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LA NACIÓN EBRIA 1 La Nación Ebria. La construcción del imaginario social de la bebida y la embriaguez en Bogotá. 1850- 1950 Andrés Mauricio Vargas Rincón Universidad Distrital francisco José de Caldas Facultad de Ciencias y Educación Maestría en Investigación Social Interdisciplinaria Bogotá D.C, Colombia 2016

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LA NACIÓN EBRIA 1

La Nación Ebria.

La construcción del imaginario social de la bebida y la

embriaguez en Bogotá.

1850- 1950

Andrés Mauricio Vargas Rincón

Universidad Distrital francisco José de Caldas

Facultad de Ciencias y Educación

Maestría en Investigación Social Interdisciplinaria

Bogotá D.C, Colombia

2016

LA NACIÓN EBRIA 2

La Nación Ebria.

La construcción del imaginario social de la bebida y la embriaguez en

Bogotá.

1850-1950

Andrés Mauricio Vargas Rincón

Tesis presentada para optar por el titulo de Magister en investigación Social interdisciplinaria

Director Héctor José Lara Romero.

Línea de Investigación Imaginarios y Representaciones

Universidad Distrital francisco José de Caldas

Facultad de Ciencias y Educación

Maestría en Investigación Social Interdisciplinaria

Bogotá D.C. Colombia

2016

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"Hay que estar siempre ebrio. Todo consiste en eso; es la única cuestión. Para no sentir el peso horrible del Tiempo, que os rompe los hombros y os inclina hacia el suelo, tenéis que embriagaros sin tregua. Pero, ¿de qué? De vino, de poesía o de

virtud, como queráis. Pero embriagaos. Y si alguna vez, en las gradas de un palacio, sobre la verde hierba de un foso, en la triste soledad de vuestro cuarto, os despertáis, disminuida ya o disipada la embriaguez, preguntad al viento, a las olas, a las estrellas, a los pájaros, al reloj, a todo lo que huye, a todo lo que gime, a todo lo que gira, a todo

lo que canta, a todo lo que habla, preguntadle qué hora es; y el viento, las olas, las estrellas, los pájaros, el reloj, os contestarán: ‘¡Es la hora de embriagarse!‘ Para no ser

los esclavos martirizados del Tiempo, embriagaos; embriagaos sin cesar. De vino, de poesía o de virtud, como queráis"

Charles Baudelaire

…El trabajo es la maldición de la clase bebedora

Oscar Wilde

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Tabla de contenido

Introducción ..................................................................................................................... 6

Planteamiento del Problema……………………………………………………………………

Objetivos…………………………………………………………………………………………..

Metodología………………………………………………………………………………………

Estado del Arte…………………………………………………………………………………..

Capítulo 1. Imaginario, Sociabilidad, Cotidianidad y Cultura. Bases para el análisis ........................................................................................................................... 9

La Sociedad y sus bases Institucionales imaginarias en Cornelius Castoriadis. ....... 20

Lo social y la Realidad en Berger y Luckmann .......................................................... 27

La Sociabilidad, sus formas y su estructura en Ernest Gurvitch ................................ 31

Interdisciplinariedad, análisis cultural y representaciones ......................................... 37

La Interdisciplinariedad y su alcance metodológico. .................................................. 37

La cultura y el Análisis cultural .................................................................................. 38

Una mirada antropológica del Análisis Cultural ........................................................ 41

Cultura, Conciencia y Creación ................................................................................. 44

Estructura y Antiestructura en Victor Turner .............................................................. 45

Historia, Cultura y Duración ....................................................................................... 46

Características generales de las Representaciones Sociales ................................... 48

Elementos para el análisis de las Representaciones................................................. 50

Capítulo 2. Cotidianidad y bebida .............................................................................. 53

Insubordinación e indisciplina. La cotidianidad militar. .............................................. 54

Control y administración de las pasiones .................................................................. 56

La embriaguez. La construcción del estilo ................................................................. 60

Ilegalidad y embriaguez. Auge y caída de las pequeñas mafias. .............................. 62

Prensa y sociedad. El itinerario de la embriaguez ..................................................... 66

De la ebriedad morbosa al refinamiento del gusto ................................................... 69

Viejas y nuevas cerveceras. Éxito, supervivencia o desaparición ............................. 75

Capítulo 3. Ciencia y Medicalización del alcoholismo ............................................. 82

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Los pormenores de la herencia. La eugenesia como referente explicativo al devenir embriagado ................................................................................................................ 83

El problema de las razas degeneradas ..................................................................... 84

La sociedad de los borrachos y enchichados. ........................................................... 86

El gremio médico ante la creación del perfil del alcohólico ........................................ 89

Moralidad y cuerpo. Bases elementales para conservar la salud .............................. 90

La embriaguez, un nuevo desafío para el Estado ..................................................... 91

Embriagantes que “alimentan”, el caso de la chicha. ................................................ 94

Embriagantes y epidemias. La amenaza a la salud publica ..................................... 95

Los códigos de conducta. La formación del pueblo a propósito de las embriagantes 98

El consumo en cifras. Primer intento ....................................................................... 102

Higiene y escuela. El estado y el juego de la conquista de nuevos escenarios ...... 103

Continuos refuerzos a la higiene escolar. Nuevas cartillas ...................................... 107

Capítulo 4. Ley, embriaguez y autoridad ................................................................. 109

Una mirada a las constituciones .............................................................................. 111

La iglesia. Entre los límites de lo jurídico y lo moral ................................................ 113

Relaciones normativas sobre las embriagantes ...................................................... 114

De la transición a la consolidación de la norma. Siglo XX ....................................... 118

Conclusiones ............................................................................................................... 133

Bibliografía .................................................................................................................. 137

.

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Introducción

El consumo de bebidas alcohólicas y su efecto más reconocible, la embriaguez, ha

tenido una notable presencia en las formas de la sociabilidad en la nación colombiana.

Un análisis detenido del asunto da cuenta de las múltiples circunstancias por medio de

las cuales la práctica social de la embriaguez se ha anclado en la memoria colectiva,

en gran medida, debido al lugar que la institución imaginaria de la sociedad

Colombiana le concedió a dicho fenómeno, que se ha mantenido en el tiempo como

estructura estructurante de larga duración.

Preguntarse por el consumo cultural de las bebidas embriagantes tiene amplias y

profundas implicaciones que se relacionan con los procesos de producción y consumo

de las mismas y el cambio tecnológico ligado a ellas, así como con las tradiciones de

sociabilidad del pueblo colombiano. Por supuesto, la presente investigación quiere dar

cuenta de las políticas del control social de la bebida y el alcoholismo como dispositivos

de poder del Estado.

Braudel formuló algunas apreciaciones sugerentes al respecto poniendo el acento en el

desarrollo de acontecimientos específicos asociados a las propiedades y cualidades de

ciertas bebidas y la relación con las zonas en que éstas se producían. Para el caso de

la cerveza el autor comenta que: “se puede fabricar tanto a partir del trigo como de la

avena, del centeno, del mijo, de la cebada e incluso de la espelta “(Braudel,1979: 25).

En Europa, la producción y consumo de cerveza esta extendía ampliamente: “la

cerveza predominó sobre todo en la amplia zona de los países del norte, desde

Inglaterra hasta los países bajos, Alemania, Bohemia, Polonia y Moscovia, se fabrica

en las ciudades y en los “dominios” señoriales de Europa Central, donde los cerveceros

se muestran por lo general propensos a engañar a sus señores “ (Braudel,1979:22)

Por su parte, en tiempos de la Nueva Granada, al establecerse el estanco del

aguardiente, se regularía al tiempo la venta y consumo de ciertos ingredientes

esenciales para la producción de embriagantes incrementado de modo estratégico los

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impuestos a productos base, especialmente al aguardiente y a la chicha siendo, para el

primero, el anís un producto esencial y la miel para el segundo. El estanco del

aguardiente funcionaría como control normativo en los territorios generando

repercusiones en las costumbres y hábitos, especialmente entre campesinos,

indígenas y negros ya que el excesivo consumo y su permanente estado de

embriaguez sería interpretado como una amenaza al buen curso de la norma y la moral

en la sociedad Virreinal.

Las instituciones sociales y políticas jugarían un papel protagónico en este proceso, la

iglesia establecería las condiciones, límites y restricciones aplicadas al manejo y

cuidado de cuerpo, al control de las pasiones y de los excesos. Por su parte, el gremio

científico y médico pondría en boga el concepto de higienización como referente de la

salud pública de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX potenciando en su

discurso la relación entre embriaguez, las costumbres relajadas y la delincuencia. El

consumo de chicha sería objeto de ataque permanente debido a que constituía un

complejo de elementos vinculados a los efectos generados por su consumo frecuente e

inmoderado cuyas secuelas no sólo eran reconocible por la embriaguez producida,

también por un paulatino descuido en la apariencia física y un supuesto deterioro en las

facultades psicológicas. Aun cuando el consumo de otras bebidas embriagantes como

la cerveza y el aguardiente generaban efectos similares, los gremios científico y político

mostraron cierto escrúpulo por diferenciar sus efectos.

La campaña higienista tuvo alcances importantes, en este sentido la escuela sería uno

de sus principales soportes. La modernización requeriría una suerte de fortalecimiento

de las bases éticas y morales que contribuyeran a dar solidez a la institución familiar, a

la formación de hábitos de autocontrol y autocuidado; Eduardo Vasco mostraría un

especial interés por fortalecer los programas anti alcoholismo en las escuelas pero es

Martín Restrepo Mejía en 1913 quien cristaliza esa iniciativa generando la cartilla Anti

Alcohólica, teniendo como referencia lo hecho al respecto por Galter Boisiere en

Europa.

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Para personajes influyentes tanto en la política como en las comunidades médicas y

jurídicas como Jorge Bejarano, Miguel Jiménez López, Calixto Torres Umaña, Jorge

Camacho Gamba, José Domingo Rincón, entre otros, las más de las veces sus criterios

tendían que ver más con sus filiaciones políticas que con los análisis científicos

propiamente dichos. Para algunos profesionales de este tenor, el uso de los medios de

comunicación les permitía perfilarse como figuras influyentes en la vida pública,

otorgándoles una serie de ventajas con respecto a muchos de sus contradictores y

colegas, entre éstas se contaba la posibilidad de actuar como sensores del acontecer

cotidiano a la vez que tendrían un cierto nivel de independencia respecto de sus

afirmaciones y reflexiones sobre temas determinados.

Al mismo tiempo, el declive de la chicha se convertiría con posterioridad en una de las

más sólidas plataformas para la campaña publicitaria de algunas grandes industrias de

la cerveza y otros licores. Tras el acuerdo 15 de 1922 se configura la Sociedad Mutua

de Industrias como una agremiación que responde a las restricciones y contundentes

golpes recibidos por la industria chichera. La bebida, se perfilaría como un objeto de

distinción y por tanto de prestigio, especialmente para la élite capitalina.

LA NACIÓN EBRIA 9

Planteamiento del problema

La embriaguez y su endemia en el orden social tendrían connotaciones nocivas para el

desarrollo del proyecto de nación y de sus incipientes instituciones debido a sus ya

conocidas y advertidas consecuencias. Desde la alteración de algunas funciones

físicas, pasando por la desatención y desidia en los oficios religiosos hasta el bajo

rendimiento laboral de los trabajadores, el consumo excesivo de embriagantes se

asociaría con la vagancia y la delincuencia, consideradas con posterioridad como

delitos.

En respuesta, se abriría camino a la construcción, fortalecimiento y perfeccionamiento

de estrategias y mecanismos de control ejercido por el Estado y dirigidas a mantener el

orden social configurando nuevas pautas de comportamiento proyectadas hacia el

cultivo de una actitud civilizada que pudiera dar al pueblo fortaleza y disposición para el

trabajo. Más allá del aspecto coyuntural enmarcado en el consumo de embriagantes,

las medidas aplicadas tuvieron un alcance integral. El control de los hábitos implicaría a

su vez un control de los cuerpos, lo que con posterioridad tendría notables

repercusiones en sus hábitos de consumo, de modo que con la llegada de productos

extranjeros, embriagantes específicamente, aquellas se acompañarían de una suerte

de condición de distinción las que a su vez estarían asociadas con lugares y públicos

específicos.

Las medidas económicas y científicas, por su parte, se convertirían en el marco de

configuración jurídica en materia de embriagantes durante la transición de la Colonia a

la República; aquello reforzaría de modo paulatino una particular idea sobre el

concepto de pueblo, cuya lectura estaría atravesada íntimamente por sus prácticas

cotidianas y su particular perspectiva de la vida. En consecuencia, el presente trabajo

de investigación tiene como horizonte el estudio del consumo de bebidas embriagantes

y sus efectos sociales, económicos, médicos y jurídicos en el contexto de la

emergencia de la nación colombiana y sus políticas publicas dirigidas al control del

consumo de bebidas embriagantes y del alcoholismo.

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Objetivos Objetivo general

Establecer perspectivas criticas relacionadas con la dinámica histórica del consumo de

bebidas embriagantes y sus impactos en la vida social y cultural en Bogotá entre 1850

a 1950.

Objetivos específicos

1. Tipologizar las tendencias del consumo de bebidas embriagantes relacionadas con

el chichismo, la producción industrial de cerveza, aguardientes y rones y su presencia

en los lugares de sociabilidad de Bogotá.

2. Estudiar la sistematización de las políticas públicas del Estado en torno al control

social de la embriaguez y sus pautas normativas dimanantes de los dispositivos de

higienización, educación y medicalización del alcoholismo.

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Metodología

La presente investigación tiene como oriente metodológico un enfoque

interdisciplinario. El propósito es dirigir los esfuerzos hacia la formulación de un análisis

del problema de investigación en su complejidad cuyo núcleo se compone de las ideas

que dieron paso a los imaginarios respecto de la bebida y la embriaguez en Bogotá en

el tránsito de la Colonia a la República y sus consecuencias en la construcción de la

nación Colombiana.

Esta situación pone el acento en varios ejes; el primero es el contexto, con arreglo al

grado de influencia que genera en la concepción y fortalecimiento de ciertas ideas,

desde el nivel común o cotidiano hasta las de nivel especializado. El segundo eje es su

dimensión práctica en el mundo social y su influencia en la formalización y

construcción de significado. El tercer eje obedece a los modos en que estos aspectos

son vivenciados y por tanto, puestos de manifiesto en la cotidianidad.

El concepto de imaginario social como núcleo central.

En consecuencia, el concepto de imaginario social constituye la plataforma sobre la

que se organizan tanto los conceptos principales como los enfoques metodológicos de

las disciplinas puestas a cooperar, por tanto, esta investigación busca analizar lo

imaginario social desde su funcionamiento al interior de la sociedad, esto es, la forma

como se hace manifiesta en la sociedad Bogotana por medio de la relaciones

establecidas a propósito de la bebida y la embriaguez y que se manifiestan en un

corpus socio-cultural.

Lo imaginario social obedece a un esquema de estructuración simbólica que se

manifiesta por medio de un universo de acción y de lenguaje dinamizado por un

complejo de motivaciones y conductas propias de cada sociedad; la articulación de

estos elementos da paso a la construcción social de unos modos específicos de

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realidad la cual ha sido instituida por la sociedad. La importancia que posee lo

simbólico al interior de lo imaginario social reside en otorgarle a ésta la capacidad de

representar, de tal modo, al instituirse socialmente dicha capacidad asegura, a su vez,

su calidad de representación y por tanto, es susceptible de ser aprendida y

reproducida. Para que lo simbólico pueda influir en un determinado complejo imaginario

social debe poseer una carga histórica correspondiente a la sociedad dada, es decir,

debe alimentarse de lo percibido y de lo racional de aquella, lo cual revela unas

determinadas formas de conocimiento, comprensión y dotación de sentido de la

realidad.

El concepto de representaciones sociales como eje articulador Son entendidas dentro de un constructo de realidad dado en el cual se configuran y

relacionan sistemas cognitivos, de valores, prácticas y comportamientos que dependen

de la dimensión socio histórica e ideológica propios de una sociedad; la conjunción de

estos aspectos permite que la capacidad de significación contenida en una

representación se despliegue. La representación social le permite a los individuos y a

las sociedades comprender y explicar la realidad ya que ésta le otorga elementos

referenciales y de intercambio al tiempo que contribuye a generar un sentido de

identidad, cohesión y acción con la realidad y el contexto, de aquí que la

representación tenga especial influencia en los comportamientos y las prácticas.

El análisis de las representaciones sociales propuesto por Abric perfila la teoría del

núcleo central, con lo cual hace referencia a un juego jerárquico que se da entre sus

componentes y que se genera en razón al propio contexto, es decir, a los elementos

que se ponen en movimiento, de aquí que la estructura de la representación se

entiende de forma dinámica en razón a la satisfacción de todas las partes que la

componen.

El escenario cultural como elemento contextual

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La cultura es entendida como plataforma de creación de la vivencia y del

reconocimiento de sí en el mundo. La cultura se conforma fundamentalmente en la

acción y la experiencia humanas, al tiempo que adquiere un determinado valor según

su propósito y relevancia en razón a lo que una sociedad dada ponga en juego. El

análisis de la práctica cultural se dirige especialmente hacia las relaciones de poder

que apareja sobre los sujetos, al tiempo que indaga sobre aquellos aspectos que

posibilitan la permanencia y el cambio de un esquema cultural dado, de aquí que para

el análisis cultural el contexto sea un elemento clave ya que da cuenta de las formas en

que una forma de poder opera, e incluso, la manera como su operación puede

transformar el contexto mismo.

La antropología y la historia desde la perspectiva cultural

La antropología cultural ha centrado su interés metodológico en el campo de la

interpretación del quehacer humano, de aquí que buena parte del análisis se dirija a lo

simbólico, sus mecanismos de expresión y manifestación, de modo que puedan

sacarse conjeturas de dichas significaciones y ponerlas en un nivel explicativo. Dentro

de la teoría antropológica orientada hacia el análisis cultural, existe un notable interés

por las formas en que el hombre procura la búsqueda de la gracia, por fuera del estricto

ejercicio de lo racional, dando paso a un proceso de interacción individual y colectivo

más cercano a la sociabilidad y con ella a la emotividad. Esta perspectiva tiene especial

ligazón con los estados alterados de conciencia y el uso de sustancias que la

producen, a fin de analizar la construcción de sentido que las sociedades generan

alrededor de éstas. Según el contexto, el uso de ciertas sustancias y especialmente

sus efectos como la embriaguez o el trance, son considerados en algunas culturas un

estado de paso o liminal, éste estado es una especie de posición nula donde se espera

del hombre una transformación a otro nivel de una institución dada.

Por su parte, dentro de la disciplina histórica el análisis cultural ha explorado variadas

perspectivas perfilando como uno de sus fundamentos centrales la capacidad que

adquiere un fenómeno social específico para cambiar, permanecer o desaparecer en el

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tiempo y la manera como ha sido dotada de significación dentro de un contexto

particular. Estas características dan cuenta de su segundo fundamento proyectado

hacia el análisis de la singularidad de los constructos de pensamiento, acción y

conocimiento en razón a hechos específicos, lo cual se convierte en un escenario

común en los hombres de una determinada época.

Los conceptos de Realidad y Sociabilidad como dinamizadores de las

representaciones

La configuración de un esquema de conocimiento dado permite a los individuos

reconocerse dentro de un mundo compartido, asumirlo como propio, e incluso

transformarlo, por tanto, la realidad social es construida de modo permanente. El

sentido común es, en sí mismo, una forma de conocimiento, su configuración no se da

por advertida ni se le cuestiona puesto que se le asume coherente en la cotidianidad y

en la conciencia de una determinada sociedad. El conocimiento denominado sentido

común se alimenta de la experiencia cotidiana acumulada, esta experiencia se pone en

tensión frente a un nuevo escenario, necesidad o problemática, ello puede generar en

el conocimiento previo incluso en la actitud asociada una transformación total o parcial.

La transformación permite al conocimiento nuevo o modificado convertirse en habitual

entrando en un proceso de institucionalización donde la capacidad emocional,

actitudinal y relacional de una sociedad pueden reacomodarse identificando la nueva

situación como parte de su cotidianidad sin que ello produzca sobresaltos, de aquí que

el habito puede repetirse haciéndose previsible, controlable y tipificarle.

Por su parte, la sociabilidad se dinamiza en razón a sus significaciones internas,

correlativas a las conductas y los símbolos colectivos al interior de una sociedad dada,

de modo que un individuo o, Yo, puede fusionarse en un esquema colectivo o,

Nosotros, característico por cuenta de un tipo de relación específica. Tanto las

significaciones como los símbolos pueden moverse y reacomodarse en razón a unas

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determinadas dinámicas de cambio y permanencia, es decir, estas circunstancias

pueden movilizarse según las condiciones del contexto.

Las formas de la sociabilidad se clasifican en capas de profundidad de la realidad

social que pueden ser espontáneas o reflexivas, estas últimas son generadas por un

tipo de coacción. El Nosotros se puede dividir en 3 tipos: masa, comunidad y comunión

y el Nosotros se produce por el modo y grado de afinidad que logren las conciencias y

ello depende del tipo de relación generada y de la intensidad que estas logren. Al

hablar de grado se hace referencia a la presión que alguna de ellas genera en una

sociedad dada donde la comunión es la que menor presión genera, sin embargo su

duración es muy corta, de aquí que entre la masa y la comunidad sea la segunda la

que implica mayor duración.

LA NACIÓN EBRIA 16

Estado del arte

Antecedentes

Dentro el continente Americano las referencias investigativas relativas o cercanas a la

bebida y la embriaguez como fenómeno social y político han tenido una particular

concentración en México en lo concerniente a las diversiones, las fiestas y los

homicidios dentro del período Colonial, dichos aportes han sido generados, en gran

medida, por investigadores extranjeros. En Colombia, por su parte, las investigaciones

realizadas han tendido como principal referente el estudio social y político del consumo

y producción de chicha de cara a los procesos de industrialización y producción en

serie de embriagantes como la cerveza.

Autores y temas de investigación

Para el Caso de México, el texto de Juan pedro Viqueira Albán “¿Relajados o

reprimidos? Diversiones publicas y vida social en la ciudad de México durante el siglo

de las luces”; concentra su atención en la tensión generada Entre el Estado, las élites,

y la gente del común respecto a un conjunto de diversiones comunes como la pelea de

gallos, los billares, y el consumo de pulque y sus connotaciones sociales respecto al

uso de los espacios públicos en la Ciudad de México.

El México del siglo XIX recibe especial atención por parte de William B. Taylor en su

texto “Embriaguez, Homicidio y rebelión en las poblaciones Coloniales Mexicanas”

donde el autor pone el énfasis en el estilo de bebida de los campesinos e indígenas del

cual señala que aunque la ingesta de pulque se hacia con regularidad ésta se daba de

modo mesurado, sin embargo con la llegada de Los Españoles se generó una

implacable persecución y control de los elementos identitarios propios de los pueblos

LA NACIÓN EBRIA 17

originarios, entre ellos la ingesta de licores, ello con el fin de poner en cintura a los

pobladores especialmente en sus comportamientos.

Por su parte, Deborah Toner en su texto Alcohol and Nationhood in Nineteenth Century

Mexico hace énfasis en la construcción de la Nación Mexicana, la cultura popular, los

usos del espacio y la masculinidad en la embriaguez. La literatura costumbrista se

convierte en pivote de indagación de la autora sobre la cual señala su importancia en la

constricción de la nación mexicana al tiempo que señalan los aspectos problemáticos

que supondría, para dicho proyecto, el consumo de pulque entre sus poblaciones de

base.

Finalmente Rebecca Earle genera unos importantes aportes desde su texto titulado

Algunos pensamientos sobre “el indio borracho” en el imaginario criollo. En éste señala

que, en gran medida, criollos y españoles solían documentar, entre los aspectos

culturales reconocibles de la cultura indígena de América, sus continuos estados de

embriaguez, por lo cual el núcleo de su análisis se encuentra en la construcción del

discurso creado por los españoles referente al estado de embriaguez de los indígenas

y sus posibles motivaciones y de lo que ello surgiría como idea central del ser indígena.

En Colombia son variados los aportes. Gilma Mora de Tovar en su texto “Aguardiente y

conflictos sociales en la Nueva granada siglo XVIII”, ofrece una perspectiva del conflicto

social y fiscal generado a partir de la producción de aguardientes. En su texto no sólo

señala el destacado lugar que tendría el aguardiente en materia de ingresos en materia

de hacienda pública, además destaca el conflicto generado por cuenta de la producción

de aguardientes nacionales frente a los de importación española y que a su vez podría

de relieve las motivaciones que darían forma al Movimiento comunero de 1781.

Sobre la línea del desarrollo industrial y la producción masiva de embriagantes Juan

Manuel Martínez Fonseca haría importantes aportes generando un puente entre la

producción de cerveza en Colombia y sus alcances socio culturales. En el texto se

ponen de relieve los ejercicios de coacción en procesos productivos y laborales,

LA NACIÓN EBRIA 18

aspecto que modificaría la concepción del tiempo diversificando sus usos y

contraponiendo las formas del tiempo libre de las del tiempo laboral, situación que

modificaría muchos otros aspectos de la cotidianidad tanto de los trabajadores de

Bavaria como en las decisiones de consumo de embriagantes al interior del pueblo. Es

la configuración de un criterio paternalista de administración de la empresa Bavaría la

que legitimaría buena parte de las prácticas laborales atemperando y controlando con

gran efectividad las reacciones, levantamientos y protestas al interior de la empresa.

La chicha se convertiría en lo que el pulque para la sociedad Novispana del México del

siglo XVIII. Los usos y connotaciones sociales y culturales asociados a ésta serían el

objeto de estudio de Marcela Campuzano Cifuentes y María Clara Llano Restrepo en

su texto “La Chicha. Una bebida fermentada a través de la historia, allí se analizan los

cambios sociales y culturales que a su vez constituyeron las transformaciones en los

usos de la chicha en lo referente a los hábitos de consumo y sus connotaciones

rituales, lo que desembocaría en profundos conflictos en la estructura moral proferida

por el Virreinato tanto para los pueblos originarios como para los Españoles inclinados

por su consumo.

Siguiendo la línea del análisis social referente a los usos de la chicha se aprecian en el

trabajo de Oscar Iván Calvo Isaza y Martha Saade Granados titulado “La Ciudad en

cuarentena. Patología social y profilaxis”, el énfasis la más ambiciosa campaña por

higienización del país tendiendo como uno de los principales soportes la abolición del

consumo y fabricación de chicha. Esta bebida sería entendida como la causante de

atraso y la barbarie, de aquí la importancia dada a las sociedades de temperancia cuyo

marco fue integrado a la idea de la regeneración racial, por lo cual la lucha, según lo

señalan los autores, se concentró en la abolición de la chicha.

Finalmente El artículo escrito por Roger Pita Pico titulado “El consumo de bebidas

embriagantes durante el proceso de Independencia de Colombia: Aliento Festejo y

conspiración”, se enfoca en la influencia ejercida por las bebidas embriagantes durante

el periodo de independencia en Colombia en la cotidianidad de las tropas. El autor hace

LA NACIÓN EBRIA 19

énfasis en sus diversos usos que se le darían a dichas bebidas en razón a un conjunto

de circunstancias como celebraciones, usos paliativos, potencializador del vigor y la

valentía, entre otros usos. Tanto en las tropas realistas como las de independencia el

exceso en el consumo de embriagantes era marcado y cuyos efectos atizaban

comportamientos inadecuados generando insubordinación, agresiones y desatención

en sus deberes.

Enfoques teóricos y disciplinares:

Los trabajos relacionados anteriormente constituyen importantes aportes desde la

historia y la antropología donde el principal enfoque se dirige hacia la antropología y la

historia social con excepción del trabajo realizado por Deborah Toner puesto que su

trabajo tiene un manifiesto enfoque interdicsiplinario, lo cual es evidente es sus

planteamientos teóricos y temáticos.

Fuentes utilizadas y tipo de uso

En su mayoría los textos relacionados hicieron uso de fuentes documentales como

fondos especializados y archivos, de igual forma se apoyaron en la prensa escrita y en

menor medida en imágenes.

LA NACIÓN EBRIA 20

Capítulo 1.

Imaginario, sociabilidad, Cotidianidad y Cultura. Bases para el análisis

Cuatro son los elementos teóricos centrales que constituyen la plataforma de esta

investigación; la primera de ellas se refiere a la estructura imaginaria de la institución

de lo social propuestos por Cornelius Castoriadis, específicamente bajo los conceptos

de lo histórico social, la realidad y lo simbólico; la propia dimensión de lo social es

entendida como una construcción que depende de una serie de situaciones y

motivaciones que se van decantando en la cotidianidad del acontecer social, de aquí

que se apoye en las perspectivas venidas de la sociología de conocimiento en lo

referente a la construcción social de la realidad desarrolladas por Peter Berger y

Thomas Luckmann; a su vez, se busca dar cuenta de aquellos procesos de

socialización que le dan un matiz especifico a la bebida y la embriaguez, para lo cual se

hace uso del concepto acuñado por Gurvitch referente a las formas de la sociabilidad.

Finalmente se hace énfasis en la construcción de un esquema tendiente al análisis

cultural tomando perspectivas venidas de varias disciplinas especialmente de la

Antropología y la Historia.

La sociedad y sus bases institucionales imaginarias en Cornelius Castoriadis.

Cada sociedad ha diseñado un esquema de funciones por medio de las cuales busca

satisfacer unas necesidades vitales y sociales concretas, aquello funciona como hoja

de ruta que indica unos determinados procedimientos, comportamientos, conductas y

limites, sin embargo, estos esquemas son susceptibles de transformación en razón a la

multicausalidad como a las coyunturas propias de todo hecho social. Sin embargo, la

sociedad no tiene como límite último la configuración de un conjunto de funciones, su

LA NACIÓN EBRIA 21

universo de acción es mucho más amplio, ello por cuenta de una dimensión simbólica y

del lenguaje.

Todo acto asumido como real está ligado a un entramado simbólico que se activa en

razón a unas condiciones específicas, aun cuando su nivel de influencia no tiene límites

prefijados. Lo simbólico se alimenta tanto de condiciones de naturaleza como de

elementos históricos que le permiten participar de lo racional, a su vez, se perfila como

elemento esencial constitutivo de lo imaginario, en principio, como una facultad

representativa de aquello que no se da en el ámbito de la percepción o de la imagen

pero con facultad de evocación, a éste proceso Castoriadis lo denomina lo imaginario

efectivo de lo simbólico o imaginario radical.

La relación entre lo simbólico y lo imaginario puede darse de forma total o parcial, para

el segundo caso lo simbólico puede desplazar el sentido de una significación formal por

cuenta de la acción de lo imaginario, bien sea porque lo imaginario busca ponerse en

lugar de lo real o porque quiere desprenderse de ello, de aquí que, “Lo imaginario debe

utilizar lo simbólico, no solo para “expresarse”, lo cual es evidente, sino para “existir”,

para pasar de lo virtual a cualquier cosa más” (Castoriadis, 2007:204), es allí donde

reposa el potencial imaginario ya que logra dar cuenta de algo que no se encuentra

necesariamente ubicado en lo que comúnmente se denomina mundo real.

Lo real, por su parte, es susceptible de transformarse en razón a una serie de

motivaciones específicas que afectan una sociedad dada, entre éstas la duración de

una determinada realidad; este concepto, en el marco del mundo histórico social, para

el historiador, supone una suerte de estabilidad relativa de un hecho dado, pero en el

marco de cada sociedad se trata de la forma en que éstas han instituido su propia

temporalidad histórica. El hombre asume como real una serie de elementos que lo

dotan de certezas, las que a su vez le generan un sentido de confianza para actuar,

crear y descubrir, pero es en el nivel del imaginario que ésta realidad es dotada de

sentido, según lo explica Castoriadis “estos problemas reales no pueden ser

problemas, no se constituyen como aquellos problemas que tal época o tal sociedad se

LA NACIÓN EBRIA 22

da como tarea resolver, más que en función de un imaginario central de la época o de

la sociedad consideradas. (Castoriadis,2007:216)

Por su parte, el autor denomina como imaginario efectivo o preciso a una significación

social imaginaria entendida como un sistema al que pueden dársele diversas

interpretaciones pero que no deja de ser, esencialmente, el mismo imaginario, esto es,

la posibilidad de ser un mismo imaginario interpretado, ejemplificado o animado de

diversas formas por cuenta de una multiplicidad de significantes que le son aparejados,

los cuales adquieren validez dependiendo de las circunstancias y motivaciones que han

dado paso a ese sistema.

