las cruzadas

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 LAS CRUZADAS Concepto. Las Cruzadas son expediciones iniciadas a fines del siglo XI por europeos con el fin de conquistar los Santos Lugares. Por extensión, recibe el mismo nombre toda guerra a la que el Romano Pontífice haya concedido tal categoría, entre los siglos XII y XVII, por haberse dirigido contra países o personas que en aquel entonces eran considerados enemigos notorios de la fe católica. La Cruzada propiamente dicha es un fenómeno histórico surgido de las condiciones de vida y de mentalidad europeas a fines del siglo XI. He aquí los principales datos para comprenderlo: a) La tradición de  peregrinar a los Santos Lugares, iniciada en el siglo III, continúa tras la conquista musulmana (siglo VII) gracias a la tolerancia islámica, a las buenas relaciones del califa de Bagdad con Carlomagno en el siglo VIII, a la renacida potencia militar de Bizancio en el siglo X y a la paralela disgregación islámica, pues en Egipto y Palestina se estableció una dinastía  fatimí  rebelde a Bagdad. Pero el número de los peregrinos europeos occidentales no es importante hasta los siglos X y XI, gracias al fomento de aquellas piadosas romerías por los monjes benedictinos reformados de Cluny y al renacimiento de la paz en Europa tras el fin de las expediciones vikingas o normandas; los normandos, además, aumentaron el campo geográfico europeo y su interés hacia el Próximo Oriente sobre todo desde que conquistaron Sicilia y el Sur de Italia a mediados del siglo XI. Es importante señalar que los musulmanes no molestaron a los peregrinos ni entorpecieron casi nunca las peregrinaciones.  b) Por los mismos años, los turcos  selyucíes derrotan a los bizantinos en Manzikert (1071). Los  selyucíes, islamizados hacía años y dominadores ya del califato de Bagdad, ocupan Asia Menor. La crisis militar provoca en Bizancio inestabilidad  política y ruina económica: cuando Alejo I Comneno ocupa el poder en 1081, ha de hacer grandes concesiones a los mercaderes venecianos y apenas puede reconquistar el terreno perdido a pesar de las luchas internas entre los  selyucíes. En consecuencia, Bizancio recibirá bien, aunque con recelos, la ayuda inesperada y acaso no solicitada de los europeos occidentales. c) En el siglo XI destacan sendos rasgos dentro de la sociedad europea: de una  parte, la madurez del sistema feudal, diferente según los países; de otra, su incipiente disgregación en los aspectos políticos gracias al renacer de los poderes monárquicos y, en los económicos, merced al resurgimiento de la vida mercantil en algunos puntos de Europa, con la consiguiente formación de grupos sociales habitantes en ciudades y vinculados al comercio. El feudalismo proporcionará los moldes para la estructuración  política de los establecimientos europeos en Tierra Santa, hacia donde verterá buena  parte de sus impulsos bélicos y excedentes humanos inadaptados en una Europa más  pacífica, más estable políticamente que la de los siglos anteriores y en proceso de crecimiento demográfico. Las monarquías utilizarán la Cruzada como motivo de  prestigio, la alianza con el Papado. Las ciudades mercantiles italianas (Venecia, Génova, Amalfi, Pisa), mantendrán económicamente a los nuevos establecimientos, los comunicarán con Europa y llevarán a ellos peregrinos y combatientes gracias a sus flotas y al dominio consegu ido en el Mediterráneo occidental desde la primera mitad del siglo XI al desalojar de él a los mercaderes y barcos musulmanes. La Cruzada es rigurosamente contemporánea de otros fenómenos similares: reconquista hispánica y auge de las peregrinaciones a Santiago, principalmente. Estos hechos forman un núcleo humano y una mentalidad, sobre todo en el Sur de Francia, que acogerán con entusiasmo el llamamiento pontificio. d) La Cruzada no sólo se explica por factores básicos, sino también por condiciones de mentalidad específicas dirigidas convenientemente por quienes tenían

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Interesante relato sobre las cruzadas.

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  • LAS CRUZADAS Concepto. Las Cruzadas son expediciones iniciadas a fines del siglo XI por

    europeos con el fin de conquistar los Santos Lugares. Por extensin, recibe el mismo nombre toda guerra a la que el Romano Pontfice haya concedido tal categora, entre los siglos XII y XVII, por haberse dirigido contra pases o personas que en aquel entonces eran considerados enemigos notorios de la fe catlica. La Cruzada propiamente dicha es un fenmeno histrico surgido de las condiciones de vida y de mentalidad europeas a fines del siglo XI. He aqu los principales datos para comprenderlo: a) La tradicin de peregrinar a los Santos Lugares, iniciada en el siglo III, contina tras la conquista musulmana (siglo VII) gracias a la tolerancia islmica, a las buenas relaciones del califa de Bagdad con Carlomagno en el siglo VIII, a la renacida potencia militar de Bizancio en el siglo X y a la paralela disgregacin islmica, pues en Egipto y Palestina se estableci una dinasta fatim rebelde a Bagdad. Pero el nmero de los peregrinos europeos occidentales no es importante hasta los siglos X y XI, gracias al fomento de aquellas piadosas romeras por los monjes benedictinos reformados de Cluny y al renacimiento de la paz en Europa tras el fin de las expediciones vikingas o normandas; los normandos, adems, aumentaron el campo geogrfico europeo y su inters hacia el Prximo Oriente sobre todo desde que conquistaron Sicilia y el Sur de Italia a mediados del siglo XI. Es importante sealar que los musulmanes no molestaron a los peregrinos ni entorpecieron casi nunca las peregrinaciones.

