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Iglesia Metodista de Chile La Parroquia sin Fronteras I Temas Wesleyanos Cuaderno 3

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Iglesia Metodista de Chile

La Parroquia sin Fronteras I

Temas Wesleyanos

Cuaderno 3

Presentación Mis primeras palabras son de agradecimiento a Dios y a la Superintendencia del Distrito Metropolitano de la Iglesia Metodista de Chile por esta hermosa iniciativa de dedicar tiempo a una investigación de algunos elementos importantes en bien de fundamentar nuestro quehacer misionero, pastoral y social y para que estos estén circunscrito en nuestras raíces Wesleyanas y profundamente Cristo céntricas. En la medida que nuestro predicadores/as, exhortadores, profesores de Escuela Dominical y nuevo miembros de la IMECH estén llenos del verdadero Espíritu motivador del Padre del Metodismo, de llevar el evangelio con urgencia ,volveremos hacer “ aquel tizón” que lograra iluminar esta sociedad chilena marcada por tiempos dolorosos y angustiantes. Desafío a quien tenga en sus manos este valioso material que lo puedan hacer suyo y mas que tomarlo como una herramienta para llenarse de conocimiento lo puedan transformar en un “Manual de procedimiento espiritual” para lograr alcanzar así un impacto Misionero, Pastoral y Social en nuestros días.

Pastor Rvdo. Pedro Grandón Seguel

Obispo Honorario

Santiago, Octubre del 2011

La

Parroquia

Sin

fronteras

Cuaderno de

Doctrina

Metodista

Coordinación

Edición

Superintendente

Rvdo. Pedro Correa.

Editor y Diseño

Pr. Miguel A. Ulloa.

Apoyo

Metodológico

Rvda. Sandra Cartes.

Escritores

Mario G. Isla

Pedro Correa

Miguel Ulloa

Edición Digital

P. Montt, Febrero

2013

El Método Teológico

Wesleyano;

Un acercamiento a la forma de cómo Juan Wesley desarrolló su teología

Pr. Mario Gastón Isla R.

In memoriam Héctor Gastón Isla Muñoz

INTRODUCCIÓN

La teología metodista surgió en el fraguor de la misión que

Wesley y los/as primeros/as metodistas asumieron frente a la

realidad de la Inglaterra del siglo XVIII y desde el evangelio de

Jesucristo. No fue una teología que surgió en la biblioteca o en el

escritorio de un/a teólogo/a, sino que su primer escenario fue

aquella realidad afectada por el desarrollo de la misión; y en ello,

con una propuesta teológica central: el proyecto de la salvación

en perspectiva a una nueva creación.

Será desde cómo Juan Wesley entendió la salvación, que

planteará una preocupación significativa por la transformación

social. El proyecto de salvación que Dios realiza en su gracia

“para” nosotros, “por” nosotros y “en” nosotros, no sería exclusiva

para la individualidad del ser humano fuera de la historia; sino

que afectaría de forma positiva y progresiva a todas las

dimensiones de la existencia: en lo comunitario, en lo social, en la

naturaleza, e incluso hasta en el cosmos en la esperanza de una

nueva creación.1 Todas las dimensiones serían sujetos de la gracia

de Dios, en dirección a una salvación y santificación de todo lo

creado. Esta fue la perspectiva teológica de Wesley.

Pero, ¿cómo es que Wesley llegó a producir este tipo de

teología?, ¿cómo formuló las creencias de su pensamiento

teológico? Si bien el científico para realizar sus investigaciones

cuenta con sus herramientas y procedimientos ¿cuáles fueron las

herramientas y procedimientos que ayudaron a Wesley a

desarrollar su perspectiva teológica, asegurándole que

interpretaba lo más adecuadamente posible la revelación de

Dios? La respuesta aquí será: “Método Teológico”. Es éste el que

le permite al teólogo/a y a la iglesia, reflexionar, formular y

actualizar su pensamiento teológico, lo que se cree y por ende

debe ser enseñado en cuanto a asuntos de fe y práctica cristiana.

1 Cf. Claudio DE OLIVEIRA. “Teoria y Prática; Como os Estudos Wesleyanos Podem

Contribuir para que as Igrejas Caminhem na Missao?”. In: Revista Caminando: 300 Anos John Wesley, v. 8, nº 2 (12), (2003), p. 242 y 246.

Toda producción, corriente o doctrina teológica, aun de forma

inconsciente, cuenta con un método. Allí confluyen a lo menos

“fuentes de conocimiento” y “formas de hacerlas dialogar”. Y

todos de alguna manera, contamos con un método que nos

ayuda a reflexionar sobre Dios, su acción y voluntad en nuestras

vidas, en la iglesia, en la naturaleza y en la historia.

En la producción teológica de Juan Wesley, también se ha

identificado un método teológico característico, una “forma” que

las iglesias metodistas han hecho suya en su reflexión,

formulación y actualización de su teología. Pero en el trascurso

del tiempo, este método también ha recibido nuevas

aportaciones en pro de su actualización, intentando constituirse

en una representación más fiel a la que Wesley habría usado.

Por ello, en la indagación de nuestra herencia metodista, no

podría estar ausente el tratar un tema tan constitutivo para la

teología, como lo es el método con que ella se produce; en

nuestro caso, la metodología con que Juan Wesley habría

desarrollado su propia teología.

I.- EL MÉTODO EN LA TEOLOGÍA Cuando se habla del método en la teología, se está haciendo

referencia a un asunto que debiera captar significativamente la

atención, ya que el método es la máquina de una producción

teológica, y bajo sus operaciones determinará significativamente

a una teología.2 ¿Cómo comprender la metodología teológica de

Juan Wesley y su importancia, sin contar con una leve idea de la

teoría del método en la teología?

1.1 La importancia del método en la teología

Hablar de método teológico no es hablar directamente de los

contenidos o temas de la teología, sino más bien de su “forma”,

sus procesos, su práctica. El método teológico no enseña

teologías hechas, sino que enseña a hacer teologías. Y por ello es

que se le conciba como a “un arte teológico”. Clodovis Boff ha

2 Cf. Clodovis BOFF, Teoría do Método Teológico, p. 7.

afirmado que el método es “…el órgano de la teología… la

máquina de su producción… es una de las cuestiones más difíciles,

pero también una de las más importantes y fecundas. Es como el

estudio de la gramática y de la literatura para una lengua.”3 Paul

Tillich por su parte ha afirmado que el método es el que “anticipa

las afirmaciones decisivas del sistema.”4 También Juan Luis

Segundo se ha referido al tema atribuyéndole un carácter garante

para la existencia futura de la teología, diciendo que “…podrá

existir una teología que trate de la liberación, pero su ingenuidad

metodológica le será, tarde o temprano, fatal.”5 Segundo está

ubicando al método en un lugar decisivo; si se le ignora

ingenuamente, podría resultar en fatalidad para una teología, aun

cuando ésta repita sus temas emblemáticos. Por ello, la teología

no debe conformarse solo con repetir sus temas o énfasis

característicos, pensando que así está asegurando su pertinencia,

eficacia y existencia futura. Ella también debe poner atención en

el momento primero, en la “forma” como ella se hace, en la

“forma” como ella se produce; debe preguntarse por su

“instrumental y sus procesos”, ya que esto determinará su

orientación, eficacia y existencia futura.

Es desde aquí donde surge nuestra preocupación por la

metodología teológica Wesleyana. Por lo menos, en un intento

de no pecar de ingenuidad en el cómo ella se ha entendido,

cuáles serían sus fuentes y operaciones, y cuáles han sido sus

reinterpretaciones actuales.

2.2 Operaciones del método teológico

Cuando se menciona la palabra método, se la relaciona

automáticamente con un sin número de reglas establecidas,

fórmulas constantes, procesos rígidos y cerrados que tendrían

que dar siempre un mismo resultado. Pero cuando se habla del

método en la teología, se está haciendo referencia a un proceso

de apertura y creatividad; es un arte teológico que se recrea

constantemente en la misma práctica teológica. Será por ello, que

hay una extensa variedad de propuestas metodológica

dependiendo de la corriente teológica específica.

Luis Berkhof, advirtiendo lo diverso de la concepción del método

en la teología, lo definirá así: “Hablando estrictamente, el

método… tiene que ver nada más con ‘la manera en que se obtiene

el contenido de la dogmática (teología)’… es decir, la ‘fuente’ de

donde se deriva y el ‘modo’ en que se selecciona. (…) Desde el

punto de vista histórico, hay especialmente tres conceptos que

vienen a consideración, es a saber: que la ‘Escritura’ es la fuente de

la dogmática (teología), que la ‘enseñanza de la Iglesia’ constituye

la fuente verdadera; y que la ‘conciencia cristiana’ debe ser

considerada como la fuente.”6

De esta y otras aproximaciones7 se destacan tres momentos

esenciales en la operación del método teológico. En primer lugar,

3 C. BOFF. op. cit. 4 Paul TILLICH. Teología Sistemática I. 3ª Edición, Salamanca, Sígueme, 1982. p. 54. 5 Juan Luis SEGUNDO. Liberación de la Teología. Buenos Aires, Carlos Lohlé, 1975. p. 12. 6 Luis BERKHOF. Introducción a la Teología Sistemática; La Idea e Historia de la Teología Dogmática. s/p Disponible en: http://www.iglesiareformada.com/Berkhof_Sistematica_4-6.html [Acceso: 20/06/2007]. 7 Como por ejemplo la definición de Clodovis Boff, quien dirá al respecto: “La metodología teológica pone en juego: los ‘elementos articuladores’ de la teología y las ‘reglas’ de cómo esos elementos se articulan. Varios son los elementos articuladores de la teología,

dentro de los cuales podemos destacar: la ‘Fe’, la ‘Escritura’, la ‘Práctica, el ‘Magisterio’, el ‘Lenguaje’ y la ‘Razón’. En cuanto a las reglas de articulación de la teología, ellas

el método se ocupará de precisar la “fuente” o las “fuentes”

desde donde se obtiene el conocimiento de la revelación divina.

Por ejemplo, la Reforma Protestante estableció como fuente

exclusiva a las Sagradas Escrituras. Por su parte, el Concilio de

Trento estableció a las Sagradas Escrituras juntamente con la

Tradición Eclesiástica.8 En otros momentos de la historia, se ha

considerado únicamente a la experiencia de fe9 o a la praxis

histórica.10

Cabe señalar, que en este proceso también entrarían

en juego otros elementos, que no siendo fuentes directas,

colaboran en la interpretación de las fuentes de autoridad.

En segundo lugar, el método teológico determinará la jerarquía

de sus fuentes y elementos interpretativos. Definirá cuales de

ellas/os serán consideradas/os de primer orden, y cuales solo

cumplirán una función auxiliar. Por ejemplo, para Clodovis Boff

las fuentes primarias serán la “fe-palabra”, la “fe-experiencia”, y la

“fe-práctica”; y después recurrirá a la Escritura, a la Tradición y al

Dogma.11

En tercer lugar, el método establecerá las “normas” del cómo esas

“fuentes” y “elementos” se articularán en una interrelación, de tal

manera que dependiendo de esa articulación se desprenderá un

resultado. En otras palabras, éste es el momento donde el

método define el “cómo” hará dialogar a las fuentes y también a

sus elementos interpretativos. Por ejemplo, cómo es que la

Escritura entra en diálogo con la Tradición para que de ello

resulte una determinada conclusión; esto será viceversa, e

incluyendo otras fuentes/elementos.

Esta será, de manera muy general la forma como el método

opera en el trabajo teológico. Y por los resultados que produce,

es que se constituye en un momento determinante para la

teología. A ésta no le será suficiente con repetir sus temas

emblemáticos, creyendo que así asegura su pertinencia y

existencia; sino que deberá poner su atención en la “forma” o

“modo” como se está produciendo. Y éste, deberá ser el caso

para la teología metodista, la que debe despertar a una

conciencia sobre la importancia del método que ella asume como

suyo, en este caso, el que acompañó la producción teológica de

Juan Wesley.

II.- EL MÉTODO TEOLÓGICO DE JUAN

WESLEY ¿Cómo es que Wesley formuló sus conclusiones teológicas? ¿Con

que método desarrolló su teología? Usando los conceptos

teóricos de más arriba, ¿cuáles fueron las fuentes,

jerarquizaciones y articulaciones que le ayudaron a desarrollar su

doctrina; en la seguridad que interpretaba adecuadamente la

revelación de Dios? Ahora podemos acercamos con mayor

objetividad al método con el cual Juan Wesley habría

desarrollado su teología.

deberán establecer como los elementos articuladores se combinan dentro del proceso

teológico…”. C. BOFF. op. cit. p. 11. (negritas y comillas simples nuestras) 8 Cf. Hans KUNG, Teología para la Postmodernidad, p. 51 y 52. 9 Así se ha considerado en el caso de Schleirmacher o Ritschl. 10 Podría ser el caso de la Teología de la Liberación, aunque no sustituye a las otras

fuentes, su acento va a estar preferentemente en la praxis histórica. 11 Cf. C. BOFF. op. cit. p. 28-49.

2.1 El Cuadrilátero Wesleyano

En el año 1964, el teólogo y filósofo metodista Albert Outler12

,

acuñó el nombre de “Cuadrilátero Wesleyano” para acreditarle

una metodología teológica en particular a Juan Wesley. Esta

definición surgió del análisis que Outler realizó de las obras de

Wesley, donde pudo identificar que éste habría ocupado “cuatro

fuentes” diversas para llegar a sus conclusiones teológica: (1) Las

“Sagradas Escrituras”, estarían en primer lugar y por encima de

todas, pero sujetas a las interpretaciones que le son instruidas por

(2) la “Antigüedad Cristiana” (Tradición), (3) la “Razón Crítica” y

un llamado existencial a (4) la “Experiencia Cristiana”.13

Si bien Wesley no acuñó de suyo propio el concepto de

cuadrilátero wesleyano, hasta ahora teólogos metodistas de la

altura de Randy Maddox aceptan que: “…un examen conjunto de

las Escrituras, la razón, la experiencia y la tradición (...) como

criterio en su juicio teológico no es enteramente inapropiado. El

(Wesley), en realidad apela a dos o tres en conjuntos. Su asociación

más común, probando que una posición es auténticamente

cristiana, es argumentar que es tanto bíblica como racional.

También pueden ser encontrados ejemplos del su apelación

conjunta a la Escritura y a la tradición, o a la Escritura y a la

experiencia. Finalmente, existen ejemplos de un apelo unido a las

Escrituras, la razón y la tradición, o la Escritura, la razón y la

experiencia.”14

Esta comprensión de las cuatro fuentes de la teología de Wesley,

se ha hecho generalizada en todo el metodismo, particularmente

en la Iglesia Metodista Unida de los EUA desde su creación en

196815

, y que hasta ahora (2004) declara: “Wesley creyó que la

base viva de la fe cristiana fue revelada en la ‘Escritura’, iluminada

por la ‘tradición’, vivificada en la ‘experiencia’ personal, y

confirmada por la ‘razón’. La Escritura [sin embargo] es primaria,

revelando La Palabra de Dios en cuanto es necesario para nuestra

salvación.”16

Y en nuestro caso particular, la Iglesia Metodista de Chile ha

seguido básicamente la misma estructura, al considerar a estas

cuatro fuentes como soportes para su doctrina, afirmando que

“Los fundamentos de estas doctrinas se encuentran en cuatro

elementos principales: La ‘Biblia’, La ‘Tradición’, La ‘Razón’ y La

‘Experiencia’. Estas cuatro fuentes del pensamiento teológico

metodista son las que dan el soporte a las doctrinas señaladas

anteriormente.”17

12 Cf. Albert Outler. Wikipedia. The Free Enciclopedia. s/p.

Disponible en: http://en.wikipedia.org/wiki/Albert_C._Outler [Acceso: 26/09/2007]. 13 Cf. Wesleyan Quadrilateral. Wikipedia The Free Enciclopedia. s/p Disponible en: http://en.wikipedia.org/wiki/Wesleyan_Quadrilateral (Acceso: 26/09/2007) 14 Randy MADDOX. Responsible Grace: John Wesley’s Practical Theology. Nashville, Kingswood Books, 1994. p. 36. (peréntesis y entreparéntesis nuestro). Apud, José Carlos DE SOUZA. “Criação, Nova Criação e o Método Teológico na Perspectiva Wesleyana”. In: Clovis Pinto de CASTRO, (Org.). Meio Ambiente e Missão: a Responsabilidade

Ecológica da Igreja. São Bernardo do Campo: Umesp/Editeo, 2003. p. 82. (cursivas nuestra). Disponible en: http://proclamandoaomundo.org.br/images/stories/2.3_souza_ jose_carlos_de._meio_ambiente_65-88.pdf [Acceso: 01/09/2011]. (versión digitalizada). 15 La fusión de la Iglesia Metodista Episcopal con la Iglesia Metodista de los Hermanos

Unidos. 16 Libro de Disciplina Iglesia Metodista Unida, 2004. p. 77. Apud, Wesleyan Quadrilateral. op. cit. 17 Estatuto Jurídico de la Entidad de Derecho Público Iglesia Metodista de Chile, 2010.

Título Tercero. De los Artículos de Fe de la Iglesia Metodista de Chile. Artículo Décimo Sexto. p. 7. (versión digitalizada).

2.2 Las fuentes del Cuadrilátero Wesleyano

¿Cuál fue la importancia que Wesley dio a estas fuentes del

conocimiento cristiano en la formulación de su teología? Celsa

Garrastegui & Williams Jones, han sostenido que el problema del

conocimiento cristiano y de sus fuentes, fueron consideradas por

Wesley como cuestiones de gran importancia. Tanto así, que el

conocimiento correcto de Dios y de las cosas de Dios, así como el

conocimiento de uno mismo, eran esenciales para la

salvación.18

¿Qué compresión tuvo Wesley de cada una de las

fuentes del así llamado cuadrilátero wesleyano?

