, en formación diver-gente y orientada hacia las tiendas, acampan los «escogidos» de losjinetes y algunos de los voluntarios que van a combatir por amis-tad con el cónsul . Todos éstos acampan a los dos lados del campa-mento y están orientados, una parte, hacia el espacio reservado alcuestor y, los restantes, hacia el foro . Se trata de que no se limitena acampar en las proximidades del cónsul, sino que, además,durante las marchas o cuando se emprende cualquier otra opera-ción, atiendan a sus órdenes, o a las del cuestor. Dando la espaldaa éstos y de cara a la estacada, vienen situados los soldados deinfantería que tienen un cometido similar al de los jinetes mencio-nados. A continuación queda un pasaje de cien pies de ancho, para-lelo a las tiendas de los tribunos, pero al otro lado del foro, delcuartel general y de los servicios del cuestor; se extiende a lo largode todas estas partes del campo que he mencionado . En la partesuperior de este pasaje acampan los jinetes «escogidos» de los alia-dos, orientados hacia el foro, la tienda del general y la del cuestor.En la mitad de la acampada de estos jinetes, a la altura del empla-zamiento del cuartel general, se deja un pasaje de unos cincuenta

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pies, que conduce hasta el extremo inferior del campamento y queforma ángulo recto con el pasaje más ancho mencionado ahoramismo. Por su parte, los soldados «escogidos» de la infantería alia-da vienen situados detrás de los jinetes citados, de cara a la estaca-da, el extremo posterior de todo el campamento . El espacio quequeda a derecha y a izquierda de estas tropas se reserva a losextranjeros y a aliados que, eventualmente, puedan acudir comorefuerzo .

Todo es cual se ha dicho y la figura del campamento resultacuadrada ; su distribución, sus calles y su estructura le hacen pare-cer una ciudad . Entre la estacada y las tiendas hay, en todas direc-cionés, un espacio constante de doscientos pasos. Este espaciovacío es muy importante y muy útil . Se presta ventajosamente a laentrada y a la salida de los ejércitos; cada unidad desemboca eneste espacio por sus propias calles, y así no se dirigen todos a lamisma vía y no se pisan los unos a los otros. Sitúan en este lugarlos animales del campamento y todo el botín arrebatado al enemi-go, guardado aquí con seguridad durante la noche . Pero lo másimportante es que si se da un ataque nocturno, no hay proyectil,inflamado o no, que alcance a las tropas ; las excepciones son rarasy, si alguna vez las alcanza, los daños sufridos son nulos, debido ala gran distancia y al contorno de las tiendas.

32 Dados los efectivos de infantería y de caballería en las doshipótesis, según que cada legión tenga cuatro o cinco mil hombres,dadas igualmente la profundidad, la longitud y el número de estan-dartes, dadas además las dimensiones de las vías y de los espacioslibres e, igualmente, todos los demás elementos necesarios, bastacon reflexionar para saber las medidas del área del terreno y de superímetro . Puede darse el caso de que los efectivos de los aliadossean superiores en número, tanto si se trata de aliados que formanparte del ejército desde el principio de la campaña o de otros quelas circunstancias hacen comparecer como refuerzo . Para estosaliados añadidos por las circunstancias se llena, además de losemplazamientos mencionados, el espacio que queda a ambos lados

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del cuartel general, reduciendo el foro y la instalación del cuestora las dimensiones estrictamente necesarias para el servicio ; para losaliados que participan en la expedición desde principio, cuando sunúmero es considerable, se añaden dos calles, una a cada lado delas legiones romanas, a lo largo de sus líneas laterales .

Cuando las cuatro legiones y los dos cónsules se encierran en unmismo atrincheramiento, no se puede pensar otra cosa sino quehay dos ejércitos acampados de la forma descrita, pero que se danla espalda; la conjunción de ambos se efectúa a lo largo de la ins-talación de los «escogidos» respectivos, orientados, tal como se haindicado ya, hacia la parte posterior del conjunto 7 de la acampa-da . Desde entonces el dispositivo toma la forma de un rectángulo ;el terreno tiene una superficie doble del precedente y el perímetrose aumenta en una mitad. De modo que cuando los dos cónsulesacampan juntos, el campamento siempre es así; si acampan sepa-radamente, lo hacen de manera no distinta ; la única particularidades que el foro, los servicios del cuestor y el cuartel general estánsituados entre los dos campamentos.

33 Lista ya la acampada, los tribunos congregan a todos los hom-bres, tanto libres como esclavos, y les toman juramento, unopor uno.El juramento es : no robar nada dentro del campamento, al contrario,entregar a los tribunos cualquier cosa que encuentren. Inmediata-mente después, ordenana dos manípulos de los principes y de los has-tati de cada legión que tomen a su cuidado los lugares de delante delas tiendas de los tribunos, porque la mayor parte de los romanospasan el día en este espacio: de ahí que lo cuiden mucho y lo riegueny lo embellezcan solícitamente. De los dieciocho manípulos restantes,cada tribuno obtiene tres por sorteo ; según mi descripción anterior, encada campamento son dieciocho los manípulos de los hastati y de losprincipes, y los tribunos son seis . Cada uno de estos manípulos, porturno, prestan al tribuno los servicios siguientes : cuando han acam-pado, le montan la tienda y alisan la tierra que la rodea. Si, por razo-nes de seguridad, se debe construir un cerco para una parte del baga-je, son ellos los que lo disponen. También hacen dos guardias (una

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guardia consta de cuatro hombres, dos de los cuales están apostadosen la puerta de la tienda y dos detrás, donde están los caballos . Pues-to que cada tribuno tiene a su mando tres manípulos, cada uno de loscuales consta de más de cien hombres, incluso descontando los triarüy los velites, que no prestan servicios, este trabajo no resulta pesado;sólo cada tres días corresponde a un manípulo estar de turno; los tri-bunos lo necesitan no únicamente por la comodidad que ofrece, sinotambién para conferir prestigio y autoridad, según lo que se ha des-crito, al lugar de honor que detentan. Los manípulos de los triarüestán exentos del servicio a los tribunos : son ellos los que vigilan losescuadrones de caballería, y cada manípulo hace una guardia diariadel escuadrón que tiene enfrente . Su quehacer principal, dejandoaparte otros, es tener cuidado de los caballos, que no se enreden consus ataduras y que no se hagan daño, con lo cual quedarían inútiles ;deben procurar también que no se desaten y que no se ataquenmutuamente : llenarían el campamento de alboroto y confusión. Cadauno de los manípulos, por turno, hace un día de guardia al cónsul :garantiza su seguridad contra posibles atentados y, al mismo tiempo,confiere esplendor a la majestad del mando.

34A los aliados que acampan a los dos lados les corresponde laconstrucción de la fosa y la estacada de su lado correspondiente, ylos dos restantes, a los romanos mismos, uno a cada legión . Cadalado viene distribuido en sectores, uno para cada manípulo ; los cen-turiones lo inspeccionan todo personalmente. La supervisión generalde todo un lado la hacen dos tribunos . A cargo de ellos corre tam-bién la inspección de todo lo restante del campamento . Se dividenpor parejas, que están de turno dos meses cada semestre ; a los que loestán incumbe atender a todo lo que pasa en el campamento . Losprefectos de los aliados ejercen su cargo de la misma manera . Losjinetes y los centuriones se presentan a primera hora de la mañanaen las tiendas de los tribunos, y éstos comparecen delante del cónsul,quien da a los tribunos las consignas urgentes ; éstos, a su vez, pasanlas órdenes a la caballería. Ésta transmite las órdenes a la tropa, amedida que va llegando el momento oportuno de cada cosa .

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Si

La transmisión correcta de la contraseña nocturna, la asegurancomo sigue: de cada clase de tropa, tanto de infantería como decaballería, se escoge a un hombre del manípulo décimo, que es elacampado al final de la calle correspondiente. Este hombre, quedurante la guardia queda libre de cualquier otro servicio, se pre-senta cada día al anochecer en la tienda del tribuno, recibe de él lacontraseña (que es una tablilla de madera, escrita) y se retira .Regresa a su propio manípulo, donde, en presencia de testigos,entrega la tablilla y otro trocito de madera al comandante delmanípulo siguiente; éste hace lo propio con el que le es próximo.Todos hacen lo mismo, hasta que se llega a las primeras tiendas delcampamento, que están a continuación de las de los tribunos . Estemanípulo debe devolver las tablillas al tribuno cuando todavía hayalgo de luz. Si lo devuelto es todo lo que fue entregado, el tribunoconstata que la contraseña ha sido transmitida a todos y que, a tra-vés de todos, regresa a él . Si falta alguna tablilla, se puede investi-gar lo sucedido, porque por la madera pequeña se sabe la secciónque no ha librado la tablilla . Aquel que ha sido encontrado culpa-ble de la retención es castigado con la sanción correspondiente.

3s Los romanos organizan las guardias nocturnas como sigue : elcónsul y su tienda son vigilados por el manípulo más próximo, ylas tiendas de los tribunos y los escuadrones de caballería, por loshombres de cada manípulo ordenados tal como se apuntó . Perotambién cada compañía organiza su propia guardia; las restantes,las dispone personalmente el cónsul . Para la custodia del cuestor sedesignan normalmente tres guardias, y para cada uno de los con-sejeros y legados, dos. Los velites vigilan la parte exterior del cam-pamento; se pasan todo el día en la estacada . Éste es el servicio quetienen asignado; diez de ellos hacen guardia en cada portal . De loshombres apostados para la guardia, en cada sitio, al anochecer unoficial conduce al soldado del manípulo que debe efectuar la pri-mera a la presencia del tribuno; éste entrega, para cada guardia, lacontraseña, que es pequeña, con un grabado. Los centinelas latoman y se dirigen a los lugares que les han sido asignados.

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La responsabilidad de las rondas la toma la caballería . El pri-mer decurión de cada legión debe dar a uno de sus suboficiales, yade mañana, la orden de que designe, antes del desayuno, cuatrosoldados de su escuadrón, a los que corresponderá hacer la ronda.El mismo decurión debe advertir al comandante del escuadrón pró-ximo, al anochecer, que es él a quien le corresponderá organizar lasrondas a la mañana del día siguiente. Este segundo decurión, alrecibir el comunicado, ha de hacer, al día siguiente, lo que ya se hadescrito . Y de igual modo los decuriones de los escuadrones res-tantes . Los cuatro hombres escogidos por los suboficiales del pri-mer escuadrón se sortean, entre ellos, los turnos de ronda y acu-den, luego, a la tienda del tribuno, quien les entrega, por escrito, elturno que corresponde a cada uno, es decir, los lugares que deberecorrer. Tras lo cual, los cuatro se retiran a descansar en el lugardel primer manípulo de los triarü porque es su centurión el que, alson de la trompeta, debe indicar los turnos .

36 Llegado el momento, el hombre a quien ha correspondido elprimer turno hace el recorrido que le corresponde y se lleva algu-nos amigos que eventualmente le servirán de testigos . Recorre loslugares indicados;-no solamente los que hay al pie de la estacada,también las puertas y los guardias que hay en cada manípulo y encada escuadrón . Si encuentra a los centinelas de la primera veladespiertos, recoge de ellos el trocito de madera citado, pero siencuentra algún hombre dormido o que ha abandonado el lugar,toma por testigos a sus acompañantes, y se va . Exactamente igualsucede con el resto de los hombres que hacen las rondas . Ya heseñalado que la indicación, al son de la trompeta, de cada turno,para que los que han de hacer la ronda inspeccionen los puestos enel momento oportuno, corresponde al centurión del primer maní-pulo de triarü de cada una de las dos legiones, a días alternos .

Cada uno de los hombres de la ronda devuelve, al despuntar eldía, las contraseñas al tribuno. Si éstas coinciden, en número conlas que habían sido distribuidas, los hombres se retiran sin más.Pero si uno de ellos devuelve un número de contraseñas menor al

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de los puestos inspeccionados, por las maderas se investiga cuál esla del puesto que falta. Efectuada la correspondiente comproba-ción, el tribuno convoca al centurión y éste acude con los centine-las del turno correspondiente, y se efectúa un careo judicial con losque hicieron la ronda . El testimonio aducido por los acompañan-tes del que hacía la ronda constata inmediatamente si la culpabili-dad recae en los que hacían la guardia, pues están obligados adeclararlo . Si no es así, la culpa recae sobre el que hacía la ronda.

37 Se convoca al punto el consejo de tribunos, se celebra el jui-cio y, si el hombre es declarado culpable, se le apalea . El procedi-miento es el siguiente : el tribuno, provisto de una vara, roza sua-vemente al condenado. Pero inmediatamente todos los miembrosde la legión le apalean y le apedrean ; en la mayoría de los casos elreo muere allí mismo. Y aunque sobreviva, esto no representa paraél garantía alguna . ¿Porqué, cómo se podrían salvar? No les estápermitido repatriarse y ningún pariente suyo se atrevería a darcobijo a un individuo así. De modo que los que han caído una vezen esta desgracia, en realidad no tienen salvación. Un castigo igualal descrito es infligido al suboficial o al jefe de escuadrón de caba-llería, si no transmiten las consignas correspondientes en elmomento oportuno : el primero, a los que hacen la ronda, y elsegundo, al decurión del escuadrón siguiente . El hecho de que elcastigo sea tan fuerte e inexorable logra que, entre los romanos, lasguardias nocturnas se hagan de la manera debida .

Los soldados están subordinados a los tribunos y éstos, a loscónsules . El tribuno tiene la potestad de imponer multas, de tomarcosas en prenda y de mandar azotar ; sobre los aliados tiene supotestad el prefecto . Se azota, como se describió, a los que robanalgo dentro del campamentos, a los que deponen un testimoniofalso, a los jóvenes que, en la flor de su edad, son sorprendidoshaciendo un mal uso de su cuerpo y también al hombre al que, porel motivo que sea, se le impone tres veces el mismo castigo. Todoesto, pues, lo castigan en calidad de crímenes, pero se considerancomo laxitud contraria al honor militar las faltas siguientes : anun-

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ciar mentirosamente a los tribunos una heroicidad propia pararecibir honores, que los apostados en alguna emboscada abando-nen por miedo su lugar, o si alguien tira cobardemente las armas enpleno combate. Por eso ha habido emboscadas que han muertonoblemente, atacados por un enemigo superior en número : hanpreferido no abandonar su puesto por temor al castigo habitual .Algunos que durante la lucha tiraron el escudo, la espada o el armaque sea se meten enloquecidos entre las filas enemigas con la espe-ranza de recobrar lo que tiraron, o bien de escapar, por la muerte,a una vergüenza segura y al odio de los suyos.

38 Si alguna vez una falta así es cometida por muchos, y maní-pulos enteros, al verse en un aprieto, han abandonado su lugar,entonces los romanos creen imprudente azotar o ejecutar a las uni-dades íntegras y, para este delito, han ideado un castigo que es a lavez eficaz e impresionante. El tribuno congrega a la legión, mandaavanzar a los que huyeron, les recrimina duramente y, al final, deentre todos ellos escoge uno de cada cinco, o de cada ocho, o inclu-so de cada veinte, calculando siempre que resulte, como máximo,la décima parte de los que cometieron la falta. Estos elegidos alazar son azotados tal como se dijo, inexorablemente ; a los restan-tes se les suministran raciones de cebada en vez de trigo y se lesmanda acampar fuera del atrincheramiento, en un lugar ya insegu-ro . De modo que el riesgo y el temor a este sorteo afectan a todos,porque es incierto sobre quiénes van a recaer. También el oprobiode tener que comer harina de cebada retiene a todo el mundo; detodas las prácticas, los romanos han ideado éstas para inspirarhorror y reparar los daños.

39 Pero también exhortan admirablemente a la juventud a afron-tar los riesgos . Siempre que se ha librado un combate en el quealgunos jóvenes se han batido bravamente, el general congrega lalegión en asamblea y hace adelantar a los que se han señalado poralguna gesta notable . Primero hace el elogio de cada uno, y de sucoraje, y de las cosas de su vida que resulten dignas de memoriapor su buena conducta . A continuación distribuye las recompen-

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sas: al hombre que ha herido a un enemigo, una lanza, al que le hadado muerte y despojado, si es soldado de infantería, se le da unacopa y si es un jinete, una fálera . (Primero sólo se le daba unalanza.) Estas recompensas no se otorgan al que ha herido o despo-jado a un enemigo en una batalla en toda regla, o en el asalto deuna ciudad, sino al que en una escaramuza o en ocasión semejan-te, sin verse forzados a la lucha cuerpo a cuerpo, se arriesga a ellavoluntariamente y por propia decisión . Aquellos que en el asalto deuna ciudad han sido los primeros que han escalado los muros, reci-ben una corona de oro. También los que con su escudo han prote-gido y salvado a algún ciudadano o bien a algún aliado son distin-guidos por el general con una recompensa, y los tribunos indican alos salvados que coronen a sus salvadores ; si éstos se negaran, lostribunos les forzarían a ello en virtud de una sentencia . Y el salva-do debe honrar ya por toda la vida, como a un padre, a su salva-dor y debe hacer por él todo lo que un hijo hace por su progenitor.No únicamente los que están presentes y lo escuchan, sino tambiénlos que quedaron en sus casas resultan estimulados a rivalizar conhombres así y a emularles en los peligros, espoleados de esta mane-ra . Los que han alcanzado tales recompensas, además de su famaen el campamento y de su predicamento en la familia, cuandoregresan a su país tienen lugar de preferencia en los cortejos . Sóloellos, debido a su coraje, pueden usar los vestidos que los genera-les les hayan permitido . En sus casas cuelgan el botín en el lugar demás honor, y así se convierte en señal y testimonio de su arrojo . Detales afanes y cuidados por lo que se refiere a honores y castigosmilitares, es natural que a los romanos el resultado de sus empre-sas bélicas sea siempre afortunado y brillante .

El estipendio diario de un soldado de infantería es de dos óbo-los; el de los centuriones es el doble, y el de los jinetes, un dracma .La ración de víveres de un soldado de infantería es de dos terceraspartes de un medimno ático, y la de un jinete, de siete medimnosmensuales de cebada y dos de trigo. La ración de la infantería alia-da es la misma, la de los jinetes, de un medimno y un tercio de trigo

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y cinco de cebada . Los aliados reciben sus raciones gratuitamente,pero a los romanos el cuestor les deduce la suma establecida paracomer y vestir, y eventualmente para la reparación de alguna arma .

ao Para levantar el campo se procede de la manera siguiente :cuando se da la señal desmontan las tiendas y todos hacen su equi-paje . Sin embargo, nadie puede desmontar ni montar su tiendaantes de que lo hayan sido las de los tribunos y la del cónsul . Cuan-do se da la segunda señal, colocan los bagajes sobre las bestias decarga; cuando se da la tercera, los primeros deben ponerse en mar-cha, y se han de poner en movimiento todas las fuerzas. Abren laformación casi siempre los «escogidos» ; detrás de ellos marcha elala derecha de los aliados y, a continuación, sus acémilas . Estacolumna viene seguida por la primera legión romana, que llevadetrás suyo su bagaje . A continuación avanza la legión segunda,seguida también de su impedimenta y de las bestias de carga de losaliados, que caminan en fila al final de la columna, porque el alaizquierda aliada cierra siempre este dispositivo. Los jinetes, a veces,siguen al cuerpo de infantería que les corresponde y, otras veces,cabalgan Blanqueando las acémilas, para contenerlas y conservar-las en seguridad . Si esperan un ataque a retaguardia, los «escogi-dos» de los aliados abandonan su posición delantera y se sitúan alfinal; las demás partes siguen invariables . Cada una de las legionesva delante a días alternos, y también las alas, y las otras, detrás : asítodos participan por igual del aprovisionamiento intacto de agua yde vituallas, por este cambio por turno en el orden de los que abrenla marcha .

Pero hay otra formación cuando la situación es incierta y semarcha por lugares planos : avanzan en paralelo las tres falanges delos hastati, de los principes y de los triarü, precedidas por las acé-milas de los manípulos que van en primera posición, las que pre-ceden a los segundos manípulos van detrás de los primeros, y asísucesivamente, alternando siempre acémilas y manípulos . En esteorden de marcha, si son atacados, giran a la derecha o a la izquier-da y hacen avanzar los manípulos, dejando atrás las acémilas, en

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dirección hacia el lugar por donde ha salido el enemigo. Así, enmuy poco tiempo y con un solo movimiento, toda la infantería seencuentra en orden de combate, ello cuando no es preciso que loshastati hagan un movimiento de rotación . Las acémilas y la masade hombres que les acompañan, situados detrás de las filas de loscombatientes, ocupan un lugar adecuado, fuera de la lucha.

aI Cuando, en la marcha, se acercan al lugar en el que se debeacampar, el tribuno y los centuriones a los que por turno correspon-de esta tarea se adelantan . Después de inspeccionar el terreno, pri-mero determinan el lugar en que se plantará la tienda del cónsul,según antes se expuso, y también, alrededor de esta tienda, el ladodel perímetro a lo largo del cual se instalarán las legiones ; estableci-do esto, señalan el perímetro de la tienda, después la línea recta en laque se colocan las tiendas de los tribunos, inmediatamente, la para-lela a partir de la que se inicia la instalación de las legiones. Delmismo modo trazan las líneas al otro lado de la tienda del cónsul,según se ha expuesto más arriba prolijamente y con detalle. Todoesto se hace en muy poco tiempo, porque el trabajo de medición esfácil, ya que los espacios intermedios son constantes y familiares.Entonces plantan en el suelo un primer estandarte, en el lugar dondese alzará la tienda del cónsul, un segundo en el lado determinado, untercero en el punto medio de la línea sobre la cual levantan las tien-das de los tribunos y un cuarto en el lugar donde acamparán laslegiones. Los estandartes son de color rojo, a excepción del estan-darte del cónsul, que es blanco . Al otro lado de la tienda del cónsulfijan estacas desnudas y, alguna vez, estandartes de colores diversos .Hecho esto, miden en seguida las calles y plantan las estacas corres-pondientes a cada calle . Es natural que cuando llegan las legiones,después de la marcha, y ven el lugar de la acampada, todo el mundosepa el lugar que le corresponde : lo deduce fijándose en el estandar-te del cónsul . Todos conocen exactamente su calle y el lugar de elladonde deben plantar su tienda, porque siempre les corresponde elmismo lugar en la acampada, por lo que el conjunto da la impresiónde un ejército que retorna a su ciudad nativa . En este supuesto todos,

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ss

desde la puerta de la ciudad, se van rápidamente en dirección a suspropios hogares, pues todos los soldados conocen, naturalmente, ellugar de la ciudad donde tienen su residencia . Pues algo muy seme-jante a esto es lo que ocurre en las acampadas de los romanos.»42 Estos, en el establecimiento de sus campamentos, buscan lafacilidad y, en esto, me parece que siguen un criterio totalmenteopuesto al de los griegos, quienes creen que lo más importante enacampar es adaptarse a los accidentes del terreno, tanto porqueesto ahorra los trabajos de atrincheramiento, como porque consi-deran que no son comparables las seguridades creadas artificial-mente con las que ofrece la naturaleza con los accidentes propiosdel lugar. Por esto, cuando estructuran un campamento se vensiempre forzados a variar su plano, a adaptarlo al terreno, y amodificar la distribución de sus partes, a veces en lugares poco ade-cuados . El resultado es que nadie tiene nunca seguro el lugar y tam-poco es fijo el que corresponde a las diversas partes del campa-mento. Los romanos, en gracia a la facilidad, prefieren la fatiga dehacer los atrincheramientos y lo que ello comporta, porque así elcampamento les resulta siempre idéntico y conocido .Y esto es lo más importante sobre el ejército romano, y, princi-

palmente, sobre la teoría de los campamentos.»

Traducción de M. Balasch

JOSÉ Ma BLÁZQUEZ MARTÍNEZ

Según Polibio, el campamento romano albergaba dos legiones, esdecir, 24.000 soldados . Era de forma rectangular, y cada lado medía 660m. En la mitad del frente se encontraba la porta praetoria y enfrente deésta la porta decumana . A los lados se situaban las portae principales,respectivamente dextra y sinistra, unidas por las principales vías : la viapraetoria conducía al pretorio, sede del comandante, centro del culto yde la administración ; la via principalis cruzaba perpendicularmente lavia praetoria . Según Frontino (Str. 4) este esquema fundamental se man-tuvo desde la guerra de Pirro. En Hispania, los campamentos más anti-guos que guardan este esquema son los de Renieblas (del general Nobi-

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lior), de Peña Redonda (de Escipión), de Numancia, 137-133, y deAlmazán. Los campamentos mandados construir por Escipión se adap-tan a la topografía del terreno. El campamento de Numancia, que coin-cide en lo esencial con el descrito por Polibio, es el 111 de La Gran Ata-laya, que albergaba 25 .000 hombres, o sea, dos legiones con sus corres-pondientes aliados itálicos y auxiliares ibéricos .

El campamento romano más antiguo de Hispania fue localizado porA. Schulten a 9 km. al norte de Sagunto, en Almenara, del que se conser-van los muros. Se fecha en el año 217 a.C . Fue edificado por los Escipiones en su marcha por la costa levantina. Fue descrito por Polibio (3 .97.6):«llegaron a la ciudad de Sagunto y acamparon a unos 40 estadios de dis-tancia, junto al templo de Afrodita . Ocuparon un lugar muy estratégico,porque les ofrecía seguridad frente al enemigo y además era apto para quelos aprovisionaran desde el mar». Ocupaba, por tanto, una terraza de unacolina desde donde se divisaba el valle, a la vez que estaba cerca del mar.Tiene forma trapezoidal . Su lado frontal tiene una longitud de 300 m. Ellado superior, 200 m.; y los lados, 500 m. Desde su cima se divisan las ciu-dades de Sagunto, Valencia y Castellón . Tenía 16 torres y muros de 1,20m. de espesor. Torres defendían también las puertas.

Campamento de Castillejos y Peña Redonda

La finalidad de estos dos campamentos es proteger a los soldadosque hacían la circunvalación . Se trataba más bien de castillos, es decir,fortines. Estos dos campamentos con el tiempo se ampliaron, albergandouna legión cada uno de ellos . La comunicación entre ambos campamen-tos se hacía mediante un puente sobre el río Merdancho. El pretorio delcampamento de Castillejo4 es de mayor tamaño, y es el punto más impor-tante de toda la circunvalación . El pretorio de Castillejo mide 120 x 120m., mientras que el de Peña Redonda (Fig . 2) sólo 100 x 100 m.5 Los doscampamentos tienen una situación geográfica favorable. A juzgar por loshallazgos, el campamento de Castillejo fue el cuartel general de Escipión .4 Numantia 111, 167-215 .

Numantia 111, 94-119 .

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Fig. 2 . El campamento de Peña Redonda .La parte central del campamento: Praetorio, Foro, Quaestorio

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Las excavaciones efectuadas en Castillejo han dejado al descubiertoclaramente la existencia de tres campamentos. El más importante es el deEscipión . El campamento más antiguo se fecha entre los años 153 y 151a.C.; es el construido por C.M. Claudio Marcelo, cónsul dos veces en losaños 166 y 155 a.C . En 169-168 había sido ya pretor en Hispania . Eraun buen general. Conquistó Ocilis, ciudad a la que impuso condicionesmoderadas, lo que movió a otras ciudades a rendirse, como Nertóbriga ya una parte de las tribus celtíberas (belos y titos), aunque otras, como losarévacos, no lo hicieron . Marcelo aconsejó al senado a aceptar la paz,que no aprobó, presionado por Escipión (App . Iber . 48-49; Pol. 35.2) .Marcelo después marchó a Numancia, construyendo un campamento aun kilómetro al norte de la ciudad, e hizo la paz con Litennón, jefe de losnumantinos (App . Iber. 50), que el senado aceptó .

El segundo campamento es (Fig . 3) el construido por Pompeyo. Sefecha en 141 a.C . Este general sucedió a Metelo en el mando de las tro-pas romanas. Apiano (Iber . 76) alaba la excelente preparación de las tropas romanas bajo las órdenes de Pompeyo. Pasó el invierno del 140-139a.C . en este campamento . Después del 153 a.C. las fortificaciones con-tra Numancia eran empalizadas y fosos, no murallas .

El citado campamento de Escipión es el que tiene mejor posición detoda la circunvalación, el que albergaba mayor número de soldados, elque tenía un pretorio mayor, y el que ha dado hallazgos más abundantes .Su planta es de forma poligonal y ocupa una extensión de 7,35 Ha.

El material de construcción es la piedra arenisca en el campamen-to de Marcelo y de pequeños cantos rodados en los otros dos, utilizadostambién en los campamentos de Travesadas, Valdevorrón y Molino . Piedras de arenisca se emplearon igualmente en levantar la valla del cam-pamento de Escipión, que tenía tres puertas: praetoria, principalis dex-tra y principalis sinistra . La via praetoria medía 12 de ancho. El edificiodel pretorio se asemejaba a una casa griega con peristilo. Se situabadetrás de la legión, al igual que en el campamento de Marcelo, y nodelante como en los campamentos de Nobilior (campamento V), o el deCáceres, descrito por Polibio, o el de Peña Redonda.

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Fig. 3 . El campamento de Pompeyo

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Campamento de Valdevorrón

Está orientado en dirección norte-sur, y es paralelo al muro de cir-cunvalación . Está emplazado, como es norma habitual en este conjunto,en dirección a Numancia. Tenía cuatro edificios, pues al parecer sonpuestos de artillería .6

Campamento de Travesadas

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Es el único campamento de Escipión que no está levantado sobreuna defensa natural. Se construyó sobre una plataforma fácilmente ata-cada por los numantinos . Su extensión es de 4 Ha. El terraplén del ladosur tenía un puente defendido por dos torres : una de 4 x 2,60 m. desuperficie, que era puesto de artillería ligera . Este campamento, al igualque los de Castillejo, Molino y Travesadas, está construido con murosrectos . El material de construcción se sacó del llano, al que se añadieronpiedras areniscas o calizas.

La excavación descubrió una puerta que debía ser la pretoria . Eneste campamento estaban acuarteladas tropas itálicas de infantería y decaballería, que sumaban 4 cohortes y 8 turmas itálicas .?

Campamento Raza

Entre los campamentos de Peña Redonda y Dehesilla debió cons-truirse otro, pues distan entre sí 2.200 m., siendo en otros casos 1 .000m. la distancia mediante . Se han encontrado los capuchones puntiagudos de las vallas . La planta del campamento es oblonga. Su extensiónaproximada es de 6 Ha. Los campamentos de Raza y de la Dehesillasuperaban en seguridad a los otros.s

6 Numantia 111, 216-221.Numantia 111, 222-225.Numantia 111, 230-231.

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El castellum Molino

Apiano menciona dos castella situados en la ribera fluvial. Molinoes uno de ellos . Está levantado en el punto de confluencia entre los ríosMerdancho y Duero. Ocho manípulos y dos turmas estaban acuartelados en el mismo, cerrando el paso al río, y el espacio comprendido entreel curso del Duero y las colinas meridionales . La excavación no puso aldescubierto la valla, ni siquiera en el lado oriental, por donde losnumantinos podían atacar más fácilmente . Los lados este y oeste esta-ban protegidos por una fosa de 3 m. de profundidad y 5-10 m. de anchu-ra . Albergaba 500 soldados en 1,9 Ha. Su extensión es bastante menorque la de los otros campamentos, que oscilan entre 4 y 16 Ha.9

Castellum Vega

JOSÉ M' BLAZQUEZ MARTÍNEZ

Cerraba el paso al Duero por el norte igual que el de Molino lohacía por el sur. Se encontraba entre los ríos Tera y Duero. Su tamañoera parecido al de Molino, y daría cabida a unos 400 hombres.10

Campamento Dehesilla

Es el campamento que tenía mejor defensa natural, pues se situabaa una altitud de 1 .050 m. Desde él se dominaba fácilmente la visión detodos los alrededores, Numancia y todo el muro de circunvalación . Estásituado sobre una meseta, de grandes bloques, rodeada por el Duero. Suextensión es de 14,6 Ha. y es el mayor de los castella levantados porEscipión . Posiblemente albergaba unos 6 .000 auxiliares ibéricos y algu-nas tropas itálicas . La valla, que fue excavada por A. Schulten, se encon-traba bien conservada, siendo su altura 4 m.11

9 Numantia 111, 232-239 .10 Numantia 111, 240 .11 Numantia 111, 226-227 .

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Campamento de Alto Real

Se levantó sobre una colina de 20 m. de altura sobre el río. Domi-naba el valle del Duero y defendió el paso de la circunvalación sobre elrío. Unos 6.000 hombres debían estar acuartelados en las 5 Ha. deextensión del mismo. La excavación dejó al descubierto un muro de 70m. de longitud y de 2 m. de anchura.12

Cuartel de Saledilla

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En esta colina se construyeron varios edificios, alineados en doble filacon 12 habitaciones en total . Su longitud es de 45 m. Debe haber sido cons-truido por Escipión, pues su tipo de mampostería no es ibérica . Detrás deestos edificios se encontraba la ciudad de Numancia. Este cuartel se ase-meja en su forma y función al de Peña Redonda. Ambos disponen cuadraspara las caballerías, y daban cabida a tropas auxiliares montadas . Posible-mente se construyó después de la construcción de la ciudad.13

Los campamentos de Renieblas

Características generales

Estos campamentos (Fig . 4) se encuentran en las proximidades deLa Gran Atalaya, y son cinco. El campamento mejor conservado es elIII, siendo los I y 11 más antiguos . El campamento IV, el último cronoló-gicamente, utiliza materiales de construcción del III.

Los campamentos I y III están asentados en la colina norte, que nose podía ver desde Numancia. El campamento III es el que tiene en elcentro la cota más alta, 11,52 m. En este campamento se encontraba elpraetorium . La distancia entre los lados es de 350 m.

Los campamentos III y IV buscaban la defensa natural de la coli-na . Todos los campamentos, salvo el V, se sitúan en altura .12 Numantia 111, 228-229 .13 Numantia 111, 241-242 .

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4. Los 5 cainpainentos de Renieblas,según el gencral Lamincrer

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JOSÉ M' BLÁZQUEZ MARTÍNEZ

La construcción

El material de construcción es la madera, la tierra y la hierba . Losromanos trajeron consigo las herramientas empleadas en la construc-ción . Como cimentación de los muros se empleaba la roca viva . Lasrocas de La Gran Atalaya eran calcáreas, de color gris . Se obtenían ensuperficie, de ahí que los constructores las emplearan .

En los lados de las puertas de los campamentos se colocaban losas hin-cadas verticalmente. En las puertas había goznes, y grandes piedras planasy alargadas en su base. Las esquinas de los muros estaban construidas conpiedras, que se encajaban entre sí. Los huecos de los muros de los campa-mentos se rellenaban con tierra y hierba prensada . Las torres de defensa selevantaban fuera del terraplén. Estaban construidas con más esmero, aun-que sobriamente, sin lujos, excepto en el campamento V, que tenía triclinios .

Los campamentos II y IV eran de verano . La construcción de losmuros era de tres tipos:

1 . Muros de dos cargas rellenas con pequeñas piedras y cascajo.2. Muros de grandes piedras sin argamasa.3. Muros de piedras bien trabajadas .

Campamentos 1 y 11

El campamento 114 (Fig . 5) es independiente de los restantes, y se fechaantes del año 153 a.C . Es, en opinión de A. Schulten, el construido por elcónsul Catón en el año 195 a.C . El cónsul, siguiendo aguas arriba del Ebrollegó hasta las fuentes de este río . Con ocasión de este viaje penetraría entierras de la Meseta, levantando un campamento frente aNumancia. De undiscurso que Catón pronunció en Numancia se desprende que llegó a estaciudad, que era la más famosa de Celtiberia (Str. 3 .4.13) . La penetración deCatón hasta el interior de la Meseta tiene una explicación fácil. Los celtí-beros eran los mercenarios de los turdetanos, contra los que luchó el cón-sul con ayuda de Manlio (Liv. 34.19.1). Los celtas, capitaneados por Isto-lacio e Indortas, contra los que luchó Ámílcar Barca (Diod. 25.10), entre14 Numantia 111, 33-38 .

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Fig. S . Campamentos I y II; según el general Lammerer

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los años 237 y 228 a.C . en Turdetania, son los celtíberos que figuran pres-tando socorro en 195 a.C . a Iliturgi, ciudad próxima a Cástulo, en núme-ro de 20.000 soldados (Liv. 34.10) . Los celtíberos eran soldados de extra-ordinaria valía, como indica su victoria contra los cimbrios en el año 104a.C . (Liv. Per. 67, año 104; Plut. Vita Mar. 14 ; Hier. Ep. 123.16) . Los mer-cenarios celtas que se citan en las guerras tebanas, en 368 a.C ., en compa-ñía de los iberos a las órdenes de Dionisio, tirano de Siracusa, deben ser cel-tíberos, que se mencionan por segunda vez en el año 367 a.C ., de cuya pre-sencia, como sugiere A . García y Bellido, es buena prueba el broche de cin-turón celtíbero hallado en Olimpia (Jen . Hellen . 7. 28-20, 31, 32) .