La construcción de una significación puede corresponder a lo percibido, a lo racional o

a lo imaginario, la comprensión de esos usos simbólicos a la vez perfilan formas de

conocimiento por medio del cual cada sociedad define y elabora la imagen del mundo

en que vive, o en el que busca vivir, tratando de hacer de ella un conjunto significante,

lo cual, consigue por medio de la acción y la creación, para Castoriadis “La historia es

imposible e inconcebible fuera de la imaginación productiva o creadora, de lo que

hemos llamado lo imaginario radical tal como se manifiesta a la vez e indisolublemente

en el hacer histórico, y en la constitución, antes de toda racionalidad explicita, de un

universo de significaciones (Castoriadis, 2007: 235).

La sociedad, según afirma el autor “se instituye como modo y tipo de coexistencia en

general, sin analogía ni precedente en ninguna otra región del ser, y como este modo

de y tipo de coexistencia particular, creación especifica de la sociedad en cuestión

(Castoriadis, 2007:290), esta coexistencia es aquello que da forma no sólo a la

existencia del otro y de lo otro, además da paso a las formas de institución ya que los

individuos se reconocen en un mundo en común “Toda sociedad existe gracias a la

institución del mundo como su mundo, o de su mundo como el mundo, y gracias a la

institución de sí misma como parte de ese mundo” (Castoriadis, 2007:300).

LA NACIÓN EBRIA 23

Alrededor del concepto de creación gravitan los conceptos de eidos y poiesis cuya

relación se da en el tránsito del no ser al ser, de un no ente a una existencia, ese

tránsito esta mediado por una tecnè; de aquí que se trate de una creación (poiesis) de

tipo social que supone, a la vez, un creador quien le da su forma específica por medio

de una idea (eidos), a partir de la cual puede explicar e interpretar el mundo, ello

permite formular una imagen de éste y estar en capacidad de construirlo en

consecuencia, de modo que, el primero refiere la mirada del mundo y el segundo el

instrumento por medio del cual lo moldea.

Lo histórico social apareja una idea propia de tiempo que formula bases para la

conformación de otras formas de institución; cada sociedad vivencia su propio tiempo

instituyéndolo sobre y gracias a éste, Castoriadis diferencia el tiempo identitario del

tiempo imaginario; en el primer caso se trata de un tiempo de referencia, medida y

regulación sobre la base de un orden especifico, el segundo es un tiempo socialmente

significativo o tiempo imaginario social sobre el que se manifiesta un orden del mundo,

sus fuerzas y sus límites; el juego contenido en estas formas de temporalidad se

cristaliza en el marco de la relación establecida con un hecho especifico, en el cual se

puede diferenciar una fecha de un momento, “el tiempo identitario sólo es “tiempo”

porque se refiere al tiempo imaginario que le confiere su significación de “tiempo” y el

tiempo imaginario sería indefinible, ilocalizable, inaprehensible, no sería nada, al

margen del tiempo identitario” (Castoriadis, 2007: 33).

Se entiende como Lo histórico social a un proceso de auto alteración, esto es, la

sociedad es de por si dinámica y lo es gracias a un entramado de experiencias

contenidas en su devenir histórico. El hecho mismo se da en función de las relaciones

que establecen sus elementos constituyentes proyectadas sobre la conformación de la

institución y el lenguaje, de modo que aquello a lo que se dirige la atención resulte

suficiente y adecuadamente designado y ubicado en un sistema dado mediante el

decir.

LA NACIÓN EBRIA 24

El decir a que se hace referencia es entendido como Legein, un universo de discurso

específico para cada sociedad y sobre el que determina en parte su existencia, que

distingue, designa y define, “Para una sociedad, que un término es quiere decir que un

término no significa (es una significación, está ligado a una significación). Por el mismo

hecho de ser, tiene siempre un sentido, en la acepción estricta de término que se ha

indicado antes, es decir, que puede entrar siempre en una sintaxis, o dar existencia a

una sintaxis para entrar en ella. La institución de la sociedad es institución de un mundo

de significaciones –que es evidentemente creación como tal, y creación específica en

cada momento.” (Castoriadis, 2007: 373).

El legein o el decir, es instituido socialmente, a la vez es instituyente de la sociedad por

influencia de un lenguaje establecido con la facultad de significar lo contenido en el

magma de significaciones. El lenguaje es, además, un sistema de códigos organizado

sobre una base identitaria, estableciendo términos, relaciones y sentidos específicos

los cuales pueden migrar hacia otros conjuntos. El Teukhein, por su parte, tiene por

función generar una conjunción del hacer social adaptando, fabricando; los dos

elementos son dinamizadores del propio magma, para Castoriadis “Y justamente

porque el magma es así, puede el hombre moverse y crear en y por el discurso, no

quedarse para siempre inmovilizado por los significados unívocos y fijos de las

palabras que emplea” (2007:386).

La representación es el medio por el cual el individuo se expresa y lo hace a través de

una relación signitiva entre un signo y un objeto dado que están previamente

enmarcados en el imaginario social, por tanto para Castoriadis “únicamente puede ser

signo si, además de ser segura la posibilidad de su representación para sus individuos,

es también categóricamente su incesante conquista y reproducción por los individuos”

(2007: 391) lo cual complementa afirmando que “El signo sólo puede ser signo de

“esto” si “esto” ha podido delimitarse e “identificarse” suficientemente; y “esto” nunca

está suficientemente delimitado e “ identificado” mientras no lo esté asociado a un

signo o a un grupo de signos”. (Castoriadis, 2007: 391),

LA NACIÓN EBRIA 25

La institución permite que una acción determinada, así como el producto de la misma,

sea participable, reconocible, transmisible y fijada para los individuos que componen

una sociedad dada generando una movilidad signica, esto es, un modo de ser

instituyente de la colectividad a través de la significación imaginaria social. Pero, como

ya se ha advertido, lo imaginario, igual que lo social mismo, están lejos de ser

solamente funciones, el lenguaje se perfila como mecanismo de interpretación de igual

modo para la psique, esto es, como intérprete de lo inconsciente, la cual es inseparable

de la institución histórico-social ya que ésta es imaginario radical que hace referencia a

un modo de ser del inconsciente.

El lenguaje con relación a la representación, actúa como un aproximativo ya que la

representación sólo puede formarse en y por acción de la psique, esto es, de la vida

psíquica profunda; “En tanto inconsciente, la imaginación radical se da existencia a sí

misma, da existencia a lo que no es en ninguna otra parte, a lo que no es y que para

nosotros es condición de existencia de cualquier cosa.” (Castoriadis, 2007:457), esta

toma un cuerpo representacional por medio de la exigencia de una pulsión especifica

que puede ser reforzada a base de experiencias avanzadas y diferenciadas. La

representación, por tanto, se postula como una suerte de puente entre alma y cuerpo

que se manifiesta a través del fantasear movido a su vez por un principio de realidad

denominado posición alucinatoria del pensamiento la cual permite hacer deseable y

presentable un objeto, (deseo y ausencia, posibilidad, de satisfacción).

La conformación de un tipo de pensamiento a través de la relaciones entre

representaciones ocurre sobre la base dos postulados: reconocer que lo inconsciente

pertenece a una región de ser que no está relacionada con una forma de verdad o

ficción. “La psique inconsciente, por tanto, es la siguiente: proceso representativo en

donde la emergencia y la puesta en relación de las representaciones está ”regulada“-

guiada por el principio del placer” (Castoriadis, 2007:458) ,“La cuestión de la realidad

psíquica en su ser originario es, en consecuencia, una cuestión de origen de la

representación, del origen de la relación, del origen del principio del placer como

intención que tiene un afecto como objetivo.” (2007:458).

LA NACIÓN EBRIA 26

Lo que persigue el deseo de un sujeto es lograr un estado específico, de aquí la

importancia de la fantasía ya que permite escenificar ese deseo. El proceso de

socialización de la psique como institucionalización del individuo es indisociable de la

psicogènesis o de la idiogènesis, es decir, de la historia de cómo la psique se abre al

mundo histórico-social a través de su propia creatividad como resultado de la

coexistencia de un mundo privado y de un mundo común público, es por ello que el

mundo, las cosas, los individuos, las palabras la sociedad tiene existencia para la

psique puesto que no se le dan predestinadas ni por naturaleza.

La psique posee un carga libidinal que reemplaza por objetos que son y valen por su

institución social y convertirlos en causas, medios o soportes, de placer para sí mismo

que al seguir esta dinámica convierte ello en una intensión real satisfactoria. La

socialización de la psique se da a nivel psíquico y responde a condiciones exteriores

por medio de las cuales se recupera la Eide socialmente instituida junto con sus

significaciones, de tal modo la psique actúa como imaginación en tanto que tiene la

posibilidad de hacer reemplazos de una cosa por otra.

para el autor “El individuo social no puede constituirse, “objetivamente”, si no es por

medio de la referencia a cosas y a otros individuos sociales que el es ontológicamente

incapaz de crear por si mismo, puesto que solo pueden existir en y por la institución; y,

“subjetivamente”, es constituido en la medida en que ha llegado a hacer que cosas e

individuos sean para él, esto es a cargar libidinalmente los resultados de la institución

de la sociedad” (Castoriadis, 2007:493), por tanto, “Para una sociedad dada, la “

normalidad” del individuo depende también y sobre todo de la relación entre represión y

sublimación así como de sus modalidades. “(Castoriadis, 2007: 491).

El análisis de la representación no se da en cuanto tal sino con referencia a algo, se

trata del reflejo de la imagen del propio sujeto; la cosa y la percepción de la misma no

se dan simultáneamente ni desde el comienzo, desde la psicogenética éstas emergen

en la historia del sujeto debido a que el flujo de la representación es independiente y

LA NACIÓN EBRIA 27

previa a esta. La percepción de la cosa solo es posible en términos socio genéticos o

koinogenèticos (koinos:común, compartido), esto es, un apoyo en lo gestual corporal, y

sensible de ser en el mundo.

Para que algo sea no es suficiente con poseer ciertas características o cualidades

naturales que lo inclinen a ser de un modo determinado, es, en cambio, el desarrollo

histórico para que ello ocurra, esto es, para que se instituya ese ser, para Castoriadis

“La institución de la sociedad es lo que es y tal como es en la medida en que

“materializa” un magma de significaciones imaginarias sociales, en referencia al cual y

sólo en referencial cual, tanto los individuos como los objetos pueden ser aprehendidos

e incluso pueden simplemente existir; y este magma tampoco puede ser dicho

separado de los individuos y de los objetos a los que da existencia. (Castoriadis,

2007:552)

“Las significaciones no son evidentemente lo que los individuos se representan,

consciente o inconscientemente, ni lo que piensan. Son aquello por medio de lo cual y

a partir de lo cual los individuos son formados como individuos sociales, con capacidad

para participar en el hacer y en representar/decir social, que pueden representar,

actuar y pensar de manera compatible, coherente, convergente, incluso cuando sea

conflictual (Castoriadis, 2007: 566).

Lo social y la realidad en Berger y Luckmann

Para los autores, la realidad es concebida como una permanente construcción social,

ello se debe, en gran medida, a la influencia de una serie de mecanismos

configuradores de conocimiento que le permiten al individuo y a la sociedad dada

entender el mundo, esto es, su propio mundo, como lo real; según Berger y Luckmann

una construcción de conocimiento dado proporciona “la certidumbre de que los

fenómenos son reales y de que poseen características específicas” (Berger y

Luckmann, 1995:13), de aquí que la propia realidad tenga sustento bajo esquemas

histórico–sociales sobre los que se formalizan estructuras ideacionales específicas.

LA NACIÓN EBRIA 28

El sentido común es entendido como una forma de conocimiento que responde a una

actitud común entre los hombres la cual suele darse por sentada, pocas veces se la

cuestiona. El fundamento de ésta y de otras formas de conocimiento de la vida

cotidiana es la construcción del sentido de una serie de significaciones referenciales

que determinan y ayudan a determinar la coherencia del mundo de la vida y a la vez

dan sentido a los pensamientos y a las acciones de los individuos, de tal modo, la

experiencia de vida, sumada al entramado de significaciones dan forma a la conciencia,

“La conciencia es siempre intencional, siempre apunta o se dirige a objetos. Nunca

podemos aprehender tal o cual substrato supuesto de conciencia en cuanto tal, sino

solo la conciencia de esto o de aquello”.(Berger y Luckmann 1995:38)

La conciencia, por tanto, es dinamizada por medio de referentes significativos y capas

de experiencias acumuladas que entran en juego en una situación dada; en la

cotidianidad este proceso se da por sentado, es decir, hace parte de la dinámica diaria

de las sociedades, por lo cual, se puede afirmar que se trata de una experiencia

intersubjetiva. La conciencia es pues, formalizada mediante la experiencia en una

situación llamada por los autores de cara a cara, o lo que es lo mismo, la comprensión

de que existe un mundo y una realidad compartidas que constituyen una actitud natural

entre estos y de acuerdo a dicha realidad, “Este estado de plena vigilia con respecto a

existir y aprehender la realidad de la vida cotidiana es para mí algo normal y evidente

por sí mismo vale decir, constituye mi actitud natural” (Berger y Luckmann ,1995:39).

La vida cotidiana se acompaña de una serie de acciones la cuales son realizables y

están dotadas de sentido según la atención puesta al mundo, de acuerdo a ello, los

objetos que se presentan a los individuos en el aquí y ahora que han apropiado serán

los que intervienen en sus tareas diarias. Aun cuando el mundo social sea compartido

con otros no hay en ello una perspectiva común puesto que su aquí y ahora es distinto

al de otros.

LA NACIÓN EBRIA 29

La vida cotidiana no supone para todos las mismas rutinas, muchos aspectos de la vida

cotidiana de unos individuos en general no son conocidas por otros puesto que no han

trastocado mutuamente sus rutinas, lo cual no quiere decir que en algún momento no lo

hagan. La alteración de aquí y ahora de unos, por cuenta de algún aspecto de la vida

cotidiana que no pertenece a la rutina de un individuo dado, da cuenta de un nuevo

aviso, para los autores esto se trata de “zonas limitadas de significado” que funcionan

como desplazamiento de la atención de la vida cotidiana alterando las rutinas pero que,

al mismo tiempo son susceptible de integrarse a las rutina de otros, o lo que es lo

mismo, integrarse a un sector no problemático de la cotidianidad, para lo cual es

necesario apoyarse de los mecanismos que ayuden a encuadrar esa situación en la

estructura de significaciones individual, principalmente en el lenguaje.

Por su parte, la temporalidad es un mecanismo que se experimenta en la vida cotidiana

por cuenta de la referencia que dan a las acciones realizadas o por realizar ya que

generan la sensación de finitud y fluir de tiempo, “la misma estructura temporal

proporciona la historicidad que determina mi situación en el mundo de la vida cotidiana.

(Berger y Luckmann, 1995:45), a este se suman otros aspectos como la sensación de

alejamiento y proximidad espacial y temporal “todo individuo tiene conciencia de un fluir

interior del tiempo, que a su vez se basa en los ritmos psicológicos del organismo

aunque no se identifica con ellos. “ (Berger y Luckmann, 1995: 44).

La expresividad, por su parte, se manifiesta en elementos objetivos que son productos

de la actividad humana. Esta se acompaña de una serie de indicios o de signos que

permiten identificar o conjeturar las motivaciones de las acciones de otros y dar cuenta

de las propias, de tal modo, las formas del lenguaje responden a una motivaciones

para y unas motivaciones porque, esa producción de signos no solo da sentido a sus

acciones sino que además corresponden a un escenario de realidad dado, “Estoy

rodeado todo el tiempo de objetos que “proclaman” las intenciones subjetivas de mis

semejantes, aunque a veces resulta difícil saber con seguridad que ”proclama” tal cual

objeto en particular, especialmente si lo han producido hombres que no he podido

LA NACIÓN EBRIA 30

llegar a conocer bien o del todo, en situaciones cara a cara”.(Berger y Luckmann, 1995:

53).

La institucionalización constituye el referente sobre el cual el hombre vivencia y

construye su propio mundo a la vez que se asume por éste y parte de éste definiendo

su propio yo emocional, actitudinal, relacional, gracias a un aparataje sicológico en el

cual se apoya y por el cual asume la necesidad de regular sus impulsos y generar

hábitos, o como lo señalan los autores, generar formas de habituación socialmente

aceptados, su nivel de cohesión depende igualmente de que las apropiación de

estructuras relevantes, ello definirá el alcance de la institución y por tanto su nivel de

legitimidad, por lo cual “La institucionalización aparece cada vez que se da una

tipificación reciproca de acciones habitualizadas por tipos de actores. Dicho de otra

forma, toda tipificación de esta clase es una institucionalización. Lo que hay que

destacar es la reciprocidad de las tipificaciones institucionales y la tipicalidad no solo de

las acciones sino también de los actores en las instituciones“ (1Berger y Luckmann,

995: 76).

La institucionalización, junto a la configuración de hábitos y las motivaciones que les

dan paso genera además formas de control y regulación, de ahí que “la acción de que

se trata puede volver a ejecutarse en el futuro de la misma manera y con idéntica

economía de esfuerzos”. (Berger y Luchamann, 1995: 74) sin embargo, la institución

misma no deja de transformarse, ello se debe a una serie de elementos históricos

sociales que permiten sedimentar la ocurrencia y repetición de ciertas acciones, esto

es, asegura la posibilidad de objetivar las acciones y reacciones propias y de otros

haciéndolas reconocibles dentro de un sistema de signos, “cuanto más se

institucionaliza el comportamiento, más previsible y, por ende, más controlado se

vuelve.” (1995:85). La sedimentación puede darse tanto individualmente como a nivel

intersubjetivo siempre que se posea un reservorio común de conocimientos que se

entrecruzan a nivel de experiencias de vida igualmente comunes, “Dado que dicho

conocimiento se objetiva socialmente como tal, o sea, como un cuerpo de verdades

válidas en general acerca de la realidad, cualquier desviación radical que se aparte de

LA NACIÓN EBRIA 31

orden institucional aparece como una desviación de la realidad, y puede llamársela

depravación moral, enfermedad mental, o ignorancia a secas. (Berger y

Luckmann,1995: 89)

El rol ejecutado es el garante de la participación del individuo en la sociedad ya que lo

inviste a su vez de un conocimiento específico que es socialmente aceptado, ello hace

posible que, para quien esta investido de algún rol, el mundo sea real puesto que

otorga facultades y obligaciones, valores y comportamientos. El rol también implica una

suerte de coacción que se relaciona con el rol que se desempeña, “Los roles aparecen

tan pronto como se inicia el proceso de formación de un acopio común de conocimiento

que contenga tipificaciones reciprocas de comportamiento, proceso que, como ya

hemos visto, es endémico a la interacción social y previo a la institucionalización

propiamente dicha“ (Berger y Luckmann,1995: 98)

“La socialización secundaria es la internalización de “submundos” institucionales o

basados en instituciones. Su alcance y carácter se determinan, pues, por la

complejidad de la división del trabajo y la distribución social concomitante del

conocimiento” (Berger y Luckmann,1995:174) y por tratarse de un proceso de

socialización secundaria la distribución del conocimiento es del tipo de conocimiento

especializado, ello implica la adquisición de vocabularios específicos que correspondan

a los diferentes roles “El carácter de una socialización secundaria como la citada

depende del status del cuerpo de conocimiento de que se trate dentro del universo

simbólico en conjunto.” (Berger y Luckmann 1995:176).

La sociabilidad, sus formas y su estructura en Ernest Gurvitch

La perspectiva de Gurvitch relativa al análisis de la sociabilidad, se dirige

especialmente a sus formas y manifestaciones, según su argumentación, la

sociabilidad no presenta elementos específicos que la determinen ya que su dinámica

es discontinua, sin embargo, ésta se encuentra inmersa en toda unidad colectiva real,

de modo que su propósito es “la comprensión interpretativa (Verstehen) de las

LA NACIÓN EBRIA 32

significaciones internas de las conductas y de los símbolos colectivos.” (Gurvitch,

1941:11).

Las formas de la sociabilidad están determinadas por unas estructuras y elementos de

significado propios de las manifestaciones socio-culturales que, de igual modo, son

susceptibles al cambio y a la permanencia en razón a elementos, condiciones, causas

y circunstancias históricas específicas, razón por la cual se puede afirmar que una

forma determinada de la sociabilidad pueda lograr un nivel de relevancia específico

dentro de un sistema social dado.

Para el autor, es necesario diferenciar las formas de la sociabilidad de la estructura

social de acuerdo a tres criterios: “Sea los tipos de las unidades colectivas particulares:

agrupaciones de actividad, de localidad, de parentesco, de amistad, de adoración, etc.,

en la variedad casi infinita de sus subtipos, de sus entrecruzamientos y de sus

conflictos complejos (estructura de las agrupaciones); 2 Sea los tipos históricos de su

combinación, de su integración y de su desintegración en la sociedad global (estructura

de la sociedad en tal o tal época); 3 sea, en fin los tipos de la sociabilidad misma, es

decir, las diferentes maneras de estar ligados en un todo y por un todo social”

(Gurvitch, 1941:20).

Gurvitch ha generado una clasificación de las formas de la sociabilidad a las que llama

Capas en profundidad de la realidad social; cada nivel o capa compone una parte de la

totalidad de la explicación de la sociabilidad. La primera capa constituye “toda

superficie material de la sociedad”, ésta se transforma continuamente en la psique

colectiva a partir de acciones que se cristalizan en símbolos, valores e ideas; la

segunda capa se denomina estrato o nivel simbólico, este nivel supone la existencia de

un marco en que un determinado significado puede ser interpretable y por lo cual

adquiere una capacidad de significar-influir en el nivel social. En tercer nivel se

encuentran las organizaciones sociales y de la vida colectiva, a su alrededor se

manifiestan los estratos más profundos; el cuarto nivel corresponde al estrato

espontáneo de lo social, o lo que para el autor se evidencia como “las conductas

LA NACIÓN EBRIA 33

humanas colectivas en tanto que costumbres sociales, prácticas, ritos, tradiciones, etc”

(Gurvitch,1941:26), esta últimas tienen un carácter más flexible que les permite escapar

de las formas organizativas más formales.

El quinto estrato se encuentra en el marco de las conductas que suelen romper

tradiciones o dar paso a nuevas prácticas, estas son llamadas conductas creadoras,

Gurvitch las define como “conductas colectivas renovadoras y creadoras son las

conductas menos dependientes de los símbolos; pueden prescindir de estos o crear

otros nuevos. “(Gurvitch, 1941: 27) este tipo de conductas no tiene referentes y, por

tanto, son en sí mismas creación.

Las manifestaciones de la sociabilidad de tipo espontáneo ligadas a estados de

conciencia colectiva son clasificadas por el autor de esta manera: “a) en sociabilidad

por interpenetración o fusión parcial de las conciencias en el “Nosotros”, y b) en la

sociabilidad por simple convergencia o interdependencia entre “Yo”, “Tu”, “El”, “Ellos”.

(Gurvitch, 1941:31), a su vez, el autor traza diferencias entre las formas de sociabilidad

de tipo reflexiva u organizada de las de tipo espontáneo; las primeras son entendidas

como modos de sociabilidad que se estructuran mediante formas determinadas de

coacción; el resultado a tal acción es la ruptura de una forma de reciprocidad

espontánea por una reciprocidad que beneficia estructuras más rígidas como la super e

infra estructura, sin embargo una y otra, espontánea y organizada, tienden a

superponerse dependiendo de condiciones específicas de cada nivel.

Un primer elemento en el estudio de la sociabilidad se centra en las formas de

reciprocidad que establecen las conciencias individuales; cada una de ellas es un “Yo”

que, dependiendo del nivel de profundidad de las relaciones que logren establecer,

pueden conformar un tipo característico de “Nosotros” como unidad activa, “Estos

Nosotros se distinguen en Masa, Comunidad y Comunión, según la intensidad de la

interpenetración de las conciencias en la intuición colectiva actual; pues, como ya lo

hemos indicado, la conciencia colectiva tiene sus propios grados de intensidad, a los

que responden igualmente grados distintos de presión que ejerce. (Gurvitch, 1941:32).

LA NACIÓN EBRIA 34

El autor se inclina por las formas de sociabilidad por simple interdependencia e

interpenetración; en el caso de la interpenetración se genera una circunstancia doble,

de un lado las conciencias son irreductibles una a la otra, de otro lado, se presenta una

semejanza e incluso una afinidad entre éstas, de aquí que la sociabilidad suponga un

esquema cohesionador de las conciencias, para Gurvitch “un todo concreto no admite

la identidad de las partes (1941:36).

La afinidad entre las conciencias depende de nivel de participación y profundidad que

estas logren respecto al Nosotros. Las formas de sociabilidad por interpenetración,

contrario a lo que ocurre con las de interdependencia, tienen como propósito captar los

elementos vinculantes de las conciencias a nivel de las conductas, los valores, e

ideales colectivos. Las referencias a un Nosotros tiene plena existencia si se configura

una interpenetración tal que genere el mismo nivel de impacto en todos los

componentes del conjunto, de aquí que la efectividad de su impacto tenga especial

importancia ya que al no encontrar tal efecto esta forma de sociabilidad puede

prescindir de una determinada forma simbólica remitiéndose finalmente a formas de

nosotros ya existentes.

En el caso de la sociabilidad por convergencia o interdependencia la vinculación es de

tipo variable y ocasional, se trata de un tipo de relación “con otros“ (yo tu él, ellos) aquí

las conciencias y las conductas pueden generar una nueva realidad permaneciendo

distintas cada una, esta condición hace que se delimiten permanentemente unas a las

otras e incluso puedan llegar a generar conflictos. El tipo de relación dada aquí requiere

de signos intermediarios palabras, gestos, declaraciones, etc, las intuiciones colectivas

no se encuentran aquí sino que están en estado latente, según argumenta Gurvitch “no

se trata aquí sino del reconocimiento reciproco del valor de la “otra parte”, necesario

para entrar en relación con ella. Los valores y las ideas colectivas solo indirectamente

intervienen en este caso, gracias al hecho de que los “Nosotros” siempre presentes de

una manera latente priman sobre las “relaciones con otros”(Gurvitch, 1941:39); de

cualquier modo cualquier colectividad o grupo social puede transitar entre estas.

LA NACIÓN EBRIA 35

El Nosotros como escenario de fusión parcial de las conciencias y de conductas

interpenetradas supone grados de intensidad y profundidad siendo la masa la de nivel

más superficial, la comunidad como lugar intermedio y el de comunión el más profundo,

sobre este último se asume que tiene por característica un grado de unión de las

conciencias en las zonas más restringidas del yo, la movilidad propia de la sociabilidad

no permite generar entre ellas forma jerárquica alguna.

La presión social provoca unas determinadas reacciones a nivel de la conciencia

colectiva; esta influye con especial fuerza, sin ser la única, en los Yo individuales de la

capa más superficial, es decir, de la masa; ello es posible puesto que este nivel no da

cuenta de un Nosotros social lo suficientemente fuerte, es decir, existe una menor

presencia de elementos en común entre los individuos en comparación con los que

pueden producirse en la comunidad o en la comunión, “Es posible pues obtener la

conclusión de que en cada unidad colectiva real hay una tendencia hacia el refuerzo de

la presión y una corriente inversa hacia su disminución “ (Gurvitch, 1941:43)

Ninguno de los niveles de sociabilidad permanece estático, estos pueden ir con mayor

o menor frecuencia de un estado de masa al de comunidad y de éste al de comunión,

ello depende de circunstancias específicas que comprometan en mayor o menor grado

una colectividad real.

Esta puede distinguirse entre masa a distancia y masa reunida, según explica el autor

la segunda “es la manifestación habitual, normal del fenómeno masa: tal la masa de los

descontentos, de los económicamente débiles, de los obreros sin trabajo, en tanto que

los sujetos en cuestión están unidos por la conciencia de la afinidad de su situación y

de sus intereses; o bien la masa de los xenófobos, de los letrados, de los lectores del

mismo diario, del “público” masa que reacciona de la misma manera ante los mismos

conocimientos, etc.” (Gurvitch, 1941:47), según la circunstancia alrededor de la masa

pueden producirse, de modo momentáneo formas de comunidad o de comunión.

LA NACIÓN EBRIA 36

La comunidad, por su parte constituye el grado medio en intensidad y profundidad de

los actos colectivos del “Nosotros”, ello se debe al equilibrio entre la intensidad de

unión o cohesión y su volumen, esto quiere decir que genera menos presión sobre las

conciencias individuales, para el autor “Esta relativa estabilidad se ve aún

considerablemente aumentada por el hecho de que en la comunidad las conciencias, al

entreabrirse ampliamente las unas a las otras, se abren al mismo tiempo normalmente

a la intuición común de las ideas y de los valores colectivos; (Gurvitch, 1941: 49).

La comunión constituye el nivel de mayor intensidad y profundidad, de aquí que esta

genere menor presión sobe las conciencias “aparece, pues, como la aspiración

colectiva encarnada, que se identifica al mismo tiempo con las aspiraciones más

íntimas de la persona individual” (Gurvitch, 1941: 51), sin embargo su duración es

relativamente corta en razón a lo que se ponga en juego socialmente, “cada grupo

puede, en diferentes circunstancias, en el mismo momento de su existencia, tan pronto

intensificar su unidad hasta llegar a la comunión, como bajarla hasta llegar al nivel de la

masa, ya que el término intermedio de comunidad es la forma de unión más habitual y

más constante. (1941: 53).

Las formas de la sociabilidad pueden manifestarse de modo activo y pasivo, el núcleo

de análisis de estos aspectos se encuentra en las formas y circunstancias en que se da

la unión de las conciencias, en el caso de la fusión parcial las formas pasivas se

caracterizan por agenciar camaraderías, filiaciones e identificaciones con símbolos ya

institucionalizados haciendo que no inciten necesariamente a la actividad, de aquí que

el Nosotros que se configura tras la sociabilidad pasiva no comprometa una acción. El

caso del Nosotros generado en la sociabilidad activa constituye una acción colectiva

por fusión de voluntades y vínculos sociales interdependientes que den paso a un logro

conjunto, la importancia que adquiere la acción es que esta proporciona razones para

mantenerse unida, al tiempo que le permite permanecer. La actividad genera a su vez

funciones que le son correspondientes, para este caso el autor menciona tres formas:

Las de carácter unifuncional, las multifuncionales y las plurifuncionales, para Gurvitch

“La sociabilidad es relativamente pasiva cuando la afectividad colectiva o las

representaciones colectivas sobre las que se fundan predominan sobre la voluntad y la

LA NACIÓN EBRIA 37

acción que desencadena. La sociabilidad es relativamente activa cuando las

voluntades interpenetradas o simplemente interdependientes sobre las que está

fundada predomina sobre las representaciones y la afectividad que la acompaña”

(Gurvitch, 1941: 57).

Interdisciplinariedad, Análisis cultural y Representaciones

La interdisciplinariedad y su alcance metodológico.

Los procesos de investigación interdisciplinaria suponen, la construcción de relaciones

de cooperación de diversa naturaleza entre disciplinas, por tanto, son las

características y los términos en que éstas relaciones se dan lo que constituye el centro

del análisis. La reflexión interdisciplinaria está determinada por la naturaleza misma del

objeto de estudio, las circunstancias que le han dado paso, las motivaciones que el

investigador encuentra en su abordaje y tratamiento; de tal modo, las características

propias de dicho objeto plantean la necesidad de formular un esquema de análisis que

le permita, a la vez, captar su muti causalidad y comprender su complejidad.

Cada una de las disciplinas, por su parte, ha perfilado su quehacer en razón a un

objeto de estudio específico encuadrado en un campo determinado con referencia a

una proyección conceptual, epistemológica y metodológica, características que

proporcionan un sentido de unidad disciplinar, lo que a la vez las inviste de una suerte

de rigurosidad y legitimidad científicas, sin embargo, paulatinamente se vislumbran

elementos que son comunes entre disciplinas por cuenta de un determinado conjunto

de intereses investigativos, según lo argumenta Nicolaevich “la interdependencia

relativa de los métodos con relación al campo de cada disciplina en el desarrollo

general de la ciencia es uno de los fundamentos epistemológicos importantes de la

interdisciplinariedad” (Nicolaevich,1983:57).

