la recepción de freud en la escuela de frankjurtmientras que los psicoanalistas, que lo reclaman...

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La recepción de Freud en la Escuela de Frank jurt Hablar hoy de freudo-marxismo es, para muchos, una rareza propia de mentes rancias y carentes de viveza intelectual. Resulta de mal gusto traer a cuento ese engendro contra natura, mezcla de dos causas perdi- das (¿reprimidas tal vez?). Era, se supone, algo así como un engrudo im- presentable ante paladares finos, un embrollo retórico adecuado sólo para proclamas gruesas. Sus autores, perros ladradores en otro tiempo pero siempre poco mordedores, están ya definitivamente muertos y olvi- dados. Quizá alguien siga teniendo presentes a Lyotard, Deleuze-Guat- tari y Foucault, y puede que recuerde a H. Marcuse y W. Reich, pero muy probablemente lo hará con la mueca de quien despierta de un sueño- pesadilla. Más allá de esos oscuros recuerdos, el vacío. Afortunadamente, la Escuela de Frankfurt permanece al margen de este hastío-rechazo. Sin embargo, ha sido en ella donde con mayor in- tensidad y profundidad se produjo la convergencia de esas dos corrien- tes de pensamiento y acción. Ya la inversa, ha sido esa unión uno de los factores más determinantes de la «teoría crítica”. La influencia de Man es bien conocida, dada la orientación social y política de la Escuela, y da- do también que a Marx le fue pronto reconocida la categoría de filósofo, hasta el punto de ser autor inevitable en la historia del pensamiento de nuestra época. La presencia de Freud es menos conocida y valorada, quizá por ser más subterránea y también por ser él un pensador en terri- torio de nadie, al que los filósofos consideran interesante, pero ajeno, mientras que los psicoanalistas, que lo reclaman como propio, se des- preocupan de la Escuela de Frankfurt. Se trata, no obstante, de un influ- jo intenso y duradero, en el núcleo de la teoría crítica. Baste como mues- tra el testimonio de alguien tan poco sospechoso como Habermas, quien, después de reconocer su deuda con Schelling, Marx, Heidegger, Durkheim, Weber... afirma: Anales del Seminario de Metafísica. fu. 1987-88. Ecl. Universidad Complutense. Madrid.

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La recepciónde Freuden la Escuelade Frankjurt

Hablar hoy de freudo-marxismoes,para muchos,unararezapropiade mentesranciasy carentesde viveza intelectual.Resultade mal gustotraer a cuentoeseengendrocontranatura,mezclade doscausasperdi-das (¿reprimidastal vez?). Era, sesupone,algo asícomo un engrudoim-presentableantepaladaresfinos, un embrollo retórico adecuadosóloparaproclamasgruesas.Sus autores,perrosladradoresen otro tiempoperosiemprepoco mordedores,estánya definitivamentemuertosy olvi-dados.Quizá alguien siga teniendopresentesa Lyotard, Deleuze-Guat-tari y Foucault,y puedequerecuerdea H. Marcusey W. Reich,peromuyprobablementelo hará con la muecade quien despiertade un sueño-pesadilla.Más allá de esososcurosrecuerdos,el vacío.

Afortunadamente,la Escuelade Frankfurt permaneceal margendeestehastío-rechazo.Sin embargo,ha sido en ella dondecon mayor in-tensidady profundidadseprodujo la convergenciade esasdos corrien-tesde pensamientoy acción.Ya la inversa,ha sido esaunión unode losfactoresmásdeterminantesde la «teoríacrítica”. La influenciade Manesbien conocida,dadala orientaciónsocial y política de la Escuela,y da-do tambiénquea Marx le fue pronto reconocidala categoríade filósofo,hastael punto de ser autor inevitableen la historia del pensamientodenuestraépoca. La presenciade Freud es menos conocida y valorada,quizápor sermássubterráneay tambiénpor serél un pensadoren terri-torio de nadie, al que los filósofos consideraninteresante,pero ajeno,mientrasque los psicoanalistas,que lo reclamancomo propio, se des-preocupande la Escuelade Frankfurt. Setrata, no obstante,de un influ-jo intensoy duradero,en el núcleode la teoríacrítica. Bastecomomues-tra el testimonio de alguien tan poco sospechosocomo Habermas,quien,despuésde reconocersudeudacon Schelling, Marx, Heidegger,Durkheim, Weber...afirma:

Analesdel SeminariodeMetafísica.fu. 1987-88. Ecl. UniversidadComplutense.Madrid.

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«Más importantesquetodosellos fueron lasconferenciasen honorde Freudcelebradasen 1956> ya que,despuésde haberoído a la élite internacional>desdeAlexandery Spitz, a Erikson y Binswanger,he consideradosiempreal psicoaná-lisis> a pesardc todaslassiniestraspredicciones>comoalgo quehayquetornar

en serio.»1

Su propuestapuedeserviable de nuevoy aunarrecuerdoy proyecto.Sin consignasni promesas,másacáde las náuseas,el vacíopresenteseconvierte,paradójicamente,en un buen momentopara hacermemoriade un pasadoolvidado como un mal sueñocuyos restossiguendesper-tandosentidosy poniendoen pie deseosmásresistentes.El espaciolibrede las grandesfiguras, cuya presenciadesalojael resto de lo que debeser pensado,puedeconvertirseen lugar de nuevo alumbramientode loqueya fue descubiertoy resultócegador.En la distanciaqueimposibili-ta las identificaciones,hacerhistoria no es pagartributo a la nostalgia,síno explorarposibilidades.En concreto,rememorarla asunciónfilosó-fica del psicoanálisis,es una manerade contribuir a la elaboracióndeuna«filosofíade la psicología>’que no seasimple reflexión exteriory for-malista, sino impregnacióny fecundaciónrecíprocade la psicología yla filosofía.