2.2.1 La Escritura

Charles Yrigoyen ha sostenido que Wesley se sumerge en el

lenguaje, historias, imágenes y temas de la Biblia, haciéndola

central en su estudio y meditación diaria.19

Afirmará el mismo

Wesley: “¡A cualquier precio, dadme el Libro de Dios! Ya lo tengo, y

en él está atesorada toda la ciencia que necesito.”20

Outler ha

dicho que cuando Wesley era objetado por causa de autoridad

doctrinal, su primera apelación era la Biblia.21

Todas sus

convicciones teológicas estaban arraigadas en la Escritura, y apeló

a las mismas en su predicación y enseñanza. Wesley lo expresará

así: “Las Escrituras son la piedra de toque para que los cristianos

puedan examinar toda otra revelación, real o supuesta.”22

Así, la

Biblia fue la Palabra de Dios para Wesley en forma escrita, única

regla a seguir tanto en asuntos de fe y práctica cristiana; norma a

usarse para distinguir entre el bien y el mal.23

Como una especie de llave hermenéutica para comprender la

Biblia, Wesley formulará lo que denominó “analogía de la fe”.24

“…

todas las verdades contenidas en las Escrituras están conectadas y

relacionadas entre sí: a saber, ‘la naturaleza corrupta del ser

humano’, ‘la justificación por la fe’, ‘el nacer de nuevo y la

santificación interior y exterior’.”25

Al respecto, Randy Maddox ha

dicho que Wesley creyó que fue la compartida articulación de

estas verdades, la que dio a los diversos componentes de la

Escritura su unidad, y por eso demandó que todos los pasajes

fueran leídos a la luz de estas doctrinas.”26

Si bien Wesley creyó en la inspiración verbal de la Escritura,

propia de su época, su interpretación bíblica estaba tan bien

articulada a la Tradición, la Razón y la Experiencia, que le fueron

revelados los peligros de un “literalismo estático y mecánico”.27

2.2.2 La tradición

Outler ha dicho que leer a Wesley resulta ser una excursión

excéntrica a través de lo largo y ancho de la historia del

pensamiento cristiano. En su teología, apeló a la iglesia primitiva

y a la “Tradición” cristiana en general como un testimonio

competente y complementario del significado de las Escrituras.28

Al relatar cómo es que supera sus dudas de interpretación de las

Escrituras dirá: “… y si queda todavía alguna duda, consulto con

18 Cf. Celsa GARRASTEGUI & William JONES, Estas Doctrinas Enseño; Guía de Estudio para las Obras de Wesley. Durham, p. 25. 19 Charles YRIGOYEN. John Wesley; La Santidad de Corazón y Vida, p. 17. 20 Justo GONZÁLEZ, Obras de Wesley, Vol. I, p. 20. 21 Cf. A. OUTLER. op. cit. 22 Cf. Colin WILLIAMS, La Teología de Juan Wesley; Una Investigación Histórica, p. 17. 23 Cf. C. GARRASTEGUI & W. JONES. op. cit. p. 27. 24 Cf. Ibíd. p. 14. 25 J. GONZÁLEZ. Obras de Wesley. Vol. IV. op. cit. p. 297. 26 Cf. Randy MADDOX. op. cit. p. 38. Apud, La Teología de Juan Wesley, p. 5. 27 Cf. C. WILLIAMS. op. cit. p. 17 y 18. 28 Cf. A. OUTLER. op. cit.

quienes tienen experiencia en las cosas de Dios, y luego con los

escritos mediante los cuales siguen hablando aún después de

muertos.”29

Wesley creyó que entre más cerca del nuevo testamento sea un

período más fiable será aquella tradición.30

Por ello preferirá las

tradiciones de los padres pre-nicenos por considerarlos “los más

auténticos comentaristas de las Escrituras, por estar más cerca de

la fuente y ungidos por el Espíritu que inspiró las Escrituras.”31

Pero

dentro de estos padres, sentirá un profundo interés por los

orientales (más que a los latinos), porque habían entendido el

evangelio más profunda y terapéuticamente.

También se consagró a la tradición eclesiástica de su propia

época. Al relatar cómo en el club santo estudiaban la Biblia, dirá:

“…tomando la Biblia como su sola y única regla, tal como la

interpretaban la iglesia primitiva y la nuestra.”32

La referencia a la

“nuestra” es a la iglesia anglicana, y por ello con regularidad citó

el libro de oración común, los 39 artículos de fe y el libro de

homilías de esta iglesia. Incluso, los primeros metodistas estaban

convencidos que sus doctrinas eran idénticas a las de la iglesia de

Inglaterra.

La tradición es la revelación de Dios en su iglesia a través de la

historia. Y para Wesley, el principio protestante de la “Sola

Scriptura” no significó abandonar la tradición continuada de la

iglesia33

, sino que supo aprovecharla manteniéndola subordinada

a las Escrituras.

2.2.3 La razón

Outler ha dicho que si bien para Wesley la Escritura era la fuente

principal, y que a la vez podía ser iluminada por la Tradición, esto

no era suficiente sin los buenos oficios de la Razón crítica.34

Wesley lo expresó así: “Nosotros probamos la doctrina que

enseñamos por la Escritura y por la razón; y si es necesario por su

antigüedad (tradición).”35

El cristianismo es para Wesley una religión racional, porque está

en plena sintonía con la “razón eterna”. La naturaleza de Dios es

racional y el universo por él creado tiene una estructura racional.

Y la razón humana fue creada para reflejar en parte, la naturaleza

de Dios, y para entender la relación entre los seres humanos y

Dios.36

En asuntos de religión y razón, Wesley quedó atrapado entre dos

opiniones. Estaban aquellos que la sobrevaloraban, negando la

revelación cristiana como fuente de verdad. Y estaban aquellos

que la desestimaban como un don de Dios, valorando

mayormente la intensidad emocional. Pero Wesley, reclamó a la

razón como un instrumento del Espíritu Santo.37

Afirmó que el

desprecio a la razón no tenía fundamento bíblico, y que el mismo

Señor y sus apóstoles razonaron con sus enemigos. Y si bien la

razón no puede engendrar fe, ni esperanza, ni amor a Dios y al

prójimo38

, rinde grandes servicios en echar fundamento en la

29 J. GONZÁLEZ. Obras de Wesley. Vol. I. op. cit. p. 21. 30 Cf. La Teología de Juan Wesley. op. cit. Lección 3, p. 14. 31 Justo GONZÁLEZ, Obras de Wesley, Vol. IX. op. cit. p. 200. 32 Justo GONZÁLEZ, Obras de Wesley.Vol. V. op. cit. p. 264. 33 Cf. C. WILLIAMS. op. cit. p. 19 34 Cf. A. OUTLER. op. cit. 35 Justo GONZÁLEZ, Obras de Wesley, Vol. VI. op. cit. p. 357. (paréntesis y entreparéntesis nuestro). 36 Cf. C. GARRASTEGUI & W. JONES. op. cit. p. 30. 37 Cf. Ibíd. p. 29. 38 Cf. Foster STOCKWEL, La Teología de Juan Wesley y la Nuestra, p. 20.

verdadera religión y en dirigirnos en la práctica de la vida

cristiana.

Razón y religión para Wesley son compatibles. Trató de

convencer a los metodistas y a sus críticos, de que la fe y la razón

eran socios legítimos. Por ello afirmará: “Para nosotros los

metodistas, es un principio fundamental que el renunciar a la

razón es renunciar a la religión, que religión y razón van juntas, y

que toda religión irracional es religión falsa.”39

2.2.3 La experiencia

Outler ha dicho que además de la presencia de las Escrituras, la

Tradición cristiana y la Razón crítica, Wesley hizo un fuerte

llamado existencial a la “Experiencia de la gracia”. Wesley, al dar a

conocer la razón por la cual escribió sus sermones, dirá: “Me he

esforzado por describir la religión verdadera, bíblica y de la

‘experiencia’ sin omitir nada que sea parte real de ella, y sin añadir

lo que no lo sea.”40

Para Wesley, el cristianismo es la religión de la experiencia.

Insistirá en la religión del corazón, en lugar de la ortodoxia (recta

doctrina). Para el, los demonios son tan claros en sus

afirmaciones teológicas como lo son los creyentes, por ello es

que los cristianos verdaderos son llamados a ir más a allá de la

ortodoxia; a una autentica experiencia del testimonio interior del

Espíritu Santo de que se es hijo/a amado/a de Dios.

En este proceso, la Biblia describe lo que la vida cristiana debe

ser, y la experiencia confirma ese significado bíblico.41

Dirá que la

experiencia es “suficiente para confirmar una doctrina basada en

las Escrituras.”42

Pero, se apartará de una “exclusividad” en la

experiencia, ya que ello podría dejar la verdad de Dios a los

caprichos de los sentimientos individuales o colectivos. Por ello

enfatizará que es la Escritura la que debe confirmar una verdad.43

Pero el papel distintivo de la experiencia será energizar el

corazón, capacitando al creyente a practicar el verdadero amor.44

Con la inclusión de la experiencia, Wesley revitalizó la

espiritualidad anglicana, la cual se encontraba desgastada por los

efectos de la revolución industrial y el racionalismo.45

No se

conformó con formulaciones teóricas, sino que propuso un

sistema que afirma y elabora aquello que le consta, aquello que

se ha experimentado. Y es desde aquí donde se presenta el

significativo aporte que Juan Wesley realizó a la teología de su

época.46

Este ha sido el método teológico distintivo que se le ha

adjudicado a Juan Wesley desde los años 60. En el, las Escrituras

son la fuente preeminente, pero conectadas con la Tradición, la

Razón y la Experiencia Cristiana, como fuentes auxiliares,

39 C. YRIGOYEN. op. cit. p. 19. 40 Justo GONZÁLEZ, Obras de Wesley, Vol. I. op. cit. p. 21. 41 Cf. C. GARRASTEGUI & W. JONES. op. cit. p. 38. 42 Justo GONZÁLEZ. op. cit. p. 224. 43 Cf. C. WILLIAMS. op. cit. p. 23. 44 Cf. A. OUTLER. op. cit. 45 Cf. Levy DA COSTA BASTOS. “Para Além de Aldersgate: Consideraçoes para uma

Teologia da Experiencia em John Wesley”. In: Revista Caminhando; 300 Anos John Wesley, Ano VIII, nº 12, (2003). op. cit. p. 67. 46 Cabe señalar, que la “experiencia” como una fuente teológica wesleyana, es vista no solo desde el ámbito de la individualidad interna del ser humano, sino que también se

produce desde el exterior, en el contacto con la realidad, con el mundo, con la gente. Cuando se habla de la experiencia, preferentemente se hace desde la experiencia (interna) de Wesley del 24 de mayo de 1738. Lo curioso, es que no es tan citada por Wesley como sí lo es otra experiencia (externa) que lo marcó significativamente e

imprimió el carácter del movimiento metodista. Esta sería, la primera vez que fue invitado y asistió a predicar fuera del templo, a los pobres de Bristol en el año 1739.

dinámicas e interactivas entre sí. Y fue el genio de Wesley añadir

la “Experiencia” a la triada anglicana de su época, la que estaba

conformada por la Escritura, la Tradición y la Razón y que heredó

como sacerdote anglicano.

En este método cuádruple, Outler ha dicho que hay un buen

acuerdo fructífero para la teología contemporánea, ya que

conserva la primacía de las “Escrituras”, pero saca provecho de la

sabiduría cristiana colectiva (“Tradición”) de otras épocas y

culturas. También rescata al evangelio del oscurantismo a través

de la aceptación de las disciplinas de la “Razón” crítica, y en su

énfasis sobre la “Experiencia” cristiana de la gracia, le da la fuerza

existencial a la teología que produce.47

III.- ACTUALIZACIONES AL MÉTODO DE JUAN

WESLEY Desde que la propuesta del cuadrilátero wesleyano fue

sociabilizada desde su identificación, es que también ha sido

recibido críticas, siendo sometida a procesos de reorganización.

Esto, ha tendido a una amplitud de lo que se entiende hoy por el

método teológico de Juan Wesley, donde los cambios se dejan

ver particularmente en el énfasis de la prioridad de una de las

fuentes, y la inclusión de otras en la estructura metodológica.

3.1 Reorganización al modelo clásico: el caso norteamericano

En el año 1968 cuando se constituye la Iglesia Metodista Unida,

ella propuso el cuadrilátero wesleyano como su método

teológico institucional48

, contando con las cuatro fuentes

mencionadas anteriormente. La estructura se grafica según la

figura.

En el siglo XX, aquel modelo gozó de gran prestigio. Pero al cabo

del tiempo, la figura recibió críticas, especialmente en cuanto al

papel atribuido a la Biblia, ya que parece estar relegada a una

mera referencia entre otras referencias.49

Y el problema estaría

dado en el concepto de “cuadrilátero”, ya que evoca la figura

geométrica de cuatro ángulos iguales, obligando a considerar a

las cuatro fuentes en el mismo nivel de autoridad, no habiendo

47 Cf. A. OUTLER. op. cit. 48 Cf. Helmut RENDERS. “Estudos de Gênero e Método Teológico: Corporeidade e Androcentrismo Como Temas Permanentes do Quadrilátero Wesleyano Brasileiro”. In:

Estudos da Religião, v. 24, n. 39, (jul./dez. 2010), p. 95. (versión digitalizada). Disponible: https://www.metodista.br/revistas/revistasmetodista/index.php/ER/article/view/2076/2343 (Acceso: 01/09/2011). 49 Cf. Helmut RENDERS. “A Teoria da Imagem, Uma Introdução”. In: Revista Caminhando, v.11, n. 1 (17), (2010), p. 51.

primacía de la Biblia como fuente de autoridad principal y que

regula a las demás.50

Para corregir esta interpretación geométrica, es que en el año

1988 la Iglesia Metodista Unida realizó una reestructuración al

cuadrilátero, transformándolo en una triada, pero manteniendo el

nombre de cuadrilátero. El resultado principal fue el destaque

central de la Biblia en el centro, como autoridad en el método;

modelo que hasta hoy mantienen.

3.2 Amplitud al modelo clásico: el caso brasileño

Desde el año 1985, la Iglesia Metodista de Brasil optó por su

propia versión, la que fue oficializada posteriormente. Y aunque

se observa una similitud con las anteriores, incluyó en la reflexión

la contribución de un elemento adicional: “La Creación”.51

Con la

presencia de esta quinta fuente, es que algunos prefieren

identificarle con el nombre de “Pentalátero Wesleyano”52

,

estructura que recupera la figura del cuadrilátero, pero con la

Biblia al centro y las otras cuatro fuentes alrededor, como se

grafica en la figura.

Las razones por las cuales se consideró a la “creación” en el

método teológico de Wesley, están dadas según José Carlos de

Souza, en que no se pueden ignorar que Wesley demostró un

profundo interés por la naturaleza. En sus notas sobre el Salmo

19, Wesley describe los cielos como un libro legible que nos da

un claro conocimiento o revelación de Dios como su autor,

admitiendo un cierto sentido de inmanencia de Dios dentro del

mundo.53

En esta perspectiva, la creación no sería solamente

50 Cf. Vic REASONER. “Spiritual Geometry: Evaluating the Wesleyan Qudrilateral”. In: The Arminian Magazine, v. 14, n. 2, (Fall, 1996), s/p. (versión digitalizada). Disponible en: http://www.fwponline.cc/v14n2reasoner.html (Acceso: 15/08/2007). 51 Es curioso encontrar que en los años 60 se había considerado a este quinto elemento.

Foster Stockwell, en su libro La Teología de Juan Wesley y la Nuestra, considera a la Creación Natural como una de las fuentes de la teología de Wesley, aunque con un tratamiento muy menor a las demás, citará a Wesley diciendo: “Concedo que la existencia de las criaturas demuestran la existencia de su Creador. Toda la creación

declara que existe Dios…”. p. 29. 52 Cf. C. DE OLIVEIRA. op. cit. p. 244. (Muchos siguen llamándole “Cuadrilátero”, pero “brasileño”). 53 Cf. José Carlos DE SOUZA. op. cit. p. 83. (Uno de los argumentos en contra estaría

dado en que en la contemplación a la naturaleza no queda claro que Dios es el que se está manifestando mediante ella).

blanco y espacio de la salvación, sino más también un medio de

gracia.54

Desde aquí se corrige el exceso de antropocentrismo en la visión

wesleyana55

clásica, ya que pone al hombre como sujeto exclusivo

de la salvación y a la vez de la revelación, omitiendo a la creación

de estos beneficios divinos. La temática de la creación estará en el

corazón del pensamiento wesleyano. Pero para interpretarla,

debe seguir siendo articulada en un diálogo interrelacionar con

las Escrituras, la tradición, la razón y la experiencia.

3.3 Las múltiples herramientas al modelo clásico: el caso

mexicano

La Iglesia Metodista de México, también realizará ajustes al

modelo clásico del cuadrilátero wesleyano norteamericano

(1968). Jorge Ochoa dirá que éste no permite destacar la

centralidad de las Escrituras, y sostendrá que este un esquema

que refleja el pensamiento imperante de la edad moderna

(liberal) y no tanto el de Wesley, para quién la Biblia ocupó un

lugar primordial en la teología.56

Por ello, es que desde 1999

propondrán la figura del “Triángulo Equilátero con Centro”,

donde la Escritura ocupa el lugar central57

en todo el esquema,

rodeadas por la razón, la tradición y la experiencia, muy similar al

modelo propuesto por la Iglesia Metodista Unida en 1988.

Pero a pesar de ser el triángulo equilátero con centro el esquema

más aceptado por ellos, Ochoa ha diagnosticado que este

modelo aún no expresa la amplitud del método usado por

Wesley. Es así que leyendo sus obras en español, Ochoa ha

identificado que el fundador del metodismo habría recurrido a

otras múltiples herramientas. Estas serían: “la Conciencia”, “la

Creación”, “la Ciencia”, “la Comunidad” y “la Cultura”.58

54 Cf. H. RENDERS. op. cit. p. 53. 55 Cf. C. DE OLIVEIRA RIBEIRO. op. cit. p. 244 y 245. 56 Cf. Jorge OCHOA. “Sobre como John Wesley Formulaba sus Creencias; Una Propuesta para Nuestra Hermenéutica Actual”. In: Teologia e Prática na Tradição

Wesleyana; Uma Leitura a partir de América Latina e Caribe. São Paulo, Editeo, 2005. p. 97. 57 Cf. J. OCHOA. op cit. Según el autor, esta postura se plasma en la sección “Nuestro Quehacer Teológico” que está en el Libro de la Disciplina de la Iglesia Metodista de

México, A.R. 1998-2002 México, D.F.: CUPSA, 1999. p. 37. 58 Cf. Ibíd. p. 98-111.

