la tertulia nanera nº 8

GACETILLA DE LA TERTULIA NANERAreunión nro. 8 - domingo 23 de octubre del 11

"de la resistencia al hiperconformismo

"jean baud

A manera de introducción o mata dudas:

Una tertulia es una reunión informal y periódica, de gente interesada en un tema o rama concreta del arte, ciencia o filosofía, para debatir e informarse o compartir ideas y opiniones.

Debido a que es una propuesta liviana destinada a un público general, sin necesidad de conocimientos teóricos profundos acerca de filosofía, la tertulia aparece como un espacio de reflexión libre acerca de diversos temas propuestos. Al ser “filosófica“, la experiencia es exponer esta disciplina a través del análisis de frases célebres de filósofos. De esta manera se intentará llegar a una comprensión en la cual se pueda abrazar el sentido de la misma.

gacetilla de la tertulia nanera - pág. 2

HOY : “De la resistencia al hi-perconformismo“ Jean Baud.-

“…es preciso leer todos los sucesos por el reverso, más allá del montaje oficial. Todo el mundo es cómplice, en especial, en especial los mass-media, de mantener la ilusión de la posi-bilidad de ciertos hechos (…) de una finalidad histórica, de la objetividad de los hechos. Todo el mundo es cómplice de salvar el principio de realidad.“


I Concepciones de lo real y aproximaciones a la relación con la funcionalidad y operatividad del poder.

De una manera esquemática y sin propósito de agotar la complejidad o riqueza del autor, es que se observan dos posibles concepciones de lo real que se encuentran en relación con la temática que nos compete: la de los medios masivos de información y de su relación con la noción de poder adoptado desde dos perspectivas que se focalizan en su funcionali-dad.

Por un lado, tenemos una concepción metafísi-ca de la realidad, por la cual la misma se muestra por conceptos y representaciones, suponiendo en ella la existencia de una referencia o sustancia que es parte del mundo objetual y que se refleja de una ma-nera nítida en nuestras mentes, tal como si fuese un espejo.

La ideología que reviste un poder dentro de este esquema, se entiende como una interpretación que tiene como empresa el falsificar o distorsionar lo real, conduciendo a la alienación, al embruteci-miento de las masas para su manipulación a través de los medios, y a la seguridad de un poder centralista y burocrático.

Por otro lado, tenemos la concepción de realidad como hiperrealidad, que se halla desvinculada de lo real, que nada tiene que ver con él. En ella las co-


sas aparecen dobladas por su propia escenificación mediante signos que son más auténticos que lo que representan, es decir, que lo representado (aunque en verdad de lo que se trata aquí es justamente simular que hay algo por representar, que hay referentes, mientras que lo que encontramos es un vacío de rea-lidad).

Lo real aquí no ha sido nunca, pero lo hemos vis-to como si hubiésemos estado allí, no desde una pers-pectiva que puede asumir algún sujeto, sino reitero: allí mismo. Esta idea más adelante la clarificaremos al referirnos al giro del dispositivo panóptico y a la abolición de los polos sujeto-objeto.

Por otra parte, el poder desde esta mirada apa-rece como productor de sentidos (ya sean políticos, ideológicos, culturales o sexuales), de la misma forma que en la concepción previa, pero lo que se advier-te y es su diferencia respecto a la otra acepción, es que no hay sujetos que participen en el sentido producido o construido, que recepten el sentido, sino que tan sólo lo que se presenta es una masa inerte, neutra, que tiene como cualidad el comportarse como vehículo de información provista por él a través los medios.

II TV-verdad o TV como ADN: mutación de lo real en hiperreal. Abolición de la relación sujeto-obje-to.

La expresión TV-verdad hace alusión a uno de


los ejemplos tomados por Baudrillard para explicar el giro del dispositivo panóptico que posiciona a la TV como punto focal del mismo implicando la sumisión del individuo, a un modelo que instaura la confusión entre la realidad y el medio, y desde la cual se so-ciabilizan los sujetos de un modo hiperreal.

