la vida espiritual o cartas a teofila sobre la vida interior del cristiano
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LA
VIDA
ESPIRITUAL
CARTAS
TEFILA
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L/
-
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C),
p.
f
}
fw
O \.Ji
V/
LA VIDA
ESPIRITUAL
CARTAS
1
TEFILA
S O B RE LA
TIBA1ITER1 DEL
CRISTIANO
ESCRITAS POR
E L
M.
R,
P.
*, AMBROSIO
DE
TALEICIIA
(franciscano capuchino)
P RO V INCIA L
Y
LECTOR
DE
FILOSOFA
en su
provincia capuchina
de
la
I N M A C U L A D A
CONCEPCIN
DE
MARA
T E R C E R A
EDICIN
SEVILLA
ESCUELA TIPOGRFICA
SALESIANA
1897
-
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ES P R OP I E D A D
CON
APROBACIN
ECLESISTICA
Y DE
LA
ORDEN
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ADAERTEEdA
DE
LOS
EDITORES
E l
mejor
elogio
que
podemos
hacer
de
este
libro
es
decir
que varios
prelados
de Espaa
lo han
recomendado su
clero
y pueblo, prodigando alabanzas al autor y
su
obra.
Esta recomendacin de los Sres.
Obispos,
aconsejando
los
directores
espirituales y las
personas
piadosas
la adquisi
cin de esta
obrita,
vale
por
cuantos
elogios
se
puedan hacer
de la
misma.
Cuando
sali
lu z
por vez primera, fu
acogida
con
entu
siasmo
por
todas las
personas
que
tratan
de
virtud
y
perfec
cin: la
prensa catlica le dedic artculos
m uy
encomis
ticos,
en
que,
analizando la obra, decan:
Su
objeto es mar-
car
normas
claras
y
expeditas
una alma
deseosa
de la
perfeccin cristiana, conforme la doctrina de los
maes
tros
ms
graves
de la vida interior, y segn los ejemplos de
los
Santos.
Es, por
decirlo
as, un curso completo de esta
materia, siempre antigua y siempre nueva, y
que en
el
modo
y
forma
de
presentarla
los fieles
hay
que
ir
aco-
modndola
cada
da a l
especial carcter de
los
tiempos,
pues
en
esto se
fundan
principalmente las
ms
frecuentes
ilusiones
que
pueden
torcer
y malograr
el
verdadero
esp-
ritu en tan delicada materia. La obra
del
P. Valencina
allanar
muchas
dificultades,
pondr
en su
verdadera luz
muchos
puntos
obscuros, har
fcil
los
directores de esp-
ritu
su
espinosa
tarea,
y har comprensibles los caminos
de
la
divina
gracia
para
la
prctica
de
las
virtudes
hasta
muchas
almas
que en
medio del ruido del mundo entre
las
distracciones
de
un estado
profesin
seglar pueden,
sin
embargo,
con
el divino auxilio, aspirar perfeccin
muy
alta.
-
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VI
Admirando tanto
como
el fondo
la
forma
literaria, lo
castizo
y elegante
del
lenguaje, escriban otros: El, decamos
aycr
de
Fr.
Luis
de
Len,
ha
vuelto
resonar
en
nuestros
claustros,
y
el
libro de Fray
Ambrosio
de
Valencina
por
ms
de
un
concepto
nos recuerda
las
obras
antiguas,
pues su
estilo
no
se
resiente
en
manera
alguna
de
la
leccin
de
obras
extranjeras,
sino
de
las genuinainente nacionales.
La
descripcin que
hace
en los
primeros
captulos
cartas de la vida
espiritual, comenzando
en
ameno
jardn,
continuando
por
rido
desierto y
concluyendo
por
altsimas
cumbres;
la demostracin de que
el
celibato
catlico es
un
verdadero
estado,
y que
as
se
consider
siempre
en
la
Iglesia;
la
descripcin
de
lo
que es
y de lo que
hace
contra
el
verdadero
espritu
de
Dios
el
espritu humano, son asuntos
bien
tratados
y
con
tal
novedad,
que
no
se
encuentran,
as
como
quiera,
en
los antiguos msticos.
Entendemos
que la
lectura
de este l ibro ha de
ser
m uy til para
las
almas
cris-
tianas,
y
no
es
la
obra
misma
escaso
ornamento
de
nuestras
letras.
A
estos
juicios
que
hicieron
de
la presente
obra
La Sema
na
Catlica,
de
Madrid,
y
el
Movimiento Catlico, pudiramos
aadir otros muchos
que omitimos en obsequio la breve
dad
y por
creerlos innecesarios
para
el obje to
de
recomendar
la lectura de
este
libro, tan recomendable por s misma,
que
apenas habr quien la
empiece
y la deje sin
terminar,
por
el
sabor
agradable,
el
atractivo y uncin santa que
en
sus
p
ginas se
encuentra.
Buena
prueba
de
ello
es
haberse
agotado
como por
encan
to,
pesar
de
ser
m uy numerosa, la 2.a edicin
hecha en
Ma
drid, dejando lugar
esta
3.a,
que
de
acuerdo con
el
autor
imprimimos, corregida de
algunos defectos
y
erratas
con que
sali la 2.a
y
mejorada
en
la forma
que
ver el
lector.
Gr.
M. Y S.
R.
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Esta
tercera
edicin sale
adems
enriquecida
con muchas
indulgencias,
que
respectivamente
han
concedido
casi
todos
los
Excmo-.
Sres.
Arzobispos
y
Obispos
de
Espaa
sus
dio
cesanos
que
hicieren
en
este
libro un
rato
de
lectura
espiri
tual.
Esta recomendacin es tan alta
para
un
buen
catlico,
que ms
no
se
puede desear. La forrua
en
que se expresan
dichos
venerables
Prelados,
sucesores
de
los
Apstoles y
Prncipes de
la
Iglesia Catlica,
no
es
idntica
en
todos,
sino
varia;
pues
unos conceden
las
indulgencias
por
cada
carta
captulo que
leyeren
oyeren
leer
devotamente;
otros
por
cada
hoja;
otros
por
cada
pgina,
y
otros
por
cada
vez que
hagan en este libro un rato de lectura
espiritual,
sin
precisar
tiempo
ni
nmero
de
pginas.
Sanos
permitido
consignar
aqu
cada
una
de
esas frmulas para
conocimiento de los
piadosos lectores.
t
Deseando
promover
y fomentar
cuanto
es
de
nuestra
parte
la devocin
del
pueblo cristiano,
alentndola
con
espi
rituales
gracias;
dando
generosamente
lo que en la
misma
forma hemos
recibido,
y
usando de nuestras
facultades, con
cedemos
por la presente cien das de indulgencia nuestros
fieles diocesanos de
uno
y otro
sexo, por cada vez que
hicie
ren su lectura
espiritual
en
la
preciosa
obrita
asctica
titu
lada
La
vida
espiritual
Cartas
Tefila,
sobre
la
vida
interior
del
cristiano, escrita por el M. R. P. Ambrosio de Valencina,
del Orden de
Capuchinos.
El Cardenal
Monescillo,
Arzobispo
de
Toledo.
En
la
misma forma conceden
ochenta
das los Seores
Arzobispos de
Burgos,
Sevilla y Zaragoza; y
cuarenta
los
Seores
Obispos
de
Astorga,
Barcelpna, Mlaga,
Pamplona,
Segovia,
Tarazona
y
Auxiliar
de Toledo.
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t
E l
Arzobispo de
Granada
bendice afectuosamente
en
Je
sucristo
al P.
Valencina, y
tiene
el gusto
de
felicitarle
por
la
inspiracin
y
acierto
con que trata
las
preciosas ensean
zas
contenidas en La
Vida
Espiritual,
envindole
el nmero-
del
Boletn Eclesistico
en
que
se
recomienda
su
lectura
y
ochenta das de
indulgencia
para
sus
diocesanos
por
cada,
hoja
que
leyeren
devotamente
de
dicha
obrita
En
igual forma
concede otros
ochenta
el
Seor Arzobispo
de
Tarragona,
y
cuarenta
los Seores Obispos
de
Canarias,.
Badajoz, Len, Lrida, Mallorca, Menorca, Orense,
Oviedo,.
Tenerife, Vich
y Vitoria.
t
Con
la
mayor
complacencia
concedemos
cien
das
de
indulgencia
nuestros
amados
diocesanos
por cada pgina
que lean
de
la
obrita
La Vida espiritual Cartas Tefila
del
R.
