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LA UNIVERSIDAD Y EUROPA. SOBRE LA PARADOJA DEL CACTUS LECCIÓN INAUGURAL DEL CURSO ACADÉMICO 1995-96 POR MANUEL MENÉNDEZ ALZAMORA DOCTOR EN DERECHO Y PROFESOR DEL CENTRO UN1VERSITARJO SAN PABLO CEU 28 DE NOVIEMBRE DE 1995 , FUNDAC10N UNIVERSITARIA SAN PABLO CEU

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LA UNIVERSIDAD Y EUROPA.SOBRE

LA PARADOJA DEL CACTUS

LECCIÓN INAUGURAL DEL CURSO ACADÉMICO 1995-96POR

MANUEL MENÉNDEZ ALZAMORA

DOCTOR EN DERECHOY PROFESOR

DEL CENTRO UN1VERSITARJOSAN PABLO CEU

28 DE NOVIEMBRE DE 1995

,FUNDAC10N UNIVERSITARIA SAN PABLO CEU

Hace ochenta y tres afies, un joven profesor que recientemen­te habfa abnzado la cátedra universitaria se disponía sobre estasalturas del año a enfrentarse a un acto académico del mismo linajeque el que hoy yo inicio. Se trataba en su caso del discurso de aper­tura del curso académico 1912-13 de la Universidad Literaria deOviedo, el profesor en cuestión era D. Federico de Cnfs y Sánchez.En mi caso, y sin querer en vano ponerme a su altura. s( que quisieraen este momento inicial situarme B la de quienes me han designadopara este acto, agradecer tan Importante consideración y anotar queme gustaría ser valorado, si lo fuera positivamente, como un repre­sentante del conjunto de profesores que imparten docencia en loscentros universitarios de la Fundación San Pablo en Valencia.

Ni la juventud, ni la prudencia, ni la diplomacia, ni el sobrecogi­miento que produce hablar engarabitado desde esa especie de ambónque es el púlpito universitario, se aliaron en D. Federico de Onfs pararegalar kls ofdos del ilustrado auditorio con un fácil rendibU. Se dispo­nfa a demostrar que la Institución objeto de su discurso de apertura noexistfa. No exislta la universldad española, estábamos en las etapaspreliminares de su auténtica constitución. Antes de concluir en tandesoladora corno atrevida tesis, yo diferenciarfa dos aspectos de surazonamiento.

En primer lugar, nos afirma que la Universidad es el ·órganosupremo de la cultura de un pueblo· en el sentido de fiel reflejo de laaltura intelectual de este, es decir, la Universidad ·no es más que unórgano que recoge las energras espirituales existentes, en sus máxi­mas manifestaciones (...) y las encauza y las fomenta produciendo sudifusión y continuidad"'. En su opinión dos son los fines simultáneos

ONls. Federico de. Discurso le(do en La solemne apertura d6I curso acadcfmieo de1912-13, 0vIe00. EslablecimientoTlpográflco, 1912, p.13

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de esta: la producción de ciencia y la formación de nuevos científicos.De manera accidental la Universidad instruye debidamente a quienesvan a ejercer profesiones civiles, pero esto nunca debe ser su funciónesencial, puesto que si asr lo fuera dejarla de ser productora de cien­cia y se convertirra en Mdepóslto" de conocimientos.

En segundo lugar, si la auténtica Universidad deviene comoproducto natural en las sociedades cullas. FederICO de Onls se alanaen demostrar que la española no lo era MSomos. sobre lodo hu~r1a­

nos de la cultura" nos afirma tajanlemente Para entender en su plenosentido el hondo y complejo contenido de esla frase debemos situar·nos en el contexto en el que se enmarca. Estamos siluados en laspostrimerías del conflicto finisecular, del drama del 98. La pérdida delas últimas colonias en Cuba y Filipinas nos coloca en el momentomás bajo de una crisis presentida, anunciada. La derrota militar novenia sino a certificar la defunción de una conciencia nacional lastra­da por un sistema polftico obsoleto cuyo enquistamiento disfrazaba elmás mlnimo atisbo de representatividad; además, estábamos ante unpaís sustentado por una economla débil y desituado en el contextointernacional.

El drama colonial se convertfa en sfmbolo al cargarse de ele­mentos sentimentales, suponra el adiós definitivo a un pasado plenode protagonismo, y a modo de subasta Judicial final reunla a toda lafamilia ante la liquidación del último remilgo de la otrora esplendorosaherencia. La critica que a los principios inmutables de la melaf(sicarealiza Heidegger se funda en la necesidad de aproximarse al senti­mrento de la muerte como requisito para validar la fundamentaciónontológica de nuestro ser. Sólo por tanto desde el fin podemos, segúnel filósofo alemán, adentrarnos en los condicionantes de nuestro ser;pues bien, en clave heidegeriana, el fenecer español atrincherado enel fin de siglo desencadenó un autodiagnóstico colectivo que, aunquediversificado, siempre ponra en el horizonte de los Interrogantes lacuestión: ¿Existe realmente España?

