las cosas del tiempo y el tiempo de las...
TRANSCRIPT
1
LAS COSAS DEL TIEMPO Y EL TIEMPO DE LAS COSAS
Discurso de ingreso como académico de número en la
Real Academia de San Romualdo de Ciencias Letras y Artes
de
San Fernando
por
JAIME ARAGÓN GÓMEZ
San Fernando, a 13 de abril de 2010
2
Histórico Puente Suazo, límite de la invasión francesa
Capítulo de agradecimiento a la
Batalla, diputado y pergamino
2. Dijo Virgilio que «Mientras el río corra, los montes hagan
sombra y en el cielo haya estrellas, debe durar la memoria del
beneficio recibido en la mente del hombre agradecido».
Excmo. Sr. Presidente; Sr. Teniente de Alcalde Delegado del
Ayuntamiento; Ilustrísimos Sres. Académicos; Autoridades;
Señoras y Señores, amigos:
3. He creído oportuno que mi primera obligación esta tarde
sea agradecer a los señores académicos que me propusieron
para pertenecer a esta dignísima institución −D. Manuel Eugenio
Baturone, D. Juan Mena y D. Jerónimo Prieto−, a quienes
apoyaron la candidatura y a la Junta Directiva que la aceptó, mi
más sincero agradecimiento y gratitud por el honor que me
hacen, de seguro inmerecido, pero que intentaré por todos los
medios hacerme acreedor a él.
4. Debo confesar que he tenido muchas dudas a la hora de
plantear esta conferencia de ingreso, teniendo en cuenta que,
como casi todos los presentes saben, mi especialidad y
dedicación investigadora es la Guerra de la Independencia así
como las Cortes de Cádiz, más, sabiendo que nos encontramos
en el año del Bicentenario, como reza el eslogan “Cuando
España fue una Isla”.
5. Quedan muchos temas por investigar y estudiar: los
prisioneros franceses; el estudio pormenorizado de las batallas;
las discusiones en las Cortes; el devenir, espantoso en
ocasiones, de los diputados tras la vuelta del absolutismo; el
cambio ideológico que el transcurrir del tiempo produjo en
aquellos doceañistas, etc. etc.
6. Sobre todos estos temas hemos tenido ocasión de referirnos
recientemente. Los temas monográficos los trataremos durante
este y los próximos años que dura el Bicentenario, y también
otros investigadores y conferenciantes abundarán sobre ello,
como espero lo hagan mis amigos Lourdes Márquez y José
Carlos Fernández entre otros, quienes tienen mucho que decir
sobre algunos de estos asuntos.
3
8. De ahí que pensara en hacer un discurso de carácter
general y de compromiso, y he creído que el tiempo sería una
buena excusa para expresar este compromiso. Como veremos, el
tiempo, aparte de ser el programa más visto de la televisión,
tiene otras muchas connotaciones.
9. Cuando nos referimos al tiempo, generalmente pensamos
en el atmosférico: tiempo bonancible para pasear, para la playa,
para pasar un día en el campo o para viajar. También en el mal
tiempo, vendavales, tormentas, tifones, etc. Aunque mejor que a
este tipo de tiempo, podríamos referirnos a las fuerzas de la
Naturaleza: terremotos, maremotos, tsunamis, etc. Pero también
existe otro tiempo: el que marca la hora, dirigido en España por
el Observatorio astronómico de nuestra ciudad; aquel que nos
dice cuando debemos levantarnos, cenar o acudir a una cita. A
todo esto lo llamo “las cosas del tiempo”.
4
Periódico 1958
10. Pero resulta que ambos pueden coincidir: si un
acontecimiento, una cita, coinciden con el tiempo natural,
entonces lo llamo “el tiempo de las cosas”. Desde muy pequeño
he tenido obsesión con un acontecimiento que ocurrió en el año
1958: en la noche del 21 al 22 de diciembre se produjo un
tremendo vendaval en nuestra ciudad, acompañado todo de un
enorme aparato eléctrico, truenos y relámpagos además de
viento, agua y todo lo demás en estos casos, destruyendo
mobiliario urbano, árboles, postes de la luz y otros muchos
desastres que llevó el susto y el miedo a los habitantes de la
zona en aquella aciaga noche. ¡Cosas del tiempo!
5
12. Aquel mismo día había fallecido un querido vecino de la
calle Dolores, D. Luis Vélez, arquitecto o aparejador municipal,
hombre entrado en años, de imponente figura, pelo blanco y tez
colorada, casado con doña Petronila, doña Nila le llamábamos
los vecinos, matrimonio sin hijos y que nos habían,
figuradamente, casi adoptado a mis hermanos y a mí, por lo que
estábamos frecuentemente en su casa mientras quien les habla
disfrutaba en el estudio del arquitecto rodeado de estanterías
repletas de libros y una gran mesa, enorme me parecía a mí
entonces, llena de planos, extendidos unos y enrollados otros.
13. Se encontraban los familiares, vecinos y amigos aquella
tormentosa noche velando al fallecido don Luis y acompañando
a la señora viuda, cuando una araucaria que había en la casa
de al lado, la de los Valero, que muchos de ustedes recordarán,
fue vencida por el viento cayendo sobre la casa donde
plañideras y dolientes velaban al difunto, colándose una de sus
6
Inundación de campo
Recientes inundaciones en Jerez de la Frontera
poderosas y enormes ramas por la montera que cubría el patio.
El susto −con el muerto en la habitación de al lado− fue
monumental, la escena dantesca y la desbandada, general.
14. La primera escena y la segunda, ambas por separado,
hubieran sido normales. La coincidencia de las dos, fue lo que a
mí, en mi niñez, me llamó la atención y siempre he pensado en
ello. ¡El tiempo de las cosas!