P.
F r.
Ambrosio de
Valencina,
en
la
seguridad de que-
tal
lectura
ha
de
ser
provechosa para
las almas.
El Cardenal
Arzobispo
de
Santiago.
Del mismo
modo
conceden
cuarenta
das
los Ilustrsirnos-
Sres.
Obispos de
Cartagena
y
Murcia,
Ciudad-Real, Ciudad-
Rodrigo,
Crdoba,
Guadix,
Lugo
y
Zamora.
Gustosamente concedemos
todos
nuestros
amados
dioce
sanos
cuarenta
das
de
indulgencia
por
cada
captulo
carta
que leyeren oyeren
leer
devotamente del
hermoso libro del
P.
Valencina
La Vida
espiritual Cartas
Tefila,
cuya lec
tura
est
produciendo por aqu tanto
bien
como la vida,
devota de San
Francisco
de Sales.
-{- Ramn, Obispo de
Coria.
-
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En
iguales
trminos,
ms encomisticos an,
se
expresa
el
venerable
Prelado de
Plasencia,
concediendo sus
dioce
sanos o tro s c ua re nta
das
por
cada
carta
que
leyeren,
lo
mismo
que los Excmos. Sres.
Obispos
de
Madrid-Alcal
Almera, Cdiz,
Gerona, Mondoedo,
Orihuela,
Palencia,
Teruel
y
Tortosa.
Para
que
mejor
se
vea
la estimacin
que
ha merecido -
dichos
Prelados
la
presente
obrita
ponemos
continuacin
algunas frases de los mismos, tomadas de
los
Boletines
Ecle
sisticos
de
sus
cartas
particulares.
La
Vida
espiritual
es
libro
que
estimo
de
gran
provecho-
para los
fieles, y
por
lo
mismo, me gustara verlo difundido
entre
m is diocesanos
,
y El
de
Teruel.
Con mucho
gusto
leo siempre
que
puedo algunas
pginas
de
las Cartas
Tefila
y
deseo
que
hagan
otro tanto
mis
diocesanos
y
Toms,
Obispo
de
Cartagena.
Considero
digna
de
eficaz
recomendacin
para
el
pueblo
cristiano
la
preciosa obrita asctica Cartas
Tefila
sobre la
vida
espiritual.
y
El
de
Vitoria.
Con
especial
gusto
y verdadero placer he leido
siempre
esta
preciosa
obrita
que
tengo
en
mi
librera
y
sobre
mi
mesa
por el
frecuente
uso que hago de su
lectura, la
que
juzgo
t i ls im a
para las
almas
piadosas
por
la sencillez y uncin
evanglica con qne
est escrita
f
El
de
Mallorca.
Seguramente sacarn los
fieles
mucho fruto de leer,
medi
tar
y
practicar las
enseanzas
contenidas
en
la
mencionada
.
obra.
f E l Obispo de
Crdoba.
-
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No lie
tenido
tiempo para
leer ms que
las
10 primeras
'cartas
de
su
obrita asctica
titu la d a L a
Vida
Espiritual
y me
apresuro,
sin
perder
correo, felicitarle por la sencillez y
claridad
con
que expone
en
ella
la
senda
que
deben
seguir
las almas
para
llegar
la perfeccin
y santidad.
Me
complace mucho
que
su trabajo haya sido
enriquecido
con
las
indulgencias
de
mis Hermanos
en
el
Episcopado,
y
creo
honrarme
mucho,
uniendo
ellos
mi nombre,
y conce
diendo
cuarenta
das
de
indulgencias
todos
y cada uno
de
m is
diocesanos
por
cada
hoja que
leyeren
11
oigan
leer
devo
tamente
de
dicha obrita
j-
Nicols,
Obispo
de
Tenerife.
-
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PRLOGO D E L AUTOR
Al
piadoso
lector:
Por
va
de
ensayo literario,
comenc,
oh
lector
devoto,
publicar
en El
Mensajero
Se
rfico
una serie de
cartas
Tefila
sobre la
vida
espiritual.
Esta
Tefila
quien diriga
mis escritos
fu
para m en un principio cual
quier alma amante
de
Dios, que
es
lo
que
sig
nifica,
etimolgicamente considerada, la
pala
bra
tefila,
compuesta de las dos griegas
Theos
(Dios) y
pililos
(amante); pero
repito
que esto
fu
en
un
principio, porque no
bien llevaba
publicadas
una
docena
de
cartas,
cuando
mu
chas
personas de
todos
estados y
condiciones,
algunas
de posicin elevada y de
mucha
vir
tud, m e honraron, consultndome ciertas du
das
y
puntos
escabrosos
de la
vida
espiritual;
consultas
que
me
vi
obligado contestar
en
las
mismas
cartas,
aunque
riesgo de
variar
algn
tanto
al
plan
que
me
haba
formado.
Desde entonces
m i
correspondencia, sin de
jar
de
ser
terica,
se convirti en
real,
adqui
riendo as
el mrito
y valor de soluciones
prc-
-
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20/410
VIII
ticas en
cuestiones de
actualidad;
que
de
mucha actualidad son
siempre
para
todo
buen
cristiano
las
cuestiones
que
se
relacionan
con
la
santificacin de
su
alma.
De
aqu el
haber
tenido
que tratar
con
alguna
extensin
puntos
tan
delicados
como
la
direccin
espiritual,
la
virginidad, las
tentaciones,
la.
pasin
dominan
te,
las
desolaciones
y
aflicciones de
espritu,
la
lucha
inevitable
con
los
enemigos
del alma,
la
devocin
sensible, los consuelos
divinos,
el
espritu
humano, la
vocacin
religiosa,
y otros
no
menos difciles
que
hallars
en
las
pginas
de
este libro.
La
solucin
de
algunos
de
esos problemas,
sea
el
asunto
y
doctrina
de
varias
cartas,
los
tom
del
erudito
y esclarecido
Padre
Fa-
ber
(Progreso del alma), como l su vez tom
lo
que convino
su plan del
P. Scaramelli
(Discernimiento
de
los
espritus)
y
ambos
del
Cardenal
Bona
y
los
tres
del
P.
Ricardo
de
San Vctor
(In
cant.)
y
de
otros
autores
anti
guos,
cuyos textos latinos consult
para
escri
b ir
con m s
seguridad.
De
m uy necio se acreditara
quien
extra
ara
este modo
de
proceder,
creyendo
que en
teologa,
(sea
dogmtica,
moral
mstica)
es
lcita, fcil
siquiera posible
la
invencin.
No
en
esta
materia
es
imposible
m uy
difcil
inventar;
pero
no
lo
es
tanto
combinar:
es
m uy
peligroso y arriesgado
pretender
pasar
por manantial;
y m uy
seguro
y sin riesgo
convertirse en
aljibe
estanque que
recoja
-
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IX
aguas del
cielo
de lejanas
fuentes
para
brin
dar
con
ellas al caminante sediento.
Ese
hu
milde
papel
desempea
este
libro;
es
aljibe,
pero aljibe de pursimas aguas, porque la
doc
trina
en l contenida
es
la dlos ms
santos,
seguros,
y
aprobados
autores
que conozco
en
asctica
y
en mstica, lo
cual
declaro aqu en
obsequio de la verdad, y como la
mejor
reco
mendacin
que de esta obra
puede
hacerse.
La
escrib,
lector
amado, con el solo
fin
de
que
fuera
provechosa
para
tu
alma
y por
eso
te
hablo
en
ella de los
tropiezos
que hallars
en
el camino
de la
virtud,
para que
los
evites, y
dlos
medios
que
te
ayudarn
santificarte,
para
que
los
pongas por obra.
Bien
pudiera ofrecerte
este
libro
con
una
larga introduccin seguida
de
retumbantes y
encomisticos
sonetos, como anteriormente
se
usaba;
y
tambin
con
un
prlogo
laudato
rio,
escrito de
ajena mano, como
es uso
y
costumbre de nuestros
tiempos; y mejor
aun
con
carta
recomendatoria de
algn
Sr.
Obis
po,
carta
y
prlogo
que
de
buena
gana
me
lo
hubiera
escrito
un sabio
y virtuossimo
Prela
do
que me
honra
mucho con
su
afecto
pater
nal;
pero
he
preferido drtelo
as,
mondo y
lirondo,
porque
ni
m,
pobre
hijo
de San
Francisco, m e
est bien
mendigar alabanzas,
n i
un
libro
destinado
ensear
virtudes
prcticas
le
estara
bien salir
adornado
con
plumas
de
pavo
real.
