la oralidad y la escritura ii: signos no alfabéticos y

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La Oralidad y la Escritura II: Signos no alfabéticos y palabras icónicas - que hay principalmente dos grandes concepciones. En la primera, - un conjunto de sonidos (escrituras silábicas) o bien, a un signo por sonido (escrituras fonéticas). Esta teoría presupone que una cultura debe evolucionar de un estadío a otro. En esta aprecia- ción pesa una vieja concepción etnocentrista, que considera que una cultura es superior porque ha alcanzado un mayor grado de abstracción que le permite expresarse con fonogramas, es decir, donde a un sonido le corresponde un signo. El ideograma y el alfabeto como concepto se excluyen recíprocamente, son consid rados términos antinómicos. Sin embargo, esta teoría no tiene en cuenta que alrededor del núcleo alfabético proliferan otro tipo de signos no alfabéticos. Lo que se dice vs. lo que se escribe - mer lugar con el sistema alfabético, las letras de la A a la Z, que caja alta y baja; luego, otros signos de características no alfabé- asociado a una imagen, un dibujo o una representación como por ejemplo el & ampersand), signos de puntuación (coma , / punto y coma ; / dos puntos : / punto . / interrogación ¿? / admiración ¡! / puntos suspensivos ... / paréntesis ( ) / corchetes [ ] / raya - / guión – / comillas italianas “ ” / comillas inglesas “ “ / asterisco * / apóstrofe ‘ / párrafo §), etc. Signos numerales El número es sin duda el concepto más abstracto que el hombre- más que una de las múltiples representaciones posibles. Los primeros números escritos, eran simplemente signos iguales que se limitaban a contar hasta llegar al número deseado. Por ejemplo uno era ‘, dos ‘’, cinco ‘’’’’, ocho ‘’’’’’’’, y así sucesivament hasta llegar al numero deseado. Con el paso del tiempo, se los empezó a separar en grupos, preferentemente de a diez (es el sistema más utilizado en la antigüedad). A estos grupos se los (100), y así sucesivamente. Este sistema lo utilizaban princi- palmente los babilonios, con su escritura cuneiforme. En las primeras etapas de su desarrollo, los griegos usaron un sistema semejante, pero en épocas posteriores se generalizó un método alternativo. Recurrieron al empleo de otro sistema ordenado: el de las letras del alfabeto. El cero fue concebido por los hindúes cerca del año 500. Denominaron a este símbolo sunya, que quiere decir vacío. Es- tefue un gran avance porque ya no se confundirían los números como el 507 con el 5 7 (forma utilizada anteriormente, dejan- doun espacio entre los números). Este símbolo de la nada fue recogido por los árabes hacia el s.VIII, quienes lo denominaron céfer, que en su idioma quería decir vacío. Esta palabra dio origen a las palabras castellanas cero y cifra. Con mucha lentitud llega- ron los números arábigos a occidente y reemplazaron a los nú- meros romanos, que ya se habían esparcido por todo su imperio. Fue un matemático italiano, Leonardo Fibonacci (1170-1240), el primero en escribir sobre los números arábigos en occidente. Tuvo la ocasión de viajar por el norte de África, donde aprendió la numeración árabe y la notación posicional (el cero). Escribió un libro sobre el tema en 1202, Liber Abaci (o libro del ábaco), que sirvió para introducir los números arábigos en Europa, pero los romanos aún se mantuvieron en vigor durante tres siglos más. El matemático italiano Geronimo Cardano (1501-1575), fue el- que demostró, en 1545, que las deudas y los fenómenos similares se podían tratar con números negativos. Hasta ese momento, los matemáticos habían creído que todos los números tenían que ser mayores que cero. Sin embargo, los números no sólo se los utilizan para realizar cálculos matemáticos o contables, sino que también adquieren diversas funciones: con el uso del número, un signo reemplaza una palabra de la lengua, condensa un concepto. El término cua- tro es reemplazado por el signo 4. Si bien el nombre del número cambia según la lengua, no varía el signo que lo representa y puede ser comprendido por todos. Incluso alfabetos no latinos lo utilizan junto al propio por su amplio reconocimiento. Veamos algunas funciones particulares del elemento número: Fechado. Siete de octubre de mil novecientos noventa y nueve se transforma en 7/10/99 o en 7-10-99. Esta manera de comunicar una fecha, instaurada por convención de forma abreviada, com- bina dos tipos de signos no alfabéticos: numeral barra o numeral guión. De cualquiera de las dos formas en que se exprese, se Numeración ordinal. Como abreviatura de séptimo, puede ad- quirir dos formas: 7º o 7mo. En el primer caso aparece el cerillo (otro signo no alfabético), y en el segundo el siete está seguido decir colocar la sílaba arriba en forma de superíndice. Para indicar numeración de inmuebles, por ejemplo Av. San Juan 800-900 se lee avenida San Juan altura ochocientos al novecientos. Para expresar medidas de cantidad, 3/4 tres cuartos, o de tiem- po, 12:45 que a su vez se puede leer como doce horas cuarenta y cinco minutos o una menos cuarto. Para cantidades, al ritmo de una economía decadente, nos ve- mos rodeados de los famosos todo por dos pesos que acumulan dos por uno o lleve dos al precio de uno o su equivalente pague uno y lleve dos. Los signos matemáticos también reemplazan una o más pala- ≤ menor o igual que, ≥ mayor o igual que, etc. Otros signos que reemplazan una palabra: $ pesos, º grado; comillas al lado de un número hacen referencia a medidas mínimas de tiempo: ya sean minutos 1’ o segundos 1”.

