la violencia
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Las mujeres como agentes de cambio del Sistema
de Justicia
En octubre de 2013 se encontraron mujeres sobrevivientes del conflicto
armado interno de los departamentos de Alta y Baja Verapaz,
Huehuetenango, Chimaltenango, Quiché y Guatemala. Allí serían
homenajeadas por organizaciones nacionales, de mujeres y de derechos
humanos, como el Centro de Acción Legal en Derechos Humanos (CALDH),
Mujeres Transformando el Mundo (MTM), Unión Nacional De Mujeres
Guatemaltecas (UNAMG), Equipo de Estudios Comunitarios y Acción
Psicosocial (ECAP), UDEFEGUA y Nosotras las Mujeres, por estar buscando
justicia penal por crímenes del pasado. ACOGUATE acompañó la actividad
por petición de CALDH. Varias de las organizaciones y mujeres presentes han
llevado casos jurídicos, también observados por ACOGUATE: el Tribunal de
Consciencia, un juicio simbólico realizado en 2010 para visibilizar el tema de
violencia sexual durante el conflicto armado; las pruebas anticipadas en
septiembre de 2012 sobre la esclavitud sexual en el destacamento de Sepur
Zarco (vea artículo); y el juicio por genocidio contra la población maya ixil,
en contra de José Efraín Ríos Montt y José Mauricio Rodríguez Sánchez.
El salón municipal de Navaja se había transformado. Un círculo de sillas,
cubiertas con tela, esperaban a las sobrevivientes invitadas. En cada punto
cardinal se había preparado un círculo de flores, amarillas, blancas, rojas,
moradas, para representar el sol, la luna, el aire y el agua, y un círculo de flores
azules en el centro para representar el corazón de la tierra. La clara luz de la
mañana se filtraba por las ventanas y abajo estaban distribuidas las fotos de la
exposición “Su ves nuestra verdad”, hecha por fotoperiodistas mujeres con
tomas a las y los testigos en los procesos jurídicos destacados durante el último
año. Al llegar, cada sobreviviente recibió un fuerte aplauso, caminando sobre
una alfombra de pino hasta llegar a su asiento a su asiento.
Recibieron palabras de apoyo de grupos de mujeres de diferentes rincones de
toda América, grabadas en video por una iniciativa de UDEFEGUA. Las mujeres
presentes también pudieron dirigirse al grupo. Una testiga en el caso de Sepur
Zarco expresó su alegría de estar reunida compartiendo con mujeres de todo el
país, y explicó que “en Polochic pensamos que solo nosotras sufrimos, ahora
estando aquí me estoy dando cuenta que muchas sufrieron”.
La violencia sexual como “estrategia contrainsurgente”
La violencia sexual durante el conflicto armado interno (en un 99% de los casos
en contra de mujeres y en un casi 89% en contra de mujeres indígenas) ha sido
calificada por la comisión de esclarecimiento histórico (CEH) como “una
práctica generalizada y sistemática realizada por agentes del Estado en el
marco de la estrategia contrainsurgente”.1 Según la Comisión, “dicha violencia
no fue producto de hechos aislados o excesos esporádicos de los soldados, sino
fue parte de una planificación estratégica”.2
Desde 2005, el acompañamiento psicosocial y la recopilación de datos por el
Consorcio actoras de cambio3 con mujeres sobrevivientes en Izabal,
Huehuetenango, Chimaltenango y Alta Verapaz, han seguido revelando los
patrones que definieron la violencia sexual perpetrada por el Ejército durante el
conflicto armado interno. En su informe rompiendo el silencio, el Consorcio
profundiza que la violencia sexual fue “un instrumento de guerra cuyo objetivo
era la degradación de las mujeres, y, a través de ellas, el sometimiento de las
comunidades indígenas, que eran percibidas por las fuerzas del Estado como
parte de las organizaciones guerrilleras”.4
La violación sexual no solo dejó lesiones físicas, sino también traumas
psicológicos, como sentimientos de miedo, vergüenza, culpa, rabia y tristeza en
las mujeres. También, por vivir en una sociedad que valora la “la virginidad, la
castidad y la pertenencia a un solo hombre”, en muchos casos las mujeres
violadas también tenían que enfrentar el rechazo dentro de sus propias
comunidades y hasta dentro de sus propias familias.5 El sufrimiento causado,
según la CEH, todavía se vive, a menudo en silencio.6
Genocidio Rompiendo el Silencio: Los casos de Sepur Zarco y de Gen
Las fotos expuestas en el encuentro de mujeres sirvieron de retratos de los
procesos judiciales llevados a cabo en el último año. Durante 30 años, ningún
culpable de violencia sexual durante el conflicto armado interno había sido
investigado, menos encarcelado.
La exposición mostraba las mujeres, con sus caras cubiertas por seguridad,
declarando frente a un juez en septiembre de 2012 sobre la esclavitud sexual a
la que fueron sometidas las mujeres en el destacamento de Sepur Zarco, Izabal,
entre 1982 y 1988. Con sus testimonios, las 15 mujeres y los 4 hombres maya
q’eqchi’s abrieron el primer caso que acusa a militares guatemaltecos de
violencia sexual durante el conflicto armado interno.