Ante este problema debemos situar a una primera oleada deregeneracionistas que influidos por un positivismo al alza y bajo lainfluencia de la sistemática racional de Krause basaron su argumen­tación en un análisis pretendidamenle cientrfico de ia realidad espa­ñola. Sobre abruptas consideraciones en torno a nuestra economla

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agraria, nuestra demograf(a o la lanta industrialización, se entrevela lafundamentación de la decadencia espai'iola. Algunos de estos padresdel regeneracionismo krausista dieron un paso más al ligar estas terri­bles profeclas sobre los males del suelo ibérico con condicionantes deotro tipo, lIamémosles psicológicos. En este nuevo orden de cosas sedebla incluir ciertos hábitos de la por aquel entonces denominada "psi­cología nacionar. Al carácter baldlo de las tierras castellanas quetanto llorara Julio Senador habra que añadir un demostrado desapegodel espai'iol por el trabajo organizado y continuado. Muy al hito de cier­tas corrientes psicologistas que explicaban desde la biología la exis­tencia de caracteres prefiJados, pareda que el hombre español esta­ba más abocado a la bravucada genial que a labor sistematizada.Explicábase de esta forma el porqué esta tierra lue tan generosa enconquistadores, exploradores y personajas autodidactas y más bienparca en filósofos y figuras de olros gremios alumbrados bajo algúntipo de método, incluido el cientmco. Desde un punto de vista estricta­mente personal, siempre recuerdo con especial desazón las visitasescotares a alguna de esas casas-museo que celebran en recónditosparajes de nuestra geograffa los desoladores inicios Juveniles de algu­na de nuestras egregias figuras nacionales. Con ritual satisfacción senos explicaba como desde misérrimas condiciones se habla alumbra­do un personaje universal, cuando lo desalentador era intuir la caler­va de genios que hubiera deparado un pals no guiado por la tan gene­rosa generactón espontánea.

Descrito con singular amargura el estado de carosis, de profun­do adormecimiento de la energra nacional, este primer regeneracio­nismo debra completar el circuito que une el diagnóstico de los malescon la siempre voluntariosa ofrenda de curaciones. Don JoaqulnCosta, acostumbrado a tratar con los males de la polltica hidráulica, seadentró en el terreno cllnico y bajo fórmulas como el recurso al ·ciru­jano de hierro- esbozaba la necesKiad de discipUnar a esta sociedad.No se trataba de una posición prefascista, como se ha interpretadodesde algún punto de vista, sino más bien de una llamada desespe­rada a la vertebraci6n ante la frustrante imposibilidad de sanear un sis­tema profundamente corrompido.

lo que en definitiva se buscaba era una doble solución para ladob{e causa de la decadencia española, la material y la existenclal.Costa supo resumirias con enjundia cuando cilró la salvación nacional

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en la udespensa y la escuela~. Dejando a un lado la necesidad de des­pensa, es decir, de medios generosos de subsistencia como condicio­nante básico del desarrollo nacional, debo atender al segundo objeti­vo: la educación. Costa es el padre de toda una generación de rege­neracionistas, a la que pertenece Federico de Onfs, que hizo suyo ellema de que es imposible que un pueblo analfabeto pueda poner enpráctica, siquiera rudimentariamente, los usos poHticos que la demo­cracia liberal contemporánea ponra al servicio de las naciones de laEuropa occidental. Asf lo vieron hombres cultos que se lanzaron a latarea de fundar escuelas y de Importar los modelos docentes másavanzados, fundando la moderna pedagogfa española.

Federico de Onrs es claro deudor de estos planteamientoscuando dibuja su demostración de la Inexistencia de la Universidadespañola. Sin rafees que extraigan con vitalidad la cultura de un pue·blo, sin ser el auténtico espacio en el que las inquietudes espiritualesobtienen respuesta, la Universidad ha funcionado a golpe de genio. Yde igual forma que Ian sólo él recordaba de toda su etapa formativa ladocencia de algunos profesores, la Universidad española ha sido la deNebrija, la de fray Luis de León o la de Torres Viltarroel, o más ade·lante 10 será la de Menéndez Pidal, Unamuno u Ortega. No ha habidoUniversidad, pero sr grandes, solitarios y egregios universitarios.