La trayectoriade la recepciónde Freudpor los frankfurtianos,esfrag-mentaria, sinuosa y a veces desconcertante,inseparablede la marchaconflictiva de su reflexión y de los acontecimientosde su tormentosaépoca.En unaexposicióntan global y brevecomo la quesigue,sóloca-be señalarlas huellasmássignificativas.

1. INTRODUCCIÓN DEL PSICOANÁLIStS EN LA TEORÍA CRÍTICA

El interésde Horkheimerpor Freud se remontaa los anos 20 y eracompartido y estimuladopor L. Lowenthal, psicoanalizadoa mediadosde esadécadapor Friede Fromm, esposade Erich Fromm.En 1928 e] mismo Horkheimer fue analizadopor K. Landauer,alumnode Freudy fundadordel Instituto Psicoanalíticode Franckfurt. Horkhei-mer influyó para quedicho Instituto sevinculara a la universidad,comodepartamentodel Instituto de InvestigaciónSocial,y Freud le escribiópersonalmentepara expresarlesuagradecimiento.En 1927 Adorno, ba-jo la invitación de Horkheimer,escribióun trabajo (inédito) en el quere-lacionabael psicoanálisiscon la fenomenologíatrascendental,poniendode relieve la importanciadel descubrimientodel inconsciente.Desdesucomienzoeí Instituto de InvestigaciónSocial incluyó el psicoanálisisco-

«J. Habermas.Perfil Hlosófico-político’. Leviatan 22 (1985) pág. 62. La entrevistafueconcediuaa P. Andersony publicadaoriginalmenteporNew14 Reviewni> 151, págs.75105.

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mo partede sutrabajoy el primer númerode surevista incluíaun artí-culo programáticosobrelas tareasde una«psicologíasocialanalítica»2

En aquelmomento,introducir el psicoanálisisen la elaboracióndelateoríacrítica, es decir, unirlo con el marxismo, aunquefuera el marxis-mo filosófico extraídode los Manuscritos másquede El CapitaL eraunaopción arriesgaday provocadora.Anteriores intentosde integrar ambossistemasno habíanresultado,y el más conocidode susprotagonistas,W. Reich, fue ridiculizado y expulsado,tanto del partido comunista,co-mo del movimiento psicoanalítico.Unos y otros estabande acuerdoenque el pesimismode Freud sobre las posibilidadesde cambio social ycultural era incompatible con el entusiasmorevolucionario. A ello seañadíala constatación,relevanteparafilósofos como eranlos inspirado-resdel Instituto, de que Freudofrecíaresistenciaa sustentacionesde es-peculaciónfilosófica, subordinandoesatendenciaa las exigenciasde lacienciay la terapia.

El primer cuidadoy el aciertobásicoen esecontexto,consistióen nointentar la fusión de dos sistemas,sino la articulación de ambosdesdesudiferencia,asumiendoa cadauno tal y como esen y por si mismo.Latareapropuestano consistíaen psicologizarla teoríade la sociedadni en«sociologizarel psicoanálisis”3. No se trataba de introducir conceptospsicológicos en la política, de explicar los procesospolíticos mediantecausaspsicológicas.La críticadel psicologismoerayaun pasosinvueltaatrás.Se tratabaciertamentede asumir en la teoríacríticalas aportacio-nesde la psicología,junto a las de la economía,la historia, la sociologíao la política, en ordenadescubrirla dimensiónpsíquicadel materialis-mo, superarla división del trabajointelectualy evitar quedarseen espe-culaciones.Comodiría Marcuse,se tratabade que la psicologíase revela-ra como política4.

En el caso del psicoanálisisello era posiblepor su caráctersocial,histórico y político. Freud,que nuncaabandonóla búsquedade funda-mentacionesbiológicas,ni el receloantelas especulaciones,fue llevadopor las implicacionesde susdescubrimientosen la conductaindividual,a análisis históricos,socialesy culturalescadavezmás relevantesen suobra. Comenzósiendo neurólogo y terminó siendo filósofo. Al mismotiempo, sin perderde vista al pacienteindividual descubrióqueel objetode análisis es~, en última instancia,el hombresocializado.Como señalaAdorno, hay en Freud,queno partió de categoríassociológicas,más ilu-minación sobrelo quesonla ideologíay el poder,queen muchossoció-

Cír. Adorno, Th.; Horkheimcr, M.: Freud en la actualidad, Barcelona,Barral, 1971,

pág.7: Jay, Mi La imaginación dialéctica. Madrid,Taurus, 1974, pág. ¶5 ss.Cf r. Adorno,Th.: Revisiondel psicoanálisis»enSociología,Madrid,Taurus,1966, pág.

101. Marcuse,H,: Psicoanálisisy política, Barcelona,Península,1972> pág. 42.~ Cfr. Hoí-kheimer, M,: «Traditionelleund kritischeTheorie».Zeitschrifífí~r Sozialjors-.

chungVI (¡937)págs.245-294,OcasoBarcelona,Anibropos, 1986> págs.79-80,y Marcuse,H.:’La doctrinade los instintos y la libertad’> en Freuden la actualidad, pág..523.

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logos; suconcepciónde los instintosencierramásfuerza revolucionariaquemuchosprogramaspolíticos.Su explicación del sadismocomo fac-tor de agresióndesprendidodel instinto sexual, es decisiva para com-prenderla bárbaracrueldadde nuestrosiglo. «En la épocade los cam-pos de concentración,la castraciónes más característicade la realidadsocial que la competencia”5.Aun4ue con frecuenciase olvida, Freudadoptóun enfoque«económico»,ademásdel tópicoyeí dinámico,que lepermitió elaboraruna «economíalibidinal” política en sí misma6. Suanálisis de la estructurapulsional no es ajenoa la dinámicade las rela-ciones productivasy los modosde producción,ni al estudio de las re-lacionesde poder; al contrario, muestraque los instintos son tambiénfuerzasproductivasy quela represiónesel máseficazaliado de la domi-nación. Por todo ello, Horkheimer reconocíaque «su pensamientoesuna de las piedrasangularessin las cualesnuestrafilosofía no seríaloquees»7.La conjuncióndel psicoanálisisy el marxismono era,pues,su-perficial, ocasionalo táctica, sino profunday de efectosexplosivos.Obe-decíaa exigenciasde la teoríay de la praxis.

