las cruzadas

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LAS CRUZADAS Lo digo a los presentes. Ordeno que se les diga a los ausentes. Cristo lo manda. A todos los que allá vayan y pierdan la vida, ya sea en el camino o en el mar, ya en la lucha contra los paganos, se les concederá el perdón inmediato de sus pecados. Esto lo concedo a todos los que han de marchar, en virtud del gran don que Dios me ha dado. Urbano II De todos los altos ideales que cautivaron el espíritu de la época, ninguno tan arrollador, tan dramático, ni tan contradictorio, como el de las cruzadas. Por espacio de varios siglos la Europa occidental derramó su fervor y su sangre en una serie de expediciones cuyos resultados fueron, en los mejores casos, efímeros; y en los peores, trágicos. Lo que se esperaba era derrotar a los musulmanes que amenazaban a Constantinopla, salvar el Imperio de Oriente, unir de nuevo la cristiandad, reconquistar la Tierra Santa, y en todo ello ganar el cielo. Si este último propósito se logró o no, toca al Juez Supremo decidirlo. Todos los demás se alcanzaron en una u otra medida. Pero ninguno de estos logros fue permanente. Los musulmanes, derrotados al principio por estar divididos entre sí, a la postre se unieron y echaron a los cruzados. TRASFONDO DE LAS CRUZADAS: LA GUERRA SANTA La tradición de la guerra santa se fundiría a la de las peregrinaciones para crear el ideal de las cruzadas. Como es de todos sabido, la iglesia antigua tuvo serias dudas acerca

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LAS CRUZADAS

Lo digo a los presentes. Ordeno que se les diga a los ausentes. Cristo lo manda. A todos los que all vayan y pierdan la vida, ya sea en el camino o en el mar, ya en la lucha contra los paganos, se les conceder el perdn inmediato de sus pecados. Esto lo concedo a todos los que han de marchar, en virtud del gran don que Dios me ha dado. Urbano II

De todos los altos ideales que cautivaron el espritu de la poca, ninguno tan arrollador, tan dramtico, ni tan contradictorio, como el de las cruzadas. Por espacio de varios siglos la Europa occidental derram su fervor y su sangre en una serie de expediciones cuyos resultados fueron, en los mejores casos, efmeros; y en los peores, trgicos. Lo que se esperaba era derrotar a los musulmanes que amenazaban a Constantinopla, salvar el Imperio de Oriente, unir de nuevo la cristiandad, reconquistar la Tierra Santa, y en todo ello ganar el cielo. Si este ltimo propsito se logr o no, toca al Juez Supremo decidirlo. Todos los dems se alcanzaron en una u otra medida. Pero ninguno de estos logros fue permanente. Los musulmanes, derrotados al principio por estar divididos entre s, a la postre se unieron y echaron a los cruzados.

TRASFONDO DE LAS CRUZADAS: LA GUERRA SANTA

La tradicin de la guerra santa se fundira a la de las peregrinaciones para crear el ideal de las cruzadas. Como es de todos sabido, la iglesia antigua tuvo serias dudas acerca de si se peda ser soldado y cristiano al mismo tiempo. Pero en poca de Constantino esas dudas haban sido resueltas, y por tanto los cristianos parecen haber sido relativamente numerosos en las legiones romanas. Eusebio narra las guerras de Constantino contra Majencio y Licinio como si se tratara de una empresa ordenada por Dios. Para ello tena amplios precedentes en el Antiguo Testamento, y no dej de hacer uso de ellos. Poco despus Agustn desarroll la teora de la guerra justa, y seal las condiciones necesarias para poder darle ese ttulo a un acto blico cualquiera. En la era de las tinieblas, fueron muchos los obispos cristianos que de un modo u otro apoyaron a algn ejrcito que sala al campo de batalla.

LA PRIMERA CRUZADA

Fue en tiempos de Urbano II cuando se dieron todas las circunstancias necesarias para la gran empresa. El emperador de Bizancio, Alejo Comneno, haba enviado emisarios a Roma para pedir socorro contra los turcos. Las autoridades eclesisticas haban estado tratando de