Más antiguo que este campamento 1, en opinión de A. Schulten, esel de Almenara (Fig . 6), que data del 217 a.C., al que aludiremos luego .El esquema de los campamentos deriva pues de los campamentos deCartago del año 280 a.C . y de los etruscos . Bien conocidos son los cam-pamentos asirios .I515 P AMIET, Art of Ancient Near East, Nueva York 1979, fig. 599, vista de un

campamento asirio, muy parecido a los romanos, según Schulten, por la formacuadrada de su planta, por la existencia de dos calles y por su fortificación contorres y puertas . J .B . PRITCHARD, The Ancient Near East in Pictures relating tothe Old Testament, Princeton 1969, 269, figs. 170-171, tiendas de oficiales detiempo de Ashurbanipal (668-633) . En relieves asirios se representam el cerco yel asalto de las ciudades con máquinas de guerra, como escalas, arietes, torres,etc . J .B . PRITCHARD, op . cit . 124, fig . 359, asalto de las tropas de Salmanasar III(858-824) a la ciudad de Hazazu; 292, fig . 362, a Dabigu, ciudad del norte deSiria ; 293, fig . 365, a Hammath. Todos estos relieves son de las Puertas de Bala-wat, y en todos ellos el asalto se utilizan escalas . En relieves asirios se represen-tan arietes abriendo brechas en las paredes de las ciudades defendidas por unacasamata móvil, como en varias representaciones procedentes de Nimrud, detiempos de Salmanasar III (744-727) ; 293, figs. 367-369 ; 393-394, figs . 372-373, asalto a Laquish con escalas de tiempos de Salmanasar III (858-824) . Todaesta poliorcética la introdujeron los fenicios en Sicilia y en Hispania . Ya en lasGuerras Greco-Púnicas de Sicilia los cartagineses utilizaron seis grandes torresy arietes con cabeza de hierro en el asalto a Selinunte, año 409 a.C. ; torres yminas en la toma de Himera, 409-408 a.C . ; trinchera y empalizada en el asaltode Agrigento, 406 a.C. Panormos durante la Primera Guerra Púnica fue rodea-da de fosos, de empalizadas y de maquinarias para derribar los muros (A . Gar-cía y Bellido, Historia de España. 1 .2, Madrid 1975, 654-655, 665 .

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Fig. 6. El campamento de Alpansegue, según el general Lammerer

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Catón construyó varios campamentos, uno de ellos se encontrabaen las proximidades de Ampurias (Liv. 34.16) ; un segundo es mencio-nado con ocasión de la campaña de Turdetania (Liv. 34.16) .

El campamento 1 fue descubierto por A. Schulten . En él estabanacuarteladas dos legiones con sus socios itálicos . Próximo a éste selevantó el campamento de los auxiliares ibéricos . Desde el pretorio delcampamento de Q. Fulvio Nobilior se observa bien Numancia. Está biensituado en la vía que conducía al Ebro. El campamento 1 es el mejor con-servado de los de Numancia; sus materiales fueron empleados en el cam-pamento 111 . Posiblemente era de planta cuadrada, siendo la longitud decada lado 350 m. Se parece a los campamentos de Aguilar y de Alpan-seque. No tenía torres, sólo una puerta de 2,80 m. de ancho, que con-ducía al Merdancho para proveerse de agua . El terraplén es de 2-2,80m. de anchura.

Este campamento I fue levantado para albergar a los soldadosdurante el invierno, como se deduce de la solidez de los edificios . Loscampamentos de verano, como el IV, sólo disponen de tiendas de cam-paña para la tropa.

El campamento 1116 era también de verano . Las medidas del terra-plén eran 1,80-2,00 m. Contaba con dos puertas orientadas al norte,una de ellas defendida por una torre, y otra puerta en el lado oriental .Se construyó en una suave ladera del lado norte del cerro. Su planta escuadrada, de 413 m. de lado,y ocupa una extensión de 17 Ha. Es, portanto, algo mayor que el campamento I.

Campamento 111

Su construcción (Fig . 7) se debe al cónsul Q. Fulvio Nobilior, y sefecha en el año 153 a.C . Es, por tanto, de comienzos de la guerra celti-bérica (App . Iber . 45). Es el mejor conservado de los cinco campamentos de La Gran Atalaya, a cuyo pie, en una colina artificial, se levantó latumba que recibió los cuerpos de los 4.000 romanos que murieron en el

16 Numantia IV, 39-40.

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104

JOSÉ Ma BLÁZQUEZ MARTÍNEZ

asalto de Numancia . Los cuarteles se construyeron en sentido este-oeste,orientados al curso del sol. El terraplén mide 5 m. de ancho, siendo laanchura general de 3 m. La construcción es la generalmente seguida: dosmuros con relleno en el interior. En algunos puntos se levantaron tresmuros de apoyo, con relleno entre ellos . A. Schulten calcula la altura deestos muros en tres metros . La roca natural impidió excavar una fosa deprotección . El campamento estaba defendido por 27 torres, muchas deellas con rampas para admitir máquinas de artillería pesada o ligera .

Contaba con 16 puertas, y disponía de letrinas con canales de desagüe.La cumbre de La Gran Atalaya está en el centro del campamento y

eran donde se asentaba el pretorio . Es de planta cuadrada, típica de loscampamentos de verano . Su emplazamiento dominaba los cauces de dosríos, el Merdancho y el Moñigón, lo que facilitaba su abastecimiento deagua, de madera y de forraje para las bestias. El perímetro del campa-mento es de 2.550 m., que, como puntualiaza A. Schulten, es el circuitode una ciudad mediana itálica .

Como todos los campamentos de invierno, el campamento 111 tienelos edificios de piedra . Está defendido, como es lo corriente, por unterraplén y un foso . Albergaba dos legiones y tenía un edificio anejo queservía de cuartel de las tropas auxiliares .l 7

A. Schulten ha podido situar sobre el terreno perfectamente la viaprincipalis, la via quintana, dos calles y las vías vecinarias, así como losemplazamientos de la legio I y de la ala dextra, de los caballeros romanos y de los triarü (Fig . 8), de los principes y de los hastati (Fig . 9), delos tribunos, de los equites (Fig. 10) y pedites de los socios (Fig . 11), delos extraordinarii, de los prefectos de los socios, de los velites, así comolos establos de los elefantes, situados en el tercio norte del campamento.

En el tercio sur se asentaba la legio II (Fig . 12), y la ala sinistra, conlos mismos cuerpos, y los tribunos y prefectos (Fig.13) de la legiónsegunda.

En el centro del campamento se hallaban el pretorio, el foro y elquestorio . El pretorio se componía de la vivienda del general en jefe, de

17 Numantia IV, 41-136, 115-128 .

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Fig. 8 . Cuartel 4 de los Triarü . Cuartel 4 de los Equites romani

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Fig . 9 . Cuartel 1 de los Hastati. Cuartel 1 de los Principes

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2

Fig . 1 0. 1 . Cuartel 2 de Equites sociorum. 2 . Cuartel 5 de Equites sociorum

3

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Fig. 11 . Cuartel 1 de Pedites sociorum

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Fig. 12 . Cuartel 10 de Equites Romani y de Triarü de la Legio II

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Fig. 13 . Casas de praefecti sociorum

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CAMPAMENTOS ROMANOS EN LA MESETA HISPANAEN ÉPOCA ROMANO REPUBLICANA

los edificios anejos, y del patio anterior al propio pretorio . El foro teníatabernas (Fig. 14) y casernas, y el questorio (Fig . 15) almacenes y otrosvarios edificios .

El campamento de las tropas auxiliares también tenía almacenes.Estas tropas debían ser en su mayor parte celtíberos, que, como hemosindicado ya, figuran a menudo como mercenarios al servicio de los generales romanos, por ejemplo de los Escipiones en los años 214-212 a.C .También se mencionan en el ejército cartaginés que invadió Italia (Liv.21.43.8 ; 21 .57.5), en 218 a.C . Todavía en el año 207 el general cartagi-nés Magón (Liv. 28.1) logró reclutar un gran ejército en Celtiberia, quese cifra en 4.000 soldados y doscientos jinetes (Liv. 28 .2) . El ejército deSertorio estaba en gran parte formado por celtíberos (Sall . Hist . 2.93), yalgunas ciudades como Calagurris fueron fieles a su memoria hasta sutotal exterminio (Oros. 5 .23 .14; Sall . Hist. 3.87; Val. Max. 7.6) . SegúnA. Schulten, este campamento es un «comentario» en piedra de Polibioy sólo ahora podemos comprender totalmente su descripción .

En los campamentos de Reniebla los mejores alojamientos son losde los caballeros romanos, y los peores los de los aliados itálicos encar-gados de defender los parapetos. Los auxiliares ibéricos estaban acuar-telados en un campamento aparte .

Campamento IV

Este campamento (Fig . 16) es el que goza de una situación más pri-vilegiada. Está construido en las laderas sur y en la norte de La GranAtalaya, y es el de defensa más fácil. Es un típico campamento de verano . Las esquinas no son redondas sino que forman una escuadra . Lasmedidas de los lados del campamento son las siguientes : 855 m. el ladonorte, 795 el sur, 670 m. el lado oeste y 740 el lado oeste . son medidasmuy similares a las del campamento V

Los campamentos IV y Vtienen dos puertas de salida situadas al sur.I 8

18 Numantia IV, 137-141 .

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Fig. 14 . Tavernas y cuarteles en el este del fóriun

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Fi; . 15 . Edificio dei C)rraestor

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Fig. 16 . Esquema del campamento 1V. Esquenia del can:pamentu ele Alnrazán

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CAMPAMENTOS ROMANOS EN LA MESETA HISPANA

115EN ÉPOCA ROMANO REPUBLICANA

Campamento V

Es el de mayores dimensiones de los construidos en La Gran Ata-laya, pues ocupa una extensión de 67,2 Ha., siendo la extensión delcampamento III de 45 Ha. y 58,9 Ha. la del campamento IV Igualmente es el mejor construido de los cinco. Tiene planta oblonga. Las esqui-nas terminan en escuadra . Su orientación mira al este, hacia la vía queconduce al Ebro, que discurre a una distancia de 200-300 m., cerca delrío Moñigón. La muralla está construida con doble muro, con relleno

entre ellos formado de cantos de pequeño tamaño . La altura es de tresmetros aproximadamente y su anchura es de 4-4,40 m. El lado norteestaba defendido por 16 torres, el oeste por una, y el oeste por cuatro . 19

Campamentos situados al sur de Numancia

CAMPAMENTO DE ALMAZÁN

Se encuentra situado en el páramo del mismo nombre, en la actualprovincia de Soria. Es un campamento de verano, pues no se han encon-trado edificios de piedra. Data del año 153 a.C. y lo mandó construir elcónsul Q. Fulvio Nobilior en su marcha desde Segeda a Ocilis, dondeinstaló sus almacenes de guerra (App . Iber. 47) . En el páramo de Alma-zán, el campamento se sitúa en lugar equidistante de Ocilis y de Numan-cia, a 35 km. de distancia entre ambas ciudades . El campamento seadapta bien al terreno. Es de planta oblonga. Ocupa una extensión de39,7 Ha. El terraplén, cuya altura era de 1,50 m., carecía de relleno. Dis-ponía de 4 puertas, una situada al lado norte y otra al oeste.20

CAMPAMENTO DE AGUILAR

Está emplazado a 20 km. de Sigüenza (Fig. 17) y domina la con-fluencia de dos ríos . La planta es cuadrangular, como la de los Campa-

19 Numantia IV, 146-184.20 Numantia IV, 187-190.

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M.N.

1=2500»

Fig. 17 . Campamento de Aguilar, según el general Lammercr

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CAMPAMENTOS ROMANOS EN LA MESETA HISPANAEN ÉPOCA ROMANO REPUBLICANA

mentos 1 y 11 de Numancia, y el de Alpanseque . El terraplén tiene unaanchura de 2,20 m. y está formado por dos muros con relleno de gravaentre ellos.

Tiene 4 puertas de salida, y una quinta más pequeña que conducíaa una fuente. Su tamaño era el apropiado para recibir una legión . Suextensión era de 12,44 Ha. Es un campamento de invierno, pues tienebaterías para emplazar la artillería, de las que carecen los campamentosde verano .21

CAMPAMENTO DE ALPANSEQUE

Está localizado entre Sigüenza y el campamento de Almazán. Sufinalidad era vigilar el paso sobre las montañas y la entrada al gran alti-plano . Una fuente próxima suministraba el agua necesaria a los hombresy a las bestias. Este campamento es la primera etapa del camino entreSegontia y Numancia atravesando la sierra . La segunda etapa era Alma-zán. A. Schulten supone que fue mandado construir por el cónsul Catónen el año 195 a.C. Su planta (igual que el campamento de Aguilar, tam-bién de Catón) es de un polígono de 6 lados. Faltan las torres y las puer-tas. La anchura de la valla varía entre 1-1,4 m. Su superficie es 4,7 Ha.Era un campamento de invierno . A dos kilómetros hacia el este se des-cubrió una necrópolis de soldados auxiliares ibéricos .22

Cronología de los campamentos de Numancia según las monedas

H. J. Hildebrandt23 ha estudiado las monedas recogidas en loscampamentos de Numancia, con el siguiente resultado: todos los cam-pamentos de La Gran Atalaya son anteriores al 146 a.C . entre los años157-146 a.C . Los de Escipión son del 141 al 130 a.C. El campamentoIV, que A. Schulten fecha en época sertoriana, se dataría entre 135-130

21 Numantia IV, 191-195 .22 Numantia IV, 196-199 .23 "Die Rümerzeit von Numantia . Datierung anhand der Münzfunde", MM 20,

1979, 238-271 .

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a.C ., algunos años después de los campamentos de Escipión . Se confir-man pues, excepto en un caso, las cronologías que A. Schulten propusoen su día.

Campamentos de Lusitania

En Lusitania también se conocen campamentos romanos, que no seestudian aquí en profundidad por no estar en los límites de este trabajo,pero que no queremos dejar de citar, como el de Cava de Viriato, en lascercanías de Viseu (Portugal), que es de planta octogonal y data del 138a .C . Fue construido, en su viaje a Gallaecia, por D. Junio Bruto, cónsuldel año 138 a.C . (App . Iber . 73-75; Str. 3.3 .2) . Otro campamentoimportante es el de Cáceres, de planta rectangular, de 24 Ha . de exten-sión, dondeestuvo acuartelada la legión mandada por Metelo .24 Fue edi-ficado en el año 79 a.C . y abandonado al año siguiente.

Hispania, pues, y concretamente la Meseta castellana, conserva unexcelente conjunto de campamentos romanos, de los que escribió A.Schulten : «son monumentos que inmortalizan el heroísmo ibero y el artemilitar romano». Sin su estudio es imposible conocer bien aspectos fun-damentales de la técnica militar romana de época republicana.

24 J. ULBERT, Cáceres el Viejo, Maguncia 1984.

JOSÉ Ma BLÁZQUEZ MARTÍNEZ

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CÉSAR ANTE ALESIA

Michel Reddé

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CÉSAR ANTE ALESIA

IZI

Michel Reddé

Una vez levantado el sitio de Gergovia, que no pudo tomar por asalto,César remonta hacia el norte para reunirse con Labienus, en la tierra delos Senones. Entonces es estratégicamente derrotado, frente a una Galiaen rebelión general, y no tiene otra opción que volver a bajar hacia laProvincia, "para socorrer<la> más fácilmente", según su relato, que noengaña a nadie sobre la situación real en la que se encuentra . Para, estaverdadera retirada, el valle del Saona, en manos de los Heduos que aca-ban de traicionarle, le está vedado y el procónsul no tiene otra soluciónque intentar un paso por el este, por la tierra de los Secuanos . En algúnlugar, al sur del territorio Lingon, se encuentra con Vercingétorix y esobligado a combatir. Pero la fortuna de la guerra cambia de campo y lacaballería germánica de César derrota a la caballería gala, lo que obligaa Vercingétorix a meterse en el oppidum más próximo: Alesia .

Al menos, así lo cuenta el relato de César en el libro VII de laGuerra de las Galias. Se puede glosar indefinidamente sobre las inten-ciones de los jefes, preguntarse si Vercingétorix intentó atraer a César auna trampa fijando sus tropas ante Alesia para aplastarlas mejor, tras unplan estratégico sabiamente concebido a escala de toda la Galia, o si porel contrario se comportó como un principiante haciendo frente, en pri-mer lugar, a las legiones en batalla organizada y después dejándoseimprudentemente encerrar en una plaza fuerte demasiado pequeña parasu ejército . El debate no está zanjado y es muy posible que no lo esténunca, habida cuenta del hecho de que nuestra única fuente reside en eltexto de César, cuya credibilidad, como es sabido, debe ponerse en telade juicio (Rambaud 1953).

Es a Napoleón 111 a quien corresponde el honor de haber localiza-do Alesia sobre la colina de Alise-Sainte-Reine, al sudeste de Montbard,

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I22

MICHEL REDDÉ

a continuación, por otra parte, de una tradición muy antigua confirma-da por una larga inscripción en lengua gala que indica claramente que,bajo el Imperio, la aldea galo-romana llevaba el nombre de ALISIIA(Lejeune 1979). Un breve examen del mapa (fig . 1) muestra que el terre-no identificado por el Emperador responde a la descripción de César, afin de cuentas, muy concisa y escasa en detalles : "La ciudad propiamen-te dicha estaba en la cumbre de una colina, a una gran altitud . . . La basede la colina estaba bañada por dos corrientes de agua por los dos lados .Delante de la ciudad se extendía una llanura de unas tres millas ; por losdemás lados la colina estaba rodeada a poca distancia de alturas cuyaaltitud igualaban la suya" (BG VII, 69) . Aunque la disputa -puramentefranco-francesa- sobre la identificación de Alesia no ha cesado desde elsegundo Imperio, no será multiplicando las glosas de este texto, espe-cialmente lacónico, como se zanjará la cuestión de la localización deloppidum Mandubiorum. Más vale apoyarse en excavaciones arqueoló-gicas, claramente documentadas, y en un informe de fotografías aéreasparticularmente rico y demostrativo ; con estos puntos esenciales, elinforme de Alise-Sainte-Reine no tiene rival.

En 1861 Napoleón III ordena la realización de excavaciones y lascoloca bajo los auspicios de la Comisión de Topografía de las Galias . Seprocedía entonces por tramos estrechos de los que se observaban loscortes . Una vez marcada una línea, se desplazaban lateralmente unosmetros y volvían a comenzar; se hizo así el recorrido del emplazamien-to en cinco años de campañas intensivas, dirigidas a partir de septiem-bre de 1862 por E. Stoffel . Cuando se descubría material, se vaciaba unaparte de fosa . Con esta técnica, conforme a los métodos arqueológicosde la época, apenas se podían mostrar más que estructuras en huecos degrandes dimensiones. Salvo afortunadas casualidades, las pequeñasestructuras asociadas -torres, fortificaciones con salientes- han pasadocasi siempre desapercibidas . Se dispone desde hace poco de trazados ensección y en plano efectuados en aquella época, así como de una partede la correspondencia intercambiada con ocasión de los trabajos (LeGall 1989). Estos documentos permiten medir la distancia que separa elmomento de las excavaciones, de los planos, publicados por Napoleón

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CÉSAR ANTE ALESIA ra3

111 en la Historia de julio César, durante mucho tiempo los únicos dis-ponibles . Basándose en el texto de César, los excavadores de la épocadistinguieron dos líneas aproximadamente concéntricas, que rodeanAlesia ; la primera de 15 kilómetros, alrededor del oppidum y destinadaa bloquear toda clase de asedios, se llamó "contravalación" ; la segundade 20,700 km., dirigida hacia el exterior, contra el ejército de refuerzo,fue llamada "circunvalación" .

Contrariamente a lo que a menudo se cree, no hubo ninguna exca-vación de envergadura entre 1865 y 1991, fecha en la que el Ministeriode Cultura decidió retomar los trabajos a gran escala, en el marco de unvasto proyecto de ordenación del emplazamiento . El programa, en víasde finalización, asoció un equipo francés con otro alemán de laRómisch-Germanische Kommission de Francfort y lleva a modificarradicalmente la visión que se tenía de los trabajos del sitio (Reddé y vonSchnurbein 1993 ; 1995) . Lo que permite confrontar el texto de César yla realidad del terreno, y también volver a evaluar algunos de nuestrosconocimientos en materia de arqueología militar y de material .

Texto literario y realidad arqueológica

César, en una serie de anotaciones famosas, describe con ciertodetalle el conjunto del sistema de fortificaciones que había puesto enpráctica para bloquear a Vercingétorix y al mismo tiempo protegerse élmismo contra las salidas de los sitiados y contra el ejército de refuerzoque el jefe galo había convocado urgentemente llamando al conjunto delos pueblos coaligados . "Los trabajos que emprendían los romanos sedesarrollaban sobre una extensión de diez millas . Los campamentos sehabían situado en los lugares convenientes y se habían construido, tam-bién con buena ubicación, veintitrés puestos fortificados . . . [César] cavóuna fosa de veinte pies de ancho y de lados verticales, de manera que laanchura del fondo fuera igual a la distancia entre los dos bordes ; dejóentre esta fosa y las demás fortificaciones una distancia de cuatrocien-tos pies . . . Luego, habiendo dejado un intervalo parecido entre esta líneay la siguiente, cavó dos fosas de quince pies de ancho y de la misma

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Fig. 1 . Plano general del asedio

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profundidad. Llenó la fosa interior, en las partes que estaban en llano ybajas con agua que desvió del río. Detrás de estas fosas construyó unterraplén coronado con una empalizada (aggerem ac vallum) de unaaltura de doce pies ; completó esta con un parapeto y almenas y en laconfluencia de las plantaciones con el terraplén colocó grandes trozosde madera ahorquillados que sobresalían y debían retardar la ascensiónde los enemigos ; erigió torres distantes unas de otras ochenta pies entoda la periferia de la obra . . . César pensó que debería todavía sumaralgo a sus obras para poder defender la fortificación con el menornúmero de efectivos . Así que se cortaron troncos de árboles de ramasmuy fuertes, a las que se despojó de la corteza y se sacó punta; despuésse cavaron fosas continuas y profundas, de cinco pies . Hincaban estasestacas, las unían por la parte de abajo para impedir que pudieran serarrancadas y no dejaban sobresalir nada más que el ramaje . Habíacinco hileras, unidas y entrelazadas : los que se introducían en esta zonase empalaban con la punta acerada de las estacas . Se les llamaba cipos .Ante ellos, se cavaban, en hileras oblicuas y al tresbolillo, agujeros pro-fundos de tres pies que se iban estrechando poco a poco hacia la base .Se hincaban estacas lisas del grosor del muslo, cuya extremidad supe-rior había sido tallada en punta y endurecida al fuego; sólo se les deja-ba sobrepasar el suelo en cuatro dedos; por otra parte, para asegurar lasolidez y firmeza, se rellenaban los agujeros, de una altura de un pie, detierra prensada ; el resto estaba recubierto de ramaje y maleza paraesconder la trampa . Se hicieron ocho líneas, distantes unas de otras trespies . Se les llamaba lirios, por su parecido con esta flor. Delante de estosagujeros, estacas de una longitud de un pie en las que se hincaba ungancho de hierro, estaban completamente enterradas en el suelo; sesembraron por todas partes y a intervalos cortos ; se les llamaba agui-jones. Una vez concluidos estos trabajos, César, siguiendo, tanto comose lo permitía el terreno, la línea más favorable, hizo en catorce millasde perímetro, una fortificación parecida a esta, pero orientada a lainversa, contra los ataques del exterior. . . Había al norte una colina quepor su vasta superficie no habíamos podido englobar completamente ennuestras líneas y nos habíamos visto obligados a construir el campa-

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CÉSAR ANTE ALESIA

127

mento sobre un terreno casi desfavorable, sobre una ligera pendiente"(BG VII, 69-74) .

En la actualidad, este modelo de dos fosas precedidas de un triplesistema de defensas avanzadas debe ser cuestionado en su totalidad des-pués de las nuevas excavaciones . En efecto, se distinguen varios casoscompletamente distintos de un sector al otro, así como variaciones deuna línea a otra en el interior de un mismo sector, véase en la mismalínea (fig . 2) . Estas diferencias se explican a veces por la naturaleza delmaterial de construcción, extraído del lugar -se emplea tanto la piedra,como la hierba, como muralla bajo empalizada de madera- a veces, porla topografía -las defensas de llanura son mucho más imponentes quelas de las mesetas, menos amenazadas,- otras veces, por la simple preo-cupación de variar el sistema, lo que es un modo de engañar al enemi-go . En muchos casos, la observación arqueológica se hace penosa, bienporque las tareas o las roturaciones antiguas o modernas han hechodesaparecer las huellas bastante tenues, o bien, porque las pequeñasestructuras excavadas, que han permanecido abiertas poco tiempo, sedistinguen muy mal del material que encajona . Por último, el mismo tipode defensa puede presentarse desde el punto de vista arqueológico bajoformas diferentes, según el emplazamiento o el material de que estáhecho ; así, a algunas decenas de metros de intervalo, los cippis de la lla-nura de Laumes instalados ante la fosa 3 de la contravalación se tradu-cen tanto en un alineamiento regular de pequeñas fosas rellenas degrava, como en bloques de marga que sirven de apuntalamiento, comoen pequeñas fosas continuas, en forma de U. Este último tipo se encuen-tra en Grésigny, delante de la circunvalación, y las observaciones sonaún diferentes en la circunvalación de Bussy donde los cippi, cavados eneste lugar en la roca, presentan, en el mejor de los casos, un sistema deapuntalamientos de piedras bloqueadas en la fosa . Sólo una tabla deconjunto permite medir todas las variaciones realizadas por los legiona-rios de César a partir de un mismo modelo de poliorcética .

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Llanura de Laumes

Llanura de Grésigny

Valle del Oze

Valle del Ozerain

Montaña de Bussy

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MICHEL REDDÉ

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Para ser exactos, esta tabla merecería ser ampliamente comentada,sector por sector, lo que excedería el marco del propósito actual, y noscontentaremos con remitir a las descripciones ya efectuadas en otrolugar (Reddé y von Schnurbein 1993; 1995) . A pesar de la amplitud delas investigaciones efectuadas desde 1991 y los progresos realizados,nuestros conocimientos actuales tienen todavía y continuarán teniendolagunas, a causa de la extensión del emplazamiento : así, los valles delOze y del Ozerain son poco o nada conocidos, igual que la situación enel Pennevelle, al este del oppidum . Habida cuenta de la extrema varia-bilidad de las estructuras, únicamente una multiplicación de los sondeospermitiría adquirir una visión precisa de las líneas .

Así pues, se puede medir la distancia que separa el documento litera-rio del terreno, apreciar el modo en el que César escribe la historia y el cré-dito que debe concederse a un texto, a pesar de todo, célebre . No es que esté

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Circunvalación en la montaña de Bussy

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Circunvalación en la llanura de Laumes

Contravalación en la llanura de Grésigny

Contravalación en la llanura de Laumes

Circunvalación en la llanura de Grésigny

Fig. 2 . Esquema de algunos sistemas defensivosde los trabajos de César en Alésia

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MICHEL REDDÉ

voluntariamente falsificado, en el sentido moderno del término; el procón-sul no tenía evidentemente como propósito hacer una obra de arqueologíayno se debe olvidar que la noción de exactitud y de objetividad histórica notenía el mismo valor en la Antigüedad que en nuestros días . ¿No afirmaCicerón (De Legibus I, 2) que la historia es un género eminentemente "ora-torio" que debe ante todo emocionar al lector empleando todas las formasdel ethos y del pathos? Incluso si esta concepción literaria no es exactamen-te la de César, y su aticismo se acerca al del maestro de historia que fueTucídides para los lectores de la época, las descripciones del procónsul sonredactadas menospara describir de manera precisa, como lo haría un infor-me de estado mayor (o de arqueólogo), que para hacer comprender . A esterespecto, el relato de César, modelo de elegancia y de concisión estilística,vale más que nuestros largos y fastidiosos análisis . Muestra perfectamentelo que el imperator quería ante todo dar a entender, es decir el cuidado pues-to en asediar el lugar y su ciencia de la poliorcética, que condicionan unavictoria de la que César se confirma como el principal artífice .

Alesia y la arqueología militar romana

En muchos puntos, las recientes excavaciones de Alesia modificannuestros conocimientos en materia de arqueología militar romana : en elperiodo que precede a la época de Augusto, nuestros conocimientoshasta el momento se basaban efectivamente mucho más en los textosque en las excavaciones y el descrédito a veces infundido sobre los tra-bajos napoleónicos no arreglaba mucho las cosas. Algunos resultadosmerecen ser subrayados .

Sólo se han examinado realmente dos campamentos: el campa-mento C, identificado por dos balas de honda registrado como el deLabienus (Bénard 1996), y el campamento A, considerado sin pruebascomo el de César por Napoleón III. La fotografía aérea y las excavacio-nes modernas concuerdan aquí para permitirnos afirmar que la forma yla superficie de los campamentos es efectivamente como nos lo revela laarqueología del Segundo Imperio. Situados sobre colinas, los campa-mentos de César presentan formas subcirculares que están estrechamen-

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te vinculadas a las curvas de nivel, pero que difieren muy sensiblementedel modelo que se enseña tradicionalmente a los estudiantes con ayudade Polibio y del Ps . Hyginio y al que remiten los numerosos vestigiosmilitares conocidos bajo el Alto Imperio (Fig . 3 y 4) . En cambio, sonmucho más cercanos los ejemplos de la época de Augusto de Anreppen,de Beckinghausen, de Ródgen, véase el de Markbreit o el de Oberaden,a fortiori campamentos republicanos de Numancia (von Schnurbein1981; Johnson 1983). Su superficie es muy pequeña: los campamentosB y C, los más grandes, apenas sobrepasan las 7 ha, un gran castellumcomo el de Bussy engloba menos de 1,5 ha . Se trata, evidentemente, defortificaciones de campaña, en las que la acumulación debía ser consi-derable, pero también es probable que estemos lejos de conocer todoslos campamentos de César alrededor de Alesia .

En la actualidad se conocen tres puertas, lo que nos invita a refle-xionar sobre la evolución de la arquitectura militar romana a finales delperiodo republicano. Lo que sorprende al primer jefe es la disimetría delmarco, de un lado y del otro del pasaje, a diferencia de lo que se conocede manera constante a partir de la época de Augusto. Parece que, almenos sobre la puerta noreste del campamento C, no se puede restituirmás que una sola torre de flanqueo de la puerta . La segunda característi-ca reside en la presencia, por ahora sistemática, de una clavicula interna,lo que nos obliga a remontar todo un siglo la cronología generalmenteadmitida para este tipo de defensa; las de Alesia no parecen sin embargoconstruidas con un conjunto fosalagger y no comprenden más que unasimple empalizada (fig. 5) . En un caso, esta clavicula está asociada a untitulum, estructura ya reconocida pero muy rara (Reddé 1995) .

Las dimensiones de las fosas varían muy sensiblemente de unemplazamiento a otro, en función del terreno o del objetivo propuesto .Si los visitantes de Alesia a menudo se sorprenden por la "pequeñatalla" de este, se debe frecuentemente al mal conocimiento del tema : losmenos extensos miden al menos 2,70/3 m. en la apertura, lo que les sitúaen una norma bien conocida por otros numerosos ejemplos (Jones1975) . Queda por decir, que estas fosas no constituyen por ellas mismasmás que defensas bastante mediocres. Si existieron contraescarpas, ape-

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nas aparecen más en nuestros días ; e igualmente tampoco se ha encon-trado rastro alguno de fosa "púnica" .

Es sobre todo por la multiplicación de obstáculos de acercamientopor lo que tienen valor las defensas de Alesia, por lo menos en los secto-res más amenazados : ante la muralla de contravalación de la llanura deLaumes, las trampas -fosas, stimuli y cippi- están escalonadas sobre unos27 m de profundidad; ante la de circunvalación se cuentan 22 m. El sis-tema estaba concebido para impedir al máximo el acercamiento a lamuralla, lo que supone un empleo masivo de las armas arrojadizas(ballestas, pila, hondas, flechas), encontradas en un número bastanteconsiderable en el emplazamiento . Estos dispositivos sorprenden a pri-mera vista porque son poco conocidos en la época de Augusto; pero unexamen cuidadoso de los textos y de la documentación arqueológicamuestra que responden a preocupaciones defensivas bien conocidas, loque debe conducir a plantearse la cuestión de la identificación de talesestructuras a la hora de excavaciones en otros campamentos romanos. EnAlesia, donde el texto de César era obligado, se pusieron de relieve estosobstáculos al acercamiento, a pesar de las dificultades reales . Haría faltaque, por otro lado, los expertos en arqueología militar se plantearan sis-temáticamente la cuestión de su existencia, lo que supone decapacionesextensivas, incluido mucho terreno delante de las fosas, en lugar de sim-ples sondeos con los que habitualmente se contentan en estas zonas.

En cambio, las investigaciones recientes no muestran nada sobre laorganización interior de los campamentos, lo que supone la existenciade simples campamentos bajo tiendas, explicación normal de por sí yaque el sitio tuvo lugar hacia el fin del verano . Así mismo, conocemosmuy mal la arquitectura de los castella de César, que, por otra parte,apenas si han sido identificados, salvo excepción, por los trabajos delsegundo Imperio. Si la fotografía aérea muestra numerosas estructurascerradas alrededor de Alesia, estas no están necesariamente vinculadasal episodio del sitio y sólo investigaciones sistemáticas del terreno per-mitirían determinar su relación con el conjunto de las fortificaciones deCésar. Por el contrario, las excavaciones de la Rómisch-GermanischeKommisssion han permitido poner de manifiesto, en la llanura de

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Fig . 3 . Plano general del campamento C, en la montaña de Bussy

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Laumes, un sistema defensivo transversal a las líneas, compuesto de unafosa y de una muralla, y en el que una de las puertas por lo menos, esta-ba defendida por un titulum en el interior mismo del espacio ocupadopor los romanos. Esta estructura, sin duda construida después de la con-travalación y la circunvalación sobre las que se apoya, tenía como fun-ción probablemente la de divisar el espacio entre las líneas, en caso deruptura de estas; y por supuesto, servía también de campamento (fig . 6) .No hay duda de que sistemas parecidos debían existir en otra parte, perode momento, no han sido identificados.

Tafonomía y datación del material arqueológico

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El material encontrado en las excavaciones de Alise constituye, enteoría, un punto de referencia fundamental para la cronología de la Ténefinal, tan discutida por los especialistas . En la medida en que el emplazamiento está perfectamente datado, el material asociado representa unaganga inesperada . Desgraciadamente, la cuestión es, en la práctica,menos sencilla de lo que parece.

Las excavaciones del siglo XIX han aportado un material bastanteabundante, pero muy seleccionado por los excavadores: las armas y lasmonedas constituyen lo esencial del lote, con exclusión del pequeñoequipo militar, que no parece apenas haber sido conservado, ánforas ycerámica sin duda demasiado fragmentadas para el gusto de la época. Entodo caso, ya no queda rastro alguno en las reservas del museo de Saint-Germaine . Lo mismo ocurre con las osamentas de los caballos, descu-biertas en abundancia, pero de las que se desconoce el destino final .

En segundo lugar, se debe constatar que los hallazgos se concen-traron sobre todo en las fosas situadas al pie del monte Rhéa. Por otrolado, esto es lo que explica que estas hayan sido vaciadas por los excavadores del Segundo Imperio, que pensaban que la batalla final habíatenido lugar en esta zona . Sin embargo se han formulado otras hipóte-sis: así se ha podido pensar que estas armas provenían de depósitos voti-vos, colocados voluntariamente después del sitio (Harmand 1967),véase de un santuario (Duval 1987).

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Fig. 4. Plano general del campamento A, en la montaña de Flavigny

c ;j

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En tercer lugar, se debe constatar la imprecisión de los datos deexcavaciones del siglo XIX sobre la localización de los descubrimientos.Aunque disponemos de datos dispersos y puntuales en los cuadernos dePernet o en los planos trazados por Millot, naturalmente no poseemosmás que una documentación muy incompleta si tenemos en cuenta lasexigencias de la arqueología moderna.

Esta serie de incertidumbres ha servido, naturalmente, a los detrac-tores de la tesis de Alise: a falta de un informe documental impecable, aveces se han infundido sospechas sobre el conjunto de la colección delmuseo de Saint-Germain . Al contrario, provenientes de las fosas de Alise,las monedas celtas han sido consideradas normalmente por los numismá-ticos como elementos perfectamente fechados, aptos para basar una cro-nología, o por lo menos para proporcionar un término (Scheers 1977) .

Se podría haber esperado a que las nuevas excavaciones soluciona-ran rápidamente estas diferentes controversias, proporcionando unmaterial abundante y bien fechado. Desgraciadamente la cuestión esmás compleja de lo que parece . Las diferentes campañas realizadasdesde 1991 han dejado en total un material muy poco abundante, apesar de la extensión de los trabajos realizados . Esta constatación, quesorprende al público no especialista, se explica de modos diferentes : enprimer lugar, se debe observar que, salvo excepción, los suelos antiguosno se han conservado nunca. Contrariamente a lo que habíamos espe-rado en un principio, estos han sido casi siempre destruidos por las labo-res del campo antiguas o recientes, de manera que el material que podíaencontrarse aquí ha sido fragmentado y dispersado, salvo cuando se haencontrado atrapado en fosas. Así, cuando la campaña de 1996, se des-cubrió, el mismo día un hierro de lanza en una trampa de la llanura deGrésigny, y otro, del mismo tipo, en la tierra de labor. De esta primeraobservación se deducen dos consecuencias : el material conservado esraro y está colocado estratigráficamente en lugares poco propicios a lainvestigación . En efecto, sería científicamente inepto tamizar toneladasde tierra arable formada por las capas superficiales para descubrir mate-rial arqueológico . Sólo las prospecciones de superficie, hechas con eldetector de metales, demuestran ser operativas y productivas: sobre los

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Fig. S. Vista de la puerta norte del campamento C, con su clavícula interna

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campamentos de altura, han dejado un abundante material de quincallamilitar y más de 200 monedas.

