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Las literaturas del exilio republicano de 1939 Actas del 11 Congreso Internacional (Bellaterra, 1999} (Volumen 1} Edición de Manuel Aznar Soler @) ASSOCIACIÓ D ' IDEES Seminari de Literatura Espanyala Cantemparon ia QEXEL Grup d'Em.lñ dt l'&ii Ltttorí Unovenital dt Bcrctlono

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Las literaturas del exilio republicano de 1939

Actas del 11 Congreso Internacional (Bellaterra, 1999}

(Volumen 1}

Edición de Manuel Aznar Soler

@) ASSOCIACIÓ D'IDEES

Seminari de Literatura Espanyala Cantemparon i a

QEXEL Grup d'Em.lñ dt l'&ii Ltttorí ~entdtfiologioEs¡>anrclo Unovenital ~ dt Bcrctlono

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RAFAEL ALBER fi: ESE EXTRAt"UERO

Francisco Javier More

The Ohro Stote Unoversily. Cc.lurrbus, Ohro

~~o tengo pot6o Puedes

sérrbror rT•1S he~esos ¡unto o cuolquter río.

Puede parecer uno porcdo;a, oun·~u<:! 110 lu es er· realidad, el hecho de

que un amplio margen de In crítico lrrerorio se hoyc ocupado de lo ob ro

poé!rco olbertiana en relación con el cc;Kept;.¡ de! m:ilro en su sentrdo más

extenso y. sin embcrgo, sus libres anteriores a lo guerra civil todavía ~rgcn

siendo los más conocrdos y divulgados. Y todc· ello teniendo además en

cuento que el grueso de su poesía \dieciocho iibr.:-s). sin contar su ohro tea ­

tral, autobiográfico y plás:ico, la creó fuera de nuestras fronteros. Los rozo­

nes son varios y, desde lut':gc, no :>O~Jeccn solom.;;ntc a lo censure de lo

dictadura franquista. tn otro:; países como en ics E!:UU, por ejer•lplo, don­

cie exrslen formas de gobierno compcrofr,cmente rpós tolerantes c¡ve oquel

reg·men (pónganle <..s tede~ e! grado que qv1eron;, le obra de olgunos

e;<ilrados (voluntorios o no es lo de nenas ahora) c:>mo Pouí 8owte~ o James

Baldwin con tinúa srendo pera el públrco lectm r1edio norieomericono un

asumo bastante oscuro, equiparable o la bru!P.';:.: ~hino o la Ouijo Par

poner un e¡emplo más cerc•:mo, la obra e~ték:a y f rlo:;ófica de otro exila­

do, EdJardo Subirars, escrito hastc io fecho ::r-51 e11 su totolrclod en diver­

sos países pero en pleno dem·::>cracio espoñoi.J y cc..::alor.o, es!ó pose. o

relallvomente desopercibidc frert~: cr pensorrren:o ele otros rrl~ay;stos en

mente de todo> q •..te, o pesar de su manar c~l::-do intelcclu.Ji, gozar. ya

del muy desacreditoor:. P•"~ll;]l•1 c.J¿ la rarnc en r:~ta bunonera ¡¡ostmCI­

dernidod españolo. Las r~z.;->r,es h·~ dicho yo, son múltiple~ y nc• ha)' tiem

po de explica rlos todos. Pero, pcrc le r:;ue cou• ho)• n0s inl!':reso, conven­

dría decir que lo obra del A!bert• del exil1o r1o ~~ ~uf.c:.;:1 !ernenr '? cor1ocido

precisamente porque ¡:erten.;;ce ol ::::Jrpu~ de :e ¡;¡.~ro:;!uro e;(lron lero, elr ­

mológicomente, extraño. Rofoei Alb-::rii es, o ¡:esa' cie si m1srno, u:1 pceto

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FranCISCO Javier Moro-------------------------

extron¡':!ro Y digo "o pesar de si m1smo" porque SI lo crít1co lo ha consi­

derado "el poeta del deshelfo por excelenc10" 1, ha s1do en gran medido

por su añoranza y, más 1mportonte aún, por su búsqueda constont<' :::lel

paraíso perd1do lécse el Puerto de Santa Moría, leose Códiz, léase Espa­

ña Hasta tal cunt0 es radical esa búsqueda que en numerosas ocos1ones

1dentika o lo noc1or., o e algunos de sus elementos característicos que la

representan (el mar, el toro, :os álamos). cons1go m1smo.