Y si
quieres saber, lector amado, las
mate-
-
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X
lias
que
se
tratan
en
esta'obrita
y el
enlace
que
guardan
entre
s, no tienes ms
que
leer
el
ndice,
donde hallars
la
recapitulacin de
cuanto
aqu se
contiene.
Y con
esto
te
dejo,
lector
devoto,
que seguramente
lo
sers,
si
buscas
este
l ibro
para
leerlo,
porque
l
se ha
escrito,
no
para
personas
mundanas, ni
para
las
que
quieren
ser
buenas
slo
medias, sino
para
las
que
de
veras
desean
seguir
el
camino
de
la
perfeccin cristiana, hacindose de este
modo
dignos
de
la corona eterna
que
Dios
nos
t iene
prometida. Que
t
logres alcanzarla,
es
lo
que
te
de desea el
QLukoz.
-
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y$,.r y-J?:<
4^&2
^hl%
^cyTg)-'1 ^l^7
$
w $
X^y^X. k5
|32X
'X/f(^^i^/'
J^|1S 35f
I
Ilusiones
de
Tefila:
problemas
que propone:
dificulta
des
que
ofrece
su
solucin:
se
explica el objeto de esta
serie de
cartas:
reflexiones.
fi amada.Tefila:
Acabo
de
recibir
tu
lamen
osa
carta,
cuya
lectura
ms de una vez lia.
hecho asomar mis labios una
sonrisa
com
pasiva.
Bien se conoce,
hermana
ma,
que
te
habas
formado muchas
i lusiones
sobre la vida
espiritual.
Bien
se
conoce que ignoras
los
secretos
caminos
de
la
perfeccin
Bien
se echa de
ver
que 110 conoces to
dava las escondidas
y
escabrosas
sendas
por do cami
nan
los siervos de Jesucristo
Slo
as
se
comprende
que
quieras
dejar
la
prctica de
la
virtud,
porque
no
hallas
dulzuras en
la
comunin,
gustos en
los
ejerci
cios
de
piedad, consuelos en la
oracin,
suavidad y
recogimiento en la
soledad,
para ti tan suave en
otro
t iempo.
Repito,
que
bien
se
echa
de
ver
por
aqu
cuantas
i lusiones
te habas formado
sobre
la
vida
espiritual
Aades
que con
el
fervor
y
los consuelos
has per
dido tambin el
buen humor
que
te
caracterizaba,
-
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2
que te yas
volviendo
melanclica;
y
hacindote
pesa
da
ti
misma
y
los
dems,
por
cuyo
motivo
te
sien
te s
tentada
dejar el
penoso
camino
de
la perfeccin
cristiana.
Slo
te
detiene,
segn
me
dices,
el pensa
miento de ser
ingrata al
dulcsimo
Jess, la considera
cin
de
que
estas
sequedades
y
penas
interiores no se
rn
ta l
vez
ms
que
una
prueba
dura y
prolongada,
y sobre todo, el temor
de
dar en
el
fatal extremo en
que
dan
generalmente
las
almas
que
dejan la
vida
devota,
escandalizando
al
mundo
y
sirviendo
de
lazo
-al
enemigo
para
coger otras
almas. Fluctuando,
pues, entre
el
temor y la esperanza
y
sumergida en
un
mar
de
sequedades
y confusiones, me
pides
que
te
tienda
una
mano
bienhechora,
y no
te
deje
naufra
gar
entre
las
furiosas olas
que
interiormente
te
com
baten.
Me
suplicas
que
te d
instrucciones
oportunas;
que
te
diga francamente
lo
que
pienso
acerca
de
la
vida
esjfiritual;
qu
concepto
me
he formado
de
los
ocultos
caminos
por donde se llega
la perfeccin cristiana;
hasta
qu punto
de
esa perfeccin puede aspirar un
alma
entre
las distracciones
y negocios
del
mundo;
y, por ltimo, qu debes hacer para alcanzarlo. Todo
esto
y
mucho ms
quieres,
mi cara
Tefila,
que
te
cliga.
aadiendo,
que
tal
vez
de
este
modo
se
disipen
las
tinieblas
de tu
entendimiento,
cese la
ruda
tor
menta
que
sufres,
y, lograda la apetecida calma,
vuel
vas
emprender
con
gozo
el
camino
que te
ves
obli
gada
dejar
por el
fastidio y
cansancio que
experi
mentas.
Gran tarea me
espera,
si he
de
cumplir tus
deseos
con
la
exactitud
que
el
asunto
merece; empresa ardua
es
por
cierto la
de querer
satisfacer
tus
justas
exi
gencias;
pero
se
interesan
en
ello la
gloria
de
Dios y
tu
aprovechamiento
espiritual;
y esto me obliga
poner
manos
la
obra, arrostrando
las
dificultades
que se
me
presenten, que no sern pocas. Cuando no
pueda ms,
desistir
de
mi
empresa, y descansar
-
7/25/2019 La Vida Espiritual o Cartas a Teofila Sobre La Vida Interior Del Cristiano
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a
tranquilo, contentndome
con
indicarte
cules
son
los.
autores
que con
sus
escritos
pueden
ayudarte
en
la
grande obra de
tu
santificacin.
La
importancia
de las
cuestiones
que me
presentas,
es
tal, que
no
necesita
ponderacin;
pero
s quiero
decirte,
que
no
pienses
llegar
de un
vuelo
la cumbre
de
la
perfeccin, ni creas llegar,
as
como
quiera,
.
una
santidad
extraordinaria,
porque
sta
no
es
patri
monio
(volentis
eque
currentis),
sino de aquel
quien
Dios
quiere
concederla.
Rom.
ix ,
16.
Al
t omarme
este
trabajo
slo
pretendo
desenga
arte
ti
y
otras
muchas
almas que
hacen consistir
la
perfeccin en
pequeas
imperfecciones,
y
la santi
dad en el
cumplimiento de su santa voluntad: slo in
tento darte
conocer
que la virtud
slida y
maciza
no
es nicamente
hija de los claustros, sino fruto
que
se
da en
el
mundo,
y
en
todos
los
estados, edades
y
condiciones
de la
vida.
Escribo
para
las
personas
que
viven
en
el
mundo; para
las
almas que, como t,
pro
curan
santificarse
en el
seno
de la
familia;
para todos,
aquellos que sin
poder
abandonar los
negocios del
si
glo, desean
caminar
por
la ignorada
senda
de
la
perfeccin
cristiana.
No
trato,
pues,
de
hacer
contem
plativo
ti ni
nadie que por razn de su estado y
ocupaciones no
lo pueda
ser;
trato
nicamente
de
sa
tisfacer
tus
deseos,
dicindote
el
concepto
que
tengo
formado
de
la
perfeccin
cristiana,
y
hasta
qu
punto
dla misma
puedes llegar
en
medio del mundo.
La
vida
verdaderamente
cristiana,
aunque austera,
en
apariencia,
es
dulcsima en
realidad: est
llena
de
encantos
y delicias;
pero
delicias
y
encantos
que
slo
se
goza entrando
en
ella.
El camino
de
la
virtud pare
ce
primera
vista spero
y escabroso;
pero
cuando
uno
se
interna
en
l,
lo
encuentra
l leno
de
gratos
y
embelesantes
atractivos. Si
fuera
posible dar
cono
cer
con
potica
sencillez la
dignidad,
las
excelencias,
la
belleza
y amenidad
de
ese
ignorado
camino,
no
habra
en
el mundo un
alma
sensible
y
tierna
que
no
-
7/25/2019 La Vida Espiritual o Cartas a Teofila Sobre La Vida Interior Del Cristiano
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4
anduviera
por
l,
que no se entregara
de
lleno
la
prctica
de
la
virtud.
Pero
el
mundo
de lioy
es
tan
superficial
y se
paga
tanto
de exterioridades,
que
hasta
la
virtud
desdea,
si
no
la ve ricamente
atavia
da.
Por
eso
procurar
adornar
las
cartas que
te escri
ba con las
galas de la
elocuencia, para que
no
eches
de
menos
este
auxilio,
si
por ventura
necesitas de
l,
como
yo lo
necesitaba
en otro
tiempo.