LA NACIÓN EBRIA 38

El diseño de una estrategia investigativa interdisciplinaria debe analizar y evaluar una

serie de factores, entre estos, las características propias de la situación problemica, sus

variables internas y externas en contraste con las estructuras principales de las

disciplinas llamadas a cooperar. La propia naturaleza del problema da cuenta del

alcance disciplinar a fin de potenciar e influir en la transformación de elementos propios

del sistema al que pertenece como al de otros sistemas evaluando su potencial para la

producción y conformación de nuevos sistemas, de aquí que las relaciones

interdisciplinares pueden darse, por ejemplo, dentro de las fronteras de una disciplina

dada, al Respecto Allal señala lo siguiente “debemos recordar, en primer lugar, que la

interdisciplinariedad, en el sentido estricto del término, si ha existido siempre, no

desemboca en una forma de conocimiento y, por tanto, en una práctica científica, más

que si la disciplina utilizadora (en consecuencia, el sujeto que la practica) se apropia de

aquello de lo que tiene necesidad, pensando en sus problemas en los términos

rigurosos de la disciplina. (Sinaceur,1983: 26).

El diseño metodológico en la investigación interdisciplinaria tiene una especial

importancia puesto que a ella se debe tanto el esquema de búsqueda y selección así

como los procedimientos para el análisis de las fuentes, para Apostel “la metodología

se preocupa, sobre todo, de la forma en que se obtienen informaciones sobre los

sistemas humanos” (Apostel,1983:106), lo cual complementa afirmando que “puesto

que las diferentes ciencias humanas se distinguen por diferentes tipos de observación,

de experimentación, de inducción, así como por sus formas particulares de teorizar

(Apostel,1983:107).

La cultura y el análisis cultural

Un elemento esencial en el estudio del hombre ha sido su facultad creativa por medio

de la cual logra dar forma a su propio mundo y a sí mismo; es esta capacidad, junto

con los desarrollos que produce, las que dan cuenta de una forma de ser especifica de

lo que se ha dado en llamar cultura, para Krishna “La cultura es el nombre colectivo

que damos a las diversas creaciones del hombre, y no sólo al lugar donde se cruzan y

LA NACIÓN EBRIA 39

mezclan diferentes disciplinas, sino también donde sus conceptos y categorías

específicas se transforman de forma que presentan bajo un aspecto nuevo la manera

de considerar sus campos de origen.” (Krishna,1983: 216).

La cultura, igual que todas las acciones y creaciones del hombre, se debe en gran

medida al cumulo de experiencias adquiridas, de aquí que “todos los productos de la

experiencia conservan algo en común: no adquiere su sentido en tanto en cuanto no

corresponden a lo que el hombre intenta realizar, a sus intentos y proyectos. Sin el

concepto de valor, de significado o finalidad, prácticamente ninguna creación humana

puede estar lo suficientemente bien formada como para ser comprendida.” (Krishna,

1983:216).

Los estudios culturales se interesan por la producción, reproducción e inserción de

prácticas culturales al interior de las sociedades en razón a unas forma específicas de

poder, ello con arreglo al diseño de formas de adaptación al cambio y a la permanencia

de modos más eficientes; en este sentido, dichos estudios contribuyen a la

comprensión de las formas de la vida tal como es vivida. Las prácticas culturales, por

su parte se sustentan en razón a unos esquemas de referencia contextuales entre

estos se cuentan las condiciones históricas, los sistemas de valores, la configuración

del conocimiento y el esquema discursivo; este complejo es relacional e

interdependiente, según lo señala el autor, haciendo referencia a lo argumentado por

Williams (Groosberg, 2001:63) “los estudios culturales son el estudio de las relaciones

entre los elementos que conforman un estilo de vida en su totalidad y construyen

además el intento de descubrir la naturaleza de la organización que constituye el

complejo de estas relaciones. (Groosberg, 2011:28).

La dimensión contextual en los estudios culturales es el sustento que define tanto el

objeto de indagación como la practica investigativa, de modo que ayuda a develar las

relaciones entre los acontecimientos, las causas que le han dado paso y sus efectos

generando una comprensión critica del mismo, “Si un contexto puede entenderse como

las relaciones que se han establecido por la operación del poder, en respuesta a los

LA NACIÓN EBRIA 40

intereses de ciertas posiciones de poder, la lucha por cambiar el contexto implica la

lucha por planificar esas relaciones y, cuando sea posible por desarticularlas y re

articularlas. (Groosberg, 2011:38)

El contexto es un elemento fundamental en estos estudios, su capacidad para

constituirse, ponerse en tela de juicio, deshacerse, modificarse o rehacerse determina

el sentido y motivaciones del esquema organizativo de relaciones junto con la

producción de significados. Con todo, el contexto es dinámico, sin embargo, requiere

de elementos de apoyo como la coyuntura que permitan captar los elementos

esenciales que estimulan y motivan los cambios y flujos de fuerza de los poderes

actuantes, para el autor el coyunturalismo posee unas características específicas, “La

primera consiste en determinar “cuando y como pasamos o no de una coyuntura a otra.

Por eso la pregunta básica que se formula desde los estudios culturales es siempre

¡cual es la coyuntura que deberíamos abordar … La segunda, estrechamente

relacionada, requiere que todo análisis busque un equilibrio adecuado entre lo viejo y

lo nuevo (Groosberg, 2011: 61)

El análisis de la cultura ha perfilado como uno de sus puntos nodales el terreno de lo

simbólico, lo cual, ha sugerido nuevas posibilidades metodológicas tanto a nivel de las

disciplinas como de interacción entre éstas, en el caso de la historia, se han ocupado

especialmente de los conceptos de mentalidad e imaginario social, haciendo énfasis en

procesos de análisis de tipo interpretativo teniendo como uno de sus referentes fuerza

a la hermenéutica. Este terreno ha traído nuevos retos al investigador social, entre

estos, la necesidad de ampliar y refinar la mirada relativa a los hechos por los cuales se

pregunta, los elementos que en este ejercicio adquieren estatus de fuente o evidencia,

y especialmente la configuración de mecanismos adecuados para lograr interrogarlas

de modo eficaz. En gran medida, los aportes conceptuales que han alimentado la

consolidación de la historia cultural tienen como punto de confluencia el escenario

discursivo, especialmente aquellas de alcance colectivo.

LA NACIÓN EBRIA 41

El estudio de la cultura se ha dirigido, entre otros aspectos, tanto a las prácticas como

hacia los objetos de dichas prácticas, es decir, hacia las formas del hacer humano, sus

manifestaciones y propósitos, aspectos que producen, al tiempo que construyen, la

realidad la cual está acompañada por elementos performativos, como las llamadas

tácticas de cotidianidad, la escenificación social, los actos de identidad, entre otros

aspectos, por medio de los cuales se remarcan las características de acción, identidad

y distinción que dan cuerpo a su vez a los roles, las fiestas, las relaciones

interpersonales y sus elementos complementarios cargados de afectividad y

emocionalidad que a su vez actúan como estrategias de persuasión, estimulación o

intensificación de la interpretación de una situación dada con arreglo a la

transformación o el logro de objetivos específicos que le procuran a las sociedades

cambios y permanencias.

Una mirada antropológica del análisis cultural

Desde la perspectiva de la antropología cultural la preocupación metodológica se ha

dirigido hacia la base del acto interpretativo, es decir, los mecanismos de interpretación

del quehacer humano. Al respecto Geertz pone de manifiesto la interpretación de la

realidad como un texto y la acción simbólica como un drama con capacidad expresiva,

es decir, las estructuras simbólicas deben ser tomadas como hechos tangibles por

cuenta de sus formas de expresión y manifestación sea que se den en un ejercicio

ritual u organizativo.

El autor lanza una reflexión metodológica a propósito de la relación entre antropología

social y análisis etnográfico, relación entendida generalmente como un ejercicio

descriptivo de registro de datos y selección de fuentes, a lo cual, el autor responde con

el planteamiento de una descripción densa, con Geertz “el análisis cultural es (o

debería ser) conjeturar significaciones, estimar las conjeturas y llegar a conclusiones

explicativas partiendo de las mejores conjeturas, y no el descubrimiento del continente

de la significación y el mapeado de su paisaje incorpóreo. (Geertz, 2001:32.), esto es,

una suerte de relevo entre la interpretación y explicación.

LA NACIÓN EBRIA 42

En el marco de la descripción densa es necesario reparar en la capacidad e

intencionalidad comunicativas contenidas en las significaciones estudiadas, cuyos

mensajes se movilizan en razón a códigos socialmente establecidos y que son

compresibles por públicos determinados, a ello se suman formas de conducta así como

elementos representativos de la estructura cultural; de la interacción entre estos

elementos sumados a las motivaciones que dan paso a formas de significación dadas,

se abre paso a lo que el autor denomina gesto y es allí donde se halla el centro de la

descripción densa.

En principio, se trata de desentrañar las estructuras y códigos de significación

establecidos determinado su campo y alcance a nivel social al tiempo que se propende

por la comprensión del sentido y valor de determinadas manifestaciones culturales, de

modo que la cultura se hace gracias a que sus formas de significación pueden

significar.

Josep M. Ferigla plantea las bases para la construcción de una teoría antropológica del

irracionalismo cuyo punto de partida es la Gracia como búsqueda central del hombre,

en principio, por efecto de los estados alterados de conciencia (EAC). El origen de ésta

reflexión se centra en lo relativo a la integración entre la mente individual y colectiva por

medio de las prácticas culturales en los niveles de la conciencia y del inconsciente. Si

bien, en el desarrollo cultural, los productos del inconsciente toman forma en el estado

de conciencia por medio de una estructura codificadora, el interés se orienta hacia las

formas en que la información que surge del inconsciente en los momentos de estados

alterados de conciencia (EAC) se codifica culturalmente al tiempo que afecta la

construcción formal y la orientación de la cultura, a dichos estados el autor los asume

como núcleos generadores de cultura.

Se ha llamado estados alterados de conciencia a situaciones no ordinarias de

percepción causadas generalmente por el consumo de sustancias enteógenas cuyas

características pueden evidenciarse por medio del comportamiento de ciertas funciones

LA NACIÓN EBRIA 43

metabólicas, neurológicas, psicológicas, entre otras; con todo, no se podría afirmar de

modo sustancial que las diferencias y similitudes entre los estados de conciencia sean

iguales en todas las sociedades, antes bien, muchas no generaron diferenciación

alguna entre estados de vigilia y de sueño.

La cultura se perfila como mecanismo de organización de la vida, el mundo percibido

es comprensible por efecto de unas reglas y valores que a su vez moldean el mundo

interior, es decir, el mundo cognitivo y mental, dando paso a estructuras específicas de

conocimiento y pensamiento, de aquí que la base del funcionamiento de la conciencia

radique en la facultad creadora de la mente humana y a partir de ella participar de lo

divino.

La relación entre los EAC y la cultura constituye un empalme que funciona como

cohesionador social, dinamizador de formas de sociabilidad y catalizador de

expectativas tanto materiales como emocionales, de autoafirmación y auto

trascendencia; según Fericgla ello tiene una función cosmológica “a través de la cual

todo ser humano se procura una imagen de sí mismo y de sí mismo en el universo,

función mística que permite al ser humano una ¿reconciliación? de su conciencia con

su ser o condición previa y posterior a la propia existencia humana, función sociológica

a través de la cual el mito en cuestión mantiene un determinado orden social específico

y dinámico.(Fericgla,1989:13).

Entre los EAC y la cultura se establecen una serie de canales de comunicación así

como un conjunto de herramientas que la facilitan determinando el sentido y

funcionamiento del sistema. En este proceso entran en juego diversas herramientas

perceptivas y aperceptivas, captadas sobre un análisis sistémico, para el autor

“Realmente no es el hongo el que genera la información que el chamán usa para

orientar a su colectividad, en el sentido de ser el emisor del mensaje, sino que las

substancias enteógenas permiten a la conciencia trabajar a niveles distintos del

habitual. (Fericgla,1989:10)

LA NACIÓN EBRIA 44

Hablar de niveles de la conciencia implica a la vez conocer su funcionamiento e

identificar los procesos mentales específicos que le subyacen al tiempo que se debe

reconocer su facultad dinámica, la cual, permite convertir situaciones específicas en

hechos pensables dentro de sistemas reconocibles y ajustables a otro conjunto de

situaciones que pueden, por tanto, llegar a ser comprensibles, según el autor “el campo

que es capaz de abarcar la conciencia es más o menos amplio según la intensidad de

la atención que dediquemos a un hecho (1989:17).

La mente humana está constituida por un complejo de capacidades gracias a las

cuales se configuran formas de inteligencia variadas y compartidas, pero es la sociedad

la que legitima y reconoce su utilidad y pertinencia. Dichas capacidades operan a nivel

de lo preconsciente, lo consciente y lo inconsciente y ocupan un amplio espectro,

desde capacidades para retener y procesar información o de memoria, pasando por

capacidades imaginativas, desarrollo y operaciones lógicas, hasta procesos intuitivos y

de emotividad, capacidades todas ellas útiles para el desarrollo de la vivencia de la

libre elección.

Cultura, conciencia y creación

En contraste, Ferigla acuña el concepto de conciencia holorénica como contrapuesto

al de creación cultural. Este tipo de conciencia tiene una relación directa con la

capacidad humana de crear, al tiempo que genera el contexto necesario para dar

legitimidad a formas míticas de creación, por lo cual esta hace referencia a una

dimensión mitopoyetica que se orienta hacia la creación de formas simbólicas

proyectadas como referentes de la realidad objetiva producto de una construcción

experiencial propia y creativa de la realidad, para el autor esta hace referencia “al nivel

o estado de procesamiento mental en el que el individuo humano, a través de un fuerte

entrenamiento cultural o incluso por espontaneidad, es capaz de pensar la totalidad

sistémica del mundo y de las relaciones que lo crean a través de autopensarse.

(Fericgla,1989:24)

LA NACIÓN EBRIA 45

Existen aspectos propios de la conciencia holorénica que son importantes en relación a

la producción cultural, tal es el caso de las formas de asociación emocional como

elemento que prima sobre la asociación intelectual, de aquí que la emotividad

funcione, en este caso, como aglutinante organizador de los arquetipos, ello da forma

al pensamiento dotándolo de una suerte de coherencia, ”Si el pensamiento deviene

vacío de contenido externo ha de estar en estado de gracia para no convertirse en un

campo de angustias, miedos, desasosiegos, e incluso enfermedades sin freno

(Fericgla,1989:24), ello se legitima por cuenta de la conformación de las comunidades

emocionales a las cuales se accede, según el autor “a través de la facultad de

comprender los sentimientos ajenos por un proceso de identificación o empatía, que

acaba creando una intersubjetividad emocional colectiva.(Fericgla, 1989:62).

El estado de Gracia al que este concepto hace referencia corresponde a unas

manifestaciones armónicas con el entorno, lo cual protege de lo incomprensible así

como de la desintegración psíquica procurando a la vez una experiencia emotiva e

incluso generadora de soluciones, sin embargo existen formas de EAC no

estructurados bajo estos elementos que por lo general son incomprensibles y

desorganizados dando como resultado manifestaciones psicopáticas.

Estructura y antiestructura en Victor Turner

En el capítulo III referido a los conceptos de “Liminalidad y Communitas” el autor toma

como punto de referencia lo expresado por Van Gennep respecto a los llamados ritos

de pasaje definidos por este como “Ritos que acompañan todo cambio de lugar,

estado, posición social y edad” (Turner, 1988:101), el cambio al que se hace referencia

es, de modo especifico un proceso compuesto por tres fases “separación, margen (o

limen, que en latín quiere decir “umbral”) y agregación. La primera fase (de separación)

comprende la conducta simbólica por la que se expresa la separación del individuo o

grupo, bien sea de un punto anterior fijo en la estructura social, de un conjunto de

condiciones culturales (un “estado”), o de ambos; el pasajero posee características

ambiguas, y el siguiente es el de reincorporación) se consuma el paso” (Turner,

LA NACIÓN EBRIA 46

1988:102), sobre esta definición, es necesario centrar la atención en la segunda fase

aquí descrita, el margen, la liminalidad o persona de umbral.

Las personas en situación de liminalidad se encuentran por fuera de un sistema social

formal de referencia, es decir, de modo relativamente momentáneo están en situación

de no referencia social y/o cultural, lo cual constituye una forma de muerte o

ambigüedad simbólicas y de acuerdo a ello deben atravesar un proceso ritual que

restituye su condición social y cultural, comúnmente desempeñando un rol u ocupando

un nuevo status, “ La liminalidad implica que el que está arriba no podría estar arriba de

no existir el que estuviese abajo, y que quien está arriba debe experimentar lo que es

estar abajo” (Turner, 1988:104).

En el momento liminal se figura una especial forma de camaradería a la cual llama el

autor Communitas, se trata de una especie de comunidad rudimentaria que designa

una modalidad de relación social que se conforma por el reconocimiento de ámbitos de

vida en común.

Historia, cultura y duración

La historia no trata en exclusividad un sector definido, en sentido estricto, de la realidad

sin embargo, según afirma Wolfgang J. Mommsen (1982:236) “como materia, la

Historia constituye, sin embargo, una disciplina por sí sola, en la medida en que su

aproximación, a los problemas le es específica, y la distingue de los otros campos

científicos. La historia analiza los fenómenos más diversos en función de su capacidad

para cambiar en el tiempo, si bien los espacios de tiempo susceptibles de ver operarse

pueden ser rápidos o cortos, así, el acontecimiento y el tipo de narración se revela al

historiador.

En consecuencia y en razón al interés que la historia muestra respecto de la cultura,

con Chartier se podría afirmar que “La historia cultural se interesa por los hechos y las

formas mediante las cuales las sociedades construyen, dinamizan, comparten y dotan

LA NACIÓN EBRIA 47

de sentido a sus referentes de significación y representación en su propio tiempo, los

cuales revelan, a su vez, la originalidad y singularidad de sus sistemas de pensamiento

y acción, según afirma Le Goff “la mentalidad de un individuo, aunque se trate de un

gran hombre, es justamente aquello que tiene en común con otros hombres de su

época” (Chartier, 2002: 23).

El interés por la duración, el cambio y la permanencia de un fenómeno o hecho social

en el tiempo ha generado al interior de la disciplina histórica un re-planteamiento

metodológico respecto de la forma de pensar el hecho històrico. El concepto de

duración específicamente, aun cuando ha sido planteado en el marco de la disciplina

histórica, busca establecer las bases para el desarrollo de una metodología común de

las ciencias del hombre resaltando, a la vez, la importancia que tiene para toda

sociedad la concepción de tiempo en su pluralidad de formas, para Braudel “lo esencial

consiste en precisar, antes de establecer un programa común de las ciencias sociales,

la función y los límites del modelo, al que ciertas iniciativas corren el riesgo de inflar en

exceso. De donde se deduce la necesidad de confrontar también los modelos con la

idea de duración; porque de la duración que implican dependen bastante íntimamente,

a mi modo de ver, tanto su significación como su valor de explicación. (Braudel,

1970:20)

La larga duración o historia larga se contrapone, según el autor, a la llamada historia de

los acontecimientos o historia episódica en tanto que la segunda corresponde a hechos

momentáneos, aprisionados en un tiempo y lugar acotados, incluso con un nivel de

trascendencia socialmente limitado. El acontecimiento y su corta duración genera

continuos reparos al investigador social, especialmente al historiador puesto que es

difícil asirla por la inestabilidad de sus puntos de referencia.

Supondría un hecho de evidente validez tomar como referente para la medición de la

duración unas formas del tiempo estándar, universales, cuantitativamente estables,

útiles para todo aquello que se quiera integrar en una regla temporal, pero una

perspectiva de este nivel circunscribiría al hecho, cualquiera que éste sea,

directamente a los rigores de la regla de tiempo establecida alejándose de las

LA NACIÓN EBRIA 48

complejidades del hecho mismo, incluso de la forma en que se determina el tiempo en

determinado hecho, según afirma el autor “las ciencias, las técnicas, las instituciones

políticas, los utillajes mentales y las civilizaciones (por emplear una palabra tan

cómoda) tienen también su ritmo de vida y de crecimiento (Braudel,1970:7).

Un segundo aspecto de gran importancia en el análisis de la larga duración es el

empleo que se hace del concepto estructura, el cual se refiere a una base de referencia

relacional y coherente para las sociedades, sin embargo para el historiador, se trata de

“una realidad que el tiempo tarda enormemente en desgastar y en transformar. Ciertas

estructuras están dotadas de tan larga vida que se convierten en elementos estables

de una infinidad de generaciones: obstruyen la historia, la entorpecen y, por tanto,

determinan su transcurrir. En tanto que obstáculos, se presentan como límites

(envolventes, en el sentido matemático) de los que el hombre y sus experiencias no

pueden emanciparse. (Braudel, 1970:8).

El análisis de las estructuras sociales vistas desde la perspectiva de la larga duración,

requiere una formulación cuyo alcance pueda dirigirse desde el complejo de elementos

que las componen, los aspectos que han influido en sus crisis y cambios y que han

posibilitado su permanencia, hasta la caracterización de las sociedades a las que

pertenecen, en este sentido el presente y el pasado, son asumidas como perspectivas

complementarias en dialogo permanente

Características generales de las representaciones sociales

Las representaciones sociales se conciben como mecanismos que direccionan ciertas

características esenciales de la interacción social en tanto que prescriben y

condicionan los comportamientos de los individuos de acuerdo a elementos

referenciales social e históricamente determinados, por tanto, los fenómenos colectivos

constituyen las bases de la construcción de la realidad, para Abric “toda realidad es

representada, apropiada por el individuo o el grupo y reconstruida en su sistema

cognitivo, integrada en un sistema de valores que depende de su historia y del contexto

social e ideológico que le circunda” (Braudel, 2001:12)

LA NACIÓN EBRIA 49

Esta perspectiva pone especial acento en la experiencia cotidiana del individuo y del

grupo, dicho transito es de gran importancia puesto que determina los fundamentos de

la conformación socio cognitiva que, a su vez ,da paso a una serie de figuraciones más

o menos comunes respecto de una situación de la realidad para una sociedad

determinada; una y otra proporcionan nociones de existencia, realidad y sentido a las

acciones emprendidas, a los esquemas de lectura de la realidad así como de las

dimensiones normativas del comportamiento, esta situación evidencia el carácter

práctico de la representación en el la cotidianidad de las sociedades, Según lo

argumenta Abric “la referencia a las representaciones que definen la identidad de un

grupo va a desempeñar por otro lado un papel importante en el control social ejercido

por la colectividad sobre cada uno de sus miembros, en particular en los procesos de

socialización” (Abric, 2001:16)

La representación depende del sentido activo del contexto y por lo tanto de sus

características ya que estos revelan y dinamizan los valores de significación que le

asisten; en este sentido, el campo discursivo actúa como punto nodal entre el contexto

y la significación, para Abric la relación está dada de la siguiente manera “por el

contexto discursivo primeramente, es decir, por la naturaleza de las condiciones de

producción del discurso, a partir del cual será formulada o descubierta una

representación” (Abric, 2001:14); ello supone un tipo de público receptivo a un

esquema de significación dado, cuya respuesta se debe a la asimilación de esquemas

de argumentación específicos en situaciones igualmente especificas; en consecuencia

“La significación de una representación social está entrelazada o anclada siempre en

significaciones más generales que intervienen en las relaciones simbólicas propias al

campo social dado.(Abric, 2001:14)

En síntesis, las representaciones sociales cumplen una serie de funciones, entre las

más importantes se encuentran las siguientes:

LA NACIÓN EBRIA 50

- Función de saber; permite entender y explicar la realidad a partir de la fijación

de puntos de referencia común que facilitan el intercambio “El saber práctico de

sentido común –como le llama Moscovici- permite a los actores sociales

adquirir conocimientos e integrarlos a un marco asimilable y comprensible para

ellos, en coherencia con su funcionamiento cognitivo y con los valores a los que

se adhieren “(Abric, 2001:15).

- Función identitaria; [permiten] elaborar una identidad social y personal

gratificante; es decir, compatible con los sistemas de normas y valores social e

históricamente determinados (Abric, 2001:15)

- Función de orientación: conducen los comportamientos y las prácticas. La

representación en este caso tiene influencia en la “definición de la finalidad de la

situación” y por tanto determina el tipo de gestión cognitiva adoptada por el

grupo así como el medio y las características de la comunicación dependiendo

de la realidad objetiva de la tarea. La representación pone los limites específicos

de nivel comportamental sobre la base de lo que es permitido y lo que es

prohibido de acuerdo al contexto.

- Función justificadora: ello contribuye a respaldar posturas y comportamientos.

Estas intervienen luego de la acción de modo que sean justificables ante sus

colegas. La representación se determina por la práctica de las relaciones y sus

características.

Elementos para el análisis de las representaciones

La hipótesis del núcleo central propuesto por Abric se perfila como una estructura

sistémica a partir de la cual es posible analizar y comprender la dinámica propia de una

representación, “La organización de una representación presenta una modalidad

particular, especifica: no únicamente los elementos de la representación son

jerarquizados sino además toda representación está organizada alrededor de un núcleo

LA NACIÓN EBRIA 51

central, constituido por uno o varios elementos que dan su significación a la

representación”. (Abric, 2001:18),

La centralidad del núcleo de una representación depende del juego jerárquico de sus

elementos, lo cual supone que los componentes que hacen parte de su estructura no

sean permanentemente estáticos, estos pueden permanecer, movilizarse e incluso

cambiar o desaparecer, todo ello dependiendo de las transformaciones en la

objetivación del contexto, es decir, de la forma en que esas condiciones hayan sido

socialmente aceptadas y asimiladas, más o menos, como propias a través de las

formaciones discursivas, del pensamiento, la acción, los valores y normas así como

del entorno ideológico propio de la realidad del grupo.

El núcleo central de las representaciones ejerce una función generadora que determina

las condiciones de relación que unen los elementos de la representación perfilando

valores, funciones y sentidos específicos a sus componentes y por tanto, creando o

transformando su significación. Una situación dada en que entre en movimiento el

núcleo central de una representación puede dar cuenta de una dimensión funcional de

los elementos que conforman la representación privilegiando ciertos elementos que

permitan la realización de una tarea de forma directa bien sea un elemento normativo,

socio afectivo, social o ideológico.

La representación también cuenta con unos elementos periféricos que responden a la

lógica de la jerarquía del sistema de representación funcionando como interfaces entre

una situación dada y el núcleo central manteniéndolo actualizado respecto a lo que

ocurre en el contexto, esto es, ayudan a adaptar la representación a la evolución del

contexto dependiendo de la información recibida del entorno, de tal modo, lo que se

indaga pues en una representación es tanto su contenido como su organización.

De tal modo, “una representación social solo funcionará si todas las prescripciones

absolutas son absolutamente satisfechas“ (Abric, 2001:39), entendiendo por

prescriptivas a una serie de cogniciones cuya característica es generar relaciones de

LA NACIÓN EBRIA 52

coherencia entre cogniciones y conductas, de tal modo, determina las posibilidades

para llevar a cabo una determinada acción correspondiente a una conducta especifica

esperada, ello permite zanjar el terreno entre lo normal y lo anormal de una situación

dada.

Así ,un primer acercamiento a la formalización de esquema metodológico de

indagación de una representación dependerá, en principio de un corpus de conceptos o

palabras que puede ser organizado en razón a la fecha y al soporte en que aparecen,

determinando las formas en que son asociadas bien sea como refuerzo de una

expresión inicial o bien sea como contraparte de la misma, de igual modo es necesario

determinar quiénes se expresan sobre ellas y en qué circunstancias, ello con el fin de

caracterizar las relaciones generadas. Al tiempo se pueden hacer conjuntos de

expresiones que se agrupen según criterios específicos y determinar la naturaleza de la

relación; para ello vale también cuestionar el núcleo central de una representación.

LA NACIÓN EBRIA 53

Capítulo 2. Cotidianidad y bebida

Una de las características asociadas al ocio es el encuentro con otros; entre tanto se

genera una suerte de intercambio de experiencias, dinámicas expresivas y emotivas,

elementos que configuran modos de realidad y cotidianidad en común. Dicha comunión

se activa en situaciones y/o contextos donde se estrechan los sentidos de solidaridad y

camaradería en y durante los cuales se genera una suerte de producción sígnica; en

este sentido, las bebidas alcohólicas adquieren importancia en la medida en que

estimulan la capacidad expresiva, algunas de ellas, con consecuencias a nivel social y

legal particulares.

Aquellas reuniones donde el consumo de embriagantes constituía un acto central,

recibiría a lo largo de dos siglos diversas denominaciones, entre las más conocidas

estaban las alzadas, los corrientazos, chispazos, tenidas, ágapes y chupi pandas; estos

nombres funcionaban como santo y seña para evadir los controles de las autoridades al

tiempo que hacían las veces de membresía a quienes participaban en eventos de este

tipo. En el transcurso de aquellas reuniones afloraba un sentido de profunda amistad

en donde algunos aspectos como la extracción social pasarían en algunas ocasiones a

segundo plano.

Pero bebidas como la chicha y el guarapo se irían convirtiendo en un problema para la

hacienda Real y para su modelo de sociedad, Según lo argumenta Gilma Mora de

Tovar “Los informes presentados por los miembros de la Real audiencia atribuyeron a

LA NACIÓN EBRIA 54

la chicha y al guarapo condiciones malévolas y sostuvieron que ellos eran la causa de

múltiples homicidios, de la desidia en la atención de los actos religiosos y de la

irresponsabilidad en el cumplimiento de las obligaciones tributarias” (Tovar,1988:17).

La transición entre el siglo XIX y XX transformaría de manera significativa la

cotidianidad de la sociedad Colombiana, especialmente la Bogotana, promoviendo e

imponiendo nuevas y más rígidas formas de comportamiento en lo que las instituciones

sociales y políticas tendrían especial influencia, en parte, por la creciente necesidad de

llevar al pueblo, compuesto principalmente por campesinos e indígenas, a un nivel más

cercano al modelo de civilización Europeo, lo cual, establecería límites y restricciones

al frecuente e inmoderado habito de embriaguez, lo que posteriormente se convertiría

en una particular lectura acerca del consumidor en contraste con su nivel social.

Insubordinación e indisciplina. La cotidianidad militar.

Los asuntos criminales del siglo XIX serían una fuente que daría cuenta de los

pormenores cotidianos de los conflictos en que estaba involucrada la ingesta de

embriagantes. Es de resaltar la frecuencia con que los conflictos generados por dicho

motivo involucraran tan frecuentemente a los militares, en parte, por la ausencia de una

tradición militar formal, motivo por el cual no se reconocía entre los soldados rasos la

adhesión a un tipo de mística castrense. Las largas y monótonas jornadas de guardia y

servicio serian el caldo de cultivo a una profusión por la bebida, cuyo exceso

desembocara en agresiones a los ciudadanos, y con mayor frecuencia, agresiones

entre soldados de igual o distinto rango. Los casos, si bien eran relativamente

frecuentes, su alcances y consecuencias las más de las veces, era de menor

importancia, salvo los más graves que contemplaban la destitución del cargo.

En otras circunstancias, la tipificación del delito de embriaguez entre los militares

obedecía a otros delitos relacionados como la vagancia, actitud que trastocaría el

desempeño pleno de las facultades de los soldados, al tiempo que se convertirían en

un lastre en el fortalecimiento de la disciplina militar. En febrero de 1843 se adelantan

LA NACIÓN EBRIA 55

sumarias contra el sargento segundo Francisco Delgado por estar ebrio mientras

prestaba la guardia en la cárcel pública para hombres, la acusación se genera a raíz

del incumplimiento a un llamado que le hiciera su superior el alcaide José Antonio

Ardila, según fue reseñado el caso “el sargento Francisco Delgado no cumplió con las

ordenes que le impuso el que escribe como alcaide, manda este local siendo necesario

que a las requisas no quiso acompañarme ni obedecer las órdenes y esto por hallarse

en estado de embriaguez que tuvo todo el día”. Aun cuando la declaración de los

testigos afirmaran que el sargento no respondiera al llamado no fue posible comprobar

si aquél se encontraba bajo los efectos del alcohol, según un testigo, Manuel Ferro

preso en dicha cárcel dijo: “que el sargento segundo Francisco Delgado que estaba de

comandante de la guardia de la cárcel el día diez y seis de las corrientes fue cierto que

no fue a acompañarlo al cierre de las cinco y media ni por la noche aunque la llamada

fue a la requisa, que en cuanto a la embriaguez en que pudiera hallarse no puede

conocerlo el declarante, pero si le pareció que había tomado, que no tiene más que

decir; que lo dicho es la verdad, se afirmó y ratifico en su declaración”. (Asuntos

Criminales AGN, 1843: 32)

Para 1821 se presenta un incidente que entra en proceso por tratarse de un delito de

embriaguez, aquel incidente se genera en el Batallón Vargas de la Guardia en la que

se adelantan sumarias contra los sargentos Pedro Romero, José María Painilla y

Tomas Duarte acusados de reincidir en la embriaguez y en consecuencia recaer en

abandono de sus deberes e ineptitud para desempeñarlos; por cuenta de estos actos

son acusados de haber botado sus prendas militares y dos paquetes que contenían

munición y un fusil. Contra el sargento pedro Romero es acusado de ineptitud en sus

deberes “El sargento agregado a la compañía Granados es incapaz de desempeño de

un oficio y mucho menos el deber de su obligación, que pasado el termino de cuatro

meses en mi compañía no ha aprendido nada convencerlo de que es incapaz de

desempeñar el empleo”. (Criminales AGN, 1821: 12)

Por tal Razón, Granados es puesto preso en el calabozo, sin embargo en su

declaración Granados responde a dicha acusación “razón se ha abandonado al

LA NACIÓN EBRIA 56

descuido y no a procurado aprender lo que todos hacen dijo: que por que no se lo han

enseñado que no sabe leer ni escribir”.

