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Las crónicas de Sophia

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Las crónicas de

Sophia

Crónicas de una

estudiante colombiana

en Alemania

“Las Crónicas de Sophia”

vivir e estudiar en Alemania

2011-2012

Contenido Crónica 0 Presentación: Mamá: no me demoro… me voy para Alemania ........................ 4

Crónica 1: Aprenderse de memoria un diccionario completo vs. disfrutar el alemán .... 5

Crónica 2: Wohnheim: Un pequeño globo terráqueo ............................................................ 7

Crónica 3: “Primípara” por segunda vez .................................................................................. 10

Crónica 4: Se busca práctica o se subasta estudiante de ingeniería ................................... 13

Crónica 5: El señor de pantalones rojos también habla alemán.......................................... 16

Crónica 6: ¡Amo ser una estudiante colombiana en Alemania! .......................................... 20

Crónica 7: El todo o nada: ¡No soy nerda porque quiero, sino porque tocó! ................ 24

Crónica 8: Guía de viaje de becarios colombianos en Alemania: Yo voy, pero… ¿a dónde vamos? ................................................................................................................................. 27

Crónica 9: Un país con cuatro personalidades diferentes: muy lejos del trópico .......... 31

Crónica 10: Se habla alemán ....................................................................................................... 35

Crónica 11: Guía de viajes de un becario colombiano en Europa ...................................... 39

Crónica 12: 3 de agosto de 2012 – Por los buenos momentos... Imposible olvidar ...... 44

Publicado por: DAAD Colombia

Centro de Información Cra. 11 # 93-52

Bogotá

Textos: Sophia Méndez Pinto

Fotos: Sophia Méndez Pinto

Edición: Angélica Hernández Barajas

Recopilación y montaje: Anna Schwark y Franziska Koch

Impresión: Octubre 2012 – 1

4

Crónica 0 Presentación: Mamá: no me demoro… me voy para Alemania

11 de agosto de 2011!

Mi nombre es Sophia Méndez,

soy oriunda de la tierra del

vallenato, pero estudio

Ingeniería Química en la

Universidad de Antioquia,

ubicada en la ciudad de la

eterna primavera. Nunca había

venido a Europa, y después de

una semana y media de haber

llegado a tierras germanas, a

Marburg, sigo levantándome

por las mañanas, sin poder

creer que ahora estoy donde

siempre quise estar.

Estaré estudiando y viviendo un año en Alemania y cada mes escribiré una crónica,

como un pequeño reportaje sobre algunos temas que a todos los estudiantes

colombianos que quieren venir a Alemania les pueden interesar.

Creo que es bueno escribir para contar

cuando tantas cosas pasan. El otro lado de

esa gran piscina siempre me parecía muy

distante, por mucho que soñara con ella.

Pero el día por llegó, y luego de estar 11

horas en un avión, llegué al punto del sueño

en que me decía a mí misma: “Por favor, por

favor, que no sea un sueño. Que me

pellizque y siga siendo cierto”… Es una

sensación impresionante, sobre todo cuando

uno comienza a darse cuenta que no podría

estar soñando por tanto tiempo.

En unos días esperen mi crónica de

agosto…sobre esos malentendidos cuando

se aprende otro idioma…

Aquí me siento muy feliz! (Frente a unos generadores de energía.)

Por primera vez salimos a darnos cuenta que esto estaba realmente pasando. De izquierda a

derecha: Línea de atrás: Oscar y Carlos. Línea

delantera: Juan, Carlos, Diana, Sophia, Johnnatan,

Sebastián, Maria Alejandra y Luis Carlos.

5

Crónica 1: Aprenderse de memoria un diccionario completo vs. disfrutar el

alemán

18 de agosto de 2011

“Disculpe, ¿puedo usar la piscina?” Esa fue mi primera metida de patas, cuando

estábamos en el avión que nos traía a Alemania. La azafata sonrió, pero creo que mi

cara de latina fue suficiente para que se diera cuenta que no era mi lengua materna, y

además que estaba ansiosa y que quería empezar a hablar en alemán. Muy

amablemente corrigió mi error.

Estudiar alemán realmente es una experiencia que se disfruta, y se siente muy bien

cuando se aprenden cosas nuevas y uno se da cuenta que cada día suena más alemán

que cualquier otra cosa que haya dicho el día anterior. Sin embargo, era necesario

entender que para aprenderlo era mejor no pensar en español, por eso, necesitábamos

encontrar maneras de practicarlo en todas sus formas (lectura, escritura, escucha y

habla) sin tener que aprendernos una página del diccionario y que al día siguiente se

nos olvidara. Necesitábamos aprender alemán haciendo cosas que nos gustaran.

Una estrategia común entre todos los que estudiamos alemán es escuchar música, y

siempre ha sido una buena estrategia: se disfruta, se canta con emoción, y en el mejor

de todos los casos, es pegajosa, repetitiva. Y ¿qué mejor manera de recordar una

palabra si la dices en cada coro de una canción, que escuchas varias veces al día? Eso

realmente funciona.

Algunas redes sociales como Facebook son de gran ayuda. Una vez me uní a un grupo

llamado “IchlernegernDeutsch!”, en el que no sólo hay principiantes sino también

personas nativas que quieren colaborar con el aprendizaje. Una niña de Austria me

agregó y me dijo que ella podía colaborarme. Hoy en día, a pesar de que aún no hemos

tenido la oportunidad de conocernos personalmente, puedo decir que somos buenas

amigas. Ella me ayudó a mejorar mi gramática de una forma muy práctica: Hablando

con ella de cualquier tema. Esta es una gran herramienta, sobre todo para los tímidos

que quizás no se atreverían a ir a saludar a alguien rubio que vean en un paradero de

buses o en una fiesta.

En la Main Tower, con una

vista panorámica de la

hermosa ciudad de

Frankfurt. De izquierda a

derecha: Línea de atrás:

Diana, Carol, Paola,

Mauro, David, Sophia,

Sebastián M., Vero, Maria

Alejandra, Johnnatan,

James, Cata, Juan, Paula,

Rafa y Andrea Línea de

adelante: Sergio, Juan

David, Jorge, Carlos R.,

Carlos I., Luis Carlos,

Oscar, Andrés, Sebastián

E. Alrededor de la

bandera: Julián, Diana y

Diego

6

Uno de los trucos de María Alejandra Loaiza y de Julián Caicedo, becarios que también

vinieron a Alemania de la Uni. Norte (Barranquilla) y de la Uni. Antioquia (Medellín),

respectivamente, es leer novelas y cuentos infantiles en alemán, mientras que Oscar

Martínez de la Uni. Valle (Cali), piensa que es más sencillo cuando la mente asocia las

palabras en alemán con imágenes, algo como Nemotecnia. Pero el cine doblado al

alemán, las noticias habladas en un modo más lento (LangsamgesprochenenNachrichten),

las novelas como “Jojo sucht das Glück” hechas para los que no son germano parlantes y

desean aprender, y todas las secciones de aprendizaje de este idioma en la página de la

Deutsche Welle son de las preferidas de algunos como Johnnatan Posada de la Uni

Antioquia. Aunque no está de más el viejo truco de acostarse a dormir escuchando

radio o cualquier tipo de audio, a ver si cuando nos levantamos sabemos más alemán

que el día anterior… o que lo diga Sebastián Martínez de Uni Andes!

Hay muchas palabras que no son tan comunes encontrar en los textos, a menos de

que sea por ejemplo, un recetario de comidas… de haberlo hecho hubiese sido más

fácil para nosotros hacer el mercado. Pero la práctica nos hará buenos estudiantes en

el tema, y ya hemos aprendido más a reconocer qué compramos y qué comemos.

Pero los germano-parlantes no

están conformados únicamente

por el que aprende el idioma y su

reflejo en el espejo. Algunas veces

queremos expresar algo pero

terminamos diciendo otra cosa,

que no nos hace quedar muy

bien. Por ejemplo, uno de

nuestros amigos intentó decir a toda la clase que le gustaba trotar

(Joggen), pero dijo que le gustan

los chicos (Jungen)… gran error!

A muchos es más fácil

entenderlos, pero otros, a causa

de malentendidos, nos hacen

correr perdidos por todo Frankfurt buscando la estación central de Trenes

(Hauptbahnhof) a 15 minutos de que saliera el tren, y una vez en la estación, montarnos

en la parte equivocada del tren. Sin embargo, la lección de alemán no había sido en

vano. Alguien en el tren, quien sostuvo una clara conversación, nos explicó que

debíamos irnos hacia la parte de adelante porque el tren se dividía al llegar a cierta

ciudad, y luego sí iba hacia nuestro destino… Algo que por poco no entendimos.

¡En un mes esperen mi segunda crónica!

Sophia y Diana P... Es muy fácil decir Hola (Hallo) y que te devuelvan una sonrisa sin haber tenido una larga conversación.

7

Crónica 2: Wohnheim: Un pequeño globo terráqueo

17 de septiembre de 201

En Colombia casi todos mis vecinos son paisas, y el “extranjero” es un pastuso, pues

es el que está más lejos de su casa. El resto de vecinos viven en su ciudad natal.

Mientras que en Marburg mi vecina de la izquierda es búlgara y el de la derecha es un

chino más alemán que todos los alemanes. El resto, son extranjeros y unos pocos

alemanes, excepto por otros dos que también vienen de la tierra del café. ¿Y el

resultado de esta mezcla de nacionalidades y culturas? Una cocina en la que te pueden

saludar de muchas formas, en la que en un rincón se habla mandarín, azerí (idioma

oficial de Azerbaiyán) o español, pero hay un puente entre todas las culturas que se

construye con el alemán o con el inglés.

Jamás en mi vida había

vivido con una persona

que no fuese de mi familia.

Aquí vivo con personas

que nunca había visto, que

tienen costumbres

diferentes y por eso tenía

la expectativa de cómo iba

a ser vivir con ellos. No

sabía cuáles choques

culturales podríamos

tener, si iba a ser muy

incómodo o no…

Al principio uno llega y ve a los demás salir de sus

cuartos, estar en la cocina,

en la parada del bus, etc., y

uno tiene ganas de

saludarlos, preguntarles

muchas cosas, hacer nuevos amigos, pero ¿y si no me responden?, ¿y si cada quien vive

en su mundo? No es que nadie hable con nadie como uno pensaría. Si te encuentras a

alguien en las escaleras te dicen Hi!, si estás en la cocina a menudo te preguntan

¿Hablas alemán?, y ese es el inicio de una larga conversación mientras pruebas un plato

extranjero o ves a otros comer algo raro y piensas “¿Eso se come?”.

La gente se reúne enfrente de los edificios, o más frecuentemente en las cocinas

comunes. Se cuentan lo que hicieron durante el día, se alegran cuando alguno consiguió

un trabajo… aprendes de otras culturas, practicas alemán o vuelves a la lengua

materna cuando te encuentras algún mexicano o boliviano, aprendes palabras en

idiomas que nunca pensaste como hebreo o croata, y le enseñas a otros cosas en

español. Tanto es el intercambio cultural, que el chino más alemán que todos los

alemanes no sabe decir nada en español, sólo una palabra que le enseñó un

barranquillero que vive en este mismo piso… La palabra la dejo de tarea.

Los domingos nos reunimos para hacer almuerzo. Este fue el último

almuerzo de un domingo juntos. De izquierda a derecha: Julián, “Ditta”,

Johnnatan, Sophia, Sebastián y Jorge.

8

Aparte de vivir con otras personas de

distintos lugares del mundo, vivir cerca a

28 estudiantes colombianos que llegaron

conmigo, repartidos en estos 3 edificios,

nos ayuda a sentir que aquí en Alemania,

tenemos un pedacito colombiano. Entre

semana vamos a almorzar a la MENSA, que

es el restaurante universitario, pero los

domingos nos reunimos y hacemos el

almuerzo entre todos. Y no sólo los de las

súper habilidades culinarias salen a relucir.

Los que nunca en su vida habían cocinado

entraron a hacer parte de la logística

necesaria para hacer una lasaña deliciosa,

pollo con champiñones, pasta, e incluso

deditos de queso (o palitos de queso)

típicos de la costa colombiana, para la

sorpresa de cumpleaños de uno de

nosotros. Además hacemos todas las

labores domésticas básicas: Lavar la ropa

los domingos, sacar la basura de los

cuartos, limpiar la habitación, entre otras,

lo que demuestra que lo que nos

enseñaron en casa sí se aprendió.

Esta cercanía nos permite celebrar todas esas tradiciones propias y que nos encantan,

que extrañamos pero que recreamos acá en una pequeña colonia colombiana. Estas

dos semanas de septiembre era muy común ver colombianos merodeando los edificios

en los que vivimos, tratando de no ser vistos, que luego se acercaban a los buzones

ubicados en las entradas de las respectivas torres, y todo para dejar un pequeño

paquete cada viernes… a su amigo secreto. A pesar de que aquí en Alemania no se

celebra el mes del amor y la amistad, nosotros seguimos la costumbre y esta semana

El último almuerzo de un domingo, esta vez, dedicado a uno

de los paisas en su cumple. De izquierda a derecha:

Sebastián, Johnnatan (de cumpleaños) y Julián

Jugando a “La Olla”: Estar lejos

de Colombia no significa dejar

nuestras costumbres. Ser

universitarios no significa que

no volvamos a jugar como

niños. En la foto: Julián (quien

tiene el balón en la mano), a su

izquierda Mauricio, Luis Carlos,

David, Diego, Juan, Carol,

Carlos, Juan David, Jorge y

María, hasta llegar nuevamente

a Julián. En el centro (en la

Olla): Paola Molano (nuestra

diarista).

