la palabra del santo y del poeta

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UNAM / FFyL Carrera: Lengua y Literaturas Hispánicas Materia: Poesía en lengua española 1 (Optativa libre: Literatura Universal) Profesor: David Huerta Bravo Alumno: César Eduardo Ambriz Aguilar Fecha: 9 de Noviembre del 2010 “La palabra del santo y el poeta: sobre la polisemia en el San Ignacio de LoyolaLa obra del poeta santafereño, autor del poema épico- religioso San Ignacio de Loyola Poema Heroico 1 , ha sido rescatada del desprecio y del olvido durante la primera mitad del siglo pasado, principalmente, gracias a la revaloración que tuvo el barroco y especialmente la obra de don Luis de Góngora. 2 La obra poética del jesuita está ya bien colocada dentro de las historias de la literatura hispanoamericana, al ser mencionada en casi todas. 3 Así mismo, ya son más de una decena los estudios críticos de su obra, los cuales han 1 Utilizo la edición de sus Obras preparada por Giovanni Meo Zilio y Horacio Jorge Becco en Editorial Ayacucho. 2 En especial gracias a la antología en honor del poeta cordobés que realizó el poeta y crítico español Gerardo Diego, así como por los esfuerzos de Emilio Carilla. 3 De entre las que revisé, solamente en la Historia de la literatura hispanoamericana de José Miguel Oviedo no encontré mención alguna de nuestro poeta. 1

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Análisis estilístico y poético del poema épico sobre San Ignacio de Loyola escrito por el jesuita santafereño Hernando Domínguez Camargo.

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UNAM / FFyL

Carrera: Lengua y Literaturas Hispnicas

Materia: Poesa en lengua espaola 1 (Optativa libre: Literatura Universal)Profesor: David Huerta BravoAlumno: Csar Eduardo Ambriz Aguilar

