la psicoterapia de la postmodernidad

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58 E l título, ´psicoterapia de las postmodernidad´, tiene una ambigüedad que quiere ser efectiva. Por un lado, apunta a la psicoterapia dada en la postmodernidad y, por otro, sugiere la psicoterapia que la propia postmo- dernidad pudiera necesitar. En efecto, ambos sentidos da- rán lugar a las dos partes de este artículo. En la primera se presentan cinco características de la psicoterapia post- moderna, cada una con un apunte crítico, y en la segunda se hace lo propio con la cultura postmoderna, centrada en tres de sus características más señaladas. PSICOTERAPIA POSTMODERNA Se ha de decir, antes que nada, que la postmodernidad se refiere aquí al cambio cultural que se ha venido dan- do en el último cuarto del siglo XX. Este cambio se po- dría registrar también en otros términos tales como, por ejemplo, capitalismo postindustrial o consumista (según se quiera poner el acento en el sistema de producción o en el de consumo) o sociedad de la información o tele- mática (si el énfasis se pone en el aspecto tecnológico). Este cambio cultural, presentado en su perfil psicológico, se caracterizaría por el subjetivismo, la fragmentación y el narrativismo (si se permite resumirlo en tres palabras). El subjetivismo se refiere a la posición de cada cual como criterio de verdad. En este sentido, todo sería relativo al punto de vista individual y a la experiencia subjetiva, de manera que nadie tendría una posición de privilegio sobre nada. No es que no exista la realidad (dirían), sino que ha- bría muchas realidades. La fragmentación se refiere a la co- existencia de múltiples realidades dentro de uno mismo. A este respecto, el sujeto vendría a ser un compuesto de conte- nidos más contingentes que consistentes y sin una línea de continuidad, diferente del sujeto tradicional (estable y auto- consistente). No es que no exista el yo (dirían), sino que ha- bría muchos yos. El narrativismo se refiere al poder del lenguaje para construir historias alternativas. En relación con esto, se confía en la narrativa como el modo de cons- truir realidades, particularmente, si brotan de un contexto conversacional (y por tanto interpersonal). No es que, aca- so, no exista la historia verdadera (podrían decir, incluso), sino que lo que realmente cuenta es la verdadera historia. Ciertamente, estas características no eran desconocidas antes de la época señalada. De hecho, forman parte de la modernidad, contando, por tanto, con no menos de un siglo de vida. Siendo así, la postmodernidad habría empezado hace un siglo. Sin embargo, sería en el último cuarto del siglo XX cuando la postmodernidad toma car- ta de naturaleza. En todo caso, éste es el contexto en el que se habla aquí de postmodernidad. Dicho esto, se impone presentar las características de la psicoterapia postmoderna (dando por supuesto que di- cho cambio cultural ha afectado al desenvolvimiento de la psicoterapia, usando ´psicoterapia’ como nombre ge- nérico). Siguiendo a Burr y Butt (2000), se señalarían las cinco características siguientes, con el correspondiente comentario (más bien crítico que complaciente). 1) La negación de la condición de experto por parte del terapeuta. De acuerdo con el subjetivismo señalado, nadie, incluyendo al terapeuta, dispondría de un saber más objetivo ni verdadero que cualquier otro (en este ca- so el cliente o paciente). La prevención aquí contra el sa- ber del terapeuta concierne, sobre todo, a la preocupación por la relación de poder, tal que el cliente quedara en desventaja. El problema de semejante proposición es que el tera- peuta, para jugar el papel de no-experto, tiene que fin- gir dos veces, primero, hacer que no sabe más que el cliente y, después, volver a fingir para que lo que resulte parezca que ha brotado de la conversación, cuando lo que ha hecho, en realidad, si es que ha hecho algo, es una suerte de retórica camuflada y de manipulación su- til, que no quiere reconocerse a sí misma. En coherencia con ello, debiera dejar de percibir los honorarios profe- sionales y, si realmente no sabe más que el cliente, me- Correspondencia: Marino Pérez Álvarez. Universidad de Oviedo. Facultad de Psicología. Pl. Feijoo s/n. 33003 Oviedo. España. E-mail: [email protected] Papeles del Psicólogo, 2001. nº 79, pp. 58-62 PSICOTERAPIA DE LA POSTMODERMIDAD Marino Pérez Álvarez Universidad de Oviedo El artículo desarrolla los dos sentidos que sugiere el título. Por un lado, se presentan y discuten las características que toma la psicote- rapia en la post-modernidad y, por otro, se señala la psicoterapia que la propia post-modernidad necesita (para mejorar ella mis- ma). Así pues, se critica tanto la psicoterapia post-moderna como la condición de la post-modernidad. This article develops the two meanings that the title suggests. On the one hand, the characteristics that post-modern psychotherapy has acquired are pressented and discussed. On the other hand, the article points out the post-modern era needs psychotherapy (to better itself). Consecuently, both post-modern psychotherapy and the condition of post-modernity are critized. Sección Abierta