9

nos descubrimos, en una pequeña reunión que hicimos en el parque del frente. Entre

los actos protocolarios figuraba recibir con aplausos a todo el que pasaba por ahí, aún

si era un desconocido; jugar a “La olla” y luego decir algunas palabras a la persona que

nos había tocado. Fue muy emotivo recordar que normalmente eso lo haríamos en

nuestras ciudades con los amigos que cada uno tenemos. Aquí, aunque convivimos

desde hace un mes y medio, encontramos personas para apoyarnos y para recordar

buenas cosas como estas. Quiero aprovechar esta crónica para enviar un saludo a

todos desde Alemania y desearles un Feliz mes del Amor y la Amistad.

Pero los 29 colombianos no estamos juntos siempre para cocinar arepas. Esta

experiencia no consiste únicamente en vivir en estos 3 edificios. Hay muchas cosas más

que contar, cosas que han pasado y todo lo que vendrá… ¡Hasta el próximo mes!

10

Crónica 3: “Primípara” por segunda vez

19 de octubre de 2011

Se informa a todos los lectores que nos hemos trasladado a otra dirección, y que el

código postal está

registrado en la fría y

siempre viva ciudad

con el mayor número

de puentes en el

mundo, superando

con cerca de 2.600 a

Ámsterdam y Vene-

cia… ¡Esta crónica se

escribe ahora desde

Hamburgo! Después

de un episodio de

despedidas en el

marco del Oktober-

fest, la comunidad de

29 colombianos fue

dividida entre 7

ciudades alemanas.

Hamburgo, siendo la segunda metrópoli más grande de Alemania, consigue su encanto

de urbe a través de viejas y nuevas edificaciones, palacios mercantiles, lujosos paseos,

al tiempo que se levanta entre el agua de los ríos que se encuentran por doquier, y el

fondo de esta maqueta es el segundo puerto más importante de Europa, luego del de Róterdam. Hamburgo recibe a sus nuevos estudiantes con su brisa fría y las

imponentes embarcaciones de distintas procedencias.

Este era un destino de gran interés, porque una preparación de 2 meses era necesaria,

para llegar aquí y retomar después de casi 4 meses a la vida universitaria. La

expectativa no podía ser mayor, pero ¿y cómo no?, teniendo que hacer una selección

de materias de acuerdo a los intereses, a la compatibilidad con las de nuestra carrera

en la Universidad en Colombia y a la propia visión profesional; teniendo en cuenta que

no llegaría a clase con mis siempre amigos de la carrera, y estando segura que el

profesor estaría enfrente de la clase sin decir ninguna palabra en mi lengua materna…

Pero totalmente solos no nos sentíamos. Como ayuda a los nuevos estudiantes, a

través de los programas de las universidades, se pueden solicitar un Tutor, “Buddy” o

Mentor, y es un estudiante que te ayuda en todos tus primeros pasos, como recogerte

al llegar a la ciudad por primera vez (o encontrártelo en el Oktoberfest como nos pasó

a algunos) o dar un paseo por los sitios más importantes. Lo bueno es que no es como

un guía turístico cualquiera. Los bien llamados “Buddys” se convierten en los primeros

amigos en la ciudad, son personas que te integran en su cultura, te incluyen en planes

con los suyos, a los que a su vez conoces, y es allí donde te sientes acogido, y es así

Esta característica se ha vuelto el “apellido” de Hamburgo. En cada evento en

el que se habla de la ciudad, se resalta el número de puentes que tiene.

11

que sabes que llegaste a

aprender de las costumbres

del lugar, sin que exista

barrera cultural alguna. Es

incluso la oportunidad de

practicar el idioma o enseñar

el propio, una especie de

Tándem. Según Mareike,

Thomas y Maria, algunos de

nuestros mentores, la mejor

oportunidad para conocer

nuevas personas es a través

del deporte, vincularse a

equipos de la universidad, o a

grupos artísticos como al coro,

clases de baile, teatro, entre

otros.

Los idiomas no son

más que una forma de

expresión, razón por

la que, durante una

conversación con

alemanes, se

aglomeran en mi

mente todas las clases

de alemán a las que

asistimos, y trato de

buscar los verbos

subrayados en las

lecturas hechas, para

aplicar lo que

aprendimos. No es

más un ejercicio de

clase, es una reacción

a algo que encuentras

chistoso, es expresar

lo que piensas y sientes, y aunque al principio uno siente que debe hacer una especie

de conversión mental con cada palabra que dice, con el tiempo todo empieza a fluir.

Con los amigos todo marchaba bien, y ellos podían repetir cuando no entendía alguna

frase. Lo complicado radicaba en cómo pedirle a una persona que escribe todos sus

títulos antes del nombre, que está parado enfrente de una clase en la que crees que

todos son alemanes y eres el único extranjero que llegó hace dos meses a Alemania,

que por favor repita, más despacio, lo que acaba de decir. Este era el día esperado por

muchos: volver a ser “primíparo”, en otro país, en el que la fama de exigencia y

puntualidad era bien conocida por todos.

Mi sistema nervioso estaba a punto de independizarse. Hacía frío, y aunque no lo

hiciera, estaría aún con las manos heladas; no quería llegar tarde porque pensaba que

El nombre de “Buddys” fue una buena elección. Aquí, en la fiesta de inicio de

semestre organizada por el grupo encargado de los eventos de la Universidad. En

esta foto, con las tutoras de Óscar y Carlos: Mareike (izquierda) y Maria

(derecha).

No es ninguna demostración. El día del inicio de clases los

estudiantes de último semestre miembros de una especie de “Club

estudiantil” reunían a los del primero por carreras y les contaban

cosas básicas de la Universidad, así como los eventos que se

organizan: excursiones, presentaciones, entre otros.

12

sólo vería la puerta cerrarse en mi cara después de que toda la clase me mirara

ofendida por mi impuntualidad (palabra con la que, en opinión de los alemanes, los

latinos estamos asociados). Por eso, para prevenir cualquier cosa que hiciera de mi

primer día de clases un mal día, llegué a la Universidad con varios minutos de

anticipación, para buscar el salón, para sentarme sin afán y reconocer “el terreno de

juego”. Y una vez allí, me imaginaba que el ilustre educador se posaría en un atril con

aires de grandeza, a alardear de su experiencia y a dejarnos muy claro que nadie debía

opinar porque sus conocimientos eran astronómicamente mayores a los nuestros.

Pero ese fue sólo un momento de derroche de imaginación y miedo. El profesor entró

al auditorio, instaló su portátil, levantó su rostro… y sonrió. Habló con tal nobleza,

paciencia y gusto por lo que hacía, que entenderle no fue una ardua tarea.

Y aquí llegó el “Pero”. No hay

experiencia en una universidad

extranjera, sin el profesor al

que no se le entiende nada, el

que hace los comentarios

chistosos y toda la clase se ríe.

No crean que no, yo también

me reía… de mí misma,

porque no entendía los

chistes. Sólo a uno que es

extranjero, se le ocurre

pensar, que en una clase de 15

o 20 estudiantes, el profesor

lo mira a uno y sólo a uno, y

ve en el rostro nervios, susto,

tanto así, que incluso, cuando en medio de su discurso se

hace una pregunta a sí mismo, cree uno que lo va a señalar y le va a pedir que le

responda. Nada de eso sucedió. Los primeros días de clase han sido de no olvidar, y

uno comienza a sentir, que con el paso del tiempo, no habrán palabras que se escapen,

que serán conocidos algunos de la clase (aunque aquí sea un poco más difícil que en

Colombia) y que al menos lo que el profesor diga se entenderá. Mi alemán alcanzará un

gran nivel, cuando me reía con la clase de nada más que los chistes del ilustre. Me ha

impuesto un reto Profesor “Keil”.

Así es Hamburgo, una ciudad portuaria, de vientos fuertes, de

grandes barcos, fría, pero el cielo también se deja ver azul. En esta

foto con Óscar y Carlos.

13

Crónica 4: Se busca práctica o se subasta estudiante de ingeniería

23 de noviembre de 2011

¿Me puede decir la hora por favor? 5:20 de la noche. Han pasado casi 4 meses, y ahora

las niñas no usan vestido ni los niños pantalones cortos. De los árboles se ven sólo sus

esqueletos y unas cuantas hojas que hacen falta por caer. La temperatura ha bajado, las

plantas y los carros se congelan superficialmente por la madrugada y la luz del sol se ha

vuelto exclusiva, pues un poco antes de la 5:00 pm empieza a oscurecer. De la

imaginación a la realidad hay una gran diferencia, así como la temperatura que se ve en

las calles y la sensación térmica. En algunas ciudades ya empezó a llover de una manera,

por decirlo así, más compacta, de tal forma que el agua de lluvia no fluye… ¿Ahhhh?! Y

es blanca. No me consta hasta el momento, pero para cualquier información al

respecto pueden dirigirse a la sede de becarios del DAAD en Ilmenau.

Esto me huele a

diciembre, a vacaciones

de invierno para los

estudiantes, para la

gente en las oficinas y

empresas… ¿Empre-

sas? ¿Vacaciones? ¡Un

momento! Por favor

no se vayan sin ver mi

hoja de vida: Estudiante

becaria del DAAD

busca práctica. Pero es

más que eso. Después de salir de clases y

cualquier rato libre

tiene un fin: elaborar y

mejorar la hoja de vida,

escribir el

Bewerbungsanschreiben,

buscar en las páginas

de las empresas

conocidas las prácticas disponibles, etc. No es labor de un día, y por eso, antes de que

el encargado de revisar el currículo de los practicantes empaque maletas, hay que

organizar la documentación y empezar a enviar solicitudes.

Durante 3 días seguidos intenté empezar a escribir mi solicitud, pero no era capaz. Me

fue necesario entender que el objetivo de la carta es tener una primera conversación

con el entrevistador, respondiendo de manera concisa a preguntas como; ¿Quién soy

como persona?, ¿Quién soy y/o quién quiero ser profesionalmente? y ¿Por qué me

interesa ese puesto como practicante y por qué en esa empresa? Hay personas que en

poco tiempo han hecho muchas cosas, y eso es importante en una hoja de vida, pero si

no es el caso, el Bewerbungsanschreiben es la oportunidad de demostrar que quieres

aplicar lo que sabes y aprender lo que no, y que no siempre es necesario tener una

larga experiencia para ser un buen practicante. Con las respuestas a ese tipo de

preguntas hay que hacer que el entrevistador se interese en conocerte como

Un paso por la ciudad entre las históricas Polonia y Alemania: Stettin

(Szczecin). Con Catalina, Oscar y Sophia. Como para hacer angelitos o jugar

con ellas entre amigos: Las hojas de los árboles ya cayeron. Así es el otoño

que tanto quise ver.

14

estudiante y que la empresa quiera contribuir a tu formación. Pero a veces uno se da

cuenta un poquito tarde de los errores que comete. Precisamente, esta es la historia

de una estudiante colombiana que les contaré a continuación.

Por darle algún nombre a nuestra joven ingeniera becaria del DAAD y protagonista de

esta historia, diremos que se llama Paulita. Paulita creyó que se le estaba haciendo

tarde para enviar las solicitudes de práctica y, con hoja de vida bien elaborada, y un

Bewerbungsanschreiben en mano, emprendió su aventura en la búsqueda de prácticas.

Como bien dicen las abuelas: “es mejor prevenir que lamentar”. Y para asegurar que

conseguiría un puesto, Paulita envió la módica cantidad de 44 solicitudes…así como

para tener la oportunidad de decir NO a varias propuestas. Y efectivamente alguien

dijo NO. De hecho, fueron 33 veces NO, pero no fue precisamente Paulita la que dijo

esos no… ¿La razón? La pequeña Paula se dio cuenta que su carta tenía un sinfín de

errores. Paulita no había buscado una segunda opinión para revisar su solicitud antes

de enviarla.

Y es que hay muchas buenas empresas en Alemania, pero no necesariamente la que se

quiere está en la misma ciudad donde cada uno se radicó. Por esta razón, hay que

hacer una “inversión” en viajes a donde se concrete una cita con la firma. Pero vale la

pena, ¿o no María Alejandra?

