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ÍndicePortada

Índice

Cita

Nota

Loscompadres

I.Primertiempo

Cita1.LosmaresdeMadrid2.TresCantos3.Elnúmero104.HoyportiEuCorp

II.Intermedio

Cita5.EyesWideShutRaquel

III.Segundotiempo

Cita6.Cazamayor7.Leones8.Elreyblanco9.UnpeónNadia

IV.Prórroga

Cita10.LaBotadeOro11.Oriente12.LaBehobiaElmardeAral

V.Penaltis

Cita13.Elderbi

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14.Elclásico

Epílogo

7veces7

Créditos

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«Siempreusurpamosellugarqueocupamos.»

MANUELVÁZQUEZMONTALBÁN,

LosmaresdelSur

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NotaEsta novela transcurre en Madrid, durante el otoño de 2011. Aunque se mencionanrecortesdeprensa,sucesosopartidosdefútbolreales,loshechosnarradospertenecenalaficción,lamenosvirtualdelasrealidades.

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Loscompadres1981. Invierno. El helicóptero los arrojó al alba, en medio de la nada, sin armas nivíveres. Lo llamaban convivencia extrema. Pretendían afianzar la camaradería entreellos. Hasta el mediodía no se agruparon. «Jodidos pero contentos», dijo Luisito. Laventiscay losaullidospropiciaronmuchasbromas.SantaySamulograronprenderunahoguera,Torca,JaimeyOrtegasedeslomaronparaatraparaunhurónyKrauze sacóunapetacadetequila,peroningunotriunfócomoJandro.Salióaporleñayregresóconunloboalaespalda.HernándezdespellejóalosanimalesyMarsélosasó.Losdevoraronquemándoselosdedos.Cuandosevaciólapetaca,JandrovacilóaKrauze.«Compadre,mástequila»,imploróimitandosuacentomexicano.Elrestolesiguiólacorriente.Luegoalguiendebiódedecir«loscompadres».Enplural.Lesgustó.Esanochesejuramentaron.Seapoyaríansiempre.

1992. Primavera. Seis compadres dejaron el Ejército, aunque durante un tiemposiguieron obedeciendo órdenes. Más que agentes secretos, espías, mercenarios oparamilitares, desde entonces Torca, Marsé, Krauze, Hernández, Luisito y Jandro seconsideraronsoldadossinuniforme.Ylosauténticoscompadres,lospatanegra.Elrestohabíacogidootrossenderos.Yafaltabauncompadre,caídoencombate:Samu,unabalaperdida.Otro había claudicado: Santa, desquiciado, se dejó encerrar en un sanatorio.Porúltimo,OrtegayJaimecontinuaronalistados.Losposterioresgalonesyelpasodelosañoslosalejaron.

La muerte de Juan Gómez, Juanito, el mítico 7 del Real Madrid, pilló a los seiscompadresenunaavionetarumboaBosnia-Herzegovina.Yfueunagrietamásporlaqueseescaparonrivalidadesytensionessoterradas.AJandro,madridistaacérrimo,leafectócasitantocomolamuertedeSamu.TorcacontóquelehabíavistounpardevecesporlascallesdeBurgos.«Secomíalacalle,imponía»,dijo.«Unequipocon11Juanitosjamásperdería un partido», proclamó Luisito. Pero el tocapelotas de Krauze sacó unacomparación conHugo Sánchez que no venía a cuento;Marsé yHernández, culés, semofaronalrecordarelpisotónenlacabezaaMatthäus,yJandroexplotó.EstuvoapuntodetiraraKrauzealvacío.

Aunque Luisito y Torca templaban los ánimos, en los Balcanes la amarga ydesgraciadaconvivenciacomenzóaresquebrajaralgrupo.Laprimeramisióndelsexteto,durante losbombardeosdeSarajevo, loscarcomiópordentro.Acasi todos.Hernándezdisfrutó:admirabaalosfrancotiradores.Legustabarastrearsuspasos,contemplardesdeun teleobjetivo cómo seleccionaban a sus víctimas. Su deserción posterior, unos pocosañosmástarde,quizáseengendróallí.

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2001.Invierno.Laresacadelosatentadosdel11-SenNuevaYorkdurómeses,años,aún no ha cesado. En diciembre cinco compadres aterrizaron en Afganistán: Torca, almando, Marsé, Luisito, Jandro y Krauze. Sus instrucciones eran difusas, aunque nodebían enfrentarse a la insurgencia talibán, debían reducir el tráfico de drogas en laprovincia de Badghis. Un imposible. Pero en una emboscada perdieron a Krauze.Intentaronrescatarloduranteunmes,peronolograronencontraralcompadremexicano.Fuesuúltimamisión.Loscompadressedesperdigaron.

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I

PRIMERTIEMPO

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«Legustamucholanovela,comotengoocasióndevercadavezquehaceunartículo.Cuandomeponeamídeprotagonistadigo:“¡Joder,quéimaginacióntieneDiegoTorres!”.Perotengoquedecirqueloescribebien.»

FLORENTINOPÉREZ,

presidentedelRealMadrid

«Nosoyunapersonaimaginativa.»

DIEGOTORRES,

periodistadeElPaís

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1

LosmaresdeMadridOpacoalbrillodelasestrellas,JuanTorcaregresódelmardeAralconelalmamarchitayelcuerpomagullado.DesembarcóenMadrid,enunhoteluchodeGranVía.

Resucitó lentamente. Los días y las noches, las horas y las semanas pasabandespacio.Sinsueños,yconinsomnio.Sinfuturo.Perounamañanadeprimavera,cuandotodavíase lamía lasheridas,sacófuerzasparacomprarunordenador, ropaycalzadoenunosgrandesalmacenesdePreciados;otrodía,antesdepasarmediahoraconsuhijoenuna cafetería, lo afeitaron y cortaron el pelo en una peluquería centenaria. A partir deentonces, losviernespor la tardecruzabacuatropalabrasconelbarberoy,alvolver, seabastecía de periódicos en un quiosco. A veces compraba novelas y series en Callao.Matabaeltiempoleyendoonavegandoenlahabitación.Fumabaunpardepuritosenlaazotea. También bajaba al agobiante gimnasio del hotel para trotar sobre una cinta.DurantedosotresmesesapenaspisólascallesdeMadrid.

Un día la máquina de correr se rompió. A la mañana siguiente, antes de que losturistasyloscurrantescoparanlacalle,corrióporlaGranVía,dejóatráslaCibelesylaPuertadeAlcaláyentróenelRetiro.No,nosedetuvoalrecordarquehabíapaseadoporeseparqueconNadia, siguiócorriendo.Eldía siguiente repitió la ruta,yyanodejódecorreralairelibre.

Paso a paso, trote a trote, el insomnio se diluyó. Los horarios del hotel fueronmitigandosussempiternosproblemasdesueño.

Durantelustros,suvidafamiliaryprofesionalapenasvarió:ordenycaos.Peroahora,concincuentayunaños,conmuchotiempotalvezpordelante,estabasolo.Sinamigos.Sintrabajo.Viudo.Enciertosentido,doblementeviudo,sinRaquel,lamujerconlaquehabíacompartidomediavida,ysinNadia.

Llegó el verano. No lamentaba que su hijo Rodrigo pasara de él. Nunca habíanllegadoacongeniar.DesdequeelchavaldejaraelnidoporlaacademiadePolicíaapenasse habían visto. Aunque ahora coincidían en Madrid, la situación no tenía visos decambiar.Duranteuninsulsocafé,Juanlecontóquedebíaemprenderunviajedetrabajo.Como tantas otras veces, lemintió amedias: viajó, pero como un jubilado. PodríamosdecirqueembarcándoseenunatravesíaporelMediterráneotratódeescapardelpesodelpasadoydelaagobiantecargadeunaanodinasucesióndedíassinsentido.Talvezporqueel supuestamente divertido crucero le pareció aburridísimo, allí Juan Torca comenzó aanimarse. Corrió sobre otra máquina, jugó al mus con unos abuelos y charlóagradablementeconunpardematrimoniosenlasvisitasturísticasporlasciudadesdonde

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atracabaelbarco.Unanocheenlaquecelebraronunapresuntacenadegala,bailó,bebióysetiróaunadivorciadaquealdíasiguientenoledevolviólamirada.

Regresó a Madrid. El hotel tenía tanto de refugio como de cárcel. Al tercer díadecidióhaceralgoconsupuñeteravida.

Descartó volver a Burgos. Demasiados recuerdos. Multitud de rostrossemidesconocidosqueignorabancómosehabíaganadolavidaniquébullíaensumente.Julia, la fiel asistenta, recibía todos los meses un pago por quitar el polvo y regar lasplantasunatardealasemana.Lacasaseguiríaviva,peroBurgosporahorano,mástarde,másviejo,quiénsabe.YenBilbaonadaloataba,aunquehabíanegociadounaexcedenciatemporal,intuíaqueibaaserdefinitiva,nuncaregresaríaaEuCorp.Echaríademenoslascomilonas y las sobremesas con los amigos de la sociedad gastronómica, y pocomás.Barajó cambiar de aires, probar suerte en Londres, Berlín o Barcelona, puertos dondehabíarecaladoamenudo,ocomenzarunavidanuevaencualquierciudadperdida,limpia.Aunque tampoco caviló en exceso. Una mañana mientras corría por el Retiro, se viotrotandoporCentralPark,entre losrascacielosyelvacíodelasTorresGemelas.Seviomássolo, todavíamáslejosdesuhijoydelcaminotruncado,ydejódesoñar.Aquímequedo,sedijo.

Esemismodía,porlatarde,entróconpasodecididoenunainmobiliaria.Conloquesedejabaenelhotellesobrabaparaalquilarunapartamentoconfortableycéntrico,perounapelirrojaentradaencarnesydescaradalosometióaunmetódicointerrogatorioquelosumióenunmardedudas.Noleapetecíapagarunafianza,firmaruncontratodealquiler,comprometerseaocuparunaviviendaduranteuntiempodeterminado.Lamujerconsiguiósacarle el número del móvil y le obligó a ver un vídeo que mostraba, la verdad, unapartamentoqueencajabacon loquebuscaba,pero saliódeallí conganasdevolver alhoteldondetanbienlehabíanacogido.

Era un tres estrellas decrépito, con una plantilla envejecida, salvo las chicas derecepción. El personal, quizá porque añoraba los tiempos en que acogían a huéspedespermanentes en vez de a turistasmaleducados, viajantes resabiados y puteros huidizos,tratabaaJuanconunamezcladecordialidadydeferenciaque,añosmástarde,llegaríaaañorar.Lehabíancaladopronto:nadadepreguntaspersonalesnialusionesprofesionales,conversabanconélsobreeltiempo,suscorrerías,losdeportesylacrisis,ysantaspascuas.

El primer cambio, así pues, fue no cambiar. O cambiar un poco, ya que decidióromperalgunosdelosbarrotesdelajaula.Pasódepensióncompletaasóloalojamientoycena,trasunbreveregateoconJacinto,elencargadoylapersonaconlaquemáspalabrascruzabaaquellosdías,lomásparecidoaunamigo.Algunasnochesveíapartidosdefútbolconotrosempleadosyalgúnclientedespistado.

Tras un par de intentos fallidos, encontró una cafetería adecuada para desayunar.Despuésdelacarrera,losestiramientosyladucha,bajabaaunpasajecercanoaGranVía.Ala terceraocuartamañana,Teodoro,elcamarero,unveinteañerocanijoychistoso, ledaba losbuenosdíasy leservíasinpreguntarunzumo,uncafécon lecheenvasoyunpanecilloconsalyaceite.Paralascomidasdeentresemanaacertóalaprimera:menúdel

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día en una taberna deHortaleza. Iba antes de las dos y pronto le reservaron unamesaesquineradondeleíasinqueapenaslomolestaran.Legustabanlospotajes,losguisos,losplatoscaseros.Lossábadosydomingoscambiabaderutina.CallejeabaporbarrioscomoChamberí,ArgüellesoMoncloahastaqueencontrabaunbardetapasounrestaurantedebarrio,sinpretensionesnimemeces.

Cuatro o cinco semanas después, subió otro peldaño. Se compró una tableta y, alsincronizarloscontactosentreelteléfono,elordenadoryelnuevocacharro,echóunojoalaagenda.

Tenía un porrón de contactos desfasados.No le apetecía llamar a amigos del otrosiglo, ni a familiares remotosni a conocidosde la empresa.Si lo hubierameditado, nohabríamarcadoelnúmerodeJavierMarsé.Uncompadre.Lomásparecidoaunhermano,elsiglopasado.Llevabasinverlotresaños.LaúltimavezhabíancoincididoenunfuneralenBilbao. Por lo poco que le había dado a entender, husmeaba para una compañía desegurosycuandofondeabaenEspaña,vivíaenlacapital.

Ahora,repeinadoyfondón,dirigíaeldepartamentodeseguridaddeMadridSeas,ungrupoempresarial«conmásramasqueuncastaño»,segúnMarsé.Sudespachodebíadeestarencualquieradeloscuatrorascacielosquepretendendominarlasvistasdelnortedelaciudad,porquelecitóenunadelasCuatroTorres,enunhoteltanlujosocomogélido.Encorbatado, parecía un ejecutivo. Se había quitado la cicatriz del mentón, souvenirguineano. Estaba aposentado en una esquina desde donde podía abarcar con la miradatodoel recinto.Loacompañabaunamujer.Blusablanca.Rubia,espaldaerguida,cuellodesnudo.Encuantolodivisó,Marsécerróunportátil.Seincorporóy,sinmediarpalabraconella,cruzóconpasoságileslacafeteríaparaabrazarlo.Asusanchas,sedirigióhacialabarraexterior,alejándosedeella.Lamujernosegiró,¿seríahermosa?,siguióalosuyo,pendientedeotroordenador,deespaldasalreencuentrodelosviejosamigos.

—¿Quieres?—lepreguntómientrassacabaunpaquetedetabaco.

—Loestoydejando.Perotraeuno—respondióTorca.

Era una mañana desapacible. Otro fumador, un hombretón con la nariz rota quecharlabaconuntiporapadoycongafasdesol,talvezintercambióunamiradaconMarsé.Enunode los rinconeshabíaunazonaconmesasaltasy taburetesmetálicos.Marsé sesentó,dejóelportátilenlamesaysacóelZippo.

—Siundíateveoconotromechero…—dijoTorca.

—Peligro,¡lárgatecagandoleches!

Serieron,muylejosdelhotel,deEuropa,delsigloXXI.

—QuéputaslaspasamosenMedellín,¿teacuerdas,Juanito?

LosrecuerdosdeMarséyTorcanocasabanconesehotelniconesashoras.Enungarito podrían haber estado bebiendo hasta el amanecer, echando la vista atrás. Entrecaladasysorbosdecafé,conciso,JuanlehablódeltrabajodeRodrigo,delaccidentedeRaquel,delaexcedenciaydelasrutinasfrailunasenelhotel.ComonomencionóaNadia

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niloocurridoenelmardeAral,quizáMarsépudopensarquehabíaenviudadohacíaunassemanas.

—¿Yahoraqué?,¿novasavolveraltajo?

—Allí no. Quiero vivir aquí, cambiar de aires. Hacer lo que sea. Por eso te hellamado.

Segúncogíafondo,improvisabanuevasrutas.Casisiemprepasabaporelparque.ElRetiro le sosegaba. Tiraba hacia abajo, giraba al este y retornaba pegado al estanque.Corríacadavezmástiempoymásrápido.Ysuelto,casirelajado.Enlamáquinadelhotelhabía usado auriculares, pero en la calle nopodía estar tan aislado.Prestaba atención acuantolorodeaba,aunqueyanovigilabaanadie,yaunquenoteníamotivosparasentirseperseguido.

Seponíacamisetas,sudaderasypantalonescortos.Nuncamallas.Cortavientos,sólolos días lluviosos.Dejaba en la habitación el teléfono.Y en la recepción, la tarjeta delcuarto.Peroenelbolsillotraseronuncaolvidabameterunbilletedecincuentayuncúter.Porsiacaso.

Marséllamócuatroocincodíasdespués.

—¿Tepillobien?

—Claro.

—¿TeapeteceverestanochealMadrid?Tengounasentradascojonudas.

«Nomevengasenchándal,yonollevarécorbata,perolagentevaalospalcoscasicomoalaópera»,lehabíadichoMarsé.Alsalirdelhotel,trajeado,estrenandozapatosycamisa,Nerea,larecepcionistaquesolíaestardetarde,sonrióalgomásqueotrasveces.Cruzó el semáforo, paró un taxi y subió hacia la Castellana. Antes de que aparecieraMarsépor elpubdondehabíanquedado, JuanTorcayahabíavaciadoelprimervodka.Llevabamesessinbeber.Lascopasanteriores lashabía tomadoenMoynaq,conNadia,unanochedesgraciadayabsurda.

Nadiay sumirada triste.Nadiay su corazónardiente.Nadiay sus ilusiones rotas.Nadiaenunmardearenaydesolación,anteunaelecciónimposible,dejándolomorirenunbarcodestartalado…

—Macho,estáshechounGeorgeClooney.—ConunapalmadaenlaespaldaMarsélealejódeUzbekistán,delAral,ysehizounhuecoenelmostrador.PidióunwhiskyyaceptóaregañadientesqueJuanpagaralasconsumiciones.

Salierondelbar.CruzaronlaCastellana.QuedabaalgomenosdeunahoraparaquecomenzaraelpartidodelRealMadridcontraelRayoVallecano.AlrededordelSantiagoBernabéuhabíaautobusesconjaponeses,batallonesdeultras,padresconcríos,cuadrillasdeamigos,chavalesdisfrazados,bocinazosycánticos.Ypolicíasacaballo.

—¿TeimaginasatuRodrigocabalgandoentreestosapaches?

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—¿Porquéno?Haycosaspeores.

AccedieronalSantiagoBernabéuporunade lasentradasvipdeCastellana.En laszonasnoblesdelBernabéuapenashabíabufandasnicamisetas.MarsésetomóunrespiroenlaentradadelmuseodelRealMadrid.

—Mesabemalponerteaprueba,Juan,peroellosnoteconocen.Elpróximoencargomerecerámáslapena,notepreocupes.

Juan no preguntó quiénes eran ellos. Poco antes del comienzo del partido, en elmuseo merengue no había hinchas ni turistas, sólo vigilantes y algunos invitadosdesperdigados.CruzaronlasaladetrofeosysedetuvieronenunespaciodondeserendíahomenajeaAlfredoDiStéfano.Aguardarondepie.

—Nuncatepagarántantoportanpoco,yaverás.

UnvídeoresumíalacarreradelaSaetaRubia.Entrefintasyregates,golesyvítores,elogios de Pelé, Beckenbauer, Cruyff yMaradona, refulgían estas envidiables palabras:«Deunhobby hiceunaprofesión…, tuveuna suertebárbara». JuanTorca sonrió, esundecir,contristeza:seviosinhobbies,profesiónnisuerte.

Un sujeto esmirriado con traje de raya diplomática llegó con parsimonia desde ladireccióncontraria.Marséhizolasescuetaspresentaciones:JuanTorca,«unviejoamigo,un profesional excelente y discreto»;CamiloLaforet, «el auténtico cerebro» deMadridSeas.

Camilotendiólamano,fofa,sindesviarunamiradaazulypenetrante,ysacóunosrecortesdeperiódicodelaamericana.

—Vaisalpalco,¿no?

—Sí—respondióMarsé—.Tambiénhaninvitadoaunosalemanes,pero…

—¿Eresmadridista,Juan?—LaforetcortóensecoaMarsé,marcandoterritorio.

—Desdeniño.TodavíaquierosercomoJuanito.—TorcaeradelMadrid,delBurgosydelEibar,peroaLaforetnoteníaquecontarlesuvida.

—¿YtegustaríaecharunamanoalRealMadrid?

—Claro,cómono.

—Cuandopuedasleeestabasura.—LaforetentregóaTorcalosrecortes—.Averquéaveriguas.Seguroquesabesqueenestostiemposnosólosejuegaconelbalón.Hayunpartidoquenostocaganar,yteestaríamuyagradecidosinosayudarasavencer.

Laforetsedespidióconunhastapronto,sinmásindicaciones.

Decaminoalpalco,TorcalepreguntóaMarsésiLaforeterasujefe.«No,nidecoña,mandamucho,peroesunmandado,comotodos»,leaclaróMarsé.«Igualtesuena,saleenlosperiódicosamenudo,elconsejerodelegadodeMadridSeasesJorgeBarriocanales»,leaclaró.

Talvezsinveniracuento,Marsélerelatóuna«anécdotaacojonante»:elañopasadole habían ordenado despedir ejemplarmente a un directivo que filtraba informes a otraempresa.Eligieronunajornadadeentrenamientoejecutivo.«Unamariconadaenelmonte,

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dondeenteoríaloscaposaprendenaafrontarsituacionesderiesgo.»Despuésdeagotarlosconperreríascomorapelarporelcañóndeunríoonavegarporaguasbravas,regresaronalpuentecilloquehabíantendidoaprimerahoradelamañanaconunostroncos.

—Durantetodoeldíayonohabíadichonimu,mehabíadejadoputearcomoelresto.Losqueorganizabantodoeranunmonitoryunoschicosdemiequipo.Peropeguéunparde gritos y me prestaron atención.Me rodearon. Les conté que íbamos a jugar a algonuevo:todosmenosunoíbamosacruzarelarroyo.¿Queréissaberquiénsequedaeneselado?Elúnicoquenoselomerece,eltraidorquehoynovaacenarconnosotrosyquesevaavolverasuputacasaapie,ocomopueda.Saquéelmóvil.Busquélalista.Despacio,queparaestascosasnuncahayquetenerprisa,fuileyendounotrasotrolosnombresdetodoslosdirectivos.Segúnescuchabanelsuyo,teníanqueatravesarlostroncoscorriendoygritando, descargando la adrenalina,más«libres»quenunca…El capullo no se pusonervioso hasta que no quedaban media docena. Rompió a sudar cuando faltaban tres.¡Aunqueelantepenúltimoylapenúltimatambiénestabancagados,iguallosteníamosquehaber dejado tirados ahí con él! Mis chicos y yo nos quedamos con el fulano. No letocamos ni un pelo. Le hicimos firmar un par de papeles, para que desde la otra orillanadieperdieradetalle,yledimosunabrújula…¡yunchorizo!Cruzamos.Expliquéalosdemás,muyporencima,cómonoshabíavendido,yahísequedó,mássoloque launa,mientrasunodemischicosdesmontabalostroncos.

Subieronalpalco.Lasala todavíaestabavacía,asíqueJuanechóunaojeadaa losrecortesmientrasMarséponíaunascopas.

Ahoraque residía en la capital, Juanestabaal tantode los culebronesmadridistas;paragentecomolosempleadosdelhoteloloscurrantesquedesayunabandondeTeodoro,nohabíaconversaciónmássocorrida,niquizámásentretenida,quelafutbolera.

LostresrecortesprocedíandePueblo.Unahojalahabíanrecortadodelperiódicodeese mismo día, otra se había publicado el mes pasado, al comenzar la Liga, y la másantigua había llegado a Internet y los quioscos en mayo, poco antes del final de latemporadaanterior.Lastresestabanfirmadasporelmismoperiodista,RamónRibeyro.Sunombreestabasubrayadocon tinta roja,aunqueen la tercerapáginamásbien lohabíantachado.Conesemismocolortambiénhabíanrecalcadoexpresionescomo«losjugadorestienen la sensación», «lamayoría de la plantilla sostiene» y «según el vestuario». Conamarillo,encambio,habíanmarcadounosnombresbastanteconocidos: JoséMourinho,IkerCasillas,SergioRamos,Marcelo,Pepe,CristianoRonaldo,Kaká,KarimBenzemayFlorentinoPérez.

—¿Quéteparece?Mejorcomentamosluegolajugada,¿no?—dijoMarsémientraslepasabaunvodkacontónica.

Unacamareraentróenlasala,acompañandoamediadocenadeejecutivosalemanesysuizos.YunpardeminutosmástardeunjugadordelRayoVallecanometíaunchicharrocasiantesdequeelárbitropegaraelpitidoinicial.

Hubo más goles y más copas, pero Juan se perdió los dos primeros del Madrid.Minutos antes del descanso salieron del palco para echar unas caladas junto a lasescaleras.ContemplandolaCastellana,Marséfuedirectoalgrano:

—TienesqueaveriguarquiéneseltopoqueestáfiltrandoaRamónRibeyroloquese

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cueceenelvestuariodelMadrid.Notenemosningunapista,peroestoyconvencidodequetúsolitoerescapazderesolverestamierdasinarmarruido.Paracubrirtelasespaldas,leshedichoqueencosadeunmesseguroquehasterminado,peroyodiríaquedentrodeunasemana o dos este cuento se ha acabado.De todasmaneras, si tardas sólo un día daráigual:cobraráslomismo,treintamileuros.¿Quéteparece?Piensaquenosólotepaganporresolverlo,sinoportusilencio.Hedadolacaraporti,Juan,séquenomevasahacerquedarmal.

Marsésepiróalbaño,oatelefonear,oquiénsabesiacuchichearconLaforet,ylodejósoloenlasescaleras.TorcaleyódenuevolosrecortesdePueblo.Muyreveladores.Yverosímiles.LuegointentóconectarseconelmóvilparaleerelperfilwikipédicodeJorgeBarriocanales, pero le resultó imposible, en un espacio tan multitudinario como elBernabéu las conexiones interneteras eran pésimas.Aunque no conociera al dedillo susandanzas, claro que conocía a Barriocanales: un figura que habíamedrado a ladrillazopuro y duro en los ochenta, asiduo de la «bodeguilla» deMoncloa, que en los noventahabía disputado varios de los más exclusivos y fructíferos torneos de pádel y quecontinuabacortandoelbacalao.

Enlasegundaparteapenasprestóatenciónalcésped,salvocuandoelárbitroseñalódospenaltisen losqueCristianoRonaldofulminóalportero.Lahinchadadisfrutaba,elrestode los invitadosalpalcobebía,bromeabayzampaba,peroél sepusoaelucubrar.¿Cómocuadrarelcírculo?Esdecir,sielchivatoeraunjugador,¿sepodía«resolverestamierdasinarmarruido»?Sonrióparasusadentrosalverqueunaluddepreguntaspodíasepultarlo.Muchoantesdeplantearsecómoafrontareltrabajo,debíasaberporquéyparaqué debía trabajar. ¿Le apetecía involucrarse en un tinglado de ese calado?Treintamileurosnosegananimpunementeenunpardesemanas,niendosmeses.¿Yquiénqueríaresolver ese embrollo?Eso, ¿quién cojones le estaba contratando? ¿Nadamenos que elRealMadrid,elclubmáscélebredelmundo,ibaasolicitarlosserviciosdeuntipocomoél?Imposible…,amenosquefueraunsub-subcontratado,elúltimoeslabóndeunalargacadena demando.Quizá el presidente o uno de sus directivos había pedido un favor aBarriocanales, o a alguno de sus amigos, y así, entre insinuaciones, confidencias yórdenes, ahora debía comenzar a remar el único marinero de una barca atestada dealmirantes,contramaestres,capitanesysuboficiales.JuanSolo,paravariar.

Diezminutosantesdelpitidofinalsedespidierondelosalemanesydelacamarera.Rodearon el estadio. Marsé se movía por el Bernabéu con soltura. Cuatro billetes decincuentaeuroscambiarondemanosysecolaronenlasaladeprensa.Dentrohabíamáscámarasqueperiodistas.Sorteandocablesytrípodes,seaposentaronenunadelasúltimasfilas.Pocoapocollegaronlosperiodistas.Marsédesenfundóelíndicederecho:«Esése».Sentadoenlasegundafila,RamónRibeyroparecíaunalumnoaplicado,ajenoalbarullo.Aunquenodabaeltipodeempollón:treintañero,bronceado,brazosmusculados.TantoenlaruedadeprensadelentrenadordelRayocomoenladeJoséMourinhosemantuvoensilencio, atento pero sin anotar nada. Al terminar tampoco recogió una grabadora, seincorporó como el resto de sus colegas y se fue bromeando con un par de ellos, comochavaleshaciaelrecreo.

JoséMourinho sedesenvolvióbien,para JuanTorca.Más jovenymásdelgadoenpersona, flanqueado por botellas de aguamineral y rodeado de anuncios de Audi, Fly

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Emirates y Bwin, el taciturno y monocorde entrenador del Madrid habló de riesgos yreacciones: «Obviamente, cuando vienes de una semana con resultados negativos elequipo necesita empezar bien, ymarcar, y relajar, y jugar tranquilo, y cuando llegas ytodavíanohasllegadoyyaestásperdiendouno-cero,lascosassonmásdifíciles.Peroenlasdificultadesseveelcarácter,en lasdificultadessevea loshombres,yelequipohareaccionado».

Laveladafutboleraterminóbastantemásprontodeloesperado,sineltercertiempoputero que se temía Torca.Mientras salían del Bernabéu detrás del grupo de Ribeyro,Marsélepidió,porfavor,queempezaracuantoanteselrastreoyqueelmarteslehicierauna primera valoración en las Cuatro Torres. Luego lo dejó fuera de juego: ¡cambiabapañales! Le esperaban una cena caliente, una esposa, una mocosa, un hogar. Torca,desconcertado,lefelicitóysedejóabrazar.Marsésefueapie,comohabíallegado:vivíaenunchalédeElViso,acincominutos.

Pocoimportóqueeltaxifueraunoasis,queunmagníficoequipomusicalreprodujeraunadelassuitesdeBachparachelo.Losrecuerdosquemásduelensonlosquenuncahasvivido.AJuannadalehubieracrujidopordentrosilehubieradadoporacordarsedelosañosfelicesconRaquelydelnacimientodeRodrigo.Sinembargo,imaginócómoseríasuvidasiNadiaacabaradedarleunhijo.

Cómo sería su vida conNadia. EnMadrid o en cualquier otro lugar. Con todo eltiempoylasganasdelmundoparaempezarunanuevavida.

Devueltaalhotel,aunqueJacintoyalgunomásquizáestuvierandetertulia,viendoelresumendelpartido,subiódirectoalahabitación.Abrióelminibar.Vacióunbotellíndevodka en un vaso del cuarto de baño y lo bebió de un trago.Vació otro, pero esta vezbuscósinéxitoenlaneveritaalgoparamezclarlo.Llamóparaquelesubieranunpardetónicas,unvasoencondicionesyhielos.Lahabitaciónparecíamáspequeña.Esperócomounleónenjaulado,deunladoparaotro,lasparedesconvertidasenbarrotes.Impaciente,apuróelsegundovaso.Salióalpasillo,directoalbar,hartodeesperar,peroaldoblarunaesquinasediodebrucesconNerea.Labandeja, lacubiteray las tónicasaterrizaronsindesperfectosenlamoqueta;elvasosehizotrizas.Alrecoger loscristales,aúnalterado,Juan se cortó. Apenas sangró, pero se apaciguó ante el apuro de Nerea. La jovenrecepcionistavolvióasubiruncuartodehoramástarde,reciénperfumada,conunatirita,dosvasosytodalanochelibre.

Sedespertó amediodía.Casinuncacorría endomingo,y jamása esashoras,perohizounaexcepción.Necesitabarecapacitar,sudarlosvodkas.Nerea,másjovenymuchomásdivertidasinuniforme,habíadesaparecidoalalba.Lealiviónoencontrárselaabajo.

TrotandoporGranVía,resacoso,intentónopensarenelencargo,peronoselopudoquitarde lacabeza.¿Debíaaceptarlo?¿Oacasoya lohabíahecho,alnohaberdevueltolosrecortesnihaberlanzadoningunaobjeciónaMarsé?Sefiabadesuamigo,pero¿por

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quénohabíanrecurridoaundetectiveprofesional?¿YporquénoseocupabadelasuntoelpropioMarséoalguiendesuequipo?

ElRetirorebosabadedomingueros.Eldía,másveraniegoqueotoñal,eraidealparacorrer.PeroTorcaregresóaGranVíadesfondado.

Se detuvo, comootras veces, en el quiosco.Esta vez compró elMarca,El País yPueblo.Antesdepasarporladucha,buscóenvanoaRamónRibeyro.Noaparecíanadafirmadoporél.PasóaElPaís.DiegoTorrescontabaque«MourinhovivióanteelRayoalgunosdelosmomentosmásdifícilesdesutránsitoporChamartín».Otroperiodista,JoséSámano,apuntabaqueelMadridestaba«enplena tempestad»,hablabade«unasemanaentre tinieblas» y contaba que la hinchada estaba «contrariada por las últimasturbulencias».Yesoquehanganado6-2,pensóTorca,silleganaperder…

Alcerrarelperiódico, reparóen lafotografíadeportada.«Mirandoa laMoncloa»,rezaba el titular. Los lectores no sólo podían ver en vaqueros y mangas de camisa aMariano Rajoy, candidato a la presidencia del Gobierno, sino también, de fondo,difuminadas,lasCuatroTorreserigidasenlaantiguaciudaddeportivadelRealMadrid.

Florentino Pérez había vendido esos terrenos en 2001, durante su primerapresidencia, por ochenta mil millones de las antiguas pesetas. Muchísimos euros. Enmenosdediez añoshabían levantado los edificiosmás altosdeEspañay, sinduda, losmás polémicos del siglo: ante la sospecha de que los treinta mil metros cuadrados sehabían recalificado a un precio artificialmente elevado para beneficiar al RealMadrid,rivalescomoelBayerndeMúnichyelManchesterUnitedhabíandenunciadounsupuestotrato de favor al club blanco. La Comisión Europea había tenido que abrir unainvestigación. En 2004 se había archivado. Nadie había encontrado indicios de ayudaspúblicasilegalesalRealMadrid.

JuanTorcaencontróesosyotrosdatosnavegandoconlatableta,mientrasaguardabaa que le subieran un plato combinado.Luego, durante la comida, cambió de formato yhojeólaspáginasdelMarca.LeyócondetenimientolacrónicadeSantiagoSegurolayunapágina titulada «El otro partido de Florentino». ¿Era ése el otro partido al que habíaaludidoCamiloLaforet?Eldeportivocontabaqueesedomingosecelebrabaunaasambleade socios para aprobar las cuentas y el presupuesto del nuevo ejercicio: quinientosmillonesdeeuros.Casinada.Además,sihubieratenidounrotuladorrojocomoLaforetosusecretaria,habríasubrayadoestaslíneas:

LossociosdeberándarvíalibrealnuevoconveniosuscritoconelAyuntamientoqueharíaposiblelareformadelSantiagoBernabéu.ElsueñodelpresidenteesqueelMadridcuenteen2014conelmejorestadiodelmundo,peropara ello hace falta el sí de los socios.El coste del proyecto alcanzaría los 200millones de euros, perosegún el estudio que ha elaborado el club, se amortizaría en cinco años. El Bernabéu ganaría 3.500metroscuadrados si el proyecto sale adelante, que se utilizarían para levantar un centro comercial en el lateral delpaseodelaCastellana—LaEsquinadelBernabéupasaríaamanosdelAyuntamientoyserázonaverde—.Larenovación del estadio incluye además un techo, una carcasa con una línea arquitectónica vanguardista queenvolveríatodoelBernabéuyunaparcamientosubterráneo.

En 2001 elRealMadrid había recalificado treintamilmetros cuadrados.Ahora se

queríansacardelachisteraotrostresmilquinientosnadamenosqueenlaCastellana.Sin

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ningúntrucodemagia.

Conlavistacansadaylaspiernasagarrotadas,JuanTorcasetumbóenlacama.Cerrólosojos.Cuandoelsueñoestabaapuntodevencerlo,sevolvióaverdelantedeunateleen blanco y negro. Su padre vivía con pasión los partidos, entre litronas y Ducados.Rodrigo también vibraba con los goles y ponía a parir a los árbitros. Recordó unaconversaciónquehabíamantenidoconsuhijoduranteelMundial.Comonoteníannadaquecontarse,elfútboltratabadellenarlosvacíos.Alchavallejodíaquegenteincapazdepronunciar la palabra España se llenara la boca poniendo por las nubes a la Roja.Entonces seacordóde Jon Izagirre,unperiodistaquehabíacubierto la actualidadde laRealSociedadenunperiódicovascohastaqueelequipodonostiarradescendió.DurantelatravesíaenSegunda,habíatrabajadoenelequipodecomunicacióndeEuCorp.Aunquese dedicaban a quehaceresmuy distintos, habían coincidido en laMSPO, una feria dearmamento en Polonia. Allí se habían visto obligados a permanecer bastante tiempojuntos.Comosecayeronbien,tendieronpuentesparapasarelrato.Juan,parco,lehabíacontado cuatro batallitas, y Jon, más parlanchín, había cotilleado sobre las juergas dealgunosfutbolistas.DesdeentoncesalgunaqueotravezsehabíanayudadoyenunpardeocasionesTorcaselohabíallevadoalasociedadgastronómica.

Jon trabajaba ahora en una tele local de San Sebastián. Y no había cambiado demóvil,perocontestósóloparadecirquelohabíapilladoenAnoeta,cubriendoelpartidodelaReal,yquecasimejorquelollamaramañana.

Aldejarelteléfonoenlamesilla,volvióaverlaportadadeElPaís.¿YsiaRajoylohabíanfotografiadoantelasCuatroTorrescuandoélsehallabaenunadeellas,abrazandoa Marsé y quedándose con las ganas de contemplar el rostro de la rubia? Ya seríacasualidad,pensó.ElmarteshabíaquedadoconMarsé.¿Estaríaella?

Nereanoerarubia.Nereanoeranadie.Sólounconsuelo.Yunacomplicación:¿sehabríaenteradoya toda laplantilladelhotel?Tendríamásomenos laedaddeRodrigo,seguro que se llevaba «superbien» con las otras recepcionistas y con otros empleados.Aunquenopodíaculparalalcohol,sihubieraestadosobrio,Nereajamáshabríapisadoelcuarto,Nereano lehabría sentado en la camaparaponerle la tirita,Nereano lehabríaacariciado el brazo. Qué bonito nombre, Nerea… Sin alcohol seguiría todo igual,continuaríansonriéndose,intercambiandobuenosdías,buenastardes,sólomiradas.

Definitivamente, su existencia había dado un vuelco.Adiós a la rutina y vuelta altajo. ¿Quépasaría apartir de ahora? ¿Ypordóndeempezaba?Marsé lehabía citadoelmartesenlasCuatroTorresporquedabaporhechoqueibaapasareldomingoyellunesinvestigando al periodista y rastreando al topo del Madrid. El retiro cartujo habíaconcluido.

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2

TRESCANTOSRamón Ribeyro parecía un tipo transparente. Treinta y cinco años, los dos últimosdivorciado,sinhijos,unpisohipotecado,unacoleccióndecamisetasfutbolerasymilesdediscos. Había estudiado Derecho en la Complutense, aunque nunca había ejercido laabogacía; al dejar la universidad había cursado unmáster de periodismo y durante susprácticascomobecarioenlaSerhabíacantadolosgolesdelGetafe.Llevabaenlasecciónde Deportes de Pueblo desde el año 2000. Un repaso superficial a la hemeroteca delperiódico permitía repescar cualquiera de sus artículos. Un día de éstos me pego elempachoylosleo,quizáencuentreconexionesinteresantes,sedijoTorca.

Google siempre ofrece senderos que se bifurcan.Bajo el pseudónimoErrequeerre,Ramón Ribeyro se desahogaba en un blog personal llamado Furbo.es. En ese espaciomostraba su actividad en varias redes sociales. Más senderos. Contaba con cientos deamigosenFacebookymilesdeseguidoresenTwitter.Enambasredeshablabadefútbolydeportes, alardeabade suMiniCooperS (en una imagenhasta se veía lamatrícula delcoche)yrecomendabacancionesypelículas.Ademásmostrabaenunawebdeportivasusrutasenbici.

Ahí se detuvo. El corredor evaluó al ciclista. Juan Torca usaba una aplicacióntelefónicaparaextraerdatossimilares,peronoloscompartíaenInternet.Esmásjoven,ymás abierto que yo, pensó.Ribeyro acostumbraba a salir en bici un día a la semana, amenudo los viernes por la tarde. Sus rutas casi siempre comenzaban y terminaban a laalturadelmismonúmerodelaavenidaViñuelas,enTresCantos.¿Eraunincauto?

Juan Torca había encarado la madrugada del lunes rastreando a Ribeyro yplanificando las pesquisas, sin correr ni desayunar en el bar de Teodoro. A las nuevemenosdiezde lamañanaya seadentrabapor lascallesdeTresCantosa lomosdeunaSuzuki Burgman de cuatrocientos centímetros cúbicos, negra, recién alquilada. HabíacallejeadohorasantesporGoogleMaps,ynolecostóencontrarlaavenidaViñuelasnielportaldeRamónRibeyro.

Aparcólamotocasienfrente,cercadeunquiosco.Compróunosdiarios,aunquenollegóahojearlos,porquecuandoseacercóalportalvioqueseabríaelascensor.Hizoelademándesacarunasllaves,perononecesitópantomimas;unamujerydoscolegialesdeuniformesalíanapresurados,apenaslomiraron.Comosuponía,nohabíaportero.Losdetodalavidaandabanenpeligrodeextinción.Revisólosbuzones.Patético:enelcuartoB

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figurabaunatarjetaobsoleta,laquequizáimprimióconilusiónyfelicidadelyaderruidomatrimonioformadoporElenaVaronaGilyRamónRibeyroVillarreal.

Improvisando, descartó el ascensor y subió por las escaleras. Olía a detergente,seguroqueunaempleadaatiempoparcialhabíapasadolafregonaantesdequesonaraeldespertador de la mayoría de los vecinos. Parecía un edificio tranquilo, familiar, sinoficinas, consultas ni academias. Al llegar arriba llamó al ascensor. Comprobó que laspuertasde los tresdomicilios eran similares, sinblindajes especiales,yqueotrapuerta,mássencilla,conunacerradurasimple,permitíaaccederaltejado.SefijóenelfelpudodeRibeyro.Quizáeraposterioraldivorcio.Figurabauneslogan:«Bienvenidoalarepúblicaindependientedemicasa».

Bajóysaliódelportal.Alladodelquioscohabíaunaparadadeautobuses.Mirólasrutas,aunquelanocheanterior,cuandodecidióalquilarunamoto,yahabíadescartadoqueRibeyro recurriera a transportes públicos para ir a trabajar: la sede dePueblo estaba aveintitantos kilómetros de allí, en el centro deMadrid, pocomás de veinteminutos encoche,salvoenhorapunta,perobastantemáscombinandobuses,trenesometros.Desdelamarquesina contemplóconcalmael cuartoyúltimopisodel edificio.Enuna terrazaunasantenasparabólicasdelatabanauncinéfilooaundevoradordefútbol.LarepúblicadeRibeyro.Conquistableconsencillez,sinbatallasnifunambulismos,saltandodesdeeltejadohastalaterraza.

Cuando supo que Ribeyro residía en Tres Cantos se temió un adosado o unaurbanizaciónconpistadetenis,piscina,segurataycámaras.Encambio,enlaconcurridaycomercial avenida Viñuelas se podía vigilar a un tipo sin despertar sospechas. A unaquincenadepasosdelportal,uncamarerolimpiabalasmesasexterioresdeunacafetería.Sesentóypidióel«desayunotricantino»:zumodenaranja,caféconlecheytresseñorasporras.

Pegóunbocadoalaterceraporrasinperderdevistaelportalylarampadelgaraje,aunqueintuíaquecontabacontiempodesobraparaordenarlasprimerasimpresiones.

Si el trabajo era sencillo, si parecía tan sencillo, ¿por qué JavierMarséme lo haencargadoenvezderesolverloconsugente?,pensó.Vale,confíaenmí.Bien,peroMarsésabe que aquí y ahora carezco de apoyos logísticos para seguir el rastro de un tipo lasveinticuatrohorasdeldía.Sabequevivoenunhotel,sinoficinaniempleadosamicargo.Mássoloquelauna.Quiénmehavistoyquiénmeve.Ysinembargomehacontratado.¿Por qué?Muy sencillo. Primera hipótesis: estoy aquí porque se fía demi intuición yexperiencia…,porque leconstaqueel encargoes tan sencillocomobeneficioso;quieredevolvermeviejosfavores.Segunda:mientrasyojuegoaserdetective,élparticipaenlapartida conotras cartas.Porquequizá, tal vez…soy el planB.Unaocurrencia.Porquequizá, tal vez, Marsé montó, está montando o va a montar un equipo profesional ysistemático.

¿Quéharía,quéhizo(siesquelointentaronsinéxito),quéestáhaciendoel«equipoA»? Pongamos que un 24/7, ni un segundo al día sin vigilar los pasos de Ribeyro.Añadamos unas escuchas telefónicas, unosmicrófonos y el jaqueo de su ordenador, sutableta,suteléfono,todo.Incluyamosunaexploraciónconcienzudadelterreno,unregistroexhaustivodesuvivienda,desuMini,hastadesubicicleta.Yterminemos,porahora,con

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unalecturaanalíticaycruzadadetodoloquehapublicadoenlosúltimosaños.Desdeelprimerartículoperiodísticohastaelúltimotuit.

Tal vez ese equipo ha fracasado. O puede que ese equipo haya comenzado lainvestigación,quenoimportequeellosyyotrabajemosenparalelo.¿Yquédebooquépuedo hacer? Currar, y punto. Al fin y al cabo, es fútbol, sólo fútbol. Olvidarme deespeculaciones.Currarensolitario.Igualsemevalaolla.AMarséleconstaquevoyporlibre, así que sin consultárselo antes no voy a tirar de agenda para organizar unseguimientoatiempocompletoniparainstalarunosmicrófonos.Porahora,vuelosolo.

ElMiniascendiódelgarajeduranteelsegundocafé.RamónRibeyrocondujohastaelperiódicosinaceleronesniparsimonia.EnunsemáforodelpaseodelPrado,apuntodellegar,aTorcaleparecióescucharelguitarreodeWaterlooSunset,delosKinks.RibeyroaparcóconpericiaenlacalleCervantes,encuantodetectóqueuncochedejabalaplazalibre.SaliódelMinienganchadoalmóvil,charlandoconunligueouncolega,másrisasquepalabras.Teníapintasdefutbolista,nohabríaencajadomalenelvestuariomerenguetrasunpartido.Zapatones,vaquerosdesgastados,corbatanegra,chaquetagrisdepunto,camisablancayunamochiladecueroquepodríacontenerdesde ropadeportivayunaszapatillashastaunportátil.Al colgar, aunospasosdelperiódico, caminópendientedelteléfono.

Luego Torca había callejeado un rato por la zona. Había tratado de imaginar aRibeyrosaludandoasuscompañeros,haciendoescalaparapillaruncafédemáquinaantesdeaposentarseensupequeñomundo:unamesa,unasillagiratoria,unteléfonofijo,unoscajones. Dos años más tarde recordaría a Ribeyro al leer estas líneas del prólogo deSantiagoSegurolaallibrodememoriasdeEnricGonzález:«Pocosrasgosdicenmásdelcarácter de un periodista que sumanera de entrar en la redacción. Los hay simpáticos,tímidos, silenciosos, ampulosos, invisibles, discretos, frontales y oblicuos. A fuerza deinsistencia,cadaunoproduceunperfilante losdemásyacabaporno importaranadie.Perodevezencuandoaparecealguienqueseresistea la indiferencia.Esealguiensabecómoentrarenunperiódico».

Doshorasmástarde,JuanTorcaregresóaTresCantos.

Después de recalar en un centro comercial para adquirir una caja de herramientas,aparcólamotoaunkilómetrodelarepública.Alaunadelmediodíafaltayamuypocoparaquecualquiervecinosemosqueesiabajollamauncarteroounoperario.PeroJuanTorcatentóalasuerte.LlamóalmismotiempoalcuartoAyalC;notocóeltimbredelB,dabaporhechoqueRibeyrovivía solo.Alnocontestarnadie,probóconel segundoB,unodelospocosdondelasventanasestabanabiertas.

—¿Sí?—preguntóunaseñora.

—Ábranos,porfavor,revisióndeantena—respondióTorca.

Denuevoenel rellanodelcuarto,dudó.Forzar lapuertade la repúblicaentrañabacasilamismadificultadqueaccederaltejado.Peroseciñóalplanoriginal.Hurgóenlacerradura de la puertecilla unos veinte segundos. Una vez en la azotea, no dudó: una

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panorámica para detectar curiosos, media docena de pasos tranquilos y un salto a laterraza.Menosdetressegundosexpuesto.

Seguíaconvientoafavor.Unaligerapalancaconunpunzónylapuertacorrederasedeslizó con suavidad. Atravesó el salón sin malgastar un segundo, ya sobraría tiempoluego. Los juegos de llaves suelen estar en el recibidor. Una bicicleta de montaña,embarrada, estaba apoyada junto a un aparador chino. Tardó menos de un minuto enencontrar cuatro llaveros en el cajón central. Un aro agrupaba dos llaves etiquetadas:tejadoytrastero.Otroeraunmanojoconvariasargollas,quetalvezabríanlaspuertasdelainfancia,lajuventudypuedequealgunaotrasorpresa:lacasadelospadres,unpisodeestudiantes,unapartamentoenlaplaya…Eltercerllaveroeraunaherraduraconellogodeunajoyería:sinduda,habíapertenecidoaElena.Adiósalossueñoscompartidos,aquítequedas,novolveréausarnilallavedelpisoniladelportalnielllavíndelbuzónnielmandoadistanciadelgaraje.Elcuarto,unMinienminiaturaconunallavedelvehículo.Loscogió todos.ConeldeElenaabrió lapuertade lavivienda, salióycerró.Tambiénpudocerrarlapuertadeltejado,yaqueantesnohabíaestropeadolacerradura.Abandonóeledificio.Diezminutos.

Máskilómetros.EnColmenarViejoaprovechóparacomerunmenúdeldíabastantepotable (ajoblanco, bacalao a la vizcaína y cuajada) mientras el ferretero de un centrocomercial duplicaba casi todas las llaves. Rescató entonces el periódico que habíacompradoporlamañana.Enlaesquinasuperiorderechadelaportada,elpresidentedelReal Madrid enarbolaba una papeleta con un SÍ mayúsculo. El titular prometía:«Florentino Pérez se alinea con el “señorío” de Mourinho». Dentro, en la sección deDeportes,leyó:«Elpresidentellegóaenfatizarqueelentrenadorportuguéshaabiertolosojosa109añosdemadridismoalpatentarunnuevoseñorío:“¿Quéesestodelseñorío?Mourinhonoshaagitado…Laluchacontralainjusticiatambiénesseñorío”».Lossocioshabían arropado al presidente: además de aprobar las cuentas del curso anterior y elpresupuestoparalatemporada2011-2012,lasbasesmerengueshabíandadoelvistobuenoa la ampliación del Santiago Bernabéu. No obstante, algunos compromisarios habíanreprochadoqueMourinhosequejarade losarbitrajes,quedudaradelmadridismode laaficiónyque,elmespasado,alperderlaSupercopacontraelBarça,hubieraagredidoalayudantedePepGuardiola,TitoVilanova,metiéndoleundedoenelojoyllamándolePitoenlasaladeprensa.Antelascríticas,Florentinohabíacontraatacado:«Entiendoqueaquíhaygenteque sehavisto influenciadapor laprensayhayqueabrirle losojos.NovandetrásdeMouporeldedoenelojo.VandetrásdelMadridporquequiereninfluir».Comosueleserhabitual,pensóTorca,lospoderososculpanalmensajero.

TresCantossesteabaa lascuatrode la tarde.Entrósin llamar,confiado, imposiblequeelperiodistaregresaratanpronto.Colocótodoslosllaverosenelaparador,menoseldelMini,elúnicoquenohabíapodidocopiar.Porlanocheinspeccionaríaelcoche,eraunpequeñoriesgo,aunqueabuenseguroqueRibeyrosepasabadíasydíassinfijarseenesasllaves.

Empezóel registropor el dormitorio. Intuíaquecontaba concuatroo cincohoras,peroseimpusonopermanecermásdedos.Tiempomásquesuficienteparanoencontrar

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nada.Perodebíaintentarlo.

Torcaregresóalhotelpasadalamedianoche.AntesinspeccionóafondoelMini.Alasochodelamañanalodespertóelteléfono.JavierMarsé.

—¿Quétallollevas?

—Remando.Podríairpeor.

—Deputamadre.Meponesaldíaenmidespacho,a launaymedia,ydepaso teenseñolasvistas.Yluegonosvamosazampar,¿vale?

—Cómono.

Marsélediolasseñasycolgó,sinmás.

Tocabapensar,másqueactuar,asíqueJuanTorcasepusolaszapatillas.Corrióconganas.Zancadaabiertaymentedespejada,buenamezclaenunamañanaconbrisaaunquecalurosa. Impaciente cuando le detenía un semáforo en rojo. Desatado en el Retiro,disfrutando.Eneltrayectodevuelta,alrebasarelPalaciodeCristaldecidiódespedirsedelparqueesprintandohastalaPuertadeAlcalá.Aceleróymantuvounritmoexplosivo,casiinsoportable…,hastaquedoscorredoresescuálidosybastantemásjóvenesloadelantaronsinparardehablar.Putaedad.DesdeelestanquehastaGranVíasedejóllevar.

DesayunócharlandodefútbolconTeodoroyunpardeparroquianos.

—Esta noche el Madrid se merienda al Ajax, ya veréis —les había incitado elcamarero,quehabíarecordadolasgoleadasdelañoanterior.

—Quita,ojoconlosholandeses.Elquetuvoretuvo—sentencióunabuelomemoriónquementó aVanBasten, los hermanosdeBoer ySeedorf, y queno llegó a evocar lostiemposdeJohanCruyffyNeeskensporqueTorcapreguntóalaconcurrenciasieseañoMourinholograríaqueelMadridganaralaansiadadécimaCopadeEuropa.

Searmóunabuena.AMourinhoseleamaoseleodia,sinpuntomedio,pensóTorca.Aunque abundaban los partidarios del portugués, un hincha del Atlético deMadrid sellevóelgatoalaguadesdeelotroextremodelabarra:

—Sólo hay una Santísima Trinidad. Así que un equipo conMou el Special One,FlorentinoelSerSuperioryCristianoelDeseadojuntos…¡sólopuedeirsealinfierno!

Al retornar al hotel recordó que no había vuelto a llamar a Jon Izagirre, el únicoperiodistadeportivoqueconocía.Traslossaludosderigor,Torcalepreguntó.

—¿Puedoconfiarenti?

—Claro,¿túquétecrees?

—Preguntacortitayelpie:¿quiénteparecequefiltratodoloquepasaenelvestuariodelRealMadrid?

—¿Cortita?Eresuncachondo.Esodaparaunlibro.Pero¿porquéquieressaberlo?

—UndíadeéstosquepaseporDonostinosvamosdepinchosytepongoaldía.Un

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amigoandamuyinteresadoporelasunto…

—Vale,vale,nomecuentesunamilonga.Avercómoteloexplico…

TorcanodejódeanotarnombrespropiosmientrasIzagirrehacíaundivertidorepasodelaconvulsaactualidadmadridista.LehablódeSaraCarbonero,noviadeIkerCasillas.De Aitor Karanka, segundo entrenador del Madrid, y del séquito que escoltaba aMourinhodeclubenclub:RuiFaria,MoraisySilvinoLouro.Defutbolistasdelaplantillacomo Sergio Ramos, Arbeloa, Albiol, Kaká, Özil, Di María o Higuaín. De otros quehabíansalidodelequipo,comoPedroLeónyFernandoGago.DeJorgeMendes,agentedeMourinhoydevariosdelosjugadores.DeJorgeValdano,directorgeneraldelclubhastamayo…Segúnelperiodista,eraabsurdoirtrasunúnicofiltrador.

—Nosési leesPueblo,perohayun tíoque tienepintadecontarconunagargantaprofundaenelvestuario…—dijoTorca.

—Ya,comoenelWatergate.Yloqueyotediga.¿Ytútienesquecazaraltopo?

—Paraquémentirte.Sí.Siesquequiero.

—Pueslollevasclaro…

—¿Porqué?

—Porque el RealMadrid, como cualquier otro club, es un coladero, todos filtran.Joder, seme acaba de ocurrir un tuit cojonudo: «En el fútbol o eres un filtrador o uninfiltrado». A lo que voy: en algunas de las filtraciones el que ha cantado ha sido elentrenador, o sus ayudantes, o su agente…Otras veces a quien le interesa airear algúntraposuciodelaplantillaodelmísteresalpresidente,oaundirectivo…Ymuchasveceslos jugadores, o sus padres, hermanos o representantes son los que tiran la piedraescondiendolamano.Sumaaesolosentornos:elcolegadelmejoramigodeunfutbolista,elcuñadodeunutillero,lamujerdeundirectivo…Yañadequeelfútbolsóloescerradodepuertasafuera,quedentrotodosseconocenyquetodos,todos,seaburrenmuchoentrepartidoypartidoynotienennadamejorquehacerquehablar,hablarynoparardehablar.

Sin embargo, Izagirre le prometió que charlaría con algunos compañeros de lacapital.

ElrestodelamañanaTorcalopasóenlahabitación,dejándoselosojosenelportátil.AlternólalecturadelasinformacionesqueRibeyropublicabaenPuebloconlasentradasquecolgabaenelblog.Noencontrónadarelevante,aunquemarcócomofavoritosestosdospostdeFurbo.es:

Ribeyroloshabíaescritoantesdeldivorcioydelassalidasenbicicleta.

HINCHASudasmásenelsofá(tragandotelevisión,quenadiepiensemal,obien)quepracticandocualquierotrodeporte.Siempre te indignascuandopierden los tuyosy rebosas felicidadcuandosecuelganunamedalla, levantanuntrofeo,encestanuncanastónomarcanelgoldelatemporada.Unpardedetallessinimportancia,sinembargo,te frustran desde hace un par de años.Más omenos, desde que un anillo te corta la circulación del anularderecho. Desde el bodorrio, no has podido evitarlo, has cumplido dos años más. Sumas ya treinta y tantosinviernos.Yaúntecreesjoven…,aunquelamayoríadetusídolosdeportivossejubilaranelmileniopasado.Lostuyos,debesreconocerlo,yanojuegan.Dentrodenadatodostepareceránunosniñatos.Ysucede,además,otracosita.Yanocantaslosgoles.Yanoinsultasalosárbitros.Yanoanimasalostuyos.Yanorugescuandoganan

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los otros. Antes vibrabas con tus colegas. Ahora te aterra que tu amor sepa que convive con un hinchaacomplejadoypatético.

DOS-CERONotejodequepierdan.Estásacostumbrado.Tejodetragarteelpartidosoloyensilencio,enelsalóndetucasa.Pasartedoshoras,conprórroga incluida,ensilencio, solo,cadavezmáscabreadosegúnseacerca la temidaderrota. Cuando marcan el primer gol farfullas un «mecagüenlaputa» que apenas resuena. Eres un hinchareprimido.Conelsegundogolnisiquieraabreslaboca.Sentadoenlaalfombra,mirasaleladocómolofestejanlosjugadoresdelotroequipo.Apagaslateleencuantoterminaelpartido.Temetesenlacocina,preparasunaensalada, sacas los quesos, llenas de agua la jarra y pones lamesa. Vas y vuelves de la cocina al salón. Tucontraria sale relajada de la bañera. Se sienta dispuesta a charlar de las cosas del día y a ver por la telecualquiercosamenosfurbo.Cenas.Quélejosestásdelpisodeestudiantes,delosbaresdeaquíydealládondenochesasírugías,maldecíasysufríasconanimalesdetuespecie.

—Supisoesunaleoneradediseño.Muypop,muycolorido,perodesordenado.

—Conesapintademetrosexualpensabaquetendríalacasadepuntaenblanco…—dijoMarsé.

—Ya ves. Amontona la ropa sucia en la bañera, se ve que sólo usa la cabina dehidromasaje.Aparca labicicleta en la entrada.En la cocinanohabíaunplato limpio…Tuvesuertealentrarunlunes.Enelfrigoestabancolgadosloshorariosdeunaasistenta,vamartesyviernesporlastardes.Sequedasólodoshoras,asíqueapenastendrátiempoparaplancharle lascamisasyadecentarunpocoelpiso.AestashorasestaráallíunatalCeciliaFernanda.

—Unasudaca,fijo.

—Ni idea. Ribeyro colecciona chorradas: entradas de cine, de fútbol, camisetas,discos, vídeos, tebeos, clicks de Playmobil…y teléfonosmóviles. El salón y el pasilloestánforradosdeestanteríaspolvorientas.Encualquierbalda,laverdad,podríaesconderqué sé yo, cualquier cosa, así que, como puedes imaginar, mi registro para nada esconcluyente. Sólo me llamó la atención que el estante donde almacena los teléfonosestuvierabastanteordenado,sinpolvo…

—¿Ycoleccionamuchosmóviles?

—Dependedeloqueteparezcanmuchos.Haymáspiraoscomoél.EstamañanahevistoqueSamuelEto’ocuandoestabaenelBarçayateníacercadecuatrocientos.Ribeyrorondaelmediocentenar.Unodeloscajonesestabarepletodecargadores,porcierto.Tienedesdemamotretos de los noventa, algunos escacharrados, hasta varios sin desprecintar.Aunque tal vez los conserva relucientes porque es lo último que se ha puesto acoleccionar,comolosniñoscuandoempiezanunálbumdecromos.

—Puesmeloponesbien.Nohasencontradonadaniesonossirveparanada,¿no?

Estaban de sobremesa en Casa Lucio, en la Cava Baja, un restaurante castizofrecuentado por celebridades. «Mariconadas, las justas», había proclamado Marsé traspedirjamónibérico,lostradicionaleshuevosestrellados,unascocochasdemerluzayunoscallos, todo para compartir. Se habían saltado los postres. Javier, añorando un habano,rematabalasentadaconunwhiskydemalta.Juan,conunvodka.

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—Estohayquebajarlo—dijoMarsépalpándose labarriga—.¿Damosunavuelta?Hastaquevayamosaverelpartidotenemostiempodesobra.

¿Losojossabenmentir?¿QuéfuedelMarséferoz,pendencieroysuburbial, reciénsalido del Raval barcelonés, que muchos años atrás había compartido con Torcadesventurasypenalidades?Eltraje,lagominaoelaplomoconelquesacabalabilleteranocamuflabanunamiradainquieta.

Horas antes, en una astronómica planta de la Torre de Cristal, en cambio, parecíamuy alegre.Una tímida y jovencísima secretaria había bajado a recoger aTorca.En elascensor la chica se había refugiado en su tableta, rehuyendo cualquier conversaciónbanal. En el taxi, Torca también se había distraído navegando con el teléfono. Entorredecristal.com contaban que el edificio, de 250 metros de altura y 52 plantas,albergabaenlacúpulaunjardínvertical,elmáselevadodelcontinente,yhabíacambiadoel skyline de Madrid junto con los otros tres rascacielos. Las Cuatro Torres eran «losnuevos referentes arquitectónicos de la ciudad y uno de los centros de negocio másmodernosdeEuropa».Segúnsuarquitecto,CésarPelli,laTorredeCristalfueconcebida«comounaesculturacristalina,delicadayvivazdeformasascendentesquellevannuestramiradahaciasuremateyalcielo…».

