las drogas. causas y factores desencadenantes
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PRIMERA ACTIVIDAD
LAS DROGAS. Causas y factores desencadenantes
¿Qué es la adicción?
En líneas generales, podemos definir la adicción como una
conducta impulsiva e irresistible a ejecutar algo irracional o
contrario a la voluntad de quien la ejecuta. Se trata de un síndrome
(conjunto de síntomas), que presenta un cuadro muy variado de
síntomas característicos, dependiendo de la sustancia adictiva de
que se trate. Existen adicciones tanto a sustancias químicas como
a determinadas actividades (por ejemplo, la ludopatía).
En nuestro mundo actual el fenómeno de las drogodependencias tiene gran relevancia. Es un serio
problema de salud pública y de inseguridad ciudadana, de aparición de mafias y cárteles, de
sufrimiento y deterioro psicofisiológico para los adictos y sus familias.
Características de las adicciones.
Es importante diferenciar lo que es una adicción de otro tipo de comportamientos. A una persona le
puede gustar mucho una actividad en concreto y no por ello constituir un problema de índole adictivo. Por tanto, las características diferenciales hay que buscarlas en los efectos que producen, como pueden ser:
Progresivo deterioro de la calidad de vida, motivado de un modo directo por las consecuencias de la
actividad en cuestión.
Pérdida del control, que conlleva un fuerte deseo para llevar a cabo
la conducta particular (especialmente cuando la oportunidad de llevar
a cabo tal conducta no está disponible). La persona es incapaz de evitar
la práctica compulsiva (aunque el adicto lo vea de otra manera, y sea habitual que utilice expresiones del tipo “yo controlo”
Autoengaño y negación del problema, que conduce a una falta de perspectiva a la hora de asociar el deterioro
personal con el comportamiento adictivo que lo provoca, y por ende, no ver la necesidad de buscar ayuda.
“Memoria eufórica”. Proceso de memoria selectiva mediante el cual, de manera automática, aflora un
recuerdo de la euforia asociada con episodios de uso en el pasado. No se recuerdan el sufrimiento o las
consecuencias negativas.
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Por esta razón la memoria eufórica es un factor importante en las recaídas y en facilitar el
autoengaño característico de la adicción.
“Pensamiento adictivo”. Es el conjunto de distorsiones del pensamiento propias de la
adicción, además de la negación y el autoengaño, estas distorsiones tienden a facilitar el
proceso adictivo y “engañan” al adicto sobre la realidad de su enfermedad.
“Frialdad emocional”, como resultado de los cambios bioquímicos en el cerebro, además
de las distorsiones psicoemocionales del proceso adictivo. Consiste en la dificultad para
identificar, manejar e interpretar los sentimientos, así como una actitud de intolerancia a
algunas emociones, buscando el uso como una forma de “anestesia emocional”.
La continuidad de la práctica causa graves deterioros en la vida de la persona. Además, la
gran mayoría de las adicciones se caracterizan por otros daños colaterales, particularmente
en el entorno más próximo (la familia, el trabajo, los amigos, etc.). Como es habitual que
el paciente adictivo no perciba su enfermedad, ésta suele ser detectada por alguien de su
entorno (que debe necesariamente colaborar de algún modo en buscar las soluciones
posibles y la necesaria ayuda médica y/o psicológica).
Tipos de adicción
Generalmente, al pensar en las adicciones, lo primero que le viene a uno a la cabeza
es el alcohol, el tabaco u otras sustancias adictivas. Pero lo cierto es que el rango de
posibilidades de comportamiento adictivo es mucho más amplio. Se podría decir que el
aspecto clave que determina la presencia de la adicción es la dependencia, y esta puede
estar sujeta a sustancias, personas, actividades... Así pues, algunas actividades como el
juego patológico (ludopatía), el trabajo, entre otras muchas, pueden llegar a la compulsión
e interferir y condicionar seriamente el equilibro emocional y mental de una persona.
Posibles causas y factores desencadenantes.
Hay que considerar una gran diversidad de factores a la hora de determinar las causas
y posibles factores desencadenantes de una adicción. Veamos a continuación algunos, pero
teniendo siempre en cuenta que estos factores no necesariamente afectan a todas las
personas por igual y que el hecho de que una persona “caiga” o no en las drogas va a
depender de su grado de madurez personal, sus valores, su integridad, su personalidad, su
educación, su tolerancia a la frustración, etc. Además, debemos tener muy presente que la
inmensa mayoría de las personas disponemos de un enorme potencial y recursos
psicológicos para afrontar satisfactoriamente los contratiempos de la vida, las
adversidades, sin necesidad de recurrir a la falsa y terrible “solución” de las drogas.