Control y administración de las pasiones

Uno de los temas álgidos de discusión en torno al fenómeno la bebida y la embriaguez

se centraría en la relación entre el tipo y volumen de bebidas alcohólicas consumidas y

lo que éstas estaban en capacidad de provocar en el nivel anímico de los individuos en

contraste con las posibles consecuencias que dichas reacciones acarrearían en la

salvaguardia del orden público, aquel asunto se convierte rápidamente en un problema

que requiere soluciones radicales cuya respuesta parecía darla la construcción de

hábitos de moderación y autocontrol por medio de los cuales se pretendía conformar

hábitos civilizados.

La proclividad a la depresión, las profundas experiencias de angustia, especialmente a

nivel del Pueblo, justificarían tales medidas; con todo, dichas conductas, así como la

preocupación por sus consecuencias, no serían del resorte exclusivo de la sociedad

Colombiana, de ello da cuenta Taylor a propósito del periodo Colonial Mexicano en

torno al pulque y al vino que a su vez constituían un criterio de distinción entre

Españoles e Indígenas, “para los españoles, el vino de uva era un símbolo de

civilización y tradición católica así como una parte culturalmente esencial de la

alimentación” en contraste con el pulque que representaba el descontrol “la embriaguez

hasta el extremo de perder el sentido se consideraba como una costumbre bárbara,

repugnante y ridícula, y un estigma en el honor de un hombre. (Taylor, 1982:69).

LA NACIÓN EBRIA 57

Las caricaturas serían un recurso clave dentro de la campaña de

educación higienista tanto en los textos especializados como cartillas y slogans como

en textos de alcance masivo y popular como la prensa escrita. Su aparición tanto en la

prensa como en los manuales perfilarían las claves de interpretación gráfica de

situaciones comunes durante el estado de embriaguez y sus consecuencias. En esta

caricatura se escenifica una chichería vista como un lugar sórdido y descuidado al

tiempo que dos hombres se enfrentan a cuchillo mientras la tendera es mostrada con

un gesto exagerado de risa cómplice. La imagen refleja un abandono total de las

capacidades de autocontrol y autorregulación de las pasiones y los impulsos,

características propias de los ebrios, en particular de los ebrios por efecto de la ingesta

de chicha que serían mencionadas con mucha frecuencia en las publicaciones de

autoridades en higiene, de modo que la imagen no resulta nueva, no solo porque era

corriente entre a los ojos de los ciudadanos sino porque fue reforzada a nivel mediático.

De igual modo que con la chicha, el pulque no solo era consumido como bebida

embriagante, también era considerada como una fuente alimenticia de alto valor por

sus consumidores, “este jugo rico en vitaminas era un importante complemento de

alimentación, que se podía tomar en lugar de agua en los meses del año en que no

llovía y en las sequias que ocurrían periódicamente. Se consideraba un medicamento

muy adecuado, en especial bueno para la diarrea y las enfermedades del estómago, y

el mejor medio para suministrar raíces y hierbas medicinales. (Taylor, 1982:52).

La bebidas embriagantes entrarían en el circuito de los objetos y prácticas distintivas

dando paso a la construcción de niveles y perfiles estilísticos del consumidor, ello sería

LA NACIÓN EBRIA 58

más evidente en las principales ciudades del País, especialmente en Bogotá. Las

vestimenta, el lugar de habitación y las preferencias respecto de la bebidas alcohólicas,

constituían algunas de las principales prácticas de distinción, al respecto Fischer

plantea que “A partir de la segunda mitad de los años 1830, un grupo Bogotano

empezó a diferenciarse de manera ostentosa del resto de la población urbana y de las

otras partes del país, dando importancia al exclusivismo del aspecto físico y poniendo

de relieve el refinamiento de los gustos” (Fischer, 1999: 1).

La construcción de la idea de distinción por medio de la adopción de un estilo de vida

determinado, abriría la puerta a la búsqueda de modelos que cumplieran este

propósito. Una de las referencias más comunes seria el estilo europeo que no solo se

basaría en la práctica de ciertos hábitos, a su vez profundizaría y estimularía nuevas

formas de desigualdad trazando las pautas de lo permitido y lo sancionado en materia

de bebidas y niveles de embriaguez, esto es, los criterios de decencia, refinamiento,

buenas maneras y acceso a la cultura, aspectos que, con el tiempo, constituirían el

filtro para el ascenso social.

Las transformaciones en el estilo de la cotidianidad

tuvo en las fiestas uno de sus escenarios más

evidentes. En ellas casi todo debía representar desde

la preocupación por el tipo de invitados, pasando por

su vestimenta hasta los productos que iban a ser

consumidos, especialmente los licores. Es el propio

Departamento de Cundinamarca quien los importaría promoviendo a la vez estas

nuevas tendencias en materia de consumo. Las clases altas tendrían el monopolio del

capital cultural formal mientras que entre las clases bajas se constituía una suerte de

cultura proscrita, o lo que se dio en llamar la cultura popular, según Fischer “la línea

divisoria “cultural” entre la capa alta y los demás grupos sociales convergía con el color

de la piel, es decir, la procedencia étnica, la disponibilidad sobre la propiedad y la

exclusividad de las relaciones interpersonales así como la educación” (Fischer,

1999:44).

LA NACIÓN EBRIA 59

El criterio de distinción buscaba, entre otras cosas, generar medios con los que se

pudiera lograr generar una distancia del pasado colonial y abrazar el estilo en boga del

nuevo tiempo Europeo sobre la base de la modernización, concepto que serviría de

pivote para la conformación de comunidades de intelectuales, tal es el caso de la

llamada generación del centenario cuyas banderas discusivas tendrían como enfoque

la ciencia y la política vista de una muy particular manera.

La modernización suponía, entre otros muchos aspectos, llevar a la realidad una serie

de condiciones que garantizaran y proporcionaran una buena calidad de vida a los

ciudadanos, de aquí la creciente preocupación por temas referentes a la mejora y

adecuación de los espacios. Las condiciones de habitabilidad solo constituían uno de

muchos aspectos, entre ellos la posibilidad de ampliar la oferta cultural proyectada

hacia la diversión culta como la opera o el teatro, con lo cual, se ampliaría al mismo

tiempo, la oferta de productos y servicios que a su vez darían paso a la aparición más o

menos rápida de establecimientos comerciales y con estos, a nuevas formas de

concebir la socialización, la sociabilidad y el tiempo libre.

Aquel proyecto modernizador no se dio sin problemas, al respecto Germán Mejía

Pavony señala “La ausencia de una conciencia pública como hecho colectivo fue

consecuencia de esta disociación; mientras convertían el interior de su casa, el

vecindario y su propio cuerpo en el único espacio propio, protegido en su intimidad e

individualidad por las prácticas sociales y las leyes de la vida en república, poco

hicieron los residentes de la capital por participar en la construcción de un destino

común. De modo que convirtieron a las autoridades en únicas responsables del

bienestar general. (Pavony, 2001:23)

La distinción conllevó un proceso de segregación espacial que afectó principalmente a

los pobres de la ciudad, entre otras cosas, por la reducida o poco atractiva oferta

recreativa al tiempo que se fortalecía la acción policiva en lo referente al ornato,

LA NACIÓN EBRIA 60

seguridad y salubridad, todo ello, encaminado a condicionar el uso del tiempo libre y las

diversiones lejos de las chicherías de la Ciudad.

Modernizarse implicaba fortalecer y puntualizar el alcance y propósitos de las normas

tanto jurídicas como morales, ello con el fin de Influir en el comportamiento de los

individuos, sin embargo las prácticas de ricos como de pobres zanjarían profundas

diferencias en lo relativo a la vida pública y privada, para Guarín “La hegemonía

conservadora exacerbó la vigilancia sobre el individuo, y lo privado y lo íntimo se

constituyeron en públicos y sujetos de control, lo que llevo a un efecto doble; por un

lado, se incrementó el control sobre las clases populares por medio de la censura de

muchas de sus tradiciones y de la férrea vigilancia policial de sus espacios de

sociabilidad, por otro lado, el comportamiento de la élite se ocultó en el escenario de lo

privado, invisibilizandose y velándose a los ojos del pueblo, pero tolerándose, y, en

muchas ocasiones, justificándose.( Guarín, 2001: 48).

Con el tiempo, las practicas relacionadas con la bebida y la embriaguez entre los

pobres harían parte del dominio público por considerarse nocivas al tiempo que las

mismas autoridades atenuaban y cohonestaban con las prácticas igualmente nocivas

de la elite, para Guarín, “tuvo importantes repercusiones la condena publica y unánime

de la embriaguez popular y la relativa tolerancia al consumo clandestino de licor y de

otras sustancias entre la élite” (Guarín, 2001:48). Dicha diferenciación daría el

contraste entre el concepto de borrachera y el de ebriedad que dependían del tipo de

bebida y de la capacidad de autocontrol del consumidor. El estado de ebriedad se

asociaba con un estado mesurado, incidental e incluso creativo, mientras que la

borrachera se equiparaba al exceso, a los actos violentos y la temeridad, éstas últimas

asociadas comúnmente a las clases populares, razón por la cual aquellas prácticas

eran perseguidas y censuradas por la autoridad policial y judicial.

La embriaguez. La construcción del estilo

LA NACIÓN EBRIA 61

Con la aparición de los cafés a comienzos del siglo XX y los clubes a finales del siglo

XIX, se haría más evidente la selección y clasificación de los clientes de acuerdo a los

sitios y las actividades, en cuanto a las mujeres, no solo tenían acceso restringido a

cafés y clubes sino que, además, sutilmente y a base de persuasión moral, se harían

participes de otro tipo de actividades a las cuales debían asistir en compañía de un

integrante de la familia, comúnmente hombres entre os que se contaban los hermanos,

padres o sus esposos, debido a que no era bien visto que una mujer apareciera en

público sin compañía.

El ambiente generado a raíz de las discusiones cada vez más frecuentes entre

comunidades científicas y políticas, a propósito de las practicas asociadas a la bebida y

la embriaguez, darían como resultado la elaboración de medidas encaminadas a

controlar en algunos casos dicho habito y en otros erradicarlo definitivamente; es así

como en 1923 entra en vigencia la llamada ley seca, también conocida como “ley

Lleras”. La medida tendría como estrategia central el aumento de los precios de ciertos

licores a fin de desestimular la venta y consumo, especialmente entre los más pobres.

al respecto Bejarano genera una afirmación según la cual los problemas que traería

este supuesto vicio tendría un costo social y fundamentalmente un costo económico “el

aporte de la clínica fue arrojar una “ luz clara, a punto de no dejar duda”, sobre la

existencia de “una entidad patológica de los enchichados, diferente de los

alcoholizados”. Aunque los médicos aclararon que los desarreglos en las facultades

fisiológicas no eran pares de la depresión de las facultades intelectuales en los casos

más severos, el descubrimiento de una patología relacionada con la chicha, con sus

propias consecuencias en el organismo humano, prueba el celo que pusieron en

demostrar su relación con el atraso económico del país, en tanto su utilización

generaba problemas para el rendimiento laboral y la productividad en talleres e

industrias” (Bejarano,1950:36).

Lo cierto es que las autoridades darían cuenta de la aparente imposibilidad de los

capitalinos para poner en cintura sus pasiones, las cuales se exacerbaban bajo el

LA NACIÓN EBRIA 62

influjo del consumo de embriagantes, especialmente de fermentadas. La relación

bebida y comportamiento fue descrita en el artículo titulado (El tiempo, 2001: 48) “La

chicha y el carácter impulsivo”, en el cual se buscaba caracterizar los elementos que

componían el carácter del pueblo apoyando el texto en una sugestiva caricatura. El

grave problema que generaba el estado de embriaguez a la conducta del capitalino se

debía en gran medida a lo que el columnista llama la naturaleza del alma misma del

consumidor, “Pero basta recordar que el alcohol en cierto momento, despierta los

impulsos, que suelen ser generosos en las almas grandes, pero terriblemente

pequeños y bajos en las mentalidades pobres.

Estas situaciones parecen confirmarse, de ello da cuenta el Doctor Lombana

barreneche “La chicha es la tirana de las mentalidades primitivas y no puede hacer

otra cosa con ellas que ayudarlas a sacar a la superficie todos los bajos instintos.

Nuestras estadísticas dicen que la mayoría de las heridas (puñal, etc), de los trágicos

sábados, se deben en nuestros barrios bajos a la chicha y como explicar, sino por sus

terribles efectos, las terriblemente vergonzosas escenas de estos días?.” “Si, el

chichismo y el carácter bajamente impulsivo andan muy de la mano. Además dice de

la chicha que “Es de observación común que la falta de un programa para emplear las

horas de ocio, generalmente por la tarde y principalmente en los días sábados y todos

los festivos, lleva a las gentes de los barrios obreros a las chicherías”.

Ilegalidad y embriaguez. Auge y caída de las pequeñas mafias.

A consecuencia de dicha medida, la fabricación casera o artesanal de embriagantes

como la chicha o el aguardiente sería vista con creciente recelo, en parte por su

supuesta resistencia al control de las autoridades como por las consecuencias para la

salud derivadas de su consumo. Contrario a lo que se esperaba tras la implementación

de la medida, la fabricación de embriagantes de tipo artesanal no cesó, antes bien,

aquello sentaría las bases para la aparición de nuevas formas de mercado ilegal que

respondía eficazmente a la demanda.

LA NACIÓN EBRIA 63

Las medidas adoptadas en contraste con el nivel de consumo en la ciudad, darían

forma al contrabando de licores artesanales más grande de Bogotá a comienzos del

siglo XX, lo cual pondría en el centro de escenario judicial a Fidel Baquero, más

conocido como “Papá Fidel”. De la mano de sus acciones y en respuesta a una cada

vez más organizada red de distribución y fabricación, los contrabandistas de

embriagantes, especialmente de aguardientes, se convertirían en una sólida

organización, comúnmente conocidos como Cafuches.

Los cafuches eran vendedores y contrabandistas cuyo alcance comercial era reducido,

situación que Baquero tomaría para su provecho convirtiendo, bajo su mando,

pequeños reductos de contrabandistas en una sólida estructura con muy pocos

competidores. Esta estructura estaba constituida no solo a base de lazos económicos y

delictivos, a ello se sumaba el favor de los pobres, especialmente de aquellos que se

ubicaban en los barrios del centro -oriente de la Capital quienes encontraban en papa

Fidel una suerte de padre protector y proveedor.

Estas familias fortalecerían el esquema de acción facilitando y agilizando tanto la

producción como la distribución de aguardientes, al tiempo que proporcionaban

seguridad, escondite y alerta, “Se afirma también que muchos de los cafuches bajaban

a la ciudad trayendo los productos de las destilerías serranas en bolsas de caucho,

entre el chaleco y la camisa, o que bajaban el aguardiente disimulado en cargas de

leña, en el lomo de gentes de aspecto humilde —escribe Ramírez— O también se

decía que los guardas solían cerrar un ojo del lado por donde el contrabando pasaba.

(2010:27)

El aguardiente artesanal no era considerado solo como una bebida embriagante,

además de ser más barato comparado con el aguardiente de las rentas del

departamento de Cundinamarca, se le aducían propiedades medicinales e incluso

afrodisiacas ya que por lo general el contenido alcohólico se complementaba con

hierbas y frutas, a esta presentación se le conocía con el nombre de “Palito”, “La gente

prefería el aguardiente del páramo porque decían que además tenía propiedades

curativas y alimenticias. (2010:29).

LA NACIÓN EBRIA 64

El contrabando de aguardientes artesanales tomaría serias connotaciones a nivel

económico y social, la seguidilla de medidas para su control darían cuenta de ello, es

así como la intervención de las autoridades, especialmente judiciales y de policía se

fortalecerían aplicando medidas de choque como el cerramiento estratégico de calles,

con especial énfasis en aquellas donde se encontraban ubicados los prostíbulos, los

cafetines y garitos a la caza de sospechosos.

Los cafuches por su parte, ampliarían su rango de acción dedicándose a otras

actividades como el robo, así lo documenta El Espectador el 21 de Septiembre de

1936 cuyo titular fue “Cuidado con los cafuches”. “Los destiladores clandestinos de

aguardiente, que desarrollan sus actividades clandestinas en los cerros del oriente de

Bogotá, están dando muestras de peligrosidad. En repetidas veces han atacado a

grupos de excursionistas, casi siempre jóvenes estudiantes. Los peligrosos subalternos

de Papá Fidel Baquero dan a entender que confunden a los excursionistas con guardas

de las rentas departamentales de licores”. (2010:35)

Aquellos fenómenos asociados al contrabando de aguardientes artesanales se

convertirían en el caldo de cultivo para el auge y desarrollo de un sector de la prensa

escrita perfilando, a su vez, nuevos géneros periodísticos, como la crónica roja, los

artículos científicos, de opinión, ámbito político, entre otros. Con la aparición de cada

género se irían estableciendo tipos de público dirigiendo a estos, entre otros muchos

temas, los relativos al control y prohibición de la ingesta de bebidas alcohólicas; prueba

de ello es la publicación contenida en el periódico La Humanidad, medio de difusión de

los obreros de los años 20 en Bogotá, en el que se afirma "El alcohol lleva a sus

víctimas al hospital, a la cárcel y al abismo del desprecio. El bebedor deshonra el hogar

y lo escarnece (...) el bebedor es un esclavo sin valor y sin honor (2010:10)

La bebida, la embriaguez, el contrabando y la delincuencia serían la beta de trabajo de

la crónica roja, con lo cual dinamizarían un nuevo y polémico escenario de opinión

pública, fenómeno que los medios escritos supieron aprovechar. Las acciones

generadas por Baquero y su organización eran convertidas en escritos periodísticos

con un particular estilo narrativo no sólo por la estrategia de entrega de las historias

LA NACIÓN EBRIA 65

sino por el carácter sencillo y coloquial de la información suministrada que era

fácilmente captada por el gran público.

Según lo constata Natalia Herrera, estas historias tenían un alto contenido ficcional, al

respecto afirma que, “Sólo hasta la década de los cuarenta este género policiaco llegó

a su mejor momento: “Entre los años cuarenta y cincuenta surgieron publicaciones

especializadas en crónica roja, como Clarín, Sucesos Sensacionales, y Sucesos, El

Caleño y Vea, y se consagraron figuras en los grandes medios como Paula E. Forero,

en El Liberal; Felipe González Toledo, en El Espectador; Ximénez, Ismael Enrique

Arenas y Gabriel Cabrera, Cabrerita, en El Tiempo....cronistas chacales (como los

llamaba Guillermo Cano) que solían moverse en ambientes sórdidos, cultivaban

fuentes de dudosa reputación y se disputaban las presas con los detectives privados

(los famosos Chocolate y Pilín para hacer su propia investigación forense, como

expertos criminalistas (2010:13).

Una seguidilla de imágenes que dieron forma a “papa Fidel” como fenómeno mediático.

A la izquierda, la primera imagen publicada en el periódico el siglo de 1946, se trata de

una retrato en primer plano del ciudadano Fidel Baquero, imagen común para

identificaciones oficiales que no ofrecía algo especialmente característico de su

personalidad en comparación con el ciudadano promedio de la época. En seguida, la

imagen de Baquero con uno de sus lugartenientes, muestra ya un hombre distinguido y

a la moda con sombrero de fieltro, traje de 3 piezas y reloj de bolsillo, accesorio

distintivo no sólo por su elaborada decoración, también por el significado que el manejo

del tiempo tendría entre los ingleses y, fundamentalmente por su elevado precio, portar

LA NACIÓN EBRIA 66

un accesorio de éste tipo en ciudades como Bogotá no solo era poco común, sino que

además representaba opulencia. Esta imagen concebida bajo condiciones de estudio

de fotografía, seria equiparable a las ya famosas imágenes de los contrabandistas

norteamericanos de los años 20 y 30 del siglo XX. El periódico El Clarín publica el 3

oct 1946 una ilustración que da a entender que se trata de un hombre distinguido a

imagen de los afamados y respetados políticos y científicos de la época, es de tener en

cuenta que la prensa hizo pública la cercanía de Baquero con influyentes políticos

como Jorge Eliecer Gaitán.

La última imagen por su parte, fue publicada el 26 de Septiembre de 1946 por el

periódico El Clarin,ésta recrea lo que al parecer es una típica escena delincuencial

realizada en la noche en la cual se muestra un vehiculo al parecer un Buick o un Ford,

comunes por la época tanto por su moderna apariencia como por su rendimiento. El

encabezado “Fidel contrabandista”, encuadra y solidifica la intención de la ilustración.

De este modo, las historias de las personas “poco importantes” se volverían una

tendencia mediática ya que permitiría al lector, y con el tiempo a los radio escuchas y

televidentes, ingresar a la intimidad de su pensamiento, lo que a su vez contribuiría a

crear estereotipos y representaciones de determinados grupos poblacionales; este

recurso reforzaría la relación entre el ebrio y el crimen.

Prensa y sociedad. El itinerario de la embriaguez

En las noticias de El Tiempo del 22 de Febrero de 1943 Vicente Rodríguez López se

declara autor de un asesinato que tuvo lugar en Bogotá el 11 de Noviembre del año

anterior a la mencionada publicación, aquí un breve fragmento de su testimonio, “fui al

café Foli, y allí estuve tomando cerveza con varios desconocidos; entre estos se

hallaban dos a quienes recuerdo con perfecta nitidez: uno era el que más tarde pereció

en mis manos y el otro se decía su hermano.

Con el tiempo, tanto las separatas como las columnas de opinión aumentarían en razón

a temas y públicos cada vez más específicos. Columnas como Buzón femenino

LA NACIÓN EBRIA 67

conformarían un espacio de publicación e información dirigido a mujeres,

específicamente amas de casa; las temáticas tratadas así como el estilo de los textos

darían origen a una suerte de imaginario de lo femenino y sus intereses.

Más que un magazín, se trataba de un aparente ejercicio de correspondencia entre

columnistas y sus lectoras cuyo propósito era contestar preguntas frecuentes, aclarar

asuntos cotidianos y aconsejar a los corresponsales. Es así como en 1983 en la

sección mencionada se expone un caso que involucra a una familia en la que el

problema central residía en una incorregible proclividad a la bebida de unos de sus

integrantes, la corresponsal es identificada como hermana desesperada, “tenemos un

hermano, creo que es alcohólico. Él no quiere ir a alcohólicos anónimos. Es un

irresponsable y lo peor es que cuando esta ebrio pelea con todo el mundo”.(1 dic

1989), en respuesta, la corresponsal es aconsejada aunque dicha contestación no

parece aclarar de modo radical la situación, “Si su hermano no accede voluntariamente

a acudir a alcohólicos anónimos a Fundar o a Sisa, no vemos la forma de poderlo

ayudar” … Nos imaginamos lo desagradable que deben ser las escenas

protagonizadas por su hermano, que sin duda es un alcohólico. Claro que puede llamar

a la policía, llamar una radio patrulla y que se hagan cargo de él mientras se le pasa la

borrachera.” (1 dic 1983).

Pero la bebida no era asunto de ebrios pobres y mal entretenidos solamente, las más

de las veces constituyó una atmósfera bohemia compuesta por poetas, artistas e

incluso políticos; sería aquella perspectiva intelectual la que le daría un tinte distintivo a

la bebida y la embriaguez al tiempo que acompañaría la conformación de la llamada

generación del centenario.

En el artículo publicado por el periódico El Tiempo titulado “La Bavaria en el ingenio

Centenarista” pone en contraste el crecimiento de la empresa con los desarrollos

literarios del momento, “la fundación de Bavaria coincidió con una de las épocas más

interesantes del ingenio literario entre la última década del 800 y primera del 900

surgieron poetas y escritores, comúnmente conocidos como “la generación del

centenario”, … “La cerveza, o el sifón, fueron siempre el complemento indispensable de

LA NACIÓN EBRIA 68

esas sabrosas tertulias”; de igual manera sería motivo de inspiración, es así como uno

de sus representantes, Antonio Vega, escribe a la cerveza y a una tendera

aparentemente triste: ”Entré a la tienda, vi solitaria estaba, y a la luz de la tarde

moribunda vi a la hermosa ventera que lloraba detrás del mostrador, meditabunda.

Dame cerveza al fin le dije rudo, y mientras la cerveza me servía contener una lágrima

no pudo y cayó al vaso de licor herpìa”.

Pero el día a día transcurría de maneras diversas, para el 15 de mayo de 1936 la

campaña contra la chicha afinaría sus estrategias y se haría cada vez más incisiva.

para aquella fecha El Tiempo presentaba un relato dado por un supuesto ex practicante

del Hospital San Juan de Dios llamado Julio Araujo Cuellar quien al parecer ya había

prestado servicios similares en los hospitales del municipio en el programa gota de

leche; dicho relato sería una respuesta de éste a los artículos publicados por el medico

Jorge Bejarano, “En muchas ocasiones que durante mi vida de estudiante concurría la

clínica de la policía, pude comprobar que más del 50 por 100 de los heridos intoxicados

y aun de los moribundos que había que atender en el servicio, estaban en perfecto

estado de embriaguez por la chicha.

Los ataques que recibiría la industria de la chicha serían continuos y determinantes en

su posterior colapso, en comparación con el ron o el aguardiente, entre sus más

incisivos y permanentes contradictores estaría Jorge Bejarano quien a partir de su

columna “comentarios médicos” se encargaría de dotar de rostro a un supuesto

enemigo oculto pero al alcance de todos, es así como el 31 de Mayo de 1955 en una

de sus columnas se refiere a las consecuencias sociales y económicas de la bebida

haciendo una retrospectiva de la ley 88 de 1949 en contraste con un aparente gesto

permisivo de parte del Estado ante la falta de control tanto de la venta como del

consumo de embriagantes, en su argumentación hace varios señalamientos, “a este

pobre pueblo colombiano solo le ofrece la realidad de un espantoso dilema: vivir entre

la taberna y el crimen para que no perezca la economía departamental. Esta economía

que solo le retribuye una asistencia pública, una cárcel, una escuela o un asilo de

condiciones lamentables”.

LA NACIÓN EBRIA 69

Los vacíos éticos que la norma presentaba en materia de control de embriagantes

constituyó el conjunto de circunstancias que dieron forma a lo que Bejarano llamaría

Estado cantinero, por lo laxas de las medidas tomadas respecto de la fabricación de

licores por parte de las grandes industrias; esta situación, según Bejarano, privilegiaba

el aumento de rentas por medio del consumo de embriagantes restando importancia a

necesidades de base de la población “Alegar que el pueblo bebe porque está mal

alimentado, es hacer uso del mismo y pobre argumento con que se defendía la chicha.

Si es verdad que el pueblo bebe por impulso del hambre ¿por qué entonces no bebe la

mujer? ¿Es que la alimentación de ella es mejor?: No solo no es mejor, sino que ella y

los niños deben ajustar su escasa ración de alimentos al consumo alcohólico del jefe

del hogar”.

De la ebriedad morbosa al refinamiento del gusto

Los acontecimientos que tuvieron lugar durante el proceso de independencia sumados

al reto que suponía para la nueva república generar una plataforma referencial

identitaria, vería en ciertos hábitos la posibilidad de crear una tradición. Si bien la

bebida y la embriaguez había sido comúnmente motivo de vergüenza nacional por

todos aquellos aspectos asociados como la relajación de costumbres, el carácter mal

entretenido de sus consumidores, especialmente entre los más pobres, sería para la

gran industria un motivo de gran valor en su propósito por posicionar sus productos,

esta vez sobre la base de un habito refinado y dotado de prestigio, esto es, la creación

de la imagen del bebedor entendido; La “americanidad”, el orgullo nacional y las

guerras de independencia serían algunos de los objetivos más importantes.

El Espectador ofrecería un perfil interesante respecto a esta vuelta de tuerca que

supondría el habito de la bebida. Para 1939 este periódico mostraría en retrospectiva el

alcance que obtendría la cerveza en los gustos de los Colombianos, especialmente

ente los Bogotanos, haciendo mención a la cervecería Bavaria, “el más vasto prestigio

de Bavaria se lo da el pueblo a quien acostumbro a brindar con cerveza, el uso

germano encontró una abrumadora acogida entre nosotros, vino con cierto airecillo de

snob, con cierta elegancia ultramarina y empezó a desplazar los alcoholes baratos y

LA NACIÓN EBRIA 70

tóxicos”.

La entrada de los licores nacionales en el marcado extranjero

supuso un suceso de gran importancia, de un lado porque daba

muestras de un rápido desarrollo y conocimiento en materia de

licores y con ella la posibilidad de mostrar en el exterior una

fracción de lo que sería la renovada Nación Colombiana.

Por medio de los productos se irían posicionando las empresas,

este aspecto fue especialmente destacado en torno a la

Cervecería Bavaria que sacó provecho de la imagen popularizada y mediáticamente

asequible de Leo Koop, su fundador.

Más allá de la promoción de un producto, tomaría importancia la venta de una forma de

ser, es decir, de una atmosfera de prestigio; la publicación hecha en El Tiempo el 4 de

Abril de 1959 resalta los 70 años de trayectoria de Bavaria vista como una empresa

emprendedora con un cierto aire aventurero que a lo largo de esos años habría

sembrado en los Colombianos una tradición cervecera, “muchos fueron los tropiezos

iniciales, propios, entre otras cosas, de toda industria que comienza. Y teniendo en

cuenta, además que por entonces no existía la costumbre de tomar cerveza. ¡Fue

necesario comenzar por enseñar a las gentes a tomar la nueva bebida! Al finalizar el

800 e iniciarse el nuevo siglo, toda una generación de colombianos había hecho suya

la cerveza. ¡En las costumbres populares, en la literatura y en la bohemia, “la Bavaria”

era un personaje ( Abr 4 de 1959).

Nuevos elementos irían dando forma a aquella tradición en la fabricación de

embriagantes, esta vez por cuenta del ron caldense. El artículo titulado “El ron y la

americanidad” publicado el 20 de Febrero de 1941da cuenta de la llegada del ron

caldense a catadores norteamericanos de renombre en el que se ofrece, además de un

licor, una supuesta “alegría caldense” que se debe, según se dice “al uso denodado

del ron que pone en el espíritu una sana y jubilosa y cordial euforia.”

LA NACIÓN EBRIA 71

Este anuncio promocional da cuenta de un largo

proceso tendiente a configurar una nueva imagen respecto de las embriagantes al

punto de promoverla como una solución para una población específica, los obreros de

Colombia, no solo para su salud, además y fundamentalmente para potenciar su

rendimiento laboral.

La americanidad contenida en una botella de ron es un referente, según el columnista,

de “La sicología la manera de ser de un pueblo, su idiosincrasia, puede cambiar,

transformar totalmente esos efectos“, de aquí que se pregunte “¿Que hará un gringo

rubio, fornido y altote con veinte tragos caldenses entre pecho y espalda? ¿Brincará,

gritará o se quedará quedo, silencioso, cogitabundo, meditabundo e introvertido?”.

Los licores acompañan también las gestas independentistas, en una crónica de Antolin

Diaz se expone el protagonismo del aguardiente en estas luchas, según éste, “En todos

los tiempos, desde el nacimiento de la republica el aguardiente fue siempre el aperitivo

estimulante de toda acción campal. Después de la última contienda civil siguió

sirviéndole a bohemios y trasnochadores, en los centros urbanos, de aliento para

animadas tertulias. Antes de Paya y del pantano de Vargas, los hombres de Páez y de

Rondón levantaron los ánimos con el aguardiente araucano. Era ese el principio de la

embriaguez por el triunfo de la libertad. Iguarán y Manjarrés, para dar sus batallas

electorales, aconsejaban tomar el ron borroso de Santa Marta o el Blanquisé

Barranquillero, al aire libre, no solo para escuchar al conferenciante en las jornadas

preelectorales, sino antes de marchar hacia las urnas el día de los comicios. “Todo lo

anterior quiere decir que el aguardiente no debiera deslustrársele con acciones

LA NACIÓN EBRIA 72

innobles, después de que ha servido a los colombianos como aperitivo para aprender

innumerables jornadas por la libertad (4 de julio de 1959).