La excavación de las fosas de César sería más productiva, perosupondría privilegiarla en detrimento de investigaciones sobre el con-junto de las estructuras. Esto explica que las campañas llevadas a cabodesde 1991 se hayan contentado generalmente con sondeos estratigráfi-cos en las fosas, y hayan favorecido los grandes decapados sobre losconjuntos defensivos . Sin duda, otra política habría proporcionadoresultados mejores en cuanto al material, pero muy inferiores en cuantoa la arquitectura militar. Cuando, por el contrario, se vacía un segmen-to de fosa, se descubre una densidad de material comparable a la de lasexcavaciones del siglo XIX: así, cuando Napoleón III abrió las fosas alpie del Rhéa, dejando aquí y allá los bordes de estas mismas fosas intac-tos, Susanne Sievers pudo descubrir numerosas osamentas de caballos,de tipo mediterráneo en los restos de relleno descuidados por los exca-vadores del segundo Imperio. Una excavación exhaustiva realizada en1996 en las fosas del campamento A reveló en quince metros una seriede trozos de ánforas Dr. 1 A, una bala de piedra, cuatro puntas de fle-chas, dos tiros de ballesta, una espuela (?), un hierro de venablo, un frag-mento de espada celta y algunos objetos pequeños, es decir una densi-dad de descubrimientos comparable a la del siglo XIX, según los cua-dernos de V Pernet (Brouquier-Reddé 1996).

Todavía no está todo resuelto cuando se descubre material en vías deexcavación . En efecto, el sitio ha sido reocupado de manera continua desdeel episodio del asedio : así, una necrópolis del siglo I d. C. se instaló cercade la puerta noreste del campamento C y su material se ha mezclado conel del sitio . Cuando estos vestigios son claramente identificados y fechadospueden ser fácilmente discriminados. Pero, tratándose de prospecciones desuperficie, la duda surge a veces y, a este respecto, se debe formular unaregla general de sentido común: las armas y el equipamiento típicamentemilitar pertenecen sin duda a la época del asedio -excepto si suponemosque Alesia no está en Alise, lo que, habida cuenta del informe actualmentereunido, no es ya seriamente defendible, o bien que ha tenido lugar en elmismo espacio una segunda gran batalla entre Celtas y Romanos, no seña-

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lada por los textos-; por el contrario, puede dudarse sobre el resto delmaterial, salvo cuando este está extrínsecamente bien fechado.

Cuando el material proviene de las fosas, se plantean otras cues-tiones vinculadas al periodo de relleno de las estructuras. ¿Cuánto tiem-po, en efecto, han permanecido abiertas las fosas de César? Existen distintos elementos de respuesta : en la llanura de Laumes, las fosas 1 y 2de la contravalación fueron reutilizadas como desagüe por estructurasgalo-romanas, y el relleno superior sellado por una fíbula fechable aprincipios de nuestra era. Esto significa que por lo menos medio siglodespués del episodio del 52, las fosas estaban todavía parcialmente visi-bles, por lo menos en esta zona . En un segmento de la circunvalación deBussy se descubrió, a media altura del relleno un borde de ánfora gala4, lo que indica que la fosa estaba todavía abierta 70 o 80 años despuésde la rendición de Vercingétorix. Es evidente que la estratigrafía internade las fosas debe ser seriamente considerada para apoyar una cronolo-gía del material . Para los objetos procedentes de las excavaciones delsiglo XIX, también se puede, incluso sin la información precisa, consi-derar que las armas pertenecen efectivamente al episodio del asedio;para el resto del material, el examen debe ser metódico .

Por último, debemos recordar que el terreno en el que los legiona-rios de César cavaron sus defensas no estaba virgen de ocupacionesanteriores . Están presentes por todas partes niveles del Bronce medio yreciente en la llanura de Laumes y en la de Grésigny, y en las fosas deCésar se encuentran pequeños fragmentos de cerámica, que después dehaber sido excavados para constituir el agger, se han deslizado natural-mente hacia las fosas del sitio, cuando se han caído las estructuras.Sobre la circunvalación de Bussy, una cabaña de la Téne media fue cor-tada por las líneas de César: se encuentra así una fíbula de la Téne C alfondo de una defensa romana. Por tanto, sólo un estudio atento delmaterial permite dilucidar caso por caso .

En el estado actual del informe, ¿se puede hacer un inventario rápi-do del material?

Desde el punto de vista numismático, las monedas romanas sonminoritarias . De las 134 que fueron recogidas en las excavaciones de

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Napoleón III, 132 son denarios, 2 son quinarios, y las fechas de emisiónse escalonan entre el 208 y el 54 a. C. (Popovitch 1994) . Las monedas cel-tas son claramente mucho más abundantes, pero naturalmente datadascon menor precisión : de 466 ejemplares conservados en Saint-Germain, 3son de oro, 243 de plata, 158 de bronce acuñado, 62 en bronce colado .A esto hay que añadir 211 piezas encontradas en prospección, de las que4 son de oro, 34 de plata, 124 de bronce y el resto está compuesto dealeaciones (Fischer 1994). Las pocas y raras monedas encontradas enexcavaciones apenas modifican esta estadística. Las acuñaciones de losArvernos son claramente mayoritarias, seguidas por las especies deSecuanos, Eduos y Senones dentro de la recolecta de Napoleón IIl, pro-veniente principalmente de las fosas al pie del monte Rhéa; la variedadétnica es, por el contrario, mucho más grande en los campamentos, queproporcionaron lo esencial de las monedas de prospección: la explica-ción numismática e histórica de este fenómeno queda pendiente de serformulada, y tampoco se comprende bien por qué las monedas propia-mente romanas son minoritarias .

Por lo que respecta a las armas, S. Sievers mostró claramente quese inscribían cronológicamente en el marco de nuestros conocimientossobre el armamento de esta época (Sievers 1994; 1996) . El equipo galocomprende paragnathides de cascos, umbones de escudos, espadas, lan-zas. Las armas romanas están mejor representadas por las puntas devenablo, los cuadrillos de ballesta, algunos raros fragmentos de gladius,balas de honda. Para algunas piezas, la atribución a uno u otro adver-sario no es siempre posible (por ejemplo, las puntas de flecha). Algunasarmas presentan características germánicas innegables como los umbo-nes de espolón central. Al lado de estos descubrimientos, casi siempreantiguos, las prospecciones recientes de R. Collot han proporcionado unpequeño material muy fragmentado, pero que se inscribe incontestable-mente en las tipologías del pequeño equipamiento militar romano(Brouquier-Reddé 1996).

Por el contrario, no se sabe casi nada del material de cerámica, casitotalmente ausente, y siempre extremadamente fragmentado, o delmaterial anfórico, aún muy esporádico : es posible que la vajilla utiliza-

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Fig. G . El sistema defensivo de la llanura Laumes, cerca del cruce de laEpineuse

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da durante este periodo de tiempo tan breve haya quedado poco rota yque, por consecuencia, no haya dejado muchos restos .

Este rápido repaso a las excavaciones efectuadas desde 1991 mues-tra, sin duda alguna, la gran fiabilidad del informe reunido porNapoleón 111 y sus hombres: el excavador actual a menudo se confundepor la observación efectuada hace más de un siglo con los métodos pococerteros de la época. Si las correcciones son evidentemente necesarias, latopografía del asedio, tal y como fue esbozada en la Historia de julioCésar, no ha sido modificada en lo fundamental . Por el contrario, lasnuevas excavaciones nos invitan a leer con otros ojos el texto de Césary son ricas en enseñanzas nuevas sobre la arquitectura militar romanade la República que acaba.

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LAS GUERRAS CÁNTABRAS EN LAS FUENTES

Joaquín González Echegaray

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LAS GUERRAS CÁNTABRAS EN LAS FUENTES

Joaquín González Echegaray

La Guerra Cantábrica (29-19 a . C.), a pesar de su innegable huella enlas fuentes literarias greco-latinas, no ha tenido, a nuestro juicio, el ecosuficiente en la historiografía posterior, que la considera mas bien unevento de segunda clase en la historia de la Roma imperial . Bien es cier-to que, ya en este siglo XX, ha sido objeto de una atención más deteni-da por parte de historiadores, tanto italianos,' como alemanes,z ingle-ses3 y franceses, 4 por no citar a los españoles, que siempre han tenidoconciencia de su importancia .

Las fuentes greco-latinas

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Analizando todas las circunstancias, hemos llegado a la conclusiónde que el carácter un tanto secundario de esta guerra se debe funda-mentalmente al hecho de que su más completa y valiosa narración, quedebió ocupar un lugar preferente en la historiografía latina, no ha llega-do a nosotros . Nos estamos refiriendo a Tito Livio y a su monumental

BRANCATTI, A., Augusto e la guerra di Spagna; Urbino 1963 ; FORNi G. "L'oc-cupazione militare romana della Spagna noroccidentale : Analogie e paraleli",en Legio VII Gemina, León 1970, pp . 205-225 .SCHULTEN, A., Los Cántabros y Astures y su guerra con Roma, Madrid 1943 ;SCHMITTENNER, W., Augustus Spanischer Feldzugund der Kampf in den Prin-zipat, Historia 11 (1962) : 29 ss .MAGIE, D., Augustus War in Spain (26-25 B.C .), Classical Philology 15(1920) : 223-239 ; SYME, R., The spanish War of Augustus (26-25 b . C .), TheAmerican Journal of Philology 55 (1934) : 193-317; Id ., "The Conquest ofNorth West Spain", en Legio VII Gemina, León 1970 , pp . 79-107 .LE Roux, P . L'armée romaine et la organisation des provinces iberiques d'Au-guste a 1'invasion de 409, Paris 1982 .

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obra Ab Urbe condita. En ella, a partir del libro 135, se narraban contodo detalle los hechos de la guerra . Estos últimos libros se han perdidoy no se conserva de ellos ni siquiera un fragmento, a diferencia de lo quesucede con otros anteriores igualmente perdidos . Como se sabe, sólo seconservan en su integridad los primeros 45 volúmenes.

Los historiadores modernos están de acuerdo en que Livio ha sidola fuente de la que se han servido otros historiadores menores romanos,que han tratado el tema . Por otra parte, la guerra cantábrica no ha tenido la suerte de ser objeto preferente de ciertas obras generales, comoocurre con las guerras celtibéricas y lusitánicas (Polibio), o de monogra-fías independientes como es el caso de la guerra yugurtina (Salustio), dela conquista de las Galias (César), de las guerras germánicas (Tácito) yde las judaicas (Flavio Josefo). Posiblemente el tema de la guerra cantá-brica había sido tan puntualmente descrito por Livio, que hizo innece-sario su tratamiento en ulteriores monografías. Téngase en cuenta queTito Livio fue el historiador "oficial" de Augusto, entregado a realzar sufigura como cumbre de la historia romana, y que la guerra cantábricaconstituyó el triunfo principal y más costoso de este emperador en suenfrentamiento con los bárbaros, naturalmente dejando a un lado lasguerras civiles.

Pues bien, sólo otros dos historiadores tocan con cierta amplitudnuestro tema, uno de los cuales resume drásticamente lo dicho por Liviopara introducirlo en su compendio historial.s Se trata de Lucio AnneoFloro, que en la época de los Antoninos (principios del siglo 11) escribeun breve Epitome de Gestis Romanorum. El otro historiador es el grie-go Dión Casio, que un siglo después publica su obra Historia Romana,de más vuelos y amplitud que el autor del epítome. Y es interesante con-signar que los eventos de nuestra guerra ocupan un lugar bastanteamplio en ambas obras, como corresponde a la importancia real de loss

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La simple relación, aunque completa, de las referencias bibliográficas de lasfuentes puede verse en J. GONZÁLEZ ECHEGARAY, Cantabria a través de su his-toria, Santander 1977, pp . 199-202. Para una ulterior compulsación de lostextos con mayor amplitud, véase RODRÍGUEZ COLMENERO, A., Augusto eHispania. Conquista y organización del norte peninsular, Bilbao 1979 .

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LAS GUERRAS CANTABRAS EN LAS FUENTES

Fig. 1 . Legionario romano de fines de la República . Recontrucción delRómisch-Germanisches Zentralmuseum (Maguncia, Alemania)

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acontecimientos narrados y a la extensión que debieron tener en su fuen-te de origen .

En Floro la guerra aparece en el libro XII de su obra, dedicado alas numerosas contiendas contra los bárbaros en los tiempos de Augus-to, y allí ocupa casi una cuarta parte de la extensión de este libro. EnDión las narraciones se encuentran dispersas en los libros 53 y 54 y, aun-que no adquieren las proporciones que. en la obra de Floro, tienen unaextensión relativamente amplia, comparadas con el lugar que ocupanotras contiendas similares de la época. Parece ser que, aunque Diónmanejó a Livio, se sirvió también en el tema de Cantabria de otras fuen-tes para nosotros desconocidas .

También aparecen alusiones a la guerra cantábrica, como era deesperar, en obras históricas de carácter biográfico, como la Vida de losdoce Césares de Cayo Suetonio Tranquilo, escrita en la primera mitad delsiglo II, en cuya Vita Augusti se hacen varias referencias a la estancia delemperador en Cantabria durante la contienda . Estas noticias suelen ser, deacuerdo con el estilo de la obra, más bien de tipo anecdótico . Desgracia-damente se ha perdido la Autobiografía de Augusto, donde los hechosocurridos en Cantabria durante la guerra debieron ocupar un lugar impor-tante en esta obra literaria que no ha llegado a nosotros . En boca deAugusto, pero en este caso ya simplemente con un carácter oficial, apare-ce una alusión a la guerra cantábrica en la inscripción del monumento deAncyra, que constituye una síntesis de la vida política del emperador.

Otras alusiones menores a la guerra cantábrica serán recogidas pordistintos historiadores, como Flavio Josefo, Plutarco, Apiano, LucioAmpelio, San jerónimo y especialmente por Paulo Orosio, quien basadoprincipalmente en el texto de Floro y en una periocha o resumen deLivio, dedica en sus Historias contra los paganos, escritas a finales delsiglo IV o comienzas del V, un espacio muy considerable al tema que nosocupa. 6

6 La discusión sobre las fuentes de Orosio en este tema véase en CANAL SÁN-GxEZ-PAGíN, J. M., Sobre la guerra de Cantabria . Un discutido texto de Florosobre la guerra de Cantabria : Aracillum-Mons Medullus, Archivos Leoneses77 (1985) : 7-28 .

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LAS GUERRAS CÁNTABRAS EN LAS FUENTES

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Que las guerras cántabras tuvieron de hecho especial relevanciaen la Roma de entonces, se deduce del impacto que produjeron enotros medios literarios del momento, no precisamente historiográficos .Nos referiremos en primer lugar a la obra monumental de Estrabón,Geographica, publicada algunos años después de la guerra, que cons-tituye, juntamente con la Naturalis Historia de Plinio y la Geographi-ca de Ptolomeo, la más trascendental aportación geográfica de la anti-güedad . Pues bien, en el libro 111 dedicado a España, al describir lospueblos del norte de la Península, se recogen numerosas noticias de laguerra cantábrica, especialmente aquellas relacionadas con la etnogra-fía de los cántabros, sin olvidar tampoco algunas informaciones decarácter militar.

Pero quizá, donde se acusa el estado de ansiedad y preocupaciónque produjo esta guerra en la sociedad romana, es en las continuasalusiones a ella, que se hallan en la producción literaria de un poeta deentonces, que es considerado como una de las figuras señeras de la líri-ca de todos los tiempos. Se trata de Quinto Horacio Flaco, uno de losintelectuales protegidos de Augusto, que escribe algunos de sus poe-mas precisamente durante la guerra, y otros inmediatamente después.Hay en ellos diez alusiones a esta guerra, destacando siempre el carác-ter arriesgado de la misma debido a la fiereza de los cántabros, y elpeligro que suponía para Roma la presencia en el combate del propioemperador.

Otros poetas latinos posteriores seguirán aludiendo también altópico de los cántabros, como sucede con Crinágoras de Mitilene, Luca-no, Silio Itálico y Juvenal.

A través de lo que nos dicen estas fuentes específicas y otras másgenerales y complementarias, vamos a estudiar aquí algunos aspectosfundamentales de la guerra cantábrica, como son el enfoque político, elplanteamiento estratégico y las dificultades tácticas de la misma, dejan-do a un lado el tema concreto de las operaciones militares sobre el tea-tro de la guerra, es decir, la identificación topográfica del despliegue delas tropas sobre el mapa real de Cantabria, ya que este aspecto va a sertratado en este mismo simposio por otros autores.

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JOAQUÍN GONZÁLEZ ECHEGARAY

El enfoque político

La guerra cantábrica, como las demás guerras importantes queregistra la historia, obedece a planteamientos de carácter esencialmentepolítico, que aquí vamos a tratar de analizar. El imperio con el queAugusto se encontró en sus propias manos, planteaba ya numerososproblemas de todo orden, entre los cuales no era precisamente el menorel problema de su seguridad de cara a las fuerzas exteriores al mismo.Dicho de otra manera, el emperador tenía que cuidar sus fronteras,adoptando para defenderlas algún tipo de política eficaz que respondie-ra a las necesidades del momento.

Una vez concluidas las largas y sangrientas guerras civiles, Augus-to tuvo por fin la ocasión de plantearse muy seriamente el problema delas fronteras, el limes, palabra que adquiriría gran resonancia en la historia del imperio. El imperio para él había adquirido ya sus dimensionesprecisas . No era necesario conquistar más; ahora se trataba de defender.En el oriente la existencia de algunos pequeños reinos aliados podía ser-vir de mampara elástica contra el ataque de los grandes enemigos, queallí no sólo eran las tribus beduinas de árabes procedentes del desierto,sino el no muy lejano y siempre poderoso reino de los Partos, que ame-nazaba desde más allá del desierto . Estos reyezuelos autónomos, aliadosdel imperio, eran entonces los de Judea, Arabia, El Ponto, Galacia,Comagene y la Pequeña Armenia.

En el norte de África el enemigo no era otro que los beduinos . EnEuropa, además de los residuos celtas aún independientes de las IslasBritánicas, el imperio se enfrentaba fundamentalmente a los germanos ;en la zona oriental, al norte de los Cárpatos, apuntaban ya, aunquetodavía lejanos, los pueblos eslavos.

Para mantener el limes había que fortificarle y concentrar en él lastropas, que, una vez concluidas las guerras civiles, no tenían por quéseguir acantonadas dentro del imperio . En consecuencia, el ejército fuereducido a sólo 26 legiones, que, con las tropas auxiliares, no elevabasus efectivos a más de 300.000 soldados . Pero, sobre todo, era precisodelimitar las fronteras, haciéndolas coincidir con la geografía más ade-

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LAS GIihRRAI, ( : :\N'I :\IIRAS EN I .AS FUENTES

Fig. 2 y 3 . Octavio Augusto y Marco Vipsanio Agripa . Bustos en el Museo delLouvre (fotos de E . Peralta) .

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cuada y evitando peligrosas concentraciones de enemigos más allá dellimes. Éste en la Europa nórdica era el Rin y el Danubio, pero, comomedida de seguridad, Augusto se propuso que sus tropas llegaran hastael Elba y, un siglo después, Trajano haría algo similar en el Danubio,incorporando la Dacia. Ambas regiones estaban destinadas a perderse :la Germania transrenana en la época del propio Augusto, y la Dacia enlos tiempos del emperador Aureliano.

En este marco de la política exterior de Augusto se comprende per-fectamente que la situación del norte de España encerrada dentro delimperio con dos pueblos independientes y pendencieros, aferrados a lasmontañas y asomándose al mar, los Cántabros y los Astures, representa-ba una anomalía intolerable.? Esta situación aparece perfectamente defi-nida por Floro y éste debió tomarla, sin duda, de Tito Livio, al plantear elcomienzo de las hostilidades entre Roma y estos pueblos: "En el Occiden-te estaba ya en paz casi toda España, excepto la parte de la Citerior pega-da a los riscos del extremo del Pirineo que acaricia el océano . Aquí semovían dos muy esforzados pueblos, los Cántabros y Astures, ajenos alimperio . Los cántabros por su fiereza eran los primeros, los más violentosy los más pertinaces en la rebelión, los cuales, no contentos con defendersu libertad, trataban también de dominar a sus vecinos, atormentando alos Vacceos, Turmogos y Autrigones con incursiones frecuentes .$

Además del planteamiento de política exterior, al hablar de la guerracantábrica, hay que referirse también al aspecto económico, que condicio-na la mayoría de los enfrentamientos bélicos en todos los países y épocas.Cantabria y Asturia, aunque por su condición geográfica no eran países flo-recientes en el ámbito de la agricultura, guardaban un verdadero tesoro enel mundo de la minería, lo que constituía un atractivo evidente para laambición y necesidades del imperio. Asturias era muy rica en oro, que seexplotaba principalmente en las minas de Las Médulas.9 Dice Plinio algoHARMAND, L., L'Occidente romain, París 1960, pp . 19 ss ; LOMAS SOMONTE,F. J ., Asturias Prerromana y Altoimperial, Sevilla 1975, pp . 118-120 .FLORO 11, 33, 46-47 .

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LAS' GUERRAS CÁNTABRASEN LAS FUENTES 155

menos de un siglo después de la conquista: "Asturia, Gallaecia y Lusitaniasuministran por este procedimiento 20.000 libras de oro al año, pero laproducción de Asturia es la más abundante . No hay parte alguna de la tie-rra donde se dé esta fertilidad durante tantos siglos" . 10 Junto al oro se bene-ficiaba también la plata. En Cantabria, por el contrario, se explotaba elplomo" y la magnetita,12 mientras que la arqueología nos ilustra igual-mente acerca de las minas romanas de blenda y cobre. 13 Pero las másimportantes de todas, según Plinio, eran las minas de hierro : "De todas lasvenas metalíferas, la más abundante en Cantabria es la de hierro : En lazona marítima que baña el océano hay un altísimo monte que, pareceincreible, todo él es de metal" 14 Esta montaña debe ser Peña Cabarga.15

Como tal riqueza minera parece que era ya conocida por los roma-nos antes de la conquista, 16 no cabe duda que semejante factor econó-mico fue determinante para no dilatar más la contienda, 17 especialmente teniendo en cuenta la crisis de la falta de oro y plata en la circulaciónmonetaria durante la última etapa de las guerras civiles .

Por otra parte, tampoco podemos olvidar que el dominio romanosobre la costa norte de la Península era un importante objetivo pararegularizar el comercio atlántico entre Hispania y las Galias, ya que lanavegación de cabotaje requería la posibilidad de tocar puerto en esacosta en las debidas condiciones de seguridad .

LoMAS SOMONTE, Obr. cit ., pp . 159-173 .10 Naturalis Historia 33, 77 .11 Iibidem, 34, 158 .12 Ibidem, 34, 148 .13 GONZÁLEz ECHEGARAY, J., Los Cántabros, 4a ed ., Santander 1997, p . 89 .14 Naturalis Historia 34, 149 .15 CASADO SOTO, J . L. y J . GONZÁLEZ ECHEGARAY, El Puerto de Santander en la

Cantabria Romana, Bibl . Navalia 5, Santander 1995, pp. 41 y 69 .16 Estrabón, que escribe unos 60 años antes que Plinio y refleja más de cerca el

ambiente de la época de la conquista, elogia la riqueza en minerales de todoel norte de la Península (p . e ., 111, 3, 5) . Véase tambiém Floro (2,33,60), si bienel texto resulta un tanto paradojico .

17 GóMEZ MORENO, M., Oro en España, Archivo Español de Arqueología 14(1940-41) : 461-474 .

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Hay un tercer enfoque que nos puede permitir entender la finalidady oportunidad de la guerra cantábrica . Se trata de la política interior deRoma, que, a nuestro juicio, es el determinante decisivo si acaso no dela guerra, sí al menos de la presencia personal de Augusto en la misma.18Fue precisamente en aquellos años cuando tuvo lugar el extraño y difí-cil tránsito del viejo régimen (una república en crisis por la existenciaprolongada de triunviratos y dictaduras) al nuevo estado imperial .

El año 28 a . C. Octavio, ahora llamado julio César Octaviano,desempeñaba por sexta vez la magistratura suprema de la república, elconsulado, en esta ocasión compartiéndolo con su colega Agrippa. Setrataba de dar forma jurídica a lo que de hecho había acabado siendoOctavio como dux o jefe supremo del estado . Ese año Octavio adopta eltítulo de Princeps senatus, y se reserva en exclusiva el de imperator, que,como se sabe, originariamente no significaba más que lo que hay llama-ríamos un general con mando. Al año siguiente, el 27 a. C. vuelve a repe-tir el consulado con Agrippa y consigue que el senado le atribuya elimperium proconsulare sobre las tres provincias con mayor número detropas, es decir, Hispania, la Galia y Siria . Así quedaba constituidogobernador con todos los poderes civiles y militares sobre estos extensí-simos territorios de occidente y oriente y prácticamente dueño legal ypermanente de todo el ejército . Para gobernar directamente esas provin-cias va a enviar a sus legados, porque la idea es que las provincias contropas no sean ya en el futuro gobernadas por procónsules. El senado leconfiere además el título insólito de Augustus, honorífico, majestuoso yno exento de cierta resonancia religiosa .

Octavio era, pues, en ese momento, cónsul, príncipe, augusto,único portador del título de emperador, general en jefe de la inmensamayoría del ejército, que de hecho se acantonaba en las provincias cuyomando se le había conferido. Ya prácticamente lo era todo, o mejor,había encontrado la fórmula legal de serlo todo, puesto que a los títulosy prerrogativas señalados se unía la potestad tribunicia, que tenía con-

18 GONZÁLEz ECHEGA"Y, J., "Augusto en Cantabria", en Perfiles de Cantabria,Fundación Marcelino Botín, Santander 1995, 1, pp . 162-169.

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Fig. 4 . Catapulta romana tipo «scorpio» y armamento de legionario de iniciosdel principado de Augusto (reconstrucción de F. . Peralta) .

FinaCarrion
Cuadro de texto
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ferida en exclusiva desde hacía algunos años . Con este conjunto depoderes podría incluso permitirse el lujo de desprenderse de lo que hastaentonces había sido la primera magistratura republicana, el consulado,que a partir del año 22 a. C. va a dejar ya para sus amigos y clientes .

Pero Octaviano Augusto tenía que refrendar la posesión de su títu-lo imperial y para ello precisaba acudir a alguna de las provincias que lehabían sido asignadas y ponerse al frente de las tropas . Robert Syme,que ha estudiado a fondo esta delicada situación de política interior, larelaciona directamente con la venida de Augusto a España a finales deaquel mismo año 27 a . C. para preparar su ejército y lanzarlo contra elúnico enemigo que aquí subsistía : los Cántabros y Astures. Antes habíapasado por el sur de las Galias para hacer notar también allí su signifi-cativa presencia . 19

Es curioso consignar el hecho de que las primeras fundacionesromanas en Cantabria y sus inmediaciones, que debieron hacerse en el26 a. C., Julióbriga y Segisama Julia, llevan todavía el nombre gentiliciodel emperador: Julio, y no el de Augusto por entonces recién estrenadoy acaso todavía no descubierto en todo su valor. Al año siguiente, el 25a. C., la fundación que tendrá lugar en Asturia, Asturica Augusta, deri-vada de otro antiguo campamento convertido en ciudad, llevará ya elnuevo apelativo augústeo . Otras ciudades fundadas o al menos refunda-das a partir de entonces, como Bracara Augusta, Caesar Augusta, Eme-rita Augusta o Augustóbriga no harán ya mención del gentilicio .

La puesta al mando del ejército de Hispania por parte de Augusto esrodeada en Roma de toda la parafernalia que merece un acontecimiento detal trascendencia política . Se abren solemnemente las puertas del templo deJano en el foro, para que esta divinidad proteja al pueblo romano en armas,que afronta un peligro contra la ciudad, según una vieja tradición enraiza-da en la mitología .20 Estas puertas se cerrarán solemnemente a la vuelta delemperador, siendo la cuarta vez que esto sucedía en la historia de Roma,21

19 Syme, R., La revolución romana, Taurus, Madrid 1989, pp . 418-420 .2° Orosio 6, 21, 1 .21 Id ., 6, 21, 11 .

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y Augusto será agasajado por una sólo aparente victoria, que es celebradapor el poeta Horacio como si fuera el regreso de Hércules tras la supera-ción de sus míticos trabajoS.22

La estrategia de la guerra

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Una contienda bélica de la importancia que revistió esta guerra exi-gió una cuidadosa planificación militar, que, sin duda, Augusto ultimóen Tarragona con sus generales durante el invierno del 26 a . C.

En primer lugar, hubo que tener en cuenta las condiciones geográ-ficas del teatro de la guerra : un territorio muy montañoso, respaldado alnorte por el mar. Las costas debían ser ya conocidas y hasta cierto puntoregistradas por los navegantes griegos y romanos,

juzgar, entre otrascosas, por las viejas fuentes que utilizó el geógrafo Pomponio Mela enla primera mitad del siglo I d. C.23 Estas circunstancias imponían uncuidadoso y bien pensado plan de ataque, pues las circunstancias topo-gráficas eran en conjunto adversas y ésta, junto con la fiereza y valor desus habitantes, resultaba una de las causas de que, pese a los ataquesromanos precedentes, aún siguieran manteniendo su independenciaestas gentes hispánicas .

Había, pues, que, tras la recogida de todos los datos, seleccionar elcuerpo de mandos, principalmente los generales, que debían dirigir lacampaña. Hasta entonces habían intervenido hombres de mucho prestigio, como Statuilio Tauro, aquel año 26 a. C. colega en el consulado conAugusto, que era el militar más destacado del momento después deAgrippa, con experiencia en las guerras de Sicilia, Iliria y África, el cualhabía peleado contra los cántabros y vacceos el año 29 a. C.24 Otro eraCalvisio Sabino, uno de los incondicionales de Augusto, cónsul el año39 a. C. y destacado almirante de la flota, que luchó contra los cánta-22 Horacio, Carm . 111, 14, 1-4.23 GONZÁLEz ECHEGARAY, J., Cantabria Antigua, Ed. Tantín, Santander 1986,

pp . 7-11 ; CASADO SOTO, J. L. y J. GONZÁLEZ ECHEGARAY, Obr. cit ., pp . 25-31 .

24 Dión 51, 20, S .

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Fig. 5. Trofeos y despojos deguerra de armamento de lospueblos del Norte . Monedasacuñadas por cecas militaresdurante las guerras cántabras y porCarisio tras la victoria de lacampaña del año 25 a.C. (MuseoArquelógico Nacional)

Fig. 6 . Diferentes tipos de puertasen <,claviculae» de loscampamentos romanos decampaña: a . interna, h . externa, c .doble y d. Stracathro (segúnLenoir)

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bros en el año 28 a. C. obteniendo por ello un triunfo en Roma.25 Final-mente estaba Sexto Apuleyo, cónsul el año 29 a. C., pariente de Augus-to y otro de los más prestigiosos generales, que aquel mismo año 27 a.C. había conseguido alguna victoria sobre los cántabros.26

Ahora Augusto en Tarragona contaba con dos nuevos generales,Antistio y Carisio, a quienes había nombrado legados de la Citerior y dela Ulterior, con el fin de que se encargaran directamente de los ataquescontra cántabros y astures respectivamente. Antistio Vetus fue cónsulsuffectus en el 30 a.C ., pertenecía a una familia de militares expertos yhabía desempeñado importantes cargos en Siria . Publio Carisio era ungeneral que había tomado parte en las guerras civiles y era hombre cruely de carácter despótico .27

Tras la contienda de los años 26-25 a. C., los sucesivos episodiosde la guerra estuvieron a cargo de Lucio Elio Lamia en el 24 a. C., per-teneciente a una familia de abolengo y a quien Horacio menciona en unaoda;28 Cayo Furnio en el 22 a. C., que llegó a ser cónsul en el 17 a. C. yera hijo de un antiguo partidario de Antonio, el cual había sido gober-nador de Asia; P Silio Nerva, amigo personal del emperador, cónsul enel año 20 a. C., experto militar en campañas de montaña, que iba a con-tribuir decisivamente a la conquista de los Alpes; y finalmente M. Vip-sanio Agrippa, el vencedor de Accio y del que nada añadiremos aquí,pues era considerado como el primer estratega del imperio.

En resumen, Augusto envió a Cantabria a sus mejores generales,alguno de los cuales, como Agrippa, lo eran no sólo del momento, sinoque figura entre los más destacados de toda la historia romana.

Esta circunstancia pone de relieve una vez más la importancia de laguerra que nos ocupa, y la cuidada preparación de que fue objeto porparte del emperador.

Otro asunto dentro del plan estratégico fue el acopio de tropaspara la campaña, la mayoría de las cuales se hallaban ya acantonadas enzs Acta triumphalia al año 28 a. C.26 Ibidem, al año 26 a. C.27 Dión 54, 5, 1 .28 Carm . 3, 17, 1 .

r6r

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r6z JOAQUÍN GONZÁLEZ ECHEGARAY

el país . El número de legiones que las distintas fuentes, sobre todo epi-gráficas y numismáticas, citan en la campaña, se eleva al menos a ocho :I Augusta, II Augusta, IV Macedónica, V Alaudae, VI Victrix, IX His-panensis, X Gemina yXX Valeria Victrix.z 9 Ello supone un total de efec-tivos de alrededor de 50 .000 hombres, a los que habrá que añadir casiotros tantos integrados en las tropas auxiliares .

La cifra evidentemente podría parecer a primera vista demasiadoalta . Algunos autores suponen que no concurrieron todas las unidadesmilitares en el momento en que Augusto se puso al frente de la lucha.Así, por ejemplo, las legiones II y IV habrían llegado después de la mar-cha de Augusto, y quizá también la VI,30 aunque los argumentos que sepresentan para probarlo resulten discutibles. En todo caso, sea en el año26 a. C. ó en el 19 a. C., la ingente concentración de tropas es innega-ble. Por otra parte, es cierto que en otras operaciones militares, seme-jantes a la guerra cantábrica por su extensión y topografía, el ejércitoromano operó con un número mucho más limitado de legiones . Talsucedió, por ejemplo, en la conquista del País de Gales entre el 74 y el78 d. C., con sólo tres legiones : la II Adiutrix, la XIV Gemina y la XXValeria Felix, 31 si bien en este caso la superficie del antiguo territorio deCantabria-Asturia era sensiblemente mayor (quizá un 50 % más) que elterritorio de Gales.

No puede negarse, pues, que Augusto se tomó muy en serio la gue-rra y que ésta fue planificada con todo esmero y sin escatimar recursos,aunque contaba ya con la existencia de casi todas las tropas en Hispania, y de ahí también el interés político en asumir el mando directo detoda la península, asunto al que nos hemos referido con anterioridad .

29 SCHULTEN, Obr. cit., pp . 171-174 ; GARCÍA Y BELLIDO, A., El exercltus hispa-nicus desde Augusto a Vespasiano, Arch . Esp. de Arqueologia, 34 (1961) :114-160 ; GONZÁLEZ EcHEGARAY, J. y J . M. SOLANA, La Legión IV Macedó-nica en España, Hispania Antiqua 5 (1975) : 151-203 .

30 ROLDÁN, J . M., Hispania y el ejército romano, Salamanca 1974 ; SANTOS YAN-GUAS, N., El ejército romano y la romanización de los Astures, Asturlibros,Oviedo 1981 .

31 FORNI, G., Obr. cit.

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Un ejército de tal magnitud sólo es comparable con el que en tiempos deTiberio guarnecía el Rhin, y ligeramente inferior al que Trajano logróconcentrar en la frontera del Danubio, 32 pero no se olviden las dimen-siones de semejantes fronteras, comparadas con el reducido territoriocántabro-astur.

El planteamiento de la campaña no sólo incluia el estudio del terre-no, la selección de estrategas y la concentración de tropas, sino también

z de avituallamiento, tanto más cuanto que noícamente con la supervivencia sobre el terreno,

o que se refería a Cantabria y a la Asturia trans-montana, dada la naturaleza montañosa y la pobre economía del país .El abastecimiento de los dos grandes campamentos debía hacerse contrigo procedente de otras regiones cerealísticas de Hispania . El ejércitode la Citerior, cuyo campamento base estaba en Segisamo, tendría alma-cenes (horrea) con trigo y cebada procedentes de esta provincia, tantodel valle del Ebro por la vía que venía a través de Virovesca (Briviesca),como del propio territorio de los Vacceos (Tierra de Campos) por la víaque venía de Pallantia y Septimanca . A su vez, el ejército de la Ulterior(por entonces esta provincia fue dividida en Bética y Lusitania, 33 recibi-ría las provisiones, procedentes de Andalucía, Portugal, Extremadura ylos campos de Salamanca, con destino al campamento principal de Cari-sio, situado al sur del Duero y cuyo emplazamiento desconocemos, yaque el de Astúrica Augusta (Astorga), internado en pleno territorio astur,tiene que ser de un momento posterior, probablemente del año 25 a. C.Los dos campamentos base estarían, además, bien comunicados entre sípor la calzada, que saliendo de Segisamo y descendiendo por el Pisuer-ga, llegaba al Duero.