Factores de carácter psicológico y social.
- La desintegración de la familia de origen o actual puede originar que una persona
entre en el infierno de las drogas como vía de escape. (En realidad no está
“escapando” de nada, sino agravando más el problema).
- Los problemas emocionales pueden estar relacionados con los problemas
familiares, pero también se trata de conflictos relacionados con la depresión, la
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baja autoestima, el desamparo, el desamor, etc. Muchas personas, por
determinadas razones, guardan en su interior ira, vergüenza, desconfianza, rencor
y tristeza, y esto puede hacer que recurran a las drogas como una falsa manera de
intentar huir de esas emociones, agravando indudablemente su situación personal.
- La violencia intrafamiliar (maltrato físico, moral o psicológico), la
desestructuración familiar, pueden generar factores predisponentes a una adicción
con tal de evitar, falsamente, el dolor o sufrimiento. El problema es que las drogas
lo que hacen es agravar la situación, añadiendo un sufrimiento mayor.
- Ciertas “amistades” pueden intentar persuadir a una persona para que se inicie en
el infierno de las drogas. Por ello, es extraordinariamente importante que la
persona en cuestión tenga el poder de decisión, la fortaleza, la inteligencia, la
integridad personal, la solidez de valores, para poder decir NO.
Lo esencial es que ante las posibles adversidades que la vida nos presenta tengamos
los criterios muy claros, la suficiente lucidez, la necesaria integridad y valores para
superarlas satisfactoriamente, sin necesidad de recurrir a las falsas huidas, a los recursos
aparentemente fáciles (pero que en realidad lo que hacen es destrizarnos hasta extremos
insospechados nuestra vida y nuestra salud) de las drogas. Por ello, ante cualquier
situación complicada, lo sensato, lo inteligente, es superarla con dignidad, sin más. Y si
fuera necesario pedir ayuda, consejo, orientación, a alguna persona de confianza de
nuestro entorno o a algún profesional de la salud.
Factores neurobiológicos.
También parecen tener una cierta incidencia los aspectos biológicos y genéticos del
individuo. En este sentido hay varios estudios que vienen a demostrar la existencia de
ciertos cambios neuroquímicos aplicables a las personas con desórdenes adictivos.
Igualmente se contempla la posibilidad de una cierta predisposición biogenética en
algunos individuos para desarrollar comportamientos adictivos. Dicho llanamente: hay
personas más propensas que otras para desarrollar ciertas adicciones.
En la actualidad los estudios neurobiológicos sobre las adicciones plantean que tras el
uso crónico de drogas se producen unas modificaciones a nivel cerebral de larga duración
que explicarían gran parte de las conductas asociadas a la adicción, como la compulsividad
en el consumo, o la concentración del interés en torno al consumo con el abandono de
otras áreas importantes en la vida de la persona (trabajo, familia, etc.) Estudios de
neuroimagen cerebral recientes han revelado una disrupción subyacente en regiones que
son importantes para los procesos de motivación, recompensa y control inhibitorio.
Anomalías en la corteza orbitofrontal (región cerebral relacionada con la conducta
compulsiva) y en la circunvolución anterior del cíngulo (área cerebral relacionada con la
desinhibición) pudieran estar tras la naturaleza compulsiva de la administración de la
droga en los adictos o en su incapacidad para controlar las ansias de consumir cuando se
encuentran expuestos a las drogas.
Prevención y tratamiento de las adicciones
El primer paso para enfrentarse al problema de la adicción consiste en el
reconocimiento de que ese problema es real y que sin ayuda no se va a poder superar. Sin
este primer paso es difícil encontrar una solución.
Una vez reconocida la enfermedad y la necesidad de hacer algo al respecto, hay que
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valorar las distintas posibilidades que existen para tratarlo. En muchos casos, como sucede
con el alcoholismo, la ludopatía y otros, la terapia basada en los grupos de ayuda mutua
ha demostrado ser muy eficaz. Alcohólicos Anónimos o asociaciones adaptadas a otros
trastornos adictivos han demostrado claramente su eficacia. Además, la ayuda de un
profesional especializado (médico, psicoterapeuta, etc.) también es imprescindible. Y en
todos los casos, poder hablar de ello, enfrentarse al problema y confiar en la posibilidad
de recuperación, será fundamental para iniciar cualquier tipo de terapia con garantías de
éxito.
