las cosas interesantes que escriben los que son ‘casi’ marxistas (articulo)

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  • 7/25/2019 Las Cosas Interesantes Que Escriben Los Que Son Casi Marxistas (Articulo)

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    Textos extrados de www.antorcha.org

    Las cosas interesantes que escriben los que son

    casi marxistasEn los foros de internet de las organizaciones que se consideran comunistas es frecuente observarque a pesar de plantearse interesantes discusiones, finalmente todo acabe en el mismo punto, asaber, en Stalin, sus errores, la burocracia, etc. Es consecuencia de la manera burguesa de debatir.En uno de esos foros alguien apunta que no se puede criticar a Trotski sin haberle ledo y que entretodos los documentos del sitio no se puede consultar La revolucin permanente. El moderadortercia para decir que, efectivamente, tiene razn y que !aunque no est" de acuerdo con Trotski# para

    poder debatir antes hay que estar bien informado y, por tanto, propone incluir los te$tos de Trotskipara luego poder criticarlos. Siguiendo ese criterio, %unto a la &evolucin proletaria y el renegado

    'autsky de Lenin tendr"n que incluir tambi(n los te$tos de 'autsky para poder debatir conconocimiento de causa) y %unto al *nti+-hring de Engels, los del propio -hring, y %unto a laiseria de la filosofa de ar$, la /ilosofa de la miseria de 0roudhon, y as sucesivamente puedenir llenando el servidor.

    La consecuencia es que por esa va, le%os de aclarar nada, incrementan la confusin. *lgunosmar$istas cuando adoptan la pose est1pida de la burguesa multiplican su ridculoe$ponencialmente. La manera de debatir impuesta por la burguesa les conduce a decir2 no noshacemos responsables de los contenidos de nuestro foro, o bien2 slo asumimos los artculosfirmados, o finalmente2 que publiquemos (sto no quiere decir que estemos de acuerdo con ello. Escomo si su medio fuera neutral respecto a los contenidos que difunden. 0or esa va los que se

    llaman mar$istas est"n llenando su propaganda de contenidos antimar$istas con los que +seg1naseguran+ no est"n de acuerdo. 3o los suscriben pero tampoco los combaten) es m"s, lospromocionan. 0ara demostrar que no son dogm"ticos est"n abriendo las puertas a la ideologaburguesa, a verdaderos mequetrefes abiertamente contrarrevolucionarios. 3o son, efectivamente,dogm"ticos pero tampoco son mar$istas y difunden contenidos antimar$istas porque ni siquierasaben lo que es el mar$ismo y, por tanto, carecen de criterio propio, incluso sobre aspectos crucialesde la lucha de clases. Ellos, como la burguesa, presentan las ideas como si fueran inofensivas y, portanto, que no hace ning1n da4o, sino todo lo contrario, el promoverlas de manera indiscriminada.Los mar$istas, por el contrario, creemos que las ideas son ofensivas, creemos en su su fuerzacuando arraigan en las masas y nos vemos en la obligacin de difundir las nuestras y combatir demanera implacable las contrarrevolucionarias.

    En esos foros aparece un absurdo2 se pelean con la burguesa en la calle pero conviven con ella eninternet. En la calle hacen barricadas y tiran piedras, pero al sentarse delante del ordenador sevuelven burgueses educados y tragan con todo lo que les echen sin pesta4ear. Su lema es2 nocomparto lo que dices pero respeto tus ideas. 3o entienden que la lucha de clases es poltica, perotambi(n econmica e ideolgica. Las luchas ideolgicas son luchas de clases que en lugar de en lascalles se desenvuelven en los tinteros, en los papeles y en los medios de propaganda.

    Lo peor de todo esto es que algunos despistados se consuelan a s mismos2 quiz" no sean mar$istaspero son progresistas en cualquier caso, dicen. Tambi(n esa gente aporta cosas interesantes, viene aser su e$cusa. Es bueno difundir sus ideas como una mera de difundir las de ar$. 5ablan as degentuza del estilo de *ntonio 3egri, un persona%illo vendido desde siempre a la reaccin

    imperialista, como si por un momento fuera imaginable pensar que sus tonteras tuvieran elparecido m"s remoto con las ideas revolucionarias de ar$. Los embaucadores m"s sutiles parecenmoverse dentro de nuestro propio terreno. Son refinados) casi parecen mar$istas2 utilizan nuestras

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    e$presiones y critican al capitalismo. 0or e%emplo, Trotski di%o de s mismo en su autobiografa2

    0ara Lenin, cuando pasaba revista a la evolucin del partido en su con%unto, eltrotskismo no era ninguna cosa e$tra4a u hostil) por el contrario, era la corriente de

    pensamiento socialista m"s pr$ima al bolchevismo !6#.

    Se trata de eso %ustamente, de los que no son pero est"n pr$imos. *lgunos de ellos inclusopretenden me%orar a ar$, a quien ven un poco apolillado por el implacable paso del tiempo, comosi quisieran recuperarle para la rabiosa actualidad. 7tros dicen que ar$ tiene cosas positivas peroque hay otras equivocadas...