Fecha: 9 de Noviembre del 2010

La palabra del santo y el poeta: sobre la polisemia en el San Ignacio de LoyolaLa obra del poeta santafereo, autor del poema pico-religioso San Ignacio de Loyola Poema Heroico, ha sido rescatada del desprecio y del olvido durante la primera mitad del siglo pasado, principalmente, gracias a la revaloracin que tuvo el barroco y especialmente la obra de don Luis de Gngora. La obra potica del jesuita est ya bien colocada dentro de las historias de la literatura hispanoamericana, al ser mencionada en casi todas. As mismo, ya son ms de una decena los estudios crticos de su obra, los cuales han seguido tres tendencias principalmente hasta el da de hoy. La primera se ha preocupado por determinar el gnero al que pertenece su Poema Heroico, pues a pesar de pertenecer en apariencia al gnero pico, dice Emilio Carilla que las excelencias del Poema Heroico son ms lricas que picas. Otra cuestin ampliamente analizada por los crticos de Camargo ha sido determinar hasta qu grado es perceptible la influencia de Gngora en su obra. Hay quienes sitan a Camargo como una imitacin americana de Gngora, pero acertadamente hay quien ve en l una condicin y carcter de continuador, ms que el de imitador del poeta espaol, e inclusive quien considera que el modelo [Gngora] se halla tan compenetrado en el discpulo que ya no se puede hablar ms de imitacin sino de verdadera simbiosis y sincretismo potico a tal grado de que a veces el maestro queda superado por el alumno. Pero sobre todo se ha querido ver en la poesa de Camargo, y en la de muchos de sus contemporneos, un producto cultural que pertenece al Barroco de Indias aunque para otros se trate ms bien de una literatura barroca en Hispanoamrica. Contrario a esa identidad americana que ven en su obra algunos crticos, dice Kathryn Mayers, en un ensayo por dems ignorado por la crtica reciente, que De hecho, la subjetividad que Camargo articula deriva en un nmero de posiciones poticas que raramente involucran una completa identificacin con los administradores peninsulares de Nueva Granada ni con los mestizos, los amerindios o los negros, que componan la mayor parte de la poblacin en la regin sino solamente con la minora criolla. Otras cuestiones relativas a su vida han complementado los estudios del poeta neogranadino. A pesar de lo anterior, parece que la crtica se ha quedado estancada en estas cuestiones, que a mi parecer fueron importantes en un principio para revalorar la importancia de Domnguez Camargo, pero que hoy en da no tienen mucho material para ahondar en ellas, y deben de ser tomadas como punto de partida para acceder a su obra. Se corre el riesgo de que ya revalorado el poeta, sea ms conocido de nombre que ledo. Algunos crticos han empezado a zanjar este problema con algunos anlisis sobre todo de un par de sus romances y de algunos fragmentos (por lo general el mismo desde diferentes perspectivas) de su Poema Heroico. Pero ante la abundancia cuantitativa y literaria de su obra, es muy poco todava lo que se ha hecho al respecto. Como muchos crticos ya han visto, hace falta la prosificacin de su Poema completo. Por ello mi trabajo se sita en esta lnea que pretende acercarse a la obra ya no para clasificarla o usarla para fines extraliterarios, sino para comprenderla y transmitir la experiencia ricamente lrica que deja su lectura. Ante la extensin y la complejidad del poema, me limitar a penetrar lo mejor posible en la significacin del Canto Primero del Libro Segundo del Poema Heroico. Ante lo inaccesible que pueda resultar el poema por una lectura ingenua, referir lo que acontece a lo largo de las 22 estrofas que lo componen. Est Ignacio en la casa de su hermano con una herida en la rodilla despus de la batalla contra los franceses; a pesar de la insistencia de su hermano, decide hacerse cortar un hueso que le sale de la pierna, y logra soportar estoicamente el dolor sin necesidad de atadura alguna. Despus de la operacin, pide un libro de caballeras para entretenerse, pero ante la falta de este lo suple con uno que cuenta la vida de un santo. Su lectura es reveladora para su espritu a tal grado de que lo lleva a una experiencia casi mstica que resulta catrtica para su futura vida de santo. Termina el canto con un Ignacio que apenas puede pronunciar unas palabras que parecen dictadas por el mismo Dios e inundado en lgrimas por la experiencia religiosa que acaba de tener. Ahora, cabe mencionar que lo que me interesa de este pasaje no es precisamente el tema, a pesar de que hay algn crtico que considera el tema religioso y casi mstico de su poesa como determinante para asignar el valor literario del poema. Lo que valoro de mi experiencia literaria es la visible habilidad de Camargo para hacer de sus versos una unidad indivisible de forma y contenido, de expresar esas intuiciones de forma tal que sean prcticamente intraducibles y que nos muestren una forma intensamente rica de ver la realidad de otro modo, de un modo barroco. Por ello mi anlisis pretende ver en este canto lo que Pfeiffer considera necesario en los anlisis de creaciones poticas: revelar justamente ese punto medio en que esencia y palabra vienen a fundirse, y en que un modo de verdad se ha vuelto realidad en el encanto de la forma. Sobre ese encanto de la forma que, en especial, ha sido considerado como caracterstica primordial de las creaciones barrocas, creo, no obstante, que en este canto del poema parece que dichas formas no son utilizadas por el poeta con un fin meramente decorativo; esos cultismos estn ah porque solo con ellos el poeta puede expresar su intuicin, y adems, porque slo con ellos puede expresar ms de una intuicin a la vez. Lo que analizar ser la polisemia de algunas palabras clave del canto, que a mi parecer ofrecen dos lecturas simultneas del pasaje. Antes de seguir adelante, consultemos la definicin de polisemia: Tropo de diccin que consiste en que la unidad de su forma se acompaa con la pluralidad de su significado. Sera pues un recurso que utiliza Camargo, como quien mete dos cartas en el mismo sobre. Aclarada esta cuestin, pasemos al anlisis del poema.Deidad, Santo y poeta A lo largo de todo el poema son comunes las alusiones mitolgicas que bien se entienden desde el carcter culterano de la creacin. Sin embargo, no se trata de referencias que solamente rellanan u ornamentan cultamente la narracin; se trata de alusiones por dems simblicas, que va zurciendo en sus versos de tal manera que dichas alusiones parecen llamar ms al odo que al intelecto o a la emocin del lector, pero que detrs de esas lujosas composiciones, esconden la verdadera intencin e intuicin del poeta al colocarlas ah. Partiendo de esto, analizaremos en este canto la significacin polismica que portan las potentes alusiones mitolgicas.