No obstante, y a riesgo de dejar de ser abogado de Onrs porbreve momento, creo que a nadie de los que hemos sentido la voca·ción universitaria nos es ajeno el deseo de ser discfpulos del granmaestro. Algunos hasta hemos idealizado su función. Cuando en 1976murió Heidegger, el profesor Emilio L1edó recordaba su primerencuentro de estudiante con el pensador alemán: ~Esperábamosofr alfilósofo de Sendas Perdidas, enredado en la magia de su propio len­guaje, divagar sobre el ethos y el destino. Su voz, sin embargo, conuna claridad y precisión inolvidables, nos llevaba segura por los reco­dos aristados de Kant, en lenguaje de contornos exactos sin conce­sión alguna al lujo o al exceso. Una lección prodigiosa de la mejor filo­sof{a académica tras la que se vislumbraban ai'ios de rigor, de poten­cia mental, de disciplina, de talentoO>2.

2 LLEOÓ, Emilio. DIss y libros, Salamanca, Junta de Castilla y León, 1994, p. 55.

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Oe vuelta a la lección de Onrs, aur se da un paso más y se tratade descubrir las razones de una Universidad con tantos altibajos inte­lectuales. Es cierto que la Universidad no ha sabido encauzar la rique­za espiritual de un pueblo desafecto a la cultura, pero el origen de estaimpostura lo sitúa en el tránsito de la sociedad medieval a la moder­na, etapa en la que la Universidad se aleja de las corrientes centralesdel pensamiento. En este momento histórico, mientras florece enEuropa un humanismo de nuevo cuño, España y su Universidad semarginan, según la tesis del catedrático ovetense, de las sendas cul­turales europeas. El mal no estaba en el dominio de determinadasIdeas, sino en que '0 típico de la mente espai'lola era usar de ellascomo de coraza para defenderse de otras ideas posibles, en vez deusarlas como luz para satisfacer la curiosidad del espfritu y avanzar enla conquista de la verdad. El mal no estaba en las opiniones existen­tes, sino en la pétrea cerrazón contra toda opinión nueva. y la historiadel pensamiento humano es la historia de las opiniones nuevasn3

Hannah Arendt ha sintetizado de manera magistral los dos tiposde cuestiones ante las que se enfrenta todo cien!ffico. Para ello tomay asume la distinción kantiana entre Vemunft y Verstand. El primerconcepto hace referencia a la "razón" y busca el significado especula­tivo de las cosas, mientras que el segundo se refiere al "Intelecto" ypersigue la verdad analftica de las mismas". A partir de aqu( podría­mos diferenciar, en primer término, las cuestiones definidas comoempfricas y que se interrogan por el funcionamiento de la naturalezao del universo. A diferentes escalas el hombre se ha preguntado sobreel porqué del arco iris o por el número de partrculas elementales; enambos casos, la respuesta, cuando se logra, es una, sometida a unúnico criterio de verdad y aceptada padficamenle por la comunidadaentlrlca.

En segundo término, las cuestiones hermenéuticas indagansobre dudas de diferente naturaleza y que hacen referencia a las razo­nes de lo Que es bueno o malo, justo e injusto, recomendable hacer o

3 ONls, Federico de. Op. en., p. 52•

.. V"1d., AAENDT, Hannah. La vida del esplntu, Madrid, centro ele estudiosConstitl.lCÍl)l'lll\e$, 19&4, pp. 25 a 27.

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deseable omitir. Aquf se parte de la evidencia de que el ser humanoes múltiple en sus posibilidades y que podemos especular sobre losdiferentes caminos a seguir. En este momento desaparece la fronte­ra entre lo verdadero y lo falso y entramos en la dinámica de lo mejory lo peor, lo deseable y lo odioso. Creo yo, más allá de la globalizaciónde Hannah Arendt, que muchos de nuestro males actuales se derivande la interesada y eficaz mezcla de ambos tipos de Interrogantes. Asf,cuando sobre la realidad ffsica descargamos criterios especulativosponemos en marcha una eficaz fábrica de pseudociencias. Por contra,cuando nos empeñamos en imponer criterios únicos de verdad o fal­sedad sobre cuestiones especulativas podemos engendrar funda­mentalismos de toda estirpe o modas sagradas pero quizás tambiénef(meras. Pienso que la Universidad es precisamente ese espacioregulador en el que ambos tipos de cuestiones reciben su adecuadotratamiento y en donde la búsqueda de la verdad ora en su sentidoInstrumental, ora en su vertiente valoratlva, debe encontrar su verda­dero significado.

Creo que Federico de Onrs denunciaba acertadamente la exis­tencia de una Universidad cerrada en la que, como antes he recorda­do, verdad y significado, en el sentido que les da Arendt, no eran bus­cados sino utilizados. Cuenta la broma amable la situación en que uncactus pregunta a airo: ¿Conoces el lenguaje de los hombres? Porsupuesto, le contesta el segundo; todos dicen layl La visión única y elmonopolio de lo cierto son Incompatibles con el sentido auténtico delibertad sin en el que no hay conocimiento posible. El verdadero hom­bre universitario ha de saber escuchar todas las lenguas y saber con­templar todos los colores dado que es libre, y precisamente Europa esel modelo en donde se respira con energra este universalismo.