Por este mismo camino se buscaría encauzar al aguardiente que para la época no

gozaba de una buena imagen, sin embargo aquella no era tan nefasta en comparación

con la fama que se le había creado a la chicha. La industria vería en el aguardiente una

importante oportunidad de negocio por lo cual era necesario que entrara en un proceso

de recomposición de su imagen o lo que en un artículo publicado el 31 de Octubre de

1930 por El Tiempo fue llamado “la rehabilitación social del aguardiente”.

La transformación de la imagen del aguardiente estaría unida al propósito de

reconvertir la imagen de la sociedad Colombiana en su conjunto, a semejanza del

significado que para Inglaterra, Escocia o Irlanda tendría el wisky; el aguardiente se

perfila entonces como un elemento popular con el cual se buscaría proyectar una

suerte de identidad nacional, según lo relata el columnista refiriéndose la aguardiente

“Era una especie de bebida plebeya y demagógica que servía para iniciar las zabras

comunales y el cantar indígena”.

Esta situación representaba un desafío social ya que por un lado la bebida y la

embriaguez habían constituido dos importantes obstáculos para la modernización y la

solidificación del carácter civilizado entre los nuevos ciudadanos, y por otro lado su

capacidad rentística constituía un importante pilar para la financiación de la educación,

de tal modo, el autor continúa su argumentación, “Ese aguardiente tórrido, hijo del anís

y del alambique, prestó un doble servicio político y administrativo porque le facilitó al

maestro de escuela que el fisco pudiera pagarle su sueldo y al mismo tiempo se ofreció

como un símbolo de todas las bajezas y miserias del vicio. El obrero que mató a la

esposa y apaleó a los niños era una víctima del aguardiente. Figuraba así en esos

cromos a siete tintas que el Estado, productor y explotador suyo, hizo colocar muy

púdicamente sobre el muro de las escuelas. El discurso antialcohólico, pronunciado por

la vieja patética, por el pedagogo y por el alcalde era financiado por el alcohol”.

LA NACIÓN EBRIA 73

Este entusiasta impulso de configuración nacionalista tuvo fuertes detractores quienes

asumían este acto como un modo abierto de cohonestar con el profundo alcoholismo

de pueblo Colombiano, para el 2 de julio de 1922 se publica en El Tiempo contra el

alcoholismo, “estamos socavando los cimientos de nuestra nacionalidad, preparando

generaciones entecas y enfermizas, y destruyendo la juventud actual con el veneno

del alcohol. Bogotá es una de las ciudades del orbe en donde más se bebe …; el

obrero que no posee en su hogar las comodidades que en todas partes son esenciales

para la vida, derrocha en licores sus escasos haberes; el padre de familia, el

estudiante, el proletario y el potentado; el analfabeto y el intelectual, todos son víctimas

del alcohol, demonio sutil que ha invadido todos los órdenes de nuestra vida”.

Pero algunos licores especialmente el aguardiente y el ron serían mostrados como

alternativas a los licores artesanales, sin embargo el sentido y la práctica de la

embriaguez no se transformarían significativamente por cuenta del cambio de licor, solo

se trataba de la posibilidad de cambiar de estilo. El 26 de mayo de 1948 en el periódico

El Tiempo, a propósito de la producción de ron en caldas argumentaría que “claro esta

que el ideal sería un conglomerado universal que disfrutara de dicha y felicidad

completas sin necesidad de apelar a esa especie de estimulantes artificiales. Pero no

se trata aquí de programar la perfección absoluta sino de reducir, al menos los motivos

de embrutecimiento”.

Estas continuas denuncias públicas contribuyeron a poner en práctica una serie de

medidas inclinadas hacia el control y posteriormente la prohibición del consumo de

embriagantes como la chicha. Una de las medidas más críticas sería aquella que

obligaba a cerrar las chicherías entre las 8 de la noche y las 6 de la mañana incluyendo

los días feriados. Para el 13 de marzo de 1939 se presenta un enfrentamiento entre los

chicheros representados por el consorcio pro- dulce contra el consorcio Bavaria, el

motivo de tal enfrentamiento se debe a la desigual competencia que la cervecera

sostiene con aquellos en materia de precios, esta situación provoca una inmediata baja

en ventas de fermentadas situación que favorece directamente a las cerveceras.

LA NACIÓN EBRIA 74

Sin duda, las bebidas como la chicha y el aguardiente, y posteriormente la cerveza,

acompañarían íntimamente aquellos espacios de sociabilidad de los capitalinos. El

columnista bajo el pseudónimo de “Fray Lejón” narra de manera mordaz lo que éstas

significaban en el día a día de capitalino. El 30 de Junio de 1948 titula su artículo

“Copete de la Historia de las bebidas en Bogotá” en el cual señala con especial lucidez

el desconocimiento que las grandes autoridades en higiene de la época tenían respecto

de las embriagantes dentro del contexto alimenticio de los capitalinos, “Los higienistas

no saben qué mal se le causo al pueblo al quitar en otros tiempos las chicherías.

Porque los higienistas jamás fueron a los establecimientos de fermentadas. Los

cachacos de hace algún tiempo salían de sus oficinas a las cuatro de la tarde e iban

invariablemente, con sus cocos, sus bastones, y su prendedor de corbata, a piquetear

a la chichería que ofreciera el mejor plato”.

Al mismo tiempo pone el columnista en evidencia el gusto de las clases altas por la

chicha, gusto que no era evidente para el público puesto que el servicio doméstico se

encargaba de ello, así continua relatando el autor, “Los historiadores no recuerdan hoy

esos tiempos en que las casas de las gentes más altas había que enviar a las

chicherías de la esquina la jarra de la chicha para las sirvientas, jarra que muchas

veces iba a parar a la mesa de los señores y había que mandar por más. Aquellos

tiempos en que los hombres de letras se tomaban su vasito de “amarilla” como “gorro

de dormir”, o en que el maravilloso galeno Bogotano doctor Josué Gómez recetaba a

las señoras en trance prenupcial, en vez de calcios y vitaminas, un vasito de chicha en

ayunas. Y así nacían los caballeros rectos y robustos, y sin sueño crepuscular. O bien

por necesidad el campesino que de sol a sol ha de sudar sobre el surco y que no tiene

la alimentación de los altos higienistas. Esa gente no solo necesita la chicha porque en

sus estómagos para arrendar les caería mal el licor, sino porque la chicha para ellos es

de mascar, los alimenta, los alegra y los duerme. La chicha no es peligrosa. Ahí se vio

que cuando las gentes se pusieron a abrir almacenes y tomar wisky y champaña, les

dio por quemar edificios. Todo esto no fue una reacción de dolor, fue solo un cambio de

trago.”

LA NACIÓN EBRIA 75

Viejas y nuevas cerveceras. Éxito supervivencia o desaparición

Los licores de fabricación de mediana y gran industria ganarían terreno

vertiginosamente entre el público capitalino, ello, en gran medida, por cuenta del

soporte publicitario que supondría la prensa escrita. Si bien en esta materia sería

Bavaria una de las cerveceras que se valdría de este recurso con especial efectividad

ya algunas cerveceras hacían uso de este recurso, inicialmente se trataba de slogans

promocionales, una de las más conocidas sería la popular rosa Blanca que para el 29

de Noviembre de 1911 presentaba su producto como higiénico, barato y nutritivo “Es

con verdadero orgullo y satisfacción que podemos decir muy alto los siguiente:

Damos hoy al público una cerveza nutritiva, sin alcohol en demasía fabricada por

operario europeo y de acuerdo con los últimos principios de higiene, por un precio bajo

hasta la exageración”.

Igual suerte correría la famosa cerveza Pola que, aun cuando su lanzamiento al

mercado fue el 22 de Noviembre de 1911 sería para el 27 de Noviembre de 1913 que

entraría en pleno su campaña publicitaria, aquí una de ellas “es superior a cualquier

otra del mismo precio, y tan pura, tan espumosa y de sabor tan exquisito, que será sin

duda la preferida del público. Bebed y os convenceréis”.

Esta estrategia publicitaria abona el camino que llevaría a la cerveza al lugar

privilegiado que tendría en el mercado, lo cual, se iría reforzando gracias a las

declaraciones por voces de renombre en la materia, especialmente médicos y políticos

en cuyas exposiciones y escritos mostraban un permanente contraste entre lo

perjudicial de la chicha en comparación con las bondades que la cerveza ofrecía.

Para el 12 de Agosto de 1928 ello se hacía patente en las páginas del periódico El

Tiempo en cuyo texto se reforzaría la idea según la cual la cerveza sería crucial en la

lucha antialcohólica, todo ello ocurre durante las discusiones dedicadas a la inclusión

del decreto 88 de 1923 ante la necesidad de regular la producción y consumo de

embriagantes, especialmente fermentadas, para lo cual, se hace ver que la cerveza

LA NACIÓN EBRIA 76

constituye una alternativa a dicho problema; al respecto, el representante Ramírez

argumenta que el error residía en dejar a las asambleas departamentales el precio de

alcohólicas por encima de las recomendaciones de higienistas de desestimular el

consumo de chicha reemplazándolo por la cerveza.

Con la implementación de medidas económicas se pretendía establecer el último

movimiento de la estrategia para reducir el consumo de embriagantes ya que

estancarlas con altos precios haría reducir su adquisición, al menos esa era la

pretensión, Mora de Tovar argumenta al respecto,“ El sector que defendía el estanco

consideraba que el sistema era rentable para el fisco y constituía la solución a los

problemas derivados de los frecuentes estados de embriaguez de los indios, negros,

mulatos, y mestizos ya que el estanco elevaría los precios de las bebidas haciendo

oneroso para las clases bajas que con ello renunciaran a su consumo” (1988:21)

Entre tanto, en el escenario político y económico se libran nuevas batallas entre

higienistas, productores de embriagantes y consumidores; para el 21 de Enero de 1937

el Tiempo reporta la entrada en vigencia una serie de sanciones a los expendedores de

chicha, con esta se lograría desplazar, especialmente, las chicherías del centro de la

ciudad, sin embargo esta medida tuvo un mayor alcance llegando hasta los bares, las

cafeterías, los cafés y las chocolaterías, es a partir de estas medidas que la dirección

municipal de higiene retiraría dichos expendios del centro de la ciudad, de las plazas de

mercado y los centros de transporte, “los alrededores de la plaza de mercado de la

concepción, la plaza de mercado de las nieves, y la estación de la sabana. Tales

establecimientos se prestan a escándalos nocturnos y a constantes riñas, y del color

oscuro que toman las paredes de todos los edificios donde tal licor se vende o se

prepara, que constituyen un lunar para la ciudad.”

De igual modo era necesario alejar estos sitios de las escuelas, colegios, templos y

calles con alto tránsito de personas, las sanciones al incumplimiento de las normas

pasaban incluso por derramar la chicha, especialmente en momento donde se aplicaba

sanción de desalojo.

LA NACIÓN EBRIA 77

Para el 27 de Mayo de 1928 serían los expendedores de chicha quienes se

pronunciarían en contra de las medidas y de sus repercusiones. De una parte aseguran

sentirse atropellados económicamente por la propia legislación Nacional que los ha

puesto en dificultades generando altos costes a productos básicos para la fabricación

de las embriagantes al tiempo que, por cuenta del acto legislativo 3 de 1910 en sus

artículos 31 y 44 limitan su tiempo de trabajo, esto es, la venta efectiva de chicha, de

Igual forma denuncian el permanente maltrato de que son víctimas por parte de la

policía. A ello se suma la intención explicita de dar cierre a las chicherías cuyo respaldo

se encontraría mediante resolución 9 de 1922 a petición de los directos afectados, la

Sociedad mutua de industrias unidas, cuya estrategia sería tan creativa como perversa,

consistía en el cierre de tiendas en donde se expenden víveres y artículos de primera

necesidad.

Quizás una de las medidas más insólitas, y de igual forma de las que menos eco

obtuvieron por los consumidores en el marco de la campaña anti-alcohólica fue la

fabricación y distribución de bebidas de características similares a la chicha, pero con

una reducción significativa de su contenido de alcohol. Tal es el caso de la Maizola

fabricada por Abraham Martinez, El Tiempo lo relata así “Evidente es la necesidad de

combatir ese licor funesto, pero ante la imposibilidad de eliminarlo de golpe, cosa

absolutamente irrealizable, se trata de mejorarlo, de quitarles los peores de sus

caracteres, de conservar al interior del pueblo su bebida favorita, pero fabricándola de

manera higiénica y quitándole las toxinas que hacen de la chicha actual un infecto

veneno. (18 DE JUNIO DE 1920).

Aun cuando la ley 34 del 1948 le daría el golpe final a la venta y producción masiva de

chicha, el acatamiento a la norma daría cuenta de profundos problemas; entre tanto

Jorge Bejarano seguiría constituyendo una de las voces más respetadas en materia de

higiene y especialmente en materia de control de embriagantes, para el 27 de octubre

de 1960 en su columna “Comentarios médicos” hace énfasis en la necesidad de

reforzar dicha norma, especialmente en su artículo 8 que consiste en destituir al

funcionario que no acate dicha medida.

LA NACIÓN EBRIA 78

El consumo de embriagantes se hizo más variado, sin embargo, estaba lejos de

reducirse. El artículo “El alcohol en Colombia”, publicado el 8 de Julio de 1922pone de

relieve el alto consumo de embriagantes en la ciudad resaltando algunas preferencias

entre la población, “la chicha en las más bajas clases; el aguardiente, el brandy, el ron

y ciertas cervezas de altísimo porcentaje alcohólico en las clases medias, y en las altas

el wisky y los licores finos, todos están convirtiendo esta sociedad en un feudo de la

embriaguez.”

Estas relaciones eran presentadas no sin preocupación, ya que gran parte de los

esfuerzos gubernamentales estaban concentrados en resaltar las características, al

parecer endémicas, de los Colombianos, las cuales, al parecer, se veían opacadas por

su proclividad al consumo inmoderado de licores, la respecto, continua con su

argumentación el columnista “podría ser mucho porque sus ser intimo hay grandes

energías y capacidades insospechadas pero no sé lo no se sacan éstas a la luz, no se

fomentan y desarrollan sino que se las acaba de enterrar en ese medio aniquilante de

las cantinas y tabernas y ya no se concibe la alegría sin el licor, ni atraen las

diversiones de que no son eje las copas rebosantes de bebidas que embriaguen”.

El efecto generado por los controles y regulaciones de tipo legal tocaría incluso a los

sindicatos a los cuales se instaría a generar y promover medidas que permitieran

mitigar entre sus asociados el consumo de embriagantes, sin embargo, según

Bejarano, era poco lo que éstas harían al respecto, “Las propias organizaciones

obreras como la Confederación de Trabajadores de Colombia (C.T.C.) cuya misión era,

entre otras muchas, la de velar por la defensa moral de sus asociados, permanecieron

marginadas viendo con impasividad como el tremendo vicio arruinaba la salud y

bienestar de los obreros y campesinos. Nunca, que sepamos, ni la C.T.C. ni sus

sindicatos afiliados, hicieron la más leve demostración de protesta u organización

contra el vicio secular que cobraba cada día mayores proporciones y que sumía en el

delito, la indigencia y la incapacidad física a millares de trabajadores”. (1950:16)

capitulo cotidianidad.

LA NACIÓN EBRIA 79

-La construcción del imaginario asociado a la bebida y la embriaguez se apoyó tanto en

los recursos escritos como en los gráficos, elementos característicos de las

publicaciones seriadas escritas. Los elementos gráficos tienen varios propósitos, de un

lado pueden ayudar a ilustrar una situación dada reforzando la información

suministrada de manera escrita y, por otro lado, pueden generar un relato propio, unas

formas determinadas de imaginar, explicar, interpretar y representar una realidad

específica. Las imágenes dicen algo para alguien puesto que tiene la capacidad de ser

referentes de la realidad.

En diciembre 23 de 1950 el periódico El Tiempo publica esta

imagen promocional del wisky “Curtis Scotch”. Los licores

extranjeros estaban rodeados de un sentido de tradición y

antigüedad, lo cual implicaría para el consumidor un par de

situaciones: de una parte, adquirir conocimientos relacionados con

sus propiedades físicas y químicas, por otro lado, le daría entrada

al cerrado circulo de los “nuevos entendidos en licores” y por tanto

un importante referente de distinción. Por otra parte esta suerte de

distinción lo alejaría de la imagen del tradicional borracho o

bebedor consuetudinario.

Los textos escritos como las revistas y los libros, poseen una

diversidad de propósitos y perfiles, de tal modo, pueden encauzar

el sentido de una información dada de igual modo que sus criterios

de interpretación, o lo que es lo mismo, puede administrar los criterios de interpretación

de un texto.

Las imágenes cumplen un importante papel dentro de los textos periodísticos y

científicos, uno de sus principales funciones es generar entre los lectores la posibilidad

de convertirse en testigos de los hechos y situaciones descritas. En este sentido, las

imágenes no son productos neutros, están cargadas de intención, en parte, generada

LA NACIÓN EBRIA 80

por su autor, de aquí que tenga la capacidad de configurar estereotipos como lo bello,

lo legal, lo bueno, lo censurable, entre otros. Cada sociedad establece, de manera

explícita o espontánea, una forma de interpretar lo que ve. Para Burke “lo que se

considera típico de una determinada cultura puede ser fruto de años de observación,

pero también puede ser fruto de una lectura precipitada o de un mero prejuicio”

(2001:165).

Los estereotipos tienen movilidad y ello les permite influir otras culturas distintas a las

que les ha dado origen, legitimando códigos visuales y, por otro lado, dando paso a

unos nuevas convenciones narrativas. Elementos como la tipografía o las viñetas en

las publicaciones seriadas del siglo XIX y XX podría acentuar en el lector la

confiabilidad de la información contenida, lo cual contribuyó enormemente en la

conformación de públicos lectores diferenciados.

El análisis de las imágenes puede abarcar un amplio espectro de opciones, desde las

imágenes mismas hasta los soportes en que son ubicadas, esto es, los marcos donde

aquella puede proyectarse ya que, eventualmente, posee o está, en capacidad de tener

un determinado significado en razón a un escenario social y cultural dado que depende

entre otras cosas, de su tratamiento técnico, su propuesta gráfica.

El ejercicio de representar abre la puerta a la posibilidad de presentar una situación

dada de formas variadas y distintas entre sí, en dicho proceso pueden agenciarse

alteraciones, transformaciones, sustituciones del significado de una imagen y de su

interpretación. Por su parte, el imaginario pone en juego la concepción, de este modo,

la función que tiene o que se la asigna a una imagen pude transformar la

representación de la realidad. “quien representa no está frente a un conjunto neutro de

formas que solo deben ser copiadas, universo estructural, sino delante de un universo

estructural con líneas de fuerza adaptadas a las necesidades humanas de quien las

produce.”(359:2005)

LA NACIÓN EBRIA 81

Las ilustraciones como el cómic y posteriormente las fotografìas en la presa escrita

contribuyeron a re-crear la realidad incluso, en diversas ocasiones, apelando a

estrategias ficcionales, en gran medida, porque estos recursos poseían una amplia

capacidad expresiva sencilla de comprender para el gran público.

LA NACIÓN EBRIA 82

Capítulo 3. Ciencia y embriaguez

Sobre la figura del médico se cristaliza una forma de poder del Estado, y con éste, se

establecen, unas condiciones referentes al control de los cuerpos y sus conductas en

razón a la regulación y garantía del orden social, particularmente de la salud pública

dando paso a concepciones específicas del sustento y el cuidado de la vida humana.

Tales condiciones responden, por un lado, a las características de cada sociedad de

acuerdo a un tiempo y contexto específicos y por otro lado, a lo que aquella busca

proyectar en el tiempo para sí.

Para Sergio Albano, el médico constituye el eslabón principal en lo que éste denomina

“tecnología de la seguridad biológica“, definición que desarrolla apoyándose en

Foucault, según la cual, “el médico como aquel agente del bio poder ha sido al mismo

tiempo un lugar de generación de lo sociológico, y asimismo un agente que formaba

parte de aquella gran maquinaria del poder” (2005:59). El médico gozaría de un lugar

privilegiado dentro de la sociedad debido a que está respaldado por conocimientos

cada vez más especializados, lo cual, lo dota de una capacidad para generar y

administrar mecanismos y formas de control.

La relación entre conocimiento y control dará paso a nuevas concepciones sobre la

propia vida, incorporando al debate nuevos límites, herramientas, argumentos y

actores, según lo señala Albano, “El bio poder no se ejerce en forma individualizada, ni

le pertenece a ningún médico o funcionario en particular, sino que se trata de un

ejercicio anónimo que no es susceptible de ser identificado o localizado, sino que su

efecto se difunde a través de una retícula compleja, a través de lo que Foucault llama la

capilaridad de sus dispositivos, y que atraviesan por igual no sólo a quienes se los

aplica, sino también a quienes se encargan de aplicarlo.” (2005:59).

LA NACIÓN EBRIA 83

Es así como el gremio médico no solo tendría la potestad de establecer lo que en

términos de sanidad era permitido o prohibido, además tendría gran influencia en la

regulación de los aspectos morales de la sociedad y de manera específica, en la

caracterización y evaluación del consumo de ciertas comidas y bebidas, especialmente

las segundas, además de las reacciones que éstas podrían generar en el cuerpo, lo

cual, visto en perspectiva de las embriagantes, podría beneficiar o perjudicar la moral

individual y de Estado.

Los pormenores de la herencia. La eugenesia como referente explicativo al

devenir embriagado

Es así como para el siglo XIX y parte importante del XX la eugenesia se perfila como

uno de los discursos científicos más respetados de la época, sin embargo, su impacto e

interpretación en Colombia fue, por demás, particular. Carlos Ernesto Noguera

presenta una importante lectura de la cuestión en torno a las implicaciones que aquél

discurso tendría en centro y sur América y especialmente en Colombia. Dos escuelas

de medicina constituían el eje teórico, por un lado la escuela de Mendel y por otro la

escuela de Galton, este último sentaría las bases para el estudio de los grupos

humanos en razón a sus características raciales; Galton perfila sus teorías, aun

siguiendo a Darwin, hacia la definición según la cual las habilidades humanas tienen

sustento en la dimensión hereditaria y no dependen de los hábitos u otros criterios

educativos.

La eugenesia o la ciencia del buen engendramiento, según lo afirma Noguera, tendrían

un desarrollo específico en la sociedad Colombiana. “expuestas por primera vez hacia

la década de 1860, introdujeron la noción de raza, y por tanto, de degeneración y

mejoramiento racial, en los estudios, discusiones y preocupaciones demográficas del

momento” (2003:87), de igual modo estas ideas “llevaron a científicos, intelectuales y

políticos occidentales a pensar la población de las naciones como conglomerados

raciales con futuro, posibilidades de éxito y supervivencia, estaban determinadas no

LA NACIÓN EBRIA 84

solo por la audacia de las posibles acciones a emprender sino, además, por las

inevitables huellas del pasado grabado en lo más profundo de los pueblos: la carga

hereditaria “ (2003:87).

Sobre los hechos, la eugenesia implicaba un proceso de limpieza genética, esta

consigna sería el estandarte de los programas de salud llevados a la realidad por

medio de procesos de esterilización más o menos moderados, especialmente en

países nórdicos. Con la limpieza genética se buscaba, entre otros muchos aspectos,

prevenir afecciones y enfermedades de tipo congénito, especialmente de nivel psíquico

y físico teniendo especial atención en estas últimas en casos considerados de alta

gravedad.

Para centro y sur américa la situación de la eugenesia tuvo un desarrollo particular, en

parte por las características sociales propias de los conglomerados que la habitaban,

“Colombia a diferencia de Argentina. México Brasil, Chile y Perú, no llego a adoptar

medidas de claro corte eugenésico y en general los debates, estudios y propuestas

sobre el tema del mejoramiento racial estuvieron más cerca de la higiene publica que

de las discusiones científicas e ideológicas de la eugenesia“ (2003:98); ello se debe, al

parecer, por el poco volumen de inmigración que llegaría al país, “A diferencia de Brasil

y Argentina, Colombia nunca tuvo una inmigración considerable. Si bien se expidieron

multitud de actos legislativos que buscaban promoverla, y a pesar de las discusiones

de intelectuales con los médicos y políticos Miguel Jiménez López y Luis López de

Mesa la llegada de extranjeros al país nunca alcanzó las proporciones de otros países

latinoamericanos.” (2003:99).

El problema de las razas degeneradas

Miguel Jiménez López da cuenta de unas manifestaciones propias de lo que éste llama

nuestra raza, “Hay en todas las manifestaciones de nuestra vida colectiva infinidad de

caracteres psíquicos que denotan un estado social patológico: la impaciencia infantil de

nuestras actividades; la emotividad que se transmite prontamente de lo alto a lo bajo de

LA NACIÓN EBRIA 85

las esferas sociales y que implica una sugestibilidad extrema de las masas; la

tendencia de la mayor parte de las agrupaciones a buscar sin reflexión la solución

extrema y violenta de toda clase de situaciones, lo que denuncia un fondo común de

impulsividad; los cambios bruscos de opiniones y de actitudes con respecto a hechos y

a hombres que en el fondo han quedado los mismos, signo de esta inestabilidad

mental(1920:27).

Todas aquellas muestras son una suerte de testigos de lo que Miguel Jiménez López

llamaría causantes de la degeneración de la raza. Métodos de análisis como la

craneometría eran usadas como técnicas que podrían determinar el nivel degenerativo

de una raza; de aquel análisis Jiménez López afirma en su primer análisis, “en las

diversas mensuraciones practicadas en individuos de las más diversas profesiones:

estudiantes, militares, enfermeros, pacientes de hospital, policías, artesanos, etc, he

encontrado un promedio de índice cefálico, que oscila de 82 a 85 y que, por

consiguiente, se acerca mucho a la cifra considerada por la craniometría como carácter

degenerativo(suprabraquicefalia en la clasificación de Topinard.(1920:9).

A estas explicaciones le asisten criterios atenuantes de la situación degenerativa de la

raza, entre ellos los índices de nupcialidad, específicamente la cantidad de matrimonios

registrados. Aun cuando esta estadística no es decisiva, para 1915 este aspecto revela

un dato importante que corresponde al volumen de nacimientos registrados por fuera

del matrimonio, señal del abandono como una práctica común en la sociedad de

mediados del siglo XIX y comienzos del XX, además como potenciador de prácticas

mendicantes o asociadas al ocio y a la relajación de costumbres, con todo, se trata de

un alto volumen de nacimientos, según el informe de Jiménez López, “es verdad que

un grado extremo de degeneración, así en los individuos como en las especies,

determina la infecundidad absoluta; pero hay estado intermedios de viciación orgánica

que, según todos los observadores, se distinguen por una desgraciada potencialidad

reproductiva: el hecho ha sido siempre comprobado en los alcohólicos y en los

enajenados por lesión cerebral circunscrita” (1920:14).

LA NACIÓN EBRIA 86

A aquellas evidentes señales de abandono se sumaría un nuevo problema de alcances

preocupantes y es el promedio de expectativa de vida del conjunto de personas a

quienes se les denomina el pueblo que, según Jimenez López no llegan más allá de los

sesenta y cinco años y entre quienes sus capacidades físicas y mentales se ven

disminuidas rápidamente, “hay un fenómeno que a nadie habrá escapado: la prontitud

con que en nuestros hombres se agotan todas las energías, y capacidad útiles. Un

individuo de nuestra zona, a los treinta años de edad, presenta ya los distintivos de

declinación que en las zonas templadas presenta uno de 45 a 50 años: el mismo

principio de decadencia orgánica, idénticos signos de denunciadores de una reducción

de las diferentes capacidades. (1920:14).

La sociedad de los borrachos y enchichados.

La sociedad post independencia y sus características se convertirían en centro de

debate, ello debido a la precariedad de las condiciones de vida y subsistencia y con ello

la relación existente entre las concepciones de pueblo y pobreza. Dicha relación tiene

importantes connotaciones en la construcción de la idea de medicalización de la

sociedad Colombiana ya que ayudaría a marcar las pautas para la puesta en marcha

de la posterior campaña higienista. Aquellas concepciones se atenúan o acentúan en

razón a un complejo juego de significaciones determinadas, de acuerdo a un conjunto

de elementos de tipo material y moral como la clase social, la raza, los medios

económicos, el nivel de instrucción o educación, entre otros aspectos. Esta concepción

tipificadora de lo social se extendería a los procesos de atención en salud,

específicamente, a la formulación de los criterios de atención médica proyectada hacia

el consumidor habitual de embriagantes.

La conceptualización de la idea de pueblo implicaba, en razón a las posibilidades de

atención médica, una jerarquización que obedecía a las condiciones de vida de grupos

poblacionales específicos, según lo ejemplifica Restrepo Zea, “El pueblo está entonces

representado por los soldados salidos de las filas de los ejércitos, los agricultores sin

tierra, los trabajadores marginales; en fin, todos aquellos habitantes empujados “al

límite de la supervivencia”, (2011:32).

LA NACIÓN EBRIA 87

Por su parte, la reflexión científica relativa a la enfermedad y la salud deja de ser tema

de análisis exclusivo de la medicina y de la psiquiatría y entra en el terreno de las

discusiones sociales y políticas a finales del siglo XIX y comienzos del XX en Colombia,

de ello da cuenta la atención que la comunidad científica del país pone en los nuevos

esquemas de diagnóstico, en este sentido la terapéutica de origen galénico

establecería una serie de reglas conducentes a mantener una buena salud y prevenir

enfermedades las cuales tenían una estrecha relación con el ambiente, la crianza y el

desarrollo de prácticas cotidianas, estas son “los aires y lugares, la comida, y la bebida,

el sueño y la vigilia, el ejercicio y el reposo, las secreciones y las excreciones y las

pasiones de ánimo” (Restrepo 2011: 58).

El estudio de una enfermedad, esto es, su posible origen, diagnóstico y tratamiento,

requerían ahora de una mirada más amplia con especial atención a los posibles

orígenes, motivaciones y consecuencias de tipo social ya que cualquier tratamiento

tendría importantes implicaciones a nivel económico, cuenta de ello daría lo ocurrido

con el tratamiento de la tuberculosis y las enfermedades venéreas, lo que con el

tiempo, extendería su alcance hasta cobijar las practicas correlativas a la ingesta de

bebidas alcohólicas.

El factor económico revestía una especial importancia ya que el contexto sobre el cual

se agenciarían acciones referentes al control y tratamiento de ciertas enfermedades

contrastaba con la deteriorada estructura económica de la naciente república, aquello

desembocó en la necesidad de perfilar y caracterizar las diversas formas y

manifestaciones de la pobreza a fin de determinar el tipo y nivel de responsabilidades

que tanto la iglesia como el Estado debían asumir, Restrepo Zea da cuenta de una

caracterización que serviría a dicho propósito “el pobre de solemnidad, el ocioso,

equiparado sin más al vagabundo u holgazán y el incurable, con el estigma de

apestado. Para ellos – los más comunes entre los necesitados y peligrosos de la

sociedad – los gobiernos de la república institucionalizaron, respectivamente la

beneficencia pública, el sistema penal y el exilio. (2011: 3)

LA NACIÓN EBRIA 88

La dimensión moral seria determinante en el diagnóstico médico, por una parte, podría

constituir la base explicativa respecto del origen social de una enfermedad dada por

cuenta de la manifestación de ciertas conductas, en su mayoría consideradas

perniciosas; de aquí que el tratamiento no solo se orientaría al bienestar físico, antes

bien, debía complementarse con una suerte de rectitud en el comportamiento.