    8omo bien ha escrito 0atrick &ossineri, y es lo 1nico que ha escrito bien !9#, hoy las obras de ar$,Engels y Lenin no se editan ni se distribuyen ni, en consecuencia, se pueden obtener en las libreras.

    3i en la seccin de economa, ni en la de filosofa, ni en la de sociologa. 5a vuelto la censura. Sipreguntas en una librera por la obra La ideologa alemana, por e%emplo, te dir"n que tras la cada dela :&SS eso est" anticuado) ar$ muri hace 6;< a4os. 0ero seguro que el librero tiene a la venta

    las obras de 0latn, que muri hace 9.;

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    autoridad que pueda indicar lo que es y lo que no es mar$ismo. 3o obstante, s creemos poderapuntar algunos criterios mnimos que posiblemente encontraran un amplio acuerdo entre losmar$istas2 la dial(ctica, el materialismo y la pr"ctica. *4adimos que esos tres criterios se deben darsimult"neamente, lo que resulta m"s que suficiente para tirar por la borda del mar$ismo a buena

    parte de lo que la burguesa nos quiere colar como tal.

    La letra muerta

    Entre los tres criterios que hemos e$puesto, la pr"ctica es la que delimita lo v"lido de lo falso, perono slo en el sentido habitual con el que se utiliza la nocin de pr"ctica, sino tambi(n en el sentidode que los interrogantes tericos son los que la pr"ctica plantea. Lo que los intelectuales no podr"nentender nunca es que los problemas no los plantea la teora sino la pr"ctica y que, finalmente,tambi(n los resuelve la pr"ctica. Ellos podr"n seguir discutiendo durante siglos acerca delimportante problema del se$o de los "ngeles, as como del dios uno y trino, pero los interrogantesteolgicos +tericos+ nunca se resolver"n porque no e$isten fuera de las sacristas.

    La teora y la pr"ctica forman una unidad indisoluble y contradictoria) slo se les puede separar deuna manera relativa y condicionada. *dem"s, como cualquier contradiccin, est"n en movimiento,en un cambio constante, como ya hemos e$puesto en otro artculo. 0or tanto, esa obsesiva

    preocupacin de algunos tericos por el mar$ismo dogm"tico carece de todo fundamento2 si esmar$ismo no es dogm"tico y si es dogm"tico no es mar$ismo. El mar$ismo slo degenera en undogma cuando se convierte en una teora, en lo que se califica como una corriente de pensamiento.0or eso la preocupacin de los antidogm"ticos por la esclerosis es una preocupacin por s mismos.

    3o han entendido nada. ominados por sus concepciones burguesas, ellos leen a ar$ y Engelscomo quien lee a *ristteles o a cualquier otro pensador de la historia de la humanidad, cuandoar$ y Engels repitieron hasta hartarse que ellos pretendan otra cosa. 0ero los antidogm"ticos no

    son tales2 a lo que aspiran es a sustituir un dogma por otro, a demostrar que el antidogmatismoconsiste no en que no haya dogmas sino en que no haya slo uno, y de esa manera se venencerrados en el mismo crculo vicioso de siempre2 las tendencias, las corrientes, las facciones...toda la amalgama de versiones diferentes de la misma partitura.

    La importancia de la pr"ctica es tal que sin la &evolucin de 7ctubre Lenin no sera lo que es hoy,sus libros no se habran traducido y, a lo m"$imo, su nombre aparecera perdido entre los de muchasotras corrientes2 artov, 0le%anov,... Lenin no suscita inter(s slo por sus escritos sino por elgigantesco impacto pr"ctico que tuvieron sobre la historia de la humanidad.

    8ontra el dogmatismo se alega a veces que el mar$ismo es una gua para la accin, cuando quiz"sera me%or decir que el mar$ismo est" en la accin misma. 3o est" slo en El 8apital ni en el *nti+

    -hring sino en la ? ?nternacional, la 8omuna de 0ars, la &evolucin de 7ctubre, nuestra guerracivil, la revolucin china, cubana, vietnamita, la transicin,... para acabar en la lucha de los obrerosde la naval de @igo. Eso es lo que hay que leer porque si alguien se conforma slo con una parte,slo con la teora, tendr" motivos para sospechar sobre el dogmatismo, en especial sobre su propiodogmatismo.

    Los anglosa%ones tienen la suerte de utilizar los tiempos verbales en gerundio que resultan muyapropiados para dar una nocin cabal de lo que es la pr"ctica. onde nosotros decimos traba%o o

    produccin ellos dicen Aorking que es e$actamente la pr"ctica y que podramos traducir comomanos a la obra2 una actividad actual, que se est" haciendo en ese preciso instante. 0ues bien, elmar$ismo es como la masa de harina que se est" haciendo pan en el horno de la pr"ctica, y hay que

    entenderlo %ustamente as) en el momento en el que alguien hable del mar$ismo como pan yatostado, empieza el dogmatismo porque estaremos hablando del pasado y no del presente ni delfuturo. Letra muerta.