Como en el caso brasileño, Ochoa ha considerado también a la

creación, diciendo que ésta es una herramienta sumamente

valiosa y necesaria para el quehacer teológico. Con ello, primero

se está incluyendo a la naturaleza como una fuente de revelación

divina; segundo, lleva a considerar a la creación como sagrada

estructurándose en una eco-teología; y tercero, da una visión

mucho más completa del propio ser humano como alguien que

está ligado a la tierra.59

Esta estructura, vendría a ser más amplia y compleja de las que

comúnmente se han formulado. E incluyendo a las otras

herramientas al triángulo equilátero con centro, es que el método

se representa según la figura del costado.

Como se ha evidenciado, la propuesta metodológica inicial de

Albert Outler, el clásico cuadrilátero wesleyano, ha recibo en

cuatro décadas ajustes, reorganizaciones e inclusiones múltiples,

transformándose en una propuesta metodológica muy completa

y sofisticada con la cual poder contar en nuestra forma o manera

de hacer teología metodista hoy desde nuestro contexto

latinoamericano.

IV.- CONCLUSIONES Habiéndose tratado el tema de la metodología teológica

wesleyana, donde para ello se recurrió primero a la teoría del

método en la teología, después se identificó el método que

clásicamente se le ha atribuido a Juan Wesley, y se prosiguió en la

constatación de algunas actualizaciones que ha recibido aquel

método clásico, es que se podría finalizar sin algunas

conclusiones que haga pertinente lo que hasta aquí ha sido

dicho.

4.1 El Método como Instrumento de Reflexión y Evaluación

Podría decirse, que se ha estado frente a una metodología propia

de un teólogo y para teólogos/as. Sin embargo, es una buena

propuesta para la reflexión en asuntos de fe y práctica

cristiana, tanto para la reflexión personal como para la

comunitaria. A lo menos, al considerar que nuestra

interpretación de la Biblia puede dialogar con otras referencias

que nos ayuden en la lectura, análisis, interpretación, reflexión,

aplicación y acción cristiana. Es una constante en las

congregaciones, encontrar la ausencia de una conciencia

59 Cf. Ibíd. p. 107.

metodológica que ayude a la interpretación y reflexión tanto de

la Biblia como de las mismas experiencias de fe. Y este método,

es un instrumental de criterios que puede ayudar en esa línea,

tanto a los/as pastores/as, predicadores/as, exhortadores/as,

maestros/as y congregación en general.

En el concierto de las variadas y diversas expresiones religiosas

hoy, es que este método puede ayudar también a evaluar y

discernir una doctrina de otra, sirviendo como instrumento

de selección para las variadas propuestas doctrinales de

moda. El equilibrio de este método, es una buena herramienta

para advertir los extremos religiosos que resurgen de tiempo en

tiempo, tales como el fundamentalismo o el liberalismo teológico.

Este, pone a la Biblia en el centro de toda la reflexión teológica,

sin embargo, su interpretación es auxiliada, y por ende

equilibrada, con otras fuentes de apoyo, evitando caer en el

biblicismo literal. En el otro extremo podría estar la tradición, la

que también puede hablar sobre Dios, pero si se aleja de su

articulación con la autoridad bíblica, puede desvirtuarse en un

tradicionalismo. Y así podría ocurrir con cada una de las demás

fuentes, evitando en ellas los extremos tales como, el

racionalismo para el caso de la razón, el empirismo para el caso

de la experiencia, el naturalismo para el caso de la creación, y así

sucesivamente. Esta estructura metodológica, nunca debería estar

fuera de los horizontes de la teología metodista, ya que testifica

el equilibrio entre la singularidad y pluralidad propia de la

teología wesleyana desde sus inicios.

4.2 El Método Actualizado por la Realidad

Desde que se acuñó el modelo del cuadrilátero wesleyano, es que

esta estructura no se ha resistido a los ajustes, reorganizaciones y

amplitudes necesarias, resultando en un interesante proceso de

actualización. Y si bien hay algo en que todos los wesleyanos

concuerdan, a saber, el lugar privilegiado de las Escrituras,

también todos tendrán distintos criterios para relacionarse

interpretativamente con las otras fuentes o herramientas que

ayudan a la Escritura, pero que a la vez se subordinan a ellas. De

esta manera, la propuesta clásica sigue presente desde su núcleo,

pero mejorada en su amplitud. Queda de manifiesto así, que el

método teológico de Wesley se va descubriendo,

redescubriendo y actualizando progresivamente en el tiempo,

desde las preocupaciones que atañen hoy y en función de su

pertinencia. Así, por ejemplo, es que se ha rescatado en las

últimas décadas y a partir de la crisis ecológica, la importancia de

la creación como una fuente en el método de Wesley;

probablemente en el futuro, sea otra la preocupación que vaya a

provocar una nueva lectura, comprensión e interpretación de

Wesley.60

Desde aquí se podría preguntar: ¿cuál estará siendo la lectura que

de Wesley se hace desde el contexto del metodismo chileno

60 Llama la atención del cómo se ha entendido a Wesley en cada época, ampliándose la comprensión de su método y su teología. Y esto, parece estar determinado, a lo menos para el suscrito, por tres situaciones: primero, la viabilidad del acceso que se tenga a la

producción teológica de Wesley, como lo son ahora los 14 tomos vertidos al español, permitiendo sacar a Wesley de los estereotipos clásicos y que se han heredado en América Latina, y por ende, poder tener una mayor amplitud en la comprensión de su pensamiento; segundo, la realidad actual desde donde, y como telón de fondo se lee a

Wesley, evidenciando que la interpretación que se haga de él estará determinada por las preocupaciones actuales; y tercero, el que Wesley no haya oficializado, por lo menos explícitamente, una metodología teológica donde aya marcado sus límites. Estas condiciones, parecen permitir a las nuevas investigaciones no estar amarradas a una

camisa de fuerza, que les impida encontrar nuevas pistas para una recreación de una metodología teológica pertinente a la nueva época.

postmoderno, considerando el acceso que ahora se tiene a sus

obras vertidas al español, y bajo las nuevas preocupaciones con

las que se lee su obra hoy? En lo concreto, ¿cuál sería el aporte

distintivo a la investigación sobre la metodología teológica de

Wesley, considerando el ingreso de otra fuente o herramienta en

su metodología, si es que así las obras de Wesley lo respaldan, y

siendo parte del proceso de actualización que se ha llevado a

cabo desde América Latina?

4.3 El Método en Perspectiva Ecuménica

La metodología teológica wesleyana, desde la presencia de sus

fuentes tales como la Escritura, la Tradición, la Razón, la

Experiencia, la Creación, y las otras herramientas, puede ayudar a

facilitar el diálogo entre lo interdenominacional,

interconfesional, e interreligioso, y en proyección ecuménica;

un rasgo muy característico del metodismo desde sus inicios.

Constatando el caminar transitado en el uso de las fuentes y/o

herramientas en el quehacer teológico, y desde la Reforma

Protestante hasta la propuesta metodológica wesleyana actual,

queda en evidencia como se ha tendido a la amplitud en el uso

de las fuentes y/o herramientas en la estructura metodológica61

:

Nº PERÍODOS EXPRESIÓN

RELIGIOSA

FUENTES –

HERRAMIENTAS

1. S. XVI Reforma

Protestante

Escritura

2. S. XVI Contra Reforma Escritura – Tradición

3. S. XVI Anglicanismo Escritura - Tradición –

Razón

4. S. XVIII-

XX

Metodismo Escritura - Tradición -

Razón – Experiencia

5. S. XX Metodismo

Brasileño

Escritura - Tradición -

Razón - Experiencia –

Creación

6. S. XXI Metodismo

Mexicano

Escritura - Tradición -

Razón – Experiencia -

Creación - Conciencia

- Ciencia -

Comunidad – Cultura

7. S. XXI ¿Cuál Metodismo? ¿Qué otra fuente y/o

herramienta?

Queda abierta la posibilidad de entrar en diálogo, con otras

expresiones religiosas que mantengan sintonías en el uso de

alguna fuente que coincida con las de la metodología wesleyana

actual. Es más, no solo se orienta hacia un diálogo reducido

desde las cuatro fuentes clásicas, sino que con inclusión de una

nueva fuente y nuevas herramientas, también ha ampliado las

posibilidades de diálogo con otras expresiones.62

En esta empresa, no debería existir temor a arriesgar la propia

identidad, ya que el mismo método reacciona en equilibrio, al

mantener a las Escrituras como norma de autoridad y contando

61 Esta es una modificación y ampliación de cuadro presentado por Helmut RENDERS en “Estudos de Gênero e Método Teológico: Corporeidade e Androcentrismo Como Temas

Permanentes do Quadrilátero Wesleyano Brasileiro”. op. cit. p. 100. 62 Los desafíos se dan en progresión, iniciando el diálogo con otras “denominaciones protestantes o evangélicas” (Luteranas, Anglicanas, Reformadas, Bautistas, Pentecostales, otras.), pasando por otras “confesiones cristianas” (Ortodoxa y Católica) y

con las religiones monoteístas (Judaísmo e Islam), y finalizando con otras expresiones religiosas en sintonía desde alguna fuente o herramienta en común.

con la ayuda de las otras fuentes y herramientas, trayendo de

vuelta algún posible extremo. Al parecer, esta es una propuesta

mucho más válida y amplia que la aparente reducción evangélica

más evidente para el diálogo, que se da de forma casi exclusiva

desde la Biblia y/o la experiencia de fe.

4.4 El Método en perspectiva de la Misión

Al revelarse la apertura creativa de la metodología teológica

wesleyana, es que queda en evidencia que este método

concuerda con el espíritu integral y totalizador de la teología de

la salvación que propuso Wesley. Por ende, propone un

significativo desafío para el espectro de misión que la iglesia

debe asumir hoy, considerando la amplitud de dimensiones a

ser afectadas por la obra de la gracia de Dios.63

La apertura hacia el tema de la creación, al considerarla fuente de

ayuda al método teológico, y subordinada a las Escrituras en

diálogo con las demás fuentes y herramientas, presenta una

variación esencial para el método teológico wesleyano, afectando

significativamente a la teología y misión que de aquí se

desprenda. El método, ya no está centrado exclusivamente en un

antropocentrismo, donde el ser humano se presenta como el

único sujeto de la salvación y receptor de la revelación, sino que

también se abre a la integración de otro sujeto de la salvación, y a

la vez portador de la revelación. Así, se presenta un equilibrio en

la metodología teológica wesleyana, que descentraliza al hombre

como foco exclusivo de la misión, y lo desafía a una convivencia

de interdependencia con la naturaleza, y no solo por razones

biológicas, sino en función de un contacto y experiencia indirecta

con lo divino.

Desde lo creado como fuente teológica, se elevan otras

dimensiones de la propia antropología humana. Wesley la había

expandido ya incluyendo a la “experiencia de fe” como una

fuente para su teología, librando al método anglicano del

centrado mentalismo en el uso exclusivo de la Escritura, tradición

y razón. Pero con la inclusión de la creación como fuente, es que

se amplia aún más la concepción antropológica, desprendiéndola

incluso como foco exclusivo de Dios y para relacionarla con la

naturaleza, que también se compone de materia como el ser

humano. Desde allí, surgen conexiones con la corporalidad del

ser humano como parte de todo lo creado, y su importancia

también para la teología. De esta manera, es que el método

teológico wesleyano se cuida de producir una teología de misión

reduccionista, manifestada en prácticas religiosas espiritualistas,

intimistas y privadas, producto de una visión limitada de todo lo

creado y ha ser afectado por la gracia de Dios.

Si el método teológico wesleyano se ha ido redescubriendo en la

apertura e inclusión de otra fuente como la creación, y también

siendo ayudado por herramientas como la conciencia, la cultura,

la comunidad y la ciencia, es que también producirá una nueva y

más amplia teología. La que hemos heredado, tendrá que

liberarse de los prototipos clásicos y que apuntan a una acción

reducida de parte de la iglesia, tanto al ser humano como

63 La salvación es producto de la iniciativa de Dios en la acción de su gracia, donde el ser humano responde participando de la regeneración y por ende trabaja en el proceso de restauración de todas las dimensiones de lo creado y existente. Y el método que se ha

ido redescubriendo aquí, da testimonio de ello, cuando comienza a ser desde sus inicios en el siglo XVIII, una nueva propuesta metodológica más amplia, que pasó de la estructura metodológica anglicana de las tres fuentes (Escritura, tradición y razón), hacia la propuesta de Wesley que incluyó a la “experiencia” en la anterior triada. Desde allí y

hasta ahora, se han venido dando propuestas de inclusión y ampliación, como el caso brasileño y mexicano.

también hacia lo creado. Por ello, es que la nueva teología

producida por esta nueva propuesta metodológica, expandirá el

concepto y “espectro” de misión a asumir por parte de la iglesia

hoy. Esta será, una misión para afectar con la salvación y

regeneración (santificación), tanto al ser humano en todas sus

dimensiones y relaciones, a la creación natural en todas sus

dimensiones y relaciones, a la interrelación e interdependencia

entre el ser humano y la naturaleza en todas sus dimensiones y

relaciones, y desde nuestra actual realidad del siglo XXI, en todas

sus dimensiones y relaciones; todo esto en perspectiva wesleyana

hacia una nueva creación. Es en estos términos de amplitud

misional, que la iglesia que se asuma heredera del metodismo y

se apropie de esta metodología teológica actual, está llamada a

vivir en el presente y desafiada a existir en el futuro.

Es interesante constatar, cómo es que una cuestión tan teórica

y/o formal como lo es el tratamiento a la metodología teológica

wesleyana, pueda tener repercusiones tan directas en la teología

que la iglesia ha de producir, en post de un desafío de misión tan

relevante y abarcador para hoy. Y este será entonces, el nuevo

proyecto a llevar adelante y desde el presente, para aquella

iglesia que se suscriba como fiel al evangelio de Jesucristo, fiel al

prójimo de hoy y del mañana, y fiel a su herencia metodista de

ayer.

PREGUNTAS MOTIVADORAS

1. ¿Qué es lo que deberíamos de esperar en nuestra visita al

pasado en busca de nuestra herencia metodista?

2. ¿Por qué es importante estar consciente del método con el que

reflexionamos y llegamos a nuestras conclusiones sobre

asuntos de fe y práctica cristiana?

3. Haga el siguiente ejercicio: Busque en el Internet algún sermón

de Juan Wesley, y al leerlo, vaya identificando el uso que hace

de algunas de las fuentes con las cuales argumenta su

posición en ese sermón. ¿Qué fuente se hace más evidente?

¿Cuál fuente parece no estar presente? Continúe y lea otro

sermón, y haga el mismo ejercicio y compare las diferencias en

cuanto al uso de las fuentes en esos sermones y cómo las

relaciona.

4. Si las personas, consciente o inconscientemente creamos

procedimientos mentales repetitivos, y por ende definidos para

hacer variadas cosas y ejercicios, ¿cuál sería la forma o

método al que usted recurre para llegar a sus conclusiones en

asuntos de fe y práctica cristiana? ¿A qué fuentes recurre para

encontrar sus respuestas?

5. ¿Cuál cree usted que es la tendencia preferencial de su

congregación en cuanto al énfasis dado a la fuente de la

Escritura, la Tradición, la Razón, la Experiencia, la Creación u

otra herramienta, y cómo se relacionan entre sí?

6. Para el caso de una congregación Católica o una

congregación Pentecostal, ¿dónde cree usted que estarían

dados los énfasis en el uso de las fuentes y cómo es que se

relacionan? ¿Cuáles de estas fuentes podrían ayudarnos a

entablar un diálogo -respetuoso- sobre asuntos de fe y

práctica cristiana con estas congregaciones?

7. ¿Por qué cree usted, que no todas las personas llegan a las

mismas conclusiones cuando leen e interpretan la Biblia, aún

cuando lo hacen desde la misma religión, confesión o

denominación?

8. ¿Cómo hace usted, para que su lectura, interpretación y

aplicación de la Biblia sea la más apropiada posible,

asumiendo que está frente a la Palabra de Dios (en estado de

Escritura) y que lo hace dentro de los límites de su

comprensión humana?

9. ¿Cómo cree usted, que la “tradición de la iglesia” nos puede

colaborar en nuestra comprensión de la Biblia y la fe

cristiana? ¿En qué momento y cómo nos podría perjudicar?

Conteste lo mismo para el caso específico de la razón y la

experiencia.

10. ¿Cómo cree usted que la creación natural nos puede hablar

sobre Dios y cómo es que podemos interpretarla? ¿Qué

peligros se podrían dar en esta experiencia? ¿Cómo nos

cuidamos de ese peligro sin menospreciar lo que ella tiene que

decirnos sobre Dios?

11. Si la creación natural es considerada por algunos, una fuente

para hacer teología ya que también nos habla de Dios, ¿qué

nos podría comunicar sobre Dios una naturaleza

contaminada, arrasada, devastada, explotada, etc.?

12. Si con el tiempo se ha ido redescubriendo el método con el

que Juan Wesley habría desarrollado su pensamiento

teológico, y a la vez cada preocupación actual ha ayudado a

identificar otros elementos de su método, ¿qué herramientas

cree usted que desde nuestra realidad como chilenos/as

podríamos identificar en la obra de Juan Wesley y considerar

en nuestro quehacer teológico metodista?

13. ¿En nuestra misión como iglesia, cómo participamos en la

regeneración y santificación de todas las dimensiones del ser

humano -y no solo del “alma”- y de todo lo creado, incluyendo

a la naturaleza, y en perspectiva a una salvación y

santificación total?

La fe en la tradición

Wesleyana Noticia, experiencia y trascendencia

Rvdo. Pedro Correa Montecinos.

