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EneroEnero--FebreroFebrero 2013 2013
La Sana La Sana La Sana
DoctrinaDoctrinaDoctrina
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2 La Sana Doctrina
Revista bimestral publicada por asambleas
congregadas en el Nombre del Seor Jesucristo
en Venezuela.
Ao LIV N 323 Enero-Febrero 2013
Redactores:
Guillermo Williams (Fundador: 1958-61)
Santiago Saword (1961-76)
Santiago Walmsley
Andrew Turkington (Redactor)
Tlf. (0258) 8084791
E-mail: [email protected]
Tesorero: William Turkington
a/c Carrera 6 N12-61,
San Carlos, Cojedes, Venezuela.
Telfono: (0258) 3251221
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Artculos:
Notas (1) ....................................... 3
El pecado original y la
curiosidad Santiago Walmsley
Regresando de Babilonia a
Jerusaln (20) ........................... 5 Samuel Rojas
Llamar a Jess Seor .................... 8
El Seoro de Cristo en
Primera Corintios (3) Andrew Turkington
La mujer y la muchacha (1) ........ 10 Donald R. Alves
La Trampa de la Vid (cont.) ....... 12
Lecciones de Vias en
la Biblia (4) David Gilliland
SansnEl Juez Fuerte,
pero Dbil (cont.) ....................... 16
Los Trece Jueces (37) A.M.S. Gooding
Arrogancia y humildad ............... 19 Braulio Caraballo
Lo que preguntan ....................... 20 Gelson Villegas
IN MEMORIAM Apreciaciones de la
Srta Isabel Macdonald ............ 22
Pgina Evangelstica ................. 24
El Beso de la Muerte John McCann/Andrew Turkington
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La Sana Doctrina 3
NOTAS (1) SANTIAGO WALMSLEY
El pecado original y la curiosidad
En el principio Dios advirti al hombre
respecto al peligro que corra si coma del
fruto del rbol que se identificaba como el
de la ciencia del bien y del mal. En des-
obediencia a la palabra de Dios, Eva y
Adn comieron de aquel fruto, y como
consecuencia la sentencia de muerte pas a todo su prole. Rechazando la palabra de
Dios, la raza humana queda con el mito
representado por una manzana ya parcial-
mente comida que para el mundo repre-
senta el sexo. Los que no dan la debida
importancia a la palabra de Dios siguen
creyendo que el pecado original fue la
relacin sexual de Adn y Eva. Que no
fue as es cierto, ya que Dios instruy a
nuestros primeros padres, dicindoles,
fructificad y multiplicaos, llenad la tie-
rra (Gn.1:28).
En qu consisti, pues, el pecado? No
tomar en cuenta la palabra de Dios es pe-
cado. Desechar Su palabra, desconociendo
de esta manera la voluntad de l, y susti-
tuyndola por la voluntad propia, es peca-
do. Dejndonos ejemplo, el Hijo de Dios dijo, he descendido del cielo, no para
hacer Mi voluntad, sino la voluntad del
que me envi (Jn. 6:38). Con esto con-
cuerda las palabras de Saulo de Tarso en
el da que crey, diciendo, Seor, qu
quieres que yo haga? (Hch. 9:6). En su
pecado el ser humano cree que complacer-
se a s mismo es el sumo bien, y para esto
tiene un sin fin de diversiones. Popular-
mente se oye la expresin lo mo es..., y
con esto el hombre vive sin Dios.
Es igualmente fcil para el creyente
tener tambin otros intereses que en reali-
dad representan prdida de tiempo. Mu-
cho tiempo se pierde en cosas vanas mien-
tras el culto de oracin carece de ayuda.
Hay quienes se absorben totalmente en las
cosas cotidianas, de manera que no tienen
tiempo para compartir en las actividades
de la asamblea. Ellos mismos son los que
pierden.
Es muy completa la palabra de Dios en
su forma de presentar enseanzas para el
creyente, y nos ayuda bastante el caso de
Eva. El orden de los acontecimientos deja la impresin que Eva no estaba presente
en el momento cuando Dios dio la prohi-
bicin a Adn. En tal caso ella la aprendi
de Adn. Esto hace resaltar las implicacio-
nes de la pregunta hecha por Satans,
con qu Dios os ha dicho...? Sutilmen-
te l despert en ella la curiosidad acerca
de aquel rbol. Ninguno es capaz de en-
tender cun peligroso es informarse
acerca del pecado.
La historia de Eva revela que ella fue
solamente a ver. Sin duda era una mujer
super-dotada de capacidad, y posiblemen-
te por esta misma razn crea que no podr-
a ser engaada, pero fue total su engao y
estrepitosa su cada. Vio que el rbol era
bueno para comer, y que era agradable a
los ojos, y rbol codiciable para alcanzar la sabidura. En otras palabras, lo vio to-
-
4 La Sana Doctrina
do como muy positivo y bueno para ella y,
como consecuencia, comi de aquel fruto.
Esta historia se repite en centenares de
casos de personas que sienten curiosidad
solamente por ver algo del pecado. La
computadora, la televisin, el telfono
celular y la literatura pornogrfica propor-
cionan oportunidades para todos informar-
se acerca de las aberraciones del pecado.
Con las facilidades que proporciona la
vida moderna, podra ser fatal la curiosi-
dad. Ver solamente da la falsa impre-
sin que todo comienza en forma muy
inocente. Pero, volver al mismo programa
indica que se le ha abierto el apetito para
lo que se presenta a la vista. Naturalmen-te, al principio se hace en secreto, sin que
otros miembros de la familia sepan de tal
inters, pero ya se est encaminado hacia
la cada. En muy, muy pocos casos se cae
de repente en pecado, pues, por lo regular,
lo que se ha venido pensando durante
algn tiempo va cogiendo cuerpo en la
mente. En todo caso ha habido una cada
en secreto antes de la cada pblica.
Enseando acerca del nuevo nacimien-
to, el Seor dijo, lo que es nacido de la
carne, carne es. En otras palabras el nue-
vo nacimiento no cambia la vieja naturale-
za. Permanece en el creyente y no se me-
jora con los aos. Aos en Cristo, la expe-
riencia, el estar ocupado en la obra del
Seor y el conocimiento bblico no nos
salvan de las tentaciones ni de las cadas.
Pasar tiempo fuera del hogar lejos de
su cnyuge, siempre tiene riesgo. Cunto
ms en estos tiempos cuando las relacio-
nes ntimas ilcitas son de las ms casuales
y gozan de la aprobacin de la sociedad!
Comprese Santiago 1:14-16, donde la
tentacin abarca el ser atrado y seducido,
y en este proceso el pecado se concibe.
Luego da a luz y el pecado consumado
resulta en un testimonio muerto. Con
razn, la palabra dice: Amados hermanos
mos, NO ERRIS.
Perseguidos para nuestro bien En algunas ocasiones de nuestra vida
puede ocurrirnos como a Jons, que crey
que poda huir a Tarsis para escapar de la
orden de Dios, pero l persiste en perseguir-
nos, aunque no para daarnos, sino siempre
con vistas a nuestro bien.
Un diario americano traa un reportaje
sobre una mujer que estaba conduciendo de
vuelta al hogar cuando se dio cuenta de que
un gran camin la segua. Pensando que lo
tena demasiado cerca, apret el acelerador,
pero el camin tambin aceler y por un
buen trecho estaban como compitiendo en
una carrera.
Asustada, sali al hombrillo, pero vio con
asombro que el camin se frenaba detrs de
ella y, asustada, se dirigi a una prxima
gasolinera y salt del automvil gritando. El
conductor del camin salt tambin y abri
la puerta trasera del carro de la mujer. All
agachado, detrs del asiento, se encontraba
un malhechor culpable de hurtos y violacio-
nes, buscado por la polica. El conductor del
camin, desde una posicin ms alta que la
del carro que tena delante, lo haba visto
entrar y se lanz a perseguir al carro de la
mujer, no para hacerle dao, sino para prote-
gerla, lo que hizo inmediatamente llamando a
ms policas.
Lo mismo sucede con Dios. l ve los
peligros que afrontamos en el camino que
hayamos escogido e intenta advertirnos por
medio de la conciencia o por las circunstan-
cias. Puede ser que ahora mismo el Dios Alto
y eterno vaya en tu persecucin; si es as deja
de correr, rndete a l, porque probablemente
ests siendo perseguido para tu propio bien.
Enciclopedia de Ancdotas e Ilustraciones. S.Vila
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La Sana Doctrina 5
E l cap.8 de Nehemas nos ha sido
especial. Hubo una Convocacin
para leer y aprender directamente
la Palabra de Dios escrita hasta el mo-
mento. El captulo que sigue, el 9, es de
Confesin pblica de los pecados, y el
cap.10 registra el pacto, o Convenio, que
hicieron con Dios. Ciertamente, eran das
de gran avivamiento espiritual. En el
cap.10:29-39 se especifican los males de
los cuales todos los firmantes del acuerdo
ofrecieron apartarse. Pareca que el futuro
inmediato iba a ser esplendoroso; tiem-
pos mejores para el pueblo estaran por
delante. PERO, no fue as.