Aqu
pensaba
poner fin
la
presente;
pero
no
lo
har sin
quejarme
amargamente
con
Nuestro
Divi
no
Salvador de
que los
hijos
de las tinieblas
sean
ms
cautos
y
prudentes
en sus negociaciones
que
los
hijos
de la luz.
Te
dir
por
qu. Guando
un
viajero
quiere recorrer
una
regin
cualquiera,
lo
primero
que hace
es
procurarse
un
mapa y un indicador que
le
seale
el
derrotero
que
ha
de seguir
y
la
naturaleza
del
suelo
que
ha
de
recorrer.
All
se
entera
dnde
hay un
paisaje
hermoso
y deleitable
la
vista, dn
de
un cavernoso
tnel, dnde
un
ro
caudaloso
un
puente
colgante;
y
cuando
llega
estos
puntos, no
se
espanta
ni
admira, porque ya
lo
tena previsto, aun
que slo fuera confusamente.
Si
encuentra
en
las
ne
bulosas
regiones del Norte
un clima
glacial,
un
terreno
rido, un horizonte
bajo
y
un
cielo
sin luz, no
se
atemoriza
n i
desfallece;
porque
sabe
que no
est
en
los tristes
valles
de
la
Grermania
el claro
y
hermoso
cielo
de nuestra
Espaa. Eso mismo,
cara
Tefila,
de
bieras
t haber
hecho
al
emprender
el
largo, spero
y
delicioso camino
d la perfeccin cristiana.
Si te
hubieras
prevenido
de
este
modo,
no
te
hubieras
vis
to
en
la
perplejidad
en
que te
hallas; pero, como
dijo
el
otro:
Todava
estamos
tiempo,
y
ms
vale
tarde
que nunca.
Animo,
pues,
y
emprender
la
marcha con
nue
vos
bros
Si
en
algo
puedo
serte til,
ya sabes
que
tu
disposicin est siempre tu
afectsimo Padre,
Er. Ambrosio.
-
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;
-
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6
Este,
al decir
de
un
Doctor
mstico
de
mucha cele
bridad,
tiene sus comienzos en una
regin
grande
mente
potica,
deliciosa
y
encantadora;
tari encanta
dora,
deliciosa
y
potica/
que
el
hombre
no conoce
sus
encantos,
sus delicias
y su
poesa
hasta
que ha
salido de esa
regin misteriosa, que
le tena
como
fuera de
s, absorto
y
enajenado.
Si las
palabras
groseras destinadas
describir
los
goces
materiales,
pueden
servir para
darnos
una
idea
de
los
goces
del
espritu;
si los
encantos
y
delicias de la naturaleza
pueden
compararse
con las
delicias
y
los encantos de la
gracia,
slo
una pradera
hermosa
tapizada de menuda
yerba
y
silvestres
flore-
cillas;
slo
un
ameno campo
regado por mansos
arro-
yuelos,
en cuyas
verdes
orillas se
cran
plantas
olorosas
que perfuman el ambiente;
slo
un inmenso
jardn poblado
de rboles
frondosos,
en cuyas
ramas
cantan
dulcemente
las
aves
del
cielo,
es
lo
que
puede
darnos
alguna
idea
de
esa
regin
maravillosa
donde
tiene
sus
comienzos
el camino
de
la
virtud.
Los
ms
ticos la han llamado metafricamente
pradera espiri
tual
regin
de
los primeros fervores.
Ahora bien:
d las
almas
que
emprenden
la
senda
de
la
perfeccin cristiana, unas perciben toda la
her
mosura
y
todas las
delicias
de
esa
mstica
pradera,
y
otras
pasan por
ellas
sin
apercibirse
de
nada:
slo
experimentan las tranquilas
emociones
que
producen
un clima
templado, una atmsfera brillante
y
un
cielo
benigno. Al
primer
nmero pertenecen las
almas
con
vertidas;
y al segundo
nmero
todas aquellas que
por dicha
suya
han
sido criadas en
el
temor
de
Dios,
y
no
han
dejado
nunca
el camino
dla
virtud, si
lo
han
dejado
alguna
vez,
han
vuelto
l
apenas
han
conocido
su extravo. Los
primeros
fervores
de
estas
almas
inocentes,
rara
vez presentan
un
carcter
extra
ordinario
y carecen de intensidad, excepto
el
caso
en
que
Dios quiera
sacarlas del mundo
y
conducirlas al
claustro, mediante la
vocacin religiosa; que
enton-
-
7/25/2019 La Vida Espiritual o Cartas a Teofila Sobre La Vida Interior Del Cristiano
29/410
7
ees
sus
fervores suelen
ser
graneles,
tan
grandes
que
superan
todos
los
obstculos
que
se
oponen
la
con
secucin
de su
objeto,
es decir,
su
vocacin
religiosa.
Al
contrario,
las almas
que
vivieron
largo
tiempo
en
las
tinieblas del
pecado
en
el
cieno
de
los
vicios,
al
emprender el
camino
de la
virtud,
experimentan
grandes
fervores,
porque son
grandes las
dificulta
des
que lian de vencer
y grandes las pasiones que
han
de
dominar,
y
grandemente seductores
los inmun
dos
placeres
que
han
de
abandonar.
Estas
almas, amaestradas
con
amargos desengaos
y ayudadas
por
la
gracia,
abandonan sus miserables
deleites, se convierten
Dios
y comienzan
una nueva
vida.
Empiezan renunciando las
falsas mximas que
antes
profesaban;
despus cobran
horror
al
pecado
y
amor
la
penitencia; luego
dejan
los
lcitos, pero
insulsos
y peligrosos pasatiempos del
mundo;
ms
tarde
practican
algunas
mortificaciones;
y
por
ltimo,
se
someten
las
prescripciones
de un confesor, propo
nindose
seguir cierto
mtodo de
vida. Al
llegar
aqu
el alma convertida, est de lleno
en
la
regin
de
los
primero- fervores. Un
auxilio
sobrenatural des
conocido
hasta
entonces,
le
ayuda
obrar con
pron
t i tud
y
facilidad
todo
lo
relativo
al servicio
de Dios.
Siente
una
veneracin
y
un
respeto
filial
hacia
la
Divi
nidad;
experimenta
un atractivo
amoroso
hacia
Jess
Sacramentado
y su
Pursima
Madre;
halla gozo
sensible
en
la
oracin, suavidad
en
los
Sacramentos,
gusto en las humillaciones, dulzura en las peniten
cias
y
facilidad
en vencer las tentaciones;
veces
se
halla
embriagada con las dulzuras del
amor
divino,
y
le
parece que habita
en
un
mundo
distinto
del
que
antes
habitaba.
Estas
gratas
emociones
son
produci
das
en
lo
natural,
por
la
novedad
del
estado
en que
se
encuentra
el
alma,
y
por
la luz
y
conocimiento
que recibe
de las cosas
divinas,
cosas
hasta
entonces
nunca
experimentadas;
por lo cual le
causa
una
gran
de
admiracin,
una
dulce
suavidad
y
un amoroso
2
-
7/25/2019 La Vida Espiritual o Cartas a Teofila Sobre La Vida Interior Del Cristiano
30/410
8
agradecimiento
hacia
el
bondadoso Seor que tantos
bienes le ha
hecho, sacndola de las tinieblas
del
pe
cado
y
colocndola
en
las
esplendorosas
regiones
de
la
gracia.
Estos
fervores
t ienen
sus
sntomas
de
aumento
y
decadencia, sus
ventajas
y
desventajas,
sus
experien
cias
propias
y
sus
interioridades peculiares;
revisten
un
carcter
particular para cada individuo,
y nece
sitan una direccin
especial para que
consigan
su
ob
jeto
y
el alma que los
tiene no
sea
vctima de
una
imprudencia
transcendental.
Su
duracin
no
tiene
tiempo
fijo:
unos les
duran
meses,
otros
un ao
dos,
y almas hay que
los
han
tenido
cuatro
cinco
aos.
Esto obedece
que
los primeros fervores tienen
un
doble
objeto que cumplir: 1. arraigar
las
almas
en la
piedad para que
no
vuelvan atrs; 2. disponerlas
dejar
el
mundo
para
volar
al claustro
y
gozar
de
la
dul
ce
soledad,
donde
Dios
habla
al corazn;
y
se
puede
ase
gurar que si el alma corresponde
ellos, no desapa
recern hasta
haber
conseguido su
objeto.