15. A estas escenas de oportunidad ~o inoportunidad~
queremos referirnos hoy. A aquellas personas, sociedades,
países, pueblos, etc. que estuvieron en el sitio oportuno en el
momento oportuno. Algunos ejemplos:
16. Un terremoto rompe una carretera…
17. Una tormenta se desata en el mar…
18. Un tifón arrasa la pradera…
19. Unas inundaciones arrasan los campos…
20. O las ciudades…
7
Explosión de San Severiano
21. Sin importar si son pequeñas o grandes…
22. O un tsunami, arrasa una isla y alguien estaba allí para
dejar testimonio de ello… aunque no sepamos qué fue de él o
ella.
23. Y aquella tristemente inolvidable levantera que tiró una
grúa de un edificio en construcción en Cádiz justo en el
momento en que por allí pasaba una chiquita, hija del ingeniero
de la Bazán Jaime Morell, al salir del colegio de las Esclavas de
María ¡Lamentable tiempo de las cosas!
24. Estas escenas pueden ser tanto naturales o humanas,
oportunas, producidas por un descuido o, simplemente, por
mala suerte: ejemplo de ello podría ser la terrible explosión de
los polvorines de San Severiano en Cádiz en la que tantas
criaturas murieron, otras quedaron heridas, amén de los
destrozos materiales que fueron incalculables. O aquella
avioneta que cayó sobre la multitud cuando sobrevolaba la
capital hispalense durante una caravana caritativa organizada
por el periodista Bobi Deglané que recogía ayuda para los
damnificados por las inundaciones del Guadalquivir en Sevilla.
25. Sin embargo, más que a estas situaciones, naturales o
no, humanas o no, intencionadas o no, me quiero referir a
aquellas producidas, creadas o debidas a la soberbia, a la
avaricia del hombre, a veces, a la caridad o a la bondad, que
mueve a las personas a hacer cualquier cosa que, de pensarlo,
lo hubieran considerado imposible.
8
La Geografía y la Historia están íntimamente unidas
27. Si la geografía y la Historia están íntimamente unidas por
aquello de que cualquier acontecimiento histórico ocurrió
siempre en un lugar determinado, y no siempre de forma casual,
la Historia está asimismo, ligada casi siempre a la condición
humana, a lo grandes o pequeños que son los hombres, a sus
ambiciones de poder y dinero, ambición que muchas veces les
lleva a la destrucción de los propios seres humanos.
28. Argüelles, nuestro diputado don Agustín de Argüelles
−creo que podemos llamarlo nuestro− dice en la página 98 de su
Examen histórico de la reforma constitucional, lo siguiente: «No
había momento que perder para prepararse contra la tempestad
que amenazaba», refiriéndose a Napoleón. Acertada visión del
“Divino” Argüelles, pues con frecuencia no nos damos cuenta en
un momento determinado del torbellino en que podemos estar
inmersos.
29. A esas tempestades me quisiera referir yo hoy, a aquellas
cosas del tiempo, de la naturaleza, pero de la naturaleza
humana que son capaces de producir, tormentas, tsunamis, y
tifones, la mayor parte de las veces peores que las producidas
por la propia Naturaleza, esta vez con mayúscula. Así que el
compromiso en este discurso será recordar lo oportunas que
fueron algunas personas o situaciones en determinados
momentos tormentosos de la Historia.
9
Desde siempre el hombre necesitó creer en algo más allá de él mismo
31. Cuando en los tiempos prehistóricos, el hombre
necesitaba ayuda, o simplemente no comprendía algo, se dirigía
a uno o a varios dioses, a quienes les debían temor y respeto,
que no pocas veces eran un monte, un volcán o un ídolo: eran
los principios de la evolución del homo sapiens y, con él, de
aquella primitiva religión.
32. En esta necesidad religiosa, surge la judía, más creativa y
lógica, en la que su Dios será el Todopoderoso, creador del
Hombre y la Tierra. El pueblo judío fue sometido por el imperio
egipcio, divagó por el desierto y uno de sus profetas, Moisés, les
trajo de parte de Dios las Tablas de la Ley. Reglas, había que
cumplir reglas, porque Dios estaba allí para dictarlas y ellos
~nosotros~ aquí para cumplirlas. Aún esperan la venida de su
Mesías.
33. Pero para otros su venida ya se ha producido,
precisamente durante la inundación que supuso para el mundo
mediterráneo y europeo la aparición y expansión del imperio
romano, siendo entonces cuando surge oportunamente la figura
de Jesús, el Mesías prometido, y hoy nadie pone en duda que su
nacimiento, vida y muerte ha cambiado la faz religiosa sobre la
Tierra y, somos muchos los que con mayor o menor
vehemencia, creemos en Él.
34. A lo largo de la historia, de este viento benefactor que
supuso la presencia cristiana, han sido muchos los que se
10
Autos de fe
Muchos personajes pusieron en peligro la continuidad de la Iglesia
propusieron su destrucción, unos por acción, Herodes, otros por
omisión, Pilatos; otros directamente con la persecución pura y
dura: Calígula, Nerón, Diocleciano y tantos otros perseguidores
del cristianismo en todos los tiempos, sin tener en cuenta que el
cristianismo, al menos en Europa, no sólo es una religión, sino
una cultura, una forma de vida.
35. En ocasiones, la destrucción ha venido, o mejor, ha
podido venir por un exceso de celo, de purismo trasnochado e
intransigente. Este fue el caso de la Inquisición, nacida en
principio para luchar contra la herejía de los albigenses y otras
sectas y que hizo de los dominicos, orden encargada de
controlar la pureza del cristianismo, el terror de judíos y
moriscos.
36. Aquí podemos recordar los Autos de Fe, que cargaron
contra los disidentes, desde la morisma a personajes
importantes como Pablo de Olavide; desde científicos como
Galileo Galilei, hasta un tal Cayetano Ripoll, maestro de
escuela, considerado la última víctima de la Inquisición, siendo,
por cierto, Inquisidor de dicho Tribunal el arzobispo de
Valencia, don Simón López Or, diputado que fue de nuestras
Cortes de la Isla y Cádiz.