Al principio, uno busca sólo en las

empresas que conoce, lo que en

muchos casos puede representar

pocas opciones. Una buena

alternativa es informarse a través de

las carteleras por departamentos en

las Universidades, y muchas páginas de internet, entre ellas la de

Bonding, una organización de

estudiantes para estudiantes, como

es su lema. Este grupo, que tiene

sedes en varias ciudades de

Alemania, organiza eventos en los

que diferentes firmas asisten y uno

puede informarse acerca del área en

la que trabajan, la posibilidad de

hacer práctica allí y los requisitos

que hay que cumplir. Bonding brinda

algunas asesorías para organizar la

hoja de vida e, incluso, organiza sesiones de fotografía para conseguir una buena

Bewerbungsphoto. Y es que las fotos para la hoja de vida son totalmente diferentes a las

que siempre vimos en Colombia. Aquí comprendimos la importancia de esas fotos. Si a

través de la carta de motivación tenemos nuestra primera conversación con el

entrevistador, hay un rostro en la hoja de vida que, al verlo, da una primera impresión

de la actitud del practicante. Es una verdadera sesión de fotos. De manera discreta te

ríes y posas enfrente de la cámara de tal manera que te sientas cómodo. Al final, el

resultado es una foto que, en primera instancia, capta un poco de la personalidad.

Deutsche Unternehmen. Empresas alemanas. Las opciones son muchas y muy buenas. Muchas de ellas tienen incluso en

su portal en internet la opción de crear su hoja de vida según

sus instrucciones y algunas recomendaciones para la

redacción del Bewerbungsanschreiben y para la entrevista de

trabajo.

15

Como dije, no es labor de

un día sino de varios tratar

de convencer con docu-

mentos a los funcionarios de

una empresa de que eres la

persona indicada para la

práctica. Y como todo

cuento tiene final feliz,

después de varias respuestas

negativas y esfuerzos,

alcanzar el objetivo sí es

posible. Las pequeñas Paula

y María Alejandra

consiguieron práctica, como

pronto sucederá con el

resto de becarios jóvenes

ingenieros… Y viviremos

todos felices para siempre…

Bonding: De estudiantes para estudiantes. Se encuentra en 11 ciudades

de Alemania. Ofrecen muchos servicios para asesorar a los estudiantes

en su preparación académica.

16

Crónica 5: El señor de pantalones rojos también habla alemán

11 de enero de 2012

¡Yo lo sospechaba!

Detrás de la cortina

habría una sorpresa un

día por la mañana al

levantarme ¡Tan evidente

ella! Y aun así me

emocioné tanto, como si

nunca me lo hubiese

esperado. Eso sí, creo

que mi imaginación

exageró un poco cuando

creí que desde el primer

momento estaría todo

inundado de color

blanco… Pero no. Caía

como si el cielo se

estuviera deshojando. Y

como llegaba se iba, pero

con el paso de los días se

insinuaba más, como si se quisiera quedar, para hacernos resbalar y cambiar de

zapatos… la nieve llegó a Hamburgo y a todas las ciudades de mis amigos becarios. Y

aunque hiciera frío abrí mi ventana, saqué mis manos para tocarla por primera vez,

pero cuando estaba a punto de tocarla, se derretía…

Para mí siempre se cumplía la fórmula Navidad + Europa = Nieve. Pero aún no

alcanzaba para hacer angelitos, ni para hacer

una guerra de bolas de nieve, ni para

admirarle el porte al señor de piel de hielo y

nariz de zanahoria, pero por ahora es

suficiente para hacernos sentir como niños y

mirar por la ventana de vez en cuando

mientras estamos en clase, para ver cómo

llueve hielo.

La Navidad, Das Fest der Liebe como la llaman

los alemanes, nos encontró en Alemania,

desde el principio augurando una pequeña

sorpresa por día. El Adventskalender es como

un premio por levantarse cada día. Desde el

1º hasta el 24 de diciembre hay algo

escondido en la bolsita correspondiente, y el

contenido puede variar con los gustos, e

incluso con las edades, pues por lo general

tiene chocolates, pero otros más originales

tienen incluso “Schnapps”. De estos días, hay

Así nos llegó la nieve a Hamburg, Karlsruhe e Ilmenau. Aunque es poca y se derrite rápidamente, nos asombró! Izquierda: Luis Carlos. Derecha: “Ditta”

¡Mi Adventskalender! Esta es una de las tradiciones de la cultura alemana que más me

gusta.

17

2 que necesitan algo más que lo que hay dentro en el Adventskalender: el 6, que es el

día de San Nicolás (Sankt Nikolaus Tag) y el 24, la universal Noche Buena. En la

primera de estas fechas, los niños cuelgan un calcetín al lado de la ventana, esperando

que San Nicolás guardé un pequeño obsequio en ella. Pero en una casa donde hay 2

niños, hay seguramente más de dos calcetines colgados… se vale sentirse niño en esta

época.

Muchos lugares, principalmente la plaza enfrente del Rathaus, se ven ocupadas. Allí se

arman pequeñas tiendas, instalan algunos de los juegos típicos de las ferias, y es allí, en

el Weihnachtsmarkt (Mercado de la Navidad) donde huele a Navidad: a galletas que

incluyen los famosos Lebkuchen, a almendras, a ponche de huevo (Eierpunsch)… Claro

que, eso de creerse niño a cualquier edad es conveniente sólo a momentos, pues

ahora que el frío nos hace encogernos de hombros, lo mejor es abrazar el vaso con las

manos, respirar el vapor e inmediatamente sentir el sabor del que ayuda a que

dejemos de titiritar: el famosísimo Glühwein. Yo diría que aquí las cosas no se venden

como “Pan caliente”, sino como “Glühwein en Navidad”. Es como un vino rojo, menos

fuerte, lo suficientemente dulce y que se toma caliente en cualquier lugar: en

restaurantes, en el Weihnachtsmarkt, en casa, incluso, en la Universidad, y siempre

rodeado de los buenos amigos.

Para los 29 becarios colombianos fue muy emocionante decir “¡Está nevando!”, aunque

al principio solo fuera “Lluvia-Nieve”. El Adventskalender nos muestraba que la bolsita

No. 24 estaba cada vez más cerca… ¿Dónde es la novena de hoy?, “Papá no se te

olvide comprar las velitas”, ¿Mamá, qué vamos a cocinar juntas para la cena de

navidad?, busquemos y armemos el arbolito, ¿y las luces de navidad que van en la

terraza?, saquemos los manteles, los muñecos para la sala, los cojines, la guirnalda.

Levantarse por las mañanas y escuchar villancicos o cualquier otra canción de

diciembre… Ahí llegaron los tíos para hacer el sancocho, que le escondan el regalo al

sobrino para que no lo vea antes de las 12, que hay que guardarse monedas en el

Weihnachstm

arkt en

Hamburg y

Berlín. Lleno

de luces,

música y

comida

navideña.

Que linda se

ve Alemania

llena de luces

navideñas.

18

bolsillo, que hay que correr y darle la vuelta a la manzana con las maletas, ¡que no se le

olvide comprar las uvas!, que cerraron la calle, que ya armaron el Año viejo de trapo,

que en las noticias salió que ya es año nuevo en otras partes del mundo; súbale el

volumen al equipo de sonido, que ya faltan 5 pa’ las 12…¡ay!, esa es la Navidad de mi

tierra, y por eso, dejo claro, que esta ha sido la crónica más difícil de redactar.

Por un lado es una experiencia inigualable estar en Alemania y conocer de otras

culturas, pero para eso hay que estar lejos de casa. Uno siente la nostalgia de no vivir

la misma tradición, de no sentarse a la mesa con la familia para la cena de navidad, de

no abrazarse con ellos para hacer la cuenta regresiva. No es fácil estar a miles de

kilómetros de la familia, pero encontramos la motivación en todo lo enriquecedor que

nos trae esta experiencia,

en ver la Navidad blanca

que siempre vimos por

televisión, en ver cómo

aquí cantan y viven estas

fechas, en aprender de las

tradiciones de otros, en

probar platos nuevos. Yo

podría estar triste de no

estar en mi casa, pero

estoy donde alguna vez

quise estar, tanto así, que

aunque aún falten cosas de

la lista de 12 de deseos o

de propósitos para el año

nuevo por cumplir, hay una

que 29 veces, en listas diferentes, será tachada,

porque se hizo realidad.

Uno siente que los parientes se tranquilizan cuando uno dice: “Los extraño muchísimo,

pero ¿les cuento otra cosa?, el 21 de diciembre ví nevar por primera vez”. Sentimos

una nostalgia enorme, pero que es compensada cuando miramos los enormes árboles

de navidad de los Weihnachtsmärkte, cuando esperamos impacientemente que haya

suficiente nieve para construir una población de Schneemänner, cuando se calienta el

cuerpo con un traguito de Glühwein. Alemania es famosa, entre otras cosas, por sus

vías vehiculares y férreas, así que ese señor de pantalones rojos no tiene excusa para

no llegar por estos lares a comerse las galletas y tomarse un vasito de leche junto a la

chimenea... y a ver si me trae un poquito del sancocho que hacen en mi casa. Qué

bueno que la Navidad sea una fiesta universal, que el señor que les cuento que se viste

de rojo también hable alemán, que a pesar de no ser simultáneo por la diferencia

horaria se despida el año viejo y se celebre la llegada del año nuevo, abrazando a los

que están con uno y brindando por todas esas cosas buenas de la vida. Para todos mis

queridos lectores, para todos los que sueñan, para los que quieren vivir esta

experiencia y los que fueron testigos de esta emoción: EIN ERFOLGREICHES NEUES

JAHR! Un brindis por este año que hace poco empezó y por la canasta de 355

unidades que aún tenemos: Zum Wohl!

Un edificio en la ciudad de Hamburg revela cuán universal es la Navidad.

19

Un brindis con Glühwein por este sueño que se nos hizo realidad. Hacen parte importante de este éxito:

Gracias DAAD! (En esta foto de izquierda a derecha: Oscar, Carlos I, Sophia y Carlos R)

20

Crónica 6: ¡Amo ser una estudiante colombiana en Alemania!

Sábado, 28 de enero de 2012

Quiero empezar diciéndole a mi mamá que no se preocupe, que si me ve un poco

“desteñida” no es porque esté enferma, es porque el sol hace con sus rayos lo que

quiere. Y más aquí, donde el sol en esta época ni calienta, ni colorea la piel. Me miro al

espejo y parece que le hubiese robado la nariz a un payaso y me la hubiese puesto.

Sinceramente creí que a la señora Madre tierra se le había pasado la idea del invierno

de este año. La Madre tierra podría haber pensado, con compasión con estos latinos

friolentos, a los que parece que se les fuera el color cada vez que se bañan, “¿Qué tan

malo puede ser un año que no haga tanto frío?”.

Pero NO! No

hubo compasión.

¡No más color

canela! Aún así,

los europeos

siguen pensando

que algunos

colombianos

estamos bien

bronceados. En

mi caso, una vida

entera de “eterno

verano” en

Medellín (y lo

digo en comparación con

este clima), no se

puede perder en

3 meses de

invierno… ¿o sí?

Tal vez me

equivoque y sí puedo desteñirme.

El caso es que la época de los exámenes finales se acerca, y por “finales” me refiero a

100% de la nota que se juega en una sola prueba. Después, al parecer nos reuniremos

muchos en el sur de Alemania a jugar a ser practicantes. Pero no señor! Nada de jugar.

Esto es muy en serio.

Pero antes de empezar con ese rol de ir a la empresa todos los días, hay que disfrutar

de todos los beneficios que trae ser un estudiante en Alemania. Para nosotros, la lista

de precios del transporte público, museos, musicales, entre otros, tiene tres secciones:

Adultos, niños y estudiantes. Cuando alguien está matriculado en la universidad no sólo

se recibe el carné de identificación como estudiante, sino también el Semester Ticket,

que permite utilizar buses, todos los tipos de trenes en la ciudad (U-Bahn, S-Bahn,

tranvía) y en algunos Estados federados viajar en los trenes regionales. No funciona

para el Intercity Express (IC e ICE), ni tampoco en el sistema de trenes de otro

Estado… ¡Y que sirva como testigo contundente el becario colombiano Luis Carlos!

¿Niños? Sí, ¿Vergüenza? No. La nieve quedó hasta en los pantalones, creo que hasta

comí nieve, pero la guerra de bolas de nieve es una “bacanería”.

21

Muy cierto, hay que estudiar! Y un tanto más si las clases y la única prueba son en

alemán. No es sólo aprender contenidos, sino vocabulario, y entender el sentido de lo

aprendido en alemán. Pero después de las duras jornadas, disfrutamos muchísimo

cuando los miércoles, apenas se termina la clase de alemán a las 8 de la noche, nos

relajamos y nos emocionamos viendo un partido de cualquier campeonato de fútbol

europeo. Aprovechamos el esparcimiento y nos comemos una hamburguesa

acompañada de una cerveza alemana (cualquiera entre la gran variedad). Nos

deleitamos viendo a un grupo de españoles dividirse en dos cuando se juega el clásico,

y todos estos buenos momentos los disfrutamos pagando sólo la mitad de lo que

realmente cuesta. Uno de los tantos bonos que recibimos al registrarnos en la ciudad y

que parecen tener validez infinita, nos permite toda esta diversión. Yo sé que esto

puede ser una estrategia de ventas, de todas esas cosas de finanzas y comercio de las

que no tengo ni idea, pero para estudiantes como nosotros, es una súper estrategia.

Marburg es quizás la

ciudad de Alemania que

más percibió nuestra

“Jabadera”, “Gomosería”,

o como se les diga en las

distintas partes de

Colombia, a ese

sentimiento de tener algo

por primera vez y querer

disfrutarlo al máximo.