Dios
no
escasea
en lo
necesario, ni abunda en lo
suprfluo, sino
que
provee
cada
uno
segn su flaqueza
y
segn
su
necesidad.
Por
eso,
como
te
dije
al
principio, las al
mas
que siempre
fueron buenas
y nunca mundanas,
reciben
pocos consuelos en esta primera regin
de
la
vida
espiritual,
porque
no
les
hace
la
misma
falta
que
las
almas
mundanas;
y
por eso
stas
que
no
podran
despreciar
el
mundo
y
romper sus
lazos,
y
mucho
menos
volar
al
claustro,
sin especial
socorro
del
cielo,
son atradas
por la dulzura
del amor divino
que
les
allana
todas
las
dificultades,
para que puedan
cami
nar
fcilmente
sin
que
los
obstculos les
hagan
vol
ver
atrs.
Pero
al fin
llega un
da
en
que
estos
fervo
rosos
consuelos
han
cumplido
su
misin
y
desapare
cen, tai
vez
para
no
volver
ms.
Algn
da los
encon
traremos,
dice el
P.
Faber, pero
ser
en
el
tribunal
divino
para
dar cuenta
de ellos, si
no
los
aprovechamos,
cual debimos
hacerlo.
-
7/25/2019 La Vida Espiritual o Cartas a Teofila Sobre La Vida Interior Del Cristiano
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9
Desaparecidos
como por encanto
los primeros
fervores,
desaparece
tambin
para
el
alma
la
hermosa
pradera
que hemos recorrido
y en
cuyo estremo
nos
hallamos. Ahora
empieza un vasto desierto lleno de
trabajos, sufrimientos, luchas
y fatigas.
Es
un erial
inculto
y
lleno de
malezas donde nos aguardan ocul
tos
nuestros
enemigos
para hacernos
retroceder. Esta
regin central de
la vida espiritual es
un
yermo are
noso, en
el
que
no
hay
una fuente donde
apagar
la
sed,
ni
una
palmera
que
nos
cobije
con su
sombra,
ni
siquiera una
piedra miliaria con que medir las
distancias
y
conocer
el camino.
Aqu
apenas se en
cuentra una
senda
por donde
caminar,
y
si se
en
cuentra
es
difcil
andar
por
ella,
porque
est sembrada
de
espinas.
Apenas
empieza el
alma
marchar con
paso
incierto
por
esta
regin espantosa,
se
siente
con
asombro
fatigada,
tostada
por
el
sol,
enterrada
en
la
arena,
quemada por el viento abrasador
del
Me
dioda,
atemorizada
por
la
soledad
que experimenta,
exasperada
porque
no
halla
alivio
en
su dolor;
y todo
esto le
excita
tirarse
al suelo
desesperada,
abando
nando
la
comenzada
senda de
la
perfeccin
cristiana.
Aqu
es
donde las
almas
cobardes
se vuelven
atrs;
aqu
es
donde un
gran
nmero
de almas
tmidas
aban
donan
la
gloriosa
obra
de
su
santificacin;
aqu
es
donde
las
almas inconstantes
son
infieles
su
voca
cin. D ios las
desecha
por su
infidelidad, y el ngel
que las guarda escribe
entristecido
en el
libro
de
la
vida
estas tremendas
palabras: Santidad
frustrada
Vocacin mal correspondida Pero
el alma
puede
hacer
que
se
borre esa
lnea fatal, emprendiendo
de
nuevo
el
camino
que en
mala hora abandon.
Aqu
es,
cara
Tefila,
donde
se
prueba lo
que somos
y
lo
que
valemos.
Este es
el
tiempo
de
animarse
y
tener
va
lor.
Desdichado del
que
le
falta
Dichoso el
que hace
un
esfuerzo
y
sigue
caminando Pronto ver
en lon
ta nan za al
Salvador
que con
la
cruz
cuestas
viene
consolarle
y dirigirle
esta
misteriosa
y
conforta-
-
7/25/2019 La Vida Espiritual o Cartas a Teofila Sobre La Vida Interior Del Cristiano
32/410
10
ti
va frase:
Adelante,
alma
fiel
Adelante
Fu nece
sario
que Cristo padeciese
y
as
entrase en su gloria.
(Luc.)
Pero
dejemos
la alegora y
vengamos
la
realidad.
Una vez
que los primeros fervores lian conseguido el
objeto
que Dios
se propuso
al enviarnos
este socorro,
desaparecen,
y nos dejan al
parecer sumergidos en un
estado
de
tibieza. Sentimos
que
nos falta el auxilio
celestial
que
nos
ayudaba
obrar con prontitud
y
gozo,
y
que estamos
como abandonados
nosotros
mismos. Kenacen
el
genio
y
el
malhumor
que
esta
ban cohibidos
por
el
peso
de
la
gracia; se
sublevan
las
pasiones que
estaban dormidas
por
la
influencia
de
los
primeros
fervores:
y como
si
quisieran vengar
se
de
haber
estado
tanto
tiempo aprisionadas, se
le
van tan con tra nosotros,
atacndonos
con
fiereza. Para
salir
su
encuentro
necesitamos
los consuelos
y
la
energa de los
primeros
fervores,
y sin
embargo, es
to s
nos
han
abandonado.
La
oracin
es
seca
como
el
desierto donde
nos
hallamos; el
trabajo
espiritual
rido,
y al parecer infructuoso;
los
ejercicios
de
piedad
ya no tienen
atractivo;
la
mortificacin se
hace
dif
cil,
y
la
virtud nos parece impracticable. A
esto
se
junta
veces
una
amargura
de corazn
intolerable;
cierto
hasto
y repugnancia las prcticas devotas;
dudas
y
tinieblas
en
la
mente,
y
una
confusin
inte
r ior
tan extraa
y
sombra,
que el
trnsito
del alma
por esa regin
es
llamado con toda propiedad por
San
Juan
de
la
Cruz,
noche
obscura.
Pero todo
el
camino
de
este
desierto no
es
igual
mente
penoso.
Sus
principios son terribles
y
sus fines
tambin:
mas en el
centro
es el
clima
menos ardo
roso
y
el
cielo ms
benigno:
hay alternativas
de
penas
y
de
consuelos.
En
cambio
es
el
lugar
donde
nuestros
enemigos
nos salen al encuentro
y se libran
las batallas
que
nos
han de cubrir de
ignominia
de
laureles inmortales.
Ay
del
alma
que
se
deje aprisio
nar
de
sus
enemigos Ay de la que
atemorizada vuel-
-
7/25/2019 La Vida Espiritual o Cartas a Teofila Sobre La Vida Interior Del Cristiano
33/410
11
ya atrs Los laureles
inmortales no
se han hecho
para
ellas
Por
tanto,
el
alma
debe
emprender
la
tra
vesa de este
desierto
con nimo esforzado
y
bien
pertrechada, porque
la
extensin de
esta segunda
regin de
la
vida
espiritual,
es mucho
ms
grande
que
la
extensin de
la primera;
tan grande, que
la
inmensa
mayora
de las
almas
espirituales
salen
de
esta vida sin
haber
tocado
su
fin,
bien
sea
porque
se dieron
poca prisa en caminar,
bien sea
porque
Dio's
quiso
coronarlas
apenas
vencieron
sus
ms
terribles
enemigos.
La tercera
y
ltima
regin de
la vida espiritual,
es totalmente distinta
de
la
que te
acabo
de describir.
Si
cabe,
es
ms
agradable,
pintoresca
y
encantadora
que la primera. Cuando el alma,
vencidos
sus
enemi
gos,
domadas sus
pasiones, y
purificada de
sus
anti
guas manchas, llega
al
fin del
desierto espiritual,
ve
desfilar
sus
ojos
una
cadena
de
frtiles
montaas,
cubiertas
de
arbustos
florecientes
y
de
amensimos
bosques,
que en verdor
y
lozana
parecen competir
con
los del
paraso.
Un horizonte
inmenso
se extien
de
en crculo alrededor
de
esta
regin maravillosa.
E l
alma camina
por
ella libre
de
temores
y
sobresal
tos.