Sin embargo, no se consideró suficiente el aprovisionamiento convíveres de la Península y, por eso, se tomó la decisión de traer trigo del

montar un sistema eficpodía contarse prác,especialmente por

32 GRANT, M., The Army of the Caesars, Weidenfeld and Nicolson, Londres1974, pp . 291-294.

33 Se discute si se hizo la nueva división de provincias antes de la guerra, comoparece deducirse de Dión (53, 12, 4), o inmediatamente después, como quie-re Syme .

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sur de la Galia, según nos cuenta Estrabón .34 Estas mercancías vendríanpor los caminos de la costa, aprovechando que Caristios, Várdulos yAutrigones, los ocupantes del actual País Vasco, eran aliados de Roma,y, sobre todo, hay que pensar en el transporte marítimo, que verosimil-mente se haría hasta el Portus Amanum (Castro Urdiales), desde dondepartía una vía que, bordeando el territorio cántabro, llegaba hasta elmismo Segisamo .35

Durante las mismas operaciones y, sobre todo, en los años de rela-tiva paz, como debieron ser en Cantabria el 25, el 23, el 21 y el 20 a. C.,se procedió a reparar los caminos y a construir nuevas vías dentro delpropio territorio, con el fin de facilitar el desplazamiento de las tropas ysu abastecimiento . El miliario más antiguo de Cantabria es de la épocade Augusto, del año 12 d. C. y fue hallado en Menaza,36 justamente enel camino de Segisamo hacia la costa. El que esta calzada fuera repara-da algunos pocos años después de la guerra, colocándose en ella nuevosmiliarios, no obsta para que su construcción originaria sea anterior.

Queda pendiente aún el tema estratégico de si se planeó o no unaofensiva simultánea con distintas líneas de penetración desde la base deoperaciones, para abarcar a Cantabria y Asturia, o si, por el contrario,las operaciones contra cada uno de estos pueblos fueron sucesivas . Eséste un tema que ha dividido a los estudiosos modernos . Desde luego,una operación combinada supondría una estrategia eficaz, pero impli-caría también la coordinación de las tropas en un teatro de guerra muyamplio con todos los problemas que ello implica. Schulten,37 AguadoBleye y Bosch Gimpera, 38 Horrent,39 Schmittenner,40 Brancatti, 41 Rodrí-

34 Estrabón III, 4, 18 .35 GONZÁLEz ECHEGARAY, J., Las mansiones de la Placa I del Itinerario de barro,

Altamira 42 (1979-80) : 7-39 . Para detalles sobre el trazado de esta vía, véaseSOLANA SAINZ, J. M., Autrigonia Romana, Universidad de Valladolid 1978,pp . 322-329 ; e IGLESIAS GIL, J. M. Y J. A. MuÑiz CASTRO, Las comunicacio-nes en la Cantabria Romana, Universidad de Cantabria, Santander 1992, pp .145-170.

36 IGLESIAS GIL, J. M., Epigrafía Cántabra, I.C.C ., Santander 1976, fig . XIII.37 SCHULTEN, Obr. clt .

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guez Colmenero,4z Santos YanguaS43 y González Echegaray en un tiem-po44 optaron por la operación combinada y simultánea, extendiendo elcampo de operaciones hasta Galicia inclusive . Por el contrario, Syme,45Lomas Somonte,46 Le Roux,47 Martino48 y González Echegaray ahora,49siguiendo la teoría de los estudiosos más antiguos (Flórez, Assas, Sojo yLomaa. . .), y ciñiéndose a lo que dicen directamente las fuentes litera-rias,50 abogan en líneas generales y con diversos matices en los que aquíno vamos a entrar, por una reducción del frente sólo a Cantabria y Astu-ria, y por un ataque sucesivo, primero a aquél país y después a éste .

Donde sí hubo operación combinada, pero a menor escala, fue enla propia Cantabria, pues se atacó, según las fuentes, en tres columnasdistintas, a las cuales se prestó auxilio por una cuarta que desembarcóen la costa . 51 En cualquier caso, esto sí supone una planificación cuida-da y un estudio previo topográfico sobre los datos de que se disponía

entonces, para que la operación pudiera llegar a tener éxito .

38 AGUADO BLEYE, P. y P BoSCH GiMPERA, "La conquista de España por Roma(218 a 19 a . d . J.C.)", en Historia de España, dirigida por Menéndez Pidal,Tomo 11, La España Romana, Madrid 1935, pp . 1-283 .

39 HORRENT, J ., Nota sobre la Guerra Cantábrica del año 26 a . C ., Emerita 21(1953) : 287-289 .

40 SCHMITTENNER, Obr. cit .41 BRANCATTI, Obr. cit.42 RODRÍGUEZ COLMENERO, Obr. cit.43 SANTOS YANGUAS, Obr. cit .44 GONZÁLEZ ECHEGARAY, J ., Los Cántabros, la Ed., Madrid 1966 .45 SYME, R., The spanish War . . (citado) .46 LOMAS SOMONTE, Obr. cit .47 LE Roux, Obr. cit ., pp . 65-69 .48 MARTINo, E., Roma contra Cántabros y Astures, Santander 1982 .49 GONZÁLEz ECHEGARAY, J ., Los Cántabros, 2' Ed ., Santander 1986 .50 Floro 2, 33, 46-60 ; Orosio 6, 21, 1-11 .51 Floro 2, 33, 48-49 ; Orosio 6, 21, 3-4 .

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La táctica en el combate

JOAQUÍN GONZÁLEZ ECHEGARAY

Tratándose de un país montañoso en su inmensa mayoría, los pro-blemas tácticos con los que se tenía que enfrentar el ejército romanoeran evidentes . Desde siempre los romanos no se habían sentido cómodos en las guerras de montaña, y buena prueba de ello habían sido algu-nos famosos descalabros en ese terreno, como sucedió en la guerras sam-nitas . Esto se explica por la naturaleza y organización del ejército roma-no, su estilo de combate y sus armas. Tal circunstancia la compartíantambién otros ejércitos de la antigüedad y en algunos casos la incapaci-dad para la guerra de montaña se agravaba aún más que entre los roma-nos, como sucedía con la falange macedónica . Los ejércitos de la anti-güedad en general y la legión romana en particular requerían un espaciolo más amplio y llano posible para desplegarse en formación de batallay poder así emplear con todo éxito sus recursos tácticos, con el enfren-tamiento final cuerpo a cuerpo .

Por el contrario, los pueblos del norte de España peleaban al esti-lo llamado de la guerrilla, aprovechando lo quebrado del terreno y uti-lizando preferentemente armas arrojadizas. El resultado de un enfrentamiento en tales condiciones era muy problemático y de hecho la reali-dad lo iría confirmando. Las fuentes greco-latinas y en este caso DiónCasio lo plantea con toda claridad : "Augusto combatió contra los Astu-res y los Cántabros; pero como éstos ni se le acercaban, resguardándo-se siempre en sus picachos, ni se ponían a su alcance a causa de su infe-rioridad numérica y también por usar la mayoría de ellos armas arroja-dizas, causándole además muchas molestias si alguna vez se ponía encamino, ocupando los lugares favorables y emboscándose en las hondo-nadas y en las selvas, se encontró en un embarazo extremo",52

A pesar de ello, los romanos consiguieron, por lo que se refiere alos cántabros, al menos dar una batalla en el llano, de la que evidente-mente salieron vencedores . Fue en campo abierto, fuera de la ciudad deVellica, probablemente en la llanada de Mave junto al Pisuerga .53 Oro-

52 Dión, 53, 25, 5-6. Trad . de Fontes Hispaniae Antiquae V, 327-328.

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sio la describe así: "Por fin los cántabros se congregaron en una granbatalla bajo las murallas de Attica (Vellica) y fueron derrotados" (Tuncdemum Cantabri sub moenibus Atticae máximo congressi bello etvicti . . .)54

Los romanos lograron también utilizar con éxito, al menos en unaocasión (y nos estamos refiriendo ya exclusivamente a Cantabria), otratáctica que ellos manejaban con experiencia : el asedio a las ciudades . Esel caso de Aracillum, igualmente descrito por las fuentes. Dice Orosio :"Después (se atacó) la ciudad de Racilio (Aracillum) que resistió conmucha fuerza y durante largo tiempo, pero que al final fue tomada ydestruida (Racilium deinde oppidum magna vi ac diu repugnans postre-mo captum ac dirutum est) .55 La poliorcética romana, sus métodos y susarmas son de sobra conocidos y no es el caso describirlas aquí .

Pero este tipo de concesiones a la táctica romana, siempre desfa-vorable para los cántabros, no debió ser lo normal en esta guerra, segúnla ya comentada frase de Dión . Graham Webster dice a propósito de labatalla de Calgacus contra los caledonios en Escocia, ganada por elgeneral Agrícola, gobernador entonces de Britania (77-84 d. C.) que "losorprendente es que los caledonios se dejaran arrastrar a una batallacampal, en la que se hallaban tan claramente en ventaja. De haberserefugiado en sus barrancos y bosques, y proseguido la guerra de guerri-las, como hicieron antes los siluros, la situación hubiera sido diferente.La verdadera hazaña de Agrícola parece tanto conseguir la victoria,como haber forzado la batalla" .56 Lo mismo sucedió con Silio Nerva enSuiza el año 16 a. C., cuando logró que los helvetios le presentaran bata-lla en el lago Constanza y allí los derrotó.

Los romanos ante las dificultades de la lucha en Cantabria ensaya-ron una nueva táctica, que podríamos llamar de "montería", de la que,al menos que yo sepa, no tenemos precedentes ni paralelos en otras

53 GONZÁLEZ EcHEGARAY, J., Cantabria Antigua, (citado), p . 93 .14 Orosio 6, 21, 5 . Véase el paralelo en Floro 2, 33, 49 .55 Orosio 6, 21, 5 . Véase el paralelo en Floro 2, 33, 50 .56 WEBSTER, G., The Roman Imperial Army, Adam and Charles Black, Londres1974,p.230 .

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168

acciones militares . Está descrita por Floro: "Acorralaba a aquella genteferoz como en una especie de ojeo de fieras" (efferam gentem ferarumquasi quadam cogebat indagine) . 57 Parece decir que las tropas romanasse internaban en los bosque en línea cerrada, para que nadie escapara,conduciendo al enemigo hacia ciertos lugares donde era masacrado porlas fuerzas allí apostadas . Este sistema insólito y cruel suponía contarcon tropas muy numerosas para la compleja operación, como en efectosucedía en esta guerra, y asimismo con cierto conocimiento de la topo-grafía del país, que sería probablemente lo que más fallaría en estasacciones .

En alguna relación con este método táctico se presenta aún un últi-mo tipo de operación militar. Se trata de copar al enemigo en un terre-no al aire libre, pero limitado, por ejemplo una montaña, y allí someterle a asedio, hasta la rendición incondicional o más bien el exterminio .Para ello a veces era preciso realizar fortificaciones con el fin de aislarcompletamente toda la zona copada . De nuevo, el método suponía elempleo de mucha mano de obra para trabajar en el cerco y después paracontrolarle . Una vez más, Floro lo describe con precisión : "Al final tuvolugar el asedio del Monte Medulio, que fue rodeado por un foso conti-nuo de 15 millas . Avanzando a la vez y por todas partes el ejército roma-no, los bárbaros al fin se dieron cuenta de que estaban en una situacióndesesperada y se vengaron en medio de un festín, dándose muerte a símismos a porfía, con el fuego, el acero y el veneno que comunmenteobtienen de los arboles del tejo, librándose la mayor parte de la esclavi-tud, que estimaban por entonces ser más onerosa que la propia muerte"(postremo fuit Medulli montis obsidio, quem perpetua XV milium fossacomprehensum undique simul adeunte romano postquam extrema bar-bar¡ vident, certatim igne, ferro inter epulas venenoque, quod ibi vulgoex arboribus taxeis exprimitur, praecepere mortem seque pars maior acaptivitate, quae monte gravior ad id tempus indomitis videbatur, vindi-caverunt) . 58

57 Floro 2, 33, 48 .58 Floro 2, 33, 50 . Véase el paralelo en Orosio 6, 21, 7-8 .

JOAQUÍN GONZÁLEZ ECHEGARAY

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LAS GUERRAS CÁNTABRAS EN LAS FUENTES

r69

Una forma extrema de esta táctica de acorralamiento tuvo lugar enel Monte Vindio . Sabemos que éste no era simplemente una montaña,como el Medulio, sino una larga sierra, como puntualiza Ptolomeo ensu mapa,59 la cual ha de identificarse con lo más abrupto de la Cordille-ra Cantábrica y singularmente con los macizos de los Picos de Europa .6oA este Monte Vindio ("Monte Blanco" en celta) huyeron los cántabrosvencidos, creyendo que así estarían a salvo ; pero aquí debió también deaplicarse la táctica del acorralamiento ocupando las tropas romanas losvalles próximos, de modo que los cántabros huidos no pudieron des-cender antes que cayeran las nieves del invierno, y allí perecieron casitodos . Dice Orosio que "huyeron al Monte Vinnio (Vindio) por su natu-raleza inexpugnable, donde por el hambre a causa del asedio, acabaronpereciendo casi en su totalidad" (in Vinnium montem natura tutissimumconfugerunt, ubi obsidionis fame ad extremum paene consumpti sunt) .61Floro nos describe el macizo montañoso como "un monte elevadísimo,donde creían que antes habrían de llegar allí las olas del océano, que lasarmas romanas" (eminentissimum Vindium montem, quo maria priusOceani quam arma ascensura esse crediderant) .6z Esta descripción y elmismo nombre de la sierra concuerdan muy bien con los Picos de Euro-pa. Pero la táctica romana empleada en esta guerra no tenía necesidadde obligar a ascender por sus abruptas laderas a las legiones romanas .Bastaba con el control de los valles y vaguadas para que el rigor de aquelinvierno del 26-25 a . C . hiciera todo lo demás .

Estos son los rasgos generales de fondo que la consulta de las fuen-tes greco-latinas nos descubre acerca de la naturaleza e importancia dela guerra cantábrica, y que siempre será preciso tener en cuenta porparte de los investigadores en todos los ensayos de identificación sobreel terreno de aquellos lugares citados en dichas fuentes .

59 Ptolomeo 2, 6, 20 .60 GONZÁLEZ EcHEGARAY, J., Los Cántabros, 4a ed . (citado), p . 78 .61 Orosio 6, 21, 5 .62 Floro 2, 33, 49 .

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LA TOPONIMIA DE LA GUERRA. UTILIZACIÓN Y UTILIDAD

José Luis Ramírez Sádaba

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LA TOPONIMIA DE LA GUERRA . UTILIZACIÓNY UTILIDAD .

José Luis Ramírez Sádaba

173

Decíamos hace siete meses en Zaragoza que no existe acuerdo, en elmomento actual, ni sobre el espacio donde tuvieron lugar las guerrascántabras ni sobre su desarrollo concreto .

Puesto que ya entonces hicimos un planteamiento general de lacuestión y desarrollamos con detalle el "frente astur", 1 nos ceñiremosahora a la "guerra estrictamente cántabra", es decir a la que sostuvieronlos cántabros contra los romanos .

Para reconocer, o recomponer, el escenario de la guerra únicamentedisponemos de seis topónimos transmitidos por Floro y Orosio . Tres deellos, Segisama, Medulhus y Minius se mencionan siempre con esta forma.Los otros tres son denominados por códices y editores con formas diversas:uno suele escribirse Bergida, Belgica o Attica, otro Vindium o Vinnium y eltercero Aracehum, Aracillum o Racilium . Hay algunas variantes más, gene-ralmente preteridas por ser formas corruptas, lo que prueba que los nom-bres cántabros no eran bien conocidos por los copistas medievales.z

2

Metodología para un correcto uso de la toponimia . El paradigma de las gue-rras cántabras, VII Congreso de Lenguas y Culturas Paleohispánicas (Zara-goza, marzo 1997), cuyas actas se publicarán en Salamanca próximamente .Los mapas, que se insertan en el texto, permiten ver el desarrollo global de lasguerras (cántabra y astur), y el Apéndice II recoge todas las identificacionestoponímicas que se han propuesto para explicarlas .Los códices de Orosio no ofrecen variantes . Utilizamos la edición de C . Zan-gemeister, Viena 1882.Los de Floro plantean una cuestión muy debatida y difícil de esclarecer. Segui-mos la edición de P. Jal (Belles Lettres 1977) por ser la más reciente y la quemás códices ha colacionado . En ella se explican las principales variantes (pp.CXXXVIII-CXXXIX) :

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174

Los estudiosos modernos han adoptado una u otra forma paraexplicar el desarrollo de la guerra . En su elección han primado diferen-tes razones, como veremos a continuación . Y esa elección ha determinado la ubicación del frente, con diferencias de muchos kilómetros entreunos y otros . Por eso se hace necesario, a nuestro entender, un plantea-miento metodológico previo que ratifique o rectifique el rigor científicocon que se ha operado hasta este momento, y que permita corregir lasdiscrepancias a que hemos aludido .

Así pues, proponemos dos criterios fundamentales :a . Si se acepta un determinado códice (o edición) como el mejor, se

manejarán todos los topónimos en la forma con que aparecen en é1 . 3b . Prescindimos por ahora del Itinerario del Barro . Lo han utiliza-

do como auténtico estudiosos tan cualificados como Syme o Schulten,

pero ninguno analizó a fondo la cuestión de su autenticidad o falsedad .

No disponemos de espacio para un estudio profundo de la cuestión . Sonabundantes los errores y anomalías que contiene, no sólo la Placa 1 (laque afecta al territorio cántabro), sino también las demás. Por eso cree-mos prudente dejarlo al margen y esperar que la reedición del CIL 11 cla-rifique definitivamente su condición . 4

3

4

JOSÉ Luis RAMÍREZ SADABA

1 . Las del códice Bambergensis, el mejor, cuya primera edición crítica se hizoen 1852 (Jahn) .2 . Las de los códices de la familia "e" entre los cuales el F también propor-ciona, a veces, las mejores lecciones .3 . Los demás, sobre todo L y N que fueron utilizados para la edición de Floroantes del hallazgo del Bambergensis .Schulten (1962, 162, nota 2) razona su preferencia por Bergidae, lección delBambergensis, pero despúes se basa en Aracillum, lección de la familia "e", por-que le conviene mas para su identificación con Aradillos (p . 170) . Magie (1920,333) prefiere Belgicae (códices N y L) pero acepta Aracehum (Bambergensis) .J . M . Roldán, 1972-73, 221-233, hizo un análisis completo declarando su fal-sedad . Poco después García Bellido, 1975, 547-63, recoge la historia de las pla-cas, mostrando que casi ninguno de sus antecesores las había visto personal-mente . Él, que las vio, estima que son auténticas . Las últimas opiniones al res-pecto pueden encontrarse en Solana, 1981, 183-184, que también las vio einsiste en su carácter falso . Si se confirmara su falsedad, opino, por mi parte,que se hicieron para destruir definitivamente la tesis vasco-cantabrista .

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LA TOPONIMIA DE LA GUERRA . UTILIZACIÓN Y UTILIDAD . 17 5

Los topónimos conocidos por las fuentes literarias fueron utiliza-dos ya desde el Renacimiento para defender la teoría vasco-cantabrista .Garibay ubicó Segisama en Beizama y el Medullius en Menduria (Guipúzcoa), etc. Esta tesis, combatida por Zurita y Oihenart, y después conmás eficacia por Flórez,s queda definitivamente desacreditada a lo largodel siglo XIX.

Entrado ya el siglo XX se intenta de nuevo explicar la guerra utili-zando los topónimos. Los investigadores, extranjeros primero y españo-les después, diseñan un escenario muy diverso según las lecturas queadopten y su identificación con la toponimia actual . Este sería el resul-tado gráfico . 6 Véanse mapas de la pág. 176.

Un resultado tan dispar viene determinado por varios factores,además del toponímico, a saber:

" El propio relato de los historiadores latinos encadena ciertos topóni-mos y acontecimientos . Cuando esto es así, la ubicación del primer topó-nimo condiciona la del siguiente; p.e ., el nombre Vindius viene determina-do por el combate sostenido previamente en BergidalBelgicalAttica;7 elMedullius por su ubicación "Minio flumini inminentem" (Orosio, VI.21.7).

a La estrategia de Augusto, tres columnas que abarcan la Cantabriaentera,8 ha sido entendida y trazada sobre el mapa de forma diversa.

No siempre se ha recompuesto el mapa identificando los lugares abase de topónimos, pero siempre se han tenido en cuenta éstos y los fac-tores mencionados. Veámoslos uno por uno.

Cf. Flórez, La Cantabria 1981 [17681104 y 112 . Para la formulación, desarro-llo y decadencia del vasco-cantabrismo, cf. González Echegaray 1979, 28-39.Los mapas corresponden a los estudios que han hecho aportaciones verdade-ramente personales . De Schulten pendent Menéndez Pidal 1935, Brancati,Horrent, Schimitthener, Forni, Torres y González Echegaray 1966 . De Symependent Lomas Salmonte y González Echegaray 1979 . De Rodríguez Colme-nero pendent Menéndez Pidal 1982 .Floro, II. 33 .49 . : "Primium . . . sub moenibus Bergidae. . . Hinc statim fuga ineminentissimum Vindium montem" . Orosio, VI.21 .5 . : "sub moenibus Atti-cae . . ., et victi in Vinnium montem" .Floro, II.33.48 : "tripertito exercitu totam Cantabriam amplexus" . Orosio,VI.21.3 . : "Tribus agminibus totam paene amplexus Cantabriam" .

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El escenario de las Guerras cántabras

Magie 1920

Schulten 1962

Syme 1970

Rodríguez Colmenero 1977

Solana 1981

Martino 1982

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LA TOPONIMIA DE LA GUERRA . UTILIZACIÓN Y UTILIDAD .

Segisama

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Todos los estudiosos la identifican con la actual Sasamón, encuya localidad o cercanías ("apud" según Orosio) puso sus realesAugusto. Sasamón proviene del latín Segisamonem y no de Segisama .Puesto que ambas ciudades existieron y estuvieron próximas entre s1,9deberíamos entender, en términos estrictamente lingüísticos, que elcampamento no se asentó en Sasamón. Pero dada la proximidad nohay mayor problema en mantener esta población como punto de refe-rencia válido .

Bergida/Belgica/Attica

Todos los códices de Orosio transmiten Attica, lugar que se corres-ponde con el denominado Bergida/Belgica en los códices de Floro.10 Setiene la certeza unánime de que Attica es una forma corrupta, por lo quelos estudiosos han manejado únicamente las variantes de Floro.

Estos comprendieron que Belgica tampoco era el nombre genuinoy Stadius lo corrigió, hace cuatro siglos, por Vellica, nombre de una delas ciudades cántabras documentada por Ptolomeo . Vellica es el nombrecorrecto para Magie (1920, 330) y la situó en Monte Cildá, porque aquíse documentan los Vellici (CIL 11 6297) . Reconoce que no es una razónsuficiente, pero valora otras que considera favorables, y prefiere estaexplicación a las argüidas en favor de Bergida.

Schulten prefiere Bergida y la identifica con Bergidum Flavium,ciudad bien conocida en la antigüedad, documentada en la Edad Media

9 Para Plinio las dos turmogas ; para Ptolomeo Segisama Iulia es vaccea y Segi-samom turmoga. Cf. Tovar 1989, 346-347.

10 En la edición de Belles Lettres (pp. CXVCXXIII) se explican las razones de lasvariantes . Antes del hallazgo del Bambergensis las ediciones de Floro se basaron,sobre todo, en los códices L y N, que transmiten Belgice . El Bambergensis, utili-zado desde 1852, transmite Bergidae . Dos manuscritos, utilizados por primeravez por Malcovati en 1938, transmiten dos variantes más: Belgie Vy Belsige E

11 Cf . Menéndez Pidal 1973, parágrafo 47.2 .b .

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17 8 JOSÉ LUIS RAMÍREZ SÁDABA

y cuyo nombre subsiste en el Bierzo actual." Pero Bergida y Bergidumtienen morfemas diferentes y Bergidum Flavium está en territorio astury no en Cantabria . Schulten, sin embargo, piensa que la identificaciónBergida=Bergidum=Bierzo explica el trayecto y destino de la columnacentral (una de las tres que puso en movimiento Augusto) .

Con estas dos interpretaciones tenemos planteada la cuestión en laforma en que se ha debatido hasta 1980 . Diez años antes Syme sostuvola tesis de Magie, añadiendo en su apoyo la mansio Villecia del itinerario del Barro . 12 Con ello también rebatía la difícil tesis de Schulten queintroducía en territorio astur una de las columnas dispuestas contra loscántabros .

Mons Vindius

Como hemos visto ya, los que combatieron en Bergida/Vellicahuyeron rápidamente refugiándose en el Mons Vindius, un monte altísi-mo, que podemos ubicar en la Cordillera Cantábrica gracias a las coor-denadas ptolemaicas .

El problema es precisar en qué monte concreto de dicha cordillerase refugiaron los cántabros . Si el combate anterior tuvo lugar en MonteCildá, el Mons Vindius sería una sierra próxima (Peña Labra paraMagie). Pero Schulten, que lo sitúa en el Bierzo, piensa que los cánta-bros subieron por Piedrafita y se protegieron entre las sierras del Caurely Picos, entre León y Asturias . 13

Syme revisa todas las propuestas anteriores y retiene dos ideas fun-damentales : a . Las operaciones se dirigieron contra cántabros exclusiva-mente; b . Vellica, Mons Vindius y Aracillum son las operaciones realizadas por una sola columna . Por todo ello, como identifica Vellica con

12 En realidad Syme había hecho este planteamiento en 1934 (cf. Bibliografía),pero aquí seguimos su trabajo de 1970 por ser más reciente y porque ratificasu criterio anterior.

13 Resulta difícil saber a qué "Picos" se refiere Schulten, porque el macizo cono-cido como Picos de Europa (el más alto de la cordillera) queda lejos de la zonaBierzo-Piedrafita-Sierra del Caurel .

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LA TOPONIMIA DE LA GUERRA. UTILIZACIÓN Y UTILIDAD .

Monte Cildá y Aracillum con Aradillos, el Mons Vindius no podía estarmuy lejos, y acepta la propuesta de Magie . 14

Aracelium/Aracillum/Racilium

Aracelium se lee en la edición Belles Lettres de Floro, Aracillum enlos códices de la familia "e" y Racilium en casi todos los códices de Oro-sio y en la edición de Zangemeister.

Las formas son muy parecidas pero su tratamiento romance hubie-ra sido sensiblemente diferente . Únicamente la terminación -illum devie-ne -illo en romance . Por tanto, sólo Aracillum podría ser la hipotéticaantecesora de Aradillos . El grupo /li/ evoluciona a /j/ en romance caste-llano . Formas como Aracelium o Racilium se hubieran convertido en'`Arcejo o *Racejo . Generalmente se admite que la forma orosianapuede estar un poco corrupta, pero si se acepta como buena Aracelium,deberíamos buscar en la actualidad *Arcejo .

Pues bien . Una teoría hoy abandonada, consideró que Araceliumera el oppidum de los Aracelitani, ubicados en el valle navarro del Ara-kil/Araquil . La siguieron Forbiger, Miller y Magie.l s

Otra teoría más arraigada, que parece arrancar de Flórez,16 identificanuestro topónimo con Aradillos (cerca de Remosa), y es la identificacióncomúnmente aceptada desde entonces . Pero no hay fundamento lingüísti-co ni evidencias arqueológicas que permitan sostener tal identificación .

Flórez no la justificó con ningún argumento objetivo,17 Schultenutilizó unos ejemplos analógicos inservibles (Condabura>Consabura,14

1s

16

179

Syme, (1970, 99) analiza posibles columnas por el puerto de Pajares (oeste), porReinosa (centro) y por Espinosa de los Monteros (este), pero no le parece con-vincente . Otras alternativas podrían ser Cervera de Pisuerga y Velilla de Guar-do (oeste) y el puerto del Escudo (este), pero, como puede verse, especula conlos pasos naturales sin ningún fundamento toponímico ni arqueológico.Cf . Magie 1920, 333 .Sota 1681, 1 .3 .3, había hecho la misma identificación, pero se basó en el fal-sario Luitprando .Flórez 1981, 111 [1768, parágrafo 86] dice solamente "Aradillos, poco des-figurado de Aracillo" .

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18 0 JOSÉ LUIS RAMÍREZ SÁDABA

Segida>Segisa),18 y Syme consideró prueba suficiente la mansio citada enel Itinerario del Barro.

Podría pensarse que el topónimo ha tenido una evolución popu-lar que, al margen de las leyes fonéticas, hubiera modificado un posi-ble *Aragillo en Aradillos . Pero para eso habría que probar : a) Lasformas Aracehum y Racihum son corruptas ; b) En Aradillos haypruebas arqueológicas incuestionables que demuestran que allí huboun duro asedio y posterior asalto . Schulten creyó haber encontradoun recinto triangular, que catalogó como población antigua, y Symese apoya en la autoridad de Schulten y en la descripción de un viaje-ro inglés . 19

Nuestras indagaciones personales en Aradillos no han obtenidofrutos positivos. Los naturales nunca han encontrado restos romanos, y,según indicación de Eduardo Peralta Labrador, el recinto triangular esun encerradero de vacas y bastante moderno.

La microtoponimia de Aradillos y zonas próximas no propor-ciona ningún nombre relativo a guerras, castros, ni siquiera a nom-bres prerromanos. Existen parajes como Huelgas, Quintanas, Rotura, La Huerta, La Haza, Arvejales, Cortinas, La Serna, que indicanuna explotación agrícola, un labrantío que hoy se ha perdido . Otrosparajes, como Eras y Molino, revelan que se cultivaba cereal .z 0 Eneste contexto debe observarse que Aradillos es un diminutivo en plu-ral del participio de pasado del verbo "arar" . La microtoponimiacitada refleja una explotación, procedente de época medieval, en laque se roturaron tierras y se cultivaron cereales que se trillaban en"Eras" y se molían en el "Molino" . Tal vez el lugar se identificócomo Aradillos por sus tierras de labranza de reducida extensión, loque significaría un origen romance sin ninguna relación con el topó-

18 Schulten 1962, 170, dice que en Aracillum=Aradillos hay cambio entre /s/y/d/ .Pero ¿dónde está la /s/? .

19 Schulten 1962, 170-71 ; Syme 1970 . 93 .20 Ministerio de Hacienda . Servicio de Catastro de la Riqueza Rústica de Can-

tabria . Polígonos 1 a 10 correspondientes a Aradillos y Fontecha (Ayunta-miento de Enmedio) .

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LA TOPONIMIA DE LA GUERRA . UTILIZACIÓN Y UTILIDAD .

Mons Medullius

nimo de las fuentes clásicas, independientemente de que éste fueraAracehum, Aracillum o Racilium . 21

Es un nombre unido al río Minius, circunstancia que ha determi-nado cualquier intento de identificación .

Magie sopesó la topografía de la Sierra de San Mamed (provinciade Orense) y la del lugar llamado Las Médulas (Suroeste de la provinciade León), sin excluir definitivamente ninguna de las dos y admitiendoque el topónimo Médulas podía conservar el nombre antiguo.22

Oihenart había identificado Medullius = Médulas basándose en susimilitud formal, pero Henao observó, poco después, que con el térmi-no "médulas" designan los naturales "los montones de tierra que resultaron de la excavación y laboreo de las minas" . En consecuencia, prefi-rió buscar el emplazamiento del Medullius cerca del río Sil, en Cabezade Meda (Orense) .23 Cortés y López aceptó los razonamientos de Henaopero propuso el emplazamiento más al interior, situándolo en la Sierrade San Mamed, "que en verdad está inminente al Miño" .24

De estas ubicaciones se sirvió, indirectamente, Magie. Pero "médu-las" es, efectivamente, un diminutivo de "meda" que, como términogeográfico, significa una "montaña de forma cónica o piramidal" . Evidentemente "Meda" (< meta en latín) y "Médulas" no tienen relaciónalguna con Medullius (que en todo caso habría devenido *Meollo) .

21 En Cantabria hay también un barrio de Comillas de nombre Araos, lo queprueba que el apelativo se ha usado para identificar lugares.

22 Siguió a Forbige, cf . Magie 1920, 334-35 .23 Henao 1894 [16911,1 .2 .3.11.24 Vid. el proceso en Cortés y López 1835-36, 111175-77 .25 Schulten 1962, 174.26 Menciona (1962, 174) Meda, Medado, Medairo, Medel y Medelo . Pero hizo

bien en dejar estos nombres al margen, porque tienen orígenes semánticos dis-tintos . Meda procede del apelativo latino meta y Medel/Medelo del nombrepersonal Emeterius .

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Magie 1920, 323-339

Scbulten 1962, 168-169

Syme 1970, 83-107

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LA TOPONIMIA DE LA GUERRA . UTILIZACIÓN Y UTILIDAD .

Schulten siguió literalmente la descripción de Orosio (ulterioresGallaeciae partes quae.. . Oceano terminantur .. Medullium montemMinio flumini inminentem) y lo localizó en el Castro de San Julián, a 7km. de Tuy.25 Para ello no utilizó ningún topónimo actual que pudierarelacionarse con Medullius. De hecho obvió nombres gallegos que, apa-rentemente, pudieran remitir a é1,26 y dio más crédito a las característi-cas arqueológicas del Castro : una muralla, cuya circunferencia de basemide 15 millas, en un lugar sito junto al Miño en un punto extremo deGalicia .

Sin embargo, tampoco hay una razón objetiva que demuestre taxa-tivamente que el Medullius es el Castro de San Julián .

Syme opina que Schulten colocó el Medullius en los confines occi-dentales llevado por sus prejuicios sobre la estrategia romana, estrategiaque no era como Schulten la concibió . Además esta batalla no pertenece a la misma campaña que Bergida-Mons Vindius-Aracelium; es poste-rior. En suma, se inclina por una de las ubicaciones propuestas porMagie, "entre el Sil y el Cabrera, 20 km. al sureste de Villafranca" .27

También nosotros creemos que en este caso Schulten distorsionó loshechos geográfica y cronológicamente, pero sobre esto volveremos al final.

En suma . Hasta 1970 el escenario de las guerras se dibujaba así enel mapa. Véanse mapas de la pág. 182.

Syme concluía su análisis en 1970 reconociendo que se habíaescrito mucho, pero que tanto trabajo había dado pocos frutos porquela topografía de la guerra seguía envuelta en el misterio . Los investigadores españoles intentaron después explicar las guerras con nuevasinterpretaciones .

Bergida/Belgica/Attica

183

Rodríguez Colmenero aceptó la autoridad de Schulten, identificóBergida con Bergidum Flavium y la situó, como Schulten, en el Bierzo .28

27 Syme 1970, 95, para su crítica sobre la estrategia ; p. 102 para la ubicación .28 Rodríguez Colmenero 1977, 46 y 56 .

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r84 JOSÉ LUIS RAMÍREZ SÁDABA

Solana piensa que que los Vellici eran un grupo étnico que hay quesituar en el noroeste de Iuliobriga, en torno a la sierra de Peña Labra yen el curso superior del Pisuerga, porque ahí corresponden las coordenadas ptolemaicas . Uno de sus castros pudo llamarse Bergida. Apoyanesta ubicación los actuales pueblos Bergaño y Villabellaco que serían, ensu opinión, herencia de los nombres antiguos .29

Explica Vergaño30 como proveniente de Bergantium y relacionadocon Bergida. Para Vergaño podría pensarse en una etimología basada en"virga" y no en * berg. Pero, en cualquier caso, la explicación lingüística de Solana es incorrecta. 'Bergantium hubiese evolucionado a Ber-ganzo, nunca a Bergaño . 31 Además, si Bergantium hubiera existido ten-dría el mismo lexema que Bergida, pero no sería Bergida.

Tampoco el segundo elemento de Villabellaco tiene relación algu-na con Vellica o los Vellici . A priori no sería fácil el cambio de timbrevocálico, /i/ > /a/, ni el desplazamiento del acento (Véllici > Belláco) .Pero, además, los topónimos compuestos de "villa + nombre" suelencorresponder a repoblaciones medievales que contienen el nombre delrepoblador. Y efectivamente Bellaco es un nombre personal documenta-do en la Edad Media .32

Por tanto, ni Bergaño ni Villabellaco sirven para ubicar Bergida o

Vellica.29 Solana 1981, 107-108 .30 Ignoramos por qué Solana escribe Bergaño . En el Nomenclátor, 1984 (pro-

vincia de Palencia) y 1985 (Indice) consta Vergaño . La misma forma se lee enMadoz 1984.

31 Ignoramos dónde documenta Bergantium, pero menos comprensible aún es suexplicación fonética (nn<nd), porque Bergantium no tiene /nd/.