37. Podríamos añadir la casi −y digo casi− desintegración de
la Iglesia con personajes poco recomendables como fueron los
Borgia, encabezados por el papa Alejandro VI, pero también
Enrique VIII en Inglaterra, Lutero en Alemania, etc. Estas
disensiones provocaron las grandes y destructivas tormentas
llamadas “Guerras de Religión”.
38. Pero allí estuvieron otros que, afortunadamente,
contrarrestaron la influencia de aquellas reformas: uno de ellos,
Ignacio de Loyola, pero sobre todo el Concilio de Trento,
convocado por el papa Pablo III en 1545, auspiciando la llamada
Contrarreforma de tanta y tan grande influencia posterior en la
Europa cristiana. Desgraciadamente, la cosa no paró allí y sería
interminable la lista de personas y organizaciones que han
pretendido, y aún hoy pretenden, destruir a la Iglesia que no
cabría en la tarde de hoy.
11
40. Durante la expansión de los vientos cristianos, otro
personaje, cuya influencia en el mundo ha sido igualmente
importante fue Mahoma, considerado también enviado de Dios
por el mundo musulmán arábigo donde él se desenvolvió,
fundador de la religión islámica, realizando sus sucesores una
expansión increíble que llegó hasta nuestras tierras, pues por
mandato del profeta, sería obligatoria la conversión de los
infieles.
41. En su peregrinar por los pueblos y aldeas de los desiertos
arábigos, coincidiendo sus predicaciones con una época de
epidemia de peste porcina, presumiblemente triquinosis,
aprovechando la congregación de la multitud que se agolpaba
para escucharle les aleccionaba sobre la no conveniencia de
consumir carne de cerdo, algo que aquella muchedumbre
analfabeta entendió como doctrina del profeta por lo que dejaron
de comer dicha carne como un mandato de Alá. Coincidencia en
una época turbulenta.
42. Tarik, Almanzor, Barbarroja, los turcos, etc. hasta llegar a
Osama ben Laden, han sido y son el terror de los cristianos, los
para ellos infieles. Hoy, el fanatismo islámico, introducido hasta
las más profundas entrañas de la civilización Occidental, es
considerado como uno de los grandes males que está
modificando la forma de vivir y, sobre todo, de viajar en el
mundo actual.
12
44. Por otra parte, en los volcanes fogosos, ávidos de
conocimiento, destacan en la antigüedad Sócrates, Platón,
Aristóteles y otros muchos que configuraron un mundo que llega
hasta nuestros días, encargándose de ello la desgraciadamente
desaparecida Biblioteca de Alejandría y los monasterios
cristianos medievales, amén de otros estamentos como la
famosa Escuela de Traductores de Toledo.
45. Su desarrollo y evolución no exentos de dificultades y
contrariedades, nos llevarían desde San Agustín y Santo Tomás
hasta Montesquieu, Voltaire y Rousseau, que cambiaron el color
del pensamiento del azul frío y sobrevenido, por el ocre caliente
de la razón que a través de las revoluciones y del tiempo nos
llevarían de la mano de muchos otros pensadores y filósofos, a
un mundo nuevo y desconocido hasta entonces.
46. En las turbulencias revolucionarias decimonónicas, surge,
en defensa de los obreros y de la clase trabajadora, el
13
GALILEO
pensamiento de Marx apoyado por la ideología comunista de
Engels naciendo así la dictadura del proletariado, mientras
Bakunin con el anarquismo defiende el comunismo libertario.
Lenin, Troski y Stalin lo pondrían en práctica hasta sus últimas
consecuencias. A partir de aquí, Mao, Castro y otros dedicarían
sus esfuerzos en busca de un mundo utópico.
47. Otro aspecto que ha causado verdaderas tempestades en
la evolución del conocimiento es el de la ciencia, no pocas veces
mezclado y revuelto con el de las religiones. Ya hemos hablado
de Galilei, pero muchos otros fueron determinantes para la
Ciencia y a la vez, transgresores del estatus establecido:
Copérnico, Newton, Darwin…
48. Pero el mundo de hoy sería inconcebible sin las
turbulencias desatadas por Leibniz −matemático, físico y
astrónomo quien nos adentró en el cálculo infinitesimal−,
Descartes −filósofo, matemático y científico, creador de los ejes
cartesianos−, Watt −que revolucionó el mundo de la energía y
del transporte−, Edison −prolífico inventor con más de mil
patentes−, Einstein −descubridor de la teoría de la relatividad−,
Hawking −descubridor de los agujeros negros y, por lo que a este
discurso interesa, autor de una Brevísima historia del tiempo−, y
tantos otros que cambiaron el devenir del las civilizaciones.
49. Aunque todo empezó con aquellos constructores de las
pirámides egipcias; con los teoremas de Pitágoras y Arquímedes,
hoy, después de tantos siglos en plena actualidad y uso; con
aquellos arquitectos romanos hacedores de puentes y
acueductos; con los maestros obradores que erigieron
impresionantes catedrales góticas que apuntan al cielo para la
mayor gloria de Dios.
50. Pero si de alturas tuviéramos que hablar, seríamos
injustos si nos olvidáramos de aquellos obreros y albañiles, la
mayoría miembros de determinada tribu india inmunes al
vértigo, constructores de rascacielos que en aquellos tiempos de
la vorágine que supuso la electricidad y los ascensores, hicieron
posible elevar pisos y pisos en altura modificando el paisaje
urbano habitual hasta entonces, tal como hizo Antonio Gaudí,
14
prolífico arquitecto, artista y hombre de fe, que diseñó la
Sagrada Familia, patrimonio de la Humanidad y probablemente
del cielo, para honrar al Creador y a la familia cristiana.