¿Cuántas veces se bajó

alguien del bus, de camino

al curso de alemán, en la

parada de Elisabethstraβe, para escoger entre varias

opciones, y reclamar el

duro y muy orgánico pan

alemán, o ir hasta el “segundo piso de la ciudad”

(Oberstadt) a reclamar un

café o un chocolate? Es

como cuando uno tiene una cartilla y quiere llenarla a como dé lugar. Con esa libreta

llena de bonos que recibimos los estudiantes aquí en Alemania, todos queríamos

gastarlos hasta que no quedara ninguno. Y aunque no todos los bonos dicen “reclame

gratis”, un porcentaje de descuento para cortarse el cabello un poco más barato,

nunca sobra. A propósito, parece que en Alemania no sólo hemos aprendido del

idioma y la cultura, sino también, por lo menos los hombres, a comprarse una máquina

y dejar pequeños espacios en la cabellera para la ventilación…¿Cierto Oscar que la

gran mayoría pagó “primiparada”?

Además, a la universidad no se va sólo a estudiar. Uno puede unirse al coro, asistir a

clases de baile, aprender nuevos idiomas, jugar cualquiera de los diferentes deportes

pertenecientes a la escuela de deportes de la universidad o unirse a algún Vereinigung

de la ciudad. Por ejemplo, Carlos Izquierdo practica salto alto como deportista de alto

rendimiento en Colombia, y aquí en Alemania se unió a uno de esos grupos en la

ciudad de Hamburgo. Y tan bien le ha ido a Carlos, que varios amigos fuimos a una

En Marburg. ¿Quién dijo spaguetti de helado? Después de clases en el curso de alemán y de almorzar en la MENSA, caminábamos por la ciudad,

y en la tarde probábamos alguna comida diferente. En esta foto, de

izquierda a derecha: Sebas E., “Ditta”, Maria Alejandra, Sophia, “Andrew”,

Luis Carlos, Sebas M., Juan H., Julián y Johnnatan.

22

competencia a apoyar al de la camisa amarilla con un letrero: COLOMBIA. A Carlos,

Hamburguer Meister, como le decimos

ahora entre amigos, lo felicito

nuevamente, por haber ganado en 2

ocasiones competencias en

Hamburgo.

La casa en la que vivimos en Colombia

es única, y no tiene comparación. Pero

la experiencia de vivir en Alemania en

una residencia universitaria es

inolvidable. Como estudiante puedes

presentarte en el Studentenwerk de

cada ciudad para vivir en una de las

habitaciones. Las ventajas son muchas:

es más económico que vivir en pisos

privados, están amobladas, y viven

estudiantes procedentes de muchas

partes. Uno tiene la oportunidad de

hablar con ellos y conocerlos,

aprender de sus culturas y cocinar

juntos.

Por ejemplo, aquí en Hamburgo se

acostumbra a hacer “Noche ___”

(Llene el espacio con cualquier

nacionalidad).

Los universitarios se reúnen para deleitarse de los platos típicos de otros países. De la noche francesa he aprendido que no comen sólo papas francesas y crepes; de la italiana

que no sólo comen pasta, pero sí mucha. De la turca, que no comen únicamente

Dönner como uno cree. Y nunca he estado en Francia, ni en Italia, ni en Turquía. De la

comida española aprendí que la sangría es una delicia. De la comida checa no tenía ni

idea! Pero gracias a Ondra, uno de mis Roomates, ahora sé qué comen los checos!

Aunque la abuela de Ondra no hable español, mil gracias a ella. Todos esperamos a que

él llegue de su visita a casa de su abuela, cargado de galletas, pan checo y obleas. Pues

sí, no sólo los colombianos tienen obleas, los checos también tienen sus obleas!

Una de esas noches temáticas sobre nacionalidades fue la nuestra, la de los

colombianos junto a los mexicanos, brasileños y chilenos. Hizo falta una mesa larga y

servir varias veces para mostrar sólo un poco de la riqueza gastronómica. Los

mexicanos no comen chili con carne (cosa que todo europeo sabe decir en español),

pero sí mucho picante. No se preocupen, mi lengua no perdió la memoria probando

los platillos mexicanos. Los colombianos cocinamos patacones con hogao, arepas

rellenas con carne y arequipe (hecho por nosotros) con galletas. Fue como volver por

un momento a casa.

Felicitaciones al “Hamburguer Meister”. Carlos I. En este tiempo, ha ganado dos competencias en la ciudad de

Hamburgo.

23

Yo creo que lo mejor de

ser un estudiante

extranjero en Alemania, es

que siempre surgen nuevas

ideas y planes para

aprovechar la experiencia al

máximo. Uno siempre tiene

energía, no sólo para

estudiar, sino también para

salir y conocer la ciudad,

para conocer gente nueva y

nuevas culturas. Esta es la

primera vez que estamos

aquí y no nos da vergüenza

jugar como niños en la

nieve. Y hasta creo que

dejamos a los niños sin

nieve para jugar al día

siguiente, porque la usamos

toda para tratar de hacer nuestro primer muñeco de nieve. Unas cuantas escapaditas

del mundo de “los grandes” para disfrutar un ratico de la niñez y después volver otro

ratico a la vida de estudiante universitario. Pero ya está bueno de la escapada de hoy.

A estudiar para los exámenes. En la próxima crónica de febrero les contaré cómo fue

no tener Parciales, sino ¡sólo un aterrador Final!

La noche latina. Los mexicanos armaron su propia piñata. No me podía perder la oportunidad de revivir esos momentos de la infancia. Por eso,

cuando dijeron: ¿Quién rompe la piñata?, grité un fuerte ¡Yo!

24

Crónica 7: El todo o nada: ¡No soy nerda porque quiero, sino porque tocó!

23 de febrero del 2012

Und 1, und 2, und 3, … und 9, und 10, ein Hut, ein Stock, ein alter Mann, und vor, zurück,

zur Seite, ran!. Sí, me aprendí una de esas canciones infantiles, de esas que también

canta uno, tenga la edad que tenga, cuando no se quiere tomar nada en serio y

simplemente quiere reírse con los amigos mientras camina por ahí. Eso sí lo aprendí,

pero en medio de la emoción, levantarme y gritar Tor!... aún no. Aprender ese tipo de

cosas me parece divertido… aprender… ¡Estudiar!

Estudiar, cantar, divertirme, son verbos que me recuerdan mi experiencia en mi

universidad en Colombia, cuando pasado un tiempo eran las mismas caras en las clases

y una que otra nueva de vez en cuando: un repitente, uno que homologó de otra

universidad, uno que asistió en un mismo semestre a las asignaturas de 2 semestres

para adelantarse, etc. Pero me acuerdo de salir de clases, sentarnos en una de las

tantas mesitas de la universidad, o tirarnos en el piso en cualquier pasillo, tomarnos un

café si era muy temprano, almorzar juntos, o comer el “alguito” o “merienda”. Y eso

se volvía necesario en la medida en que se acercaba la época de los exámenes. Esa

época que se repetía de 3 a 5 veces por semestre, dependiendo de la materia; o en su

defecto, era un semestre de permanentes épocas de exámenes, cómo a veces sucede

cuando uno estudia en una Universidad pública.

La universidad en Colombia. Despues de clases me reunía con mis amigos a hablar de todo, a almorzar y a

estudiar juntos en cualquier parte, en los pasillos o enfrente de la cancha y acostados en el pasto.

25

Pero a pesar de eso, de alguna u otra forma uno lo disfrutaba, estando con los amigos,

algunos haciendo cálculos de las notas que tenían que obtener como mínimo para

aprobar la asignatura, analizando si aún había chances de pasar o no. De esas veces que

alguien dice: ¡esta fue, voy a acabar con ese examen!, o ¡esta vez me tengo que sacar

por lo menos un 3.5! Esa experiencia hay que adaptarla, pero, en palabras de las

mamás: ¡no mijito, es ahora o nunca! Aquí no hay primera vez, ni próxima vez, ni

última oportunidad ¡No señor! Aquí es LA oportunidad, porque aquí es algo como lo

que dijo un señor muy famoso del que siempre nos contaba la profesora de filosofía:

“El fin justifica los medios”. No es “El coco”, ni cualquier otro de los monstruos que

les gusta esconderse entre los muebles de la habitación (debajo de la cama, en el

armario, o incluso el que uno cree que habita en el primer piso de la casa cuando

todos duermen y la luz está apagada), ni nada de esas cosas terroríficas… ¡Es el 100%!

¡Todo o nada! Y es por eso que los planes de fines de semana, de ver partidos de

equipos como el Bayern München, Bayer Leverkusen, Borussia Dortmund, entre otros;

de viajar y conocer en el tiempo libre, hay que dejarlos un tiempito a un lado, mientras

nos preparamos para los exámenes.

Y es que la época de exámenes marca evidentemente nuestra rutina: Ya no habían

noches latinas, ni italianas, ni francesas. La gente sólo se reunía en las cocinas de los

Wohnheim para aprovechar el amplio espacio, la mesa grande y estudiar. Lo que sí es

cierto, es que a la hora de la cena, cuando ya todos estábamos en casa, nos

preguntábamos qué tanto habíamos podido demostrar en los exámenes lo “ñoños” o

“nerds” que nos habíamos vuelto, de cuenta de esos exámenes. El problema está en

poder demostrar en un único examen, lo que realmente aprendimos, el punto esten

poder hacer de cuenta que no existen

los nervios. Una de las cosas a las que

uno le teme, es no poder entender lo

que preguntan, pues ya sea un examen oral o escrito, no sólo es el contenido,

sino también el idioma lo que se pone a

prueba. Saber expresar las ideas, ya sea

convenciendo al profesor que está

enfrente tuyo, o redactarle algo para

convencerlo cuando más tarde califique

tu examen.

¿Y es que cuántos exámenes que

hicimos en la universidad fueron en

alemán? Y no cuentan los cursos de

idiomas. Por eso, los nervios eran

mucho más de los que tendríamos en

Colombia. Algunos profesores tienen

una variante del examen en inglés; otros

son únicamente en inglés, sobre todo las

materias de maestría, en las que hay

muchos estudiantes internacionales; o

están las otras en las que el alemán es la

única opción. Y es por eso que cuando

me preparaba para ir a presentar mis

exámenes, fielmente guardaba en mi

¿Cómo convencer al creador del formato MP3, que es tu

profesor, de que estudiaste y dominas el tema? Que lo

diga el becario “Andrew”.

26

bolso el diccionario. El tiempo es el mismo, para extranjeros y alemanes, por eso, el

uso del diccionario tenía que ser para alguna palabra que estrictamente no entendiera y

que me podía cambiar todo el sentido de alguna oración.

La diferencia más importante es esa. Uno al principio se imagina que alrededor todos

los alemanes estarán escribiendo rapidísimo las respuestas para todo, mientras uno ahí

sentado no entiende nada y sólo se dedica a repetir en su cabeza “¿cómo es que era

eso?”, hasta que uno comprende, que el idioma no es más una barrera, cuando has

estudiado tanto, y conoces los términos importantes del tema, y mucho menos,

cuando el examen comprende mucho lenguaje matemático, fórmulas, derivadas,

integrales… Menos mal la matemática no se traduce en los idiomas… ¡Qué sería de

nosotros sin el Sistema Internacional (SI)!

Pero cuando de teoría se trata,

esa que no siempre se puede

traducir en lenguaje matemático,

es cuando el examen del 100%

es a veces un enemigo. Todo se

reduce a 15 o 20 minutos de

conversación con el profesor, en

los que intentas demostrarle que

no fuiste a tomar cerveza con

los amigos ni fuiste a bailar, por

estudiar para su examen. Aquí

es cuando uno quiere

prometerle el cielo y la tierra a

la memoria para que te acuerdes

de todo lo que viste durante el

semestre y que leíste de manera

intensiva en los últimos días. O

lo peor, esas pequeñas cosas que uno dice “eso no cae, eso no lo preguntan”, preciso,

como dijo Julián, uno de los becarios, “te aprendiste el 98% y justo en esos 15 min de

preguntas te cayó el 2% que no aprendiste o se te olvidó, y sacas 6”.

Sin embargo, después de tantos nervios, miedos y prejuicios, pudimos demostrarnos

que por el hecho de venir tan lejos, con una lengua materna que no es el alemán, no

significa que la calificación más baja es la de la única morenita en la clase (que es muy

blanquita en Colombia, como dice Catalina). Es como que te encuentres a uno de los

alemanes de tu clase y te diga: “a mi no me fue tan bien, pero a ti sí, y te felicito”

¿Cierto Oscar? O que te pidan los apuntes de la clase como a Paola; o que te reúnas

con tus compañeros alemanes a estudiar para el examen, pensando que tendrías que

llenarte de paciencia y preguntarles a ellos qué es cada cosa porque no entiendes. Pero

no, incluso a veces es uno el que debe ser paciente para explicarles a ellos lo que no entienden.

Lo más importante de todo: ¡Sobrevivimos! Y que nuestros padres no se asusten

cuando les contemos que sacamos 1 o 2… esa nota es excelente, y de eso pueden

estar seguros.

Archivos, hojas, libros, diccionarios... A estudiar se dijo. Claro, es

que es ahora o nunca, literalmente.