32 En DCECH I, 559-561, se trata de explicar la etimología de Bellaco . Podría serVellayo, mal escrito por error. Michelena piensa en una forma derivada de Vigi-la y Veila, puesto que Caro Baroja registra un Bellacoz. Y, como Corominasdocumenta un confirmante del fuero de San Pedro de Dueñas, llamado Marti-nus Vellaco, piensa en una mala lectura de Vellasco=Velasco, porque le extrañaque un villano firme un fuero. Lo cierto es que en ColDipRioja se documentanLope Uellacoz y Galindo Uellacoz (año 1040, doc . 33 : nombres procedentes deColindres y Mena), y no parece fácil la confusión con Velasco . Es decir, Uella-co es un nombre medieval que, seguramente, dio nombre a Villabellaco.

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LA TOPONIMIA DE LA GUERRA. UTILIZACIÓN Y UTILIDAD .

Martino identifica Bergida con Valberga (provincia de León), lugardel alto Esla enclavado en territorio históricamente cántabro (pobladopor vadinienses), que habría sido el objetivo de la columna occidenta1 . 33Aunque aporta abundante documentación medieval y moderna, y aun-que registra nombres como Bierzo y Ugerzon (que pone en relación conBergidum y Bergida) no se ve claro por qué, en un mismo valle, hay dosevoluciones diferentes . Lo normal hubiera sido Bergida > Bierza (comoBergidum > Bierzo) .

Mons Vindius

18 5

Rodríguez Colmenero sigue a Schulten y lo sitúa al norte del Bier-zo, en las estribaciones de la Cordillera Cantábrica que separan las pro-vincias de Asturias y León.34

Solana, partiendo del área Bergaño-Villabellaco, sitúa la batalla enlas sierras de Corisa, Peña Labra e Hijar, y ve reminiscencias del lexema*vind/vinn en hidrónimos actuales como Vendejo (afluente del Deva),Vendal (afluente del Nansa) y en topónimos como Viñón, o en losmedievales Vindiliesse o Vindiliase .35

Nuevamente utiliza la toponimia dejándose llevar por la similitudformal y sin aplicar el debido rigor lingüístico. Además de realizar fal-sos cortes silábicos, 36 debería observar que, si no existen razones objetivas que lo demuestren, Viñón proviene de un lexema distinto del que haoriginado Vendejo y Vendal . Por otra parte, aunque estos últimos pro-vengan de una raíz *vind (= blanco), identificaríamos unos "ríos blan-

33 Martino 1982, 67-74. Para él la columna oriental, la que expugnó Aracillum,pasó por Vellica (Monte Cildá), pero esta Vellica es totalmente distinta de Ber-gida (p . 63).

34 Rodríguez Colmenero 1977, p. 46 y p. 56 .35 Solana, 1981, 108.36 Explica Gara-bandal como un compuesto de Vendal . García Lomas 1966, s.v.

*gáraba, sabe que Garabandal es un abundancial derivado del término mon-tañés "gáraba" (=árgoma), siendo por tanto equivalente a Argomedo.

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186 JOSÉ LUIS RAMÍREZ SADABA

cos", imagen que podría aplicarse a ríos muy alejados del Mons Vindius,siempre que estemos en un espacio indoeuropeizado .

Martino remonta el valle de Valdeburón por Panderrueda e identificael Vindius con los Picos de Europa (que en celta significaba "Monte Blan-co'), porque "se reconoce la albura de su caliza luminosa y desnuda" .3'

Y también reconoce la herencia de este lexema antiguo en topóni-mos actuales como Liébana, Llánaves y Vendejo. Tenemos que repetirlas razones que antes hemos aplicado a Solana . El tratamiento fonético(consonantes, vocales y acento) es tan dispar en los tres topónimos quedifícilmente se puede pensar en un étimo común.

Martino recurre a explicar Liébana < Livania < Lavinia < La Vin-dia, y Llánaves < Lánaves < Lavinia < [La Vindia] . Es una reconstruc-ción totalmente hipotética, porque en ningún documento están atestiguadas las formas intermedias en las que se apoya.38 Y también habríaque demostrar documentalmente por qué Vendejo ha conservado elgrupo consonántico /nd/, mientras los otros dos topónimos no; por quéLlánaves palataliza y Liébana no ; por qué el acento se desplaza hastarecaer en el artículo, si éste en castellano es proclítico . Es decir, topo-gráfica39 y semánticamente el Mons Vindius podrían ser los Picos deEuropa como parte característica de la Cordillera Cantábrica, pero nohay fundamento toponímico que lo garantice .

Aracelium/Áracillum/Racilium .

Los tres investigadores españoles lo identifican con Aradillos. ParaRodríguez Colmenero y Martino fue el objetivo de la columna oriental .

37 Martino 1982, 78 .38 Las formas medievales Liuana/Leuana no pueden proceder de Lavinia ni ésta

de La Vindia . Liuana se documenta desde el año 831 (in territorio Liuanensi)en CartStoToribio, doc. N° 7.

39 La retirada que describe Martino desde Valdeburón al macizo de los Picosde Europa (pp. 76-77) es lógica y asumible si Bergida estuviera en dichovalle . Pero esto no se demuestra ni refrenda con topónimos como Liébanao Llánaves .

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LA TOPONIMIA DE LA GUERRA . UTILIZACIÓN Y UTILIDAD .

Mons Medullius

187

Para Solana podría ser también Argacillos o los castros de Navedao de Argüeso. Tantas posibilidades dejan un escenario relativamenteamplio e insuficientemente explicado .40

Rodríguez Colmenero no utiliza la toponimia para ubicar este monte.Reinterpreta las fuentes clásicas, utiliza una referencia de la Crónica Gene-ral de España y se basa en los trabajos de varios estudiosos modernos.Llega a la conclusión de que los ártabros habitaban las tierras sitas al oestedel Miño, los cántabros la costa desde el límite entre las provincias de LaCoruña y Lugo hasta Aracillum, mientras los galaicos quedaban en la mar-gen izquierda del Miño sin rebasar el nacimiento de dicho río, por lo quetenían a los cántabros como vecinos por el norte y a los astures por el este .

Con esta distribución étnico-geográfica entiende la expresión"ulteriores Gallaeciae partes" : el Mons Medullius formaba el límiteentre cántabros (al norte del monte) y galaicos (al sur) . 41

Solana prescinde de este asedio . Debe pensar que se trata de unacampaña contra galaicos, no afecta a los cántabros y, por tanto, norequiere su atención .

Sin embargo Martino lo sitúa en territorio estrictamente cántabro,concretamente en Peña Sagra. Para justificar esta identificación relacio-na con Medullius varios ríos que vierten aguas desde esta cadena montañosa y un valle próximo: los ríos Bedul, Los Abedules, Bendul y elvalle de Bedoya . Todos derivan del céltico ''betulla y "parecen un eco delhistórico Meduliuo" . Para explicar la relación Medullius/betulla se basaen un fenómeno fonético del vascuence : la alternancia b/m en inicial depalabra, alternancia que reconoce en topónimos cántabros como Tresa-buela y La Hermida.42

40 Solana 1981, 109, sólo dice que Argacillos está al norte de Reinosa. No lohemos localizado . Tampoco explica la evolución fonética del grupo /rg/. ¿Sereferirá al Riaño de Argacillo que menciona Martino 1982, 97?.

41 Rodríguez Colmenero 1977, 47-49.42 Martino 1982, 107.

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Rodríguez Colmenero 1977,32

Solana 1981, 107-109

Martino 1982, 56-57

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LA TOPONIMIA DE LA GUERRA . UTILIZACIÓN Y UTILIDAD . 189

Lingüísticamente es prácticamente insostenible su argumentación .Tresabuela y La Hermida no provienen de Tras la Muela ni de La Her-vida. Pero, además, el fenómeno fonético requerido no podría explicarse por el vasco, porque en estos dos últimos casos la presunta fluctua-ción b/m no se produce en inicial de palabra . E incluso en inicial es difí-cilmente justificable porque en Liébana no existe constancia de una len-gua afín al vascuence y betulla es un término indoeuropeo . 43

No obstante, Martino insiste en su explicación porque el Minius clási-co pervive en topónimos lebaniegos, como Riega Miña, Sierra Miña, el arro-yo La Biña y el río Rumenes . Sería estupendo que Martino tuviera razón,porque resolvería la gran dificultad de congeniar los cántabros, el Minius yla Gallaecia, pero nuevamente es difícil explicar por qué el grupo /ny/ unasveces palataliza (Miña), otras no (Ru-menes) ; por qué el río unas veces sefeminiza (puede ser por concordancia con Riega), y otras adopta una formaplural (Rumenes) ; y por qué recurre a formas hipotéticas no documentadas(Miña < Eminia < Aminia < Aqua Minia), lo que resta crédito a la teoría44

En suma. Los esfuerzos de los últimos estudiosos han generadomapas tan dispares como los que se habían obtenido antes de 1970 .Véanse mapas de pág. 188.

Este análisis revela que la toponimia no ha podido resolver la proble-mática . Ninguna de las seis propuestas resulta definitivamente convincente.

43

44

Tresabuela se documenta el año 955 (CartPiasca, doc . XIV) escrito Trasaue-la . Parece que la /b/ es una adición posterior, favorecida por la posición de loslabios, igual que ocurrió en Caorneca >Cabuérniga . Pero no existía, al pare-cer, un fonema /m/ que se haya convertido en /b/ . Hermida es, seguramente,la evolución de Eremita (cf . Nieto 1997, 66), y la /h/ es antietimológica . Laalternancia b/m (cf. DCECH IV, 108-109) funciona en territorio vasco e ibé-rico, pero Liébana no lo es .El año 921 (CartStoToribio, 33) se documenta Eminia, pero no las otras dosformas . Hay también Miña en otras zonas de Cantabria (Campoo de Suso yRuente) . Quizá no sea improcedente recordar que Aminna se documenta enValladolid como nombre personal, y que, según, Albertos (1966, 21), pro-vendría de *am(m)e/ami `madre', base de numerosos hidrónimos, topónimosy nombres personales . Es decir, quizá Eminia tenga un origen etimológico queno guarda relación alguna con Minius .

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igo

JOSÉ LUIS RAMÍREZ SÁDABA

Pero no es la toponimia la única responsable del fracaso. En primerlugar, porque se manejan topónimos que no han tenido continuidad des-pués. Los dos montes tienen hoy denominaciones distintas (Vindius esCordillera Cantábrica ; Medullius no sabemos qué) . Las ciudades tampo-co es seguro que pervivan (aunque concediéramos el beneficio de la dudapara Aracillum) . Únicamente Minius pervive en el actual Miño, pero sifuera cierta la teoría de Martino tendríamos que buscar otro río distinto .

Para cualquier recomposición hay dos limitaciones fundamentales,recordémoslo : la estrategia y la cronología.

Los epitomistas insisten en la triple columna contra los cántabros,triple columna que los estudiosos han aplicado de manera diferente .Para Schulten (y sus seguidores) el Mons Medullius fue el objetivo de lacolumna occidental, que actuó en Galicia puesto que el nombre apareceligado al Minius y la Gallaecia . Sin embargo, este combate postrero noes sincrónico de todos los demás. Las circunstancias del asedio, según elrelato de Floro y Orosio, son las mismas que narra Dion Casio en el año22 a.C .45 En este momento los cántabros se habían sublevado (pasadasya las campañas de los años 26 y 25), animados por una rebelión de losastures . Pero era un episodio sin relación con los combates acaecidos enBergida/Belgica, Mons Vindius y Aracelium/Aracillum .

Ciertamente el relato de los epitomistas es sumamente oscuro . Dala impresión de que han unido étnicamente los hechos : primero los queafectan a los cántabros, después los que afectan a los astures .

4s Floro y Orosio describen así el acto final del asedio : Postquam extrema bar-bar¡ vident. . . certatim ferro venenoque . . . praecepere mortem (Floro II, 50) .Ubi se gens hominum . ..neque tolerandae obsidionem . . . ad voluntariam mor-tem sevitutis timore concurrit . Nam se paene omnes certatim igne, ferro acveneno necaverunt (Orosio VI, 21) .Y Dion Casio, LIV 5, dice "Unos se echaron al fuego y echaron a quienes loquisieron, otros se hartaron de veneno por decisión unánime".Orosio atribuye explícitamente esta última campaña a Antistio y Furnio, yDion Casio describe los sucesos de esta manera tan precisa : "Ese mismo año[el 22 a.C .] los cántabros y astures guerrearon de nuevo . . . Los cántabros, unavez que vieron que aquellos [los astures] iniciaron la guerra, y puesto que des-preciaban a su gobernador, Furnio . . ." .

FinaCarrion
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LA TOPONIMIA DE LA GUERRA. UTILIZACIÓNYUTILIDAD . Igr

De hecho precisan la base de operaciones contra los primeros, Segi-sama . No se dice desde dónde se lanzó la ofensiva contra los segundos .46Por eso se ha interpretado a veces que fueron campañas sucesivas. ¿Enqué año situamos las operaciones contra los astures? Floro dice "per idtempus" tras mencionar Antistium, Furnium et Agrippam en los pará-grafos precedentes. Si fuéramos literales con el acusativo circunstancial,la campaña la dataríamos en el año 19 a.C ., cosa imposible. Pero elequívoco de la expresión ha generado diferentes interpretaciones crono-lógicas para "ese mismo momento" .47

Esta falta de rigor con la cronología, e incluso con la topografía,induce a interpretaciones varias y variadas . Por nuestra parte creemosque antes de intentar cualquier identificación toponímica deben tenerseen cuenta los siguientes principios :

1 . Fue una guerra exclusivamente contra cántabros y astures . Enningún momento del relato, en ninguno de los tres historiadores, apare-ce la más mínima alusión a los galaicos . Orosio, si menciona Gallaecia,es para facilitarle al lector la ubicación de los indígenas, y para resaltar elintrincado paraje donde tuvo lugar la última resistencia. Sobre esto vol-veremos infra. Bástenos con retener que los galaicos no intervinieron enla guerra .

2. Los topónimos cántabros corresponden a lugares deshabita-dos (montes Vindius y Medulhus) o a núcleos destruidos (Arace-lium/Racilium) .48

Los desolados pierden habitualmente el nombre (recuérdese Iulio-briga, hoy Retortillo). Precisamente resulta ilustrativo el contraste conLancia, civitas astur que quedó indemne, siguió habitada durante todo

as La distorsión viene determinada por la presencia de Augusto y los efectos dela propaganda oficial, favorecida por su propia Autobiografía y por los rela-tos de Livio y Veleyo Patérculo. Cf. Syme 1970, 103.

47 Vid. el análisis detallado que hizo Syme 1970, 93-103 .48 Floro dice escuetamente captum, aunque matiza magna vi repugnat

(11.33 .50) . Orosio añade ac dirutum est. Puede pensarse en un artificio retóri-co destinado a hacer más violento el relato (VI.21.5), pero tampoco es incon-gruente con la "violencia" del asalto .

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192

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el Imperio romano y, aunque fuera destruida o abandonada después,conservó nombre y recuerdo durante la Edad Media .49

Por eso, aunque los epitomistas hubieran escrito Vellica, despuéscorrompido en Bergida, Belgica y Attica, su ubicación en Monte Cildáseguirá siendo problemática mientras no se descubra un documentoincuestionable, porque Monte Cildá no conserva en su onomástica elnombre de la ciudad que allí existió . Esta falta de continuidad es la quehace (y ha hecho) difícil su identificación correcta .

3 . No obstante, todos los topónimos citados en el relato "cánta-bro" de las guerras deben buscarse, en principio, en territorio histórica-mente cántabro, incluido el Mons Medulhus .

A pesar de las dificultades de cronología y a pesar del loable esfuer-zo hecho por Syme (vid . nota 44), los hechos ocurrieron así :

" El 26 a.C . Augusto decide venir a combatir a cántabros y astures ." El 25 Augusto se retira cansado y concluyen las campañas Antis-

tio ("que toma varias plazas") y Carisio (que se apodera de Lancia) ." El 24 lucha L. Emilio contra ambos pueblos, aunque no se des-

taque ningún hecho de armas especialmente ." El 22 se rebelan los astures contra Carisio y los cántabros con-

tra Furnio, y éstos, los más recalcitrantes, resisten en el Mons Medu-llius hasta la muerte .s o

49

so

Jordá 1962, en p . 22 da una relación de monedas del Bajo Imperio halladasen sus ruinas . Ceán (1832, 204) recuerda "la antigua Sublantia", y Moralejo(1977, 205) cita el Sublantio castro que se menciona en el Cronicon Albel-dense.Los epitomistas han resumido los hechos de la siguiente manera . Han agrupadoprimero todas las campañas contra los cántabros, y depués todas las relativas alos astures. Por eso, al referirse a los cántabros, comienzan con la estrategia deAugusto y relatan todos los hechos de armas, pero no se dice que el emperador sehabía retirado del frente y que, por tanto, eran sus generales quienes habían ter-minado realmente la guerra . A continuación se hace un relato paralelo sobre losastures, pero, como contra ellos no intervino personalmente Augusto, la narraciónes más imprecisa y breve. Sin embargo, toda la guerra tiene un final feliz, conAugusto nuevamente como protagonista ("significó el final de sus combates ycerró el templo de Jano") . Pero ese protagonismo ha forzado los hechos y éstosno ocurrieron tal como ahora los leemos en los epitomistas.

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LA TOPONIMIA DE LA GUERRA . UTILIZACIÓN Y UTILIDAD .

Pero si la guerra se desarrolló así, es imposible buscar Bergida enel Bierzo . Allí estarían los astures y el frente cántabro nunca rebasó elalto Esla por occidente . Si Bergida fuera el nombre correcto tendríarazón Martino para buscarlo en territorio estrictamente cántabro .s l

Por la misma razón sería imposible buscar el Medullius en tierrasde Galicia o León . El factor distorsionante son las palabras de Orosio .Por ulteriores Gallaeciae partes quae .. Oceano terminantur podríaentenderse algún punto costero del mar Cantábrico,sz pero Minius sola-mente se conserva en Miño, y por eso se ha vertido tanta tinta sobre elmonte, la Gallaecia y la Cantabria antiguas .

Sin embargo, ni unos (Floro y Orosio) ni otro (Dion Casio) des-plazan a los cántabros de su territorio, ni refieren una larga persecuciónque los hubiera llevado hasta el Miño o hasta el Sil. Del relato parecedesprenderse que se refugiaron en terreno conocido, y ellos solos, sincontacto con astures ni con galaicos .

En suma, podemos repetir las palabras que Syme escribió en 1970:se ha vertido mucha tinta, se han estrujado los ingenios, pero no hemosesclarecido el escenario de la guerra . Por eso, antes de proponer nuevassoluciones preferimos sugerir, como lo hicimos en Zaragoza:

1 . No se debe hacer ninguna identificación toponímica, si no se hacomprobado el funcionamiento de las leyes fonéticas del romance habla-do en la zona .

2. En caso de obtener una información lingüística verosímil, oincluso fiable, se debería refrendar con la consiguiente confirmaciónarqueológica, o, al menos, con la confirmación de la toponimia menor.

sI

sz

193

Si los paleógrafos no han dado una solución ya, será porque no es fácil restituirel nombre originario que después fue mal entendido y alterado por los copistas.Generalmente los romanos todo lo situaban con referencia a Roma (HispaniaCiterior/Hispania Ulterior, p.e), por lo que las "ultimas Gallaeciae partes"habría que buscarlas en el Atlántico y no en el Cantábrico (es la lógica segui-da por Schulten), pero también podría entenderse "ultimas" en el sentido de"alejadas, intrincadas" y aludir a un punto de las costa del Cantábrico comoparte "lejana de la Gallaecia" .

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194 JosÉ LUIS RAMÍREZ SÁDABA

Esperemos que los hallazgos arqueológicos (los que aquí se pre-sentan como primicia u otros que se puedan hacer con posterioridad)nos proporcionen datos más seguros que nos permitan avanzar con pru-dencia pero con firmeza.

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LA TOPONIMIA DE LA GUERRA . UTILIZACIÓN Y UTILIDAD . 1197

Apéndice 1 . Topónimos

Abedules (los) Enmedio PiedrafitaAracelium Escudo (Puerto) RaciliumAracelium Espinosa Reinosa

de los MonterosAradillos Fontecha RetortilloArakil/Araquil Garabandal Riaño de ArgacilloAraos Hermida (la) Rumenes (Río)(barrio de Comillas)Argacillos Híjar (Sierra)

Sagra(Peña)

Argüeso Iuliobriga San MamedAttica Labra (Peña) SasamónBedoya Lancia Segisama

. .

Bedul Liébana SilBeizama Llánaves

.Tresabuela

Belgica Meda (Cabeza de)Tuy

Bendul Médulas (Las) ValbergaBergida Medulhus ValdeburónBergidum Flavium Menduria VellicaBierzo Minius Velilla de GuardoBiña (la) Miña (Riega) VendarCabeza de Meda Miña (Sierra) VendejoCabuérniga Miño Vergaño (Bergaño)Cantábrica (cord .) Monte Cildá VillabellacoCastro de San Julián Naveda Villafranca de los BarrosCaurel (Sierra) Panderrueda VindiusNinniusCervera de Pisuerga Pajares (Puerto) ViñónCorisa (Sierra) Picos (Sierra) .

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ig8

Cüdá(331)

José Luis RAMIRFZ SÁDARA

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .dulliusSierra deSMamed (334)S.,Julián (a 7 km . de Tuy)

. . . .. . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .lVierzo (1970,102)

IMeLas Medulas (334)

pg. 174

.Astura"""""" , """""""" Orbigo (336) """""""""""""" Esla"(177-178) """""""""""""" .Esla u Orbigo (1970, 1001

" Brigaecini " " " , "" " " " " " " Benavente " " " " " " " " " " " " " " " " Ceinos,"a 33 km'de "La "" " " " " " " En o cerca de "BenaventeVillabrázaro (337)

Mudarra, según Blazquez

(1970, 100)(178)Región de Benavente (126)

"

" " " "

"

"

" " " " " "

" "

"

.

,Lancha / Lancha

Cierro de Lancha (338)

Villasabariego (entre el Porma

9 millas al Este de Leóny el Esla) (179)

(1970, 100)

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Vindium / Vinnium

No lejos de Vellica (Monte

Sierra que divide León y

Velilla de Guardo y PiedraAsturias : Sierras de Caurel y

Luengas (1970, 99-100)Picos (viniendo por Pledrafita

Sierra al Oeste de Reinosa¿del Cebrero?) (164)

(1970,93)

Magie Schulten Syme

Segisamo/Segisama Sasamón (328) Sasamón (165) Sasamón (1970,89)

" " " " " " " " " " " " " " "Bérgida (Bergídum) Monte Cilda (330) , " " ' " " " ,Castro de Ventosa (6 km . al Bergida/VellicaNilleciaAttica Belgica = Ouellica este del V. del Bierzo) (163) (1970, 92-93)

Zurita (39)

. " . " " " " " " "Aracellum/Racilium 1-luarte Araquill (333) " " " " " " " " " " "" " " ". . .. ..

Aradillos (170) Aradillos (1970, 93)

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1 .A TÓPONIMIA DE I .A GUERRA . 11rILn.ACióN v UTILIDAD .

Guerras cántabro-astures : Toponimia relativa a las batallas

Colmenero

Solana

Martino

Vndio Astur = Cordillera

Vendejo, Vendal (= Gara-

Hébana (88)Gmtábrica de Asturias

bandal) (108) Viñón (108)

Vendejo (89)

(46 y 56)

Llánaves (= Lavinia, 89)

Minius = Riega Miña

La Biña (112)

Rumenes

Remoña (112- 1 )

Otros

199

" Sasamón "(46)Sasamón (89)

Sasamón ( .59)

. . . . . . . . . . . . . . . "Cortés "y López 111 340

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Bierzo (46) (56)

Bergantium>Bergaño (107)

Vellica = Monte Cildá (63)

Berga (Hübner) Castro

Villabellaco (Vcllicos) (107)

Bergida = Valberga (67-68)

de la Ventosa

(Hübner, Miller)

" ,4radillos (47) " . "" . . . "" . ""Aradillos (87) . """ . "" . """ . ""Aradlilos (61,92)' """""""" . """ Huarte Araquil (Miller) ""

1

"" . " . . """ . """"

"" . " -"""" - "

"""""""""""""""

""""Esla (45)

Esla (131-133)

Orbigo (RE, ll, 1862)

" Cerca de.Benavente(57)

. . . . . . . . . . . . . . . .

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .Sollanzo (133)

Argacillos (109) Riaño de Argacillo (97) Araquil (Cortés y López

11,148)

Arraxil/Arrazola

(Garibay)

1 .En " " " " " " " " " " "Galicia siguiendo a " . " . . " " " " " "Bedul, "Abedules, "Bendul (107) " " Peña Trevinca (Kiepert)Schulten, pero junto al Bedoya (108) Las Medulas (Flórez,curso alto del Miño (47, ES, XV, 40)49, 56 ;1

FinaCarrion
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LOS CASTROS CÁNTABROS Y LOS CAMPAMENTOSROMANOS DE TORANZO Y DE IGUÑA.PROSPECCIONES Y SONDEOS (I99G-97)

Eduardo Peralta Labrador

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LOS CASTROS CÁNTABROS Y LOS CAMPAMENTOS ROMANOS DETORANZO Y DE IGUÑA. PROSPECCIONES Y SONDEOS (1996-97)

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Eduardo Peralta Labrador

Desde el punto de vista arqueológico, sobre las guerras cántabras que elemperadorOctavio Augusto y sus legados llevaron a término entre los años29-16 a.C. cara al sometimiento de los cántabros y de los astures, los últi-mos pueblos independientes de Hispania, se disponía de diferentes testi-monios epigráficos y monetales que han permitido documentar el paso porsuelo peninsular de una serie de legiones durante el período comprendidoentre la batalla de Actium y el final de estas guerras cántabro-astures : setrata de la Legio I Augusta, Legio II Augusta, Legio IV Macedonica,Legio VAlaudae, Legio VI Victrix, Legio IX Hispana, Legio X Gemina,Legio XX Valeria Victrix y Legio XXX.' Hasta hace poco sólo se conocíael campamento de la Legio X Gemina situado en Rosinos de Vidriales(Zamora), en el que ha aparecido una tégula con la estampilla de estalegión, así como varias lápidas funerarias de las cercanías correspondientesa soldados de la misma unidad ,2 asentamiento sobre el que en época de Ves-pasiano se instaló el campamento del Ala II Flavia Hispanorum civiumromanorum.3 Otro emplazamiento de estas guerras es la ciudad astur deLancia, tradicionalmente identificada con el enclave arqueológico del cerrodel Castro de Villasabariego (entre Mansilla de las Mulas y Villamoros,León),' que fue tomada por Tito Carisio en el año 25 a.C.' Y, ya fuera del

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ROLDÁN, 1974, pp . 188-209 . LE Roux, 1982, pp . 50-51, 59-64, 166 .MARTÍN VALLS y DELIBES DE CASTRO, 1975 . SANTOS YANGUAS, 1981, pp .43-46, 51 . LE Roux, 1982, pp . 103-104, fig. 4, pl. 1 . MORILLO, 1991, pp .164-166 .LE Roux, 1982, pp . 104, 145-147, 245-247.JORDÁ, 1962 . MAÑANES, 1983, pp . 175-177 .DIóN, Historia Romana, LI1I, 25, 8 . FLORO, Epitomae, 11, 33, 57. OROSIO,Historiarum adversus paganos, IV, 21, 10 .

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EDUARDO PERALTA LABRADOR

teatro de operaciones de estas guerras, se conocía junto al Guadiana el cas-tellum augústeo de Lousa (Portugal) .'

Para el territorio de los cántabros el desconocimiento que exis-tía era mucho mayor, al ser un área prácticamente virgen en la inves-tigación sobre temas como la Edad del Hierro y los inicios de la conquista y romanización de las gentes prerromanas de Cantabria .Durante los últimos años esta laguna de la historiografía arqueológi-ca regional está siendo superada gracias a las diferentes investigacio-nes que se han venido desarrollando sobre múltiples aspectos centra-dos en la Edad del Hierro del sector central cantábrico, realizadas ensu mayoría por investigadores y arqueólogos no vinculados al ámbi-to académico regional.'

Sobre la presencia militar romana en Cantabria se disponía úni-camente de testimonios arqueológicos posteriores a las guerras, comolos llamados "hitos augustales", que separaban los grata Legionis IIIIdel agrum iuliobrigensium por el norte (en Valdeolea), y del agrumsegisamonensium por el sur, así como las estampillas de alfarero de L.Terentius, fliginarius de la Legio IIII, aparecidas mayoritariamente enPisoraca (Herrera de Pisuerga, Palencia).' Las últimas investigacionestienden por ello a situar el campamento de la Legio IV Macedonica enHerrera de Pisuerga, lo cual estaría avalado por los materiales de tipomilitar aparecidos durante las excavaciones de este yacimiento, si bienno se ha encontrado por el momento ningún resto atribuible al recin-to fortificado ni se ha demostrado la existencia de una estructura cam-pamental.' En la misma Herrera de Pisuerga se han descubierto evi-dencias (tégulas e ímbrices con la estampilla de la unidad) de otrocuerpo militar acantonado en esta localidad tras la partida de la LegioIV, el Ala Parthorum, una unidad auxiliar de caballería." Otra unidad

' PA(;o y BACAO, 1966 .'

VVA.A., 1996 .s GONZÁLEZ ECHEGARAY y SOLANA SAINZ, 1975 . LE Roux, 1982, pp . 106-

107,109-112,117-118 .' MORILLO, 1991, pp . 162-163 ; Id., 1996, pp . 77 ss .'° PÉREZ GONZÁLEZ, 1996 .

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LOS CASTROS CÁNTABROS Y LOS CAMPAMENTOS ROMANOS DETORANZO Y DE IGUÑA . PROSPECCIONES Y SONDEOS (1996-97)

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de caballería, el Ala Augusta, aparecería citada en una inscripción deValle de Santullán (Palencia)."

En el territorio de la Cantabria actual los únicos testimonios desta-cables que se conocían eran la característica daga de legionario o de auxi-liar procedente de Retortillo (Reinosa),` equiparable a los numerososejemplares de este tipo encontrados en campamentos romanos, que vandesde época republicana hasta el siglo III d.C.,' 3 y la inscripción de SanMiguel de Aguayo, interesante documento que alude a un militar llamadoApronus perteneciente a una V Centuria." A estos habría que añadir elimportante edificio del yacimiento de La Cueva (Camesa de Valdeolea),interpretado como un posible barracón militar romano que se remontaríaa época flavia,'S y las tégulas con la estampilla LEG(I0) procedentes deCamesa-Rebolledo .

Recientemente se ha publicado también la localización de unsupuesto campamento romano en el collado de Peña Cutral (entre Cer-vatos y Celada Marlantes, Cantabria), que los autores que lo dan aconocer -Iglesias y Muñiz- relacionan con algún castra de las guerrascántabras, con una vexillatio de la Legio IV o con el campamento de laCohors I Celtiberorum citado por la Notitia Dignitatum" a fines delImperio junto a Iuliobriga." Sin embargo, el carácter campamentalromano de este lugar es muy dudoso, al no contar con ninguno de loselementos característicos de la castramentación militar romana, comofossae, claviculae, contra-agger, etc . Tampoco presentan los autores quelo publican evidencias arqueológicas de ningún tipo (cerámicas, mone-das, armas, tégulas, molinos . . .) que justifiquen el carácter militar o lacronología romana que atribuyen a los bancales de tierra de Peña

" ABÁSOLO y ALCALDE, 1996 .`a GARCÍA y BELLIDO, 1963 ." Bisxor y COULSTON, 1993, pp . 54-55, 74-79, 112, 135-136 . FEUGERE, 1993,

pp . 162-166 ." GARCÍA ALONSO, 1983-84, pp . 113-116 .'S ROBLES, 1997, pp. 18-22 .'6 Notitia Dignitatum, XLII, 30 .17 IGLESIAS y MUÑIZ, 1994-95, pp . 328, 339-340 .

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Cutral," que, de tratarse como proponen del campamento de la CohorsI Celtiberorum, tendría que suministrar abundantes materiales y vesti-gios como los que han aparecido en el campamento que esta misma uni-dad tuvo en Cidadela (Sobrado dos Monxes, La Coruña)'9 antes de sutraslado de Brigantium a Iuliobriga. 2 °

No existían hasta ahora auténticas evidencias arqueológicas decampamentos romanos, de un campo de batalla o de restos de unas ope-raciones militares de envergadura relacionadas con las campañas de lasguerras cántabras o con alguno de los hechos de armas mencionados enlas fuentes clásicas . Este vacío propició la aparición de las más disparesreconstrucciones de las guerras cántabras, basadas no en un conoci-miento directo del terreno, de las formas de lucha y de las tácticas delejército romano, o de la localización de los campos de batalla de esasguerras, sino en interpretaciones bastante libres de los textos clásicos yen aventuradas conjeturas toponímicas .

Asentamientos castreños de Iguña y de Toranzo

Durante el año 1996, con el oportuno permiso de la Consejería deCultura de Cantabria, y dentro del "Proyecto de investigación sobre loscastros de la Edad del Hierro de Cantabria", que dirijo, y del que forman parte igualmente los investigadores Federico Fernández y RobertoAyllón, se procedió a la exploración y prospección sistemática de lamayoría de las sierras que separan los valles del Saja, Besaya y Pas . Elresultado de esta campaña de prospecciones fue la localización de unaserie de asentamientos castreños de gran importancia en las alturas y en

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EDUARDO PERALTA LABRADOR

El "agger" existente en este lugar se asemeja por su forma y dimensiones a losbancales agrícolas que pueden verse en los montes cercanos . Resulta muyaventurado también este intento de identificar a qué unidad militar corres-pondían estos restos cuando tampoco se ha demostrado por el momento quesean de época romana . Sorprende igualmente que no se utilice foto aérea,imprescindible metodológicamente para el estudio de campamentos romanos .CAAMAÑO, 1984 ; Id ., 1984-85 ; Id ., 1991 .Sobre dicha unidad : SANTOS YANGUAS, 1979 .

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LOS CASTROS CÁNTABROSY LOS CAMPAMENTOS ROMANOS DETORANZO Y DE IGUÑA. PROSPECCIONES Y SONDEOS (1996-97)

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los cordales que dominan estos valles centrales de Cantabria, así comoel descubrimiento de un complejo militar romano de las guerras cánta-bras de una importancia excepcional.`

Antes se procedió a comprobar sobre el terreno el fundamentoarqueológico de la tradicional tesis de la historiografía de las guerrascántabras, según la cual uno de los episodios más importantes de lasmismas, la toma del oppidum de Aracelium o Racihum que mencionanlos textos de Floro` y Orosio,` habría tenido lugar en Aradillos (Reino-sa) . La identificación de Aracelium con Aradillos parte principalmentede Enrique Flórez, que en el siglo XVIII fue delimitando el verdaderoespacio geográfico que ocupó la Cantabria antigua, frente a lo que sos-tenían las tesis vasco-cantabristas de su época,` pero también de otrosautores dieciochescos como Masdeu.25

El "Itinerario de Barro" de Astorga, que menciona una mansio deAracillum cinco millas al norte de Iuliobriga (ciudad que la tradiciónhistoriográfica cree poder identificar con el asentamiento romano deRetortillo, en Reinosa), en la vía que unía Legio VII Gemina (León)con Portus Blendium (Suances), aparentemente apoyaba esta identifi-cación con Aradillos . 26 Adolf Schulten, por su parte, sostuvo que el Ara-celium de las guerras cántabras correspondería con ciertos restos de unhipotético castro cántabro situado al norte de Aradillos, en un lugardenominado "Prado Fontecha",z' interpretación que ha sido aceptadapor toda la historiografía posterior sin verificar sobre el terreno la vera-cidad de estas noticias . 2121

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PERALTA, 1997 .FLORO, II, 33, 50 .OROSIO, VI, 21, 5.FLóREZ, 1981, p. 111 .MASDEU, 1789 .Sobre el "Itinerario de Barro" : GONZÁLEZ ECHEGARAY, 1979-80. DIEGOSANTOS, 1985, pp . 254-272.SCHULTEN, 1942; Id ., 1962, pp . 170-171, 231 .Cf. en último lugar: IGLESIAS, 1985, pp . 7, 9. IGLESIAS y MUÑIZ, 1992, pp .79, 82-83, 123-125, 190. Unamás detallada exposición de las tesis sobre Ara-dillos en : MARTINO, 1982, pp. 91-104 .

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El único castro existente en las cercanías de Aradillos, al suroestede esta localidad, es el de Los Peños (Fresno del Río), dado a conocerpor Miguel Ángel Fraile,` pero su escaso valor defensivo o estratégico yla inexistencia de campamentos romanos obligan a descartar este empla-zamiento como una posible localización del campo de batalla de las gue-rras cántabras.

