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11 AyTM 11.2, 2004 * Arqueólogo, miembro del GIPAJ. La ciudad de Jaén se localiza en las prime- ras estribaciones del frente externo de las cor- dilleras Béticas, en el límite sur de La Campi- ña de Jaén. El emplazamiento de la ciudad ha sido un proceso continuo y complejo de rede- finición del espacio destinado al asentamiento y su territorio de influencia directa. De esta forma, a lo largo de 4.000 años de permanente asentamiento de población, la elección del lugar de la aldea o ciudad ha dependido de condi- ciones históricas objetivas sobre la forma de con- trol de los medios de producción, la tierra, y sobre la estrategia adecuada para explotar el territorio. La oscilación del asentamiento de población, fortificado o no, obedece a deter- minadas expresiones de sociedades cuya es- tructuración social genera formas diversas de control del territorio. De este modo, el asen- tamiento primigenio de la Edad del Cobre y Bronce Antiguo se estableció en una zona rela- tivamente llana del borde de la sierra, a 1 km. al norte del actual Jaén, sobre un terreno en que se desarrollaron intensos trabajos agríco- las y de transformación metalúrgica. Sólo hacia el Bronce Final se produce un proceso de con- centración de población similar, eligiéndose como emplazamiento las terrazas altas del cerro Santa Catalina, que sucesivamente ha acogido el poblamiento posterior. La reconstrucción del perímetro amuralla- do de Jaén es un trabajo que sólo puede rea- lizarse desde la definición del fenómeno urba- no en el territorio. La superposición de suce- sivas ciudades o aldeas en un mismo escena- rio derivó hacia situaciones variadas de aprovechamiento del espacio, donde la amor- tización de elementos arquitectónicos previos es la constante. Y entre estos, las murallas, por su volumen y trascendencia suelen ser ele- mentos a destacar en la herencia de las ciuda- des. Jaén quedó prácticamente definida en sus límites entre época califal-almohade y cristiana, de manera que hasta mediados del siglo XX el perímetro amurallado acotado entonces aco- gió ininterrumpidamente la ciudad y las trans- formaciones de su estructura interna. Sin embargo, antes de la construcción defi- nitiva de época medieval existieron al menos 4 recintos amurallados que acogieron espacios urbanos o protourbanos complejos: El asenta- miento calcolítico de Marroquíes Bajos, al norte, sobre la vega del arroyo La Magdalena; El recin- to ibérico sobre las terrazas altas de Santa Catalina; El recinto amurallado en la ladera de Santa Catalina de época romana republicana; El perímetro amurallado del Municipio Flavio Aurgitano. Estos cuatro espacios amurallados tuvieron determinada trascendencia en la ordenación del espacio con posterioridad. Así, mientras que el asentamiento calcolítico propició las con- Las fortificaciones de Orongis/Aurgi José L. Serrano Peña*

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11AyTM 11.2, 2004

* Arqueólogo, miembro del GIPAJ.

La ciudad de Jaén se localiza en las prime-ras estribaciones del frente externo de las cor-dilleras Béticas, en el límite sur de La Campi-ña de Jaén. El emplazamiento de la ciudad hasido un proceso continuo y complejo de rede-finición del espacio destinado al asentamientoy su territorio de influencia directa. De estaforma, a lo largo de 4.000 años de permanenteasentamiento de población, la elección del lugarde la aldea o ciudad ha dependido de condi-ciones históricas objetivas sobre la forma de con-trol de los medios de producción, la tierra, ysobre la estrategia adecuada para explotar elterritorio. La oscilación del asentamiento depoblación, fortificado o no, obedece a deter-minadas expresiones de sociedades cuya es-tructuración social genera formas diversas decontrol del territorio. De este modo, el asen-tamiento primigenio de la Edad del Cobre yBronce Antiguo se estableció en una zona rela-tivamente llana del borde de la sierra, a 1 km.al norte del actual Jaén, sobre un terreno enque se desarrollaron intensos trabajos agríco-las y de transformación metalúrgica. Sólo haciael Bronce Final se produce un proceso de con-centración de población similar, eligiéndosecomo emplazamiento las terrazas altas del cerroSanta Catalina, que sucesivamente ha acogidoel poblamiento posterior.