A comienzos del siglo XX la embriaguez, a consecuencia de la ingesta de bebidas

alcohólicas, fue tipificada formalmente como una enfermedad denominada alcoholismo,

sin embargo la relación que estas bebidas tienen con las dimensiones emocional y

espiritual no desaparece, por el contrario, se consideran esenciales en la formulación

de los respectivos diagnósticos, de aquí que la expresión etiología del mal haya tomado

fuerza en la formulación de los mismos, “Aquellos cuya enfermedad se asociaba …al

desorden de la conducta y del corazón, al desorden moral y del alma, a todo oscuro

dominio de una rabia amenazadora” como dice Álvarez Uría- eran recluidos en las

jaulas en el hospital de caridad; los rudos y los melancólicos en la casa de refugio, y

los recogidos en las levas como negligentes, cobardes y pusilánimes (entre los

ociosos), obligados a realizar trabajos en los presidios (Restrepo, 2011:35). De entre

los diversos grupos poblacionales tipificados como pobres, los artesanos constituían el

foco de atención de las autoridades médicas y judiciales por el excesivo consumo de

bebidas embriagantes así como por sus poco higiénicas costumbres y prácticas,

“Algunos de ellos en la rutina de sus labores, guardaban la esperanza de salir de la

miseria; otros, en cambio, buscaban “la falsa energía en la chicha”; enervados y

debilitados por la atmósfera enrarecida del taller, acudían en masa a las chicherías.

Después de una infancia que los había debilitado, se encontraban prisioneros de una

forma de vida que los corrompía. (Restrepo, 2011: 38).

La iglesia como el Estado establecieron mecanismos de atención en salud de acuerdo

a una serie de normas y principios; en uno y otro caso tanto la atención como el castigo

dependían del acatamiento o incumplimiento de unos principios religiosos y legales, de

tal modo, quienes eran tipificados como mal entretenidos y ociosos eran considerados

LA NACIÓN EBRIA 89

proclives al delito y por lo tanto, considerados delincuentes natos en cuyo caso las

medidas por tomar con frecuencia se basaban en el encierro.

Para el 31 de Mayo de 1826 en general Santander expide una ley en la que ordena a

jueces de la República y a los alcaldes de los municipios imponer contra vagos, los

ociosos y los mal entretenidos al servicio de marina entre 2 a 6 años; para el 6 de Abril

de 1836 se expide una ley para tipificar la vagancia.

El gremio médico ante la creación del perfil del alcohólico

El gremio médico gozaba de gran respeto y credibilidad ya que pocas personas e

instituciones distintas a las que conformaban sus propias comunidades científicas

estaban lo suficientemente cimentadas como para invalidar o controvertir sus tesis, no

sólo por los saberes y conocimientos, sino además por el nivel social que por lo general

detentaban; de ello da cuenta el texto Las Doce Plagas Mayores que, sin ser el único,

es un texto que da muestras del tratamiento que los médicos e higienistas daban a sus

argumentaciones en publicaciones.

A Las temáticas expuestas se les daba tratamiento de textos introductorios o en

construcción, argumento que resultaba evasivo en momentos en que era necesario

generar una explicación clara de los temas expuestos o de la pertinencia del esquema

conceptual; utilizado para analizar una situación dada, sin embargo, el doctor Luis

Razzeti de origen Venezolano hizo el principal de los aportes relativos al alcoholismo

en este texto, a pesar de que su escrito no resultara concluyente de manera alguna y

hace uso de su status de médico para sortear ese sentido de obligatoriedad que le

aparejaba dar cuenta de un estudio claro y cierto.

En principio, Razzeti hace referencia al tema a partir del concepto de dipsomanía

haciendo énfasis en las manifestaciones comportamentales más que físicas; aquello lo

describe así “… por épocas el paciente es atacado de una angustia que lo conduce a

buscar la calma engañosa del alcohol, esta toxicomanía no va sola hoy por el mundo:

LA NACIÓN EBRIA 90

las drogas “heroicas” morfina, cocaína y heroína; los mismos derivados del ácido

barbitúrico, y hasta sustancias de más inocente apariencia como el tabaco y el café”

(…) esto como temporal desequilibrio de la potencia vital.” (28).

Moralidad y cuerpo. Elementos elementales para conservar la salud

Por su parte, el Doctor José Félix Merizalde toma como base para sus

argumentaciones el texto de Stevan Tourelle titulado “Epitome de los elementos de

higiene” para cimentar una serie reflexiones acerca de algunos problemas referentes

al tratamiento y cuidado de salud pública por medio de una serie de tratamientos

específicos. La relación entre moral y salud se convierte en una amalgama sobre la que

se proyectan los desarrollos teóricos al interior del gremio médico, especialmente entre

los higienistas de la naciente república durante el siglo XIX.

En respuesta a aquella preocupación José Félix Merizalde introduce una hoja de ruta

inicial generada sobre la base de las apreciaciones que al respecto desarrollara Stevan

Tourelle en materia de higiene publica y en el cual aquél agregaría sus propias

argumentaciones, es así como el “Epitome de los elementos de higiene ó de la

influencia de las cosas físicas i morales sobre el hombre i de los medios de conservar

la salud” se convierte en un importante insumo para la discusión. En el texto se daría a

entender que los procesos civilizatorios generaron una trágica alteración en los

conglomerados sociales de la nueva república debido a que, por un lado, produjeron

importantes sobresaltos en el estado de naturaleza en que estos vivían, en gran

medida, por cuenta de las transformaciones en los espacios habitados cotidianamente,

lo que a la postre afectaba de manera directa la salud humana. Según lo señala

Merizalde en su texto, “entre las causas morales que han abreviado la vida del hombre,

debe enumerarse la civilización, que quitándole su primera rudeza, le hace conseguir

esta ventaja, esponiendolo a una multitud de males que no conocían los primeros

habitadores de la tierra i que son estraños aun a los salvajes que solo se rigen por los

impulsos de la naturaleza. (1828:8).

LA NACIÓN EBRIA 91

Según Merizalde los procesos civilizatorios traerían consigo la percepción del aumento

de todo tipo de necesidades al tiempo que se haría palpable una proclividad a la

relajación de costumbres dando una atención desbordada a las pasiones, lo cual,

afectaría directamente la propia existencia. Así mismo el aumento poblacional que

traerían aparejados éstos desarrollos civilizatorios afectaría las condiciones para

conservar la salud, “La vida es necesariamente más corta, las dulzuras de la

abundancia menos sensibles, i los horrores de la pobreza llegan al estremo. Ellas son

el foco de las enfermedades epidémicas i nerviosas, i el asilo del crimen i de la

inmoralidad. Las pasiones i los vicios que resultan del amontonamiento de los hombres

producen la degradación física i moral i no solo perjudican a la salud individual sino a

la felicidad social. (1828:8)

En el foco de la reflexión relativa a las epidemias se encontraría el consumo de bebidas

embriagantes junto con los efectos de la embriaguez propiamente dichos. De una parte

el efecto de embriaguez, por si sólo, alteraría negativamente la capacidad de controlar

las pasiones facilitando los comportamientos relajados y descuidados respecto de la

propia salud, de otra parte, serían los sitios donde habitualmente se realizaban estas

prácticas, caldos de cultivo para la proliferación de las epidemias.

La embriaguez, un nuevo desafío para el Estado

La búsqueda permanente del estado de embriaguez tendría consecuencias adversas

en la salud pública e individual ya que a mediano y largo plazo el cuerpo humano

padecería de enfermedades de difícil y costoso tratamiento ya que, un obrero enfermo

significaba un obrero que no trabajaba, al tiempo que un obrero enfermo constituía una

considerable carga económica al Estado, “LA EMBRIAGUEZ DEBE ACARREAR LA

RUINA DE UN ESTADO cuando ella se hace general, porque destruye el amor al

trabajo, la virtud, la humanidad, templanza i el instinto moral, prendas sin las cuales no

puede conservarse la sociedad.”(1828:340).Entre las enfermedades y padecimientos

más comunes de bebedores consuetudinarios se encontraban, según Merizalde, las

siguientes, “la hidropesía, la temulencia, i una especie de erietema, vulgo peladera, en

LA NACIÓN EBRIA 92

los brazos i las piernas, enfermedad que se observa en esta ciudad en los grandes

bebedores de chicha i aguardiente.” (1828:340).

Más allá de las enfermedades en cuanto tales, esto es, las afecciones a nivel físico,

preocupaba de igual forma el aspecto moral cuyos elementos referenciales, la dignidad

y la honra humanas, se pondrían gravemente en entredicho, “ninguna cosa admirable,

grande, noble u honrosa obra sobre el alma del borracho; ni ninguna la conmueve sino

es el vino i aguardiente. No conozco nada que embrutezca i desfigure tanto como el

continuo abuso de las bebidas fuertes. Podemos corregirnos de los demás defectos

pero nunca de este, que pierde al hombre sin remedio ninguno, porque destruye en él

hasta la menor chispa de sensibilidad” (1828:342).

El estado de embriaguez o borrachera era pues un estado extremo producto de la

ingesta inmoderada de bebidas con contenido alcohólico denominadas por el nombre

genérico de vino. De modo general, la reflexión acerca de éstas se encontraba dentro

del marco de las bebidas, que como función principal tendría la reducción o eliminación

de la sensación de sed, ubicándolas puntualmente, igual que con los alimentos, en el

marco de la satisfacción de necesidades vitales.

De tal modo, se oponían la capacidad de calmar la sed con la capacidad de

emborrachar, siendo la segunda una propiedad opuesta a la satisfacción de tales

necesidades, pero, más cercana a la sociabilidad, en este sentido el autor hace

referencia al papel que juegan los vinos para tal propósito, “En jeneral, dice Hufeland,

es menester no ver en este líquido más que una sal de la vida, i reservarle para los

días festivos, para aquellos en que queremos hacer circular la alegría alrededor de una

mesa que reúne varios amigos, (1828:340).

El consumo excesivo de embriagantes y puntualmente sus efectos, entraron

rápidamente en el conjunto de preocupacionesde las autoridades sociales, políticas y

religiosas debido a que las reacciones que estas producen controvertían y afectaban de

modo grave el orden moral, necesario para garantizar el orden público; buena parte de

LA NACIÓN EBRIA 93

los diagnósticos, igual que las recomendaciones asociadas su consumo, más allá de

advertir sobre los efectos físicos propiamente dichos se enfocaba en aspectos

relacionados con el comportamiento, de tal modo, la personalidad sería un elemento de

gran relevancia en los efectos producidos por las embriagantes, “Si bebido el vino en

poca cantidad produce un olor vinoso en el aliento, regüeldos agrios i algún dolor de

cabeza: i si bebido en mayor cantidad de la acostumbrada ocasiona atolondramiento,

nauceas y embriaguez, i mas si esta, es triste o lloroza, o alvorotadora, colérica o

furiosa podemos asegurar que el que sufra estos efectos del vino, debe abstenerse del

i de lo contrario perecerá a la edad de 50 años, poco más o menos. Los efectos del

vino bebido con esceso son irritar los nervios, endurecer los sólidos, afectar las viceras

abdominales, alterar el cerebro i perturbar las funciones mentales.”(1828: 340).

Al decir de Merizalde, aun en contradicción con los postulados de Tourelle señala la

necesidad de discriminar la cantidad y tipo de consumo de embriagantes de acuerdo a

la edad, a las características del ánimo, y a la capacidad de autocontrol, “los niños, los

jóvenes, las mujeres, los sanguíneos, los biliosos, los atrabiliarios, i los mui sensibles e

irritables i los pletóricos deben beber poco vino; que pueden beber más los

trabajadores, los viejos, los pituitosos, los achacosos particularmente en tiempos i

lugares húmedos. A pesar de esto i de que convengo con él en que aumenta las

fuerzas, que alegra el corazón, que promueve la transpiración i que nutre; no creo que

en los climas fríos de Colombia i aun en los calientes aproveche en los individuos que

él aconseja; pues aún los estranjeros acostumbrados a toda clase de licores, sufren

algunos achaques, particularmente con los vinos mui fuertes.(1828: 341).

El proceso de caracterización de las bebidas embriagantes suponía una suerte de

ambigüedad en su análisis ya que se encontraba sobre la frontera entre las

capacidades alimenticias, claves para la supervivencia humana, y los efectos nocivos

para la salud física y mental humana; con respecto a éste último el carácter espirituoso

de las bebidas embriagantes sería un factor de gran importancia puesto que

determinaba la proclividad al decaimiento de los sentidos, el nivel de afectación de las

facultades mentales e intelectuales. En el texto de Merizalde la cerveza y la chicha

LA NACIÓN EBRIA 94

conforman el conjunto sobre el que se señalan dichas propiedades, benéficas

especialmente para aquellas personas que realizan trabajos que demandan alto

esfuerzo físico; respecto a la cerveza se argumenta, “La cerveza suple el agua en las

tierras en que esta no es buena, pues es bebida muy saludable i nutritiva, pero menos

espirituosa que el vino”. (1828: 356);

Embriagantes que “alimentan”, el caso de la chicha.

En el mismo sentido, de la chicha se resaltan tanto sus propiedades alimenticias como

la importancia que esta reviste dentro del conjunto de costumbres alimenticias del

pueblo, especialmente entre los capitalinos, “Aunque la gran cantidad de fécula que

contiene la chicha no nos enseñará que por ella debe ser este vino colombiano mui

nutritivo, nos lo persuadiría la experiencia la que acredita que los trabajadores, los

indios i muchas personas del alto pueblo, usan exclusivamente de esta bebida, con la

que la gente infeliz se pasa muchas veces, sin tomar otro alimento, en medio de sus

grandes fatigas. Asi es que una tasa de mazamorra, una totuma de chicha, una

mogollita i un poco de aji es el alimento diario de los indios, quienes llegan a una edad

avanzada, libres de muchísimas enfermedades, sin perder un diente i sin encanecer,

sino hasta los 70 u 80 años, yendo muchos de ellos al sepulcro sin un punto blanco en

su cabeza i sin más enfermedad en su vida que la que los separa de su dilatada i

robusta familia. (1828: 361).

Muchos son los testimonios que le atribuyen a la chicha propiedades benéficas para la

salud especialmente por sus cualidades energéticas, por lo cual, para la época en que

el texto en mención fue publicado, la chicha no representaba un riesgo salvo si se

trataba de un consumo excesivo o en condiciones de poca higiene por su supuesta

proclividad a activación de reacciones epidémicas, sin embargo, por sus propiedades y

cualidades se mencionaba, “El vigor que los indios adquieren con la chicha no es

inferior al que los Europeos adquieren con el vino i la cerveza, pues un indio i su mujer

conducen de las bodegas de Honda, a la ciudad de Bogotá ( antes Santa Fe) un cajón

de peso de doce i aun de catorce arrobas, que conducen en sus costillas caminando

LA NACIÓN EBRIA 95

con agilidad por camino tan fragoso, i por sus elevadas cimas, como si condujesen a un

manojo de paja. (1828:361) y complementa “La chicha es una bebida tan sana y tan útil

en Colombia, como los son las cervezas en los países de Norte, en la Inglaterra

Alemania, i lo es el pulque en Mejico”. (1828:364).

Embriagantes y epidemias. La amenaza a la salud publica

A finales del siglo XIX El discurso higienista tendría importantes repercusiones no sólo

dentro de la comunidad médica del país, además ganaría terreno en las decisiones

sociales y políticas en la nueva república. Entretanto, renombrados médicos como

Josué Gómez sentarían un importante precedente con relación a las acciones que en

materia de higiene debían adoptarse hacia el nuevo siglo con el propósito de contener

y erradicar los focos causantes de las principales epidemias que aquejaban al país,

especialmente a la capital.

La particular perspectiva de Gómez, compartida por otros higienistas, concebía al

pueblo no sólo como la capa más baja de la sociedad, al tiempo, representaba todos

aquellos hábitos a contracorriente de lo que se esperaba de una sociedad civilizada,

prácticas que a la postre se convertirían por si mismas o, a propósito de ellas, en caldo

de cultivo de epidemias. Para 1898 daría cuenta de una caracterización respecto del

origen de aquellas, su directa relación con los hábitos del pueblo, los efectos en el

cuerpo humano y sus posibles aspectos atenuantes, entre los cuales la tendencia a la

embriaguez y a la ociosidad serían elementos recurrentes. “de aquí el delta del Ganges

de las epidemias de Bogotá, en movimiento permanente: dengues, catarros,

neumonías, bronquitis, males de garganta, diarreas, disenterías, tifus, fiebres dormidas

, niguas, piojos, robos, ociosidad”(1898: 7).

Las relación entre el estado de miseria y la falta de aseo tendrían un común

denominador que, según el autor, correspondía fundamentalmente a la falta de

escrúpulos del Bogotano Decimonónico, a respecto afirma, “Esta clase aceptaba antes

de mala gana las sobras que se le ofrecían, reclamando el niquel para su chicha; y hoy,

LA NACIÓN EBRIA 96

ó sea en los tiempos que atravesamos, recibe todo, desde alimentos crudos, hasta el

hueso para roer, y será peor en la época que nos espera“ (1898:6)

El punto de equilibrio del debate sobre la higiene nacional tendría como epicentro la

cuestión racial y junto con ella el desarrollo y fortalecimiento de la nación, cuya

preocupación, más allá de profundizar en las características de la raza, preocupación

evidente a lo largo de la obra de otros renombrados médicos del siglo XIX nacional

como el caso de Liborio Zerda, se centraría en el estado actual de la raza de cara a la

posibilidad de agenciar rápidas y significativas transformaciones civilizatorias. El

estudio de la población desde la perspectiva racial, según el autor, se orientaba

especialmente a determinar la posibilidad de porvenir o del desarrollo de una nación,

esto es, su viabilidad como pueblo; en este sentido, el autor postula una primera

perspectiva “un hombre en plena posesión de sus atributos físicos, educado para el

empleo regular y consiente de sus fuerzas de modo de utilizar los elementos que lo

rodean, es dueño exacto de su existencia y regulador del progreso de una

aglomeración humana, porque su atributos morales e intelectuales, protegidos y

amparados por gobiernos que han surgido de esas mismas generaciones, son baluarte

de la sociedad, y como tal representan en alma de lo que se llama nación. (1898:62).

Lo que encontraría el autor, según lo revela en su ensayo y de cara a las exigencias

para la construcción de una nación fuerte, es un conjunto de características adversas a

tal propósito, ello lo argumenta en razón a las características físicas de los individuos

promedio, al respecto afirma “Si se estudian las dimensiones y peso de los individuos

de la raza indígena, se llega a un resultado que indica su disminución, lo que está

perfectamente de acuerdo con la incapacidad del indio para el trabajo, su habitual

estado de estupor e indiferencia y su pobreza intelectual. (1898:63)

De manera recurrente se responsabilizaba a los inadecuados hábitos alimenticios de

los indígenas de su actitud relajada y pasiva, sobre ello afirma Gómez, “Del consumo

de alimentos, y especialmente de bebidas alteradas, en medio de condiciones

generales de inclemencia, en porción importante por su número de la clase obrera,

LA NACIÓN EBRIA 97

resulta un engendro que pudiéramos describir con el nombre de HÉRCULES

IMPOTENTE. Son todos hombres y mujeres de aspecto físico robusto, de apariencia

sosegada, de andar lento y casi incapaces de comunicación por su poca facilidad para

el uso de la palabra” (1898:67).

Aquellas características, con especial énfasis en las relacionadas con el consumo de

embriagantes, fueron diagnosticadas y caracterizadas años atrás con el nombre de

chichismo; Gómez y Zerda definieron por tal a un conjunto de reacciones degradantes

de vida de indígenas y de demás componentes del pueblo asociadas a una forma de

mielitis crónica difusa que tenía como común denominador el abuso del consumo de

chicha que, entre su sintomatología se podía encontrar como elemento general

retrasos en los reflejos medulares en contraste con una ausencia aparente de

trastornos mentales además del uso completo de sus sentidos. Todas aquellas

características descritas, aunque se asumían con evidente preocupación eran

catalogadas, dentro del amplio marco de las epidemias y de sus potenciadores, como

aspectos susceptibles de mejora, esto es, que podría darse los medios para

remediarlas.

Higienizar, desde la perspectiva de Josué Gómez, respondía a una necesidad

consistente en descargar de responsabilidades a los centros de atención en salud

como hospicios y hospitales del cuidado de indigentes, vagos y mal entretenidos y a

propósito de ellos alivianar la carga económica que la atención aquella suponía para el

Estado.

Convertir pues al pueblo existente en un pueblo trabajador combatiría el detrimento

económico y daría una suerte de autonomía económica al mismo, además sería

interpretado como una obra de misericordia y de fortalecimiento de la raza, de aquí la

reflexión del médico en mención, “Excluir de los servicios hospitalarios de la ciudad esa

nube de indigentes, de ociosos, de pordioseros que afluyen a las enfermerías como

último recurso a su punible abandono; proveer por autoridad a la secuestración de la

ciudad de ese acopio de individuos gravosos al servicio público, asearlos, alimentarlos,

LA NACIÓN EBRIA 98

alijarlos, enseñarlos a trabajar y concederles oportunamente el uso de sus libertades,

mediante la buena conducta de su vida ulterior, es hacer obra de misericordia general y

de aseo legítimo y legal de la ciudad.” (1898: 76).

Estas argumentaciones se convertirían en unos de los pilares más importantes de la

campaña higienista sobre la cual descansarían buena parte de los desarrollos que en

ésta materia se produjeran a comienzas y mediados del siglo XX asumiendo

principalmente ante la indigencia una actitud de cero tolerancia. El compromiso ante

esta población sería formarlos en algún oficio que les sirviera como sustento, lo cual

depende directamente de su condición física y su edad lo que a su vez seria condición

para acceder a un nivel especifico de ayuda dado por el Estado.

Los códigos de conducta. La formación del pueblo a propósito de las

embriagantes

Para los primeros años del siglo XX los médicos, especialmente los higienistas

pondrían en marcha un conjunto de estrategias que conformaban un esquema de

campaña cuyo propósito formal era poner cotas a las prácticas propagadoras de

epidemias promoviendo principios morales de cuño cristiano católico. Para esta época

la chicha y el aguardiente, especialmente la primera, iría acumulando detractores

convirtiéndose así en objetivo recurrente de críticas y ataques.

En esta dirección se encaminan reconocidos médicos como Laurentino Muñoz, quien a

través de su Tratado elemental de Higiene para la educación pública, resalta la

importancia de la higiene como herramienta para el mejoramiento de la vida de las

sociedades garantizando su mejoramiento orgánico e intelectual. Bajo las

circunstancias que fueron estrechando las relaciones entre ciencia y política, se dio una

reformulación conceptual en torno a ciertas enfermedades perfilando en casos

específicos la idea de enfermedad social, entre las que figura el consumo de bebidas

alcohólicas.

LA NACIÓN EBRIA 99

Esta nueva conceptualización buscaría llevar la reflexión del bienestar físico y social a

un escenario complementario. El bienestar físico u orgánico, como lo menciona Muñoz,

tiene como fundamento la necesidad de forjar las bases para la prosperidad de la

Patria, que depende en gran medida del valor al trabajo, según lo deja notar en sus

argumentaciones “Analizamos la higiene, no como una necesidad aislada y empírica,

sino como el conjunto de los factores convergentes en el empeño de crear una

personalidad individual y nacional, o mejor, racial, en capacidad de progreso, adelanto

continuo, en una palabra, de educación: que significa comprensión de un fin y una

voluntad para ejecutar los medios que lo llevan a conseguirlo” (1939: 6).

El consumo inmoderado de bebidas alcohólicas no era tratado solamente como una

enfermedad crónica de tipo social, a la vez era vista como vehículo que facilitaba la

propagación y aceleración de los efectos de otras enfermedades, entre éstas la

tuberculosis. En su tratado, Muñoz explica la forma cómo influye la relación

interhumana en el contagio de ciertas enfermedades, de igual modo devela, mediante

la práctica de ciertas costumbres propias de grupos humanos específicos, la forma

como éstas afectan la vida familiar, escolar y militar, “la intoxicación alcohólica al

destruir o debilitar las energías biológicas reparadoras y defensivas, presta un apoyo

innegable a la tuberculización; influencia nefasta la del alcohol en la propagación de la

tuberculosis ejercida por doble mecanismo: de una parte, agota, gasta el organismo; de

otra parte, arrastra a la víctima a los centros peligrosos de contagio, a la casa de

diversión y a la cantina, “ (1939:185).

El alcoholismo era entonces una enfermedad social vinculada estrechamente a la

categoría de vicio, cuya tipificación medica hacía referencia a un conjunto de síntomas

que daban cuenta de la afectación del rendimiento del hígado, riñones, arterias y el

sistema nervioso en general, originando graves consecuencias a nivel hereditario. Sin

duda, una de las consecuencias más significativas dentro del conjunto de condiciones

patógenas descritas se cuentan las secuelas mentales, “la acción del alcohol, por el

contrario, es deprimente para las funciones cerebrales superiores. El alcohólico es un

LA NACIÓN EBRIA 100

idiota”. El alcohol paraliza las funciones superiores de sensibilidad desarrolla el espíritu

de insociabilidad y de negligencia” (1939:217).

La preocupación por las manifestaciones físicas y mentales asociadas al alcoholismo

llevar al gremio médico a centrar la atención especialmente a dos de ellas: el

alcoholismo crónico y el alcoholismo agudo; si bien dicha caracterización fue tomada

en parte de lecturas de la situación generadas en Francia e Inglaterra, éste se

acercaba más a aspectos relacionados con el comportamiento que a elementos

asociados a aspectos fisiológicos en sentido estricto. Muñoz da cuenta de las

diferencias entre dichas formas de alcoholismo en su tratado, a la primera la considera

un tipo de ingesta moderada cuyas características son “animación general, locuacidad,

expansión, alegría, movimiento,“ (1939:212), en el caso de la segunda, por el contrario,

sus manifestaciones tienden a la violencia y a la disminución de la capacidad de

raciocinio descritas de la siguiente manera, “caracteres de depresión, llanto,

decaimiento; y mientras unos son afectuosos y afables, otros tienen tendencia a la

discusión, a la violencia, al conflicto; (1939:212), de ello surge una nueva interpretación

referente a sus consecuencias sociales diferenciando alcoholismo y embriaguez, donde

la primera se manifiesta, según Muñoz con, “perturbación de la inteligencia, las ideas

son confusas, la palabra difícil, la marcha vacilante, los trastornos de la vista y la

sensibilidad (1939:213).

Una vez tipificado el alcoholismo como enfermedad social en el marco del discurso

higienista, la lectura de la situación tomaría nuevos alcances, de aquí que la

propensión al alcoholismo dependía de manera indirecta, de otros factores como el

lugar de habitación junto con las posibilidades y opciones de recreación; esto abriría la

discusión sobre la atención y tratamiento a ciertas poblaciones donde las instituciones

carcelarias y los hospitales no sólo ganarían importancia sino que se convertirían en los

focos de atención. En el caso de las cárceles, se establecería una relación entre

alcoholismo y criminalidad, concepción que se convirtió en una característica de la

embriaguez Bogotana lo cual justificaría la implementación de medidas restrictivas

tomadas a propósito del discurso higienista.

LA NACIÓN EBRIA 101

La construcción de una idea precisa de familia constituía uno de los desafíos en

materia social para la naciente república; ello implicaría hacer frente a un conjunto de

prácticas comunes que afectaban su esperada unidad y cohesión, en gran medida, las

practicas alcohólicas, muy comunes entre los hombres, pondría en entredicho el

modelo ideal de familia, las características más comunes son descritas por Muñoz de la

siguiente manera “El padre de familia deja de cumplir con sus obligaciones; abandona

a la esposa y a sus hijos, no atiende al sustento de la familia, ni a la educación de la

prole; el adolescente y el joven, desprecian su preparación, su formación para la lucha,

cuando se entregan torpemente a los halagos efímeros y morbosos del alcohol; el

obrero aumenta su desgaste orgánico y disminuye el rendimiento de su trabajo”

(1939:214).

El decaimiento generado por la ingesta excesiva de licor no sólo afecta a la familia,

sobre la cual se pretendía consolidar el engranaje central de la sociedad, al mismo

tiempo, trastocaría las bases de la idea un Estado fuerte y sano que buscaba

desarrollarse por aquellos años. Si bien los sectores políticos y sociales de mayor

influencia comprendían la gravedad del fenómeno de la embriaguez, no dejaron de

enfrentarse por cuenta de las discusiones correspondientes a la formalización de las

responsabilidades que el Estado debía asumir en este sentido. Muñoz señala la

debilidad con que en esta materia actuaba el Estado dando paso libre al desarrollo del

llamado vicio del alcoholismo, “pero lo más grave en el problema del alcohol, es que el

Estado fomenta su consumo, porque deriva fondos para atender al movimiento

administrativo, a la renta. Vías de comunicación, escuelas higiene, desarrollo de la

agricultura, quieren conseguirse estimulando la producción de alcohol para intoxicar al

padre, a la madre y al hijo (1939:216). Aquella apreciación está fuertemente

influenciada por el teórico de la criminalística Capea, quien señala la siguiente reflexión

“ De 304 niños nacidos de padres o madres alcohólicos murieron 132 recién nacidos,

padeciendo convulsiones 48, eran epilépticos y 60 aparentaban cierta salud 64”

(222) fuente no referenciada sacada de Lancereaux y Martín” La descendencia de

doscientos quince familias de alcohólicos – dice Legrain- ha dado tres generaciones u

LA NACIÓN EBRIA 102

cincuenta por ciento de alcohólicos, repartiéndose el resto entre degenerados,

convulsionarios, locos y criminales”.

El consumo en cifras. Primer intento

El carácter cuantitativo de las estadísticas revestía a las argumentaciones de

científicos, especialmente de los médicos, de gran credibilidad debido al nivel de

especificidad que aquellas supondrían; sin embargo, durante el período estudiado no

se encontraron estadísticas formales de la situación del consumo de embriagantes en

el país. Sin embargo el trabajo presentado por Luis Cuervo Márquez tendría, al menos,

una pretensión de especificidad aunque su estrategia se basaría en tomar datos

acopiados en otros países respecto a la problemática en cuestión, datos que por lo

general se entrecruzarían sin mayor cuidado con los pocos obtenidos respecto de la

situación nacional.

Para 1912 Luis Cuervo Marquez presenta una estadística que corresponde, según

este, a los consumos de alcohol en Colombia para tal fecha. Durante la presentación

del mismo se advierte que las cifras registradas corresponden a una lectura parcial

de la situación, al tiempo que dice revelar datos no referenciados tiempo atrás respecto

de la chicha, el guarapo, y demás bebidas no importadas. Uno de los propósitos de la

publicación de dicha estadística era producir una suerte de mapa del consumo de

embriagantes, de modo especial, aquellas producidas por efecto de la fermentación, sin

embargo el texto no sólo no es concluyente sino que se apoya en estadísticas

publicadas años atrás en países como Francia, Alemania e Inglaterra, es decir, hace

uso de cifras que corresponden a la situación propia de dichos países, lo cual da

cuenta de la falta de experiencia de los profesionales del país en aquella época para

generar estudios de esta envergadura, de aquí que se vislumbre con especial sorpresa

que dichas publicaciones, en gran medida, obedecían a una obligación implícita

contraída con los colegas al interior de sus comunidades científicas con el cuidado y la

necesidad que dar cuenta de manera precisa de la situación en cuanto tal al tiempo

que pudieran mostrarse como profesionales probos y preparados.

LA NACIÓN EBRIA 103

Con todo, de las conclusiones generadas en el mismo texto se extraen dos que dan

cuenta del contexto en temas de embriagantes y de la dirección que el gremio medio

buscaba tomar “1. El consumo de alcohol es un mal necesario, si por necesidad se

puede entender el uso generalizado. 4. El estado no puede propender por que se

ensanche el consumo del alcohol con el fin de aumentar sus rentas: estos sería

simplemente criminal. Está en la obligación de esforzarse en que su consumo

disminuya, o si esto fuere posible, en que se regularice.

Higiene y escuela. El estado y el juego de la conquista de nuevos escenarios

El discurso higienista buscaría abrirse terreno en los escenarios educativos, no sólo a

nivel de las academias de medicina, sino a nivel de las escuelas. El escenario escolar

constituía una oportunidad para hacer del mejoramiento racial, por medio del amor al

trabajo y de la adopción de prácticas higiénicas, pilares en la formación de las nuevas

generaciones al tiempo que se inculcaría una cultura del cuidado del cuerpo con

arreglo a la recuperación de capacidades orgánicas necesarias para las actividades

laborales.

La cartilla antialcohólica, Adaptación hecha por Martín Restrepo Mejía de la creada

por…, sería el resultado de una obra para instrucción primaria ordenada por el

entonces ministro de instrucción pública Carlos cuervo Márquez. Dichas cartillas

estaban concebidas con el propósito de prevenir y desincentivar el consumo de

bebidas alcohólicas especialmente aquellas de origen fermentado. Sin duda la Cartilla

anti alcohólica tendría un mayor alcance especialmente por su propuesta gráfica y de

contenido, intercalando una descripción formal de los efectos del consumo de

embriagantes con el acompañamiento de una historia gráfica de un par de hermanos

que representaban, el primero, Tomas, al consumidor habitual de embriagantes frente

al prototipo de hombre responsable, Luis, trabajador y de buenas costumbres.