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El artículo desarrolla los dos sentidos que sugiere el título. Por un lado, se presentan y discuten las características que toma la psicoterapiaen la post-modernidad y, por otro, se señala la psicoterapia que la propia post-modernidad necesita (para mejorar ella misma).Así pues, se critica tanto la psicoterapia post-moderna como la condición de la post-modernidad

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    El ttulo, psicoterapia de las postmodernidad, tieneuna ambigedad que quiere ser efectiva. Por un lado,apunta a la psicoterapia dada en la postmodernidad

    y, por otro, sugiere la psicoterapia que la propia postmo-dernidad pudiera necesitar. En efecto, ambos sentidos da-rn lugar a las dos partes de este artculo. En la primerase presentan cinco caractersticas de la psicoterapia post-moderna, cada una con un apunte crtico, y en la segundase hace lo propio con la cultura postmoderna, centrada entres de sus caractersticas ms sealadas.

    PSICOTERAPIA POSTMODERNASe ha de decir, antes que nada, que la postmodernidadse refiere aqu al cambio cultural que se ha venido dan-do en el ltimo cuarto del siglo XX. Este cambio se po-dra registrar tambin en otros trminos tales como, porejemplo, capitalismo postindustrial o consumista (segnse quiera poner el acento en el sistema de produccin oen el de consumo) o sociedad de la informacin o tele-mtica (si el nfasis se pone en el aspecto tecnolgico).Este cambio cultural, presentado en su perfil psicolgico,se caracterizara por el subjetivismo, la fragmentacin yel narrativismo (si se permite resumirlo en tres palabras).El subjetivismo se refiere a la posicin de cada cual como

    criterio de verdad. En este sentido, todo sera relativo alpunto de vista individual y a la experiencia subjetiva, demanera que nadie tendra una posicin de privilegio sobrenada. No es que no exista la realidad (diran), sino que ha-bra muchas realidades. La fragmentacin se refiere a la co-existencia de mltiples realidades dentro de uno mismo. Aeste respecto, el sujeto vendra a ser un compuesto de conte-nidos ms contingentes que consistentes y sin una lnea decontinuidad, diferente del sujeto tradicional (estable y auto-consistente). No es que no exista el yo (diran), sino que ha-bra muchos yos. El narrativismo se refiere al poder dellenguaje para construir historias alternativas. En relacin

    con esto, se confa en la narrativa como el modo de cons-truir realidades, particularmente, si brotan de un contextoconversacional (y por tanto interpersonal). No es que, aca-so, no exista la historia verdadera (podran decir, incluso),sino que lo que realmente cuenta es la verdadera historia. Ciertamente, estas caractersticas no eran desconocidas

    antes de la poca sealada. De hecho, forman parte dela modernidad, contando, por tanto, con no menos deun siglo de vida. Siendo as, la postmodernidad habraempezado hace un siglo. Sin embargo, sera en el ltimocuarto del siglo XX cuando la postmodernidad toma car-ta de naturaleza. En todo caso, ste es el contexto en elque se habla aqu de postmodernidad.Dicho esto, se impone presentar las caractersticas de la

    psicoterapia postmoderna (dando por supuesto que di-cho cambio cultural ha afectado al desenvolvimiento dela psicoterapia, usando psicoterapia como nombre ge-nrico). Siguiendo a Burr y Butt (2000), se sealaran lascinco caractersticas siguientes, con el correspondientecomentario (ms bien crtico que complaciente).1) La negacin de la condicin de experto por parte

    del terapeuta. De acuerdo con el subjetivismo sealado,nadie, incluyendo al terapeuta, dispondra de un saberms objetivo ni verdadero que cualquier otro (en este ca-so el cliente o paciente). La prevencin aqu contra el sa-ber del terapeuta concierne, sobre todo, a lapreocupacin por la relacin de poder, tal que el clientequedara en desventaja. El problema de semejante proposicin es que el tera-

    peuta, para jugar el papel de no-experto, tiene que fin-gir dos veces, primero, hacer que no sabe ms que elcliente y, despus, volver a fingir para que lo que resulteparezca que ha brotado de la conversacin, cuando loque ha hecho, en realidad, si es que ha hecho algo, esuna suerte de retrica camuflada y de manipulacin su-til, que no quiere reconocerse a s misma. En coherenciacon ello, debiera dejar de percibir los honorarios profe-sionales y, si realmente no sabe ms que el cliente, me-