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    *l decir esto corremos el riesgo de caernos por el otro costado, el del empirismo y la tabla rasa,como si cada da pusi(ramos los o%os en blanco ante cada nuevo acontecimiento. El mar$ismo, porel contrario, hila el pasado con el presente, e$plica cmo (ste se gesta a partir de aquel, la transicinde uno hacia otro, acumulando en su seno todas las e$periencias del movimiento obrero mundial. El

    mar$ismo actualiza el pasado, confronta el presente a partir del c1mulo de conocimientos yaadquiridos previamente, como un alumno que se e$aminara cada da en una evualuacin continuade sus conocimientos.

    :na de las tareas del partido comunista es %ustamente (sa2 ligar el pasado al presente, transmitir alos revolucionarios de hoy la e$periencia de los revolucionarios de ayer de manera que no tenganque partir desde cero. Esa crnica de la actualidad candente en la que los acontecimientos sesuceden vertiginosamente uno tras otro, tiene poco que ver con el mar$ismo si con ella no see$plican de dnde provienen y hacia dnde van, sus causas y sus desarrollos futuros.

    Marxianos y marcianos

    * los antidogm"ticos les gusta suavizar un poco las e$presiones ideolgicas y prefieren hablar demar$ianos antes que de mar$istas. Es una manera de ensanchar el saln para que todos quepamosdentro del mismo recinto. Buiz" no sean del todo mar$istas, pero al menos son mar$ianos, casialcanzan. esde antiguo entre (stos casi siempre est" la dial(ctica como comodn prescindible.8ontra el virus dogm"tico los mar$istas tenemos la dial(ctica como otro remedio infalible, si bienson muchos mar$ianos los que precisamente plantean una batalla frontal contra ella, que les resultatan incomprensible como un sortilegio medieval. Los intelectuales antidogm"ticos, como los

    pacientes cascarrabias, no quieren la enfermedad !el dogmatismo# ni tampoco el remedio !ladial(ctica#. 0or e%emplo, en su obra La ley de la acumulacin y del derrumbe del sistema capitalistael economista polaco 5enryk Crossman, que pasa por mar$iano, repudia la dial(ctica e$presamente

    desde sus primeras lneas. Lo mismo cabe decir de *lthusser, cuya batalla contra el hegelianismoest" en realidad enfilada contra la dial(ctica.

    El repudio de la dial(ctica tiene profundas races histricas dentro del movimiento revolucionariocomo consecuencia +precisamente+ de la influencia del dogmatismo2 como ar$ no nos de% unmanual de ese sortilegio, podemos prescindir de ella sin que nos acusen de heterodo$os. 8omo,adem"s, al morir (l haba pasado haca mucho tiempo el sarampin hegeliano, sus cabalsticosescritos %uveniles parecan contaminados por una %erga tan e$tra4a como innecesaria. 8omo quiensegua insistiendo en ella era Engels y (ste no era ar$ sino alguien inferior, su%eto a sospecha, se

    poda prescindir incluso del propio Engels.

    Esas y otras varias razones hicieron que a finales del siglo D?D, cuando el mar$ismo se impuso

    como ideologa dominante dentro del movimiento obrero revolucionario, la dial(ctica quedara fuerade %uego y la socialdemocracia alemana pudo presentarse perfecta y pulida en el programa, en laletra y en los documentos, mientras sostena un reformismo rampln en lo cotidiano, demostrandoque el dogmatismo terico, furibundo en sus grandes e$presiones, es ideal para encubrir una polticaacomodaticia en la pr"ctica. Los dogm"ticos siempre recitan de memoria una frase de ar$ yEngels con la que e$cusar sus desvaros polticos) incluso tienen frases contra el mismodogmatismo.

    0ero el mar$ismo no es niguna frase. 8omo cualquier teora cientfica, como cualquier pensamientovivo, se enriquece conforme evoluciona la realidad y nuestro conocimiento acerca de ella. Esto haceque progrese y avance, pero no lo hace seg1n el capricho retrico de los intelectuales sino conforme

    a determinadas leyes, que son las de la dial(ctica. 0or eso con la entrada del capitalismo en su etapaimperialista aparece el leninismo, que no es algo diferente del mar$ismo sino un desarrollo suyo.Sin embargo, muy pocos de los antidogm"ticos aluden a las novedades introducidas por Lenin en el

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    mar$ismo sino, por el contrario, huyen de ellas, tratando de separar a ambos y retrotraer a ar$ alos primeros esbozos de su pensamiento.

    8uando los intelectuales denuncian el dogmatismo es porque no les gusta repetir lo que otros ya handicho antes que ellos) tienen que decir cosas nuevas para publicar sus artculos y vender sus libros.En su af"n novedoso, destacan la importancia de las peque4as variantes que el capitalismo ha idointroduciendo, olvidando las cuestiones m"s generales y, por tanto, el encuadre de lo nuevo en lovie%o. e esa manera promueven una visin distorsionada de los fenmenos, de su importanciarelativa dentro del modo de produccin capitalista, de los motivos de su aparicin, del papel quedesempe4an, etc. En fin, para hablar de lo nuevo siempre hay que hablar tambi(n de lo vie%o y, portanto, repetir lo que otros ya han dicho antes al respecto. 8uando algo cambia es porque otra parte

    permanece y la dial(ctica e$ige e$plicar por qu( cambia una cosa mientras la otra no lo hace.