El ejemplo de TV-verdad aparece descripto como la experiencia americana, la heroína ideal del modo de vida americano: “…llevada a cabo en 1971 con la familia Loud: 7 meses de filmación ininterrumpida, 300 horas de toma directa, sin script, ni escenogra-fía, la odisea de una familia, sus dramas, sus ale-grías (…) en suma, un documento histórico en bru-to…“

Se revela posteriormente que la familia duran-te el rodaje se separó y genera a partir de allí la pregunta que responsabiliza a la TV y que cuestiona su papel en vinculación con la realidad: “Qué habría sucedido si la TV no hubiese estado allí?“.

En efecto, sucedió como si la TV no hubiese esta-do. Uno de los realizadores afirma “han vivido como si nosotros no estuviéramos”. Por tanto, se puede de-cir que la TV ha captado la vida misma en su fluir: más real, más auténtica incluso. El desenlace de los acontecimientos hubiese sido el mismo aún si no se hubiese visto por la pantalla.

Si bien esto parece paradójico y absurdo, es lo que ha fascinado a veinte millones de telespectado-res absorbidos por la estética y el espectáculo de lo hiperreal.


Lo hiperreal es la simulación, no como imitación o parodia, sino como suplantación de lo real por los signos de lo real, es decir, se suplantan los refe-rentes por sus signos, puesto que los referentes se han perdido.

Este acontecimiento obedece como antes mencio-namos al giro del dispositivo panóptico donde lo real se confunde con el modelo y no hay distinción entre activo y pasivo.

Esto significa que el televidente no adopta un rol pasivo, bajo una visión de los mass-media como represivos o persuasivos (esto último es inteligi-ble bajo la expresión: “usted no mira la TV, la TV le mira a usted”, por la cual queda en evidencia la su-misión del espectador ante la mirada absoluta de la TV, punto focal del panóptico); sino que los mass-me-dia disuaden al espectador: “usted es la información, usted es lo social, usted es la noticia, le concierne a usted, ¡usted tiene la palabra!“.

Desde esta visión de los mass-media, queda ya obsoleta la concepción analítica de los mismos, que sigue proclamando la distorsión de lo real y la ma-nipulación: “la TV nos contempla, la TV nos aliena, la TV nos manipula, la TV nos in-forma”, esta mirada sigue contemplando la posibilidad de un horizonte de lo real y del sentido.

El cual no es posible si tiene lugar la aboli-ción de las relaciones polares entre: sujeto-objeto, causa-efecto, activo-pasivo, como sucede en la so-ciedad contemporánea.


La distancia entre sujeto y objeto es el sentido, y en el desvanecimiento de los polos, la TV alcan-za un límite de indefinición respecto a los sujetos.

Si nos remitimos al ejemplo, podemos decir que los Loud no son ni más ni menos activos o pasivos frente a la TV de lo que es una sustancia viviente ante su código molecular.

El ADN realiza una reducción aleatoria del sen-tido a nivel de la sustancia viviente.

En conclusión, a diferencia de la concepción analítica de los medios masivos que parten del su-puesto de que es ideal la existencia de agentes ex-teriores activos capaces de discernir entre las in-formaciones que suministran los medios y de verlas en perspectiva desde un horizonte de lo real y del sentido, imposibilitando, así, la alienación, la mis-tificación y el embrutecimiento que son la finalidad última del poder; es que se presenta este otro modelo donde la realidad está perdida, sólo queda lo hipe-rreal como hiperespacio de sociabilidad de las masas que caen bajo la fascinación y el deslumbramiento de lo espectacular, del que no pueden tomar distancia o disociarse, tal como ocurre en el caso de una sus-tancia viviente respecto a su ADN o código genético; por ello, afirmamos que el polo “sujeto” está absor-bido por el medio y el polo “objeto” está suplantado por signos de signos al infinito, donde su sentido se ha extraviado.

III Las masas, el proceso de socialización y el vínculo que establecen con la información que pro-


veen los mass-media.

Las masas aparecen definidas como entidades ne-bulosas y anónimas, que no se corresponden con nin-gún cuerpo social o individual, ni son la suma de individuos. Esto se debe a que los individuos somos episódicamente conductores de sentido, la mayor par-te del tiempo somos y hacemos masa, más acá o más allá del sentido.