Despus de un primer perodo de go-
bierno de 12 aos (Neh.5:14), Nehemas
haba ido a Susa, por algn tiempo no
determinado exactamente en la Escritura
(algunos aos, 13:6), para dar el infor-
me prometido (2:6; 5:14), al rey. Recibi-
do el permiso para volver, al llegar a Je-
rusaln hall, trgicamente, que los abu-
sos que Esdras en su momento, y l mis-
mo, haban enfrentado aos antes, haban
reaparecido, y prevalecan. De inmediato,
l enfrent la situacin y procur corregir
las cosas. En esta labor tan necesaria,
pero tan difcil, Nehemas cont con la
ayuda del profeta Malaquas; considera-
remos su ministerio ms adelante.
Cuatro abusos son mencionados, a los
cuales l atac: (1) la violacin del Tem-
plo, 13:4-9; (2) el descuido en el traer los
diezmos para los Levitas, 13:10-13; (3) la
profanacin del da de reposo, 13:15-22;
y, (4) los matrimonios mixtos, 13:23-28.
No se requiri muchos aos para que se
llegase a esta condicin tan triste! Solo
algunos aos.
Cmo pudo pasar esto? Por qu el
pueblo de Dios puede pasar, en tan poco
tiempo, de aquel estado de avivamiento y
obediencia a la Palabra (tan precioso!), a
una condicin tan trgica, delante de
Dios? Aunque en un prximo artculo
abundaremos al respecto, podemos hallar
respuesta a estas interrogantes que nos
angustian y asombran, en el libro de los
Proverbios. Vea en el cap.2, el uso de la
conjuncin si (4 veces en los primeros
4 versculos): crudamente nos confronta
con la necesidad de tomar una decisin.
No basta con escuchar la Palabra pasiva-
mente, o leerla medio-interesadamente, o
el obedecerla externamente. Es crucial el
tomar una decisin y comprometerse de
corazn a obedecerla. Si no hay esto,
fcilmente nos apartamos de las sendas
rectas.
Dos versculos ms en la primera par-
te de los Proverbios: 4:21b, Gurdalas
(mis palabras) en medio de tu corazn;
6:21, talos (el mandamiento y la ins-
truccin) siempre a tu corazn, Enlzalos
a tu cuello. No es suficiente una sumisa
obediencia, o una conformacin externa;
hay que internalizar la Palabra; la verdad
Regresando
de Babilonia
a Jerusaln (20)
Samuel Rojas
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6 La Sana Doctrina
de Dios tenemos que apropirnosla.
Normas externas pueden ser efectivas
solo por un poco de tiempo; normas en
el corazn es lo que va a durar en su
efectividad. La Palabra de Dios debe lle-
gar a ser la delicia del corazn, lo que se
desee profundamente, lo que estemos
determinados a hacer, o cumplir. Cmo
estamos? Qu historia estamos escri-
biendo? Nos estamos apropiando con el
corazn la doctrina sana? O, ya no que-
remos soportar que se nos la ensee?
Hay desvos en nosotros, hermanos! Es-
tamos viendo fallas en la sincera fideli-
dad a Cristo, en nosotros. Esto
tiene que ser atendido.
Nehemas afront estos
males con prontitud y mu-
cha firmeza, pero en
espritu de oracin, cons-
ciente de la presencia de
Dios (13:14,22,29,31).
Arroj todos los muebles de la
casa de Tobas fuera de la cma-
ra del templo (v.8); reprendi a los oficia-
les por el abandono de la casa de Dios
(v.11); amonest y reprendi a pequeos
y grandes, a propios y extraos, que pro-
fanaban el da de reposo (vv.15,17,21);
ri, maldijo, hiri a algunos y les
arranc cabellos de su cabeza, a todos los
que se haban mezclado en matrimonios
con mujeres paganas (v.25). Cuando hay
males que son evidentes, pecados fla-
grantes, entonces es menester un severo
tratamiento.
An el Seor Mismo us el mtodo de
resistencia fsica contra el mal en opera-
cin (Jn.2:13-17). Pero, hay otro princi-
pio que regula el accionar, en este tipo de
casos, en esta dispensacin. El hombre de
Dios hoy no debe usar armas carnales
cuando tenga que castigar toda desobe-
diencia, sino las poderosas en Dios (2
Cor.10:1-6). En la 2 a los Corintios el
apstol escribi 2 Cartas de recomenda-
cin. Una, del cap.3 al 6, para los muchos
que en la Asamblea aceptaban su aposto-
lado; la otra, del cap.10 al 13, para los
pocos en la Asambleas quienes an cues-
tionaban su apostolado.
Pero note las armas que usa para en-
frentarles: ruegos, con mansedumbre y
ternura de Cristo (v.1); muy diferente a
las actitudes de un dictador. Esto no quie-
re decir que el apstol tomaba esta acti-
tud espiritual porque haba en l
una disposicin blandengue y
ciega que toleraba y justifica-
ba el pecado. En ninguna
manera, porque el apstol
no minimiza lo malo y va
directo para condenar lo ma-
lo. Debemos evitar, pues, las
generalizaciones inefectivas,
supuestamente en un espritu de
gracia. Esto no ayuda a los desobedien-
tes; por lo contrario, les trasmite una falsa
paz y errnea satisfaccin en lo que estn
haciendo muy mal. Sus conciencias han
de ser reprendidas por una enseanza
clara y directa.
No es as como Pablo exhort a Ti-
moteo a proceder? En tiempos cuando
no sufrirn la sana doctrina, es decir,
no estar dispuestos a aguantar que se les
exponga claramente la enseanza sana,
Timoteo (y todo verdadero ministro de
Dios) deba predicar la Palabra; instar a
tiempo y fuera de tiempo; redargir, re-
prender, exhortar, PERO con toda pa-
ciencia y doctrina (2 Tim.4:2). Por otro
lado, Dios tenga misericordia de nosotros
y nos salve de esos mdicos nulos,
Nehemas afront
estos males con
prontitud y mucha
firmeza, pero en
espritu de oracin
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La Sana Doctrina 7
quienes curan la herida de Mi pueblo
con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no
hay paz (Jer.6:14).
Una vez ms, con mucho deleite y
gratitud, contemplamos un yugo de servi-
cio muy precioso, para la honra de Dios y
el bienestar de Su pueblo. Lo que Hageo
y Zacaras haban sido para Zorobabel y
Jesa (en la primera etapa del Regreso),
Malaquas lo lleg a ser para Nehemas
(en la parte final de la tercera etapa del
Regreso). Es muy probable (no podemos
ser dogmticos, sin embargo) que el pro-
feta Malaquas haya ejercido su ministe-
rio durante el perodo de la ausencia, de
Jerusaln, del gobernador Ne-
hemas, entre el 433 a.C. y
la fecha (desconocida) de
su regreso. Entonces, Ma-
laquas atac, por palabra de
Dios, los males que Nehemas
atac tambin al regresar. Tenemos que
reconocer que Esdras, a lo menos, no
estaba en Jerusaln en esos tiempos (si es
que no haba muerto ya); porque, de se-
guro, esto no habra sucedido.
Malaquas es el ltimo de los profetas
del Antiguo Testamento. Lamentamos no
conocer nada de l, slo que su nombre
significa Mi mensajero. Pero, al leer
sus palabras, podemos deducir mucho
sobre su carcter, y de qu espritu era.
Aquellos tiempos eran peligrosos, los
cuales demandaban de un hombre fuerte
con coraje: y as hallamos que era Mala-
quas.
No hay espacio en este artculo para
considerar extensamente la profeca de
Malaquas, y ya han sido publicados bue-
nos artculos sobre ese libro (an en esta
misma Revista), entonces, no alargare-
mos mucho sobre el tema. Diremos que
el perro haba vuelto a su vmito, y la
puerca lavada a revolcarse en el cieno:
los mismos pecados que el pueblo haba
prometido en el pacto de no hacer, eran
las cosas que estaban practicando ahora.
Con un detalle peor: haba indiferencia
religiosa y relajamiento moral. Esto se
hace claro en las preguntas que hacen
ante las acusaciones de Dios: En qu
nos amaste?(1:2); En qu hemos me-
nospreciado Tu Nombre?(1:6); En qu
Te hemos deshonrado?(1:7); En qu
Le hemos cansado?(2:17); En qu
hemos de volvernos?(3:7); En qu Te
hemos robado?(3:8); Qu hemos
hablado contra Ti?(3:13). Mala-
quas los reprende severa-
mente.
Hay un cudruple nfasis
en las palabras de Malaqu-
as, en su acusacin contra el
pueblo. Est el aspecto Religioso, o Espi-
ritual: pan contaminado, animales en sa-
crificio hurtados, ciegos, cojos, enfermos;
servicios a regaadientes, o por ganancia
deshonesta. Segundo, el aspecto Moral:
hechicera, adulterio, perjurio, fraude,
opresin. Tercero, la parte Social: divor-
ciaban a sus esposas hebreas para casarse
con extranjeras paganas, y las lgrimas,
el llanto y el clamor de las divorciadas
cubran el altar del Seor, impidindole
poder aceptar ms sus sacrificios. Por
ltimo, el aspecto Material: las ofrendas
y los diezmos para el mantenimiento de
los Levitas se haban detenido, ya no lle-
gaban al Templo.