Un par de estrofas nos servirn para ver cmo esas alusiones mitolgicas sirven para identificar al santo con la deidad y al poeta con ambas. La primera octava real es la VII: Despojo el hierro de marfil derriba

que el hombro a Itis le supliera ufano, y dormida la parte sensitiva,

a prole nueva Dios abri la mano

y (a virtud elevado productiva), 5 consagra el hueso en tan fecundo grano

que reliquia de Ignacio, Adn segundo,

religiosa una Eva le dio al mundo. Aunque apenas aludida, nos encontramos ante la figura de la diosa Iris, smbolo del arcoris que anuncia el pacto de los humanos y los dioses as como el fin de la tormenta. Junto a Hermes, es tambin la encargada de hacer llegar a los hombres los mensajes de los dioses. Prosificando la estrofa, quedara de la siguiente forma: El hierro derriba el despojo de marfil que el hombro a Iris le supliera ufano; y dormida la parte sensitiva, Dios abri la mano a nueva prole; y (a elevado a una productiva virtud), consagra el hueso en grano tan fecundo, que Ignacio, Adn segundo, con esa reliquia religiosa le dio una Eva al mundo. Los primeros dos versos de la octava en los que se encuentra la mencin de Iris, se refiere a que el hierro ya le ha cortado el hueso (despojo de marfil), el cual puede suplir sin problema alguno al hombro de Iris; es decir, que esa parte de Ignacio que ya ha sido desprendida de l, tiene las virtudes de Iris: como el arcoris, termina la tormenta que es el sufrimiento de Ignacio, y tambin es la reliquia que habr de ser el nexo entre lo humano y lo divino. Con esto el poeta compara a su hroe con una deidad de tan alta importancia. Pero no se queda ah, pues l mismo, de forma velada y oculta, se incluye en esa identificacin divina. Me parece que ese despojo de marfil que le es cortado a Ignacio, alude tambin al poema como objeto, que tambin cumple la funcin comunicativa de Iris entre los dioses y el hombre. Sigamos para ver si esto es cierto. Los versos 3 y 4 se refieren a que una vez que los sentidos se calmado tras el fin del sufrimiento del hroe, Dios acept la existencia de una nueva estirpe, que, como indican los versos siguientes, saldrn del despojo del hueso recin extrado de Ignacio. Los versos 5 y 6, un poco ms enigmticos que el resto, significan que el hueso ha sido consagrado y adems frtil, porque ser la cuna de la estirpe ignaciana: sus jesuitas. Sin embargo, los dos ltimos versos, exquisitos en su sintaxis y sus metforas, refieren que esa reliquia de Ignacio es como una Eva que Adn (igual a Ignacio) le dio al mundo. Es decir, que as como Adn procre de su propia carne a Eva y la entreg al mundo, tambin Ignacio hizo lo propio con su hueso. Y as tambin se nos aclara el verso 6, con ese hueso tan fecundo grano, es decir, frtil, pues as como Eva procrear la estirpe humana, el hueso ignaciano procrear la prole jesuita. Pero creo que hay otro sentido detrs de las palabras de Camargo, pues ese hueso, que antes asimil al poema mismo, es tambin, como Eva, una parte que el poeta entrega desde sus entraas, al mundo. Analizando otras estrofas, quiz esta interpretacin resulte ms convincente. Veamos ahora la estrofa XIII:

Alado llamas, corazn de cera,

vuela en la pretensin de su cada;

efmero cometa en ancha esfera,

su muerte impetrar de su subida:

arranc desde el pecho su carrera, 5 y de sus alas desat su vida

la terrena de afectos pesadumbre

que le neg el bravo de la cumbre.