No sólo fue r.1 mano la tuya desde entonces,

smv q~;e todo yo fu1 ya tú: tu garganta,

la -:uno, desde entonces, de n11 lengua;

tus o¡os, desde entonces, los m1os, 1gualmente

para el llanto profundo o fluv1ol alegna;

tus bellos explos1ones, tu creadora hombre,

lodo tu caudaloso fortaleza,

ese loro que escondes y lanzas de 1mproviso 2

Lo cuestión, sin E::mbcrgo, es que lo crít1ca eSPt.Ciahzodo ha conven1do

en pensar que eso nostalgia, que la recuperac1ón de la memono de Espa­

ña es precisamente un f~rrne acicale de su e-;poñohdod, m1entros que la

lectura QIJe pretendo aquí exponer, aun portienoo de las m•smas prem1sas,

concluye en todo Jo conlrano: es condic1ón expresa de su extranjería Ya lo

decic Machado, se canta lo que se p1erde A mí, la ofirmac on no me pare­

ce en absoluto d<>scabellodc y lo h1slona es de sobra conooda· Rafael Alber­

t¡ abandona España comtr.o de Orón el 6 de marzo de 1939 y regresa a

nuestro país en mor<:'=> de 197 7 He v1v1do m1entros Ion lo un año en Fran­

Cia, ve.r.tict-olro en Argcnhna y coloree en ltalto, con largas temporadas en

Urug\.ooy y e~poród•cas e;lonc1os otro vez en Fronc1a e ltal•o, Chma, Polo­

nia, Moscu y Rumon•a En total, tremta y ocho años de deslierro, hasta ese

momento, más de lo m1tad de su v1da. Obviamente, cuando hablo de Alber-

11 -:o,-,,., poeta extran¡ero no lo estoy odscribtendo o la trad1c1Ón literario de

n:ngún c.'•o paí Pertenece al temtono del exd1o que, mas que un espa­

cio fis1co conc.:eto, es uno sumo de espocros, un con¡unto fragmentario e

inconexo de v¡venCios; en definllivo, un espoc1o esqu1zofrén1co de la meiT'.:.­

rio y sus ntos. Yo lo expuse en otro ocos1ón

1 V•cent" Llorens, Aspedos sacro/es de lo lireroruro españolo, Madrid Castalio, 1974, p 199. 2 "Retornos del pueblo español", en Rafael Albcrh, Poesías Compleros, Buenos Aires, Losado, 1961, p. 86 1. A pcrhr de ohoro y cuando se trole de versos del autor, sólo se sei\oloro el número ce ¡:>oglnO en el texto.

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--------------- ------ Ro loe/ Alberl1. ese extranjero

Lo memoria, rel~::vonte en todo proceso de escnturo, asume una fun·

C1cn prtmard1ol en este casa [el del exil1al coloco al escritor en la can· c.~r.oc cie que vive en vortos planos temporales y espaciales diferentes

En ~u esquizofrenia, en primer lugar, el intelectual exdiado parl1cipo, Slem·

¡:¡r;:; canllict•vamenle, del espacio de lo comun1dod que lo acoge, en segun·

do lugc1, del espac1o del país que abandonó por lo fuerzo y que consll·

t•Jye yo un terrila110 imog1nono, no sólo porque pertenezco ol posado,

s1~0 po1 que esto construido sobre lo base de un recuerdo selectiva de

expenenc1cs; y, en tercer lugar, d el espacio paralelo de ese mismo país

'; 'J" el esGilor re·v1ve o través de los notic1os de prenso y telev1s1ón, de los h1stonos que ll.,gon mediante lo reloc1ón con otros exdíodos, o del