Estos mensajes de Malaquas tienen
una aplicacin, y relevancia, directas a
nosotros hoy da. El remanente, al cual
Dios reconoca como Su testimonio en la
tierra, totalmente mal. Entonces, surge un
Entonces, surge un
remanente en medio
del remanente
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8 La Sana Doctrina
remanente en medio del remanente (3:16-
17). El movimiento espiritual, del Espri-
tu de Dios, el cual origin las Asambleas
en varias partes del mundo, constituy el
remanente fiel de Dios. Pero, hay degene-
racin en esas Asambleas, y muchas han
dejado de serlo. Hermanos, ocupmonos
en nuestra salvacin con temblor y temor
(Fil.2:12). No dejemos que el deterioro y
el desvo del Libro nos lleven a estar en
la condicin que tanto Nehemas como
Malaquas atacaron en el pueblo de Dios,
en sus tiempos. Y, donde ya se ve estas
evidentes tragedias, apliquemos la Pala-
bra crudamente, y sanemos con fidelidad
la herida.
Su Seoro en la disciplina de la asamblea
El ttulo Seor se menciona tres
veces en el captulo cinco, uno de los
captulos ms tristes en nuestra Biblia.
No se tendran que haber escrito estas
instrucciones tan solemnes, si todos los
miembros de la asamblea de Corinto
hubieran reconocido el seoro de Cristo
en sus vidas. El caso de la persona juz-
gada en este captulo nos advierte solem-
nemente hasta dnde puede llegar el cre-
yente cuando no quiere someterse a la
autoridad del Seor. (Aqu ni siquiera se
llama un creyente, pero por la segunda
carta, 2 Cor. 2:5-11, sabemos que era un
creyente genuino, ya que manifest un
verdadero arrepentimiento).
Cuando se sabe con toda seguridad
(de cierto se oye) que un miembro de
la asamblea es culpable de uno de los
pecados mencionados en la lista del v.
11, la asamblea tiene que reunirse para
juzgar el caso. Esta es una de las siete
reuniones bblicas de una asamblea,
cuando se congrega en el Nombre del
Seor Jesucristo (Mt. 18:20). En el
nombre de nuestro Seor Jesucristo, re-
unidos vosotros (5:4). Es una reu-
nin autorizada por l, representndole a
l y presidida por l. Podemos estar se-
guros que l est presente en medio de
nosotros como lo ha prometido, aun en
este culto para la disciplina de un miem-
bro. Si llamamos a Jess Seor, entonces
debemos estar presentes en esta reunin.
Es triste cuando algunos miembros de la
asamblea no quieren estar presentes en
un culto de disciplina. Aunque no es na-
da agradable a la carne, debemos some-
ternos al seoro del Seor y hacer acto
de presencia en esta reunin tan solem-
ne.
En esta reunin se lleva a cabo un
juicio con el poder (autoridad) del Se-
or Jesucristo (5:4). No es un capricho
de los ancianos, sino una accin de toda
la asamblea basada en la autoridad de la
Palabra de Dios. Entonces llamar a Jess
Llamar a Jess Seor
El Seoro de Cristo en Primera Corintios (3)
Andrew Turkington
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La Sana Doctrina 9
Seor significa que voy a respetar esa
decisin de la asamblea, y no voy a mos-
trar comunin con el que ha sido puesto
fuera de comunin, hasta que no haya
claras evidencias de un verdadero arre-
pentimiento. Relacionarse con la persona
disciplinada con el mismo trato de siem-
pre, no es solamente desconocer la deci-
sin de los ancianos, sino rebelarse con-
tra la autoridad del Seor en cuyo nom-
bre se ha realizado el juicio.
Su Seoro en relacin al tribunal de Cristo
Dos veces en la epstola se habla del
da del Seor Jess o el da de nues-
tro Seor Jesucristo, una
expresin que se relaciona
con el tribunal de Cristo
para nosotros los creyentes.
Ese es el da cuando vamos
a ser examinados en la luz
de Su presencia, y entonces
se ver en qu medida reco-
nocimos la autoridad del
Seor en nuestras vidas. Anticipar ese
da nos guardar de llamar a Jess Seor
livianamente.
En 1:8, el apstol tiene la confianza
que el Seor les confirmar hasta el fin,
para que sean irreprensibles en el da de
nuestro Seor Jesucristo. Es decir, que
su vida ac sea tal, que no habr ningn
motivo de acusacin all, ante el tribunal
de Cristo. Aun el juicio realizado por la
asamblea (5:5), al entregar un miembro a
Satans para destruccin de la carne, es
con el fin de que el espritu sea salvo en
el da del Seor Jess. Es decir, la exco-
munin del miembro culpable, tena por
objeto, no solamente la purificacin de
la asamblea, sino el arrepentimiento y
restauracin de aquella persona en vista
del tribunal de Cristo.
En 4:1-5 el apstol, reconociendo su
gran responsabilidad como administra-
dor de los misterios de Dios, anticipa el
tribunal de Cristo cuando el Seor ha de
juzgarle. Considera de poca importancia
el ser juzgado por los corintios o por los
hombres, y ni siquiera confa en su pro-
pia evaluacin de su servicio. Aunque no
tiene mala conciencia de nada, sabe que
eso no le justifica. Pero tiembla ante la
realidad de que el que me juzga es el
Seor. As que, no juzguis nada antes
de tiempo, hasta que venga el Seor, el
cual aclarar tambin lo oculto de las
tinieblas, y manifestar las
intenciones de los corazo-
nes; y entonces cada uno
recibir su alabanza de
Dios.
Al tomar en nuestros labios
ese reverenciado ttulo
Seor, estemos conscien-
tes que l conoce los motivos de nuestro
corazn, y que todo va a salir a la luz en
ese da.
Su Seoro en relacin a Su venida
Segn dicen algunos, la venida del
Seor era algo tan anhelado y esperado
por aquellos primeros creyentes, que se
saludaban con la expresin: Maranata!
(el Seor viene, 16:22). No decan:
Jess viene, sino el Seor viene,
reconociendo la suprema autoridad de
Aquel a quien estamos esperando. No
nos emociona la expectativa de verle tal
como l es? Respondemos como el
apstol Juan: Amn, s, ven, Seor
Jess? O vamos a alejarnos de l aver-
Si llamamos a Jess Seor, entonces de-bemos estar presen-tes en esta reunin
(de disciplina)
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10 La Sana Doctrina
gonzados en Su venida? (1 Jn. 3:2; Ap.
22:20; 1 Jn. 2:28).
Ya hemos visto en el cap. 4 que
cuando l venga vamos a comparecer
ante Su tribunal para la evaluacin de
nuestras vidas como creyentes. Pero
tambin estamos esperando la manifes-
tacin de nuestro Seor Jesucris-
to (1:7). Esta expresin nos lleva ms
adelante a su venida en gloria para esta-
blecer su reino. Entonces se desplegar
pblicamente el resultado de la evalua-
cin del Seor en el tribunal de Cristo.
Habiendo, entonces, analizado la ma-
yora de las referencias al ttulo Seor
en la Primera a los Corintios, queda de-
mostrado lo que dijimos al principio de
estos artculos: llamar a Jess Seor es
mucho ms que pronunciar palabras. Es
reconocer su autoridad suprema en cada
esfera de nuestra vida, personal, fami-
liar, congregacional, etc. No seamos co-
mo aquellos de quienes habl el Seor:
Por qu me llamis Seor, Seor, y no
hacis lo que yo digo? (Luc. 6:46).
L a historia de la mujer que padeca
flujo de sangre y la hija de Jairo
narra la nica ocasin que cono-
cemos del Seor interrumpiendo su aten-
cin a una persona para ocuparse de
otra. Es el nico caso de Jess siguiendo
detrs de la persona que lo busc. (Estoy
agradecido al hermano que me explic
por qu. l saba que una mujer apenada
se le acercara por detrs. Si habra ca-
minado delante de Jairo, este hombre
habra sido un estorbo para la mujer).
Por supuesto, al leer Mateo 9, Marcos
5 y Lucas 8 aprendemos detalles en un
relato que los otros evangelistas no nos
cuentan. Una de las muchas lecciones
que estn en la superficie es que siempre
queremos comparar un Evangelio con
otro para ver qu detalles incluye cada
uno de cierto acontecimiento o perodo
en el ministerio de Jess.
Nos llama la atencin la prudencia de
Jess con estas dos. En el caso tan deli-
cado de la mujer, l la atendi delante
de la multitud, en el camino. En el caso
de la muchacha, estaba dispuesto a en-
trar en la casa, sin satisfacer la curiosi-
dad de la multitud pero en presencia de
cinco testigos. (l acept conversar con
el varn Nicodemo en la oscuridad de la
noche, pero escogi la luz del da y el
pozo del pueblo para platicar con la mu-
jer samaritana).