27

Crónica 8: Guía de viaje de becarios colombianos en Alemania: Yo voy,

pero… ¿a dónde vamos?

21 de marzo del 2012

Hace unos días estaba conversando acerca de cualquier cosa con uno de los becarios

colombianos que, como yo, está en Alemania. A falta de tiempo me dijo: “Más bien

hablamos mañana, cuando salga del trabajo”. Y en esas andamos. Todos hacemos una

práctica en este momento. Antes de eso, tuvimos que pasar cierto tiempo en las clases

de alemán, en la universidad, o lo que no fue tan “terrorífico”: estudiando para los

exámenes finales. Esa es la vida del estudiante: libros, universidad, trabajos, finales…

conocer gente nueva, lugares nuevos... y como dijo uno de los becarios, conocido por

su célebre frase: “Por ahí están diciendo que… Viaje” ¿Quién dijo viaje? Yo voy!

Si los becarios tuviéramos cola, la moveríamos cada vez que alguien dijera: Viaje súper

barato a cualquier parte. Y así fue el primer viaje, el primer fin de semana en Alemania.

Pero no fue tan exitoso para nuestra guía, quien se había ofrecido a mostrarnos la

llamada “Mainhattan”. Esta guía terminó abandonándonos después del medio día,

cansada de nuestra fiebre fotográfica. Claro, ella conocía perfectamente la ciudad, pero

a nosotros, que hace menos de una semana habíamos llegado, asombrados por la

metrópoli, nos importaba un poco menos que un pepinillo que ella nos estuviera

esperando. Y allí fue donde nuestro espíritu aventurero vio la luz y casi que

desinhibidos esperábamos el viernes para buscar un mapa de Alemania, escoger un

destino y organizarnos en grupos de 5, para disfrutar de los beneficios de uno de los

nuestros mejores aliados en esta experiencia: el famoso Schönes Wochenende. Con ese

tiquete uno puede viajar a partir de las 9 de la mañana del sábado y hasta las 3 de la

mañana del día siguiente

en trenes regionales. Pero claro, al principio

uno cree que eso aplica

para todo el fin de

semana, a toda hora,

pero no… Algunos

vigilantes del Deutsche

Bahn son un tanto

comprensibles con esto, y

por eso, les permitieron a

nuestros amigos becarios

de la Universidad

Nacional viajar con

“medio tiquete” en uno

de sus primeros viajes al

norte de Alemania, al

explicarle, que no sabían

de dicha norma.

Nosotros queríamos que cada viaje fuera una experiencia inolvidable, y es por eso, el

viernes en la noche decidíamos todo para viajar el sábado temprano. La logística nunca

funcionaba, sin nada de itinerarios. Nuestra estrategia era llegar a la ciudad que

queríamos conocer, ir a la oficina de información turística, tomar un Stadtplan y ¡a

Nuestro primer viaje: Frankfurt am Main. Y creo que en esos momentos

nuestra guía ya estaba cansada de nosotros… o ya estaba por tirar la toalla!

28

caminar se dijo! Eso sí, con el Schönes Wochenende uno puede usar el sistema de

transporte público de la ciudad de destino, excepto por ejemplo el U-Bahn en Berlín

porque pertenece a una empresa alterna. Con ese tiquete nadie se puede perder. Si se

pierde, tome un bus S-Bahn o Strassebahn que vaya a la estación central de trenes

Hauptbahnof y fin del problema! Eso sí, no se vaya solito con el tiquete, porque a los

otros 4 les toca caminar devuelta… o comprar otro tiquete.

Y como es sabido, la gran comunidad cafetera no permaneció en la misma ciudad todo

el tiempo. Por eso, organizar grupo de 5 resultaba para algunos algo complicado. Uno

viaja a cualquier parte con tal de que sea barato, porque todo es una experiencia, y en

cada lugar hay algo interesante qué encontrar. Aquí se vale “pegársele” a los que tienen

carro para que lo “arrimen” al destino. Por eso, el Mitfahrgelegenheit resulta una

excelente opción. En la página web uno puede buscar según el destino y fecha de viaje

alguna persona que ofrezca cupos en su carro. Es sólo cuestión de escribirle un correo

o llamar al celular, fijar el punto de encuentro y a viajar se dijo! Pero no está de sobra

confirmar una y otra vez. No vaya a ser que uno tenga todo listo para viajar y nunca

aparezcan, y los dejen como a Vero y a Rafa esperando con las maletas listas.

Si uno tiene un Schönes

Wochenende, pero no un grupo de

5, puede ofrecer también los

cupos libres por medio de la

misma página a personas que

vayan en la misma dirección. Uno

se encuentra a veces viajeros en

la estaciones de trenes con las

que puede completar el grupo y

viajar mucho más barato. Con el

tiempo uno aprende cuáles son las mejores opciones o qué tipo

de “inversiones” valen la pena,

como la Bahncard 25 o la

Bahncard 50, que son tarjetas de

descuento del 25 o 50%

respectivamente, por 4 meses o

un año y que se pueden tramitar en cualquiera de las oficinas del Deutsche Bahn en las

estaciones de trenes. Así, el IC (Intercity) e ICE (Intercity Express), que al principio

parecían utópicos, pasan a estar más cerca de nuestro alcance. Porque claro, cuando

hay que viajar solo, o cuando el tiempo entra a ser una variante importante, hay que

optar por comprar tiquetes individuales.

Y por supuesto, con eso de que las fronteras entre los países del acuerdo Schengen

“desaparecen” cuando uno tiene ese tipo de visa, hay que aprovechar la oportunidad

para conocer también otros países. Viajar en tren sigue siendo una buena opción,

sobre todo cuando se viaja a países vecinos. Uno puede desde ir con un Schönes

Wochenende a Szczecin (Polonia), gracias a un acuerdo entre los sistemas de

transporte, comprar un tiquete que conecte 3 o más países, y por cierto tiempo

(Eurail). Esa es una excelente opción por ejemplo en Navidad, cuando se quiere

aprovechar los días libres para hacer un pequeño tour por varias ciudades en distintos

países.

En uno de nuestros viajes patrocinado por el Schönes

Wochenende ticket. Aquí, los becarios Luis Carlos, Sebastián E.,

Catalina y María Alejandra.

29

Ese tipo de opciones son una maravilla. Sin embargo, cuando las distancias se agrandan,

la mejor opción es volar. Uno de nuestros consentidos es la agencia RyanAir, famosa

por tener vuelos muy económicos a diferentes partes. Eso sí, no está en los

aeropuertos principales de las ciudades, porque si no, no sería tan barato. Pero llegar

sí es posible. Así por ejemplo, uno encuentra uno de estos aeropuertos en Frankfurt

Hahn (a 1 hora de Frankfurt am Main), o uno puede viajar hasta Girona, cerca de

Barcelona, a un precio más cómodo. Todo depende de lo que uno busque, porque si lo

importante es llegar al destino, y conocer, los lujos no importan. Por supuesto, a veces

uno tiene el deseo de conocer una o más ciudades específicamente. En mi opinión, en

cada lugar al que uno vaya se encuentra algo interesante, algo por ver y conocer, una

cultura diferente, un paisaje distinto. De ser así, conocer Europa resulta muy barato, si

uno se mete a la página de RyanAir y busca desde la ciudad desde la que quede más

fácil volar, los destinos más económicos. Entre estos destinos figuran ciudades que no

son tan conocidas como Barcelona o Roma, y que por no saber qué esperar, nos

sorprenden con todo lo que tienen para ofrecer, como la vez que viajé con mis amigos

por unos 20 euros (ida y vuelta) a Tallin, la capital estoniana. Y 20 euros es la mitad de

lo que cuesta un Schönes Wochenende. Y para otros beneficios, no se le olvide ver en la

cartelera el precio para estudiantes. De esta manera, pudimos irnos por muchos

menos del dinero que pensábamos, en Ferry desde Tallin hasta Helsinki (Finladia). Esa

experiencia es inolvidable.

Obviamente, la puntualidad es importante. Mejor duerma en el avión, y no se quede

dormido en la casa como Andreita, una de las becarias, quien perdió el vuelo a Italia.

Resulta complicado permanecer todos juntos cuando viajamos muchos a cualquier

ciudad, y por eso, en el último momento toca correr para alcanzar el tren de vuelta.

En Szczecin con Catalina, Carlos I. y Oscar. Algunas veces en inglés, otras veces actuar, o simplemente pedir algo

sencillo, como una hamburguesa.

30

Varias ciudades alemanas han tenido la dicha de ver la maratón de becarios

colombianos. No es que vayamos tarde… No, nada de eso… es que nos divertimos

corriendo por toda la ciudad con nuestros morrales! Bueno sí, también es cierto que a

veces teníamos mucho menos del tiempo que necesitábamos para alcanzar el tren de

vuelta a nuestra ciudad.

Y si es por este día… tenemos que

aceptar que cerramos los ojos por

un largo rato mientras estábamos

en la estación central de trenes…

De hecho, hay una sala para los

viajeros que tienen que esperar un

largo tiempo los trenes, sobre

todo si es muy tarde en la noche.

Pero es que a veces son muy

pequeñas para todos los que

queríamos viajar. Y si es por

comida, si bien es cierto que

queríamos probar cosas típicas de

cada lugar que visitábamos, en

algunas ocasiones nuestros

morrales estaban llenos de los

super prácticos sandwiches.

¿Quiere viajar? Llame a cualquiera de los becarios colombianos, y cualquiera le dirá:

“tome un tren o un avión y

váyase a cualquier parte”. De

esos viajes nuestro sentido de la

orientación se ha vuelto simplemente fantástico. Lo que

no sabíamos, lo preguntábamos,

si no sabíamos preguntar en el

idioma del país (por ejemplo en

polaco) y la persona no hablaba

inglés, entonces no quedaba más

que señalar imágenes, letreros, o

dejar salir el actor que se tiene

por dentro. En el peor de los

casos, si no entiende nada del

menú en un restaurante, sea un

científico y váyase por el método

del ensayo y error… o pida una

pizza. Al menos la palabra es

“universal”.

RyanAir nos llevó a la capital española, en la que fuimos totalmente independientes como para conocerla con un mapa

de la ciudad y muchas ganas de caminar.

En un día de más de 24 horas. Dormir quedó para después. Un poco más cerca de la triple frontera. Aquí en Aachen con Paola,

Diana, Sebastián, David, Julián, Andrés, Luis Carlos, Jorge, Olga,

Johnnatan, Diego, Karol y Juan.

31

Crónica 9: Un país con cuatro personalidades diferentes: muy lejos del

trópico

21 de marzo del 2012

Yo recuerdo perfectamente el día en que llegamos a Alemania. No solamente

estábamos sorprendidos porque por fin habíamos pisado tierra después de unas 13

horas viaje, y nada más y nada menos que tierras alemanas, sino porque mi reloj no

coincidía con lo que veía, y no porque no le hubiese sumado las 7 horas de diferencia.

Había demasiada luz para ser las 7 de la noche. De hecho, no sé si sea correcto decir 7

de “la noche”. Un sol como ese era un sol de 4 de la tarde en Colombia. Pero aquí, la

tarde era joven.

Cuando yo estaba en el colegio, la profe me enseñó que en el año había cuatro

estaciones, pero que Colombia tenía una posición privilegiada y que por estar entre

dos rayitas que alguien se inventó, y a las que se les dio por llamar “trópicos”, no se

daban las estaciones. Y es por eso que en Colombia, pero particularmente en Medellín,

vivimos en un verano eterno, alternado por épocas en las que parece que hubiésemos

alquilado casa debajo de un “cielito roto”. Sin embargo, para mí Bogotá era demasiado

fría, hasta que viví en carne propia lo que era realmente el frio. Y si bien es cierto que

nuestro clima tropical es envidiado por muchos, por todos esos que se van a pasear a

nuestras playas, o que

andan en pantalonetas,

chanclas y camisilla

cuando uno tiene un

buso puesto, los

europeos opinan que

vivir en un eterno verano sería demasiado

aburrido. La primera vez

que lo escuché me sentí

indignada y tuve ganar

de decir: “como se le

ocurre!”, hasta que por

fin entendí los

argumentos, o más bien,

hasta que varios meses

pasaron y pude vivirlo.

Al principio fue tal cual como estar en Colombia. Mucho sol y calor, como para usar la

misma ropa que uno usa en Colombia, o por lo menos en Medellín. Pero la diferencia

era una, y muy impresionante: a las 8 el sol todavía brillaba, y no tengo que especificar

si eran las 8 am o pm... da lo mismo. Por eso, para muchos fue complicado no sólo el

“adelantarse” 7 horas en el tiempo, sino que a las 9, cuando uno empieza a sentir el

cansancio del día, la luz del sol nos mantenía con los ojos bien abiertos y con ganas de

hacer mucho en lo poco que quedaba del día. Fue una desventaja al principio, mientras

muchos se acostumbraban a ello, lo que significó pocas horas de sueño y por supuesto,

el apetito del almuerzo se volvió el apetito de la cena, y a la hora del almuerzo es

como si uno quisiera desayunar. Después fue una ventaja, porque queríamos conocer

Muchas caídas, pero uno obviamente muestra los resultados. En uno de los

intentos por hacer Snowboard en Oberwiesenthal, Alemania.