    Correspondencia: Marino Prez lvarez. Universidad de Oviedo.Facultad de Psicologa. Pl. Feijoo s/n. 33003 Oviedo. Espaa. E-mail: [email protected]

    Papeles del Psiclogo, 2001. n 79, pp. 58-62

    PSICOTERAPIA DE LA POSTMODERMIDADMarino Prez lvarez

    Universidad de Oviedo

    El artculo desarrolla los dos sentidos que sugiere el ttulo. Por un lado, se presentan y discuten las caractersticas que toma la psicote-rapia en la post-modernidad y, por otro, se seala la psicoterapia que la propia post-modernidad necesita (para mejorar ella mis-ma). As pues, se critica tanto la psicoterapia post-moderna como la condicin de la post-modernidad.

    This article develops the two meanings that the title suggests. On the one hand, the characteristics that post-modern psychotherapy hasacquired are pressented and discussed. On the other hand, the article points out the post-modern era needs psychotherapy (to betteritself). Consecuently, both post-modern psychotherapy and the condition of post-modernity are critized.

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    jor hara dejar de ser terapeuta. Puesto que lo que lepreocupa es la patologizacin de cliente (si va de exper-to), el caso es que la despatologizacin se puede ejercerdentro de la estructura de una relacin profesional (de laque, en todo caso, forma parte). A este respecto, lacuestin es que el terapeuta combine tanto el punto devista subjetivo (emic o de la comprensin) y el objetivo(etic o de la explicacin). 2) El rechazo del yo como algo unitario y consistente.

    Del mismo modo que la diversidad existe entre los indivi-duos, as mismo la multiplicidad coexistira en cada indi-viduo. Por lo dems, puesto que ningn aspecto serams verdadero ni objetivo que otro, se tratara de vali-darlos todos y de escuchar las diferentes voces de esapolifona que sera cada cual. Ciertamente, esta frag-mentacin, tanto dada diacrnicamente como en el pla-no sincrnico, tiene que ver con la continua modificacindel mundo (modas cambiantes) y la variedad de estilosdados en cada momento (modos alternativos). En estesentido, la fragmentacin, una especie de cubismo per-sonal, pudiera ser ms acorde con el mundo que la con-sistencia y la unitariedad.La cuestin es, sin embargo, que esta diversidad co-exis-

    tente (en realidad modas efmeras y modos alternantes)puede ser ms bien un problema que, propiamente, unavirtud. De hecho, la experiencia del yo (post)moderno esla de un yo saturado (Gergen, 1991/1992) relleno decontenidos voltiles que dan lugar a un yo vaco (Cush-man, 1990) que es otra expresin de lo mismo. Precisa-mente, el exceso de subjetividad y de reflexividad es sealms reveladora de la miseria del sujeto (post)moderno quede una supuesta riqueza auto-creadora. Siendo as, lapsicoterapia postmoderna cultivara las condiciones que lahacen posible. Por el contrario, mejor se hara en contri-buir a la consistencia de la persona.3) Confianza en la narrativa como forma de construir

    nuevos mundos de significado y de relacin. Sin duda, ellenguaje no es slo un medio de comunicacin entre laspersonas, sino que es un constitutivo de ser persona, enconcreto, de ser la persona que se es. Uno tiene lenguajey es tenido por l.Ahora bien, aun cuando el lenguaje est en todo, no es

    todo. Hay realidades extralingsticas que por muchoque se narren de otra manera no dejan de ser como fue-ron (si ya ocurrieron) o son (si estn vigentes). Por ponerel ejemplo de Held (1996), una mujer que fuera maltra-tada, por el hecho de que diga ahora que no lo fue, nodej de serlo, es ms, puede seguir sindolo a pesar deque su narrativa construya otra historia. Por qu la re-lacin verbal de algo no ha de ser tomada como refe-rencia de una realidad objetiva extra-lingstica? Cabraver, como apunta Held (1996), un cierto cinismo por