Es la ms llamativa ocasin registra-
da cuando l dio a entender que no saba
qu estaba sucediendo: Quin me ha
tocado? l siempre saba, pero pregun-
taba mayormente para ayudar a otros a
Donald R. Alves
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La Sana Doctrina 11
aprender, o a darse cuenta de su propia
condicin. En este caso, pregunt como
una manera indirecta de hacer saber a la
mujer de su inters en ella.
Admiramos a Jairo, un padre preocu-
pado por la condicin de su hija, y nota-
mos que su fe al inicio fue probada seve-
ramente en el camino. Primeramente,
tuvo que esperar mientras Jess atendi
a otra persona, y por cierto una que no
estaba en una condicin tan crtica como
la que afliga a ese seor. Segundo, los
de su propio hogar le reprocharon por
molestar al Maestro. Y, como los me-
jores entre nosotros, tuvo mucho que
aprender. Pensaba que la solucin sera
que Jess tocara la muchacha, pero la
voluntad de l result ser ms bien la de
hablar la palabra sanadora. Y, al final del
relato l se qued atnito porque haba
subestimado al Seor.
Por cierto, tena Jairo alguna nocin
de que su inters en la joven iba a redun-
dar tambin en la curacin la salvacin
de una mujer, y una que ni siquiera
entraba en su sinagoga?
Estudiemos ahora esta historia desde
la perspectiva del evangelista, del maes-
tro en doctrina y del estudiante de la pro-
feca.
I La perspectiva evanglica
El evangelista encuentra en esta his-
toria muchos detalles que lo ayudan a l,
o ella, entender las variadas circunstan-
cias y experiencias de las personas que
lo oyen y de los que reciben al Salvador.
Por ejemplo:
La mujer conoca ntimamente su
condicin, pero no haba quin se com-
padeciese de ella. La muchacha s tena a
uno que velaba por ella. (Nos recuerda a
los cuatro que abrieron un boquete en el
techo en su afn de ayudar al paraltico).
La mujer intent por aos encontrar un
remedio y lleg al fin de sus posibilida-
des, sin recursos, defraudada. En ese
mismo lapso de tiempo, la muchacha se
desarroll en un ambiente favorable en
lo religioso, y probablemente en la
alegra propia de la niez, sin problemas
hasta donde sabemos. Pero, repentina-
mente su camino fue camino de muerte.
En ambas, la historia abarca doce
aos. Doce en la Biblia es el nmero de
la administracin de Dios en la tierra, o
su soberana manifestada a la humani-
dad. En nuestra historia, l concedi ese
perodo de tiempo antes de actuar en lo
que el evangelista de hoy vera como la
conviccin y conversin de dos indivi-
duos.
La mujer fue impedida por pena y sin
duda viva cortada de la congregacin de
Israel bajo la regla de Levtico captulo
15, sin ayuda y sin consuelo. En el hogar
de la muchacha, dijeron algunos que
antes crean que no haba remedio para
ella: Tu hija ha muerto; para qu mo-
lestas ms al Maestro?
La mujer hizo un toque de confianza,
y poder sali de Jess. El padre de la
muchacha pensaba que un toque la sa-
nara, pero Jess opt por clamar y, co-
mo con Lzaro, dio vida. Esto nos hace
recordar que el resultado de la conver-
sin es uno mismo, pero la manera de
obrar del Espritu, y la manera de recibir
al Seor, difieren de una persona a otra.
La mujer quiso ser un discpulo se-
creto y se qued temblando. Pero lleg
a confesar su fe. Con el corazn se
-
12 La Sana Doctrina
cree, pero con la boca se confiesa, Ro-
manos 10:10. La muchacha, en cambio,
dio evidencia de su vida nueva al levan-
tarse y caminar. La mujer recibi la paz
que la salvacin trae, mientras que la
muchacha, un nuevo creyente, tena
que comer.
En lo que las Escrituras revelan, sola-
mente esta mujer tuvo la dicha de que
Jess la llamara Hija. Para nosotros es
evidencia de la nueva relacin que la
salvacin trae.
(continuar, D.M)
Lecciones de Vias en la Biblia (4)
David Gilliland
Sansn
La historia de Sansn cubre varios
captulos en el libro de los Jueces, y to-
caremos algunos puntos para ver el con-
texto en que l se relaciona con las vi-
as.
No hay ninguna duda que Sansn
tuvo un buen comienzo en su vida. Su
nacimiento fue sobrenatural; cuando
humanamente era imposible, la esposa
de Manoa tuvo un hijo varn como le
haba anunciado el visitante celestial. Al
criar ese nio en sus brazos ella estara
convencida que no tendra ese hijo sino
por un milagro divino. As es con cada
creyente; hemos tenido un maravilloso
comienzo, un nacimiento sobrenatural,
el nuevo nacimiento. En estos das de
conversiones fciles y cristianismo bara-
to, estamos en peligro de perder de vista
la grandeza del nuevo nacimiento.
El Voto
Desde su nacimiento, Sansn estaba
sometido a un voto: no poda pasar nava-
ja sobre su cabeza y sera nazareo a
Dios. Sin duda su madre le haba hecho
ver el significado de ese voto: que si se
iba a cumplir la voluntad de Dios para
l, habran ciertas restricciones en su
vida, y sera absolutamente necesario un
grado de disciplina.
La Vocacin
No solamente tiene el voto, sino tam-
bin una vocacin singular, porque el
visitante celestial le dijo a su madre que
iba a comenzar a salvar a su pueblo de
los filisteos. De modo que tena una obra
que hacer, pero tambin tena los recur-
sos para hacerlo, porque el espritu de
Jehov comenz a manifestarse en l.
Los habitantes de esa regin algo oscura
de Zora y Estaol estaran convencidos
que all estaba un muchacho que Dios
haba capacitado. Era diferente de los
dems y estaba manifestando el poder
divino. Estaran llenos de esperanza de
que Dios lo iba a usar para libertarles de
la opresin de los filisteos.
-
La Sana Doctrina 13
El Valor
No solamente tena un voto, y una
vocacin, sino que el valor de este mu-
chacho para la nacin era incalculable.
Quisiera dirigirme a los adolescentes.
Tal vez ustedes a veces resienten el mi-
nisterio que escuchan o los consejos que
reciben de sus padres o ancianos de la
asamblea. Pero djame decirte que la
razn por la cual quisiramos ganar tu
odo no es para pisotearte, sino porque t
eres tan valioso para la asamblea. El fu-
turo de la asamblea depende de aquellos
que han nacido de nuevo y es evidente
que Dios les ha capacitado y que el Esp-
ritu Santo est movindose en la vida de
ellos. Hay evidencias en ese joven, en
esa joven, que Dios tiene un futuro para
ellos.
El nombre de Sansn sig-
nifica segn el sol, y cierta-
mente l era un muchacho que
estaba brillando en das oscu-
ros cuando las nubes negras
de la opresin filistea estaba
sobre la nacin. Siento mucho que ese
sol no se puso con el mismo esplendor
con que se haba levantado. O que pu-
diramos aprovechar el potencial que
hay en la vida de ustedes jvenes! Que
no pierdan su vida! Eso fue lo que pas
con este muchacho: las cosas que pudie-
ran haber sido, nunca se materializaron.
La Visin
La primera cosa que desvi a Sansn
del camino fue su visin. El ltimo
versculo del cap. 13 dice que el Espritu
de Jehov comenz a manifestarse en l,
y nuestras esperanzas se elevan. Pero el
prximo versculo (14:1) dice que
Sansn descendi a Timnat y vio una
mujer. Luego dice que l subi y lo de-
clar a su padre y a su madre diciendo:
Yo he visto una mujer. Entonces en el
ver. 3, l dice: Tmame sta por mujer,
porque ella me agrada (es agradable a
mis ojos). Fjate lo que est pasando:
este muchacho que tena por delante un
futuro maravilloso en el servicio de
Dios, para traer bendiciones muy gran-
des al pueblo del Seor, ha puesto sus
ojos sobre una muchacha filistea. No es
que no haba muchachas en el pueblo del
Seor. El problema surgi cuando el
joven Sansn comenz a viajar, y cuan-
do dej el crculo protegido de la casa de
sus padres. Al cruzar la frontera al mun-
do ms amplio vio algunas de esas mu-
chachas filisteas muy atrac-
tivas, bien pintadas y ador-
nadas, y una de ellas era la
medida exacta de los dese-
os carnales de su corazn.
Comenz a permitir que sus
pasos fuesen dictados por la
vista de sus ojos. Pero, podemos cul-
parle? Qu otra cosa tena en qu fijar
la vista?
En el captulo anterior sus padres
tuvieron una visita celestial, y Manoa
pudo decir: a Dios hemos visto. A no-
sotros tambin nos visit Dios; estuvo
aqu por casi cuarenta aos, y volvi a
ascender al cielo; su nombre es Admira-
ble. l espera que nosotros le tengamos
todo el tiempo en nuestra visin. Sansn
le dice a su padre: Yo he visto una mu-
chacha, pero su padre le poda haber di-
cho: Nosotros hemos visto a Dios.