Entre los miembrosdel Instituto, fue Erich Fromm, psicoanalistadeprofesión,quien más aportó en la décadade 1930 a la construccióndeuna «psicologíasocial analítica»,como la denomina en su artículo pro-gramáticode l932~. A su juicio el psicoanálisisse sitúa másallá de lasociologíaque ignorael aparatoinstintivo y piensaen categoríasintegra-doras,y proporcionael eslabónque faltaba entrela crítica de la ideolo-gía y el análisisde la infraestructuraeconómicay social.Aporta la antro-pologíamaterialistaque le hacíafalta al marxismo.Su explicaciónde lanaturalezay de la conductahumanaera un prototipo de materialismocargadode potencial revolucionario.Graciasa él las fuerzasde la libidodejan de sercementoy se conviertenen dinamita«.No setratabasólo deque Freud habíadestacadola dimensiónhistórico-socialdel psiquismo(queaparece,por ejemplo,en un puntotan crucial como esel complejodc Edipo), sino también de quehabíadescubiertoel alcancepolítico delos análisispsicológicos,como se ve en la relaciónentrela analidady elafán posesivo característicodcl espíritu capitalista,o entre la obsesiónpor la contencióno el control y el puritanismotípicodel comportamien-

Adorno, ih.: Thc. ch., pág. ¶ ¶ 1; y Horkbeimer,M.:’EI psicoanálisisdesdeel punto devista dc la sociología»en Sociedaden transición. Estudios de filosofía sociaL Barcelona,Planeta-Agostini,1986,págs.193-194.

6 CIr. Freud,S.: “Lo inconsciente’en Oc. vol. VI, pág. 2.070.Madrid,BibliotecaNueva,1972, El malestaren la cultura OC. VIII, pág.3.029,Másallá delprincipiodeplacerO.C.VII,pág.2.507.

Cartaa Lowenihaldcl 31-X-1942,citadaporM. lay. Op. ciÉ, pág. ¡76.$ Fromm,E.: «UberMethodeundAutgabecineranalytischenSozialpsychologie’.Z. f. 5.

1(1932), pág. 32. Trad. castellanaen La crisis delpsicoanálisis.BuenosAires, Paidós, 1984,págs. 166-200.

Cfr, Fromin, E. loc. cii>, pág. 53.

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to burgués.Erich Fromm no sólo esbozóesa«psicologíasocial analítica»,sino que, junto con Horkheimer, la aplicó a un asuntotan significativocomo eran los modelosde autoridadqueteníanlos trabajadoresalema-nes.Horkheimerlo animabay colaborabaporqueestabaél mismo con-vencidode la correlaciónentresociedady psiquey de la utilidad de losanálisis psicológicos para comprenderlas formas sociales.En su opi-nión, las relacioneseconómicascondicionabantanto el contenidocomola fuerzade las reaccionesdel aparatopsíquico;pero estasmismasrela-ciones tienen efectos inconscientesque determinanel modo de vida,

lomásquelos motivos económicosconscientes -

La familia, nudo en el queseentrecruzanlas dimensionessocialesylibidinales, era un punto especialmenteadecuadoparala interaccióndelos análisis marxista y freudiano. En 1935 publicaronen París el volu-men colectivo titulado Autoridady ¡ami/ia. Sin embargo,fue eseanálisisel quedio pie a un progresivodistanciamientode Freud.Fromm se inte-resopor los estudiosantropológicossobreel matriarcado,que le induje-ron a restringir la validezdel complejode Edipoa las sociedadespatriar-cales,a acentuarla vinculación del esquemapatriarcalcon el capitalismoy la sociedadclasista,y a señalarque la sociedadmatriarcal fomentalasolidaridad,el amory la felicidad en vezde la competencia,el temory eltrabajo. En el modelo matriarcal el sexo,junto con el odio y la destruc-ción quelo acompañan,pasanasegundoplano,dejandoel primeropan?el amory el instinto de vida’1. Portodoello la teoríafreudianade los ins-tintos le resultacadavez más inaceptable;especialmentesu insistenciacrecientede la «pulsiónde muerte”.Pocoapoco Frommelaborala expli-caciónde esterechazo:el propio Freudera prisionerode los valorespa-triarcalesy la moral burguesay reproducíasusestructuras.Autoritariocon los pacientes,se amparabaen unadistanciaque le protegíay hacíaalardede una tolerancia fría, sin implicación, que preservabael statuquo, y no generabalibertad. Ese modo de serexplica la insistenciadeFreud en el instinto de muertey en su fuerzadestructiva,en la separa-ción entrecivilización y felicidad, con el pesimismoqueconlíeva.

Fromm serebelacontra todo eseplanteamiento.Tras unacrítica de-talladade la teoría freudianade los instintos,concluye que Freud,lleva-do por sutalantepuritanoy conservador,fiel asuobsesiónporla muer-te y a su dualismo, prisionero de su ortodoxia, termina frustrando laradicalidad inicial quehabíaen el psicoanálisisy convirtiéndoloen unateoríade la adaptacióny la resignación’2.Al diagnósticofreudiano:vwi-mosparadestruir>oponeel contrario:destru,mosparavivir. La destruc-ción es reactivay depende,en proporción inversa,del gradode satisfac-

> Horkheimer,M.: «Geschichteund Psychologie”.L/ 5. 1(1932),pág. 141.Cfr, Fromm,E.: “Dic sozialpsychologischeBedeutungderMutterrechtstbeorie».7. /.