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Page 1: La Oralidad y la Escritura II: Signos no alfabéticos y

La Oralidad y la Escritura II: Signos no alfabéticos y palabras icónicas

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que hay principalmente dos grandes concepciones. En la primera, -

un conjunto de sonidos (escrituras silábicas) o bien, a un signo por sonido (escrituras fonéticas). Esta teoría presupone que una cultura debe evolucionar de un estadío a otro. En esta aprecia-ción pesa una vieja concepción etnocentrista, que considera que una cultura es superior porque ha alcanzado un mayor grado de abstracción que le permite expresarse con fonogramas, es decir, donde a un sonido le corresponde un signo. El ideograma y el alfabeto como concepto se excluyen recíprocamente, son consid rados términos antinómicos.

Sin embargo, esta teoría no tiene en cuenta que alrededor del núcleo alfabético proliferan otro tipo de signos no alfabéticos.

Lo que se dice vs. lo que se escribe-

mer lugar con el sistema alfabético, las letras de la A a la Z, que

caja alta y baja; luego, otros signos de características no alfabé-

asociado a una imagen, un dibujo o una representación como por ejemplo el & ampersand), signos de puntuación (coma , / punto y coma ; / dos puntos : / punto . / interrogación ¿? / admiración ¡! / puntos suspensivos ... / paréntesis ( ) / corchetes [ ] / raya - / guión – / comillas italianas “ ” / comillas inglesas “ “ / asterisco * /apóstrofe ‘ / párrafo §), etc.

Signos numeralesEl número es sin duda el concepto más abstracto que el hombre-

más que una de las múltiples representaciones posibles.

Los primeros números escritos, eran simplemente signos iguales que se limitaban a contar hasta llegar al número deseado. Por ejemplo uno era ‘, dos ‘’, cinco ‘’’’’, ocho ‘’’’’’’’, y así sucesivament hasta llegar al numero deseado. Con el paso del tiempo, se los empezó a separar en grupos, preferentemente de a diez (es el sistema más utilizado en la antigüedad). A estos grupos se los

(100), y así sucesivamente. Este sistema lo utilizaban princi-palmente los babilonios, con su escritura cuneiforme. En las primeras etapas de su desarrollo, los griegos usaron un sistema semejante, pero en épocas posteriores se generalizó un método alternativo. Recurrieron al empleo de otro sistema ordenado: el de las letras del alfabeto. El cero fue concebido por los hindúes cerca del año 500.

Denominaron a este símbolo sunya, que quiere decir vacío. Es-tefue un gran avance porque ya no se confundirían los números como el 507 con el 5 7 (forma utilizada anteriormente, dejan-doun espacio entre los números). Este símbolo de la nada fue recogido por los árabes hacia el s.VIII, quienes lo denominaron céfer, que en su idioma quería decir vacío. Esta palabra dio origen

a las palabras castellanas cero y cifra. Con mucha lentitud llega-ron los números arábigos a occidente y reemplazaron a los nú-meros romanos, que ya se habían esparcido por todo su imperio.