51. Y no quiero olvidarme de aquellos científicos que se
esmeraron en descubrir recetas médicas que aliviaran los males
irremediables y en no pocas ocasiones, mortales: vacunas contra
la malaria, viruelas, polio y otras muchas enfermedades
contagiosas. Pasteur, Fleming, Ramón y Cajal, y tantos otros
científicos que investigaron hasta la extenuación, en medio de
los monzones que traían males perniciosos, para, como hizo la
polaca Marie Curie, hacernos la vida más saludable, lozana y
esperanzadora.
15
53. En la voluptuosidad sensual del arte, la música y la
literatura, no han faltado tifones, a veces verdaderos huracanes,
que nos han llevado con sus impetuosas fuerzas desde las
cuevas de Altamira o el Tajo de las Figuras hasta las pinturas
aparentemente “infantiles” de Miró. Porque el arte, aunque
parezca secuencial sigue una línea ascendente irremediable e
imparable que comenzaron los artistas prehistóricos y
continuaron los grecorromanos a partir de obras de la más
ancestral antigüedad, y sólo viendo lo que queda de aquello,
sobrecoge pensar lo que pudieron ser los jardines de Babilonia o
el faro de Alejandría. Los griegos consiguieron traslucir los
hermosos cuerpos de sus diosas a pesar de estar revestidas con
túnicas de mármol o piedra.
54. Siguiendo la estela de los mosaicos romanos, el arte
medieval cristiano diviniza al Creador con Pantocrátores en
tímpanos y arquivoltas de las excelsas catedrales románicas y
góticas, pareciendo éstas que flotan en el aire suspendidas sólo
por unas coloreadas y artísticas cristaleras catecumenales.
55. En el Renacimiento reaparece la suave brisa de los alisios
16
clásicos, y una pléyade de verdaderos y sutiles artistas con
sensibilidad creadora surgen en el mundo para gloria de la
posteridad: da Vinci, Buonarotti, Donatello… aunque luego esta
suave brisa se tornara en tormenta barroca con Bernini,
Borromini, y muchos más.
56. Fue entonces cuando el Greco tuvo la infortuna de
coincidir en la vorágine constructiva herreriana con Felipe II, a
quien no le gustó el estilo, sin duda peculiar, de Doménikos
Theotokópoulos, exiliándose voluntariamente a Toledo donde
desarrolló su genial arte. Otros, más políticamente correctos,
pero menos creadores, dejaron sus muestras artísticas en las
reales obras.
57. Sin embargo, poco después, triunfa la perspectiva,
iniciada ya en anteriores épocas pero perfeccionada por
Velázquez, el pintor sevillano que consiguió plasmar lo que no
se ve: el aire, aquella atmósfera cargada de lóbregos palacios. Y
el arte religioso, que triunfa más allá del barroco, como
podemos ver en estas pinturas de Zurbarán, Velázquez,
Benlliure y Dalí.
58. Los volcanes de la imaginación derramaron su lava en
artistas que pintaron escenas de guerra sin haber estado nunca
en los escenarios bélicos: Zurbarán en su Defensa de Cádiz;
Velázquez en su Rendición de Breda; Casado del Alisal en su
Rendición de Bailén, etc. sólo pintan por referencias. Goya, sin
embargo, sí presenció los desastres de la guerra.
59. Y a finales del XIX y durante todo el siglo XX, en medio
de todas las tempestades inventivas y revolucionarias, la
imagen pictórica busca otros horizontes distintos al que ya
obtenían los objetivos de las cámaras fotográficas: con el
impresionismo la imagen no existiría sin la complicidad del
espectador que mezclará los colores y las luces en sus retinas;
el cubismo, vería las cosas como materia deformada y dominada
por la Geometría; el arte abstracto mirará en la psiquis de los
seres humanos y luego saldrán una cantidad ingentes de
“ismos” que no tendrían cabida en esta conferencia
17
Carmen
61. Vivaldi, el cura pelirrojillo; Beethoven, el sordo genial;
Schubert y sus lieders; la familia Strauss con sus valses
palaciegos; Chopin y su piano; Tchaikovski, con su opus 1812
que contrasta con la dulzura del Lago de los Cisnes... y Carl Off
−cuya obra Carmina Burana forma parte de la música de
cabecera de éste conferenciante− no podrían ser olvidados como
Salieri nunca olvidaría su coincidencia temporal con un músico
extraordinario, el niño prodigio que fue Mozart. Son tantos los
grandes genios de la música…
62. Me gustaría hacer la transición del vendaval de la música
al huracán de la literatura con dos obras emblemáticas: Carmen
de Merimée operada luego por Bizé y El Trovador de nuestro
comprovinciano Antonio García Gutiérrez que le sirvió de libreto
a Verdi para su Il Trovatori.
63. Pero el huracán de la literatura, y me refiero a la
castellana, tendría su cénit en el Siglo de Oro con Garcilaso,
Cervantes, Calderón… “Alma a quien todo un dios prisión ha
18
sido, / venas que humor a tanto fuego han dado, / médulas que
han gloriosamente ardido. / Su cuerpo dejará, no su cuidado, /
serán ceniza, mas tendrá sentido; / polvo serán, mas polvo
enamorado”; ¿Puede haber alguien con un mínimo de
sensibilidad que no se emocione con estos sublimes versos de
Quevedo?
64. Le siguen en el XVIII Félix María de Samaniego y Moratín;
después, en el XIX, Larra, Espronceda y Bécquer y en la
transición al XX la llamada generación del 98 con Azorín,
Machado, Valle Inclán, Baroja y otros. La Generación del 27 dejó
prueba palpable de que estos vientos fueron fructíferos: García
Lorca, Jorge Guillén, Vicente Aleixandre, Miguel Hernández, Luis
Cernuda, etc. y Alberti, con aquella inolvidable frase: «Vuelvo
para olvidar el pasado y construir el futuro», que parece no haber
calado lo que debiera pues nunca se supo si la sintió o sólo la
escribió.