    parte de la psicoterapia postmoderna al adherirse tan debuen grado a ese anti-realismo que invade las humani-dades de la poca actual. Por lo dems, puede que de-terminados trastornos psicopatolgicos provengan,precisamente, de los enredos del lenguaje, el ser el len-guaje el contexto (social verbal) en el que se dan ciertasnarrativas patgenas. Consecuentemente, en estos su-puestos, lo que se hara preciso sera desmantelar elcontexto verbal (la narrativa) de manera que la personapudiera comprobar la realidad (que se dira en terapiaexistencial) o contactar directamente con las contingen-cias, que se dira en la terapia conductista (Prez lva-rez, 1996a; Luciano y Hayes, 2000). 4) La revisin de las convenciones psicopatolgicas.

    Sobre la base de que todo es construido, no lo dejarande ser los cuadros psicopatolgicos, incluyendo todo loque tenga que ver con la definicin de lo normal-patol-gico y de las maneras de tratar con los pacientes y deprestarles tratamiento.En relacin con esta caracterstica, no se puede dejar

    de reconocer, en la perspectiva de este artculo, el mritoy la importancia que tiene la reconstruccin de las con-venciones psicopatolgicas y clnicas al uso que, sin du-da, contribuyen tanto o ms a la patologizacin de lagente que al remedio de sus problemas. Reconocido estemrito, donde es lder toda una psicologa crtica con di-versas tendencias (Caro, 1999; Hare-Mustin y Marek,1997; Prez, 1999), tampoco se ha de considerar quesea algo propio de la psicoterapia postmoderna (si bienle es caracterstico). En efecto, crticas radicales en talsentido eran ya las de la anti-psiquiatra de los aos se-senta, ciertamente, citadas por los postmodernos peroms (tal parece) por darse pedigr que propiamentepor filiacin, aunque solo fuera porque buena parte dela anti-psiquiatra se funda en movimientos modernoscomo la fenomenologa, el existencialismo y la herme-nutica. (Si se dice que la psicoterapia postmoderna yahaba empezado antes, entonces la psicoterapia moder-na ya sera postmoderna). La cuestin es que la crtica esalgo no ya caracterstico sino esencial a la modernidad. 5) Sealamiento de la relacin interpersonal como con-

    texto de los problemas psicolgicos. Esta mirada en larelacin interpersonal (ms que en la individualidad in-trapsquica) le viene dada a la psicoterapia postmoder-na de su afn por ubicar cualquier saber en su contexto.A este respecto, el contexto de los trastornos psicopatol-gicos no sera otro que un contexto interpersonal.Ahora bien, despus de reconocer esta mirada (que

    por obvia no se puede obviar) se ha de reparar en doscosas. Por un lado, un enfoque interpersonal no es paranada una aportacin postmoderna sino que, por el con-trario, tiene una larga tradicin (moderna). Con todo, el

    MARINO PREZ LVAREZ

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    nfasis interpersonal (postmoderno) sigue siendo necesa-rio, habida cuenta los excesos cognitivos. En este senti-do, es ejemplar la crtica de la psicologa cognitiva (endefinitiva, intrapsquica y solipsista) llevada por Gergen(1994/1996) en nombre del construccionismo social. Porotro, puede que la psicoterapia postmoderna incurra, denuevo, en la postura individualista y hasta intrapsquica,con su fe en la supuesta creacin de realidades narrativas.En verdad, las narrativas no dejan de ser realidades lite-rarias, por tanto, ficciones, sin otra realidad que la rea-lidad interior.

    PSICOTERAPIA APLICADA A LA POSTMODERNIDADCorresponde a esta seccin ofrecer la psicoterapia quela propia cultura postmoderna pudiera necesitar. Se se-alarn tres caractersticas de la cultura postmoderna, a,b y c, en relacin con las cuales se apunta la necesidadde semejante terapia (que, naturalmente, no ser otracosa que un apunte crtico).a) Cese de las concepciones establecidas por el conoci-