Como ya señaló Joaquín González Echegaray, el lugar de Aradillosno había sido explorado suficientemente." Miguel Ángel Fraile, uno delos primeros en cuestionar que en la zona de Aradillos señalada por latradición existiese algún resto relacionable con un castro de la Edad delHierro, prospectó otros montes del área del nacimiento del Besaya bus-cando el posible emplazamiento del enclave de las guerras cántabras ypropuso como hipótesis localizarlo en la cumbre del Gañimones (Lan-tueno), donde, no obstante, él mismo señaló que no hay evidenciasarqueológicas a pesar de lo estratégico de este enclave.` Nuestra explo-ración de la zona tampoco nos ha permitido localizar ningún vestigioarqueológico claro en el Gañimones, monte ancho y difícilmente defen-dible que no corresponde a las características topográficas adecuadaspara un castro o una fortaleza de la Edad del Hierro .

Las prospecciones realizadas por nosotros en el lugar denominado"Prado Fontecha", al pie del monte de Las Matas, y al norte del pueblode Aradillos, obligan a descartar definitivamente esta zona : al igual queMiguel Ángel Fraile, hemos comprobado que los restos de muros en laladera de Las Matas corresponden en realidad a encerraderos de vacas-el Midiajo de Arriba- que nada tienen que ver con restos arqueológi-cos de ninguna época, pese a las afirmaciones y a los estudios que algu-nos autores han dedicado a estas toscas paredillas de recintos ganaderos.Tampoco pueden aceptarse como "hoyos de graneros" o "sistemas defosos" las dolinas naturales, cráteres de bombas e irregulares caminosganaderos existentes por encima de Aradillos .

19 FRAILE, 1990, pp . 127-128 .s° GONZÁLEz ECHEGARAY, 1979-80, p. 31 .3' FRAILE, 1990, pp . 219 ss ., 593 ss .

EDUARDO PERALTA LABRADOR

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LOS CASTROS CÁNTABROS Y LOS CAMPAMENTOS ROMANOS DETORANZO Y DE IGUÑA. PROSPECCIONES Y SONDEOS (1996-97)

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Recorrida toda la sierra comprendida entre el Ropero (1491 m.),Las Matas (1419 m.), La Muela (1310 m.), El Collado (1125 m.), Jil-gueruco (1151 m.) y el Portillo del Mostajo, que separa el río Lodar oÁrgonza por el oeste, en la cuenca del Saja, y la cuenca del Besaya porel este, se comprobó la inexistencia de castros o de campamentos roma-nos en este ramal que por el norte de Aradillos se dirije hacia el monteObios. Junto a este último monte hemos descubierto el castro de LosAgudos.

1 . Castro de Los Agudos

HERMANDAD DE CAMPOO DE Suso Y BÁRCENA DE PIE DE CONCHA.

LONGITUD : 4° OS'. LATITUD: 43 ° 6' 40�

Se trata de un castro inédito . Está situado a 1200 m. de altitud, enla estribación sur del monte Obios conocida como Los Agudos . En estelugar se produce un estrechamiento de la sierra rodeado de abruptasladeras por el oeste, sur y este . Por el norte, el flanco que conecta con elmonte Obios y está más desguarnecido, cerraba una potente muralla dela que queda un gran canchal de derrumbe . Esta muralla, cuyo períme-tro es perfectamente visible en foto aérea, continúa por la pelada laderaoeste del monte hasta desaparecer bajo tierra en dirección a las laderasacantiladas del sur. La ladera del este está cubierta por un hayedo queimpide comprobar si en ella existen otras líneas defensivas .

Por el momento no se han encontrado en superficie restos cerámi-cos o de otro tipo, pero la altitud a la que se encuentra este emplaza-miento, el tipo de muralla a base de grandes bloques de arenisca y caliza trabados a hueso sin elementos aglutinantes, la entidad de esta mura-lla, y la característica situación del castro en un estrechamiento de la sie-rra para cerrar el paso por la misma, apuntan a que se trata de un cas-tro cuya cronología correspondería a la Edad del Hierro.

Es un enclave sumamente estratégico y está en la sierra que vienedesde Aradillos, unos 9 km. en línea recta al norte de esta localidad. Porello, de haber sido descubierto con anterioridad, este castro habría podi-

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EDUARDO PERALTA LABRADOR

do reforzar con un cierto respaldo arqueológico las tesis de quienes ubi-caban el oppidum de Aracehum o Aracillum en el área de Aradillos,aunque se encuentre bastante más al norte. No obstante, la inexistenciade campamentos romanos en toda esta sierra, tanto al sur como al nortedel castro, nos obligan a descartar este enclave como un posible campode batalla o centro de operaciones militares lo suficientemente impor-tante como para haber sido citado en las fuentes clásicas .

2. Castro del Cueto del Agua

ARENAS DE IGUÑA Y CIEZA. LONGITUD : 4° 05, IÓ". LATITUD: 43 ° 12' ZO

Fue citado por primera vez por Arturo Arredondo,` y posterior-mente por nosotros mismos, tras confirmar que se trata de un impor-tante emplazamiento de la lla Edad del Hierro .33

El castro está situado sobre un amplio arrellanamiento de la ladera estedel Cueto del Agua, a unos 650-625 m. de altitud. A media ladera conser-va una muralla de grandes bloques de piedra, mientras que por el oeste y elnoroeste existe un muro antiguo que se interna por una zona de bosque .

En la superficie del castro se observan varios posibles túmulos degrandes proporciones . En las toperas del castro aparecieron ínfimosfragmentos de cerámica aparentemente celtibérica y una fíbula de torre-cilla con decoración de bolitas datable en los siglos Il-I a.C."

3. Castro del Alto del Cueto

ARENAS DE IGUÑA. LONGITUD : 4° 03' IÓ" . LATITUD: 43° 13' 40

Castro inédito localizado durante nuestras prospecciones. A suspies se encuentra la iglesia del siglo X de San Román de Moroso, cercade Bostronizo .3z ARREDONDO, 1976-77, pp . 551-552 .33 PERALTA y OCEJO, 1996, pp . 32-35 .34 PERALTA y OCEJO, 1996, p . 34 .

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LOS CASTROS CÁNTABROS Y LOS CAMPAMENTOS ROMANOS DE

211TORANZO Y DE IGUÑA. PROSPECCIONES Y SONDEOS (1996-97)

Ciñendo un amplio recinto de varias hectáreas, en la cumbre delAlto del Cueto se aprecia el derrumbe y el terraplén de una gran mura-lla que en algunos lugares conserva todavía al alzado del lienzo . Se tratade un castro de grandes dimensiones, lo que nos inclina a suponer quese trate de un emplazamiento de la Edad del Hierro o de época romana.A pesar de que la superficie del castro se ha visto algo alterada por trin-cheras de la Guerra Civil, no se ha localizado ningún material que ayudea datar con mayor seguridad el emplazamiento . No obstante, el hechode que los lienzos de muralla conservados estén trabados a hueso, apun-ta a que las mismas podrían corresponder a una cronología antigua.

En el sector noroeste, junto a la muralla, se aprecian unos amon-tonamientos de piedra artificiales que pudieran corresponder a túmulosfunerarios, lo que también apuntaría a una cronología de la Edad delHierro . En la ladera sudeste del monte existe un antiguo camino en zig-zag con muros de piedra que constituye el mejor acceso al castro .

Mientras no se practiquen unos sondeos, no se podrán hacer mayo-res precisiones cronológicas sobre este yacimiento castreño .

4. Castro de la Espina del Gallego

CORVERA DE TORANZO, ANIEVAS Y ARENAS DE IGUÑA.

LONGITUD : 3°58,

3o-. LATITUD : 43° TÓ 50�

Fue citado por primera vez por Javier González de Riancho en sulibro- sobre el antiguo camino de El Escudo,` y, posteriormente, pornosotros en los avances que hemos publicado sobre las investigacionesen curso en este y en otros yacimientos de la zona .36

Se encuentra en la Espina del Gallego, monte de la sierra que formala divisoria entre los valles de Toranzo e Iguña. Está a 968 m. de altitud .

Se asienta en un estrechamiento de la sierra . En torno a la cumbrehay un recinto interior o acrópolis de forma alargada y vagamente trian-

's GONZÁLEZ DE RIANCHO, 1988, pp. 55-56, 59-60.

'6 PERALTA y OCEJO, 1996, pp . 35-38. PERALTA, 1997, pp . 17-18 .

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2IZ EDUARDO PERALTA LABRADOR

Fig. 1 . Castro de la Espina del Gallego

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LOS CASTROS CÁNTABROS Y LOS CAMPAMENTOS ROMANOS DETORANZO Y DE IGUÑA. PROSPECCIONES Y SONDEOS (I996-97)

gular. Está delimitada por los restos bastante claros de dos líneas defensi-vas concéntricas. Una tercera muralla exterior completaba las defensas delemplazamiento guarneciendo los flancos sur y oeste del castro, mientrasque las laderas norte y este disponen de un solo amurallamiento que refor-zaba las abruptas pendientes naturales existentes en esos sectores . De lagran muralla exterior quedan un considerable canchal de derrumbe yalgunos lienzos. La anchura original de dicha muralla, en aquellos puntosen los que ha podido ser medida, oscila entre los 2,50 y los 2,60 m.

La singularidad de este castro estriba en que en él han aparecidolas primeras evidencias arqueológicas de las guerras cántabras, así comoen que está rodeado de campamentos romanos de campaña sobre losque también se han centrado nuestras investigaciones.

Todos estos asentamientos castreños vienen a confirmar la validezde los textos clásicos de Dión Casio` y Floro," que afirman que los cán-tabros habitaban en los montes y que los romanos los obligaron a bajaral llano tras vencerlos. La existencia de estos castros en las sierras de lavertiente costera, junto a otros que ya eran conocidos al norte de laCordillera Cantábrica, como los del Dobra (San Felices de Buelna), elde Sámano (Castro Urdiales), La Garma (Omoño), Dobarganes (Liéba-na), Pico Mizmaya (Hoznayo), o los últimos aparecidos, como el deCastil Negro (junto a Peña Cabarga), muestran que hubo :un pobla-miento castreño aguas al norte, en contra de lo que sostenían ciertasteorías académicas locales, y que tal poblamiento castreño de la IIaEdad del Hierro implica la existencia de una jerarquizada sociedadindígena capaz de organizar un control militar y económico del territo-rio mediante poblados fortificados situados en enclaves estratégicos ydominantes, generalmente en picos desde los que se ven otros enclavescastreños muy distantes."

La situación de los castros de Los Agudos y de la Espina delGallego, en estrechamientos de las sierras que permitían cerrar el

a' DióN, LIII, 25, 5-6 ; LIV, 11, 5 .38 FLORO, II, 33, 52 y 59 .39 PERALTA. y OCEJO, 1996 .

Zr3

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paso a quien intentase entrar desde el sur por los cordales, o el con-trol que los castros del Cueto del Agua y del Alto del Cueto ejercíansobre los pasos naturales del valle de Iguña al de Buelna, nos ilustrancon claridad sobre este control estratégico del territorio, imposiblesin la existencia de una sociedad indígena perfectamente adaptada almedio montañoso y organizada por élites guerreras capaces de ver-tebrar a la sociedad .

La estela discoidea cántabra de San Vicente de Toranzo, encontra-da al pie de la montaña del castro de la Espina del Gallego, ya en el valledel Pas, lleva precisamente una representación de un jinete armado"relacionable con el tema celtibérico del peros equitans, que tal como hainterpretado Martín Almagro-Gorbea, sería un emblema distintivo delas élites ecuestres de las sociedades indígenas."

CAMPAÑA DE SONDEOS DE 1997

Durante parte de los meses de julio, Agosto y Septiembre de 1997he dirigido la "I Campaña arqueológica en los yacimientos de Cildá,Espina del Gallego y Cueto Helguera", emplazamientos que corresponden al principal castro cántabro de estos valles centrales de Cantabriay a dos de los campamentos romanos de asedio descubiertos durantenuestras prospecciones de 1996. Esta campaña de sondeos ha sidofinanciada por la Consejería de Cultura de Cantabria12 y ha contadocon el apoyo del ayuntamiento de Corvera de Toranzo. En ella han par-ticipado los arqueólogos del C.A.E.A.P de Maliaño, estudiantes de laUniversidad de Cantabria y de la Universidad Autónoma de Madrid,los topógrafos de CETYMA y el equipo de sondeos eléctricos delGAEM, S .C .

El objetivo planteado en nuestro proyecto de excavaciones acinco años de estos yacimientos es intentar llenar el vacío existente

'° GONZÁLEZ DE RIANCHO, 1988 . PERALTA, 1996, pp . 317-319 .a~ ALMAGRO-GORBEA, 1995 .12 Con 3 .250.000 pts.

EDUARDO PERALTA LABRADOR

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LOS (:ASTROS CÁNTABROS Y 1 .05 CAMPAMENTOS ROMANOS DE

115TORANZO Y DE IGUÑA . PROSPECCIONES Y SONDEOS (1996-97)

Fig. 2. Sectorcentral del

barracón (Área 4)

Fig. 3. Muros delsector sur del

barracón (Área 2)

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z1 6 EDUARDO PERALTA LABRADOR

actualmente en nuestros conocimientos sobre el hábitat de la Edaddel Hierro en la vertiente costera de nuestra región y estudiar porprimera vez unos campamentos de campaña romanos de las guerrascántabras .

El propósito último de la investigación es poder determinar conexactitud la cronología y significación de este teatro de operaciones mili-tares, dentro de las guerras cántabras, y verificar arqueológicamente lahipótesis de trabajo previa : la posible identidad de este escenario con elAracehum mencionado por las fuentes clásicas .

A. SONDEOS EN EL CASTRO DE LA ESPINA DEL GALLEGO

Los sondeos practicados en este castro, cuyos resultados se publi-can aquí por primera vez,` se centraron en el gran edificio alargado dela acrópolis, en la línea de muralla exterior y en las zonas situadas juntoa la tercera línea de muralla interna, al igual que en las zonas llanas exis-tentes entre la segunda y la tercera muralla . El levantamiento planimé-trico ha permitido comprobar que el castro ocupa unas 3,2 hectáreas, yque en las murallas existen una serie de portillos flanqueados por mure-tes y terraplenes de acceso a los portillos .

1 . Muralla exterior (Área 6)

En el sector sur del canchal de derrumbe de la línea de murallaexterior se escogió un tramo en el que afloraban algunas hiladas de blo-ques de arenisca del muro original . Se marcó un cuadro de 6 x 2 m. paradesescombrar esta muralla con el objetivo de documentar la anchura ylas características constructivas de la línea defensiva .

Una vez retirados los bloques de derrumbe de la muralla hasta loscimientos, por la cara exterior quedó al descubierto un lienzo de seishiladas que alcanzaba una altura de 1,20 m. Los bloques, de mediano y

� Sobre estos sondeos aparecerá otro artículo en la revista Complutum de laUniversidad Complutense de Madrid .

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LOS CASTROS CÁNTABROS Y LOS CAMPAMENTOS ROMANOS DETORANZO Y DE IGUNA. PROSPECCIONES Y SONDEOS (1996-97)

217

Fig . 4 . Lienzo desescombrado de la muralla exterior de la Espina del Gallego(Área 6) . Fig . 5 . Agujeros de postes y restos de encauchado del barracón de laEspina del Gallego (Área l) .

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z 1 8

de gran tamaño, son de arenisca y están trabados a hueso . La base de lamuralla está formada por una cimentación a base de cuñas de piedraencajadas que sostienen el muro, sistema constructivo del que no seconocían paralelos en otros castros cántabros de la Edad del Hierro .

La muralla está formada por dos paramentos exteriores de grandesbloques que sustentan un relleno de cascajo . El paramento interno apa-reció parcialmente deshecho y desplomado, por lo que no se pudo medircon exactitud la anchura original de la muralla . En su estado actual tiene2 m. de anchura .

Es difícil calcular la altura original de la muralla, pero a juzgar porel canchal de derrumbe, tuvo que alcanzar como mínimo una altura de1,60 ó 1,70 m. de alzado de piedra, altura que se vería acrecentada enla parte superior con defensas de madera tipo empalizada. Se trata de untipo de muralla común en los emplazamientos de la Edad del Hierro .

Un hecho a considerar sobre esta línea exterior de muralla es quees más potente que las otras dos líneas internas, y que su factura es máselaborada . Dado que está protegiendo únicamente el castro de un ata-que desde el sur por la sierra o por la ladera oeste (donde se encuentranlos campamentos romanos), cabe plantear que fuese levantada precipi-tadamente para hacer frente al peligro llegado por el sur durante lasmismas guerras cántabras . Apuntaría también hacia esta cronología tar-día de la muralla exterior el hecho de que la segunda línea de murallainterna tiene un foso, indicio de que el perímetro originario del castropudo corresponder a esta segunda muralla interna .

2 . Sondeos junto a la tercera muralla (Área 3)

EDUARDO PERALTA LABRADOR

En el derrumbe de la tercera muralla interna, en la ladera oeste dela Espina del Gallego, se observaba en superficie un muro de un posibleedificio adosado a la cara interna de la muralla . En este lugar se instalóun cuadro de 4 por 4 metros, al objeto de comprobar si se trataba deuna vivienda del nivel indígena del castro .

Se retiraron los bloques de derrumbe de gran o de mediano tama-ño que cubrían la superficie del cuadro . Algunos de estos bloques atra-

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LOS CASTROS CÁNTABROS Y LOS CAMPAMENTOS ROMANOS DE

2I9TORANZO Y DE IGUÑA . PROSPECCIONES Y SONDEOS (1996-97)

Fig. 6 . Tesorillo de denarios del barracónde la Espina del Gallego (anverso y reverso)

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2.2.0

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vesaban el nivel de tierra negra y aparecían hincados en el nivel inferiorde tierra arcillosa . No se consiguió localizar una hilada de muro clara orestos de vivienda, pero en el sector 3 del cuadro apareció al retirar losbloques de derrumbe un clavo de hierro de sección cuadrada con oxida-ción muy antigua . Mide 9 cm. de largo y estaba en un nivel superficial .

Se amplió el cuadro un metro al norte, apareciendo en un nivel muysuperficial en esta zona, sobre el derrumbe de bloques, un objeto curvado dehierro con filo en la parte interior. Pudiera tratarse de un cuchillo afalcatado o de una podadera . La rotura que tiene en la punta este objeto no per-mite mayores precisiones . Apareció asociado a unos terrones de barro deenlucido de paredes de cabaña o de suelo apisonado y a un canto rodado .

Al no aparecer más indicios, se abrió otro cuadro contiguo de 4 por4 metros, al sur del anterior. Entre ambos cuadros hay un derrumbe deuna posible pared de vivienda adosada a la muralla . En esta nueva catasólo aparecieron grandes bloques de piedra como los del cuadro contiguo .

Otros sondeos (Área 5) practicados en la zona llana orientadahacia el sur entre las dos líneas de murallas internas resultaron estérilesarqueológicamente .

3 . Barracón de la acrópolis

a . Norte del edificio (Área 1)

En la cima de la Espina del Gallego se aprecia en la foto aérea y ensuperficie un gran edificio estrecho y alargado similar a los barraconesmilitares romanos .

En el sector norte de esta acrópolis se instaló un cuadro de 8 por16 metros (Área 1) para delimitar hasta dónde llegaba este barracón ycomprobar cuál era su estructura interna .

De esta zona procedía uno de los hallazgos de superficie más signifi-cativos efectuados durante la campaña de prospecciones de 1996, consis-tente en un denario republicano acuñado por la familia Mussidia Iulia,^^ lo

44 PERALTA, 1997, pp . 16-17.

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LOS CASTROS CÁNTABROS Y LOS CAMPAMENTOS ROMANOS DETORANZO Y DE IGUÑA . PROSPECCIONES Y SONDEOS (Igg6-g7)

Fig. 7. Lienzo de muralla del castro del Alto del Cueto (Arenas de Lguña) .Fig. 8. VALLUM DUPLEX a base de dos terraplenes de tierra y dos fosos deCotero del Medio. Al fondo Cildá y la Espina del Gallego.

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EDUARDO PERALTA LABRADOR

que apuntaba a dicha área como unode los lugares más interesantes del cas-tro para realizar sondeos. En ella se apreciaba también la estructura de losmuros del edificio bajo la cubierta vegetal y de tierra .

No lejos de esta misma zona, aunque ya fuera del edificio estrechoy alargado, se había encontrado también durante la misma campaña deprospecciones otra pieza singular, consistente en unapunta de hierro desección cuadrada de un pilum catapultarium, elemento muycaracterís-tico de los campamentos romanos o de lugares donde ha habido guar-niciones o presencia militar romana. Estos proyectiles eran lanzados porcatapultas pequeñas del tipo del scorpio, como las encontradas enAmpurias y Teruel, que eran las más abundantemente utilizadas por elejército romano de época republicana y de comienzos del principado deAugusto (cada centuria estaba dotada de una de estas máquinas),45

En este Área 1 se abrieran tres catas de 2 por 2 metros (B-3, C-2,D-1) para descubrir el muro norte del edificio, cuyas esquinas aparecie-ron en B-3 y D-1 . Al bajar en estos cuadros afloraron numerosas rocasde arenisca y una hilera clara de un muro derrumbado en el que se venalgunos sillares . Esta hilada de grandes bloques, que corresponden almuro norte del barracón, es especialmente clara en C-2. En B-3 se dejóal descubierto otro lienzo derrumbado de grandes bloques toscamentealineados que corresponden al muro oeste del edificio . El barracón mideunos cinco metros de ancho.

Detrás se excavaron otras tres catas (D-4, D-5, D-6) que permitie-ron verificar cómo era la estructura interna del edificio . En ellas se com-probó la existencia de un ensanchado muy irregular dé losas de piedraarenisca, en algunos puntos bastante alterado y revuelto por la acción delas raíces del arbolado que en otras épocas debió de cubrir lacima de'laEspina del Gallego . Este ensanchado de losas apareció bastante superfi-cial, tras retirar el tapín vegetal y la capa de humus.

En D-4, en el centro del pavimento de losas del edificio, se locali-zó un agujero de un poste de madera . Está rodeado en la parte superior45 Sobre el scorpio y los pila catapultarla : LE BoHEC, 1990, pp . 146 ss . FEUGE-

RE, 1993, pp. 205 ss . BISHOP y COULSTON, 1993, pp . 55-57, 80-81, 114-115,139-141, 166-167 .

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ZZ3TORANZO Y DE IGUÑA . PROSPECCIONES Y SONDEOS (I996-97)

Fig. 9. Amurallamiento superior de Cildá (Área 1) .Fig. 10 . Foto aérea del campamento de Cildá.

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por pequeños bloques de piedra para calzar el poste. El relleno del agu-jero de poste era de tierra suelta diferente del nivel de arcilla en que estáexcavado el agujero. En esa tierra suelta aparecieron carboncillos y res-tos de óxido de hierro .

En el cuadro D-5, a 1,60 m. de distancia del anterior agujero deposte, se localizó otro agujero de poste en el centro del edificio . Apa-reció al retirar el revuelto de bloques de derrumbe de muro y del pavimento de losas alterado . Este agujero, más estrecho y profundo, atra-viesa el nivel de base arcilloso . El agujero mide 75 cms. de profundi-dad y 15 por 17 cms. de anchura en la abertura . En la parte superiores de sección circular, y en la inferior de sección cuadrada. En el fondodel agujero de poste aparecieron fragmentos de un objeto de hierroque parece que recubría la base del mismo o sus esquinas . Se tomaronmuestras de los carboncillos que aparecían en el agujero para su data-ción por C-14.

En la zona de D-5 contigua a D-6 aparecieron siete denariosrepublicanos . Otro denario se encontró al abrir D-6, junto al cuadroanterior. Estas monedas aparecieron dispersas en una pequeña área .Estaban a muy poca profundidad, sobre los restos del pavimento deenlosado . La concentración indicaría que se trata de un tesorillo,posiblemente disperso al derrumbarse las paredes del edificio dondepudo haber sido ocultado . Es en esta misma zona donde ya había apa-recido otro denario durante nuestras prospecciones del año anterior.Todos estos denarios, algunos de ellos forrados, tienen una intensapátina negra.

En la misma cata D-6, en el extremo S.E ., sobre el encanchado delsuelo, se encontró un canto rodado de arenisca traído intencionalmente,posiblemente para ser utilizado como molino de mano.

c. Centro del edificio (Área 4)

EDUARDO PERALTA LABRADOR

Para documentar la anchura del barracón y de sus muros seabrió una cata de 8 por 2 metros en un lugar del centro del edificiodonde afloraban algunas hiladas del muro exterior. Este cuadro, ins-

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LOS CASTROS CÁNTABROS Y LOS CAMPAMENTOS ROMANOS DETORANZO Y DE IGUÑA. PROSPECCIONES Y SONDEOS (I996-97)

talado perpendicularmente a la estructura del barracón, permitió ave-riguar que en este punto la anchura del edificio es de 4,90 m. Losmuros, a base de bloques y sillares superpuestos sin elementos agluti-nantes, tienen una anchura de unos 65 ó 70 cms. Adosados a ambosmuros por el interior del edificio se encontraron dos bancos o basesartificiales de arcilla, cuya finalidad pudo ser la de actuar como ele-mento aislante de la humedad.

Dentro del barracón se conservan restos del encanchado de piedra,que en algunos lugares aprovecha grandes bloques naturales . Sobre elencanchado apareció un objeto alargado de hierro de 20,5 cms., cuyafuncionalidad tal vez se aclare una vez que sea restaurado .

d. Sur del edificio (Área 2)

En lo que parecía el extremo sur del barracón, donde se apreciabanalgunas estructuras latentes, se instaló un cuadro de 8 por 8 metros . Alprofundizar fueron apareciendo muros de bloques de arenisca que enalgunas partes alcanzan cuatro hiladas de altura .

Se trata de una estructura compleja con muros que corresponde-rían a estancias internas y a las paredes exteriores del edificio . La exca-vación de este Área-2 habrá de rematarse en la próxima campaña, en laque se bajará hasta el nivel de base del edificio . De momento, se puedeapuntar que en esta parte del edificio se aprecia un ensanchamiento quepudiera corresponder a la estancia de los oficiales de la unidad, tal comose constata en otros barracones militares romanos con este tipo deensanchamientos de la estructura en uno de los extremos del edificio .'6En cualquier caso, hasta que no se excave completamente, no podremosverificar esta posibilidad.

En una esquina de la pared externa del edificio ha aparecido uncalce de lajas de piedra para un poste de madera de sección cuadra-da, lo que sugiere que en esta zona habría una puerta o un porchecubierto .

41 JOHNSON, 1983, pp . 166 ss .

ZZ5

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z16 EDUARDO PERALTA LABRADOR

Fig. 11 . Foso en V delVALLUM interno deCildá (Área 3)

Fig. 12 . FOSSA

DUPLEX del VALLUMexterno de Cildá(Área 5)

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LOS CASTROS CÁNTABROS Y LOS CAMPAMENTOS ROMANOS DETORANZO Y DE IGUÑA. PROSPECCIONESY SONDEOS (I996-97)

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El único material localizado por el momento en este Área-2 es unapiedra de arenisca de 17 por 12 cm. con decoración de cazoletas . Apa-reció dentro del edificio y contra la cara interna del mismo muro en cuyaesquina exterior está el agujero de poste .

Los sondeos eléctricos permitieron comprobar que el barracón notermina en esta zona, sino que sus muros se prolongan bajo tierra haciael sur, en dirección a la línea de muralla interna .

e . Conclusiones sobre el barracón

Los trabajos arqueológicos en este edificio han permitido com-probar que se trata de una construcción que desde el muro norte(Área 1) hasta la cara sur del ensanchamiento (Área 2) mide 83metros de largo por unos 4,90 ó 5 metros de anchura (unos XVI piesy 1/2) . No obstante, los sondeos eléctricos han revelado que la lar-gura del edificio es mayor y que sus muros siguen bajo tierra endirección a la muralla interna del castro, alcanzando posiblementelos 100 m. de largura . Estas dimensiones son similares a las del edi-ficio tipo barracón militar de La Cueva (Camesa de Valdeolea), quealcanza los 90-120 m. de largo«41

Los muros de hiladas de piedra de este edificio parecen haberservido de zócalo para unas paredes de madera, cosa habitual en losbarracones militares romanos, como los que se han reconstruido enel campamento de Saalburg (Bad Homburg, Westfalia) ." El interior,cubierto de un rústico enlosado, llevaba en su parte central una líneade postes de madera que sostenían una techumbre a dos aguas . Elhecho de que no hayan aparecido tégulas indica que esta techumbrese componía de una cubierta de materias vegetales . El mismo tipo deencanchado y de agujeros de poste calzados con lajas de piedra sehan documentado en los barracones del campamento romano deAtxa (Vitoria) ."

" ROBLES, 1997, p. 18 .'a JOHNSON, 1983, p. 168, il . 128.'9 IRIARTE, 1995, pp . 368-369, láms . 73-74.

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En el interior del edificio, en zonas aún no excavadas, se ven aflo-rar muros de diferentes estancias del barracón correspondientes segu-ramente a cubicula de los contubernia (grupos de ocho hombres) deldestacamento que ocupaba el edificio . Los barracones típicos de loscampamentos romanos solían comprender diez cubicula para alojardiez contubernia (una centuria) y otro módulo mayor para el mando ysus subordinados (centurio, signifer, optio y tesserarius) . Este númerode cubicula de los barracones variaba cuando se trataba de unidadesauxiliares o de caballería, como se aprecia en los barracones del Ala IIFlavia miliaria de Heidenheim (Alemania), en los del campamento deVolkenburg (Alemania) o en otros edificios de unidades auxiliaresexcavados en diversos campamentos, que normalmente disponen de6-8 cubicula.s o

Hasta que el barracón de la Espina del Gallego no sea excavado ensu totalidad no podremos saber si correspondía a una unidad de infan-tería o de caballería, pero, provisionalmente, y basándonos en los másde 83 metros de largo del edificio (que posiblemente se acerque en rea-lidad a los 100 m. de largo), podemos calcular el número de hombresque pudo albergar teniendo en cuenta las dimensiones habituales quesuelen tener los cubicula de otros barracones excavados: los de uno delos barracones del campamento de Atxa (Vitoria) miden 2,4 por 3,8metros,` el mismo tipo de estancias de barracón del campamento deAquis Querquennis (Orense) miden 3 por 3 metros '12 los del edificio queha sido interpretado como un barracón del Ala Parthorum de Herrerade Pisuerga (Palencia) alcanzan los 4 por 3 metros,` y los contuberniadel campamento de la Legio VIII Augusta en Mirebeau (Dijon) dispo-nían de cubicula de 4,50 por 3,50 metros ."

Calculando que los cubicula del barracón de la Espina del Galle-go tuviesen unas dimensiones similares (unos 3 m. de anchura), supon-5° JOHNSON, 1983, pp. 166-176, 294-297 .5' IRIARTE, 1995, pp . 366-367, 370 .52 RODRÍGUEZ COLMENERO, 1983, p . 253 ; Id ., 1980 .53 PÉREZ GONZÁLEZ, 1996, pp . 92, 100 .11 REDDÉ, 1996 b, p . 197 .

EDUARDO PERALTA LABRADOR

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dría que en los 83 u 84 m. visibles del edificio habría espacio para 28cubicula para otros tantos contubernia, lo que hace un total de unos224 soldados (¿tres centurias?). Tales efectivos serían más reducidosen caso de tratarse de un barracón para varias turmae de caballeríapor la necesidad de destinar parte de las estancias a establos .

Este barracón es el edificio romano más antiguo de Cantabria ytodo indica que fue construido tras la toma del castro cántabro con lafinalidad de dejar en él una guarnición de vigilancia .

La data cronológica que nos proporciona el tesorillo de denariosencontrado en el interior del edificio lo sitúan sin ningún género dedudas en las guerras cántabras del período augústeo, al no haber aparecido ninguna acuñación posterior. Estos denarios, típica paga de legio-narios y de auxiliares del ejército romano, son todos del siglo I a.C .,salvo uno de finales del siglo 11 a.C ., sin llegar a sobrepasar las guerrascántabras . Son las siguientes acuñaciones:

1. Fonteia (116 a.C o 114-113 a.C.)2. Volteia (80 a.C.)3. Calpurnia (67 a.C.)= forrado.4. Furia (63 a.C.)5. Scribonia (55 a.C.)= forrado.6. Iulia (50 a.C . o 47-46 a.C.)7. Caecilia (47-46 a .C .)8. Valeria (43 a.C.)= forrado .9. Mussidia Julia (42 a.C . o 39 a.C.)

Se trata, por otra parte, del tesorillo de denarios más importan-te encontrado en nuestra región al norte de la Cordillera Cantábrica .Estos materiales numismáticos son muy significativos por su cronología tardo-republicana, especialmente los acuñados por cesarianos ypompeyanos durante las guerras civiles o en el período inmediata-mente anterior o posterior a las mismas (n° 5-6-7-8-9), en las que laslegiones estuvieron especialmente implicadas y entre las que siguiócirculando esta moneda durante mucho tiempo .ss

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EDUARDO PERALTA LABRADOR

B . LOS CAMPAMENTOS ROMANOS

1 . Campamento de Cildá

CORVERA DE TORANZO Y ARENAS DE IGUÑA.

LONGITUD : 3° 57 ro�.LATITUD: 43 ° rÓ 04�

Diversas personas lo visitamos hace muchos años atraídos por elsignificativo topónimo de Cildá que lleva este monte ("Ciudad"), situa-do a 1066 m. de altitud y que domina visualmente el valle del Pas por eleste y por el norte, así como el valle de Iguña por el oeste . Circulabannoticias sobre la aparición de restos romanos cuando se realizaron lasprimeras obras modernas en la cumbre (pista y antenas) y resultabapatente que en las laderas del mismo existían una serie de líneas defen-sivas a base de terraplenes de tierra y fosos, así como restos de otra líneadefensiva de piedra en la cumbre . Sin embargo, las grandes dimensionesdel recinto impedían tener una visión de conjunto y comprobar su carác-ter campamental . El arquitecto Javier González de Riancho trató de esteemplazamiento y publicó un plano de la línea defensiva superior deCildá, apuntando que estos restos pudiesen corresponder a un castroprerromano. ss

El estudio detallado del lugar sobre el terreno y las fotos aéreas noshan permitido descubrir que se trata de un campamento romano degrandes dimensiones . Está dotado de todos los elementos característicosde la castramentación militar romana de campaña, como fossae, agger,contra-agger, claviculae, etc. Tal como hemos dado a conocer en las pri-55

56

Del valle de Toranzo se conocían únicamente los denarios celtibéricos (de Turia-so y Secobírices) y el denario republicano romano (del 104 a.C .) encontrados enSoto-Iruz (GARCÍA Y BELLIDO, 1956), que tal vez deban ser relacionados conotros ocultamientos del territorio de cántabros y de carístios vinculados alacercamiento de la guerra sertoriana al norte en los años 76 y 74 a.C . (GARCÍAMORA, 1991, pp. 208-212, 322, 325, 334-336, 360), y las ofrendas monetalesya de época Iulio-Claudia y de Constantino encontradas el siglo pasado en elmanantial de Alceda-Ontaneda (RUIZ DE SALAZAR, 1876, p. 113) .GONZÁLEZ DE RIANCHO, 1988, pp. 55-61 .

FinaCarrion
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1 Fig . 13 . Campamento romano de Cildá

ESCALA GRÁFICA

0

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' Eduardo Peralta LaErador

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23 2,

EDUARDO PERALTA LABRADOR

meras noticias publicadas sobre los resultados de las prospecciones enCildá y en otros campamentos localizados en la misma zona, el estadde conservación de estos campamentos de campaña es excepcional orencontrarse en alejadas zonas de montaña que no han sido demasiadoafectadas por obras modernas o labores agrícolas .`

El posterior levantamiento planimétrico de todas las estructurasdefensivas visibles de Cildá ha permitido comprobar que este campa-mento tiene entre 23 y 25 hectáreas (la desaparición de parte del perímetro defensivo del norte por la erosión impide mayores precisiones) .Adaptado a la cima y a las laderas de Cildá, corresponde al cuarto tipode emplazamientos que establece el Pseudo-Hyginio al tratar sobre losdiferentes lugares posibles donde podía erigirse un campamento de cam-paña, que en este caso es el de montaña." Se trata de un hecho suma-mente importante porque arqueológicamente se conocían campamentosde campaña situados en pendiente suave (tipo 1 del Pseudo-Hyginio), enterreno llano (tipo 2), en colina (tipo 3) y aquellos donde la topografíaimponía la construcción de atrincheramientos irregulares (castra necessa-ria) (tipo 5), pero no se habían encontrado ejemplos de campamentos demontaña . Por ello, el campamento de Cildá y los otros campamentosmenores con el relacionados son los primeros campamentos que se loca-lizan en el mundo en zonas de alta montaña .

Los trabajos topográficos en Cildá han revelado que su estructura,que no era completamente visible en la foto aérea, estaba compuesta porun recinto campamental central de forma rectangular que ocupa unas 5hectáreas y mide 260,9 metros de largo por 217,5 de ancho. Alrededorde la cumbre, situada aproximadamente en el centro de este recinto, hayevidencias de un amurallamiento interno de piedra, del que sale hacia lasdefensas del sur del campamento un largo muro de piedra de un edificioque pudiera corresponder a otro barracón.

El sector este y sur de dicho recinto central de 5 hectáreas está for-mado por un agger y restos de un foso . Del sector del norte, que ha desa-

s7 PERALTA, 1997.s8 PSEUDO-HYGINIO, De munitionibus castrorum, 56 .