Cul visin va a triunfar? Hablando
ahora de creyentes jvenes: ellos dicen
Comenz a permitir
que sus pasos
fuesen dictados por
la vista de sus ojos
-
14 La Sana Doctrina
que han odo la voz del Seor y han vis-
to la gracia del Seor y hay evidencia en
su vida del nuevo nacimiento y comien-
zan a ser usados por el Espritu de Dios.
Pero cuando tienen que relacionarse con
otros, la visin que han tenido del Cristo
parece no significar nada, y se dejan lle-
var por la visin natural. En nuestros
das el diablo est haciendo un fuerte
ataque a la visin. Creo que Sansn fue a
ver esta muchacha cuando sus padres
estaban ausentes. Todava no haba
hablado con ella, pero lo que vio le atra-
jo y le desvi del camino.
Djame decir algo en cuanto a los
videos y el internet. Hay algo
malo en un video? Yo no s.
Si yo hubiese estado aqu
como joven hace cincuenta
aos hubiera escuchado en el
ministerio que uno no debe
tener una radio. Ahora mu-
chos creyentes la tienen y na-
die dice nada. Hace aos nos
decan que uno no debe tener televisin;
ahora muchos lo tienen y casi no se dice
nada. Por un tiempo oamos en cuanto a
los videos; ahora muchos tienen su com-
putadora y estn conectados al internet.
De manera que comienzo a preguntarme:
hasta dnde estamos dispuestos a lle-
gar? Si algo era realmente malo en 1940,
todava lo es. O estbamos exagerando
las cosas en ese tiempo? Djame decirte,
querido creyente, t tienes que tener mu-
cho cuidado en qu fijas la vista. No te
voy a decir que no lo tengas, eso es
asunto tuyo. Yo no voy a estar espiando
en la esquina de tu casa. Gracias a Dios
que yo no tengo ni el uno ni el otro. Vi-
vimos en un mundo donde muchos cre-
yentes jvenes estn siendo cautivados.
Espero que no haya ningn creyente jo-
ven aqu que pasa horas mirando porno-
grafa a escondidas en la pantalla de su
computadora. Porque si tu visin se con-
tamina, te digo de todo corazn que el
valor de tu vida se ver disminuida.
Las Visitas
Luego le vemos pasando cerca de la
vias de Timnat y le sali un len ru-
giendo contra l. No era un buen lugar
para l estar cerca de una via. Alguien
protestar que, al acercarse a las vias,
Sansn no estaba quebrantando su naza-
reato. Bueno, puede ser, pero
estaba llegando muy cerca de
la orilla. Estaba yendo a un
lugar que no era aconsejable
para uno que era nazareo.
Primero estaba viendo una
persona, luego visitando un
lugar. Despus vemos que
hizo un banquete (y la palabra
significa una fiesta de bebida) que dur
por siete das. No se dice qu era lo que
estaban bebiendo, pero nunca me podrs
convencer que era jugo de naranja. Aqu
est un joven festejando con 30 jvenes,
mantenindoles entretenidos con adivi-
nanzas. Quin es este muchacho? Es el
que haba brillado como el sol en Israel
y esperbamos que l iba a pelear las
batallas contra los filisteos. Pero este
muchacho est demasiado atrado por las
mujeres filisteas, lleno del humor filisteo
y bebiendo el vino de los filisteos, como
para pelear las guerras filisteas.
Hablando a los hermanos jvenes, de
aqu a 25 aos si el Seor no ha venido,
si piensas ser lder de la asamblea y lle-
varlos a victoria, cmo esperas hacerlo
Djame decirte,
querido creyente,
t tienes que tener
mucho cuidado en
qu fijas la vista
-
La Sana Doctrina 15
en ese entonces, si ahora como joven has
estado coqueteando con las mujeres in-
conversas de este mundo? Sencillamente
no se puede. Sansn no saba que duran-
te todo este tiempo estaba comprome-
tiendo su vitalidad y descendiendo cada
vez ms. Permtame hablar claramente.
He mencionado lo que ves, puedo pre-
guntar ahora en cuanto a los lugares a
donde vas. En el mundo hay todos esos
lugares donde tienen conciertos, danzas,
fiestas y mucho ms. Tenan todas estas
cosas en la tierra de los filisteos, y ellos
los disfrutaban, y estaba bien para los
filisteos. Pero te digo, no era el lugar
para un nazareo. Todos esos lugares
de placeres donde va la gente
buscando satisfaccin, y est
bien para los mundanos,
pero mi querido joven cre-
yente, no son los lugares pa-
ra ti. T tienes una vida supe-
rior.
En el captulo 16 le vemos a Sansn
descendiendo al valle de Sorec (que sig-
nifica vid escogida). Es que no apren-
di la leccin? La primera vez que des-
cendi a las vias (de Timnat) le sali
rugiendo un len, y Dios le preserv,
pero no hizo caso a la advertencia. La
segunda vez que desciende a las vias
(valle de Sorec), le sali una tierna mu-
jer llamada Dalila. Es muy probable que
el significado del nombre Dalila sea de
noche. Me quebranta el corazn pensar
que el muchacho que brillaba como el
sol en Israel, que poda haber llenado el
cielo de resplandor para Dios, le vemos
siendo adormecido en las brazos de una
mujer filistea cuyo nombre significa la
oscuridad de la noche. El sol se pone en
los brazos de Dalila, y el muchacho tan
prometedor ahora est completamente
ciego. Todo el gran potencial de su vida
est arruinado, porque visit lugares
donde nunca debiera haber estado, por-
que mir cosas que nunca deberan
haberle ocupado, porque se juguete con
relaciones que no debiera haber permiti-
do ni por un momento. Las vias: las
vias de Timnat y las vias del valle de
Sorec fueron la destruccin de Sansn.
Queridos hermanos jvenes, apren-
dan la leccin. Sansn fue advertido,
pero sigui un poco ms. Fue advertido
por segunda vez, pero sigui ms ade-
lante. Sigui acercndose a la orilla,
hasta que al fin cay de cabeza, y
termin moliendo como un
asno en una crcel de los
filisteos. Los creyentes jve-
nes algunas veces piensan: Yo
s que lo que estoy haciendo no
es correcto, pero yo puedo con-
trolar el asunto, yo puedo acercarme a la
orilla y despus retroceder. Djame de-
cirte, t no puedes controlar la cosa; ms
bien ese asunto te va a controlar a ti.
Sabes cmo un esquimal atrapa un
oso polar? Amuela bien su cuchillo y lo
cubre con seis capas de sangre de foca.
Luego entierra el mango en el hielo de-
jando el filo arriba y se va a pasar la no-
che en su casita. Cuando el viejo oso
sale y olfatea el aire, siente el olor de
sangre de foca, exactamente lo que l
quiere. Comienza a buscar hasta que
encuentra lo que apela a sus ms inten-
sos deseos naturales, y comienza lamer
el cuchillo. Le gusta tanto que no puede
dejar de lamer y lamer, hasta que, de
repente, la sangre es ms abundante. Al
Sansn fue
advertido, pero
sigui un poco
ms...hasta que
al fin cay...
-
16 La Sana Doctrina
lamer ms, la sangre abunda aun ms, y
no se da cuenta que ahora la sangre es la
suya propia. El viejo esquimal ha puesto
al alcance del oso lo que l sabe es una
cruel navaja escondida debajo de una
cubierta muy atractiva. Tal vez un cre-
yente aqu est pasando cerca de un pla-
cer terrenal; te ests arriesgando y pien-
sas que puedes controlarlo; ests experi-
mentando con la orillita de algo. Que el
Seor nos guarde a todos. Siempre tengo
temor al hablar de estas cosas, porque
uno nunca sabe cundo puede llegar la
tentacin a uno mismo. Si hombres co-
mo Sansn cayeron, y aun un hombre
ms grande como No cay, qu nos
queda a nosotros? Agarrmonos de Dios,
y que l guarde nuestros corazones y
nuestras mentes y nuestras almas hasta
que al fin lleguemos a la patria celes-
tial.
Los Trece Jueces (37)
A.M.S.Gooding
C onsidere que habiendo descendido y habiendo hecho algunas cosas
que, como nazareo, no deba haber hecho, en dos ocasiones engaa a sus pa-dres. Les engaa en el asunto del nazarea-
to, porque dice: Y Sansn descendi con su padre y con su madre a Timnat; y cuan-do llegaron a las vias de Timnat Pien-
se en eso. No solamente l estaba en las vias, su madre tambin estaba en las vi-as. Se le haba dicho a ella que no bebiera
vino ni sidra; y aunque no dice que esta-ban bebiendo, estaban en la regin fronte-
riza. Es posible que las consciencias de tus padres puedan ser contaminadas por algo que t haces, mi querido Cristiano
joven?
Note, por favor, que un len joven ru-gi contra l: eso deba haberle hecho pen-
sar. Oh! Sansn no es un cuadro del Se-or Jesucristo aqu. No, no! Sansn esta-
ba descendiendo, y un len joven, figura del diablo, sali rugiendo contra l. Has descendido por algn camino y has odo el
len rugiendo contra ti? Dios permite el
rugido del len para detenerle y hacerle
pensar que est en un camino de descenso.
