Miranda Flores Mauitzel.

Grupo: 2403.

Interacción comunicativa.

La seducción de las palabras.

Este es un texto sumamente interesante, ya que con leer el titulo te atrae. Te muestra las palabras que existen dentro del lenguaje humano que seducen y atraen fuertemente al hombre. El libro está dividido en 10 capítulos en los que podemos ver que las palabras no son solo uniones para formar oraciones, sino también son cautivadoras del mensaje.

En los lugares más espirituales, etéreos y livianos del ser humano se desarrolla el espacio verdadero de las palabras, el que contiene su capacidad de seducción, por ejemplo una palabra posee 2 valores: el primero es personal, el segundo tiene relación con la colectividad.

La capacidad del habla se debe a la detonación genética del ser humano.La palabra se ha ido formando durante siglos de una manera inteligente y fría, contando con un grado emocional, y esto hace que no existan palabras iguales, además el lenguaje no es un producto, sino un proceso psíquico, que ha evolucionado con el paso del tiempo. El lenguaje forma parte de la estructura de nuestra inteligencia, por esto la seducción de la palabras son un arma terrible, y difícil de esquivar.

Existen palabras que están relacionadas con la inteligencia estas son las palabras de poder de persuasión y de disuasión, estas no necesitan lógica alguna. La seducción de las palabras son armas terribles porque en ellas interfiere su olor, su aroma que logran despertar aquellas percepciones prehistóricas. Las palabras Denotan porque significan, pero connotan porque se contaminan.

Las palabras no son solo escritas sino también pronunciadas a esto se añaden los sonidos que es una fachada muy importante que da el hablante y recibe el oyente, por ejemplo, a menudo la mente humana prescinde del código de acceso completo y bastan las primeras sílabas, y aunque leamos en silencio, todas las palabras suenan en nuestros oídos.

Existen muchas palabras que no solo tienen su significado sino también que tiene otros significados que influyen y se vuelven seductores, por ejemplo la vocal u se relaciona con la luz y la a con lo blanco.

Quién logre dominar la sutileza de los sonidos habrá adquirido un poder intransferible para crear belleza y expresarse con eficacia.

El lenguaje del amor busca sonidos suaves y las palabras que arraigan en la historia de la humanidad, los conceptos profundos y universales, aquellos que recibieron su principal brillo en las obras de los poetas. La metáfora es seductora por naturaleza, porque produce sorpresa y ayuda salir de la realidad visual para pasar a la realidad imaginada, porque no la compara con el objeto real, sino que lo sumas. Las palabras que refieren los objetos más valiosos

sonados o manejados por el género humano también arraigan con éxito en el lenguaje de la seducción amorosa.

El lenguaje del amor dispone de muchas palabras que seducen por sí mismas como por ejemplo labios, pecho, ojos, manos. Otra palabra importante que seduce es ternura, está muy relacionada con las caricias y los recorridos sobre la piel.

El cerebro ha sido reservado por el lenguaje para las decisiones racionales, y el corazón para las pasionales, es por eso que el lenguaje del amor sale del corazón, de ahí la frase “La razón tiene razones que el corazón no puede entender” y viceversa.

El valor simbólico de las palabras se añade a los factores de seducción del lenguaje; todas aquellas palabras que remiten al entorno natural del hombre tienen significado especial por ejemplo el publicitario juega con las palabras, la publicidad no vende productos, sino que compra gracias a como paga con la seducción de las palabras.

La fuerza de las palabras es tan estremecedora que incluso pueden cambiar la percepción de lo nombrado mediante una leve modificación de su envoltorio: la palabra misma. Las imágenes significan, evocan y simbolizan las palabras, mientras más extrañas llaman más la atención. El futuro para el público es algo del que siempre sueñan y los publicistas se aprovechan de eso para atraparlos. El publicista busca implicar al consumidor y por esto busca pronombres posesivos y personales.

Lo que comienza por un lenguaje manipulador termina por conducir a la asunción del totalitarismo y al mayor genocidio conocido por la historia.Empecemos con un breve resumen de todo lo que ocurrió en el pasado:La terminología propia de Alemania pre-nazi dificulta la comprensión de los juegos de palabras para quienes hablamos en español.