EL ALCOHOLISMO
Toxicidad del alcohol.
Dosis.
Resulta difícil determinar la cantidad de alcohol que puede considerarse como “no
perjudicial” para la salud, puesto que hay investigadores que defienden que incluso
cantidades mínimas pueden originar trastornos en la salud.
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Dosis letal: 250-750 g de alcohol puro ingerido en 30 minutos.
Eliminación: 0,1-0,2 por mil en el hígado, en riñones y en pulmones.
Nivel sanguíneo máximo: 80-120 minutos después de la toma.
Intoxicación por alcohol. (LEDOCHOWSKI, M.-LECHLEITNER, P, Compendio de
urgencias en medicina interna, Edika Med., pág. 135):
Estadios clínicos
1. Estadio excitativo (0,5-2 por mil): euforia, alteraciones de la coordinación.
2. Estadio hipnótico (2-3 por mil): alteraciones de la conciencia, parálisis.
3. Estadio narcótico (3-4 por mil): coma.
4. Estadio asfíctico (más de 4 por mil): parada respiratoria.
● Indicación de ingreso (urgencias): en estadio 2.
Dependencia y Tolerancia
El uso repetido de alcohol produce tolerancia al adaptarse el organismo a esa sustancia. Muchos alcohólicos presentan la denominada “tolerancia negativa”: es suficiente una pequeña cantidad de etanol para que queden completamente ebrios.
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Síndrome de Abstinencia
La retirada del alcohol en una persona alcohólica suele desencadenar un síndrome de abstinencia que requiere atención médica. Los síntomas son los siguientes:
entre las doce y dieciséis horas consecutivas a la privación de la bebida aparece inquietud, nerviosismo y gran ansiedad.
Varias horas después, pueden presentarse calambres musculares, temblores, náuseas, vómitos y una gran irritabilidad.
A partir del segundo día de abstinencia surge el denominado “delirium tremens” caracterizado por una clara confusión mental, aparición de delirios y alucinaciones, fuertes temblores, etc., que requiere atención sanitaria
Patologías.
Enfermedades gastrointestinales.
Es frecuente el comienzo de los padecimientos a consecuencia del consumo de alcohol
con una infiltración grasa del hígado (estenosis hepática) asociada o no a hepatitis
alcohólica. Este término traduce las consecuencias clínicas, biológicas y morfológicas de
la acción del alcohol sobre los hepatocitos, con manifestaciones clínicas variadas, desde
formas asintomáticas a formas fulminantes con severa insuficiencia hepatocelu1ar. Se
puede presentar con un curso breve o manifestarse como una enfermedad crónica y
agresiva, que conduce a la cirrosis hepática (afección crónica y progresiva del hígado,
caracterizada por la proliferación del tejido conjuntivo destrucción y degeneración de las
células hepáticas, reemplazándose paulatinamente por unas malformaciones fibrosas y
duras, a modo de cicatriz, que lentamente va ocupando todo el hígado e imposibilitando
el adecuado funcionamiento de éste) con las manifestaciones clínicas que se derivan de
ello: ascitis (acumulación de líquido en el abdomen), hipertensión, hemorragias digestivas
por varices esofágicas, alteraciones de la coagulación, etc.). Numerosas cirrosis
evolucionan a carcinoma hepatocelular.
El consumo de alcohol es la etiología principal de la mayoría de las pancreatitis
(inflamación aguda o crónica del páncreas).
El alcohol también es responsable de una alta proporción de cánceres en todas las áreas
del tracto digestivo (especialmente esófago y estómago).
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Enfermedades cardiovasculares.
El alcohol es tóxico para el corazón, pudiendo generar: arritmias, insuficiencia
cardiaca congestiva, cardiomiopatia, fallo cardiaco.
También aparecen diversos problemas cardiovasculares como la elevación de la
presión sanguínea y de los lípidos plasmáticos. La ingestión de alcohol genera una severa
hiperlipidemia.
La concentración de triglicéridos plasmáticos de los bebedores supera en más de un
50% a la de los abstemios. Esto se debe a que en el hígado la glucosa se convierte en
ácidos grasos, que se incorporan a los triglicéridos, que abandonan el hígado en
lipoproteínas de muy baja densidad. Los que permanecen en el hígado se acumulan,
incrementando considerablemente su tamaño (por lo que se le denomina “hígado graso”).
Tumores malignos.
El alcohol está causalmente relacionado con cánceres de la cavidad oral, faringe,
laringe, esófago e hígado. El consumo de cerveza se ha relacionado con la aparición de
cánceres de colon y recto.