El espritu de Jehov vino sobre Sansn (v. 6). Para qu? Para matar a los filisteos? No. Para pelear las batallas
del Seor? No. Solamente para sacarle de la dificultad en que se encontr por estar descendiendo. Si hubiese obedecido la
voluntad de Dios nunca hubiese estado all. En el ver. 19 de nuevo dice que Y el espritu de Jehov vino sobre l. Por
qu? Haba sido ingenioso y haba inven-tado una adivinanza y la propuso en forma
de poesa. (Fjate que los enigmas y la po-esa son una de las caractersticas de la vida de Sansn, Jue. 14:18; 15:16). Del
devorador sali comida, Y del fuerte sali dulzura. (v. 14). Los jvenes filisteos obtuvieron la respuesta a su enigma por la
traicin de su esposa filistea. El Espritu de Jehov vino sobre l, no para pelear las
batallas del Seor, sino para que se venga-ra por haber perdido en el asunto de la
adivinanza.
-
La Sana Doctrina 17
Observe las referencias al Espritu de
Jehov en la vida de Sansn:
Y el Espritu de Jehov vino sobre Sansn, quien despedaz al len como quien despedaza un cabrito, sin tener
nada en su mano (14:6)
Y el Espritu de Jehov vino sobre l, y descendi a Ascaln y mat a treinta
hombres de ellos (14:19)
El espritu de Jehov vino sobre l, y las cuerdas que estaban en sus brazos se
volvieron como lino quemado con fuego, y las ataduras se cayeron de sus ma-
nos (15:14)
Este hombre era colosalmente fuerte, y por encima de su tremenda fuerza fsica, el
Espritu del Seor vino sobre l con poder. Un hombre as podra haber destruido el ejrcito de los filisteos. Pero las nicas
veces que el Espritu de Dios viene sobre l fue para liberarle de
circunstancias difciles en que se encontraba por desobede-cer la Palabra de Dios.
Sansn ha visto el poder de Dios en fuerza espiritual, pero vive tan neciamente que, en vez de
usar ese poder para la gloria de Dios, lo nico que conoce del Espritu de Dios es ser liberado de situaciones en que est por
su propia necedad.
En el ver. 6 leemos que despedaz al
len como quien despedaza un cabrito, pero no declar ni a su padre ni a su ma-dre lo que haba hecho. Por qu? Un
poco despus regresa y encuentra miel en el cuerpo muerto del len. Y tomndolo en sus manos, se fue comindolo por el cami-
no; y cuando alcanz a su padre y a su madre, les dio tambin a ellos que comie-
sen; mas no les descubri que haba toma-do aquella miel del cuerpo del len (v. 9).
Por qu no les dijo? El era nazareo y hab-a sido contaminado por el cuerpo muerto
del len, pero no le declar a su padre que haba quebrantado su nazareato. Es muy triste cuando jvenes Cristianos quebran-
tan su nazareato y no le dicen a su padre ni a su madre, estableciendo as una divisin en su relacin con ellos y engandoles.
Al sacar miel del cuerpo muerto del len, otra vez quebranta su nazareato, pero hay algo ms: lo llev a su padre y a su madre
y ellos comieron. Hizo que sus padres, aun
sin saberlo, fuesen contaminados tambin.
Una pareja andando en santidad delan-te del Seor, procurando obedecer todos Sus mandamientos: se contaminan por
comer, pero Sansn les mantiene en igno-rancia sobre el asunto. Cun lejos haban descendido de aquella limpieza ceremonial
que el ngel les haba exigido cuando apa-reci primero a la mujer de Ma-
noa!
Eventualmente Manoa des-cendi y parece que estaba
en el banquete que hizo Sansn con sus treinta com-
paeros filisteos incircuncisos.
Verdaderamente estaba sentado en la silla de los escarnecedores (Salmo 1) te-niendo comunin con los impos quienes
aborrecen al Seor.
Otra caracterstica de Sansn fue su
tendencia de escribir versos poticos en
ocasiones especiales:
del devorador sali comida, Y del
fuerte sali dulzura (14:14)
si no araseis con mi novilla, nunca
hubierais descubierto mi enigma (14:18)
con la quijada de un asno, un montn, dos montones; con la quijada de un asno
mat a mil hombres (15:16)
Un hombre as podra haber des-truido el ejrcito de los filisteos
-
18 La Sana Doctrina
Todos recordamos con gratitud los Sal-mos de David que expresan profundidades
de emocin y gozo en las diversas crisis de su vida. Pero, comparado con esos escri-tos, las poesas de Sansn son frases dbi-
les, casi infantiles, habladas en ocasiones cuando hombres fuertes hubiesen sido mo-
vidos a realizar actos de valor.
Otro aspecto triste de su carcter fue su impotencia para controlar su deseo por mujeres filisteas. Por qu siempre viajaba
en la direccin de ellas? Hubo:
Una mujer en Timnat
Una ramera en Gaza
Una mujer en el valle de
Sorec Dalila
Eran mujeres que, por ser de los filisteos incircuncisos, fueron prohibidas para el pueblo de Dios.
Eran compaeras inadecuadas para un hombre que estaba separado para Dios,
pero tambin eran moralmente inaptas para los afectos de cualquier buen hombre. Cun importante que atendamos a la ex-
hortacin: sobre toda cosa guardada, guarda tu corazn; porque de l mana la
vida (Pr. 4:23)!
Sansn tuvo que aprender cmo eran realmente los filisteos en su corazn. Las jvenes filisteas parecan atractivas, dis-
frutaba reunirse con ellas y festejar con ellas. Poda presentar su adivinanza a los
jvenes filisteos y hacer su negocio. Poda amar a Dalila, confiar en ella, solamente
para ser engaado constantemente por ella.
Tuvo que aprender que aunque los fi-listeos parecen ser amigos, estaban dis-puestos a rogar a una mujer a traicionar su
esposo, a amenazar a quemarla a ella y a su padre si no accediera a sus deseos. Ella
poda llorar delante de Sansn con el fin de obtener la respuesta al enigma. (Tenga
cuidado de las lgrimas de los filisteos!) Ella pudo presionarle fuertemente por siete
das enteros hasta que l se lo dijo, y ella
revel el enigma a los hijos de su pueblo.
El Seor ciertamente us la ocasin
contra los filisteos, volviendo la necedad de Sansn en algo que era para Su gloria. Y el espritu de Jehov vino sobre l, y
descendi a Ascaln y mat a treinta hom-bres de ellos; y tomando sus despojos, dio las mudas de vestidos a los que haban
explicado el enigma; y encendido en enojo se volvi a la casa de su pa-
dre (Nota: en el original dice subi a la casa de su padre). Su suegro filisteo
dio la esposa de Sansn a otro filisteo en quien Sansn haba
confiado tenindolo como su compa-
ero. As es que se comportan los filiste-os. Estos mundanos que parecen tan atrac-
tivos realmente son hijos del Diablo. El Seor se dirigi a los fariseos como tal; y Pablo escribiendo en 2 Tim. 3 da una des-
cripcin reveladora del carcter de aque-llos que profesan piedad pero niegan la eficacia de ella. Sansn aprende lecciones
a un gran precio. Esto no es todo lo que harn los filisteos, porque cuando Sansn se veng soltando las zorras y teas en los
sembrados, ellos subieron y quemaron su esposa y el padre de ella. Sansn vio en
Timnat a una mujer los filisteos la quemaron. Qu eventos catastrficos suceden a veces a los impos, causados
indirectamente por la infidelidad del pue-blo de Dios! La tragedia de esa mujer y su padre carbonizados tiene que ver con el
hecho de que Sansn descendi. Este triste suceso fue usado en los soberanos caminos
de Dios como una ocasin ms contra los filisteos: Y los hiri cadera y muslo con
gran mortandad.
Tenga cuidado de las lgrimas de los filisteos!
-
La Sana Doctrina 19
S egn la Palabra de Dios, la arro-
gancia es el resultado de la igno-
rancia: Porque no quiero, herma-
nos, que ignoris este misterio, para que
no seis arrogantes en cuanto a vosotros
mismos (Rom 11:25). En cambio, la
humildad evidencia sabidura porque
con los humildes est la sabidura (Pr.
11:2)
La Arrogancia
La arrogancia suele tender trampas a
los seres humanos, llevndolos al trmi-
no de creerse nicos en el manejo del
mbito del conocimiento y el saber. Les
hace pensar que son superiores en des-
treza y manejo de circunstancias que
todos los que le rodean. La arrogancia es
incapaz de respetar y valorar a los de-
ms, ya que piensa que no necesita de
nadie. Es intolerante a los grupos, pues
se caracteriza por ser individualista,
egosta y orgulloso; presume ser el due-
o de la verdad, es sabio en su propia
opinin y no necesita aprender de nadie.
En las Escrituras tenemos casos de
hombres que nos impresionan por su
arrogancia, como el caso de Ditrefes (3
Jn. 9). Este hombre se adue de una
asamblea y no respetaba la autoridad
divina en el mbito congregacional. Se
constituy en un dictador prepotente,
trayendo sobre s su propia destruccin,
siendo esto el fin de todos los que se
dejan seducir por este mal.