—¿Quétepareceelcipotedecristal?

Zafio y orgulloso, Marsé lo había abrazado al salir del ascensor, ignorando a lasecretaria.Atravesaronunlaberintodehabitáculosyoficinas.MientrasTorcabuscabaenvano lanucade la rubiadelhotel,Marsé lehabíaexplicadoqueFlorentinoPérezhabíafichadoaLuísFigo,ZinedineZidane,DavidBeckhamyRonaldograciasalaventadelosterrenossobrelosquesehabíanedificadoloscuatrorascacielos.

—Lagentellamaalastorresconlosnombresdelosgalácticos.AlanuestralallamoZidane.Yasabesquemegustaelfrancés…

El despacho, una celda de vidrio y acero cromado, estaba precedido por tresescritorios.Unoloocupólasecretaria.Enelotroaporreabauntecladoelhombretónconpintas de boxeador sonado que fumaba el otro día en el hotel. El tercero estaba vacío.¿Quizáeraelpuestodetrabajodelotrofumador,elrapadocongafasdesol?¿Ocurrabaahí la rubia?Unavezdentro,Marsé lohabíaconducidoanteunventanalparamostrarleMadrid, suMadrid:unamarañadeedificiosmásbajos,más feosymásantiguosque laTorredeCristalsefundíaconelhorizonte.ATorcanolehabíasorprendidoqueMarséselo tomara con calma. Sin mencionar la búsqueda del topo, habían charlado sobre elhomenajequeseibanapegardondeLucio,sobrelagoleadaqueleibaacaeralAjaxenelBernabéu…EltrabajodeMarsénodebíadesermuyestresante,enningúnmomentohabíaprestadoatenciónalordenadornihabíarecibidoningunallamada.

Tampoco durante el almuerzo había recurrido al móvil para consultar el correo.Disfrutandocadabocado,habíatrasegadoconparsimoniacasidosbotellasdeunreserva

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deriojadedoscientoseurosqueTorcaapenashabíacatado,yhabíadejadoquelecontarasusandanzasenTresCantossinapenasinterrumpirlo.

Esquivaronmendigosyturistas.EnlosaledañosdelaplazaMayor,pareciócaerenlacuentadequeelhoteldeTorcaquedabacerca.

—Oye,¿teimportasimeenseñastusdominios?

MientrascaminabanhaciaGranVía,Marsécambiódetercio.Sonsacóasucompadresin diplomacia. Comenzó lanzando una estocada al querer saber cómo había encajadoRodrigolamuertedesumadreyhurgóenlaheridaalevocarelbombodelaboda,enlosochenta,yluegopidiendodetallessobreelfuneraldeRaquel.AnteelasombrodeTorca,rematólafaenapreguntandosobreNadia:

—MehancontadoqueenUzbekistánmontasteunpifostiodetresparesdecojonesconunaucraniana,¿no?¿QuésetehabíaperdidoenelmardeAral?

—Nada.Peroyaves.—Torcasemordiólalengua.Lodemenoserasabercómosehabíaenterado,quésabíaodejabadesaber,sinoacuentodequésacabaesoahorayporquéqueríaversucubil.

—Pero¿noestabasallíparasolucionaralgunamovidadeEuCorp?

—Qué va. Fui por mi cuenta y riesgo. Pero ya entonces estaba de excedencia.Indefinida.DeberíanpasarmuchascosasparaquevuelvaaEuCorp.

Nerea,quién si no, radiante, con la tentadorablusabien abotonada, atendía aunosturistasenlarecepción.Aunquealverloacompañadolosrecibióconunanodino«Buenastardes,señores».

—¡Vayadelantera!—soltóMarsécuandoladejaronatrás.

Torcanodijonada.

Entraronenlahabitación,limpiayacartonadacomountrajedebodaantiguo.Marsé,sarcástico,pegóunsilbido.«Cómotecuidas,macho.»Losúnicosobjetospersonalesalavistaeranelportátilylatabletasobreelescritorio,unosperiódicosenlamesilladenocheyunaspilasconlibrosenunaesquina.Torca,incómodo,sacódosbotellinesdelminibar.Brindaron,comosiempre,porlaquintadel81.

—Porloscompadres.

—Losvivosylosmuertos.

Torcamojóloslabios.Marsévaciódeuntragoelwhiskyysedejócaerenlabutaca.

—LodeSamupocoarreglotenía—recordóTorca—,quetefulmineunabalaperdidaesunaputada,eldestinoesuncabrónconpatas…

—Ytanto—añadióMarsé—.Eraunbuenchaval,aunquenosabíabeber.

—No como el jodido mexicano. No lo tumbaba ni Jandro. Krauze tampoco semerecíaesefinal…¿Túquécrees,quelelincharonnadamásapresarlo?

—Nizorra.Quémásda.

—Ya.Sobretodoahora,¿hascaídoenlacuentadequehanpasadoyadiezaños?—

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preguntóTorca.

—Puesno.Eltiempovuela.

—Diezaños.Silohubieranejecutadoalpocodecapturarlo,habríamosencontradoelcadáver.Yluegonopidieronrescate.Yodiríaquelojodieronbienjodido,queloforraronahostias,yqueKrauzesóloabriólabocaparachingarseensusmuertosantesdequeledieraneltirodegracia.

—Esoesloquehabríashechotú.

—¿Quéquieresdecir?

—Nada,nada.

Marsécogióotrobotellíndelminibar.Ademásdeborracho,parecíanervioso.Torca,encambio,llevabademasiadosincharlarenconfianzaconunamigo.

—DiezañossinKrauze.Ysincompadrear.Diezañosya…

Marsédiountrago.Torcacontinuóhablando.

—Tevoyacontarunagilipollez.Lagentesueletenerunnúmeropreferido,eldelabuena suerte, pero me da que yo tengo un númeromaldito, el diez. Y no lo digo porKrauze.Cuandoteníadiezañosmuriómimadre.Mipadreaguantómás,peropalmóunoctubre.Eldécimomes.ComoRaquel.—Torcacogióotrovodka,mientrasrecordabaquehabíaperdidoaNadiael10demayo—.Cuandosemecruzaundiez…

—¡Basta ya, cojones! ¿Qué has averiguado del diez?—Marsé arrojó el botellín alsueloysepusoenpieconlospuñoscrispados.

ElestallidodeMarsécogióporsorpresaaTorca.

—Xavi,¿dequévas?

—¿Xavi?Ya nadieme llama así. ¡NiXavi ni hostias en vinagre! Te lo repito porúltimavez,¿sabealgoRibeyrodelputodiez?

—¿Ribeyro?¿Deldiez?Pero¿dequécoñoestáshablando?

Marsé lomirabafijamente.Buscabaensusojosunarespuesta,un indicio.Elpulsovisualduróunossegundoseternos,hastaqueMarséseaplacó.

—Olvídalo.

Marsé cogió otro botellín. Sin llegar a abrirlo, se acercó a la ventana y apartó elvisillo.

—Xavi,¿quéquieresdemí?

—¿Puesnolosabesdesobra?Teestoyhaciendounfavordeputamadre.Quieroquecacesaltopoyquesaquesunabuenapastaparaquetepiresdeestehoteldemierda.¿Teparecepoco?

—Ysinolopillo,¿qué?

—Confíoenti.Hepuestolamanoenelfuego,estoparatiesunjuegodeniños.

AhorasecabreóTorca.

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—¿Un juego? ¿Para quién? ¿Qué pasaría si mañana te envío un informe dondedemuestroqueelfiltradoresCasillas,oValdano,olamadrequelosparió?¿OsiRibeyrodescubrequeloestoyespiandoyvaylopublica?¿Deverdadsóloquieresunnombre?Unnombreselosacoagolpesalperiodistasiloesperoenelgaraje.Osilodespiertoconunapistolaenlafrente.Parasacarleunnombretampocomenecesitas,túmismoselosacasocualquieradeesosgorilas,¿no?¿Estoescazamayoromenor?

—¿Cómoquecazamayor?

Marsésegiró,volvióaescrutarconlamiradaaTorcaycambióel tono.Másbajo,mássordo:

—Juan,lagentecomotúyyoobedecemosórdenes,ypunto.Aunqueseanabsurdas.Si quieres abandonar, adelante. Seguro que hasta puedo pagarte el tiempo que hasdedicado,noharíafaltaniquemepasesundossier.Túyyosabemosqueestetrabajoseaparta un poco de lo que venías haciendo. Pero déjame decirte una cosa: cuando mellamaste, vi la luz. Ahora que tengo recursos… Ahora que me enfrento a situacionescomplicadas,muycomplejas,unviejoamigocomotú,enelquepuedoconfiar…,meesmásnecesarioquenunca.Confíaenmí,comoyoconfíoenti,yverásquenotedefraudo.Serásóloelprincipio.Estodeltopo,comotodo,tieneunaimportanciarelativa.Notevoyamentir:cuandosepamossunombrequizátuinformeacabepasadoporunatrituradora,ynuncamás se supo.Ya sabes cómo funciona esto. Pero quizá tu investigación sirva deapoyopara una operaciónmás grande, ymás enrevesada…Unapartida que se juega amuchasbandas.Créemesitedigoquenopuedo,quenodebodecirtenadamás.Porahora.

Marséseguardóelbotellínenunbolsillolateraldelaamericana.MientraslecontabaquealdíasiguienteviajabaaParísyqueregresaríaelviernesoelsábado,sacódeotrobolsillodosentradasylascolocóenelescritorio.

—Porfavor,estanocheveteaverelpartido.Vetesoloollévateaquienquieras,yoaprovecharéparaprepararelviajeyparaejercerdepadreymarido,quetodavíaandodeprácticas.Cuandovuelvanosvemos; sihascontinuado investigando,me informas.Ysihasdecididodejarlo,tanamigos,nohabráreprochesnilamentos.

Solemneypatético,tendiólamanoaJuan.Selaestrechóconfuerza,mirándoloalosojosyselargó.

LavozdePlácidoDomingoinundabaelestadio.Nerea,eufórica,seunióalcántico:«Sale el Madrid a luchar. Sale el Madrid a ganar. ¡Hala Madrid! ¡Hala Madrid!». Alterminarelhimnodelcentenario,resonóeldelaChampionsylosdosequipossaltaronalcésped.PeroTorcanosefijabaenelterrenodejuego,sinoenlostrajinesdelosfotógrafosa pie de campo. Estaban en un anfiteatro del lateral este, lejos del palco del partidoanteriorycercadelatribunapresidencial.

BenzemafallóungolcantadoyNereasequedóauntrisdeabrazarlo.Enelhotel,sentadoenlacamaconlasentradasenlamano,ensimismado,habíatelefoneadoasuhijo.Rodrigo,suniño,sutodo,lasonrisainfantilqueloiluminabacuandoregresabaalhogar,sehabía convertidoprimeroenunadolescentehoscoy rebelde, quenocomprendía sus

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ausencias y que reprobaba lo poco que sabía de su trabajo, y luego en un jovenindependienteydistante.Lallamadaparaverelpartidolehabíasorprendido.Entreserescercanos la extrema cortesía a menudo esconde tiranteces, dobleces. En este caso noparecíahaber inventadoningunaexcusa, lehabíaagradecido la invitación,pero lehabíadicho que estaba de guardia y que le encantaría volver a verlo pronto. Le habíadespachadoenunminuto,sinpreguntarlenada.

NerealeagarróelantebrazocuandoCasillasdespejóunbalón.Lajovenflipaba.Almenoséseeraelverboquemáshabíaconjugado.Nereanohabíaparadodehablarydemostrar una alegría desbordante y contagiosa tanto en la cafetería de Teodoro, dondehabían quedado al acabar el turno, como en el taxi. Sólo había callado al entrar en elestadio,impresionada.Juventud,divinotesoro.Asulado,Torcanodejabadedarvueltasala conversación conMarsé. «Me enfrento a situaciones complicadas, muy complejas»,habíaconfesado.Yono,pensóTorca.Yono,perolollamé;quizámeestéutilizando,perograciasaélestoyaquí.Vivo,acompañado.Nopuedoecharmeatrás.

Cercadeláreachicamadridista,enelminuto24delaprimeraparte,SergioRamosrecuperó un balón para dárselo a Özil y entonces el alemán, el número 10 del RealMadrid,alumbróuncontragolpevertiginoso,antológico,unasucesióndepasesalprimertoqueconCristianoRonaldo,KakáyBenzemaqueterminóconundisparodelportuguésyunaovaciónatronadora,conmilesdepersonasgritando«Gol,gol,gol»,unaexplosiónde júbiloque fundió a JuanyNerea enun abrazo intenso, espontáneo, preludiodeunaveladamemorable.

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3

ELNÚMERO10Amaneciósolo,sinresaca,convariasdudasyunnúmero.Aquel«¿quéhasaveriguadodel10?»,ademásdeundeslizetílicodeMarsé,parecíaunreclamo.

HubounaépocaenlaqueTorcaestudióaClausewitzyaSunTzu.EnElartedelaguerra, el estratega chino proclamaba: «Existen caminos que no hay que seguir, tropasquenohayqueatacar,ciudadesquenohayquetomar,territoriosquenohayquedisputaryórdenesdelsoberanoquenohayqueseguir».

Caminos.Tiradoenlacama,ensimismado,mirandounasgrietasdeltecho,imaginóunaencrucijada.A la izquierda seabríauncamino truncado,muycortoyapetecible, larenuncia:olvidaraRibeyro,aMarséyalMadrid,yluegotrazarunrumbonuevo,elquefuera,sinataduras.Peroporelcentrocrecíaelcaminoquedebíaexplorar,queyahabíapasado por Tres Cantos y el Bernabéu, que había nacido cuando Marsé lo llevó anteCamiloLaforetyquedebíamorirconunnombre,almenosuno,eldelchivato.Aunqueelcuerpolepedíaabandonaresavía,habíadecididoquedebíarecorrerlaporlealtadaMarsé,más que por el dinero o las perspectivas profesionales que se abrirían después. Sinembargo,aladerechaaparecíaunasendaintrincada,tentadoraeimprevisible:elcaminode la caza mayor, del 10, investigar por qué, para quién y contra quién estabainvestigando.

Nerealodevolvióaestemundo.Surgiódelpasilloconunatoallaenlacabezayelalbornoz desatado. Rotunda. Al verlo despierto se soltó el pelo. Agitó lamelena haciaarriba y abajo para salpicarlo, pero Juan no entró al trapo, se quedó quieto,contemplándola.Nereacaminódespaciohaciaelcabecerodelacama,dejandoentrevereltatuajedelcostado,unaestrella.PosóunamanoenelpechodeJuan.Derepente,tiródelassábanascon fuerzapara taparle lacaraysepusoahorcajadasencimadeél. Juan ladejóhacer,alprincipio.

NereavivíadealquilerenLagasca,enunedificioeleganteperoachacosodelbarriodeSalamanca.Compartíacondosamigas«unpisodepaso»,segúnella,convistasaunpatiointerioryoscuro.Suhabitaciónsediferenciabadelpasilloyelcomedorconmueblesdesvencijadosytapicespolvorientosquehabíanatravesadodemadrugada.Habíavaciadoelcuarto,lohabíapintadodeblanco,habíacolgadodosMatissesfloreadoscompradosenunchino,ylohabíaamuebladoconunacamadeforja,unamesillaajuego,untocadorconespejoyunarmarioportátilrojo.Alacompañarloalapuerta,Juanvioderefilónaunade

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lasamigas:otrarecepcionista,unachicaregordetaconacentoandaluz.Nereasequedóenelumbral,mientrassubíaelascensor.

—¿Lastrestrabajáisenelhotel?

—Claro.¿Nolosabías?

—No,quéva.¿Yquiéneslatercera?

—¿Silvia?Sivasparaallá,seguroquetedalosbuenosdías,llevaallídesdelassiete.Peromejorquenosepaqueestamosjuntos,esunatipaunpocorara.

Mientrassubíaelascensor,Nerea,descalza,salióalrellanoparabesarlo.

Elsol lehirióen losojos.Puesalgoderesacasíquepadecía.Buscóunacafetería.ComoenTresCantos,pidióunasporras,aunqueestaveznopasódelaprimera.TeníanLaRazónyelAs.Sedecantóporelperiódicodeportivo,aunquenopasódelaportada,queparecíapartedelreclamodeMarsé:unafotoenormemostrabacelebrandoelprimergolaKaká, Cristiano Ronaldo, Benzema… y a Özil subido a la espalda del francés. Comoestabacasideperfil,sóloseveíaelcerodesudorsal.

Leyendoperiódicosnoibaairaningunaparte.Peroestabadesorientado.Necesitabaestar informado, algo mucho más sencillo en este caso que en anteriores quehaceres.Volvió al hotel. La tal Silvia, para su pesar, era una rubia que solía saludarlo con unasonrisa artificial y que en esta ocasión no se dignó amirarlo. La andaluza o la propiaNereayaselohabríansoplado.

EnpocomásdeunahorarecabódatosmásquesuficientesparahacerseunaideadecómoeraÖzil.Zurdo,alemándeascendenciaturcaymusulmán,eratímidoyqueridoenlosvestuarios.

Conveintidósaños,nopodíanoestarenFacebook.Ayerhabíaescritoensumuro,enalemáneinglés:«Hola,chicos,estoyenelautobúsdecaminoalhotelconSamiKhedira.VamosaprepararnosparaelpartidodeChampionsanteelAjax,unsaludoatodoslosfansymantenerlosdedoscruzados.Vuestro,Mesut».

SeaguantólasganasdebuscaraNereaenFacebook.

En2008Özil lehabíacostadomásdecuatromillonesdeeurosalWerderBremen.Dos añosmás tarde el equipo germano se lo había vendido alRealMadrid por quincemillones.Ganabatresmillonesymediodeeurosalaño,yqueríamás.SecreíacapazdelograrelBalóndeOro,poresohabíaincluidoenelcontratounacláusulaparaaumentarenunmillóndeeurossusalariosiloganaba.

ATorcalesorprendióqueelpropioÖzilsehabía«numerado»ensuprimeraruedadeprensa como jugador blanco. Así se había definido: «Mi posición preferida es el 10,mediapunta ofensivo, pero he demostrado que puedo jugar en otras posiciones. Es unadecisiónquetienequetomarelmíster».

AldebutarconelMadridhabía lucidoeldorsal26ypocospartidosdespuésel23.«Nomepreocupaelnúmerodelacamiseta»,habíadicho.Peroencuantoquedóvacanteel

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10, hacía un par de meses, se lo apropió. Y Ramón Ribeyro lo había contado.¿Casualidad?AlcubrirlagiraveraniegadelMadridporEstadosUnidoshabíapublicadoestacolumnaenlawebdePueblo:

EnlaNBAretiranlosnúmerosdelosjugadoresdeleyenda.NadiepodrájugarjamásenChicagoconel23deJordan, ni en Boston con el 33 de Bird, ni en los Lakers con el 32 deMagic.Hacen bien, pero en el fútboltenemosmáshistoriaymásmemoria.Pensamosqueelpasadonopasa,queloséxitosdeayerpuedenrenacerhoy,yporesonosentusiasmaqueCristianoRonaldopuedabatirlosregistrosgoleadoresdeunclubcentenariocomoelRealMadridllevandoel7,elnúmerodelFerrariRaúl,delBuitre,deJuanito,delbrujoAmancioodellegendarioKopa.Pero¿quéocurrecuandounnúmeromíticoloportaunjugadordelmontón,cuandoconel7,el1oel10juegaunsuplente?Latemporadapasadael10delMadrideraLassDiarra,unespecialistadefensivo.Uncurranteabnegadoperosincarisma.Sinembargo,el10representa,odeberíarepresentar,lomejordelfútbol.Se ha reservadohistóricamente para losmediapuntas, los centrocampistas ofensivos y goleadores.Casi nada.Pelé. Platini. Zico. Maradona. En el Real Madrid, Puskas, por encima de todos Puskas, el gran rematador,CañoncitoPum,elmáximogoleadordelsigloXXsegúnlaFederaciónInternacionaldeHistoriayEstadísticadeFútbol.HancogidoeltestigodelhúngarojugadorescomoelportuguésFigo,losholandesesSeedorfySneijder,elbrasileñoRobinho…yelmencionadoLass.Desdehoy,elpesodel10harecaídoenunjugadortalentosocomopocos,noenvanoelpropiovestuarioblancoloconsideraelmásgenialdelaplantilla,unmagoqueconviertelodifícilenfácilymejoraasuscompañeros.El10delRealMadridnopuedesermásqueparaelalemánMesutÖzil,candidatomerenguealBalóndeOroconCR7yCasillas,un1imbatible.Elretonoesmejor.NoolvidemosqueÖzilnosólocompiteconPuskas,MaradonaoPelé:el10delBarçaesuntalMessi.

¿EsadmiraciónloquesienteRibeyroporÖzil,odevoción?,sepreguntóTorca.Por

eltonodelartículonosepodíadeducirsiloconocía.¿Podíasersuconfidente?Alparecer,el jugadorvivíaenunamansióndeochocientosmetroscuadradosyrodeadode«fuertesmedidasdeseguridad»enLaMoraleja…Esdecir,aunaquincenadekilómetrosdeTresCantos,atirodebicicletaparaRamónRibeyro.Claroquetambiénpodríanquedarporlosalrededores… O, bueno, quizá eso no resultaba necesario: podían cruzar correoselectrónicos,hablarporteléfono…

Torca dejó las hipótesis para otromomento. Siguió indagando.En los tiempos delpapel cuché, un torero y una folclórica formaban la parejamás envidiada.Ahora, nadamejorqueunfutbolistaconunamodeloounacantante.Enelbuscadorde imágenesdeGoogletecleó«Özilnovia»:mediadocenadebellezasligerasderopayenactitudesmuysugerentesposaronantesumirada.

Torcacontinuóbuscando.Estavez,noticias.TrasladerrotaenlaSupercopacontraelBarça, Özil parecía haber caído en desgracia. Casi nunca acababa un partido. Segúncontaba Ramón Ribeyro en una de sus últimas informaciones, Özil competía por latitularidadconunjugadormásfamoso,másguapo,másricoyalmenostangenialcomoél:RicardoIzecsondosSantosLeite,másconocidocomoKaká.

Cansado, acometió la última búsqueda: «kaka». Se alternaban unas fotos delfutbolista posando comomodelodeArmani conotras jugando con elRealMadridy laSelecciónbrasileña.Sedetuvoenunaimagen:conlaCanarinhahabíadisputadoelúltimoMundialllevandoel10.¡Otropuñeterodiez!Torcacerródeungolpeelordenador.

Sacólaszapatillasdecorrer,peronollegóaatarseloscordones.Suestómagorugía.

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Subió a Hortaleza. No almorzaba en el restaurante habitual desde la semana anterior.Comióuncocidomadrileño,sinperdonarunsacramento.Enlatele,comocasisiempre,poníanuncapítulodeLosSimpson.QuinceañosantescompróenLondresunmuñecodeBart. Cuando abrió el paquete, a Rodrigo no le hizo demasiada ilusión: idolatraba aHomer.Pepón,eldueño,quizáalverlesinlecturaoporquehabíaechadodemenosaunclientefiel,sequedódándolepaliquealservirelcafé.Deusted.Enuncortepublicitariocambió de canal. En Cuatro hablaban de fútbol. El mesonero subió el volumen. Kakáaparecíafugazmenteanteunmicrófono.Luegoemitíanunreportajedondeelevabanalosaltares el primer gol de la víspera: intercalaban relámpagos con repeticiones desdediversosángulos,encoloryenblancoynegro.«UnrobodeRamosdesencadenalamejorcontra que se recuerda […] El trabajo de más de un año de Mourinho plasmado endieciséis segundos: los que se tardan en desatar la tormenta perfecta», proclamaba ellocutor.Torcapidiólacuenta,harto.

AlpasarporlasoficinasdelaSerenGranVía32,recordóqueRamónRibeyrohabíadadosusprimerospasosperiodísticosenesacadena.DelaradiohabíapasadoaPueblo.Nopodíaquejarse.Seleocurrióunaidea.Losperiodistasandansobradosdeego,pensó,nada conduce a que él sea una excepción. Al contrario. Si le cuento que le quieroentrevistarmeharácaso.Elasaltoenelgarajeolapistolaenlacamapuedenesperar.

Al llegaralhotelbuscóelnúmerodeRibeyro,perono lo llamó.Meditóun ratoytelefoneóaJonIzagirre.

—Estoyconduciendo,¿mellamasluego?HoycasiseguroquepuedohablarconuncolegadeMadridquesabeunhuevoy…

—Ya. No te molesto. Una pregunta: en tu programa hacéis entrevistas, supongo.¿TendríacabidaunaconRamónRibeyro,elperiodistadePueblo?

—¿Yeso? ¡Estásque te sales!Espera, quepongo elmanos libres.EnTxuri-Urdinhablamos sobre todo de la Real pero también analizamos cómo va la Liga. Déjamepensar…EldomingocontraelAthletic,luegoZaragoza,Getafe,Levante…AunqueconelMadridnojugamoshastadentrodeunmes,seríaunpuntazohablarconél.¿Tienessunúmero?

—Sí.Unmomento,quelobusco…

—Espera,espera,nopuedoapuntar.Tellamocuandoaparque,¿vale?

Concuartoymitaddenoticias,toneladasderumoresyunpardetertulianos,Izagirresalía al aire de lunes a jueves a medianoche para emular los programas deportivosradiofónicos y televisivos de la capital.Txuri-Urdin era un programa cutre, donde unaentrevistatelefónicanodesentonaba.Mientrasesperaba,TorcaencontróvariosvídeosenYouTube. Jon se desenvolvía ante las cámaras con naturalidad. Vestía americana sincorbatayseparapetabatrasunescritorio.DevezencuandoconsultabaunportátilodabaunsorboaunatazablanquiazulconelescudodelaRealSociedad.

Izagirrellamóalcuartodehora,conmásganasdepreguntaraTorcaqueaRibeyro.Queríasaberquétramaba.PeroTorcasólolecontóquequeríaversiRibeyroalardeabadeltopo.

—Vale,vale,puesnada,dameel teléfono.Hoymismonomevendríamal llenar la

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primerapartedelprogramaconél.

Torcaselodio,perolesolicitóunúltimofavor.

—Sinoteimporta,primerollamoyo.LedigoquesoyvuestrohombreenMadrid,unfreelancequeosechaunamano,ylepreguntosileapetecesalirentuprogramahoyoundíadeéstos.Sipuedeestanoche,dimeaquéhoralollamarías.

Labateríadelteléfonoagonizaba.Conectóelcargadoryseechóunratoparaordenarlasideas.

SoñóconNadia.

Despertóconlágrimas.

Lasdiluyóenladucha.

Repuestodelasiesta,abrióunalibreta,descapuchóunbolígrafoyllamóaRibeyro.

—¿Sí?

—¿RamónRibeyro,porfavor?

—¿Quiénllama?

—Hola,soyChemaValenzuela—lodijosindudar,noeralaprimeravezqueusabaesaidentidad—.Mira,tellamoporquenosgustaríaentrevistarteenTxuri-Urdin.Nosésiconoceselprograma.Esunlate-nightsobrelaRealSociedadque…

—Perdona,¿cómohasconseguidominúmero?

Acentoneutro,castellano.Tonodesabrido.Otrasvocesdefondo.EstaríaenPueblo.

—Melohandado losdeProducción.Discúlpame,¿tevienemejorque te llameenotromomento?Aunquesitienesunminuto…

—¿DecíasqueeresdelaReal?

—No,ojalá.Tecuento.ColaboroconunprogramafutbolerodeTeleGipuzkoaynosgustaríacharlarcontigoendirecto.

—Losiento,nopuedodesplazarmey…

—Seríaporteléfono.Sólocincominutos.TeharíalaentrevistaelpropioJonIzagirre.No sé si lo conoces, pero es elBuenafuente deEuskadi, un tío genial, ¿qué te parece?Ademásleencantacómoescribes.Nosepierdeunartículo.

Elpeloteo,endosismoderadas,engrasalasconversaciones.

—¿Ycuándoquierehablarconmigo?

—Perdona el atropello, ya sabes cómo funcionan estas cosas. Si puede ser hoymismo,mejor.Sino,lodejaríamosparaelmesqueviene,cuandovisiteAnoetaelMadrid.

—¿Aquéhora?

—¿Hoy?Te llamarían de Producción a las doce y cinco de la noche, y un par deminutosmástardeentraríasendirecto,¿tevabien?

—Sí,sinproblema.

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—Pues estupendo. Gracias. Bueno, sí que me gustaría añadir que la semana queviene,cuandotevengabien,podríamosvernospara…

—Pero¿estásenMadrid?

—Yo sí, digamos que soy una especie de corresponsal. Además colaboro con unarevistay…

Sonóotroteléfono.

—Perdona,peroandoconmucholío.Dilesqueestarépendientedesdelasdoce,ytúllámameenotromomento,porfavor.Ocasimejormándameunmail,másfácil.

Lepasóelcorreoycolgaron.Anotó:susceptibleperocrédulo,cortante,frío.Joven.

Eldespertadorsonóalassietedelamañana.Durantedoshorasviviócomocualquierotrodíadelosmesesanteriores,sinprestaratenciónalordenador,derutinaenrutina:unperiódico atrasado en el cuarto de baño, un vaso de agua en sorbos cortos, camiseta,pantalón, calcetines, zapatillas, estiramientos, calma, medio plátano, las escaleras, losbuenosdías,untrotesuave,elprimersemáforo,carrera,ida,vuelta,estiramientos,ducha,desayuno.SegúnIzagirre,alasnuevelaentrevistayaestaríacolgadaenYouTube.Asífue.

Porahorasólocontabaconsietereproducciones.TrasloscompasesdelhimnodelaReal y unmonólogo sobre lasmanías deMarceloBielsa, el entrenador delAthletic deBilbao, Jon Izagirre presentaba a Ribeyro—«un reputado cronista de la actualidad delReal Madrid, además de un experto conocedor de la Liga»— y entablaba con él undiálogoacelerado.ElperiodistadePuebloleseguíaeljuegoconbuenosreflejos.

IZAGIRRE.-Comoatodosnuestrosinvitados, tepedimosuntxuri-recuerdo.Txuriesblanco,queyasabemosquenoparlaseuskera.

RIBEYRO.-UnmardecamisetasblancascelebrandolaSéptima.

IZAGIRRE.-Yotrourdin,azul.

RIBEYRO.- Las Ligas de la Real. Aunque es un recuerdo borroso, iba a párvulos en la época de López Ufarte,Satrústeguiycompañía.

IZAGIRRE.-Nuncalasolvidaremos.¿QuétegustahoydelaReal?

RIBEYRO.-Suafición.Sucantera.SurivalidadconelAthletic.

IZAGIRRE.-Bueno, bueno,mehas puesto a tiro la siguiente pregunta. ¿Vamosaganar el próximoderbi contra losleones?

RIBEYRO.-Niidea.Estácomplicado.Perotediríaqueningunadelasdosaficionesvaaperder.Sonunejemplo.

IZAGIRRE.-AlamigoMou,encambio,laaficióndelSantiagoBernabéunoleponedemasiado,¿no?

RIBEYRO.-Qué decirte.Cuando el RealMadrid sale fuera se enfrenta a unas aficiones que animan amuerte a suequipo.AMourinholeencantaríaquelosrivalesdelMadridtambiénseencontraranunrecibimientosimilar,peroeldelBernabéuesunpúblicomuyentendido,quizádemasiado,yconunpaladarmuybieneducado.

IZAGIRRE.- Uy, uy, uy. ¿Me estás diciendo que en estadios como Anoeta la peña sabe menos de fútbol que en elBernabéu?

RIBEYRO.-Quéva.LadiferenciaesqueenelBernabéulaexigenciaesmáxima:novaleconganar,hayquejugarbien.

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Ademásdevencerhayqueconvencer.

IZAGIRRE.-Oye,¿yMourinhohaconvencidoalvestuariodelRealMadrid?

RIBEYRO.-Buenapregunta.Tediríaqueelsolnuncaluceagustodetodos.¿Perotienesamanoelteléfonodealgúnjugador?Siquiereslespreguntamosaellos.

IZAGIRRE.-Nosonhorasparallamarlos,¿no?Ademássólomecodeoconlos txuriurdin, losblanquiazules, losquevansólodeblanconomeconocen.Peroatisí,¿verdad?CualquieraqueleatusartículosveráquetienesbuenasfuentesenelvestuariodelMadrid.

RIBEYRO.-Bueno,noséquédecirte…LamejorfuentedelMadrideslaCibeles.

IZAGIRRE.-Muybueno.Perdonaqueinsista.Dicenlasmalaslenguas,olasbuenas,queenelvestuariohayuntopo.

RIBEYRO.-Silodicen,poralgoserá.Yoañadiríaqueeltopoesunaespeciemuycomún.Siescarbasunpoco,telosencuentras.

IZAGIRRE.-Dameuntitular,notecortes.¿YquiéneseltopodelRealMadrid?

RIBEYRO.-Aversitegustaéste:NadiefiltramásqueMou.Losabeelvestuario,leconstaalaprensaylohasufridoladirectiva.Hablaélenpersonaosuteam.

IZAGIRRE.-Pero¿quémeestáscontando?¿TutopoesMourinho?

RIBEYRO.-Yamegustaría,peronotengoelgusto.Yonuncarevelarémisfuentes,ojo.SólotedigoqueenunclubtangrandecomoelMadrid,dondecurrandemaneradirectaoindirectacentenaresdepersonas,hayfiltraciones,yporlotantofiltradores,encualquierestamento.YelentornodeMoueselquemásintentamanipularalosmedios,creoyo.

IZAGIRRE.-¿YcreesquehayunentornocontrarioalSpecialOne?Paraprepararestaentrevistameheleídoalgunosdetusartículos,soyunchicoaplicado,ymeparecequecasinuncasalebienparadoMourinhocuandotusfuentessacanalgúntraposucio…

RIBEYRO.-Jon,misfuentesnotienennadacontranadie.Meganolavidainformandolomejorquepuedo.Lacosaestádifícil,porqueenlasruedasdeprensaestoyvetado,acudoperonuncapuedoformularunapregunta,ytampocoseme permite entrevistar al cuerpo técnico o a los jugadores. Y no soy el único ninguneado. Los periodistasindependienteslotenemoscomplicado,perosabemoshacerdelanecesidadvirtud.

IZAGIRRE.-Esonolopillo,explícate.

RIBEYRO.-Precisamenteporquesomosindependientes,losinteresadosencontarloqueocurresiemprenosllamananosotros.Yhastaahípuedocontar.

IZAGIRRE.-Bueno,pueshascontadobastante.Unafácilparaterminar.¿XabiAlonsovolveráalaRealSociedadunañodeéstos?

RIBEYRO.-Defácilnada.XabiesunapiezaimprescindibleparaelRealMadrid,igualqueparalaSelección.Notienerecambioporahora…,yañadiríaqueaMou le encantaría llevárselo…, sialgúnañodeéstos, como túdices, sefueraaentrenaraotrositio.

IZAGIRRE.-Peroelclandelosespañoles¿noeselmáscríticoconelentrenador?

RIBEYRO.-EnelMadridnohayclanesniclones.Cadaunohacelaguerraporsucuenta.

Despuésdeverelvídeo,Torcahizounabatidaporelperiódico,elblogylasredes

sociales de Ribeyro. Tras salir del paso sin pisar ningún charco, el periodista se habíagustado.Alas9.05habíatuiteado:

Gracias @JonAnderIzagirre por el tercer grado en #TxuriUrdin ;) Aquí podéis ver la charla:youtube.com/anderiza/Kazetari-alderraia/

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Buenaseñal.ATorcaseleocurrióotroceboparahablarcaraacaraconelperiodista.Intuíaquenopondríaexcusasparaacudiraunareuniónconalguienquequisieraficharloo que le ofreciera una colaboración bien pagada. Pero tampoco había que precipitarse,dejólaideaenbarbecho.

Torca pinchó en la etiqueta #TxuriUrdin. Twitter ardía: desde la noche se habíancolgado centenares de tuits. Abundaban los insultos. Muchos seguidores de Mourinhoarremetían contra el periodista. La etiqueta más usada era #RamonRibeyrofacts. Consarcasmoymala leche,muchos tuiteros saltabandel fútbolacualquierotroámbitoparaponerleacaldo.Arebufodelostuits,variosmediosdigitalessehabíansubidoalaolayembebíanycomentabanlaentrevista.Enmenosdeunahoraelvídeoyasuperabalasdiezmilreproduccionesyelcentenardecomentarios.

Sinsaberpordónde tirar, ledioporsacar lamoto.Sedejó llevar, rumbonorte.Letentó la ideadehacerescalaenBurgosycontinuar subiendo,hastaSanSebastián,paradarleunasorpresaaJon,porejemplo;luegocruzarlafrontera,atravesarlasLandas,pasarunosdíasenlaBretaña,perderseenBerlín,noparar,destinoSamarkanda,elAral…SaliódelensueñoaldejaratrásundesvíoaTresCantos.SedetuvoenColmenarViejo.Hombredecostumbres,almorzóenelmismorestaurantequeellunes.Lacamarera,quelohabíareconocido,estaveznolecobróelchupitodevodka.Nisiquieracuandosecalzóotro.

Erajueves.Nopretendíaabusardesubuenaestrella,asíquellamóaltimbreantesdeabrir el portal. Nada más entrar dejó en su sitio por fin las llaves del Mini. Se notóinquieto, su olfato le decía que debía largarse cuanto antes. Pero se dejó de intuicionesextrañasaldescubriruntesoro:lamochiladecuerodormíalasiestaenunsofádelsalón.

Sin prisa, la contempló con cuidado para memorizar cómo estaba colocada. Alpalparlalesubieronlaspulsaciones:conteníaunordenador.Pero,metódico,primerovaciólosbolsilloslateralesyexaminóconmimotodo:unalinternadebolsillo,unaMoleskinereciénestrenada,unpardebolígrafos,unpaquetedepañuelos,unasRayBan,unoschiclessin azúcar, un cepillo de dientes, unos auriculares, dos cargadores de teléfonos… ¡y unmóvil!

Era un modelo viejuno, diminuto. Lo abrió y, ¡bingo!, tenía batería. Paradesbloquearlobastabaconpulsareliconodeuncandado.Unaextrañaasociacióndeideasle condujo a enhebrar los candados virtuales con… ¡el de una bicicleta!Así que sentíaalgo raro. ¡La bicicleta no estaba por ningún lado!Al parecer, Ribeyro libraba y habíasalidoadarunavuelta.Encualquiermomentopodríapillarlodentro.

Sediocincominutos.Buscóelhistóricodellamadasyencontrósólodosnúmeros.EsamismamañanaRibeyrohabíahabladoconelprimero,unprefijodeMadrid,durantecinco segundos. Y acto seguido había mantenido con el segundo, un móvil, unaconversación de quince minutos. Ese móvil no guardaba dato alguno en la agenda nicontenía mensajes de texto. Seguro que, cuando regresara a casa, Ribeyro borraría elhistorial del aparato y lo colocaría en la repisa junto a los demás teléfonos quecoleccionaba.Torcaanotó losnúmerosen sumóvil,guardó todos losobjetosyabrió lacremalleraprincipaldelamochilaparainspeccionarelportátil.

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Levantó la tapacruzando losdedos.Seguíaen racha:noprotegíaelordenadorconuna contraseña. Además tenía conexión a Internet por wifi. Sin dudarlo, abrió unnavegador enmodo incógnito y accedió a su propia cuenta de correo.Decidió enviarsecualquier cosa que le pareciera interesante. Ordenó cronológicamente la carpeta dedocumentos.En lasdosúltimas semanasRibeyrohabíausado tres subcarpetas: «Mad»,«Varios» y «Rutas». Las comprimió y se las envió por correo. A todo correr, abrió elcalendario y la agenda de contactos de Ribeyro, los exportó y de nuevo se envió losarchivos. Borró su rastro, guardó el ordenador y salió del apartamento, no sin antescerciorarse por la mirilla de que no iba a darse de bruces con Ribeyro. Bajó por lasescaleras.

Pidió un vodka con tónica en la cafetería del desayuno tricantino. Antes deempaparseloslabiosaparecióelperiodista.Sofocado,apoyólabicicontralapared,adosmetrosdeTorca.Elcamareroseacercó:

—Vayapalizatehasmetido,campeón.ElañoquevieneganaselTour.

—Ya te digo. Que tiemble Contador. Venga, dame dos latas deAquarius, una deltiempoyotrahelada.

Enmallas,conelcascoyunasgafasdeportivasdecristalesclaros,pendientede lapuerta,seleveíafino,enforma.Yconpintadebuenchaval.Sinmalicia.

Elcamarerosalióa la terrazaconunabolsadeplástico.Ribeyrosacóuna latay lavaciódeuntrago.Laaplastóconlasmanosylalanzóaunapapelera.Encestó.

—Tepagoluego,¿vale?

—Cuandotevengabien,deaquínomevoyair.

Ribeyro sacó las llaves del culote, se echó la bici a un costado, abrió el portal ydesapareció.

En el garajedel hotel vaciló. ¿Subodirectamenteopasopor recepción?Teníaquereconocerlo,leapetecíamuchomássaludaraNereaquerevisarlosarchivosdeRibeyro.Nerea ya no era nadie. Juventud en estado puro: divertida, desinhibida, despreocupada.Más «des»: desnuda, qué placer contemplar cómo se desnuda lentamente…El teléfonodecidióporél.JonIzagirrequeríahablarconél,perosuvozseentrecortaba.

—Llamadentrodeunrato,estoyenungarajesincobertura.

Yaenelcuarto,mientrasdescomprimíalosarchivosllamóaIzagirre.

—Tío,¿tepuedescreerquehoyestamosbatiendoelrécorddevisitasenlawebdeTxuri-Urdin?AtuamigoRibeyroloestánponiendoaparir,esosí.Losvikingosleodian.

Izagirreademásteníaunateoría.

—CuantomáspiensoenloquemedijoRibeyro,másclarolotengo.Nohayuntopo,Juan,hazmecaso.QuierencargarleelmuertoaCasillas.Quierendesprestigiarlo,dehéroeatraidor,quelosmadridistasloodien.Losquetehandichoqueencuentresalchivatono

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quierencortarlasfiltraciones.Elfútbolesunamáquinadefabricarrumores,unamáquinadecotilleosalimentadaportodos.Nobuscanalchivato,porquetodossechivan.Enserio.Pero quieren cargarle elmuerto a Iker, echarlo a los leones.Y te han elegido a ti paratirarloalfoso.

—Yesateoría¿dedóndetelahassacado?

—¿Recuerdaslodeldedoenelojo?EsedíanosólolacagóMourinho.LosjugadoresdelBarçaydelRealMadridmontaronunatanganadeescándalo.¿YcómoesposiblequechavalesquehanganadounaCopadeEuropayunMundialnosellevendeputamadre?PuesporqueMourinhoesuncizañero.Todoloenvenena.PeroCasillasdijobastacuandoviorepetidaslasimágenesdelcapullodeMouagrediendoaTito.EntonceselcapitándelMadrid,ydelaSelección,ojo,llamóaXaviyaPuyolymandóalamierdalasórdenesdeMourinho.Impusolalógica.Yseapaciguaronlosánimosentrelosjugadoresdelosdosequipos,almenosentrelosmáscuerdos.Aplicaronelviejocódigodelfútbol:Loquepasaen el césped, de ahí no sale, se olvida cuando el árbitro pita el final del partido.En elcamponohayamigos,perofueranohayenemigos.¡YdesdeentoncesMounopuedeniver a Casillas! Le considera un traidor. ParaMou la técnica de la tierra quemada, delenfrentamientovisceraldentroy fueradel terrenode juego,es laúnicavíaposibleparaderrotaraunequiposuperiorcomoelBarça.Poresolejodelallamada.QuelaCarbonerodigaestooaquelloselarefanfinfla.Peroqueelcapitándelequipolehagalacamanolosoporta. Así que acabará con él como sea. Como no tiene munición futbolística paraderribarlo, ya que Iker es el mejor portero del mundo, sólo puede desacreditarlo.Convertirloenunapestado.

—¿Yyosoysuinstrumento?Noséquédecirte.MedaqueMourinhonoesunángeldelacaridad,peronolecreocapazdeurdirunplantancomplicado.

—Mourinho es un tipo conspiranoico, grosero y retorcido. Lo peor. Pero deboreconocerlo,igualnoesélquienhaorganizadolacazadeltopo.Perodaigual.Siélnohadadolaorden,sindudaalgunavienedeunmouriñista,meapuestoloquequieras.¿Aquenosabesquépasóhaceunmes,enelTrofeoBernabéu?

—Nizorra.

—Doscosas.ElamigoMoucomprobó insituquecasi todos losmadridistas,yporsupuestoelcienporciende losmásradicales, loveneran.AlosUltrasSur,ynosóloaellos, les parece que Mourinho es el mejor antídoto contra Guardiola. Mou no meacolonia,sitienequedarsedepuñetazosparadefenderalMadrid,nosevaacortarunpelo.Después demeterle a TitoVilanova el dedo en el ojo, ¿sabes qué pasó en el siguientepartidoquejugóelMadridensuestadio?

—Teenrollasmucho,Jon,algrano.

—Que los hinchas, en vez de recibirlo con una pitada, que es lo que semerecía,sacaronunapancartaqueselastrae.«Mou,tudedonosseñalaelcamino.»

—Joder.Cierto.Creoquelahevisto.

—La siguen sacando, sí. Ya ves, le rieron la gracia. Si deja tuerto al segundo deGuardiola,noséquépancartasehabríaninventado.Ylootroqueteibaacontar:enesepartidoMourinhodejóenelbanquilloaCasillas.JustodespuésdellamaraPuyolyXavi,

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tevasaenterar,suplente.Ydesdeentoncesseloquierecargarcomosea.

—Puesvaya.

—Quelosepas,Juanito.TrabajasparaMou.Mejuegoelculo.

Resistió la tentación.No bajó a recepción ni llamó para pedir un café, a ver si losubíaNerea.SepasóelrestodelatardehusmeandoelmaterialdeRibeyro.Dejóparaelfinallaagenda,todaunamina.Aunquenoleibaalazagaelcalendario,repletodetareas,reunionesycitas.Unadeellas, ladeesamismanoche,prometía.Abriólascarpetas.En«Mad»recopilabacentenaresdeartículos,nosólosuyos,sinotambiéndeotrosmediosdecomunicación, además de dossieres de prensa. En «Rutas» almacenaba sus proezasciclistas.Yen«Varios»agrupabaarchivosdetodotipo.Destacabaunacoleccióndefotos.Elena,suex,aparecíaenlamayoría:unajovenpecosaydelgadaque,comoNerea,sólomostrabatatuajesalosquepodíanadmirarladesnuda.

Cuandolasagendaserandepapel,sedecíaqueladeunbuenperiodistavalíasupesoenoro.ElarchivoconloscontactosdeRibeyroapenaspesaba37kilobytes,peroconteníacentenaresdedireccionesyteléfonosmuyvaliososycodiciados.Nosólodejugadoresdefútbol,denumerososatletasdeotrasdisciplinasydepersonajesligadosaldeportecomoentrenadores, directivos, representantes y otros periodistas, sino también de personajesrelevantes del mundo financiero, cultural y político. Pero no figuraban Barriocanales,LaforetniMarsé,ninadarelacionadoconMadridSeas.Trascuriosearunrato,buscólosdosúnicosnúmerosquehabíacopiadodel teléfonodeRibeyro.UnoeraelmóvildeunjugadordelRealMadridyotro,elfijodesudomicilio.Blancoyenbotella,leche.¡Topocazado!EldíaquelecuenteestoaIzagirrenosvamosaecharunasrisas,pensóTorca.Averconquéteoríamesaleentonces.

MandóunmensajeaNerea:«¿Aquéhoraterminas?¿Teapetecesalir?».Elteléfonodelahabitaciónsonóunminutomástarde.Quedaronalasonce.

Alprincipiotirabaparaatráseltufoadesinfectanteysexo.Luegohastalapenumbrase disipaba, de las sombras surgían cuerpos desnudos, miradas seductoras, posessugerentes.Nereacaminabadespacio,cobijadaporlosbrazosdeTorca.Pasoscortos,ojosmuyabiertos.El club tenía sus reglas, sóloparticipas si te lopermiten, sólo te tocan siquieres,leshabíandichoalentrar.Unacincuentona,desparramadaenundiván,acariciabaadoshombresmientrasuntercerolamontaba.Nereasedetuvo,hastaqueunamujerseacercóaJuan.Enotrasalacuatrocuerposseacoplabanfrenéticamente.Avanzaron.LaexdeRibeyrobailabasensualmentesinquenadieosararozarla,mecíasuscaderasalritmodeAngel,deMassiveAttack.Alcontemplarlasfotosdelordenadornolehabíaparecidotanhermosa.Dosgordossetocabanmuycercadeella,pendientesdesuscontoneos.Ribeyro,enunaesquina,mirabadereojo,satisfecho,poderoso,apoyadoenunparedmientrasunamujerarrodilladalodevoraba.

—Necesitorespirar—musitóNerea.

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Uncigarroyunacopamástarde,cuandoretornaron,Nereasequitólatoalla.

—Meapetece.Perosolamentecontigo.Yquemirentodoloquequieran.¿Vale?

—¿Porquéno?—respondióJuan.

Marsélodespertóalasocho.Telegráfico,locitóenunodelostemplosmadridistas.

—CenamosalasdiezenelAsadorDonostiarra.ConCamilo.

—Quéplanazo.¿Porquénomontasanteslareuniónyluegonosvamosacenarsinél?

—No.Tienequeserasí.

—¿Seguro?Yopuedocontartemisavancesencincominutos.Inclusoahoramismo.

—Nomeputees,Juan.Luegonosvemos.

—Vale,vale.Pero¿noquieressaberyaquiéneseltopo?

—Juan,esoahoramedaigual.Nofaltes,porfavor.Habránovedades,delasbuenas.Yaloverás.Tecontarélodeldiez…,ylodelcompadre.

—¿Quécompadre?

—Allíteespero.Puntual.

Mientras se desperezaba, no le dio demasiadas vueltas al polvo en el club. Encambio,mientrascorríarepasóvariasveceslacharlaquepretendíamantenerconMarséyCamiloLaforet.Aunqueel confidentedeRibeyroni era eldiezdelMadridni tampocojugabadediez,esonoleinteresaba.Lodelcompadre,encambio,síqueleintrigaba.

MatólatardeconLosSoprano.Estabavolviendoaverlaterceratemporada.Pusoelcuarto capítulo, el de la violación a Jennifer Melfi, la psiquiatra. Le chocaba que ladoctora resistiera la tentación de contárselo a Tony. Como Torca, el mafioso habríamachacadoalviolador.AJuanleencantabaesaactriz.Jamásseleocurriríavisitaraunapsiquiatra,peroojalápudieraconfesarseconunamujercomoella.Esatardellegóhastaelséptimoepisodio.LasufridamujerdeTony,aconsejadaporladoctoraMelfi,acudeaotropsiquiatra.Ésteleaconsejaquecojaalosniños,sedivorcieyrechaceeldinerosuciodeuncriminal.

Torcanoerataníntegro;contaríaaMarséloquehabíaaveriguadoyaceptaríaloquecreyeraoportunopagarle.Vivirenunhotelsalíacaro.Tampocoqueríapararseapensarsiel dinero deMadridSeas era sucio, blanco o negro.Con el dinero grisáceo deEuCorphabíasustentadoaunafamiliasinplantearseestérilesdebatesmorales.YelbotíndelAralnoibaadestinarloaobrasdecaridad.

Mientrassevestíaparalacena,pusoeltelediario.Contabanquemásdeunveintiúnporcientodelosespañolesestabaenparo;queenLinaresunhombrehabíaapuñaladoasumadreyenJaénunamujerhabíaahogadoenlabañeraadosdesushijos;quelosyanquissehabíancepilladoenYemenaunclérigodeAlQaeda;queseestrenabaJohnnyEnglishReturns,unaparodiadeJamesBond;Torca,JuanTorca,asísepresentóélalgunaqueotra

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vezenlosnoventa,quétiempos.

LainformacióndeportivacomenzabaconlaconvocatoriadeVicentedelBosqueparalospróximospartidosdeEspaña.Elseleccionadorhabíadicho:«Yasabemoscómoeselséquitodelosjugadores,avecesenvezdebeneficiar,perjudica».Además,reproducíanunvídeograbadoporSergioRamosycolgadoensucanaldeYouTube:CasillasyArbeloaechaban una carrera. Ganaba el lateral. En su Facebook, el portero colgaba estecomentario:«Enmidefensadiréquehetenidosesióndetirosapuertaextrayestabaalgofatigado…Arbeloaestabamásfresco…Jejejeje!!».

LuegomostrabanlafelizconvivenciaquedisfrutabanenelRealMadrid.Elequipohabía celebrado una barbacoa. Como colegiales en un día de excursión, jugadores ycuerpo técnico posaban enValdebebas, el complejo deportivo donde entrenan.Torca sefijóeneltopo.Parecíatanfelizcomoelrestodesuscompañeros.ElúnicoquenosonreíaeraMourinho.

Juan Torca llegó a las diez en punto al Asador Donostiarra. Pidió una caña. A lamediahorapicoteóunaracióndejamón.Bebióotracerveza.Sehartódecontemplarlasfotosdelapared.Alasonce,despuésdehaberdejadovariosmensajesenelcontestadordesuamigo,pagólacuenta.

Unahoramástarderecibióunallamada.Desdeel teléfonodeJavier,aunqueera larubia:MarséagonizabaenLaPaz.

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4

HOYPORTIElsábado15deoctubrede2011, traselparónde lospartidosdeSelecciones,volvía laLiga. Por la tarde, el Madrid golearía al Betis y mantendría su buena racha. Pero esamañanaaTorcael fútbolno le interesaba lomásmínimo.Acudíaaun terrenode juegomucho más extenso y poblado que el Santiago Bernabéu. Un campo donde reposabanmillonesdemuertos.El cementeriode laAlmudena ibaaacoger los restosmortalesdeJavierMarsé.

AlsalirdelresponsohabíacruzadounsaludofugazconCamiloLaforet.«Tenemosquehablar»,lehabíadichoal«auténticocerebro»deMadridSeas;asílehabíapresentadoMarsé en el Bernabéu. «Descuida, el lunes te llamo y nos vemos», había replicadoLaforet.Aquélnoeraelmomentoniel lugarpara insistir, asíqueJuan,paciente,habíadejado que el viscoso ejecutivo se uniera a la cohorte de pelotas y subalternos queescoltabaaJorgeBarriocanales.

El empresario sedesenvolvía con aplomo. Impecable conun trajegris antracitadelana fría, una corbata morada y una camisa blanca, estrechaba manos y recibíacondolenciascomounarzobispo.CuandoLaforetseacercóaBarriocanales,ésteparecióinterrogarleconungesto.Elcerebroasintió.Lamiradadelempresario,gélida,secruzóconladeTorca.Quizámeconsidereunmosquito,peromeconoce,pensó.

BarriocanalesacaparabatantoprotagonismocomolaviudadeJavierMarsé.Másno,imposible.Inclusosinjoyasnimaquillaje,compungida;aunquedisimularalascurvasconvestidurasnegras,sobrias,acordesconlaluctuosaocasión,Adriananopodíacamuflarsualturanisudemoledoratractivo.AlmenosparaTorca.

Adriana.

Larubia.

LamujerdeMarsé.

Viuda.Conunbebédeoncemeses.

El zorrodeMarsénohabíaqueridopresentársela en el hotel de lasCuatroTorres.Paraquelasesferasnocolisionenintentaquejamásserocen, leshabíanexplicadohacelustros;siemprequepodáis,nomezcléislavidafamiliarconlalaboral.

Quédesvalidayqué frágilparecía,aferradaa sumadre.Torcaseacercóadarleelpésame.Tendiólamano,peroellaloabrazó.«Éltequeríamucho,graciasporvenir»,ledijo.

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Olíaajazmín.

Elmismoaroma,tanperturbadorygratoparaTorca,lohabíaembriagadomuyasupesarenLaPaz,quincedíasantes.Lavozsollozantequepor teléfono lehabíacontadoquesuamigosedebatíaentrelavidaylamuertesehabíapresentadocomo«Adriana,laesposadeMarsé».Enelhospitalpusocaraalavoz,yalanucaquelohabíasubyugadoenelhoteldelasCuatroTorres.Denuevolaencontródeespaldas,estavezpendientedeunpasillo junto a una sala de espera. Alta, con tacones casi tanto como él, aferrada a unmóvil, uniformada con un traje de chaqueta italiano y un bolso francés, parecía ladirectoradelhospitalmásquelamujerdeunpaciente.Seacercódespacio.Decercalasdudas sedisiparon: unamiradaperdida, unosojos enrojecidos, al bordedel llanto.Unamujersola,desmoronada.«¿Adriana?»,preguntó.

Torcanohabíatenidoquepresentarse.Desdelallamadalohabíatratadocomosiseconocieran.«Melocuentatodo,mehahabladomuchodeti,Juan»,lediríadíasmástarde,enotradelasvisitas,cuandotodavíausabaelpresente.

—Estánhaciendotodoloquepueden.Perodesdehaceunahoranosénada.

Lemostróelteléfono.UniPhoneconlapantallaresquebrajada.

—Lohanatracadoenelaparcamiento.Lehanquitadotodoysehanllevadoelcoche,pero se ve que un móvil roto no les ha interesado. Se cascó el domingo. Nos estabahaciendo fotos en labañerayde repenteLucíapegóunmanotazoy el teléfonopor losaires.Miniña…

Seechóallorar.

Loabrazó.Torcanecesitabasaberquéhabíapasado,peroselimitóaconsolarla.

CamiloLaforetapareciódelanada,conelexboxeador.Adrianasedespegó.

—¿Tehandichoalgo?

—No,perotedejanpasar.Vamos.

Loscuatrocruzaronvariospasillosensilencio.Sedetuvieronante lapuertadeunazonarestringida.

—Sólopuedesentrartú,aquíteesperamos—dijoLaforet.

Adrianarespiróhondoyentrósindespedirse.

Laforet, sereno, le explicó a Torca queMarsé había tenidomucha suerte. Casi loatropella un coche que iba a aparcar, pero el conductor había esquivado el cuerpo yavisadoalosvigilantes.Luego,queelaparcamientoestuvieraauncentenardemetrosdeLaPaz,aunquenolehabíanmovidohastaquellególaambulancia,fueunaventaja.

—Pero¿quéhapasado?—preguntóTorca.

—Unos moros le han robado el coche. Bueno, eso dicen. Todavía no he visto elvídeo.

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—¿Quévídeo?

—Acabo de hablar con los guardias de seguridad. Las cámaras de vigilancia hanregistradotodo.Alparecer,dosmagrebíessehanabalanzadosobreéljustocuandoibaaentrarenelcoche.LohangolpeadoysehanlargadoconelMercedes.

—Pero¿cómoestáJavier?

—Traumatismocraneal.Pintamal,peroMarséesduro,seguroqueselibradeésta—concluyóLaforet.

Elexboxeadorresopló,aunquenoabriólaboca.

Elejecutivosedisculpóporelplantón.

—Estaba a punto de llegar alDonostiarra cuandomehan avisado.He regresado atodocorrerydesdeentoncesnoheparadounsegundo.Yasientoquetehayasenteradotantarde.

ATorca, encambio, leparecióque todohabíaocurridodeprisa,demasiado rápido.Perono llegóa lanzar su siguientepregunta.Adrianaentornaba lapuerta secándose losojos.

—Yaestáconsciente,graciasaDios.Hapreguntadoporlaniñaymehadichoqueestétranquila,queesdurodemollera…

—Noeslaprimeravezqueselooigo.Menosmal—dijoTorca.

—Juan,tambiénhapreguntadoporti.¿Quierespasaraverlo?

DejóatrásaLaforetyalexboxeador,sepusoloscubrezapatos,labatayelgorroy,trasunabreveespera,entróenunhabitáculo.

—Unminuto.Debedescansar—susurróAdriana.

Las esperanzas que le había contagiadoAdriana se esfumaron en cuanto vio a sucompadre.

—Amor,Juanestáaquí.

Marsénomovióniunmúsculo.

Torcaseacercóylecogiólamano.

—Xavi,estoycontigo.

Marsé, agitado, crispado, cerró los ojos y pareció concentrar todo su esfuerzo enintentarabrirlaboca.

—Tranquilo,amigo.

Exhausto,aflojó lapresiónde los labios.Entoncesunhilodevoz,casiunestertor,surgiódesuspulmones.

—Cui…cui…

—¿Cuidado?

—Cuídalas.

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Fuesuúltimapalabra.

ALucíanolahabíanllevadoalcementerio,tiempotendría.Torcalahabíaconocidoen La Paz. Una tarde, cuando según los médicos el coma podía prolongarseindefinidamente,Adriana apareció por el hospital con la criatura engalanada como unaprincesa, aunque con la negrísimamata de pelo y el ceño deMarsé. Torca decía, y sedecía,queno legustaban losniños,peroLucía lo conquistó.Nada iluminamásqueunbebésonriente.

Con Adriana, en cambio, mantenía las distancias. Le atraía demasiado, y siempreseríalachicadeuncompadre.Intocable.

Durante la agonía deMarsé se había olvidado del topo y del diez. Nerea le veíaalicaído, pero no lo interrogaba. Hasta ahora, ante cualquier cuestión personal oprofesional,habíareplicadoconvaguedades.

Esos días Torca leía Pueblo por inercia, pero las andanzas de Ramón Ribeyro letraían sin cuidado. Hasta le parecía que el periodista había aflojado el marcaje aMourinho;quizálospartidosdelaSelecciónespañolahabíanalejadodelfocoinformativolosentresijosdelRealMadrid.

Pero una noche le dio por guglear aAdrianaDomecq delRincón. Jerezana, quizámáscercadeloscuarentaquedelostreinta,economistaconunmásterenAdministraciónde Empresas y experiencia en multinacionales, Adriana gestionaba fondos de capitalriesgo.EraunadelastrespatasdeMadWomen,unasociedadqueasesorabaaempresasbiotecnológicas.Segúncotejóenlawebdelaempresa,lasotrasdossocias,laalicantinaOlgaPelluch,morena,ylamadrileñaManuelaRodríguez,castaña,eranmujerescortadasporelmismopatrón.Debuenacunaysobradamentepreparadas.

Trasuna leveexcedenciapormaternidad,Adrianahabía recuperadomuyprontosufiguraysutrabajo.Loprimerolohabíaadmiradoenelhospital.Losegundo,medianteunbrevevistazoasuactividadenlasredessociales.Legustabafotografiarpuentes.Enlosdosúltimosmeseshabía colgado fotosdesdeLondres,Bilbao,Montreux,ÁmsterdamyParís.