INTRODUCCIÓN

Para aproximarnos al concepto de fe en Wesley, tomaremos

como base el esquema que se presenta en el libro introductorio a

las Obras de Wesley en español64

, sirviéndonos para tal efecto de

los tópicos que allí se presentan y complementados con los

aportes hechos específicamente para este trabajo.

Así como en otras tradiciones cristianas, también en Wesley la fe

es comprensible ante todo como un don, es una dádiva, que

recibimos por parte de Dios. “Cuanto más te esfuerces en

lograrlo más te convencerás de que la fe es un don de Dios”.65

Ello excluye todo mérito o condición humana que pudiera

considerarse como base de este estado que recibe la persona, “Fe

es la revelación de Cristo en nuestros corazones, la evidencia

divina que nos persuade de su amor, de su amor inmerecido

hacia mí, pecador;…”.66

En una ocasión Wesley se pregunta ¿por

qué todas las personas no tienen fe? Y su respuesta es:

“Contestamos, partiendo de la presuposición de la Escritura: Es

don de Dios. Ninguna persona puede producir la fe por sí misma.

Es obra de la omnipotencia: Revivir un alma requiere no menos

poder que resucitar un cuerpo que está en la tumba. Es una

nueva creación, y nadie puede crear un alma sino aquél que

primero creó los cielos y la tierra”.67

Pero por otra parte, la fe es

algo vivo, algo eficaz, se vincula a una experiencia existencial que

ocurre en el ser humano, es cuando “se siente el Espíritu Santo

obrando en el corazón”.68

El mismo Wesley señala que esta

experiencia “se resume en una sola palabra: “fe”.69

Ambos

aspectos de la fe, aquí enunciados, pueden evidenciarse en lo que

el mismo Wesley relata en cuanto a su experiencia de conversión,

el 24 de mayo de 1738.

Cf. “Estas doctrinas enseña”; Guía de estudio para las obras de Wesley, por Celsa

GARRASTEGUI & William JONES, pp. 80ss. 65 Obras de WESLEY, Vol. VI, p. 15 66 Obras de WESLEY, Vol. I, p. 346. 67 Obras de WESLEY, Vol. VI, p. 15 68 Obras de WESLEY, Vol. IV, p. 330. 69 Obras de WESLEY, Vol. IV, p. 330

Existen tres dimensiones mediante las cuales podemos

aproximarnos al concepto de fe que en Wesley se pueden

distinguir:

I - LA FE COMO APROBACIÓN INTELECTUAL Se trata de la fe a la cual adherimos, aquella en la cual hemos

sido formados y enseñados. Cuando participamos de la Escuela

Dominical se nos enseñan ciertas verdades, contenidos, se nos

relatan historias que narran hechos prodigiosos contenidos en las

escrituras. Allí se nos cuenta la historia de Jesús. Sin duda, ello

contiene una base informativa que nuestra mente archiva en

alguna parte y que en otro momento podrá servir de referencia

para algún momento de la vida. Esta fe, es la que se expresa en

contenidos, formulas, doctrinas, dogmas, enseñanzas. No

podemos negar que hay aspectos de la fe que pasan por nuestro

conocimiento, y por ende tienen que ver con nuestra razón. En su

calidad de ministro anglicano Wesley se formó en esta fe, creció

en ella, se desarrolló como persona en torno a esta fe con

carácter de información ante la cual se respondía con

asentimiento.

No obstante, Wesley llega a tener sus reservas frente a este tipo

de fe. No quiere decir que el desprecie el conocimiento y la

razón, sino más bien no aprueba una fe que se reduce a esta

dimensión, principalmente por el hecho de que ella se trasforma

en algo estático y carente de efectividad. En uno de sus clásicos

pasajes él declara: “Ciertamente una fe que no produce buenas

obras no es fe viva, sino muerta y diabólica. Pues hasta los

demonios creen que «Cristo nació de una virgen, hizo toda clase

de milagros, declarándose ser el propio Dios, que murió por

nosotros, resucitó y ascendió al cielo, de donde volverá para

juzgar a los vivos y a los muertos».Esto piensan los demonios, y

por ello creen todo lo que está escrito en el Antiguo y el Nuevo

Testamento. No obstante, y a pesar de toda esta fe, no son otra

cosa que demonios. Todavía permanecen en su estado de

condenación, carentes de una verdadera fe cristiana. La

verdadera fe cristiana no es solamente creer que las Sagradas

Escrituras y los artículos de fe son ciertos.”70

Debemos tener en cuenta que en el siglo anterior al que vivió

Wesley se produjo una fuerte disputa entre lo que se conoció

como la ortodoxia y el pietismo. La primera de ellas era la

representación formal y racional de los principios emanados de la

reforma protestante, trasformados en dogmas y tratados; el

segundo movimiento tenía más bien su énfasis en la experiencia

que se producía en el corazón, como acontecimiento central que

fundaba la relación del ser humano con Dios. Naturalmente

Wesley se sintió más identificado con esta segunda corriente. Por

lo mismo, a la fe que en forma exclusiva se quería restringir al

asentimiento de verdades doctrinales el la consideraba: “un

asentimiento especulativo, racional, frío y sin vida, de una serie de

ideas en la cabeza…”.71

Con ello, en ningún caso, Wesley está promoviendo una fe que

no se pueda cultivar a través del conocimiento, anulando con ello

la razón, que es un don entregado por Dios a los seres humanos.

Wesley a lo que se opone es a reducir la fe a algo formal y

objetivo. Para confirmar lo anterior es recomendable la lectura del

artículo escrito por Wesley, titulado “Un discurso a los clérigos”.72

Allí Wesley es enfático en llamar a los pastores a estar

debidamente preparados para el ejercicio de su oficio, para lo

cual recomienda con carácter de exigencia lo siguiente: conocer

su propio oficio, conocer las sagradas escrituras, tener dominio

de las lenguas originales en que se escribió el texto bíblico,

conocer la historia universal, tener nociones de las ciencias

(particularmente lógica), conocer el pensamiento de los padres

de la Iglesia (Clemente de Roma, Ignacio, Policarpo, Tertuliano,

Cipriano, Basilio, Jerónimo, Agustín; entre otros), tener

fundamentos sobre ética .73

PREGUNTAS MOTIVADORAS

1.- ¿Se podría considerar que somos reflejo de una nación

practicante de la fe intelectual o cognitiva, es decir tener un tipo de

fe adquirida a partir del conocimiento formal, esa que se

transforma en algo estático y sin efectividad? Es así como se define

nuestra sociedad chilena y solo por eso se declara cristiana. Sin

embargo a la luz del texto comprendemos falta la aplicación de

otros elementos, indique y explíquelos para su plena validez.

II - LA FE COMO CONFIANZA Aquí nos encontramos con esa dimensión de la “fe viva”, que en

un sentido formal se opone a la anterior dimensión de la fe. Si la

fe como asentimiento tiene como motor la razón, esta dimensión

de la fe tiene como motor el corazón. Podríamos decir que aquí

se encuentra la sutil distinción entre la fe que se confiesa o

declara y la fe que se experimenta o siente.

Así señala el propio Wesley lo central en esta dimensión de la fe:

“La fe cristiana, por lo tanto, no es sólo el asentimiento a todo el

Evangelio de Cristo, sino también una confianza plena en la

sangre de Cristo, una esperanza firme en los méritos de su vida,

muerte y resurrección, un descansar en él como nuestra expiación

70 Obras de WESLEY, Vol. V, p. 34. 71 Obras de WESLEY, Vol. I, p. 39. 72 Cf. Obras de WESLEY, Vol. IX, p. 193ss. 73 Cf. Obras de WESLEY, Vol. IX, pp. 198-199.

y nuestra vida, como quien ha sido dado por nosotros y vive en

nosotros. Es una confianza segura que el ser humano tiene en

Dios, que mediante los méritos de Cristo sus propios pecados

han sido perdonados, y uno ha sido reconciliado al favor divino.

Es, en consecuencia de ello, acercarse y asirse a él como nuestra

sabiduría, justificación, santificación y redención o, en una sola

palabra, como nuestra salvación.”74

En esta misma dirección, en otro de sus pasajes selectos, Wesley

agrega: “La fe cristiana, verdadera y libre, que posee cualquiera

que es nacido de Dios, no es un simple asentimiento o un acto de

comprensión, sino una disposición que Dios ha obrado en el

corazón, la seguridad y confianza en Dios de que, por medio de

los méritos de Cristo, nuestros pecados han sido perdonados y

hemos sido reconciliados con Dios.”75

En palabras más breves,

pero no por ello menos significativas, la fe es “confianza divina en

un Dios que perdona”.76

Esta dimensión, por excelencia, era la que privilegió Wesley en su

práctica pastoral; lo que no significa anular la anterior. Pero esta

expresión de la fe él la consideraba la base para toda la vida

cristiana, desde ella comenzaba la experiencia de la nueva vida.

En esta línea, Wesley se coloca muy de cerca con la mejor

tradición de la Iglesia antigua, particularmente en algunos

postulados de Agustín y Anselmo, particularmente la formula del

primero “creo para entender” (credo ut intelligam). Con ello se

busca validar el encuentro entre fe y razón, la una no anula a la

otra; sin embargo hay un orden de precedencia, una antecede a

la otra. La fe posee elementos que apelan a nuestro

entendimiento, pero este entendimiento tendrá la capacidad de

discernir correctamente si antes ha acontecido la fe en una

dimensión de encuentro con carácter de experiencia personal.

Por eso “creo para entender”, lo que equivale a decir: vivo la

experiencia del encuentro en el nivel más profundo de mi ser y

entonces tengo la posibilidad de expresar conceptualmente lo

que creo. No es la razón la que lleva la iniciativa, sino la

experiencia de fe. Por ello, no se puede invertir la formula

quedando en “entiendo para creer”, sino precisamente en el

orden inverso, pues ello garantiza que la comprensión y

entendimiento se fundan en algo más profundo que la condición

humana del saber. De paso, ello permite que la teología no se

transforme en filosofía.

En tales condiciones, la tradición wesleyana tiene todas las

posibilidades de dialogar y hasta tener puntos de encuentros con

la teología latinoamericana. En nuestro continente, a partir de los

años 60 comienza a surgir un nuevo método para hacer teología,

se le llamó teología de la liberación. Allí, en esta teología, se

establece justamente esta relación a la que Wesley adhirió, es

decir, la correlación experiencia-palabra. La teología es palabra,

es habla, pero es una palabra (humana) que surge de un

encuentro, de una relación, de una experiencia con el misterio de

Dios, cuya revelación ha estado en Cristo Jesús y que lleva incluso

a una nueva relación con otros/otras basada en el amor. Bien lo

señalaba en esta dirección Gustavo Gutiérrez, al insistir en

declarar que “La teología viene después, es acto segundo”.77

A

pesar de todas las críticas que ha recibido la teología

latinoamericana, justamente imputándole flaquezas en aquello

74 Obras de WESLEY, Vol. I, p. 29. 75 Obras de WESLEY, Vol. I, p. 361 76 Obras de WESLEY, Vol. IV, p. 224 77 Gustavo GUTIERREZ, Teología de la liberación; perspectivas, p. 35.

que ella se ha encargado desde los orígenes en subrayar, como lo

es el valor de la experiencia, la espiritualidad, el encuentro con

Dios, el silencio ante Dios. Los mayores exponentes de la teología

de la liberación78

han expresado de variadas maneras que este

hecho, y no las ciencias auxiliares, es el que le otorga estatus para

que esta teología pueda ser tratada como tal, como inteligencia

de la fe (Agustín).

PREGUNTAS MOTIVADORAS

1.- Se podría considerar que a partir de este cruzamiento entre la

ortodoxia (dogmas y tratados) y la base de la relación Dios y el ser

humano (experiencia) se produce parte de nuestro cuadrilátero

wesleyano. Refute o justifique su respuesta.

2- ¿A partir de que tipo de FE se inicia el camino de un hijo de

Dios?

3.- Para evitar que teología se trasforme en filosofía se ha de

asumir y respectar el orden establecido. ¿Qué se debe tener antes

y así no alterar la norma?

III - LA FE COMO CONVICCIÓN Esta dimensión de la fe en la tradición wesleyana tiene su base en

la afirmación de Hebreos 11:1 “Es pues la fe la certeza de lo que

se espera, la convicción de lo que no se ve”. Así explica Wesley

este texto en sus notas sobre el Nuevo Testamento:

“La definición de la fe dada en este versículo y ejemplificada en

los varios ejemplos que siguen, incluye indudablemente la fe que

justifica, pero no directamente en cuanto fe justificante. Porque la

fe justifica sólo en lo que se refiere a Cristo y depende de él. Pero

aquí no se lo menciona como objeto de fe, y en varios de los

ejemplos que siguen no se lo toma en cuenta a él o a su

salvación, sino sólo las bendiciones temporales obtenidas por la

fe. Y sin embargo, esos ejemplos pueden ser considerados como

evidencias del poder justificante de la fe en Cristo y de su amplio

ejercicio en una carrera de constante y firme obediencia en medio

de dificultades y peligros de toda especie. Es, pues, la fe, la

sustancia de las cosas que se esperan, la demostración (o

evidencia) de las cosas que no se ven: las cosas que se esperan no

son tantas como las que se ven. Las primeras son sólo futuras y

agradables; las segundas son futuras, pasadas o presentes,

buenas o malas para nosotros o para otros. La sustancia de las

cosas que se esperan: dando una especie de subsistencia presente

a las cosas buenas que Dios ha prometido; la divina evidencia

sobrenatural, mostrada al creyente, la convicción producida en él

de cosas que no se ven, pasadas, futuras o espirituales,

particularmente de Dios y de las cosas de Dios.”79

Wesley coloca el acento en la interpretación de este texto en la

palabra que traducimos por certeza, que viene del griego élegkos,

que también se puede traducir por “convicción”. Con ello Wesley

quiere decir que la fe contiene una dimensión de lo oculto, de lo

que trasciende, de lo cual no tenemos prueba frente a nuestros

ojos. Ello induce a pensar en una de las notas fundamentales en

el cristianismo, esto es la dimensión de lo trascendente. La fe es

uno de los vehículos por los cuales el creyente trasciende la

historia, el tiempo y el espacio, y es capaz de vivir con la

convicción de que Dios es capaz de producir realidades que no

78 Entre ellos se puede contar preferentemente a: Gustavo Gutiérrez, Clodovis Boff, Frei

Betto, Juan L Segundo, Ronaldo Muñoz, todos ellos católicos. 79 Obras de WESLEY, Vol. X, p. 358.

están frente a nosotros, pero que sin embargo somos llamados a

tener la certeza de que serán, que Dios las producirá y realizará

para nosotros. La distancia o alteridad que existe entre Dios y

nosotros incluye una distancia epistemológica, es decir: no

conocemos lo que Dios tiene por hacer, lo único que nos cabe es

acoger la promesa que él todavía tiene cosas por hacer y que son

para nuestro bien. Al ser así, significa que la fe nos trasporta a la

espera de una realidad que viene de Dios que supera y rompe

con todo lo que hasta ahora podemos conocer. Si la convicción

tiene que ver con lo que no se ve quiere decir entonces que el

futuro que viene de Dios supera lo que hasta ahora sabemos. En

esta línea Wesley concuerda con Lutero, para quien la fe debe

contener este elemento oculto, de lo contrario se trataría de una

construcción humana. A su vez esto nos alienta, desde esta fe que

contiene la dimensión de lo oculto, puesto que el futuro al cual

vamos no coincide con estructuras ni instituciones hasta ahora

conocidas por nosotros. Nada de lo que somos o está a nuestro

alrededor es lo que contiene este nuevo horizonte. Vivimos en el

escenario de lo que ya hemos visto; la fe tiene que ver con lo

que aún está por verse.

En otras palabras, para Wesley este horizonte de futuro contiene

la semilla de la eternidad y él lo expresa de manera metafórica

en estas palabras que no hacen otra cosa sino describir la

transitoriedad en la cual el se siente en el presente y el salto que

se dispone a dar hacia aquello que está más allá:

“No tengo temor alguno de exponer ante personas cándidas y

razonables los pensamientos más íntimos de mi corazón. Pienso

que no soy sino criatura de un solo día, que pasa por la vida

como una flecha que surca el aire. Soy espíritu que viene de Dios

y regresa a Dios, y que entre tanto flota sobre el gran abismo,

hasta que en breve ya no se me vea. ¡Una gota que cae en la

eternidad inmutable! Sólo una cosa deseo saber: el camino al

cielo; cómo llegar a salvo a esa costa feliz. Dios mismo se ha

dignado mostrar el camino. Para eso fue que vino desde el

cielo.”80

PREGUNTA MOTIVADORA

1.- Fe en tercera dimensión es aquello que se viene con el futuro

desconocido y no se tiene aún (fe de lo oculto), sin embargo se

experimenta .¿Cuál cree Ud sea el nivel de la fe válida y posible de

ejercer con plena convicción, a partir que aún está por tener o

verse?

a) En esa línea se podría hablar de una fe encarnada, que

finalmente ha producido un aprendizaje significativo tal que ha

impactado en el /la otro/a.

b) Fe que dirige a la acción que libera.

IV - DIÁLOGO DESDE AMÉRICA LATINA Desde el punto de vista metodológico, la teología

latinoamericana se inscribe en la tradición cristiana por la cual

Wesley pasó en materia de comprensión de la fe. Desde un punto

de vista didáctico, Clodovis Boff81

señala que la fe tiene tres

componentes básicos:

80 Obras de WESLEY, Vol. I, p. 20. 81 Cf. Clodovis BOFF, Teoría del método teológico, p. 30ss.

a) La fe-palabra (fides quae),

La fe dogmática.

b) La fe-experiencia (fides qua),

La fe confianza

c) La fe-práctica (fides informata),

La fe encarnada

En el primer nivel, es imposible negar el contacto que todos

hemos tenido en alguna oportunidad con la transmisión de la fe

en el nivel de palabra. La educación cristiana o catequesis se basa

en ello. Cuando se imparte clases de religión en los colegios, lo

que se busca es impartir informaciones y contenidos que se

consideran centrales en la religión cristiana. Independientemente

de los alcances a la experiencia o vivencia con los cuales se

imparta la enseñanza, ello no cambia el hecho de la transmisión

de un contenido que fue tomado o de la escritura o de una

doctrina confesional, que buscan un aprendizaje o practica

determinada. Admitiendo esto, lo que se pretende es valorar este

nivel de la fe, entendiéndolo como un estadio de la misma, no

como el único componente con exclusión de cualquier otro.