Joab, el general del ejrcito de David,
es un ejemplo de aquellos que viven ali-
mentando la arrogancia y caen en su
trampa. Muestran su cobarda, no admi-
tiendo que otros sean reconocidos como
hombres de vala para hacer una obra
para Dios; ellos solos quieren llevarse la
gloria. Este hombre lleg al trmino de
matar a hombres de valor como Abner y
Amasa, que haban sido tomados en
cuenta por David para ejercer puestos de
renombre en el ejrcito de Israel (2
Sam.3:12-28; 20:8-10). A pesar de ser
un soldado brillante, un excelente estra-
tega de guerra (en lo que a lo humano se
refiere), sin embargo llego a ser insufri-
ble para el rey David y aborrecible para
Dios (Stg.4:6).
Los arrogantes y engredos no caen
bien en el humilde pueblo de Dios, sim-
ple y llanamente porque todos hemos
sido dotados por el Seor con la misma
dignidad humana, y cada creyente mere-
ce nuestra consideracin.
La Humildad
La humildad es una virtud que con-
fiere al creyente una majestuosidad y
belleza de carcter, que le hace ser digno
de confianza para las ms nobles tareas
en el servicio para Dios.
El ser humilde es una noble actitud
de hombres y mujeres, que valientemen-
te luchan contra la arrogancia. Ellos
Braulio Caraballo
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20 La Sana Doctrina
desean mejorar y aprender, aceptando
como base los principios de la Palabra
de Dios. All tenemos el ms grande
ejemplo de humildad que existe, el mis-
mo Seor Jesucristo. l, siendo Dios, no
estim esto como cosa a que aferrarse,
sino que se despojo a S mismo, toman-
do forma de siervo (Fil.2:6). Por lo que
padeci aprendi la obediencia
(Heb.5:8); cuando le maldecan no res-
ponda con maldicin (1Ped.2:23); y
mostr a sus discpulos el mximo ejem-
plo de humildad cuando se inclin para
lavar sus pies (Jn.13:1-16).
Un creyente se caracteriza por la
humildad cuando:
a) Est dispuesto a crecer en el cono-
cimiento del Seor (Col.2.1-3).
b) Ama la Palabra inspirada de Dios,
siendo sta su gua en todo lo que desea
hacer (Sal.1:2-3)
c) Ama a cada miembro de la asam-
blea y siempre est considerando a cada
uno como superior a l mismo. Siempre
tiene tiempo para escuchar la opinin del
ms sencillo en la asamblea, y or con
inters la enseanza impartida por hom-
bres no letrados en el pueblo de Dios
(Fil.2:1-4).
d) Nunca se apropia de la gloria que
no le pertenece (Rom.15:17).
e) Ejerce el liderazgo en una actitud
de servicio para con los dems, no de
dominio y altanera; agradece los servi-
cios y favores recibidos de otros
(Mr.9:35).
f) No vive de apariencias; reconoce
sus errores y aprende de ellos, y eso le
produce una libertad y paz interior que
lo hace distinto a los dems (Jn.7:24).
Que el Seor nos permita a todos en-
tender lo que l nos ense, cuando di-
jo: Llevad mi yugo sobre vosotros, y
aprended de M, que soy manso y humil-
de de corazn; y hallaris descanso para
vuestras almas; porque Mi yugo es fcil,
y ligera Mi carga (Mt.11:29-30).
En algunas ocasiones, hemos odo
decir a algunos que a Dios no le impor-
ta lo de afuera, sino lo de adentro, lo
del corazn; qu puede Ud. decirnos
en cuanto a esto?
S, muchas veces tambin hemos o-
do esta y otras expresiones parecidas.
Creemos que, bsicamente, las causas
por las cuales algunos(as) as se expre-
san son dos. Una procede de un corazn
que se ha rebelado contra Dios y lo esta-
blecido por l en su Palabra. En este
caso, por ejemplo, se trata de
creyentes que aman ms el mundo y
sus vanidades que a sus propias almas y
al Seor, del cual dicen que es su Sal-
vador y Seor. Realmente, usando joyas,
pintura en su maquillaje y vestidos rei-
dos con la estampa y condicin de una
mujer que profesa piedad, les es muy
cmodo decir que al Seor no le importa
lo de afuera. As que, nadie se confunda
Lo que preguntan
Gelson Villegas
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La Sana Doctrina 21
con esta clase de creyentes, aunque se
muevan entre el pueblo del Seor con
apariencia de personas sabias y muy mo-
dernas. La misma Escritura, por estas
personas quebrantada, da el diagnstico
sobre las tales, y en tal sentido, encontra-
mos que: Si alguno ama al mundo, el
amor del Padre no est en l (1 Jn.
2:15). Y, cualquiera, pues que quiera
ser amigo del mundo se constituye ene-
migo de Dios (Stg. 4:4).
La otra causa de pensar y expresarse
de esa forma, es una ignorancia, no sabe-
mos si voluntaria en algunas personas,
acerca de porciones de la Biblia, tales
como: Jehov no mira lo que mira el
hombre; pues el hombre mira lo que est
delante de sus ojos, pero Jehov mira el
corazn (1 Sam. 16:7).
Pedro llama indoctos e inconstan-
tes a quienes tuercen las Escrituras y,
agrega, que quienes la tuercen lo hacen
para su propia perdicin (2 Ped. 3:16).
Cun solemnes son estas palabras!
Volviendo a la porcin de 1 Samuel,
cul es el sentido de ese pasaje? Para
que podamos tener el sentido de la por-
cin, debemos entenderla en su contexto
inmediato. Notamos que Samuel, viendo
desfilar a los hijos de Isa, se estaba fi-
jando en la estatura y en la apariencia
fsica y teniendo slo esto como los cri-
terios vlidos para ungirles. Es en rela-
cin a este equvoco del profeta que
Dios declara estas palabras, las cuales, lo
nico que significan es que Dios no trae
responsabilidades y privilegios a las per-
sonas en base a su color de piel, su esta-
tura o, ms sencillamente, en base a su
aspecto fsico. En este caso, sin duda,
siendo David an muchacho y el menor
de sus hermanos, aunque era rubio, her-
moso de ojos, y de buen parecer, estaba
en desventaja, humanamente hablando,
en relacin a sus hermanos. Pero Dios le
escogi a l y no uno de sus fornidos y
grandulones hermanos.
Sin discusin alguna, para notar que
Dios s toma en cuenta lo de afuera, ser
suficiente ir a algunas porciones claras y
sencillas de la Biblia, como, por ejem-
plo, en 1 Pedro 3:3,4, encontramos que
l est recomendando que el adorno de
la mujer cristiana no debe ser el externo,
tal como peinados ostentosos (y esto
es de afuera); adornos de oro (de afue-
ra tambin) y vestidos lujosos (aqu
tambin, de afuera). A la vez, presentan-
do el lado positivo, recomienda que el
ornato de grande estima delante de
Dios que una creyente puede y debe
llevar es el interno, el del corazn (lo
cual Dios ve) y lo que se manifiesta por
fuera (lo cual, aparte de que Dios lo ve y
s le importa, tambin lo ve el hombre y,
de acuerdo como sea, se convierte en un
buen testimonio para la gloria de Dios o
en una afrenta para el Evangelio). Si el
lector (o lectora) quiere tener otro ejem-
plo demostrativo que Dios s toma en
cuenta lo de afuera, por favor, lea en 1
Tim. 2:9,10.
As que, hermano(a), si eres un(a)
genuino(a) redimido(a) por la sangre del
Cordero, permite que l llene cada
rincn de tu corazn, no te reserves nada
para ti ni para el mundo. Pero, a su vez,
dale la oportunidad al mundo que te ro-
dea para que VEA (por tu porte cristia-
no), que hay poder redentor y transfor-
mador en el Evangelio.
(La Sana Doctrina No. 212, 1994)
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22 La Sana Doctrina
Apreciaciones de la
Srta Isabel Macdonald
La Srta Isabel Macdonald fue encomen-
dada por la asamblea de Blue Mills, Canad,
para trabajar en el Hogar para Ancianos en
Puerto Cabello, Venezuela. Como joven
consagr su vida al Seor y lleg a Venezue-
la en el ao 1967, en una poca cuando el
Hogar todava funcionaba al lado del Local
Evanglico en Calle Sucre. Para ese enton-
ces, la Srta. Edith Gulston, que por muchos
aos se desempe en el Colegio Evanglico
de El Mene, ahora en sus aos avanzados
estaba encargada del funcionamiento diario
del Hogar. Sin duda fue del Seor que estas
dos se juntaron en el Hogar, y trabajaron
juntos alegremente por muchos aos hasta
que la Srta. Edith se retir para vivir en San
Esteban, donde vivi el resto de su vida con
la Srta. Fanny Goff. Ya la Srta. Isabel tena
aos de experiencia compartiendo con la
Srta. Edith la responsabilidad del Hogar, y
los miembros de la directiva, encabezada por
Don Santiago Saword, sintieron unnime-
mente que ella era la persona que Dios haba
provisto para la continuacin de la obra. Ella
asumi la responsabilidad como administra-
dora del Hogar, y continu en ese trabajo
hasta su partida. Vivir y trabajar en el mismo
edificio por 45 aos representa una dura
prueba de resistencia, algo que la Srta. Isabel
logr, formando con la Srta. Ruth Thomson
un equipo ideal, compartiendo armoniosa-
mente las responsabilidades durante los
aos. Es imposible comunicar en palabras la
estima y aprecio que el pueblo del Seor
tuvo por la Srta. Isabel, en el pas y fuera del
pas, y el genuino amor que muchos tuvieron
por ella. Ella era sincera, totalmente libre de
toda pretensin, y dedicada a la obra del
Seor. Ella tuvo su mirada en la meta, y por
tanto poda decir: El que me juzga es el
Seor. Al salir de Venezuela, gravemente
enferma, dijo a una hermana de su confian-
za: Voy a mi casa para mejorarme; volver
en Enero. En cuanto lo hiciste a uno de
estos mis hermanos ms pequeos, a m lo
hiciste.