ponerle coto al espritu guerrero de los nobles al declarar la Tregua de Dios y la Paz de Dios. La primera estableca ciertos perodos durante los cuales se prohiba guerrear, y que normalmente cubran las principales fiestas de la iglesia, los domingos, el Adviento hasta la Epifana, y desde el Mircoles de Ceniza hasta la octava despus de la Resurreccin. La segunda estableca que ciertos lugares, propiedades y personas quedaran exentos de todas las suertes de la guerra. Pero todo esto no bastaba, y muchas veces no se cumpla. Por tanto, los papas reformadores, y Urbano en particular, buscaban otros medios de poner fin a las interminables escaramuzas entre nobles.Luego el Papa les ofreci una indulgencia plenaria a todos los que murieran en la empresa. Esto quera decir que cualquier pecado, por muy grave que fuese, les sera perdonado, e iran directamente al Paraso. La muchedumbre continu expresando su entusiasmo y, al concluir el discurso, rompi a gritar: Dios lo quiere! Dios lo quiere! Dios lo quiere!.

El resultado de su llamamiento fue mucho ms all de todas las esperanzas del Papa. Lo que l parece haber deseado era que se comenzasen los preparativos para una gran expedicin militar, segn los patrones tradicionales, dirigida por los nobles. Pero el resultado inmediato fue una fiebre de entusiasmo que pareca ser tan contagiosa como la plaga. Pronto surgieron numerosos predicadores de la gran empresa. En el entretanto, otras bandas de cruzados haban partido de Francia y de otras regiones de Europa. Muchas de estas partidas estaban peor organizadas que la de Pedro el Ermitao, y ni siquiera esperaron a salir de Alemania antes de entregarse al pillaje. Esto se entiende, pues se trataba de gente desposeda que se consideraban enviadas en una misin divina, y para quienes por tanto la riqueza de los territorios que atravesaban pareca un sacrilegio. Pero el resultado neto fue que muchas de estas bandas fueron aniquiladas por los habitantes del pas, y que algunos sobrevivientes quedaron sometidos a condiciones de penuria an mayor que la que haban sufrido en sus tierras natales. La primera accin militar contra los turcos fue el sitio de Nicea, donde el sultn selecida, Kirlik Arsln, tena su capital. Los turcos no parecen haberles prestado gran atencin a las huestes invasoras, posiblemente porque esperaban que fuesen tan fciles de vencer como lo haban sido las hordas de Pedro el Ermitao. Cuando descubrieron su error, la ciudad de Nicea estaba sitiada. Un ejrcito turco que acudi en su auxilio fue derrotado por las tropas de Raimundo de Tolosa, quien orden que las cabezas de los enemigos muertos fuesen lanzadas por encima de las murallas de Nicea, para sembrar el pnico entre los defensores.

HISTORIA POSTERIOR DE LAS CRUZADAS

Tras el bao de sangre, los cruzados se dedicaron a organizar sus conquistas. Si bien unos meses antes el jefe natural pareca haber sido Raimundo de Tolosa, ahora lo era Godofredo de Bouillon, quien fue elegido rey de Jerusaln. Algunos cronistas antiguos cuentan que Godofredo se neg a tomar el ttulo real en la ciudad donde el Rey de Reyes haba muerto, y que por tanto se llam slo protector del Santo Sepulcro. En todo caso, cuando su hermano Balduino lo sucedi poco despus (ao 1100), s tom el ttulo de rey.

As qued establecido el Reino de Jerusaln, organizado segn los patrones feudales franceses, y cuyos principales vasallos eran el Prncipe de Antioqua (Bohemundo) y los condes de Edesa (Balduino) y de Trpoli (Raimundo de Tolosa). El resultado de esto fue un llamado constante a Europa para que se enviaran refuerzos. As las cruzadas se volvieron una institucin militar y religiosa. Continuamente partan hacia Tierra Santa contingentes en los que se mezclaban las motivaciones de aventura con el espritu de penitencia. Adems, esas cruzadas, por as decir, oficiales han sido objeto de atencin especial porque fueron dirigidas por los reyes y los poderosos. Pero siempre existi la corriente popular, representada en la Primera Cruzada por Pedro el Ermitao y por las varias bandas de cruzados pobres que les siguieron a l y a otros predicadores semejantes. Entre las masas, el espritu apocalptico y mesinico de las cruzadas perdur por varias generaciones. La Segunda Cruzada tuvo lugar en respuesta a la cada de Edesa, tomada por elsultn de Alepo en el 1144. Generalmente se dice que el gran predicador de aquella cruzada fue Bernardo de Claraval (el mismo de quien tratamos en el primer captulo de esta seccin). Pero lo cierto es que cuando Bernardo comenz su predicacin ya haba otros dedicados a la misma tarea, aunque con una perspectiva muy distinta. De stos el ms famoso era el fraile Rodolfo, un personaje muy parecido a Pedro el Ermitao. La predicacin de Bernardo fue todo lo contrario. De hecho, el monje de Claraval parece haberle dedicado tanta atencin a refutar a Rodolfo como le dedic a la cruzada misma. Segn l, la predicacin no ha de ser tal que altere la vida ordenada de las masas, y ha de tener lugar slo con el consentimiento de las autoridades eclesisticas. Rodolfo se equivocaba en sus expectaciones apocalpticas y en su odio a los judos. Pero sos no eran sus errores fundamentales. Su error fundamental consista en romper la disciplina de la iglesia y de la sociedad. Por su parte, Bernardo se dedic a predicarles a los poderosos. Poco antes el rey de Francia, Luis VII, haba prometido marchar en peregrinacin armada a Tierra Santa, para cumplir el voto que su difunto hermano Felipe no haba podido guardar. Ahora Bernardo se dedic a reclutar caballeros que siguieran al Rey a la guerra santa. Adems viaj a Alemania, donde por fin persuadi al emperador, Conrado III, a unirse a la empresa.