LA NACIÓN EBRIA 104

Al tiempo que se insistía en las consecuencias físicas y comportamentales del

consumo de embriagantes, la cartilla dejaba entrever una suerte de jerarquía entre

éstas, desde las aceptables a las inaceptables. En razón a este propósito y haciendo

uso de las propiedades de la representación gráfica centrada en la historia del

mencionado par de hermanos, se genera una atmósfera relacionada no sólo con el tipo

de bebida consumida sino con la frecuencia en que se hacía, a continuación un aparte

de la mencionada historia, respecto a los hábitos de Tomás, “Desde entonces, sin

querer persuadirse de que las bebidas alcohólicas son un veneno, el pobre Tomas

bebió con frecuencia y decía:-sin tomar una copa antes de almorzar y comer, no tengo

apetito (1913:8), en contraste se exponía el caso de Luis, “Nunca bebió Luis ninguna

preparación alcohólica, sino vino y cerveza, y esto en las comidas y en corta cantidad.

Para sentarse a la mesa con apetito, suspendía a tiempo sus estudios y hacía un poco

de ejercicio pero nunca tomaba ni brandy ni aguardiente”. (1913: 9).

Del vino así como de la cerveza e incluso de la chicha se resaltarían sus propiedades

por cuenta de sus componentes químicos, considerándolas bebidas alimenticias que,

consumidas en gran cantidad pueden llegar a embriagar. De la cerveza se menciona

en dicha cartilla lo siguiente “La cerveza es más sana que el vino, porque a lo sumo

contiene 8 por 100 de alcohol y ofrece muchas más sustancias azoadas que el vino.

Cuando está bien preparada es una bebida nutritiva y favorable a la digestión

(1913:10).

En el caso de la chicha ésta se entiende como un buen alimento que, igual que el

aguardiente o la cerveza, su calidad depende de las condiciones de preparación, sin

embargo presenta un principio azoado llamado ptomaina considerado su componente

nocivo, específicamente venenoso, cuya acción se concentraba en el cerebro

generando embrutecimiento en el consumidor; de ello es necesario resaltar el continuo

uso de las palabras veneno y embrutecimiento, términos del dominio general que no

exige mayores explicaciones, pero que, curiosamente se integra al amplio conjunto de

expresiones y definiciones científicas sobre las que se soportan los contenidos tanto de

las cartillas como de las ponencias y artículos del gremio médico nacional.

LA NACIÓN EBRIA 105

Entre las bebidas que generaban mayor alarma entre las autoridades estaban el

guarapo, el ajenjo y el alcohol propiamente dicho; el guarapo era considerado un motor

y conductor de especial importancia en la propagación y contagio del paludismo, en

contraste, el ajenjo se consideraba la bebida homicida por excelencia “una ligera dosis

de ajenjo basta para excitar todo el sistema nervioso, perturbar las funciones

intelectuales y producir enseguida una gran postración de las fuerzas físicas y morales.

Este licor es una de las causas principales de la epilepsia. (1913:11)

Por medio de las características que, según estas clasificaciones, acompañaban las

reacciones alcohólicas según la composición de cada embriagante, se generarían los

criterios para caracterizar y determinar los nivel del alcoholismo, la principal de

aquellas, según se muestra en la cartilla anti alcohólica es la siguiente, “llámese

alcoholismo al conjunto de trastornos producidos en el organismo por el uso del

alcohol o el abuso de bebidas alcohólicas” (1913:22), de aquí se desprenden entre

otras clasificaciones, la que se refieren al alcoholismo agudo que consisten en “la

ingestión de fuertes dosis de bebidas alcohólicas en breve tiempo por personas no

acostumbradas a tomar las produce en ellas la embriaguez, beodez o borrachera. Este

es el alcoholismo agudo, En estas personas el alcohol, produce al principio una

excitación general, se activa la respiración y la circulación y se eleva la temperatura; se

experimenta una sensación de bienestar, aumenta la locuacidad, se exaltan las

facultades intelectuales y se hace más fácil la expresión verbal y mímica. Así el alcohol

seduce a sus víctimas al principio. A medida que aumenta la bebida, crecen los

impulsos de la acción, y se relajan los frenos que contiene al hombre normal dentro de

la prudencia y la circunscripción” (1913: 23).

De otra parte, el alcoholismo crónico se diferenciaba del agudo en que, aun cuando su

consumo no fuera inmoderado, es decir, en altas cantidades, si se presentaba de

manera frecuente, lo cual indicaba que un alcohólico crónico podría experimentar las

afecciones físicas y mentales de un agudo sin experimentar uno de los efectos

característicos, la embriaguez o el estado de beodez. Mejía en su cartilla genera una

explicación de aquel cuadro sintomático, “pero es que a las pequeñas dosis empleadas

LA NACIÓN EBRIA 106

al principio sucedió el fenómeno de acomodación, adaptación o mitridatismo, en virtud

del cual se acostumbra al cuerpo a soportar alcohol, y al fin aquellas dosis no alcanzan

a producir la excitación deseada, entonces el bebedor las aumenta sin sentir otra cosa

que esa excitación, sin embriagarse y cree que él es muy fuerte para el alcohol y que

lo resiste impunemente cuando lo que sucede no es sino que se va envenenando

lentamente y evitando las manifestaciones agudas del envenenamiento (1913:26)

Los esfuerzos son constantes en poner de manifiesto los múltiples problemas tanto

físicos como sociales asociados al alcoholismo, sobre éste último aspecto se hace una

mención especial a las afectaciones a que se enfrentan las familias cuando uno o

varios de sus integrantes padecen alguna forma de alcoholismo. Estos no se limitan,

como era de esperarse, a aspectos físicos y de convivencia de los consumidores, al

tiempo, las implicaciones se proyectan hacia la ascendencia, sobre quienes recae una

alta probabilidad de heredar el habito, al tiempo que ésta reproduciría los males físicos

y mentales asociados. Sobre aquella explicación se toman como principales referentes

al Legrain y Morel de quienes Martínez toma la siguiente caracterización, según

Legrain “si ambos padres son alcohólicos, resulta en los hijos la tendencia irresistible a

la bebida. “Si ambos padres son aficionados al ajenjo, los hijos resultan epilépticos de

una manera casi fatal” (1913:31), por su parte, según la descripción dada por Morel

cada generación manifiesta una serie de consecuencias las cuales llegarían hasta la

cuarta generación, “Primera generación: inmoralidad, depravación, excesos

alcohólicos, embrutecimiento moral. Segunda generación: embriaguez hereditaria,

accesos maniacos, parálisis general. Tercera generación: sobriedad, tendencias

hipocondriacas, delirio de persecución, tendencias homicidas. Cuarta generación:

inteligencia poco desarrollada, primer acceso de manía a los diez y seis años,

estupidez, transición al idiotismo, y por último, posible extinción de la raza. (1913:34).

El panorama relacionado con las enfermedades asociadas al alcoholismo buscaba

prender las alarmas en toda la sociedad, más aun cuando las enfermedades

mencionadas se caracterizaban por sus dramáticas manifestaciones, razón por la cual

eran reconocidas igual que temidas por todos. Entre estas las más mencionadas eran

LA NACIÓN EBRIA 107

la idiocia, la imbecilidad, la epilepsia, la hidrocefalia y las manifestaciones escrufulosas

y pesadillas. Aquellas manifestaciones tendieron a relacionarse con conductas contra la

moral específicamente la comisión de crímenes, ello es descrito así, “Mozos de buenos

precedentes se embriagan en un día de fiesta; el alcohol en ellos despierta instintos

brutales; el crimen se realiza por cualquier causa, y el responsable llora después

arrepentido, (1913:35), junto al crimen el alcohólico es imprudente y violento, de modo

que sus capacidades para razonar.

De tal modo se perfilan los renombrados esquemas de temperancia que

desembocaban, al menos en la teoría, en la reducción de actos violentos, el control del

estado de ánimo y fundamentalmente un aprendizaje encaminado al control de las

pasiones, todo ello por cuenta de las características y sintomatología de un estado de

embriaguez común, que según la descripción presentada por Mejía, presenta las

siguientes características, “El bebedor es incapaz de concepciones rápidas, de

entender las ciencias, desarrollar las artes, emprender en nada que exija inteligencia y

perseverancia. El deja rodar la vida con una indiferencia completa, y nada le importan

su familia ni la sociedad, ni aun su propia suerte. Pronto empieza a sufrir de

alucinaciones, y al fin pierde casi por completo la memoria y la conciencia, y cae en un

vergonzoso estado de indiferencia e inanición. (1913:112).

Continuos refuerzos a la higiene escolar. Nuevas cartillas

Para 1917 Pablo García Medina, quien para la fecha seria el Director Nacional de

Higiene, expondría de modo directo las características y la sintomatología propia de los

estados de embriaguez pone en marcha una segunda cartilla cuyo propósito es

promover prácticas anti alcohólicas en las escuelas primarias. En ella se retoman

algunos elementos que están contenidos en la cartilla antialcohólica de Martín Restrepo

y mantiene la línea argumental de las publicaciones seriadas de médicos e higienistas,

en la cual se remarcan los elementos jerárquicos entre embriagantes no sin resaltar,

una vez más, sus consecuencias para el mejoramiento de la raza y con ello el de la

patria.

LA NACIÓN EBRIA 108

Aun cuando las embriagantes no son consideradas alimenticias ni benéficas para el

organismo, no se desconoce su capacidad estimulante, sin embargo la frontera entre el

estimulante y el depresor de las funciones físicas y mentales es estrecha, es sobre esta

frontera donde ésta cartilla busca enfocar su contenido mostrando una síntesis de las

causas del alcoholismo, “1. La malísima costumbre de tomar una copita de licor antes

de almorzar o de comer, costumbre funesta que daña el estómago y nos va llevando al

abuso de los alcohólicos, 2,la compañía con individuos que tienen esta costumbre,

pues ellos nos inducen a la intemperancia y pretenden demostrarnos que las bebidas

alcohólicas son provechosas; 3, la falsa idea de que el alcohol es alimento, que

combate el frio y el calor y que evita muchas enfermedades; 4, la falta de parquedad y

de regularidad en las comidas, lo cual nos induce a usar de licores alcohólicos o de

vinos fuertes en abundancia; 5, la falsa idea de que sin el aguardiente o la chicha no

pueden los trabajadores desempeñar sus tareas”.(1917:33)

LA NACIÓN EBRIA 109

Capítulo 4. Ley, embriaguez y autoridad

La relación existente entre la configuración de las normas jurídicas y morales y el

discurso medico higienista, pondrían en evidencia una suerte de caracterización de la

sociedad Colombiana entre quienes aducían cumplir, conocer y respetar las normas

jurídicas y morales de aquellos que eran señalados de no hacerlo. Sin duda, las

normas se convierten en referentes para la proyección de un modelo de sociedad

deseado, al tiempo que clasificaría e identificaría todo aquello que buscaba ser

eliminado de ella, lo que constituiría el punto de quiebre y transformación de

determinadas ideas, según lo argumenta Baczcko “Las ideas- imágenes utópicas

actúan, cada vez más, como relevo a otras formas del imaginario colectivo, en especial

a los mitos políticos modernos tales como el Estado - Nación, el Progreso, la

Revolución. (1999:7)

Durante el proceso se moldean, conforman e incluso imitan un conjunto de

representaciones o referentes representacionales que impulsan una nueva perspectiva

dirigida hacia un modelo de sociedad deseada, lo cual, no se da sin sobresaltos, antes

bien, la práctica que supone la conformación de una nueva sociedad se enfrenta

invariablemente a obstáculos que le son propios, re inventando y replanteando sus

representaciones iniciales.

Los elementos representacionales personificados por el espectro normativo o legal

determina las características del ejercicio del poder político y social, legitimándolos y

dando forma a sus mecanismos y estrategias de control, fortalecidos gracias al

entramado simbólico que las permea y que además no se dan de la misma forma para

todos, antes bien, influyen de maneras diversas a nivel individual y colectivo.

La comunidad científica Nacional rápidamente ganaría terreno en el escenario político

logrando, a la vez, influir considerablemente en las decisiones sobre lo público, según

lo señala Ospina “La vinculación a los estamentos del gobierno tiene que ver con la

configuración histórica de la sociedad, que heredó de la colonia la burocratización de

las profesiones liberales ante la ausencia de una institucionalidad consolidada de

LA NACIÓN EBRIA 110

carácter privado desligada del Estado. La ausencia de un campo de acción de mayor

envergadura ante la precariedad económica, hizo del estado el principal proveedor de

cargos y opciones laborales para los profesionales (Ospina, 2012: 2).

El ejercicio del poder es determinante en la configuración de los imaginarios, incluso

influye de modo importante en la legitimación de unos con respecto a otros, lo cual,

influye directamente en el curso de lo social, “Los políticos, y en especial los “jefes”,

son apreciados no solo en razón de su competencia, de su energía, de su firmeza, de

su voluntad, etc, sino también en función de la imaginación política y social que se le

otorga o se le niega” (1999:11).

El poder simbólico de la ley reside en la capacidad de acotar los criterios interpretativos

sobre sus objetos de representación en una sociedad dada, en este sentido las leyes

se componen de elementos que están contenidos dentro de un marco de interpretación

y de comprensión de experiencias en común y que confieren un sentido de veracidad a

la realidad vivida y compartida, de aquí que el proceso de independencia supuso

nuevas formas de control social por medio de los cuales se esperaba sentar las bases

para la construcción de una sociedad civilizada, orientada hacia las dinámicas del

mundo moderno asumiendo las leyes como uno de sus pilares fundantes. Sin duda,

aquella situación se inclinaría de manera especial al control de los cuerpos, buscando

encauzar sus capacidades a favor del fortalecimiento del naciente Estado, aspecto que

abriría el camino a la formulación de una serie de nuevas perspectivas para la vida de

los ciudadanos.

La asimilación y la apropiación de las leyes por parte de la sociedad tuvo particulares

características; su acatamiento y aceptación no se dieron mansamente, aquel proceso

se asumió, por mucho, de manera ambigua, situación que obligaría a las autoridades a

diseñar estrategias de mayor persuasión. Aun cuando los efectos de la norma sobre la

sociedad eran evidentes, el nivel de apropiación de las mismas era, en gran medida,

aparente, más aun si se trataba de aspectos que afectaban o modificaban prácticas ya

arraigadas en la cotidianidad.

LA NACIÓN EBRIA 111

Así, las leyes tendrían una implicación directa y estrecha con la re conceptualización de

los estilos y formas de vida, lo cual implicaría una nueva lectura de las capacidades,

posibilidades y cuidados del cuerpo, visto ahora como un cuerpo social, vinculado por

origen al Estado cuyo punto de encuentro sería el discurso sobre la salud y la higiene al

tiempo que fortalecería las comunidades científicas y encauzaría la configuración

ideológica del Estado.

Una mirada a las constituciones

Desde la constitución de Cundinamarca de 1811 hasta la constitución política de 1886

se ha planteado como uno de los objetivos centrales de la sociedad Colombiana la

procura de la felicidad pública. Desde la constitución de Cundinamarca se asume como

una de las responsabilidades de la instrucción pública que “el cuerpo legislativo tendrá

en mucha consideración y el gobierno promoverá con el mayor esmero los

establecimientos que miran a esta parte importantísima de la felicidad el estado”

(1811:187).

La felicidad, pues, estaría acotada dentro de un esquema de principios los cuales se

activarían en razón al aparato educativo, así lo señala la presente constitución “los

objetivos de la enseñanza serán leer, escribir, dibujar los primeros elementos de la

geometría, y antes que todo, la doctrina cristiana y las obligaciones y los derechos del

ciudadano conforme a la constitución” (1811:187).

Por medio de la constitución se regularían todos aquellos elementos que garantizaran

la felicidad publica y constriñendo todos aquellos aspectos que fueran en detrimento de

ella, de aquí que la felicidad tendría estrechas relaciones con la libertad, la cual, según

el título XII es concedida al hombre “no para obrar indistintamente el bien o el mal, sino

para obrar el bien por elección”.

LA NACIÓN EBRIA 112

Pero la felicidad, la libertad y el bien debían darse dentro de los lineamientos que dan

cuenta del ser ciudadano, esto es, de lo que se espera de los seres susceptibles de ser

reconocidos como ciudadanos: de este modo, el ciudadano es reconocido como tal

según la capacidad y la disposición para cumplir con sus deberes, desde esta

perspectiva era reconocible quien era o no, un buen ciudadano y quien, y bajo que

condiciones no sería reconocido como tal. El título XIII da cuenta de los deberes del

ciudadano, específicamente en su numeral 2, “estos están encerrados en la pureza de

la religión y de las costumbres, en la observancia de la Constitución y el sometimiento

a las leyes.”(1811:190).

En consecuencia, la inobservancia de estos principios pondría al descubierto quienes

no eran ciudadanos y/o quienes no se les reconocía o suspendía esta virtud. Así, en el

numeral 16 es suspendida o no reconocida la calidad de ciudadano por las siguientes

consideraciones, “los vagos, ni los que por sentencia dada con las formalidades

necesarias, hayan sido arrojadas del seno de la sociedad ni los que siendo llamados

al servicio de la Patria, se excusen sin legitimo impedimento”. 190. Del mismo modo

son tipificadas las conductas que hacen reconocibles a los llamados malos ciudadanos,

ello es explícito en los numerales 4 y 5 a saber: “4. no es buen ciudadano el que no es:

buen hijo, buen padre, buen hermano, buen amigo, buen esposo. 5. no merece

tampoco este nombre el que no observa religiosamente las leyes, el que por intrigas,

cábalas y maquinaciones elude el cumplimiento, y el que sin justo motivo se excusa de

servir la patria.“(1811:191).

En el marco de la constitución de 1832, en su artículo 10 sería contemplado como

causal de suspensión de la ciudadanía la enajenación mental y en el artículo 5 a los

vagos declarados por tales, condiciones que se mantendrían hasta la constitución de

1886 en la que, incluidas las anteriores, formularia unas nuevas bajo el título II, entre

las que llama especialmente la atención el artículo 17 que asume la beodez habitual

como una de las principales causales.

LA NACIÓN EBRIA 113

Los limites que encierran la condición de ciudadanía pues, mantiene como su eje de

acción las principios religiosos de la iglesia católica, aspecto que, si bien es obvio y

explícito en los principios constitucionales, cabe resaltar el nivel de influencia que estos

principios tienen en la conformación de la sociedad y el Estado, de aquí lo expresado

en el artículo 53 del título IV de la constitución de 1886 sobre dichas relaciones “la

iglesia católica podrá libremente en Colombia administrar sus asuntos interiores y

ejercer actos de autoridad espiritual y de jurisdicción eclesiástica, sin necesidad de la

autorización del poder civil, y como persona jurídica, representa a cada diócesis por el

respectivo legitimo prelado, podrá igualmente ejercer actos civiles, por derecho propio

que la presente constitución le reconoce”.

La iglesia. Entre los límites de lo jurídico y lo moral

La iglesia católica no solo entraría en el debate de los grandes temas sociales sino que

trazaría las pautas éticas y morales de la sociedad, de este modo, la bebida y la

embriaguez constituiría unos de los puntos centrales de sus reflexiones generando

numerosas publicaciones a todos los niveles.

A comienzos del siglo XX la intervención de la iglesia en asuntos clave del acontecer

social y político la convirtió en un censor de gran importancia. Más que advertir sobre

las afecciones físicas que produjera la ingesta de embriagantes pretendía encauzar el

debate sobre los que éstas podrían generar en el espíritu del cristiano lo cual

desembocaría en graves consecuencias en torno a cuerpo, el cual, es compartido con

Dios y el Estado. La gravedad que revestía la ingesta de licores estaba condicionada

por la imposibilidad que le supondría a los hijos de Dios manejar a voluntad las

cuestiones del espíritu y de la gracia, de modo que la embriaguez es entendida

entonces como un pecado, para la Diosesis de Ibagué la borrachera era considerada

un pecado y en consecuencia una fuente de pecados, al respecto afirma, ”todo acto

voluntario que conduce a la embriaguez es un pecado de gula, toda vez que consisten

en un exceso en el beber, innecesario de todo punto para nuestra nutrición y desarrollo.

LA NACIÓN EBRIA 114

El borracho habitual es, por tanto, un hombre empedernido en el pecado; un vicioso

en el más recto sentido dela palabra, es decir, que no solo peca, sino que hace del

pecado costumbre o habito. No hay que ponderar cuan inmensa desgracia es esta para

el borracho, al que constituye en enemigo de Dios y le aparta de su gracia, único

camino de la bienaventuranza eterna.(1911: 5)

Lo que haría aún más grave el pecado de la embriaguez es su carácter voluntario, es

decir, que para la iglesia el comportamiento del embriagado carecía de control de las

pasiones sin embargo se aducida de su conducta que era perfectamente consiente, de

tal modo “La embriaguez es un estado que, como dice el pueblo, quita la vergüenza,

mas no el conocimiento; lo que significa que el borracho encuentra en la excitación del

alcohol la osadía que en su estado natural suele faltarle para cometer toda clase de

crímenes, pero no pierde la responsabilidad de dichos actos malos. El borracho sabe

que peca, y por tanto, es culpable de sus acciones; lo que sucede es que la borrachera

le da el necesario atrevimiento para realizar lo que en su cabal juicio no sería capaz de

llevar a cabo. (1911:6)

Esta reflexión dejaría entrever en el comportamiento del alcoholizado a un potencial

criminal, aspecto que tendría como especial característica una suerte de enfermedad

punible ya que se asumiría que por cuenta de aquella ingesta aumentaban

proporcionalmente los delitos de sangre, o como lo afirman las comunidades religiosas

de comienzos del siglo XX “ El hombre ebrio pierde momentáneamente la razón, la

embriaguez es una locura corta.(1911:12) cuyas características son, “desprende una

suerte de alteraciones al estado del ánimo que desembocan en atolondramiento

intelectual “La impaciencia, la cólera sin motivo, Este hombre ordinariamente dócil,

sufre cambios profundos en su carácter, que no piensa ni puede atribuir a su verdadera

causa.(1911:15)

Relaciones normativas sobre las embriagantes

Las tensiones suscitadas en materia del control al consumo y especialmente a la

LA NACIÓN EBRIA 115

producción de embriagantes se extendería desde el siglo XVII hasta mediados del

siglo XVIII, en gran medida por la participación que algunas congregaciones adscritas a

la iglesia católica tendrían en los procesos de producción, lo cual se evidenciaba por el

número de alambiques de su propiedad, aquello los convertiría en miembros visibles en

el mapa de la producción de embriagantes, especialmente de aguardiente.

Según la misiva presentada al Concejo Real de Indias el 13 de Febrero de 1699 que

expondría los pormenores de los procesos tributarios al aguardiente y a la chicha y

sumada a la dificultad que representaba tomar medidas drásticas acerca del consumo

de embriagantes, haría especial énfasis en los perjuicios que la introducción del

aguardiente genera en las costumbres alimenticias de los indios, “en carta de 29 de

julio del año pasado de 1690 de los perjuicios que se seguían con la introducción del

aguardiente de la tierra y el descaecimiento en los tributos de los indios por las

enfermedades y muertes repentinas que ocasiona esta bebida tan nociva y que aunque

la prohibición con imposición de penas no la pudo quitar del todo por tener los

eclesiásticos trapiches en que la fabricaban, se sirvió vuestra Majestad con vista en

dicho informe encargarme por cédula de 8 de Julio del año pasado de 1693

reconociese el provecho o daños que se siguen a los indios del uso de esta bebida y

las muertes repentinas y enfermedades que se conozca provienen de ella y si tienen

otra que gastar menos nociva y que constando ser cierto hiciese que los eclesiásticos

se abstuviesen de este género de trato en cumplimiento de las leyes y cédulas que lo

prohíben y sobre todo informase por menos por menor para proveer lo conveniente.”

(1997:2).

Para elegir las embriagantes menos nocivas a fin de generar tributos fueron

convocados Hombres Doctos que determinaran por un lado el volumen de afectación

que generaban ciertas embriagantes a fin de limitar su producción y consumo y

establecer limitaciones a la censura para su distribución y venta, de tal modo, según

señala la misma misiva “ocurrieron a vuestra Majestad con testimonio de los autos y

con vista de ellos se sirvió de librar cédula de 26 de diciembre del año pasado de 1676

aprobando lo obrado por el dicho Maestro don Fray Juan de Arguinao, rogándole y

LA NACIÓN EBRIA 116

encareciéndole no permitiese con ningún motivo ni pretexto se usase de la dicha

aguardiente, con lo cual estuvo algunos años corriente el efecto de las dichas

censuras, no obstante a que algunas personas con poco temor de ellas y en grave

perjuicio de sus conciencias la sacaban y vendían y aunque se procedía contra ellas a

declararlas y fijarlas y sacarles algunas multas era materia imposible que tuviese

cumplimiento lo mandado, creciendo de manera este daño que públicamente se hacía

irrición y menosprecio de las dichas censuras con harto escándalo de la república con

que fue necesario hacer otra junta de hombres doctos en virtud del ruego y encargo

que se me hizo por la Real Audiencia por el año pasado de 1694 en orden a levantar

las dichas censuras, como se hizo, por haber parecido el medio más eficaz para la

salud de las almas y que los que morían embriagados no muriesen excomulgados,

dejando el remedio de estos daños y perjuicios al rigor de la justicia secular, ya que no

habían sido bastantes las armas de la Iglesia que tanto se habían despreciado”.

(1997:2).

El procedimiento usado para disminuir el número de muertes de indios por ingesta de

licores, igual que se haría con la disminución del aguardiente de la tierra, no se centró

en la prohibición sino en estancar su venta, decisión que fue interpretada como la más

saludable para los indios, y para las ciudades en materia del mejoramiento de la

infraestructura, “Y supuesto, Señor, que por una ni otra parte ha tenido remedio daño

tan considerable especialmente en los indios naturales y en la gente pobre, fuera muy

conveniente y del servicio de Nuestro Señor y de vuestra Majestad que esta bebida de

aguardiente de la tierra y de las Islas se estancase por cuenta de la Real Hacienda,

cargando un género de tributo para propios de la ciudad, aliño de puentes y caminos, o

lo que vuestra Majestad fuere servido para que el estanque y no en otra parte alguna

se venda con precio y medida y que los trapicheros que la fabrican la lleven y

entreguen al Administrador que se nombrase o la arrendare para que le dé su dinero

imponiendo gravísimas penas a los que en otras forma la beneficencia [...] adulteran y

hacen casi venenos como constó de las declaraciones de los médicos y por último

volverán los dichos indios a la continuación de su bebida antigua que comúnmente

llaman chicha que se hace de maíz y les sirve de sustento y de mucho vigor para el

LA NACIÓN EBRIA 117

trabajo, si bien se hace ya tan adulterada con los ingredientes que le echan la hacen de

mala calidad causando muertes repentinas”. (1997:3)”.

La forma particular como tomaría cuerpo el contexto social post- independencia frente a

la norma pondría en evidencia, a su vez, el pulso generado entre la sociedad existente

y la idea de sociedad deseada; ello implicaría transformaciones drásticas en los estilos

de vida, especialmente de los más pobres, como una posibilidad de aumentar sus

capacidades para el trabajo a base de referentes éticos y morales. Aquellos referentes

funcionarían como regulador de las conductas, lo que a su vez implicaría la

construcción de nuevos límites que, con el tiempo, darían forma al concepto de

temperancia que, para efectos de las embriagantes implicaría, en el caso de algunas

bebidas como la chicha, su desaparición no sólo del mercado, también de los hábitos

alimenticios y de esparcimiento de la sociedad, el volumen de producción y finalmente

el control de los tiempos o momentos en que era permitido y/o prohibido su consumo.

De aquí la necesidad de adelantar procesos de recomposición de la sociedad, lo que a

los ojos del Estado, parecía dar frutos a muy largo plazo, en parte, por una supuesta

incapacidad de la sociedad para gestionar de modo efectivo su cotidianidad y

existencia tanto individual como colectiva, situación que a la postre seria visto como un

gran problema para la industria y para el desarrollo de la Nación, de aquí que el

potencial individual se desarrollara en dirección contraria al potencial social e industrial

esperado.

En el marco de las acciones propias y asociadas al consumo de embriagantes, en

especial en los casos donde el consumo era inmoderado, las consecuencias se

manifestarían de modo significativo en la alteración del orden familiar, pilar

fundamental de la conformación de la sociedad y garante del acatamiento de la carga

ideológica del Estado. La secuela a dichas alteraciones implicaría, al tiempo, una

afectación de orden estatal dando paso a la configuración de esquemas para la

tipificación de delitos o contravenciones en ese contexto desbordando el alcance de la

LA NACIÓN EBRIA 118

autoridad familiar llegando hasta los juzgados. Generalmente los pleitos familiares

estarían asociados a asuntos criminales y procesos de tipo civil.

En aquellos casos en los que la causa de las agresiones era la embriaguez del marido,

los jueces advertían al esposo la necesidad de dejar la bebida, pero en todo caso

aconsejaban al marido y a la mujer que evitaran vivir separados.(2006:76 )

De la transición a la consolidación de la norma. Siglo XX

Los aspectos normativos relativos a la bebida y la embriaguez empiezan a tomar forma;

un primer reflejo de aquello es el acuerdo 14 de 1916 que sería el producto del

acuerdo 19 de 1914, el cual reglamentaría aspectos relativos a la higiene y a las

condiciones físicas de los expendios de embriagantes que, aun cuando fuera derogado

por el acuerdo Distrital 15 de 1922 dejaría entrever los referentes científicos y sociales

que justificarían la orientación jurídica respecto a la producción, consumo y tipificación

de embriagantes a lo largo de siglo XX. Aquellas condiciones son palpables en las

consideraciones entre las que se destacan las siguientes:

1. “Que son notorios los estragos que causa el alcoholismo en relación con la moral

y la salubridad públicas y la degeneración visible de la raza;

2. Que es deshonroso para la capital de la República que sea en ella donde existen

más establecimientos de expendio de bebidas embriagantes que en cualquier

otro Municipio del país, en relación con las respectivas poblaciones de la una y

de los otros;

3. Que la circunstancia de expenderse en esos establecimientos las bebidas

embriagantes de que se trata, junto con los alimentos, fomenta el hábito de

tomarlas y lleva a los hogares la discordia, y constituye un ejemplo pernicioso

para las generaciones que se levantan;

4. Que en esos establecimientos se fomentan frecuentes desórdenes y se cometen

numerosas infracciones de policía y aun delitos, especialmente de sangre, o que

LA NACIÓN EBRIA 119

de ellos se sale con frecuencia en estado de embriaguez, propicios para

cometerlos fuera de ellos;

5. Que la ciencia demuestra que los hijos de los alcoholizados son seres

degenerados, incapaces para el trabajo y agentes en embrión de crímenes o

delitos;

6. Que los establecimientos de que se trata no se hallan sometidos a las más

triviales reglas de higiene;

7. Que la preparación de la chicha, por la naturaleza de las sustancias que entran

en ella y la manera como se hace, da lugar a mucho desaseo y en ella se

producen toxinas terribles, procedentes de las ptomainas y leucomaínas

originadas por las series de fermentaciones a que se somete el maíz, con grave

daño de la salud de los consumidores y del estado sanitario de la ciudad;

8. Que es deber imperioso del Concejo velar por la salud y moralidad del pueblo,

para que en él reinen la moral cristiana y las costumbres sanas y sencillas y para

que no degenere el vigor de la raza ni se perviertan sus buenos sentimientos.

(citar del texto 1932, 245.)

Sobre aquella base serían planteados 22 artículos que componen el acuerdo en

donde se establecen los procedimientos con que se esperaba controlar el consumo

de embriagantes, especialmente de chicha. El eje central de la medida buscaría

clasificar los sitios de expendio de embriagantes de acuerdo a su razón social y

junto con ello, al tipo de licores que ponía a la venta en dichos establecimientos.