    b) Por los mismos aos, los turcos selyuces derrotan a los bizantinos en Manzikert (1071). Los selyuces, islamizados haca aos y dominadores ya del califato de Bagdad, ocupan Asia Menor. La crisis militar provoca en Bizancio inestabilidad poltica y ruina econmica: cuando Alejo I Comneno ocupa el poder en 1081, ha de hacer grandes concesiones a los mercaderes venecianos y apenas puede reconquistar el terreno perdido a pesar de las luchas internas entre los selyuces. En consecuencia, Bizancio recibir bien, aunque con recelos, la ayuda inesperada y acaso no solicitada de los europeos occidentales.

    c) En el siglo XI destacan sendos rasgos dentro de la sociedad europea: de una parte, la madurez del sistema feudal, diferente segn los pases; de otra, su incipiente disgregacin en los aspectos polticos gracias al renacer de los poderes monrquicos y, en los econmicos, merced al resurgimiento de la vida mercantil en algunos puntos de Europa, con la consiguiente formacin de grupos sociales habitantes en ciudades y vinculados al comercio. El feudalismo proporcionar los moldes para la estructuracin poltica de los establecimientos europeos en Tierra Santa, hacia donde verter buena parte de sus impulsos blicos y excedentes humanos inadaptados en una Europa ms pacfica, ms estable polticamente que la de los siglos anteriores y en proceso de crecimiento demogrfico. Las monarquas utilizarn la Cruzada como motivo de prestigio, la alianza con el Papado. Las ciudades mercantiles italianas (Venecia, Gnova, Amalfi, Pisa), mantendrn econmicamente a los nuevos establecimientos, los comunicarn con Europa y llevarn a ellos peregrinos y combatientes gracias a sus flotas y al dominio conseguido en el Mediterrneo occidental desde la primera mitad del siglo XI al desalojar de l a los mercaderes y barcos musulmanes. La Cruzada es rigurosamente contempornea de otros fenmenos similares: reconquista hispnica y auge de las peregrinaciones a Santiago, principalmente. Estos hechos forman un ncleo humano y una mentalidad, sobre todo en el Sur de Francia, que acogern con entusiasmo el llamamiento pontificio.

    d) La Cruzada no slo se explica por factores bsicos, sino tambin por condiciones de mentalidad especficas dirigidas convenientemente por quienes tenan

  • poder para hacerlo. Primero, religiosidad bien dispuesta, teida por la angustia de la salvacin y la esperanza apocalptica en la pronta venida de Cristo, lo que haca del viaje a los Santos Lugares obra suprema en pro de la salud eterna. Segundo, llamamiento del Papa, autoridad mxima, para lograr la conquista del Santo Sepulcro. Resultado: propagacin de la idea de Cruzada con rapidez inusitada, como movimiento pasional que despertaba una mstica colectiva (Grousset). Movimiento que desbordar a veces la autoridad y los fines propuestos por el Papa: en la Cruzada se mezclan el afn de poder y prestigio, el de los reyes y emperadores, la ola de espiritualidad, militarismo feudal y su poder caballeresco, los intereses comerciales mediterrneos, las nuevas condiciones polticas y demogrficas de Europa, etc. La Cruzada surge de la concurrencia de todas estas fuerzas y contribuye a su vez a delinear el futuro poltico y espiritual de Europa.

    La conquista de los Santos Lugares (1095-1100). El papa Urbano II madur la idea de la Cruzada en 1095, durante su viaje a Cluny y a la Francia del Sur, en relacin con el examen de la situacin bizantina, difcil en el plano religioso desde la excomunin del patriarca de Constantinopla Miguel Cerulario en 1054, pero ms propicia en el poltico. Predic la Cruzada a fin de ao ante el concilio reunido en Clermont-Ferrand; design legado para dirigirla al obispo de Puy, Ademaro de Monteil, y fij la fecha de 15 de agosto de 1096 para salida de la expedicin conquistadora. Los cruzados conseguan indulgencia plenaria, reciban como emblema una cruza roja en el hombro y entregaban la custodia de sus bienes al obispo de quien dependieran hasta su regreso tras haber cumplido voto de la peregrinacin, cuyo incumplimiento los excomulgaba automticamente.