32

de todo y el día era lo suficientemente “largo” como para alcanzar a hacer muchas

cosas.

Con el paso del tiempo los días se

fueron haciendo más cortos y un

tanto más fríos. El sol hacia

“turnos” más cortos y los árboles

quedaron en la escala del rojo-

naranja-amarillo. Era hermoso ver

los alrededores en esos colores,

aun cuando esos colores yacían en

el piso, cuando las hojas se caían.

Era el otoño en el que se inspiran

los poetas y escritores, el mismo

otoño que llena el suelo de hojas.

Era como uno lo ve en las

caricaturas, como que uno se caía

y quedaba sepultado entre una

montaña de hojas, o se podrían

reunir todas y lanzarse hacia

arriba, como si llovieran hojas. Y es cierto que existe un camino lleno de hojas,

rodeado de árboles naranjas. Pero en el otoño entendí que pasaría mucho tiempo

antes de que volviera a sentir el calor al que estaba acostumbrada. Y así fue. Todo

empezó con unos 16ºC y una chaqueta y con una hora de vuelta en el tiempo, lo que

significaba 6 horas de diferencia con Colombia. Y esta experiencia acabó con la

sorpresa de vivir por primera vez lo que es caminar por la calle y ver que los

indicadores de temperatura tienen un “menos” antes del número. Llegó un día en que

el termómetro bajó hasta cero y de allí no subió más. Más bien, bajaba cada día más y más. A partir de ese momento uno sabía que lo más probable era que empezara a

llover y ya no fueran más gotas, sino pedacitos de hielo. Uno cree que los copitos de

nieve llegan con la navidad o en general con diciembre, pero no es así. Al principio es

como si allá arriba estuvieran haciendo “cholado” o “raspado” y a uno le cayeran esos

pedacitos pequeños que rápidamente se derriten. Después de algún tiempo de bajas

temperaturas llegan los copitos de nieve, esos que tienen una forma perfecta, que

parecen una pequeña red.

Lentamente amanecía más tarde

y atardecía más temprano, hasta

que llegó el día más largo del

año. Recuerdo que ese día tenía

clases muy temprano, y muy en

serio era lo que uno muchas

veces dice en broma: eran algo

así como las “8 de la madrugada”

y anocheció cerca de las 4 y

media. En el invierno era muy

normal que a las 5 de la tarde ya

fuese de noche. Por supuesto, el

sol no salía ni brillaba como en

julio cuando llegamos, y muchos

¿Verano? Eso nos sobra en Colombia. Pero meses después

estábamos como esos que se ven atrás. Aquí, con Julián, Luis

Carlos, Johnnatan y Sebas E.

Otoño en Hamburgo. En uno de los reencuentros con los becarios

colombianos. De izquierda a derecha: Andrés, Luis Carlos,

“Checho”, Diana, Sophia, Oscar, María A. y Cata.

33

días el cielo estaba gris. Era como de esos días que todos sabemos que le gustan a

Julián, uno de los becarios colombianos al que se le arrugaba la cara cuando pasábamos

mucho tiempo debajo del sol. Y no es que el sol nunca saliera ni quemara. Claro que

quema, sobre todo en las llamadas “vacaciones de invierno”, cuando los deportes de

invierno como el Ski y Snowboard están en su auge. Los que creen que uno debe

ponerse bloqueador sólo para ir a la playa, se equivoca! El bloqueador era una de las

cosas más importantes en la maleta cuando uno quería ir a la montaña a esquiar (o

caer rodando por la nieve, que al principio era para nosotros lo mismo. Sin

bloqueador, al final de la jornada quedaríamos como mapaches rojos.

Después de los tres meses que oficialmente dura el invierno, debía venir la “calma”.

Así tal cual me imaginaba y añoraba la primavera. Mucho antes de mudarme a Medellín,

me enteré que la llamaban la capital de la eterna primavera. Ni mucho frío, ni mucho

calor, ni chaquetas, ni chancletas. El clima es un punto medio entre el calor costero y

el frío de la Sabana. Uno lo que inmediatamente piensa es que así tal cual es la

primavera en los paisajes fuera de la zona del trópico. Y así la deseaba luego de que

sintiera que mis huesos estaban en conserva en un refrigerador a -15ºC. Pero no fue

así...

Si bien las temperaturas

no estaban por debajo de

cero, tampoco lo estaban

por encima de los 15. A

veces si, a veces no. Un

fin de semana la

temperatura subió hasta

20ºC y el fin de semana

siguiente cayó un poco de nieve... Lo sé, es una

locura. Y no serán

inventos ni exageraciones

mías, pues los mismos

alemanes dicen, adaptado

al idioma colombiano:

“Abril hace lo que se le

da la gana” (April, April,

der macht was er will). Hay días en los que uno se viste de vestidos de colores

primaverales, y de busos muy delgaditos, como otros en los que uno parece que fuera

a la playa, y hasta algunos días en los que tocó volver a sacar la chaqueta de invierno

porque simplemente hacía mucho frío. Ya entiendo perfectamente por qué cuando los

europeos van a Colombia sólo usan chaquetas, camisilla y chancletas, aun cuando uno

tiene un buso puesto.

Aún me asombra cómo en un solo lugar uno puede pasar por todo un proceso cuya

diferencia entre sus extremos (invierno y verano) pueden llegar a ser hasta unos 50ºC.

Para confirmar, pueden preguntarle por ejemplo a mis amigos becarios de la

Universidad del Norte, acostumbrados a los 30ºC o más de Barranquilla, y que

vivieron los cerca de -20ºC en Ilmenau, Alemania. O cómo es posible que uno tenga

que adelantar el reloj una hora... Bueno, esa es la hora que uno devuelve después de

que se la regalaron antes de empezar el invierno.

Después del invierno, las flores hacen su aparición. Aquí, en el

Mandelblühtenfest en Gimmeldingen, Alemania.

34

Mientras estábamos en Colombia le huíamos al sol. En la Costa por ejemplo, uno

espera a que el sol no esté tan fuerte y es cuando sale a caminar, o uno busca siempre

la mesa que esté en la sombra. Pero aquí es otro cuento. Después del invierno cada

vez que sale el sol es una dicha. Uno ve cómo los alemanes salen y se lanzan en

cualquier jardín para colorear un poquito la piel. Después del invierno el sol convoca a

la gente. Todos hacen parrilladas, se sientan en el pasto a leer, a hablar, o simplemente

a dar un paseo. Y estamos volviendo poco a poco, como al comienzo de nuestra

llegada a Alemania, a disfrutar de la luz del sol hasta tarde, hasta el momento, hasta las

9 de la “tarde”.

Ya entiendo lo que los alemanes querían decirme cuando me decían que sería aburrido

vivir con el mismo clima todo el año. Es que cada estación tiene sus cosas típicas, y eso

hace que cada vez que llega cada estación (sol, árboles naranjas, nieve, flores), uno la

disfrute mucho más. He aprendido a disfrutar del verano y la posibilidad de salir a

hacer parrilladas acompañadas de la muy tradicional cerveza alemana, bañarse en una

piscina, río, lago, etc. También he disfrutado el otoño, sus calles llenas de colores y

compartir con los amigos una botella de Federweiβer. Del invierno he gozado el

Snowboard y el Glϋhwein. Y de la primavera, que aunque hasta ahora ha tenido

conflictos de personalidad, llega con los árboles inundados de flores. Uno vive de todo

un poco, y eso hace que las estaciones tengan su encanto. Yo era una de las que decía

que prefería mil veces el frío que el calor... no me pregunten, ya no sé qué

respondería.

35

Crónica 10: Se habla alemán

31 de mayo de 2012

Una vez escuchando la radio en Colombia, trataban de hacer adivinar a los oyentes qué

era una de esas cosas que cierto porcentaje de personas (un muy elevado porcentaje)

ha hecho cuando ha estado solo en la habitación, en el baño o en cualquier lugar de la

casa. Y para dar una pista, haga de cuenta que tiene un espejo en el frente. Siendo niño,

adolescente o adulto ¿qué haría usted? Alguien llamó y reveló uno de mi más grandes

secretos de la infancia: uno se posa frente al espejo y comienza a balbucear palabras

que no existen, a juntar vocales con consonantes de una manera arbitraria, y de vez en

cuando añadiéndole un tono o una melodía diferente, lo que en otras palabras significa,

hacer de cuenta que uno habla un idioma del que no tiene idea.

¿Otro que cayó al agua? Pues sí, yo jugaba a que sabía hablar el llamado idioma del

amor y hacía “gárgaras” cuando quería pronunciar la “r”, o hablaba más con las manos

que con la boca cuando quería hablar como los conocidos por su pasta y su pizza, o

hasta sonaba como si tuviera unos tragos de más si quería convencer al espejo de que

dominaba perfectamente la llamada lengua universal. No estoy segura de si alguna vez

traté de hablar como los reconocidos por ser los genios de la cerveza, pero lo que

todos decían, es que ellos hablaban como si siempre estuvieran enojados. ¿Realmente

es cierto?

Hace un poco más de tres años me decidí a empezar a estudiar alguna lengua

extranjera diferente al inglés. El alemán apareció como una gran opción, y ni siquiera

recuerdo muy bien por qué. El caso es, que antes de mi primera clase en la escuela de

idiomas de mi universidad, estuve leyendo en internet algunas cosas sobre el alemán, y

recuerdo, que la primera palabra que me aprendí fue “Schönheit” (belleza). Creo que

fue simplemente porque me gustaba como se escuchaba y como se veía la palabra con

los dos punticos sobre la O. Yo llegué a la clase, y un hombre se apareció hablando de una manera como si tuviera un espejo enfrente y estuviera solo en la casa. Para él tenía

todo el sentido del mundo lo que decía, para mi ese día, y los siguientes seis meses él

andaba siempre con su espejo ignorando a los demás. Yo creo que él a veces estaba

perdido y hablaba solo... o la perdida era yo que no entendía ni “papa”. No todo fue

tan malo, y después de los primeros días sabía presentarme, y eso bastaba para que los

amigos pidieran que uno

dijera algo en alemán y

luego dijeran: “uy, super

tesa”. Esa experiencia

empezó para mi en un

salón en Medellín, se

extendió por 5 semestres

y continuó en un salón...

en Marburg, donde

hicimos nuestro primer

curso de alemán en

Alemania. Antes de eso

tuve que sentir vergüenza

cuando en el avión le

pregunté a la azafata

dónde estaba la piscina, en

En el festival de multilingua de la Universidad de Antioquia, donde

empecé mi aprendizaje de la lengua alemana.

36

lugar de preguntarle por el baño...

Al principio estaba nerviosa, porque no estaba segura de que los 5 semestres me

fuesen a bastar para defenderme en un país en el que nadie (o al menos no cualquiera)

me iba a explicar algo en español si no lo entendía. ¡Y cuando llegué a Alemania ya no

lo creía! Y si bien uno empieza en el curso de alemán por escuchar diálogos, repetirlos,

y leer el guión, una persona no se comportará como una grabadora en todo momento

en una conversación. Dicha conversación no fluiría, pero para no quedar como un

tonto, uno disimulaba cada vez que no entendía y le daba pena preguntar. ¿Cómo? Uno

se decía a sí mismo: “si los demás se ríen es porque fue algo chistoso, ¡ríete tú

también!; si los demás parecen que entendieron algo que aclaraban, di tu también “ah

claro”; si los demás ponen cara de sorpresa ¡hazte el sorprendido!; si no te quedó

claro si fue algo chistoso, una aclaración o una noticia/chisme, sólo te queda una

opción: ¡di que sí a todo lo que digan!”.

Pero en algún momento uno se comienza a acostumbrar a las palabras que utilizan para

expresarse, a la forma en que pronuncian cada cosa, hasta que uno se da cuenta, que

son menos las veces que disimula para entender, y son más las veces que uno pregunta

si no entiende. Al principio yo recuerdo que contaba las mismas cosas todos los días,

porque simplemente no sabía cómo decir las cosas interesantes y diferentes que había

hecho en el día. Así se ampliaba el vocabulario, porque no era posible que uno tuviera

tantas cosas para decir, para contar, para opinar y uno se limitara a decir “sí”. Aquí se

habla alemán. Bueno, aunque con respecto a eso hay que aclarar algo. Uno no se

puede confiar de decir en voz alta y en español cualquier cosa, porque se acerca un

alemán o alemana y te dice: “¡yo hablo un poco de español!”.

Algunas universidades ofrecen clases en inglés, pero otras sólo en alemán. Había que

aprender alemán sí o sí, porque al profesor no le salen subtítulos cuando habla, ni a los

productos en el supermercado cuando uno

los mira, y los niños no te

aclaran todo en inglés

porque a duras penas saben

hablar su lengua materna.

Sí, me pasó que estaba

sentada en un parque y se

me acercó un niño y me

dijo algo. Normalmente

cuando uno le dice algo a

un niño, él mira a la mamá

para que le explique, pero

yo fui quien la miró. No

digamos que no le entendí,

digamos simplemente que

fue una conversación muy

breve.