Coge
la
flor que
encuentra
al
paso
y
la fruta
sazonada
que
le
presentan
los
rboles
inclinando
sus
ramas;
recibe el
obsequio que
le
tributan
las avecillas
creadas
para
el
recreo del
hombre;
y
hasta las fieras
le
dejan el trnsito
libre
vienen
reconocerle
por rey,
como
hicieron
en
la infancia
del
mundo,
retozando
juguetonas
alrededor
de Adn inocente. Por esta me
tfora
habrs entendido
que Pablo,
el
favorecido de
ios
cuervos,
y Antonio,
el
preceptor de los leones,
y
nuestro
nclito
Patriarca
que
jugaba
con
las
aves
del
campo,
y el Paduano
que
predicaba los peces,
y en
general todos
los
Santos
y
Santas
de
primer
orden,
lian
llegado
la
cumbre
de
la
santidad;
porque has
de saber
que
no
todas
las almas
llegan
las alturas
de este
pas
montuoso, sino solamente aquellas
que
-
7/25/2019 La Vida Espiritual o Cartas a Teofila Sobre La Vida Interior Del Cristiano
34/410
12
purificadas
del
todo
con
el
fuego de
la
tribulacin
y
restituidas la
inocencia,
se
fian heclio
capaces
de
respirar
el
aire
puro
de
estas
montaas
de
perfeccin,
nombre con
que
designamos esta postrer
regin de
la
vida
espiritual. Aqu
se
gozan
casi
de continuo
las
dulzuras del
amor
divino,
se
siente
la
presencia
de
los
ngeles buenos que
nos
velan
con solicitud,
y se re
ciben
con frecuencia
las
visitas del
Amado. Entonces
es
cuando
ste
introduce
al alma
en
la
bodega
de su
corazn,
la
embriaga con el
vino
de su amor,
y tie
nen
lugar
los
dulcsimos
coloquios
y
el
mstico
despo
sorio
de
que fiabla
el
Cantar de
los
Cantares,
y que
tan
divinamente se fia
visto
realizado en
nuestros
grandes
Santos.
Pero como
en
este
mundo
no
puede
haber
gozo
cumplido,
y
este
no
es
lugar
de
reposo
sino
de
trabajos,
el alma
siente
todava sus fatigas
al subir la
cuesta
de
esos
montes;
porque en
ellos
retumba de vez
en
cuando
el
ronco
trueno,
serpea
el
rayo y descarga sus fuerzas pasajera
tempestad; de
modo
que en esta regin alternativamente
todo
es
espantoso
todo
bello, todo
aterrador
todo
sublime.
De
un
lado
est
la
elevada
oracin,
las
visitas celes
tiales,
los
regalos del
Esposo,
el
sueo
del
amor
divi
no;
y
de
la
otra
la
abnegacin
absoluta,
la
fiumilla-
cin
sobrehumana,
las pruebas msticas y la
cruci
fixin
que
el
alma
debe
fiacer
de
s
misma.
Tal
es
la
alternativa
en
que
se
encuentra el
alma
al
llegar las
montaas de
la
perfeccin,
la
cumbre
de
la
san
t idad.
Aqu tienes, amada Tefila, delineado
grandes
rasgos el
plano
alegrico
de
la
vida
espiritual,
del
ignorado
camino
de la
perfeccin cristiana. Ms pu
diera
y
quisiera decirte
sobre
l;
pero
como
ya
esta
carta
excede
los
lmites
de
tal,
voy
ponerla fin,
exhortndote
seguir
animosa la
senda
de la
perfec
cin.
Si
te hallas en la
entrada del
desierto
espiritual,
como
yo
presumo, y
de tu carta
se
colige,
no
te
arre
dren
los
trabajos que
has
de pasar en
su
travesa.
-
7/25/2019 La Vida Espiritual o Cartas a Teofila Sobre La Vida Interior Del Cristiano
35/410
13
]Buen nimo, Tefila
rmate
de
fortaleza
y empren
de
la
marcha
con nuevo
fervor. Nadie sin
luchar
fu
coronado;
nadie sin
trabajar
recibi
premio;
nadie
venci sin
pelear
denodadamente. Pelea,
pues,
y
ven
cers; trabaja,
y sers
premiada; combate,
y alcanza
rs
la
corona.
Toma
tu
cruz
y
sigue
Jess,
que su
vista
te
consolar,
su ejemplo
te
animar
y
El
te
dar las
fuerzas
que t no
tengas.
Camina sin
bus
car descanso ni
posada, que
en
este desierto
no la
hay.
Adis
El
espritu
divino
te
fortalezca
con
su
alien
to
vivificador
La
Estrella
de los
mares
guie
tus
pa
sos
por el
spero
sendero
de la
virtud
Y
si
puedo
ayudarte
algo
en tan gloriosa tarea,
manda
con
toda
confianza tu
afectsimo
Padre,
Fe.
Ambeosio.
-
7/25/2019 La Vida Espiritual o Cartas a Teofila Sobre La Vida Interior Del Cristiano
36/410
(/#
-
7/25/2019 La Vida Espiritual o Cartas a Teofila Sobre La Vida Interior Del Cristiano
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virtud austera
y sublime para
los
pusilnimes
y afe
minados.
Valor,
pues,
y
adelante
que
la
cruz
parece
pesada
mientras
uno no
se
abraza
ella; pero una.
vez
abrazado,
conoce
con
placer que
su
peso es suave
y su
carga
dulce
y
llevadera.
La dificultad est,
segn
ine dices,
en
que no ha
biendo en
este
desierto
rboles
que
indiquen
el
cami
no, ni piedra miliaria con que
medir
las
distancias,,
sino
solamente
cielo
y arena,
y un cielo tan igual
y
una
arena
tan
movediza,
que
apenas
sopla el
viento
borra la
huella
que
en
ella
se imprimi:
te hallas
veces
perpleja,
sin
saber
si adelantas
atrasas,
si
ca
minas
va recta
dando
vueltas alrededor,
como
los
hijos
de Israel
en
el
Desierto. Quisieras, por tanto,
que
te sacara
de
esta
perplejidad, dndote
algunas
se
as
inequvocas
de
que
adelantas
( al
menos
de
que-
no
ests
parada),
en
el
camino
de
la
virtud.
Xo
es
li
viana
tarea,
cara Tefila,
tener
que andar
ahora
revol
viendo
l ibros
de autores msticos
para
satisfacer
tus
justas
exigencias:
pero como
tengo
empeada
mi
palabra, debo dar
cumplimiento
tus
deseos.
La
primera
seal
que se
me
ofrece,
es la
que
nos
propone
el
Salvador en
su evangelio, diciendo: Bien
aventurados los
que
tienen hambre
y sed de
justicia,
porque
ellos
sern
hartos.
Que,
en
sentir
de
un
pia
doso
autor,
fu
como
decir:
Bienaventurado el
que
tiene
hambre
y
sed de
perfeccin,
que ciertamente
la
alcanzar.
Dichoso
el
que
se
afana
por
adquirir la.
santidad,
que
no
sern
intiles
sus afanes Bienaven
turado el
que
desea
santificarse,
porque
sus
deseos,
sern
cumplidos
Este
deseo
de
santidad es una gracia
especial
que
Dios
hace
las
almas
que
quiere
condu
cir
la
perfeccin;
y
esto por
s solo
prueba
que
el
alma no est dormida n i
tranquilamente sentada
en
el
camino de la
virtud,
sino
que se
mueve,
aunque
sea
lentamente, Por
tanto,
el
deseo
general
de
ser perfec
tos, de
aprovechar en
virtud,
y
de ser
ms
buenos
ca
da
da,
es una seal cierta
de
que
progresamos en
la .
-
7/25/2019 La Vida Espiritual o Cartas a Teofila Sobre La Vida Interior Del Cristiano
38/410
16
vida
espiritual.
Mas,
para
que
no
te alucines,
toman
do
por
seal
de
aprovechamiento
lo
que
no
lo es,
te
advierto
que
este
deseo
no
es
tal,
si
de
algn
modo
no
desciende
la
prctica. Dios
nos
lo
da nicamente pa
ra
que
caminemos
y
aprovechemos
en
virtud;
y
por
consiguiente,
si nos
limitamos
sentirlo
en
nuestra
alma,
dejndolo ocioso, lejos de
ser un
signo
de
ade
lanto, lo
ser
de retroceso. Para
que
este deseo
sea
seal
inequvoca
de
progreso
espiritual,
debe
ser incompa
tible
con
la
pereza y
la
tibieza.
En
la
vida devota
hay
que
comenzar
por
no ser
tibio;
y
si
este
deseo
no
aleja de nosotros la
tibieza,
cuando l
nos
abandone,
nos
dejar seguramente
en
un estado mucho
peor
de
aquel
en que
estbamos,
cuando
empezamos
sentir
lo.