Esta necesidad de enfrentarse al conocimiento en libertadgeneró, en tiempos de Federico Qnís, dos posiciones que reflejan yexplican la manera radical y divergente con la que los españoles noshemos enfrentado históricamente a muchos de nuestros problemas.De un lado, ese sentido de universalidad se reclamaba a través deuna apertura máxima en el diafragma del saber, lo que nos conduela

5 Vid., PAAEKH, Bhlkhu. Pensadores polfticos contemponJneos, Madrid, Alianza,1986, pp. 16818.

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a Europa, lugar en el que se situaba el estado más puro, avanzado ylibre del conocimiento. Cuando Unamuno sentencia: ~España está pordescubrir y sólo la descubrirán españoles europeizados..s señala queel fondo de lo que uno es como pueblo o como persona no puede des­cubrirse desde la cerrazón o desde la asfixia, "hay pueblos -afirma eneste sentido- que en puro mirarse al ombligo nacional caen en sueñohipnótico y contemplan la nada~7. Al contrario, s610 se puede serauténtico cuando uno es capaz de conformarse, colegirse en libertadfrente a los demás; "venga la inundación de fuera, la duchan exclamaUnamuno invitándonos a Que abramos ~de par en par las ventanas alcampo europeo para que se oree la patria",

En sentido contrario, frente a este europefsmo se anteponla uncasticismo de rancia tradición que basaba su proyecto en la exaltaciónde lo propio como genuino y universal, y usaba la estrategia del parti­cularismo que aumenta el valor de las cosas por la proximidad de lasmismas. Precisamente el discurso de Federico de Onís generó unainteresante polémica en la prensa nacional que escenifica muy bieneste sentido. Ante el acerado contenido autocrftico del discurso deOn(s responde J. Pin y Soler, intelectual catalán, director de laBiblioteca d'humanistes que por aquellas fechas acababa de publicarla traducción catalana de La Utop(a de Moro. Sin poner demasiadastrabas a los argumentos de fondo, Pin y Soler propone una exaltaciónsin miramientos de 10 patrio. Qué es eso de dar nosotros mismo armasal enemigo, Ijamásl, en su opinión el chauvinismo es una fuerza yreprende furiente a nuestro crftico profesor: "lSi viera usted los libritosque leen los niños en las escuelas francesasl ( .. ) no hay Geograffaelemental que no empiece con el consabido: Mis queridos niños.Como vosotros sabéis, Francia es el pafs más bello del mundo...... Enla polémica intervendrá Azorín en el intento de poner calma de por

• UNAMUNO, Miguel de. En tomo al casticismo, Madrid, Alianza, 1986, p. 139.

7 Ibfd., p. 140.

8 Ib(d., p. 140.

, PIN Y SOL.EA. J. "Carta abierta. Un concep1o de patriotismo" en: ONls, Federicode. Ensayos sobre 61 sentido de lB cultura espai'lolB, Madrid, Publicaciones de laResidenCia de Estudiantes, 1932, p. 268.

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medio y se preguntará sobre la dificultad de hacer compatibles unaenérgica propaganda exterior de nuestras excelencias y la delación,interior y pública, de nuestros males. El novelista alicantino proponíaun cuerpo especial de ~aduaneros literariosM que sólo dejaran exportarpanfletos idmcos, y cerraran las puertas a la exportación de cualquierdenuncia nacional.

Este casticismo particularista conlempla sus últimos dios con elfin de siglo y cuando Costa reclama la "doble llave al sepulcro de Cid'"nos exhorta a enterrar para siempre los mitos láclles. nos inVita 11 rom­per la máscara super1icial con la que nos hemos engrandecIdo a tra·vés de los siglos y a enfrentarnos sencilla y racionalmente con ta rea·lidad que nos rodea, que no es otra que la de un estado que se des­morona.

Unamuno, en las anlfpodas de la etapa cosmopolita antes rese­ñada, descenderá desde 1905 a los contraldeales de la nueva rege­neración, y en este nuevo orden de cosas proclamará: ~Hay quedeseuropeizarse. Cada dra me parece más petulante, más necia, mástransitoria y más vana eso que llaman civilización moderna. Debo detener espfritu medieval y de ello me felicito" 'o. Solitario, extrañado,afectado por alguna muerte muy cercana escribirá, "yo me voy sin­tiendo furiosamente antieuropeo. ¿Qué ellos inventan cosas?Ilnvéntelasl La luz eléctrica alumbra aqur tan bien como donde seinventó"1'.