    Las rutas de las primeras expediciones fueron terrestres. Una atravesaba Hungra y entraba en Bizancio por Belgrado, siguiendo hacia el sudeste por Nish, Sofa, Filippolis y Adrianpolis. Otra comenzaba en Durrs, costa albanesa actual, y cruzaba la pennsula Balcnica hasta Tesalnica. Alejo I prepar escoltas y alojamiento a lo largo de ambas. Las primeras masas que recorrieron la ruta hngara se haban reunido en Colonia a lo largo de la primavera de 1096: eran numerosos campesinos y algunos caballeros pobres fanatizados por las prdicas de Pedro el Ermitao y de sus discpulos, en especial Gualterio Sans Avoir, Reinaldo y Godofredo Burel. De veinte a treinta mil personas llegaron a Constantinopla a mediados de julio, entre incidentes y tropelas, y fueron transportadas inmediatamente a la otra orilla del Bsforo. Sus sanguinarias acciones blicas terminaron cuando los turcos mataron a casi todos en Civetot (octubre). Aquella Cruzada popular fue la primera muestra de una faceta no deseada por el Papa durante su predicacin: el despertar de una espiritualidad simple, anrquica, fantica y visionaria, nada ajena, por otra parte, a la miseria materia y mental en que vivan las masas europeas. Otros cruzados de esta ndole, mandados por personajes como Volkmar, Gottschalk o el conde Emerich de Leisingen, arrasaban las juderas de ciudades alemanas (Spira, Worms, Maguncia, Trveris, Colonia, Praga, Ratisbona, etc.) antes de ser a su vez aniquilados durante su turbulento viaje a Constantinopla.

    Las primera huestes de peregrinos organizados al modo feudal y al mando de nobles importantes comenzaron a llegar a Constantinopla a finales de 1096. Primero Hugo, conde de Vermandois, hermano de Felipe I de Francia, que lo hizo por la va de Durrus. A continuacin Godofredo de Bouilln, duque de Baja Lorena (1060-1100), y vasallo del Sacro Emperador Romano Germnico, con sus hermanos Eustaquio, conde de Boulonge, y Balduino du Bourg, uno de los polticos ms clarividentes de la Cruzada. Tras aquella Cruzada de los barones (Alphandery) lleg por va martima desde el Sur de Italia la Cruzada normanda, encabezada por el ambicioso Bohemundo de Tarento, y poco despus el grueso de los caballeros provenzales con Raimundo de

  • Saint-Gilles, marqus de Provenza y conde de Tolosa, uno de los primeros colaboradores de Urbano II en la tarea. Acto seguido entraron en Constantinopla Roberto, duque de Normanda, y Esteban, conde de Blois, con numerosos caballeros franceses. Aquella masa de guerreros llegada en el lapso de cuatro meses plante problemas difciles al emperador Alejo, que pretenda lograr un juramento de vasallaje de sus jefes para tener la alta direccin poltica de la expedicin y de las conquistas que se realizasen. Lo logr, en trminos generales, y pudo respirar tranquilo cuando el ltimo de los cruzados sali de Constantinopla a fines de abril de 1097: de 60.000 a 100.000 peregrinos haban pasado por la ciudad en menos de un ao.

    El avance de los cruzados a travs de Asia Menor fue lento a causa del deseo de asegurar su retaguardia. Tomaron Nicea en junio, derrotaron a los turcos en Dorilea (julio) y se encaminaron hacia Antioquia, cuyo asedio comenz a finales de octubre. Alejo I asegur la comunicacin terrestre y martima de los expedicionarios mediante la conquista de las costas y la fortificacin de la ruta que haban seguido. Antioquia cay en junio de 1098 tras porfiada resistencia, y los meses siguientes, una vez fallecido el lego Ademaro de Monteil, transcurrieron en continuas disputas entre Raimundo, el provenzal, y Bohemundo, el normando. Este ltimo deseaba enseorear la ciudad y constituir en ella el feudo con el que soaba desde que sali de Italia, y logr cumplir su ambicin: en enero de 1099 el marqus de Provenza sali al frente los cruzados camino de Jerusaln, dejando atrs a su rival bien establecido. El ao 1098 haba sido tambin til a Balduino, hermano del duque de Baja Lorena: so pretexto de proteger los accesos a Antioquia y evitar ataques turcos, se apoder de Edesa y de su amplio territorio y fund all un condado del que fue titular y entre cuyos vasallos haba numerosos armenios cristianos.