Marsé,quehabíasobrevividoadisparosaquemarropa,aemboscadasatraiciónyapeleassincuartel,acabóemparedadoenunnichoporculpadelacaídaenelaparcamiento.LapequeñaLucíatendríaquealzarlavistaparahonrarasupadre.Sabríadeélporfotosyrecuerdoscadavezmásdeslavazadosyamarillentos.Nadiehablaríadeéldentrodediezoquinceaños.

A la Almudena habían acudido media docena de allegados catalanes que apenashabían tratado a Xavi desde la infancia. Había medrado a pesar de sus raíces. Losnumerosos parientes andaluces que arropaban a Adriana, así como los empleados deMadridSeasoloscontactosprofesionalesdeambos,pocoonadaibanacontarasuhija.

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TampocoparecíanparlanchinaslassociasdeAdriana.Torcanohabíacoincididoconellasenelhospital,perolasreconocióenelcementerio.EscoltabanaAdrianaunosmetrosmásatrás,sinatosigarlacomolosparientes.Lasfotografíasdelawebhacíanjusticia:dostías macizas, esbeltas pero curvonas, con pinta de compartir dietas y amantes. Ambashabíancambiadodepeinado.ManuelaRodríguezlucíaunamelenazaconmechasdoradas,máslarga.OlgaPelluch,sinlosrizosazabachesdelafoto,parecíaunrecluta.AManuelase la veía angustiada, sólo tenía ojos para Adriana. En cambio, Olga, serena, fría,cabeceabadeunladoparaotrocomounguardaespaldas,tratandodeficharensumemoriaatodoslospresentes.

CuandosusojossecruzaronconlosdeTorca,frenóenseco.Olgaloescrutóconunamiradaespesa,turbia,lenta,ycontinuóescaneandoalpersonal.

El exboxeador, una mole al que no le pegaba llamarse Borja ni apellidarse DelCampo, enel cementerioparecíaunhuérfano.En la inmensaTorredeCristal almenosalguien echaría de menos aMarsé. Se había mantenido apartado, pero se aproximó alnichocuandolosasistentessedispersaron.Tambiénseacercarondosamigosdelosviejostiempos,LuisitoyJandro.Doscompadres.

Torca había tirado de agenda para avisar al resto, pero los demás compadres noestabanenMadrid.

OrtegayJaime,JaimeyOrtega,inseparablessiempre,andabanquitandominasenelLíbano, en una misión de la ONU. Santa descansaba más cerca, en el psiquiátrico deMondragón, pero según su madre no podía o no debía mantener conversacionestelefónicas.YHernándezrespondióalmensajedeTorcaconestecorreo:

Quelequitenlobailao.Casadoconunajaca.Condescendencia.Muertedulce,nisehaenterado.Yaquisierayo.Pero todavía no. Todavíame estoy fundiendo la pasta deUzbekistán. Eres un tío grande. Si encuentras otrotesoro,llámame.Ysino,queteden.

Torca pidió cuatro cañas. Se había hecho fuerte en la barra con Jandro, mientras

BorjayLuisitoocupabanunamesa,sinsaberquédecirse.AlahoradelvermúlatascadeVentasestabaabarrotada,peroentornoaJandronohabíaapreturas:irradiabapeligro.Lode menos eran el pantalón de camuflaje, la descolorida camiseta marcando bíceps ybarriga,laspatillazasyelmostachopasadosdemoda.Desdequenolevantabatrespalmosdelsueloenelorfanato,gastabaunaactituddesafiante;concosturonesportodoelcuerpo,dos metros encorvados y ciento veintitantos kilos, ahora la mantenía con un puntosarcástico. No le había ido tan mal como todos preveían, curraba de segurata en unpolígonodeVallecas.

Seacercaronconlascervezas.Chocaronlosvasos.Jandrolaapuródeuntragoyselanzó.

—Silosmorosdemierdanoestánenchirona,yanolosvanapillar,¿no?

—Alaviudanolehandadomuchasesperanzas—respondióTorca.

—Lainvestigaciónestáenpuntomuerto—tercióLuisLaguna—.Porloqueyosé,elMercedessehaesfumado.Ylosmorosnohandejadorastroalguno;encasosasílofácil

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esdejarquecorranlosdías.Sisurgealgúnindicio,estupendo;sino,eltiempolosepultatodo.

Marséquisohablarlesobreuncompadre.¿QuizásobreLuisito,osobreJandro,unode los que vivían enMadrid?Mientras caminaban hacia la tasca, Jandro dijo que ni seacordabadelaúltimavezquehabíavistoaMarsé.Elotronoañadiónada.

LuisLaguna,Luisitoparaloscompadres,siemprecaíadepie.Trajedetrespiezasamedida, alfiler de corbata, Rolex y gafas de titanio con montura al aire. Menudo,amanerado, astuto según unos, taimado para otros, en cualquier caso más listo queinteligente y, sobre todo, amigo de sus amigos. Con Torca había compartido muchasvivencias,amenudodeingratorecuerdo.SielmesanteriorMarsénohubieradadoseñalesdevida,alrebuscarenlaagendasehabríaconvertidoensusegundaopción.Sociodeunade lasprincipales agenciasmadrileñasyvocalde laAsociaciónEspañoladeDetectivesPrivados, ya no pisaba las calles, no le iba enfangarse. Impartía cursos sobrecontraespionaje a directivos, políticos y altos cargos de diversas administraciones, yasesorabaacualquieraqueestuvieradispuestoapagarsuselevadoshonorarios.

—¡Nopuedeser!—exclamóJandrocolérico—.Xavierauntipoinfluyente.

—Ya, pero tampoco tanto. Diría que a todos los efectos han archivado el caso.Aunquenopuedoconfirmarlotodavía—insistióLaguna.

—¿YlagentedeBarriocanales?¡Joder,nolepuedendejartirado!—bufóJandro.

El exboxeador se vio obligado a intervenir.Aunque le costaba hilvanar dos frasesseguidas,sepresentóalosamigosdeTorca—alsalirdelcementeriosóloleshabíadichosu nombre— y les contó que en la empresa de Marsé las investigaciones habíancomenzadoenelminutounoyquesóloterminaríancuandomachacaranalosasesinos.

Empaparondosrondasmásconunostacosdequesoyunatabladeibéricos.JandrodevorabayBorjanoleibaalazaga.Pidieronmásracionesymáscañas.Hablarondelagrabacióndelascámarasdelaparcamiento,aunquesóloDelCampohabíavistoelvídeo.

—Lopillarondesprevenido.Unoaparecepordetrás, le pegaun empujónyMarsé,quenolesvevenir,seestampacontraelsueloyyanoselevanta.

—Ni queriendo consigues cargarte así a alguien. Qué mala suerte. Robo conviolencia,nopasaríannimediadocenadeañosenprisión—comentóLuisLaguna.

Pasaron a los cubatas.Formabanun cuartetopoco afinado, singular.Cualquieradeellos,porseparado,malenemigo.Juntos,temibles.

Torcatardóendecidirse,peroacabósoltandoloquerumiaba.

—Nuncaveolabotellamediollenanimediovacía.Soyoptimista—hablabamirandoalvaso,sinfijarlavistaenninguno—.EstosdíasmehesentidomáscercadeMarséquenunca.Hevueltoarecordarcómonosconocimos,cómomesalvólavida,¡locabronazoqueera!—Todosse rieron—.Labotellasiempreestá llena,aunqueseadeaire,poresopensabaqueencualquiermomentoibaalevantarsedelacamaycagarseentodo.Poresoheesperado.Soypaciente,heintentadoestartranquilo.Peroahoraquedescansa,porfin,novoyapararhastaaveriguarquéhapasado,porque…

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Jandro lo interrumpió emocionado. Y Borja. Ellos también querían venganza,cargarse a los asesinos… Luis hablaba despacio y bajo, pero sabía intervenir en elmomentoexacto.Losbramidosdelosdospesospesadoscesaron.

—Estamoscontigo,Juan.Paratodo.Cuentaconnosotros.¿Quéhacemos?

—Hayalgoquenomecuadra.Merondaporlacabeza,perotodavíanosoycapaznideexplicármelo.Necesitotiempo,yhacerunpardecomprobaciones.

Torcalespropusotomarotrascañasjustounasemanadespués,enlamismatasca.Yles pidió que si antes alguno de ellos se enteraba de algo, que no dejara pasar ni unsegundoparahablarconél.NiBorjaniJandrosefijaronenlamiradadeTorca.Luispillólaindirecta.

Unallamadadisolvióla improvisadareunión:aTorcase lehabíapasadoquehabíaquedadoconsuhijo.

Cadaunosefueporsulado.Estabanunidosporelluto.Juramentados,sinpactosniacuerdos,paravengaraunamigo.

—¿Tefíasdelgorila?—lepreguntóLuis.

Lohabíatelefoneadounminutodespuésdequeelcuartetosedisolviera.

—¿DeBorjadelCampo?Abotepronto,sí.Delquelepagaelsueldo,nodemasiado.

—¿Laforet? Es una víbora, si yo te contara… Acabo de coger el coche, ¿dóndeandas?Siquieresterecojoynosvamosamidespacho,¿quéteparece?

—Estaríabien,peromihijomeespera.¿Nosvemosmañana?

—Imposible. A no ser que te quieras venir a Sevilla. Pero el lunes me tienes devuelta.Tengoalgoquetegustaráver…

Quedaronenlaagenciaaprimerahora.

Rodrigo sabía escuchar. Primera sorpresa. Y era abstemio desde que entró en laacademiadePolicía.Segunda.

Elbardelhotel,desérticoyaoscuras,propiciabalasconfidencias.AldíasiguienteTorca no recordaría por qué se desahogó ante su hijo. Los hombres que se contienenpuedenseruntorrente.Elfuneral,quizámásqueelalcohol,precipitólosrecuerdos.

ConformevaciabaunabotelladeSmirnoffquehabíapilladoenlabarra,Torcahabíaampliadosusmonólogos.Rodrigoyanopreguntaba.Elhijo,paternal,asentía.

Con el corazón encogido, aunque a medias, atropelladamente, con omisionesinvoluntariasysinrevelaralgunosdetallesescabrosos,seconfesó.

Recordó la instrucción, las primeras aventuras, los primeros batacazos, Iparralde,

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Bosnia,lacaptación,Guinea,elsecuestro,lastorturas,Miami,Medellín,lasincursiones,Kuwait,lostirosenlanuca,lafosa,Uganda,EuCorp,labalaperdida,elroboenWrocław,Afganistán,elmontaje…Juanmostrósucaraoculta.HablóaRodrigo,pero tambiénsedirigió,demanerainterpuesta,alamadredelchaval,alapacienteysufridaRaquel.

InclusolehablódeNadia,delmardeAral,decómorenacióenunbarcoencalladoenlanada.

Conlabotellavacía,másresacosoqueborracho,lerelatóconbrochazosinconexoslahistoriaconNereayelencargodeMarsé.Y,comoanteJandro,LuisitoyDelCampo,leaseguróquenodescansaríahastavengarsumuerte.

—Hoyportiymañanapormí,nosdecíamosloscompadres.Selodebo.

«Todoloqueolvidaelhombredesupropiavida,enrealidadyamuchoanteshabíaestadocondenadoalolvidoporuninstintoanterior.Sóloaquelloqueyoquieroconservartienederechoa serconservadopara losdemás»,escribióStefanZweigenElmundodeayer, uno de los escasos libros releídos por Torca. Ante esas líneas, mucho tiempodespués, le vino a la cabeza una duda estúpida: ¿qué recordaría Rodrigo de todos losrecuerdosembarulladosquelecontóesanoche?

Enelascensorseapoyóenelhombrodesuhijo.Unmuchachofuerte,robusto,biencriado. Todo mérito de Raquel. Descompuesto y arrepentido, lo abrazó con fuerza.Rodrigoabriólapuerta.Paraacostarlolequitóeltrajenegro,loszapatosnegros,lacamisanegra.PeroalamañanasiguienteTorcaseguíadelutoporMarsé.

Salióacorrer,yapesardelaguaceroaguantóhastaelRetiro.Despuésde laduchallamóaRodrigosinsaberquédecirleocómoafrontarapartirdeentoncessurelaciónconél.Saltóelcontestador.

—Hijo,graciasporaguantarmeanoche.Llámamecuandoquieras,porfavor.

Se acercóhasta la tabernadeHortaleza, peropasóde largo.El cuerpo le pedíaunplato rebosante de espagueti con ajo y guindillas, muy picante y con parmesano. LesonabaqueporSantaBárbarahabíaunbuenitaliano.Tardóenencontrarlo,peroelpaseomereció la pena. Olvidada la resaca, aunque no la vergüenza, regó la pasta conmediabotelladeChiantiSuperiore.

Para bajar la comida caminóun rato.Acabó en el paseodeRecoletos.Nostálgico,pidióunahorchataenelCaféGijón,unodelossitiosadondehabíallevadoaNadia.Letrajeronlacuentaenunahojita.Pidióunboli.Apuntó:

JavierMarsé

Losmoros

Cuídalas

Nerea.Rodrigo

RamónRibeyro

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CamiloLaforet

Barriocanales

¿El10?¿Elcompadre?

Alpasarporrecepción,laandaluzaleinformódequeunjovenacababadepreguntarporél.Nohabíadejadoningunanota.¿TendríaRodrigoalergiaalteléfono?Lollamódenuevo.Esavezsíquecontestó.

Torcaseacercóhastauna libreríadePreciados.Lecostó llegar.Secumplíancincomesesdel15-M,elmovimientopopularcontra lacorrupciónylospolitiqueos.Milesdepersonasconfluíanhacia laPuertadelSol.Rodrigoyaestabaenlacolaconunapiladelibros.HabíaheredadodeRaquellaaficiónporlaHistoria,perosegúnpasabanporcajasefijóenquetodosversabansobreInternet.

—¿Yeso?

—Meestoypreparandoparaloquesemevieneencima.

Caminandoacontracorrientedelosmanifestantes,Rodrigonoocultabasumalestar.«Putos perroflautas», masculló al entrar en una cafetería cercana al hotel. A Torca, encambio, los indignados le caían bien, y no se consideraba un cínico. No le hubieraimportadosumarsealamanifestaciónprotestandoycoreandolemascontralabancayelGobierno.

RodrigolecontóqueibaaserdestinadoalGrupodeRedesSociales.

—¿SabesdequévaTwitter?—lepreguntósuhijo.

—¿Túquétecrees?Vivoenestemundo.Tengounacuenta,aunquesólolausoparaestaraldíadeloquepasa.Bueno,comopuedesimaginar,ahorasigoaRamónRibeyroyalosjugadoresdelMadrid.YtambiénsédequévaFacebook.

Torcaestabaencantadoconlosderroterosquellevabalaconversación,porahorasinreferenciasalamuertedeMarséyalacogorzadelanocheanterior.

—Muy bien. Te pega controlar el asunto. También fuiste el primer padre en usarmóvil.Pues si tienescuenta,depasopodríashacerun follow a@policia, elTwitterdelCuerpo.Yatenemosmilesdeseguidores.

—¿Tenemos?¿Ytúquépintasahí?

—Porahora,nada.Enbreve,esperoquebastante.

—Quécurioso.¿Vasaserunciberpolicía?

—Másomenos.Porahoraseusaparainformar.Pero,vamos,novoya tuitear.Mehan reclutadoparaejercerdeenlacecon losgruposque investigandelitos informáticos,luegoyaseverá.

Rodrigocambiódecara.Leexplicóquehabíapasadoporelhotelparavercómoseencontraba,yparapedirleunfavor,sólouno:

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—DejaelhotelylárgatedeMadrid.Vuelveacasa.Escribetusmemorias,preparalamaratóndeNuevaYorkoelcrossdeAtapuerca,hazloquequieras,perovete.

—Rodrigo,quenoeresmipadre,sinorecuerdomal…

—¡Déjatedehistorias!Tienesquemarcharte.

Torca se había acostumbrado a añorar a su hijo; amenudo había imaginado cómoseríaunarelaciónidílica:Rodrigocariñoso,afable,confiado;éldepadreejemplar,amigodesusamigos,generoso, siemprecercano.Despuésde todaunavidachapoteandoentremiseriasymaldades,despuésdetodaunavidadeviajesydisimulo,alejadodelniñoylamadre, lebastabaconadmirar lasangredesusangre.Elchaval,antesariscoyapocadoante él, transmitía una energía y una entereza envidiables. Esmás fuerte, más noble ymuchomásformalqueyo,pensó.UncachorrobienadiestradoporRaquel.

—¿Yestecabreo?Tranquilo,Rodrigo.

—Tranquilísimo estoy, no veas cómo. Pero todavía estaré más relajado cuando teesfumesdelhotelyteolvidesdeloquelehapasadoatuamigo.Vuelveacasa.

—¿YquésemehaperdidoamíenBurgos?

Rodrigo sólo veía problemas en Madrid. Los de poca monta eran liarse con «lacamarera»—enningúnmomentousósunombre,Nerea;tampocoTorcaquisoenmendarelerroryexplicarlequetrabajabaderecepcionista—,oqueacabaraalcoholizadoodepre.Peronohacíamásquedarlevueltasymásvueltasa«lodetuamigo».Alchavallecostaballamaralascosasporsunombre.

—Mira,nomehacefaltaserpsiquiatraparasaberquevoyatardarenencajar«loqueme contaste ayer».Nome chupo el dedo. Sabía que enEuCorp hacías trabajos sucios,peronopodíaimaginarmequefuerantan…tandeleznables.Peronoquierohablardeesoahora.Nitampocodelacamarera.Aversimeexplico;estoymuyinquieto.Cuandomellamasteelotrodía,medisteaentenderquelodetuamigoJavierhabíasidounaespeciedeaccidente.

—Esocreíaalprincipio.

—Vale. Y todos estos días que ha pasado en coma, ¿también lo has seguidocreyendo?

—No.Yano.

—Aesoquierollegar.Noteconozco,padre.Dimelaverdad.Enserio,¿porquénotevas?¿Sabesquiénhasido?

«Conversoconelhombrequesiemprevaconmigo»,decíaMachadoenCamposdeCastilla. A Torca, a menudo tan introspectivo, casi siempre solitario, le encantaba esafrase.LaspreguntasdeRodrigocalaronhondo.Selasiríacontestandoasímismomuchomás tarde,ensilencio,con razonamientosextensosydebatesencendidos.Peroyahabíahabladodemasiadoconsuhijo.Zanjóelasunto:

—Nosénada,peroquierosaberlotodo.

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Torca compraba series americanas por temporadas. Las veía sentado en la cama;

colocaba el portátil sobre una almohada, encima de losmuslos.Aborrecía la televisiónconvencional,losanuncios,losprogramasdecotilleo.IbaporlacuartadeLosSoprano,lasegunda de The Wire y acababa de comenzar Hermanos de sangre. Mafiosos,delincuentes, soldados. Terreno conocido. Le apetecía volver a ver Roma, desde elprincipio, pero esa noche puso directamente el capítulo 11. Al terminarlo, releyó estaentradaantiguadelblogdeRamónRibeyro.

AVE,ROMAPenúltimo capítulodeRoma, en elAVE, la batería del ordenadorquizá resista hastaCórdoba.TitoPullo, unlegionarioquemalviveen tiemposdepaz,vaamorirenelcirco.Perosin luchar,no leapeteceenfrentarseacuatrogladiadores.Sinembargo, losgladiadores,confiados—nolesapetecematarlosinpelear—,lepican, leirritanydespiertanalabestia:insultanasulegión.Seequivocan.TitoPulloreacciona,losliquidayacabaélsolocondosotresoleadasmásdegladiadores.Laplebequeantesloabucheabaahoralovitorea.Hoyocurriríaigual. Entonces aparece un gladiador monstruoso, con el que Tito Pullo, malherido, ya no puede combatir.Cuandoelmatarifevaadarleelgolpedegracia,LucioVoreno,compañerodefatigasdeTitoPullo,saltaalaarena.Nopuededejarmorirasuamigo.Vorenoluchaconelcolosoy,aunqueéstelehiere,lograbatirlo.Quizáun burgués pusilánime como yo encierra, en alguna capa oculta pero latente, un soldado como aquelloslegionarios,porquecontemplolaescenaconenvidia;talvezporquequisieracontarconunamigocomoLucioVoreno o Tito Pullo, o porque, cuando pinten bastos, me gustaría batirme, empuñar una espada, encarar lamuerteyeldolorcomounodeaquelloshombres.

Algunas respuestas las encontró en ese capítulo. A un amigo no se le deja tirado

nunca.Nisiquieracuandohamuerto.

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EuCorp1997.Verano. ETA secuestró aMiguel Ángel Blanco el jueves 10 de julio. Y lanzó unultimátum:elGobiernocontabacon48horasparaordenarelacercamientoalPaísVascode los presos etarras. El sábado 12 de julio a las 16.50, en Lasarte, unos cazadoresescucharon lasdetonacionesyencontraronal jovenconcejaldeErmuaagonizando.Labandaterroristahabíacumplidosuamenaza.Lehabíanpegadodostirosenlacabeza,aquemarropa, por la espalda. Estaba tirado en el suelo, con las manos y las piernasatadas.

Una inmensa oleada de indignación y rechazo se extendió por toda España. Ysacudió hasta los cimientos de laCorporaciónEuskadi. Esamisma tarde José IgnacioButrónconvocódeurgenciaalconsejodeadministraciónycedióelmandoasushijos.Nuevemesesantesde loprevisto, JuanMariyCarlosanunciaron laglobalizacióny ladeslocalizacióndelconglomeradoindustrial.Ademáslorebautizaron.EuCorpremitíaalnombre primigenio, pero también a Europa, al euro que pronto sustituiría a la peseta.Cuando el patriarca de la familia y el resto de los consejeros abandonaron la sala dejuntas, Juan Mari y Carlos decidieron algo más: la familia Butrón jamás volvería adejarse chantajear con el mal llamado impuesto revolucionario que numerososempresariospagabanalosterroristasetarrasparaevitarseproblemas.

DosmesesdespuésningúnperiódicoinformódeladesaparicióndeCarlosButrón.ETAtampocousólaprensaafínparareivindicarelsecuestro.

UnantiguomandopusoencontactoaTorcaconelprimogénitodelosButrón.JuanMarinoqueríarecurriralasvíasoficiales.Guardabaenunacajafuerteeldedomeñiquedesuhermanoylacartadelossecuestradores,selladaconelanagramaetarradelhachay la serpiente. Torca aceptó el encargo pero se guardó su primera impresión. ETA noactuabaasí.

Los compadres tardaron sólo una semana en liberar al empresario, sin pagar elrescate ni derramar más sangre. El hombre que efectuaba el pago del impuestorevolucionarioal parecerhabíaperdidounabuena comisión cuandoEuCorp cerró esegrifo.Habíaactuadoporsucuenta,ayudadoporunguardaespaldas.

Juan Mari Butrón, impresionado, intentó fichar a Torca. Un tipo tan eficaz ypreparadopodríaserlemuyútil.Perocomonoquisocontrataralrestodeloscompadres,Torcanoaceptólapropuesta.

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Sinembargo,JuanMariButrónrecurrióenmásocasionesa loscompadres.Sobretodoenmisionesrelacionadascon laventadematerialmilitaryantidisturbios,aunquetambiénparaotrosnegociadosmásturbios.

Enjuliode2005,TorcatuvoquerechazarunencargodeEuCorp.LecontóaJuanMariqueloscompadressehabíandispersado.Elempresarioaprovechólaoportunidad.«Tequieroconmigo»,ledijo.EsavezTorcaaceptó.

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II

INTERMEDIO

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«Nuestrosverdaderostemoressonelecodelospasosqueresuenanenloscorredoresdenuestramente.»

TRUMANCAPOTE,

Músicaparacamaleones

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5

EyesWideShutImplicarseemocionalmentenoconduceanadabueno,leshabíaaconsejadoprecisamenteel instructor más brutal; lo había demostrado rara vez con premios y, sobre todo, casisiempre, con castigos aleatorios. Casi siempre, porque Luisito era su blanco preferido.Hastaquehartodelasvejaciones,perosinimplicarse,escarmentóalinstructor.HernándezyKrauzeejecutaronunplantansencillocomoefectivo.Unanochelaletrinasevinoabajoconelinstructordentro.Elpetardazodespertóatodos.Saliórebozadodemierda.

Treintaañosdespuéstodavíasereían.

Laguna & Campbell ocupaba una discreta pero bien ubicada última planta de unedificiodeSerrano.Parecíaunbufetedeabogadosrecioysolventemásqueunaagenciadehuelebraguetas.Unordenador,unplasmayunaimpresoraconvivíancondudosogustoeneldespachodeLuisLagunaconpiezasdecoleccionistacomounescritoriodecaoba,unalitografíadeMiró,unassillasPanton,unsecreterholandésyunacajafuertedelXIX.Pero la estrafalaria decoración era lo demenos. Luisito le había entregado una carpetaatiborradadedossieres.Sólolehabíapuestounacondición:

—Estonosaledeaquí,¿vale?Tienescincominutos.Ynopuedesanotarningúndato.¿OK?

—Trae.

El título del primer dossier, «Casillas y Carbonero», no dejaba lugar a dudas.Conteníafotos,seguimientos,conversaciones…

—Porfavor,nointentesmemorizarnada,sóloechaunojo.

Otrosdossierestambiénparecíanmonográficos,como«CR7»o«Florentino».HabíaninvestigadoalRealMadrida fondo,desdeperspectivasmuydiversas.ElpropioLuisitohabía agrupado los expedientes, porque en lamayoría de los encabezamientos se habíadejadollevarporsupasiónporelséptimoarte.En«ReservoirDogs»serecopilabandatossobreJoséMourinhoysuequipotécnico.En«FrenchConnection»,losinvestigadoseranBenzema,VaraneyZidane.Otrostítuloseran«LasCuatroTorres»,«Losprofesionales»,«Niños futbolistas», «El nuevo Bernabéu», «La naranja mecánica», «Hacienda somostodos»,«Lanocheamericana»,«Centaurosdeldesierto»…

Torca se detuvo en el expediente «Primera plana». Aparecíanmuchos periodistas:DiegoTorres,deElPaís;OrfeoSuárez,deElMundo;JoséManuelCuéllar,deAbc;JuliánRedondo,deLaRazón;SantiagoSegurolayAntónMeana,deMarca;CarmenColinoyTomásRoncero,deAs;JoséRamóndelaMorena,delaSer;PacoGonzález,delaCope;

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Fernando Burgos, de Onda Cero; Josep Pedrerol y Siro López, de Punto Pelota; EvaTurégano,deAntena3;MaríaEscario,deTelevisiónEspañola; JoséAntonioLuque,deTelecinco;JoséLuisSánchez,deLaSexta…,yRamónRibeyro,dePueblo.

LoviomontadoenelMini,aburridoenlasaladeprensadelBernabéu,tecleandoenunaredacción.IbaaleerlostresfoliosqueprecedíanalasfotoscuandoLuisitolequitóelinforme.Colocótodoslosdossieresenlacarpeta,lacerróyladejósobreelescritorio.

—Lacajafuertemeencanta.Esunapiezavictoriana,havividomucho,peroyasóloadorna. —Abrió las puertas: la usaba de mueble bar—. Estos documentos casi mejorreposan en un banco, ¿no te parece? Si no te importa, los guardamos en elmejor sitiodondepuedendescansarynostomamosuncafelito.

Torcasecontuvolasganasdearramblarconlacarpetaydejarlotirado.

—Vamos.—Sepusodepie—.¿Cuántohacostadorecopilaresto?

—Recabar toda esta información ha requerido mucho tiempo y muchos recursos,pero reunidaenconjuntovalebastantemásqueporseparado.Aunque¿cuánto tepuedecostarloqueocultas?Depende,¿no?

Luis Lagunametió la carpeta en una bolsa de ElCorte Inglés y añadió un par deperiódicos.

Alsalirdelbancolellevóa«unacafeteríadediseño»,aunqueaTorcaelexpresolesupoaguado.

—Comotepuedes imaginar, lacarpetanoexiste.Elclientecreeque tiene laúnicacopia disponible de todo el material. Pero ya sabes, soy un sentimental, me gustaconservarrecuerdosy…

—Ya,ya.¿Ycuándoentregasteesaúnicacopia?

—Harácosadeunmes,másomenos.

—¿ElclienteeraXavi?

—No. Bueno, digamos que en parte sí. Despachaba siempre con Camilo Laforet,peroJaviMarséyyodevezencuandocharlábamosporteléfono.Undíahastavinoaquí,amisegundodespacho.

—YaBarriocanales¿tambiénlehastraídoaquí?

Luisencajabacualquierpreguntaconlamismaindiferencia.

—Nome importaría. Pero él prefiere hacerse esperar. Si su secretaria algún día tecita, ármate de paciencia, te puede tener una hora esperando sólo para demostrarte queeresinsignificante.

—Lotendréencuenta.Peronocreoquemellame.

TorcaintuíaqueBarriocanalessepertrechabaparaunaguerra.Oparaunaconquista:elRealMadrid.Paraplanificarunaofensiva,tanimportantecomoabasteceryadiestrara

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las huestes propias es conocer las debilidades y las armas secretas del enemigo. Losdossiereseranmunición.

—Jorge Barriocanales toca todos los palos. O eso intenta —precisó Laguna—.Diversifica: viene del ladrillo, pero no hace ascos a las energías renovables, a lasinversiones dudosas… Y para continuar creciendo, para no parar de crecer, pretendemoverse,einfluir,enlasmásaltasesferas.Sinembargo,yasehapegadovariospatinazos.Aunque, bien asesorado, coleccione paisajes impresionistas y se haya convertido enpatronodevariasfundaciones,enloscírculosculturaleschirría,esdemasiadoburdo;ibaalaóperaporobligación, lohevisto lucharabrazopartidoparanoquedarsedormido.ABarriocanales,ademásdeldinero,sobretodolegustandoscosas:lacazayelfútbol.Nosésitefijaste:enelentierrollevabaprendidalainsigniadeoroybrillantesdelRealMadrid.Essociodenacimiento.YestáconvencidodequeenelBernabéupuedehacernegociosmássuculentosquelosquecierraensufincaextremeñaentreescopetazosybatidas.

—Muchosabes,¿no?

—Paraesomepagan,parasaberlotodo.—Serio—.¿Otrocafé?

Con lacarpeta,Luishabíapuestosuscartassobre lamesa.Laguna&Campbell sehabíatiradounañoacumulandoinformaciónsobreelRealMadrid,espiandoadirectivos,periodistas, representantes, jugadores, parientes, novias… Torca sólo jugaba con unamano:lecontóelencargodeMarséyLaforet,aunqueseguardóelnombredeltopo.Pararecibir debía dar, aunque las fuerzas estuvieran descompensadas. Aspiraba a que másprontoquetardeLuisledejaraexaminarlosexpedientescondetenimiento.

Luis lo escuchó sin interrumpirlo. Había elegido bien ese segundo despacho,ocupabanunaesquinaenlapartealtadelacafetería,nadiemolestaba.

—En resumen—concluyóTorca—.Me pidieron lomismo que a vosotros, amuypequeñaescala.Ynohesacadonada.Deltopo,siesqueexiste,notengonoticias.Claroqueyono tengoelcarnédedetectiveprivado,nosésivosotroscuando investigasteisaRibeyrodisteisconalgoenloqueyonomefijara…

—Pillarauntoposóloselogradetresmaneras.Una,dechiripa,yasabesqueelazarsiempre cuenta. Dos, cuando alguien cercano traiciona al confidente, algo bastantehabitual.Tres,cuandoel toposedejacazarodecidesalira la luz.Paraserunamateur,soloysinmediostécnicos,telohascurrado.Pocomáspodíashacerentanpocotiempo.

Torca le contó que había quedado con Marsé precisamente la noche en que loatracaron.

—Xavimehabíapuestouncebo,quehabíanovedadesde lasbuenas.Tambiénmeibaahablardeuncompadre.Supongoquemediríalodetusdossieres,¿no?

—Puede.Noteníaporquéocultártelo.

—Ymeibaacontaralgosobreeldiez.¿Quésabestúdeeso?

—¿Eldiez?¿Quédiez?

—Niidea.

—Puesestoyigualquetú.

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—Enfin,¿quéopinas?

ALuislasopinionesnoleinteresaban.Ylasnovedades,tantosdíasdespués,quizáyaeranantiguallas.PerohabíadosdetallesqueTorcadebíasaber:

—El dossier de los periodistas lo entregamos a finales de agosto, antes de que teencargaran vigilar a Ramón Ribeyro. Nosotros no buscábamos a un topo, sólo nospidieron que recopiláramos la mayor información posible sobre una veintena deperiodistas.Un completo: situación profesional, sentimental y financiera; rutinas, filias,fobias, manías… Él era uno más. Así que algo distingue a Ribeyro del resto de losplumillas,paraquedespuéstepidieraninvestigarlo.Suvida,susfuentes,sustextos…,nomedigas,algo.

—¿Quizáledistinguesutopo?—apuntóTorca.

—¿Su topo? Lo dudo. No sé quién le pasa informaciones sobre el Madrid, peroRibeyro tampococuentanadadelotromundo.Ysu topo,siesquesólo tieneuno,cosarara, tambiénhablaráconotros.Es lohabitual.LagentecomoFlorentino,por ejemplo,repartemigajas de información a diferentes periodistas para tenerlos contentos.Y a losjugadores tampoco les interesa ir de buenas sólo con un solo medio. No, puestos asuponer,yocreoquesitepusieronaseguiraRibeyroesporquealgolehacediferente…Ytambiénmeextrañaquenonosencargaranese trabajoanosotros.Como tedecíaantes,terminamosdepreparartodoslosexpedienteshacebastantessemanas.Desdeentoncesnohanvueltoapedirnosnadamás…Salvounencargomenor.

Salieronde lacafetería.Torca loacompañóalportal.YLaguna le revelóelúltimoencargodeMarsé.

—Noteenfades,Juan,cuandotedigaesto.Somosprofesionales.JaviMarsémehizounencargoespecialcuandolepedistetrabajo.Queríaconfirmarqueibasporlibre.Noesquenosefiaradeti,mecontóquequeríaconvertirteensumanoderechaenMadridSeasyquedebíadespejarcualquierdudaquesurgieradentrodelaempresa.Unprocedimientohabitual.Teseguimoslapista.Entoncesmedescolocóquetehubieranmandadoirtraslospasos deRamónRibeyro, volví a estudiar su expediente, y tampoco encontramos nadaextraño, igual que tú. Ya puedes imaginar que tu seguimiento se cerró en cuanto nosenteramos del atraco aMarsé.Nome consta que Laforet oBarriocanales estuvieran altanto, así que entiendo que todo elmaterial sobre ti debe acabar en una trituradora depapel.

Torca,entreelasombroylaindignación,respiróhondo.

—¿Quécojonessignificaquedebeacabartriturado?Joder,Luisito.

Laguna,siempretranquilo,leentrególabolsaconlosperiódicos.

—Llévate esto. Y cálmate. No hay duplicados. Quémalo, o haz lo que quieras, yentiéndeme, de haberlo rechazado, Marsé se lo habría encargado a otros. Si quieres,llámamemañanaopasado,ycontinuamos.

Torcametió la mano en la bolsa. Entre las hojas dePueblo se ocultaba un sobreblanco.Eltítuloestabaescritoalápiz:«EyesWideShut».

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Élno separecía aTomCruise, el protagonistade lapelículadeKubrick.YNerea

nada tenía que ver con Nicole Kidman; como mucho, Adriana sí que guardaba ciertasemejanza con la actriz australiana.En cualquier caso, las fotos no valían un pimiento.Sobretodo,lascuatrodelclub.PeroTorcasabíareconocerlavalíaprofesional.Unodelosmirones los había inmortalizado en el club. A pesar de la tenue iluminación y lasestrechuras del garito, el tipo, quizá un chaval fornido, con gafas, pensó Torca, habíasacadounosplanostanexplícitoscomoexpresivos.Podíaserpeor,pensóTorcaresignado.Lasposturasnoleparecierondemasiadogrotescasyseleveíaenbuenaforma.Debiódeusarunamicrocámara,peroesoeralodemenos.Undepredadordeberíaadvertircuándoseconvierteenpresa.

De cazador cazado salía en media docena de fotos más. Alquilando la moto.Empapando en café con leche una porra enTresCantos. En laCavaBaja, saliendo deCasaLucioconMarsé.GuardandocolaenelBernabéu,conNerea.DesayunandodondeTeodoro.Entrando,por fin,enelAsadorDonostiarra.De laprimera imagena laúltimahabían pasadomuypocos días, apenas una semana.Ydesde el «atraco»—así lo habíallamadoLuis—hastaahora,menosdeveintedías.Pocotiempoparademasiadascosas.

El sobre sólo contenía fotos, aunque daba por hecho que en Laguna& Campbellhabíanhecholosdeberes,un«completo».Recorrióconlamiradalahabitacióndelhotel.Vio todo como siempre, aunque tampoco se habría fijado si alguien cuidadoso hubiesetoqueteadohacíadíassusescasaspertenencias.Enningúnmomentoselehabíapasadoporla cabeza que alguien rebuscara entre sus cosas, pero no le costó imaginar al mirónabriendo los cajonesy lamaleta, examinandoelmueblebar, revisandocadaunode loslibrosenbuscadealgunanota…

La cajita fuerte no ofrecía ninguna garantía. Sin embargo,Torca guardaba allí dosrelojes,llaves,unasgafasdesol,unachequera,unaslibretasbancarias,unosanillosyuncrucifijo.Abriólacajaymetióelsobre.

A la mañana siguiente salió a correr por el Retiro. A la vuelta, sacó el sobre.Contemplólasfotosporúltimavezysalvótres:lasonrisadeNereaantesdeveralRealMadrid,elúltimopaseoconMarséyunadelclubenlaquesepodíareconocer,derefilón,aRamónRibeyro.Lasdemás imágenes lasquemóen lapiladelcuartodebaño.UsóelZippodeMarsé.

—SimeprestaselZippo,tecuentoloquepasódeverdad.

Conelmecheroaúncalienteenlapalmadelamanotrasquemarlasfotos,seacordódel velatorio. Marsé se había largado de este mundo sin recuperar la conciencia traspedirle que cuidara a susmujeres, quizá sin sufrir, quién sabe si pidiendo ayuda desdealgún recóndito rincónde su comatoso cerebro o escuchando impotente los sollozos deAdriana.Losmédicos,siemprecautos,nohabíandadoesperanzas,perotampocohabíanestimadoeltiempoqueresistiría.Unatardelamuertellegósinavisar,aunqueAdrianayahabíaprevistotodo.Juan,queacababadellegaralhospital,ayudóenlopocoquepudo,yyanoregresóalhotel.

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En el tanatorio pasó la noche en vela con Adriana y Del Campo. Las horas sealargaron. Pocas palabras y muchos recuerdos. Al alba, salió con Adriana a fumar.DesplegóunasonrisatristealverqueencendíaelpitilloconelmecherodeMarsé.

—EnColombia,hacemuchosaños,nosmetimosenun lío.Nos tocaba separarnosunos días y, bueno, sabíamos que igual al vernos de nuevo él no iba a estar bienacompañado.Ysenosocurrióunaespeciedecontraseña.SienvezdelZipposacabaotromechero,unascerillasopedíafuego…

—«¡Mayday!¡Maricónelúltimo!»Ya,legustabacontarlo.

AdrianavolvióadecirlequeélyMarsénoteníansecretos.ATorca,quejamáshabíainquietadoaRaquel, lecostabacreerlo,aunquenotabaquejuntoaAdrianapodíahablardecualquiercosa.Lapusoaprueba.

—¿Tecontólodelapanteranegra?

—Claro.

—¿YlodeGuinea?

—Sí.

Le sostuvo la mirada. Torca cedió, aunque supuso que los recuerdos de Marséestaríanedulcoradosyquesehabríaguardadoalgúnqueotrocadáverenlamemoria.

Regresaronaltanatorio.Antesdeentrar,Adrianasedetuvo.

—Mira,hayalgoquenomecontó.Másquenada,porquelehabríachafadoelvacile.Lo del Zippo. Cuando salíamos con amigos le encantaba jugar con él, lucirlo, al finalalgunosefijabayacababapreguntándole.Éladornabacadavezmásymáslahistoria.Yole decía que no colaba. Se reía, pero no lograba sacarle cómo lo consiguió. Y paratomarmeelpeloacabócontandootrahistoria.

—¿Quédecía?

—¿Quéversióntecuento?

—Laquequieras.

Noeraellugarnielmomentoparaandarconbromas.Osí.Estabanderrengados,conganasdehablardeMarsé.

—Siempredecíaquese lohabíabirladoaArturoPérez-Reverte,elescritor,ensustiemposdecorresponsaldeguerraenlosBalcanes.

Juanserio.

—Sabesquiénes,¿no?Dimealmenosqueloconocisteis…

—Sigue,cuéntamequédecía,porfavor.

—LasprimerasvecesdecíaquepasasteisunaNochebuenaenMostar.Apesardelosbombardeos,bebisteiscomocosacos,yvosotrosdosechasteisunmuscontraReverteysucámara,quecubríanallílaguerraparaTelevisiónEspañola.Enesepunto,comoyatodosestaban pendientes de la historia, se venía arriba.Yo no juego almus, pero hablaba deamarracos, de vacas, de faroles, del ruido de los morteros… Acababa contando que

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jugasteis una última partida: vosotros os apostabais unos machetes serbios y ellos losmecheros.Ytúyél,despuésdeunórdagoynoséquémás,ganabais,claro.

Adrianaleinterrogóconlamirada.

—¿Y?¿Fueasí?

—Yluego¿quécontaba?

—¿Tambiénmevasatenerenascuas?Bueno,luegotequitódeenmedio.

—¿Cómo?

—Unanochecambiódejuego.Leparecióqueencajabamejorelajedrez.Osea,queReverte y él se jugaban un machete serbio, eso no cambiaba, y un Zippo. La gentealucinaba.Él,ensusalsa,quesilaaperturatal,elgambito,elenroque…Alfinalencendíaunpitillo,máshinchadoqueunpavo,yseguardabaelmechero.

—Quégrande.

—Mereíamuchoconél.Decíanquehacíamosunaparejaextraña,quenopegábamosmucho,peroeragenial.

Torcaasintió.

Yadentro,AdrianaseacordódeBorjadelCampo.Fueronalamáquinadecaféylesacóuncapuchinorecargadodeazúcar.Allíinsistió:

—Él me daba largas, le gustaba hacerme rabiar. Pero un día se puso muy serio.Quería llevarme aMostar y enseñarme el puente de Stari Most. Me dijo que estabaiscuandolovolaron,enel93.Haceunosañoslohabíanreconstruidoyqueríaverlo.Allíibaacontarmelaverdaderahistoriadelmechero.Ya…—Letemblólavoz—.Yanuncamellevará.

Torca cedió. Las mentiras de Marsé sólo podían cerrarse con otra más. Con unamentirapiadosa.

—SimeprestaselZippo,tecuentoloquepasódeverdad.

Adrianasesecólaslágrimas.

—Déjameguardarlo.Locuidarébien.Cuandotuniñasehagamayor,seloentregaré,yaprovecharéparacontarlelasaventurasquevivíconsupadre.

Se lo dio. Torca lo sopesó, mientras acababa de improvisar la última y definitivaversión,mezclandounparderecuerdos.Eraunmecherodelatónpulido,elprimerZippoemitidosobrelaGuerradelosBalcanes.Muchossoldadosnoseseparabandeél.Enunacara,laspalabras«UNPROFORBosnia-Herzegovina»rodeabanunBMR,latanquetamásusadaenlosnoventaporelEjército.Enlaotracara,laleyenda«UnitedNationsEspaña»circundabaellogodelaONU.

—Marséganóelmecheroenunatimba.Luegoselocambióaunchiquilloquenosconseguía tabaco y alcohol por no recuerdo qué, imagino que por unos puros y unasbotellas. Pero al día siguiente encontramos muy cerca del puente lo que quedaba delchiquillo.Habíapisadounamina.Elmecheroestabaintacto.Marsélorecuperóyyanoseseparódeél.

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—¿YlodePérez-Reverte?

EntoncesTorcaapenasmintióaAdriana.

—FueenSarajevo.Nohaymuchoquecontar.Llevamosauncompañeroheridoaunhospital,ynosquedamosfueraesperando.Erauncaos,unagranadahabíaprovocadounamasacre.Revertesalióynospidiófuego.Marséloconocía,lohabíavistoenuntelediario,peroselimitóasacarelZippoyaprenderelcigarro.Fumóconnosotros,ensilencio.Nohabíanadaquedecir.Antesdevolverdentro,ledijo:«Gracias,chaval».

Torca salió del hotel con el Zippo en el bolsillo. Poco a poco, se acabaríaacostumbrandoalpesodelmechero.

Llevaba bastante sin ver un partido en el hotel, pero el martes por la noche loscamareros y Jacinto, el encargado, lo acogieron con normalidad. Ni Nerea ni suscompañerasdepisohabíanaparecidootrasveces,peroenestaocasiónsequedólarara,Silvia,quelelanzóvariasmiradasdesconcertantes.Torcalaignoró.Queusarapalabrassiqueríadecirlealgo.Nolegustaba.Bajayseca,gastabaunasgafasdepastanegraquepocoonadacongeniabanconsutezmorena.

Nerea, en cambio, sabía latín. Parecía intuir si ansiaba compañía, y se manteníadistanteencuantopercibíaquequeríaestarasolas.Mehapescadobien,sedijoTorca,medacarretemuchoantesdequesemeocurratirardelsedal.Entreellosnomediabanrutinasnicitas, sinprevioavisouno llamabaalotro,acualquierhora;podíanecharuncafédequinceminutos,nodespegarseentodounfindesemanaopasarvariosdíassinverse.La«experienciadelclub»,comodecíaella,habíadadobastantejuego.ANereale«molaba»recordarla y le había propuesto más de una vez acudir de nuevo. Torca no pensabareincidir.

ElRealMadridvapuleóalOlympiquedeLyonsindespeinarse.Torca,sumidoensuspensamientos, prestómás atención a la celebración de los goles que a las jugadas. Losfutbolistas blancos parecían alegres, relajados. Después del segundo gol, los dieces serelevaron:Kaká,ovacionado,salióporÖzil.Cayerondosgolesmás.

Se quedó hasta el final del partido. Jacinto le invitó a la última, en su despacho.Torca,extrañado,loacompañó.Peronollegóaprepararlacopa.Apurado,dandorodeos,vinoadecirlequeleapenaríamuchoperderporunaindiscreciónasumejorhuéspedoaunadelastrabajadorasmejorvaloradas.

Lodejó hablar.Enuna repisa se fijó enunpisapapeles demármol. Jacinto le caíabien,porNerealeconstabaquelaplantillaloadoraba.Torcacogióelpisapapeles.Jacintocontinuabadisertandosobrelasnormasnoescritasquerigenlasrelacionesentreclientesyempleados.

—…porquesomoslibresdeanteponernuestravidasentimentalalaprofesional,perolaconvivenciaenunapequeñagranfamiliacomolanuestrasiemprependedeunhilo,yaunque,comopuedesimaginar,losadultospuedenentablar…

Torcatiróelpisapapeles.Lamoquetaamortiguóelgolpe,peroelchorreodeJacinto

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cesó.Torcalorecogióyloposóconcuidadoenlarepisa.Losseparabanunasbutacasyelescritorio.Torcaseacercó.Jacinto,pobrehombre,seencogió.Torcasonrió:

—No sé adónde quieres ir a parar, pero puedes contar conmigo para solucionarcualquiercontratiempo.

Lediolasbuenasnochesysefueasuhabitación.

Laforetloibaallamarsinfaltaellunes,lehabíadichoenelentierro.

ElmiércolesporlamañanaTorcasepresentóenlaTorredeCristalsinavisar,avercómoreaccionaba.

No llegó al ascensor. Le paró los pies una joven uniformada, armada con buenosmodales,unaporrayunwalkie-talkie.Sin acreditaciónnopodía subir.Enelmostradorexplicó que quería ver a Camilo Laforet. No, no venía de ninguna empresa. Dio sunombre. No, no tenía cita previa. Mostró su DNI. El recepcionista marcó un número.Informó.Esperaron.Volvió a informar.Cuando iba a largarse, le contaron que el señorLaforetpodríarecibirlodentrodehoraymedia.

—Muybien,volveréentonces.

Antes de salir del inmenso vestíbulo de la Torre, se fijó en que subiendo por lasescalerasmecánicashabíaunacafetería.Denuevo,laseguratalodetuvo.Elaccesoestabarestringidoa«losusuariosdeledificio».

LasCuatroTorresyelhospitaldeLaPazestánseparadospormenosdeuncentenardemetros.Enmedio,unpequeñocentrocomercialabastecea«usuarios»deambaszonas.Pidióuncafé.Elperiódicoque teníaamano llevabadosdíascaduco,peroseentretuvoleyéndolo.Eltitulardeportada,«LaconferenciainternacionaldeSanSebastiánimpulsaelfinal de ETA», lo trasladó a los 80. A Bilbao y al sur de Francia. Seguro queMarsétambiénsehabía inventadoparaAdrianaalgúnembusteentretenidosobreaquellosañossalvajesysangrientos.

Aunque a menudo arriesgues la vida, nunca olvidas quién te socorrió o por quéjugarretadeldestinotelibraste.El«Hoyporti,mañanapormí»eramonedacomúnentreloscompadres.Torcaechólavistaatrástreintaaños.Sevioenunmonte,desangrándose,lasmuñecasatadasconalambreyunapistolaenlanuca.«Txakurrademierda,quiénríeahora.Tevoyadejaraquí tiradoparaque tecoman los lobos.Ysidejanalgo, luego teenterraremos en cal viva, aunque no escarmentaréis.» Sonó un tiro, pero no fue elesperado de gracia, sino un escopetazo deMarsé. La primera vez que un compadre lesalvabalavida.

Volvió a 2011. La viñeta del Roto le impactó. Un encapuchado con una máscaranegradecía:«Unosmellamanhéroe,otros,asesino,ytampocoyoséyaquésoy».Torcajamás se habría identificado con un etarra o un terrorista, pero se dio por aludido.Tampocoélsabíayaquéera,niquéhabíasidoenelPaísVascoduranteaquellosaños.

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DonCamilosonabaacuradepueblo,apelículaitalianaenblancoynegro.Perola

secretariaque locondujohastaél lo reverenciabacomoaunpapa.«Lepuedeconcederdiezminutos»,lehabíaavisadoenelascensor.

SudespachoocupabaeldobledeespacioyestabaunaplantamásarribaqueeldeMarsé. Al entrar, Torca recibió un impacto inesperado. Casi lo noqueó un directo a lanariz: el despacho olía al inconfundible perfume deAdriana. La fragancia a jazmín noprocedía de la secretaria, en el ascensor lo habría notado. Ni por supuesto de Laforet,quien lo saludóafablemente, comosi la irrupciónno ledisgustara,y conunademán leindicóunasillafrentealescritorio.Parecíanotenerprisa.

—¿Enquépuedoayudarte?—lepreguntóLaforetmientrassesentaba.

—¿Ayudarme?Erayoelqueosayudaba,¿no?QueríahablarcontigosobreRamónRibeyro.

Laforetlomiróconcondescendencia.

—Cierto, cierto. La desgracia de Javier nos ha hecho aparcar ese asunto. ¿Hasseguido indagando? Por supuesto, las condiciones que te ofreció las mantendremos,aunqueJaviermehabíatrasladadotusdudas…

—Dudaresdesabios.Inclusolosineptoscomoyodudamos.Perohevenidoaverteporquemeencuentrobastantecercadelfinal.Queríasabercómodeboprocederunavezterminemiinforme.

Laforet disimulómalamente su sorpresa.Comohabía intuidoTorca, esperaba a undesertor.Puesno.

—MientraselegimosalcandidatoquereleveaJavier,hablaconmigo.Mealegraqueestésapuntodecazaraltopo.Javierhabíapuestomuchasesperanzasentusgestiones.¿Ypodríasadelantarmealgo?Nosvendríamuybien…

—Losiento.Nopuedoacusaranadiesintenerlaplenaseguridad.Peroenunpardesemanas,comomucho,habréterminado,siesquenomeequivoco.

—Estupendo. Pues entonces hagamos lo siguiente. Toma mi tarjeta y llámamecuandopuedas,estoyatudisposición.

Letendiólatarjetayseincorporó.PeroTorcasequedósentado.

—Disculpa,¿estásaltantodelaspesquisasdelaPolicía?Medaquelainvestigaciónestáenpuntomuerto…

—No,no.ConfíoplenamenteenelCuerpo.Además,hanpuestoalfrentedelcasoaunequipofantástico.Tenemosqueserpacientes,perodaránconlosasesinos.Tendrásqueperdonarme,llegotardeaunareunióny…

Torcaselevantóysedirigióhacialapuerta.

—Notemolesto.Ojalálosencuentren.Unacosamás.¿Osimportaríamostrarmeelvídeodelascámarasdeseguridad?Megustaríaverlascarasdelosmoros,noseaquemelosencuentre…

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Laforetsaliódeldespacho.

—Losientomucho,perotodoelmaterialseloentregamos,comoespreceptivo,alaBrigadadeHomicidios.Juan,nodispongodemástiempo,peroestoyatudisposición.

Torca no insistió. Yo sí que estoy dispuesto, capullo. Le estrechó la mano.Blandengue, el reverso de sus ojos. La secretaria lo escoltó en el ascensor, quizá paraevitarqueseequivocaradebotón.Duranteeldescenso,TorcalepreguntóporMarsé.

—EraunactivomuyvaliosodeMadridSeas,lamentamosmuchosupérdida—soltóconvozdecontestadoryunarepugnantesonrisa.

Regresóalhotel.Unade las llavesqueguardabaen lacajade seguridadabríaunaconsignade la estacióndeAtocha.Fue enmetrodesdeGranVía.Extrajounabolsadedeportesysemetióenloscuartosdebaño.Seguardóenunbolsillodelvaquerounfajodebilletesdecincuentayunrollitodequinientoseuros.Escogióunapistolacompacta,unaGlock26,ydosfundas.Cogióunpardecargadores.Sacóelbotiquín.Revisólosbotesylasjeringas,peroselopensómejoryvolvióaguardarelbotiquínenlabolsa.Entoncesseacordódelmacheteserbio.Lodesenfundó.Melladoyoxidado,perfectoparaacojonaracualquiera.QuizátuvieraquecontaraAdrianalaverdaderahistoriadelZippo.

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Raquel1980.Verano.Teníadiecisieteañosyunabellezaquecortabaelaliento.

Raquelvivíaenlamismacalle,perolosseparabantresaños.Torcajamássehabíafijado en ella. Hasta aquellas fiestas de San Pedro. Cuando se la presentaron, ella lecontóqueloteníafichado«delbarrio».Laprimeranochenosedejóbesar.

Fue una historia, una historia de amor, como otra cualquiera. Un soldado depermiso,unaestudiantedevacacionesyelverano.

1985.Primavera.Raquelestabaespléndiday,sobretodo,resuelta.Niselepasóporla cabeza abortar. Lasmalas lenguas dirían que se casaronde penalti.ParaTorca, encambio,elembarazosóloadelantóelbodorrio.

Durante varios lustros, Torca vivió en dos mundos. Tan alejados como Marte deVenus.Unoviolentoysalvaje,sorprendente.Yotrososegadoycálido,unremansodepazypiel.

1999.Otoño.EstabanenlabodadeunprimoosobrinodeRaquel;entreamigos,oconocidos, poco importan esas sutilezas, emborrachándose lentamente. No llegaron apisarlapistadebaile.Labarrasefuedespoblandoy,depronto,sequedaronelunofrentealotro.RaquelyJuan.Solos.Comocualquiermañana,delantedeuncafé,ocualquiernoche, frente al televisor, las pocas veces que él paraba en casa. Torca no recuerda sisoltóalgunabromaosiintentóseducirla,quizápensabaqueaquellanocheelalcoholibaareactivarsuvidasexual,almenosfugazmente.Recuerda,encambio,queseembarcaronenunaconversacióndemasiadosincera.Enuntonofrívolo,despreocupado,falso,Raquelle dijo que el sexo ya no le interesaba y que le daba permiso para aliviarse con unaamanteoconprostitutas,siempreycuandolaestabilidadfamiliarnosevieraamenazada.Loqueríacomoaunhermano.Esodijo.

2006. Mayo. Torca golpeó a un hombretón en un garaje; se ensañó más de lonecesario,conrabia,dijeronquenohabríanadie.Alterminarleardíanlosnudillos.Conelrostrotiznado,botasmilitaresaunquesinuniforme,denegro,subióunaescaleray,sintitubear,cruzódoshabitacionesenpenumbrayentróenundespacho.Allíforzóuncajón,extrajo un par de cuadernos, sacó una linterna para comprobar que contenían lo quebuscabayselosguardóenlapechera.

Al salir del despacho una pistola se clavó en su espalda. Una temblorosa vozfemenina le ordenó que alzara las manos. Pero sólo comenzó a subir la izquierda,mientras avanzaba un paso para despegarse del cañón.Antes de que lamujer pudierareaccionar, se giró velozmente y golpeó el arma con la derecha. Durante el forcejeo,

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sonarondosdisparos.Unabalaseincrustóeneltechoylaotraseperdióporelpasillo.JuanTorcaredujodeundirectoalajoven.Dosminutosmástardecruzóundescampadoysemontóenuntodoterreno.Treshorasdespuéssubióaunavión,enunamanoelmaletínconloscuadernosyenlaotraunpardebolsasdelastiendaslibresdeimpuestos(unascremasparisinasparaRaquelyunreproductormusicalparaRodrigo).

Regresó aBurgos el viernes por la tarde, como tantas otras semanas. Encontró aRaquelcocinando.Labesóenlamejilla.PreguntóporRodrigo.

—¿Dóndevaaestar?«Con loscolegas.Porahí»,para sacarlemáspalabrashayqueherniarse.¿Quétallasemana?

—Sinnovedad.ElviajeaLondresbastanteaburrido,ylosdemásdíascomosiempre.¿Ytú?

—Imagínatelo,desesperada.Yaestoymásquehechaaquenoestés,peronosoportoquesemevayaRodrigo.Dicequevaenserio,quequiereserpolicía.

Alcabodeunaño,mientrasrecababainformaciónsobreotroasunto,JuanTorcaseenteródequelabalaperdidahirióalhijodelmatrimonio,unniño.Alprincipioleirritóqueno les pareciera oportunoo necesario contarle dónde fue a parar la bala aquella.Luego locomprendió.Peroalgunasnochesnopodíaevitaracordarsede la joven.Unamujer hermosa, espléndida. La veía tirada en el pasillo, bronceada, con camiseta detirantes y pantalón corto, sin el hilo de sangre de la comisura parecería dormida. Legustaría recordar suolor.Legustaríanohaber interrumpidosu sueño;nopodíaevitarqueesavisiónfugazestimularasudeseomásqueelcuerpoencamisónconelqueavecesdormía.

2009. Octubre. Salió del apartamento de Bilbao en mangas de camisa. Bajó adesayunaraunbar;zumodenaranja,caféconlecheyunatostadaconaceitedeoliva.Seanudó la corbata dentro del coche. Aparcó en el garaje de la empresa y, al salir delvehículo,sepusolaamericana.Saludóaunosconungesto,aotrosconunbuenosdías,yentróeneldespacho.Cerrólapuerta.Diezmetroscuadradosescasos:unamesacondosordenadores de sobremesa y uno portátil, un teléfono, torres de carpetas, un retratofamiliar y unamaceta con un cactus; tres sillas; dos paredes forradas con estanteríasrepletas de archivadores, otra con una cajonera y un ventanal con vistas a un patiointerioryalaescaleradeincendiosdeledificioaledaño.Mientrasarrancabaelportátil,saliódeldespacho.Uncafédemáquina,uncuartodehoraenlasaladefumadores.Alregresarcomenzóunajornadamásparaolvidar,nohabíaningúnviajeprevisto.

PeroesamañanaledijeronqueacudieradeinmediatoaRecursosHumanos.EljefedePersonal,sinmirarloalacara,lecontóqueelcochedeRaquelsehabíaempotradocontra un camión. Además le explicó que disponía de una baja indefinida con sueldoincluido;aunquelerecomendóquenopasaradeltrimestre.

HoraymediadespuésyaestabaenBurgos.Peroenelhospitalnohabíanadaquever. Para intentar consolarlo, el médico le dijo que seguramente Raquel habíamuertomuchoantesdequeelfuegollegaraarozarsusropas.Seguramente.Quizáno.

Lacasarebosabaderecuerdos.Sebuscóunhotel.

Rodrigo,másconfusoqueapenado,llegódelaacademiadePolicíadeÁvilajustoa

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tiempoparaasistiralentierro.Raquelqueríaser incinerada,aunqueparaquévolveraquemarla,pensóTorca.

«¿Quéquieresquehagamos?»,lepreguntóJuanMariButrónaldarleelpésame.

«¿Quévasahacer?»,lepreguntóRodrigoantesdelfuneral.

«¿Yahoraquéhago?»,sepreguntóTorca,cuandotodosselargaron.

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III

SEGUNDOTIEMPO

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«La función de una torre moderna de cristal es tan primitiva como la de un templo asirio: concedersensacióndepoderíoaquienmiradesdeella,unpoderíomayorcuantomásaltoesté;reducirdeantemanoalainsignificanciayalarroboalqueseacercaasuspuertas.Daigualquelaspuertasesténcustodiadasporguardiasdeseguridadcongafasoscurasytransmisoreseneloídooporleonesaladosotorosconcabezasdehombre.»

ANTONIOMUÑOZMOLINA,

Todoloqueerasólido

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6

CazamayorSepusodeberes.

Elprimero,pensar.Debíamantenerlacabezafríayencontrarrespuestas.Lapreguntaprincipalestabamuyclara:¿porquéhabíamuertoMarsé?

Elsegundo,vercuantoanteselvídeodelatraco.¿Rodrigopodíaecharleunamano?

Eltercero,Adriana.¿QuépintabaeneldespachodeCamilo?

Elcuarto,RamónRibeyro.Debíaexprimirlodeunavez.

Los quintos, al final del camino, ya vería cómoy cuándo,CamiloLaforet y JorgeBarriocanales.

El sexto, los dossieres. Tenía que examinar las carpetas que destripaban al RealMadrid.

El séptimo punto lo había agregado tirado en la cama. Llegaba el momento dedespedirsedelhotel.Estabademasiadoexpuesto.TampocoqueríaperjudicaraNerea.

LaGranVía, aún con legañas, parecía aguardar aAntonioLópez, el pintor que lahabíainmortalizadoalamanecer.JuanTorcasaliódelhotelcorriendo,activo,comotantasotrasmañanas,peroconunpuntodemelancolía.IbaaecharenfaltalostrotesmañanerosporlacallemásemblemáticadeMadrid.Otrascallesyotrosámbitosdebíanacompañarlo.