En esta huida alcanza un punto que para mi explica el ordenmental, el sentido último que Unamuno dió a todas las propuestas enlas que se comprometió: alejado de las medias tintas, sentimental,siempre algo aspaventado y con ciertas vetas de irracionalismo, lle­gará a reclamar, cual Quijote, la españolización de Europa. Creo quedesconocra la anécdota de Nietzsche que al opinar en una ocasión

\0 Carta de Miguel de Unamuno a Hlpólito Gómez Pinilla, 30 de noviembre de 1902,en: ABC. Madrid, 27 de diciembre de 1986, suplemento literario, p. 7.

11 Carta de Miguel de Unemuno e José Ortega y Gasset, Salamanca, 30 de mayode 1906, en: Epistolario completo Ortega-Unamuno (laureallO RobleS ed.),Madrid, El Arquero. 19Q7, pp. 41 Y 42.

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sobre los españoles exclamó: ¡los españoles! Ilos españolesl He aqurhombres que han querido ser demasiado12

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Por contra Ortega, fiel heredero del notario aragonés, afiló unrefinado sentido critico ante estos los grandes mitos españoles. Asfdon Quijote, más que emblema nacional aparece califICado por el filó·solo madrilei\o como un ser poco inteligente, que "posee Ideas senci·Ilas. tranqUIlas. retóricas, que casi no son ideas, que más bien sonpArralos-" y cuya unica virtud es la de ser un esforzado. Algo pareci­do ocurre con Don Juan ~que amaba al amor y no amaba a ningunamule,..·· Y que si representa algo es ese querer el querer sin quererjamés ninguna cosa. El filósofo madrileño, ya lanzado en esta nuevaperspectiva, se prestaré a destruir sin piedad otro de los pilares denuestra alma hispánica: El Escorial. Este srmbolo de la grandezaespañola no lo es sino de aquello que más nos ha caracterizado: lafatta de ideas. En efecto, en su opinión, el monasterio es el prototipoestético de la vacuidad, que en este caso es disimulada por la Mmane_ra grande". Mientras que todas las obras emblemáticas de la arquitec­tura portan un contenido que las transciende, El Escorial es 10 grandepor lo grande; es un "fastuoso sacrificio de esfuerzo-; expresa nuestra~penuria de ideas, pero, a la vez, nuestra exhuberancia de (mpetus·.Para el filósofo queda ase representada 'a genuina potencia españo­la (...), es el esfuerzo aislado y no regido por la idea de un bravlo poderde Impulsión, un ansia ciega que da sus recias embestidas sin direc­ción y sin descaoso""t.

Fruto de este (mpetu regenerador y europeizante es la creaciónen 1907 en el ámbito del Ministerio de Instrucción Pública y BellasArtes del gobierno liberal del marqués de Vega de Armljo, de una ins·titución que a mi parecer tuvo un papel muy relevante en la apertura aEuropa de la Espana de Federico de On(s. Me refiero a la Junta paraAmpliación de Estudios que nace, segun la Exposición de Motivos de

12 Vid., ORTEGA Y GASSET, José. Obms Completas, vol. 11, Madrid, Alianza, 1983,p.557.

l'lbld., p. 559.

1~ Ibld., p. 557.

11 Ibfd., p. 558.

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su Real Decreto creador, para sacar provecho de la Mobservacióndirecta e rntimo roce con sociedades disciplinadas y cultas; de la vidadentro de instituciones sociales para nosotros desconocidas, y delensanchamiento, en suma del esp(ritu, que tanto Influye en el con­cepto total de la vida. Para ello hay que enviar al extranjero el mayornúmero de pensionadosn

Presidida por don Santiago Ramón y Cajal los miembros de laJunta lo eran por estricto valor cientffico; precisamente una de las cla­ves de su éxito fue su sólida y absoluta autonomla académica. La pri­mera tarea que abordará será la dotación de becas y pensionados, tantopara profesores como para alumnos. Esta será la función más conoci­da, pero no era la única; la Junta, por ejemplo, centralizaba las relacio·nes con parses extranjeros en lo relativo a los asuntos educativos.

Después del gobierno largo de Maura, la Junta iniciará unaetapa de expansión en la que más allá de la polrtica de pensionadosen el extranjero, tratará de reintegrarlos a España y asentarlos dentrode nuestras fronteras. Se crearán de esta forma el Centro de EstudiosHistóricos, el Instituto Nacional de Ciencias y la Asociación deLaboratorios; pero el fruto más emblemático de esta nueva etapa esel nacimiento de una institución que marcará la historia Intelectual denuestro pals: la Residencia de Estudiantes.