Todas esas cosas suceden porque uno tiene que aprender. Y la forma más fácil de

aprender es estando en las situaciones y entender por el contexto o pedir que le

aclaren a uno en el mismo idioma, sin buscar la traducción exacta al español, porque

uno no va por la calle deshojando el diccionario para entender qué significa cada cosa.

Aquí Oscar, un tanto intimidado por los niños alemanes.

37

¡Y hay de que uno pregunte dónde queda algo!, porque no es posible que uno asienta

mientras la persona le explica a uno y con un “gracias” uno quiere convencerse de que

lo entendió todo, pero la verdad es que sigue perdido.

Los cursos de gramática nos sirvieron mucho para entender la lógica del idioma, e

incluso para desarrollar la intuición concerniente al mismo idioma, como dice Julián,

uno de los becarios colombianos. De allí en adelante, hay que hablar con los alemanes

y poner en práctica todo lo que aprendimos en los cursos que hicimos.

De repente, no existen tantos límites para expresar lo que uno piensa, lo que

descubrió o le llamó la atención cierto día, lo que quisiera hacer, e incluso, una sonrisa

con sentido aparece después de que alguien dijo algo chistoso. Obviamente, uno no

aprende mucho alemán, si todo el día habla en español. Cuando uno conoce gente,

cuando prende la radio y comentan cualquier cosa, cuando uno hace una pregunta en

la calle, en una tienda o en

un banco, cuando en las

estaciones del metro dan

información sobre los

trenes, en el trabajo, en la

universidad, el alemán es

la primera herramienta

para uno abrirse a otra

cultura. Siempre hay un

As bajo la manga (llámese

inglés), para casos en los

que definitivamente no se

entiende, pero todo se

vuelve más interesante, cuando ese As se queda

allí, debajo de la manga.

Me gusta saber que me rio porque algo me causó realmente gracia, que tengo amigos

que han escuchado mucho más de mi que “sí” o “ah, claro”, que ya no me da pena

preguntarle a alguien cuando necesito alguna información, que puedo entablar una

conversación con el que se sienta enfrente mío en el tren, que he podido aprender

dichos alemanes, aunque en medio de todo eso hay tropiezos como cuando uno dice

algo que no quiso decir. Supongamos que le cuenta a alguien cosas sobre su familia y

llega a la siguiente frase: “Cuando mi mamá estaba embarazada de mi hermano...” Tal

cual lo dije una vez en alemán, y la persona me miró con cara de terror y luego se

echó a reir ¿el por qué? La traducción exacta quiere decir, que yo tendría un hermano-

sobrino...

Y todo eso que hemos aprendido corresponde al llamado Hochdeutsch que es algo

como “alemán estándar”. Sin embargo, y así como en Colombia en el que encontramos

el dialecto costeño, el valluno, el paisa, el rolo, entre otros, el alemán tiene sus

variaciones. En el norte, en Hamburg, dichas variaciones no están presentes y puede

decirse, que el Hamburg se hablar Hochdeutsch. Pero cuando uno se va a Minga… no lo

busque en Google Maps, más bien pregúntele a Jorge, uno de los becarios residentes

en esa ciudad. Ese es el nombre que se le da en el temido Bayerisch, uno de los acentos

más complicados de entender. Minga corresponde a la conocida ciudad de München.

En una conversación uno pone en práctica todo lo aprendido, uno

aprende mucho más y siente más confianza al hablar. Aquí con Andreas,

uno de mis buenos amigos alemanes, Carlos I. y Cata.

38

Pero una cosa es el “alemán alemán” y otra muy distinta es por ejemplo el “alemán

suizo”. Tuve la grandiosa oportunidad de estar en ese país, y de hablar con una

profesora suiza. Por su profesión ella debe tener muy claro cómo hablar de manera

estándar (Hochdeutsch). Aunque noté ciertos acentos diferentes, me fue fácil

entenderle y pensé “el alemán suizo no es tan complicado como dicen”… hasta que

comenzó a hablar por teléfono con el esposo. Si mal no estoy, eso debió haber sido

alemán, la verdad no estoy segura, porque si mucho, entendí una o dos palabras de

todo lo que le dijo al esposo. Era como una mezcla de alemán, con cierto tono italiano,

con una pronunciación más fuerte y diferente… y eso todavía era alemán! Después de

eso entendí, por qué los muchos alemanes dicen que lo que los suizos hablan no es

alemán, porque a veces ni ellos mismos entienden, y recurren al “sí” cuando no

entienden nada.

En ocasiones hay que reconocer, como bien lo dijo “Cata”, que el alemán ha atrofiado

los idiomas que sabíamos. El inglés se volvió una “sopa” que contiene palabras

alemanas, e incluso, enviamos los verbos al final como ocurre muy frecuentemente en

el alemán. Y los idiomas atrofiados incluyen el español, pues ya no estamos en la

“estación central de

trenes” sino en el

Hauptbahnhof, ya no

tenemos compañeros de

piso sino Mitbewohner y ya

no hacemos una

transferencia de dinero

sino una Überweisung. O

en el peor de los casos,

inventamos palabras en español y hasta las decimos

con toda seguridad. Como

ejemplos están los

“viajantes” de Carlos I. o

“Yo me convezco” de la

autoría de Ditta. No es tan

malo que cosas como esas

sucedan, eso lo único que

demuestra, es que en 10

meses hemos aprendido

mucho alemán.

El alemán se volvió pan de cada día desde que hicimos nuestro curso de

alemán en Marburg durante 2 meses. Allí “macheteabamos” cuando no

sabíamos una palabra en alemán. A veces le atinábamos y a veces no. De

izquierda a derecha: Diana S., Andrea, Rafa, James, Carlos R., Andrés y

Paola.

39

Crónica 11: Guía de viajes de un becario colombiano en Europa

8 de julio de 2012

Hace casi dos meses en una de mis crónicas les conté sobre algunas de las opciones

para viajar por Alemania y por Europa, y ahora esta crónica es el resultado de toda la

experiencia que hemos vivido a lo largo de estos 11 meses durante nuestra estadía en

Alemania.

Una de las cosas que desde mi punto de vista diferencian en general a Europa de

Suramérica, es la definición de fronteras. Claro, esto tiene muchas explicaciones: las

distancias en Suramérica de un país a otro son mucho más grandes, pero las opciones

de transporte son mucho menores. Por ejemplo, sólo dentro de Colombia, para ir del

Norte al Sur, hay que viajar unos cuantos días en bus o tomar un vuelo, lo cual en

general es muy costoso. Mientras que en Alemania está, según mi opinión y también

según la de muchos becarios colombianos, el mejor sistema de trenes que hemos

utilizado.

Estar viviendo un año en Europa obliga a pensar que es necesario aprovechar el tiempo

al máximo para poder ver muchas de las cosas que siempre se quisieron conocer. Por

eso, los planes de viaje son muchos más constantes. Y entre estas confesiones hay que

incluir lo que muchos alemanes nos han dicho a los colombianos viajeros: “ustedes han visto más de lo que yo he visto en toda mi vida en Europa”!

La conclusión de todo esto es que cuando el estudio y las labores como practicantes

nos lo han permitido, nos hemos vuelto grandes viajeros, es decir, nos hemos vuelto

de grandes espíritus aventureros. Por eso, alternando todo ese mundo de la Ingeniería

química, me he puesto en la labor de reportera para escuchar las experiencias de los

becarios colombianos que han recorrido una buena parte de Europa, y he tomado nota

de sus opiniones sobre la variedad de paisajes, ciudades y culturas que han visto. De la

“Guía de viajes de un becario colombiano en Europa” (que no sé si se terminará algún

día) les traigo tops muy variados de destinos en Alemania y en toda Europa. Destinos

hay para todos los gustos, destinos de todos los sabores y colores...

El Top 5 de los

lugares para visitar

en Alemania. En el

centro: Berlin. En la

esquina superior

izquierda: Hamburg.

En la esquina

superior derecha:

Heidelberg. En la

esquina inferior

izquierda:

Friedrichshafen. En

la esquina inferior

derecha: Dresden.

40

Top 5 de los lugares para visitar en Alemania

Cada país tiene algo en común entre todas sus ciudades, y Alemania no es la

excepción. Alrededor de esas características comunes se extienden grandes ciudades y

encantadores pequeños pueblos. Aquí va el top con los 5 lugares que recomendamos

los becarios colombianos para visitar en Alemania:

5. En el quinto lugar de los favoritos de muchos becarios colombianos, está la llamada

“Florencia del río Elba”: Dresden.

4. En el cuarto lugar se encuentra una ciudad construida al lado del Bodensee, desde

donde se pueden ver las montañas al otro lado del lago e incluso, se puede tomar un

ferri a Mainau, una isla de muchos jardines en el sur de Alemania: Friedrichshafen.

3. En la tercera posición está una ciudad ubicada en el estado de Baden-Württemberg,

una ciudad pequeña cuya arquitectura antigua es notable en el castillo construido en la

cima de una montaña y desde donde se puede ver toda la ciudad: Heidelberg.

Y si bien muchos piensan que las pequeñas ciudades son las más bonitas, este top lo

lideran dos grandes ciudades alemanas...

2. En el segundo lugar está el puerto más importante de los alemanes, y de la que estoy

segura seguirá siendo calificada por Carlos I, uno de los becarios colombianos, como

“Die schönste Stadt der Welt” (la ciudad más bonita del mundo): Hamburg.

1. El primer lugar de este top lo merece entre muchas otras cosas, por historia, por

parques, por ser un eje político y por multiculturalidad, una ciudad que impresiona a

muchos visitantes. Esta ciudad tiene mucho para mostrar y mucho para contar, y aún

estando allá no podíamos creer que en algún momento hubiese sido dividida en dos.

En el suelo están “tatuados” todos los acontecimientos históricos que alguna vez

hemos escuchado, pues en muchas calles quedó registrada la línea sobre la que se

levantaba el muro. Definitivamente, en el primer lugar de este top, está la capital

alemana: Berlín.

Top según gustos (destinos culturales, económicos, políticos, etc.) - Europa

tiene mucho!

Y como dije al principio, ya que las fronteras en Europa tienen una definición “distinta”,

todos aprovechamos la oportunidad para conocer el viejo continente. Para

recomendar un destino en Europa hay que saber qué es lo que el viajero busca. Por

eso, este top es por categorías; es un top según el gusto de los viajeros. Pregúntenos

qué busca y qué quiere hacer, y le diremos a dónde irse!

• Para los que buscan escenarios históricos, está una ciudad en donde hay que

detenerse en cada esquina para apreciar alguna escultura, edificio o cualquiera de las

tantas cosas interesantes que ofrece una de las mecas de la cultura. Muchos dicen que

3 días pueden apenas darnos el tiempo para ver muchas de las cosas… pero siempre

quedan muchas otras por ver en esta ciudad. ¿Adivinan de qué ciudad hablo? Hablo de

la capital de Italia: Roma.

41

• Para los que buscan

cultura, aparte de

todo lo que se

encuentra en Roma,

existe una de las

ciudades preferidas

por los becarios

colombianos. Es una

ciudad que me

parece

absolutamente

maravillosa. Los

sitios más famosos

de esta ciudad son el

puente de Carlos

construido sobre el

río Moldavia, la

catedral de San Vito, que es la mayor muestra de arte gótico de la ciudad y la plaza de

Wenceslao. Esta ciudad conserva muchos edificios antiguos que se encuentran

distribuidos por toda la ciudad. Este lugar es: Praga.

• Después de una sesión con un poco de cultura, política e historia, queda la noche...

Por eso, los becarios colombianos recomendamos un buen lugar para ir de rumba.

Aquí se encuentra la discoteca más grande de Europa, con 5 pisos y 5 ambientes

diferentes. Hablamos nuevamente de un super destino, incluso también para ir de

fiesta: Praga.

• Para los que en cambio

buscan lugares modernos,

la llamada “Capital

financiera de Europa” es

una muy buena opción.

Esta ciudad es

particularmente distinta a

las otras ciudades

alemanas, porque de la

altura promedio de casas

y edificios comunes se

escapan los altos edificios

de grandes empresas y bancos. Aunque esta

ciudad tiene rincones de

viejas casas, es más bien

una ciudad moderna y un

eje económico. Estoy hablando de: Frankfurt.

• Para los amantes de la política, le recomendamos un eje político muy importante. En

este lugar, desde una cúpula ubicada en la parte superior de un edificio se puede

observar el parlamento. El argumento es que “el pueblo puede observar cómo sus

De las favoritas de los becarios: Praga

La capital financiera de Europa: Frankfurt

42

gobernantes debaten y toman decisiones”. El parlamento, al ser del pueblo (como dice

el emblema enfrente del edificio), puede ser observado. Por supuesto, este lugar queda

en: Berlin.

• Pero si la idea es escapar de las grandes ciudades y deshacerse de las chaquetas, las

botas y los pantalones largos que quedaron luego del clima loco de la primavera, hay

que ir a relajarse en la arena como buenas “morsas”. Y como bien saben decir los

alemanes: “Vamos a la playa!”. Recomendamos mucho una isla llamada por muchos, el

17 Estado de Alemania, porque es el primer destino veraniego para ellos; y puedo dar

fe de eso! Uno se siente como en Alemania, sólo que con más calor y playa. Estoy

hablando de: Mallorca.