Fue un matemático italiano, Leonardo Fibonacci (1170-1240), el primero en escribir sobre los números arábigos en occidente. Tuvo la ocasión de viajar por el norte de África, donde aprendió la numeración árabe y la notación posicional (el cero). Escribió un libro sobre el tema en 1202, Liber Abaci (o libro del ábaco), que sirvió para introducir los números arábigos en Europa, pero los romanos aún se mantuvieron en vigor durante tres siglos más.

El matemático italiano Geronimo Cardano (1501-1575), fue el-que demostró, en 1545, que las deudas y los fenómenos similares se podían tratar con números negativos. Hasta ese momento, los matemáticos habían creído que todos los números tenían que ser mayores que cero.

Sin embargo, los números no sólo se los utilizan para realizar cálculos matemáticos o contables, sino que también adquieren diversas funciones: con el uso del número, un signo reemplaza una palabra de la lengua, condensa un concepto. El término cua-tro es reemplazado por el signo 4. Si bien el nombre del número cambia según la lengua, no varía el signo que lo representa y puede ser comprendido por todos. Incluso alfabetos no latinos lo utilizan junto al propio por su amplio reconocimiento.

Veamos algunas funciones particulares del elemento número: Fechado. Siete de octubre de mil novecientos noventa y nueve se transforma en 7/10/99 o en 7-10-99. Esta manera de comunicar una fecha, instaurada por convención de forma abreviada, com-bina dos tipos de signos no alfabéticos: numeral barra o numeral guión. De cualquiera de las dos formas en que se exprese, se

Numeración ordinal. Como abreviatura de séptimo, puede ad-quirir dos formas: 7º o 7mo. En el primer caso aparece el cerillo (otro signo no alfabético), y en el segundo el siete está seguido

decir colocar la sílaba arriba en forma de superíndice.

Para indicar numeración de inmuebles, por ejemplo Av. San Juan 800-900 se lee avenida San Juan altura ochocientos al novecientos.

Para expresar medidas de cantidad, 3/4 tres cuartos, o de tiem-po, 12:45 que a su vez se puede leer como doce horas cuarenta y cinco minutos o una menos cuarto.

Para cantidades, al ritmo de una economía decadente, nos ve-mos rodeados de los famosos todo por dos pesos que acumulan

dos por uno o lleve dos al precio de uno o su equivalente pague uno y lleve dos.

Los signos matemáticos también reemplazan una o más pala-

≤ menor o igual que, ≥ mayor o igual que, etc. Otros signos que reemplazan una palabra: $ pesos, º grado; comillas al lado de un número hacen referencia a medidas mínimas de tiempo: ya sean minutos 1’ o segundos 1”.

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Signos de puntuaciónSi bien ya en el año 800 a.C. los semitas usaban la puntuación por primera vez, donde unos “acentos” verticales separaban frases, al difundirse las escrituras minúsculas surgió la necesidad de crear nuevos signos y en la época carolingia, con su perfeccionamiento se puso mayor cuidado a la hora de puntuar. Durante el s.IX, a menudo aparecía un punto en la mitad de la línea para una pausa breve; un punto seguido de una coma; un punto sobre una coma;

dictandi se indicaba punto y barra para la pausa breve; punto o

El signo de interrogación se presentó de diferentes formas, la más conocida fue un punto sobre el que se trazaba una línea curva oblicua.

Los acentos se trazaban como ápices sobre monosílabos largos o como signos tónicos. Uno de los aspectos de la gramática que nos han enseñado es el uso apropiado de los signos de puntua-ción. Sus aplicaciones están precisadas por reglas tradicionales y ordenan el uso de la puntuación en el texto convencional. No obstante, al escribir, la mayoría de nosotros usamos la puntuación

sustituimos, improvisamos y alteramos varias de las reglas que nos han sido enseñadas: la aplicación, en general, está determi-nada por la tradición y el estilo personal del que escribe. No se pronuncian, no poseen un equivalente oral, en la lectura en voz alta indican una pausa de la voz más o menos prolongada. Su de-sarrollo está ligado a la lectura visual, es necesario percibir límites

o enumeraciones, coma. El tipo de oración es determinado por el uso de puntuación interrogativa ¿? o exclamativa ¡!. Las comillas se utilizan para señalar el discurso del otro, o para destacar alguna característica. La función de los asteriscos es la de movedores visuales, señalan otra dirección para informarse de una referen-

puntuación es dejada de lado, o sobreentendida, es la que designa el número telefónico. Los números de teléfono son indicados tradicionalmente por los paréntesis que encierran el código y por un guión colocado entre los siguientes 3 o 4 números y los últi-

paréntesis o insertando un espacio después del código: 212 254-

eliminar el punto.