Llegamos al segundo nivel, aquí se trata del componente que le

brinda la real sustentación a todo discurso sobre Dios, sobre la fe

(lo que comúnmente llamamos teología). Rudolf Otto, expresó de

forma maravillosa, la forma en que se manifiesta este

componente, a diferencia de la fe-palabra en donde el

componente puede ser transmitido. La indicación, según Otto, es

que en el caso de la religión “algunos elementos que ella

contiene pueden ser enseñados, esto es, transmitidos por medio

de conceptos, traducidos bajo forma didáctica, excepto ese

sentimiento que le sirve de base. El solo puede ser provocado,

despertado.”82

Con ello, se subraya el valor decisivo que tiene la

intervención del propio Dios buscando cautivar el alma. En

términos efectivos, es este elemento-componente el que

despierta la fe, en el nivel de experiencia, causando con ello el

origen de una nueva vida, de un nuevo ser.

Así, el tercer nivel, es aquel que lleva a la fe a las consecuencias

prácticas. La teología latinoamericana hablaría de la dimensión

praxiológica; Wesley hablaría de la fe viva que obra por el amor

donde el primer destinatario es el que sufre. Es hasta aquí a

donde es conducida la vida humana que ha tenido una relación

autentica con Dios. La fe centrada en la tradición dogmática,

ortodoxa, no puede salir de los esquemas o formulas en donde

ella se ha tornado un discurso. Pero la fe-practica permite cerrar

un proceso, tiene que ver con testimonio, con acción, con

transformación, con la nueva vida y la nueva creación, todo lo

cual pasa por concreciones objetivas. He aquí la dimensión de

nuestra relación con Dios que nos constriñe para no permanecer

neutrales ante el dolor con sus diferentes rostros, de allí que la

teología latinoamericana, a diferencia de otras teologías clásicas,

no se conforma con interpretar el mundo y la sociedad, desde la

fe es necesario comenzar a cambiarlo.

Si se tratara de una presentación esquemática, desde América

latina, hablar de la fe es referirse a una realidad que contiene:

82 Rudolf OTTO, Lo Santo, p. 65.

- un elemento cognitivo:

La fe en su dimensión de palabra

- un elemento afectivo:

La fe en su dimensión de experiencia

- un elemento activo:

La fe en su dimensión práctica83

CONCLUSIÓN

En estudios recientes sobre el metodismo84

se ha planteado que

Wesley es deudor de cinco grandes tradiciones, las que de un

modo u otro se hicieron notorias en el ministerio que el

desarrolló. Estas tradiciones fueron, en orden histórico: la

ortodoxia oriental, el misticismo católico romano, el pietismo, el

anglicanismo y el puritanismo. Podemos decir que las tres

primeras fueron fundamentales en el concepto de fe que Wesley

va a propiciar.

En cuanto a la influencia recibida desde el cristianismo de

oriente, conviene profundizar en nombres como los de Macario,

Máximo el Confesor, Efraín el Sirio, y otros. Estos, más tantos

otros que conforman la nómina de los padres de oriente, se

caracterizaron por una teología que le causó atracción a Wesley.

Este atractivo tenía que ver con la forma de comprender y vivir la

experiencia de fe. Allí en oriente hubo un énfasis especial en

todo lo que significara potenciar la relación, comunión,

contemplación y demás prácticas que significaran un encuentro

verdadero con Dios y a su vez las consecuencias que traía para el

hombre esta comunión. Fue de oriente que Wesley toma la

imagen terapéutica para referirse a Dios y sus beneficios, así lo

declara entre otros Clemente de Alejandría al decir: “…el Logos

único del Padre es el único médico de las enfermedades

propiamente humanas; es el médico y el hechicero santo del

alma enferma”.85

En cuanto a la influencia del misticismo católico romano, la

referencia obligada es para Tomás de Kempis y su obra Imitación

de Cristo. El misticismo, por naturaleza, se caracterizaba por

buscar la comunión más íntima con Dios, en forma directa o a

través de prácticas que sirvieran de medio. Pero sea como fuere,

la nota distintiva del misticismo era vivir de manera profunda la

experiencia de Dios, Leonardo Boff dice que “La mística es

experimentar a Dios. Experimentar a Dios en todo el ser y

sentirlo en el corazón.”.86

Era por eso que clamaba Tomás

Kempis cuando decía: “Señor, Dios mío, pongo toda mi

esperanza y busco refugio; en Ti descargo toda tribulación y

angustia, porque encuentro que es efímero humo todo lo que

veo fuera de ti. En efecto, no me servirá tener muchos amigos, ni

podrán ayudarme poderosos protectores, ni darme una

respuesta útil prudentes consejeros, ni los libros de los doctos

consolarme, ni cosa alguna preciosa liberarme, ni algún lugar

secreto ponerme al seguro, si Tu mismo no me asistes y ayudas,

reconfortas y consuelas, instruyes y proteges”.87

En lo que se refiere al pietismo, la figura emblemática es Philipp

Jakob Spener y su obra cumbre Pía Desideria. El pietismo, por

83 Cf. Clodovis BOFF, op. cit., p. 34ss. 84 Cf. Theodore RUNYON, La nueva creación; la teología de Juan Wesley para hoy, p. 239ss. 85 Clemente de ALEJANDRIA, El Pedagogo; Madrid, Ciudad Nueva, 1994. p.83. (cap. I, 6:1). 86 Frei BETTO & Leonardo Boff, Mística y Espiritualidad, p. 40. 87 Tomás de Kempis, Imitación de Cristo, Libro III, cap. 59.

esencia, apeló al lugar y el valor que el corazón tiene que tener

en la vida cristiana. El énfasis aquí no estaba en las doctrinas ni

sumas teológicas, por ortodoxas que éstas hayan sido. Lo que

interesaba era la experiencia interior, para lo cual entre otros

recursos la predicación debía jugar un papel fundamental. Así lo

describe Spener en su obra: “Lo más importante considero que es

esto –ya que todo nuestro cristianismo consiste en la persona

interior o nueva, cuya alma son la fe y sus efectos, los frutos de la

vida- que entonces las predicaciones en su conjunto sean

orientadas hacia ello. Por un lado, los preciosos beneficios de

Dios, que apuntan en efecto a la persona interior, deben ser

expuestos de tal modo que la fe, y en ella tal persona interior,

sean fortalecidas siempre más y más”.88

En verdad, estas tres fuentes hicieron que Wesley tomara

distancia de las raíces naturales que el tenía, como lo era el

anglicanismo. Recordemos que la Iglesia Anglicana alta, a la cual

el pertenecía era conservadora, tanto política como

teológicamente, por lo cual básicamente a un ministro le restaba

adherir a formulas y conceptos ya establecidos. Es importante

entonces comprender que cuando Wesley vive la experiencia de

la calle Aldersgate, el 24 de mayo de 1738, él da un vuelco a su

vida en el ámbito de la fe. A partir de allí, todo su trasfondo en

relación con la comunión más íntima en una relación con Dios

pasa a ser una vivencia, dando origen a una nueva existencia. En

tales condiciones, si la mística le ayudó a Wesley a experimentar a

Dios, esa misma mística dio origen a una nueva espiritualidad

produciendo una nueva forma de ver la vida, una fuerza para

encarar los problemas y para buscar soluciones.89

He ahí, la sutil

diferencia entre la mística y la espiritualidad; en la mística se

experimenta a Dios, por la espiritualidad se genera una nueva

visión de todas las cosas. A causa de Dios, el ser humano tiene

otra percepción de sí mismo, de la vida, del resto de la creación.

. PREGUNTAS MOTIVADORAS

1.- Juan Wesley forjó desde tres ejes su comprensión y

experiencia de la Fe, indique y sintetícelos a través de una

afirmación.

2.- Tal como hemos aprendido existe diferencias entre mística y

espiritualidad, la racionalidad nos equilibra, nos ayuda a

experimentar a Dios; a consecuencia es producir una nueva

forma de ver la vida. ¿Está de acuerdo o en desacuerdo que esto

se alcance de forma graduada? ¿Qué es lo primero?

3.- Considerando el proceso de la transformación de la FE en la

tradición wesleyana, y con los elementos ya entregado,

confeccione un cuadro esquemático a nivel personal

88 Philipp SPENER, Pia Desideria, p. 93 89 Cf. Frei BETTO & Leonardo BOFF, op. cit. p. 40

RESUMEN ESQUEMÁTICO SOBRE EL

CONCEPTO DE FE EN LA TRADICIÓN WESLEYANA

Carácter/Sentido Fuente Bíblica Ámbito/Nivel

Noticia: se refiere a

todos los contenidos

en los cuales hemos

sido introducidos en

la fe (historia de la

creación, de Moisés,

las parábolas, etc.),

más los símbolos de

nuestra doctrina:

artículos de Fe,

credos, etc.

Experiencia: tiene

que ver con lo que

sucede al interior del

ser humano y hace

que lo que era

información se torne

una realidad

significativa, en lo

intimo del ser,

causando un cambio

de vida,

transformándolo

todo.

Trascendencia: dice

relación con los

alcances que tiene

nuestra experiencia

con Dios, lo que

supera las fronteras

de este mundo

conocido y nos

proyecta por sobre

todos los umbrales

que espacialmente

nos limitan.

.

“Así que la fe es por el

oír, y el oír, por la

palabra de Dios” (Ro

10:17).

Pablo admite que la fe

también tiene como

base aquello que nos

llega transmitido por

otros.

“De oídas te había oído;

más ahora mis ojos te

ven” (Job 42:5).

Job dice que conocía de

Dios por lo que había

escuchado de otros,

pero ahora él mismo se

ha encontrado cara a

cara con él.

“Vi un cielo nuevo y una

tierra nueva; porque el

primer cielo y la primera

tierra pasaron, y el mar

ya no existía más” (Ap

21:1).

En la crisis más honda,

Juan es capaz de ver un

nuevo horizonte, Dios

hará todo nuevo, esa

esperanza alienta al que

cree.

La educación en la fe

son las enseñanzas

que buscan apelar a

nuestra razón e

inteligencia y que

pretenden despertar

o poner en

movimiento el

ámbito de la mente

reservado para

materias o asuntos

vinculados a lo

sagrado.

En materia de fe,

tiene un valor

fundamental aquello

que la persona

aprende vivencial o

existencialmente. Ese

aprendizaje supera

todo lo aprendido

por la vía de la razón

e incluso le otorga un

nuevo significado.

El Dios que es el

principio también es

el fin. La experiencia

de fe hace vislumbrar

lo último, como

intervención de la

mano de Dios, donde

irrumpe una realidad

que supera todo lo

conocido e

imaginable. La

eternidad no se

restringe a la vida

que no se acaba, sino

también a la vida

nueva que Dios forja

y que no conocemos.

Antropología El ser persona, ante Dios, ante nosotros y otros.

Rvdo. Pedro Correa Montecinos.

Este material trata sobre la perspectiva que desde la Biblia se

tiene sobre el hombre/mujer. En primera instancia están las

aproximaciones a tres conceptos básicos provenientes de la

literatura del Antiguo Testamento, los que sirven de referencia

obligada a toda perspectiva antropológica. Posteriormente, se

ofrecen algunas de las claves con las cuales fue abordado este

tema por Juan Wesley, según lo registran las obras que de él

conocemos (en español).

I - NOCIONES FUNDAMENTALES 1.1 - Alma (nefes).

Es un término común a todas las lenguas semíticas. En este

ámbito tiene el sentido de nuca, garganta. Este sentido no ha

dejado rastros en el AT. Salvo en Isaías “Por eso el Seol abrirá su

alma (= boca) bien grande. Abrirá su boca sin mesura” (5:14); y

Jonás: “Las aguas me rodearon hasta el alma (=hasta la

garganta)” (2:5). Se podría sacar la misma conclusión de pasajes

tales como Proverbios 1:9 y 3:22 donde encontramos el

paralelismo entre alma y cuello, cabeza y cuello. Parece que de

este sentido primero, nefes ha tomado el de respiración, aliento,

lo que se comprende sin dificultad, ya que la respiración pasa por

el cuello. Es lo que surge de un texto de Josué: “Pasaron por la

espada a toda alma que se encontraba en esa ciudad dándolos

todos al anatema. No quedó un ser viviente (lit. = respiración)”

(11:11). Si se considera las distintas acepciones del término

bíblico nefes, el primero que se impone es el de principio vital

común a los hombres y a los animales, que se revela bajo la

forma de vida consciente. El Dios de Moisés le dice: “Ve, retorna a

Egipto, pues han muerto ya los que se acechaban tu alma (= tu

vida)” (Ex 4:19). Salomón es felicitado por haber pedido la

sabiduría antes que el alma (= la vida) de sus enemigos (1 Rey

3:11). El servidor de Yahvé es celebrado como “el que ha

entregado su alma a la muerte” (Is 53:12). En este mismo sentido

se puede verificar el uso que se hace del termino en Salmos 42:

2-3; 107: 5-9; “Mi alma tiene sed de Dios”. El termino bíblico

alma significa por una parte la vida, el cuerpo, pero sobre todo el

ser entero en lo que tiene de visible y de invisible. El alma es el

cuerpo, porque ella está presente en el cuerpo y el cuerpo es una

de las formas bajo las cuales se manifiesta. En este sentido hay

que reconocer la enseñanza del Génesis relativa a la creación del

ser humano (2:7). La estatuilla de arcilla modelada por el creador

se convierte por la gracia del soplo divino en un alma viviente, es

decir, un ser viviente, una persona.

1.2 - Cuerpo (basar).

Para hablar de cuerpo, el hebreo se sirve de la palabra que

equivale a nuestra carne y designa tanto la carne de los seres

humanos como la de los animales. Cuando el Dios de Génesis 2

ha tomado una de las costillas del hombre dormido, vuelve a

cerrar la carne (Gn 2:21). Es importarte hacer notar que para el

hebreo no existe oposición entre alma y cuerpo, ello se

desprende de pasajes como: “Dios, tú eres mi Dios, a ti te busco

solícito. Mi alma tiene sed de ti, mi carne languidece en tu busca”

(Salmo 63:2; también se puede ver Salmo 84: 2-3). En la

antropología bíblica no se puede oponer el alma al cuerpo. No se

hallan opuestos, sino que son uno. El cuerpo no es parte del

alma, sino una forma que puede tomar el alma. Es la visión

monista de la naturaleza humana que se distingue claramente del

dualismo moderno. Las relaciones entre cuerpo y alma son, pues,

muy estrechas ya que el primero es una forma que puede revestir

la segunda. Con todo derecho nos preguntamos qué es lo que

sucede en el momento de la muerte. El alma mantiene sus

vínculos con el cuerpo todo el tiempo en que el es cuerpo, es

decir, mientras es reconocible, mientras puede ser considerado

como una forma del alma. Existe, sin embargo, un momento en

que este vínculo se deshace, cuando el cuerpo es destruido. De

las 273 veces que se emplea basar, 104 se refieren a los animales,

o sea, más de un tercio del total. Por ello, se ve con claridad que

basar indica algo que el hombre tiene en común con el animal.

Cuando con más frecuencia se habla de carne es tratándose de

los animales sacrificados en lo referente a prescripciones rituales

(Lev 4:11; 7: 15-21; Núm 19:5, etc.). Es llamativo en este sentido

que en ningún libro aparece tanto basar, como en Levítico. El

relato yahvista de la creación de la mujer de una costilla del

varón, Gén 2: 21, menciona la basar como un trozo de carne del

cuerpo humano a diferencia de los huesos: “Y cerró el espacio

con carne”. En las descripciones de todo el cuerpo humano basar

es una parte. Se la menciona junto a los huesos, en Job 2:5: “Toca

su hueso y su carne”. En este caso indica ante todo lo visible

externamente a diferencia de los huesos, estructura interna de la

basar.

1.3 - Espíritu (rúaj).

La palabra hebrea para espíritu significa en primer lugar viento.

Esta acepción es muy frecuente en el Antiguo Testamento. Ante

la noticia del avance enemigo Ajaz y su corte se asustan: “Y

tembló su corazón y el corazón de su pueblo como tiemblan los

árboles del bosque al soplo del viento” (Is 7:2). Es fácil adivinar

como ha sido posible pasar del sentido primero de viento al de

espíritu, que es de uso corriente en la Biblia, pues el espíritu que

representa la vida puede, como el viento, variar en intensidad.

Agobiado por su lucha contra los filisteos, Sansón es devorado

por la sed. Cuando Dios hubo hendido la roca y de ella salió

agua; “Sansón se echó a beber. Su espíritu retornó y el revivió”

(Jueces 15:19). Cuando Jacob cree que José está vivo en Egipto, la

Biblia nos dice que “el espíritu de Jacob volvió a la vida” (Gen

45:27). También en el sentido contrario, el abatimiento, la

inquietud o el estupor pueden traducirse por movimientos del

espíritu. El sueño de faraón tiene por efecto que su espíritu está

perturbado (Gen 41:8). En cuanto a la reina de Saba, la sabiduría

de Salomón produce en ella tal impresión que “no hay espíritu en

ella” (1 Rey 10:5). Diríamos hoy que se quedó sin aliento. El

espíritu se entiende, pues, en el sentido de soplo, respiración. No

es una parte constitutiva del ser viviente, sino una de las formas

en que la vida se manifiesta. Esta visión monista del hombre se

revela también en los empleos de espíritu en sentido figurado

para traducir sentimientos, estados de ánimo. El espíritu puede

estar abatido, perturbado. Puede consumirse, experimentar

amargura y cólera. Cabe señalar que cuando se trata del Espíritu

de Yahvé, el rúaj siempre es una fuerza vital. El aliento de Yahvé

es fuerza vital creadora. El rúaj de Yahvé en cuanto fuerza vital

determina la duración de la vida del hombre (Gen 6:3). El domina

además las fuerzas de la naturaleza.