5. III (1934), 196-227.1=Cfr. Fromm,E.: Grandezay limitacionesdelpensamientode Freud. México,Siglo xxi,

1979, págs.127-165.

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ción en las relacionessociales.De ahí la importanciade conformarun«caráctersocial” quegraciasa la fuerzadel amory de la éticahagaposi-ble la transformaciónen sentidooptimista y humanista.La personali-dad,el sujeto,la felicidad.., son,a sujuicio, categoríasy valorespriorita-rios e irrenunciablesa pesarde ser objeto de sospecha.La evolucióndeFromm hacia la heterodoxiafreudianasuscitófuertesdisensionesque loalejaronde los demásmiembrosdel Instituto.En 1939 seconsumóla rup-tura.

El viejo Freudresultódemasiadoduro y negativoparael joven Frommy los demás«revisionistas”y terminó adquiriendolos rasgosdel padre-Edipo, al quehayquenegary sacarlos ojosparano vertan oscurospre-sagios.En opinión de Marcuse,Fromm acabóconvirtiéndoseen un pre-dicadorquepretendepurificar y redimir la psiquemedianteun bañodemoral y religión13.

2. LUCIDEZ Y RADICALIDAD DE LA METAPSICOLOGIA

TambiénHorkheimersesentíaincómodoantela insistenciadel viejoFreud,traumatizadopor la enfermedad,la guerray la barbarienazi, enla intensidady amplitud del instinto de muerte,quegeneraun fuertepa-thostrágico y arrastraunaresignacióninsuperable14.Perosuvaloraciónde la metapsicologíafue másdialécticay cautaque la de Fromm. A sujuicio el psicoanálisisaportaclavesdecisivasparael desenmascaramien-to no sólo de los comportamientosirracionalesy de las ideologías,sinotambiénde la razón instrumentaly administradora,es decir, de la irra-cionalidad convertidaen ordensocial legitimado. En esesentidoformaparte,por derechopropio, de la teoríacrítica. Al mismo tiempoFreudesun «ilustrado” queconfíacomo pocosen el poderde la razónlúciday noseconforma con e] análisisy la explicación,sino quetiene la genialidadde comprenderqueunapsicologíasin libido no estal, ni cambianadaenprofundidad. El desacuerdocon su interpretaciónde la estructurapul-sionalno impide reconocersu lucidezy suaciertoobjetivo paradiagnos-ticar la gravedadde las fuerzasdestructivasdesencadenadasen estaépoca.La defensapor Freuddel dualismoprimario, en unalíneade pen-samientosimilar a la de Schopenhauery Nietzsche15,es un focode resis-tenciainexpugnablea lastentacionesy promesasde unificación y totali-zación armonizadora.La libido no se deja domesticarfácilmente y nosdescubreun estratode la existenciahumanaquetiendea escaparal con-

13 Cfr. Marcuse,1-1: Eros y civilización. Barcelona,Ariel, 1981> págs.220 y 241 ss,

‘~ dr. Horkheimer,Mi «EgoismusundFreiheitsbewegung’.2/. £ V (t936),págs.225-226.

~<‘ Cfr. Horkheimer,M.: «La actualidadde Schopenhauer»en Sociología. págs.131-147,especialmentepág. 139. Buenamuestrade interésquesentíapor Nietzschees la recensiónde ocho páginasquededicóal «Nietzsche»de kA JaspersenZ.f 5. VI (1937),págs.407-414.

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trol social. En esesentidoHorkheimerse niegaa subordinar,másaún areducir, la psicologíaa sociología.Los «desvíos»del último Freudrespec-to a la orientaciónprimera del psicoanálisisson, sin lugar adudas,preferi-bles a la recaídade E. Fromm y K. Horneyen lapsicologíavulgarprecrí-tica, quereblandecelosmayoresdescubrimientosde Freudy sealía conla razóntrivial y el conformismosocial en contrade la agudezacríticayla afirmación de la libertadié.

La marchade Fromm coincidió con la plena integracióndeTh. Ador-no en las tareasdel Instituto. Su presenciaintensificó la actitud críticade la Escuelay favorecióla recepciónde los elementosmásradicalesdelpsicoanálisis.La radicalizaciónde la teoríacrítica respondíatambién aacontecimientoshistóricosde la magnituddel nazismoy la segundague-rra mundial, que reclamabande formaperentoriael pasodel análisisala denuncia.Precisamenteen esemomentotenía también lugar la des-composicióndel sujetocolectivo revolucionario.No escasualque la teo-ríacrítica, a la vezquese radicalizaba,derivarahacia la estéticay la éti-ca y, mientrastransitabapor tierras políticamentequemadas,se esfor-zarápor bajarhastalos «infieruos»del psiquismopara liberarlos.

Adorno reaccionócon durezacontralos revisionistasqueacusabanaFreud de mecanicista,autoritario, dogmáticoy conformista, mientrasellos reintroducíancategoríasqueeran una«verdaderaguaridaideológi-capara el statuquo psicológico del individuo”17. En suvoluntadde sermás positivos, los revisionistas insistían en que el componentefunda-mental de la personano es la sexualidad,sino la cultura y la socializa-ción. Por el contrario el psicoanálisis,que concibe la libido como algopresocial,«alcanzafilogenética y ontogenéticamenteel punto en el quecoinciden el principio social de la dominación y el psicológico de larepresiónde los instintos>’18. Una vez llegado a esepunto disponede so-bradosmotivos para negarsea pactar,reconciliarseo «superan’.La es-cuela neofreudiana,en cambio, sólo reúne esosdos principios tras ha-berlos vuelto inofensivos,reduciéndolosa epifenómenos:la dominacióna disciplina familiar y falta de amor, y la represióna temor.

«Cuantomásse sociologizael psicoanálisis>másromosevuelveen cuantoór-gano paralograrun conocimientode los conflictosde origen social»19.