Algunos vocablos son precisamente lingüísticos y tienen connotaciones heredadas y antiguas, ajenos a la cultura hispana; entonces las palabras que ejercen el poder de seducción fueron desposeídas de él más tarde, también la tergiversación del idioma eufemismos y engaños y las palabras manipuladas, en efecto van por delante de la justicia porque la manipulación va dirigida al inconsciente. Los mecanismos de defensa de la persona son su capacidad de reaccionar con los mensajes, su crítica y también su educación sobre los mismos.

Los resortes del lenguaje para influir en la psique ajena, han llegado a algunos poderosos que los emplean de manera intuitiva. El político habrá conseguido así adueñarse del prestigio ajeno, en una maniobra de seducción y de apropiación indebida.

Sin embargo, el fútbol también ha incorporado a su léxico muchas expresiones procedentes de otros mundos muy específicos. En el lenguaje erótico radicará tal vez esa pasión masculina por este deporte. Entonces cuando estamos ante

un léxico que seduce en su conjunto, la fuerza de este lenguaje se ha extendido a otros deportes como voleibol, ciclismo, natación.

La seducción de las palabras alcanza de nuevo a los sentimientos nacionalistas. Al repasar todos estos términos queda latente una idea de vigor pero también un fondo de agresividad.

El poder seductor de estos términos ya han mostrado su influencia psicológica.La seducción de las palabras que aprovechan los políticos para apoderarse del prestigio atesorado por la navegación marina o por la arquitectura, o por el embaucamiento que se logra en cualquier conversación mediante el uso de un término médico constituyen un factor de influencia psicológica.

La seducción puede ocultarse en una sola palabra y también diseminarse por todo un léxico, los usos gramaticales pueden producir un efecto de seducción general. El cerebro ha sido traicionado por el subconsciente, con su uso la mujer queda perdida. Si la mujer desaparece de una parte crucial del lenguaje que empleamos desaparecerá igualmente la vida según la percibimos y esto se trata más de un problema social que lingüístico.

Lo que reduce el protagonismo de la mujer, lo que la oculta en estos casos, es el mal uso del género gramatical femenino, que las priva de significación universal, que las constriñe a los límites del género-sexo femenino.En toda lengua se producen fenómenos lingüísticos sexistas similares entre sí. Y en toda lengua pueden evitarse sin alterar su sistema gramatical.

El ser humano suele adorar todo aquello que se relaciona con sus ancestros porque en el lenguaje rural sí seduce la precisión, a diferencia de lo que ocurre en el lenguaje científico; seducen las palabras certeras incluso aunque no se domine su significado.

La seducción de las palabras específicas y precisas tiene, un poder intrínseco que se liga a su mero enunciado, y que es independiente de lo que transmite su semántica. Las palabras viejas son odoríferas, perfuman el discurso y crean el ambiente que invita a enlazar los pensamientos.

Las palabras antiguas seducen en la literatura y en la poesía, nos reclaman desde los lugares tranquilos de la naturaleza. También en la seducción se puede hallar un placer, el de dejarse embaucar si el engatusamiento lo merece; con palabras veraces, nobles, sonoras y alcanzables, inventadas para la comunicación y la ayuda mutua, creadas por el ser humana para dejarlas en herencia eterna, palabras que ahora nos seducen y nos relumbran porque llevan dentro los conocimientos que acumularon nuestros ancestros y que empezábamos a olvidar.

Los mecanismos principales que logran tal fascinación en la seducción de las palabras son: la historia, el sonido, las contradicciones, la extensión, el estiramiento, los prefijos, las metáforas tramposas y mentirosas, el valor del pronombre posesivo, las ideas suplantadas, el salto semántico y el vocabulario ajeno.

Los mensajes se redactan con frecuencia según la ideología, de la que el hablante no es consciente, que él ha interiorizado con pasividad. Toda cultura constituye, en efecto, una vasta organización comunicativa distinta de cualquier otra, una especie de enorme lengua histórica que aunque se extinga deja sus mensajes globales para quienes los quieran estudiar.

Las palabras pueden pronunciar la melancolía con el sonido del violín pero también la guerra con la potencia de los tambores. Las palabras engatusan y repelen, edulcoran y amargan, perfuman y apestan. Más vale que conozcamos su fuerza.