    El surgimiento de lo nuevo en el desarrollo de todas las cosas es un concepto fundamental de ladial(ctica al que los mar$istas prestamos enorme atencin. Lo nuevo es el futuro que en el momentoactual aparece de manera embrionaria en medio de lo antiguo) a todos los reci(n nacidos les lavan

    las comadronas, porque lo nuevo no aparece puro y limpio sino en medio de lo vie%o. Es lo que seva a desarrollar y por eso atrae nuestro inter(s. 3o es la moda, lo que la burguesa lanza comotransitorio y efmero, aquello a lo que se aferran los intelectuales como a un clavo ardiendo. Lamoda es todo lo contrario de lo nuevo2 es lo superficial. Lo 1nico que nos permite separar lo nuevoque va a desarrollarse de lo efmero que va a perecer, es la dial(ctica y el conocimiento que elmar$ismo proporciona de las leyes que rigen la evolucin de la sociedad. Esta preocupacin por lonuevo es lo que convierte al mar$ismo en el eli$ir de la eterna %uventud.

    3o obstante, para impugnar el dogmatismo algunos se aferran a la dial(ctica de una maneraequivocada. Siguiendo a Lukacs hablan de la dial(ctica como un m(todo para diferenciarlo delsistema de ar$. * veces se les escapa que la dial(ctica se aplica a la economa, a la historia o a

    cualquier otro terreno. 7tros dicen que ar$ se qued con el m(todo de 5egel y que con (l hay quehacer lo mismo2 el m(todo de ar$ es v"lido pero no el sistema. Todo eso es un galimatasgrotesco. La dial(ctica no es un m(todo ni admite tampoco aplicaciones ni distinciones como la deciencia pura y ciencia aplicada de ernstein, ni la de ortodo$ia y heterodo$ia de Lukacs, quien seconsider a s mismo como el verdadero mar$ista ortodo$o pero ha pasado a la historia como elverdadero mar$ista heterodo$o. El mismo Lukacs avis de que con los defectos idealistas de sulibro 5istoria y conciencia de clase se haban fabricado consignas de moda !;#. 0ero el libro hatenido m"s ($ito que las advertencias que en su contra lanz el mismo que lo escribi. Fsa es laesencia del traba%o disolvente que la burguesa realiza con los autores que son casi mar$istas2convirte sus desviaciones en aut(nticas modas ideolgicas.

    Prediccin y planificacin

    La importancia que los mar$istas concedemos a lo nuevo es lo que nos permite predecir losacontecimientos, asunto respecto del cual se pueden leer habitualmente las mayores estupideces queuno pueda imaginar, hasta el punto de que refutarlas e$igira dedicarle un espacio propio, sobre todo

    para e$plicar el concepto de determinismo que en esta discusin subyace inevitablemente. En estepunto no hay diferencia entre lo que llaman ciencias naturales y ciencias sociales. La capacidad derealizar predicciones es inherente a cualquier teora, dentro de los lmites que toda teora tiene. Lasteoras se crean precisamente para poder realizar predicciones sobre el futuro, intervenir sobre (l,cambiarlo y modificarlo, lo cual no significa poder lograrlo de una manera arbitraria sino siguiendolas propias leyes de la teora.

    Si los mar$istas no fu(ramos capaces de predecir los acontecimientos tampoco podramos planificarnuestro traba%o poltico) no habra programa ni lnea poltica, ni t"ctica, ni podramos alertar a las

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    masas, por lo que estaramos a merced de los acontecimientos, que es lo que le sucede a laburguesa y a todos los oportunistas de su misma naturaleza. 3aturalmente que quien predice losacontecimientos !lo cual slo se puede hacer de una manera general# se equivoca y eso le tiene queense4ar a predecirlo de una manera me%or y m"s rigurosa, no a de%ar de hacer predicciones. Eso es

    el mar$ismo y esos son los errores que cometemos los mar$istas cuando planificamos nuestraactividad revolucionaria. Los que de ninguna forma son mar$istas son los que sellan los boletos delas quinielas los lunes2 cuando los acontecimientos han pasado, todos acertamos siempre y entonceses muy f"cil criticar a quienes han errado en el diagnstico. 0ero (ste que se ha equivocado s esmar$ista) no lo es quien carece de diagnstico. Fste es el que se aferra a la letra muerta, al dogma,un vulgar cronista de la realidad pret(rita no alguien que se esfuerza por cambiarla.