19
66. Grandes torbellinos formaron algunas mujeres que
dejaron huella. La Biblia nos leja memoria de: Ruth, Judith,
Sara, Jael, Abigail, Débora, etc. y desde luego las dos Marías, la
pecadora y la Virgen. Mujeres influyentes fueron, p. e. Gala
Placidia, hija, nieta, esposa, madre y hermana de emperadores,
amor y terror de los bárbaros, devota cristiana y hacedora de
templos; Juana de Arco, aquella por la que el rey Carlos VII de
Francia pronunció la famosa frase «París bien vale una misa»;
Beatriz Galindo, llamada La Latina, una de las del grupo “docta
puellae”; Teresa de Ávila; Isabel de Hungría; etc. etc. y ya en
nuestro tiempo, Teresa de Calcuta, de la que hablaré más
adelante.
67. Y no me he olvidado del para mí un personaje entrañable:
Frasquita Larrea, intelectual, tertuliana, patriota y espía,
honroso antecedente de Mata Hari en nuestra guerra de la
Independencia.
20
MUJERES PÚBLICAS Y POLÍTICAS
68. En tiempos borrascosos, Teodora de Bizancio, que pasó
del burdel al poder en los años convulsos del imperio bizantino;
Gosvinta, esposa del rey Atanagildo, fanática arriana
perseguidora de cristianos católicos; María de Molina, tenaz,
hábil y ambiciosa política, reina tres veces de León y Castilla,
esposa de su tío Sancho IV y abuela de Alfonso XI; Lucrecia
Borgia, hija del papa Alejandro VI, acusada de incesto y
asesinato; Catalina de Aúso, la religiosa que apodaron “La
monja alférez”; y no fue la única mujer que se hizo pasar por
militar cuando eso era sólo cosa de hombres: María de Soto,
llamada luego Antonio María de Soto; María Martina
Ibaibarriaga Elorriaga, alias “Manuel Martínez”, Teniente
Coronel de Infantería en la Guerra de la Independencia. Otras
influyentes mujeres fueron Isabel de Trastámara, llamada la
Católica, que alcanza el poder en lucha con Juana la Beltraneja
y luego tan decisiva en la Historia de España; la noble Eugenia
de Montijo, esposa de Napoleón III, paradigma de las mujeres de
su época; Wallis Simpson, que pasó de ser una pobre divorciada
y virtuosa de las más sofisticadas técnicas sexuales a casi, por
muy poco, reina de Inglaterra; etc.
21
ANTIGUOS EMPERADORES
70. A lo largo de la Historia han existido épocas de
perturbaciones, pero en su momento siempre hubo gentes que
estuvieron atentas a los acontecimientos evolutivos: entre los
carámbanos de los tiempos más remotos, aquéllos que
descubrieron cómo hacer y controlar el fuego; los moradores de
Atapuerca; y quienes a base de mucho sudor y paciencia,
descubrieron la agricultura, revolucionando con ello la forma de
vida de los hombres sobre la tierra…
71. Grandes tempestades desataron personajes poderosos,
como Hammurabi, creador del código de su nombre;
Asurbanipal, terror de Babilonia; Nabucodonosor, cuya figura
mereció el protagonismo de una famosa ópera; Darío, el cruel
emperador persa; Alejandro Magno con su famoso caballo
Bucéfalo, conquistador del mayor imperio hasta entonces
conocido…
72. Y si aquello pasaba en Oriente, en Occidente se desató el
22
RECONQUISTA
vendaval romano. Roma dejaría su huella para la posteridad,
asumió la cultura griega y la difundió por todo su enorme
imperio. Pero no fue tarea fácil: coincidió en el tiempo con
fenicios y cartagineses quienes le pusieron muchas trabas en el
camino; como hizo Viriato en Hispania, pero éste a su vez
tropezó con el peor subordinado: la infidelidad de Audax,
Ditalco y Minuro, quienes a su vez coincidieron con el cónsul
romano, Servilio Cepión, resultando que éste “no pagaba a
traidores”. Eso, cuando eran grandes, luego quedaron
engullidos por los bárbaros del Norte: Atila y otros fueron
verdaderas ciclones para Roma.
73. Pero la mayor aportación de Roma fue precisamente eso,
la romanización, impregnando de su cultura, ligada ya
irremediablemente a la cristiana, a toda Europa, y por
transmisión, a toda América y otras partes del mundo. Y surgió
el Medioevo, época intermedia entre dos clásicas que si en
Europa fue dominada por los tifones feudales, en España lo fue
por el vendaval de la expansión musulmana.
74. Ya hemos hablado de Tarik y Almanzor, pero también
otros ocupantes magrebíes como almorávides, almohades,
almogávares, etc. vinieron a cumplir el mandato de Mahoma.
Pero los peninsulares resistieron a la borrasca islámica que se
asentó en Al-Andalus durante ocho siglos con el frente cristiano
que supuso la Reconquista; desde D. Pelayo en el siglo VIII
hasta los RR. CC. a finales del XV, muchos fueron los que
participaron en esos frentes: los reyes de León y de Castilla, y
los de Aragón y los de Navarra y… el Cid Campeador.
75. Rodrigo Díaz de Vivar, llamado el Cid Campeador, éste
con su caballo Babieca; Fernando III el Santo; Alfonso X el
Sabio, y tantos otros, hasta que Boabdil, el último rey nazarí de
Granada se rindió a las fuerzas cristianas, y mientras aquel
lloraba, éstas culminaron la forja de una nación.
76. A partir de entonces España empieza una hegemonía
mundial que duraría dos siglos. Varios frentes se sucedieron:
descubrimiento, conquista y colonización de las Américas con
23
personajes que estuvieron allí: Colón, Pizarro, Cortés, así como
Magallanes y Elcano y tantos que escribieron las más gloriosas
páginas de nuestra Historia. Pero no debemos olvidarnos de
otras no tan gloriosas aunque no por ello menos meritorias: los
mayas, los aztecas con Moctezuma a la cabeza, los incas,
Zacatecas, Potosí y, menos aún, de fray Bartolomé de las Casas,
sin cuya intervención en defensa de los nativos, probablemente
en América no habría negros, porque los esclavos hubieran sido
los indios ¡El tiempo de las cosas!