con!cdo, generalmente ex1guo, con familiares y amigos que quedaron

o lo El escnlor se asume y es osumodo como un ser desorroogodo, dos·

persa, d1soc,cdo entre la reo¡,dad de su estor, que es su no estor, y el

deseo de su ser, ahora disgregado en su no ser. Aun osumoendo que todo

t,teroluro es esqvozofrénico, lo del exolio, son dudo, alcanzo su condoc1ón

p1os ex:ren1o 3

Aaemas, el fenómeno del exot,o acentüo lo relación de éste con los fenó­

menos de :dentidad, noción y noc1onalosmo El exiliado, ol verse arranco ·

do de sus roices, de su contexto h1stónco y socool, se planteo más rodocal­

mente q••e cuolquoer otro los rasgos que lo odenllkon, porque su yo se

encuentoo en proceso de transformación y desontegrac1ón, cuyo morco exter

na mós vo~ible, en el coso de Alberil, es la pérdida de lo poses1ón del posa·

p orte durante dieciocho años. S1, como ha dicho Douglos Kellner, en lo

modernidad "idenllty becomes more mobde, mul tiple, personal, self-refle·

xove, ond sub¡ect lo change ond innovation"•, parece legíllmo pensar que

el escritor exiliado es el escritor moderno por excelenc1o. Pero resulto que

lo 1dentidcd del sujeto se construye "1n lerms of mutual recogn1!1on, os 1f

or1e · s idenuty depended on recogn1!oon from others comboned woih self-voli ·

dotoon of thos recogn1ilon"5 El proceso se presento entonces boslonle pro­

Jiémótico P.n el coso del exd1odo porque el escenario ho cambiado brus·

3 Frunc:;co Jo·11er Moro, "Exolío y nostolg1o en lo poesía de Mono Benedello", en José Carlos R"vi ro. ~~ ol. (eds ), Mono Benedello, inventoroo cómplice, Alíconle Unoversodod de AfoC:Jr'le, t 'f99. p 288 4 Doug:cs l<eloner, "Pop,.lor Culture ond The Conslruct:on of PoSimod~rn lden111.es", en 5cott .osh y Jonolnon Froedmon [eds.), Modernoty ond ldenllly, Oxlord/Combridge, Block· w.,ll, 1992, p 14 1. 5 Do~;glns Kellner, "Popular Culture ond The Conslrucllon of Poslmodern ldenhhes", ob cil, : 142

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FranCISCO Jov1er Moro --------------------·----

comente y, por tonto, tomb1én lo manero como este percibe o los otros y como esos otros proyectan eso percepc1ón sobre él rn:smo El cazo de Rc­foel Alberl1 puede ser porodigmót1co: al verse desp!oLOdo del lugar que

hob1tobo y no poder recomponer en herra o¡eno lo denlidod 'Jn!enor, al-o­

ro corwert1do en un rompecabezas donde se han perd1do ol¡;unos plt!!OS

y otros n1 s1quiero le pertenecen, el poeta busco eso ansiado 1den••dod per­

dido en el recuerdo de sí mismo y de aquellos otros <-Of' los Q'-le S<> rece­

nacía y con los que ero capaz d~ construir lo nociór.5. El !er1o cen!rol di:: le

poesía de Alberti en el exilio es lo nostalgia de sí .,.,isr:-.o, es dec1r la no~­

tolgio de España tJti!tzodo, como ocertodomente he d .::-o Gor<:10 Montf:·

ro, o manero de "intento de compensaCIÓn, de sa!v'Jr res distono'ls"7 Pero

dicho mtento, en lo que o lo v1do del desterrado corc1~rne. siem;;;r::: ·~;;u!­

'o 1nsuf1c1en1e En este sent1do, lo expenenc1o olbert10no es 'J'' t-¡en1¡:.lc de

por que, entre otros rozones, los actos del Ou1nto Ce·ltenono fueron U'l

1;1r.1enso error, puesto que celebraban lo of.rmoCion de uno comu.,;dod lo

h1sponoomencona, que extste desgrociodomer>te sóio como dusicn o com0

mero estrategia político y económico. Rafael Alberti es un poeta que ~e Sle..­

te durante su estcnc1o en París y tcmb1én durante uno buer.o por'c dt su

estonc1o en Argentino, un extranjero español en llerrc extro,-lc, a pescr

de compartir uno lengua y c1ertos rotos comunes o ambos cultum~ Como

ef' el poema "iQ~.;é solo estoy!" de Poemas de Pur.to del Este ( 1945-1 <rSó~

iQué sólo estoy o veces, oh, qué soic,

y hasta qué pobre y triste y olvidado!

Me gustaría así ped·r limosna

por mis playas natales y m1s campos

Dad a l que vuelve i por amor!, un trozo

de luz tranquilo, un cielo sosegado

iPor candad! Yo no me conocéts ..

no es mucho lo que pido ... Dadme algo (p 8:ll \.