    =Bu( es, pues, el mar$ismo> 3o es otra cosa que esa fusin del pasado y el futuro en el presentemismo sobre el que estamos batallando en la medida de nuestras fuerzas y de nuestras posibilidades.En otras palabras, es el traba%o poltico de transmitir conciencia !y por tanto organizacin# almovimiento espont"neo de las masas e$plotadas, de dirigirlas en sus luchas. Bue no pueda e$istir

    movimiento revolucionario sin teora revolucionaria no significa otra cosa que la ntima unidad deambos. La importacia de la pr"ctica no puede confundirse con el practicismo vulgar, con el vie%olema revisionista de que los principios no son nada y que lo importante es el movimiento. 0ocassemanas antes de morir, Engels le escriba a Labriola2 ahora estamos a punto de empezar !G#. Eso eslo que los mar$istas nos repetimos cada da2 estamos a punto de empezar... pero no empezamos decero. 0or eso cuando los antidogm"ticos dicen que el mar$ismo tiene que cambiar para adaptarse alos cambios sociales y polticos de la actualidad, nosotros decimos que el mar$ismo cambia y nocambia a la vez) lo que hace es profundizar en el conocimiento de la realidad. 0ero eso no tienenada que ver con los intentos de sustituir con esa e$cusa el mar$ismo por otra cosa diferente quenada tiene que ver con (l.

    La tctica del caballo de Troya3osotros siempre partimos del reconocimiento de que cualquiera puede inventar las teoras queestime convenientes, y esas teoras pueden estar plenamente fundadas y sensatamenteargumentadas, no pudiendo por nuestra parte oponer ninguna ob%ecin... e$cepto cuando las mismasse e$ponen como parte integrante del mar$ismo. Fste es el punto en cual nosotros nos vemos, no enel derecho sino en la obligacin, de ofrecer tambi(n, nuestra opinin al respecto como mar$istas.

    3ada tendramos que ob%etar si muchas teoras que pretenden ser mar$istas cambiaran su etiqueta yse llamaran fenomenologa, estructuralismo, kantismo, sicoan"lisis, positivismo, o de cualquier otraforma, pero no es as y todas ellas pugnan por ganar la patente de mar$ismo cuando, la mayor partede las veces son su misma negacin.

    Tambi(n partimos de la constatacin de dos hechos que nos parecen b"sicos. El primero es que conel transcurso del tiempo, a pesar de lo que la burguesa afirme, el mar$ismo ha ido ganando enfuerza e influencia m"s all" del proletariado para el que fue creado, por lo que la burguesa y susfuncionarios ideolgicos, a su manera, tambi(n han credo asimilar una cierta forma de mar$ismo yutilizan buena parte de sus categoras, especialmente en las ciencias sociales y en la historia. Elsegundo es que la t"ctica del caballo de Troya, tan vie%a como la humanidad, determina que la me%ormanera de acabar con el enemigo consiste en infiltrarse dentro de su propia fortaleza y que, portanto, la me%or manera de disolver el mar$ismo consiste en ponerse sus ropa%es para convertirlo enalgo inofensivo, en una de las varias corrientes de pensamiento del siglo D?D de las muchas quesurgieron, una m"s.

    3uestra conclusin respecto a estos dos puntos es la siguiente2 ni esa influencia del mar$ismo en laideologa burguesa es mar$ismo, ni tampoco lo es el entrismo burgu(s en su seno. 3ada podemosoponer a la influencia que el mar$ismo pueda tener en la ideologa burguesa) esta cuestin no nos

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    corresponde abordarla a nosotros) sencillamente nada tenemos que decir al respecto, salvo alertar deque eso nunca puede ser mar$ismo, algo que nos parece tan obvio que ni siquiera entraremos arazonarlo. 0ero no admitimos la influencia de la burguesa y los intelectuales a su servicio en elseno del mar$ismo. Este segundo aspecto s es importante porque una de las formas de dominacin

    ideolgica de la burguesa consiste en introducirnos su propia versin del mar$ismo como si fuerala nuestra.

    En efecto, la burguesa no podra imponerse polticamente si no lograra establecer su ideologacomo dominante, lo cual e$ige que esa ideologa burguesa est( lo suficientemente diversificadacomo para lograr penetrar en "mbitos sociales muy diferentes, como son los de la burguesa y losdel proletariado. La burguesa preserva una ideologa para s misma y elabora otra para el

    proletariado que, lgicamente, tiene que revestir formas distintas de la anterior, sin que por ello de%ede ser una ideologa burguesa.

    La dominacin burguesa que, como decimos, es tambi(n una dominacin ideolgica, fuerza a quelos mar$istas tengamos que desenvolver nuestra lucha +que incluye la lucha ideolgica+ en

    condiciones e$ternas de hostilidad. Las cosas que nosotros decimos y la manera en que las decimosresultan totalmente inusuales no slo para la burguesa sino para la gran mayora de la sociedad)choca con eso que llaman opinin p1blica. 0or eso la imagen que la burguesa tiene de nosotros esla de iluminados y visionarios) adem"s, como no logran doblegarnos mediante sus medios de

    propaganda, tambi(n nos llaman dogm"ticos y fan"ticos. Si nuestra propaganda no surtiera eseefecto sorprendente entre muy amplios sectores sociales, es cuando tendramos motivos para

    preocuparnos porque estaramos navegando a favor de la corriente, que necesariamente es burguesa.