Estos tres conceptos, provenientes del AT marcan la tendencia

para la comprensión antropológica en toda la Biblia. A partir de

ellos se establece la unidad indisoluble que representa el ser

humano como creación de Dios. Este dato, distante de todo

dualismo, marca la tendencia para una concepción integrada del

ser humano, lo que inevitablemente trae consecuencias para

comprender la salvación de Dios. 90

PREGUNTAS MOTIVADORAS

1.- El ser humano como creación de Dios, fue también integrado

bajo tres elementos siendo Uno solo. Mencione cada uno de ellos y

su orden en este nuevo producto final.

2.- ¿Está claro que ES la visión del ser humano en toda la Biblia?

90 Para esta primera parte se ha tomado como base la información contenida en las obras: Georges PIDOUX, El hombre en el Antiguo Testamento (Carlos Lohlé, Buenos

Aires, 1969) y Hans Walter WOLF, Antropología del Antiguo Testamento (Salamanca, Sígueme, 1975).

II – SER HUMANO En su antropología, tres pueden ser las referencias que en Wesley

nos pueden ayudar a dilucidar por dónde va su teología en esta

área: la imagen de Dios, el pecado original y la obra de Dios en

Cristo por nosotros.

2.1 – La imagen de Dios (imago Dei)

A pesar de ser esta una clave bíblica (Génesis 1:27), no obstante

en la historia de la teología no ha sido suficientemente tratada,

con excepción de los padres de la Iglesia (siglos II-IV),

especialmente en oriente. Y, en las ocasiones en que ha sido

abordada, la imago Dei ha originado dos tendencias bien claras

en la teología: a) Para unos la imagen es entendida como

atributos o cualidades específicas (pureza, dominio, obediencia,

amor, etc.); b) Para otros la imagen es entendida como “relación

con Dios”. Se trata de una relación fundamental entre el ser

humano y Dios. El ser humano sería lo que corresponde a Dios.

Juan Wesley se identifica con esta última perspectiva,

representativa de los padres de Oriente, la que en la historia de la

teología no tuvo tanta resonancia como la alternativa primera,

representativa de la teología de occidente.

Entre las dos opciones que ha tenido la imago Dei, se pueden

apreciar marcados presupuestos, los que entre si representan

acentos que se colocan en polos diferentes. En la primera

alternativa, es decir la imagen como atributos humanos, se

enfatiza la capacidad humana, la condición humana como tal. En

cambio en la segunda, es decir la imago con su acento en la

relación con Dios, el punto relevante está en la gracia de Dios

capaz de producir esa relación.

El ser humano como imagen de Dios, es la primera y principal

clave para entender la teología wesleyana. Es una teología

volcada a la antropología, partiendo de una concepción positiva

del ser humano, con la cual fue formado por su Creador.

“«Y Dios», el Dios trino, «dijo: Hagamos al hombre a nuestra

imagen, conforme a nuestra semejanza. Y creó Dios al hombre a su

imagen, a imagen de Dios lo creó.» No solamente a su imagen

natural, figura de su propia inmortalidad, un ser espiritual dotado

de entendimiento, libre albedrío y diversos afectos; no

meramente a su imagen política, gobernador del mundo inferior,

que «señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las

bestias, en toda la tierra...»,3 sino mayormente a su imagen moral,

la cual, conforme al apóstol, es justicia y verdadera santidad.4

Conforme a esta imagen de Dios fue hecho el ser humano.”91

A pesar de que Wesley hace el distingo entre creador y criatura,

uno no es el otro, sin embargo entre ambos hay una relación, una

inter-relación. Esta relación es propiciada por quien es el Creador.

El ser humano en la época primordial no es algo ajeno a Dios. No

se trata de algo que el Creador hizo y del cual no se pueda saber

su procedencia. Al contrario, el ser humano en su condición de

criatura lleva la imagen de su Creador. Esta imagen no es algo

estático, no se trata de una señal inerte, más bien se trata de

condiciones que el ser humano trae consigo, a causa de la

relación que Dios ha dejado impresa en él.

“Dios es amor; por consiguiente el humano, al ser creado, estaba

lleno de amor, el cual era el principio único de todos sus estados

de ánimo, pensamientos, palabras y acciones. Dios está lleno de

justicia, misericordia y verdad: así era el humano al salir de las

91 Obras de WESLEY, vol. III, p 106-107.

manos de su Creador. Dios es pureza inmaculada: y así era el ser

humano en el principio, puro, sin mancha pecaminosa alguna. De

otro modo Dios no hubiera podido declarar que el humano era

tal como todas las otras obras de sus manos, muy bueno.6 Esto

hubiera sido imposible si el ser humano no estuviese puro de

pecado, y lleno de justicia y verdadera santidad.”92

El ser humano podrá tener ciertas cualidades, pero es a causa de

lo que Dios dejó en él. Si el hombre/mujer ama, es porque su

Creador es amor; si el hombre/mujer es justo, es porque su

Creador es justo. Wesley enfatiza que estas fueron las

condiciones esenciales y primordiales cuando el ser humano fue

dado a luz por Dios. En su condición y realidad primera, el

hombre/mujer no fueron llamados a su existencia sin que hubiera

en ellos una identidad otorgada por Dios, la que tenía alcances

naturales (con entendimiento), políticos (capacidad de gobernar)

y morales (para vivir en santidad).

Es gracias a esta relación que el Creador establece con sus

criaturas desde el comienzo que se puede sustentar el concepto

de imago Dei, más que una simple información de fábrica. La

imago Dei otorga al ser humano un estatus especial, con

consecuencias prácticas y contextuales. Esta afirmación fue

producida durante el exilio (s. VI), siendo una afirmación de la

dignidad humana en un contexto en que el ser humano está

siendo despojado de esta condición y humillado. Este concepto,

no siendo genuinamente de origen hebreo, intentaba mostrar

que no solamente el rey podría ser imagen de Dios. Según

Génesis 1, hombre y mujer son imagen de Dios, esto es, toda la

humanidad.

Con todo, esta condición de imago Dei, para Wesley puede ser

una referencia fundamental, sin que con ella se pueda sostener

una cierta inmunidad por parte del ser humano después de haber

sido creado. Así lo expresa el propio Wesley: “Pero aunque el

humano fue hecho a imagen de Dios, sin embargo no fue hecho

inmutable. Esto hubiera sido incompatible con el estado de

prueba en que Dios quiso colocarlo. Por lo tanto, fue creado

capaz permanecer firme y sin embargo sujeto a la posibilidad de

caer.”93

De hecho, así sucedió con los seres humanos, por ello la

doctrina wesleyana de la salvación no se puede comprender sin

este dato fundamental de la imago Dei. Campbell, recuerda que

para el propio Wesley “el objetivo de la salvación es restaurar la

imagen de Dios perdida, la cual es una imagen trinitaria, o sea, la

redención plena, para la cual nosotros fuimos intencionados,

significa que, desde el comienzo, fuimos ordenados a ser

transcritos de la Trinidad”.94

Con ello pasamos al segundo elemento que se desprende en la

teología de Wesley en lo referido a la condición humana. El

hombre/mujer, siendo imagen de Dios, también es pecador.

2.2 – El pecado original (la caída)

Para abordar la realidad del pecado, Wesley une los polos de

continuidad y discontinuidad respecto de su tradición anglicana.

El admite que el pecado original es una realidad que se cierne

sobre todos los seres humanos, por lo cual es parte de la

naturaleza humana, siguiendo el artículo IX de la Iglesia

Anglicana. Sin embargo, no toma como base total el resto del

92 Ibid. p 107. 93 Ibid. p 107. 94 Apud Helmut RENDERS, Andar como Cristo andou; a salvaçao social en John Wesley, p. 207.

artículo, en donde se establece que por causa de esto “toda

persona que nace en este mundo merece la ira divina y la

condenación”. En nuestro artículo VII, que trata sobre el pecado

original, se excluye esta última parte, declarando simplemente

que a causa del pecado original la persona “siempre se inclina al

mal”. Entre esta sutil continuidad y discontinuidad, se desprende

la apertura que Wesley concibe ante la gracia de Dios. La

condición de pecado, antes que para la condenación es el terreno

fértil para la salvación. Con ello, Wesley suscribe una antropología

real en donde no se desconoce la condición humana, pero aun en

este estado existe una mirada esperanzadora frente a ella, la que

por la obra de Dios puede experimentar un cambio.

Siguiendo a los grandes reformadores, Wesley no cree que el

pecado sea un estado adquirido en algún momento, o se trate de

hechos aislados, sino que es una realidad que todos los seres

humanos tienen como producto de ser hijos de Adán. El

pelagianismo ya había abierto la polémica a este respecto en el

siglo V, proponiendo que los seres humanos aun después de la

caída tenían la libertad para escoger entre el bien y el mal.

Wesley, que también sigue a Agustín en este punto, se opone a

este tipo de pensamiento. El toma distancia de estos

planteamientos que en su época estaban siendo retransmitidos

por un tal Sr. Hobbes y más bien subraya lo que establece

Génesis 6:5 “Yahvé vio que la maldad del hombre en la tierra era

grande y que todos sus pensamientos tendían siempre al mal”.

Esta tradición en la teología wesleyana queda suficientemente

explicita en el art. de Fe VIII, donde los metodistas declaramos:

“La condición del hombre después de la caída de Adán es tal que

no puede volverse ni prepararse a si mismo por su fuerza natural y

propias obras, para ejercer la fe e invocar a Dios; por tanto, no

tenemos poder para hacer obras buenas, agradables y aceptas a

Dios, sin que la gracia de Dios por Cristo nos capacite para que

tengamos buena voluntad, y coopera que nosotros cuando

tuviéremos tal buena voluntad”.

De acuerdo a la visión que Wesley tiene, él separa un primer

periodo de la historia humana entre los orígenes y el diluvio,

tiempo suficiente que le sirvió a Dios para hacer un balance de

aquello que había creado. Esta evaluación divina, según Wesley,

arroja un balance enteramente negativo para los seres humanos.

El proyecto original se ha contaminado, ha sido pervertido por la

acción humana, Dios no tiene dos opiniones a esas alturas. Así lo

resume Wesley en sus escritos: “…voy a mostrar cómo eran los

seres humanos antes del diluvio. Y podemos confiar plenamente

en el informe que aquí se nos da. Porque Dios lo vio, y el no

puede ser engañado. El «vio que la maldad de los hombres era

mucha». No de este o de aquel individuo; no solamente de unos

pocos; no apenas de la mayoría, sino del humano en general, de

los seres humanos universalmente. La palabra incluye a toda la

raza humana, a todo participante de la naturaleza humana. Y no

es fácil para nosotros estimar su número, decir cuántos miles y

millones eran. Entonces la tierra preservaba mucho de su belleza

primitiva y de su fertilidad original. La faz del mundo no estaba

desgarrada y violentada como ahora; primavera y verano iban de

la mano. Por lo tanto, es probable que proporcionara sustento

para muchos más habitantes que los que ahora es capaz de

sustentar. Y estos deben haberse multiplicado enormemente ya

que los humanos engendraron hijos e hijas durante un total de

seis o siete siglos. Sin embargo, entre todo este número

inconcebible de personas, solamente Noé halló gracia ante

Dios.14 El solo (quizás incluyendo parte de su familia) fue la

excepción de la maldad universal, la cual, por el justo juicio de

Dios, trajo la destrucción universal poco tiempo después. Todos

los demás fueron participantes de la misma culpa, así como lo

fueron del mismo castigo.”95

En este estado, Wesley entiende que el proyecto original ha sido

boicoteado. Lo que hizo decir a Dios que “era bueno”, ya no lo es.

Ahora la opinión es otra. Ello, sin embargo, no será una

evaluación circunscrita a un momento, muy por el contrario,

Wesley entiende que esto se proyecta y crea una condición que

demarcará la realidad de los seres humanos en cuanto a su

relación con Dios. Esta consecuencia se manifestará

indefinidamente en los seres humanos, hasta que el mismo Dios

produzca otro acontecimiento que permita revertir el hecho.

“Las Escrituras previenen que por la desobediencia de un hombre

todos fueron constituidos pecadores;2 que en Adán todos mueren,3

mueren espiritualmente, habiendo perdido la vida y la imagen de

Dios; que Adán, caído y pecador, engendró un hijo a su

semejanza;4 ya que no era posible que lo engendrara a ninguna

otra semejanza, porque ¿quién puede obtener algo limpio de lo

inmundo? “96

En la teología de Wesley, esta caída es producto del quiebre de la

relación de parte de los seres humanos ante Dios. Si la imagen

indicaba relación, el pecado ahora significa rebelión. Si la imagen

era comunión, el pecado ahora es la autonomía. Si la imagen era

lo correlativo a Dios, el pecado ahora es la antitesis del Creador.

Según Wesley, en esta nueva fase no existe condición natural

alguna que exima a los seres humanos de esta condición. El

declara: “…no tenemos razón para creer que hubiese alguna

interrupción de ese mal. Porque Dios, quien vio que todo designio

de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo

solamente el mal, asimismo vio que siempre era lo mismo, que

era de continuo, cada año, cada día, cada hora, cada momento.

Nunca se desviaba hacia el bien.”97

Esta realidad, según Wesley, traspasó la época del diluvio. Puesto

que tanto profetas como apóstoles, cuando describen la

condición humana no dan cuenta de que haya habido un cambio.

Sin la gracia de Dios, ya los pensamientos del ser humano

continúan siendo malos y Wesley subraya “continuamente”. No

se trata de un balance que se funda en una réplica histórica, sino

la “experiencia diaria” lo confirma en todos los seres humanos.

Así también queda registrado en la tradición estampada en el art.

de Fe VII cuando habla sobre el Pecado Original: “El pecado

original no consiste (como falsamente aseveran los pelagianos) en

la imitación de Adán, sino que es la corrupción de la naturaleza de

todo hombre engendrado en el orden natural de la estirpe de Adán,

por lo cual el hombre está muy apartado de la justicia original, y

por su misma naturaleza se inclina al mal, y esto continuamente”.

Pero, ¿Qué resta para el ser humano en estas condiciones?,

¿existe algo que le pueda librar de este estado al cual ha caído?,

¿qué hecho o condiciones pueden permitir revertir esta situación

a favor de los seres humanos? Eso es lo que intentamos ver a

continuación, al resaltar la obra de Dios en Cristo, como acto

decisivo para librar a los seres humanos.

95 Obras de WESLEY, Vol. III, p 89-90. 96 Obras de WESLEY, Vol. III, p 88. 97 Obras de WESLEY, Vol. III, p 92.

2.3 – La reconciliación (justificación por la fe)

En este punto Wesley ofrece una interpretación teológico-

pastoral sumamente atractiva. Normalmente cuando se habla de

la obra de Dios en Cristo para favorecer a los seres humanos, el

énfasis está en el marco de un tribunal de justicia. En no pocas

ocasiones la misma Biblia se sirve de estas metáforas. Pablo por

ejemplo habla de que en Cristo se anuló el acta de los decretos

que nos era contraria, la que termina siendo clavada en la cruz

(Colosenses 2: 13-15). En toda esta aproximación, lo que Dios

hace ante el ser humano es liberarlo de la pena que merece,

dejándolo libre de condena, restituyéndolo en su condición a

pesar de las graves faltas que tenia frente a la ley. Cabe señalar

que estas metáforas son las que han prevalecido en la teología

occidental.

Wesley, sin embargo, otra vez muestra su dependencia con la

teología de oriente, dejando de lado la imagen del juez, de la

corte, del acusado y todo ello. Wesley quiere hablar más bien de

la condición del ser humano como un enfermo y de Dios como el

médico. La metáfora de Wesley es más terapéutica que jurídica,

es más pastoral que legal, es más personal que formal. Con esta

mirada tiene que ver lo que Wesley considera esencial en la

religión cristiana, lo que el denomina la naturaleza de ésta: “…

cuál es la naturaleza propia de la religión, de la religión de

Jesucristo. Ella es terapeía psykés (terapia del alma), el método

divino para sanar un alma que está de tal modo enferma. Aquí el

gran médico de las almas aplica la medicina para curar esta

enfermedad; para restaurar la naturaleza humana, corrompida

totalmente en todas sus facultades. Dios sana todo nuestro

ateísmo mediante el conocimiento de él mismo y de Jesucristo, a

quien ha enviado; dándonos fe, divina evidencia y convicción de

Dios y de las cosas de Dios; en particular de esta importante

verdad: Cristo me amó, y se dio a sí mismo por mí. Mediante el

arrepentimiento y la humildad de corazón la enfermedad mortal

del orgullo es curada, la enfermedad de la obstinación mediante

la resignación, una mansa y agradecida sumisión a la voluntad de

Dios. Y para el amor al mundo en todas sus ramas el amor a Dios

es el remedio soberano. Ahora bien, esto es la religión correcta: la

fe que obra por el amor,50 produciendo una humildad mansa y

genuina, la muerte total al mundo, junto con una amante y

agradecida aceptación de toda la voluntad y la Palabra de Dios y

una conformidad a ellas.”98

Este punto es fundamental, puesto que inevitablemente se

trasforma en una clave para el ser metodista en cualquier tiempo,

en términos de por dónde dirigir la acción. ¿Cuál es el punto

central en el quehacer de la Iglesia, en torno del cual debe girar

todo lo que ella haga? Siguiendo las huellas de la tradición

wesleyana, lo que se desprende para el ser y hacer de la Iglesia,

ello sería: aliviar, sanar, anunciar que en Cristo Jesús y el amor

que él tuvo por la humanidad y por cada persona en particular

está en juego una experiencia de transformación total de la vida.

No existiría otra cosa tan esencial para los metodistas como esta.