Porunaironía de la historia, mientrasK. Horneyaguabala teoríadelsadismo,que habíaconducidoa Freud a la afirmación del instinto demuerte,el exterminio nazi dabapruebade la crueldadqueaquelgenera.La insistenciade los revisionistasen afirmar la identidad,reducir la vio-

“ dr. La caríade l-IorkheimeraLowenthalantescitada;Jay, M. Op. ciÉ pág. 177,y suprologo aFreud en la actualidad,pág. 9.

‘~ Adorno, TH.: «La revisióndel psicoanálisis”en Sociológica,pág. ¡05.IR Idem.,pág. 107.IR Ibídem.

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lencia a competitividad, separarel amor de la sexualidad...,más queofrecerresistenciaa la barbarie,domesticay neu~ralizala fuerzacríticadel psicoanálisis.La pertinaciade Freud en defenderel papelcentral dela sexualidady en establecerla vinculaciónestrechaentreplacery prohi-bición, no obedecetanto a sustabús burguesescuantoa la fidelidad asusdescubrimientospor encimade suspropios gustos.En efecto si elpsicoanálisisrenunciaa la teoríade la libido o niegaesavinculación, sereducea mera cura destinadaa resolver saludablemente,medianteelajustesocial, los conflictos del yo.

En una sociedadquedivide y fragmentaa los hombres,el atomismopsicológico de Freud resultaserunaexpresíonmasadecuadaque unapsicologíahumanista,queen la medidaen quesuponequela conductaes determinadapor el yo íntimo de los individuos no hacemás querecu-brir una realidad inhumana con el resplandorde lo humano.En unmundode hombres«dañados”,lo revolucionarioes negarseaaceptarlassustraccioneso a convivir con las heridas.Cuando los hombresse venreducidosa la categoríade comediantesy la energíade los sujetosseempleaparaeliminar a los sujetos,queterminanno siendomásque«hi-póstasisideológicasdel centroabstractode dominación>’,la primera exi-gencia ética es no ofrecer como remedio consolacionestotalizadoras>porque tales medicinasno hacenmás que recubrirel venenocon azú-car20.Puesbien,esemundoesel nuestro,y no sólo por suscarenciassi-no sobretodo por la dinámicade la razón instrumentaly la produccióntécnica, es decir, por obra de su progreso.Lo que ha hecho Freud esdiagnosticarIo. A juicio de Adorno, suprincipal aportaciónradicaen.loque ha destruidoy en la firmeza en mantenerselúcido incluso cuandocon ello se arriesgala felicidad. Una felicidad quepor su mismacondi-ción es un designio irrenunciablepero irrealizable21.El pesimismodeFreud,suhostilidad hacia los planteamientoshumanistasson, más quefruto del resentimientoy de la negaciónde las pulsionesvitales, expre-sión del amory la esperanzaqueaúnpodemosabrigar,sin trampani en-gaño,justamentepor amor a los desesperadoscomo dice W. Benjamin.La intensidaden la crítica es la condición de posibilidad y da la medidadel alcancepositivo de suspropuestas:

‘Por tomar amargamenteen serio la utopíay su realización>no es (Freud)ningúnutópico sino queclava los ojos en la realidadtal y comoes,parano dejar-seburlar por ella; quiere liberar de su cautiveriolos elementosde lo tnejorqueen ella estánencerradosy llega a la durezade aquellaspétreasrelacionespararomperlas. La posibilidad de un viraje no se favorece mediantela mentira de

20 Adorno, Th.: Minima moralia. Caracas,Monte Avila, 1975> págs.59, 61, 70. Cfr. Well-

mer, A.: «Dialécticade modernidady posmodernidad”.Debats,14(1985),págs.74-78.2> Freud,5.: El malestaren la cultura. OC.VIII> pág. 3.029.

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que,al fin y a la postre,todosseriamoshermanos,sino ánicamentedivulgandolos antagonismosexistentes»22.

La seriedady la sabiduríade Freudsemuestrasobretodoen el reco-nocimientode queel análisisprofundode nuestromodode vida condu-ce, como éste,auna aporía.En la medidaen quesedescubrela diferen-cia irreductible entre Eros y Thanatos,y la vigencia simultáneade losprincipios de placery de realidad,estándadoslos elementosde un pro-blemaqueno tiene solución satisfactoriay cuyo desarrollodebecontarcon el control racionalde la destructividady con la orientaciónproducti-va de la libido aun a costade sacrificios. La transformaciónde la reali-dadcuestadolor y, a la vez, los deseoshacenvaler suafán de realizarse.En medio de tal conflicto la lucidezy la crudezasonmáscurativosqueeldisimulo o la compasión,ye1 análisismáseficientequelas actitudesmo-ralizantes,cuyagenealogíano sepuedeolvidar despuésde Nietzsche.Enpalabrasde Adorno:

«LagrandezadeFreud,comola detodos los pensadoresburguesesradicales,resideen que deja sin resolversemejantescontradiccionesy rehúsapretenderuna armonía sistemáticaallí dondelas cosasestán desgarradasen sí mismas(...). La inseguridaddel fin propio de la acomodación—y la sinrazón>portanto>de la acíividadrazonable—quedescubreeí psicoanálisis,rellejaalgo de la sinra-zón objetivay seconvierteen clenunciadela civilización.»23

3. LA FUERZA REVOLUCIONARIA DE EROS

En la décadade 1950 U. N4arcuseretomó el hilo del psicoanálisisallídonde lo habíadejadoAdorno. La imagen de inspiradorde la revueltajuvenil y pensadoringenuamenteutópico quehaquedadode él despuésdc 1968, dificulta la comprensiónde la actitud con que se acercóa laobrade Freud24.Se tratabade asumir la radicalidaddestacadaporAdor-no, pero centrandola atenciónen suvertientepositivamenterevolucio-naria,olvidadapor aquel.ComoAdorno, Marcusereivindica la teoríadelinstinto y critica la mutilación quede ella hacenlos revisionistas,peroelacentorefuerzaahoraaEros.A sujuicio la aportaciónde Freudno con-sistesólo en lo que niega,sinosobretodo en lo que afirma. En concreto,con su teoríade la libido nos ofrece nadamenosque unaconcepciónmaterialistade la gratificación, valoradacomo el factor más activo decambio y de rebeldíainsobornable,a pesardel rechazoal que la some-