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LOS CASTROS CÁNTABROS Y LOS CAMPAMENTOS ROMANOS DETORANZO Y DE IGUÑA. PROSPECCIONES Y SONDEOS (1996-97)

parecido casi completamente por la erosión, queda sólo la esquina deloeste, que tiene la típica forma redondeada de las esquinas de los cam-pamentos romanos. El sector oeste, dotado de mayores defensas, com-prende un agger de tierra de grandes dimensiones y una fossa duplexperfectamente visible tanto en foto aérea como sobre el terreno.

En esta ladera del oeste existe otra línea defensiva exterior quecorre paralela, a unos 165 m. de distancia (LV pies) de la anterior fossaduplex . Está dotada de un agger yde otra fossa duplex en la mayor partede su perímetro . En la esquina noroeste, de forma redondeada, sólo seaprecia un foso, perdiéndose la línea defensiva en la erosionada laderanorte. La esquina sudoeste, igualmente redondeada para evitar ángulosdemasiado salientes que debilitarían la eficacia de las fortificaciones des-tinadas a proteger a los defensores, según sabemos por la explicaciónque da el Pseudo-Hyginio a propósito de esta forma de los ángulos delos campamentos, 59 gira en ángulo recto y remonta la ladera para unir-se a la línea defensiva superior.

La existencia de un vallum duplex, es decir, de dos líneas defensi-vas paralelas en la ladera oeste situada frente al castro de la Espina delGallego, dotadas ambas además de fossa duplex (dos fosos paraleloscontiguos), indica con claridad que este era el flanco del campamentosituado frente al enemigo. Ambos elementos se documentan igualmenteen los atrincheramientos de César en la montaña de Nointel (entre lle-de-France y Picardie), que datan de la campaña contra los bellovacos delaño 51 a.C."

La línea defensiva exterior que remonta por la ladera a unirse a laslíneas superiores dispone de una puerta o abertura en el lugar dondeconecta con esas defensas del vallum superior. Delante de dicha puertao abertura dispone de un murete de piedra a modo de defensa destina-da a romper la formación de un enemigo que intentase asaltar el cam-pamento por ella . Aunque no se ha excavado, parece tratarse de un titu-lum, característico sistema defensivo de las puertas de los campamentos

s9 PSEUDO-HYGINIO, 54 .6° MATHERAT, 1943, pp . 115-116.

2-33

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4�%.

Fig. 14 . Marco geográfico de! campo de operaciones

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Equidistancias de cuadrícula, 1km .

E4-Peralta--

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136 EDUARDO PERALTA LABRADOR

romanos del que habla el Pseudo-Hyginio, b' que consistía en un terra-plén y un foso de la misma anchura que la puerta levantados delante deella . Tal sistema defensivo está documentado en los campamentos repu-blicanos de Renieblas y de Almazán (Soria), dotados de estos titula omuros avanzados en las puertas,` y en los campamentos cesarianos deAlesia, donde titula y claviculae aparecen asociados, al igual que encampamentos de época imperial.`

La línea defensiva de la ladera este, situada al otro lado de la pistamoderna, dispone de un agger con el que se han reforzado las defensasnaturales del lugar, de pronunciadas pendientes y con un abrupto cantil .En el sector nordeste del perímetro defensivo, donde la ladera es menospronunciada y hay un más fácil acceso, destaca una puerta a base de terra-plenes artificiales de tierra que forman dos estrechos y profundos pasillosque se bifurcan cada uno en otros dos pequeños callejos de acceso al inte-rior del campamento . Este sistema defensivo estaba destinado a romper unasalto enemigo y controlar desde lo alto de los terraplenes (y de las torresque pudieron guarnecerlos) ambos flancos de quienes se internasen por losestrechos pasillos . Parece tratarse de la puerta principal del campamento,la porta decumana, que era la más importante y, a diferencia de la portapraetoria colocada siempre frente al enemigo, ésta era situada en el ladocontrario y en un lugar elevado y dominante, según sabemos por el Pseu-do-Hyginio," y como se ve en este campamento de Cildá .b s La puertadecumana de los castra maiora era la única que se apartaba por sus carac-terísticas de las defensas convencionales en claviculae con las que estabandotadas las otras puertas de los campamentos."

La zona llana de suave pendiente que se extiende hacia el sur desdeel recinto'campamental central de 5 hectáreas descrito al principio está

6' PSEUDO-HYGINIo, 49 y 50 .62 MORILLO, 1991, pp. 155-156, 163 .63 REDDÉ, 1995 . JOHNSON, 1983, pp . 50-51 . PSEUDo-HYGINIO, 1979, p . 82 .64 PSEUDo-HYGINIO, 56 . TÁCITO, Ann., I, 66, 2 . VEGECio, Epitoma re¡ milita-

ris, I, 23 .65 Sobre las portae de los castra : JOIINSON, 1983, pp . 77 ss .61 MATHERAT, 1943, pp . 118-119, 123-124 .

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LOS CASTROS CÁNTABROS Y LOS CAMPAMENTOS ROMANOS DETORANZO Y DE IGUÑA. PROSPECCIONES Y SONDEOS (1996-97)

defendida por otros dos atrincheramientos . El más interno lo forma unagger de tierra que se dirije hacia el sur para trazar después una curva osemicírculo y volver en dirección norte, zona esta última destruida porla pista moderna . La línea externa la forman en la ladera oeste un aggerde tierra y una fossa duplex, cuyo trazado rectilíneo levemente curvadoen dirección sudeste durante unos 243 m. termina en una puerta en cla-vicula muy bien conservada . Pudiera tratarse de la porta praetoria porsu situación en lo más bajo de la ladera del sur del campamento y opues-ta a la porta decumana, aunque la porta praetoria pudo estar tambiénen las defensas principales de la ladera oeste, en algún lugar de la zonaactualmente arrasada por la erosión .

Desde la puerta en clavicula los atrincheramientos exteriores trazanun semicírculo de unos 100 m. de diámetro que pasa al otro lado de lapista moderna que lo atraviesa y cierran parte de la abrupta ladera este .En dicho semicírculo se aprecian otras dos posibles puertas con restos declaviculae, pero los caminos carreteros que pasaban por la zona han alte-rado y ampliado las roturas de las defensas . La pista moderna que subea la cumbre de Cildá también ha destruido una parte considerable de losterraplenes, pero el corte que ha hecho en los mismos permite ver en sec-ción un gran foso en V (fossa fastigata) delante del agger . Este foso mide2,70 metros de ancho (IX pies) por 0,90 de profundidad (Il pies) .

Las dimensiones del campamento de Cildá, que mide unos 765 m.de largo entre las defensas del norte y las del sur, por 382 m. de anchoentre las defensas del oeste y del este, ocupa unas 25 hectáreas, dimensiones que indican con claridad que se trata de un castra maiora quealbergó al grueso del ejército que atacó el castro de la Espina del Galle-go . La precisión del trazado rectilíneo, curvo o en ángulo recto de losatrincheramientos es obra de agrimensores militares romanos (metato-res o gromatici) que se sirvieron de instrumentos de medición (lagroma) . Como indica Vegecio, los metatores precedían al ejército y esco-gían el lugar de acampada, y los mensores establecían la forma y medi-das del campamento,` mientras que la posición del campamento y los

e'VEGECIO, 11, 7 .

237

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SUDF.S

CONTRA-AGGER

FOSSA

Fig . 16 . Cildá . Agger y fosos, línea exterior. Sección W-E

Fig . 17. Cildá . Agger y fosos, línea interior. Sección W-E

VAI-11' 47

AGGER

E

D

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2

3 rn .

:̀ Alis Serna - Ed-do Peralta

Fig. 15 . C:arrrjrarnc" rrto romano de Cildá . Reconstrucción del "agger'y fosos de la línea exterior

CONTRA-AGGER

FOSSAFASTIGATA

FOSSA

I

\GGER

Ahs Serna - EduarW Peralta

F:

_ Alr. ~mc EWa"~ Pmars

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LOS CASTROS CÁNTABROS Y LOS CAMPAMENTOS ROMANOS DETORANZO Y DE IGUÑA . PROSPECCIONES Y SONDEOS (1996-97)

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parajes por donde debía dirigirse su fortificación era responsabilidad delpraefectus castrorum . óg Otra preocupación de los agrimensores, segúnindica el Pseudo-Hyginio, era que en las cercanías del campamentohubiese fuentes o un río en los que el ejército pudiera abastecerse deagua .6' En Cildá existe una fuente en la ladera este, al pie de las defen-sas del campamento y cerca de la porta decumana, y hay otras dos fuen-tes junto a los atrincheramientos de la ladera oeste.

Como ya se ha señalado, el campamento de Cildá tuvo que adap-tar su forma a la topografía del lugar, por lo que no tiene la típica estruc-tura de rectángulo (salvo el núcleo central) . La forma de guarnecer laladera oeste con un vallum externo que se separa de la estructura cen-tral, pero, sobre todo, las estructuras en semicírculo trazadas a compásen la ladera sur, no guardan paralelos con otros campamentos romanos.Esta singularidad del campamento de Cildá, es decir, la planta irregular,nos indica que nos encontramos ante un campamento de montaña o uncastra necessaria (los tipos 4 y 5 de la clasificación del Pseudo-Hyginio).

Es difícil saber el número de tropas que albergó. Provisionalmentese pueden hacer unos cálculos basados en los de Christian Peyre para loscampamentos de campaña de César en el Aisne. El campamento principal de la colina de Mauchamp tiene unas 42 hectáreas y albergó unos50.000 hombres encuadrados en seis legiones y unidades auxiliares(ocupando cada hombre 8,4 metros cuadrados) ó 75 .000 hombres (ocu-pando cada uno 5,6 metros cuadrados)." Según esto, las 25 hectáreas deCildá teóricamente podrían haber contenido a unos 29.000 hombres(¿cuatro legiones de 5.000 hombres cada una y 9.000 auxiliares?) . Enrealidad, las 23 ó 25 hectáreas de Cildá están más cerca de las 22 hec-táreas necesarias para un campamento de dos legiones con sus auxilia-res." El problema es que no sabemos si el espacio de las laderas norte yoeste de Cildá comprendido entre el vallum externo y el vallum internofue utilizado como lugar dé acampada, dado lo inclinado de esas pen-69 VEGECIO, 11, 10 .69 PSEUDO-HYGINIO, 57 . Sobre lo mismo: VEGECIO, 1, 23 .'° PEYRE, 1978, pp . 210-215 .MATHERAT, 1943, p . 101 .

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zoo EDUARDO PERALTA LABRADOR

dientes. Parece más probable que las tropas legionarias ocupasen única-mente el recinto campamental central, cuyas 5 hectáreas, considerandoque cada soldado ocupase 8,4 metros cuadrados, podían alojar precisa-mente unos 5.000 hombres en tiendas de campaña (una legión), y quelos auxiliares ocupasen la cómoda zona de suave pendiente de la laderasur, que tiene 4,4 hectáreas en las que pudieron acampar cerca de 4.000auxiliares . Por el contrario, si hacemos el cálculo basándonos en los 5,6metros cuadrados por hombre, en el recinto central pudo haber unos8 .900 hombres (¿dos legiones sin todos sus efectivos?) y en la ladera sur7.800 auxiliares .

Si retenemos la cifra que parece más probable (una legión de 5 .000hombres y 4.000 ó 3.000 auxiliares), resultan unos efectivos similares alos utilizados en el asedio de Masada (Israel), donde Flavio Silva dispusode 8.000 ó 9.000 hombres encuadrados en la Legio XFretensis y en variascohortes auxiliares, entre las que estaban la I Augusta Lusitanorum y la IICantabrorum.'z No obstante, tampoco se puede descartar la posibilidadde que se trate del campamento de dos legiones incompletas que distribu-yeron una parte de sus efectivos por los otros campamentos y atrinchera-mientos . En este sentido sabemos que la unidad táctica básica del ejércitoromano en campaña solían ser dos legiones." Desde el 54 a.C . y durantela guerra civil la Ulterior y la Citerior estuvieron guardadas ya cada unapor dos legiones, efectivos que parecen haber sido los utilizados en las pri-meras campañas contra cántabros y astures por los legados que precedie-ron a la venida de Augusto a Hispania .' ^ La ofensiva del año 26 a.C . delejército de la Tarraconense contra Cantabria se hizo por lo menos con treslegiones que se desplegaron desde Segisamo en tres columnas,'S y en el año25 a.C . el ejército de Lusitania en el frente astur lo componían otras treslegiones que fueron auxiliadas por el ejército con el que acudió Carisio.'6

'2 BLÁZQUEZ, 1982, p. 40 . Sobre estas cohortes en Judea: GONZÁLEZ EGHEGA-RAY, 1997, pp . 165, 231-233 .

'3 VEGEGIO, II, 4 ." LE Roux, 1982, pp . 60.61, 64 .'5 FLORO, II, 33, 48 . OROSIO, VI, 21, 3 .76 FLORO, II, 33, 54 . OROSIO, VI, 21, 9 .

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LOS CASTROS CÁNTABROS Y LOS CAMPAMENTOS ROMANOS DETORANZO Y DE IGUÑA. PROSPECCIONES Y SONDEOS (1996-97)

2. Campamento de El Cantón :

2411

ARENAS DE IGUÑA Y MOLLEDO. LONGITUD : 3° 59' 5o- . LATITUD: 43° 11004 .,

Lo descubrimos durante nuestras prospecciones de 1996. Estásituado en el lugar denominado El Cantón, al este de Cueto Helguera,controlando el ramal que desde el castro de la Espina del Gallego desciende en dirección a Silió. Ocupa una zona llana de pradería, cortadaal norte por una replantación moderna de pinos.

En este lugar existe una estructura defensiva a base de terraplenesde tierra que forman un agger de menores dimensiones que los del cam-pamento de Cildá. Delante del agger se aprecia un único foso . El recinto tiene dos puertas en claviculae perfectamente conservadas, una caraal castro de la Espina del Gallego y otra en el lado opuesto del períme-tro defensivo (dentro del bosque de pinos), ambas con la característicaprolongación interna del agger en forma de cuarto de círculo. La clavi-cula de la puerta situada al este, frente al castro, está formada por unmurete de bloques de piedra .

Por su forma circular u ovalada este campamento parece corres-ponder al castra lunata o al castra rotunda que mencionan Vegecio yCésar al describir las diferentes formas de los campamentos romanos."Es un castra minora que por sus dimensiones (7.210 metros cuadrados)ha podido albergar como máximo unos 800 hombres, es decir, doscohortes de infantería, o una sola cohorte de 400 hombres (5 centuriasde 80 hombres cada una) . De tratarse, por el contrario, del campamen-to de una unidad auxiliar de caballería, pudo albergar un ala quingena-ria de 16 turmas (500 hombres) .

El tercio noroeste del campamento ha sufrido una replantación depinos. La pista cortafuegos de unos quince metros de anchura que loatraviesa ha destruido fosos y terraplenes y ha alterado completamentela superficie de esa parte del campamento. En el cortafuegos se encon-tró en superficie un trozo de plomo de restañar, elemento muy típico delos campamentos romanos, una posible punta de pilum arrojadizo delegionario muy deteriorada, un fragmento de molino y un metate de

FinaCarrion
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690

ESCALA GRÁFICA

NC

0

10

20 m.

695

Fig. 18 . Campamento romano de El Cantón

LDLfARDO PERAL-1}1 LABRADOR

j00

MURETE

AGGER

FOSSA

418990

Eduardo Peralta Labrador

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LOS CASTROS CÁNTABROS Y LOS CAMPAMENTOS ROMANOS DETORANZO Y DE IGUÑA. PROSPECCIONES Y SONDEOS (1996-97)

2-43

molino, este último aparecido ya fuera del campamento en la continua-ción del cortafuegos en dirección nordeste .

En la superficie del campamento se aprecian también algunos son-deos mineros modernos relacionados probablemente con la mina de hie-rro que se explotó al pie de El Cantón .

3 . Campamento o castellum de Cotero de Marojo

MOLLEDO Y LUENA. LONGITUD : 3° 56' 45" . LATITUD: 43° o6' i

Descubierto durante nuestras prospecciones de 1996. Se sitúa en lalínea de cumbres que forman la divisoria de los municipios de Molledoy Luena, en el lugar denominado Cotero de Marojo. Está unos 7 km. alsur en línea recta del campamento de Cildá .

Ocupa un estrechamiento de la sierra . Se trata de una plataformaartificial de tierra, en parte alterada por las rodadas del camino decarros, que no parece tener puertas en claviculae ni las demás características que hemos visto en los campamentos de Cildá y El Cantón . Esligeramente menor que el castra minora de El Cantón y ha podido alber-gar varias centurias o un manípulo . Aunque todavía no se han realizadotrabajos arqueológicos en él, por sus características se asemeja más a loscastella romanos, que eran pequeñas fortalezas constituidas por una pla-taforma de tierra sin el característico agger de los castra .7S

4 . Atrincheramientos de Cotero del Medio

MOLLEDO Y LUENA. LONGITUD : 3° 57 ro�.LATITUD: 43°os,

45�

En un estrechamiento estratégico de la sierra, en el lugar denomi-nado Cotero del Medio existen dos grandes fosos en V y dos terraplenesde tierra . Fueron descubiertos durante nuestras prospecciones de 1996.

" VEGECIO, I, 23 y III, 8 . CÉSAR, Bello Africano, 80 . Sobre estas formas de loscampamentos romanos : SAGLIO, 1969, pp . 949-950.

71 Sobre los castella : MATHERAT, 1943, pp . 102-105.

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2-44

Estos terraplenes y fosos están cortados por el viejo camino que recorrela sierra, lo que indica que se trata de una obra antigua.

El emplazamiento está a unos 1200 m. de altitud, en la línea decumbres que forman la divisoria entre Molledo y Luena . Estos atrinche-ramientos se encuentran 1 km. al sur del campamento o castellum deCotero de Marojo. Consisten en un agger de tierra de enormes propor-ciones adosado a la ladera sur del monte de Cotero del Medio, delantedel cual hay una gran fossa fastigata en V, y que forman una línea defen-siva interna que corta el paso por la sierra y baja por la ladera oeste,como se aprecia en superficie y en foto aérea. Entre la parte superior delagger de tierra y el fondo del foso hay unos 4 m. de altura.

Unos metros por delante existe una línea defensiva exterior forma-da por otro agger y otra fossa fastigata de menores dimensiones.

Se trata de un vallum duplex que protegía la retaguardia del ejér-cito acampado en Cildá, unos 8 km. al norte en línea recta . Todavía nose han realizado sondeos en este lugar, pero se trata de unos atrincheramientos de montaña de una importancia excepcional porque no seconocen otros de este tipo en el resto del mundo romano. Su funciónsería también el control de la vía estratégica que discurría por toda lasierra para abastecer al ejército .

5 . Cronología y función de las puertas en claviculae

Los campamentos de Cildá y El Cantón disponen de puertas con unsistema defensivo conocido en el sermo castrensis con el nombre de clavicu-lae ("llavecitas") . Consiste en que el talud o terraplén de tierra (agger) sobreel que iba la empalizada (vallum) se prolongaba a la derecha de las abertu-ras de las puertas al entrar hacia el interior del campamento, formando unbrazo interno recto o curvado (clavicula) que hacía la función de parapeto .

Las puertas en claviculae, estudiadas por el alemán U. Kahrstedt ypor el francés M. Lenoir en sendos artículos titulados "Lager mit clavi-culae",'9 son uno de los elementos más característicos de los campa-

` KAHRSTEDT, 1937. LENOIR, 1972 .

EDUARDO PERALTA LABRADOR

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mentos romanos de campaña. Como indica Lenoir : "La clavicula, siste-ma de protección de las puertas en los castra, es bien conocido de los his-toriadores de la Antigüedad, que lo consideran, con toda razón, comouna característica de las fortificaciones romanas" . 8 ° Por su parte, A. Gre-nier afirma en su Manuel d'archéologie gallo-romaine que "esta inge-niosa disposición de las puertas es uno de los rasgos característicos quepermiten identificar un atrincheramiento como romano"."

En su descripción de un campamento romano del siglo 11 d.C . elPseudo-Hyginio alude a este sistema defensivo de las claviculae . Se tratade un dispositivo destinado a impedir que un posible asaltante entraseen tromba en el campamento y que le desviaba hacia la izquierda, obli-gándole a dejar al descubierto su desprotegido costado derecho, ya queel escudo cubría el costado izquierdo de los guerreros:

"Del mismo modo la llave (clavicula) se traza redondeadadesde un punto situado en la línea interior de la fortificaciónen medio de la puerta ; el compás debe ser abierto para tocarel extremo de la puerta . Desde este punto medio se trazaráuna línea contínua que será sujetada al centro, pero dejandoespacio para una vía. Permaneciendo fijado este punto, a con-tinuación se añadirá la largura de la fortificación y se trazaráun nuevo círculo en línea contínua, de forma que aquellos queentren estén siempre sin protección y que aquellos que lleguencorriendo a continuación sean retenidos en el exterior ; la llave(clavicula) obtendrá su nombre de este resultado" .`

245

Este tipo de clavicula descrita en De munitionibus castrorum secomponía de dos elementos en cuarto de círculo, uno en el exterior delcampamento, el otro en el interior. Sin embargo, la clavicula "doble" espoco común. De los 56 campamentos que estudia Maurice Lenoir sólo3 tienen claviculae dobles, otros 6 campamentos tienen claviculae exter-8° LENOIR, 1972, p . 697.e' GRENIER, 1931, I, p . 193 .ez PSEUDO-HYGINIO, 55 .

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nas, y en 7 campamentos de Escocia hay un modelo peculiar de clavicu-la llamado "tipo Stracathro" . La más común y antigua, documentada en34 de los campamentos sobre los que trata Lenoir, es la clavicula inter-na," que es la que aparece en los campamentos de Iguña y de Toranzo .

El estudio de Lenoir se basó en los campamentos romanos de cam-paña de Gran Bretaña, Alemania, Francia e Israel, además de las repre-sentaciones de la Columna Trajana de Roma. Todos estos campamentoscon claviculae se sitúan cronológicamente entre el 43 y el 145 d.C.14 Algu-nos de ellos corresponden a campos de batalla o asedios como el que estu-diamos . Concretamente, en Masada (Israel) se conservan cuatro campa-mentos y fortines, dotados de claviculae internas, alrededor de la fortale-za celote asediada en el 72-73 d.C. por L. Flavius Silva.` En Burnswark(Escocia) existe otro asedio alrededor de una ciudadela fortificada breto-na que se ha relacionado con la invasión de la región por julio Agrícolaen el 82 d.C. El dispositivo de circunvalación romano consiste en unamuralla unida a dos campamentos (uno al norte y otro al sur), en los cua-les se aprecia alguna clavicula interna . 86 Recientemente se han descubiertogracias a la foto aérea numerosas claviculae y titula en los campamentosde marcha de Trajano contra la ciudad dacia de Sarmizegetusa . 8'

Otras investigaciones han ido mostrando que los primeros testimo-nios conocidos de este sistema defensivo se remontan a época cesariana .En los campamentos de Mauchamp a orillas del Aisne (Berry-au-Bac),excavados en tiempos de Napoleon III, y tradicionalmente relacionadoscon los atrincheramientos que César hizo levantar frente al ejército belgadurante su campaña del año 57 a.C ., se citaba la existencia de puertas enclaviculae . Las investigaciones modernas de Christian Peyre y MichelReddé han vuelto a plantear la cronología cesariana de las claviculae apa-recidas en el campo de batalla del Aisne, 88 que había sido cuestionada .

$' LENOIR, 1972, pp. 701-709 .84 LENOIR, 1972, pp. 709-722 .es RICHMOND, 1962 .S6 LENOIR, 1977, p . 714 .1' REDDÉ, 1995, p . 355 .88 PEYRE, 1978 . REDDÉ, 1987, pp . 344-347 ; Id ., 1996 .

EDUARDO PERALTA LABRADOR

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LOS CASTROS CÁNTABROS Y LOS CAMPAMENTOS ROMANOS DETORANZO Y DE IGUÑA . PROSPECCIONES Y SONDEOS (1996-97)

Campamentos y atrincheramientos cesarianos dotados de posiblesclaviculae internas se citaban en la montaña de Nointel y Catenoy(Clermot-de-1'Oise, entre Ile-de-France y Picardie), correspondientes a lacampaña del año 51 a.C . contra los bellovacos . 89 Pero han sido las exca-vaciones de Reddé y Von Schnurbein durante 1994 en el campamento Cdel asedio de Alesia (Alise-Sainte-Reine, Cóte-D'Or), episodio de la Gue-rra de las Galias que tuvo lugar en el año 52 a.C . durante la campañacontra Vercingetorix, las que han confirmado definitivamente la utiliza-ción de este sistema defensivo por el ejército romano de fines de la Repú-blica al haber aparecido durante las mismas una puerta en clavícula aso-ciada a un titulum . 9°

Cuando se excaven los campamentos de la circunvalación del ase-dio de Ategua (Teba la Vieja, Córdoba), correspondientes a la campañacesariana de Munda contra los hijos de Pompeyo (45 a.C.), es previsibleque aparezcan dotados del dispositivo en claviculae. 9 '

Contrariamente, los ejemplos del período augústeo son escasos ydudosos . E Kóhler relacionó los dos campamentos con claviculae inter-nas de Kneblinghausen (22 km. a l sur de Lippstadt, Westfalia) con loscampamentos de Quintilius Varus del año 9 d.C . 92 Esta datación seríasumamente interesante para nuestro estudio de los campamentos deToranzo y de Iguña. Sin embargo, otros autores han cuestionado que loscampamentos de Kneblinghausen sean de época de Augusto .93 Kahrstedtlos relacionó con el avance de C. Rutilius contra los bructeros en el 77-78d . C. o con los acontecimientos de finales del siglo I d.C ., en los que Ves-tricus Spurinna reinstaló por la fuerza a un rey bructero en su trono."

Los campamentos de Toranzo y de Iguña serían así los únicos ejem-plos claros de campamentos de campaña de inicios del principado de

99 MATHERAT, 1943, pp . 120-122 .9° REDDÉ et al¡¡, 1995, pp . 118-122 . REDDÉ, 1995 .9'

Sobre el asedio de Ategua: BLANCO, 1983 . BLÁZQUEZ y CORZO, 1986, pp .689-691 .

92 KóHLER, 1931 .9' SCHÓNSERGER, 1969, p . 149 . LENOIR, 1977, pp . 708, 716, 720 .va KAHRSTEDT, 1937, pp . 151-152 .

247

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Augusto. Sus claviculae internas están entre los primeros sistemas defen-sivos de este tipo que se documentan con claridad en España, además deser los únicos del período augústeo localizados hasta ahora en todo elmundo romano, junto a la clavicula doble apreciable también en la fotoaérea del campamento de Valdemeda (León) ."

En suelo peninsular se disponía únicamente de la referencia deSchulten a la existencia de una clavicula en la puerta pretoria del cam-pamento de Peña Redonda, que data del asedio de Numancia por Escipión en el 133 a.C.` Se trata de una referencia que sería sumamente inte-resante poder confirmar, pues nos encontraríamos ante el ejemplo másantiguo que se conoce de este sistema defensivo de los campamentosromanos, cuya cronología habría que remontar entonces al siglo 11 a.C .No obstante, como señala Ángel Morillo, el problema principal demuchas interpretaciones que hizo Schulten sobre las estructuras y cons-trucciones que excavó, es que algunas de ellas fueron excesivamenteimaginativas."

6. Sondeos en el campamento de Cildá

Los sondeos practicados en Cildá durante la campaña arqueológi-ca de 1997 han tenido como objetivo documentar las estructuras defen-sivas del recinto campamental, al modo como se ha hecho en otros campamentos romanos de campaña con estructuras a base de fosos y terra-plenes de tierra, como es el caso de los campamentos provisionales de laLegio IX Hispana en Cawthorn (Yorkshire)9$ y de los campamentoscesarianos de Nointel (Clermont-de-1'Oise) 99 o Alesia .'°° En España no sehabía excavado hasta ahora ningún campamento de campaña provisio-nal tipo castra aestiva como el de Cildá.

95 FERNÁNDEZ-POSSE y SÁNCHEZ-PALENCIA, 1988, pp. 148-151.% SCHULTEN, 1927, pp . 100-102.97 MORILLO, 1991, p . 152.98 RICHMOND, 1932 .99 MATHERAT, 1943 .110 REDDÉ et al¡¡, 1995

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a . Estructura tumuliforme (Área 2)

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Se escogieron para intervenir dos puntos de los atrincheramientosdel vallum duplex existente en la ladera oeste, la línea defensiva de pie-dra de la cima y una estructura tumular.

Junto a la pista moderna y al refugio de Cildá se practicó un son-deo en una estructura tumular de piedra de forma circular. Por su formaaparentaba ser un túmulo funerario (bien megalítico o de incineraciónde la Edad del Hierro), aunque el hecho de encontrarse en un campa-mento romano también apuntaba a otras posibilidades funcionales ycronológicas .

Se excavó parcialmente la estructura y se comprobó que está cons-truida a base de bloques de arenisca de mediano tamaño, y que mideunos 3 m. de diámetro . Bajo los bloques apareció una base artificial dearcilla apisonada en la que había algunos carboncillos de los que setomaron muestras para su datación por C-14. La mitad excavada deltúmulo no dio materiales .

En el interior del campamento existen otras estructuras tumulifor-mes del mismo tipo .

b . Muralla superior (Áreas 1 y 7)

En los claros indicios de la muralla enterrada del recinto superiorde Cildá se instaló un cuadro de 5 por 2 metros para realizar un corteperpendicular a la misma (Área 1) . Se documentó que dicha muralla estáformada a base de bloques de arenisca de mediano tamaño en las carasinterna y externa de la misma sin llegar a formar un verdadero lienzo, yque el interior está relleno de cascajo menudo . Mas que una muralla,parece tratarse de un lomo o caballón artificial de piedra que en esteÁrea 1 alcanza los 5 m. de anchura, y sobre el que pudo ir una empali-zada de madera .

En el otro sector situado más al este de la misma línea defensivasuperior (Área 7) se abrió otro sondeo y se comprobó que el amura-

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2,50

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llamiento estaba formado con una base de grandes bloques de arenis-ca alineados e hincados en tierra, alguno de ellos con marcas de cin-cel, que formaban las paredes de contención del relleno de cascajointerno. En este lugar la línea defensiva de piedra tiene una anchura de1,95 m. (VI pies y 1/2) .

Esta línea defensiva interna en piedra difiere de las otras líneasdefensivas en tierra y con fosos del resto del campamento . Como hipó-tesis a verificar en las futuras excavaciones puede plantearse la posibilidad de que nos encontremos ante los restos de un campamento másestable de alguna pequeña unidad dejada para vigilar la zona cuandomarchó el grueso del ejército . Otra posibilidad es que corresponda aunas defensas suplementarias del campamento para proteger el preto-rio del general.

La posibilidad de que se trate del campamento de una unidad auxi-liar dejada como guarnición, junto al otro destacamento de vigilanciadel barracón de la Espina del Gallego, es sumamente interesante porquepudiera suministrarnos mucha información sobre las últimas subleva-ciones de los cántabros, pues sabemos por Dión Casio que en el año 19a.C . los cántabros se dispusieron a asaltar los campamentos y las guar-niciones romanas dejadas para el control del territorio .'°'

c. Agger y fosos del vallum interno (Área 3)

En el agger y fosos de la línea defensiva superior de la ladera oestede Cildá, de la que en foto aérea y sobre el terreno son perfectamente visi-bles el talud defensivo (agger) sobre el que iba la empaliza (vallum) y dosfosos paralelos (fossa duplex) separados por el resalte del contra-aggerinterno, se procedió a instalar un cuadro de 16 por 2 metros para abriruna trinchera perpendicular a las defensas del campamento romano.

Retirado el nivel de tierra negra orgánica que había rellenado losfosos y suavizado la pendiente del agger, se llegó al nivel de arcillas ama-rillentas en las que habían sido excavadas originariamente las estructu-

'°' DióN, LIV, 11, 2.

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ras defensivas . El foso exterior, relleno de turba negra suelta,` perfec-tamente diferenciable del nivel de arcilla, se comprobó que es un típicofoso en V con paredes inclinadas (fossa fastigata) de 1,45 metros deanchura (unos V pies) y 0,70 cm. de profundidad (11 pies y 1/3), lo queviene a coincidir con las proporciones de los fosos romanos, cuya pro-fundidad solía medir la mitad de lo que tenían de anchura. El bordeexterior del mismo conserva una hilera muy irregular de piedras queposiblemente sirvieron para afianzar defensas de madera (sudes stipites-que praeculi), tal vez estacas puntiagudas o troncos con ramas (cervi).

Detrás del foso exterior se levanta un contra-agger interno en cuyaparte superior se amontonan igualmente de forma irregular y dispersabloques de piedra arenisca de pequeño o mediano tamaño que sujetaríandefensas de madera como las señaladas o una empalizada (vallum) abase de trenzado de ramaje (lorica) para dificultar todavía más el pasoal enemigo, al modo como se ve en las reconstrucciones de fortificacio-nes romanas de campaña que el ejército alemán hizo a principios desiglo en la Saalburg (Bad Homburg, Westfalia).`I

Entre el contra-agger interno y el terraplén del agger hay otro fosomenos profundo, también de paredes inclinadas, que mide 1,90 ó 2metros de anchura (VI pies y 1/3) y 0,60 m. de profundidad (11 pies). Elconjunto de los dos fosos y el contra-agger que los separa mide 5,10 m.(XVII pies).

El agger o terraplén de tierra tiene una altura de 2,14 m. entre elfondo del foso interno y la base de la empalizada superior (vallum) . Enel borde superior del agger se aprecia una hilera irregular de pequeños omedianos bloques de piedra cuya finalidad sería sostener la empalizada,aunque por el momento no se han localizado agujeros de poste con elcorrespondiente calce de piedras como los que se conocen en otros cam-pamentos romanos de campaña.`

'° 2 Los fosos de esta línea defensiva se fueron cegando por un proceso de decan-tación de materia orgánica propiciado por el arrastre de humus realizado porel agua . Esto explica que los fosos sean turberas o relleno de tierra de humus.

1°3 REDDÉ, 1996 a, p. 103.'°^ MATHERAT, 1943, p. 88 .

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Sobre el agger se aprecia un camino de ronda nivelado . Detrás de estecamino de ronda existe una pequeña plataforma o base de tierra niveladacuya función puede estar relacionada con las máquinas de guerra (tormenta) tipo scorpiones o ballistae, que eran situadas cada cierto trecho en laslíneas defensivas de los campamentos romanos, como indica el Pseudo-Hyginio, el cual se refiere a que en territorio enemigo era necesario levantarestas plataformas (tormentis tribunalia) para las catapultas, especialmentealrededor de las puertas, en los salientes y donde se situaban las torres."

Plataformas de mayores dimensiones para catapultas (ballistaria) sehan documentado en campamentos estables de época claudia, como en el deHod Hill (Dorset), o en el de High Rochester (Northumberland), ya deépoca severiana,` pero para campamentos temporales o de verano sólo seconocía la cita del Pseudo-Hyginio y los ejemplos encontrados en los cam-pamentos de maniobras de la Legio IX Hispana en Cawthom (Yorkshire) .'°'

d . Agger y fosos del vallum externo (Área 5)

La línea defensiva exterior de la ladera oeste del campamento deCildá, cuyos fosos son visibles en foto aérea pero que resultan difícilesde seguir con claridad sobre el terreno, conserva todavía un buen alzado del agger en el sector cercano a la esquina en ángulo recto con formaredondeada donde los atrincheramientos campamentales cambian dedirección y remontan la ladera para unirse al vallum superior.

En esta zona del agger y fosos orientados al oeste se instaló un cua-dro de 12 por 2 metros para realizar un corte perpendicular en lasestructuras defensivas .

Se comprobó que en el borde superior del agger existe una irregu-lar base de piedras para afianzar el vallum . En la pendiente del agger yen el fondo del primer foso se localizaron una serie de losetas de piedradeslizadas desde la parte superior. Probablemente correspondiesen aalgún tipo de enlosado del camino de ronda .

' °5 PSEUDO-HYGINIO, 58 .'°6 JOIINSON, 1983, pp. 94-95, 241-242 .111 RiCHMOND, 1932, pp . 33, 57-58, fig . 11, pl . VIII y XX.

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Los fosos de este área, según se ha constatado al retirar la cubier-ta vegetal y el material de relleno de tierra orgánica que los había cega-do, son de mayores dimensiones que los de la línea defensiva superior yestán excepcionalmente bien conservados. No son fosos en V sino en U,otra modalidad de la fossa fastigata, la fossa lateribus curvis . El fosoexterior mide 1,50 m. de ancho (V pies) por 0,60 m. de profundidad (IIpies) . El foso interno, separado del anterior por un contra-agger interno,mide 2,10 m. de ancho (VII pies) por 0,80 m. de profundidad (II pies y2/3) . Desde el fondo plano del foso interno hasta el borde superior delagger hay una diferencia de altura de 2,60 m., que originalmente se veríaacrecentada por la altura del vallum de madera .