As,
pues,
para estar seguros de
que nuestros
de
seos
de
perfeccin
son
un signo
de
aprovechamiento
espiritual,
debemos reducirlos la
prctica
por
medio
de
la
oracin, de la
mortificacin
y
de
otros
mil
me
dios
de
santificacin
que tenemos.
Slo
as
se
cumpli
rn
en
nosotros
las
palabras
de
Jesucristo: Bien
aventurados
los
que tienen
hambre y sed
de
justicia,
porque ellos
sern hartos.
La
segunda seal
de
nuestro
aprovechamiento es
piritual,
aplicacin
y consecuencia
de
la
anterior, es,
segn
doctrina de
N. S.
D. San
Buenaventura,
el pro
ponernos
en
nuestras
devociones
y
ejercicios
espiri
tuales
un
objeto
particular
y
concreto: como,
por
ejemplo, vencer
algn afecto
que
domine nuestro
corazn,
no cometer
ninguna
falta que desedifica
los
dems,
adquirir
aquella
virtud que ms
falta nos
hace,
acostumbrarnos
u na mortificacin
especial.
Cualquiera
cosa
de
estas que hagamos, es una prueba
de
que
Dios
nos asiste
y
de
que
marchamos
animosos
por
la
senda
de
la
virtud.
Y
esto,
adems
de
ser
una
seal
de
adelanto,
es tambin
un medio
eficaz
para
aprovechar en virtud. Poco ningn
progreso
hara
mos , si
obrramos
de
una
manera
vaga
y
general, sin
proponernos un
fin
determinado;
porque,
segn el
-
7/25/2019 La Vida Espiritual o Cartas a Teofila Sobre La Vida Interior Del Cristiano
39/410
17
adagio, el
que
mucho
abarca poco aprieta,
y
es una
Terdad. Habr
alguno,
como dice
el Padre Rodrguez,
que
en
la
oracin
de
la
maana
propondr:
Hoy
he
de
ser
un
santo:
no
he de
ser soberbio
en
nada;
no
me
enfadar
con
nadie,
ni
perder
la
presencia
de
Dios,
ni
dejar
pasar
ocasin en
que
pueda
mortificarme,
y
he de
guardar silencio
todo
el da. Mucho
me temo
que ni guardaris
silencio,
ni os mortificaris, ni
andaris en la
presencia
de
Dios,
ni
dejaris
de en
fadaros
y
ensoberbeceros. Sabis
por
qu?
Porque
habis abarcado
mucho,
y
as
110 se
adelanta
en
la
vida
espiritual. Tratad
de extirpar un
vicio solo ad
quirir
una
virtud particular,
y sed
constantes hasta
conseguirlo;
as
es como se progresa
en
el
camino
de
la
perfeccin. Aqu viene
de
molde lo que
cuentan
nuestras
Crnicas
antiguas
(1)
del
bienaventurado
Er.
Junpero, compaero
de
nuestro serfico
Patriar
ca.
Quiso
adquirir
la
virtud
del
silencio
y
recogi
miento,
y empez
un da por
no decir
palabra
ociosa
en honor
del
Padre
Eterno;
el
segundo por no hablar
ms
de
lo
necesario
en honor de
Jesucristo;
el
tercero
guard
el mismo
silencio
y recogimiento por reveren
cia
del
Espritu
Santo;
el
cuarto
por amor
de
la Vir
gen
Santsima,
y
as discurri por todos
los
santos
de
su
devocin,
guardando
perpetuo
silencio
por espa
cio
de seis
meses,
con
lo cual
adquiri
aquel
recogi
miento
y aquella
virtud tan especial
que
leemos en
su vida.
As
es,
cara Tefila,
cmo
se
alcanza
la
per
feccin.
Pero como
pienso tocar
este mismo punto en
otra
ocasin,
m e
reservo para
entonces
lo
que
ahora
omito,
por no
hacer
digresiones
en
el asunto
que
va
mos
tratando.
La
tercera
seal
de
que
vamos
adelantando
en
nuestro
camino,'
nos
la
da
San
Bernardo
en
estas
pa
labras
(2): El
varn
justo nunca cree que
ha llegado
(1)
Lib.
v i,
cap.
38.
(2) Ept. 253.
-
7/25/2019 La Vida Espiritual o Cartas a Teofila Sobre La Vida Interior Del Cristiano
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18
la
cumbre de la
perfeccin; nunca
est
satisfecho
de
lo
que
hace
por Dios,
sino al
contrario, siempre
des
contento
de
s
mismo,
cree
que
debe
ser
ms
bueno,
y
as
trabaja
por
ir
de
bien mejor.
S, amada
Tefila;
el
descontento
de nuestro
presente
estado, la persua
sin ntima de
que debemos
ser
ms buenos
y
hacer
por Dios
algo ms de lo que hacemos,
es
otra gran
seal
de
que vamos bien en
nuestro
viaje. Si olvida
dos del
camino
que
hemos
recorrido y ele las
fatigas,
que
hemos
pasado, y descontentos
de
todo eso pone
m os
los
ojos
en
lo
que
nos
falta,
persuadidos
de
que.
debemos
hacer
algo ms
por Dios, entonces
podemos,
contarnos
entre
las
almas dichosas
y
favorecidas
del
Seor.
Dichoso,
dice San
Jernimo,
el que
olvidado
de
lo
que hizo ayer, slo
piensa en
lo que
har
hoy
por
su
Dios
(1).
Pero es de
notar que este
desconten
to de
que
voy
tratando,
debe ser humilde y
tranqui
lo;
porque
si
nos
causa
inquietud
interior
nos
turba
en
nuestros
ejercicios
espirituales, no
es
buena seal.
Para
que lo
sea,
debe
nacer
de un vivo agradeci
miento hacia D ios
por
las muchas mercedes que nos.
lia
dispensado su mano bienhechora, y estar
acom
paado de cierto rubor y confusin de
nosotros
mis
mos,
por
no haber
correspondido fielmente
esas
gracias,
ni
habernos
aprovechado de
tan
divinos fa
vores.
Este
agradecimiento
y
esta humilde
confusin
causan el
descontento
de
lo
poco
que
hacemos
por
Dios,
y la
persuasin de que debemos hacer ms
y
mejor, lo cual es una prueba evidente
de
que vamos
adelante
en el camino
empezado.
E l
Real
profeta
nos
da
otra seal
de nuestro
apro
vechamiento en estas dos
palabras
del
salmo 76:
Nunc
ccepi:
Ahora
empiezo.
Tal
vez te
parezca
esto
extrao,
Tefila;
pero
es una
gran
verdad:
el
estar
comenzando
siempre
de
nuevo,
el
hacer
cada
da
nue
vos
esfuerzos
por
adelantar,
es
una prueba
de que
ade-
(1) Sup.
Psl.
83.
-
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19
lantamos,
y
tal prueba,
que
el
gran San
Antonio
haca
consistir
en esto la
perfeccin.
En
una
ocasin le
roga
ron sus
monjes que
les
diera algunos documentos
espirituales,
y empez
por
aqu
su
razonamiento:
Na
die
se
canse
ni desfallezca en el
viaje
que
ha
emprendi
do;
y
el
que
quiera darle
dichoso trmino,
haga
cuen
ta
que cada da empieza de nuevo caminar. (1) Pero
esto
no
quiere
decir que
cada
da
hemos
de
hacer nue
vas
devociones,
ni
practicar
nuevo mtodo de oracin,
ni
nuevas
mortificaciones,
ni
nuevas
frmulas
en
el
rezo, ni
nada
nuevo en
este
sentido.
Lo
que quiere
decir, es
que dejndonos
de
nuevas prcticas y
con
cretndonos
las
ya
adoptadas
prescritas por el di
rector,
hagamos
nuevos
esfuerzos por cumplirlas con
fidelidad, renovando cada da nuestro
fervor
y
nues
tra intencin de hacerlo todo
por
la gloria
de
Dios.
Eso es lo
que quera
decir
el
Profeta
cuando
exclama
ba:
Ahora
empiezo,
ahora
empiezo
servir
Dios
La
quinta
seal
de
que vamos
progresando
en vir
tud,
es
la
que
llaman los
doctores
msticos atractivo
espiritual;
y
consiste
en una conviccin profunda
de
que Dios quiere
de
nosotros
algo particular. Es una
especie
de
inspiracin
constante
por
medio
de
la
cual
conocemos
que Dios nos quiere llevar
por
un
camino
ms
bien
que
por
otro.