23 Idem.,pág. 117.24 Paracorregiresaimagenvéasesu críticade NO. Brown. «El amormistificado’ en La

agresividaden la sociedadindustrial avanzada.Madrid,Alianza, 1971. En la pág.95 afirma:«Despertardel sueñoy encontrarla salidade la cavernaes trabajoen la caverna;trabajolento, doloroso,con y contra los prisionerosdela caverna.’>

22 Adorno,Th.: Sociológica,pág. 115.

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tentanto lospuritanosespiritualistascomo los rigoristastrágicos.El psi-coanálisisofrecela posibilidadde liberarsedel miedoal placery la felici-dad en unasociedadque sólo permite una «felicidad controlada».A lavez denunciala función represivaque en esasociedadtienen tanto lasofertasde felicidad individual como las terapiasde integración.Su afir-maciónde la fuerzade la libido hacequeestallela resignacióna la queestánhabituadoslos hombresexplotados25.

Formadojunto a Heideggery estudiosode Hegely de Marx, Marcusese interesópor Freud desdequeentróen el Instituto; suspublicacionesen la revistadel mismo apuntanya lo que serásuinterpretaciónmadu-ra26. La metapsicologíade Freuderaparaél unaradicalizaciónde la on-tología existencialde Heidegger,ofrecía una explicación de la esenciadel hombre capazde fundamentaruna revolución total y no una merareforma política. Le proporcionaba,además,la convicción, ya nuncaabandonada,de que la felicidad o la desgraciano eran asuntosque pu-dieran quedardisueltosentre los problemasde la lucha de clases. Almismo tiempo le descubríaque la explotaciónde la estructurapulsionales la forma más sutil y eficazde dominacióny represión.De esemodoelanálisis se convertíaen arma política y la «teoríacrítica’> recobrabasuinicial vocación y podía contar con sujetosy artífices realesde su pro-yecto:

«Agudizarlos conceptospsicoanáliticossignificaagudizarsu función crítica,su oposición a la forma prevalecientede sociedad,Y estafunción de crítica so-ciológicadel psicoanálisisse deriva del papel fundamentalde la sexualidadco-mo fuerzaproductiva’; los impulsosde la libido mueveneí progresohaciala li-bertad y la gratificación universal de las necesidadeshumanasmás allá delestadocentradosobrela figura del padre”27.

Habermasconfiesaque los discípulosde Horkheimery Adorno en elInstituto, descubrieronpor primera vez al encontrarsecon Marcuseen1956, ‘<la encarnacióny la expresiónviva dcl espíritu político de la viejaEscuelade Francfort»28.

A la luz de la metapsicología,Marcuseinicí-pretay denuncialo queestápasando:alienacióndelas relacioneslaboralesy eróticas,individua-lismo posesivo,lucha ciega por la existencia,dominio del principio derendimientoquehacelasvecesde principio de realidady anulael princi-pio de placer... La fuerzade estadenunciaprocede de supensamientonegativoque no se limita a susformasinmediatas,sino que actúatam-bién y ante todo como negaciónde las sustracciones,del sufrimiento,de

A Cfr. Marease,H.: Eros y civilización, págs.224-226.~ Ch> Marcuse,H,:”Uber denaffirmativen CharakterderKaltun’. Z. 1. 5. VI (1937) 54-

94 y “Zar Kritik desfledonismus”.2./ 5. VII (1938) 55-8%Marease,¡-1.: Eras y civilizacicin, pág. 223.1-labermas,.1.: Pc4ilcs/ilosófico.polííicos. Madrid, Taums, ¶975,pág. 285.

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la alienación,e incluso se atrevea transformarlaen afirmación de losdeseosde felicidad, de belleza,etc. A juicio de Marcuse,la teoríacríticayla dialéctica negativano habíanprometido demasiado,sino demasiadopoco y necesitabanuna inyecciónafirmativay utópica.

Con la «Dialéctica de la ilustración>’ Adorno y Horkheimer habíanperdido no sólo la confianzaen el desarrollorevolucionariode las fuer-zasproductivas,tanto económicascomo psíquicas,sino tambiénla ca-pacidadde intervenir en él. Más aún, esadialéctica obliga a reconocerqueincluso la explicación racionaly la conquistade la naturalezaexter-na conlíevaunamayoresclavizaciónde la naiuralezainterna,convirtien-do los esfuerzosdeliberaciónen nuevacadena.En un mundomodeladopor la razóninstrumental, la iluminación de las profundidadesy el des-cubrimientode sudinamismo,refuerza,quiéralo o no, los mecanismosde represióny control. Contratoda ilusión románticaes,pues,precisore-conocerque así como dentrode las revolucionespolíticas hayalgo quelas ha hechofracasar,también en el psiquismose detectaunadinámicaque niega internamentela liberación y la satisfacciónposibles29.Peroprecisamenteporque estamosencerradosen esecírculo vicioso de unprogresoquese oponea la revolución,porqueparaquehayamayorpro-ducción y bienestarse requieremás represióny ésta,a su vez, generaagresividady destruccióncrecientes...,y porquela teoríacríticano esca-pazde salir de él, sehacemásurgentela construcciónde unasubjetivi-dadefectivamenterebelde.No ofrecerresistenciaal derrotismo,en nom-bre de la dialécticanegativa,siguesiendo unaforma decomplicidadconla miseriaexistente.