PensóenlalistatrotandoporelRetiro.Reordenólospuntos.Luispodíaesperar.Dosdíaspasabanrápido.ElvierneshabíanquedadoconDelCampoyJandro;despuésdelascañaslepediríaverlosdossieres.Adriana…Adrianaenelmomentooportuno,másprontoque tarde pero todavía no: necesitaba sonsacarla sin pisar ninguna mina. Le quedabanRibeyroyRodrigo.

Doce kilómetros y una hora y picomás tarde, ya en el hotel, Rodrigo contestó altercertimbrazo.Lanegativaveníadeserie.Yenserie.

—No,noyno.Mepidesunimposible.Nopuedesverlo.Ynodebes.Fuetuamigoperoquédatealmargen,porfavor.

—Siquieres,hastamelargoalamargenderechadelGranBilbao.OdelArlanzón.Peroanteshazmeestosdosfavores,Rodrigo.Quieroqueveastúlagrabación.Comonoencontrarás nada raro, no te costará nada decírmelo después, pasarme una copia y así

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lograrásquemedesentienda.Yel otro favor todavía esmás sencillo: ¿sabesquién estáinvestigando el atraco? Convénceme de que el caso está en las mejores manos y teprometoquemequedarétotalmentealmargen.

—Mepidesmuchomásdeloquecrees,padre.

Poreltono,cansado,estabacediendo.

—Notepedirénadamás.Detodasmaneras,hazloquecreasconveniente.

Antesdecolgar,Torcaletocólafibrasensible.Talvezseequivocó.

—Notelohecontado,peroMarsésiempremepreguntabaporti.ElpequeñoCid,tellamaba.Cuandonacisteseplantóenelhospitalconunosodepelucheparatiyunramoderosasparatumadre.

EleslabónmásdébileraRamónRibeyro.Yelmásmanejable,delargo.DenuevolecogióelteléfonodesdelaredaccióndePueblo.TorcasepusoenmodoChemaValenzuela,le recordó laentrevistaenTxuri-Urdiny ledijoquequeríaquedarconél.PeroRibeyrodespejóacórner:

—Llámameellunesyquedamos.Ocasimejorponmeunmail,¿vale?

—Perdona, pero ando con prisa. Tengo una propuesta laboral que hacerte y megustaríavertehoyomañana.

LavozdeRibeyrocambió.

—¿Dequétipo?Ahoratengocincominutos.

—Prefierocontárteloenpersona.¿Nopodríamosquedarmañanaparacomer?Puedoreservarunamesaen…

—MañanamevoyaMálaga,elMadridjuegaallíestesábadoymetocaprepararunaprevia.¿Nopuedesdecirmedequésetrata?

—Losiento.Sóloteadelantoquetepuedeinteresar.¿PorquénoquedamosluegoenelZenMarket?

—¿EljaponésdelBernabéu?Discretonoes…

—Quémásda,¿no?

Quedaron a las diez. Si se alargaba el cierre, Ribeyro lemandaría unmensaje detexto.NolepreguntóaChemacómoseibanareconocer,dandoporhechoqueconocíasucareto.

Lapelirrojadelainmobiliariaseacordabadeél.Letratócomosihubieraregresadouna hora después de su primera y única conversación.El apartamento que le iba comoanilloaldedo—ellalucíaunsortijón,peronounaalianzadecasada—lohabíanalquilado

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hacía una semana, pero seguro que podían encontrar algo que encajara con sus deseos.TorcabuscabaunpisocercanoalRetiro,peroalejadodeSolyCallao,porO’DonnelloSainz de Baranda, para ocuparlo cuanto antes. La mujer consultó el ordenador. Recitócalles, metros cuadrados, dormitorios, cuartos de baño… Torca quería distanciarse deGran Vía, pero encontró lo que buscaba precisamente en esa calle. En los primerosnúmeros,bastantealejadodelhotel,alquilaban«unestudiodivino».

—Es ideal. Totalmente equipado. Vivía un señor encantador, un directivo, comousted.Bueno,señorValenzuela,noséaquésededica,peroimagino…

—SoyknowledgemanagerenCRW,algomuyaburrido.Perotutéame,porfavor.

Torcasaliódeallísinmediadocenadebilletesdequinientosperoconlas llaves,yconlapelirroja,quecerrómediahoraantesparaenseñarleelestudio.

Parecíaelnidodeamordeunejecutivo,olaoficinadeunaprostitutadelujo.Duchadeobra,sinpuertas,condosentradaslaterales.Camadospordos.Unespejodepie,enunlateraldelcuadrilátero,yenelotro,unarmarioempotradoconpuertascorrederas.Cocinaamericana en el salón, conbarrayun sofáque se convertía enotra cama inmensa sólobajando una palanca. Incluso contaba con un despachito con escritorio. Perfecto.ContinuarenGranVíaahoranoleparecíatanmalaidea.Legustabalacalle.

Salieron juntos del estudio. Torca le dijo que tenía que volver a la oficina y queregresaríaaterminarlospapeleoslapróximasemana.Lediolamanoytiróhaciaelhotel.Lapelirroja,aferradaalbolso,sequedóconlasganasdeprobarladucha.

Nerea seguía en recepción, como cuando había salido hacia la inmobiliaria, peroahoranoestabaatareada.

—¿Quétallollevas?

—Te puedes imaginar, aburrida como una ostra. Pero dentro de nada termino,¿hacemosalgo?

—Ojalápudiera,perosalgoenunratoaunacenadetrabajo.

—Vaya.Puesnada,otravezserá.

—Sí.Detodasmaneras,apartirdemañanaestarébastanteocupado,casinomevasaverelpelo.—Tampocoeranecesariodejarelhotel, sedijoTorcamientrashablabaconella,sialguienpreguntabapodríandecirqueseguíaalojado.

—Puessiyaestabaaburrida,meloestásponiendopeor…

Torca le explicóquedurante dos o tres semanas apenas pasaría por el hotel. Se leocurrió una idea, y según se le pasó por la cabeza se convirtió en palabras: después leencantaríairconellaaLondres,aNuevaYork,acualquiersitio.ANereaseleiluminólacara.

Bajóunhuésped.Torcasedirigióhaciaelascensor.Cuandoestabaapuntodesubir,ella detuvo las puertas. «Perdone, señor, enunminuto le atiendo», le dijo al turista.Al

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cerrarse,loempujóhaciaunaesquinaylobesócogiéndoledelcuellocomounacolegiala.

AlgoteníaNereatanatractivocomodesconcertante.¿Sujuventud?Simplificaresdesimples.PeroniconRaquel,sólotresañosmenorqueél,niconNadia,querondabaloscuarenta, se había sentido así. Por un lado parecía que él dominaba la relación, quemarcabalostiempos,peroalavezseveíaincapazdedominarsusimpulsos.

Había reservado una mesa con vistas al césped del Bernabéu, aunque no habíapartido,ni tampocounambiente futbolerodentrodelSushi loungebarAsianrestaurant.Camareras orientales con trajes ajustados, iluminación tenue, mucha madera y másmadrileñosque turistas.Torca,quehabía llegadoconuncuartodehorade adelanto, sesentósinprestaratenciónalcampodefútbol,pendientedelallegadadelperiodista.

ElZenMarketofrecíacocinaoriental,cócteles,músicachilloutyvistasalterrenodejuegoeneltercerniveldelBernabéu,alaalturadelprimeranfiteatrovip,entreelfondosuryellateraloeste,nodemasiadolejosdelpalcodeMadridSeas.Antesdeacceder,enConchaEspina, sehabía fijadoenel aparcacoches.SupusoqueRibeyrodejaría elMinipor losalrededores,no leveíaentregando las llavesydandounapropina.Acertó.A lasdiezycuartorecibióunmensaje:«Sorry,mehacostadountriunfoaparcar,en5mestoy».Torcapidióotrovodka.

Ribeyro llegó diezminutosmás tarde, acarreando su inseparablemochila.Oteó elrestaurante. Torca tuvo que levantarse y alzar el brazo.No lo habíamirado ni en TresCantos, en pantalón ciclista, la tarde que pidió los refrescos al lado del portal, ni enMadrid, despelotado, la noche del club, pero si tenía algunas sospechas de que elperiodistapudierareconocerloéstassedisiparonaldarselamano.Mirabaconfranqueza.Pareceunbuenchico,volvióapensar.

En las tarjetas de Juan Torca aparecía el etéreo y pomposo cargo de auditor deconocimiento,puestoconsornaybuentinoporeljefedeRecursosHumanosdeEuCorp.Cuandoacompañabaalosdirectivosareunionesinternacionalespodíadisertarencóctelesycomidasdenegociosduranteel tiempoquefueraprecisosobresusatribucionescomoknowledgeauditor.Puestosaenmascararsutrabajo,hubierapreferidofigurarcomogestorde desechos, igual que su admirado Tony Soprano. También le parecíamás apropiado.DespuésdepreguntarleaRibeyrosileparecíabiencompartirunsashimideluxeyunpatolacado,directamentelerevelóquetrabajabaparaunafirmadeRecursosHumanoscomoheadhunter.

—¿Jedjanter?

En el currículo de Linkedin, Ribeyro aseguraba que iba por la vida con un inglés«avanzado». Dedujo que podría pescar declaraciones futboleras en ruedas de prensa yentenderseconuncamareroountaxistacuandoacompañabaalaSelecciónoalMadridenlosviajesporelextranjero,ypocomás.

—Nosllamancazatalentos,peroreconocerásquelodeheadhuntervistemás,¿no?

Elperiodistamantuvolacompostura,perolevitaba.

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Torcaleexplicóquedurantelosdosúltimosmeseshabíaseguidosutrayectoriayquela entrevista para Txuri-Urdin había sido parte del proceso de selección. En ese caso,buscabanvercómosemanejabaendirecto.

Ribeyro lo dejaba hablar. Aunque abusaba del wasabi, manejaba los palillos concierta desenvoltura. Se le veía a gusto. Torca, bajando la voz, le contó que una firmadeportivasehabíafijadoenélparaparticiparenunanuevaestrategiadecomunicación.

Ribeyroestabatanhalagadocomoconfundido.

—Noacabodeentenderte.¿TerefieresaNike?¿Adidas,Puma…?

—Novasmalencaminado,perotodavíanopuedodecírtelo.Ydebopedirtequemedes tupalabra.Todo loque te diga es totalmente confidencial, ¿de acuerdo?—Ribeyroasintió—. Esa firma de cuyo nombre no quiero acordarme quiere lanzar en España unnuevocanalparasupúblicoobjetivo.Noquierendependerdelaprensaconvencional.Vanaabrirunproyectomultiplataforma,enprincipioformadoporunaweb,uncanaldevídeosyunarevistamensual.¿Cómotesuena?

Torcanohabíapreparadoa conciencia la conversación,perohabía leídounpardeinformessobrelatormentaperfectaquedevastabaalosmedios.TambiénhabíacharladounratoconJonIzagirre,paraenvolverelanzueloconunacarnazaverosímilyapetitosa.Lascrisispublicitaria,decontenidosydeaudienciashabíansumidoalaprofesiónenunaespiral de expedientes de regulación de empleo y reducciones de sueldo. Unamultinacional solvente podía resultar más atractiva que un medio prestigioso peroconvalecientecomoPueblo.

—No sé, soy periodista vocacional. Pasarme al lado oscuro, a la comunicacióncorporativa,nofiguraentremisexpectativasprofesionales—contestóRibeyro.

Nolesorprendióesarespuesta.JonIzagirretambiéndecíaquehabíaingresadoenelladooscurocuandotrabajabaenEuCorp.

—No sabes cómo te entiendo.No eres el primero que sale conLaGuerra de lasGalaxias.Tecontarélomismoqueaotrosperiodistasrelevantesqueseestánsumandoalequipo: han pensado en ti precisamente porque quieren que continúes ejerciendo tuprofesión como hasta ahora. ¿Cómo te lo resumo? Será un nuevo medio, másindependiente,sinpresiones,conunúnicoanunciantequequieretransmitirlosvaloresdesumarcaofreciendoperiodismodecalidad,¿quéteparece?

—Suenamejor.Pero¿aquiéneshanfichadoya?

Torca le explicó que en ese primer contacto le habían prohibido revelar nombrespropios.

—Mimisión,despuésdeconfirmarqueeresuncandidatoidóneo,essabersiestaríasdispuestoareunirteconelloslasemanaqueviene.Entoncesentraríanendetalles,aunquepuedesimaginarqueteofreceríanunanotablemejoraeconómica.

Ribeyrohizocomoqueselopensaba,mientraslacamarerapresentabaelpato.

—Sólo puedo decirte que sí, no pierdo nada por escuchar la propuesta, ¿no? EnPueblo estoyagusto,peroquémenosquecorresponderdedicando toda laatenciónque

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mereceunofrecimientodeestanaturaleza.

—Magnífico,¿probamoselpato?

TraselpartidoenMálagadelsábado,elMadridjugabaencasacontraelVillarrealelsiguientemiércoles,asíqueRibeyroagregóqueavisándoleconantelacióncualquierdíaestaríadisponibleparaasistiralacita.

Traselterciodevarasllegóeldebanderillas.

—Ramón, estos días que te he seguido la pista me has caído muy bien. ¿Puedoconfiarenti?

—Claro.Nohablaréconnadiedeesto.

—Bien, lo daba por supuesto, pero nome refería a eso.Quería prepararte para lapróximaentrevista.

Ocho ruidosos jóvenes ocuparon la mesa de al lado, entre bromas sobre cómo secolocaban,risotadasycorrimientosdesillas.Torca,conparsimonia,cogióotraporcióndepato.Mientras loschavalessecalmaban,sirviómásvino,unRosadodeSilosquenosehabía llevado nada mal con la soja y el sushi. Inclinó el cuerpo hacia Ribeyro. Elperiodistaloimitó.

—Enlapróximareuniónnobeberemosvinonihabrámúsicadefondo.Ynoestarésolo, aunque el interrogatorio correrá demi cuenta. Ese día te aconsejo que acudas entraje.Teharépreguntasdirectasyexigirérespuestassencillas.Salvosorpresa,teofreceránsereldirectoradjunto.Sitesabesvenderbien,pasaríasdeloscienmileuros.Elcargonoexigiríadedicaciónexclusiva,podríascolaborarconprogramastelevisivosyradiofónicosofirmarenotrosperiódicossinproblema.

Ribeyronopegóunrespingoaloírlacifra,sólorespiróhondo.

—Yalopillo.Alamarcaleinteresaquesusperiodistassemuevanenotrosmedios,¿no?

—Exacto.Bien,dichoesto, teadelantotresdelaspreguntas,paraquetehagasunaidea.Nohacefaltaquelascontestesahora,quequedeclaro.

—Vale.Dispara.

—Deacuerdo.Hagamosunacosa.Yotelassueltodecarrerilla,pedimoselpostre,uncafé,unacopa,loqueteapetezca,ydespuésdemeditarlomerespondessiquieres,¿vale?

Ribeyroaccedió.Ceremonioso,Torcasacódeunbolsillointeriordelaamericanaunacuartilla. La verdad es que se estaba divirtiendo. En EuCorp todo eramás sórdido. Ladesdobló.

—Pues cojamos al toro por los cuernos. Que conste que las preguntas no las heescrito yo. La primera parece un trabalenguas: «Si digo el diez, ¿qué dices tú?». Lasegundaesunpocoteórica:«Unperiodistavaletantocomosusfuentes,¿cuántovalenlastuyas?». La tercera resulta más convencional: «¿Jorge Barriocanales aspira a lapresidenciadelMadrid?».

La primera reacción de Ribeyro confirmó las sospechas de Torca. No estaba

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involucrado. Había encajado las dos primeras preguntas como un escolar disciplinado,frunciendoelceñoenbuscadelsobresaliente,yantelamencióndeBarriocanalessehabíasorprendido.SifueraunamarionetadeCamiloLaforet,yasehabríalargado.

Estabadeseandocontestar,comounsabiondoquealzalamanoenmitaddelaleccióny aguarda ansioso a que el profesor le conceda el privilegio de demostrar susconocimientos. Torca se ajustó al guion. Pidió un vodka con tónica. Ribeyro, unamodernezconsake,ginebraypepino.

Mientrasllegabanlasbebidas,Torcaguardóelpapel.

—CreíaquetepreguntaríanporMourinho.Porejemplo,sitellevasbienconélositeparecequeseirádelMadridalfinaldelatemporada.Esimposiblehablardefútbolynomencionarle,¿no?

—Moudamuchojuego,sí.Lovamosaechardemenoscuandosevaya,perotodavíaniélmismosabequéharáenjunio.

Tomaron las copas charlando sobre el entrenador portugués. Según Ribeyro,Mourinhosiempreestaríaenfrentadoaunenemigoimbatible:suego.

—Esunbuenentrenador,peropretendeserelmejordetodoslostiempos.Yesosíqueno.Aveces lepueden lasganasdenoperder.Unamarrategui,vamos.Además,secreemás listo de lo que es. Aunque se le damuy bienmanejarnos a los periodistas ydifundirsusmensajes,seacabametiendoendemasiadosberenjenales.

—¿TeníarazónGuardiola?¿Mourinhoeselputoamo?

—EsedíaPepdioenelclavo.Mourecibióunabuenadosisdesupropiamedicina.

Después de compartir mesa y mantel, Torca afinó más su primera corazonada:Ribeyronoparticipabademanera consciente enninguna conspiración.Marsé tal vez lehabíaencargadoseguirelrastrodeRibeyrosóloparademostrarleaLaforetquesuviejocompadre podía ser un buen fichaje paraMadrid Seas.O quizá de verdad buscaban altopo,aunqueesonolecuadrabaaTorca:IzagirrelohabíaconvencidoalasegurarqueelMadriderauncoladerodondetodosfiltraban.

—¿Qué te parece, te las contesto ya? Se me ha ocurrido una conexión que es labomba…

ATorcaleparecióqueelparipédebíaterminar.

—Mejorsalimosya,yhablamosmientrasteacompañohastaelcoche.

Pagóenmetálico.

RibeyrohabíaaparcadoenPadreDamián juntoauncolegio,cercadelaccesoparaprensadelBernabéu.Mientrascircundabanelestadio,elperiodistacomenzóporlaúltimapregunta.

—AJorgeBarriocanaleslemolaríasertanelegantecomoRamónMendozaytanricocomo Florentino Pérez, y, ya puestos, tan triunfador como SantiagoBernabéu, pero nollega ni a la suela de los zapatos de los tres presidentesmás célebres delRealMadrid.¿Que si aspira a la presidencia?Quién sabe, revolotea por la zona noble del Bernabéucomomuchosotrosempresarios.Indagaré.Ahoraquelopienso,sedaunaireaLorenzo

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Sanz,elpresidentedelasséptimayoctavaCopasdeEuropa.Paralaspróximaseleccionesquedan…unosdosaños.BarriocanalesapenasdisponedetiemposuficienteparaintentarderribaraFlorentino;siquisieraquitarlodesupedestal,tendríaquemoverseya.

Sin haber visto el vídeo del aparcamiento, Torca no podía dar por buena ningunaversión.PerotodoconducíaapensarquelamuertedeMarséhabíasidoaccidental,quelehabíanatacadoparaatracarlo,noparaasesinarlo.¿Pararobarledinero,elcoche…oalgúndocumento valioso? Supuso que Marsé andaría metido en bastantes jaleos, no sólorelacionadosconelRealMadrid.Peroseajustóaloshechos:loabordaronprecisamenteantesde lacenaenelDonostiarra,cuando ibaa reunirseparahablardelespionajeaunperiodistaquepublicabainformacionessobreelequipoblanco.ATorcaseleocurrióunaideanodel tododisparatada:¿elatracoaMarsépodía interpretarsecomounaaccióndecontraespionaje? Aunque quizá estaba levantando un castillo de arena: los atracadorespudieronhaberelegidoaMarsépormeroazar.

Ribeyroseguíaalosuyo,disertandosobrelodifícilqueleresultaríaaBarriocanalesdesbancaraFlorentino.Torcadiounpasomás.

—¿Se sabe de algúnmillonario ruso o de un jeque que quieran controlar el RealMadrid?

—Atantonollego.Peroamuchoslesencantaría.Conseguiríanunafamauniversal.DesdequeAbramóvichcompróelChelsea,muchoshanseguidosuspasos.Sehapuestodemoda.Lucemucho.LafamiliarealdeAbuDhabisehahechoconelManchesterCity,ynosésisabesqueunjequedeQatarcontrolaelParisSaint-GermainyotroelMálaga.Porseguiraquí,enEspaña,ungrupoinversordeDubáihacompradoelGetafe,ynosésirecordaráslaquelioPiterman,unucraniano,enelAlavés.

—PeroelMadridpertenecealossocios.Niestáenventanipuedeestarlo,¿no?

—Eso es. Digamos que tiene decenas demiles de dueños. En teoría, nadie puedeadquirirlo.

Como a tantos otros periodistas, a Ribeyro le encantaba escucharse. Sin pararse apensarcuántosabíasuinterlocutordelasunto,leexplicóqueelMadrideraunaasociacióndeportiva no mercantil, como el Barça, el Athletic de Bilbao y el Osasuna. Al serpatrimonio de los socios, cada cuatro años, los socios podían votar para elegir alpresidenteylajuntadirectiva.

—Endemocracia,avecesvotamosalacontra,paraecharaunalcaldecorrupto,aunpresidentedelGobierno incompetente,etcétera.Pero¿quéocurrecuandounHitlerounChávez ganan las elecciones? Que se aferran al poder. La democracia se convierte entiranía, losvencedorescambian lasnormas.Omanipulan laseleccioneso seolvidandeconvocarlas.ElRealMadrid, creoyo, está en la cuerda floja.Se rumoreaque el actualpresidentevaaendurecerlascondicionesparaoptaralapresidencia.DicenqueFlorentinovaaexigirqueloscandidatosseansociosdelclubdesdehacequinceoveinteaños.Hoybastacondiezañosdeantigüedad.Yparaqueel jequede turnonopuedacolocar auntestaferro acabarán exigiendo que el candidato aporte un aval personal de decenas demillonesdeeuros.Peroesasnormasantijequesdepasovanaimpedirelvotodecastigo:será muy difícil que surjan candidaturas opositoras a Florentino, que un exjugador oalguienprestigiosoquenoestéforradísimopuedapresentarse.Detodasmaneras,yasabes

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quelasleyesundíadicenunacosayaldíasiguiente,otra.Esteverano,connocturnidadyalevosía,elPPyelPSOEhanreformadolaConstituciónsiguiendoórdenesdeBruselasypasando de los ciudadanos. De igualmodo, Florentino o cualquier presidente posteriorpodríacambiarlasnormasparaoptaralapresidenciayfacilitarqueseapoderedelclubunpotentadomexicano,unacorporacióncoreana,unjequeconpetrodólaresounbillonariorusoencaprichadosdelMadrid.

Se detuvo frente a la tienda oficial del Bernabéu. En el escaparate destacaban lasnuevas camisetas rojas, usadas para los partidos de Liga de Campeones. Entre lasexpuestas,cómono,señalóladeÖzil.Eldiez.

—Elacertijomehamolado.Selastrae.¿Cómoeraexactamente?

—«Sidigoeldiez,¿quédices tú?».—La ideadeapuntar laspreguntasse lehabíaocurridoenelhotel,mientraspreparabalavelada.

—Megusta.¿Puedousarloparaunartículo?

—¿Porquéno?Mientrasnomecites…—repusoTorca.

—Porsupuestoqueno,Chema.¿Sabesdequiénhablaría?—Denuevoapuntóconelíndicealacamisetadelalemán.

—¿DeÖzil?

—Alprincipiodelartículo,sí.Diríaque,paratodoelmundo,ÖzileseldiezdelRealMadrid,queocupaesademarcacióndemaravillaybla,bla,bla.Peroluegoañadiríaalgomás…

LasalertasdeTorcaseactivaron.

—SimezclolapreguntasobreBarriocanalesconeltrabalenguas,mesaleotrodiez.Mesale,mejordicho,undécimopuesto.

—Notesigo—dijoTorca.

—Hace tiempo me llegó un chisme al que no he dado bola. El grupo ACS, laempresa de Florentino, es una de las más grandes de España…, pero tiene una deudainmensa.Creciógraciasalladrillo,asíquefigúrate.

—Mehagoalaidea.

—ACSesunaconstructoraenunpaísdondelaburbujainmobiliariahaexplotado.Sededicaamásnegocios,peroviviótiemposmuchomejores…

—¿Yesoquétienequeverconeldiez?

—Ahora verás. No sé si sabes que todos los septiembres sacamos enPueblo unaradiografía sobre España. Periodismo de datos, muy currado. Entre otros contenidos,publicamosuna listacon losmás ricosdeEspaña,como la revistaForbes.¿Yaquenosabesquiénocupabaesteañoeldécimolugar?

—¿Florentino?

—Sí. Como puedes imaginar, el primero es Amancio Ortega, el dueño de Zara.Luego te encuentras con su ex, con el dueño deMercadona, con el deMango…Y no

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puedenfaltarlashermanasKoplowitz,loshermanosButrón,losdesiempre.Aloqueiba,me llegó un rumor que encaja con tu trabalenguas.Ya sabes que se han hechomuchoschistesmalosacostadequeButragueñolellamara«SerSuperior»aFlorentino,¿no?Puesme dijeron que otro apodo estaba cuajando al publicarse nuestra lista: algunos de susadversarioslellaman«Elputodiez».Noloheconfirmado,perotirarédelhilo,poresotedecíaqueigualtuacertijomesirveparaunartículoundíadeéstos…DondedicesdieznodigoDiego,digoFlorentino,elpresidentedelclubmásfamosodelmundoyunode lostiposmásforradosdeEspaña.Aunqueelpaíssevayaapiqueoladeudadesuempresanoparedecrecer,lagentecomoélnoseahoganunca.Sinorecuerdomal,sufortunarondalosdosmilmillonesdedólares.

Despuésdelanzaresaconjeturasobreeldiez,aRibeyroseleveíasatisfecho.Talvezaguardabaunelogioporsuperspicacia,peroTorcasacóelpapelyreleyólapreguntaquefaltaba:«Unperiodistavaletantocomosusfuentes,¿cuántovalenlastuyas?».

—Muybuenapregunta.Valenmucho,peroyonosoyquiénparacalcularelprecio.—Ribeyro estaba crecido, le debía de parecer valiosísimo tener un topo en el vestuarioblanco—.Ahoraquesehanpuestodemodalasredessociales,haygentequeaseguraqueunperiodistavaletantocomoelnúmerodesusfollowers.Perocuandocomencéadarleala tecla,antesdequeexistieranTwitteryFacebook,un redactor jefemesoltóuna frasesimilar a la que llevas ahí apuntada:Unperiodista sin fuentes novale nada.Teníamásrazónqueunsanto.Quizánoseaelperiodistamáspopularnielmásdicharachero,perotepuedoasegurarquemimoamis fuentes,que lasprotejo,quenunca las traiciono.Yesopocoapocovacalando,enelmundillofutbolerosemerespeta,sabenquenovoydefarolyquenopropagorumores,comootros.Noescribodeoídas.Siempremanejoinformacióndeprimeramano.Poresopuedoponerlamanoenelfuegopormisfuentes,nomevoyaquemar.

Ya estaban enfrente del Mini. Cruzaron la carretera en silencio. Ribeyro sacó lasllaves.

«Sólo jodemos al que merece ser jodido», decía Tony Soprano. Cuando Torcaobedecíaórdenesnolascuestionaba,entreotrosmotivosporquenadieestánuncalibredepecado.AhorasóloleinteresabaaveriguarporquéhabíamuertoMarsé.Selatraíaflojaque Barriocanales quisiera joder a Florentino, pero intuía que el periodista podíaconvertirseenunaliado.Ledijoquehabíasuperadoelexamenconnota, tresde tres,yquedóenllamarlelasemanasiguiente.

Se leocurrióunaúltimaidea.Leofreció tabaco,peroRibeyro lorechazó.Torcaseencendió un pitillo. Como Ribeyro no miró el mechero, simuló que se le caía. Elperiodistaseagachóyse lodevolvió.Torca loprendiódenuevo,comoparacomprobarquefuncionaba,yentonceselotrosíquesefijóenelZippo.

—¿Tegusta?DeBosnia.

Seloenseñóporlasdoscaras.

—Muychulo.¿Erasmilitar?

—Soldadoraso.Aguantéunaño.Noeralomío.

Otratrola.

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7

LeonesLa tele del salón era inmensa ymoderna, giraba en un soporte que incluía una cadenamusicalyunreproductor;por finpodríaverseriesagusto.Y ladeldormitorio tambiénteníamáspulgadasymenosañosque ladelhotel.Peroalabrirel frigorífico leextrañóverlo vacío, sin los botellines delminibar.Después de la cena conRibeyro, le apetecíaotrovodka.También echó en falta la ropade correr y el ordenador.Bajó aGranVíaycaminóhaciaelhotel.Refrescaba,peroelaireseguíaviciado,todavíanohabíadisminuidoeltráfico.

Sabía que el turno deNerea había terminado hacía rato, pero aun así le chafó noencontrarsusonrisaenlarecepción.Yaarriba,sepropusonoabrirelminibar.Llenóunamochilaconcalzado, ropa,variosdiscos,elneceseryelordenador.Apuntodesalir, seacordódelacajadeseguridad.Lavació.Elmacheteloguardóenunlateraldelamochila.

Eratarde,perotocabapresionaraRodrigo.Paravariar,saltóelcontestador.Nodejómensaje,lallamadaperdidayaerauntoquedeatención.

Al cuarto de hora, Rodrigo le devolvió la llamada. Había hecho los deberes, aregañadientes. No quería extenderse con los detalles, así que rechazó quedar al díasiguiente en algún sitio. Lo pintó todo de color rosa. Puromaquillaje.Había abierto lainvestigación el «mítico» Grupo X de Homicidios de la Brigada Provincial de PolicíaJudicial.«Losmejores», segúnRodrigo.Queahorael caso se lohubieran traspasadoalGrupo de Tráfico Ilícito de Vehículos suponía una «muy buena señal, tendrán indiciosclaros».

Hizo una traducción simultánea. La primera impresión, asesinato, había cedidoterreno:pensabanquesólohabíanidoarobarelcoche.

—¿Yconseguisteverlagrabación?

—Sí.Debounaaunamigo,peroesperoquehayamerecidolapena.YatepuedesirdeMadrid.Loempujaronycayómal,esoestodo.

Paciente,Torcapidióasuhijoquenohicierajuiciosdevalor,quetrataradecontarlequéhabíavisto,demaneraordenada.

Lacámaraabarcabaun rectángulo similar aldeunacanchadebaloncesto.Al ladoizquierdoseveíaunaparedconvariaspuertas.Alderecho,doshilerasdecoches.Enel

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centro,elcarrildesalida.JavierMarsésurgíadelinteriordeledificio,porunapuertaenlaparteinferiorizquierda.Dabavariospasosendiagonal,hacialaesquinasuperiorderecha,dondeestabaaparcadosucoche.Dosindividuosaparecíanporlazonainferior,ocultaalacámara,yseaproximabanhacialaespaldadeMarsé.Elmásrápidoseabalanzabasobreél. Saltaba y le daba un rodillazo en la espalda. Lo cogía desprevenido.Marsé caía alsuelo.Losdoslorodeaban,comopreparándoseparaunapelea.Alverquenoreaccionaba,elagresorseagachabayparecíatomarleelpulso.Elacompañantemientrastantocogíaelmaletín de Marsé. Durante unos segundos parecían discutir. Eran jóvenes, uno iba enchándalyelotroconvaquerosycazadora.ElagresorrebuscabaenlosbolsillosdeMarsé.Le cogía las llaves y la cartera. Pulsaba el mando del coche y corría hacia él. Sucompañero, con el maletín, salía de plano por donde había venido. Otra cámara habíagrabadoalcochesaliendodelcomplejo,seguidoporunamoto.

—¿AMarsénolediotiempoagirarsecuandocorrieronhaciaél?

—No.Ocurretodomuyrápido,desdequesaledelapuertahastaquecaealsuelonopasaránnitressegundos.

—¿Tefijasteenelmaletín?

—Másomenos.Mepareciógrande,eltípicoquellevanlosministroscuandovanalCongreso.

—¿Ymehasconseguidounacopiadelvídeo?

—No,imposible.Olvídate.

Elcolchón,muyfirme,al rato lehizoañorar lamullidacamadelhotel.Nollegóaconciliarunsueñoreparador.Alastresdelamadrugadaselevantó,bebióunvasodeaguayvolvió a acostarse.Tardaría unas noches en amoldarse al nuevo cubil.Había dado supalabraaRodrigo,peronopodíaquedarsealmargen.

Tressegundossonunaeternidad.Marsénoestabasordo.Ysabíacuidarse.Sepusoensupiel.Cogeelascensor tenso,comounactorantesdequeseabrael telón.Respirahondo.Abre la puerta del aparcamiento.Camina con lamente en blanco, contando lospasos.Losmorostardandemasiado.Daunpasomás.Alrecibirelgolpesedejacaer.Perosimulatanbienelpiscinazoquelafunciónterminaantesdetiempo;envezdeprotegersedurante lacaída,nosueltaelmaletín.Poresonolucha,noentregaelmaletíncuandoloamenazan con un arma, no aparece en el Asador Donostiarra compadeciéndose,lamiéndoselasheridas,noleguiñaelojocuandoCamilomiraaotraparte.

A las tres ymedia se lavó la cara y conectó el portátil. Sólo dos personas podíanconfirmarsuteoría.Decidióvisitaralamenospeligrosa.

Había tardado más en averiguar la dirección que en llegar hasta allí. Sorteó lasdeficientes medidas de seguridad de la urbanización. Caminó sin prisas por el recinto,como un vecino trasnochador. Rodeó una piscina y unas pistas de pádel. Lejos de las

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zonascomunes,losúltimoschaléspareadosparecíandisfrutardemástranquilidad.Eldela esquina norte contaba con una alarma extra, independiente, pero Torca accedió a laviviendasincontratiempos.

Entró al dormitorio.Panelesorientales envezdepersianasy camacondosel.Unafarolalejanailuminabamásquelaluna,encuartomenguante.Quedabandiezdíasparaelcambiodehora,amaneceríatarde,lesobrabatiempo.

Torcaenfundólapistolaysacóelmachete.Seacercómuydespacio.Dormíacomounbebé,conlosbrazosabiertos.Vestíapijamaderaso,entresábanasdeseda.

Se sentó en la cama.No llegaba a roncar, pero respiraba con fuerza. El sueño eraprofundo, o la pesadilla. Un gato persa, blanco, dormía enroscado junto a sus piernas.Torcasesentóenlacama.Elgatosedesperezóylemiróensilencio.Conunojocelesteyotronaranja.

Suavemente, posó lamano izquierda en su boca.Cuando abrió los ojos, apretó unpocomás.Duranteuninstante,amagóconliberarsedelamordaza,peroalverelmacheteprontodesistió.Torcaaflojólapresión.

—Comoenlatarjetaquemedistenoveníantusseñas,mepicólacuriosidad,yaquímetienes.

Lasorpresanodejópasoalmiedo.CamiloLaforetparecíasereno.Hizoelademándelevantarse,peroseloimpidió.Lasnormaslasdictabaél.

—Elazarexiste—dijoTorca—.Igualundíadeestosaciertolaquiniela.Osecaeuntiestodeundécimopisoyme rompe la crisma.AMarsé le tocó la loteríamás funestacuandosefracturóelcráneo.Peronoantes.Nofueunacasualidadqueleatracaranenelaparcamiento,queestuvieranpreparadospararobarledelantedelascámarasdeseguridaddevuestraempresa,paraquetodoquedarabiengrabadito.Loséyo,ytútambiénlosabes.

—Sabemoslomismo,entonces.¿Paraquéhasvenido?Medaquenosoytutipo.

Queconfirmarasuteoríaalasprimerasdecambiolesorprendió.Oestabaasustado,onoteníanadaqueocultar.

—Llevomuchotiemposindivertirme—deslizóelmacheteporelrostrodeLaforet—. Sin saltar uñas. Sin cortar orejas. Sin despellejar un brazo. Aunque igual me faltapráctica para arrancar la piel a tiras. —Laforet no parpadeaba—. El cuerpo me piderecordarlosviejostiempos.¿Marsétecontóquenoslopasábamosdeputamadrejuntos?Me he hartado de esperar, y he decidido empezar por ti…, si nome dices todo lo quesabes.

Apuñalólaalmohada.ElmacheterozólacaradeLaforet.Sacóelarmaypusoelfiloensugarganta.Elnumeritonocoló,losojosdelejecutivonoexpresabantemor,perotalvezleparecióprudentecantardeplanocuandoTorcasefijóenelgato.

—Noeresunasesino.Marsé teestimabamucho,perodecíaqueerasun tíodeunapieza.Nohasvenidoamatarmeniamancharesecuchillo,sólobuscasinformación.Telocontarétodo,yesperoquesalgasdeaquípidiéndomeperdón.

Torcanoquería traicionar aLuisLaguna.Además, yanonecesitabapreguntar por

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qué lohabían seguidoni por qué la agenciadedetectivesde su amigohabía elaboradodossieres sobre el Real Madrid. Le bastaba con averiguar qué hacía Adriana en eldespachode laTorredeCristal el día anterior y, sobre todo, qué sabíaLaforet sobre elatraco.Lodejósentarseenunabutacadeldormitorio.Élsequedódepie,singuardarelmachete. Lo interrogó durantemedia hora. Laforet respondió sin titubeos ni renuncios.ConunostajosoconunasquemadurasdelZippotalvezhabríasidomáselocuente,peroaTorcanoleparecióoportunorecurriralaviolencia.Lasheridastardanencicatrizar,noseolvidan.

Antesdedesaparecer,Camilotuvolosarrestosylahipocresíadepreguntarleporelencargo.

—¿YasabesquiéneselconfidentedeRamónRibeyro?Eneldespachomedijistequetefaltabaunacomprobación…Despuésdeestonoesperaráscobrar,pero…

Torcalecortó.

—Eltopomelasuda.Yvuestrodinerotambién.

Salió sin prisas. No imaginaba a Laforet en pijama con una escopeta de cazacorriendoenposdeél.Alsaltar la tapiadelaurbanización,cruzólacalleparapararuntaxi. Arturo Soria es una avenida con bastante tráfico, pero a esas horas no pasabaninguno.Aúneranochecerrada,aunquedoscuarentonespasaroncorriendoabuenritmo.Lossiguióunbuenratoconlamirada.Cansado,sesentóenlaparadadeunautobús,másprontoquetardealgunolollevaríaalcentro.

Seolvidódeltaxiyencendióuncigarro.Recapituló.

En el aparcamiento había más cámaras. En Madrid Seas habían reconstruido loshechosconprecisión.LosladroneshabíanllegadoenmotosóloquinceminutosantesdeasaltaraMarsé.Sehabíanquedadoenunazonaciega,pegadosaunosextractores.Unaempleada había salido por lamismapuerta queMarsé apenas un par deminutos antes,cuando ya estaban apostados. No los había visto. Marsé había regresado de París esemismo día. El maletín, según su secretaria, lo acababa de estrenar, tal vez lo habíacompradoallí.Esatarde,enMadridSeas,habíafotocopiadounos«documentosvaliosos».«SilosibaallevaralacenaconLaforetyconél,¿estabanesosdocumentosrelacionadoscon la búsqueda del topo?», había preguntado Torca. Ahí Laforet se había cerrado enbanda.Leinteresabatantocomoaélencontraralosmoros,poresoestabacontándoletodolo relacionado con el asalto,más que por la irrupción con unmachete, pero no estabadispuesto a revelar secretos empresariales. Torca no había insistido demasiado porquededujoquéconteníaelmaletín:losdossieresdeLaguna&Campbell.

Como a Rodrigo horas antes, Torca había pedido a Laforet que le narrara conprecisiónelasalto.Elejecutivonohabíavistolagrabaciónunasolavez,comosuhijo.LahabíaanalizadoyhabíasacadounasconclusionesmuysimilaresalasdeTorca.«Hicimosuna reconstrucción y se confirmaron mis sospechas: aunque fueran descalzos, Marséhabríaadvertidoque le ibanaatacarpor laespalda;alnogirarse,demuestraqueestabainvolucrado»,dijoLaforet.

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Además,elregistrodellamadasdelmóvildeMarséhabíadisipadocualquierduda.Justoantesdebajaralgarajehabíahechounaperdidaaunnúmerocontarjetaprepagoqueyanoestabaenuso.

El plan era enrevesadoperopoco sutil.Marsé, directoy contundente, quizáqueríaasegurarselajubilación.

«Estásaquíporquenoeressucómplice—lehabíadichoLaforet—,peromejuegoelcuelloaqueesanocheestabasapuntodeserlo.»

Marsé iba a traicionar a Madrid Seas. Pero quería guardar las formas. En elrestaurante, con el beneplácito de Laforet, iba a proponerle a Torca trabajar en lacorporación.«Mehabíaconvencidoparaficharte.Perotambiénformabaspartedesuplan.Yo le autoricé a fotocopiar esos documentos, si hubieras aceptado nuestra oferta, te loshabríamos entregado para ponerte en situación. Ahora ya da igual. Jugó contigo, yconmigo,yeltirolesalióporlaculata.¿Justiciapoética?Supongoquehabríallegadoalrestauranteapesadumbrado,luciendomoratones.Yluegotelohabríacontadotodo.Igualdespuésdelacenatehabríapedidoqueloescoltaraspararecibirsubotín,quiénsabe.»

Quedabaunaincógnitapordespejar.Laforetnosehabíaandadoconrodeos,asíqueTorcalecorrespondióconunapreguntadirecta.¿QuéhacíaAdrianaenlaTorredeCristalelotrodía?Alejecutivoesacuestión lesorprendiómásqueningunaotra.Queríasaber,exigía saber cómo se había enterado. «Dimeunnombre, o si no, tendré quedespedir atodo mi equipo.» Por un instante se le ocurrió acusar a la secretaria, decir que en elascensor se le había escapado que le habían hecho esperar por la visita de la viuda deMarsé.«Acabarénecesitandogafas,andoalgosordodeunoído,perotodavíaconservounexcelenteolfato»,revelóTorca.

Adriana,segúnLaforet,habíaacudidoarecogerlosobjetospersonalesdeldespachodeMarsé.Yenbuscadeayuda.Sequejabadelmutismopolicial.

—¿Yquéledijiste?—preguntóTorca.

—Lomismoque a ti…, hasta hoy.Estamos consternados por la pérdida de Javier.Intentaremoshacertodoloqueestéennuestrasmanosparahacerjusticia.ConfiamosenlalabordelaPolicía.

Laforethabíarecitadodecarrerillaesasúltimasfrases,sinvacilar.

Torcayanodudaba.SicerebroscomolosdeCamiloLaforetoLuisLagunahubieranaportadoalgunadesusneuronas,habríanplanificadounrobosilencioso, limpio,nounapantomimagrabadaporunascámarasquepudieraencenderlasalertasdelaPolicíaodeMadridSeas.Ahorabien,¿quénecesidadteníaXaviMarsédemontareseescándaloparasustraerunospapeles?

MarsénoeratansádicocomoSantanitanretorcidocomoKrauze,nitansagazcomoLuisitonitanalocadocomoSamu,niporsupuestotandisciplinadocomoOrtegaoJaime,tanbrutocomoJandrootansanguinariocomoHernández.Peronuncafallaba,nidudaba.Marsé,ademásdelmásfielescuderoyelmejorcompadredeTorca,eradurocomounaroca, un soldado cojonudo y socarrón, infatigable y valiente. Aunque nunca habíadestacadoporunainteligenciaaguda.

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LecostabanopensarenAdriana.EntreMarséyellanohabíasecretos,decía.Noselo había creído. Sobre todo, al escuchar las patrañas del Zippo. Nadie conoce a nadieporquenonoscontamoscasinada.PerodespuésdeaveriguarqueMarséhabíaordenadoqueloespiaran,despuésdededucirqueMarséestabaimplicadoenelatraco,vioesafrasedesdeotroprisma.¿Ysieraunaindirecta?CamiloLaforetsospechabadeél.«Estásaquíporquenoeressucómplice»,lehabíadichoeneldormitorio.LaforettambiénsospechabadeAdriana.Seguro.Talvezaella,pensóTorca,másqueaMarsé,selehabíaocurridolaideadelatraco.

Ibaafumarseotrocigarrillocuandouncochesesaltóunsemáforoenrojoyfrenóalaspuertasde laurbanizacióndeLaforet.DelCampoyotro individuodescendierondelcocheyseacercarona laverja.Aunacincuentenademetros,en laaceradeenfrente,aTorca le pareció que el otro gorila podía ser el tipo de pelo corto y gafas oscuras quefumabaconDelCampoenelhotel,eldíadelreencuentroconMarsé.

Del Campo parecía estar llamando o hablando con Camilo a través del porteroautomático.MientrasaguardabanaqueLaforetlesabriera,elrapadosegiró.Seréimbécil,pensóTorca,meteníaquehaberlargadohacerato.Todavíanohabíaamanecido,nopodíareconocerlo,peroselequedómirando.Lapuertaseabrió,aunqueelexboxeadornollegóaentrarenlaurbanización.Tambiénsegiróymiróhacialamarquesina.DelCamposoltólapuerta.Torca,resignado,selevantó.Podíaecharacorrer,porpatasningunodelosdosloibaacoger,perosisemontabanenelcochetardaríansegundosencerrarleelpaso,asíqueseaproximóhaciaellos.

Sequedaronfrenteafrente,separadosporlacalzada.

Torcanoibaacruzar,yaibasiendohoradequepasaraunautobús.

DelCampoyelrapadosemiraron,sedijeronalgoqueTorcanollegóaentendery,segúncruzabandeacera,sesepararonunosmetros.

—Sevaavenirconnosotros.Sinarmarfollón,¿deacuerdo?Porlasbuenas…—ledijoDelCampo.

Al tratarlo de usted, Del Campo le transmitía un mensaje muy claro: no habíahabladoconsucolegasobreelaperitivoenlatascatraselentierro.

—…Opor lasmalas—añadióel rapado, tenso, losnudillosprietos, conganasdehostiarlo—.ElseñorLaforetnosespera.

—Casi que no—respondióTorca—.Laforet y yo ya hemos charlado bastante porhoy.

ElrapadoeramásimpulsivoyrápidoqueDelCampo.SefueaporTorcademasiadodeprisa.LelanzóunacozalacaraqueTorcaesquivómalamente,retrocediendounpaso,ysegiróparapegarleotrapatada.Torcaseagachó,paróelgolpeconelantebrazoizquierdoyleasestóunderechazosecoenelestómago.Elrapadocayóalsuelo,doblado,peroDelCampoyaloteníaatiro.

—Noquierohaceresto—susurróDelCampo.

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—Yotampoco—respondióTorca.

El brazo del gorila se desplegó como la pata de un elefante, Torca vio venir elpuñetazoysecubrióotravezconelantebrazoparaintentarcontraatacar,peroelimpacto,tremendo,lodesestabilizó,yentonceselpuñoizquierdodelexboxeadorsurgiódelanaday se incrustó en sus riñones. Torca retrocedió unos pasos, tocado. Vio que el rapadointentabacogeraireysetiróaporDelCampo.EsquivóunganchoylepegócontodassusfuerzasundirectoalamandíbulaqueDelCampoencajócomounacaricia.Seechóparaatrás,unpuñoinmensolerozóelpómuloydenuevoDelCampovolvióacastigarlelosriñones.Elrapado,yaenpie,seunióalafiesta.Letiróunapatadadirectaaloscojonesqueporsuertenolediodellenoperoquelehizotrastabillarycaer.Vencidoenelsuelo,recibiódosotrespatadasmásenlaspiernasylaespaldahastaqueDelCampodetuvoalrapado.

—¿Suficiente?

Torcaserevolvió,sacólaGlockylosapuntódesdeabajo.

—Atrás—dijo.

LosguardaespaldasdeMadridSeaslehicieroncaso.Aduraspenas,Torcasepusoenpie.

DelCampoyelrapadosólosealejaronunosmetros.Seconsultaronconlamirada,indecisos.Torcaviollegaraunautobúsybajóelbrazoparaocultarlapistola.

—Vamosadejarlo.Yacontinuaremosotrodía.

Despacio, renqueante, sin dejar de vigilarlos, se acercó a la parada. Los otroscaminaronjuntoaél,manteniendoladistancia,perodejaronquesemontaraenelautobús.

HabíaquedadoconDelCampo,yconJandroyLuisito,alaunadelmediodíaenelbartaurino.Faltabansietehoras.Averquécaraponíaelexboxeadorsisepresentaba.

Torca se bajó del bus en la calle Alcalá. Amanecía cuando llegó a un lugar deperegrinaciónmadridista:lafuentedelaCibeles,dondeelRealMadridcelebralostítulos.Sefijóenquelosleones,ademásdemansos,noparecíanantiguosamantescomocontabaelmito:cadaunomirabaasitiosdistintos.

LlegóporfinaGranVía.Fundido.Peronosubióalestudio.Mataríaporuncafé.EnlaaceradeenfrenteviomovimientoenelHoteldelasLetras.Cruzóypidióundesayunocompleto.MientrasseloservíansefijóeneltitularacincocolumnasdeElPaís.Cogióelperiódico. «El fin del terror», proclamaba el rotativo. ETA había anunciado el cesedefinitivodesuactividadarmada, tras43añosdeviolenciay829víctimasmortales.Yaerahora.Peroelcadáverquemásdestacabaenlaportadanopertenecíaaunavíctimadelos terroristasetarras,sinoaunsátrapadespreciable.MuamarelGadafiposabapara loslibrosdeHistoriasemidesnudoysangriento,conuntiroenlasienyotroenelestómago,rodeadodemóvilesycámaras.EuCorpsehabíaquedadosinunbuenclienteenLibia.

Encuantosubióalestudio,sedejócaerenelsofá.Debíaponersehieloypalparselas

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costillas,peronosemovió.Ledolíanhastalaspestañas.

Adrianavolvióasuspensamientos.Adrianaysuspuentes.Ysuperfumedejazmín.AdrianallamándolodesdeLaPaz,lamismanochedelatraco.Nohabíancruzadotodavíauna sola palabra, pero cuandoMarsé agonizaba lo había llamado. Esa noche no habíaacudido ningún otro amigo delmatrimonio.Adriana sola, esa nochemás confundida yconmocionadaqueapenada.Adrianaysumaravillosaniña.Adrianaysussocias.

A Torca no sólo le dolían los golpes. Estaba fatigado. Un cansancio sin nombrerondabaporsucabeza.

¿De qué serviría tratar de sonsacar a Adriana, o investigar a Mad Women, suempresa?Casi seguro ella había urdido el asalto conMarsé, ¿y qué?No había queridoasesinarlo,sólolucrarseconél.Yseguirelrastrodelosmorostampocoteníasentido.

PeroMarsénoclamabavenganza.PreocupadoporAdrianay suhija, sólo lehabíapedidoquelascuidara.

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8

Elreyblanco—Élselohabuscado.

AlcomprenderqueMarséhabíaplaneadoelatraco,yquecarecíadesentidotrituraralosladrones,suscómplices,Jandrohabíaaportadoesairrebatibleconclusión.

Comoeradeesperar,DelCamponosehabíapresentadoenlatascadeLasVentas.Eso había facilitado que Torca y Laguna hablaran sin tapujos. Jandro apenas habíaintervenido.

Torcanosehabíaguardadonada.Lagunatampoco.Habíainvestigadoporsucuenta:teníalacertezadequeenciertosmentiderosserumoreabaqueunaCarpetaBlanca,repletade información confidencial, había sido ofrecida al menos a un expresidente del RealMadridyaunmiembrodelaactualdirectiva.

—Yyonohesido.

CreyóaLaguna.

Jandro se descojonó cuando Juan les contó que se había hecho pasar por uncazatalentosparasonsacaraRamónRibeyro,yLagunatorcióelmorroalsaberquehabíairrumpidomacheteenmanoeneldormitoriodeLaforet.

—Malajugada.

Lediolarazón.

Habían comido hasta que Jandro se hartó, pero habían bebido sin entusiasmo.Después de ponerse al día, ya no sabían qué decirse.Aninguno le había dado aún porcontarbatallas.JandropreguntóaLuisitoporLaguna&Campbell.

—Oye,¿ylodeCampbelldedóndeviene?

—Esmisocio.Hacecincoañosmontamosjuntoslaagencia.

—Joder,puessíquehasprosperado.¿Yademásestunovio?

—Yunamierda.AntesmefollaríaatumadreenlacalleCarretas.

Jandro recibióel insultoconunasonrisa.Aunqueagarróel terciodeMahouporelcuello.Ensusmanazashastaelpétalodeunarosapareceríaunarma.

—Con mi puta vieja, que en gloria esté, sólo me meto yo, tron. Luisito, que losmaricasyaospodéiscasar.YtenéishastaelDíadelOrgullo.Notecortes,colega,saldelarmario.

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—¿Delarmario?DedondenosalgoesdelaspiernasdeunabrasileñadelAngelo’s.Sale a trescientos euros la hora. Me juego el reloj a que tú sólo ligas con muñecashinchables.

ATorcani se lepasópor lacabeza intervenir.Hacía treintaaños,Luisitoy Jandropodían tirarse horas y horas discutiendo y bravuconeando por cualquier cosa. Pero estavezaJandronoleapetecíacuestionarmáslahombríadeLuisito.

—¿SabíaisquenomepierdounInterviú?

—¡Quédecíayo!¡Siguesigual!

—Déjame hablar, coño. Lo compro por las tías, pero luego me lo leo, que lasguardiasenelpolígonosoneternas.HacenodemasiadosacaronalgodeMétodo3.

—Ya—dijoLuis.

—En Interviú decíanque es laprincipal agenciadedetectives española.Catalufos,perohaninvestigadoaIgnacioGonzález,elnúmerodosdeEsperanzaAguirre,altesorerodelPP,untalBárcenas…¡YhanidodetrásdeunodelBarça!Esdetraca:cuandoelPiquéseligóalacantantecolombianaesa,laShakira,vaGuardiolaypidequelosigan,quieretenercontroladoalnenparaquesigarindiendoenelcampo.Yvosotros,losamiguitosdeLaguna&Campbell,¿soismásomenoscomoellos?

—Bueno, es vox populi que los de Método 3 han rastreado a muchos políticoscatalanesymadrileños…,yquenosólosiguieronel rastrodeGerardPiqué.ColocabanGPSenloscoches,hacíanbarridosradiológicos,seguimientosdelasfarrasnocturnas,lotípico.Fuerondetrásde tres estrellas delBarça:Ronaldinho,Eto’oyDeco; luego llegóGuardiolayseloscepillóalasprimerasdecambio.Perononosparecemosaellos.Sonunos grandes profesionales, pero nuestros perfiles son distintos, y la naturaleza delencargoeracompletamente…

—Que te no salgas por peteneras,Luisito.Ellos curraron para elBarça y vosotroscontraelMadrid,hastaahíllego,¿no?

Luismiró hacia los lados. Jandro había bajado la voz, pero la deLaguna fue casiinaudible.

—Nosotros somos más discretos. No salimos en los periódicos. Y como buenasputas, si nos pagan lo que valemos…, complacemos muy gustosamente a nuestrosclientes.

Jandrosoltóunarisotada.

Juanlosecundó,aunqueteníalacabezaenotrositio.Lanocheenvelaylascervezasamediodíanocasabanbien.Necesitabacerrarlosojos,dormir,alejarse…Rodrigoandabaenlocierto:enMadridyanopintabanada.Sinpensarlodosveces,selevantódelamesaypreguntócuántosedebía.Cuandolepreguntaronsi leocurríaalgo,sesinceró:sevolvíaparaBurgos.

—Esteañohepasadounamalaracha.Nomegustabanada loqueveíacuandomemirabaalespejo.Estabahechopolvoporunahistoriaqueoscontaréotrodía.Perdonadquesalgaconesta soplapollez.Volvera trataraMarsémehabía reactivado.Peroahora

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quenotienesentidocontinuarinvestigandosumuerte,cambiardeairesmevendrábien.

Jandro y Luis se levantaron. Estaban con él para lo que hiciera falta. Jandro loachuchó.Luislepalmeóelhombro.Torcaquitóhierro:

—Tampocoestoydepre.Sóloleveolasorejasallobo.Yalfinyalcabo,micasaestáenBurgos.

Luisloanimó.Unatemporaditafuera,lejosdeMadrid,ydeLaforet,podríasentarledemaravilla.Jandronosecortó:Torcahabíamentadoalabicha.

—Tío,ladepresiónesunenemigomuypuñetero.Haceunosañoslaspasémásputasqueenvendimia.Estuvedebaja,meatiborréapastillasytodavíanosésilohesuperado.Ándateconmuchoojoy,sobretodo,notehundas.

ALuisyaJuanjamásseleshabríapasadoporlacabezaqueuntiarracocomoJandropudiera haber padecido una depresión. Que se volviera aúnmás agresivo y paranoico,todavía. Jandro lescontóel tormentoquehabía sufrido,cómosehabíacomidoel tarro,cómo se había hundido, sin asideros, solo, lejos de la familia y demasiado apegado arecuerdos destructivos, a un pasado terrible y, aún peor, a un presente anodino. Desorpresaensorpresa,pidió laúltima ronda.TeníanquebrindarporEsperanza, suchica,una dominicana que había conocido en el centro de salud del barrio y que le habíaayudadoasalirdelhoyo.

Brindaron.Ycayóotra rondamás,porelpróximo reencuentro.Salieron todosa lavez. Jandro se quedó con las ganas, de nuevo, de correrse una juerga con sus antiguoscolegas.Comolasemanaanterior,cadaunosefueporsulado,yalratolollamóLuis:

—Estoycontigo,esoyalosabes.Ymegustaríanoperdercontacto,¿vale?SivuelvesaMadrid,consideralaposibilidaddetrabajarconmigo.Conmigo,peronoparamí,nuncaseríatujefeninadaporelestilo.Nosíbamosadivertir.

Nueva vida, nuevas rutinas. Juan Torca se iba haciendo a la idea en el autocar.RegresaraBurgoserarenacer.Ojalá.Ahoradebíaapechugarconladecisión.

Mientras el autobús ascendía del intercambiador de Avenida de América, se diocuenta de que en las dos charlas con los compadres al final se había confesado. En laprimera reveló cómo se sentía al morir Marsé. En la segunda, hacía un rato, habíamostradosuabatimiento,elcansancioqueloinvadía.

EnSomosierracerrólosojosconunamuecadedolor.Mierda,masculló.NosehabíadespedidodeNerea.

Iba a llamarla, el autobús iba casi vacío, pero Torca pescó esta conversacióntelefónicadeunhombrequeviajabaenunodelosasientostraseros.

—Mellamaymepreguntaqueporquélahepuestoaparirenelpueblo,quedequévoy,queyavoyaverloquepasaeneljuicio…Ylaverdadesqueunpocosíquelapuseaparir,dijequeestátrastornada.Lahemandadoatomarporculoyhecolgado.Averquépasa.¿Ytúquétal?

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Torcadejóparaotromomentolallamada.

Burgos.Martes,25deoctubre.Ochoymediade lamañana.JuanTorcasalióde la

callelaPueblaporlaplazadelaLibertad,paraélladelCordón,atravesólacalleVitoria,dio losbuenosdíasalCid,cruzóel ríoArlanzónporelpuentedeSanPabloygiróa laizquierda, hacia Fuentes Blancas. Corría con ganas, y hasta con prisas. Suelto, solo,disfrutandodelfríootoñal.Segúnavanzabasepropusobatirlamarcadeldíaanterior.Traspasar bajo la autovía, ya en FuentesBlancas, optó por el sendero de tierra. Salió de laciudad:enlaotramargendejabaatráselhospitaldondenacióRodrigo,laplazadetoros,el campo de fútbol, el de baloncesto; al llegar a la playa artificial, a dos kilómetros decasa, estaba fuera. Pero entonces comenzó el dolor. En el hombro, para variar. Eldomingo, el primer día que había sentido ese pinchazo, se detuvo. ¿Una patada delrapado?Habíacaminadounratoy,cuandohabíadejadodepadecerlo,habíaretomadolacarrera.El día anterior, en cambio, lo había soportadoy, al cabodeunosdiezminutos,había desaparecido. Esta vez hizo lomismo, bajó el ritmo sin detenerse. Y corrió conNerea, recreándose. Cerca del puente de LaVentilla el dolor se fue. Liberado, aceleró.Giró.Al llegar al camping, con unos cinco kilómetros encima, jadeante, sudoroso perocontento,eldolorvolvió.Porprimeravez,regresaba.JuanTorcaaceptólasituaciónynodejó de correr, a ver quién ganaba. Venció, es un decir, antes de las vías. El dolor yavolvería al día siguiente. A partir de entonces, a pesar del cansancio, procuró abrir lazancadayacelerar.Cruzóelpuentey tiróhaciaGamonal,porJuanRamónJiménez.LaCiudadDeportivaMilitar quedaba cerca.No llegó adivisarla, pero sumemoria se colódentro: Raquel en bikini, los ochenta, agosto, Rodrigo chapoteando en la piscina.RecuerdosenSuper-8.

TrotóporGamonalatrompicones.Aunquelossemáforosyloscochesendoblefilade la calle Vitoria eran un incordio, la recorrió a buen ritmo. Pasó un día más, sindetenerse, con lamente enblanco, por la casadondehabíapasado su infanciaydondehabíamuertosupadre.

Al cruzar los semáforos de la avenida Cantabria, aprovechó unos ladridos paraesprintar. Una fobia superada, aunque le sirvió para correr los últimos seiscientos osetecientosmetroscomosilopersiguieraunperro.Alcabodecincuentaytantosminutos,unosdosmenosqueeldíaanterior, terminófundidoperosatisfecho,comosi lehubieraservidoparaalgopegarseesapaliza.

LlevabacuatrodíaslejosdeGranVía,deNerea,deAdrianaydelcadáverdeMarsé.

Obediente.

Rodrigollamabapor lasnoches.Alfijo,encantadodetenerloabuenrecaudoenelhogarfamiliar.Hablabandeltiempo,delascarrerasporFuentesBlancas,deLosSoprano—el padre iba por la quinta temporada y el hijo había comenzado la segunda—, y sedespedíanconunhastamañana.

Cuatrodíaseternos.

Elmartesibaaserotrodíadelamarmota.

—Buenosdías,¿quévaaser?

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—Hola.Uncaféconleche.Yunpinchodetortilla.

—¿Concebolla,sólodepatata,paisana,dechorizo…?

—Concebolla.YmeacercaelDiariodeBurgos,porfavor.

Nosesaltabanilasesquelas.

Amediodíasubíaacasaycontinuabaabriendocajas.NodejabadesorprenderlequeRaquelyRodrigofuerantanordenados.Loslibrosycuadernosescolares,losapuntes,lostebeos, los juguetes, la ropa, las fotos, las películas de Super-8, las cintas deVHS, loscasetes, los vinilos, los compactos, los Legos…Cada cosa en su sitio. Raquel era unamujerdeunapieza,sinclaroscuros.Rodrigohabíasalidotanestrictoycuadriculadocomoella.

