La amplitud del tema propuesto no se concilia dema-

siado bien con el limitado espacio de tiempo desti-nado a una ponencia. Por ello, empezaré advirtiéndo-les de que nos vamos a fijar principalmente en lasestructuras poco o nada conocidas que correspondena las construcciones -por lo general particulares- alas que a veces se denomina «arquitectura menor».En cambio, pasaremos por alto muchos edificios pú-blicos de gran envergadura e importancia, precisa-mente porque de ellos ya se han publicado abundan-tes noticias e imágenes, aunque no siempre hayansido estudiados desde el punto de vista de las estruc-turas.

Los estudios arqueológicos más recientes hanpuesto de manifiesto la existencia de construcciones

defensivas en la vertiente sur de los Alpes que se re-montan a la Edad Media del Bronce, 1 pero cuya es-tructura llegó casi in alterada hasta el V-IV siglo a.e.Se trata de ciudadelas fortificadas mediante terrazas,sostenidas con muros de terraplén con zapata, situa-dos en lo alto de cerros casi llanos. Estas construc-ciones, comparables por su finalidad y tipo de de-

fensa con el arx del mundo latino y la acrópolis delmundo griego, se diferencian bastante, sin embargo,en los muros de contención, ya que muy raramentese emplean en ellos sillares de piedra de gran ta-maño. Al parecer, la piedra se trabajó poco, pero seobtuvieron los mismos resultados interponiendo tie-rra entre las piedras. En dicha tierra echó sus raícesla hierba que, además de actuar como lazo de unión

entre los distintos bloques, ocultó la naturaleza artifi-

Las estructuras arquitectónicasantiguas en el norte de Italia

Marcelo Salvaton

cial del terraplén. Ejemplo de ello es el Doss dei Pi-gui,2 en Val di Fassa (prov. de Trento), cuyo nombre,

que en el dialecto local significa «escalones», «terra-

zas», llamó la atención de algunos estudiosos, quepropusieron que se llevaran a cabo excavaciones ar-queológicas, que dieron como fruto numerosas pie-

zas que hablan de la vida de una aldea del V-IV sigloa.e.

Las viviendas aisladas del pueblo Rético, en lamisma zona de las Dolomitas, se construían semien-terradas, con un estrecho pasillo descendente de ac-

ceso. Se elegía preferentemente alguna pendientemorénica compucsta de grava bajo la fina capa her-bosa, ya que las morenas constituían un drenaje natu-

ral. El muro de contención de la parte enterrada es-taba compuesto de piedra puesta en obra en seco,pero elegida de manera que cada pieza tuviera dos

caras casi planas y paralelas (figura 1). Por la parteinterior, estos muros presentan un estrechamiento ala altura del suelo, que servía para apoyar el pavi-mento, pero sobre todo las paredes verticales, forma-

Figura 1Reconstrucción parcial de una casa rética, según el ejemplode una excavada en Sotopedonda, en la región del Trentino

Actas del Primer Congreso Nacional de Historia de la Construcción, Madrid, 19-21 septiembre 1996, eds. A. de las Casas, S. Huerta, E. Rabasa, Madrid: I. Juan de Herrera, CEHOPU, 1996.

462

das por troncos en bloque empotrados en los extre-mos, que se unían estrechamente con la piedra me-

diante una entrega en cruz (figura 2). Los restos demadera carbonizada procedentes de estas viviendas,descubiertos en Sottopedonda, en Trentino' han per-mitido observar el cuidado con que se aislaba el pa-vimento de tablas de madera de la humedad delsuelo, sostenido por viguetas paralelas colocadas a

una distancia de unos 70 cm, sostenidas a su vez enla zona central mediante una jácena. Tanto las vigue-tas como la jácena se apoyaban en algunas piedrasplanas aisladas convenientemente dispuestas. Las vi-guetas iban empotradas en los muros de mamposte-ría, introduciendo los extremos de las mismas en

unos orificios abiertos a la altura del estrechamientode la estructura perimetral.