Paracumplir esatarea,el psicoanálisisofrece, en primer término,una autocrítica de la razón que, al descubrir sus raícesinconscientes,rompeel espejoen el quese mirabay quedabaprendida,y desenmasca-ra sus racionalizaciones,su función de control, su doble juego. Pocospensadoreshan analizadotan despiadadamentela razón y han confiadotanto en ella como Freud.Graciasa ello ha podidodescubrirque no setratade un fenómenode superficie,condenadoa cumplir funcionesdeadecentamiento,sino que su dinamismo arrancade las profundidadesdel instinto de vida y junto con él oponeresistenciaa la destrucción.Si-guiendo a Freud, Marcusepiensaque una psicologíaverdaderamentecrítica y revolucionariadebeconsíruirsesobrela basede la libido, ati-nando la fuerzade Eros y la lucidezdel logos.

Partiendode la radicalidadde la teoríade los instintos y situándose,por tanto,más allá del voluntarismoy de los argumentosmorales, Mar-cusese esfuerzaen mostrar, con/contraFreud, que la oposiciónentreEros y Thanatosno esoriginaria y, en consecuencia,no implica unadia-léctica fatal e irresoluble, ni conlíeva necesariamentela anulación del

29 Cfr. Marcuse,l-t.:’La ideadel progresoa la ‘U, del psicoanálisis’en Psicoanálisisy

Política. Barcelona,Península,1972, págs. 105-líOy en Freud en la actualidad> pág. 565.

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primero por el segundo.El objetivo del instinto de muerteno espropia-mentela agresióno la destrucción,sino la eliminacióndel excesode ten-sión que amenazacon romper el equilibrio orgánicoy la situaciónpla-centera.Comoexplica Freudcon su famosoprincipio de Nirvana,el ins-tinto de muerteesunaformade defensade¡a naturalezay deproteccióndelplacerestable.Eros y Thanatos,como instintosqueson, buscanambosla gratificación final del deseo.Desdeesepuntode vistalos impulsosdevida y de muerteno sonindependientes>sino queestánunidosen suraízy ambosson regidospor un mismo principio, el de placer.Ello permiteestablecerunacierta subordinacióndel segundoal primeroy hacerazo-nableel pensarque,a pesarde sutemible capacidaddedestrucción,éstavayacediendoprogresivamenteterrenoa la dinámica de la vida. Si nohay oposiciónradical in igualdadentreellos, no hay motivo parapensarqueel enfrentamientoderiveinevitablementeen un aumentoconstantede la tensión.Al contrario,cuantomásse realizanlos instintosdela vida ymás se satisfacenlos deseos,menor es la fuerza de los impulsos demuerte.En definitiva, si el fin objetivo del instinto de muerteno es la ter-minación de la vida sinode la tensióny el dolor, cuantomásseaproximala vida a la gratificación continuada,más se reducesu conflicto con lamuerte0. Dehechola sociedadactualpuedepermitirseun alto gradodeliberaciónde los instintossin recaerpor ello en«la prehistoriade la civi-lización’>, sino, al contrarío,avanzandocontra la consolidaciónde una re-presiónracionalizaday excedentequeno estáal serviciode la culturasi-no de unadominaciónno menosopresorapor presentarsecomo neutraly necesariapara el progreso.

Fiel a la tradición crítica, Marcuseno olvida la dialécticanegativa,nisehaceilusionessobrelas posibilidadesrealesde satisfaccióninmediatay completa.Más aún,sabeque los individuos, tomadoscomo sistemasdeestímulosy deseos,resultan más fácilmente manipulables.Lo que porencimade todo quiereponerde manifiestoes que la vida y la cultura noexcluyen necesariamenteal «eterno Eros»31; y que a las inevitablesrenunciasse ha añadidohistóricamenteuna «represiónsobrante»queobedecesóloa los interesesde la dominación.Estadistinción abreel ca-mino a una «civilización no represiva»32.Civilización que sabeque elprincipio de realidad estáhistórica y socialmentedeterminadoy. portanto,no lo tomacomo límite fijo e inmodificable, ni le sacrificaincondi-cionalmenteel principio de placenAsumir la basepulsionaly la dinámi-

~“ Ch. Marcuse,1-1.: Eros y civilización, págs.25 ss, 3755,106-123y 206-218.Freuden. laactualidad, pág. 529 ss. Convieneadvertirque apelaral Principio dc Nirvana paraintroducirunamodificacióntan básicade lasposicionesdeFreud,es ponerencuestiónunadesusdoc-trinas más ideológicasy menossólidasque, además,parecepropia de «unapsicologíade laescasez”,de la inactividad y la improductividad,que reduceel placera descargay reposo.

31 Ch. Freud,5.: El malestaren la cultura. OC. vol. VtIL, pág. 3.067.32 cfr. Marruse,1-1.: Op. cit., pág. 9 ss, 26ss,50v Freud en la actualidad,págs.527-528,

558 Ss,

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cadel placerno conduceal caos,sino quehacerealmenteposibleel «so-cialismo»,esdecir, un modocolectivode vida en el que yano seoponengoce y trabajo, las formas alienadasde éste son sustituidaspor el librejuego de las capacidadeshumanas,la libertad no es ya un proyectocon-denadoal fracaso,el deseono es un penosoesfuerzosiempreinsatisfe-cho,y el tiempo no esun devenirhuidizo, siempreinconsistente,sino laeternidaddel gozocomo lo pensóNietzsche.Al menoscomo provoca-ción hayqueafirmar que«la civilización naciódel placen’ y puedeseguirhaciéndolo33.

En la alternativaentre resignacióno utopía,Marcuseoptó decidida-mentepor la segunda,aun ariesgode pareceriluso y evasivo.Denuevola sospechase cierne sobre suspropuestasfinales. Pero también ahí laradicalidad de Freudactúa como garantía.