    Satisfechas las ambiciones polticas de aquellos jefes cruzados, el grueso de la expedicin pudo reanudar la marcha y calmar la inquietud colectiva creciente en los ltimos meses y atizada por visiones y augurios que siempre tuvieron buena acogida. Raimundo de Saint-Gilles no lleg ante los muros de Jerusaln hasta el 7 de junio de 1099; su marcha haba sido lenta: durante ella tom His alAkrd, una impresionante posicin donde despus se alz la fortaleza del Krak de los Caballeros, y asedi sin xito la ciudadela de Arga. Sin embargo, la toma de Tortosa en la costa aseguraba su lnea de comunicacin y la de Beln era un xito psicolgico. Jerusaln era una urbe muy bien fortificada y su gobernante fatim esperaba resistir hasta la llegada de refuerzos, pero la ciudad fue tomada al asalto el da 14 tras una visin proftica de las muchas que excitaban la fe mstica de los cruzados, segn la cual Jerusaln caera, cual nuevo Jeric, si se realizaba una procesin de penitencia en torno a sus murallas. El asalto fue seguido de una matanza espantosa e incontrolada. Por qu muchos cruzados vivan en un mundo emocional tan excntrico? La consecuencia de aquel acto fue sellar la imposibilidad de toda futura convivencia sincera. La conquista planteaba un inmediato problema poltico de permanencia y organizacin. Los jefes militares reunidos ofrecieron el ttulo de Rey a Raimundo de Tolosa, el prncipe provenzal que los dirigiera, pero ste rehus; Godofredo de Bouilln tom el cargo, aunque con el hbil ttulo de Defensor del Santo Sepulcro, pero como no tena descendencia, su nombramiento no haca sino aplazar el problema.

    Los aos siguientes sirvieron para redondear las conquistas y organizar el dominio poltico. El papa Urbano nombr nuevo legado a Daimberto, arzobispo de Pisa: con l llega a Tierra Santa el primer inters mercantil fuerte, la flota pisana, en 1099. Aquel ao Bohemundo de Tarento, ahora prncipe de Antioquia, y Balduino de Boulonge, conde de Edesa, peregrinaron a Jerusaln para ver tambin cules eran sus posibilidades de sucesin mientras Tancredo de Hautville, sobrino de Bohemundo, se

  • converta en prncipe de Galilea, asentando un gran feudo en torno a Beln. Ms importante an fue el sometimiento de los jeques musulmanes de Transjordania, la toma de puertos fatmies costeros (Gaza, Ascaln) realizada por Godofredo de Bouilln y la ayuda prestada por las flotas italianas, en especial la de Venecia, cuyo comercio gozar de grandes ventajas y exenciones. La muerte de Godofredo en 1100 facilita la subida al trono de Balduino de Edesa, a pesar de la oposicin del legado Daimberto y de los normandos de Antioquia y del principado de Galilea. Balduino I se titul Rey y lleg as a la cumbre de sus aspiraciones polticas.

    Las condiciones de permanencia (1100-1187). Segunda Cruzada. Balduino I (1058-1118) complet el dominio de la costa mediante la toma de Arsf, Cesarea, Acre, Beirut y Sidn. Raimundo de Saint-Gilles ocup Tortosa de nuevo en 1102 y Yabayl (Biblos); asedi Trpoli y su hijo y sucesor Beltrn fue investido con el condado de Trpoli en 1109. Jerusaln, Trpoli, Antioquia y Edesa constituyen los cuatro poderes europeos en Oriente. El primero es su cabeza, el segundo el de mayores posibilidades defensivas, el tercero e ms brillante en el aspecto econmico, el cuarto el ms heterogneo y expuesto a ataques. La presencia de los cruzados se vio favorecida adems por la divisin musulmana: fatmies en Egipto, turcos en Alepo y Damasco. Esto permiti al rey Balduino dominar el desierto del Nageb, llegar al golfo de Agaba e incluso invadir Egipto (1118). Pero los europeos nunca dominaron las ciudades sirias fundamentales para impedir avances hacia la costa (Alepo y Damasco); ni los accesos desde Egipto a travs de la pennsula del Sina; esto, unido a sus dificultades de adaptacin y a la escasez de combatientes, ser el defecto de fondo de toda la empresa.

    Balduino II (1118-1131), primo del anterior y hasta entonces conde de Edesa, ocup Tiro en 1124 con ayuda de una gran flota veneciana que barri a la egipcia en la batalla naval de Ascaln y consolid el predominio de las repblicas mercantiles italianas en la empresa de los Santos Lugares y en el comercio con el Prximo Oriente. Las espordicas derrotas y capturas del rey de Jerusaln o de tal o cual Conde no variaban la situacin de conjunto, pero en 1128 el turco Zengi ocup Alepo. l y su hijo Nr al-Din intentaron reunificar toda la Siria musulmana como paso previo para expulsar a los europeos hacia el mar. El rey Fulques I de Anjou (1131-1143) hubo de hacer frente a aquel peligro, que coincida con el ataque bizantino contra Antioquia, consecuencia de la desconsiderada actitud de sus condes hacia el emperador de Constantinopla, su verdadero seor. El sitio de Damasco por Zengi, en 1139, fracas gracias al apoyo prestado al seor musulmn de la ciudad por los europeos; sin embargo, en 1144 el mismo caudillo tomaba Edesa aprovechando el caos causado por la minoridad del nuevo rey de Jerusaln, Balduino II (1143-1162). La cada de Edesa mermaba mucho la potencia de los cruzados y pona en peligro el principado de Antioquia. La afluencia constante de peregrinos y de expediciones armadas de diverso tipo haban permitido hasta entonces mantener la situacin militar, pero ante la ofensiva de Nr al-Din, hijo de Zengi, Balduino III hubo de dirigirse al papa Eugenio III para que predicara nuevamente la Cruzada.