77. Carlos I de España coincidió, tras heredar una inmensa
fortuna en territorios, con las guerras de religión en Europa,
donde malgastó su vida y gran parte de su riqueza. Felipe II
heredó los problemas de su padre, y si aquél coincidió con los
luteranos y con Francisco I de Francia, éste tuvo el infortunio
de coincidir con los turcos y con Isabel I de Inglaterra, todo lo
cual costó muchísimo dinero. Pero allí estaba América. Además,
siguiendo el sistema endogámico de los Austrias, casóse con
una noble, joven y guapa francesa, Isabel de Valois, que no
pasó desapercibida a los ojos del príncipe don Carlos, creándole
al rey un grave problema y una injusta leyenda negra para la
posteridad.
78. Y nunca mejor dicho las cosas del tiempo se interpuso en
la ruta de la llamada “armada invencible” dejándola vencible y
rota y ya nada impidió la marcha imparable de Inglaterra hacia
la hegemonía mundial ¡El tiempo de las cosas!
79. Y comienza poco a poco la decadencia de España. Pero en
vez de acordarme de las turbulencias que supusieron algunos
personajes con sus ambiciones, guerras sucesorias y algunas
vidas holgazanas así como poco virtuosas, prefiero hacerlo de
aquellos tiempos bonancibles que significaron personajes como
Patiño, Ensenada, Jovellanos, Floridablanca y, desde luego,
Carlos III.
80. No digamos nada de aquellos negros nubarrones
formados por militares, políticos, diputados y ciudadanos en
general que fueron el blanco de la venganza del rey felón, aquel
24
CALOMARDE Y DOÑA CARLOTA
que no admitió que la soberanía nacional recayese en nadie
más que en su persona. Sin embargo, sí hizo ministro a don
Juan Lozano −por cierto, ministro de Gracia y Justicia, de
quien dijeron los coetáneos que «ni gracia ni justicia se
descubría en su vida, ni en la privada ni en la pública»−, aquel
contralor de la armada que protagonizó el llamado Escándalo
del Hospital de San Carlos. Por desgracia coincidió con el
tiempo de otras cosas: el vendaval francés y la iniquidad
fernandina.
81. Y Calomarde, otro ministro que se hizo famoso, más que
por su labor gubernativa, por la ingeniosa frase calderoniana de
«Manos blancas no ofenden, señora» cuando fue abofeteado por
doña Carlota, hermana de la reina doña Cristina. La erosión
producida durante el reinado de Fernando se dejó sentir con
Isabel II, mujer vehemente, para la que el gobierno, torpe, no
encontró el marido adecuado, convirtiéndose en blanco de la
ironía del pueblo y de muchos intelectuales.
82. En la construcción de nuestra Era, la Contemporánea,
los mexicanos coincidieron con la ambición de Napoleón III o…
¿quizá fue al revés? Y Dreyfuss encontró, para su fortuna, en
su camino el «Yo acuso» de Emile Zolá. Amstrong estaba allí
cuando la nave espacial Apolo 11 se posó en la luna. Y nuestro
rey, en la tormenta desatada el 23 de febrero de 1981, halló
junto a sí a un hombre fiel e íntegro, Sabino Fernández Campo.
¡Serían tantos los ejemplos!
25
Batalla de Marengo, Italia
84. Pero el mayor de los males es, casi siempre, la guerra. Y
los siglos XIX y XX, ¡vive Dios!, fueron pródigos en ellas: las
carlistas, la de Cuba y Filipinas; las de Marruecos; la Gran
Guerra; la II Guerra Mundial; Conchinchina, Corea, Vietnam,
Camboya, Rodesia, y tantas otras… Muchos millones de
personas estuvieron allí, coincidiendo en el tiempo con tales
desastres: en la base de Pearl Harbour, en los campos de
Auschwitz o Treblinka, en los bosques de Katin, en las ciudades
de Hiroshima y Nagasaki, en las selvas de Dien Bien Fu…
85. Tras la revolución Francesa y todos sus atropellos, surge
la figura del general Napoleón que pronto se hace con el poder
apoyado por todos los franceses. Como tantos otros en la
Historia, se cree amo del mundo y empieza a conquistarlo. Pero
las guerras, ya lo hemos dicho, son vendavales de los más
horrendos. Como ejemplo, la batalla de Marengo, ciudad del
Piamonte italiano que fue arrasada y quemada por los
imperiales y el humo que de ella salía era tan oscuro, que dio
nombre a ese color gris, tan elegante como negro.
26
PORTADAS DE LIBROS MÍOS
En Bailén el ejército imperial se hizo vencible
87. Pero hoy, dado el año que estamos, y los hechos que
celebramos en el llamado “Bicentenario”, quiero referirme a una
confrontación muy especial, aquella a la que al principio me referí
citando a D. Agustín de Argüelles: al vendaval napoleónico. Y lo
hago porque, como muchos de ustedes saben, me dedico al
estudio de la Guerra de la Independencia y las Cortes de Cádiz
desde hace muchísimos años, así que pienso y vivo en clave
napoleónica, josefina, doceañista, hasta el punto que llevo en mi
dirección la fecha de 1810 como si de mi apellido se tratara.
88. Coinciden en el tiempo con este gran guerrero una familia
real española débil y ambiciosa, no precisamente bien aconsejada.
Y los franceses empiezan a ocupar España; pero España era un
país diferente; ya lo dijeron el general Kellermann y el propio rey
José en sus misivas al Emperador. Y llegó la hora de Bailén y
Castaños, y Europa comprendió entonces que Napoleón era
vencible. Y muchos fueron los que de una forma u otra estuvieron
inmersos en aquella tormenta.