6 En este sentodo Arnoldo Lo~ ,rmon oformo que lo siluocoén dd exilie sogn•ko "perdec el espe¡o m01tople donde !el ex1liodol había podido m~rorse duronle decen•os. ese vin­

r<Jio especular y olimenhc•o que nutria su prop1c imagen, su más rP.cóndito 1Ce'1hcod En el exilto hay que vol"er o vivir largamente paro encor.trar quten te conozca, quien te reconozca Porque tu yo rnós nutricio ya no existe y, cerno en ciertos obr,Js Oromófl ces, el persono¡e ha muerto porque el esccnono yo no es el m1smo y los ac~t::>ras q\.le le

acompañan te son desconoc1dos Sin m1rada reverberante, san palabra COtTlúr., sin cvel­

po ocred.todo, lo 1dent•dod se hoce oñocos", "Rememoración del ~xolo<J' Cuode'"IJS rh ponoomericonos, 517-519 !1993), p. 548 7 Lu1s Gorcio Montero, "Aiberl1, poeta del ex1ho". Cuadernos Hosponoomeroconos, 4&:; 486 (1990). p 179

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------------- Roluel Alberto. ese extroniero

La forma de compensación es recuperar, medoante la nostalgoa, un vm­

culo que una esencoalmente a su va con la comunodad con la que se sen­

toa confortablemente identoficodo, construor una narrotova que le permota

conjugar el texto de su yo con e l texto de su nacoón, ilusoriamente claro,

porq'-'e en el extlio se poerde lo poco de esencial que podio haber ante­riorr:·en•e ¡ porque. como afirmo Benedo<.t Anderson

[ 1 between norrofoves of person ond notion there os o cen tral dtHe-rence of employment In !he secular story of the "person" there os a begon­

nong ond an end She emerges from parental genes Oo1d socool corcums­

foT'ces anta o brief historocol stoge, there fa play o role unlil her deoth Affer thot. nothmg but the penumbra of lingerong fome or onfluence [ -1 Notoons, however, hove no cleorly idenftfioble borths, and their deaths, of

they ever happen, ore never natural 8

El propoo Anderson ha definodo o la nocoón como una comunidad oma-· gtnoda porque "the members of even !he smollest naflon will never know most of their fellow-members, meet them, or even hear of them, yet on the minds of each loves the omage of theor communoon"9 . Si la afirmacoón es

correcta, ca lculen entonces cuál será el grado de eloborocoón imaginarte de una comuntdod en u" escntor desterrado, cuyo contacto física con ésta

{su geografía, sus habitantes, su lengua, sus expenencoas sensonales, sus prócflcas corporales etc.) se ha vosto onferrumpodo de súboto La noción que el exiloada se imagina, lo nacoán q ue Rafael Alberto se imagona, o dofe­

rei"ICIO del coudodono que vive en ella con más o menos normalidad, se

conv1erfe en un hecho que no puede ser contrastado medoon te la conv1-

venc1o cot•diono coT' aquellos elementos que la consf1tuyen. De ahí que e sté de acuerdo con C. Be llver cuando oforma que el nacionalismo del poeta

god1:ano "se traduce en un 1dealismo acen tuado"10 El prop1o Albert1 pa re­

ce conscoel"lfe de ello y, el hablar de su poesía aparentemente menos com­

prometoda, afirmo que;

Lo presencio de España, después de posado tonto toempo. se ha con­

verfodo en uno especie de nostolgoo grorde y suave, escriboendo de cual·

8 !lenedicl Anderson, lmogtroed Communitoes Reflectoons on the Orogin ond Spreod o f Noltonolism, London/New York, Verso, 199 1. edtcoón revisado, p 20 5 9 8enedtcl Anderson, lmogtned Communittes Reflechons on the Orogm ond Spreod of Noflonolism ob cit . p. 6 1 O Colherone G Bellver, Rolo el Alberto en sus horas de destierro. Solomonco, PubtocO· coones del Coleg•o de España, 1984, p 13