Leía las redacciones escolares. Repasaba las notas. Qué lejos estuvo. Se lo habíaperdidocasitodo.

Comíafuera.Elsábado,sopasdeajoyrabodetoroenLaCueva,eldomingounoscojonudos,unasbravasyunpinchodemorcillaenlacalledelosHerreros,ellunesunastapasenelPolvorilla,elmartesunaensaladadeperdizescabechadayunasmollejasalabrasaenLaFavorita.

Legustabalaciudad.Leparecíamáslimpia,másacogedora,menosfría.Aunquelaveía como un turista. Sin saber qué hacer, había visitado la catedral, la Cartuja y dosnuevosmuseos,eldelLibroyeldelaEvoluciónHumana.

Lo habían saludado por la calle, pero no había llegado a conversar con nadie. Ledecían«Hastaluego»,aunquenohabíacoincididoconparientesniconconocidos.SólosehabíaparadoapreguntarleporRodrigounamigodelcolegio.

Encasacenabaconservasysoledad.

Desde lamuerte de Raquel, losmartes por la tarde Julia se pasaba por casa paraquitarelpolvoyregarlostiestos.Juanlaesperóenlacalle.VeníadeSanLesmes,conunbastón.Menuda,consumida.Unaabuelademisadiaria.Noseextrañóalverlo,aunquenoestaba avisada. Juan la habría abrazado con gusto, pero después de veintitantos años lamujernoibaaabandonarelustednilasbuenascostumbres.

Norecordabaquefueratancharlatana.Almenosconél.PuedequeellayRaquelsepasaran el día pegando la hebra.En el ascensor lo puso al día: el hijo de losPeláez sehabíadivorciado,elmatrimoniodelsegundocriabamalvasylossobrinoshabíanpuestoelpiso en venta, en el tercero derecha habían abierto una academia… Ya dentro, habíaseguidosindejarlohablar:lasplantasdelaterrazanecesitabanmásmimos,conundíaalasemana se pasaban el verano con la lengua fuera, y la cisterna del cuarto de baño delpasilloperdíaagua…Pegóunrespingoalverlascajasabiertasenelsalónylaslatasdelacenaanteriorenlamesilla.

—Pero¡quédesbarajuste!

Sequitóelabrigoydejóelbastónenelrecibidor.Cojeando,sedirigióalacocina.

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Sacóundelantal.Antesdellegaracolocárselo,Torcalepidióquesesentara.

Iba a contarle que había vuelto para quedarse una temporada. Sería necesario queacudieradosotresdíasalasemanaparalimpiaryplanchar,ysegúnpasaraeltiempoyaveríansihacíafaltaalgomás.

Juliaapoyóloscodosenlamesadelacocina.Conganasdelevantarsecuantoantespararecogerelsalón.

Recostadoenlaencimera,Juansefijóenelfrigorífico.Elcalendariode2009estabapegadoalapuertaconunosimanesdelaExpodeSevilla.En1992RaquelsefueaverlaconRodrigo,suspadresyunsobrino.Élnopudoonoquisoapuntarse,eseañopasómuypocoporcasa.PerorecordóaRodrigodesayunandoColaCaoymagdalenasenlacocina,pasando las páginas de un tebeo. De fondo, la radio, Raquel no la apagaba en toda lamañana.

Esetiempohabíapasado.

Sinpensarlodosveces,JuanledijoaJuliaquelehabíagustadomuchoverla,quealdía siguiente debía regresar a Madrid y que esa semana se encargaba él de regar lasplantas.Yquenosepreocupara:elpróximomarteslascajasyaestaríanensusitio.

SequedóenlacocinahastaquellamóRodrigo.

—Noteenfades,peroaquímeconsumo.Tengoquevolver.

Quedarseenelcaminonoconduceanada.

Miércoles, 26deoctubre.Por lamañana cribó las cajas, las cerróy lasdejó en susitio.Ydejóabuenrecaudo,deunavezportodas,lamayorpartedelbotíndelAral.PorlatardesaliódeBurgoscondosmaletas.Ropadeinviernoenuna,yrecuerdosenlaotra.AlllegaraMadridcogióun taxi.Dejó lasmaletasenelpasillo.Regresóalhotel.Recogiótodassuspertenenciasysaliódelcuartodejandolapuertaabierta.PreguntóporJacinto.Pagó al contadoy se despidió del encargado conun apretóndemanos.Nerea ya habíasalido.

Rodrigo cogió el teléfono desde un coche. No iba solo. El viernes regresaba deBarcelona,noledijoquéibaahacerallínitampocoselopreguntó.Quedaronelsábado.

LlamóaRamónRibeyro.Nolegustabadejarcabossueltos.PeroelperiodistaestabaenelBernabéu.

—Dentrodenadaempiezaelpartido.Mepillasconpapelyboli,simedicesdóndenosvemosmañana,puedoapuntarlo.

Ribeyroestabadeseandocambiardeaires.Torcahabíapreparadounaexcusa,peroalotroladodelalíneahabíademasiadobullicio.

—Tranquilo,tellamomañanaamediodíaytecuento.

ElRealMadrid-VillarreallodabaCanalPlus.Bajóalacalle.TiróhaciaChueca.EnlacalledelaLibertadsemetióenunbarypidióunacervezayunbocadillodecalamares

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a la romana.Enmediahora, elMadrid finiquitó el partido.Antesdeque lepusieran lacaña,BenzemacontrolóunpasecruzadodeDiMaríaymetióelprimero.Cuandollegóelbocata, Kaká clavó el segundo con un zurdazo. El tercero, a la media hora, fue uncontraataquevertiginoso,similaralquehabíavistoconNerea.

Eneldescansohojeó losperiódicos.Lehizobastantegracia laportadadelMarca.Mourinhohabía impuesto a los jugadores diez normas.Entre otras, no ver la tele en lacama y echar la siesta antes de los partidos. Ese decálogo no era un castigo, sino unpremioporhaberganadocincopartidosseguidos.Envezderecluirseenunhotel,si losjugadores seportabanbien, podíanpermanecer en sushogares.Seguroque aGuardiolaesosmandamientos y otros similares le parecían adecuados. SiRonaldinho o Piqué loshubierancumplido,noleshabríaimpuestoningún«método».

Puede queMarca hubiera conseguido esa «exclusiva» gracias a un chivato, o uncotilla.Ledabaigual,yseguroquenielentornodeMourinhonieldeFlorentinoestabanpreocupados.Cuandounequipoencadenaunavictoriatrasotra,pocoonadaimportaquehayafiltradoresotopos.

LosdossieressobreelMadridquizáahorahibernaban.Esperandotiemposmejores.Aguardandoaquellegaranlasderrotas,aquenosoplaravientoafavor.DesdequeMarséyélfueronalBernabéu,hacíamásdeunmes,elRealMadridnohabíaperdidoniunsolopartido.Perotodaslasrachasterminan.

Más pronto que tarde los expedientes de Laguna & Campbell saldrían a la luz.PorquealmenoshabíatresCarpetasBlancas.LaconservadaporLuisitoenelbanco.LadeMadridSeas.YlafotocopiadaporMarsé,enmanosdequiénsabequién.

Luisito apenas le había dejado hojear los expedientes, aunque sin duda contenían«exclusivas»más jugosas que el decálogo deMourinho. Revelaciones que abrirían lassecciones de Deportes de los periódicos, las tertulias futboleras y las portadas de losdiariosdeportivos.Peroentre losexpedientes,además,habíamaterialmássensible,máspeligroso,eltipodematerialquecasinuncasalealaluz,quesirveparatorcervoluntadeso chantajear: datos, fotos y vídeos de actos ilícitos, de prácticas dudosas, decomportamientospocoonadaedificantes,alejadosdelaépicaydelhalomísticoquesóloenvuelvenaldeporteyalosdeportistascuandolaprensaensalzalostriunfos.

Las agencias como Laguna & Campbell lo tenían muy fácil, pensó Torca. Paraencontrartrapossuciosnoteníanquemancharselasmanosenlosbajosfondosnijugarseel tipopersiguiendoacriminalespeligrosos.Lesbastabacon indagarallídondehubierapoder, dinero o fama para toparse con gente tan corrupta como ingenua que apenasprotegíasussecretos,queencimasecreíaporencimadelbienyelmal.Unaagenciadedetectivesmetódicayconcienzudapodíaencontrarunfilónsiguiendolapistadecualquiercorrupto. Rápidamente encontraría conexiones con otros sujetos, vínculos con otrasempresas, intereses comunes y proyectos en marcha. Una red, o varias, que podríaexplorarsinapenascorrerriesgos.

Torcaaguantóenelbarhastaqueacabóelpartido.

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Jueves,27deoctubre.TorcacorrióporelRetiroconprecaución.PeroeldolordelhombrosehabíaquedadoenBurgos.

Le apetecía volver a charlar con RamónRibeyro. Aunque no iba a sacar nada enclaroytalveznoestuvieraenlaredacción,sediounpaseohastalasededesuperiódico.

Pueblo era unmito viviente. Lameca de los periodistas. Creado en 1940 por lossindicatosverticalesdelfranquismo,habíasobrevividoa las interminablesdécadasdeladictadurayalosvaivenesdelaTransición.Enlosochenta,ungrupoderedactoreshabíacogido las riendas del diario y había logrado mantener a las principales firmas y nodepender de gruposmultimedia ni de corporaciones empresariales. Pero ahora, como lamayoríadelaprensaespañola,sobrevivíaaduraspenas.

El diario quedaba cerca de su apartamento, al final de Huertas. Casi enfrente delperiódico advirtió que habían abierto una comisaría de Policía. Nunca había visto aRodrigodeservicio.Sialgúndíaseloencontrabadeuniforme,conuncompañero,seguroquesemostraríadistanteycorrecto,frío.

UnjuevesalasdoceymediadelamañanauntipocomoRamónRibeyronodeberíaestarestresado,hacíalustrosquePueblohabíadejadodeservespertino,quedabanmuchashoras hasta los agobios del cierre. Pero al recibir la llamada de Chema Valenzuela, elperiodistaeraunmardenervios.

—¿Queestásaquí?¿Dónde?

—Abajo. Acabo de terminar una reunión cerca de aquí y he aprovechado paraacercarme.¿Puedessaliratomaruncafé?

Ribeyrobajódosminutosmástarde,acalorado,ysedejóguiarhastaunacafeteríaenLopedeVega.

—Creíaqueestabasdentro,vayasustomehellevado.

—Bueno, tengo allí buenos amigos, tampoco nadie se habría extrañado si paso asaludarte.

Paraserperiodista,parecíademasiadocrédulo.

¿Quizásuingenuidadledistinguíadelosotrosperiodistas investigadosporLaguna&Campbell? ¿Tal vez podía sermásmanipulable que otros? Según Luisito, ya que labúsquedadel toponoeramásqueunaexcusaparavigilar aRibeyro, algoconvertía endiferentealperiodista.

En cualquier caso, Torca no quería cercenar el contacto. Ya cortaría la relacióncuandofueranecesario.Lecontóotrabola:laentrevistadetrabajonoibaacelebrarse…,porquedehechohabíabastadoconlamantenidalasemanapasadaenelZenMarket.

—Lospromotoresdelproyectocuentancontigo…,sitúcuentasconellos.Hevenidoa decirte que la reunión en la que te informarían demanera precisa de las condicioneseconómicasylaboralessedebeposponerunosdías.Aúnnosécuántos.Yasabesquesoyunintermediario.

Despuésdelabuenanueva,aRibeyropocoparecióimportarleelretraso.Torcapagóloscafés.AntesderegresaraHuertas,seleocurrióunaidea.

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—¿HasoídohablardelaCarpetaBlanca?

RamónRibeyronoteníaniidea.

—Nada,unrumor.Olvídalo.

ElteléfonodeRibeyrofacilitóladespedida.Alparecer,lollamabandelaredacción.Como tonode llamada sonóel estribillodeSantaMaradona, deManoNegra: «Fútbol,fútbol,fútbol».DemasiadoruidosoparaTorca.

Viernes,28deoctubre.Tocabadescansar,teníalaspiernasmuycargadas.

Subió la persiana y abrió la ventana del dormitorio. Dejó que entrara la luz y elbullicio de la GranVía. Tirado en la cama, se dejómecer por un pensamiento cínico:Nereacomoantídoto.

Antídoto contra la soledad.Más que una sustituta deNadia,Nerea podría ser unacompañera,unacompañía.Eraunamujerdecarneyhueso,carnealaqueagarrarseparanocaerporunbarranco.ComolatalEsperanzaaJandro,Nereapodíasalvarlo,siesquenolomandabaalcarajodespuésdelalejamientodeesosdías.

Adriana sólo era una ilusión, una nuca, un perfume. Una película que se habíamontadoélsolo.

Antesdeentrarenunaclínicadedesintoxicación,algunosdrogadictossuelenpegarseun homenaje,meterse un chute de despedida. Satisfecho,Torca se dijo que debía ver aAdrianaantesdeolvidarlaparasiempre.Unatontería.

PrimerollamóaNerea.Estabatrabajando,perocogióelteléfono.

—¿Quéquieres?¿Tehasdejadoalgo?

Sorteósufrialdad,osuaparenteindiferencia,conunpiropodelaviejaescuela.

—Sí,meolvidétusonrisa.

Larepentinaalegríadelajovenlodevolvióaestemundo.QuedaronalasochodelatardeenunpubdeLagasca.

Se pegó una ducha y bajó aGranVía. Todavía era pronto para llamar aAdriana,quería medir cada palabra. Desayunó en el Círculo de Bellas Artes. Echó en falta unperiódico, una revista, algo que leer. Al salir, se metió en la librería de enfrente. Sealimentaba casi en exclusiva de novelas negras —ese día buscaba algo de Mankell,Márkaris,Madrid,SimenonoSilva—,perohizounaexcepción.Legustóel título—Dequéhablocuandohablodecorrer—ylaportada—elpropioescritoraparecíacorriendo,sincamiseta—deun librodeHarukiMurakami.VolvióalCírculo,pidióotrocaféy sepasó leyendo el resto de la mañana. Subrayó esta frase que el escritor japonés habíaescuchado a otro maratoniano: «Pain is inevitable. Suffering is optional. El dolor esinevitable,peroelsufrimientoesopcional,dependedeuno».

Terminó el libro cuando comenzaban a servir comidas. Tenía hambre, pero leapetecíacambiardeaires.RegresóaGranVíaycaminóunratoporlascallesadyacentes.

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Pensó que no estaríamal seguir los pasos del escritor japonés.Antes de acabar el añopodíaafrontarunamediamaratón;en2012podríaprobarsuerteconlos42.195metrosenalguna ciudad española; después, si le cogía el gusto, ya vería si corría la maratón deBoston,NuevaYork,Berlínocualquierotra.

Entróenunsupermercadocomounsacerdoteenunadiscoteca.Consiguiósalirconembutidos,paté,pan,unadocenadehuevos,unasnaranjas,aguamineralyvodka.Comióunbocadillodechorizodelantedelatele,enelsalón.

AlastresdelatardellamóaAdriana.

LaviudaacababadeaterrizarenNuevaYork,despuésdehacerescalaenMéxicoD.F.

—Querido,cuántomealegrasaberdeti.Regresoeldía2.Llámamecuandoquierasycharlamos.Unbeso.

Lucíadebíadeestaraparcadaconlaabuela.

Comootrosviernes,Torcafuea lapeluquería.Apesardequesehabíasaltadodossemanas, por el funeral de Marsé y la escapada a Burgos, el barbero lo saludó comocualquierotrodía.Comosiempre, lepasó lamáquinaporelcogotey tiróde tijerapararematarlafaena.Enlatele,sinvolumen,echabanundocumental,tresleoneshambrientosacosaban a un búfalo en la sabana, pero a Torca no le apetecía hablar de animales. LapeluqueríaquedabamuycercadelaPuertadelSol.

—Harácosadeunmes,paséporaquíalladoconmihijoduranteunamanifestación,ymesurgióladuda.¿Algúnindignadovinoacortarseelpelodurantelaacampadadel15-M?

—¿Ustedquécree?

—Yaledigoquetengomisdudas.Solquedaaquíallado.¿Quémedice?

—¿Quequéledigo?Aalgunoscomercianteslesperjudicó,peroyoarreglémuchasbarbasyrapéabastanteschavales.Lesdejabausarelbaño.Noestuvomal.

Despuésdeterminarconelcabello,elbarbero,ungallegochapadoalaantiguaqueprontosejubilaría,lepreguntócomosiempre:

—¿Abrolanavaja?

—Venga.

Apenassombreabaunabarbagrisácea,peroelafeitadoconnavajaeraunlujoenvíasdeextinciónquesepermitíasiemprequepodía.

DelCampoyelrapadolefastidiaronelritual.Irrumpieronenlapeluquería.Mediosegundoantes, nadamásverlos reflejados en el espejo,Torcahabía avisado al barbero.«Estétranquilo,cosamía.»

Albarberonoletemblóelpulso.Habíasoportadomediadocenadeatracos.Diolasbuenastardes.DelCamporespondió,peroelotrollevabalavozcantante.

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—Muybuenas.Terminasya,¿no?

TorcaescondíalaGlockenlafundasobaquera.Comoelmandillecubríaelpechoylosbrazos,podríahabercogidolapistolaconrapidez,perolasituaciónnorevestíapeligro.

—Sinoosimporta,esperadunminutoaqueacabeyosacompaño.

Permanecierondepie.Callados.Tensos.

Doblólapropinahabitualysedespidiódelbarbero.

—Hastaelviernesqueviene.

No lo cachearon ni lo amenazaron. El maromo de las gafas oscuras, muy gallito,abriófuego:

—ElseñorLaforetteestáesperando.Puedesvenirporlasbuenas…

—Terepitesmásqueelajo.¿Vamosamontarunaescenaaquí?

EstabandetrásdeSol,todavíanopululabandemasiadosturistas,perovariastiendasdelacallecontabanconvigilantedeseguridadenlapuerta,yacincuentapasosunpardeagentescustodiabaunasoficinasdelaComunidaddeMadrid.

DelCampomedió.

—Vengaconnosotros.Ytengamoslafiestaenpaz.ElseñorLaforetloaguardaaquícerca,enlacafeteríadeunhotel,notienenadaquetemer.

Callejearon en silencio porCarretas,Cádiz yBarcelona, hacia la plazaSantaAna.Torcasemaldijoporsertanpredecible.MientrassepaseabanporelcallejóndelGato,sedetuvoanteunodelosespejos.ATorcaleapetecíacharlarasolasconDelCampoantesdeenfrentarseaLaforet.

—¿Os sabéis la historia de los espejos deformantes? —preguntó a losguardaespaldas.

—Nomedigaschorradas,gilipollas—gruñóelrapado,quelediounempujónparaquecontinuaracaminando.

Habíallegadoelmomento.Podíagirarse,dejarinconscientealgafasdándoleconelcantodelaGlockysonsacaraDelCampoapuntadepistola.Peroelexboxeadornohabíaperdidolosreflejosdelring.Seleanticipó.DelCampoleagarróelbrazounadécimadesegundoantesdequedecidieraactuar.

—Lafiestaenpaz,¿vale?Calma,queyallegamos.

CamiloLaforet no lo aguardaba en la cafetería del hotel. Subieron a una suite tangrandecomoel estudiodeTorca, con recibidor, salóny terrazaconvistasaSantaAna.Parecía el camarote de los hermanos Marx. Les abrió la puerta la joven secretaria de

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Marsé.Detrásdeella,atendíaunallamadatelefónicalasecretariadeCamiloLaforet.Enelsalóntrestiposconpintasdeabogadosrecogíanunospapeles,parecíahaberterminadounareunión.Yenlaterraza,LaforetledabafuegoaJorgeBarriocanales.

—¿Tegustanlostoros,Juan?—preguntóLaforethaciendounademánconlamanoparaqueseacercara.

Torcacruzóelsalón.Nohizofaltaningunaordenparaque todossalieran. ImaginóqueDelCampoyelgafassequedaríanenelpasillo,pendientesdecualquierruidooseñal.

—Antessí.PerodejédevercorridasenBilbao.

—Aquí se vestíanmuchosmaestros. El hotel de los toreros, lo llamaban. El granManoletequizásefumóalgúnqueotropuroenestaterraza.

Barriocanales,acodadoenunabarandilla,fumabaplácidamente,dominandolaplazadesdelasalturas,comosilaconversaciónnofueraconél.

TorcasacósucajetillayencendióunpitilloconelZippo.

—Noereselúnicoquehaperdidolaafición—prosiguióLaforet—.EnlostiemposdeManoleteningúnfutbolistapodíaigualarloenfama.Peroahoraelmundodeltoroandadecapacaída,yno sólopor culpade lospolíticosy los ecologistas.Los taurinosestáncavandosupropiatumba,nohansabidoadaptarse.

—Alcontrarioqueelfútbol—sentencióBarriocanalessindesviarlamirada.

—Esoes—confirmóLaforet—.Elfútbolnoparadecrecer.Eseldeportemásjugadoen elmundo, elmás televisado, elmás consumido. En cualquier suburbio de cualquiermetrópoliverásachavalesconcamisetasdelMadrid,delManchesterUnitedodelBayern.

—Elfútbolesunnegocioredondo,global—concluyóBarriocanales.

La incursión en el dormitorio del ejecutivomachete enmano quedabamuy lejos.Laforetparloteabaconconvicción,sinningúntipodeironía.

—¡Exacto!—continuó Laforet—. Un negocio redondo. Genial. Como bien sabes,Juan, en Madrid Seas nos interesa mucho el fútbol. Porque nos apasiona: somosmadrileñosymadridistas.Yporquenospareceunsectorestratégico.Vemosenelfútbolunmardeoportunidadesquenoqueremosdesperdiciar.

—¿Yporquéestáisdesperdiciandovuestrotiempohablandoconmigo?¿Quéqueréisdemí?

ATorcalasucesióndetópicostaurinosyfutbolerosletraíaalpairo.Leintrigabaporquéunmagnateysusubalternoqueríanconversarconél.

—Buenapregunta—contestóBarriocanales.

El empresario aplastó la colilla en unamaceta y entró al salón. Laforet lo siguió.Torcaapagóelcigarroenuncenicero.Barriocanalesseaposentóenelsillónquepresidíalaestancia.Enfrente,LaforetsesentóenelextremodeunsofáeindicóaTorcaunasilla,de espaldas a la terraza. Entre los tres rodeaban una mesilla decorada con un ajedrezmetálico.Laforetcontinuóhablando:

—HasheredadoelmecherodeMarsé.Sabrásque lo consiguió jugandoal ajedrez,

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¿no?

—Esodicen.

—Ya,igualestabasconélenBosnia,cuandolediojaquemateaPérez-Reverte.

—Igual.

Laforetcogióelreydelasblancas.

—RamónMendoza,ademásdeuntruhánydeunseñor,comodiríaJulioIglesias,fueundignoreyblanco.

—Después de Santiago Bernabéu, el mejor presidente del Real Madrid —añadióBarriocanales.

—Sin duda—continuó Laforet—. Si no recuerdomal,Mendoza dijo que preferíapresidirelMadridqueserministro.Teníarazón.Yhoymásqueayer.Nosólocualquieraelegiríaeléxitodeportivoantesqueelpolítico.Ahora,además,cuestamásserpresidentedelRealMadridquedelGobierno.Hacefalta tenermejorescontactosymásdineroquecualquierpolíticoparaserelreyblanco.—Sopesólapiezayladepositóeneltablero—.Peromerecelapena.ElqueconsiguereinarenelRealMadrid,apocoquelohagabien,logramáspopularidadybeneficiosqueelZapaterooelAznardeturno.

Torcaseestabahartando.

—¿Yparaquénecesitáisunpeóncomoyo?

Laforetcogióunpeón.Negro.

—¿Sabíasqueelnúmerodepartidasposiblesuperaaldeátomoseneluniverso?Elajedrez es un juego fascinante. No andas equivocado. Eres un peón. Una piezaprescindible.Quepuedesereliminadasinqueelreyolareinapestañeen.—LaforetclavósusojosenTorca,nohabíaolvidadoniolvidaríalosmalabaresconelmachete—.Perolospeonesintrépidos,losquedecidenafrontartodotipodepeligrosyadentrarseenterritorioenemigo, pueden promocionar y transformarse en cualquier otra pieza. —Mientrashablaba,Laforetavanzóelpeónhacia lazonade lasblancas,derribóunpardepeones,unatorreyuncaballo,ylocolocóenellugardelatorre.

—Encualquierpieza,no.Unpeón jamáspuedeser rey.Encadabandosólopuedehaberuno—matizóBarriocanales.

—Biendicho,Jorge.Unpeóncomotú,Juan,nosirveparaquedarseenretaguardia.Ytúlosabesmejorquenosotros.AquíenMadrid tehasmovidopor tucuenta, ignorandoque en la partida hay otras muchas piezas en juego. Ahora queremos que juegues enequipo,comohacíasenEuCorp.

—Laofertaessimple.QueremosqueocupeselpuestodeMarsé.

Después de decir esas palabras, Barriocanales se incorporó. Como Laforet semantuvosentado,Torcatampocosemovió.

—Camiloentraráendetalles,perosinosalgoya,perderéunavión.CarlosButrónmeha dado excelentes referencias sobre ti. EnEuCorp te echan demenos, pero ya se hanhechoalaideadequenovolverás.Esperoqueteunasanosotros.

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Elempresariosaliódelasuite.Laforetapostilló:

—Cuandodos jugadoresseenfrentanenuncampeonato, sevanalternando losdoslados del tablero. Cada partida juegan con un color. Barriocanales será el próximo reyblanco.

Ytú,sureinona,pensóTorca.

QueBarriocanalesmencionaraaCarlosButrónlehabíasentadocomounapatadaenlos cojones. Y ya estaba harto de metáforas ajedrecistas. «Al ajedrez sólo juegan doscontrincantes. Nos queremos enfrentar a Florentino, pero no nos apetece pelearnos almismotiempoconunrusoounmoro»,habíareconocidoLaforet.

—¿Noosapetece?Puesnoséporquémehasllamado,sisabesquemeapeteceunamierdatrabajarcontigo.

Laforetseechóareír.

Niosapetecepelearosconun jeque,pensóTorca,nipodéis.Losflujosmonetariosquemanabande los consorcios del golfoPérsico y de las taifas soviéticas convertían aMadridSeasenunarroyo.Barriocanalesnisiquierafigurabaenlaslistasdeloshombresmásricos,poderososoinfluyentesdeEspaña,como«eldiez»oloshermanosButrón.EnunaconfrontaciónconFlorentinoPérez tenía todas lasdeperder.Sólo jugando sucio,omuchomássucioquesu rival,podríaarrebatarleelRealMadrid.Paraqueelactual reyblancoperdiera lacorona,Barriocanales tendríaque lograrqueFlorentinoabdicara,queno sepresentara a laspróximaselecciones.Ycon los expedientesde laCarpetaBlancapodíalograrlo.

Torcaselevantó.YasehabíaensuciadomásquesuficienteenEuCorp.

—Erestransparente,JuanTorca.Pero¿sabesunacosa?LedielvistobuenoaMarséparaficharte…,ytambiénlehicecasoaDelCampodespuésdequemerestregarasporlacaraelmachete.

—¿Quétedijo?—preguntóTorca,depieanteLaforet.

—Mesorprendió.Esbasto,rudimentario,peromehefijadoenquelopocoquesueltasueleestarcargadodesentidocomún.Diolacaraporti.Leshabíaordenadoquetedieranunescarmientocontundente.Perosolicitópermisoparadarmesuopinión,seloconcedí…,ymeconvenció.

—¿Porqué?—insistió.

—Porque tenía razón. Dijo que eres el mejor amigo de Javier y que sólo quieresaveriguarquélehapasado.Igualquenosotros.

—Perovosotrosqueréismás.Casinada,elRealMadrid.Ésanoesmiguerra.

Torcasedirigióhacialapuerta.Laforetselevantóylepidióqueledejaraconcretarsupropuesta.

—Déjame terminar.—Laforet se acercó a él—. Te lo he dicho antes: un soldado

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como túnecesitaestaralistado.Marsé tequeríaasu ladoporqueeres«unprofesional»,esodecíaél.Siteunesanosotros,tuprimercometidonoseránadaengorrosorelacionadocon la seguridad y los protocolos de Madrid Seas. Podrás seguir por tu cuenta, connuestrosrecursos,paraaveriguarporquéMarsénostraicionóy,másimportante,porquésetraicionóasímismo.Porqueéltambiénerauntipoprofesional,teloaseguro.Tendrásaccesoatodalainformación,barralibre,ysabrásquédocumentosnosrobó…,yalgoquemepreguntastelaotranoche:quéhacíaAdrianaenmidespacho.

AdrianasonabacomouninsultoenloslabiosdeLaforet.Seatascabaenlasegundasílaba, escupía «dria» y apenas remataba la palabra. Si Torca albergaba alguna duda,Laforetlasdisipósóloalpronunciarsunombre.

—AdriananoadmitesercómplicedeMarsé.¿Meequivoco?

ElrostrodeLaforetseensombreció.Torcacontinuócompletandoelpuzle.

—Dímelo sin rodeos, ¿quieres contratarme sobre todopara recuperar elmaletíndeMarsé?

Laforetpensabaconrapidez.

—Queremos recuperar loqueesnuestro.Perodespuésdecharlarcontigo tepuedoasegurarque,por encimade todo,queremosque formespartedenuestro equipo.No tearrepentirás.CuandoviajesporelmundoacompañandoalasestrellasdelRealMadridmedarás la razón. Jamás encontrarás un trabajo mejor. Piénsatelo. Verás que no puedesnegarte.Niquieres.

Torcaqueríalargarse.Peroteníadosdudas.

—Nomehasdichoaúncuántoganaría.¿Tecreesqueeldineronomeimporta?

—Por supuesto. Barriocanales te valora. Cobrarías el doble queMarsé, doscientosmilalaño,másincentivos.Quizáconesesueldoélnonoshabríatraicionado.

—Noestámal.¿Cuándonecesitasmirespuesta?

—Cuantoantes.

—Bien.Ahorasólonecesitounfavor.Dicesquetendréaccesoatodo,quenohabrásecretosentrenosotros,peroaúnnoséporquémehicisteinvestigaraRamónRibeyro.Yotambién tendré que confiar en vosotros, ¿no? Dime la verdad, y te doy mi palabra:valorarévuestrapropuestacomosemerece.

—¿QueporquétemandéseguiraRibeyro?Creíaquefuimuyclaroensumomento:parapillaraltopo.

—Vale,déjalo.

Torcaabriólapuerta.NoasomaronlacabezaDelCamponielrapado.

—¿Cómoquedéjalo?

—Quevale.¿SitedigoelnombredeljugadordelMadridquelefiltratodomepagastreintamileuros?YlosniñosvienendeParís.

—Sí, claro que te los pago. Pero no quiero un nombre. Sólo un nombre, no. Te

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contratamosparaaveriguarcómoconsigueRibeyrosusexclusivas,parasabersiesfiable,siprotegesusfuentes.Pero¿esqueyahasdadoconeltopo?

—Tedigolomismoqueelotrodíaentudespacho.Estoymuycerca,peroantesdeacusaranadiequierocomprobarlotodo.

—Ya…

Laforet cerró la puerta y se aproximó a Torca. Olía a potingues rancios. Pareciópensarselaspalabrasqueibaapronunciar:

—Deacuerdo.Eltoponosimporta…relativamente.NuestroobjetivoesRibeyro.Tediréporqué.Mecreoloquecuenta,ynosoyelúnico.¿Porqué?Porquenoexageranimanipula,desgranainformaciónconfidencialsólocuandolaconsigue.Nopublicarefritos.CuandorevelaalgodelMadrid,elrestodelgremiotambiénlocree.YademáspublicaenPueblo. Hay otros como él, pero me pareció el más adecuado para pasarle ciertasinformaciones que tenemos sobre el RealMadrid. Al principio. Luego ya veremos. Teencargamosque lesiguieras lapistaporquenecesitábamossabercómosecomunicaconsus fuentes y, sobre todo, si le ata algún compromiso extraño con alguna de ellas. Lasservidumbresinconfesablessuelenserbastantepeligrosas.Tufracaso…,porquehastaquenomedigaselnombredeltopodiréquehasfracasado,¿no?—Torcanoabriólaboca—.Tu fracaso, y no sólo el tuyo, sino también el nuestro, que llevábamos tiempoexaminándolo,enelfondoreafirmanuestraelección.Parecelimpio.Ycuidaasusfuentes.Podremosestarseguros.Seráútil.

Despuésdelaencerronaenlasuite,saliódeSantaAnaentaxi.LlegóalpubdondehabíaquedadoconNereacondoshorasdeadelanto.Allíno recapacitódemasiadoparadecidirquejamásobedeceríaaLaforetyBarriocanales.TodavíaledurabaelempachodelosButrón.Losdoscientosmileurosanuales,másincentivos,eldespachoenlaTorredeCristaloelcargoenelRealMadridnoeranmásquecantosdesirena.Señuelos.Sinolodejaban tirado en una cuneta después de recuperar los expedientes, le aguardaba untormento.NoseleocurríaunjefetanodiosocomoLaforet.

Enlatarjetaaparecíaunmóvil,perosepusolasecretaria.

—¿Dígame?

—SoyTorca,JuanTorca.¿MeponesconCamilo?

—Aguardeunmomento,porfavor.

Laespera,aunquecorta,sirvióparaquemidieraaúnmejorlaspalabras.

—¿Yatehasdecidido?

—Ya.Aunquepensabamadurarladecisiónunosdías,nomerecelapena.Nopuedodecirosquesí.Peroagradezcovuestrointerés.EsperoqueniBarriocanalesnitúloveáiscomounaafrentaoundesprecio,peroyanomeveodentrodeunaempresa.

—Deacuerdo.Melotemía.Poresodebohacerteunapropuestamás:sirecuperasportu cuenta el maletín que robaron a Marsé y nos lo devuelves, te compensaremos

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debidamente.Cienmileuros.¿Cómoloves?

—Podríainteresarme…Peronecesitoverlagrabación.

—¿Notevaleconloquetedijeenmidormitorio?

—No.

Dossegundosmástarde,Laforetaccedió.

—Deacuerdo.Telaharéllegar.

Elpuzleestabaacabado.Laguna&Campbellelaborólosexpedientes.SelosentregóaMadridSeas.RamónRibeyro,enelmomentooportuno,comenzaríaarecibirypublicarel chorro de informaciones confidenciales. Pero había dos copias más: la de Luisito,durmiente en un banco, y la fotocopiada porMarsé, muy probablemente en manos deAdriana,siesquenolahabíavendidoya.Alcolocartodaslaspiezas,leparecióqueteníaunprotagonismoexcesivo:MadridSeaslehabíatiradolostejos,Luisitotambiénletendíalamano,yAdriana,AdrianadentrodenadaaterrizaríaenMadrid.Unimán.

«Lo habías entendido mal, otra vez. Creías que podía ser de verdad, lo estabasempezandoacreer»,cantabaQuiqueGonzález,cuandoNereaentróenelpub.Despacio,armadacontaconesycarmín.Joven.Invencible.

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UnpeónEnjuliosehabíancerradolasinscripcionesparadisputarla47.aedicióndelaBehobia-SanSebastián, una de las carreras para aficionados más populares. El domingo 13 denoviembremásdeveintemilatletas, jaleadosdurante todoel trayecto, ibanacorrer losveintekilómetrosque separan la frontera francesade lacapitaldonostiarra.Quincedíasantes de la prueba, Torca pidió a Jon Izagirre que le consiguiese un dorsal. Desde losnoventaleapetecíacorrerla.Ibasiendohora.

—Esoestáhecho,Juan,conozcoaunoquemepuedeecharuncable.Pero¿yahasentrenado?Selastrae.

—Cualquier día que salgo paso de los diez kilómetros, no creo que me cuestedemasiadoeldoble.

—Tú verás. Si no te da un soponcio, luego me invitas a comer, ¿vale? Ya estástardandodesdequeentrevistéaldePueblo.

—Deacuerdo.Siquieres,venacompañado,yreservadondequierasparacuatro,iréconunaamiga.

Colgó,selevantódelacama,desnudo,entróalcuartodebaño…yNerealerecibióconunchorrodeagua.Templada,porsuerte,aunqueelrepentinoimpactoenelpecholoechó para atrás.Armada con el grifo, la pícara sonrisa deNerea asomópor uno de loslateralesdeladucha.

—¿Cómoqueirásconunaamiga?¿Esquenotengonombre?

—Claro que sí. Además aborigen, vasca de pura cepa. ¿Cómo me dijiste que tellamabas?…Nekane,¿no?

Lajovenestavezapuntóalacara.Torcasecubrióelrostroconlasmanosydiounpaso.

—Disculpa, cuando te haces mayor te acostumbras a no decir nombres para nocagarla.¡Yaestá!¡EraNaiara!¡Naiara!

Avanzóunpocomás.Y,comoeradeesperar,Nereaapuntóalalíneadeflotación.

—Seráscapullo…Sidasunpasomás,telacongeloconaguafría.

—No,¡esono!Merindo.—Torcaalzólosbrazos—.Esquelosnombresvascosselastraen.¡Izaskun!¡Izaskun!

Nereanollegóaenfriarelchorro.AgarróelgrifoconlasdosmanosmientrasTorca

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se abalanzaba sobre ella para arrebatárselo. De las risas y los forcejeos pasaron a lascariciasylosbesoscuandoTorcagiróelconmutador.Elaguadejódemanardelgrifoycomenzóacaerdesdeelpanelsuperior.Torcalaalzóylaapoyócontra lapared;ella learañólaespalda,lemordisqueóelcuello,unaoreja,seaferróaél…Torcaembistiócomoun toro, pero pronto le dijo al oído, con una voz ronca, que brotaba de muy dentro:«Nerea,Nerea,Nerea…».

DesdeelviernesporlanochehastaelsábadoporlatardenosehabíadespegadodeNerea.Exprimido,satisfecho,habíaacudidoalacitaconRodrigodispuestoarecibirunareprimenda.

Mientrasesperabaasuhijo,seacordódelúltimolibroquehabíaleído.«Unavezqueajustasturitmolodemásvieneporsísolo»,explicabaHarukiMurakami.Torcasehabíapropuesto ajustarse. A su cuerpo, al presente, a sus limitaciones. No iba a correr laBehobia para enfrentarse a nada ni a nadie. Quería correr y llegar a lameta, sinmás.«Aunque hayas pasado muchos malos ratos, aunque la carrera no haya ido como túesperabas, una vez que rebasas la línea de meta todo eso se desvanece», asegurabaMurakami.

Había dado calabazas a Madrid Seas. Pero tenía otra oferta laboral. Con ciertassimilitudes—tambiénpodríadedicarsealoúnicoquesabíahacer—yconunadiferenciaesencial: colaborar conLuisito lepermitiríamantener cierta independencia.Porprimeravez,tendríalalibertaddeelegir.Denodejarsellevarporlacorriente…,aunquesehabíasentidomuy cercano aMurakami al leer esta confesión: «Cuando pienso en la vida, avecestengolaimpresióndequenosoymásqueuntroncoaladeriva,arrastradoporlasaguashastaunaplaya».

Untroncoaladeriva.Habíasobrevoladotodoslosocéanosdelmundo,perodesdelamuertedeRaquel,suancla,ibadandotumbos.

Se propuso asentar su relación con Nerea y finiquitar cuanto antes todo lorelacionadoconMarsé.Tras lahuidaaBurgos,habíadecididoactuar.Asumanera.Sinrendircuentasanadie.

Rodrigonolereprochónada.Aunquejamásibaaadmitirlo,sesentíaagustocercadesupadre.

Juanhabíallevadoalacafeteríaunamochila.Primeroleenseñólaspostales.Pasaronunbuenratorepasándolas.Luegosacó tres libretasunidasconunagoma.«Esundiarioque escribió tumadre.Nuncame habló de él. No he sido capaz de leerlo, quédatelo.»Cuando Juanencontró las libretas enel fondodeunacaja,nohabíapodidopasarde laprimera página. Por último, extrajo un archivador de anillas. «¿Te acuerdas?» Rodrigoasintió.

Si lamemorianolefallaba, laúnicavezquelehabíaayudadoenunatareaescolar

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fue en uno de los primeros cursos en el instituto. Durante unas vacaciones de SemanaSanta,padreehijohabíanpasadovariasmañanasenlabibliotecamunicipalparabuscardatos sobre la Guerra Civil en Burgos. El archivador contenía el ensayo presentado yfotocopiasdelibrosconsultados.Juanlemostróunadelashojas.Concelo,habíanpegadotresfotografíasdeKimPhilby,encabezadasporuntítulo,«ElespíamásfamosodelsigloXX»,escritoconunacaligrafíaesmerada.Confrontadas,enlapartesuperiorizquierdaunjuvenil Philby fumaba en pipa mientras en la derecha, ya envejecido, aparecíainmortalizadoenunsellosoviéticoemitidoen1990queindicabasusañosdenacimientoymuerte:1912-1988.Yenlaparteinferiorfigurabaconunvendajeenlacabeza,despuésdesobreviviraunagranadaenlabatalladelEbro.

—Estoypensandoencontinuartutrabajo,¿quéopinas?—preguntó.

—Nomeparecenadamal—contestóRodrigo.

Torca le recordó que no habían llegado a encontrar ninguna foto deKimPhilby yFranciscoFrancojuntos,apesardequealmenosdebíadehaberdos:lapublicadaporAbccuandoelespíaentrevistóaldictador,ylatomadacuandoFrancoimpusoaPhilbylaGranCruzde laOrdendelMéritoMilitarpor lasheridas sufridasenel frentedeTeruel.Losservicios de contraespionaje fascistas jamás imaginaron que el pulcro corresponsal delTimes alojado en el hotel Condestable trabajaba para los servicios secretos soviéticos.Torcanoqueríajugarahistoriador,perointuíaquepodíapasarunbuenratosiguiendolapista,porunavez,dealguiendelpasado.Unespíaquepodríahabercambiadolahistoriaespañola:elKGBleencargómataraFranco.Aunqueluegoanulólaorden.Típico,pensóTorca,aéltambiénlohabíanmareadoenunasituaciónsimilar…

—¿Sabes que te pareces a Philby? Bueno, que te parecías —le dijo Rodrigoseñalandolafotodelapipa.

Torca se fijó otra vez en las imágenes.ElPhilbyveinteañeropeinabaunamatadepeloespesa, sinentradas;unanariz largay recta,un labio inferiorgruesoy, sobre todo,una expresión huidiza… El anciano del sello no lograba que unas gafas enormescamuflaranunosojosapagados,mustios.Torcasesalióporlatangente.

—Notedigoqueno,porqueeljovendelapipasepareceati…Yelviejodelsello,atuabuelo.Quetambiénmurióenel88,porcierto—apuntóTorca.

Rodrigoseguardólaslibretas.

—Debessaberalgo.Paraobrarenconsecuencia,¿vale?

Torcaaccedió,aunquenosabíapordóndesaldríaRodrigo.

—Antesdevenirparaacáhepegadountoquealamigoquemedejóverelvídeo.EsuncompañerodepromociónquellevauntiempoenlaUnidaddeCrimenOrganizado.Deperdidos,alrío,¿no?Yaquehasvuelto,queríasabercómovalainvestigaciónparaquenointerfieras.Puesbien,mehasopladoqueenelGrupodeTráficoIlícitodeVehículospasanolímpicamentedelcaso.

—Loimaginaba.

—¿TehacesunaideadeloscochesquedesaparecenoserobanenunaciudadcomoMadrid? Si por una carambola dan con una pista o aparece elMercedes deMarsé, se

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anotarán el tanto, pero tal y como ocurrió todo, poco pueden hacer. El coche ya habrásalidodenuestrasfronterasohabrásidovendidoporpiezas.

—Ya.

—Ytúdeberíasobrarenconsecuencia:olvídate.

Adriana le había dicho que regresaría de Nueva York el miércoles 2. A Torca lesobraba tiempo para efectuar un registro exhaustivo del último hogar de JavierMarsé,pero planeó hacerlo cuanto antes, ese domingo por la noche. Si los ladrones habíanentregadoelmaletínaAdrianaylaviudahabíaviajadoaAméricaparaintentarvenderlosexpedientes, o por otro negocio, de ningún modo habría sido tan estúpida como paraacarrearlosdeaeropuertoenaeropuerto.Los tendríaabuen recaudoenunbanco,comoLuisito, o en cualquier otro sitio seguro, pero tenía que descartar que los hubieraescondidoenlavivienda.

Porlatardeexploróelterreno.XaviyAdrianavivíanenunchalecitoenlacoloniadeElViso, sin perro pero con alarma de seguridad.Después de asaltar el piso deRamónRibeyroy elpareadodeLaforet, el retono revestíademasiadadificultad.Paseópor lasmanzanas de alrededor, familiarizándose con el terreno por si luego surgía cualquiercontratiempo, hasta que sin previo aviso los dieciséis kilómetrosmañaneros le pasaronfactura. Esa mañana se había pegado en el Retiro una paliza como preparativo de laBehobia.Habíacorridomástiempoymásrápidoqueotrosdías.Yenesemomento,olefaltabaazúcarolesobrabanaños.Buscóunbar,perosevioenfrentedeunaiglesiaynoselopensódosveces.

Lamisa había comenzado hacía rato. Fue directo a un banco de la última fila. Sesentó.UnafeligresaleíalaprimeraCartadelapóstolsanPabloalosTesalonicenses,peroTorcanoprestóatención,intentabaalejardesusrecuerdoselfuneraldeRaquel,laanteriorvezquehabíapisadountemplo.Encambio,durantelalecturadelEvangeliobebiócadaunadelaspalabrasdesanMateo:

Enaqueltiempo,Jesúshablóalagenteyasusdiscípulos,diciendo:«EnlacátedradeMoiséssehansentadolosescribasylosfariseos:hacedycumplidloqueosdigan;peronohagáisloqueelloshacen,porqueellosnohacenloquedicen.Elloslíanfardospesadoseinsoportablesyseloscarganalagenteenloshombros,peroellosnoestándispuestosamoverundedoparaempujar.Todo loquehacenesparaque los vea lagente:alargan lasfilacteriasyensanchanlasfranjasdelmanto;lesgustanlosprimerospuestosenlosbanquetesylosasientosdehonorenlassinagogas;queleshaganreverenciasporlacalleyquelagentelos llamemaestros.Vosotros,encambio,noosdejéisllamarmaestro,porqueunosoloesvuestromaestro,ytodosvosotrossoishermanos.Ynollaméispadrevuestroanadieen la tierra,porqueunosoloesvuestroPadre,eldelcielo.Noosdejéis llamarconsejeros,porqueunosoloesvuestroconsejero,Cristo.Elprimeroentrevosotrosserávuestroservidor.Elqueseenalteceseráhumillado,yelquesehumillaseráenaltecido».

—PalabradelSeñor—dijoelsacerdote.

—Terogamos,óyenos—respondióTorca,sóloparasusadentros.

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Esanochenosaliódelestudio.NoviolólamoradadeXaviyAdriana.Durmiódeun

tirón.

SoñóconMessi.EnBurgos.AdelantabaalfutbolistacorriendoporFuentesBlancas.Elargentino,picado,acelerabayseponíaasualtura.Leacompañabaotrocorredor,quesequedabaatrás.Duranteunbuentrecho,Messi lecedíaelsendero,disfrutabaesquivandohoyos y piedras, saltando ramas. Iba de azulgrana, aunque descalzo como un hobbit.Regresabana laciudad.Perodebajodelpuentede laautovíanohabíagrafitisnicantosrodadosenlasmárgenesdelríoArlanzón.Albajarlarampaseadentrabanenunhotel,enun inmenso vestíbulo con una piscina interior, luces de colores ymúsica discotequera.Sirenas en tanga les tentaban desde el agua, pero Messi, con una sonrisa traviesa, lesoltabauncodazoynoparabadecorrer.ElcolegadeMessi,encambio,sezambullía.Lassirenas se le echaban encima, como pirañas. El agua se teñía de rojo. Salían por otrarampa,másempinadaylarga,polvorienta,perolaciudadhabíadesaparecido.Estabanenlasafueras,rodeandoelmurodepiedradelaCartujadeMiraflores.Messisedeteníaanteunportóndemadera.Dedebajodeuna roca sacabauna llaveantigua,herrumbrosa.Alabrirelportónseveíaalolejoselconvento.Torcanoseatrevíaaentrar,encambio,Messisemetíadentro.Alcabodeunossegundossalíaconsandaliasyhábitodecartujo,conunbotijo. Torca bebía con ansia, mirando al cielo. Anochecía. El agua le refrescaba, lepurificaba. Cuando el chorro del botijo dejaba de manar, el portón y Messi habíandesaparecido.

Se despertó confundido.Mientras el agua de la ducha le despejaba, pensó que elfutbolistadevoradoporlassirenaseraeltopo.

Salió del cuarto de baño repuesto y resuelto. Kim Philby podía esperar. Llamó aLuisito.LecontóquehabíaregresadodeBurgosylepreguntó:

—¿Lodetrabajarjuntosibaenserio?

—Cómono.

—¿Haceuncafédentrodeunahora?

—Porsupuesto.Fenómeno.

Lasuertelesonreía.EnlatiendademotosteníanapuntolamismaSuzukiBurgmanque había usado para ir a Tres Cantos. La alquiló durante una quincena. Llegó a lacafeteríaconuncuartodehoradeadelanto.Aprovechóparahojearlosperiódicos.Calmachicha,aún.SobretodoahoraqueelRealMadridporfinliderabalaLiga.SefijóenunartículodeElPaís.AunquefaltabantodavíacuarentayundíasparaelpartidodelMadridcontraelBarça,RamónBesayavaticinabaquelaLigapodíadecantarseenesajornada,dado que se había impuesto un inevitable bipartidismo según los dos grandes habíanmejoradosusprestaciones.«Elclásicodel11dediciembretienemássentidoquenunca.Alos dos equipos los anima la esperanza de evitar cualquier tropiezo antes de la cita deChamartín.» Cambió de periódico. «Objetivo: recuperar España», titulaba La Razón.¿Acasoestabaperdida?Cogióotro.LaportadadeAbclerecordóaunaanteriordeMarca

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con las normas de Mourinho: presentaba el decálogo de Mariano Rajoy, el próximopresidentedelGobiernosegúntodoslossondeos,«paralevantarEspaña».Yunjamón,sedijo.

LuisLagunallegótanatildadoypuntualcomosiempre,yleabrazóconafecto,comosillevaramuchotiemposinverlo.

—Mehasalegradoellunes,lasemana,elmes…¡yelaño!Notelopuedesimaginar.Nosemeocurreotrosociomejorquetú,vamosa…

—¿YCampbell?

Luisitoseechóareír.

—Campbell trabaja en Londres, veranea en la Bretaña, aunque no se pierde elFestivaldeSalzburgo,yesquíaenSuiza.—Torcalomiródesconcertado,Luisparecíauncontadordechistesbarato—.Esuntipoeficienteyreservado,quesólosecomunicaporemail y que confía ciegamente enmí en todos nuestros casos españoles. Porque… ¡noexiste! ¿Sabes cómo me apellido, Juan?—Volvió a reírse—. ¡Me llamo Luis LagunaGutiérrezMorenoCampbell! Tuve un abuelo emigrante, un indiano que se vino de lasAméricasconotratrotamundos,layayaMaryCampbell,purasangreescocesa.

—Joder.

—Entretúyyonohabrásecretos,Juan.Perodametupalabra,estonoselocontarása nadie. Cuando iba a abrir la agencia, me rompí la cabeza buscando un nombreapropiado,quedieraelpego,y luegounacosa llevóa laotra: inventarmeunsocioconpedigrí y una sucursal londinense me ha abierto muchas más puertas de las que teimaginas.

—Pero¿enLondresnotienesunaoficina?

—Ahorasí.Bueno,yalaverás,esunapartamento,siemprequepuedomeescapo,yalgunavezhastahecelebradoallíalgunareunión…¡AunqueCampbellsiempreandadeunladoparaotro,eltíonopara!

Estavezserieronlosdos.

Despuésdeloscafés,fueronalaagencia.Trabajabanunasecretaria,uncachasconperillayunacuarentonaqueexaminabaunasfotosenunapantallagigante.Ni rastrodegentecontrazasdedetective,aunqueenvariosdelospuestosdetrabajohabíacarpetasyciertodesorden,noparecíandecartónpiedra.Retomaronlaconversacióneneldespachoprincipal.

—Bueno,Juan,túdirás,¿cómonoslomontamos?

—Niputaidea.CuandomefuiaBurgosmedijistealgoasícomoquenoseríasmijefe,peronomechupoeldedo.Estenegocioestuyo,túsolitotelohascurrado.Bueno,¡yCampbell!

—Gran tipo.Pero te voy adecir lo que semeocurrió el otrodía.Contigo, con tu

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experienciaycontuscontactos,ynopiensosóloenelsectordelarmamento,sinotambiénenotrosnegociosdeEuCorpyenloslazosprofesionalesqueabuensegurocultivasteenotros ámbitos allá en el PaísVasco, en Laguna&Campbell podríamos diversificarnos,dependermenosdenuestraclientelahabitual.Contigo,además,yotendríaporfinalguienenquienconfiarplenamente.YnecesitounsociodeverdadenestacloacaasquerosaenquesehaconvertidoMadrid.Llevodemasiadotiemposolo.

JuanTorcanoesperabatantasinceridad.AunqueLuislehabíasorprendido,enumerósuscondiciones.

—Mehalagasmucho.Pero si no te importa,megustaría ir despacio.Aver qué tepareceesto.Duranteuntiempoprudencial,tresmeses,oseis,comocreasoportuno,túyyoveríamossivalgoparaestetrabajo.Seríasmijefe,contodaslasletras.Novoydenada,asíqueparamínosupondríaningunahumillaciónquemeordenaseshacerunseguimientoocualquierotracosa.Aprenderédesdeabajo.EnEuCorpmislaboreseran…demasiadoespecializadas,mevendrámuybienreciclarme.Duranteesetiempo,págameloqueveasoportuno y trátame como a cualquier otro empleado. Cuentas claras hacen amigos. Ydespuésnosvolvemosasentaryvemossinosinteresaseguirigual,osicomodices,tirodecontactosenEuskadioquéséyo.¿Quétal?

—Bien,bien.Te lo traesyacocinado.Tediríaqueeseperiododepruebapodemosfijarlosobrelamarcha,quenohabríanecesidaddeestablecerloahora,¿no?

—No.Otracosa.Puestosapedir,ahívandoscondicionesmás.¿Quéteparecesisigoelrefránde«Añonuevo,vidanueva»?¿Teimportaríaqueempieceenenero?

—Quéva.Quedabastante,peroclaroquepodemosesperar.

—Quieroarreglar todos losasuntospendientes:micasaenBurgos,mialojamientoaquí…

—Fenómeno. Pero ¿por qué no te presento ya a los empleados y te enseño cómotrabajamos?Aunquelamayoríaapenasparanporaquí,asítevanconociendo…

Laguna se levantó, dando por terminada la conversación. Pero Torca no habíaacabado.

—Hayalgomás.Unodelosasuntospendientes…

—Túdirás.

—MadridSeas.

—¿Yeso?

—Adriana.QuieroqueLaforetnovayaaporella.TodavíaledebounaaXavi.

Sinpararseareflexionar,Luisitolollevóalbanco,hablóconunempleado,bajóporunasescalerasyalcabodeunpardeminutossubióconlacarpeta.Elempleadolosdejósolosenunasaladereunionessinvistasalacalle.

—Tenemos hasta las dos y cuarto—dijo Luis al cederle la carpeta—. Tómate el

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tiempoquequieras.

Torcaabriólacarpetaydesperdigólosdossieresporlamesa.Antesdeexaminarlosunoauno,queríacomprobarsiconcordabantodoslostítulos,quizáLuishabíaeliminadoalgunodelosexpedientes.Noechóenfaltaninguno.

Paranomolestarleni apresurarle,Luis se sentóenel extremoopuestode la salayextrajodelmaletínunportátil.

—Si te surge cualquier duda, aquíme tienes. Peromientras tanto, aprovecho paracorregir un informe que deberíamos haber entregado el viernes. El típico cornudosuspicaz.

Ordenarlosexpedientescarecíadesentido,Luisloshabíatituladocaprichosamente.Peroalverlossobrelamesacambiódeidea.Improvisóunanuevatorre:enlabasecolocólosdossieresmásfinosyluegofueapilandoelresto,demenoramayorgrosor.Alfinal,enla cúspide quedaron los dos expedientes más voluminosos: «Florentino» y «ReservoirDogs».

Eralógico.SielobjetivodeMadridSeaseraderrocar«alputodiez»,al«reyblanco»,enelpuntodemiradeLaguna&Campbelldebíaestarporencimadecualquierobjetivoencontrar los trapos sucios o cualquier información que pudiera perjudicar al actualpresidente del Real Madrid. Y en segundo lugar, no podía extrañarle que estuviera eldossier«ReservoirDogs»,elcentradoenJoséMourinhoysussecuaces.

AbrióeldossiersobreFlorentino.Comosuponía,sólohabíapapeles,ynadamásquepapeles: recortes de prensa, tablas con datos, documentos escaneados o fotografiados,transcripcionesdegrabaciones, imágenesofotogramas impresosenfoliosy,al final,uninformequealparecerresumíaeltrabajoefectuado.

—¿Dóndeestánlosarchivos?—preguntó.

—¿Cómo?—respondióLuis.

—Sí, los archivos. Los audios con las grabaciones, las fotografías originales, losvídeos…

Luiscerróelordenador,frunciendoelceño.

—Tengo mis rutinas, ¿sabes? Para sobrevivir y para protegerme. A los clientesconvencionaleslesentregotodoloquecosechamosysihacefalta,seloenvuelvoenunabandejadeplata.Peroentrabajosespecialescomoéstedebocuidarmelasespaldas,quelavidadamuchasvueltas.Aquíenelbancoestascarpetasnoduermensolas.Enlamismacajaconservoundiscodurocontodoslosarchivos.Aestasalturaspondríalamanoenelfuego:enningúnordenadorniteléfonodemiempresa,nidemisempleados,porlacuentaquelestrae,almacenamosnadaqueguarderelaciónconesteasunto.Simañanaodentrodeunlustro,unjuezseponequisquilloso,ouncompetidornosquierejoder,notendránpordóndecogerme.Peropara salvaguardarmees esencialqueel cliente tampocoposealosarchivos.Enesecaso,yoestaríaensusmanos,¿mesigues?

—¿Ycómovenlosvídeos?

—Enlaagencia,oenun lugarseguro,neutral.Enunhotel,porejemplo.Organizo

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unapresentaciónymuestroelmaterial,peronuncaloentrego.Queconstequeelclientesiempre sabe cómo procedo antes de contratar mis servicios. En este oficio, cuandobordeamoslasleyes,odirectamentecuandonoslaspasamosporelforro,noquedamásremedioquesermuyprecavido.Porculpadelasredessocialescualquierfoto,cualquiervídeo,puedeconvertirseenunvirusquenosaniquile.

Torcasilbóconadmiración.

—SitellevoaEuCorp,tesubenaunaltar.Igualhastatetiranlostejos.

—Que lo intenten. Pero ya verás que ir por libre siempre es más entretenido, ybeneficioso.

—¿Entoncesorganizasteunapresentación,convídeosyfotos,paraMarsé,LaforetyBarriocanales?

—Más o menos. Hubo más de una sesión, pero con Barriocanales sólo me reunícuandocerramoselacuerdo,yonoleheenseñadonada.Noquerráensuciarsedemasiado.

Luisquizáleleyóelpensamiento.

—Notevasaarrepentir,Juan,cuandotrabajemosjuntos.Apropósito,yaquenomelo has preguntado, y eso lo agradezco, porqueme hace ver que confías enmí, aunqueseguroquesetehapasadoporlacabeza,telodiréyo.Noconservoenningúnlugarnadaquetecomprometa,lasfotoslasborréantesdedartetudossier.

—Noesperabamenosde ti—dijoTorca—.Yaque lodices, tengounaduda. ¿Megrabasteisenvídeo?Meavergüenzamuchoestartanoxidado,enningúnmomentopenséquemeestuvieranvigilando.

—No.No tiramos de vídeo contigo. Pero si te hubiéramos grabado, no te habríasdadocuenta.Nadieseenteradenada.

Torcaabriódenuevolacarpeta,metiótodoslosexpedientesdentroyselaentregóaLuis.Noteníasentidoperderlamañanaleyendofotocopias.

—DéjamevereldiscodurocontodalainvestigaciónsobreelRealMadrid.Necesitosabercómotrabajas.

Luisbajódenuevoalazonadelascajasdeseguridadyregresóconundiscoduro.LoconectóasuordenadorycedióelratónaTorca.

Despuésdelatracóninformativo,enelalmuerzoevitaroncuidadosamentehablardelRealMadridydelaincorporacióndeJuanaLaguna&Campbell.Pidieronun«menúdeejecutivo»,máspretenciosoquesustancioso,enunrestaurantedelazona.Luiscomióunsolomillopocohecho;lesirvieronunacarnecorreosaysangrantequeapenasprobó,peroquediomuchojuego:hablaronderanchos,dehambrunas,decomilonas.YdelobienquemanejabaelcuchilloHernández.

—Hijo de carnicero tenía que ser.De tal palo, tal astilla.Qué hábil era—recordóLuisito.

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—Perochuleabademasiado.Seloteníacreído.

—Ya.¿Sabesdóndeandaahora?—preguntóLaguna.

—Niidea.¿Ytú?—mintióTorca.

—Tampoco.No estaríamal que estuviera siguiendo los pasos de su padre. ¿Te loimaginasconundelantal,atendiendoalasmarujas?

—No—dijoTorca.

Elcamarero,conelcarritodelospostres,losdevolvióalpresente.Cuandopidiólacuenta,Lagunaseempeñóenpagar.

Sacó lacartera.Abultada.Conunbuenfajodebilletesyunadocenade tarjetasdecrédito.

—Vivodeputamadre,laverdad—dijoLuisLagunamientrasdejabadepropinaunbillete de veinte euros—.Me lo he ganado a pulso.Curro unhuevo, no te equivoques.Perovoyalosmejoresrestaurantes,viajoadondequiero,meconcedotodosloscaprichosquesemeocurren…EldíaquequierastellevoalAngelo’s.YsileliamosaJandro,yaseríaantológico,nosíbamosaecharunasrisas.

—Noteengañes.Teseguirállamandomariconaaunquetetiresadosputasdelantedeél.

—Melasuda.Aloqueiba.Vivocomounmarqués,peroojalápudieraretrocederalosochenta.Oalosnoventa.Losañosconloscompadresfueroncojonudos.Apesardeque laspasamosmuyputas.Ydequehicimos…,hayquereconocerlo…,hicimoscosasque…

—Quehoynoharíamos—leayudóJuan.

—¡Esoes!Avercómomeexplico—bajólavoz—.Hicimoscosasterribles.Fuimoslopeor.