Aqu la referencia mitolgica ni siquiera es mencionada explcitamente, aunque no es difcil identificar en la narracin de la metfora al mito de caro. Ahora, el que no haga explcita la comparacin es, a mi parecer, una muestra de que el poeta ha identificado totalmente al santo con la deidad, pues ambos pasan por los mismos sucesos, cada uno en su plano. La estrofa se refiere al momento en el que el alma de Ignacio ha salido de su cuerpo y se dirige a la luz divina. Los versos aqu son bastante difanos en comparacin con resto del poema, y los ltimos tres destacan por su significacin sentenciosa en la que Camargo deja entrever mucho de su personalidad. As, me parece que no slo Ignacio e caro emprenden ese vuelo con miras a los sublime, despegndose de la vida terrena, que, cual fuerza de gravedad, busca mantenernos con los pies en la tierra por la pesadumbre de las pasiones y los nimos. Creo que tambin nuestro poeta emprende ese vuelo. De entre lo poco que se sabe de la vida de Domnguez Camargo, podemos adjudicarle un carcter que, a pesar de su apego a lo lujoso (cuestin que ha sido interpretada como reflejo de su poesa y su escape de la realidad), tiende a un placer por la erudicin, por el momento potico, como refleja la dedicatoria de su Invectiva apologtica: Dle Dios a V.Md. vida y a m salud, para que me enve muchos romances en que yo divierta la soledad de estos desiertos. Este aspecto ha sido visto por Sabat-Rivers como un rasgo de arrogancia, caracterstica, cabe mencionar, considerada por Carilla como tpicamente barroca: al final de la Aprobacin que l mismo hace de esta obrita [Invectiva], nos da idea de la arrogancia de su personalidad y de cmo valoraba su propio quehacer literario: Yo me entiendo cuando me apruebo; yo me apruebo porque me entiendo; y yo me cierro a dos arneses, porque me apruebe quien me entendiere. As podemos decir que ms que al protagonista, estos versos le calzan al mismo poeta. Vemos pues, especialmente en la estrofa anterior, que la polisemia de Camargo no se limita a las palabras, sino que trasciende esa barrera lxica y le adjudica a toda una referencia mitolgica ms de una significacin; con caro, por ejemplo, el irracional, encendido y fatal vuelo que no logra su objetivo, como el vuelo que el alma de San Ignacio emprende ante la revelacin divina, y tambin como la elevacin potica experimentada por el mismo poeta. O, viendo el caso de Iris, pues su atributo de ser vnculo entre lo humano y lo divino, es compartido por la reliquia de San Ignacio y por el poema de Domnguez Camargo. Creo que estos ejemplos bastan para ver que esas alusiones mitolgicas no son arbitrarias, ni un mero cultismo con fines de adorno y erudicin, sino que slo esos mitos expresan las mltiples y simultneas intuiciones de nuestro poeta; mitos que, adems, hinchan de significado, permitindonos, por lo menos, las dos lecturas simultneas de este canto que he propuesto. De la atraccin de los sentidos a la palabra sublime

La lectura que propongo del poeta que se identifica con la revelacin de lo sublime para el santo, parece ser ms persuasiva analizando ya no slo las alusiones mitolgicas, sino el trayecto mismo de lo terrenal a lo divino que emprende San Ignacio. El anlisis de algunas palabras polismicas ser clave para comprobar esta interpretacin.

Comencemos con la estrofa I:

tenaz un hueso al otro se asegura,

y de bronce se emula el ms deshecho;

mas diente fiero contra la hermosura 5 del coturno, que siempre calz estrecho,

en la rodilla se relieva feo,

letrante giba contra el culto aseo.