    0or tanto, es claro que nadie puede sustraerse a la influencia ideolgica de la burguesa como aninguna otra influencia, salvo que se introduzca en una campana de vaco y no salga de ah, lo queresultara totalmente antimar$ista) lo 1nico que cabe es tomar conciencia de ese influ%o y saber

    utilizarlo. 0or e%emplo, tendremos que tomar conciencia de que la presin ideolgica de laburguesa est" mucho m"s desarrollada entre los intelectuales que entre los obreros y, por tanto, quetenemos razones para desconfiar mucho m"s de todo aquello que nos llega de los libros y lasacademias, as se disfrace con los ropa%es m"s radicales que tenga por conveniente.

    El marxismo abierto

    3o se trata, como afirma 3estor 'ohan en su p(simo iccionario b"sico de categoras mar$istas, deque el mar$ismo sea abierto porque si pretendiera ser cerrado el resultado sera e$actamente elmismo. 8uando no se cuidan las e$presiones se producen e$tra4as asociaciones2 la e$presinmar$ismo abierto procede, nada menos, que de un artculo del filsofo vichysta !fascista y catlico

    a la vez# franc(s Emmanuel ounier en los prolegmenos de la guerra fra !H# y no podemosconsiderar que un autor as resulte fiable precisamente.

    0ero todo esto tiene poco que ver tambi(n con el dogmatismo y el pluralismo, que es la manera enque la burguesa entiende estos fenmenos. 3o se puede decir que el mar$ismo es 1nico y uniforme

    porque no es cierto. *hora bien, aunque moleste a tanto antidogm"tico que circula por el mundo,esto tambi(n hay que reconocerlo del mar$ismo sovi(tico, respecto del cual la visin que se halanzado en el mundo libre, entre ellos el mencionado 'ohan, es ridcula. a%o el denostado diamat!materialismo dial(ctico# monoltico tambi(n se esconda una enconada lucha ideolgica. El famosodiamat sovi(tico ni form nunca una 1nica corriente, ni tampoco era plenamente coherente, nitampoco era siquiera mar$ista en algunos casos.

    @eamos cmo manipulan los hechos los filsofos burgueses. En su libro La filosofa actual, /erraterora divide el mar$ismo en dos corrientes2 por un lado nos presenta el diamat, que califica deortodo$o !en singular# y, por el otro, a todos los dem"s mar$ismos !en plural#. El primero, que

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    proviene de un equvoco cometido por Engels, se impuso en la :&SS y la me%or manera de queaparezca como algo macizo es no citar absolutamente a ning1n autor representativo de esa sopa que/errater ora saca de su propia cabeza o de curas catlicos que le sirven de referencia, como el

    %esuita austriaco Custav Ietter. 0or el contrario, cuando menciona a la otra corriente, los mar$istas

    heterodo$os, aparece una pl(yade de nombres2 Lukacs, Cramsci, 'olakoAski, *lthusser, entreotros. La primera corriente es impersonal y gris) la otra est" bien definida con nombres y apellidos.

    En esa lnea de tergiversacin, 'ohan presenta las cosas de la misma forma2

    El mar$ismo integra diversas tradiciones ideolgicas, filosficas y polticas. 3o e$istenen su seno definiciones 1nicas y ta$ativas, como errneamente planteaban los antiguosmanuales sovi(ticos de divulgacin !u otros similares inspirados en ellos#.

    8ada tradicin mar$ista reinterpreta el legado de ar$ y sus categoras de diversomodo.

    Todo esto que dice 'ohan es otra manipulacin descarada. 8omo bien dice, el dogmatismo le hahecho un da4o enorme al mar$ismo, pero se le olvida decir que el liberalismo le ha hecho otro tantoy, desde luego, las tesis de 'ohan tienen m"s que ver con su liberalismo burgu(s que con ningunaforma de mar$ismo. 3o es ninguna casualidad que 'ohan vuelva a plantear el problema de lamisma forma que los filsofos burgueses. Esas coincidencias nunca son casualidad. 0ara (l no slolos manuales sovi(ticos ofrecan errneamente !al parecer todos ellos, sin e$cepcin# definicionesta$ativas sino que eso no es mar$ismo porque (ste es una amalgama que agrupa diversas tradicionesen su seno, sin que parezca importar que se trate de tradiciones burguesas. 3aturalmente que a partirde ese pluralismo se derivan muchos m"s pluralismos, cada uno de los cuales reinterpreta el legadode ar$ de diverso modo, es decir, como le da la gana, remedio infalible contra el malditodogmatismo. Este pur(, cabe concluir, s es mar$ismo. Sin embargo, paradgicamente, cuando

    define la concepcin materialista de la historia afirma que es la base de la !re#unificacin de todaslas ciencias sociales, nada menos2 no entendemos cmo se pueden !re#unificar todas las cienciassociales si ni siquiera el mar$ismo es 1nico. 8on toda su verborrea lo que 'ohan pretende essustituir las definiciones 1nicas de los manuales sovi(ticos por las definiciones igualmente 1nicasde su propio manual, cuyo parecido con el original es pura casualidad.