27
Esta histórica batería, construida durante el sitio francés, ha sido tapada
en sus 4/5 partes por las vías de un tranvía que podía haber pasado por
otro lugar que no destruyera el patrimonio histórico de la Isla
89. En primer lugar, los españoles que le presentaron cara, a
pesar de sus precarias condiciones militares −por eso inventaron
lo de la guerrilla−, y se enfrentaron al más poderoso ejército del
momento; en segundo, la Isla y Cádiz, los gaditanos y los isleños,
éstos como antemural de la España aquí reducida; en tercer lugar
los voluntarios, tanto los de Cádiz como los de la Isla, aunque
éstos fueron los que se batieron el cobre en la primera línea de
fuego.
90. Por otra parte, no quiero dejar de mencionar a un
personaje, casi desconocido hasta hace bien poco y al que, desde
luego, no se le ha hecho justicia. Todos sabéis de mi admiración y
consideración hacia el duque de Alburquerque; parece que ya se
han corregido algunos de los agravios de antaño. Yo me alegro y
felicito a quienes hayan contribuido a la reparación, aunque
muchos consideramos que no está todo hecho. Dos yerros pueden
achacársele al duque, hombre cabal e íntegro militar: 1º querer
escudriñar en los entresijos de la Junta de Defensa de Cádiz, sin
comprender que los negocios son los negocios; 2º no haber
previsto cuando mandó construir la batería que lleva su nombre
que por allí pasaría dos siglos después un tranvía. El primero de
ellos no se lo perdonaron entonces; el segundo no se lo hemos
perdonado hoy. Yo, haciéndome eco de las palabras de nuestro
presidente en la inauguración del presente curso académico
cuando dijo «la Academia está para adentrarnos en los
conocimientos de las ciencias, las letras y las artes y defender
nuestro patrimonio artístico, histórico y cultural» me atrevo a
decir que, al menos para mí, la tropelía hecha con dicha batería
es una vergonzosa puñalada en el corazón de nuestra historia y
del patrimonio de la Isla.
91. ¡Pero he aquí las cosas del tiempo! Esa batería lleva ahí,
como muestra memorable del fracasado sitio napoleónico sobre
las islas, 200 años. Hace unos meses advertí a los asistentes en
una conferencia que se dieran prisa si querían guardar un
recuerdo de la batería. Fue negado aquello por los profesionales
del malabarismo de las palabras y de la ocultación de las cosas.
La historia les pasará factura pues hoy, en el 2010, año del
28
Bicentenario, ya no se pueden hacer una foto como esta que ven
porque no lo han permitido quienes han consentido el
ignominioso enterramiento de su memoria, disfrazando el dislate,
además, con torpe disimulo ¡El tiempo de las cosas!
92. Pero volviendo a nuestro Bicentenario, podríamos citar a
muchos militares que pasaron desapercibidos para el público en
general, porque no dirigieron grandes batallas, sólo cumplieron
órdenes: Lacy, Valdenebro, Lardizábal, Girón, Alvear, Topete,
Macías, etc. y D. Teodoro Reding, el verdadero artífice de la
victoria de Bailén. Aquí no tengo sitio para todos ellos, pero sí un
hueco de honroso reconocimiento.
93. También hubo mujeres –aunque ya he hablado de ellas–
que se distinguieron en esta guerra: Manolita Malasaña en
Madrid; Agustina Barcelona, llamada de Aragón, en Zaragoza;
María Bellido en Bailén, etc. y tantas otras, así como las mujeres
de Cádiz y la Isla que tanto contribuyeron al éxito final.
94. Y si del tiempo hablamos, ahora sí, no digamos cómo le
vino a Napoleón el invierno ruso. Si él creó el color gris marengo,
lo destruyó el blanco nieve de la gélida estepa. Y el ocre de los
campos de Ciudad Rodrigo; y el rojo de las casacas de los ingleses
en Waterloo…
95. Y mientras en los campos de batalla se fraguaba la derrota
de Napoleón, en un pequeño teatro cómico de una pequeña villa,
empezó a fraguarse un 24 de septiembre de aquel año 1810 una
nueva España que, partiendo de aquel dicho alto medieval que
rezaba «do mandan reyes no hay leyes» terminaría en una España
sin reyes ni leyes. Pero todo cambió en la Isla donde se acabó con
siglos de agüero y superstición. Ahí está para confirmarlo el
decreto de aquel mismo día propuesto por el diputado Muñoz
Torrero. Y ya la Isla, para la historia, nunca más sería una
pequeña y olvidada villa.
96. Y los diputados, representantes de la soberanía nacional,
se pusieron manos a la obra.
97. Y en esta villa, germinó una nación que entonces no era ni
discutida ni discutible. Ya fuese el poderío francés, la fiebre
amarilla, el sitio militar, etc. la Isla estuvo ahí, aguantando el
29
chaparrón francés y los cañonazos Willantrois. Cádiz y la Isla
fueron, como se ha dicho muy acertadamente no hace mucho, un
enclave para unas Cortes y para una Constitución. Y el argentino
José Nun, para quien patria y nación son algo más que palabras,
enfatizó el 10 de mayo pasado sobre la importancia de las
celebraciones, aseverando que lo importante es convertir el
Bicentenario en una reflexión colectiva y de conciencia social para
impulsar las instituciones y la democracia.
30
99. Pero volviendo a la realidad de nuestro tiempo, hoy,
cuando muchos nadamos en la abundancia, las grandes
tormentas, vendavales, tifones, y todo lo que ustedes quieran,
vienen dados por el hambre sobre la Tierra, aliviada
mínimamente por personas e instituciones generosas que se
juegan la vida en misiones de ayuda a los hambrientos y
desamparados. ONGs de todo tipo llevan su ayuda a los
necesitados de todo el mundo para poder disfrutar del más
elemental derecho del ser humano: la vida. Entre ellas está
constatado como una de las más eficaces, Cáritas, donde
trabajan personas generosas hechas de una materia muy
especial: de amor al prójimo.