Sin embargo, en relación con esta última ex-presión, debemos hacer la salvedad de que las masas absorben energía y la neutralizan, no generan más energía; lo mismo ocurre con el sentido que no echa raíces en ellas, sino que simplemente es conducido, vehiculizado.

Las masas rechazan el sentido, no tienen un com-portamiento propio, actúan por inercia, se mueven entre estereotipos y signos vacíos, no apuntan a re-ferentes o ideas, sino que absorben lo espectacular y viven de supersticiones.

Son involucionadas y si atraviesa por ellas una que otra vez un sentido sobre algo, debe considerar-se a esto como un accidente ambiguo y sin prolonga-miento.

La inyección de información a las masas y su tasa de exposición a los medios se concibe como su proceso de socialización.

Mediante el bombardeo de signos vacíos, estímu-los luminosos y lingüísticos que escapan a la co-municación y al sentido, es que se gesta mayor masa


inerte, que hace al campo social impermeable a las instituciones clásicas de lo social y a los mismos contenidos de la información.

Las masas bajo una errada comprensión, no están mistificadas ni desean alcanzar la luz de la razón, sino que prefieren antes que ello, moverse en una dimensión irracional y sin fundamento. Su reino no es el de la voluntad de representar o dar sentido, sino el de la voluntad de espectáculo.

Frente a esto, el poder que teniendo un interés determinado, modifica los sentidos de la información que se transmiten a través de los medios, lo hace en vano, puesto que la masa no los retiene, ni partici-pa de ellos, sino que los difunde cual signos que se agotan en la efervescencia misma de los sistemas de signos.

IV El poder y el abismo del sentido

Teniendo en cuenta las dos concepciones de rea-lidad precedentes, se puede concluir que el poder produce y atribuye sentidos a referentes que consti-tuyen “lo real”, teniendo como base sus intereses.

No obstante, el montaje que realiza de los suce-sos no tiene significatividad si no hay participa-ción o recepción del sentido de los mismos. Lo cual lleva a ver al poder como simulacro que se autodes-truye, anulando en el proceso lo político y lo social; generando, así, las mayorías silenciosas de “los que no tienen nada que decir“.


V De la resistencia al hiperconformismo

En este apartado el autor exhibe las diferen-cias que se establecen entre la resistencia tradi-cional de las masas que reinterpretaban los mensajes de los mass-media, y en lo que caen actualmente las masas, el hiperconformismo. Asimismo se vuelve so-bre la idea que aparece precedentemente: los mass-media no tienen como finalidad alienar a las masas falseando la realidad, sino que el proceso en el que se desenvuelven los medios y las masas, es un solo y único proceso.

“La masa no constituye en absoluto una estruc-tura pasiva de acogida de los mensajes de los me-dia, ya sean políticos, culturales o publicitarios. Los microgrupos y los individuos, lejos de alienarse sobre una decodificación uniforme e impuesta, de-codifican los mensajes a su manera, los interceptan (a través de los líderes) y los trasponen (segundo nivel), oponiendo al código dominante sus subcódigos particulares, y acabando por reciclar todo lo que les llega…“

“…en el caso de los media, la resistencia tra-dicional consiste en reinterpretar los mensajes se-gún el código propio del grupo y en dirección a sus propios fines. Las masas, ellas, lo aceptan todo y lo desvían todo en bloque hacia lo espectacular, sin exigencia de otro código, sin exigencia de sentido,


sin resistencia en el fondo, sino haciéndolo desli-zar todo en una esfera indeterminada que no es si-quiera la del sinsentido, sino la de la fascinación en todas las direcciones“

“Siempre se creyó (…) que son los media los que envuelven a las masas. Se buscó el secreto de la manipulación en una semiología encarnizada de los mass-media. Pero se olvidó, en esa lógica inocen-te de la comunicación, que las masas son un médium más fuerte que todos los media, que son ellas las que envuelven y los absorben- o que al menos no hay ninguna prioridad de uno sobre otro-. El de la masa y el de los media es un único proceso. Mass(age) is message.“

CONTERTULIA MODERADORA: Luz Baravalle.-

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