    miento cientfico, las ideologas y la tradicin, lo queel postmoderno denominara grandes relatos. Enrelacin con el conocimiento cientfico, el postmoder-no empieza por desacreditar el saber y la razn, su-puesto que son juegos de la verdad, de maneraque ello autorizara a jugar de cualquier manera. Locierto es que es preciso razonar para poder hablarcon sentido (hasta Foucault hizo buen uso de la ra-zn y sin duda jug de verdad a saber). Irnicamen-te, el doctrinario de la postmodernidad, cuyo hbitatnatural suelen ser las facultades de humanidades, esuna especie de homo scholasticus, en el sentido deBourdieu (1994/1997) que, al estar liberado de losquehaceres prcticos de la vida (en buena medidagracias a la ciencia y la tecnologa), puede dedicar-se a discursos desconectados de la vida prctica(atribuyendo a los dems su propia visin escolsti-ca). Por su parte, si bien las ideologas no son lo queeran, el caso es que la postmodernidad viene a serla ideologa que conviene al capitalismo consumis-ta, al que le interesa efectivamente un sujeto plural,fragmentado, mvil, efmero y que a la vez se sientafuente creadora de sus propios gustos, en virtud deque el sistema de produccin permite satisfacer laspreferencias que previamente le hace tener al consu-midor (vase Harvey, 1990, para esta transforma-cin econmica del capitalismo posterior a la crisisde 1973). En cuanto a la tradicin, el postmodernoes un sujeto in-formado, con capas de informacinque han ido anulando todo un saber prctico desentido comn, de modo que no sabe qu hacer en

    asuntos en los que las generaciones anteriores no te-nan dudas (alimentacin, salud, educacin de loshijos, relaciones interpersonales). De hecho, lo queprima es confusin y crisis de sentido (vase Bergery Luckmann, 1995/1997). Por lo dems, a la pocapostmoderna no le faltan grandes relatos como pue-dan ser el big-bang, el gen egosta o el mismo del(de) construccionismo.

    b) Jubilacin del sujeto como persona competente yresponsable, en favor de un sujeto diluido y enaje-nado. La condicin del sujeto ya se ha tocado antes.Sus seas eran las de la saturacin y del vaco, peroan se podran aadir otras caracterizaciones entrminos, por ejemplo, de narcisismo Lasch,1979/1991), de yo proteico (Lifton, 1993), de es-quizofrenia (Sass, 1992), de multifrenia (Gergen,1991/1992) de telefrenia (Gottschalk, 2000), en fin,todos ellos sugiriendo alguna manera de descompo-sicin de la persona. Con todo, sera preciso ver queesta crisis, sin dejar de ser psicolgica, es sobre todomoral. Siendo as, lo ms propio sera reivindicar unsujeto que fuera, precisamente, competente frente almercado del mundo y responsable, esto es, con ca-pacidad de respuesta y capaz tambin de hacersecargo de sus actuaciones.

    c) La invocacin del construccionismo como demostra-cin de que todo es convencional y nada est sujetoa razn. Sin embargo, el hecho de que todo lo con-cerniente a lo humano sea construido (y sin duda loes, pues, la naturaleza del hombre es la cultura), noquiere decir que no pueda haber algo objetivo quetrascienda la subjetividad y el convencionalismo. Aeste respecto, se sealara que el postmoderno usa elconstruccionismo (o constructivismo, que aqu no sehace diferencia) en su sentido ms menesteroso. Siverdaderamente hiciera de l un uso riguroso, no di-ra lo que dice.

    La piedra de toque para percibir la miseria del cons-truccionismo es probablemente la ciencia. El punto esque el construccionista postmoderno tiene una concep-cin de la ciencia que no se compadece con la construc-cin cientf ica. Irnicamente, la ciencia es unaconstruccin que el construccionismo postmoderno noentiende. Para plantear esto habra que empezar pordistinguir cuatro concepciones de la ciencia al uso.Una sera la concepcin descripcionista, segn la cual la

    ciencia consistira en describir una realidad objetiva ahdada para ser des-cubierta, siendo un ejemplo el positivis-mo. En esta lnea la ciencia se definira por un cuerpo deproposiciones que, cual hongo, iran surgiendo debajoarriba (inductivamente) hasta re-cubrir la realidad (con las