    El final obligado es una paella mi$ta porque el punto de partida tambi(n lo es2 el mar$ismo nointegra diversas tradiciones o, por me%or decirlo2 el mar$ismo integra diversas tradiciones en lamisma medida en que rompe con ellas. La chapuza ideolgica de 'ohan se dispara cuando sostieneque, a su vez, cada tradicin mar$ista reinterpreta el legado de ar$ porque los mar$istas noestamos para interpretar !y menos para reinterpretar# nada sino para cambiarlo todo.

    Esto es clave porque es lo que diferencia a los mar$istas de todas las tradiciones anteriores, y lo queha ocurrido con las versiones burguesas de ar$ ha sido %ustamente que ya no solamente siguen

    pretendiendo reinterpretar el mundo sino reinterpretar al propio ar$, lo cual es totalmenteabsurdo. Lo que diferencia a un sicoanalista de un mar$ista es que el primero, a H< euros la hora,sienta a su paciente en el div"n para que le cuente sus sue4os de manera que pueda interpretarlos,mientras que lo que hacemos los mar$istas es organizarle para hacerlos realidad.

    Que los antidisturbios desalojen las aulas

    3unca hemos considerado que el mar$ismo tenga algo que ver con el sicoan"lisis, como tampoco

    con ning1n tipo de mar$ismo salido de las universidades de 0ars, 0adua, erkeley o uenos *ires.8omo deca el vie%o Engels de los tericos puros2

    En nuestra agitada (poca ocurre como en el siglo D@?2 en las materias relacionadas con

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    los intereses p1blicos slo e$isten tericos puros en el campo de la reaccin, y eso es loque e$plica que estos se4ores no sean tampoco verdaderos tericos, sino simplesapologistas de esta reaccin !J#.

    Los escritos de ar$ y Engels responden a las necesidades revolucionarias !pr"cticas# de la luchade clases) la de los mar$istas heterodo$os salen de la tiza de una pizarra. El mar$ismo es una cosa ylas reinterpretaciones de ar$ son otra bien distinta de la anterior.

    La consecuencia de ese mar$ismo de pega es la repulsin sentida en amplios sectores populareshacia esas abstracciones tericas. ar$ y Engels fueron los primeros en e$igir que las masas seadue4aran de la ciencia, mientras que los tericos se esfuerzan por ale%arlas de ella. El mar$ismo ninace de la cabeza de unos tericos ni es tampoco una teora separada de las masas y de la pr"ctica.En sus Tesis sobre /euerbach hablaba ar$ de la terrenalidad del pensamiento y hoy muchos sesiguen quedando estupefactos cuando se esfuerzan por leer algo de todas esas elucubraciones, m"scerca del cielo que del suelo.

    0uestos a hacer comparaciones, nosotros encontramos mucho m"s mar$ismo en el diamatmonoltico que en todas las papillas que en el mundo libre nos han querido vender como tal. Lo cualno quiere decir +insistimos+ que se pueda suscribir como v"lido todo lo que provena de la :&SS, ynosotros ya hemos tenido oportunidad de lanzar algunas crticas a determinadas tesis all vigentes.0ero tampoco vamos a seguir la corriente de renegar de ello, ni mucho menos de suscribir lasestupideces que la burguesa ha vertido contra el mar$ismo sovi(tico.

    Tampoco hay que ocultar que muchos de los ataques m"s serios contra el mar$ismo realizado ennombre del propio mar$ismo, han provenido del antiguo bloque de pases socialistas. Es el caso del

    polaco Leszek 'olakoAski, a quien /errater coloca entre esos mar$istas no ortodo$os que tratan deenfrentar a Engels con ar$, criticando al primero para ofrecer as otra versin del segundo,

    realizada su guisa.ivide y vencer"s, dice el refr"n, de manera que 'olakoAski, se ponga el disfraz que se ponga,venga de 0olonia o de 0orri4o, es un intelectual burgu(s cuyas tesis los mar$istas debemos combatirsin tregua porque sus afirmaciones, por m"s acad(micas que parezcan, no son inocentes oinofensivas reinterpretaciones sino que quieren llevarnos de cabeza al pantano revisionista. 8uandolas teoras de 'olakoAski descienden del cielo a la tierra, eso es lo 1nico que queda2 un reformismovulgar. *s podramos seguir con muchos otros cuando despu(s de leer sus teoras tenemos que

    preguntar por sus pr"cticas, si es que e$isten tales pr"cticas. 0or e%emplo, otro que pasa muyfrecuentemente por mar$ista es *dorno, un profesor universitario alem"n que cuando losestudiantes ocuparon sus aulas en 6KJ llam a la polica para que los desalo%ara de all. 8on estas

    pr"cticas e$cusamos perder ni un minuto de nuestro tiempo en e$poner las teoras mar$istas de*dorno y tantos otros como (l...

    La lucha de clases es as2 mientras *dorno llama a la polica para que desalo%e las aulas deestudiantes, nosotros llamamos a los estudiantes para que desalo%en a *dorno de las aulas. 3o slono tenemos nada que ver sino que estamos enfrente unos !mar$istas# de otros !mar$istas#.