Figura 2

Reconstrucción gráfica de la entrega de la estructura de ma-

dera con la de piedra, en una esquina de una casa rética, enSottopedonda, en la región del Trentino

No poseemos los elementos necesarios para deter-minar cómo era la cubierta, pero, como no se han en-

contrado fragmentos de tejas de cerámica ni placas

de pizarra, resulta fácil intuir que la cubierta estabaformada por tablas de madera, casi seguramente delárice, porque ésta es la especie de árbol maderero de

la zona cuya madera dura más tiempo, aunque estésometida a fuelies cambios de clima seco y lluvioso.Además, si se quiere dar crédito a las leyendas de losAlpes Dolomitas, recogidas y publicadas por Wolff,4

tenemos que reconocer que la población rética local,

M. Salvatori

además de construir casas semienterradas, tal y comose desprende de los estudios arqueológicos, cubríasus casas con una capa de tierra herbosa, hasta elpunto de convertidas en escondites seguros e invisi-

bles frente a posibles invasiones extranjeras. En lasleyendas se alude explícitamente a estas viviendassubterráneas ocultas, así como al hecho de que, du-rante las guerras, la población que tenía esta costum-bre llevaba como insignia una marmota, símbolo desu forma de construir viviendas subterráneas. Natu-ralmente, resulta plausible que, entre la trama de vi-gas de madera que soportaba e] techo y la capa her-

basa, se interpusieran dos o tres capas de manojo de

cañas palustres, que impedían que el agua de la llu-via entrase en la vivienda. De esta forma se construíala cubierta, hasta hace unas décadas, en las casoni dela llanura véneta, al pie de las montañas. Hay variostopónimos en Trentino que recuerdan los aguazales y

cañizales -hoy en día desaparecidos-, así como si-gue habiendo todavía muchos sargatillos (salix elae-agnus), que pueden haber proporcionado las ataduras

para esta estructura de cubierta. Una vivienda de estetipo podía constituir un refugio con una temperatura

casi constante en cualquier estación del año, que nocorría grave peligro de incendio, gracias a la facili-dad con que podía impedirse la expansión del fuego,desde el comienzo, sofocándolo cerrando la entrada.

En las tres últimas décadas se han encontrado enTrentino restos de viviendas de la época romana, so-bre todo en los alrededores de Cavalese (1.000 ms.n.m.), pero también en el fondo de] valle, a lo largo

de la antigua calzada que seguía el curso del río Adi-gio, prosiguiendo hasta el Valle PusterÍa, en San

Cándido (lnnchen), en las fuentes del Drava. En esaépoca las viviendas, incluso en las montañas, situa-

das a nivel del terreno, podían medirse perfectamenteen pies romanos, al menos las principales habitacio-nes, orientadas al sur. La anchura de las paredes casi

siempre es de un pie y medio, asea un sesquipes,pero a veces es de dos pies. El material de construc-

ción es la piedra local, a menudo en gruesos frag-mentos informes, en lugar de tener dos caras parale-las, cuma oCUlTÍaen la época anterior, pero el muro

se construía con mortero de cal, arena y menudosfragmentos de piedra o guijarros, de forma parecida ala costumbre del resto de Italia en la Edad AntiguaTardía. El resultado eran unos muros de tipo opus in-certum, pcro construidos sin lugar a dudas en ]aEpoca Imperial y no en la Republicana. Sin embargo,

Estructuras antiguas en el norte de Italia 463

los extremos y las esquinas de los muros se levantancon bloques de piedra de cantería, trabajados cuida-dosamente con escoplo.

En las casas de montaña, los bloques dc maderacontribuían sin duda a cerrar los espacios en alzado.Sin embargo, no estamos de acuerdo con la hipótesis

de Cavada,5 que se ha encargado de la reconstruccióngráfica que presentamos (figura 3) de la cubierta,

constituida por tejas de barro cocido, tanto porque noalude a] hallazgo de dichas piezas durante las exca-vaciones como porque, en esos lugares, la arcilla esdifícil de encontrar, hasta el punto de que incluso lasvajillas de barro cocido fueron importadas en su ma-yoría de la llanura. La única solución posible en lo

referente a la cubierta parece ser la de las tablillas delárice (denominadas scandulae en latín).

En la Llanura del Po, tanto en la Prehistoria comoen la época romana, las estructuras de las viviendas

debían ser bastante distintas. De! primer período, aparte del hallazgo de palafitas, no sabemos de otroshallazgos arqueológicos que nos iluminen acerca dela consistencia de los edificios destinados a vivienda,señal de que éstos estaban construidos en su totaJidadcon materiales perecederos: ramas y barro o, comomucho, adobes cocidos al sol y madera de plantas di-

cotiledóneas, entre las cuales, la única que presen-taba una buena duración era el roble común (quercusrobur). Sin embargo, conocemos algunos restos de

construcciones monumentales: en Lova, en la provin-

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Figura 3Reconstrucción gráfica de una casa de la época romana enla región del Trentino, con detalles (de Cavada, cit.). No es-tamos de acuerdo con la hipótesis del autor en lo relativo ala cubierta de barro cocido

cia de Venecia, un recinto sagrado del siglo III a.C.,excavado sólo en parte, formado por un pórtico de