—Bueno,notecreas.Siempresepuedecaermásbajo—lecorrigióTorca.

—Ya, pero no te pongas sarcástico. No voy por ahí. No quiero decir que mearrepienta. Ojalá hubiéramos hecho… otras cosas. Pero qué grupo formábamos, ¿eh?Éramosunapiña.Fueronunosañoscojonudos—repitió.

En cuanto llegó al estudio, Torca cogió un bolígrafo para anotar todo lo querecordabadeldiscoduro.

Uncuartodehoramástardemiróelpapel.Sólohabíapuestolafecha.Madrid,31deoctubrede2011.Ynosehabíaquedadoenblanco,peronosabíapordóndeempezar.Lamemoria,caprichosayvolátil,lerecordabaelmonólogodelreplicantedeBladeRunner:«Yohevistocosasquevosotrosnocreeríais.AtacarnavesenllamasmásalládeOrión.He visto rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhäuser. Todos esosmomentosseperderáneneltiempocomolágrimasenlalluvia.Eshorademorir.»Silecontara a unos hinchas adolescentes, ingenuos, lo que había descubierto, quizá podría

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comenzaradvirtiendo:«YohevistocosasdelRealMadridquevosotrosnocreeríais».

Torcasedijoquehabíavistodemasiado.EnLaguna&Campbellhabíandesplegadounaactividadfrenéticaysistemática;Luisitoteníaasusórdenesnosóloaunmagníficoplantel de fisgones y huelebraguetas, sino también, al menos, a un documentalistaexcepcional,aunrastreadortanpeligrosocomoefectivo.

Torcahizounabolaconel folioy lo lanzóaunapapelera.Quizánodeberíahabervistonada.

Salió a pasear. Aunque durante la comida con Luis no había bebido alcohol—sehabíapropuestonoprobarniunasolagotacomopartedelapreparaciónparalaBehobia—,ledolíalacabeza,dealgunamanerasesentíaresacoso.

Echóunojoalamoto.LahabíaaparcadoenGranVía,juntoaotras,yseguíabienacompañada.Por lanochevolveríadenuevoparaver si ladejabaallí o lametía enunaparcamiento. Continuó andando. Casi por inercia, acabó en el Retiro. Se sentó en unbanco cercano al lago. La fauna le entretuvo un buen rato: había abuelos de cháchara,chicoscomiendopipas,unamadredandodemamarasubebé,currantesquecruzabanporel parque colgados a un teléfono, corredores, patinadores, ciclistas como RamónRibeyro…

ElplandeMadridSeaspasabapordifundirlasrevelacionesdelaCarpetaBlancaendosis variables, suministradas según los intereses de la corporación para erosionar aFlorentinoPérez.Pero¿quéharíaunperiodistacomoRibeyroounperiódicocomoPueblosi poseyera el disco duro completo?, se preguntó Torca. Quizá Pueblo montaría undespliegueespectacular,comoelquevariosperiódicoshabíanorquestadoparadifundirloscablessobrelaguerradeIrakfiltradosporWikileaks.Otalvezno.Podíaocurrirqueeldiscodurojamássalieraalaluz,queeldirector,elconsejerodelegadooeldepartamentolegalvetaralapublicacióndelosexpedientes.Oqueseusaranconotrosfines,similaresalosdeMadridSeas.

Dejó de divagar. El teléfono vibraba al son de un número conocido. El de lasecretariadeLaforet.Torcaregresóalestudio.MediahoramástardeaparecióDelCampoconunsobre.

—Pasa, por favor. Poco puedo ofrecerte, ¿una lata de cerveza, un vodka a paloseco…?

—Deja.Tengosólounosminutos.Toma.

—Gracias.¿Ytuamigoelrapado?Nomedigasqueteesperaabajo…

—¿Germán?HoynoestáenMadrid.

Torca abrió el sobre, sacó el disco y se encaminó hacia el ordenador. Del Camposiguiójuntoalquiciodelapuerta.

—¿Quieresverla?

—Noséquétehetraído—reconocióDelCampo.

—Lagrabacióndelascámarasdevigilanciadelaparcamiento.

DelCamposedecidióaentrar.

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—Nolahevueltoaverdesdeesanoche.¿Puedopasar?

—Claro,cierralapuerta.

Aunque sabía de sobra qué iba a encontrarse, aTorca le impresionó contemplar lacaídadesuamigo.Cerróelportátil.

—Nada, va a ser imposible reconocerlos, pero si algún día das con ellos, avísameprimeroamí—lepidióDelCampo.

—Descuida.

—Gracias.

DelCamposedirigióhacialasalida,peroantesdequesefueraTorcalogróaclararunadesusdudas.

—Favorporfavor.Oye,¿cómodisteisconmigoenlabarbería?—lepreguntó.

—Depurachorra.Bueno,despuésde…delapelea,LaforetnosexigióaGermányamí que te encontráramos.Nos costó, pero al final lo conseguimos. El jueves pasado tevimoscorriendoporelRetiro.Nosdejasteatrás,peropensamosquehabíascambiadoelhotel por otro o por un piso como éste, cerca del parque. Desde entonces estuvimospateándonosestascalles.Germánteviocercadeaquíeldíasiguienteycuandovioquetemetíasacortarteelpelomeavisó.

Adriana salió de Barajas con un bolso Hermès de piel de cocodrilo, una maletaLoeweconruedinesyunasonrisaradiante.Frescacomounalechuga.Sinrastrodejetlagy sin que las dos horas de retraso que traía el vuelo la hubieran impacientado. O esoparecía.

Torca,encambio,llevabatreshorasdepie,repasandounayotravezeldiálogoquepretendíamantener conAdriana.Lehabía costadoaveriguar enquéaviónatravesabaelAtlántico—unamigodelaeropuertodeBilbaono tardaríaenrecibirunsobreconunosbilletes—ycuandohabíadescubiertoqueregresabaelmartesenvezdelmiércoles,selehabía echado el tiempo encima. Torca no quería que nadie se le adelantase. Si Laforetpasabadeél,habríaencargadoaalguienque tratarade recuperar la carpeta robaday lehabríapuestocomoprimerobjetivoapretarlastuercasalaviudadeMarsé.

Lasprisasporllegaratiempohabíandejadopasoaundesasosiegodesconcertante.Elvestíbulo de la terminal, amplio y luminoso, no guardaba ninguna semejanza con unatrinchera,peroTorcanopodíaevitarsentirseexpuesto,desprotegido,comosiencualquiermomentofueraacaerdelcielounmorteroenvezdeAdriana.

Convaquerosy sudadera, cubierto conunagorradeportivabien caladaygafasdesol,Torcaparecíamásjoven.Durantelaesperanohabíadivisadoanadieconintencionessimilaresalassuyas,peronoavanzócuandolaspuertasseabrieronporenésimavezyporfinaparecióAdriana.Secontuvo.Pasócercadeél,sinadvertirsupresencia,comootrosmuchosviajerosdirectahacialaparadadetaxis,yluegoselimitóaseguirla,pendientedequenadieseacercaraaella.

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Adrianasesumóconcalmaaunalargacola.Sacódelbolsounmóvil.Conunamano,sin dejar de sujetar lamaleta, pareció conectarlo. Torca, que la observaba dentro de laterminal,marcósunúmero.

—Juan,¡quésorpresa!¿Quétalteva?

—Muybien.¿Yati?¿Dóndeestás?

Lacolaavanzóligeramente,quizátardóencontestaralimpulsarlamaleta.

—Puessigodeviaje,deunladoparaotro.Perollámamelasemanaqueviene,aversipodemosvernos…

—Vale.¿NoestástodavíaenMadrid?

—Yamegustaría.SigoenlaGranManzana.Nuncahabíapasadotantotiemposinmipeque,peroandomuyliada.

—Tranquila,aversinosvemospronto.

—Ojalá.Unbeso.

—Otro.Cuídate.

HabíaprevistodejaraparcadalamotoenBarajas,abordaraAdrianayregresaralaciudadjuntoaella,entaxioencochesiesquelohabíadejadoestacionadoallí.TraslamentiradeAdrianahabíacambiadodeparecer,peroaúnpodíapegarleunsustoenplenacola ymeterse en el taxi. Salió de la terminal y caminó hacia ella.A los cuatro pasosaminoró la marcha: Adriana comenzaba otra conversación telefónica. Pendiente de lostaxis,nosefijóenél,asíqueJuanpasódelargopordetrásdeella,sinllegaramezclarseconlosviajerosdelacola,ytratódepescarquéestabadiciendo.Resultóbastantefácil:alcontrarioquecharlandoconél,alotro ladode la líneaahoranodebíadeescuchargrancosa,asíquerepetíaalgunadelaspalabrasqueoía.

—¿Elviernes?…Sí…Ya tedigo…¿El InterContinental?…Siemprevoyelegante,quétecrees,asquerosa…Okei…Chao,guapa.

Cuandocolgó,Torcasedistancióunosmetros.Vioquetecleabaalgo,quizálacitadelviernes, o unmensaje.A Torca, por una vez, le parecíamás carnal que elegante. Purofuego.Vestíaunostejanosdescoloridos,unacazadoradecueroajustadaybotasdemediacaña: incluso con ropa corriente destacaba entre los turistas y viajeros.Una jirafa entrehienashabríaresaltadomenos.ComoClaudiaCardinaleenLosprofesionales,eraunadeesas mujeres que convierten a los niños en hombres y a los hombres en niños.Marséhabríahechocualquiercosaporella.Yquiénno.Sedeleitócontemplandosuespléndidocuello, acariciando con lamirada la espalda, losmuslos, palpando un culo soberbio…,hastaqueAdrianadejóqueuntaxistametierasumaletaenelcapó.

Memorizó lamatrículayse fueapor lamoto.Recuperóprontoel tiempoperdido.Entraron juntos enMadrid,yprontoquedaronaun lado lasCuatroTorresyLaPaz: elúltimo despacho de Javier Marsé y el hospital donde había muerto. Bajaron por laCastellanaypocodespuésde rebasar elBernabéugirarona la izquierda,haciaElViso.EntoncesTorcaseadelantóyaparcóaunasdecenasdemetrosdelchalé.

Lacalleestabadesierta.Elcocheestacionóendoblefila.Eltaxistasacólamaletay

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Adrianaanduvohacialavivienda.Eltaxiarrancó.

Paraabrir,Adrianasoltólamaleta.Torcaseacercórápidamentepordetrás,cogiólamaleta, empujó la puerta y semetió dentro sin ni siquiera rozarla. Sujetó la puerta, lamujersehabíallevadodemanerainstintivaelbolsoalpecho.

—Entra,estásentucasa.Ynoteasustes,novoyahacertedaño.—Torcasequitólagorraylasgafas—.Soyyo.Venga,pasa.

Adrianasacólasllavesdelacerradura,conunlevetemblordemanos.

—Juan,¿estásloco?Casimedauninfarto.

—¿Aquí,oenNuevaYork?

Adriana intentó reponerse. Dejó el bolso en un aparador de wengué y dándole laespalda,buceóenlapieldecocodriloparasacarunpitillo.ATorcanoleparecióoportunosacarelZippo,dejóquese loencendierasolayque trataradededucirporquésehabíacoladoensucasa.

Laviviendaparecíaunpopurrídesouvenirsdelujo:enelrecibidorseexponíanuncolmillo de elefante, un buda de ébano y un cuadro abstracto; una puerta corredera,abierta,dejabaverunsalónenorme,conalfombrasgruesas,más lienzosabstractos,unacabezade ciervoyunavitrina congeodas, rosasdel desiertoyotrosminerales degrantamaño.Lacasaestabaensilencio,sinrastrodeLucíanidepersonaldeservicio.Torcaentróenelsalóntraslaestela, lenta,deAdriana.Lasalfombrasmarcabantresespacios:unamesa redonda, donde podrían cenar una docena de comensales; unos sofás y unossillonesdondelosinvitadosluegopodríantomarunacopa,siesquenosalíanaunporcheoaljardín;yunamesadepóqueryunabarraconmueblebar.Marséselohabíamontadobien.Eltíocazurro,alquecualquieraprendizpodíaganarconelmatedelpastor,enunadelasestanteríasexponíaundelicadoajedrezdemarfil,quizáparafardardesu«victoria»sobrePérez-Reverte.Aunqueentodoelsalónnohabíaningunafotodelafamilianinadaquelerecordaraasucompadre.Unacasalujosaperofría.Ymustia.Unasplantasexóticaspedíanaguaagritos.

—Siéntate.

Adrianaapagóelcigarroenuncenicerodemármol.Comenzabaareaccionar.

—Sivasaviolarme,hazlodeunavezylárgateya.Jamássemehehabríapasadoporlacabezaquetú,elmejoramigodeJavi…

—Siéntate—repitióTorca—,ycállate.

Fingiendoestarenojadaperosumisa,sesentóenunabutacadepiel.

Torcasequedódepie.

—Adriana, te has metido en un embrollo del que ya no puedes salir. No podíascuandoloorganizasteconJavierymuchomenosahoraqueestássola.Quieroayudarte.

—Nosédequémehablas.Saldemicasa,porfavor.

Torcaseacercómás.Cayóenlacuentadequelacasaolíaacerrado,yqueahoranoleaturdíacomootrasveceselperfumedejazmín.

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—EnMadridSeassabenqueJaviermontóelasalto.Oqueestabainvolucrado.EnlaPolicíaseguroquetambién,bastaconverelvídeoparadeducirlo.Unalástima,unaputadainmensa,Javiernosemerecíaesefinal.Yseguroquejamásquisoperjudicarte.Peroestono se ha terminado.No hagas castillos en el aire, no intentes vender elmaletín, y consuertetelibrarásdelavenganzadeLaforetodeiralacárcel.Nohaymásalternativas.Sicreesquevasaforrarte,estásmuyequivocada.

—¿Yporquévasaayudarme?¿Ycuándo?Despuésdequitarmelaropa,¿oantes?Tumiradatedelata…

—Noquieronadacontigo.Javiereraunhermano.

LavozdeTorcasonótanfirmecomosiempre,peroAdrianaselevantó.Sequitólacazadora,despacio,sinapartarlosojosdeTorca,ylatiróaunsofá.

—Sois todos muy machitos. Hasta Laforet se ha ofrecido para ayudarme. YBarriocanales,quepodríasermipadre.—Adrianaseleacercómientrashablaba—.Todosquierenconsolaralapobreviuda.Pero¿oshepedidoyoalgo?¡Nada!

Enunarranquedefuria,Adrianaloempujóytratódegolpearlo.Perolospuñosenelpechoparecíanllamaraunapuerta.

—¡Vetedemicasa!¡Fuera!

Torca le sujetó los brazos. Adriana había combatido las apreturas y los olores ahumanidaddelaviónconunacoloniasuave,fresca,quizálamismaqueusabaparaLucía,aunque no olía como un bebé: un sudor dulzón,muy leve, añadía un irresistible toquefemenino.Cuandolamujerdesistió,seapartódeella.

—Nomeentiendes—ledijoaAdriana—.Quieroayudarte.Deverdad.Javierharíalomismopormí.

Adrianalomirabaconrabiaylosojoshúmedos.

—Vete.Porfavor—leimploróconunhilodevoz.

Torcasaliódelacasafrustrado.Habíaperdidounasalto.

Durante el coma en La Paz o en el tanatorio, sobre todo la noche que velaron aMarsé,Adrianapodíahaberlepedidoayuda.Sinolohizoduranteaquellosdías,ahoraibaacontinuarconelplanporsucuenta.Yalmenosconunaaliada.Laquelahabíallamadoen Barajas quizá fuera una de sus socias de MadWomen. Daba igual. En solitario oasociada,Adrianaseencaminabaaunprecipicio.¿QuéseríadeLucíasisedespeñaba?

«Cuídalas»,lehabíarogadoMarsé.

TorcaaparcóenGranVíay subióal apartamento.Loolisqueócomounperro.Nofumaba dentro y casi siempre dejaba alguna ventana abierta, menos al acostarse, perocualquierextrañopercibiríaunolorcaracterístico.Ciertascosasnopuedenocultarseconambientadoresnidesodorantes.AdrianayMarséquizáhabíancontratadoaunachicaparaque criara a Lucía y limpiara la vivienda, o tal vez dos personas se repartían esas

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funciones.Pero ahora nadie regaba las plantas, ni cambiabapañales: el hogar de Javierhabíamuerto con él. Si Adriana había escondido elmaletín allí, ninguna criada habríacotilleadosuinterior.AunqueTorcadedujoquelohabíaguardadoenotrolugar;Adrianapensabaquedominabaunasituaciónincontrolable.

Gugleó «InterContinentalMadrid 4 noviembre 2011».Y alucinó. Adriana se creíaunamatahari.Esedíasecelebraríaenelgransalóndelhotelunaceremoniaparaentregara Cristiano Ronaldo la Bota de Oro, el trofeo al mejor goleador europeo de la pasadatemporada. Se imaginó a Adriana de largo, enjoyada, flirteando con el tiburón al quepretendía vender los expedientes, y se pusomalo. Se iba a delatar.Quizá la Policía nosospechara qué contenía el maletín «robado» a Marsé; tal vez se habían olvidado delatraco, pero si se enteraban enMadrid Seas ya no albergarían ningún tipo de duda, selanzaríanadegüelloaporellapararecuperarlosexpedientesoparadestruirlos.

Laforet, analítico como un forense, habría comparado aAdriana yMarsé con doscaballos.Losqueun jugadordeajedrez inexpertosacadesuscasillasa lasprimerasdecambio,más por disfrutar de susmovimientos que para vencer al rival, y que rara vezsobrevivena las escaramuzas iniciales.PeroTorca, aunqueno fueramásqueun simplepeón, se había marcado un rumbo cuando enfiló la moto hacia Barajas, y ya no daríamarchaatrás.HabíaelegidoparticiparcuandopidiótrabajoaMarsé.Ysóloibaasalirdeltablerocuandoledieralaputagana.

Llamóal InterContinental.Elhotelestabacasialcompleto,peropudoreservarunahabitación dos noches, las del jueves y el viernes. Con desayuno incluido y cama dematrimonio.

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Nadia2010.Verano. Lamuerte deRaquel y la baja laboral quedaban demasiado lejos. Todoseguíaigual.

PerocuandoaterrizabanenBarajas,despuésdeunviajeporBerlínyOslo,TorcapensóquenoteníanadaquehacerenBilbao.NienBurgos.

—¿Teimportasimequedo?Mihijoviveahoraaquí—ledijoaJuanMariButrón.

—Cómono.Peroyasabes,ellunestenecesito.Alassiete.

Madridardía.Torcasequitólaamericanaybuscóunacafetería.LlamóaRodrigo,pero saltó el contestador.Hojeó un periódico, aburrido. Sólo los anuncios clasificadosdespertaronsuatención.

Necesitabaunamujer.

El«áticodiscretoycoqueto»eraunabuhardillasofocantequecoronabaunedificiodecuatroplantassinascensor.Detrásdelapuerta,Torcanoseencontróconladulceyseductora voz del teléfono, con la «cubana melosa y servicial» que había fichado. Leabrióunamujerrubiaypálida.Unarusaconojeras.AsísetopóconNadia.

Escupíalaspalabras,maltratabaelidiomaconunacentogutural.Trascontarle,sinmás explicaciones, que su amiga acababa de irse al hospital, le dijo: «¿Quieresconmigo?».

Ojos verdes. Preciosos. Además de ojeras, alguna arruga. Al filo de los cuarenta.Blusa negra, entreabierta, sin pantalones. Pecho escaso. Piernas de deportista. Torcasacólacartera.Cruzaronunsalóndesordenadoylollevóauncuartoqueparecíasacadodeunapensiónantigua:paredesforradasdepapel;unacamaconcabeceroyunacolchade retales; flores de plástico en el jarrón de la mesa camilla; una maleta encima delarmario.

Le dio la espalda. Se desnudó. Entró en la cama. Desde allí, cubierta por lassábanas,lepidióquedejaralaropaenunasillayquefueraalbañosinoestabalimpio.Noeraunaprofesional.

MientrasTorcasemovíasobreella,nodejódemirarlo.Ensilencio.Sin fingir.Susojos…Susojoslecautivaron.Sumiradaleatrapó.

Al regresardelaseo,Torca se la encontró sentadaen la cama.Sehabíapuesto lablusa,aunqueyanomostrabaelsujetador,yunosvaqueros.

Torcacomenzóavestirse.Enfin,podríahaberselargadosinmásceremonias,hablar

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porhablardepocosirve,perolecontóqueconocíaRusia.Nadiasonrióporprimeravezylepreguntóquedóndehabíaestado.

—EnMoscú, bastantes veces. En San Petersburgo, cuando era Leningrado. Y enalgunossitiosmás.

—Yono,ynuncairéaRusia—dijoNadia.

—¿Noeresrusa?—preguntóTorca.

NadialecontóquesufamiliaprocedíadeKiev,enUcrania,aunquehabíanacidoenUzbekistán.

—MipadretrabajabaenelmardeAral.Allínosomosrusos.¿Teparezcorusa?

Torcalacagóalresponderestacursilería:

—Lasrusasnotienenunosojoscomolostuyos.

MediahoramástardeNadialoinvitóamerendar.Enlacalle.Cogióeldinerodelamesacamillayseloguardóenelvaquero.

Esto no está ocurriendo, se dijoTorca.Nomepega.Tampoco cuela que unaputaintimeasíconuncliente.Nohaocurridonadaextraordinario,aunqueparamíhayasidoplacentero.

Sinembargo,lesbastóunacharlainsustancialparatrabarsusvidas.Suenaextraño,pero ocurrió así. ¿Se enamoraron? No, entonces no, pero sus caminos se trenzaron,mientraselladesgranabasuinfanciajuntoalmardeAral,mientrasélchapurreabaruso,mientras sacaban a los hijos y a los muertos como niños que muestran las canicasescondidasenelpuño.

La soledad momifica. Primero oprime como una venda húmeda y luego corta lacirculación.Torcapodríadecirsequenohabíapensadodemasiadoenella,todossabemosmentirnos.

TorcasedespidiódeNadiasinrozarla.Sinbuscarsusojos.

VolvióaMadriddossemanasdespués.Alsalirdeltaxisacódelacarteraelrecortedelaseccióndecontactos.Llamódelantedeledificio.Contestólacubana:

—Aguardaunminuto,corazón.

Alcabodeunosminutos,labateríadelteléfonoylapacienciadeTorcaagonizaban.Cuandoporfinsepuso,Nadialoreconocióalinstante;perolepidióqueesperaraenelparque. Torca se quedó enfrente del portal. Vio salir a un gordo desaliñado, a uncuarentónconelpeloteñidoqueparóauntaxiyaunrusoorumano,escayolado,quesefuedirectoalparque,volvióaloscincominutos,sefijóenTorca,tratódedisimularysemetiódenuevoenelportal.Nadiaapareciópocomástarde.

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—¿Porquénopuedosubir?

—Porqueno.

Ni un hola, ni un qué tal. Torca estaba ansioso y confuso. Quería estar con ella.Pagar por su tiempo y disfrutarlo. En una cama, primero en una cama, y luego encualquierotrositio.

Enelhotel,saciado,unapreguntadesperezóaTorca.¿Yahoraqué?Perosoltóestaotra:

—¿Cuántocuestaunanocheentera?

Nadia dijo una cifra. Más del doble de lo que ya le había pagado. Tampocodemasiado.

—¿Ysitequedastodoelfindesemana?

Esta vez tardó en responder.Terminóde vestirse, se atusó el pelo en el espejodelpasillo,cogióelbolsoy,altiempoqueabríalapuertadelahabitación,respondió:

—Túteequivocasconmigo.

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IV

PRÓRROGA

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«Cuandomedormía,empezabaasoñar.Avecesmedespertabaconelcorazónencogido.»

RAYMONDCARVER,

Catedral

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10

LaBotadeOroElhotelInterContinental,unpalaciodelsigloXVIIIancladoenlaCastellana,eljuevesporla mañana afilaba sus cinco estrellas para rendir tributo al día siguiente a CristianoRonaldo.

Juan Torca desembarcó a mediodía. En taxi. Con un traje de Hugo Boss reciénestrenado,unnudodecorbataWindsoryrepartiendopropinas.Despuésdedarleunbilletedeveinteeuros,pidióque leenseñaraelhotelalbotonesque lesubió lamaleta.Queríaencontrarellugaridealparacelebrarunareunióndetrabajo.

—¿Ahoramismo,caballero?

—¿Porquéno?

El botones le mostró las habitaciones ejecutivas, el centro de negocios y diversassalas. Y en el gran salón le contó que allí se iba a celebrar «el tinglado de CR7 demañana».

—¿Cristianovaaestaraquí?—preguntóTorca.

Elchaval,madrileñodepuracepaaunquecolchonero,noahorróningúndetalle.Alregresaralahabitación,Torcadoblólapropina.Aldíasiguientepensabatriplicarla.

Era pronto para bajar a comer, así queTorca vació lamaleta, se cambió y bajó algimnasio.Unfitnesscenterbienequipado,nadaqueverconeldestartaladogimnasiodelañorado hotel deGranVía. Corriómedia hora sobre una cinta, a un ritmo suave, y sequedó con las ganas de probarse levantando pesas; hasta laBehobia no debía forzar lamáquina.

Subió,seduchóycontinuóenelhotel.BajóatomarelaperitivoalBar49ycomióenElJardín.Sepegóunasiestademasiadolargaysedespertóembotado.Salióapasearporlosalrededores.Delantedelescaparatedeunaboutique,llamóaNerea.

—¿Medejashacertedospreguntas?

—¿Indiscretas?

—Sencillas.¿Quedamosenelnúmero49deCastellanaalasnueveymedia?

—Déjamepensar…¡Vale!Síqueerafácil.¿Ylaotra?

—¿Quétallausas?

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—¿Aquenosabesquiéncurrabalanochequellegastealhotel?Servidora.Ynome

digasque teacuerdasporquesoy todaunaexpertacazandomentiras.Cuandoaparecistepor la puerta dabasmiedo. Sin embargo, al acercarte almostrador tan hecho polvomedistemuchapena.Calado,barbudo,conlacostramalcurada.—Nerealerozólafrente—.Yunosojostan,tantristones.Olíasaperromojado.Eso,parecíasunperroabandonado.SisequierealojaralguienconmalaspintastenemosqueavisaraJacinto,perocontigohiceunaexcepción.—Lomiróconcariño—.Quiéntehavistoyquiénteve.

Torca no tenía nada que decir. Alargó el brazo y acarició su mano. Nerea,deslumbranteconunvestidonegroquizádemasiadoajustadoyyaalgoarrugado,esperóaquelacamarerarellenaralascopasdechampán,ycontinuórecordando.Lasnotasdeunarpaenvolvíansuspalabras.

—Las primeras semanas hablábamos mucho de ti. Las chicas te llamábamos elFugitivo, aunque parecías un presidiario. Clavabas los horarios. Bajabas al comedorsiempre a lamisma hora, aunque nunca vaciabas un plato. Parecía que estabas en unabiblioteca,perosihubieraspuestoelperiódicoalrevésmedaquenohubierascambiadoelgesto. Estabas en la inopia. Luego vimos cómo te reponías, poco a poco. Corrías confuerza,seoíaelretumbardelacintadesdelejos.¡Hastaqueladescacharraste!

Nereahabíallegadopuntual,paravariar.Juan,sinresponderaningunapregunta,lahabía conducido a la habitación. Había dispuesto la caja sobre la cama. Habíacontemplado,comounreymagonavideño,lailusiónconlaqueabríaelregalo.

Nerea se había cambiado en el cuarto de baño. Había entornado la puerta, sincerrarla.Torcasehabíacontenido,hastaquelaviosalir.

Habíanbajadodelamano.ElbotonesdelamañanahabíaguiñadounojoaTorca:lohabíavistosubirconunacenicientaenvaqueros.

—Teafeitastelabarbazaytequitastediezaños.Ycogistecolorcuandocomenzastealucir las piernas, atleta. El apodo el Fugitivo cuajó entre todo el personal, sobre tododespuésdequepagaras conbilletesdequinientos, pero las chicasnos inventamosotro,queyatecontaréotrodía.Silviaflipabacontigo.Eralaquemásmehablabadeti…Nostenías locas, tansolitario, tanatractivo, tan…necesitadodecariño.Hasta lanochedelatirita.Serebotóconmigo,nosésiporcelosoporquedejédecotillearsobreti.

Torcapidióquecargaranlacuentaalahabitación.Salieronaljardín.Refrescaba.Aregañadientes,NereadejóqueJuanlecubrieraloshombrosconlaamericana.

—Notienesquedeslumbrarme.Nolonecesito.Aunquemeencanta.

Nereasedejóbesar,apenasentreabriendoloslabios.Torcabajóalcuello,peroNereasedistanciódeél.Teníamásganasdehablarquedeunsegundoasalto.

—Eresuntíolegal.Detrásdeunmostradornocuestademasiadocalaralagente,tedejéalojartelaprimeranocheynomeequivoqué.TampococuandolequitéelbotiquínaSilvia.¿Sabíasqueellaseempeñóensubiracurarte?Debuenatelibraste.Ereslegal—repitió—.Yunencanto.Peromerecesqueseamuysinceracontigo,¿no?

—Porsupuesto.

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—Bien.Aversimeexplico.Nosconocemosdelhotel,¿vale?Yosécómollegasteytehevistoreponerte.Poresoaquímesientocomoenlameta.CuandotermineslacarreraenSanSebastián,yamecontarássitepasacomoaljaponésesedellibro.Peronoquieroirmeporlasramas.Erasunperroabandonadoyahoramírate,haceunratolapetardadelacamarera te comía con los ojos. Me entusiasma haber asistido a tu resurrección…, yesperodecorazónhaberaportadomigranitodearena.

—Más que un grano, una tonelada—añadió Torca, escamado por el rumbo de laconversación.

—Loquesea.Aloqueiba.Enestehotelazoestásentusalsa,peroenelmíotambién.Juan, encajas en cualquier sitio, pero no sé quién eres. Al principio me intrigaban tussilencios, aunque siempre loshe respetado.Eranpropiosdeun fugitivo.Ahora…no séquépensar.Megustas.Peronoséadóndequieresiraparar.Teveosoltandoamarras,ymeparecebien:dejaselhotel,yveocómoregresasatuvidaanterior,laquefuera,peronosési cuentas conmigo, porque continúas igual de callado que el primer día. No sueltasprenda. No soy curiosa, te lo he demostrado todo este tiempo, pero tus silencios medesconciertan.Necesito saber quién eres, qué quieres demí…,o si estamos celebrandounadespedida.

LaspalabrasdeNereasupurabanternuracomounaheridafresca,aunquelajovenlashabíacobijadoensuinteriordurantemuchotiempo.Quésabiassonlasmujeres,sedijoTorca,quécomplejasyfascinantes.Élnoqueríahablar,nonecesitabaescucharnadamás,la sutil declaración de amor de Nerea le había sorprendido, le había desarmado. Loshombressomostorpes,zafios,simplones,pensósegúnsedejabaarrullarporlaspalabrasdeNerea.Torcanoqueríahablar,nonecesitabaescucharnadamás.Podríaquedarsetodalanocheen silencioenaquel jardín,mecidocomounbebéporel cariñoque transmitíaNerea.Y si no…, soy torpe, zafio, simplón, pensó, si ella no continuabahablando sóloqueríadesvestirladenuevo,estavezsinprisas,desnudarladespacio,enlazarseconella,acariciarsupielydejarsellevar…

Nereaenarcóunaceja.

—¿Notienesnadaquedecir?

Torcasepegóaellayledijo,muysuave:

—Estamoscelebrandonuestrosprimeroscuarentadías.

Nerea lomontó, lo domó, en la cama no cedió ni un instante la iniciativa.Luego,acurrucadasobresupecho,insistió.

Torca hablómidiendo las palabras, desprendiéndolas con esfuerzo de unmuro desoledadypesadumbre.Segúnfueroncayendo,lassacóconmássoltura.

—Tuve unamujer.Murió. Tengo un hijo, Rodrigo.Vive aquí.Un día pasó por elhotel.Veinticinco tacos,policía, buenchaval.Mejorqueyo.Muchomejor.Demípocopuedodecirte.Hehechodemasiadascosas,peropocasbuenas.Muypocas.Hecombatidoen…,cómoexplicarlo,enguerrassucias,frías.Bueno,todaslasguerras,sobretodolasno

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declaradas,sonsucias,repugnantes,terribles.Creoqueheestadoenelladodelosbuenos,o de los menos hijos de puta. He firmadomuchas cláusulas de confidencialidad, pocopuedo contarte. Además prefiero olvidarlo. Después he trabajado para una empresagrande,tangrandequeteníalospiesdebarro,yqueasumaneratambiéndisputaguerrassucias. Luegomuriómimujer y pasaron… ciertas cosas, que también prefiero olvidar.Respetamisilencio,porfavor.Prontocomenzaréatrabajar.Desdecero,enlaempresadeun amigo.La oficina queda cerca de tu piso, un día si quieres te la enseño. Pero antestengoqueecharunamanoaotroamigo.Semetióenunproblemayaunquepocopuedohaceryaporél,almenospuedoayudarasufamilia.

Nereaestabaquieta,atenta.Torcaconcluyó.

—Yahoraestoyaquí.Contigo.Siquieres.

Por lamañanaelbotonesnosedejóengatusar.Torcasehabíamostrado levementeinteresadoporasistiralacto,noqueríadespertarningunasospecha,peroelrapazpreferíaperderunabuenapropinaantesquesupuestodetrabajo.Entoncesimprovisó.Nadaseledabamejor.Secolóenelsalónmuchoantesdequellegaranlosinvitadosycomenzaranloscontrolesdeseguridad,armadoconunpinganilloyabroncando,colérico,alsupuestointerlocutorconelquehablabaporteléfono.

RamónRibeyrollegópronto,acompañadoporunfotógrafo,aunquecadaunosefueporsulado.Elperiodista,quenovioaTorca,seunióauncorrillodecompañerosdeotrosmedios;elotrotratódebuscarunabuenaposiciónenunodeloslugaresdestinadosparalascámaras.

Elgoteodeinvitadosseconvirtióenundiluviouncuartodehoraantesdelcomienzodel acto. Abundaban los hombres. Periodistas como Ribeyro, lamayoría jóvenes y sincorbata; empresarios, directivos y políticos con trajes sobrios; jugadores en activomásmacarras que elegantes; futbolistas retirados, estrellas apagadas que ya no pretendíanimpactarconropasypeinadosestrafalarios.Lasescasasmujeressepodíandividirentresgrupos,conalgunasexcepciones:lasperiodistas,paraTorcalasmásatractivas,conropainformal, jóvenes y en algunos casos bellísimas; las modelos, actrices o celebridadescasadasoennoviadasconfutbolistas,marcandoescote;ylasesposasdelosempresarios,suegrasdebodorrio,recargadasdemaquillajeyjoyas.

EnunadelasúltimasriadasentraronJorgeBarriocanalesyCamiloLaforet,siempreunpasodetrásdesujefe.YunminutodespuésllegóAdriana,acompañadadeunamorenacasi tanelegantecomoella:OlgaPelluch,unadesussociasenMadWomen.Laque lehabía fichado en el cementerio. Ambas parecían demasiado sonrientes, nerviosas. Trasvacilar y después de buscar sin éxito por las proximidades alguna cara conocida, sesentaron y permanecieron en silencio, como alumnas aplicadas, hasta que comenzó elacto.

El tiempoesunchiclepuñeteroqueseestiracuandosufrimosy seencogecuando

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disfrutamos.Yque sólo losmás afortunadosmanejan a su antojo.En el gran salóndelhotel InterContinental de Madrid, el viernes 4 de noviembre de 2011, los relojes secongelaron,elbulliciocesóyunremolinodeanhelosyenvidiasseconcentróenunsolocuerpo. Durante uno, dos o tres segundos casi eternos, Irina Shayk embrujó las leyestemporales.Lamodelorusaeclipsótodoslosflasesconunosandaresfelinos,cadenciosos,yunamiradadejade.LaVenusdelosUrales,saciada,deshizoelencantamiento,sesentóenlaprimerafilaycedióelprotagonismoaCristianoRonaldo,sunovio,unrebeldesincausa con el pelo engominado y las cejas depiladas que sorprendió a Torca: ante losmicrófonos transmitía tanta energía y determinación como en el césped. CR7 remató apuerta todas las preguntas que le hicieron y marcó un par de goles que pronto seconvertiríanentitularesperiodísticos.Enelescenarioloflanqueabandosleyendasvivasdelfútbol,AlfredoDiStéfano, laSaetaRubia,yEusebio, laPanteraNegra.EseapododespertóenTorcaunosrecuerdosagridulces,paranadavinculadosconelfútbol.

ElpartidodeTorcacomenzódespuésdequeRonaldobesaralaBotadeOro,cuandolosasistentesselevantaron,losfotógrafosyloscámarasdespejaronelsalónyunbatallóndecamarerossirvióuncóctel.

Dimecómohablasytediréquédices,pensóTorca.Comoencualquierotrareuniónsimilar—Torcahabíaasistidoamuchasparecidas,aunquenofutboleras—,habíaestrellas,planetas y satélites. Las estrellas, acostumbradas a ser el centro de las miradas, solíancharlarentreellasconsumacordialidad,amenudo fingida,yenpúblico se rebajabanahablar con losplanetas conunamezclade condescendenciay simpatía.Los satélites seconformabanconestarahíparapodercontarlo.Ensituacionesasí,lasconversacionesmásjugosas,lasúnicasconfidenciales,seproduciríanlejosdelasestrellas,enlosconfinesdelsalón,entreplanetasysatélites.

Un camarero se detuvo anteTorca.Cogió una copa de vino que apenas cató, peropegabateneralgoenlamano.

Estabasolo,apartado, tratandodenoperderdevistaaLaforetyaRamónRibeyro,peropendientedeAdriana.Aunqueeraunsatélite,aTorcaleparecíaquebrillabaconluzpropia.Sehabíarecogidoelpelopararemarcarlaespalda,descubiertaporuntrajeceñidodeinspiraciónoriental.Parecíamásdesenvueltaorelajadaqueantes.

—Buengusto,ChemaValenzuela,yo tambiénmehe fijadoenella. ¡Quésorpresa!Noteesperabaaquí.¿Quétalteva?

EmbobadoporAdriana,RamónRibeyroselehabíaacercadodeimproviso.

—Yaves,aquíando.Alveraesaamigaestabapensandoenacercarmeasaludarla.¿Laconoces?

—No,peronome importaría—dijoRibeyro—.Y tampocome importaría quemepresentesalamorenaza,vayaloba.

LosojosdeRamónRibeyro,retadores,atravesaronunaveintenalargademetrosparaconectarconlosdeOlgaPelluch,quesusurróalgoaAdriana.LaviudadeMarsésegiró.Al reconocer a Torca no pudo reprimir unamueca de asombro. Éste la saludó alzando

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levementeelvaso.Adrianaserecompusorápidoyensanchóloslabiosparadesplegarunasonrisapostiza,quesóloengañóaRibeyro.

—No tengo el gusto de conocer a lamorena, pero si quieres vamos adonde ellas,¿vale?Y luego tecuento—dijoTorcamientrasechabaaandar,despacio—.Todosigueigual,nosésiesquenosedecidenosiestáncontemplandootrasopciones,o…

—Nopasanada.Vamosallá.Tambiéntengoalgoquecontarte,peropuedeesperar.

No habían avanzado media docena de metros cuando Adriana y Olga fueronabordadaspordoschinostrajeados.Olga,ceremoniosa,saludóconextremacortesíaaldemayor edad, un junco con flequillo, de unos sesenta años, y presentó a Adriana. Ensegundoplano,sindecirestabocaesmía,semantuvoelotro,unmongolconcoleta,bajoycorpulento.

—Vaya,senoshanadelantado—dijoTorca—.Mejoresperamos,¿no?¿Quéqueríascontarme?

Ribeyrovaciólacopayaprovechóquepasabauncamareropararepostar.Bebíatinto.

—¿Aquí? Esto es un avispero. Te habrás fijado, Chema, en que además de lomejorcito del gremio periodístico futbolero, de directores, columnistas y plumillas detodos lospelajes,nosólomerengues—mientrasenumerabacargos,alzando lavistaporlos alrededores, saludó a varios conocidos—, además aquí pueden escucharnos los queverdadmanejanloshilosdelcotarro.¿NotehasfijadoenquehanvenidoJorgeMendesyPeter Kenyon, los dos agentes futbolísticosmás poderosos? Y haymás representantes.Aquí uno viene para ser visto, y poco más, todos tratamos de pescar algún cotilleointeresante,peronadiecuentanada,noseaquelellegueaalgúnoídointeresado.

TorcavolvióapensarqueaRibeyroleencantabaescucharse.

—Ya,yamehedadocuenta.

MiróaAdriana.NoseguíaelconsejodeRibeyro:ellayOlgaintentabansostenerunaconversacióndiscretaconelchino.

—Siquieressalimosafumar,allíparecequesepuedecharlarconcalma.Medaquemiamigatienepararato—dijoTorca.

Ribeyroloacompañó,aunqueechóunúltimovistazoaAdrianayOlga.

—No sé qué se le ha perdido aquí a Mo Xingjian, pero parece que se las estácamelando.

—¿MoXingjian?Nomesuena,¿quiénes?

Sinsoltarlacopa,RibeyroaceptóunpitillodeTorcaysoltóunadesusparrafadas.

—Xingjian es un mecenas, un midas, un exponente de que los tiempos estáncambiando, han cambiado. Español nacido en Fuenlabrada, o chino de segundageneración,comoprefieras,sepasólainfanciaylaadolescenciaaprendiendoavenderenelbazardesuspadresy,nomedigascómo,yasabesquelomíoeselfútbol,aunquenosoy un tipo desinformado, ha levantado un pequeño imperio aprovechando los años devacas gordas: supongo que será dueño de cientos de tiendas de Todo a cien, de navesindustriales,deredescomerciales,nomedigas,elcasoesquesehahechofamosoporuna

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iniciativamuyinteresante,unafundaciónqueestátrayendoaMadridalosconferenciantesmás importantes del mundo: expresidentes, economistas prestigiosos, científicosganadores del premio Nobel… Es un auténtico self made man, un hombre hecho a símismo,quedemuestraqueenEspañanotenemostantosprejuiciosracialescomolagentecree.

—¿Ytehaextrañadoencontrarloaquí?

—Queyosepa,elfútbolnoleva.Aunque,bueno,elfútbolyChina,eldeportemásglobal y el paísmáspobladoypoderoso, parecendestinados a entenderse e iniciar unahistoriadeamorduradera,bastaconverlasgirasdelMadridyelBarçaporAsia…Yalfinyalcabo,pocoschinoshabráenEspañaconmejoresconexionesqueXingjian.No,nodesentonaaquí.

Tampocodesentonaba,pensóTorca,queuntipoasíquisieraecharunojoalmaletíndeMarsé.

—Parece que en el mundo del fútbol han prohibido fumar, al menos en público.¿Estamoslosuficientementesolos?¿Quéqueríascontarme?—preguntóTorca.

RamónRibeyrodespególaespaldadelabarandilla.Seleveíacrecido.

—¿TehedichoquemerecuerdasaAntonioJoséMunárriz?

—Hastaahora,no.¿Quiénes?

—Mi primer redactor jefe. En la radio. Cómome puteaba. Pero con él aprendí eloficio.Podíasermáspuntillosoymeticulosoquenadiesiundatonocuadrabaosiunafrasecarecíaderitmo,aunquetambiénnosdejabairanuestroaire.

—¿Yyoquétengoquever?

—Nada,perousassutáctica.LanochequecenamossacaslodeBarriocanales.Yasé,queríasevaluarmisconocimientosytal.Peroluegovienesalperiódicoymehablasdelacarpeta blanca. Vagamente, como quien no quiere la cosa, dices «la» carpeta, no unacarpeta. Cualquiera pilla la diferencia. ComoMunárriz, me lo pones en el hocico y telargas,peropuedessuponerquevoyahusmearlosrastrosdeBarriocanalesyesacarpetablancahastaquemiolfatoperiodísticodetectealgojugoso.

—¿Yhasencontradoalgo?

Ribeyrosonrió.

—Tehepillado,ChemaValenzuela.Nosésiestoespartedelprocesodeselección,unaespeciedeevaluacióncontinua,oquéséyo,peroaestasalturaslapreguntaquemehagonoesdequévaesodelacarpetablanca,sinoporquémehasfiltradoeso.

Torcasevioenunatolladero.Porfortuna,otrofumadorseacercóaellos.

—Pero,Ramonchu,¿noloestábamosdejando?

Un cuarentón regordete y jovial sacó una caja de Ducados. Ribeyro hizo laspresentaciones.ElbrillodesumiradanoaugurabanadabuenoparaTorca.

—ManuLaviana,hoymiembrodeldepartamentodeComunicacióndelRealMadridy ayer, y espero que pronto, periodista deportivo. Redactor jefe en excedencia de El

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Mundo.

—JuanTorca,hastahacepocoknowledgeauditorenEuCorp.Losamigos,comoyo,lellamamosChema.Perotodavíanosédedóndevieneelapodo,cuéntanos.

Lavianaleentregóunatarjeta.Torca,fueradejuego,preguntándosecómocojonessehabíaenteradoRibeyrodesuverdaderonombre, ledijoquenollevabaninguna.PeroalperiodistadelRealMadrid laposiblehistoriadelapodole traíasincuidado.LaviananosiguiólacorrienteaRibeyro.Sólolamenciónalacorporaciónvascahabíadespertadosuinterés.

—No ha venido Carlos Butrón, ¿no? EuCorp usa un par de palcos, pero él no seprodigamuchoporlosMadriles.

—Noandaporaquí.NitampocosuhermanoJuanMari.LescuestasalirdeBilbao,se están haciendo mayores. Sin embargo, no se pierden un partido en SanMamés—contestóTorcaconaplomo,tratandodesobreponerse.

—Cierto —añadió Laviana—. Te preguntaba por el pequeño porque dicen queFlorentinosellevabastantebienconél.ConJuanMari…,tepuedesimaginar.

Ribeyro,sinpodermeterbaza,asistíaaldiálogomásfascinadoquechafado.HabíaesperadoalmomentooportunoparadesenmascararaTorca,peroésteaparentabanohaberrecibidogolpealguno.

—JuanMariButrónnosellevabienconnadie.Nifaltaquelehace.Genioyfigura.

—Ytanto—concluyóLaviana—.Bueno,¿quétetraeporaquí?

—Pocacosa.NosabemossificharaCristianoRonaldooaRamónRibeyro.¿Aquiénmerecomiendas?

Lostresserieron.Elquemás,totalmentedesconcertado,Ribeyro.

Torcamiróhaciadentro.AdrianayOlgasedespedíande loschinos.Aprovechó laocasión.

—Ramonchu,perdóname,peromeurgehablarconunapersona.Tenemosquehablar,tebuscoenunratootellamosinfaltahoymismo.Manu,encantado.

Elsalóncomenzabaadespejarse,peroTorcanollegóainterceptaraAdriana.CamiloLaforet, que hacía unosminutos recogía la baba de Barriocanales en la otra punta delsalón,ahoraseinterponíaensucamino.

—Juan,¿cómotúporaquí?

—Yaves.

—¿Teibasya?¿DetrásdeAdriana?¿Hasvistoconquiénhablaba?

—ConMoXingjian.Tranquilo,lotengotodocontrolado.

—¿Deverdad?—intervinoLaforet—.Recuerdasnuestraúltimacharlatelefónica…

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—Quieroesoscienmileuros,Camilo.Ylostreintadeltopo.Sólotepidounpocodepaciencia…

—YatehevistoconRibeyro.¿Aesenoledespiertasconunmachete?

—Novaahacerfalta.Temantendréinformado.

AdrianayOlgahabíansalidohacíarato.Apretóelpaso.Demasiado,porqueyamuycercade laspuertasnopudoesquivaraun jovenquederepentesedesligódeungrupopara encarar también la salida. El encontronazo lo habría borrado de sumemoria si nohubierachocadohombroconhombroconCristianoRonaldo,unmuro,sielfutbolistanolo hubiera pisado, si el séquito que acompañaba al jugador no lo hubiera rodeado y si,finalmente,elgoleadorportuguésnosehubieradisculpado.

—Perdona,¿telastimé?—dijoCristiano.

—Nohasidonada.Culpamía.

—Aquínohayárbitros,perositepegoestepisotónencualquiercampo…¡mesacanlaroja!

El séquito estalló en una carcajada casi espontánea. Camilo Laforet y RamónRibeyro,comomuchosotrosdelospresentes,sólollegaronaverqueelastroportuguésletendíalamanoaTorca.«Cómotellamas»,lehabíapreguntadoeldelanteroenvozbaja,sonriente pero ajeno a las risas. «JuanTorca», respondió, sinmás añadidos. Eran de lamisma altura, aunque Cristiano, delgado y fibroso como un potro, le sacaba un dedograciasaunosmechonesencrespados.Lacomitivaportuguesasedirigióhacia lasalida.Los siguió, yamás despacio, dando por perdidas a lasmujeres, hasta que las encontrócercadelaparadadetaxis.

Quizáloestabanesperando.Adrianalehizounaseñaparaqueseacercaraaellas.

Portercerayúltimavez,dejóquelepresentaran.

—OlgaPelluch,misocia.JuanTorca,elamigodeJavier.

Después del apretón demanos enérgico y sostenido del futbolista, los lánguidos ygelatinososdedosdeOlgateníanmáspeligroquelostentáculosdeunamedusa.

Rompiósusilencioconunavozroncaycrispada.

—¿TecreesqueAdrianaestá tannecesitadaque sevaa abrirdepiernas alprimerquijotequequieraayudarla?¿Osóloquieresforrarte?Lárgate,dejademolestar.Novasaconseguirnada.

TorcamiróaAdriana.

—Estoyalojadoenelhotel.Siaquílepegounosazotesenelculoatusocia, igualllamamoslaatención.Mejorsubimos.

Olgamontóencólera.

—Pero¿túdequévas?Pedazodesubnormal,ponmelamanoencimay…

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—Yategustaría—dijoTorca.

Adrianaintervino.

—Dejadlo.¡Ya!Vamosdentro.Olga,¿meesperasaquíotevasparalaoficina?

Muyenfadada,demasiado,lamorenaselargósindespedirse.Buenpanderoperounaactriznefasta,pensóTorca.

ConAdriana, la suite yanoparecía tan espaciosa.Se reducía a la cama.Lamujerdesdeñólabutacaylasilladelescritorioysesentóenunlateral,cercadelasalmohadas,conlaspiernasjuntas.

—Nodejasdesorprenderme.Tecuelasenmicasa,tepresentasenlagala…¿Cómoconseguiste la invitación? Pero sobre todo, ¿cómo supiste que iba a venir? ¿Ome hasseguidodesdecasa?

—Unmagonodestripasustrucos.

Torca giró la silla y se sentó a horcajadas. Adriana, pensativa, mirando al suelo,musitó:

—¿Novasadejarlo?

—Yano—contestóTorca.

—Puesmevendríamuybienquemeayudaras.—Subiólacabeza,lentamente,ylomiróalosojos—.Peronoséquéquieresacambio.

—Nada.Ymuchomenosunpolvorápido.

«Elqueseenalteceseráhumillado,yelquesehumillaseráenaltecido.»Laspalabrasque leyó el cura el domingo anterior rondaban por la cabeza de Torca cuando cerró lapuerta.Adrianasealejóporelpasillo.Intacta.

Lamujer apenas había arrugado la colcha.Torca se sentó en la cama, se quitó loszapatosysedejócaerenelcolchón.Noquisofantasearconquépodríahaberhechoconella, con qué podría estar haciendo en esemomento. Para bajar el calentón tendría queenterrarseenhielo.Adrianasehabríaentregadoaparentandoresignación,sehabríadejadodesnudarcomounmaniquí,habríarecibidolasprimerascariciasconteniéndose…Luegohabríagemidocomounaputabarataydespuéslehabríaconvertidoenunamarioneta.

Recordóasupadre.Unhombreausteroycascarrabiasqueaceptabaaregañadienteslosregalosdesuúnicovástago.«Cuandotienesdetodo,nadatecomplace»,refunfuñaba.AMarsénolefaltabadenada:teníaunamujer,unahija,untrabajo,unacasa,unpasadojugosoyunpresenteacolchado.PeroAdriana,másjovenyambiciosa,ansiabaemocionesfuertes,comoOlgay,talvez,comolaterceramadwoman,Manuela.

Adriana,porfin,habíamostradosusbazas.Habíasubidoalahabitacióndispuestaa

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claudicar, a aceptar de una vez la ayuda de Torca. O eso parecía. En cualquier caso,aunqueseguardaraunasen lamanga,yaunquemanipulara loshechos,cuandopor finhabíaconfesadohabíaconfirmadounasospechadeTorca:lagenialideadedejarseatracarhabíasurgidodelapeliculerayfértilimaginacióndeAdriana.PorqueXaviMarsésiemprehabía sido un mandado. Un tipo eficaz, resolutivo, pero sin iniciativa. Siempre habíaobedecidoórdenes,yafuerandeunsargentochusquero,deundelegadodelGobierno,deotromercenario,deundirectivo…odesumujer.

«Nadaesgratis, siquieresayudarme tendrásqueaceptarmidinero»,habíaexigidoAdriana,aunquesinadelantarningunacifra.Torcahabíaasentido,queríaverpordóndesalía. «El plan, sobre el papel, no presentaba fisuras. Una lucha convincente con losatracadores,algunaqueotramagulladuraparadespejarcualquierduda,yasuntoresuelto:“Unmillónparaelmejor”,esodecíaJavi»,habíarecordadoAdriana.

Peroelintercambiodelosexpedientesnosehabíallegadoaproducir.«Lostengoyo—admitió—.Elcompradornohadadoseñalesdevida.Igualseechóparaatrásalleerenla prensa que Javi estaba en coma. Javi le ofreció los dossieres y lo hizo todo demaravilla…,peroeraunamigosuyoynosécómoponermeencontactoconél.»

«Quién es», había preguntado Torca. «Ya da igual, Olga ha encontrado otrocomprador»,respondióAdriana.Elchino.

Las verdades a medias se sostienen tan mal como las mentiras. Pero Torca habíadejadoqueAdriana siguierahablando.«Elmartesvamosa entregarle aMoXingjianelmaletín.Mefíodeél…Peronosvendríabienquenosescoltaras,¿esoesloquequerías?»

Necesitaba despejarse. Bajó al gimnasio, trotó cinco kilómetros, despacio peromarcandoelmáximodeinclinacióndelacinta,seduchóyllamóaNerea.

—¿Tevienes?

—Notardo.

Conectó el ordenador para buscar información sobre Mo Xingjian. A Ribeyro lehabía faltado añadir algo obvio para Torca: iba de mecenas por la vida para lavar suimagen. Fijo que era un trepa implacable, con los parabienes de la mafia china y lospolíticosmadrileños.

Antesdecerrarelportátilresolvióunadudaestúpida.Cuandohizoelpaseílloenelsalón,TorcanohabíarecordadoelnombredelaespectacularnoviadeCristianoRonaldo.En un golpe de ratón lo encontró. Irina Shayjlislamova le pareció una combinaciónpreciosa.CasitantocomoNadiaIvanova.NietadelHolodomor,hijadelcaosdeKengir,tambiénNadiahabíacruzadolosUrales,comoIrina,laminhanamoradadeCR7,segúnlaprensarosa.Paratriunfarenlaspasarelas,lachicahabíaacortadosuapellido.IrinaShayksonabaaescualo.Shayjlislamova,avodkapremium.

ATorca las redes sociales le intrigaban.No concebía cómo la gente desnudaba suintimidadsinpudornicautela.Irina,cómono,manteníaunapáginaenFacebookcargadadefotossugerentesyanotacionestriviales,jaleadapormilesdeadmiradoresquelanzaban

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piroposenvariosidiomas.

Una de las imágenes le sonaba de los expedientes de Laguna, aunque no fueraprecisamenteunafotorobada.El15defebreroIrinahabíaexclamadoensuFacebook,enmayúsculas y abusando de las admiraciones: «Thank you to everyone!!!! I got thecover!!!!!!!!».Adjuntabaconesetextolaportadadelnúmeroespecialdetrajesdebañosde la revista Sports Illustrated. Arrodillada en una playa de Hawái, la melena apenasacariciadaporlabrisa,lospechosmáscomprimidosporlosbrazosqueporelbikini,lasmanoshundidasenlaarena, labocaentreabiertayunaexpresióncándida.UnamusadeBotticelli del siglo XXI, expuesta a Internet y a los cotilleos. Perseguida por paparazisinfatigables… Y por fisgones profesionales, aunque en Laguna & Campbell habíanpinchado en hueso: no habían conseguido ningúnmaterial comprometido de ella ni deCristianoRonaldo.

Otros,encambio,nodormirían tranquilossi losexpedientesaflorabanhinchadosyputrefactos,comoloscadáveresqueelmardevuelvealaorilla.

Nereasíqueestabatardando.Aburrido,cedióalatentaciónylabuscóenFacebook.Malaidea.Teníamásdeuncentenardeamigos.Casitodaschicas,peroesonolealivió.Paranada.Entresusgustos,decía:¡LoveofLesbian!Cerróelnavegador,descolocado.Sileibanlastías,¿quécoñohacíaconél?

Al cuarto de hora la joven entró sin avisar. Torca le había dado una tarjeta por lamañana.

Estabaradiante,peroalverlaactituddeTorcacambiódecara.

—¿Tepasaalgo?

Torca jamáshabía sidoceloso…,porqueRaquelnunca lehabíadadomotivosparaserlo.Peroahoraestabadolido.Nosabíacómoestaba.Niquédecir.

—Juan,¿peroquétepasa?

Torcaintentóserirónico.Nolofue.

—¿QuéesesodeLovelesbiano?Yasabesquesoyuntíoliberal,queconste.

La joven se descojonó. De él, y con él. Torca acabó escuchando algunas de lascancionesdeLoveofLesbian,elgrupofavoritodeNerea.Ylegustaron.Sobretodounaquedecía:«Tengouncuchilloyesdeplástico,dondesolíahabermetal».Diomásdeunavueltaaesafrase.

Adrianallamóelsábadoporlamañana.QuizádesdelasoficinasdeMadWomen:elteléfonoparecíaestarenmanos libres,conOlgay talvez la tercerasociapendientesdecadapalabra.

—Lohanadelantadoallunes,¿puedes?

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—Claro.¿Aquéhora?

—VenanuestraoficinaenLópezdeHoyosalasnuevedelanoche.NosesperanalasdiezenlaentradadelcentrocomercialPlazaOriente.

—Deacuerdo.¿Llevocoche?

—No,nohacefalta.¿Seguroquequieresvenir?

—Sí.

—Muybien.Gracias,Juan.

Adrianacolgósinquepudierapedirlemásdetalles.Aunquetampocolosnecesitaba.

Torcadesconocíadóndequedabaesecentrocomercial.SupusoqueenlosalrededoresdelPalacioRealylaplazadeOriente,dondeunosdíasdespuéslosfachasnostálgicossereuniríanpararecordaraFrancoydespotricarcontralademocracia.LobuscóenGoogle.Sehabíaequivocado.QuedabaamásdeunaveintenadekilómetrosdelcentrodeMadrid.

AunqueestabananuevemilkilómetrosdePekín,loschinosibanajugarencasa.Sindisimulo.

Pagóenrecepciónenefectivo.Apesardelaclavada,sehabríaquedadounoscuantosdíasmás.Volvióalapartamentoentaxi.«Hotel,dulcehotel,hogar,tristehogar»,cantabaSabina.Sellenódevalorycolocóunasarténenunquemador.Pusoungenerosochorrodeaceitedeoliva.Consiguiódescifrarlosmandosdelacocina.Pilotarunhelicópterocostabamenos.Elaceitesecalentóvertiginosamente.Sacódelfrigounpardehuevos.Cascóelprimeroenelbordedelfregadero,perosepasódefuerza,destrozólacáscaraysepusolasmanosperdidas.Asqueado,selaslavóatodocorrery,sinsecarse,repitióelintento.Conmás cuidado, agrietó la cáscara del otro huevo.El aceite humeaba.Se acercódespacio,con las manos mojadas. Antes de echar el huevo, cayó agua a la sartén. El aceitechisporroteó y lo salpicó, pero no se achantó. La clara también comenzó a derramarsecuando todavía no había abierto del todo la cáscara. Se estaba abrasando, pero logróabrirlasinjoderlayema.Lanzóporfinelpuñeterohuevo,desdelasalturas,yardióTroya.

EnlatabernadeHortalezaledieronunapomadaparalasquemadurasyunacocinerabilbaína le vendó lamano.Había huevos fritos con picadillo en elmenú…, pero pidiópescado.

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11

OrienteEllunesporlamañanaCoboCallejahervíacomouncocidomadrileño.Sinembargo,allíse comerciaba con mercancías chinas en vez de con garbanzos, tocino, patata y otrosingredientespeninsulares.CoboCalleja,elpolígonoindustrialdeFuenlabradacolonizadopor empresas asiáticas, era un Chinatown cutre y cañí: moles y más moles con navesindustrialesyalmacenesalpormayor.YelPlazaOrienteguardabapocassemejanzasconlos centros comerciales convencionales: lo formaban ocho bloques independientes, decolor rosa, con tiendas variadas y unos jardincillos escuálidos, que pasaban tandesapercibidoscomolalechugadeunahamburguesa.

Hacía un lustro Cobo Calleja era considerado por la Policía el mayor centro depiratería de Europa. Aunque los tiempos siempre cambian. En febrero, el ministro deFomento, José Blanco, había inaugurado el nuevo centro comercial, la guinda delpolígono.Elpolíticosocialistahabíalanzadounbrindisalsolporelcapitalismo.«Estoesla globalización, el libre comercio: que unos jóvenes emprendedores chinos puedandesarrollarsuproyectocomercialaquíenFuenlabrada,yquealavezlosemprendedoresespañolespuedandesarrollarsusproyectosempresarialesenChina»,habíadichoelseñorministro (pero nunca el señor Blanco, el único Mister White fabricaba meta azul enBreakingBad,pensóTorcaalleeresanoticia).

Después de rodar un rato por el polígono, Juan Torca aparcó la moto entre unacamionetayuncoche,auncentenardemetrosdelPlazaOriente.Cambióelcascoporunagorra,quesacódelportamaletasconunamochila,ycaminóhaciaelcentrocomercial.

Dentro del recinto, le sorprendió toparse con una vinoteca bien surtida. Se dio elgustodecomprarunabotelladeVegaSiciliaÚnicoyotradeCillardeSilos.Anteladuda,Ribera del Duero. Entró en otras tiendas, pero no llegó a adquirir ningún regalo paraNerea.