Los versos 3 y 4 dan una imagen de la fortaleza de Ignacio, que se emula al bronce, indiferente al dolor de su herida. Pero inmediatamente, despus de esa imagen visual presenta otra que vale la pena interpretar. Los versos 5 y 6 se refieren a que ese diente fiero (que ms adelante veremos que es una alusin a Adonis) que hiri a Ignacio, no slo lo dej maltrecho, si no que atent contra la hermosura del coturno que siempre calz estrecho. Ahora, el vocablo coturno tiene tres significados que utiliza simultneamente Camargo; el primer significado de coturno se refiere a un calzado de suela de corcho sumamente gruesa usado por los actores trgicos de la antigedad para parecer ms altos, mientras que el sentido primario que le da a la palabra es el de Calzado inventado por los griegos y adoptado por los romanos, que cubra hasta la pantorrilla, pero hay un tercer significado que adquiere la palabra cuando se usa la locucin adverbial calzar el coturno, que significa Usar un estilo alto y sublime, especialmente en la poesa. Sin duda, el segundo sentido es el que el poeta nos muestra a primera instancia, y entenderamos que lo que le caus la herida estrope la hermosura de su calzado. Sin embargo, el primer sentido de la palabra que se refiere al calzado de los actores de la antigedad se muestra simultneamente al anterior, con la intencin de hacer notar que la vida que lleva Ignacio hasta ese da es falsa como la del actor en accin, porque adems el coturno lo hace ver ms alto, y un santo debe ser necesariamente humilde, como ser despus de la revelacin divina. El tercer sentido de la palabra quiz parezca impertinente, pues en ningn momento se habla de algo relacionado con la poesa. Sin embargo, la frase letrante giba en el octavo verso parece revelarnos otra cosa. Giba significa joroba, molestia, bulto; sin embargo, al recurrir a Covarrubias para revelarnos el contenido de la palabra letrante, este no puede hacer nada por nosotros. Pero podemos darnos cuenta que esa giba letrante ya no se refiere al hueso como molestia, por qu habra de ser letrante, es decir, relacionado con las letras? Yo pienso que esa frase alude a que el poeta debe quitar de su creacin esas letrantes gibas entendidas como imperfecciones literarias que no permiten calzar el coturno, es decir, lograr un estilo alto y sublime en el poema. Son imperfecciones que atentan contra el culto aseo del verso, y no slo del cuerpo del Santo. Estos versos, pues, a partir de la polisemia de la palabra coturno, seguida por la metfora letrante giba, adquieren otras dos significaciones veladas que acontecen de manera simultnea en ellos. Una muestra de la maestra potica y verbal de Domnguez Camargo, quien logra moldear tenuemente las palabras, como perlas irregulares que tienen un brillo diferente segn desde donde se les observe. Ya vimos que el poeta, al hablar de este pasaje de la vida de San Ignacio, est hablando tambin de s mismo y su actividad creadora. Lo siguiente es ver ahora la calidad literaria con la que Camargo nos expresa ese desprendimiento de lo terrenal ante la revelacin de lo sublime. Tomemos los siguientes versos de las estrofas II, III y IX:Estrofa II: desnudse de humano, y impaciente dentada sierra contra s acicala;

ms repetirse al blando lecho siente, 5 que si iterara su rigor la bala;

Estrofa III:

no a la ley del dolor, bronce te exenta:

dale audiencia a tu riesgo, crudo Marte; 7 No te condenes sin orte parte. Estrofa IX:

Reitera el lecho, mrtir de la gala;

vive a la pluma, asiste a la cortina; 2 desganado al dosel que le regala, 5 salsa de las holandas, determina,

por pasar las viandas de los das,

un libro vano de caballeras.

Los versos de la segunda estrofa tienen una carga visual y tctil (la palabra siente del quinto verso) muy potente. Adems los versos 3 y 4, debido a la polisemia, dan un preludio de lo que ser la revelacin del Santo. La metfora desnudse de humano del tercer verso, es usada en dos sentidos simultneos, uno de ellos velado. Lo evidente es que esa metfora expresa la accin de que Ignacio se ha quitado la ropa para que la impaciente y dentada sierra pueda hacer su trabajo. Pero tambin puede entenderse en un sentido casi espiritual, si vemos la metfora como una alusin a que Ignacio se est desprendiendo poco a poco de lo que lo hace humano para poder llegar a ser un Santo; as, el hroe que sufre no slo se quita la ropa, sino tambin lo que lo hace humano. Retomemos las expresiones sensoriales de la estrofa II y veamos cmo se nos muestra un sentido ms, esta vez el del odo, en la siguiente estrofa. El verso 7, dale audiencia a tu riesgo, crudo Marte; nos presenta ahora al odo como un medio por el que el Santo podr evitar su dolor. El poeta, en estas dos estrofas, nos ha mostrado los sentidos como algo positivo, pues adems de que el lecho es placentero por blando, el yo lrico le habla a su propio hroe aconsejndole que le haga caso a esos sentidos. Sin embargo, Ignacio, cual piedra, permanece indiferente a ellos.

