la realidad penetra por las grietas de las verdades imperfectas

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La realidad penetra por las grietas de las verdades imperfectas La verdad, tomada como descripción de la realidad, de lo que es en esencia y en materia, es una sola. No hay verdades relativas, verdades según los puntos de vista. La verdad es única, en tanto hay una sola realidad. El hombre ha intentado alcanzar la verdad a lo largo de su historia. Pero en algunos casos quizá sea imposible. Entonces se trata de acercarse lo más posible a un concepto de verdad, que describa lo mejor posible a lo real, a lo que es en sí mismo. Según los períodos históricos, las diversas culturas, el concepto de lo que es verdadero ha ido variando. No solo porque la realidad cambia, sino también porque la construcción conceptual que forma la verdad, fue variando también. El hombre no arriba a la verdad, sino que se aproxima a ella. Pues entonces, lo que se concibe como verdadero, cambia de acuerdo al grado de aproximación. Es decir, esto es más verdadero que aquello, porque esto se ajusta mejor a la descripción de la realidad, que es única. Esto parece contradecir aquello de que hay una sola verdad. Pues no es así. La verdad es la imagen espejada de la realidad; la aproximación humana a la realidad es lo que cambia. Lo que se concibe como verdad, hasta que se encuentra otro punto al que se considera más próximo a la realidad que el anterior, es lo que cambia. Por otra parte, cada individuo, tiene su propia creencia respecto de qué es lo verdadero. Cada grupo social, tiene su propia idea de qué es lo verdadero (más allá de que pueda haber diferencias menores; ya que si las diferencias son grandes, terminarían por disgregarse). Nunca hay dos verdades para una persona o grupo, respecto de una realidad. Quien posee la verdad, posee el saber. El saber deviene del hallazgo de una o más verdades sobre un asunto u objeto. Un mecánico automotriz, conoce las verdades respecto del funcionamiento de un automóvil, como para tener el saber suficiente para reparar dicho objeto. La verdad da poder y lo sostiene. Quien posee el saber, posee el poder. El médico tiene el saber, respecto de la enfermedad que nos aqueja; pues también tiene el poder respecto de nuestra conducta de acuerdo a la enfermedad. Le otorgamos el poder, porque tiene el saber. Con el fracaso político-económico de “La Alianza”, el concepto de verdad mutó. La sociedad argentina dejó de concebir a la verdad bajo la estructura conceptual del neoliberalismo en busca de otra construcción que la haga sentirse nuevamente cerca de la realidad. Durante los primeros años del Kirchnerísmo, se fue construyendo un concepto de

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La realidad penetra por las grietas de las verdades imperfectas

La verdad, tomada como descripción de la realidad, de lo que es en esencia y en

materia, es una sola. No hay verdades relativas, verdades según los puntos de vista. La

verdad es única, en tanto hay una sola realidad. El hombre ha intentado alcanzar la verdad a

lo largo de su historia. Pero en algunos casos quizá sea imposible. Entonces se trata de

acercarse lo más posible a un concepto de verdad, que describa lo mejor posible a lo real , a

lo que es en sí mismo. Según los períodos históricos, las diversas culturas, el concepto de lo

que es verdadero ha ido variando. No solo porque la realidad cambia, sino también porque

la construcción conceptual que forma la verdad, fue variando también. El hombre no arriba

a la verdad, sino que se aproxima a ella. Pues entonces, lo que se concibe como verdadero,

cambia de acuerdo al grado de aproximación. Es decir, esto es más verdadero que aquello,

porque esto se ajusta mejor a la descripción de la realidad, que es única. Esto parece

contradecir aquello de que hay una sola verdad. Pues no es así. La verdad es la imagen

espejada de la realidad; la aproximación humana a la realidad es lo que cambia. Lo que se

concibe como verdad, hasta que se encuentra otro punto al que se considera más próximo

a la realidad que el anterior, es lo que cambia. Por otra parte, cada individuo, tiene su propia

creencia respecto de qué es lo verdadero. Cada grupo social, tiene su propia idea de qué es

lo verdadero (más allá de que pueda haber diferencias menores; ya que si las diferencias son

grandes, terminarían por disgregarse). Nunca hay dos verdades para una persona o grupo,

respecto de una realidad.