Santiago Walmsley
El edificio actual del Hogar para Ancia-
nos en Pto. Cabello, que tiene capacidad
para 28 residentes adems del personal, fue
terminado en 1968, y la Srta. Isabel ayud en
la mudanza a la nueva sede y la administra-
cin y funcionamiento del Hogar hasta unas
semanas antes de su partida a la edad de 72
aos. Pocos estn conscientes de la labor
paciente que se requiere para cuidar de estos
queridos santos siete das a la semana, estan-
do de guardia 24 horas al da. No hay duda
que estaba constreida por una profunda
impresin del amor de Cristo, y fortalecida
por abundantes provisiones de la gracia de
Dios durante esos 45 aos de servicio. El
Hogar Evanglico siempre ha dependido del
Seor para suplir toda necesidad y la Srta.
Isabel fue testigo del fiel cuidado de Dios en
toda circunstancia. Muchas veces nos mara-
villamos de su serenidad cuando enfrentaba
serias dificultades, y llegamos a saber que su
Nacimiento:
2 de Julio,
1940
Conversin:
22 de Mayo,
1960
Partida:
8 de Octubre,
2012
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La Sana Doctrina 23
Estar casi convencido o casi convertido
no es suficiente. El rey Agripa dijo a Pablo:
Por poco me persuades a ser Cristiano,
pero nunca dio el paso de fe para ser salvo.
Querido amigo, Sabes que el casi no es
de valor en la presencia del justo juez? Ay
del que muere, casi creyendo, completa-
mente perdido es.
Mir atrs
Uno de los que toc en la banda aquella
noche ya estaba saliendo por la puerta cuan-
do se acord que haba dejado su acorden
en la tarima. Su amigo cuenta que dijo: No
voy a dejar mi acorden en el fuego; lo voy a
buscar. Su necedad le cost la vida. Fue
como la mujer de Lot, que ya estaba esca-
pando de Sodoma, pero mir atrs y se con-
virti en estatua de sal (Gnesis 19). El Se-
or dijo: Acordaos de la mujer de
Lot (Lucas 17:32). Cuntos estaban pensan-
do en la salvacin, y ya iban a entrar por la
puerta, creyendo en el Seor Jesucristo, pero
vacilaron, miraron atrs al mundo que esta-
ban dejando, y perdieron sus almas.
Dio su vida para salvar a otros
Un soldado entrenado ya haba salido del
edificio, y ofreci ayudar a los bomberos a
sacar a las personas. Entr y ayud a sacar a
uno, sin darse cuenta que estaba inhalando
humo txico. Estaba sacando a otro, cuando
cay muerto. Este soldado que dio su vida
para salvar a otros, nos recuerda otro Valien-
te que dio su vida para salvarte a ti. El Seor
Jesucristo, para salvarnos del fuego eterno,
se entreg a s mismo a la muerte. All en la
cruz sinti el fuego de la ira divina que pe-
netr hasta su alma, cuando estaba llevando
nuestros pecados. Sus enemigos dijeron: A
otros salv, a s mismo no se puede salvar.
l tena poder para bajar de la cruz, pero si
se salvaba a s mismo, no habra salvacin
para nosotros. El creyente est tan agradeci-
do al Hijo de Dios el cual me am y se en-
treg a s mismo por m (Gal. 2:20).
Dos invitaciones
Una joven, que haba asistido cultos de
predicacin del evangelio, fue invitada por
una amiga a esa fiesta. Ella rehus la invita-
cin; despus supo que su amiga haba
muerto en el terrible incendio. Apreciado
lector, por un lado te llega la invitacin del
mundo: Ven aclas aguas hurtadas son
dulces, y el pan comido en oculto es sabro-
so. Pero cuidado! Y no saben que all
estn los muertos; que sus convidados estn
en lo profundo del infierno (Prov. 9:16-18).
Por otro lado, el Seor te invita: Venid a M
todos los que estis trabajados y cargados, y
Yo os har descansar (Mateo 11:28). Cul
de las dos invitaciones vas a aceptar?
John McCann/Andrew Turkington
El Beso de la Muerte
(viene de la ltima pg)
fuerza provino de alguna promesa que haba
apropiado para s esa maana. Sus vnculos
con la asamblea de Valle Seco que se rene
en el local al lado del Hogar fueron muy es-
trechos y muchos de ellos mostraron un pro-
fundo aprecio y amor por ella. Por muchos
aos fue una maestra muy activa de la Escue-
la Dominical y mostr preocupacin por las
almas perdidas, invitando y trayendo perso-
nas a los cultos de predicacin del evangelio.
Con el tiempo algunos de estos fueron salvos,
y algunos de los nuevos creyentes mostraron
el mismo ejercicio de la Srta., ayudando en la
misma tarea. En los ltimos aos se interes
activamente y dio mucho apoyo prctico a la
nueva obra en Puerto Cruz, un casero de
pescadores en el estado Vargas. Dios ha obrado en ese lugar y almas que estaban en
cadenas de oscuridad han sido gloriosamente
libertados y trasladados al reino del amado
Hijo de Dios.
Kenneth Turkington
-
L a fiesta comenz a las 11 pm aquel
sbado fatal en la Discoteca Kiss
(beso), en la ciudad universitaria
de Santa Mara, Brazil. El saln donde iban a
tocar dos bandas estaba repleto mayormente
de estudiantes universitarios. Ninguno de
estos jvenes se imaginaba que sentiran el
fro beso de otro visitante que se hara pre-
sente en la discoteca. A las 2:30 de la madru-
gada, un miembro de la banda encendi un
fuego artificial que dio inicio a un incendio
en la espuma acstica del te-
cho. En tres minutos el fuego
se extendi por todo el club,
causando la muerte de ms de
230 personas, mayormente por
asfixia.
Cuantos son atrados por
los engaadores besos de este
mundo! Las fiestas, los vicios,
los placeres del pecado, les
cautivan, sin darse cuenta que
el ltimo beso que el mundo
les va a dar es el beso de la
muerte, y luego una perdicin
eterna en el infierno.
Antes de esto, como a un kilmetro de la
Discoteca Kiss, se haba predicado el Evan-
gelio por 4 semanas. Para muchos, esos cul-
tos eran su ltima oportunidad para ser sal-
vos, pero no la aprovecharon.
Algunos testimonios conmovedores de
los sobrevivientes de esta catstrofe nos ad-
vierten del peligro que usted corre, apreciado
amigo, sin la salvacin.
Impidiendo la salida
Segn cuentan algunos que estaban en el
lugar, cuando la gente se apresuraba para
salir, los vigilantes cerraron las puertas para
impedir que ninguno saliera sin pagar. As
hay un cruel enemigo llamado el Diablo, que
no quiere tu bien y har todo lo posible para
que t no te salves. Tratar de cerrarte las
puertas para que no oigas la buena noticia
del Evangelio y escapes de la condenacin
eterna.
La Puerta Equivocada
En el club haban dos puertas lado a lado:
una era la salida; la otra, la del bao de los
caballeros. Muchos cuerpos muertos fueron
encontrados en ese bao. Pobrecitos! Se
equivocaron en cuanto a la
puerta, y les cost la vida. Mu-
chos hoy en da se equivocan
en cuanto a la nica puerta de
salvacin, que es el Seor Jesu-
cristo. l dijo: Yo soy la puer-
ta, el que por M entrare ser
salvo. Ningn santo o
virgen o religin es la puerta
de salvacin. Si te equivocas
en cuanto a la puerta, perders
tu alma para siempre.
La Puerta Estrecha
Una muchacha encontr una puertecita
muy estrecha en la parte trasera del audito-
rio, y se salv. Su amiga tena miedo de salir
por una puerta tan pequea, y muri tratando
de encontrar la salida principal. A muchos
no les gusta la puerta de salvacin porque es
estrecha, y no pueden entrar con sus peca-
dos. Pero el Seor dijo: Esforzaos a entrar
por la puerta estrecha, porque os digo que
muchos procurarn entrar y no
podrn (Lucas 13: ).
A un metro de la puerta
Un sobreviviente dijo: Vi a los que mu-
rieron a un metro de la puerta. Cuntos han
llegado tan cerca de la puerta de salvacin,
pero han perdido sus almas en el infierno!
El Beso de la Muerte
(contina en la pg 23)