Como se explica en la Exposición de Motivos de Real Decretode 6 de mayo de 1910, la Residencia vendrIa a remediar los malesque se derivan cuando ~los lazos de solidaridad y de compañerismocolectivo entre los estudiantes, son muy escasos o casi nulos; apenasexisten instituciones escolares que fomenten la fraternidad y el estu­dio, y los alumnos se ven y se tratan solamente en el tiempo que per­manecen en las aulas", Se trataba de potenciar la fraternidad estu­diantil y dotar a los jóvenes de complementos como buenas bibliote­cas, contacto con eminentes conferenciantes o la práctica del depor­te. Situada en la calle Fortuny, el rápido crecimiento hace necesario eltraslado: en 1914 se empiezan a construir las instalaciones de la calledel Pinar, y en octubre de 1915 estarán ciento diez jóvenes ya insta­lados en los altos del Hipódromo.

Bajo la dirección de Jiménez Fraud, heredero directo del esprri­tu gineriano, la institución supo buscar hábilmente los mecanismos

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para lograr sus propósitos 8S(, por efemplo, el Comité Hispano-Inglés,ink:iativa del embajador británk:o y del duque de Alba, traerá a laResidencia conferenciantes de la altura de Keynes. Chesterton oWells. La Sociedad de Cursos y Conferencias, creada en 1924 por elpropio Fraud, llevará al salón de actos de la Residencia a JulianBenda, Paul Catudel, Max Jacob, Le Corbusier, Marine"' o PaulValery, por sólo destacar las personalidades extranjeras. los lazos deamistad que unlan a alguno de los más emblemáticos componentesde la generación del 27, Larca, Buñuel y Salvador Oall, nacieron a lasombra de los chopos de la calle del Pinar.

La Junta para Ampliactón de Estudios y la Residencia ponenen escena el nuevo espiritu de una Generación y abrigan una safu­ción al estigma planteado por On(s en su lección inaugural al encau­zar una apertura cultural hacia Europa. Tachadas en ocasiones de ell·tlstas, ambas Instituciones, y el proyecto en el que se inspiraron, cum­plieron ampliamente con el fin que las alumbraba: romper los moldesIdeales en los que vjyfa la inteligencia nacional e Integrar en los cau­ces generales de la ciencia y el pensamiento a la cultura española,en ambos casos el destino era Europa. Pusieron en marcha el colo­sal proyecto de hacer cambiar una universidad sostenkJa en tresgrandes maestros y una ciencia en manos de cuatro quijotes. Ouésignifica esto, pongamos un ejemplo, cuando Ortega viaja a Alemaniaa completar su formación Inserta un anuncio solicitando cambio deconversación, a través de este mecanismo entra en contacto con MaxFunke, un joven estudiante alemán que conoce varias lenguas y queestudia zoologra, botánica, aslronomra, mlneralogra y etnograffa. Laprimera impresión no es buena, de él dirá en la correspondencia quemantiene con sus padres que es un "'hombre tan tonto como un ale·mán lo es cuando a ello se pone~l'.o que "tiene tan poca Imaginaciónque mis chistes en alemán (excuso decirte) te vuelven loco (...), seretuerce (..), y me dice (...): ¿caballe-go tiene usted muy buenoombgal~17.

l' Carta de José Ortega '1 Gassel a su padre, Lelpzlg, 28 de abril de 1905, en:ORTEGA y GASSET, José. Cartas d6 un joVfffl esperoJ, (Soledad Ortega ed.),Madrid. El Arquero, 1991, p. 134.

l7 IbId.• p. 119.

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Ortega cuenta a su padre desde Lelpzig el nacimiento de laamistad y le pregunta: ~¿Sabes cuál es el único proyecto de la vida deeste hombre? hacer, ayudado por el Estado, andando los años, unviaje al Tfbet y hacer de él un libro, viaje cientffico desde luego, Paraello se prepara desde los quince años en que cayó en sus manos unlibro del explorador danés Sven Hadin61

', El filósofo queda sorprendi­do ante la posibilidad de que un joven de su misma edad pueda cons­truir su vocación con tan dilatada perspectiva, queda sorprendido anteel sentido universalista de la cultura y de la formación universitaria, yfrente a este panorama afirmará: ~He llegado a pensar que una razatiene tanta más energfa cuanto mayor número de cosas inútiles seacapaz de hacer",8.

Algunos años más tarde, en 1912, escribirá: ~Hoy leo con fre­cuencia en la Frankfurter Zeitung artfculos de Max Funke sobre asun­tos del T{be~. Frente a este modo de ser abiertamente europeo,Ortega observa que el español medio vive ajeno a su vocación natu­ral y obsesionado por el escalafón, por ser funcionario a pesar y porencima de sus aptitudes, U mas no es lo peor que sean tan pocas lasmaneras de vivir entre las que puede elegir el español venido almundo -afirmará-, Mucho peor es que siendo tan pocas sean tan rfgi­das·:ll .