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    proposiciones que la describen). Otra sera la concepcinteoreticista, segn la cual la ciencia consistira en un pro-ceso de elaboracin de hiptesis derivas de un sistema te-rico, que se iran confirmando o falsando, siendoejemplo la doctrina popperiana. En esta lnea, la cienciase definira por un cuerpo terico que, cual nube, ira go-teando hiptesis de arriba abajo (deductivamente). Unatercera sera la concepcin adecuacionista, segn la cual,la ciencia consistira en el acoplamiento de estos dos pla-nos: el formal del entendimiento (proposiciones y teoras) yel material relativo a la realidad, lo que viene a resultar,efectivamente, una sntesis de las dos concepciones ante-riores, siendo un ejemplo la doctrina bungiana. El proble-ma de estas concepciones es que separan, de una u otramanera, el plano formal (lingstico o discursivo) y el pla-no material (realidad). Pues bien, la crtica del construccionismo postmoderno

    a la ciencia es, en verdad, a la ciencia de alguna de esamaneras concebida. Recurdese que la letana postmo-derna contra la ciencia consiste en decir que no hay talrealidad objetiva ah para ser conocida sino que el co-nocimiento cientfico no sera otra cosa que discursos,discursos cuya verdad sera vlida a todo ms dentrode su contexto. El caso es que la ciencia no funciona deacuerdo con esas concepciones.Una cuarta concepcin, precisamente una concepcin

    construccionista puede ser ms cabal. Segn esta concep-cin, los componentes formales y materiales estn constitu-tivamente entretejidos (no unos por encima de los otros).Ello es as debido a que los componentes formales no sonnica ni principalmente discursos sino, y sobre todo, ope-raciones prcticas, equipos de trabajo, equipamientos delaboratorio, es decir, todo un entramado heterogneo decomponentes, ellos mismo materiales, que no se puedensublimar como si fueran procesos intelectuales o discursos.Lo que se hace preciso comprender es que la racionalidadcientfica se da antes que nada en el ejercicio prctico(antes que en la reflexin escolstica, incluyendo la de lospropios cientficos). [Vase para esta concepcin Bueno(1995) y Latour y Woolgar (1979/1995). A su vez, enPrez lvarez (1996b, pp. 877-890) se presenta la inves-tigacin de Latour-Woolgar como ejemplo de la concep-cin construccionista de Bueno.]Siendo as, como es el trabajo cientfico, tal como se

    hace, ciertamente, los hechos, la realidad o los descubri-mientos no estaban all antes, sino que resultan y sonconsecuencia precisamente del trabajo cientfico. En estesentido, todo hecho cientfico depende, sin duda, delcontexto, el cual viene dado por los conocimientos pre-vios, las prcticas, las operaciones, los aparatos y, enfin, todo un conjunto heterogneo de elementos, entre losque figuran los sujetos operatorios. As pues, en efecto,

    no habra una realidad objetiva que estuviera ah (comogusta decir el postmoderno) sino que sera el trabajocientfico lo que hace que sea objetiva la realidad y, unavez esto, se tiene (por qu no) una realidad objetiva, quese da a cualquier sujeto (al margen de su subjetividad)que forme parte, obviamente, del contexto necesario(puesto que el contexto es parte formal de la realidad delas cosas). Se estar de acuerdo en que 7 + 5 son 12, ylo son dentro del contexto de saber sumar, si no se sabesumar podra ser cualquier cosa.En resolucin, si se toma el construccionismo en su sen-

    tido ms riguroso cabe entender que exista una realidadobjetiva, no a pesar sino precisamente por ser construi-da, una construccin que supone el ejercicio de la racio-nalidad (antes que el discurso). En fin, en esta mismalnea cabe percibir que las construcciones culturales y so-ciales (aparte de las cientficas) no, por ser tales, sean decualquier manera que se pudieran cambiar por el hechode cambiar el discurso. As pues, algo no deja de seruna realidad objetiva por ser construida ni por dependerde un contexto.El problema de fondo es que la sociedad moderna y

    tanto ms en su versin post-moderna (por no decir ul-tra) ha conllevado la ruptura entre dos planos. En princi-pio, esta ruptura vino servida por la distincin lingsticaentre significante y significado pero, a la postre, esa dis-tincin lleg a ser, ms incluso que ruptura, prdida deuna de las partes (concretamente, la del significado).Una ruptura y prdida que se ha dado en multitud dembitos. Permtase siquiera citar unos cuantos para verla magnitud de la prdida postmoderna. Sean los si-guientes, alineados segn el doble planosignificante/significado: palabras/cosas; signo/objeto;medio/mensaje; ficcin/realidad; anuncio/producto; es-ttica/tica; consumidor/persona; mercado de traba-jo/gente, y como ruptura ltima que determina todas lasdems el par dinero/cosa. El problema de la postmoder-nidad es que se complace en su esquizofrenia de haberperdido el sentido de las cosas.

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    MARINO PREZ LVAREZ

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