30 X 60 m aproximadamente, con un altar para sa-crificios en el interior del patio. Los cimientos son defragmentos de traquita procedentes de las montañas

llamadas Colli Euganei, que se hallan a unos treintakilómetros de distancia de ese lugar en línea recta. Eltransporte de dicho material desde esa distancia se ex-plica por la escasísima atracción de la humedad queejerce el mismo. En cambio, las estructuras de la su-perficie están construidas con ladrillos poco cocidos,

de la forma que Vitruvio6 llama lydium, pero de mi-tad de tamaño respecto al indicado por dicho trata-dista romano, es decir, I palmus X I dodrans X I pes,que, no obstante, corresponden a la unidad de me-

dida alejandrina o helénica de I pes = 30,7 cm, no a

la romana. También hay que tener en cuenta que laaltura de I palmus siempre es escasa, porque eviden-temente se tenía en cuenta antes el grosor del lechodel mortero: cuatro hileras de ladrillos, incluido el le-cho del mortero, debían corresponder exactamente ala altura de I peso Este principio también es comúnen toda la Llanura del Po en la época romana y en laEdad Media, pero teniendo en cuenta la variación dela unidad de medida con arreglo a los tiempos y a loslugares.

En la ciudad elrusca de Misa -que existió entre elVI y el IV siglo a.C.- cerca de la actual alcaldía deMarzabotto, en los Apeninos boloñeses, existía unapreocupación análoga a la que se observa en el pór-tico sagrado de Lova, evitar la subida de la humedad

del subsuelo, pero en la ciudad etrusca se emplearongrandes guijatTos de río en seco para crear un basa-mento de unos 50 ó 60 cm sobre el que se levantabanlos muros, sin duda construidos con material perece-dero, ya que sobre el basamento de guijarros, que ter-

mina de forma bastante regular, no se ha encontradonada.

Volviendo a la llanura véneta, nos parecen dignosde mencionar dos tramos de un friso de orden dóricoexisten les en Sandón (figura 4), siempre en la pro-vincia de Venecia. Dichos frisos fueron esculpidosen grandes bloques de traquita, un material duro ygranuloso, difícil de trabajar en bajorrelieve figura-

tivo. No sabemos de ningún otro friso esculpido en elmismo material, ya que todos los fragmentos de fri-sos dóricos que pueden verse en Aquileia fueron es-culpidos en piedra caliza. Es easi seguro que los de

Sandón, por razones de estilo y por temas históricos,

464

Figura 4Sandón (prov. de Venecia). Elemento del friso dórico detraquita en la Finca Salvatori, principios del siglo III a.e.

deben remontarse a principios del siglo 1II a.c., esdecir, a la Edad Paleovéneta, en el antiguo tetTitorio

de Padua. En ellos, el conjunto de un tríglifo y unamétopa mide 1 palmipes de módulo helenístico.

También pueden relacionarse con dicho módulootras dimensiones. Las caras laterales de los sillares,que coincidían con los sillares adyacentes, están tra-

bajadas con la anathyrosis para mejorar el contactoentre ellos, al menos en los bordes de la cara frontal.No se conoce el lugar exacto donde fue construido elmonumento al que debían pertenecer, pero la presen-cia de varios sillares de traquita a unas decenas demetros de distancia de los que acabamos de describirnos da a entender que no debía estar lejos de donde

se hallan los bloques.En la época romana, muchas viviendas situadas en

terrenos agrícolas divididos en centurias, sobre todoen la zona de Padua, según han sacado a la luz recien-tes hallazgos, tenían muros construidos con ladrillococido, del tamaño ya descrito, pero relacionados conel pes romano. Las cubiertas estaban hechas con tejasplanas de tipo romano, trabajadas con cuidadas unio-

nes (figura 5). De los fragmentos de una teja planahallada rota pero completa en el territorio de Cam-pagna Lupia, provincia de Venecia, se deduce que sus

dimensiones eran aproximadamente 49 X 69 cm,pero la longitud útil era exactamente igual a dos pies,

es decir, excluyendo la parte que cubría la otra teja.Puesto que no se han hallado fragmentos de tejas cur-vas, cabe suponer que los bordes de las tejas planas se

cubrían con tejas iguales invertidas. La anchura útil

de un par de tejas colocadas de csta forma sería detres pies, formando en conjunto una cubierta de seispies cuadrados. Resulta original la estructura de los

cimientos de estas casas de campo, ya que estaba for-mada por fragmentos de ladrillo o tejas, colocados en

seco y apoyados uno sobre el otro con una inclinaciónde 45°. Creemos que éste era otro sistema para redu-cir al mínimo la humedad procedente de] subsuelo.