Aquella división correspondería a 3 categorías contenidas en el articulo 1 de aquel

acuerdo en el que se establecerían los gravámenes en razón a las condiciones de

tales establecimientos, a saber:

“Primera: La forman aquellos en los cuales se consuman chicha y licores destilados

(como brandy, whisky, aguardiente, mistelas, cremas o pousse cafés, y en general,

los que tengan más de 22 grados de densidad alcohólica), o una o algunas de tales

bebidas, y en que, además, se expendan alimentos u otros productos;

LA NACIÓN EBRIA 120

Segunda: La constituyen aquellos en los cuales se consuman solamente chicha o

licores destilados, o alguna o algunas de tales bebidas, y por consiguiente no se

expenda ningún otro producto; y

Tercera: La componen los establecimientos en que sólo se consuman separada o

conjuntamente alimentos y bebidas fermentadas distintas de la chicha, tales como

vinos y cervezas, y en que, por consiguiente; no se expendan chicha ni licores

destilados.”

Además de los impuestos de que serían objeto estos establecimientos se adoptarían

medidas de tipo arquitectónico que demandaban desde la incomunicación entre los

establecimientos mencionados con las casas contiguas, hasta la adaptación de cielo

rasos como condición especial para la elaboración de fermentadas, ello con la intención

de regular tanto la venta como el consumo de embriagantes al tiempo que

perfeccionaría los controles al orden público.

Pero tendría la chicha un control más detallado y exigente, ello se puede evidenciar en

el articulado de la presente ley. En el artículo 7 se expondría la necesidad de generar

mayores controles a las chicherías a las cuales se les exigiría un aviso distintivo

acompañado por un farol de luz verde, al tiempo que dichos establecimientos estarían

vigilados de cerca por la Oficina de higiene y salubridad como consta en el artículo 17.

Según Aquel acuerdo el diez por ciento del dinero recaudado sería utilizado para

organizar concursos que sirvieran como estímulo a los fabricantes de chicha y cerveza

para que la elaboración de aquellos productos cumpliera con condiciones higiénicas y

que la bebida se pudiera ofrecer a un mejor precio.

Finalmente por medio del presente acuerdo entraría en el escenario escolar la

Dirección Nacional de Higiene por medio de la creación de cartillas destinadas a la

prevención del alcoholismo seguidas de conferencias semanales obligatorias en los

establecimientos educativos como constan en el artículo 14 y 15.

Posteriormente, las patentes de sanidad serían una exigencia para el funcionamiento

de tales establecimientos las cuales debían ser renovadas y presentadas cada 6

LA NACIÓN EBRIA 121

meses; de igual modo, las chicherías debían están registradas ante la alcaldía

municipal para garantizar su funcionamiento. Igualmente las chicherías deben funcionar

de acuerdo a las especificaciones espaciales determinadas por la Alcaldía y la

Dirección Nacional de Higiene, De este modo los expendios de embriagantes, con

especial énfasis en las chicherías, deben funcionar de acuerdo a la ordenanza 30 de

1919:

“También queda prohibido el funcionamiento de chicherías en las plazas, vías públicas

de mayor tránsito y por donde pasan tranvías y ferrocarriles; a menos de cien metros

de los templos, cuarteles, cáceles, hospitales, asilos y establecimientos de educación

que funcionen en local propio y con carácter definitivo.”, Este aspecto es más

específico en el artículo 2 que posteriormente fue modificado por el acuerdo Distrital

61 de 1922, “Cuatro meses después de sancionado el presente Acuerdo, no se

permitirá el funcionamiento de chicherías dentro de los cuadriláteros formados: uno por

las calles 1. Y 26 y las carreras 3 y 13, y otro por las calles 52 y 67 y las carreras 1 y

16. En estas áreas de prohibición se comprenden ambas aceras de las calles y

carreras que las limitan.

Las normativas establecían una serie de multas que buscaban poner en cintura las

chicherías y regular su funcionamiento rápidamente, de igual modo, se exigía poner en

estos establecimientos piezas publicitarias que evidenciaran los efectos nocivos de la

ingesta de embriagantes, ello consta en el primer parágrafo de la presente norma

donde se menciona que dichas piezas deben ser las creadas por el Doctor E. Liseaga.

Finalmente no se permitirá el ingreso a dichos establecimientos a menores de 18 años

ni a adultos que estén acompañados de menores de edad.

La resolución 146 de 1921 buscaría dar fuerza a algunos aspectos de la campaña anti

alcohólica en lo referente al control de epidemias como la tuberculosis y otras

enfermedades infecciosas, del mismo modo se buscaba reducir los indicies de casos

de enfermedades mentales y los índices de criminalidad, ello da paso a la Liga

Nacional contra el alcoholismo cuyas funciones serían generar los estudios de nivel

administrativo jurídico y social referentes al impacto de bebidas fermentadas y/o las

LA NACIÓN EBRIA 122

llamadas espirituosas dando especial fuerza a la conformación de sociedades de

temperancia y abstinencia. De tal modo, la liga tendría notable influencia en las

decisiones generadas por las autoridades en esta materia y además en la aplicación de

las mismas bien sea por medios persuasivos como coercitivos para paliar y reducir los

índices de alcoholismo.

Con todo, el alcance de esta norma no se limitaría a los contextos de alcoholismo

propiamente dichos, más aún, se concentraría en aquellos aspectos de la vida

cotidiana de los trabajadores en cuanto a su vestimenta, alimentación y vivienda al

tiempo que adelantaría procesos educativos por medio de publicaciones y conferencias

que se convertirían en uno de los pilares de la política antialcohólica. Los

establecimientos debían contar con unas ciertas especificaciones que en general se

dirigirían a que facilitaran su vigilancia, de igual manera dichos establecimientos no

podrían estar lejos de la vigilancia de la policía, por lo cual no se permitiría edificar en

sitios apartados de la ciudad o por fuera del control policial.

Sobre esta norma toma especial fuerza el concepto de prohibición a la venta, consumo

y fabricación de las llamadas bebidas espirituosas, además se haría especial cuidado

en los grados de alcohol que cada bebida debería tener por norma. Para 1923 entraría

en vigencia la ley 88 con la cual se buscaría contener el consumo de embriagantes

haciendo control del mercado otorgándole la responsabilidad de suprimir y/o eliminar

rentas a los licores directamente a los departamentos al tiempo que recaería sobre

éstos la responsabilidad técnica e higiénica de su producción dentro de sus territorios.

Las rentas producto de las embriagantes serían responsabilidad de los departamentos

bajo la premisa del beneficio de la moralidad y la salubridad públicas, como consta en

el artículo 2 de dicha ley en donde además del control generado a los licores sería el

mismo departamento el que autorizaría la realización de festejos y celebración de

festividades, con lo cual tendría control completo sobre los espacios de divertimento, la

distribución y venta de licores. Esta norma sería más específica en cuanto al volumen

del alcohol que ciertas embriagantes deben contener cuyo esquema de medida sería el

LA NACIÓN EBRIA 123

aerómetro de Cartier; en razón al artículo 4 la directriz sería la siguiente: “En la

administración de la renta por los departamentos, estos deberán producir tales licores

directamente o por medio de contratos con particulares, sin que puedan vender licores

de otros grados que los siguientes del areómetro de Cartier: aguardiente común,

anisado y ron, de no más de 20 grados, y el alcohol de no menos de 30 a 40 grados”,

evitando e incluso eliminando toda sustancia considerada nociva en su producción.

Con la implementación de dicha ley se ensancharía la capacidad rentística para los

departamentos, al tiempo que controlarían tanto la entrada como salida de licores

estimulando la producción propia y gravando tanto los licores de otros departamentos

como los licores extranjeros, especialmente aquellos obtenidos por medio del proceso

de fermentación. Es así como se eximiría de gravámenes, entre otras bebidas como las

gaseosas, a las cervezas, siempre que su contenido alcohólico fuera igual o menor a

4% y que su fabricación cumpliera con las especificaciones técnica e higiénicas.

Dentro de los controles para la fabricación de embriagantes presentes en esta ley se

haría un estricto filtro a las embriagantes de producción fermentada limitándolas a

aquellas extractadas de uvas o frutas, al tiempo que solo se permitirían la venta de

cervezas con contenido menor del 4% en horario de 6 de la tarde a 6 de la mañana,

situación que pondría en clara ventaja a los grandes fabricantes de cerveza; según el

articulo octavo, algunas otras indicaciones serían las siguientes, “no se permitirá el

expendio de bebidas fermentadas de las seis de la tarde a las seis de la mañana, ni los

domingos, los días de fiesta nacional o religiosa, ni los de mercado especial o de ferias,

medida que tendría un fuerte ajuste contemplado para el año de 1928 que al decir que

el articulo 12 en su numeral 2ª “No se permitirá el expendio de licores o de bebidas

alcohólicas o fermentadas de las cuatro de la tarde a las ocho de la mañana, ni los

domingos, los días de fiesta nacional o religiosa, los de mercado no feriados, en las

poblaciones donde no haya mercado diario, y los de ferias y regocijos públicos.”

Tampoco se permitirá el expendio y consumo de tales bebidas en teatros,

cinematógrafos, bailes populares, circo de variedades y, en general, en toda clase de

espectáculos públicos ni en reuniones políticas de carácter popular, casas de lenocinio,

LA NACIÓN EBRIA 124

calles y plazas. Queda prohibido, además, el establecimiento de nuevos expendios al

por menor de las mencionadas bebidas mientras el número de los existentes exceda de

uno por cada mil habitantes.” (citar). Llama la atención la prohibición a la venta de

licores a alcohólicos y otro tipo de individuos que presentaran alguna alteración en su

comportamiento o a su capacidades mentales y psíquicas, ello se hace explícito en el

artículo 16 “Prohíbese la venta de bebidas alcohólicas a los menores de edad, a los

enajenados, a los ebrios, a las personas que habitualmente abusan del alcohol y a las

personas que notoriamente se afecten del cerebro con su uso”.

Además de aquellos controles, la enseñanza anti alcohólica ganaría un cariz de

obligatoriedad dando paso, y cada vez con mayor insistencia y apremio, a la

elaboración de cartillas destinadas a esta materia siendo la dirección Nacional de

higiene no solo el garante conceptual de aquella sino la responsable directa de su

redacción como consta en el artículo 11.

A pesar de que dos años después de su puesta en marcha y que para el año 1983 es

derogada por la ley 14, la ley 88 de 1928 buscaba adicionar y complementar la 88 de

1923 para efectos de fortalecer la llamada lucha antialcohólica, en este sentido se

ajustan los precios mínimos para los licores nacionales destilados que serán grabados

hasta 1934 equivalente al 25% anual, medida contenida en el artículo 1 de la misma

norma. Así mismo el artículo 7 contemplaría una participación de los departamentos

pasados 5 años de la vigencia de la norma por concepto de ventas de cervezas donde

los departamentos tendrían participación del 75% del total y para los municipios el 50%.

Como complemento al artículo 12 de la ley 88 de 1923, la 88 de 1928 en su artículo 3

en materia de expendio y venta de embriagantes, extendería las restricciones para las

fermentadas a los días Domingos y otras festividades, según el artículo 3 “No se

permitirá el expendio de licores o de bebidas alcohólicas o fermentadas los domingos y

demás días de fiestas civil y eclesiástica, los de elecciones populares y los jueves y

viernes santos. En esta prohibición queda incluido el consumo en los lugares de

expendio, en los días mencionados”.

LA NACIÓN EBRIA 125

Las restricciones comienzan a surtir efecto en todos los niveles, no sólo por cuenta de

los impuestos y los controles a la fabricación sino por las preferencias de consumo, lo

que incrementaría las defraudaciones económicas propiamente dichas y acrecentaría

el contrabando especialmente de destilados siendo el aguardiente artesanal uno de los

productos que mayor implicaciones tendría al respecto, aspectos que se pretendían

controlar a base de efectuar vigilancia aumentando el personal para esta tarea y

fortaleciendo las sanciones económicas y jurídicas donde las primeras no podrían

exceder los mil pesos y los dos años de arresto, trabajos público, según sea el caso,,

aquello queda estipulado en los artículos 10 , 11 y 12 de dicha norma.

Un nuevo golpe, esta vez convertido en norma, sería la prohibición de la fabricación,

expendio, transporte y consumo de fermentadas que contuvieran ptomainas, presentes

especialmente en la chicha, aumentando la vigilancia en la producción de estas por los

departamentos y direcciones de higiene, medida establecida en el artículo 15; de igual

modo el articulo 20 prohibiría la fabricación o importación de coñac que no proviniera

del aguardiente obtenido de la fermentación de la uva, ajenjo y similares.

Para 1948 el decreto 986 da paso a la creación del departamento de coordinación e

higiene. Sobre Este departamento recaería la responsabilidad la creación y

propagación de procesos educativos relativos a la salubridad y la higiene del país

(citar). Esta iniciativa queda establecida formalmente por el artículo tercero de la

presente ley extendiendo su acción hasta los restaurantes escolares, trabajo generado

en articulación con el Ministerio de Educación Nacional.

Si bien el tema de las embriagantes generó significativas tensiones sociales y políticas,

y aun cuando en muchos escenarios aquella era condenada e incluso proscrita, lo

cierto es que el tratamiento que se le daba fluctuaba entre la condena y la tolerancia,

de un lado porque el consumo, especialmente de chicha y aguardiente, generaban

efectos notoriamente nocivos para la salud y el orden social, y por otro lado estas

bebidas poseían un potencial rentístico importante que daría como resultado una

condena publica más o menos moderada de unas embriagantes respecto de otras, al

tiempo que entrarían en el circuito de las rentas generando grandes dividendos para

LA NACIÓN EBRIA 126

sus productores y para el Estado.

El año de 1948 se convertiría en una fecha referencial en el marco de las embriagantes

en Colombia puesto que sería el punto de inflexión de las medidas civiles y jurídicas

encaminadas al control, regulación e incluso eliminación de algunas de ellas. Sería la

ley 34 de 1948 el punto de referencia para la formalización de condiciones técnicas

encaminadas a la fabricación de bebidas fermentadas a propósito de los

acontecimientos ocurridos ese mismo año en Bogotá y que se extendieron al resto del

país.

La vigencia de aquella norma tendría como inicio el año de 1949 en el que, según el

artículo 1 se conminaba a fabricar, vender o consumir bebidas fermentadas derivadas

de la caña, el maíz, el arroz, la cebada y algunas frutas, siempre y cuando fueran

expuestas a todos los procesos y regulaciones técnicas, situación que puso claramente

en desventaja a los productores artesanales o minoristas ya que su conocimiento

respecto de la fabricación a nivel industrial de fermentadas no solo implicaba tener

conocimiento de la operación de maquinaría sino del comportamiento físico y químico

del producto.

De modo especifico, las condiciones de fabricación de fermentadas debían cumplir con

los siguientes requisitos según consta en el artículo 1, “sometidas a todos los procesos

que requieren su fermentación y pasteurización adecuadas, por medio de aparatos y

sistemas técnicos e higiénicos, y que, además, sean vendidas en envase cerrado,

individual, de vidrio, todo esto reglamentado por el gobierno nacional”.

El control técnico de la fabricación de las fermentadas constituiría de lejos la brecha

entre fabricantes, puesto que los pequeños productores no podrían garantizar en sus

productos la nivelación en volumen de alcohol, específicamente el 4% requerido en el

primer parágrafo de la ley, de igual modo, en el caso específico de la chicha y el

guarapo, no se podía garantizar la seguridad del envasado en vidrio, puesto que no se

poseían conocimientos técnicos apropiados que permitieran dar manejo al volumen de

gases producidos por la fermentación y que desembocarían inevitablemente en la

LA NACIÓN EBRIA 127

explosión de los envases de vidrio.

La expedición de licencias de funcionamiento y de sanidad serían requisito necesario

para establecer y autorizar tanto la existencia de nuevos establecimientos como para

controlarla calidad de las bebidas. La expedición de las mismas así como el control a

los establecimientos se centraría en el Instituto Nacional de Higiene Samper &

Martínez, como consta en el artículo 3, aquello se ligaría al artículo 5 con el propósito

de mejorar y diversificar las opciones alimenticias de los ciudadanos, especialmente los

pobres, según dicha norma “Autorízase al Instituto de Nutrición, creado por la ley 44 de

1947, para fundar un laboratorio de producción industrial de levaduras de tipo

alimenticio, que serán vendidas a precio de costo para alimentación popular. Este

laboratorio se financiará con los fondos creados por la citada ley.”

Por otro lado, la prohibición para menores de 18 años cambiaría a menores de 20

manteniéndose la normativa de prohibir la venta de embriagantes a personas que

manejen o estén a cargo de niños.

La ley 88 de 1928 sería un importante referente respecto al control y regulación de la

fabricación venta y consumo de embriagantes, sin embargo la propia dinámica

normativa se vería alterada por su puesta en marcha, situación que pondría a la luz

nuevas prácticas que requerían de controles más específicos. Para 1930 es expedida

la resolución 550 con la cual se reforzaría dicha ley generando una ruta de

responsabilidades desde la fabricación hasta el expendio y comercialización; aquella

ruta queda establecida en el artículo 1 de dicha resolución “poner en lo envases

marbetes o rótulos en que conste claramente la naturaleza y calidad del producto, el

nombre del fabricante y el del lugar donde se preparen. Queda prohibido a los

mencionados fabricantes emplear marbetes o rótulos que tiendan a engañar al público

haciendo aparecer sus productos como preparados en el exterior “ (241). Así mismo,

se fortalecerían los controles sobre el contenido alcohólico de dichas bebidas serían

continuos y notoriamente exigentes, es así como en el artículo 11 conmina a los

fabricantes de whisky, ron, coñac o aguardientes a que la producción de alcohol no

LA NACIÓN EBRIA 128

supere el cincuenta por ciento o sea 19 grados según la medida el aerómetro de

Cartier.

La puesta en marcha de dichas normas generaría sus primeros resultados dirigiendo

los controles y las sanciones de modo específico a bebidas como la chicha y el ajenjo

poniendo especial atención en el segundo, sobre ésta, el articulo 12 menciona, “Es

prohibido introducir, fabricar o dar al consumo licores, vinos, amargos y aperitivos que

contengan ajenjo en alguna forma o esencias artificiales, o bien naturales que por su

acción fisiológica sean similares al ajenjo. La conservación de las condiciones de

higiene de estas bebidas darían paso a nuevas medias sobre sus cierres como los

mecanismos para servir dichas bebidas, por lo cual la resolución 574 de 1930

reformaría algunos aspectos planteados poa la 550 en la cual señala la perentoriedad

de la retirada de algunos envases las llamadas tapas de bolita ya que no garantizaban

la conservación hermética de los productos y que podría constituir una interrupción en

su cadena sanitaria.

El desarrollo industrial y empresarial que suscitaría la fabricación, venta, distribución y

consumo de cervezas desembocaría en uno de los esquemas normativos más

elaborados, y de lejos, uno de los de mayor referencia respecto a la construcción de

leyes en temas relacionados con la salud pública. El esquema normativo trataría temas

específicos relativos al contenido alcohólico, a los procesos de pasteurización y la

producción en serie bajo condiciones de alta higiene, aspecto que sería aprovechado

por las grandes industrias, lo que al mismo tiempo constituiría el punto de inflexión

entre los pequeños productores y sus tradicionales procedimientos. Con relación a esta

materia, la resolución 237de de 1923 señalaría la necesidad de limitar el volumen de

alcohol en la cerveza insistiendo en que dicho límite no podría sobrepasar el 4%, de

modo adicional se especifican las características físicas y de presentación de una

cerveza con el fin de garantizar su calidad, ello queda señalado en el artículo 2.

Para que una cerveza pasara los controles de calidad debía contar con las siguientes

características: no debe presentar turbiedad o sedimentación proveniente de otras

LA NACIÓN EBRIA 129

botellas, así se buscaría garantizar que el contenido por botella no fuera producto de

procesos de re envasado; esta media es complementada con el artículo 3 donde se

exige que las cervezas debían ser pasteurizadas. Al respecto, los envases entrarían

en un estricto control por parte de las autoridades, de tal modo, eran escogidas al azar

unas muestras del producto final de las cervezas las cuales debían permanecer bajo

análisis durante 15 días en los laboratorios del instituto de higiene.

Los resultados arrojados por dichos análisis serían determinantes ya que, por un lado,

evidenciarían la calidad de la bebida en cuanto a su fabricación y aplicación de

medidas higiénicas y por otro lado, aquellos resultados serían de dominio público ya

que la norma autorizaba a los directores nacionales de higiene a publicar sus

resultados. Estas medidas determinarían las condiciones y, fundamentalmente, las

bebidas tipo cervezas aptas para el consumo, de aquí que, de manera indirecta, se

esperara que el mercado se inclinara por aquellas de aprobación oficial, lo que a la

postre perjudicaría a los fabricantes artesanales o de mediana industria ante la gran

dificultad que suscitaría asumir en sus plantas estos desarrollos técnicos, al tiempo que

pudieran competir en igualdad de condiciones con la variedad y el volumen de

producción de las grandes industrias cerveceras, estas condiciones quedarían

establecidas bajo el artículo 7 de dicha ley.

Para ese mismo año, la implementación de la resolución 237 generaría significativos

resultados, de tal modo aquella sería ajustada por medio de la resolución 257 de 1923

en la que se autoriza la venta de cerveza águila de Barranquilla por cumplir todas las

reglamentaciones técnicas y sanitarias. Con la publicación de esta resolución se abriría

el camino que debían seguir las cervecerías, no sólo para acreditar sus productos sino

para convertir el control a los mismos en una plataforma de credibilidad y confianza

para sus consumidores, de modo que era necesario facilitar los controles y promoverlos

esta vez con mayor frecuencia.

Al circuito de los controles entraría la cervecería Bavaria, ello se hace público por

medio de la resolución 279 de 1924 en la cual se autoriza la comercialización de varias

LA NACIÓN EBRIA 130

de las cervezas producidas por el consorcio, especialmente las marcas “Especial”,

“Maltina”, Doppel”, Stout” Pilsener”, Bock”, y “La pola” ya que en la resolución se

señala que cumplen con las medidas exigidas referentes a su producción y al volumen

de alcohol. La implementación y especialmente la asimilación de los controles

generarían para éstas empresas grandes beneficios. Más allá de certificar su calidad y

sus condiciones higiénicas les darían la libertad de comercializar sus productos

ampliando su rango de acción a todos los territorios nacionales.

La variedad de cervezas se ampliaría y con ellas sus puntos de distribución y

fabricación, así, Barranquilla se convertiría en un importante escenario de distribución

y venta de cervezas del consorcio Bavaria para los territorios nacionales, lo cual

consta en la resolución 280 de 1924 donde en su artículo 1 se aprueban las cervezas

“San Nicolás, Águila, y el escudo.

Las medidas tomadas debilitarían cada vez más a los medianos y pequeños

productores. Para 1924 la Dirección Nacional de Higiene expediría la resolución 299

previendo que habría empresas que no estarían en capacidad de realizar a sus

productos y envases procesos de pasteurización, lo que a largo plazo traería su

bancarrota; en tal virtud la resolución concedería una plazo de seis meses a partir de la

expedición de la norma para que las empresas adquirieran conocimientos y tecnologías

que las llevaran a cumplir e implementar las medidas pertinentes, sin embargo para la

fecha en que la medida entraba en vigencia los 6 meses ya habían vencido, situación

que agravaría la permanencia de las cerveceras en la dinámica del mercado puesto

que de no cumplir con las normativas la distribución, venta y consumo de sus

productos serian prohibidos. Sumada a esta situación los controles a los productos se

harían con mayor frecuencia y serian obligatorios, éstas medidas quedan ratificadas

por el artículo 4 donde los controles se harían con mayor énfasis en el departamento de

Cundinamarca.

De la prohibición se pararía, con relativa rapidez a la prohibición, según la resolución

de 1931 las sanciones se harían más fuertes a los fabricantes de cervezas que

LA NACIÓN EBRIA 131

desconocieran o que decidieran no asumir las reglamentaciones respectivas, en el

artículo 1 de la presente resolución se resuelve, “decomiso de las existencias y de los

elementos de la fabricación por la primera vez, y en caso de reincidencia, además del

decomiso se impondrá una multa de veinte pesos a cuarenta pesos. 336”.

Todo aquello resultó en significativas ventajas a la gran industria cervecera la cual

desde el comienzo contaba con una potente infraestructura sumada al conocimiento de

los procesos y el reconocimiento y experticia personificada en sus maestros

cerveceros.

Por su parte, en 1931 la resolución 24 buscaría general controles directos a la

fabricación de fermentadas y de manera particular aquellas cuyo componente central o

derivado fuera el maíz; de este modo, en el artículo 1 dichas bebidas son divididas en

dos categorías: la primera categoría la constituyen “las producidas por medio de

maquinarias que en lo posible eviten la manipulación; que no tengan una producción de

alcohol mayor a 5 por 100 en volumen; que contengan extracto seco en una porción

superior a la del alcohol; que sean pasteurizadas para que sea estable su

composición, y que se den para su consumo en botellas u otros envases

herméticamente cerrados.”337.

A su vez, aquellas que se constituyen como la segunda categoría serían las bebidas

con las siguientes características: “las bebidas de tipo de la chicha común, no

pasteurizadas y que se expenden en pipas, barriles, toneles, etc. En estas bebidas la

proporción de extracto seco debe ser por lo menos igual al porcentaje de alcohol. 337”.

Las especificaciones para el control de la fabricación de derivados del maíz se

concentrarían en el proceso de fermentación la cual debía ser intervenida, al respecto

en la norma queda estipulado, “prohibida la fermentación pútrida del maíz, el cual se

ablandará por medio de la germinación o por una cocción que no sea muy prolongada”

(337). EL artículo 3 de dicha resolución sería de lejos el más incisivo puesto que

bloquearía de modo importante el flujo mercantil de la chicha, “las autoridades

sanitarias y administrativas procuraran que las bebidas de la segunda categoría se

LA NACIÓN EBRIA 132

reemplacen por la primera; y podrán prohibir la fabricación y expendio de las de

segunda categoría en los centros urbanos “337.

LA NACIÓN EBRIA 133

Conclusiones

La modernización generaría nuevas formas de control en el comportamiento a favor del

desarrollo de los principios cívicos y ciudadanos los cuales desembocarían, entre otros

aspectos, en el fortalecimiento de una ética del trabajo, necesaria para el desarrollo de

la naciente industria, escenario en el cual las cervecerías constituirían un punto de

referencia de gran importancia a la vez que, en razón a ésta, se activaría una de las

batallas mediáticas de mayor alcance en el país siendo la chicha uno de sus blancos

permanentes. Esta situación era evidente en las columnas de prensa y revistas

especializadas de comienzos hasta mediados del siglo XX, con lo cual se fue perfilando

una suerte de “fabricación” de la opinión publica alrededor de la necesidad de

higienizar la Ciudad.

La lucha por el dominio de la industria de las embriagantes y la necesidad creciente de

poner cotas sociales constituiría un beneficio a la gran industria que haría un complejo

uso de las herramientas de publicidad construyendo, a su vez, nuevos públicos para

nuevas bebidas cuya bandera sería la calidad en los procesos de fabricación y la

“dosificación” de los efectos embriagantes, todo ello, expuesto como un aporte a una

suerte de aprendizaje del autocontrol de los impulsos y las pasiones, al tiempo que

sentaría las bases para la consolidación de un público “entendido” en materia de

embriagantes, ejercicio, por demás, cargado de símbolos de distinción.

En parte, el nivel de influencia que la comunidad científica lograría conseguir se debía

al uso eficaz de los medios de comunicación masivos, especialmente los medios

escritos como la prensa, las revistas especializadas y posteriormente la radio. Los

medios de comunicación contribuyen a posicionar y fortalecer posturas ideológicas y

hegemónicas en el discurso político y científico, dotándolos de una suerte de validez y

vigencia; estos elementos tendrían un lugar protagónico en la conformación de la

llamada opinión pública que en gran medida reposaba en círculos específicos de la

sociedad.

LA NACIÓN EBRIA 134

Entre otros muchos aspectos, los medios de comunicación ayudarían a generar una

suerte de caracterización y reforzamiento de las representaciones sociales relativas a

la bebida y a la embriaguez; aun cuando se podría decir al respecto que el principal

referente sería el discurso higienista ello no era del todo cierto. El sentido común, es

decir, la experiencia cotidiana sería una poderosa influencia en la construcción de

dichas representaciones, al tiempo que ayudarían a decantar y solidificar una serie de

estilos literarios y periodísticos, en gran medida, gracias a los recursos y soportes

propios de los medios escritos. Desde las formas escriturales, pasando por las

ilustraciones y otros recursos gráficos hasta los tipos de fuente y las viñetas

contribuirían, como se dijo, a la construcción de una opinión pública y sobre todo a la

formalización de estilos de pensar.

Los medios de comunicación escritos, conformarían un importante soporte para la

difusión de dichas representaciones sociales relacionadas con la bebida y la

embriaguez, estos funcionarían como soporte para la configuración publicitaria de

ciertas bebidas, esto es, la perfilación de los gustos de los consumidores, del mismo

modo dichos medios harían las veces de plataforma de ataque a determinadas bebidas

al tiempo que se convertiría en trampolín para el posicionamiento de ciertos discursos

médicos, científicos y políticos que a su vez darían forma al soporte ideológico de los

partidos políticos tanto como a sus círculos de intelectuales.

El discurso médico estaría fuertemente influenciado por Las tesis eugenésicas, tema

obligado en el tránsito hacia la modernización ya que, en contraste con las razas

europeas la propia se juzgaba como atrasada e inferior, debido en gran medida a sus

costumbres y hábitos proclives a la falta de cuidado en la higiene personal en lo que el

consumo habitual de chicha, al parecer, tendría mucho que ver ya que se le atribuirían

efectos depresivos de las funciones físicas, mentales y emocionales todas ellas

características propias que con el tiempo se asociarían a un conjunto de prácticas

proscriticas asociadas estrechamente con los vicios.

LA NACIÓN EBRIA 135

En los discursos científicos y políticos la embriaguez de obreros y campesinos estaría

extensamente caracterizada, especialmente aquella producida por la ingesta de chicha.

Más allá de los efectos que a nivel físico produce su consumo, es la supuesta

proclividad a la criminalidad la que hace de la chicha una bebida nociva, sin embargo

esta situación se hace paradójica puesto que en gran medida los efectos producidos

por ésta se asociaban a la depresión de capacidades tanto físicas como cognitivas, sin

embargo, compartía con otras formas de embriaguez producidas por bebidas como la

cerveza o el aguardiente, una serie de desarreglos morales, situación que favorecía

prácticas delictivas.

Con la creación del Ministerio de Higiene se oficializarían las instancias de regulación y

control de orden Nacional en materia de embriagantes, especialmente de fermentadas.

La ley 34 de 1948 se convertiría en punto de inflexión para la fabricación, distribución y

consumo de embriagantes, especialmente de chicha, lo cual, redujo su producción casi

hasta su desaparición, situación que a la postre beneficiaría a la consolidación del

mercado de licores, especialmente los de cerveza y aguardiente. Una vez minado el

terreno de la producción, el foco se centraría en el consumo de embriagantes, para ello

las medidas se dirigirían especialmente a obreros y campesinos.

Los espacios generadores de sociabilidad que daban sentido de comunidad

paulatinamente estarían cargados de nuevas presiones haciendo más limitadas e

impostadas las posibilidades de expresividad espontánea, lo cual, reclamaba un mayor

autocontrol a fuerza der ser juzgado como incivilizado. Con todo, aquella suerte de

refinamiento de los hábitos de bebida desembocaría en el aumento de la oferta y

diversidad de bebidas aun cuando el volumen de consumo estaba lejos de disminuir. El

consumo y específicamente su carácter excesivo, se debe a diversidad de fenómenos

entre los que la situación socioeconómica, las tensiones políticas y la situación de

precariedad social tienen una especial influencia haciendo de las embriagantes una

posibilidad más o menos permitida de expresividad de sentimientos y emociones.

LA NACIÓN EBRIA 136

Por otro lado el uso de las publicaciones de los médicos, científicos e intelectuales

mostraría la particular visión de la sociedad así como de muy particular visión que no

siempre estaba guiada por la condición científica sino por percepciones empíricas

basadas en prejuicios y tradiciones. Finalmente las fuentes basadas en las normas y

leyes constituyen una amalgama de discurso científico, prejuicio y experiencia personal

pero que se convierte en elemento regulador.

De quien se señalaba su proclividad a la bebida y a la embriaguez se esperaba una

respuesta a las restricciones implementadas, esto es, se esperaba que declinara en su

afición a la bebida por cuenta del mandato constitucional o divino, lo cual debía

traducirse en dejar de beber o abstenerse de hacerlo salvo en días de fiesta. El valor

máximo de un bebedor se centraría en la capacidad de menguar sus pasiones y

abstenerse como muestra de probidad que diera cuenta de la imposibilidad de fracasar

en el intento.

LA NACIÓN EBRIA 137

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