Ahora veamos la estrofa IX, en la que encontramos ya una explosin y un goce total de los sentidos, una vez que el sufrimiento de la operacin ha pasado. Pero veamos antes los primeros dos versos, pues en ellos encuentro nuevamente una referencia al poeta, mrtir de la gala, un poco ms evidente que las anteriores, pero todava velada por los significados ocultos de la palabra. El epteto, mrtir de la gala, que Camargo le adjudica a Loyola, parece adjudicrselo tambin a s mismo. Alude al Santo cuando le damos a la expresin el sentido de que sufri por la gala, es decir, por la hermosura que aquel hueso relevado le nublaba. Pero si vemos el otro significado que tiene el vocablo gala, actuacin artstica de carcter excepcional, ese mrtir difcilmente puede referirse, con ese sentido, a Ignacio, y me parece que es una autorreferencia del poeta como aquel que muere por sus creencias, y esas creencias son meramente artsticas. Esta interpretacin que hago la refuerza, adems, el verso siguiente: vive a la pluma, asiste a la cortina. Esas acciones no encajan muy bien con la narracin sobre Loyola, y ese vivir a la pluma parece referirse a la actividad literaria, y la siguiente expresin, asiste a la cortina, si recurrimos nuevamente a la polisemia de las palabras. El sentido evidente de la expresin es que la cortina, segn Covarrubias, paramentos que cubren la cama, socorre a Ignacio, le da el placer sensorial del lecho. Pero el otro sentido de la expresin lo encontramos si entendemos la palabra cortina como hacer demostracin de algn caso maravilloso, y otro de encubrirle o como aquello que encubre y oculta algo. Camargo estara diciendo entonces que el poeta es aquel que sirve a la demostracin de algo maravilloso, al mismo tiempo que lo est ocultando. Concepcin que bien se ajusta a su mismo estilo barroco, y a la poesa en s, que es (entre muchas otras cosas) el acto creador y re-creador de decir de otro modo las cosas. En cuanto al trayecto que venamos trazando de los sentidos, esta estrofa es ya un goce total de estos, un disfrute, una vez pasado el sufrimiento, que es una explosin de sensaciones. El verso 5 es una exquisita expresin del contacto sensorial de Loyola con so lecho, que en el siguiente verso pasa a ser, adems, mediante una gustosa metfora, una deliciosa construccin verbal del tacto, la vista y el gusto a la vez: salsa de las holandas, refirindose al Santo tendido sobre el lecho. Se trata de una imagen que explota los sentidos del tacto, el gusto y la vista, (y me atrevera a decir que tambin del odo por la suave y alargada sonoridad del verso) a la vez. El verso 7, gracias a la polisemia de la palabra vianda, sigue aludiendo a un deleite sensorial, que se tendr ahora con la lectura de un libro de caballeras, el cual, como un alimento (vianda) ser el sustento de sus das. Sin embargo, hay una palabrita en el octavo verso que modifica totalmente el regocijo sensorial de toda la estrofa. Al calificar como vano al libro de caballeras, est diciendo que tambin los sentidos son vanos, porque el libro de caballeras se relaciona con la vianda, el gusto, que se relaciona con la salsa de las holandas, que a su vez se relaciona con el gozo que le regala el lecho. Al afirmar veladamente Camargo que los sentidos son vacos y faltos de sustancia, est acrecentando el gozo mstico que experimentar el Santo. Este ver a los sentidos como estorbosos y huecos, nos muestra a un Camargo un poco amargo, como l mismo juega con su nombre en su Invectiva. No obstante, creo que se trata ms bien de una repuesta metafrica al ejercicio disciplinario que la orden religiosa impona; lucha sin tregua contra la tentacin de los sentidos, esto es el despojamiento de las ataduras de lo sensual, partiendo del reconocimiento y aceptacin de su presencia. Sin embargo, ms all de la forma de pensar de nuestro poeta sobre este tema, las virtudes literarias de esta estrofa son innegables. Despus de leer una hagiografa, a falta de libro de caballeras, Loyola se desprende de lo terrenal y experimenta un acercamiento mstico con lo sublime. Despus de que su alma lo abandona para llenarse de luz en el norte sagrado y regresa para verter esa luz divina en el cuerpo de Ignacio, nos dice el poeta que su hroe ha resucitado y que adems se le ha revelado el mundo como una escritura divina, aludiendo al tpico de el libro de la naturaleza. Son de un ingenio impresionante los versos de la estrofa XVIII, en la que adems, se hace explcita la identificacin ya no slo del poeta con el Santo, sino tambin la del poeta con el mismo Dios! A continuacin transcribo un fragmento de dicha estrofa: perfrasis son tuyos el arreo 5