Los signos de puntuación tienen un valor tonal como lo tienen las letras del alfabeto; también tienen cuerpo y energía, que varia-

del siguiente modo: mayores ¿? ¡! intermedios : ; “ “ ( ) / y meno-res , - ´ … * -. Estos signos varían sensiblemente de un alfabeto

cuadrado en Helvética, romboidal en la Goudy y ovalado en Ultra Bodoni. Puntuaciones de peso menor están más asociadas

gran cuerpo como, por ejemplo, los signos de interrogación o de

TIPS•

Las abreviaturas y las siglas se diferencian también en su escritura: las abreviaturas siempre se escriben con punto (pág., s., apdo.), las siglas y acrónimos se escriben mayoritariamente sin punto (APA, ONU); las abreviaturas tienen plural (págs., ss., apdos.), las siglas son invariables (las ONG, las APA); las abreviaturas conservan la tilde en la misma letra que lleva la tilde en la palabra que representan (pág., admón.), las siglas nunca llevan tilde. El académico Manuel Seco, en su Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española explica claramente cómo

esas familias.

Palabras icónicasUn capítulo de la evolución de la escritura lo constituyen las abreviaturas; según los períodos y las formas de la escritura, éstas se utilizaron para aligerar lo extenso de la obra y para reducir el consumo de soporte escritorio. Los sistemas de abreviatura

-vencional y el de escribir el vocablo con una o más letras. Para escribir el vocablo reducido de una o más letras existieron varios modos de abreviar las palabras, si a la parte inicial se le añadía

-ción”, si se escribía también alguna letra intermedia omitiendo

la suspensión se hacia sobre la primera letra de una palabra se llamaba “siglas”.

de palabras, obtenida por eliminación de algunas de las letras o sílabas de su escritura completa. En principio, cualquier palabra puede ser abreviada (salvo, claro está, las que tienen ya una forma propia reducida), de ahí que suela distinguirse entre abreviaturas personales, las que cualquier hablante particular genera para uso propio en su escritura privada, y convencionales, que son aquellas reconocidas y empleadas comúnmente por los usuarios de una lengua. Dentro de las abreviaturas convencionales, las hay de uso general, mientras que otras restringen su uso a situaciones parti-culares, como es el caso, por ejemplo, de las abreviaturas que un autor utiliza dentro de un libro, y que deben recogerse al princi-

de la palabra abreviada, aunque haya ejemplos difundidos en que solo se elimina una: vid. (vide). El uso de las abreviaturas con-vencionales no es libre, sino que está limitado a ciertos contextos y sometido a ciertas reglas; así, en general, no pueden utilizarse las abreviaturas en cualquier lugar del texto: de repente, miré a la izqda. y los vi juntos. Las abreviaturas de tratamientos solo deben emplearse antecediendo al nombre propio (Sr. González, D.ª Juana, etc.). Tampoco es apropiado escribir una cantidad con

pts. (cinco pesetas).

Sigla. La palabra designa, por un lado, cada una de las letras iniciales de las palabras que forman parte de una denominación y, por otro, la palabra formada por el conjunto de estas letras iniciales. Las siglas se utilizan para referirse de forma abreviada a organismos, instituciones, empresas, objetos, sistemas, asocia-ciones, cuyos nombres complejos hacen enojosa su denomina-ción completa cada vez que se quiere hacer referencia a ellos. Dependiendo de su estructura formal, pueden distinguirse tres tipos de siglas:

a./ Aquellas de lectura silábica normal, que se leen tal y como se escriben: ONU, OTAN, ovni. Por esta razón, muchas de estas siglas acaban incorporándose como sustantivos comunes al cau-dal léxico del idioma. Hay que tener en cuenta, no obstante, que

distinguir abreviaturas y siglas: unas y otras sirven para abreviar lo que se escribe; pero la abreviatura se lee traduciendo lo escrito por lo que en ello se representa (así, Sr. se lee forzosamente “señor”, EE. UU. se lee “Estados Unidos”) mientras que la sigla no se traduce sino que se lee tal como está escrita, bien como una palabra como en el caso de APA o BOE, bien deletreándola como en ISBN. Las abreviaturas no son más que formas acortadas en la escritura; las siglas son verdaderas palabras usadas tanto en la escritura como en el habla.