Cuando por fin los ejrcitos partieron, bajo las rdenes del Emperador y del Rey, contaban con casi 200.000 hombres, de los cuales ms de la cuarta parte eranineptos para portar armas. Por breve tiempo pareci que el Reino de Jerusaln tena su futuro asegurado. Los musulmanes no lograban ponerse de acuerdo entre s, y el rey de Jerusaln, Amalarico I, extendi su podero hasta el Cairo. Pero tales logros fueron efmeros. El nuevo sultn de Egipto, Saladino, consolid bajo su poder las fuerzas musulmanas, y en el 1187 tom a Jerusaln. La Tercera Cruzada fue otro fracaso. Federico Barbarroja se ahog, y su ejrcito se deshizo. Muchos regresaron a Alemania, otros se unieron a los dems cruzados frente a San Juan de Acre, y muchos murieron a manos de los musulmanes. Los pobres que marchaban por cuenta propia se unieron a los cristianos de Palestina y a los restos del ejrcito alemn, y sitiaron a San Juan de Acre. Algn tiempo despus Ricardo Corazn de Len y Felipe Augusto se sumaron a sus fuerzas. Se dice que lleg a haber ms de medio milln de sitiadores. Por fin, tras dos aos de asedio, la ciudad se rindi. Pronto Felipe Augusto invent excusas para regresar a Francia, donde esperaba aprovecharse de la ausencia de Ricardo para apoderarse de las posesiones inglesas en el continente. Por su parte, Ricardo Corazn de Len permaneci algn tiempo en Tierra Santa, donde se volvi una figura legendaria.. La Cuarta Cruzada fue convocada por Inocencio III, en quien, segn veremos ms adelante, el poder del papado lleg a su apogeo. Lo que pretenda en este caso no era dirigirse a Tierra Santa, sino atacar a los musulmanes en el centro mismo de su poder, en Egipto. Se esperaba que de ese modo la reconquista de Jerusaln sera ms fcil y duradera. Esta vez, en lugar de dejar la empresa en manos de los prncipes, el Papa se declar su nico jefe legtimo, sealando cmo en la Tercera Cruzada los intereses temporales de los reyes haban llevado al desastre. Al igual que en la Primera Cruzada, los soldados de Cristo marcharan bajo las rdenes directas de los legados papales.Empero los bizantinos no aceptaron aquel atropello como un hecho consumado. Balduino y sus sucesores pudieron ejercer su autoridad mayormente en la porcin europea del Imperio. Aun all, el Epiro se hizo independiente bajo el dspota entindase soberano Miguel I. Su sucesor, Teodoro, tom a Tesalnica en el1224 y all se hizo coronar emperador. Este Imperio Bizantino de Tesalnica dur hasta el 1246. En el entretanto, los bizantinos del Asia Menor, bajo la direccin de Teodoro Lscaris, fundaron el Imperio Bizantino de Nicea. A pesar de tener que luchar contra los turcos del Sultanato de Iconio al este, y los latinos al oeste, este imperio perdur y a la larga se impuso. En el 1246 se adue de Tesalnica y en el 1261, de Constantinopla. La aventura latina en Constantinopla haba terminado. Pero su precio fue altsimo, pues a partir de entonces los bizantinos vieron con gran recelo a los occidentales. Adems, su podero qued quebrantado, lo cual facilit la conquista de Constantinopla por los turcos otomanos en el 1453.La Quinta Cruzada fue dirigida por el rey de Jerusaln, Juan de Brienne. Aunque desde varios aos antes los cristianos haban perdido a Jerusaln, todava se conservaba ese ttulo. Con el fin de recobrar su supuesta ciudad capital, Juan capitane esta cruzada, que atac primero a Egipto. Su nico logro fue tomar la plaza de Damieta, en el 1220.