100. Pero para ello es necesario que hombres y mujeres
valientes estén allí, en el ojo del huracán; estos son los
misioneros, entre los que destacamos por su inmediatez a
Vicente Ferrer, recientemente fallecido, y a la madre Teresa
de Calcuta que tenía un corazón tan grande que parecía
llevar dentro los versos de Pemán: «Soy más amigo del viento,
/ señora, que de la brisa… / ¡Hay que hacer el bien deprisa,
/ que el mal no pierde momento!».
31
PERO LA MISERIA NO SIEMPRE ESTÁ LEJOS
Si una sociedad libre no puede ayudar a sus muchos pobres,
tampoco podrá salvar a sus pocos ricos.
J. F. Kennedy
Bajo los techos de París
R. Moretti y R. Nazelles
Tímidamente,
una gitanilla tiró de mi chaqueta.
La miré indiferente;
entonces...
retumbó en mis adentros
el grito de sus negros ojos.
Tímidamente,una gitanilla tiró de mi chaqueta.La miré indiferente;entonces...retumbó en mis adentrosel grito de sus negros ojos.
La gitanilla
102. Pero no siempre el hambre, la pobreza, están lejos, allá
en África, en Sudamérica, en la India… Muchas veces las
tenemos cerca, muy cerca, y no las vemos. Permítanme este
pequeño y sencillo poema:
LA GITANILLA
103. Tímidamente,
una gitanilla tiró de mi chaqueta.
La miré indiferente;
entonces...
retumbó en mis adentros
el grito de sus negros ojos.
32
Sentí el brillo azabache de su pelo
que, engreñado y ensortijado
como un apretado racimo de monastrell,
nublaba el titilante reflejo
de un horizonte lúbrico y huidizo.
Las flores de su vestido estampado
bailaban retozonas
al son del levante lujurioso,
ajenas a la triste sonrisa
que dibujaban sus famélicos labios
El padre de la chiquilla,
de pie, tocado de gorra,
desabrochada la rebeca
y desfondados los bolsillos,
llenos de sabe Dios qué cosas,
maltocaba un pasodoble
manoseando un viejo acordeón.
Muy cerca, sentada en el suelo
y esbozando un rictus cansino,
la madre amamantaba en albo pecho
a un soñoliento y mocoso gitanillo
mientras extendía la mano
mirando ansiosa al transeúnte
que, indolente y molesto,
sorteaba al grupo de pedigüeños.
cuando miré a la gitanillaque tímidamente tiraba de mi chaqueta,retumbó en mis adentrosel grito de sus negros ojos.
La escena era vulgar, miserable.Sin embargo...
104. Sentí el brillo azabache de su pelo
que, engreñado y ensortijado
como un apretado racimo de monastrell,
nublaba el titilante reflejo
de un horizonte lúbrico y huidizo.
105. Las flores de su vestido estampado
bailaban retozonas
al son del levante lujurioso,
ajenas a la triste sonrisa
que dibujaban sus famélicos labios.
106. El padre de la chiquilla,
de pie, tocado de gorra,
desabrochada la rebeca
y desfondados los bolsillos,
llenos de sabe Dios qué cosas,
maltocaba un pasodoble
manoseando un viejo acordeón.
107. Muy cerca, sentada en el suelo
y esbozando un rictus cansino,
la madre amamantaba en albo pecho
a un soñoliento y mocoso gitanillo
mientras extendía la mano
mirando ansiosa al transeúnte
que, indolente y molesto,
sorteaba al grupo de pedigüeños.
108. La escena era vulgar, miserable.
Sin embargo...
cuando miré a la gitanilla
que tímidamente tiraba de mi chaqueta,
retumbó en mis adentros
el grito de sus negros ojos.
33
110. A partir de aquí, aprovechando la cátedra de que
dispone la Academia y a través de la modesta tribuna que se
nos ofrece a quienes nos dirigimos al público, me atrevo a
proponer en el presente discurso de ingreso el izar de las
conciencias, no de las personas generosas que ya lo son, sino
de aquellas insensibles a imágenes como las que siguen a fin de
mejorar nuestro mundo, aunque sólo sea poniendo un modesto
granito de arena, para que…
111. Aunque estas cosas del tiempo, vómitos impredecibles
de la Naturaleza, no las podamos evitar…
112. Sí consigamos evitar ésta otra, y que nunca más se
llegue tarde a situaciones como aquella vez en que no se pudo
salvar a la niña Omaira durante la erupción del volcán Nevado
del Ruiz en Armero, Colombia.
113. Diálogo de Omaira
34
Amigos colaboradores: 4.1
114. Aunque no podamos impedir las indolentes y horrendas
destrucciones naturales sobre zonas deprimidas por el hambre
y la corrupción de sus gobernantes…
115. Que sea la cáritas humanae, muestra de solidaridad,
sacrificio y abnegación por el prójimo, lo que den sentido a la
vida.
116. Que nunca más se puedan fotografiar escenas de niños
huyendo del horror del napalm ni siquiera sea para ganar un
premio Pullicer.
117. Y nunca más se mostrara una escena como ésta que
vemos, cuya obscenidad moral ni siquiera el propio fotógrafo la
pudo soportar.
118. Finalmente, aunque sé que ustedes comprenderán que
no lo haya hecho al principio, no quisiera terminar sin dejar
constancia del reconocimiento debido a los amigos que me han
ayudado a preparar esta disertación: Miguel Vélez, Ángel
Torres, Salvador Muñoz, el grupo Odisea y, cómo no, a mi hija
Laura, así como a mi familia, y a los amigos y compañeros que
están hoy aquí dándome su apoyo, por el tiempo y atención
que, sin duda, les he robado.
119. Y a ustedes, señoras y señores, gracias también por el
tiempo que han dedicado a escuchar estas sencillas reflexiones
en voz alta.
He dicho.
Discurso de ingreso como académico de número en la
Real Academia de Ciencias, Letras y Artes de San Romualdo.
San Fernando, a 13 de abril de 2010
Jaime Aragón Gómez, Historiador.