que en cultas flores tu elocuencia ordena;

antonomasia el hombre a ser viviente;

e hiprbole de luz, el sol ardiente. Es tal la calidad artstica de estos versos que aspiran inclusive a la iconicidad, pues cuando habla de la perfrasis, hace una perfrasis, cuando habla de una ordenacin culta, hace un hiprbaton, cuando alude a una antonomasia, escribe una antonomasia, y cuando menciona a la hiprbole, expresa una hiprbole! Camargo logra entonces esa sntesis entre forma y contenido que la poesa clsica aspiraba como ideal. En cuanto al xtasis que nos presenta el poema, primero hay que recordar qu implica dicho concepto. Se nos presenta en el poema como un acto de unin mstica entre Ignacio y Dios por medio de la lectura de una hagiografa, y despus de elevarse del terreno sensorial. Pero el xtasis no necesariamente se alcanza como unin mstica entendida en sentido teolgico, sino que implica una accin en la que partimos de este mundo siendo unos, atravesamos el camino de la liberacin (de ese mundo y de uno mismo) hasta alcanzar una esencia de nosotros o del mundo, pero no para quedarnos ah, sino que es necesario un retorno a nosotros y a este mundo, pero siendo otros. El xtasis es un salir de uno para encontrarse a s mismo. En el caso de San Ignacio se da por medio de una experiencia mstica, pero implcitamente, y sobre todo por la forma en la que est expresado ese xtasis, con referencias de figuras literarias, tambin el poeta alcanza un xtasis a partir de percibir este mundo con los ojos del distanciamiento y regresar a expresarlos cargados de significacin y de cualidades estticas.

A lo largo del canto vemos pues que el poeta no slo est hablando de San Ignacio, sino que, gracias a la polisemia de algunas palabras, alude de forma velada a su misma actividad potica.

Conclusin

Los estudios de la obra de Camargo van poco a poco encontrando nuevas virtudes literarias, y ya no slo histricas o culturales en el poeta. Despus de la aproximacin a este canto pudimos ver algunas de sus excelencias artsticas. Camargo, al menos a m, no me interesa tanto desde el punto de vista temtico de su obra, sino por esa visible labor que hay detrs de su lenguaje, de esas metforas y juegos lricos que si bien su abundancia retrasa la narracin hasta el punto en el que el lector pierde de vista la historia principal, su lujo se convierte en la razn por la que se escribe e incluso la razn por la que uno lee el poema.

Dice Sapir que el lenguaje es la materia prima de la literatura, y Camargo trabaja sobre esa materia de tal forma que parece que su labor es cincelar el verso, tan magistralmente que crea la ilusin de una libertad absoluta. No se perciben en l las restricciones formales impuestas por los materiales [] parece como si hubiera un infinito margen de libertad entre la plena utilizacin de la forma por el artista y el mximo rendimiento de que son capaces por s mismos los materiales.

Queda todava mucho por estudiarle a este maestro del verso y la polisemia, pero espero que este breve ensayo aporte algo a la prometedora crtica de este exquisito poeta santafereo.

BIBLIOGRAFA

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SABAT-RIVERS, Georgina. Interpretacin americana de tpicos clsicos en Domnguez Camargo: la navegacin y la codicia en Edad de Oro, Vol. 10, 1991, pp. 187-198.

SAPIR, Edward. El lenguaje. Mxico: FCE, 2004, 280 p. Utilizo la edicin de sus Obras preparada por Giovanni Meo Zilio y Horacio Jorge Becco en Editorial Ayacucho.

En especial gracias a la antologa en honor del poeta cordobs que realiz el poeta y crtico espaol Gerardo Diego, as como por los esfuerzos de Emilio Carilla.

De entre las que revis, solamente en la Historia de la literatura hispanoamericana de Jos Miguel Oviedo no encontr mencin alguna de nuestro poeta.

Emilio Carilla, La lrica hispanoamericana colonial en Historia de la literatura hispanoamericana, p. 260.

Jos Ramn Median, Diccionario enciclopdico de las letras de Amrica Latina, p. 1543.