Resulta fácil señalar ahora que el espfritu de la Residenciaconecta muy directamente con el sentido último de las palabras denuestro joven catedrático al que hemos hecho protagonista de nues­tro discurso. La evidencia se hace más sólida si destacamos queFederico de Onfs fue uno de los muchos brazos de los que se ayudóJiménez Fraud para dar vida a su proyecto, y junto a Juan RamónJiménez y José Ortega fue responsable de las publicaciones de laResidencia de Estudiantes,

I'lbfd., p. 112.

111 Ib(d., p. 113.

20 ORTEGA Y GASSET, José. "Pro Baroja. Anatomra de un alma dispersa" en;MOOitaciones sobre /a litaratura y el afte (E. Inman Fox ed.), Madrid, Castalia,1987, p. 170,

21 Ibrd., p. 170.

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Además fue protagonista y colaborador de algunas de las acti­vidades de la misma. El 5 de noviembre de 1915, Federico de On(5imparta una denominada. muy a lo anglosajón, ~Iectura" a los estu­diantes de la Residencia bajo el marbete de ~D¡scipl¡nay Rebeldfaft

, untftulo por cierto con más sabor a fuego de campamento o a manual debey-secu! que a tertulia universitaria. El sentido de tas mismas pare­cfa abocado a ser una reflexión sobre la tarea de la nueva Juventudculta y universitaria. Algunas de las ideas de la lección inaugural deOviedo rebrotan aquf de nuevo con fuerza. Para Onfs la llamadajuventud es la etapa ¡niciática en fa que nos aproximamos a la realidadde una manera muy específica. "para al joven, como para el niño,cuanto le acaece, acaece por primera vez..:l2, se trata del momento delos primeros descubrimientos, de las verdades iniciales '1, como lodolo primero, nos es dado envuelto en un hato especial, "todos -afirma­cambiarfamos nuestra ciencia del mundo '1 del hombre, por aquellasprimeras verdades elementales en que empezamos a entrever elorden '1 claridad del mundo'023.

El deber del joven es abrirse a todos los caminos, recorrer todaslas sendas antes andadas, "todo aprendizaje es una repetición: volvera vivir, a saber, a sentir, en Incesante renovación, lo que otros hom­bres han vivido, sabido '1 sentido (...). Vivir el joven, es aspirar a sertatodo":l·. Ahora bien, esta apertura máxima ante lo exterior no la conci·ba Onfs desde el Juicio previo o desde la superioridad, sino desde ladisciplina. En efecto, la "tendencia a la dispersión en el mundo ajeno~,

requiere de wun sentimiento de amor, de admiración, de sumisión -unsentimiento de disciplina-, que mantiene nuestro espfritu abierto atodos los Influjos exteriores..:l5. Cuando define el aprendizaje como~una peregrinación de doctrina en doctrina":le, remite a la disciplinadaasunción de cada una de ellas, a penetrar en la ley que explica la natu­raleza de las mismas.

2:l ONrS, Fedelico de. DiSCiplina Y RBl;JQldla, Madrid, Publicaciones de la ResidollCiade Estudiantes, 1915, p. 22.

:n lbld., p. 26 Y 27.

2.t Ibld., p. 30.

:l5 Ibld., p. 37.

M Ibrd., p. 40.

15

Superada la juventud y alcanzada la madurez la tarea será la detonnar la auténtica personalidad individual a partir de la base intelec­tual adquirida. Aqu( no solamente es lícito elegir, sino que es lo abier·tamente recomendable, bien entendido que -nadie puede decir que haabandonado una doctrina sin haber crerdo en ella, ni una mujer sinhaberta amado047

• Ahora, en el momento de fonnarse el individuocomo persona, se impone la rebeldía, aunque no se puede ser rebe4­de cuando nada se es, o como afinna anís: "No hay personalidad fuer·te, sino tras una juventud al parecer pródiga y desperdigada, capaz de

vivir intensamente el campo multifonne y variadfsimo de la vida.... Acontinuación les indicará: "Cuanto más os hayais dispersado por elmundo de las cosas, más rica y más plena será la orientación de vues­tra personalidad. No hay personalidad creadora ni obra valedera -nisiquiera en el orden puramente Intelectual- sino sobre un substratumhenchido de vida y de emoción-o Al final resume sus palabras remi­tléndonos a la voz religiosa etema: "Señor, te entrego mi vida (... ). Hevivido, he amado, he sufrido, y no sabía por qué. Pero he seguido fiel­mente los impulsos que tú pusiste en mi corazónn30

anís reclama a los jóvenes de la Residencia lo mismo quehabra dejado estupefacto a Ortega en Leipzig: una extrema pennea­bllidad del Inlerés que nos haga hacemos aventureros tras descubrira SVen Hadin o que nos involucre en la más original de las vocacionessi libremente as( lo decidimos; en definitiva, un sentido libre y univer·sal de la existencia personal.