La reconstrucción del perímetro amuralla-do de Jaén es un trabajo que sólo puede rea-

lizarse desde la definición del fenómeno urba-no en el territorio. La superposición de suce-sivas ciudades o aldeas en un mismo escena-r io derivó hacia situaciones var iadas deaprovechamiento del espacio, donde la amor-tización de elementos arquitectónicos previoses la constante. Y entre estos, las murallas, porsu volumen y trascendencia suelen ser ele-mentos a destacar en la herencia de las ciuda-des. Jaén quedó prácticamente definida en suslímites entre época califal-almohade y cristiana,de manera que hasta mediados del siglo XXel perímetro amurallado acotado entonces aco-gió ininterrumpidamente la ciudad y las trans-formaciones de su estructura interna.

Sin embargo, antes de la construcción defi-nitiva de época medieval existieron al menos4 recintos amurallados que acogieron espaciosurbanos o protourbanos complejos: El asenta-miento calcolítico de Marroquíes Bajos, al norte,sobre la vega del arroyo La Magdalena; El recin-to ibérico sobre las terrazas altas de SantaCatalina; El recinto amurallado en la ladera deSanta Catalina de época romana republicana;El perímetro amurallado del Municipio FlavioAurgitano.

Estos cuatro espacios amurallados tuvierondeterminada trascendencia en la ordenacióndel espacio con posterioridad. Así, mientrasque el asentamiento calcolítico propició las con-

Las fortificaciones de Orongis/AurgiJosé L. Serrano Peña*

diciones para el establecimiento de la ocupa-ción suburbana de época califal, constituyéndoseallí una gran aldea con trazas urbanas, a 1 km.de Jaén, los otros tres recintos situados en lafalda de este cerro dieron lugar a otras formasde ocupación urbana en época islámica. Sonestos recintos amurallados de los que preten-demos ofrecer una visión sucinta a la luz de ladocumentación histórica y arqueológica de quedisponemos.

EL OPPIDUM IBÉRICO

Con el abandono del asentamiento calcolí-tico de Marroquíes Bajos, en el primer cuartodel II milenio a.n.e., se produjo una dispersióndel poblamiento por el pie de monte y cam-piña de Jaén hasta que a comienzos del I mile-nio se inició un fenómeno de concentración depoblación en un enorme poblado sobre la lade-ra norte del cerro de Santa Catalina, de unas6 ha. de extensión (Lámina 1). A partir de estefenómeno de concentración aldeana, comúnen toda la campiña de Jaén, se consolidó elasentamiento que acabó conformado como unoppidum que cabría identificarse como Oron-gis-Auringis (Figura 1). Este asentamiento urba-no en ladera crearía una primera cerca mura-r ia de la que apenas tenemos datosarqueológicos. Los que disponemos procedende la campaña de intervención en la MurallaNorte de Jaén (CASTILLO y CANO, 1994).

Los sondeos 1 a 6 de esta campaña detec-taron estructuras y niveles de hábitat ibéricoscon materiales entre época orientalizante y elsiglo III a.n.e., pero sólo los sondeos 5 y 6 loca-lizaron estructuras que podrían identificarsecomo la muralla del oppidum (Figura 2). Estosdos cortes coinciden con el borde más acusa-do que marca el límite de la meseta inclinadaque ocupa este asentamiento. Aunque podríatratarse de un sistema de terrazas para crearplanos de hábitat, su técnica constructiva nosrecuerda más al tipo de fortificaciones próxi-mas como Puente Tablas o Atalayuelas, los dosoppida más cercanos excavados. Esta estruc-tura consiste en dos líneas de muro de mam-postería irregular de mediano tamaño, ligera-mente ataluzadas, de mayor altura el muro

situado más al norte, es decir, el que se encuen-tra en el lado de la pendiente más baja. Entrelas dos caras de muro se practica un rellenode cascajo y barro que en sucesivas tongadaselevaría la muralla hasta una altura indetermi-nada, ya que se encontraba muy afectada porlas construcciones medievales y de épocamoderna. Los materiales cerámicos que pue-den fecharla se sitúan entre época orientali-zante y el siglo III a.n.e.