Giovanni Meo Zilio, en Introduccin de Obras de Hernando Domnguez Camargo, p. XCV

Gerardo Diego, La poesa de Hernando Domnguez Camargo en nuevas vsperas, p. 133

Para Pedro Henrquez Urea, en Las corrientes literarias en la Amrica Hispnica, las obras barrocas producidas de este lado Atlntico son productos culturales independientes de la pennsula, con caractersticas propias de un barroco de indias; por otro lado, para E. Carilla, en su obra La literatura barroca en Hispanoamrica, la literatura barroca de Amrica debe ser entendida como extensin (no por ello sin valores artsticos propios) de la producida en Espaa. Desde el punto de vista antropolgico, sociolgico, o incluso psicolgico la cuestin es importante, sin embargo, desde el punto de vista artstico y literario, no me resulta de singular inters.

Kathryn Mayers, American Artifice: Ideology and ekphrasis in the Poema Heroico a San Ignacio Loyola, p. 3. Esta traduccin y las consecuentes de dicho artculo son mas.

Adems de los ya mencionados artculos de Mayers, y Diego, son interesantes desde el punto de vista tanto cultural como literario los siguientes: Naturaleza y Barroco en Hernando Domnguez Camargo de Carmen de Mora Valcrcel, Interpretacin americana de tpicos clsicos en Domnguez Camargo: La navegacin y la codicia de Georgina Sabat-Rivers, y En el espacio de la subversin barroca de Ester Gimbernat de Gonzlez. De menor profundidad pero valioso desde el punto de vista literario resulta el artculo La fuente de dos pasajes de San Ignacio de Loyola de Domnguez Camargo que rastrea en otros poetas diferentes a Gngora, la fuente de algunos versos de Camargo.

Vid. G. Meo Zilio, op. cit.

Vid. Ester Gimbernat de Gonzlez, La expresin de la espiritualidad ignaciana en el Poema Heroico de Hernando Domnguez Camargo. En este artculo la autora encuentra en los Ejercicios espirituales del fundador de la Compaa de Jess, la clave para acceder a la comprensin y a la valoracin del poema. No obstante, pienso que un lego en el tema como yo, puede disfrutar de la experiencia literaria del poema aun cuando no sienta afinidad temtica con l. Hago mas las palabras de Antonio Alatorre cuando dice: Un lector catlico, que siente como cosa real el comercio entre Cristo y el alma, forzosamente lee la poesa mstica con ojos distintos de los que un agnstico [como yo], para el cual esas cosas son ilusin, en Ensayos sobre crtica literaria, p. 21.

Johannes Pfeiffer, La poesa, p. 11.

Helena Beristin, Diccionario de retrica y potica, p. 153.

A lo largo del anlisis recurrir a los diccionarios de la Real Academia Espaola, al Tesoro de la Lengua Castellana y al Diccionario de Autoridades. No remitir la cita de la definicin en cada palabra consultada por no hacer prolija la exposicin.

Hernando Domnguez Camargo, op. cit., p. 110.

Ibidem. p. 112.

Ibidem. p. 423

G. Sabat-Rivers, op. cit., p. 188.

H. D. Camargo, op. cit., p. XLI.

Por cuestiones de espacio no transcribir enteras las estrofas, sino slo aquellos versos que resulten necesarios para comprobar mi exposicin. Al interesado en ver el canto completo lo remito a: H. D. Camargo, op. cit., pp. 109-114.

La entrada que ms se aproxima a dicho vocablo es la de Letra. En el diccionario de la RAE y en el de Autoridades tampoco hay entrada para dicha forma.

La primera definicin es de Covarrubias y la segunda del DRAE.

Tiene dos significados afines por su negatividad: falto de realidad, sustancia o entidad y hueco, vaco, falto de solidez.

E. Gimbernat de Gonzlez, En el espacio de la subversin barroca, p. 526.

Aqu no ahondar al respecto, pero sera interesante un anlisis de esas estrofas desde este punto de vista. Para un anlisis excelente del tpico, vid. Ernst Robert Curtius, Literatura Europea y Edad Media Latina, pp. 448-457.

K. Mayers, op. cit., p. 6.

Edward Sapir, El lenguaje, p. 251.

Ibidem. p. 250

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