    Esta tarea recay en especial sobre los hombros del abad cisterciense de Claraval, el famoso San Bernardo. Hubo episodios de emocin desbordada similares a los de cincuenta aos atrs. Lus VII, rey de Francia, y el Santo Emperador Romano Germnico, Conrado III, se pusieron al frente de la expedicin organizada, llegaron a Constantinopla por tierra, atravesaron Asia Menor y, en lugar de atacar a Nr al-Din en Alepo, como recomendaba el prncipe de Antioquia, Raimundo de Poitiers, asediaron Damasco, la aliada de la vspera. Su fracaso y las disensiones internas acabaron con la expedicin aquel mismo ao. Esta segunda Cruzada tuvo efectos contraproducentes, pues debilit la ya precaria situacin de los establecimientos europeos en el mismo

  • momento en que el comercio de las ciudades mercantiles con Oriente haba tomado tanta amplitud que ya no dependa de ellos sino en una parte muy dbil. La consecuencia inmediata fue que en 1154 Nr al-Din ocup Damasco y reunific toda la Siria musulmana.

    Balduino III y luego su hermano Amaury I (1162-1174) intentaron consolidar la alianza con Bizancio, sin conseguirlo, aunque casaron con princesas de la dinasta Comneno, y evitar la unin de Siria y Egipto, donde los fatmies se extinguan. El fracaso en el primer aspecto se debe a la tendencia manifiesta de los occidentales de atacar, debilitar y explotar al Imperio Bizantino, creciente a medida que disminuye su propia fuerza en los Santos Lugares: aquella actitud, como veremos, contribuy a privar a la cristiandad oriental del nico poder poltico dispuesto verdaderamente a defenderla. En el segundo es de notar el esfuerzo del rey Amaury entre 1164 y 1167: alianza con los fatmies, invasin de Egipto poco despus para evitar la entrada de los sirios. stos, bajo el mando del capitn de Nr al-Din, llamado Salh el-Din (Saladino), le derrotaron en 1168; tres aos ms tarde Saladino eliminaba y sustitua en el poder al ltimo fatim. Entre 1174 y 1183 Saladino ocup Siria y fund una nueva dinasta, la ayyb, tras la muerte de Nr al-Din, al par que completaba el cerco de los europeos. En 1177 los bizantinos fueron derrotados por los turcos de Asia Menor en la gran batalla de Miriocfalo y dejaron de ser un posible aliado. As, el reinado de Balduino IV (1174-1187), prncipe que padeca que lepra, se resume en la defensa, cada vez ms angustiosa, frente a los ataques de Saladino en medio de la impotencia y disgregacin de esfuerzos del sistema feudal, a cuya cabeza se hallaba. Por fin, en julio de 1187 los musulmanes aplastaron a Hattin, cerca de Tiberiades, al ejrcito de Guido de Lusignan, recin subido al trono de Jerusaln: toda la poblacin europea combatiente muri o fue apresada all. Inmediatamente caan Acre, Jafa, Beirut y Jerusaln, mientras se concentraba la resistencia en Antioquia, Tortosa, Trpoli y Tiro, bases de la futura reaccin militar de los occidentales.

    La organizacin del Prximo Oriente europeo.

    A) La sociedad. La cspide de la pirmide social estaba formada en el reino de

    Jerusaln por unos mil caballeros, varios centenares de clrigos y otros cientos de caballeros de las rdenes militares. A continuacin venan los escuderos, unos 5.000 en 1187, que, a diferencia de los caballeros, no practicaron la endogamia, sino que se mezclaron con la poblacin indgena, lo que asegur su mayor crecimiento demogrfico; sus descendientes reciban los nombres de poulains y turcopolos. Los colonos rurales eran tambin de origen francs en su mayora y hablaban bien la lengua francesa, bien la provenzal en el condado de Trpoli: los europeos de aquellas tierras recibirn el significativo nombre de francos. Los mercaderes genoveses, venecianos, pisanos o amalfitanos tenan comunidades con estatuto especial, lengua italiana y vida al margen de la del resto de la poblacin en todos los puertos de alguna importancia. La escasez de musulmanes y, sobre todo, de judos contrastaba con la abundante poblacin de cristianos indgenas, armenios, ortodoxos, maronitas o monofisitas: ellos constituan el ncleo ms importante de poblacin.

