la rebelión romántica_los elixires del diablo

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Soto Sandoval Hilda Introducción al estudio de la ciencia 08/05/12 “Conviene tenerlo presente porque también tiene el romanticismo una vertiente oscura, por llamarla de algún modo, que descubre o imagina sobre todo impulsos terribles, devastadores, pasiones sobrehumanas… 1 La rebelión romántica en Los elixires del diablo Los elixires del diablo es sin duda, una de las obras icónicas en la literatura romántica alemana, que cumple con todos los requisitos de una novela perteneciente a dicha corriente literaria, controversial, audaz y auténtica. De una manera subjetiva propia del romanticismo el autor, Ernest Theodor Amadeus Hoffmann (1776-1822), nos traslada a una época añorada, que también pretende el reconocimiento de un esplendor pasado, la reminiscencia del carácter indomable a creer en lo irreal, lo imaginativo y crea ese vínculo de pertenencia entre el personaje, el autor y su nacionalismo. Cuenta la historia de el hermano Medardo, un monje capuchino en la Prusia antigua, quien se ve envuelto en un torbellino de altibajos contrastantes, con la única ilusión, como la cualquier otro ser humano por luchar contra las fuerzas incomprensibles de un destino funesto, marcado desde antes que se pudiera tener razón de ello. La idea de una razón ajena al personaje que despierta sus pasiones, se materializa en la superstición propia de 1 Escalante Fernando, Una idea de las ciencias sociales, Paidós, México, 1999, pág. 141.

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Análisis de Los elixires del diablo desde su corriente, el romanticismo.

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Page 1: La Rebelión Romántica_Los elixires del diablo

Soto Sandoval HildaIntroducción al estudio de la ciencia 08/05/12

“Conviene tenerlo presente porque también tiene el romanticismo una vertiente oscura, por llamarla de algún modo, que descubre o imagina sobre todo impulsos terribles, devastadores, pasiones sobrehumanas…1”

La rebelión romántica en Los elixires del diablo

Los elixires del diablo es sin duda, una de las obras icónicas en la literatura romántica alemana, que cumple con todos los requisitos de una novela perteneciente a dicha corriente literaria, controversial, audaz y auténtica. De una manera subjetiva propia del romanticismo el autor, Ernest Theodor Amadeus Hoffmann (1776-1822), nos traslada a una época añorada, que también pretende el reconocimiento de un esplendor pasado, la reminiscencia del carácter indomable a creer en lo irreal, lo imaginativo y crea ese vínculo de pertenencia entre el personaje, el autor y su nacionalismo.

Cuenta la historia de el hermano Medardo, un monje capuchino en la Prusia antigua, quien se ve envuelto en un torbellino de altibajos contrastantes, con la única ilusión, como la cualquier otro ser humano por luchar contra las fuerzas incomprensibles de un destino funesto, marcado desde antes que se pudiera tener razón de ello.

La idea de una razón ajena al personaje que despierta sus pasiones, se materializa en la superstición propia de la región que expresa el texto. Los elixires del diablo, una reliquia cuidada celosamente por los monjes de un monasterio, llega por azares del destino a las manos de Medardo quien sede a la tentación que puede presentarse en una bebida que saca a flote, debido a la embriaguez los verdaderos instintos humanos, sellados bajo un hábito. Es entonces cuando el joven monje, descubre sus pasiones, la presencia de un elemento femenino idealizado, representa un deseo escondido y el inicio de una larga travesía por acercarse al sentimiento principal dentro del romanticismo, el amor.

En un juego macabro, donde cobran vida los deseos más escondidos del ser humano, Medardo se ve arrastrado por las insistencias del destino, que no permiten la libertad real que sólo el derroche de los sentimientos, como poder primogénito y natural, logran dar a su poseedor quien regresa a un estado de unanimidad con la misma naturaleza.

1 Escalante Fernando, Una idea de las ciencias sociales, Paidós, México, 1999, pág. 141.

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“Insistamos en ello: la afirmación indispensable, con la cual se produce el giro decisivo, es la bondad natural del hombre. La consecuencia lógica de ello es requerir en todo la autenticidad. Basta con eliminar las perversiones de la civilización, basta con dejar en libertad a los individuos, retornar a la inocencia, la simplicidad, pues –por hipótesis–lo que hay en ese fondo impulsivo, no domesticado, es bueno.”2 Menciona Escalante en su reflexión acerca de la influencia del romanticismo en el estudio de las ciencias sociales. En efecto el monje Medardo al infiltrarse en la sociedad de la cual estaba apartado, se convierte en una presa fácil de la deslumbrante vida cortesana que le instiga a cometer atrocidades y a pertenecer a un frenesí irrefrenable de hechos que merman su lucidez mental.

Hoffmann refleja también la eterna lucha del bien y el mal, como el mismo lo mencionaría, “Se trata, ni más ni menos, que de mostrar claramente, a través de la vida tortuosa y extraña de un hombre en el que ya desde su nacimiento rivalizan los poderes demoníacos y celestiales, los misteriosos lazos que unen al espíritu humano con todos los principios superiores ocultos en la naturaleza, y que se manifiestan como relámpagos en los momentos más inesperados...”3.

2 Ibídem3 E.T. A. Hoffmann, Los elixires del diablo, Alfaguara, España, 2001, pág. 7.