Las fotos también mostraban la participación de testigos y apoyantes en el juicio
contra el ex presidente de facto, José Efraín Ríos Montt, y su Jefe de
Inteligencia, José Mauricio Rodríguez Sánchez, acusados de actos de genocidio
contra la población maya ixil entre 1982 y 1983. Entre el 19 de marzo y el 10 de
mayo de 2013, 37 mujeres maya exiles testificaron en el caso, 10 de ellas
específicamente sobre la violencia sexual. Sus testimonios constituyeron parte
clave de la fundamentación de “intención de genocidio”. La sentencia emitida
por el Tribunal de Sentencia de Mayor Riesgo A, que poco después fuera
anulada en efecto por la resolución de la corte de constitucionalidad de
retrotraer el juicio a abril de este año, calificó las violaciones que fueron
“públicas, masivas y generalizadas”, que el ataque a las mujeres ixiles, se
realizó de forma sistemática”
En su sentencia, el tribunal de mayor riesgo a destaca el peritaje sobre el rol de
la mujer ixil y enfatiza la violencia contra mujeres como parte importante del
delito afectando a todos, “ya que las mujeres son las encargadas de la
reproducción física del ser humano y de la reproducción de la cultura, lo que
hace comprender a los juzgadores que violar a las mujeres no solo servía como
botín de guerra, sino también para lograr la ruptura del tejido social y la
eliminación de la semilla ixil, siendo por lo tanto los actos de violencia sexual y
métodos usados una forma de destruir al grupo, comprobándose así la
intención de destruir al grupo completo, siendo las violaciones sexuales a las
mujeres prueba objetiva de destruir al grupo ixil”7
Violencia del pasado – violencia del presente
Las secuelas de la violencia contra las mujeres no han desaparecido de la
sociedad guatemalteca. En 2012, Guatemala fue clasificado por las Naciones
Unidas como el país con la segunda tasa más alta de feticidio en el mundo,8 con
un patrón de asesinatos de mujeres que no se diferencia por clase
socioeconómica, y ya en noviembre de 2013 el Grupo Guatemalteco de Mujeres
(GGM) registraba un aumento de un 19% de violencia contra las mujeres en
comparación con el año anterior.9 La violencia contra las mujeres se encuentra
en una impunidad casi total, menos del 3% de los casos reportados terminan en
una sentencia.10
Paula barrios, de mujeres transformando el mundo, relaciona directamente la
impunidad de casos de violencia sexual del pasado con la impunidad en casos
actuales: “Si vemos lo que pasó durante el conflicto armado, y que estos casos
aún siguen impunes, ¿qué podemos esperar de los casos actuales? Esa misma
bola de nieve de impunidad se sigue agrandando y agrandando”.11 Por esto,
Irma Velásquez Nimatuj expresó a Plaza Pública que no ve a las mujeres del
Encuentro como víctimas, sino más bien como agentes de cambio en el sistema
de justicia del país. Ella expresa que lo que hicieron, y lo que están haciendo, es
importante para ellas, para las mujeres en general, las que viven y las
que murieron.12 Una testiga del caso por genocidio expresó su visión sobre el
esfuerzo: “Es un proceso, ya iniciamos y ojalá que seguimos adelante, allí (en
la exposición fotográfica) es lo que hicimos pero nos falta mucho… hay que
seguir adelante, por nuestros hijos, para que no vuelva a suceder que los ricos
nos tienen bajo sus zapatos, que nos tratan como piedras u otros objetos”.
Al ver la exposición fotográfica, varias de las testigas enfatizaron sobre la
importancia de sacar a la luz lo que pasó. “Yo me siento contenta porque
estamos diciendo la verdad, no mentimos, sufrimos y estas son las fotos de
nosotras diciendo la verdad”, dijo una de las testigas del caso de Sepur Zarco
presentes en el Encuentro. Otra testigo también destacó la verdad en su
testimonio: “Es la verdad, lo que fuimos a decir no es mentir, y después de dar
el testimonio me sentí tranquila porque dimos a conocer la verdad”. Y una más
añadió, “Yo voy a estar tranquila hasta ver que los soldados están en el cárcel,
porque nos hicieron sufrir mucho… Lo que queremos es que se haga justicia
por todos los daños que nos han hecho”.
Pruebas anticipadas en caso de esclavitud sexual durante el
conflicto armado interno
El 24 de septiembre de 2012, 15 mujeres y cuatro hombres maya q’eqchies
declararon ante el juez Primero B de Mayor Riesgo sobre la esclavitud sexual a
la que fueron sometidas durante el conflicto armado interno. Es la primera vez
Trabajando el tema de la violencia contra las mujeres
en Guatemala
Del 24 al 27 de febrero se realizó en Chimaltenango el segundo Festival regional
para la memoria “Yo soy voz de la memoria y cuerpo de la libertad” para
mujeres sobrevivientes de violación sexual durante el conflicto interno (1960-
1996). Desde
El pasado 18 de febrero, en el tribunal de Santa Cruz del Quiche, se abrió el
juicio en contra de Antonio Rutilio Matías López, ex-agente de la Policía
Nacional Civil (PNC) quién está acusado de violación agravada y abuso de
El Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales de Guatemala –
ICCPG – fue creado después de los Acuerdos de Paz y tiene el mandato de
investigar y documentar las violaciones de derechos humanos perpetradas por
los funcionarios y autoridades…