    El sistema feudal asegur la organizacin social. Sobre las aldeas de campesinos, donde la vida se desarrollaba segn normas inmutables, vivan los seores ayudados por mayordomos (dragomanes) que administraban los feudos. La cadena de infeudaciones se hizo muy complicada: era el nico medio de asegurar un servicio militar continuo, pues todo seor y todo propietario deba mantener una fuerza militar equivalente a su

  • poder. Transjordania, Sidn, Jafa y Galilea eran los cuatro principales feudos dentro del reino de Jerusaln.

    B) La organizacin jurdica y poltica. Se basa tambin en las costumbres feudales, manifestadas en las colecciones de jurisprudencia (Assises). La monarqua era electiva: el Rey, seor supremo de toda la tierra y dueo de la no enajenada en feudo, poda llamar a todos sus vasallos a la guerra sin limitacin de tiempo. Acompaado por los altos nobles formaba una Haute Cour en la que se resolvan los asuntos ms importantes de acuerdo con la prctica feudal, que lleg a manifestarse all con ms pureza que en la misma Europa. La Haute Cour nombraba regente (bailly) en caso preciso. Los europeos no nobles tenan tribunales especiales (Cours des bourgeois). La fragmentacin jurisdiccional slo desapareca en asuntos de tipo econmico, resueltos por tribunales comunes para toda la poblacin (Cours de la Fonde). La corte de Jerusaln y sus cargos (senescal, condestable, canciller, etc.) no difiere del resto de las europeas; el mayor problema de sus reyes fue la falta de poder ante su propia organizacin feudal y ante la independencia con que actuaban los condes de Trpoli y Edesa y el prncipe de Antioquia, vasallos slo nominalmente. Antioquia, por su parte, deba un vasallaje a Bizancio que casi nunca pas tampoco del plano terico.

    C) La Iglesia palestina. Era muy rica no slo por sus rentas y tierras, sino tambin por los donativos que reciba de toda Europa. Hubo dos patriarcas, en Jerusaln y Antioquia, y arzobispos en Rabbat Moab (Rabba), Tiro, Nazaret y Cesarea, ms otros nueve obispos, cinco priores y nueve abades mitrados en el reino de Jerusaln, cuyo Rey prestaba homenaje al Papa como mejor medio para lograr sus apoyo. Las rdenes militares tenan todava mayor importancia que el clero secular y son un fenmeno iniciado en Tierra Santa; eran un ejrcito permanente, las mayores poseedoras de tierras y fortalezas, dependan directamente del Papa, lo que les daba excesiva autonoma poltica y, en el caso del Temple, llegaron a ser grandes potencias financieras.

    D) El comercio y la organizacin econmica. Estuvieron en manos de las ciudades mercantiles y marineras de Italia, rivales entre s, cuya ayuda fue siempre esencial y logr compensacin adecuada en la anulacin de aduanas y concesin de barrios especiales en los puertos. Su actividad comercial nunca estuvo sujeta a los aspectos poltico-religiosos de la presencia europea en Oriente; el reino de Jerusaln era slo un punto, aunque muy favorable, en las relaciones que mantenan en el Prximo Oriente con Bizancio y el Islam. De l y de sus aledaos traan a Europa azcar de caa, tejidos de seda, maderas de cedro y blsamo; pero, sobre todo, productos tintreos, marfil, porcelanas. Este comercio de trnsito fue ms importante en el ltimo tercio del siglo XII y primera mitad del XIII, favoreci el establecimiento europeo en Chipre y el apogeo del comercio con Egipto. Despus, la dominacin mongola lo desvi hacia Cilicia y el mar Negro.

    E) Modo de vida. La forma de vida de los francos vari al contacto con hbitos ms lujosos, con enfermedades desconocidas, horarios diversos, comidas exticas, vecinos musulmanes a los que haba que tolerar y con los que era preciso convivir. Pero los caballeros recin llegados renovaban a cada instante el impulso primero, apoyados por la jerarqua eclesistica. El lujo, sorprendente para los nuevos peregrinos, mostraba en realidad una incertidumbre en el maana y una desmoralizacin que se reflejan incluso en el rpido agotamiento biolgico de muchas grandes familias feudales palestinas. Con todo, la mezcla cultural no fue intensa: existi en el siglo XII pero desapareci prcticamente en el siglo XIII. Desde este punto de vista los contactos medievales entre Islam y Europa fueron mucho ms fecundos en Sicilia o en Espaa.