Contra esta muralla y restos de hábitat seproduce un lento relleno sedimentario que creaplataformas más o menos potentes que seaprovecharán en época emiral para construirla primera zona de administración local tras laconquista árabe.

LA MURALLA REPUBLICANA

Hacia finales del siglo III a.n.e. la Segunda Gue-rra Púnica supondrá transformaciones profun-das en la estructura de hábitat de Santa Cata-lina y su entorno. Según las fuentes escritas,especialmente Tito Livio, Orongis constituía unbastión Bárquida en el Alto Guadalquivir, juntocon Iliturgi y Castulo. Hemos de entender quelas fuentes se refieren al cerro Santa Catalinay que el control cartaginés se hace a partir delos oppida existentes, entre ellos Puente Tablas.Por ello, tras la derrota cartaginesa en Baecu-la, Escipión se dirigió contra Orongis, dondeAsdrúbal poseía un punto estratégico. La tomade Orongis en 207 y los pactos con Castuloderivaron la contienda hacia el Bajo valle delGuadalquivir, quedando ya el Alto valle bajocontrol romano.

La consecuencia más evidente de la derro-ta cartaginesa es la reestructuración del hábi-tat en el área de Jaén, donde se abandonanPuente Tablas, a 6 km. y Santa Catalina. Por losdatos con que contamos, obtenidos en la cam-paña de la Muralla Norte, el oppidum se aban-dona, fortificándose ahora un nuevo recintodefensivo que lo secciona por la mitad, de sura norte, creándose un nuevo espacio que ocupaun perímetro más reducido, de planta cua-drangular, que aprovecha los accidentes y des-niveles naturales del terreno (Figura 1).

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La nueva muralla se construye con técnicasedilicias completamente nuevas y diferentes alas más comúnmente usadas para la construc-ción de las murallas de tradición indígena ibé-ricas. La limpieza de las torres 7 y 10 y sus tra-mos de muralla adyacentes, así como laexcavación de sondeos como el corte 29, aleste de la torre 12, demuestran que la estruc-tura original de estos tramos está asociada aestratigrafía ibérica, y que los materiales cerá-micos apuntan al siglo II a.n.e. para su fecha-ción. La estructura defensiva consiste en lien-zos de muralla y torres elaboradas a partir debloques ciclópeos irregulares, de tendencia cua-drangular, dispuestos en seco o sobre lechosde barro. Las torres se rellenan de cascajo ytapial, estando separadas por entre 15 y 18metros (Láminas 2-4).

El trazado de esta muralla es completa-mente rectilíneo desde el tramo de la carre-tera de acceso al castillo, junto a la torre 1,descendiendo hasta alcanzar la torre 12 medie-val, desde donde se separa al mantener untrazado rectilíneo frente a la medieval, que giraprogresivamente al oeste. El lienzo de mura-lla debe continuar hasta alcanzar otra torreciclópea situada en un punto alejado de lamuralla medieval, desde donde quiebra haciael este hasta alcanzar un punto de fuertes des-niveles naturales de la falda del cerro. Por suextremo sur, desde la torre medieval 1 la mura-lla debía abrazar la espina más escarpada delcerro, donde se sitúa el actual parador nacio-nal de Santa Catalina. En ese punto se pue-den observar tramos de tapiales islámicos apo-yados sobre muros ciclópeos (Lámina 2). Así,tendríamos una muralla reforzada con torres-bastiones dispuestos regularmente, con 4 torresconfirmadas por estratigrafía (torres 7 y 10,corte 29 y torre aislada en el extremo norte)a las que habría que añadir la torre 5, queaunque no presenta trazas exteriores de épocaibérica tardía, por su tamaño y localizacióncorrespondería con una de ellas (Figura 2).