Quien posee la verdad, posee el saber. El saber deviene del hallazgo de una o más verdades

sobre un asunto u objeto. Un mecánico automotriz, conoce las verdades respecto del

funcionamiento de un automóvil, como para tener el saber suficiente para reparar dicho

objeto.

La verdad da poder y lo sostiene. Quien posee el saber, posee el poder. El médico tiene el

saber, respecto de la enfermedad que nos aqueja; pues también tiene el poder respecto de

nuestra conducta de acuerdo a la enfermedad. Le otorgamos el poder, porque tiene el

saber.

Con el fracaso político-económico de “La Alianza”, el concepto de verdad mutó. La

sociedad argentina dejó de concebir a la verdad bajo la estructura conceptual del

neoliberalismo en busca de otra construcción que la haga sentirse nuevamente cerca de la

realidad. Durante los primeros años del Kirchnerísmo, se fue construyendo un concepto de

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verdad. La sociedad asimiló ese nuevo concepto y lo adoptó como una aproximación más

acorde, a la realidad. En un principio, la verdad política, aparece en el discurso. El

kirchnerísmo trajo un nuevo discurso, y la sociedad lo adoptó como posible verdad. Luego,

el discurso político, se contrasta en los hechos, en el bienestar social. Ahí el Kirchnerísmo

aportó soluciones a la gran debacle que dejó la crisis neoliberal (tras el desgaste del siclo

Menemista y la ineficiencia de La Alianza). En el período de contrastación del discurso

político, el aporte (mucho o poco; bueno o malo) del gobierno kirchnerísta, tubo un peso

fuerte; ya que las necesidades eran muchas y se satisfacían con poco (ante la nada, la migaja

es mucho). Allí el nuevo concepto de verdad, pareció darle el saber al Kirchnerísmo;

convirtiéndolo en proceso. La verdad fue patrimonio Kirchnerista y la sociedad le otorgó el

saber. Más allá de discrepancias de forma o de fondo, la aproximación a la realidad que

construyó el nuevo gobierno, fue la más cercana a la verdad política. El saber político,

quedó en manos del nuevo proceso y lo distanció enormemente de las otras posturas ;

otorgándole un poder enorme. Como todo período histórico, la verdad se pone en duda.

Las construcciones conceptuales entran en crisis, porque la aproximación a la realidad es un

proceso inevitable. Si bien la historia humana no tiene un recorrido lineal (no es una

flecha,) hay vaivenes, avances y retrocesos; es el recorrido de la animalidad a la razón. Por

tanto, la búsqueda de la verdad, no es solamente un acto voluntario; sino que es inherente

al destino del hombre. La verdad es cada vez más parecida a la realidad. Por eso mismo, las

construcciones de verdad, entran en crisis. La misma historia, el progreso de la animalidad a

la razón, nos enfrenta a las fallas. Allí hay que reconstruir el concepto de verdad o

cambiarlo. Nos damos cuenta de que la cercanía que creíamos tener, respecto de la realidad,

no es tal. Y la propia evolución hacia la razón, nos obliga a acercarnos nuevamente a la

realidad, bajo un nuevo concepto de verdad; sino nos sentimos huérfanos, parias, perdidos.

La realidad penetra por las grietas de las verdades imperfectas.

Hoy el saber del kirchnerísmo está en crisis. La realidad no se mira en el espejo de este

proceso de gobierno. Los sectores sociales que ven fallas en el concepto de verdad

kirchnerísta, son cada vez más. Porque el discurso no contrasta con la experiencia. Los

hechos, devenidos de las consecuencias de una gestión deficiente, empiezan a ser notorios.