Este sería el objeto de la misión (el asunto al cual la iglesia debe

abocarse). Es esta práctica, más que ninguna otra, la que permite

hacer que Dios como protagonista primero produzca la

restauración de su imagen en cada ser humano: “Sabéis que la

gran finalidad de la religión es renovar nuestros corazones a la

imagen de Dios, reparar aquella pérdida total de la justicia y de la

verdadera santidad que padecimos por el pecado de nuestro

98 Obras de WESLEY, Vol. III, p102-103.

primer padre. Sabéis que toda religión que no dé respuesta a este

fin, toda la que se detiene lejos de esto, de la renovación de

nuestra alma a la imagen de Dios, conforme a la semejanza de

aquel que la creó, no es otra cosa que pura farsa y una mera

burla de Dios, para destrucción de nuestra propia alma.”99

Esta iniciativa divina cobra rostro en la persona y obra de Cristo,

mediante el cual es obrada nuestra salvación y reconciliación. En

Cristo Jesús, el amor de Dios se hace concreto, se encarna y

mediante un hecho visible e histórico se sella en un acto

redentor único, en la cruz: “Debido pues a que el Hijo de Dios

gustó la muerte por todos,19 Dios reconcilió consigo al mundo, no

tomándoles en cuenta sus pecados.20 Así que, como por la

transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la

misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la

justificación de vida.21 De manera que, por amor de su amado

Hijo, por lo que ha hecho y sufrido por nosotros, Dios ahora

promete, bajo una sola condición (en el cumplimiento de la cual

él mismo nos ayuda) tanto perdonarnos el castigo que nuestros

pecados merecen, como volvernos su gracia, y dar a nuestras

almas muertas la vida espiritual perdida como arras de la vida

eterna.”100

Este episodio cumbre en la revelación de Dios, cuyo principal

beneficiado es el ser humano, en la teología wesleyana es

comprendido en el marco de la gracia de Dios. Es Dios, quien en

su misericordia y bondad, produce el acontecimiento de Cristo,

como un acto intermedio del marco de la gracia para el plan de

salvación que él tiene con la humanidad. En efecto, para Wesley

la gracia tiene una manifestación tridimensional, ella es:

preveniente, justificadora y santificadora. En ello está la

imagen de Dios actuando en sus tres personas; mediante el

Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. La gracia previniente es lo que

Dios hace “antes” de nosotros, la gracia justificadora es lo que

Dios hace “por” nosotros” y la gracia santificadora es lo que Dios

hace “en” nosotros”. El Padre nos busca, el Hijo nos encuentra y el

Espíritu nos transforma.

Como podemos apreciar, el lugar que tiene la persona humana

en la teología wesleyana primitiva, se funda en el hecho de que

es creatura de Dios. En dicha condición el ser humano pasó por

un estado ideal, después cayó y posteriormente tiene la

posibilidad de volver a ser lo que Dios originalmente quiso de

él/ella. La Iglesia actual, ¿en su interior está compuesta por

personas que han vivido este transito ante Dios?; en su

testimonio ante el mundo ¿somos una comunidad de fe con

autoridad y recursos para demandar este cambio a otros?

Estas consideraciones pueden permitirnos una aproximación a lo

que era la antropología o el concepto de persona/ser humano

que distinguió al movimiento metodista en sus orígenes.

PREGUNTAS MOTIVADORAS

1.- El ser humano ES porque Dios ha insuflado directamente soplo

de vida en él (Gen 2:7) además porque el espíritu divino le ha

visitado y porque a través del cuerpo (carne) el hombre tomó

forma. ¿Ud. Afirmaría entonces que existe una inter –relación? ¿Y

en que niveles?

2.- De lo anterior explique esta unidad inseparable que constituye

al ser humano.

99 Obras de WESLEY, Ibid. p 104. 100 Obras de WESLEY, Vol I, p105.

3.- Ser humano como imagen de Dios, describa las dos tendencias

luego ¿Cuál de ellas se ha mantenido como característica de lo que

fue dado a luz por Dios?

4.- ¿Cuál es el aporte que hace esta referencia a la doctrina

wesleyana de la salvación?

III - PARA UNA RECONSTRUCCIÓN

ANTROPOLÓGICA A pesar de haber usado algunas claves pastorales y teológicas

que no coinciden en su pronunciación con la teología

contemporánea, Wesley abordó algunas cuestiones que

repercuten para una antropología teológica de cualquier tiempo.

Entre estas cuestiones pueden estar las siguientes:

3.1 – Sinergia vs. sinergismo

Sinergía, del griego, quiere decir literalmente “cooperación”. Y el

ámbito en donde esta palabra entra en el debate teológico, es en

la experiencia de la salvación. Planteado en forma de pregunta,

en el acontecimiento de la salvación: ¿el ser humano tiene algo

que hacer?, ¿solo le cabe recibirla? Los estudiosos de la tradición

wesleyana101

nos confirman que la cita de Agustín que Wesley

tenía entre sus preferidas, era la siguiente: “Qui fecit sine nobis,

non salvabit sine nobis” (Aquél que nos creó sin nuestra

participación, no nos salvará sin ella). Entonces, en la teología

wesleyana no se entiende al ser humano como pasivo frente al

acontecimiento de la salvación, sino como actor que es invitado a

una nueva condición de vida, sin embargo en la respuesta que

él/ella hace se involucra de forma activa, validando con ella su

entendimiento y sus sentimientos. Así definía Wesley este

proceso: “…El no te quitó el entendimiento, sino que lo iluminó y

fortaleció. El no destruyó tus sentimientos, más bien ahora están

más vigorosos que antes. Y mucho menos te quitó tu libertad, tu

poder de elegir entre el bien y el mal. El no te forzó, sino que,

ayudado por su gracia, al igual que María, tú escogiste la mejor

parte”.102

En la antropología wesleyana el ser humano coopera, es

un socio de Dios, acepta tomar parte en lo que Dios quiere hacer

en su vida, el ser humano facilita las cosas para que Dios lleve

adelante sus propósitos de amor. En ello, el metodismo afirma el

concepto de sinergía, cooperación, admitiendo que la iniciativa

siempre está en Dios. No es menos cierto que con ello, el

metodismo queda expuesto a ser considerado una expresión del

pelagianismo, como también el luteranismo más ortodoxo le

puede imputar la pretensión de salvación por las obras. En

cambio, cuando se habla de sinergismo, con ello se busca

representar las formas y formulas, mediante los cuales la religión

se trasforma en un ente protector de la salvación, utilizando para

ello criterios de verificación moral. Si así fuera, el acento deja de

estar en el lugar primario de la gracia y pasa a ser ocupado por el

mérito personal; en ello Wesley no está de acuerdo, es ello lo que

la teología ha llamado de sinergismo.

101 Cf. Theodore RUNYON, La nueva creación, pp. 38ss. 102 Apud Ibid, p. 38.

3.2 – La dimensión espiritual del ser humano

Es una nota distintiva del metodismo primitivo resaltar la

importancia de la dimensión espiritual del ser humano, con lo

cual en ningún caso se postula un dualismo, sino por el contrario

se enfatiza la fuerza vital del ser humano sobre la cual se funda el

resto de su existencia. Es sabido que en el ámbito de la

espiritualidad Wesley tuvo dos grandes influencias que fueron

decisivas en su propia vida: la primera de ella provenía de los

padres de la Iglesia de oriente y la segunda venía del misticismo

católico. De uno y otro lado Wesley nutrió su propia existencia y

desde allí marcó al metodismo posterior.

En cuanto a la primera fuente de influencia, los más grandes

teólogos que siguió Wesley fueron Macario y Máximo el

Confesor. Es justamente como producto de esta influencia que

Wesley comprende la espiritualidad con repercusiones para

aspectos concretos de la vida, incluyendo sus dimensiones

sociales. Macario le ofrece a Wesley la consistencia a su idea de

santificación, como el acto mediante el cual el creyente participa

en las energías de Dios. Este mismo punto lo toma Máximo el

Confesor,…quien a principios del siglo siete escribió: “Dios y los

santos tienen una y la misma energía”. Así pues quienes están

siendo perfeccionados lo llegan a ser por la “participación” en

esta energía, y que Wesley identificó como la energía del amor

divino”.103

Esta idea se ha llegado a resumir bajo el concepto de

theosis, que podría traducirse algo así como “deificación” o

“divinización”. El termino debe ser cuidadosamente utilizado, y en

la práctica sirve para definir “la energía del amor divino por la

cual el Creador se identifica a si mismo con nosotros, y nosotros

con Dios, para renovar en nosotros la verdadera humanidad de

tal manera que podamos representar y reflejar la fuente de vida

de la cual provenimos y a la cual retornamos”.104

La segunda fuente, el misticismo, postula mediante la

contemplación la aspiración de estar unido lo más próximamente

el ser humano con Dios. En esta unión mística, espiritual, la

comunión con Dios es una de las formas para representar la

comunión que el ser humano logra tener consigo mismo. Una y

otra son dos caras de la misma moneda. La obra cumbre que

sirvió de inspiración para Wesley en este sentido fue la Imitación

de Cristo, de Thomas Kempis. Lo cierto es que Wesley no llamaba

a una identificación teórica con estas tradiciones, sino más bien

buscaba una experiencia práctica cotidiana, prueba de ello es su

invitación permanente a la oración, para lo cual incluso publicó

plegarias matutinas y vespertinas para cada día de la semana.105

3.3 – El hombre/mujer en comunidad

Wesley está entre los sectores vanguardistas de su época, por lo

cual no puede concebir el evangelio y las consecuencias de su

experiencia de fe sin que ello repercuta en la situación social. El

expresa así esta visión: “…el cristianismo es esencialmente una

religión social, y que tratar de hacerlo una religión solitaria es en

verdad destruirlo. Por cristianismo quiero decir ese método de

adorar a Dios que Jesucristo reveló a la humanidad. Cuando digo

que esta es esencialmente una religión social, quiero decir que no

sólo no puede subsistir sino que de ninguna manera puede existir

sin la sociedad, sin vivir y mezclarse con los seres humanos.”106

103 Ibid., p. 245 104 Theodore RUNYON, La nueva creación, p. 246 105 El lector puede encontrar estas oraciones diarias en el volumen IX de las Obras de

Wesley en español, “Espiritualidad e Himnos”. 106 Obras de WESLEY, Vol. II, p. 84

En función de este mismo sentir, la postura de Wesley frente a la

esclavitud implica una dimensión antropológica con

repercusiones dobles: por un lado el hombre/mujer está llamado

a ser sensible y solidario frente a los que sufren; y por otro lado,

la teología wesleyana denuncia la condición en que el ser

humano es tratado bajo formas que no corresponden a la

dignidad para la cual fueron creados por Dios. Esta oración del

propio Wesley refleja muy bien estos dos aspectos: “¡Oh tú, Dios

de amor, que amas a todo ser humano, y cuya misericordia está

sobre todas tus obras, tú eres el Padre de los espíritus de toda

carne, y eres rico en misericordia para con todos! ¡Tú que has

mezclado de una sola sangre a todas las naciones sobre la tierra,

ten compasión de esta gente desechada, que son hollados como

estiércol sobre la tierra! ¡Levántate, y ayuda a los que no tienen

quien les ayude, cuya sangre se derrama como agua sobre la

tierra! ¿No son éstos obra de tus manos, adquirida por la sangre

de tu Hijo? Muévelos a clamarte en la tierra de su cautiverio; y

permite que su queja te llegue; que penetre tus oídos! ¡Haz que

aun quienes los llevaron en cautiverio tengan piedad, y cambia su

cautividad como los ríos en el sur. ¡Quiebra en dos todas sus

cadenas, especialmente las cadenas de sus pecados! ¡Oh Salvador

de todos, hazlos libres, para que sean libres de verdad!”107

3.4 – El hombre/mujer en la creación

La investigación bíblica moderna ha considerado desde el punto

de vista antropológico el lugar del ser humano en la creación, con

la vocación de dominar el mundo creado. Hans W. Wolff, uno de

los eruditos en esta materia, declara que entre las vocaciones que

tiene el ser humano por ser creatura de Dios está la de ocupar

este lugar en la creación, dominarla. 108

Wesley, para enfatizar este mismo concepto va a hablar de “la

imagen política de Dios”. Con esta expresión Dios se refiere a los

humanos, quienes han recibido la vocación de garantizar que el

orden con el cual Dios creó todo pueda ser mantenido. Para

Wesley no está en discusión quien es el Señor de todo;

obviamente ese rango le pertenece a Dios, El es el Señor y

soberano. Pero para Wesley ese señorío Dios lo hace a través de

los seres humanos, de allí este carácter de “imagen política de

Dios” que se otorga a los humanos. Con ello se pretende

enfatizar que el ser humano es “el sub-gerente (administrador) de

Dios en la tierra”.

Para Wesley entre el ser humano y el resto de la creación no

puede haber competencia, sino pertenencia. El hombre/mujer son

quienes han recibido la misión de propiciar, impulsar y trabajar

para que la creación mantenga su integridad. Es decir, dentro de

todo lo creado, Dios dotó a una parte de su creación (los

humanos) para que velen por ellos mismos y el resto de lo

creado. Así lo dice Wesley: “Nosotros ahora somos los

mayordomos de Dios. Estamos en deuda por él por todo lo que

tenemos…un mayordomo no tiene la libertad para usar lo que se

ha puesto en sus manos como a él le plazca, sino como a su amo

le place…El no es el dueño de ninguna de estas cosas, sino

apenas a quien se le han encargado por alguien más….Ahora

bien, este es exactamente el caso de todos con relación a Dios.

No estamos en la libertad de usar lo que Dios ha depositado en

nuestras manos como a nosotros nos plazca, son como a Dios le

agrada, quien es el único dueño del cielo y de la tierra y el Señor

107 Obras de WESLEY, Vol VII, p 129 108 Cf. Hans W. WOLFF, Antropología del Antiguo Testamento, pp. 295ss.

de toda criatura… (Dios) nos ha confiado con (los bienes de este

mundo) bajo esta clara condición: que los usemos como los

bienes de nuestro Amo, y de acuerdo con las indicaciones

especificas que nos ha dado en su Palabra”.109

PREGUNTAS MOTIVADORAS

6.- En la tradición wesleyana el pecado original es parte de la

naturaleza humana, por lo tanto siempre se inclina al mal, es decir

que esto nace de parte de los seres humanos constantemente, sin

la gracia de Dios el hombre no puede ser salvo. ¿Es posible

proponer una nueva condición que resulte como recurso y sea

solución?

7.- Dios como médico ¿Qué procedimientos utiliza para reconciliar

al hombre? Indique estos pasos que entendemos como

reconciliación.

8.-) Cree Ud. que esta reconciliación sólo abarca a la

individualidad del hombre o también a lo comunitario?

9.- Realice un esquema en que señale los efectos de la gracia de

Dios en el hombre.

10.¿ En qué el hombre toma parte activa en el proceso y

experiencia de salvación, si la iniciativa siempre está en Dios?

109 Apud Theodore RUNYON, La nueva creación, p 236.

Basado en la praxis más que en el concepto de la fe Pr. Miguel Ángel Ulloa M.

I.- EL CONCEPTO DE DISCIPULADO EN

WESLEY. Debemos comenzar comprendiendo que Wesley más que

hablarnos de un concepto teórico de discipulado en el sentido

más evangélico del término, nos hablará de formación espiritual.

En base a este último podemos reconocer cómo la teología

formativa de Wesley sale de los conceptos teóricos y se plasma

en la praxis de la fe. Es por ello que el sentir Wesleyano comienza

reconociendo que la “gran obra: no es solo traer almas a la fe, sino

edificadas sobre nuestra santísima fe”110

, mostrándonos que la

experiencia de los pioneros del metodismo, no era tener grandes

cantidades de oyentes o conversos, sino más bien lograr que

ellos sean edificados, y en palabras de Wesley que llegaran a ser

Cristianos enteros. Desde esa perspectiva debemos considerar

que para hablar de discipulado o de formación de recién

conversos, debemos directamente ligarnos a los conceptos que

Wesley da sobre santidad y santificación.

Si hacemos un recorrido en detalle del ministerio pastoral de

Wesley veremos cómo este está marcado por inculcar en sus

líderes la búsqueda de la preservación de los conversos en el

camino de santidad. Esta era una de las inquietudes que el tenia,

donde el corazón pastoral de Wesley111

no se quedaba satisfecho

con el sin numero de profesiones de fe que habían después de

las predicaciones, sino más bien por los frutos del seguimiento,

en una oportunidad el exclamo: “De los terribles ejemplos que

encontré aquí (y de hecho en todos los lugares de Inglaterra), estoy

cada vez más convencido de que el diablo mismo no desea más

que esto: que personas de todas partes se despierten a medias y

después se les permita volver a dormirse. Por tanto, he decidido,

por la gracia de Dios, no iniciar nada en ningún lugar donde no

pueda seguir insistiendo.”112

La opción discipular de Wesley va directamente ligada a los

medios de gracia y a las obras de piedad, podemos observar con

frecuencia el hecho de no instar a estudios sistemáticos de las

escrituras a los nuevos conversos, sino más bien el impulso a

“hacer justicia a su propia alma”113

, por medio de la experiencia

110 Apud Reginald KISACK, “Así pensaba Juan Wesley”, p 75. 111 Justo GONZÁLEZ, “Juan Wesley un desafío para nuestros siglos”, pp 87-97. 112 Apud Varios autores, “Wesley haciendo discípulos”. Pensadores protestantes, [ En línea] Buenos Aires , Argentina <http://www.iglesiasantutxu.org/estudio_wesley.pdf>

[Consultada 21 agosto 2011] 113 Apud Reginald KISACK, Op. cit., p 76.

que ellos podían recabar siendo provistos de la gracia

sustentadora de Dios por medio de aquellos canales. Donde el

proceso del aprendizaje cristiano trascendía al fortalecimiento, la

edificación de la fe y la experiencia del nuevo nacimiento. Un

detalle importante es el hecho que él designo maestros y

maestras a cargo de estos grupos de convertidos, que actuaban

de manera pastoral con los conversos.

La respuesta de Wesley al tema del discipulado, tiene un tinte

más organizativo que demarcado teológicamente, es así como él

incorpora una novedosa manera de organizar a los convertidos,

resultado de esto surgen las bandas, las clases y las sociedades,

que en resumidas tendrían el propósito de conservar la fe, instar

a llevar a una nueva forma de vida y ayudar a mantenerse a los

conversos en el camino de santidad. En base a este punto Wesley

dirá que "La iglesia no transforma el mundo haciendo nuevos

convertidos. Ella transforma el mundo haciendo discípulos". Esta

explicación Wesleyana comienza a gestar uno de los aportes más

importantes de Wesley a la eclesiología, lo que se ha

denominado como discipulado radical, donde los nuevos

convertidos más que discípulos debían transformarse en

buscadores contantes de la santidad.