Este trazado ciclópeo de la muralla tardoi-bérica tiene referentes cronológicos claros enla campiña, donde existen numerosas torresfortificadas de ese periodo (TORRES, GUTIERREZ,

2004), a las que habría que sumar otras estruc-

turas como las fortificaciones de Cerro Migue-lico en Torredelcampo (Jaén), que aunque tie-nen una cronología algo posterior, son simila-res a las de Santa Catalina. Además otrasfortificaciones como las de Tarraco son para-lelos muy claros incluso cronológicamente. Aestas similitudes hemos de añadir que ni entrelos materiales de superficie localizados al inte-rior del recinto defensivo, ni entre los proce-dentes de los sondeos existen materiales pos-teriores a mediados del siglo I a.n.e. lo que nosmarca un horizonte cronológico de construc-ción y ocupación de este recinto defensivoentre comienzos del siglo II a.n.e. y finales delsiglo I a.n.e.

El abandono del recinto defensivo de SantaCatalina debe situarse en el contexto del pro-ceso de pacificación y estabilización de la Béti-ca en época de Augusto, cuando tras las gue-rras civiles de mediados de siglo se inicia unnuevo despegue económico y social de la manode los primeros procesos de municipalizacióny urbanización del territorio, que se basa porun lado en la instalación de Colonias romanas(Tucci) y de otro, en la promoción de dere-chos entre las élites locales como principalesmedidas de romanización.

EL MUNICIPIO FLAVIO AURGITANO

Entre el abandono de Santa Catalina y laconstitución del municipio flavio de Aurgi exis-te un intervalo de 1 siglo en el que descono-cemos la existencia de ningún tipo de fortifi-caciones que abarquen el asentamiento.Probablemente no hubo ninguna porque elasentamiento de época Julio-Claudia apenas siestá definido por la estratigrafía de la arqueo-logía urbana de Jaén. Aparentemente la ocu-pación entre época republicana y la primeraedad imperial se extiende de forma poco arti-culada y dispersa por una amplia zona que vadesde los alrededores del manantial de La Mag-dalena, en las terrazas bajas de Santa Catali-na, hasta más allá de Marroquíes Bajos siguien-do el curso del arroyo La Magdalena. Laocupación parece algo más concentrada en lasterrazas medias-bajas, a lo largo de las callesMartínez Molina y Millán de Priego.

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Sin embargo, hacia fines del siglo I d.n.e.Auringis es promocionada como Municipio Fla-vio, con el nombre de Aurgi. Su promoción sederiva del reconocimiento por parte de Romade una comunidad de hecho, que aunque esca-samente urbanizada podía dar los pasos nece-sarios en esa dirección. De ahí que a partir dela deductio se construya un recinto amuralladode nueva planta que delimita el espacio urba-no ciudadano (Figura 1).

Hasta el momento sólo se ha podido exca-var un tramo de la muralla flavia en un solarde la calle Borja en 1992, al norte de la ciu-dad, aunque en 2004 se localizaron restos deotro tramo, parcialmente excavado, en la calleSan Andrés, al este. Los límites de la ciudad vie-nen pues definidos por la presencia o ausen-cia de niveles estratigráficos romanos en unazona concreta de la ciudad actual de Jaén. Deesta manera ha sido planteada una hipótesis deltrazado de la muralla romana que abarca unasuperficie de unas 10-12 ha. de forma más omenos cuadrangular, probablemente no cerra-da por el sur, hacia las estribaciones más escar-padas de la falda de Santa Catalina. Esta ciu-dad responde, por su extensión, grado deurbanización y organización municipal al tipomedio de las ciudades de la península, con untamaño similar a Segóbriga o Barcino. La epi-grafía ofrece numerosos datos sobre las magis-traturas municipales (Ordo Decurionum, Iiviri,Pontifices), espacios públicos (termas, teatro), alo que habría que añadir determinadas obraspúblicas de infrestructura entre las que habríaque destacar un acueducto (Senda de los Huer-tos) y la muralla del municipio.