Ya el discurso no logra disimularlos. La crisis en la energía (Argentina pasó de ser

exportadora de energía a importar por cifras enormes); el estancamiento primero y luego

retroceso en la eliminación de la pobreza (cifras iguales a la del deterioro del menemismo);

Luego de nueve años de crecimiento inaudito, no hubo desarrollo en infraestructura; no se

invirtió en salud; las provincias reciben poco y nada respecto de la coparticipación,

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llevándolas a crisis económicas complejas; La educación sufre un retroceso respecto de

países como Paraguay, Colombia y Bolivia, entre otros; Los subsidios a la pobreza en vez

de un ascenso social; la corrupción; la falta de seguridad jurídica; la inflación que deteriora

el poder adquisitivo de las clases medias, llevándolas cerca de la pobreza; la falta de

seguridad; el colapso del transporte (a pesar de los cuantiosos subsidios); entre otras cosas,

son grietas, a esta altura, irreparables entre la realidad y la aproximación a la verdad que

trajo el Kirchnerísmo, hace diez años. Ante esta crisis de verdad, el gobierno está eligiendo

aferrarse al concepto de verdad puesto en crisis. No parece intentar repararlo, o cambiarlo

(si el caso fuera así de grabe). La balanza por el momento está pesando más del lado del

gobierno, pero día a día se suman sectores al otro lado. Hay nuevas contrastaciones de

fallas, en la verdad kirchnerísta, cada vez más asiduas. Y sin verdad no hay saber. Y sin

saber no hay poder. Si el gobierno persiste en no cambiar su concepto de verdad y la

realidad va sumando sectores sociales al otro lado de la balanza, indefectiblemente va a

perder el patrimonio del saber. Por tanto se le dificultará el sostenimiento del poder. El

gobierno de La Alianza, perdió el saber. Eso hizo que no pudiera sostener el poder, y tubo

que abandonarlo subrepticiamente. El Kirchnerísmo puede intentar aferrarse al concepto

de verdad cuestionada; ya sea porque no ve las fallas, o porque las ve y no encuentra como

subsanarlas o cómo arribar a otro concepto que se acerque más a la realidad. También

puede arrogarse el saber. Pero no puede arrogarse el poder. Para que haya poder, tiene que

haber un otro que otorgue el saber. Si el otro no otorga el saber, la única manera de

sostener el poder, es bajo la imposición, bajo la fuerza. ¿Cuándo el estado actúa por la

fuerza? Cuando excede su límite de poder o cuando lo trasgrede. En los tiempos que

siguen, la argentina se verá en la disyuntiva de la disputa del poder, entra dos sectores. El

que quiere conservarlo, sin modificación alguna y el sector que ve fallas en el concepto de

verdad imperante y desea cambiarlo. Quien intente imponer un nuevo concepto de verdad,

primero deberá tener un discurso (hoy el sector renovista no lo tiene). Pero esto no

garantiza que el Kirchnerísmo conserve el poder. El concepto de verdad tiene vigencia, en

tanto aparezca un nuevo concepto que tenga mayor aceptación, o mientras no sea

demostrado como fallido. Sin embargo, no es necesario remplazar un concepto por otro,

puede haber un hueco sin un acercamiento a la verdad. El intento de sostener el saber, a

pesar de que la realidad se evidencia contraria, se convierte en un sostenimiento ridículo. El

proceso imperante, pierde el saber a modo de goteo, y esto erosiona el poder. La actitud del

gobierno, lleva a pensar que su accionar será el de sostenerse a como de lugar. En

principio, desde la fuerza (caminando por la cornisa del exceso de poder); por otro lado, a

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través de la afirmación del saber imperante y la negación de todo lo que lo contradiga. Este

puede ser un período largo, en el que el pueblo prefiere sostener algo que sabe que no es

verdadero; en lugar de sentirse perdido, sin ninguna verdad (aunque esta fuera fallida, por

tanto falsa). Como también puede ser un período corto o relativamente corto. La aparición

de sectores negadores del saber imperante, puede generar tendencia en su favor. ¿El

Kirchnerísmo está viendo cuestionado su saber? Si así fuera, ¿podrá conservar su poder a

pesar de haber erosionado su saber? ¿Cruzará el grado de fuerza permitido, para imponerse

(ya sea legal o represiva)? ¿Buscará acallar a quienes cuestionan el saber?

Juan Manuel Ortíz

25 Noviembre 2012