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Froncrsco Jovrer Moro --------------- ---------

quier coso siempre sale, o veces demasiado suave, como uno España

rnvenlada por uno, cosa que o algunas poeras no les gusta y me atacan

porque creen que he olvidado oigo -yo no he olvidada nodo-, sobre

todo porque no conocen eso poesía durísrmo que haga

Lo cito me intereso especialmente porque lo construccrón nocional en

Albertr ;ugre~e uno cualrdod más tnvenllvo que genuinomenle "hislónco" y

uno estro:egro donde, dusor;omente, no hobile el olvrdo, procesos ambos

(lo onvencoón y lo memono) que onfluyen notoriamente en su experiencoo

vital y, come poeta romántico rodocol que es, en su concepcoón de lo escn­

turo. Y d 1go "ilusoroamente" porque lo memono es un recuento selectivo

de experoencios, donde lo no seleccronodo pose o formar parle del terri­

torio del olvodo Lo rnen101 io está lleno de olvodo Son embargo, eso obse­

sión , muy lógica por otro porte, de inventarse uno España sin pretender

olvodor nado, es lo que confiere o lo poesía olbertoono su carácter extraño

Alberto, por un lodo, va construyendo, incluso físicamente, uno España fue­

ro de España al comoenzo de su estancia en Argenhno en lo hnco El Tato­

rol de Córdoba, llamo o lo ovenodo por donde normalmente suele po­

seer lo "Alameda Anlonro Mochado"; nombro o su hoja "Aotono", como uno

de los montes que coronan lo soerro olicontono; o su coso de lo Avenodo

Pueyrredón en Buenos Aores la llamo "Lo arboledo perdido" oguol que deno­

monobo o uno de ios lugares prefendos de su onfonc1o; más larde, en Romo

A lbertr elige poro vovor el onlrguo borne español del Troslevere porque, o

1uzgor por lo descripción que él mosmo nos do 11 , se parece mucho o cual­

quier borroo popular de su Códoz natal, y su coso, nos doce Eugenio Chi­

cana, se componía de "tres esloncoos o diferente novel, rescatados o un onli·

guo convento español, con suelos de azuletes sevrllonos" 13 En su escnluro,

sucede algo muy pe recodo. Al igual que los viajeros romóntrcos del XIX como

lrvong, Dumas o Goulier, que construyeron uno España odeol porque lo

necesolobon poro lo recuperocoón de un posado perdodo entre los monos

destructoras del barbero progreso, así lo hoce Albertr, y no por un motivo

lo'l drstinlo como formo de reconstrucción oe un yo y uno noción perdo­

dos Nadie reafirmo más su odentodud que aquel que lo ve acosado y en

peligro de exlonción. El recurso de opelocoón o lo histono y al mito legen­

dcroo en Ora Morílrmo ( 1953) puede leerse como formo de of•onzor lo

11 En Manuel Boyo, SobreAiberlr, Modrod, CVS, 1974, p 104 1 2 Manuel Boyo. Sobre Albetll, ob cit , pp. 89 y 93-95 13 Eugenio Chicana, "Rafael Alberto, comononte en Romo", Cuadernos Hisponoomero­concs, 485-486 (1990), p 42

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--------------------- Rafael Albert• ese extran¡era

identidad de lo comunidad. Lo inmortol•dod de lo Cádiz mítico aseguro su propio mmortol1dod. Pero no es sólo el temo obses•vo de España. For­malmente, Alberti vuelve o los modos poéhcos tradicionales y o los metros clás•cos más españoles (el romance, el soneto endecasílabo consonónl•co o lo copla popular de corte explícllomente polítoco) en un momento en que los dos primeros promociones poétiCos de posguerra (lo llamado "gene­rociAr: realista" y lo "generación del 50") uhlizon os•duomenle el verso libre Es declf, cuento más español pretende hacerse, más extron¡ero lo siento. Al revés de lo que ocurre con Cernudo, que cuanto mós se ole¡o de lo tradición españolo y busco su técniCo y su inspiración en lo poesía mgleso mós español me parece desde le óphco del presente cloro está, dado su influenc•o notorio en vanos generoc•ones poéttcos españolas desde los años ctncuento hasta lo octuohdad Si se m_e permlle lo comporoctón, lo poe­sía de Alberti en el exilio puede equipararse al toreo de un matador relt· rodo hoce muchos años que en lo octuol,dod regresara al ruedo aplican­do artes en desuso, s1n menoscabo de que lo faeno resultase extraño y deslumbrante al mtsmo l•empo.