Enfermedades del sistema nervioso.
A nivel neurológico, el desorden más relacionado con el alcoholismo es la neuropatia
(enfermedad nerviosa) periférica de la piel y de los músculos de las extremidades.
También puede manifestarse el síndrome de Wernicke-Korsakoff, trastomo neurológico
en el que aparece un estado de confusión mental acompañado de parálisis oculomotora,
nistagmus (movimiento rápido e involuntario del globo ocular, debido a un espasmo de
los músculos motores del ojo) y ataxia cerebelosa (trastorno del sistema nervioso,
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caracterizado por movimientos desmesurados e incontrolados de algunas regiones del
organismo. Suele presentarse en alcohólicos crónicos con una nutrición deficiente).
El extraordinario avance en las técnicas de investigación en neurobiología ha
permitido conocer los efectos del alcohol sobre el cerebro. Uno de los efectos es la
inhibición de los canales de calcio que participan en la transmisión del impulso nervioso
y en la liberación de los neurotransmisores. Otros efectos están relacionados con la
actividad de varios neurotransmisores.
El etanol aumenta la actividad serotoninérgica actuando sobre sus receptores del tipo
5HT3. El mismo tipo de efecto se produce para la acetilcolina y el GABA. La acción
excitatoria del glutamato disminuye al actuar el etanol sobre dos de sus receptores, los
denominados N-metil-Daspartato (NMDA), y kainato.
El alcohol disminuye la actividad del receptor NMDA, lo que reduce la sensibilidad
de las neuronas hipocampales y las de Purkinje a la actuación del glutamato. La alteración
del receptor justifica la pérdida de memoria producida por el etanol, así como la
producción de convulsiones, que a veces acompañan a la abstinencia al alcohol.
El consumo crónico de alcohol produce un aumento del número de receptores NMDA
y de canales de calcio sensibles a voltaje, lo que podría aumentar la excitabilidad neuronal.
También aumenta la transmisión GABAérgica. El alcohol actúa sobre este
neurotransmisor mediante su unión al receptor GABA-A. Una confirmación de este hecho
es que los alcohólicos tienen niveles reducidos de GABA en plasma y que al morir
presentan en el cerebro un número incrementado de receptores GABAérgicos.
Los cambios antes indicados sobre la actividad de los receptores de NMDA después
de un consumo prolongado de alcohol corroboran la hipótesis de que el organismo intenta
contrarrestar los efectos producidos en las etapas iniciales de su consumo. Cuando se toma
alcohol por primera vez o de una forma esporádica, disminuye la actividad NMDA,
mientras que tras la administración crónica aumenta la actividad de estos receptores.
Trastornos mentales y del comportamiento.
Uno de los trastornos mentales más habituales en el alcoholismo
es el delirium tremens: el síndrome comienza con ansiedad,
insomnio, temblores, taquicardia y transpiración fuerte. A
continuación tiene lugar la fase de delirium con desorientación,
alteraciones de la conciencia (por ejemplo, disminución de la
capacidad de prestar atención al entorno) con disminución de la
capacidad para centrar, mantener o dirigir la atención,
alucinaciones (visuales, auditivas o táctiles), miedo intenso y
temblores. Lo más común es que las crisis convulsivas aparezcan
de 30 a 40 horas después de haber ingerido la última dosis, pero a veces se demoran hasta
5 ó 7 días.
En un 90% de los casos el delirium ocurre en pacientes con lesión hepática grave.
La presencia de múltiples alteraciones cognoscitivos se manifiesta por:
- Deterioro de la memoria.
- Una (o más) de las siguientes alteraciones: afaxia (alteración del lenguaje),
apraxia (deterioro de la capacidad para llevar a cabo actividades motoras),
agnosia (fallo en el reconocimiento o identificación de objetos).
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Los efectos tóxicos del alcohol afectan a procesos de la memoria (déficit de la
capacidad para aprender nueva información o incapacidad para recordar información
aprendida previamente). Las alteraciones de la memoria provocan un deterioro
significativo de la actividad laboral o social.
Los efectos tóxicos del alcohol provocan alteraciones del estado de ánimo. En el
cuadro clínico predomina una notable y persistente alteración del estado de ánimo
caracterizada por uno o ambos de los siguientes estados:
- Estado de ánimo depresivo o notable disminución de los intereses en casi
todas las actividades de la vida cotidiana.
- Estado de ánimo elevado, expansivo o irritable.