Torcaibaenchándal,disfrazadodedominguero.PeroJandroparecíaunperturbadoreciénsalidodelacárcel.«Veterecatado,tapalostatuajes»,lehabíaaconsejadoTorcaeldía anterior. Se lo había tomado al pie de la letra. Con las botorronas militares, unospantalones de pinzas que el siglo anterior fueron planchados con raya en medio, unacamisadecuadrosabotonadahastaelcuelloyunjerseydepicoconcoderas,asustabamásque vestido de ángel del infierno. Se mantuvieron a distancia, sin llegar a cruzarse.Aunquelosdosdestacaban:lamayoríadelosvendedoresycompradoreseranorientales.Torcaloviometerseenunatiendadelenceríayentoncesaprovechóparasalirdelcentro.Elteléfonovibró.

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—Hedejado lafurgo lejosde laentrada,enunsitiofatal,peropor la tardeestosedespejarábastante,yaverás.Cuandovuelvaluego,aparcojuntoalaotraacera,paratenerunasalidafrancahacialacalleprincipal,¿afirmativo?

—Vale,Jandro.

—¿Quéteparece?EstopareceShanghái,peronotienenadadeparticular.Alasdiezserá un desierto, pero tú tranquilo, voy bien preparado. Si necesitas que te preste algo,quedamosotravezenlagasolinera.

—Nohacefalta.Perogracias.

Ladesconchadaypolvorientafurgonetanollamaríalaatenciónporlanoche.

—Entonces,¿todocontrolado?

—Sí.

—De puta madre. ¿A que te has quedado parado enfrente de la furgo? Estoslocalizadoressonlabomba,mesalieronporunhuevo,perofijanlaposiciónsinmargendeerror…NocomolamierdadeMalabo,¿teacuerdas?

—Porsupuesto.

—Laspasamosmásputasqueenvendimia.TodavíanosécómonossacastedeBlackBeach.

—Ni yo, ha llovidomucho. Bueno, cojo ya lamoto. Cómprale algo a tu chica, yluegovetealatiendadeenfrente.Aversirenuevastuvestuario…

—¡Cachocabrón!Siparezcounseminarista.Notequejarás.

RegresóaMadrid.AldescorcharlabotelladeCillarrecordóquesehabíapropuestono catar el alcohol hasta la carrera. Tarde. Quedaban seis días, pero todavía no habíabuscado alojamiento en SanSebastián.Buscó una copa, se sirvió y encajó de nuevo elcorcho.LefaltabaalgoparaacompañaralRibera.Lacocinajamáslavolveríaaencender,peropartirjamónnoseledabamal.Porlatardemecomprounjabugo,unjamoneroyunbuencuchillo,pensóaldarelprimersorbo,algotengoquehacerhastalasnueve.Yunabuenacañadelomo,yunqueso.Ypantostado.Ymanzanas,nuecesydátiles.Sesentóenelsofá,satisfecho,aunquenotardóenvolverpararellenarlacopa.

Jandrosehabíaalistadosinelmenorasomodeduda.Queríaacción,salirdelarutina,repartir como en los viejos tiempos.Noquería involucrar aLuisito, pero al terminar labotellalollamó.AlgoteníaquehacerparanoabrirladeVegaSicilia:lahabíareservadoparaNerea.

—¿Cómolollevas,Juan?

—Muybien.¿Tienescincominutos?

—Parati,cincuenta.Dime.

—MoXingjian.¿Tesuena?

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LuisLagunasequedócallado.Divertidoyperjudicadoporeltintoenayunas,Torcaesperó.Respondiócincoodiezsegundosmástarde.

—Suenamal.Niseteocurraacercarteaél.

—Demasiadotarde,Luisito.

—¡Joder!¿Quéhapasado?

—Mañanaa lasnuevemepasopor tusegundodespacho,me invitasauncaféconporrasytelocuento,¿vale?

—¿Yporquénomelocuentasahora?

—Deja,nocorreprisa.Bueno,¿puedeshacermeunfavorcete?

—Claro.

—Siaveriguasdóndevive,mándameunmensajeconladirección.Ayermedioporbuscarla y no hubo manera. Pero seguro que ese rastreador tuyo tan persistente laencuentra.

—Lotengoporaquí,nocreoquelecueste.

Bajó a una tasca, comió un bocata de calamares, se dejó seiscientos euros en unultramarinosysubióparaecharseunasiesta.Sedespertócuandolesubieroneljamónyelrestodelasviandas.

Alasochodelatarde,yapreparado,lellegóelmensajedeLuisito:«Síquecostabaencontrarla. Urbanización Las Encinas de Aravaca. Villa noreste, con vistas al Pardo.Bunkerizada».

LereenviólasseñasaJandro,porsilasmoscas.

Las socias deMadWomen no sólo habían copiado aMadMen para bautizar a laempresa, sino también para diseñar el logo, negro y fucsia, y para decorar la oficina.Situada en la entreplantadeun edificiodeLópezdeHoyos cercano alAuditorio, en laentrada habían colocado un cartel de la célebre serie televisiva y una placa con susapellidos,Domecq,Pelluch&Rodríguez.Torcallamóalasnuevemenoscinco.Abriólapuertaunasecretariadesnutrida,enlasantípodasdelapelirrojasensualypechugonaqueaparecíaenlaserie.Sesentóenunsofáqueparecíarobadodelplató.AlasnueveenpuntoAdrianasalióarecibirlo,lobesóenlasmejillasylocondujoasudespacho.

MadMen leparecíaaTorcaunaserieentretenida,aunqueno lahabíasubidoa losaltaresdeLosSoprano,TheWire,Roma,TheShield oBreakingBad. Le sonaba que lareproducción deMarkRothko que presidía el despacho deAdriana había aparecido enalgúncapítulo.

—Sí,eselmismocuadro—leconfirmóAdriana—.Enlaseriedicenquehacostadodiezmildólares.Eloriginalhoyvaldrámillones.

—Puesquébien.¿Ycuántovaleelmaletín?O,mejordicho,¿cuántoestádispuestoapagarXingjian?

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—Valemenos,muchomenosquelavidadeJavi.Cómomearrepiento.Nuncameloperdonaré.

Adrianasacóunpañueloquenollegóamojar.Serepusopronto.

—Nonosvamosacomplicarlavida.CogemoselcochedeJavi,selodamosaMocon el maletín, paga y nos olvidamos de esto para siempre. Te agradezco que meacompañes.¿Seismileurosteparecebien?

—¿Dóndehasescondidoelcoche?—TorcanopreguntóaAdrianacómoregresaríandeCoboCalleja,tiempohabría,aunquesehacíaunaidea.

—Ahoraverás.

Salieron del portal, caminaron hacia la calle Cartagena y se metieron en unacallejuela.Adrianaabriólapuertadeunaoficinacongaraje.

—Javialquilóestetallerhastafindeaño,ennegro,peroyavasiendohoradequeelcochedesaparezca.Losargelinoscumplieronsupalabra,lotrajeroncercadeaquíysehanvueltoaParís.

—¿Cobraronporadelantado?

—Unaparte.Laotraseladiyoesamismanoche.AntesdequeLaforetmecontaraqueJaviestabaencoma,yoyahabíaescondidoaquíelcoche.Aunqueyametemílopeoralverquenomellamaba.Nopuedesimaginarquéinfiernopaséesosdías.

Torca se podía imaginar eso ymás.Adriana abrió elmaletero y cogió elmaletín.Relucíacomounoszapatosdecharol.Lacerradurapodíaforzarseconunalfiler.Adrianalosopesó,comoparacerciorarsedequenoestabavacío.

—¿Dequiénfuelaideadejoderlapantalladelmóvil?—preguntóTorca.

—¿Hastaesohasdescubierto?

—Tampocohacefaltaserungenio.

—SeleocurrióaJavi.AsícuadrabaquenolerobaraneliPhoneconelmaletínyelcoche,¿no?Yluegopodíallamarosalrestauranteyavisarme…Estabatodocontrolado.

—Controladísimo.¿Salimosya?Yoconduzco.

Adriana,contrariada,apagólaslucesdeltaller,ysesentóasuderechacolocandoelmaletínentrelaspiernas.Pendientedeabrirycerrarlapuertamecánica,nosefijóenelvendajehastaqueTorcanosedetuvoenunsemáforo.

—¿Quétehashechoenlamano?

—Mejornotelocuento.

—¿Porqué?Nomedigasquetehasmetidoenunapelea…

—Puessí.Nadamenosqueconunhuevo.

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Torcalecontólamasacredelacocinasinahorrarundetalle.AunqueAdriananoserio,latensiónentreambosdisminuyó.

Lamujercomprobóquetodosloscompartimentosestabanvacíos.

—Medapenaestecoche.¿Túcreesquemañanaapareceráenunbarranco?

—Nocreoquetardeencruzarlafrontera.Conotramatrícula.

TodavíanohabíansalidodeMadrid.Torcaconducíaconcalma.Nadielosseguía.

—Ahoraquelopienso,tusuitedelInterContinentalnoteníacocina,¿dóndefreísteelhuevo?

—Mealojéenelhotelsólounpardenoches.Ahoravivoenunpiso.

—Ah.

Cualquiermujerextraeinformaciónmejorqueelinterrogadormáscurtido.Siquiere.Adrianasemordíalalengua.

—¿Quéquierespreguntarme?—dijoTorca.

—Nada.Bueno,unacosa.Javiqueríacurrarcontigo.Ahora…¿quévasahacercontuvida?

—Tengoahorros.Peroalgoharé.

—Ya. Pero no vas a trabajar con ellos, ¿no?—insistióAdriana—. Júrame que notrabajasparaellos.

—No. Voy por libre. Aunque no te lo creas, esto se lo debo a Javier. De todasmaneras,¿deverdadtecreesqueélhabríaseguidoenMadridSeasdespuésdelatraco,yqueyopodríahaberacabadocurrandoconélallí?

Adrianatardóenresponder.

—Mira,ahorapocoimporta.Peroestabaplaneadotodoalmilímetro,deverdad.—Seagachó para coger elmaletín—. Íbamos a destruir casi todo lo que hay aquí. Sólo nosinteresabaunacosa.YenMadridSeas,alverquenadaentorpecíasusplanes,muyprontosehabríanolvidadodelrobo.

—Seguro.¿YaMoXingjianleinteresatodo?

—Sí.

—Pero¿sabeexactamentequévaacomprar?

—Sí,aunquenohavistolosdossieres,claro.

—¿YloshavistoOlga?

—No.Nomeheatrevidoasacarlosdelgaraje.Nadiemásquetúyyohaestadoallí,paraqueveascómomefíodeti.

—Ya.Apropósito,ysi tusociaesquienconoceaXingjian¿porquénohavenidoconnosotrosparacerrareltrato?

HabíandejadoatrásGetafe.Elpolígonoquedabacerca,perotodavíapodíanecharse

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atrás.

—Porquenosesperaallí.Hemospensadoquemejoribaellaensucoche.Yasínostraedevuelta.

Jandroseloibaapasardemiedo.

CoboCallejanodormía,continuabailuminado,aunqueapenashabíatráfico.

—¿Sabesdóndequedaelcentrocomercial?

—Sí—dijoTorca.

Adrianamiróelreloj.Faltabantodavíaunosminutos.LepidióaTorcaqueaparcaraencualquiersitio,paraacercarsejustocuandofueranlasdiezenpunto.

—Dimelaverdad.Sinotellegoapedirquemeacompañaras,nosécómo,peromehabríasseguido.

—Quizá.

—Bueno, pues ya estoy aquí. Ahora hazme caso, quédate aquí, espérame y luegovenimosarecogerte.

—¿Yporquéibaahacereso?

—Porque sí. Tú hazme caso.—Torca se mantuvo en silencio—. Somos mujeres.Sabemosmanejaros.Sivenque llegoconalguiencomotú, igualseenfadanoseponennerviosos,mejorquenovengas.

—TuamigaOlgaprefierequenoaparezca,¿verdad?¿PorquénoledicesqueregreseaMadrid?Nomerecelapenaquehagasesto.Aúnestamosatiempo.

Sonóunpitido.Adrianahabíarecibidounmensajedetexto.

—Esella.Quevaya.

La suerte les sonreía.Un cochazo negro, con cristales blindados y tintados, estabaestacionadojuntoalescarabajoamarillodeOlgaPelluch.Yamboscochesseencontrabansóloaunospasosdelafurgo.Habíanacertado.Torcadejóatráslostresvehículosygiróparatenerlasalidadecara.

Duranteunpardesegundos,muy largos,nadieabriósupuerta.Olgadioelprimerpaso,Adrianalasecundó,Torcasevioenlaobligacióndeseguirlatambién,yalmomentosalieronMoXingjian,elmongolquelohabíaacompañadoenelhotelyotrostresescoltas.Demasiadagente.

Xingjian avanzó con una sonrisa. El mongol, que portaba una bolsa de cuero, loacompañó. Los otros tres secuaces se desplegaron lentamente, pendientes de Torca. Sucapo,encambio,loignoró:

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—LagaladelMadridfueelescenarioidóneoparaquedosmujerestanmaravillosasme deslumbraran. Siento con toda mi alma que nos veamos hoy en un sitio tan pocoapropiado,aunqueinclusoenestasituaciónmecomplaceadmirarvuestrabelleza.—LlegóhastaAdriana—.¿Mehaceelfavor?

Adriana,muytensa,leentregóelmaletín.

—Lallave,querida.

—Estánpuestasenelcoche,puedencogerloya—dijoAdriana.

—Ladelmaletín,porfavor.

Adrianarebuscóensubolso,nerviosa,ysacóunllavín.

XingjianapoyóelmaletínenelcapódelcochedeMarséyhojeóvariosexpedientes.Complacido,sinapartarlavistadelospapeles,ordenóalmongol:

—Dáselo.

Elbolsoseabríaconunbroche.Adrianalosujetó,peroOlgaaccionóelresorte.

—¡Estávacío!—gritóAdriana.

—Mo,¿quétomaduradepeloesésta?—aullóOlga.

TorcadesenfundólapistolayapuntóaXingjianencuantovio lacaradepasmodeAdriana.Perolostresguardaespaldastambiénsacaronlaartillería.UnasSmith&Wessonmás potentes que su Glock, aunque a esa distancia todas podían ocasionar estropiciossimilares.Lasmujeres,muyatemorizadas,secolocarondetrásdeél.

MoXingjian,impasible,guardólashojasenelmaletínycontinuódirigiéndosealasmujeres:

—¿Para qué voy a pagar por algo que ya esmío? Sería ridículo, ¿no?—Cerró elmaletínyseguardólallaveenunbolsillodelaamericana—.Ahoralomejorquepodéishaceresmarcharos,lamentaríamuchoquevuestroacompañantesalieralastimado.

Torcahabía calibrado a susoponentes antesde sacar la pistola.Elmongol, elmáspeligrosoaunquesiguieradesarmado,permanecíaimpasible,pegadoasujefe.

Jandro se demoraba demasiado. Si salía de la furgo, pillaría a los chinos por laespalda,¿aquéesperaba?Debíaestirareltiempo.

—Aquíelprimerlastimadoserástú—dijoTorca.

Porprimeravez,MoXingjianlomiróalacara.

—Eresmuymacho.Yahasdemostradotuvalor,ahoraguardaesejuguete.

—Conestejuguetevoyareventartelacabezasidentrodecincosegundosnodejaselmaletínenelsuelo.Túverás.

MoapartólosojosdeTorcaymiróalmongol.

—Cinco—dijoTorca.

Elmongolavanzóunmetro.

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—Cuatro.

—¡Tres!—TorcafueelprimeroenveraJandro.Debíadehabersalidoporlapuertacorredera.Vestíadenegrodelospiesalacabezaysecubríaconunpasamontañasyunpeto.Además de una canana conunmachete y dosMagnum, y una escopeta recortadacolgadadelhombro,sujetabafirmementeunKalashnikovconelquepodíaacribillarlosatodosendécimasdesegundo.ElvozarróndeJandrointerrumpiólacuentaatrás.

—¡Tiradlasarmas!

Adrianapegóunchillido.Loschinossegiraron,pilladosporsorpresa.Peroestabanbienenseñados,porfortunaningunodisparó.

—Voy a terminar de contar.Y te lo voy a repetir por si nomehas entendido a laprimera:osueltaselmaletínoterevientolacabeza—ordenóTorca.

Silostrillizosabríanfuego,laráfagadeJandro,deizquierdaaderecha,ledejaríaalmongolunasdécimasparaintentaralgo.AntesqueaMo,ledispararíaaél.

—¡Dos!

—¡Uno!

MoXingjiandejócaerelmaletín,sinperderlasonrisa.

—Meheequivocado.Ospagaré.Llevodineroenelcoche.

—Y yo, un jamón. Demasiado tarde —dijo Torca—. Esta basura sólo ha traídoproblemas.Vamosaquemarla.

—¡Tiradlasarmas,coño!—gritóJandro.

El mongol apuntó con el índice al suelo. Los trillizos soltaron las pistolas. Torcacambiódeobjetivo.LoapuntóyordenóaAdriana.

—Cogeelmaletínyméteteenelcoche.

—¿Yyoquéhago?—lepreguntóOlga.

—Móntateeneltuyoyvete.¡Ya!Nonosesperes.

Olgamiróasusociaperoobedeció.Escapódeallí.Mientrastanto,Jandrorecogiólasarmasdel sueloy las fueguardandoenunmacutoqueportabaen la espalda.Luego seacercóalcochedeMo,sacóelmacheteyloclavóvariasvecesenlasruedasdelanteras.

Tocabalargarse.

—Yovoyaolvidaresto.Yesperoquetútambién.MellamoJuanTorca,siquierespreguntaporahí.Nosoynadie,perotengoamigos,muybuenosamigos.SilepasaalgoaAdriana,yporsupuestosivienesapormí,tenporseguroqueunodeellosarrasaráLasEncinasdeAravaca.Contigodentro.

LasonrisadeMoXingjianseesfumó.

Sindejardeapuntarlos,Jandrosemontóenlafurgo,TorcaenelcochedeMarséysalieronatodavelocidad.

Comohabíanprevisto,envezdehaciaMadrid tiraronhaciaParla,primeroJandro,

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que conocía mejor las carreteras, y detrás Torca, que no dejó de mirar los espejosretrovisoreshastaquedejaronCoboCalleja.

—Diosmío.Nisemehabíapasadopor lacabezaquepodíapasaresto.¿Dedóndehassacadoaesabestia?—lepreguntóAdriana.

—MarcaelnúmerodeOlgaypásameelteléfono.

Lamadwoman, más que loca, estaba al borde de un ataque de nervios. Cogió elteléfonoysepusoahablarleaAdriana:

—Tía,mevaadaruninfarto.Todavíamecuestasujetarelvolante…

—Olga, soy Juan.Escúchameatentamente: no llames aMo, novuelvas a llamarlojamás.Ysialgúndía loves,dentrodeunasemanaodediezaños,procuraqueélnotevea.Estotambiénvaleparati,Adriana.¿Estáclaro?

—Sí—respondieronalavez.

—Perfecto.Olga, una cosamás.Ahora vete deMadrid.Ya.No pases por tu casa.DentrodetresocuatrodíasllamaaAdriana.Sitedaluzverde,vuelves,ysiosdalaganaseguíshaciendolocurascomosinadahubierapasado.

Colgósinesperarlarespuesta.

—¿Dóndeestátuhija?

—EnPozuelo,conmispadres.

—Bien. ¿Dónde exactamente? —Adriana se lo dijo—. Llámalos y diles que tequedasadormir.NocreoqueMovayaaporvosotras,peroconvendríaqueduranteunosdíasnoteacerquesportucasaniportuoficina.

—Deacuerdo.

—¿Vuestratercerasociasabealgo?

LapreguntapillódesprevenidaaAdriana.

—No, se dedica a sus gemelos desde hace un par de años. Apenas pasa por eldespacho.

Jandrosalióporlapuertatraseradelafurgoneta,sinelarsenal,aunqueseguroquenoiba desarmado, y con una sonrisa de oreja a oreja. Habían aparcado junto a un bar decamioneros.PegóunpalmetazoaJuanysequedócortadoanteAdriana,sinsabercómosaludar.Ella no se había fijado en Jandro en el cementerio, ni tampocoMarsé le habíahabladodeél.

—Hastardadoenaparecer.¿Quéhacías?—ledijoTorcaaJandro.

—Pero¿elplannoeraseguirlosdespuésdelcanje?

—Sí…,siseproducíaelintercambio.Llegasatardardossegundosmásynosliamosatiros.

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—Quéva,algosetehabríaocurrido.Eresuntíodemasiadopacífico.Medaquehasperdidofacultades,heapuradoporquecreíaqueibasalograrqueguardaranlasarmas.

—Seráscabronazo…

Jandroserioconganasymiróhaciaelbar.

—Merugenlastripas.¿Comemosalgo?

—Luego—dijoTorca—.Tenemosqueterminar.

Llamóaunserviciodetaxis.

—Adriana, ahora te vas a Pozuelo.Cuando estés con tu hija,me avisas.Nosotrosvamosadeshacernosdelcoche.

—¿Yelmaletín?

Sehabíaquedadoenelcoche.

—Sólohadadoproblemas.Paratiyanoexiste.

Adriananoreplicó.

TorcayJandrovieronsaliraltaxi.

—Bueno,vamosaveratucolega,Jandro,telohasganado.

—Yaestáesperándonos.No ibaadejarque fundierasunbugacomoéste sin sacartajada.

Media hora más tarde, en un desguace de coches de Vallecas, un hombretón conbarbaydesaliñado,vestidoconunmonode trabajo, cambióa Jandro treintabilletesdequinientosporlasllavesdelMercedes.Volvieronalafurgoneta,sustituyeronlamatrículayJandroseempeñóenrepartirelbotín.

—¿Adóndenosvamosacelebrarlo?Noslohemosganado,¡eh!

—Yatedigo.Perotodavíanoheterminado.LlévameaGranVía.

—¿Yentoncescuándojamamos?

Jandro dejó la furgoneta en el aparcamiento subterráneo de Vázquez de Mella.Subieronalestudioconunabarradepan.

—¡Vayapicadero!Setetienenquederretiraquí,¿eh?

—Notecreas.Bueno,¿entoncessabesusarelcuchillojamonero?

—Claro.Mepirraeljamón,traeacá.

JandrodesembalóeljabugomientrasTorcaabríalabotelladevino.

—Unvinocomoéstedeberíaorearse,perovamosacatarloya.

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—Cojonudo—dijo Jandro—.Quémanjares. UnVega Sicilia y un pata negra. Lavidatehatratadobien.

Jandrofijóeljabugoalsoporteconlapezuñahaciaabajo.Quitólacortezaylagrasa,pasóeljamoneroporlachairaconsuavidadycomenzóacortarunaslonchasfinas,casitraslúcidas.

—Acércameunplato. ¿Oshe contadoqueEsperanza llevaunbar?Algunas tardesmemeto en la barra y ayudo en lo que puedo.Tirar cañas no seme da tan bien comobeberlas.—Se rio—.Peromeencanta cortar jamón.Me relaja.Nohay ibérico, pero letraenunserranobastantemajo.Pruébalo,dale.Quépasada,sedeshaceenlaboca:jugosoysabrosón.

Torca sacó el resto de las provisiones que había comprado por la tarde en elultramarinos.JandroescogiólatortadelCasarylacañadelomo.SeventilaronlabotellayJandroabrióelmueblebar.

—¡Perosiestávacío!

—Acabodeinstalarmeaquí.Otrodíaquevengastendrédetodo.

—Nopasanada.¿Bajodondehemoscogidoelpanypillounasbotellitas?

—Lodejamosparaotrodía.Tengoqueverquéhagoconesto.

Elmaletínleaguardaba.

Jandrotapóeljamón.Seiríasinpreguntarlequésecretosconteníaelmaletín,aunquesemoríaporsaberlo.

—Tedejoverlosinoselocuentasanadie.¿Hace?

—Soymudo.Dale.

Torcaempuñóelsacacorchosyreventólacerradura.

Lascopiassuelenvalermenosquelosoriginales,peroJavierMarséhabíahechoelduplicadoenunosfoliosgrabadosconellogoyladireccióndeMadridSeas.Habíausadopapelcorporativoenvezdeunashojasenblancotalvezllevadoporlasprisas,oconunaintención muy concreta: así los expedientes acusaban al grupo empresarial de JorgeBarriocanales.

Aunque talvez fueraverdadqueaMarséyAdriana sólo les interesabaunode losexpedientes.Adriana lo había comentado cuando estaban en el coche, no tenía por quémentirleentonces.Encualquiercaso,quizávenderlacarpetaenteraoeseexpedienteconellogodeMadridSeasplantadoenlosfoliosincrementabasuvalor,pensóTorca.

Habíaotradiferencia.Losfoliosestabanagrupadosporcarpetas,peroenvezdelostítulosdeLuisito,unasvecescinematográficosyotrasdescriptivos,sólohabíanúmeros.Númerosdelunoaldiecinueve,escritosconunrotuladornegroprobablementeporMarséosusecretaria.

Sentadoenelotroextremodelsofá,Jandronohabíadichoestabocaesmía.Torcase

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levantó.Algonocuadraba.

—Yapuedes.Nocambiesningunahojadesitio.

Papelesymáspapeles,unadecepciónparaJandro.Cogiólaprimeracarpetaypasóunpardepáginas.Aunquealverunafotoenblancoynegroacercólahojaparareconocerlascarasyexclamó:

—¡Joder,quépillada!Pero¿túhasvistoesto?

Siguiópasandopáginas,enbuscadefotos,mientrasTorcafumabaensilencio,conlaventanaabierta.

ElruidoyelfrescordelaGranVíaledespejaron.Diecinuevecarpetas.Numeradasamano. Diecinueve. Número primo. Impar. Tres por seis, dieciocho. Cuatro por cinco,veinte.Alabrireldiscoduroenlasaladereunionesdelbanco,lehizograciaqueLagunahubiera titulado las carpetas con los mismos nombres cinematográficos. Recordó lapantalla.Losiconosestabanordenados.Alfabéticamente.Encarpetasgrandes.Formabanun rectángulo. De cuatro por cinco. O de cinco por cuatro, tanto monta. Había veinteiconos.

Adriana se había quedado con una carpeta. La que desde el principio les habíainteresado a ella y a Marsé. Por eso no había protestado al meterse en el taxi sin elmaletín.

—Jandro,dejaeso,salimosotravez.

AlasdosdelamadrugadacontinuabanpasandocochesporlacalleCartagena,peroenlacallejueladelalmacénnohabíaunalma.Eltallercontabacondosaccesos:lapuertaprincipal,blindadayenrejada,quehabíaabiertoAdriana,ylalevadiza,quesemanejabaconunmandoadistanciayqueincluíaotrapequeñapuerta,deemergencia.

Torcalaforzóenunpardeminutos.Jandroencendiólalinterna.Habíaunapirámidederuedasenunaesquina,uncontenedorconescombros,unaparedforradadebaldas,alfondouncúmulovariopintocon toneles,cajasy residuos…SiAdrianahabíaescondidounacarpetaallí,podíanpasarseunascuantashorasparaencontrarla.

—Vayacaos.¿Pordóndeempezamos?

Jandro caminó hacia las estanterías. «Espera», le dijo Torca. Con Adriana habíaatravesadounapequeñaoficina, limpia y ordenada.Semetió dentro y dio la luz.En lamesa reposaban varias pilas de papeles, coronados por una carpeta y cuatro o cincoperiódicos amarillentos. Sin dudarlo, quitó los diarios y cogió la carpeta. Contenía unadocenadefoliosconellogodeMadridSeas.Elexpedientequefaltaba.

—Noloentiendo.¿Porqué lohadejadoahí,a lavista,siera tan importante?—lepreguntóJandro.

—SeguroqueLaforetharegistradosuoficinaysucasa.Yomismoestuveapuntodecolarmehacepoco.En cambio, sólo ella conocía este sitio.YMarsé, claro.Si el chinollegaapagaryaquedarseconelmaletín,niyoninadiehabríasospechadonada.

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—Puesaverquiénsale…¿Medejasverlo?

Segúnlasleía,Torcaleentrególashojasdeunaenuna.Jandrosellevóunchasco.Informes catastrales, proyectos urbanísticos, transacciones bancarias, evaluacionesmedioambientales…Bostezó.Sólohabíatresimágenes:unplanoarquitectónico,unmapadelnortedeMadridyunafotodelasCuatroTorres.

—¿Yahoraqué?—preguntóJandro.

—¿MeacercasaAtocha?

Jandro,relajado,feliz,conducíaconlamúsicaatodovolumen.Seguíaescuchandoalosmismosgruposqueen losochenta.«¿Quéhaceunachicacomotúenunsitiocomoéste?,¿quéclasedeaventurahasvenidoabuscar?»,cantabanlosBurning.Derepenteuntaxista cambió de carril sin anunciarlo con el intermitente y Jandro tuvo que pegar unfrenazo.Apagólamúsicayseconcentróenelvolante.Nohabíabebidolosuficienteparaemborracharse,peropensóquesilosparabanenuncontroldealcoholemiapodíameterasucompadreenproblemas.DerepentelepreguntóaTorca:

—Oye,¿ytúquéhacíasenunsitiocomoBurgos?

—¿Cómoquequéhacía?

—Eso, qué hacías enBurgos.Cómo te lomontabas para volver a tu casa y luegoregresarconnosotros.Tío,teníasunavidanormal.Nosotros,teacordarásqueKrauzelodecíasiempre,éramosmarinosentierra.Hastalapróximamisiónnoteníamosnadaquehacer.Sólobeberyjoder.Juergasyresacas.Ytúmientrastantollevandoalniñoalcole,¿noescierto?Noschoteábamosmuchodeti,peroahoraquemehansalidocanashastaenloshuevosloveoclaro.Nosdabasmuchaenvidia.

—Yaserámenos.

—Yuncojóndemico.Dime,¿cómolohacías?¿Enquésitioeras túeldeverdad?¿EnBurgoscontuseñoraosaltandosesosconnosotros?

—Niputaidea.Medejaballevar.

SedespidiódeJandroenlaentradadelaestacióndetrenes.Guardóelmaletínenlaconsigna y regresó aGranVía en taxi. Unas pocas horasmás tarde el despertador delmóvil lo rescató de una pesadilla: esposado en una cama, Adriana, Nerea y Nadia lemordían por todo el cuerpo como ratas hambrientas, mientras Raquel, sentada en untaburete,tambiéndesnuda,intentabadespojarsedeunavenda.

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12

LaBehobiaLuisLaguna asimiló toda la información sin interrumpirlo.Cuando concluyó sólo se leocurrióunapregunta:

—¿Otrocafé?

—No,gracias.

Lagunahabíadejadoqueelsuyoseenfriara.Pegóunsorboysequedóensimismado,moviendolacucharilla.

—Bueno,¿quéopinas?—acabópreguntándoleTorca.

—¿Quieresunaopinión,undiagnóstico,ounconsejo?Ahora,despuésdeenfrentarteaMo Xingjian, después de reclutar a Jandro, sabiendo como sabes que yo tengo másprudenciaymásrecursos…—Noparecíaenojadoniceloso,quizálasituaciónledivertía—.Ahora,¿quieressaberquéopino?Quehastenidomuchísimasuerte,queAdriananosemerece el riesgo que corristeis y… No sé cómo decírtelo, que has desembarcado enMadridcomounelefanteenunacristalería:Ribeyrotehapillado,ChemaValenzuela,ysise le cruzauncablepodríapublicarunanoticia sobre ti.Laforet tepuedehacer lavidaimposible si no colaboras con él. Y a un tipo como Mo Xingjian no le acojonas nitorturando a sumadre, así que la amenaza de arrasar su casa sólo le habrá enfurecidomás… Adriana debería estarte agradecida, esto le viene muy grande, pero cuandodescubraquelehasquitadoesedossierquerrásacartelosojos.—Diootrosorbo—.Dichoesto, no sé quémás decir. Puedes destruir las carpetas, vendérselas aMo, que seguiráinteresado, entregárselas a Madrid Seas… ¿Que qué opino? Dile a Adriana que no semolesteenregresaraltalleryquesedediqueasuslabores.YquítatedeencimaaXingjianyaLaforet.Comosea.Ysitedejasayudar,aquímetienes.Yaquevasatrabajarconmigo,prefieroquesigasdeunapieza.

—Yotambién.¿Nosvamos?

Salieron de la cafetería. Torca acompañó a Laguna. Al pasar cerca de la sucursalbancariadondeLagunaguardabalosdiscosdurosy lascopiasdelosexpedientes,Torcacomentó:

—Dimequenovas a examinar el expediente sobre lasCuatroTorres en cuanto tedeje solo. ¿No te intriga por qué Adriana no se lo quiso entregar con el resto de losdossieresaXingjian?

Lagunatorcióelmorro.Caminómediadecenadepasosmás,preparandolarespuesta,

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ysedetuvo.

—Todo esto paramí es agua pasada.Ya he cobrado.Los discos duros sólo sirvenpara cubrirme las espaldas. Nunca reciclo nada, jamás vuelvo a usar material antiguo.Aunquenotelocreas,niséquéleinteresóaMarsédeesacarpetanimeimporta.Mira,nosotros cavamos. Unas veces encontramos piedras preciosas y filones de oro. Otrasmierda. Pero nuestro trabajo termina cuando entregamos los datos, las evidencias, elmaterialsinpulir.Sielclientequieretirarundiamanteenbrutoporelretrete,alláél,ysiprefierequeunacagadarepugnantesalgapublicadaenunperiódico,tambiénescosasuya.Asífuncionaesto.

—Sóloloscínicossirvenparaesteoficio.

—Claro. Y los caballeros andantes ya sabes cómo acaban: rompiéndose la crismacontramolinosdeviento.

—Tomarénota.

MoXingjiannolepreocupabademasiado,apesardelostemoresdeLuisLaguna:sielchinoatacaba,yaintentaríadefenderse.QuedabanAdriana,RamónRibeyroyMadridSeas.

Leapetecíaaparcar lamotoenGranVía,cambiarsederopay trotarunratoporelRetiro.Laúltimasalidaantesde laBehobia.Mediahoracomomucho, tiempodesobraparaevadirse,olvidarlosajetreosdelosúltimosdíasymeditarsobrelospróximospasosquedebíadar.PeroleconveníaquitarseaAdrianadelacabezacuantoantes.TiróhaciaPozuelo.

Había tráfico.En la carretera deLaCoruña lo adelantaron a toda velocidad variasambulanciasyuncochedePolicía.Unaccidentehabíacortadounodeloscarriles.Comonoleapetecíazigzaguearporlaautovíaparasorteareltapón,aminoró.Duranteunbuenratosiguiólaesteladeunvehículopublicitario,unmonovolumenblancoqueanunciabaladirecciónwebRegalatutiempo.com, sin precisar nadamás. Le gustó la idea.Nada valemásquenuestrotiempo.QuizáselehabíaocurridoeseesloganaunaorganizacióncomoCáritasoAyudaenAcción:Españanosehabíahundidograciasalagentequearrimabaelhombro. Lentamente, sortearon el accidente y la autovía se despejó. Adelantó almonovolumen,yduranteunratobuscóalgunavallapublicitariaconesacampaña,perosefijóenquecasitodoslosespaciosestabanocupadosporpublicidadelectoral.«Súmatealcambio», pedía Mariano Rajoy, candidato popular a la presidencia del Gobierno yexministro conAznar. «Pelea por lo que quieres», reclamabaAlfredoPérezRubalcaba,candidatosocialistayhastahacíacuatrodíasministrodeZapatero.Conuneslogancomo«Súmatealapelea»,igualTorcaseplantearíavotar,aunquedetestabaalospolíticos.Loshabíasufridodemasiado.

PocoantesdellegaraPozuelo,dejódeladovariosdesvíoshaciaAravaca:preferiríavisitarelinfiernoantesquelamansióndeMoXingjian.

ParóenfrentedelaviviendadelosDomecqdelRincón,peroantesdetocareltimbretelefoneóaLaforet.Mientraslasecretarialeteníaenespera,rodeólaverja.Buenacasa.

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Tres alturas, sin estridencias ni horteradas. En el jardín trasero, un anciano en silla deruedasdormitabamientrasladelicadavozdeCeciliaBartolidespojabadeartificioslamáscélebreariadeBellini.

PocoantesderegresaralportónsepusoLaforet.

—Tengoelmaletín,¿siguesinteresado?—lepreguntóTorca.

—¡Muybien!Porsupuesto.¿Quierestraérmeloya?

—Porquerer,sóloquierotiempo,tiempodecalidad.Pero¿cuántomeofreces?

—¿Quétalloscienmileurosqueteprometí?

—¿Ysifueraeldoble?Sientodecirtequelacerraduraestabarota.Ynohepodidoevitarcuriosearunpoco…

Laforetnotitubeó.

—Deacuerdo.Doscientos,perosifaltaunsolodocumento…

—Estará todo, descuida. Dile a tu secretaria que dentro de un rato le pasaré unnúmerodecuenta.Mañanaalasdiez,sihashechoelingreso,meacercoportutorreyteloentrego.¿Deacuerdo?

—No.¿Cómovoyapagartesinverloantes?

—Me imaginaba que ibas a decir esto.Temando ahoramismo a este número unafotodelmaletín,¿deacuerdo?

—Deacuerdo.¿Cómolohasrecuperado?

—Mañanatecuento.Adiós.

ATorcalehabríagustadoveraLucíaynolehabríaimportadocharlarunratoconelvejete melómano, pero Adriana no lo invitó a pasar. Caminaron hacia un parque.Necesitabaairefresco,sufamilialeagobiaba.

—Puessólollevasdocehorasaquí.

—Ya, pero no soporto a mi madre. Apenas conocía a Javi, pero se regodearecordandolatragedia.Meconsume.

A Torca nadie lo había consolado cuando murió Raquel. En un segundo habíapadecidoundoloratroz,comosilehubieranarrancadodecuajounbrazo.Desdeentoncesvivía mutilado, con un miembro fantasma que palpitaba a menudo. Pero la sesión deterapiaentreviudospodíandejarlaparaunaocasiónmejor.Sesentaronenunbanco.

—Hasjugadoalalotería.Pensabasquehabíasganadoelgordo,perosólotetocarálapedrea.Esmás,todavíapuedeempeorar.

—¿Más?

—AMadridSeasnoleinteresaningúntipodejuicio,perosiestosalieraalaluz,tureputación se haría añicos. No sé muy bien de qué vivís en MadWomen, pero nadie

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confiaríaenti.

—Pero Barriocanales jamás me denunciará. Por la cuenta que le trae. De todasmaneras,sólosospechabandemí.Sihasdestruidoelmaletín,yanadameinculpa.

Torcaseenfadó.Tampocoeratantonto.

—¡Que nada te inculpa! Eres una incauta. Y encima me tomas por un imbécil.Escúchame bien: mientras tú y tu amiga del alma Olga buscabais un comprador paradiecinueve dossieres, además estabas jugando otro partido, el de las Cuatro Torres. ¿Aquiénpretendesvenderesedossier?

Adrianapalideció.

—¿Quédossier?

—Elquedejasteeneltaller.Anochevolví.

—¡Joder!

Setapólacaraconlasmanos.Torcadejóqueencajaraelgolpeylanzósuoferta.

—Omelocuentastodoahoramismo,omelargo.

Adrianairguiólaespalda.Giróelcuello.BuscóunasombradedudaenlosojosdeTorca.Semordióellabioinferior.Volvióamirarlo.

—Necesitofumar.Vamosacasa.

Torcasacósucajetilla.

—¿Quieresdelosmíos?

—No.Ademásallítengolaentrada.

Adrianahabíavoladoprontodelnido.Suhabitaciónnohabíacambiadodesiglo.Unacamaestrecha,unedredón floreado.PósteresdeLos secretos,HombresGyU2enunapared. El cartel deLos puentes deMadison. Trofeos, orlas y diplomas.Un estante conmuñecas. Una docena de libros. Entre otros, La ciudad y los perros, de Mario VargasLlosa;Lossantosinocentes,deMiguelDelibes;Corazóntanblanco,deJavierMarías;Elamante, de Marguerite Duras; Primera memoria, de Ana María Matute; Historias delKronen,deJoséÁngelMañas;Elextranjero,deAlbertCamus;LaDaliaNegra,deJamesEllroy, yDiez negritos, de Agatha Christie. Un corcho con fotos, muchas de ellas dePolaroid:enbikinienunapiscina,jugandoaltenisenminifalda,brindandoconunapintaenunpubdeLondres,en lospuentesdeBrooklynySanFrancisco…Ysiemprecon lamisma sonrisa, despreocupada y feliz, una belleza tan cándida como turbadora. En losochenta,másporelpeinadoqueporelvestuario,AdrianasedabaunaireaMadonna.AlcerrarlapuertaTorcasefijóenelpósterdeLikeaVirgin,sujetoconchinchetas.

AdrianalevantóunradiocaseteycogióunclasificadordecoradoconfotosdePolice.Ahuecóelforro,sacóelticketyselodioaTorca.

—Undomingo que estuvimos comiendo conmis padresme pidió que la guardara

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aquí.Porsiacaso.

Una entrada para asistir en el Santiago Bernabéu, el 10 de diciembre de 2011, alúltimoclásicodelañoentreelRealMadridyelFútbolClubBarcelona.

—Yatecontéqueloteníatodoplaneado.Javimedijoquelaclaveeramantenerlacalma, dejar que las aguas volvieran a su cauce después del atraco.Durante el partidopodríaajustarlotodosinquenadiesospecharanada.

—¿Yquiénestaráenelasientodeallado?

—Javimelocontabatodo…,peromedijoquenomeconveníasaberlo.Sóloqueeraunviejoamigo.

—¿Ynadamás?

—No.Sóloeso.Unviejoamigo.Uncompadre,esoesloquedijo.

Torca no llegó a salir de Pozuelo. Callejeó por la zona en busca de una cabina.Aparcó lamotodemalamanera juntoauna, comprobóqueel teléfono funcionabay leenvió un correo electrónico a Hernández. «Tenemos que hablar. ¡YA!» Se consumía deimpaciencia,pero,comonoibaarecibirelcorreodevueltaconelnúmerotelefónicohastaunbuenratodespués,buscóunbarparacambiarunosbilletes.

Hernández tardó menos de lo previsto. A los cuarenta y cinco minutos recibió larespuesta:unnúmerodeteléfono.Torcasemetióenlacabinaylomarcó.

—¿Aquévienetantaprisa?¿Otrotesoro?

—Vetealinfierno,Hernández.¿EnquéputolíotemetisteconMarsé?

—¿ConMarsé?¡Perosiestámuerto!

—Nometorees.¿Porquéledistelaentrada?

—¿Laentrada?Tío,nosédequévas,peroteestásequivocando.AMarsélaúltimavez que le di algo…, déjame recordar…, fue un hostiazo. En Wrocław, no sé si teacuerdas.

—¡Yyomechupoeldedo!Cuéntamelootejuropormismuertosquetejodovivo.

Hernándezresopló.Porunmomento,Torcapensóqueibaaconfesar,peroamilesdekilómetroselcompadresoltóunacarcajada.

—Juanito,chato, lahaspifiado.Escúchamebien.Jódemetodoloquequieras,siesquetedejo…Peroantesapuntaaotroobjetivo.Nosédequécoñomeestáshablando.

Torca no le podía creer. Imposible imaginar, a esas alturas, a Ortega o JaimeimplicadosencualquiertejemanejeconMarsé.SamuyKrauzemuertos.Santa,enterradoenunmanicomio.Y JandrooLuisitonopodíanhaberlo engañado.Se fiabade ellos, yademás si uno de los dos se la estuviera jugando, les habría calado. Sólo quedabaHernández.Laovejanegra.Elmásperturbadoypeligroso.Yeldesertor,paraelrestodeloscompadres.PerotambiénelcompadrequejamáshabíamentidoaTorca.

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—Déjalo.Enserio,Juanito.Perosimenecesitas,ysipuedoganartantapastacomoenelAral,dímelo.EntresocuatrodíaspuedoestarenMadrid.¿Quépasa?¿Yatelohasfundidotodo?Yotengoalmenosparadosañosmás.

Torcametióotramoneda.Dejódegritar.

—¿Tehasretirado?

—Sí.Bueno,no.Sóloaceptolosencargosquemeapetecen.Paranooxidarme.DesdeelviajeaUzbekistán,sólohehechouno.

—¿Ynohasvenidoporaquí?

—Queno,pesado.

—Vale.Puesolvidaestallamada.

—Olvidada.Unplacerhablarcontigo.Aunquemepongasaparir,cabrón.

AHernándezlamuertedeMarséselatraíafloja.SólosentíacuriosidadporNadia.

—¿Alfinalquéhicisteconlarusa?Quémujer.¿Volvisteaporella?—lepreguntóaTorca.

—No.Paramínoexiste.

—¡Vayadramón!Notepega,Juanito.Puesentoncesnoteimportaráqueyo…

—Nomejodas,Hernández.

—Osea,queunpoco,nadamásqueunpoco,síqueexiste,¿eh?

A Torca todavía le quedaban monedas, pero la conversación se había prolongadodemasiado.

—Anda,mejorterminamos,¿vale?

—Vale.Hastacuandoquieras,compadre.Ynotesulfures.Notepega.Unabrazo.

—Otro.

LosdoscientosmileurosdeMadridSeasvolarondesdeGibraltaraSuiza, trasunabreveescalatécnicaenlasislasCaimán.Torcacerróelportátil,sevistió,desayunóenelHotelde lasLetrasysacóelmaletínde laconsignadeAtocha.Aunqueconservóallí lacarpetadelasCuatroTorres.LlegóalaTorredeCristaluncuartodehoratarde,porquelecostómásdeloprevistofotografiarlosdocumentos.Lasprimeraspruebasconelmóvilnolegustaronyacabóusandolatableta.

Laforet lo recibió abajo, escoltado por Borja del Campo. Pero no le dirigieron lapalabra: en cuanto lo vieron llegar, el guardaespaldas abrió el ascensor, lo esperarondentroysubieronensilencio.DelCampocerrólapuertadeldespachoysequedófuera.

—Aquítienes.

Laforet sacó todas las carpetas, las colocó en su mesa y las examinó durante

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alrededordeunminuto.

—¿Estátodo?

—Sí.

¿CuántotardaríaenaveriguarquefaltabalacarpetadelasCuatroTorres?Talvezunpardehoras,calculabaTorca.

—¿Ycómoséquenohashechootracopiamás?

—Te tendrás que fiar de mí. No te queda otra. Y verás que nadie removerá estamierdaapartedevosotros.

—Yaveremos.¿Cómolohasrecuperado?

Torcaselevantó.

—Perdíel tiempodetrásdeAdriana,comotú,hastaquecambiéde táctica.Ellanotuvonadaquever.Busquéalosmorosytardémenosdeloquepensabaenencontrarlos.Loscacécuandoestabanapuntodevenderlosdossieres,porcierto.Peromejorolvidamostodoesto.Noteinteresaconocerlosdetalles,anoserquequierassercómplicede…

—Sí,vamosaolvidarlo.

Torcasedirigióhacialapuerta.Aunqueselopensómejorysegiró.

—Porcierto,lodeolvidarlotambiéntelopuedesaplicar.OlvidarosdelRealMadrid.

—¿Yeso?¿Atiquéteimporta?

—Amí, nada.Yo sólo quiero que vuelva Juanito.ORaúl. Pero echa un ojo a losfolios.

Laforetsefijóenunadelashojas,sinsaberdóndemirar.

—Miraquécasualidad:MarséusófoliosdeMadridSeasparahacer lasfotocopias.Sólo caben dos opciones. El azar, los tenía a mano. O los quería para joderos. Parademostrar que vosotros habíais encargado las investigaciones.Marsé fue un chapucero,peroplaneóelroboporqueteníauncomprador.Piénsalo.Segúnlosmoros,esecompradoreraelRealMadrid.EnelBernabéuestánesperandovuestropróximomovimiento.

—Esoesmuchosuponer.

—Losajedrecistassomosasí.Vamosporlavidaconvariasjugadasdeadelanto.Osvais ameter enunaencerrona.Hazteotra suposición: ¿porquéMarsémontóel atraco?¿Porquénocopiólosexpedientessinquenadieloadvirtiera?

Saliósinprisas.Borjaloacompañóhastalasalida.Sinabrirlaboca.Lascámarasloscontemplaban.

Comiómedio menú, sin postre. Unamenestra de verduras, con un cacho de pan.Sesteóenelsofáy,porfin,sepególaúltimacarreraantesdelaBehobia.Muydespacio,relajado,contemplandolasramasylasnubes.LuegobuscóunhotelenSanSebastiánpara

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elfindesemanaydejóquelatardelanguideciera.

A las cinco la secretaria de Camilo Laforet le pidió que regresara a la Torre deCristal.TorcasenegóyalcabodeunpardeminutosLaforetsedignóallamarlo.

—¿Porquénovienes?

—Porquenopuedo.Tengounacita.

—Perotenemosquehablar.

—Yaloestamoshaciendo,¿no?¿Quéquieres?

—Faltaundossier.

—¿Seguro?Yonohetocadonada…

—¡Perofaltaundossier!—gritóLaforet.

—Elmaletín estaba abierto. Te lo advertí. No he tocado nada, pero como puedessuponer,losmorosigualsepararonalgunospapeles…

—Puesdimedóndeestánotráemelosaquí.¡Deinmediato!

—Esoesimposible.Dedondeestánnovanasalirnuncamás.

París quedaba muy lejos. Torca suponía que Marsé había tirado de contactosantiguos.Silosargelinoseranprofesionales,nadielosrelacionaríanuncaconelatraco.Ysi aparecían, ya lo arreglaría. Para salvar su culo, y el de Adriana, quizá tendría queenterrarlos de verdad.Comodiría Jandro, ellos se lo habrían buscado.Aunque tambiénpodíadevolverleesedossieraCamilo.Ensumomento.DespuésdeveralcompadreenelBernabéu.

Camiloseguíarabioso.

—Mástevalequeelcontenidodeesedossiernotrascienda.

—Seguroqueno.Intentarérecuperarlotambién.

Nerea terminaba a las ocho. Se quedó esperándola fuera, en la acera de enfrente.Salióalasochoycuarto.Sola.Fatigada.Lasiguióhastalaparadademetro.Nereabajólasescaleras.Torcasequedócomounpasmarote,arriba,unpardesegundos,ytuvoquedescenderatodaprisa.Lallamó.Sediolavueltacuandohabíagiradoeltorno.

—¿Juan?¿Adóndevas?—lepreguntómientrasretrocedía.

—Atucasa,simedejas.

El sueño de la razón produce frikis. En Tres Cantos, a las tres de la madrugada,recostadoenunsofámullido,Torcasedejóvencerporelcansancio.Trasrumiardurantehoraymedia,aoscuras,laspalabrasconlasquepretendíaconvenceraRamónRibeyro,MorfeolotrasladóaunapeculiarversióndeBienvenido,misterMarshall.Sustituíaalgran

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PepeIsbert.Consombrerocordobés,enblancoynegro,sehundíaenunbuclecasieternoenelbalcóndeVillardelRío:«Comoamigotuyoquesoy,tedebounaexplicación,yesaexplicaciónquetedebo,telavoyapagar.Queyo,comoamigotuyoquesoy,tedebounaexplicación,yesaexplicaciónquetedebo,telavoyapagar,porqueyo,comoamigotuyoquesoy,tedebolaexplicación…».Enlaplazadelpueblo,travestidodesevillana,Ribeyrolomirababoquiabierto.

Elruidodelacerraduralodespertó.Torcaseenderezóensilencio.Ribeyroabriólapuerta,encendiólaluzdelrecibidorysemetióenelcuartodebaño.Meóyseenjuagólabocabebiendoamorrodelgrifo.Allevantarlacabezadiounbrinco.Torca,reflejadoenelespejodelcuartodebaño,loapuntabaconunapistola.

—¡Joder!

—Tranquilo,nopasanada.Estehierrosólolohesacadoparaquenoteechesencimademí.Encuantotecalmesloguardo,¿vale?Anda,súbetelabragueta.

Alperiodistalecostóreponersedelsusto.NosetranquilizónisiquieracuandoTorcaguardólaGlockyleacercólatableta.Lacogióconcuidado,escamado,aunquealampliarlaprimera foto con losdedos se enfrascó en la lecturadel expediente.Luego saltó a lasiguienteimagen,peronocontinuóleyendo,movióelíndicedederechaaizquierda,unayotravez.Torcalodejótranquilo.Sepasóvariosminutosampliandoalgunasdelashojas,escudriñandorostros,tablasynúmeros,hastaqueTorcaleordenó:

—Devuélvemela.

ARibeyrolecostóparar.Torcalacogióysesentóenfrentedelperiodista.

—Escúchamebien.No teacabasdecaerdelnido…Sabesquea losperiodistasospasaninformaciónamenudo,pornodecircasisiempre,pormotivospococonfesables.UnrivaldeFlorentinoqueríausarteparaasaltarlapresidenciadelRealMadrid.Ibasarecibirtodoestopocoapoco.Sirepasasnuestrosencuentrosanterioresdeducirásquiénes.

—¿Iba?¿Nolovoyarecibir?¿Meloenseñasparanopasármelo?

Torcavolvióalevantarse.

—Niatiniamínosinteresaqueestosalgaalaluz.Teibanaalimentar,peroluegoteibasaconvertirensutítere.

Torca buscó la carpeta «Primera plana», dejó atrás los expedientes sobre otrosperiodistasyseleccionólaspáginascentradasenRibeyro.Ledevolviólatableta.Cuandovioqueterminabadeleerlas,sacódelbolsillointeriordelaamericanaunúltimocartucho:lafotodelclubconlosdosenpelotas.

—Meencargarondescubriratutopoenelvestuarioparacomprobarcómoprotegíasa tus fuentes. La milonga de Chema Valenzuela y la entrevista era mi plan A. El Bconsistíaenpresentarmeaquí,ponertelapistolaenlasienyhacertecantar.Enfin,undía,mejordichounanoche,teseguí…,sinsaberquetambiénmeestabansiguiendo,paraversihacíabienmitrabajo.Acabéenelfolloclubcomotú,yaves.Ynosinmortalizaronpara

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la posteridad. Pero esto es sólo la punta del iceberg.Me consta que han entrado en tuordenador.Tienencopiadetodo:hastadetusrutasciclistas.Y,porsupuesto,delasfotosdetuex.

Ribeyroeraunmardedudas.

—Peroentonces,¿túquéhacesaquí?¿Quéquieresdemí?

—Quiero quitarles la iniciativa. Lanza una primicia: di que Jorge Barriocanalesaspira a la presidencia del Real Madrid. Que a la directiva merengue le consta quepretendedesbancaraFlorentinoPérez,aunqueelconsejerodelegadodeMadridSeasnolohayaconfirmadoaún.Yqueenelentornodelactualpresidentenotemenlacampañadedesprestigiode la instituciónquepueda impulsarBarriocanalespara lograradeptosa sucausa.

—Pero…¡Esonoesverdad!Ysimeenfrentoaellos,iránapormí.

—No.Sobretodo,siantesdepublicarloavisasatuamigoManuLaviana.EnelRealMadrid te estarán agradecidos para siempre. Si publicas esa noticia en Pueblo,Barriocanalesdesmentiráquesepresenta.Nolequedaráotra.Tevoyadecirlaverdad:leshe hecho creer que algunos de estos documentos ya están en poder del Real Madrid.Fíjate.—Amplióconlosdedosunadelashojas—.EntodoslosfoliosapareceellogodeMadridSeas.LeshedichoqueelclubyasabequeBarriocanalesfuequienencargóestosdossieres.Sipublicasloquetedigo,nolequedarámásopciónqueecharseatrás.

—Peroiránapormísisuplansevaalgarete.

—No.Sierestúquienlopublica,sabránquetambiéntienesaccesoalmaterial,yquepuedespresentarestosdocumentosquelosincriminan.

—¿Ysinohagonada?

—EntoncespensaránqueestoyequivocadoyqueenelMadridnosabennada.Yundíadeéstostellegaráalgunodeestosdocumentos.Teapuntarásunaexclusiva.Verásqueeresútil,temandaránmás,yyaestarásensusmanos.Opuedequeelijanaotro.

Ribeyrosequedócallado,reconcentrado.Torcaseguardólatabletaylafotoydejóunllaveroenlamesilla.

—Aquí te dejo tus llaves. La próxima vez llamaré a la puerta.Más que asustarte,queríahacertecomprenderqueaquíseestájugandomuysucio,demasiadosucio.

Saliódelsalón.Elperiodistalosiguió.

—Perolosdocumentosquetienesahísonreales,¿no?Déjamequedarmeconellos,porfavor.

—Hagamosuntrato.Túpublicaloquetehedicho;señala,aunqueseadepasada,queal RealMadrid no le damiedo la posible campaña de desprestigio deBarriocanales, ycuandopasetodoesteembrollo,másomenosdespuésdelclásico,enlasegundasemanadediciembre,tedejaréquedartecontodo.Ypodráshacerloquequieras.

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ElviernesamediodíaAdrianalotelefoneó.

—MehadichoOlgaque…

—Yapuedevolver.

—No,noeseso.QueMoenpersonaha llamadoparadisculparse.Ylehacontadoquemantiene laoferta.Estádispuestoaefectuarel intercambiocon lascondicionesquenosotrospongamos.¿Quéteparece?Igual…

—Vamosaver—lacortóTorca—.¿Despuésdecuatrodías sale coneso?¿LehasdichoaOlgaqueyanotieneselmaletín?

—No,nosabenada.

—¿YtampocosabíaquetequedasteconeldossierdelasCuatroTorres?

—No,tejuroqueno.

—Perotehabrácontadodóndeestáydepasolehabrásdichoquesiguesencasadetuspadres,¿no?

—Sí…¿Adóndequieresiraparar?

—Aningúnsitio.¿QuélehascontestadoaOlga?

—Queteníaquehablarlocontigo.Nadamás.

—Vale.Puesdaleminúmeroydilequepuedehablarconmigo.Ellaoelchino.

—Pero¿nisiquieraquieressabercuántonosofrecíaMo?Podríamosiramedias…

Torcarespiróhondoparanoperderlapaciencia.

—Nosigasporahí.Yfíate.

NiMoniOlgallamaron.

Ramón Ribeyro lanzó el bombazo el sábado. Ese día los periódicos no llevabanprevias sobre la Liga, la Selección española jugaba un amistoso en Wembley contraInglaterra, así que a primera hora de la mañana la noticia se expandió por las redessocialesycomenzóasercitadaydiscutidapordoquier…,aunqueenelRealMadridnadiedesmintióniconfirmólainformación.

Alasoncedelamañana,CamiloLaforetllamóaTorca.

—¿Hassidotú?

—¿Qué?

—Dímelo.Ya.Simeenteroporotros,seráaúnpeorparati.

—Camilo,nosédequémehablas.

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—RamónRibeyrohapublicadoenPuebloquenosqueremospresentar.Yquevamosaatacaralclub.

—¡Quémedices!

—Nomedigasquenotehasenterado.

—Pues no. Estoy a punto de irme a San Sebastián, todavía no he abierto unperiódico.Peronome extraña…Encaja con lo que te dije.Marsémepide investigar aRibeyro,robalosdocumentosconvuestrologo…,entiendoqueparajugaradosbandas,paraavisaralMadrid,yprecisamenteesRibeyroquiendestapavuestroplanjustocuandorecuperáiselmaletíndeMarsé.¿Quévaisahacer?

Amediodía,Madrid Seas difundió un escueto comunicado de prensa.Resaltaba elmadridismo de Jorge Barriocanales y los múltiples y estrechos lazos de amistad quemanteníaconnumerososdirectivosdelRealMadrid.Yademásnegaba«categóricamente»que quisiera presentarse a las próximas elecciones a la presidencia del club. Por ahora,pensóTorca.

QueríaunMinicomoeldeRibeyro,perosaliódelaoficinadealquilerdecochesconunBMW.Concambioautomáticoydescapotable,comolehabíapedidoNerea,aunquenopensababajarlacapotaenningúnmomento.

AldejaratrásBurgosnosupocómocontarleaNereaquehabíanacidoallí.Lodejóparaotraocasión.

LlegaronaSanSebastiánporlatarde.ATorcaleapetecíaquedarseenelhotel,perosalieronarecogereldorsal.LuegocenaronunospinchosenelCascoViejo,losdeTorcaregadosconagua,dieronunpaseoporlaConchayregresaronalahabitación.

Porfortuna,Nereaestabamásmimosaqueguerrera.Onoqueríadesfondarloantesde tiempo. Era joven, muy joven, pero por primera vez vio en ella unamirada tierna,maternal.

—Mañananofuerceslamáquina,¿vale?¿Sabíasqueelañopasadomurióunodeloscorredoresdeuninfarto?

—No.Perotampocomesorprende.Sijuntasaveintemiltiposencualquiersitio,raroseríaquenoocurrieranada.

EldomingoTorcadesayunóalassietedelamañana,sinhambre.NerealoacercóaIrúny regresóaSanSebastiánparaaparcar enelhotelyesperarloen la líneademeta.Mientrasestiraba,Torcadecidiómanejarseconcautela.Demenosamás.Hacíacalor.Suplaneratrotarconunritmocómodo.Noteníaningunaprisa.

Torca había llegado con demasiada antelación. Los corredores partían de maneraescalonada, primero los profesionales y luego en sucesivas oleadas los dorsales conmejores tiempos hasta dejar paso, en último lugar, a los corredoresmás lentos y a losdebutantessinmarcaregistrada,comoél.Hartodecalentar,seapoyóenunapared,juntoalasalida.Laesperaselehizocorta.Ynosóloporlamúsicaylossucesivospistoletazosde

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salida. Nunca se había considerado unmirón, pero se le iban los ojos. Habíamiles demujeres enmallas o pantaloncitos. Todavía no soy un viejo verde, se dijo Torca, perotiempoaltiempo.

Kilómetro1.Agobiadoynervioso.Comouncaballoenel cajónde salida.SonabaThe finalcountdown, deEurope, cuando el locutor, en euskera, empezó la cuenta atrás:«…lau,hiru,bi,bat!».Lapantallagigantesoltóunúnicomensaje:«Aurrera!».¡Adelante!Pegadoal ríoBidasoa,pocoapocosealejóde la fronteraconFrancia,de Iparralde,unlugaralquejamásregresaría.

Kilómetro2.AnimadoporlosvecinosdeIrún,corriódespacio.Pendientedenopisarnitropezar,ytodavíadejándosellevar,alritmodelgrupoqueloprecedía.

Kilómetro3.Primerascuestasyprimeracelerón,siguiendolaesteladeunoschavalesqueseabríanpasoporlaizquierda.

Kilómetro 4. Se acostumbró al galope de los chavales. Iban a un ritmo de cuatrominutosymedio,ylesquedabaresuelloparasoltarchorradas.

Kilómetro5.Cuestaabajoygustándose,adelantóaloschavales.

Kilómetro6.Segúnelmapa,empezabalasubidaalaltodeGaintxurizketa.ATorcaleparecióunatachuela.

Kilómetro 7. En tierra de nadie.Quizá demasiado eufórico, pasó de largo ante lasmesasconagua.