Técnicamente la muralla se construye a par-tir de dos muros de mampostería regular de blo-ques rectangulares dispuestos a soga y tizón yrelleno interno de mortero de cal y arena tra-bado con bloques que crean celdas internaspara mejorar la estabilidad (Láminas 5-7). Estafuerte estructura, de unos 2,6 metros de anchu-

ra, tiene revestimiento exterior de mortero. Eltramo excavado en 1992 conservaba unos 2metros de altura, pero se encontraba muy afec-tado por la construcción de estructuras medie-vales de época almohade, que la reaprovechancomo vivienda. Igual suerte había sufrido eltramo de muralla romana excavado en el sec-tor APA III San Andrés de Jaén, donde se loca-lizó un pequeño tramo de muralla de idénticascaracterísticas al de la calle Borja. En este casoparece coincidir con un retranqueo o esquinaen el lado este de la ciudad (Láminas 8-9). Estetramo estaba apenas documentado al finalizarlos trabajos de excavación de la 1ª fase del solar.

La estratigrafía de la muralla de la calle Borja,tanto las exteriores como la interior demues-tra que se construyó en el último cuarto delsiglo I d.n.e. Probablemente este recinto defen-sivo se siga aprovechando hasta época califal,ya que la ocupación romana, tardorromana,visigoda, emiral y califal nunca superaron sus lími-tes. A partir de época almohade se demuelela muralla romana y se construye un nuevorecinto mucho más amplio, que con las amplia-ciones cristianas llegará hasta nuestros días.

La construcción de las murallas de Jaén hasupuesto una continua evolución y puesta al díade las estructuras, que en buena parte hadependido de las circunstancias políticas y estra-tégicas de la ciudad, que a lo largo de tres mile-nios se ha asentado sobre una misma posición,en la ladera del cerro Santa Catalina, comopunto estratégico de control de la campiña yvalle del Guadalbullón. La abundancia de aguasprocedente de diversos manantiales situados enlas terrazas medias del cerro Santa Catalina ysu coincidencia con un espacio menos escar-pado, probablemente determinó el estableci-miento definitivo de la ciudad alrededor delmanantial de La Magdalena, que desde la fun-dación del municipio flavio se extenderá line-almente al este, siguiendo las principales terra-zas naturales.

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Trazado de la muralla romana de Aurgi

Trazado de la muralla republicana

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Hipótesis de S. Lázaro

Figura 1. Oppidum de Santa Catalina, muralla republicana y trazado de la muralla de Aurgi.

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Torre deAlta Tensión

Torre de Alta Tensión

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Puerta Nueva

Carril de La Llana

Puerta Cegada

Postigo del Carril(Cegado)

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C/1

C/3

C/6

C/ 27

C/ 28

C/ 29

C/ 30

CENTRO DE TRANSFORMACIÓN

Puerta de accesoal Parador y el Castillo

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Carretera al Castillo

Carretera al Castillo

Muralla Ibérica

Muralla Republicana

Figura 2. Detalle de lasmurallas republicanas de

Santa Catalina.

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Lámina 1. Oppidum de Santa Catalina.

Lámina 2. Lienzo de muralla ciclópea.

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Lámina 3. Torre 5 republicana.

Lámina 4. Torre 7 republicanay lienzo de muralla.

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Lámina 5. Muralla romana de la calle Borja.

Lámina 6. Muralla romana de la calle Borja. Detalle del relleno interno.

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Lámina 7. Detalle muralla romanade la calle Borja. Cara intramuros.

Lámina 8. Muralla romana de San Andrés, envuelta por una estructura cuadrangular califal (¿torre?).

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Lámina 9. Detalle de la muralla romana de San Andrés. En primer término la estructura califal.