4. ¿1. HABERNAS EL PSICOANÁLISIS COMO MODELO DF COMUNICACIÓN

J. Habermaspasapor serel mejor representantede la segundagene-ración de frankfurtianos. El mismo nombra a Adorno y Marcusecomosusmaestrosy reconoce,como quedaindicado, la influenciadecisivadeFreud34.En su obra Conocimientoe interésel psicoanálisismereceunaespecialatención35.Sin embargotanto sucontextohistórico como la ar-quitecturafilosófica de su sistema,son ya distintas de los de la teoríacrítica.

Habermasdejaen segundoplano lo queel psicoanálisistiene de me-tapsicologíay centrala atenciónen lo que tiene de método.Su objetivono es tantoexplicitar susvirtualidadescríticasy políticascuantomostrarsuvalor como modode reflexión y terapiade la comunicación.Porellotoma del psicoanálisislo que tiene de construcciónde un modelo her-menéuticoy de análisisdel sentidoo el sinsentido.No dudaen inscribir-lo en la tradición de Dilthey como ejemplo de cienciareflexiva.

Freud ha hechode la desacreditadaautorreflexión una ciencia. Su«análisis»es un método de interpretaciónno ya de los textosescritosycodificadosen la conciencia,sino de los mensajesborradosy olvidadosen el inconsciente.Mensajesde los que sólo nosquedanrestosdisper-sos,cuyasrelacionesestándistorsionadaspor algo aparentementetanajenoa la interpretacióncomo el trauma,la censura,la represión.A par-tir de eseacontecimientolos síntomasy el Lenguajeestándesfigurados,quedanbloqueados,privatizadosy, por tanto, se rompela comunicacióndel yo consigo mismo. En consecuenciareconstruir el sentidorequierellegara enlazarcon el oscuro«trabajodel sueño»,quemezclamateriales

~ Cfr. Marcuse,1-1.: Freuden la actualidad,págs.543y 567.~‘ Haberrnas,J.: Perfilesfilosófico.polfticos,pág. 249.~ Ch-. Habennas.J.: Conoci,nicn¡ce interés.Madrid,Tauros, 1982,págs.215-295.

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familiares de la vida cotidiana con algo tan ajenoa ella como son losmensajesdel inconsciente,desenmascararlas pistasfalsas,los desplaza-mientosy desarticularlas resistencias.

La interpretacióndeja de ser, así, actividad plana, repeticiónde lomismo; adquiereunadimensión de profundidadque es tanto más pro-blemáticay operativacuantomásreconocea lo otro, al sinsentidocomoelementodel sentido.Parallegarhastaéstey paraestablecerla libre aso-ciacióny la comunicación,es necesariodesmontar,desarmarlas repre-siones,de lo contrario lo que seproduceesun mayorenclaustramientoy unanuevapatologizacióndel lenguaje.En esacapacidadde disoluciónradicala fuerzadel análisis.

El analista,como intérpretequees,ayudaal sujetoa comprendersupropio idioma. Lo inducea reconocerseen lo otro, lo negadocomo par-te integrantede sí mismo,y a expresaresasu identidad en un lenguajecomún,comprensiblepara los otros. Ese difícil procesode rememora-ción, narración, reconstruccióny comunicación tiene el sorprendentepoderde curan La terapiapsicoanalíticamuestratodoslos díasquelosjuegos lingílísticos libres de coacción curan.Obviamenteno es que lapalabratengapodermágico,como no eraquela ignoranciao la incons-cienciaprodujerael trauma.Setratade quela palabraremuevelas resis-tenciasen la medida en que conectay se alía con los intereseseman-cipatorios.

Al destacarla influencia de la interpretaciónen la supresiónde losbloqueos,Habermasponede relieve la importanciade la comunicaciónlibre de coaccionesparalograr unasociedadno patológica.El psicoaná-lisis le sirve de paradigmadelo quepuedelograr la interacciónde los in-teresesemancipatoriosy la reflexión. Marx y Freud convergentambiénaquí. Freudayudaareconocera la ideologíaun valor mássustancialdelqueteníaen Marx, a vincularlamás estrechamentea la dominacióny ainterpretarambascomo «comunicacióndistorsionada”.A suvez Marxayudaa teneren cuentaque,al interpretar los impulsos como primummovens,no debemosolvidar quealcanzamosel conceptode impulso re-ductivamentea partir de una situación social y linguistica patológicas.Cadauno desdesuperspectivanospermitencomprenderque«el interéses inherentea la razón>’ y «la razón es inmanenteal interés”36.De ahí elparalelismoquehay entreel surgimientode las institucionesy el de lacultura, ambasen favor de la conservacióny contrala amenazade exce-sode desordeny destrucción.Aunque Freudpersonalmenteno desarro-lló el psicoanálisisen el sentido de unateoríade la sociedad,la funda-mentaciónracionalde la conductaque llevó a cabo,sirve a la vezcomofundamentaciónde una «comunidadde comunicación» libre de do-minio.

36 Idem. pág.283.

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Saltaa la vistaqueaunquela asunciónhabermasianadel psicoanáli-sis desarrollaaspectosimportantesdel mismo,deja de lado otros mu-chos y precisamentelos más conflictivos, los que más preocupabanalFreud maduro. La continuaciónde la reflexión emprendidapor Freudsobre la dinámica de los deseos,la genealogíadel poder, la disolucióndel sujeto, etc., se encuentra,entreotras,en autorescomo Foucault,De-leuze,LyotarcL.., con los que no por casualidadsostieneHabermasunaen-conadapolémica. Sin duda,algunasde las más importantesaportacionesfilosóficasquehayen la obrade Freud,hansido desarrolladaspor la Escuelade Frankfurt.Peronuncallegóéstaaarticularlasdeformaconsistente.Hoy,además,suherenciaseencuentradiseminada.Es, portanto,precisobuscarlay recogerlapor unapartede nuevoensusfuentes,y, por otra, no sólo entresus‘<continuadores>’oficiales.

Eugenio FERNÁNDEZ GARCÍA