M. Salvatori

~~o'mFiguraSCampagna Lupia (prov. de Venecia). Gráfico de teja plana

romana del siglo 1 d.e., hallada rota pero completa en ]a

fi nca de U go Marchiori

Muy distintas eran las estructuras de los muros de

los edificios públicos. Si tomamos, por ejemplo, elanfiteatro romano de Padua (figura 6), corrientementedenominado la Arena, que se cree fue construido a]re-dedor del 60-70 d.C.,7 podemos decir que sus murosse apoyan en una amplia plataforma de fundación depiedra con drenaje lateral, formada por ánforas inver-

tidas. Los muros verticales están construidos con dosparamentos de opus vittatum (figura 5), con franjas depiedra caliza de altura variable, pero que forman conregularidad 1 sesquipes romano cada tres cornisas.

Entre los dos paramentos hay opus caementicium, conconglomerante de óptimo mortero. En la base delmuro se colocaron dos, tres o cuatro hileras de ladri-llos cubriendo todo el espesor del muro. Lo raro esque estos ladrillos todavía tienen el mismo tamañoque los ladrillos prerromanos de la misma zona y, por]0 tanto, tienen como referencia el pie alejandrino.

En Turín, las murallas de la ciudad de la época deAugusto (figura 7) tienen una estructura bastantedistinta, pero parecida a la de otros centros ubica-

dos al pie de las montañas. La fachada exterior dela ciudad, es de ladrillo, tal y como ya se ha des-crito, pero tiene como referencia el pie romano.

Cada dos pies de altura de esta obra, es decir, cadaocho hileras de ladrillo, hay dos interpuestos quepenetran en todo el espesor de la muralla y aparecenen la pared interior. El resto de la estructura está

Estructuras antiguas en e! norte de !ta1ia 465

Figura 6

Padua, anfiteatro romano. Paramento en opus vittatum, con

hi!eras de tamaño variable, que miden un sesquipes, es de-cir, un pie romano y medio de a!tura en grupos de tres, aparti r de la base de material de barro cocido

constituida por grandes guijarros partidos por la mi-tad en la fachada de la muralla. El aspecto interiorde las murallas muestra, por lo tanto, gruesas fran-jas de piedras redondeadas hasta una altura de dospies, intercaladas por hileras de ladrillos con una al-

tura total de medio pie.La observación de las estructuras de los puentes

romanos de albañilería, en el norte de Italia, nos hapermitido notar que son esencialmente de cuatro ti-pos. En Padua había cinco puentes de tres o cinco

arcadas cada uno, pero sólo tres de ellos han llegadohasta nuestros días bien conservados, aunque unsolo arco, el del puente de via San Francisco, cons-

truido aproximadamente en el año 30 a.C., puede

Fi gura 7

TurÍn. Reconstrucción gráfica en axonometría de !a estruc-

tura de las mura11as de la ciudad, de! siglo 1 d.C., construi-

das con ladrillos y guijarros de río

verse actualmente:' todos los demás fueron enterra-

dos. Conceptual mente, su estructura es similar a ladel Puente Milvio de Roma, o sea construido total-mente en opus quadratum, con los apoyos formadospor hileras de traquita de los Colli Euganei, con una

altura a veces de un pie y a veces de dos. Las juntasestán trabajadas con gran precisión, a pesar de la as-pereza del material. El cuerpo del arco, en ambos

frentes, también es de traquita, con una altura de trespies. En cambio, el intradós del arco, de grandespiedras labradas en seco, es de piedra caliza degrano fino, fácil de trabajar, procedente de Cos-tozza, en el territorio vicentino. La luz del arco reba-jado es de 43 pies.

En el Valle de Aosta, donde aún hoy hay variospuentes romanos, a1gunos de ellos bastante bien con-servados y otros en ruinas, cabe destacar tres tipolo-

gías de estructuras: la mayoría están construidos en

466

piedra local, desbastada de forma grosera, a veces

abujardada, como el puente de Saint Martin, con hi-

leras de altura variable, pero en general con bloques

de piedra no demasiado grandes (figura 8). Las fa-chadas exteriores del cuerpo del arco no siempre pre-sentan una altura constante, porque se encastran conlas hileras horizontales de los apoyos, que son de di-ferentes alturas. El intradós del arco suele estar for-