Ambos fosos y el contra-agger interno ocupan 4,80 m. de anchura(XVI pies). Este tipo de sistema defensivo a base de fossa duplex, esdecir, dos fosos paralelos contiguos, se explica porque en vez de tenerque excavar un foso único de XVIpies de abertura, resultaba menos tra-bajoso excavar dos de menores dimensiones que ocupasen esa mismaanchura: el espacio a franquear por un posible asaltante era el mismo yla dificultad quedaba acrecentada por la existencia de dos barreras envez de una . Por otra parte, los atrincheramientos resultantes eran asímás sólidos . En campaña este tipo de atrincheramientos con fososdobles eran utilizado sobre todo cuando había un ejército enemigo enlas proximidades, como sabemos por los textos de César."'

La pendiente de esta ladera acrecentaba la altura y la eficacia de lasobras defensivas romanas excavadas en ella . Por ello, aunque las medi-das de sus fosos se aproximan a las dimensiones de los fosos de campaña normales, que tenían VI pies (1,80 m. por 0,90 m.) o V pies (1,50 m.x 0,75 m.),'° 9 que eran los característicos precisamente de una fossaduplexx del período cesariano, la cual disponía en el exterior de un fosode V pies y en el interior de un foso de VI pies,- se trata en el caso deCildá de atrincheramientos situados en la ladera de una montaña confuerte pendiente, lo que hacía innecesario obras de mayor envergadura.'°' CÉSAR, B . G ., VII, 36 y 72 ; VIII, 9.'°9 MATHERAT, 1943, p . 90 ."'MATHERAT, 1943, p . 115 .

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7. Sondeos en el campamento de El Cantón

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Los sondeos preliminares en el campamento de El Cantón se hanlimitado por el momento a practicar dos catas en el centro del yaci-miento y a realizar un corte en las estructuras defensivas .

Se instaló un cuadro de 4 por 4 m. en la zona central del campa-mento (Área 1), a media distancia entre las dos puertas en claviculae . Seescogió este lugar porque parecía la zona más adecuada para la instalación de las tiendas de campaña legionarias . Los dos primeros cuadrosque se abrieron al norte resultaron estériles arqueológicamente, apare-ciendo inmediatamente debajo de la capa de humus el nivel de tierraarcillosa amarilla formada por la descomposición de la roca madre . Seabrió por ello el sector 1 del cuadro A-4 y el sector 4 del cuadro B-4 .

En B-4 aparecieron un par de objetos de hierro, uno de ellos alar-gado y de 16 cm. de longitud . El otro es más pequeño y pudiera ser unfragmento del anterior. La intensa deformación que han sufrido por laoxidación no permite identificar de qué tipo de piezas se trata . Ambosaparecieron junto a un suelo irregular de piedra suelta que pudiera ser unempedrado, extremo que habrá que verificar en las futuras campañas .

En un campamento de campaña temporal no es previsible que seutilizasen estructuras más permanentes que las tiendas de campaña, aexcepción de las estructuras defensivas de fosos y terraplenes de tierra .En estas últimas se instaló un cuadro de 10 por 2 m. en la zona sur delperímetro defensivo (Área 2) para cortar perpendicularmente las defen-sas y estudiar las características del agger y foso único del campamento .Tras retirar el nivel de humus y el relleno de tierra negra del foso quedóperfilada la estructura original del agger y del foso .

Se trata de un vallum completo (vallum ac agger fossaque) com-puesto por una única fossa fastigata de paredes en V que mide 2,66 m.de ancho por 0,43 m. de profundidad, y de un agger de tierra que unidoa la profundidad del foso presenta una barrera frontal de 1,82 m. dealtura, reforzada originariamente por la empalizada de madera . En elborde exterior del foso se alza un característico contra-agger .

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8. Sobre el problema de los materiales

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Nuestros sondeos se han dirigido a documentar las estructuras defen-sivas campamentales, los únicos elementos que permiten probar que se tratade campamentos romanos, pero en las que no era previsible que apareciesemucho material por no ser la zona de acampada . El carácter campamentalde unos atrincheramientos lo definen sus estructuras defensivas antes que losmateriales, como es el caso de los campamentos cesarianos de Mauchamp,identificados con los de la batalla del Aisne del 57 a.C . sin el concurso demateriales arqueológicos relevantes ."' Igualmente, los campamentos repu-blicanos de la Meseta o los cesarianos de Ategua (Córdoba) son perfecta-mente visibles en foto aérea y sus clarísimas estructuras bastan por sí mis-mas para demostrar su carácter campamental incluso sin ser excavados.`

Al margen de que nuestra demostración científica no dependía enabsoluto del hecho accidental de que en los sondeos preliminares practica-dos selectivamente en los atrincheramientos defensivos hubiese o no hubiese materiales arqueológicos (cerámicas, utillaje metálico, monedas, molinos,etc.), como nunca dependió de material arqueológico alguno el saber que loscampamentos romanos de los asedios de Alesia, de Masada o de Numanciaeran los campamentos de asedio de esas ciudades, conviene llamar la aten-ción sobre el hecho de que no es previsible que en yacimientos tipo campa-mento estacional o de verano (castra aestiva) como los que investigamosaparezcan tantos materiales como los que puedan aparecer en un campa-mento estable (castra hiberna o castra stativa) que haya experimentado unaprolongada ocupación.113 Es bien ilustrativo a este respecto el caso de loscampamentos de Alesia, donde hubo diez legiones durante más de un mes,y en los que apenas aparece cerámica (que además suele ser indígena) oarmamento,` localizándose este último sobre todo en los fosos de circun-valación exterior alrededor del oppidum galo ."'

"' PEYRE, 1978 . REDDÉ, 1987, pp . 344-347 ."z BLÁZQUEZ y CORZO, 1986 .1'3 Sobre castra aestiva y castra hiberna: LE BOHEC, 1990, pp . 138-141, 164-173 ."^ Sobre las últimas excavaciones : REDDÉ et al¡¡, 1995 ."'SIEVERS, 1995 .

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En un campamento estacional ocupado durante unas semanas ounos meses no pueden aparecer tantos materiales como en el emplaza-miento romano de Retortillo (¿Iuliobriga?), ocupado durante siglos yque practicó un activo comercio e intercambio de bienes con otros cen-tros y ciudades del mundo romano. Los legionarios romanos no iban ala guerra cargados de impedimenta inútil o de pesada y quebradiza cerá-mica . A este respecto es muy significativa la información que nos trans-mite Apiano sobre el ejército conducido por Escipión contra Numancia,en el que "Se prohibió tener para las comidas más vajilla que un asador,una marmita de cobre y un vaso" ." Desde las reformas introducidaspor Mario en el ejército romano cada legionario llevaba únicamente laimpedimenta estrictamente necesaria.` Sabemos por Cicerón que cadasoldado tenía que cargar con sus armas, víveres para quince días y lasherramientas necesarias para construir los campamentos.`En las repre-sentaciones de legionarios en marcha de la Columna Trajana éstos lle-van sus impedimenta colgadas de un asta cruciforme (la furca), y cadasoldado transporta en ella dos recipientes de bronce (una cacerola y unamarmita), un saco o mochila rectangular de cuero y otros dos sacos uobjetos menos característicos.`

Excavando en extensión las zonas de acampada de Cildá o de ElCantón es previsible que aparezcan en el futuro algún arma o herra-mienta rota, clavos de sandalia, clavijas de tiendas de campaña y algúnmaterial numismático perdido, los únicos elementos que puede dejar unejército en campaña después de levantar el campamento y recoger meti-culosamente toda su impedimenta . Es ilustrativo a este respecto lo queya ha suministrado el campamento de El Cantón en superficie y en lossondeos: molinos, plomo de restañar, posible pilum roto y otros objetosde hierro . Los campamentos y los atrincheramientos romanos de cam-paña de este tipo, como es el caso de los fosos o de los campamentos deAlesia, han sido fechados por sus materiales numismáticos y por la tipo-

"6APIANO, Iber., 85 ."' WARRY, 1980, pp . 134-135 ."8 CICERÓN, Tusc ., II, y XVI, 37 .111 FEUCERE, 1993, pp . 72-73 .

EDUARDO PERALTA LABRADOR

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logía de las armas que han aparecido en ellos.` Otros campamentosromanos más estables también han sido fechados con preferencia graciasa las monedas, como es el caso del campamento de Aulnay-de-Sainton-ge,` o del de Cáceres el Viejo, este último datado con seguridad en laprimera mitad del siglo 1 a.C . por los materiales numismáticos, las fíbu-las, la vajilla de bronce y las lucernas` antes que por la cerámica que enél ha aparecido (grandes ánforas, dolia y vajilla ordinaria) .`

Un caso diferente es el de la Espina del Gallego . Este castro indíge-na, dotado de tres grandes líneas de murallas de mampostería bien con-servadas, no ha suministrado por el momento mas materiales indígenasque los significativos restos encontrados en el Área 3, junto a la carainterna de la muralla superior. Las dos catas realizadas en el Área 5, enla zona llana de la parte alta del castro situada entre las dos murallassuperiores, resultaron estériles arqueológicamente. Se comprobó ademásque en estas zonas llanas de la parte superior del castro existe una esca-sa potencia, llegándose casi inmediatamente debajo de la capa de humusal nivel inferior de arcilla estéril o a un nivel de rocas de arenisca .

El hecho de que nuestros sondeos en el castro se hayan centrado enla estructura de la muralla exterior y en el barracón romano, nos haobligado a dejar para las próximas campañas la continuación de la búsqueda del nivel indígena . No obstante, se pueden apuntar ya algunasexplicaciones a esta escasez de materiales en las zonas llanas de la partesuperior del oppidum.

La primera hipótesis que puede plantearse es que la Espina delGallego es una fortaleza que pudo haber sido levantada en el mismomomento de las guerras cántabras, experimentando una corta ocupación que explicaría la escasez de materiales indígenas. Otra posibilidad,de la que existen paralelos en diversos yacimientos castreños del mismotipo, tanto al norte como al sur de la Cordillera Cantábrica, es que los"° SIEVERS, 1995 .111REDDÉ, 1987, pp . 348-359 .122 ULBERT, 1984, p. 203 .123 Esta abundancia de materiales se explica porque era un campamento estable que

fue incendiado y abandonado precipitadamente durante la guerra sertoriana .

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25 8 EDUARDO PERALTA LABRADOR

movimientos post-deposicionales causados por la lluvia, pero sobre todopor la intensa nivación y posterior fusión, han provocado el arrasa-miento de la escasa potencia estratigráfica existente en las partes altasdel castro . Según esto, cabe esperar que los materiales indígenas arras-trados desde la cima aparezcan retenidos en la cara interna de las mura-llas y en los fosos .

Se trata de un hecho bastante común en los castros de la Edad delHierro de la vertiente cantábrica . Como ejemplo, podemos citar el casodel castro de Kosnoaga (Gernica-Lumo, Vizcaya), en el que MiguelUnzueta y Ana Martínez Salcedo abrieron 77 sondeos, de los cuales sólouna docena proporcionaron materiales y estructuras . Las zonas fértilescoincidieron, según nos indica Unzueta, con depósitos secundarios demateriales que colmataban los fondos de foso o las zonas que conserva-ban el levante de la cara interna de la muralla .

La falta de materiales en la zona central del castro de Kosnoaga sedebe, según ha constatado Unzueta, tanto a la fragilidad de las estruc-turas de habitación (cabañas de postes de madera y paredes de manteado de barro) como a la poca consistencia de los tipos cerámicos y a lafuerte acidez del suelo . Por otra parte, los movimientos post-deposicio-nales, que en este castro han sido provocados principalmente por lasroturaciones agrícolas y la preparación de las tierras como campos decultivo, han arrasado la escasa potencia estratigráfica que presenta elcastro en este punto y han eliminado cualquier indicio de muralla en elrelieve, llevando los materiales a posiciones secundarias en fosos y carasinternas de la muralla.`

Como ejemplo característico puede citarse también el caso delcastro de Las Rabas (Celada Marlantes), que por los abundantes mate-riales aparecidos en la vaguada situada al pie de la vertiente norte delmismo, viene siendo considerado como el más rico y característico dela fase celtibérica en Cantabria . Sin embargo, dentro del castro pro-piamente dicho, en la parte alta, las catas realizadas por sus excava-

'z^ Según comunicación personal de Miguel Unzueta y las memorias de las exca-vaciones del castro de Kosnoaga: UNZUETA y MARTfNEZ, 1990, hoja 10, cap . 2 .

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dores resultaron estériles (cata n° 2) o sólo proporcionaron inmedia-tamente después de la capa de humus materiales revueltos y ningúnindicio de vivienda estable, llegándose enseguida a niveles estériles(Cata Sembrado), lo que hace suponer a su excavador, M. Á. GarcíaGuinea, que gran parte del castro es estéril y que no dará materialesaprovechables .125

Además de todas las causas señaladas, el hecho de no haber apare-cido más material indígena puede deberse también a la naturaleza ende-ble de las estructuras del yacimiento y de sus materiales, a la posibilidadde que el estrato fértil sea poco potente y esté muy alterado (los mismosromanos que levantaron el barracón pudieron adaptar la terraza elimi-nando las estructuras anteriores, pues está construido sobre un nivel dearcilla base estéril) o a que la zona donde se practicaron los sondeos nofuera la más ocupada.

CONSIDERACIONES HISTÓRICAS

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La existencia de una serie de fortalezas en los cordales de las sie-rras de Toranzo y de Iguña para cerrar las entradas hacia los valles dela vertiente costera de Cantabria (castros de los Agudos, Cueto delAgua, Alto del Cueto y Espina del Gallego) ha probado la existencia eneste territorio de una sociedad indígena cuyo dispositivo defensivo mili-tar estaba organizado para controlar el territorio e impedir la entradapor la línea de cumbres de cualquier invasión procedente del otro ladode la Cordillera .

Uno de estos cordales de los valles centrales de Cantabria (la Sie-rra del Escudo y el ramal de la misma que se prolonga hacia el norte),que desde época prerromana fue un eje de comunicación natural paraatravesar la Cordillera hacia el Valle del Ebro,126 según prueba la exis-tencia en él del castro de la Espina del Gallego, fue el camino utilizado

'25 GARcíA GUINEA y RINCóN, 1970, pp . 12-13, 16 . GARcíA GUINEA, 1997, p. 26 .'Z6 Sobre las comunicaciones por las sierras en la Cantabria prerromana y roma-

na : GONZÁLEZ DE RIANCHO, 1988 . PERALTA y OCEJO, 1996, p. 26 .

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z6o EDUARDO PERALTA LABRADOR

por el ejército romano para atravesar la Cordillera desde el sur y forzarla entrada a los valles de las cuencas del Pas y del Besaya . 127

El gran complejo militar romano descubierto en torno al castro dela Espina del Gallego, formado por los campamentos de Cildá y El Can-tón, así como por el castellum y los atrincheramientos existentes en lasierra más al sur, en la zona de Marojo, prueban que se trató de una ope-ración militar de envergadura y que el avance del ejército romano fuefrenado por la resistencia ofrecida por los cántabros en la fortaleza de laEspina del Gallego .

Todas estas evidencias arqueológicas han venido a desmentir latesis oficial de las guerras cántabras, según la cual el ejército romanovenció a los cántabros en Aradillos (donde no existen yacimientosarqueológicos relacionables con estas guerras) y bajó por el valle delBesaya o recibió por él refuerzos desembarcados en Suances, interpreta-ción que se basaba en la errónea suposición de que la vía romana cons-truida después de la guerra para comunicar el asentamiento civil deRetortillo (¿Iuliobriga ?) con Portus Blendium (Suances) sería la viamilitaris que habrían utilizado las legiones y las tropas de la classis Aqui-tana para abrir el camino hacia la costa.` En realidad, para avanzarrápidamente por un país enemigo, en contra de esta arraigada creencia

La utilización de este estratégico camino para invadir Cantabria ha sido unaconstante en la historia militar de la región : En la primavera del año 791 unejército cordobés enviado por el emir Hixem I penetró por el alto Ebro y llegóhasta el Escudo . En junio de 1 .808 un destacamento de voluntarios del"Armamento Cántabro" se apostó en el Escudo para impedir el paso de lastropas francesas del general Merle . En noviembre de 1 .837 las columnas car-listas de Santiago Villalobos se aseguraron el control del paso del Escudo.Finalmente, en agosto de 1 .937 las tropas delC.T.V.italiano que mandaba elgeneral Ettore Bastico vencieron la resistencia de las posiciones republicanasen el Escudo y avanzaron hacia Santander.

'z8 IGLESIAS y MUÑIZ, 1992, pp . 98-99 . En otros casos las suposiciones persona-les de determinados autores, empeñados en sostener nuevamente que "la lle-gada hacia la costa debió de ser un verdadero paseo militar" (GARCíA Gui-NEA, 1997, p . 28), chocan de frente con la realidad arqueológica de un campode batalla de las guerras cántabras .

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de origen popular que cree ver una señal del paso de las legiones en cual-quier camino empedrado, durante una campaña militar el ejército roma-no nunca despilfarró sus energías en grandes obras públicas de enlosa-do de calzadas, lo que habría sido una inútil pérdida de tiempo, sinoque, donde era necesario, abría un camino provisional talando árboles,despejando zonas rocosas, desecando lugares empantanados y aplanan-do el suelo de tierra para permitir el paso del ejército y mantener abier-tas las comunicaciones con la retaguardia .IZ 9

Tal corriente interpretativa fue elaborada por eruditos en los tex-tos clásicos o en la bibliografía sobre las antiguedades regionales, perodesconocedores de las cuestiones militares, en especial de la forma decombatir o de desplazarse de un ejército de la Antigüedad en un terrenomontañoso . A este respecto disponemos de textos de tácticos de épocaromana, como Onosander,I 3 ° autor de mediados del siglo 1 d.C ., y Arria-no,` de tiempos de Antonino Pio, en los que se especifica a los genera-les que debían procurar avanzar por terrenos llanos y despejados u ocu-par las alturas, evitando siempre los desfiladeros . Si un ejército romanose veía en la obligación de atravesar un desfiladero o un terreno angos-to no tenía más opción que estrechar y alargar sus filas haciéndolas muyvulnerables a un ataque por los desprotegidos flancos . Los estrategas dela Antigüedad, como César en el 57 a.C . durante la campaña contra losbelgas` o Tito en Samaria durante la guerra contra los judíos,` se vie-ron obligados a tomar medidas extraordinarias en el orden de marchade sus ejércitos para hacer frente a este tipo de comprometida situación .

Una de las tácticas favoritas de los hispanos, especialistas en la gue-rra en terrenos abruptos, era precisamente el ataque por sorpresa cuan-do las columnas romanas atravesaban un desfiladero, momento en el queestos no podían maniobrar ni desplegar sus fuerzas para la batalla . Asíasestó un terrible golpe al pretor Nobilior el celtíbero Caros, que en el

`z9 LE BOHEC, 1990, p. 138 .13° ONOSANDER, VI y VII (Citado por LE BOHEC, 1990, pp. 136-137) .131 ARRIANO, Táctica, XI, XIII y XVI.l32 CÉSAR, B.G., 11, 19, 2-3 .131 FLAvio JOSEFO, Bello Iudaico, V, 2, 1 .

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año 153 a.C . mató a 6.000 romanos y a 4.000 de sus aliados al sorpren-derlos en las estrechas márgenes del río Valdano (afluente del Duero) . 131En el año 147 a.C . el pretor Vetilio sucumbió con 10.000 de sus hombrescuando cayó en la trampa que el lusitano Viriato le había preparado enlas boscosas angosturas del valle del Barbésula (Guadiaro) . 131 Semejanteemboscada sufrió el cónsul Mancino en el año 137 a.C ., que al verseatrapado en un desfiladero hubo de rendirse con su ejército de 20.000hombres a 4.000 numantinos apostados en las cumbres.136

Como indica Yann Le Bohec, especialista en el ejército romano deépoca imperial y en sus tácticas, el avance por un pasaje estrecho debíaser evitado a cualquier precio . El paso de un desfiladero o un estrechamiento del terreno tenía un carácter absolutamente excepcional y se dioen pocas ocasiones porque favorecía las emboscadas y no permitía ase-gurar la protección de los flancos. 137 Por ello, el avance por la cuenca delBesaya, con varios pasos estrechos y peligrosos difícilmente transitablespara un ejército, habría sido contrario a las prácticas habituales del ejér-cito romano y muy propicio en cambio para la táctica de emboscadasque practicaban los cántabros desde las alturas, en las hondonadas y enlos bosques, como sabemos por Dión Casio.131

En cambio, la Sierra del Escudo y la prolongación hacia el nortede la misma por Iguña y Toranzo, es la mejor entrada natural desdeel Valle del Ebro para llegar a la costa dominando el territorio y sinriesgos de emboscadas . Se deduce además del texto de Orosio queAracehum o Racilium fue el oppidum que ofreció la última resisten-cia antes de que los romanos pudiesen iniciar la conquista de losvalles septentrionales :

"Se tomó después y se arrasó el oppidum de Racilio, queresistió con gran tenacidad y durante mucho tiempo . Además,

134 APIANO, Iber., 45 .135 APIANO, Iber ., 62-63 .136 LIVIO, Periochae, 55 . PLUTARCo, Tiberio Graco, 5 .137 LE BOHEC, 1990, p . 137 .111 DIóN, LIII, 25, 5-7 .

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las partes ulteriores de Gallaecia, 11` que llenas de montañas ypobladas de bosques limitan con el Océano, fueron sometidaspor los legados Antistio y Firmio, después de grandes y peno-sas guerras".`

La campaña contra los cántabros de Cayo Antistio Vetus, especialis-ta en la guerra de montaña que ya había luchado en los Alpes contra lossálasos del Valle de Aosta,141 tuvo lugar en el año 25 a. C.142 Fue él, al frente del ejército de la Tarraconense y en colaboración con la flota de Aqui-tania,141 quien consiguió quebrantar la resistencia cántabra y llegar a lacosta. Lucio Aemilio en el 25-24 a.C.144 y Cayo Furnio en el 22 a.C.141 con-tinuarían su labor como nuevos legados del ejército de la Tarraconense .

La descripción de Orosio encaja con las características topográficasy arqueológicas del campo de operaciones militares que existe en tornoal oppidum de la Espina del Gallego : el castro impide el paso al norte enun estrechamiento de la sierra (sus mayores defensas se dirigen precisa-mente contra el sur), y el ejército romano que entró por esta sierra desdeel sur tuvo que detenerse ante este obstáculo y atrincherarse en el castramaiora de Cildá, en el castra minora de El Cantón y en las demás fortifi-caciones . A todo ello hay que añadir que estos emplazamientos seencuentran frente a la bahía de Santander, el Portus Victoriae, 146 desde el

1'9 Se refiere a la provincia de Gallaecia de fines del Imperio Romano, que incluíaCantabria y Asturia, como indica el propio Orosio (VI, 21, 1) : Cantabri etAstures Gallaecia provincia portio sunt . . . Sobre esta provincia, creada en elsiglo III d.C . : TRANOY, 1981, pp. 389-403.

14o OROSIO, VI, 21, 3-6. Sobre este mismo episodio FLORO ( II, 33, 50) dice losiguiente: "En tercer lugar, ataca con grandes fuerzas la ciudad de Aracelio .Tomada ésta, tuvo lugar por último el asedio del monte Medulo . .." .141APIANO, Myr., 17.

142 DIóN, LIII, 25, 5 ss .143 FLORO, II, 39, 49 . OROSIO, VI, 21, 4.144 DIóN, LIII, 2, 9.141 DIóN, LIV, 5, 1 .146 Sobre el Portus Victoriae: FERNÁNDEZ OCHOA y MORILLO, 1994, pp. 107-112.CASADO SOTO y GONZÁLEZ ECHEGARAY, 1995 .

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que se llega fácilmente por zonas llanas y despejadas del ancho valle delPas hasta el paraje que nos ocupa . El nombre de Portus Victoriae aludeal culto a la Victoria asociado a Augusto, pero al mismo tiempo hay queconsiderar la posibilidad de que dicha fundación tuviese como origen eldesembarco de refuerzos de la classis Aquitana para apoyar al extenua-do ejército de Antistio, que fue el hecho de armas con el que se remató lacampaña del año 25 a.C ., y con el que se consideró haber vencido a loscántabros . En este sentido, las fuentes aluden a que después de la cam-paña de Antistio Augusto hizo celebrar la victoria en los campamentos,se fundó Emerita Augusta para los veteranos, y él regresó a Roma, dondecerró el templo de Jano convencido de haber conseguido la pacificacióndefinitiva de Cantabria y Asturia.' La confirmación de que ese año sedio oficialmente por concluida la guerra contra los pueblos del Norte lodemuestra igualmente un monumento que ha pasado desapercibido a lamayoría de los tratadistas de estas guerras, el triple trofeo de LugdunumConvenarum (Saint-Bertrand-de-Comminges, Haute-Garonne), erigidoen este momento del año 25 a.C . para conmemorar las victorias augús-teas en Hispania, Galia y Actium.'^$

La hipótesis que hemos planteado de que el campo de operacionesmilitares descubierto en Cildá, la Espina del Gallego y los demás yaci-

"' FLORO, II, 33, 52, 53 y 59 . OROSIO, VI, 21, 11 y 21 . DióN, LIII, 29 . HoRA-cio, Carm., 3, 14 . CRINAGORAS, Anthol . Palat ., 6, 161 .

"8 La ciudad de Lugdunum Convenarum fue elegida para erigir en ella estemonumento por encontrarse en un paso fronterizo de los Pirineos situadoentre las provincias pacificadas, la Tarraconense y Aquitania . El trofeo fuerealizado por artistas de la corte a partir de una maqueta oficial . Comprendíaun conjunto central sobre un podio que conmemoraba la victoria de Actiumcontra Marco Antonio en 31 a.C ., compuesto por despojos navales y victo-rias aladas . A la izquierda se alzaba el trofeo conmemorativo de la pacifica-ción de la Galia, consistente en un tronco de árbol con armamento de losvencidos, una muchacha cautiva que personifica a la Galia devicta y un bár-baro cautivo . A la derecha del trofeo central de Actium estaba el trofeo his-pano, con un tronco de árbol con despojos bélicos cántabro-astures, unajoven cautiva simbolizando a la Hispania devicta y un bárbaro atado y arro-dillado (PICARD, 1947 ; Id ., 1957, pp . 257-259, 266, 270-274 . MAY, 1986,pp . 102-107) .

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LOS CASTROS CÁNTABROS Y LOS CAMPAMENTOS ROMANOS DETORANZO Y DE IGUÑA. PROSPECCIONES Y SONDEOS (r996-97)

mientos citados pudiera corresponder con el famoso episodio bélico deAracehum es perfectamente defendible desde el punto de vista científi-co ,' 49 al contar con evidencias arqueológicas y argumentos mucho mássólidos que otras localizaciones propuestas por tratadistas de las guerrascántabras que nunca han realizado prospecciones sobre el terreno míni-mamente fiables . También cabe la posibilidad de que estos campamen-tos y barracón romanos volviesen a desempeñar un importante papel enlas guerras del 24 a.C."' y del 22 a.C.,` o en las últimas sublevacionescántabras del 19 a. C.112 y del 16 a.C .IS3

Son cuestiones sobre las que es de esperar que las próximas exca-vaciones en estos yacimientos arrojen alguna luz. En cualquier caso, loesencial desde el punto de vista científico es que por primera vez se hanpodido localizar los restos de un importante acontecimiento bélico de lasguerras cántabras, y que los trabajos arqueológicos preliminares hanconfirmado su cronología augústea y su inequívoco carácter de empla-zamientos militares romanos, los primeros de una campaña de alta mon-taña encontrados en el mundo.

ADDENDA: EL CAMPAMENTO ROMANO DE LA COLLADA

2-6 5

El campo de operaciones militares de las guerras cántabras dado aconocer y excavado el año pasado en la sierra que separa Iguña y Toran-zo, formado por la fortaleza cántabra de la Espina del Gallego, rodeadapor los campamentos romanos de Cildá y El Cantón, así como por losatrincheramientos romanos de la zona de Marojo, ha visto ampliadas'49 Conviene recordar a este respecto que la identificación del asentamientoromano de Retortillo (Reinosa) con la ciudad de Iuliobriga de las fuentes clá-sicas es igualmente una hipótesis verosímil y comunmente admitida, pero queno se sustenta sobre una inscripción aparecida en el yacimiento o una pruebairrefutable que demuestre científicamente sin ningún género de dudas tal iden-tificación, que se remonta a los escritos de Flórez (siglo XVIII) .DIóN, LIII, 2, 9 .DIóN, LIV, 5, 1 .

,5z DióN, LIV, 11, 1 .S̀3 DIóN, LIV, 220, 2 .

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sus ya monumentales dimensiones con el reciente descubrimiento más alnorte de otro gran campamento romano . Un montañero de la zona nosinformó sobre la existencia de unos amurallamientos de un posible cas-tro, comprobando por nuestra parte sobre el terreno junto a FedericoFernández que se trataba de un campamento romano de grandes dimen-siones y confirmando con posterioridad mediante el estudio de fotoaérea el indudable carácter campamental romano de las estructurasdefensivas existentes en este nuevo enclave arqueológico . Fue dado aconocer oficialmente por el Sr. Javier López Marcano, Consejero de Cul-tura, en la rueda de prensa celebrada el 4 de septiembre de 1998 trasvisitar el yacimiento.

El campamento romano se encuentra situado en el monte de LaCollada o Campo de las Cercas '114 en el extremo septentrional de lalínea de cumbres que forman la divisoria entre las cuencas del Pas ydel Besaya, a unos 700 metros de altitud . Corresponde a los ayunta-mientos de San Felices de Buelna y Puente Viesgo . Está en un montedesde el que se controla visual y estratégicamente todo el valle deBuelna por el oeste y los castros del Alto del Cueto y del Cueto delAgua. Por el norte se alzan frente a él los emplazamientos castreñosdel macizo del Dobra y, al fondo, la bahía de Santander. Por el sur, enel mismo cordal montañoso, se divisan el castro de la Espina del galle-go y los campamentos romanos de Cildá y El Cantón, con los quetuvo que estar relacionado .

El campamento romano de La Collada dispone de unas estructurasdefensivas visibles sobre el terreno y en foto aérea que forman un vastorecinto defensivo de unas 18 hectáreas. El campamento mide cerca de 1kilómetro de largo por 250-300 metros de ancho. Su forma se adaptó ala montaña donde está asentado, por lo que tiene una estructura estre-cha y alargada que sigue la disposición de la línea de cumbre, pero pro-curando conservar en la medida de lo posible la forma rectangular típi-ca de los campamentos romanos . El trazado rectilíneo de sus atrinche-ramientos, sus esquinas redondeadas para evitar ángulos demasiado

'S' Longitud : 4° 00' 5" . Latitud : 43° 15' 25" .

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salientes en las defensas y su sistema de fosos y de puertas en claviculaeson obra de agrimensores militares romanos.

El nuevo campamento dispone en su sector sur y oeste de un aggerpetrosus levantado aprovechando los materiales de la garma de piedraexistente en esas zonas del perímetro defensivo. Delante de este agger oamurallamiento de piedra se aprecia un único foso . En los sectores nortey este el agger es de tierra, como en los campamentos de Cildá y El Can-tón, y dispone de un foso. En el centro del campamento existe otraesructura defensiva que lo divide en dos recintos de similares dimensio-nes. Parece bastante claro que nos encontramos ante un campamento decampaña (castra aestiva) de dos legiones con sus correspondientes auxi-liares, es decir, de una fortaleza campamental que pudo albergar unos14.000 ó 15.000 hombres en tiendas de campaña.

No parece tratarse de un campamento de batalla situado frente al ene-migo, como es el caso del campamento de Cildá, unos 6 kilómetros al suren la misma sierra, que dispone de una imponente línea defensiva con fososdobles cara al castro enemigo que cerraba el paso por la línea de cumbres.

Las claviculae de las puertas del campamento de La Collada estánconstruidas en piedra, igual que las existentes en los capamentos del ase-dio de Masada (Israel) que excavaron Schulten yRichmond.'S5 Existen tresde estas puertas en el sector oeste del perímetro defensivo y una en el sec-tor norte. La que está entre los dos recintos campamentales adosados dis-pone por detrás de un pasillo de acceso de uno a otro campamento . Algu-na de ellas conserva todavía el alzado de muro en forma de cuarto de cír-culo, lo que posiblemente nos permita averiguar cuando se excaven cómoiban dispuestos en la clavicula o alrededor de ella la torre y la plataformapara la catapulta, pues el Pseudo-Hyginio indica expresamente que alre-dedor de las puertas iban las tormentis tribunalia y las turris.'S6 Estas cla-viculae del castra de La Collada, junto a las localizadas en los castra deCildá y El Cantón, son sumamente interesantes porque se encuentranentre los pocos ejemplos de cronología augústea que se conocen. Como yahemos señalado, todos los demás campamentos con claviculae existentes'S5 RiCHNIOND, 1962, pp . 142-155, fígs. 1, 5-7. YADIN, 1978, pp . 207-223 .116 PSEUDO-HYGINIO, 58 .

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en el mundo romano databan de la conquista de la Galia por julio Césaro eran ya del siglo I d.C. o de la primera mitad del siglo II d.C .

La aparición del nuevo campamento de La Collada ha venido a refor-zar la importancia excepcional que durante las guerras cántabras tuvo todala línea de cumbres que desde la Sierra del Escudo hasta Buelna y PuenteViesgo separa las cuencas del Pas y del Besaya . Los campamentos y atrin-cheramientos romanos localizados en esta divisoria se extiende ya a lolargo de 20 kilómetros de sierra . Está claro por ello que nos encontramosante un acontecimiento de importancia de los que aparecen citados en lostextos sobre las guerras cántabras de los años 29 a 16 a.C . Hemos plantea-do como hipótesis la posibilidad de que nos encontremos ante el campo deoperaciones para la toma de Aracelium, el último bastión de los cántabrostomado en el año 25 a.C . por el ejército de la Tarraconense con el apoyode la flota venida de Aquitania, episodio que permitió al general CayoAntistio Vetus iniciar la conquista de la vertiente costera de Cantabria tras-poniendo la Cordillera desde el sur. Apoyan esta interpretación, según se haplanteado, una serie de hechos : que en Aradillos (Reinosa) no hay restosarqueológicos, que a la luz de los últimos descubrimientos está claro que elejército romano atravesó la Cordillera por la línea de cumbres que separanIguña, Toranzo y Buelna, enfrentándose allí a la resistencia de una fortale-za cántabra (la Espina del Gallego), y a que estos parajes se encuentranfrente a la bahía de Santander (Portus Victoriae), el mejor lugar de la regiónpara el desembarco de refuerzos de una gran flota de guerra .

El campamento de La Collada ha supuesto un notable respaldo a estahipótesis de reconstrucción histórica porque se encuentra en la retaguardiadel castro que contuvo a las legiones que avanzaban desde el sur y acamparon en Cildá . ¿Nos encontramos ante el campamento de las tropasdesembarcadas por la flota de Aquitania, que cogieron por la espalda a loscántabros que resistían en Aracelium? . La hipótesis es sugerente, pero tam-bién pudiera tratarse del campamento donde se unieron los dos ejércitostras la toma de la fortaleza indígena, o de un campamento de otra fase dela guerra . La primera posibilidad cuenta a su favor con el hecho de que elnuevo campamento se encuentra junto al Portus Victoriae, y que este últi-mo nombre parece que deba relacionarse con el momento en el que ofi-

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cialmente se dio por concluida la guerra contra los cántabros, que los tex-tos vinculan a la campaña del 25 a.C ., al término de la cual Augusto regre-só a Cantabria desde Tarraco para imponer sus condiciones a los vencidos,se celebró la victoria en los campamentos y partió a finales de ese año haciaRoma, donde cerró las puertas del templo de Jano en señal de que la gue-rra había terminado y rechazó la celebración del triunfo que le ofrecía elSenado .151 La victoria cantábrica del emperador fue conmemorada en esemomento de las campañas contra los cántabros con la erección del trofeode Lugdunum Convenarum, por lo que todo apunta a que la concesión delnombre de Portus Victoriae debe vincularse a los fastos de finales del año25 a.C . y al lugar donde se produjo el desembarco que permitió alcanzaresa victoria sobre los cántabros atrincherados en Aracehum .

Todo el complejo militar existente en el cordal que separa los valles delPas y del Besaya es parangonable a los pocos asedios romanos localizadosen otras partes del Imperio. De hecho, aunque no hubo en él diez legionescomo en el asedio de Alesia por julio César en el año 52 a.C ., por sus dimen-siones y número de tropas (como mínimo tres legiones en todos los campa-mentos descubiertos por el momento), es de mayor importancia que elfamoso asedio de Masada en el 72 d.C ., donde intervino una sola legión (laLegio X Fretensis) . Las excavaciones que van a seguir desarrollándosedurante los próximos años en estos yacimientos excepcionales con el apoyode la Consejería de Cultura de Cantabria permitirán empezar acomprendercómo fue la conquista romana de Cantabria, un período insuficientementeinvestigado que ha dejado de pertenecer al mundo de los mitos y de lasmeras hipótesis para convertirse en una realidad arqueológica tangible.

111 DióN, LIII, 25, 8 . FLORO, II, 33, 51-53 . OROSIO, VI, 21, 11 .

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