Conecta al final del todo con el sentido de algunas ideas plas­madas en otra lección Inaugural, la del curso 1900-01 de laUniversidad de Salamanca; impartida por su catedrático de UteraluraGriega, O. Miguel de Unamuno. Allí, en uno de sus últimos párrafos.en donde con más intensidad arenga a los estudiantes salmantinos,afinna: -Sumerglos en la vida a veria con visión especulativa y desin­teresada, a dejaros empapar en realidad inmediata y actual con pure­za de intención, sin pedirte más de lo que pueda daros ni exigirte argu·

27 Ibld., p. 47

"'bld.• p. 38.

:5 'bId.• p. 49.

30 Ibld., pp. 50 Y 51.

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mentos para soluciones de antemano trazadas a medida de nuestrosdeseos-o

Algunos meses antes, una Irla noche de anero de 1915,Eugeni d'Ors habla protagonizado otra de las lecturas en laResidencia de Esludiantes, en este caso titulada -Aprendizaje y hero­fsm0 8 Creo que el mensaje último de On(s y d'Ors colnciden aunquelas tormas nos presentan a este último mucho más radicalizado, espor ello muy poSIble que la lectura del primero fuera una respuesta ala del segundo En opinión de d'Ors no cabe formarse un personali­dad cultural si antes no se acfúa sobre un fondo de conocimiento pre­vio. amplio y consistente. En este sentido afirma: MPara que el Interésse despierte por algo, es necesario, como previa condición, algúnconocimiento de lo que llega a interesar; no siendo acaso el Interés,sino la traducción electiva de aquel conocimiento (...). No sabemoslas cosas porque anteriormente nos hayamos interesado en eltas,sino que nos interesamos por ellas, porque antes las hemos hastacierto punto, sabldo4i!.

D'Ors incide de manera principal en la adquisición de este cono­cimiento del joven en formación y, frente a la libre aunque disciplinadabúsqueda a la que remilla Onrs, reclama un sentido mucho más estric­to de la educación, "tal vez -alirma- ya es hora de rehabilitar el vakJrde esfuerzo, del dolor, de la disciplina de la voluntad, ligada, paradecil10 de una vez, no a aquello que place, sino a aquello que despla­ce..:J3. En este orden de cosas, d'Ors ataca sin piedad al modelo peda­gógico del Emilio de Rousseau, de donde afirma "han salido la raleainfinita de las blanduras modernas·. Se trata, en su opinión, de unmodelo caduco: "Cuantos, con preocupaciones ochocentistas y some­tidos a la superstición de lo espontáneo, han querido llevar hasta suextremo lógico la melodolog(e de lo razonable, de lo Intuitivo, de lo

fácil, de lo atrayente, del interés sin conocimiento previo, han tenido

31 UNAMUNO, M9I8l de. DisaJrso leido en la solemne tIIpfNftxa del ClJr.iJO aatdlfm;co

de 1900. 1901, Salll1Tlanca. Imprenta de Frandsoo Nul\oz Izquierdo, 1900, p. 15.

3:l O'OAS, Eugenio. Aprendizaje y Hero(smo, Madrid, Publicaciones de laAealdenda de Estudiantes, 1915, p. 37.

:13 /bid., P 39.

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que confesar, si son sinceros, su fracaso...oo3oI• Frente a este ejemplo.

rescata d'Ors la educación del Gargantúa de Rabelais, en dondeobserva un estallido del espfritu heroico de la educación y del apren­dizaje.

De la proclama de Onfs sobre la necesaria mirada a Europa quedebe latir en la Universidad a las reflexiones del mismo On{s y ded'Ors sobre la grandeza, rebelde y heroica, del conocimiento y elaprendizaje. De la Europa universitaria que sorprende a Ortega a lanecesidad de un auténtico encuentro con la verdad, casi en clave pop­periana, que Onfs fundaba en la libertad, en el sentido plural del saber.En este recorrido que les he tratado de plantear queda peraltado elsentido último de la Universidad, y no es otro que su carácter fontanalque nos aleja de la condición unfvoca de la hermenéutica del cactus ynos abriga en la búsqueda de la verdad. Les ánimo humildemente enesta tarea que no es pacifica ni tranquila, que reclama energfa y eje­cución. O como explicaba el filósofo: "Todo lo grande se encuentra enla tormenta", son palabras de otra lección académica, en este caso lasque Heidegger toma del sexto libro de la República de Platón paracerrar su discurso de acceso al rectorado; palabras con las que mepermito cerrar el juego intelectual que ha vertebrado mi discurso.

Afirma el refrán africano que cuando la memoria va a buscarleña, siempre selecciona los mejores troncos. Que este año que ahorase inicia quede en las zonas más frondosas de nuestra memoria ysirva para hacer fuego, denso y profundo, con el que moldeamoscomo personas cultas y libres.

He dicho.

:tol Ibrd.. pp. 44 Y 45.

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