La Sexta Cruzada fue dirigida por un emperador excomulgado, y a pesar de ello dio mejores resultados que casi todas las anteriores. El emperador Federico II haba hecho voto de participar en una cruzada. Sus muchas demoras, y otros motivos de tensin, llevaron a Gregorio IX a excomulgarlo y a declarar que cualquier expedicin dirigida por l tendra lugar en desobediencia al papado. La respuesta del Emperador fue emprender entonces lo que por tanto tiempo haba postergado. En Tierra Santa, hizo con el sultn un tratado mediante el cual el Emperador reciba Jerusaln, Beln, Nazaret y los caminos que unan a esas ciudades con San Juan de Acre. A cambio de ello, Federico se comprometa a respetar la vida y hacienda de los musulmanes, y a evitar que los cristianos enviaran nuevas expediciones contra el Egipto. Despus el Emperador entr en la Ciudad Santa y, al no encontrar quien estuviera dispuesto a hacerlo, l mismo se coron rey de Jerusaln. Al recibir noticias de lo acontecido, Gregorio se enfureci, y protest contra lo que para l era una confabulacin satnica entre un soberano cristiano y el infiel. Pero las masas de Europa vieron en Federico al libertador de Jerusaln, y como tal lo recibieron.

La Sptima Cruzada fue emprendida por Luis IX de Francia (San Luis), e iba dirigida contra Egipto. Su nico resultado fue la reconquista de Damieta, que se haba perdido. Pero en Mansura el rey y buena parte de su ejrcito fueron hechos prisioneros, y se les oblig a pagar un fuerte rescate. La Octava Cruzada, dirigida tambin por San Luis, termin cuando ste muri de la peste en Tnez, en el ao1270.

En resumen, las cruzadas fueron un gran movimiento en que el fervor popular se

mezcl con las ambiciones de los grandes. Juzgadas a base de sus propios objetivos, puede decirse que excepto la primera y la sexta, todas fracasaron. Pocos aos despus la nica huella visible del paso de los cruzados por la Tierra Santa era algn castillo o templo en ruinas. Pero a pesar de ello las cruzadas tuvieron grandes consecuencias. OTRAS CONSECUENCIAS DE LAS CRUZADAS

Las cruzadas tuvieron importantes consecuencias para la vida de la iglesia y de toda Europa. La primera de estas consecuencias fue la enemistad creciente entre el cristianismo latino y el oriental. En sus inicios, las cruzadas surgieron, en parte al menos, del deseo de acudir en auxilio del Imperio Bizantino, amenazado por los turcos. A la postre probaron que los latinos eran tambin una seria amenaza para ese Imperio. Esta enemistad no se limit al plano poltico. Los cristianos griegos, al ver los desmanes cometidos contra ellos por sus supuestos hermanos de Occidente, quedaron convencidos de que no queran unin ni trato alguno con tal gente. Hasta entonces, muchos griegos haban sospechado que el cristianismo occidental tena algo de hertico. A partir de las cruzadas, no les cupo la menor duda.Las cruzadas tambin actuaron en perjuicio de los cristianos que vivan en tierras de musulmanes. Casi todos los gobernantes islmicos se haban mostrado relativamente tolerantes para con los cristianos y los judos. Pero durante las cruzadas fueron muchos los cristianos que traicionaron a sus gobernantes musulmanes, y an ms los que se unieron a los cruzados en las matanzas de turcos y rabes en las ciudades conquistadas. En consecuencia cuando el poder islmico qued restaurado, y las Cruzadas perdieron su mpetu, los seguidores del Profeta se mostraron mucho menos tolerantes que antes. En varios lugares hubo matanzas de cristianos, y en todo el Cercano Oriente se aplicaron con mayor rigidez las leyes que los colocaban en desventaja frente a los musulmanes. A la larga, el resultado de todo esto fue que las viejas iglesias de la regin perdieron muchos de sus contactos con el resto de la cristiandad, y se volvieron pequeos ncleos cuya principal preocupacin era sobrevivir y conservar sus tradiciones