  • Renovacin y fin de la Cruzada. La crtica situacin europea en Tierra Santa dio lugar a la llamada tercera Cruzada

    (1188-1192), compuesta por diferentes expediciones entre las que destacan la del emperador alemn Federico I, que se disgreg en Anatolia en junio de 1190 a causa de su muerte, y la de los reyes Felipe II de Francia y Ricardo I de Inglaterra, llegada por va martima en la primavera de 1191. Con su ayuda los cruzados venidos anteriormente completaron el cerco de Acre y tomaron en junio la ciudad. Ambos reyes resolvieron adems la disputa entre Conrado de Montferrato y Guido de Lusignan sobre el trono de Jerusaln: el primero fue Rey y el segundo recibi en compensacin la isla de Chipre, arrebatada por Ricardo Corazn de Len a los bizantinos en su viaje a Tierra Santa. Aquellos aos, en efecto, presenciaron una profunda descomposicin poltica en Constantinopla, que acab con la dinasta de los Comneno, y tambin la construccin de un Estado armenio en Cilicia, al norte de Antioquia. Tras la toma de Acre, Felipe Augusto volvi a Francia mientras que el Rey ingls continuaba las operaciones militares: derrot a Saladino en la batalla de Arsixf, pero no pudo conquistar Jerusaln y en septiembre de 1192 hubo de firmar una tregua, acuciado por la necesidad de regresar a Inglaterra. Los aos de lucha haban servido al menos para detener el mpetu de Saladino, que muere en 1193, y reconstruir el antiguo reino de Jerusaln en tono menor alrededor de Acre. La adquisicin de Chipre, poco relacionable con la Cruzada, tendra tambin gran importancia, as como la formacin del reino armenio de Cilicia, que logr absorber polticamente a Antioquia en 1216.

    Desde comienzos del siglo XIII la historia de las tierras europeas nacidas por el impulso de las Cruzadas se mezcla en la ms amplia del Oriente Latino. La Cruzada deja de ser en Europa un impulso colectivo para transformarse en idea lejana a la que se apela cuando las conveniencias lo aconsejan; la espiritualidad de las masas es cada vez ms ajena a su mstica; los intereses polticos de los monarcas se prestan cada vez menos a secundar en la empresa los deseos papales de prestigio; por ltimo, el impulso caballeresco, la avidez de seoros y los intereses comerciales se desvinculan cada vez ms de la Siria europea, para la cual toda expedicin que no llegara bien organizada y con nimo de permanencia era ms daina que beneficiosa, porque rompa imprudentemente el statu quo con los musulmanes quienes, desde la tregua de 1192, permitan pacficamente la peregrinacin y el culto en los Santos Lugares.

    Cuanto queda dicho se manifiesta en la cuarta Cruzada (1202-1204) financiada por Venecia y desviada hacia la toma de Constantinopla y el reparto de los restos de su Imperio en una verdadera feria de feudos. La accin arruin las posibilidades bizantinas de reconstruccin posterior, aunque no el patriotismo y el espritu de resistencia griegos. BalduinoV , conde de Flandes y Hainaut, fue de hecho emperador de la Romania, que as se llam a la conquista, y los caballeros se repartieron sus tierras en feudos mucho ms atractivos que los existentes en Siria. Los Comneno, en Trebisonda, y los Palelogo, en Nicea, formaron sendos ncleos de resistencia griega; estos ltimos lograron expulsar a los occidentales de Constantinopla en 1262.

    Por el contrario, las Cruzadas infantiles de 1212, compuestas por jvenes y adolescentes en su totalidad, constituyen una de las postreras explosiones de espiritualidad que se encauzan a travs de la idea de Cruzada; hechos similares ocurridos en 1254 y 1320 demuestran la complejidad del fenmeno en el medioevo europeo. La Cruzada slo podr comprenderse cuando conozcamos los elementos que formaban la espiritualidad de los campesinos y del pueblos urbano europeo en la Edad Media, porque para el Papa poda ser una idea saludable y una fuente de prestigio, para los seores un modo de manifestar su fe y de satisfacer sus ambiciones y afn de gloria,

  • o para los mercaderes un arma til a sus intereses, pero slo las masas eran capaces de proporcionarle el impulso emocional necesario para convertirla en empresa gigantesca, impresionante y perfectamente caracterizada como hecho de civilizacin.

    Las manifestaciones polticas de la Cruzada en la primera mitad del siglo XIII estn unidas a la fase final de la lucha por la supremaca entre Pontificado e Imperio. Inocencio III impuls desde 1211 sendas Cruzadas contra los almohades islmicos en Espaa y contra los albiguenses herejes del Languedoc. En 1217-1222 el rey de Hungra, Andrs II, y otros muchos caballeros marcharon en ayuda de Juan de Brienne, entonces Rey en Acre; esta quinta Cruzada desarroll un plan estratgico muy seguido despus y consistente en conquistar Egipto como paso previo a un avance sobre Palestina; la conquista de Damieta, en el Delta, no evit un desastre final. Seis aos despus el emperador alemn Federico II, rey de Jerusaln adems, por su matrimonio con Yolanda, hija de Juan de Brienne, hubo de encaminarse a Tierra Santa para buscar la reconciliacin con el papa Gregorio IX, que lo haba excomulgado. Federico II era un poltico sin escrpulos y exento de toda pasin de Cruzada: a pesar de su difcil situacin religiosa logr ocupar Jerusaln, Beln, Nazaret, Galilea occidental y un corredor hasta Jafa por pacto con el sultn al-Kmil, descendiente de Saladino, en medio de la violenta oposicin de los nobles locales y de las rdenes militares. La inmediata marcha del Emperador dej una confusa situacin poltica al nombrar rey de Jerusaln a su hijo Conrado, prncipe menor de edad.