Si analizamos en detalle la perspectiva de Wesley en frente a este

tema, podemos llegar a la conclusión que él no buscaba tener

cientos de convertidos, sino más bien fieles buscadores de la

santidad, practicantes de la fe por medio de los medios de gracia,

verdaderos cristianos radicales y creyentes comprometidos con la

Iglesia y la sociedad, de este último tema se desprende toda la

teología práctica de Wesley basada en la santidad personal y

social.

II.- LA SANTIFICACIÓN Wesley demarca el camino para quienes han experimentado el

nuevo nacimiento, por medio de la santificación. Pero ¿qué es la

santificación?, Wesley desarrolla toda una teología marcada por

un proceso, denominado santificación, que tiene como fin y

aspiración lograr la santidad. Lo que Wesley hace, más que un

discipulado es desarrollar una pastoral, que guía y acompaña al

convertido en el camino de santidad. Cuando él responde a la

pregunta ¿Qué es ser santificado? Exclama que es “ser renovado

en la imagen de Dios, en Justicia y verdadera santidad”114

, por ello

114 Apud Reginald KISACK, Op. cit, p 56.

es frecuente encontrar como el insta a sus oyentes a “aspirar a la

mayor altura y profundidades de la santidad”115

, demarcando esta

opción como el camino más excelente que debía seguir todo

cristiano, aun más un recién convertido.

Sobre este punto Wesley nos dirá que la santificación es:

1) Entera en la vida del creyente, donde el convertido

“puede vivir sin cometer pecados”116

, todo esto “porque

es nacido de Dios”117

y porque “todo aquel que es nacido

de Dios no practica el pecado”.118

2) Instantánea, que se manifiesta “en el ahora, en este

momento”119

, aunque declara que esta es “precedida y

seguida por una obra gradual”.120

3) Justificación y perfecto amor, es en base al primer

punto, él explica que “Por medio de la justificación somos

salvos de la culpa del pecado, y recuperamos el favor de

Dios”121

, mientras que “La santificación nos libra del

poder y la fuente del pecado, y así recuperamos la imagen

de Dios”122

. Y concluye reconociendo que esta acción de

Dios, reconciliadora, es mediante el amor, explícitamente

en el Sermón X, deja en claro esta idea, plasmando que

“la santidad viene mediante el amor, siendo este la plena

obediencia a la ley de Dios”123

(Sermón X , I, 8)

4) Causada por la fe: llega a la conclusión que “Tomando

la palabra en un sentido más particular, la fe es una

evidencia divina y una convicción, no sólo de que Dios

estaba en Cristo, reconciliando consigo al mundo, sino

también de que Cristo me amó y se entregó a sí mismo

por mí. Es por esta fe (sea que la designemos como la

esencia, o más bien como una propiedad de la misma)

que recibimos al Señor Jesucristo; que lo recibimos en

todos sus oficios, como nuestro Profeta, Sacerdote y

Rey. Es así que él nos ha sido hecho por Dios sabiduría,

justificación, santificación y redención”124

. Incluyendo las

Obras, como medio de perfección, en una de sus cartas,

aconsejando a una mujer expresa “Es por las obras que la

fe puede perfeccionarse”125

, en estas palabras se centra el

valor de Wesley sobre la praxis de la fe, también deja en

claro que este proceso es de manera gradual.

Wesley reconociendo que los recién conversos estaban

experimentando el proceso de la santificación y viviendo la

experiencia del nuevo nacimiento. Descubrió que los atraídos a la

fe debían madurar, y que su aporte a la sociedad “No era formar

una nueva secta; si no reformar la nación, particularmente la

Iglesia; y diseminar la santidad bíblica sobre la tierra”126

.

Pero estar en proceso de santificación tenía una serie de

exigencias, donde los recién convertidos experimentaban la

disciplina, por ello Wesley estipuló una serie de

115 Obras de WESLEY, Vol. V, p 154. 116 Obras de WESLEY, Vol. VI, p 38. 117 Ibidem, p 39. 118 Idem 119 Obras de WESLEY, Vol. XII, p 149. 120 Idem. 121 Obras de WESLEY, Vol. IV, p 120 122 Idem 123 Apud Reginald KISACK, Op. cit., p 57. 124 Obras de WESLEY, Vol. III . p 95. 125 Obras de WESLEY, Vol. XIV, p 116. 126 Apud VARIOS AUTORES, “Selección de Obras de Wesley”, p 22.

responsabilidades para quienes aceptaban el desafío de ser

cristianos. Para él la disciplina no era ley eclesiástica, sino que era

una forma de discipulado127

, creó un metódico sistema de

supervisión de sus nuevos convertidos, donde tenía una serie de

exigencias para quienes eran parte de este proceso de

santificación. Entre ellas podemos encontrar:

1) El hecho que exigía certificados de cada una de las

clases, de manera trimestral, atestiguando la lealtad de

los recién convertidos, así expresa que “A medida que

aumentaba la sociedad, descubría que se requería mayor

habilidad para separar lo precioso de los viles”128

2) También observaba que cada miembro hallara

edificación y disciplina en la comunión de las clases, esto

hacía que no fuera sólo un interés de haber hecho la

profesión de fe, ni de demostrar ser miembros fieles,

sino que, todo pasaba por tener un buen testimonio.

En base a estos dos ejes: la santificación y la disciplina, hicieron

que en los inicios del movimiento metodista se gestara una

puerta giratoria de supuestos convertidos, así como ingresaban

un sin número de creyentes a las clases, bandas y sociedades,

también habían muchos que eran expulsados, por tener malas

evaluaciones de parte de los maestros y maestras; aun más por

tener mal testimonio. La preferencia del discipulado de Wesley y

de los pioneros del movimiento no incurría en el error común de

preferir la cantidad a la calidad129

III.- EL VALOR DE LOS MEDIOS DE GRACIA EN LA

FORMACIÓN ESPIRITUAL: Como cité en el inicio, Wesley optó por la práctica de las obras

de piedad y de misericordia como la opción de formación

espiritual. Sobre el primer concepto vislumbran directamente los

medios de gracia, él los describe como “señales exteriores,

palabras, o acciones, ordenadas por Dios para ser canales

ordinarios por los cuales Él pueda transmitir a las personas su

gracia preveniente, justificadora o santificadora . . . Todos aquellos

que deseen la gracia de Dios deben esperar por ella en los medios

que él ha provisto”130

podemos definirlos como la manera sobre la

cual nos abrimos para experimentar el amor y la gracia de Dios

en nuestras vidas131

. Tomando en consideración estos dos

planteamientos podemos reconocer el valor que tenia para él

este tema, y añadir el importe que Wesley plasmaba en los

convertidos sobre este punto. Esta idea de Wesley surge a raíz de

diversas influencias que él recibió a lo largo de su vida, ya sea por

medio del estudio de las escrituras, de los padres de la Iglesia, la

lectura de pensadores cristianos desde la Iglesia apostólica hasta

su tiempo, y su propia práctica de una vida espiritual disciplinada,

esto fue lo que le ayudó a trazar una serie de rutas sobre las

cuales el observó cómo Dios obraba para alimentar al creyente y

hacerle madurar en santidad, y a esas rutas como vimos

anteriormente les llamo medios de gracia.

127 VARIOS AUTORES, “Libro de disciplina de la Iglesia Metodista Unida” [en línea]

Estados Unidos <http://archives.umc.org/interior.asp?mid=519> [Consultado 18 de Agosto 2011] 128 Apud Reginald KISACK, op. cit., p 30. 129 Halford LUCCOCK, “Línea de esplendor sin fin”, p 23. 130 Obras de WESLEY, Vol. V, p 189. 131 VARIOS AUTORES, “Teología de Juan Wesley” – Cuaderno del Alumno, p 126.

Estos podemos clasificarlos en dos tipos, aquellos que son las

obras de piedad, que afectan directamente la santidad personal, y

las obras de misericordia, que en lenguaje Wesleyano vendría a

ser la santidad social.

Sobre el primero podemos clasificarlo en tres dimensiones132

de

acuerdo a una serie de planteamientos wesleyanos.

Incipientemente tenemos los medios de Gracia

Generales, en esta lista él incluye el mantener los

mandamientos, el negarnos a nosotros mismos, el tomar

nuestra cruz, y el ejercitar la presencia de Dios. Wesley

cree que al negarnos a nosotros mismos podemos

acercarnos más a Dios, en el momento cuando las

distracciones se apartan voluntariamente. Al tomar

nuestra cruz Wesley cree que también nos podemos

acercar a Dios y a su propósito, al hacer aquellas cosas

que van en contra de nuestras inclinaciones. Al ejercitar

la presencia de Dios insta a la práctica de estar

conscientes de Dios en el día a día. En el pensamiento

Wesleyano cada uno de estos medios generales nos

abren a la gracia de Dios.

Por medios de gracia instituidos o particulares, Wesley

se refiere a aquellas prácticas que Cristo mísmo

amonesto a sus discípulos, tales cómo la oración, el

estudiar las escrituras, la participación en la Santa

Comunión, el ayuno, y la conferencia cristiana.

Mientras que los medios de gracia prudenciales son

aquellos que se desarrollan con el tiempo, siendo

reconocidos como acciones sabias en la vida de

crecimiento en la gracia. Estos incluían las reuniones de

clases (grupos pequeños), las reuniones de oración, el

ágape etc.

En cuanto a las obras de misericordia, Wesley así como instó a los

creyentes activos, de igual forma incentivó a los nuevos

conversos a adherirse a estas formas de poner en práctica la fe,

les instruyo poniéndoles a la misma altura que la oración y el

ayuno, estas prácticas sociales, las obras de misericordia, en las

que contamos: la alimentación a los hambrientos, el proveer

vestido al desnudo, el cuidar a los enfermos, el visitar las cárceles

y prisiones, el brindar refugio al desamparado, etc. En nuestra

mente quizás vislumbra el por qué de esta iniciativa de Wesley, y

la respuesta quizás sea lo que el explica en uno de sus sermones,

donde pide “Ustedes los cristianos son la luz del mundo en razón

de sus disposiciones y acciones. Su santidad los hace tan

conspicuos como el sol en medio del cielo. Sería más fácil a la

gente esconder una ciudad que a un cristiano…santo, celoso y

activo amante de Dios y de los seres humanos. ¡Así de vana es la

idea de esconder la luz, a no ser que la apaguemos. Cualquier

religión que pueda ser ocultada no es la religión de Jesucristo”133

.

En resumidas todo lo planteado acerca de los medios de gracia,

diríamos que Wesley opta por el camino de las dimensiones

prácticas de la fe, ya que parte del hecho de que el haber

aceptado a Jesucristo causaba tal responsabilidad.

132VARIOS AUTORES, op. cit., p 127. 133 Obras de WESLEY, Vol. II, pp 81-105.

IV.- EL MÉTODO DE WESLEY. En síntesis, el método de Wesley y de los primeros metodistas,

con el fin de edificar a los recién convertidos o quienes estaban

experimentando el nuevo nacimiento, o comenzando el camino

de santidad, gira básicamente en cinco ejes o ideas a rescatar:

1) Primero, Wesley reconoció que el discipulado era

necesario, él mismo escribió "Cada vez estoy más

convencido de que el mayor deseo del diablo es que en

todas partes la gente esté media-despierta y luego sean

abandonadas y vuelvan a dormir nuevamente".134

Esto

nos muestra lo convencido que él estaba en los efectos

que causaba la predicación pública del evangelio, y

cómo los recién convertidos se veían envueltos en una

profesión de fe, viviendo un continuo proceso de

confesión de pecados, de arrepentimiento, de rendición

de cuentas y de santificación. En relación a esto era

necesario no dejarlos en el abandono, sino más bien

edificarlos en la santísima fe y ponerlos activamente a

desarrollar una vida de piedad. (Medios de gracia y

obras de misericordia).

2) Lo nuevo de Wesley y de los suyos, fue haber incluido

una dinámica de organización, él reconoció que

preparar y acompañar a los convertidos era importante,

y con tal propósito organizo pequeños grupos para tal

fin. Fruto de esto se organizan las primera sociedades

metodistas, cuyo propósito en palabras de él era, ser

“una compañía de hombres que tienen una forma y

buscan el poder de la piedad, se unen para orar juntos,

recibir la palabra de exhortación y cuidar los unos de los

otros en amor, para que puedan ayudarse mutuamente

en el desarrollo de su salvación. "135

. El descubrimiento

que hace Wesley es reconocer que el acompañamiento

es esencial para comenzar a vivir una vida en santidad,

en vista de eso, aparecen las clases, las sociedades y las

bandas.136

En resumen las sociedades tenían el fin de

provocar un cambio en la manera de pensar y de vivir de

los nuevos convertidos, todo ésto en una búsqueda

constante de Dios por medio de la piedad. Mientras que

las clases intentaban provocar un cambio de

comportamiento, con la idea central de crecer en la

santidad. Así también las bandas eran una especie de

célula que tenían como fin hacer que sus participantes

crecieran en santidad. Esta última era un semillero de

futuros líderes laicos.

3) Algo característico del movimiento metodista fue el

valor de los líderes, más aun en la tarea de discipular.

Si recorremos la historia veremos como Wesley no

designa maestros de educación religiosa, sino más bien

lideres/maestros. Ya que no necesitaba enseñar teoría, si

no que, precisaba de personas que llevaran a cabo tarea

134 Apud VARIOS AUTORES “Wesley haciendo discípulos”. Pensadores protestantes, [

En línea] Buenos Aires , Argentina <http://www.iglesiasantutxu.org/estudio_wesley.pdf> [Consultada 21 agosto 2011] 135 Apud Basil MILLER, “Juan Wesley” – El pequeño hombre que incendio ciudades con grandes avivamientos, p 88. 136 Para profundizar en este tema lea el texto: “Eclesiología Wesleyana”, del Pr. Pedro Corra Montecinos, expuesto en la cartilla II de “La parroquia sin fronteras” pp 12-23.

pastoral con el fin de “ayudarse mutuamente en la obra

de salvación”137

4) Un modelo basado en las escrituras, también

podemos observar con facilidad el hecho de que el

objetivo del discipulado Wesleyano o preparación de los

convertidos, está basado profundamente en las

escrituras, Wesley tenía la convicción de que como “en

los tiempos primitivos aquellos a quienes Dios envió a

predicar el evangelio a toda criatura(…) tan pronto como

se convirtieron de la verdad, hasta el punto de abandonar

el pecado y buscar el evangelio de salvación, los juntaron,

anotaron sus nombres, los aconsejaron cuidar unos de

otros y reunirse con los catecúmenos (…) separados de la

gran congregación con el objetivo de instruirlos,

amonestarlos, exhortarlos y orar con ellos”138

5) La preocupación pastoral de Wesley, se ve reflejada en

el acompañamiento que desarrolló con los nuevos

convertidos, pero al mismo tiempo capacitó a los

acompañantes de ellos. Esto lo hizo desarrollando una

serie de reglas, formulando doce normas para quienes

querían guiar a otros en el camino de santidad.

a) Sé diligente. Nunca estés desocupado. No te preocupes en

superficialidades. Jamás desperdicies el tiempo. No lo

gastes en lugar alguno más de lo estrictamente necesario.

b) Se formal. Sea tu lema “santidad al Señor”. Evita las

frivolidades, como evitarías el fuego del infierno; y evita

las chanzas139

y la conversación necia.

c) No toques a las mujeres. Sé cariñoso, pero pórtate

prudentemente con ellas.

d) No creas mal de nadie sin pruebas válidas, si no tienes el

hecho, no des crédito al cuento.

e) Di a todos el mal que crees que hay en ellos.

f) Nada hagas como caballero. De eso no eres más que lo

que pudiera ser un director de baile. Constitúyete en el

siervo de todos.

g) No te avergüences de nada, sino del pecado. No te

avergüences del cortar madera, o de acarrear agua, si el

tiempo lo permite, ni te avergüences de limpiar tus

propios zapatos o los de tus vecinos.

h) No recibas dinero de nadie. Si te dan alimento cuando

tienes hambre, o vestido cuando tienes necesidad de ello,

está bien. Pero no recibas plata ni oro. Que no haya en ti

la pretensión de decir: nos enriquecemos por el evangelio.

i) No contraigáis ninguna deuda sin mi consentimiento.

j) Se puntual. Haz cada cosa exactamente a la hora

indicada.

k) Todo lo que hagas hazlo como hijo del evangelio y no de

acuerdo con tu voluntad. Como tal, te corresponde

emplear tu tiempo en la forma que indicamos: una parte

para visitar a las ovejas, parte para la lectura y la

meditación, y parte para la oración como lo hemos

aconsejado a menudo.140

137 Apud Basil MILLER, op. cit., p 84. 138 Ibidem, p 85. 139 Sinónimo de dichos graciosos y ocurrentes/ bromas. 140 Ibidem, pp 110-111.

Esta lista nos muestra la convicción de Wesley sobre los

maestros y maestras, en su mayoría laicos

comprometidos que constituían el corazón del trabajo

del evangelio, pero que necesitaban esta clase de

orientación.

La gran tarea es:

Redescubrir el sentido evangélico de “ir y hacer discípulos”, y en

palabras de Wesley seria y “hagan santos y santas”, porque ellos

van camino a la perfección.

PREGUNTAS MOTIVADORAS

1) ¿Qué planteamiento deja a entender Wesley al enfatizar

el hecho de edificar en la santísima fe?

2) ¿Qué valor tiene la experiencia de la fe en el discipulado

Wesleyano?

3) ¿Según Wesley que significa ser santificado y que

consecuencias trae aquello?

4) ¿Qué comprendemos por obras de misericordia y de

piedad?

5) De acuerdo a nuestra práctica discipular actual ¿Hay

alguna relación entre Discipulado y Disciplina como en

los orígenes del metodismo?

6) ¿Qué importancia tienen los medios de gracia para la

vida del creyente, según nuestro planteamiento y el de

Wesley?

7) ¿Qué es lo que más llama la atención del método

Wesleyano, y cuál es el desafío para nosotros HOY?