Kilómetro 8.El sol pegaba fuerte.Un joven, sentado en una cuneta con lamiradaperdida,recibíaatenciónmédica.ATorcaseleatragantaronunpocolosmetrosfinalesdelasubida.SerepusobajandoconcalmalosprimerostoboganesdelacarreteradeLezo.

Kilómetro9.Aunquecontinuabanlostoboganes,seempeñóenmantenerelritmo.

Kilómetro 10. El ecuador. La zona rompepiernas. Continuaba más rápido que encualquierentrenamiento,impulsadoporelrestodeloscorredores.

Kilómetro11.Terminaronlospuñeterostoboganes.Unalivio.Escaso.

LevinoalacabezalacancióndeJandro.Quéhaceuntipocomoyoenunsitiocomoéste.Porquécorro.Sinadiemeloordena.Porquécorroaquíenvezdeencualquierotrositio.

«Correresdecobardes»,decíaKrauze.Elmás lentode loscompadres.Paticortoycabezón,enlaspruebasfísicasleganabahastaLaguna,siemprealérgicoalsudorperoenaquellosañosenbuenaforma.Aquellosaños.Losañossalvajes.

Kilómetro12.Bebió.Porfin.Lehacíafalta.Sedetuvocincosegundosparatragaragusto.Lecostóretomarlacarrera.

Correrporquesí.Correrporcorrer.Meteraire,expulsarlo,avanzar.Comounomás.Comosinada.

Cuando dejaron el uniforme, ganaron en libertad pero perdieron algunas buenascostumbres.KrauzeyLagunadejarondeejercitarse,peroalmenosnoengordaron.Jandrosemachacabaenungimnasio.Sevolviómáscorpulentoperomenoságil.Marsétratóde

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seguirsuspasos,aunqueprontoacabóechandobarrigacervecera.SóloHernándezyTorcasemantuvieroncomosiempre.Amenudosalíanacorrerjuntos.

Kilómetro 13. Nada. No queda nada, repitió. Puerto de Pasajes. Pendiente de notropezar con los raíles, quizá braceó más de la cuenta. El dolor en el hombro le pillódesprevenido.AgazapadodesdeBurgos,volvióenelpeormomento.

Kilómetro 14. Recta eterna, llana. El hombro palpitaba. Y faltabamucho, todavíafaltabamucho, incluso a ese ritmo cerca demedia hora. Y quedaba una subida. Torcaapretólosdientes.Descartóvolverapreguntarsequécoñopintabaahí.Siguió.

Recordó lapelea conDelCampoyel rapado.El exboxeador sabíapegary elotroparecíauntipocapazdereventaracualquieraapatadas,lehabíadejadounbuenselloenel hombro, pero en el fondo eran blandos. Cuando sacó la pistola se quedaron comoestatuas.EnMadridSeas,pensóTorca,apostabanalogrande,peronojugabanfuerte.Trasrecolectarlosdossieres,unaempresacomoEuCorphabríaactuadoconcontundencia,sinbuscar intermediarios como Ribeyro. Y ante un robo como el del maletín, Juan MariButrónhabríaexigidoaTorcaquesacaradelcomaaMarséahostia limpia,o lehabríaordenadointerrogarconelZippoaAdrianaesamismanoche.

Kilómetro15.Volvióabeber.Estavezapenassedetuvo,peroalreanudareltrotelepesaronlosaños,losgolpes,todo.Eldolorpersistía.Torcaaceleró:queacabaraelsupliciocuantoantes.

SaltódeJorgeBarriocanalesaMoXingjian.Deunfantocheaunfumanchú.Mosíque era peligroso. A un encuentro con sólo dos mujeres, en teoría, había acudido concuatro pistoleros.Que hubiera tentado de nuevo aOlga yAdriana era de esperar, peroquizátendríaqueadelantarsealosacontecimientos…

Kilómetro 16. Centenares de personas en las aceras. La mayoría sólo animaba,aunquemuchossehabíanapostadoallíademásparalanzarsuscánticosnacionalistas.Puesquecanten,sedijo.AtravesóelbarriodeTrintxerpe,enPasajes,pordelantesóloquedabacascourbano,genteymásgente jaleando.Lacarreteraseempinó.ElAltodeMiracruz.Éste no le pareció una tachuela.Torca no ibamal, pero podría ir bastantemejor. Putosvodkas.Putotabaco.Putopasado.Cerca,muycercadeesascalleshabíaasistidoamásdeun entierro. Guardias civiles, militares, compañeros asesinados a tiros. Habían pasadotreintaaños,perolascallesapenashabíancambiado.Torcatampoco.Nosearrepentíadenada.

Kilómetro 17. Terminó el ascenso. Y el dolor del hombro se largó, por fin. Bajóechándosehaciadelante.Conlabocasecaylazancadaabierta.

Kilómetro 18.Terreno conocido.El barrio deGros.La playa deLaZurriola. Perojamáshabríapensadoquelacarreterapicabahaciaarriba.Lepesabanlaspiernasperodepulmonesibasobrado.Aceleró.

Kilómetro 19. Recta final.Mientras adelantaba a decenas de corredores, le dio unsubidónde adrenalina.Sin venir a cuento, se acordóde su padre.Un instante fugaz: elabrazo en la juradebandera, hacía treintaypocos años.Otrameta.Torcadejó atrás elKursaalyelpuente,yrecorriólaalamedadelBoulevardabriendoaúnmáslazancada.Lamúsicaylosaplausosloanimaronaúnmás.

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Kilómetro 20.Lameta no llegaba nunca. Imposible fijarse en el público, buscar aNerea,sólopodíamirarhaciadelante.Corriólosúltimosmetrosfeliz,liberado,agotado.Jodidoperocontento.

—¡Apestas!—ledijoNereacuandoseechóencimadeella.

Sepególamejorduchadesuvida,aunquesaliódelhotelconlaspiernasagarrotadasy desfallecido de hambre. EnAstigarraga zampó elmenú de sidrería como un trol, sindespegar el culo del banco de madera. Nerea y Arantxa, la mujer de Jon Izagirre, encambio,repostaronsidraportodaslaskupelas.

Unadelasvecesqueellasguardabancolapararellenarlosvasos,Izagirreaprovechóparapreguntarle.

—SabrásqueRibeyrolaliopardaayerenPueblo,¿no?¿EseBarriocanaleseselqueibaaporCasillas?

—Lotuyoesunafijación.No.VaaporFlorentino.

—Quéfuerte.¿Ylovaaconseguir?

Torcamiró a lasmujeres. Tenían para rato, una cuadrilla se había puesto a cantaralrededordelakupela.

Poco,onada,lepodíacontarTorcaaIzagirre.Niélmismosehabíaparadoapensaren lo que había hecho. Al provocar que Ribeyro destapara los planes deMadrid Seas,¿estaba protegiendo a Adriana…, o al club que veneraba de niño? O igual sólo habíapretendidojoderaLaforet,sinmás.Peroledijoasuamigo:

—Alos tiposcomoBarriocanales les importanunamierdaCasillas,Mourinhoy lamadreque losparió.Paraesagente, el fútbolnoesundeporteni elopiodelpuebloniningunaotrachorrada.Sóloespoder.Influencia.Peronoeselúnico,¿no?¿TeacuerdasdeEuCorp?Quépuedodecirte,Jon:Barriocanalesnodalatalla.ConunpardeleccionesdelosButróntediríaquetodavíapuedeconquistarelMadrid…Perovamos,yanocreoquelogrenada.

—LosButrón.Palabrasmayores.

—Ytanto.

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ElmardeAral2011.Primavera.

—QuieroiraMuinak,enelmardeAral.

—Genial.

Elempleadodelaprimeraagenciadeviajestecleóalgoyfijólavistaenlapantalla.

—TenemospromocionesespecialesparaelCaribeyuncruceromuyinteresanteporelAdriático,¿quierequetambiénbusqueenesossitios?

—No,gracias.

—Magnífico.Aralvasinhache,¿no?

Alcabodeunratoencontróunviajeorganizadoquepasaba«muycerquita».

—NuestraRutadelaSeda,trazadasegúnlosviajesdeMarcoPolo,lepermitevisitarSamarcanda.

EnlasiguienteagenciauntíocompetentedesplegóunmapayleexplicóqueMuinaktambiénfigurabacomoMoynaq.

En el avión, tres díasmás tarde, releyó el folleto queNadia le había dado elmesanterior,pocosdíasantesdeirsedeEspaña.

ElmardeAralagoniza.Ysecontrae,comounancianoqueencaralamuertedescarnadoyencogido.ElmardeAral,acosadoysitiadoporelhombre,ademásmuerematando.Sedespidedepuertos,diquesyplayas.Dejaatrásbarcosdetenidosenmediodelanada,varadosenlechosmarinosconvertidosendesiertosdepolvoysal.Mientrastanto,millonesdepeces seextingueny lospescadoresdeKarakalpakstánderraman lágrimas tancontaminadascomosumar.LacatástrofeecológicasehaensañadoconlospobladoresdeestarepúblicadeUzbekistáncontantavirulenciaqueinclusolosmenossupersticiosossecreenvíctimasdeunamaldición.Lamortalidadinfantilsehadisparado,eslamayordetodalaantiguaUniónSoviética,ymásdelamitaddelosindividuossufreenfermedadesrespiratorias,hepatitis,infeccionesintestinalesocáncer.Loscausantesdeldesastresonlospolíticosytecnócratascomunistas que, almalgastar inmensos caudales en los campos de algodón, sentenciaron elmar deAral hacemedio siglo. Ahora podemos lamentarnos… o contribuir a la resurrección del Aral. PorqueWaterlife, con tuapoyo,vaalucharcontraloselementosparalograrqueelAralrecobresuesplendor.¡Colaboraconnosotros!

Al final del folleto aparecían los dígitos de la cuenta corriente deWaterlife y sus

direcciones. En Uzbekistán, al parecer, tenían oficinas en Taskent, la capital, y en

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Moynaq,oMuinak,ciudadensudíapesquerayhoydistanciadadelAralpordecenasdedesoladoreskilómetros.DesdeallíNadialohabíallamado,desesperada.

—Tienenamihija.¡Ayúdame!

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V

PENALTIS

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«Elresentimientopertenecealosjugadoresmediocres.»

JAVIERMARÍAS,

Cuentosdefútbol

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13

ElderbiElotoñoseinstalóconretrasoenMadrid.Torca,alcontrarioquedurantelareclusiónenelhoteltrasregresardelAral,sesintiódevacaciones.SieneneroseamoldabaalasrutinasdeLaguna&Campbell, los días de ocio iban a disminuir, así que decidió disfrutar deltiempolibre.

Antes de correr laBehobia, había pedido aLuisito que el rastreador de la agenciareunieratodalainformaciónposiblesobreMoXingjianyloscompadres.Ellunesporlamañanaal regresardeSanSebastián, recibióunextenso informeporcorreoelectrónico,peronoencontrónadasospechosoenlasvidasdeOrtegayJaime.SamuyKrauzecriabanmalvas, además deMarsé. Santa vegetaba y, como era de esperar, sobreHernández nohabía encontradonada.QuedabanLuisitoy Jandro,pero confiaba totalmente en ambos.¿QuizáAdrianasehabíaequivocadoalrecordarlapalabracompadre?Enelclásicosaldríadedudas.

Necesitó bastante tiempo para empaparse de toda la documentación sobre MoXingjian.Unacobra.

ElinformedeLaguna&Campbellterminabaconestaconclusión:

Nunca ha pisado una cárcel. Jamás ha estado imputado por ningún delito. Da igual. La comunidad chinamadrileñaleadulaylerespeta,perosobretodoleteme.Tresdesusprincipalescompetidoreshandesaparecidodelmapa.Nadiesehamolestadoeninvestigarsuposibleimplicaciónenesoshipotéticosasesinatosnitampocoenotrosdelitos.Normal,nos constaquemantieneexcelentes relaciones connumerososdirigentesmadrileños.Cadaañoquepasasupoderaumenta.Ysuaudacia.Escruelypeligroso.

ElmartesporlatardeAdrianavolvióallamar.Muyasustada,casihistérica.

—VolvíadelparqueconLucía.EnunpasodecebrasemehaacercadolasombradeMo,elchinodelacoleta,¿sabesquiéntedigo?

—Sí.—Elmongol,pensóTorca—.¿Tehahechoalgo?

—No.Bueno, sí.Asustarme.Todavía estoy temblando.Mehadichoque teníaunaniña preciosa, que sería una lástima que le pasara algo.Yo…yo he cogido a Lucía enbrazosy…

—¿Yquéhahechoél?

—Nada,sehamontadoenuncoche.Nisiquieramehapedidoelmaletín.

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TorcadijoaAdrianaquesetranquilizaray,confastidio,lepreguntóporOlga.

LasociadeAdrianasehabíaocultadoenBaqueira, sinesquíesnimaletas,yhabíaregresadoeldomingo.VivíaenunáticodePríncipedeVergara.

—Novolveránamolestarte—leprometióTorcaaAdriana.

Torca, sinpararseapensar,bajóysemontóen lamoto.RondócercadelportaldeOlgaunosminutosysecolódentrocuandounvecinosacabaapasearalperro.Subióyllamóaltimbre.Nocontestónadie.Volvióallamar.Sehartóyaporreólapuerta.

Olgaseacercó,locontemplóporlamirillaysequedóquieta.PeroTorcalasintióalotrolado.

—Omeabresotiroabajolapuerta—masculló.

Abrió.

Lamadwoman, sin uniforme de ejecutiva ni potingues, parecía una chavala. Unachavala desvalida, con un ojo tumefacto. Iba descalza, con pantalón de pijama y unacamisetadetirantesqueapenasocultabaunosopulentospechosoperados…,yquedejabaaldescubierto,enelescote,unpardecortessuperficiales.Recientes,comoelgolpeenelojo.

—Voyatenerquecobrarentrada—dijosinunapizcadegracia.

Olgalediolaespalda,atravesóelrecibidorysedejócaerenunsofá.Torcacerrólapuerta.

Elmongol—Olga tampoco sabía sunombre—sehabíapresentadoenel ático esamisma mañana. Olga poco podía contarle, aunque para asegurarse el tipo se habíadivertidoconunanavaja.

—¿Ytehahechoalgomás?

—No.¡Yonosénada!¡Nosédóndeestáelmaletínnidóndevives!SólolehedichodóndeestáAdriana.DespuésdecortarmehaenviadounmensajeaMo.

—¿Unmensaje?

—Sí,conel teléfono.Ymehacontado loque ibaahacermesiMonosequedabasatisfecho.Nohepasadomásmiedoentodamivida.CuandohaleídolarespuestadeMo,mecreíamorir.Elcabrónsehabíahechoilusionesymehapegadounpuñetazo.MehaordenadoquenosalgadeMadrid,perosehalargadosinvolveratocarme.

Torca le preguntó por qué no se había curado. Los pantanosos ojos de Olga sedesbordaron.

—Mehadejadoaquítirada.Ynohesidocapazdelevantarme.

Estabahelada.

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OlgasacóelVolkswagendelgarajeyestacionóendoblefila,cercadelamoto.Antes

desalirdelcoche,Torcalepidióquerepitieralasinstrucciones.

—Lo tengo claro.Mevoy directa aAlicante, a quemimadre ymis hermanasmecuiden.Cuandollegue,temandounmensaje.PeronollamoaAdriana.SiMooelotromellamanosemeacercan,entoncessíqueteaviso.YnovuelvoaMadridhastaquemelodigas.

—Bien. Conduce despacio, ponmúsica, la radio, lo que sea, pero no te comas lacabeza.Lopeoryahapasado.

JuanescoltóalescarabajohastaquesaliódeMadrid.Repostaronenunagasolineraydejóquesefuera.

MoXingjianhabíacalculadomal.CreíaqueelmaletínseguíaenpoderdeAdriana.HabíapreferidoasustaralasmujeresenvezdellamaraTorca,negociarconéloatacarlo.

Notienedemasiadaprisa,peronovaapararhastaconseguirlo,yanopuedoesperarmás,concluyó.ComohabíavaticinadoLuisito,MoXingjianhabíaignoradolaadvertenciadeTorca.

Olgahabíadesembuchadomientrasllenabanunamaleta.DuranteelcomadeMarsé,Adrianasólosehabíadedicadoalhospitalyalbebé,peroelmismodíadelentierrohabíareveladoaOlga loquehabíapasado.Adriananohabía salidodeEspañaparacontactarconposiblescompradoresdelosdossieres,comosuponíaTorca,sinoparaalejarsedelaPolicíaydeMadridSeas.Mientras tanto, la labordeOlgahabíaconsistidoenairear lamercancía. «Sondeé a algunos de nuestros contactos más…, cómo decirlo, máscontrovertidos. Sólo dejé caer un rumor, nada. Pronto corrió la voz. Hasta que MoXingjianganólasubasta.Nosofrecióunmillóndeeuros.»

—Estábañandoalaniña,peronotardará.Pase,porfavor.

LamadredeAdriana,unaseñoraenjoyadaymaqueadaalaquelesaldríaurticariaaloír la palabra abuela, lo sometió a un tercer grado en el salón, mientras el padre, elmelómanoensilladeruedas,noabríalaboca.Torcasedefendióaduraspenas.

Por suerte, Adriana lo rescató pronto. Con la criatura en brazos y un biberón yapreparado,locondujoescalerasarriba.CharlaronmientrasacostabaaLucíaenlacuna.

—Mimadredicequeunclavosacaotroclavo,yquetendréquebuscarleunpadreencondicionesaLucía.Desdeya,tehapuestoelprimerodelalista.Noteníasquehabertepresentadosinavisar,laquemeespera—confesóAdriana.

PeroTorcanoqueríairseporlasramas.Lecontóelcalvarioquehabíapadecidosusociaylospróximospasosqueibaadar.

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—ApesardequeOlgalesdiominúmero,hanpasadodemí:aellalatorturanyatiteamenazan.Siguenpensandoquetieneselmaletín.Muyprontovanacambiardeidea,voya solucionar esto. Pero si en algúnmomento vuelven a presionarte, limítate a repetir laverdad,loqueyotehedicho:queesanocheyomequedéconelmaletínyquetehedichoquehedestruidolosdocumentos.

—Pero¿loshasdestruido?

—Losqueméesamismanoche.

—¡Mecagoenlaputa!Sivalíanunafortuna…

TorcamiróaLucíaMarsé.Acunadaporsumadre,luchabapornocerrarlosojos.

—Siemprehansidobasura.

DurantelospreparativosdelintercambiofallidoenCoboCalleja,TorcahabíapedidoaLuisitoeldomiciliodeMoXingjian.DespuéshabíanlocalizadolasededelaFundaciónEspachina, el chanchullo que había urdido para potenciar su imagen, y las oficinascentrales de su empresa. Olga, además, le había pasado el número de un móvil. Trasmeditarlo, el miércoles a mediodía optó por presentarse en la fundación. Desarmado.Tambiéndejólasllaves,lacarterayelteléfonoenlasoficinasdeLaguna&Campbell:noqueríaqueleconfiscarannada.

Atirodepiedradelaembajadachina,lafundaciónocupabaunaostentosaentreplantadeunedificioreciénrehabilitado.Undelicadojovenconacentocanarioleexplicóquenopodía concertarle una cita con Mo Xingjian y que carecía de sentido esperarlo en larecepción.PeroTorcanoteníaprisa.

Cincuentaminutosdespués,elrecepcionistaleprendióunaacreditaciónenlasolapaylocondujoalinteriordelafundación.Aldoblarunpasilloseapartó.Elmongolyunodelostrillizosloestabanesperando.

El mongol lo cacheó sin miramientos. Luego entró en un despacho y al cabo deminutoleindicóquepasara.Élsequedófuera.

El despacho deMoXingjian parecía unmuseo.Entre los lienzos, los jarrones, lastallasylasfotografías,elobjetomásinanimadoeraelrostrodelempresario.Xingjiannole ofreció asiento, pero Torca se aposentó enfrente de él. Se fijó en las fotos. El chinohabía forrado de retratos enmarcados la pared que estaba a sus espaldas. Si quienes sereunían allí con él desviaban la mirada de su careto, se lo encontraban de nuevo, sinremedio,unayotravez,yaseatendiendolamanoaministrosyalcaldesoposandocongentedetodotipo:desdecelebridadestelevisivashastaintelectualesextranjerosinvitadosporsufundación,pasandopordeportistasprofesionales.Entreotros,variosjugadoresdelRealMadrid.

Sólohabíaunafotoenlaquenoaparecíaelchino,ydondelassonrisasnoparecíandeplástico:dosclonesdeXingjian,rejuvenecidosyeufóricos,alzabanunapequeñacopaysuspalasdepingpongenelpatiodeuncolegio.

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El chino, quizá satisfecho tras ver cómo Torca no podía evitar contemplar lasfotografías,saliódesumutismo.

—¿Aquéhasvenido?

—Arepetirme,yaquelaotranochenoteenteraste.Losdocumentosdelmaletínyanoexisten,sihubieraspagadoporellosahoraseríantuyos,peroesanochelosquemé.

—¿Porqué?

—Porquesólohantraídoproblemas.

Xingjiannoselocreyó.

—Yasabesdóndeestoy,vuelveconellosyestavezosdaréeldinero.UnhombredenegociosdeHongKonglosnecesita.Nopuedodefraudarlo.Túyyoempezamosmal,ypodemosacabarpeor.Ono.Comoquieras.Esosdocumentosvalendemasiado…,perotúnovalesnada.

—Cierto.Yonovalgonada—dijoTorca—.Nosoynadie.Peroloshequemado.Ysimepasaalgo,hedadoordende…

—¿Quenoeresnadie?—gritóelchino—.¿Noereselpadredeestemadero?

Xingjianpulsóelratónygiróelportátil.Rodrigoenvaqueros.Saliendodeuncine,abrazadoaunarubia.Relajado,sonriente.Elautordelagrabación,desdeelinteriordeuncoche,dejabaquesalierandeplanoy luegomostrabaenelsalpicadero laportadadeElMundo. «Dialogaré y seré valiente porque hay que tomar decisiones», proclamabaMarianoRajoyacincocolumnas.Elcámaraenfocabaalacabeceradeldiarioyabríaelzoom:«15denoviembrede2011».Ayer.

Torcaselevantó,hechounafuria.Xingjiansejactó.

—¿Yahoraqué?¿Vasadármelos?

Torcaabriólapuerta.DebíaavisaraRodrigo.Elmongolseabalanzósobreél,peroTorcaloapartódeunempujón.Eltrillizoseguíaenelpasillo,peroXingjianhizoungestoyellacayoseapartó.

—¿Vasadármelos?Yaestástardando—repitió.

Torca se lo pensómejor.Retrocedió.Elmongol sacó una pistola, peroTorca ni lomiró.SeacercóaXingjian.

—Loshequemado,no tehementido.Peropuedoconseguirunacopia.Tardaréuntiempo.

Xingjian,victorioso,sonrió.

—Tedoydiezdías.Niunomás.Peronotevayasaún,tengootrovídeo.Tunoviaesmuysimpática…

Moquizáesperabaotroestallido,perocomoTorcanoreaccionó,continuóhablandosintocarelratón.Miróalmongolydijo:

—Ayer mi amigo Gao se interesó por el precio de las habitaciones y tu novia loatendióconmuchaamabilidad.Tieneganasdecharlarconellaotravez,perolehepedido

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queseespere.Tienesdiezdías.

Media hora después Torca se pasó por Laguna & Campbell para recoger suspertenencias.Sobre todo,para llevarse lapistola.Luisito, que llevaba lustros sinver enTorcaesamiradataciturnayofuscada,seempeñóensalirdelaoficinaconél.

—Sinmínotevasaningunaparte.¿Quétehapasado?

Torcapodíaceder,darleunacopiadelosdocumentosaXingjiany,quizá,embolsarseunabonitasuma.Oactuarya.Seguirsuimpulsoinicial.Elcaminomássencilloeselmásrápido.TalvezXingjianloesperabaenlafundaciónosehabíaatrincheradoenAravaca.Le daba igual. Podía armarse hasta los dientes y arrasar con todo.Matar a Xingjian omorirenelintento,ypunto,problemafiniquitado.

TrascalmaraTorca,Luisitosacóarelucirsucinismo.

—¿Que fotografiaste todos losdocumentos?Puesusaesacopia.Dásela. ¿Acaso teimportaqueXingjianoesetipodeHongKongtenganlosexpedientesdeBarriocanales?Sonlobos,dejaquesedevorenentresí.Detodasmaneras,noséporquéhashechounacopia, con la mía bastaba, ¿no? Nunca reciclo nada, pero siempre se puede hacer unaexcepción.

Torcaleexplicóquelasfotografíasde la tableta teníanunvalorañadido: losfoliosmostrabanellogodeMadridSeas.

Unahoraydosvodkasmás tarde, aplacado,despuésdeevaluar todas lasopcionesconLuisitoydecantarseporuna,marcóelmóvilquelehabíadadoOlga.

—SoyTorca—dijo.

Esperóunossegundos.Colgaronsinmediarpalabra,perounminutodespuésrecibióunallamadadesdeunnúmerooculto.

—¿Vasaconseguirmelosdocumentos?—preguntóXingjian.

—Sí,lostendrás.Peroestavezelijoyodóndehacemoslaentrega.

—Excelente.

ATorcase lehabíaocurrido imitar la ideadelcompadremisteriosoodeMarsédecitarseenelBernabéu.Unsitioconcurridoyrodeadodefuertesmedidasdeseguridad.Alavistadetodosydenadie.Dentrodediezdías,precisamente,elRealMadridjugabaensu campo contra elAtlético deMadrid. Contaban con tiempo suficiente para planearlotodo.

—Te haré llegar una entrada para el partido del 26. Te llevaré elmaterial en unatableta.Tendrás el tiempoquequieraspara examinar losdocumentosy tequedarás conella.Ymepagaráscondiamantes.Unmillónocupademasiadoenbilletes.

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Antesdecolgar,Xingjianleamenazó:

—Apesar de queme has humillado delante demis hombres, soy una persona sinresentimientos.Estoparamíessólounnegocio,peromástevalequesalgatodobien.

Al día siguiente Torca quedó con Rodrigo por la tarde. Tomaron un café insulso,hablarondel tiempoysedespidieronhastaotrodía.Luego,porprimeravezensuvida,Torcalosiguió.Sequedóconlasganasdeverloconlarubia:elchavalsemetióencasa.Torcahizoguardiahastalamedianoche.

Nerealoesperabadespierta.Enelpicadero,asílohabíallamadoJandro.Horasantessehabíapasadoporelhotelparadarleunasllaves.Tiradaenelsofá,veíaunprogramadecotilleo.BajóelvolumencuandollegóTorca.

Porlamañana,Torcasehabíaidosatisfecho,trasvaciarloscenicerosycambiarlassábanas.Peroahoraelapartamentoestabareluciente,ademásdeordenado.Delacocinasalíaunruidoextraño,procedentequizádellavavajillasolalavadora.

—Tedijequenotocarasnada,¿no?

—Ya.Peroheabiertoelfrigoparaprepararalgo,hebuscadounplato…yunacosahallevadoaotra.

Nerealepreguntósihabíacenado.EnGranVíasiemprehaylocalesabiertos,Torcapreferíabajarparanocomplicarse,perolajovensacóunasarténylevaciló:

—¿Tefríounoshuevos?Oigualprefiereshacerlostú…

—Deja,deja.

Nerea teníamanopara la cocina.Buscó entre las latas y le preparó una tortilla debonitomuysabrosa.Mientrasleveíacomer,lesoltóloquelerondabaporlacabeza.

—No he abierto los cajones ni he registrado nada, no te asustes. Pero me haimpresionadoesto.Nohayfotos.Niplantas.Nada.Sólocacharroselectrónicosy libros.Estoesmásfríoquelashabitacionesdemihotel.

—¿Pongolacalefacción?—dijoTorca.

—Noeseso.Medijistequeestuvistecasado,quetienesunhijo…Juan,¿quétehapasadoparaquenoconservesningúnrecuerdo?

Torcaabrióuna latadecervezayofrecióotraaNerea.La jovensacóunvasoy lollenó con agua del grifo. Torca cogió el tenedor, pero ante lamirada deNerea dejó decomer.

—Nomehapasadonada.Enserio.NuestracasaestáenBurgos.Elfindesemanamequedéconlasganasdepararyenseñártela.Deverdad.Undíaquelibres,vamosyte laenseño.

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AlamanecerNereainsistió.QueríasaberquélehabíapasadoaRaquelyquétalsellevabaconRodrigo.Aunque,sobretodo,Nereaansiabasaberquélehabíaocurrido,quéhabíaprovocadoqueunanochedemayollegaraalhoteltanvapuleadoymustio.Aunquea Torca no le incomodaba demasiado la curiosidad de la joven, le costaba dar con laspalabras adecuadas. Le contó cómo había sido el accidente que había sufridoRaquel ycómoestabalograndoestrecharloslazosconRodrigo,ahoraquevivíaenMadrid,peronomencionóaNadianilosucedidoenelmardeAral.

Noqueríapensar enNadia.Ynohabíavuelto apronunciar envozalta sunombredesdemayo.ComolehabíadichoaHernández,novolveríaaporella.Jamás.Nunca.

Elluneslatabletayaestabapreparada.YLuisLaguna,omejordichosurastreador,yahabíadeducidoaquiénibaarevenderXingjianlosdocumentos.

Laguna lo condujo a un despacho interior. Parapetado por pantallas de diversostamaños,unhombrecillodepeloraloymiradahuidizamanejabaelratón.

—Juan,tepresentoaFranciscoCifuentes,aunqueaquítodoslellamamosPaco.Unhombre fundamental en esta pequeñagran familia.Paco, como sabes, JuanTorca es unviejoamigoymuyprontovaaecharnosunamano.Ytehasubidoalosaltares,tellamaelRastreador.Anda,enséñaleaLung.

Hinchadodeorgulloaloíreseapodo,elhombrecilloirguiólaespaldaycomenzóadesplegarventanassinparardehablar.

—Wen Lung. 1955. Siempre lo desmiente, pero procede de Taiwán. Apodado elEmperadordelcemento,aunqueelgruesodesufortunaprocededeunaconcesiónminera.Controladoswebsdeapuestaslegalesy,segúntodoslosindicios,laprincipalcasailegaldelmundo. Le interesa el fútbol, laNFL y elmotor.Dicen que el año pasado trató decogerel timóndelManchesterUnitedyquehacedoscasientraen laFórmula1.Tienesocios,yenemigos,entodosloscontinentes.EnEspañatambién.Xingjianesunchicleenelzapatoparauntipocomoél,perohemosdescubiertoquemuchasdelasmateriasprimasquemueveXingjianenCoboCallejasetrasladanencarguerosdeLung.Seconocen.

Sábado, 26 de noviembre. Madrid bullía desde la mañana. El derbi todo locontagiaba,peroTorcasalióacorrercomocualquierotrodía.Quizáseaelúltimo,sedijo.LesobrabanlosmotivosparanofiarsedeMoXingjian,yademássehabíalevantadoconunmalpresentimiento.Yoselavoyajugar,peroélamítambién.

La tabletaconteníaunmuyescasoporcentajede losarchivosoriginales.Ysacadosdel discodurodel banco, sin el logodeMadridSeas.El resto era paja.Abundaban lasfotospicantesylosvídeospolémicos,perocasitodoelcontenidoeradeldominiopúblico.Morralla.SegúnAdriana,XingjianhabíapujadoporlaCarpetaBlancaaciegas.Poreso,aunquehabíaqueridohacerseatodacostaconlosdocumentos,sehabíanegadoapagarporellos.Yahoratalvezpensabahacerlomismo.

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EnCoboCalleja sólohabíadedicadounos segundosaver losdocumentos,yenelBernabéu,rodeadodehinchas,tampocopodríainspeccionarquéestabaadquiriendo.

Como habían quedado,Torca llegó tarde al estadio, al comenzar la segunda parte.Quería salir al final del partido, confundirse entre los aficionados. Subió por la gradadespacio.NovioalmongolnianingúnchinocercadeXingjian.Secolocó juntoaélysacólatableta.

Habíanelegidounmodelobarato,conunapantallapocoluminosa.XingjiandejóqueTorcalemostraralascarpetassinhacerleningunapregunta,yluegotratódecogerla.

—Laspiedras—dijoTorca.

—Lashetraído,peroaquínotelasvoyadar.Vamos.

Salierondelagrada.Enlasescalerasinterioressedetuvo.

Xingjian sacó una bolsa de terciopelo negra. Al ver a unos vigilantes volvió aguardarla.

—Vamosalosbaños,notardaremos.

Torca se esperaba algo así. Caminó hacia los servicios como Marsé por elaparcamientode lasCuatroTorres.Al reanudarseelpartido,quizánohabríanadie.Fuepordelanteconpasofirme.Deperdidos,alrío,sedijo.

Abriólapuerta.Yelculetazodelmongollediodelleno.

CuandoJuanTorcadespertó,elmongolseguíaallí.Levacilabaconelemisorláserdeunapistola,oscilandolaluzrojadeunojoaotrocomosiestuvieraechandoasuertesquéórbitaibaareventarparaperforarleelcerebro.

Unzumbido,unavibraciónalrecibirunmensajetelefónico,provocóqueelmongoldetuvieraelvaivén.

—Vaya,voya tenerquematarte.Noshas timado—dijo tras echarunvistazo a lapantalladelmóvil.

Torcasequedócallado,másenfadadoconsigomismoqueconelmongol.Quéputoerrordecálculo.Garrafal.NoselehabíapasadoporlacabezaqueMofueratanresolutivoni que corriera tantos riesgos. Descartó ofrecerle dinero o implorar clemencia. Aunqueexplotócuandoelotrovolvióaputearloconelláser.

—¿Puesaquécoñoesperas?

—Estapistolaespequeñaperomuyruidosa.Yestopareceuncementerio.Encuantolagentesepongaagritar,acabamosconesto.

ElMadridganabatresgolesauno,aunqueseoíadefondoalgúncántico,elestadioparecía tranquilo.Durante unosminutos se contemplaron en silencio.De repente, unos

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pocosmetrosmásabajo, enel césped,Higuaín lanzóunaparedaCristianoRonaldo, elportugués le devolvió el balón con un toque de espuela y dos defensas rojiblancosderribaronalargentino.«¡Penalti!»,bramóelpúblico.

—Penalti—coreóelmongol—.Fusilaránalportero…Yyoati.

Hayque tenercuajo,yoficio,paramatarcaraacara,enunespacio reducido.A ladesesperada, Torca lanzó el puño contra la pistola apenas un instante antes de que elmongolapretaraelgatilloydequeCristianoRonaldochutara.Labala,desviada,letatuóel antebrazo, pero el mongol no volvió a disparar. La pelota entró rozando el posteizquierdo. Torca derribó al mongol de un rodillazo. Miles de gargantas cantaron golmientrasTorcalomolióapuñetazos.

Eldíaenqueloibanamatarseríaotro.Quizá.

El mongol, hecho un guiñapo, no pidió clemencia durante el castigo. Harto degolpearlo,Torcalodejóinconscientedeunapatada.Sincogerresuellonicomprobarlosdaños del balazo, le quitó el teléfono y llamó al número que había enviado el últimomensaje,susentenciademuerte.

—¿Hasterminado?—preguntóMoXingjian.

—Yosí—respondióTorca—.¿Ytú?¿Quieresmás?

Xingjian, descolocado, no replicó. Torca cogió aire y amenazó por última vez alchino.

—Situlacayotuvieramejorpuntería,yoestaríamuerto.Perotútambién.Ytushijos.ElqueestudiaenIrlandayelquesiguecontigoenAravaca.Yotambiénpuedojugaralmismojuegoquetú.Sinospasaalgoamíoamihijo,loquesea,laordenyaestádada,unasesino bastantemás eficaz que tu lacayo se lo va a pasar de putamadre contigo y tufamilia.Novuelvoarepetírtelo.¿Estáclaro?

Xingjiancolgó.Torcabuscóenvanolosdiamantes,seguardóelmóvily lapistoladelmongolysearremangólacamisa.Chorreabasangreporelcodo,peropodíamoverelbrazo.Ledolíanmáslosnudillosqueelbalazo,buenaseñal.Selavólaheridaysevendómalamente,conpapelhigiénicoyunpañuelo,yantesdesalirdelbañocogióalmongolylemetiólacabezaenelretreteparaquesefueradespejando.Duranteunsegundopensóenahogarlo, pero alejó rápido ese tentador pensamiento: carecía de tiempo ymedios paraeliminarsurastro,leconveníaqueelchinosefueradeallíporsupropiopieenvezdeconlospiespordelante.

Llamó a Lusito. Le pidió que se presentara en el apartamento con un botiquín, yabandonóelSantiagoBernabéucuandoterminóelpartido,mezcladoconloshinchas.

—Descansa,mañanamepasoaverte.

—Gracias,amigo.

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El vendaje de Luisito, rudimentario pero efectivo, no iba a impedirle ejecutar lasegundaydefinitivapartedelplan.

Los localizadores que había colocado en la tableta y en el abrigo de Xingjianapuntabanalasmismascoordenadas:elbúnkerdeAravaca.Cautoyminuciosocomoundepredador, empleó dos horas largas en burlar las fuertes medidas de seguridaddiseminadas por la verja, el terreno circundante y los accesos. No lo detectaron ni losdispositivoselectrónicosnilosvigilantes.

Nada más contemplaba una opción. Aunque Xingjian durmiera solo, habíadescartado torturarlo para averiguar hasta qué puntoWen Lung, elmillonario deHongKong,estabaaltantodesusmanejos.

Xingjian roncaba acompañado, pero la joven que debía de haber soportado lasrepulsivasacometidasdelchinosehabíaacurrucadoenelextremoopuestodelacama,decara a la ventana.Buena suerte. Sobre todo para ella. ParaTorca hubiera sido un dañocolateral:estabaprotegiendoaRodrigo.YaNerea.

Torcaestuvosólounpardeminutosenelcuarto.Armólajeringa,aspiróladosisycon sumo cuidado, casi con delicadeza, introdujo la aguja. El chino pegó un respingo,abriólosojos,peroquizánocontócontiemposuficienteparacomprenderporquéestabamuriendo.

AparcólamotoenGranVíaalalba.

DosdíasmástardeleavisóLuisLaguna:

—Tenemosunproblemamenos.MoXingjianhapalmado.Enlacama.Uninfarto.

—Deputamadre—dijoTorca.

SiLuisitosospechabaalgo,selocalló.Hizobien.

AfinalesdenoviembrelollamóRamónRibeyro.Teníaprisa.Demasiada.Queríayala Carpeta Blanca. Le notó nervioso. «Han anunciado un expediente de regulación deempleoenPueblo.Ytengotodaslaspapeletasparaquemelarguen,sehanhartadodedarla carapormí.Segúnel directordeGrandesCuentas,mis exclusivas lesperjudican.Sipongoelventilador,lamierdamevaasalpicaramíelprimero,peroconlosexpedientespuedoencontrarcurroencualquiersitio»,leconfesó.Torcasenegó.LerepitióquehastadespuésdelpartidoentreelMadridyelBarçanopodríaexaminarlosdocumentos.

Torca,sinironía,ledeseósuerte.PeroRibeyronocolgóelteléfono.

—Mereconcomepordentrounaduda.Lanochequeaparecisteenmicasadijistequeteencargaroncazaraltopodelvestuario,¿no?

—Sí,esodije.

—¿Y?Pero no llegaste a decirme si al final averiguaste o no con qué jugador del

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Madridhablo…

—No,esonotelodije.

Torca pensó que a Ribeyro se le daban bien las parrafadas, pero no tanto lasentrevistas.

—Pero¿losabesono losabes?Élhaconfiadoenmí,mepreocuparíamuymuchoqueseconviertaenunchivoexpiatorio.

—Paraquémentirte:losé—reconocióTorca—.Peronotepreocupes.

—¿Quenomepreocupe?¿Esqueno se lohasdichoni se lovas adecir anadie?Hastaahoranomehasdadoniunsolomotivoparafiarmedeti.

—Hacesbien,notefíesdemí.Nidenadie.

—Ya.Notengoporquécreerte…Esmás,¿deverdadlosabes?¡Dimesunombre!

—¿Paraqué?Imaginaquealguientehapinchadoelteléfonoynosestáescuchando.Perosiquieres,telodigo…

—No,entoncesno.

—Vale. Ya puestos, aprende algo. El teléfono no sirve para nada. Para nadaimportante.Todo,todoloquedigasohagasconunteléfonosepuederastrear.Yesovaleparaelteléfonoqueestásusandoahora…,oparacualquieradelosquecoleccionas.

Torca estuvo pendiente de la prensa deportiva. Continuaba habiendo filtraciones,peronoencontróinformacionesextraídasdelosdossieresdeLaguna.

Ribeyrollamódenuevoaprincipiosdediciembre.

—Yaquedapoco,dentrodeunosdíasteentregotodo—ledijoTorca.

—Déjalo, yameda igual.Me tiene que dar igual.Cuandomeofreciste el trabajo,movíalgunoshilosparasaberquéfirmadeportivapretendíamontarelproyecto…Nadiesabíanada,peroahoraunadeellasmevaafichar.Yaves,mepasoalladooscuroymelibro del naufragio dePueblo. No volveré a llamarte, Chema, Juan, como te llames…,salvoeldíaquemandetodoalcarajoydecidaescribirunlibro.

El 6 de diciembreTorca dejó queRodrigo lo invitara a comer.Cumplía veintiséisaños.Lediodosbilletesdequinientosparaquesecompraraalgo,perono lecontóquealgúndíaheredaría,bieninvertidos,cienmildelosdoscientosmileurostransferidosporMadridSeas.Nopensabatocaresedinero,conelbotíndelAralteníamásquesuficiente.HabíadejadolosotroscienmileneltallerdeCartagena,enunabolsadedeportes.HabíaavisadoaAdrianaconunmensaje.Noleapetecíavolveraverla.

Durante la comida, Rodrigo no advirtió nada raro en su padre, aunque a Torcatodavíalecostabamoverelbrazoderechoconsoltura.Encambio,conNereayanopudoo

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noquisodisimularmás.

Torca lucía demasiadas cicatrices. Tiros como el del mongol, cortes a veces malsaturados…Unade lasprimerasnoches lecontóquehabíasufridovariosaccidentesdemotodediversagravedad,yhacíaunosdías,alverloherido,lehabíadichoquesehabíavueltoacaer,peroestavezpidióayudaalajovenparaquitarsedeunavezelvendaje.

—Tedijequeibaacurrarenlaempresadeunamigo,¿teacuerdas?,peronotecontéquéibaahacerallí.Esunaagenciadedetectives.Lamalanoticiaesquepuedequealgúndíavuelvamagullado.Nuncamehecaídodelamoto.Nopodrécontartetodoloquehago,perotampocotementiré.

Nereacortólavendaconunastijeras.

—¿Ycómotehicisteesto?—preguntó.

—Quijoteando.

—¿Qué?

—Nada.Podríacontartequemechoquécontraunmolino.Oqueunchinoseenfadóconmigo,¿quéversiónprefieres?

Lamitad de la verdad no llega a ser unamentira, y a veces chirríamenos, pensóTorca.

AlMadridselehabíaolvidadoperder.Ibadegoleadaengoleada.Sicontinuabaaeseritmopodíallegaraloscienpuntosybatirelrécorddegoles.Hastaquellegóporfinlamadredetodaslasbatallas.El10del12del11,alas10delanoche,JuanTorcaregresóalSantiagoBernabéuparaasistiralclásicodelfútbolespañol,alenésimopartidodelsiglo.ParavenderlacarpetadelasCuatroTorresauncompadre.

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14

ElclásicoLosmuertosnofuman.Nousangafasdesol.Alosmuertosnolescantaelsobaco.

EnAfganistánhabíandadopormuertoaKrauzedespuésdeunabúsqueda terrible.Craso error. Diez años después, el mexicano todavía lo lamentaba. «Estuvisteis muycerca», ledijo.Había soportado el cautiverio, «noquedabaotra», hastaque sehartódeesperar. «Canté rápido, pero ya sabes que nomanejábamos información comprometida.Decidí que sólo tenía para ofrecerlesmis destrezas,mi know-how. Así que hice lo quemejor se me daba: les ayudé a fortalecer las comunicaciones, a depurar los procesoslogísticos, a consolidar los operativos, imagínate.»Un añomás tardeviajaba a paraísosfiscales.«Podíahaberlosdejadoencualquiermomento,peroparaqué,nuncaestuvemejorconsiderado»,reveló.Undeceniodespuéshabíaprosperadotodavíamás:ahoraresidíaenParís y procuraba tender puentes y evitar conflictos entre los cárteles latinos y losproductoresasiáticos.Cerrabaventasdedrogaporimportesmillonarios.AunquetodavíafrecuentabaAfganistánmásde loque legustaría. «Nohay como saber idiomas.Meheconvertidoenalguienimprescindible»,sejactó.

Juanvio solo el primer gol: nadamás comenzar el partidoVíctorValdés hizo unapifiaqueaprovechóBenzema.Durantelatumultuosacelebraciónrecibióuncodazoenlascostillas.«Cómoteva,compadre»,lehabíadichoKrauze.Torcareconocióalinstantealhombrequeacababadeocuparelasientodesuderecha.UnfantasmacontrajedeArmaniycamisetanegra.Unmestizo flacoypaticorto,quenoparecíaquintodeTorca.Krauzehabía envejecido mal. Tenía el rostro arrugado, requemado, unas ojeras oscuras y unaperilla rala y canosa. Antes de abrazarlo efusivamente relucieron un par de muelasdoradas.

Enseguidahabíansalidoalasescaleras.ComoeldíadeMarsé,aunqueestavezenelFondoNorte,lejosdelpalcodeMadridSeas,delosperiodistasydelaszonasnoblesdelBernabéu.

Enelséptimominutodelpartido,comosiempre,elfondosurcoreó:«Illa,illa,illa,Juanitomaravilla».EleternohomenajeaJuanito.

—¿Recuerdas el vuelo a los Balcanes? Jandro casi me lanza al vacío. Pinchecabrón…Dalerecuerdos.PerodilequeHugoSánchezledabamilvueltasaJuanito,yquesejoda.

—¿CómosabesqueJandroandaporMadrid?

—Como para no saberlo. No pude despedirme como es debido de Marsé, pero

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encarguéaunamigoquedejaraunasfloresenelcamposanto…,ydepasoquesacaraunasfotos, a ver si algún compadre aparecía. Tú no has cambiado, pero Laguna parece unministro.Sileves,háblaledemí.¡Dilequeresucité!

La situación le divertía.Torca tampoco estabadisgustado, perono comprendíaporquéentodosesosañosnohabíadadoseñalesdevida…,yporquésólohabíamantenidocontactoconMarsé.

—Tengo otra vida. Otro nombre. ¡Hasta otra hembra! Krauze murió—replicó elcompadre—. Pero el destino quiso queme encontrara conMarsé. En el aeropuerto deZúrich,harádosaños…Loviprimero,mealejé, loobservéymedijenoseaspendejo,vamosallá.Atinohabíapordóndepillarte.Nocambiabasdecaraconunpóquerdeasesoconunascartasdemierda,¡peroMarsésechingó!¿Acasodoymiedo?Luegomejuróquenoselodiríaanadie.Cumpliósupalabra,¿noescierto?

—Amínomecontónada.Yasumujertampoco.Ledijoqueguardaralaentrada,sinmás.

—Hizobien.Unhombredepalabra.

Unaquejaestruendosainterrumpiólacharla.Messipusoladirecta,centróaAlexisyelchilenoempatóelpartido.

—Uno a uno —continuó Krauze—. Empatados. Como Marsé, que jugaba a noperder.Comohasvisto, nomepreocupa contar cómomegano lavida.Memancho lasmanosdesangremenosqueantes.AquellanocheenZúrichélmecorrespondió,medijotodoloquehacíaparaMadridSeas.Sólomostramosnuestrascartasycadaunosefueporsulado.

—¿Ycuándovolvisteisaveros?

—Niidea.Tresocuatromesesdespués.Mevinoaverunpardeveces.Teníaalgoqueofrecerme…¿Lotienes?

—Sí.Peronovoyamentirte.Nosénicuántovaleniparaquéloquieres.

Krauzelomiró,atónito,yderepentelanzóunacarcajada.

—¿Qué te dije? ¿Siguesdándole al póquer?Ahora estádemoda, podrías sacar unmontóndelana.

—Ahoracorro.Sinprisa.

Krauzeseloestabapasandoengrande.Sebalanceósobrelaspuntasdelospiesyserio.

—SiganaelBarça,telocuentotodo.Bueno,ysinotambién.

Volvieron a la grada. Iniesta bailó alMadrid,Casillas no pudo despejar un tiro deXaviquetropezóenMarcelo,aCristianoRonaldose leescapóelempateporunpeloyCesc sentenció el clásico en una contra. Quedaban más de veinte minutos para queMourinho saludara a Pep Guardiola, pero los dos compadres abandonaron el Santiago

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Bernabéu.

—Túdirás—indicóTorca.

Valemospor loque sabemos.Por loqueocultamos.Por loquepodríamos revelar.Marséhabíajugadoanoperder.YKrauze,divertido,habíaavaladolapartida.

—Vale,¿perocuáleravuestroplan?—insistióTorca.

CaminabanCastellanaarriba.DesdeesaperspectivalasTorresKioparecíantanaltascomolasCuatroTorres.Krauzesedetuvoyseñalóalosrascacielos.Untodoterrenonegrolosprecedíaatrompicones.

—Era muy sencillo. Necesitamos blanquear dinero. Como sea. Donde sea.Recuérdaloparacualquierotraocasión.EstoselodejécaeraMarsé,ynocayóensacoroto.Seacordódeotroblanqueo.Marsé,comoyo,ycomotú,supongo,yaestabahartodeobedecer.LeapetecíaterminarsucarreraenelRealMadrid,peroalmismotiempoteníamunicióndesobraparasacarleaBarriocanalesunoscuantosmillones,conmiinestimableayuda.

—¿Cómo?

—Enprimerlugar,conesoquenosabescuántovale.Luego,echándomeunamanodesdedentro.Cargandolastintas.

—Noloentiendo.

—Enséñamelospapelesyteloexplico—exigióKrauze.

—¿Yquéganoyoconeso?—lepreguntóTorca.

—SinMarsé,laverdad,quizánada.Otodo,siretomamoslapartida.

Diez años después, no tenía por qué fiarse de Krauze, pero se montó en eltodoterreno.Elconductorsaltóalcarrilcentral.Elcopiloto,unaesfinge,nosegiró.

—AlasCuatroTorres—ordenóKrauze.

Torcasacóelteléfonoybuscólosdocumentos.

—Loshefotografiado.Echaunojo.

Krauzecambió lasgafasde solporunasde leer.Fuepasandode largo lashojasyamplióunatabladelaúltimapágina.

—¿NotehaspreguntadoporquélasededeMadridSeasseencuentraenunadelastorresdelaantiguaciudaddeportivadelRealMadrid?¡Aquíestá!

Torca, que había examinado a fondo el expediente sobre las Cuatro Torres,continuabaenascuas.Krauzeseloexplicó.

—Fíjate aquí. Esto ocurre después de que Florentino vendiera los terrenos. ComonadaincriminaalpresidentedelclubnialRealMadrid,noprestaronatención.Perofíjatebien: el que escarbó en los registros no se detuvo ahí, reflejó todos los movimientosposteriores.¡Miraaquí!Enestatransacción.Marsélorecordótodoalvereldocumentoydecidiósacartajada.ÉsteeselnúmerodeidentificaciónfiscaldeunadelasempresasdeMadridSeas.Ahoramiraestootro.Elnúmerodeotradesusempresas.Hanblanqueado

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unamillonada.Alavistadetodos,peroindetectable…anoserqueestésenelajooquesepas en qué debes fijarte. Barriocanales encarga una investigación sobre el RealMadrid… Busca trapos sucios, cualquier cosa, y no se da cuenta de que uno de losdocumentosleimputa.¡Estremendo,güey!

—TremendoesqueMarsémurieraporunpapel.

Krauzelomirósorprendido.

—¿Un papel? ¡Esta información vale millones! Puede hundir a Barriocanales, yconvertirsusueñodepresidirelMadridenunapesadilla.

—Túlohasdichoantes.EstosólovaleparachantajearaBarriocanales.Marsénosemerecíaunfinaltanabsurdo.

—No.Niélninadie.Peroentiéndelo,estoeraunprincipio.

Krauzecontinuó.

—Marsé te quería con él.Me dijo que en cualquier escenario serías útil. Tanto siganabanlaguerracontraFlorentino,comosiperdían,túestaríasasulado.YconlafarsadelatracopodíasacarleaBarriocanalesunafortuna,encualquiercaso.Noteníamosprisa,las elecciones al Madrid serán en 2013, yo tenía tiempo de sobra para apretarle aBarriocanales. Esa nocheMarsé te lo iba a contar todo.Quería agrupar de nuevo a loscompadres. Luis y Jandro viven aquí en Madrid, habrían acabado colaborando connosotrosenésteyotrosproyectos.

—¿ALuisnolehablódeti?

—No.Primeroibastú.LuegoLuisydespuésJandro.

—¿Ylosdemás?

—El resto no. Soñaba despierto, pero tantas ilusiones no se hacía.Ortega y Jaimeestándondedebenestar,SantanocuentaynosédóndeparaHernández.

—Yotampoco—soltóTorca.

Estacionaron entre La Paz y las Cuatro Torres, en la acera de enfrente. KrauzeprocurabapisarEspaña lomínimo, lecontóquehabíapasadoenAfganistán lasúltimassemanasyqueregresabadeinmediatoaParís.

Salieron.DiofuegoaKrauze,peroelmexicanonosefijóenelmechero,sinoenlacajetilladetabaco.EntreelplásticoyelcartónTorcahabíaescondidounamicrotarjeta.Lasacóyselaentregó.

—Aquítieneseldossier.Hazconélloquetesalgadeloshuevos.Perosisacasalgo,harásquelamitadlarecibalaviudadeMarsé,yblanqueadacomolacocamáspura.

KrauzelediosupalabraysedespidiódeTorcaconunhastapronto.

Cuandoeltodoterrenosefue,TorcadiolaespaldaalasCuatroTorres.AlaalturadeLaPaz, sedetuvo juntoauncontenedordebasura.Queríasoltar lastre,perono llegóatirarelmecherodeMarsé.Seloguardóenunbolsilloycontinuócaminando.LequedabaunlargotrechohastaGranVía.

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Epílogo(Añoymediodespués)

Laprimaverade2013estabasiendolamásdesapacible,fríaylluviosadelsiglo.Pero

el1dejunioalascincodelatarde,cuandoJuanTorcavolvióalBernabéuparaasistirauna muerte anunciada, deslumbraba un sol taurino. El Real Madrid disputaba contraOsasuna el último partido de una Liga perdida en septiembre. No jugaban Casillas,represaliado, ni Cristiano ni muchos otros titulares, pero poco o nada importaba laalineación: se celebraba el último partido de José Mourinho en el Real Madrid. Elrespetableacudíaalestadioparavitorearysilbaralentrenador.TambiéneraelúltimodíaparaquelosrivalesdeFlorentinoPéreztratarandearrebatarlelapresidenciadelclub:elplazoparapresentar candidaturas terminabaa lasdocede lanochedeese sábado.PeronadieibaacompetircontraFlorentino.

En la presentación de su candidatura, el día anterior en el hotel Palace, Florentinovolvió a repetir, como en la asamblea de septiembre de 2011, que la ampliación delSantiago Bernabéu iba a ser el proyecto estrella de la siguiente legislatura. TambiéndestacóqueForbesporprimeravezhabíaproclamadoqueelRealMadrideraelclubmásricodelmundo.Esa revista, por cierto, comoPueblo el añoanterior, al confeccionar lalistadelosespañolesmásacaudaladosde2012,habíasituadoaFlorentinoenelnúmero10.Sin embargo, a tenorde sudiscursoaqueldía, sinun liderazgocomoel suyocabíaesperar que un millonario ruso o un jeque comprara el equipo: «Mientras yo seapresidente,elRealMadridserásiempredesussociosynadapondráenpeligroeserasgodepersonalidadpormuyduraquesealacoyunturaeconómica»,habíaproclamado.

Eseviernes laweboficialdelequipodifundióunescuetomensajededespedidadeJoséMourinho:«Deseoatodoslosmadridistasmuchasalegríasenelfuturo.Agradezcoelapoyodemuchosaficionadosy respeto lacríticadeotros.Repito,muchasalegríasparatodosy,principalmente,muchasalud.¡HalaMadrid!».

JuanTorcaasistióaeseúltimopartidodeMourinho,acompañadoporLuisLaguna.Setorróalsolenlabutacanúmero10deunpalcodetribunasituadoentreelbanquilloyel tronodeFlorentino.Yeneldescanso,mientrassecalzabaunvodkacontónicaenunbarparavips,seacordódeMadridSeas.QuizáporesorecomendóaLagunaqueleyeraLosmaresdelSur,delmaestroManuelVázquezMontalbán.

—Alprincipiode lanovela, ¿sabesqué ledicePepeCarvalhoaBiscuter?Que losdetectivesprivadossoislostermómetrosdelamoralestablecida.

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—Cojonudo.Puesentonceslamoralsehaachicharrado.Pero¿soislostermómetros,osomos?¿Aúnnoteconsiderasundetective?—preguntóLaguna.

—Quéva.Sigosiendounmercenario.

Volvieronalpalco,algococidos.CuandolosjugadoresblancoscelebrabanungoldeBenzema,LagunapreguntóaTorca:

—Oye,compadre,nomellegasteacontarquiéneraeltopodeRibeyro…

—No,noteloconté.

—¿Y?

—Aversiloadivinas.

—Comosifuerafácil.¿Estájugandoahora?

—Sí…Ono—dijoTorca—.Todosjugamos,¿no?

Aunqueapenasseprodigabaen lasredessociales,esanoche@JuanTorcacolgóuntuit:

HoyenelBernabéuunsolabrasadoryunosgolesmuytristeshandichoadiósaMourinho.Perolanoticiaeraotra:sigueFlorentino

Enchufóeltelevisor.Setumbóenlacama,vestido.Senotóimpaciente:suinvitadase

retrasaba.DejódezapearalencontrarunresumendelpartidodelMadridconOsasuna.

Unosminutosmástardeelmóvilvibró.¿Unmensajedeella?No:unanotificacióndeTwitter.UntalLeandroPérezhabíaretuiteadosuspalabrassobreFlorentino.Puesvale.

Pocodespuésllamaronderecepción:

—Preguntanporusted.

—Dileelnúmerodemihabitación,anda.Yquesuba,porfavor.

Cogió el mando a distancia, aunque todavía no apagó la tele. Antes se llevó unasorpresa.EmitíanunreportajesobreeladiósdeMourinho.Aparecíaelportuguésfrentealbanquillo, al comienzo del partido, rodeado de periodistas y fotógrafos, pero luego elcámaraabríaelplanoparamostrarlatribuna.Duranteuninstante,TorcaseviocharlandoconLaguna.Ambos estaban alegres, relajados.Dos colegas, dos compadres, un sábadocualquiera,enunestadio.

Allevantarsepensóquelavida,sinfútbol,esmenosredonda.

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7veces7(Agradecimientosycomentarios)

7.JuanTorcaviveconmigodesdeelsiglopasado.Durantemuchosaños,almenos7,

tratédeconvertirenpalabraslashistoriasdeTorcaenelmardeAralyenotroslugares.Harto, desistí. Pero entonces se me ocurrió contar otra historia en un territorio máscercanoyconocido.ComoTorca,amenudodesembarcoenMadridenautobús.Undía,mientrascontemplabalasCuatroTorres,cambiédemar:nacióMadridSeas.

7.Quieroescribirnovelasnegras.O,comopoco,grisáceas.Estanovelaademásesblanca, o almenosmerengue y futbolera, gracias a estos 7 del RealMadrid: el actual,CristianoRonaldo;aunque,queyosepa,nuncalehayadadolamano,niunpisotón,aJuanTorca.Juanito,elprimeroquerecuerdo.EmilioButragueño,elBuitre.YRaúl,eljugadoralquemásheadmirado,ademásdeIkerCasillas.

7. El primer borrador de esta historia lo leyeron 7 amigos, a los que estoy muyagradecido: mis compañeros de pupitre Jaime Ibáñez Quintana y Miguel ÁngelSantamarina,elguionistaJuanMaríaRuizCórdoba,elagitadorculturalMiguelMunárriz,laagenteliterariaPalmiraMárquez,laeditoraÁngelesAguilerayelescritorArturoPérez-Reverte.Todolobuenoqueencuentresenestahistoriaseguroqueesconsecuenciadesusconsejos, sugerencias y comentarios.Yde los posteriores del editorEmilioAlbi.De lomalo,cúlpameamí.Porcierto,creoquePérez-ReverteyTorcanohanfumadojuntosenSarajevo,aunquequiénsabe.

7.Labandasonoradeestanovela la integranDaiquiriBlues,deQuiqueGonzález;Hotel, dulcehotel, de Joaquín Sabina;¿Qué hace una chica como tú en un sitio comoéste?,delosBurning;WokeupthisMorning,cabeceradeLosSoprano;SantaMaradona,de Mano Negra; Angel, de Massive Attack; Allí donde solíamos gritar, de Love ofLesbian;WaterlooSunset,delosKinks;laSuiten.o1parachelo,deBach,yCastaDiva,deBellini,cantadaporCeciliaBartoli.LoslibroscitadossonElmundodeayer,deStefanZweig;Dequéhablocuandohablodecorrer,deHarukiMurakami;LosmaresdelSur,deManuel Vázquez Montalbán; Campos de Castilla, de Antonio Machado, yMemoriaslíquidas,deEnricGonzález.Ademáshe incluidoalgúnversodeLuisCernudayalgunacitadeLatentacióndelfracaso,deJulioRamónRibeyro.ElretratodelacontraportadaesdelfotoperiodistaFélixOrdóñez,quemurióenotoñode2012,cuandovolvíadecubrirunpartidoentreelRealMadridyelBorussia.

7.DedicoestanovelaalescritorymaestroPedrodeMiguel—que,entreotrascosas,

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me enseñó a leer hacia atrás—, amis padres, amis hermanos, al amor demi vida y anuestroshijos.

7.¿Yahoraqué?Mepideelcuerpotirarhaciadelante,narrarlasaventurasqueJuanTorca vive enMadrid, y en otros sitios.Aunque tambiénme apetece retroceder, contarcompletas lashistoriasdelmardeAral,del rescatedeBlackBeach,de lasmisionesenIparralde,ColombiaoSarajevo…Pero¿tendrácuerdaTorcaparaprotagonizar7novelas?Yaveremos…

7.Para contarmequé tehaparecidoeste libroopara cualquierotro asuntopuedesescribirme al correo electrónico [email protected]én puedes participarenlawebleandro-perez.com,queincluyeextras,vídeosyfotossobreestanovela.

Burgos,mayode2014,añodelaDécima

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LasCuatroTorres

LeandroPérez

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Primeraediciónenlibroelectrónico(epub):septiembrede2014

ISBN:978-84-08-13265-3(epub)

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