Lo obro poél•co olbert•ono comporte en este periodo muchos de los ras­

gos y lemas que M1choel Ugorle ha des•gnodo como característicos de lo l•leroturo del eXIlio \leshmonto, memona y olvido, preocupoc•ón por el llem­po, nostalgia, compromtso moral y/o elusión de ese comprom•so, estre­chamiento de la relae~ón entre reol•dod y lenguo¡e, reflexión sobre lo natu­raleza de dicho lenguaje y su utilizoc1ón de manero omb•guo) 14 Me m teresa detenerme especialmente en este úl timo rasgo, en el carácter ambiguo de lo poesía de Alberti, porque es otra de las rozones que lo separan de las generaciones posterio• es a lo guerra civil. M1entros que uno bueno por­

ción de los m embros de la generoc•ón reailsto buscan un lengua¡e más monodtrecCional y unívoco porque ello favorece lo denunCia políllca del rég men franqUista, lo poesía de Rafael Alberti basculo entre este lengua­je y otro más anfibológ1co, especialmente en lo que al empleo de los sím­bolos se ref1ere . A.P Cohen ha definido lo comunidad como un proceso de conslrucc•ón simbólico donde toles símbolos, mós que s1gnif1car algo de antemano, nos pcrmllen construir s1gn1ficodos15. Así, y espero que no se lome como uno frivol1dod, lo guerra c1vd españolo, lo qu1ebro de su comu-

14 Poro lo que aquí concierne puede consultarse especialmente el copilulo 11, "lssues ond Ponerns o/ E~tte L•teroture", Shtfttng Grounds Spomsh Civtl Wor Exile Ltterarure, Our­hom, Ouke Untvers•ty Press, 1989, pp 17-30 15 A.P Cohen, The Symboloc Construction ol The Commun•ty, Chtchesler, Ellis Horword limited, 1985.

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Fronc1sco Jov1er tAoro ----------------------

n1dad, JanJe el exil•a es una de sus mcnifestccoO'"•"'S r. ás ostens1bles, se produce porque los s•gn1ficodos aplicados a sus formas S1mból.cas resul­tan en un momento dado Irreconciliables Ambos bandos, SI es que hubo sólo dos, util.zaron símbolos comunes o lo~ qL•-a c;:.r:ced1:~on s•gnificados d1stintos en funCión de los respechvos .ntereses pclític:::.s y de su concepto de !dentidod nacicnoi. Si poro la España fascis:-::, oor F::jem~lo, el suceso h1stónco de la expuL;1ón de los ,vdíos s1gnif;có lo presefvoción de lo que se denom1nó lo "reservo espiritual de ÜLCidente", par.:; la España republ.co no representó prec1sa:nente lo 1mpo~•bilidad de :., opP.rtura al progreso y

al pensam•ento moderno. E5 el caso del paer.-o "S:gb XV" de Pleamar ( 194 2- 1944). donde Alberti utdizo di::ho símbc!o como -:orreloto h1stór1Ca poro establecer un poro!eli;mo en1re lo slluació,-, dPi ex.lio de los tudíos y

lo de los republicanvs del s1glo XX. Le novedad en el poeta que nos ocupo es que uiiliza ¿e formo suovers1vo símbolos que el fro"q'JISmo había mono­polizado como formo de lcgd•n~oc1Ón del régirr.~.., P. saber, el taro, emble­

ma de lo España eterno y roc10t, poso o conver rse ~n ccos1ones y, poro­dópcomente por el mismo otnbu!o (por eso S'! hoce ur,lbigU'J SU lenguote). en símbolo de uno ::omunidod en lucho contra lo hronío. El mor y el fla­menco, utilizados por el fronquismo como imagen ¡:¡ropogandístico de uno

supuesta apertura polílica del país o través del turismo cumplen igual labor contestatono El C1d, símbolo de lo u.~.ficoCIÓn d2 Espciio, quedo osim•s­mo apropiado poro el bando de los exil10dos. Le cuestión, y oq~í es don­de rod1co nuevamente lo extraño de lo poesía de ~!ber!i, es que muy pocos poetas de izquierdos en el1ntenor del país se atre•neron e util:zor todos esos símbolos de lo formo en que el poeta gaditano !o hi=o, porque conten1on uno fuerte cargo semántico de índole re:occior.cr;., q:..;e el bando vencedor había •mpuesto sobre ellos Sólo Picosso (y no es c~·suolidod que seo afro exiliado). había podido monejcr librementé: dichos símbolos, porque no sentía la pres1ón que el contexto soCial del inlericr del país ejercía sobre sus hob1tontes. El exilio de Albert1, su extron¡eríc, su;,.;, pertenenCia o lo comu­

nidad, le sirvió poro superar poético y políticnr.-.t"l!e lo dualidad y Situar­se en lo mismo frontero, en los r•1;smos lím1tes de U'"lO nación por entc'lces

1mposible

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