    Una nueva expedicin de cruzados al mando de Teobaldo II, rey de Navarra y conde de Champaa, y del prncipe ingls Ricardo de Cornualles (1240-1241) consolid la situacin militar y el dominio de Jerusaln. Conrado, mayor de edad en 1243, tampoco acudi a Acre, absorbido como estaba en ayuda a su padre. La muerte de al-Kmil en 1239 haba provocado por su parte una nueva escisin entre los musulmanes de Siria y los de Egipto. Los nobles de Ultramar apoyaron a los sirios y sufrieron una aplastante derrota en Gaza y la prdida de Jerusaln (1244). Slo la resistencia de los musulmanes sirios impidi que el sultn de Egipto acabase con los pequeos restos del reino de Jerusaln, privado de Rey, de tropas y de orden, en estado crtico de debilidad.

    La expansin mongola y las Cruzadas de Lus XI, rey de Francia, introdujeron nuevas esperanzas entre 1249 y 1260. La expedicin del futuro San Lus se dirigi a Damieta, que fue ocupada sin dificultad, pero los mismos errores provocaron la repeticin de la catstrofe de 1222: el Rey y su ejrcito hubieron de pagar un fuerte rescate por su libertad. Posteriormente y hasta 1252 Lus IX permaneci en Acre para reorganizar la defensa europea y buscar contacto con los mongoles, de los que se pensaba seran aliados frente al Islam. San Lus fue uno de los ltimos cruzados: muri ante Tnez en 1270, cuando intentaba reemprender la lucha. Los mongoles haban reemprendido su ofensiva sobre el Islam, en 1251, bajo el mando de Hlg. Ocuparon Bagdad en 1258 y Alepo y Damasco en 1260. Su proximidad destruy la leyenda benfica que los envolva, aunque los europeos buscaron su alianza. Pero la expansin mongola haba llegado a su apogeo y los nmadas eran muy escasos: en la batalla de Ayn Yalut (septiembre de 1260) el Sultn egipcio pudo derrotarlos con facilidad. A partir de aquel momento la actitud egipcia, donde ha tomado el mando la nueva dinasta de los mamelucos, es clara: desde 1265 su sultn Baybars procede a conquistar la Siria franca. Cesarea, Haifa y Arsf cayeron en 1265, Jaya y Antioquia en 1268, el Irak de los Caballeros en 1271, tras una momentnea detencin causada por la expedicin catalana que Jaime I de Aragn envi en 1269 y por la nueva Cruzada de Lus IX, cuyo objetivo no se conoca.

    La inmediata expedicin del heredero de la Corona inglesa, el prncipe Eduardo, en 1271, y su alianza con los mongoles, detuvo a los mamelucos, que ofrecieron tregua

  • por diez aos a partir de 1272. Su fin coincidi con la ltima expedicin mongola sobre Siria y con la derrota infligida por Pedro III de Aragn a Carlos de Anjou, hermano de San Lus, dueo de Sicilia y rey de Jerusaln desde 1276, que aspiraba a intervenir en Siria. Aquellas favorables circunstancias permitieron a los egipcios conquistar Laodicea en 1287, Trpoli en 1289 y Acre en mayo de 1291; su conquista pone fin a esta narracin. Los europeos fugitivos se refugiaron en Chipre, cuyo Rey lo fue tambin de Jerusaln en lo sucesivo.

    En la ruina del Ultramar europeo haban influido tambin circunstancias ajenas a su propia descomposicin poltica y a la alternancia del equilibrio militar. Una de ellas fue sin duda la lucha abierta entre Gnova y Venecia por el domino del comercio oriental que provoc, entre otras cosas, la entrada de los Palelogos en Constantinopla (1262) y explica la prosperidad del reino de Chipre hasta mediados del siglo XIV: su rey Pedro I sera capaz, incluso, de ocupar Alejandra en octubre de 1365. Otra, ms importante, fue el desinters creciente en Europa, donde predominan nuevos intereses e ideas en los siglos XIV a XVI, aunque fuera entonces cuando apareci la palabra Cruzada y se especul ms sobre ella como reaccin frente a la conquista del Oriente mediterrneo por los turcos otomanos, iniciada en 1329 (toma de Nicea) y que acabara con los ltimos poderes polticos cristianos en aquellas tierras. La solucin otomana triunf por varios siglos. Ella y la indiferencia europea terminaron con la idea y con la realidad de la Cruzada, manifestada todava en diversas ocasiones: Nicpolis (1396), Viena (1529), Lepanto (1571).

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