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cuando una sigla está compuesta solo por vocales, cada una de ellas se pronuncia de manera independiente y conserva su acento fonético: la UE (Unión Europea) debe pronunciarse [ú-é]; la OEA (Organización de Estados Americanos) debe pronunciarse [óé- á], y no [oéa] ni [oeá].

b./ Aquellas cuya forma impronunciable obliga deletrear: FBI [éfe-béí], DDT [dédé-té], KGB [ká-gé-bé]. En ocasiones, se han creado a partir de estas siglas, integrando las vocales necesarias para su pronunciación, verdaderas palabras que se han incorpo-rado a los diccionarios: elepé, de LP long play ; dedeté, de DDT dicloro-difenil-tricloroetano.

c./ Aquellas que se leen combinando ambos métodos: PCUS [pe-cús] (Partido Comunista de la Unión Soviética), CTIC [ce-tík]

de-rróm] (Compact Disc Read-Only Memory). También en este caso pueden generarse palabras a partir de la sigla: cedé [Esp.] o cidí [Am.] (esta última a partir de la pronunciación inglesa de la sigla CD).

Acrónimo. La palabra designa, por un lado, el término formado-por la unión de elementos de dos o más palabras, constituido nor-

o, también, por otras combinaciones (docudrama, de documental dramático; módem, de modulación y demodulación; Mercosur, de Mercado Común del Sur). También se llama acrónimo a la sigla que se pronuncia como una palabra: OTAN, ovni, sida. Debido a su forma pronunciable, es muy frecuente que los acrónimos, tras una primera fase en que aparecen escritos con mayúsculas por su condición de siglas (OVNI, SIDA), acaben por incorporarse al léxico común del idioma y se escriban, por ello, con minúsculas (ovni, sida), salvo cuando se trata de nombres o denominaciones que exigen su escritura con inicial mayúscula (Unesco, Unicef ).

SistemasUn sistema de piezas debe pensarse y diseñarse como una unidad. Cada elemento que lo compone debe tener con sus pares algo más que coherencia, deben interrelacionarse entre ellos para que en la sumatoria de cada una de sus individualidades potencien el conjunto: su articulación es una efectiva complementación vertical entre lo micro y lo macro, acompañada de una comple-

estimular su potenciación recíproca. Así, un sistema es un ida y vuelta: cada decisión tomada debe corresponderse con las demás, retroalimentándose el todo con las partes, y viceversa.

El elemento de unión e interrelación de piezas, la idea rectora,

denomina programa -rrelacionadas conforman el sistema. Si este funciona como tal, cualquier cambio que sufra alguno de sus elementos constitutivos repercutirá en el resto del conjunto.

El Programa. Constantes y Variables El programa entonces rige a un sistema, y es el conjunto de cons-tantes y variablesdel mismo.

la pertenencia o parentesco visual y conceptual entre las piezas. Esta pertenencia será viable mediante la decisión proyectada de continuar o discontinuar ciertos elementos, poniendo en juego una importante diversidad de recursos.

Para determinar qué se transformará en constante o variable

de posibilidades existentes y acotar la selección según se crea necesario:

.Desde la materialidad: soporte, espesores, rugosidades, tamañosde los campos, opacidades, articulaciones...

.Desde el color: situaciones monocromáticas, tonalidades, selección de colores complementarios o suplementarios....

.Desde el procesamiento: tamaños de cuerpos, ampliaciones, reducciones, encuadres...

.Desde las funciones: piezas de presentación, de información o de lectura ordenada, de lectura aleatoria o de consulta, piezas de mirada...

.Desde la ocupación en el campo: tensiones, jerarquías, peso visual: piezas más llenas o más vacías, cantidad de layers de escritura en un mismo soporte, relación frente / dorso....

.Desde el clima visual:negación del vacío como recurso...

De acuerdo a las características propias del programa –es decir a la cantidad, diversidad y tipo de elementos tomados para que formen parte del grupo de constantes y variables– tendremos sistemas muy diversos. Sean estos formaleslas piezas), conceptuales (el partido conceptual funcionando como eje regulador de mayor jerarquía) o mixtos (donde cada recurso

nuevas partes constitutivas sin poner en riesgo su identidad tendre mos un sistema abierto. En el polo opuesto, podemos encontrar sistemas con programas muy acotados que no acepten nuevas piezas sin que se resienta su integridad y lógica. Éstos cuentan con una apertura muy reducida, o directamente son considerados sistemas cerrados.