Figura 8

Pont Saint Martin (Valle de Aosta). Puente romano del si-glo I a.c., con 31,38 m. de luz (106 pies romanos). El intra-

dós del arco fue construido en anillos de opus quadratumaltemándolos con anillos de opus caementiciwn

mado, en la mayoría de los casos, por anillos de silla-

res de piedra separados entre sí, que forman dienteslaterales para el adentellado del opus caementicium

interpuesto (figura 9). Sin duda alguna, dicha estruc-tura fue ideada para ahorrar tiempo y mano de obraen la cantería, pero cabe suponer que, además, per-mitía ahorrar madera para las cimbras, ya que se po-dían hacer más estrechas, entre dos anillos de sillares

de piedra, y luego desplazarlas en sentido lateral,comprendiendo otro par de anillos con opus caemen-

ticium interpuesto.El puente de Saint Vincent (figura 10) presenta en

cambio una estructura del intradós, entre el cuerpofrontal de piedra de cantería, dividida horizontal-mente por losas de piedra, en la dirección de las ge-

neratrices. Entre una y otra franja se virtió el deno-

minado opus caementicium.El puente de Pondel, en el territorio de Aymaville,

construido en el año 3 a.C. por iniciativa privada dedos personajes originarios de la ciudad de Padua para

M. Salvatori

Figura 9

Chatillon (Valle de Aosta). Ruinas de un puente romano,

del que sólo queda uno de los cuatro aniJIos de opus qua-drarum, entre los que había tres de opus caementicium. Ob-

sérvese la hilera de piedras labradas en relieve inmediata-

mente debajo del plano de imposta: debía servir para apoyar

la cimbra

utilizarlo también como acueducto, presenta unas ca-racterísticas bastante distintas de las de los demáspuentes descritos: salvo los dos cuerpos laterales,

formados por grandes bloques de piedra de espesorconstante, tanto los apoyos como el intradós del arco

se construyeron con piedras labradas muy menudas.Por algunas de las medidas tomadas, parece que elpuente fue construido con un módulo igual al pied de

Paris en lugar del pie romano. En definitiva, si otras

mediciones lo confirmaran, deberíamos reconocerque la unidad de medida, empleada en las catedralesgóticas francesas, se remonta a la época gálica. En

ese caso sería evidente que los dos personajes de Pa-

Estructuras antiguas en el norte de Italia 467

Figura 10

Saint Vincent (Valle de Aosta). Ruinas de un puente ro-

mano: el intradós del arco muestra una subdivisión en fran-jas horizontales del opus eaement!e!um, entre los dos cuer-

pos frontales del arco, mediante losas de piedra caliza

dua encomendaron la construcción de la obra a loca-¡es, que todavía no estaban acostumbrados a usar el

pie romano.

En el presente trabajo, como se puede notar, sehan considerado argumentos particuJares, poco cono-cidos, del territorio propuesto; pero quedan muchosotros argumentos interesantes que podrían ser trata-dos oportunamente.

NOTAS

1. Cabe citar el caso dc Sotciastel, en la provincia de Bol-

zano: Véase Bagolini, B" Tasca G. y Tecchiato, U.,

"Relazione preliminare e risultati della prima campagnadi scavi nell' insediamento dell' eta del bronzo di Sot-

ciastei», en Lodinia, n° 13 1.989, pág. 33.

2. Alberti, A. y Bombonato, G., "Osservazioni sul Doss dei

Pigui», en Archeolog!o del/e Dolomit!, Vigo di Fassa(TN), San Martin de Tor (BZ) 1.993, págs. 113-125.

3. Perini, R., Tesero, localita Sottopedonda, scavi 1982,

"Con tributo alla conoscenza delle metodologie costrut-tive dclla casa retica preistorica», en AA. VV. Per Podre

frumenÚon Ghetto OFM. Scritti di stor!o e cultura la-

dino. tren tino. tirolese e nota h!hliografiea in oeeosione

del settantesill/o eOll/pleanno, Trento. Vigo di Fassa,1.991, págs. 511-540.

4. c.F. Wolff, L' anima delle Dolomiti. li Regno dei Fo-nes, traducción del alemán de C. Ciraolo da Empoli, Bo-

lonia, 1.982, véanse sobre todo las págs. 82-92.

5. E. Cavada, «Forme e testimonianze archeologiche dellapresenza umana nelJ' area ladino-dolomitica durante ilprimo millennio d.C.», en Areheologio del/e Dolomit!.

Ricen'he e ritroFolI/emi nelle vol/i del Se l/o dal/' eta de-l/o p!etra al/o ROII/anita, Vigo di Fassa (TN), San Mar-

tin de Tor (BZ), 1.993.

6. Vitruvio Pollione, M., De Architectura, l. !I, cap. m ap. 3.

7. Véase Gasparotto, c., Padova romana, Roma, 1.95 1,págs. 115-119.

8. Gasparotto, c., op. cit., pág. 102.