El alcohol incrementa los cuadros maníacos en los trastornos bipolares y aumenta la
probabilidad de llevar a cabo conductas suicidas. La ansiedad de carácter prominente, las
crisis de angustia o las obsesiones o compulsiones predominan en el cuadro clínico.
También son frecuentes las celotipias: los delirios de celos (dudas y sospechas
patológicas respecto a la fidelidad del compañero(a) sentimental) van desde sospechas
ligeras y transitorias, cuando el individuo se encuentra intoxicado, hasta las convicciones
firmes que persisten durante la abstinencia (que pueden ir acompañadas de violencia).
Trastornos mentales inducidos por el abuso y la dependencia del alcohol.
Agudos Crónicos
Intoxicación alcohólica. Alteraciones cognitivas. Síndrome de abstinencia no complicado Demencia alcohólica. Delirium tremens Encefalopatía de Wernicke. Alucinosis aguda Síndrome de Korsafoff. Amnesias parciales Alteraciones de la personalidad. Trastornos del sueño Disfunción sexual. Alteraciones de la personalidad Disfunción sexual.
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Disfunciones sexuales.
El alcohol afecta tanto a la conducta sexual como a la fisiología de la reproducción,
provocando disminución de la espermatogénesis y menor fertilidad en la mujer.
Síndrome alcohólico fetal.
El síndrome alcohólico fetal provocado por el
alcoholismo materno durante el embarazo se
caracteriza por alteraciones tales como: retraso del
crecimiento pre y postnatal, deficiencia mental,
microcefalia, retraso psicomotor, surcos palmares
anormales, hiperactividad, ptosis (“párpados caídos”),
malformaciones cardiacas, dificultad en la supinación,
etc.
Trastornos por síndrome de abstinencia.
Aparecen debido a la interrupción o disminución del consumo de alcohol después de
su consumo prolongado y en grandes cantidades. Predominan las disfunciones del sistema
nervioso autónomo: temblor distal de manos, inestabilidad de la presión sanguínea,
elevación de la temperatura corporal, pulso rápido (más de 100 pulsaciones por minuto),
sudoración, etc.
También se caracteriza por la aparición de trastornos de ansiedad, insomnio, náuseas
y vómitos, crisis comiciales de gran mal (crisis epileptoides), alucinaciones visuales,
táctiles o auditivas transitorias, etc.
La aparición de estos síntomas está relacionada con la función depresora que ejerce el
alcohol sobre el cerebro, por lo que su retirada origina una hiperactividad del sistema
nervioso, relacionada a su vez con una hiperactividad noradrenérgica.
La severidad en la aparición de los síntomas depende de la duración de la intoxicación
y del nivel de ésta.
Para ampliar información sobre drogas en general y alcoholismo:
- Plan Nacional Sobre Drogas: www.pnsd.msssi.gob.es (Observatorio
Nacional Sobre Drogas. Legislación sobre drogas. ONG´s. Red de
Trastornos Adictivos, etc.)
- www.drogasycerebro.com
- Fundación Ayuda Contra la Drogadicción (FAD): www.fad.es
- Bibliografía sobre alcoholismo:
http://www.mcu.es/libro/CE/AgenISBN.html
- Documentales en nuestra página web.
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CUESTIONES:
1. ¿Cómo puede definirse la adicción? 2. Resuma las características diferenciales de la adicción. 3. ¿Cuáles son los principales tipos de adicción? 4. Resuma los factores de carácter psicológico y social. ¿Puede añadir otros
factores? 5. ¿Qué debemos hacer ante los posibles contratiempos de la vida cotidiana? 6. ¿Qué modificaciones se producen en el cerebro según los recientes estudios
neurobiológicos? 7. ¿Cuáles son los principales medios para la prevención y tratamiento de las
adicciones? 8. Resuma los parámetros de toxicidad del alcohol. 9. Resuma los criterios diagnósticos del DSM para la dependencia del alcohol (En
Tema complementario: Guía de referencia rápida para abordar el abuso del alcohol)
10. ¿Cuáles son los principales síntomas de la abstinencia? 11. Resuma las principales patologías gastrointestinales provocadas por el alcohol. 12. Resuma las principales patologías cardiovasculares. 13. Resuma las principales patologías del sistema nervioso. 14. Resuma los principales trastornos mentales y del comportamiento. 15. ¿Qué es el síndrome alcohólico fetal? 16. Resuma los trastornos por síndrome de abstinencia. 17. Resuma el tratamiento del síndrome de abstinencia alcohólica (En Tema
complementario: Guía de referencia rápida para abordar el abuso del alcohol)