    /errater ora slo menciona una vez a Lenin como un adaptador del mar$ismo a los manualessovi(ticos) por supuesto en su elenco de autores mar$istas tampoco aparecen otros, como el 8heCuevara, por e%emplo, porque (l otorga m"s importancia a los tericos de la especulacin pura, a los

    profesores universitarios que escriben m"s libros o libros que los mortales como nosotros no somoscapaces de entender y, por tanto, pensamos que deben ser gente muy profunda, mucho m"s quenosotros !que somos unos superficiales#.

    Si el mar$ismo estuviera en los libros sera, efectivamente, un dogma acabado y agotado. 0ero elmar$ismo est" en las reuniones de los obreros de Turn que preparan la pr$ima huelga, en los

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    fusiles de los guerrilleros filipinos y en las manifestaciones por las calles de 8aracas. El mar$ismovive porque en todo el mundo e$isten partidos comunistas preparando sus pr$imas ofensivascontra la e$plotacin.

    n cielo poblado por fantasmas

    Si el mar$ismo es una teora ligada a una pr"ctica, no entendemos que se hable de mar$ismo all"donde la pr"ctica no e$iste. 0ero lo contrario de la pr"ctica no es la teora sino la especulacin. 0oreso los que la burguesa nos promociona como mar$istas se han especializado en la est(tica y la

    pura contemplacin artstica !Lukacs, ella @olpe, arcuse, en%amin, Lefebre, *dorno# que,como m"$imo, han llegado hasta comprometerse polticamente pero sin salir %am"s del crculocerrado de las aulas y de los libros.

    :na teora es una respuesta a una pregunta previa cuyo origen es el que se trata de indagar2 se tratade saber si esta pregunta es una pura especulacin o es una duda que surge de la pr"ctica, de la

    realidad terrenal. Las dudas y las preocupaciones de los e$plotados no son las mismas que las de losintelectuales. 8omo deca ar$, mientras la ideologa alemana desciende el cielo sobre la tierra,aqu se asciende de la tierra al cielo. Los lectores atentos de ar$ se habr"n dado cuenta muchasveces de la reiteracin con que en sus escritos aparecen palabras como fantasma, espectro, quimera,ilusin, misterio y otros parecidos. Toda su lucha fue por algo tan simple como encender la luz parademostrar que esos fantasmas no tenan vida propia, que no son m"s que palabras vacas2 puracontemplacin. Bue hoy a la especulacin tradicional, como la religiosa, le haya sucedido otraespeculacin sobre el propio ar$, no cambia nada las cosas, pero nos parece muy e$tra4o que

    precisamente a nosotros, que somos los que luchamos contra esto, se nos acuse de dogmatismo y deconvertir al mar$ismo en una religin. 3o podemos aceptar de ning1n modo que ellos, losespeculadores, traten de dar un vuelco completo a la cuestin2 son ellos, los que presumen de

    antidogm"ticos, los que convierten al mar$ismo en letra muerta separ"ndolo de la pr"ctica.El divorcio entre la teora y la pr"ctica es una forma m"s de alienacin. 0ero con la alienacinsucede que siempre nos presentan como alienados a los obreros, mientras que los intelectuales

    puros alardean de una perfecta conciencia de la realidad. Es otro de esos vuelcos espectaculares enlos que las cosas aparecen al rev(s de como son en realidad. 8omo bien sabemos desde el vie%o/euerbach, la alienacin es el imperio de la abstraccin, un dominio en el que los especuladores semueven como pez en el agua. 0or el contrario, el mar$ismo es el an"lisis concreto de la situacinconcreta que hace imposible el dogmatismo. 8uando los acad(micos se mueven y no salen delterreno de las generalidades, es imposible reconocer ah ninguna forma de mar$ismo por m"s quetengan a ar$ en la punta de la lengua a cada paso. 0ero su tarea es as de qui%otesca2 tienen que

    inventar fantasmas para poder enfrentarse a ellos, en lugar de enfrentarse con la realidad ycambiarla.

    Es relativamente f"cil comprobar no solamente que todas esas teoras son errneas o que no sonmar$istas, sino que son antimar$istas y que la misma historia del mar$ismo es una lucha incansablecontra todo ese tipo de concepciones que se reproducen a cada paso. Tambi(n es f"cil deducir que,frente a las ideologas abiertamente burguesas y reaccionarias, aquellas otras que parecen casimar$istas son mucho peores y que contra ellas hay que concentrar el fuego de la crtica porque losataques m"s graves que hemos recibido provienen de nuestro mismo entorno. 5ay que huir como dela peste del compadreo de que todo vale. :na larga e$periencia demuestra que eso tiene pocorecorrido y que ni siquiera es posible hablar de debate sino m"s bien de combate2 contra ese tipo deconcepciones tambi(n hay que levantar barricadas y tirar piedras. En todos los foros hay quemantener la coherencia con lo que hacemos en la calle) hay que de%ar de ser tan educados.

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    !6# Trotski2Ma vie, Callimard, 0aris, 6KM, pg.;KJ.!9# Nial(ctica, materialismo y cientificismoO, en Libertad!, uenos *ires, marzo de 9