Unos sienten
atractivo
hacia
los
pobres,
otros
hacia
la
soledad, otros
hacia las
obras
de
caridad,
otros hacia
la
penitencia, otros
ciertas
prcticas
de virtud,
otros
la
extincin de cierto
de
fecto caracterstico
y
otros
hacia
la conversin
direc
cin
de las
almas; de
modo
que este atractivo es una
especie de
vocacin continua
que nos indica
lo que
Dios
quiere actualmente de nosotros.
Hay
almas
que
tienen
un
atractivo
perseverante
toda
su
vida,
y
en
otras
vara
segn las circunstancias;
unas
lo
tienen
m uy
sensible,
casi irresistible;
otras
lo sienten
con
po
li) Niillo in arrepto
propositi
vigore lasscscerc: ete.
San
Ata-
nasio
in
ejus vita.
-
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42/410
20
ca
viveza; al
paso
que hay muchas
sin atractivo
parti-
lar,
y
no
pocas que
lo
tienen
universal
para
todo
lo
bueno.
Lo
que
conviene
en
este
punto
es que
el
alma
se
conozca
s
misma,
se
examine con diligencia
y
humildad,
adquiriendo por
este
medio,
y
por
el dic-
tmen
de
su
director,
la certeza
de
que
este
atractivo
procede de
Dios; porque muchas
veces
puede proceder
de la
susceptibilidad
natural, de
la
educacin,
de
complexin delicada,
de
otras
causas menos
buenas;
y
entonces
dicho
se
est
que no es
ni
puede
ser
signo
de
aprovechamiento
espiritual.
Finalmente,
como
este
atractivo
no es n i universal ni
indispensable,
no
debes
turbarte si te
faltare;
pero
si
lo
sientes en tu
alma,
y
tienes
la
certeza de que procede de Dios, dle
gracias por este beneficio,
y
sle fiel,
que sin
duda
alguna Dios
quiere
elevarte
por este medio
la
per
feccin.
La
lt ima
seal
que
voy
darte
del
progreso
en
la
virtud, es
inequvoca,
certsima,
infalible en cuanto
pueden
serlo
los
signos
de que el hombre se
vale
en
esta vida. Es
la
piedra de toque de
la
perfeccin,
y
consiste
en
estar
apercibidos y
siempre
punto
pa
ra
responder
Dios en cualquier
tiempo
y ocasin
que nos
llame.
Si esperamos
la
muerte
con
nimo
tranquilo
y reposado;
si estamos
dispuestos
dejar
este
mundo
sombro
y
esta vida
engaosa,
para
pasar
de
repente
la
regin de las delicias
y
la
vida ver
dadera;
si
tenemos
nuestras
cuentas ajustadas,
siem
pre
punto
para
responder al
Seor
en
el
momento
que
se
digne
llamarnos, buena seal, Tefila;
110 he
mos
adelantado
poco
en
la senda
de
la
perfeccin
cristiana. Entonces nos
parecemos al siervo
fiel de
quien
dice el
Salvador: Bienaventurado el siervo
que
cuando
su
Seor
llamare,
le
halle
vigilando
y
dispuesto
darle
cuenta
(1). De lo contrario, nos pa
recemos
las
vrgenes imprudentes
y
dormilonas
(1)
Math. 24.
-
7/25/2019 La Vida Espiritual o Cartas a Teofila Sobre La Vida Interior Del Cristiano
43/410
21
quienes
dijo el mismo Seor:
No
os
conozco
Ale
jaos
de
m
Con
esta
piedra
de
toque
se
prueban
s
mismo los
siervos
de
Dios. As
lo
haca el
dolorida
Job,
cuando dejaba
escapar
de
sus labios
este
sublime
lamento:
Todos
los
das
que paso en este
mundo
es
pero
la
muerte,
que ha de darme la
inmortalidad
T me
llamars,
Seor,
y
yo
te
responder; yo acu
dir
tu
voz
y
me
presentar
Ti,
cuando me
quieras
l lamar.
(1)
Pues hagmoslo as
nosotros; probmo-
nos
menudo
con
esta
piedra
de
toque,
y
sabremos
si adelantamos
no en la virtud.
Ya estn
satisfechos
tus
deseos,
apreciada Tefila;
ya tienes
aqu
seis seales de
aprovechamiento,
nin
guna de las
cuales
excede tu capacidad: y
advierte
que no es
necesario que las tengas todas; basta que
siquiera tengan una
dos;
que esto es suficiente para
conocer
que estamos
vivos,
que
la
gracia
nos
anima
y que
vamos adelantando
algo en
nuestro camino.
Pe
ro
no
por eso has de creer que ya est todo en regla
dentro
de
nosotros, que
nos hemos internado en
el
desierto
espiritual, que
todava
hay
mucho que
andar.
Como
la
peticin que me
hacas
en
la tuya
era
justa,
lite
respondido
ella
directamente: porque
en
hecho
de
verdad, el
deseo de saber el estado en que
nos
ha
llamos,
y
el
progreso
que
hacemos
en
la
perfeccin,
no
es
malo, ni
siquiera imperfecto, con tal que
no
sea
desordenado;
pero
siempre
es
peligroso este
deseo
cuando
es
excesivo.
Adems
quiero que
sepas
que por ms que
te
afa
nes,
no
podrs nunca
adquirir
un
conocimiento
exac
to
de
tu
aprovechamiento
espiritual,
porque
esto
se
opone
el
amor
propio, que exagera
extremadamente
el
poco
bien que
hacemos;
y
la
gracia,
que
obra
por lo
general
de
un
modo
oculto,
sin
darnos cuenta
de sus
ntimas
operaciones. Y
no slo
no
podemos
saber
punto
fijo
el
progreso que hacemos en
la
virtud,
sino
(2)
Job.
14.
-
7/25/2019 La Vida Espiritual o Cartas a Teofila Sobre La Vida Interior Del Cristiano
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que
ni
siquiera
nos
conviene saberlo, por
lo mucho
que
nos
expondramos
la
presuncin
al
abati
miento.
Hasta
dnde
llegara
nuestra
vanidad,
hasta
dnde
nuestra
jactancia y
presuncin,
si
conocira
mos
que
navegbamos
viento
en popa? Y hasta
dnde
llegara
nuestro
desaliento,
hasta
qu grado
subira nuestra
desconfianza
y
abatimiento,
si
Adera
mos
que no dbamos un
paso en
la a'irtud?
En el
primer
caso
nos faltara la humildad, fundamento
de
toda
perfeccin;
y en el
segundo nos faltara el
amor
y
la
confianza
en
Dios,
sin
lo
cual
es
imposible
la
permanencia
en el bien.
A medida
que Arayas
adelan
tando
en
virtud,
conocers la verdad
de
estas
asercio
nes.
y arers que la incertidumbre en
este
punto
nos
ayuda
progresar en
la
comenzada
senda, porque
nos
hace
ms
humildes
y ms generosos
para
con
Dios.
Srvante estas advertencias
para
aquietarte
en
las
dudas
que sobre
tu
aprovechamiento
te puedan
venir,
y
nunca
olvides
esta
hermosa
sentencia
de
San
Francisco
de
Sales:
La
perfeccin
cristiana
no
con
siste
en mucho
saber,
sino
en mucho hacer.
Sin
em
bargo,
como
es imposible
recorrer, sin
extraviarse,
un camino
tan
intrincado,
largo
y resbaladizo como
el
de
la
Artud, debes informarte de sus
peligros
para
no
exponerte
un extravo
lamentable: y
una
vez
informada
sigue
con
humildad
y
confianza
los
pasos
del
gua que el
cielo
te
hubiere deparado. Este es
el
modo
seguro
de
llegar
en
poco tiempo las alturas
de
la
perfeccin,
donde desea
verte
tu
afectsimo Padre,
Fe. Ambeosio.
-
7/25/2019 La Vida Espiritual o Cartas a Teofila Sobre La Vida Interior Del Cristiano
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IV
VERDADERA IDEA DE LA
PERFECCIN
CRISTIANA
Dos
problemas: solucin del primero: santidad
absoluta
y
relativa:
en
qu
consisten.
ieciada
Tefila:
Altamente
interesante
y d