• Y para los amantes de la naturaleza, la “Guía de viajes de un becario colombiano en

Europa”, les recomienda el lugar que más me ha gustado durante mi experiencia en

Europa (por supuesto, aparte de Alemania). Hablo del país que nunca hizo parte de las

guerras, hablo de un lugar donde los Alpes, el agua cristalina y de color turquesa, las

ciudades viejas y bien conservadas, la tranquilidad que se siente en el ambiente hacen

de este pequeño país un excelente destino. Sin embargo, debo introducir aquí otra

categoría, porque este país del que estoy hablando, es de los destinos más costosos,

junto a las ciudades escandinavas como Helsinki, de la que nunca olvidaré, donde un

pastel con café cuesta 4 veces más de lo que cuesta en Alemania. Este destino

encantador, aunque costoso, es: Suiza.

• Pero como una guía completa les ofrece una solución, aquí también recomiendo un

destino más económico. Como dato curioso, les cuento que los alemanes que viven en

la frontera con este país, van hasta allá porque las cosas son más económicas, mientras

que los suizos, cuando hacen grandes compras, suben hasta Alemania porque así

ahorran mucho dinero. Este destino recomendado es: Polonia.

• Otro dato curioso que descubrimos entre las largas caminatas por las ciudades que

visitamos, nos permitió deleitarnos con la cocina típica. Para esta categoría de los

lugares recomendados, Julián, otro de los becarios colombianos, invita a visitar la

capital eslovaca, en donde se puede probar el Bryndzové halušky, que incluye queso de

ovejas con chicharrones. ¿Pero todos recordamos cuál es la capital de Eslovaquia? Es:

Bratislava.

• Y por supuesto, como en Alemania la cerveza es un símbolo cultural, esta guía

completa incluye un top de cervezas. Las marcas más mencionadas por los becarios

colombianos hacen que este top invite a degustar la cerveza de tres lugares:

Mi destino favorito fuera de Alemania: Suiza

43

3. El tercer lugar es para la cerveza checa.

2. El segundo lugar es para la cerveza belga.

1. Y el primer lugar, y rotundamente merecido, es para la cerveza de la capital de la

extensa región Baviera en Alemania: München.

En un año pudimos ver muchas de las cosas que siempre quisimos ver y por eso no

podría generalizar y decir qué ciudad es la más bonita de todas. En cada lugar hay una

cultura diferente, se esconden historias diferentes tras lo que vemos, y todas esas

cosas son en mayor o menor medida interesantes. Además, es interesante ver cómo

viven las personas en los distintos lugares del mundo. Y obviamente en cada lugar que

visitamos hay muchas anécdotas para contar. Aún no somos abuelitos, pero si a los

becarios colombianos nos dieran una mecedora y nos rodearan nuestros primos,

sobrinos o incluso nuestros padres y demás familiares, no nos quedaría nada mal el rol

de mecernos y empezar a contar nuestras historias. Y que saquen tiempo para

escucharnos, porque hay mucho para contar. Por ahora, debo empacar y seguir en mi

labor de reportera y verificar que los resultados sean verídicos. Bueno, en realidad la

labor de reportera está hecha, pero aun así, hay que verificar. Hay un tren que

abordar. Mamma mia!

Muchos destinos que visitamos y que nos gustaron quedaron sin mencionar. Definitivamente hay mucho para

conocer, y un año es poco para descubrir todo lo que hay en el viejo continente. Aquí, en Porto (Portugal).

44

Crónica 12: 3 de agosto de 2012 – Por los buenos momentos... Imposible

olvidar

Cada vez que escribo una crónica, tengo la oportunidad de revivir todas las

experiencias que los becarios colombianos y yo vivimos en Alemania, porque sólo en la

búsqueda de fotos en nuestra muy nutrida biblioteca de fotos de este año, recuerdo

todas las cosas que hemos hecho juntos, los viajes, las despedidas, las bienvenidas, las

personas que se han sumado a esta experiencia, las aventuras, y las dificultades que

hemos logrado afrontar juntos. Es por eso que cuando pienso en cómo empezaré a

contarle a mis seres queridos todo lo que hice durante mi año en Alemania, pienso

que tienen que cancelar compromisos por lo menos por una semana.

A Alemania llegamos hace un año 29 becarios colombianos llenos de expectativas, de

sueños y de ansiedad (tanto así que el viaje de ida se nos hizo una eternidad). Yo aún

recuerdo cuando les conté a mis papás que el viaje a Alemania iba a ser una realidad.

Ni yo misma lo podía creer. Aún dos días antes del viaje era una idea en mi mente que

aún no había podido asimilar, hasta la despedida antes de entrar a los controles de

emigración. ¿Y cómo nos reconocimos todos los becarios colombianos estando en El

Dorado en Bogotá? Los becarios teníamos un grupo en Facebook en el que nos

contactamos todos y con las fotos teníamos idea de quién iba tras lo mismo. Yo

recuerdo estar caminando por el aeropuerto y me topé a alguien a quién le pregunté:

¿Tu eres de los Jóvenes Ingenieros? Y así conocí al becario Luis Carlos de la

Universidad del Norte, el mismo que canta y que sufrió una lesión en uno de los viajes

mientras jugaba con otros becarios, pero que con todo el apoyo salió adelante y se

recuperó muy bien. Él mismo me llevó al lugar donde estaba el resto de becarios de

Barranquilla: Allí estaba un muchacho alto al que recordamos por sus “exóticas y muy

interesantes” combinaciones de cosas dulces (Juan Henao), otro muchacho morenito

Algunos de los momentos con los becarios colombianos para recordar siempre.

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con muchísima actitud (Andrew), una chica que nos analizaba a todos y eso resultaba

en las mejores imitaciones de cada becario (Maria Alejandra); y una chica que era la

organizadora de eventos para los becarios, que hacia las cuentas de los viajes y que se

volvió “mi compañera de chocoaventuras” (Ditta).

Más adelante, en el Check In, conocí a los delegados de la capital de la salsa, los

becarios de la Universidad del Valle. Allí estaban Carlos R., el pequeño de los caleños

con el que me encantaba bailar salsa; “Checho” que era de los introvertidos, pero con

toda la bondad y sencillez del mundo; Carlos I., nuestro atleta campeón y enamorado

de la llamada por él “La ciudad más hermosa del mundo” (Hamburgo); mi compañera

de piso en Hamburgo, Cata, con la que siempre iba de compras, a mercar, y a hablar

de cualquier cosa; y el costeño entre el grupo de caleños, Oscar, quien siempre nos

hacía reír con sus descripciones muy costeñas de sus experiencias.

Luego llegaron los bogotanos, empezando por los becarios de la Universidad Nacional:

Paola, nuestra diarista; Diego, el amante de la cultura y la historia; Juan David, quien

tenía un estilo único; Carol, quien si bien era introvertida, estaba llena de amabilidad; y

David, el tolimense entre los bogotanos, y cuya palabra de aprobación era siempre

“Válido”. En otro lado del aeropuerto nos encontramos a los de la Escuela de

Ingenieros: Vero, la que siempre madrugaba para ir a trotar; a Andreita, que nos

inspiraba ternura; a Diana S., que aprendió, aparte de alemán, muchas expresiones

costeñas; a James, el que cuando se reía se inclinaba hacia atrás, pero volvía; y Rafa, el

experto en Paintball y con un gran sentido del humor. Por último, llegaron los

delegados de la Universidad de los Andes. Allí estaba Mauro, de tierras nariñenses, el

de la melena, una persona muy alegre y de muy buen léxico; Paula y Kelly J., dos chicas

muy divertidas y que se le medían a cualquier plan; y Sebas M., que a la final aceptó,

que los bogotanos también tienen acento, y que nos hizo reír mucho cuando trataba

de usar expresiones costeñas.

Todos juntos. La llegada y la despedida. A la derecha nuestra primera foto juntos, en Frankfurt. A la izquierda

nuestra foto de despedida en el aeropuerto El Dorado.

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Yo no llegué sola. Conmigo llegaron los paisas, que fueron como mis hermanos, uno

de los cuales es Julián, que aprendió a bailar salsa en Alemania, y que nos dejó una de

las frases emblemáticas en esta experiencia: “Por ahí están diciendo que...”; Sebas E., al

que todos le decían que tenía más cara de europeo que de colombiano, y el que

siempre se quedaba dormido en la playa; Johnnatan, que en su cumpleaños casi llora

cuando vio que le hicimos un intento de bandeja paisa; y Jorge, de Montería, que era el

saludable de todos y comía muchas frutas y ensaladas, y que vivía maravillado en la

famosísima ciudad de “Minga” (véase también München).

Debo confesar que yo había pensado en presentarme a la convocatoria para irme con

la generación de Jóvenes Ingenieros de este año a Alemania. Sin embargo, cuando las

oportunidades se presentan hay que aprovecharlas, y es por eso que un año antes de

lo que yo había pensado, desperté en Alemania. Y nunca me arrepentiré de haberme

ido antes, porque fue un año que ni yo, ni los demás becarios colombianos

olvidaremos. Llegamos a un lugar totalmente nuevo para nosotros, aprendimos sobre

ese lugar, su cultura, su geografía, su idioma y su gente. Siempre nos hizo falta nuestra

familia, pero sabíamos que ellos compartían nuestra felicidad. La primera llamada a

Colombia será de no olvidar, sobre todo, porque tardamos 2 días en buscar la forma

de llamarlos. Nos fuimos izando la bandera colombiana, del país que queremos y que

en alianza con el DAAD nos dió la oportunidad de hacer realidad muchas de las cosas

con las que soñábamos; y volvimos extendiendo la bandera alemana, en agradecimiento

por acogernos y regalarnos grandes y maravillosos momentos, por mostrarnos más

allá de lo que en nuestro país podíamos ver, y por demostrarnos que nada de esto era

una utopía.

Quisiera resumir en esta crónica todo lo que vivimos durante ese año, pero no soy

capaz de decir cualquier otra cosa sin antes decir aquí ¡GRACIAS!, porque nos

ilusionamos con vivir algo como esto, luchamos y nos preparamos para ello, y al final de ese proceso recibimos un mensaje positivo. Porque nos fuimos como personas de

distintas procedencias que no se conocían, y volvimos siendo amigos y compañeros de

aventuras. Porque para contar y reírse tenemos todas las anécdotas de cuando

perdimos un vuelo; de los trenes “transformers” que se dividen en una ciudad, y que,

sin que supieran ese detalle, se les llevó las maletas a Jorge, Ditta y Sebas E. a München,

mientras ellos se dirigían a Berlin; de las multas por comprar el tiquete equivocado; de

las veces que viajábamos y no conseguíamos hostal y nos quedábamos a dormir en las

estaciones de trenes, como en München, durante el Oktoberfest; de la gente que nos

veían en un tren y nos preguntaba de dónde eramos; de las fiestas latinas a las que

íbamos y que con sólo movernos un poco ya parecía un paso con la mejor técnica,

claro, porque no estábamos en Latinoamérica, y por eso, fuimos la sensación; de todas

las veces que íbamos a un lugar diferente para probar una comida diferente; de las

caídas mientras intentábamos caminar por una calle llena de nieve o bajando la

montaña mientras intentábamos hacer Snowboard o esquiar, así como de la primera

vez que vimos la nieve y llamábamos con afán a los otros que vivían en la misma ciudad

para informarles de lo que veíamos con nuestros propios ojos; y de curiosos hostales,

como uno que quedaba en un muy pequeño barco en Amsterdam. Así como estas, hay

muchas otras anécdotas, que quizás en su momento fueron muy preocupantes, pero

de las que ahora nos reímos cuando las recordamos.

Gracias a nuestros seres queridos que nos apoyaron en todo momento y que, en lugar

de llorar porque no estábamos, se alegraban cada vez que les contábamos las cosas

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que habíamos aprendido o conocido; gracias a todos los becarios porque sin ustedes

esta experiencia no hubiese sido la misma; a todas las personas que conocimos y que

aportaron cada una algo diferente a nuestros días en Alemania y en el resto de Europa;

al DAAD por ser una parte tan importante de esta experiencia, apoyarnos y darme la

oportunidad de contar muchas anécdotas y cosas que aprendí; y gracias a todos los

lectores, por reírse de nuestras anécdotas, por opinar, por felicitarnos y dejar

mensajes positivos, por dejarse contagiar de nuestro espíritu aventurero, y por dejarse

motivar, porque todo el que desee vivir una experiencia así ¡tiene que hacerlo!, es

mucho más de lo que uno se imagina, y es una experiencia en la que uno aprende de

todo.

A Alemania llegamos 29 becarios colombianos, y a Colombia volvimos, luego de un

año 29 becarios colombianos mucho más maduros, con experiencia, con

conocimientos nuevos que queremos transmitir, con nuevos planes, y con muchísimo

agradecimiento. Para mí, fue un gran placer reírme o sentir nostalgia escribiendo estas

crónicas, y sé que, cuando en unos años las vuelva a leer, será para recordar, lo

grandioso que fue este año. Sí se puede vivir algo así… así que ¡Ánimo!

Con mucho cariño,

Sophia

De vuelta a Colombia. La alegría más grande es poder ver a mi familia.

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